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construcción
INTRODUCCIÓN 16
CAPÍTULO I
EL CONTRATO DE CONSTRUCCIÓN
1. Concepto 19
2. Naturaleza Jurídica 20
3. Clasificación 24
3.1. Contrato Consensual 24
3.2. Contrato Bilateral 27
3.3. Contrato oneroso y conmutativo 30
3.4. Contrato de resultado 31
3.5. Contrato de ejecución diferida 33
3.6. Contrato innominado 35
3.7. Contrato “intuito personae” 37
3.8. Contrato de Adhesión 38
4. Diversos Tipos De Contratos De Construcción 41
4.1. Según la modalidad económica 41
4.1.1 Contrato a Suma Alzada 41
4.1.2 Contrato de Construcción a Serie de Precios Unitarios 48
4.1.3 Contrato por Administración Delegada 51
4.2. Según el nivel de desarrollo del Proyecto y el alcance contratado 52
4.2.1 Contrato de Construcción General 53
4.2.2 Contrato de Ingeniería 53
4.2.3 Contrato de Ingeniería y suministros (EP) 53
4.2.4 Contrato de Ingeniería, suministros y construcción (EPC) 53
4.2.5 Contrato de Ingeniería, suministros y gestión de construcción
(EPCM) 53
4.2.6 Contrato de diseño y construcción (D&B) 53
4.2.7 Contrato de Concesión de obra pública 53
4.3. Según el objeto de la obra a ejecutar 54
4.3.1 Contrato de Obra Privada 54
4.3.2 Contrato de Obra Pública 54
5. Reglas De Interpretación De Los Contratos De Construcción 55
5.1. Reglas Generales 55
5.2. Criterios de interpretación que se aplican a las diferencias
que se producen entre lo pactado en el Contrato de Construcción
y lo ejecutado posteriormente en terreno 59
5.3. Interpretación del Contrato de Construcción y la
Responsabilidad Compartida 61
CAPÍTULO II
LAS PARTES QUE INTERVIENEN EN UN PROYECTO
CAPÍTULO III
FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO
6
CAPÍTULO IV
OBJETO DEL CONTRATO DE CONSTRUCCION
4.1 El Proyecto 99
4.1.1 Anteproyecto 101
4.1.2 Proyecto Definitivo 101
4.2 Documentos que Integran El Proyecto 104
4.2.1 Planos 104
4.2.2 Memoria 108
4.2.3 Especificaciones Técnicas 109
4.2.4 Bases de Licitación 111
4.2.5 Presupuesto, Cotización u Oferta Económica 112
4.3. Interpretación del Proyecto 114
4.4. Errores o Defectos del Proyecto 115
CAPITULO V
OBRAS EXTRAORDINARIAS, AUMENTOS DE OBRAS,
TRABAJOS ADICIONALES
7
CAPÍTULO VI
PRECIO DEL CONTRATO
CAPITULO VII
PLAZO DEL CONTRATO
8
7.10.5 Aumento de plazo por atraso en la entrega de materiales por parte
del Fisco 171
7.10.6 Paralización de Faenas 171
7.11 Indemnización de los costos por aumento de plazo 172
7.12 Multas 177
7.13 Clausula Penal 180
7.14 Aceleración 180
7.15 Termino Anticipado del Contrato 182
7.16 Premio por término anticipado de la obra 183
CAPITULO VIII
SUBCONTRATACION
CAPÍTULO IX
RESPONSABILIDAD
9
9.2.2 Responsabilidad de entregar al contratista un proyecto Completo y
Definitivo; apto para construir, con sus planos, Especificaciones
técnicas generales y particulares 198
9.2.3 Resolución en tiempo y forma las consultas del Contratista durante la
ejecución de la Obra 202
9.2.4 Responsabilidad en los cambios o modificaciones de proyecto, obras
extraordinarias o adicionales 203
9.2.5 Obligación de responder al contratista por los daños y perjuicios que
se traducen en mayores costos y/o plazo de ejecución 204
9.3 Responsabilidad del Contratista 205
9.3.1 Ejecutar la obra conforme al proyecto y especificaciones técnicas,
no pudiendo cambiar ni modificar el proyecto sin la autorización
del mandante 205
9.3.2 Deber de ejecutar la obra con la debida diligencia y cuidado,
debiendo respetar las reglas del buen arte de construir 206
9.3.3 Responder de los trabajos defectuosos o mal ejecutados 207
9.3.4 Responder de los trabajos realizados por sus subcontratistas,
trabajadores y proveedores 208
9.3.5 Deber de ejecutar la obra dentro del plazo 209
CAPITULO X
GARANTÍAS DEL PROYECTO
10
10.3.1 Boleta Bancaria de Garantía 223
10.3.1.1 Concepto 223
10.3.1.2 Objeto Garantizado 224
10.3.1.3 Partes que intervienen 225
10.3.1.4 Elementos Distintitos de la Boleta Bancaria de Garantía 226
10.3.2 Póliza de Seguro de Caución 228
10.3.2.1 Concepto 228
10.3.2.2 Objeto de la Caución 228
10.3.2.3 Partes que intervienen 229
10.3.2.4 Elementos Distintivos de la Póliza de Caución 230
10.4 Retención, embargo y cesión de las garantías 234
CAPITULO XI
LOS SEGUROS EN EL PROCESO CONSTRUCTIVO
11
ii) Responsabilidad Civil Patronal 246
11.4.2.6 Exclusiones 247
11.4.2.7 Delimitación Del Riesgo y Duración Del Seguro 248
11.4.2.8 Póliza por Obra o Abierta 248
11.4.2.9 Determinación y Pago del Siniestro 249
11.4.2.10 Sujetos Intervinientes 250
11.4.3 Seguro de Responsabilidad Civil 251
11.4.3.1 La póliza como protección patrimonial 251
11.4.3.2 Riesgo Cubierto 252
11.4.4.3 Cobertura Adicional 253
11.4.4.4 Exclusiones 253
11.4.4.5 Delimitaciones Del Riesgo 254
11.4.4.6 Partes que intervienen 255
11.4.4.7 Determinación y Pago del Siniestro 256
11.4.4 Seguro de Responsabilidad Civil Profesional 257
11.4.4.1 Riesgo Cubierto 258
11.4.4.2 Delimitación Del Riesgo 258
11.4.4.3 Determinación y Pago Del Siniestro 259
11.4.5 Seguro de Accidentes Personales 259
11.4.5.1 Riesgo Cubierto 260
11.4.5.2 Exclusiones 260
11.4.5.3 Determinación y Pago del Siniestro 261
CAPÍTULO XII
RECEPCIÓN DE LA OBRA, LIQUIDACIÓN Y TERMINACIÓN
DEL CONTRATO DE CONSTRUCCIÓN
12
12.3.1 Terminación de contratos de construcción celebrados entre
privados 272
12.3.2 Terminación de contratos de construcción de una obra Pública 275
CAPITULO XIII
MECANISMOS DE RESOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS
13
13.8.1.2 Prueba de testigos 311
13.8.1.3 Informe de perito 314
13.8.1.4 Inspección personal del Tribunal 320
13.9 Decisión de las controversias: factores a considerar por el juez al
momento de resolver la disputa 320
CAPÍTULO XIV
EXPERIENCIA Y APLICACIÓN PRÁCTICA
14
14.4 Principales Teorías Jurídicas usualmente Invocadas para sustentar
Reclamaciones en los Contratos de Construcción 352
14.4.1 Incumplimiento de obligaciones contractuales 352
14.4.2 Fuerza mayor 355
14.4.3 Principios Generales del Derecho 362
14.4.3.1 Principio de la buena fe contractual 363
14.4.3.2 Principio de equilibrio de las prestaciones 369
14.4.3.3 Principio de los actos propios 374
14.4.3.4 La Teoría de la imprevisión 377
14.4.3.5 Error sustancial 382
BIBLIOGRAFÍA 384
15
INTRODUCCIÓN
Esta obra tiene por objetivo intentar sistematizar los conceptos técnicos y legales
más fundamentales en materia de proyectos de ingeniería y construcción, desde
una perspectiva práctica y académica, intentando con ello contribuir a un mayor
desarrollo de lo que en derecho comparado se ha denominado el “Derecho de
la Construcción”.
Son múltiples los aspectos del derecho y de la ingeniería que se cruzan y deben
combinarse acertadamente para llevar adelante y concluir exitosamente un
determinado proyecto de ingeniería y construcción.
16
En materia de contratos de construcción, el plazo es uno de los elementos más
fundamentales para poder evaluar correctamente los avances y determinar las
posibles desviaciones en la programación. Los avances en la construcción de las
obras, sus hitos parciales y finales, se miden con el tipo de programa de obras
que haya definido el mandante en el contrato. Dicho programa es elaborado por
el Contratista para la aprobación posterior del mandante, programa que debiese
contener un amplio detalle de actividades medibles, de manera que sirva de
instrumento de medición de todas y cada una de las tareas con definición de la
correspondiente “Ruta Crítica”. De este modo, mandante y contratista tendrán
un instrumento idóneo para ir evaluando oportunamente los avances, definir
la existencia de posibles atrasos, y concordar las correspondientes medidas de
aceleración o recuperación de atrasos que correspondan.
Para el cumplimiento de las obligaciones que para las partes surgen del contrato
de construcción, el elemento de la buena fe contractual - expresada en estos
contratos como un deber recíproco de activa colaboración entre ellas - es de
tal importancia, que al no existir dicha colaboración se estima incumplido el
contrato, y por tanto podrá ser incluso causal de terminación anticipada del
mismo. Ello es así, pues, además de ser un contrato de ejecución diferida en el
tiempo, en el que las obligaciones de las partes se miran como equivalentes, el
contrato de construcción es un contrato de confianza recíproca, que participa de
las características del mandato, y que por tanto impone a ambos contratantes una
conducta estrictamente apegada a la buena fe y a la colaboración permanente en
beneficio del proyecto, con pleno resguardo de los derechos de ambas partes.
La buena fe contractual juega de este modo un papel de equidad correctiva, en
caso que, por circunstancias no atribuibles al contratista, la obra se haya tornado
excesivamente onerosa, todo ello, sin perjuicio de las cláusulas contractuales
que lo regulen.
17
En ese contexto, resulta clave que las solicitudes de compensación o
“reclamaciones” que pueda presentar el contratista al mandante se encuentren
bien fundamentadas y respaldadas, con los elementos técnicos y contractuales
suficientes que permitan al mandante o propietario poder evaluarlas
oportunamente. No hay que olvidar que el mandante, en tanto propietario de las
obras, es quien en principio corre el mayor riesgo de una obra que no se ejecuta
en plazo o bien que se construya en un mayor precio al convenido, y por tanto
no solo requiere estar debida y oportunamente informado, sino que también le
asiste el derecho a adoptar medidas que mitiguen los posibles efectos adversos
que se presenten.
Para prevenir todo ello, las comunicaciones entre las partes son fundamentales,
no sólo para ir dejando constancia de los posibles incumplimientos y eventuales
problemas que se presenten, sino también para intercambiar oportunamente la
información que ambas partes requieren para sacar adelante el proyecto, función
en la cual la coordinación de éstas resulta muy necesaria, mediante la integración
de sus equipos multidisciplinarios de especialidades que contribuyan a resolver
los inconvenientes de forma correcta y oportuna.
18
CAPITULO I
EL CONTRATO DE CONSTRUCCIÓN
1. CONCEPTO
1
Prat Echaurren, Jorge (1940): Nociones Sobre El Contrato de Construcción Privada (Memoria de Prueba,
Santiago), p. 5.
2
Rodríguez Grez, Pablo (1999): Responsabilidad Extracontractual (Editorial Jurídica de Chile, Santiago), p. 242,
refiriéndose al arrendamiento de obra.
3
Corte Suprema: RDJ;1939,sec.I, p. 643.
19
a pagar por ella un precio cierto”4. Por su parte, Martínez Masa lo define como
“aquel contrato por el que una de las partes se obliga respecto de la otra a obtener
un determinado resultado con su propia actividad, organización, asumiendo su
riesgo y la otra a pagar por ello un precio cierto”5.
2. NATURALEZA JURÍDICA
4
Castán Tobeñas, José (2015): Derecho Civil Español Común y Foral, T. 4 (Ed. Reus, España), p. 507, citado por
Ortega, Jorge (2007): El Contrato De Obra En La Jurisprudencia (Ed. Reus), p. 11.
5
Martínez Mas, Francisco (2000): El Contrato de Obra Analizado Para Constructores y Promotores (Ciss-Praxis,
Valencia), p. 18.
20
los suministros o materiales. El Artículo 2000 de nuestro Código Civil establece
que la pérdida de la materia recae sobre su dueño. En tal caso, el riesgo será del
propietario, si se trata de un arrendamiento de servicios, y lo será del contratista
o artífice, si estamos frente a una venta o contrato de obra. Sin embargo, suele
ocurrir que ambas partes suministren materiales, como sucede en el contrato
de mantención y, en ese caso, el Artículo 1996 inciso 4°, resuelve el tema
ateniéndose a quien ha aportado “la materia principal”: si es el que ha ordenado
la obra, el contrato será arrendamiento, si es el constructor o artífice, será de
venta. El vocablo “materia” empleado por el Código, para estos efectos, ha de
entenderse como el conjunto de insumos que deben emplearse para la ejecución
de la obra como el fierro, el cemento, áridos, equipos y demás elementos que se
incorporan y forman parte de la obra ejecutada.
6
Podetti, Humberto (2004): Contrato de Construcción (Astrea y Depalma), p. 49.
7
Véase: Andrade Fuentes, Raúl (2004): Algunos aspectos prácticos en los contratos privados de construcción
(Ediciones Universidad de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales).
21
Ciertamente, las reglas establecidas en el Código Civil pueden ser modificadas
por las partes pero , aun así , debe admitirse que el modelo normativo
consistente en subsumir el contrato de construcción bajo el alero de instituciones
jurídicamente distintas como lo son el arrendamiento o la compraventa, incluso
a ambos en ciertos casos, se ha mostrado insuficiente para abarcar a las nuevas
dimensiones y exigencias de la construcción en la que confluyen diversos actores
públicos y privados, tipos de contratos, modalidades de financiación, métodos
constructivos, manejo y administración de riesgos, solución de conflictos, etc8.
8
La notoria insuficiente de los arts.2000 y 2004 para determinar la naturaleza del contrato de construcción, no
implica que estos hayan perdido su vigencia, especialmente como estatuto especial de daños producidos por la
construcción, junto con los Arts.18 y 19 de la Ley General de Urbanismo y Construcción. Véase: Corral Talciani,
Hernán (2010): “Responsabilidad Civil en la Construcción de Viviendas”, en Revista Chilena de Derecho, vol.
37, n° 3.
9
Hernández Rodríguez, Aurora (2016): Los contratos internacionales de construcción “llave en mano” (Universidad
de Cantabria, Editorial Comares).
10
Rondina, Homero (1973): La Responsabilidad civil y el contrato de construcción (Depalma, Buenos Aires), p,
25&9, que el autor titula precisamente, “Necesidad de erigir una figura jurídica autónoma”.
22
riesgos especiales, vicios del suelo, de los materiales, y otras circunstancias que
lo constituyen como una especie11”. “De alguna manera también ha comenzado
el camino de su autonomía en la legislación”12, y hace referencia con lo que ha
ocurrido en México, Venezuela, Brasil Perú, Bolivia, Paraguay y Nicaragua lo
denominan contrato de empreintada y contrato de obra y también regulan casi
exclusivamente el “contrato de construcción”.
11
Lorenzetti, Ricardo (2007): Tratado de los Contratos, Tomo II (Editorial Rubinzal, Culzoni), p. 656
12
Podetti, Humberto (2004): Contrato de Construcción (Astrea y Depalma), p. 49.
13
Urrejola Santa María, Sergio (2004): La Responsabilidad Profesional de los Agentes de la Construcción
(Editorial Lexis Nexis), p. 8.
23
Suprema: “Lo característico de una construcción es la transformación o cambio
en determinados insumos, que son empleados de acuerdo con la ciencia o arte
respectivos, para obtener una edificación o cualquiera otra obra de ingeniería”14.
En la misma línea jurisprudencial, un fallo del Tribunal Supremo Español
sostiene: “El camino para independizar el contrato de construcción como una
figura autónoma del derecho civil, quizá la mayor significación, luego del
contrato de compraventa, ha sido abierto por la doctrina”, agregando “por
contrato de obra o empresa ha de entenderse aquel en el que el profesional,
mediante remuneración, se obliga prestar al comitente, no propiamente su
actividad profesional, sino el resultado producido por la misma, o lo que es
igual, una prestación de resultado íntimamente ligada con la finalidad deseada
y prevista por los contratantes”15 la naturaleza compleja del contrato de obra
a precio alzado y las variadas situaciones de hecho a que puede dar lugar la
ejecución del mismo hacen de este contrato uno de los más difíciles en su
estructura teórica y práctica”16.
3. CLASIFICACIÓN
14
RDJ: año 200.t.98.sec.1, p. 121. Citada por Quintana, Carmen Gloria (2011): La responsabilidad Civil por vicios
en la construcción (2ª edición, Librotecnia), p. 137.
15
Sentencia del Tribunal Supremo de España, 24 septiembre 1984, citado en obra Del Arco Torres, Miguel Ángel;
Pons González, Manuel (2006): Derecho de la Construcción (Editorial Comares, 3ª Edición), p. 83.
16
Sánchez Medal, Ramón (2003): De los Contratos Civiles (Editorial Porrúa), p. 347, citado por Podetti, Humberto
(2004): Contrato de Construcción (Astrea y Depalma), p. 48, inspirada de algún modo en el proyecto de Código
Civil Chileno de Bello y sostenida más tarde con brillantes argumentos por Rodina.
17
Alessandri Rodríguez, Arturo (2004): De los Contratos (Editorial Jurídica de Chile), p. 32.
24
Es por ello que, producido el acuerdo de voluntades sobre las condiciones
esenciales del contrato de construcción, este nace a la vida del derecho,
aunque no se haya firmado un escrito que especifique sus modalidades porque
lo fundamental es determinar qué fue lo verdaderamente convenido por los
contratantes más que estarse a lo literal de las palabras, según lo indica el Art.
1560 del Código Civil. A este respecto el árbitro de derecho Sr. Juan Carlos Dörr
señala: “el contrato es una institución jurídica que excede el marco de lo literal.
El contrato es un acuerdo de voluntades y lo escrito o literal no necesariamente
representa todo el contenido de ese acuerdo de voluntades; o dicho de otra forma,
lo contratado o convenido no necesariamente es lo que las partes plasmaron en
el texto escrito”, agregando “la buena fe obliga a los contratantes a cumplir no
solo las obligaciones literales sino que todo aquello que fue verdaderamente
convenido en su alcance más completo”18.
18
CAM Santiago (1999-2000): Sentencias Arbitrales, Tomo II (Editorial Salesianos), p. 300.
19
Excma. Corte Suprema 15.12.24.G.tomo 25.sec.1, p. 65.
25
contrato, sino que es necesario exteriorizar el acuerdo agregando formalidades
externas cuya omisión conlleva la ineficacia del mismo. Así, por ejemplo, el
contrato de obra pública se perfecciona desde el momento en que el adjudicatario
suscribe – en señal de aceptación – tres copias del decreto o resolución que
adjudica el contrato20. Ni aun con la dictación del correspondiente decreto o
resolución, el contrato de construcción se encuentra perfecto, ya que además
requiere la aprobación por parte de la Contraloría General de la Republica, la
cual analizará y fiscalizará el cumplimiento de las normas legales aplicables al
contrato, mediante el trámite de “toma de razón”.
20
Artículo 89 Reglamento para Contratos de Obras Públicas. Todo contrato de ejecución de obra pública se
perfeccionará y regirá desde la fecha en que la resolución o decreto que aceptó la propuesta o adjudicó el contrato,
ingrese totalmente tramitado a la oficina de partes del Ministerio, de la Dirección General o de la Dirección, según
proceda. La oficina de partes consignará dicha fecha en las transcripciones de los documentos correspondientes.
26
de la convención, agregando anexos, memorias explicativas, bases generales y
especiales, técnicas y económicas, y otras regulaciones detalladas elevadas al
rango de solemnidades, con lo que la regla general de la consensualidad queda
restringida de tal manera que pasa a ser excepcional.
En ese contexto, el mandante que suele ser la parte dominante del contrato,
exige condiciones, renuncias de acciones o finiquitos parciales, además del
cumplimiento de formalidades o solemnidades para variar un contrato de
construcción, mediante la suscripción de sendos contratos y Addendum o
modificaciones unilaterales; en tanto que el contratista normalmente buscará la
consensualidad para alivianar las rigideces del contrato en la medida que su
ejecución avanza en el tiempo.
Como lo veremos más adelante, entre las formas de contratación más modernas,
muchas veces el propietario contrata a un Contratista General (“General
Contractor”) – normalmente una firma de ingeniería - que lo representa frente
al Constructor propiamente tal. También sucede que en una construcción actúen
varios contratistas en diferentes especialidades. Sin embargo, ello no cambia el
carácter bilateral del contrato de construcción, pues finalmente el propietario o
mandante sólo contratará con el contratista general o bien éste contratará con
terceros por cuenta del propietario.
Respecto a la primera, el Art. 1552 del Código Civil establece: “En los contratos
27
bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir lo
pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo
en la forma y tiempo debidos”. La norma encuentra su justificación, según el
profesor Alessandri, en que “sería injusto y contrario a la intención de las partes
y al equilibrio mismo del contrato, obligar a una a su cumplimiento, mientras
la otra lo rehusare”21. Se trata de un mecanismo de defensa de una parte que
le permite suspender el cumplimiento de su obligación si la otra parte no ha
cumplido con las suya. Al respecto, como bien lo señala una autora: “Existe
consenso en la doctrina en orden a afirmar la procedencia de la excepción de
contrato no cumplido en los contratos bilaterales cuyas obligaciones no son de
cumplimiento simultáneo, las que a nuestro juicio son las que mayormente se
darán en el tráfico jurídico”22. Este principio, conocido como “la mora purga la
mora”, es de plena aplicación en los contratos de construcción, los que por su
naturaleza son de cumplimiento diferido, sean privados o públicos, Así lo ha
reconocido respecto a estos últimos en diversos dictámenes de la Contraloría
General de la República23.
21
Alessandri Rodríguez, Arturo (2004): De los Contratos (Editorial Jurídica de Chile), p. 21.
22
Mejías Alonzo, Claudia (2014): “La excepción de contrato no cumplido, un análisis de su aplicación en la
jurisprudencia reciente y en la doctrina”, en Revista de Derecho (Coquimbo) vol. 21, n°1. La autora cita una
sentencia de la Corte de San Miguel que recogiendo la tendencia jurisprudencia, sostiene la excepción de contrato
no cumplido “universalmente conocida como “exceptio non adimpleti contractus”, institución características de
los contratos bilaterales o sinalagmáticos, cuya fundamentación radica en la teoría de la causa y el principio de la
buena fe que debe presidir la ejecución de los contratos” (Corte de Apelaciones de San Miguel. 22 Mayo de 1997.
Rol: N°1042).
23
En ese sentido, dictamen N°55.414 de 1967: “ Si el contratista fuere deudor de la Administración, ésta puede
negarse a cancelar las sumas que adeude al contratista mientras éste a su vez no haya cumplido las obligaciones
suyas o, esté llano a cumplirlas ”; Dictamen N°12.348 de 1987: “Plazo para solicitar revisión indicada no se
ha cumplido, por lo que tiene lugar lo establecido en Código Civil art. 1552, que dispone que en los contratos
bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no lo
cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo debidos.” Y Dictamen N°11352 de 1992:
“Como la propuesta pública es un acto reglado que obliga a las partes a ajustarse a su normativa y el hecho de
no hacerlo implica, en este caso, que los plazos no pudieron empezar a correr en contra de una de las partes, en
circunstancias que la otra no cumplió cabalmente sus obligaciones, no procedía el término anticipado ordenado
por la Administración”.
28
de su contraparte al momento de concurrir al acuerdo. Como bien lo señala una
reciente doctrina: “El éxito o no de la excepción, estará sujeta a si el deudor
ha mantenido la diligencia y pericia debida que le exigía el cumplimiento de
su obligación. Independientemente de si éste ha conseguido o no el resultado
esperado por su acreedor. En efecto, para el éxito de la excepción de contrato no
cumplido adecuadamente, el “exicipens” deberá acreditar que el incumplimiento
del deudor se debe a la falta de la diligencia exigida en la ejecución de su
actividad. Debiendo, por ende, existir falta del resultado esperado y ausencia de
la diligencia exigida, para la obtención del resultado que se esperaba”24.
24
Caprile Biermann, Bruno (2012): “Algunos problemas ofrecidos por la excepción de contrato no cumplido y,
en especial, el de su invocación para atajar la acción resolutoria en el caso de incumplimiento recíproco de los
contratantes”, en Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, n°39.
25
Excma. Corte Suprema. Proceso Rol N° 2073-2013.
26
Excma. Corte Suprema. Proceso Rol N°2541-2001.
29
3.3. Contrato oneroso y conmutativo
Conforme al Art. 1.441 del Código Civil, cuando ambas partes se gravan
recíprocamente en sus respectivos patrimonios, obligándose a dar, hacer o no
hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra debe dar o hacer su
vez, el contrato oneroso se define como conmutativo.
27
RBJ, año 2000, E. XCVII, 1A sección primera, pagina 121, citado por Urrejola Santa María, Sergio (2004): La
Responsabilidad Profesional de los Agentes de la Construcción (Editorial Lexis Nexis), p. 9.
28
Mosset Iturraspe, Jorge (1999): “Las Cláusulas Abusivas en la Contratación”, en Revista del Derecho Comparado
Nº 2, p.171.
29
El profesor Jorge López Santa María indica que “únicamente en los contratos conmutativos las partes están en
situación de pronosticar si la convención les resultará beneficiosa, en cuanto y porqué. Es evidente que tal cálculo
a priori habrá de ser contrastado a posteriori, luego del cumplimiento de las obligaciones y del agotamiento o
extinción del iter contractual”. López Santa María, Jorge (1998): Los Contratos. Parte General (Editorial Jurídica
de Chile, Segunda Edición).
30
Cuando la ejecución del contrato se extiende por un período prolongado, como
sucede con el contrato de construcción, la equivalencia de las prestaciones es
una exigencia de equidad contractual basada en el principio general de ejecución
de la buena fe de los contratos, impuesta por el Art. 1546 del Código Civil. Si
la interrelación de las prestaciones se rompe por efecto de hechos imprevistos o
extraordinarios que no se previeron al momento de perfeccionarse la convención,
o como consecuencia dolo, culpa o negligencia de la parte que debiendo desplegar
la conducta debida no lo hizo, será necesario restablecer la conmutatividad del
contrato. Para ello, los deberes mutuos de lealtad e información debieran conducir
a las partes para llegar a una negociación equitativa, impidiendo que una de ellas
se aproveche de una ventaja económica injusta para exigir la ejecución de un
contrato desequilibrado30. Si no prosperan las justas compensaciones en forma
convencional, deberán, indemnizarse los perjuicios que se causaren a la parte
afectada, perjuicios que involucran el daño emergente y el lucro cesante, más
allá de lo expresamente pactado, dada la naturaleza del contrato que incorpora
la costumbre y las obligaciones que por ley se entienden pertenecerle. Ello es
aplicable también a los contratos de obra de obra pública, según lo confirman
expresamente diversos dictámenes de la Contraloría General de la República31.
30
Sobre este tema: Felix Charmie, José (2008): “Equilibrio contractual y cooperación entre las partes: El deber de
revisión del contrato”, en Revista de Derecho Privado, N°14.
31
Dictámenes 61390 de1968; 6890 de 2011; 18579 de 2009). “El principio de la equivalencia de las obligaciones
emanadas del contrato de obra pública tiene su fundamento en el principio de la buena fe con que deben ejecutarse
los contratos. De allí que si bien los contratos de obra pública que se adjudican por propuesta pública no pueden ser
modificados durante su ejecución otorgando nuevos o mejores derechos al contratista, es procedente modificar las
cláusulas del contrato si no ha podido cumplirse éste en parte, por razones económicas o circunstancias especiales
no imputables al contratista aun cuando ello importe un mejoramiento de las condiciones primitivas en favor del
contratista particular, en atención a que en tal evento no se estaría mejorando una prestación sino tan sólo nivelando
la equivalencia de las obligaciones ajustándose al principio de la buena fe en la ejecución de los contratos”.
31
situación es inversa: el deudor se obliga a la obtención de un determinado resultado
el que forma parte de la obligación. Por lo tanto “la obligación de resultado, ha
de entenderse incumplida cuando el deudor no ha proporcionado al acreedor el
resultado (de forma íntegra y oportuna) al que se comprometió”32.
32
Sobre esta materia: Peñailillo Arévalo, Daniel (2003): Obligaciones, Teoría General y Clasificaciones, La
Resolución por Incumplimiento (Editorial Jurídica de Chile).
33
SPS, 22 octubre 1997 (RJ1997/7410), obra citada por Ortega, Jorge (2007): El Contrato De Obra En La
Jurisprudencia (Ed. Reus), p. 37.
32
tácitamente o derivado de la buena fe y el uso, siendo este resultado de la
actividad el elemento objetivo que caracteriza y constituye la esencia del
contrato de obra”34.
No cabe duda que el objeto del contrato de construcción no es otro que obtener un
resultado que se traduce en la ejecución de la obra encargada por el propietario,
sea que el riesgo del precio lo asuma el constructor o el propietario. Lo que
se obtiene del contrato de construcción es la organización y desarrollo de un
conjunto de labores y actividades que se concretan en la realización de la obra, en
los términos y condiciones proyectados por el propietario o dueño de la misma.
La jurisprudencia en esta materia, ha señalado también que en el contrato de
construcción “una persona (contratista o empresario) se obliga respecto de otra
(comitente), mediante precio, a la obtención de un resultado (opus), al que, con
o sin suministro de material, se encamina la actividad creadora del primero”35.
34
Sentencia al Tribunal Supremo de España, fecha 30 enero de 1997, citado en obra de Martínez Mas, Francisco
(2004): Cómo redactar un Contrato de obra (Editorial de Negocios Dar, S.L., Madrid). S.L. Sentencia Tribunal
Supremo de España, 23 noviembre 1966, en Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006):
Derecho de la Construcción (Editorial Comares, 3ª Edición), p. 83.
35
Alessandri R., Arturo; Somarriva U., Manuel, Redactado y Puesto al día por Vodanovic H., Antonio (1942):
Curso de Derecho Civil, Tomo IV Fuente de las Obligaciones (Editorial Nacimiento), p. 70.
36
Rodríguez Grez, Pablo (1992): La obligación como deber de conducta típica (Facultad de Derecho Universidad
de Chile), p. 132.
33
a través del tiempo, precisamente por la naturaleza compleja de este tipo de
contratos. Es el transcurso de un lapso entre el nacimiento del contrato y su
cumplimiento diferido lo que caracteriza al contrato de construcción37. La
ejecución de una obra no es instantánea, muy por el contrario, supone la
prestación de servicios o trabajos interrelacionados de distinta naturaleza y
especialidades, durante las diversas etapas de la construcción de la misma. De
hecho, en la ejecución de una obra se distinguen fácilmente distintas etapas,
como es el inicio de las faenas, la ejecución de la obra gruesa para luego entrar
en la fase de terminación de los trabajos, lo que concluye con la entrega de
la obra. Todas estas etapas suponen la prestación continua y permanente de
distintas actividades, las que se desarrollan a lo largo del tiempo.
37
Bárbara Urrejola Scolari hace referencia a un fallo, citado por José Luis Amadeo, en su obra “La Teoría de la
Imprevisión aplicada por la jurisprudencia” (Ediciones Leonardo Bruschi, 1981, Buenos Aires), p. 38: “Lo que
la ley reputa relevante, en esencia, es el transcurso del tiempo durante el cual la “base del contrato” y el previsto
“equilibrio de las prestaciones” puedan sufrir una alteración substancial que desnaturalice o frustre el acuerdo
contractual. Y que ello provenga de la sobreviniencia de “acontecimientos extraordinarios e imprevisibles”. Basta,
pues, que haya un interregno entre la concertación del contrato y el momento del cumplimiento, para que el cambio
de circunstancias operado en ese lapso autorice a plantear la cuestión. No tiene por qué ser, necesariamente, un
contrato de tracto sucesivo o de ejecución continuada; será suficiente que la prestación del deudor, o alguno de
los efectos del compromiso, sean “diferidos”, se hagan exigibles después del acuerdo de voluntades pero no de
inmediato, sino prorrogados o postergados en el tiempo”.
38
Illanes Ríos, Claudio (1996): Charla “El Contrato de Construcción a Suma Alzada” (Colegio de Abogados de
Chile), p. 5.
34
Por otra parte, la doctrina nacional ha sostenido también que “en los contratos
de tracto sucesivo existe generalmente la posibilidad de ponerles término
por medio de la voluntad unilateral de uno de los contratantes (desahucio o
revocación) lo cual no sucede en los contratos de ejecución diferida en que las
partes quedan irremediablemente ligadas por el vínculo jurídico contractual”.
Es importante tener presente esa característica del contrato de construcción, ya
que, de ponérsele término al mismo, dicha terminación solo producirá efectos
hacia el futuro, quedando en consecuencia firme los derechos y obligaciones de
las partes hasta la fecha de su terminación.
35
plazo del contrato, sino que también los derechos y obligaciones de las partes;
las responsabilidades involucradas en las distintas etapas de la construcción
de la obra encomendada; las garantías que deben otorgarse al iniciar la obra
y aquellas que deben mantenerse durante la ejecución de la misma y una vez
terminada ésta; las obligaciones laborales y previsionales; las causales de
terminación anticipada de la convención, así como los mecanismos de solución
de las controversias que surgen durante la ejecución de la obra, entre otras.
Además de lo anterior, el contrato normalmente va acompañado de diversos
documentos, tales como anexos, bases de licitaciones, especificaciones técnicas
generales y especiales, planos, memorias de cálculo, etc.
Sin embargo, el contrato de obra pública, definido en el Art. 4 N°15 del Reglamento
para Contratos de Obras Públicas como “un acto por el cual el Ministerio encarga
a un tercero la ejecución, reparación o conservación de una obra pública, la cual
debe efectuarse conforme a lo que determinan los antecedentes de la adjudicación,
incluyendo la restauración de edificios patrimoniales”, no posee el carácter de
contrato innominado por encontrarse regulado en forma precisa por disposiciones
de derecho público que resultan imperativas41.
39
Orrego Acuña, Juan Andrés (2015): Teoría General del Contrato (Disponible en: www.u-cursos.cl/
derecho/2012/1/D122A031).
40
Excma. Corte Suprema.G.1er semestre 1921..R.t.121,sec.1, p. 391.
41
Artículo 89 Reglamento para Contratos de Obras Públicas: “ Todo contrato de ejecución de obra pública se
perfeccionará y regirá desde la fecha en que la resolución o decreto que aceptó la propuesta o adjudicó el contrato,
ingrese totalmente tramitado a la oficina de partes del Ministerio, de la Dirección General o de la Dirección, según
proceda. La oficina de partes consignará dicha fecha en las transcripciones de los documentos correspondientes”.
36
3.7. Contrato “intuito personae”
Es por ello que, aun cuando todo contrato supone un grado de mutua confianza
entre quienes lo celebran, este elemento de credibilidad y confianza recíproca
cobra una especial relevancia en los contratos de construcción, formando un
todo inseparable con las exigencias del comportamiento de buena fe exigido
por el Art. 1546 del Código Civil. La necesidad de mantener un alto nivel de
confianza entre las partes se impone no solo por razones de lealtad contractual,
sino en razón a los riesgos inherentes a un contrato de ejecución diferida, sujeto
a eventos imprevistos o imponderables, antes, durante y después de su ejecución,
42
Durante el 2015, se realizó la segunda versión del “Estudio sobre Divergencias Contractuales en empresas socias
de la Cámara Chilena de la Construcción”, con el objetivo de establecer el nivel de divergencias que existen en los
contratos entre los mandantes (ya sean del Estado o privadas) y los contratistas. Para un universo de 1.000 contratos
un tercio (34%) de los contratos tiene algún grado de divergencia, cifra que se ha mantenido durante los últimos
tres años. Del total de empresas consultadas un 90% declara haber tenido algún tipo de divergencia en los últimos
años, cifra levemente superior al 2014 (86%). De las empresas que declararon haber tenido divergencias, el 100%
manifestó que hubo modificación en el contrato original, el 96% tuvo variaciones de valor, el 100% cambios de costos
y el 92% en los plazos. Véase: Cámara Chilena de la Construcción (2015): Estudio sobre Divergencias Contractuales
en empresas socias de la Cámara Chilena de la Construcción (Segunda Versión, disponible en: www.cchc.cl).
37
que requieren de la mutua cooperación entre las partes en busca de un resultado
que beneficie a ambas.
Otra de las características que se derivan del carácter “intuito personae” del
contrato de construcción es que la parte cuyas cualidades personales – trátese
de personas naturales o jurídicas - motivaron la celebración del mismo no puede
cederlo o delegar su ejecución a un tercero. Como lo sostiene la doctrina. ” Los
servicios “intuito personae” son indelegables o no fungibles, pues se contratan
en consideración a la persona del prestador. Hay numerosos argumentos para
mantener que su cumplimiento no puede exigirse forzadamente en natura (Art.
2553, reglas 1 y 2 del Código Civil) pues el deudor no puede cumplir si no quiere
cumplir”43. En los contratos privados de construcción, en la mayoría de los casos,
los contratantes prohíben expresamente la cesión del contrato, aunque nada les
impide hacer lo contrario, aceptar la delegación en un tercero, actuando de común
acuerdo, puesto que no existe en nuestro ordenamiento una prohibición expresa al
respecto y, por lo mismo, la voluntad de los contratantes puede convenir la cesión
del contrato de construcción en una cláusula accidental del mismo.
43
Rodríguez Pinto, María Sara (2014): “Responsabilidad por incumplimiento de contratos de servicios”, en Revista
Chilena de Derecho, vol. 41, n°3.
44
Rufián Lizama, Dolores (1999): Manual de Concesiones de Obras Públicas (Fondo de Cultura Económica), p. 156.
38
necesaria como para que los participantes formulen sus ofertas de precio. Las
cláusulas contractuales son redactadas por una de las partes mientras que la otra
debe adherirse a ellas disponiendo de pocas facultades de debate sobre su tenor,
precisamente porque las condiciones vienen predispuestas por el comitente.
Este último tipo de contrato, nos dice Sánchez Medal45: “fundado principalmente
en cláusulas predispuestas, como son por antonomasia las cláusulas de pliegos de
condiciones generales y condiciones particulares, será un contrato más débil que
uno negociado íntegramente por las partes. Será un clásico contrato de adhesión,
con limitada participación del oferente y, en consecuencia, cuestionable en
el futuro. Si como consecuencia de esa imposición de cláusulas redactadas
unilateralmente se origina un desequilibrio en las obligaciones recíprocas, el
contrato deberá ser revisado y modificado. Todo tercero que intervenga en la
resolución de una divergencia entre las partes, ya fuere un perito, un árbitro o un
juez, deberá mirar con desconfianza e incluso dejar de lado cláusulas impuestas
por el comitente, frente a disposiciones diferentes a la legislación supletoria,
la costumbre o simplemente la equidad, congruente con un equilibrio de las
obligaciones entre ambas partes”46.
En nuestra doctrina nacional, López Santa María señala que “el rasgo decisivo
de la adhesión se encuentra en el desequilibrio del poder negociador de los
contratantes: el contrato es obra exclusiva del oferente, que dicta el texto de
la convención. El destinatario, siendo el más débil, no puede discutir la oferta
y debe circunscribirse a aceptarla. Además, generalmente no es posible que el
destinatario pueda rehusar la contratación”47.
45
Sánchez Medal, Ramón (2003): De los Contratos Civiles (Editorial Porrúa), p. 345, citado por Podetti, Humberto
(2004): Contrato de Construcción (Astrea y Depalma), p. 116.
46
Podetti, Humberto (2004): Contrato de Construcción (Astrea y Depalma), p. 116.
47
López Santa María, Jorge (1998): Los Contratos. Parte General (Editorial Jurídica de Chile, Segunda Edición).
39
condiciones generales; 4) Son inválidas las condiciones generales no firmadas,
aunque la firma por sí sola no les otorga validez; 5) Son inoponibles las
cláusulas no legibles; 6) Es condición de validez que las condiciones generales
sean conocidas de manera efectiva por el no predisponerte si se hallan en
instrumento separado; 7) Las cláusulas especiales prevalecen sobre las generales
y las incorporadas sobre las preexistentes; 8) Las cláusulas ambiguas deben
interpretarse en contra del predisponerte; 9) En ningún caso deben equipararse
las condiciones generales a los usos y costumbres; y, 10) En todos los casos, la
interpretación debe ser más favorable a la mayor equivalencia de las prestaciones.
Estas pautas son aplicables en todos los países de nuestra América, por cuanto
se fundan y son una consecuencia de los pilares esenciales que todos nuestros
códigos civiles han incluido como condición del otorgamiento de autonomía de
la voluntad. Más aun constituyen la fuente de la obligatoriedad de los contratos
por decisión de la ley: la igualdad de las partes, la buena fe y la moral”48.
48
Lopez Cabaña, El proyecto de unificación legislativa civil y comercial; citado por Lorenzetti, Ricardo (2007):
Tratado de los Contratos, Tomo II (Editorial Rubinzal, Culzoni), p.144.
40
a aceptar la validez de cláusulas predispuestas que se aceptan por adhesión,
especialmente en los contratos de ventas y servicios49.
49
La ley N°19.946 sobre protección a los derechos de los consumidores contiene en su párrafo 4° una serie de
“normas de equidad en las estipulaciones y en el cumplimiento de los contratos de adhesión”, restando eficacia
a los contratos que impongan cláusulas desproporcionadas o abusivas respecto a la parte más débil del contrato,
castigando con nulidad , por ejemplo, las excepciones absolutas de responsabilidad o un desequilibrio importante
en los derechos y obligaciones derivadas de la convención en perjuicio del consumidor.
50
STS. 22 octubre de 1997 (RJ1997/7410), obra citada Ortega, Jorge (2007): El Contrato De Obra En La
Jurisprudencia (Ed. Reus), p. 37.
51
Contraloría General de la República (2012): El Contrato de Obra Pública (División de Infraestructura y Regulación,
disponible en: www.contraloría.cl).
41
Uno de los elementos distintivos del contrato de suma alzada es que el
contratista se obliga a ejecutar la totalidad de la obra a cambio de un precio
fijo y determinado. Se trata de un valor o precio único del contrato, a cambio
del cual el contratista se obliga a ejecutar la totalidad de los trabajos necesarios
para ejecutar el proyecto, sin que tenga derecho en principio a exigir un valor de
suma adicional al precio preestablecido. Se trata de una oferta a precio fijo, en
que las cantidades de obra se entienden inamovibles52.
Ello significa que el precio que el Comitente paga al Contratista por la prestación
que debe ejecutarse, es un precio fijo ofrecido y que el contratista lo ha calculado
con beneficio incluido, luego de estudiar los antecedentes que el contratante
le ha proporcionado antes de presentar su oferta y que, por norma general, no
está sujeto a ajustes. Ello hace más exigente el deber de información, elemento
constitutivo de la buena fe en orden a la cuidadosa preparación de los elementos
de consulta que entrega el comitente al contratista para que calcule el precio, a la
diligencia con que las partes deben atender al cumplimiento de las obligaciones
recíprocas, y a la debida colaboración entre ellas para que el buen destino final
del contrato se perfeccione en beneficio de ambos, manteniendo la equivalencia
de las prestaciones.
52
Según lo señala también el número 30 del artículo 4 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas, DS N°75.
42
Para poder determinar el precio de la suma alzada, el contratista debe
previamente analizar y estudiar el tipo de trabajo que debe ejecutar, el lugar
en que ellos se realizarán, el tiempo que tomará la ejecución de la obra, sus
dificultades geográficas y constructivas, sus especificaciones técnicas, etc., para
lo cual debe contar con un proyecto completo y definitivo, que debe ser aportado
por el propietario de la obra.
La premisa básica o esencial para que el contratista pueda presentar una oferta
correcta ante la suma alzada, es que el proyecto que estudia, sea el mismo que
luego se ejecute. En otras palabras, es condición de la esencia de la suma alzada,
que el proyecto ofertado por el contratista se trate de un proyecto completo y
definitivo. Esto es de gran importancia, ya que al convenirse en el contrato a
suma alzada un precio único y total, implica que una vez aceptada la oferta y
celebrado el contrato, el proyecto no deberá sufrir modificaciones o alteraciones.
De ocurrir modificaciones o surja la necesidad de ejecutar obras extraordinarias,
éstas muy probablemente impactarán los costos y plazos de ejecución de la obra,
afectando en consecuencia el precio de la suma alzada, debiendo ser pagadas al
contratista tales modificaciones y obras extraordinarias53.
Tal como afirman Ruben y Thomas-Mobley “para que un contratista pueda ofrecer
53
Dictamen 25.962 de fecha 7 de mayo de 2012 de la Contraloría General de la República: “es menester tener
presente que la jurisprudencia de este Ente de Control -contenida, vgr., en su dictamen N° 48.629, de 2011- ha
sostenido que en un contrato a suma alzada, como el de la especie, donde las cantidades de obras se entienden
inamovibles, el pago de las partidas se realiza sobre la base de las cantidades de obras estimadas para la correcta
ejecución del contrato al momento de su celebración, aun cuando la cubicación final de lo efectivamente realizado sea
diversa, asumiendo el contratista las diferencias que pudieran existir y con ello la contingencia de ganancia o pérdida
de dicha cuantificación, sin que sea posible que durante su ejecución se pacten ulteriores aumentos o disminuciones
de partidas, a menos que se trate de obras nuevas o extraordinarias. También, que en relación con estas últimas, la
misma jurisprudencia ha puntualizado que en el caso de los contratos a suma alzada sólo procede su pago cuando
derivan de un cambio de proyecto que no pudo tener en cuenta el contratista al momento de presentar su oferta
conforme a los antecedentes de la licitación, y fueren indispensables para dar cumplimiento al convenio”.
54
Illanes Ríos, Claudio (1996): Charla “El Contrato de Construcción a Suma Alzada” (Colegio de Abogados de
Chile), p. 6.
55
Según lo señala también el número 30 del artículo 4 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas, DS N°75.
43
un precio exacto para la realización de los trabajos, éste asume que el proyecto y
sus especificaciones están en un cien por ciento completas y no son ambiguas”55.
Una de las principales fuentes de conflicto entre las partes en la suma alzada,
radica en que el contratista asume que el proyecto ofertado es completo y
definitivo, y que no está sujeto a ambigüedades, contradicciones, errores u
omisiones, que puedan impactar los costos y los plazos de la ejecución de la obra.
Al tratarse de un precio fijo e inamovible, los materiales, actividades de obra,
insumos y tiempo de ejecución de los trabajos, también pasan a ser inamovibles.
Por esta razón, si durante la ejecución del proyecto surgen omisiones, dudas o
contradicciones de los planos, especificaciones técnicas, memorias de cálculo, y
otros que afecten o impacten los costos de la ejecución de la obra y/o lo plazos
de la realización de los trabajos, ello puede alterar la suma alzada, dejando de ser
éste precio único, fijo e inamovible, precio que puede verse modificado por la
necesidad del propietario de que se ejecuten trabajos o actividades que no fueron
contempladas en el proyecto inicialmente ofertado y contratado.
Ello, pues no se puede exigir al contratista, que, por el hecho de haber estudiado
un proyecto para los efectos de presentar oferta, haga suyo los posibles errores,
contradicciones, descoordinaciones y omisiones del proyecto ofertado, pues
dicha revisión en fase de oferta se hace únicamente con una “mirada” de
55
Según lo señala también el número 30 del artículo 4 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas, DS N°75.
Prado Puga, Arturo (1996): Charla “El Contrato de Construcción y sus Principales Garantías” (Colegio de Abogados
56
de Chile).
44
oferta de precios, pero no puede transformarse en una validación técnica ni de
ingeniería del proyecto.
No hay que olvidar que el propietario tuvo su oportunidad para poder desarrollar
la ingeniería del proyecto, sus especificaciones y requerimientos de construcción,
por lo que mal se puede exigir al Constructor, por el hecho de estudiar un proyecto
para presentar la oferta, que en breve plazo haga suyo el proyecto y asuma los
riesgos que éste sea eventualmente incompleto, erróneo o contradictorio.
Por otra parte, resulta forzoso reconocer que “la rigidez de los contratos a
suma alzada determina que los mismos se vean superados muchas veces por la
realidad que pretenden regular, la que termina siendo mucho más compleja de lo
que se anticipa en el contrato. En definitiva, se produce una tensión entre el texto
rígido del contrato y la realidad dinámica de las obras”58. No obstante, como lo
señalan los autores citados, existe una tendencia jurisprudencial bastante estricta
57
Excma. Corte Suprema.Rol:2274 año 2013.Tercera Sala, señala que “aunque el contratista declaró haber visitado el
terreno de las obras y conocer su topografía y calidad estando conforme con las condiciones generales del proyecto,
tales declaraciones...” no pueden producir el efecto de hacerle responsable de lo que quedó al descubierto solo una vez
que fresó el pavimento existente, porque antes de ese hecho no tenía como enterarse de lo que no se podía apreciar a
simple vista” , ya que lo contrario implicaría un desconocimiento de lo pactado y constituye un incumplimiento del
contrato.(sentencia de reemplazo, considerando 12°).
58
Pablo Correa Ferrer y Benjamín García Mekis contrastan las tendencias de la jurisprudencia sobre ambos temas.
Destacamos la siguiente sentencia de la Corte Suprema citada por los autores: “el mayor plazo ocupado en la
ejecución de las reparaciones referidas en este fallo que se verificaron a continuación del plazo contractual convenido,
de manera que no puede considerarse un retardo en el cumplimiento de lo pactado porque en definitiva constituyeron
obras extraordinarias que no fueron expresamente convenidas, de lo que se colige que no corresponde aplicar multas
en ese período, debiendo restituirse la suma retenida por tal concepto” (Correa Ferrer, Pablo; García Mekis, Benjamín
(2016): “Incumplimientos en el contrato de construcción a suma alzada en Chile. Criterios jurisprudenciales en
relación al aumento del costo y la extensión del plazo de las obras”, en Actualidad jurídica Uría Menéndez, Nº. 42).
45
“respecto a las obligaciones asumidas por las partes en el contrato a suma alzada,
rechazándose en general matizaciones a las obligaciones asumidas, haciendo
respetar la distribución de los riesgos pactada a la suscripción del contrato, más
allá de lo que sucede durante su ejecución”, con la salvedad de aquellos casos
en que se advierte un desequilibrio grave entre las prestaciones de las partes, o
bien se estima que durante la ejecución de las obras sucedieron circunstancias
imprevistas al momento de pactar la suma alzada.
Es por ello que el precio pactado a suma alzada - que en principio aparece como
inamovible - muchas veces se verá en la necesidad jurídica de ajustarse a la
realidad de la obra o al costo real de la ejecución de la misma, para lo cual
los contratos de construcción pueden contemplar mecanismos de ajuste de
los precios que operarán y tendrán aplicación en determinadas circunstancias,
especialmente en aquellos casos en que el propietario requiere e instruye
modificaciones al proyecto entregado al contratista.
Sin embargo, este criterio estricto ha ido variando en recientes fallos: “si
las modificaciones introducidas al proyecto tienen su origen en los errores o
cambios al proyecto que el propietario introdujo al mismo o a la realización de
trabajos no contemplados en el proyecto ofertado, no resulta equilibrado ni justo
que el contratista deba asumir dichos mayores costos. La circunstancia de ser un
contrato a suma alzada el celebrado por las partes, no implica que el contratista
deba asumir riesgos o imponderables de la obra cuando ellos sean imputables
-como se acreditó en estos antecedentes- al actuar negligente del mandante. Al
respecto, se tuvo por asentado que la Municipalidad demandada, en su calidad
de unidad técnica, estaba obligada a proporcionar a la actora al momento de
celebrar el contrato, los proyectos de alcantarillado, agua potable y los planos de
arquitectura de las casetas sanitarias a construir, obligaciones que incumplió. En
el mismo sentido, se tuvo por probado que, ante la inexistencia de los referidos
proyectos, la actora debió asumir su confección, lo que trajo como consecuencia
46
la realización de obras adicionales con el objeto de actualizarlas a los estándares
exigidos por ESVAL S.A.”59.
59
Excma. Corte Suprema. Rol: 375-2013. Tercera Sala.
47
De presentarse alguna de estas situaciones, el comitente o dueño de la obra
deberá asumir los mayores costos que emanen de estos errores, indefiniciones,
descoordinaciones, modificaciones o mayores obras, ya que de lo contrario se
estaría enriqueciendo a costa del contratista, lo cual repugna los criterios de
equidad y el necesario equilibrio económico que debe existir en las prestaciones,
regla básica del cumplimiento de buena fe en todo contrato.
60
Aplica Dictámenes 13656/2007, 12820/86, 42821/94, 31163/2005.
61
“El contrato a Serie de Precios Unitarios conocido también por Unidad de Medida (m3, mL, c/u, etc.), es también
un contrato donde se entregan cantidades de partidas con sus valores unitarios de cada una de ellas, acompañado
con sus respectivos Análisis de Precios Unitarios, donde se cobra solo por el avance de las partidas terminadas o
ejecutadas”. Ver: www.chilecubica.cl.
48
incluye el costo directo más un costo de administración y utilidad, y la suma
de estos tres conceptos es la que determina el precio unitario de cada partida de
obra ejecutable.
Tras esta modalidad contractual, las partes convienen el precio de las distintas
unidades o partidas necesarias para ejecutar la obra, sin fijar un precio final de
la misma. De esta manera el valor total de la ejecución del proyecto se conocerá
una vez concluido, pero antes de iniciarse la obra las partes conocen el precio o
valor de las distintas unidades o partidas de la misma. En consecuencia, el valor
del proyecto será el resultante de las cubicaciones que se efectúen de acuerdo a los
trabajos que efectivamente realice el constructor durante la ejecución del proyecto.
62
Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006): Derecho de la Construcción (Editorial Comares,
3ª Edición), p. 108.
63
Prado Puga, Arturo (1996): Charla “El Contrato de Construcción y sus Principales Garantías” (Colegio de
Abogados de Chile), p. 8.
49
cambio o modificación del valor de la unidad, aduciendo de que dicho precio
unitario ha variado por distintas razones, como podría ser el aumento del costo
de los insumos (valor del petróleo, fierro, cemento etc.) de los materiales, de las
maquinarias, y otros.
Sin embargo, dicha estimación de cantidades no pasa de ser una mera referencia
organizacional y presupuestaria, pues en definitiva el propietario deberá pagar al
contratista la totalidad de las tareas y volúmenes realmente ejecutados, sea que
éstos sean superiores o menores a las referencias iniciales entregadas.
50
antes de ejecutar las obras.
64
El Reglamento de Contratos de Obras Pública lo define en su Art.4°.N°29 “Administración Delegada: Forma
de contratar en virtud de la cual un contratista toma a su cargo la ejecución de una obra, reintegrándosele, previa
comprobación, el desembolso en que incurrió en su realización, más el honorario pactado por sus servicios”.
65
Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006): Derecho de la Construcción (Editorial Comares,
3ª Edición), p. 107.
51
A diferencia de la suma alzada, por la administración delegada el constructor
ejecuta la obra a costa del propietario de la misma, asumiendo éste los riesgos
asociados a la variación del costo de la obra. En consecuencia, en este tipo de
contratos, los riesgos que emanen de la valoración de los costos de los materiales,
de los insumos, de la mano de obra, o el aumento del costo de la ejecución del
proyecto a consecuencia de mayores obras o de obras extraordinarias o de obras
adicionales, serán siempre de costo y riesgo del propietario.
El contratista queda de esta manera exento de los riesgos relacionados con los
costos de la obra y variación de insumos o materiales de construcción.
52
contractuales, dependiendo del grado de desarrollo que tenga el proyecto de
ingeniería, de lo cual se podrán aplicar distintos tipos de contratos, a saber:
66
En este tipo de contratos de concesión de obra pública, aplican algunas modalidades creadas internacionalmente
tales como Build, Operate and Transfer (BOT); Build, Own and Operate (BOO); Build, Operate and Renewal (BOR);
Build, Own, Operate and Transfer (BOOT); Build, Lease and Transfer (BLT); Build, Rent and Transfer (BRT);
Design, Build, Finance and Operate (DBFO); entre otros.
53
4.3. Según el objeto de la obra a ejecutar
En los contratos en los que se ejecuta una obra de propiedad privada, sus
reglas serán las del derecho privado, especialmente el Código Civil y Código
de Comercio en lo que sea aplicable tanto desde el punto de vista de la
formación del consentimiento como del perfeccionamiento del contrato, de sus
modificaciones, régimen de responsabilidad y de sus causales de terminación,
entre otras materias. En este tipo de contratos rige el principio de autonomía de
la voluntad, que comprende tanto la libertad para contratar como la libertad para
fijar los términos o contenidos del contrato. Sin embargo, como lo indica López
Santa María: “Por razones de orden público económico (manipular o manejar
la economía nacional), o de orden público social (proteger a los grupos sociales
más débiles, como trabajadores, arrendatarios, consumidores), el legislador cada
vez con más frecuencia, fija imperativamente las cláusulas más relevantes de
ciertos contratos, los que dejan de estar entregados a la libre decisión de las
partes. O bien, se afecta la libertad de conclusión de los contratos a través de la
contratación forzosa o impuesta”67.
67
López Santa María, Jorge (1998): Los Contratos. Parte General (Editorial Jurídica de Chile, Segunda Edición).
68
El Reglamento para Contratos de Obras Públicas en su artículo 4 N° 15 lo define como “un acto por el cual
el Ministerio encarga a un tercero la ejecución, reparación o conservación de una obra pública, la cual debe
efectuarse conforme a lo que determinan los antecedentes de la adjudicación, incluyendo la restauración de
edificios patrimoniales”
69
Art. 4 N°14 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
54
Según lo hemos analizado anteriormente, los contratos de ejecución de una
obra pública no son consensuales sino solemnes, por lo que se requiere para su
celebración y modificación atenerse a los procedimientos y exigencias legales
necesarias para dar validez a dichos contratos70.
Es necesario señalar que, conforme lo indica otro fallo del alto Tribunal, las
reglas o directrices que se contienen fundamentalmente en los artículos 1560 a
1566 del Código Civil, no tienen un orden de prelación, sino que el intérprete
debe recurrir a ellas “según la incidencia que tengan en la determinación de
la intención de las partes, siempre considerando las circunstancias que hayan
integrado el iter contractual, inclusive en lo relativo a la etapa de cumplimiento”72.
Son frecuentes dos tipos de discusiones en esta materia. En primer lugar, las
posibles contradicciones entre los documentos del contrato, y cómo se resuelven
70
Las normas que regulan los procedimientos administrativos mediante los cuales se regulan licitaciones de obras
públicas son básicamente el Decreto Nº 75, de 2004, del Ministerio de Obras Públicas, que aprobó el “Reglamento
para Contratos de Obras Públicas”; el Decreto Nº 236, de 2002, del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que aprobó
las “Bases Reglamentarias de Contratación para los Servicios de Vivienda y Urbanización”; y la ley Nº 19.886, Bases
sobre Contratos Administrativos de Suministro y Prestación de Servicios y su reglamento.
71
Excma. Corte Suprema. Proceso Rol:5620-2015.
72
Excma. Corte Suprema, Segunda Sala, 28 de abril de 2016, Proceso Rol 5612-2015.
55
dichas contradicciones. En segundo lugar, las posibles contradicciones entre
lo pactado en el contrato y los hechos posteriores a su celebración, durante la
ejecución de la obra.
Pero más allá de la regulación que las partes puedan hacer en un contrato sobre
la preferencia o prelación de los documentos integrantes de un contrato, será
en definitiva el juez de fondo el que deberá determinar el verdadero sentido y
alcance de las disposiciones contractuales y de los posibles conflictos o colisión
de derechos y obligaciones entre el mandante y el contratista, labor para lo cual
deberá aplicar las normas generales de interpretación de los contratos, en el
contexto de un contrato de construcción73.
73
“Las reglas de interpretación de los contratos, aparecen como “principios o moldes que sirven de base o, de punto
de partida, a los razonamientos del juez, y le ayudan en la búsqueda de la voluntad común de las partes contratantes”
y, entre las que consagra nuestro ordenamiento (artículos 1560 a 1566 del Código Civil), hay aquellas relativas
a los elementos intrínsecos del contrato -se consideran los elementos que se encuentran en la misma declaración
contractual- y otras, que se hacen cargo de los elementos extrínsecos al contrato, que coinciden con lo que antes
llamamos las “circunstancias de la especie”. Estas últimas son variadas y tienen que ver con “el ambiente general
del contrato”, constituido por hechos anteriores, posteriores o concomitantes a su celebración; en todo caso, es claro
que son hechos materiales, que deben ser probados en el juicio, ya que en base a ellos el intérprete apoyará sus
razonamientos. López Santa María, Jorge (1998): Los Contratos. Parte General (Editorial Jurídica de Chile, Segunda
Edición), pp. 305 y ss.; Excma. Corte Suprema: Proceso Rol 1620-2014.
56
Es por ello que interesa destacar primero, entre otras, las normas generales que
se contienen el Título I del Código Civil, con definiciones insoslayables de los
contratos y su naturaleza; el Titulo II que trata de la validez de los contratos, el
Titulo XII que trata de la forma de cumplir los contratos, y el Título XIII del
mismo Código, en sus artículos 1560 a 1566, referentes a la interpretación de
los contratos.
El mismo artículo 1564 inciso tercero recoge una de las reglas de interpretación
más relevantes en materia de contratos de construcción, al expresar que las
cláusulas de un contrato podrán también interpretarse “por la aplicación práctica
que hayan hecho de ellas las partes o una de ellas con aprobación de la otra”.
En efecto, como veremos más adelante, una de las cuestiones más comunes que se
dan en la práctica en materia de contratos de construcción, dice relación con que
las partes no ajustan su conducta a lo pactado en el contrato , desarrollando sus
actividades muchas veces en abierta contradicción con lo que antes convinieron
en los documentos contractuales, de tal manera que la aplicación práctica que las
mismas asignan a las estipulaciones del contrato resulta diversa a su contenido
contractual original. Si ello ocurre, se podrá estar en presencia incluso de hasta
una modificación tácita del contrato de construcción, o al menos, de la fijación
por las partes del verdadero sentido y alcance de las cláusulas del contrato de
construcción, mediante la aplicación que les dan en la realidad y en la práctica.
74
“La regla del Artículo 1560 es la piedra angular en materia de interpretación de contratos, es la regla principal”.
Excma. Corte Suprema. Proceso Rol: 5197-2008.
57
entonces los procedimientos y mecanismos contractuales fijados en el contrato
y sus documentos, pero si prefieren modificarlos, que lo establezcan y pacten de
un modo expreso. De lo contrario, en caso que desarrollen su conducta de un
modo diverso al contratado, estarán con ello modificando el contrato, el cual se
interpretará por el juez “por la aplicación práctica que hayan hecho de ellas las
partes o una de ellas con aprobación de la otra”, como lo establece expresamente
el artículo 1564 del Código Civil ya citado.
Nuestra propia Corte Suprema ha dejado establecido que “La regla del inciso 3°
del artículo 1564 es de importancia, principalmente en la interpretación de los
contratos que contienen obligaciones de dar o hacer, ya que nada puede indicar
con más acierto la voluntad de las partes en esta materia que la ejecución llevada
a cabo por ellas mismas de las cosas que, con arreglo a lo pactado, estaban
obligadas a dar o hacer”75.
Los antes mencionados son solo algunos de los muchos ejemplos que podrían
darse en aquellos casos en los que una obligación que primitivamente le
correspondía a una parte, la tomó para sí la otra, generándose luego una
discusión entre éstas sobre el sentido y alcance de la misma, respecto de quien
es la obligada a su cumplimiento y en qué términos y condiciones.
Cabe preguntarse ¿si una parte señala que no está obligada, por ejemplo, a
suministrar un equipo como parte de su alcance contractual, por qué entonces
hizo dicho aporte sin reservas ni condiciones? Ante ello, al discutirse el alcance
75
Revista Derecho y Jurisprudencia, T 33, s.1°, p. 43.
58
de esa obligación - especialmente a quién corresponde cumplirla - un Juez
perfectamente podría concluir que dicha obligación le corresponde a quien en
la práctica efectuó el aporte, justamente por la aplicación práctica que las partes
dieron a la cláusula correspondiente.
Por su parte, el artículo 1566 a su vez establece que “no pudiendo aplicarse las
anteriores, se interpretarán las cláusulas ambiguas en favor del deudor y aquellas
ambiguas extendidas o dictadas por una de las partes se interpretarán contra
ella, siempre que la ambigüedad provenga de la falta de una explicación que ha
debido darse por ella”, regla que es una aplicación del principio de la mantención
de la equivalencia de las prestaciones y de protección de la parte más débil de los
contratos de adhesión, como sucede normalmente el contrato de construcción.
Por ejemplo, lo usual es que sea el comitente o mandante quien entregue al
contratista los textos del contrato y sus documentos anexos, convirtiéndose
así en el principal redactor de los documentos contractuales, aplicándose a su
respecto la norma del artículo 1566 del Código Civil, en todas aquellas cláusulas
que sean ambiguas por la falta de explicación que haya debido darse por el
comitente, situación precisamente aplicable a los documentos técnicos y legales
que forman parte de un proyecto de construcción desarrollado por el mandante.
59
del contrato y su ejecución éste puede experimentar modificaciones por acuerdos
expresamente convenidos entre las partes o en forma tácita, mediante actos u
omisiones que vayan cambiando o alterando lo pactado originalmente en el
texto del contrato.
Por todas las razones ante dichas nos parece fundamental que durante la vigencia
de un contrato, ambas partes observen cuidadosamente que su conducta se ajuste
a lo convenido originalmente y , de no ser así , que éstas vayan formalizando los
acuerdos que importen una modificación expresa o tácita del contrato.
76
Excma. Corte Suprema, Proceso Rol: 26534-2014.
61
construcción, especialmente cuando quien debió supervisar una tarea, no lo
hizo, o lo hizo imperfectamente.
62
En los contratos de obras públicas su Reglamento recoge expresamente el
criterio de la responsabilidad compartida, al tratar en su artículo 150 los daños a
las obras, estableciendo que si dichos daños provienen de errores en los diseños
suministrados por el MOP, “y el contratista hubiere advertido oportunamente
por escrito al inspector fiscal al respecto sin que este hubiera tomado acciones
o hubiere insistido en no corregir los mencionados errores, la reparación de los
correspondientes defectos no será de cargo del contratista. En el caso de no
advertencia oportuna de parte del contratista, corresponderá al Director General
de acuerdo con los antecedentes del caso y avalado por los informes técnicos
que procedan, definir el grado de responsabilidad del contratista por no prever,
detectar o informar sobre los errores de diseño; este grado de responsabilidad se
reflejará en el porcentaje del costo de reparación de la obra, que será de cargo del
contratista, y variará entre el diez por ciento y el cincuenta por ciento”.
Cabe hacer presente que un juez, además de las normas legales y disposiciones
contractuales que resulten aplicables, podrá recurrir a los principios generales
del derecho, para aplicar un criterio de equidad de distribución de riesgos,
conforme también a las normas de interpretación de los contratos, con un
criterio de responsabilidad compartida, si estimare que resulta aplicable. A este
tema haremos una referencia especial más adelante.
63
CAPITULO II
Desde un punto de vista jurídico, las partes del contrato de construcción, como
contrato bilateral, son el comitente o mandante y el contratista o constructor,
ambos son actores esenciales del contrato. Más allá de las partes de la convención,
las personas o entidades que participan en la ejecución de un proyecto son
numerosas: el dueño o propietario de la obra; el arquitecto, en las obras de
edificación; el diseñador o proyectista; el constructor o contratista general;
la inspección técnica de obras; el revisor independiente; el prevencionista de
riesgos; los subcontratistas; los proveedores; los aseguradores y financistas,
entre otros. No necesariamente concurren todas a la ejecución de un proyecto.
En el caso de la construcción de una obra simple, como, por ejemplo, de una
casa habitación, usualmente participa el arquitecto, quien diseña la obra y luego
coordina las especialidades de cálculo, eléctricas, y otras; el constructor; y
naturalmente en propietario de la misma.
64
Lo anterior explica que en un proyecto constructivo se entrecrucen distintos
vínculos jurídicos, en forma simultánea o consecutiva, aumentando la
complejidad del mismo. Por ejemplo, es distinta la relación contractual que liga
al propietario y el contratista de aquella que el mismo propietario establece con
los bancos financistas o con las compañías de seguros. También son diferentes las
convenciones entre el contratista general y los subcontratistas y sus proveedores
o las relaciones que surgen entre los subcontratistas y los subcontratistas de los
mismos, etc. Sin embargo, aun cuando se trate de actos jurídicos tan diversos,
todos ellos confluyen a un mismo objetivo que se traduce en un resultado: la
ejecución de una determinada obra o proyecto de construcción.
77
Ley de Ordenación de Edificación de España, articulo 9.1, citado en Martínez Mas, Francisco (2004): Cómo
redactar un Contrato de obra (Editorial de Negocios Dar, S.L., Madrid), p. 32.
65
En otras palabras, el propietario o mandante puede ser una persona particular que
requiere de la construcción de un trabajo simple, una empresa o grupo empresarial
o una entidad pública que requieran de la construcción de una obra de ingeniería
sofisticada, costosa y que exigirá altos conocimientos técnicos, así como de una
capacidad económica importante a quien se presente como constructor.
2.1.2 El Proyectista
66
el plano que prevalece sobre los demás. Otras veces, deberá procederse a la
modificación de un plano, al detectarse incompatibilidades insoslayables entre
tales documentos de construcción.
2.1.3 El Contratista
78
Articulo 4 N°12 Reglamento de Contrato de Obras Publicas.
67
este comprendida en la ejecución de obras de construcción y urbanización y que
para estos efectos actúa a través de un profesional competente”79.
Sentencia 21 julio 1999, sección primera, AP San Sebastián. Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González,
80
68
seguir las instrucciones impartidas por los técnicos, y velar en todo momento
por cumplir con las reglas del buen arte de la construcción.
Es usual que dos o más empresas se unan en un Consorcio para poder cumplir
requerimientos o condiciones económicas en obras de gran envergadura, que
requieren un alto patrimonio y solvencia, para los efectos de contratar las
garantías bancarias y poder acometer los primeros trabajos, como puede ser la
construcción de obras mineras, de una central hidroeléctrica, de una autopista de
alta velocidad, entre otras.
81
Otras veces, será la propia constructora la que toma el carácter de contratista EPC, para subcontratar a la empresa
de ingeniería que desarrollará el diseño. En otros casos, constructor y firma de ingeniería concurren colectivamente
en consorcio a diseñar y ejecutar una obra.
69
consorcios nacionales e internacionales para acometer obras de infraestructura
o mega proyectos de ingeniería. En este sentido, el Reglamento de Contratos de
Obras Públicas autoriza expresamente que las obras puedan ser ejecutadas por
un consorcio de empresas, que cumpla con todas las exigencias que ya hemos
expuesto, pero en el evento adjudicarse la obra, deben constituir una sociedad
dentro de 60 días siguientes de la adjudicación, cuyo objeto social exclusivo
sea la ejecución de la obra pública adjudicada, y en el cual los contratistas que
integran el consorcio, deberán constituirse en fiadores y codeudores solidarios
de las obligaciones que contraiga la sociedad82.
Es por lo anterior que el Reglamento para Contratos de Obras Públicas hace una
distinción entre contratistas que pueden ejecutar “obras mayores”, entendiéndose
por tal aquellos que ejecutan obras que superan las 3.000 UTM, y el contratista
de “obras menores”, que son aquellos que ejecutan obras por un valor inferior a
dicha cantidad84.
82
Artículo 11 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
83
Para tener validez en Chile, dichos documentos deben ser legalizados ante el Consulado de Chile en el país de
origen, y luego ser legalizados en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y posteriormente protocolizados
en una Notaría. Además, deben ser traducidos a idioma español, sea que ello se realice en el país de emisión de los
documentos o bien en Chile mediante traductores oficiales de la Cancillería.
84
Título II. Arts. 5 y sigs. Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
70
Ya sea que se trate de una obra mayor o menor, el contratista debe acreditar
su experiencia, capacidad económica, calidad profesional, recursos humanos y
materiales que posee.
85
Según el Reglamento para Contratos de Obras Públicas la capacidad económica se refiere al capital que debe
comprobar el contratista para participar en una licitación y que se comprobará sobre la base de la capacidad
económica acreditada ante el Registro, según lo establezcan las bases administrativas, disminuido en los saldos de
obras por ejecutar, de acuerdo con los porcentajes y norma estipuladas en dichos Registros de Obras Mayores o de
Obras Menores en su caso
86
Reglamento de Contratistas de Obras Públicas, Art.4 N° 13: “Equipo Gestor del Contratista: equipo gerencial del
contratista, pudiendo incluir a sus socios y directores que cumplan un rol activo en la gestión de la empresa”.
71
profesión, y cuenten con un experto en prevención de riesgos, dependiendo de
la faena a ejecutar. Es evidente que lo que pretende esta exigencia, es garantizar
que el equipo gestor del constructor, esto es, quienes van ejecutar la obra, posean
los conocimientos capacidades y experiencias necesarias para la ejecución de
una obra de mayor complejidad, ya sea desde el punto de vista técnico como
desde el punto de vista organizativo.
Lo que se busca con estos requisitos es que el contratista posea una estructura
tanto física como técnica y profesional, que le permita acometer de manera
adecuada las obras que va a contratar, respetando las normas de arquitectura de
ingeniería y las prácticas del buen arte de construir.
Por lo anterior, creemos que resulta fundamental dar mayor agilidad a los
procedimientos administrativos requeridos para posibilitar la inscripción de
una empresa constructora y consultora, flexibilizando también los requisitos
que permitan acreditar la experiencia y capacidad económica extranjera. En
este sentido, la exigencia de que se acredite capacidad económica por valores
equivalentes a un patrimonio positivo aproximado de USD 2 millones puesto en
Chile, muchas veces genera resistencia en las empresas extranjeras, pues deben
ingresar a Chile recursos que le permitan acreditar esa capacidad económica para
recién poder competir y presentar ofertas, lo cual es visto como una importante
barrera de entrada al mercado de la construcción en nuestro país.
A su vez, resulta muy cuestionable que sólo sean las Agencias de empresas
extranjeras las únicas que sean aceptadas para poder transmitir la experiencia
de su matriz, y no se ve razón para limitar el resto de las figuras jurídicas como
filiales, independiente de la forma social que adopten en Chile. En nuestra
opinión, el Registro de Contratistas requiere de una importante modernización
en los sentidos antes indicados.
2.2 Subcontratistas
72
de construcción a un determinado contratista. Incluso más, es posible encontrar
que grandes constructoras, especialmente extranjeras, que no poseen en el
país equipos o maquinaria propia, subcontraten la totalidad de los trabajos a
empresas locales, aportando su capacidad y experiencia en gestión de contratos
y su capacidad económica para la obtención de las garantías del caso.
87
Véase: www.dt.gob.cl, portal de la Dirección del Trabajo, donde se analizan temas sobre las relaciones laborales en
la subcontratación establecidos en la Ley 20.123, incorporada en el Código del Trabajo, que regula trabajo en régimen
de subcontratación, el funcionamiento de las empresas de servicios transitorios y el contrato de trabajo de servicios
transitorios. La Corte Suprema ha fallado que, respecto al régimen de subcontratación “debe entenderse por empresa
mandante o dueña de la obra, aquella persona natural o jurídica que, siendo dueña de una obra o faena o servicio
no discontinuo, externaliza la ejecución de ésta a un tercero llamado contratista quien, con sus propios trabajadores
y bajo su propia dirección, se compromete a ejecutarlos”, añadiendo que el vocablo “empresa” incluye tanto a las
personas naturales o jurídicas, sean públicas o privadas”. Excma. Corte Suprema: Proceso Rol: 12932-2013.
73
Los riesgos antes mencionados, hacen que la subcontratación no siempre se
acepte por el mandante o propietario de la obra, o bien se limite a un porcentaje
del total de las obras materiales contratadas, como de hecho lo exige el
Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
Para el propietario resulta fundamental poder contar con una opinión seria,
independiente y técnicamente experta que lo asesore frente al contratista. Para
tales efectos, especialmente en aquellos casos en los que el propietario no cuenta
con un equipo técnico propio, es usual - y altamente recomendable - que el
comitente contrate los servicios de una firma de ingenieros que cumpla dicha
función, normalmente denominada contractualmente como la “Inspección
Técnica de Obras” (“ITO”), y en los contratos de Obra Pública, denominada
“Inspección Fiscal” (“IF”).
88
Artículo 111 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas: El contratista deberá someterse a las órdenes
del inspector fiscal, las que se impartirán siempre por escrito, conforme a los términos y condiciones del contrato,
dejándose constancia en el Libro de Obras. El incumplimiento de cada orden será sancionado con una multa diaria.
74
Finalmente, la ley de Concesiones de Obras Públicas y Reglamento definen
al Inspector Fiscal como “El funcionario profesional que, nombrado en forma
competente, asume el derecho y la obligación de fiscalizar el cumplimiento de
un contrato de construcción”
Es bastante usual que la Inspección Técnica asuma una posición que va más allá
de lo técnico, adoptando también el carácter de administrador contractual por
parte del propietario. En dicha función, actúa en condición de mandatario del
propietario, y por tanto, lo obliga en todos los actos que se encuentren dentro de
la órbita de sus atribuciones.
Para tales efectos, es muy relevante que todas las partes involucradas tengan
perfecta claridad del alcance de las atribuciones de la Inspección Técnica, de
manera de poder establecer qué tipo de decisiones le competen y qué otras sólo
le corresponden al propietario.
75
extiendan de hecho a materias que estén fuera de su alcance. En este sentido,
es muy usual que se genere un espacio de discusión entre el constructor y el
propietario, respecto de materias que hayan sido decididas e implementadas
bajo la supervisión e incluso instrucciones de la Inspección Técnica, pero que
contractualmente sólo correspondían al propietario.
En nuestra opinión, si dichos asuntos se han ejecutado bajo las órdenes
expresas o tácitas de la Inspección Técnica, y más aún, bajo su supervisión,
debe entenderse entonces que el constructor ha actuado de buena fe, y por
ende, los actos de la ITO obligarán al propietario por cuanto éste ha actuado a
su nombre e interés particular.
89
El artículo 4 Nº 10 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas define al Inspector Fiscal como “El funcionario
profesional que nombrado en forma competente, asume el derecho y la obligación de fiscalizar la correcta ejecución
de las obras y el fiel cumplimiento de un contrato de construcción”. Complementa lo anterior lo indicado en el
artículo 110 del mismo Reglamento al disponer que “para todos los efectos del presente Reglamento, se entenderá por
inspector fiscal el profesional funcionario, nombrado por la autoridad competente, a quien se le haya encargado velar
directamente por la correcta ejecución de una obra y, en general, por el cumplimiento de un contrato. El inspector
fiscal deberá contar para el desempeño de su cometido, entre otros antecedentes, con un libro denominado Libro de
Obras, foliado y en triplicado, en el cual se individualizará la obra a ejecutar, al contratista y al inspector fiscal con
mención de las resoluciones pertinentes. Cualquier orden o comunicación que el inspector fiscal dirija al contratista,
a través del Libro de Obras, deberá ser recibida por e l profesional del contratista a cargo de los trabajos, y en su
ausencia por quien éste haya designado responsable, dejando constancia de la recepción en su nombre, firma y fecha
en el folio respectivo. Sin perjuicio de lo establecido en los incisos anteriores, la autoridad que decidirá sobre la
adjudicación de la obra, podrá ordenar que el inspector fiscal reciba la colaboración de la Asesoría a la Inspección
Fiscal, definida en el Artículo 4º del Reglamento, debidamente inscrita en el Registro General de Consultores. Las
actividades y obligaciones del asesor se establecerán en el contrato que con él se celebre”.
76
La Ley 20.703 de 5 de noviembre de 2013 señala que “El inspector técnico de obra
(ITO) será responsable de supervisar que las obras se ejecuten conforme a las normas
de construcción aplicables en la materia y al permiso de construcción aprobado
y sus modificaciones, así como al proyecto de arquitectura correspondiente, el
proyecto de cálculo estructural y su memoria, y los proyectos de especialidades,
incluidos los planos y especificaciones técnicas correspondientes”90.
90
El mismo cuerpo legal regula el Registro Nacional de Inspectores Técnicos de Obra (ITO) y el Registro Nacional
de Revisores de Proyectos de Cálculo Estructural, en el que se pueden inscribir las personas naturales o jurídicas que
cumplan los requisitos legales. El texto legal, aunque sin reglamentarse, establece inhabilidades, incompatibilidades,
infracciones y sanciones, sistematizando una importante área de responsabilidad para el ejercicio de esas funciones.
77
Los contratos de financiamiento van acompañados, según el riesgo de cada
contrato, de una serie de prendas y contragarantías otorgadas por el deudor, en
este caso, el propietario de la obra o concesionario de la obra pública, que recaen
sobre los flujos de pago del respectivo contrato, sean pagos futuros por ingresos
obtenidos por el deudor en la fase de operación del proyecto o bien del Estado o
usuarios, en el caso de las concesiones de obras públicas.
78
Para determinar la modalidad de financiamiento de un proyecto, debe estarse en
primer lugar al tipo de proyecto u obra que se pretende financiar, y al escalón
dentro del cual se esté en la “cadena constructiva”. En efecto, el financiamiento
será diferente si se trata de una obra privada o de una pública, y de si ésta última
se ejecuta bajo el sistema de concesiones de obra pública, o bajo el esquema de
contrato público regido por la Ley de Bases sobre Contratos Administrativos
de Suministro y Prestación de Servicios91 o por el Reglamento para Contratos
de Obras Públicas. Asimismo, la modalidad de financiamiento de una obra será
diferente si se es Dueño del Proyecto o Sociedad Concesionaria de Obra Pública,
o si se es un Contratista o Subcontratista.
91
Ley N°19.886 usualmente denominada “Ley de Compras Públicas” o “Ley de Proveedores del Estado”.
79
Proyecto en forma periódica (por lo general mensuales), en relación al grado
de avance verificado u otra modalidad que se acuerde libremente por las partes.
En este tipo de contratos, será el dueño del proyecto quien deberá financiar
las obras, debiendo recurrir a terceros, comprometiendo su pago en una fecha
posterior al comienzo de la operación de las obras, ya sea con cargo a los
ingresos operacionales u otros recursos futuros de los que disponga.
Los Subcontratistas financiarán las obras que les han sido encomendadas por
medio de recursos periódicos que reciban de quien los contrata, de acuerdo a lo
que estipulen contractualmente las partes involucradas, pudiendo eventualmente
recibir anticipos si así se acordase.
Por su parte, las Compañías de Seguro también tienen un rol cada vez más
relevante en el contexto de un contrato de construcción, básicamente por dos
razones, la primera, pues al igual que los Bancos, también son emisoras de
garantías que pueden ser entregadas al propietario de la obra, en este caso,
pólizas de garantía de fiel cumplimiento de contrato y de correcta inversión del
anticipo; y la segunda, porque emiten los distintos seguros que tienen relación
80
con las responsabilidades del constructor y/o su personal y subcontratistas, tales
como la Póliza de Todo Riesgo de Construcción; de Accidentes Personales; de
Responsabilidad Civil, entre otras.
Más adelante trataremos en detalle los principales seguros que tienen relación
con los proyectos de ingeniería y construcción.
81
CAPÍTULO III
Para ello, distinguiremos entre contratos entre privados y contratos de obra pública.
Como es sabido, el acto jurídico bilateral sólo surge a la vida jurídica mediante
la concurrencia de dos actos jurídicos unilaterales: la oferta y la aceptación.
82
No obstante, antes de la oferta y la aceptación, normalmente existe una fase –
denominada “Negociaciones Preliminares” – que resultará muy útil e interesante
para determinar el espíritu de las partes al contratar, así como para interpretar el
sentido y alcance de las obligaciones de las partes.
La contratación a trato directo tiene también cabida en las obras que se contratan
con el Estado, aunque son la excepción92.
92
El artículo 10 del Decreto 250 que contiene el Reglamento de la ley 19.886, de aplicación general y supletoria en
materia de contratación con el Estado, dispone al efecto: “La Licitación Privada o el Trato o Contratación Directa
proceden, con carácter de excepcional, en las siguientes circunstancias: 1. Si en las licitaciones públicas respectivas
no se hubieren presentado interesados. En tal situación, procederá primero la licitación o propuesta privada y, en
caso de no encontrar nuevamente interesados, será procedente el trato o contratación directa. 2. Si se tratara de
contratos que correspondieran a la realización o terminación de un contrato que haya debido resolverse o terminarse
anticipadamente por falta de cumplimiento del contratante u otras causales, y cuyo remanente no supere las 1.000
UTM. 3. En casos de emergencia, urgencia o imprevisto, calificados mediante resolución fundada del jefe superior de
la entidad contratante, sin perjuicio de las disposiciones especiales para los casos de sismo y catástrofe contenida en
la legislación pertinente. 4. Si sólo existe un proveedor del bien o servicio. 5. Si se tratara de convenios de prestación
de servicios a celebrar con personas jurídicas extranjeras que deban ejecutarse fuera del territorio nacional. 6. Si se
trata de servicios de naturaleza confidencial o cuya difusión pudiere afectar la seguridad o el interés nacional, los
que serán determinados por decreto supremo. 7. Cuando por la naturaleza de la negociación existan circunstancias o
características del contrato que hagan del todo indispensable acudir al Trato o Contratación Directa”.
83
Como la oferta es un acto jurídico unilateral, debe cumplir con los requisitos de
existencia y validez que señala la ley para que esta sea jurídicamente eficaz93.
Como hemos indicado, uno de los requisitos de la oferta es que ésta debe ser
completa, es decir, debe contener todos los elementos necesarios para permitir
su evaluación por el destinatario de la misma, en estos casos, el licitante o
propietario de la obra, de modo de permitirle aceptarla o rechazarla.
93
En este sentido, es menester que la oferta i) se manifieste, expresa o tácitamente; ii) que la oferta sea seria; debe
ser formulada con el interés de crear un vínculo jurídico; iii) debe ser completa, es decir, que debe contener todos
los elementos necesarios para que si se produce la aceptación el contrato quede de inmediato configurado. Será
incompleta cuando no se señalan todos o algunos de los elementos del acto que se proponen celebrar, de modo que la
aceptación no es suficiente para perfeccionar el acto que se propone.
94
El Artículo 24 de la ley 19.886 se refiere al “Llamado a formular ofertas”.
95
Si bien de conformidad a los artículos 97 y 98 del Código de Comercio, la oferta puede ser verbal o escrita, en los
procesos de licitación y en las negociaciones de los contratos de construcción se exige que la oferta sea solemne, cuya
solemnidad consiste precisamente en que conste por escrito. Ello tiene que ver con la información que debe contener
oferta y la necesidad de que sea completa, para la evaluación del destinatario de la misma.
84
las partes, respecto de la validez o aplicación de tales condiciones y reservas,
para llegar a un acuerdo en una etapa posterior.
Para los casos en que se haya formulado una oferta condicional o mediante
reservas, tendrá mucha importancia establecer un correcto orden de prelación
de documentos, de manera que las condiciones de la oferta – que normalmente
suponen una alteración de dicho orden de prelación respecto de la superposición
de algunos documentos contractuales – queden reflejadas en el contrato según el
entendimiento de ambas partes, evitando posteriores conflictos de interpretación
que afecten la marcha de las obras.
La aceptación de la oferta, como acto jurídico unilateral, debe cumplir con los
requisitos de existencia y validez de los actos jurídicos96. Si la aceptación es pura
y simple, esto es, en los mismos términos en los que se le propuso o formuló
la oferta97, el contrato queda inmediatamente perfeccionado. Ello, en la medida
que estemos en presencia de contratos consensuales98, que requieran del mero
acuerdo de voluntades para perfeccionarse.
Ahora bien, al igual que la oferta, puede ocurrir que la aceptación sea también
una aceptación condicional, entendiendo por tal aquella que contenga reservas
o modificaciones que alteren los términos en los que se propuso la oferta.
De conformidad con el artículo 102 del Código de Comercio, la aceptación
condicional de la oferta importa una contrapropuesta u contraoferta, en definitiva,
una nueva oferta, la que, si es aceptada por el oferente sin modificaciones, hará
que se perfeccione el contrato.
96
Además, debe ser pura y simple; debe darse en tiempo oportuno; y debe darse mientras la oferta está vigente.
97
Artículo 101 del Código de Comercio.
98
De conformidad con el artículo 1443 del Código Civil, el único contrato que se perfecciona pura y simplemente
es el contrato consensual. El contrato real requiere de la entrega o tradición de la cosa y el contrato solemne exige el
cumplimiento de las formalidades que la ley o la voluntad de las partes en su caso señalan, como es precisamente el
caso del contrato de construcción de obra pública.
85
luego tiene importancia para aplicar los usos y costumbres que sean aplicables al
lugar del contrato, en los términos del artículo 1546 del Código Civil99.
99
En esta materia el artículo 104 del Código de Comercio dispone que “Residiendo los interesados en distintos
lugares, se entenderá celebrado el contrato, para todos sus efectos legales, en el de la residencia del que hubiere
aceptado la propuesta primitiva o la propuesta modificada”.
100
En los procesos de licitación de obras públicas ello se realiza formalmente en la etapa de preguntas y respuestas.
86
o negociación del contrato, es entregada al constructor y éste normalmente la
recibe en señal de aceptación de su contenido.
De modo que - salvo las excepciones regladas para obras públicas u otras similares
- si bien el contrato de construcción es sin duda un contrato consensual, las
partes usualmente lo revisten de ciertas formalidades y solemnidades necesarias
para que los instrumentos contractuales tengan validez, tanto para el contrato de
construcción como para sus eventuales modificaciones.
De hecho, no es poco común encontrarse con obras a medio avanzar e incluso algunas
terminadas, cuyos contratos de construcción se suscriben y formalizan ya muy
avanzadas las obras. Lo mismo ocurre con las modificaciones de contratos, respecto
del plazo, y respecto de aquellas que contemplan obras extraordinarias o adicionales.
En dichos casos, en los cuales aún no se ha firmado el texto del cuerpo del
contrato, éste estará conformado por los documentos de la licitación, el
proyecto, las especificaciones, planos, etc., entregados por el licitante; por la
oferta y por la aceptación expresa o tácita del propietario de la obra. La cláusula
de jurisdicción y arbitraje, en caso de contemplarse en el texto del contrato,
pero no haberse firmado por las partes, quedará normalmente fuera del acuerdo,
por tratarse de una cláusula de excepción y de derecho estricto. No obstante, si
el texto del contrato se adjuntó a las bases de licitación - como muchas veces
se suele hacer - se podrá sostener que el contrato escrito y sus cláusulas se
encuentran tácitamente aceptados.
101
El Reglamento para Contratos de Obras Públicas en su artículo 4 N° 15 lo define como “un acto por el cual el
Ministerio encarga a un tercero la ejecución, reparación o conservación de una obra pública, la cual debe efectuarse
conforme a lo que determinan los antecedentes de la adjudicación, incluyendo la restauración de edificios patrimoniales”.
87
contrato puede ser a suma alzada, a serie de precios unitarios o por administración
delegada. Se entiende por obra pública “cualquier inmueble, propiedad del
Estado, construido, reparado o conservado por éste, en forma directa o por
encargo a un tercero, cuya finalidad es propender al bien público”102.
Las normas que regulan los procedimientos administrativos mediante los cuales se
regulan licitaciones de obras públicas son básicamente el Decreto Nº 75, de 2004,
del Ministerio de Obras Públicas, que aprobó el “Reglamento para Contratos
de Obras Públicas”; el Decreto Nº 236, de 2002, del Ministerio de Vivienda y
Urbanismo, que aprobó las “Bases Reglamentarias de Contratación para los
102
Art. 4 N°14 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
103
En un esquema denominado internacionalmente “BOT”, esto es, “Build, Operate and Transfer”.
104
Conforme a lo que dispone el artículo 9 de la Ley N° 18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la
Administración del Estado: “Los contratos administrativos se celebrarán previa propuesta pública, en conformidad a la
ley. El procedimiento concursal se regirá por los principios de libre concurrencia de los oferentes al llamado administrativo
y de igualdad ante las bases que rigen el contrato. La licitación privada procederá, en su caso, previa resolución fundada
que así lo disponga, salvo que por la Ley 19.653 naturaleza de la negociación Art. 1º Nº 6 corresponda acudir al trato
directo”. Además, se aplica supletoriamente la Ley 19.886.
105
Artículo 89 de la Ley 15.840 y Artículo 8 de la Ley de Concesiones de Obras Públicas, cuyo texto refundido consta
del D.S MOP N° 900.
88
Servicios de Vivienda y Urbanización”; y la ley Nº 19.886, Bases sobre Contratos
Administrativos de Suministro y Prestación de Servicios y su reglamento.
106
Artículo 1 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
107
Artículo 1 Decreto 236.
108
Artículo 1 de la ley 19.886.
89
refieren se les aplicará la normativa contenida en el Capítulo V de esta ley, como,
asimismo, el resto de sus disposiciones en forma supletoria”.
En cuanto a las ofertas que se presenten para ejecutar obras públicas, denominadas
“propuestas”, cada oferente debe presentar una oferta económica y una oferta
109
Artículo 69. Para participar en una licitación y para la adjudicación de un contrato, el contratista deberá encontrarse
con su inscripción vigente en el registro o en los registros de Obras Mayores o de Obras Menores del Registro General
de Contratistas que se determine en las bases administrativas, o haber sido aceptado en el Registro Especial indicado en
el artículo 10, si es el caso.
110
Artículo 22. Las propuestas serán solicitadas por el Director del Serviu, conforme al número 3 del artículo 4º de este
reglamento, y en ellas podrán participar los contratistas inscritos en el Renac, en las categorías que correspondan, según
el presupuesto oficial estimativo de la obra. Con anterioridad a la fecha de apertura de la propuesta, debe encontrarse
totalmente aprobada la resolución que apruebe tanto las bases administrativas especiales como las bases técnicas.
Artículo 27. Sólo podrán presentarse a propuestas o ejecutar obras por trato directo, las personas naturales o jurídicas
que se encuentren inscritas en las categorías y especialidades correspondientes del Renac, lo cual deberá ser acreditado
ante el Serviu mediante el certificado de inscripción vigente a que alude el artículo 26 del D.S. 127 (V. y U.), de 1977.
111
Artículo 73 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
90
técnica, en dos sobres cerrados, que se caratularán “Propuesta Económica” y
“Propuesta Técnica”. El Decreto 236 del Minvu las denomina “Documentos
Anexos” y “Oferta Económica”112.
Asimismo, como es usual que se exija, deberá acompañar una boleta bancaria,
para garantizar la seriedad de la oferta o una póliza de seguro de garantía a
primer requerimiento, en los términos exigidos en las bases.
112
Artículo 31.- Las propuestas se presentarán en dos sobres cerrados, denominados “Documentos Anexos” y “Oferta
Económica” en los que se indicará el nombre, firma y domicilio del proponente o su representante legal. En cada uno de
los sobres se indicará la designación del proyecto al cual corresponde la propuesta.
113
Ver artículo 76 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas y artículo 31 del Decreto 236 Minvu.
114
Artículo 76 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
91
alzada o una combinación de estas últimas, pudiendo incluir valores proforma
y partidas globales.
115
El Decreto 236 del Minvu en su artículo 34 establece: “Los contratistas podrán, para el mejor estudio y
comprensión de los antecedentes de una licitación, formular por escrito al Serviu que efectuó el llamado, las
consultas que ellos les merezcan, presentándolas dentro del plazo fijado en las bases administrativas especiales,
que no podrá ser inferior a 7 días antes de la fecha de apertura de las propuestas, en la oficina designada al efecto.
Las respuestas a estas consultas deberán efectuarse también por escrito a través de aclaraciones que se entenderán
conocidas de todos los participantes, siendo de responsabilidad de ellos requerir información al respecto y las
copias correspondientes en la oficina a que se ha hecho referencia. El Serviu podrá emitir estas aclaraciones hasta
cuatro días antes de la fecha de apertura de las propuestas”.
116
El Artículo 27 del Reglamento de la ley 19.886 también lo contempla.
117
Dictamen N° 72.787 de fecha 21 de noviembre de 2012, de la Contraloría General de la República: “las
eventuales diferencias o contradicciones entre los antecedentes que rigen una licitación -y que no hayan sido
salvadas con las correspondientes aclaraciones- son, en principio, de responsabilidad de la propia Administración,
y, por tanto, ella debe hacerse cargo de las consecuencias económicas de esos errores, a menos que se demuestre
que no podían sino haber sido advertidas por los oferentes, lo cual debe ser analizado en cada caso según las
diversas situaciones que se presenten. También ha señalado esa jurisprudencia -vgr. dictamen N° 50.527, de 2011-
que en el caso de obras extraordinarias, en los contratos a suma alzada, sólo procede su pago cuando derivan de un
cambio de proyecto que no pudo tener en cuenta el contratista al momento de presentar su oferta conforme a los
antecedentes de la licitación, y fueren indispensables para dar cumplimiento al convenio.”
118
Artículo 35 inciso primero del Decreto 236: “El Serviu podrá entregar información complementaria o
modificatoria de los antecedentes originales de la propuesta mediante adiciones que sólo podrán emitirse hasta
cuatro días antes de la apertura de las propuestas.”
119
Artículo 19. Aprobación de las Bases: “Las Bases de cada licitación serán aprobadas por acto administrativo de la
autoridad competente. En caso que las Bases sean modificadas antes del cierre de recepción de ofertas, deberá considerarse
un plazo prudencial para que los Proveedores interesados puedan conocer y adecuar su oferta a tales modificaciones.”
92
Dicha facultad debe entenderse en el contexto de documentos meramente
complementarios o versiones más coordinadas del proyecto, y no debiera
extenderse a entregar documentos sustantivamente distintos a los ya entregados,
pues en ese caso estaríamos en presencia de documentos nuevos que requerirían
de mayor tiempo de análisis, de manera que las ofertas los reflejen.
120
Artículo 35 inciso segundo del Decreto 236: “Si las adiciones no fueran puramente adjetivas, el Serviu deberá
postergar la fecha de apertura con el fin de asegurar un acertado análisis de los antecedentes”.
121
El artículo 33 del Decreto 236 del Serviu también contempla la posibilidad de presentar variantes, pero no establece
mecanismo de premio o incentivo compartido.
122
El Decreto 236 del Minvu la denomina “Comisión Técnica”.
123
El Reglamento de la ley 19.886 contempla un medio informático para formular observaciones en su artículo 33 inciso
cuarto: “Los proponentes podrán efectuar observaciones dentro de las 24 horas siguientes a la apertura de las ofertas.
Estas observaciones deberán efectuarse a través del Sistema de Información.
93
contempla un sistema diferente, de carácter informático, mediante el cual se
procede a la apertura de las ofertas124.
Suele ocurrir que las adjudicaciones demoren un tiempo más allá del prudente.
El Reglamento para Contratos de Obras Públicas en su artículo 86 establece que
si la resolución que adjudique una propuesta no se dicta dentro de los sesenta días
siguientes a la fecha de apertura de la licitación, los proponentes tendrán derecho
a desistirse de sus propuestas y a retirar los antecedentes presentados, salvo que
las bases administrativas hayan fijado un plazo diferente para resolverla. Dictada
124
Artículo 33. Apertura de las ofertas: El acto de la apertura se efectuará a través del Sistema de Información,
liberándose automáticamente las ofertas en el día y hora establecido en las Bases.
125
Artículo 83 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas y 38 del Decreto 236 Minvu.
94
la resolución, no habrá derecho a desistimiento, como tampoco por la demora
en su tramitación126.
El artículo 45 del Decreto 236 del Minvu contiene el mismo criterio, al señalar
que “Todo contrato de ejecución de obras regirá desde la fecha de la total
tramitación de la resolución que adjudica la propuesta o que sanciona el acuerdo
en el caso de trato directo. La oficina de partes respectiva consignará dicha fecha
en las transcripciones de las resoluciones correspondiente”.
126
El artículo 39 del Decreto 236 contiene una norma similar: “Si la resolución que adjudica una propuesta no se
dictare dentro de los 30 días siguientes a la fecha de apertura, o no fuere totalmente tramitada dentro de los 60 días
contados desde la misma fecha, el contratista tendrá derecho a desistirse de su propuesta y a retirar los antecedentes
y documentos presentados.”
127
Formarán parte del Contrato los documentos que se individualizan en el artículo 86 del Reglamento para
Contratos de Obras Públicas: El propio Reglamento de Contratistas para Obras Públicas; Las Bases Administrativas
y Técnicas, entregado o puesto a disposición de los proponentes para concursar; La serie de Preguntas y Respuestas
y toda la documentación adicional aclaratoria que haya emitido el MOP en el período previo a la apertura de las
ofertas; Todo otro documento que se defina en las Bases; La oferta del contratista a quien se le adjudica el Contrato,
y las aclaraciones solicitadas oficialmente por el MOP, durante el análisis de las ofertas.
128
El Dictamen 15.370 de 1992 de la Contraloría General de la República así lo confirma, al señalar lo siguiente: “Los
decretos que aprueben un contrato de construcción de obra pública, sus modificaciones o liquidación, deben someterse al
trámite notarial, aunque no se encuentren afectos a toma de razón. Ello, porque del art/83 del Decreto 15/92, aparece que
el contrato nace y produce sus efectos desde el instante en que se completa la tramitación del acto administrativo de que se
trata y que ello ocurre, respecto de decretos y resoluciones relativas a obras cuyo monto exceda de 2000 unidades tributarias
mensuales, por aplicación de la resolución 55/92 Contraloría, desde la data de ingreso del acto, tomado razón, a la oficina de
partes respectiva, momento en que surge la obligación de someterlo a la protocolización notarial señalada. Por el contrario,
tratándose de los actos administrativos exentos del control previo de legalidad, se entienden perfeccionados y por lo tanto
rigen, desde la fecha de su tramitación total, la que se produce con la notificación al interesado, termino a partir del cual
debe cumplirse con la obligación de suscribir las transcripciones ante notario. así, la circunstancia de la exención de la toma
de razón de actos relativos a contratos de obras públicas de monto de 2000 UTM o inferior, no significa eximirlos de la
exigencia de someterse al procedimiento notarial examinado, cuyo fin es otorgar mérito ejecutivo”.
95
Ahora bien, una vez tramitado por la Contraloría General de la República el
decreto o resolución que apruebe un contrato de ejecución de obra pública, sus
modificaciones o liquidación, tres transcripciones de ellos deberán ser suscritas
ante notario, por el contratista de la obra en señal de aceptación de su contenido,
debiendo protocolizarse ante el mismo notario uno de los ejemplares129. Para
las obras del Minvu, el plazo para que el contratista suscriba el contrato, será de
15 días contados desde la fecha en que se le comunique el fin de la tramitación
a que alude el inciso primero de artículo 45. No obstante, como hemos dicho,
el contrato se encontrará perfeccionado desde la fecha que ingrese totalmente
tramitado a la oficina de partes.
Posteriormente, dentro de los primeros 30 días del inicio del contrato, las
bases administrativas, de Prevención de riesgos, ambientales, especificaciones
técnicas, planos y demás antecedentes que han servido de fundamento al
contrato, deberán ser suscritos por el contratista, o su representante legal, y
depositados en el archivo especial de la Dirección correspondiente. Para el caso
de las obras Serviu, el contratista deberá suscribir dichos antecedentes dentro
del plazo de 15 días que tiene para suscribir el contrato131.
129
Artículo 90 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
130
Artículo 95 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas: “Si el contratista favorecido, una vez notificado de
la tramitación del decreto o resolución que le adjudicó el contrato, no suscribiere ni protocolizare las transcripciones a
que se refiere el artículo 90, dentro del plazo que éste señala, se le podrá poner término administrativamente, mediante
la dictación de un decreto o resolución que deje sin efecto la adjudicación. Como consecuencia el contratista perderá
a favor del Fisco, la garantía de seriedad que hubiere entregado junto a su propuesta, lo cual deberá ser informado al
Registro, y será sancionado de acuerdo a lo establecido en el numeral 2) del Artículo 45.
131
Artículo 46 del Decreto 236 del Minvu.
96
el correspondiente contrato, lo que podrá hacerse por medios electrónicos, dentro
del plazo de 30 días siguientes a la comunicación de adjudicación132.
Una vez adjudicada una obra, la autoridad licitante podrá entregar planos de
detalle con posterioridad a la adjudicación, pero éstos sólo servirán para aclarar
y precisar en mejor forma las obras consultadas en los antecedentes ya señalados,
y en ningún caso podrán agregar nuevas obras ni alterar las condiciones técnicas,
económicas o de plazos del proyecto ni de la oferta.
132
Artículo 65. Suscripción del Contrato de Suministro y Servicio: El contrato definitivo será suscrito entre la
Entidad Licitante y el Adjudicatario dentro del plazo establecido en las Bases, debiendo publicarse en el Sistema
de Información. Si nada se indica en ellas, deberá ser suscrito por las partes dentro de un plazo de 30 días corridos
contados desde la notificación de la Adjudicación. El contrato definitivo podrá ser suscrito por medios electrónicos,
de acuerdo a la legislación sobre firma electrónica.
133
El Artículo 98 de la Constitución Política de la República establece que “existirá un organismo autónomo con el
nombre de Contraloría General de la República ejercerá el control de la legalidad de los actos de la Administración.
En el ejercicio de la función de control de legalidad, el Contralor General tomará razón de los decretos y
resoluciones que, en conformidad a la ley, deben tramitarse por la Contraloría o representará la ilegalidad de que
puedan adolecer…”.
El dictamen N°15.717 de 1986 de la Contraloría General de la República señala: “Se vulneraría el principio de
la legalidad que rige acción de los órganos estatales establecido en la Constitución Política del Estado Art. 6° y
7°, si la Administración modificara normas reguladoras de las propuestas a virtud de declaración unánime de
los licitantes”. Por su parte, el dictamen N°7720 de 2001 expresa: “El actuar de la administración conforme al
principio de juridicidad consagrado en art/6 y art/7 de la Constitución Política debe realizarse según el marco
jurídico establecido en la normativa vigente”.
97
Por su parte, el Principio de Estricta Sujeción a las Bases, que se encuentra
muy relacionado con el anterior, se encuentra recogido como hemos visto en
el artículo tercero del Reglamento de Contratos para Obras Públicas, en el
siguiente sentido: “Los documentos de la licitación no podrán modificarse una
vez que ésta haya sido abierta”.
Dicho principio queda también recogido en la norma del artículo 86 del mismo
Reglamento, inciso tercero y cuarto, que establece básicamente que una vez
adjudicada la propuesta queda fijado el objeto del Contrato, en términos tales
que no puede modificarse el Proyecto (salvo que se modifique por razones
contempladas en el mismo Reglamento, en los términos del artículo 105 del
mismo, según ya veremos en el capítulo de las Obras Extraordinarias).
134
El dictamen N°9562 de 1979 emanado de la Contraloría General de la República lo consagra expresamente
al señalar: “La estricta sujeción a las bases no impide que para una mejor inteligencia de las sub-cláusulas, las
partes de común acuerdo den una redacción diversa del tenor literal establecido en las respectivas bases siempre
que no se altere sentido y alcance de la norma contenida en las bases del llamado a propuesta”. A su vez el
dictamen N°36258 de 1975 reafirma un principio básico en materia de alcance de la actuación administrativa de los
funcionarios públicos, al sostener que “La autoridad administrativa contratante debe cumplir sus obligaciones en
la forma contraída y deberá estarse a lo pactado; ello porque en Derecho Público ningún funcionario o institución
puede atribuirse más facultades que las que expresamente se les ha conferido o les permiten ejercer las leyes”.
135
A modo de ejemplo, véase el dictamen N°1.869 de 1983: “el incumplimiento del requisito exigido en bases
administrativas de propuesta pública de presentar balance auditado, en forma previa a apertura de propuesta, no
puede ser suplido con posterioridad por la Administración basándose en derecho que se reservó para solicitar
mayores antecedentes a proponentes, por cuanto estos antecedentes pueden solicitarse a quienes cumplieron con
las instrucciones respectivas, y no a aquellos proponentes fuera de bases, de acuerdo a los principios generales que
rigen toda propuesta, de estricta sujeción a las bases y de igualdad de los licitantes, ya que se estaría validando una
oferta que no se ajustó a las reglas de licitación ” .
98
CAPÍTULO IV
4.1 El Proyecto
Uno de los requisitos fundamentales de todo proyecto es que éste sea completo y
apto para construir, es decir, que contenga todos los antecedentes arquitectónicos
y de diseño, más los documentos técnicos y de detalle que se requieran para
su para su correcta ejecución. Así entonces, se entenderá que un proyecto es
completo cuando cuente con todos sus planos generales y de detalles para la
ejecución de una obra, así como las especificaciones generales y especiales,
que permitan tener claridad respecto del tipo de materiales que debe utilizarse,
la calidad y características del mismo, y cualquier otra exigencia que los
profesionales que han preparado el proyecto consideren que debe incluir la obra.
136
Artículo 4° N°22 Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
99
de resistencia; y, demás que le sean propios, atendiendo la naturaleza y tipo
de obra a ejecutar. Todo ello, considerando las normas legales, urbanísticas, de
impacto vial, ambientales, y normas técnicas chilenas o internacionales que le
sean aplicables, según el caso.
137
Ortega, Jorge (2007): El Contrato De Obra En La Jurisprudencia (Ed. Reus), p. 290; STS. 01.02.2012.
100
4.1.1 Anteproyecto
Por su parte, el Proyecto Básico es la fase del trabajo en la que se define de modo
preciso las características generales de la obra, de acuerdo a los requerimientos
y necesidades de su propietario.
138
Artículo 1.1.2 Ordenanza General de Urbanismo y Construcción.
139
Ortega, Jorge (2007): El Contrato De Obra En La Jurisprudencia (Ed. Reus), p. 220.
101
técnicas, las memorias de cálculo, las bases de licitación y la elaboración de
presupuestos si correspondiese. El proyecto en consecuencia debe contener
todos los antecedentes que permitan la ejecución de la obra.
140
1.2.2 Ordenanza General de Urbanismo y Construcción.
SAP BALIARES, 16 enero 2001. Ortega, Jorge (2007): El Contrato De Obra En La Jurisprudencia (Ed. Reus) , p. 292.
141
Cabanillas Sánchez, A. (1978): “La recepción de la obra”, en Anuario de Derecho Civil, tomo XXXI, define como
“Las normas de un oficio, arte o profesión: son los criterios generales que la técnica dicta para un determinado género
de trabajo”. Por su parte, Sánchez Calero las define como “las normas, criterios o conocimientos generales dictados
por la técnica, y las máximas de experiencia profesional que constituye patrimonio común de todos los que ejercitan
una determinada actividad, y en el contrato de obra, también los principios elaborados por la ciencia de construcción”.
En otra definición muy acertada, se definen como “el conjunto de preceptos, reglas y conocimientos técnicos necesarios
para el buen hacer constructivo, fiel realización de todo proyecto inmobiliario, y óptima rentabilidad de los elementos
que la integran”. Cabanillas Sánchez, A. (1996): Derecho de la Construcción (Barcelona), p. 226.
102
proyecto elaborado sea completo y definitivo, sin que presente errores, omisiones,
contradicciones, fallas o defectos relevantes, por cuanto, de existir aquellos, el
proyectista será responsable de los daños y perjuicios que de ello provenga.
103
obras complejas y mayores, se preferirá a una empresa de ingeniería que cuente
con una mayor cantidad de especialidades, de larga trayectoria y experiencia.
Dicha firma de ingeniería aglutinará su propia experiencia y la coordinará con
todos los especialistas y proyectistas que intervienen en el diseño.
Los antecedentes que configuran o forman parte integrante del proyecto son
básicamente los planos, las especificaciones técnicas, las memorias, las bases de
licitación y el presupuesto en su caso.
4.2.1 Planos
Gutiérrez Camacho, Manuel Enrique (2001): La Ley de Ordenación de la Edificación Vista por un Arquitecto Técnico
143
(Editorial Comares, Granada), p. 137; obra citada en Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006):
Derecho de la Construcción (Editorial Comares, 3ª Edición), p. 304.
104
partes específicas de la obra, como, por ejemplo, referidos a una vivienda, los
planos eléctricos, los planos sanitarios, los planos de ventanas, los planos de
calefacción, etc.
Los planos deben ser firmados por el profesional competente que los ha diseñado,
y él responde dentro del ámbito de su competencia por los daños y perjuicios
que los errores o defectos que de ellos provengan.
144
Dictamen N° 55.944 de fecha 07 de septiembre de 2012, de la Contraloría General de la República: “Ahora
bien, como puede advertirse y según se desprende de la documentación elaborada por el propio Servicio, lo que
aconteció en este caso fue que se hizo entrega de un proyecto y planos que no se compadecían con la realidad
de la situación del terreno en los términos anotados, de manera que el aumento de plazo que otorgó el Servicio
necesariamente debió fundarse en el artículo 92, inciso segundo, del decreto N° 236, singularizado, entendiéndose
que propiamente no hubo entrega de planos, pues los existentes no reflejaban esa realidad, lo que obligó a
proporcionar unos nuevos, por lo que conforme dispone dicho artículo 92 asiste al recurrente el derecho a ser
indemnizado en los términos previstos en el artículo 90 de ese reglamento, lo que deberá ser considerado por la
Administración al momento de la liquidación del contrato”.
145
Articulo 140 Reglamento de Contratos de Obras Públicas MOP.
105
rigurosamente, sin que tenga facultades para alterar, modificar o no respetar lo
consignado en ellos.
106
No hay que olvidar que más allá de la modalidad contractual convenida, sea
que el proyecto se haya desarrollado por cuenta del propietario o por cuenta
del constructor, en los planos se fija el alcance de las obras contratadas, y por
tanto, una vez que éstos han sido emitidos y eventualmente aprobados por el
propietario, cualquier modificación requerirá de su consentimiento previo, de
manera de que éste pueda conocer y evaluar sus implicancias y los efectos de
tales modificaciones.
107
proyecto que corresponda, de manera que dicha gestión no tenga un impacto en
la marcha de las obras ni en la organización de los recursos del contratista. Si
ese efecto adverso se produce, tendrá entonces que indemnizar al contratista de
los perjuicios causados y concederle las extensiones de plazo que corresponda.
Es por ello, que la colaboración recíproca, como expresión del deber legal de
buena fe, resulta de toda trascendencia para superar exitosamente situaciones
como la descrita.
4.2.2. Memoria
Contiene la descripción del autor del encargo, la clase de obra de que se trata
(central de energía, autopista, obras nuevas, modificaciones, rehabilitaciones de
obras ya existentes, etc.) los datos y características del inmueble o área en la cual
se emplazará la obra, con la descripción de su entorno y propietarios vecinos,
superficies, posibilidad de conexión a servicios; afectación de servicios, etc., de
un modo general y descriptivo.
108
las justificaciones técnicas del proyecto en relación a las normas técnicas
de cálculo para la estructura en su conjunto, con el objeto de resguardar su
seguridad estructural.
Podríamos decir que se trata de un documento que lleva a texto, los planos y
especificaciones técnicas de un proyecto, de un modo conceptual y general, que
permita transmitir los aspectos generales de la obra y sus justificaciones técnicas.
142
Reglamento para Contratos de Obras Públicas, art 4 N°19.
109
forma de llevar adelante el proceso constructivo, y la calidad de los materiales,
suministros y terminaciones, que reflejan el encargo del propietario, en cuanto
a la calidad y estándar de la obra encomendada y de cada una de sus partidas.
Cabe preguntarse qué ocurre – como es por cierto muy habitual – si las
Especificaciones Técnicas contenidas en un proyecto no son completas ni
perfectamente definidas, en base a qué normas y exigencias el constructor debe
realizar su labor. Lo mismo, en relación a las posibles contradicciones entre los
planos y las especificaciones técnicas147.
Entre las normas técnicas más conocidas a nivel mundial en esta materia se
encuentran las del Manual de Normas ASTM (American Society for Testing
and Materials); las del Manual de Normas ACI (American Concrete Institute);
147
En esta materia, el artículo 32 de Decreto 236 del Minvu contiene un criterio bastante ilustrativo, atendiendo a
la naturaleza de la obra en cuestión: “En caso de desacuerdo entre planos y especificaciones técnicas, deberá estarse
a lo establecido en las bases especiales y si en ellas nada se dice, tratándose de obras de edificación, primarán las
especificaciones técnicas y cuando la contradicción se produzca en obras de urbanización, preferirán los planos”.
110
del Manual de Normas AASHTO (American Association of State Highway and
Transportation Officials); del Manual de Normas AISC (American Institute of
Steel Construction); entre otras.
Según los autores Miguel Ángel del Arco Torres y Manuel Pons González, las
Bases de Licitación o “Pliego de Condiciones” se definen como “El documento
del proyecto que especifica las condiciones técnicas, facultativas, económicas
111
y jurídicas, que regula las relaciones y recoge las obligaciones entre las partes
contratantes para la ejecución de la obra”148.
A diferencia de ello, en Chile, las Bases de Licitación contienen todos los aspectos
técnicos de las Obras a ejecutar, mediante las correspondientes especificaciones
técnicas y anexos, además de los aspectos administrativos y legales, entre los
cuales también se encuentran las memorias, normalmente de cálculo estructural.
Ahora bien, es usual que las mismas Bases se dividan en Bases Administrativas
y Bases Técnicas. En las primeras se regularán todos los aspectos más bien
contractuales de la obra, vale decir, garantías, seguros, comunicaciones,
resolución de controversias, procedimientos de pago, medición de avances,
etc... En las Bases Técnicas, en cambio, se regularán solo los aspectos técnicos,
especificaciones, memorias, entre otros.
148
Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006): Derecho de la Construcción (Editorial Comares, 3ª
Edición), p. 304.
112
entregados al contratista para formular su oferta, en las negociaciones entre las
partes o en las Bases de Licitación según corresponda.
Se define como “el estudio económico del proyecto, es decir, el cálculo anticipado
del coste de la obra y, en consecuencia, deberá contener los estados de mediciones,
los precios unitarios y descompuestos”149. También, se puede definir como el
cómputo anticipado del costo de la obra y en la práctica el presupuesto cumple
esta misión para evitar el riesgo que supondría el desconocimiento del costo del
proyecto y la inseguridad que convertiría el trabajo en una aventura económica.
De esa manera, el propietario que recibe dicho presupuesto tiene los elementos
para poder evaluar dicho precio y todos sus componentes, permitiéndose hacer
un examen de la calidad del presupuesto y de la aptitud que tiene para poder
cumplir con los requerimientos constructivos. En efecto, en las propuestas
privadas, no es extraño que en ciertas oportunidades, el propietario – luego de
revisar la composición de los precios – convoque al oferente o licitante para
que le explique la composición de tales precios, en cuanto a la confiabilidad
de éstos y a su realidad de mercado, en caso de notar que algunos precios
se pudieren encontrar con errores o mal calculados. Es una práctica sana y
correcta, pues al mandante diligente y responsable no solo le debe interesar
que su obra se ejecute en el menor precio posible, sino también que dicha obra
sea viable económicamente para el contratista, de modo que logre ejecutarla
en tiempo y plazo, mediante un costo económico que - de estar severamente
equivocado - podría traer la ruina del contratista y por ende de la obra. Ello, por
cierto, no ocurre en obras públicas, en las cuales el Estado, al adjudicar, debe
149
Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006): Derecho de la Construcción (Editorial Comares, 3ª
Edición), p. 306.
113
estarse estrictamente al presupuesto entregado por el licitante, sin perjuicio de
considerar otros factores de ponderación en caso que así se haya contemplado
en las respectivas Bases de Licitación.
En otras palabras, establece que el criterio que debe aplicarse con motivo de
la interpretación de los antecedentes del proyecto, es aquel que tenga como
resultado un mejor y más perfecto trabajo, medido ello conforme a las reglas
de la técnica.
150
Reglamento para Contratos de Obras Públicas, art. 142 inciso segundo.
114
Por cierto, que, dicho criterio - que fija su prioridad en una mejor calidad de la
obra – podrá ser resistido por el contratista, pues en las dudas que surjan de los
documentos del proyecto, se le terminará imponiendo un nivel más exigente,
para obtener un mejor y más perfecto trabajo, según las reglas de la técnica.
Los profesionales que participan en el diseño del proyecto son responsables por
los daños y perjuicios que provengan de los errores, defectos, insuficiencias,
contradicciones y omisiones del proyecto, conforme a las reglas generales de
nuestra legislación de fondo.
Por otra parte, el proyecto debe cumplir con los requerimientos o necesidades de
quien lo encarga, esto es, del dueño o propietario de la obra. Normalmente existe
151
Dictamen Nº 51003 de Contraloría General de la República, de 21 de agosto de 2012: “los servicios públicos
que convocan a una licitación para la ejecución de una obra pública deben velar porque el proyecto respectivo
defina en forma suficiente la obra a realizar, con la finalidad de que los interesados puedan efectuar una evaluación
precisa de las partidas a construir y de sus valores y que es la Administración la principal obligada a que la obra
que encarga quede completamente definida en los antecedentes de la licitación, sin que sea dable exigir a los
proponentes que deban llenar los vacíos de que adolezcan esos instrumentos”.
115
una vinculación contractual o de prestación de servicios profesionales entre quien
encarga el diseño y quien lo elabora. Es dicho vínculo contractual el que origina
luego la responsabilidad del proyectista, quien debe elaborar o diseñarlo conforme
a lo requerido por quien lo encarga y este debe ser apto para construir.
En algunos casos, los errores, fallas o defectos del proyecto, podrán ser
subsanados con simples aclaraciones o precisiones del proyectista; en otros
casos sin embargo, será necesario introducir una modificación al proyecto,
el que en algunos casos podrá ser de simple o fácil ejecución, pero en otros,
eventualmente puede impactar los costos y plazos de ejecución de la obra,
requiriendo en dicho caso que los contratantes acuerden los trabajos que deban
realizarse, así como el costo y los plazos de los mismos. De no alcanzarse un
acuerdo, ello podrá constituir una fuente de conflicto entre los contratantes, que
será dirimida por el juez de conformidad a las obligaciones asumidas por cada
parte en el respectivo contrato.
152
Articulo 150 Reglamento de Contratista de Obras Públicas.
116
normalmente el propietario - quien ha debido entregárselo al contratista para
la ejecución de la obra – o bien el mismo contratista – en aquellas modalidades
contractuales que le imponen la carga del diseño del proyecto.
Si, por una parte, el proyecto presenta defectos, y, por la otra, el contratista
no advierte oportunamente de ellos al mandante, estaremos en un típico caso
de responsabilidad compartida, que el juez debiera recoger en los términos del
artículo 2330 del Código Civil.
153
Reglamento para Contratos de Obras Públicas, artículo 150, inciso final.
117
CAPITULO V
Las posibles divergencias entre las partes pueden abordar distintos aspectos en
esta materia, sobre la causa u origen de la obra extraordinaria; si ésta proviene de
una modificación de proyecto ordenada por el mandante o bien de una necesidad
del mismo; si verdaderamente es una obra extraordinaria o es más bien un
trabajo adicional; si se trata de una obra complementaria o adicional al proyecto,
o más bien lo modifica, eliminando otras obras contratadas; si la definición a
nivel de proyecto de la obra extraordinaria produce una paralización o afecta
los trabajos ya contratados, y por tanto los plazos del contrato; si la ejecución
de la obra extraordinaria o trabajo adicional, por sí misma, afecta los plazos del
contrato; si los precios con los cuales debe ejecutarse el trabajo adicional u obra
extraordinaria se encuentran regulados en el contrato o requieren de acuerdo
de las partes; si el mandante tiene la facultad de ordenar ilimitadamente obras
extraordinarias sin afectar los plazos y precios del contrato, así como los gastos
generales y costos indirectos del contratista; y finalmente, si el contratista está o
no obligado a la ejecución de obras extraordinarias, o puede negarse a ello, entre
muchas otras interrogantes que podrían plantearse y que se dan cotidianamente
en la práctica.
118
En términos conceptuales, podemos sostener que tanto las obras extraordinarias
como los trabajos adicionales son modificaciones de contratos, en el sentido de
que son actividades que no estaban contempladas en los contratos inicialmente
pactados. Si bien, desde un punto de vista legal y conceptual, no existe una
diferencia clara entre lo que es una obra extraordinaria de lo que debe entenderse
por un trabajo adicional, de la aplicación que se hace de estos conceptos en la
práctica, se puede desprender que una obra extraordinaria es distinta de lo que
se entiende usualmente por un trabajo adicional. Dicha diferencia se produce
porque la obra extraordinaria consiste en una modificación de proyecto, es decir,
consiste en una obra material que no estuvo contemplada en el proyecto original
contratado, y por tanto recibe el apelativo de “extraordinaria”. Por su parte, un
trabajo adicional consistirá en una actividad que sí estuvo contemplada en el
proyecto original, pero en un volumen o cantidad inferior al contratado, para
aquellos casos o contratos en los que la cantidad o volumen de la correspondiente
partida haya quedado fija y preestablecida.
Ahora bien, en los contratos a suma alzada, en los que el proyecto es entregado
por el mandante para su ejecución por el contratista, la aceptación por el
mandante de una obra extraordinaria resulta habitualmente una negociación
difícil y compleja, debido a que normalmente las posiciones de las partes se
irán al extremo a favor de sus respectivas conveniencias. El mandante tenderá
a sostener que todas las actividades constructivas y obras materiales asociadas
están incluidas dentro del contrato pactado, pues precisamente en el contrato a
suma alzada se contrata una obra específica hasta su completa ejecución, con
independencia de las actividades constructivas asociadas a la obra, sin importar
las cubicaciones de la misma. Por la otra, el contratista podrá sostener que no
obstante las cubicaciones de obra, tal o cual obra es un trabajo adicional al
contrato pactado, pues no se encuentra contemplado en el proyecto entregado
por el mandante.
119
suma alzada, existe la creencia de que todas las obras y actividades constructivas
están incluidas en el contrato de construcción a suma alzada, y que éstas son
todas de cargo del contratista. Por cierto que ello no es así, pues el contratista
ha asumido en este tipo de contratos la ejecución completa de una obra pero en
relación al proyecto entregado por el mandante, de modo que si por cualquier
razón el proyecto cambia o es modificado, de igual manera se modifica el
alcance de lo contratado.
Lo que sí es cierto es que con la suma alzada el contratista asume a su riesgo las
cubicaciones de la obra, de manera que si éste se ha equivocado en sus mediciones
o cubicaciones, asume dicho error a su entero riesgo. Misma suerte sigue el
aumento de los costos de construcción producidos una vez celebrado el contrato.
Más allá de las posiciones que adopten las partes para resguardar sus intereses,
resulta claro que, en los contratos a suma alzada, será obra extraordinaria aquella
obra que no se encuentra contemplada en el proyecto original entregado por el
mandante y que sirvió de base para que el licitante presentara su oferta y se fijara
el precio del contrato.
En estos casos, en los que, por razones ajenas a la responsabilidad del contratista,
éste haya debido ejecutar una actividad constructiva distinta de la prevista o
planificada para ejecutar la obra, podremos estar también en presencia de una
obra extraordinaria o de un trabajo adicional, pues el alcance de éstas no se
limita a la ejecución de la obra material contratada solamente, sino que incluye
también la actividad constructiva asociada a dicha obra.
120
Esos túneles adicionales serán considerados obras extraordinarias, aunque la
obra resultante sea la misma.
154
No obstante, tanto en los contratos de obras públicas como en los contratos entre privados, tales situaciones
son algunas veces clasificadas erróneamente como obras extraordinarias, ocultando de esa forma la verdadera
naturaleza de los problemas y sus causas reales, a objeto quizás de justificar un error de proyecto y salvar las
responsabilidades asociadas.
121
Si bien todas estas materias habrá que resolverlas de acuerdo a las disposiciones
contractuales que se hayan pactado para cada caso en particular, hay que tener
presente algunas consideraciones legales aplicables a todas ellas.
155
A menos que se trate de un contrato EPC u otra figura en la cual el contratista haya asumido la función de
desarrollar la ingeniería del proyecto.
122
Si bien es entendible que en algunas ocasiones el constructor asuma una labor
más allá de la que en estricto rigor contractual le corresponde en materia de
desarrollo y modificaciones de proyecto con motivo de obras extraordinarias, no
resulta recomendable cruzar esa línea, porque con ello se estará asumiendo a lo
menos una responsabilidad compartida en esta materia.
Pero al mismo tiempo las obras extraordinarias suelen ser una solución
inesperada para aquel contratista que se encuentra con severos atrasos, pues la
definición de ingeniería de dichas obras extraordinarias – que como hemos visto
corresponden a modificaciones de proyecto – podrá traer asociadas demoras
en el desarrollo de su ingeniería, afectando eventualmente la ruta crítica del
programa de trabajo, otorgándole por tanto un mayor plazo al contratista para el
cumplimiento de sus hitos y para el plazo final del contrato156.
156
Habrá que ver entonces cómo se conjugan los atrasos del contratista con los atrasos producidos en el programa
por afectarse la ruta crítica del mismo, pudiendo estar presentes ante un caso de responsabilidad compartida por
coexistir causas concurrentes de atrasos.
123
Como lo veremos al tratar el plazo del contrato de construcción, existen
básicamente dos plazos asociados a las obras extraordinarias.
Un primer plazo dice relación con el tiempo en que el mandante, con o sin la
colaboración del contratista, tardará en definir la obra extraordinaria desde el
punto de vista de su definición de ingeniería. Este primer plazo podrá afectar o
no la ruta crítica del programa, en la medida que la actividad que la determina,
por sobre la cual pasa la ruta crítica, se paralice o suspenda a la espera de la
definición de ingeniería de dicha obra extraordinaria. Si ese efecto se produce,
entonces el contratista tendrá derecho a extensión de plazo, y al pago de los
costos de paralización y de mayor permanencia en obra, más gastos generales.
Esos sobre costos son indirectos, producto de la paralización del proyecto a
causa de la espera por la definición de la obra extraordinaria, pero también
podrán afectar la producción de los costos y recursos directos, al afectarlos por
paralización o hacerlos más improductivos.
124
al contratado, precisamente porque como hemos visto, corresponde a una
modificación de proyecto.
Suele ocurrir en la práctica que – por las urgencias propias de las obras en plena
marcha - una vez definida la obra extraordinaria, el mandante de instrucciones
informales al contratista para que proceda de inmediato a la ejecución de la
obra extraordinaria, sin haber todavía dado instrucción escrita por Libro de
Obras y sin siquiera haber convenido su precio y los sobre costos asociados.
En otras situaciones, las instrucciones no se formalizan por la vía contractual
establecida para ello, esto es, mediante una modificación del contrato de
construcción, mediante un “addendum”, sino que se dan por anotaciones en el
libro de obras, mediante carta, o anotación en las minutas de reunión, pero no
se procede a modificar el contrato ni a convenir su precio ni su mayor plazo y
sobre costos asociado.
Desde un punto de vista legal estricto157, las obras extraordinarias deben ser
objeto de una modificación de contrato, en el que se convenga su precio y su
plazo de ejecución, así como cualquier otra circunstancia relacionada con la
misma, indemnizaciones u otros aspectos que procedieren. Y en el mismo
sentido, como es natural en protección del patrimonio del comitente, las obras
extraordinarias no se pueden comenzar ni ejecutar en tanto no se encuentren
convenidas en todos los aspectos antes indicados.
Sin embargo, ello pocas veces ocurre en la práctica, las obras extraordinarias
se instruyen usualmente sin estar esos parámetros concordados, y la discusión
y negociaciones asociadas se llevan en paralelo a la ejecución de las mismas.
En otros casos, se suscribe una modificación de contrato, pero en ella sólo se
reflejan algunos aspectos, como el mayor plazo, a veces el precio adicional, pero
se dejan pendientes otros efectos como las indemnizaciones por paralización de
recursos, debiendo dejar las partes sendas reservas para discutir esos aspectos
más adelante.
157
Salvo que el contrato lo regule de una forma diferente.
125
en el plazo que ha tenido la definición de la obra extraordinaria, y en cuanto al
pago de indemnizaciones por paralización, además del precio mismo de la obra
extraordinaria propiamente tal, que en nuestra experiencia es la menos compleja
de las discusiones.
Puede ocurrir también que no exista estipulación contractual alguna que haga
aplicable tales precios de contrato, o bien que, existiendo tal disposición, los
precios unitarios del contrato no sean aplicables a las unidades de la obra
adicional. En ambos casos, las partes deberán convenir nuevos precios para la
obra extraordinaria que se desee ejecutar.
126
el contratista está legalmente obligado a ejecutar cualquier obra extraordinaria o
puede rechazarla sin expresión de causa.
Si el contrato nada dice sobre obras extraordinarias, podrá ser más discutible si
el contratista se encuentra obligado o no a ejecutarlas, en el contexto del deber
de colaboración que debe a su comitente, pero nos inclinamos por la negativa,
pues ello legalmente constituye una modificación de contrato, a lo cual nadie
está obligado salvo que consienta expresamente en ello.
158
En la misma línea de los contratos de obras públicas, según veremos más adelante en este mismo capítulo.
127
5.3 Obras extraordinarias y variaciones de obra en los contratos de obra pública.
A su vez, el numeral “34)” del mismo artículo define a las Obras Nuevas o
Extraordinarias del siguiente modo, distinguiendo según el tipo de contrato: “En
contrato a serie de precios unitarios: Las obras que se incorporen o agreguen al
proyecto para llevar a mejor término la obra contratada, pero cuyas características
sean diferentes a las especificadas o contenidas en los antecedentes que sirven
de base al contrato. En contrato a suma alzada: Las obras que se incorporen o
agreguen al proyecto para llevar a mejor término la obra contratada”.
158
Resolución 1600 de la Contraloría General de la República. Artículo 9- Exímanse de toma de razón los decretos y
resoluciones sobre las materias de este Título, salvo los que se dicten sobre las siguientes, consideradas esenciales y que,
en consecuencia, se encuentran afectos a dicho trámite: 9.4.1.- Adquisiciones para la ejecución de obras públicas por
licitación pública por un monto superior a 10.000 unidades tributarias mensuales. 9.4.2.- Ejecución de obras públicas
o su contratación, incluida la reparación de inmuebles, por adjudicación directa o por propuesta privada, de un monto
superior a 5.000 unidades tributarias mensuales. Ejecución de obras públicas o su contratación, incluida la reparación
de inmuebles y el sistema de concesiones, por propuesta pública, de un monto superior a 10.000 unidades tributarias
mensuales. 9.4.3.- Las siguientes medidas que se refieran a estas ejecuciones o contrataciones de obras: pago de
indemnizaciones y gastos generales; devolución de retenciones; término anticipado del contrato y su liquidación final;
compensaciones de saldos de distintos contratos de un mismo contratista y traspaso de contratos. 9.4.4.- Proyectos y
estudios que estén directamente relacionados con la ejecución de una obra específica, contratados por trato directo o
por propuesta privada por un monto de más de 2.500 unidades tributarias mensuales. Proyectos y estudios que estén
directamente relacionados con la ejecución de una obra específica, contratados por licitación pública por un monto
superior a 5.000 unidades tributarias mensuales.
128
en el mismo Reglamento, dichas modificaciones requieren de una resolución
administrativa de carácter previo y el consentimiento de la otra parte para su
perfeccionamiento, debiendo acordarse un precio y un plazo para su ejecución.
El mismo artículo 105 antes citado, en su inciso final, hace aplicable a dichas
materias160, lo dispuesto en el artículo 103 del mismo, norma que trata de los
acuerdos entre la autoridad y el contratista en relación a una orden de ejecución
inmediata – sin esperar la dictación y tramitación de la resolución administrativa
- en los contratos a serie de precios unitarios, al indicar que “lo dispuesto en
el artículo 103, regirá también para las obras a las que se refiere esté artículo,
debiendo en esta circunstancia existir además un convenio suscrito con el
contratista, en que se indiquen características, cantidades de obras, precios y
plazos de realización de ellas”
160
Modificación de obras previstas, la ejecución de obras nuevas o extraordinarias, y el empleo de materiales
no considerados.
129
En este sentido, el inciso 2º del artículo 2º del Reglamento señala lo siguiente:
“Quedarán incluidas en el contrato todas las obras contempladas en las
especificaciones técnicas y en los planos correspondientes; estos antecedentes
deberán ser los necesarios y suficientes para estimar los precios unitarios y las
cantidades. En los documentos de licitación se establecerá el calendario de
entrega de toda aquella eventual información que por su naturaleza no pueda
ser entregada antes de la adjudicación, la que en ningún caso deberá ser tal, que
afecte la estimación de precio y cantidades, así como la responsabilidad del
MOP en caso de incumplir con dicho cronograma de entrega”.
De esta manera, para determinar cada uno de los precios unitarios del Contrato
y evaluar y presentar sus ofertas, los licitantes, actuando de buena fe, deben
considerar como correcta y fidedigna la información que se les entrega en los
planos y en las especificaciones técnicas del proyecto.
En esa misma línea, los numerales 20 y 21 del artículo 4 del Reglamento definen
los planos generales y los planos de detalle, según lo siguiente:
• “Planos Generales: Los diseños que a una escala adecuada indican ubicación,
formas y medidas que permiten definir la obra a realizar.”
• “Planos de Detalle: Los diseños a escala adecuada para realizar la construcción,
las piezas o las partes del proyecto, contenidos en los planos generales.”
Así, de la sola relación del inciso segundo del artículo 2º con las definiciones
contenidas en los numerales 19, 20 y 21 del artículo 4 del citado Reglamento,
resulta de toda claridad que los precios unitarios y las cantidades de obra objeto
de un contrato, estarán determinadas por las características técnicas de las
mismas obras, según lo que se establezca en las especificaciones técnicas, así
como por la ubicación, formas y medidas contenidas en los planos de las obras
a ejecutarse.
161
A modo de ejemplo, véase el Dictamen N°21.990 de 1986: “Determinar si obras extraordinarias correspondieron
a la exigencia impuesta por el contrato supone efectuar una labor comparativa entre las obras realmente ejecutadas
y las impuestas por la convención. Analizadas las especificaciones técnicas especiales del proyecto y del trabajo
efectivamente ejecutado por la empresa recurrente, la responsabilidad por la ejecución de lo realizado incumbe a la
Administración puesto que ello, más que el empleo por parte del contratista de un método constructivo diferente,
significó la realización de una obra distinta a la programada, debido a la incongruencia del proyecto, el cual fue
elaborado y proporcionado por el Servicio, incongruencia que fue detectada tanto por la Inspección Fiscal como
por la empresa contratista durante el curso de los trabajos. Así, no se puede mantener incólume la responsabilidad
de la Administración en virtud de lo acontecido, aunque se invoquen los artículos del Reglamento que obligan al
contratista a someterse a las órdenes del Inspector Fiscal y establecen las oportunidades en que se pueden ejercer
los derechos de reclamo y de apelación por esas mismas órdenes, ya que no procedía reclamar o apelar respecto
de aquello en lo que hubo uniformidad de criterio. De sostenerse la tesis opuesta, vale decir, que por la confección
de las obras reclamadas sólo se debe la suma alzada convenida, importaría infringir principios tales como el de
buena fe que debe imperar en la celebración y cumplimiento de los contratos, el equilibrio económico que debe
preservarse en todo convenio de carácter conmutativo, como el de enriquecimiento sin causa, entre otros”.
131
independientemente que puedan pagarse tales obras por volumen, en el caso de
los contratos a serie de precios unitarios, o por un precio adicional al de la suma
alzada, en los contratos de esta última clase.
Ahora bien, definido que sea, según los artículos y criterios ya señalados, que
nos encontramos en presencia de una obra nueva o extraordinaria, deberán
las partes determinar su precio, para lo cual deberán recurrir al artículo 105
del mismo Reglamento, señalando al efecto que éste debe convenirse con el
contratista y que, a falta de acuerdo, se pagarán al contratista los gastos directos
comprobados más un 30% de esos valores para compensar gastos y utilidades162.
162
En efecto, dispone el artículo 105: “La autoridad correspondiente podrá ordenar dentro de los límites permitidos
y con el fin de llevar a un mejor término la obra contratada, la modificación de obras previstas, la ejecución de
obras nuevas o extraordinarias, o e l empleo de materiales no considerados. En estos casos deberá convenirse con el
contratista los precios teniendo en consideración, cuando concierna, lo señalado en e l inciso 2º del artículo anterior y
los plazos que procedan. (…) A falta de acuerdo, podrá disponerse, en caso de urgencia, la realización de esas obras
pagándose al contratista los gastos directos comprobados, más 30% de esos valores para compensar gastos generales
y utilidad. El pago se efectuará una vez aprobado por resolución el detalle y justificación de dichos gastos (…)”.
163
Distintas características en lo que dice relación con sus especificaciones técnicas, ubicación, forma o medidas.
132
formalizadas mediante una modificación de contrato, e incluso, antes de estar
convenidos los precios correspondientes. Ello es también aplicable a los usos
en materia de contratos de obra pública, precisamente porque las necesidades
del proyecto, hace que la Administración algunas veces sea poco rigurosa en el
seguimiento de las formalidades que hemos estado revisando.
164
En efecto, a modo ejemplar en los dictámenes 16210/2010, 34595/2010, el ente contralor ha estimado que
tratándose de contratos de obra pública, si el contratista ha ejecutado obras la Administración está obligada a pagar
al contratista el valor de los trabajos realizados. De lo contrario, se ocasionaría una situación de enriquecimiento sin
causa que alteraría la conmutatividad del contrato que es sancionada por nuestro ordenamiento jurídico. Ello, en
virtud del principio general del derecho según el cual nadie puede enriquecerse sin causa a costa ajena, situación que
se produciría si la Administración Activa no cancelara el valor de los trabajos ejecutados, más aún si en este caso
las obras se llevaren a cabo por el contratista no sólo a ciencia y paciencia de la Administración. Luego, lo anterior
se ha entendido sin perjuicio de la responsabilidad administrativa a que puede dar origen una actuación en que, por
ejemplo, no se entrega información fidedigna del proyecto, vicio que autoriza para perseguir las responsabilidades
administrativas que sean pertinentes, de existir antecedentes suficientes que permitan emitir tal pronunciamiento. En
el mismo sentido, a modo ejemplar en los dictámenes 4984/2004, 72846/2009 y 21551/2009, la Contraloría General
de la República ha concluido que los contratos administrativos debe imperar el principio de buena fe, tanto en la
celebración y cumplimiento de los contratos, el cual se encuentra consagrado en el artículo 1.546 del Código Civil,
en virtud del cual las partes de un contrato deben tender a su correcto cumplimiento, ajustándose a un modelo de
conducta tal que no cause daño a ninguna de ellas. Asimismo, se debe preservar el equilibrio económico inherente a
todo contrato conmutativo. A mayor abundamiento, y la Contraloría General de la República ha estimado que, obra
de buena fe aquel contratista que incurre en sobrecostos (realiza obras) de los que tiene conocimiento el Inspector
Fiscal, encontrándose la Administración obligada a pagar por ellas, para evitar un enriquecimiento sin causa.
133
4 del Reglamento. El límite del 30% de aumento en las cantidades de obra
también es aplicable a las partidas contratadas como valores proforma, según lo
dispuesto en la parte final del artículo 102 del Reglamento.
En estos casos de aumentos de cantidades de obra por sobre el límite del 30%,
deberán igualmente convenirse los plazos adicionales que correspondan, pero
a diferencia de lo dispuesto en el artículo 102 para los aumentos de cantidades
por debajo del 30%, en este caso del artículo 104 no existe la regla del aumento
de plazo proporcional, y por tanto no existirán limitaciones en esta materia para
convenir el plazo que en definitiva corresponda, según el análisis que se haga del
programa de trabajo vigente al contrato.
165
Según lo dispone el artículo 104 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
134
La materia se encuentra regulada en el artículo 102 del Reglamento, que en
lo medular dispone que “el Ministerio podrá disminuir las cantidades de obras
contempladas, reduciendo al mismo tiempo el plazo de ejecución de la obra, si
procede de acuerdo al programa de trabajo, teniendo derecho el contratista a
una indemnización igual al 10% de la disminución que resulte de la liquidación
final de los aumentos y disminuciones parciales de obras, a menos que la
disminución derive de las causales de término anticipado que señala el artículo
151. Para el cálculo de la indemnización, no se considerarán las variaciones que
experimenten los montos reales de los Valores pro forma, con respecto a los
valores establecidos en el presupuesto oficial”.
Si bien el artículo 102 no establece que dichas materias deben ser objeto de un
acuerdo entre las partes, pues la disminución de cantidades de obra obedece
a una potestad que detenta la Administración, nos parece que la fijación de la
indemnización y el efecto en el plazo que produce dicha disminución sí deben ser
objeto de acuerdo entre las partes, pues en definitiva se trata de una modificación
135
de elementos esenciales del contrato de construcción, y que como tales deben
contar con el acuerdo de ambas partes.
166
Artículo 104 inciso tercero respecto de los precios unitarios objeto de un aumento de obras; y artículo 105 inciso
tercero respecto de los precios de modificaciones de obra, ejecución de obras nuevas o extraordinarias o el empleo
de materiales no considerados.
167
Artículo 103 del Reglamento: “En caso de urgencia, a solicitud escrita del inspector fiscal, y con aprobación previa
de la autoridad que corresponda, como Orden de Ejecución Inmediata según el Reglamento de Montos del MOP, letra
A, número 2.5, podrá acordarse con el contratista… la ejecución de aumentos en las cantidades de obras del contrato,
sin esperar la dictación y tramitación de la resolución respectiva, y la emisión de las garantías. El Ministerio podrá
autorizar el pago a cuenta hasta del 80% de las obras realizadas, imputándolo provisoriamente al contrato, mientras se
dicta la resolución y se suscribe y protocoliza dicho instrumento, en el entendido que ese pago, para todos los efectos
se considera como anticipo, sirviendo las retenciones y garantía para responder o restituir este anticipo”.
136
Sin embargo, la facultad también resulta aplicable a modificaciones de obras,
obras nuevas o extraordinarias y al empleo de materiales no considerados, según
lo dispuesto en el inciso final del artículo 105 del Reglamento, pudiendo en
consecuencia ser aplicado también, respecto de tales situaciones, a contratos a
suma alzada o a serie de precios unitarios.
El Artículo que cita el Reglamento, esto es, el artículo 2.5 del Decreto Supremo
Nº 1093 del año 2003, conocido también como el “Reglamento de Montos de
Contratos de Obras Públicas” señala que “para los efectos de la aplicación del
artículo 97168 del Decreto Supremo Nº 15, de 1992, que fijó el texto reglamentario
para Contratos de Obras Públicas, deberá procederse en la forma que se indica
a continuación: “2.5.1 El Inspector Fiscal deberá solicitar la aprobación de una
Orden de Ejecución Inmediata con la correspondiente justificación fundamentada
y obtener la conformidad de su jefatura y los vistos buenos de las autoridades
que le compete según el presente Reglamento de Montos ”.
A su vez, el artículo 2.5.3 del DS 1093 señala que “El contratista que efectúe
modificaciones de obras antes de que la Orden de Ejecución Inmediata
correspondiente esté debidamente autorizada, será responsable de ellas y no
podrá exigir pago alguno. Sin perjuicio de lo anterior, el funcionario que autorice
la ejecución de trabajos en forma extemporánea, será administrativamente
responsable de ello”.
168
Corresponde al actual artículo 103 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
137
En tanto se dicta y tramita la resolución que regulariza los aumentos de obra
ejecutados a través de una Orden de Ejecución Inmediata, el Ministerio podrá
autorizar que los pagos de dichas obras se efectúen con cargo a las partidas del
contrato original.
Las variaciones de obras tienen en todo caso que respetar los límites
establecidos en el Reglamento para Contratos de Obras Públicas, según veremos
a continuación.
Finalmente, existe un límite global aplicable a los aumentos efectivos para todos
los contratos, de hasta un 35% del monto inicial del contrato (incluye aumentos
de obras, disminuciones de obras, obras nuevas o extraordinarias, modificaciones
de las obras previstas y empleo de materiales no considerados).
138
CAPÍTULO VI
Al respecto el Código Civil Italiano dispone en su artículo 1657 que “si las partes
no han determinado el precio, ni establecido el modo de precisarlo, se calculara
el mismo según las tarifas o el uso, y en su defecto, lo determinara el juez”. Por
su parte, la Doctrina Alemana postula una análoga solución precisando que si
no se ha determinado la cuantía o precio del contrato, éste debe tasarse y de no
hacerlo o de ser dificultosa su determinación, puede decidirse de acuerdo a los
criterios de la equidad a falta de otro medio idóneo.
139
A este respecto la Jurisprudencia Española ha dicho que “si de antemano, no se
fijó el precio de las obras a realizar, circunstancia que no priva al contrato de
dicho requisito, siempre que se acredite por la debida tasación pericial, conforme
a los costes de los materiales y mano de obra”169.
De esta manera entonces, no cabe duda que el precio es debido por el propietario
una vez que se ha ejecutado la obra, naciendo en consecuencia una obligación de
pago del dueño para con el contratista.
Además de los costos directos el contratista debe incluir los gastos generales del
proyecto, dentro de los cuales se incluyen los costos de administración, de los
ingenieros o arquitectos a cargo y responsables del proyecto y otros costos que
digan relación con la empresa constructora y el proyecto. Adicionalmente, debe
considerarse también el beneficio industrial o utilidad por la ejecución de los
trabajos. No está demás observar que normalmente la utilidad es un porcentaje
de los costos directos más los gastos generales del proyecto.
Una vez realizados los distintos análisis y estudios del proyecto, tanto desde el
punto de vista de su construcción, de su arquitectura, de su ingeniería, así como,
del punto de vista de sus costos, el contratista estará en condiciones de presentar
su oferta en la correspondiente licitación.
TS, 20 marzo 1947 y 4 julio 1961. Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006): Derecho de la
169
140
Otro mecanismo para determinar el precio del contrato es el que emana de la
libre discusión entre el propietario y el contratista. Este es de uso frecuente
en la construcción, remodelación, reparación de viviendas, locales comerciales,
tiendas, restoranes, etc. En este tipo de contrato puede o no existir un proyecto
completo y definitivo, dependiendo generalmente de la naturaleza, complejidad,
y/o cuantía de la obra a ejecutar.
170
López Mora, Luis; De La Cámara Mingo, Fernando (1964): “Derecho civil básico. Los contratos relacionados con
la construcción”, en Tratado práctico del derecho referente a la construcción y a la arquitectura, tomo IV (Madrid).
Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006): Derecho de la Construcción (Editorial Comares,
3ª Edición), p. 134.
141
sean éstos de materia prima, de insumos, petróleo, gasolina, de mano de obra,
subcontratistas, costos financieros, variación de tipo cambio, entre otros, y en
general todo riesgo que diga relación con los costos de ejecución del proyecto.
En otras palabras, la invariabilidad del precio significa que el constructor debe
acometer el proyecto integra y oportunamente a cambio únicamente del precio
establecido en el contrato.
142
Ello no es así, por una razón muy simple: la forma de pago no depende de
la modalidad de contrato convenida, sino que única y exclusivamente de la
naturaleza de las actividades constructivas que se encomiendan y que se reflejan
en una partida o ítem del precio del contrato. En efecto, si la naturaleza de tales
actividades hace que sólo puedan ser pagadas de un modo global, esto es, una
vez que se encuentre terminada la actividad de que se trate, sin poder dividirse
a los efectos de su medición, significa entonces que sólo podrá ser pagada de
esa forma global. Por el contrario, si la naturaleza de la actividad hace posible
medirla según el avance de la misma, aplicando los precios unitarios del contrato,
entonces corresponde pagarla conforme al mecanismo general contemplado en
los contratos a suma alzada, por estados de pago que reflejen el avance real de
acuerdo a los precios pactados.
Este criterio natural y obvio, en cuanto a que el sistema de pago en los contratos
de construcción a suma alzada supone que la ejecución y avance de la obra
sean susceptibles de ser valorizados conforme al detalle de su presupuesto, es
concluyente y ha sido expresamente reconocido por la Contraloría General de
la República171, de lo que se desprende que si el contrato contempla partidas de
carácter global, “éstas sólo pueden, atendida su naturaleza, ser pagadas en la
medida que se encuentren completamente ejecutadas”.
Siendo así y habida cuenta del principio de buena fe, se debe proceder al pago de
éstas conforme al avance físico de los trabajos, criterio expresamente reconocido
por la Contraloría General de la República172.
171
Dictámenes N°79403 de 2012 y N°25086 de 2011 de esa Contraloría General de la República.
172
Contraloría General de la República, en Dictamen N° 67907, de 22 de Octubre de 2013, estableció el pago de las
partidas globales cuando estas han sido identificadas erróneamente en Formularios de Licitación y estas se encuentran
incluidas en los Análisis de Precios Unitarios que deben hacer los oferentes.
143
normalmente descontándose una cantidad o porcentaje del anticipo otorgado, en
cada estado de pago del contrato.
El artículo 157 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas dispone que
el anticipo en ningún caso puede ser superior al cincuenta por ciento del valor
del contrato permitido, y siempre garantizado con boleta bancaria de garantía o
póliza de seguros.
Por su parte, el artículo 122 del Decreto 236 de Vivienda y Urbanismo establece
la posibilidad de otorgar anticipos por materiales hasta por una cantidad
equivalente al 60% del valor de los materiales, y un anticipo propiamente tal,
144
en dinero, sin límite, en los términos establecidos en las respectivas Bases de
Licitación. Para ese tipo de contratos, la devolución del anticipo, que deberá ser
reajustada, se produce a contar del segundo estado de pago y hasta el penúltimo
estado de pago, dentro del plazo contractual, debiendo en ese período quedar
totalmente amortizado.
Más allá de estos límites legales, la costumbre es que, según las bases respectivas,
el anticipo fluctué entre el diez y el treinta por ciento del precio del contrato.
Sin embargo, en la práctica, las garantías más utilizadas son aquellas altamente
líquidas y de fácil ejecución para el propietario, y es por ello que el Reglamento
para Contratos de Obras Públicas y la generalidad de los contratos de construcción
en nuestro país, exigen que el contratista haga entrega al dueño al momento de
recibir el anticipo de una boleta bancaria o de una póliza de garantía de ejecución
inmediata, instrumentos ambos que son de simple realización y en las cuales el
banco emisor o la compañía de seguros respectiva, se encuentran obligados a su
pago a la simple presentación o mero requerimiento de su beneficiario.
En los contratos de obra pública muchas veces se da una discusión entre las
partes respecto de la posibilidad de que el mandante finalmente otorgue una
cantidad inferior de anticipo en relación a la señalada en las Bases de Licitación.
146
acuerdo a los precios convenidos en el contrato. A su vez, en el contrato por
administración delegada, el estado de pago solo considera los gastos directos en
que ha incurrido el contratista, debidamente acreditados, más un porcentaje de
los honorarios o servicios convenidos con el contratista.
Para determinar el volumen de obra ejecutada, así como los gastos económicos
en que se ha incurrido durante el periodo que consigna el estado de pago, el
contratista debe acompañar, junto al estado de pago, todos los antecedentes
técnicos y económicos que permitan acreditar, no solo el volumen de obra
ejecutada, sino que también todos los antecedentes económicos que permitan
tener por acreditados los gastos en que se ha incurrido en dicho periodo.
Podrá también ser requisito para cursar un estado de pago – y es usual y razonable
que lo sea - que el contratista acompañe los antecedentes que acrediten que
no existen deudas con los trabajadores ocupados en la obra por concepto de
remuneraciones, imposiciones, seguro obligatorio contra riesgo de accidentes
del trabajo y enfermedades profesionales, y de impuestos retenidos a dicho
personal de sus sueldos y salarios. En caso de que el contratista este utilizando
subcontratistas, se le podrá exigir también que acompañe idéntica información
respecto de los trabajadores de sus subcontratistas.
Para obras fiscales, el Art. 154 del Reglamento para Contratos de Obra Pública
establece que los estados de pagos en contratos a suma alzada o a precios
unitarios serán informados por el contratista cuando se hayan ejecutado por lo
menos las cantidades de obras que se establezcan en las bases y que consten
en un avance de obra firmado y fechado por el Inspector Fiscal. Los estados de
pago deberán llevar la firma del inspector fiscal y del Jefe del Departamento
Nacional correspondiente, o del Director Regional, así como del contratista o un
representante oficial de éste. Y agrega que el estado de pago será fechado el día
que firme el Jefe de Departamento Nacional o el Director Regional.
Una vez recibido el estado de pago por el propietario, con todos los documentos
técnicos, constructivos, económicos y financieros que justifican el cobro del
estado de pago, el dueño de la obra debe aprobar o rechazar el cobro solicitado.
Para lo anterior se debe verificar que las partidas y volúmenes de obra sean
las efectivamente ejecutadas y que las sumas de dinero desembolsadas por el
contratista sean reales y efectivas, se ajusten a la obra contratada y se encuentren
debidamente acreditados.
147
La labor de revisión, aprobación o rechazo de un estado de pago es de cargo y
responsabilidad del dueño o propietario de la obra, quien normalmente lo realiza
directamente o a través de un equipo de arquitectos, ingenieros o técnicos.
Tal como advierte López Mora y de la Cámara Mingo el estado de pago “no hace
presumir la recepción de la obra ni, por tanto, que el constructor haya cumplido
fielmente sus obligaciones hasta el momento”173.
Por su parte el artículo 115 del Reglamento SERVIU dispone que los estados
de pago serán considerados como abonos que efectúa el SERVIU durante el
curso de los trabajos, y que tendrán sólo el carácter de anticipos concedidos al
contratista a cuenta del valor de la obra. Agrega la disposición que en ningún
caso se considerarán estos anticipos como la aceptación por parte del SERVIU de
la cantidad y calidad de obra ejecutada por el contratista y a la cual corresponde
el respectivo abono.
Varios Autores (1964): Tratado práctico del derecho referente a la construcción y a la arquitectura, tomo 9
173
148
los daños y perjuicios que se deriven del rechazo del estado de pago y de la
consecuente falta de recursos económicos para acometer la obra.
Si bien es cierto que el estado de pago no es más que una modalidad del
pago del precio del contrato, no es menos cierto que su aprobación supone
el reconocimiento de la ejecución de trabajos por parte del contratista y del
desembolso económico de éste.
149
Por último, el estado de pago constituye un instrumento de fiscalización o de
control del avance físico de la obra, de los volúmenes ejecutados en la misma,
y de los desembolsos económicos y financieros que el contratista ha incurrido
durante la ejecución del proyecto; pero no suponen un reconocimiento por parte
del propietario de la ejecución correcta de todo o parte de los trabajos de la obra.
Una vez determinado el monto a pagar, el estado de pago puede estar sujeto a
deducciones, retenciones y otros descuentos.
Los usual es que el monto del anticipo otorgado por el propietario al contratista
sea restituido por este último a medida que se ejecuta la obra, descontándose
de cada estado de pago una determinada cantidad o un porcentaje del estado de
pago, de manera tal que el anticipo sea íntegramente restituido por el contratista
al finalizar la obra.
Por otra parte, si bien solo en los contratos de obras públicas se hace expresa
referencia al derecho que tiene el propietario de retener de cada estado de pago
un porcentaje o valor del monto a pagar, en los contratos de carácter privado, la
retención constituye una verdadera costumbre, razón por la cual es poco usual
que un contrato de construcción no posea una cláusula de retención conforme
a la cual el dueño de la obra descuenta o retiene de cada estado de pago un
porcentaje del mismo, hasta enterar un porcentaje del valor o precio total del
contrato. Se acostumbra que la retención de cada estado de pago se efectúe hasta
que se entere un determinado valor o porcentaje del contrato, normalmente de
5% del valor total del contrato, incluido los aumentos si es que existieran.
174
STS 22 marzo 1997(RJ 1997/2189). Ortega, Jorge (2007): El Contrato De Obra En La Jurisprudencia (Ed.
Reus), p. 87.
150
una caución de la misma, razón por la cual en caso que el constructor no ejecute
correctamente sus trabajos o incumpla parcial o totalmente sus obligaciones, las
retenciones podrán ser aplicadas a la reparación de los trabajos mal ejecutados
o bien para reparar los daños y perjuicios emanados del incumplimiento de las
obligaciones del contrato.
Por último, el estado de pago puede ser objeto de otros descuentos, como el
pago de las multas por incumplimiento de hitos parciales de ejecución de la
obra por infracción de normas laborales u otros. Así como también pueden
descontarse o retenerse los pagos que el propietario ha hecho a terceros que son
de cargo y cuenta del contratista, como por ejemplo el pago de remuneraciones,
imposiciones previsionales, cotizaciones, el pago realizado a proveedores de
insumos o servicios de la obra, etc.175
175
Artículo 132 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
151
El Estado de pago final supone el término físico de la obra, pero su aceptación
y pago por el propietario no implica un reconocimiento que los trabajos hayan
sido ejecutados correctamente, ni tampoco importan una renuncia al derecho
del propietario para reclamar las reparaciones que correspondan o que fuesen
necesarias atendidos los errores o defectos de la construcción. Asimismo, el
estado de pago final tampoco tiene el carácter de finiquito, del proyecto ni del
contrato, éste solo representa la finalización de las faenas requeridas por el
proyecto encomendado.
Atendido que el estado de pago no es más que una modalidad del pago del precio
convenido en el contrato de construcción, una vez ejecutados los trabajos por
parte del contratista, éste tiene derecho al cobro de los mismos, razón por la cual
se devenga su derecho a cobro. En otras palabras, dados los trabajos ejecutados,
el derecho a cobro se encuentra en el patrimonio del constructor, pudiendo en
consecuencia sus acreedores embargar las cantidades que el mandante debe
pagar al contratista. Asimismo, es posible trabar medidas cautelares respecto de
las cantidades que se deben pagar al contratista, básicamente la de retención de
bienes, que se decreten por el tribunal competente.
152
CAPITULO VII
De conformidad al artículo 1494 del Código Civil “El plazo “es la época que se
fija para el cumplimiento de la obligación…”.
Sin embargo, habrá de distinguirse entre los contratos entre privados y los
contratos de ejecución de una obra pública.
153
En éstos últimos, por tratarse de contratos solemnes y regulados, rige la
normativa correspondiente, y en concreto rigen desde que la resolución que lo
apruebe se encuentra tramitada por la Contraloría General de la República e
ingrese luego a la oficina de partes respectiva176.
El plazo puede corresponder a una fecha fija o bien a un plazo desde una fecha,
por ejemplo desde la fecha de celebración del contrato de construcción o desde
fecha de entrega de los terrenos en los cuales se ejecutará la obra. En definitiva,
el plazo se puede fijar mediante cualquier modalidad que las partes convengan o
que las bases de licitación establezcan.
La fórmula más usual es que el plazo esté previamente fijado por el propietario en
176
Así lo confirma el Dictamen 10.427 de 1983: “Los actos administrativos deben dictarse y tramitarse en forma
previa a su ejecución. El plazo del contrato regirá desde el momento en que la resolución que lo apruebe, sea
tramitada por Contraloría e, ingrese a la Oficina de Partes que corresponda”.
154
los documentos de la licitación, expresado en días, y que dicho plazo comience a
correr desde el cumplimiento de un evento futuro o condición.
177
Típicamente conocidos como contratos EPC, y también en los contratos de concesión de obra pública.
155
oportuna de la obra puede representar pérdida de ingresos para el propietario o
para el concesionario, en el caso de una concesión de Obra Pública.
Ya hemos visto que, en los contratos de obras públicas, el artículo 160, inciso 1°
del Reglamento para Contratos de Obras Públicas señala que el plazo se contará
desde el día siguiente de la fecha en que la resolución que lo adjudicó, ingrese
tramitada a la Oficina de Partes, sin perjuicio de que las bases administrativas
podrán fijar normas diferentes al respecto.
En los contratos privados, las partes pueden acordar cualquier fecha de inicio
de los trabajos. Incluso más, es habitual que el contratista solicite al mandante
su autorización para iniciar trabajos preliminares antes de la fecha oficial
o programada para el inicio de los trabajos. Dichos trabajos preliminares
normalmente consistirán en la instalación de faenas, en la limpieza y despeje
del lugar, en la ejecución del cierre perimetral, entre otras actividades previas
a la construcción propiamente tal. Ello, como una medida de colaboración y
para ganar tiempo, especialmente en los contratos con plazos más ajustados. El
mandante normalmente accederá a la petición del contratista, pero a cuenta y
riesgo de éste.
Ahora bien, existen situaciones más complejas, como por ejemplo que se pacte
que el inicio de los trabajos y el plazo contractual comienzan una vez que el
mandante hace entrega de una parte de los terrenos o zonas para ejecutar las
obras, especialmente en las obras lineales o secuenciales178, en las cuales las
tareas se pueden dividir en frentes de trabajo asignados a distintos tramos de
la obra179.
178
Una autopista, un gasoducto, por ejemplo.
179
En las obras de edificación ello será más difícil, pues se requiere una planificación más simultánea de todas las
actividades y frentes de trabajo.
156
parcializada, será fuente de conflicto, en la medida que las zonas no se puedan
entregar en la oportunidad prevista, afectando la organización del contratista, los
plazos, la ruta crítica, etc., y por ende los costos previstos.
180
Artículo 138 Reglamento para Contratos de Obras Públicas: “Si la falta de la entrega de terrenos no fuere
imputable al contratista y le ocasionare atrasos en relación con dicho programa, le serán indemnizados los daños,
sobre la base de los gastos directos justificados que el contratista haya tenido y que la inspección fiscal haya
verificado, recargados en el porcentaje establecido en el artículo 105. Asimismo, se aumentará el plazo del contrato
en conformidad con el atraso que se produzca por el motivo indicado. Tan pronto se tome conocimiento de que se
producirán los mencionados atrasos, ambas partes acordarán por escrito, el procedimiento a seguir para registrar,
en las condiciones y con la periodicidad que se convenga, los gastos directos justificados que se indemnizarán; en
ningún caso se otorgará indemnización por recursos humanos o materiales ociosos, que se logren asignar a otras
labores del contratista.”
157
desarrollarán, con el cumplimiento de las cuales se podrán alcanzar los hitos
parciales del proyecto y con ello el plazo final de la obra.
Existen varios métodos que lo que buscan es planificar una obra de manera
eficiente y evitar retrasos. El más utilizado es el denominado “Critical Path
Method” (mediante sus siglas “CPM” o método de camino critico), que es
utilizado por el contratista para “planear, programar, coordinar y controlar las
actividades de trabajos durante la ejecución del proyecto, de manera que el
contrato se ejecute lo más rápido y de la manera más económica posible”181.
181
Wickwir & Smith, The Use of Critical Path Method Techniques in Contract Claims 7 PUB. CONT. L.J.1 (1974),
citado en Rubin, Robert; Biser, Sara; Brown, Catherine (2001): New York Construction Manuel Law (Editorial
West Thomson Reuters Business), p. 270.
182
Artículo 76 letra C del Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
158
presentar otros programas actualizados durante el avance de la obra, que
reflejen el avance efectivo. Tanto el Programa Oficial como los sucesivos
programas que se presenten, deberán ser igualmente emitidos conforme al
Método de Ruta Crítica183.
Cualquiera sea el programa de trabajo que se acompañe184, éste forma parte del
proyecto, y en consecuencia del contrato. Por lo anterior, su incumplimiento dará
origen a eventuales sanciones para el contratista, o su retraso puede significar
la solicitud de ampliación de plazo del contrato. En algunos casos el retraso
de algunas actividades contempladas en el programa, puede no significar un
retraso de la ejecución del proyecto; en cambio, en otros casos el retraso de las
actividades o partidas críticas del mismo pueden impactar directamente el plazo
de ejecución de la obra.
183
Artículo 139 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas: “Dentro de los primeros 30 días luego de
adjudicado el contrato, salvo que en las Bases se establezca otro plazo, el contratista someterá a la aprobación
del inspector fiscal un Programa Oficial, aplicando un método de programación del tipo “ruta crítica”, incluyendo
todos los ítem, cantidades de obras, el camino crítico, las holguras principales y toda la información pertinente a
este tipo de diagramas. Este programa deberá ser consistente con el programa de trabajo presentado en la oferta,
con los ajustes que corresponda y que sean debidamente aceptados por el MOP. El plazo total no podrá ser superior
al establecido en el Proyecto u ofrecido por el proponente, si este último es más breve. En él deberán ser respetados
además, los plazos parciales que eventualmente se establezcan en el Proyecto. Este Programa será invariable, salvo
cambios respaldados por Resolución de la autoridad respectiva. Sin perjuicio de lo anterior, el contratista entregará
uno o más programas de trabajo, basados en el avance efectivo de las obras y que deberán ser actualizados con
la periodicidad que el inspector fiscal señale, tendiendo siempre a ajustarse al Programa Oficial y, si procede, a
recuperar atrasos parciales o generales”.
184
El programa más usual es el denominado “Project”, aunque en las faenas mineras o labores de túneles,
usualmente se exige el programa “Primavera”, que tiene la ventaja de ser más ilustrativo en lo que a demostración
de recursos se refiere.
159
para el contratista, quien deberá cumplir las tareas indicadas en el plazo
asignado para ellas; pero también para el mandante, en aquellos casos en los
que el programa establezca actividades que sean de su cargo en ciertas fechas o
plazos allí indicadas, tales como fechas de entregas de terreno, de otorgamiento
de autorizaciones ambientales, u otras.
Sin embargo, sólo podrán ser objeto de multas las actividades o partidas que se
encuentren con retraso y que estén asociadas a hitos intermedios o al plazo final
del contrato, según se verá más adelante.
185
Artículo 146 Reglamento para Contratos de Obras Públicas: “Cuando las circunstancias especiales lo aconsejen,
la Dirección, a recomendación del inspector fiscal, podrá modificar el programa de trabajo, indemnizando, si
procede, al contratista por los perjuicios que esta medida pueda ocasionarle, en la forma establecida en el artículo
siguiente. Esta indemnización no corresponde cuando la modificación del programa de trabajo tiene origen en otras
causales de aumento de plazo previstas en este Reglamento”.
160
7.4 Hitos Intermedios o Parciales
Con el objeto de llevar un control del avance de los trabajos, en los contratos de
construcción y en los programas de ejecución de la obra, es común establecer
hitos o plazos parciales de los trabajos. El cumplimiento oportuno de cada uno de
los hitos del proyecto, permite en consecuencia garantizar el plazo de ejecución
de la obra. De contrario, el incumplimiento o retraso de un hito o de varios de
ellos permite detectar oportunamente el retraso de la ejecución de los trabajos.
186
Artículo 163 inciso segundo del Reglamento para Contratos de Obras Públicas: “Las bases administrativas
podrán fijar multas por atrasos parciales en la ejecución de la obra, las que se descontarán del estado de pago
siguiente al de la aplicación de la multa. Si las bases administrativas no han fijado el porcentaje de la multa, ésta
corresponderá a la indicada en el inciso anterior, calculada sobre el monto total de la parcialidad atrasada”.
187
Artículo 86 del Decreto 236 del Minvu: “Una multa diaria de un uno por mil del valor del contrato primitivo y
sus ampliaciones, valorado en U.F., y liquidado al precio de esta unidad al momento de disponerse la sanción, se
aplicará al contratista que no entregue la obra en la fecha fijada para su terminación, o no cumpla con los plazos
parciales cuando los trabajos deben ejecutarse por etapas o sectores”
161
Sin embargo, los hitos o plazos parciales deben estar expresamente establecidos
en el contrato o bases de licitación respectivas, como tales. No es dable entender
que todas las actividades del programa constituyen hitos parciales, sino que sólo
los que han sido expresamente designados como tales, según las fases, etapas
o sectores de la obra, o bien según un cierto porcentaje de avance de la misma,
según se verá a propósito de las multas.
7.5 Retrasos
Ante el retraso de la ejecución del proyecto o del hito parcial del mismo, resulta
fundamental determinar las causas del retraso y quien es el responsable del
mismo, cuestión que en muchas oportunidades resulta de suyo complejo.
Las causas o motivos de los atrasos pueden tener diversos orígenes, y pueden
emanar de actos, hechos u omisiones del propietario, de terceros, o bien del
contratista y/o sus subcontratistas o proveedores.
Así, por ejemplo, la falta de entrega oportuna de los terrenos en los cuales
debe ejecutarse el proyecto; los errores de diseño del proyecto; el rediseño
o modificaciones del mismo; las interferencias en la ejecución de la obra; el
retraso en la revisión y aprobación de los trabajos; la solicitud de una cantidad
desmesurada de cambios o modificaciones, entre otras, serán causas o motivos
de cargo del propietario.
El contratista por su parte puede incurrir también en retraso por distintos motivos,
como por ejemplo la falta de personal o de equipo de trabajo; el tardío inicio
de las faenas; la falta de coordinación entre las distintas actividades de la obra;
carecer de personal idóneo o de la maquinaria necesaria; incurrir en errores y
negligencias durante la ejecución de distintas labores; el incumplimiento de los
subcontratistas o proveedores, ya sea que éste consista en la falta oportuna de
la entrega de material o de insumo de la obra; entre muchas otras. Todas estas
188
Rubin, Robert; Biser, Sara; Brown, Catherine (2001): New York Construction Manuel Law (Editorial West
Thomson Reuters Business), p. 265.
162
causas mencionadas a titulo meramente ejemplar, dicen relación con el ámbito
de responsabilidad del contratista, sin que sean imputables en consecuencia a la
responsabilidad del propietario.
Como lo veremos más adelante, los atrasos pueden afectar el plazo contractual
en la medida que los hechos que los motivan afecten la ruta crítica del programa
contractual del proyecto.
Así las cosas, el contratista no responde por el retraso causado por un caso
fortuito o fuerza mayor, esto es, no responde por la tardanza originada por
un terremoto, por un tsunami, por una lluvia torrencial extraordinaria y por
cualquier hecho o fenómeno de la naturaleza que pueda ser considerado como el
imprevisto imposible de resistir o de prever.
Teniendo presente que el retraso puede tener diversas causas o motivos, y que
163
este puede ser de cargo del propietario y/o del contratista, subcontratista o
proveedores, resulta fundamental que las partes comuniquen a la otra la existencia
del mismo. Esto debe hacerse en cumplimiento de la buena fe que la convención
impone a los contratantes, y la oportunidad puede resultar fundamental para la
rápida, simple y menos gravosa solución del retraso.
Así, por ejemplo, en caso que el propietario tome conocimiento que existirá un
retraso en la entrega de terrenos, deberá comunicarlo a la brevedad al contratista,
de manera que éste último reorganice su equipo de trabajo. De no ser así, el
propietario no solo se aleja de la buena fe que impone el contrato, sino que con
ello pone en riesgo los plazos de ejecución de la obra y con su omisión agrava
un eventual incremento del costo de la misma.
189
Artículo 139 inciso segundo del Reglamento para Contratos de Obras Públicas: “Sin perjuicio de lo anterior, el
contratista entregará uno o más programas de trabajo, basados en el avance efectivo de las obras y que deberán ser
actualizados con la periodicidad que el inspector fiscal señale, tendiendo siempre a ajustarse al Programa Oficial
y, si procede, a recuperar atrasos parciales o generales”.
164
Si bien esta es la regla general, el mero hecho de existir uno o más causales de
atraso o extensión de plazo, ello no permite presumir que necesariamente no se
cumplirá el plazo original del contrato.
Cuando las causas del mayor plazo no son imputables a un acto, hecho u
omisión del contratista, éste tiene derecho a solicitar un aumento del plazo
de la ejecución del proyecto. Asimismo, la ejecución de obras nuevas o
extraordinarias, las modificaciones de obra o el aumento del volumen de los
trabajos, facultan al contratista a solicitar un aumento del plazo del contrato,
de acuerdo a la naturaleza y complejidad de ellas, en la medida que afecten el
programa de trabajo.
190
Articulo 160 Reglamento Contratista de Obras Públicas.
165
El contratista también tendrá derecho a solicitar un aumento de plazo, cuando
el propietario requiera de un importante número de modificaciones, obras
adicionales y/o extraordinarias y éstas afecten el plazo o programa de trabajo.
No obstante, el plazo de construcción puede verse afectado una vez iniciadas las
obras, por errores de proyecto o bien por hechos que el proyecto originalmente no
pudo prever y que aparecen con posterioridad durante la ejecución de las obras.
Además, como ya hemos visto, según su artículo 160, inc. 2º la prórroga no podrá
otorgarse ante una petición formulada después de transcurrido el plazo del contrato.
166
En cuanto a las causales que contempla el Reglamento, las podemos sintetizar
en lo siguiente:
Así por ejemplo, si existe un contrato cuyo valor inicial es de $1.000 millones
con un plazo de ejecución de 100 días, y a ese contrato se le hace un aumento
en cantidades de obras por $100 millones, le corresponde un aumento de plazo
proporcional de 10 días.
167
cantidades de obras en los contratos a serie de precios unitarios, en los cuales,
como hemos visto, el legislador estableció un criterio de proporcionalidad entre
el aumento económico y el aumento consecuencial del plazo, para el caso de
modificaciones de obras previstas, obras nuevas o extraordinarias, o empleo de
materiales no considerados, no se estableció un criterio de proporcionalidad,
sino que se dejó abierto a los plazos “que procedan”, los cuales además deberán
adoptarse de común acuerdo entre el MOP y el contratista.
Es por ello y con razón que el Reglamento establece para los casos del artículo
105 ya citados, que se deberán acordar los plazos que procedan, precisamente
porque su procedencia o improcedencia, y su real magnitud y efectos dependerá
del análisis del programa de obras en ruta crítica.
168
entregar el terreno donde se construirá la obra en un plazo determinado, lo
cual puede hacer en un solo acto o de manera gradual, según dispongan las
respectivas Bases de Licitación.
Según lo establecido en el artículo 45 del Código Civil, “se llama fuerza mayor
o caso fortuito el imprevisto a que no es posible resistir, como un naufragio, un
terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un
funcionario público, etc.”.
Ante un evento de fuerza mayor o caso fortuito, el contratista debe presentar por
escrito, ante el inspector fiscal, su solicitud de aumento de plazo, justificando
que dicha obra ha sido afectada por un caso fortuito o fuerza mayor, presentación
que debe hacer dentro del plazo 30 días, contado desde que se haya producido
el hecho que lo constituye.
169
7.10.4 Modificación del Programa de Trabajo por el Mandante.
El artículo 146 del Reglamento para Contratos de Obra Pública señala que
“cuando las circunstancias especiales lo aconsejen, la Dirección, a recomendación
del inspector fiscal, podrá modificar el programa de trabajo, indemnizando, si
procede, al contratista por los perjuicios que esta medida pueda ocasionarle, en
la forma establecida en el artículo siguiente. Esta indemnización no corresponde
cuando la modificación del programa de trabajo tiene origen en otras causales de
aumento de plazo previstas en este Reglamento.”
En nuestra opinión, nada impide que sea el contratista el que inicie el trámite
correspondiente, solicitando al MOP que éste tome conocimiento de las
circunstancias que justifican la ampliación de plazo y en su mérito dicte la
correspondiente resolución modificando el programa.
170
Sin embargo, en nuestra opinión, la facultad del MOP de otorgar o no una
extensión de plazo solicitada por el contratista de conformidad a dicho artículo,
no puede ser ejercida de manera discrecional ni arbitraria, de manera tal que,
cumpliéndose los requisitos correspondientes, el MOP deberá conceder la
ampliación de plazo solicitada, aun cuando haya sido solicitada, pues en
definitiva, lo que importa no es a quien corresponda la iniciativa en esta materia,
sino que a quien corresponde otorgarla cumpliéndose los requisitos para ello.
171
La orden de paralizar las obras da lugar a un aumento de plazo del contrato. Una
vez terminada la paralización debe la autoridad ordenar la reanudación de las
faenas, la cual también debe constar por escrito.
191
El artículo 138 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas recoge expresamente este criterio, al disponer
que “Si la falta de entrega de los terrenos no fuere imputable al contratista y le ocasionare atrasos en relación
con dicho programa, le serán indemnizados los daños, sobre la base de los gastos directos justificados que el
contratista haya tenido y que la inspección fiscal haya verificado, recargados en el porcentaje establecido en el
artículo 105. Asimismo, se aumentará el plazo del contrato en conformidad con el atraso que se produzca por el
motivo indicado. Tan pronto se tome conocimiento de que se producirán los mencionados atrasos, ambas partes
acordarán por escrito, el procedimiento a seguir para registrar, en las condiciones y con la periodicidad que se
convenga, los gastos directos justificados que se indemnizarán; en ningún caso se otorgará indemnización por
recursos humanos o materiales ociosos, que se logren asignar a otras labores del contratista”.
172
En relación a los primeros, habrá que estarse en primer término a lo pactado
por las partes en el respectivo contrato conforme al principio de autonomía de
la voluntad, según el cual las partes son libres para determinar y fijar el alcance
de sus obligaciones contractuales. Conforme a ello, las partes – normalmente el
contratista - podrán haber asumido contractualmente los riesgos relacionados con
los costos y gastos asociados a una extensión de plazo, sean costos indirectos o
gastos generales. Si ello ha sido así, dicha estipulación contractual es plenamente
válida y en consecuencia debe respetarse, a menos que concurran causales para
estimarla nula o inválida conforme a las reglas generales del derecho, o bien por
concurrir algún vicio del consentimiento.
Conforme a ello, aplicando dichas reglas generales, para aquellos casos en los
que el plazo del contrato se ha extendido por razones ajenas a la responsabilidad
del contratista, cualquiera que sea la causa, entonces éste deberá ser indemnizado
por el mandante o propietario de la obra, sin perjuicio del derecho de extensión
de plazo.
Estos criterios contractuales propios del derecho privado, también son recogidos
por las normas que regulan los contratos de obras públicas.
173
En este sentido, además del artículo 138 ya citado en relación al atraso en la
entrega de terrenos, el artículo 147 del Reglamento para Contratos de Obras
Públicas es la regla fundamental en esta materia, al contemplar expresamente el
pago a favor del contratista de las indemnizaciones por aumentos de plazo, por
concepto de gastos generales192.
En esos casos, una vez modificado el programa por el Ministerio – que según
hemos visto no se hace efectivo de ese modo, sino que otorgando la Dirección
respectiva el aumento de plazo para luego el Contratista modificar el programa
de trabajo - entonces el contratista tendrá derecho a ser indemnizado, con los
mayores gastos generales proporcionales a la extensión de plazo, en los términos
del artículo 147 ya citado, en el porcentaje establecido en las bases. Ante el
192
Artículo 147, inciso primero del Reglamento para Contratos de Obras Públicas: “Si en virtud de la aplicación
de los artículos 145 y 146, se aumentare el plazo del contrato, se indemnizarán al contratista los mayores gastos
generales proporcionales al aumento de plazo en que se incurra. Para este efecto, y en el silencio de las bases,
se determina que la partida gastos generales corresponde a un 12% del valor total de la propuesta y que la
indemnización será proporcional al aumento de plazo en relación con el plazo inicial”.
193
Artículo 146 del Reglamento: “Cuando las circunstancias especiales lo aconsejen, la Dirección, a recomendación
del inspector fiscal, podrá modificar el programa de trabajo, indemnizando si procede, al contratista por los
perjuicios que esta medida pueda ocasionarle, en la forma establecida en el artículo siguiente. Esta indemnización
no corresponde cuando la modificación del programa de trabajo tiene origen en otras causales de aumento de plazo
previstas en este Reglamento”.
174
silencio de las bases se aplicará un porcentaje de 12% por concepto de gastos
generales, según lo previsto en el mismo artículo.
Lo cierto es que ante una modificación de proyecto que consiste en una obra
extraordinaria, podrá haber dos tipos de consecuencias en plazo, que debieran
ser tratados de forma diferente.
175
Un primer efecto en plazo se produce por el tiempo de espera que debe
aguardar el contratista a que el mandante defina los antecedentes de ingeniería
de la obra extraordinaria y su coordinación con el resto de los antecedentes
del proyecto. Si el plazo en el cual se define esa obra extraordinaria hace
que el contratista deba suspender sus actividades constructivas en un sector
de la obra, y ello afecta la ruta crítica del programa, entonces dicho tiempo
de definición de ingeniería afectará el plazo del contrato, lo desplazará, y el
contratista tendrá derecho a ser indemnizado.
Lamentablemente algo que parece tan claro en la práctica tiene una aplicación
muchas veces diversa y distorsionada.
Por otra parte, si las causas del retraso ya no son atribuibles al mandante, sino
que al contratista, ya sea que su atraso provenga de un acto, hecho u omisión
culpable o negligente, el contratista no tendrá derecho a un aumento de plazo,
y deberá terminar la obra asumiendo los mayores costos provocados por el
mayor plazo, sin perjuicio del derecho del mandante de aplicarles las multas que
correspondan y a demandarlo de perjuicios.
Incluso más, conforme a las reglas generales que hemos visto a propósito
del contrato de construcción, en nuestra opinión el contratista está obligado a
acelerar los plazos, mediante la incorporación de recursos adicionales, humanos
y materiales, a su costo y cargo, y a maximizar la eficiencia de su organización
para evitar mayores perjuicios al propietario de la obra.
176
7.12 Multas
El criterio correcto en esta materia es que sólo son sancionables mediante multas
las actividades o hitos que hayan sido expresamente convenidas como tales en el
contrato y/o bases de licitación, como hitos intermedios o plazos parciales. Por
194
Articulo 163 Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
177
tanto, salvo que el contrato disponga expresamente otra cosa, cada actividad del
programa no será sancionable con multa.
Sin embargo, pretender que todas y cada una de las actividades descritas en el
programa es sancionable en forma individual, es un despropósito, y por cierto
un criterio errado en materia de diseño contractual, pues ningún contratista en
su sano juicio contrataría obras en las cuales cada una de las actividades es
sancionable, de las cientos o miles que se desarrollan en obras de envergadura.
178
especialmente en obras públicas, aplican un criterio sancionador con esa
interpretación extrema, en cuanto a sancionar no solo el plazo final y los
hitos intermedios establecidos en el contrato, sino que todas y cada una de las
actividades contractuales del programa.
Un aspecto que también ha sido controvertido, tiene que ver con la interpretación
que en algunas oportunidades hacen los mandantes de las obras, en el sentido
de entender que los atrasos no solo deben contabilizarse como tales al término
de la correspondiente partida o actividad constructiva, sino que también cuando
dicha actividad se inicia o comienza con atraso en relación a la fecha o plazo
contenido en el respectivo programa de trabajo. En concreto, algunos mandantes
estiman que no solo es sancionable el atraso en el término de la actividad, sino
que también el atraso en el inicio o comienzo de ella.
179
atrasadas pero sumadas todas no en el sentido horizontal de la carta o programa,
es decir, no en la línea de tiempo, sino que sumando todas las actividades aunque
no tengan relación con la secuencia constructiva. Dicho criterio, que por cierto
resulta incorrecto, se traduce en que los atrasos suman años, en obras que duran
solo meses, siendo a todas luces un criterio erróneo que vulnera las disposiciones
contractuales, constituyendo legalmente un incumplimiento del mandante que
causa perjuicio.
Si bien se trata de una clausula penal moratoria, en nuestra opinión el mero retraso
no faculta la aplicación de la misma, pues para exigir su pago se debe acreditar
que el retraso se debe a un acto, hecho u omisión imputable al constructor.
7.14 Aceleración
180
contratista, éste debe responder por los daños y perjuicios que emanan de su
incumplimiento, pero además puede verse expuesto a la aplicación de multas, al
cobro de las garantías y hasta el término anticipado del contrato.
Es por éste motivo que muchas veces resulta más conveniente al contratista,
acelerar la obra, de manera de lograr recuperar el retraso en que ha incurrido,
logrado con ello terminar el proyecto dentro del plazo convenido.
Normalmente las causas del retraso, así como los costos de la aceleración, son
fuente de conflicto entre las partes, ya que es común que existan responsabilidades
compartidas. Parte de la doctrina y jurisprudencia así lo establecen.
181
y colaboración que impone el contrato de construcción a ambas partes. Sin
embargo, a diferencia del supuesto anterior, en este caso los costos de la
aceleración serán de cargo exclusivo del mandante, en su calidad de propietario
de la obra. Y dichos costos deberán ser asumidos por el mandante y entregados
o bien garantizados contractualmente al contratista junto con la instrucción de
aceleración. Si el contratista – como muchas veces ocurre en la práctica – inicia
los trabajos de aceleración sin haber convenido con el mandante los recursos
adicionales, su precio y forma de pago, entonces el contratista estará asumiendo
un riesgo frente al mandante, quien podría luego controvertir los sobre costos en
la medida que no hayan sido objeto de un acuerdo previo entre las partes.
En cada caso entonces, las partes deberán de buena fe y siguiendo las reglas
del buen arte de la construcción, acordar una solución justa y equivalente.
En caso contrario, las partes deberán someter su conflicto al mecanismo de
solución de controversias establecidas en el contrato; o bien, recurrir ante el
tribunal competente.
182
atendido que la magnitud del atraso no solo permite suponer o presumir que la
obra no será terminada dentro de plazo, sino que permite suponer que el contratista
no ha dispuesto de toda su capacidad técnica, económica u organizacional para
ejecutar adecuada y oportunamente la obra encomendada.
195
Artículo 164. Reglamento para Contratos de Obra Pública. Cuando la ejecución de una obra tenga especial
urgencia, las bases administrativas del contrato podrán establecer premios por cada día de adelanto, iguales o
diferentes al monto de la multa indicada en el artículo anterior. Las Direcciones podrán solicitar a la Dirección
General la autorización por escrito para incluir en las bases de licitación pública, en el primer llamado, un premio
por término anticipado. En dicha solicitud, deberá quedar claramente establecido como mínimo:
* El monto del premio por cada día de adelanto, que no podrá superar en total el 10 % del valor del contrato.
* Hasta qué plazo de término anticipado se considera para tener derecho al premio.
* En caso de aumento de plazo a la obra no habrá derecho a premio.
* Los premios se pagarán después de efectuada y aprobada la Recepción Provisional de la obra.
* Otras condiciones que se estimen necesarias para considerar el derecho a premio.
183
CAPITULO VIII
SUBCONTRATACIÓN
Tan relevante es la figura del subcontratista, que es usual que el acuerdo entre
el contratista y el subcontratista para ejecutar parte de una obra sea anterior a la
celebración del contrato de construcción celebrado entre el contratista general y
el dueño o propietario de la obra. La razón es muy simple: para poder efectuar
una oferta por la construcción de un proyecto, el contratista debe determinar
qué actividades o labores que deberá subcontratar, así como el valor de los
suministros. En consecuencia, para poder presentar su oferta, es usual que el
Contratista primeramente acuerde los términos y condiciones de los subcontratos
que requerirá para la ejecución del proyecto en su totalidad, y una vez que haya
obtenido con cada uno de ellos los precios y plazos de ejecución, estará en
condiciones de efectuar una oferta por la construcción de la obra general.
“Es frecuente que las diversas partes de las obras se subcontraten; surge así con
vitalidad y empuje, una manifestación más de la moderna de la especialización
técnica la figura del subcontratista. Es muy raro, que un mismo contratista,
por sí solo, con solo sus recursos, sobretodo en obras públicas, pueda cumplir
íntegramente el contrato subscrito. Con frecuencia, se verá obligado a contratar
a su vez con otra empresa, la ejecución de una parte de la obra; se verá forzado,
pues, a celebrar sus contratos”196.
196
Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006): Derecho de la Construcción (Editorial
Comares, 3ª Edición), p. 91.
184
autorizar previamente al subcontratista, exigiendo de esta manera que éste último
posea la experiencia, capacidad económica, especialidad técnica requerida, un
personal profesional adecuado para ejecutar el subcontrato encomendado, entre
otros requisitos. En algunos casos, el propietario de antemano establece una
serie de requisitos o condiciones para la subcontratación, fijando restricciones
como por ejemplo que el subcontratista solo puede ejecutar un porcentaje
determinado de la obra, que debe contar o cumplir con ciertos requisitos de
experiencia, solvencia económica, etc.
197
Artículo 101. El contratista sólo podrá subcontratar parte de las obras siempre que obtenga la autorización de
la Dirección, pero entendiéndose, en todo caso, que éste se mantiene como responsable de todas las obligaciones
contraídas con el Ministerio en virtud del contrato, como asimismo de las obligaciones para con los trabajadores,
que omita pagar el subcontratista, siendo aplicable lo dispuesto en los artículos 131 y 132. Los subcontratistas
deberán tener inscripción vigente en el o los registros y categorías del Registro de Obras que procedan según los
documentos de licitación y de acuerdo a las actividades que ellos desarrollarán. Las bases administrativas podrán
establecer el porcentaje máximo de obras que puedan ser subcontratadas, el que en ningún caso podrá superar
un 30% del valor total del contrato, salvo situaciones de excepción, debidamente justificadas por el Director
correspondiente. El contratista solicitará oportunamente la autorización del Director, quien deberá pronunciarse
en un plazo de 15 días hábiles contados desde la recepción del documento respectivo en su oficina de partes; si
no se pronunciare, se entenderá aceptada la solicitud. El contratista deberá enviar al Inspector Fiscal, copia de su
solicitud y de la respuesta recibida. En caso que el contratista emplee subcontratistas en la ejecución de las obras
sin haber obtenido la autorización correspondiente, la Dirección queda facultada para poner término anticipado al
contrato conforme a lo dispuesto en el artículo 151.
198
Artículo 12 del Reglamento para Contratos de Obra Pública.
185
de las obras de construcción normalmente transcurre un tiempo bastante breve,
habitualmente inferior al que se requiere para poder inscribir una constructora
en el Registro de Contratistas del Ministerio de Obras Públicas.
186
8.3 Plazo de Ejecución del Subcontrato
Una de las funciones básicas del contratista general de una obra, es el coordinar
que los distintos trabajos se ejecuten oportunamente y sin interferencia, de
manera que las labores que el subcontratista debe ejecutar, las pueda realizar sin
retraso o pérdida de eficiencia o tiempo.
8.4 Garantías
187
Adicionalmente, es frecuente que el contratista general solicite a su subcontratista
la contratación de diversos seguros tales como seguros de accidentes del trabajo,
que cubran el riesgo de muerte o de invalidez total o parcial de alguno de los
trabajadores. Asimismo, es habitual que se solicite también la contratación de
una póliza de responsabilidad civil, que ampare los eventuales daños o perjuicios
que se puedan causar a terceros durante la ejecución de la obra. Así también es
común que se solicite al subcontratista que cuente con protecciones por daños
que emanen de un incendio, terremoto, etc.
188
capacidad económica, personal especializado para la contratación
del subcontratista.
Una vez presentado el estado de pago al subcontratista, este debe ser autorizado
por el contratista, quien normalmente se estará a lo que informe la inspección
técnica de obra (ITO) o a la inspección fiscal (en una obra pública), quienes en
definitiva verifican los avances físicos reales y efectivos de la obra, así como los
desembolsos económicos en que ha incurrido en ese período el subcontratista.
189
la falta de pago del propietario, como causal suficiente para excusarse del pago
al subcontratista.
Con el fin de garantizar el fiel y oportuno cumplimiento de las obras que suponen
la ejecución del proyecto, de sus especificaciones técnicas planos; así como de
las diversas obligaciones emanadas del subcontrato, o establecidas por la ley
de reglamento, el contratista tiene derecho a retener de cada estado de pago un
porcentaje del valor total a pagar.
Las retenciones deberán ser restituidas al subcontratista, una vez que haya
terminado sus trabajos, existiendo la correspondiente recepción de las obras sin
observaciones o reparaciones pendientes.
El subcontratista responde por los daños y perjuicios que pueda ocasionar con
motivo o durante la ejecución de los trabajos encomendados. El subcontratista
190
debe actuar con la diligencia y cuidado del buen padre de familia durante la
ejecución de las obras, razón por la cual responde de culpa leve.
Con todo, la regla general será que el responsable de los daños es quien ha
cometido la falta, negligencia, o incumplimiento. Excepcionalmente, estimamos
que el contratista general puede ser responsable, y eventualmente también el
propietario de la obra, en caso que el accidente que haya ocasionado daño o
perjuicio a terceros, se deba en parte al incumplimiento de sus deberes como
propietario. Este será el caso, por ejemplo, si el propietario no ha cumplido
con su deber de fiscalizar la correcta y adecuada ejecución de los trabajos, el
cumplimiento de las normas de seguridad o de prevención, etc.
191
carecen de patrimonios para responder por la muerte del trabajador. En esos
casos, el propietario usualmente será condenado a responder, debiendo en
consecuencia indemnizar los daños y prejuicios emanados a la muerte del
trabajador. Correlativamente en este caso, estimamos, así como en otros, que el
evento de pagar, el propietario tiene acción de reembolso en contra de los demás
responsables, esto es, en contra del contratista general y de su subcontratista.
192
CAPÍTULO IX
RESPONSABILIDAD
199
Modificada por la ley N°20.703 de 2013, y antes por la ley N°19.472 de 1996 que creo la figura de la
responsabilidad del propietario primer vendedor; por la ley N°19.748 de 2001, que incorporó los revisores de
cálculo estructural; y por la ley N°20.016 de 2005 que estableció plazos distintos de prescripción dependiendo de
la naturaleza de los defectos o errores de construcción.
193
así como el constructor, el proyectista, el revisor independiente, las personas
jurídicas o sus representantes en caso de disolución y todos aquellos que hayan
participado en la construcción de la obra. En cuanto al titular de la acción será
en términos generales aquel que sufre un daño a causa del vicio o falla de
construcción, sin necesidad de que exista una relación contractual entre el
autor del daño y la víctima.
194
contractual, es necesario tratarla especialmente, pues se traduce en el objeto
de las obligaciones de las partes –mandante y contratista- y en ella recaen la
determinación del alcance de las obligaciones de cada cual, una de las materias
más discutidas entre ellas durante la ejecución de una obra.
195
trasladen a tiempo sus líneas e instalaciones, impidiendo con ello el desarrollo
de actividades constructivas.
Si bien los casos anteriores son meros ejemplos de situaciones que pueden darse
en una obra, cabe preguntarse quién responde en dichos casos de los perjuicios
causados, y en concreto del mayor costo y plazo, que como siempre será el
efecto que dichas situaciones provocarán en la ejecución del contrato.
200
El artículo 138 del Reglamento para Contratos de Obras Públicas recoge expresamente este criterio, al disponer
que “Si la falta de entrega de los terrenos no fuere imputable al contratista y le ocasionare atrasos en relación
con dicho programa, le serán indemnizados los daños, sobre la base de los gastos directos justificados que el
contratista haya tenido y que la inspección fiscal haya verificado, recargados en el porcentaje establecido en el
artículo 105. Asimismo, se aumentará el plazo del contrato en conformidad con el atraso que se produzca por el
motivo indicado. Tan pronto se tome conocimiento de que se producirán los mencionados atrasos, ambas partes
acordarán por escrito, el procedimiento a seguir para registrar, en las condiciones y con la periodicidad que se
convenga, los gastos directos justificados que se indemnizarán; en ningún caso se otorgará indemnización por
recursos humanos o materiales ociosos, que se logren asignar a otras labores del contratista”.
196
En estos casos, cabe preguntarse el alcance de la responsabilidad que asume
el constructor y las consecuencias que pueden derivarse en costo y plazo ante
la eventualidad de que los terrenos correspondientes no le sean oportunamente
entregados al constructor en los plazos programados.
Para poder dilucidar dicha cuestión, especialmente en lo que dice relación con
la asignación de los riesgos y responsabilidades entre mandante y contratista,
habrá que determinar, por una parte, el grado de diligencia y cumplimiento del
constructor en cuanto a sus obligaciones de gestionar oportuna y adecuadamente
los terrenos, sus accesos, servidumbres, autorizaciones o expropiaciones, según
el caso. De este modo, si a pesar de que el constructor ha dispuesto de los
medios humanos y materiales razonables para poder cumplir con su obligación
en esta materia, y no obstante ello, el terreno y/o sus permisos relacionados
no se obtienen en la fecha prevista, por razones ajenas a la responsabilidad
del constructor, entonces estaremos claramente en presencia de un hecho que
escapa al control del contratista y por ende lo libera de responsabilidad. Aún
más, le otorgará el derecho a reclamar al mandante los daños y perjuicios que
correspondan, normalmente asociados a extensiones de plazo, costos indirectos
y gastos generales.
Desde un punto de vista jurídico, los hechos antes citados normalmente califican
como caso fortuito o fuerza mayor en los términos del artículo 45 del Código
Civil. Conforme a ello corresponderá al contratista acreditar frente al propietario
que los hechos correspondientes constituyen efectivamente un imprevisto
imposible de resistir, y que, a pesar de las gestiones realizadas, no ha sido
posible obtener a tiempo los terrenos en condición de poder llevar adelante las
actividades constructivas planificadas.
Por tratarse de hechos que requieren ser calificados jurídicamente como caso
fortuito o fuerza mayor, corresponderá al juez de fondo efectuar la calificación
jurídica de tales. Sin embargo, más allá de que el constructor pueda invocar
un caso fortuito o de fuerza mayor que lo libera del cumplimiento de sus
obligaciones y que le da derecho a ser compensado en costo y plazo, éste no
debe olvidar que, conforme a su deber de colaboración y de buena fe contractual,
debe informar y poner en conocimiento oportunamente a su mandante respecto
de los hechos que configuran la imposibilidad de cumplimiento y de acceder a
los terrenos, de manera que el propietario pueda adoptar todas las medidas que
estime necesarias y que se encuentran a su alcance para poder acceder a los
terrenos y/o autorizaciones a la brevedad posible.
197
control, se encuentra en consecuencia liberado de las obligaciones que pudo
haber asumido contractualmente en cuanto a la gestión de los terrenos, por otro
lado, podrá tener responsabilidad si no comunica oportunamente a su mandante
de los hechos que lo afectan. Frente a la comunicación recibida de su contraparte
corresponderá al propietario asumir el riesgo de la demora, y en su calidad de
tal, deberá implementar todas las medidas que estén a su alcance para poder
disponer de los terrenos y autorizaciones a la mayor brevedad posible, debiendo
el constructor colaborar con su mandante en todo lo que se encuentre a su
alcance, conforme a sus obligaciones asumidas, para acceder a los terrenos en
breve plazo y poder iniciar los trabajos.
198
ingeniería como parte de su solución. En consecuencia, y si bien es común que
el propietario tienda a exigir o solicitar al constructor soluciones de ingeniería,
ello contractualmente no corresponde al alcance de sus obligaciones.
No hay duda que el constructor muchas veces posee una gran experiencia
en obras complejas de ingeniería, y que, en la gran mayoría de las veces, sus
profesionales o ingenieros tienen la capacidad suficiente para poder resolver
adecuadamente los problemas que se presenten en una obra en lo que dice
relación con su diseño y especificaciones. Esas cualidades son las que, en la
práctica, muchas veces llevan a los contratistas a inmiscuirse en el ámbito
de la ingeniería de un proyecto en el que solo han tomado la condición de
constructores, lo cual también se entiende como una expresión del deber de
colaboración que debe al propietario. Por su parte, el propietario, conocedor de
las habilidades y capacidades del constructor en tanto ingeniero, muchas veces
tiende a requerir al constructor las soluciones de ingeniería correspondientes.
Los problemas en una obra se hacen patente en esta materia cuando el propietario
exige soluciones de ingeniería a un constructor que contractualmente no está
obligado a desarrollar el proyecto, y no obstante eso, sin mediar reserva, dicho
constructor acata sin más las exigencias desmedidas de su cliente, y asume el
desarrollo de parte de la ingeniería.
199
finalmente tan eficientes. Pero más grave que eso, en los contratos en los que el
constructor plantea alternativas de ingeniería en un proyecto que originalmente
fue elaborado por el propietario, lo que en definitiva provoca el constructor con
su intromisión en el proyecto de ingeniería, es derechamente quebrar los ámbitos
de responsabilidad de cada cual, haciendo ya muy discutible que el constructor
solo deba responder de los asuntos relacionados con la ejecución de la obra,
sumándosele ahora un nuevo ámbito de responsabilidad propio de la ingeniería.
200
Si bien en estos contratos el contratista asume la obligación de desarrollar la
ingeniería, no es menos cierto que al propietario le cabe una responsabilidad
especial en esta materia, cuál es su deber de revisar, supervisar y aprobar los
diseños de ingeniería que le presente el contratista. De este modo, el contratista
asume primeramente una obligación que en esta modalidad de contratos le
resulta una obligación propia y que le genera responsabilidad directa, pero al
mismo tiempo dicha responsabilidad será en algún grado compartida con el
propietario, en caso que éste, como es natural a su condición de propietario,
deba revisar y aprobar el diseño de ingeniería propuesto.
201
9.2.3. Resolución en tiempo y forma: las consultas del Contratista durante
la ejecución de la Obra
En ese escenario, normalmente será el contratista, por su cercanía con los trabajos,
quien primero detecte las eventuales inconsistencias del proyecto, o la necesidad
de adaptarlo a la realidad de terreno, debiendo transmitir inmediatamente al
propietario de cualquier desviación técnica o presupuestaria que verifique a
consecuencia de ello, con el objeto de que éste adopte las medidas que estime
pertinentes. Lo mismo con las dudas que puedan surgir de su interpretación.
Conforme a ello, y una vez que tome conocimiento de la situación planteada por
el Contratista, el propietario deberá abocarse a responder las cuestiones que le
plantee el Contratista, a la brevedad que le resulte posible.
De este modo, las demoras del propietario que no tengan una justificación
fundada, son generadoras de responsabilidad, teniendo el contratista el derecho
de demandar extensiones de plazo e indemnización de los perjuicios asociados a
dichas demoras, normalmente relacionadas a costos indirectos y gastos generales.
202
Esta obligación de resolver las consultas del contratista no es exclusiva de
los contratos a suma alzada o de aquellos contratos en los que el proyecto ha
sido desarrollado y es responsabilidad del Propietario. Si bien en este tipo de
contratos, la obligación del propietario es más “nítida”, atendido que el proyecto
es de su autoría, ello no es solo aplicable a este tipo de contratos, pues siempre
y en todo caso el propietario tendrá que hacerse cargo de las consultas o dudas
razonables que le presente el contratista, de cuya resolución oportuna dependerá
muchas veces el desarrollo de la obra.
Sea que se trate de una obra adicional o bien de una extraordinaria, o en definitiva
de cualquier modificación de proyecto, la responsabilidad del propietario se
extiende a tener que definir con precisión las variaciones de proyecto que ordena
al contratista, y en su caso, a pactar los precios correspondientes, sin dilación.
203
del contratista, postergando muchas veces hasta las etapas posteriores del
contrato los acuerdos relativos a costo y plazo.
Pero más allá de las motivaciones de cada cual, lo cierto es que es responsabilidad
del mandante tener que definir las modificaciones de proyecto, y en nuestra
opinión, su tolerancia a dejar hacer al constructor sin antes definir o acordar los
precios correspondientes, es un riesgo innecesario, que no hace sino postergar
un acuerdo o negociación que finalmente deberá llevarse a cabo.
Más allá de las diferentes modalidades de contratación, que sin duda importan
riesgos distintos para una y otra parte, no hay que olvidar que finalmente el
contratista es un prestador de servicios, que consisten en la ejecución de una
obra material, sea que la obra se contrate a un precio fijo, como obra vendida, o
bien por administración u otro régimen contractual.
204
propietario de la obra, de acuerdo a las normas generales de nuestro derecho,
especialmente de aquellos perjuicios que se traducen en mayores costos, directos
e indirectos, gastos generales y la utilidad.
Sea que el proyecto le haya sido entregado por el mandante o bien haya
sido elaborado por el propio constructor (según corresponda a la modalidad
contractual), en cualquier caso es responsabilidad de este último ejecutar la obra
conforme a dicho proyecto, especificaciones y antecedentes.
206
“lex artis” propia de su oficio de constructor, debiendo aplicar la técnica que
corresponda a las reglas del buen arte de construir.
En otras palabras, no basta que organice correctamente los recursos dentro del
presupuesto, ni que cumpla los plazos comprometidos, sino que además debe
aplicar la técnica, la buena “praxis” que le impone el buen arte de construir,
que no es otra cosa que aplicar su oficio correctamente a los requerimientos del
proyecto contratado.
En esto, cabe tener presente que la lex artis no siempre estará expresada en
los documentos contractuales, pues se supone que el constructor, en su calidad
de experto, debe manejar la correcta aplicación de los métodos constructivos
aplicables a la obra que se le encomienda, y que por la naturaleza de la
obligación y la costumbre se entienden incorporadas a la obligación asumida
por el contratista, en los términos del artículo 1.546 del Código Civil, según ya
lo hemos explicado en los capítulos anteriores.
Los defectos normalmente tendrán que ver con trabajos realizados fuera de
especificación técnica del proyecto o de las normas técnicas que les resulten
aplicables, y también con trabajos realizados sin observar las reglas del buen
arte de construir.
207
9.3.4. Responder de los trabajos realizados por sus subcontratistas,
trabajadores y proveedores
El constructor no solo responde por su propio trabajo, sino también por el trabajo
de sus trabajadores dependientes, subcontratistas, proveedores de servicios, y en
general por las tareas o actividades de todos quienes han sido incorporados a las
faenas por cuenta o cargo del Contratista.
208
En estos casos, y dado que normalmente el proceso constructivo está inspirado
en la confianza profesional – y por qué no decirlo – personal de los actores
involucrados, los problemas muchas veces surgen con posterioridad, una vez
que los trabajos se encuentran en la fase de ejecución, y normalmente surgen
a consecuencia de una falta de coordinación entre el contratista y dichos
proveedores y viceversa, que en algunas oportunidades se presenta precisamente
porque el propietario deposita mayor confianza en el subcontratista que en el
propio contratista principal, lo cual genera ineficiencias y descoordinaciones
que luego afectarán el desarrollo del proyecto.
Para ello, habrá que estarse a los riesgos asumidos contractualmente, de manera
que, si el contratista principal asumió para sí todos los riesgos asociados a
sus subcontratistas, pocos argumentos tendrá para luego intentar culpar al
propietario por la imposición de uno o más subcontratistas o proveedores. Sin
embargo, y a pesar de la asunción de riesgos antes mencionada, resulta de toda
claridad que, si un determinado subcontratista fue efectivamente impuesto al
Contratista, y luego el mandante pretende culpar a dicho Contratista por hechos
que claramente provienen de un incumplimiento inexcusable del subcontratista,
en nuestra opinión habrá, a lo menos, una responsabilidad compartida entre el
mandante y el contratista principal.
Como ya lo hemos explicado, el plazo del contrato se fija en una “carta Gantt”
o Programa de Trabajo, que contiene todas las actividades a realizar, su tiempo
de ejecución, sus holguras y su secuencia constructiva, de manera de reflejar
en dicho programa lo que se denomina la “Ruta Crítica” de la obra, esto es,
el conjunto de actividades secuenciales y concatenadas entre ellas que van
definiendo el plazo contractual, de manera que la demora de una de ellas afecta
el plazo total del contrato.
209
El Programa se expresa en una línea de “Tiempo – Espacio”, carta Gantt,
o en programas más completos y sofisticados, tales como un programa
“Project” o “Primavera”, que permiten medir oportunamente los avances y
los eventuales atrasos.
210
CAPITULO X
Conforme con los principios generales del derecho, el deudor responde con todo
su patrimonio por el incumplimiento de sus obligaciones: “la garantía general
recae sobre la universalidad del patrimonio del deudor, pero en ningún bien
determinado”201.
Sin perjuicio del Derecho de Garantía General que tiene el propietario sobre
el patrimonio del deudor, habitualmente éste le exigirá al contratista que le
otorgue cauciones respecto de distintas obligaciones contractuales que se
estiman determinantes en un contrato de construcción, distinguiéndose entre
ellas la garantía de correcta inversión del anticipo del precio del contrato; la
del fiel cumplimiento del mismo; y, la garantía de correcta ejecución de la obra.
201
Abeliuk Manasevic, René (2008): Las Obligaciones, Tomo 2 (Editorial Jurídica de Chile), p. 485.
211
Lo anterior, sin perjuicio de que aquellos contratistas que estén interesados en
participar en un proceso de licitación – sea pública o privada – deban rendir
garantía respecto de la seriedad de su oferta.
Las cauciones pueden ser a su vez de dos clases, reales o personales. Las reales
son aquellas que recaen sobre un bien físico determinado, y las personales son
aquellas que recaen sobre el patrimonio. Dentro de las primeras encontramos la
hipoteca y la prenda, y en la segunda la fianza y la codeuda solidaria entre otras.
Desde un punto de vista jurídico, no existe impedimento para convenir otro tipo
de cauciones.
212
Ahora bien, la razón por la cual la normativa vigente solo autoriza ese tipo
de garantías, se refiere a su fácil realización, por cuanto se trata de garantías
pagaderas a su solo requerimiento o presentación, sin que el contratista ni el
tercero, ya sea el Banco o la Compañía de Seguros respectiva, pueda cuestionar
el requerimiento de pago o cobro de la garantía ni tampoco el monto cobrado.
213
no puede a través del cobro de la garantía experimentar un beneficio o
enriquecimiento. En otras palabras, el dueño de la obra solo tiene derecho
a hacer efectiva la garantía hasta el monto de los perjuicios que ha sufrido a
consecuencia del incumplimiento de las obligaciones del contratista. Atendido
que el propietario es el único titular con derecho a cobro de la caución, y es
éste quien reclama el incumplimiento de la obligación de su deudor, él es el
llamado a determinar el monto de sus perjuicios, y proceder en consecuencia al
requerimiento de cobro de la boleta o de la póliza.
214
Por lo anterior, a continuación, analizaremos distintas garantías que debe otorgar
el contratista desde la iniciación de un proyecto hasta la terminación del mismo.
202
Rufián Lizama, Dolores (1999): Manual de Concesiones de Obras Públicas (Fondo de Cultura Económica), p. 73.
203
Dromi, Roberto (2010): Licitación Pública (Ediciones Ciudad de Argentina, Buenos Aires), p. 335.
215
notario el decreto o resolución de adjudicación, en señal de aceptación de la
adjudicación, faculta al Fisco para cobrar la garantía de seriedad de la oferta.
Es aquella que, por imperativo legal o por exigencia del propietario, se constituye
para garantizar el cumplimiento de las obligaciones que emanan de la ejecución
del proyecto.
204
García Verijano, Ernesto (2002): El régimen de las garantías en la contratación administrativa (Segunda Edición
actualizada, Ed. Civitas), p. 31.
205
Articulo 96 y 45 Nº3 Reglamento de Contratista de Obras Públicas.
216
En los contratos de construcción que son convenidos mediante la libre y directa
negociación entre el mandante y el contratista o mediante un trato directo entre
las partes, la garantía de fiel cumplimiento debe entregarse al momento de la
celebración del contrato o dentro del plazo que la misma convención fije para ello.
En los contratos que no son de obra pública, no existe una exigencia legal en
tal sentido, pero la costumbre en esta materia, hace que el mercado opere de
manera similar.
206
Articulo 96 Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
217
contrato, y en el otro extremo está el caso de Estados Unidos en donde la garantía
puede representar el 100% del precio del contrato.
El mandante al ser titular de una garantía altamente liquida, debe proceder con
diligencia y cuidado en su cobro, por cuanto el cobro indebido de la misma lo
hará responsable de los daños y prejuicios que ello cause al contratista. El cobro
de la garantía, supone que el contratista haya incumplido la obligación, y en
consecuencia el mandate deberá “acreditar” el incumplimiento de la obligación
conforme a la cual hizo efectiva la garantía.
207
Articulo 96 Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
218
Como ya lo hemos señalado, si bien no está obligado a probar dicho
incumplimiento al momento de requerir el pago de la póliza o de la boleta,
ello no lo exime de su responsabilidad de acreditar el incumplimiento de la
obligación del contratista, en caso que éste así lo requiera judicialmente.
El motivo por el cual se solicita esta garantía adicional dice relación con una
presunción del aumento del riesgo que asume el contratista, al haber presentado
una oferta que se encuentra bajo los costos estimados por el mandante.
En los contratos de obra pública se presume que aumenta el riesgo del contratista
– en consecuencia, se encuentra obligado a constituir la garantía adicional –
solo en el caso que el monto de la propuesta aceptada fuere inferior en más
de un 15% del presupuesto oficial de la obra, y en el caso que el contratista
hubiese presentado una oferta alternativa, esta fuere inferior en más de un 20%
del presupuesto oficial208.
208
Artículos 98 y 79 Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
219
Esta garantía deberá mantenerse vigente durante la duración del proyecto, y
solo podrá ser devuelta al contratista una vez efectuada la recepción provisoria
de la obra.
220
de seguros, de que invertirá en la obra el anticipo recibido209.
Cualquiera sea la cuantía del anticipo, lo habitual – y las buenas prácticas así lo
aconsejan – es que el monto de la garantía sea equivalente al monto anticipado.
209
Hoyos Elizalde, Carlos (2008): El Seguro de Caución: Una aproximación práctica (Fundación MAPFRE), p. 33.
221
cumplimiento a las obligaciones que le impone el contrato, en tanto que la
garantía de correcta ejecución cauciona los eventuales defectos, errores o
imperfecciones que la obra ejecutada por el contratista pueda experimentar una
vez terminada la misma. Se trata en consecuencia de una garantía de la obra una
vez terminada la misma.
No cabe duda que existe una estrecha relación entre la garantía de fiel
cumplimiento y la de correcta ejecución, así, la primera puede garantizar la
falta de ejecución de la obra, su ejecución tardía y/o su ejecución errónea o
imperfecta; en cambio, la garantía de correcta ejecución solo garantiza los
errores, defectos o imperfecciones que pueden manifestarse o constatarse una
vez terminada la obra.
210
Articulo 171 Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
211
Articulo 170 Reglamento para Contratos de Obras Públicas.
222
En los contratos de obra pública, de cada estado de pago el propietario puede
retener el 10% del valor de la obra pagada, hasta enterar un 5% del valor total
del contrato, incluido sus segmentos212.
10.3.1.1 Concepto
Winter Igualt, Rodrigo (1995): Boleta de Garantía Bancaria, Análisis Practico y Jurídico (Instituto de Estudios
213
223
De acuerdo a las normas de la Superintendencia de Bancos e Instituciones
Financieras la Boleta de Garantía es, en forma genérica un depósito de dinero
que constituye en un banco, el depositante o tomador, a favor de un beneficiario,
en garantía del buen cumplimiento de una obligación asumida por aquel ante
ese beneficiario”214.
Se trata, como advierte el profesor Arturo Prado Puga “de un depósito de dinero
que el “tomador” realiza en favor de un tercero, “el beneficiario” con la finalidad
de garantizar el cumplimiento de obligaciones del primero en favor del segundo.
El certificado que emite el banco interviniente se llama “boleta de garantía”215.
214
Ley General de Bancos (DFL) Nº 3 1997, artículo 69 Nº 13, Recuperación de Normas y Capitulo Nº 1.1, P.1.
215
Prado Puga, Arturo (1996): Charla “El Contrato de Construcción y sus Principales Garantías” (Colegio de
Abogados de Chile), p. 13.
216
Prado Puga, Arturo (1996): Charla “El Contrato de Construcción y sus Principales Garantías” (Colegio de
Abogados de Chile), p. 16.
217
Gonzales Saavedra, Miguel (1962): La Boleta Bancaria de Garantía (Editorial Jurídica de Chile), p. 104.
224
En cuanto a la precisión o delimitación de la caución, la Superintendencia
de Bancos ha sugerido que se establezca claramente en la boleta “el tipo de
obligaciones que cauciona, ya se trate de garantizar la seriedad a una oferta,
el fiel cumplimiento de un contrato, la seriedad de la participación en una
propuesta, o las obligaciones de pago en los casos autorizados para emitirlas con
esa finalidad. Acorde con el objetivo de la boleta, deberá cuidarse de que, en lo
posible, su plazo de vigencia no exceda mucho más de aquel que deba cumplirse
la finalidad para la cual fue otorgada”218.
En cuanto a las partes que intervienen en la emisión, cobro y pago de una Boleta
Bancaria, se distinguen el Tomador, el Beneficiario y el Banco emisor.
218
Gonzalez Castillo, Joel (2002): “La Boleta Bancaria de Garantía”, en Recopilación de Normas y Capítulos
Nº12-13, PP2A-3 (LexisNexis – Conosur), p. 89.
219
Prado Puga, Arturo (1996): Charla “El Contrato de Construcción y sus Principales Garantías” (Colegio de
Abogados de Chile), p. 16.
225
10.3.1.4 Elementos Distintivos de la Boleta Bancaria de Garantía
Uno de los elementos distintivos de la boleta es que ésta constituye una caución
que garantiza una o más obligaciones contenidas en un contrato principal. En la
especie, las obligaciones garantizadas se encuentran en el contrato de construcción.
220
Prado Puga, Arturo (1996): Charla “El Contrato de Construcción y sus Principales Garantías” (Colegio de
Abogados de Chile), p. 18.
226
La regla general es que la ejecución de una caución supone un procedimiento
de realización y liquidación, y en muchos casos requiere una sentencia judicial
firme y ejecutoriada, “en cambio, la boleta de garantía es de mayor eficiencia
debido a que el beneficiario solo necesita requerir el pago de la boleta al banco
y esperar el término señalado para el pago – que generalmente no es mayor que
30 días – para ver satisfecho su crédito. Además, goza inembargabilidad de su
crédito por tercero”221.
221
Gonzalez Castillo, Joel (2002): “La Boleta Bancaria de Garantía”, en Recopilación de Normas y Capítulos
Nº12-13, PP2A-3 (LexisNexis – Conosur), p. 57.
222
Prado Puga, Arturo (2000): “La Boleta Bancaria”, en Diario El Mercurio, Santiago de Chile 10 de julio de
2000, EA2.
223
Gonzalez Castillo, Joel (2002): “La Boleta Bancaria de Garantía”, en Recopilación de Normas y Capítulos
Nº12-13, PP2A-3 (LexisNexis – Conosur), p. 64.
224
Cruz Ortiz, Neftalí (1985): Prontuario Jurídico Bancario (Editorial Jurídica de Chile), p. 104.
227
Código de Comercio. Por lo anterior, estimamos que el plazo de prescripción de
una boleta es de 4 años contado desde que el deudor de la obligación principal
está en mora, o ha incumplido con la obligación caucionada.
10.3.2.1 Concepto
Del simple análisis de estas disposiciones, fluye que, por el seguro de caución,
la Compañía de Seguro que emite la póliza asume la obligación de indemnizar
al asegurado, en este caso al propietario o mandante, en el evento que el
tomador, esto es, el contratista, no haya dado cumplimiento fiel y oportuno a las
obligaciones establecidas en el contrato de construcción.
225
Hoyos Elizalde, Carlos (2008): El Seguro de Caución: Una aproximación práctica (Fundación MAPFRE), p. 19.
226
Articulo 98 Ley Nº50/1980 España.
227
Articulo 582 Código de Comercio.
228
ya sea que ésta garantice la correcta inversión del anticipo del contrato de
construcción, su fiel cumplimiento, el canje o retención del anticipo, o caucione
la correcta ejecución de los trabajos que ha ejecutado el contratista.
228
Hoyos Elizalde, Carlos (2008): El Seguro de Caución: Una aproximación práctica (Fundación MAPFRE), p. 3.
229
Por su parte, el Asegurador, es la Compañía de Seguros Generales o Especializadas
que toma sobre sí el riesgo transferido por el tomador o contratista, y que se
encuentra obligado al pago de la póliza.
230
de la prima no exime al Asegurador de su obligación de pagar la póliza en caso
de siniestro.
Lo que busca esta clase de caución es que ellas sean pagadas a su requerimiento
y es por ello que nuestra moderna legislación de comercio ha establecido que “la
indemnización deberá ser pagada al asegurado dentro del plazo que establece la
póliza, sin que la oposición de excepciones pueda ser invocada para condicionar
o diferir dicho pago”229.
229
Articulo 583 Código de Comercio.
231
Esta interpretación no sólo repugna los criterios de justicia y eficacia jurídica que
demanda nuestro ordenamiento jurídico, sino que además constituirá una franca
vulneración del principio de Máxima Buena Fe que siempre debe imperar en un
contrato de seguro, y en especial en uno que posea características y fisonomía
propia, como es precisamente el seguro de caución.
Ahora bien, la póliza de caución puede ser de dos clases: pagadera a primer
requerimiento o sujeta a procedimiento de liquidación de siniestro.
Lo anterior resulta relevante, por cuanto ante el requerimiento del pago de una
póliza de esta naturaleza, el Asegurador no está llamado a determinar si ha
existido cumplimiento o no de la obligación caucionada, o entrar a analizar su
procede o no las alegaciones o excepciones que invoca el “tomador – contratista”
para inhibir el pago.
230
Articulo 582 Código de Comercio.
232
iniciar un proceso extrajudicial o judicial de cobro. Frente al requerimiento
de pago por parte del asegurado, la Compañía Aseguradora se encuentra en la
obligación de pagar la póliza.
Esta obligación tiene expreso reconocimiento legal por cuanto el artículo 582
del código de comercio dispone que “todo pago hecho por el asegurador deberá
serle reembolsado por el tomador del seguro”. De este modo, sin importar las
alegaciones o excepciones deducidas por el tomador para intentar o inhibir el
pago de la póliza, efectuado que sea el pago de la indemnización, el tomador
deberá reembolsarle al asegurador la suma pagada, sin que pueda eximirse de
esta obligación de reembolso alegando el pago indebido de la póliza u otras
razones tendientes a cuestionar el pago del seguro.
231
Articulo 541 Código de Comercio.
233
de la obligación garantizada por la póliza, es decir, de aquellas que se encuentren
contenidas en el contrato de construcción.
Sin embargo, dicha disposición no resulta aplicable a los contratos de obra privada,
en los cuales si puede decretarse la retención y el embargo de las garantías.
234
CAPITULO XI
En una primera etapa, encontramos que existe un riesgo referido al diseño del
proyecto, del cual emanan responsabilidades para los profesionales que en él
intervienen, en especial para los arquitectos, ingenieros, calculistas y otros que
participen en el diseño y elaboración de un proyecto. En caso que el proyecto
adolezca de errores o defectos en su diseño, ello puede causar perjuicios de
distinta índole, de los cuales responden los autores de éste. Lo anterior constituye
un riesgo que es perfectamente asegurable según lo analizaremos más adelante.
En la formación del contrato de obra, según lo hemos visto al tratar las garantías,
nos encontramos con riesgos que se refieren a la seriedad de la oferta, al de fiel
cumplimiento de contrato, correcta inversión del anticipo, canje en retención
de los estados de pago, garantía de correcta ejecución, entre otros, todos los
cuales pueden ser garantizados mediante una póliza de caución, conforme
lo dispone el Reglamento para Contratos de Obras Públicas. En los demás
contratos de obra, el mandante por regla general solicita al contratista que
asegure dicho tipo de contingencia.
235
el mandante, el contratista, los subcontratistas, los proveedores, los trabajadores
o dependientes, etc. Es precisamente esta gran cantidad y dispersión de riesgos
que muchas veces llevan a confusión y errores a los distintos interesados.
Por otra parte, y atendida la alta especialización que suponen los riesgos de
la construcción, el mercado asegurador posee pólizas altamente complejas,
algunas de ellas de difícil comprensión para los asegurados, lo que contribuye a
la existencia de confusiones, errores y conflictos entre las partes.
236
A este respecto, resulta importante advertir que no se admite al asegurador
prueba alguna en contra del tenor o estipulaciones contenidas en una póliza
una vez que se haya perfeccionado el contrato de seguro. Lo anterior es de suyo
importante, ya que en caso de discrepancia respecto del sentido o del tenor de
una cláusula, deberá esta interpretarse en favor del asegurado.
Las Condiciones Particulares de una póliza, en cambio, son aquellas que emanan
de la libre discusión entre las partes, y en ella se especifican los contratantes, el
objeto exacto de la cobertura, el monto de la prima, los deducibles pactados, la
suma asegurada y la vigencia del seguro.
232
Artículo 3º E DFL 251, Año 1931.
237
contrato de mera indemnización, y en consecuencia jamás puede ser una fuente
de ganancia o de lucro para el asegurado.
Indemnizar viene del latín “indemne” esto es, reparar, dejar sin daño, lo cual
clarifica el sentido o finalidad de toda póliza de seguro. Por lo anterior, el
asegurador está obligado a indemnizar los perjuicios reales y efectivos que sufre
el asegurado, tomando en consideración para ello el valor real de los bienes al
momento del siniestro y la suma asegurada -en los seguros de daños reales- y el
monto asegurado, en los seguros de daños patrimoniales.
233
Articulo 529 nº1 Código de Comercio.
238
de sus obligaciones, dentro de las cuales se incluye la de asesorar correcta y
oportunamente al asegurado en la contratación de una póliza, en la modificación
de la misma, y en especial en caso de un siniestro.
En caso que por error, omisión o mero descuido, ya sea del asegurador o del
corredor, resulte perjudicado el asegurado por cuanto no recibió la protección
que pretendió contratar mediante la póliza de seguro que suscribió, éstos serán
responsables de los perjuicios que de ello provengan.
234
Ossa, Efraín (1988): Teoría General Del Seguro (Editorial Temis, Bogotá), p. 45.
239
En este mismo orden de ideas, el Profesor Garriguez agrega que “de esta misma
lealtad debe responder el asegurador en la concepción de la póliza y la ejecución
del contrato, evitando clausulas lesivas para el asegurado o simplemente oscuras
e incompatibles con la exquisita observancia de la buena fe”235.
235
Garrigues, Joaquín (1973): Contrato De Seguro Terrestre (Imprenta Aguirre, Madrid), p. 58 (ojo que máxima
buena fe en latín se escribe Uberrimae Bonae Fidei. Ver: Arellano Iturriaga, Sergio (2013): Ley de Seguro
(Editorial Legal Publicit), p. 17).
236
Arellano Iturriaga, Sergio (2013): Ley de Seguro (Editorial Legal Publicit), p. 17.
240
y garantía de correcta ejecución de la obra. Por lo anterior nos remitimos a lo
expuesto respecto del seguro de caución en el capítulo de las garantías.
Se trata de una de las pólizas más utilizadas tanto en obras públicas como
privadas, y ellas son contratadas por el propietario en algunos casos, y por el
contratista general o los subcontratistas, pudiendo cada uno de ellos actuar por
cuenta propia o ajena. Sin embargo, lo habitual es que el tomador de la póliza
sea el Contratista General de la obra quien detenta un interés real y efectivo
en obtener una protección tanto de los equipos y maquinarias que utilizará
durante la ejecución de la obra, así como de la ejecución efectiva de la obra
y/o de la demora en la puesta en marcha del proyecto contratado, así como
también por los eventuales daños que durante la ejecución de la misma pueda
causar a terceros.
241
del asegurado. No estamos en consecuencia ante una póliza estándar ya que el
riesgo cubierto, tampoco lo es.
Debemos llamar la atención en este punto por cuanto constituye una fuente
potencial de conflicto, que el asegurado por error o simple descuido no informe
cabal y oportunamente al asegurador los riesgos que desea transferir, por una
parte, y por la otra, si la Compañía de Seguros no efectúa un análisis detallado
de la cobertura solicitada, presumiendo que lo requerido por el tomador de
seguro corresponde a la cobertura que éste necesita.
11.4.2.2 Concepto
Una de las dificultades de este tipo de seguro, es que nuestra legislación mercantil
no hace referencia al riesgo de construcción, razón por la cual la póliza de
“Todo Riesgo de Construcción” se rige por las normas generales establecidas en
nuestro Código de Comercio.
237
Articulo 524 nº1 Código de Comercio.
242
La legislación de seguro no lo define, sin perjuicio de lo cual podemos afirmar
que el seguro de todo riesgo de construcción es aquel en virtud del cual el
asegurador se obliga, a cambio del pago de la prima, a indemnizar los daños
que sufran los equipos y maquinarias del asegurado, así como los perjuicios que
éste cauce a terceros durante la construcción de una obra, y de los cuales sea
civilmente responsable.
Se trata en consecuencia de una póliza de daño, que cubre tanto los riesgos físicos
como los patrimoniales. Los seguros de daños reales son aquellos que recaen
sobre un bien físico y determinado, en la especie son los que recaen sobre los
equipos, maquinaria y demás bienes especificados en las condiciones particulares
o adicionales de la póliza. Es patrimonial también, por cuanto protege de las
eventuales erogaciones o disminuciones que pueden verse afectado el patrimonio
del asegurado cualquier éste sea (mandante, contratista, subcontratista, etc.),
a consecuencia de ciertos actos dañosos que causan perjuicios a terceros, y de
los cuales sea civilmente responsable, existiendo una sentencia judicial que así
lo declare, o una transacción judicial o extrajudicial en la que se establezca o
reconozca -según sea el caso- la responsabilidad del asegurado en el daño causado
a un tercero y su obligación de indemnizar los perjuicios.
238
Articulo 529 nº1 Código de Comercio.
243
cometido y de los perjuicios causados a los asegurados239. Respecto de los
corredores de seguros, ellos también son responsables, por cuanto la función
de intermediación supone la de prestar una adecuada y oportuna asesoría
al asegurado en todo momento, es decir, no solo se limita al momento de la
suscripción de la póliza, sino que también a la modificación de la misma y en el
evento de ser víctima de un siniestro.
La finalidad de esta póliza es cubrir los daños y/o pérdidas que pueda sufrir el
asegurado respecto de sus bienes y/o su patrimonio, durante la ejecución de
una obra.
239
Articulo 529 nº1 Código de Comercio.
240
Articulo 513 letra T. Código de Comercio.
244
consecuencia de una causa accidental e imprevista. Asimismo, la póliza debe
amparar al asegurado por las pérdidas que sufra a consecuencia de los daños y
perjuicios causados a terceros, y de los cuales sea civilmente responsable.
Por último, hacemos presente que ésta es la cobertura básica que debe poseer
una póliza de “Todo Riesgo de Construcción”, sin perjuicio de lo cual, las partes
pueden limitar o extender la cobertura del seguro.
245
lo anterior debe incorporarse a la póliza mediante la inclusión de cláusulas
adicionales las coberturas especiales, dentro de las cuales pueden convenirse
la protección del cronograma de avance de los trabajos de la obra y/o de su
montaje, extender la cobertura a bienes asegurados que se encuentran fuera del
sitio o lugar de la obra y/o del montaje, daños por huelga, motín y conmoción
civil, o extender la protección a los efectos personales de los empleados y
obreros de la obra, entre otras.
b) Responsabilidad Civil
241
Pacheco Jiménez, M.A Nieves (2008): Los Seguros en el Proceso de la Edificación (Ed. La Ley, España, 1ª
Edición), p. 604; (1076) VID. Infra: Capítulo VIII: El Seguro de Responsabilidad Civil: RC Cruzada, p. 656.
246
durante la ejecución de la misma, y que no sean calificados como accidentes del
trabajo; b) la muerte de los dependientes durante la ejecución de la obra, siempre
que la causa sea de responsabilidad del asegurado.
11.4.2.6 Exclusiones
247
11.4.2.7 Delimitación Del Riesgo y Duración Del Seguro
Es una condición básica para que opere la cobertura de la póliza, que esta se
encuentre vigente al momento de producirse el siniestro. Por lo anterior resulta
necesario que la duración de la póliza coincida con el plazo del contrato de
construcción de obra.
Los riesgos empiezan a correr de cargo del asegurador desde el momento que
entra en vigencia la póliza, la que debe coincidir con el inicio de los trabajos,
vale decir, la póliza debe entrar en vigencia desde las labores de instalación de
faenas y/o de la entrega del terreno en el cual se ejecutaran los trabajos.
248
es su eventual exposición de riesgo, considerando para ello el tipo, naturaleza de
obra, su ubicación geográfica y demás consideraciones que permitan determinar
o al menos cuantificar cuál es la suma asegurada adecuada en relación al proyecto
a ejecutar, por cuanto no es la Compañía de Seguro la que determina o fija la
suma asegurada, sino que es el tomador o contratante quien debe determinarla,
estando obligado a pagar la correspondiente prima por ella.
242
Decreto Supremo 1055.
249
sea inferior al valor real del bien, existirá un infraseguro, razón por la cual la
Compañía de Seguros sólo estará obligada al pago de la indemnización del daño
sufrido a prorrata entre la cantidad asegurada y la que no lo esté.
243
Artículo 543 Código de Comercio.
250
Construcción” el asegurador, el asegurado y eventualmente los beneficiarios.
El asegurador es la Compañía de Seguros Generales que ha emitido la póliza,
y que asume sobre si los riesgos que se refieren tanto a los bienes como a la
responsabilidad del o los asegurados.
244
Artículo 570 Código de Comercio.
251
El objeto de la póliza de responsabilidad civil no es otro que proteger el
patrimonio del asegurado respecto de las eventuales pérdidas o deterioros que
pueda sufrir éste, atendido a la obligación de indemnizar a un tercero por los
daños causados, y de los cuales es responsable. “El objetivo principal perseguido
por las pólizas de responsabilidad civil es corregir los deterioros patrimoniales
provocados por un accidente producido en el transcurso de las actividades que
integran el riesgo amparado por el contrato del seguro”245.
245
Pacheco Jiménez, M.A Nieves (2008): Los Seguros en el Proceso de la Edificación (Ed. La Ley, España, 1ª
Edición), p. 631.
246
Arellano Iturriaga, Sergio (2013): Ley de Seguro (Editorial Legal Publicit), p. 220.
247
Corral Talciani, Hernán (1995): “Responsabilidad Civil de los Constructores y Arquitectos por Ruin o
Construcción Defectuosa de Edificios”, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tt. XCII, primera parte, p. 47.
252
la obligación de pagar una indemnización a que se ve sometido el asegurado,
cuando es compelido mediante una sentencia judicial firme y ejecutoriada que
así lo declare o mediante acuerdo judicial o extrajudicial celebrado con un
tercero. De esta forma, la cobertura habitual de la póliza de responsabilidad civil
es la de pagar la indemnización en caso de muerte de terceras personas o las
lesiones corporales, y/o por los daños causados a cosas o bienes pertenecientes
a terceros. A los primeros se les conoce en la jerga aseguradora como “lesiones
corporales”, y a lo segundo se le denomina como “daños materiales”.
Atendido que los procesos constructivos muchas veces son riesgosos, es de uso
habitual la contratación de este tipo de seguro, ya el propietario o el contratista
posee un interés asegurable, que no es otro que proteger su patrimonio ya que
puede verse expuesto a pagar indemnizaciones por los daños que se causen a
terceros durante la ejecución de un determinado proyecto.
11.4.3.4 Exclusiones
253
Son excluidas también de cobertura las utilidades, los daños causados
durante guerra, revolución, motín, entre otras, así como los daños causados
intencionalmente o mediante dolo del asegurado.
Arellano Iturriaga, Sergio (2013): Ley de Seguro (Editorial Legal Publicit), p. 232.
248
Pacheco Jiménez, M.A Nieves (2008): Los Seguros en el Proceso de la Edificación (Ed. La Ley, España, 1ª
249
Edición), p. 642.
254
asegurado se encuentra obligado a indemnizar o no a un tercero por los daños
causados. Es por ello que se trata una cláusula debatida, existiendo jurisprudencia
en el derecho comparado en donde se le ha negado validez.
255
En algunas legislaciones comparadas se reconoce la denominada “acción
directa”, conforme a la cual en este tipo de póliza la victima posee una acción
directa en contra del asegurador para obtener el pago de la indemnización.
Nuestra legislación mercantil no reconoce tal acción, sin perjuicio de lo cual
dispone que el asegurador debe pagar la indemnización directamente al tercero
perjudicado. De esta manera entonces, a la compañía de seguros le está vedado
pagar la indemnización a su asegurado, debiendo pagar directamente a la víctima
del siniestro.
En lo que dice relación a la determinación del monto a indemnizar por parte del
256
asegurador, éste se determinará considerando dos factores, a saber: la obligación
legal y/o judicial de indemnizar, y suma asegurada.
Los errores u omisiones en que puedan incurrir los profesionales, ya sea en la fase
de elaboración o diseño de un proyecto, o bien, durante la ejecución del mismo,
pueden generar daños o perjuicios de los cuales son civilmente responsables.
El desarrollo de los países conlleva una mayor toma de conciencia por parte de
sus habitantes de los derechos, obligaciones y responsabilidades que a cada uno
250
Artículo 17 Ley y Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones.
257
de ellos les corresponde, por lo que el desplome de un puente, la destrucción de
un embalse, la ruina de un edificio supone que se haga exigible la responsabilidad
de los profesionales que participaron en el diseño y construcción de la obra.
Una segunda delimitación del riesgo cubierto por éste tipo de seguro dice
relación con las denominadas clausulas “Claims Made”, conforme a las cuales
la póliza solo cubre los siniestros ocurridos y reclamados dentro del periodo de
vigencia establecidos en las Condiciones de la misma251.
251
Arellano Iturriaga, Sergio (2013): Ley de Seguro (Editorial Legal Publicit), p. Arellano Iturriaga, Sergio, Ley
del Seguro, Página 232., obra ya citada.
258
11.4.4.3 Determinación y Pago Del Siniestro
259
11.4.5.1 Riesgo Cubierto
Los riesgos cubiertos por esta póliza son los daños corporales que provengan
de un accidente, el cual cause o provoque lesiones, la incapacidad y/o la muerte
de las personas aseguradas, ya sea que sufra ésta con ocasión de la ejecución de
su profesión o durante del desempeño de su oficio o en un hecho común de su
vida privada.
Se entiende por accidente para efecto de este seguro, todo suceso imprevisto,
involuntario, repentino y fortuito, causado por medios externos, que afecta el
cuerpo u organismo del asegurado.
En caso que el daño consista en la incapacidad permanente del asegurado y/o sus
dependientes, el monto de la indemnización dependerá de la extensión y/o tipo
de daño accidental sufrido por el asegurado, y a lo establecido en las Condiciones
de la póliza. Así, por ejemplo, es frecuente que en caso de pérdida total de los
dos ojos o de ambos brazos, el asegurador pague el 100% de la suma asegurada,
pero en caso de que se produzca una incapacidad de un solo brazo u ojo la
indemnización puede ser reducida al 50%. Normalmente las condiciones de las
pólizas disponen porcentaje de indemnización a pagar en caso de incapacidad
permanente, dependiendo del tipo de daño o lesión que sufra el asegurado y/o
sus dependientes.
11.4.5.2 Exclusiones
260
del trabajo, y este no se encuentra expresamente excluido de la cobertura de
la póliza contratada, dicho accidente se encontrará amparado por la póliza,
debiendo el asegurador indemnizar por los daños sufridos por el asegurado y/o
sus dependientes.
261
CAPÍTULO XII
Una vez que el contratista ha terminado de ejecutar las obras contratadas, deberá
proceder a solicitar su recepción.
252
Cabanillas Sánchez, A. (1978): “La recepción de la obra”, en Anuario de Derecho Civil, tomo XXXI, pp. 288
y 289.
262
Lo que usualmente ocurre en la práctica es que el constructor pone en
conocimiento del propietario que ha finalizado las obras encomendadas, y en
consecuencia le solicita su recepción.
Sánchez Calero define a la aprobación de la obra como “el acto jurídico mediante
el cual el comitente manifiesta su satisfacción por la prestación del contratista, y
en cuya virtud queda obligado a recibir la obra y a pagar su importe.”
263
contratos, sean estos públicos o privados, y en éstos últimos, dependerá de su
tipo o naturaleza, según la normativa a la que se encuentren sujetos.
Es por ello que se sostiene que la recepción puede ser expresa o tácita, y se
entenderá que es tácita cuando se deduce de ciertos actos o de la conducta
del propietario, como cuando toma posesión de la obra o dispone de ella sin
reservas o reparo alguno, o bien cuando paga al constructor el saldo del precio
del contrato, sin reservas.
253
Art. 144 inc. 1° de la LGUC: “Terminada una obra – o parte de la misma que pueda habilitarse independientemente
– el propietario y el arquitecto solicitarán su “Recepción Definitiva” por la Dirección de Obras Municipales. Sin
perjuicio de las recepciones definitivas parciales, habrá, en todo caso, una recepción definitiva total de las obras.”
254
Art. 9° de la LGUC.
264
A diferencia de las obras reguladas por la LGUC, las obras públicas sujetas al
Reglamento de Contratos de Obras Públicas no contemplan la posibilidad de que
se efectúe una recepción parcial de las obras. Ello se desprende de lo previsto
en el artículo 166 del citado reglamento, al disponerse que “Se entenderá como
fecha de término el día en que el contratista terminó de construir el 100% de las
obras contratadas”.
255
Artículo 166 de la LGUC: “Una vez terminados los trabajos, el contratista solicitará por escrito la recepción de la
obra al inspector fiscal, quien deberá verificar dicho término y el fiel cumplimiento de los planos y especificaciones
del contrato, con la debida certificación de calidad de las obras que se indique en el Proyecto y en el plazo que
se indique en el mismo. Constatado lo anterior, deberá comunicarlo a la Dirección por oficio, en un plazo no
superior a 5 días, indicando la fecha en que el contratista puso término a la obra. Se entenderá como fecha de
término el día en que el contratista terminó de construir el 100% de las obras contratadas. La recepción provisional
de las obras correspondientes al Registro de Obras Mayores se efectuará por una comisión compuesta por tres
personas…”. Artículo 176: “La recepción definitiva se hará en la misma forma y con las mismas solemnidades que
la provisional, después que haya transcurrido el plazo de garantía.”
256
Concepto que utiliza el Reglamento para Contratos de Obras Públicas, artículo 168.
265
Los defectos constructivos e imperfecciones se dejan constancia en el acta de
recepción provisional, cuya lista de defectos se denomina usualmente “punch
list” en la jerga de la construcción.
257
Artículo 168. “Cuando los defectos a que se refiere el artículo anterior no afecten a la eficiente utilización de la
obra y puedan ser reparados fácilmente, la comisión procederá a recibirla con reservas, autorizando la devolución
al contratista de las retenciones conforme se indica en el artículo 169, salvo una suma equivalente a 5 veces el
valor en que se avalúa el costo de las reparaciones por realizar. La comisión le fijará al contratista un plazo para
que efectúe las reparaciones y la Dirección podrá ordenar la explotación inmediata de la obra. A solicitud del
contratista y por razones fundadas, la Dirección podrá modificar el plazo fijado para las reparaciones. Una vez
vencido el plazo a que se refiere el inciso anterior, la comisión deberá constituirse nuevamente para constatar la
ejecución de los trabajos y levantará, si procede, un Acta de Recepción Provisional, señalando como fecha de
término de la obra la indicada en el oficio del inspector fiscal. Si el contratista no subsanara los reparos observados
dentro del plazo fijado, éstos podrán ser ejecutados por la Dirección, en la forma señalada en el inciso 2º del
artículo 167, con cargo a las retenciones, quedando a beneficio fiscal el saldo de ellas en concepto de multa, si las
hubiere. Del hecho se dejará constancia en la Hoja de Vida del contratista”.
258
El Reglamento para Contratos de Obras Públicas hace expresamente la distinción de plazo dependiendo si se
trata de obras mayores o menores: Artículo 170. “El plazo de garantía de fiel cumplimiento del contrato por parte
del contratista, será de un año para las obras del Registro de Obras Mayores y de 6 meses para las del Registro de
Obras Menores, salvo que las bases administrativas fijen un plazo diferente, el que se comenzará a contar a partir
de la fecha fijada como término de la obra”.
259
Artículo 171. “Durante el plazo de garantía el Ministerio usará o explotará la obra como estime conveniente.
El contratista será responsable de todos los defectos que presente la obra por él ejecutada, a menos que se deban
a un uso o a una explotación inadecuada, o bien a errores de diseño no imputables al contratista, en cuyo caso se
aplicará lo establecido en el artículo 150”.
256
Art. 170 del Reglamento, inciso segundo: “Estos plazos se entenderán sin perjuicio del plazo de garantía legal
de cinco años, a que se refiere el artículo 2.003, número 3 del Código Civil.”
266
Una vez efectuada la recepción provisional de la obra y subsanados los posibles
defectos u observaciones, se procederá a la recepción definitiva de la obra, salvo
en el caso de las obras reguladas por la LGUC, en las que, como hemos visto, no
existe la recepción provisional, sino solo la definitiva.
267
correspondiente contrato, y en cualquier caso, a observar un estricto apego a
la buena fe como principio del derecho, que como hemos visto se expresa en
un deber de colaboración activa entre las partes de un contrato de construcción,
lo que también se extiende al proceso de recepción. Incumple, por ejemplo, un
contrato de construcción aquel mandante que rechaza la recepción por efectuar
una interpretación abusiva y extrema de los detalles de la misma, rechazando la
recepción provisional.
Una vez terminados los trabajos, corresponde determinar los valores que se
deben pagar en definitiva al contratista, por todas las obras ejecutadas durante su
vigencia, menos los descuentos que pudieren corresponder, considerando para
ello lo ya pagado por los estados de pago y anticipos que se le hubieren cursado
durante todo el período de ejecución.
261
Dicho criterio es confirmado por la normativa de contratos con el Estado. Así, de acuerdo al artículo 154 del
Reglamento para Contratos de Obras Públicas, los estados de pago serán considerados como abonos parciales que
efectúa el Fisco al contratista, a cuenta del valor de la obra que está realizando. Por su parte el Artículo 115 del
Reglamento SERVIU dispone que los estados de pago serán considerados como abonos que efectúa el SERVIU
durante el curso de los trabajos, y que tendrán sólo el carácter de anticipos concedidos al contratista a cuenta del valor
de la obra. Agrega la disposición que en ningún caso se considerarán estos anticipos como la aceptación por parte
del SERVIU de la cantidad y calidad de obra ejecutada por el contratista y a la cual corresponde el respectivo abono.
268
De esta manera, se puede definir la liquidación como “un documento mediante
el cual se constata, especifica y valora la obra realizada, en relación con el
proyecto, y se fijan los saldos que resulten a favor o en contra del contratista,
teniéndose también en cuenta las obras adicionales debidamente aprobadas por
el dueño de la obra”262.
262
Del Arco Torres, Miguel Ángel; Pons González, Manuel (2006): Derecho de la Construcción (Editorial Comares,
3ª Edición), p. 461.
263
Artículo 184. La liquidación del contrato se hará por la Dirección conforme a las resoluciones adoptadas por ella,
con sujeción estricta a este Reglamento. Su aprobación se hará sin perjuicio de que el contratista pueda hacer valer
por su parte los recursos que procedan ante la Contraloría General de la República. La Dirección deberá formular la
liquidación del contrato, y devolver la garantía de fiel cumplimiento del contrato, dentro del plazo de 90 días contados
desde la fecha del acta de recepción definitiva o única; en casos especiales debidamente fundados por el Director
Nacional respectivo, se podrá prorrogar el plazo hasta por 180 días más, previa aprobación del Director General.
Dentro de estos mismos plazos, la Dirección informará al Registro General de Contratistas el monto final del contrato
y la fecha de su liquidación. Cuando la liquidación no se haya formulado en los plazos de vigencia de la boleta
bancaria o póliza de seguro señalados en el inciso primero del artículo 96, el MOP restituirá al contratista el dinero
que hubiese desembolsado para mantener vigente, después de transcurrido dicho plazo, la garantía del contrato. El
contratista que no haya aceptado la liquidación podrá reclamar de ella, dentro de un plazo de 90 días contados desde
la fecha de tramitación de la resolución pertinente. Transcurrido ese plazo, la liquidación se entenderá aceptada por el
contratista. La liquidación que no haya sido suscrita por el contratista deberá serle notificada, por la Oficina de Partes
correspondiente, al domicilio que tenga indicado en el Registro General de Contratistas, dentro del plazo de 30 días
de su tramitación, remitiéndole copia de la resolución que la apruebe. En caso de que ello no ocurra, el plazo que
éste tiene para reclamar se prorrogará en los días que corresponda. El reclamo o reserva de orden administrativo a la
liquidación efectuada por la Dirección, deberá formularse siempre por escrito dentro del mismo plazo y se entenderá
renunciado si su tramitación se suspende más de un mes por falta de diligencia probada del contratista, calificada por
el Director Nacional. Cuando la liquidación del contrato haya sido aceptada por el contratista, éste no podrá efectuar
ningún reclamo o recurso posterior.
269
Ahora bien, en caso de muerte del contratista que fuere persona natural, el
contrato quedará resuelto y se procederá a su liquidación, teniendo la Dirección
respectiva la opción de adquirir de su sucesión, los materiales que estuvieren
acumulados en la obra y que sean necesarios para seguir adelante con los
trabajos, debiendo en ese caso convenirse los precios, conforme a precios
de mercado. Ello, también resulta aplicable a las maquinarias, herramientas,
campamentos y materiales del propio contratista fallecido, previo acuerdo de
precios con su sucesión264.
264
Artículo 185 del Reglamento para Contratos de Obra Pública.
265
Artículo 188 del Reglamento para Contratos de Obra Pública.
270
Compartimos en este sentido la opinión de don Eugenio Silva Bezanilla,
extractada de una sentencia arbitral, quien en lo pertinente dispone “Que de
acuerdo con la norma del Artículo 1999 del Código Civil, el que encargó la
obra podrá hacerla cesar, reembolsando al artífice todos los costos y dándole
lo que valga el trabajo hecho y lo que hubiere podido ganar en la obra. Es,
pues, un derecho inherente al arrendador de servicios para la ejecución de
obras materiales, el de poner término anticipado al contrato celebrado con el
arrendatario – artífice o contratista – al solo arbitrio del primero. Esta facultad se
fundamenta en que a tal contrato le pertenecen características del mandato, que
es siempre revocable, y a que es un contrato que se celebra en consideración a la
persona del contratista. Es personalísimo. Pero tal atribución, si se ejerce, obliga
al arrendador a indemnizar al arrendatario en la forma que señala la citada norma
del artículo 1999 del Código Civil. No obstante, si el derecho de poner término
anticipado a la vigencia de un contrato se ejerce a causa o como consecuencia
de un acto u omisión culpable o dolosa, imputable al arrendatario, se sigue,
por aplicación de las reglas generales de los contratos, que al arrendatario no
le asistirá el derecho a ser indemnizado de los eventuales perjuicios que la
terminación anticipada le hubiere podido causar. Nadie puede beneficiarse de su
propio dolo o de su propia culpa”.
271
En consecuencia, la terminación del contrato, deja a firme los derechos y
obligaciones de las partes, sin que pueda pretenderse retrotraer las cosas a su
estado original.
272
g) La falta de probidad, vías de hecho, injurias o conducta inmoral grave del
contratista o de su personal dependiente.
h) Incumplimiento por parte del contratista de cualquier obligación contenida en
el Contrato, o el incumplimiento de obligaciones contenidas en otros contratos
suscritos entre el contratista y el mandante.
En caso que el mandante haga efectiva la terminación del contrato, por una
causa atribuible al contratista, aplicarán las reglas generales de nuestro derecho
- las que usualmente además se transcriben en las cláusulas del contrato –
mediante las cuales el mandante tendrá derecho a que el contratista lo indemnice
por cualquier pérdida o daño que haya experimentado y por cualquier costo
adicional que se tenga que pagar para terminar la Obra.
Para cubrir tales perjuicios y costos extras, el mandante podrá disponer de las
retenciones y garantías del contrato, así como de cualquier suma de dinero que
le adeude al contratista por obras ejecutadas y pendientes de pago, por obras
adicionales ejecutadas y pendientes de pago, y/o por concepto de materiales del
contratista que no se utilizaron por éste y pudieren utilizarse por el mandante
para la Obra, debiendo restituir el saldo, si lo hubiere, al contratista. Existen
fundamentos legales de derecho sustantivo que permiten compensar los daños
causados, sin perjuicio de lo cual estos mecanismos normalmente se adoptan
expresamente por las partes en las cláusulas de los contratos de construcción.
Asimismo, es habitual convenir en los contratos que una vez que el contrato
ha terminado en forma anticipada, el mandante podrá finalizar la obra por sí o
mediante un tercero, pudiendo disponer de todo lo ya ejecutado por la contratista.
273
Ahora bien, en la práctica, es también ocurrente que las causales atribuidas por el
mandante al contratista no sean aceptadas por éste, por haber hechos controvertidos,
o bien por existir causas de responsabilidad compartida entre las partes.
Dichas causas normalmente dicen relación con hechos que han afectado los plazos
del contrato, que son calificados como atrasos por el mandante, en tanto que el
contratista los califica como extensiones de plazo a los cuales tendría derecho.
Esta decisión se llevará a cabo sin perjuicio del derecho del Contratista para
reclamar ante el tribunal que corresponda una indemnización de perjuicios si
estima que el término anticipado está fundado de un hecho que no le es imputable.
Si bien es menos frecuente, existen también algunos contratos en los que las
partes regulan el derecho del contratista de suspender o paralizar actividades ante
el incumplimiento del mandante de su obligación de pago íntegro y oportuno de
uno o más estados de pago.
Ello, usualmente se establece como un derecho del contratista, que éste podrá
ejercer luego de haber dado aviso de ello al mandante con un plazo de anticipación,
274
por lo que una vez transcurrido dicho plazo sin haber recibido el pago, podrá
suspender o reducir el ritmo de los trabajos a los que afectare tal incumplimiento,
sin perjuicio del derecho a que se le otorgue una extensión de plazo por dicha
causa y que se le paguen los sobre costos por la desmovilización y removilización,
según corresponda.
266
Artículo 151. La Dirección podrá poner término administrativamente y en forma anticipada a uno o más contratos
en los siguientes casos: a) Si el contratista o alguno de los socios de la empresa contratista fuera condenado por delito
que merezca pena aflictiva, o tratándose de una sociedad anónima, lo fuese alguno de los directores o el gerente; b)
Si el contratista fuere declarado en quiebra, o le fueren protestados documentos comerciales, que se mantuvieren
impagos durante más de 60 días o no fueren debidamente aclarados dentro de dicho plazo; c) Si el contratista no
concurriere, dentro del plazo establecido en el artículo 137, a la entrega del terreno y trazado de la obra; d) Si el
contratista no diere cumplimiento al programa oficial o al programa de trabajo, según corresponda, a que se refieren
los artículos 76, 139 y 161, no iniciare oportunamente la obra o incurriere en paralizaciones superiores a los plazos
que estipula el artículo 139; e) Si el contratista no suscribiere o protocolizare el decreto o resolución a que se refiere
el artículo 90, o no entregare la garantía a que alude el artículo 96; f) Si el contratista no acatare las órdenes e
instrucciones que se le den de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 103, 104, 105, 117 y 143; g) Si por error en la
ejecución de los trabajos la obra quedara con defectos graves que no pudieran ser reparados y ellos comprometieran
su seguridad u obligaran a modificaciones sustanciales del proyecto; h) Cuando la Dirección de común acuerdo con el
contratista, resuelve liquidar anticipadamente el contrato; i) Si el contratista empleare subcontratistas en la ejecución
de las obras sin haber obtenido la autorización correspondiente, y j) Si el contratista se hubiere adjudicado el contrato
estando en situación de incumplimiento con los requisitos establecidos por este Reglamento para mantener vigente su
clasificación en el Registro de Contratistas.
275
Por su parte, la ley Nº19.886 de Bases sobre Contratos Administrativos de
Suministro y Prestación de Servicios, en su artículo 13, contempla asimismo las
causales por las cuales se puede terminar anticipadamente, esto es, por:
a) La resciliación o mutuo acuerdo entre los contratantes.
b) El incumplimiento grave de las obligaciones contraídas por el contratante.
c) El estado de notoria insolvencia del contratante, a menos que se mejoren
las cauciones entregadas o las existentes sean suficientes para garantizar el
cumplimiento del contrato.
d) Por exigirlo el interés público o la seguridad nacional.
e) Las demás que se establezcan en las respectivas bases de la licitación o en
el contrato. Dichas bases podrán establecer mecanismos de compensación y de
indemnización a los contratantes.
Las resoluciones o decretos que dispongan tales medidas deberán ser fundadas
por la respectiva Dirección.
267
Artículo 134. El SERVIU podrá poner término administrativamente y en forma anticipada a un contrato, con cargo
para el contratista, en los siguientes casos: a) Cuando el contratista fuere sometido a proceso por algún delito que merezca
pena aflictiva. Tratándose de sociedades, cuando lo fuere alguno de sus socios, miembros del directorio o apoderado.
b) Por quiebra, cesión de bienes o notoria insolvencia. Se presumirá notoria insolvencia del contratista cuando tenga
documentos protestados o se encuentre en mora en el pago de obligaciones previsionales o tributarias. c) Si el contratista
no concurriere, dentro de los plazos establecidos en este reglamento, a recibirse del terreno. d) Si por causa imputable al
contratista el avance de las obras no alcanzare el límite establecido en el artículo 82 de este reglamento, no se iniciaren
oportunamente las obras, o se incurriere en paralizaciones superiores a las permitidas en este reglamento, o en el Manual
de Inspección Técnica de Obras. e) Por incumplimiento reiterado de las condiciones técnicas de ejecución del proyecto. f)
Si el contratista no acatare las órdenes e instrucciones que le imparta la I.T.O., o las autoridades del SERVIU directamente,
conforme a lo dispuesto en este reglamento. g) Por incumplimiento del estándar de las obras requerido por el contrato,
de acuerdo a los procedimientos establecidos en el Manual. h) Por la negativa del contratista a la presentación de las
cartillas de control exigidas por el Manual. i) Si las obras quedaren con defectos graves que no pudieran ser reparados y
comprometieran la ejecución de ellas u obligaren a modificaciones sustanciales del proyecto, sin perjuicio que el SERVIU
adopte otras medidas que estimare procedentes. j) Si el contratista fuere una sociedad y ésta se disolviere o se hubiere
manifestado la voluntad de disolverla encontrándose pendiente la ejecución de las obras. k) Si durante el desarrollo del
contrato se comprobare que el contratista ha omitido información o la proporcionada al presentar su oferta no es veraz o
que tiene subcontratos no declarados o por un monto superior al indicado en las bases especiales, si corresponde, salvo que
se trate de la contratación de especialidades no consideradas en el reglamento del RENAC. l) Por negativa del contratista
a suscribir el contrato para la ejecución de obras extraordinarias o de obras complementarias o aumentos de obras, en
cuanto, conforme al artículo 101 de este reglamento, se haya suscrito el respectivo convenio ad referéndum y el SERVIU
hubiere anticipado el pago de hasta un ochenta por ciento de la obra realizada. m) Si el contratista no diere cumplimiento
oportuno al pago de las remuneraciones o imposiciones previsionales correspondientes al personal ocupado en la obra.
n) Si el contratista se negare a renovar las garantías del contrato al expirar su vigencia. o) En caso de ocurrir cualquier
accidente, falla o acontecimiento inesperado en las obras contratadas, como consecuencia del proceso constructivo, y el
contratista fuere incapaz o renuente a solucionar de inmediato tales hechos. p) En caso de no restituirse las sumas pagadas
en exceso a que se refiere el artículo 120 de este reglamento. q) Si a raíz de modificaciones de cualquier naturaleza
introducidas en cualquier parte del proyecto adjudicado, sin las indispensables autorizaciones escritas del SERVIU, el
contratista se negare a efectuar a su costa las rectificaciones pertinentes. r) Por otras causales indicadas en el presente
reglamento que establezcan dicha medida.
276
Agrega además dicho Decreto de Vivienda, que en caso que se ponga término
anticipadamente a un contrato por cualquiera de las causales señaladas en
el artículo anterior, se hará efectiva la boleta de garantía que cauciona el fiel
cumplimiento del mismo, la que servirá para responder del mayor precio que
puedan costar las obras por hacer, rehacer o reparar, o de cualquier perjuicio que
resultare para el SERVIU a raíz de la conducta del contratista. Y que en los casos
en que el SERVIU ponga término anticipado al contrato, serán de su propiedad
las obras que el contratista hubiere construido o iniciado, sin que este último
tenga derecho a cobrar indemnización alguna268.
268
Artículo 135.
277
CAPITULO XIII
Por lo general en esta etapa del proyecto los distintos participes del mismo son
optimistas, tienen una relación y comunicación fluida, no hay desconfianza sino
todo lo contrario, existe la voluntad y el deseo de acometer el proyecto en forma
conjunta, amistosa, buscando el bien de la obra y el interés de los partícipes de
la misma.
278
Desde el punto de vista constructivo, la regla general es que el proyecto sufra
adecuaciones y cambios, mayores o menores, que suponen el entendimiento
recíproco entre quienes participan de la obra, entiéndase proyectistas, arquitectos,
propietario, contratista, subcontratistas y proveedores. De esta manera, la
excepción será aquel proyecto que no requiera de cambios o adecuaciones, o en
el cual no se presenten dificultades y controversias entre las partes.
En otros casos, las partes discutirán respecto del origen o causas por las cuales se
ha ocasionado un accidente durante la ejecución de la obra; en otros discutirán
si la ejecución de una determinada labor o faena se encuentra o no comprendida
en el proyecto encomendado. Así, el contratista considerará que se trata de una
obra extraordinaria o adicional por la cual debe recibir un precio adicional y
eventualmente un plazo adicional; por su parte, el propietario sostendrá que el
proyecto es claro y preciso y que conforme a él no puede entenderse que se trate
de una obra extraordinaria y/o adicional, sin que le corresponda en consecuencia
asumir un pago adicional u otorgar un plazo mayor para la ejecución de la obra.
279
construcción, básicamente el Reglamento para Contratos de Obras Públicas, no
contempla mecanismos de solución amistosa o temprana de controversias, que
puedan suscitarse entre las partes a lo largo de la ejecución de un proyecto. Igual
cosa sucede con los contratos de construcción celebrados entre particulares, en
donde es poco frecuente que el propietario y el contratista dispongan métodos
amistosos de solución de controversias269.
Lo habitual es que los contratantes den poca o escasa importancia a este tema,
resultando sintomático el hecho de que habitualmente las cláusulas contractuales
referidas a la solución de controversias sean las últimas establecidas en la
convención, y que normalmente las partes no se detengan a analizar su contenido,
lo cual es un reflejo del optimismo y deseo de que el proyecto se ejecute correcta y
amistosamente, haciendo perder de vista su verdadera importancia. Ello constituye
un error en el que algunas veces incurren tanto el propietario como el contratista,
de manera que cuando ya se encuentran frente a un conflicto, les resulta más difícil
buscar mecanismos idóneos que sean verdaderamente adecuados para resolver sus
diferencias antes que estas escalen a un conflicto mayor.
269
La excepción más reciente en esta materia lo constituye el Mecanismo de Resolución Temprana de Controversias
(MRTC) que el Metro de Santiago S.A. ha incorporado para las obras civiles de la Líneas 3 y 6, una excepción digna
de observarse y evaluarse en el tiempo. Dicha iniciativa surge por sugerencia de la Cámara Chilena de la Construcción
y se implementa en los contratos a partir del año 2012. Sin embargo, no ha tenido la aplicación esperada.
280
Tales criterios básicos se ponen a prueba, por ejemplo, cuando se trata de
cuestiones técnicas en las que los administradores de contratos o ingenieros
de terreno de ambas partes esgrimen interpretaciones antagónicas las
que, precisamente por su carácter especializado, reducen los márgenes de
negociación, obligando a redoblar los esfuerzos para salvar el contrato a través
de medidas correctivas que, como ya lo hemos explicado, son fundamentales
para mantenerlo en vigencia.
En un contrato de obra pública, para poner otro ejemplo en que los márgenes de
negociación se reducen, resulta difícil alcanzar un acuerdo cuando el mandante
deba reconocer algún error o defecto del proyecto que amerite una indemnización
para el contratista o un mayor plazo para la ejecución de la obra, por cuanto -
aun cuando ello sea plenamente procedente - el mandante, como representante
del ente estatal, redoblará sus precauciones y rigidizará sus planteamientos,
llevado por el comprensible temor de incurrir en responsabilidad funcionaria
que podría derivar, incluso, en un eventual juicio de cuentas, por lo que tiende a
dilatar o eludir un compromiso con el administrado, aunque posea competencias
para hacerlo.
Por otra parte, como lo hemos visto anteriormente, existe la creencia, por cierto
equivocada, de que en los contratos a suma alzada el contratista ha asumido bajo
el mismo precio la totalidad de los riesgos ante los imprevistos o imperfecciones
de proyecto, incluso ante los hechos constitutivos de caso fortuito o fuerza
mayor270, lo que provoca que los mandantes o sus inspectores muchas veces tengan
la tendencia a sostener que – incluso ante dichas circunstancias excepcionales –
el precio y el plazo son fijos y no revisables, cerrándose a cualquier negociación
o revisión de sus posiciones en tanto un tribunal no resuelva lo contrario.
270
Salvo que se hubiesen asumido contractualmente esos riesgos en forma expresa.
281
Esa pretensión consistente en atribuir el costo de los incumplimientos del
mandante a todo evento sobre el contratista, ha sido impugnada por la
jurisprudencia de la Corte Suprema reiterando en un reciente fallo que, el hecho
de tratarse contratos públicos a suma alzada... “no significa que el contratista
asuma dentro del precio acordado los efectos de los incumplimientos del
mandante de la obra”. La Corte insiste en el mismo predicamento, añadiendo
que...”no puede pretenderse que le corresponda asumir (al contratista) todos
los gastos extraordinarios que provengan de las condiciones diferentes en que
debió ejecutarse la obra, como consecuencia de la alteración sustancial de la
secuencia constructiva, originada en las modificaciones que el MOP ordenó
para solucionar las inconsistencias y errores de que adolecía la obra diseñada
exclusivamente por él”271.
Más allá de las motivaciones que cada cual pueda tener en una situación concreta,
estimamos que no es razonable ni prudente modificar la verdadera naturaleza
de los problemas, ni menos lo es desconocer posibles errores de proyecto para
intentar evitar la responsabilidad del Estado, pues según nuestra experiencia,
la indefinición y postergación de la divergencia de las partes suele terminar
causando incluso mayor daño que la solución del problema original. En efecto,
271
Corte Suprema. Tercera Sala: Proceso Rol: 33634-2015. Agosto 30 año 2016. Véase también: Corte Suprema,
Proceso Rol: 375- 2013.
282
las demoras en las definiciones y cambios de proyecto generan normalmente
más sobre costos que las obras modificadas propiamente tales.
Para que las negociaciones directas se conviertan en una práctica normal para
las partes, es necesario que estas incluyen una cláusula especial en el contrato en
la que se fijen el procedimiento o mecanismo conforme al cual llevarán adelante
tales las negociaciones, el plazo que ellas tendrán y quienes participarán de la
misma, siendo recomendable en este último punto que en la negociación no solo
participen las partes directamente involucradas en el problema de que se trate,
sino también terceros, sean ingenieros, arquitectos o abogados, que no hayan
tenido una participación previa y directa en el conflicto.
Antes de entrar a esa etapa de franca litigación, resulta del todo aconsejable que
las partes, al momento de negociar el contrato, acuerden lo que se acostumbra
283
a denominar “mecanismos de solución temprana de las controversias”, el que
normalmente se inserta en las respectivas Bases de Licitación o del contrato, de
manera que su existencia y reglamentación se encuentren pactadas desde el primer
momento. El procedimiento así convenido se aplicará durante la ejecución de la
obra o bien una vez concluida la misma. Sólo en el caso que esos mecanismos
fracasen, los contratantes podrán optar por la búsqueda de otras soluciones.
Hay que hacer la salvedad que esos mecanismos no excluyen la vía de los
acuerdos directos que siempre estarán disponibles para los contratantes si les
parece conducente. Pero, existiendo un pacto previamente establecido en el
contrato sobre solución temprana de controversias y, por ende, siendo parte
integrante del mismo, tales reglas y procedimientos deben cumplirse según lo
pactado antes de derivar la solución de las discrepancias a alguna sede judicial.
Es por esa razón que un elemento básico de tales pactos es que tengan una
duración precisa y determinada dentro del cual se produzca una proposición
concreta de solución a la controversia por parte de la comisión designada -
que las partes podrán o no aceptar - dándose por concluido el proceso. Esto
último deja en claro que el mecanismo no necesariamente tenga que llegar a
una “solución” de la controversia, pero ciertamente su aplicación demuestra una
intención positiva de ambas partes de actuar de buena fe y amistosamente para
superar sus desavenencias. Este antecedente puede resultar importante a la hora
en que un juez tenga que analizar el comportamiento de las partes durante la
ejecución del contrato.
284
Vemos en estos sistemas de solución temprana de controversias un método
rápido de salir al paso de problemas en que las partes requieren de asistencia
para mantenerse apegadas a una relación no controversial y pacífica. Por ello,
nos parece necesario incentivar la costumbre de incorporar al contrato de
construcción cláusulas específicas sobre esta importante materia.
272
Centro de Mediación y Arbitraje de la Cámara de Comercio CAM Santiago: “Son varios los países que han
institucionalizado el sistema de Dispute Boards, esto significa que cuentan con un reglamento y un ente administrador
de tales servicios. Por nombrar algunas, la American Arbitration Association tiene reglas sobre estos mecanismos
desde el año 2000; el International Centre for ADR de la Cámara de Comercio Internacional tiene un reglamento
Dispute Board y ofrece el servicio desde el año 2004; la Japan International Cooperation tiene su reglamento
propio desde el año 2012 y recientemente en mayo de 2014, el Centro de Análisis y Resolución de Conflictos de
la Pontificia Universidad Católica de Perú elaboró un Reglamento de Dispute Boards. Asimismo, a nivel gremial
existe una Federación Internacional de DB y una fundación mundial de promoción de los DB, llamada Dispute
Resolution Board Foundation, con quien el CAM Santiago, firmó un convenio de colaboración en octubre de 2014,
transformándose así en el primer país sudamericano en suscribir un convenio con esta institución”.
273
Ver: www.camsantiago.cl/dispute_board.
274
El CAM Santiago consulta tres modalidades : “ Según cada caso, el término “Dispute Board”, o la sigla “DB”,
significará asimismo un “Dispute Review Board” (“DRB”), un “Dispute Adjudication Board” (“DAB”) o un
“Combined Dispute Board” (“CDB”), en conformidad al Reglamento.
285
estado de la obra y los potenciales problemas. Para cumplir ese seguimiento, los
integrantes visitan regularmente la obra y en la medida de lo posible concurren
personalmente al lugar donde se originan los problemas.
Para que cumpla cabalmente sus funciones es necesario que el mecanismo sea
establecido desde un inicio en las cláusulas del contrato, las que establecerán
la forma de su funcionamiento, las vías para designar a sus miembros, la forma
de sufragar sus costos, entre otras materias de carácter orgánico, además del
alcance de sus facultades.
Tal como lo reconoce el profesor Robert Rubín, este método de solución temprana
de controversias tiene dos grandes ventajas en relación a los demás mecanismos
existentes de solución de controversias. La primera, es que los problemas o
dificultades que se suscitan en la obra pueden resolverse en el momento en
que éstos aparecen, de tal manera que mandante y contratista dispongan de
propuestas de solución en forma rápida. La segunda ventaja consiste en que este
sistema permite disminuir las distensiones, evitando la animadversión entre las
partes o la exacerbación de los problemas para que estos no interfieran el normal
desarrollo de la obra275.
Entendemos que en esa dirección apunta la ley 20.410 del año 2010, que
modificó el Reglamento de la Ley de Concesiones de Obras Públicas, al disponer
que las discrepancias de carácter técnico o económico entre el propietario y el
concesionario, puedan ser sometidas a la consideración de un panel técnico,
cuyas recomendaciones no resultan vinculantes para las partes, pudiendo ellas
recurrir posteriormente a la instancia arbitral pertinente.
Rubin, Robert; Biser, Sara; Brown, Catherine (2001): New York Construction Manuel Law (Editorial West
275
286
Sin perjuicio de lo anterior y siguiendo la práctica internacional, el mecanismo
del Dispute Board resulta aplicable también a proyectos o contratos de
construcción más pequeños, caso en que se recurre a un solo miembro que
concite la confianza de las partes y posea los conocimientos y experiencias
adecuados para proponer alternativas viables de solución a los problemas que se
presenten durante el trayecto de las obras.
13.3.2 Mediación
276
El campo de la mediación en Chile ha experimentado un notable desarrollo en diversos aspectos: Mediación
Laboral, Mediación Familiar (Ley 19.968), Mediación por Daños en Salud, Mediación en Justicia Vecinal, etc.
Ver: Centro de Estudios de Justicia en las Américas: “Mediación en Chile”, trabajo colaborativo de los autores
Eduardo Alfaro, Tomás Rojas, Consuelo Sierra y Paula Vásquez, en www.cejamerica.org. El artículo 103 de la
Ley N° 19.968 que crea los Tribunales de Familia establece que la mediación es “aquel sistema de resolución de
conflictos en el que un tercero imparcial, sin poder decisorio, llamado mediador, ayuda a las partes a buscar por
sí mismas una solución al conflicto y sus efectos, mediante acuerdos”. En el ámbito de dicha ley, la mediación es
un trámite previo y obligatorio. Por su parte, el Consejo de Defensa del Estado posee una unidad de mediación,
asimismo, la Dirección” Chilecompra” cuenta con un sistema de mediación, por solo nombrar algunas de las
experiencias existentes en la materia.
287
El requisito básico del mediador es que cuente con la confianza de las partes
que lo designan, de manera tal que las opiniones o sugerencias que emita tengan
valor e influyan positivamente en la decisión final de las partes en disputa. La
función del mediador se traduce en tratar de avenir a las partes buenamente,
proporcionándoles condiciones de arreglo que ellas son libres de aceptar o no277.
277
Aylwin Azócar, Patricio (2005): El Juicio Arbitral (Editorial Jurídica de Chile, 5º edición), p. 30.
288
Finalmente, caracteriza la mediación, en estos casos, que ésta es voluntaria, es
decir, que su resultado – normalmente una propuesta efectuada por el mediador
- no es vinculante u obligatoria para quienes participan en la misma.
Para que la mediación prospere será necesario entonces que el mediador posea la
capacidad de conducir la discusión, orientando a las partes para que encuentren
fórmulas de acuerdo que hagan sentido tanto para el propietario como para el
contratista.
13.3.3 Minitrials
El mini juicio se lleva a cabo en una o más audiencias en que los abogados
de las partes desarrollan sus argumentos frente a los ejecutivos de ambas
Rubin, Robert; Biser, Sara; Brown, Catherine (2001): New York Construction Manuel Law (Editorial West
278
289
empresas, mandante y contratista. Bajo la presidencia de un tercero neutral en
lo posible, un abogado experto en materias relacionadas con la construcción y la
mediación, elegido de común acuerdo. El presidente elegido se limita a ordenar
el procedimiento, presentando un informe o recomendación, si así se conviene
por los interesados, y asistiendo a los directivos en su proceso de negociación,
luego de las exposiciones de los abogados.
Rubin, Robert; Biser, Sara; Brown, Catherine (2001): New York Construction Manuel Law (Editorial West
279
290
De hecho, en nuestro país - siguiendo las tendencias del derecho comparado
- hemos ido apreciando un incremento lento pero sostenido de los conflictos
en materia de construcción. Las estadísticas avalan un aumento importante en
los últimos años de controversias judiciales en materia de construcción, y de
ahí la importancia de tener presente los distintos mecanismos de solución de
controversias.
Sin embargo, en los contratos entre privados, las partes pueden convenir
cláusulas compromisorias que sujeten la discusión al conocimiento y resolución
de un árbitro o un tribunal arbitral. Habrá otros casos en que es la propia ley la
que regula un mecanismo diferente, según veremos a continuación.
Las controversias que surgen en los contratos suscritos con el Estado, por
regla general, deben someterse al conocimiento y resolución de los tribunales
ordinarios de justicia, salvo las excepciones legales, que, en algunos casos,
como veremos a continuación, permiten someter las controversias a arbitraje.
De acuerdo a nuestra experiencia, esta es una cuestión que debe ser ponderada
por el contratista en su matriz de riesgos contractuales al momento de celebrar
un contrato de obra con el Estado, por cuanto normalmente este tipo de
conflictos tiene un componente técnico importante, que se traduce en fórmulas
y expresiones que algunas veces no son de simple comprensión para un lego
y que aún los abogados y los jueces se ven en dificultades para analizarlas
291
apropiadamente. Es por ello que explicar ciertas costumbres o prácticas que se
utilizan en la construcción, más aún ante quienes tienen que dirimir un conflicto
en el que se maneja un lenguaje especializado que resulta poco conocido o
difíciles de validar si no poseen las claves para entenderlo a cabalidad, hace
recomendable acudir a profesionales competentes.
280
Dictamen 25.962 de fecha 7 de mayo de 2012 de la Contraloría General de la República: “es menester tener
presente que la jurisprudencia de este Ente de Control -contenida, vgr., en su dictamen N° 48.629, de 2011- ha
sostenido que en un contrato a suma alzada, como el de la especie, donde las cantidades de obras se entienden
inamovibles, el pago de las partidas se realiza sobre la base de las cantidades de obras estimadas para la correcta
ejecución del contrato al momento de su celebración, aun cuando la cubicación final de lo efectivamente realizado sea
diversa, asumiendo el contratista las diferencias que pudieran existir y con ello la contingencia de ganancia o pérdida
de dicha cuantificación, sin que sea posible que durante su ejecución se pacten ulteriores aumentos o disminuciones
de partidas, a menos que se trate de obras nuevas o extraordinarias. También, que en relación con estas últimas, la
misma jurisprudencia ha puntualizado que en el caso de los contratos a suma alzada sólo procede su pago cuando
derivan de un cambio de proyecto que no pudo tener en cuenta el contratista al momento de presentar su oferta
conforme a los antecedentes de la licitación, y fueren indispensables para dar cumplimiento al convenio.”
292
Es por lo anterior que, en nuestra opinión, el contratista que suscriba un contrato
de construcción de obra pública con el Estado a suma alzada, debe considerar
en su análisis de riesgo las dificultades o complejidades que deberá asumir o
enfrentar en el evento de un conflicto judicial.
Por último, otro factor que también debe considerarse en esta materia, dice
relación al costo y tiempo que conlleva un proceso de esta naturaleza. Tal como
lo hemos señalado, lo frecuente es que un contrato de construcción tenga un
alto componente técnico o bien se centre sobre materias poco conocidas por
los jueces y abogados, lo cual aumenta el grado de dificultad de la controversia,
haciendo más lenta su tramitación.
Por esa sola razón, resultaría interesante que se pudieran concretar las iniciativas
que han surgido en una parte de la doctrina especializada, en cuanto a que los
contratos de obras públicas pudiesen incorporar mecanismos de resolución de
controversias sujetos a jurisdicción arbitral, como de hecho ocurre ya en países
vecinos con bastante éxito, especialmente por el menor tiempo que requieren
tales procedimientos.
293
suscribe un contrato de concesión de obra pública de largo plazo con el Estado,
es el mecanismo de resolución de las controversias que surgen a lo largo de la
concesión. Es por ello que la ley de concesiones estableció un estatuto jurídico
especial para las concesiones de este tipo.
281
Texto refundido coordinado y sistematizado DFL NOP Nº 164 de 1991.
282
Artículo 36 Ley de Concesiones (Decreto Supremo MOP 900).
294
La existencia de un mecanismo de solución temprana de controversias, como lo
es la comisión conciliadora, sin duda es una novedad para nuestro ordenamiento
jurídico y constituye una excepción, por cuanto en general el Estado es renuente
a resolver sus controversias a través de este tipo de mecanismos.
295
En nuestra opinión, los concesionarios han valorado este mecanismo de solución
de controversias, en especial por cuanto su contraparte es el Estado de Chile,
representado por el Ministerio de Obras Públicas, y porque adicionalmente en un
contrato de concesión de esta naturaleza, que por su esencia es de largo plazo, es
esperable que en algún momento del tiempo durante la vigencia de la concesión
surjan diferencias entre las partes, por lo que el mecanismo de solución de las
mismas pasa a ser un factor a considerar al momento de contratar con el Estado.
296
de un conflicto, por cuanto por esta vía, el Ministerio ha ido sentando un
precedente, en el sentido de que en el evento de resultarle desfavorable un
fallo, las partes podrán eventualmente recurrir al tribunal superior por la vía del
recurso de queja.
La ley 20.410 que entró en vigencia el año 2010, introdujo una serie de
modificaciones a la ley de concesiones y su reglamento, dentro de las que
destaca la referida a la resolución de las controversias mediante la inclusión de
un panel técnico.
283
Articulo 36 Ley de Concesiones (Decreto Supremo MOP 900).
297
De lo señalado, se deduce una diferencia importante con las comisiones arbitrales,
por cuanto el panel técnico no está facultado para conocer de las controversias
o reclamaciones que se refieren a la interpretación, cumplimiento, ejecución o
aplicación del contrato de concesión, debiendo ella ser sometidas al conocimiento
de la Comisión o Tribunal Arbitral o a la Corte de Apelaciones de Santiago.
298
las cuales es elaborada por la Excelentísima Corte Suprema y la segunda por
profesionales designados por el Tribunal de Defensa de Libre Competencia
mediante concurso público.
299
mecanismo en la mayoría de los contratos de construcción entre privados,
mediante la correspondiente clausula compromisoria, en virtud de la cual
mandante y contratista acuerdan someter sus controversias al conocimiento y
resolución de un árbitro o de un tribunal arbitral.
En algunos casos una modificación del proyecto puede afectar la ruta crítica
del programa de trabajo, impactando con ello los costos y plazos del contrato.
También puede existir un conjunto de modificaciones que individualmente
podrán resultar de poca trascendencia, pero que analizadas en su conjunto
pueden eventualmente afectar la mala ejecución de la obra, impactando los
plazos de la misma y con ello los costos del proyecto. En otros casos, la entrega
tardía de un terreno hará imposible la ejecución de una obra o de una parte de
ella, pudiendo afectar la marcha de los trabajos o eventualmente ser irrelevante,
en el caso de que el contratista pueda ejecutar otras labores sin afectar los hitos
por la falta de entrega de una parte del terreno.
En definitiva, existen una diversidad de situaciones y casos que habrá que analizar
en su contexto, pero para ello, sin lugar a dudas, se requerirá del conocimiento
tanto técnico como práctico de la obra, además de considerar las obligaciones
que impone el contrato, todo lo cual finalmente deberá ser analizado bajo la
óptica de la buena fe y de las prestaciones recíprocas, para arribar a una acertada
y justa resolución de la contienda.
300
En la mayoría de los contratos de construcción que se celebran en Chile no
se contemplan mecanismos de solución temprana de controversia tales como
la negociación directa, la mediación, Dispute Boards u otros. Sin embargo, es
frecuente que se establezca una clausula compromisoria conforme a la cual las
controversias son sometidas al conocimiento y resolución de un árbitro o de un
tribunal arbitral.
Así, por ejemplo, cuando el mandante es una compañía de gran tamaño, como
una empresa minera, de gas, petróleo u otra equivalente, normalmente impondrá
ciertas condiciones contractuales a sus contratistas sin entrar en discusiones,
dentro de las cuales se incluye lo referido a la solución de controversias. En ese
escenario, no siempre el mandante está dispuesto a negociar dichas cláusulas
y, a su vez, al contratista le resultará muy difícil lograrlo, por lo que preferirá
renunciar a esa discusión para enfocarse derechamente en los aspectos técnicos
del contrato.
Las facultades del árbitro, sus competencias, los eventuales recursos que
procedan respecto a su fallo y las reglas de procedimiento a las que se sujetaran
301
las partes, son materias que deben ser cuidadosamente discutidas al momento de
celebrar el acuerdo contractual.
284
Véase sobre esta materia Vásquez, María Fernanda (2011): Arbitraje en Chile. Análisis crítico de su normativa y
jurisprudencia” (Abeledo Perrot - Legal, Publishing Chile, 2a Edición).
302
o propuestas por el tribunal, y que resolverá el asunto según las reglas de la
sana crítica. Se trata, en consecuencia, de un sentenciador que posee amplias
facultades para conocer y resolver los asuntos sometidos a su conocimiento
conforme a su recto entendimiento, a la prudencia y a los principios generales
del derecho, lo que se traduce en la facultad del sentenciador de respetar y de
considerar las reglas del buen arte de construir, los usos y costumbres en materia
de construcción, así como también lo convenido por las partes en el contrato y
la buena fe.
En todo caso, si bien los arbitradores fallan según su leal saber y entender, les
está vedado incurrir en el capricho y la arbitrariedad al emitir sus fallos285. Así
lo ha resuelto la Corte Suprema en diversos fallos: “La facultad del arbitrador de
fallar en conciencia no lo exime de la obligación de fundamentar sus decisiones,
ni autoriza la arbitrariedad judicial”. Asimismo: “Los árbitros deben de fallar
conforme a la equidad, y siendo éste un precepto objetivo, en su virtud deben
los jueces árbitros respetar las normas de derecho positivo que tienen el carácter
de orden público”286.
285
“Se comete un grave error cuando se afirma que los árbitros arbitradores tramitan y fallan en conciencia y como
mejor les parezca, pudiendo fijar cualquier norma de procedimiento. Los arbitradores no tienen amplia libertad en
cuanto a la tramitación del proceso. Distinto es en materia de la sentencia o fallo, en cuyo pronunciamiento los
arbitradores sí tienen mayor libertad, ya que las partes se entregan a su prudencia y equidad, a su sentido de justicia.
Un árbitro arbitrador del CAM Santiago, deberá estarse en primer lugar a las normas de procedimiento que las
partes le señalen y en segundo lugar a las normas establecidas por el legislador en los artículos 636 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, a las disposiciones comunes a todo procedimiento y a las del reglamento procesal
de arbitraje. En todo caso al fijar normas de procedimiento, deberá hacerlo con sujeción a la prudencia y equidad a
que está obligado”. Pomés Pirotte, Juan Pablo (sin año): Facultades de un Árbitro Arbitrador: Alcance y Limitaciones
(Disponible en: http://www.camsantiago.com/articulos_online/Juan%20Pablo%20Pom%C3%A9s.pdf).
286
Sentencias citadas por Vásquez, María Fernanda (2011): Arbitraje en Chile. Análisis crítico de su normativa y
jurisprudencia” (Abeledo Perrot - Legal, Publishing Chile, 2a Edición), p. 77 y ss.
303
árbitro de derecho y el mixto radica en la apreciación de algunas pruebas, las
cuales podrán ser ponderadas por el árbitro mixto conforme a las reglas de la
sana crítica, lo que no aplica en el árbitro de derecho según hemos comentado.
287
Picand Albónico, Eduardo (2005): Arbitraje Comercial Internacional, Tomo I (Editorial Jurídica de Chile), p. 67;
haciendo referencia a la sentencia de la Excelentísima Corte Suprema, de fecha 20 de septiembre de 2004, publicada
por la Semana Jurídica año 4, nº 209, noviembre 2004, p. 6.
288
Corte Suprema, Primera Sala, 3 de septiembre de 2014, Proceso Rol 8205-2013.
289
Aylwin Azócar, Patricio (2005): El Juicio Arbitral (Editorial Jurídica de Chile, 5º ed.), p. 41.
304
Acordada la cláusula compromisoria, los contratantes pueden designar
inmediatamente en ella a la persona del árbitro, o bien pueden convenir que su
designación se efectuará al momento de que nazca el conflicto. Otra alternativa
es encomendar a un tercero normalmente un centro de arbitraje para que este
designe de entre sus miembros un árbitro.
305
También resulta relevante pactar el plazo dentro del cual el árbitro o tribunal
arbitral deberá resolver la contienda. Uno de los requisitos de la justicia es que
ella sea oportuna, y en el caso de la construcción resulta muy aplicable dicho
requisito, ya que sin duda la resolución oportuna del conflicto en un tiempo
razonable, será un factor en algunos casos determinante para decidir si llevar
adelante o no el juicio. Es por lo anterior, que es perfectamente posible que
las partes, propietario y contratista, convengan un plazo dentro del cual deba
resolverse la contienda. En todo caso, si nada se dice, el plazo máximo del
arbitraje es de dos años contados de la fecha de aceptación del encargo290.
290
Artículo 235 Código Orgánico de Tribunales.
306
actualizando y modernizando con cierta periodicidad, el cual contiene una serie
de normas destacables, como por ejemplo que el plazo del arbitraje durará seis
meses, pudiendo ser prorrogado por seis meses adicionales, por una sola vez.
Así mismo, el costo del arbitraje será previamente conocido por las partes, y
éste se determinará en función de la cuantía de la cuestión debatida. Así también
resulta destacable que los miembros del centro de arbitraje están sometidos a un
riguroso control ético y profesional, lo cual sin duda constituye una fortaleza
tanto para el mandante como para el contratista al momento de tener que
enfrentar una disputa.
307
Desde el punto de vista del propietario, éste algunas veces deberá probar en
un juicio, por ejemplo, la falta de coordinación interna del contratista, que
explica el retraso de ejecución de la obra; la falta de maquinaria o profesionales
adecuados para cometer el proyecto encomendado; que los trabajos ejecutados
por el contratista son defectuosos, contienen fallas o errores imputables
a su responsabilidad o a la de sus dependientes o subcontratistas entre otras
circunstancias que pueden darse durante la ejecución de un proyecto.
308
13.8.1.1 La prueba documental
Se trata de uno de los medios de prueba más importantes en un juicio de este tipo,
por cuanto el contrato y el proyecto en sí mismo conllevan una gran cantidad de
documentación, tales como planos, especificaciones técnicas, bases generales
de licitación, bases especiales, aclaraciones y enmiendas de las mismas,
eventualmente modificaciones del contrato, así como del proyecto, además de
una gran cantidad de comunicaciones entre las partes y documentos emanados
de terceros y autoridades.
309
las cuestiones que surjan, especialmente de las diferencias, para lo cual es
aconsejable que tanto el propietario como el contratista tengan un equipo
multidisciplinario adecuado para tales efectos.
Así, por ejemplo, una parte le envía a la otra una carta o correo electrónico
requiriendo una determinada información de proyecto, respecto de lo cual
la contraria nada dice. Dicho silencio podrá constituir un antecedente a
considerar por el sentenciador para interpretar el alcance de las obligaciones
de las partes y su grado de cumplimiento. En esa misma línea, si el contratista
solicita en reiteradas oportunidades que el mandante resuelva o aclare ciertas
descoordinaciones o faltas de precisión del proyecto, y éste no lo realiza en
forma oportuna, ello podrá generar responsabilidad para el comitente, cuyas
comunicaciones constituirán un medio de prueba que permita acreditar el hecho
alegado.
Por otra parte, a medida que el proyecto avanza, resultará fundamental ir dejando
constancia escrita de los distintos acuerdos o entendimientos alcanzados por
las partes durante la ejecución de la obra, siendo en este caso muy importante
que dichos acuerdos consten por escrito, de manera que exista un “principio de
310
prueba por escrito”, es decir, que del análisis de los distintos documentos pueda
concluirse los acuerdos o entendimientos alcanzados por las partes. De ahí la
relevancia, por ejemplo, de llevar correctamente las minutas de reunión de obra,
en las cuales mandante y contratista - incluso la ITO - deja constancia de las
dificultades y/o de los acuerdos que han alcanzado en relación a las materias
tratadas, ya sean técnicas, económicas o de cualquier otra índole.
Luego de terminadas las obras resulta muy difícil acreditar ciertas cuestiones de
índole factico o prácticas que se han dado durante la ejecución del proyecto, por
cuanto no se podrá acceder a los trabajos ejecutados y de ahí la importancia de
contar con este tipo de pruebas.
Una cuestión que muchas veces no se tiene presente es que la declaración de los
testigos tiene valor probatorio en la medida que ellos declaren sobre hechos que
les constan. De esta manera, las opiniones, creencias, estimaciones, sugerencias
u otros que expresen los testigos carecen de valor probatorio y el juez debe
desecharlos completamente.
Solo tendrán valor probatorio en el juicio las declaraciones de los testigos que
versen sobre hechos que les constan personalmente – o al menos de oídas – a
quienes declaran en juicio.
311
y verosimilitud a sus declaraciones. Es por esta razón que nuestro código de
enjuiciamiento señala que son testigos inviables para declarar en el juicio
los ascendientes, descendientes o hermanos, los pupilos, los trabajadores o
dependientes de la persona en cuyo favor rinden testimonio, los que carezcan de
la imparcialidad necesaria para declarar por tener un interés directo o indirecto
en la controversia o aquellas que tengan amistad íntima con las personas que
representan291.
Es por lo anterior que muchas veces las declaraciones que presenten los
representantes del propietario o el contratista, o los dependientes de estos,
no serán consideradas por el sentenciador, por cuanto se presume de que
ellos declaran en favor de quienes representan, o que a lo menos carecen de
la imparcialidad necesaria por cuanto son parte involucrada y eventualmente
responsable del conflicto respecto del cual están prestando su testimonio.
Es habitual que la ITO conozca en detalle la obra, los problemas que se han
suscitado en la misma, la conducta que han tenido el propietario y el contratista
para enfrentar aquellos. Incluso, en muchas oportunidades la inspección técnica
de obra actúa como un canal de comunicación entre las partes, y no es inusual
que la ITO contribuya a la solución técnica a los problemas que presentan en la
obra. Es por lo anterior que el testimonio que preste la Inspección Técnica de
Obra puede ser de utilidad al momento de resolver la controversia.
291
Artículo 358 Código de Procedimiento Civil.
312
declaración que presenten los terceros que, sin estar vinculados con el propietario
o el contratista, han participado en la obra. Nos estamos refiriendo ahora a
los subcontratistas, a los proveedores o a terceros que han sido consultados o
contratados para una labor específica. En este último estamos haciendo alusión a
ingenieros, arquitectos o empresas que presten servicios a la construcción, sobre
todo cuando la cuestión debatida se refiere a materias técnicas por las cuales el
propietario y/o el contratista han requerido la opinión del tercero.
Un valor probatorio menor pero no por ello irrelevante, es el que pueden prestar
aquellos que tienen relación con una de las partes, ya sea con el propietario o
con el contratista. Así, por ejemplo, en un contrato de obra pública, la inspección
fiscal podrá declarar y su testimonio servirá principalmente para ilustrar
al tribunal en cuanto a la comprensión o entendimiento del conflicto y de la
interpretación que ésta tiene por parte del propietario o dueño de la obra.
313
13.8.1.3 Informe de peritos
La falta de entrega oportuna del terreno o de una parte de éste puede implicar o
no un retraso de la obra; la falta de coordinación de un proyecto y la respuesta
oportuna a los requerimientos y aclaración del mismo pueden afectar o no el plazo
de ejecución de la obra, la solicitud de obras extraordinarias o de modificaciones
del proyecto pueden o no afectar el plazo fijado para la ejecución de la obra o el
precio convenido para la misma. Son este tipo de materias las que normalmente
se discuten en un juicio de construcción, y de ahí la necesidad de recurrir a
terceros expertos que informen o ilustren al tribunal respecto de la existencia y
consecuencia que alguno de estos hechos puede ocasionar.
292
Artículo 411, n°1 Código de Procedimiento Civil.
314
En un juicio en el cual se haya discutido que el proyecto entregado por el
propietario era insuficiente o poseía descoordinaciones sustantivas, no se
encontraba suficientemente definido, o que sus especificaciones técnicas eran
inadecuadas, defectuosas o bien; se discutiere si las modificaciones introducidas
por el propietario afectaron el plazo o la secuencia constructiva de la obra, o en
otro caso, si el suelo en el cual debía excavarse resultó de una dureza distinta a la
considerada en el proyecto, debiendo en consecuencia cambiarse la maquinaria
ofertada o incluso la metodología constructiva, son cuestiones obviamente
de carácter eminentemente técnico, pero que además tienen un importante
componente económico, ya que en el evento de que la modificación afecte
al plazo de ejecución estimado de la obra, ello conllevará un aumento de los
costos, tanto directos como indirectos del proyecto, naciendo en consecuencia
el reclamo del contratista.
Normalmente los jueces árbitros son abogados, razón por la cual no poseen los
conocimientos en este tipo de materias, siendo habitual que las partes o que el
propio tribunal –como una medida para resolver- solicite el informe a terceros,
para que ilustren al juez sobre uno o varias materias determinadas. De hecho, es
habitual que en un conflicto existan varios peritajes, uno, por ejemplo, referido
a cuestiones netamente técnicas o ingenieriles o constructivas, y otro referido a
asuntos de carácter económico, en el cual se determinarán los costos directos,
gastos generales y utilidades.
315
Nuestra legislación en cambio, consigna que el perito debe ser un tercero
independiente del propietario y del contratista, expresándose que, para detentar
la calidad de perito judicial, debe figurar en la lista de peritos que lleva la
Corte de Apelaciones, la cual es actualizada periódicamente. Al efecto, nuestro
Código de Procedimiento Civil dispone que “para formar las listas, cada
Corte de Apelaciones convocará a concurso público, al que podrán postular
quienes posean y acrediten conocimientos especiales de alguna ciencia, arte o
especialidad, para lo cual tendrán especialmente en cuenta la vinculación de los
candidatos con la docencia y la investigación universitaria”293.
En la práctica, el informe de peritos será relevante para el juez no solo por las
conclusiones técnicas a las que arribe, sino que también por la experiencia
profesional que tenga el perito y su grado de especialización respecto de los
temas objeto del juicio. La confianza profesional que tenga el juez árbitro en
un perito es fundamental para la acertada resolución de la controversia, pues
permitirá al árbitro comprender mejor las conclusiones técnicas a las que llegue
el perito en su informe, y le otorgará el valor probatorio que estime pertinente.
Es por ello que este medio probatorio resulta tan importante en un juicio de
294
Casarino Viterbo, Mario (2002): Manual de Derecho Procesal, Tomo 4 (Editorial Jurídica de Chile, 4°
Edición actualizada).
316
construcción, el que muchas veces resulta ser la prueba angular para la acertada
resolución de la controversia.
Determinar por ejemplo el efecto en el plazo del contrato que una modificación
del proyecto supone en la ruta crítica del programa; las características geológicas
del suelo; por nombrar solo un par de ejemplos, es demostrativo que son materias
que evidentemente se encuentran fuera de órbita y las capacidades profesionales
de un abogado u otro profesional que no tiene la formación de un ingeniero
o constructor civil. Lo mismo sucederá con la determinación de los daños y
perjuicios que ha sufrido alguna de las partes a consecuencia del incumplimiento
imputable a la otra, la cuantía exacta de los costos directos, gastos generales y la
utilidad, costos de aceleración, entre otros.
Por lo anterior, y dado que será el perito el que para emitir su informe revisará
toda la documentación del proyecto y las comunicaciones de las partes, resulta
fundamental que las partes “pre-constituyan” pruebas por escrito de los hechos
que luego deberán probar en un juicio.
Un aspecto que las partes deben meditar en materia de peritajes dice relación
con la necesidad de contar o no con un peritaje de parte, lo que se denomina
un “peritaje adjunto” al informe de peritos ordenado por el tribunal. Ello podrá
ser necesario en la medida que el perito designado por el tribunal no tenga las
317
competencias suficientes, o bien, que el grado de especialización exhibido no
esté muy relacionado con las materias cuyo informe se requiere.
En dichos casos, el informe de un perito adjunto podrá ser útil para ilustrar
al Tribunal sobre aquellos aspectos no cubiertos adecuadamente por el perito
designado por el tribunal.
No hay que olvidar que, conforme a las normas generales del Código de
Procedimiento Civil, las pruebas deben versar sobre los hechos controvertidos
del juicio. Por tanto, el informe de peritos deberá versar sobre todos los aspectos,
en este caso técnicos, del juicio, según éstos hayan sido fijados por el juez en la
interlocutoria de prueba.
En ese contexto, y si bien las partes podrían acompañar sus pruebas antes de que
se inicie la fase probatoria del juicio (desde la presentación de la demanda en
adelante), lo usual es que el informe de peritos adjunto, en caso de que se tenga, sea
desarrollado en paralelo al informe del perito designado por el Tribunal. Incluso
más, en algunas ocasiones, los tribunales permiten que los peritos intercambien
opiniones sobre las materias debatidas antes de emitir sus respectivos informes.
Todo ello dependerá de la flexibilidad que tenga el tribunal, lo cual normalmente
se debiera desarrollar en audiencias con la presencia de ambas partes.
En los juicios internacionales, regulados por estatutos como los de la ICC, Uncitral
u otros, cuyas normas procesales han sido obtenidas del modelo anglosajón, las
pruebas deben ser acompañadas junto con la demanda y contestación, según
corresponda. Ello también en relación a los informes de peritos, denominados
“expertos”. Es decir, al momento de presentar la demanda, se deben acompañar
los informes de peritos, lo cual constituye una cierta limitación para la preparación
del juicio, aunque asegura tener la demanda bien fundamentada desde lo técnico,
pues podrá apoyarse en un informe de un tercero experto.
318
presentados por ambas partes, y no con un informe preparado por un perito de
su confianza profesional.
En nuestra opinión, ello constituye un riesgo, pues supone una hipótesis que no
siempre se da en la práctica: que los peritos sean independientes de las partes
que los presentan. Es más, difícilmente una parte presentaría una opinión pericial
que no le otorgue la razón, además de pagar sus honorarios.
En esos casos el tribunal contará con dos opiniones técnicas sobre un mismo asunto,
pero radicalmente opuestas, preparadas antes de que comience el juicio, y deberá
estudiarlas sin contar con los conocimientos técnicos adecuados ni suficientes
para discriminar cual es la opinión técnicamente correcta. Dicho sistema, aplicado
a los juicios de construcción, está altamente posible que se cometan injusticias,
pues las sentencias que se apoyen en informes contradictorios entre sí, es difícil
que sean acertadas, a menos que se trate de un juez muy avezado en conocimientos
técnicos, lo cual, como hemos visto, es la excepción.
319
pues para que ello sea confiable, ese juez tendría que tener un alto grado de
formación técnica en aspectos ingenieriles, lo cual en la práctica es escaso.
Se trata de un medio de prueba que resulta bastante ilustrativo por cuanto es una
diligencia que muestra al sentenciador el lugar en que se han desarrollado los
hechos y las características de las obras objeto de la discusión.
Si bien es cierto que la inspección ocular del tribunal como medio de prueba en
sí mismo, probablemente no va a resolver la controversia, sí posee un valor desde
el punto de vista práctico, por cuanto el tribunal podrá apreciar personalmente
las dificultades o complejidades en terreno de la obra en cuestión.
Por ello estimamos que este medio de prueba puede ser relevante para la
adecuada comprensión de las dificultades alegadas en el conflicto y pueden
contribuir al proceso lógico y de convicción al que debe llegar el sentenciador.
Concluidas las distintas etapas del proceso judicial, esto es, la etapa de
discusión, conciliación y de prueba, corresponde al sentenciador dictar su
sentencia definitiva por medio de la cual deberá resolver la controversia
sometida a su conocimiento.
320
que las partes o la ley le han otorgado para resolver la contienda. En efecto,
como ya lo hemos señalado, si se trata de un árbitro de derecho tendrá que
dilucidar el asunto con estricto apego y de conformidad a lo establecido en el
contrato de construcción y la ley.
Otro factor que deberá considerar el juez es el tipo de contrato que han celebrado
el propietario y contratista, por cuanto, de haber convenido un contrato de suma
alzada, debe considerar que por dicho contrato el propietario transfirió el riesgo
de la construcción de la totalidad de la obra al contratista, quien estuvo dispuesto
a ejecutarla de acuerdo al proyecto entregado por el mandante, a cambio de un
precio fijo y no revisable.
Caso similar será cuando las partes han celebrado un contrato de construcción
321
a serie de precios unitarios, por cuanto el sentenciador deberá tener siempre
presente que los volúmenes de trabajo y el valor final del contrato, no pudo ser
determinado en sus inicios.
Más complejo puede ser aun el caso que – tal como lo explicamos – en el
contrato de construcción celebrado entre el propietario y el contratista, éstos
hayan convenido una parte a suma alzada y otra por administración o por
precios unitarios. En este caso, en nuestra opinión el sentenciador debe tener la
habilidad de desentrañar la parte que corresponde a la suma alzada y la otra a la
administración o precios unitarios, lo cual por cierto puede resultar complejo,
pero necesario para la adecuada y justa resolución de la contienda.
En este tipo de juicios, en algunos casos el juez podrá requerir de ciertos informes
periciales, sobre determinadas materias que en su opinión no hayan sido
suficientemente acreditadas, y que se requieren para la correcta resolución del
pleito. Asimismo, podrá solicitar a las partes cierta información o documentos
de manera de arribar a la convicción necesaria para la dictación del fallo.
322
CAPÍTULO XIV
Una primera cuestión que se plantea en esta materia, dice relación con la
atención que las partes deben poner, durante la negociación del contrato, para
fijar el orden de prelación de los diversos documentos contractuales. Como es
natural, el cliente o mandante buscará superponer el texto del contrato y las bases
de licitación por sobre la oferta del contratista. Desde su punto de vista, ello
es razonable y entendible especialmente porque el contrato es un instrumento
jurídico normalmente redactado por el mismo y que contiene diversas cláusulas
que constituyen resguardos suficientes a la posición de riesgo que se fijó al
desarrollar el respectivo proyecto.
323
los trabajos y que, desde su perspectiva, modifican las especificaciones técnicas
y eventualmente económicas establecidas, por ejemplo, en las Bases Técnicas
entregadas por el licitante.
Más allá de los esfuerzos de uno y otro por imponer a la otra parte un orden
de prelación determinado, lo que verdaderamente debiese llamar la atención
de ambas partes, dice relación con la necesidad de establecer con claridad el
alcance de las obligaciones del contratista, y en ello, la importancia de que
los documentos del contrato estén debidamente armonizados y coordinados
entre sí, especialmente en los ámbitos de carácter técnico y de ejecución de
los trabajos contratados.
324
normalmente queda relegada a los últimos anexos del imponente conjunto de
documentos contractuales.
No hay que olvidar que, más allá de las consideraciones legales - que por cierto
los abogados tendremos siempre la tentación de destacar hasta el infinito – lo
más esencial y relevante del contrato de construcción es precisamente el alcance
contratado, la determinación de lo que el contratista “debe construir”, y en eso
las partes no deben escatimar esfuerzos para la necesaria, adecuada y oportuna
comprensión del proyecto. Todo lo que se haga en ese sentido es ahorro posterior,
de costo, de plazo y de eventuales conflictos.
Nuestra experiencia nos dice que las partes deben destinar todo el tiempo que
sea necesario para definir con la mayor precisión posible el alcance de los
trabajos que debe ejecutar el contratista. Es mejor buscar esa claridad en la
etapa de la elaboración del proyecto, en las bases técnicas de una licitación o en
la negociación del contrato, que tener que desgastarse posteriormente durante
su vigencia, interpretando lo que se habrá querido decir y convenir, cuando se
estableció de un modo normalmente breve y quizás incorrecto, el alcance de los
servicios encomendados.
325
normalmente apremiado por los plazos iniciales y la movilización de faenas, deja
a un lado el conjunto de documentos contractuales y se centra exclusivamente en
los aspectos técnicos de la obra.
Así, el contrato - que quizás fue intensa y exhaustivamente negociado por las
partes en la etapa previa a la ejecución de la obra - pasa literalmente al olvido,
para seguramente resurgir desde mediados del avance de la obra en adelante,
cuando ya los conflictos arrecian, los atrasos o extensiones de plazo son
ampliamente discutidos; y las multas y garantías se asoman como herramienta
de coacción del cumplimiento de las obligaciones del contratista.
En este sentido, para las personas a cargo de la ejecución de las obras, los
gerentes del proyecto y los administradores del contrato, serán muy útiles las
minutas que puedan hacer las partes para identificar los riesgos contractuales
asumidos en la respectiva contratación de un proyecto. En ellas se identifican y
seleccionan los aspectos más críticos que deben observarse para resguardar el
cumplimiento de las obligaciones asumidas. Normalmente se refieren también
a los distintos plazos que debe manejar el administrador para efectuar sus
comunicaciones y no perder los derechos del contratista; los eventos de multas
y todas las obligaciones más críticas que dicho administrador deberá tener
presente en la etapa de ejecución del proyecto.
En este ámbito, suele producirse una desconexión entre los equipos de una
empresa que están a cargo de la fase de estudio y licitación de una propuesta con
aquellos que están luego a cargo de la fase de ejecución de la obra. Las empresas
constructoras – sobre todo aquellas de un tamaño considerable – muchas veces
cometen el error de no saber traspasar el análisis de riesgo efectuado en la fase
de licitación a quienes administrarán el contrato. En la práctica ocurre que los
equipos de propuesta terminan su trabajo con la adjudicación, y los equipos de
proyecto recién comienzan con aquella.
326
Esta es una de las tantas razones que permiten explicar los conflictos que luego
surgen dentro de la ejecución de un proyecto.
Por su parte, las modificaciones a los contratos requieren de una visión conjunta
desde lo técnico, económico y legal, de manera que lo que la gerencia de la
compañía asuma como riesgo y posición contractual, quede efectivamente
reflejado de ese modo en los documentos contractuales.
327
La revisión legal de los documentos de un contrato, de sus modificaciones y de sus
comunicaciones no puede ser abstracta ni aislada del resto de los profesionales
que interactúan en la obra, pues si se hace aisladamente va destinada al fracaso,
dado que probablemente quedarán fuera del análisis diversos ángulos o enfoques
técnicos que podrían hacer variar las conclusiones desde lo legal.
Las comunicaciones entre las partes resultan fundamentales para determinar con
mayor precisión el entendimiento que éstas han tenido del contrato durante su
vigencia, pues son demostrativas de la aplicación práctica que le han dado, que
como hemos visto es una regla de interpretación muy relevante aplicable a los
contratos de construcción.
En efecto, las diversas comunicaciones, sean éstas efectuadas por cartas, libros
de obras o minutas de reunión y hasta correos electrónicos, son muy útiles en el
sentido antes indicado.
328
normalmente se hace más intensivo, y tanto el mandante como el constructor
deben destinar parte importante de su tiempo a contestar cartas y requerimientos,
más que a desarrollar las faenas contratadas.
Es por ello que es muy relevante que todas las comunicaciones entre las partes,
sean éstas formales, “oficiales”, y no formales, incluso correos electrónicos,
sean coincidentes con el entendimiento que cada parte tiene de lo pactado en
el Contrato.
Un Juez que conozca una controversia entre los contratantes, podría dar por
sentado que una parte aceptó tácitamente lo aseverado por su contraparte del
contrato, al no haberse dado respuesta a una determinada comunicación.
Es por todo ello que las comunicaciones resultan una prueba fundamental de la
voluntad de las partes y del entendimiento que han tenido sobre sus obligaciones
y derechos, comunicaciones que deben ser coherentes con la posición que se
intenta sostener, fundando ello en el contrato o en algún mecanismo contractual
que permita justificar tal posición.
329
Tanto o más importante que el contrato es como éste se ejecuta en la realidad.
Esta es una regla básica en materia de contratos de construcción que no debe
olvidarse.
En ese sentido, resulta bastante usual – por ejemplo – que un contratista que ha
encontrado interferencias ocultas en el subsuelo, no informadas en proyecto, y que
por tanto en su opinión le asiste el derecho a extensión de plazo, al ser requerido
por el mandante por el incumplimiento de los plazos originales del programa
de trabajo, sostenga que “pondrá todo su esfuerzo para recuperar los atrasos”,
generando con ello una afirmación que – en ese caso – provoca una situación
de profunda contradicción con la posición contractual que verdaderamente tiene
el contratista, lo que haría dudar a un Juez sobre la veracidad de su posterior
reclamación de mayor plazo.
En este mismo sentido, la claridad de las comunicaciones es vital para que luego,
en caso de conflicto, el juez pueda entender cronológicamente el desarrollo de
los hechos y la posición de las partes respecto de cada uno de ellos, en la medida
que se fueron presentando.
330
En el ámbito de la construcción es muy entendible que – al menos en una
primera etapa – los contratistas mantengan una posición bastante pacífica frente
a su cliente, precisamente porque es su cliente y en el afán de colaborar con el
desarrollo del proyecto que se le ha confiado. Esto se conjuga con el consabido
optimismo que tienen las partes al comenzar los trabajos.
Sin embargo, más allá del sentido de colaboración, es importante que ambos
contratantes fijen sus posiciones con claridad, desde un principio, para no caer
luego en interpretaciones contradictorias que pudieren jugarles en contra. Y ello
no tiene por qué ser en un tono de discusión o controversia, pero es un deber
hacerlo, para que ambas partes conozcan lealmente y con toda claridad los
inconvenientes que está enfrentando el proyecto.
331
14.2 MECANISMOS Y PLAZOS PARA IMPUGNAR INSTRUCCIONES
Y DECISIONES DEL MANDANTE EN LOS CONTRATOS DE
CONSTRUCCIÓN.
Tanto los contratos entre privados como aquellos celebrados con el Estado
normalmente tendrán disposiciones - en las respectivas bases de licitación -
que regulen los mecanismos contractuales mediante los cuales el mandante se
encuentra habilitado para dictar tales resoluciones y/o instrucciones. Del mismo
modo, se regularán las vías para que el contratista pueda impugnar dichas
decisiones, su plazo y forma de hacerlo.
En los contratos entre privados, desde un punto de vista legal, existe una mayor
flexibilidad a la hora de hacer exigibles los plazos y las formalidades que
establece el contrato. Si bien los avisos, notificaciones, acciones e impugnaciones
deben hacerse dentro de los plazos y mediante las formas contempladas en el
contrato, no es menos cierto que probablemente un juez árbitro, examinando las
circunstancias del caso específico en su contexto contractual, difícilmente privará
al contratista de sus derechos esenciales de reclamar por alguna circunstancia a
la que tenga derecho por el solo hecho de que éste no haya ejercido sus derechos
en el plazo establecido en el contrato.
332
de construcción, y siempre y cuando su posible omisión, aviso o notificación
tardía, no haya perjudicado al mandante y no le haya generado al contratista un
beneficio indebido.
295
A modo de ejemplo, véase el Dictamen N°21.990 de 1986: “Determinar si obras extraordinarias
correspondieron a la exigencia impuesta por el contrato supone efectuar una labor comparativa entre las obras
realmente ejecutadas y las impuestas por la convención. Analizadas las especificaciones técnicas especiales del
proyecto y del trabajo efectivamente ejecutado por la empresa recurrente, la responsabilidad por la ejecución
de lo realizado incumbe a la Administración puesto que ello, más que el empleo por parte del contratista de
un método constructivo diferente, significó la realización de una obra distinta a la programada, debido a la
incongruencia del proyecto, el cual fue elaborado y proporcionado por el Servicio, incongruencia que fue
detectada tanto por la Inspección Fiscal como por la empresa contratista durante el curso de los trabajos. Así,
no se puede mantener incólume la responsabilidad de la Administración en virtud de lo acontecido, aunque se
invoquen los artículos del Reglamento que obligan al contratista a someterse a las órdenes del Inspector Fiscal y
establecen las oportunidades en que se pueden ejercer los derechos de reclamo y de apelación por esas mismas
órdenes, ya que no procedía reclamar o apelar respecto de aquello en lo que hubo uniformidad de criterio. De
sostenerse la tesis opuesta, vale decir, que por la confección de las obras reclamadas sólo se debe la suma
alzada convenida, importaría infringir principios tales como el de buena fe que debe imperar en la celebración
y cumplimiento de los contratos, el equilibrio económico que debe preservarse en todo convenio de carácter
conmutativo, como el de enriquecimiento sin causa, entre otros”.
333
A diferencia de lo que ocurre en los contratos de construcción entre privados, los
derechos de impugnación y reclamación en contra del Estado han sido objeto de
regulación más precisa. Asimismo, derivado de la naturaleza pública de la actuación
administrativa, se ha establecido con toda claridad que, en aquellos contratos
celebrados con el Estado, la actuación del inspector técnico, inspector fiscal y
cualquier otro funcionario público, deben someterse siempre a las facultades y
atribuciones que le fueron concedidas expresamente por el marco legal. Así
también lo dice la Contraloría en relación a los contratos de construcción296.
Resulta muy relevante tener presente dicha ley en todos los procedimientos
administrativos relacionados con el contrato de construcción de obras públicas,
pues su inobservancia, esto es, la infracción de sus reglas de procedimiento, puede
traducirse en un vicio del acto administrativo, dando así lugar a su ineficacia297.
296
Dictamen N°36258 de 1975 reafirma un principio básico en materia de alcance de la actuación administrativa
de los funcionarios públicos, al sostener que “La autoridad administrativa contratante debe cumplir sus
obligaciones en la forma contraída y deberá estarse a lo pactado; ello porque en Derecho Público ningún
funcionario o institución puede atribuirse más facultades que las que expresamente se les ha conferido o les
permiten ejercer las leyes”.
297
La Ley N°19.881 define al procedimiento administrativo señalando que “es una sucesión de actos trámite
vinculados entre sí, emanados de la Administración y, en su caso, de particulares interesados, que tiene por
finalidad producir un acto administrativo terminal”.
334
Si el contratista no desea controvertir lo dispuesto por la Administración, el
acto se hace eficaz y ejecutable, a menos que haya efectuado una reserva para
discutirlo en una etapa posterior.
Finalmente, transcurridos los plazos sin que se hubieran interpuesto los recursos,
la decisión queda a firme, de ahí la importancia de interponer los recursos que
correspondan dentro de los plazos legales.
Se trata del más elemental de todos los recursos que garantiza el debido proceso.
335
puede ser superior a treinta días, en los términos del artículo 59 inciso quinto
de la ley.
Para que sea eficiente, debe existir coherencia entre lo dispuesto en el acto
administrativo y lo objetado por el recurrente, en el sentido de que lo pretendido
por el interesado debe corresponder a una controversia sobre lo decidido.
Dicho recurso procede no solo contra las decisiones del Inspector Fiscal, sino
que en contra de una decisión, instrucción o resolución de toda autoridad que
emita una decisión sobre cualquier materia objeto del contrato.
336
En la práctica, corresponde a interponer simultáneamente los dos recursos, el
de reposición y el jerárquico, uno en subsidio del otro, en el plazo de los cinco
días siguientes a ella. Al igual que para el caso del recurso de reposición, la
resolución de un recurso jerárquico no puede ser superior a treinta días.
En el caso del recurso jerárquico, la autoridad que debe resolverlo deberá oír
previamente a la autoridad recurrida, el que podrá formular sus descargos por
cualquier medio, escrito o electrónico.
337
las causales establecidas en dicho artículo, en contra de los actos que se
encuentran a firmes.
Ahora bien, las causales por las cuales se puede interponer un recurso
extraordinario de revisión, son las siguientes:
338
Dentro de las causales contempladas para su interposición, en materia de
construcción es la causal de la letra b) del artículo 60 ya citado, la que
usualmente tiene mayor aplicación práctica, pues precisamente procede
cuando la autoridad en sus actos o resoluciones hubiere incurrido en
manifiesto error de hecho, y ese error haya sido determinante para la decisión
adoptada. También procede cuando aparecieren documentos de valor esencial
para la resolución del asunto, que hayan sido ignorados al dictarse el acto
administrativo, o cuando éstos no hayan sido posible de acompañarlos en
aquel momento.
En efecto, muchas veces se establece que las resoluciones del Inspector Técnico
serán “apelables” para ante el Director del Servicio, quien resolverá el asunto
previo informe de la Comisión Técnica que se establece en las mismas bases.
En estos casos, más allá de los procedimientos que contengan las bases, éstos
no pueden privar al contratista de ejercer sus acciones e interponer los recursos
administrativos que establece la ley N°19.881.
339
14.2.7 Silencio Administrativo
340
en que la autoridad dilata sus decisiones más allá de lo prudente, afectando
el desarrollo del proyecto. Sin embargo, resulta un mecanismo poco utilizado,
considerando que normalmente el contratista no querrá obligar a su mandante
a dictar resoluciones de manera forzada, primero, porque con ello seguramente
obtendrá resoluciones negativas, y segundo, porque no hay que olvidar que
el mandante es finalmente el cliente del contratista, en este caso el Estado de
Chile, y resultará complejo para el contratista hacer denuncias de este tipo en
ese contexto.
341
registros de los inconvenientes que se le fueron presentando, y cuando éstos ya
tienen un grado de significación importante para comprometer más severamente
sus finanzas o el balance económico del contrato, requiera al mandante su solución
definitiva. Lo mismo con el registro de los eventos que en su opinión han ido
afectando el plazo, registrando y poniendo en conocimiento del propietario los
hechos que en su opinión afectan el programa de trabajo. Posteriormente, una
vez que se tienen suficientes elementos de análisis y/o la capacidad de evaluar
su real impacto, presentará al propietario una solicitud de extensión del plazo
contractual, con análisis de la “Ruta Crítica” del programa.
Si bien es correcto sostener que en algunas obras sólo existirán partidas de costos
directos afectadas, y que no necesariamente tendrán relación ni afectarán el
plazo contractual, en nuestra experiencia esa situación normalmente constituye
la excepción a la regla.
342
- claramente nos encontraríamos en presencia de una obra extraordinaria que
afectará al plazo contractual. Incluso más, si esa actividad está en la Ruta Crítica
del proyecto, podrá afectar también el plazo final de la obra.
Ese efecto también podrá presentarse cuando exista tal cantidad de indefiniciones
y/o modificaciones al proyecto, y el mandante, el proyectista y/o el contratista,
según el caso, no tengan los equipos de trabajo, la capacidad organizacional y los
recursos para poder resolverlas oportunamente sin afectar los plazos del proyecto.
De este modo, en nuestra opinión, los plazos de la obra se podrán ver afectados
no solo por algunas modificaciones de proyecto que sean materialmente
sustantivas, sino también cuando existe gran cantidad de modificaciones, quizás
menos importantes individualmente consideradas, pero que, por su volumen, los
equipos a cargo de la administración del contrato no serán capaces de resolverlas
oportunamente para permitir el avance de la obra conforme a lo programado.
Es por ello que, en nuestra opinión, las reclamaciones deben estructurarse primero
y antes que nada mediante un análisis del plazo contractual, y luego analizar y
obtener las desviaciones presupuestarias del costo o precio del contrato.
Los sobrecostos podrán o no tener relación con el plazo, según cada caso, pero
no podremos determinarlo si antes no se hace un análisis del programa de trabajo
impactado, y de ello poder concluir los sobrecostos indirectos y gastos generales
por extensión de plazo, además de los costos directos correspondientes.
343
vez iniciada ésta, se transforma en la principal herramienta de evaluación de
la misma, una especie de registro cardiológico de la vida del proyecto, que
identificará las actividades constructivas planificadas y sus holguras en relación
a su resultado real y definitivo, permitiendo medir los avances, reorganizar los
recursos, mitigar atrasos y hacer esfuerzos de aceleración, en caso necesario.
Es común que se diga que las reclamaciones normalmente son “de costo
y plazo”. En nuestra opinión, las reclamaciones son de plazo, y por ende de
costos, en ese orden.
344
Si, por ejemplo, la curva de avance es muy pronunciada hacia el final de la obra,
significará que el contratista habrá dispuesto de una gran cantidad de actividades
para el tramo final de los trabajos, lo cual podría ser cuestionado en términos de
su posibilidad real de cumplimiento.
298
También conocida como “Camino Crítico”, corresponde a un sistema de cálculo (en inglés “CPM” o “Critical
Path Method”), fue desarrollado en 1957 en los Estados Unidos de América, por un centro de investigación de
operaciones para las firmas Dupont y Remington Rand, buscando el control y la optimización de los costos
mediante la planificación y programación adecuadas de las actividades componentes del proyecto.
299
Habrá que ver, eso sí, lo que se haya pactado contractualmente respecto de los hechos que afectan al plazo
contractual y quien asumió el riesgo del mayor plazo, por ejemplo, por razones de fuerza mayor.
345
Normalmente constructor y propietario no estarán de acuerdo en la calificación
contractual de los hechos y en su mérito para ser considerados de responsabilidad
de uno u otro. Existirán largas discusiones en las que se debaten los efectos y la
autoría de las circunstancias que afectan el programa. El mandante podrá aplicar
las multas del contrato, incluso hasta las garantías. El Contratista, por su parte,
alegará incumplimientos del propietario o fuerza mayor, lo cual le daría derecho
a extensión de plazo y a las indemnizaciones correspondientes. Lo cierto es
que de no haber acuerdo, y habiendo recurrido a los mecanismos de solución
temprana de controversias sin éxito, será el Juez de fondo quien determine, con
la asistencia de peritos, a quien debe asignársele la responsabilidad de un hecho
que afecta la ruta crítica del programa, y los sobrecostos que de ello se deriven.
Ante ello, las partes podrán adoptar medidas para mitigar la extensión de
plazo, incorporando nuevos y mayores recursos para anticipar la nueva fecha
proyectada de término. Dicho sobre esfuerzo en la incorporación de mayores
recursos para mitigar total o parcialmente los atrasos se denomina corrientemente
“aceleración” de plazos.
Sin embargo, es bastante usual que las causas que han generado el impacto al
programa sean de responsabilidad compartida, esto es, que ambas partes, de
algún modo u otro, con sus actos, omisiones, hechos de terceros o fuerza mayor,
hayan contribuido a provocar los hechos que generaron el mayor plazo.
Ante ello, habrá que analizar cada uno de los hechos que afectó el programa y
determinar su efecto preciso en el plazo.
346
incumplimientos o hechos de su responsabilidad, y a exagerar los hechos que
son de responsabilidad de la contra parte. De este modo, se produce una natural
tensión por demostrar que la Ruta Crítica fue afectada o “pasa” por tales o cuales
actividades que son de responsabilidad de la contraria.
De este modo, los gastos generales y los costos indirectos por mayor permanencia
en obra en todo el lapso que va desde el plazo contractual original, hasta la nueva
fecha que arroje el programa impactado, será de cargo de quien sea determinado
como el responsable de dicha extensión de plazo.
347
Normalmente, será el contratista el que intente sustentar que tiene derecho
a extensiones de plazo por diversas razones, y por tanto, el propietario debe
indemnizarlo con los “sobre-costos” asociados a esa mayor permanencia en
obra, del personal y recursos asociados a gastos generales, que básicamente
corresponden a la estructura de administración del proyecto en obra, más un
cargo de “casa matriz”, también conocido como “overhead”, por el soporte
gerencial y de recursos hacia la obra.
Si en definitiva no hay acuerdo entre las partes y un Juez determina que las
causas del mayor plazo son atribuibles única o mayoritariamente al contratista,
será éste quien deberá asumir en definitiva los sobrecostos por concepto de
gastos generales y costos indirectos. En dicho caso, al no aceptarse la extensión
de plazo reclamada por el contratista, éste no solo deberá asumir tales sobre
costos, sino que, peor aún, también le podrán ser aplicadas o quedarán a firme
las multas contractuales ya aplicadas por el mandante, por concepto de atrasos e
incumplimiento del plazo contractual.
348
en cada caso según lo que se haya pactado, revisando por cierto la validez de
las cláusulas que restringen dichas indemnizaciones, apartándose de las reglas
generales de nuestro derecho.
Ello, no se extendería a los gastos generales y costos indirectos, sobre los cuales
en nuestra opinión no cabe aplicar un porcentaje de utilidad, al no consistir en
obras materiales, sino en gastos y servicios generales de la obra.
349
Ahora bien, los conceptos que en definitiva se reclamen, deben estar
adecuadamente respaldados, de manera que mediante su revisión se pueda
acreditar razonablemente el “sobre-costo” que se reclama.
Lo mismo ocurrirá con las facturas de los subcontratistas y proveedores del contratista.
Al recibirlas podrá acreditar al mandante la existencia de los trabajos subcontratados
y la provisión de suministros. Igual cosa ocurrirá en la figura de las concesiones de
obras públicas, en las que el constructor normalmente será una empresa distinta de
la sociedad concesionaria, con contabilidades separadas, aun cuando en la práctica la
gran mayoría de las veces pertenecerán al mismo grupo empresarial.
350
Una forma de acreditar tales sobre costos de maquinarias y equipos, será
mediante los denominados “reports” de uso de tales equipos, esto es, el registro
diario de utilización de maquinarias, normalmente identificado por horas diarias
de utilización. Otras serán los Estados de Pago emitidos por el contratista
351
14.4. PRINCIPALES TEORÍAS JURÍDICAS USUALMENTE
INVOCADAS PARASUSTENTAR RECLAMACIONES EN
CONTRATOS DE CONSTRUCCIÓN
Así como los reclamos y eventuales demandas de un contratista deben estar muy
bien fundamentados desde una perspectiva técnica, igualmente lo deberán estar
desde una perspectiva legal.
Una primera cuestión que el reclamante deberá definir es lo que entre abogados
usualmente se denomina la “Teoría del Caso”, esto es, la tesis jurídica que sustenta
una determinada argumentación técnica, que tenga base en las disposiciones del
contrato, en la ley, en los principios generales del derecho y/o en tesis jurídicas,
doctrinales o jurisprudenciales que la avalen.
De esta manera, habrá algunas situaciones reclamadas que podrán tener sustento
en incumplimientos contractuales del mandante, otras en fuerza mayor, otras
en un error sustancial, en la ruptura de la buena fe o en el desequilibrio de las
prestaciones y así sucesivamente, dependiendo de la naturaleza y situaciones de
cada situación particular.
En nuestra experiencia, será mucho más sencillo para un tribunal que las
reclamaciones se fundamenten primeramente en las cláusulas del mismo
contrato. Ello, no es porque las teorías jurídicas doctrinales o jurisprudenciales
no tengan validez – lo mismo valga para los principios generales del derecho
- pero evidentemente tendrá mucha fuerza una reclamación o demanda si se
352
fundamenta en cláusulas expresas del contrato que han sido incumplidas,
precisamente porque dichas cláusulas representan cómo las partes han querido
regular esa relación contractual específica.
300
En virtud de ello, una correcta interpretación de las cláusulas del Contrato, a la luz de lo dispuesto en el artículo
1.560 del Código Civil, permite llegar a la firme convicción de que, considerando la naturaleza oneroso-conmutativa
del Contrato, las diversas cláusulas relativas a mecanismos de ajuste de plazo pueden y deben ser aplicadas de manera
tal que permanezca inalterada la distribución de riesgos expresamente convenida por las partes.
301
Lo mismo ocurre con el Reglamento para Contratos de Obras Públicas en sus artículos 102, 103,104, 105 y 147,
entre otros.
353
para el ajuste del precio y/o del plazo del contrato - en aquellos casos en que el
contrato lo haya previsto expresamente - supone un incumplimiento contractual
que hace civilmente responsable al mandante de los daños y perjuicios que
ello pueda ocasionar al contratista, de acuerdo a las normas generales que
reglan esta materia302. Ante dicho incumplimiento, se generará la consecuente
responsabilidad civil por incumplimiento de una de las partes.
El que incumple su obligación debe indemnizar los perjuicios causados, los que
se deben desde que el deudor se ha constituido en mora (art. 1557 Código Civil),
entendiéndose por ésta el retardo imputable en el cumplimiento de la obligación,
unido al requerimiento o interpelación por parte del acreedor, interpelación que
normalmente será de aquellas contempladas en el N°2 del artículo 1551 del
Código Civil.
Por “Perjuicios” debemos entender todo detrimento que sufre una persona, ya
sea en su patrimonio material o moral.
302
Al respecto, es del caso tener en consideración que el artículo 1.556 del Código Civil dispone, en su inciso primero,
lo siguiente: “La indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y el lucro cesante, ya provengan de no
haberse cumplido la obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse retardado el cumplimiento”.
303
El artículo 1.551 del Código Civil establece lo siguiente: “El deudor está en mora, 1.° Cuando no ha cumplido la
obligación dentro del término estipulado, salvo que la ley en casos especiales exija que se requiera al deudor para
constituirle en mora; 2.° Cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto espacio de tiempo,
y el deudor lo ha dejado pasar sin darla o ejecutarla; 3.° En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente
reconvenido por el acreedor”. Por su parte, el artículo 1.557 del Código Civil dispone lo que sigue: “Se debe la
indemnización de perjuicios desde que el deudor se ha constituido en mora, o si la obligación es de no hacer, desde
el momento de la contravención”.
304
Artículo 1556 Código Civil.
354
patrimonio del acreedor de una obligación305, o también, “la privación que sufre
el acreedor al no incorporar a su patrimonio el objeto de su obligación”306.
305
Abeliuk Manasevic, René (2008): Las Obligaciones, Tomo 2 (Editorial Jurídica de Chile), p. 733.
306
Gaceta de los Tribunales, 1933 N°82 p. 334
307
Abeliuk Manasevic, René (2008): Las Obligaciones, Tomo 2 (Editorial Jurídica de Chile), p. 733.
308
Gaceta de los Tribunales, 1933 N°82 p. 334.
355
Conforme al artículo 45 de nuestro Código Civil, se entiende por fuerza mayor
“el imprevisto a que no es posible de resistir, como un naufragio, un terremoto,
el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un funcionario
público, etc.”.
En este sentido existen algunos autores que han sostenido que en el sistema
chileno (la ausencia de culpa del deudor) es el primero y más importante de los
elementos del caso fortuito. Si el caso de fuerza mayor exonera al demandado,
es porque se excluye la culpa. Si la culpa del deudor es la fuente del hecho
invocado como constitutivo de caso fortuito, el demandado no será exonerado.
La culpa excluye el caso fortuito.
En efecto, por ejemplo, en los contratos cuyo objeto son obras subterráneas,
309
La Corte Suprema se ha pronunciado sobre la fuerza mayor. Así se ha dicho por la Corte «el caso fortuito o
fuerza mayor es el imprevisto a que no es posible resistir, concepto jurídico definido por el legislador que supone
un acontecimiento imprevisible e irresistible, esto es, cuando no hay ninguna razón especial para creer en su
realización y cuando no es posible evitar sus consecuencias. El hecho constitutivo del caso fortuito debe ser
imprevisto e inevitable en sí mismo, es decir, que ni el agente ni ninguna otra persona colocada en las mismas
circunstancias de tiempo y lugar, habrían podido precaverlo o resistirlo. La determinación de si un suceso constituye
un caso fortuito, depende de su naturaleza y de las circunstancias que lo rodean y los jueces del fondo establecerán
soberanamente los hechos materiales que se invoquen como caso fortuito y un mismo suceso, por consiguiente,
puede o no tener ese carácter y todo dependerá de si el agente estuvo o no en la absoluta imposibilidad de preverlo
y evitarlo”, Excma. Corte Suprema, 2 de mayo de 1963, RDJ, t. LX, sec. 1ª, p. 59.
356
que requieren excavaciones bajo tierra, es bastante usual que la información
de proyecto entregada al contratista para construir, no necesariamente coincida
con lo que el contratista encuentra luego en terreno. Mientras más deficiente sea
el proyecto en cuanto a la preparación de sondajes representativos del terreno
donde se ejecutarán las obras, mayor riesgo habrá de que la realidad supere las
peores predicciones.
Lo mismo podrá ocurrir con los hechos que provienen de una acción u omisión
imprevista emanada ya no de la naturaleza, sino que de la autoridad, caso en el
cual la fuerza mayor toma el nombre de “caso fortuito”. Aunque en la doctrina
moderna, son expresiones sinónimas, por lo que nos referiremos a ambas como
“fuerza mayor”310.
En cualquier caso, para que se pueda estar en presencia de fuerza mayor, debe
tratarse de hechos ajenos a la responsabilidad de ambas partes, de lo contrario
podremos estar ya no en presencia de un evento de fuerza mayor, sino que de un
incumplimiento que le resulte imputable a alguna de ellas.
310
Los autores nacionales entienden que las expresiones fuerza mayor y caso fortuito como sinónimas.
Alessandri Rodríguez, Arturo (1943): De la responsabilidad extracontractual en el derecho civil chileno (Editorial
Universitaria, Santiago), p. 599; Abeliuk Manasevic, René (2008): Las Obligaciones, Tomo 2 (Editorial Jurídica
de Chile), p. 744; Rodríguez Grez, Pablo (1999): Responsabilidad Extracontractual (Editorial Jurídica de Chile),
p. 437.
357
Así como la responsabilidad subjetiva supone una acción u omisión de una de
las partes, un perjuicio, y una relación de causalidad entre dichas acciones u
omisiones y el perjuicio causado; la fuerza mayor supone un evento imprevisto
e irresistible, que libera del cumplimiento de sus obligaciones.
Un caso fortuito o fuerza mayor puede resultar muy perjudicial para el desarrollo
de una obra, pues como lo hemos visto, podría consistir en circunstancias que
obliguen a suspender su ejecución, paralizándolas hasta que se logren superar
los impedimentos que ella haya develado para la obra.
Para contestar ello habrá que examinar este asunto desde varios ángulos.
311
Aunque en este último ejemplo podría tratarse más bien de una onerosidad sobreviniente, es decir un hecho que
haría más oneroso el cumplimiento de la obligación, lo cual no necesariamente será un caso de fuerza mayor, sino
que podría dar lugar a la denominada Teoría de la Imprevisión.
358
de la cosa, que para estos efectos corresponde al propietario de la obra objeto
del contrato de construcción.
Las cláusulas que suelen convenirse en esta materia tienen muchas variantes, lo
cual tiene que ver con varios factores, como la calidad del proyecto desarrollado
para construir; el tipo de contrato pactado, entre muchos otros.
312
Ello, salvo que existan ciertos supuestos que hayan sido asumidos por el propietario, en la información que éste
ha entregado al contratista para el desarrollo de la ingeniería, y dichos supuestos resulten finalmente incorrectos,
caso en el cual las nuevas circunstancias podrían calificarse de imprevistos.
359
Entre las alternativas de estas cláusulas se encuentran aquellas que buscan
traspasar íntegramente el riesgo de la fuerza mayor al contratista y aquellas
que establecen algunas modalidades intermedias y más equilibradas. Entre
éstas últimas podemos encontrar aquellas cláusulas que contemplan a favor del
contratista un derecho de extensión de plazo, pero sin derecho a pago de gastos
generales, los que son asumidos por el constructor.
Una solución más radical se produce en aquellos casos en los que el mandante
solicita que el constructor cotice en su oferta los “imprevistos”, y les asigne un
precio determinado o un porcentaje del precio total del contrato. En esos casos,
podrá sostenerse que el contratista asumió íntegramente el riesgo de la fuerza
mayor, incluso aunque no lo haya pactado expresamente en el contrato, por haber
asumido íntegramente la partida de imprevistos en el itemizado del contrato.
Ahora bien, como hemos dicho, uno de los elementos o requisitos para que un
evento pueda ser calificado como fuerza mayor, y que por tanto sea calificado
como exención de responsabilidad de la parte que debía cumplir su obligación,
es la ausencia de culpa o negligencia de quien debía cumplir esa obligación.
Habrá también otros casos en los que el evento podrá calificarse de fuerza
mayor, pero sus efectos dañosos habrán sido provocados por la negligencia
del contratista, y por tanto, en esos casos, los efectos en costo y plazo ya no
necesariamente serán atribuibles al propietario de la obra, sino que podrían ser
imputables al contratista.
360
durante el cual el contratista no le informó del hecho constitutivo de la
fuerza mayor.
En otras palabras, una cosa es la fuerza mayor y otra sus efectos en costo y
plazo, y si bien la regla general es que el propietario será responsable de la
fuerza mayor y sus efectos, podría ocurrir que la negligencia del constructor lo
haga responsable de dichos efectos, en todo o en parte.
Ese límite, a veces muy fino e incluso difuso, entre fuerza mayor e incumplimiento,
es habitual fuente de controversias en los tribunales que conocen juicios de
construcción, y sólo a ellos corresponde calificar si se está en presencia de
fuerza mayor o de incumplimiento, o de ambos.
361
Este tipo de situaciones es lo que hace fundamental un análisis adecuado no solo de
las cláusulas del contrato, sino que muy especialmente de las características de los
hechos que se han verificado en concreto, de manera de poder determinar técnica y
legalmente, si se está en presencia de una u otra situación, o de una combinación de
ambas, así como de las facultades del Sentenciador para resolver la eventual contienda.
312
Los principios se hacen aplicables en el derecho chileno en forma supletoria a todas las reglas de interpretación
de la ley (arts. 19 a 23) y se encuentran tipificados en dos grandes grupos bajo los conceptos de “equidad natural”
y “espíritu general de la legislación”. Barros Bourie, Enrique (2010): Tratado de Responsabilidad Extracontractual
(Editorial Jurídica).
362
directo, el juez llamado a resolver la contienda recurrirá a esos principios a falta
de una ley explícita que le imponga una conducta determinada o frente a una
laguna legal, integrando al contrato esas doctrinas del Derecho para llegar a la
más justa solución del conflicto.
El Artículo 1546 del Código Civil establece: “Los contratos deben ejecutarse de
buena fe, y por consiguiente obligan no solo a todo lo que en ello se expresa, sino
a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o
que por la ley y la costumbre pertenecen a ella”.
314
Ello también se aplica a los contratos con el Estado. A modo de ejemplo, en Dictamen N° 3149, de 24 de
enero de 2002, la Contraloría señaló lo siguiente: “En todo contrato bilateral y conmutativo están presentes, entre
otros principios, el del cumplimiento de buena fe de sus obligaciones y el de no enriquecimiento sin causa de las
partes, de modo que no procede que la administración desconozca un impedimento real y objetivo no imputable
al Contratista, que se presentó durante el desarrollo de las obras. Sin desmedro de que una conclusión en contrario
permitiría a la Administración beneficiarse de su propia imprevisión en perjuicio de un Contratista que actuó de
buena fe.” En la misma línea, los Dictámenes 26538 de 1985 y 21990 de 1986: “En los contratos administrativos
debe imperar el principio de buena fe, tanto en su celebración como en el cumplimiento de sus disposiciones, como
asimismo el equilibrio económico que debe preservarse en todo convenio de carácter conmutativo”.
363
entre mandantes y contratistas derivan del abandono de conductas colaborativas
orientadas a salvar el contrato en los momentos en que surgen situaciones que
lo ponen en riesgo.
Que el contrato sea suscrito y deba cumplirse de buena fe, significa, además, que
ambos contratantes deben ocuparse lealmente de proteger el patrimonio de su
contraparte, con la atenta preocupación de no deteriorar la equivalencia de las
prestaciones recíprocas. En el comitente, esta diligencia tiene por objeto hacer
posible el cumplimiento exitoso del contrato sin que, por una falta del apoyo
exigible en la velocidad y acierto de las soluciones inherentes a este tipo de
contratos, deba el otro incurrir en perjuicios. Se trata de cumplir con diligencia
todo cuanto le empece a cada uno y responder con prontitud en todo cuanto le
atañe.
El mismo autor señala que ella cumple “en primer lugar una función integradora
315
Boetsch Gillet, Cristian (2011): La Buena Fe Contractual (Editorial Jurídica de Chile), pp. 177 y 178.
364
del contrato”: integrará los vacíos que presente y creará especiales deberes de
conducta que serán plenamente exigibles a los contratantes por dos motivos: (i)
por el hecho de que la buena fe es un principio general del derecho y (ii) porque así
lo dispone de manera expresa nuestro ordenamiento jurídico en el artículo 1546
del Código Civil, debiendo recalcarse que la fuerza normativa del principio existe
sin necesidad de consagración positiva y que la norma referida solamente reafirma
el principio316. Además “se constituye como un límite de la autonomía privada
ejerciendo una función correctora; se encuentra en ella- sea que se entienda
formando parte de las buenas costumbres o bien del orden público- un límite a su
capacidad de autorregularse, y por ende, si en un contrato contraría de algún modo
a la buena fe, adolecerá de objeto ilícito (Art. 1461) o causa ilícita (Art. 1467),
según el caso, lo que acarreará la nulidad absoluta (Art. 1682).
“La buena fe, además, cumple una función interpretativa de los contratos, aun
cuando no existe norma expresa al respecto. Interpretar según la buena fe se
traducirá en que toda aplicación de una norma contractual que conduzca a un
resultado deshonesto, debe ser rechazada”.
Del mismo modo lo son las de Emilio Betti318 cuando advierte: “La buena fe
contractual consiste no ya en un estado de ignorancia sino en una actitud de
316
Boetsch Gillet, Cristian (2011): La Buena Fe Contractual (Editorial Jurídica de Chile), p. 178.
317
Reproducidos por Laneri, Fueyo (1958): Artículo Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo LV Nºs 7 y 8,
pp. 96 y ss.
318
Betti, Emilio (1969): Teoría general de las Obligaciones (Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid), p. 77.
365
activa cooperación que lleva a cumplir la expectativa ajena, con una conducta
positiva propia, la cual se desarrolla a favor de un interés ajeno”.
De conformidad con el Art. 1546 del Código Civil, ello obliga no sólo a lo que
el contrato dice expresamente, sino que además a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación o que por ley o la costumbre
pertenecen a ella. Aquí, la naturaleza de la obligación, la ley y la costumbre
surgen, por ejemplo, de la corrección del proyecto que elabora el comitente; de
la pertinencia de las especificaciones técnicas del mismo; de si los elementos
de estudio y juicio que se deben proporcionar al contratista son suficientes para
que éste pueda realmente establecer el plan de trabajo, determinar el plazo y el
precio de su oferta, a fin de que éste pueda ejecutar la obra conforme al modelo
que se le ha entregado.
366
La conducta contractual colaborativa ha sido firmemente respaldada por
nuestros tribunales. La Corte Suprema en numerosos fallos ha sosteniendo que
el principio de la buena fe es una categoría fundamental del Derecho: “Conforme
a los dictados de la buena fe contractual, las partes conjugan sus actos en
una conducta de colaboración mutua en cumplimiento de sus obligaciones,
orientados a todo aquello que deriva de la naturaleza de la obligación que cada
quien debe acatar. Mirado en ese contexto, el principio de la buena fe impone a
las partes de un contrato el deber de lealtad y corrección frente a la otra durante
todo el inter contractual. O sea, desde las conversaciones preliminares o fase
precontractual, pasando por la celebración, hasta la ejecución del contrato y las
relaciones post contractuales”319.
319
Excma. Corte Suprema. Primera Sala. Proceso Rol: 6307-2011. En el mismo sentido: Proceso Rol: 2073- 2013.
320
Revista Derecho y Jurisprudencia, t.85.sec.2, p. 9.
367
las que forman parte del ordenamiento jurídico nacional y resultan relevantes a
la correspondiente figura contractual, sea que se encuentren expresadas en la ley
o en la costumbre o que pertenezcan a la naturaleza de la obligación respectiva”.
Veintiséis: Que de este modo, que el contrato deba ejecutarse de buena fe,
significa que el contratante, al poner en obra aquello a que está obligado, debe
hacerlo de un modo particular: Debe actuar leal, correcta y honestamente (en
esto la buena fe jurídica no es muy distinta de lo que supone el uso vulgar de la
misma expresión). Veintisiete: Que, por lo mismo, la ejecución de buena fe de
un contrato supone, en la perspectiva del acreedor, que puede exigir su derecho
plenamente, pero sin abusar de él o sin ocasionar un daño al deudor con ocasión
del cumplimiento. En la perspectiva del deudor, supone cumplir con lo que se ha
comprometido cabalmente, sin trampas ni reticencias”321.
321
Ver Andrés Cúneo Macchiavello, “Sentencias Arbitrales” CAM Santiago Fallo de fecha 29 de julio de 2010.
Proceso Rol 1087-2009. Véase también en CAM Santiago (1999-2000): Sentencias Arbitrales, Tomo II (Editorial
Salesianos) , Fallos Proceso Rol : 715 - 734 - 943 - 1019 - 1041 - 1087 - 1137 - 1278.
322
Ver: “Programa de Buenas Prácticas” (Disponible en: www.cchc.cl). Se mencionan catorce conductas concretas
orientadas a resguardar la buena fe durante el desarrollo de la obra por parte de quienes intervienen en el proyecto
, además de normas protección del medio ambiente, prevención de riesgos y salud ocupacional, relaciones con la
comunidad y trato recíproco de los intervinientes.
323
Dictámenes Contraloría General de la República N° 3149 24 / 2002, N°4154 / 1980, N°21990/86.
368
administrativo ilegal atenta contra los principios de la seguridad jurídica o la
certeza derivada de ella y la buena fe de los terceros involucrados, esto es, la
creencia de encontrarse en una situación regular y legítima”.
324
Excma. Corte Suprema, Proceso Rol: 9540- 2009, 26 julio de 2011.
369
Restablecer “la equivalencia “a la que hace mención el Código pasa a ser una
exigencia de justicia contractual, impuesta por el principio de equidad en el
intercambio (equality in the change). Efectivamente, no resulta equitativo que
una parte exija la ejecución de un contrato completamente desequilibrado,
reclamando una prestación que ha llegado a ser inicua para el otro contratante
a consecuencia de hechos que no le son imputables y que ocurrieron luego de
haberlo celebrado. La ecuación económica - financiera del contrato supone una
correspondencia en las prestaciones correlativas, pero, además, requiere que tal
equivalencia se mantenga durante todo el desarrollo del vínculo obligacional,
de suerte que al finalizar el mismo ambas partes obtengan el interés que se
propusieron al celebrar el contrato.
325
Felix Charmie, José (2008): “Equilibrio contractual y cooperación entre las partes: El deber de revisión del
contrato”, en Revista de Derecho Privado, N°14, p. 115.
370
En esa línea de razonamiento, una precursora sentencia de la Corte de Apelaciones
de Santiago ha sostenido “Que no pudiendo calificarse jurídicamente el contrato
celebrado entre las partes sino como oneroso conmutativo, la equivalencia de las
prestaciones resulta fundamental por cuanto dicha característica es un elemento
de la naturaleza de este tipo de contrato, esto es, según lo dispone el Art.1.444
del Código Civil., “aquellas cosas que no siendo esenciales en él se entienden
pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial”. De manera que al alterarse
la equivalencia en las prestaciones, se lesiona el contrato mismo, situación que
permite consecuentemente, su revisión”326. La Corte Suprema, en reciente fallo,
al referirse al equilibrio de las prestaciones lo califica como un “estándar de
razonabilidad y justicia”327.
326
Alcalde Rodríguez, Enrique (2007): “Corte de Apelaciones de Santiago y teoría de la imprevisión. Un hito
fundamental en la evolución de nuestra justicia ordinaria”, en Comentarios de Jurisprudencia, Revista Chilena de
Derecho, vol.34, n°2, p. 361.
327
Excma. Corte Suprema 20.02.2012.”Así, conceptualizada, la lesión enorme implica una desigualdad tal entre
las prestaciones recíprocas de las partes en un contrato conmutativo que quiebra de manera insostenible para el
derecho la equivalencia que debe imperar en esta clase de contratos (sentencia de remplazo, considerando 1°,
Primera Sala, Proceso Rol:30306-2014).
328
López Santa María, Jorge (1998): Los Contratos. Parte General (Editorial Jurídica de Chile, Segunda Edición).
371
normativa internacional329, es coherente con el principio basal de la buena fe que
exige a las partes actuar con lealtad durante todo el iter contractual.
329
En La Haya (2000): Principios de Derecho Europeo de los Contratos, pp. 1-93, se establecen (Sección 2)
deberes generales, como los siguientes: cada parte tiene la obligación de actuar de buena fe, tiene el deber
de colaborar con la otra parte para que el contrato surta plenos efectos. El Art 6. 111, se refiere al cambio
de circunstancias , indicando que: (1) las partes deben cumplir sus obligaciones aun cuando les resulten más
onerosas como consecuencia de un aumento de costes o disminución de la contraprestación que recibe, (2) sin
embargo, las partes tienen la obligación de negociar una adaptación de dicho contrato o poner fin al mismo si el
cumplimiento resulta excesivamente gravoso debido a un cambio de circunstancias sobrevenido con posterioridad
a la conclusión y sin haber podido preverse. A la parte afectada no se le puede exigir que cargue con el riesgo de
tales de circunstancias.
330
Lorenzo Sixto Sánchez se refiere a la onerosidad extrema en los siguientes términos: “la imposibilidad
económica u “onerosidad extrema” es el fruto de una circunstancia sobrevenida que altera el equilibrio económico
del contrato de forma absoluta o dramática. No es un mero encarecimiento de la prestación, sino una disfunción
absoluta de la economía del contrato que supera sin duda alguna el alea razonablemente exigible. No consiste en
una imposibilidad física, pues el deudor puede estar en condiciones económicas de asumir el cumplimiento, pero
éste no resulta exigible en la medida en que produce una onerosidad insoportable para el deudor”. Sixto Sánchez,
Lorenzo (2005): “La Frustración del Contrato en el Derecho Comparado y su incidencia en la Contratación
Internacional”, en Revista de la Corte Española de Arbitraje, N°46.
372
bien en los contratos administrativos rigen los factores de riesgo y ventura, estos
no tienen un carácter absoluto porque pueden ser modificados o alterados por
situaciones que dan derecho al contratista para reclamar que la Administración
participe en el costo331.
331
Contraloría General de la República. Dictámenes N°6502/2004, N°2151/2009, N°28728/2012, N°41409/1994
y 10624/2006.
332
Martínez Layuno, Juan (2014): “El equilibrio económico en los contratos públicos”, en Documentos de Trabajo
de la Universidad Alberto Hurtado, Facultad de Derecho, N°3/2014.
333
López Díaz, Patricia (2015): “El principio de equilibrio contractual en el Código Civil chileno y su particular
importancia como fundamento de algunas instituciones del moderno derecho de las obligaciones en la dogmática
nacional”, en Revista Chilena de Derecho Privado, n°25.
334
Véase: Pablo Rodriguez Grez.Ob.citada.Pag.163.
373
14.4.3.3 Principio de los actos propios
Agrega la Corte , en otro fallo: “la buena fe objetiva –principio general de derecho
sirve de sustentación a la doctrina de los actos propios también llamada buena
335
Excma. Corte Suprema, 9 de Mayo de 2001 “Villanueva Jaramillo, Luisa C. con Sanhueza Espinoza, Manuel
Recurso de casación en el fondo.
336
Ekdahl Escobar, María (1989): La Doctrina de los actos propios: El deber jurídico de no contrariar conductas
propias pasadas (Editorial Jurídica de Chile).
337
Excma. Corte Suprema, Primera Sala. Proceso Rol 11.092 año 2014. Id. Proceso Rol.N°4.877-12.
374
fe en sentido ético o buena fe lealtad, consiste en la creencia y confianza que
tiene un sujeto en que una declaración surtirá en un caso concreto los mismos
efectos que ordinaria y normalmente ha producido en casos iguales. Es decir,
son las reglas objetivas de la honradez en el comercio o en el tráfico, que llevan a
creer en la palabra empeñada y en que el acto sea concertado lealmente, obrando
con rectitud”. “Es que debe exigirse a las partes un comportamiento coherente,
ajeno a los cambios de conducta perjudiciales, desestimando toda actuación
que implique un obrar incompatible con la confianza que –merced a tales actos
anteriores- se ha suscitado en otro sujeto. Ello es así, por cuanto no sólo la buena
fe sino también la seguridad jurídica se encontrarían gravemente resentidas si
pudiera lograr tutela judicial la conducta de quien traba una relación jurídica con
otro y luego procura cancelar parcialmente sus consecuencias para aumentar su
provecho. Nadie puede ponerse de tal modo en contradicción con sus propios
actos y no puede –por tanto- ejercer una conducta incompatible con la asumida
anteriormente”338 339.
338
Borda, Alejandro (2000): “La teoría de los actos propios. Un análisis desde la Doctrina Argentina”, en Venire
contra factum proprium: Escritos sobre la fundamentación, alcance y límites de la doctrina de los actos propios,
Cuadernos de Extensión, Universidad de los Andes N°18, pp. 36 y 35. Corte Suprema: Rol 5136-2010; en el
mismo sentido Roles 2274-2013, 18.031-2014, 8023-2011).
339
Excma. Corte Suprema: Proceso Rol 5136-2010. En el mismo sentido ver Procesos Roles 2274-2013, 18.031-
2014, 8023-2011.
375
residual o subsidiario, vale decir, constituye un límite excepcional y supletorio
para el ejercicio de los derechos subjetivos porque, como bien lo señala el
profesor Hernán Corral Talciani , la regla general es respetar el cambio de
opinión o de conducta del prójimo: “Es propio de la libertad de la persona
humana poder cambiar de opinión o convicciones y contradecir sus palabras
o hechos anteriores. Establecer lo contrario de manera absoluta sería ahogar
toda innovación y libre determinación. Por eso la ineficacia del cambio o de la
conducta incoherente debe ser siempre una regla excepcional, que tenga una
justificación proporcionada para limitar de este modo la libertad de pensamiento
y de autonomía”340.
340
Corral Talciani, Hernán (2010): “La doctrina de los actos propios en el Derecho de Familia chileno”, en Venire
contra factum proprium: Escritos sobre la fundamentación, alcance y límites de la doctrina de los actos propios,
Cuadernos de Extensión, Universidad de los Andes N°18, pp. 103-139.
341
Dictamen Nº 026996 de 27 de mayo de 2004 la Contraloría General de la República señala: “habiendo ellos (los
actos administrativos) dado origen a situaciones jurídicas consolidadas por el transcurso del tiempo, generando
derechos patrimoniales a favor de terceros, permite que los titulares de los mismos los incorporen definitiva e
irrevocablemente a su patrimonio, en la forma en que primitivamente se otorgaron”.
342
Bermúdez Soto, Jorge (2005): “El principio de confianza legítima en la actuación de la Administración como
límite a la potestad invalidatoria”, en Revista de Derecho (Valdivia) v.18 n.2.
376
en nuestro país proviene en buena medida, de los cambios de conducta
contradictorios con la confianza generada por actos anteriores del mismo sujeto
que los pretende desconocer por propia conveniencia. El principio de los actos
propios es de una gran aplicación práctica a la hora de discernir las conductas
coherentes con la lealtad contractual de aquellas se alejan de la buena fe.
Lo anterior reviste la mayor importancia, toda vez que dicha naturaleza oneroso-
conmutativa es crucial para efectos de determinar el verdadero sentido y alcance
de las estipulaciones del Contrato y, en consecuencia, el modo como deben ser
aplicadas e interpretadas durante el tiempo en que se ejecuta la obra y el contrato
se mantiene vigente.
343
Esta característica del contrato en cuanto a ser uno de duración en el tiempo, es de singular importancia para la
aplicación de la denominada “Teoría de la Imprevisión”; de la cláusula de “excesiva onerosidad sobreviniente”, y
de la teoría del “enriquecimiento sin causa”.
377
De este modo, durante ese tiempo, si por acaecer circunstancias extraordinarias
e imprevisibles y el contrato se ve en tal forma alterado, que de haber sido
previsibles tales circunstancias, una de las partes no habría consentido en el
contrato, es evidentemente atentatorio en contra de la buena fe contractual y en
contra del contrato mismo.
Por consiguiente, a falta de acuerdo previo entre las partes, sobre el cambio
de circunstancias que han generado un desequilibrio transcendental y grave
en las prestaciones recíprocas, incumbe al Juez proveer lo conveniente, a fin
de establecer la conmutatividad y equidad que deben imperar en el contrato
de confección de obra, materia de este juicio, propósito que expresamente las
partes buscaron al constituir el compromiso.
378
empresario hacerse autorizar para ellos por el dueño; y si éste rehúsa, podrá
ocurrir al Juez para que decida si ha debido o no preverse el recargo de la obra,
y fije el aumento de precio que por esta razón corresponda”.
En cuanto a los supuestos que deben verificarse para que tenga aplicación la teoría
de la imprevisión, son básicamente los siguientes: (i) debe tratarse de un contrato
de carácter bilateral, oneroso, conmutativo y de tracto sucesivo o cumplimiento
diferido; (ii) debe haberse verificado un imprevisto sobreviniente y; (iii) el
cumplimiento de la obligación debe importar al deudor una excesiva onerosidad.
344
Lorenzo de la Maza Rivadeneira, “Teoría de la Imprevisión, en relación al Derecho Civil Chileno”, Memoria de
prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile
1933
379
imprevisibles encontrados en una época posterior a la fecha de la propuesta y de
celebración del contrato.
En este sentido, el profesor Juan Carlos Dörr Zegers, en su trabajo “Notas sobre
la teoría de la imprevisión”345, y en armonía con la doctrina mayoritaria, sostiene
que la referida teoría es perfectamente compatible con la legislación chilena, sin
necesidad de norma explícita que la regule, y para ello se basa en el análisis de
diversas disposiciones de nuestro Código Civil.
Y concluye, “es indudable que la parte afectada por estos sucesos extraordinarios
e imprevisibles tiene derecho, a la luz de las disposiciones de nuestro Código
Civil, a recurrir de amparo jurisdiccional para poner remedio a la situación en
que se encuentre por la destrucción de la relación de equivalencia en el contrato
o su pérdida de sentido. Y el Juez, interpretando la ley, más que recurriendo a la
345
Revista Chilena de Derecho Vol 12 N°2 de 1988.
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Por su parte, en cuanto a la naturaleza del contrato, debe atenderse al artículo 1440 del Código Civil, en cuanto
señala que el contrato es “oneroso” cuando tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes, gravándose cada
uno a beneficio del otro; y es “conmutativo”, conforme al art. 1441, cuando cada una de las partes se obliga a dar
o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte deba dar o hacer a su vez.
Además, el art. 1444 del mismo Código, establece que son elementos de la esencia de un contrato aquellos sin
los cuales el contrato no produce efecto alguno o degenera en otro distinto, lo cual, armonizado con las normas
antes citadas, y a juicio del profesor Dörr, resulta que en consideración a que los contratos onerosos miran a la
utilidad de ambos contratantes, no se produce cuando como consecuencia de hechos imprevistos, extraordinarios y
sobrevinientes, la obligación de una de las partes, en este caso de IPSA, se hace excesivamente onerosa.
380
equidad, deberá adoptar las medidas necesarias para restituir el equilibrio roto
en las contraprestaciones de dicho contrato”.
Cabe hacer presente que inclusive en el ámbito del Derecho Público, donde los
criterios son mucho más estrictos que en Derecho Privado, se ha determinado
que corresponde ajustar las condiciones de un contrato cuando, por causa de
circunstancias imprevistas o por información errónea, se ha visto afectada la
equivalencia de las prestaciones.
Por lo demás, cabe señalar que el dictamen antes citado no es aislado, sino
381
que se enmarca en una doctrina uniformemente sostenida por la Contraloría
General de la República347.
Para que se considere su aplicación, es necesario que exista una parte que
se ha enriquecido, y otra que tuvo un empobrecimiento correlativo; el
enriquecimiento ha sido injusto y sin causa; y la víctima de éste no ha tenido
otro medio para obtener la reparación, según los requisitos establecidos por la
doctrina y la jurisprudencia.
347
A modo de ejemplo, en Dictamen N° 3149, de 24 de enero de 2002, la Contraloría señaló lo siguiente: “En todo
contrato bilateral y conmutativo están presentes, entre otros principios, el del cumplimiento de buena fe de sus
obligaciones y el de no enriquecimiento sin causa de las partes, de modo que no procede que la administración
desconozca un impedimento real y objetivo no imputable al Contratista, que se presentó durante el desarrollo de
las obras. Sin desmedro de que una conclusión en contrario permitiría a la Administración beneficiarse de su propia
imprevisión en perjuicio de un Contratista que actuó de buena fe”.
En el mismo sentido, la Contraloría, en Dictamen N° 35471, de 1 de agosto de 2006, determinó lo siguiente:
“Empresa tiene derecho a que se le paguen las obras adicionales ejecutadas en el contrato de construcción de
aula multiuso para la unidad educativa, pactado con el Parque Metropolitano, puesto que en el desarrollo de la
obra se encontraron aspectos estructurales que no estaban contemplados en el proyecto original (…) Lo contrario
significaría que el Parque Metropolitano habría pretendido imponer a la constructora un contrato que afectaría el
equilibrio económico de las prestaciones, lo que se traduciría en soportar el costo de construir sobre un terreno
hecho de albañilería reforzada en lugar de hormigón armado, con el correspondiente incremento del valor
contractual, lo que es jurídicamente inaceptable”.
348
El artículo 1454 del Código Civil dispone en su inciso primero lo siguiente: “El error de hecho vicia asimismo
el consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de
lo que se cree; como si por alguna de las partes se supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una
masa de algún otro metal semejante”.
382
que de ella depende no sólo la viabilidad técnica y económica del mismo, el
diseño adecuado para el sostenimiento del túnel después de la excavación y los
costos aproximados de las obras, sino también, el tiempo que se estima durarán
los trabajos. Ello significa, por consiguiente, que la calidad de la roca reviste el
carácter de calidad esencial del Contrato, en los términos del artículo 1454 del
Código Civil.
En consecuencia, ello podría significar que las partes sufrieron un error de hecho
en lo que respecta a la efectiva calidad de la roca y, por tanto, a una calidad
esencial del objeto del Contrato y consecuentemente procedería la rescisión
del mismo. Ello, con el consiguiente derecho del Contratista a ser restituido al
mismo estado en que se habría encontrado en el evento que no hubiera celebrado
el Contrato, lo que supone de parte el pago de todos los costos efectivos en que
incurrió el contratista en la ejecución del Proyecto.
383
BIBLIOGRAFÍA
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la Doctrina Argentina”, en Venire contra factum proprium: Escritos sobre
la fundamentación, alcance y límites de la doctrina de los actos propios,
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Aguirre, Madrid).
OSSA, Efraín (1988): Teoría General Del Seguro (Editorial Temis, Bogotá).
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Construcción Privada (Memoria de Prueba, Santiago).
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JURISPRUDENCIA
390
Excma. Corte Suprema. Proceso Rol: 5197-2008.
Dictámenes
391
Dictamen Contraloría General de la República 15370 de 1992.
392
Dictámenes Contraloría General de la República N° 3149 24 / 2002, N°4154 /
1980, N°21990/86.
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