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Autocuidado y seguridad como valor de vida,

motivación para la autogestión


Las empresas pueden concebir la seguridad como el simple cumplimiento de normas o evitación
de accidentes, o también como eventos asociados a lo fortuito.
Sin embargo, existe una manera más adecuada de abordar la SEGURIDAD: Cuando la
empresa promueve en su personal la participación en la solución de problemas y en la toma de
decisiones, permitiendo que los equipos de trabajo establezcan sus propias metas de
mejoramiento. De este modo, ellos podrán concebir la seguridad como un valor, como una
necesidad de la persona de garantizar su integridad física, psicológica y de alcanzar el bienestar y
la felicidad.
La concepción de SEGURIDAD que demandan los nuevos contextos laborales está basada en la
anticipación, la evaluación de los riesgos y en el análisis de las consecuencias, más allá del sólo
cumplimiento de las normas.
Dentro de estos entornos son importantes también los efectos de los comportamientos sobre la
seguridad de los compañeros de trabajo, la comunidad y el ambiente en general. El trabajador que
quiere alcanzar las metas personales y familiares y laborales, necesita estar sano y eso sólo lo
logra si se comporta de manera segura.
La seguridad como valor significa BIENESTAR, SALUD Y VIDA FELIZ. Forma parte de la
necesidad interior de seguridad personal (física, sicológica, material y espiritual) y la de los demás,
en el hogar y en el trabajo, pues se es consciente de que lo que está finalmente en juego es la vida
y la seguridad de la familia. Esta es la visión de seguridad de mayor alcance, es decir, LA
SEGURIDAD COMO UN VALOR DEL MÁS ALTO RANGO!!
Una persona que se caracteriza por tener una gran AUTOESTIMA y un gran AMOR por sí mismo,
por su FAMILIA y la gente que le rodea; sabe que para comportarse con seguridad no necesita de
unas normas que se lo estén recordando o de un supervisor que le esté vigilando.
El autocuidado implica asumir la responsabilidad de escoger estilos de vida y de trabajo
saludables, en la medida de las propias limitaciones y posibilidades.
Una persona que practica el autocuidado es aquella que se percibe como un ser valioso en su
condición de ser humano y que está en capacidad de construir su propio proyecto de vida. En su
ambiente laboral, personal y familiar, piensa en soluciones que lo benefician tanto a él como a sus
compañeros.
En seguridad laboral ¿es clave el autocuidado?
Hoy en día, el término Autocuidado se ha ido posicionando paulatinamente en el quehacer diario de las
empresas, contribuyendo de manera clave en su cultura preventiva, toda vez que cada uno de los integrantes
de estas asuma una conducta segura en su lugar de trabajo, protegiéndose a sí mismos y a sus compañeros
de los peligrosos existentes.

Cuando la práctica del Autocuidado se internaliza adecuadamente en la organización,


la valoración de las personas hacia sí mismas es notoriamente mayor; pero, ¿cuál será
el grado de relevancia en las empresas? Decimos que si la empresa ha asumido la
seguridad como un valor y que dentro de sus indicadores de gestión presenta el
desafío de mantener a mínimos niveles los accidentes y enfermedades profesionales,
la herramienta del Autocuidado se torna poderosa para lograr estos fines.

Podemos comentar muchas cifras de entidades ligadas a la seguridad y salud


ocupacional, como la OIT, la OMS, entre otras, que refuerzan la importancia y necesidad de integrar el Autocuidado a la
gestión integrada de las organizaciones, pero la dimensión de las cifras de accidentes fatales en el mundo que indican
estas instituciones, no hacen sino preguntarnos: “¿podemos estar conformes con la gestión que hacemos de la seguridad
y salud ocupacional de los trabajadores en las organizaciones?”.

Sin duda que no, y en ese sentido, la herramienta del Autocuidado ha cambiado la mirada de las organizaciones desde
una administración simple de la prevención a una gestión más armoniosa y sostenible. Ejemplos reales podemos
encontrarlos en el sector minero, con la gestión HSEC (Health, Safety, Environment and Community).
¿Qué entendemos por Autocuidado?

Una definición interesante, entre muchas otras, la encontramos en la Fundación Iberoamericana de Seguridad y Salud
Ocupacional (FISO), que nos dice que “el Autocuidado es el conjunto de habilidades y competencias a las que recurre el
individuo para establecer procesos y manejos desde y hacia sí mismo, hacia el grupo, hacia la comunidad o hacia la
empresa, con el objeto de gestionar y resolver sus propios procesos y su necesidad de desarrollarse como ser humano y
frente a los desafíos del diario vivir”.

En tanto, para la Asociación Chilena de Seguridad, una de nuestras mutualidades que predica entre sus empresas afiliadas
este concepto en su gestión preventiva, “el Autocuidado implica asumir la responsabilidad de escoger estilos de vida y de
trabajo saludables, en la medida de las propias limitaciones y posibilidades. Una persona que practica el Autocuidado es
aquella que se percibe como un ser valioso en su condición de ser humano y que está en capacidad de construir su propio
proyecto de vida. En su ambiente laboral, personal y familiar, piensa en soluciones que lo benefician tanto a él como a
sus compañeros”.

Entonces, de las definiciones anteriores, podemos inferir que el Autocuidado es una


actitud que implica pensamientos, conocimientos y creencias en las personas;
emociones y afectos y conductas. En el fondo, practicar el Autocuidado hace más
competentes a los trabajadores o personas, toda vez que lo que es forma parte de
los contenidos de las competencias en las personas (saber-saber hacer- saber ser).

En resumen, las estrategias y técnicas de Autocuidado no necesariamente se


aprenden de libros y cursos especializados; hay recursos que tenemos como seres
humanos conscientes de nuestra alimentación, cuidado del sueño y descanso,
estado físico, protección de sí mismos y de sus compañeros, etc. El cuidarse a sí mismo y cuidar a otros es parte
fundamental para una vida en sociedad, armónica y saludable. La conciencia corporal, mental y emocional no solo
previene el malestar, sino que promueve una mejor calidad de vida y bienestar humano. De ello, inferimos que, en
especial el Autocuidado es clave en la seguridad laboral.
Autocuidado: cómo ser responsables de nosotros
mismos Comúnmente asociamos este concepto al ámbito
laboral, pero en realidad tiene que ver con mucho más que eso.
Tomar conciencia de la importancia de nuestro propio cuidado es
la clave que nos hará alcanzar un bienestar tanto físico como
mental.

Hoy llevamos un ritmo de vida tan acelerado, que muchas veces no


nos damos cuenta de las cosas que hacemos. De hecho, existen rutinas o hábitos que tenemos
incorporados en nuestro día a día y que nos llevan a funcionar en lo que conocemos como “piloto
automático”.Por eso es importante tomarse un tiempo para reflexionar con calma sobre la forma en
que nos comportamos en nuestro hogar, trabajo e incluso en la vía pública, para tener una mirada
sobre qué valor le damos a nuestro propio cuidado y por qué llegamos a desarrollar la costumbre
de no poner atención en ello.

Si no me cuido yo, ¿entonces quién?


Esta es una de las preguntas básicas que surgen cuando hablamos de autocuidado. Cobra mucho
sentido si consideramos que nos rodean infinitas situaciones y elementos que pueden ser un
riesgo en cualquier escenario y que no podemos controlar. Es así incluso en nuestro hogar, el lugar
que consideramos más seguro. Entonces, si asumimos eso y comprendemos que hay un trabajo
personal a realizar para que logremos y mantengamos nuestro bienestar, nos daremos cuenta de
que cuidarnos a nosotros mismos es un acto que debemos incorporar y poner en práctica cada día.

Tres pasos para empezar a auto cuidarnos:

1. Toma conciencia de tus actos


Supongamos que todos los días después de salir de tu lugar de trabajo cruzas a mitad de la calle.
Lo convertiste en un hábito porque consideras que el semáforo está demasiado lejos y nunca has
tenido un problema pero, ¿qué te hace creer que nunca te pasará algo? Muchas veces, y en todos
los escenarios de nuestra vida, nos exponemos a riesgos innecesarios sin darnos cuenta de que
los accidentes ocurren por descuidos, por la automatización de nuestros actos o porque
simplemente le quitamos importancia a los peligros, creyendo que a nosotros nunca nos pasará
nada.

2.Tu salud es tu responsabilidad


¿Tienes problemas de colesterol pero no cuidas tu alimentación? ¿Llevas meses sintiendo un dolor
en el pecho y has dejado para “después” una visita al doctor? Entonces no te estás haciendo cargo
de aspectos básicos de tu salud que no solo pueden derivar en patologías graves, sino también en
sentirte mal y fatigado en el día a día; y exponiéndote a algún accidente en cualquier lugar. No
atender a tiempo las señales que da el organismo sobre algo que no está bien o continuar con
nuestros malos hábitos aun sabiendo que estamos enfermos, puede traernos consecuencias a
largo plazo.

3. Aprende a pedir ayuda


Si estás en tu lugar de trabajo y debes usar una máquina pero no sabes cómo hacerlo, lo más
prudente es que des aviso y pidas ayuda. Lamentablemente, no siempre actuamos bajo esa lógica.
Si bien es solo un ejemplo, esta actitud también aplica para otras áreas de nuestra vida: muchas
veces decidimos exponernos a un riesgo o solucionar problemas solos y sin pedir ayuda. Es
importante entender que no sabemos, ni dominamos todo y que hay cosas de las que no podemos
hacernos cargo. Para sentirnos protegidos o estar mejor, tenemos que entender que acudir a otros
por consejo y apoyo es más que necesario.

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