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Niveles de validación emocional en la Terapia

Dialéctica Conductual
Por Fabián Maero

Las estrategias de validación, junto con las estrategias de resolución de problemas, constituyen el corazón de
DBT, en torno al cual se construyen el resto de las estrategias de tratamiento (Linehan, 1993, p.221). Cuando
un terapeuta se enfoca sólo en el cambio conductual puede hacer sentir invalidado al paciente y de esa
manera deteriorar el trabajo terapéutico, en cambio cuando el terapeuta reconoce y valida la experiencia del
paciente hace que el cambio sea más fácil y más probable.

Entonces, mientras que las estrategias de cambio se centran en la modificación conductual, validación
implica comunicarle inequívocamente al paciente que sus conductas (observables y no observables) tienen
sentido y son comprensibles en el contexto actual. Validación es la forma principal en la cual DBT
implementa aceptación. Validar no es estar de acuerdo con el paciente, sino comunicar que sus respuestas
(emociones, pensamientos, acciones), tienen sentido dado el contexto en que se presentan (puedo estar en
desacuerdo con una conducta pero aún así comunicar que tiene sentido).

Es un poco difícil definir con precisión qué es validación, pero podemos comenzar citando a Linehan:

La esencia de la validación es ésta: el terapeuta comunica a la paciente que sus respuestas tienen sentido y
son comprensibles dentro de su contexto o situación vital actual. El terapeuta toma las respuestas del
paciente seriamente y no las descarta ni trivializa. Las estrategias de validación requieren que el terapeuta
busque, reconozca, y refleje al paciente la validez inherente en sus respuestas a los eventos. Con un niño
díscolo, los padres deben encontrarlo haciendo las cosas bien para reforzar esa conducta; similarmente el
terapeuta debe descubrir la validez inherente de la respuesta del paciente, a veces amplificarla, y luego
reforzarla. Al principio de la terapia individual, las estrategias de validación pueden ser las principales
estrategias utilizadas en la terapia”(Linehan, 1993, p. 222)

Me gusta particularmente la descripción de Swenson, que si bien es menos precisa, captura bastante bien la
cualidad de validar:

“Validación en psicoterapia tiene esta cualidad. Te pide detenerte y estar con tu paciente en el momento,
viendo lo que ve, oyendo lo que oye, deteniéndote en el camino con ella, dejando ir completamente la
agenda orientada al cambio en este momento. Esta presencia fortalece al paciente. Su agenda, su interés, su
paso, son acogidos y respaldados. Ella se siente conectada, sustancial, y significativa. Ha sido reconocida,
apreciada, y confirmada. Antes de que cualquier palabra sea dicha, esto es validación. Cuando validación
toma una forma verbal, el mismo espíritu fluye en las palabras.”(Swenson, 2016, p. 261)

En el mismo texto, Swenson cuenta la siguiente anécdota:

“Una vez, en un taller en que estaba trabajando con Marsha Linehan, un participante hizo una pregunta
interesante. ‘Marsha, si fueras una de dos sobrevivientes de una naufragio, y vos y el otro sobreviviente
terminaran en una pequeña isla remota, con pocas probabilidades de ser rescatados durante varios años, y
sólo se te permitiese llevar una estrategia DBT para utilizar en esa isla, ¿cuál sería?’ A Marsha le gustó la
pregunta, y dijo “Entonces, querés conocer cuál es la aspirina de DBT”, y respondió: “Validación.
Validación ayudaría a nuestra relación, lo cual podría ser quizá lo más importante. Ayudaría a mi
compañera en la isla a regular sus emociones. Podría mejorar su resolución de problemas sin enseñarle
ninguna estrategia de resolución de problemas. A veces podemos sentirnos bastante confundidos, y si tan
sólo somos validados, podemos descifrar qué hacer”(Swenson, 2016, p. 265)
Entonces, además de balancear las estrategias de cambio, validación ofrece otras ventajas. Provee una
experiencia interpersonal nueva para el paciente, en la cual sus expresiones no son castigadas sino que son
recibidas con comprensión, lo cual ayuda a abrirse más en el futuro. Por otra parte, proporciona una marco
seguro en el cual experimentar emociones y expresarlas de una manera más eficaz, lo cual ayuda a regularlas
mejor.

Validación, empatía, normalización


Vale la pena distinguir estos tres términos, que si bien son similares tienen ligeras diferencias semánticas.

Empatía consiste, dicho a lo bestia, en ponerse en los zapatos de otra persona, esto es, percibir el marco de
referencia de otra persona, con sus componentes emocionales y cognitivos, sin perder el propio punto de
vista. Validación, en cambio consiste en comunicar a otra persona que está siendo vista y oída, y que sus
respuestas tienen validez. La empatía es necesaria, pero no suficiente, para validar, ya que validar requiere
comunicar claramente a la persona que su punto de vista es comprensible.

Por otro lado tenemos normalización y validación. La diferencia entre ambos es que normalización consiste
en comunicar que otras personas tienen esa misma experiencia, mientras que validar consiste en conectar con
lo singular de la experiencia de esa persona. Utilicemos un ejemplo de Pederson (2015), para ilustrar la
diferencia entre una respuesta de normalización y una de validación:

 Paciente: me siento tan culpable. Quiero decir, ¿qué clase de madre no tiene ganas de pasar tiempo
con sus hijos? No he tenido ganas de ir a sus prácticas o sus juegos en semanas. Me cuesta incluso
llegar a la mesa para cenar

Normalización:

 Terapeuta: Sabés, trabajo con muchas personas como vos. La depresión derrumba su interés y su
energía. No estás sola en esto, es lo que la depresión hace.

Validación

 Terapeuta: Es difícil para vos arrancar, y la mayor parte del tiempo no tenés energía para eso. Puedo
ver lo debilitante que se ha vuelto tu depresión, y por si eso fuera poco, también sentís culpa,
respecto a cómo podría afectar a tus hijos.

En el primer caso la respuesta del terapeuta comunica que la experiencia es común a muchas personas. En el
segundo, el terapeuta conecta con la experiencia particular de ese paciente. Vale la pena tener en cuenta la
diferencia entre ambas porque en ocasiones normalizar puede ser vivido como invalidante por el paciente
(“¿y a mí qué me importa si le pasa a otros?”, por ejemplo)

Niveles de validación
Linehan (Linehan, 1997), propone seis niveles de validación. Cada nivel, según Linehan, “es más completo
que el anterior, y cada nivel depende de uno o más de los niveles anteriores”. No estoy del todo de acuerdo
con que cada nivel sea más completo del anterior sino en todo caso más complejo, pero es una precisión que
no cambia demasiado la cosa. En cualquier caso, se trata de seis formas de validar. Sigamos un mismo
enunciado de un paciente (tomado de Pederson, 2015) y veamos en qué consiste cada nivel de validación.

Nivel 1: Escuchar y observar

Se trata de escuchar con completa atención: comunicar que las respuestas del paciente son válidas por medio
de sólo escuchar sin prejuzgar. Estar “despierto”: abrir los ojos y las orejas, escuchar e interesarse por el
paciente.
Nivel 2: Reflejar con precisión

Reflejar con precisión lo dicho por el paciente: comunicar que lo expresado por el paciente ha sido
entendido, por medio de repetir o refrasear lo dicho por el paciente, sin interpretar.

 Paciente: “Estoy aquí porque tengo que estar. No va a servir de nada. La terapia siempre fue una
pérdida de tiempo“
 Terapeuta: “Entiendo que te dijeron que tenés que venir, y que la terapia no te ha servido”

Nivel 3: Articular lo no verbalizado.

Articular emociones, pensamientos no verbalizados explícitamente por el paciente pero presentes en lo que
está diciendo:

 Paciente: “Estoy aquí porque tengo que estar. No va a servir de nada. La terapia siempre fue una
pérdida de tiempo“
 Terapeuta: “Estás frustrada. No es raro, te enviaron aquí y la terapia ha sido una pérdida de tiempo
para vos. Debe parecer difícil abrirse ahora mismo“

Nivel 4: Validar en términos de causas

En el cuarto nivel, se trata de describir cómo la conducta del paciente tiene sentido a la luz de su historia de
aprendizaje o de su biología, dicho de otro modo, se valida en términos del pasado:

 Paciente: “Estoy aquí porque tengo que estar. No va a servir de nada. La terapia siempre fue una
pérdida de tiempo“
 Terapeuta: “Suena a que estás frustrada. La terapia ha sido una pérdida de tiempo, y quién no se
cerraría si lo obligan a hacer algo. Apuesto a que estás cansada de estar siendo presionada de terapia
en terapia“

Nivel 5: Validar en términos del contexto presente

Este nivel significa buscar formas en las que la conducta del paciente tiene sentido en las circunstancias
actuales:

 Paciente: “Estoy aquí porque tengo que estar. No va a servir de nada. La terapia siempre fue una
pérdida de tiempo“
 Terapeuta: “Estás frustrada! No me extraña, habiendo estado tan presionada tanto tiempo. Quién
querría venir a terapia si ha sido una pérdida de tiempo, y por supuesto, por qué esperarías que yo
fuera distinta. Podría ser sólo otra persona tratando de darte lo que no querés“

Para los niveles 4 y 5, podemos tomar este otro ejemplo de Koerner (2012): “supongamos que estás
caminando hacia el cine con una amiga que hace algunos años ha sido violada en un callejón, vos proponés
cortar camino por un calle angosta y oscura, y tu amiga dice que le da miedo. Decir ‘disculpá, no me di
cuenta, claro que te asusta, fuiste violada en un callejón’ sería una validación de nivel 4. Decir ‘claro que
tenés miedo, los callejones son peligrosos, demos la vuelta por otro lado’, sería una validación de nivel 5″
(invalidación, en este ejemplo, podría ser algo como “no hay nada de qué tener miedo, no seas boba”).
Koerner sugiere que siempre que sea posible se debe preferir una validación de nivel 5 a una de nivel 4.

Nivel 6: tratar a la persona como válida – ser radicalmente genuino

Si bien los niveles de 1 a 5 se consideran pasos secuenciales, el nivel 6 representa un salto cualitativo, y es
un poco más cercano a validar a la persona antes que validar una respuesta particular o patrón conductual. Al
igual que el nivel 1, se trata de algo que idealmente debe aplicarse a lo largo de toda la terapia, en todas las
intervenciones.
Este nivel consiste en tratar al paciente como a un igual, en lugar de como un “paciente” o un trastorno. Es
no tratar al paciente como un problema a resolver sino como a otro ser humano. Es lo opuesto a tratar al
paciente como si fuera frágil o tratarlo de manera condescendiente.

Swenson (2016) lo resume así:

“A veces los terapeutas ‘actúan’ terapéuticos, usan el lenguaje del modelo de terapia, siguen las guías, pero
no actúan como ellos mismos. Ser radicalmente genuino significa que la forma en la que el terapeuta
interactúa con el paciente se verá similar a la forma en la que actúa con amigos o familiares, excepto que
además estará haciendo terapia. A veces en un esfuerzo de ser técnicamente eficientes nos alejamos de
nuestras respuestas naturales, que podrían tener un efecto curativo en la persona invalidada”

Cerrando
Validación es una de las estrategias más útiles para cualquier terapeuta (de la ola y modelo de terapia que
fuere), y comprender sus principios y aplicación pueden ser de tremenda utilidad para cualquier tratamiento.
En esencia, se trata de respetar al paciente: tu punto de vista, tus acciones, tus emociones, pensamientos, son
válidos en tus circunstancias.

Si les interesa, hay ríos de tinta escritos sobre el tema, los textos que figuran en las referencias son
excelentes lugares para empezar a leer o para pulir sus habilidades.

Artículo publicado en el Blog del GRUPO ACT, centro de formación y entrenamiento en Terapias de 3
Generación y cedido para su publicación en Psyciencia.

Referencias
Koerner, K. (2012). Doing Dialectical Behavior Therapy: A Practical Guide. New York: The Guilford Press.

Linehan, M. M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline personality disorder. New York: The
Guilford Press.

Linehan, M. M. (1997). Validation and psychotherapy. In A. Bohart & L. Greenberg (Eds.), Empathy
Reconsidered: New Directions in Psychotherapy (pp. 353–392). Washington D.C.: American Psychological
Association.

Pederson, L. (2015). Dialectical behavior therapy : a contemporary guide for practitioners. Wiley-Blackwell.

Swenson, C. (2016). DBT principles in action : acceptance, change, and dialectics. New York: The Guilford
Press.

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