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LA FIESTA DEL CHIVO

Introducción
La fiesta del chivo es una novela del escritor peruano español Mario Vargas Llosa,
nacido el 28 de marzo de 1936 quien fue galardonado con el premio nobel de la
literatura en 2010. Es uno de los exponentes más prolíficos del movimiento literario
denominado Boom latinoamericano. El libro relata los últimos días y el asesinato del
dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo y las secuelas que este hecho dejo en
dos generaciones distintas: Durante el proceso del asesinato como tal, el 30 de
mayo de 1961; y treinta y cinco años después de este, en 1996. El “jocoso” nombre
se debe a un popular merengue dominicano llamado Mataron al chivo. El que a
Trujillo se le apodara de “chivo” tiene varias teorías, una de ellas es que era
considerado como un depredador sexual y otra es que era concebido como un
animal.
El eje principal de la narración lo constituye, Urania Cabral, quien da inicio y fin a
esta novela, y constituye el símbolo femenino de lo que significó ser mujer durante
la dictadura de Trujillo. Urania habría abandonado la isla, en ese entonces llamada
aun Ciudad Trujillo, por causas “misteriosas” y treinta y cinco años después vuelve a
visitar a su padre, que estaba muy enfermo, a lo que ya era Santo Domingo,
recordando todo lo acontecido. Sus familiares no entienden por qué se fue solo con
14 años y tardó tanto en volver, hasta que al final ella acaba confesándoles el
terrible secreto que la obligó a alejarse de su familia y cambió su vida para siempre.
El autor utiliza la técnica narrativa de las cajas chinas entrelazando tres historias a la
vez. Primero se refiere a Urania Cabral retornando a República Dominicana para
visitar a su padre enfermo. La segunda parte de la historia se centra en el último día
de la vida de Trujillo, aquí se instala en la propia voz del dictador y la ambigua
relación que establece con sus colaboradores más cercanos, entre ellos, el jefe del
Servicio de Inteligencia Militar, Johnny Abbes; el senador Henry Chirinos, el
presidente "fantoche" Joaquín Balaguer, experto en artimañas jurídico-
constitucionales; el ministro de las Fuerzas Armadas, general José René Román, y
el presidente del Senado, Agustín Cabral, "Cerebrito", quien era el padre de Urania.
La otra parte de la historia muestra a los asesinos de Trujillo mientras esperan su
automóvil esa noche. Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Salvador
Estrella Sadhalá, Tony Imbert, Huáscar Tejeda, Pedro Livio Cedeño y Fifí Pastoriza,
todos habían sido leales a Trujillo pero las circunstancias y eventos llevaron a estos
conspiradores a tener la conclusión de que la única manera de librar al país del
medio y la corrupción en la que estaban sumergidos era con el asesinato del
Generalísimo, como se llamaba a si mismo. Después del asesinato, esta historia
muestra la también, la persecución de los asesinos.
Desde el dolor de Urania
Urania Cabral, hija del ex presidente del senado en el gobierno de Trujillo, Agustín
Cabral (alias Cerebrito Cabral), decide volver a su país natal luego de haber estado
ausente por 35 años. Con tan solo 14 años se fue a Estados Unidos a estudiar y
ahora tenía 49 años. Urania es una mujer muy activa que se mantuvo ocupada todo
ese tiempo con los casos legales que atiende un bufete de abogados en Nueva York
para mantener su mente ocupada. En todo ese tiempo había roto total relación con
su familia para evitar recordar su pasado y a la única persona que le escribía era a
la sister Mary, que fue quien la ayudó a irse a EEUU y conocía su secreto.

Urania va a ver a su padre, quién está bastante viejo y enfermo, este no puede
hablar a raíz de una embolia que sufrió hace varios años pero entiende y escucha
todo con claridad. Inmediatamente lo ve, comienza a recriminarle cosas de “La era
de Trujillo”,
le recuerda cuando trabajaba con el jefe y esté, por alguna extraña razón que nunca
conoció, lo sacó de su gabinete y lo convirtió en “apestado”. El senador sufrió tanto
este hecho que estaba dispuesto a hacer lo que sea para recuperar su confianza.

Ella le recrimina haber sido un perro fiel de Trujillo, y le preguntaba si había


permitido que el jefe se acostara con su madre así como lo hacía con las mujeres de
muchos servidores suyos, como el caso de la esposa de Froilán, ex secretario de
relaciones exteriores, quién recibía visitas constantes del generalísimo para tener
relaciones con su esposa para complacer los deseos de Trujillo.

Los hijo de Trujillo, también juegan un papel importante en la obra. Desde el punto
de vista de Urania, se describe a Ramfis, el galán, el mayor y primogénito de quién
se esperaba que fuera el sucesor de su padre, pero no fue más que mujeriego
desequilibrado y gastador.  Luego estaba Radhamés el más feo y tonto y Angelita,
su niña adorada.

Ramfis estuvo envuelto en un escándalo entorno a la violación de Rosalía Perdomo,


hija de una familia trujillista a quién Ramfis y sus amigos además de violarla, casi la
matan, lo que provoco que su padre, el generalísimo, lo enviara a una academia
militar en Kansas city, que no le sirvió de mucho pues seguía derrochando el dinero
a tal punto que EEUU dejaron de ayudar a Republica Dominicana alegando que “el
hijo del generalísimo gastaba la misma cantidad que enviaban para el país en
abrigos de pieles y caprichos”.

La tía y primas de Urania le reprochaban por haberse “desaparecido” tantos años y


haber “abandonado a su padre” pero a todos los reproches, y con toda su razón,
Urania solo decía que su padre era un hombre malo y que el dinero que le envío
para sus estudios lo hizo para tratar de comprarla.

Una mañana salió en el periódico una carta en contra de Cerebrito Cabral


denunciando desvío de fondos públicos cuando esté era ministro de Obras Públicas.
Los caliés lo seguían a todas partes, sus cuentas bancarias fueron congeladas y
nadie lo recibía. Su única esperanza para socavar dicha situación era hablar con
uno de los mejores amigos de Trujillo, Manuel Alfonso, un ex modelo de Colgate,
que vestía a la moda al jefe y le llevaba mujeres para el placer del benefactor.

Cuando cerebrito Cabral se entrevistó con Manuel Alfonso este le dijo que hablaría
con el jefe de su caso. Después de haber hablado con el generalísimo, Manuel
Alfonso fue a casa de cerebrito para contarle sobre su entrevista y al ver a Urania se
le ocurrió que ella podía acostarse con Trujillo como ofrecimiento de su ser más
preciado al benefactor, para que esté lo perdonará y comprendiera con este acto de
generosidad y entrega, la lealtad que le tiene y le ha tenido siempre. 

Cerebrito estaba dispuesto a todo lo necesario para recuperar la confianza de su


generalísimo, así que SI, al día siguiente le propuso a su hija asistir a una fiesta al
rancho de Trujillo en San Cristóbal y Urania confiando en su padre creyó que esta
sería la mejor manera de ayudar a su pobre padre de la desgracia.

Manuel Alfonso fue a recoger a Urania a su casa, su padre no podía ni mirarla a los
ojos y esta, sin sospechar las verdades intenciones, se fue sin dudar… hasta que
llegó a la casa del Chivo, donde no había ninguna fiesta, y cayó en razón. 14 años,
era su edad en ese momento. Fue abusada sexualmente, obligada a hacer todo lo
que al generalísimo se le ocurrió y, como si fuera su culpa, Trujillo lleno de
impotencia por su disfunción eréctil, la botó de su casa y un chofer la llevó al
convento de Santo Domingo, dónde la sister Mary fue su luz verde para marcharse
del país. Desde entonces no ha podido estar con ningún otro hombre, pues todos le
producen asco. 

La tía Adelina estaba asombrada por el relato, pero en vez de preocuparse por todo
lo sucedido en una niña de 14 años, le pedía a su sobrina que perdonara a su
padre, que dejara de vivir en el odio y tuviera una actitud cristiana.

Urania, se enfocó en ella, y solo sentía un peso menos encima, pues desde sister
Mary no había contado dicha historia pero ahora solo deseaba marcharse Nueva
York, volver a trabajar arduamente para no recordar y olvidar lo peor de la dictadura
de Trujillo. 

El dictador, Trujillo
El dictador Trujillo gobernó por 31 años. Era un hombre cuya mirada podía atravesar
e intimidar a cualquiera, de carácter fuerte y con liderazgo tiránico, obsesivo con la
limpieza personal, el cuidado del cuerpo y el atuendo eran su religión a conciencia y
todos sus subordinados debían seguir este riguroso régimen. Claro, tenía a sus
hermanos puestos en el gobierno. Ciudad Trujillo era el nombre de la capital durante
su mandato. 

Tenía graves problemas con la iglesia después de un levantamiento que surgió el 14


de junio de 1959. Perón le había advertido que debía temer de la iglesia y mejorar
sus relaciones con esta, pues lo sacarían del poder así como a él. República
Dominicana tenía varias sanciones económicas por parte de la OEA dado que era
un país con un régimen dictatorial que no respetaba los Derechos Humanos, la
democracia y la libertad de expresión. Aquellos que estuvieron en contra del
régimen eran perseguidos, torturados, desaparecidos o asesinados por Johnny
Abbes, quien era el director del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y despiadado
torturador y perseguidor durante la era de Trujillo.

Johnny Abbes existía para cubrir la maldad del generalísimo pues era el que
ejecutaba los trabajos sucios bajo las órdenes de su excelencia. Navajita, antiguo
director del SIM fue sustituido por Abbes, al Trujillo conocer los métodos, gustos y
crueldad de este ultimo. Abbes le era completamente fiel al generalísimo, lo
protegía, y capturaba, asesinaba o desaparecía a todo aquel que estuviera en
contra del jefe. Abbes se casó por gratitud con Lupita, descrita en el libro como una
“horrible y aguerrida mexicana que andaba con pistola en la cartera”. Ella le salvó la
vida y juntos tenían los mismos gustos sanguinarios y se acompañaban bien.

Trujillo decide esperar antes de tomar acciones en contra de la iglesia. Este,


empieza tener sospechas sobre una posible conspiración en su contra para matarlo,
pero no hace nada al respecto.

Johnny Abbes libraba al régimen de sus enemigos, utilizando sus mejores armas:
pistoleros, matones, traficantes, cuchilleros, prostitutas, ladronzuelos, y cualquier
otra cosa que fuera necesaria, de esas que intervenían en las operaciones de nota
roja que hacían las delicias de la prensa sensacionalista.

Henry Chirinos, ministro de gobierno de Trujillo, era un fiel sirviente de Trujillo, le


recomienda a su excelencia que dadas las restricciones económicas impuestas por
los gringos, el país estaba apunto de quedar en bancarrota y para evitarlo era
necesario pasar al Estado las empresas privadas. Trujillo se negó, pues pese haber
sido un dictador su intención no era robarle al país. A él le importaba más ser el
todopoderoso que el dinero.

En una reunión social con el generalísimo, asistieron Simon Gittleman y su esposa


Dorothy, un ex marine que vive en Ciudad Trujillo y es gran amigo del jefe. Simón
Gittleman le pregunta a Trujillo cuál ha sido el mayor reto de su gobierno, este
contesta que fue la invasión haitiana, la matanza injusta y cruel de muchos haitianos
para salvar la República Dominicana de los negros, y que más allá del temor a una
invasión, Trujillo le tenía temor a una sociedad de negros.

El presidente fantoche, Balaguer. Era doctor en letras, hombre culto, instruido, con
tonos de docente y palabras letradas en sus discursos. Para Trujillo él siempre fue
el colaborador más misterioso. No tenía mujer, amante, hijos, ni ahorros, había
trabajado en los puestos que Trujillo le asignaba pero sin mayor ambición, tenía
fama de ser católico.

El atentado contra el presidente Betancourt de Venezuela en junio de 1960 movilizó


contra Trujillo a tantos países, incluido su gran aliado de siempre, Estados Unidos.
Hacía 25 años todos creían en el Chivo, salvador de la patria, el que acabó con las
guerras de caudillos con el peligro de una nueva invasión haitiana, el que puso fin a
la dependencia humillante de los Estados Unidos y que a las buenas o a las malas
llevo al gobierno a las cabezas del país. Pero ahora era distinto, la gente ya sabía
que estaban bajo un régimen dictatorial y corrupto, Pues Trujillo les había
arrebatado el libre albedrío a todos.
El asesinato del chivo
Aunque ciertamente los conspiradores tenían sed de una justicia social, el principal
impulsor de este hecho, por la mayoría, está basado en una venganza personal.

El martes 30 de mayo de 1961, Salvador estrella Sadhalá alias “El Turco”,  Amadito,
Antonio de la Maza y Antonio Imbert esperaban el coche en dónde venía Trujillo
para emboscarlo y asesinar al tirano, “el chivo”. El Turco, pese a ser católico
convencido y dedicado, justificaba sus intenciones homicidas como un tiranicidio, el
cual, según un obispo italiano era permitido cuando la persona en cuestión era la
bestia misma que sometía a un pueblo entero. El Turco apoyaba el grupo
subversivo del 14 de junio. Por su parte Amadito era militar del gobierno del ejército
del generalísimo Trujillo.

Amadito tenía razones de sobra para querer asesinar a Trujillo. Se enamoró de


Luisa Gil y deseaba casarse con ella, pero sus superiores no se lo autorizaron,
puesto que su hermano había participado en el grupo 14 de junio. Ese mismo día
fue a tomar unas copas y conoció a Abbes y a otros miembros del SIM. Al final se
montó a un Jeep que llevaba un prisionero, al cual le pidieron ejecutar, y después de
haberlo echado a los tiburones, Abbes le confesó que a quién había matado era al
hermano de Luisa, despojando a Amadito de toda su dignidad y valores.

Entre todos, Antonio de la Maza era el más afectado por Trujillo pues le destruyó su
honor, su dignidad, sus sueños, su familia, su salud, su voluntad, en fin, todo. El
había jurado matar a Trujillo por haber asesinado a su hermano menor Tavito, para
inculparlo del asesinato de Jesús de Galíndez, quien pensaba que no era más que
un escritor en contra del régimen de Trujillo, y resultó ser un norteamericano y
agente de la CIA, la cual implicaba gravemente a Trujillo por haberlo secuestrado.
Tavito sostuvo ordenes de llevar a Galindéz a casa de Trujillo, sin siquiera saber de
quién se trataba, y al final terminó muerto, haciéndolo parecer como un suicidio,
junto al piloto que trasladó a Galindéz de la ciudad de Nueva York hasta aquí, luego
de ser secuestrado.

Trujillo hizo llamar a Antonio de la Maza para limpiarse de cualquier responsabilidad


por la muerte de tu hermano prometiéndole que investigaría el caso hasta sus
últimas consecuencias, pero Antonio sabía la realidad y desde entonces no tiene
paz y anhela acribillar al jefe. En el complot había muchas personas involucradas
pero solo Antonio de la Maza conocía la identidad de todas ellas y sus relaciones
entre ellos. 

Antonio Imbert, trabajaba en un negocio de la familia Trujillo, y entre las causas por
las cuales quiere matar al chivo está el encarcelamiento injusto de su hermano
segundo quien todavía permanece custodiado. Así como el asesinato de las
Hermanas Mirabal, a quienes no conocía en persona pero dado que ellas eran
subversivas al gobierno trujillista, fueron asesinadas cuando regresaban de ver a
sus esposos de la cárcel, luego de haber estado encarceladas ellas mismas, solo
por oponerse al régimen trujillista.
Las expectativas al eliminar a Trujillo eran muy altas, pensaban que todo marcharía
sobre ruedas, pues el General José René Román, jefe de las fuerzas armadas
llevaría a cabo un golpe de estado en cuanto viera el cadáver del Chivo. Creían que
el pueblo se echaría las calles a matar Caliés, dichosos de haber alcanzado su
libertad.

Un Volkswagen, auto utilizado por los caliés del SIM, se acercó a la camioneta en
dónde iban los conspiradores contra Trujillo, y ahí estaba Miguel Ángel Báez, que
era otro colaborador de Trujillo involucrado en la conjura, quién les avisó que el
chivo no tardaría en pasar.

Mientras espera a que pase el carro de Trujillo, Salvador Estrella Sadhala (alias el
turco) medita acerca de sus razones para asesinar A Trujillo. Salvador era de origen
libanés pero devoto católico y estaba muy molesto por los ataques y hostigamientos
del régimen en contra de la Iglesia Católica, en especial en contra de dos obispos
extranjeros que tuvieron que ocultarse en el convento de monjas de Santo Domingo
para protegerse de los constantes acosos de Abbes.

Por fin paso el carro de Trujillo y la persecución inicio. Los que se supone
interceptarían el coche del Chivo no lo hicieron, pero luego pasaron en dónde se
daba la balacera y en la confusión de que podían ser caliés, les dispararon a sus
hombres hiriendo a Pedro Livio.

El Chivo había muerto, lo había logrado y ahora tenían que ir con pupo Román para
que iniciará el golpe de estado.

Cuando todo termino pusieron el cadáver de Trujillo en cajuela y a Pedro Livio lo


subieron al coche para llevarlo con un doctor en casa de Juan Tomas Díaz. Dada su
grave condición lo llevaron al hospital, donde se apareció Abbes a interrogarlo
apagando cigarrillos en su cara. Pedro Livio denunció a Antonio Imbert, Antonio de
la Maza, a Pupo Román, y al propio Balaguer. Esto desconcertó en sobre medida a
Abbes, quien ordenó cerrar las carreteras para iniciar la cacería de los traidores.

Amadito tenía el tobillo destrozado y se refugió en una pequeña finca,


permaneciendo allí tres días, aislado y sin noticias. El día que Antonio Sánchez
(Toño) su protector le llevo comida, le comentó las nuevas malas. Buscaban a los
implicados por todas partes, Pedro Livio estaba preso y los había delatado. Toño
trasporto clandestinamente a Amadito para llevarlo hasta casa de una tía, donde al
poco tiempo lo rodearon y este salió con una pistola y comenzó a disparar,
terminando acribillado y su tía también asesinada.

La noche en la que mataron a Trujillo, este se dirigía a su casa en San Cristóbal


para encontrarse con Yolanda Esterel, una chica de 17 años. Trujillo estaba muy
ansioso por llegar allá pues durante el día había tenido varios sucesos vergonzosos
debido a su incontinencia urinaria y quería sentirse “sano y joven” al día
siguiente. Por la tarde el benefactor visitó a su madre cómo era su costumbre todos
los días.

Posteriormente subió a su coche en compañía de Pupo Román para reprenderlo


fuertemente por las malas condiciones de las fuerzas armadas, humillándolo y
abandonándolo en medio de la carretera y el fango. Finalmente rumbo a su rancho
en San Cristóbal se detuvo en casa de una antigua amante y pronto fue emboscado
por sus verdugos que lo esperaban en la carretera.

Pupo Román se dirigió a su casa. Una vez ahí, Navajita lo llamó alarmado, ya que
casualmente había pasado por la carretera en dónde asesinaron a Trujillo y fue
testigo de la balacera en contra del jefe. 

Pupo tenía prácticamente todo listo para llevar a cabo el golpe de estado, sin
embargo se acobardó y no tuvo valor para hacerlo. Fue perdiendo poder conforme
pasaban las horas y dado que Pedro Livio lo había delatado, fue tomado
prisionero. Ramfis lo sometió a fuertes torturas durante 4 meses hasta que ya no
aguanto más y murió.

 Antonio de la maza, el turco y Juan Tomas Díaz esperaban que pupo Román
llevara a cabo el golpe de estado, pero conscientes de que este los había
traicionado debían esconderse de Abbes o morir en la lucha.  Se ocultaron en casa
de un médico y finalmente decidieron marcharse porque ponían en peligro la vida
del doctor que los refugio y de su esposa embarazada. Así que Estrella Sadhala se
marchó al tercer día durante el atardecer y de la Maza y Juan Tomas tomaron un
taxi donde fueron descubiertos por los caliés y murieron durante una balacera en un
parque.

El Turco se entregó cuando le informaron que los cálices habían irrumpido en su


casa y arrestado su esposa. Lo llevaron a la casa en la colina donde sufrió torturas
semejantes a la de pupo Román, y lo encerraron con por Modesto Díaz, hermano de
Juan Tomás, Pedro Livio, Fifí Pastoriza, Huáscar Tejeda y Tunti Cáceres, sobrino de
Antonio de la Maza.

Un día decidieron llevar a los presos al palacio de Justicia con pretexto de que
reconstruirán los hechos del crimen para ser enjuiciados debidamente, pero eso fue
solo una fachada para terminar asesinándolos a todos. Primero acribillaron a Pedro
Livio, después arrastraron a los cocoteros a Tunti Cáceres y luego fue el turno de
Modesto Díaz que grito “viva la República” antes de morir. Finalmente llegó el turno
del Turco quién daba gracias a Dios por la paz que le daban en estos últimos
momentos.

Antonio Imbert logró refugiarse en diferentes casas, hasta que proclamaron la


amnistía, 6 meses después. Cuando los Trujillo se marcharon Imbert salió de su
escondite y Balaguer lo llamo junto con Amiama Tió, que estaba escondido en la
casa de Tabaré Álvarez, para proclamarlos héroes.

El presidente fantoche hábil al fin, tomo acción. Primero cito a la familia Trujillo y a
Abbes García a su oficina para discutir lo que iba a ocurrir ahora. Abbes reclamo
que Balaguer no debía ser presidente y sugirió que entrara alguien de la familia en
su lugar, pero dado que Ramfis todavía no llegaba de París la dama apoyo a
Balaguer. Cuándo Ramfis regreso al país acordó con Balaguer que el seguiría como
presidente.
Balaguer mejoró las relaciones con el clero, las relaciones con EEUU quiénes
apoyaban este nuevo gobierno, no obstante, todavía no estaba libre de sanciones
que serían radicadas cuando el país demostrara ser democrático.

El cónsul estadounidense le presentó Balaguer que para eliminar las sanciones


políticas impuestas por la OEA era necesario que no quedarán vestigios de Trujillo y
por tanto debía marcharse al extranjero toda la familia. Ramfis no se había
marchado aún porque faltaban por encontrar dos Implicados del asesinato de su
padre.

El cónsul estadounidense le confirmo a Balaguer que Kennedy estaba preparado


para enviar barcos en República Dominicana si se presentaba un golpe de estado. 

El día en que la familia Trujillo asesinó a los culpables de manera clandestina los
hermanos de Trujillo irrumpieron en la oficina de Balaguer con armas, exigiendo que
éste dejara el poder, Sin embargo Balaguer les enseñó por la ventana los buques
norteamericanos y le ofreció unos cuántos millones de dólares para solucionar el
conflicto y su exilio de la manera más pacífica.

Al padre de urania, el senador Cabral, lo saco de la cárcel pues lo había apresado


por pensar que también estaría involucrado en el complot y le ofreció un puesto de
asesoría jurídica. A Abbes le pidió su renuncia pues tendría muchos enemigos que
lo buscarían para eliminarlo y lo envío a Japón de embajador. El consejo de
ministros pidió de acuerdo unánime del gabinete para una amnistía política general
qué vaciara las cárceles y anularla todos los procesos judiciales por su versión.

Meses después surgieron varios grupos de oposición que retiraron monumentos y


estatuas de Trujillo y el mismo Balaguer cambio los nombres de muchas calles que
están bautizadas con nombres de la familia del Chivo y regresó a la capital su
nombre original, Santo Domingo.
Conclusión
24 capítulos son los que narran una época de temor y rendición absoluta sobre
quien se hacía creer dueño y señor de Republica Dominicana, sumergiéndola en
una de las dictaduras mas imponentes de Latinoamérica, Rafael Leónidas Trujillo.
En sus manos estaba el destino de unos tres millones de dominicanos, donde todo
el que se oponía a su régimen terminaba en las peores consecuencias, asesinados,
torturados, o en el mejor de los casos, encarcelado.
Se relata como el machismo, la superioridad y el abuso de poder era la pieza clave
para todas las atrocidades que cometió Trujillo, de las cuales aprendió su propio
hijo, Ramfis Trujillo, quien como su padre estuvo involucrado en un escandala de
violación de una chica. No había quien se opusiera, dentro y fuera de la Republica
Dominicana, era casi una muerte segura opinar en contra de este gobierno.
La figura de Urania, representa solo una de las muchas historias asociadas al
machismo descontrolado de Trujillo, así como su pedofilia, y su asociación con un
“depredador sexual”.
Mas que una novela, esta obra representa una realidad histórica, con un poco de
ficción, que estuvo y está retumbando en la consciencia de los que lograron
sobrevivir a esa época. Niñas abusadas, personas torturadas y asesinadas de
manera tan descabellada que solo un psicópata antisocial puede hacer sin tener
remordimiento alguno y creyendo que esos hechos son sinónimos de superioridad.
La idea de Trujillo iba más allá de “gobernar”, estos hechos lo delatan más sobre
una persona carente de atención que necesitaba tener ese grado de superioridad
sobre todas las cosas, puesto que si no era así, recaía en su realidad, uno más.
Su obsesión con la apariencia, con el color de piel, con la sumisión, y un país sin
oposición, tenía que sentirse aceptado por todos, cuando no respetaba ni a los
mismos que lo apoyaban, quienes al final terminaron siendo los que acabaron con
él, luego que el duró años acabando con ellos de otras formas.
Los conspiradores son más héroes que traidores, puesto que sacrificaron su vida, e
incluso la de sus familias, para que hoy Republica Dominica pueda ser un país libre
y democrático, aunque las causas de su conspiración no hayan sido solo esas.

El pueblo celebra
El pueblo celebra
con gran entusiasmo
la fiesta del Chivo
el 30 de mayo

- Mataron al chivo
Bibliografía
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