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2
Staff
Moderadoras
Moni & Juli

Traductoras
Moni Val_17 CrisCras
Mel Cipriano Nikky CamShaaw
Adriana Tate Dannygonzal Anelynn*
Sofía Belikov Juli ElyCasdel
Jane Niki florbarbero
Vani Julieyrr Vanessa Farrow
3 Verito
Mire
BeaG
Miry GPE
Jasiel Odair

Correctoras
Miry GPE Laurita PI Victoria
Melizza Daniela Agrafojo Michelle♡
Val_17 CrisCras NnancyC
Emmie Jasiel Odair Mire★
Key Mel Cipriano Niki
Marie.Ang SammyD Dannygonzal
Esperanza florbarbero
ElyCasdel LucindaMaddox
Valentine Rose GusFuentes

Lectura Final
Juli

Diseño
Yessy
Índice
Sinopsis Capítulo 13

Capítulo 1 Capítulo 14

Capítulo 2 Capítulo 15

Capítulo 3 Capítulo 16

Capítulo 4 Capítulo 17

Capítulo 5 Capítulo 18

Capítulo 6 Capítulo 19

Capítulo 7 Capítulo 20
4 Capítulo 8 Capítulo 21

Capítulo 9 Capítulo 22

Capítulo 10 Capítulo 23

Capítulo 11 Capítulo 24

Capítulo 12 Sobre la autora


Sinopsis
El músico ganador por sexta vez del Grammy Award, Kyle Hamilton
lo tiene todo —dinero, fama, talento, buena apariencia y un trabajo que
ama. Lo único que lamenta en la vida: alejarse de cierta notable virgen
porque era demasiado orgulloso, terco, e incluso estaba asustado de darle
lo único que ella le pidió —su abstinencia.
Cuatro años y un corazón roto después, Kyle se da cuenta de que el
sexo no lo es todo y de pronto no puede dejar de pensar sobre la chica que
se le escapó. La Virgen Val Jensen se metió bajo su piel como nadie nunca
ha hecho. No estaba listo para ella entonces, pero las cosas son diferentes
ahora. Ha madurado, ha aprendido algunas cosas, y finalmente sabe
exactamente qué quiere, o más bien, a quién quiere.
Kyle Hamilton quiere intentarlo de nuevo, y esta vez está dispuesto a
5 hacer —o no hacer— lo que sea necesario.
V is for Virgin, #2
1
C es por Cumpleaños
Traducido por Moni
Corregido por Miry GPE

La música en el club se detuvo y un reflector se encendió,


6 cegándome momentáneamente mientras mis ojos se ajustaban ante la luz
inesperada. No me sorprendí cuando me encontré mirando al pastel más
grande del mundo, pero actué esa parte de todos modos. Adrianna hizo
demasiado trabajo preparando esta fiesta para mí. Quería que supiera que
lo apreciaba.
—¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños,
querido Kyle! ¡Feliz cumpleaños a ti!
He pasado la mayor parte de mi vida cantando para otras personas.
Era agradable tenerlos a todos cantando para mí.
—¡Porque es un buen compañero! ¡Porque es un buen compañero!
¡Porque es un buen compañero y nadie lo puede negar!
Un brazo se deslizó alrededor de mi cintura y los suaves labios de
Adrianna rozaron mi mejilla. —Pide un deseo, cumpleañero.
—¿Por qué necesitaría hacerlo? —le pregunté—. Ya tengo todo lo que
alguna vez quise. Fama, dinero, una hermosa mujer lo suficientemente
loca para casarse conmigo…
Adrianna me dio una mirada que envió escalofríos por mi columna
vertebral. —Si no pides un deseo, ¿cómo voy a poder cumplirlo más tarde
esta noche?
La multitud alrededor de nosotros se rió y abucheó. Les sonreí. —
Creo que mi lista de deseos de cumpleaños se acaba de hacer
interminable.
Tomé a Adrianna entre mis brazos y la incliné hacia abajo. El beso
que le di era una pista de lo que quería exactamente de ella para mi
cumpleaños. Después de que la estabilicé, soplé las velas del pastel —
todas las veinticinco de un soplido— e hice una reverencia ante la
multitud escandalosa.
—¡Que hable! ¡Que hable! ¡Que hable!
—¿Qué puedo decir? —pregunté, sonriendo a mis amigos—. ¡Es
bueno ser yo!
Y esa era la verdad.
Muchas celebridades se quejaban sobre el inconveniente de la fama
—la falta de privacidad, las personas que te amaban sólo por el dinero y
las conexiones, el constante acoso de los fans y los paparazzi. No puedo
decir que estoy de acuerdo con ellos. Si alguien estaba destinado a vivir la
vida de una celebridad, ese era yo.
Tuve mi primera probada de la fama cuando tenía dieciocho años y
mi banda, Tralse, tuvo la gran oportunidad. Nuestra canción “Pasión Rota”
7 subió a número uno en las listas y nuestro álbum debut fue platino.
Nuestro siguiente álbum, S es por Sexo, fue triple platino, ganó seis
Grammys y me convirtió en una superestrella internacional.
Durante los últimos tres años las personas se han postrado a mis
pies y aún no me he cansado de la atención. Nunca estoy sin amigos o algo
que hacer, siempre consigo todo lo que quiero y soy tratado como un rey a
donde quiera que vaya. No estoy avergonzado de admitir que me encanta.
Cuando alguien comenzó a partir el pastel, los invitados empezaron
a canturrear de nuevo. —¡Que cante! ¡Que cante! ¡Que cante! ¡Que cante!
Al igual que con el dinero y la atención, nunca me cansaba de que
me pidieran que cantara. Me encantaba estar en el escenario y ahora,
desde que se separó la banda, no tengo la oportunidad de hacerlo tan
seguido.
Tralse tuvo su comienzo en la cochera de mi amigo Reid cuando
obtuvo una batería para su cumpleaños y llamó a sus cuatro mejores
amigos para una sesión improvisada. Todos teníamos doce años. Shane y
Dustin ya tocaban la guitarra, y yo podía cantar. Después de esa primera
noche obligamos a Jeremy a aprender a tocar el bajo para poder ser una
banda completa y el resto era historia.
Hace cerca de un año, Reid murió de una sobredosis de droga. Los
cinco éramos como hermanos y la pérdida de Reid fue devastadora para
todos nosotros. La banda no lo sobrevivió. Dejé de escribir canciones
después de eso y no he cantado para una audiencia desde entonces. Pero
era mi cumpleaños y era genial hasta ahora, así que felizmente subí al
escenario.
El cantante de la banda que Adrianna había contratado para la
noche me dio el micrófono con entusiasmo. —Esto es increíble, hombre —
dijo—. Tralse fue nuestra inspiración. Tocamos un montón de versiones,
así que los chicos se saben todas tus canciones.
La idea de cantar una de las canciones de Tralse sin que los chicos
me respaldaran se sentía como si alguien arrancara una bandita que había
estado fusionada a mi piel por un año, pero vi la emoción en los ojos de mi
prometida y no pude negarme.
Adrianna es, sin lugar a dudas, la fan más grande de Tralse. La
había conocido en el viaje a Europa para el tour de S es por Sexo. Ella y un
grupo de sus amigas nos siguieron alrededor del continente, engatusando
su camino tras bastidores show tras show. Una noche, finalmente me di
por vencido y la invité al bus del tour después del show, y luego sorprendí
a todos cuando seguí invitándola. Le tomó seis meses convencerme que
fuéramos exclusivos, pero hemos estado juntos desde siempre. Por ella,
podía cantar una de mis viejas canciones.
—La banda dice que conocen mis canciones —le dije a la audiencia
8 en espera—. ¿Qué quieren escuchar?
Mientras las personas comenzaron a gritar títulos de canciones,
Adrianna me quitó el micrófono. —Oh no, ustedes no —le dijo a todos—. Él
es mi prometido. Esta es mi elección.
Me reí. —Lo que sea por ti, nena.
La mirada que Adrianna me dio en respuesta era desafiante. —
Quiero escuchar “Verdadera lástima”.
La fiesta “sorpresa” no había sido una sorpresa, pero ahora me
encontraba sorprendido. Pudo haberme pateado en las bolas. La petición
estaba por debajo del cinturón y ella lo sabía. ¿Cómo podía pedirme eso?
¿Y frente a todos nuestros amigos?
Al segundo en que dudé supe que había fallado algún tipo de
prueba. —Nena —susurré y tuve una sensación de indisposición en mis
entrañas—. Sabes que ya no canto esa canción.
Todos sabían que ya no cantaba esa canción. La había escrito para
una chica, y, bueno, una larga historia corta: No cantaba más esa canción.
No lo había hecho desde el primer concierto del tour de S es por Sexo.
Quitar la canción más popular de la lista de canciones había enojado
a mucha gente y decepcionado a muchos fans, pero no me importaba. Juré
que nunca la cantaría de nuevo y tenía la intención de mantener esa
promesa. Los chicos fueron los únicos que me apoyaron en esa decisión,
hasta que conocí a Adrianna. Ella siempre me había apoyado. No entendía
por qué ahora hacía esto.
Adrianna hizo su mejor puchero hacia la audiencia y dijo—: ¿Por
favor, nene? Es mi favorita. Fue la primera canción tuya que escuché y la
razón por la que me enamoré de ti. ¿La cantarías para mí esta vez?
No podía. Ella sabía que no podía. —¿Por qué haces esto? —susurré.
Mi corazón me dolía físicamente mientras la miraba a los ojos y veía
enojo inexplicable allí. No tenía idea de que había hecho para merecer esto.
—Me amas, ¿no? —preguntó.
No estaba seguro de por qué, pero empecé a sentir pánico. —Por
supuesto que sí.
Adrianna se burló. —Pero la amaste más a ella, ¿no? No puedes
cantar esa canción por mí porque nunca la superaste. Sólo soy tu segunda
mejor opción.
Por primera vez en mi vida, deseé no estar en frente de un centenar
de personas curiosas. Toda la habitación permaneció en silencio,
esperando a ver lo que haría yo. Apenas podía pensar, por lo sorprendido
que estaba por las acciones de Adrianna y el sorprendente resentimiento
que tenía por el pasado.
9 Cuando miré de nuevo a Adrianna, su boca se curvaba en la más
diminuta sonrisa. Retenía amargura, pero lo que me enojó era la
satisfacción en su expresión. Disfrutaba de esta emboscada.
Aparté el dolor que sentía y dejé que surgiera el enojo. —Siempre he
sido fiel a ti —siseé, lo suficientemente bajo por lo que esperaba que toda
la habitación no pudiera escuchar—. Te he dado todo, incluyendo mi
corazón. No merezco esto. Si tenías un problema, debiste haber hablado
conmigo sobre ello.
Me volví hacia la multitud e hice el mejor intento por no fruncirles el
ceño a mis amigos. —Gracias por la fiesta, chicos. Las bebidas van por mi
cuenta por el resto de la noche.
Me bajé del escenario y me dirigí al bar antes de que todos en el club
se dieran cuenta de lo que dije y corrieran como locos por el alcohol. La
única persona en el club lo suficientemente valiente para abordarme
después de eso, fue Shane Leopard.
Shane solía estar en Tralse conmigo y era mi mejor amigo. Shane,
Reid y yo habíamos sido mejores amigos desde la escuela primaria, y la
muerte de Reid nos golpeó más fuerte que a los otros chicos. Desde la
muerte de Reid, las cosas eran diferentes entre Shane y yo. Raramente
pasábamos tiempo juntos. Aún éramos mejores amigos —hermanos hasta
el final, de alguna manera— pero salir era a veces difícil ahora que nuestro
tercer amigo no estaba.
—Eso fue frío, hombre —dijo Shane mientras se deslizaba en la silla
junto a la mía y tomaba cerveza.
—No es broma.
Un silencio cómodo se extendió entre nosotros. Shane me dio quince
minutos para beber en paz antes de romper el silencio. —Entonces… tal
vez deberías cantar la canción. Yo tocaré para ti, si eso ayuda.
La oferta era tan enorme como la solicitud. Pude haber cantado una
canción o dos en el último año, pero no creo que Shane haya tocado para
una audiencia una sola vez desde que enterramos a nuestro amigo.
—¿Crees que debería darle lo que quiere después de eso?
Shane tomó otro trago de su bebida. —La amas, ¿no?
—Sí, pero...
—Entonces deberías hacerlo. —Cuando miré a mi amigo, se encogió
de hombros.
—No debería hacerlo. Ella no tiene razón de estar celosa.
Shane se rió. —Las mujeres no necesitan una razón para estar
celosas. Demonios, la única novia estable que tuve además de Cara era
Rebecca Carlisle en la secundaria. Sólo duró cerca de tres meses, pero
10 perdí mi virginidad con ella y ahora Cara odia a todas las mujeres en el
mundo llamadas “Rebecca”. Su propia sobrina se llama Becca, y Cara hizo
que toda la familia la comenzara a llamar por su segundo nombre.
Sonreí con eso. La prometida de Shane, Cara, era una pistola de
mujer. No podía imaginar lo que ella haría si Shane siquiera se atreviera a
mirar a otra mujer. Lo que él nunca hacía, por supuesto. Shane era el más
patético idiota del planeta.
—Las mujeres siempre están inseguras sobre las relaciones pasadas
de sus novios —dijo—. Con una tan notoria como la tuya, bueno… no
puedo culpar a Adrianna por estar un poco loca sobre ello. Si no quieres
perderla, vas a tener que darle lo que necesita. Incluso si significa cantar
esa canción para probarle que lo superaste de verdad.
Cantar esa canción de nuevo iba en contra de todo lo que hay dentro
de mí, pero Shane tenía razón.
—Sólo es una canción, hombre. Puedes hacerlo.
Suspiré y luego me tomé el resto de mi bebida. No era sólo una
canción y Shane lo sabía mejor que nadie, pero apreciaba la charla de
motivación de todos modos. —Bien.
—Ese es mi chico. —Shane me dio palmadas en el hombro y se puso
de pie—. Vamos a terminar con esto.
—Mira, hermano, este es mi problema. Puedo manejarlo. No tienes
que tocar por mí.
—No te preocupes. Sabes que te cubro la espalda.
Asentí, incapaz de decirle a Shane cuan agradecido me sentía, pero
no necesitaba escuchar las palabras. Él sabía.
Esperamos hasta que la banda terminara su set antes de subirnos al
escenario. Ellos eran un grupo genial. —Oigan, son asombrosos —dije,
estrechando sus manos antes de preguntarles si me hacían un favor.
—Especialmente tú —agregó Shane, individualmente al guitarrita
principal—. Fuiste genial con esa cosa. ¿Cuál es tu nombre?
Los ojos del chico se iluminaron ante el cumplido. —Gracias. Soy
Embry Jacobs —respondió, estrechando nuestras manos con un poco
demasiado celo—. Soy un gran fan.
—Tienes un excelente gusto en guitarras, amigo. ¿Te molesta si la
tomo prestada por un minuto?
Los ojos de Embry casi se salen. —¿Vas a tocar?
Shane escondía su angustia mejor que yo. Nadie sabría por la
sonrisa en su rostro lo difícil que era para él. —Kyle tiene una canción que
11 cantar. No puedo dejarlo hacerlo solo.
Embry felizmente le dio el instrumento.
Tomé una respiración profunda mientras Shane colocó la correa
sobre su cabeza y deslizó sus dedos sobre las cuerdas. Nos miramos el uno
al otro, nuestras expresiones idénticas: En serio nos encontrábamos a
punto de hacer esto.
Cada miembro de la banda de Embry nos observaba. —¿En serio vas
a cantar “Verdadera lástima”? —preguntó Embry.
Lo miré y luego a sus compañeros. —¿Se la saben?
Asintieron, demasiado asombrados para responder vocalmente.
—Entonces creo que voy a cantarla. Tengo que darle lo que quiere a
la mujer.
Me sentía enfermo del estómago, pero me recorría un
estremecimiento de emoción tan fuerte como mis nervios mientras daba
un paso hacia el micrófono. Amaba esta canción tanto como la odiaba. —
¡Oigan todos! —grité, ganando la atención del club entero. Me aclaré la
garganta a pesar de que no tenía nada atorado en ella—. La señorita pidió
una canción. No he cantado esta en años, así que, uh, tengan paciencia
conmigo si está un poco oxidada.
Esperé que Adrianna se dirigiera al escenario pero no la veía.
—Adrianna, sube aquí. Si voy a cantar esto para ti, entonces te
quiero al frente y en el centro.
La multitud se quedó en silencio cuando no obtuve respuesta. —
¿Adrianna? ¿Nena? —Una risa nerviosa se me escapó—. ¿Alguien ha visto
a mi prometida? No puedo hacer esto sin ella.
Las cabezas se retorcieron y volvieron, todos buscando a Adrianna, y
comencé a sentir un mal presentimiento. Shane también debió sentir el
presentimiento en la atmósfera, porque dio un paso a mi lado justo cuando
empezamos a escuchar gritos ahogados.
La multitud comenzó a dividirse como el Mar Rojo desde el escenario
donde yo permanecía hacia una mesa en la esquina trasera de la
habitación donde dos personas se encontraban en los brazos de la otra. Se
hallaba demasiado oscuro para ver algo más que sólo sus siluetas, pero la
sorpresa de la multitud me dijo lo suficiente.
Las dos siluetas oscuras se separaron y aunque no podía descifrar
su rostro, podía sentir su mirada quemándome. Sabía que sentiría el
aguijón de la traición más tarde, pero justo en ese momento no sentí nada.
Estaba entumecido.
—Bueno, tanto para eso —dije en el micrófono—. Me alegra no haber
12 hecho el ridículo o algo así.
Sentí una mano sobre mi hombro. —Amigo, sólo vámonos de aquí —
susurró Shane.
Aparté su mano. —En un minuto. Le debo a la mujer una canción.
—Me di la vuelta y miré a la banda nerviosa detrás de mí—. ¿Chicos se
saben mi canción “Dándote el dedo de en medio”?
Embry fue el primero en responder. Sus labios se retorcieron en una
sonrisa y tomó de vuelta su guitarra. —Por supuesto, hombre.
2
E es por Engaños
Traducido por Mel Cipriano.
Corregido por Meliizza

Cuando me desperté, supe que me encontraba en mi propia cama.


13 Las sábanas de algodón egipcio no mentían. Lo que no sabía era la
identidad de la bomba morena que dormía en mis brazos.
Tenía una seria resaca. Había estado en peores situaciones, pero no
por mucho tiempo y no muy a menudo. Traté de pensar en lo que había
sucedido anoche, pero las cosas se hallaban un poco turbias. Algo acerca
de un partido de los Lakers y tragos de tequila.
El por qué traje a esta mujer a casa se hallaba más allá de mí. No
me malinterpreten, sabía exactamente por qué me fui a la cama con ella —
ahora que lo pensaba, me encontraba bastante seguro de que era una
animadora de los Lakers, por lo que… Hola, sí, por favor— pero, ¿por qué
tenía que volver aquí? La regla era: siempre lleva a las chicas a sus casas.
Es más fácil escapar de esa manera y en serio reduce el riesgo de
acosadores psicóticos irrumpiendo en su casa.
Oh, bueno, lo hecho, hecho estaba. Ahora tenía que encontrar la
manera de salir de ello sin parecer un idiota total. Tal vez le ofrecería
llevarla a desayunar antes de conducir a su casa. Sin embargo, lo primero
era lo primero —café, aspirina y una buena ducha caliente.
Con cuidado de no despertarla, quité su mano de mi pecho y me
deslicé fuera de ella. Mi espalda chocó contra algo cálido y sólido. Un
suave gemido sonó detrás de mí y deslizó un brazo alrededor de mi
cintura. No me hallaba solo en esta cama. Quiero decir, además de la
morena.
Miré por encima de mi hombro y me recibió una sonrisa seductora.
Al parecer, tenía una rubia caliente para acompañar a la morena. Dos
mujeres a la vez no era una novedad para mí, pero era raro.
—Buenos días, hermoso —dijo la rubia, acurrucándose contra mí.
La morena se agitó al oír el ruido y también se acurrucó, colocando
un rastro suave de besos en mi hombro desnudo. Una de ellas ya era
bastante malo. ¿Cómo demonios se suponía que debía deshacerme de dos?
—Fue una noche loca, ¿eh?
—Mmm —concordé. Debe haberlo sido, teniendo en cuenta el lapsus
significativo en mi memoria. Tal vez uno o dos tragos menos hubieran sido
mejor—. Ustedes dos señoritas, seguro saben cómo hacer que un chico
pase un buen rato.
—¿Sólo ellas dos? —preguntó una tercera voz somnolienta.
¿Tres? ¿En serio?
Una pelirroja sexy se incorporó y me dio un puchero seductor.
Maldita sea. Eso era nuevo incluso para mí. —Siento como que estoy
protagonizando mi propia broma personal. Una rubia, una morena y una
pelirroja despiertan en tu cama...
14 Todas se rieron y la rubia trató de iniciar una reconstrucción de lo
que había sucedido anoche, pero no lo oí. Me dolía la cabeza, me hallaba
de mal humor, enojado conmigo mismo por traerlas a casa —e incluso con
las tres aquí, no podía quitarme el dolor de Adrianna. Sólo quería que
estas mujeres se fueran.
Mis oraciones fueron contestadas de la forma más irónica cuando mi
ex-novia irrumpió en la habitación. —La hora de jugar terminó, putas.
Tienen treinta segundos para salir de la cama de mi novio antes de que las
saque yo misma.
Mis invitadas no se veían encantadas con la amenaza y yo realmente
no quería entregarme a la rabieta de Adrianna, pero al menos resolvió mi
problema. —Lo siento, señoritas, parece que mi ex y yo necesitamos tener
una charla.
Me levanté de la cama y me puse una bata. Mientras trataba de
cerrarla, encontré la mirada furiosa de Adrianna con una mirada aburrida.
—Al parecer, alguien tiene que repasar las reglas de ruptura. Por ejemplo,
no irrumpir en mi casa sin ser invitada y no meterse con mi tiempo de
diversión.
Miré a las chicas de nuevo y señalé el baño principal. —La ducha
está ahí. Siéntanse libres de tomarse su tiempo. Voy a poner un poco de
café en marcha.
La seguí a la cocina y empecé a encender la máquina de café. Esperó
hasta después de que tragara un puñado de analgésicos para comenzar
conmigo.—¿Tres mujeres a la vez, Kyle?
Era difícil mantener mi temperamento bajo control. Ni siquiera
debería estar aquí y mucho menos actuar como una amante despechada.
—No cualquier mujer —le dije, abriendo la nevera—, animadoras
profesionales. Gimnastas.
Hmm... Sobras de comida china. El Chow Mien frío funcionaría por
ahora.
—¿Con cuántas mujeres dormiste esta semana?
Metí un bocado de fideos en mi boca y me encogí de hombros. —En
realidad no he llevado la cuenta, ¿por qué? ¿Con cuántos hombres has
follado tú? Aparte del tipo por el que me dejaste en mi cumpleaños, por
supuesto. Ya sé sobre él. Celebrity Gossip consiguió un gran dinero por la
foto de ustedes yendo a su casa luego de que rompieras mi corazón y me
humillaras delante de la mitad de Los Ángeles.
Señalé la portada de una revista sensacionalista que mostraba a mi
novia engañándome. La había pegado en mi nevera con imanes. No podía
asegurar el por qué la mostraba como si fuera una tarjeta de Navidad.
15 Miró la foto y su rostro se ensombreció. Sus grandes ojos marrones
se empañaron y su labio inferior se estremeció.
Tuve que apartar la mirada. La odiaba, pero mi amor por ella había
sido real. Trataba con todas mis fuerzas enterrar esos sentimientos. Si
lloraba, iba a hacerme retroceder.
El café se encontraba listo, así que me serví una taza humeante, tiré
un poco de azúcar en ella y llevé mi desayuno hacia la terraza trasera.
Necesitaba un poco de aire.
Era un hermoso día en el sur de California y mi finca de Malibu se
alzaba sobre los acantilados con vista al Océano Pacífico. Tomé una
respiración profunda, dejando que el olor del agua de mar, la brisa fresca
del océano y el sonido de las tranquilas olas se ocupara de mi cabeza y mis
nervios.
Adrianna se unió a mí, encogiéndose mientras miraba alrededor. Su
dolor era tan evidente como el mío. La semana pasada, sentarnos juntos
en esa terraza habría sido sólo una parte de nuestra rutina mañanera.
Tomaríamos café, le contaría sobre los Lakers, o algo que había leído en la
revista SPIN y ella me aburriría hasta la muerte con detalles sobre la boda.
Sonaba terrible, pero no importaba. Éramos muy felices.
Adrianna rompió el silencio primero. —Cometí un error.
Su voz temblaba mientras luchaba con sus emociones. También me
costaba controlar las mías. —¿Fue un error rasgar vengativamente mi
corazón delante de todos nuestros amigos y tirar a la basura una larga
relación de dos años y medio por una canción?
—¡No se trataba de la canción, Kyle! —Sus ojos derramaron lágrimas
finalmente—. Fue por el hecho de que no podías cantarla. Han pasado más
de tres años y todavía no puedes superar lo que pasó.
—Pero no pasó nada. Estás celosa de una chica con la que ni
siquiera salí.
Adrianna me golpeó con una mirada dura. —No tienes que estar en
una relación para estar enamorado de alguien.
—Enamorado… —No podía creer que tenía esta conversación. Había
enterrado todos los recuerdos de la chica en cuestión tan profundos como
era posible—. Nena, ¿cómo puedes pensar que estoy enamorado de ella? Ni
siquiera la quería en ese entonces. Sí, odio cantar esa canción, pero no he
pensado en ella en años.
—Pero no la dejaste ir, ¿verdad?
Volví la mirada hacia el océano y tomé un sorbo de café en silencio.
¿Qué podía decir? Amor podría haber sonado exagerado para mis
sentimientos por Val, pero fue la única chica en una serie muy larga de
mujeres que alguna vez se me escapó. Porque, como un idiota, la dejé ir.
16 Durante meses, Val Jensen, la virgen, había perseguido todos mis
pensamientos, día y noche, hasta que me vi obligado a bloquearla por
completo de mi memoria. Una vez que tuve la oportunidad de cerrar la caja
de Pandora, me aseguré de cerrarla con cal y canto, y perder la llave. Pero
un cierre era algo que Val y yo nunca habíamos logrado.
Empujé a Val de mi mente y me concentré en mi problema actual. —
Te amaba, Adrianna. Cualquiera sea la condición en la que se hallaba mi
corazón, lo tenías.
—Lo sé —susurró, secándose los ojos con un pañuelo—. Puedo verlo
ahora. Puedo ver lo mucho que te duele y lo siento.
¿Lo sentía? Me burlé en mi café. No era la única que lo sentía.
—Cometí un error, Kyle —suplicó—. Cuando te negaste a cantar esa
canción, me dolió. Brian me hizo sentir mejor en ese momento, pero él no
significaba nada. Me encontraba enojada y molesta, y asustada de tener
que competir con un recuerdo para siempre. Pero supe que estuve mal
cuando me di cuenta de lo que hacías en ese escenario.
—Sin embargo, todavía te fuiste a casa con él esa noche.
Adrianna alzó las manos con exasperación. —Bueno, ¡te fuiste sin
hablar conmigo! Cantaste esa canción horrible y me dijiste que tuviera una
buena vida.
—Cierto. Que por lo general significa que la persona que lo dice no
quiere volver a ver a la otra nunca más. Entonces, ¿qué haces aquí en este
momento? ¿Por qué irrumpes en mi habitación y echas a mi compañía
como si tuvieras el derecho de hacerlo?
Se inclinó sobre la pequeña mesa del patio y tomó mi mano entre las
suyas. —Porque te amo. Podemos superar esto, Kyle. Ambos cometimos
algunos errores esta semana, así que sólo acordemos que…
—Tú cometiste errores esta semana —la corregí, quitando mi mano
de la de ella—. Yo no hice nada malo. No me acosté con nadie hasta
después de que esa foto acabara en mi nevera. Mi novia me engañó. Tengo
derecho a hacerle frente a eso como quiera.
Me levanté de la mesa y me incliné sobre la baranda del balcón.
Después de tomar una respiración profunda, la enfrenté de nuevo. —Yo
podría haber sido capaz de perdonar unos besos, pero te fuiste a casa con
él. Y no digas que fue porque me fui. Mantuve mi teléfono encendido toda
la noche. Esperé que me llamaras. Habría vendido mi alma al diablo por
un mensaje, me sentía tan desesperado por que regresaras.
Adrianna se unió a mí en la barandilla, la desesperación en sus ojos.
—¡Me encontraba herida! —dijo—. Esa canción que cantaste…

17 Intenté tan duro mantener bajo control los estribos, pero ahora ya
no quería hacerlo. Me sentía un poco nervioso. —¿Tú estabas herida? —le
grité—. ¿Cómo crees que me sentí? En cualquier momento en los últimos
dos años y medio, podrías haberme preguntado por Valerie. En su lugar,
elegiste herirme y humillarme delante de todos nuestros amigos. Y lo peor
de todo fue que te gustó. Vi la mirada en tus ojos cuando te diste cuenta
de que me caía a pedazos por dentro.
Hice una pausa, dándole la oportunidad de defenderse, pero su
culpabilidad la mantuvo en silencio.
Volví la cabeza hacia atrás, a la vista. —Si te preocupabas por mí la
mitad de lo que yo lo hacía, nunca habrías sido capaz de tratarme así.
Mucho menos de deleitarte con tu victoria.
—Kyle...
Oí el llanto en la palabra, pero me negué a mirarla. No se merecía mi
compasión o perdón. —Terminamos, Adrianna. Deja tu llave y mi anillo en
el mostrador cuando salgas.
Dudó un momento, pero se fue sin decir una palabra. Esperé hasta
que escuché el golpe en la puerta del frente antes de dirigirme hacia el
interior. Me sentí aliviado cuando encontré una nota del trío de chicas
Laker al lado de la cafetera vacía, y aún más agradecido de ver a Shane
parado allí, asaltando mi nevera. Fue por las sobras en la caja de comida
para llevar que yo todavía no había comido.
—Una rubia, una morena y una pelirroja entran en un bar —dijo
mientras se daba la vuelta y se apoyaba en el mostrador—. ¿Cuál te llevas
a casa?
—¿Por qué conformarse con una cuando puedes tener las tres? —
bromeé.
Sacudió la cabeza y metió un bocado de cerdo agridulce en su boca.
—Y no las encontré en un bar. —Le robé la caja de cartón y el
tenedor de las manos. Comí un gran bocado y le sonreí al hombre con la
alegría que no sentía—. Eran porristas. Chicas Laker, para ser exactos.
Las traje de un juego.
Shane levantó una ceja. Trató de mantener la cara seria, pero
finalmente rompió en carcajadas. —Eso es impresionante, incluso para ti.
—Supongo que es bueno saber que todavía lo tengo.
Suspiré y me dejé caer en la mesa de la cocina con mi comida china
fría. Él se conformó con un plátano y un vaso de leche, y se unió a mí. Su
tono de voz se calmó un poco cuando preguntó—: ¿Cómo lo manejó
Adrianna?
—De la forma en que esperas que lo hiciera. —Froté las manos sobre
18 mi cara en un intento de alejar el dolor de cabeza. Me encontraba bastante
seguro de que tenía más que ver con Adrianna que con los tragos de
tequila de la noche anterior—. Diría que me sentí mal por ella, pero...
—Sí, lo he oído. Brutal. ¿Estás bien?
Le eché un vistazo sobre la caja de carne de cerdo. —No necesito
llorar sobre tu hombro si eso es lo que estás preguntando, idiota.
Él soltó un bufido. —Bueno, ¿podrías al menos darle a mi novia lo
que necesita? Me envió aquí para asegurarse de que todavía vas a venir a
la boda este fin de semana, pero sólo me dio permiso para permanecer
aquí durante veinte minutos. Ocurría algún tipo de crisis de centros de
mesa esta mañana y se está volviendo loca. Realmente no quiero lidiar con
una crisis de centros de mesas.
Tomó la nota del equipo de animadoras y se rió entre dientes. Se
hallaba cubierta de besos con lápiz labial y números de teléfonos. —A
menos, claro, que quieras dejarme por una mejor oferta.
Gemí. —Honestamente, creo que me he hartado de las mujeres por
un tiempo. Prométeme un día de nada excepto películas de acción sin
sentido, videojuegos, hamburguesas y una caja de cerveza, y voy a llorar
lágrimas de verdad para tu novia psicópata.
Shane se apoderó de mi hombro y dio a luz una mirada solemne que
me hizo reír. —Mi héroe.
3
B es por Boda
Traducido por Adriana Tate
Corregido por Val_17

Sólo hay una cosa peor que las bodas y son las bodas libres de
19 alcohol. El padre de Cara era un alcohólico sobrio desde hace ocho años,
así que prohibieron todo el alcohol en la recepción. Respetaba su decisión,
pero de verdad necesitaba un trago.
Al menos el DJ era decente. Por supuesto, esta era la boda de Cara,
así que no habría esperado otra cosa. Siempre ha tenido un excelente
gusto en la música y no tenía ninguna duda de que se puso noviazilla con
la lista de reproducción.
En realidad, en lo que respecta a las bodas, esta era una bastante
increíble, a pesar de la falta de alcohol. La comida era estupenda, la
música estaba buenísima, la lista de invitados era pequeña, Cara era una
novia hermosa —y oye, era en Hawái. Si tan sólo pudiera conseguir que
alguien me trajera un maldito vaso de whisky, para ayudarme a olvidar el
hecho de que hace dos semanas hacía las pruebas del pastel con mi propia
noviazilla.
—¿Por qué vine a esta cosa?
Era una pregunta retórica, pero mi ex compañero de banda, Dustin,
la respondió de todos modos—: Porque es Shane. —Tomó un trago de su
soda y se encogió. El pobre no quería estar sobrio en estos instantes más
de lo que yo quería. Por supuesto, él nunca quería estar sobrio. Soltó un
eructo y luego añadió—: Sabes que Cara habría hecho un épico ataque de
histeria si no hubieses venido.
Eso era cierto. Cara se esforzó mucho por tenernos a todos aquí. Era
la primera vez que los chicos se habían reunido desde el funeral de Reid.
Toda la banda reunida fue el único regalo de bodas que nos pidió. Era
bastante incómodo, pero Cara tenía razón: Hoy teníamos que estar aquí
por Shane. Además, aquí entre nosotros, tenía miedo de esa mujer. Si ella
decía salta…
—Oye, hombre, al menos vas a sacar algo bueno de esto. —Dustin le
dio un empujoncito a mi hombro y señaló al otro lado de la habitación—.
Las damas de honor han estado follándote mentalmente desde que
apareciste.
Seguí su mirada hacia la pista de baile donde la mujer en cuestión
participaba en el baile obligatorio con el padrino. El hermano menor de
Shane, miraba sus pechos mientras ella me miraba. Cuando me encontré
con su mirada, su rostro se calentó con deseo. Conocía muy bien esa
mirada. Ni siquiera tendría que entablar una conversación con ella.
Simplemente podía señalar con mi cabeza hacia la salida y me seguiría a
mi habitación de hotel.
Era sexy. No había duda de ello. Era una actriz en esa telenovela
junto a Cara. Estoy bastante seguro que obtuvo ese papel por dos razones,
las dos razones por las que su compañero de baile, apenas un adolescente,
20 todavía babeaba.
—Tal vez debería ir a salvarla de ese imbécil.
Dustin me dio una mirada curiosa, pero no mencionó lo que tenía en
mente. En cambio, se encogió de hombros y dijo—: Si no lo haces tú, lo
haré yo.
Miré a Dustin de nuevo y vi algo que me molestó. Lástima. Me
empujaba hacia una chica fácil porque sentía lástima por mí. De repente,
decidí probarle al mundo —y especialmente a Dustin— que Kyle Hamilton
no es un hombre para sentir lástima, me dirigí a la pista de baile. A la
mierda el hecho de que este era el “primer baile”, o lo que sea. Lo iba a
interrumpir.
—Disculpa, te importaría si…
—¡Me encantaría!
La dama de honor ya se hallaba en mis brazos antes de que el pobre
Ben siquiera se diera cuenta que me encontraba allí. No le hice caso a su
mirada y acerqué a la hermosa mujer. Olía bien y llevaba un vestido que
casi no dejaba nada a la imaginación.
Batió un par de grandes ojos marrones y mordió su labio inferior,
muy lleno y sexy. —Esperaba que me pidieras bailar —dijo.
Había hecho esto tantas veces en el pasado que mi respuesta era
automática. —¿Cómo me podría resistir a la mujer más hermosa del
salón?
—Será mejor que no dejes que Cara te escuche llamarme así hoy.
—Será nuestro secreto.
Le guiñé un ojo y me dio una seductora sonrisa antes de apoyar su
cabeza en mi hombro. La forma en que su pecho se presionó contra el mío
no fue accidental. Esta mujer estaba tan familiarizada con el juego como
yo, una profesional. Aun así, sólo era por buena educación hablar un poco
antes de arrastrarla hacia las escaleras. —Así que, ¿trabajas con Cara?
—Sí. —La dama de honor miró alrededor del salón y luego me dio
otra sonrisa coqueta—. ¿Qué te parece si movemos este baile a algún lugar
más privado? Tengo una habitación arriba.
Sonreí. Tanta cortesía. —¿No tienes algún tipo de deber como dama
de honor?
Se encogió de hombros. —Será al menos dentro de cuarenta y cinco
minutos antes de que corten el pastel y tiren el ramo de flores.
Mis ojos cayeron a sus pechos. Sé que acababa de criticar a Ben por
21 eso, pero no podía evitarlo. Eran unos grandes pechos —caros, sin duda—
y el resto de ella era igual de perfecto. Intenté imaginarme todas las cosas
que podía hacer con un cuerpo como el suyo, intenté entusiasmarme por
eso.
Deslicé las manos hacia abajo, disfrutando de un anticipo de los
eventos que iban a suceder, no apto para menores de trece años. La dama
de honor se estremeció de placer. Alzó su barbilla, separando sus labios
ligeramente. Era una clara invitación, así que la besé.
El beso fue bastante intenso. Ella estaba envuelta. Definitivamente.
Pero yo no. No había nada allí para mí. No había fuego. No había chispa.
Sólo seguía los movimientos. Sabía que ir a la habitación con ella me haría
soltarme, pero por alguna razón todavía no parecía valer la pena.
Dejé de besarla, sorprendido por mis pensamientos. ¿Sexo casual
con una hermosa mujer no parecía valer la pena? ¿Qué demonios?
—¿Hay algún problema? —susurró mientras deslizaba sus labios
sobre mi garganta.
¿Había algún problema? No tenía idea. No tenía ninguna idea de lo
que pasaba en estos momentos. Nunca antes había experimentado nada
como esto.
La dama de honor detuvo su asalto oral a mi cuello cuando alguien
se aclaró la garganta. La novia y el novio se habían girado y nos miraban
con miradas divertidas en sus rostros.
—Veo que has conocido a Aphrodite —bromeó Cara.
¿El nombre de la dama de honor era Aphrodite? ¿Qué clase de
nombre era Aphrodite? Un nombre artístico. Porque era una actriz. Como
el idiota que folló a mi prometida. Odio a los actores.
—No nos hemos conocido apropiadamente. —Aphrodite rió—. ¿Les
importaría esperar para el pastel y el ramo de flores y todo eso por un
rato? Prometo que no tardaremos mucho tiempo.
Esperé que Cara explotara en un ataque de ira, pero no parecía
sorprendida por la petición de su amiga. Rodó los ojos y dijo—: Treinta
minutos o lo lanzaré sin ti.
Aphrodite sonrió y le lanzó besos a Cara. —Te quiero, nena. ¡Eres la
mejor!
Agarró mi mano, pero la retiré antes de que pudiera arrastrarme
fuera del salón. Cuando me preguntó, no sabía que decirle. No sabía cuál
era mi problema. Pero luego me encontré diciendo—: En realidad, creo que
me quedaré aquí.
Sorprendí a Shane, a Cara y especialmente a una muda Aphrodite.
Ella se quedó boquiabierta con esos grandes ojos azules como si no
pudiera comprender lo que sucedía. —Lo siento —le dije—. Eres una mujer
22 hermosa y todo, pero no va a pasar. Al menos no conmigo. —Señalé a mi
solitario compañero de banda y agregué—: Sin embargo, Dustin
probablemente te daría una oportunidad.
Los ojos de Aphrodite se desorbitaron y sabía lo que venía. Ni
siquiera intenté evitar la bofetada cuando levantó la mano. Me la merecía.
Me llamó por una muy impresionante cadena de malas palabras y luego se
fue pisoteando hacia el baño de mujeres.
Me giré hacia mis dos amigos y les di mi mayor sonrisa. —Al menos
no tenía una copa de champán en la mano. He oído que esa cosa pica
cuando se te mete a los ojos.
Ambos continuaron mirándome con la boca abierta, esperando por
una explicación que no tenía.
—¿Qué demonios fue eso? —preguntó Cara.
Me encogí, dándome cuenta que pude haber enojado a la novia en su
gran día. —Lo siento si acabo de arruinar tu boda o algo así. No fue mi
intención insultar a tu amiga. Simplemente no lo sentí.
Esperé por el tipo de arrebato emocional que Adrianna sin duda
habría tenido si estuviera en la posición de Cara, pero ella se echó a reír.
—¡Nunca, jamás pensé que vería el día! —exclamó, jadeando a través de su
ataque de risa—. Kyle Halmiton abofeteado por negarse a una oferta en
lugar de haber hecho una.
—¡Rápido, llama a Record Guinness! —intervino Shane. Se reía tan
fuerte que tuvo que agarrarse de mi hombro para evitar caerse—. Esto
tiene que ser alguna especie de récord.
Ellos no tenían la intención de herirme, pero aun así me irrité. Sabía
que era bastante irónico, pero simplemente no podía compartir su humor.
Esto no era gracioso para mí. Era perturbador. ¿Qué diablos me ocurría?
Suspiré y forcé una sonrisa en mi rostro que sabía no engañaría a
nadie. —Felicidades, chicos. Si me necesitan, estaré en el bar del hotel.

***

Me encontraba ocupado llenando un vaso de whisky escocés cuando


Cara se sentó en el taburete junto al mío. —¿Escabulléndote en tu propia
recepción de bodas? —pregunté.
—Simplemente me estoy tomando un respiro rápido. —Golpeó su
mano en el mostrador—. ¿Alguien me puede servir un trago? Algo fuerte.
—¿Suegra? —adivinó el camarero, riéndose mientras deslizaba un
vasito frente a ella y lo llenaba con vodka.
23 Cara se bebió el trago de golpe como una profesional. Hizo una
mueca por el ardor del alcohol y gimió. —Esa mujer me vuelve loca.
Esta vez también me reí.
Cara pasó su brazo por encima de mi hombro. —Gracias por venir.
Sé que no pudo haber sido fácil tan pronto después de…
Me alegré cuando su voz se desvaneció. —Está bien. Lo superé.
Cara levantó una ceja, recriminándome por la mentira.
—No, en serio —insistí.
—Entonces, ¿qué fue todo eso allá dentro?
Me encogí de hombros, bebiéndome el resto de mi trago y luego le
hice señas al camarero para que volviera a llenar mi vaso. —No tengo ni la
más puta idea.
—¿Has estado con alguien desde Adrianna? —preguntó.
El cuello de mi camisa de repente se sintió demasiado apretado.
Cuando jalarlo no ayudó, me quité la corbata y desabroché algunos
botones. —Más de las que quieres saber en esa primera semana —dije una
vez que pude respirar de nuevo—. Pero cuando no me hizo sentir mejor
simplemente… perdí el interés.
—¿Perdiste el interés?
Me encogí de hombros otra vez. —Tenía algo… creí que tenía algo
especial con Adrianna. Supongo que la cosa casual parece… sin sentido
ahora. No vale la pena.
—Guau. —Cara parpadeó por la sorpresa, pero su reacción aun así
fue sincera.
Me maldije cuando noté lo que acababa de decir. —Me ha arruinado,
¿no es así? Estoy roto.
Cara se robó un trago de mi bebida y luego se rió un poco. —Tal vez
—concordó—. Supongo que depende de cómo lo mires. Apuesto que si le
preguntas a Val, diría que Adrianna te arregló.
Val. Como la vieja mejor amiga de Cara: Valerie Jensen. Como la
única e inigualable Virgen Val. La chica de la que mi prometida me acusó
de estar enamorado y me engañó debido a eso. ¿Qué pasaba con todo el
mundo que sacaba a relucir el pasado últimamente?
—La buena Virgen Val. —Dejé salir el nombre en un largo suspiro.
Después de una pausa, sacudí la cabeza y tomé otro trago—. ¿Cómo está?
—pregunté lentamente. Cuidadosamente. Renuente. Mis pensamientos se
habían dirigido hacia ella más de una vez desde mi ruptura con
Adrianna—. ¿Sigue siendo virgen o encontró a su santo perfecto?
24 Cara tragó con fuerza. Se tomó un minuto antes de responder. —No
lo sé —susurró.
Y entonces me di cuenta. —Ella no está aquí hoy. —Sabía que se
habían distanciado después de la secundaria, pero no podía creer que Val
no asistiera a la boda de Cara—. Lo siento.
Cara se encogió de hombros. —No la invité.
Ante mi mirada de sorpresa, me robó mi trago nuevamente. —Quería
hacerlo, pero al final no pude. No hemos hablado desde esa noche en el
concierto de Tralse. No podía enviarle una invitación porque tenía miedo
de que no viniera. Me entristece que no esté aquí, pero lo voy a superar.
Me habría roto el corazón si me hubiese mandado al demonio.
En un parpadeo, el bar del hotel se había ido y yo me encontraba de
vuelta en ese escenario de hace más de tres años. Ese momento en el
concierto con Val había sido uno de los mejores de mi vida. Había sido el
primer espectáculo de Tralse en el estadio, con las entradas agotadas y
habíamos hecho la mejor actuación de nuestras vidas. La multitud se puso
eufórica cuando le pedí a Val que se uniera a mí en el escenario. Ella tocó
conmigo por primera vez y realmente lo había disfrutado.
Val y yo llegamos a una tregua esa noche. Me sorprendió más de lo
que nadie alguna vez lo había hecho cuando se paró delante de mí en esa
exasperante y sexy falda, y me hizo rogar de rodillas por su perdón. Nunca
olvidaré la mirada en su rostro mientras luchaba por no sonreír. Esa
sonrisa fue un reconocimiento de la amistad que desarrollamos y que
nunca admitió que existía.
—¿Kyle?
—¿Ah?
Me sacudí del recuerdo e intenté enfocarme en Cara. Sus ojos se
nublaron, así que le di una servilleta de papel. La culpa me inundó
mientras se secaba los ojos. La amistad de Cara y Val se había arruinado
por mi culpa. Yo fui el que se metió entre ellas. —Lo siento, Cara.
Cara apretó mi mano y negó con la cabeza. —No fue tu culpa. Todos
cometimos errores en ese entonces.
—Yo cometí la mayoría —murmuré.
Nos quedamos en silencio, perdidos en nuestros pensamientos,
probablemente recordando toda esa loca aventura y preguntándonos cómo
podríamos haber hecho las cosas de manera diferente. Tenía el valor
añadido de comparar a la que se había ido con la que debí haber
rechazado.
—Oye, Cara, ¿cuál es tu mayor arrepentimiento en la vida?
La respuesta de Cara fue rápida. —Perder a Val.
25 Sonreí. Era el de ambos.
Pensarías que mi compromiso fallido era mi mayor arrepentimiento,
pero estarías equivocado. Pasé las dos últimas semanas mirando en
retrospectiva mi relación con Adrianna y me di cuenta que me encontraba
mejor. Estuve con ella para sacar a alguien más de mi cabeza y me había
quedado porque era más fácil.
Sí, amé a Adrianna, pero nunca fue uno de esos romances que te
cambian la vida, que te mueven el piso, sobre los que hacen en las
películas. Dentro de tres años no habría ninguna canción que no pudiera
cantar porque no podría soportar pensar en ella. Incluso nunca le escribí
una canción. Val era diferente. A pesar de que nunca tuvimos una relación
real, la chica se había metido bajo mi piel y arruinado mi cabeza de una
manera en que nadie lo hizo jamás.
Sentí a Cara mirándome, pero mantuve mi mirada fija en mi vaso.
Nunca hablé sobre la última vez que vi a Val, la noche que nos
despedimos. Nunca le dije a nadie excepto a Shane sobre el beso que
compartimos esa noche. Sólo Shane sabía que ella me había ofrecido todo
su corazón con una condición… y que yo me asusté demasiado, y había
sido demasiado terco y orgulloso para aceptarlo.
Sin saber que más decir, me tomé el resto de mi bebida de un sólo
trago. —Felicidades por el matrimonio, Cara. Fue una boda asombrosa.
Cara me apretó en un fuerte abrazo. —Gracias por estar aquí —dijo
de nuevo—. Sé que fue difícil para ti venir.
—No del todo —mentí—. Además, este es tu día. No se trata de mí.
Cara me dio un codazo. —Por primera vez —bromeó—. Vamos,
estrella de rock. Será mejor que regresemos allí dentro, antes de que
Shane comience a pensar que finalmente me enamoré del gran seductor de
animadoras.
Me reí y traté de no verme demasiado orgulloso. —Shane te contó
sobre eso, ¿eh?
Cara me dio el suspiro que la hizo tan famosa en su telenovela
mientras me arrastraba de regreso al salón de recepción. —Mi querido y
dulce Kyle. Shane me cuenta todo.

26
4
R es por Recuerdos
Traducido por Sofía Belikov
Corregido por Emmie

Cara nunca dejaba de sorprenderme. Ella y Shane apenas se


27 mudaron a su nueva casa hace dos semanas, y de alguna manera ya había
lanzado una fiesta de inauguración tan glamurosa como su boda. La casa
de tres millones quinientos mil dólares en Laurel Canyon era casi tan
bonita como mi casa en Malibú, y esa noche se encontraba adornada con
tantas flores y centelleantes luces que podías verla y olerla a kilómetros de
distancia. La orquídea en mis manos parecía bastante ridícula.
—¡Kyle! —No había estado en la puerta principal ni dos segundos
antes de que Cara envolviera los brazos a mí alrededor y besara mi
mejilla—. ¡Lo lograste!
—Felicitaciones por la nueva casa. —Le tendí la flor—. El tipo que
me la vendió dijo que se suponía era un símbolo de salud, belleza, amor y
elegancia.
—Mi tipo de flor.
Cara sonrió. Su felicidad la hacía brillar con fulgor bajo la suave luz.
Podría haber sido el destellante maquillaje que la hacía brillar, pero el
resplandor era definitivamente de felicidad.
—Y para Shane… —dije, alzando un paquete de seis de Corona.
Cara me dio una mirada. —¿Cerveza?
—Oye, es de las buenas —me defendí—. Además, creí que me
matarías si me presentaba con la máquina de pinball que quería darle.
Cara se rió. —Tienes razón. Gracias. Creo que Shane está afuera. —
Apuntó hacia las cervezas en mi mano—. No usen esas como excusa para
desaparecer toda la noche. Como le he advertido varias veces, esta tarde él
es el anfitrión. Tiene que mezclarse. Y para ti, quiero que conozcas a
alguien.
¿Era demasiado tarde para pedirle al aparcacoches mis llaves? Me
giré y traté de caminar hacia la puerta.
Cara me cogió por el collar de la chaqueta de cuero. —¡Oh, no, no lo
harás! —Ante mi ceño fruncido, dijo—: Vamos, Kyle. Es hermosa y muy
divertida. Te encantará. Te lo prometo.
—¿Como la última?
Cara me rodó los ojos. La última vez, trató de juntarme con una
chica que conoció en sus clases de yoga. Tuve que conseguir una orden de
restricción.
—No, no es como la última. Candy es una amiga mía —insistió
Cara—. Está certificado que no es una psicótica.
—¿Candy?
Cara hizo un gesto de desdén. —Estamos en Los Ángeles. Sabes
28 cómo es aquí.
Sí, lo sabía demasiado bien. —Tal vez es un buen momento para
decirte que he cambiado de corazón. Saltado la valla. Cambiado de equipo.
Como quieras llamarlo. Las mujeres ya no me interesan, así que no tiene
sentido que intentes presentarme a cada mujer en el planeta.
Cara cruzó los brazos sobre su pecho y arqueó una ceja. —
¿Homosexual? ¿Esa es tu excusa esta vez?
—Sip. He redescubierto mi sexualidad. —Palmeé su hombro—.
Lamento mucho decepcionarte, Cara. Dale mis disculpas a tu amiga.
—No te preocupes. —Me destelló una sonrisa brillante—. Si hombres
es lo que buscas, entonces tengo a dos personas que me gustaría que
conocieras esta noche. Edwin estará emocionado. Es un gran fan tuyo.
Me giré y golpeé la cabeza contra la pared. —Cara, por favor. Vine a
la maldita fiesta. ¿No es suficiente?
—Estoy preocupada por ti, Kyle.
Dejé de abusar de mi frente y me giré de nuevo. —Estoy bien. Sólo
estoy cansado de salir. Todas las mujeres que me han presentado desde
Adrianna son iguales. Quiero algo auténtico. Quiero lo que tienen Shane y
tú, y no voy a encontrarlo con Muffin o Lollypop, o como se llame.
—Candy. —Cara suspiró.
Levantó la mirada hacia mí con una expresión calculadora que
encontré altamente desconcertante. Me encantaban las mujeres, en serio,
pero ella era entrometida y sus planes tendían a terminar en desastre.
—¿Puedo ir a buscar a Shane ahora?
—¿Me prometes que no desaparecerán?
—Lo juro.
Cara estrechó los ojos. —Desearás morir1 si permites que mi esposo
arruine esta fiesta. Te torturaré tanto que rogarás por piedad.
—Entendido.
Cara me dio otra mirada llena de advertencia, y luego se hizo a un
lado. —Búscalo junto a la piscina.
El patio era incluso más increíble que la casa. La gente que había
arreglado las destellantes luces no se había olvidado de los árboles y los
arbustos en los bordes del patio. Había una fogata en un hoyo en la
plataforma y la piscina se hallaba iluminada. Las velas hacían que las lilas
flotando en la superficie del agua brillaran e hicieran sombras al bailar
alrededor del patio. Y luego estaba la vista. La casa se encontraba a un
lado de la colina y toda la ciudad de Los Ángeles se extendía hacia abajo.
29 Encontré a Shane de pie cerca del mirador, luciendo absolutamente
miserable mientras asentía a alguna conversación a la que no prestaba ni
un poco de atención. Cuando lo saludé y le enseñé el paquete de seis, sus
ojos se iluminaron con alivio y prácticamente corrió a través del patio
hacia mí.
—¡Eres increíble! Pensé que no vendrías.
Me reí. Lucía desesperado. —Por favor, dime que este lugar tiene un
sector sólo para hombres en algún sitio.
Shane tomó una de las cervezas y la abrió con la barandilla de la
plataforma. Después de que se hubiera bebido la mitad de la botella, entró
a la casa. —Por aquí.
—No podemos ser vistos por tu esposa. Juró que me haría sufrir si
te permitía irte.
Shane se rió, pero aun así se detuvo en su camino a la sala de estar
y me llevó a unas escaleras al otro lado de la casa. —Sabe que odio esta
mierda. Su ladrido es peor que su mordida, lo prometo.
—Lo dice el hombre asegurándose de que todo esté despejado.

1 Kyle dice “Lo juro”, que en inglés sería “Cross my heart and hope to die”, por eso Cara
dice “Desearás morir”, que viene de “Hope to die”.
Shane me enseñó el dedo y luego me empujó escaleras arriba. —
Apresúrate. Hay suficiente gente aquí como para que no se dé cuenta de
que hemos desaparecido, pero si nos ve irnos, estamos muertos.
Logramos llegar al estudio de Shane a salvo. Había una mesa de
pool, un mini bar y un equipo de música asesino. Sonreí mientras miraba
la habitación. Debería haber traído la máquina de pinball después de todo.
—Me gusta —dije, desplomándome en el sofá de cuero.
Shane abrió otra cerveza y me la tendió.
—Oye, ¿se puede cerrar con seguro la puerta? —pregunté—. En
serio tengo que permanecer escondido. Tu esposa está tratando de
concertarme una cita de nuevo. Con Jolly Rancher, o Snickers o algo así.
—Candy. —Shane tembló—. Huye mientras puedas. Esa mujer está
loca.
Un cómodo silencio se estableció entre nosotros mientras bebíamos
nuestras cervezas.
—Así que, ¿cómo te va la vida de casado? —pregunté.
Shane dejó escapar un suspiro y movió la cabeza. —Es genial. No es
muy diferente a los últimos tres años que hemos vivido juntos, pero Cara
30 luce más feliz.
Tenía que estar de acuerdo. —Esta noche estaba deslumbrante.
Shane sonrió. —A la mujer le encanta entretener.
Terminé mi recorrido y noté que en la esquina más lejana de la
habitación se encontraba todo lo dedicado a la música de Shane.
Fotografías enmarcadas colgaban de las paredes junto a algunos de
nuestros premios como banda y sus instrumentos se hallaban todos en
sus puestos, pulidos y brillantes.
Vacié lo último de mi cerveza, luego me acerqué y cogí un bajo. Mi
voz era mi instrumento principal, pero tocaba un poco de piano como
también algo de bajo, y guitarras tanto eléctricas como acústicas.
Mis dedos se curvaron alrededor del cuello de la guitarra. No había
cogido una en meses, pero puntear las cuerdas era algo instintivo.
—Oye, ¿recuerdas esta? —pregunté, riéndome un poco. Conecté la
guitarra a un amplificador y toqué la música de fondo
de “Orion” de Metallica.
Shane se rió. Conectó su guitarra también y asintió. Antes de que lo
supiéramos, tocábamos de la forma en que solíamos hacer cuando íbamos
en secundaria. Una canción se convirtió en dos, y dos en tres. Metallica,
Pink Floyd, Los Beatles. Diablos, incluso tocamos algo de Chili Peppers.
Luego, de repente, sin ninguna razón, comencé a tocar “Verdadera
lástima”. Shane no me cuestionó; sólo me siguió mientras yo entraba en
un torbellino. Cuando abrí la boca, las palabras salieron
apasionadamente, llenas de confusión, ira, e incluso desesperación. Vertí
mi corazón como no lo había hecho en años.

Ella está fumando corazones con llamas ardientes


Tiene un lado salvaje sin nombre
Y cuando está irritada, es una verdadera lástima
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Estoy mal
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Me estoy volviendo loco
Porque en tu cabeza lo tienes claro
No irás a la cama sin luchar
Crees que eres sabia, crees que lo demuestras
Así que muéstrate a mí sabia, sin esas ropas
Está jugando rudo, y no es nada nuevo

31 Faldas cortas para disfrutar de la vista


Es una completa provocadora bebé de sangre fría
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Estoy mal
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Me estoy volviendo loco
Porque en tu cabeza lo tienes claro
No irás a la cama sin luchar
Crees que eres sabia, crees que lo demuestras
Así que muéstrate a mí sabia, sin esas ropas
Vamos, piernas, no lo deseches
Yo podría ser tu única gracia salvadora
Pon las costumbres en segundo plano
Algo me dice que eres una rápida, rápida aprendiz
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Estoy mal
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Me estoy volviendo loco
Porque en tu cabeza lo tienes claro
No irás a la cama sin luchar
Crees que eres sabia, crees que lo demuestras
Así que muéstrate a mí sabia, sin esas ropas

Cuando terminé, permanecí allí; con el pecho pesado, el corazón


latiendo aceleradamente y las manos temblando. No sabía de dónde había
salido eso o por qué escogió ese momento para escapar de mí, pero había
sido un respiro que había necesitado desesperadamente.
—¿Te sientes mejor?
Shane me observaba con una mirada curiosa.
Tomé una profunda respiración e intenté recomponerme. —Un poco
—admití mientras ponía la guitarra en su lugar—. No sé por qué me
persigue tanto esa canción.
—No es la canción lo que te persigue —dijo una voz suave,
sorprendiéndonos a Shane y a mí.
Nos giramos ante la intrusión para ver a Cara de pie en la entrada
de la habitación, apretando algún tipo de libro contra su pecho. Sus ojos
estaban nublados.
Shane entró en pánico. —¡Cariño! ¡Hola! Sólo le daba a Kyle el gran
recorrido. Juro que ya nos íbamos.
32 —Seguro. —Cara nos dio una sonrisa conocedora y negó con la
cabeza—. Está bien… por esta vez.
Entró en la habitación y cerró la puerta detrás de ella. Shane corrió
a su lado, susurrando disculpas, agradecimientos y otras cosas que no
necesitaba escuchar y que hacían que Cara riera y metiera su lengua en la
boca de Shane. Siempre habían sido así de asquerosos.
Me aclaré la garganta y Cara me sonrió. —Sonaba genial —dijo.
Me encogí de hombros incómodamente, sin tener idea de qué decir.
Alzó el enorme libro en sus brazos. —Tengo algo para ti.
—¿Qué es eso?
Puso el libro en la mesa de pool y lo abrió en la primera página. —Es
un álbum que hice durante la gira de S es por Sexo.
—¿Hiciste un álbum?
Me deslicé junto a ella y miré las páginas mientras las giraba
lentamente. Se hallaban llenas con imágenes, recortes de revistas,
boletos… Cada página trajo un montón de recuerdos.
—No es la canción lo que te persigue, Kyle —dijo de nuevo—.
¿Recuerdas esto?
Se saltó hasta la última página en el libro, donde una bolsita limpia
para guardar bolígrafos se encontraba entre los anillos del libro.
Algo se retorció en mi interior al ver mi viejo brazalete de abstinencia
en la bolsa. Saqué la banda de cuero de la bolsa de bolígrafos y pasé los
dedos por la pequeña A de plata. —Pensé que lo había perdido.
—Casi lo hiciste —dijo Cara—. Estaba entre bastidores con Adrianna
la noche que lo encontró. Apenas evité que lo botara. Era casi el final de la
gira y el brazalete estaba en el bolsillo de los pantalones que usaste esa
noche. Adrianna se enojó un montón cuando se dio cuenta de que lo
llevabas todo el tiempo, que lo habías tenido contigo mientras hacías la
presentación, como si fuera un amuleto de la suerte.
Cuando me retorcí y comencé a alejarme, Cara me agarró la mano.
—Está bien —dijo, lo que me avergonzó incluso más—. Todavía tengo mi
collar. No fuiste el único que sintió su pérdida.
—No sé por qué me lo quedé. —La confesión salió en un susurro.
—Porque la amabas, Kyle.
Había estado mirando fijamente el brazalete, pero mi cabeza giró de
golpe ante eso. Cara encontró mi mirada con una llena de determinación.
No iba a permitir que lo negara.
Solté el brazalete y me alejé de la mesa de pool. —¿Por qué todos
siguen diciendo eso? —pregunté, pasándome las manos por el cabello
33 como si eso pudiera resolver el misterio—. Adrianna me dijo lo mismo.
Diablos, esa es la razón por la que rompimos. Pero no la amaba.
Cara me dio una mirada, como si estuviera diciendo: “Ya, claro”.
Estaba loca. Claro que en su tiempo me gustó Val. ¿La deseé?
Diablos, sí, más que a nada. Incluso admitiré que me preocupaba por ella.
¿Pero amarla? ¿Cómo podía estar enamorado de alguien con quien ni
siquiera salí?
—Tal vez estaba un poco obsesionado, pero…
—La gente supera las obsesiones. No sacan el más grande éxito de la
lista, incluso cuando los equipos superiores los amenazan con
demandarlos.
Cuando lo ponía así…
Pero era loco. No era posible. ¿Cierto?
—Tal vez no lo sabías —dijo Cara, sacándome de mis
pensamientos—. Pero la amabas.
Por razones que no podía explicar, sentí la ira llenarme. —¿Qué si lo
hacía? —solté—. ¿Por qué diablos importa? Eso fue hace años. Se ha
acabado.
—¿En serio?
Así que ahora ella también me acusaba de no haber superado a Val.
Era tan mala como Adrianna. ¿Qué diablos? ¿Todo el mundo conspiraba
contra mí? ¿Por qué no podían dejarlo pasar? Si aún estuviera enganchado
a Val, no veía cómo me ayudaría el que la gente me lo estuviera echando
en cara constantemente.
Agarré otra cerveza del paquete de Shane. Shane estaba preparado,
esperando con un abridor y una mirada llena de disculpas en sus ojos.
Me desplomé en el sofá de nuevo y traté de beber para olvidar mi
frustración. Cara se sentó junto a mí y puso una mano en mi rodilla. —No
me he mantenido en contacto con Val, pero parece que Google aún la
conoce bastante bien.
Dejé de beber mi cerveza y miré a Cara. No sabía a dónde quería
llegar con esto, pero estaba seguro de que no era bueno.
—Está soltera.
Y ahora lo entendía. Enterré el rostro en mis manos y resistí la
urgencia de arrancarme mechones de cabello.
—Dijiste que querías algo auténtico —dijo Cara—. Creo que tú y yo
sabemos dónde puedes encontrarlo.

34 Maldije a Cara por incluso sugerir la idea, pero al mismo tiempo,


sabía que la semilla ya había sido plantada. La esperanza explotó en mi
interior. Por más que intentara aplacarla, sabía que no llegaría a ninguna
parte.
—Cara —gemí. Tenía ganas de estrangular a la esposa de mi mejor
amigo.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que estuviste con una mujer? —
preguntó Cara.
La miré furiosamente y ella me mantuvo la mirada desafiantemente.
Perdí la batalla de voluntades. —La porrista —admití con un suspiro de
derrota.
—Eso fue hace dos meses, Kyle.
Le miré furiosamente de nuevo. —No necesito que me lo recuerdes.
La sonrisa en respuesta de Cara estaba llena de travesura. Su rostro
se iluminó y cogió mi mano. Mi corazón se saltó un latido o dos cuando
envolvió el brazalete alrededor de mi muñeca. —¿Por qué no lo intentas? —
dijo.
El brazalete se sentía pesado en mi brazo, su significado me hundía.
En todos los meses en que lo llevé conmigo, todas las presentaciones en
las que lo usé, nunca me lo había puesto realmente. No podía hacerlo,
sabiendo lo que representaba.
Cara besó mi mejilla y salió de la habitación sin otra palabra. Seguí
mirando mi muñeca, mis pensamientos y sentimientos giraban sin control.
Este brazalete no sólo simbolizaba el abstenerse del sexo. Representaba lo
único que alguna vez hubo entre Val y yo. Este brazalete y todo lo que
representaba, era la llave para unirnos.
¿Podría ser posible? ¿Podría hacerlo? ¿Val y yo aún teníamos una
oportunidad? ¿Quería incluso intentarlo y descubrirlo?
Supe la respuesta de inmediato. Diablos, sí, quería descubrirlo. Si
había incluso una pequeña posibilidad de tener un futuro con Val,
entonces quería hacerlo.
—Diablos.
La carcajada de Shane me sorprendió. —¿Qué?
—Conozco esa mirada.
—¿Qué mirada?
Shane sonrió. —Esa que dice: Que se joda el mundo, estoy a punto
de escribir un éxito.
Me sorprendí. No había estado pensando en escribir una canción,
¿no? No había escrito una canción desde que Reid murió y la banda se
35 separó. Pero ahora que lo mencionaba, reconocí la familiar picazón en la
parte trasera de mi cerebro.
Shane y yo nos miramos por un largo momento, y luego rompió en
carcajadas. —Bueno, estaré maldito. La Virgen Val lo ha hecho de nuevo.
Me levanté y golpeé a Shane en el brazo. —Cállate, idiota.
Me golpeó de regreso. —Más te vale que me dejes escucharla cuando
hayas terminado. Dudo que los chicos quieran volver sin Reid, pero si
haces un solo, necesitarás un guitarrista principal de apoyo y patearé tu
trasero si no soy yo.
5
P es por Programa de entrevistas
Traducido por Jane
Corregido por Key

Seis meses después…


La última vez que le escribí una canción a Val, ella la detestó. Cara
36 me aseguró que las cosas serían diferentes esta vez, pero todavía no podía
evitar la sensación de que este plan iba a estallar en mi cara.
—Cara —gritó Shane—. ¡Apresúrate! ¡Llegarás tarde!
Segundos más tarde, Cara vino corriendo por las escaleras vestida
con un traje diferente al que había usado cuando llegué hace diez minutos.
—¿Qué piensan? ¿Lo suficientemente conservador?
Ella tiró del dobladillo de la falda con manos temblorosas. Nunca la
había visto hecho un manojo de nervios. —Nena —Shane la tomó en sus
brazos y le dio un beso en la frente—, todo va a estar bien.
Cara empezó a buscar un tubo de brillo de labios en su bolso
gigante. Algunas personas fumaban cigarrillos o se mordían las uñas; Cara
se aplicaba brillo de labios. —Simplemente no puedo creer que me llamara
—dijo, pasando una barra sobre sus labios con una mano temblorosa—.
No hemos hablado en cuatro años. Estaba segura de que me odiaba.
—Fueron mejores amigas —le aseguró Shane—. Sabes que ella
nunca podría odiarte.
Nunca lo habría admitido, pero estaba más nervioso que ella. —Sólo
mantén la calma, ¿de acuerdo? —dije, dándole un abrazo—. Recuerda que
se supone que es una sorpresa total, por lo que no puede dejar que se sepa
algo al respecto.
Algo de los nervios de Cara se desvanecieron y me dio una sonrisa
arrogante. —Ten un poco de fe en mi capacidad —dijo—. Soy una actriz
galardonada, ya sabes.
—Durante el día —bromeé, como si fuera un logro menor. Desde que
ganó como “Mejor Actriz de Reparto” por su papel en esa telenovela, me
burlé de ella sin piedad. Le encantaba. Sabía lo orgulloso que estaba de
ella.
—Sé agradable, o contaré todo —amenazó.
Le dio a Shane un último beso y se metió en su auto. Una vez que la
cima estuvo abajo y que ella envolviera una bufanda alrededor de su
cabeza para mantener el pelo en su lugar, nos sopló un beso a Shane y a
mí. —¡Vamos a ver a Val! —chilló mientras se marchaba.
Vimos el auto desaparecer alrededor de la curva y Shane se giró
hacia mí. —¿Estás listo para esto?
Me sentí sonreír. Estaba más preparado para esto de lo que jamás
había estado para nada en mi vida. Seis meses de duro trabajo y hoy sería
mi primera recompensa. Eso esperaba.
Shane y yo subimos a mi auto. Cara almorzaría con Val, pero Shane
y yo teníamos que estar en el estudio temprano para la prueba del sonido.
37 Esto era todo. Hoy por fin iba a ver a Val de nuevo.
Shane no dijo nada acerca de la forma en que mi rodilla rebotó sin
control hasta llegar al estudio. A continuación, se mantuvo en silencio
sobre mi caminata nerviosa una vez que nos encontramos en un salón de
invitados especiales a la espera de sorprender a Val. Elevó una ceja
cuando pasé por la mesa del buffet que calculadamente pusieron para
nosotros, pero por lo demás me dejó seguir fingiendo que estaba bien. Fue
Embry quien finalmente me llamó.
Una vez que escribimos un par de canciones, Shane y yo tuvimos
que encontrar una banda para ayudar a preparar una pista de
demostración. Habíamos contactado a la impresionante banda de mi fiesta
de cumpleaños y nos gustó tanto que les pedimos que permanecieran
como mi banda oficial para mi álbum en solitario. Estaban emocionados y
estuvieron geniales en el estudio. No es que fuera presuntuoso o algo, pero
mi nuevo álbum sería genial. Tenía más Grammys en mi futuro.
—Relájate, amigo —dijo Embry, sonriendo a la forma en que
masticaba mi uña del pulgar, mientras él se unía a mí en uno de los sofás
de la sala de espera.
Traté de permanecer quieto, pero la gran pantalla de televisión en la
pared frente a mí, pasó de mostrar la pantalla de espera para una
transmisión en vivo, incrementando mi anticipación aún más. A la mierda,
pensé y volví a roer mi uñas. Mejor que eso era que todo mi cuerpo
empezara a temblar, previniendo a los chicos exactamente de lo nervioso
que estaba en estos momentos.
—Sí. Estoy bien.
Embry resopló de risa. —No, eres patético. ¿Haciendo todo esto para
impresionar a una chica que ni siquiera se acostó contigo? Y además le
tienes miedo.
Rodé los ojos, pero esbocé una sonrisa. Embry era genial. —No
ayudas, imbécil.
Embry asintió a la televisión, donde la reina de los programas de
entrevistas diurnos de mujeres ahora escupía estupideces acerca de algún
blog lamentable que había descubierto. —Entonces, ¿qué vas a hacer si tu
mujer ya está comprometida?
Dejé escapar un suspiro. Por lo menos tenía esa ventaja. —No está
casada. Lo dijo Google.
Embry me dio una mirada sospechosa. —Eso no quiere decir que no
esté tomada. ¿Y si está locamente enamorada de algún novio?
Me preocupaba eso, pero me negué a dejar que Embry lo supiera. —
Eso no me detuvo hace cuatro años —le dije con mucha más confianza de
38 la que sentía—. Si está con alguien, voy a demostrarle que soy mejor y
esperar al igual que hice la última vez. No va a tomar mucho tiempo.
Embry enarcó una ceja. Cuando no me retracté, se rió entre dientes
y sacudió la cabeza. —¿Alguien te ha dicho que eres un hijo de puta
arrogante?
El insulto me hizo sonreír con orgullo. —Hoy, no.
Empecé a decir algo más, pero entonces Val apareció en la televisión
delante de mí y mi boca se secó demasiado para hablar.
La mujer en la pantalla no era la chica que yo recordaba. Val llevaba
una falda lápiz de color morado claro y chaqueta a juego con una blusa
blanca debajo. Los tacones que llevaba, hacía que sus largas piernas
tonificadas se vieran más deliciosas que nunca, todavía tenía que jugar un
montón de voleibol. Su cabello estaba trenzado, sólo uno o dos rizos
escapaban y todavía tenía esa misma maldita V encantadora colgando de
su cuello.
Se veía preciosa del tipo “tiburón corporativo” sexy, inteligente y
amable, y caminaba con una seguridad que no había tenido cuando la
conocí. Siempre había sido confiada, pero ahora era más que eso. Era
como si entendiera exactamente quién era y lo que quería. Parecía
imparable. Era hermosa. Radiante. Mucho más impresionante que la
última vez que la vi.
Embry maldijo entre dientes. Me reí mientras él miraba la pantalla
con los ojos sorprendentemente amplios. —¿No es lo que imaginabas?
Embry negó con la cabeza, con los ojos pegados a Val. —De ninguna
manera —dijo—. No se parece en nada a las mujeres con las que te he
visto salir. Ni siquiera cerca.
Su comentario me hizo sonreír. Ese era el punto.
En la televisión, Val se sentó recatadamente en un sofá, sonriendo
como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo, mientras que
Connie Parker explicaba su historia. Se veía tan... satisfecha.
Una vez más, sentí una punzada de miedo de que tuviera un novio
sentado en la audiencia que tendría su corazón. No estaba seguro de lo
que haría si ese fuera el caso. Quería que ella fuera feliz, pero necesitaba
una segunda oportunidad con ella y me pasé los últimos seis meses
diciéndome a mí mismo que iba a conseguirla.
Los chicos de mi nueva banda conocían toda la historia de la Virgen
Val. Incluso habían visto la película. Pero todavía se reían histéricamente
cuando Connie reproducía el video de Val de pie sobre una mesa de
almuerzo profesando su virginidad. No me reí, pero mi rostro mostró una
amplia sonrisa. Me encantaba ese estúpido video.
39 Después de que el video terminara, Val empezó a contar su historia.
Era completamente cautivadora. Con cada segundo de su entrevista, me
sentía cada vez más ansioso, más desesperado por verla de nuevo.
Necesitaba hablar con ella, tocarla, tenerla en mi vida otra vez.
La espera me mataba.
Mi estómago cayó en estado de shock cuando Connie dijo que Val
había encontrado a su madre biológica.
—Vaya —murmuró Shane, cayendo sobre el sofá a mi otro lado.
Sólo pude asentir. Si yo estaba en shock, ¿qué pasaba con Val?
—Mírala. Está blanca como un fantasma.
—¿Sabías que traerían a su madre al programa de hoy? —preguntó
Embry.
Negué con la cabeza.
—¿Crees que le dijeron que estás aquí?
Saqué mis ojos de la pantalla por primera vez desde que comenzó la
entrevista y miré a Embry. —Sé que no le dijeron. Querían darle una
sorpresa y me pidieron que no dijera nada a nadie. Cara incluso tuvo que
mentirle en el almuerzo y fingir como si no me hablara para que Val no
sospechara nada.
Embry se rió y negó con la cabeza. —¿Qué tratan de hacer, matarla?
Pobre mujer. Está siendo completamente emboscada.
No había pensado en eso. Sorprenderla había sonado divertido, pero
¿y si era demasiado? ¿Y si no podía manejar verme de nuevo después de
que acabaran por completo de enloquecerla con su madre biológica?
Cualquier relación que Val y yo teníamos era débil, en todo caso, si
tuviéramos una. ¿Qué pasa si la estúpida Connie Parker arruinaba mis
posibilidades?
—Amigo, su mamá es caliente.
No sé cuál de mis compañeros de banda, dijo eso, pero tenía razón.
La Valerie original se parecía mucho a mi Val, excepto que la mía era
mejor en todos los sentidos. Mi Val era la nueva y mejorada versión de su
madre. La madre era como un bonito deportivo Audi, pero Val era el nuevo
Aston Martin Vanquish.
—Ugh —gimió uno de mis compañeros de banda, frunciendo el ceño
con disgusto ante la cantidad de emociones que mostraban en la pantalla
mientras Val y su mamá lloraban en los brazos de la otra—. No me gustan
este tipo de programas de entrevistas. Por lo menos en Jerry Springer se
pelean en vez de llorar.

40 Todos los chicos estuvieron de acuerdo. Yo también, pero valía la


pena el festival de sollozos para ver de nuevo a Val.
Finalmente, el llanto se detuvo y Connie Parker dijo—: Así que, Val,
recientemente te graduaste de Stanford con una doble licenciatura en
economía y ciencias políticas, ¿no es así?
La sonrisa de Val era tan orgullosa. Sonrió mientras asentía. —Sí.
—¡Felicidades! Eso es todo un logro.
—Gracias. Aunque sólo es un descanso. Comienzo mi programa de
maestría en otoño.
Sonreí de nuevo. Mi cerebrito seguía en la escuela. Shane y yo no
nos sorprendimos, pero el resto de los chicos sí. Todos se rieron y Embry
me dio un codazo. —¿Stanford? —preguntó—. ¿Un programa de doble
licenciatura y una maestría? ¿Política? ¿Qué diablos hizo que se fijara en
ti?
—Vete a la mierda, amigo.
—No me extrañaría que tú, Val —dijo Connie en la pantalla—, fueras
la primera mujer presidente.
—Eso suena bien, ¿no es así? —bromeó Val de nuevo.
—Puedo ver el encanto —continuó Embry, evaluando a Val con un
ojo crítico—. Pero no es de extrañar que estés siendo un debilucho. Esa
chica es demasiado mujer para cualquier hombre. Incluso el gran Kyle
Hamilton. Buena suerte, hermano. La vas a necesitar.
Los chicos se rieron de nuevo, pero esta vez no me uní a ellos. La
burla de Embry por no ser lo suficientemente bueno para Val dolió más de
lo que quería admitir. Había logrado mucho en mi vida, pero estaba en un
camino completamente diferente a ella. Éramos tan diferentes. Teníamos
diferentes objetivos, éramos de mundos diferentes. Ya sabía que no la
merecía. Tal vez sólo me engañaba con que ella iba a querer a alguien
como yo.
Finalmente, Connie llevó la conversación en la dirección en la que
moría por que fuera. Ella dijo—: Está bien, Val. Odio tener que preguntar,
pero sabes que tengo que hacerlo, ¿eres virgen todavía?
Por supuesto, Val dijo que sí. Sabía que lo haría. No estaba casada y
yo sabía que había permanecido fiel a sí misma. Fue la respuesta a la
siguiente pregunta la que me hizo contener la respiración.
—¿Ningún chico especial en tu vida?
—Por el momento no.
Respiré tan fuerte que los chicos se rieron de mí. Ignoré sus burlas y
observé a Val.
41 —He estado muy ocupada con la escuela y comenzando F es por
Familia que no he tenido mucho tiempo hasta la fecha.
Soltera. No sólo no era casada, sino que seguía soltera. Y por como
sonaba, no había salido mucho. No había tenido nada serio. ¿Cómo era
posible? Incluso yo había logrado establecerme una vez.
Lo que sea. El cómo no importaba. No tenía a nadie importante. Eso
significaba que tenía una oportunidad.
—Eso es una lástima —dijo Connie.
—Sí, una verdadera lástima —bromeó Shane, haciendo que todos
gritaran de nuevo. Se ganó un codazo en las costillas por el resultado.
Por la sonrisa en la cara de Connie, sabía lo que venía después. Me
levanté de un salto del sofá y comencé a caminar por la habitación. —¿Qué
pasó con ese chico? —preguntó—. ¿Cuál era su nombre? ¿Kyle algo?
Me quedé inmóvil, conteniendo la respiración mientras esperaba la
reacción de Val.
El rugido de aplausos que vinieron de la pequeña audiencia en el
estudio ante la mención de mi nombre me tomó por sorpresa. No es que
los aficionados no siempre se alegraran por mí, pero la forma en que esas
personas vitorearon fue diferente. No me animaban a mí; nos animaban a
los dos, a Val y a mí juntos. Cuatro años más tarde y el mundo seguía tan
enamorado de la idea de nosotros.
Esa alegría fue mi primera ráfaga muy necesaria de confianza. La
segunda fue la expresión del rostro de Val. Hubo un breve instante en que
un solo destello de emoción la iluminara antes de que suavizara su
expresión. Pero, ¿qué emoción era? ¿Miedo? ¿Sorpresa? ¿Emoción? No
podría decirlo.
—Supongo que no puedes entrevistar a Virgen Val sin traer de nuevo
a colación a Kyle Hamilton —dijo ella. Sonaba juguetona, pero lejos de
estar tan calmada como se había encontrado la primera vez que salió al
escenario.
Estaba nerviosa, pero ¿eran nervios buenos o malos?
—Supongo que no —dijo Connie—. Eres una buena perdedora, Val.
Así pues, ¿los dos se mantienen en contacto?
Val sacudió la cabeza. —Se fue en la gira S es por Sexo y yo me fui a
Stanford mucho antes de que él viniera a casa. Nunca volvimos a hablar.
¿Fue lamento lo que escuché en su voz? ¿O lo imaginé?
—Estoy segura de que ha olvidado todo sobre mí.
Eso me hizo ganar otra ronda de burlas de mis compañeros de
banda. Incluso me reí en ese momento. Era imposible olvidar a Val. Claro,
42 me las arreglé para enterrarla por algunos años, pero nunca pude olvidarla
por completo. Nadie podía olvidar a Val.
—Oí que fue bastante serio con alguien por un tiempo. Incluso se
comprometió.
¡Gracias, Connie! Ella abordaba el tema incómodo para que yo no
tuviera que hacerlo y me dejaba ver la reacción de Val. Nunca diría otra
cosa mala sobre los programas de entrevistas de chicas y sus chismes.
Val tragó saliva. ¿Por qué? ¿Qué pensaba?
—También escuché eso.
Su respuesta fue muy vaga. Quería más y Connie, Dios la bendiga,
lo dijo. —¿Entonces escuchaste que fue una mala ruptura? —presionó—.
Rompió su corazón, ella lo hizo.
La sonrisa de Val cayó de su rostro. —He oído sobre eso —admitió—,
pero desde mi experiencia nunca hay mucho de verdad en esas historias
sensacionalistas, ¿así que quien sabe?
No tenía ni idea de lo que pasaba por la mente de Val cuando se
encogió de hombros, pero definitivamente luchaba contra algún tipo de
emoción. Si no hablaba con ella pronto, me iba a volver loco.
—Él y yo éramos un poco conocidos por no llevarnos bien —dijo
Val—, pero espero que no fuera tan malo como suena. Espero que esté
bien donde quiera que esté.
Mis labios se curvaron en una mueca grande. Se preocupaba por mí.
Se hallaba escrito por toda su cara. Virgen Val no se había olvidado de mí
más de lo que me había olvidado de ella.
Mi confianza faltante por fin apareció. Se apoderó de mí como un
rayo y me dejó cargado de emoción. Podían haber sido cuatro años, pero
todavía era Val. Y Virgen Val siempre había tenido debilidad por Kyle
Hamilton.
Bueno, ahora se iba a llevar una sorpresa, porque no era el mismo
Kyle Hamilton que conoció entonces. Como ella, también había madurado
un poco. Tuve unas pocas experiencias, aprendí algunas cosas. Esta vez
estaba listo para ella.
Comienza el juego, Virgen Val, pensé mientras Connie gritaba—: ¡Ven
aquí, Kyle!

43
6
V es por Valerie
Traducido por Vani
Corregido por Marie.Ang

Todo mi cuerpo era un hervidero de energía mientras entraba a ese


44 estudio.
Los gritos de los fans me ayudaron a concentrarme. Me trajeron de
vuelta a mí mismo. Me encontraba en el escenario, en frente de una
audiencia. Estaba en casa. Sonreí a las mujeres animando y les lancé
besos, demorándome mientras me preparaba para encontrar la mirada de
Val.
Me pavoneé hacia Connie, rezumando tanta confianza como era
posible. Sabía que lucía arrogante, pero no mostraría ningún temor. Era
Kyle Kamilton. Era capaz de manejar a una mujer, incluso si era la infame
Virgen Val.
Después que Connie me dio la mano y me dio la bienvenida a su
show, puse a Val de pie y la envolví en un abrazo antes de que tuviera la
oportunidad de hacer o decir algo. La aplasté contra mí con tanta fuerza
que estaba seguro que sintió el latido irregular de mi corazón.
Tembló un poco mientras regresaba mi abrazo con uno suave y
vacilante. Froté la mano por su espalda, con la esperanza de calmarla, y se
derritió en mi contra. Apoyó la cabeza en mi hombro y soltó un suspiro del
que dudé fuera consciente.
Me deshice. Cada sentimiento que he tenido por Val —y créanme,
eran muchos— se elevó a la superficie de mi piel. Me sentía vivo de nuevo,
como antes. Val encendía algo en mí que no podía ignorar, no podía
controlar. Siempre lo hacía.
Cuando Val y yo nos separamos, me obligué a concentrarme. No fue
fácil; ella había revuelto por completo mi cerebro.
Tuve que agarrarme con fuerza.
Su madre biológica se puso de pie, mirándome deslumbrada. —Es
un honor conocerla —dije, tendiéndole la mano en modo de saludo—.
Tengo que darle las gracias por traer a mi virgen favorita al mundo.
La mujer se echó a llorar, pero pensé que eran lágrimas de felicidad
porque se reía mientras lloraba. —No sé si darte las gracias por tu parte en
traer a mi hija de vuelta en mi vida —dijo—, o darte una bofetada por la
forma en que la trataste.
Me concentré en sonreír, así no pondría los ojos en blanco. A
menudo se me acusó de ser una idiota para Val, pero, honestamente, no vi
nunca que lo que hice estuvo tan mal. Val siempre supo que sólo me liaba
con ella. Creo. Se enamoró de mí de todos modos, así que no podría haber
sido así de horrible.
—Bueno, si me da una opción —dije, forzando una sonrisa—,
prefiero el agradecimiento. He recibido una bofetada en televisión nacional
antes y no todo es tan divertido.
Bueno, tal vez, en raras ocasiones, fui un poquito idiota.
45 Lo que sea. Todavía le gustaba.
Val y su mamá se sentaron en el sofá, dejándome un espacio en el
extremo más cercano a Connie. Val se deslizó un poco demasiado lejos
para mi gusto, así que cuando me senté, la jalé hacia mí, cerrando todas
las distancias entre nosotros. Me lanzó una mirada nerviosa, haciéndome
saber exactamente cuánto la afectaba.
Sonreí y la metí apretadamente a mi costado. Val se puso rígida,
como si la pusiera nerviosa, pero no me importaba. Se sentía bien. Habían
pasado años, pero la química entre nosotros seguía allí, todavía lo
suficientemente espesa como para ahogarse.
Besé un lado de su cabeza y susurré—: Ha pasado demasiado
tiempo, Val. —No estoy seguro si trataba de calmarla o sacarla de quicio.
Mi atención se alejó de Val cuando Connie se aclaró la garganta y
dijo—: Así que, Kyle, Val nos contaba que estaba segura de que te habías
olvidado por completo de ella, ¿es eso cierto?
Connie sonrió tanto que tenía que doler. Se veía extasiada cuando
sus ojos saltaban entre Val y yo, obviamente orgullosa de habernos
reunido.
Me eché a reír. —Connie, hay algunas personas que nunca podrían
ser olvidadas.
—Tengo que estar de acuerdo —dijo—. Cuéntanos lo que has estado
haciendo.
—Bueno, tengo un álbum de solista que saldrá pronto, pero aparte
de eso estoy tomándolo con calma. —Le di un apretón significativo a Val y
añadí—: Esperando a que venga la mujer adecuada y me haga hombre de
bien.
Connie casi se fundió en un charco de placer en su silla. Incluso el
público se desmayó. Traté de medir la reacción de Val y noté pequeños
puntos de color rosa en sus mejillas. Se sonrojó. Eso era una buena señal.
—Pareces estar viendo sentar cabeza entonces, ¿verdad? —preguntó
Connie, siguiendo mi ejemplo.
—Algo así. —Sonreí para mis adentros. Hablábamos de sentar
cabeza, pero por dentro sólo me excitaba.
Mi mirada se desvió de nuevo a Val. Llevaba el más leve rastro de
perfume. Era apenas suficiente para hacer que me dieran ganas de
inclinarme y enterrar mi nariz en su cuello, saborear su piel. Era
enloquecedor.
Sus labios parecían tan suaves. Si no hacía algo rápido, iba a
besarla. No podía dejar que eso pasara. Ella estuvo tan enojada la última
46 vez que lo hice en frente de las cámaras.
Extendí la mano a través de su regazo y puse su mano en la mía.
Necesitaba la distracción. Abrió la boca, pero no era el llevarla de la mano
lo que la sorprendió —fue la pulsera atada a mi muñeca.
¡Así es, Virgen Val!
—¿Qué es esto? —preguntó, tocando la correa de cuero negra con la
pequeña A colgando de ella.
Sonreí, amando su reacción. —¿No lo reconoces? Me lo diste una
vez, hace mucho tiempo.
—Sí, lo reconozco.
Sus ojos se desenfocaron, como si evocara un recuerdo. Estaba
seguro que pensaba en el día que me dio el brazalete en el Festival de
Otoño en la Escuela Secundaria Huntington. Me lo había entregado como
una broma. Fue un intento de poner un poco de espacio entre nosotros. No
creo que se diera cuenta de que la guardé.
La noche que me dio la pulsera, me dejó y se perdió mi canción. Me
encontraba tan enojado. El ardor del rechazo. Esa noche me decidí a
conquistarla. Decidí que iba a seducirla, tomar su virginidad y frotar mi
victoria en su cara como venganza por haber herido mi orgullo.
En algún lugar a lo largo del camino, mi necesidad de venganza se
volvió en sentimientos verdaderos y la pulsera se convirtió en invaluable.
La llevé conmigo en la gira de S es por Sexo y la llevaba en el bolsillo en
cada actuación, hasta que la perdí al final de la gira.
Mi boca se levantó en una sonrisa, mientras mirábamos mi pulsera.
Después de todo lo que Val y yo pasamos juntos —después que la dejé y
perdí porque me negué a jugar su juego— acabé dándole lo que ella quería.
Oh, la ironía.
—Ocho meses, ahora —admití.
Val no entendió al principio. —Ocho meses, ¿qué? —preguntó.
La idea de mi abstinencia sexual era tan imposible para ella que no
podía comprender lo que decía. Tuve que precisárselo. —¿No has oído? La
A es para la Abstinencia.
La miré, esperando que entendiera y vi el momento exacto en que lo
asimiló. —¿Tú? —jadeó.
Me eché a reír. La expresión de su rostro valía los últimos ocho
meses de celibato.
Mi buen humor murió rápidamente cuando se quedó ahí esperando
una explicación. La situación ya no parecía graciosa. No quería explicarlo,
pero sabía que tenía que probarle a Val que era sincero.
47 Apreté los dientes y me encogí de hombros como si no importara. —
Fue en mi relación con Adriana. La amaba, ¿sabes? Cuando rompimos me
di cuenta de que no había estado con nadie desde que la había conocido y
que no quería estar con nadie más. La mujer me arruinó porque ahora no
quiero dormir con nadie del que no esté enamorado. Créeme lo intenté.
Cuando me engañó, quería dormir con un millón de chicas sólo para
vengarme de ella, pero no pude hacerlo.
No podía creer que admitiera todo esto delante del maldito mundo
entero. Adrianna probablemente iba a ver esta entrevista y se reiría de
cómo me rompió el corazón por el resto de mi vida.
Empujé a Adrianna de mis pensamientos. Ya no me preocupaba por
ella. No importaba lo que pensaba. —Pensé que ya que no lo estaba
haciendo de todos modos, podría bien llevar el brazalete.
Me obligué a encontrar la mirada de Val. Había estado esperando
que la mirara. Cuando nuestros ojos se encontraron, se veía como si
estuviera tratando de decirme algo importante. Como si mi vida dependiera
de cualquier mensaje secreto que estaba a punto de trasmitir.
—Bien por ti, Kyle —susurró.
Sus ojos se empañaron y me di cuenta de lo que trataba de hacerme
entender. Estaba orgullosa de mí. La sorprendí —impresioné, incluso— y
se sentía orgullosa de mí.
He esperado años para ver esa mirada de ella. Intenté tanto ganar su
aprobación cada día, pero nunca la obtuve. Sí, ella tuvo algo por mí, pero
nunca me gané completamente su respeto. Hasta ahora.
Mi pecho empezó a arder. La apreté contra mí de nuevo y llevé los
labios a su oído. —Lo entendí, Val.
Antes de que pudiera explicarme, Connie nos interrumpió. —¿Vas a
tocar algo para nosotros hoy? —preguntó.
Diablos, sí, iba a cantar algo.
Mi adrenalina se disparó. Nunca he estado tan ansioso por cantar
una canción en mi vida. Ni siquiera la primera vez que canté “Verdadera
lástima”.
—Uh, sí —dije.
Incapaz que estar quieto ni un segundo más, me levanté de un salto
y crucé el escenario donde se hallaba mi banda.
Las cosas iban a ser diferentes esta vez. Val no iba a odiar esta
canción. Iba a amarla. Todo el mundo iba a hacerlo. Shane tenía razón ese
día. Tenía otro éxito en mis manos. Estaba seguro de ello.
Esto iba a ser como “Verdadera lástima” de nuevo. Podía sentirlo en
48 mis huesos. En este momento, ahora mismo, era el comienzo de algo
épico. Kyle y Val: La secuela.
No podía esperar.
Ajusté mi micrófono y miré hacia el público ansioso. Podía sentir su
emoción como yo podía sentir la mía propia. —Voy a cantar el primer
sencillo de mi nuevo álbum —dije, una amplia sonrisa se extendía por mi
cara—, y en la gran tradición de Kyle Hamilton, la he escrito para una
persona especial que no lograba quitarme de la cabeza.
El público se volvió loco con la confesión y después de sonreírles,
mis ojos encontraron los de Val. La expresión de su rostro era clásica: algo
parecido al horror. Riendo, guiñé un ojo y dije—: Se llama “Vale la pena
esperar”.
Sé que suena como un cliché horrible, pero la música es mi vida. Yo,
literalmente, vivo y respiro para los momentos en que sostengo un
micrófono junto a mi boca y comparto todos mis pensamientos y
sentimientos más íntimos en la canción. Cantar no es sólo lo que hago; es
lo que soy. Me encanta.
Tan pronto como el primer acorde sonó, todo se desvaneció y todo
estaba bien en el mundo. Todos los nervios que estuve tratando de ignorar
el día entero se desvanecieron y abrí la boca para cantar, sintiendo como si
estuviera en la cima del mundo.
Pensamientos de ti corren por mi cabeza
Mi corazón late a toda velocidad
Mi cuerpo grita para meterte en la cama
Te necesito, te quiero, nena tienes que ser mía
Ven a mí, nena, estoy perdiendo el tiempo
Me pides que espere, no sé si puedo
Demasiado asustado a perder, sólo soy un hombre
Pero no puedo dejarte ir, no puedo cerrar la puerta
El corazón me dice que vale la pena esperarte
La sensación de tus labios, el aliento caliente en mi piel
Tocándote, tocándome, he saboreado el pecado
Vamos a encontrar una manera de ganar
Te necesito, te quiero, nena tienes que ser mía
Ven a mí, nena, estoy perdiendo tiempo
Me pides que espere, no sé si puedo

49 Demasiado asustado a perder, sólo soy un hombre


Pero no puedo dejarte ir, no puedo cerrar la puerta
El corazón me dice que vale la pena esperarte
Siempre voy a esperar, me está volviendo loco
Impulsado por los recuerdos que todavía no he tenido
Aferrándome a la promesa de tú y yo
La esperanza es eterna para las cosas posibles
Me pides que espere, no sé si puedo
Demasiado asustado a perder, sólo soy un hombre
Pero no puedo dejarte ir, no puedo cerrar la puerta
El corazón me dice que vale la pena esperarte
Me pides que espere, no sé si puedo
Demasiado asustado a perder, sólo soy un hombre
Provoca la tortura, por siempre y más
Porque nena es verdad, vale la pena esperarte
La música terminó, el público empezó a aplaudir y disfruté de la
emoción de un espectáculo bien hecho.
Hombre, extrañaba esto.
Si nada más venía a partir de hoy, por lo menos volví a encontrar mi
musa. Había estado ausente desde que murió Reid y por un tiempo
renuncié a toda esperanza de que alguna vez fuera de nuevo mi viejo yo.
Cuando descendió mi adrenalina, supe que estaba de vuelta. Era yo
mismo. Me encontraba dispuesto a dejar que este disco en solitario me
llevara a mi próxima gran aventura. Tenía un propósito de nuevo y se
sentía increíble.
Fue todo gracias a Val.
Ese pensamiento me estrelló de nuevo a la realidad. Val. ¿Qué
pensaba ella? Respiré hondo y miré en su dirección. Sus ojos ya se
posaban en mí. Sentada allí, completamente inmóvil, como si hubiera
estado congelada en su lugar. Tenía los ojos muy abiertos, pero por lo
demás su cara era calma. O se esforzaba para ocultar sus pensamientos, o
se encontraba en tal estado de shock que todavía era incapaz de
expresarlos.
¿Bueno o malo? ¿Bueno o malo? ¿Bueno o malo?
50 No tenía idea de lo que pasaba por su cabeza. Nos quedamos
atrapados en un loco combate de miradas y no podía decir nada de lo que
pensaba. Ni una maldita pista.
Tenía que hacer algo. Tenía que moverme, mirar a otro lado, o algo
así. Cualquier cosa además de estar allí de pie, mirándola. Levanté un
dedo en su dirección y murmuré las palabras—: Para ti.
El hechizo que nos sostenía se rompió por fin. Val volvió la cabeza
lejos de mí y se secó los ojos discretamente con un pañuelo. Estaba
llorando. La hice llorar. Eso tenía que ser algo bueno. ¿Cierto? ¿O era
malo?
Me moví exactamente un paso hacia ella y entonces Connie se
encontraba allí, abrazándome y complementando la canción. Mi cerebro
fue a piloto automático, incapaz de pensar en otra cosa que Val, hasta que
oí un rugido de aplausos. Me sacudí del aturdimiento. Connie me daba las
gracias por algo. ¿Qué acababa de aceptar?
Una firma. Todos los miembros de la audiencia habían recibido una
copia de mi nuevo disco, y acababa de acceder a quedarme y firmarlos.
¡No, no, no! Val se habría ido antes de que terminara. Eso era inaceptable.
Sostuve el micrófono en mi cara de modo que sería escuchado por
todos en la sala cuando le contesté—: Claro, Connie. Estaría feliz de
quedarme por un tiempo y firmar algunos discos... Siempre y cuando
Virgen Val acepte quedarse conmigo. —Les di mi mejor sonrisa a las
mujeres de la audiencia—. No la he visto en cuatro años. No puedo darle la
oportunidad de escaparse de mí tan rápido.
Esto consiguió la reacción que esperaba, la que sabía que tendría.
Sin importar qué, cuando se trataba de Val y yo, los aficionados estarían
siempre de mi lado.
Esperé los gritos y luego volví mi sonrisa a Val. Ella se hallaba al
otro lado de la habitación, presentando su madre biológica a sus padres y
se dio la vuelta ante el sonido de su nombre. La mirada de incredulidad en
su rostro me hizo estallar en carcajadas. Como en los viejos tiempos.
—¿Qué dices, Val? —me burlé—. ¿Quieres hacer lo de la Virgen y la
Estrella de Rock conmigo otra vez? —Era hora de poner a manifiesto el
sexy ceño irresistible—. ¿Sólo por esta vez? ¿Por los viejos tiempos? —Volví
la cara de perrito a la audiencia y dije—: Lo que los haría muy felices, ¿no?
Todo el público se volvió loco de nuevo. Val no tuvo más remedio que
lanzar las manos al aire. Gimiendo, dijo—: Está bien, tú ganas. Me
quedaré.
—Excelente. —Le sonreí tanto que ella se echó a reír.
—¡Pero sólo por esta vez! —advirtió.

51 No, si puedo evitarlo. —Por supuesto, sólo por esta vez. Lo juro.
Mientras le juraba a Val, con la cabeza gesticulé “no” a la audiencia,
haciendo reír a todos y animándolos de nuevo. Oh, sí. Definitivamente
extrañaba esto.
7
R es por Reuniones
Traducido por Verito & Mire
Corregido por Esperanza

Val pidió una pausa de diez minutos antes de la firma, así que usé el
52 tiempo para despedirme de mis compañeros de banda —todos me
desearon suerte mientras se divertían de mí— y usar el baño. En mi
camino de vuelta al estudio principal, me detuve en la sala de invitados
por una botella de agua y algunos bocadillos que me ayudarían a pasar la
siguiente hora. Estuve muy nervioso y emocionado antes del show para
comer algo, pero ahora la astuta mesa me atraía como un canto de sirena.
Nunca es una buena idea interactuar con los fans teniendo el estómago
vacío, o con Val en este caso. En realidad, nunca es una buena idea tener
el estómago vacío.
Me detuve en seco, olvidando mi búsqueda de comida cuando entré
en el salón y vi a Val. Se encontraba parada sola en la oscuridad, apoyada
en uno de los sofás. Me daba la espalda y lo suficientemente distraída para
no escucharme entrar. Abrí la boca para decir algo gracioso sobre sus
intenciones de tenerme a solas cuando ella tomó una gran inspiración y su
cuerpo comenzó a temblar. Me di cuenta de que no se apoyaba contra el
sofá, sino que se aferraba a él como si fuese lo único que la mantenía de
pie.
Nunca vi a Val tan alterada. Sólo nerviosa de forma regular en el día.
Siempre empujé sus límites a propósito, tratando de conseguir que se
rompiera su fuerte fachada y jamás lo conseguí. Era la persona más fuerte
que conocía. Que pidiera un descanso para recomponerse antes de hacer
la firma conmigo dice mucho sobre su estado emocional.
Sabía que probablemente quería esos pocos minutos a solas, pero no
podía irme. No podía dejarla así. Me aclaré la garganta para llamar su
atención y saltó ante la intrusión. Se dio vuelta y se apresuró a enjugar
una lágrima o dos mientras se forzaba a borrar sus emociones y volver a la
mujer calmada y controlada que vi en el escenario.
Abrió la boca para explicarse pero la cerró de nuevo, dándose cuenta
de que no podía ocultar lo que acababa de presenciar. En cambio decidió
ignorarlo. —Kyle Hamilton. —Fue un cálido saludo y un suspiro a la vez.
Su sonrisa era sincera y sus ojos tenían auténtico placer, pero se
veía una desconfianza que me dio miedo acercarme. Nos miramos en
silencio, viendo los cambios que hicieron los cuatro años. No estaba seguro
de qué hacer o como romper el silencio entre nosotros, así que Val tomó la
iniciativa. —No creí que te vería de nuevo —dijo con un pequeño
movimiento de cabeza.
—Yo tampoco. —Finalmente salí de mi estupor y le di una pequeña
sonrisa—. ¿Un abrazo para este viejo amigo?
Abrí los brazos, aún sin dar otro paso, dejando que ella viniera a mí
en sus términos. Se tomó un momento para decidir, pero al final dejó que
la sonrisa subiera hasta sus ojos y cruzó la habitación hasta mí.

53 Nos hundimos en el abrazo y simplemente nos sostuvimos el uno al


otro mientras la tensión dejaba nuestros cuerpos. Sus brazos estaban
alrededor de mi estómago y los míos apretados alrededor de sus hombros.
Gracias a sus tacones era sólo un par de centímetros más baja que mi
metro noventa, poniéndola en la altura perfecta para que descansara su
cabeza en mi hombro, lo que hizo con un pequeño suspiro. Mis ojos se
cerraron y disfruté del momento. Pasó mucho tiempo antes de que
preguntara—: ¿Estás bien?
Ella suspiró profundamente y se salió de mis brazos. —Estoy bien.
No le creí. Las palabras sonaban demasiado impersonales. —Val, si
no te sientes bien para firmar autógrafos conmigo, lo entenderé. Les diré
que te sientes mal.
Val se quedó boquiabierta, aturdida por la oferta. La sorprendió que
le diera una salida. Normalmente no lo haría, pero verla rompiéndose en
pedazos sola en esta habitación no era algo que olvidaría pronto.
—El truco para sobrevivir a la fama —le dije—, es saber cuándo
decir que no. El público siempre va a tomar todo lo que le des. Tomarán y
tomarán y tomarán, y nunca será suficiente. Tienes que recordar que al
final, tú vienes primero. Si alguna vez hay algo que necesitas, tienes que
mantenerte firme.
Por ejemplo, no cantar tu canción más popular de nuevo sin importar
cuánto moleste y decepcione a la gente. No dije en voz alta el pensamiento,
pero me pregunté si ella también pensaba en eso.
—Si no estás bien, entonces vete.
Val me estudió por un momento y sus nervios se esfumaron. Darle la
oportunidad de negarse aparentemente era lo necesitaba para decir que sí.
—Está bien Kyle, no me importa quedarme.
Sonaba mucho más confiada, pero aún así pregunté—: ¿Segura?
—Estoy segura —prometió. Una sonrisa apareció en su cara y subió
hasta sus ojos—. No puedo dejarte solo ahí afuera. Quién sabe qué clase
de rumores comenzarías. Probablemente mañana despertaría y me
enteraría de que he sido hospitalizada luego de haber quedado en shock
cuando tú me besaste en camarines.
Sorprendido, rompí en risas. —Eso suena a algo que haría —bromeé.
Rió conmigo y nos dirigimos al estudio principal donde esperaban
nuestras fans. —Quizás han pasado cuatro años, Kyle, pero eso no
significa que no recuerdo como operas.
Cogí sus manos mientras abría la puerta del estudio. No estaba listo
54 para terminar este momento a solas con ella. —¿No crees que he
aprendido un par de cosas desde entonces?
Sonrió y negó con la cabeza. —Nuevos trucos. Mismo perro.
Era imposible no tomar sus palabras como un desafío. La empujé
hacia atrás hasta que se encontró presionada contra la puerta y tan cerca
uno del otro que nuestras respiraciones se mesclaron. Sus ojos se abrieron
mucho, de la misma manera que lo hacían siempre que invadía su espacio
personal y observé, satisfecho, como inspiraba una gran cantidad de aire y
lo contenía.
—Esa mentalidad será tu perdición está vez, Val. —Me incliné,
dejando que mis labios permanecieran en su mandíbula por un largo
momento antes de llevarlos a su oreja—. Mismos viejos trucos —susurré—.
Nuevo hombre.
Con eso, besé su mejilla y pasé al estudio, dejándola aturdida y con
la necesidad de otra pausa para recomponerse de nuevo.

***

Cuando volví al estudio principal los fans se hallaban alineados,


apretando los discos en sus pechos. Su emoción era palpable.
Deambulé hacia la mesa que el equipo de producción instaló para la
firma de autógrafos, tomé un bolígrafo y saludé al primer fan. Ella saltó,
sus mejillas rojas y tímidamente me entrego su CD.
—¿Cuál es tu nombre, cariño?
—Laurel.
Saqué la tapa de mi marcador y lo dejé flotar por encima de la caja
del CD. —Tienes un lindo nombre, Laurel. ¿Qué piensas de la canción?
Suspiró. —Fue tan romántica. ¿En serio la escribiste para Val?
Le guiñé, causando que sus mejillas se volvieran rojas de nuevo.
—Hablando de mi virgen favorita, sabes que no puedo firmar este CD
hasta que ella esté en el asiento junto a mí, ¿verdad? Es decir, ese fue el
trato.
—Oh, mantén tus pantalones puestos, Kyle. Estoy aquí.
La voz vino desde atrás de mí y sonaba tan irritada como siempre.
Sentí mi sonrisa agrandarse a proporciones ridículas. —¿Escuchaste eso?
—le pregunté a Laurel—. Todavía no llevamos ni dos segundos reunidos y
ya está recordándome que no vamos a tener sexo.
Fingiendo un dramático suspiro, me puse de pie, sacudí la hebilla de
55 mi cinturón y le di a mis pantalones un buen tirón. Manteniéndolos en su
lugar. —Sí. Todo está bien puesto en su lugar. Mis pantalones no van a
ningún lado. Es seguro para La Virgen sentarse junto a mí sin temer por la
pérdida de su virtud.
—Lindo —dijo Val rodando los ojos.
Le di una sonrisa que mostraba todos mis dientes. —Te he
extrañado, Val. ¿Cómo pude vivir cuatro años sin toda esta pelea verbal?
—No lo sé, pero yo viví de forma pacífica. Fue bueno.
—Lo que sea. Sé que también me extrañabas. —Me senté de nuevo y
puse la otra silla para Val—. Siéntate conmigo ya, para que pueda firmar
el CD de la linda Laurel.
Después de tomar la silla de Val y ponerla tan cerca de la mía que
prácticamente nos tocábamos, finalmente comencé a firmar autógrafos.
Resultó que Val era tan popular como yo y la mayoría de los fans le
pidieron que también firmara sus discos. Pensé que era interesante que
firmara con “Virgen Val” y no con “Val Jensen”.
—¿Por qué esa firma? —pregunté luego de la tercera vez que lo hizo.
Se encogió de hombros. —Supongo que es mi nombre artístico. Mis
fans quieren conocerla a ella, así que eso es lo que escribo.
—Aunque me encanta “Virgen Val” —dije mientras firmaba mi
nombre debajo del de ella—, creo que es tiempo de cambiarlo por “Valerie
Jensen”. ¿No crees?
—No lo sé. Encuentro mucho más aterradora la idea de ponernos
más personales.
Seguro que sí. —Sólo porque te emociona mucho.
Miré el CD en mis manos con la firma de Val y la mía juntas y tuve
la brillante idea de dibujar el signo más entre nuestros nombres y un “POR
SIEMPRE” bajo ellos. La portada del CD ahora decía: “VIRGEN VAL + KYLE
HAMILTON POR SIEMPRE.”
La mujer frente a nosotros se quedó sin aliento por el dibujo. Val
levantó la mirada para ver qué ocurría y sostuve en alto mi obra maestra.
—¿Qué opinas? Nos vemos bien juntos.
Val suspiró, pero en su rostro apareció una sonrisa mientras negaba
con la cabeza hacia mí. —No has cambiado mucho, ¿verdad?
Me tomó un minuto responder. Me hallaba ocupado disfrutando la
sonrisa que puse en su cara. No lograba hacerla sonreír muy seguido, así
que cuando lo hacía, disfrutaba mi éxito.

56 Mientras dejaba que mi mirada vagara por más de lo necesario, Val


frunció el ceño y arrebató el CD de mi mano. —Si vas a firmar como un
niño de escuela, olvidaste la parte más importante.
Dibujó un gran corazón alrededor de nuestros nombres y me lo
mostró. —Ahora hemos regresado oficialmente al sexto grado.
Le devolvió el CD a la mujer de pie frente a nosotros. —Aquí tienes,
Brenda. Cuídalo bien. Creo que Kyle está especialmente orgulloso de este.
Me encantaba que Val se divirtiera con esto. No todos podían
hacerlo. Adrianna odiaba tener que interactuar con mis fans cuando
estábamos juntos en público. No era así para Val. Ella pretendía que no le
gustaba la atención, pero era tan buena con la gente. Ayudaba que mis
fans fueran también los de ella. Nos amaban a los dos. Val podría ser la
novia perfecta para un chico como yo.
—¡Lo haré! ¡Muchas gracias! —respondió Brenda, suspirando a Val y
a mí como si fuésemos tan lindos que era doloroso mirarnos. Comenzó a
irse y luego se detuvo, mordisqueando con nerviosismo su labio inferior—.
Estoy tan contenta de que estén finalmente juntos de nuevo. Son perfectos
el uno para el otro.
—Nosotros no...
Tiré mi brazo sobre el hombro de Val y la corté antes de que
terminara la oración. —Gracias, Brenda. También estamos emocionados
por esto. Trataremos de no meter la pata esta vez.
Val me dio una mirada ante la cual sólo pude reír. —¿Qué? No tienes
que estar ausente para que yo comience rumores.
—De acuerdo, bien. Si quieres jugar así.
El brillo malicioso en sus ojos envió una oleada de emoción a través
de mí. La Val que recordaba fue siempre una luchadora bajo su exterior
sereno. Era la razón por la que me encantaba sacarla de quicio. —Intenta
lo mejor que puedas.
Esperé hasta que firmamos un par más de autógrafos. Casi olvidé el
incidente cuando se inclinó en medio de los autógrafos y dijo en voz baja—
: Claro que no creo menos de ti. No eres el primer hombre con problemas
de impotencia, Kyle. Creo que es bueno que hayas decidido abstenerte, sin
importar cuál es la razón tras ello.
No estaba seguro sobre qué hablaba hasta que levanté la mirada y vi
a una mujer mirándome con la boca abierta. —Está bromeando —dije
mientras Val le sonreía a la mujer y tendía la mano para tomar el CD.
La mujer se lo pasó, pero sus ojos volvieron a mí. Sus mejillas se
sonrojaron y tímidamente dijo—: Un problema como ese no es una razón
para estar avergonzado. No te hace menos hombre. Creo que es romántico
que eso hiciera que quisieras volver con Val.
57 Mi mandíbula cayó abierta y malditamente me sonrojé de un rojo
oscuro. ¡Esta mujer le creyó a Val! Creyó que me abstenía porque era
impotente.
—Oh, sí —dijo Val sin perder el ritmo—, fue tan romántico. Él lloró
cuando me contó lo que le pasaba y de verdad me conmovió. Saber la
verdad sólo nos ha acercado más.
Giré mi mirada sorprendida a Val y me guiñó antes de sonreírle a la
chica y decirle—: ¿Cuál es tu nombre?
—Melanie.
Antes de que pudiera tratar de disipar el rumor, Melanie cambió el
tema y lo hizo imposible. —¿Sin embargo, podrías firmarlo para Chloe, por
favor? —le dijo a Val—. Es mi hija. Está en la secundaria y también está
esperando. Ella solía luchar con ello, pero luego de que vio tu película
ganó mucha más confianza en sí misma. Le compré un collar de Virgen
para su cumpleaños y lo usa cada día.
—¡Eso es genial! —dijo Val.
Me sorprendió cuan sincera fue Val. Su actitud juguetona se esfumó
al escuchar la historia de Melanie y sus ojos se pusieron brillantes con
lágrimas. Honestamente se preocupaba por esta mujer y su hija. Creo que
esa es la razón por la que impactaba en el mundo de la manera en que lo
hacía, porque se preocupa genuinamente. Ese también es el por qué,
aunque no estuve de acuerdo con su causa, siempre la había encontrado
irresistible. Admiraba a Val.
En la portada del CD de Melanie, Val escribió: Para Chloe, ¡mantente
fuerte! Virgen Val.
Me pasó el CD con una mirada severa, pero no necesitaba una
advertencia. Podía ver que esto era importante para la mujer. No iba a
burlarme de Melanie o de su hija. Tomé el CD y escribí simplemente: Para
Chloe, estamos juntos en esto. Kyle “A es por Abstinencia” Hamilton
Melanie sollozó. —Va a significar tanto para Chloe el que tú hagas el
reto de la abstinencia, Kyle. Muchas gracias por ser tan valiente.
Ignorando el hecho de que esta mujer creía que tenía problemas bajo
las sábanas, traté de sonar tan sincero como Val cuando le entregué el CD
a la mujer frente a mí. —Si ayuda a las personas, me alegra hacerlo. Dile a
Chloe que estamos orgullos de ella y que no está sola.
La mamá de Chloe tragó y sollozó. —Lo haré —dijo con voz ronca—.
Muchas gracias.
Luego de que se alejara, me giré a Val, sonriendo a regañadientes. —
¿Impotencia?

58 Val se encogió de hombros. —Si no puedes con ello, no lo comiences.


—Tú ganas. Lección aprendida. ¿Tregua?
Val sonrió. —Estoy teniendo el extraño sentimiento de déjà vu. —Se
rió. Y negó con la con cabeza—. No puedo creer que enfrentaste eso con
tanta madurez.
—Es un poco difícil no hacerlo cuando la mujer tiene los ojos
llorosos.
—Aun así. Estoy impresionada.
Un punto para mí. —He cambiado, Val —le prometí, aprovechando
la situación y tomando su mano en la mía—. Por lo menos en los aspectos
importantes. —Eché un vistazo a la pulsera en mi muñeca y me corregí—.
En la forma más importante. Voy a demostrártelo con el tiempo.
Val se quedó mirando nuestras manos durante un largo rato y yo
miré cambiar todo su semblante. Su sonrisa se volvió tensa y sus ojos se
humedecieron. —Me alegro —dijo con una sonrisa dolida mientras sacaba
sus dedos de los míos y regresaba su atención a los fans.
El estado de ánimo era mucho más sombrío cuando terminamos de
firmar autógrafos. Algo cambió entre nosotros, pero no sabía qué. No podía
entender a Val tampoco. Sin embargo, nunca fui capaz de hacer eso, ese
fue siempre una gran parte de nuestro problema.
Mientras el último de los miembros de la audiencia tenía sus
autógrafos y dejaba el edificio, Val y yo nos sentamos en silencio, sin saber
qué hacer o decir luego. Decidí ser el valiente y romper la incómoda
tensión. —Gracias por quedarte conmigo. Creo que los fans lo apreciaron
mucho.
La sonrisa de Val era pequeña y triste. —Creo que tienes razón.
Gracias por pedirme que lo haga. No he tenido que ser Virgen Val en tanto
tiempo que olvidé lo mucho que significaba la campaña para las personas.
El recordatorio fue bueno para mí.
No estaba seguro de cómo responder. Eran raros los momentos
como este, donde Val y yo éramos sinceros con nosotros mismos en lugar
de bromear o pelear. No quería arruinarlo.
El silencio se arrastró entre nosotros hasta que un tramoyista
preguntó si podía tomar la mesa en donde nos encontrábamos sentados.
Val y yo éramos los únicos que quedábamos en el estudio, por lo que nos
dirigimos a la puerta. Al llegar a la salida, extendí el brazo. —¿Te
acompaño hasta tu coche?
Me sorprendí cuando no puso ninguna resistencia. Miró a mi codo
ofrecido y sonreí cuando entrelazó su mano por mi brazo. Caminamos todo
el camino hasta el aparcamiento sin hablar, pero esta vez el silencio era
59 cómodo. Una vez que bajó el sol de la tarde, era hora de irnos por caminos
separados, nos detuvimos y nos miramos entre sí. —Fue bueno verte de
nuevo, Kyle —dijo.
Tenía esa expresión de dolor en su rostro. Sonreía, pero no llegaba a
sus ojos. Quería saber por qué estaba deprimida, pero no sabía cómo
preguntar.
La miré, deseando que dijera algo y me miró, esperando lo mismo. El
momento se sintió casi idéntico a la última vez que nos vimos. Se sentía
como ese tipo de desesperanza, de despedida agridulce. Decir adiós se
sintió inevitable cuatro años atrás, pero ahora no podía aceptarlo. Esta vez
no iba a dejarla ir tan rápido.
—Val, cena conmigo esta noche. ¿Por favor?
Oí la desesperación en mi petición, pero no podía calmarme. Sentía
un poco de pánico que me rechazara.
Abrió la boca y no salió nada de ella.
—De verdad te he echado de menos —le dije.
Tomé sus manos entre las mías y las apreté. Me devolvió el apretón y
me dio otra sonrisa trágica. —También te extrañé. —Miró a través del
estacionamiento, a donde la esperaban sus padres y su madre biológica,
fallando al intentar pretender que no nos miraban—. Creo que mis padres
y yo vamos a cenar con mi madre biológica esta noche. —Hizo una pausa,
desgarrada por la indecisión—. Si deseas unirte a nosotros, estoy segura
que no les importará.
Casi acepté la oferta. Lo quería más que nada. Me sorprendió que
me invitara y sobre todo que estuviera dispuesta a incluirme aunque no
luciera del todo segura al respecto. Pero necesitaba privacidad mientras
conocía a su madre biológica, por lo que, por mucho que me matara, la
rechacé. —No quiero interferir. Eso debería ser una cosa familiar.
El pequeño suspiro de alivio de Val fue agridulce. —Gracias. —Tomó
un gran aliento—. Todavía no puedo asimilarlo. Mi madre biológica. —
Envolvió los brazos alrededor de sí misma como si la idea la hiciera sentir
insegura—. Ella dice que también tengo un medio hermano más joven.
—Vaya.
Val asintió. —Sí. Vaya. Quiero decir que estoy feliz, pero... es mucho
para procesar. Creo que voy a necesitar un poco de tiempo para ordenar
mis sentimientos acerca de todo.
No me gustaba verla tan nerviosa. —Siento que te mantuvieran
cegada. Y siento que me pusieran en el tope de la mezcla. No podría
habértelo hecho más fácil al presentar otra canción sobre ti.
Estaba demasiado nervioso para sonreír. ¿Le gustó la canción? No
60 dijo nada al respecto. ¿Le molestaba verme otra vez?
Val sacudió la cabeza. —Me alegro de que estuvieras aquí. Fue
bueno verte de nuevo. Siento que no tuviéramos más tiempo para
ponernos al día.
Finalmente me di cuenta de que su tristeza era por decir adiós. No
planeaba mantenerse en contacto después de esto. Tenía que hacer algo.
—¿Cuánto tiempo estarás en la ciudad?
La sonrisa de Val volvió a decaer. —Vuelo mañana temprano. Tengo
trabajo.
Mi instinto se retorció. Se iba por la mañana, y por la forma en que
lo dijo, definitivamente consideraba este el final. Oye, fue tan bueno verte
de nuevo, Kyle. Ha sido divertido, pero mi vida ya no te incluye, así que
adiós.
Sin saber qué más hacer, saqué uno de los discos restantes de mi
bolsa y garabateé una nota en él. Lo firmé: Para la mayor musa del mundo.
Eternamente en deuda contigo, Kyle Hamilton. Luego escribí: ¡Llámame! Y
puse mi número celular por debajo de eso. Lo subrayé varias veces.
—Lo digo en serio —le dije mientras leía la inscripción—. Llámame.
Val asintió, pero tenía mis dudas de si iba a llamarme. Volvió a
mirar su familia y me dio una última sonrisa triste. —Tengo que irme.
Cuando se dio la vuelta para irse, mi corazón casi se detuvo. —Val,
¡espera!
La agarré y la aplasté en un abrazo que probablemente la sofocaría.
No sabía lo que me pasaba, pero no podía dejarla ir. La apreté como si eso
pudiera de alguna manera convencerla mágicamente de no alejarse de mí.
Los segundos en que nuestros cuerpos estuvieron conectados, mi
corazón latía con fuerza en mi pecho y todo mi cuerpo dolía. Estaba vivo
de nuevo, y me hormigueaba todo el cuerpo con una energía temeraria y
apasionada. Tenerla en mis brazos así, era correcto. Era lo que necesitaba.
La parte de mí que desapareció durante tanto tiempo. Amé a Adrianna y
habría sido feliz con ella, pero nunca me hizo sentir así. Como si pudiera
hacer cualquier cosa. Como si mereciera todo. Como si estuviera completo,
y la vida no podía ser mejor.
El pecho de Val se agitó contra el mío, también con su corazón
palpitante. Podía sentirlo.
—Val —salió un susurro ahogado.
No perdí el control. Cuando la besé, fue deliberado. No iba a dejar
que se alejara de mí sin asegurarme de que entendía que las cosas no
terminaron entre nosotros. Puse mi boca sobre la de ella, como si nuestra
61 vida dependiera de ello. ¿Y sabes qué? Me. Regresó. El. Beso. Nuestros
labios se tocaron y estallamos. Éramos gasolina y fuego. Años de deseo
reprimido se liberaron por fin. Hambre, pasión y deseo.
Éramos épicos.
Val se separó primero, sin aliento. —Tengo que irme.
Mis brazos se apretaron alrededor de su cintura. —Tienes que
quedarte.
—Me tengo que ir.
Sonaba lo bastante torturada para saber que le afecté. Nuestro beso
permanecería mucho después de que se alejara de mí. Bien. Sólo
necesitaba uno más por precaución. Bueno, tal vez era yo el que
necesitaba uno más. Empujé un mechón de su pelo, que le cayó cuando se
giró, detrás de su oreja y bajé de nuevo los labios a los suyos. La besé
suavemente esta vez, deleitándome con su dulzura ahora que la pasión se
hallaba fuera del camino. Este beso era diferente, mucho más. Era una
expresión de todas las emociones tranquilas, sentimientos que ninguno
reconocería que se negaban a quedarse en silencio por más tiempo. Suave
y tierno. Lo sentí hasta en mis huesos.
Cuando me alejé, sus ojos se abrieron como si despertara de un
sueño. Lo que me dieron ganas de besarla de nuevo. —Está bien. Tienes
que irte —le dije, pasando la yema de mis dedos por su mejilla—. Pero esto
no es un adiós. No voy a dejar que te vayas esta vez.
—Kyle...
—No. Ya cometí ese error una vez. No voy a hacerlo de nuevo.
Buenas noches, Val. Que tengas un buen rato con tus padres. Voy a
hablar contigo pronto.
Me alejé antes de que pudiera discutir.

62
8
P es por Planes
Traducido por Val_17
Corregido por ElyCasdel

La Fundación “No Todo El Mundo Lo Está Haciendo” rentó una


63 oficina del tamaño de una caja de cereal en un centro comercial en
Pasadena que había visto días mejores. Me sentía deprimido simplemente
al mirar el lugar y eso fue antes de que juntara el valor suficiente para
entrar.
Todavía no me encontraba seguro de si hacía lo correcto —mis
representantes pensaban que estaba loco— pero no sabía que más hacer
para llamar la atención de Val.
Había pasado más de una semana desde el Programa de Entrevistas
de Connie Parker, y nunca llamó. No me sorprendía. Había estado
demasiado atrapado en el momento para reconocer ese beso por lo que era
hasta horas más tarde, cuando fui incapaz de dormir. Me besó con ganas,
pero me hallaba bastante seguro que para ella ese beso había sido algo
que nunca conseguimos del todo hace cuatro años: un cierre.
Al principio, me sentí herido cuando no me llamó. ¿Cómo podía
querer el cierre después de ese beso? ¿Cómo podía permanecer alejada?
Entonces me enojé. No merecía ser ignorado. Por último, decidí seguir
determinado. No había manera de que la conexión que sentí entre nosotros
fuera unilateral. He estado con demasiadas mujeres en mi vida como para
no saber que química como la nuestra era real: una energía tangible e
innegable. Diablos, no. Lo sintió. Lo sabía. E iba a hacer que lo admitiera.
La fase uno de El Plan yacía al otro lado de la sucia ventana frente a
la que me estacioné. Bajé la gorra de béisbol sobre mis ojos y me dirigí
hacia el interior, antes de que alguien me reconociera. No necesitaba ser
acosado antes de que estuviera listo para responder preguntas sobre lo
que hacía en una organización que promueve la abstinencia.
La oficina parecía aún más pequeña por dentro, al estar repleta, con
cajas de panfletos y sobre todo folletos, desde la concienciación de las ETS,
evitar el embarazo adolescente, la celebración de la virtud.
Había todo un tablero en la ventana delantera dedicado a V es por
Virgen y el desafío de abstinencia de Val. Había un ordenador allí para que
la gente pudiera navegar por el sitio web y registrarse para el desafío.
Sobre el escritorio y todas las paredes había fotos de personas con sus
nombres y compromisos de abstenerse de tener sexo.
En cierto modo entendía ahora —un poco— por qué alguien podría
tomar la decisión de esperar para tener sexo, pero ¿por qué todas esas
personas parecían tan malditamente felices por ello? Podía abstenerme del
sexo casual sin sentido, pero no saltaba de alegría sobre mi celibato recién
descubierto. De hecho, prácticamente era una mierda.
—¿Kyle Hamilton?
Me las arreglé para no saltar ante la voz inesperada, pero todavía me
sentía como un idiota simplemente por estar aquí. —Uh, sí. —Me saqué el
64 gorro y pasé los dedos por mi pelo—. ¿Supongo que tengo que hablar con
la persona a cargo?
—Esa sería Darla. Ya se ha ido por hoy. ¿Hay algo en que pueda
ayudarte?
Estuve a punto de decir que no y utilizar esto como una excusa para
irme cuando reconocí a la mujer frente a mí. —Te encontrabas en la
entrevista la semana pasada.
Asintió. —Estuve allí.
La mujer, cuyo vientre parecía como si estuviera a punto de
reventar, me miró con una mezcla de desconfianza y diversión que sólo
podía significar que me conocía. Bueno, conocía mi reputación y no sólo
mi estatus de celebridad. Apostaría dinero a que esta mujer conocía
personalmente a Val, y por lo tanto, conocía mi historia con ella.
—¿Nos conocemos? —Probablemente sí y me sentí estúpido otra vez
por no saber quién era.
La mujer sonrió. —No creo que hayamos sido presentados
formalmente, pero nos hemos encontrado en varias ocasiones, sí. —Me
tendió una mano gorda e hinchada—. Soy Robin. He conocido a Val desde
la secundaria.
Un vago recuerdo de una chica más joven, menos embarazada con el
cabello castaño y un puñado de pecas encorvada sobre un ordenador saltó
a mi mente. —Es cierto. Eras la amiga que hizo toda la cosa de su sitio
web.
El asombro la inundó, pero rápidamente sonrió para encubrirlo. —
Me sorprende que lo recuerdes.
Podía no ser tan enérgica como Cara o Val, pero me di cuenta de por
qué era su amiga. —Al contrario de lo que Val pudo haberte dicho —
bromeé—, soy capaz de prestar atención a algo más que a mí mismo.
Enarcó una ceja interrogativa que me hizo reír. Atrapado. —Ocurre
en raras ocasiones —admití—. Cuando es importante.
—Si tú lo dices. —Aun parecía escéptica.
De repente, se encorvó y agarró su estómago mientras forzaba una
larga y lenta respiración.
Cuando me di cuenta de lo que pasaba, entré en pánico. —¿Vas a
tener un bebé?
No sé por qué pensó que mi pregunta era tan divertida, pero se rió,
haciéndome un gesto para que no me preocupara mientras la ayudaba a
llegar a una silla cercana. —¿Debería llamar a una ambulancia o algo?
Se rió de nuevo. —Está bien, Kyle, es sólo una contracción leve. He
65 estado mucho tiempo de pie.
—¿Las contracciones no significan que es hora de tener un bebé?
Puedo llevarte al hospital, si lo necesitas. ¿Hay, como, un papá del bebé
que necesitas que llame?
—¿Te refieres a mi esposo? —Se quitó los zapatos y frotó sus pies,
que parecían del doble del tamaño que deberían tener—. Relájate —dijo—.
Este bebé no viene hasta dentro de dos meses, lo prometo. Las
contracciones leves son completamente normales una vez que estás en el
tercer trimestre.
Señalé sus tobillos. —Eso no se ve normal. Creo que debería llevarte
al doctor.
Se rió de mi mirada horrorizada y finalmente se relajó. El borde de
desconfianza que había tenido desde que entré, se disolvió en algo que casi
se podría confundir con afecto. —Puedo entender lo que ella ve en ti —dijo
de repente.
El estallido de orgullo que sentí por su elogio fue inesperado.
Generalmente no me importaba lo que nadie pensara de mí, pero esta
mujer era amiga de Val. Su aprobación significaba algo. Y tal vez si podía
ganármela, me ayudaría con Val.
—Así que, ¿qué puede hacer la Fundación por ti, Kyle?
La pregunta me sorprendió. Todo el susto por las contracciones de la
mujer embarazada me hizo olvidar todo sobre dónde me encontraba y qué
hacía aquí.
—¿Finalmente vienes a tomar el desafío de Val? ¿Estás aquí por el
compromiso de abstinencia?
Si eso es lo que hacía falta…
Tiré mis hombros hacia atrás e hinché mi pecho. Me negué a dejar
que esta mujer viera lo nervioso que me encontraba por esto. —De hecho,
sí. —Moví mi brazalete para que lo viera Robin—. No mentía la semana
pasada. Ya he estado en abstinencia por ocho meses. Pensé que a Val le
gustaría que lo hiciera oficial.
Robin parpadeó y sacó un par de sandalias de un cajón en su
escritorio. Se inclinó para tratar de ponérselas. No podía alcanzar muy
bien, así que me agaché y las deslicé en sus pies por ella.
—Bueno, no estás lleno de sorpresas —dijo.
—Ves, puedo ser un tipo agradable. No deberías ser tan escéptica.
—Gracias por la ayuda con mis sandalias, pero en realidad hablaba
de tu compromiso con el reto de abstinencia. ¿En serio quieres hacerlo?
66 Estiró su mano hacia mí, como si literalmente necesitara mi ayuda
para levantarse de su silla. En realidad, probablemente la necesitaba. —
¿Estás segura de que deberías levantarte? Creo que debes descansar.
Mi preocupación la divertía. —Son las cinco —dijo, sofocando una
risa—. Hora de irse. Recién me preparaba para irme cuando entraste.
—Oh. Lo siento. —La ayudé a levantarse, sorprendido de que
estuviera decepcionado porque no conseguiría explicarle mi plan.
Caminó conmigo hasta la puerta y cuando apagó las luces, me volvió
a preguntar—: ¿Quieres firmar el desafío de abstinencia?
Me encogí de hombros. —¿Por qué no? Ya renuncié al sexo casual y
creo que firmar el desafío haría feliz a Val, así que…
—¿Así que dejarías un registro oficialmente y le dirías a tus fans que
estás haciendo el desafío de abstinencia de V es por Virgen sólo para hacer
feliz a Val?
—Sí. —Robin sostuvo la puerta para mí, luego la cerró después de
que ambos estuviéramos fuera—. Me gustaría hacerlo por Val. Lo merece.
Sin embargo, este es el tema. Si voy a hacer esto oficialmente, entonces
voy a hacerlo hasta el final. Quiero que todo el maldito mundo sepa que
Kyle Hamilton no está haciéndolo. Quiero ser un portavoz para ustedes,
como lo era Val.
Robin dejó de caminar tan bruscamente que se tambaleó. El impulso
de su enorme vientre casi la hizo caer. —¿Estás bromeando? —preguntó
cuándo agarré su hombro para sostenerla.
Robin básicamente tuvo la misma reacción que recibí de mis
representantes cuando les revelé el plan esta mañana. Decidí darle el
mismo argumento que les di a ellos. —Tengo que hacer una gira de prensa
para promover mi nuevo álbum y la gente va a preguntar de todos modos,
así que pensé que podría combinar ambas cosas.
—¿Quieres promover la Fundación “No Todo El Mundo Lo Está
Haciendo” en la gira de prensa de tu nuevo álbum?
Bien, sonaba ridículo cuando lo decía así. —Val es la razón por la
que escribí mi nueva canción y trata de esperarla. Ella es la razón por la
que empecé a escribir de nuevo, la razón por la que decidí sacar un álbum
como solista. Casi tengo que explicarlo. Además, ya accedí a donar una
parte de las ventas a la Fundación, como Val lo hizo con sus joyas, así que
tendré que mencionar el tema en las entrevistas de todos modos. Bien
puedo ser un portavoz oficial, ¿no?
Robin apoyó la mano en la pared de ladrillo del edificio y me miró
boquiabierta con ojos muy amplios. —Mierda, hablas en serio —respiró.

67 —¿Podrías sentarte antes de que te lastimes algo, por favor? —¿Era


posible que la sorpresa hiciera entrar a alguien en trabajo de parto?—. Tal
vez debería hablar con alguien más sobre esto. Estás conmocionada. No
quiero hacer que tengas un bebé en la acera.
—Estoy bien —prometió Robin, aún aturdida—. Simplemente no
puedo creerlo. Con tu fama y tu reputación, y sobre todo tu historia con
Val, ¿sabes cuánta prensa conseguirías? ¿Sabes el bien que podrías
hacer? ¿Cuántas vidas podrías afectar al hacer esto?
Uh, esta era la parte que menos esperaba. No quería su gratitud, ni
la de nadie. No quería que la gente me hiciera ser algún tipo de santo. No
era correcto así. Yo no era como Val. Podría hacer algo bueno, pero mis
motivos difícilmente eran puros.
—Mira, no te pongas sentimental, ¿bien? No me confundas con un
bienhechor. No me importa si afecto la vida de las personas. Hago esto por
Val, nadie más. Es completamente egoísta. Dejaré todo el cuidado y las
cosas de marcar la diferencia para ustedes.
Me hallaba oficialmente incómodo y quería más que nada alejarme
de esa oficina y alejarme de los especuladores ojos de Robin. Saqué una de
las tarjetas de mi representante de la billetera y se la entregué. —Mis
representantes están dispuestos a trabajar con ustedes para organizar
algo. Sólo tienes que hacer que quien esté a cargo los contacte a este
número. Estarán esperando la llamada.
Robin tomó la tarjeta como si fuera la Joya de la Corona de
Inglaterra. Una vez que superó la sorpresa, puso la tarjeta en su bolso y
me miró con una expresión calculadora. —Camina conmigo —dijo.
—¿Qué?
—Tú y yo tenemos que hablar, y hay un Taco Bell a una cuadra de la
calle que me espera. —Frotó su vientre y la sonrisa en su rostro no
coincidió con su siguiente frase—. Este pequeño diablillo está decidido a
convertirme en un hipopótamo antes de que nazca.
Me reí, pero no la seguí. Me horrorizaba la idea de que caminara a
cualquier lugar. En serio, el embarazo se veía horrible. Me encontraba tan
contento de haber nacido hombre. —Está bien, pero conduciré. No voy a
dejar que camines a ninguna parte así.
Robin se rió y cambió de rumbo hacia mi auto. Mientras la ayudaba
a entrar al asiento del pasajero, me sonrió. —Serás un buen padre algún
día.
—Eso espero. Algún día.

***
68
Entre los dos, prácticamente ordenamos todo el menú de Taco Bell.
Había logrado llegar a la mesa sin ser reconocido y Robin logró hacerlo sin
necesidad de una ambulancia, así que ambos estábamos de buen humor
mientras comíamos nuestra montaña de comida.
—Entonces, ¿de qué querías hablar? —le pregunté, una vez que
comí lo suficiente para mantener una conversación educada entre
bocados.
Robin dejó los nachos y me dio una mirada dura. —¿Estás
enamorado de Val?
La pregunta me hizo atragantarme con mi burrito. Tosí un minuto y
tomé un largo trago de refresco antes de contestar. —No. Por supuesto que
no. Eso es una locura.
Robin se recostó y cruzó los brazos sobre su pecho. —¿Lo es?
¿Por qué mi corazón de repente golpeaba en mi pecho? Quería
sacudir algo de sentido en Robin y obligarla a dejar de preguntar sobre
eso. Val y yo definitivamente teníamos una conexión, pero ¿cómo podría
amarla? —Casi no la conozco —dije—. No la he visto en cuatro años y
apenas la conocía en ese entonces.
—¿Entonces por qué pasar por todo esto?
—Porque quiero conocerla. Val y yo tenemos una conexión que vale
la pena explorar. Esta es la única manera en que me dará una
oportunidad.
Robin me estudió por un minuto. No estoy seguro de lo que trataba
de encontrar, o lo que pensaba que sabía, pero la mirada en sus ojos me
asustó. Me miró con una determinación que no había visto en nadie,
excepto tal vez en mí mismo y Val.
—Voy a ser honesta contigo, Kyle. Esta idea me asusta —dijo,
cavando en sus nachos de nuevo.
Me hallaba un poco ofendido. —¿Por qué? —Escuché la decepción en
mi tono y sabía que Robin también la oyó—. Sólo trato de ayudarte. Podría
darle mucha publicidad a tu fundación. Podría hacer mucho bien. Val
querría que yo hiciera esto.
—Ese es el punto. En realidad no entiendes lo mucho que significaría
para Val. No entiendes lo mucho que tú significas para ella.
Eso era lo último que esperaba que dijera. —¿Qué quieres decir?
Robin suspiró y empujó a un lado su comida. Me perforó con una
mirada profunda. —Si comienzas esto y luego lo arruinas, romperás su
corazón de una manera que nunca se recuperará.
69 Lo que sea que quiso decir con eso, era cien por ciento serio. Dejé mi
burrito, ya no de muy buen humor para terminarlo. —Explícate.
—Val me contó todo lo que pasó entre ustedes después del concierto
de esa noche. Lloró en mi hombro durante días después de que te fuiste.
Tenía miedo de haber hecho la elección incorrecta. Comenzó a dudar de sí
misma, le preocupaba esperar demasiado de la gente y que hubiera alejado
algo especial cuando te dejó ir. Ella estaba enamorada de ti, Kyle.
Me eché hacia atrás en mi silla, sorprendido por la confesión de
Robin y lo mucho que significaba. Cada palabra que dijo se sintió como un
golpe físico. Quería creerle, pero no quería escucharlo al mismo tiempo.
Odiaba pensar que había lastimado a Val.
No me gustó escuchar que la hice cuestionarse sobre sí misma. El
hecho de que fuera tan confiada y decidida, que supiera quién era y lo que
quería, era lo que más me gustaba de ella. Éramos parecidos en ese
aspecto.
Robin continuó con su sermón, negándose a contenerse nada. —Val
siempre esperó que algún día entendieras su decisión y la respetaras, pero
nunca pensó que realmente verías las cosas a su manera. No se permitió
la esperanza de que alguna vez estuvieras dispuesto a esperarla.
—Pero ahora lo estoy. ¿Por qué es eso algo malo?
Robin intentó sonreírme, pero era una sonrisa triste. Llena de
compasión. —Val confía en ti —dijo—. Siempre te tuvo fe. Vio algo bueno
en ti, incluso cuando no quería. Incluso cuando hice mi mejor esfuerzo
para convencerla de lo contrario.
—Vaya, gracias —bromeé, pero salió poco entusiasta. Entendía por
qué Robin querría advertirle a Val sobre mí.
Robin se encogió de hombros, sin arrepentimiento. —Si haces esto,
si te comprometes con esta causa, le darás la esperanza que se ha estado
negando por años. De repente, serás el hombre perfecto, el héroe, el
apuesto príncipe que viene a darle el “felices para siempre” que soñó toda
su vida. Va a enamorarse de nuevo, Kyle. Duro y rápido. Tienes que
pensar en eso. No juegues con su corazón.
—¿Estás diciendo que tengo que estar listo para casarme con ella si
quiero invitarla a salir?
—No, pero…
—No voy a jugar con esto —insistí, con voz baja. Me encontraba
seriamente frustrado. Tomé una respiración y me obligué a mantener la
calma así no llamaría la atención—. Hay algo entre Val y yo. Lo sabes —
dije, dándole una mirada a Robin para que lo negara.
70 —Lo sé —admitió con duda, pero la actitud defensiva en su tono
había disminuido.
Cuando hablé de nuevo, sonó como una súplica. —Quiero ver lo que
pasaría si nos diéramos una oportunidad real, pero no me la dará si no
puedo comprometerme a la cosa de la abstinencia. No estoy emocionado
por ello, pero vale la pena y quiero que lo sepa. Hacer esto la ayudará para
que vea que hablo en serio.
Robin sacudió la cabeza. —Lo entiendo —dijo—. Y creo que es genial
que estés dispuesto a intentarlo. Pero no creo que entiendas a lo que te
estás comprometiendo. Dijiste que sólo lo haces por Val, lo que significa
que aún no lo entiendes. El desafío de abstinencia no es un juego. No es
una broma. Hay muchas personas que lo toman en serio y al ser quien
eres, tu compromiso sería algo importante para un montón de gente.
Empecé a discutir, pero Robin no me dejaría interrumpirla. —Esto es
diferente a la fama —insistió—. Comprometerte con la causa y convertirte
en portavoz te haría un modelo a seguir. La gente te admiraría. Pondrían
su confianza en ti. Un error y los defraudarás. A unos pocos los
decepcionarás y a otros simplemente les darás la razón. Tendrían un día
de campo con tu fracaso. Si lo arruinas siquiera una vez, te harías mucho
daño a ti mismo y a Valerie y la campaña en la que ha puesto tanto
esfuerzo. Podrías destruir todo lo que ella construyó. ¿Estás listo para ese
tipo de responsabilidad?
—Yo…
No sabía qué decir. Había conducido a la fundación esta tarde, tan
seguro de mí mismo. Pasé horas discutiendo con mis representantes y eso
sólo había fortalecido mi decisión, pero de repente sudaba.
Robin estiró su mano sobre la mesa y apretó la mía. La ira y el
escepticismo desaparecieron, reemplazados con cariño. No entendía los
cambios de humor. Recién decidió que me odiaba y que pensaba que era
un caso perdido, así que no era seguro el por qué me daba una sonrisa.
—Eres un buen chico, Kyle —dijo—. Sé que te preocupas por Val y
sé que ella todavía se preocupa por ti. La quiero y quiero que sea feliz. Lo
creas o no, creo que podrías hacer eso. Tienes razón. Hay algo entre
ustedes. Siempre hubo algo. Me encantaría verlos juntos. Sólo quiero que
entiendas que Val viene con ataduras. Necesitas saber en qué te metes y
tienes que estar seguro que lo quieres antes de hacerlo. Tal vez deberías
hablar con Val primero. Es posible que quieras asegurarte que ella quiere
salir contigo antes de comprometerle tu abstinencia frente a todo el
mundo.
Tal vez no debería haber comido ese último burrito. De repente, me
sentí enfermo del estómago. —¿Crees que no me dará una oportunidad?

71 —No es nada personal. —Robin se encogió de hombros—. Ha estado


bastante herida los últimos cuatro años. Eso la puso cautelosa. Es una
obstinada, ocupada y decidida mujer, y en estos momentos las citas no se
adaptan a su agenda. Si vas a convencerla, tendrás que esforzaste mucho.
Bueno, eso fue desalentador. Y extremadamente bueno saberlo.
Me recliné y dejé que me inundara todo lo que ella me dijo. Esto iba
a ser mucho más complicado de lo que pensé inicialmente.
Después de un minuto, Robin rompió el silencio. —Ella lo vale, Kyle
—susurró, dándole a mi mano otro apretón.
Al segundo en que lo dijo, lo supe. —Sí —acepté—. Lo vale. —Salí de
mi propia cabeza y le sonreí a Robin—. Gracias por la conversación.
—Lo siento si fui demasiado dura. Las mujeres embarazadas no
tienen paciencia, ya sabes.
Negué con la cabeza. —Necesitaba oírlo. Eres una buena amiga por
cuidarla así. Debes preocuparte mucho por ella.
—Así es.
Robin y yo estuvimos en silencio durante el corto trayecto de regreso
a la oficina de la Fundación. Mientras la ayudaba a salir de mi auto y
entrar al suyo, dije—: También me preocupo por ella. Lo suficiente para
hacerlo incluso si no quiere salir conmigo. Haz que tu jefe llame a mis
representantes.
—¿Está seguro?
Me lanzó otra mirada severa, pero también vi la esperanza en sus
ojos. Esa esperanza levantó mi ánimo. Quería que conquistara a Val tanto
como yo. —Estoy seguro —le dije con una nueva determinación—. Intenta
no estresarte demasiado. Cuando me comprometo a hacer algo, lo hago
bien. Voy a ser un impresionante modelo a seguir.
Robin se abrochó el cinturón de seguridad y me sonrió. —Sin duda
harás que sea interesante.
—Y sexy.
Eso la hizo reír. —Y eso —acordó—. Buena suerte, Kyle.
Señalé su enorme vientre y dije—: Tú también.

72
9
N es por Novia
Traducido por Nikky
Corregido por Valentine Rose

El nuevo proyecto de Val, una agencia de adopción sin fines de


73 lucros llamada F es por Familia, está en Sunnyvale, California, un corto
viaje desde Stanford, donde Val ha estado viviendo durante los últimos
cuatro años. Como con la Fundación “No Todo el Mundo lo Está
Haciendo”, la oficina se encontraba en un viejo centro comercial. Esta, al
menos, se hallaba entre un dentista y un quiropráctico en lugar de una
lavandería y una tienda de empeños. La ventada del frente también estaba
limpia, con una bonita etiqueta, por lo que fue un progreso.
Esta oficina era más grande, mucho más brillante y más alegre.
Tenía una pequeña sala de espera frente a un mostrador de recepción y
algunas cabinas escondidas detrás. En realidad, se sentía como un
negocio legítimo, mientras que la otra Fundación se sentía como si un par
de personas de buena fe hubiesen decidido crear un club en el sótano de
sus padres.
La vista de esta oficina me trajo un sentimiento de orgullo. Val había
hecho esto. Toda esta organización era su creación. ¿Había algo que no
podía hacer? (Además de eso, por supuesto)
—Bienvenido a F es por Familias. ¿Puedo ayudarle?
La mujer detrás del mostrador de recepción se levantó para
saludarme. Estaba como a mediados de sus cincuenta, tenía una larga y
castaña trenza que le llegaba hasta el final de su trasero, y llevaba un
vestido teñido de arco iris que gritaba activista hippie. Me hallaba tan
fuera de lugar aquí.
—Hola. Estoy buscando a Valerie Jensen. ¿Está aquí?
La señora hippie me sonrió. —Por supuesto. Está con un cliente por
el momento. Tome asiento. Estoy segura de que estará fuera de su reunión
en breve. Soy Rain. Si necesita algo, hágamelo saber.
—Lo haré. Gracias, señora.
Me senté en la dura silla de plástico y alcancé una revista. Salud de
la mujer, Crianza, y Resumen del lector. Uy. No opté por el material de
lectura estelar y me puse a jugar en mi teléfono.
—¿Tenía una cita, señor...?
Rain me observaba con una mirada hambrienta de una experta
entrometida. No me había reconocido, pero obviamente sentía mucha
curiosidad por quién era el extraño joven que visitaba a su jefa.
No es propio de mí alejarme de los chismes jugosos. Le mostré mi
mejor sonrisa. —Soy Kyle. No tengo una cita. Sólo estoy aquí para llevarla
a almorzar.
Los ojos de Rain brillaban con emoción. —¿Valerie tiene una cita
para almorzar?
¡Vaya! Robin no había bromaba cuando dijo que Valerie no salía
74 mucho. El asombro en la voz de esta mujer insinuó que el concepto era
imposible.
Me sentí lo suficientemente mal por la señora por haberle dado
esperanzas. —En realidad, todavía no sabe que tiene una cita para
almorzar. Soy un viejo amigo. Sólo estoy de paso en la ciudad y pensé en
sorprenderla.
La sonrisa de Rain cayó un poco con decepción. —¿De fuera de la
ciudad?
—Los Ángeles.
—Podría ser peor —decidió, entrecerrando sus ojos hacia mí—.
¿Estás soltero?
Me reí. Me agradaba. —Muy soltero y muy interesado.
—Bueno, ¡ahora me gusta más!
Rain acercó una silla desde una mesa vacía y palmeó el asiento. —
Vamos, ven aquí, Kyle, y cuéntame todo sobre ti. ¿Puedo traerte una taza
de café?
Ya se encontraba de pie en dirección a la cafetera, así que dije—:
Gracias. —Y me senté en la silla junto a la de ella.
—¿Crema y azúcar? —dijo.
—Café es café. Voy a aceptarlo de cualquier manera.
Rain sonrió mientras me daba una taza y se sentó. Se tomó un
momento para mirar por encima de mí antes de sacudir la cabeza, como
para despejarse. —Bueno, eres un joven francamente guapo, ¿no es así?
¿Qué te trae a la ciudad? Espero que estés aquí por todo el fin de semana.
Valerie necesita ser llevada a una cita apropiada. Ella es un gran partido,
pero no dará un paso lo suficientemente fuera del trabajo para que lo
sepan los hombres.
—Bueno, yo lo sé.
—¿En serio? —Rain se mordió el labio en un intento de contener la
emoción.
Me incliné hacia ella y le susurré—: ¿Puedo contarte un pequeño
secreto? —Rain se inclinó hacia delante y sus ojos brillaron con
anticipación—. No estoy “sólo de paso” en la ciudad. Vine aquí
específicamente para ver a Val. No planeo nada más que cortejarla y me
quedaré todo el tiempo que sea necesario.
Rain estaba demasiado abrumada para hablar. Se aferró a su pecho,
como si tratara de asegurarse de que su corazón no se salió de ella. Antes
de que el momento se volviera incomodo, se abrió una puerta y Val salió de
la oficina principal con una pareja de ojos llorosos y una chica embarazada
que no podría haber tenido más de quince o dieciséis años.
75 Val sacudió la mano extendida del hombre mientras la mujer se
enjugaba los ojos con un pañuelo Kleenex.
—No podemos agradecerte lo suficiente.
—No hay necesidad de agradecerme. Para eso es el programa. No se
olvide de programar su próxima cita con Rain antes de irse.
La adolescente de repente se le lanzó a Val, envolviéndola en un
abrazo apretado. —¡Muchas gracias, señorita Jensen! —balbuceó ella
Val abrazó a la chica y pasó su pulgar sobre las mejillas mojadas de
la muchacha. —Seca esas lagrimas, Colleen. Todo va a estar bien.
La chica asintió, dándole a Val una mirada de adoración a un héroe.
Podía entenderlo. Val era increíble. Observarla con esa gente despertó algo
en mi pecho. Podía entender por qué Robin había sido tan vacilante antes.
Esto era algo más que un desafío de abstinencia. Val realmente marcaba la
diferencia en la vida de las personas. Podría ayudarla con eso... o podría
meter la pata. Absolutamente no podía meter la pata. Ni ahora ni nunca.
Sin importar lo que tuviera que sacrificar.
—Ella definitivamente vale la pena.
No me di cuenta de que había hablado en voz alta hasta que Rain
me dio una palmadita en la rodilla y dijo—: Sí, lo vale.
Nuestra conversación llamo la atención de Val y sus clientes. —
¿Kyle? —Val se quedó sin aliento, al mismo tiempo que la adolescente
enloquecía.
—¿Kyle Hamilton? ¡Mamá! ¡Papá! ¡Ese es Kyle Hamilton!
La chica saltó en mi dirección con lágrimas frescas en sus ojos,
ignorando las protestas de sus padres. —¡Lo siento! ¡Es sólo que te amo
demasiaaaaado! —exclamó.
—Gracias. Colleen, ¿verdad?
Me puse de pie y abrí los brazos: una invitación para que me
abrazara. Volvió a gritar y se pegó a mí como si planeara quedarse allí para
siempre. —¡No puedo creer que te haya conocido! ¡Eres mi cantante
favorito en todo el mundo! ¡Estaba tan triste cuando Trasle se separó!
Me reí y abracé a la chica. Guiñándoles un ojo a sus padres sobre su
hombro para hacerles saber que estaba bien, me devolvieron la sonrisa. —
¿Has escuchado la nueva canción? —pregunté a Colleen, mis ojos todavía
desviándose hacia Val mientras hablaba.
—¡Sí! —chilló Colleen—. ¡Te vi en el show de Connie Parker la
semana pasada! ¡Es increíble! ¡Y tan romántica!

76 —¿Increíble, dices? ¿Y romántica? —No pude evitar la sonrisa que le


disparé a Val—. Imagínate eso.
Cuando me reí, Colleen sacó su cara de mi pecho y bajó la mirada
hacia la A colgada en mi muñeca, casi desmayada de shock. —Todavía no
puedo creer que estés haciendo el reto de abstinencia.
Tal vez su incredulidad debería haber sido insultante, pero me hizo
reír. —Un mal necesario si quiero salir con la hermosa virgen.
Los ojos de la chica se abrieron.
—Muy bien. Creo que eso es suficiente. —Val se interpuso entre
Colleen y yo. Después de darme una mirada exasperada, se disculpó con
los padres de Colleen por la interrupción y los llevó a la recepción—. Los
Masterson han sido aprobados y necesitan hacer una cita.
La sonrisa de Rain fue sincera. —Maravilloso.
Una vez que la familia se encontraba fuera del edificio, Val se volteó
hacia mí. —¿Qué haces aquí? —dijo entre dientes.
—Llevarte a almorzar. —Sostuve las manos en alto en señal de
rendición—. ¿Por qué estoy en problemas? ¿Qué he hecho?
Mi pregunta hizo que Val se diera cuenta que acababa de hablarme
bruscamente y dejara atrás su mal humor. Se frotó las sienes y suspiró. —
Lo siento. Estoy sorprendida de verte.
—No me llamaste. Esperé durante dos semanas. Ahora no tengo tu
número, así que ¿qué más debía hacer?
Me miró con la misma expresión de tristeza que usó en el estudio. —
No deberías haber venido.
—¿Por qué? —exigí. Sabía que trataría de mandarme a volar y no
dejaría que se saliera con la suya.
Val miró alrededor de la habitación en nuestra creciente audiencia.
Todo el mundo en la oficina había salido de sus cubículos para ver lo que
pasaba. Rain nos miraba, paralizada. El rostro de Val se contrajo de nuevo
y me agarró la mano. —Vamos a hablar en mi oficina.
Quité los dedos de su agarre. —¿Así puedes mandarme a volar antes
de darme una oportunidad? De ninguna manera. Esta vez no.
—Kyle, no podemos hacer esto.
La enrollé y deslicé los brazos alrededor de su cintura para que no
pudiera escapar. —Dime que no has estado pensando en mí desde el
segundo en que me viste.
No respondió, pero la verdad yacía en sus ojos.
Sus cejas se fruncieron y cerró los ojos como para dejarme fuera o
77 hacerme desaparecer. Me dolió que ni siquiera me mirara. ¿Por qué mi
presencia física parecía causarle tanto dolor? ¿Que había hecho que fue
tan malo?
—Somos una causa perdida, Kyle —susurró—. Lo sabes. ¿De verdad
quieres hacernos pasar otra vez por eso? Han pasado cuatro años y de vez
en cuando todavía estoy con el corazón roto por eso.
Hacía esto más complicado de lo debido. Me dolía el corazón por el
dolor en su voz. Tenía que hacer que se detenga. Tenía que alejar cualquier
tristeza que sentía por mí. —Hay un momento y un lugar para cada cosa,
Val. No estábamos listos entonces. ¿Pero ahora?
Jalándola con fuerza hacia mí con un brazo, metí su pelo detrás de
su oreja y levanté su barbilla. Mis dedos deambularon por sus mejillas.
Parecía que no podía alejarlos.
Se estremeció ante mi toque y puso las manos en mi pecho como si
fuera a alejarme, pero no hizo ningún esfuerzo real para escapar de mí. —
¿Ahora? —repitió, su voz tan débil que apenas la oí.
—Esperaré por ti. Esperaré todo el camino hasta el altar si llegamos
así de lejos.
Sorprendida, su cuerpo se puso rígido y su respiración se detuvo.
Sus hermosos ojos marrones, brillantes por una capa de lágrimas
contenidas, me miraron con miedo y esperanza. Vulnerable como yacía en
ese momento, era lo más hermoso que había visto nunca.
—He estado esperando por ti desde el momento en que me puse el
brazalete —dije—. Y también estás esperando por mí. —Sonreí ante la
pregunta en sus ojos—. ¿Cuatro años y nunca te has enamorado de
alguien más? No me has superado. Todavía quieres esto tanto como yo.
La cabeza de Val finalmente se aclaró y volvió en sí. —Veo que sigues
siendo completamente arrogante —dijo, su voz volviendo a su fuerza
normal.
Sonreí al viejo insulto. —Pero ya no ando acostándome con
cualquiera.
Sus labios se curvaron, aunque me di cuenta de que hacía un gran
esfuerzo para no sonreír. La acción atrajo mi mirada a sus labios y toda mi
boca se hizo agua. Bajé la cara a medio camino y esperé para que me
encontrara en el medio. Quería besarla de nuevo, pero necesitaba que ella
hiciera el movimiento. Tenía que saber que me quería tanto como yo la
quería.
—Danos una oportunidad.
—Nunca funcionará —dijo. Ahora sus ojos también estaban en mi
boca y su respiración era rápida.
—Por lo menos si no funciona, no será porque no lo intentamos.
78 Tragó saliva y se humedeció los labios, pero no se movió para
besarme. La distancia entre nosotros era una tortura. —Bésame —
susurré.
—Pero, Kyle, creo que...
—No pienses. Sólo bésame.
Finalmente, dejó que sus ojos se cerraran y deslizó las manos sobre
mis hombros cuando llevó sus labios a los míos. Envolvió los brazos
alrededor de mi cuello y la levanté en puntillas para profundizar el beso.
Esperé hasta que mi cuerpo me gritara por aire antes de que la pusiera de
vuelta en sus pies. Jadeando, apoyé mi frente contra la suya y tomé un
momento para recuperar el aliento. —No se puede pedir más que eso, Val.
—Mi voz sonaba ronca y llena de emoción.
Con los ojos todavía cerrados, dejó caer los brazos a sus costados y
apoyó la cabeza en mi hombro, descansando contra mí como si necesitara
un abrazo. Obedecí y la envolví en uno suave.
—Vives en Los Ángeles, Kyle —susurró con tristeza—. Mi vida está
aquí. Voy a empezar la escuela de posgrado en un mes y tú te irás de gira
con tu nuevo álbum.
—Pero ahora estoy aquí. Dame un día. Sólo hoy. Si eso funciona,
entonces dame mañana.
Sacó la cara de mi cuello y me observó con los ojos brillantes.
—Vamos a tomar un día a la vez —prometí—. Vamos a ver a dónde
nos lleva antes de preocuparnos de algo más.
Buscó en mi cara por respuestas, claramente preocupada por lo que
podría deparar el futuro para nosotros. Todo lo que ella buscaba, estaba
decidido a mostrarle. Era tan fuerte todo el tiempo, en todos los demás
aspectos de su vida. En esta área podría tomar esa carga de ella.
Podría ser el más fuerte esta vez. Podría ser su roca si necesitaba
una.
No sabía lo que traería nuestro futuro. No tenía idea de cómo íbamos
a superar los obstáculos ya establecidos en nuestro camino. Pero sabía
que no iba a tirar la toalla sin poner una gran pelea. Renunciar no era algo
que sabía hacer.
Eso es lo bueno de la vida. Cualquier cosa es posible si lo quieres lo
suficiente. Y en ese mismo momento, sosteniendo a Val en mis brazos, con
el sabor de su beso todavía en mis labios, no había nada que quisiera más
que hacer que las cosas funcionaran con ella.
—Está bien —dijo finalmente.
Los aplausos rugieron a nuestro alrededor viniendo del puñado de
personas en su oficina. Me había olvidado de que teníamos una audiencia.
79 Val parecía como si también hubiera olvidado ese pequeño detalle. Se
sonrojó, pero rió y aceptó las felicitaciones de sus compañeros de trabajo.
—Así que... —puse el brazo alrededor de su cintura—, ¿puedo
llevarte a almorzar?
Val suspiró. —En realidad, no puedo. Bryce, Jacinta y yo nos
reuniremos con algunos clientes potenciales esta tarde.
Una pequeña mujer de color interrumpió a Val, aplaudiendo con
entusiasmo. —Él puede ir a casa. —Negó con la cabeza cuando Val empezó
a discutir—. Puedes estar bien sin mí. Soy sólo los números y los Gresham
ya saben todos los números. Tú y Bryce son el corazón de esta
organización. Eso es en los que están invirtiendo los dos. No me necesitas.
Mi cerebro se estrelló contra una pared de ladrillos mental. ¿Bryce?
¿Quién demonios era Bryce? ¿Y por qué sonaba como si él y Val fueran
una especie de pareja de oro?
Val parecía desgarrada por un minuto mientras sus ojos se movían
de ida y vuelta entre su compañera de trabajo y yo. —¿Estás segura de que
va estar bien? —preguntó—. Los Greshman son muy conservadores y Kyle
es...
Sonreí y llené el espacio en blanco por ella. —Capaz de comportarse.
—Ante su mirada escéptica, añadí—: Cuando tengo que hacerlo.
—En realidad, su compañía podría funcionar a nuestro favor —dijo
una voz suave y profunda.
Si el chico bonito de un metro ochenta de alto, pelo rubio, ojos color
avellana y de muy buen gusto era Bryce, entonces describirlo como chico
dorado era apropiado.
Val sonrió al recién llegado y le dijo—: Kyle, este es Bryce
Carmichael. Él es el medio legal de F es por Familias. Nunca podría haber
conseguido que la organización esté en marcha y funcionara sin él.
Bryce se echó a reír. —No es cierto. Ella habría encontrado la forma.
Nada detiene a Val de conseguir lo que quiere. —El idiota me tendió la
mano, mostrando una gran sonrisa color blanco perla que tuvo el descaro
de parecer sincera—. Es un placer conocerte. Val nos ha hablado mucho
de ti. Bienvenido a la familia.
—Gracias.
Traté de no ser un imbécil y crujir la mano del chico cuando la
sacudí, pero mantuve mi respuesta corta porque estaba muy lejos de ser el
actor que era Cara y dudaba que pudiera haber ocultado mi aversión
inmediata de este tipo. Estaba muy celoso, porque si bien sabía que no
eran novios, tuve que preguntarme si lo fueron antes. Era obvio que eran
80 cercanos.
Me recordé que hace dos segundos Val me besaba a mí, no a él. Y
había accedido a ser mi novia. Sonreí ante la idea y decidí que no
necesitaba odiar al chico. Sostuve a Val apenas un poco más fuerte a mi
lado. Me sonrió cuando le apreté y volvió su mirada a Bryce. —¿Te parece
bien que Kyle venga esta noche?
—Claro. Él es tu historia de mayor éxito de V es por Virgen, Val.
¿Que podrías ser más convincente?
El rostro de Val se iluminó. —Excelente argumento, Consejero —dijo
ella—. Como siempre. —Volvió sus ojos brillantes a mí y me dijo—:
¿Quieres ser mi exposición para la tarde?
Diablos, sí, sí quería.
10
B es por Béisbol
Traducido por Dannygonzal
Corregido por Laurita PI

Val y su mejor amigo, Bryce Carmichael, iban a trabajar todos los


81 días en el BMW convertible demasiado caro de él. Era llamativo y
pomposo, algo que mis padres habrían aprobado. Y que a Val le
encantaba. Las chicas y los convertibles. Nunca lo entenderé.
Me encontraba aplastado en el pequeño asiento trasero porque Bryce
se había ofrecido a conducir a donde sea que fuéramos y era demasiado
caballero para dejar que Val viajara en la parte de atrás. —Primero a casa,
Jeeves2 —dijo Val mientras se abrochaba el cinturón—. Necesito
cambiarme.
Ambos vestían atuendos de trabajo. Val con una falda de tubo, blusa
y zapatos de tacón, y Bryce una camisa y pantalones —aunque no llevaba
corbata, tuve que admitir, que ganó un par de puntos interesantes.
—Estás bien así —dijo Bryce. Val lo envió una mirada seria que lo
hizo gemir y discutir—. Tu casa está fuera del camino.
—Bryce, ni siquiera lo intentes. Sabes que esta es una batalla que
perderás.
—Pero los Gresham son aficionados importantes de los Giants.
—No se los reprocharé —respondió Val con poca seriedad.

2 Personaje de ficción en los cuentos y novelas de PG Wodehouse, considerado


genéricamente como mayordomo o ayuda cámara.
Bryce volvió a gemir y cambió de carril para entrar en la autopista
que iba hacia la otra dirección. La familiaridad del uno con el otro era casi
tan molesta como no tener ni idea de lo que hablaban. —¿Qué pasa? —
pregunté, esperando que mi irritación estuviera bien escondida.
—Val va a salirse con la suya —dijo Bryce—, igual que siempre. Y va
a añadir veinte minutos a nuestro viaje por un sombrero.
—Es un sombrero de la suerte —dijo Val, como si eso lo explicara
todo. Giró en su asiento y me sonrió—. Los Gresham son una pareja
mayor muy pudiente de Palo Alto. Nunca pudieron tener sus propios hijos
y albergaron niños por más de veinte años. Ahora que son demasiado
viejos para eso, buscan respaldar a una agencia de adopción como una
forma de seguir involucrados, pero son muy exigentes sobre el tipo de
agencia que quieren apoyar. Somos una de las pocas agencias sin fines de
lucro que están considerando.
—Si somos capaces de convencerlos de que somos la adecuada —
dijo Bryce, mirando hacia mi dirección por el espejo retrovisor—,
financiarán la mayoría de nuestros gastos anuales. Entonces podríamos
poner mucho más esfuerzo en ubicar a los niños en lugar de asegurarnos
de mantenernos a flote.
Me sorprendió el entusiasmo en su voz. Reconozco la pasión cuando
82 la veo. Él era tan sincero como Val con toda la cosa de la adopción —
alguien que de verdad hace buenas obras como ella.
—Entonces, ¿qué tiene eso que ver con un sombrero de la suerte? —
pregunté cuando Val me vio frunciendo el ceño.
Su sonrisa se duplicó en tamaño. —Robert Gresham es un gran
fanático del béisbol así que nos va a llevar a un juego. Los Giants van a
jugar contra los Ángeles hoy. No puedo ir a un partido de los Ángeles sin
mi sombrero de la suerte.
¿Ella era fan del béisbol? Me sorprendió tanto que ni siquiera supe
cómo responder. Nunca en un millón de años hubiera adivinado eso. —
¿Eres fanática de los deportes en general o sólo del béisbol? —pregunté.
—Soy una atleta. —Se encogió de hombros—. Aprecio la competencia
sin importar el deporte. El voleibol es mi favorito, pero el béisbol es de
cerca el segundo y los Ángeles son mi equipo. —Le disparó a Bryce otra
mirada sin sentido y luego dijo—: El sombrero es necesario. Mi papá me lo
dio cuando me llevó a mi primer juego. Tenía seis años. Lo he usado en
cada partido de los Ángeles que he estado desde entonces. Con los años he
logrado que lo firmen algunos de mis jugadores favoritos.
Sonreí, a pesar de estar apretujado en la parte de atrás del típico
coche de un hombre rico. Finalmente, teníamos algo en común. Me
encantaban los deportes. No los podía jugar ni aunque mi vida dependiera
de ello, pero me encantaba verlos. Personalmente era un gran fan de los
Lakers, pero el béisbol también era muy agradable y felizmente llevaría a
Val a todos los juegos de los Ángeles que desee su corazón.
—¿Qué pasa con el baloncesto? —pregunté esperanzado—. ¿Te
gustan algo los Lakers?
—No soy devota de ellos, pero no rechazaría entradas para un
partido. —Movió las cejas y añadió—: Especialmente no donde están tus
asientos. Debiste haberte acercado hace cuatro años. Si me hubieras
ofrecido asientos al lado de la cancha, yo podría haber dicho que sí a una
cita.
Cualquiera que fuera la mirada que había en mi cara, hizo que Bryce
y Val se rieran. —¿Cómo es que no sabes esto sobre Val? —preguntó
Bryce.
Su pregunta me molestó, pero sólo porque tenía razón. Por mucho
que me gustaba Val, prácticamente era una desconocida para mí. Traté de
no mirar al chico y dije—: Ella nunca me dio una verdadera oportunidad
para conocerla. —Tragándome mi hostilidad, me obligué a sonreír y
añadí—: Pero espero aprender todo sobre ella ahora que finalmente lo
hará.
Nos detuvimos frente a una pequeña casa de un piso. Era de un par
83 de décadas de antigüedad, pero en buen estado. Pintada de color amarillo
con corte blanco, persianas y rosales debajo de la ventana del frente, se
veía como un lugar donde viviría una abuela y sin embargo, tenía sentido
que Val viviera aquí.
—¡Dos minutos! —prometió cuando saltó del coche y corrió hacia el
interior.
Tenía la oportunidad de preguntarle a Bryce algunas cosas que me
moría por saber desde la primera vez que lo vi. —Así que, ¿desde hace
cuánto tiempo has conocido a Val?
Bryce se giró en su asiento para mirarme en lugar de hacerlo por el
espejo. Su sonrisa en respuesta fue muy amable, como si no me
considerara una amenaza. —Desde que se mudó aquí. Yo estaba en mi
segundo año en la escuela de derecho y tenía un nombramiento temporal
para una de sus clases de su primer año. Sabía de la Virgen Val, también
soy adoptado y siempre había pensado que su historia era genial, así que
la reconocí al instante. La invité a un café, intercambiamos historias de
adopción y hemos sido muy buenos amigos desde entonces.
¿Muy buenos amigos? Sí, claro. Un chico no es sólo “muy buenos
amigos” con una mujer. —¿Ustedes dos nunca salieron?
¿Obvio? Sí. Pero no me importaba. Quería saber.
Bryce se rió. —Lo habría hecho sin dudarlo si alguna vez hubiera
pensado por un segundo que le interesaba a Val, pero nunca ha actuado
más allá de algo platónico conmigo. Con los años he aprendido a aceptar
su amistad por lo que era. Me preocupo por ella lo suficiente para sólo
querer verla feliz.
Mientras me encontraba ahí sentado tratando de decidir
exactamente cuánto estaba enamorado de Val, él me estudiaba con una
expresión que no podía descifrar. Miró hacia la casa y la sonrisa cayó de
su rostro. —Nunca la he visto responderle a nadie como lo hizo contigo
antes en la oficina —dijo, la preocupación grabada en su frente—. Verlos
juntos hizo que muchas cosas sobre ella tengan sentido.
—¿Qué quieres decir?
En lugar de responder a mi pregunta, dijo—: Ten cuidado con ella.
No le hagas daño.
—No planeo hacerlo.
Debí haber sonado a la defensiva de nuevo porque él levantó las
manos como si dijera que iba a retroceder. —Lo sé —dijo—. Noto que eres
sincero, pero es difícil no preocuparse. Antes he visto su dolor y no es algo
que quiera volver a ver.
Mi curiosidad suscitó mi interés con este indicio de la historia
amorosa de Val, pero antes de que pudiera preguntar, ella regresó. Se
84 había cambiado a unos pantalones y a una camiseta ajustada de los
Ángeles que me hizo olvidar todo sobre la conversación que mantenía con
Bryce. Tenía el pelo recogido en una coleta y estirado por la parte de atrás
de una gorra de béisbol vieja y desteñida. Como era de esperarse, estaba
cubierta de firmas.
Este era un lado nuevo de Val que nunca había visto. Por lo general,
la describiría como hermosa, caliente, preciosa, o sexy, pero ahora sólo era
sencillamente preciosa. Una sonrisa apareció en mi cara y Val sonrió
correspondiéndola.
—Apruebo el sombrero de la suerte —dije—. La Val fanática de los
deportes es un estilo al que podría acostumbrarme.

***

Los Gresham se presentaron en el juego de béisbol vestidos para un


torneo de golf. La única indicación de que se hallaban en el lugar correcto,
era el gorro de los Giants de San Francisco que el señor Gresham llevaba
puesto al tradicional estilo de béisbol. Se veía como un imbécil, pero había
gastado en asientos increíbles justo detrás del círculo de espera de la
salida del equipo, lo que emocionó a Val profundamente, así que no le
envidié su falta de estilo.
Se encontraban de pie cuando llegamos, y el señor Gresham miró
con la boca abierta el atuendo de Val. —¿Los Ángeles? —jadeó, no
precisamente ofendido, pero casi.
Val le dio una mirada muy solemne y dijo—: Señor Gresham, voy a
ser franca con usted. De verdad podría usar su dinero para la agencia,
pero no lo quiero lo suficiente como para apoyar a los Giants cuando están
enfrentados a mis Ángeles. Ni ahora, ni nunca.
Casi estallé en risas. Fue un movimiento audaz que no sé si yo lo
hubiera hecho, pero Val siempre sería Val. Si defendía su derecho de no
tener relaciones sexuales, o de apoyar al equipo visitante contra el jefe,
nunca comprometía sus valores personales.
La señora Gresham se rió entre dientes mientras su marido le
parpadeaba a Val con asombro. Luego, sin previo aviso, echó su cabeza
hacia atrás y soltó una gran carcajada. —Una auténtica directora —
bromeó—. Puedo respetar eso.
Val le dio una sonrisa con la que un día ganaría una elección y se
metieron en una cómoda conversación. Hasta que los Giants tomaron la
ventaja con un jonrón de tres carreras en la parte baja de la segunda, es
decir, Val comenzó a gritarles insultos a los Giants. Para el séptimo, los
Ángeles iban detrás seis a uno y Val había ido más allá de lanzar insultos
85 a discutir con los árbitros y tratar de entrenar a los Ángeles.
Los Gresham parecían tan sorprendidos y entretenidos como yo,
pero la mirada de resignación en el rostro de Bryce sugirió que había
pasado por muchos juegos como este. —Siempre es así —dijo, leyendo mis
pensamientos.
Riendo, puse la mano de Val en la mía y entrelacé nuestros dedos. —
¿Deberíamos conseguir algunos perros de maíz o algo así? —pregunté—.
¿Caminar para calmarte un poco antes de lograr que nos echen del
estadio?
Val se desplomó en su silla con un suspiro de disgusto mientras uno
de los Ángeles se ponchó y terminó la entrada. —Se fue mirando abajo —se
quejó. Mientras el jugador caminaba de regreso hacia el banquillo, le
gritó—: No puedes golpear la pelota si no te balanceas, ¡Trout 3! ¡Es la
segunda vez consecutiva!
Por desgracia nos encontrábamos a sólo dos filas de distancia del
campo, por lo que se hallaba dentro del alcance del oído y ese comentario
le ganó una mirada del jugador central en cuestión. Cuando ella logró su
atención, le lanzó un beso y gritó—: ¡No te preocupes, sigues siendo mi
favorito!

3 Michael Nelson “Mike” Trout, jugador de béisbol profesional.


El hombre trató de sostener su mirada, pero se vino abajo y se rió.
—Gracias, preciosa. Voy a golpear el próximo sólo para ti —dijo mientras
desaparecía dentro del banquillo.
Me reí para mis adentros. Nadie puede resistirse a la mujer. —
¿Debería preocuparme por la competencia? —bromeé, llevando su mano a
mis labios.
—Sólo si él hace un jonrón en su siguiente turno con el bate.
Me miró a los ojos y suspiró, gran parte de su agresividad se había
ido. —Lo siento. Estoy frustrada porque son mejores que esto. Es lo que
tiene perder cuando haces lo mejor que puedes, pero se han dado por
vencidos.
Eso hizo reír a Bryce. —Ella también es así en la oficina. Nunca deja
que alguien holgazanee y nunca abandona.
—No soy la única —respondió—. Tú eres el que atiende cada
adopción que manejamos hasta el final.
Ese comentario, finalmente, los llevó a todos a discutir la razón por
la que se reunían hoy. Había estado preocupado de que me aburriría
mientras hablaban de trabajo el resto de la tarde, pero esta reunión
parecía más como si estuvieran entrevistando a Val para convertirse en
86 una de la familia. Encontré la sesión “llegar a conocerte” fascinante y
extremadamente reveladora. Aprendí más sobre Val en estas dos últimas
entradas que en todo el tiempo que la había conocido.
Los Gresham hicieron un montón de preguntas sobre la agencia de
adopción que ella hacía funcionar y se habló de negocios, pero la mayor
parte, ellos estuvieron más interesados en las personas que la manejaban
que de la propia organización. Querían que su dinero estuviera en buenas
manos.
Fue durante el final de la novena que la verdadera pregunta por fin
fue llevada a la mesa. El conductor del BMW convertible de Val, amable
con todos, el hacedor de buenas obras en la facultad de Derecho de
Stanford, el compañero adoptado, el mejor amigo dijo—: Bueno, creo que
Val posiblemente ya les ha dicho todo lo que hay que decir sobre sí misma,
y con su equipo perdiendo con un vergonzoso ocho a uno en este
momento, ustedes han visto lo peor de ella.
Me reí de eso junto a los Gersham. Definitivamente Val no era una
buena perdedora. (Eso no sorprende, considerando que personalmente no
fue capaz de perder).
—La única pregunta que falta —dijo Bryce—, ¿F es por Familias
puede contar con su patrocinio?
Por mucho que odié admitirlo, entendí por qué esa mujer en la
oficina había hablado de Bryce y Val como si fueran una clase de pareja de
poder. Bryce básicamente era la versión masculina de Val, y juntos eran
rotundamente formidables. Ellos me lo habían vendido, pero los Gersham
dudaban.
—Han visto los números —insistió Bryce—. Han conocido al
personal. Saben de que se trata F es por Familias. ¿Qué otra cosa es lo que
no los ha convencido?
Los señores Gersham compartieron una mirada y luego el señor
Gersham dijo—: Escuchamos que la señorita Jensen planea dejar la
organización. ¿Es esto cierto?
Obviamente no les gustaba la noticia, pero Val no se veía ni un poco
alterada. —Es cierto —dijo ella, asintiendo—. Le entregaré las riendas del
control a Bryce a finales del verano. Voy a comenzar el posgrado en el
otoño y tengo la intención de seguir una carrera política después de
graduarme.
—¿Así que te vas permanentemente?
—La agencia siempre estará en mi corazón, pero sí. La dejaré de
forma permanente. Sin embargo, puedo prometerles que mi salida no
cambiará nada sobre la organización. La transición continuará. Estarán en
muy buenas manos.
87 Mientras Val miraba a la pareja multimillonaria, en silencio
empujándolos a estar en desacuerdo con ella y rechazarla, me maravillé de
su coraje. Era la mujer más segura que jamás había visto. Era valiente.
Val ganó el concurso de miradas, pero todavía no recibía el “sí” que
buscaba.
—Es mi turno de ser franco con usted, señorita Jensen —dijo el
señor Gresham—. Mi esposa y yo nos sentimos atraídos por su
organización por usted. Conocemos su historia y estamos impresionados
con todo lo que ha hecho. Nos gusta lo que representa. El señor
Carmichael parece un hombre con un buen corazón y una cabeza
inteligente sobre sus hombros, pero es usted en quien confiamos.
—Así que confían en ella —dije. Estuve bastante tranquilo durante
toda la reunión después de las presentaciones, en realidad no encajaba
con todo eso de las personas Ivy League “vamos a salvar al mundo, una
adopción a la vez”, pero era difícil guardar silencio cuando la
cuestionaban. La conversación murió y los Gresham, Val y Bryce voltearon
para darme toda su atención—. Esta organización ha sido el trabajo de su
vida desde hace años —dije—. Ha puesto su corazón y alma en ella. Hoy
conocí a Bryce, pero no tendría que haberlo conocido en absoluto para
saber que es perfecto para el trabajo. No hay forma de que Val fuera capaz
de entregar algo de lo que se preocupa tanto si él no fuera la persona
correcta.
Bryce y Val parecía sorprendidos de que hubiera salido en defensa
de él. Los ojos de ella se empañaron un poco y le dio a mi mano un
apretón en agradecimiento. Me incliné y la besé en la mejilla. —Es cierto.
El señor Gresham se aclaró la garganta para ganar mi atención. —Te
entiendo —me dijo—, pero se pide mucha fe ciega. ¿Honestamente puede
decirme que usted apoyaría a una organización simplemente por lo que
hizo la señorita Jensen, aunque ella ya no esté a cargo?
Me reí. —Sí. Sólo Val se ha involucrado en la campaña V es por
Virgen, ya no por reputación y realmente ni siquiera creo en la causa, aún
así acepté ser su nuevo portavoz oficial la semana pasada.
La cabeza de Val giró de repente y jadeo. —¿Tú qué?
—Me escuchaste —dije, riendo con su expresión—. Está terminado y
todo. Tendré una conferencia de prensa la próxima semana para hacer el
anuncio y haré la promesa oficial de abstinencia frente a una cámara.
Firmé el contrato ayer, aceptando donar el diez por ciento de todas mis
ganancias del nuevo álbum a la Fundación “No Todo el Mundo lo Está
Haciendo”.
Su conmoción en este momento valía la promesa que le había dado
Robin. Ella golpeó su boca con su mano y sus ojos se llenaron de lágrimas.
88 Se sonrojó mientras aceptaba un pañuelo de la señora Gresham.
—Lo siento —dijo ella, secándose las lágrimas. —Sólo estoy… Kyle,
¡no lo puedo creer! ¿Hablas en serio?
Me encogí de hombros.
Val se rió mientras otra ronda de lágrimas de felicidad salía de sus
ojos y lanzó los brazos alrededor de mi cuello. —¡Gracias!
Cuando le regresé el abrazo, el señor Gresham habló de nuevo. —
¿Ves? Es este tipo de cosas con las que estamos impresionados, señorita
Jensen. Usted inspira a las personas a actuar.
Val me soltó y se giró hacia el señor Gresham. —Si ese es el tipo de
persona que están buscando, entonces tienen que elegir a F es por
Familias. Incluso es por Bryce que empecé la agencia. Él me inspiró a
actuar.
No estoy seguro de a quién le despertó más curiosidad: a Gresham o
a mí. Quería estar enfermo del estómago. Ya era bastante malo que el
señor Carmichael básicamente fuera perfecto para Val en todos los
sentidos y tenía todo en común con ella, hasta el estado de antiguos
alumnos de Stanford, ¿pero escuchar que también fue la persona que la
inspiró? Me provocaba náuseas.
—Señor Gresham, la verdad es que Bryce es mucho más adecuado
para mantener F es por Familias que yo. Puede que haya comenzado la
agencia, pero la idea original fue de Bryce. Él fue quien tuvo la visión. Yo
sólo lo ayudé a hacerla realidad. Tengo aspiraciones para una carrera
diferente después de que haya terminado el posgrado, pero Bryce
permanecerá con la organización por el resto de su vida. Creció en el
sistema de acogida temporal y no fue adoptado hasta los catorce años.
Los Gresham jadearon ante la revelación y se quedaron mirando
fijamente a Bryce. Sus expresiones instantáneamente se derritieron en
miradas de simpatía y admiración.
—Tuve suerte de ser ubicado con una pareja cuando tenía doce
años, que tuvo una conexión conmigo y decidieron adoptarme —dijo
Bryce—. Había saltado de un hogar de acogida a otro desde que tenía
cinco años. No tenía ninguna oportunidad de tener éxito en la vida hasta
que los Carmichael me ofrecieron un verdadero hogar y ahora mírenme.
Soy un graduado de Derecho de Stanford. Sé lo importante que es la
adopción y tener un hogar estable con buenos padres para esos niños.
Para mí este trabajo es personal.
Val rompió el silencio reverente que había caído sobre nosotros con
la historia de Bryce. —Cada miembro del personal de F es por Familias de
alguna manera tiene una conexión personal con la adopción y ha escogido
trabajar allí porque les apasiona la causa. Les garantizo que no
encontrarán una agencia más dedicada en la que poner su dinero y Kyle
89 tiene razón, Bryce es el hombre perfecto para encabezar la organización.
Serían tontos si escogen otra agencia simplemente porque no estaré a
cargo.
Mi mandíbula cayó flácida ante el discurso tan contundente de Val.
Los Gresham se encontraban sorprendidos, pero cuando se miraron y
ambos sonrieron, supe que Val había ganado. Los Gresham no elegirán
otra agencia. Habían encontrado un hogar para su dinero.
La virgen Val había atacado de nuevo. Incluso Mike Trout tuvo
jonrón en su siguiente turno con el bate, dándole dos carreras más a los
Ángeles, como si simplemente no pudiera decepcionar a Val. Le guiñó un
ojo a Val en su camino de regreso al banquillo después de cruzar el lugar
desde donde había bateado, articulando las palabras—: Para ti. —Ella le
mostró dos grandes pulgares hacia arriba
Seriamente, la mujer era una fuerza para tener en cuenta.
Y finalmente era mía.
11
C es por Cita
Traducido por Juli
Corregido por Daniela Agrafojo

Val estuvo de acuerdo en que la llevara a una cita adecuada para


90 celebrar su victoria después del partido. Acordé darle una hora para
ducharse y cambiarse, y luego me registré en un hotel para poder hacer lo
mismo. Lo creas o no, era nuestra primera cita de verdad y me sentía
ansioso por que fuera perfecta.
Estar de pie en su puerta en mi chaqueta deportiva con un ramo de
rosas, era un importante retroceso a la escuela secundaria. Me sentía
como un estudiante de primer año yendo de nuevo a su primer baile.
Cuando Val abrió la puerta con un vestido rojo de cóctel sin tirantes
que abrazaba su figura y le llegaba hasta la mitad del muslo, morí. Tiré del
cuello de mi camisa, tratando de liberar una parte del calor que de repente
me consumía.
Nunca la había visto tan arreglada. Por lo general, lucía un estilo
casual, suficiente como para que mis padres, de club de campo, la
adoraran. Hubo un par de veces en las que se arregló de forma descarada,
pero siempre asumí que esos momentos se debían a Cara.
Este aspecto era diferente. Con Clase. De buen gusto. Era elegante y
divertido al mismo tiempo, una mezcla perfecta de casual y formal. Era
enloquecedoramente sexy sin intentarlo. Probablemente sin saberlo. Me
pregunté si tenía alguna idea de lo tentadora que se veía.
—¿Kyle?
¿Cuánto tiempo había estado de pie allí sólo mirándola?
—Mierda, Valerie —murmuré. No podía decidir si había aterrizado en
el cielo o en el infierno. Se transformó en la impresionante belleza que
ahora era sólo para mí y no podía tocar. Esta noche podría matarme—.
¿Cómo demonios se supone que voy a abstenerme de cualquier cosa
contigo si luces así?
No bromeaba.
Miró mis vaqueros y se mordió el labio inferior mientras miraba
hacia su propio atuendo.
—No dijiste qué íbamos a hacer, así que no estaba segura de cómo
vestirme. Iré a ponerme algo más casual.
—¡No! —Estuve a punto de derribarla cuando se volvió para irse—.
No vayas a cambiarte. Ni ahora, ni nunca más. Te ves... —Me tomé un
largo momento para escoger una palabra—. Impresionante. —Todavía no
parecía lo suficientemente adecuada.
Se sonrojó ante los elogios, pero cuando la atraje hacia mí por las
caderas y mis manos comenzaron automáticamente a acariciarla, su
sonrisa cayó y suspiró.
—Debería ir a ponerme unos vaqueros.

91 —No, en realidad no deberías.


Mis manos se doblaron sobre la curva de su trasero y ella levantó
una ceja desafiante. Me reí y de alguna manera quité mis manos de su
cuerpo y las metí en los bolsillos.
—Entonces los pantalones de chándal y una camiseta. Ya vuelvo.
Cuando se volvió para irse de nuevo, le agarré la mano y la jalé hacia
el escalón.
—Lo digo en serio. No te vas a quitar ese vestido.
Yo, por otro lado...
¡Maldita sea! Estaba tan jodido. Ella ni siquiera se hallaba en la
puerta y ya me sentía tentado a saltarnos la cita por completo y llevarla
directamente a la cama.
—¿Kyle?
Me sacudí de mi trance. Tenía que calmarme. —Estoy bien —
mentí—. Lo he logrado durante ocho meses; puedo hacer esto. Nadie va a
quitarte el vestido. Ni tú... ni tampoco yo. —Aunque me cueste la vida.
Val parpadeó y por fin comprendió la verdadera profundidad de mi
lucha interna.
La alejé de la casa antes de que pudiera salir corriendo y le di una
sonrisa tímida.
—Vamos a atar mis manos detrás de mi espalda, si tenemos que
hacerlo.
Finalmente se echó a reír. —Esperemos que no tengamos que llegar
a eso —dijo, mientras la dirigía a mi coche y abría la puerta para ella—,
pero creo que lo haría si me haces algo.
La llevé a San Francisco. Tenía una reserva en uno de esos cruceros
donde te llevan en un gran yate y proporcionan una cena romántica a luz
de las velas mientras navegas por la bahía. Este venía con un piano y un
cuarteto de cuerda. No era mi gusto habitual en música, pero tenía ganas
de un buen baile lento con Val después de que cenáramos.
Val siguió mi mirada alrededor de la habitación y luego sonrió a la
mesa como si estuviera disfrutando de una broma privada. Me hizo sonreír
también, aunque no la entendía. Mi curiosidad pudo más que yo.
—¿Algo gracioso?
Encontró mi mirada con un brillo en sus ojos. —Pensaba que no
eras fan de los lugares que ofrecen más de un tenedor.
Me reí entre dientes, sorprendido de que recordara eso de mí. —Por
lo general no —concordé—, pero pensé que, ya que era nuestra primera
cita de verdad y todo...
92 Val pensó y sonrió. —De verdad es la primera, ¿no?
—La primera que aceptaste por voluntad propia. Parecía una ocasión
especial suficiente para merecer múltiples tenedores.
—Yo diría que sí. Sólo han pasado cinco años desde la primera vez
que lo pediste.
Dejé que mi mirada vagara sobre ella otra vez. Su cabello estaba
recogido, dejando el cuello y los hombros al descubierto. Su piel brillaba
ligeramente en la luz suave.
Era hermosa, pero cuando la miré, fueron los recuerdos que
compartíamos los que me hicieron sonreír. Me alegraba que tuviéramos
esa historia, de lo contrario no podría ver más allá de la belleza. No la
apreciaría como lo hacía ahora.
—Valió la pena la espera, Val, lo prometo.
Mis palabras cambiaron algo en su semblante. Su sonrisa cambió a
una mirada que no podía descifrar. Su voz era suave cuando dijo—: No me
has preguntado lo que pienso acerca de tu nueva canción.
Mi estómago dio un vuelco, pero me las arreglé para sonar calmado
cuando le respondí.
—He estado tratando mucho de no hacerlo. Aprendí la lección la
última vez.
Val se sonrojó, disgustada. —Me lo merezco.
—Fuiste sincera —le dije—. No puedo pedir más que eso.
De repente se inclinó sobre la mesa y puso su mano sobre la mía.
—Me encanta la nueva canción, Kyle.
No me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba escuchar eso
hasta que dejé escapar el aliento que había estado conteniendo y me sentí
un millón de veces más ligero.
—Me alegro —le dije, haciendo bajar el nudo en mi garganta.
Moví la mano y entrelacé nuestros dedos. Val miró nuestras manos
unidas, como si no entendiera lo que pasaba.
—¿Lo decías en serio? —preguntó—. ¿O era sólo una buena idea
para una canción?
Me dolió que necesitara una aclaración. —Estoy aquí, ¿o no?
—Sí, pero no entiendo por qué. —Parecía perpleja—. Ya han pasado
cuatro años. Estuviste comprometido con alguien más. ¿Por qué escribir
otra canción ahora? ¿Qué en el mundo hizo que pensaras en mí después
de tanto tiempo?

93 Me senté hacia atrás con un suspiro y tomé un sorbo de mi vino. Val


retiró la mano a su lado de la mesa y esperó una respuesta.
—Es una larga historia —le advertí—, y estoy bastante seguro de que
hablar de tu ex novia en una primera cita es un paso en falso.
Val no iba a dejar que me librara tan fácilmente. —Necesito
entender. Quiero creer que eres sincero. No es que piense que estás
mintiendo, pero eres Kyle Hamilton. Eres imponente y caprichoso. Eres tan
apasionado en todo... por cinco minutos a la vez. No puedo evitar tener
dudas sobre qué es exactamente lo que buscas conmigo.
Ella seguía viendo al viejo yo. A la joven, estúpida y arrogante
estrella de rock que sólo sabía vivir en el momento y nunca consideró el
futuro. ¿Cómo podía hacerle entender que era diferente?
—Estoy aquí porque estoy cansado de “cinco minutos a la vez”.
Busco la oportunidad de tener algo de verdad.
Val consideró esto un momento. —¿Y crees que lo encontrarás
conmigo?
Asentí. —No creo que seas capaz de nada menos. No eres el tipo de
mujer que un hombre recoge en un bar y se lleva a casa para el fin de
semana, Val. Eres del tipo que vemos salir con otros hombres y nos hace
preguntarnos qué demonios estamos haciendo mal.
Val se congeló, mirándome a los ojos mientras se asentaban mis
palabras. Me negué a mirar hacia otro lado. Eventualmente, esbozó una
sonrisa y tomó un sorbo de su vaso.
—Todavía no puedo creer que seas el nuevo rey de la abstinencia.
Su tono burlón volvió a aligerar el estado de ánimo y me reí. —Yo
tampoco.
Después de la cena nos fuimos a la cubierta del barco. A pesar de
que nací y crecí en Surf City, nunca había sido un surfista. Pero me
encantaba el océano. Cuando era niño, me la pasaba en el bote. Mis
padres tenían su propio yate y aunque odiaba ir a sus eventos del estúpido
club de yates y mezclarme con la gente quejosa con ropas incómodas,
siempre me encantaba salir en el barco. Me encantaba la sensación del
agua balanceándose por debajo de mí y la brisa fresca con el agua salada y
el olor a las algas marinas.
Navegar alrededor de la Bahía de San Francisco era agradable,
porque mientras que el agua se encontraba un poco más tranquila que la
del océano abierto, la vista lo compensaba completamente. Por la noche las
luces de la ciudad eran increíbles y los puentes espectaculares.
Val se acercó al borde de la nave y se apoyó en la barandilla
94 mientras contemplaba el puente Golden Gate.
—Es hermoso —susurró.
Al estar de pie detrás de ella, estaba seguro de que mi vista era un
poco mejor. Me quité la chaqueta y la puse sobre sus hombros desnudos.
Puede que haya sido la primera semana de junio, pero en San Francisco
todavía bajaba de los quince grados después de que el sol se ponía. Con la
brisa, era bastante frío.
—Gracias —dijo, agarrando la chaqueta con fuerza a su alrededor.
—Es un placer. Ahora tengo una razón para hacer esto... —La atraje
hacia mi pecho y la envolví en mis brazos—. Si vas a usar mi chaqueta,
entonces es tu trabajo mantenerme caliente.
—De acuerdo —dijo.
Tomó una respiración profunda cuando le di un suave beso en el
cuello. Se estremeció y apoyó la cabeza en mi hombro. Nos quedamos en
silencio un rato, disfrutando de todo lo relacionado con este momento.
Cuando el barco se deslizó por debajo del puente, rompí el silencio.
—Nunca voy a entender cómo el hombre logra algunas de las cosas
que hace. —Al mirar la parte inferior de la enorme estructura, me sentí
impresionado.
Había una sonrisa en la respuesta de Val. —Apuesto a que hay
personas que piensan lo mismo sobre ti y las cosas que has logrado en tu
vida.
—Yo canto. No diseño estructuras milagrosas que permanecerán por
cientos de años.
—Pero las canciones que escribes durarán para siempre. Tu música
ha llegado a cientos de miles de vidas y serás recordado como parte de la
historia de este país.
El cumplido fue sorprendente y me calentó por dentro, pero al
mismo tiempo me sentí un poco ridículo. Era sólo música. No era como si
bajara el promedio nacional de embarazo adolescente sin ayuda.
—Mira quién habla —bromeé, queriendo, por una vez, apartar la
atención de mí—. Mira las cosas que has logrado en los últimos cinco
años. Fuiste tan increíble que hicieron una película de tu vida.
Val me sonrió por encima del hombro. —Estoy bastante segura de
que en la película también había un personaje que llevaba tu nombre.
—Sí, pero creo que era el villano.
Se echó a reír, y me incliné y presioné mis labios contra los suyos. El
95 beso fue casto, pero sólo por el hecho de que podía hacerlo, que Val se
encontraba aquí conmigo y que me permitía besarla cada vez que tuviera
el impulso, se sentía tan alucinante como la hazaña de construir el puente
por el que pasábamos.
Val se sonrojó. Me dio una sonrisa tímida y volvió la mirada hacia el
agua.
—Esto es un poco extraño, ¿no? —preguntó.
Le di un pequeño apretón y le dije—: Me gusta pensar que es
inevitable. Supe desde el primer momento que te vi que quería que fueras
mía. Esto se siente como... una dulce victoria.
Supe al instante que había metido la pata y que había dicho
exactamente lo peor, pero ya era demasiado tarde para desdecirme.
Val salió de mis brazos y se dio la vuelta para mirarme. Se veía como
si estuviera a punto de llevar las manos a las caderas y empezar a dar
golpecitos con el pie.
—¿“Dulce victoria”? —preguntó—. Y ahora que por fin has ganado el
codiciado premio, ¿cuánto tiempo antes de que te canses de mí y pases al
siguiente desafío?
Suspiré. A veces podría ser tan idiota. Sabía que a Val le preocupaba
mi sinceridad. Sabía que iba a sentirse insegura al principio.
—Nunca —le prometí—. Nunca podría cansarme de ti.
Parecía no creerme.
—¿De verdad crees que te voy a abandonar a la primera oportunidad
que tenga? —le pregunté—. Me ha tomado cinco años llegar hasta aquí.
¿Estoy emocionado de haberlo logrado por fin? Por supuesto. En este
momento me siento como el hombre más afortunado de la Tierra, y tengo
mucho miedo de que en cualquier momento te des cuenta que eres
demasiado buena para mí y me saques de tu vida.
Su ceño se convirtió en una sonrisa irónica.
—Es la verdad —insistí. Me acerqué y tomé su rostro entre mis
manos—. Confía en mí, no quiero arruinar esto. ¿De acuerdo?
Me miró a los ojos un momento y asintió. —Está bien.
Una vez evitada la crisis, volvió mi sonrisa. —Bien —le dije—. Y
ahora que nos entendemos, creo que es hora de reclamar el trofeo de mi
victoria.
Antes de que pudiera discutir, bajé mi cara a la suya de nuevo. Esta
vez la besé bien y fuerte. El calor del mismo probablemente era
inapropiado para una exhibición pública, pero no me importaba; quería
que ella lo sintiera. Quería empezar un incendio en su interior que la
dejaría ardiendo toda la noche.
96 La empujé contra la barandilla del barco y me incliné hasta que
nuestros cuerpos se encontraban al ras contra el otro. Mi mano se deslizó
dentro de la chaqueta que llevaba y pasé los dedos por el lado de su
cuerpo. Nada nos separaba, excepto la tela fina de su vestido, pero no era
suficiente. Mis manos cayeron a su trasero y la apreté contra mí,
esperando que su cercanía pudiera aliviar parte de mi necesidad por ella.
Se quedó sin aliento.
—Groseros —dijo la voz de una mujer joven.
Hubo una ronda de risitas y luego la voz de un hombre dijo—: Sí,
consigan una habitación.
Di las gracias al Señor por su intervención divina y me desenredé de
Val. Me disculpé cuando vi su expresión de sorpresa.
—Lo siento. Supongo que me dejé llevar un poco.
—Sí —respiró.
Fuimos interrumpidos nuevamente por una tercera voz. —¿No están
demasiado viejos para toquetearse así en público?
Me eché a reír. Quien sea que fuera nuestro policía de besuqueos,
era descarado.
—Soy una estrella de rock —le dije, volviendo la atención hacia
ellos—, es lo que se espera de mí.
Había seis adolescentes vestidos con traje formal, con ramilletes y
flores en ojal. Habían estado burlándose, pero cuando me di la vuelta, los
ceños fruncidos dejaron sus rostros y los ojos de todos se abrieron al
mismo tiempo.
—¿Kyle Hamilton?
—El único. —Les mostré mi mejor sonrisa—. Por favor, siéntanse
libres de saltar y chillar un poco si lo necesitan. No me importa.
Val resopló suavemente. Enganché el brazo alrededor de su cintura y
la atraje a mi lado.
—Lo mismo va para ti —le dije—. En cualquier momento que desees
enloquecer, hazlo.
—Sí, eso va a ocurrir... nunca.
Lancé un suspiro exagerado, por lo que las chicas delante de
nosotros se rieron. Una de ellas dio un paso adelante, sosteniendo un
teléfono.
—¿Podemos tomarnos una foto contigo? —Se sonrojó y sus ojos se
desviaron hacia Val—. ¿No le importaría a tu novia?
Llámame idiota, pero sentí un escalofrío al escuchar el nuevo título
97 de Val.
—¿Qué dices, novia? —le pregunté, echándole una mirada a Val que
la hizo reír.
—No soy su novia.
Y de repente, esa emoción se había ido. Dejé de prestar atención a
las niñas y le fruncí el ceño a Val.
—Um, sí, en realidad, eres mi novia.
—Um, no, en realidad —repitió con sarcasmo—, no lo soy. Esto es
sólo una cita.
Le entrecerré los ojos. ¿Hablaba en serio? Creí que la conversación
en su oficina lo había hecho oficial. Podría haber jurado que ella también
estaba de acuerdo. ¿Por qué seguía peleando conmigo? Bueno, si quería
una pelea, la tendría.
—Tengo noticias para ti, preciosa terca y fóbica al compromiso. Esto
no es sólo una cita. Es el comienzo de una relación.
—Es una cita para ver si te mereces una relación.
—Sabes que lo merezco. Estás siendo difícil. Tal vez no soy yo al que
le gusta la persecución. Sin embargo, no importa. Lo admitas o no,
estamos saliendo.
Rodó los ojos y extendió la mano hacia el teléfono de la chica. —Voy
a tomar la foto por ti —dijo. Levantó el teléfono y añadió—: Apriétense. Va
a ser difícil que entren todos con tanto espacio que ocupa el ego de Kyle.
Todo el mundo se rió y Val procedió a tomar una serie de fotos con
varios teléfonos diferentes. Cuando sonreí para una última foto, la chica
que se pegó a mí se quedó sin aliento.
—¡Oh, Dios mío, sabía que te veías familiar! Eres la Virgen Val, ¿no
es así?
Val le dio el teléfono a la chica y sonrió tímidamente. —Me has
atrapado.
La chica gritó y corrió hacia Val, olvidándose por completo de mí.
Fue un poco surrealista. No puedo decir que me hubiera pasado antes.
—¡No puedo creerlo! He querido conocerte desde siempre. Tu
película me inspiró mucho. —La chica levantó el brazo para mostrarle el
brazalete virgen en su muñeca que había estado escondido debajo de su
ramillete—. Lo llevo todo el tiempo. ¿Puedo tomarme una foto contigo
también? ¿Por favor? Significaría mucho para mí.
—Por supuesto.

98 Val se quitó mi chaqueta para posar para una foto. Cuando me la


dio, le guiñé un ojo.
—Mírate, robando a mis fans.
Sonrió. —Creo que vas a sobrevivir.
Cuando se dio la vuelta, la chica abrió la boca de nuevo. —¡Oh!
¡Incluso usas tu collar!
—Siempre. —Se rió cuando puso el brazo alrededor de la chica—.
Especialmente ahora que estoy en una cita con Kyle. Él necesita el
recordatorio constante.
—No parecía que el recordatorio estuviera funcionando muy bien —
murmuró uno de los chicos.
Val se sonrojó y me eché a reír. —¿Puedes culparme? —pregunté.
Sacudí una mano hacia Val—. ¿Ves lo increíblemente sexy que es esta
mujer?
Después de que Val posó para unas fotos, la chica que la había
reconocido, la abrazó y le dijo—: No puedo creer que estés saliendo con
Kyle Hamilton.
Val suspiró, pero me reí. —Yo tampoco —le dije—. Sólo me costó
cinco años y un voto de celibato para que dijera que sí.
Los ojos de la muchacha se desorbitaron y se mordió el labio para
contener un chillido de emoción. Robé otra vez a Val y deslicé el brazo
alrededor de su cintura.
—Ahora, si nos disculpan, ya que esta es nuestra primera cita y
todo, creo que debería llevar dentro a la encantadora dama para dar una
vuelta en la pista de baile.
Antes de que pudiera arrastrar a Val, la chica gritó—: ¿La besarías
otra vez para nosotros?
Me detuve y sonreí.
—¿Qué? —preguntó Val.
—Encantado.
Empecé a inclinarme, pero Val puso una mano sobre mi boca.
—Espera —dijo, riendo—. ¿No acaban de pedirle que dejara de
besarme?
La chica se ruborizó, pero dijo—: ¿Por favor? Mi hermana mayor
también es un gran fan de la Virgen Val. Nunca va a creer que ustedes
están juntos de verdad.
Val sacudió la cabeza. —Te lo dije, sólo estamos en una cita. No
99 estamos…
Val se quedó sin aliento por la sorpresa cuando la atraje a mis
brazos y la incliné hacia atrás.
—¿No estamos juntos? —le pregunté y la besé el tiempo suficiente
para que esas chicas hicieran todas las fotos que desearan sus corazones.
Cuando finalmente la volví a poner sobre sus pies, suspiró.
—¿Siempre tienes que hacer una escena?
—Bueno, ya sabes, es como les dije —señalé hacia los adolescentes
con mi pulgar—, soy una estrella de rock. Está en la descripción del
trabajo.
12
M es por Medios
Traducido por Niki
Corregido por CrisCras

Por mucho que odiara tener que levantarme solo a la mañana


100 siguiente, tener mi propio lugar para dormir mientras me encontraba en la
ciudad era un mal necesario para poder salir con una mujer con la que no
tenía permitido tener sexo.
Pensé que entendía la tentación. Había estado tentado de botar mi
pulsera un montón de veces en los últimos ocho meses y me las arreglé
para mantenerme fuerte. Pero esas veces simplemente había rechazado
sexo ocasional con extrañas. Val no era una extraña y no había nada
casual sobre la conexión que sentía con ella.
Cuando la dejé en la puerta de su casa al final de nuestra cita, un
deseo tan intenso se estrelló contra mí que casi me puso de rodillas. Me
quedé allí, apoyado en el marco de la puerta, con miedo a dar un solo paso
hacia el interior mientras le daba un beso de buenas noches.
Le advertí que cerrara la puerta con doble seguro una vez que me
fuera, por si acaso cambiaba de opinión en unas pocas horas, cuando
todavía sufriera los dolorosos efectos secundarios de nuestra abstinencia.
Los ojos se le pusieron todo llorosos y me dijo lo mucho que apreciaba mi
comprensión y mi voluntad para intentarlo. Fue entonces cuando me dirigí
directamente al hotel más cercano y tomé una buena ducha fría. Ahora era
por la mañana y me pregunté si sería capaz de tomar una ducha caliente
de nuevo.
El hotel más cercano a la casa de Val no tenía servicio de habitación,
pero sí desayuno gratuito. Nadie nunca rechazaría comida gratis. Bajé a
alrededor de las ocho y media a la caza de lo que esperaba fuera una
galleta y algunos huevos.
Acababa de servirme una taza de café cuando oí la voz de Val. Me
tomó un minuto encontrarla, porque no pensé en comprobar la televisión.
—Lo siento, pero ¿qué hacen ustedes aquí? —refunfuñó.
La televisión en el vestíbulo del hotel transmitía las noticias locales.
Una Val con un aspecto altamente molesto se encontraba de pie en su
puerta delantera en pijama con el cabello revuelto.
—Hemos visto tu foto en la portada de la revista Celebrity Gossip de
esta mañana —dijo el periodista—. ¿Es cierto que te has reconciliado con
Kyle Hamilton y ahora estás saliendo con él?
Me eché a reír. Así que los fans que conocimos anoche eran de la
clase emprendedora. Debería haber pedido una parte del dinero que
ganaron vendiendo nuestras fotografías a los tabloides.
—Kyle y yo reconciliamos nuestras diferencias hace más de cuatro
años y sí, tuvimos una cita anoche. Todavía no entiendo por qué eso
requiere una conferencia de prensa en mi casa a las ocho y media de la
mañana del sábado.

101 Me reí de nuevo. Así que Val no era una persona mañanera. No me
hubiera imaginado eso de ella. Había asumido que era una de esas
mujeres que siempre estaban alegres y completamente arregladas.
—¿Dónde está Kyle? —preguntó un hombre con una gran cámara—.
¿Podemos hablar con él? ¿Qué te hizo decidir romper tu promesa de
esperar hasta el matrimonio?
Los ojos de Val se ensancharon cuando finalmente se dio cuenta de
por qué estaban todos tan inquietos. Dejó escapar un suspiro y se frotó la
cabeza indicando que le dolía. —No he roto mi promesa —dijo—. Fui a una
cita. Eso es todo. Kyle me llevó a cenar y me trajo a casa alrededor de las
23:30. Me fui directamente a la cama. Sola.
—¿Entonces de quién es ese coche en tu camino de entrada?
—Tengo una compañera.
Me olvidé del desayuno cuando vi el dolor en los ojos de Val. Val
necesitaba ser rescatada. Hacía todo lo posible para mantener la
compostura delante de las cámaras, pero se sentía insultada por las
preguntas.
La casa de Val estaba a sólo tres cuadras del hotel y llegué allí en
menos de cinco minutos. Grazné para llamar la atención de todos cuando
llegué y salté fuera del coche, diciendo—: Bueno, gente, es tiempo de que
circulen. Nada escandaloso pasa aquí. Si Val me deja porque ustedes
pusieron en duda su virtud, voy a estar muy molesto.
El grupito de paparazzi entró en un frenesí. Me bombardearon con
preguntas, pero abrieron el camino para que llegara a la puerta principal
de Val mientras tomaban fotos y videos.
Val salió al pórtico, frotándose los brazos. Tal vez tenía frío, o tal vez
sólo trataba de ocultar el hecho de que no llevaba sujetador. Iba vestida
con unos pantalones de chándal y una camiseta sin mangas. Estaba
descalza, sin maquillaje y su cabello era un desastre. Decidí que ese look
de recién salida de la cama era muy sexy en ella. Aun así, me saqué la
chaqueta y la envolví a su alrededor. Sólo yo debería ser capaz de disfrutar
de ella de esa manera.
—Buenos días, hermosa —le dije mientras cerraba la chaqueta y la
besaba en la mejilla—. ¿Sabías que estás en directo en este momento? —
Señalé la furgoneta aparcada en la acera que decía que era del canal
nueve—. Te vi en la tele en el hotel y no pude dejarte tener toda la
diversión para ti sola.
Frunció el ceño, pero se derritió en mis brazos y dijo—: Gracias por
venir. ¿Cómo me deshago de ellos?
Me eché a reír. —Sonríe y contesta sus preguntas.
Eso me valió otro ceño fruncido, pero Val se compuso. —Bien —dijo,
102 y se obligó a sonreír para las cámaras—. ¿Qué es lo que quieren saber?
Todo el mundo gritó preguntas a la vez, pero hubo uno que se
destacó. —¿Es cierto que rompiste con Adrianna Pascal a causa de Val?
—Rompí con Adrianna porque se fue a casa con el hombre
equivocado en mi cumpleaños. Es decir, sé que Brian me interpretó en la
película V es por Virgen, pero el parecido entre nosotros no es tan fuerte.
—¿Entonces están oficialmente juntos, chicos?
Val dijo “no” a la vez que yo dije “sí”, y la multitud se echó a reír.
Le di a los paparazzi una gran sonrisa y dije—: Disculpen un
minuto. —Me volví hacia Val y le dije—: Vamos. ¿No lo pasaste bien
anoche?
—Sí.
—¿No quieres volver a salir?
Dudó en contestar, como si estuviera esperando una trampa. ¿He
mencionado que es una mujer inteligente?
—Sí… —dijo lentamente.
Sonreí. Entra directa en mi trampa, señorita. Jensen. —¿Y no estarías
molesta si comenzara a salir con alguien más en este momento?
No respondió, pero entrecerró los ojos y apretó la mandíbula. ¡Bingo!
Juego. Set. Partido. Ganador —Kyle Hamilton. Novia —Virgen Val.
—Eres sexy cuando estás celosa —bromeé—. Ahora que hemos
establecido que no tengo permitido ver a otras personas y por cierto tú
tampoco, admite amablemente ante estas bellas personas que eres mi
novia.
Levantó la vista al cielo y dejó escapar un suspiro de exasperación.
—Está bien. —Lanzó una mirada inexpresiva hacia las cámaras y dijo—:
Supongo que es oficial.
Sonreí como un idiota y la atraje hacia mí. —Gracias. —Le di un
beso en los labios antes de presentarla ante las cámaras—. Todo el
mundo, saluden a mi nueva… —Miré a Val de nuevo—. ¿Cuál es la palabra
que estoy buscando? ¿Eres mi qué?
Ella rodó los ojos pero esbozó una sonrisa cuando dijo—: Soy tu
novia. Incluso me aseguraré de actualizar mi estado de Facebook.
¿Quién es el hombre?
La multitud comenzó a disparar preguntas de nuevo. Era el tipo de
las noticias del Canal Nueve, que obtuvo su respuesta cuando sostuvo su
micrófono hacia mí y dijo—: ¿Cómo van a manejar el tema del sexo?
Levanté mi muñeca con una mueca y esperé los jadeos.

103 —¿De verdad estuviste de acuerdo con abstenerte de tener


relaciones sexuales?
Me encogí de hombros. —No iba a salir conmigo de lo contrario.
—¿No va a ser difícil para ti?
Solté una carcajada. —¿Es una broma? No ser capaz de tocarla
anoche fue tan difícil que casi la llevé a Las Vegas para casarnos, así
podría salirme con la mía por fin.
Los reporteros se volvieron locos sobre ese comentario. Se reunieron
más de cerca, chasqueando sus cámaras de nuevo y gritando más
preguntas —la mayoría queriendo saber si estábamos comprometidos. Me
eché a reír hasta que Val golpeó mi brazo. —¡Kyle! —gritó.
—¿Qué? Les dije que estaba tentado. No es que planeara llevarlo a
cabo.
Me miró y no pude dejar de reírme de ella. Siempre me había
encantado cuando se enojaba conmigo. —Está bien —le dije—. Lo siento.
—Volví mi atención a los periodistas—. Val y yo no estamos
comprometidos en secreto. Sólo hemos estado en una cita, por lo que
todos podemos calmarnos. Nadie va a correr a ninguna capilla. Ni siquiera
sabemos si las cosas van a funcionar entre nosotros. Sí, esto de no tener
relaciones sexuales con mi novia va a ser increíblemente difícil, pero voy a
intentar mi mejor esfuerzo. Ahora, si no les importa, voy a llevar a Valerie
adentro y a hacerle un poco de café caliente. Prácticamente se convirtió en
un témpano de pie aquí con los pies descalzos.
Val pareció aliviada cuando abrí la puerta y la empujé dentro,
ignorando las preguntas que seguían arrojando en nuestra dirección.

***

Pensé que la entrevista había ido muy bien, pero fue obvio que yo
era el único disfrutando en el momento en que la puerta se cerró entre los
reporteros y nosotros. Val dejó escapar un largo gemido cuando se quitó la
chaqueta de cuero y se dejó caer en el sofá.
—No fue tan malo —dije, uniéndome a ella.
Extendí los brazos para que se acurrucara en ellos y conseguí una
mirada feroz en su lugar. —¿Las Vegas, Kyle? Ahora todo el mundo piensa
que estamos comprometidos en secreto y que sólo nos vamos a casar para
que puedas dormir conmigo.
En serio no lo veía tan grave. —¿A quién le importa?
—A mí.
104 —Mierda. Alguien está de mal humor esta mañana. —Su estado de
ánimo era contagioso y me encontré trabajando para mantener el control
de mi temperamento—. Mira, la gente me conoce, ¿de acuerdo? Y te
conocen. Puede ser que piensen que soy capaz de ello, pero nadie va a
creer que tú habrías corrido a Las Vegas conmigo. Fue sólo una broma.
—No, fue un acto de circo. Siempre lo es contigo. —Se levantó y se
acercó a la ventana del frente. Al tirar de la cortina, frunció el ceño—. Ni
siquiera has estado en mi vida durante veinticuatro horas y ya tengo a los
medios acampados en mi jardín.
Dejó caer la cortina y se dio la vuelta para mirarme. —Voy a empezar
un programa de postgrado intensivo en septiembre en una de las escuelas
más competitivas del país. Nunca voy a lograr pasarlo si los paparazzi me
están acosándome veinticuatro horas al día, siete días a la semana.
Se frotó las sienes de nuevo, seriamente estresada. Quería ayudar de
alguna manera, pero no había nada que pudiera hacer con respecto a los
reporteros y a los fotógrafos. Siempre estarían allí. Eran parte de la vida
para mí.
Me levanté y crucé la habitación hacia ella, aliviado cuando me dejó
tomar sus manos entre las mías. —Esto es sólo porque somos novedad en
este momento —le prometí—. El frenesí de los medios va a apagarse antes
de empezar la escuela.
Me golpeó con una mirada severa. —No, no lo hará. Eres un
instigador, Kyle, un espectáculo. Te luces para las cámaras y te siguen por
ahí como perros esperando que les lances otra delicia. Tu vida será
siempre así. —Alzó su mano en dirección a la puerta, indicando a los
periodistas sobre el césped—. Yo no quiero eso. Odio la locura.
Su tono era enojado, acusatorio y me dolió tanto como me molestó.
—Ah, ¿y cómo es que salir contigo va a ser un día de campo?
Val se estremeció, así que traté de controlar mi temperamento. —
Quiero tener sexo contigo —admití—. Más que nada. —Ante su sorpresa,
la sostuve entre mis manos y se encogió de hombros con impotencia—.
Quiero llevarte a tu habitación ahora mismo y hacerle a tu cuerpo cosas
que te harán gritar mi nombre en éxtasis. Nunca he querido nada más en
toda mi vida. Odio no poder tocarte. Lo odio.
Val tiró para liberar sus manos y dio un paso atrás, un paso lejos de
mí. —Pero… —Sus ojos se posaron sobre la pulsera en mi muñeca—. Ya
estás absteniéndote. Renunciaste al sexo por tu cuenta.
—Renuncié al sexo ocasional —aclaré—. Renuncié al sexo con
extrañas. Me he abstenido porque no he tenido a nadie que me importara.
Ya no quiero que hacer el amor sea algo sin sentido. Pero si estoy en una
relación comprometida, eso cambia las cosas.
105 Me miró atónita.
—Lo siento, Val, pero resulta que pienso que la intimidad sexual es
una parte vital de una relación. Puedo admitir ahora que el sexo es
especial y que se debe esperar a que alguien te importe para estar con
ellos, pero nunca voy a entender por qué tienes que tener un sello de
matrimonio en primer lugar. Sin duda nunca estaré de acuerdo con eso.
Sigo pensando que haces una elección estúpida. Esperar al matrimonio no
tiene sentido.
Los ojos de Val se llenaron de lágrimas. No quería hacerle daño, pero
necesitaba ella saber cómo me sentía. Tenía que ser honesto. Yo iba a
luchar con esto, y ella necesitaba saberlo.
—Entonces, ¿qué haces aquí? —preguntó—. Si lo odias tanto y
piensas que estoy siendo una idiota, ¿por qué volver? ¿Por qué pedirme
estar en una relación?
Esa era la pregunta del momento, ¿no? —Porque tú lo vales.
Di un paso hacia ella de nuevo y cuando trató de retroceder, seguí
acercándome hasta que quedó arrinconada contra una pared. Volvió la
cabeza hacia otro lado, pero agarré su barbilla y la obligué a mirarme a los
ojos. Si alguna vez hubo una cosa que quería que ella entendiera, una
cosa que necesitaba que creyera, era esto.
—Estoy dispuesto a hacer el sacrificio, porque creo que tú lo vales.
No me va a gustar todo de ti y a ti no te va a gustar todo de mí, pero eso no
significa que no podamos hacer que esto funcione.
Val cerró los ojos contra más lágrimas. Por mucho que me odiara por
ser la causa de su tristeza, pensé que se veía hermosa con el enredo de
agua en sus pestañas. Una gota escapó y cayó por su mejilla, y la limpié
con mi pulgar.
—Tenemos algo especial —dije en voz baja—. Puedo sentirlo. Creo
que tú también puedes hacerlo. Así que voy a tomar lo malo con lo bueno y
pedirte que trates de hacer lo mismo. No puedo evitar la fama. No sólo es
mi trabajo, me encanta. Soy una puta en busca de atención. Eso lo sé. No
voy a negarlo. Te estoy pidiendo que lo aceptes. Sé que lo odias, pero es
tan parte de mí como lo de ser virgen es una parte de ti.
Val se tragó sus emociones y asintió. —Está bien. —La promesa salió
pequeña y estrangulada—. Tienes razón. No puedo esperar que tú hagas
todos los sacrificios. Voy a encontrar una manera de lidiar con la fama.
Un peso que no me había dado cuenta que estaba allí se elevó de mi
pecho y solté el suspiro que había estado conteniendo en mis pulmones. —
Gracias —le dije mientras presionaba un ligero beso en sus labios.

106 Finalmente abrió los grandes y hermosos ojos marrones y miró


fijamente los míos. Su incertidumbre y su miedo brillaron en su mirada,
pero junto con la vulnerabilidad vi esperanza. —Por favor, espero que lo
valgas —susurró.
La duda debería haber picado, pero en vez de eso calmó mis nervios.
No estaba segura de lo nuestro, pero estaba dispuesta a correr el riesgo.
Eso requería coraje —algo que Val siempre había tenido en abundancia y
una de las cosas que me gustaban de ella.
Sentí las esquinas de mi boca curvarse en una sonrisa. —Voy a
hacer mi mejor esfuerzo —le prometí y la besé de nuevo. Esta vez hice que
durara y puso los brazos alrededor de mi cuello. La aparté de la pared y la
envolví con fuerza en mis brazos, necesitando la conexión tanto como
estaba seguro de que ella lo hacía en ese momento. Nos separamos cuando
escuchamos una fuerte aspiración.
—Eso fue tan hermoso —dijo una voz llorosa—. Totalmente van a
lograrlo.
Me di la vuelta para ver a una rubia vestida con una bata
sonriéndonos desde el pasillo. Se secó los ojos con un pañuelo y le tendió
la caja. Val rió mientras tomaba un pañuelo de papel. Estaba bastante
seguro de que me perdía una broma.
Las dos mujeres se abrazaron y luego Val empujó a su amiga hacia
mí. —Kyle, esta es mi compañera, Stephanie. Stephanie acaba de
comprometerse hace un par de semanas y eso la volvió un poco emocional.
Llora en todo momento. Películas, canciones, libros, conversación de
chicas… incluso esa vez cuando lavaba la ropa.
Stephanie empujó a Val juguetonamente. —Sólo estoy feliz —dijo—.
Austin y yo hemos estado juntos durante tres años. No creí que me lo
pediría alguna vez. El compromiso fue una completa sorpresa.
No hice preguntas. Cara y Adrianna también habían sido ambas
unos líos pegajosos y emocionales después de comprometerse. Con el
tiempo, esa etapa pasó y se estableció la etapa “Noviazilla”. No pensé que
esta mujer necesitara oír que pronto dejaría las lágrimas de alegría y se
convertiría en una neurótica loca del control, así que simplemente le tendí
la mano y dije—: Felicitaciones.
El rostro de Stephanie se sonrojó mientras sacudía mi mano. —Es
un placer conocerte al fin —dijo—. Estuve allí durante la mayor parte de
los eventos del último año de la escuela, pero estoy segura de que no te
acuerdas de mí. En aquel entonces sólo tenías ojos para Val.
Mis ojos se dirigieron automáticamente a Val y sonreí ante sus
mejillas sonrosadas.
—Supongo que no ha cambiado mucho.
107 Cuando me di cuenta de que la miraba fijamente, me reí y atraje a
Val de nuevo hacia mis brazos. —Algunas cosas han cambiado. Por
ejemplo, ahora tengo permitido besarla.
Procedí a demostrar mi punto.
—Así que, respecto al resto del fin de semana… —dije.
Val se encogió de hombros. —No tengo planes hasta el lunes.
Justo lo que esperaba oír. —Bien. Tengo más que suficientes planes
para los dos, pero me temo que requerirán que estés duchada y vestida. —
Incapaz de resistirme, le sonreí y le dije—: ¿Te gustaría un poco de ayuda
con eso?
—Síp. —Stephanie volvió a reír—. Definitivamente sigue siendo el
mismo Kyle.
13
E es por Entrevista
Traducido por Julieyrr & Mire
Corregido por Jasiel Odair

Me asusté cuando mi teléfono sonó en mi bolsillo trasero. Estuve al


108 borde durante días.
Hola, estrella de rock. ¿Cómo te fue en la entrevista?
El alivio me inundó cuando vi que el mensaje era de Val. Habíamos
tenido el fin de semana más increíble juntos, y entonces volé a casa el
lunes y no había conseguido nada más de ella que un par de mensajes al
azar en tres días. Ella se encontraba inundada de trabajo y a mí se me
aproximaba una entrevista, así que volé a casa. Val no había dicho nada
sobre cuándo volveríamos a vernos.
Todavía esperando, le contesté. No estoy seguro de porqué el retraso.
Te desearía suerte, pero no la necesitas. Vas a rockearlos.
Era nuevo en las relaciones a distancia. No me gustaba que
hubiéramos dejado las cosas abiertas. Val estaba tan absorta en su loco
mundo a toda velocidad. Me preguntaba incluso si se dio cuenta de que
pasaron tres días y no habíamos hablado. Tal vez eso era normal para ella
en una relación, pero yo era un chico del tipo todo o nada. No quería
preguntarle directamente si quería venir a Los Ángeles este fin de semana,
pero, ¿qué podía decir para darle una pista?
Deseo que estuvieras aquí. Deberías hacer esta entrevista conmigo.
También me gustaría estar ahí. Te extraño.
Bueno, eso no respondía nada. Pero por lo menos me extrañaba. Por
lo menos pasé por su cabeza un par de veces desde que me fui. Otro texto
siguió a su último.
¿Es cursi? ¿Decir que te extraño? Sé que sólo han pasado tres
días.
Sentí una sonrisa colarse en mi cara. Probablemente la primera que
había logrado en todo el día. Le preocupaba decir que me echaba de
menos, mientras que yo luchaba para no saltar en otro avión.
No es cursi, escribí. Yo también te extraño. Todas mis otras novias de
aquí no son tan divertidas como tú.
JA. JA. No es gracioso.
Me eché a reír. Eres sexy cuando estás celosa.
Me tengo que ir. He quedado con mi otro novio para el
almuerzo.
Tienes razón. No es gracioso.
¿Ves?
En realidad no vas a almorzar con otro tipo, ¿no?

109 Ah, eres tan lindo cuando estás celoso.


Está bien, me tienes.
Bueno. La verdad es que tengo que irme. Llego tarde a una
reunión. Hablaré contigo pronto, ¿de acuerdo?
No puedo esperar.
Deslicé mi teléfono en el bolsillo y traté de no fruncir el ceño. Sabía
que bromeaba con el comentario del novio, pero odiaba pensar en ello de
todos modos. Sobre todo después de haber conocido a Bryce Carmichael,
el chico de oro de F es por Familia.
Eché un vistazo alrededor del estudio, preguntándome cuál era la
tardanza.
Mis representantes habían corrido la voz de que me comprometía al
reto de abstinencia V es por Virgen, e invitaron a un número de personas
de diferentes medios de comunicación para presenciarlo. Celebrity Gossip
pidió hacer una cubierta y una foto de cuatro páginas de difusión y
entrevista. ¿Quién diría que mi abstinencia sería una noticia de primera
plana?
Habían ido con todo por esto —luces y cámaras en todas partes.
Tenían tres equipos de ubicaciones separadas, astuto y mi propia sala de
espera privada. Al menos tenía eso. No era acosado por la prensa mientras
esperaba. En serio, ¿cuál era el problema?
Cuando empecé a inquietarme, saqué de nuevo mi teléfono. Esta
tontería tenía que empezar ya para no sentarme aquí, imaginando a Bryce
“P es por Perfecto” Carmichael idear un plan para hacer del mundo un
lugar mejor de margaritas con mi novia.
O el jugador “jardinero central” de los Angeles, Mike Trout, para el
caso.
—¿Nervioso?
Mire hacia arriba para ver a Robin sonriéndome.
Maldije a mi estúpida inquietud. Tenía esperanza de que no
pareciera que me daba miedo todos los demás aquí. Todos los periodistas
sentados en el otro lado del estudio estarían encantados de decirle al
mundo que estaba nervioso en estos momentos.
Me obligué a quedarme quieto. —No estoy preocupado por la
entrevista.
—Entonces, ¿te emociona pronunciar tu abstinencia? —bromeó.
—Sip. Eso es todo. ¿Cómo lo adivinaste?
La sonrisa de Robin se convirtió en satisfecha. —¿Por qué Val te ha
puesto inquieto?
110 Hice una mueca. —¿Es obvio?
—Reconozco el drama de una relación cuando lo veo. ¿Qué ocurre?
Pensé que las cosas iban bien en el norte de California.
¿De verdad iba a tener esta conversación? Busqué en la habitación
de nuevo, deseando que alguien estuviera listo para mí, pero todo el
mundo estaba allí de pie alrededor todavía.
Robin se cruzó de brazos y me dio una mirada que dejaba claro que
hablaba en serio.
Con un suspiro, alejé mi teléfono e hice un gesto hacia la silla vacía
junto a la mía. —Toma asiento, pon los pies en alto.
El rostro de Robin se iluminó y se sentó. Verla caer en su asiento fue
doloroso. Miró a su alrededor y bajó la voz. —¿Estoy, como, rompiendo
algún tipo de regla por hablarle al talento?
Sonreí. —No cuando los conoces personalmente. Eres una
distracción bienvenida.
—Entonces, ¿qué pasa contigo y Val?
—Espero que eches un vistazo —contesté—. Les advertí que habría
una mujer embarazada aquí. Estarán equipados con un montón de
mantequilla de maní y pepinillos.
Robin se rió y subconscientemente se frotó el vientre. Sin embargo,
mi táctica para evitarla funcionó y ella estaba distraída. —Tristemente, mis
antojos han sido diferentes esta vez. Estoy loca por la torta de plátano y
taquitos de gasolineras. Asqueroso, ya sé, pero…
—Ooh, ¿aquellos pepper jack? Me encantan.
Se echó a reír de nuevo y tiró su brazo por encima de mi hombro. —
Kyle, creo que podrías ser mi alma gemela.
Robin tenía toda la razón. Me incliné y hablé en voz baja como si
estuviera compartiendo un gran secreto. —¿Quieres ver algo genial? Mira
esto.
Levanté la mirada y señalé a la primera persona que vi. El chico
estaba cerca de los dieciocho o diecinueve años y tenía las manos llenas de
un montón de alambres enredados. Parecía muy emocionado por tener mi
atención. —¿Qué puedo hacer por usted, señor Hamilton?
Le guiñé un ojo a Robin y luego dije—: Tenemos una emergencia de
señora embarazada en nuestras manos. Necesito a alguien que corra al 7-
Eleven y consiga un par de esos taquitos de pepper jack que hacen y un
pedazo de torta con sabor a plátano.
Sonreí cuando el chico le hizo señas a uno de sus miembros de la
111 tripulación y entregó los cables. —¿Puedes llevar esto a soporte técnico?
Tengo que hacer un recado para el señor Hamilton. —Se volvió hacia mí y
dijo—: ¿Dos taquitos y un pedazo de torta de plátano?
—De la marca pepper jack.
—Estoy en ello.
Lo detuve antes de que se fuera. —En realidad, trae cuatro. —Me di
unas palmaditas en el estómago y le sonreí—. Antojos por simpatía.
Una vez que el chico se fue, Robin se echó a reír. —¿En serio lo
hará?
—Oh, sí. También se apresurará.
Robin negó con la cabeza diciendo—: No tenías que hacer eso. —Pero
no pudo ocultar su diversión.
—Ah, no te preocupes por eso. Será pagado. Además de que
probablemente acabo de hacer todo su día. Ahora tendrá la oportunidad de
ir a casa y contarle a su familia que llegó a conocer a Kyle Hamilton y que
nos gustan los taquitos y el pudín. —Cuando Robin me lanzó otra mirada
incrédula, le sonreí—. Hay ventajas por ser el talento.
—Supongo que sí. —Robin se estiró y cerró los ojos—.
Desafortunadamente, sobornarme con comida no va a conseguir que te
libres. Vamos, confiesa.
—Eres peor que Cara. —Me reí y decidí que había perdido la
batalla—. No hay nada mal. Es estúpido.
Robin se encogió de hombros. —Pero te está molestando.
—Bueno, sí, me molesta. Vivimos separados por seis horas y no
hablamos de cómo vamos a trabajar en esto de la distancia antes de irme.
La pelota estaba en su patio y ella no dijo nada. He estado ausente tres
días y todavía no ha sacado el tema. Normalmente no soy necesitado o
acosador, es que ella siempre está tan ocupada. ¿Qué si no puede manejar
escribirme por un mes?
Me sorprendió que acabara de admitir todo eso. Me sentía como un
idiota, pero Robin no se rió. Permaneció en silencio durante un minuto,
luego dejó escapar un largo suspiro. —No voy a mentir, eso siempre va a
ser un problema con Val. Ella y yo no estamos tan unidas como estábamos
acostumbradas en la escuela secundaria. Seguimos siendo buenas amigas.
Nos mantenemos al tanto en Facebook, la veo un par de veces al año y me
hice cargo de todo lo de V es por Virgen para ella cuando fue a la
universidad, así que sigo trabajando un poco con ella. Sé cómo opera.
Siempre está ocupada, siempre tiene mucho en su plato. Vive por el
horario en su tableta. Es probable que siempre tengas que competir por su
tiempo.
112 Fruncí el ceño. ¿No se suponía que esta chica habladora me hiciera
sentir mejor? ¿No era por eso por lo que las mujeres siempre eran tan
insistentes en hablar?
—Pero —dijo Robin viendo la expresión de mi cara—, ella siempre
está ahí cuando la necesitas. Y tiene una forma de hacer funcionar lo
imposible. Creo que te sorprenderías.
No podía ignorar la sinceridad en la voz de Robin, de hecho hacía
que me sintiera mejor. Robin conocía a Val y si pensaba que funcionaría,
entonces yo también tendría fe.
Justo en ese momento, escuché un portazo y un par de zapatos de
tacón chasquear por el suelo a toda prisa. No sé qué hizo que la sonrisa de
Robin se agrandara hasta que escuché a Val gritar—: ¡Estoy aquí! ¡Lo
siento mucho! Hubo un accidente en Grapevine. El tráfico en la autopista
fue detenido durante casi dos horas. ¿Qué se le puede hacer?
Me volví hacia Robin, sintiéndome un poco traicionado. —¿Supiste
todo el tiempo que iba a venir?
Robin se rió, disfrutando mucho de mi estado de shock. Me palmeó
la pierna y guiñó un ojo cuando se levantó de su silla. —Yo lo arreglé.
Me dejó sentado allí, desconcertado y corrió hacia Val. Se abrazaron
y conversaron durante un minuto antes de que Robin señalara en mi
dirección y Val me viera. Mi boca debía seguir colgando abierta porque Val
frunció los labios en un intento de no reírse.
Me levanté para saludarla y la encontré a medio camino. —Hola.
Hubo un atisbo de inseguridad en su respuesta. —¿Sorpresa?
Todavía me sentía un poco aturdido mientras la atraía a mis brazos
y le daba un beso rápido. —¿Viniste para hacer la entrevista conmigo? —
Mi incredulidad empezaba a fundirse con gratitud y por fin conseguí una
sonrisa.
—En realidad… —vaciló, tomando su labio inferior entre los
dientes—. Bryce me convenció de tomarme el verano libre. Mis padres me
dijeron que podía quedarme con ellos hasta que empiecen las clases.
Estaban muy emocionados.
No podía creer lo que dijo. —¿Dejaste tu trabajo?
Se encogió de hombros como si no fuera nada, pero sus mejillas se
volvieron de color rosa. —He estado entrenando a un reemplazo, de todas
formas, porque sabía que tendría que entregar la organización una vez que
empezara la escuela de posgrado. Simplemente entregué un par de meses
antes de tiempo. Honestamente, me vendría bien el descanso.

113 Esperó una respuesta pero no sabía que decir. Seguía imaginando
un planificado gigante día con la totalidad de su programación borrada y
reemplazada con la palabra “KYLE” en grandes letras mayúsculas.
Cuando no pude hablar, empezó a divagar. —Todavía habrá alguna
conferencia telefónica al azar y tengo algunas cosas de dama de honor
para la boda de Stephanie que voy a tener que…
La interrumpí con un beso. La mujer acababa de renunciar a su
trabajo por mí. La necesitaba en mis brazos. La atraje más cerca y la besé
hasta que ella se derritió. Me miró, su cara roja, con una sonrisa tímida. —
Así que, ¿está bien que viniera?
—¿Está bien que mi novia quiera pasar su verano en la misma
ciudad que yo? —Fingí pensar en ello—. Creo que voy a sobrevivir.
Su sonrisa se volvió más segura. —¿Y está bien si hoy comparto el
centro de atención contigo? Tantas personas se pusieron en contacto
conmigo después de esa aventura en frente de mi casa; pensé que hacer la
entrevista juntos ayudaría a responder muchas preguntas. Cuando Robin
se lo mencionó a tu gente, parecían muy emocionados.
—Primero se roba a mis fans, entonces quiere hacerse cargo de mi
entrevista —le dije, con un suspiro juguetón—. ¿Y dices que yo soy el
glotón por la atención?
Val rodó los ojos y no pude evitar besarla de nuevo. —Gracias por
venir.
***

Lo primero que hicieron fue sentarnos a Val y a mí para una


entrevista en la que anunciamos que estábamos saliendo oficialmente.
Expliqué que había dejado el sexo por ella y que estaría haciendo equipo
con la campaña V es por Virgen y con la fundación “No Todo El Mundo Lo
Está Haciendo”. Le mostré mi pulsera, les conté sobre el porcentaje de las
ventas de álbumes que estaría donando e incluso canté “Vale la pena
esperar” a capela.
Luego hubo una breve sesión Pregunta y Respuesta. La mayoría de
las preguntas fueron dirigidas a Val. Qué pensaba de la canción. Cómo se
sintió cuando nos reunimos. Cómo me las había arreglado para finalmente
conquistarla.
—Oh, eso es fácil —dijo—. Me convenció cuando vi las fotos de hace
cuatro años después de que fue apodado el Hombre Vivo Más Sexy de ese
año.
Val fingió abanicarse y toda la sala estalló en carcajadas. Me reí con
ellos, pero por dentro me sorprendió. En todos los años que la conocía, ella
114 ninguna vez coqueteó conmigo. Yo coqueteaba, todo lo que hacía era
atacarla, pero ella nunca había correspondido. Ni siquiera una vez me dijo
que pensara que yo era guapo. Sabía que se sentía atraída por mí, porque
siempre me respondía a un nivel físico, tanto si quería como si no, pero
nunca lo admitió en voz alta.
—Sin embargo, lo cierto es que —dijo, cuando se calmó la risa—, no
estoy segura de cuándo me convenció.
Me miró contemplándome y sacudió ligeramente la cabeza cuando
dijo—: Me volvía tan loca, pero de alguna manera me gustó desde la
primera vez que nos vimos. Debajo del ego, es un hombre increíble. Es
apasionado y centrado. Somos iguales en esa forma; simplemente siempre
tenemos nuestros ojos en diferentes premios. Todavía me vuelve loca a
veces, pero ahora que el tema del sexo no está en nuestro camino —se
encogió de hombros y se sonrojó—, es un poco difícil de resistir.
Val me sonrió y le devolví la sonrisa, intentando con todas mis
fuerzas ocultar el hecho de que luchaba con emociones inesperadas. Este
era un lado de ella que nunca me había mostrado antes. Sabía que se
preocupaba por mí y que era así con los demás, pero yo personalmente
nunca experimenté la coqueta y cariñosa Val, quien estaba muy bien y
tenía un alto concepto de mí y me complementaba. Hasta ahora, siempre
había estado en guardia conmigo.
—Estás muy callado, Kyle.
La declaración fue más una pregunta y venía de alguien sentado en
la multitud. Me preguntaba cuánto tiempo había estado sentado allí, en el
espacio.
—Estoy un poco sorprendido —bromeé—. No estoy seguro de quien
es esta increíble mujer sentada a mi lado, o qué paso con la sarcástica
chica defensiva que recuerdo de hace cuatro años.
Val me apretó la mano y con una voz llena de sinceridad del corazón,
dijo—: Ella creció.
Algo me golpeó en el pecho y me hizo sentir como si no pudiera
respirar. Tendría que terminar la entrevista después de eso porque Val
hizo que todo se retorciera en mi interior.
Me filmaron firmando la promesa oficial de abstinencia V es por
Virgen y presenté el certificado a Val. —Toma —le dije, actuando como si
hubiera firmado mi vida y estuviera siendo arrojado a una celda de
prisión—. Soy oficialmente abstenido. Tú ganas.
Ella brillaba de una manera que nunca había visto al aceptar el
documento con mi firma. Sonrió al papel, luego echó los brazos alrededor
de mi cuello y me besó. —Y yo soy oficialmente tuya —dijo—, así que
supongo que tu ganas también.
115
***

Después de la entrevista, enviaron lejos a toda la prensa y tomaron


una serie de fotos de Val y yo, con ella llevando su collar V y yo mostrando
mi pulsera A. Había hecho un montón de sesiones de fotos a través de los
años, pero nunca tuve tanta diversión en una como con Val ese día.
Estaba acostumbrado a los fotógrafos locos, pero ella no. Cada vez
que el chico le decía que me mirara a los ojos y luego saltaba a nuestro
alrededor gritándonos instrucciones como “¡Estamos tan felices! ¡Estamos
tan enamorados!” o “¡Ahora somos sexy! ¡La abstinencia es sexy!”, Val
perdía su compostura. Creo que el pobre fotógrafo se encontraba dispuesto
a estrangularla después de la sexta vez que se perdía en un ataque de risa.
Varias horas después se dio por vencido, declarándola un caso perdido y
dijo que si las imágenes eran terribles, no era su culpa. Le aseguré que
estarían perfectas.
Sentía como si luego de todo este tiempo finalmente estuviéramos
listos y era capaz de tener a Val toda para mí. Era demasiado temprano
para la cena, así que decidimos dejar nuestros coches estacionados en el
estudio e ir a dar un paseo. No era como el centro Burbank que es
especialmente emocionante, pero siempre era una buena idea para mí
estar lejos de los lugares turísticos y hacía un hermoso día.
—Entonces —le pregunté mientras caminábamos por la calle de la
mano—. ¿Vas a quedarte con tus padres, mientras estés aquí? ¿Siguen en
Huntington Beach?
Val asintió con aire ausente. —Es su casa.
Suspiré y Val me echó una mirada de soslayo. —¿Por qué? ¿Dónde
vives en estos días, Mulholland Drive?
Fingí estar ofendido por la suposición, pero era difícil de creer
cuando tuve que responder—: Sobre el PCH en Malibú.
Val resopló suavemente y sacudió la cabeza. —Por supuesto que sí.
—¿Qué? Es un lugar muy agradable.
Se echó a reír de nuevo. —Estoy segura de que lo es.
—También es un trayecto muy largo en coche desde Huntington
Beach.
Suspiró un poco cuando reconoció mi punto. Y respondió con un—:
Es mejor que Sunnyvale.
—Es cierto. —Levanté la mano de Val a mis labios—. Me alegro de
que estés aquí. Gracias por venir.

116 Hallamos un mercado de granjeros y tomamos nuestro tiempo


vagando por los diferentes puestos de los vendedores. Val era interesante
de mirar. Bajé mi gorra hasta los ojos y me quedé bastante tranquilo, feliz
de mezclarme con la multitud, pero Val interactuaba con casi todos con los
que se cruzaba.
Se pararía a arrullar a un bebé o acariciar a un perro, siempre
conversando con los forasteros, haciéndoles preguntas o elogios que
sonaban sinceros. Habló con todos los diferentes vendedores, sobre sus
premios ganados con los tomates o preguntándoles cómo habían sido sus
cultivos este año. Era un rayo de sol que dejaba un rastro de sonrisas a su
paso donde quiera que fuera. Nunca conocí a alguien como ella.
—Deberías quedarte conmigo —le espeté de repente mientras
compraba un vaso de limonada de una joven que vendía fuera de un
carrito rojo junto al puesto de frutas de sus padres.
Todavía se encontraba en cuclillas delante de la niña, pero me miró
y arqueó una de sus cejas.
—Algunas veces, por lo menos —insistí.
Esperé mientras Val le pagaba a la niña, la felicitó por su excelente
limonada y le dijo que se quedara con el cambio. Dio un paso atrás y
encontró mis ojos con una mirada seria. —No creo que sea una buena
idea, Kyle.
La atraje a la siguiente cabina y lejos de los oídos antes de
susurrar—: No es como si tuvieras que desnudarte conmigo. Podrías
incluso tener tu propia habitación. Eso nos ahorraría conducir por tanto
tiempo.
Guardó silencio un minuto. Cuando finalmente negó con la cabeza,
mi corazón se hundió en decepción.
—Lo siento, Kyle.
—¿No confías en mí?
—No, en absoluto. —Val se rió de mi ceño fruncido—. No tengo
dudas de que harías cosas como pavonearte descamisado por la casa,
luciendo todo sexy y tentador, tratando de volverme loca a propósito. No
eres el único del que no me fío aquí, señor. Puede que sea la más fuerte de
los dos, pero mi control tiene sus límites. Mi estancia en tu casa sería un
choque de trenes a punto de ocurrir y lo sabes.
Me encontraba sorprendido por el repentino giro de la conversación
y por la debilidad que había admitido. Era triste lo emocionado que me
puso su confesión. Me detuve y la acerqué a mí, deslizando los brazos
alrededor de su cintura. —Lo siento. Todo lo que oí es que me imaginaste
sin camisa siendo completamente sexy y tentador.
117 Rodó los ojos, pero se rió. —¿Como una noticia de primera plana?
—Lo es para mí. No me di cuenta de que tenías hormonas.
Se echó a reír de nuevo. —Soy virgen, pero sigo siendo humana y
una mujer. No hay una mujer heterosexual en el mundo que no te
encontraría sexy y tentador al estar descamisado.
—Cierto. —Mi sonrisa ególatra hizo acto de presencia—. Yo pongo el
“abs” en “Abstinencia”4, ¿no?
Val me miró, sin hablar por un momento y luego puso la mano sobre
su cara y negó con la cabeza. Intentó no reírse, pero no pudo manejarlo.
—Nunca dejas de asombrarme —dijo mientras me daba otra mirada
que me sugirió que era ridículo y comencé a caminar de nuevo.
Junté nuestras manos y la sentí todavía temblando de risa.
—Tengo una idea —le dije—. Vamos a la playa.
Me dio otra mirada. —¿La playa? ¿En serio? ¿Así puedes pavonearte
en nada más que tu traje de baño? ¿Tanto necesitas alimentar tu ego?
—¿Es una broma? —Sonreí—. Ahora que sé que quitarme la camisa
te pondrá caliente y mojada, estoy tentado a desnudarme aquí y ahora.

4 Juego de palabras con abdominales.


—Y eso es exactamente por lo que no voy a permanecer la noche en
tu casa. Nunca.
Traté de hacerla sentir culpable con mi puchero más convincente,
pero sólo se rió y nos dio la vuelta por la dirección en la que originalmente
veníamos. —Vamos, regresemos. Les prometí a mis padres que cenaría con
ellos esta noche.

118
14
V es por Vídeo
Traducido por BeaG
Corregido por Mel Cipriano

Val pasó el siguiente par de días en Huntington Beach con sus


119 padres, y se reunió con su medio hermano por primera vez el viernes, pero
viajó a Los Ángeles el sábado para verme filmar el video de “Vale la pena
esperar”.
Estaba muy emocionado por el vídeo. La canción era genial,
teníamos a Carlos Gutierrez como director, quien había hecho más vídeos
número uno que cualquier director en la industria de la música, y a la
actriz más sexy y galardonada actuando como protagonista. Ya que Cara
había hecho el vídeo de “Verdadera lástima”, le había pedido que también
hiciera este. Era una excelente actriz y demasiado hermosa. El vídeo iba a
ser asesino y el entusiasmo en el set era alto.
Cuando llegué, Cara ya filmaba sus escenas en solitario. La tenían
parada en frente de una máquina de viento, luciendo más que caliente en
una camisa de vestir de hombre. Me uniría a ella tan pronto como me
vistieran y maquillaran.
Shane se encontraba a un lado, observándola mientras sorbía una
taza de café. Caminé hacia él y le di una palmada juguetona en la espalda.
Miré de reojo a Cara por un momento y le dije—: Hombre, amo mi trabajo.
Shane me lanzó una mirada de soslayo. —Imbécil. ¿Al menos
podrías pretender que no estás emocionado por pasar el día en la cama
con mi esposa?
Para el vídeo, habían ido con el concepto de un Kyle solitario en la
cama, con mis fantasías. Mi chica estaría ahí, acechándome en sueños y
luego me despertaría solo.
Artísticamente, pegaba perfectamente con la canción y sería
grandioso. Significaba que estaba a punto de pasar el día, sin camisa, con
Cara sobre mí, besándome, mientras no usaba más nada que mi camisa.
—Será un día horrible de trabajo —dije sin expresión.
Shane sacudió la cabeza, pero sus labios se curvaron en una
sonrisa. —Aunque ella es sexy, ¿no? ¿Crees que pueda conseguir llevarme
a casa una de esas máquinas de viento?
Me reí y miré mi teléfono. Val había dicho que vendría en algún
momento antes del almuerzo, pero estaba listo para verla ahora. ¿Quién
pensaría que tres días sin verla sería tan difícil? Era peor al saber que ella
estaba cerca y no habíamos tenido la oportunidad de estar juntos.
—Me pregunto cuánto tiempo tomará lo de hoy. Val quiere que
vayamos a cenar con ustedes después, pero también necesito un rato a
solas con ella esta noche y la mujer se rehúsa a ir conmigo a casa.
¿Puedes creerlo? Incluso le ofrecí la habitación de huéspedes. Me dijo que
no confiaba en mí.
120 Shane soltó un bufido. —Eso es lo que pasa por salir con una mujer
inteligente. Ella ve más allá de toda tu mierda.
—Oye, podría mantener mis manos para mí mismo.
Shane tomó otro sorbo de su café y luego dijo—: Cuento con eso hoy,
amigo. —Le dio una palmada a mi estomago con el dorso de su mamo, lo
suficientemente fuerte para sacarme el aire—. No hagas nada por lo que
tendría que golpearte en el rostro.
—¡Qué demonios! ¿Acaso nadie confía en mí?
—Yo sí —dijo Cara, acercándose a nosotros. Saltó en los brazos de
Shane, entrelazando sus piernas desnudas alrededor de su cintura—.
Hola, amor. No estés celoso. Kyle sólo consigue tenerme en sus sueños. Tú
me tienes en la vida real. —Lo besó, luego se volvió con una sonrisa
maliciosa—. Terminé con mis escenas en solitario. ¿Listo para realizar tu
fantasía psicótica?
Miré mis vaqueros y la camiseta que tenía puesta y le di una gran
sonrisa cursi. —Claro, sólo déjame ponerme algo cómodo.
—Por favor, dime que no utilizas esa línea en realidad.
—No sería el Gran Seductor de Animadoras si no tuviera mejor
material que ese —ofreció Shane siendo de ayuda.
Me reí todo el camino hasta el armario, donde me dieron un par de
pantalones pijama y me empujaron dentro de un vestuario. Luego, fui
atacado por peluquería y maquillaje. No creerías todo el producto que se
necesita para darte un look “sexy de cama”. Al menos usaron poco
maquillaje. Debía admitir que utilizaba bastante delineador para un
espectáculo, pero luciría como un idiota con eso puesto cuando se suponía
que dormía.
La mañana pasó rápido. Todo el mundo se hallaba de buen humor,
Cara era una buena actriz, y Carlos dijo que Cara y yo teníamos buena
química, tanto que Shane me amenazaba con reemplazar el rostro de Rico
con el mío en su tiro al blanco.
Todo funcionaba sin problemas y pasamos por las escenas con
rapidez. Hicimos las escenas más fáciles y por último llegamos a las más
difíciles. Para esta, Cara tenía que arrastrarse por la cama hasta que
estuviera a horcajadas sobre mi regazo. Tenía que besar mi pecho y
eventualmente hacer su camino hasta mis labios. Todo era lento y sensual
y tan, tan caliente.
Después de una escena particularmente caliente, Carlson gritó—:
¡Corte! —Y la gente aplaudió—. ¡Esa es la escogida, definitivamente! —
anunció Carlos—. Tenemos lo que necesitamos. Ahora sólo tenemos que
tomar un segundo ángulo. ¿Se pueden quedar quietos por un minuto
mientras lo enmarcamos? Luego pueden tomarse diez.
121 Miré a Cara y sonreí. —Pellizca mi brazo.
—¿Y tú, Cara? —preguntó Carlos—. ¿Vas a estar bien así por unos
minutos? ¿Tus piernas no se dormirán?
—Mis piernas están bien —respondió. Me guiñó un ojo y añadió—:
Puedo pensar en peores posiciones en las que he estado estancada.
Al otro lado de la habitación, Shane gruñó—: Eso es todo. Cara no
tiene permitido hace otro vídeo para ti. ¡Imbécil!
Cara y yo nos reímos. Sabía que éramos malos, pero Shane era muy
fácil de molestar. —No te preocupes, bebé —le dijo Cara—. Nos tomaremos
un descanso en un minuto y te dejaré enseñarle a Carlos lo que en
realidad es la química. Kyle es lindo y todo eso, pero no es nada
comparado contigo, amorcito.
—¡Así es, bebé! —respondió Shane—. Mejor lo reconoces, Kyle.
Quizás seas el líder de la banda, pero yo soy el que tiene las habilidades
reales.
Él fue ahí. No podía dejarlo pasar. —Oye, Shane, ¿Alguna vez
escuchaste el chiste del guitarrista principal que estaba en sintonía?
—No.
—Bueno, yo tampoco.
Cara golpeó mi pecho. —Eso fue lamentable —dijo, pero igual se
reía.
Desde el otro lado de la habitación, Shane me sacó el dedo medio. —
¿Cómo sabes cuando un cantante está tocando a tu puerta? —preguntó—.
No puede encontrar la llave y no sabe cuando entrar5.
—Gracias, imbécil.
No estoy seguro de si fue mi brillante respuesta o la broma la que
hizo que se rieran todos en el set. Pero al menos Shane se estaba riendo. A
Cara y a mí nos gustaba molestarlo, pero no quería presionarlo demasiado.
—¡Parece que hay una fiesta aquí!
Sonreí como un idiota ante el sonido de la voz de Val. —Por fin.
Recorrí la habitación con mis ojos y observé a Val cuidadosamente
haciendo su camino a través del estudio, escoltada por un asistente.
Estaba vestida en otro traje lindo, esta vez un pantalón en vez de una falda
y se le hacía difícil caminar a través del mar de cables en sus tacones. La
punta de sus zapatos se quedó atascada en un acorde y se tambaleó. Me
reí. Si no hubiese visto a la Val fanática del Béisbol, me preguntaría si aún
poseía un par de vaqueros.

122 Cara hizo un sonido de sorpresa. —¿Invitaste a Val a esto?


—¿Por qué no lo haría? Ella dijo que quería venir.
Cara me miró como si fuera el idiota más grande del planeta. —¿Y
no podías haberla invitado ayer cuando sólo te filmaron a ti y a la banda
en un escenario?
—La invité a eso, pero ella tenía que hacer algo con su familia
biológica. Estaba tan disgustada por perderse la filmación que le dije que
hoy también filmaríamos. No pensé en ello. Sólo le dije que viniera.
Cara sacudió la cabeza. —Bueno, te deseo suerte, idiota. Te van a
dejar.
—Sí, claro. Val entenderá. Es trabajo. Ella lo sabe.
Cara no parecía convencida. —Supongo que estamos a punto de
averiguarlo. —Forzó una gran sonrisa en su rostro y dijo—: ¡Val! ¡Viniste!
Estoy un poco sorprendida de verte aquí —me envió otra mirada que
sugería que yo era un completo obtuso—, pero estoy contenta de que
pudieras hacerlo.
Val finalmente nos encontró y se paró en seco, tambaleándose. El
asistente tuvo que alcanzarla para mantenerla de pie.

5 Juego de palabras con “key” que significa llave y nota musical en inglés.
—Hola, cariño. Podrías haber usado zapatos deportivos —me burlé—
. Hollywood generalmente mantenía el área de trabajo bastante casual.
Val pestañeó entre Cara y yo y luego inhaló. —Supongo.
Suspiré cuando su cara palideció. —Supongo que debería haberte
dado alguna advertencia, ¿verdad?
Val tragó en seco y su voz todavía fallaba un poco cuando dijo—:
Probablemente hubiera sido algo bueno.
—¿Ni siquiera le advertiste? —dijo Cara entre dientes.
—No pensé en ello.
—Idiota.
Le di una mala mirada a Cara y volví mi atención a Val. Era difícil
ver su rostro, porque los flashes habían comenzando a dispararse en mi
cara mientras un par de personas revoloteaban a nuestro alrededor,
probando el nuevo equipo de iluminación. —Lo siento —dije—. Estarán
listos aquí en un segundo, luego tendré algunos minutos para mostrarte el
set. ¿Suena bien?
Val asintió y dejó que el asistente la arrastrara hasta encontrar una
silla sin decir una sola palabra más. —Definitivamente te van a dejar —
123 murmuró Cara.
Antes de que pudiera responderle, el Director de Fotografía nos dijo
a Cara y a mí que podíamos levantarnos. Prácticamente la empujé de
encima mío y tenía a Val en mis brazos antes de que ella pudiera sentarse.
—Oye —dije, jalándola para darle un beso—. Estoy contento de que hayas
podido venir.
El beso que me dio fue amable y su sonrisa era un poco forzada. La
preocupación arrugó mi frente y la apreté más fuerte contra mí. —Lamento
mucho haber olvidado avisarte lo de hoy. Ni siquiera pensé en ello. Sólo
estaba emocionado porque vendrías. ¿Estás bien?
—Si, por supuesto —dijo.
No estaba seguro de creerle, pero ella trataba de ser valiente. No
tenía la intención de que pasara nada de esto, pero después de un
momento me di cuenta que era algo bueno. Desafortunadamente, esto era
parte de mi trabajo. No me pasaba tan seguido como a Cara, pero sí de vez
en cuando. Mientras más pronto Val estuviera expuesta a ello, menos le
molestaría. A Shane tampoco le gustaba mucho, pero trataba con ello.
—¿Segura que estás bien?
Asintió. —Estoy bien. Sólo fue una sorpresa.
—Bueno, déjame mostrarte algo entonces, para que no hayan más
sorpresas.
Enrosqué su mano con la mía y comencé a arrastrarla a través de la
habitación a un gran panel de corcho donde el artista del guión gráfico
había clavado los bocetos para cada escena del vídeo. Cada boceto tenía la
correspondiente línea de la letra de la canción debajo de ellos. Eran
bosquejos, pero eran suficientes para ayudar a visualizar el proyecto
entero, para saber cómo iba a funcionar todo junto.
—Cara está haciendo el papel de mi chica de fantasía —expliqué—.
La historia es que estoy soñando porque tengo que esperar, así que no
podemos estar juntos y me está volviendo loco. No la puedo tocar en la
vida real, por lo que me acecha en sueños. ¿Ves cómo despierto solo al
final?
Señalé los últimos bocetos y esperé por algún tipo de reacción de
parte de Val. Permaneció callada mientras miraba los dibujos y me moría
por saber lo que pensaba. La amaba, pero esta era su canción. Quería que
ella también la amara. Aunque había odiado “Verdadera lástima” tanto que
había temido ver el vídeo. Quería asegurarme de que eso no pasara de
nuevo. Había trabajado mucho para encontrar algo que pensara que ella
apreciaría cuando me senté con mi equipo y discutí los conceptos.
—Estoy muy emocionado al respecto —dije mientras ella continuaba
examinando la pizarra—. Es un rodaje de bajo perfil. Estaba feliz cuando
124 accedieron a un concepto más de acecho, casi misterioso y no sólo sobre el
sexo hasta el punto de lo ordinario como en un montón de vídeos
musicales. La canción es mucho más que quererla en la cama. Es más
profundo, sabes. Él trata de hacer lo que quiere ella, pero está luchando.
El vídeo se va a centrar en la lucha. Va a mostrar la emoción de la
canción.
Val finalmente alejó sus ojos de los pizarrones para encontrarse con
mi mirada, pero aun así no dijo nada. Era como si se hubiera quedado sin
palabras. Su frente estaba arrugada y mordía su labio inferior como si le
preocupara algo.
—Carlos es un gran director —le aseguré, adivinando su
preocupación—. He trabajado con él. Hablamos mucho de esta canción y
de lo que significa para mí. Lo entiende y eso saldrá en el producto final.
Se verá fantástico. Nada ordinario, lo prometo. Será sólo para mayores de
trece años.
Val tragó y luego forzó otra sonrisa.
—¿No te gusta? —dije tratando de no dejar que eso me decepcionara.
Sacudió la cabeza rápidamente y forzó más entusiasmo en su rostro.
—Me gusta —dijo—. Estoy segura de que será un vídeo estupendo.
—¿Entonces qué pasa? Algo va mal.
—Nada está mal. Lo prometo. Solamente esperaba… algo distinto.
Pensé que habría una banda y luces y máquinas de humo. Esperaba
mirarte cantar la canción tantas veces seguidas que estaría soñando con
eso por un mes.
Me reí y la jalé hacia mis brazos, aliviado de que ella sólo estuviera
decepcionada porque no me escucharía cantar. —Eso fue ayer, pero si
estás tan desesperada por escuchar la canción, llamaré a los chicos y los
haré venir a tocar para ti cuando hayamos terminado.
Por fin me dio una sonrisa genuina y se apoyó contra mí, dejando
que la sostuviera por un minuto. Dejó caer su mejilla en mi hombro y sus
manos se deslizaron alrededor de mi cintura. El momento en el que se dio
cuenta de que yo no usaba una camisa y de que ella tocaba mi piel
desnuda, se tensó. Pasó un latido y luego, lentamente, dejó que sus dedos
se deslizaran por mi espalda. El delicado toque me prendió en fuego,
encendiéndome de adentro hacia fuera.
Era una locura, el toque más simple de parte de Val me afectaba en
maneras que toda una legión de animadoras nunca podría lograr. Suprimí
un escalofrío y forcé a mis manos a comportarse. Aunque no pude evitar la
manera en cómo se apretó mi agarre a su alrededor y eventualmente
simplemente tuve que besarla.
125 Me regresó el besó con más entusiasmo del que había esperado y
tomó toda onza de autodominio para no tomarla en mis brazos y tirarla en
la cama de la habitación. Afortunadamente, Carlos nos interrumpió antes
de que eso pasara. —Esta debe ser la musa —dijo, reprimiendo una risa.
Con orgullo, empujé a Val hacia él. —La única. Estaba teniendo una
recarga de inspiración antes de empezar a filmar de nuevo.
Carlos se rió y señaló hacia una esquina de una habitación. —Eso
debe ser lo que Cara está haciendo también.
Val y yo seguimos su mirada donde Cara atacaba a Shane. —No —
me reí—. Esos sólo son Cara y Shane. Siempre son así.
La nariz de Carlos se arrugó y eso me hizo reír aún más. —Bueno —
dijo—. Te dejaré que los interrumpas. Estamos listos para comenzar de
nuevo. Estamos adelantados. El consejo general nos hará evitar el
almuerzo para que terminemos temprano. Creo que podremos terminar
para las tres.
—Suena bien para mí —miré a Val—. ¿Te molesta?
Ella sacudió la cabeza. —Sólo si no te importa que invite a Robin y
Alan a que nos acompañen para la cena. Llamó y dijo que Celebrity Gossip
le envió el borrador sobre nuestro artículo. Quería mostrárnoslo.
—Está bien —concordé.
—Le dejaré saber a los otros —se apresuró Carlos.
Val trató de caminar de nuevo a su silla, pero no la dejé escapar. —
Ya que estamos negociando —dije, trayéndola de nuevo a mis brazos—, iré
a cenar con todo el mundo si estás de acuerdo en irte conmigo después,
sólo nosotros dos.
Val pretendió pensar en ello. —Supongo que puedo hacer eso. Si de
verdad tengo que hacerlo.
Mi ansiedad se desvaneció con su burla. Si ella se burlaba, entonces
estaría bien. La apreté en mis brazos y me incliné para besarla en el punto
suave detrás de su oreja. —Oh, sí —susurré—, realmente debes hacerlo.
Cuando mis labios tocaron su piel, el calor recorrió mi cuerpo.
Arrastré mi boca por su cuello y hacia su mandíbula. Estaba a segundos
de hacer algo inapropiado, pero no podía controlarme. Todo dentro de mí
dolía con el deseo. Mi pecho se hizo pesado mientras luchaba por
mantener el aire en mis pulmones. Jalé el cuello de su camisa y besé su
clavícula.
—Kyle, detente —jadeó—. Estamos en público.
Puso las manos contra mi pecho. Creo que intentaba alejarme, pero
sus dedos se enroscaron contra mi piel, excitándome aún más. —Lo siento
—dije, apenas reprimiendo el gemido—. Las escenas calientes como esta
126 siempre me hacen acumular tensión.
Las manos se Val se tensaron en mi pecho. —¿Estás excitado?
Me reí entre dientes, bajo y gutural. —No soy el único. ¿Viste a
Cara? Al menos ella ha tenido una vía de escape todo el día. —La apreté
más contra mí—. He estado muriendo por estar contigo por horas. Más
tarde voy a necesitar ayuda para liberarme de esta tensión. Aunque,
definitivamente vamos a necesitar la regla de la cinta adhesiva, no hay
manera de que pueda mantener mis manos lejos de ti.
No podía mantenerlas lejos de ella ahora. En este momento vagaban
sobre todo lo que no me haría ser abofeteado. —Ahora que lo pienso, las
esposas puedan ser más seguras. No te preocupes, tengo un par que
puedes usar.
Aparentemente, la presioné demasiado con lo de las esposas porque
ella se desinfló en mis brazos. —Sólo apurémonos con esto y terminémoslo
—dijo, empujándome hacia el set.
Era algo bueno que lo hubiera hecho ella, porque yo no habría
tenido la fuerza de voluntad para lograrlo por mí mismo.
15
N es por Necesitado
Traducido por Miry GPE
Corregido por SammyD

Esa noche me encontraba en el séptimo cielo. La filmación salió


127 mejor que cualquier otra que haya hecho, y entonces pude salir con mis
mejores amigos y Val. Cuando me senté con ella en el restaurante en
Pasadena, donde nos encontramos con Robin y su esposo, la acerqué más
a mí y sonreí a Cara y Shane.
Desde que me puse el brazalete y empecé a escribir de nuevo, mi
relación con Cara y Shane volvió a ser como era antes de la muerte de Reid
de manera constante. No me di cuenta de lo mucho que extrañé a mi
mejor amigo hasta que lo recuperé. Era como si los últimos años de mi
vida transcurrieran en blanco y negro, sólo que no lo sabía hasta que Val
trajo de pronto todo de nuevo a tecnicolor.
—Sabes, esto es lo que siempre quise el día en que se reunieron por
primera vez —dije, haciendo un gesto alrededor de la mesa—. Los cuatro
saliendo juntos.
—Yo también —concordó Cara—. Traté que sucediera tantas veces.
—Le envió una sonrisa tentativa a Val—. Me alegra que estés aquí. Nunca
se sintió bien sin ti.
La sonrisa con la que respondió era tímida y me puso triste. Cara y
yo siempre tuvimos la misma visión, pero Val nunca la quiso. Tratar de
imponerle este cuarteto fue lo que, finalmente, destruyó la relación de
Cara y Val. Su nueva amistad era aún más frágil que la nuestra.
Trataban de reconstruirla después de estar completamente rota.
Funcionaba hasta cierto punto, pero las cosas no serían iguales nunca
más. No eran unidas ni se encontraban tan cómodas una con la otra como
antes. No podía asegurar si alguna vez lo estarían de nuevo.
Me sentí terrible por la tensión entre ellas y deseé que Robin y su
esposo no se reunieran con nosotros para almorzar y que así pudieran
tener más tiempo para arreglar las cosas correctamente, pero no podía
decir lo mismo de Val. Sabía que luchaba por dar sentido a esta nueva
vida que le había pedido vivir. Imaginé que incluir a Robin era su manera
de cerrar la brecha.
Si no estaba completamente seguro de eso antes, la forma en que
saltó y agarró a Robin en un abrazo cuando llegó, lo demostró. Era como
verla agarrar desesperadamente un salvavidas en medio de un mar
embravecido. Se hallaba tan aliviada cuando llegaron Robin y su esposo.
La pregunta que me molestó fue: ¿por qué se sentía tan incómoda que
necesitaba una salvación?
—Cuando me enviaste el mensaje de texto con la ubicación, pensé
que era una broma. ¿Una estrella de rock y una estrella de la televisión
almorzando en Coco’s, a las cuatro en punto de la tarde? —dijo Robin
mientras se dejaba caer en una silla—. No es que me queje. Me gusta su
tarta.
Me reí. Val tuvo la misma reacción por una vez. —No hay muchos
128 lugares a los que una estrella de rock y una estrella de la televisión
puedan ir sin ser reconocidos —expliqué—. La población de sesenta y
cinco años o más no son nuestros seguidores. Bueno, no los míos, de
todos modos. La señorita Durante el Día aquí, probablemente corre el
riesgo de quedar atrapada por las ancianas.
—¿Celoso de mis ancianas, Kyle? No me di cuenta que tenías algo
por los dientes postizos y el perfume con esencia a rosas.
Val se aclaró la garganta, sacándonos a Cara y a mí de nuestras
bromas. —Chicos, todos conocen a Robin y este es su esposo, Alan. Alan,
ellos son Kyle, Cara y Shane.
Seguía comportándose rara, así que decidí poner en práctica mis
mejores modales. Me puse de pie y le tendí la mano a Alan. Nos dio la
mano y saludó a todos, fue educado, pero estaba sin duda cauteloso de
nuestro grupo. No podía culparlo. Se parecía demasiado al hombre de
ensueño americano de los suburbios. Su línea del cuero cabelludo iba
retrocediendo ligeramente, tenía unos kilos de más alrededor de la cintura,
y apostaría dinero a que llevaba una camisa blanca y corbata a la oficina
todos los días. No es que hubiera nada malo en ello, pero era tan
completamente opuesto al mundo en el que vivíamos Cara, Shane y yo. La
diferencia entre nosotros era dolorosamente obvia y traté de ignorar el
hecho de que Val parecía tener mucho más en común con Robin y con él,
que con cualquiera de nosotros tres.
Las cosas fueron algo incómodas, pero al menos la camarera llegó a
tomar nuestras órdenes con bastante rapidez, rompiendo la tensión un
poco. Cuando tocó el turno a Robin, me sorprendió oírle decir—: Nada
para mí, gracias.
—¿No ordenarás nada? —solté. No vi a la mujer embarazada sin
comida en la mano desde que nos conocimos.
Se echó a reír y dijo—: Mi estómago se siente un poco apagado. No
estoy tan hambrienta, así que le voy a quitar unos pocos bocados de
espagueti a Alan.
—No, no lo harás —dijo él. Levantó la vista hacia la camarera y
dijo—: Tráenos dos platos de espagueti.
Robin frunció el ceño. —Cariño, no necesito mi propio plato.
—Sí, lo necesitas, porque me gusta comer mi almuerzo y si no
ordenas el tuyo, te comerás todo lo mío.
—No, no lo haré.
—Siempre lo haces. —Miró a la camarera de nuevo y levantó dos
dedos—. Dos platos de espaguetis.
—Y la tarta de crema de chocolate.
129 —Nada de tarta —dijo Alan con severidad, ganando otro ceño
fruncido de su esposa. La mirada agria lo hizo cambiar de opinión—.
Sabes lo que dijo el doctor. Te encuentras al borde de la diabetes
gestacional. No más dulces.
—“Borde” no es diabética —gruñó Robin.
Alan negó con la cabeza a la camarera. —Nada de tarta, gracias. Sólo
los espaguetis.
—Dos platos —respondió la mujer con una sonrisa.
No sé de qué se reía. Observar a Robin y Alan era como ver un
partido de ping-pong vertiginoso. Si permanecían así toda la noche, me
dolería la cabeza. No podía dejar de preguntarme si Shane y Cara
terminarían así.
—Entonces —dijo Robin alegremente después de que la mesera se
retirara a la cocina. Sonrió como si la discusión con su marido nunca
hubiera tenido lugar—. ¿Disfrutas de tus vacaciones, Val? —Rió como si
acabara de hacer una broma divertida. No la entendí.
Gimió. —Me conoces.
Robin se echó a reír, pero mi cara hizo un puchero. De lo que fuera
que bromearan, me perdía el chiste. Otra persona que la conocía mucho
mejor que yo. Eso no era una buena sensación.
—¿Quieren explicarnos al resto, chicas?
—Oh, no es nada. —Se apoyó en mi hombro y me apretó la mano, lo
que hizo que me relajara un poco—. Sólo que me pongo inquieta a veces.
—¿A veces? —rió Robin—. La mujer no puede tener vacaciones. Es
completamente incapaz. Ha permanecido aquí durante cuatro días
enteros, lo que significa que está a punto de enloquecer por no tener nada
que hacer.
Me encontraba bastante seguro de que fruncí el ceño de nuevo. —
¿Qué quieres decir con nada que hacer? —le pregunté—. Tu agenda ha
estado tan llena que tuve que esperar tres días para que volvieras a verme.
—Visitar a la familia y ponerse al día con viejos amigos es grandioso,
pero todavía se siente muy... ocioso. Además, he terminado de ver a todos,
así que mi agenda ahora está completamente vacía, pero no puedo
sentarme durante mucho tiempo. Sin un trabajo o la escuela, necesitaré
algo que hacer este verano.
—Pensé que yo era ese algo que hacer este verano.
Cuando ambos, Cara y Shane rieron y Val me dio una mirada
inexpresiva, tuve que pensar de nuevo en lo que dije. Sonreí por la
insinuación no intencional. —Eso ni siquiera es lo que quise decir.
130 —Por una vez —bromeó Cara.
La miré y llevé su mano a mis labios. —Pensé que viniste aquí para
pasar tiempo conmigo.
Me sonrió como si me encontrara completamente adorable. No fue
condescendiente, pero aun así me molestó un poco. Me hizo sentir como si
complaciera a un niño llorón.
—Así es —prometió—. Tendremos un montón de tiempo para estar
juntos, pero estarás ocupado durante el día. Tus ensayos para la gira
comenzarán pronto y tendrás bastantes apariciones en prensa por tu
álbum.
—Pero puedes venir conmigo a todas esas cosas. Será divertido.
Como hoy.
Su sonrisa se desvaneció. —¿Pensaste que hoy fue divertido? —
preguntó en voz baja.
—¿No te divertiste? —Me encontraba tan confundido.
Mi pregunta hizo que la sangre se drenara de su cara pero, por mi
vida, no sabía cuál era el problema. Hoy no sólo fue divertido; sino que
increíble. Uno de los mejores días que tuve en mucho tiempo.
—Kyle, hoy fue... —Se mordió el labio, como si no quisiera decir lo
que pensaba y luego cambió su frase—. No puedo sólo seguirte a todas
partes durante todo el verano, sentada por los alrededores durante horas
mientras haces tus cosas. Me aburriría hasta las lágrimas.
No era egoísta, pero igual se sentía como si me hubieran abofeteado
y olvidé todo sobre el hecho de que evitó por completo la pregunta que le
hice. —¿Crees que lo que hago, mi música, es aburrida?
—Por supuesto que no —dijo rápidamente. Se pellizcó su rostro
como si le estuviera provocando un dolor de cabeza—. Sólo quise decir que
no podía ayudarte en algo ahí. No podía participar. Tú estarías ocupado y
yo sólo sentada. Ir a un ensayo general o a una entrevista ocasional es una
cosa, pero ¿ver tus prácticas y ensayos durante todo el verano? No podría
hacer eso más de lo que podría sentarme en una playa leyendo y bebiendo
margaritas todo el verano.
Me apretó la mano de nuevo cuando fruncí el ceño. —Está bien que
trabajes, Kyle. No necesito estar contigo cada segundo del día. Estaré bien.
Sólo tengo que encontrar algo que hacer. Necesito un proyecto o algo así.
No entendía a esta mujer. —¿Crees que te pedí que vinieras a mis
ensayos porque estoy preocupado por tener que entretenerte?
—¿Qué otra razón podría haber para que me arrastres a trabajar
contigo? —preguntó, desconcertada.
131 Claramente no hablamos el mismo idioma. Se veía tan confundida
como yo. —Ah... ¿qué si sólo me gusta tu compañía y te quiero ahí?
Parpadeó hacia mí como si estuviera loco.
—Kyle, no es una fanática.
Nos giramos para ver a Cara reprimiendo su risa. —Tendrás que
perdonarlo —le dijo—. Su última novia en realidad era una fanática y se
fundió a su lado siempre durante todo el tiempo que fueron pareja. No está
acostumbrado a una novia que tiene vida propia y que no gira en torno a
él.
Todo el mundo se rió a mi costa. Traté de ser un buen perdedor al
respecto, pero no me contentaba mucho. Ahora me hizo recordar a
Adrianna, y eso nunca fue algo bueno. Ahora podía ver todas las razones
por las que no fue adecuada para mí, pero lo único que siempre me gustó
más sobre ella, era lo mucho que le importaba mi música. Fue mi mayor
apoyo durante años. Estuvo siempre a mi lado, amándome, alentándome y
apreciando lo que hacía.
Val era diferente. Ni siquiera era una admiradora. Desde la primera
vez que la conocí, nunca estuvo impresionada con mi trabajo. De hecho,
me dijo en muchas ocasiones que no lo tomara como algo personal porque
simplemente no le importaba mucho la música en general. Si sonaba, la
escucharía, movería su cabeza junto con el ritmo pegadizo o tararearía las
canciones que conocía, pero no se conectaría de la forma en que lo
hacíamos Cara, Shane y yo.
Sabía que respetaba mi trabajo y lo que había logrado. Era feliz por
mí y le agradaba que me encantara. Comprendía lo mucho que significaba
para mí, pero no se preocupaba por eso personalmente. Lo sabía y lo
acepté, pero aun así me deprimía. Deseaba que hubiera una forma de
poder hacer que también lo ame.
Esperaba que mi nueva canción hiciera eso, le diera una conexión
real con la música. Dijo que le encantó y aceptó salir conmigo, así que tal
vez ayudó un poco, pero claramente odió la filmación del video de hoy.
Fui sacado de mis pensamientos cuando nuestra comida llegó, una
distracción bienvenida. Empecé a comer y después de mi primer bocado,
Val rió en voz baja a mi lado. El sonido tranquilo levantó mi ánimo un
poco. No había reído mucho hoy. Algo la molestaba.
—¿Qué es tan gracioso? —susurré.
Sus ojos brillaron mientras me sonreía. —Tu gusto por lo dulce —
dijo, tomando un poco de crema batida de la cima de mi tostada francesa.
Mi boca se secó cuando chupó la crema de su dedo. Me tomaba el
pelo, pero no de la manera en que quería ella. No se daba cuenta del efecto
132 que tenía sobre mí. Decidí que su ingenuidad era peligrosa para los dos y
necesitaba ser borrada.
—Nunca robes crema batida de un hombre, Val. —Le di una mirada
de advertencia, de la cual se rió rápidamente—. Hazlo otra vez —la reté—.
Ve lo que pasa.
Consideró mi amenaza y alcanzó mi plato. Aparté su mano y unté
toda su boca de crema batida. Antes de que pudiera limpiarla, me incliné y
la besé, lamiendo suavemente la crema azucarada de sus labios.
El movimiento la sorprendió. Claramente nunca jugó con su comida.
Se sorprendió tanto que probablemente ni siquiera se dio cuenta de que se
podía hacer. Y eso podía ser sexy.
Esto era definitivamente sexy, tan increíblemente sexy que no pude
controlarme. Su jadeo de sorpresa me encendió en llamas. Tomé ventaja
de su boca abierta y profundicé el beso.
Me empujó y sacudió la cabeza, con sus mejillas encendidas. —
¿Puedes no hacer eso en público, por favor? —susurró.
La acerqué más y casi gruñí mi respuesta. —Bien. Entonces, vamos
a algún lugar sin público. —La necesitaba. La necesitaba en ese momento.
Tanto como me dejara tener.
Me sorprendió con una mirada severa, pero rápidamente encubrió
su ira como si no hubiera tenido intención de dejar que se deslizaran sus
emociones. Su rostro se suavizó en una expresión indescifrable y no
explicó cuando la cuestioné.
—No me manosees en público —advirtió con una sonrisa que, estaba
bastante seguro, era falsa.
Robin soltó una carcajada. —Sí, definitivamente no más de eso. Eres
nauseabundo, Kyle, y si pierdo mi apetito estarás en un gran problema.
Sin duda habría sido algo muy malo, pero no había peligro de que
perdiera su apetito. Vio la sonrisa en mi rostro y rodó los ojos.
—Bien. ¿De qué hablábamos antes de que intentara de manera tan
grosera, conseguir un poco de amor ardiente y dulce de parte de mi novia
perversamente irresistible?
Val rodó los ojos, sin diversión, pero al menos el resto del grupo se
rió y desapareció lo último de la incomodidad.
—Discutíamos que Val necesitaba un proyecto de verano —dijo
Cara.
Alan no había dicho mucho en lo que iba de la tarde, pero se aclaró
la garganta y habló—: Deberías venir a trabajar con Robin en la fundación.
Han estado un poco saturados desde que Christina tomó ese trabajo en el
133 este.
A Robin le encantó esa idea. —Sí, ¡claro que deberías! Podrías
ayudarme a completar muchas cosas antes de que llegue esta pequeña
pesadilla. Tendremos que conseguir un trabajador temporal mientras estoy
de baja por maternidad. —Se estremeció ante la idea.
Val suspiró y se echó hacia atrás, sin tocar su plato de comida.
Todavía se encontraba molesta por algo y trataba de ocultarlo. ¿Fue
porque la besé? No lo creía, pero no podía imaginar qué otra cosa podría
ser.
—Seguramente puedo hacer eso algunas veces —dijo, respondiendo
a la pregunta de Robin—, pero tendría que conducir desde Huntington
para llegar todos los días.
—Como dije, mi puerta siempre está abierta.
Mi broma no hizo nada para mejorar su estado de ánimo. En todo
caso, empeoró las cosas. —Hemos hablado de eso y no sucederá —dijo,
exasperada—. Además, Malibú está tan lejos de Pasadena como
Huntington Beach.
Mientras nos hallábamos ocupados frunciendo el ceño el uno al otro,
Shane posó su brazo sobre Cara y dijo—: De Pasadena a Laurel Canyon no
es tan lejos en coche. Tenemos una o dos habitaciones libres, si quieres
quedarte con nosotros.
Los ojos de Cara se ensancharon y chilló. —¿En serio? ¿No te
importaría?
Shane se encogió de hombros. —¿Por qué no?
Tenía que respetar al hombre. No lo admitiría, pero trataba de
ayudar a reparar la relación de Cara y Val. Yo también quería eso, así que
le di un codazo y dije—: Eso es una gran idea.
—V, ¡tienes que hacerlo! —chilló Cara.
Sonreí ante el apodo. Ella era la única persona que la llamaba “V” y
no la había escuchado usarlo desde que se reunieron. A Val le gustó
demasiado oírlo y por fin formó una pequeña sonrisa. —Bien. Supongo que
sería lindo pasar más tiempo juntas.
—Lo mejor.
—¡Oh! —gritó Robin de repente—. ¡Ya lo tengo! Podrías empezar esa
oficina en Los Ángeles para F es por Familias de la que has hablado
durante meses.
Se animó ante la sugerencia e inmediatamente empezó a reflexionar
seriamente. Los engranes en su cabeza daban vueltas. Conocía la
expresión en su rostro, determinación y entusiasmo. Era el dueño de esa
134 mirada. Acababa de encontrar su proyecto.
—¿Podrías conseguir que esté funcionando en dos meses, antes de
que inicie la escuela? —preguntó Robin.
—No será fácil —admitió—. Pero si pudiera obtener los permisos y
los subsidios presionando de alguna manera, podría instalarla lo suficiente
para que Jacinta pueda venir y tomar el control cuando empiecen las
clases. De todos modos quiere regresar al sur de California.
Me alegró que el ánimo de Val pareciera mejorar, pero no me
gustaba cómo sonaba eso. —No estoy seguro de esto, Val. No parece un
proyecto; sino más a una pesadilla agobiadora, que consume todo el
tiempo, te succiona la vida y te roba la novia.
Finalmente me dio una sonrisa, aunque fuera una pequeña, y me
dio unas palmaditas en la mano. —No voy a olvidar buscar tiempo para ti,
pero Robin tiene razón. He querido hacer esto desde hace meses y es la
oportunidad perfecta. No puedo dejarla pasar.
—Pero ¿qué hay de tus vacaciones? ¿Y de tomar un descanso antes
de la escuela?
—Kyle, antes de que aparecieras, no tuve una cita en más tiempo de
lo que me importaría admitir. Esto todavía se siente como vacaciones. Lo
prometo.
—Pero...
—Kyle, deja de ser tan necesitado —intervino Cara.
Le fruncí el ceño al otro lado de la mesa. —No soy necesitado.
De hecho, se rió de mí. Incluso el bastardo traidor de Shane se rió.
—Eres la persona más necesitada que conozco —dijo, dándome una
sonrisa simpática—. Pero no te preocupes, te amamos de todos modos. No
es tu culpa que seas una celebridad malcriada que obtiene todo lo que
quiere cuando quiere, tanto que no puede vivir sin tener en todo momento
lo que desea su corazón.
Mi mandíbula cayó abierta. —¡No soy una diva!
—No —dijo—. Sólo necesitado, con una tendencia a hacer pucheros
cuando no obtienes lo que quieres.
Fruncí el ceño y Val acarició mi mano con simpatía. —No soy
necesitado —insistí y todo el mundo se rió de nuevo.
—Oye —dijo Shane, sonriendo en mi dirección—, ¿sabes la
diferencia entre un cantante y Dios?
Rodé los ojos. Había oído ese un millón de veces, pero todo el mundo
esperaba el remate del chiste.
—Dios sabe que no es un vocalista.
135 Le mostré el dedo medio a mi mejor amigo mientras esperaba las
risas. Y créanme, había un montón. Idiotas.
16
M es por Mojigata
Traducido por CrisCras
Corregido por florbarbero

Val se animó un poco a lo largo del resto de la cena y le encantaron


136 las maquetas del artículo de la Celebrity Gossip, pero sabía que algo seguía
molestándola. En realidad, creo que era obvio para todo el mundo porque
se marcharon sospechosamente rápido, dejándonos a los dos de pie
enfrente del restaurante.
—Al fin solos —bromeé, con la esperanza de mantener el ánimo
ligero—. ¿Qué te gustaría hacer ahora? ¿Quieres ir a mi casa? Todavía no
la has visto.
El rostro de Val palideció ante la sugerencia. —En realidad, creo que
voy a irme a casa, si todo está bien. Tengo dolor de cabeza.
La vi frotarse la cabeza varias veces esta noche, pero aun así era una
excusa para librarse y ambos lo sabíamos.
—Val, ¿qué te pasa?
Intenté atraerla a mis brazos y ella se alejó inmediatamente. —
Simplemente no me apetece salir esta noche. Voy a ir a casa. Te llamaré
mañana.
Hubo un momento después de que Val se alejó de mí en que
simplemente me quedé allí de pie mirándola mientras se alejaba,
conmocionado. Acababa de alcanzar su coche cuando salí de mi
estupefacción y la alcancé.
—Val.
—Ahora no, Kyle —dijo con voz cansada, sacando las llaves de su
bolso.
Tomé su mano antes de que pudiera abrir el coche y la obligué a
mirarme. No tenía lágrimas en sus ojos, pero sin duda luchaba para
contenerlas. Mi garganta se estrechó, sabiendo que de algún modo la
molesté tanto y al mismo tiempo me sentía completamente frustrado con
ella. —No hablo el idioma “de chicas”. Tienes que decirme por qué estás
tan molesta conmigo si quieres que lo arregle.
Confesar que no tenía ni idea de por qué se encontraba enojada
pareció empeorar el problema. Cerró los ojos para retener las lágrimas,
pero escapó una y rodó por su mejilla. La jalé hacia mis brazos, pero me
apartó rápidamente. —Por favor, no —dijo—. No quiero que me toques
ahora mismo.
Di un paso atrás con los ojos muy abiertos y dejé caer los brazos a
mis costados como si pesaran varias toneladas cada uno. Bien podría
haber dicho que me odiaba y no quería verme de nuevo. Le repugnaba. Lo
vi escrito en sus ojos, en las pocas miradas fugaces que se molestó en
dedicarme.
Durante un momento no dije nada. No me moví. No podía darle
sentido a las emociones que tenía dentro de mí. Luego, mi orgullo herido
137 me obligó a alejarme. La oí decir mi nombre, pero lo ignoré. ¿Qué se
suponía que le dijera? No estuve tan sorprendido desde que Adrianna me
pidió que cantara “Verdadera lástima” en mi cumpleaños.
¿Cómo podía ser siempre atrapado con la guardia baja por las
mujeres que me importaban? Seduje a un centenar de mujeres. Siempre
me enorgullecí de mí por entender lo que querían y cómo dárselo. Menuda
broma.
Había un par de bancos de madera colocados a cada lado de la
puerta principal del restaurante, que servían de zona de espera en las
noches con mucha gente. Todavía era lo suficientemente temprano para
que ambos estuvieran vacíos. Me dirigí hacia el más cercano y me dejé
caer en él. Doblé los brazos con fuerza a través de mi pecho y me miré
fijamente los pies. Estaba enfurruñado. Lo sabía. ¿Pero cómo demonios se
suponía que me sintiera después de ese tipo de rechazo?
Cara y Shane estaban juntos desde hace cinco años y hacían que
pareciera fácil. Luego allí se hallaba Robin, a punto de dar a luz a su
segundo hijo y peleando con su marido por un trozo de pastel, porque él se
preocupaba lo suficiente como para querer asegurarse de que ella y su
bebé se mantenían saludables. Dos relaciones completamente diferentes y
aun así, ambas parejas se encontraban a años luz de mí. Me sentía como
un completo imbécil, incapaz de tener una relación más profunda que una
noche de tomar tragos en un cuerpo y tener sexo loco.
Un par de zapatos de tacón negros con la punta abierta entraron en
mi campo de visión.
—Kyle, lo siento. Intento lidiar con esto lo mejor que puedo, pero es
mucho más difícil de lo que pensé.
No quería alzar la vista hacia ella, pero no podía evitar mirar su cara
en busca de pistas. Sabía que la mirba, pero no podía hacer nada para
evitarlo. Me encontraba enojado. Herido. Confundido.
—¿Lidiar con qué? —espeté—. Todo lo que hice fue besarte esta
noche, e incluso desde entonces has retrocedido cada vez que te toco. He
estado de acuerdo con no tener sexo, pero no puedo evitar la forma en que
me haces sentir. No puedo simplemente desconectarlo. Créeme, si pudiera
hacerlo ya lo habría hecho. ¿Es tan terrible que te desee?
Un destello de intuición brilló en sus ojos. La envidiaba por lo que
fuera que pensaba o hubiera descubierto. Yo habría matado por un indicio
siquiera de comprensión.
Su expresión se suavizó y se sentó junto a mí en el banco. No hice
ningún movimiento para acercarme. Colocó la mano sobre mi pierna y
apreté los dientes. ¿Estaba bien que ella me tocara, pero si era al revés no?
—¿Cómo se supone que me sienta —preguntó—, sabiendo que no
138 puedes mantener las manos alejadas de mí porque estás excitado por
haber pasado el día besándote con otra mujer?
Suspiré mientras la imagen por fin se aclaraba. —¿Estás molesta por
la sesión de hoy?
Debería de haberlo sabido. Era un idiota por no entenderlo de
inmediato, pero al menos el enfado y el dolor se fueron ahora. Ella no me
rechazaba, se sentía rechazada.
Finalmente alcancé su mano. Aliviado porque me permitiera tomarla,
entrelacé nuestros dedos y dejé que nuestras manos descansaran sobre mi
pierna. —Era solo un trabajo, Val. No significó nada, ni para mí ni para
Cara.
—Lo sé —dijo rápidamente—. Me dije lo mismo toda la tarde. Intento
no estar celosa, pero te gustó, Kyle. Disfrutaste besándola. ¿Verdad?
Podría haberle mentido —me miraba con grandes y vulnerables ojos,
suplicándome que lo negara— pero nunca fui bueno mintiendo. Decirle a
alguien lo que quería oír sólo la hería a largo plazo. Es por eso que siempre
fui directo con las mujeres con las que salí en el pasado, incluso si me
pintaba como el mayor idiota del mundo. Todas sabían que yo sólo
buscaba una noche de diversión y que nunca pasaríamos de eso. Les daba
la oportunidad de retirarse si no podían manejarlo. Las salvaba de la
angustia.
Era igual con Val. Podía decirle lo que pensaba que la haría sentir
mejor, pero al final, cuando no pudiera ser el tipo perfecto que la hice creer
que era, saldría mucho más herida. Mejor ser honesto y dejarla retirarse si
no podía aceptarlo.
—¿Qué quieres que diga? —pregunté, con la esperanza de que mi
voz amable suavizara la dureza de mis palabras—. Por supuesto que me
gustó. Es una mujer hermosa y besarla es muy placentero. La pasión está
en la naturaleza básica humana. No puedo evitarlo. Pero no me
encontraba allí mentalmente, Val. A lo largo de todo el día, tú eras el único
pensamiento en mi cabeza.
Apartó la cabeza de mí pero no sacó su mano de la mía. Le di un
apretón. —Lo siento si eso no es lo suficientemente bueno, pero no puedo
disculparme por mi trabajo. Ni siquiera quiero hacerlo. Estoy orgulloso de
lo que hago y de cómo ha salido ese vídeo.
Val giró su cara lentamente hacia la mía. —Lo sé —susurró—. Y yo
también estoy orgullosa de ti. Sé lo mucho que tu carrera significa para ti.
Sé lo mucho que la amas y sé que hay ciertos aspectos de ella que siempre
van a preocuparme. Lógicamente, lo entiendo. Aun así duele verte hacer
cosas con mi ex mejor amiga que ni siquiera sé si me sentiría cómoda
haciendo yo misma contigo. Llegaste más lejos con Cara hoy enfrente de
139 una habitación llena de gente y cámaras de lo que he llegado yo nunca con
nadie.
Permanecía atónito. Nunca lo pensé de esa manera. Encontré sus
ojos y se rompió el control sobre sus emociones. —Es tan hermosa —dijo—
. Todas lo son. Has estado con tantas y yo… —Su voz se rompió y las
lágrimas brotaron de sus ojos—. Sé lo que soy, ¿está bien? Sé que no doy
la talla y sé que no puedo darte todo lo que quieres.
Me hallaba tan asombrado que en realidad jadeé. —Val… —Mi voz se
desvaneció poco a poco cuando no pude pensar en nada que decir. ¿Cómo
podía pensar eso? ¿Cómo podía posiblemente ser tan insegura?
—Al verte hoy, simplemente me sentí como una niña tonta e
ingenua. No podía dejar de pensar en todas las mujeres con las que has
estado. Tantas que estar medio vestido en una cama besando a la esposa
de tu mejor amigo enfrente de tu novia no significa absolutamente nada
para ti. No es un problema para ti hasta el punto de que ni siquiera
consideras la posibilidad de que yo podría estar molesta. Era algo normal
para ti. Ni siquiera puedo imaginar lo mojigata que debo de parecerles a ti
y a tus amigos.
Me senté allí sacudiendo la cabeza. Seguí moviendo la boca, aunque
no salía nada.
Ella no me miraría. Sacó su mano de la mía y se removió sobre el
banco, colocándose ligeramente de espaldas a mí, como si se sintiera
completamente avergonzada.
Una intensa ola de pasión cayó sobre mí. Mi necesidad de hacerle
entender lo mucho que significaba para mí era tan fuerte que se estrelló
contra mí, haciendo temblar mi cuerpo mientras luchaba por escapar.
—Val, no. —Agarré sus piernas, girando su cuerpo en mi dirección
otra vez y tomé su rostro entre mis manos—. Cara puede haber sido la
actriz en el vídeo, pero esa canción es sobre ti. Las letras, los sentimientos
que expreso en ellas, son reales, y son todas por ti. Escribí la canción para
ti. Estoy manteniendo mi abstinencia por ti.
Coloqué un suave beso en sus labios y cerró los ojos mientras otra
lágrima escapaba y descendía por su mejilla. —No puedo hacer nada
respecto a mi pasado —dije suavemente—. He hecho muchas cosas con
muchas mujeres diferentes, pero nunca he esperado por ninguna de ellas.
Dejé de hablar y esperé hasta que abrió los ojos otra vez. Cuando
esas suaves bellezas marrones se encontraron con los míos, sonreí y dije—
: ¿Entiendes? Eres la única. Esta es una primera vez para mí, así que
ambos somos novatos ahora mismo. Esto es algo que hago por ti y sólo por
ti. No hay otra mujer en el planeta por la que consideraría siquiera hacer
140 este sacrificio. Estoy haciendo la cosa de la abstinencia porque es el único
regalo que puedo darte que te hará entender que significas más para mí
que cualquier otra mujer con la que haya estado jamás.
Limpié la humedad de sus mejillas y metí su flequillo detrás de su
oreja. Sus ojos todavía brillaban por las lágrimas, pero sostenían un brillo
de esperanza en ellos.
Todo mi cuerpo se derritió bajo su mirada. Me deshizo hasta
convertirme en algo tan suave que podía moldearme para ser cualquier
tipo de hombre que ella quisiera y yo me conformaría. Era plastilina en sus
delicadas manos.
Existían muchas cosas que quería decir, muchos sentimientos que
quería que entendiera. Nunca fui bueno con los discursos. Me expresaba
con letras de canciones, así que hice lo único que sabía cómo hacer —
canté suavemente las palabras de su canción.

Siempre voy a esperar, me está volviendo loco


Impulsado por los recuerdos que todavía no he tenido
Aferrándome a la promesa de tú y yo
La esperanza es eterna para las cosas posibles
Me pides que espere, no sé si puedo
Demasiado asustado a perder, sólo soy un hombre
Pero no puedo dejarte ir, no puedo cerrar la puerta
El corazón me dice que vale la pena esperarte

—Eres tú, Val. No es Cara. Ni ninguna de las mujeres de mi pasado.


No veo a una niña tonta. Veo a una mujer increíble. Tu mojigatería e
ingenuidad son lo que te hace tan especial para mí.
Su mirada se centró y entrecerró los ojos hasta las más diminutas
rendijas. Me hizo sonreír. —Lo siento, no puedo negar que eres una
mojigata ingenua. Ambos sabemos que eres una —bromeé—, pero me
encanta eso de ti. Encuentro tu inocencia tan… cuáles eran las palabras
que usaste tú… sexy y tentador.
Se sonrojó y reí de nuevo. —Lo digo en serio —dije—. Es por eso que
no puedo nunca mantener mis manos lejos de ti, porque eres demasiado
sexy para tu propio bien. Eres tan mucho más sexy y tentadora que nada
en el mundo, incluso más que yo sin camisa.
Sus labios finalmente se curvaron hacia arriba y la besé. —Ahí está
mi sonrisa. —Entrelacé nuestras manos y suspiré cuando me dio un
141 apretón tranquilizador—. ¿Qué más puedo hacer para hacerte sentir mejor
respecto a nosotros? ¿Cómo puedo ayudarte?
Val miró hacia delante y se encogió de hombros. —No lo sé.
¿Conseguirme una diana con el equipo de animadoras de los Lakers en
ella por navidad?
Una carcajada salió de mí. —¿Nunca voy a dejar eso atrás, verdad?
—Nunca.
Nos reímos un minuto, pero mis risitas dieron paso a un suspiro. —
¿Entonces estamos bien? —pregunté. De verdad esperaba que la respuesta
fuera sí.
Ella se inclinó hacia delante y presionó sus labios contra los míos. —
Estamos bien. Siento ser un desastre de inseguridad.
—Bien. —Pasé los brazos alrededor de su cintura y la besé de
nuevo—. Apenas puedo culparte. Estás saliendo con Kyle Hamilton,
después de todo. Eso es mucho por lo que competir.
Val puso los brazos alrededor de mis hombros y me dejó darle un
beso que fue más que un simple pico. —¿Estoy saliendo con Kyle Hamilton
o con su ego? —preguntó.
Sonreí contra sus labios. —En realidad, somos un paquete.
Afortunada de ti, nos consigues a ambos.
—Afortunada de mí.
Nos perdimos el uno en el otro durante un minuto, ambos
necesitando la conexión después de nuestra pelea. Pero al final tuve que
parar antes de tumbarla de espaldas en el banco y conseguir que nos
arrestaran a ambos por indecencia pública.
—Entonces —pregunté, bastante seguro de que yo era el inseguro en
ese momento—, ¿todavía quieres irte a casa?
Val suspiró y apoyó la cabeza en mi hombro. —En realidad no. ¿Te
apetece ver una película o algo?
No era una noche tranquila en mi casa, pero lo tomaría. —Siempre y
cuando no la protagonice Brian Oliver, me parece bien.

142
17
H es por Hermanos
Traducido por CamShaaw
Corregido por LucindaMaddox

Antes de darme cuenta, había pasado un mes y el cuatro de julio se


143 acercaba. Cara y Shane iban a lanzar una gran fiesta, pero yo estaba
decidido a pasar la noche a solas con Val. Necesitaba la atención.
Después de que Val se instaló en la casa de Cara y Shane, había
encontrado su ritmo y se volvió poco a poco cada vez más ocupada. Se
zambulló de cabeza comenzando su oficina F es por Familia y pasó una
buena cantidad de horas con Robin haciendo “No Todo El Mundo lo Está
Haciendo”. También se había trasladado de regreso al norte de California
dos veces para las reuniones que no podía hacer a través de Skype y las
cosas de dama de honor para la boda de su mejor amiga.
Sin embargo, siempre se aseguró de contar con tiempo para mí,
aunque yo, literalmente, estaba siendo escrito a lápiz en su agenda. No era
romántico, pero al menos me dio la contraseña de su calendario de Google
para que yo pudiera escribir cada vez que tenía algo que quería que
asistiera conmigo, o si simplemente necesitaba tiempo para Val. Para ella,
eso era el equivalente a intercambiar las llaves de nuestras casas.
Este fin de semana, definitivamente necesitaba un tiempo de Val.
Había bloqueado toda la noche del viernes, sábado y domingo en su
horario con una nota escrita donde le advertía que cualquier cambio daría
lugar a un castigo severo. (Robin también tenía la contraseña a su horario
y en ocasiones le gustaba cambiar mi tiempo.)
De alguna manera me las arreglé para mantener todo el fin de
semana para mí hasta el viernes por la mañana cuando la madre biológica
de Val le pidió que pasara el cuatro de julio con ella y su hijo. Sabía que
Val seguía muy preocupada por su nueva relación con su medio hermano,
así que renuncié a mi tiempo a solas y le dije que deberíamos ir.
Su madre biológica vivía en Lancaster. Era un viaje de mierda, pero
había un gran festival en el parque de la ciudad donde iban a lanzar
fuegos artificiales en la oscuridad, por lo que se reunieron la madre
biológica de Val y su hermano, Brody, para cenar y luego ir al parque un
par de horas antes de los fuegos artificiales.
Brody tenía quince años y un muy mal humor. El chico fue un total
punk desde el momento en que apareció. Apenas había dicho una palabra
a ninguno de nosotros durante toda la cena y si le hablaba a Val era en
forma sarcástica. Su actitud empeoró cuando nos fuimos a la fiesta y
empezamos a ver un montón de niños de su escuela. Resultaba muy difícil
de ignorar.
Nos encontrábamos en un stand en el que tenías que tirar pelotas de
baloncesto en el aro para ganar un oso de peluche cuando Val Sr. trató de
romper el hielo, por centésima vez. (No sé si los títulos de junior y senior se
aplican a las chicas —Sin duda, Val rió cada vez que lo usé— pero parecía
la forma más fácil de distinguirlas.) Después de que Brody hizo tres tiros
seguidos, y en consecuencia ganó un peluche bulldog ridículamente
144 grande, ella dijo—: Val, ¿sabías que este año Brody estuvo en el equipo de
baloncesto? Fue el primer estudiante de segundo año en formar parte del
equipo en más de cinco años.
—¡Eso es increíble!
Parecía genuinamente impresionada, pero Brody no apreció su
entusiasmo. El punk se burló de ella, haciendo que me den ganas de darle
un puñetazo en el ceño fruncido de su rostro. La sonrisa de Val vaciló,
pero siguió adelante, decidida a ser agradable. —Yo también soy un poco
atleta. No soy muy buena en el baloncesto, pero jugué voleibol en la
universidad para Stanford.
—Bien por ti —murmuró Brody, y luego se marchó sin mirar atrás.
Si yo fuera su madre, lo habría golpeado en la cabeza por eso, pero
ella sólo suspiró mientras lo veía irse rígido. Había una capa brillosa de
lágrimas en sus ojos. —Mi esposo sabía de Val, pero no se lo dije a Brody
hasta que vi la película —confesó—. No lo ha pasado muy bien. Ha sido
muy frío con Val.
—Me di cuenta —murmuré.
Me sorprendió lo difícil que me resultó controlar mi temperamento.
No soy del tipo sobreprotector, pero sabía cuánto Val quería tener una
relación con su hermano y lo mucho que lo intentaba. Me molestó que él
no le diera una oportunidad.
Una mano se deslizó alrededor de mi cintura, aliviando un poco la
tensión. —Él ha sido víctima de intimidación por los niños de la escuela
desde el show de Connie Parker —dijo Val—, hasta por sus compañeros de
equipo.
Los ojos de Valerie Sr. Se llenaron de lágrimas. —Dijeron cosas muy
hirientes y despectivas acerca de Val y yo. Ellos llenan su facebook con
comentarios desagradables, burlándose cuando lo ven. Ha sido bastante
malo.
Los adolescentes eran crueles. Me sentí mal por el chico, pero no
debería desquitarse con Val. No era su culpa.
—No lo culpo por odiarme —dijo Val, tristemente. Por la forma en
que suspiró, sabía que se había resignado a la idea de no tener una buena
relación con su hermano.
No tenía ni idea de qué podía hacer o decir para mejorar las cosas,
pero tanto Val como su madre parecían tan tristes que tenía que hacer
algo. Miré al chico que manejaba el stand de baloncesto y dije—: ¿Cuánto
por una pelota?
—Lo siento, no están a la venta.
Saqué un billete de cien dólares de mi bolsillo y se lo mostré. Los
145 ojos del muchacho saltaron de par en par y miró hacia atrás para
asegurarse de que su jefe no observaba antes de que guardara el dinero y
me entregara la pelota.
—Nos reuniremos con ustedes en un ratito —dije, besando la mejilla
de Val.
Su sonrisa de agradecimiento fue toda la motivación que necesitaba.
El parque de la ciudad era enorme. Todos los paseos del carnaval,
juegos y puestos de vendedores se establecieron en las hectáreas de
campos de hierba. Pero en el otro lado de la enorme área recreativa —más
allá de los baños y el campo de juegos— pistas de tenis, voleibol y
baloncesto unidas se veían afectadas por las festividades y seguían
abiertas para el uso público. Fue esta última atracción que, estaba seguro,
mantuvo el interés de Brody cuando nos abandonó y dejó el festival.
Después de despedirme de Val y a su mamá, me dirigí hacia las
canchas de baloncesto, pasando a una pandilla de estudiantes de la
secundaria Starstruck en mi estela —la mayoría eran chicas. Eso era
bastante común en cualquier momento que salía en público, pero era raro
que nadie se me hubiera acercado hasta ahora. Simplemente me siguieron,
tratando de ser discretos mientras me tomaban fotos en sus teléfonos.
Creo que se mantenían atrás porque yo había estado con Brody y su
mamá. Era evidente que la mayoría de los niños que me seguían iban a su
escuela. La noticia de que estuve aquí no había tenido mucho tiempo para
difundirse una vez que el primero de los compañeros de Brody nos hubiera
visto, y a lo largo de la noche había reunido un pequeño séquito.
Normalmente me hubiera detenido a hablar con ellos, pero Brody
había sido tan idiota con Val que no estaba de humor. Ahora me hallaba
en una misión y evadir a los niños que conocían a Brody iba a funcionar a
mi favor. Los ignoré y me dirigí directamente a él.
Lo encontré sentado a un lado de las canchas de baloncesto. Había
un juego de baloncesto sin reglas en una de las canchas, pero él no se
había unido.
—¡Cuidado!
Brody atrapó la pelota de baloncesto que le lancé justo antes de que
golpeara su cabeza. A juzgar por su mirada desagradable, pude haber
puesto demasiada fuerza en mi pase para que lo considerara amistoso. —
¿Qué demonios, hombre?
—Eso es lo que me gustaría saber —dije.
Llegué y me senté a su lado, sin esperar una invitación. Me dio una
mirada cautelosa, pero no me dijo que me fuera.
Lo estudié mientras permanecía sentado ahí, intentando ignorarme.
146 No se parecía mucho a Val —su tez era oscura y tenía el cabello castaño en
lugar de rubio— pero tenía los mismos ojos marrones oscuros y compartía
su altura. En sólo quince años, ya se acercaba al metro noventa. No era de
extrañar que jugara baloncesto.
Finalmente rompió el silencio con un bufido. —¿Te enviaron aquí
para hablar conmigo?
—Nop. Es peor que eso. Me envié yo mismo porque mi novia estaba
decepcionada.
Cuando me lanzó una mirada inquisitiva, hice una mueca y me
señalé. —Totalmente derrotado.
Negó con la cabeza, pero esbozó una pequeña sonrisa.
Los dos dirigimos la mirada al juego de baloncesto. Tras una breve
pausa, dije—: Ella es bastante genial. Deberías darle una oportunidad.
Se inclinó hacia adelante y empezó a rebotar la pelota en el suelo
entre sus rodillas. —¿Por qué? —preguntó—. Está arruinando mi vida.
Bufé con disgusto. Qué bebé llorón. —De ninguna manera. Si tu vida
está arruinada, es porque tú lo permites. ¿Crees que Val nunca ha sido
molestada? Diablos, la intimidé yo mismo y lo hice delante de todo el
mundo. En un momento, mis fanáticas la declararon la chica más odiada
en América. Su casa quedó destrozada. Obtuvo amenazas de muerte. Los
tabloides contaron mentiras sobre ella. La gente la llamó mentirosa,
hipócrita y puta. —Se estremeció ante las duras palabras—. Pero, ¿crees
que arruinó su vida? No. Se levantó por sí misma e hizo que la gente la
respetara en vez de enfurruñarse como una pequeña perra cabrona punk.
El balón se quedó inmóvil en sus manos y me lanzó una mirada
herida. Val se habría enojado conmigo por llamarlo de esa manera, pero en
serio, el chico necesitaba ser un hombre.
—¿Qué sabes tú al respecto? —gruñó, volviendo la mirada hacia el
partido de baloncesto—. Apuesto a que nunca has sido víctima de burlas
en toda tu vida.
Me reí y descaradamente admití—: Ni una vez. Algunas personas son
demasiado impresionantes para eso. —Cuando me dio otra mirada severa,
le dije—: Así que no tengo idea de lo que estás pasando. Pero, ¿sabes en lo
que soy un experto? En ser popular. Puedo arreglar el problema de estatus
social en este momento, si quieres.
Brody miró a la pelota en su regazo como si estuviera ofendido por la
oferta, pero era demasiado buena para dejarla pasar. Después de un
momento, se enderezó y me dio otra mirada cautelosa mientras giraba el
balón en sus manos. —¿De verdad me ayudarías?
—Claro. Una condición. Le das a mi chica una oportunidad.
Me enojé cuando se burló. —Esto no fue culpa de ella —dije—, ella
147 no buscó a tu madre: tu madre fue a buscarla. Tu mamá es la que decidió
hacer pública su conexión con Val. Es su culpa que tus amigos se te
burlen, no de tu hermana.
Si las miradas mataran, la que me dio Brody me habría freído en el
acto. —Ella no es mi hermana.
No di marcha atrás. —Quiere serlo. No tiene ningún otro hermano.
Estaba emocionada cuando se enteró de que tenía un hermano y eres un
idiota desagradecido si no puedes apreciar que hay una persona increíble
que quiere la oportunidad de ser parte de tu vida. No seas un idiota
egoísta, hombre.
Apoyé los codos sobre el respaldo del banco, satisfecho de relajarme
allí, mirando a Brody debajo de la noche, incluso si él nunca volvía a decir
una palabra más. Se quedó en silencio durante un minuto, pero sonrió por
fin. —Eres bastante idiota.
Sonreí. —Hace falta ser uno para reconocerlo.
Se echó a reír. —Bien. Le daré una oportunidad. Pero será mejor que
no termine siendo una completa aguafiestas.
—Amigo. —Me puse de pie y me estiré cuando me volví hacia él—.
Soy una jodida superestrella. Podría conseguir a tantas mujeres en el
mundo como quiera, incluyendo a tu mamá. ¿Crees que me vinculo ataría
a una sola mujer y renunciaría al sexo por ella, si no fuera la chica más
genial del planeta?
Sin previo aviso, Brody me lanzó la pelota a la cara. Apenas tuve
tiempo para mantener intacta mi nariz. —Mantente alejado de mi mamá,
imbécil —advirtió.
Trataba de darme una mirada de tipo duro, pero no pudo sostenerlo.
Me reí cuando esbozó una sonrisa. Miré por encima del hombro al juego de
baloncesto detrás de mí y dije—: ¿Conoces a esos tipos?
Siguió mi mirada y asintió. —A algunos. Un par están en mi equipo.
—¿Y a ellas? —Asentí hacia el grupo de chicas que me había seguido
por el parque como si de repente tuvieran el más profundo deseo de
deshacerse de la fiesta y ver un partido de baloncesto.
Esta vez, cuando Brody escaneó a la multitud, sus mejillas se
volvieron ligeramente rosadas. —Reconozco a la mayoría de ellas por la
escuela, pero no las conozco. Son mayores. Chicas populares.
—Perfecto.
Le enseñé una sonrisa maliciosa que hizo que la sangre abandonara
su rostro. —¿Qué vas a hacer? —preguntó.
—Voy a resolver tu problema de matón al hacerte demasiado genial
como para que se metan contigo.
148 —Espera un minuto —dijo, poniéndose de pie de un salto—, tengo
que ir a la escuela con esa gente. No creo…
Dejé de escucharlo y me dirigí a la cancha de baloncesto que
actualmente no se usaba. La pandilla de chicas rió entre dientes con
entusiasmo cuando tiré —y por suerte hice— una canasta desde la línea
de tiros libres.
Encesté antes de que Brody finalmente se encontrara conmigo. Le
tiré la pelota, con mucho menos hostilidad esta vez. —Gana el primero en
llegar a veintiuno. Marca tus propias faltas.
—¿Quieres jugar a la pelota? —preguntó, confundido.
Eché una mirada a las chicas que ya se movían de su lugar en el
lateral del juego de baloncesto para sentarse en el borde de nuestra
cancha. Brody se dio cuenta de lo que sucedía y se sonrojó de nuevo. El
pobre no tenía juego —al menos no con las mujeres. Sin embargo era sabio
en el baloncesto e iba a limpiar el suelo conmigo. —O podríamos volver a
la feria —sugerí—, y podrías disculparte con tu madre y hacer las paces
con tu hermana.
Brody lanzó otra mirada a las chicas antes de lanzarme la pelota,
con una sonrisa confiada extendida por su rostro. —Voy a dejar que
empieces el juego. Vas a ir cuesta abajo, superestrella.
Muy bien, chico, pensé. Muéstrales a esas señoritas que tienes
confianza.
Puse la pelota en el suelo y me incliné para tocar los dedos de mis
pies. —Comencemos —dije—, tan pronto como me estire.
—¿En serio? —preguntó, pero noté que llevó uno de sus brazos
detrás de su cabeza.
—Sí, en serio. ¿Sabes lo que me haría mi entrenador personal si
tengo una rotura de tendón en un juego de baloncesto sin reglas?
—¿Tienes tu propio entrenador personal?
Me eché a reír. —Amigo, ser famoso no es todo fiestas y mujeres. Es
decir, en su mayoría sí, pero un cuerpo como este —me saqué la camiseta
y la tiré a un lado, guiñando al grupo de chicas cuando gritaron—, no
viene naturalmente. Paso dos horas de tortura todos los días con mi
entrenador y eso es después de que él me haga correr tres kilómetros de
calentamiento.
Brody parpadeó, desconcertado y terminó su estiramiento en
silencio. Entonces, como se predijo, procedió a vencerme en un juego de
uno contra uno. Él era bueno, pero el hecho de que yo era un desastre lo
hizo mucho más impresionante. Al final de nuestro juego, las chicas en las
líneas laterales se habían convertido en su sección de animadoras
personales y los chicos que jugaban en la cancha de al lado se habían
149 detenido para ver lo que era tal publicidad exagerada.
Di mi mejor esfuerzo, sin embargo, para el final del juego estaba
sudoroso y exhausto. Una vez que se marcaron los dos puntos de la
victoria, caí sobre la hierba, cerca de la multitud, en un intento de
refrescarme y recuperar el aliento.
Brody, después de aceptar tímidamente una ronda de felicitaciones,
se sentó a mi lado y me susurró—: ¿Me dejaste ganar?
Me reí entre dientes y no me molesté en bajar la voz. —Ojalá. Soy un
cantante, no un jugador de baloncesto. En realidad soy un desastre en
todos los deportes. Lo peor es que tu hermana me dijo que voy a tener que
jugar voleibol con ella en esa barbacoa en la playa que tenemos en un par
de semanas. Vas a ir, ¿cierto?
Mis padres decidieron que era hora de conocer a Val. Nunca podían
hacer nada simple sin tener la oportunidad de ostentar, por lo que
decidieron invitar a la familia de Val —biológica y adoptiva— a su club de
campo en Huntington Beach para una barbacoa. Me di cuenta por la
mirada culpable en la cara de Brody que él había planeado saltárselo.
—Sí, creo que mi mamá dijo que íbamos.
—Bueno. Entonces puedes jugar con Val por mí, y me ahorro la
humillación de ser educado por mi propia novia.
Brody se rió y asintió. —Supongo que podría hacer eso. Soy bastante
bueno en el voleibol de arena.
Esperé un momento y más fuerte de lo necesario dije—: Por lo tanto,
señor Baloncesto, ¿eres fan de los Lakers?
Brody levantó una ceja hacia mí. —¿Mi hermana es virgen?
Me reí entre dientes. No era tan malo cuando no se comportaba
como un mocoso llorón. —Lo que pasa es que yo también soy un gran fan
de los Lakers. Sucede que tengo un bono de temporada, y no hablo de los
asientos más lejanos. Los míos están muy cercanos a Jack Nicholson.
—¡De ninguna manera! —gritó Brody. Sacudió la cabeza con una
pizca de disgusto—. Vale la pena ser rico y famoso.
Tiré mi brazo sobre el hombro de Brody. —También vale la pena
conocer a los ricos y famosos. Me voy a perder mucho los juegos de la
próxima temporada porque voy a estar de gira. Pensé que tal vez podrías
mantener mis asientos calientes por mí, mientras estoy fuera.
La mandíbula de Brody se abrió y por un momento se quedó
completamente sin palabras. Después que pasó la conmoción, gritó de
nuevo—: ¿Hablas malditamente en serio?
—No bromeo con los Lakers, chico —dije solemnemente—. Deberías
llevar a tu madre a veces, o quizás a tu novia…

150 Agachó un poco la cabeza para ocultar sus sonrojadas mejillas. —No
tengo novia —murmuró.
—¿Qué? ¿Sin novia? —prácticamente grité y miré alrededor,
haciendo contacto visual con varias chicas lindas—. Bueno, vamos a tener
que arreglar eso, y pronto. ¿Vienes a mi fiesta del lanzamiento del disco?
—Uh… ¿Sí?
Echó un vistazo a la multitud y se sonrojó de nuevo. Debía haber
habido treinta o cuarenta chicos de pie en los alrededores escuchando
nuestra conversación y todos ahora miraban boquiabiertos a Brody en
estado de shock.
—Increíble. ¿Alguna persona que quieras añadir a la lista de
invitados? ¿Alguna estrella en particular que te gustaría conocer?
Brody me miró con unos ojos que parecían preguntar si yo hablaba
en serio. —Uh…
—Tengo acceso a la lista A, amigo. Toma ventaja.
—Um. —Pensó por un momento y dijo—: ¿Miley?
No pude evitar estallar en carcajadas. —Apuntando alto, ¿eh? Me
gusta. Siempre digo; ve a lo grande o vete a casa.
Me puse de pie y le tendí una mano para ayudarlo a levantarse. —
Miley ya respondió que sí —dije, mientras limpiaba un poco de hierba de
mis pantalones. Le quité la pelota de las manos—. Ella va a estar allí. Por
desgracia para ti, tu hermana me mataría si te pongo en contacto con ella.
Sin embargo, ¿cómo te sientes acerca de Bella Thorne? He oído que es un
amor.
El puchero de Brody se fundió en una sonrisa esperanzada. —¿Bella
Thorne? Diablos, sí.
—Hecho. —Sacudí la cabeza—. Y hablando de tu temerosa hermana
que sostiene una correa invisible en mi cuello, debemos ir a buscarla antes
de que me meta en problemas por abandonarla toda la noche.

151
18
S es por Sorpresas
Traducido por Jasiel Odair
Corregido por GusFuentes

Gruñí mientras tiraba del cuello de mi camisa, y en secreto maldije a


las personas que habían hecho necesario usar una corbata. Mi fiesta de
152 lanzamiento del álbum era un poco demasiado elegante para mi gusto. Mis
representantes habían optado por hacerla en este nuevo restaurante de
sushi inconformista, aunque si bien no era un evento de corbata negra,
era sobre cócteles y pescado crudo. Hubiera matado por una hamburguesa
con queso, pero no podía quejarme demasiado de la noche, ya que el
pequeño vestido negro que llevaba Val hizo que valiera la pena.
Les concedería que la decoración del lugar era bastante genial.
Acuarios en todo el edificio le otorgaban un ambiente de mar, misterioso y
romántico. Incluso habían conseguido algunas máquinas de humo que se
dirigían por los pisos, por lo que todos caminábamos en un mar de nubes.
El ambiente era genial, mi nuevo álbum sonaba a través de los altavoces y
yo había tenido la última palabra sobre la lista de invitados, así que la
compañía era asombrosa. Si no fuera por la estúpida corbata, zapatos
incómodos y la comida de lujo, la fiesta habría sido perfecta.
—Déjame adivinar… —susurró Val, encontrando por fin su camino
de regreso a mi lado. La mujer era una sociable nata y una invitada muy
popular esta noche—. En este momento, te estás preguntando lo grosero
que sería si te quitaras la corbata y pidieras unas pizzas.
Ganó. Sonreí. Vio mi puchero desaparecer y se inclinó para besar mi
sonrisa. —Ese es un aspecto mucho mejor en ti —bromeó.
Envolví los brazos a su alrededor antes de que pudiera alejarse. —Si
quieres que se quede, entonces no puedes mantenerte lejos de mí.
—Sólo estoy siendo una buena anfitriona. Eres el que se mantiene
escondido de sus propios invitados.
—No me escondo de mis invitados. Sólo trataba de atraerte a este
rincón oscuro. ¡Y mira! Mi plan malvado ha funcionado finalmente. Me
tomó un tiempo, pero la espera ha valido la pena.
Acomodé a Val de modo que se encontraba sentada en mi regazo. Me
dio una mirada que ignoré y me besó. La bendita mujer me entregó más de
lo que pensé, y por un minuto parecíamos un par de adolescentes.
Con energía renovada, me levanté y la arrastré de nuevo a la fiesta.
Tenía una sorpresa para Val y él me acababa de enviar un mensaje de que
había llegado. —El congresista Richards es ese tipo que te gusta, ¿no?
Val parpadeó y me miró con extrañeza. —Random. ¿Cómo lo sabes?
Sonreí. —Mi buen amigo Google parece saber eso bastante bien.
—¿Me googleaste?
—Tenía la esperanza de encontrar algunas fotos de desnudos, pero…
—¡Kyle!
Me eché a reír. Ella era demasiado fácil. —De todos modos —le dije,
entrelazando su mano en la mía—, ¿sabías que la hija menor de nuestro
153 maravilloso congresista tiene quince años y es una gran fan de Kyle
Hamilton?
—Sabía que el congresista Richards tenía una hija adolescente y
podría haber adivinado que era una fan, como la mayoría de las
adolescentes, aunque me pregunto cómo lo sabes.
La dirigí a través de la multitud, donde vi al congresista y a su hija
soñadora de pie en la puerta principal. —Lo sé porque cuando llamé a su
padre para invitarlo, me dijo que yo ocupaba más espacio en las paredes
del dormitorio de su hija que One Direction.
Val jadeó burlonamente. —¿Más que One direction? Eso es
impresionante, espera, ¿acabas de decir cuando lo llamaste para invitarlo
esta noche?
Reí y le di la vuelta hacia el hombre de pie frente a nosotros. —Val,
me gustaría que conocieras…
—¡El congresista Richards! —jadeó. Su rostro enrojeció mientras
cautelosamente estrechaba su mano—. ¡Vaya! Lo siento. Estoy tan
sorprendida. Es tan bueno conocerlo.
El congresista rió entre dientes. —No esperaba ser reconocido en un
evento como este.
—No, es un honor. He seguido su carrera desde que fue elegido
Alcalde de Huntington Beach.
Las cejas del congresista se dispararon hacia arriba. —No podrías
haber tenido más de diez.
Val volvió a sonrojarse. —Tenía nueve años. Mi padre hizo un
montón de trabajo voluntario en su campaña electoral. Me llevó a uno de
los debates y me dejó contribuir con botones. He estado enganchada a la
política desde entonces. Acabo de recibir mi licenciatura en Ciencias
Políticas en Stanford y escribí un artículo en su plataforma del Congreso
para mi final en una de mis clases de psicología política.
Al final no pude contener mi risa. Era tan extraño verla así. Cuando
gané la atención tanto de Val como del congresista Richards, sacudí la
cabeza y suspiré. —Tengo el estatus internacional de superestrella y ella
enloquece con usted.
Val se sonrojó aún más. El congresista Richards y yo nos reímos
cuando estrechamos nuestras manos. —Congresista, esta es mi novia
cerebrito y futura primera mujer presidente, Valerie Jensen. Me esforcé
mucho por impresionarla esta noche y la lista A de Hollywood no parece
lograrlo, así que le debo un gran agradecimiento por haber venido.
—Ha sido un placer y fue muy amable de tu parte también invitar a
Mónica.

154 Puso a su hija delante de él, con


transformándolo del político al orgulloso padre.
una repentina sonrisa

—Gracias por venir esta noche, Mónica —dije. La chica se tragó un


chillido cuando dije su nombre y temblaba mientras me daba la mano—.
¿Me harías un gran favor? Esta noche hay un amigo que le preocupaba
que no hubiera nadie de su edad para hablar.
Señalé hacia el hermano de Val. No era difícil encontrarlo, ya que se
elevaba por encima de la mayoría de las personas en la habitación. Le di a
Mónica un segundo para detallarlo, entonces la codeé suavemente. —Un
chico guapo, ¿verdad? —Se sonrojó y no dijo nada, pero sus ojos se
dirigieron de nuevo a él—. Está bien. Sin embargo es un chico tímido. —
Miré nuevamente a Mónica y añadí—: Sospecho que como tú.
Se mordió el labio y asintió. Solté a Val y tomé la mano de Mónica.
—Vamos, te voy a presentar, mientras dejamos que los adultos hablen de
política aburrida.
Val siguió hablando con el congresista Richards cuando regresé sin
una chica tímida adolescente. —No se preocupe, congresista. Prometo que
la dejé en buenas manos. Es el hermano de Val. Va a cuidar de ella.
Todos nos volvimos a mirar a los niños. Había todo un grupo de
chicas rodeando a Brody, pero cuando hube mencionado que Mónica era
tímida y un poco nerviosa para presentarse, él sacó una silla para ella y le
dio toda su atención. Le presentaba a varias chicas que claramente
reconocía.
—¿Exactamente cuántas chicas famosas adolescentes has invitado
esta noche? —preguntó Val.
La sospecha en su voz me hizo reír. —Unas pocas —admití.
—¿Y cuántos chicos adolescentes famosos o de otro tipo están aquí?
Me reí de nuevo. —Uno.
Val rodó los ojos, pero la sonrisa de su cara era agradecida. —Hiciste
un milagro en él. Valerie me llamó llorando varias veces esta semana. Dice
que es un chico nuevo.
Me encogí de hombros. —Sólo necesitaba un poco de atención. Eres
una mujer difícil con la que competir, Val.
—Es más que eso —dijo—. Eres muy bueno con él. Deberías pensar
en tutorías. Serías muy bueno para el programa Hermano Mayor. O, ya
sabes, podríamos incluso comenzar nuestro propio programa si quisieras.
Se creaba ese brillo de miedo en sus ojos, por lo que detuve esa
conversación antes de que comenzara. —Oh, no. De ninguna manera. No
más programas para ti.
155 —Pero eso es lo único que podríamos hacer juntos.
Era una idea interesante y no la más horrible que haya oído. —Tal
vez, voy a pensar en ello —le dije—, en unos pocos años. En este momento
tienes bastante en tu plato con tu oficina en Los Ángeles de F es por
Familias.
El congresista Richards se animó. —¿Vas a hacer eso? —le preguntó
sorprendido.
—Lo intento —dijo—. Todavía espero la aprobación de donaciones y
unos permisos. Ya sabe como es.
El congresista Richards rió. —Sí, lo sé. ¿Por qué no me envías la
propuesta? Veré lo que puedo hacer para ayudar a mover las cosas un
poco más rápido.
Val se veía abrumada. —Yo… yo… eso sería increíble —murmuró,
sorprendida—. Gracias.
—Sería feliz de ayudar. He escuchado mucho acerca de tu V es por
Virgen por parte de mi hija esta semana. Ha estado charlando sin parar
sobre Kyle desde que nos invitó a venir esta noche. Me mostró el reciente
artículo sobre ustedes haciendo el reto de abstinencia juntos. Soy el padre
de una adolescente, señorita Jensen. No hay una mujer en el planeta a la
que sería más feliz de apoyar que tú. De hecho, debes llamar a mi oficina y
concertar una cita conmigo alguna vez. Haremos una entrevistar antes de
llenar algunas posiciones abiertas en mi personal de campaña de
reelección. Seguro que podríamos usar a alguien como tú.
Val se quedó sin aliento de nuevo. Tuve que colocar mi brazo
alrededor de su cintura porque tenía miedo de que cedieran sus rodillas.
—Eso es muy amable de su parte —dijo una vez que pudo hablar—. Sería
un sueño trabajar con usted, pero voy a empezar la escuela de posgrado
en un par de semanas.
Si era posible, la opinión que tenía el diputado sobre Val subió aún
más. —Eso es lamentable para mí. Aun así, deberías guardar mi tarjeta y
darme un aviso después de que acabes.
Aceptó la tarjeta que le entregó y luego hice un escape amable,
explicando al congresista que había puesto a mi novia en estado de shock
y que necesitaba sentarse antes de que se desmayara. No era una mentira
del todo. Ella ni se dio cuenta cuando la arrastré a una mesa y la senté.
—¿Eso acaba de suceder de verdad?
Me reí entre dientes y luego fui atacado por mi muy sorprendida
novia. Sus brazos estuvieron alrededor de mi cuello y sus labios se
encontraron con los míos. Estaba más que feliz de dejar que me besara
una y otra vez, siempre y cuando ella lo necesitara.
156 —No puedo creer que hayas hecho eso por mí —dijo mientras su
aliento se encontraba con el mío.
Cuando se apartó, sus ojos se veían brillantes con una capa de brillo
debido a las lágrimas. La expresión de su rostro me hizo sentir completo.
Cientos de mujeres me han mirado con estrellas en los ojos, pero esta era
la primera vez que Val me daba esa mirada. Había algo diferente que
procedía de ella. Su enamoramiento no era hueco. Había emoción real en
su cara. Emoción que significaba algo. Emoción que me tenía tragándome
un nudo con la garganta seca.
—Val —dije en voz baja, con mi boca de nuevo en la suya para darle
un beso suave—. Salgamos de aquí. Vámonos a un lugar, sólo tú y yo. —
Rió como si pensara que había hecho una broma divertida—. Lo digo en
serio.
—Kyle, no puedes irte.
—Claro que podemos. Es sólo una fiesta.
—Es tu fiesta.
Tenía razón, pero no podía dejar de preguntarme si ponía excusas.
Mi buen humor se desinfló y me desplomé en la silla. Me sentía tan
cansado de esto. Ni siquiera se trataba del sexo. Era como si no quisiera
estar a solas conmigo. Como si tuviese algún tipo de gobierno personal en
contra de ella. Habíamos estado saliendo durante seis semanas y la única
vez que nos encontrábamos a solas, estábamos en una cita y siempre en
un lugar agradable y público. Incluso estuvimos en mi casa dos veces, y
Shane y Cara estuvieron allí con nosotros en ambas ocasiones. Nunca era
simplemente Val y yo.
Sabía que esta relación no iba a ser fácil, pero empezaba a enojarme.
Esperaba más. No quería arruinar esto. Val era increíble, la mujer
perfecta. Era todo lo que quería. Me estaba enamorando de ella, pero algo
no funcionaba y no podía entender qué era. Si no lo arreglábamos pronto,
no íbamos a durar.
Val notó mi decepción. Su ceño preocupado y sonrisa de disculpa me
confirmaron que su decisión no tenía nada que ver con ofender a nadie en
esta fiesta. No podía soportarlo más. —¿Qué está pasando, Val?
Parecía sorprendida por la pregunta. —¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, ¿qué pasa con nosotros? ¿Estás en esta relación
porque así lo quieres, o porque no sabes cómo deshacerte de mí?
Sobresaltada, se inclinó y llevó mi mano a la suya de nuevo. Me miró
por un minuto, buscando mis ojos, frunciendo el ceño preocupado en su
rostro. —¿De verdad no sabes la respuesta a eso? —preguntó en un
susurro.
Me daba vergüenza no saberlo. Habíamos llegado al punto en que no
157 debería tener dudas. Odiaba necesitar su confirmación. Miré a mi regazo y
me encogí de hombros. —Te intimidé un poco.
Durante todo el verano, había sentido que esta relación estaba fuera
de equilibrio. Sentía como si yo la quería más que ella a mí. Sin duda la
necesitaba más de lo que ella me necesitaba. Nadie que nos conociera diría
eso. Al principio sólo había estado encantado de que estuviera conmigo. Y
ahora que había apostado mi corazón en esto, no era lo suficientemente
bueno. Necesitaba más de ella. Necesitaba que ella se la jugara por mí y no
estaba seguro de que lo hiciera.
—Kyle. —Su mano en mi cara me obligó a mirarla a los ojos—. Tú
más que nadie debes saber que no hago cosas que no quiero. —Sonrió con
una sonrisa rara y engreída—. Yo podría haber dicho que no. Es posible
resistir al gran Kyle Hamilton, sin importar cuánto creas que no.
No estaba de humor para reír, pero mis labios se curvaron en los
extremos. Los ojos de Val brillaron en mi sonrisa. —Estoy aquí en Los
Ángeles porque quiero —dijo—. Estoy contigo porque quiero estarlo. No
podría pedir un mejor novio que tú.
Era la respuesta que quería oír, pero no me deshizo de la mala
sensación en mis entrañas. Las palabras no significaban mucho sin
acciones que las respaldaran.
—¿Está bien? —preguntó cuando no dije nada.
No estaba seguro de si estábamos muy bien, pero asentí. No lo acepó
del todo. A veces odiaba que fuera tan inteligente.
Suspiró. —Ahora mismo no es un buen momento para este tipo de
conversación, pero está claro que tenemos que hablar. Vamos a la
barbacoa de tus padres mañana, pero no tenemos nada planeado por la
tarde. ¿Puedes esperar hasta entonces?
Esperó a que respondiera, pero no sabía qué decir. La frase
“tenemos que hablar” nunca era buena. No podía dejar de preguntarme si
estábamos a punto de llegar a otro final trágico como el que tuvimos hace
cuatro años. No quería eso, pero a veces se sentía inevitable. Siempre las
cosas se sentían desesperanzadoras entre nosotros.
—Kyle, lo que te está molestando, quiero arreglarlo. No me gusta
verte enojado.
Al menos no tenía intención de dejarme. Eso no significaba que no
iba a suceder, pero ayudaba saber que no era su intención. Respiré hondo
y traté de calmarme. Besé el dorso de sus dedos y forcé una sonrisa
convincente. —Está bien —dije—. Sólo tú y yo mañana después de la
barbacoa.
Val me miró de nuevo de pies a cabeza, como para asegurarse de
158 que no iba a romperme. Cuando aprobé su inspección, sonrió y dijo—:
Sólo tú y yo. Lo prometo.
19
B es por Bebé
Traducido por Anelynn*
Corregido por Victoria

Mis padres tenían su “pequeña barbacoa de verano” encargada al


159 servicio de banquetes. Era tan típico de ellos. Habían expresado un interés
en conocer a los padres de Val, así que sugerí una barbacoa en la playa y
terminaron alojando un evento en su club de yates. Aparte del hecho de
que ahí había arena y agua —lo que significaba que podía usar bañador y
sandalias— era un evento más estiloso que la fiesta del lanzamiento del
álbum de anoche.
La lista de invitados tampoco era corta. Invitaron a todos los que
conocían. Nunca lanzaron una fiesta para Arianna o para mí, ni siquiera
cuando nos comprometimos, pero supongo que salir con una graduada de
Stanford, benefactora de una organización sin fines de lucro y empezando
con aspiraciones políticas era algo de lo que finalmente podían estar
orgullosos.
Esnobs.
Pero, eran mamá y papá, y aunque me volvían loco no eran los
peores padres del mundo. Los amaba, así que los dejaba tener su reunión
elegante y rechinaba los dientes en todas las presentaciones dolorosas
mientras ellos mostraban a mi novia a prácticamente todos los que eran
alguien en Orange County.
—Oh, querida Valerie, ¡ven aquí! Tienes que conocer al alcalde.
Sí, mi madre se rehusaba a llamarla nada más que Valerie.
Val le dio a mi mamá una brillante sonrisa y giró su atención al
pequeño hombre gordo y calvo que usaba pantalones caqui y camisa tipo
polo que se encontraba junto a ella. —Alcalde Lambert, por supuesto —
saludó Val alegremente—. Es un placer conocerlo.
Mi mamá sonrió con orgullo sobre el hecho de que Val ya sabía su
nombre.
Vagué a unos metros de distancia hacia la mesa de los bocadillos y
los dejé tener sus presentaciones.
—Mi hijo por fin se enganchó con una joya. Valerie es una graduada
de Stanford —presumió mi madre—. Tiene dos títulos en economía y
ciencias políticas con honores y va a comenzar su trabajo de postgrado en
un par de semanas. Será mejor que la vigiles o podría robar tu trabajo en
un par de años.
—Oh, creo que el señor Alcalde está a salvo —se burló Val—. Tengo
puestos mis ojos en una oficina diferente.
—No sería en forma ovalada, ¿verdad?
Val se encogió de hombros. —Bueno, el rectángulo es muy aburrido.
Los tres estallaron en una risa amable.
Tristemente, Val parecía tener un buen momento. Al observarla ahí,
al lado de mi madre codeándose con gente engreída como si perteneciera
160 completamente, me di cuenta de algo perturbador. Aparte de la altanería
que mi madre tenía por haber sido criada como una chica con dinero y
privilegios que Val no tuvo, las dos mujeres eran muy parecidas. Incluso
usaban vestidos de verano similares y sandalias con correas.
Shane se paseó junto a mí y siguió mi mirada.
—Ella parece estar disfrutando —meditó.
Suspiré. —Estoy saliendo con mi madre.
Shane resopló. —Hay una clase de justicia poética en eso que
encuentro graciosa.
Val echó un rápido vistazo alrededor, buscándome. Cuando encontró
mi mirada, sonrió y rodó los ojos como si sólo le siguiera la corriente a mi
mamá. Tengo que admitirlo, aligeró mucho mi humor.
—Bueno, entonces no es exactamente como tu mamá. Deberías ir a
rescatarla.
—Sí, claro. Mi madre me asesinaría.
—Lo haré yo.
Shane y yo nos giramos hacia la nueva voz y encontramos a Brody
parado junto a nosotros, lamiendo salsa de barbacoa de su dedo.
—Estaría feliz de interrumpirlos y robarle la preciosa pantomima de
mujer —frunció el ceño y agregó—: sin ofender.
—No me ofendo para nada —dije con una risa.
No me ofendía la hostilidad de Brody hacia mis padres. De hecho,
admiraba al niño por tener el coraje para plantarse delante de ellos. Mis
padres habían sido amables con Val Sr. y Brody, pero su desdén por la un
vez adolescente embarazada y ahora madre soltera y su hijo apenas era
disimulado. Hoy quise estrangularlos a ambos varias veces por sus
desaires sutiles.
—Si sabes una manera, por favor, con todo lo que significa, ve por
ello. Me encantaría ver la mirada en su rostro.
Brody me entregó su plato vacío. —Observa y aprende, amigo.
Se lamió los dedos una última vez y caminó hacia mi madre,
parándose entre ella y el alcalde, y agarrando el brazo de Val. —
Discúlpeme, señora Hamilton —dijo con la misma falsa amabilidad que
ella le dio hoy—. ¿Le importa si le robo a mi hermana por un momento?
Me prometió un juego de voleibol y tengo que irme pronto. —Movió su gran
sonrisa falsa hacia el alcalde—. ¿Sabía que ella juega para su universidad?
Es una golpeadora fuerte.
—¡Y también una atleta de nivel universitario! —dijo el alcalde, sus
cejas subiendo de sorpresa—. Eso es muy impresionante, señorita Jensen.
161 —Veremos que tan impresionante es —dijo Brody— ¿Qué dices
hermana, Kyle y tú contra mamá y yo? Los perdedores tienen que saltar al
océano completamente vestidos.
Reí disimuladamente con la mirada completamente horrorizada del
rostro de mamá, entonces estallé en carcajadas cuando al alcalde le
encantó la idea. Val le sonrió a su hermano con genuino entusiasmo y
afecto. —Digo que va a ser un viaje a casa largo e incómodo para ti y para
tu mamá —se burló ella. Le sonrió a mi mamá y al alcalde como si todo
fuera completamente normal—. Si me disculpan, parece que necesito ir a
resolver una pequeña disputa familiar.
Se fue antes de que mi mamá tuviera la oportunidad de argumentar.
—¡Buena suerte! —gritó el alcalde.
Brody era mi nuevo héroe hasta que Val me besó la mejilla y dijo—:
Espero que estés preparado para ensuciarte. Hemos sido desafiados. Fue
involucrado el fanfarroneo y ahora mi honor está en la apuesta, y no
podemos retractarnos.
Fruncí el ceño, así que besó mis labios, esperando convencerme.
Funcionó. —¿Por favor?
—¿Me estás batiendo tus pestañas? —pregunté, tratando tanto como
podía para no sonreír.
Batió otra vez esas bellezas y levantó la mirada hacia mí debajo de
ellas mientras sacaba su labio inferior en un mohín. —¿Está funcionando?
Si su intento era embelesarme enfrente de Dios, sus padres y el Club
de Yates Huntington, entonces sí, definitivamente funcionaba. —Me tuviste
al momento en que dijiste “vamos a ensuciarnos”.
Rodó los ojos y me jaló por los escalones del patio hacia la arena
donde un par de redes de voleibol se hallaban colocadas.

***

—Fuimos estafados —lloriqueó Val cuarenta y cinco minutos


después mientras permanecíamos en la arena, mirando hacia las olas.
—Tú fuiste estafada —corregí—. Podría haber imaginado que Val Sr.
era una atleta, viendo como eso viene de familia y todo, y Brody sabía muy
bien que apesto en los deportes.
Suspiró, derrotada. —¿Cómo se supone que iba a saber que había
algo en lo que no eres bueno?
Brody se rió y nos palmeó a Val y a mí en los hombros. —Vayan a
162 dar un paseo, perdedores.
Val se encogió. —¿Supongo que es un mal momento para mencionar
que le temo al océano?
—¿Qué? —preguntó Brody, asombrado—. ¿Creciste a menos de tres
kilómetros de la playa y tienes miedo de meterte al océano?
—Podrían haber tiburones —dijo Val—. Y muchas cosas babosas.
¿Qué si un pez toca mi pierna?
Nunca la había visto comportarse mucho como una chica.
—No te preocupes, Val, pelearé con el pez por ti. —La jalé hacia el
agua y ella enterró sus pies en la arena—. Tú hiciste la apuesta, nena, y
perdiste. Es hora de tomar tu desafío como un hombre.
—¡Revancha! —le gritó a Brody—. Sólo tú y yo. Sin discapacitados,
¡te habría matado y lo sabes!
—¿Discapacitado? —tosí—. No fui tan malo.
Val me dio una mirada inexpresiva. Aparentemente, el estrés se
había llevado su sentido del humor. —Kyle, Robin podría haber jugado
mejor que tú y ella está a dos días de parir.
—¿Robin?
No había manera de que se saliera con la suya, sin importar cuán
adorable era cuando sufría un ataque de pánico. La alcé en mis brazos y
caminé hacia las olas. Reí cuando comenzó a retorcerse y tenía que
sujetarla apretadamente mientras ella se sacudía en mis brazos. —
¿Mirarías eso? —me burlé—. Supongo que todos mis músculos son buenos
para algo más que sólo mirarlos, después de todo.
—¡Kyle, hablo en serio! ¿No te atrevas a soltar…?
La lancé hacia una ola acercándose y gritó.
El agua le llegaba hasta la cintura y salió escupiendo segundos
después. —¡Kyle! —gritó— ¡Eres un estúpido!
Trató de correr por la costa, pero me enganché alrededor de su
cintura y la sujeté con fuerza. —No eres gracioso —dijo mientras luchaba
por romper mi agarre.
—Hiciste una apuesta, mujer. Eso es un asunto importante.
Cuando se dio cuenta de que no podía salir de mi agarre, envolvió
los brazos alrededor de mi cuello y se aferró por su apreciada vida.
—De acuerdo. Estoy oficialmente toda mojada, ¿así que ahora por
favor llévame a la orilla? Realmente odio estar en el océano.
—De ninguna manera. Nada conmigo.
Comencé a arrastrarla apenas un poco más lejos. —Kyle. En serio.
163 Quiero salir.
—Te tengo, Val. No voy a soltarte. Sólo quédate conmigo un minuto.
¿Por favor? Es el único lugar seguro de mi madre.
Val cerró sus ojos y dijo—: Bien. Sólo por un minuto y no te atrevas
a soltarme.
—Nunca más —me burlé.
La levanté y envolví sus piernas alrededor de mi cintura mientras
nos metía en las olas que estaban arriba de mis hombros. Tenía que
empujar la falda de su vestido hacia arriba de sus muslos para
completarlo. Ella jadeó y comenzó a protestar, pero entonces una gran ola
vino hacia nosotros y tuve que brincar para mantener nuestras cabezas
encima del agua. Ella se pegó a mí como un pulpo, aferrándose por su
querida vida.
—Estás bien, Val —susurré, empujando su cabello mojado de su
frente con una mano mientras que con la otra la sostenía con fuerza
contra mí—. Te tengo.
Tomó una profunda respiración y dejó caer su cabeza en mi hombro.
—Kyle, si me toca algo baboso, te juro que voy a enloquecer.
—De acuerdo. Te llevaré de regreso pronto. Sólo déjame sostenerte
por unos minutos más.
Val quitó su cabeza de mi hombro y me dio una mirada inquisitiva.
—¿De verdad estás tan desesperado por mi atención que me tienes rehén
en el océano?
Hizo la pregunta en serio, autoconsciente incluso, así que decidí ser
honesto con ella. —Sí.
Sus ojos se cerraron y suspiró mientras apoyaba su frente contra la
mía. —Lo siento —susurró—. Soy una novia terrible.
—Si eso fuera cierto, no estaría tan desesperado por ti, ¿no crees?
Me respondió con un beso que comenzó suave y rápidamente se
volvió ardiente. Cuando mis manos cayeron a su espalda, buscando piel
desnuda pero sin encontrarla, maldije la apuesta que hizo que requería
que ella esté en el agua completamente vestida.
—Deberías perder el vestido —murmuré. Enredó las manos profundo
en mi cabello y pensar se volvía difícil—. He estado esperando todo el día
que tu bikini haga una aparición.
Esperé que protestara, pero en vez de eso su cuerpo se tensó y
profundizó el beso. Cuando se alejó por aire, sus manos cayeron de mi
cabello a la tela aferrándose a mi pecho. La jaló y dijo—: Sólo si pierdes tu
camisa, señor Abstinencia.
164 Me las arreglé para alejarme de ella sólo lo suficiente para ayudarla
a arrancarme mi camisa sobre mi cabeza.
—Vas a perder eso —respiró, cuando la lancé lejos.
—No me importa. —Mis palabras salieron en un gruñido y estrellé
mis labios en los de ella, golpeando nuestros cuerpos juntos.
Mis manos rodearon la curva de su trasero y finalmente encontré
sus muslos desnudos. Empujé la tela de su vestido más lejos hasta que
mis manos estaban en su cintura desnuda. Me detuve, esperando que me
golpeara alejándome, pero no hubo resistencia. Estaba confundido, pero
definitivamente no me quejaba.
—¡Val! ¡Kyle! ¡Regresen!
Los gritos sonaban distantes, segundos al sonido de mi sangre
golpeando en mis oídos y nuestras respiraciones jadeantes. Ambos los
ignoramos.
—¡Chicos! ¡Robin está teniendo a su bebé!
—¡Bien por ella! —gritó Val, levantando los brazos sobre su cabeza,
esperando a que le quitara su vestido. Antes de que pudiera hacerlo, la
palabra bebé se abrió camino en mi cerebro.
—¿Dijo que Robin está teniendo a su bebé?
—¡KYLE! ¡VALERIE!
Ambos paramos de besarnos y nos giramos hacia la costa donde
varias personas brincaban salvajemente, tratando de atraer nuestra
atención. Mi mamá nos fruncía el ceño. —Su amiga ha entrado en labor de
parto. Ella dijo que ustedes la trajeron aquí. Necesitan llevarla al hospital.
Cuando reaccioné finalmente, maldije. —¡Robin está teniendo a su
bebé!
Val y yo nos apresuramos hacia la costa donde mamá nos esperaba
con toallas. No estaba seguro si la mirada de desaprobación en su rostro
era porque me besaba con mi novia en el océano, o porque había invitado
a una mujer embarazada a su fiesta y se había atrevido a entrar en labor
de parto a mitad de esta.
—¿Dónde está tu camisa? —siseó mientras nos apresurábamos por
la playa de vuelta a la casa club.
No podía ni siquiera recordar que había pasado con ella. Mi mamá
suspiró. —Deberías llevarte las toallas. Hablaré con el dueño del club. El
aparcacoches ya ha traído tu auto. Tus amigos te están esperando.
Nos apresuramos a cruzar el patio, gritando disculpas y despidos
sobre nuestros hombros. Después de un paso rápido y una caminata
goteando agua a través del club, encontramos a Cara y a Shane afuera,
165 parados junto a mi Escalade.
—Esto va a ser divertido —dijo Cara llanamente mientras apuntaba
a una pareja gritándose en el asiento trasero.
Shane sonrió y sostuvo la puerta del conductor abierta para mí. —
Mejor que no te estanques en el tráfico.
—¿Trafico? —gritó Alan, entrando en pánico ligeramente—. ¡Esto es
el sur de California! ¡Siempre hay tráfico! ¡Te lo advertí, Robin! ¡Te dije que
hoy necesitabas quedarte en casa!
—¡Y yo te dije a ti que no podía pasar un minuto más en esa casa
con tu madre ahí respirándome en mi cuello!
—¡Es mi madre! ¡No la invité! ¡Simplemente apareció! ¿Qué debía
hacer?
—¡Cerrar las puertas con pestillo y enviarla a un hotel!
Vaya. Me giré de vuelta hacia Shane y su sonrisa burlona se volvió
seria. —Buena suerte, hombre. Estoy contento de no ser tú.
Tomé una respiración y entré en el auto.
Val besó la mejilla de mi mamá y murmuró una rápida disculpa
antes de unirse a mí en el auto.
Nos miramos el uno al otro, y entonces pisé el acelerador.
—La deberías llevar al hospital aquí en Huntington —dijo Alan desde
el asiento trasero mientras salía de la entrada del club del condado.
—No —dijo Robin.
—Robin, es un largo viaje a Pasadena.
—Estaremos bien. Estuve en labor de parto con Asher por diez
horas. Las contracciones sólo tienen seis minutos.
—¿Qué si hay tráfico? —demandó Alan—. ¿Quieres parir a nuestro
hijo a un lado de la carretera?
Aparentemente, golpeó otra contracción porque Robin gruñó y se
encorvó hacia delante.
No podía creer que pasara esto. ¿Había una mujer teniendo un bebé
en mi asiento trasero y ella esperaba que yo conduzca? Saqué mi teléfono,
pensando que probablemente sería mejor llamar a una ambulancia y como
si pudiera leer mis pensamientos, Robin me fulminó con la mirada a través
del espejo retrovisor.
—¡Conduce! —gritó.
Conduje.
—Llévanos al hospital aquí —demandó Alan otra vez.
166 Y entonces Robin se convirtió en un escalofriante monstruo
extraterrestre.
—¡No voy a tener a este bebé en un extraño hospital a una hora de
casa con algún charlatán de guardia! —gritó hacia Alan. Su cara roja giró
hacia delante otra vez y me cortó con su mirada fulminante—. Me llevas al
hospital Huntington Memorial en Pasadena o eres hombre muerto, Kyle.
¿Me oíste? ¡No te metas con una mujer en labor de parto!
Miré hacia atrás a Alan con un encogimiento simpático. Él entendió
la mirada. Iba a manejar a Pasadena porque valoraba mi vida y quería
mantenerla.
20
A es por Amor
Traducido por ElyCasdel & florbarbero
Corregido por Michelle♡

¡Vaya diez horas de labor de parto! Robin rompió fuente cerca de


167 Monrovia, empapando mis asientos de cuero con fluidos en los que me
rehusaba a pensar. Iba a necesitar un auto nuevo, pero al menos logramos
llegar al hospital sin que nazca el bebé.
Robin pidió que nos quedáramos —algo sobre no permitir que Val la
dejara sola con el idiota que le hizo esto— así que los trabajadores del
hospital encontraron una camisa para mí y experimenté las dos horas más
largas de mi vida.
Alan se sentó al lado de Robin, sosteniendo su mano. Val se sentó al
otro lado sosteniendo su otra mano y yo estuve en la esquina más alejada
de la habitación rezando para no vomitar o desmayarme. Tuve que
sentarme cuando el corazón del bebé se detuvo y ellos trajeron esta cosa
llamada ventosa y literalmente aspiraron al mocoso. Las enfermeras me
hicieron poner la cabeza entre mis rodillas y me trajeron jugo de naranja.
Val me tuvo lástima entonces y vino a sostener mi mano en lugar de
la de Robin, pero el bebé ya había salido, así que a ella le pareció bien.
Acababa de decidir que nunca, nunca tendría niños, cuando el bebé
lloró por primera vez. Difícilmente podía decir lo que era el bulto
sangriento y cubierto de una sustancia pegajosa, pero entonces se lo
entregaron a Robin y lo acunó como si envuelto en una pequeña sábana
blanca estuviera el sol, la luna y las estrellas.
Robin rompió en lágrimas y entonces Val también, e incluso Alan
dejó que una o dos lágrimas corrieran por sus mejillas. Robin y él habían
peleado sin parar todo el día. Ella lo llamó de maneras horribles y amenazó
con castrarlo muchas veces. Se encontraba pálida, empapada de sudor y
con ojos llorosos, pero él permaneció a su lado, sonriendo a su esposa
como si nunca hubiera amado más a nada ni nadie. Había mucha emoción
en la habitación y temía ahogarla.
—Kyle, ven a ver —susurró Robin. Sus ojos nunca dejaron al bebé
en sus brazos.
No me encontraba seguro de poder levantarme, pero Val tomó mi
mano y me jaló hacia el lado de Robin. Me sorprendí por lo que vi. —¿Qué
le pasa a su cabeza? —jadeé—. ¿Está bien? ¿Y por qué está morado?
Todos en la habitación se rieron de mí. —Es por la aspiración —
explicó Robin. Rió hacia su hijo—. Es normal y se arreglará pronto, o no,
¿niño bonito?
—Es hermoso —susurró Val—. Felicitaciones, chicos.
—Gracias.
Val apretó mi mano mientras sonreía hacia el niño y tuve este
extraño revoloteo en mi tripa.
Robin pasó el bebé a su esposo y él se convirtió en un charco de
168 papilla. Rebotó al bebé en sus brazos y lo arrulló tanto como lo hizo Robin.
Luego de la nada, se inclinó y estrelló sus labios con los de ella, teniendo
cuidado del niño en sus brazos.
—Te amo, cariño —dijo—. Haces bebés hermosos.
—También te amo. Me das bebés hermosos.
Era como si Val ni siquiera estuviera en la habitación. Robin y Alan
se encontraban perdidos completamente en el otro y en su nuevo hijo.
Nunca había visto una pareja más feliz. El amor que tenían por el otro en
aquel momento era algo que no sabía que existiera. Había pensado que
entendía el amor, pero resultó que no tenía ni idea.
—Bueno, deberíamos irnos y dejarlos disfrutar esto, chicos —dije—.
Felicidades.
Robin y Alan a penas levantaron la mirada hacia nosotros para
despedirse y agradecernos por el aventón. Val prometió que regresaría
mañana para sostener al bebé una vez que estuviera libre de agua salada y
arena.
Ambos estuvimos callados todo el camino de regreso a mi auto, y por
un minuto sólo nos sentamos ahí en el estacionamiento dejando absorber
todo lo que habíamos experimentado.
—Fue increíble, ¿no? —murmuró Val.
No sabía qué más hacer o decir, que—: Sí. Loco.
Val salió rápido de su aturdimiento y me sonrió. —¿Te sientes mejor
ahora?
Todavía me sentía un poco mareado, pero asentí. —Ustedes, las
mujeres, son duras.
—Y ustedes, los hombres, son un poco muy blandos. —Tomó mi
mano y la apretó—. Pero por eso me gustas.
Val me sonrió tan alegremente que sus ojos brillaron y por un
momento imaginé cómo sería para nosotros estar en los zapatos de Robin
y Alan. Obviamente no me encontraba ni cerca de estar listo para niños —
en todo caso, esta experiencia había alejado unos veinte años a los niños
en mi agenda— pero me di cuenta que el tipo de relación que tenían Robin
y Alan, era algo que quería. Y estaba listo para ello. Quería lo que tenían
Robin y Alan y lo quería con Val. Es que no sabía cómo hacerlo realidad.
Por último encendí el auto, y Val y yo viajamos en un silencio
cómodo, nuestras manos seguían entrelazadas, hasta que me perdí la
salida para regresar a la casa de Cara y Shane. —Esa era la salida —dijo
Val.
—Era la salida para la casa de Cara y Shane —dije—. Pero ayer
acordaste ser mía esta noche así que vamos a mi casa, al menos por un
169 par de horas.
Val abrió la boca para decir algo pero la cerró de nuevo y volvió a
mirar por la ventana. No me encontraba seguro de lo que significaba eso.
No podía notar si se hallaba feliz o no. tuve la impresión de que no quería
ir a mi casa, pero se sentía como si no pudiera discutir.
Ese horrible peso regresó a mi estómago y sentí que no podía
respirar. Estuve a punto de regresar y llevarla a casa, pero decidí que
necesitábamos afrontar esto, incluso si significaba perderla. Ya no podía
vivir en esta relación a medias.
Los dos estuvimos callados por el resto del camino a casa y Val se
encontraba muy tensa mientras me seguía dentro. Odiaba lo nervioso que
me sentía. Era mi novia. Habíamos estado juntos por casi seis semanas.
Debería ser capaz de traerla a mi casa sin sentir que la secuestraba.
—Entonces —me aclaré la garganta, esperando alejar el bulto en
ella—, ¿tienes hambre? Podríamos ordenar.
—De hecho, si te parece bien, creo que primero me gustaría lavarme
los restos del océano.
Imágenes mentales abundaron mi cabeza de una forma peligrosa.
Fantasías que definitivamente no deberían convertirse en realidad. —Um…
—Tuve que aclararme la garganta de nuevo. La estúpida cosa estaba tan
seca que mi voz no quería funcionar—. Creo que puedo ayudarte con eso.
La jalé por la casa hacia la piscina en el patio trasero. Vivía sobre el
acantilado, así que en realidad no tenía un gran patio trasero además de
mi patio y la piscina. Tenía una de esas piscinas infinitas, así que parecía
que podía nadar directo sobre la orilla del océano. La vista era increíble.
El sol comenzó a sumergirse en el cielo, lo que hizo que la vista fuera
aún más espectacular. En diez minutos, tocaría el horizonte y pintaría un
vívido retrato de naranjas y púrpuras por el cielo. No había nada como una
puesta de sol sobre el océano Pacífico en el Sur de California.
—¿Qué hacemos? —preguntó Val después de apreciar la vista por un
momento.
Me quité la camiseta —una verde de hospital que los trabajadores
me habían buscado— y metí el pie en el agua.
—Nos vamos a lavar los restos de la playa. No tienes miedo al agua,
¿o sí?
—No, sólo al océano, lagos y cosas a las que no puedo ver más allá,
pero…
—No te preocupes, el agua está caliente. Es mucho más caliente que
en la que nadamos antes.

170 Val siguió mirando la piscina dudosamente, así que me deslicé


dentro del agua. Me remojé y restregué muy bien mi cabello antes de ir a
la superficie. —Ven a nadar conmigo, Val. Sólo lo suficiente para ver la
puesta de sol y luego puedes ir a ducharte.
Val suspiró, pero sonrió un poco. —Sólo quieres verme en bikini.
Sonreí, agradecido por romper la tención. —La idea ha pasado por
mi mente.
Esperé, determinado a ganar el concurso de miradas en que nos
encontrábamos de repente. Afortunadamente, ella lo rompió primero y se
sacó el vestido de verano por la cabeza.
Mi boca se secó de nuevo. La señorita Atleta Universitaria era todo lo
que sabía que sería. Hermosa, piel blanca que se veía suave y fuerte al
mismo tiempo. Era tonificada sin ser exagerada así que, su figura no era
nada de lo que burlarse. Sabía que ella era consciente de su pecho, pero
llenaba tan bien ese top. Y tenía esa marca de nacimiento pequeña y
rosada en su hueso coxal izquierdo justo por encima de su bikini. Todo mi
cuerpo dolió con la idea de besarla en esa marca de nacimiento.
Val me vio mojando mis labios y se sonrojó. Sólo me hizo quererla
más. —Eres hermosa, Val —dije en todo áspero—. Tan hermosa.
Cuando se deslizó dentro del agua, creo que fue para esconderse de
mi mirada hambrienta. Me zambullí bajo la superficie de nuevo,
intentando aclarar mi mente. Tenía que mantener el control, lo que al
parecer era una tarea desesperanzada e imposible.
Cuando volví a subir, Val se encontraba al alcance de mis brazos.
Quería jalarla hacia mí, pero me resistí. Aún se encontraba en la orilla.
Estiré la mano, esperando que se acercara a mí y me sorprendí cuando lo
hizo.
—Ven a ver esto.
Le tomé la mano y caminé por el agua hacia el borde en que se
desvanecía la piscina. La sentí rehusarse y la acerqué un poco más a mí.
—Estás perfectamente a salvo. No puedes irte por la orilla.
—Lo sé, pero parece tan peligroso.
—Lo único peligroso en esta piscina es ese traje de baño que estás
usando.
El comentario me ganó un suspiro exasperando y una sonrisa.
Llegamos a la orilla de la piscina y señalé la saliente bajo el agua que
funcionaba como una banca para sentarnos. Val pareció aliviada de sentir
el sólido concreto debajo de ella. Desde la orilla de la piscina podíamos ver
la orilla del acantilado a sólo dos metros de distancia, donde el piso salía
171 de la vista y un interminable océano se encontraba debajo.
—Es hermoso —susurró Val.
Se acercó más, clavándose contra mí con una orden silenciosa para
que envolviera los brazos alrededor de ella. La jalé de regreso a mi pecho,
dejándola sentarse en la brecha entre mis piernas. Se recargó hacia atrás y
todo su cuerpo se relajó contra mí. Después de un momento, suspiró en
satisfacción total. —Gracias, Kyle. Necesitaba esto después de hoy.
Me reí. —Yo también. Te dije que mamá era un tanto demasiado.
Escuché la sonrisa en la respuesta de Val. —Estuvo bien.
—Sólo porque le agradas. Puede ser despiadada cuando desaprueba
a la gente.
—Bueno, considerémonos afortunados porque pasé la lista de
aprobación.
—Es lindo —admití—. Creo que eres la primer chica que le he
presentado que en realidad está a la altura. Ahora no puedes botarme
nunca. Eres la única cualidad redentora que tengo ante sus ojos.
—Oh, eso no es verdad. Te quiere. Alardeó de ti todo el día.
—Alardeó de mí por ser capaz de engancharme con una mujer como
tú. Así que, en realidad, solamente seguía alardeando de ti.
—Bueno —rió Val—. Supongo que es una de tus mejores cualidades.
Pero tienes otras. Muchas. Y algunas incluso son redentoras.
Me reí. —¿Cómo?
Miró al horizonte mientras pensaba. —Como tu pasión y creatividad
—dijo—. Lo que haces con la música, las canciones que creas y la forma
en que te expresas es una de mis cosas favoritas de ti. No tengo una onza
de creatividad en mí y soy terrible para decirle a las personas cómo me
siento. Ojalá todo el tiempo pudiera usar las palabras como tú.
Me sorprendí por su cumplido; me calentó por dentro y por fuera.
Nunca creí que pusiera atención, mucho menos que me apreciara de esa
forma. Sentí que mi interior intentaba salir de mi pecho, así que la apreté
más cerca como si fuera a mantenerme unido. Sostenerla tranquilizó un
poco el golpeteo de mi corazón, pero no fui capaz de resistirme más a
besarla, así que llevé mi boca a su hombro.
Ella inhaló y levantó la cabeza hacia un lado, dándome permiso de
continuar y dándome acceso a su cuello. —También eres la persona más
considerada que conozco, cuando quieres serlo —dijo—. Las cosas que
haces por mí, sólo para hacerme feliz, como la forma en que me ayudaste
con mi hermano y me ayudaste a conocer a uno de mis héroes, vas por
encima y más allá que la mayoría de las personas.
172 Mis labios rozaron un punto sensible en su cuello y su cuerpo se
balanceó con un estremecimiento violento. —No te merezco —susurró, con
voz estrangulada.
Giró la cabeza para encontrar mis labios con los suyos en un beso
dulce. El fuego se construyó entre nosotros en una quemazón lenta y
sensual. Cada beso se hizo más largo y profundo hasta que nos
encontramos completamente fusionados e incapaces de soltar al otro.
Movió su cuerpo hacia los lados para poder alcanzarme mejor hasta
que se encontraba acunada entre mis brazos. Sus manos exploraron mi
cuerpo y su toque delicado dejaba un rastro de piel de gallina donde sus
dedos se conectaban con mi piel. El sentimiento era abrumador.
Intenté mantener mis manos quietas porque siempre que nos
besamos en el pasado, se alejaba cuando mis dedos comenzaban a vagar,
pero mi control flaqueó. Quería sentirla y quería que ella sintiera mi toque.
Mi mano cayó de su cara a su hombro y trazó la longitud de su
brazo. Después encontré su estómago desnudo y rocé las puntas de mis
dedos sobre su ombligo. Aunque el agua amortiguaba las sensaciones, ella
reaccionó a mi toque. Jadeó y su espalda se arqueó de placer inesperado.
Sus ojos se cerraron y sus manos mantuvieron su propia exploración
mientras se relajaba.
Era tan hermosa así. Tan increíblemente deliciosa, al empaparse
sólo de mi atención como si nunca antes lo hubiera esperado. Luego de di
cuenta de que nunca lo había experimentado y el aire se atoró en mis
pulmones.
Sabía que había lugares en los que nunca fue tocada, placeres que
nunca sintió y me desesperé por hacerla sentirlos. No podíamos tener
sexo, pero no significaba que no pudiera darle una nueva experiencia.
Podía abrir sus ojos a las cosas que se conservaban para ella. Podía dejarla
sentir exactamente cuánto me importaba. Quería hacer eso por ella.
Quería compartir esa conexión con ella. Necesitaba la intimidad.
Mi mano cayó al sur de su estómago sobre el borde de su bikini. El
segundo en que la toqué, sofocó un jadeo y se sentó, alejando mis manos
de ella. —¡Kyle, no!
Me sorprendió la mirada que me dio y mis brazos instintivamente se
fueron a su alrededor, acunándola conmigo antes de que tuviera la
oportunidad de huir. —¿Qué pasa? —pregunté, mi voz estrangulada y
rasposa—. Prometo que puedo manejarlo. Las normas siguen puestas.
Conozco las reglas. Sin sexo.
Salió de mis brazos y se giró hacia mí con una mirada de tristeza en
su rostro. —Es más que eso, Kyle. No quiero mantener mi virginidad
173 basada en una tecnicidad. No protejo sólo mi virginidad. Sino mi virtud.
—¿Lo que significa…? —No intentaba ser irrespetuoso de ninguna
manera. Honestamente no entendía.
Val estudió mi rostro por un minuto, tomando nota de mi confusión,
y su cara se suavizó con una expresión de lástima. —Significa no hacer
nada de esto —dijo—. La segunda y tercera base están tan fuera de los
límites como hacerlo completamente.
Debí saberlo. Habíamos salido todo el verano y nunca llegamos ahí.
Debí verlo venir, pero aún me sorprendía. Todavía dolía. Y no me refería a
sólo una manera de insatisfacción. Era como si no quisiera ir ahí conmigo.
Como si no sintiera nada. ¿Cómo podía mantenerse tan fría cuando yo
estaba tan jodidamente caliente?
Sabía que no debía tomarme personal su rechazo, pero no pude
evitarlo. Mis manos se envolvieron en puños e hice una rápida retirada de
la piscina. Necesitaba espacio de ella.
Agarré la toalla de una silla e intenté calmar algo de mi enojo
mientras me secaba el cabello. Una mano me tocó ligeramente el hombro y
Val susurró en voz baja—: Lo siento.
No pude soportarlo más. Algo dentro de mí se rompió. Me giré hacia
ella. —¡Esto me está matando! —Tomé una respiración profunda cuando la
sangre se drenó de su cara y esperé hasta poder hablar de alguna manera
más controlada—. Nunca he sentido esto, Val. Ni siquiera con Adrianna.
¿No lo entiendes? Estoy enamorado de ti. Te amo tanto que ya no sé qué
hacer conmigo mismo.
Cada parte de Val se congeló excepto sus ojos, los que se llenaron
con lágrimas. No tenía idea de lo que pensaba, o por qué mis sentimientos
le causaban tanto dolor, pero no podía dejar de hablar. Comencé con esta
catástrofe y ahora necesitaba llegar al final.
—Ni siquiera se trata de sexo —dije—. Me estoy volviendo loco
porque cada vez que intento acercarme a ti, me alejas. Nuestra relación se
encuentra completamente en la superficie. Es superficial. Sigo intentando
sumergirme y no me sigues. Temo que no estás tan metida en esto como
yo y eso me tiene completamente perdido.
La última palabra murió en mi lengua. Me hallaba desinflado. No
sabía qué más decir para hacerle entender.
Val se quedó allí por un momento angustioso, dejando que las
lágrimas corrieran por sus mejillas. —Kyle —susurró con voz ahogada—:
estoy en esto tan profundo que me ahogo.
Mis cejas se juntaron confundidas, pero la esperanza despertó en lo
más profundo de mis entrañas. —También te amo.
174 Mi corazón se detuvo, silenciosamente conmocionado y temía que
empezara de nuevo. Se secó la humedad de sus mejillas y dio un paso
vacilante hacia mí. Nos sorprendí a ambos cuando di un paso atrás,
manteniéndome fuera de su alcance.
Necesitaba un momento para procesarlo. Oírla decir esas tres
palabras empujó mis sentimientos a un punto de no retorno. Quería que
fuera real. Necesitaba que fuera verdad, porque si alguna vez se
retractaba, no sobreviviría a la pérdida. Pero no podía convencerme de que
lo decía en serio, así que todavía no podía dejarme aceptarlas.
Val tragó sus nervios y dijo—: Estoy loca y perdidamente enamorada
de ti, y eso me aterra. Me enamoré de ti la primera vez que jugamos este
juego y me destrozó cuando te fuiste. Pasé cuatro años tratando de
convencerme de que lo superé, pero supe que nunca dejé de quererte al
segundo que caminaste en el escenario del show de Connie Parker.
Cerré los ojos ante la punzada de emoción y respiré tranquilo. —No
entiendo —admití—. Si te sientes así, ¿por qué no me dejas amarte?
—Porque tengo miedo —susurró. Cuando encontré sus ojos de
nuevo, se encogió de hombros—. Tantos chicos me invitaron a salir desde
la escuela secundaria y todos eran como tú. El viejo tú —se corrigió
rápidamente cuando me estremecí.
Se dejó caer sobre una tumbona y se quedó mirando fijamente sus
manos mientras hablaba—: Yo era la famosa virgen —dijo con amargura—.
Vieron un desafío irresistible y cuando se dieron cuenta de que no lo iban
a ganar, me dejaron.
Me miró, con el rostro lleno de nuevas lágrimas. —He sido dejada
por cada hombre con el que he salido, comenzando en la escuela
secundaria con Zach y ese vídeo estúpido. Vi a muchos de mis amigos
encontrar el amor: Robin, Isaac, Cara, Stephanie, y sin embargo nunca
conseguí tener una sola relación exitosa.
Se limpió los ojos y suspiró como si su situación no tuviera
esperanza. —Tú eres el que me dijo hace tantos años que deliro. Que tengo
estándares imposibles. Dijiste que trato de encontrar a un hombre que no
existe.
Podría golpearme a mí mismo en la cara por decir esas cosas tan
horribles. Por fin logré mover los pies y fui a sentarme a su lado, en la
silla. —Val, era un idiota en ese entonces. Era un idiota egoísta y
arrogante que se encontraba molesto ya que no podía conseguir lo que
quería de ti.
—Pero tenías razón —insistió—. Demostré tu teoría un millón de
veces más. Con el tiempo me cansé de intentar y fallar, así que renuncié a
salir completamente.

175 —No tenía razón —insistí—. Y pasé todo el verano tratando de


demostrarte lo equivocado que me encontraba. Creo que he ganado un
poco más de confianza a estas alturas.
Cerró los ojos y asintió. —La tienes —admitió—. Pero eso es lo que
me aterra. He sido herida tantas veces que perdí la cuenta y luego, de
repente, de la nada, el chico que más quería y con él que pensaba nunca
tendría una oportunidad, aparece dispuesto a renunciar al sexo ¿por mí?
Y, Kyle, eres más sorprendente de lo que nadie sabe. Parecía imposible que
un hombre como tú se quede, todavía parece imposible. Se siente
inevitable pensar que te cansarás de este juego y te alejarás como todos los
demás. Como lo hiciste antes.
Mi pecho se sentía tan apretado que casi no podía hablar. Tuve que
utilizar toda mi energía para conseguir armar una sola frase. —No voy a
ninguna parte, Val. Te lo juro.
—Quiero creerte. Lo intento. Pero no puedo dejar de mantener la
distancia entre nosotros, porque a pesar de que sigo enamorándome cada
vez más de ti, siempre estoy a la espera de que rompas mi corazón.
Si decía una palabra más, me iba a romper en mil pedazos. Llevé mi
boca sobre la de ella y la besé como nunca la había besado antes. Con las
paredes entre nosotros derribadas, vertí cada gramo de amor que tenía en
ese beso hasta que estuve seguro de que iba a dejar de esperar a que la
lastime. Porque después de ese beso, sabía que era imposible.
Una vez que me detuve para recuperar el aliento, descansé mi frente
contra la de ella. Mis ojos se cerraron, pero todavía podía oír sus jadeos.
Podía sentir su pecho agitado como el mío. —Val, tarde o temprano,
alguien tiene que ceder —me atraganté—. No quiero romper tu corazón,
pero siempre me estás alejando y no puedo soportarlo más. Tienes que
dejarme entrar. Tienes que confiar en mí.
Tomé su cara entre las manos y aparté su pelo hacia atrás. —Sé que
no podemos tener relaciones sexuales, pero necesito sentirme más cerca
de ti. Necesito esta relación para sentirme maduro. No sé cómo manejar el
“control parental”. Si no puedes estar conmigo físicamente, entonces
necesito que estés conmigo aquí. —Coloqué mi dedo en su cabeza, luego lo
trasladé a descansar sobre su corazón—. Y aquí. Cualquiera que sea el
siguiente paso, lo necesito. Te necesito.
Un sollozo silencioso resonó en su pecho. Después de un agonizante
momento que se sintió como una eternidad, me miró a través de sus
pestañas húmedas y dijo—: Me quedaré contigo esta noche.
Me quedé inmóvil, seguro de que la oí mal.
—Podemos pedir comida, alquilar una película y quedarnos esta
noche... sólo tú y yo. —Ella respiró—. Y voy a pasar la noche si quieres. Si
crees que puedes manejar la situación.
176 Mi mente se quedó en blanco. Cuando me enfrenté a esta opción,
simplemente hizo cortocircuito. Sabía que debía que decirle que no tenía
que hacer eso. Sabía que sólo lo ofrecía porque le pedí que me diera más.
No pretendía pasar la noche conmigo, pero yo quería. Lo quería más de lo
que nunca desee nada en toda mi vida, y en definitiva soy un hombre
egoísta.
—¿Estás segura? —Fue lo más parecido a una respuesta que podía
manejar.
Parecía nerviosa y su voz tembló un poco cuando dijo—: ¿Nada de
tontear?
—Nada —le prometí—. Voy a mantener mis manos quietas. Y, como
siempre, se sigue aplicando la regla de la cinta adhesiva.
Sonrió ante eso y algo que me recordó a la determinación se arrastró
en sus ojos. —Entonces me quedaré. Quiero quedarme. —Puso la mano
sobre mi pecho y respiró un largo y profundo suspiro—. Confío en ti, Kyle.
Tomé sus manos y las envolví detrás de mi cuello. —No voy a hacerte
daño —le prometí mientras deslizaba los brazos alrededor de su cintura y
la atraía hacia mí—. No podría. Te amo demasiado.
—También te amo —susurró ella y por primera vez desde que la
conocí, creía que me amaba de verdad.
21
F es por Fantasía
Traducido por florbarbero
Corregido por NnancyC

Nos quedamos allí en la terraza de la piscina besándonos hasta que


177 nos dimos cuenta de que el sol se puso y nos encontrábamos fríos y
húmedos. La introduje a mi ducha y le busqué un par de pantalones con
cordón y una camiseta. Luego fui a pedir comida china e intenté
duramente no pensar en el hecho de que Val se hallaba en mi ducha.
Acababa de pagarle al repartidor y traer las cajas de comida a la
cocina cuando ella apareció. Mi ropa la devoraba. Llevaba un par de
pantalones de deporte azul marino, mi camiseta favorita de los Lakers y el
pelo mojado atado en un moño desordenado. Era el aspecto más caliente
que le vi hasta ahora.
Vio la sonrisa en mi cara y se sonrojó cuando se miró. —Me veo
ridícula.
Negué con la cabeza. —Te ves sexy.
—Siempre dices lo mismo.
—Siempre te ves así. Especialmente en este momento.
Rodó los ojos y cruzó la habitación para inspeccionar las opciones
para la cena. Puse los brazos alrededor de ella y sonreí. —¿Te sientes
mejor?
—Mucho. Ahora huelo como un chico gracias a tu jabón corporal,
pero estoy limpia.
No pude resistirme a tomar una gran bocanada de aire. Enterré la
cara en su cuello e inhalé profundamente, pero luego empecé a reír a
carcajadas. —Tienes razón. Hueles como un chico. Eso es... raro.
—Aun así, es mejor que el agua salada y el cloro, así que gracias. El
jabón varonil fue muy apreciado.
—Eres bienvenida a utilizar mi ducha en cualquier momento. Y a
usar mi ropa en cualquier momento. O... a no usarla. Eso también estaría
bien conmigo.
Val suspiró, pero fue juguetón. —¿Dónde guardas los platos? Voy a
arreglar esto para nosotros y buscar algo para mirar mientras te duchas.
—Sacó los tallarines y dijo—: Tienes cinco minutos o comeré sin ti.
—Esclavista —bromeé. Lancé mi propio suspiro juguetón—. Con lo
fría que tendrá que ser mi ducha, no voy a necesitar cinco minutos.
Empezó a reír, pero yo no bromeaba.
Cuando regresé cinco minutos más tarde, encontré a Val sentada de
lado en el sofá, con las rodillas debajo de la barbilla y el control remoto en
la mano. Había dos platos colmados de comida china y un par de refrescos
en la mesa de café. —Espero que tengas hambre —dijo, haciendo un gesto
hacia el plato con el doble de comida—. No sabía lo que querías, así que te
178 serví un poco de todo.
Miré la gran cantidad de comida y sonreí. —Es un comienzo.
¿Encontraste algo para que veamos?
El rubor en sus mejillas despertó mi curiosidad. —No me odies —
dijo mientras me sentaba a su lado—, pero noté que estaba aquí y siempre
he pensado que sería divertido ver esto contigo.
Miré la pantalla y gemí interiormente. —¿V es por Virgen? ¿Hablas
en serio?
Se sonrojó aún más y se mordió el labio con nerviosismo mientras
asentía. —¿Por favor? ¿La has visto?
Esta vez me quejé en voz alta. —Me hicieron el villano y utilizaron al
idiota más grande de Hollywood para interpretarme.
Se rió y comenzó la película sin esperar por mi aprobación oficial. —
De alguna manera eras el villano en ese entonces —dijo—, y creo que el
casting fue perfecto.
Justo cuando dijo eso, el idiota en cuestión apareció en pantalla. —
¿Brian Oliver? —pregunté, insultado a mi pesar—. ¿Te gusta ese tipo?
Ella se rió de la mueca en mi cara. —Oye, sé lo que te hizo, pero es
un gran actor. Hizo un trabajo fantástico en esta película.
No podía creer lo que escuchaba. Tenía que estar jugando conmigo.
—Estás bromeando. ¿Te gusta en serio?
Su sonrisa se desvaneció un poco y se encogió de hombros. —Es
difícil que no lo haga. Si no fuera por él, tú y yo no podríamos haber tenido
una segunda oportunidad.
Mi réplica murió en mis labios. ¿Cómo iba a discutir con esa lógica?
Poco a poco las comisuras de mi boca se elevaron, transformando mi
puchero en una sonrisa a regañadientes. —Buena respuesta. —Miré a mi
novia, luego eché un vistazo a la pantalla de nuevo y casi me sentí
agradecido con el hijo de puta.
Dejé escapar un suspiro. Ahora necesitaba un nuevo archienemigo.
—Tal vez no es tan malo —admití.
Empezó a reír y se inclinó para besarme antes de recoger su plato de
comida. Tomé el mío y descubrí que me sentía muy ansioso por ver esta
película con ella. Aun así, había algo que tenía que sacar. —Sin embargo,
el hombre no puede cantar una mierda. Totalmente lo tuvieron que doblar
con mis canciones.
Se echó a reír y finalmente nos pusimos a comer y ver la película.
Ambos comimos nuestro peso en comida china y no pasó mucho tiempo
179 antes de que Val empezara a cabecear. Todavía era muy temprano, pero
ambos tuvimos el día más largo de nuestras vidas y, por una vez, nos
hallábamos juntos sin ningún tipo de tensión entre nosotros.
Su cabeza cayó a mi hombro y su mano lejos de la mía. Cuando me
di cuenta de que dormía, apagué la película y me quedé allí, debatiéndome
si debía despertarla o no. Sabía que estaría más cómoda en la cama, pero
no sabía qué tipo de arreglos para dormir tenía en mente. Si iba a
encerrarse en el cuarto de huéspedes, entonces prefería no despertarla. Me
quedaría sentado aquí toda la maldita noche y felizmente sufriría la rigidez
por la mañana.
Apoyé la cabeza contra la de ella y dejé que mis ojos se cerraran. Me
preparaba para sostenerla durante toda la noche, pero sólo duró unos
cinco minutos antes de que me derrumbara y la besara. Se despertó e
instintivamente me devolvió el beso, pero le tomó unos minutos despertar
realmente. La tenía de espalda en el sofá antes de que recobrara
plenamente sus sentidos y se diera cuenta de que se quedó dormida. Dejó
de besarme y se sentó. —Lo siento —me disculpé. Le lancé una sonrisa
tímida—. Creo que nunca seré tan espeluznante como un vampiro. Traté
de verte dormir, pero al parecer no tengo autocontrol.
Supe que se sentía cansada cuando su única respuesta fue una
sonrisa pequeña. —Lo siento —dijo, frotando el sueño de sus ojos—. Pasar
el día en la playa siempre me agota.
—Creo que fue todo el drama del bebé lo que me destruyó.
Se rió entre dientes. —Hemos tenido un día largo.
—Sí. —No quería terminar nuestra noche tan temprano, pero me
daba cuenta de lo cansada que se sentía. Me puse de pie y le tendí una
mano—. Vamos. Tengo un par de habitaciones de invitados. Voy a dejar
que elijas, aunque te recomiendo la única con cerradura en la puerta, de lo
contrario es posible que no te encuentres sola cuando te despiertes por la
mañana.
Empecé a llevarla hacia el pasillo, pero me detuvo. Cuando me volví
hacia ella con una mirada inquisitiva, me sonrió como si hubiera dicho
algo adorable. —No tengo ninguna intención de despertar sola —dijo.
Esa fue toda la explicación que necesitaba. —Eres la mejor novia del
mundo —dije, chocando mis labios sobre los de ella de nuevo. Una vez que
me encargué de eso, cambié mi curso al dormitorio principal y la arrastré a
un ritmo tan rápido que ella se rió de mí.
Le encontré un nuevo cepillo de dientes, rápidamente me cepillé los
míos y luego aparté las mantas de la cama. Normalmente dormía en nada
más que mis bóxers, pero me coloqué mi pantalón de pijama y una
camiseta por el bien de Val, mientras me metía en la cama.
De repente bullía de energía. Sabía que todo lo que íbamos a hacer
180 era dormir, pero a mi cuerpo no le importaba. Permanecía vivo, lleno de
anticipación con la sola idea de tenerla en mi cama.
Tomé una serie de respiraciones profundas y traté de calmarme. Si
tenía alguna idea de lo difícil que iba a ser para mí mantener las manos
lejos de ella, huiría de la casa gritando y nunca confiaría en mí.
Me encontraba ocupado, orando por autocontrol cuando Val se
aclaró la garganta para llamar mi atención. Levanté la mirada y… ¡santa
mierda!
Ella allanó mi armario. Permanecía de pie en la puerta de mi
vestidor, usando nada más que una camisa de vestir blanca justo como la
que Cara usó en mi vídeo musical. El atuendo lucía bien en Cara, pero en
Val, con sus interminables piernas... No podía respirar.
Sus manos se perdían casi completamente en las mangas largas y
tenía los dos primeros botones desabrochados. Estaba seguro de que
todavía llevaba la parte inferior del bikini, pero mucho más seguro de que
no llevaba la superior. Se alisó la parte delantera de la camisa de vestir
una vez y luego me miró a los ojos con una mirada un poco vulnerable.
Tragué saliva, completamente incapaz de formar cualquier tipo de
palabra. ¿Qué demonios trataba de hacerme esta mujer?
Como si fuera un súcubo6, nacido para seducir a los hombres hasta
su deceso supremo, caminó hacia mí, sin apartar los ojos de los míos
mientras llegaba hasta los pies de la cama.
—Val —susurré con voz ronca mientras me sentaba y apoyaba
contra la cabecera—. ¿Qué estás…?
Todo el aire abandonó mis pulmones cuando se subió a la cama y
lentamente gateó su camino hasta mis piernas. Di un grito ahogado
cuando se sentó a horcajadas sobre mi regazo. Levantó mi camiseta y la
pasó por mi cabeza. —Esta era la fantasía, ¿no? —preguntó mientras sus
manos caían a mi pecho desnudo.
Cerré los ojos y tomé un puñado de la sábana por debajo de mí,
agarrándola con tanta fuerza que mis dedos quemaban. —Maldita sea, Val
—salió una súplica desesperada. Todo mi cuerpo temblaba al luchar por
mi dominio.
Sus suaves manos estrecharon mis mejillas y sentí su boca rozar la
mía. —Has sido un chico muy bueno este verano, Kyle —susurró—. Te
mereces un poco de acción para mayores de trece años.
Ella jugaba con fuego y me daba demasiado crédito.
Cuando no respondí, llevó mis labios a los suyos, lo que me obligó a
181 abrirlos. Entonces me besó más profundamente de lo que nunca lo hizo.
Cuando su lengua se sumergió en mi boca y sus manos se hundieron en
mi pelo, mi control se rompió. Envolví los brazos alrededor de ella y
fusioné nuestros cuerpos.
Mis besos se volvieron frenéticos y bruscos. Mis manos recorrieron el
largo de sus muslos suaves y desnudos y viajaron por las caderas hasta
debajo de la camiseta. Vagaron por su espalda, luego alrededor y
acariciaron los costados de sus pechos desnudos.
Se estremeció y se le escapó el gemido más pequeño, pero no me
alejó. No me dijo que me detuviera. La abrumó tanto como a mí, y, el cielo
me ayude, iba a follarla.
—Val —supliqué—. Tienes que parar.
—Está bien, Kyle —jadeó, su respiración tan frenética como la mía—
. Estoy bien. Estamos bien.
—¡Diablos, Val, no estoy bien!
Sorprendida, echó la cara hacia atrás para mirarme a los ojos, pero
rápidamente llevé su boca de nuevo a la mía. Presioné sus caderas con
fuerza contra mí y jadeó de nuevo. Sabía que tenía que parar, pero no
pude. No podía parar. Perdí todo control.

6 Demonio que toma forma de mujer atractiva para seducir a los hombres.
—Te necesito —gruñí. Era tanto una advertencia como una
declaración—. Y en un par de segundos, voy a tomar lo que necesito a
menos que me detengas.
Finalmente reaccionó y volvió en sí. —Está bien —dijo, y salió de mi
regazo.
Se sentó en silencio —insegura— con las rodillas dobladas contra el
pecho y los brazos envueltos apretadamente alrededor de ellas mientras yo
trataba de recuperar un poco de control. Me tomó mucho tiempo. No me di
cuenta que se disgustó hasta que susurró—: Lo lamento. —Y oí el nudo en
su voz.
Me acosté y la arrastré conmigo. —No lo lamentes —le dije, la
acurruqué contra mí y envolví los brazos a su alrededor—. Yo no lo
lamento. No tienes idea de cuánto significa para mí lo que acabas de
hacer.
—De todas formas. Lamento no haber podido darte más.
Le besé la frente y enredé nuestros dedos en la cima de mi pecho. —
Esto es suficiente —prometí—. Esta noche fue suficiente. Duerme un poco,
Val. —Al final se relajó contra mí y cuando la apreté en otro abrazo,
susurré—: Te amo, Virgen Val Jensen.
182 Gimoteó y en repuesta susurró—: Yo también te amo, Kyle.
22
M es por matrimonio
Traducido por Vanessa Farrow
Corregido por Mire

Cuando apenas desperté, pensé que lo soñé —la piscina, la


183 declaración de amor de Val, el pasar la tarde relajados comiendo platos
chinos y mirando películas en Lifetime original, tenerla para desarrollar mi
fantasía hasta casi explotar de deseo, y luego dormirme con ella en mis
brazos. Era demasiado bueno para ser verdad. Tenía miedo de abrir los
ojos porque no quería encontrarme en la cama solo. Pero entonces, la
cama se movió a mi lado y supe que era real.
La sonrisa se encontraba en mi rostro antes de que abriera los ojos.
Val rodó lejos de mí en algún momento de la noche y se acurrucó en una
bola sobre su costado. Me deslicé y me acurruqué contra su espalda,
deslizando el brazo sobre su cintura para jalarla con fuerza contra mí.
Murmuró algo incoherente cuando se dio la vuelta y se acurrucó contra
mí. Estiró sus largas piernas, enredándolas con las mías y volvió a caer en
un sueño tranquilo.
Anoche no tuve la paciencia para verla dormir, pero ahora sentía
como si pudiera estar allí para siempre. Era de locos que pudiera
despertar sintiéndome tan relajado y satisfecho a pesar de que me fui a
dormir dolorosamente frustrado.
—Quita esa sonrisa tan grande —dijo de repente—. Nadie debería
estar tan alegre en la mañana. No es natural. —No se había movido y
todavía tenía los ojos cerrados.
—No estoy sonriendo —mentí.
—Tienes una sonrisa tan grande que la puedo sentir. Me mantiene
despierta.
Me reí y le di un beso en la cabeza. —¿Te he dicho que me parece
hilarante que no seas una persona mañanera?
—Me parece decepcionante que seas una —refunfuñó Val—. Eres
una estrella de rock. Se supone que debes estar de fiesta toda la noche y
dormir todo el día.
—Normalmente no soy una persona mañanera, pero esta mañana
parecía valer la pena levantarse temprano.
Finalmente levantó la cabeza de mi pecho y me miró. Trató de
mantener una expresión plana, pero no lo consiguió cuando le di una gran
sonrisa cursi. Sonrió y se impulsó hacia arriba para besar mi mejilla. —
Buenos días.
—La mejor mañana de mi vida.
Lo dije en broma, pero cuando ella se rió, me di cuenta que era la
verdad. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan contento. Ahora me
sentía feliz, verdaderamente, por primera vez en mucho, mucho tiempo.
Val me hacía feliz.

184 —Quiero esto —le dije, apretándola, como si al sostenerla más fuerte
se asentaría el repentino cosquilleo en mi pecho—. Quiero despertar
contigo así cada mañana.
—Eso definitivamente no es una buena idea —rió Val—. Un poco de
tentación de vez en cuando es una cosa, pero no duraríamos una semana
si hiciéramos esto todos los días. Kyle, anoche casi no duramos.
—Entonces cásate conmigo.
Las palabras salieron de mi boca antes de que incluso me diera
cuenta de que se hallaban en mi cabeza. Ambos nos congelamos,
conmocionados. Val se sentó y me miró con los ojos muy abiertos,
tratando de averiguar si de verdad dije lo que acababa de decir. —¿Qué?
—preguntó.
Mi cerebro era un lío revuelto, pero cuando me senté allí tratando de
averiguar qué demonios sucedió, me di cuenta de que la sensación dentro
de mí, no era pánico. Era emoción. Quería esto.
—Cásate conmigo —le dije. Sonaba tan asombrado como lucía ella,
pero se sentía bien. Era lo correcto. Cuando volví a hablar, mi voz pasó de
sorprendida a insistente—. Sé mi esposa, Val. Sé la mujer que se despierta
en la cama conmigo cada mañana por el resto de nuestras vidas. Pelea
conmigo como lo hacen Robin y Alan. Hazme el amor. Ten a mis hijos. —
Sus ojos se abrieron tanto que me reí y le dije—: Tú sabes, con el tiempo,
algún día.
—Kyle… yo…. ¿hablas en serio?
No tenía intención de pedírselo, pero ahora que lo hice, si decía que
no, me mataría. —Odio admitirlo, pero he pasado por suficientes mujeres
para saber que no hay otra como tú por ahí. Eres la única, Val. Si me
aceptas, no habrá nadie más para mí.
Tardó una eternidad para decir algo. Esperé, con la respiración
contenida en mis pulmones por su respuesta.
—Pero estamos a punto de despedirnos —dijo, arrugando el ceño
con preocupación y su voz cayendo a un susurro—. ¿No te preocupa un
poco eso?
Lo temí durante todo el verano, pero ahora me sentía seguro. Sonreí.
—Val, ¿cuántas veces tengo que decirlo? Vale la pena esperarte.
No apreció la broma. —Lo digo en serio, Kyle.
—Yo también. Superaremos la separación. Son sólo un par de
meses mientras estoy de gira y puedes alcanzarme cada fin de semana, si
quieres. Programaremos largas pausas entre la gira por el país y los
diferentes tramos de la gira mundial, y puedo asegurarme de tener libres
todos los mismos días festivos que tú. Estarás tan ocupada con la
universidad que el tiempo pasará volando. —Dejé escapar un bufido y
185 añadí—: Además, estar separados por todo el compromiso podría ser la
única manera de hacer que llegues al altar siendo virgen.
Val me sorprendió con una risa. —Eso es definitivamente la verdad
—murmuró.
No sabía qué hacer con eso. ¿Eso fue un sí? Esperaba que fuera un
sí. Esperaba obtenerlo de ella, porque cuanto más hablaba de ello, más me
convencía de que esto estaba predestinado. Me sentía prácticamente
mareado cuando tomé sus manos entre las mías y le dije—: Val, si somos
capaces de sobrevivir a una relación sin sexo, somos lo suficientemente
fuertes como para sobrevivir a lo que nos lanza la vida. Te amo tanto.
Quiero que seas mía para siempre. Dime que te casarás conmigo.
Todavía dudaba, así que arqueé una ceja para hacerle saber que
hablaba en serio, cuando dije—: No me obligues a hacer algo drástico,
como pedírtelo en televisión en vivo, así tendrás que decir que sí. Porque
sabes que lo haré.
Dejó escapar un carcajada histérica y estalló en lágrimas cuando
lanzó los brazos alrededor de mí. —¡No! —exclamó y mi corazón dio un
vuelco hasta que dijo—: Absolutamente no hagas propuestas en televisión
en vivo. Te mataré. Esta propuesta fue perfecta y la única que necesitas
hacer.
Me aparté para poder mirarla a los ojos. —¿Eso es un sí?
Sonrió entre las lágrimas y volvió a reír. —Es un sí.
Empezó a decir algo más, pero hablar no era algo para lo que estaba
de humor por más tiempo. La pasión se apoderó de mí, y abrumado con
tanto amor por la mujer sentada delante de mí tuve que besarla justo en
ese segundo.
Planeaba nunca dejar de besarla, pero seguía arruinando el ánimo
por reírse bajo mis labios. Antes de que lo supiera, los dos nos reíamos
demasiado para mantener el ritmo de los besos. —Te gusto —me burlé de
ella, recordando una broma de hace siglos—. Te gusto un cien por ciento.
Volvió a reír y sacudió la cabeza. —Me gustas un ochenta y nueve
por ciento, como máximo. Pero te amo al cien por ciento.
Traté de actuar dolido, pero no podía borrar la sonrisa de mi cara. —
Bastante bueno.
Por un momento nos sentamos allí, sonriéndonos como idiotas. Val
cubrió un bostezo con la mano y se estiró. —Por favor, dime que tienes
café por aquí en alguna parte.
—Sí.
—¿Practicando? —Val rió disimuladamente.
Puse los ojos ante la broma cursi. Comprometernos nos había
186 convertido los cerebros en papilla. —Así que, señorita No Soy Una Persona
Mañanera, ¿qué te gustaría hacer hoy? —Tomé su mano y la besé—.
¿Quieres ir de compras para que pueda poner una piedra adecuada en
este dedo? Fue una mala manera pedirte que te cases conmigo antes de
que tuviera uno.
—Oye, no critiques mi propuesta accidental —dijo—. No fue una
mala manera. Fue perfecta. Tu corazón habló antes de que tu cerebro
pudiera detenerlo. En realidad, fue muy propio de ti.
Eso le valió otro beso. —La cafetera está en la cocina. El café debería
estar justo al lado. Por qué no lo pones a hacer mientras me visto y luego
te llevaré de compras. Te conseguiremos un cambio de ropa mientras
estamos afuera porque no quiero llevarte a casa.
—Suena como un plan.
Val sonrió y envolvió los brazos alrededor de mí. Después de que me
besara de nuevo, le dediqué una sonrisa maliciosa. —Voy a elegir tu ropa
interior.
Me golpeó juguetonamente en el brazo, pero me di cuenta de que
salió de la habitación y que no se negó a la idea.

***
Val se encontraba en la terraza con su taza de café cuando la
encontré. Estaba pie en la barandilla mirando hacia el océano, todavía
usando nada más que mi camisa de vestir. Me tomé un momento para
disfrutar de sus piernas kilométricas, pero eso sólo me hizo desesperarme
por tocarlas así que caminé detrás de ella e hice eso.
—Ya ves, esto está predestinado —le dije mientras pasaba las manos
sobre sus caderas y sus piernas—. Ya conoces la rutina. Bebo mi café aquí
cada mañana.
Se estremeció de nuevo y se recostó en mi pecho. —Es una vista
magnífica.
—Ha mejorado mucho en los últimos tiempos.
Me sonrió. —Déjame adivinar, ¿porque mi apariencia de recién
salida de la cama es sexy?
—Tú sabes que sí. Y sabes que tengo una debilidad por estas
piernas. Deberías usar nada más que esto de ahora en adelante —le dije,
haciendo que me besara de nuevo. Nunca me iba a cansar de besarla. Ni
siquiera esos piquitos rápidos. Dentro de cincuenta años, todavía iba
hacerla besarme cada vez que la viera.
Llevamos nuestras tazas humeantes al sofá del patio y nos
187 sentamos en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la paz
entre nosotros. Val rompió el silencio primero. —Entonces —dijo—,
pensaba en toda esta cosa del matrimonio.
—¿Ya te acobardas? —bromeé—. Eres una gallina.
Sonreía, pero se mantenía pensando. Tenía algo en su mente y no
iba a dejarme hacerle perder la concentración. —¿Cuál es tu opinión sobre
las bodas?
Uy. La charla de la boda ya empezaba. Contuve un gemido y me
recordé que Val lo valía. —¿Qué quieres decir?
—¿Tienes alguna preferencia? ¿Grande, pequeña, destino... tema?
¿Tema? Me estremecí y la miré. —Yo quiero lo que quieras.
Soltó un bufido. —Hablaste como un verdadero hombre.
—No, hablé como un hombre que ha conocido un par de novias. Una
boda es para la mujer. Es tu día, Val. Podemos hacer lo que quieras.
Nos quedamos silenciosos de nuevo y lancé la mirada al océano
mientras trataba de averiguar qué tipo de boda le gustaría a ella. No
pensaba que estaría tan loca como Adrianna, pero después de ayer ver su
trabajo al público con mi mamá, podía ver una boda como un tipo de
evento de gran política en mi futuro con un destacado planificador de
bodas y mi mamá tomando todas las decisiones. Una tortura.
En el lado positivo, estaría de gira la mayor parte de la planificación,
así que esperaba que pueda dejarlas hacerse cargo y no tener que hacer
mucho.
Val me sacó de mis pensamientos de pesadilla. —¿Y si no quiero
una?
No sabía cómo responder. ¿Qué quiso decir? ¿Antes lo tomé el pelo,
pero en realidad daba marcha atrás? Mi pulso se aceleró ante la idea. —
¿Qué quieres decir? ¿No quieres casarte?
Cuando se rió, mi pecho se relajó.
—Quiero casarme contigo —dijo—, ¿pero, y si simplemente saltamos
la parte de la boda? ¿Estarías decepcionado?
¿Sin boda? ¿Sólo casarse? ¿Bromeaba? Tenía miedo de contestar. —
¿Es una pregunta con trampa? ¿Una especie de prueba de chica?
Volvió a reír y sacudió la cabeza. —No es una prueba. Sé lo mucho
que odias todas las cosas sofisticadas, que supongo incluyen las bodas.
Además, dijiste que querías despertar conmigo cada mañana y me parece
un buen plan. ¿Por qué no hacerlo realidad?
—Espera, ¿dices que deberíamos fugarnos? —No había forma en el
188 mundo de que en realidad quisiera decir eso. No soy tan afortunado.
Val se encogió de hombros. —¿Sabes lo que pasará si tú y yo
anunciamos nuestro compromiso? Será un completo circo mediático. La
gente nos seguiría todo el tiempo, queriendo cada detalle y juzgándonos
por las decisiones que tomamos. Probablemente nos pedirían que
hiciéramos un reality show de nuestra boda. Quiero que mi boda sea mía.
No quiero compartirla con el mundo entero.
En realidad, podía verlo completamente así. Y Val tenía razón. Ella
odiaría toda esa atención.
—Podríamos hacer algo pequeño —le dije—. No tienes que fugarte. Si
quieres que tu familia y amigos estén allí, estoy seguro de que podríamos
encontrar una manera de mantener todo privado.
Val sacudió la cabeza y tomó un sorbo de café. —Soy Virgen Val,
Kyle. ¿Sabes lo que significaría un matrimonio para el mundo? Significaría
que la virgen por fin tendrá sexo. La gente se volverá loca por eso. Incluso
si nos las arreglamos para mantener la boda privada, la gente estaría en
mi cara cada segundo hasta el día de la boda, preguntándome todo tipo de
cosas personales que no querría contestar. Y luego encontrarían una
manera de acecharnos después. Los paparazzi nos seguirían a nuestra
suite de hotel esa noche y acamparían en el vestíbulo con el fin de
conseguir la primera entrevista con la publicación sexual de La Virgen.
Suspiré, porque tenía razón. Me hubiera gustado decirle que
podríamos evitar que suceda eso, pero era sensato. Estuve tratando con
los paparazzi por demasiado tiempo para ser ingenuo acerca de lo que
eran capaces de hacer. No me sorprendería si alguien fuera capaz de
averiguar qué habitación era la nuestra y encontrar una manera de tomar
fotos de nosotros en el acto.
Val iba a estar bastante nerviosa en su noche de bodas. No
necesitaba añadir ese estrés. Quería que ella disfrutara de su primera vez,
sin temer que tuviera que enfrentarse al mundo por la mañana.
—No quiero eso —dijo—. No quiero que los medios de comunicación
arruinen la primera vez que nosotros hagamos el amor.
Mi cerebro se volvió completamente loco otra vez. Dijo “nosotros”.
Dijo la primera vez que “nosotros” hagamos el amor. Hablaba de nosotros
teniendo sexo y de repente no podía pensar en nada más. Todo lo que
podía hacer era sentarme allí e imaginar exactamente cómo sería.
—Sé que van a preguntar —dijo Val—. Sé que no puedo huir de la
prensa siempre. Soy Virgen Val. Tendré que hablar de ello por lo menos un
poco. Pero si nos casamos y no le decimos a nadie, podríamos mantenerlo
en secreto por una semana o dos. Podríamos darnos algo de tiempo para
disfrutarnos uno al otro antes de que comience el circo mediático.
Siguió hablando como si no se diera cuenta de que sermoneaba. Me
189 convenció desde el comentario “saltar la boda”.
Dejó su tasa en el suelo y se volvió hacia mí. Tomó mis manos entre
las suyas y me miró con tanta intensidad que podía sentirlo. —Cuando me
entregue a ti, quiero que seas la única persona en mi cabeza. Quiero ser
capaz de pensar en nada más que tú y yo. Olvidarme del mundo. Esto se
trata de nosotros. Puede que sea un modelo a seguir para muchas
personas, pero me guardé para ti, no para ellos. Me guardé por mí. Esto es
lo que quiero. Siempre y cuando estés de acuerdo con esto. También,
mientras que sea lo que quieras.
No creo que nunca haya llorado. Ni una sola vez en toda mi vida
adulta, que recuerde. Y no lloré ahora, pero esto era lo más cerca que
llegué de hacerlo. Mi garganta se sentía como si se hubiera cerrado, mis
ojos ardían y mi nariz hormigueaba. Era perfecta. Ella era absolutamente
perfecta y era mía. O lo sería, muy, muy pronto.
Cubrí el ataque emocional con una risa. —Val, me preguntas si
quiero evitar meses de crisis de centros de mesa, mi prometida convertida
en una noviazilla, mi madre transformándose en algo un millón de veces
peor y una fiesta en la que estaría obligado a llevar un esmoquin durante
todo el día, todo para que pueda tenerte para mí y no tener que compartir
con nadie. ¿Estás loca? Todavía estoy esperando el remate del chiste.
Val pensó por un minuto, buscando en mis ojos alguna insinuación
de que no me encontraba muy emocionado. No la encontró. Una vez que
por fin creyó que estaba a bordo, sus labios se curvaron en una sonrisa
malvada. Era la clase de mirada que yo le daba regularmente, pero nunca
la vi en su rostro y logró bombear mi sangre como un loco.
—Qué tal esto para el remate… —susurró, mojándose los labios
mientras su mirada se posaba en mi boca. La acción hizo que me olvidara
de respirar—. Cásate conmigo hoy y me volveré a quedar esta noche, sólo
que esta vez en lugar de pedirte que te detengas, te rogaré que no lo hagas.
Aspiré una bocanada de sorpresa y me ahogué con mi propia saliva.
La forma en que la agarré y la devoré en un beso era completamente
animal, tan primitiva como mi necesidad por ella. Mis manos encontraron
sus muslos, todavía maravillosamente desnudos y gemí.
—No lograremos llegar a Las Vegas —gruñí cuando la jalé a mi
regazo.
—Podemos hacerlo en la oficina del secretario del condado —jadeó
Val.
Eso sonaba mucho más cerca. Y más cerca era bueno. —Está bien.
Iremos allí. Ahora mismo.
—Es lunes por la mañana. Tienes ensayo en unas pocas horas.
—Me reportaré enfermo. Acabo de enfermarme de algo que tomará
190 por lo menos una semana de recuperación.
—No tengo nada que ponerme.
—Encontraremos un centro comercial en el camino. Y ahora, en
realidad puedo escoger las bragas.
23
¡S es por Sexo!
Traducido por Jasiel Odair
Corregido por Niki

191 No desperdiciamos tiempo. Llenamos la solicitud de licencia de


matrimonio en línea y programamos la primera cita disponible para la
ceremonia. Nos dio el tiempo justo para parar y comprar un traje para que
usara Val. Traté de convencerla de que se casara conmigo llevando sólo mi
camisa, pero no tuve éxito.
Nos detuvimos en Macy´s y mientras Val se probaba unos vestidos,
compré la mitad de la sección de lencería. Simplemente había demasiado
material bueno. Era difícil negarme a todo el encaje y seda. Todo parecía
que se vería bien en ella.
Antes de que nos diéramos cuenta, nos encontrábamos en la oficina
del secretario del condado. Mi rodilla saltaba mientras me hallaba sentado
en la sala de espera y Val se retorcía en su silla junto a mí.
—¿Nerviosa? —le pregunté con curiosidad.
Me sorprendió la mirada irritada que recibí como respuesta. —No
son nervios. Me siento incómoda porque estoy usando una tanga, Kyle —
gruñó mientras se movía en su asiento.
—Mmm —concordé apreciativamente—. Una de encaje negro, lo sé.
Yo la escogí. —Llevé los dedos sobre su muslo. Estaba cubierto ahora, por
desgracia, ya que eligió un vestido púrpura hasta las pantorrillas para
casarse—. No puedo esperar a verla en ti.
Recibí un giro de ojos por eso y manoteó mi mano cuando la puse
demasiado cerca de la prenda de ropa en cuestión. —Para tener en cuenta
en el futuro, no soy una fan de la tanga. Son un poco vulgares y muy
incómodas.
Me incliné para murmurar en su oído—: Entonces es algo bueno que
la intención sea quitártela muy pronto.
Susurró mi nombre, avergonzada, pero se olvidó de su irritación
cuando besé el punto sensible en su cuello, justo detrás de la oreja. Sus
ojos se cerraron e inhaló una respiración brusca. Me volvía loco de deseo.
Si un beso podía hacerle eso, no podía esperar a ver cómo reaccionaba a
todo lo que pensaba hacerle.
Mis pensamientos regresaron una vez más a nuestros planes post
matrimonio. Arrastré mis labios por su mandíbula y capturé su boca con
la mía. Por la forma en que me devolvió el beso, me di cuenta de que se
encontraba tan lista como yo. Por un segundo, los dos nos olvidamos que
teníamos público.
Nos separamos ante el sonido de una garganta aclarándose y
tímidamente le sonreímos a la mujer mayor de unos cincuenta y tantos
años que nos miraba con el ceño fruncido.
—¿Supongo que ustedes son los chicos con la cita del matrimonio?
Seguimos con las sonrisas tontas. —Sí, señora.
192 Por alguna razón, la mujer no parecía tan emocionada por eso como
yo. —¿Tienen su licencia de matrimonio?
Saqué el papel de mi bolsillo y se lo entregué con orgullo. —Recién
salido de la impresora.
Examinó el documento y suspiró. —Síganme.
Fue un corto viaje a la sala donde se realizaban las bodas, pero se
sintió como una eternidad llegar allí. Era una pequeña habitación que
podría contener hasta treinta personas, pero teniendo en cuenta que
éramos sólo Val, yo y el funcionario del condado designado, el trabajo se
haría muy bien. Había unas cuantas filas de sillas de plástico dispuestas a
ambos lados de la sala con un pasillo en el centro que conducía a un
pequeño podio. Detrás del podio se hallaba un pequeño arco enrejado
cubierto de flores falsas. Era la única decoración de la habitación.
El hombre destinado a casarnos nos recibió en la puerta. Era un
hombre de baja estatura, con una cabeza llena de cabello gris plateado,
llevaba un traje de color nítido y una corbata roja ardiente. Gobernaba allí,
pero al menos tenía una sonrisa genuina para nosotros.
—¡Bienvenidos! Adelante, no sean tímidos.
Val se rió de eso. Como si pensara que mi timidez con algo fuese
divertida.
El hombre nos saludó con apretones de manos. —Soy Gordon Pierce,
y tendré el placer de unirlos en santo matrimonio.
—Me parece bien, Gordon —dije—. Gracias por recibirnos con tan
poca antelación. Que sea rápido y tiraremos una propina para ti.
Gordon se rió entre dientes. —¿Con prisa, hijo?
—Más de lo que sabes. Hemos estado esperando.
Las cejas de Gordon se alzaron. —¿Esperando qué?
Iba a dejar decirlo a Val, pero ella se sonrojó y miró hacia otro lado,
así que puse el brazo alrededor de su hombro y le expliqué—: Hemos
esperado el matrimonio para, uh, ya sabes...
Meneé las cejas hacia Gordon y le di una gran sonrisa. Sus cejas
volaron hasta el techo y rió. —Ya veo. Bueno, bien por ustedes dos.
—Ha sido una larga espera. Cuatro años.
Gordon nos miró y se echó a reír de nuevo. —Está bien, entonces,
supongo que están con prisa. Lo haremos rápido. ¿Tienen a alguien de
testigo?
Me había olvidado de eso. Di la vuelta y sonreí a la encantadora
mujer que nos había escoltado aquí y le di mi mejor sonrisa. —¿Wanda? —
193 le pregunté, mirando la etiqueta con su nombre—. ¿Te sientes como una
dama de honor?
Incluso bateé mis pestañas para ella y seguí sin recibir una sonrisa.
Tal vez no era capaz de sonreír. —Es una cuota de treinta dólares para el
condado proporcionar un testigo —dijo.
Saqué un poco de dinero de mi cartera. Entregué los treinta dólares,
luego levanté uno de cincuenta y mi teléfono. —¿Quieres hacer de
camarógrafa, también?
Miró el dinero en efectivo y luego a mí. —¿Quieres que grabe tu boda
en tu teléfono por cincuenta dólares?
—¿Es eso un problema?
Claramente pensó que estaba loco, pero igual tomó el dinero en
efectivo de mis manos. Echó un vistazo por la habitación a Gordon, que se
había ido al podio más adelante y ahora jugaba un poco con el papel del
matrimonio que le había dado Wanda. En voz baja, ella murmuró—:
Genial, por cincuenta dólares habría besado tu bonito culo blanco.
Val y yo parpadeamos, y nos echamos a reír. —¡Sonríe! —Me alegré
cuando vi curvarse los labios de Wanda—. Eres una mujer hermosa,
Wanda. Deberías mantener la sonrisa en tu cara más a menudo.
Ella se sonrojó y caminó hacia el frente de la sala. —Vamos,
tortolitos locos. Cásense y salgan de aquí antes de que hagan que todos
empiecen a sonreír.
No nos tuvo que decir dos veces. Caminamos por el pequeño pasillo
hasta el podio, donde nos esperaba Gordon. Wanda llegó junto a él para
que pudiera conseguir un buen ángulo con mi teléfono. Le guiñé un ojo y
me lanzó un beso.
—¿Debería hacerme a un lado y dejar que ustedes dos se casen? —
bromeó Val.
Ella comenzó a dar un paso atrás, pero la agarré y la jalé hacia mí.
—Ni siquiera lo pienses. Estás aquí y por fin eres mía y hoy vas a decir “sí,
quiero”, incluso si tengo que hacerte cosquillas hasta torturarte.
Gordon rió. —Supongo que deberíamos hacerlo ya, entonces.
—La versión corta —le recordé. Mis manos en la cintura de Val ya
empezaron a vagar—. Mi señora y yo tenemos planes para después de esto.
—Apreté con más fuerza—. Montones y montones de calientes, tórridos y
salvajes planes sexys.
Tanto Val como Gordon me miraron parpadeando. —Lo siento. El
cerebro está un poco absorto por el momento.
194 Gordon sacudió su desconcierto y se concentró. —Está bien, la
versión extremadamente corta. ¿Alguno de ustedes tiene votos que le
gustaría intercambiar?
Miré a Val y ella me miró. —¿Acepto? —ofreció.
Sonreí. Antes me había dicho que carecía de creatividad y era
horrible con las palabras, pero esa, en ese momento, era perfecta. —
Definitivamente acepto —le prometí.
Ambos nos volteamos a mirar a Gordon con rostros expectantes.
—¿Cómo estuvo eso? —le pregunté.
Nos dio otra sonrisa desconcertada y rió. —Muy... funcional. ¿Tienen
anillos?
Ups. Val y yo nos miramos de nuevo y vi la risa en sus ojos cuando
arrugó la cara. —Nos olvidamos de los anillos.
Le lancé una mirada a Gordon. —¿Los anillos son necesarios para
que sea legal?
Por un segundo, tuve miedo de que tuviéramos que volver más tarde.
Me pregunté si Wanda podría hacer algunos clips o cinta, o incluso un
pedazo de goma de mascar sin nada que pudiera envolver alrededor de mi
dedo. Pero Gordon volvió a reír y sacudió la cabeza. —No son más que algo
tradicional.
Dejé escapar un suspiro de alivio tan grande que incluso Wanda se
rió de mí. —Genial. Conseguiremos los anillos más tarde. ¿Qué sigue?
Gordon sonrió. —Por el poder que me otorga el estado de California,
los declaro marido y mujer. Puede besar a la, bueno, veo que ya
descubrieron lo que seguía.
Nos reímos contra la boca del otro, pero no rompimos nuestro beso.
Apreté los brazos alrededor de ella y se levantó en un salto, envolviendo las
piernas alrededor de mi cintura. La giré en círculos una o dos veces, y
nuestro beso era cada vez más caliente hasta que Wanda se aclaró la
garganta otra vez. Giramos la cara y sonreímos a la cámara. —
Felicitaciones, muchachos locos.
—Gracias, Wanda.
Besé a Val una vez más por si acaso y luego la puse de nuevo en sus
pies. Era hora de salir de allí.
—Ya está todo listo —prometió Gordon—. Recibirán el certificado
oficial de matrimonio en el correo dentro de dos semanas. Felicitaciones;
creo que fue la boda más corta que he realizado jamás.
—Fue perfecto —dijo Val.

195 La emoción en su voz me tomó por sorpresa y un gran nudo en la


garganta se formó cuando miré sus ojos brillando con lágrimas de
felicidad. —Te amo —susurró.
—Te amo más —dije y la atraje a mis brazos otra vez, necesitando de
repente otro beso—. Salgamos de aquí.
Por una vez, Val respondió a dicha solicitud con una sonrisa y un
guiño. —Vamos.
—¡Buena suerte! —dijo Gordon cuando salimos de la habitación. Le
guiñó un ojo a Val y ella se puso roja de nuevo.
Le di una sonrisa malvada y dije—: La suerte no tendrá nada que ver
con eso.
Tuvimos todo el camino de regreso a nuestro auto antes de que nos
encontráramos en otra pérdida. Hubo una parte más de este plan brillante
que no pensamos antes de tiempo.
—¿A dónde quieres ir? —le pregunté cuando nos abrochamos los
cinturones—. Te llevaré a cualquier parte del mundo que quieras ir...
mañana. Hoy te necesito más pronto que eso. Marina Del Rey está cerca, o
conozco un gran resort a la orilla de TJ.
Me agarró la mano sobre la consola de mando. —¿Por qué no sólo
vamos a tu casa? —dijo—. Honestamente, es mejor que cualquier hotel, la
vista es inmejorable, está provista de alimentos, y la piscina y el jacuzzi
son privados.
Parpadeé, sin poder creer que existiera una mujer tan perfecta.
—Y ahora tengo un suministro de por vida de ropa interior cachonda
—continuó—, no deberíamos tener que salir por días.
—Es una ropa interior sexy —le corregí—. Y tú eres brillante. A la
casa.
El viaje de regreso a Malibú se sintió más largo que mis últimos diez
meses de abstinencia combinados, pero supe que valió la pena para el
momento en que llegamos a la entrada y me di cuenta de que mi casa ya
no era sólo mi casa. Era nuestra casa. Val me dio una mirada inquisitiva
cuando no entré el coche en el garaje.
—Tengo que hacer esto bien —le dije.
Caminamos hasta la puerta principal y tan pronto como se abrió,
alcé a Val en mis brazos. —Bienvenida a casa, señora Hamilton —dije
mientras la llevaba por del umbral de la puerta.
El gesto hizo que sus ojos se desorbitaran de nuevo. Me incliné para
besarla y me sorprendió la forma en que respondió. Me besó como nunca
me había besado. Al parecer, se estuvo conteniendo hasta ahora. Puso
todo lo que tenía en ese beso, labios, lengua, brazos, piernas, cuerpo,
corazón, mente, pasión y lujuria, más de lo que yo sabía que ella era capaz
196 de hacer. Literalmente me puso de rodillas y casi la tomé allí mismo, en el
azulejo de la entrada.
Entonces me acordé de que esta era su primera vez y fui capaz de
calmarme. Sí, la quería, pero esto era para ella. Se había guardado a sí
misma para este momento, así que podría hacerlo bien. La alcé de nuevo y
sin palabras la llevé hasta el dormitorio.
Cuando la acosté se veía un poco nerviosa, así que le di un beso
muy suave y me acosté a su lado. Me apoyé en mi codo y le sonreí con lo
que esperaba que fuera más amor que lujuria. —¿Estás lista para esto? —
le pregunté.
Su respuesta me sorprendió. —Confío en ti.
Era exactamente lo que necesitaba oír.
Me tomé mi tiempo con ella, lentamente introduciéndola al mundo
de la vida sexual. Era fácil no pensar en mis propias necesidades cuando
cada toque, cada beso, cada caricia era una experiencia nueva para ella. Al
principio, fue tímida y tan completamente vulnerable que se sentía como
un milagro que pudiese confiarme su cuerpo.
No puedo ni empezar a describir las emociones que experimenté
mientras nos llegábamos a conocer de esta nueva forma. Estuve con
muchas mujeres en mi vida —mujeres que quise, mujeres que acababa de
conocer por cinco minutos, mujeres que sabían cien maneras diferentes de
complacerme, e incluso algunas mujeres que sabía eran vírgenes. Pero
nunca había experimentado la intimidad que logré con Val.
En cierto modo, era casi como si estuviera experimentando algo
nuevo junto con ella. Había tenido sexo tantas veces que había perdido la
cuenta hace años, pero nunca había hecho el amor, en realidad no, no con
una mujer a la que amaba tanto que mi corazón, literalmente, dolía.
Fue durante este momento con Val que entendí por fin por qué ella
quiso esperar. Porque cada vez que la miraba, lo único que podía pensar
era que este hermoso ángel era mi esposa. Ya me había prometido el resto
de su vida. Había tomado mi nombre y accedido a ser mi nueva familia. No
había miedo en ningún lugar de mi mente, ni duda de que la amaba y ella
me amaba.
Al final, me alegré de que hubiéramos esperado. Por supuesto, me
guardaría esa pequeña confesión para un día en que, inevitablemente, me
comportara como un idiota y me metiera en un montón de problemas.
(Tenía que suceder en algún momento: Seguía siendo yo, después de todo.)

197
24
A es por Anuncios
Traducido por Sofía Belikov
Corregido por Dannygonzal

Val y yo no dejamos la casa por cuatro días, pero la vida tenía que
198 seguir. Había preparaciones de la gira y ensayos que atender, un puñado
de presentaciones que hacer, champús de chicas y jabones que comprar,
porque Val odiaba “oler como hombre”, y teníamos familiares y amigos a
los que contarles las buenas noticias antes de que los medios lo
descubrieran y lo hicieran por nosotros.
Primero le dijimos a Cara, Shane y Robin. Cara gritó por diez
minutos y luego me golpeó por no invitarla. Cuando le eché la culpa de
todo el secretismo a Val, me golpeó de nuevo. No se calmó hasta que le
permitimos ver el vídeo de la boda. Extrañamente, aunque todo fue
bastante cómico, tanto Robin como Cara lloraron como nenas todo el
vídeo. (Los tres minutos de duración).
Después visitamos a los padres de Val, quienes lucieron
sorprendentemente aliviados. Habían sospechado que un compromiso se
acercaba y se sentían tan preocupados por una boda a nivel nacional como
ella. Tuve un mal comienzo con sus padres, pero comenzaron a aceptarme
lentamente después de que se dieron cuenta de que la respetaba lo
suficiente como para esperarla. Ahora sólo se sentían felices de verla tan
contenta.
Mis padres eran una historia totalmente distinta. Se molestaron,
pero Val suavizó las cosas prometiéndoles que iríamos a casa para Acción
de Gracias y preguntándole a mamá si le gustaría hacer nuestra recepción.
Ya que yo iba a estar ocupado en la gira y ella pegada a sus tareas, le dio a
mi madre el control total del evento. Era un gran error permitir que mi
madre estuviera a cargo, pero me quitó un peso de encima, así que
mantuve la boca cerrada y sufriría a través de la pesadilla de fiesta que de
seguro haría.
Después de eso, las únicas personas que nos faltaban por decirles
era el resto del mundo y sabía exactamente cómo quería hacerlo. Val
nunca habría estado de acuerdo, así que no se lo conté.
Volando Solo era el nombre de mi primer álbum como solista, y
desde que Val y yo nos casamos, había estado bromeando acerca de que
necesitaba cambiar el nombre, porque ya no iba a volver a volar solo.
La noche del primer concierto de la gira de Volando Solo, se sentía
bastante bien estar de regreso en el escenario, pero completamente irreal.
Me encontraba de regreso en el centro de Staples, el mismo estadio donde
comenzó la gira de S es por Sexo hace unos años y, una vez más, vibraba
de energía porque tenía una canción que cantarle a Val.
El concierto fue increíble. A la multitud le encantó el nuevo material
y parecía que se sentían tan felices de tenerme de regreso como yo amaba
estarlo. Además, entre cada canción podía mirar hacia un lado y ver a Val
sonriéndome desde los bastidores. Cara y ella estuvieron bailando y
cantando todo el tiempo, mientras Shane y yo rockeábamos con el
corazón. Era todo lo que alguna vez había deseado en mi vida.
199 A parte de la inminente recepción de la boda, era bueno ser yo.
Al final de la presentación, salí corriendo del escenario y abracé a
Val. Después de besarla, bajé la mirada hacia sus vaqueros y suspiré. —Lo
único que falta esta noche es Sassy.
“Sassy” era la minifalda asesina que había estado usando el día que
la vi por primera vez. También era la falda que usó la última vez que la
llevé al escenario conmigo. Se sentía mal que fuera a hacer de nuevo un
espectáculo de ella sin mi atractivo favorito —sus piernas— a la vista.
—Sé que es decepcionante —se burló—, pero estoy demasiado vieja
para estar corriendo por allí con una minifalda.
—Oh, difiero totalmente.
—Estoy segura de que sí. —Se rió y me besó en la mejilla—. Están
gritando tu nombre, estrella de rock. Es mejor que salgas allí para otra
canción.
Escuché a la multitud cantar y sonreí. En serio amaba ese sonido.
Con un último beso, me envió de nuevo al escenario, golpeándome en el
trasero mientras salía. Era tan impropio de ella que moría de risa cuando
me encontré con la audiencia de nuevo.
Una vez recuperé mi compostura, me giré y le sonreí a la multitud.
—Quiero agradecerles por estar aquí esta noche. Han pasado unos
cuantos años y es bueno estar de regreso.
La multitud concordó conmigo, rugiendo con sus aplausos. Esperé a
que se calmaran y dije—: ¿Cuántos de ustedes se encontraban aquí
conmigo hace cuatro años, para la gira de S es por Sexo?
Por como sonaba, estuvo la mayoría de ellos. Me sentí feliz por eso.
—Deben recordar que en ese entonces escribí una canción sobre una chica
y si no lo sabían, ¡lo he hecho de nuevo!
Los chillidos en respuesta sonaban tan animados que tuve que
reírme. —¿Les gusta la nueva canción? —De nuevo, se volvieron locos—. Sí
—dije tan pronto como pude—. A Val también le gusta. De hecho, creo que
ha estado esperando toda la noche para oírla.
Me giré hacia un lado del escenario y encontré lo que buscaba, a
quien buscaba. Me lanzó un beso y le hice señas con la mano. —Ven aquí,
Val. Ven a saludar a todos.
Me dio una mirada cortante, pero rápidamente se transformó en una
sonrisa poco entusiasta. Cuando entró al escenario y me tomó la mano, la
multitud se volvió completamente demente. Comenzaron a corear su
nombre justo como habían gritado el mío.
—¡Virgen Val! ¡Virgen Val! ¡Virgen Val!
—¿Ahora quién es la estrella de rock? —bromeé mientras le extendía
200 el micrófono—. Di hola, Val.
—Hola a todos.
Cuando el sencillo y educado saludo volvió a todos locos, Val se rió.
—¿Qué dices, Val? —pregunté cuando un tramoyista puso un
taburete para ella—. ¿Puedo cantarte una canción? ¿Por los viejos
tiempos?
Aunque no le gustaba ser el centro de atención, siempre había sido
buena con la multitud. Se alejó de mí y llevó un dedo a su barbilla,
fingiendo pensarlo, luego cogió el micrófono de mis manos. —¿Qué dicen,
señoritas? —le preguntó a la audiencia—. ¿Deberíamos permitirle
cantarnos una última vez? Suena como un sí —dijo cuándo cada mujer en
la audiencia gritó.
Extendí la mano para que me entregara el micrófono y me sonrió. —
¿Qué? —preguntó—. ¿Necesitas esto para cantar? —Se alejó de mí con
una sonrisa juguetona—. Entonces es mejor que vengas a buscarlo —dijo,
poniéndolo detrás de su espalda.
Estuve sobre ella tan rápido que la sorprendí. La empujé en mis
brazos y le planté un beso de película mientras le quitaba el micrófono de
las manos. La multitud se volvió loca y la música comenzó. No me alejé de
sus labios hasta el último segundo y casi me perdí la primera línea de la
canción.
Val permaneció en su taburete y me dejó cantarle con una sonrisa
secreta en su rostro que me hacía sentir feliz porque ninguno de nosotros
saliéramos hasta mañana. Sólo tenía unas cuantas horas más con ella
antes de que nos separáramos por una semana o dos en unos meses, y no
iba a desperdiciarlas.
Cuando la canción terminó, me incliné y luego bajé a Val de su
taburete para que también hiciera una reverencia. Permanecimos allí y
dejamos que la multitud chillara por un minuto, pero entonces ella
comenzó a salir del escenario. Puse una mano en su muñeca y la acerqué
a mí de nuevo. —¿Qué haces? —preguntó, confundida.
—Todavía no hemos terminado.
Val tenía esa mirada llena de pánico que tanto amaba, esa que ponía
cuando sabía que iba hacer una escena. —¿Qué vas a hacer?
Si alguna vez había habido una ocasión para sonreír con suficiencia,
era justo en ese momento. —Dijiste que nada de propuestas en vivo —le
dije—, pero no dijiste nada sobre anuncios en vivo.
Sus ojos se abrieron tan amplios como platillos y movió la cabeza. —
Kyle, no. Ahora no. Así no.
—Oh, sí —dije, ignorando sus protestas—. Hay un momento y un
201 lugar para todo, Val, y justo ahora, justo aquí, definitivamente es el
momento exacto para dejar que el mundo sepa la verdad.
Ignoré sus otras quejas y puse el micrófono en mi boca. —Oigan,
todos, oigan, ¿puedo pedirles silencio por un minuto? Tengo algo que
quiero decirles antes de que se vayan.
Era increíble cuán rápido podía callarse un estadio lleno de personas
y darme toda su atención. Con un último guiño en la dirección de Val, di el
anuncio que había estado muriendo por gritar a los cuatro vientos desde el
momento en que nos convertimos en marido y mujer.
—Hace cuatro años, comencé la gira de S es por Sexo en este mismo
estadio, y Val y yo nos reconciliamos aquí. —Estampé mi pie en el suelo
para darle énfasis—. Me tuvo de rodillas esa noche y parece que también
lo hará esta vez.
Caí sobre mis rodillas frente a ella y luego le sonreí a la multitud. —
Bueno —dije—, quizás esta vez sólo necesito estar sobre una rodilla.
Cuando ajusté mi posición para así encontrarme en una rodilla por
Val, la multitud pensó que iba a proponerle matrimonio y enloquecieron
completamente. Gritaron y chillaron tan fuerte que tembló todo el edificio.
Tuve que esperar tanto tiempo a que se calmaran que mi rodilla comenzó a
doler. —Val —dije una vez que las personas pudieron oírme de nuevo—,
hay algo que me gustaría preguntarte.
Eso, por supuesto, envió a volar a la multitud de nuevo y tuve que
esperar otro rato. Lo que era bueno, sin embargo, porque disfrutaba
mucho la mirada confundida en su rostro. No podía imaginarse a dónde
quería llegar con esto.
—¿Val? —dije de nuevo cuando me cansé de esperar por la multitud.
Se callaron al segundo en que comencé a hablar—. Lo que quiero
preguntarte es… —Me detuve y todo el estadio tomó una respiración
colectiva mientras esperaban el resto. Sonreí de nuevo. Esto iba a ser
divertido—. ¿Podemos decirle ya al mundo que nos casamos la semana
pasada? Estoy cansado de esperar para presumir a mi esposa.
Tomó un segundo para que lo entendiera la multitud. Hubo un
momento de silencio y luego miles de jadeos, y finalmente una erupción de
chillidos que hicieron temblar a todo Los Ángeles. Me puse de pie, besé la
mano de Val y luego la empujé hacia la audiencia. —¡Déjenme presentarles
a mi esposa, la señora Valerie Hamilton!
Lo grité tan fuerte como pude. Creo que podría haber estado más
emocionado que la multitud. —Le pedí que se casara conmigo la semana
pasada, y me metió a un coche y me llevó al juzgado. La mujer no podía
esperar para poner finalmente sus manos en mí —le conté a la multitud,
ganándome una mirada en blanco de Val. Le guiñé.
202 Ella había estado preocupada por lo del sexo, así que me imaginé
que también podría quitarle ese peso de encima ahora y en nuestros
propios términos. —No hace falta decir que la Virgen Val Jensen ya no es
virgen. Me aseguré de eso. Muchas, muchas veces.
La multitud silbó, gritó y chilló mientras ella se sonrojaba y me
golpeaba en el brazo. Pero se reía conmigo, siendo tan buena chica como
siempre.
—Así que, ahora que finalmente lo hemos hecho, sólo queda una
cosa por hacer. —Extendí la mano y curvé mis dedos en un gesto que
decía “dámelo”—. Entrégamelo. Me lo he ganado.
Val sabía de lo que hablaba. Sacudió la cabeza y se rió mientras
desabrochaba el infame collar de su cuello. —Sí, supongo que te lo
mereces —dijo en el micrófono mientras ponía la cadena con esa pequeña
V de oro blanco en mi mano. En un tono seco, añadió—: Muchas, muchas,
muchas veces.
Esa vez, me reí junto a la multitud. Desabroché mi brazalete y lo
extendí frente a mí. —Definitivamente, ya no necesito esto. Sé que es tuyo,
pero ha sido un buen amuleto de la suerte para mí, así que voy a
quedármelo. Como sea, te compré algo para reemplazar tu collar. —Puse
mi brazalete en mi bolsillo y saqué el collar que había llevado para
reemplazar la V de Val. Era de oro blanco justo como su antiguo collar,
pero en lugar de una V, tenía una pequeña y brillante K colgando de él.
Se lo extendí y observé brillar los ojos de Val. Supuse que había
acertado. Se mordió el labio inferior mientras me estiraba para ponerlo en
su cuello y luego pasó las manos por el dije cuando cayó en su pecho. —Es
hermoso —dijo en el micrófono—, pero, ¿por qué la K?
La multitud se rió y la empujé contra mí. —Bésame7 —dije.
No me sentía seguro de si era la respuesta a su pregunta o
simplemente una orden, pero de todas formas, dijo—: Bien. —Y deslizó los
brazos alrededor de mi cuello.
Todavía me sentía emocionado por la presentación y ese beso iba a
enviarme por el borde. Era hora de terminar ese show y ocuparme de
disfrutar el resto de mi noche. —¡Creo que necesitamos terminar con un
estallido esta noche! —le grité a la multitud tan pronto como rompí
nuestro beso—. ¡Shane! ¡Tenemos que hacerlo, hermano! ¡Cuenta!
Miré a Shane y me dio una gran sonrisa, gritando—: ¡Un! ¡Dos! ¡Un,
dos, tres, cuatro!

Ella está fumando corazones con llamas ardientes


Tiene un lado salvaje sin nombre
203 Y cuando está irritada, es una verdadera lástima
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Estoy mal
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Me estoy volviendo loco

La audiencia se volvió loca cuando reconoció la entrada de


“Verdadera lástima”. No la canté para una multitud desde la última vez
que estuve en un escenario con Val. La había eliminado de mi vida cuando
ella se eliminó de la mía y ahora que regresó, no se sentía correcto no
cantarla. Escribí “Vale la pena esperar” para Val, pero “Verdadera lástima”
siempre fue y siempre será, su canción.
Juzgando por el estado de la multitud mientras cantaba, iba a tener
que hacer de este mi show más íntimo por el resto de la gira.
¿Qué puedo decir? En serio es mi mejor canción.

Fin
7En inglés “Kiss me”.
Sobre la autora
Kelly Oram escribió su primera novela a los
quince años, un fan-fiction sobre su grupo de
música favorito, The Backstreet Boys, sus
familiares y amigos todavía se burlan de ella.
Está obsesionada con la lectura, habla
demasiado y le gusta comer glaseado a
cucharadas. Vive en las fuera de Phoenix,
Arizona con su esposo y cuatro hijos. Más
información en www.kellyoram.com o síguela en
Twitter.
www.twitter.com/kellyoram
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