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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA PFG
ESTUDIOS JURÍDICOS. SEDE ARSENAL. ARAGUA
U.C POLÍTICA, DERECHO Y MEDIO DE COMUNICACIÓN. SECCIÓN
ÚNICA. SEGUNDO TRAYECTO. TRAMO 5

ANALISIS CRÌTICO REFLEXIVO DE


LAS OBLIGACIONES

Profesor(a): Integrante:
Gioconda Aquino. Carmen Rosa Belizario CI: 12.362.245
UC: Regulaciòn Jurìdica
De las Relaciones Privadas

Maracay, 26 de noviembre de 2021


CONCEPCIÓN CAPITALISTA DE LAS OBLIGACIONES
El siglo XX fue el siglo de los Derechos Humanos y que el siglo XXI debe ser el de
las obligaciones ciudadanas. Definición un tanto frívola pues la lucha obrera y popular ha
sido muy real debido a los excesos democráticos esgrimidos por el capitalismo salvaje.  La
declaración de los Derechos del hombre y del Ciudadano que guio a la Revolución
Francesa en 1789 – 1794, establecía que todos los hombres eran libres e iguales. Pero a los
ideales revolucionarios de la burguesía le fueron suplantados los intereses egoístas de la
burguesía conservadora que con el afianzamiento del capitalismo hicieron de la libertad e
igualdad una formalidad que ocultaba la explotación, la opresión la desigualdad real. El
llamado a respetar las obligaciones ciudadanas está dirigido a regir a los trabajadores, los
pobres y a la juventud y no a los patrones y empresarios. El apego a las obligaciones
ciudadanas no se aplica en el capitalismo, como tampoco es aplicable a los empresarios y
políticos corruptos que hacen de la gestión pública una cartera de negocios como la evasión
impositiva, contrabando o las estafas al Estado propias de los vicios del capitalismo salvaje.
Las épocas de crisis conmocionan toda la organización social, económica y también,

evidentemente, el sistema jurídico. Los axiomas aprendidos y aplicados no sirven: ¿cómo


puede exigirse a un ciudadano corriente que siga pagando los plazos de su hipoteca cuando
la crisis le ha enviado al oscuro agujero del paro? ¿Cómo puede exigirse a una empresa
normal y corriente el mantenimiento de unas condiciones para el cumplimiento del contrato
estipulado cuando el sector en el que la empresa desarrolla su actividad económica ha
entrado en profundas dificultades y no hay consumidores dispuestos a adquirir el producto
que dicha
empresa fabrica? ¿Cómo puede seguirse manteniendo un sector de la producción de la
energía cuando ha variado, a la baja, el consumo y solo puede mantenerse a base de las
subvenciones estatales, cuando el Estado, debido a la crisis, debe destinar sus limitados
fondos a necesidades sociales más perentorias? Podría multiplicar los ejemplos, pero en el
fondo de todos ellos siempre late un problema de seguridad jurídica, porque quien ha
emprendido una actividad o ha asumido unas deudas, cuenta con un marco jurídico que le
hace pensar que en el futuro va a poder continuar en la misma situación en que se
encontraba cuando asumió el riesgo. Pero el marco en el que se debe cumplir la obligación
asumida sigue siendo el mismo, lo cual significa que no es posible asumir los nuevos
riesgos que la crisis genera, con lo cual se produce más crisis.
Se puede proporcionar diversos conceptos del derecho personal u obligación:
Algunos lo enfocan, desde el punto de vista del acreedor, como una facultad que tiene un
sujeto (acreedor) de exigir de otro (deudor), una prestación.
Otros lo consideran, desde la perspectiva del deudor, como una necesidad de
cumplir. La necesidad de proporcionar al acreedor una prestación. Contempladas desde este
punto de vista pasivo se denominan obligaciones, pues al derecho del titular corresponde un
deber u obligación del deudor.
La cita de Gayo en el Corpus Iuris Civiles dentro de las Institutas libro 3, título 13
define obligación como Obligatio est iuris vinculum, quo necessitate adstrigimur alicuius
solvendae rei secundum nostrae civitatis iura (Obligación es un vínculo jurídico, por el
cual somos constreñidos a pagar alguna cosa, según el Derecho de nuestra ciudad). 1 En
cambio Paulo en el Digesto libro 44, título VII, ley 3 define la obligación como
OBligationum substantia non in eo consistit, ut aliquod corpus nostrum aut servitutem
nostram faciat, sed ut alium nobis obstringat ad dandum aliquid vel faciendum vel
prestandum, La esencia de las obligaciones consiste no en que haga nuestra una cosa o
servidumbre, sino en que constriña a otro darnos, hacernos préstamos.
Otras definiciones de obligación:
Pothier: Es un vínculo de derecho que nos sujeta respeto a otro a darle alguna cosa o
hacer o no hacer alguna cosa.
Giorgi: La obligación es un vínculo jurídico entre dos o más personas determinadas,
en virtud del cual una o varias de ellas (deudor o deudores) quedan sujetas respecto a otra o
a otras (acreedor o acreedores) a hacer o no hacer alguna cosa.
Bonnecase: El derecho de crédito es una relación de derecho en virtud de la cual una
persona, el acreedor, tiene el poder de exigir de otra, llamada deudor; la ejecución de una
prestación determinada, positiva o negativa y susceptible de evaluación económica.
Baudry-Lacantinerie et Barde: la obligación, en el sentido jurídico de la palabra
puede definirse como un vínculo de derecho por el cual una o varias personas determinadas
están civilmente comprometidas hacia una o varias otras, igualmente determinadas a dar, a
hacer o a no hacer alguna cosa.
Borja Soriano: Obligación es la relación jurídica entre dos personas en virtud de la
cual una de ellas, llamada deudor, queda sujeta para con otra, llamada acreedor, a una
prestación o a una abstención de carácter patrimonial que el acreedor puede exigir al deudor

IMPLICACIONES POLÍTICAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DEL DESPIDO.


No cabe duda que la Carta Magna de 1.999 es de neto corte social. Su preámbulo
recoge la búsqueda del bien común, la justicia social, el derecho al aseguramiento del
trabajo y la preservación de los derechos humanos, bajo el signo de una democracia
participativa y protagónica, y un Estado de justicia social. Para poder garantizar todo lo
señalado, es menester el predominio de una sociedad igualitaria y sin discriminaciones, que
defienda y sostenga el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad.
El desarrollo de la persona sólo se logra, a través del acceso de ella a un trabajo
digno, adecuado y permanente (estable), que le garantice ingresos para poder sostenerse a sí
misma y a su grupo familiar y, además, para existir plenamente (junto con su grupo
familiar) en su entorno, desarrollándose cabalmente. Es decir, que el trabajador pueda
contar con un futuro material.
Esa perspectiva de que los trabajadores puedan tener un futuro material, a través de
un empleo seguro, es lo que permite comprender la importancia de la relación laboral
adecuada y estable. Así, puede establecerse que, después de la vida, quizás el trabajo es el
derecho humano más importante, porque toca el tema de la subsistencia y, evidentemente la
actividad laboral debe desarrollarse en condiciones de dignidad.
Es interesante traer a colación, lo que ha señalado el informe de la Organización
Internacional del Trabajo, en la 89ª Reunión de junio del año 2001, sobre lo que ese ente
denomina trabajo decente (OIT, 2001):
“La mejor expresión de la meta del trabajo decente es la visión que tiene de él la
gente. Se trata de un puesto de trabajo y sus perspectivas futuras, de sus condiciones de
trabajo, del equilibrio entre el trabajo y la vida familiar, de la posibilidad de enviar a sus
hijos a la escuela o retirarlos del trabajo infantil. Se trata de la igualdad de reconocimiento
y de la capacitación de las mujeres para que puedan tomar decisiones y asumir el control de
su vida. Se trata de las capacidades personales para competir en el mercado, de mantenerse
al día con las nuevas calificaciones tecnológicas y de preservar la salud. Se trata de
desarrollar las calificaciones empresariales y de recibir una parte equitativa de la riqueza
que se ha ayudado a crear y de no ser objeto de discriminación; se trata de tener una voz en
el lugar de trabajo y en la comunidad”.
En las situaciones más extremas, se trata de pasar de la subsistencia a la existencia.
Para muchos es la vía fundamental para salir de la pobreza. Para muchos otros, se trata de
realizar las aspiraciones personales en la existencia diaria y de manifestar solidaridad para
con los demás. Y en todas partes, y para todos, el trabajo decente es un medio para
garantizar la dignidad humana. El trabajo decente ofrece, pues, un medio para combinar el
empleo, los derechos, la protección social y el diálogo social en las estrategias de
desarrollo.
Venezuela, en la actualidad y más que en ninguna otra oportunidad, está
comprometida con el desarrollo de sus habitantes y de su sociedad, para obtener un estado
de satisfacción, que le permita prosperidad. Debe decirse que no es casual que, tanto
Venezuela, como los demás países latinoamericanos, sufren el terrible azote de la pobreza,
que golpea a su clase intermedia, llevándola a niveles extremos nunca antes conocidos, y
también a la clase obrera y a los trabajadores informales. Ello se localiza cuando se observa
la proletarización de los niveles medios, hasta casi la desaparición de la clase media y
también en el éxodo de profesionales universitarios hacia países avanzados, lo cual
representa la dolorosa y grave “fuga de cerebros”, que luego de grandes esfuerzos para
formarlos, resulta sumamente difícil recuperarlo. Y en los estratos más bajos, los graves
números de la pobreza crítica, que lleva a la población a la indigencia, sin lugar a dudas.
Esta situación nos permite diagnosticar que es imprescindible atacar ese flagelo de
la pobreza, y de allí que el trabajo sea un proceso fundamental para Venezuela. La
reducción sustancial de los niveles de desempleo, a través del establecimiento de relaciones
laborales adecuadas y permanentes será un factor esencial e importante para la baja de las
altas tasas o porcentajes de inseguridad ciudadana (delincuencia urbana y rural), reducción
de los explosivos números de la desnutrición, pobreza crítica y carencias sanitarias, la
limitación de los juegos de envite y azar (que se traduce en grandes masas de personas
dedicadas a la vagancia, el ocio y otras actividades deplorables), el combate a la
prostitución y a las drogas. De allí que el Estado tenga como proceso fundamental al
trabajo.
Derecho es un conjunto de normas que regulan las relaciones que surgen entre las
personas con el fin de lograr la paz social y la justicia. Es el conjunto de normas que
establecen reglas de conducta que deben ser cumplidas por los sujetos bajo sanción de ser
consumadas mediante la coacción o fuerza pública.
En el derecho primitivo el concepto de obligación estaba íntimamente ligado con la
persona. Se establecía un vínculo personal entre deudor –sujeto pasivo– y el acreedor –
sujeto activo– por el cual, la persona del deudor – atado por el vínculo (nexus)– que no
ejecutaba la prestación prometida se convertía en cosa, su cuerpo pasaba a ser un objeto de
propiedad del acreedor.
Los romanos acuñaron una definición de obligación, que es la que sigue “obligatio
est juris vinculum quo nacessitate adstringimur alicujus solvendae rei secundum nostra
civitatis jura”, que quiere decir la obligación es un vínculo jurídico o de derecho que nos
obliga a realizar una prestación a alguien (ó por el que somos obligados con la necesidad de
pagar alguna cosa), según el derecho o las leyes de nuestra ciudad.
La obligación en derecho, es un lazo jurídico y que por ende es axiológico
(Cuestiones de Moral), que vincula entre sí a entes colectivos (Estado, Personas Jurídicas u
otros) e individuales (Personas Naturales), compelidos tanto por deberes, derechos y
obligaciones, a conseguir determinados fines, que justamente afectará a los entes
individuales y colectivos (Positivamente), afectando a los colectivos por ser los
individuales parte de éste. En ese sentido el acreedor lo que busca ó exige es que el deudor
siga el camino de los actos correctos, respecto del lazo que lo vincula y la prestación que
deberá de cumplir, ya sea por el pacto social que realizó y porque la misma ley así lo
estipula; pero que Derecho es un conjunto de normas que regulan las relaciones que surgen
entre las personas con el fin de lograr la paz social y la justicia. Es el conjunto de normas
que establecen reglas de conducta que deben ser cumplidas por los sujetos bajo sanción de
ser consumadas mediante la coacción o fuerza pública.
La obligación en derecho, es un lazo jurídico y que por ende es axiológico
(Cuestiones de Moral), que vincula entre sí a entes colectivos (Estado, Personas Jurídicas u
otros) e individuales (Personas Naturales), compelidos tanto por deberes, derechos y
obligaciones, a conseguir determinados fines, que justamente afectará a los entes
individuales y colectivos (Positivamente), afectando a los colectivos por ser los
individuales partes de éste.   En ese sentido el acreedor lo que busca o exige es que el
deudor siga el camino de los actos correctos, respecto del lazo que lo vincula y la
prestación que deberá de cumplir, ya sea por el pacto social que realizó y porque la misma
ley así lo estipula.
La vida diaria permite darse cuenta de que no es exagerada esta aseveración. Desde
las actividades más sencillas, hasta las más complejas relaciones crediticias, permiten ver
las existencias de las obligaciones. El hecho de comprar una cajetilla de cigarros; el abordar
un autobús de servicio publico; las más complicadas operaciones de índole bancaria e
industrial, entrañan todas, la creación de obligaciones.
El que compra una cajetilla de cigarros, se crea la obligación de pagar el precio del
objeto, y adquiere el crédito de que se le entregue la cajetilla, así puedo multiplicar los
ejemplos pues las obligaciones se infiltran en la vida humana como el aire es vital para la
subsistencia.
Si la vida social gira y se sostienen sobre ese tipo de relaciones personales, en donde unos
seres deben cumplir y otros pueden exigir. Desde siempre, unos seres humanos han
prestado servicios a otros seres humanos y a cambio de ellos exigen una retribución; desde
siempre unos seres humanos han causado daño a otros y los dañados han pedido reparación;
de esa manera surgen entre ellos relaciones personales, en donde uno puede exigir al otro
una prestación y el otro la debe cumplir.

ENFOQUE SOCIAL DE LAS OBLIGACIONES


Si consideramos que, el derecho de las obligaciones ha sido desde mucho tiempo
una herramienta de los poderosos, económicamente hablando, para someter a las grandes
mayorías a sus intereses, en aras de la protección del sacrosanto derecho a la propiedad y
las libertades económicas, entonces también debemos considerar que éste (el derecho de las
obligaciones) ha sido producto en primer término de las relaciones de explotación que han
existido y de esa misma situación de ventaja que da el ser la parte dominante. Mucho es lo
que se ha luchado para tratar por diferentes medios (violentos y no violentos) de conseguir
un equilibrio entre aquellos a quienes siempre se les ha impuesto una carga mayor en
cuanto al cumplimiento de las obligaciones, el solo hecho de la falta de conocimiento y
manejo de las herramientas jurídicas convierte a los débiles económicos (pobres) en débiles
jurídicos. Esta debilidad ha traído como consecuencia que, en muchísimas ocasiones a lo
largo de la historia individual y colectiva de los seres humanos, que muchas de las
obligaciones se hayan visto sustentadas en situaciones dolosas o irregulares, lo que,
además, ha dado como resultado, que la propiedad que se ha generado como producto de
esos actos, dé sustento a lo que sostenía Proudhon cuando dijo que “la propiedad un robo”.
Si las obligaciones siempre han estado presentes en las relaciones humanas y las mismas
han sido resueltas desde el punto de vista del derecho, entonces también debemos reconocer
que quienes han sido los mayores violentadores de obligaciones han sido los estados
cuando en su irresponsabilidad han dejado de cumplir con las obligaciones que tienen para
con las mayorías, sin dejar de mencionar que éstos en el sistema capitalista opresor siempre
han propendido a favorecer a los poderosos económicamente e intelectualmente. En
América Latina desde hace mucho tiempo se han levantado voces que han enfrentado este
tipo de situaciones de inequidad, en Venezuela con la llegada del Presidente Hugo Rafael
Chávez Frías, el andamiaje jurídico ha comenzado a cambiar radicalmente ya que al
acceder al poder después de las elecciones de 1.999 uno de sus primeros decretos fue llamar
a referendo para consultar a los venezolanos sí estábamos de acuerdo en convocar a una
asamblea nacional constituyente para encargarle el trabajo de redactar una nueva carta
magna. Si bien es cierto que aún existe una mora por parte de la Asamblea Nacional en
desarrollar las leyes que hagan más fluido y eficaz el poder cumplir con los preceptos allí
señalados también debemos reconocer que se han dado grandes avances en cuanto a la
promulgación de leyes que, de una u otra manera han contribuido a que el estado haya ido
cerrando.

ANÁLISIS
Interesa saber cuándo la obligación se entenderá cumplida. Cuando la obligación es
de resultado, el deudor es responsable desde que dicho resultado no es alcanzado porque su
incumplimiento de la obligación de lo cual solo podía escapar probando la existencia de la
fuerza mayor o en caso fortuito. En cambio si la obligación es de medios el deudor será
responsable solo cuando no actuó con la obligación que se requería y ello deberá ser
aprobado por el acreedor. Por ello se dice que mientras en la obligación esté determinada la
culpa el deudor se presume en caso de incumplimiento, en la obligación general de
prudencia y diligencia ella debe ser probada.
No obstante se puede deducir que el concepto de obligaciones ha tenido sus
evoluciones en el transcurrir del tiempo, no es concebida las obligaciones de la misma
manera en el capitalismo que en el socialismo, teniendo conocimiento que el socialismo se
guía por el buen trato al recurso humano, su bienestar y seguridad social, mientras que en el
capitalismo prevalece la explotación, producción de capital y atropello de la fuerza humana
lo cual cambia totalmente el panorama jurídico en lo que a obligaciones se refiere.

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