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Centro de Estudios Judiciales de la Administración de Justicia

Curso de formación para médicos forenses:


“Peligrosidad Criminal. Aspectos medicoforenses, psiquiátricos y psicológicos”.
Madrid, 22-24 de noviembre de 2004

ASESINOS EN SERIE. CLASIFICACIÓN Y ASPECTOS MEDICO


FORENSES

Dr. Ángel Cuquerella Fuentes1,


Médico forense Barcelona (IMLC), Especialista en Medicina Legal, Master en Psicología
Criminal y Forense (UB), Profesor de la Escuela Judicial

ABSTRACT

El fenómeno de los asesinos en serie (AS) supone un 1% aproximadamente


del total de homicidios en USA, con 150 AS y 3500 víctimas en total. El AS se
define por la existencia de tres o más asesinatos, en lugares y periodos
temporales diferentes, con “fases de refresco” intermedios, tras
descompensaciones emocionales o psicopatológicas en su caso. El asesino en
masa (AM) puede ser clásico (3 víctimas en un mismo episodio y lugar, y el
propio suicidio) o Familiar (4 víctimas sin suicidio ulterior). Finalmente se
describen los asesinos itinerantes, con 2 o más víctimas en diferentes sitios
pero en una fase temporal próxima sin refresco emocional como los AM.

Los AS pueden clasificarse en organizados y desorganizados (Ressler),


localizados o itinerantes, visionarios-misionarios-hedonistas o controladores,
entre otras nosologías.

La incompetencia parental, precocida delictiva y vital, con un entorno social


ineficaz, establecen patrones cognitivos y comportamentales comunes, cuyo
eje central son las fantasías ligadas al sexo y violencia. Son relevantes en
cuanto a su psicopatología, la psicopatía, el trastorno sádico de personalidad y
las parafilias (necrofilia, amputaciones) en la etapa adulta, así como los
trastornos conductuales, por déficit de atención y/o hiperactividad, el
trastorno negativista desafiante o el trastorno disocial en la etapa infanto
juvenil.

Finalmente, se abordan clasificaciones de AS infantiles.

PALABRAS CLAVE:

Asesino en serie. Asesino en masa. Parafilias. Psicopatía. Trastorno Sádico de


personalidad. Fantasías sexuales. Tríada homicida. Incompetencia parental.
Peligrosidad.

Correspondencia: Dr. Ángel Cuquerella Fuentes. Servicio de Clínica Medicoforense,


Institut de Medicina Legal de Catalunya (IMLC), Ciutat de la Justicia: E-mail:
angel.cuquerella@xij.gencat.cat
Centro de Estudios Judiciales de la Administración de Justicia
Curso de formación para médicos forenses:
“Peligrosidad Criminal. Aspectos medicoforenses, psiquiátricos y psicológicos”.
Madrid, 22-24 de noviembre de 2004

1. INTRODUCCIÓN

El fenómeno de los asesinos en serie (AS) ha tenido desde antaño, numerosas


repercusiones sociológicas, psicológicas, medico forenses, policiales, biológicas,
antropológicas o criminológicas entre otras, que motivan algunas confusiones,
tópicos y imprecisiones que pretendemos aclarar a partir de la lectura de éste
artículo, al menos intencionadamente. La intención apriorística es la de aclarar o
aportar información a un concepto fuertemente estereotipado en nuestra
sociedad, que despierta a su vez atracción y fascinación, y del que por supuesto
no podemos olvidar la morbosidad de quienes lo provocan, o de quienes lo
explican en ocasiones.

No se nos escapa la repercusión mediática del fenómeno, las abundantes


publicaciones, películas o novelas que se refieren a psicópatas desalmados, locos
peligrosos o depredadores sexuales que atemorizan a la sociedad, generan
frecuentemente alarma social injustificada y, en el fondo, desinforman respecto
a la verdadera naturaleza de la delincuencia serial grave. En este sentido,
intentaremos aportar luz y no confusión al mundo de los asesinos en serie,
desde una perspectiva psicológica, criminológica y medico forense. Asesino en
serie, en masa, o itinerante; Psicópata, esquizofrénico, enfermo mental,
violador, parafílico, retraso mental, inmadurez, fantasía, incompetencia parental,
o modelos motivacionales entre otros, serán términos que nos ayudaran a
centrar y conocer mejor el mundo de la delincuencia serial.

En la historia conocemos numerosos antecedentes literarios, científicos o


costumbristas relativos al fenómeno como el aristócrata Gilles de Rais, quien en
el siglo XV secuestraba al parecer niños y los vejaba para, ulteriormente,
matarlos, o la conocida historia criminal de Jack “The Ripper” (“el destripador”),
quien a finales del s. XIX generó una ola de alarma social en Londres matando y
descuartizando mujeres de baja condición social, especialmente, prostitutas. Ed
Gein, enfermo de psicosis, origino la figura de Norman Bates en “Psicosis”, y
nombres “ilustres” como Albert De salvo, Ed kemper, Ted Bundy, Andrew
Cunanan, Richard Chase, Monty Russell, John Gacy, John Joubert o Henry Lee
Lucas han motivado profundos análisis sobre la conducta serial grave, que a
continuación estudiaremos.

3. ASESINOS EN SERIE. CONCEPTOS, CLASIFICACIONES.

El fenómeno de los AS o el fenómeno “serial” (FS) para ser más precisos2


empezó a estudiarse de forma sistemática y creciente en los años ’50, en

2
Hablaremos de delincuencia serial referida a asesinatos, agresiones sexuales y delincuencia
violenta grave de forma sistemática y repetida, esto es, de forma reincidente, progresiva y
con víctimas agredidas mas allá del simple requerimiento económico. No incluimos pues a la
delincuencia habitual, organizada o de estructura mafiosa, aunque los rasgos
psicopatológicos de sus componentes coincidan parcialmente con los que describiremos en
este artículo

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Estados Unidos, donde el Federal Bureau of Investigation (FBI) detectó una


creciente existencia de crímenes sin resolver, de patrones similares y con gran
dispersión geográfica en ocasiones. Se creó en los años ‘60 la Behavioural
Sciences Unit (BSU) o Unidad de Ciencias del Comportamiento, en la que fueron
especialmente relevantes los agente federales Howard Teten y Pat Mullany,
siendo su razón de ser principal el estudio de la psicopatología, indicios
policiales, forenses y de investigación, que permitieran establecer lazos de
conexión entre crímenes aparentemente desconexos y sin relación alguna.

Así, a mediados de los años ’70 el coronel Ressler i Douglas (años ’70),
actualmente retirado, creo la base de datos VICAP (posteriormente reformada en
VICLAS), en la que de forma minuciosa se iban introduciendo desde cualquier
condado, estado o localidad los datos estandardizados sobre unos asesinatos,
resolviendo mediante un análisis estadístico la conexión con otras posibles
muertes ligadas a un mismo autor/res. Veremos más adelante que, desde
entonces, es relevante la clasificación de asesinos/asesinatos en
organizados/desorganizados.

La elaboración de perfiles criminales o Criminal Profiling era eficaz delitos de


homicidio, violación en serie, incendios, explosivos, espionaje, extorsión,
secuestro, terrorismo, acoso sexual o sabotaje, entre los más importantes. Se
define (Salfati y Canter, 1999) como el "proceso de inferencia de las
características de un delincuente a través de los actos cometidos durante el
crimen" (1995).

Actualmente se calcula que existen 150 AS en USA (Griffith) aunque otros


autores lo sitúan en 350, con 1000-3500 víctimas aproximadamente. Egger sitúa
la cifra negra de AS en 600, si bien los criterios de clasificación varían. Es un
fenómeno que explica el 1% de los homicidios-asesinatos. Estadísticamente un
89% son varones, y el 11% mujeres, con una edad que oscila entre 25 y 35
años. Los subtipos son (Holmes y De Burguer 1988) (1) Psicópata sádico sexual,
(2) asesino por diversión, (3) crimen organizado, (4) envenenadores que cuidan
personas y (5) supuestamente psicóticos.

Actualmente se define al AS como aquel asesino que genera tres o más víctimas,
de forma sucesiva y con periodos de “enfriamiento emocional” intermuerte. Son,
pues, tres o más víctimas, tres o más escenarios de crimen, tres o más eventos
diferentes en el tiempo, cada uno individualizado.

El asesino en masa (AM), a diferencia del anterior, comprende en un mismo


episodio criminal (en un mismo “tiempo”) cuatro o más víctimas en una misma
localización, sin periodo de enfriamiento emocional, y sobre gente próxima en
ocasiones. El mecanismo detonante puede ser frustración laboral en el contexto
de una personalidad depresivo paranoica3 (Jim Jones).

3
Recordemos la masacre en la Guayana francesa de los adeptos de Jim Jones, líder sectario
depresivo y con fuertes tendencias paranoides

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El asesinato familiar, subtipo del AM, se divide en AM/suicidio, con tres o mas
víctimas además del suicidio del autor, y el AM Familiar propiamente dicho, con
cuatro o más víctimas y SIN el suicidio de su autor. Pueden no actuar solos y
organizarse en pseudocomandos, ser aniquiladores familiares, incendiarios-
bombardeos-envenenadores, empleados insatisfechos o discípulos de líderes
carismáticos de sectas (Holmes, 1989; O'Connor, 2002).

Una variedad intermedia entre el AS i AM es el asesino itinerante o Spree killer


(SP), que describe a un/os asesino/s que matan a dos o más víctimas en un solo
tiempo (diferido, no de forma inmediata), en dos o más sitios de forma
consecutiva. No existe tampoco periodo de enfriamiento, ni “reposo emocional”
intercriminal, y suelen ser más jóvenes que los AM.

El perfil criminal es diferente del perfil geográfico. La utilización del sistema


inductivo para el estudio de perfiles se basa en lo que denominan pychological
profiling, esto es, "generalizaciones sobre el autor de un crimen, basadas en
variables demográficas y conductuales relativas a criminales ya estudiadas en el
pasado". Por ejemplo, ante una violación en un lugar determinado, se buscaran
perfiles de delincuentes que respondan a los datos de todo tipo extraídos de
dicho asalto. En cambio, otros métodos ampliamente utilizados en la
investigación de homicidas/violadores en serie, denominados Geographic
Profilings, se basan en gráficos de diferentes intensidades cromáticas, de cuya
lectura se infiere la probabilidad de ataque y residencia del posible sospechoso,
en base a informaciones sobre los asaltos cometidos de acuerdo a la teoría
Circular (desplazamientos centro-periferia-centro del agresor, ampliando
progresivamente el radio). Ambos perfiles -el geográfico y el psicológico- se
intercalan, y en AES organizados, vemos un perfil geográfico creciente con los
diferentes delitos, mientras que en AES desorganizados siempre aparece un
perfil de posible localización del agresor en el epicentro.

Algunos autores hablan de variedades intermedias o MIXTAS4 cuando un asesino


en serie incluye asesinatos en masa en su “recorrido”.

En función del móvil, Holmes y De Burguer (1988) diferencian al AS en (a)


visionario, (b) misionario, (c) hedonista y el relativo a (d) control-dominio. El
visionario, como su nombre indica, muestra pseudopercepciones alucinatorias y
psicoticismo de fondo, y el misionario se propone “limpiar” la sociedad de
determinados “elementos nocivos” como prostitutas, vagabundos, mujeres,
homosexuales y otros grupos sociales.

Salfati y Canter (1999) obtuvieron una matriz gráfica de las relaciones


estadísticamente significativas (co-ocurrencia de variables) entre agresor-víctima
en la escena del crimen. De esta manera, el gráfico obtenido mostraba en el
centro geométrico las correlaciones entre variables más potentes, y en la

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As y AS alternativamente.

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periferia las menos significativas. En base a dicha clasificación establecieron tres


grupos de interacción diferentes5 en la escena de los hechos: (a) instrumental-
cognitiva (20%), (b) instrumental-oportunista (20%), y (c) expresiva-impulsiva
(26% casos).

(a) La agresión instrumental-cognitiva conllevan el traslado y


ocultación del cuerpo, emisión de pistas policiales equívocas, ausencia
de datos identificativos en el escenario del crimen. En estos casos los
ítems asociados con el sospechoso son los de antecedentes de
alistamiento en cuerpos armados (ejército), y condenas antiguas en
prisión.

(b) La escena del crimen instrumental-oportunista implica víctimas


débiles, atacadas usualmente sin armas, con las manos, sin lesiones
incapacitantes (ataduras, cobertura de ojos, boca), con agresión
sexual añadida, y con una finalidad materialista, de robo. Los ítems
asociados al sospechoso son los antecedentes de delitos de robo,
sustracción, robos de vehículos, antecedentes policiales,
desempleado, familiar con el área del crimen, y conocía previamente a
la víctima.

(c) Tipo expresivo-impulsivo: la escena de los hechos muestra


numerosas heridas en la víctima, diferentes tipos de lesiones, y
ataque dirigido especialmente a la región facial, representativa de la
persona concreta. A su vez, los ítems asociados al sospechoso son de
antecedentes de delitos previos violentos, desórdenes públicos, delitos
previos de robo o daño a propiedades, delitos sexuales, delitos contra
la seguridad del tráfico, y/o delitos relacionados con drogas. El estatus
civil describe a una persona casada en el momento de los hechos, con
anteriores matrimonios y antecedentes por agresión a mujeres.

Wingo y Hickey, una vez sentada la hipótesis circular de desplazamiento del AS,
establecen respectivamente el megastat-megamóvil, y el AS móvil, local o “en el
mismo lugar”. Megastat se refiere a los que se desplazan en el mismo entorno
urbano, y el megamóvil con recorridos a grandes distancias. El móvil, local o “del
mismo sitio” se refieren propiamente al ámbito de desplazamiento, de mayor a
menor diámetro.

En cuanto a las asesinas en serie, se han descrito hasta un 50% de casos de


envenenamiento (por 10% de sus congéneres masculinos). Holmes y Holmes

5
Observamos paralelismos con conductas psicopáticas (instrumental cognitiva), o de pérdida
de control emocional (expresivo impulsiva), por ejemplo.

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(1994) clasifican a la (a) visionaria, materialista6, hedonista7, poder-control y


discípulas8.

En relación a la variable orientación a acto-proceso, los mismos autores agrupan


a los process-focused killers, cuyo comportamiento se caracteriza por gran
violencia, desmembramiento y muerte (sin ser el fin ésta), y los act-focused
killers, que “matan rápido pero de manera eficiente”.

Fox-Levin (1999) modificando la clasificación previa de Holmes y De Burguer,


simplificaron la tipología en (a) asesinato “para sentir emociones fuertes”, con
los subtipos de sadismo sexual y dominador, el (b) asesinato con “misión a
cumplir”, subtipos reformista y visionario, y (c) los asesinatos “por
conveniencia”, subtipos de lucro y protección.

Son características del AS (a) los homicidios-asesinatos reiterados si no se los


detiene, (b) una víctima/asesinato, (c) la ausencia -normalmente- de relación
previa con la víctima, (d) desencadenamiento de las acciones criminales de
forma inmotivada, por tensión creciente o descompensación psicopatológica (no
de forma pasional), y ausencia de móviles claros de sus acciones, al menos
desde un punto de vista policial, no psicopatológico.

La investigación del fenómeno serial se ha centrado, fundamentalmente, en el


análisis pormenorizado de la (a) escena del crimen, valorando el método
utilizado, el “tipo de abandono” de la víctima (visible o “invisible”
momentáneamente) o los métodos de “dominación” aplicados, (b) el patrón en
serie de asesinatos asociado a un autor, (c) la confesión del asesino convicto, (d)
las entrevistas a víctimas supervivientes.

El estudio de la fenomenología psiquiátrica y psicológica incluida en la conducta


criminal incluirá el estudio de los actos precedentes al crimen, cuya
premeditación orientará a subtipo organizado (O), o desorganizado (DO) si
existe precipitación, ataque “en bombardeo” o actividad postmortal por ejemplo.
En la comisión real del crimen o fase 2 la elección de la víctima sistemáticamente
o de forma accidental (O-DO), la eliminación del cuerpo o la conducta
postcriminal (O pueden “participar” de la investigación”) serán variables a tener
en cuenta, entre otras. La criminalidad del asesino en serie evoluciona en fases
(ver power point).

Subtipos organizado (O) y desorganizado (DO):

6
Caso de la “viuda negra” de Hospitalet del Llobregat (Barcelona)
7
Buscan placer y inhibición del dolor
8
Inducción líderes grupales, como en el caso del asesinato de Sharon Tate por sectarias
cuyo líder era Charles Manson

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Retomando la clasificación de Ressler y Douglas, cuya diferenciación en base a la


escena del crimen, víctima, datos médico forenses y de investigación policial,
tipología del asesino o criminalística fundamentalmente, y que clasifica a los
organizados y desorganizados, implica en su concepción más profunda
psicopatología de tipo psicopático en el caso de los organizados, y psicótica en el
de los desorganizados.

La elaboración del perfil criminal en base a los datos mencionados, es


coadyuvante y complementaria a la investigación, que intenta acotar y centra
cuando existen indicios psicológicos del autor en la praxis de dicho crimen.

Así, a pesar de los datos que autores como Echeburúa ofrecen (entre un 4-10%
de psicóticos relacionados con homicidios como autores), continúa siendo válida
la inferencia en la escena del crimen sobre el autor del mismo en base a las
pruebas omitidas o dejadas, la precipitación o no selección de la víctima, la
existencia de sufrimiento vital (aumento deliberado del dolor y el sufrimiento, o
ensañamiento en términos jurídicos).

Así, existen características del AS organizado que son plenamente compatibles


con la personalidad psicopática (Hare, 1992; 1995), con un agresor que
selecciona a la víctima (en ocasiones con un perfil determinado9), utiliza medios
coercitivos y de sujeción (“kit del violador”), aplica técnicas de control y
sufrimiento de la víctima, ocultándola cuando la mata y emitiendo pruebas falsas
para desorientar a la policía, por ejemplo.

La dinámica delictiva del AS puede dividirse en el modus operandi, los


ritualismos y la signature behaviour o “sello personal”. El modus operandi, es
dinámico, aprendido, cambiante y mejorado conforme pasa el tiempo, conforme
va adquiriendo experiencia en la comisión de los delitos. La "tarjeta de visita" o
signature behaviour implica todos aquellos comportamientos durante la acción
delictiva que no son necesarios para la misma, es constante en el tiempo, e
identifica personalmente a su autor de forma muy especial: actividades sexuales
repetidamente usadas por el autor, específicos tipos de ataduras, similar tipo de
lesiones infligidas a la víctima, disposición del cadáver ante quién se supone lo
descubrirá, torturas y/o mutilaciones a sus víctimas, entre otras.

Finalmente, los ritualismos implican un aumento del tiempo “en escena”,


aumentando por tanto el riesgo de aprensión. Suponen una disociación cognitiva
del agresor respecto a la realidad, imbuyéndose en las fantasías que ha ido
construyendo y que les permitirán revivir cognitiva y emocionalmente dicho
momento con los “souvenirs y trofeos” conseguidos.

9
Ted Bundy buscaba universitarias de pelo largo y morenas, estilizadas

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El desorganizado en cambio, no dispone de medio de transporte propio, participa


en actividades solitarias, vive sólo o con un progenitor, mata a las víctimas como
“mal menor” para despersonalizarlas después (contusiones y lesiones
abundantes, múltiples en área facial y tórax fundamentalmente), puede
mantener actividades parafílicas o practicar desmembramientos, normalmente
con actividades fetichistas.

En el albor de su desorganización no suele ocultar el cadáver, puede volver al


lugar del crimen o participar en la ceremonia funeraria para revivir el “clímax
emocional” que vivió previamente, durante o después del crimen.

Lesiones que no impliquen de ningún modo el posible riesgo de muerte de la


víctima (salvo la ejecución final) y que conlleven gran sufrimiento de la misma,
incluso despertando el agresor a la víctima si pierde la conciencia, orientan hacia
un trastorno sádico de la personalidad, por ejemplo.

Las personalidades psicopáticas, pues, ofrecen versatilidad delictiva,


reincidencia, impulsividad, pérdida de control o intolerancia las frustraciones,
encanto superficial, mitomanía10 compulsiva y ausencia de objetivos vitales,
entre otros.

El organizado mostrará un estado mental de control durante sus acciones, en


todo caso con una disociación emocional durante la comisión del crimen, que
puede impregnar de rabia, ira, o descarga emocional, sin empatía hacia ella ni
sentimiento de culpabilidad o reconocimiento de su responsabilidad sobre las
acciones cometidas.

Determinados actos de canibalismo, amputaciones o rituales con determinadas


partes del cuerpo, masturbación en/cerca del lugar de los hechos (O'Connor,
2002) sugieren que el agresor despersonaliza a la víctima, orientando a cuadros
psicóticos. Las mordeduras en el área del cuello, pectorales, heridas por arma
blanca en nalgas, o incluso las sugilaciones son comunes en el mundo
homosexual. Finalmente, actos claros de dominio hacia la víctima, y sumisión de
ésta (lectura de escritos aportados por el agresor, posiciones humillantes),
sugieren una aureola narcisista en el autor. Cleckley conceptualizó y actualizó
las características de la psicopatía mediante 16 ítems, que Robert Hare
opertivizó mediante la Psychopathy Checklist (versiones PCL-R o Revised y
PCL:SV o Screening Versión), siendo aquéllos:

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Tendencia a mentir como modus vivendi, no esporádicamente

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CLECKLEY (1941)

ENCANTO SUPERFICIAL
AUSENCIA DE DELIRIOS u OTROS SIGNOS DE PENSAMIENTO IRRACIONAL
AUSENCIA DE NERVIOSISMO Y MANIFESTACIONESPSICONEURÓTICAS
INFORMALIDAD
FALSEDAD E INSINCERIDAD
INCAPACIDAD PARA EXPERIMENTAR REMORDIMIENTO O VERGÜENZA
CONDUCTA ANTISOCIAL IRRACIONAL
FALTA DE JUICIO Y DIFICULTAD PARA APRENDER DE LA EXPERIENCIA
EGOCENTRISMO PATOLÓGICO E INCAPACIDAD DE AMAR
POBREZA EN LAS RELACIONES AFECTIVAS
PÉRDIDA ESPECÍFICA DE LA INTUICIÓN
POCA RESPUESTA A LAS RELACIONES INTERPERSONALES
CONDUCTA DESAGRADABLE Y EXAGERADA
AMENAZAS DE SUICIDIO NO CONSUMADAS
VIDA SEXUAL IMPERSONAL, FRÍVOLA Y POCO ESTABLE
DIFICULTAD PARA SEGUIR CUALQUIER PLAN DE VIDA

Hare, por su lado, estableció los siguientes ítems (PCL:SV11;1995):

11
La Psychopathy Checklist Screening-Version (Hart, Cox y Hare, 1995) es una nueva
herramienta para evaluar la psicopatía, las características psicométricas de la cuál (fiabilidad
interevaluadores, consistencia interna, validez concurrente -escalas SCSR, Karolinska scales
of personality y Questionnaire of psychopathy-) ya se han demostrado en una muestra
penitenciaria española11. El PCL-SV es una escala clínica que utiliza información procedente
de las respuestas del individuo a una entrevista semiestructurada, y por otro lado la
información que se obtiene de archivos penitenciarios (datos obtenidos de entrevistas a
familiares, informes psicológicos previos, antecedentes penales, pruebas psicométricas
anteriores, informes escolares). La puntuación de los 12 ítems de que consta la prueba oscila
entre el 0 (no aplicación ítem) hasta 2 (total concordancia total con el ítem). La puntuación
total oscila entre 0 y 24 puntos, con una línea de corte media de 18 (psicopatía
estadísticamente significativa), siendo el puntaje total la suma de la correspondiente al
parcial del primer factor o Factor I (egoísmo, insensibilidad y ausencia de remordimiento)
más la del Factor II (estilo de vida crónicamente inestable y antisocial) del Análisis factorial.
En su utilización, son los propios autores () quienes recomiendan un período de
entrenamiento con casos reales y un supervisor, en orden a homologar (a) el actual concepto
de psicopatía (Hare) en el que se basa la PCV-SV, (b) la propia administración de la
entrevista, sin sesgos por parte del entrevistador, y (c) la correcta puntuación de los 12
ítems a evaluar, cuya ponderación real sólo se obtiene evaluando tipología o perfiles
delictivos. Con relación a esta última cuestión, podríamos considerar determinados perfiles
de evaluación, propuestos en este artículo con fines únicamente metodológicos, con
individuos tipo I, cuyo prototipo serían rasgos caracteriales marcados de psicopatía (factor I
de Hare +) sin graves conductas antisociales; tipo II, cuyo perfil respondería al TAP (DSM IV,
1995), con puntuación en factor II de Hare significativa y rasgos caracteriales poco
relacionados con la psicopatía; tipo III, sin puntuaciones significativas en ninguno de los dos
factores (delincuente común, por ejemplo), y tipo IV, cuyas elevadas puntuaciones en ambos
factores orientarían hacia una psicopatía clara y concordante plenamente con el actual
concepto que de ella tenemos actualmente.

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PYCHOPATHY CHECKLIST: SCREENING VERSION (PCL-SV)

FACTOR I
ITEM 1: SUPERFICIALIDAD
ITEM 2: VANIDOSO
ITEM 3: MENTIROSO
ITEM 4: AUSENCIA DE REMORDIMIENTO
ITEM 5: AUSENCIA DE EMPATÍA
ITEM 6: NO ACEPTACIÓN DE RESPONSABILIDADES

FACTOR II
ITEM 7: IMPULSIVIDAD
ITEM 8: POBRE AUTOCONTROL DE CONDUCTA
ITEM 9: AUSENCIA DE OBJETIVOS
ITEM 10: IRRESPONSABILIDAD
ITEM 11: CONDUCTA ANTISOCIAL EN LA ADOLESCENCIA12
ITEM 12: CONDUCTA ANTISOCIAL ADULTA13

La psicopatía, operativizada mediante la PCL-R (Hare, 1991), establece los


patrones modernos de evaluación clínica de psicopatía. Su puntuación final, una
vez se correlacionan los datos de la entrevista con los complementarios, sitúa un
punto de corte para un segundo tiempo de posible aplicación de la PCL:R (si
PCL:SV superior a 18) o, en todo caso, sitúa el “nivel de psicopatía-
antisocialidad” de un sujeto en medio, alto o bajo, siendo igualmente válidas
estas categorías con fines pronósticos y de intervención14.

12
Versatilidad delictiva, con seis o más tipologías penales diferentes
13
Versatilidad delictiva, con seis o más tipologías penales diferentes
14
Finalmente, también pueden valorarse diferentes "intensidades" en cuanto a la puntuación
total de la escala PCL-SV. Si en el párrafo anterior diferenciábamos cuatro "subtipos" en
función de su peso específico relativo a los factores I (parte 1ª) o II (parte 2ª) de la escala,
en cuanto a la puntuación total, los autores7 diferencian alta psicopatía (psicopatía
significativa) a partir de un puntaje de 18, media psicopatía entre 12 y 17, y baja psicopatía
cuando la puntuación es inferior a 12. Podríamos decir que no es comparable por ejemplo,
una puntuación de 12 sólo en el factor I, en el que se evidenciarían rasgos caracteriales
psicopáticos importantes, sin conductas "antisociales" objetivables, frente a una puntuación
de 12 entre ambos factores, cuyo interés forense o relativo al diagnóstico de psicopatía
quedaría, pues, más diluido. No hay que olvidar, por otro lado, que se define a la PCL-SV
como un instrumento de screening, esto es, un instrumento psicométrico cuya finalidad es la
poder identificar sujetos candidatos al diagnóstico de Psicopatía, originario por otro lado de la
matriz PCL-R. El propio autor de ambas pruebas sugiere que, una vez detectado un sujeto
con posible psicopatía, debería entonces afinarse el diagnóstico aplicando la PCL-R, mucho
más exhaustiva y sin tantos falsos positivos como su versión reducida. Si bien en ámbitos
anglosajones y nacionales (Moltó, Poy y Torrubia, 2000) la utilización tanto de la PCL como
de su versión revisada PCL-R, para evaluación en contextos forenses, ha sido creciente en
nuestro país, la progresiva utilización de la versión PCL-SV y su correlación con variables
penitenciarias, sociodemográficas o delictivas también ha motivado un creciente aumento de
su uso en nuestro medio para su aplicación en ámbitos forenses. Así, variables como edad
de abandono del hogar, edad de la primera relación sexual, variedad de abuso de sustancias,

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4. PSICOGÉNESIS DEL ASESINO EN SERIE. FANTASIAS SEXUALES

4.1 Determinantes Psicobiológicos:

¿Un asesino en serie nace o se hace? Ésta es obviamente la pregunta a


responder, la pregunta “del millón” que nadie ha podido aún resolver. Las
corrientes actuales sitúan a la criminalidad y a determinados trastornos y
conductas antisociales en una potencialidad genética que hace vulnerable o frágil
a determinados sujetos ante las influencias sociales (familia, entorno, educación,
medios audiovisuales, amistades). La “potencialidad” se torna “realidad” cuando
existe un sustrato apropiado, por supuesto.

Existen no obstante determinadas conductas compatibles con antisocialidad que


se han denominado pseudopsicopáticas, derivadas fundamentalmente de
lesiones postraumáticas en lóbulos frontales (traumatismos craneoencefálicos,
hemorragias aneurismáticas, lesiones por arma de fuego) y que muestran
conductas de desinhibición, puerilismo, “grosería social”, conductas imprudentes
o no-finalistas, fatuas, con empeoramiento y disfuncionalidad en un sujeto cuyo
estilo vital anterior era normalizado, eficaz, prosocial.

Hay que recordar el caso del capataz del ferrocarril Phineas Gage, quien en un
descuido durante la maniobra de compactación de pólvora con una barra
metálica, recibió el impacto (transfixiante) de ésta a través del hueso malar
izquierdo, lóbulos frontales (áreas basales y ventro-mediales). Tras la superación
de las complicaciones lógicas de un traumatismo de dicha índole, mostró un a
pérdida evidente de sus habilidades y capacidades demando, dirección,
coordinación, eficiencia en el trabajo y educación, malviviendo hasta su muerte
(s. XIX).

Desde un punto de vista de la endocrinología, sabida es la relación entre


dominancia territorial, grupal (primates por ejemplo) y cifras elevadas de
testosterona, aunque no implique dichas cifras conductas de agresión directa o
muerte, por supuesto. De igual manera, descensos en los niveles de 5HT-
serotonina se han hallado en conductas impulsivas (suicidios impulsivos,
trastornos límite y/o antisocial de la personalidad, compulsividad): la relación
testosterona alta/serotonina baja se postula como pronóstica en la evaluación
del riesgo de agresión en un sujeto. El cortisol elevado también se ha
relacionado con la antisocialidad.

Fisiológicamente (Hare, 1974) se ha comprobado y replicado en numerosas


ocasiones la baja frecuencia cardiaca, baja AED15 o ralentización del startle reflex
en psicópatas de forma basal o ante estímulos experimentales. Su implicación en

edad del primer arresto, número de ingresos en prisión, número total de penas cumplidas, o
el número total de condenas por año de libertad correlacionan significativamente con el
factor II (conducta persistentemente antisocial, crónica e inestable)

15
Actividad electrodermal

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actividades criminales que requieran control, dominación, necesidad de


contenidos emocionales de alta intensidad y búsqueda de sensaciones (SSS16) es
indudable.

La presencia de altos contenidos de Manganeso, Plomo, Cadmio y Cobre se han


postulado como relacionadas empíricamente con altos niveles de antisocialidad,
así como los bajos contenidos en Flúor (quelante).

Tal y como describíamos anteriormente en el caso de Phineas Gage, las lesiones


prefrontales en las áreas ventromedial, dorsolateral y/o laterodorsal están
relacionadas con la antisocialidad-psicopatía (disminución de hasta un 11% de
sustancia cortical en asesinos psicópatas).

De igual manera, los núcleos límbicos temporales regulan las emociones-


motivaciones, y están implicados en los que algunos denominan el “cerebro
reptiliano” o la “anestesia emocional” (McCord), “sabiendo la letra pero no la
música” en cuanto a las emociones positivas y adaptativas, claro. Finalmente, el
hipotálamo y, concretamente, su núcleo lateral, son coadyuvantes parcialmente
de las conductas agresivas y instintivas sexuales, en íntima relación con los
núcleos límbicos y las deficiencias funcionales (procesamiento) de las áreas
frontales descritas.

4.2 Psicogénesis del AS:

El desarrollo infantil psicoafectivo se ha mostrado relevante en el


condicionamiento futuro de la interactuación del menor con el medio, y la
aparición de prosocialidad y tendencias altruistas. El vínculo afectivo materno en
la primera infancia, así como el aprendizaje vicario del modelo paterno en la
segunda infancia, dibujan una adaptación progresiva del menor ante el medio
externo.

En el caso del maltrato infantil de tipo físico, psíquico o sexual (agresión sexual)
condicionan la ausencia de vínculo (y por tanto, de madurez emocional) y
posibles respuestas agresivas o desadaptativas ante situaciones de presión o
estrés, que ya en la etapa de crecimiento (a partir de los 8-11 años) se objetivan
en agresiones (agresión a animales, o semejantes), trastornos conductuales
(piromanía, bulling), trastorno negativista desafiante, explosividad o trastorno
disocial. La hiperatividad y/o déficit atencionales, o TDAH (APA, 1995) favorece
el fracaso escolar, así como determinados déficits como la disfemia, retrasos
cognitivos o, habilidades sociales deficitarias. Durante el período comprendido
entre los 0-6/8 años, el infante y futuro AS, habrá sido sometido en un 100% de
casos a maltrato emocional (materno fundamentalmente), y en un 40% (como
mínimo) físico o emocional, con ausencia de “límites” en su descubrimiento del
mundo circundante, lo que generará la perniciosa persistencia del egocentrismo

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Zuckeerman: Seeking Sensations Searchers

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infantil hasta etapas posteriores. A partir de los 8-12 años, momento en que las
hormonas sexuales se elevan significativamente, menor puede sufrir aislamiento,
ausencia paterna y autoerotización (80%), que formaran los patrones y fantasías
sexuales perversas del adolescente, impidiendo una sexualización y relaciones
interpersonales normales (socialización inadecuada).

El desarrollo y factores ambientales anómalos que estigmatizan patrones de


cognición y comportamiento anómalos, podemos resumirlas en (a) eventos
formativos relacionados con los abusos, contacto social anómalo o ausencia de
modelos de referencia (parental); (b) entorno social inefectivo, con ausencia de
censuras “a tiempo”, no intervencionismo, distorsiones permitidas o ausencia de
vínculo, o educación parental incompetente (negligente, ausente o autoritaria),
esquematizadas en el siguiente gráfico:

HOMICIDIO SEXUAL & FANTASIAS SEXUALES


MODELO MOTIVACIONAL
(RESSLER)

INEFFECTIVE SOCIAL ENVIROMENT

FORMATIVE EVENTS

FEEDBACK FILTER PATTERNED RESPONSES

ACTIONS TOWARD SELF/OTHERS

Los rasgos o patrones críticos que se establecerán en el adolescente serán el


aislamiento social,, preferencia por actividades autoeróticas, fetichismo, rebeldía,
agresividad y mitomanía, con procesos cognitivos cuya (a) ESTRUCTURA está
saturada de pesadillas nocturnas, fantasías conscientes e inconscientes ligadas al
sexo, y sueños nocturnos abundantes; (b) DIÁLOGO INTERNO será de negación y
generalización; (c) TEMÁTICA de dominación, venganza, violencia, violación,

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tortura, poder y mutilaciones, aderezado todo ello con (d) NIVELES DE EXCITACIÓN y
arousal (excitación) elevados, ligados a agresión y sexo conjuntamente.

La denominada tríada homicida (Douglas y Obhaker, 1998) se circunscribe a


enuresis, piromanía y crueldad en animales, y se ha hallado en el 71% de
maltratadores (1995) y el 56% de delincuentes violentos (2001). Entre el 46-
58% de homicidas sexuales abusan de animales. De alguna manera, la enuresis
traduciría un retraso en la maduración neuroanatómica central (retraso control
esfinteriano), piromanía como simbolización del trastorno de control de los
impulsos característico de los AS, y crueldad con los animales y/o semejantes en
calidad de “iceberg” de ausencia de empatía, que en la etapa adolescente y
adulta ya se convertirá en delitos graves contra la integridad corporal, sexual y
vital.

ÍTEMS MAL PRONÓSTICO INFANTIL


TRIADA (II)
(QUEROL VIÑAS 2001)

•ENURESIS
•PIROMANÍA
•CRUELDAD CON ANIMALES

•PÉRDIDA AUTOCONTROL, IMPULSIVIDAD, BASE ORGÁNICA


•EMOCIONALIDAD-EMPATIA DISFUNCIONALES

Una segunda tríada pronóstica que me gustaría resaltar en cuanto a la peligrosidad


criminal de los AS es la descrita por J. Pincus (Georgetown, 2001), quien se refiere
al maltrato infantil (abuso sexual, psíquico o físico), junto con el paranoidismo y las
lesiones orgánicas cerebrales (traumatismos craneoencefálicos, secuelas
postmeningíticas o post epilépticas, entre otras).

El paranoidismo puede adoptar la modalidad clínica paranoide en cuanto al estilo de


personalidad, trastorno de personalidad, psicosis esquizofrénica o delirante. Las
lesiones orgánicas, a su vez, pueden ser subclínicas o sin repercusión clínico
patológica evidente (pequeños traumatismos sin pérdida de conciencia), o severas
(contusiones-laceraciones encefálicas frontales y/o temporales por desaceleración,

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contusiones repetidas (púgiles, Síndrome del Niño Maltratado17 o, pilotos


profesionales). Finalmente, el abuso sexual o psíquico, debe ser también evaluado
explícitamente en todos aquellos sujetos que muestren conductas especialmente
agresivas o reincidentes, en delitos graves.

Las personalidades límite18 o histriónica, o las conductas adictivas e impulsivas


(drogas, alcohol, ludopatía, anorexia-bulimia) ofrecen un modelo de vulnerabilidad
psicológica (Tarter y Edwards, 1988).

ÍTEMS MAL PRONÓSTICO INFANTIL


TRIADA (I)
J. PINCUS (Georgetown, 2001)

•ABUSO INFANTIL
•DAÑO CEREBRAL
•ENFERMEDAD PSIQUIÁTRICA:
PARANOIDISMO

•PÉRDIDA AUTOCONTROL, IMPULSIVIDAD, ACTING OUT


•CONDICIONAMIENTO PATRONES VIOLENTOS

4.3 Fantasías sexuales:

El AS asocia frecuentemente fantasías sexuales al desarrollo sexual disfuncional,


de tal manera que rasgos de introversión, maltrato afectivo (físico, sexual,
psíquico) y ausencia de vínculo, rechazo parental y/o social van generando una
dinámica de relación con el entorno y con el propio cuerpo (instintividad)
anómalas, restringidas en el primer caso y autosuficientes en el caso de la
sexualidad. Inicialmente la masturbación compulsiva, la pornografía, el
voyeurismo o parafilias menores centraran el desarrollo, para evolucionar
progresivamente al sadomasoquismo, necrofilia, agresión sexual violenta o
amputaciones-desmembramientos, en las formas más graves.

17
Shaken Baby Syndrom
18
Borderline personality disorder

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El trastorno Sádico de personalidad (TSP) fue descrito por Kraft-Ebing en 1898,


y se halla íntimamente relacionado con la psicopatía19 (Geberth 1990, 1992;
Ressler 1988). DSM-IV-TR (APA, 1995) lo define y operativiza mediante (a)
trastornos conductuales como la pérdida de autocontrol, irritabilidad, cólera e
intolerancia a la frustración, y violencia instrumental-finalista; (b) relaciones
interpersonales desadaptativas, por agresividad y habilidades sociales proclives
al dominio (perfil del maltratador), (c) perfil cognitivo rígido, dogmático, con
principios autoritarios e intolerantes, distorsiones cognitivas, perjuicios
(paranoidismo) e intereses inusuales (interés por Nietzche, Sade, toxicología,
perversiones sexuales, magia negra, campos de concentración, atrocidad, o
crímenes y asesinatos), y (d) afectividad predatoria, fría, “psicopática”.

Stone (1998) describe el TSP hasta en un 90% de AS.

La dinámica del TSP asociado a psicopatía suele iniciarse mediante el encanto


superficial hacia la víctima en una primera fase, a la que progresivamente irá
introduciendo en formas leves y aparentemente lúdicas o estimulantes de
sadomasoquismo, hasta que consiga “normalizar” o “acostumbrar” dichas
prácticas en la mente y usos de la víctima, aumentando progresivamente el
umbral de exigencias en las prácticas.

Junto con el aislamiento del entorno, irá desatando lazos con gente próxima que
puedan socorrerla o darle soporte emocional en este proceso de
despersonalización persuasiva, hasta una fase final cruel y de dominio absoluto
sobre ella, incluso lesionándola hasta la muerte.

La fantasía homicida se asocia a patrones perversos de conducta, y posee un


fuerte componente visual asociado a ideas de dominación, venganza, control y
vejaciones sexuales, y un esquema cognitivo atribucional20 externo, de
aislamiento y hostilidad extrema, y contacto interpersonal antisocial. Las
conductas están fuertemente androgenizadas según los estándares sociales al
uso, en su grado extremo obviamente.

Los asesinatos sádicos sexuales (20% de AES), incluyen el sufrimiento de la


víctima, no estrictamente la provocación de dolor físico o psíquico: golpes,
cortes, amputaciones en pezones, dedos, pabellones auriculares, uñas (Knight,
1990), barras de cristal por el meato urinario, objetos anales o flagelación.
Refieren "sentirse como dioses delante del sufrimiento", siendo infrecuente que
mutilen o cometan actos necrofílicos con las víctimas tras la muerte (Warren,
Hazelwood y Dietz, 1996). Es, pues, un trastorno progresivo y retroalimentado
por los propios crímenes.

Suelen superar las veinticuatro horas de sufrimiento antes de matar a la víctima,


corresponden a agresores blancos (95%) de clase media (65%), quienes ya han

19
Psychopatic sexual sadist
20 Exculpatorio, negando las responsabilidades propias sobre la conducta.

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demostrado actitudes de superioridad respecto a inferiores en trabajo o


conyugalmente, y suelen asociar otras parafílias en 20% (homosexualidad: 43%,
transvestismo: 20%; resto 20%: voyeurismo, llamadas obscenas y
exhibicionismo).

4.4 Parafílias: Necrofília

Los AS organizados, como hemos visto, suelen prodigarse en actos de tipo


sádico, mientras que los desorganizados conmutan el deseo sexual adaptativo en
maniobras autoeróticas y conductas de sublimación (sexualidad regresiva) como
la introducción de objetos fálicos en la vagina, amputaciones, desmembramien-
tos, antropofagia (“poseen a la persona”) o necrofilia.

La ablación de pezones o labios externos, o del área genital, suele corresponder


a la desfeminización y despersonalización (extensas lesiones faciales) sobre las
víctimas.

El comportamiento necrofílico puede ser progresivo (Rosman y Resnick, sobre


122 casos), des de la denominada fantasía necrofílica, necrofilia reguladora del
placer sexual, o el homicidio necrófilo, donde “matan para conseguir un cuerpo”.
La ausencia de asesinato previo para disponer de un cadáver suele darse en
personas que están relacionadas vecinal o profesionalmente con mortuorios,
cementerios o lugares funerarios, llegando incluso a desenterrar cadáveres para
pode acceder carnalmente a ellos una vez celebrados los ritos fúnebres.

4.5 Motivación

El AS suele cometer los asesinatos por tres motivaciones troncales o profundas:


(a) justificación, (b) poder, o (c) vitalidad. En cuanto a la justificación, llega a
sentir agrado por sus actos aunque pueda verbalizar ante las autoridades o el
tribunal lo contrario, se considera a su vez víctima de sus familiares (venganza
por el maltrato recibido), puede vengarse también por las humillaciones
recibidas, sin empatía ni condición alguna relacionada con el arrepentimiento,
culpabilidad o afectos similares.

Difícilmente puede percibir la emocionalidad o la sensación de peligro ante


señales no verbales obvias para el resto de la población (test IAT).

En cuanto al poder, el dominio sobre la víctima hará que de ser pasivo y


victimizado pase a ser activo y victimizador, “creando” aunque de forma
temporal y transitoria ese “mundo irreal” que en las fantasías ha ido generando
desde la infancia. Crea pues, “otra realidad” que le provocará un clímax
emocional no conseguido mediante estímulos “normales”.

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Finalmente, en relación a la vitalidad, personas caracterizadas por una baja


autoestima, malas habilidades personales y sociales e inseguridad conseguirán,

al menos temporalmente, celebridad y arousal elevados, que librará la tensión


emocional creciente (rabia, ira, furia, temor). Posteriormente, un período de
depresión y abatimiento alejaran al AS de sus potenciales víctimas, hasta el
siguiente episodio.

5. ASESINOS EN SERIE INFANTILES:

A lo largo de la historia, la existencia de menores homicidas ha consternado


siempre a la sociedad, negando o atribuyendo de forma causal dichas conductas
a psicopatología grave, penosidad social o conductas grupal de inducción. La
cada vez más precoz actividad criminal de algunos menores, la Ley del Menor y
las sanciones que propone, la antisocialidad y aumento de actos críticos en
escuelas, barrios y centros de ocio en los que se ven implicados activamente
menores conlleva, pues, a la reflexión crítica en este sentido.

Ejemplos notorios desde antaño en lo relativo a homicidios. asesinatos juveniles


son Jesse Pomeroy, quien en 1874 ya fue detenido a los catorce años por el
asesinato sádico de un niño de cuatro años, después de anteriores mutilaciones,
muertes, violaciones desde los 11 años de edad. Willie Bosket cometió dos
decenas de asesinatos desde los quince años, en Nueva Cork, siendo hijo de un
asesino convicto. Sus crímenes fueron “agravándose” desde la utilización de
arma blanca hasta las de fuego, y motivó incluso legislación en relación al
fenómeno de los “menores peligrosos”. Cindy Collier (1983), Edmund kemper
(1964) o Joshua Phillips, a los 14-15 años, son ejemplos notorios de carreras
criminales iniciadas en la adolescencia, progresivas y con alta violencia.

Más recientmente, los menores Robert Thompson y Jon Venables asesinaron a


James Bulger, de dos años de edad,

En relación a los asesinos en serie menores de edad (ASm) se diferencian


categorías en base a sus rasgos, contexto y motivaciones. Así distinguimos:

1. Bandas juveniles: menores integrados en estructuras piramidales de poder


y obediencia grupal. Tienen poder, relativizan responsabilidades y asumen
roles violentos como signo de fuerza

2. Asesinos intrafamiliares: menores que asesinan a miembros de la familia


sin que ello sea debido a accidentes, y sí a sentimientos de odio, abuso o
beneficios materiales

3. Asesinos “de culto”: buscan víctimas en el contexto de creencias místicas,


demoníacas o satánicas que les concede la oportunidad de transgredir las

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propiedades, integridad corporal o vida de sus semejantes, para “abrir las


puertas del infierno”

4. Asesinos con psicopatología grave: menores con trastornos conductuales,


hipereactividad o intolerancia a la frustración elevadas, con psicopatología
psicótica de tipo esquizofrénico (delirios mesiánicos, paranoides)

5. Asesinos escolares: sujetos maladaptados en el ambiente escolar, con


acumulación de frustraciones y resentimiento que al ser objeto de burla,
desprecio o acoso (bulling) reaccionan violentamente como situación crítica de
“descarga emocional”

6. Asesinos en el contexto de otras actividades delictivas: Asesinatos ligados a


robos (D¡sandy Shaw, 1986)

7. Asesinatos sexuales: despersonalización y desfeminización de víctimas


(James Pinkerton)

8. Asesinatos por odio: contra minorías raciales, sexuales

9. Asesinato-suicidio: menores con rasgos depresivos y conductas solitarias,


que deciden “ampliar la salvación del sufrimiento que padecen” a sus
congéneres, antes de suicidarse ellos

10. Asesinos de su prole: frecuente en menores que alegan depresión


postpartum y que realmente “experimentan emociones diferentes” con dichos
actos.

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