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Baltasar de los Reyes Marrero: física y matemáticas en la UCV

Néstor Rivero Pérez


De acuerdo a José Pascual Mora García, investigador y docente de la Universidad
de Cundinamarca “El aporte más importante durante la etapa de la Ilustración fue
la secularización de la Educación”y la ruptura epistemológica del paradigma
educativo”, Y la Ilustración, un movimiento de ideas de la segunda parte del siglo
XVIII europeo, y visión crítica respecto al conocimiento, la historia, el poder
político y la naturaleza tuvo, aunque en medio de terribles dificutades, fuerte
impacto en la América colonial.
Como efecto retardado aunque irreversible del Iluminismo destaca, como se sabe,
la Generación de 1810, misma que habría de conquistar la Independencia en los
campos de batalla, con Francisco de Miranda, Simón Bolívar, José de San Martín y
otros gigantes del actual lapso bicentenario continental. Sin embargo, la
generación que antecedió a los libertadores debió dar en las escuelas de primeras
letras, claustro universitario, curules del cabildo y ante los togados de la Real
Audiencia, una intensa batalla de las ideas, lo que en el campo del pensamiento
es equiparable a las jornadas que entre 1810 y 1824 dirimirá con la punta de las
lanzas, a sablazos y con el poder de la artillería la Independencia, en jornadas
como San Lorenzo, Maipú, Boyacá, Carabobo y Ayacucho entre otras. Y tal batalla
de las ideas tiene en Baltasar de los Reyes Marrero (1752-1809), el mayor
exponente dentro de la Venezuela colonial. Facultado Marrero para dictar cátedra
en la Real y Pontificia Universidad de Caracas -la hoy tricentenaria Universidad
Central de Venezuela-, este innovador de la cátedra se atrevió introducir las
matemáticas, la física newtoniana y la química en una Casa de Estudios donde
sólo se admitía como verdad reverencial el pensamiento de Aristóteles y Claudio
Ptolomeo, ideario este que rechazaba el saber científico. Y la didáctica innovadora
de Marrero contemplaba, al modo en que hizo Galileo Galileo dos siglos antes,
ironías y burla despejadora respecto a las tesis de aquellos letrados de la
Antiguedad que postulaban la ubicación estática de la Tierra como centro del
Universo. Ello le acarreó abierta hostilidad de sus colegas togados, quienes le
denunciaron ante la Audiencia, abriéndosele juicio. A Baltasar Marrero se le juzgó,
según asienta Rafael Fernández Heres “(…) porque no enseñaba la filosofía de
Aristóteles, sino la moderna ciencia de Paracelso y Newton” [Memorias de Cien
Años, Cs, 1981]
Marrero se vería despojado de sus cátedras, terminando empobrecido al
obligársele a pagar costas procesales muy elevadas para su peculio personal. Con
posterioridad a su muerte la Universidad republicana habría de reivindicarle,
cuando su imagen fuere insertada en cada uno de los diplomas de grado (títulos)
expedidos por la UCV.

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