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Lección No 2 Mateo 5: 4: Bienaventurados los que lloran

Mateo 5:4 Bienaventurados (felices) los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Haz llorado alguna vez? Por cuál motivo lo haz hecho?

Jesús es nuestro modelo y lloró por tres motivos. Las personas más felices de la tierra van a llorar fundamentalmente por
tres motivos:

LLANTO POR LA CIUDAD.

El Señor se goza cuando un pecador se arrepiente, pero cuando se trata de sufrir por los demás, lo hace por la falta de
arrepentimiento, porque viven dañándose a sí mismos.

Lucas 19:41 Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, Lloró por la ciudad. Jesús no quería que
sufrieran; Lloró por su presente y no por su pasado: “¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es
para tu paz!” ¡Él es tu paz!

Lloró por su falta de visión para el futuro: “Mas ahora está encubierto de tus ojos. 43-Porque vendrán días sobre ti,
cuando tus enemigos te rodearán con vallado”. El mal que no veas no podrás evitarlo. Jesús no lloró por un mal
inevitable, sino porque recibirían un mal del que Él vino a salvarles. Ese embarazo a destiempo, esa cárcel, ese
accidente terrible; la vida está llena de cosas sorpresivas que no anticipamos. Momentos de dolor y sufrimiento que
llegaron sin esperarlo. Jesús podría salvarnos de muchos males ¡Abre nuestros ojos Señor!

LLORÓ ANTE LA TUMBA DE LÁZARO: las lágrimas de la compasión.

Juan 11:33 Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la…

Él se compadece de nosotros. Cuando Dios se conmueve pregunta por el lugar donde pusiste tu esperanza. Marta y
María esperaban que Jesús llegara y sanara a Lázaro; después de todo, eran sus amigos.

Pero Jesús no llegó, al contrario, se tardó aún más. Así que la esperanza de Marta y de María terminó con la muerte de
Lázaro. Por eso Jesús, al estremecerse y conmoverse preguntó: ¿dónde le pusisteis? ¿Dónde quedaron tus sueños?
¿Dónde enterraste tu esperanza? …Llévame, dice Dios, al sitio de tu dolor. Ábreme el corazón. Hay áreas interiores que
no queremos abrir; dolores profundos que no queremos recordar. Entonces llega Jesús conmovido y te pide que lo lleves
hasta allí, para hacer resucitar lo que murió.

Cuando le dices: “ven y ve”, Él llora. Si te animas a mostrarle tu interior, la tumba de adentro, la parte que duele, la
experiencia que huele mal, Él no retirará el rostro horrorizado; Él no te condenara; no, lo que Él hará, será llorar
,compartir tu dolor y ayudar.

No llora por el muerto, sino por los vivos. Cuando los judíos lo vieron llorar dijeron: “mirad cuanto lo amaba”; Jesús se
conmovió y lloró por los vivos; por los que tienen sus sueños rotos; por los defraudados que piensan que si la Presencia
de Dios hubiera estado allí no les habría sucedido lo que les pasó.

Dice la Biblia que todos están vivos delante de Dios. Pero el Señor se entristece por la situación de tanta gente que sufre
por ignorar sus leyes, las cuales fueron establecidas en su creación y no cambiarán.

LLORÓ EN EL GETSEMANÍ: las lágrimas de la pasión.

Hebreos 5:7 “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos…

Tomar la cruz cada día hace que se produzca un quebrantamiento interior, que nos lleva al llanto. Jesús dijo: “hágase tu
voluntad y no la mía” trae un quebrantamiento interior que se observó en nuestro Señor, y se observa en todo aquel que
“muere” a la carne, al mundo y a los requerimientos del tentador. Vemos que hay un gemir del Espíritu Santo a través de
la persona que quiere hacer la voluntad de Dios y no sabe cómo pedir:

Romanos 8:26. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda…

Estos gemidos surgen del Espíritu y no cambia la felicidad de la persona, pues verá la respuesta de Dios y sentirá su
poder. Sentirá la presencia del Señor en todo lo que hace. Se sentirá dichoso, bienaventurado, como dice la Palabra de
Dios.

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