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LAS LAGRIMAS DE JESUCRISTO

ORACION

Dios, Padre nuestro, haznos sentir hoy de nuevo tu presencia, abre nuestro corazón y
danos tu Espíritu, lleno de vida y de fuerza, para que descubramos la vida que Tú quieres
para cada uno de nosotros.
Aquí nos tienes, Señor Espíritu Santo. Aquí nos tienes con nuestros pecados, pero
reunidos en tu nombre.
Dígnate purificar nuestros corazones. Enséñanos que hemos de hacer. Muéstranos por
donde debemos caminar. Descúbrenos aquello que debemos hacer.
Sé nuestro único inspirador y el autor de nuestras decisiones. No permitas que pequemos
contra la Justicia, Tú que estimas la equidad. Que la ignorancia no nos desgarre, ni la
simpatía nos doblegue.
Únenos a Ti para que seamos una sola cosa y que nada nos desvíe de la Verdad, reunidos
como estamos en tu nombre.
Así que en el nombre de Jesús yo creo que hoy vamos a tener victoria en este lugar
Amén.
Quiero compartir una canción que es muy especial para mi..(CANCION QUE ME FALTE
TODO – ZULEYKA BARRERIRO)

Mi tema esta noche es “Las Lágrimas de Jesús”. El profeta Isaías nos dijo que Él sería
“varón de dolores, experimentado en quebranto” (Isaías 53:3). Esta descripción muestra
que Jesús lloró muchas veces durante Su ministerio terrenal.
Dice la palabra en
Hebreos: Mientras estuvo aquí en la tierra, Jesús ofreció oraciones y súplicas con gran
clamor y lágrimas…
¿Quién de nosotros no ha llorado en algún momento de su vida?
Todos los seres humanos hemos derramado lágrimas. Por lo general somos personas
muy privadas y no queremos que nadie nos vea, cuando por una u otra razón lloramos,
pero al contrario cuando reímos lo hacemos sin ninguna vergüenza.
Las lágrimas por lo general indican Tristeza, Dolor o sufrimiento físico, Alegría, Compasión.

En las escrituras encontramos tres ocasiones en las que el Señor Jesús lloro.
L a muerte de Lázaro, En el huerto de Getsemaní y al ver la ciudad de Jerusalén

Lucas19, 41 Jesús, al ver la ciudad, lloró sobre ella


Dice: Alentrar Jesucristo en la ciudad de Jerusalen, lloró sobre ella, diciendo: «Si
conocieses, al menos, las gracias que vengo a ofrecerte y quisieses aprovecharte de ellas,
podrías recibir aún el perdón; más la ceguera ha llegado a un tal exceso, que todas éstas
gracias sólo van a servirte para endurecerte y precipitar tu desgracia; has asesinado a los
profetas y dado muerte a los hijos de Dios; ahora vas a poner el colmo en aquellos
crímenes dando muerte al mismo Hijo de Dios»
Llora, no tanto teniendo a la vista su muerte inminente, cinco días más tarde, ve
anticipadamente a Su Ciudad santa, Su Templo destruidos 40 años más tarde por los
romanos. Jesús, cuya divinidad domina todos los tiempos, llora de compasión, viendo,
previendo los sufrimiento de sus hermanos según la carne en el curso de los siglos, llora
de indignación delante de los odios antisemitas, llora de consuelo delante de la oposición
de tantos cristianos al racismo: frente a las ruinas futuras de Templo grandioso, en el que
tantas veces había adorado en Espíritu a su Padre (cf Jn 4, 23): Tus enemigos no dejarán
piedra sobre piedra”. El divino Profeta vio a esos padres que, durante el sitio de la ciudad,
¡comieron a sus propios hijos para no morir de hambre!

Pero la tristeza del Mesías crece, aún más, cuando considera el gran número de judíos,
sus hermanos y contemporáneos, “desconocieron el tiempo de su visita” salvífica.
¡Solamente un grupo, sus discípulos, reconoció en la fe los signos de poder, de santidad y
de bondad que prodigó a todos, acreditando así su misión divina!

Llora, no tanto su muerte inminente como la ruina futura de sus enemigos. La gran causa
de su tristeza, en ese día único de su triunfo terrestre, y su infinita misericordia de
Salvador: ¡Vierte lágrimas pensando que deberá castigar en el tiempo como Juez a los que
venía a salvar eternamente! La salvación ofrecida por Él sería no la causa, sino la ocasión
de su propia muerte y del castigo temporal de una parte de sus hermanos.

¡Oh lágrimas de Jesús triunfante, son un supremo llamado de su amor misericordioso!¡Oh


Lágrimas filosemitas… Pero la mayor causa de tristeza de Triunfador es otra: Jesús no
llorique, sino llora a mares viendo el odio antisemita de numerosos bautizados en el curso
de la historia, de esos apóstatas llamados Hitler y Goebbles y tantos otros.

Ya que el signo específico del cristiano debía ser el amor desinteresado no sóplo de sus
amigos, sino también de los enemigos de su fe, Jesús no llora solo el millón de sus
ciudadanos muertos en 70 a manos de un ejército pagano. Llora sobre todo por esos
hombres bautizados en su sangre que traicionarán la ley de amor ejecutando de manera
bárbara, veinte siglos más tarde, seis millones de sus hermanos judíos. Llora por el
silencio culpable de algunos cristianos delante de ese genocidio, expresión moderna del
deicidio ¡incluso en cada pecado mortal!

¿Piensan en esas lágrimas, los profanadores de tumbas judías? Esa lágrimas de


lamentación triunfal de Jesús prefiguran las lágrimas y y la sangre de su agonía, pocos
días después, en el huerto de Getsemaní.

Lágrimas reparadoras y meritorias, su súplica muda será atendida por el Padre de las
Misericordia el Viernes Santo: “La turba (judía) reunida para ese espectáculo, regresaba
golpeándose el pecho” (Lc 23, 48); Lágrimas fecundas, bautizarán, el día de Pentecostés,
a los tres mil oyentes  (Hch 2, 41) de Pedro que lloraba sus negaciones. Jesús vino por el
agua de su bautismo u de sus lágrimas, por la sangre de su muerte en cruz ( I Jn 5,6).
¡Oh lágrimas poderosas, sigan volviendo a Jesús los corazones de muchos judíos y de
algunos antisemitas que se dicen cristianos!

Lágrimas de Jesús triunfante, nos claman siempre: “No lloren por mí, lloren por ustedes
mismos” (Lc 23, 28). Lloren, sí, la incredulidad de tantos hombres, los desamores de los
cristianos respecto de sus hermanos según la carne del Mesías, todos esos obstáculos a la
fraternidad según el Espíritu hacia el Hijo de David que es también el hijo de Dios.

CANCION JESUS SECO MIS LAGRIMAS – OSCAR MEDINA

1.° Lo que sea un alma; 2.° Lo que ella cuesta a Jesucristo; y 3:° Lo que hace el demonio
para perderla.

Si acertáramos a conocer el valor de nuestra alma, ¿con qué cuidado la conservaríamos?.


¡Jamás lo comprenderemos bastante!

Tenemos un alma a la cual Dios ama tanto, nos dice San Ambrosio, que, aunque fuese
sola en el mundo, Dios no habría creído hacer demasiado muriendo por ella; y aún cuando
Dios, al crearla, no hubiese hecho también el cielo, habría creado un cielo para ella sola,
cómo manifestó un día a Santa Teresa. «Me eres tan agradable, le dijo Jesucristo, que,
aunque no existiese el cielo, crearía uno para ti sola». «¡Oh, Cuerpo mío, exclama San
Bernardo, cuan dichoso eres al albergar un alma adornada con tan bellas cualidades!.
¡Todo un Dios, con ser infinito, hace de ella el objeto de todas sus complacencias!» Si,
nuestra alma esta destinada a pasar su eternidad en el mismo seno de Dios. Digámoslo de
una vez: nuestra alma es algo tan grande, que sólo Dios la excede. Un día Dios permitió a
Santa Catalina ver un alma. La Santa hallola tan hermosa que prorrumpió en estas
exclamaciones: «Dios mío, si la fe no me enseñase que existe un sólo Dios, pensaría que
es una divinidad, ya no me extraña, Dios mío, ya no me admira que hayáis muerto por un
alma tan bella!».

Nos dice San Bernardo que hay tres cosas capaces de hacernos llorar; más sólo una es
capaz de hacer meritorias nuestras lágrimas, a saber, llorar nuestros pecados o los de
nuestros hermanos; todo lo demás son lágrimas profanas, criminales, o a lo menos,
infructuosas. Llorar la pérdida de un pleito injusto, o la muerte de un hijo: lágrimas
inútiles. Llorar por vernos privados de un placer carnal: lágrimas criminales. Llorar por
causa de una larga enfermedad: lágrimas infructuosas e inútiles. Pero llorar la muerte
espiritual del alma, el alejamiento de Dios, la perdida del cielo: «¡Oh, lágrimas preciosas,
nos dice aquel gran Santo, mas cuán raras sois!

II.--Hemos dicho, en segundo lugar, que, para conocer el precio de nuestra alma, no
tenemos más que considerar lo que Jesucristo hizo por ella. ¿Quién de nosotros podrá
jamás comprender cuánto ama Dios a nuestra alma, pues ha hecho por ella todo cuanto
es posible a un Dios para procurar la felicidad de una criatura?: Para sentirse más
obligado a amarla, la quiso crear a su imagen y semejanza; a fin de que, contemplándola,
se contemplase a si mismo. Por eso vemos que da a nuestra alma los nombres más
tiernos y más capaces de mostrar el amor hasta el exceso. La llama su hija, su hermana,
su amada, su esposa, su única, su paloma.

Mirad en qué viene a convertirse un alma que tiene la desgracia de caer en pecado.
Cuando esta en gracia de Dios la tomábamos por una divinidad; más ¡cuando esta en
pecado!... El Señor permitió un día a un profeta ver un alma en estado de pecado, y nos
dice que parecía el cadáver corrompido de una bestia, después de haber sido arrastrado
ocho días por las calles y expuesto a los rigores del sol. Ahora sí que podemos decir con el
profeta Jeremías: «Ha caído la gran Babilonia, y se ha convertido en guarida de
demonios»

si llegásemos a comprender lo que es un alma, lo mucho que Dios la ama, y cuan


abundantemente la recompensara durante toda la eternidad, nos portaríamos cómo se
portaron los santos: ni las riquezas, ni los placeres, ni la muerte misma serian capaces de
hacérnosla vender al demonio. Mirad toda la multitud de mártires, cuántos tormentos
arrostraron para no perderla; vedlos subir a los cadalsos y entregarse en manos de los
verdugos con una alegría increíble.

III. Nos dice San Agustín (Serm. CCX, in Quadrag. VI, cap. IV.): «¿Queréis saber lo que
vale vuestra alma?. Id, preguntádselo al demonio, el os lo dirá. El demonio tiene en tanto
a nuestra alma, que, aunque viviésemos cuatro mil años, si después de esos cuatro mil
años de tentaciones nos ganase, tendría por muy bien empleado su trabajo». Aquel santo
varón que de una manera tan particular había sufrido las tentaciones del demonio, nos
dice que nuestra vida es una tentación continuada. El mismo demonio, dijo un día por
boca de un poseso que, en tanto hubiese un sólo hombre sobre la tierra, él estaría allí
para tentarle. Puesto que, decía, no puedo soportar que los cristianos, después de tantos
pecados, puedan aun esperar el cielo que yo perdí de una sola vez, sin poder
reconquistarlo jamás.

Cuéntanos San Francisco que un día el Señor le hizo ver la manera cómo el demonio
tentaba a sus religiosos, sobre todo contra la virtud de la pureza. Vio una multitud de
demonios que se entretenían arrojando flechas contra aquellos religiosos; unas retornaban
violentamente contra los mismos demonios que las arrojaran: entonces estos huían dando
tremendos alaridos; otras, al dar contra aquellos a quienes iban dirigidas, caían a sus pies
sin causarles daño alguno; otras penetraban enteras y los atravesaban de parte a parte.
Para rechazar las tentaciones; nos dice San Antonio, hemos de servirnos de las mismas
armas: así, cuando nos tienta con el orgullo, debemos al momento humillarnos y
rebajarnos ante Dios; si quiere tentarnos contra la santa virtud de la pureza, debemos
esforzarnos en mortificar el cuerpo y los sentidos, vigilándonos con más diligencia que
nunca. Si quiere tentarnos por medio del fastidio en la hora de la oración, deberemos
redoblar esta y poner atención más diligente; y cuanto más el demonio nos induzca a
dejar las oraciones de costumbre, mayor número de ellas habremos de rezar.

Las tentaciones más temibles son aquellas de las cuales no nos damos cuenta. Refiere San
Gregorio que había un religioso que durante algún tiempo fue muy bueno; un día concibió
el deseo de salir del monasterio y volver al mundo, diciendo que el Señor le quería fuera
de aquel monasterio. El superior le dijo: «Amigo mío, esto es el demonio que se enoja de
que logréis salvar el alma; combatid contra él». No dándose el otro por convencido, el
superior le dio permiso para marcharse; pero, al salir del monasterio, el santo se puso de
rodillas para pedir a Dios que hiciese conocer al pobre religioso que todo aquello no eran
sino asechanzas del demonio empeñado en perderle. Apenas puso el pie en el umbral de
la puerta para salir, un espantoso dragón se le echo encima.
«¡Socorro, hermanos míos, exclamo, que viene un gran dragón a devorarme!». Los
religiosos, al oír aquel ruido, acudieron a ver que sucedía, y hallaron al religioso tendido
en tierra casi muerto; le condujeron al monasterio, y entonces el infeliz reconoció
verdaderamente que todo aquello eran sólo tentaciones del demonio que moría de rabia al
ver que su superior había rogado por él y le impedía ganar aquella alma. ¡Ay!, ¡cuanto
hemos de temer que no lleguemos a conocer nuestras tentaciones!. Y si no se lo pedimos
a Dios, nunca las conoceremos.

¿Que hemos de sacar de todo esto, si no es que nuestra alma es algo muy grande a los
ojos del demonio, toda vez que esta tan atento a no dejar perder ocasión de tentarnos, a
fin de perdernos y arrastrarnos a compartir su desgracia?. Mas si, por una parte, hemos
visto como nuestra alma es algo grande, cuanto la ama Dios, cuanto padeció para
salvarla, los bienes que le prepara en la otra vida ; y por otra parte, hemos visto todas las
astucias y lazos que el demonio nos tiende para perderla.

nos dice San Juan Crisóstomo, y veréis cómo es más feliz el que se preocupa de salvarse,
que el que sólo corre en busca de !os placeres y deja abandonada su pobre alma.
«Mientras dormía, nos dice este gran Santo, tuve un sueño muy singular, el cual, al
despertarme, me ofreció muchos motivos de reflexión y meditación delante de Dios. En
aquel sueño, vi un paraje delicioso, un valle agradable, en el cual la naturaleza había
reunido todas las bellezas, todas las riquezas y todos los placeres capaces de complacer a
un mortal. Lo que más me admiró, fue ver en medio de aquel valle de delicias a un
hombre con el semblante triste, el rostro alterado y el espíritu preocupado; por su talante
se adivinaba la turbación y la emoción de su alma: unas veces permanecía inmóvil;
mirando fijamente al suelo, otras andaba a grandes pasos , con aire extraviado; otras se
paraba repentinamente, exhalando profundos suspiros; sumiéndose en honda melancolía,
rayana en la desesperación. Contemplando todo aquello atentamente, vi que aquel valle
de delicias terminaba en un espantoso precipicio, en una sima inmensa hacia donde
parecía verse aquel hombre arrastrado por una fuerza extraña. A pesar de tantas delicias,
aquel hombre se mostraba agitado, pues, a la vista de aquellos abismos, le era imposible
disfrutar un sólo momento de paz y de alegría. Mas, dirigiendo mi vista hacia lo lejos, vi
otro lugar de aspecto totalmente distinto del valle que os he descrito: era un valle sombrío
y oscuro, formado por abruptas montañas y estériles desiertos; la sequedad mas
desoladora dominaba enteramente en aquellos parajes; nada de vegetación ni de
frondosidad, sólo zarzas y espinas; todo inspiraba tristeza, desolación, horror. Pero fue
grande mi sorpresa cuando divisé en aquel valle a un hombre pálido, enjuto, extenuado, y
sin embargo, con el rostro sereno, el aspecto tranquilo y el aire satisfecho; a pesar de la
apariencia exterior no muy gallarda, todo hacía adivinar que se trataba de un hombre que
disfrutaba de la paz del alma; pero, mirando aún más a lo lejos, vi, al extremo de aquel
valle de miserias y de aquel horroroso desierto, un sitio delicioso, un agradable rincón
donde se descubría toda suerte de bellezas. El hombre contemplaba sin cesar aquel
extremo sin perderlo jamás de vista, andaba con decisión, sin detenerse ante los estorbos
de las zarzas y espinas que a veces llegaban a herir sus carnes; las llagas parecían avivar
sus fuerzas. Admirado al ver todo aquello, pregunté por qué causa el uno estaba tan triste
en un lugar de placeres y el otro tan tranquilo en una mansión de miserias. Entonces oí
una voz que dijo: «Estos dos hombres son, respectivamente, la imagen de aquellos que
están enteramente entregados al mundo, y de los que se consagran sinceramente al
servicio de Dios. El mundo, me dijo aquella voz, ofrece desde el primer momento a sus
seguidores la riqueza y el placer, a lo menos en apariencia: los incautos se entregan a
ellos inconsiderablemente; pero pronto han de reconocer que no hallaron lo que
pensaban. Lo más triste y desalentador es que al final se encuentran indefectiblemente
con un abismo donde van a precipitarse cuántos andan por aquella senda en apariencia
tan agradable. El otro, continuó la voz, experimenta en si mismo todo lo contrario: y es
que, en el servicio de Dios, háyanse ante todo pruebas y penalidades, debe habitarse en
un valle de lágrimas; hay que mortificarse, hacerse violencia, privarse de las dulzuras de la
vida, pasar los días en grande apretura. Pero el espíritu se anima ante la vista y la
esperanza de un porvenir enteramente feliz; dura es la vida del hombre que mora en
aquel valle triste, más el pensamiento de la felicidad que le aguarda le consuela y le
sostiene en todas sus luchas. Todo es consolador para el, y su alma comienza ya a gustar
de los bienes prometidos que le esperan y de los cuales pronto gozará eternamente».

   ¿Podemos hallar una comparación más exacta y natural para comprender la diferencia
entre los que durante su vida sólo procuran servir a Dios y salvar su alma y los que dejan
de lado a su Dios y a su alma, para correr tras los placeres, que conducen, sin dejarnos
gozar de nada consolador y perfecto, a un precipicio que no es otro que el abismo
infernal? (Prov., XIV, 12, 13.). ¡Dichoso el que seguirá aquel camino donde hay algunas
penas, de poca duración, pero que al fin nos conduce a un lugar tan dichoso cual es aquel
donde se goza de la posesión de Dios!.

¿sobre que cosas lloró, pues, Jesucristo?. Lloró sobre nuestro orgullo, al ver que sólo nos
preocupamos de los honores y de la estimación del mundo, en vez de anonadarnos
considerando las grandes humillaciones a que Dios se sometió para nuestro
encumbramiento: lloró sobre nuestros odios y venganzas, que contrastan con la manera
cómo obró, al morir por sus enemigos; lloró sobre nuestro infame vicio de la impureza, al
ver la deshonra que produce este pecado en el alma, sumiéndola en el más inmundo e
infecto lodazal. Jesús lloró sobre todos nuestros pecados, Él quería salvarnos y hacernos
felices a todos, Él no quería que almas tan hermosas, criaturas suyas, se perdiesen ni
quedasen sumidas en la deshonra y reducidas a la esclavitud del demonio, estando
dotadas de tan bellas cualidades, y destinadas a tan excelsa felicidad.

Y me impresiono en el primer capítulo en los primeros versículo que habla de cuando parte del
pueblo salen del cautiverio y regresaron a Jerusalén y parte del pueblo estaba en ruinas y parte del
pueblo también y en Esdras dice que el pueblo lo primero que hizo fue levantar un altar, porque
de verdad que a mí me sorprende mucho cuando devolvemos al lugar correcto la presencia de
dios, dios es el centro de las cosas, es el centro de todo él no es una opción, incluso su palabra no
puede ser editada por nosotros ni manipulada para que entonces nosotros tengamos lo que
queremos, lo primero que hicieron fue devolver el lugar de honor a la presencia de Dios en ese
lugar y me sorprende mucho que podemos ver claramente lo que el señor está haciendo en estos
tiempos, como el señor nos está llamando a devolver el lugar que le pertenece en nuestro pueblo,
antes que comenzar a hacer cualquier plan, antes de comenzar a hacer cualquier cosa creo que es
necesario que volvamos a levantar un altar santo para nuestro señor, que impresionante saber
que a veces no sabemos donde estamos metidos y no es hasta que llegan otras personas que
viven la vida de Cristo, hasta que somos confrontados con la palabra viva, eficaz y más cortante
que toda espada de doble filo y entonces nos damos cuenta de nuestra condición y les digo que
parte de lo que ha hecho Dios en mi vida En estos últimos tiempos es preguntarme dónde estoy
metida, que me ha pasado, y allí me di cuenta que yo estaba hundida en un pozo qué ha opacado,
que ha eclipsado la imagen de Dios en mi vida y la palabra dice justamente "las armas de nuestra
milicia no son carnales sino poderosas en Dios para derribar fortalezas pero dice estoy
parafraseando dice en un momento dado dice porque se han levantado argumentos en el lugar de
Dios cuando se levantan argumentos de nuestra vida de aquella cosa que hemos insistido a veces
se levanta frente al nombre de Dios en el lugar que le pertenece a él incluso cuando nosotros
levantamos idolos en nuestras vidas que son los idolos? ídolos aquellos que están en el lugar de
Dios en tu vida es todo aquello en lo que tú piensas primero y último en el día Aquello que ocupa
la mayor parte de tu tiempo, en otras palabras aquello que tú adoras, lo que más tú amas eso es lo
que tú adoras y nosotros nos vamos a parecer a lo que adoramos y me di cuenta mi vida no se
parece a la vida de Cristo Yo creo que nada más con ese filtro tenemos casi todo listo y Mi
pregunta es mi vida se parece mis actitudes, mis intenciones se parecen a las de Cristo? sino se
parecen definitivamente tenemos que reconocer nuestra insuficiencia e ir a la presencia del señor,
no con grandes palabras tampoco con grandes argumentos simplemente ir y decirle Padre yo
delante de ti reconozco mi insuficiencia y delante de ti reconozco que si alguien yo quiero amar en
esta vida es a ti...

Dice la palabra que él escuchó mi clamor y él extendió sus manos y me sacó del pozo de la
desesperación (estoy parafraseando) puso mis pies sobre Las Peñas y enderezó mis pasos y en mi
boca puso un cántico nuevo alabanza creador y otra versión dice puso mis pies sobre la piedra
para asegurarse que yo no resbalara Y mientras caminaba enderezará mis pasos... que cosa más
espectacular la palabra del Señor porque literalmente el señor dice señor te dice yo sé que te
acostumbraste al pozo Yo sé que ahora que está fuera del pozo que quiere salir quiere salir
corriendo, pero lo que no te has dado cuenta es que te acondicionaste al pozo lo que no te has
dado cuenta es que literalmente se han atrofiado tus músculos espirituales, emocionales y físicos
y ahora tienes que aprender de mí cómo volver a caminar Así que traigo esa palabra porque Esdra
lo primero que hizo fue levantar un altar a Dios devolver el lugar.. Levantar un altar a Dios en
medio de nuestras ruinas muchas veces significa hacer lo que se nos hace difícil, muchas veces hay
que comenzar por perdonar y es una palabra que a todos como que nos puede caer mal en algún
momento

CANCION LIMPIAME – YASHIRA GUIDINI

ORACION

Es necesario levantarnos en estos tiempos no por nuestra comodidad sino para la gloria de Dios,
ha llegado el tiempo iglesia ha llegado el tiempo que otra vez honremos en nombre de Dios que
regresemos al temor de Dios amar lo que ama aborrecer lo que el aborrece Dios es digno de
nuestra confianza él no es digno de nuestra duda, él no es digno de nuestra autocompasión Dios
es digno de toda nuestra confianza quien se ha probado tan fiel como él y en estos momentos yo
clamó al Espíritu Santo espíritu santo te invitamos.. te invitamos espíritu santo a que tú entres a
nuestra casa, nuestro corazón, a nuestra vida a nuestra mente, evalúanos tu espíritu santo, señor
te volvemos a entregar al lugar de honor que te corresponde a ti que es el primero, padre que en
los momentos de crisis queremos ser aquellos que corremos a ti primero padre nos devolvemos al
lugar primero que eres tú, espíritu santo de Dios Yo clamó en estos momentos que tú entres al
corazón de todas nosotras, invitemos al Espíritu Santo, espíritu santo entra mi casa entra en mi
mente Ven a mi corazón, evalúame pero no vengas como un invitado para irte yo quiero ser una
habitación Santa yo quiero ser un lugar santo Para que tú te glorifique señor, espíritu santo tú
dirás cómo quieres las cosas Tú dirás cómo quieres que estén las cosas Espíritu Santo en mi mente
en mi corazón y en mi relación de tu lo que tú quieras ven y trae el orden del padre a mi vida otra
vez y por eso en estos momentos te decimos padre nuestro, nuestro que estás en el cielo
santificado alabado sea tu nombre venga a nosotros tu reino no el de nosotros no editaremos tu
palabra No reduciremos tu carácter porque tú eres alto, alto y sublime tú no eres hombre que
venga a nosotros tu reino que se haga tu voluntad y para la gloria de tu nombre yo creo que los
que están en cautividad van a ver la luz vamos a ver la luz pero padre caminaremos cada días en tu
palabra, te pido que se levante la iglesia en estos tiempos que sepan correr a tus brazos en medio
de crisis y tribulaciones para ello te pido espíritu santo que tú avives de la obra de tus manos,
traemos ordenar nuestras vidas señor rendiremos cuenta de nuestras vidas pero sobre todo señor
glorificaremos tu nombre donde quiera que estemos nuestras palabras te glorificar a nuestros
pensamientos nuestros corazones y cuando no tengamos fuerzas señor quebramos nuestras
rodillas que sea tú visto que seas tú exaltado... en el poderoso nombre de Jesús...

Yo quiero hacerte una invitación Quiero hacerte una hermosa invitación que pueda examinar tu
corazón y que sepas que alguien que es el rey de reyes que está contigo pero la pregunta es y tú
estás con él está tu vida alineada con él, está tu corazón alineada con él? no digo nada
extraordinario ni nada de revelación lo que les estoy diciendo es la línea que nos acomoda con el
cielo... y yo creo que ha llegado la hora que podamos derrumbar altares que hemos levantado en
nuestro corazón ha llegado la hora de que podamos ir a la palabra y tomarla como nuestro
estándar de vida, y reconocer que Dios es bueno.

La invitación de esta semana es ser semejantes a Jesus, a actuar como Jesus, a pensar
como Jesus, a sentir como Jesus
CANCION TE SEGUIRE – YASHIRI GUIDINI

Así que como agradecimiento quiero que donde tú estás.. puedas levantar tus manos, puedas
postrar tu corazón puedas decirle señor no sé identificar bien qué es lo que me mantiene lejos,
Pues mire quizás hoy es el Día de decirle Mira padre yo te entrego esto—creo que también ha
llegado el tiempo de que dejemos de pasarnos la mano e ir delante de su presencia y decirle padre
opera por tu espíritu es muy posible que te duela es muy posible que su bisturí corte áreas que tú
no quieras cortar, pero algo que es claro seguro es que no hay mano más amorosa que la mano de
aquel que te creo.. la palabra Dice la noche durará el lloró el llanto pero la mañana vendrá la
alegría….podamos decirle padre yo me comprometo, yo te obedezco yo te amo…y tomarla
decisión de seguirle.

CANCION TE SEGUIRE – YASHIRI GUIDINI – SEGUNDA PARTE

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