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Lectio Divina. Jueves. (23-Noviembre-2023)
Lectio Divina. Jueves. (23-Noviembre-2023)
1.-Oración introductoria.
Señor, hay escenas en el evangelio tan emotivas, tan escalofriantes, que sólo los
que tengan un corazón de piedra como aquellos paisanos tuyos de Jerusalén, pueden
rechazar o quedar indiferentes. Normalmente, a los hombres nos cuesta llorar. Parece
que es un signo de debilidad, propio de las mujeres. Pero Tú, el hombre cabal, el
hombre perfecto, el hombre por antonomasia, has gustado el amargo sabor de las
lágrimas. Así te has hecho más hermano. Gracias, Señor, por tus lágrimas.
Meditación-reflexión
Me impresionan y me emocionan estas palabras del Evangelio: “Al acercarse y
ver la ciudad, lloró por ella”. Sus lágrimas son expresión de “impotencia”. Dios
respeta tanto nuestra libertad que prefiere ser rechazado antes de verse obligado a
realizar algo en contra de la voluntad de su pueblo. Jesús habla, dialoga, sugiere,
ofrece la salvación…pero jamás tira la puerta de nuestra libertad. “Estoy a la puerta y
llamo” (Ap. 3,20). Llama y espera. Si se le abre, entra; si se le cierra la puerta, se va;
pero con los ojos arrasados en lágrimas. Si no le importara su pueblo, si no tuviera
cariño por su pueblo, se marcharía tranquilo después de haber hecho todo lo que podía
hacer. Pero Jesús ama a su pueblo, a su ciudad: “Jerusalén, Jerusalén…cuantas veces
te he querido reunir como la gallina a sus polluelos, y no has querido” (Mt. 23,37).
Las lágrimas de Jesús son expresión de ternura, de amor incomprendido y rechazado.
Las lágrimas de Jesús nos hablan de un Dios cercano, que tiene entrañas de
misericordia, que se alegra con nosotros cuando nosotros reímos y sufre con nosotros
cuando nosotros lloramos. ¡Qué finura de amor!
4.- Qué me dice hoy a mí este texto que acabo de meditar. (Silencio)
5.-Propósito. Un rato de silencio para dar gracias a Dios porque Jesús, a través de sus
lágrimas, nos ha revelado el amor entrañable de Dios.