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Primer Parcial de Política, Estado y Ciudadanía

Institución: CeRP del Este.


Fecha: 12-08-21.
curso: 3°_ Sociología.
Docente: Marcel Fernández.
Nombre: Emanuel Echartea.
C. I: 5:130.869-5

Bibliografía:

➢ Aron, R., (1968) Progreso y desilusión: la dialéctica de la sociedad moderna. Monte


Avila editores.
➢ Aron, R., (2010) El marxismo de Marx. Siglo XXI.
➢ Durkheim, E., (1893) La división del trabajo social. Lea.
➢ Dussel, E., (2008) 20 tesis de política. Fundación editorial: El perro y la araña. 1
➢ Marx, K., (1844) Manuscritos: Economía y Filosofía. Alianza Editorial.
➢ Luhmann, N., (1984) Sistemas Sociales: lineamientos para una teoría general.
Anthropos.
➢ Luhmann, N., (1997) Observaciones de la modernidad. Paidós.
➢ Rousseau, J. J., (1792) El contrato social. Altaya.
➢ Weber, M., (1922) Economía y sociedad. Fondo de Cultura Económica.

Traducciones:
➢ Hegel, G. W. F, (1941) La phénomènologie de l’esprit. Trad. Jean Hippolyte. Aubier.
➢ Robespierre, M., (1793) Memorándum privado incluido por E. B. Courtois en Rapport
fait au nom de la comission chargée de l’examen des papiers trouvés chez Robespierres et
ses complices.

Videografía:
➢ José Barreto, (2016) La rebelión en la granja. Youtube.2

1 Si bien las referencias a esta obra de Dussel son reconocidas por sus categorías conceptuales hemos
optado por no referirlas a todas por ello como por su obsesiva repetición en este trabajo.
2 https://www.youtube.com/watch?v=s9HTqwDw29s
Pareciera ser inherente a la condición humana la significación de la dominación
mediante redes de poder. Claro que en este caso nos ocupa un análisis de la película “la
rebelión en la granja” basada en la novela homónima de George Orwell, por lo que
podríamos omitir lo de “condición humana” y contentarnos con decir que a toda relación de
poder le es consubstancial un proceso de alienación. Mediante este proceso, el actor
subyugado a la fuerza que impone la autoridad se despoja de su naturaleza intrínseca de
actor-ciudadano del sistema para delegar esta a la fuerza dicha. Por tanto, la única
ciudadanía real puede ser expresada por delegación. Es de interés considerar que en los
manuscritos económico-filosóficos Karl Marx utiliza, si bien indistintamente uno de otro, el
alemán entfremdung y entäusserung para expresar la alienación. Una posible traducción a
ello es realizada por Jean Hipolytte a Hegel como extraneation (1941, p. 316). La raíz ent
que les es común implica un movimiento expresivo, un “actuar hacia”, mientras frem implica
extrañeza o desconocimiento y äussere representa lo exterior, lo que es ajeno en esencia.
Se puede traducir en ambos casos como una proyección de lo interior del sujeto hacia un
exterior que le es siempre extraño, pero no como una proyección pasiva sino como creadora
de sustancia, de fuerza. Esa fuerza subyace en el entramado de redes que representa el
sistema social y tal es el poder no como ejercicio de la autoridad sino como legitimación de
la alienación. La manifestación del ejercicio político de la comunidad se desarrolla entonces
como una auto-descripción de sí misma (Luhman, 1997). Este posible consenso se
encuentra pretéritamente expresado de manera concreta en el contrato social al decir que
como los hombres no pueden engendrar nuevas fuerzas, sino unir y dirigir las que
existen, no tienen otro medio de conservarse que constituir, por agregación, una suma de
fuerzas que pueda exceder a la resistencia, ponerla en marcha con miras a un único
objetivo, y actuar de común acuerdo. (Rousseau, 1762, p. 14)
Rousseau interpreta en el segundo libro del du contrat social la conjunción de fuerzas de los
sujetos que sustentan la soberanía de los mandatarios. Las fuerza unida de la ciudadanía
refiere al consenso con arreglo a la aceptación absoluta de una autoridad con el fin de la
sobrevivencia de la especie, la resistencia aplica aquí a la compulsión humana de volver a
su estado de naturaleza, entiéndase comportamiento anómico (Durkheim, 1893) (resulta
paradójico aunque aquí no nos ocupa, que el estado de naturaleza implique estado
anómico). Según el filósofo francés citado, el consenso surge para salvar al “hombre” de sí
mismo. Cuando decimos que esta negación-de-sí que deviene al ciudadano de ser-para-si
en ser-para-otro (ser-fuera-de-sí según Dussel) que implica el proceso de alienación tiene un
fin, es decir, cuando entendemos la alienación como un medio, decimos que tal está
legitimada. No obstante, “un determinado mínimo de querer obedecer, es decir, de “interés”
(externo o interno) en obedecer, es esencial en toda relación auténtica de dominación
[autoridad] (Weber, 1922, p. 335)”. Entendemos por tanto que el actor ha siempre de
concebirse alienado en los marcos en los que se encuentra ejerciendo roles sociales. Si
observamos la sociedad como una estructura enmarcada en un sistema autopoiético
heterogéneo (Luhmann, 1984), conformado por múltiples sub-sistemas, veremos que el
poder es la fuerza que actúa en tales sistemas a través de los agentes comunicativos
(lenguaje, símbolos in-abstracto) y es entonces el proceso de interacción del actor con el
sistema el que representa la alienación. Un actor, por otra parte, no puede alienarse ante
otro actor, sino ante la fuerza que actúa por medio de él o ante la fuerza del sistema per se.
Muy bien, pero nada hemos dicho de animal farm. Proponemos considerar dicho
análisis desde los diferentes momentos de escisión planteados por Enrique Dussel en las
veinte tesis de política partiendo desde las categorías analíticas de potentia, potestas y
fetichización del poder, contraponiéndolas a la alienación y legitimación. En un sistema
social no hay actor que no se encuentre alienado: aún las figuras de autoridad se hallan
alienadas bajo el yugo de su propio poder. Esto es, aquellos que poseen autoridad legítima y
creen ejercerla, tales no ejercen el poder sino que son ejercidos por él. Representa una
categoría que es independiente del actor, que se sirve de él por un tiempo y se manifiesta a
través de él, pero al agotar cierto tiempo el poder cambia de actor y el primero es desechado
manifestándose por medio de otro. Vayamos a la película, observamos este fenómeno en el
acontecimiento de la muerte de Viejo Mayor, quien ostentara la autoridad entre los animales
de la granja. Tras el disparo accidental que lo matara, la “comunidad política”, como la
denominara Dussel, de la Granja quedó con los movimientos salvajes de los nervios de un
cuerpo cuya cabeza ha sido cercenada. Devino entonces un tiempo de desolación para los
animales, de perdición y hambre. Si el poder como tal pudiera sencillamente tomarse,
Napoleón no habría dudado en apoderarse de él en este punto. Se nos podría objetar que
los cerdos se hicieron cargo a partir del funeral de Viejo Mayor, pero es incierto porque en
ese tramo la granja no tuvo figura de autoridad. Lo más cercano a ello fue la perra Jessi, que
no se interesó en tomar el poder no obstante animales acudían a ella a pedir consejo o
guía y lideró el improvisado asalto del granero. Podríamos por este medio analizar la
potentia. El poder político yacía en la granja como “voluntad-de-vivir desde el consenso
comunitario” pero no manifestado mediante instituciones, sino que su expresión es primaria e
improvisada.
El consenso existe en tanto voluntad-de-vivir, no obstante el cómo este se hace
explícito puede variar y no se limita al hambre y la desnudez, la expresión de la voluntad-de-
vivir varía significativamente en épocas de revolución. Observemos el caso que Robespierre
escribe al pueblo parisiense respecto al acuerdo de la población con la revolución:
no consideramos sospechosa a una persona por el mero hecho de que haya sido noble,
terrateniente o comerciante en otra época. Son sospechosas las personas que no han
demostrado su calidad de ciudadanos, y permanecerán en nuestras prisiones hasta que
la guerra haya terminado victoriosamente. (1793, p. s/n)
¿Puede el consenso ser siempre una comunión de fuerzas o, en su contraparte, un
abandono de la posición propia a fin de no ser desposeído de su libertad? La legitimidad de
la dominación, según Weber, “puede fingirse por individuos y grupos enteros por razones de
oportunidad, practicarse efectivamente por causa de intereses materiales propios (1922, p.
337)”. Trascender o no la individualidad es la diferencia esencial entre ambas posiciones y
encontramos aquí la segunda escisión que encuentra Dussel: cuando la potentia deviene
potestas. La comunidad, pueblo, se encuentra como potentia demostrando la voluntad-de-
vivir en tanto afán de huir de la muerte mediante ciertos procesos un tanto entrópicos como
asaltar el granero e intentar batallar contra los dueños, logrando expulsar a los humanos y
hacerse del alimento. En el devenir de sucesos, la granja se ve alienada de su propia voz y
es esta delegada en Snowball. El primer cerdo actúa en ejercicio obediencial, en cuanto se
presta a oír las necesidades de los animales y respeta la doctrina primera sin atribuirle
cambios. Aquí vemos que el consenso se puede entender como koinonia pues la comunidad
política se ve representada por aquel en quien el poder se manifiesta y se delega.
Representación implica identificatio populi. Podemos decir quizá que la alienación en tanto
proyección exterior de la potentia del actor en el sistema político se reduce cuando aquel
mediante el cual el poder se ejerce es identificado como parte del pueblo que lo delega.
Observamos una tensión en el devenir entre comunidad política y ejercicio del poder.
Dussel explica en el punto 2.34 de sus tesis que el poder no es posible tomarlo sino que,
según él, descansa en el pueblo. Encontramos en la película que Napoleón intenta hacerse
del poder sobre la granja y someter a la comunidad, ciertamente despoja a Snowball de su
posición y actúa desde un lugar autorreferente. En el momento de crear un comité especial
de cerdos se visualiza especialmente cuando, en palabras del autor de las XX tesis, el poder
comienza a fetichizarse. En el sistema político “la tensión entre lo ideal y la realidad no es un
fenómeno patológico; es la consecuencia normal de una civilización en la que el hombre
asume la plena responsabilidad en la organización de las instituciones (Aron, 1968, p. 121)”.
Napoleón aplicó categorías que difirieron de la doctrina original, como sucedió en la URSS
cuando Stalin se distancia del Marxismo-Leninismo relativamente asentado en las
conciencias populares soviéticas, el ejercicio de la fuerza fue imperativo para aplicar su
autoridad. De la misma manera, vemos por ejemplo que mediante propaganda, Napoleón
cambia la bandera del animalismo originalmente representada por una pezuña y un cuerno
que implicaba unidad, por la pata de cerdo que implicaba jerarquía absoluta. Pero así como
el poder existe como categoría extrínseca, el sistema autorreferencial impuesto por
Napoleón, como en su tiempo el de Stalin, cayó por sí mismo. Concluimos que la alienación
como categoría de análisis implica la relación del actor con el sistema político como aporía,
pues para participar en éste, debe alienarse mediante delegación. A la vez proyecta desde sí
mismo en el sistema de acción política como agente, por tanto podríamos decir que la
comunidad política exterioriza el poder alienando en una fuerza externa el ser-para-sí que le
es inherente. La alienación es para el humano entonces el costo de su búsqueda de libertad.

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