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Segundo parcial Historia de la Educación

Profesor: Juan Carlos Iglesias


Nombre: Emanuel Echartea Bianchi
C.I: 5:130.869-5
Grupo: C
Especialidad: Sociología
El texto que en esta ocasión nos ocupa es “reflexiones generales sobre la educación y sus
tensiones”, del señor Miguel Soler Roca. Para ello nos centraremos en la quinta reflexión: la politicidad
del hecho educativo, y nombraremos de forma exigua los puntos que en él se tratan. El punto B 1.1
implica la democratización de las decisiones tomadas en políticas educativas. El B.2 implica la
globalización como proceso colonizador, B.3 implica la legitimación o coherencia de la política general
a través de las reformas educativas, el B.4, refleja la persecución realizada a aquellos educadores y
educadoras que intentan desarrollar mediante la educación avances sociales perseguidos por querer
politizarla y el B.5 implica la dicotomía existente entre el hecho educativo como hecho político, y el
partidismo político. El punto que desarrollaremos es el B.2, esto es, la globalización como proceso
colonizador.
(D.1) El colonialismo implica una desvirtualización del concepto propio del ser colonizado, de la
dignidad fundamental en todos sus valores (Dussel, s/f, p. 45). Esto es, mediante el proceso de
colonialismo que deviene en colonialidad, el ser colonizado aspira a reproducir las prácticas y rituales
que la cultura dominante (colonizadora) ejerce. En otras palabras, el colonizado aspira a ser el
colonizador. Quizá, al menos en Occidente no sucede esto mediante las armas, por otro lado sucede
mediante estructuras complejas de pensamiento. Nuestra lectura de la historia, por ejemplo, no se realiza
de manera holística, Dussel critica que aquello que estudiamos como historia universal es el relato de la
historia estadounidense y europea del s. XIX y XX. Por tanto, aquello que el sujeto colonizado observa
no lo hace desde su “propia” mirada, sino desde una episteme hegemónica eurocéntrica. Los
colonizados interiorizan aquello que los coloca en condición de colonizados, ergo se produce una
episteme de carácter único que supone dominación. Pensando en un caso como la dualidad cristiana
hispánica aplicada a las relaciones cuerpo<>alma y naturaleza<>razón, se releva la percepción monista
del animismo que era propio del nativo prehispánico y deviene en una relación así mismo monista entre
colonizador y colonizado.
(D.2) Pensar el hecho educativo y las relaciones entre los actores que dentro de su sistema se inmersan
nos retrotrae a considerar la racionalidad que legitima tales relaciones (Berger y Luckmann, 2003, p.
118). Esta forma de auto-crítica nos sitúa en la aporía que conllevó a la teoría crítica el desarrollar una
“crítica de la ilustración” (Horkheimer, 2007), esto es, emplazarnos dentro de nosotros mismos e
intentar a la vez observarnos desde fuera. ¿Cómo pensar entonces la colonialidad del pensamiento desde
1 Se coloca aquí la letra B adhiriendo a la consigna del parcial y el número para separar las temáticas halladas. Si
bien se nos solicitaron 4, hemos hallado 5.
la posición de seres colonizados? Soler describe este “proceso de generalización acrítica y progresiva
del estilo de vida, del pensamiento, de la cosmovisión y de los valores predominantes en los Estados
Unidos de América (2004, p. 30). Encuentra en la globalización una tendiente al pensamiento único y
acrítico que deriva del pensar (en otras palabras, de la racionalidad) de los Estados Unidos.
Cabe interpretar el papel que USA adquiere en la colonización, debido a que no es USA
propiamente quien coloniza, sino que, pensándolo dialécticamente, es la categoría conceptual de
“poder” la que lo hace. Según Boaventura de Sousa Santos “Europa ha contenido siempre muchas
Europas, algunas dominantes, otras dominadas. Estados Unidos de América es la última Europa
dominante; y como las previas ejerce su poder incuestionado sobre las dominadas (De Sousa Santos, B,
2009, pp: 225-226)”. No es entonces USA necesariamente quien coloniza, sino que son las redes del
mismo entramado de poder las que lo hacen. No coloniza el actor per se, sino la categoría analítica de
“poder” bajo la cual el sistema se subyuga. Por ejemplo, no es el dictador de turno quien preside una
dictadura, sino la categoría conceptual de “dictador” que la preside encarnándose en diversos actores
que ocupan el papel de dictador a fin de mantener la racionalidad que asegure y legitime la función
dictatorial. Para G. W. F. Hegel en sus lecciones de Filosofía de la Historia Universal, la idea de
razón conquista de oriente a occidente. Las relaciones dialécticas de amo-esclavo se han mantenido en
el devenir de la historia, mientras el poder se continúa “ejerciendo”. No es entonces el actor quien ejerce
el poder, sino que el poder “ejerce” a distintos actores para sostener su reproducción en el tiempo.
Podemos decir en este sentido, que la racionalidad hegemónica que acaece poder es una
categoría conceptual pretéritamente encarnada en Europa y posteriormente en los Estados Unidos de
América. Soler encuentra la americanización que deriva de la devaluación de procesos de pensamiento
crítico y voces calladas en sus tumbas. Esto ocurre dentro de un horizonte de deseabilidad debido a que
el colonizado desea serlo. No hablamos, claramente, de una colonización por vía armada sino una
colonización del pensar. El sujeto que piensa cree hacerlo por sí mismo, no obstante este proceso sucede
solamente mediante categorías conceptuales que le son extrasomáticas.
La americanización de la que referimos, aplica a la europeización de la América preshispánica,
en este sentido Frantz Fanon reconoce que: “el colonizador lleva a cabo sus esfuerzos para llevar al
colonizado a confesar abiertamente la inferioridad de su cultura transformada en conductas instintivas, a
reconocer la irrealidad de su nación y, en última instancia, el carácter desorganizado y no elaborado de
su propia estructura biológica. (1961, p. 82.)” De tal modo, el colonizado es llevado a reconocer la
inferioridad de su cultura y sus procesos de pensamiento frente a la cultura del colonizador. Tal deviene
en categorías como primer y tercer mundo, o países desarrollados y sub-desarrollados. En términos de
Anibal Quijano (2000, p. 203) el no-americano, interioriza lo que hace al americano americano2,
intentando ser uno en sustancia y esencia con él.
Para continuar nuestro análisis con Boaventura de Sousa Santos, este halla en el sistema
colonialista una razón metonímica que busca mantener el orden entre la totalidad de pueblos dominados.
2 Americano léase norteamericano
Hay, pues, una homogeneidad entre el todo y las partes, y estas no tienen existencia fuera de la relación
con la totalidad. Las variaciones posibles del movimiento de las partes no afectan al todo y son
vistas como particularidades. (2009 pp: 105) La forma en que actúa es homogeneizar (generalización
acrítica en palabras de Soler), unificar las partes, crear una lógica o racionalidad que sea aplicable a
cada uno de los sujetos dominados, de modo que aquél que decida convertirse en un sujeto anómico sea
desvinculado de la sociedad probablemente a centros penales o psiquiátricos. Por ende, el sujeto solo
tiene margen de movimiento en el laberinto de la vida social que este poder decida darle pues  no es
admisible que alguna de las partes tenga vida propia fuera de la que le es conferida por la razón
metonímica y mucho menos que pueda, además de parte, ser totalidad. (op. cit, pp: 106) Esta misma
razón metonímica se acompaña de una razón proléptica que trabaja en el campo del  mañana, es decir
intenta abrir las puertas a un futuro desconocido, infinito y vacío (Benjamin, 2021) pero lineal. Este
futuro no tiene cómo ser pensado dice de Sousa, he ahí donde radica su negligencia, por el contrario, el
ser queda abandonado al presente con una hipérbole de la carga existencial de la condena a la
libertad sartreana.
A modo de conclusión, resaltar que nos resulta relevante que no solo sucede que el sujeto
dominado intenta volverse uno con el dominante; podríamos decir que la cultura del dominado adquiere
aquellos símbolos de la cultura dominante que la hacen dominante per se. El ser en este caso se ve
sometido a una negación de sí, a un vaciamiento de miradas teleológicamente llevada hacia la mirada
dominante. Lo que nos resulta interesante, decíamos, respecto al análisis realizado por Boaventura de
Sousa de este hecho, es que el sujeto dominado según la razón proléptica no tiene un horizonte de
idearios o de pensamientos a futuro que le permitan emanciparse de tal colonización, sino que la cultura
hegemónica también le incluye sus ideas futuras para que continúe reproduciendo el mismo sistema. La
razón proléptica sugiere la carencia de un futuro probable, aparente, en la cual cree horizontes de
deseabilidad distintos a la racionalidad imperante. Nos encontramos así ante un problema al que Edgar
Morin pretéritamente enfrentara, en tanto el todo está en las partes que están en el todo, esto es “desde
la infancia, en tanto todo entra a nosotros a través de, en primer lugar, las prohibiciones e inducciones
familiares:la limpieza, la suciedad, la gentileza, y luego las inducciones de la escuela, la lengua, la
cultura (Morin, E. 1996. pp: 108)”. Ya sea desde la Sociología, la Pedagogía o la misma Historia de la
Educación ¿cómo separarnos del todo? ¿cómo emancipar el pensamiento, el cual él mismo es un
concepto? “El sociólogo es tributario de una cultura particular. -Dice Morin- No solamente es parte de la
sociedad, sino que, más aun, sin saberlo, está poseído por la sociedad, que tiende a deformar su visión.
(op. Cit) En caso que estamos poseídos por la sociedad la deconstrucción planteada por Derrida y sus
devenires, la resistencia delueziana nos plantean horizontes de emancipación, ¿pero hasta que punto se
puede llegar a ser puramente crítico en la sociedad donde las posibilidades de la crítica ya están
inmersas en el sistema? ¿Hasta qué punto podemos decir que pensamos por nosotros mismos? ¿Cómo
no ser simplemente una parte? La consigna exigía una conclusión, pero a decir verdad, nos deja más
preguntas.
Bibliografía:

➢ Benjamin, W. (2021) Tesis sobre el concepto de historia y otros ensayos sobre historia y política.
Alianza.

➢Berger, P. L. & Luckmann, T, (2003) La construcción social de la realidad. Amorrortu

Editores.

➢ De Sousa, Santos, B., (2009) Una Epistemología del Sur. Siglo XXI.

➢ Dussel, E., (s/f) El “giro descolonizador” desde el pueblo y hacia la segunda

emancipación. Departamento de Filosofía de la UAM .

➢ Fanon, F. (1961) Condenados a la tierra. Matxingune Taldea.

➢ Horkheimer, M & Adorno, T. (2007) Dialéctica de la ilustración. AKAL.

➢ Quijano, A., (2000) Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. Centro

de Investigaciones sociales (CIES).

➢ Soler, Roca, M., (2004) Reflexiones generales sobre la educación y sus tensiones. Editorial Milenio.

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