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Teoría de la Música

 
Notación musical

Emilio Casco Centeno

A lo largo de la historia de la música se han desarrollado formas diferentes de escribir o notar la


música en las culturas del mundo, solo cuando esta práctica se ha considerado necesaria. En la
historia de la música occidental, la tradición de los cantos llanos medievales fue transmitida por
varios siglos de forma oral. Sin embargo, con el paso del tiempo y la acumulación de cantos, se
hizo necesario crear y desarrollar una notación que pudiera preservar y las diferentes tradiciones
de canto llano (gregoriano, bizantino, ambrosiano, paleorromano, sirio, entre otros), y que al
mismo tiempo ofreciera la posibilidad de una transmisión futura.
De tal forma, el primer paso fue la creación de una notación que permitiera las diferentes
alturas (graves y agudas) de las notas musicales. En virtud de que los cantos llanos son de ritmo
libre, fue hasta mucho tiempo después (durante el Ars Antiqua y el Ars Nova, ca. 1150-1250) que
se dio la necesidad de una notación rítmica con sus diversas agrupaciones métricas. En este sentido,
durante el desarrollo histórico de la música, teóricos y compositores han creado, innovado o dado
solución a la escritura de elementos que permiten una mayor precisión del pensamiento musical
con la finalidad de una interpretación más clara. Esto quiere decir, que la notación continúa su
desarrollo en el presente, con símbolos que hacen referencia al contexto cultural y estético
contemporáneo y al cual se suma una notación propia para instrumentos electrónicos y música
para computadoras.
En el ámbito de la notación tradicional, la cual se concentra en la música de los siglos XVII
hasta mediados del siglo XX, las categorías que deben considerarse para poder leer e interpretar
una partitura musical son las siguientes: 1) altura, 2) alteraciones, 3) ritmo y su agrupación, 4)
silencios, 5) tempo, 6) repetición, 7) adornos, 8) dinámica, 9) articulación, 10) expresión, e 11)
instrumentación.

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Altura
La representación gráfica de la altura de las notas musicales requiere de principalmente de tres
elementos: 1) pentagrama, 2) claves (también llamadas llaves), y 3) las notas. A estos símbolos se
agregan las “líneas adicionales” y las “octavas”.

Pentagrama. Para escribir las notas musicales es necesario tener un rayado especial, o pauta, que
se conoce con el nombre de “pentagrama” (penta = cinco; grama = líneas; Ejemplo 1). El
pentagrama lo conforman cinco líneas paralelas y horizontales, que además deben guardar una
distancia equidistante entre todas ellas. Así, además de las cinco líneas, el pentagrama está
conformado también cuatro espacios. Líneas y espacios se cuentan de abajo hacia arriba.1

Ejemplo 1. Pentagrama (líneas y espacios).

Notas musicales. Las notas musicales son 7 y reciben los nombres Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si.
Las siete notas, al formar una serie ascendente y descendente de alturas, representan y forman
escalas; por lo tanto, es común que se repita la nota inicial de una escala en el extremo opuesto,
por ejemplo: Do-Re-Mi-Fa-Sol-La-Si-Do, o Sol-La-Si-Do-Re-Mi-Fa-Sol, o bien, Re-Mi-Fa-Sol-
La-Si-Do-Re, y así sucesivamente. Las siete notas musicales se escribirán alternadamente entre las
línea y espacios del pentagrama, y recibirán su nombre de acuerdo con la clave que se use. Las
notas se componen de tres partes: i) cuerpo, ii) plica) y, iii) corchete (Ejemplo 2).

Ejemplo 2. Partes de una nota musical.

                                                                                                           
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En el fondo, estas nociones teóricas, definiciones y conceptos, conforman el fundamento de una buena comunicación
entre músicos, compositores y teóricos. Ello permite un diálogo fluido para referirse al entendimiento, explicación e
interpretación de la música.

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Claves. Estos símbolos permiten dar nombre a las notas musicales en el pentagrama, y se escriben
sobre una línea (Ejemplo 3). Esto quiere decir que una nota escrita sobre el pentagrama sin una
clave carece de una altura y nombre específicos. Los símbolos que se utilizan para representar las
claves son tres: Sol, Fa y Do (llamados así por las mismas notas musicales). Sin embargo, las dos
últimas (Fa y Do) se pueden escribir en diferentes líneas.

Ejemplo 3. Claves de Sol, Fa y Do.

La “clave de Sol” se representa con una especie de caracol y se escribe sobre la segunda
línea. Esto quiere decir que cualquier nota colocada sobre la 2ª línea recibirá el nombre de Sol, y
a partir de ella se contarán el resto de las notas musicales. La “clave de Fa” tiene la forma de una
“F” curvilínea en espejo. Esta clave se encuentra comúnmente escrita con dos puntos (verticales)
delante de la misma y a la altura del punto donde inicia su escritura. La clave de Fa se puede
escribir en la 3ª o bien en la 4ª línea (la más empleada comúnmente). La “clave de Do” se puede
escribir de diversas formas, aunque la más común es una “B” con dos líneas verticales paralelas.
Esta es la clave que tiene más posiciones, pues según el instrumento o tesitura de que se trate, se
puede escribir en la 1ª, 2ª, 3ª o 4ª líneas. Con estas claves y sus diferentes posiciones, una misma
nota escrita sobre una línea (o espacio) representará 7 alturas o sonidos y nombres diferentes.

Líneas adicionales. El pentagrama representa un espacio medio en el cual escribir las notas
musicales. Sin embargo, es necesario representar alturas más agudas o más graves que sobresalen
del ámbito del pentagrama. Para ello, es necesario usar pequeñas líneas horizontales que
representan una extensión superior o inferior del pentagrama y que permiten escribir notas agudas
o graves.

Octavas. Cuando el número de líneas adicionales para representar alturas más agudas o graves es
numeroso o dificulta una lectura fluida de las notas, se prefiere el uso de “octavas”. Las “octavas”
se representan con un “8ª” y una línea horizontal punteada que indica el pasaje o la extensión de

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notas que debe tocarse a una octava superior, o bien, una octava inferior. Si la 8ª se coloca por
arriba de una nota o serie de notas indica precisamente una octava superior, y viceversa cuando se
coloca en la parte inferior.

Alteraciones
Las 7 notas musicales representan una división particular de la octava y que conforman la “escala
diatónica” la cual contiene cinco intervalos de un tono y dos intervalos de semitonos (la mitad de
un tono). Por lo tanto, es posible alterar ascendente o descendentemente por semitono (o medio
tono) cada sonido, en especial aquellos donde se forman tonos. De tal suerte, se pueden obtener
una total de 12 notas, lo cual divide a la escala en doce partes iguales. Este tipo de escala se conoce
como “cromática”.
Para alterar las notas musicales se usan principalmente dos símbolos: 1) sostenido,
representado como “#”, y 2) el bemol, representado como “b”. El efecto del “sostenido” es alterar
una nota por medio tono o semitono de forma ascendente, mientras que el “bemol” tiene el efecto
contrario. Es importante hacer notar que las alteraciones se escriben a la izquierda de las notas
musicales y sobre la misma línea o espacio donde se escribe la nota que se altera. Una tercera
alteración es el “becuadro”, el cual se representa con un pequeño cuadro del que sobresalen dos
líneas verticales, una hacia arriba a la izquierda, y la otra hacia a la derecha. El efecto del
“becuadro” es el de suprimir el efecto del “sostenido” o del “bemol.
A estas alteraciones se unen dos más: el “doble sostenido”, representado con una equis
(“x”) y el doble bemol, representado con una doble “b” (“bb”). El primero de estos tiene por efecto
alterar la nota a la que antecede por un tono de forma ascendente, y viceversa para el “doble
bemol”. Ambas alteraciones pueden ser suprimidas por el becuadro.

Ritmo y su agrupación
Las melodías se representan mediante la combinación de las notas musicales o altura y un ritmo o
alternancia entre sonidos largos y breves. Para ello, existe una serie de “figuras rítmicas” que se
relacionan entre sí por múltiplos y submúltiplos de dos. La duración de las figuras rítmicas se mide
por pulsos, o bien por el número de figuras rítmicas que pueden caber dentro de un pulso. De tal

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forma, la velocidad o tiempo del pulso determinará que las figuras rítmicas sean más rápidas o
lentas.

Tiempo, división del tiempo en pulsos. Agrupación en metro.


El pulso puede ser lento o rápido.
Ritmo. Alternancia de figuras breves y largas.

Figuras rítmicas. Las figuras rítmicas que comúnmente se usan son: 1) redonda, 2) blanca, 3)
negra, 4) corchea, 5) semicorchea, 6) fusa, y 7) semifusa. El valor (duración aproximada de cada
figura) de cada figura en una división binaria (múltiplos y submúltiplos de 2) es la siguiente:

Figura Valor Proporción


Nombre musical Nombre matemático Símbolo Pulsos 4:4 2:4 1:4
Redonda Unidad 4 1 --- ---
Blanca Mitad 2 2 1 ---
Negra Cuarto 1 4 2 1
Corchea Octavo 1/8 8 4 2
Semicorchea Dieciseisavo 1/16 16 8 4
Fusa Treintaidosavo 1/32 32 16 8
Semifusa Sesentaicuatroavo 1/64 64 32 16
Garrapatea (cuartifusa) Ciento veintiochoavo 1/128 128 64 32

Dependiendo de la duración de la nota, las figuras rítmicas tienen tres partes: 1) “cuerpo”,
el pequeño círculo que se coloca sobre una línea o espacio en el pentagrama para indicar la altura
de la nota; 2) “plica”, línea vertical que se coloca a la derecha hacia arriba, o izquierda hacia abajo
(en el primer caso, para las notas que se escriben predominantemente de la 3ª línea del pentagrama
hacia arriba, y en el segundo caso, viceversa); y 3) “corchete”, que es una especie de pequeña tilde
que sobresale de la plica. En este caso, el número de corchetes indica la figura rítmica. Así, un
corchete representa una corchea, dos corchetes representan semicorcheas, y así sucesivamente.
Antiguamente (hasta el periodo renacentista), se usó una ligadura de unión para
incrementar la duración de las notas. Este aumento en el valor de una nota sólo se daba por la

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mitad del valor de la primera nota. Así, sí la primera nota tenía un valor de 4, la segunda debía ser
de 2; si la primera nota valía 2, la segunda valía 1. Con el tiempo, la ligadura se sustituyó con un
“puntillo de aumentación”. De forma que, si a una redonda se le coloca delante un puntillo ahora
tendrá un valor de 6 en lugar de 4 (pulsos); es decir, una redonda más una blanca. Si una blanca se
le coloca delante un puntillo de aumentación, ahora tendrá un valor de 3 (pulsos); es decir, una
blanca más una negra. Si a una negra está escrita con un puntillo de aumentación, su valor será de
1.5; una negra más una corchea. Y así sucesivamente, el “puntillo de aumentación” siempre
incrementa la mitad de la duración de la nota que le precede.

Compases. Las figuras rítmicas se agrupan métricamente; es decir, existen diversos metros o
compases que reúnen a las figuras rítmicas de forma que se genera un sentido de continuidad. El
metro o compás se representa por medio de un quebrado matemático (por ejemplo, 4/4). El
numerador (número superior) indica el número de figuras rítmicas o pulsos que contiene un
compás (la distancia entre una barra de compás y la siguiente); y el denominador (número inferior)
indica la figura rítmica que indica el pulso del metro. Las figuras rítmicas del denominador o pulso
suelen ser comúnmente la negra, la blanca o la corchea. Para indicar claramente los compases
sobre el pentagrama se usan “barras de compás” que son líneas verticales que agrupan los pulsos
y figuras rítmicas. Si la obra musical contiene más de un pentagrama recibe el nombre de sistema;
como en el caso de la escritura piano que usa dos pentagramas. En este caso, la “barra de compás”
deberá cruzar verticalmente los dos pentagramas.
El metro o compás se divide en las siguientes categorías: regulares (simples y compuestos)
e irregulares. Éstos pueden ser a su vez binarios (2/4; 4/4 –también representado con una “C”-; 2/2
–también representado con una “c” mayúscula atravesada con una línea vertical-; 4/2; 2/8; 4/8) o
ternarios (3/4, 3/8; 3/2). Los compases regulares compuestos se forman con múltiplos de 3 (6/8;
6/4; 9/8; 9/4; 12/8; 12/4). Estos compases reciben este nombre porque internamente agrupan
figuras de breves de tres en tres, y a su vez estos pequeños grupos se suelen agrupar de forma
binaria. Los compases irregulares agrupan al mismo tiempo grupos binarios y ternarios, por
ejemplo, un grupo de 2 corcheas seguidas de un grupo de 3 corcheas en cada compás (5/4; 5/8;
7/4; 7/8; 8/8; 11/4; 11/8; 11/4; 15/8).

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Silencios
El silencio dentro de la música es un elemento esencial pues forma parte del carácter, de la textura,
da sentido a las frases y secciones (pausas), y genera expectativa. A cada una de las figuras rítmicas
corresponde un símbolo de silencio con el mismo valor de la nota que representa. El silencio de
redonda se escribe con un pequeño rectángulo debajo de la 4ª línea del pentagrama. El silencio de
blanca se escribe igualmente con un pequeño rectángulo sobre la 3ª línea del pentagrama. El
silencio de negra es una especie de “3”. A partir del silencio de corchea se una línea o plica en
diagonal de la cual sobresale un corchete. De la misma forma que para las figuras rítmicas, un
corchete indica un silencio de corchea, si sobresalen dos corchetes indica silencios de semicorchea,
y así sucesivamente.

Tempo
El tiempo, o tempo (por su nombre en italiano), indica la velocidad del pulso en la música. La idea
de dar nombre a diferentes tempi surgió durante el siglo XVII con el estilo barroco ante la
necesidad de establecer con cierta claridad la diferencia de velocidad entre los movimientos de
diversos géneros de cámara y concierto. La siguiente tabla muestra los nombres e indicaciones
más comunes y su equivalencia en pulsos por minutos.

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Repetición
La escritura musical emplea signos de repetición, ya sea para escuchar pasajes enteros nuevamente,
o bien para retornar al inicio, o a un punto determinado.

Adornos
Los adornos son una serie de símbolos que surgieron en la música del estilo barroco por el cual se
representaban giros o figuras melódicas de ritmo breve. De esta manera se evitaba la escritura de
muchas notas condensando todas ellas en un símbolo. Los símbolos que aún se conservan o usan
son los trinos (tr), mordentes (superior e inferior), grupeto (superior e inferior), arpegio, glissando,
apoyaturas y acciacaturas. Estos signos, por su origen, se pueden encontrar con frecuencia en la
música de los estilos barroco y clásico. Ya en el siglo XIX y XX se conservaron muy pocos, como
el trino y las apoyaturas, y se dio preferencia a una escritura más específica.

Dinámica
Uno de los atributos musicales que distinguen a la música artística es el uso de la dinámica; es
decir, la posibilidad de interpretar la música con diferentes volúmenes y pasando de uno a otro de
múltiples formas. De tal suerte, con la creación de la orquesta de Mannheim hacia el primer cuarto
del siglo XVIII surgieron inicialmente los crescendi y diminuedi, términos en italiano para indicar
que la música debía incrementar su volumen o disminuirlo, respectivamente. Con ello aparecieron
términos como forte (f = fuerte), piano (p = suave), mezzoforte o mezzopiano (mf o mp = medio
fuerte o medio suave), y símbolos en forma de ángulo para indicar con precisión los pasajes donde
se requiere que la música aumente o disminuya su volumen. Así entonces, estos signos no son
propios de la música del estilo barroco, sino a partir del clasicismo. Con el desarrollo tecnológico
de finales del siglo XVIII y principios del XIX, los instrumentos musicales tuvieron diversas
modificaciones que les permitieron sonoridades de dinámica más extremas, y por lo tanto, la
“dinámica” fue explotada enormemente por los compositores del siglo XIX. Esta tradición se
conservó durante el siglo XX y aún se preserva en la música de creación reciente.

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Articulación
Este término indica la forma en que deben tocarse o articularse las notas. Las articulaciones son
gestos similares al habla donde se pueden hallar sonidos largos, cortos, siseados, acentuados, entre
otros. Las articulaciones se pueden hallar con precisión desde la música del estilo barroco; sin
embargo, estos no eran símbolos que se escribieran, sino que por su misma educación humanista
y retórica los músicos sabían las diversas posibilidades de articulación de podían usar para
determinados pasajes. Ya en el clasicismo estos signos empezaron a escribirse. De tal manera, se
pueden hallar ligaduras de fraseo o expresión, acentos (acento, staccato, tenuto), entre otros
dependiendo muchas veces de las posibilidades sonoras de cada instrumento.

Expresión
Los términos para indicar la expresión dentro de la música son muy diversos y se pueden encontrar
varias categorías, dependiendo su uso. En la siguiente tabla se pueden hallar, por ejemplo, aquellos
empleados por un compositor mexicano del siglo XIX, Julio Ituarte, quien influenciado por la
tradición romántica europea explotó al máximo las posibilidades de un instrumento como el piano.

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Instrumentación
Esta categoría se refiere a las abreviaturas más comunes que se usan para indicar los instrumentos
comunes de una orquesta o ensamble de cámara, de las voces de un coro, y para distinguirlos en
reducciones al piano.

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