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Bloque I

TEMA 32
La expropiación forzosa: naturaleza y justificación.
El procedimiento expropiatorio. Peculiaridades del
procedimiento de urgencia. La garantía
patrimonial: en particular, la reversión de bienes
expropiados. Las expropiaciones especiales.
Contenido
1. LA EXPROPIACIÓN FORZOSA: NATURALEZA Y JUSTIFICACIÓN.................................................. 2
1.1. Concepto ............................................................................................................................ 2
1.2. Naturaleza y justificación ................................................................................................... 3
1.3. Elementos........................................................................................................................... 4
1.3.1. Sujetos ......................................................................................................................... 4
1.3.2. Objeto.......................................................................................................................... 7
1.3.3. Contenido .................................................................................................................... 7
1.3.4. Causa ........................................................................................................................... 8
2. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO ....................................................................................... 9
2.1. Trámite previo: declaración de utilidad pública o interés social. ...................................... 9
2.2. El acuerdo de la necesidad de ocupación. ......................................................................... 9
2.3. La determinación del justo precio.................................................................................... 10
2.4. Pago y toma de posesión ................................................................................................. 12
3. PECULIARIDADES DEL PROCEDIMIENTO DE URGENCIA .......................................................... 13
4. LA GARANTÍA PATRIMONIAL: EN PARTICULAR, LA REVERSIÓN DE BIENES EXPROPIADOS .... 15
4.1. Garantías jurisdiccionales................................................................................................. 15
4.2. Garantía patrimonial ........................................................................................................ 15
4.2.1. Intereses de demora ................................................................................................. 16
4.2.2. Retasación de los bienes expropiados ...................................................................... 16
4.2.3. Reversión de los bienes expropiados ........................................................................ 16
5. LAS EXPROPIACIONES ESPECIALES .......................................................................................... 18
5.1. Por razones o grupos de bienes ....................................................................................... 18
5.2. Por incumplimiento de la función social de la propiedad. ............................................... 19
5.3. De bienes de valor artístico, histórico y arqueológico. .................................................... 19

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5.4. Por entidades locales o por razón de urbanismo. ............................................................ 19


5.5. Por causas de colonización............................................................................................... 20
5.6. Por obras públicas. ........................................................................................................... 20
5.7. Por razones de la defensa nacional y seguridad del estado. ........................................... 20
5.8. Que den lugar al traslado de poblaciones. ....................................................................... 20
5.9. En materia de propiedad industrial. ................................................................................ 20
5.10. Las expropiaciones urbanísticas. .................................................................................... 20
5.11. Las ocupaciones temporales. ......................................................................................... 21

1. LA EXPROPIACIÓN FORZOSA: NATURALEZA Y


JUSTIFICACIÓN
1.1. Concepto
Según Sánchez Morón: Es una modalidad de intervención de los poderes públicos sobre la
propiedad privada (y otros derechos e intereses patrimoniales legítimos) que consiste en la
privación forzosa o imperativa de aquélla (o éstos) a sus legítimos titulares, por razones de
interés general.
La expropiación forzosa existe hace mucho tiempo y se contempla incluso en los primero textos
constitucionales de los siglos XVIII y del XIX, sin embargo en esta época se concebía como una
rigurosa excepción o límite negativo de un derecho de propiedad, por entonces casi absoluto.
Se considera por tanto, la expropiación como una medida inevitable con el fin de obtener la
titularidad pública de bienes inmuebles necesarios para construir las obras públicas. Es en el
siglo XX cuando esta visión cambia sustancialmente, lo cual queda reflejado en la STC 166/1986
al asignársele “una función social con efectos delimitadores de su contenido”, lo cual queda
reflejado posteriormente en el art. 1.1. de la Ley de Expropiación Forzosa, en adelante LEF del
año 1954 y que veremos posteriormente.
No existe una sola regulación general y unitaria de la expropiación forzosa. El art. 149.1.18ª CE
reserva al Estado la competencia legislativa exclusiva sobre expropiación forzosa (no sólo sobre
las bases de esta materia).
Tanto el Estado como las CCAA, en el ámbito de sus respectivas competencias materiales,
pueden regular la expropiación en su faceta de potestad pública o instrumento del que sirven
para el logro de sus fines. Esto último supone que corresponde a uno y otras la determinación
legal de la causa expropiandi en materias de su competencia.
En la legislación estatal, la norma general reguladora sigue siendo la Ley de Expropiación
Forzosa, de 16 de diciembre de 1954, desarrollada por su Reglamento (REF) de 26 de abril de
1957. La propia LEF, junto al procedimiento general regula otros especiales, y otras leyes
contienen normas sobre expropiaciones especiales, en particular el TRLS (Texto Refundido de la
Ley del Suelo).

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Según el art. 1.1 LEF de 16 de diciembre de 1954 es “cualquier forma de privación singular de la
propiedad privada o de derechos e intereses patrimoniales legítimos, cualesquiera que fueran
las personas o entidades a que pertenezcan, acordada imperativamente, ya implique venta,
permuta, censo, arrendamiento, ocupación temporal o mera cesación de su ejercicio y ya sea
por causa de utilidad pública o interés social”.
La doctrina ha señalado un claro ensanchamiento en el ámbito de la expropiación, que se
desprende del concepto legal citado, ya que clásicamente la expropiación forzosa venía definida
en razón de un triple límite: en cuanto al objeto, se limitaba a los bienes inmuebles, en cuanto
al contenido a la transmisión de la propiedad y en cuanto a la causa, a las obras de utilidad
pública.

1.2. Naturaleza y justificación


La naturaleza jurídica de potestad diferencia a la expropiación de otro supuesto o motivo por el
que surge el derecho de cualquier interesado a percibir una indemnización de los poderes
públicos, esto es, la responsabilidad patrimonial o extracontractual, la cual no es objeto de
estudio en el presente tema.
La naturaleza de la expropiación ha sido una cuestión ampliamente debatida por la doctrina. Las
principales teorías son las siguientes:
− Garrido Falla: señala que es una “prestación obligatoria in natura” que la Administración
impone a los particulares.
− Otro sector doctrinal señala que es una limitación al derecho completo de propiedad,
limitación que afecta a la facultad de disponer (Pérez Royo).
− Otro sector, dice que no es una limitación del derecho de la propiedad sino un modo de
extinguir dicho derecho (Castán).
En líneas generales podemos decir que la expropiación es una potestad pública cuyo objeto
consiste en privar a una persona o a un grupo de ellas de sus bienes o de derechos patrimoniales
o intereses legítimos, cuando así lo requieran los intereses generales. Normalmente se trata
también de una potestad administrativa, que ha de ser ejercida “de conformidad con lo
dispuesto por las leyes” y en los supuestos o para los fines previstos por estas; por cierto, por
las leyes del Estado o de las CCAA que pueden determinar la causa expropiandi para los fines de
interés público que les corresponden y en el marco de las materias de su respectiva competencia
legislativa (STC 37/1987 entre otras).
No obstante también puede el legislador, aparte de regular la institución misma y determinar
las causas de expropiación, acordar directamente la expropiación de bienes determinados. Estas
expropiaciones legislativas plantean sin embargo problemas peculiares.
-En cuanto al fundamento podemos distinguir entre el racional o natural y el legal:
− Fundamento racional: desde el dogma del carácter absoluto del derecho de propiedad,
se inquiría por una justificación del poder que permite a la Administración extinguirlo o
alterarlo en un caso concreto. Este planteamiento carece hoy de sentido. La propiedad
no es un derecho absoluto y exactamente igual que todos los derechos, ha de servir a
una necesidad colectiva para subsistir o mantenerse.

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− Fundamento legal: legalmente la justificación tiene su base constitucional en el


art.33.3,que establece que nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por
causa justificada de utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente
indemnización y de conformidad con los dispuesto por las leyes. La Administración está
justificada para expropiar el patrimonio de los administrados en la medida en que la Ley
le haya atribuido tal potestad

1.3. Elementos
1.3.1. Sujetos
Hay que distinguir entre sujeto expropiante, sujeto beneficiario y sujeto expropiado.
Sujeto expropiante.
La potestad expropiatoria corresponde por regla general a la Administración.
El expropiante es el titular activo de la potestad expropiatoria (art. 3.1. REF), posición que
corresponde únicamente al Estado, la Provincia, el Municipio y las CCAA, esto es, a las
Administraciones territoriales entre todo el complejo de entidades públicas.
Con lo cual ni los particulares ni los entes públicos no territoriales (instituciones, entes
corporativos, empresas públicas) pueden ser nunca titulares del poder de expropiar; unos y
otros podrán ser, a lo sumo, beneficiarios de la expropiación, pero cuando requieran bienes
expropiables para el cumplimiento de sus fines han de solicitar de su Administración matriz el
ejercicio de la potestad. La razón de que la titularidad se limite solo a los entes territoriales es
que solo este tipo de entes representan los fines generales y abstractos de la Administración.
El art. 4.2. LBRL permite que la legislación de las CCAA atribuya esta potestad también a “las
entidades territoriales de ámbito inferior al municipal y asimismo a las comarcas, áreas
metropolitanas, y demás entidades locales”. El art 4.3. de la misma Ley la confiere a las
mancomunidades de municipios, según lo que determinen sus estatutos o en su defecto si es
preciso para el cumplimiento de su finalidad.
Se excluye toda potestad expropiatoria de organismos públicos y otros entes instrumentales.
Estos pueden ser beneficiarios de la expropiación pero cuando requieran bienes expropiables
para el cumplimiento de sus fines han de solicitar de su Administración matriz el ejercicio de la
potestad.
Los entes corporativos tienen normalmente limitados sus poderes a las personas de sus
miembros y en orden a los aspectos determinados, que no suelen incluir la privación de sus
propiedades.
Sujeto beneficiario.
Es el sujeto que representa el interés público o social, por cuya causa se realiza la expropiación
y que adquiere el bien o derecho expropiados. Puede ser la misma Administración expropiante,
como sucede en las clásicas expropiaciones traslativas de dominio para la ejecución de obras o
la prestación de servicios públicos. Pero también puede ser otra Administración o entidad
distinta o un concesionario, y en las expropiaciones por causa de interés social, además
cualquier persona física o jurídica en la que concurran los requisitos señalados por la ley a estos

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efectos. No es insólito que el beneficiario sea un sujeto privado, cuando existe un interés público
que le corresponde realizar y que legitima la expropiación.
Si la cualidad de expropiante y beneficiario no concurren en el mismo sujeto, éste último tiene
la facultad expropiatoria a su favor, justificando la procedencia legal de la expropiación y su
condición de beneficiario. Iniciado el expediente, el beneficiario, tiene la condición de parte en
él y puede impulsar el procedimiento, formular las relaciones de bienes y derechos que solicita
se expropien, convenir libremente con el expropiado su adquisición amistosa, en su caso, e
intervenir en la pieza de determinación del justiprecio presentando su hoja de aprecio y
aceptando o rechazando la valoración que presente el expropiado. Además ha de pagar o
consignar el justiprecio y abonar las indemnizaciones o intereses de demora que procedan y ha
de destinar el bien expropiado al fin previsto, correspondiéndole también los derechos y
obligaciones derivados de la reversión y los demás establecidos legal y reglamentariamente. La
Administración expropiante decide ejecutoriamente sobre la procedencia y extensión de las
obligaciones del beneficiario, sin perjuicio de los derechos de éste a defender sus intereses
legítimos, inclusive la vía judicial.
El expropiado.
Es el propietario o titular de derechos reales e intereses económicos directos sobre la cosa
expropiable, o titular del derecho objeto de expropiación (art. 3.1.REF).
En definitiva, es la persona o entidad que sufre la privación o perjuicio patrimonial derivado del
ejercicio de la potestad expropiatoria.
Expropiado puede ser, en este sentido, cualquier persona física o jurídica. Incluso pueden serlo
las entidades y AP distintas de la expropiante, en cuanto a los bienes de su respectivo
patrimonio, si bien frecuentemente la necesidad que una Administración tiene de adquirir
bienes de otra se resuelve mediante un convenio. Por otra parte cuando se trata de la
transferencia de bienes de dominio público de una Administración a otra, incluso por decisión
imperativa de la que tiene competencia para ello, la legislación vigente prefiere hablar de
mutación demanial, esto es, de cambio de afectación o destino de un bien de dominio público.
La condición de expropiado tiene carácter real, es decir, deriva de su relación con el bien o
derecho objeto de la expropiación. Ello significa que dicha cualidad se transmite junto con dicho
bien o derecho, considerándose subrogado el nuevo titular en los derechos y obligaciones del
anterior y sin que la transmisión impida la continuación del expediente expropiatorio. El negocio
jurídico que origina la subrogación debe comunicarse a la Administración que tramita el
expediente. A falta de esa comunicación no podrá alegarse por el interesado la nulidad del
expediente en que no fue parte.
El bien expropiado se adquiere libre de cargas. Si existiera algún derecho compatible con el
destino del bien expropiado, puede mantenerse previo acuerdo entre el expropiante y el titular
del derecho. En caso contrario, las cargas anteriores se convierten, por ministerio de la ley, en
derechos sobre el justiprecio. Si no existe acuerdo entre los distintos titulares sobre la
distribución del justiprecio, la Administración consigna la cantidad global en depósito hasta que
se resuelvan las discrepancias.
Las expropiaciones legislativas.

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Excepcionalmente la expropiación puede ser acordada directamente por el legislador. Hay que
precisar que no se alude con ello a la simple declaración por ley de causa expropiandi, que
siempre le corresponde, ya se realice de manera genérica o específica según se dirá. En las
expropiaciones legislativas, el legislador determina además el objeto mismo de la expropiación
de manera que, por su propia decisión, se produce el efecto ablatorio o de privación de derechos
patrimoniales privados. Además establece reglas especiales para la singular operación
expropiatoria, bien de procedimiento, bien de valoración de los bienes o relativas a estos y otros
aspectos.
Las expropiaciones legislativas se han producido en nuestra historia en casos contados. Se
recuerda por ejemplo la expropiación de empresas ferroviarias que dio lugar a la creación de
RENFE, en 1941, la expropiación de las acciones de particulares en el Banco de España en 1962,
la de la compañía Metro de Madrid en 1979, la expropiación del Grupo RUMANASA por RD-Ley
de 23 de febrero de 1983 y la eliminación de propiedades privadas enclavadas en la zona de
dominio público costero, llevada a cabo por la LC de 1988. Estas dos últimas y en particular la
expropiación de RUMASA han dado ocasión para precisar doctrinal y jurisprudencialmente la
figura de las expropiaciones legislativas y sus límites (STC 111/1983, 166/1986, STEDH de 23 de
junio de 1993, Caso Ruiz Mateos).
El legislador puede acordar una medida expropiatoria, ya que la potestad de expropiar no está
reservada en exclusiva a la Administración por nuestro ordenamiento. Incluso puede acordarse
por decreto –ley en casos de extraordinaria urgencia y necesidad. Ahora bien la ley expropiatoria
es una ley singular, y como tal ha de circunscribirse a aquellos casos excepcionales que, por su
extraordinaria trascendencia y complejidad, no son remediables por los instrumentos normales
de que dispone la Administración. Además toda ley singular expropiatoria debe respetar las
garantías esenciales del art. 33.3 CE. Cualquier modificación o singularidad que introduzca en
relación con el régimen ordinario debe ser razonable y proporcionada, en función de las
peculiaridades del caso y de los fines legítimos de interés público que se pretende conseguir,
pues de lo contrario se vulneraría el art. 14 CE.
El mayor problema dogmático que plantean las expropiaciones legislativas es, sin duda, la
garantía del derecho a la tutela judicial efectiva de los expropiados (art. 24.1 CE). A diferencia
de la expropiación ordinaria, que se concreta en actos administrativos impugnables por
cualquier interesado, la ley que expropia sólo puede ser enjuiciada a través de los
procedimientos de declaración de inconstitucionalidad, recurso o cuestión de
inconstitucionalidad, por el TC. Pero la legitimación para iniciarlos no corresponde al
expropiado, sino a los órganos e instituciones a que se refiere el art. 162.1.a) CE o al juez que
conoce de algún acto de ejecución.
El expropiado podrá defender sus derechos contra dichos actos de ejecución de la ley
expropiatoria, alegando en tal caso indirectamente contra ésta y puede solicitar del Juez o
Tribunal que conozca del asunto que plantee una cuestión de inconstitucionalidad contra la
misma, lo que el órgano judicial decidirá según su libre estimación. Pero no puede el expropiado
defender por sí mismo la garantía patrimonial de su propiedad atacando directamente la ley que
le priva de ella.

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1.3.2. Objeto
El objeto de la expropiación es directamente la privación o ablación de derechos e intereses,
acordada imperativamente y de propósito, de donde nace el derecho compensatorio a obtener
un equivalente económico.
El art. 1 LEF especifica que pueden ser objeto de la potestad expropiatoria “la propiedad privada
y los derechos e intereses patrimoniales legítimos”. Los art. 1 y 2 REF repiten esto, aunque el 2
admite la posibilidad de que la expropiación se concrete en “facultades parciales del dominio o
de derechos e intereses legítimos”.
Respecto a la extensión del objeto de la expropiación hay que señalar que éste ha de ser un
derecho de contenido patrimonial, un derecho real, y que éste ha de integrarse en el patrimonio
privado de su titular. Es decir, el dominio público NO es expropiable, mientras que SI lo son todos
los bienes privados de titularidad pública.
En el dominio público lo que puede producirse es un cambio de afectación, en el que se utilice
formalmente el cauce expropiatorio, pero la doctrina es unánime en reconocer que nos
hallaremos entonces ante “mutaciones demaniales” y no ante autenticas expropiaciones de algo
que no es propiedad privada.
En segundo lugar la LEF nos habla de “derechos e intereses patrimoniales legítimos”. Con ello se
comprende cualquier posición cuya privación suponga una merma en el patrimonio de su titular
o lo que es lo mismo, todo tipo de intereses de contenido económico, que se vean sacrificados
por expropiación forzosa.
Al precarista, sujeto que no tiene derecho a la conservación del bien que detenta en precario,
se le debe indemnizar por la pérdida de esta situación, según ha reconocido la jurisprudencia
del TS. No es un derecho aquello de lo que se ve privado, pero si un interés patrimonial legítimo,
lo que forma parte del amplísimo concepto de “objeto de la expropiación” establecido en la LEF.
o todos los derechos e intereses que confluyen en el objeto de la expropiación son
necesariamente eliminados por esta operación administrativa. La LEF nos informa de que podrá
conservarse aquel derecho real sobre el objeto expropiado en el que se den dos requisitos: uno,
que resulte compatible con el destino que haya de darse al bien en cuestión, y dos, que se
produzca el oportuno acuerdo entre el expropiante y el titular del derecho (art. 8 LEF).

1.3.3. Contenido
La expropiación consiste en la privación o ablación de algún derecho o interés patrimonial. Es
decir, ya no se trata solo de una privación, total o parcial, del derecho de propiedad, mediante
la cual el bien objeto de dominio se integra en el patrimonio público.
Junto con las expropiaciones traslativas del dominio, de bienes muebles o inmuebles, se
consideran expropiación, al menos en sentido material, otras muchas decisiones que implican
privación o mutilación de las facultades del propietario, por ejemplo la privación de las
facultades de libre disposición mediante la imposición de un arrendamiento forzoso de una
finca. También son expropiaciones en sentido material las privaciones forzosas e imperativas de
otros derechos patrimoniales diferentes de la propiedad, como los derechos de arrendamiento

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o de usufructuario. En suma el objeto de la expropiación, esto es, el tipo de privación imperativa


que supone es en la actualidad muy variado.
La expropiación forzosa dice el art. 1º LEF ya citado, ha de ser acordada imperativamente, con
ello se diferencia esta institución de la responsabilidad general de la Administración en que
puede incurrir para resarcir perjuicios ocasionados a los particulares, pero no por una decisión
expresa sino como una mera consecuencia del obrar administrativo.
La expropiación es una garantía, puesto que asegura la integridad del patrimonio personal y la
estabilidad del tráfico jurídico. Para que cualquier expropiación sea legítima debe respetar una
triple garantía:
- Solo cabe expropiar pro causas justificadas al interés público legalmente previstas, siendo
además necesario que exista una relación necesaria entre el objeto de la expropiación y los fines
a cumplir.
- Toda expropiación presupone la correspondiente indemnización, de manera que se preserve
el contenido económico de la propiedad.
- La potestad expropiatoria debe ejercerse en la forma prevista por las leyes y a través del
procedimiento establecido que debe garantizar los derechos de defensa del expropiado.

1.3.4. Causa
Las causas que legitiman la expropiación que se condesan en la expresión utilidad pública e
interés social, pueden ser hoy también muy diversas; en teoría, cualquier motivo de interés
público que requiera una medida de este tipo y no sólo la realización de obras públicas, como
era tradicional, o la prestación de servicios públicos. Por ello, el beneficiario de la medida
expropiatoria puede no ser la Administración expropiante sino también otros particulares,
cuando existen razones de interés público que lo justifiquen. Para explicarlo podemos aludir a
muchas expropiaciones urbanísticas, mediante las que se pone el suelo expropiado a disposición
de promotores con capacidad y solvencia para acometer la ejecución de los planes de
urbanismo.
La expropiación puede tener también por finalidad asegurar el cumplimiento de la propiedad (la
denominada expropiación-sanción)) o tutelar el medio ambiente o el patrimonio histórico o
excepcionalmente, poner remedio a graves situaciones de riesgo para la estabilidad económica.
En definitiva, la expropiación es un instrumento polivalente, destinado a la satisfacción de los
intereses públicos, cuando se ve impedida o dificultada por la titularidad privada de derechos
patrimoniales reconocidos por el OJ.
El fin o causa de la expropiación ha de declararse específicamente en cada caso respecto al
destino posterior del bien que se expropia, así lo expresa el art. 9 de la Ley. De tal manera que
toda expropiación queda vinculada a la realización de dicho destino, invocado como causa
expropiatoria, de modo que su incumplimiento pro el beneficiario invista al expropiado de un
derecho de retrocesión o reversión sobre el objeto expropiado afectando a la validez de la
expropiación misma.
Así en definitiva podemos afirmar que es el artículo 1 LEF el que establece que la causa de la
expropiación forzosa ha de ser la utilidad pública o el interés social. La inclusión del interés social

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al lado de la utilidad pública, entre las causas legitimadoras de la expropiación constituyó a juicio
de García de Enterría, la gran novedad de la Ley vigente.

2. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO
2.1. Trámite previo: declaración de utilidad pública o
interés social.
Esta declaración, que abre el camino concreto de la expropiación se concibe como materia
reservada a la Ley Formal.
El art. 9 LEF establece que para proceder a la expropiación forzosa será requisito indispensable
la previa declaración de utilidad pública o interés social del fin a que haya de afectarse el objeto
expropiado.
La utilidad pública puede declararse:
- De forma implícita: lo que está ex lege en todos los planes de obras y servicios del Estado y
demás entidades territoriales.
- De forma genérica, a concretar por el Consejo de Ministros.
- De forma específica, por Ley singular, para cuando no se usen los anteriores sistemas.
En este sentido, podemos señalar que la utilidad pública se entiende implícita en todos los
planes de obras y servicios de las diferentes Administraciones territoriales, a efectos de la
expropiación de inmuebles afectados por los mismos, como se deduce del artículo 10 LEF,
incluyendo ahora los de las CCAA e inclusive planes y programas de la UE (ST 29 nov 1997). Entre
ellos tienen esos efectos los planes urbanísticos.
No siempre la declaración de utilidad pública o interés social de la expropiación supone
especificar el destino de los bienes o derechos expropiados, ya que en algunos casos ese destino
puede ser secundario o aleatorio en relación con la causa de la expropiación, como por ejemplo,
sucedía en el caso RUMASA (STC 166/1986), en que la finalidad de la intervención era evitar o
solucionar la grave crisis financiera, de dimensión nacional, que había provocado la gestión de
ese grupo empresarial.

2.2. El acuerdo de la necesidad de ocupación.


Declarada la utilidad pública o interés social, se inicia el expediente de expropiación
propiamente dicho. A este respecto la LEF y su Reglamento regulan un procedimiento general y
algunos procedimientos especiales.
La especialidad más notoria es una variante del procedimiento general y se trata de la llamada
expropiación urgente (art. 52), en teoría excepcional, pero en la práctica tan generalizada que
ha puesto en crisis desde hace tiempo el sistema de la LEF según García de Enterría.
Según el régimen general, la primera fase es aquella por la que la Administración expropiante
resuelve sobre la “necesidad de ocupar los bienes que sean estrictamente indispensables para
el fin de la expropiación”. Es lo que se denomina acuerdo de necesidad de ocupación.
Podemos señalar los siguientes trámites:

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- Relación de bienes o derechos: al efecto de determinar los bienes o derechos objeto de la


expropiación, el beneficiario estará obligado a formular una relación concreta e individualizada,
describiendo en todos sus aspectos los mismos.
- Información pública: recibida la relación anterior el Gobernador Civil (actualmente el Delegado
del Gobierno) abrirá información pública durante el plazo de 15 días. Cuando se trate de
expropiaciones realizadas por el Estado, dicha realización debe publicarse en el BOE y en el de
la provincia respectiva, así como en uno de los diarios de mayor circulación de la provincia
comunicándose además a los Ayuntamientos en cuyo término radique la cosa a expropiar para
que la fijen en el tablón de anuncios.
- Alegaciones: cualquier persona podrá aportar por escrito los datos oportunos para rectificar
posibles errores de la relación publicada u oponerse por razones de fondo o forma a la necesidad
de la ocupación, en el plazo señalado en el párrafo anterior.
- Resolución: a la vista de las alegaciones formuladas por quienes comparezcan en la información
pública, el Gobernador Civil (Delegado del Gobierno), previas las comprobaciones que estime
oportunas, resolverá en el plazo máximo de 20 días sobre la necesidad de la ocupación.
Producido el acuerdo del Gobernador civil (Delegado del Gobierno.) se hace público en la misma
forma que lo fue la relación inicial de bienes y derechos y al mismo tiempo se realiza la
notificación individual a todas cuantas personas hayan comparecido en el trámite de
información pública.
Todos los interesados, sin distinción, pueden formular recurso ante el Ministerio competente
por razón de la materia, siendo su carácter suspensivo, es decir, que por excepción a la regla
general y expresa determinación de la LEF no puede proseguirse el procedimiento hasta la
resolución de este recurso.
La jurisprudencia ha admitido que el acuerdo de necesidad de ocupación es impugnable
directamente ante los Tribunales si pone fin a la vía administrativa. La Administración puede
también rectificar los errores materiales o de hecho en que haya incurrido en dicho acuerdo al
amaro del artículo 105.1. LRJPAC, sin necesidad de declarar la nulidad del mismo.

2.3. La determinación del justo precio.


En la expropiación, la titularidad del bien o derecho expropiado cede por causa de interés
general, pero la garantía del patrimonio de los particulares afectados se preserva mediante la
obtención de su equivalente económico. Este equivalente es el que ha de abonarse al
expropiado en concepto de justo precio. Ahora bien, qué es el equivalente económico o cómo
debe valorarse el bien expropiado es una de las cuestiones más complejas que afronta la
legislación expropiatoria y en la práctica más complejas que afronta la legislación administrativa
y adolece de un alto grado de inseguridad jurídica.
La cuantía del justiprecio se determina a falta de acuerdo entre el beneficiario y el expropiado,
en forma contradictoria y por un órgano de composición técnica, el Jurado de Expropiación,
cuyas resoluciones son revisables en la vía contencioso-administrativa. Tanto el Jurado como los
Tribunales que revisan sus decisiones han de tener en cuenta los criterios de valoración que la
ley establece al efecto. Lo que sucede es que tales criterios de valoración que la ley establece al
efecto (los cuales no son homogéneos).

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El justo precio debe ser, sin duda, equitativo, razonable y proporcionado a la pérdida patrimonial
sufrida por el expropiado. El TC ha reiterado que lo decisivo es que exista un “proporcional
equilibrio entre el valor del bien o derecho expropiado y la cuantía de la indemnización ofrecida,
de modo tal que la norma que la dispone sólo podrá ser entendida como constitucionalmente
ilegítima cuando la correspondencia entre aquél y ésta se revele manifiestamente desprovista
de base razonable”.
La fijación de importe de la indemnización que la Administración ha de satisfacer como
consecuencia de la expropiación se realizará:
- Por mutuo acuerdo: la Administración y el particular a quien se refiera la expropiación podrá
convenir la adquisición de los bienes y derechos que son objeto de aquella libremente y por
mutuo acuerdo, en cuyo caso, una vez convenidos los términos de la adquisición amistosa, se
dará por concluido el expediente.
- Procedimiento legal: en caso de que en el plazo de 15 días no se llegase al mutuo acuerdo en
la fijación del precio se seguirá el procedimiento reglado señalado en la Ley, sin perjuicio de que
en cualquier momento posterior de su tramitación puedan las partes llegar a dicho acuerdo.
En este caso la fijación del justo precio se tramitará como pieza separada, encabezada por la
exacta descripción del bien concreto que haya de expropiarse.
En cada uno de los expedientes así formados la Administración requerirá a los propietarios para
que en el plazo de veinte días, a contar desde el siguiente al de la notificación, presente hoja de
aprecio, en la que se concrete el valor en que estimen el objeto que se expropia, pudiendo aducir
cuantas alegaciones estimen pertinentes.
La valoración habrá de ser forzosamente motivada y podrá estar avalada por la firma de un
perito, cuyos honorarios habrán de acomodarse a las tarifas que apruebe la Administración,
siendo siempre estos gastos de cuenta de los propietarios.
Artículo 30. 1: “La Administración expropiante habrá de aceptar o rechazar la valoración de los
propietarios en igual plazo de veinte días. En el primer caso se entenderá determinado
definitivamente el justo precio, y la Administración procederá al pago del mismo, como requisito
previo a la ocupación o disposición.
2. En el segundo supuesto, la Administración extenderá hoja de aprecio fundada del valor del
objeto de la expropiación, que se notificará al propietario, el cual, dentro de los diez días
siguientes, podrá aceptarla lisa y llanamente o bien rechazarla, y en este segundo caso tendrá
derecho a hacer las alegaciones que estime pertinentes empleando los métodos valorativos que
juzgue más adecuados para justificar su propia valoración a los efectos del artículo 43, y
asimismo a aportar las pruebas que considere oportunas en justificación de dichas alegaciones.”
Artículo 31. Si el propietario rechazara el precio fundado ofrecido por la Administración, se
pasará el expediente de justiprecio al Jurado Provincial de Expropiación.
El Jurado Provincial de Expropiación, ha sido objeto de una reciente reforma. La Disposición Final
2ª de la Ley 17/2012, de 27 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año
2013, modifica parcialmente la LEF en este aspecto pasando la composición del JPE de 4 vocales
a 6, con una mayor influencia del Ministerio de Hacienda. Los JPE, que se constituirán uno en
cada capital de provincia, estarán formados por un Presidente, que lo será el Magistrado que
designe el Presidente de la Audiencia correspondiente, y, los siguientes vocales:

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a. Un Abogado del Estado de la respectiva Delegación de Hacienda.


b. Dos funcionarios técnicos designados por la Delegación de Hacienda de la provincia, que serán
nombrados según la naturaleza de los bienes a expropiar (novedad de 2012).
c. Un representante de la Cámara Oficial Sindical Agraria, cuando la expropiación se refiera a
propiedad rústica, y un representante de la C.N.S. respectiva en los demás casos.
d. Un Notario de libre designación por el Decano del Colegio Notarial correspondiente.
e. El interventor territorial de la provincia o persona que legalmente le sustituya (novedad de
2012).
Los JPE son órganos de la Administración del Estado en cada provincia; muchas CCAA, han
creado sus propios Juzgados Territoriales de Expropiación de forma paralela, que llevan a cabo
estas mismas funciones en sus expropiaciones y en las municipales. Respecto de la posible
inconstitucionalidad de estos últimos en torno a una supuesto desigualdad de todos los
españoles tuvo oportunidad de pronunciarse el TC, considerando que no son inconstitucionales
pues estos JTE se han de basar igualmente en la ley estatal, limitándose a ejecutar.
El Jurado de Expropiación, a la vista de las hojas de aprecio formuladas por los propietarios y por
la Administración decidirá ejecutoriamente sobre el justo precio que corresponda a los bienes o
derechos objeto de la expropiación.
La resolución del Jurado de Expropiación habrá de ser necesariamente motivada, razonándose
los criterios de valoración seguidos por el mismo en relación con lo dispuesto en esta Ley. Las
resoluciones de los JPE, por lo general, han sido tenidas en gran estima por los tribunales, hasta
el punto de que se ha llegado a estimar una presunción “iuris tantum” de acierto de los mismos.
En definitiva la misión del justiprecio es buscar el valor de sustitución del bien expropiado, es
decir, la indemnización que sustituya económicamente dicho bien.

2.4. Pago y toma de posesión


Una vez determinado el justo precio se procederá al pago de la cantidad que resultare en el
plazo máximo de 6 meses. Dicho pago está exento de toda clase de impuestos, gravámenes y
arbitrios, ya que no es, por definición, sino el equivalente de la pérdida patrimonial sufrida.
Si el expropiado rehúsa recibir el precio o existe cualquier litigio o cuestión entre el interesado
y la Administración expropiante, se debe consignar el justiprecio controvertido en la Caja
General de Depósitos a disposición de la autoridad o Tribunal competente. Ello no obstante el
expropiado tiene derecho a que se le entregue la indemnización hasta el limite en que exista
conformidad entre aquel y la Administración.
Hecho efectivo o consignado el justiprecio, puede ocuparse el bien o hacerse ejercicio del
derecho expropiado.
Si el bien expropiado es domicilio de alguna persona u otro lugar cuyo acceso requiera el
consentimiento del titular, debe recordarse que la entrada en el mismo precisa de autorización
judicial en ausencia de dicho consentimiento.
La LEF precisa ahora, para evitar interpretaciones extensivas enervantes del derecho de ocupar
el inmueble expropiado, que, además de para entrar en el domicilio de las personas físicas y
jurídicas, solo se requiere autorización judicial para entrar en “los locales cerrados sin acceso al

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público”, pero no en cualquier otro tipo de fincas, de las que la Administración expropiante
puede tomar posesión directamente, recabando, si fuera, necesario, el auxilio de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad.

3. PECULIARIDADES DEL PROCEDIMIENTO DE


URGENCIA
El criterio general de la LEF de condicionar la privación efectiva del bien o derecho expropiado
al previo pago de la indemnización ha quebrado totalmente con el tiempo, en virtud de la
práctica generalización del procedimiento de expropiación urgente.
El concepto de urgencia es como señala García de Enterría un concepto jurídico indeterminado,
a pesar de lo cual la LEF excluye la fiscalización de los tribunales.
Además, una muy reiterada jurisprudencia exige que la urgencia se justifique en cada caso y de
manera suficiente. A pesar de lo cual el recurso a esta modalidad es muy frecuente, sobre todo
en los casos de mayor trascendencia, como los de expropiación de inmuebles para la
construcción de obras públicas o el establecimiento de servicios públicos y las expropiaciones
urbanísticas en general.
La declaración como urgente de la ocupación de los bienes afectados por la expropiación sólo
puede ser declarada por el Consejo de Ministros, según el art. 52 LEF, competencia que hoy en
día se ha extendido a los Consejos de Gobierno de las CCAA, en caso de que la Administración
expropiante sea la autonómica o la local.
En el expediente que se eleve al Consejo de Ministros deberá figurar, necesariamente, la
oportuna retención de crédito, con cargo al ejercicio en que se prevea la conclusión del
expediente expropiatorio y la realización efectiva del pago, por el importe a que ascendería el
justiprecio calculado en virtud de las reglas previstas para su determinación en esta Ley. Esta
declaración podrá hacerse en cualquier momento e implicará las siguientes consecuencias:
1. Se entenderá cumplido el trámite de declaración de necesidad de la ocupación de los bienes
que hayan de ser expropiados, según el proyecto y replanteo aprobados y los reformados
posteriormente, y dará derecho a su ocupación inmediata.
2. Se notificará a los interesados afectados, según los artículos tercero y cuarto de esta Ley, el
día y hora en que ha de levantarse el acta previa a la ocupación. Esta notificación se llevará a
efecto con una antelación mínima de ocho días y mediante cédula. Caso de que no conste o no
se conozca el domicilio del interesado o interesados, se entregará la cédula al inquilino, colono
y ocupante del bien de que se trate, sin perjuicio de dar cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo quinto de esta Ley. Con la misma anticipación se publicarán edictos en los tablones
oficiales y, en resumen, en el Boletin Oficial del Estado y en el de la Provincia, en un periódico
de la localidad y en dos diarios de la capital de la provincia, si los hubiere.
3. En el día y hora anunciados se constituirán en la finca que se trate de ocupar, el representante
de la Administración, acompañado de un perito y del Alcalde o Concejal en que delegue, y
reunidos con los propietarios y demás interesados que concurran, levantarán un acta, en la que
describirán el bien o derecho expropiable y se harán constar todas las manifestaciones y datos
que aporten unos y otros y que sean útiles para determinar los derechos afectados, sus titulares,
el valor de aquéllos y los perjuicios determinantes de la rápida ocupación. Tratándose de

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Bloque I

terrenos cultivados se hará constar el estado y extensión de la cosechas, los nombres de los
cultivadores y el precio del arrendamiento o pactos de aparcería en su caso. Si son fincas urbanas
se reseñará el nombre de los arrendatarios, el precio de alquiler y, en su caso, la industria que
ejerzan . Los interesados pueden hacerse acompañar de sus peritos y un Notario.
4. A la vista del acta previa a la ocupación y de los documentos que obren o se aporten el
expediente, y dentro del plazo que se fije al efecto, la Administración formulará las hojas de
depósito previo a la ocupación. El depósito equivaldrá a la capitalización, al interés legal del
líquido imponible, declarado con dos años de antelación, aumentado en un veinte por ciento en
el caso de propiedades amillaradas. En la riqueza catastrada el importe del depósito habrá de
ser equivalente a la cantidad obtenida capitalizando al interés legal o líquido imponible o la renta
líquida, según se trate de fincas urbanas o rústicas, respectivamente. En los casos de que la finca
en cuestión no se expropie más que parcialmente, se prorrateará el valor señalado por esta
misma Regla. Si el bien no tuviera asignada riqueza imponible, servirá de módulo la fijada a los
bienes análogos del mismo término municipal. La cantidad así fijada, que devengará a favor del
titular expropiado el interés legal, será consignada en la Caja de Depósitos. Al efectuar el pago
del justiprecio se hará la liquidación definitiva de intereses.
5. La Administración fijará igualmente las cifras de indemnización por el importe de los perjuicios
derivados de la rapidez de la ocupación, tales como mudanzas, cosechas pendiente y otras
igualmente justificadas, contra cuya determinación no cabrá recurso alguno, si bien, caso de
disconformidad del expropiado, el Jurado Provincial reconsiderará la cuestión en el momento
de la determinación del justiprecio.
6. Efectuado el depósito y abonada o consignada, en su caso, la previa indemnización por
perjuicios, la Administración procederá a la inmediata ocupación del bien de que se trate,
teniendo en cuenta lo dispuesto en los párrafos segundo y tercero del artículo 51 de esta Ley, lo
que deberá hacer en el plazo máximo de quince días, sin que sea admisible al poseedor entablar
interdictos de retener y recobrar.
7. Efectuada la ocupación de las fincas se tramitará el expediente de expropiación en sus fases
de justiprecio y pago según la regulación general establecida en los artículos anteriores,
debiendo darse preferencia a estos expediente para su rápida resolución.
8. En todo caso, sobre el justiprecio acordado definitivamente para los bienes objeto de este
artículo, se girará la indemnización establecida en el artículo cincuenta y seis de esta Ley, con la
especialidad de que será fecha inicial para el cómputo correspondiente la siguiente a aquélla en
que se hubiera producido la ocupación de que se trata.

El elemento diferencial básico es que permite a la Administración pasar a la ocupación del bien
expropiado con la simple consignación de una cantidad que la Ley predetermina y que en ningún
caso puede sustituir al justiprecio por las siguientes razones:
- Porque la fija la Administración expropiante, no el Jurado de exposición.
- Porque la Ley establece expresamente que el justiprecio se discutirá y fijará en un momento
posterior.
- Porque no entran en su composición los mismos elementos a tener en cuenta en el justiprecio.

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- Porque el acta de pago de la expropiación normal es título para la inscripción en el Registro de


la Propiedad mientras que el certificado de consignación sólo faculta una anotación provisional.
El expediente de expropiación continúa, por su parte, al margen de la ocupación ya producida,
con las fases de determinación del justiprecio y pago, que se rigen por el procedimiento general,
sin otra particularidad que la preferencia en el trámite otorgada a estos expedientes.
La ocupación real de la cosa, por el mero poder administrativo e inatacable judicialmente, se
produce antes de que se determine y pague el justiprecio. Esta es la esencia de la expropiación
de urgencia.

4. LA GARANTÍA PATRIMONIAL: EN PARTICULAR, LA


REVERSIÓN DE BIENES EXPROPIADOS
Pese a tratarse de una institución en la que están presentes importantes prerrogativas de la
Administración, también lo están las garantías.

4.1. Garantías jurisdiccionales


En primer lugar, hay que reflejar el art. 125 de la Ley, de acuerdo con el cual: siempre que sin
haberse cumplido los requisitos sustanciales de declaración de utilidad pública o interés social,
necesidad de ocupación y previo pago o depósito, según proceda, en los términos establecidos
en esta Ley, la Administración ocupare o intentase ocupar la cosa objeto de la expropiación, el
interesado podrá utilizar, aparte de los demás medios legales procedentes, los interdictos de
retener y recobrar para que los Jueces le amparen, y en su caso, le reintegren en su posesión
amenazada o perdida.
En cuanto a cuáles sean los “demás medios legales procedentes”, hay que decir que éstos serán
los que ordinariamente caben contra la actuación ilegal de la Administración, esto es, los
recursos administrativos y contencioso-administrativos pertinentes.
En cuanto a la impugnación del justiprecio, la puede realizar cualquiera de las partes que no esté
de acuerdo con la cantidad fijada por el Jurado, siento un requisito común para todas ellas que
la impugnación se base en una diferencia de valor de un sexto como mínimo sobre la cuantía
que se había pedido u ofrecido inicialmente.
La impugnación por el expropiado se realiza directamente contra el acuerdo del Jurado
Provincial de Expropiación. Esta resolución, que se notificará a la Administración y al propietario,
ultimará la vía gubernativa, y contra la misma procederá tan sólo el recurso contencioso-
administrativo.
En cuanto a la sanción de vicios procedimentales, la LEF establece que: En todo caso, el recurso
podrá fundarse en vicio sustancial de forma o en la violación u omisión de los preceptos
establecidos en la presente Ley.

4.2. Garantía patrimonial


Las garantías patrimoniales que se reconocen al expropiado en el procedimiento de
expropiación forzosa son fundamentalmente tres:

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4.2.1. Intereses de demora


Para evitar las consecuencias que puede ocasionar al expropiado un retraso en la tramitación
del expediente, la ley prevé en el artículo 56 que cuando hayan transcurrido seis meses desde
la iniciación legal del expediente expropiatorio sin haberse determinado por resolución
definitiva el justo precio de las cosas o derechos, la Administración expropiante culpable de la
demora estará obligada a abonar al expropiado una indemnización que consistirá en el interés
legal del justo precio hasta el momento en que se haya determinado, que se liquidará con
efectos retroactivos, una vez que el justiprecio haya sido efectuado.
La cantidad que se fije definitivamente como justo precio devengará el interés legal
correspondiente a favor del expropiado, hasta que se proceda a su pago y desde el momento en
que hayan transcurrido los seis meses a que se refiere el artículo 48.

4.2.2. Retasación de los bienes expropiados


Consiste en el derecho del expropiado de instar una nueva valoración adaptada al valor del
dinero en el momento actual.
Se contempla en el art. 58 que establece que si transcurrieran 4 años sin que el pago de la
cantidad fijada como justo precio se haga efectivo o se consigne, habrá de procederse a evaluar
de nuevo las cosas o derechos objeto de expropiación, con arreglo a los preceptos contenidos
en el Capítulo III del presente Título.
Una vez efectuado el pago o realizada la consignación, aunque haya trascurrido el plazo de
cuatro años, no procederá el derecho a la retasación.

4.2.3. Reversión de los bienes expropiados


Se contempla en los artículos 54 y 55 de la LEF, que han sido objeto de modificación mediante
la DA 5ª de la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de ordenación de la edificación.
Garantía de reversión
Por lo que se refiere a la garantía de reversión del bien expropiado hay que hacer notar que la
adquisición de un bien por expropiación lleva siempre consigo la posibilidad de reversión al
expropiado, que se abre en caso de:
- no ejecutarse la obra o establecerse el servicio que motivó la expropiación
- cuando realizada la obra o establecido el servicio hubiera alguna parte sobrante de los
bienes expropiados
- Cuando desapareciese la afectación de los bienes o derechos a las obras o servicios que
motivaron la expropiación.
En estos casos, el primitivo dueño o sus causahabientes podrán recobrar la totalidad o la parte
sobrante de lo expropiado, mediante el abono a quien fuera su titular de la indemnización que
se determina en el art. 55 de la LEF.
No habrá derecho de reversión, sin embargo, en los casos siguientes:

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a) Cuando simultáneamente a la desafectación del fin que justificó la expropiación se acuerde


justificadamente una nueva afectación a otro fin que haya sido declarado de utilidad pública o
interés social. En este supuesto la Administración dará publicidad a la sustitución, pudiendo el
primitivo dueño o sus causahabientes alegar cuanto estimen oportuno en defensa de su derecho
a la reversión, si consideran que no concurren los requisitos exigidos por la ley, así como solicitar
la actualización del justiprecio si no se hubiera ejecutado la obra o establecido el servicio
inicialmente previstos.
b) Cuando la afectación al fin que justificó la expropiación o a otro declarado de utilidad pública
o interés social se prolongue durante diez años desde la terminación de la obra o el
establecimiento del servicio.
Plazo
Cuando proceda la reversión, el plazo para que el dueño primitivo o sus causahabientes puedan
solicitarla será el de tres meses, a contar desde la fecha en que la Administración hubiera
notificado el exceso de expropiación, la desafectación del bien o derecho expropiados o su
propósito de no ejecutar la obra o de no implantar el servicio.
En defecto de esta notificación, el derecho de reversión podrá ejercitarse por el expropiado y
sus causahabientes en los casos y con las condiciones siguientes:
a. Cuando se hubiera producido un exceso de expropiación o la desafectación del bien o derecho
expropiados y no hubieran transcurrido veinte años desde la toma de posesión de aquéllos.
b. Cuando hubieran transcurrido cinco años desde la toma de posesión del bien o derecho
expropiados sin iniciarse la ejecución de la obra o la implantación del servicio.
c. Cuando la ejecución de la obra o las actuaciones para el establecimiento del servicio
estuvieran suspendidas más de dos años por causas imputables a la Administración o al
beneficiario de la expropiación sin que se produjera por parte de éstos ningún acto expreso para
su reanudación.
Competencia para resolver
La competencia para resolver sobre la reversión corresponderá a la Administración en cuya
titularidad se halle el bien o derecho en el momento en que se solicite aquélla o a la que se
encuentre vinculado el beneficiario de la expropiación, en su caso, titular de los mismos.
En caso de nulidad del expediente expropiatorio, independientemente de la causa última que
haya motivado dicha nulidad, la reforma llevada a cabo en la DF 2ª de los PGE de 2013, ha puesto
punto final al criterio del Tribunal Supremo de que en estos casos (expropiación nula o vía de
hecho), si fuese imposible la devolución, debería abonársele a la víctima el valor del suelo al
momento de producirse el daño (conforme al art. 141 de la Ley 30/1992), con la adicción
consoladora de una indemnización equivalente al 25% del valor del suelo al declararse la nulidad
del expediente de expropiación y un 5% de premio de afección para no hacer peor condición al
expropiado legal que al ilegal. Por tanto, con esta reciente modificación, en estos casos se
indemnizará el daño efectivo conforme al art. 139 de la Ley 30/1992.
Indemnización
Por otra parte, la indemnización expropiatoria percibida por el expropiado constituye el
presupuesto del ejercicio del derecho de reversión, actualizada conforme a la evolución del

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índice de precios al consumo en el período comprendido entre la fecha de iniciación del


expediente de justiprecio y la de ejercicio del derecho de reversión.
Por excepción, si el bien o derecho expropiado hubiera experimentado cambios en su
calificación jurídica que condicionaran su valor o hubieran incorporado mejoras aprovechables
por el titular de aquel derecho o sufrido menoscabo de valor, se procederá a una nueva
valoración del mismo, referida a la fecha de ejercicio del derecho, conforme a lo establecido
para la determinación del justo precio.
La toma de posesión del bien o derecho revertido no podrá tener lugar sin el previo pago o
consignación del importe resultante. Dicho pago o consignación deberá tener lugar en el plazo
máximo de tres meses desde su determinación en vía administrativa, bajo pena de caducidad
del derecho de reversión y sin perjuicio de la interposición de recurso contencioso-
administrativo. En este último caso, las diferencias que pudieran resultar de la sentencia que se
dicte deberán, asimismo, satisfacerse o reembolsarse, según proceda, incrementadas con los
intereses devengados al tipo de interés legal desde la fecha del primer pago en el plazo de tres
meses desde la notificación de la sentencia bajo pena de caducidad del derecho de reversión en
el primer supuesto.

5. LAS EXPROPIACIONES ESPECIALES


La LEF además del procedimiento ordinario regula lo que denomina procedimientos especiales.
En realidad, se trata de meras especialidades parciales del procedimiento expropiatorio
aplicables en algunos supuestos, afectadas o sustituidas también por lo dispuesto en la
legislación sectorial correspondiente (urbanística, agraria…). En lo no previsto en tales reglas
especiales, se aplica el procedimiento ordinario.
Algunas de estas especialidades han sido posteriormente objeto de desarrollo legislativo, así
ocurre con las expropiaciones urbanísticas (reguladas en el Título IV del Real Decreto Legislativo
7/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el Texto refundido de la Ley de Suelo y
Rehabilitación Urbana); en otras, la Ley de Expropiación se refiere a cuestiones concretas, como
la presencia de determinados miembros en el Jurado Provincial de Expropiación en las
expropiaciones por las Entidades Locales; todo ello, junto con las expropiaciones por causa de
colonización y de fincas mejorables que se regulan por su legislación especial en la que la Ley de
Expropiación Forzosa es supletoria de la legislación especial sobre la materia, como declara el
artículo 97 de la misma.

5.1. Por razones o grupos de bienes


Para aquellos supuestos en que la realización de determinadas obras públicas de gran
envergadura implica la necesaria expropiación de amplias zonas territoriales, la Ley de
Expropiación Forzosa ha previsto un procedimiento específico de valoración desarrollado en dos
fases diferenciadas.
En primer lugar, la referida a, establecimiento de conjuntos de determinados bienes, en función
de su naturaleza económica, para los que señala unos "precios máximos y mínimos" para la
determinación del justiprecio; y, en segundo lugar, la referida a la valoración de cada una de las
fincas que integran el terreno de forma individualizada, mediante la aplicación de los precios
que se hayan fijado previamente para la categoría en que se integra.

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El procedimiento establecido trata de evitar, por un lar, la multiplicidad de expedientes de


valoración y, por otro, las diferencias de justiprecio que pudieran producirse. Este
procedimiento ha sido sustituido por el de tasación conjunta.

5.2. Por incumplimiento de la función social de la


propiedad.
Es aquella que tiene lugar cuando el propietario incumple la finalidad de interés social que la Ley
asocia a determinados bienes. Para su aplicación es necesario que se lleve a cabo la declaración
positiva de que un determinado bien o categoría de bienes deben sufrir determinadas
transformaciones o ser utilizados de manera específica; que dicha declaración sea formulada
por Ley o por Decreto acordado en Consejo de Ministros; que la Ley contenga inequívocamente
la intimación de expropiación forzosa frente al incumplimiento; que para la realización de la
específica función señalada se haya fijado un plazo y a su vencimiento aquélla función resultare
total o sustancialmente incumplida por el propietario.
Por ello parte de la doctrina se refiere a este tipo de expropiación bajo el término "expropiación-
sanción".
Una vez realizada la expropiación se impone al beneficiario la obligación incumplida por el
anterior titular, de tal forma que, si de nuevo vuelve a vulnerarse el fin social de la propiedad, la
Administración podrá optar entre expropiarla de nuevo en beneficio propio adquiriendo ella
misma la carga, o dejarla en estado público de venta.
En cualquier caso, este tipo de expropiación ha sido y es escasamente utilizada, salvo en el
ámbito agrícola y en el urbanístico.

5.3. De bienes de valor artístico, histórico y arqueológico.


La especialidad de este procedimiento se centra en que se sustituye el Jurado Provincial de
Expropiación por una Comisión compuesta por tres académicos, designados, uno por la Mesa
del Instituto de España, otro por el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte y el tercero
por el propietario del bien afectado. Esta comisión será la que determine el justo precio por
tasación pericial.
Además, en esta expropiación, el Estado podrá ejercer, para sí o para otra persona pública, el
derecho de tanteo, obligándose al pago del precio en un período no superior a dos ejercicios
económicos, salvo que el particular interesado acepte otras formas de pago

5.4. Por entidades locales o por razón de urbanismo.


La especialidad de éstas en relación con el procedimiento general es que el vocal técnico de la
Administración que forma parte del Jurado es designado por las propias Corporaciones Locales
expropiantes, a las que les corresponde además las competencias que en el procedimiento
general son atribuidas a las autoridades gubernativas.
Se aplicará su legislación específica. En las entidades locales, la Ley de Bases de Régimen Local y
el Texto Refundido. En las de urbanismo el Real Decreto Legislativo 2/2008 de 20 de junio, Texto
Refundido de la Ley del Suelo. Para la determinación del justiprecio se aplicará la LEF.

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5.5. Por causas de colonización.


La Ley se remite a su legislación específica sobre colonización y fincas mejorables que es muy
variada y numerosa, aplicandose la LEF de forma supletoria.

5.6. Por obras públicas.


La peculiaridad consiste en que las facultades de los Delegados de Gobierno para tramitar los
expedientes expropiatorios se trasladan a los Ingenieros Jefes de los Servicios de Obras Públicas.

5.7. Por razones de la defensa nacional y seguridad del


estado.
Se aplicará el procedimiento de urgencia y es competencia de la autoridad militar. Se regulan
las requisas militares para los casos de guerra o movilización total o parcial.

5.8. Que den lugar al traslado de poblaciones.


Este tipo de expropiación suele tener lugar en los supuestos de ejecución de grandes obras
hidráulicas que comporten la necesidad de expropiar las tierras que sirvan de base principal de
sustento a todas o a la mayor parte de las familias de un Municipio o de una Entidad local menor,
en cuyo caso, el Consejo de Ministros acordará, de oficio o a instancia de las Corporaciones
públicas interesadas, el traslado de la población.
Dado lo especial de la situación, la Ley intenta enumerar, en el artículo 89 de la LEF, todos los
perjuicios que el traslado puede ocasionar derivados del cambio forzoso de residencia; de la
reducción del patrimonio familiar, referida a las bajas en la producción agropecuaria por mermas
de la superficie personalmente aprovechada en los aspectos de propiedad, arrendamiento y
derecho de disfrute de terrenos comunales por razón de vecindad; y de los quebrantos por
interrupción de actividades profesionales, comerciales y manuales ejercidas personalmente por
el interesado en el lugar de su residencia.
Para la fijación de las mismas, y al igual de lo que sucede en las expropiaciones por zonas o
grupos de bienes, la Ley establece dos fases: una primera en la que el Consejo de Ministros fija
los tipos de indemnización para cada concepto, a propuesta de una Comisión especial que
preside el Delegado o el Subdelegado del Gobierno y en la que está integrada también el Alcalde
de la localidad afectada, un ingeniero de la Jefatura Agronómica, y un representante del
beneficiario de la expropiación

5.9. En materia de propiedad industrial.


Se refiere a las patentes y los modelos de utilidad y no a las restantes modalidades de la
propiedad industrial. La expropiación tendrá como finalidad la difusión de un invento o su uso
exclusivo por el Estado.

5.10. Las expropiaciones urbanísticas.


El artículo 85 dispone que se ajustarán a lo expresamente dispuesto en la Ley de Régimen Local
y demás aplicables. Dentro de esta regulación, hay que hacer una expresa mención al nuevo
Texto Refundido de la Ley de Suelo, aprobado por Real Decreto Legislativo 7/2015, de 30 de

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octubre, cuyos artículos 29 y siguientes se refieren al régimen de las "expropiaciones por razón
de la ordenación territorial y urbanística". Como especialidades destacan las siguientes:
- La aprobación de los instrumentos de la ordenación territorial y urbanística que
determine su legislación reguladora conllevará la declaración de utilidad pública y la
necesidad de ocupación de los bienes y derechos correspondientes, cuando dichos
instrumentos habiliten para su ejecución y ésta deba producirse por expropiación.
- El justiprecio de los bienes y derechos expropiados se fijará mediante expediente
individualizado o por el procedimiento de tasación conjunta. Si hay acuerdo con el
expropiado, se podrá satisfacer en especie.
- El acta de ocupación para cada finca o bien afectado por el procedimiento expropiatorio
será título inscribible, siempre que incorpore su descripción, su identificación conforme
a la legislación hipotecaria, su referencia catastral y su representación gráfica mediante
un sistema de coordenadas y siempre que se acompañe del acta de pago o justificante
de la consignación del precio correspondiente.

5.11. Las ocupaciones temporales.


Los art. 108-109 LEF regulan las ocupaciones temporales forzosas de terrenos de propiedad
particular, para llevar a cabo estudios o recogida de datos, para establecer caminos, talleres,
almacenes o depósitos de materiales provisionales o para extraer materiales que requiera la
construcción de una obra pública u otros fines de interés social. Se trata de un supuesto especial
de expropiación forzosa, caracterizado porque la privación de las facultades del propietario no
tiene carácter definitivo sino limitado en el tiempo.
La ocupación temporal, legitimada por la correspondiente causa de utilidad pública o interés
social y acordada por la autoridad competente genera el derecho a una indemnización, que
deberá convenirse con el propietario si fuera posible. Caso de no serlo, las partes han de elevar
sus tasaciones al Jurado de Expropiación para que resuelva en un plazo de 10 días. Las tasaciones
deben incluir los beneficios que el propietario deje de percibir durante la ocupación, los
perjuicios que se causen en la finca y los gastos que suponga restituirla a su estado primitivo, sin
que puedan alcanzar nunca el valor de la propia finca.

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1. BIBLIOGRAFÍA

● Derecho Administrativo, Parte General Miguel Sánchez Morón.


● Derecho Administrativo, Santiago Muñoz Machado.
● Leyes Administrativas. Edición preparada y comentada por Luis Martín Rebollo. Thomson
Reuters.
● Tema 26 jurídicas SKR ACE

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