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REVISTA
5
2021
ARCHIVO
REGIONAL
1975
DE TACNA
Fotografía de Portada:
“Indias de Tarata".
Dagnino, Vicente (1903)."
El Correjimiento de Arica, 1535-1784".
Arica. Imprenta "La Época".
ARCHIVO REGIONAL DE TACNA
REVISTA N° 05
2021
ARCHIVO
REGIONAL
1975
DE TACNA
GOBIERNO REGIONAL DE TACNA
Ing. Juan Tonconi Quispe
Gobernador Regional
Gobierno Regional de Tacna
CONSEJO EDITORIAL
Jesús Gordillo Begazo.
Juana Laura Salas Gómez.
Gary Martín Osorio Soto.
REVISORES
Asociación de Estudios Históricos de Tacna - AEHT.
Ocina Relaciones Públicas e Imagen Institucional- Gob. Reg. Tacna.
ARTÍCULO
“HUAYLILLAS PREHISPÁNICO, Y EL TEMPRANO VÍNCULO DE TACNA CON LA AMAZONÍA”.
ARQUEóLOGO JUAN DOMINGO MONGROVEJO ROSALES ………………………Págs. 16-29.
ARTÍCULO
“DE LA EVIDENCIA EMPÍRICA AL DATO HISTóRICO . EL QHAPAQ ÑAM EN LA REGIóN TACNA”.
ARQUEóLOGO JESÚS GORDILLO BEGAZO ……………………………………….Págs. 30-45.
ARTÍCULO
“DE LOS DESARROLLOS COSTEROS A LA CONSOLIDACIÓN PUQUINA EN TACNA: ENSAYO
ETNO- ARQUEOLÓGICOS DEL ORIGEN PUQUINA EN LAS SOCIEDADES TIAWANAKU”.
LIC. GARY MARTÍN OSORIO SOTO ……..……………………………………….Págs. 46-64.
ARTÍCULO
“INVESTIGACIóN E IDENTIFICACIóN DE RESTOS HUMANOS EN EL ESCENARIO DE LA BATALLA
DEL ALTO DE LA ALIANZA (1880). APROXIMACIóN METODOLóGICA PARA CASOS DE
CONFLICTO ”.
ARQUEÓLOGA. PATRICIA MILENA VEGA-CENTENO ALZAMORA….……….Págs. 65-75.
ARTÍCULO
“UN HÉROE ORUREÑO OLVIDADO DE LA BATALLA DEL ALTO DE LA ALIANZA, TENIENTE
CORONEL GUMERCINDO BUSTILLO”.
LICENCIADO. MAURICE CAZORLA MURILLO…………………..………...... Págs. 76-80.
ARTÍCULO
“BATALLA DE TACNA: ´ENTRE EL IMAGINARIO Y LA REALIDAD ´”.
LICENCIADO. GARY MARTÍN OSORIO SOTO..…………………..……….....Págs. 81-112.
ARTÍCULO
“ARQUEOLOGÍA DEL CAMPO DE BATALLA DEL ALTO DE LA ALIANZA, TACNA 1880”.
ARQUEÓLOGA. PATRICIA MILENA VEGA-CENTENO ALZAMORA…………………Págs.114-124.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
“LA IMPORTANCIA DE LA AUDITORIA DE ARCHIVO S”.
MAGISTER MELCHOR BALDEóN CCELLCCASCCA………………..………..Pág. 124.
ARTÍCULO
“27 DE NOVIEMBRE. DÍA DE LA CANTINERA DE LA GUERRA DEL PACÍFICO”.
LICENCIADA. ANA OLIVARES CEPEDA……………………………………Págs. 125-131.
ARTÍCULO
“EL SALTO DE ALFONSO UGARTE: ENTRE EL MITO HISTóRICO Y LA REALIDAD AUMENTADA ”.
LICENCIADO. IVÁN PINEDA ROMÁN………………………………………Págs. 132-157.
Iglesia "Espíritu Santo".
Tacna, Perú.
ARCHIVO REGIONAL DE TACNA
CUSTODIOS DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE
TACNA
En Tacna, contamos con la existencia del Archivo Regional que actualmente es un ente
ejecutor del Gobierno Regional de Tacna. Inicia sus actividades el 1 de abril de 1975, como
Archivo Departamental en amparo a la Ley 19414 y su reglamento D.S 022-75 ED adecuando
su funcionamiento a la Ley del Sistema Nacional de Archivos Nro 25323 y su Reglamento
D.S. 008-92-JUS. Tiene por finalidad la defensa, conservación, incremento y servicio del
Patrimonio Documental de la Nación, existente en la región de Tacna. Cuenta con las sedes
del Archivo Histórico, ubicada en la calle Zela 716 (Casa de la Comisión Jurídica – inmueble
histórico) y la sede el Archivo Intermedio ubicada en la calle Arica 769.
En la sede del Archivo Histórico se conserva una valiosa y portentosa documentación mayor
de 30 años que con el tiempo ha adquirido valor permanente. Ahí, se tiene el Fondo Histórico
Colonial (1642 – 1824) conformado por: Serie Corregimiento y Partido; Serie cabildo y la
Serie Juzgado Eclesiástico. Se cuenta también con el Fondo Histórico Republicano (1825
– 1880) que custodia la Serie Corte Superior de Justicia; la Serie Intendencia y Juzgado y
Derecho; la Serie Juzgado de Primera Instancia; la Serie Corte Superior de Justicia – Causas
Criminales y la Serie Corte de Apelaciones – Causas Civiles 1880 – 1884 en Ocupación
Chilena. Otro acervo documental importante que se custodian son los Archivos Notariales
de Tacna de los siguientes notarios: Dr. Daniel Fernández Dávila 1866 – 1879; Dr.
Hermógenes Cordero 1880 – 1883; Dr. Enrique Chipoco 1865 – 1874; Dr. Silvestre Chávez
1896 -1911; Dr. Manuel Líbano 1912 – 1929; Dr. Manuel Chepote 1929 -1953; Dr. Daniel
R. Vargas 1933 – 1955; Dr. Santiago Uriarte 1953 – 1970; Dr. Raúl Cornejo Zeballos 1949;
Notarios- varios 1912 – 1921; Dr. Fermín Vega S. 1938 – 1952 y del Dr. Nicolás Segundo
Copaja 1949 – 1976.
Esta sede también cuenta con un Fondo Especial conformado por una Biblioteca
especializada que contiene planos y diversas publicaciones sobre la historia de Tacna y
colecciones sobre la historia del Perú, hasta la actualidad. Tiene también una portentosa
Hemeroteca que custodia periódicos editados en Tacna desde el año 1840, donde destacan:
El Mensajero de Tacna; El Innovador; El Faro; El Tacora; La Justicia; La Voz de Tacna y el
Diario Correo. El Fondo fotográfico, es otra joya documental de custodia el Archivo
Histórico; ahí, se tiene fotografías de diferentes formatos, correspondientes al siglo XX; así
como las fotografías en carte de visite, tamaño pequeño utilizadas como tarjetas de saludo.
La casona histórica, sede del Archivo Histórico, fue escenario de la firma del Acta de Entrega
de Tacna al Perú el 28 de agosto de 1929. Precisamente, en una de las salas de la nave central
del inmueble, funciona el Museo de la Reincorporación de Tacna al Perú con una
exhibición permanente de documentos, planos y fotografías referidos básicamente a la
campaña plebiscitaria y a los actos previos que culminaron con la suscripción del Acta de
Entrega de Tacna al Perú el 28 de agosto de 1929. En la Sala Museo, podemos observar
fotografía de ilustres personajes de Tacna como de Jorge Basadre Grohmann, José Jiménez
Borja, Lastenia Rejas de Castañón, Crnl Marcelino Varela Barrios y Gral Enrique Varela
Viduarre.
El Archivo Regional de Tacna, es una institución pública cuya misión vertebral es la custodia
y administración del patrimonio documental de Tacna y la Nación. Vela por la MEMORIA
HISTÓRICA de su pueblo, en todos los tiempos y espacios. Tiene como propósito también,
difundir el conocimiento histórico de Tacna mediante la publicación de su revista
institucional.
Es una revista pluralista de amplia apertura para todos los interesados en colaborar con la
publicación de los resultados de sus investigaciones.
Diciembre 2021.
Arqueología en Tacna:
Una perspectiva necesaria
para entender el poblamiento
regional.
ARCHIVO
REGIONAL
Petroglifos de Miculla, Pachía - Tacna.
DE TACNA
Su historia es tu historia...
Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Resumen:
Esta investigación trata de analizar el proceso cultural de fines del periodo prehispánico
y el periodo colonial, que se desarrolló en Tacna, propone la pertinencia de un
acercamiento de los métodos de la etnohistoria, la arqueología, la antropología histórica,
y compartir roles en la investigación arqueológica e histórica.
Palabras clave: arqueología, etnohistoria, arqueología histórica.
Para el historiador que se enfoca en los primeros dos siglos del periodo colonial, los
documentos pueden ser un fondo riquísimo que puede ampliar su comprensión de los
eventos. Los documentos pueden servir, para entender el registro arqueológico.
Existe correspondencia entre la arqueología y la etnohistoria, No se puede decir que es
imposible combinar la arqueología y la etnohistoria para producir una imagen más clara
y más extensa de la interacción entre lo andino y español. Tal posibilidad sin duda existe,
Pero aun así, sus métodos son completamente diferentes, pues mientras una se
concentra en la recuperación y análisis de la cultura material para propósitos
de reconstrucción, descripción, explicación y desarrollo cultural, la otra emplea textos
escritos y relaciones orales reunidas sistemáticamente con propósitos similares.
Para algunos problemas la metodología arqueológica es más apropiada; para otros, el
estudio documental es más eficiente. Sin embargo, hay casos en que la investigación
a través de una metodología que incorpore etnohistoria y arqueología, se revela más
fructífera. En estas ocasiones los arqueólogos han examinado el registro histórico para
aumentar, aclarar y explicar modelos de culturas extintas, ayudando a la
interpretación del registro arqueológico.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
3) proveer descripciones del conflicto continuo entre las dos culturas, inclusive
resurgimientos de «idolatría» y las resultantes reducciones; y
4) caracterizar aspectos de la cultura andina con el fin de efectuar cambios en la vida
indígena. Con la posible excepción, en ocasiones, del cuarto propósito, todos representan
una visión europea del mundo andino; es por esto que el entendimiento del punto de vista
andino tiene que basarse en gran parte en la arqueología.
Entre los aspectos de la cultura andina que no se encuentran aclarados con gran frecuencia
por los documentos figuran actitudes personales en cuanto a los europeos y la religión
cristiana.
Así, la arqueología puede ofrecer a veces la oportunidad de caracterizar la actitud de una
persona andina fuera del contexto europeo.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
“reconocer” la autoridad del inka: más aún no era necesario que las poblaciones sean
“incanizadas” del todo hará generar una economía más dinámica.
El estudio de Manuel Burga del valle de Jequetepeque del siglo XVI al XX, titulado: De
la Encomienda a la Hacienda Capitalista (IEP: 1976) o el que edita Franklin Pease
Collaguas I (PUCP: 1977). Burga analiza la parte costeña del valle de Jequetepeque,
mientras que Pease trabaja la zona serrana - hoy llamada Caylloma-- en Arequipa, Ambas
comienzan el período de análisis con la conquista europea y estudian los cambios
ocurridos en esas regiones. En la costa desapareció prácticamente la población autóctona,
se derrumbó la encomienda y rápidamente se reemplazó por estancias ganaderas en la
época colonial para devenir en modernas haciendas en el siglo XIX y XX. Que son los
estudios de A. Flores Galindo en el sur andino.
En cambio, en Collaguas, como se llamaba antes Caylloma, la población se mantiene más
estable. los personajes centrales en Collaguas son el Corregidor y el Cacique. Lo que se
discute son tributos y mita de la población autóctona.
En la costa, en cambio, es el hacendado el personaje más importante y la disputa gira en
torno a la propiedad de la tierra y del agua. Los datos de Burga son los títulos de
propiedad hallados en las notarías. Los estudios de Pease son las tasas y retasas de tributos
y sus datos provienen de las Visitas y Libros Parroquiales hallados en la zona de estudio.
Historia del Tahuantinsuyu. El libro más leído y vendido de las ciencias sociales
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
La complementariedad fue el modelo esencial en las sociedades del periodo tardío (siglos
XIV, XV), debido a que de esa forma era posible realizar transacciones económicas más
dinámicas, el registro arqueológico demuestra que no existió una plena anexión al orden
incaico, es decir el proceso de incanizacion fue limitado; más bien en su expansión la
población inka se instaló en lugares estratégicos con grupos de Mitmakunas o grupos
dedicados a mitar es decir a administrar, acopiar y redistribuir la producción.
John Murra historiador norteamericano, aplica la teoría del Aprovechamiento de pisos
ecológicos y la Complementariedad. Esta teoría es estudiada por varios investigadores,
principalmente Maria Rostowrowski, cuya bibliografía frondosa y fructífera abarca con
prolijidad y objetividad la historia de los Inkas. Sin embargo, el arqueólogo Elías Mujica
en los años 80´s, propuso que la complementariedad puede registrarse incluso desde la
época Tiwanaku, esto a través del dato arqueológico.
Rostowrowski estudia los modelos económicos del incario a través del sistema de
Complementariedad, además, aspectos ambientales como el aprovechamiento de los
recursos naturales, los efectos del Fenómeno del Niño, y la racionalidad en los andes,
refrendando que nuestra arqueología en un tránsito de 10,000 años propone momentos o
eventos de significación histórica y se asocia a procesos ambientales y cómo ésta
dialéctica genera cultura.
La complementariedad fue el modelo esencial en las sociedades del periodo tardío (siglos
XIV, XV), debido a que de esa forma era posible realizar transacciones económicas más
dinámicas, el registro arqueológico demuestra que no existió una plena anexión al orden
incaico, es decir el proceso de incanizacion fue limitado; más bien en su expansión la
población inka se instaló en lugares estratégicos con grupos de Mitmakunas o grupos
dedicados a mitar es decir a administrar, acopiar y redistribuir la producción.
En el proceso de cambio retomamos el ejemplo de la Complementariedad modelo
económico que logra relaciones sociales armónicas, reciprocas, en oposición del modelo
que se plasma en la Colonia, periodo en el cual España establece una economía extractiva
en base a depredar los recursos de nuestra minería, este fue el inicio de la decadencia del
Imperio Ibérico pues mientras depredaba en sus colonias otras potencias europeas
incursionaban en procesos de industrialización, las colonias españolas se dedicaban a los
obrajes modelo artesanal limitado y como modelo de administración Las
Encomiendas equivalentes al Feudalismo europeo (Vela, 2002), en toda el área se
manifiestan grupos locales que implantan una nueva identidad; estos grupos convivieron
con las poblaciones Inkas.
La presencia Inka se calcula que se manifiesta a mediados del siglo XV, (1450-1460); la
etnohistoria nos brinda amplía información referida a este momento, pero la arqueología
tiene la responsabilidad de aclarar el panorama, pues cuando los enviados del Inka se
instalan en nuestra zona, la población incaica es realmente muy reducida; más bien
establecen relaciones comerciales con los grupos locales, los cuales mantienen sus
identidades. La etnohistoria habla de "naciones" que son adictas al imperio.(Vela, 2002)
Hemos podido observar que las poblaciones incaicas se instalaron en nuestra diversa
geografía; en la costa el sitio "Los Hornos", es una muestra de la presencia Inka; luego a
lo largo de todo el valle de Sama existen restos que indican con claridad el
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Existe el criterio de sustentar el carácter de la presencia Inka en los valles costeños del
sur, como consecuencia de la acción de mitmakunas o mitimaes de estirpe altiplánica, que
las poblaciones de los valles convivieron con la presencia Inka. Y fueron "señoríos"
quienes recibieron la influencia incaica.
Pero lo cierto es que fue un estado despótico que gracias al trabajo y esfuerzo de la
población de la población local pudo levantar sus monumentos y que solo lo nobleza
incaica estaba identificada con el Inka, mientras en el pueblo existía el descontento,
siendo quizá este un elemento que facilitó la conquista del incario al invasor español. La
palabra "mitimae" o "mitmakuna" relaciona la presencia hegemónica y dominante del
Inka que aprovecha el trabajo de adictos al imperio, las relaciones entre los enclaves Inkas
y las poblaciones locales, conjugan los aspectos de etnicidad, dinámica cultural,
complementariedad para entender el carácter de la presencia Inka y entender la dimensión
de su poder en los andes.
En el Antiguo Perú, el poblador andino siempre vivió en estrecha relación con el medio
ambiente realizando un aprovechamiento racional de los recursos de los variados
ecosistemas de la geografía andina. Es necesario establecer que la economía prehispánica
desconocía el uso de monedas, y no estaba regida por un mercado. Fueron mecanismos
económicos andinos como la Reciprocidad, la Complementariedad, el Intercambio; los
que desarrollan la economía en los Andes; la Reciprocidad, interviene en la producción,
la distribución de tierras y de productos; estos mecanismos económicos establecieron
relaciones sociales y culturales que permitieron un racional aprovechamiento de recursos
naturales y la programación de la producción, y estableció relaciones culturales entre
poblaciones de diferentes pisos ecológicos.
La Costa aportaba una variedad de recursos del mar: pescado, mariscos, crustáceos,
mamíferos marinos, algas, etc. es así que en periodos tempranos se desarrollan grupos de
pescadores y recolectores a lo largo de las costas de los Andes, siendo el inicio del proceso
civilizado. En la economía de la costa hay que agregar el ecosistema de "Lomas", que son
vegetaciones temporales y arbustos, que favorecen la presencia de camélidos, ciervos,
roedores, aves. Sus pastos son alimentos para las recuas, llamas que venían de la sierra
trayendo charqui, chuño, papa, lana; para ser intercambiados con productos de la costa
mediante al "Trueque", que es la modalidad de intercambiar los productos que se obtenían
en espacios de diferente ecología, y que constituirán el complemento para la satisfacción
de sus necesidades individuales y de grupo.
Con el desarrollo de la agricultura las poblaciones costeras incursionan al poblamiento de
los valles de la costa que son estrechos pero ricos, la producción de maíz, algodón, ají,
zapallo, yuca, frejoles, frutales y otros productos constituyen el potencial de la agricultura
costeña.
Las poblaciones de la zona Quechua (2400-3200 m. s. n. m.) desarrollaron intensivamente
la agricultura y fue esta zona importante en el desarrollo cultural prehispánico; hasta hoy
es significativa la producción maicena en los valles del Colca y Urubamba. Debido a lo
agreste de la geografía fue necesario de tecnologías apropiadas que permitiesen un
aprovechamiento racional de los espacios, la construcción de andenería debió realizarse
gracias a tareas corporativas de carácter comunal, existiendo un ordenamiento social en
la distribución del riego y en la organización de la producción. A partir de la Colonia se
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
abunda en estudios y parece que quizá se tratara de una especie de "Florecimiento Local".
Son varios los estudiosos que revisan este período desde Isabel Flores en los años 60`,
luego H. Trimborn (1975), C. Vela (1990), Ayca (1993). Se observa una ocupación
multiétnica en el valle del Caplina, es decir que luego de la caída del Imperio Tiwanaku
se establecen varios grupos humanos poblando intensiva y extensivamente todo el valle.
Estos grupos tuvieron un carácter de "señoríos" y serían quienes recibieron la influencia
incaica.
El proceso de Complementariedad económica en los Andes, fue el mecanismo por el cual
las poblaciones pudieron realizar transacciones comerciales, intercambiando productos
con poblaciones alejadas; este modelo fue estudiado desde la óptica de la etnohistoria
(Murra,1975),(Rostowrowski,1986).
Desde la mirada de la arqueología existen trabajos como los de Mujica (1983), Stanish
(1990), Moseley (1990), (Bawden ,1990), (Muñoz,1987), (Schiappacasse,1989)
(Vela,2021) Parece que la complementariedad no es una innovación incaica, pues ya
desde la época Tiwanaku se consolida el tránsito y el comercio entre poblaciones de
diferente geografía.
Pero nuestro interés es el estudio de la complementariedad no sólo desde la dimensión
económica, sino también desde su dimensión política, étnica o ideológica.
En esa dimensión los aportes arqueológicos van más allá del romántico relato histórico,
sino a los datos ambientales como el uso de cuencas, recursos, patrones de asentamiento
y de las interacciones culturales con las poblaciones locales.
Siempre lo relacionado al imperio del Tawantinsuyo, "lo Inka", es parte de lo que puede
definir un componente constante de la identidad peruana o tal vez de la "peruanidad". Lo
conocido en su mayoría es básicamente las leyendas acerca de la fundación del imperio
Inka, el pasado mítico o fantasmagórico de sus reyes Inkas o la grandeza de su territorio,
y muchas veces ese es el punto de partida o el prejuicio que condiciona el desarrollo
especulativo de muchas investigaciones.
Pero lo cierto es que fue un estado despótico que gracias al trabajo y esfuerzo de la
población, pudo levantar sus monumentos, y que sólo la nobleza quechua estaba
identificada con el Inka, mientras en el pueblo existía el descontento.
La palabra "mitimae" o "mitmakuna" relaciona la presencia hegemónica y dominante del
Inka y la asociamos con un personaje parasitario que aprovecha el trabajo de adictos al
imperio. Creo que es un desafío el estudio de las relaciones entre los enclaves Inkas y las
poblaciones locales, visualizando con énfasis los aspectos de etnicidad, dinámica cultural,
complementariedad para entender el carácter de la presencia Inka y entender la dimensión
de su poder en los andes.
La presencia inka en el sur del Perú engrosó sistemas de relaciones con las poblaciones
locales, desarrolló una economía más dinámica. Al llegar las poblaciones inkas a estos
valles encontraron un variado componente étnico que mantenía relaciones de
complementariedad entre sí. Asi lo propone Carlos Vela en sus estudios del sitio Los
Hornos coincidiendo con la información etnohistórica.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Los Inkas fueron gobernantes que recopilaron y dieron gran extensión a una serie de
costumbres que ancestralmente existían en los Andes. Su valor no se halla tanto en su
capacidad creativa, sino en su habilidad para difundir, ordenar y administrar el sistema
andino en un amplio territorio.
La base de la cultura y la organización andina se encuentra en el parentesco, es decir, en
el ayllu, un conjunto de personas que se consideran parientes pues creían descender de un
antepasado común. Éstos están a su vez unidos por vínculos de reciprocidad, es decir,
están comprometidos a ayudarse mutuamente en las labores cotidianas; a este tipo de
trabajo se le conoce con el nombre de ayni.
También tienen la obligación de trabajar juntos para el beneficio de todo el ayllu: este
trabajo se conoce como minca. Los miembros de un ayllu responden a la autoridad de sus
curacas (caciques), que son los encargados de regular las relaciones sociales, de ejecutar
las fiestas, de almacenar recursos, disponer de la mano de obra.
La economía inka no conoció ni la moneda, ni el mercado, por lo tanto, los intercambios
y la fuerza laboral se obtenían a través de lazos de parentesco o por reciprocidad. Entre
parientes existía un intercambio de energía constante, pero también se daba trabajo para
la autoridad, conocido como mita.
El inca pedía como tributo exclusivamente mano de obra, que era enviada a trabajar sus
tierras, a hacer cerámica, a construir andenes o grandes obras arquitectónicas. A cambio,
el inca devolvía estos servicios organizando rituales, manteniendo los caminos,
repartiendo bienes en caso de necesidad o en fiestas; esta relación por la cual el inca
devolvía el trabajo del ayllu fue de redistribución.
El Estado inka se basada en la agricultura y en el sistema de ayllus, o grupos de
parentesco. En la organización política inca llama la atención la existencia de un sistema
de poder dual, donde todas las autoridades aparecían siempre emparejadas: por ejemplo,
en el caso del inca, se propone la existencia de dos inkas que gobiernan en simultáneo,
un inca hanan (‘arriba’) y un inca hurin (‘abajo’).
De igual forma, las autoridades a nivel local eran también duales: a nivel de los ayllus,
las máximas autoridades fueron los curacas; todo ayllu tenía dos curacas, uno hanan y
otro hurin. Por debajo de los inkas, se encontraban las familias de los antiguos inkas, las
cuales formaban grupos de parentesco conocidos como panacas (familia real), Las
panacas participaban en la sucesión al cargo de inca. En un nivel inferior se encontraban
los jefes de los pueblos conquistados por los inkas, los cuales, en caso de no ser rebeldes,
recibían una educación cuzqueña y una serie de privilegios. (Rostowrowsky: 1988).
La etnohistoria y la arqueología coinciden en la caracterización de la nobleza cuzqueña
era comparable a cualquier aristocracia; además el incario necesitó de un ejército que
facilitara sus conquistas territoriales, por lo que ordenó construir caminos y puentes para
comunicar los cuatro suyos con el Cuzco. Las necesidades de una población creciente
motivaron la búsqueda de nuevos espacios productivos.
El siguiente nivel de autoridad lo constituían los curacas, jefes de los ayllus. La gente
común estaba agrupada en la categoría de hatun runa, se trataba de campesinos miembros
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
de un ayllu, éstos tenían la obligación de ir a la mita (trabajo por turnos) para el Estado
inca.
Algunos salían temporalmente de esta condición y eran movilizados fuera de su lugar de
origen: a estos se les conoce como mitimaes o mitmaqunas, población que era movilizada
a distintas zonas y quienes en la práctica expandieron el incario y formalizaron las
relaciones económicas y culturales en las provincias asimiladas. Finalmente, cabe
mencionar a los yanaconas, los cuales eran separados definitivamente de su ayllu y
pasaban a depender directamente del inca, para quien desempeñaban una labor
especializada.
en toda el área se manifiestan grupos locales que implantan una nueva identidad; estos
grupos convivieron con las poblaciones Inkas; La presencia Inka se calcula que se
manifiesta a mediados del siglo XV, (1450-1460); la etnohistoria nos brinda amplía
información referida a este momento, pero la arqueología tiene la responsabilidad de
aclarar el panorama, pues cuando los enviados del Inka se instalan en nuestra zona, la
población incaica es realmente muy reducida; más bien establecen relaciones comerciales
con los grupos locales, los cuales mantienen sus identidades.
observamos que las poblaciones incaicas se instalaron en nuestra diversa geografía; en la
costa el sitio "Los Hornos", es una muestra de la presencia Inka; luego a lo largo de todo
el valle de Sama existen restos que indican con claridad el aprovechamiento de la
producción que puede brindar la diversa ecología.
El estudio del pasado prehispánico debe entenderse como un sistema de relaciones para
poder percibir mejor todos los hechos que se dan en los diferentes períodos, para poder
comprender el proceso y que los 10,000 años de experiencia son una continuidad, de tal
forma que no se debe observar a los hechos aislados.
María Rostowrowski en su estudio sobre la región del Colesuyo, dice que en toda la costa
sur del Perú se forjó una identidad cultural conformada por poblaciones de pescadores
(Rostowrowski,1986:), una "región" que conforma la costa sur del Perú y norte de Chile,
y su población mantiene un tránsito por toda la costa. A estos pescadores se les llamaría
"camanchacos" o "changos", éstos se relacionarían con las poblaciones de los valles y
también con comerciantes altiplánicos; se organizó la economía en la zona. Propuesta
refrendada por el dato arqueológico correspondiendo a los estilos costeros de Chiribaya,
Maytas, San Miguel.
Conclusiones
La información arqueológica, así como los aportes de la etnohistoria en las últimas
décadas se han fortalecido por los significativos estudios arqueológicos que han abordado
el tema de la Complementariedad, no limitándose al sentido conceptual, sino ampliando
a sus dimensiones sociales, políticas, ambientales mediante el dato empírico de la
arqueología.
La etnohistoria ha permitido profundizar conceptos como la diversidad económica,
política, étnica y sobre todo las actitudes de la cultura andina.
Es necesario conciliar entre ambas especialidades varios conceptos, definiciones, uso de
topónimos
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
1. INTRODUCCION
Para el sur peruano, por ejemplo, el complemento del altiplano es la costa de los
departamentos de Arequipa, Moquegua y Tacna, que incluso hoy en día es escenario de
movimientos fluidos y constantes. Dicho esto, con excepción de los periodos históricos,
es muy poco lo que se sabe en concreto para Tacna sobre tales intercambios, tanto de
forma material como documental, sobre todo en su registro temporal; Por ejemplo,
¿Cuándo empezó?, ¿hasta dónde conducían las redes de intercambio?, ¿cuáles eran las
rutas?, ¿qué bienes fluían? etc.
En cuanto a los datos prehispánicos, los mayores indicios arqueológicos que hasta el
momento se manejan proviene del análisis de estilos cerámicos, que muestran el enorme
vínculo del altiplano con la vertiente pacífica, desde antes de Tiahuanaco incluso. Sin
embargo, sobre este tema en general hubo muy pocos avances en las últimas décadas y
queremos presentar un avance de información inédita sobre este tema, que proviene de
investigaciones que empezaron hace varios años en la zona de Huaylillas, vecina al volcán
Tacora, información que corrobora algunas suposiciones y también que muestra varias
sorpresas.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Aunque en la región Tacna hay numerosas zonas que muestran evidencias de tránsito
y rutas entre la sierra y la costa, una de las menos estudiadas es la zona de Huaylillas, a
pesar que fué la principal ruta colonial entre Potosí y el altiplano con el binomio Tacna-
Arica. Mostraremos a partir de nuestras evidencias, no sólo importante información que
confirma el uso prehispánico de esta ruta, sino también añadiremos datos que muestran
un insospechado destino del otro lado de la misma, para este efecto presentaremos nuestra
información en varios periodos de tiempo.
ARCAICO
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Los polígonos naranja y celeste son los sitios registrados alrededor del Cerro Huaylillas.
El sitio Huaylillas Este 1 es uno de los más grandes y que presenta mayor
concentración de material lítico (se ha observado basalto, sílice, calcedonia, jaspe,
obsidiana, lascas de diversos tamaños, láminas, desecho de talla, raederas, raspadores,
fragmentos de huesos quemados y presenta una estratigrafía de alrededor de 1 m), sin
embargo, la estratigrafía registrada en la excavación del sitio no permite sostener la
existencia de un campamento base.
Hacia el Este del Cerro Huaylillas se encuentran los sitios de la Quebrada Fango
que es una de las quebradas que presenta mayor diversidad de biomasa, los sitios
identificados en esta quebrada se hallan asociados a pequeños bofedales (Fango 1, 2 y 3)
y presentan mayormente material lítico de basalto como lascas de diversos tamaños,
algunas con huellas de retoque, podría corresponder a estaciones de caza. Similar
situación se da en la Quebrada Titinjiíña, donde se registran tres sitios, uno de ellos se
trata de un pequeño abrigo rocoso.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Se puede observar y un patrón de distribución de los sitios que están relacionados con el
uso del espacio y lo cuales se ven claramente agrupados en 4 sectores. Un resumen de
estos sitios y su ubicación se puede ver en el siguiente cuadro.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Tipo 3 y Tipo 5. Las formas de las puntas se mantienen, sin embargo hay variaciones
morfológicas regionales como la forma de los pedúnculos, y bordes aserrados. Aunque
debemos mencionar que también hay nuevas formas que no se encuentran en las
clasificaciones de Cythia Klink y Mark Aldenderfer (2005) y Roger Ravines (1967 y
1972), que son forma 1 triangular alargada y la forma 2 triangular de bordes convexos.
De lo anterior podemos concluir que en la zona de estudio tenemos ocupación
para todo el arcaico hasta el formativo, a diferencia de lo que ocurre en el norte de Chile
donde las evidencias del arcaico medio son escasas, con un hiato de ocupación entre el
7000 a.C. y el 1000 a.C. en la zona que investigamos hay estilos que corresponden a todos
los periodos,
Concluyendo, tenemos evidencias que sugieren una ocupación continua de la zona
para todo el periodo arcaico y formativo incluso (que podría extenderse mas atrás en el
tiempo si confirmamos la clasificación del fragmento de una punta del paeloindio
encontrada en Huaylillas Este 1). Estas evidencias asimismo muestran un notable
parecido con restos contemporáneos del altiplano y la costa sur peruana, que corrobora el
uso de la zona como lugar de tránsito para los periodos precerámicos.
INCA
En la zona del Huaylillas tenemos poca evidencia para los periodos formativo,
intermedio temprano y horizonte medio, aunque es un dato incompleto pues no
excavamos todos los sitios registrados, y muestra sólo una tendencia. De todos modos es
interesante pues salvo el formativo que si tiene bastante presencia en la costa de Tacna,
los otros periodos también son elusivos en la costa.
Para el Horizonte tardío si tenemos evidencia importante, por lo menos tres sitios con
clara evidencia Inca,
• Camino Inca tramos A y B
Es un camino inca claramente definido, cuyo trazo viene desde la costa con tres tambos
identificados desde el inicio hasta el Abra Huaylillas Sur,
De los tres Tambos mencionados, nosotros registramos el tambo final a unos 3 kilometros
del Abra sur. El espacio delimitado es de 3.5 hectáreas, cuenta con diversos recintos,
plataformas y sobre todo depósitos en forma de espacios cuadrangulares dispuestos en
dos filas. Hay cerámica de estilos locales e Inca Pacajes.
Este sitio tiene restos del camino inca en su parte oeste, en la cima del abra había los
restos de un túmulo o apacheta, la cual se acumuló sobre un par de recintos tapados que
parecen ser entierros de la época inca. Lamentablemente estas tumbas fueron saqueadas
por miembros del personal que construyó el canal de Uchusuma, y entre sus restos
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
pudimos registrar cerámica inca muy fina, entre otros restos de un par de platos de estilo
Inca –Chucuito (ver foto), y varios aríbalos.
COLONIA REPUBLICA
El cerro Huaylillas era anteriormente conocido por tener en sus extremos norte y
sur sendos pasos por donde pasaban caminos que se dirigían de Tacna hacia Potosí y el
altiplano y viceversa, caminos que eran usados intensamente en la colonia y la república.
Como muestra de ellos hay numerosos tambos en regular estado de conservación, que se
ubican en diversos puntos de este camino, y que proveían de lugar de descanso y comida
a los arrieros y viajeros que viajaban por esta ruta. El Paso Norte incluso es mencionado
por George Squier y además muestra en un grabado una enorme apacheta ubicada en el
punto más alto del paso (cita).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
En nuestros trabajos pudimos registrar numerosa evidencia del uso de este camino
en tiempos históricos, herraduras, fragmentos de cerámica vidriada y botijas rotas
principalmente. Cabe notar que la distancia desde el Abra Huaylillas a Oruro es de unos
300 Km, a La Paz 230 Km y hacia Desaguadero unos 150 Km aproximadamente.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Esta información nos indica que para la época que se hicieron las ofrendas, esa
zona presentaba un ambiente bastante más fértil y abundante que el actual, lo que sería
una ventaja significativa a su uso como ruta. También se registraron algunos pastos de la
costa, tillandsias que podrían provenir de la zona de Miculla y Palca, tal vez pacae y otras
más que revelan la presencia de plantas de la costa de Tacna, que pudieron ser
transportados como alimentos o como pólen adherido en las vestimentas de los viajeros.
En cuanto a las fechas de estos depósitos, debemos esperar los resultados de unas
muestras que enviamos para fechados por C14, sin embargo aún podemos especular un
poco con las plantas encontradas. En relación al maíz, aunque hay algunos investigadores
que postulan una fecha de origen de 7000 a.C., datos más confiables indican que el maíz
está presente en la dieta de la cultura Valdivia desde el 2200 a.C. (Staller, Thomson 2000
:151), por otro lado un sedimento en la Amazonía ecuatoriana reveló disturbación humana
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
en el registro de polen alrededor de 6400 a.C., lo que puede revelar una horticultura
incipiente (Eriksen 2011:19).
Para la Yuca sabemos que hacia los 5000 años a.C. la yuca domesticada “dulce”
(amarilla) llega a Colombia (Neves 2007:124), probablemente desde la zona caribeña,
pero recién se registra en la zona adyacente al área central andina hacia los 2400 a.C.
(Eriksen 2011:24). Respecto al camote, Frederic Engel (1970), encontró restos en Chilca
que fechó en 8080 a.C. (fecha no calibrada entiendo).
REFLEXIONES FINALES
La evidencia Chipaya nos permite suponer que grupos de habla Pano, tal vez
empujados por sucesivas olas Arawac (que inician su migración al sur desde el caribe),
por lo que debieron incursionaron en las zonas andinas al sur de sus tierras originales
amazónicas. Estos grupos ya andinos, serían luego asimilados durante la expansión
Tiahuanaco en el siglo VIII que trajo la lengua Puquina a la zona, la cual sería desplazada
por el aimara desde el siglo XVI, quedando sólo los Uros y Chipayas en Bolivia como
muestra de esta migración.
25
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
ANTECEDENTES FORMALES
La discusión en torno a los caminos y rutas prehispánicas en la zona de Tacna,
hasta antes de los trabajos del Proyecto QÑ del Ministerio de Cultura, han sido pocos los
intentos realizados (Cavagnaro, 1986:pp.119-120; Gordillo y López. 1987:pp.47-48:
Gordillo, 1992:pp. 54-57: 1993, p.12 Diario Correo 08-9-93. y pg. 17 Diario Correo 09-
9-93. Santoro, 1983:pp.47-55). A ello, tenemos que sumar por lo menos, tres fuentes de
referencia (aunque ligeramente tardías), que ilustran detalles e itinerarios de rutas
troncales que intercomunicaron a Tacna con el altiplano puneño y con los valles costeros
vecinos (Joseph Andrews. 1825-1826: Squier. 1863-1865; Paz Soldán, 1860 y Raimondi.
1864 / en Santillana. 1989).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°01.
Calógero Santoro. en un trabajo que realiza sobre el camino Inka en la sierra de Arica se
menciona lo siguiente:
" . .. relatos del apresurado viaje de regreso de Almagro a Cusco desde el Reino de Chile,
evidentemente no aclaran el panorama; se menciona que viniendo por la ruta real desde
el despoblado de Atacama habrían llegado hasta Arica. donde se detuvieron algunos
días para continuar, luego hacia Tacna y Arequipa. En esa trayectoria el tramo de
Socoroma, quedaría excluido del camino principal " (Santoro 1983:48 ob cit) “Camino
del Inka en la Sierra de Arica” Chungara Nro 10:47-56 Universidad de Tarapacá Arica –
Chile.
31
Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
El Dr. Luis Cavagnaro, hace la atingencia que entre Ilo y Tarapacá se encuentra
Tacna (1986:119). Es posible que esta referencia de Cieza de León, se trate del camino
real de la costa, es decir, al sendero principal que bordeaba las playas y acantilados frente
al mar, o en su defecto el Camino de Los Llanos que cruza los valles yungas.
H. Trimborn (1988:71-81; “Quebrada de la Vaca: Investigaciones Arqueológicas
en el Sur Medio del Perú”, Editorial PUCP. Lima) en sus investigaciones en Quebrada de
la Vaca o Waca, hace referencia a un camino real identificado entre Atiquipa y Chala,
que se desplazaba entre al mar. Este tramo ya lo tiene registrado el PQÑ.
María Rostworowski, para la zona de Lurín nos habla de la presencia de cinco
caminos que se desplazaban a lo largo del mar y que cruzaban dicho valle (1977:218;
“Etnía y Sociedad: Costa Peruana Prehispánica”; IEP. 1ra edición. Lima):
"El quinto bordeaba el mar, y pertenecía a los chasquis; el cuarto servía para el trajín del
pescado .. . " (1988:118 ob cit).
Sobre la base de los " registros ( ... ) de Cristóbal de Molina que envió al Rey de
España un dibujo del camino recorrido por Almagro: habiendo formado parte de la
expedición ... " (Santoro 1983:50) " ... Silva Lazaeta ( 1953 :66-88) reconstruye la ruta
seguida por Valdivia y ( . .. ) menciona las localidades de Tacna, Arica, Codpa, Esquiña,
Nama, Camiña Soga, Jaiña, Sipiza, Chuzmiza , Pachica y Tarapacá " (Santoro 1983:50).
Colagero Santoro, concluye en su trabajo de investigación (mencionado
anteriormente) que "Probablemente el tramo de Socoroma (sierra de Arica) junto con el
sendero entre Tacna y Codpa formaron parte de esa ruta o bien ésta pudo venir desde
Tacna, pasando por Arica hasta alcanzar Codpa" (Santoro 1983:54 ob cit).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°02.
Figura N°03.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°04.
Figura N°05.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°06.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°07.
Camino particular de la ciudad de Tacna hasta el río del Maure con dirección a la
ciudad de Puno
De Tacna, ciudad. capital del Departamento . . .. .. . . . .Leguas
- a Chero, aguada en la quebrada de su nombre . ......................... .6 1/2
- a Huacano, aguada en la quebrada de Tarata ……………………..2 ½
- a Tarucachi, pueblo ………………………………………………..…..4 ½
- á Torata (Tarata) pueblo capital del distrito de su nombre...........2 ½
- al Maure, río que divide el territorio del departamento…………..8
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Lo importante en estos dos itinerarios, es el uso frecuente del tramo Tacora- Palca-
Tacna, y por otro lado el de Tarata – Maure – Puno; donde, ambos conectan el altiplano
con la costa.
De acuerdo al mapa que publica Romero Sotomayor (1978:627, “Caminos de
Ayer y de Hoy”, en: tecnología Andina –Ravines Compilador; IEP Lima 627-640) de la
reconstrucción de los caminos Inka, el tramo de la costa pasó por Tacna para dirigirse al
Sur rumbo al Reino de Chile. Sin embargo, del Cusco salían dos troncales hacia el Sur
que indudablemente, una de ellas, tuvo que confluir con el tramo que se desplazaba por
la costa.
El primer ramal salía del Cusco rumbo al Titicaca pasando por Puno hasta llegar
a Bolivia y Mendoza en la actual República de Argentina (Romero 1978:631).
El segundo ramal, partía del Cusco hacia la Costa, pasando por Arequipa, Pukina,
Tacna hasta la zona del río Bio Bio en Chile (Romero 1978:631). Es probable que esta
sea la ruta que siguió Almagro de regreso de Chile al Cusco.
Este segundo ramal. a decir de Romero Sotomayor, tenía el siguiente itinerario:
"Arrancaba del Kosko hacia el sur, pasando por Pukina llegaba a la actual población
de Tacna y separándose un poco de la costa, alcanzaba el río Loa en Calama, en la
actual República de Chile; bajando nuevamente hacia la costa, llegaba a Copayacu,
cerca a Copiapó para continuar por San Felipe y Maypú al río Mauli, cerca de Talca y
terminar por ultimo en la zona del rio Bío Bío, cerca de la destruida población de
Chillán, límite sur que alcanzó el Incanato" (Romero, 1978:631).
Con relación a la conexión del tramo caminero entre Moquegua, Tacna y Tarapacá. en la
información de Paz Soldán (1860:35), encontramos el siguiente itinerario:
Camino principal de la ciudad de Tacna a la de Moquegua
De Tacna ciudad capital del Departamento……………… Leguas
a Buena Vista pago en el valle de Sama…………………...........6 ½
- a Sitana . pago en el valle de Locumba…………………………7 ½
- a Jahuey, aguada desierta………………………………….........7
- a la Rinconada, pago en el valle de Moquegua……………… 3
- a Moquegua, ciudad capital de la provincia de su nombre….3 ½
Suman 27 ½ Leguas (132.77) Tomado de Paz Soldán. 1860 pág 35
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°08.
Todas las características que presenta este tramo se asemejan a la técnica de los
caminos Inka de la costa, aquel que “ve siempre el mar”. El camino no ha sido
prospectado en toda su amplitud, lo que imposibilita, por el momento, asignarle una
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
filiación cultural definitiva; sin embargo, es probable su relación con el camino troncal
de la costa. Figura 09; Figura 10; Figura 11.
Figura N°09.
Figura N°10.
Figura N°11.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Otra evidencia vial registrada es un tramo ubicado entre los valles del Caplina –
Sama - que corre casi paralelo a la actual carretera Panamericana. La vía se proyecta hacia
el norte rumbo a Locumba y Moquegua. El camino es una calzada de tierra bordeado por
muros bajos de 40 a 50 cm de altura hechos de piedra unida con tierra húmeda, su anchura
es casi uniforme en todo su trazo alcanzado los 5 metros aproximadamente. El tendido de
la vía es sorprendentemente recto al estilo de los caminos Inka construidos en la costa o
espacios abiertos.
El camino se encuentra en buen estado de conservación, con algunos daños
parciales como consecuencia de las avenidas de huaycos o cortados por rutas modernas
(entre ellas la panamericana). Al recorrer parte de la vía, encontramos dos sistemas de
alcantarillado para efectos de prevenir destrozos producto de avenidas temporales de agua
que se desplazan por pequeñas quebradillas o cauces casi superficiales. La técnica de
alcantarillado y ductos para que corra el agua por debajo del camino, es muy similar a la
de los caminos Inka, ya sea por el sistema de relleno, el material aplicado y el tendido de
los ductos y paredes de encausamiento.
Romero Sotomayor al referirse a la técnica del camino Inka para sostener la
rasante (nivel superficial del camino), manifiesta lo siguiente:
"Cuando encontraban cauces de agua de pequeña extensión ejecutaban (los Inkas)
verdaderas alcantarillas de piedra seca. Tal como se hace hasta hoy con perfectos muros
de piedra acomodada y acuñada, cuyas tapas estaban formadas por una sola piedra laja"
(Romero 1978:635 ob cit).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°12.
Figura N°13.
Existen otros tramos camineros en la región, que aún falta registrarlos y definirlos
arqueológicamente, ubicados en la precordillera y en el altiplano. El Proyecto QHAPAQ
ÑAN del Ministerio de Cultura, ya ha iniciado esta tarea. Los tramos de Locumba, Tarata
y Candarave, se vinculan fuertemente asociados a sitios Inka. (Figura 14; Figura 15).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°14.
Figura N°15.
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Figura 02: Mapa fuente del QÑ, sobre el tramo del camino Miculla – Palca - Huaylillas
Figura 03: Foto Drone PQÑ/MC (Agosto 2019) Tramo Miculla. Cota: 1,565 msnm. Este-
Oeste
Figura 04: Tramo Miculla – Apacheta. Cota 1,580 msnm. Este-Oeste. 5.00 mts promedio.
Figura 05: Tramo Miculla – Apacheta. Cota 1,845 msnm. Este-Oeste. 6.50 mts promedio
Figura 06: Apacheta, cota 1,870 msnm. Tramo Miculla - Palca
Figura 07: Apacheta en el tramo Palca – Huaylillas, próxima al Tambo San Miguel –
Huaylillas Cota 4,400 msnm promedio.
Figura 08: Mapa fuente QÑ del tramo Morro Sama. Camino del Litoral.
Figura 09: Vista satelital del Paisaje de Morro Sama (cota: 736 msnm). Tramo del Camino
del Litoral (cota: 53 msnm).
Figura 10: Calzada del tramo Camino del Litoral Morro Sama.
Figura 11: Detalle de la calzada y el borde que delimita el lado Oeste del tramo caminero
del Litoral.
Figura 12: Foto drone PQÑ/MC, agosto 2019. Panorámica del probable Camino de los
Llanos, tramo Sama – Locuma.
Figura 13: Detalle de la rasante y muro de delimitación del probable Camino de los
Llanos, tramo Caplina – Sama.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Resumen:
El presente trabajo, aborda de manera multidisciplinar los hallazgos arqueológicos y
etnohistóricos desarrollados por Bernedo Málaga (1947), Cerrón Palomino (2020),
Bolaños Baldasari (2007), J. Gordillo Begazo (2014), Max Uhle (1919), entre otros,
quienes establecen esbozan los orígenes étnico culturales de Tacna, Perú, en el contexto
de los desarrollos formativos hacia la articulación Yunga – Altiplánico. El desarrollo
formativo de Tacna, desde la perspectiva paleoarqueológica y arqueológica, remonta las
primeras ocupaciones del territorio costero e interandino dentro de los primeros del
continente americano y sudamericano; este desarrollo primario, promovió la
consolidación cultural y social, la cual, se tradujo en la formación de los primeros señoríos
locales macrorregionales, los mismos que dieron origen a la Cultura Puquina. Este
proceso de consolidación cultural, político y social dio articulación gestacional a la
formación de grandes imperios altiplánicos como el Tiawanaku e Inca. El Puquina de
Tacna gravitó como eje entre los territorios costeros y alto andinos en el territorio del
Collisuyo, que actualmente albergan territorios del sur del Perú, norte de Chile, oeste de
Bolivia y noroeste de Argentina.
Palabras Clave: La Cultura Puquina, Ensayo del desarrollo puquina de Tiawanaku;
Estudio comparativo de la arqueología de Tacna; Onomástica Andina de Tacna;
consolidación cultural y social del sur del Perú y Norte de Chile.
1. A modo de introducción
Las raíces socio -culturales del sur del Perú, han estado rodeada de la bruma de su
origen; para algunos, orígenes culturales del poblador pre tiawanacota han sido suscritos
a la etnia aimara, esto, ha sido mantenido como tal durante los últimos años del Virreinato
del Perú y la era republicana; la revisión documental, histórica, arqueológica y etnológica
de los territorios comprendidos entre Camaná y Tarapacá y el oeste boliviano, han
evidenciado componentes disimiles al origen étnico-cultural aimara en estas zonas. Los
reinos locales – en especial los de Moquegua, Tacna y Arica-, pre Tiawanacotas tuvieron
un proceso ligústico-cultural que difiere de lo que comúnmente llamamos «aimara».
La fuerte interrelación del puquina en el desarrollo social y cultural del Sur del Perú,
Norte de Chile y Oeste de Bolivia ha quedado establecido de forma permanente en los
aspectos identitarios de la población de Tacna, prueba de ello, es la revaloración de
lugares de culto que guardan la toponimia puquina, la misma que se ha mantenido
invariable durante los procesos de implosión del imperio Tiawanaku, el desarrollo,
consolidación Inca y la Conquista española.
1
Universidad Europea del Atlántico (España)/ Asociación de Estudios Históricos de Tacna (Perú).
martinosorio302@gmail.com. https://orcid.org/0000-0002-9629-487X.
Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
2. “Nosotros los puquinas”: Una perspectiva desde los primeros poblamientos del
hombre del sur del Perú
La gestación de los primeros asentamientos del sur del Perú tienden a tener una difusa
contextualización; para algunos autores, como (Lumbreras 1974), (Kauffmann Doig
1989) (Posnansky 1911), et al, plantean un poblamiento escalonado desde los andes
amazónicos del norte del Perú; mientras que para otros autores como (Dillehay 2013),
(Uhle 1919), (Heyerdahl 1978), (Méndes Correia 1923),et al, plantean un origen de
migración oceánica eje del poblamiento de las costas sudamericanas, en especial, las
costas del sur del Perú y norte de Chile; como fueren las aun complejas definiciones del
hombre paleo andino sudamericano, lo que sí ha podido evidenciarse que su presencia en
los territorios desde Moquegua hasta Tarapacá se dio entre 25.000 – 17.650 años a.C.
2 El proceso integlacial previo al Ultimo Maximo Glacial, durante el proceso interglacial Riss-Würm y Würm-
Winsconsin (80.000-17.000 años a.C.) habrían permitido la expansión de las poblaciones paleolíticas a lo largo del
continente americano; según los estudios de (Bahn, 1993), (Guidon, 1986) entre otros; indicarían que estas
comunidades llegaron a Sudamérica hace 54.000-34.000 años a.C., pero, estas comunidades – según los autores-,
provendrían de procesos inmigratorios diferentes al que describe Holen et al, más bien, estos grupos humanos serían
de procesos inmigracionales posteriores, básicamente desde un componente Clovis-Solutrense, es decir, Europeo; dicha
información circunstancial, puede tener cierto asidero desde la evidencia paleoclimática, tal y como sugiere -
(Bergoeing, 2011) y (Thackeray, Scott, & Pieterse, 2019); Sin embargo (Cassiano V. & Álvarez Palma, 2007) establece
que dicho componente poblacional ya había iniciado el proceso expansivo desde Norteamérica hacia Mesoamérica. En
tal sentido; los procesos glaciales e interglaciares, permitieron procesos de expansión y desarrollo de los hombres
paleoamericanos; una de las causas poco mencionadas sobre el ultimo glacial en el mundo; y que pudo motivar el
asentamiento de poblaciones más actuales en América, es el originado por el “impacto de Wonderkrater”, en el sur en
Sudáfrica, la cual según el estudio (Truc, Chevalier, & et al, 2013), el mismo que habría contribuido a un periodo glacial
extensivo del glacial de “Younger Dryas” hace 33.780-16.950 años a.C.2, por su parte, (McCarthy, T.S; Ellery, W.N.;
Backwell, L.; et al , 2010) indican que dicho impacto generó un proceso de alteración topográfica del continente
americano y la variación de ecosistemas alrededor del continente, especialmente en las zonas próximas al Ecuador. El
estudio hecho por Truck, Et al. (2013) agrega, el impacto de Wonderkrater generó variaciones paleoclimática
importantes, promoviendo que los particulados desprendidos durante el impacto, se elevaran, impendiendo la
interacción solar con el planeta, dicho proceso durante sus primeros años promovió la alteración del clima ecuatorial,
lo cual, supone que contribuyó a la glaciación andina o Lauricocha, la misma que afectó al hombre paleoandino
peruano; dicha afectación al ciclo solar terrestre se expandió hacia los extremos polares del planea, lo que generó micro
procesos glaciales en el hemisferio norte del planeta, como es el caso de la glaciación Winsconsin y Minnesota. Lo
mencionado por (Truc, Chevalier, & et al, 2013) explicaría parte del proceso paleoambiental que promovió la
movilización de otros componentes humanos; y procesos migracionales posteriores, los mismos que son concordantes
con los descritos por (Stanford & Bradley, 2013), si bien es cierto, estas poblaciones migrantes del impacto serian
solutrenses y Clovis en su mayoría, no se descarta que la presencia de grupos humanos pre Clovis se asentaran por
fenómenos naturales similares como las glaciaciones antes mencionadas. Esto, podría explicar los otros ejes teóricos
del poblamiento americano, como los descritos por (Rivet, 1943), (Méndes Correia, 1923), (Stanford & Bradley, 2013),
(Bahn, 1993) y (Guidon, 1986).
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Las varias oleadas de migración que se dieron durante breve espacio de tiempo, las
cuales – en muchos casos se dieron de manera simultánea. Dicho proceso inmigracional
sirvió como madre de la proto civilización andina sureña en el contexto sudamericano;
siendo el resultado de esto, la elaboración de códigos culturales y sociales particulares y
diferenciadores entre otros grupos. Este proceso de interacción en los valles de Tacna,
vienen dándose desde hace 13.500 años atrás como indican (Sandweiss, Daniel H. ;
McInnis, Heather; Burger, Richard L.; et al 1998, 1832), , (Ravines Sánchez 1971, 106-
115) , et al; los mismos que en sus diversos trabajos de investigación, demuestran una
interesante interacción entre los diversos grupos humanos y su interrelación costero-
altiplánica, las mismas que se ven en los yacimientos paleoarqueológicos de Toquepala,
Tacahauay, Morro Sama, Anillo, Miraflores, Picata, Qala Qala, Alfarillo, entre otras.
La formación y consolidación de los grupos sociales – desde grupos de cazadores-
recolectores hacia las consolidaciones del formativo temprano-, habrían permitido
promover la interrelación de sistemas productivos, culturales y rituales en estos; lo que
permitió una expansión de señoríos locales pre-tiawanacotas en el Sur del Perú, Norte de
Chile y Oeste de Bolivia, con lo cual, e gestó una consolidación cultural y política de
estos señoríos, los mismos que estarían unidos por la lengua Puquina, además de
expresiones pictóricas, textiles, funerarias y culturales comunes, las mismas que tenían
variaciones locales muy leves, manteniendo un esquema -en líneas generales-,
homogéneos.
Para (Sandweiss, McInnis y et al 1998, 1831-1832) existen dos grandes periodos en
los cuales los desarrollos regionales fomentaron el asentamiento y afianzamiento de las
proto-culturas locales en el sur del Perú; la evidencia asociada a esto yacen en los
posteriores «reocupaciones» de sitios más antiguos Quebrada de Burros, Quebrada
Jahuay, El anillo, Caplina, Tarata, Palquilla en Tacna y en Azapa y Camarones el norte
de Chile, y las ocupaciones altiplánicas adyacentes al Collao donde colindan los tres
países (Perú, Bolivia y Chile).
Según (Muñoz Ovalle 2004, 215), permitieron el desarrollo socio cultural productivo
en el norte chileno y sur peruano, dicho proceso, también incluyó la capacidad de
domesticación y aprovechamiento de las especies de flora y fauna. La incipiente
agricultura, originada en forma de cosechas anuales, permitió la expansión
sociodemográfica de las primeras poblaciones, generando, por tanto, un primigenio
sistema de intercambio entre otras poblaciones debido a la variabilidad de productos
presentes en los diversos pisos altitudinales, los cuales iban desde los andes hasta costa
del Pacífico.
La bidireccionalidad del intercambio social generó la apertura de rutas de trasvase
poblacional y cultural en los primeros grupos humanos de esta región; dichos primeros
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culturales del formativo temprano. Una evidencia que articula los desarrollos locales
dentro de una consolidación macrorregional, son los procesos derivados de fenómenos
climáticos y cambios medioambientales, que afectaron a estas poblaciones y sus fuentes
de sustento como señalan (Reindel, Markus, & Isla, Johny 2013, 85-88), evidencia de esta
interacción son los yacimientos arqueológicos de “El Cañón”, “San Antonio”,
“Miculla”, entre otros. Este proceso de reasentamiento de los pobladores de Tacna,
dieron como origen los primeros desarrollos arquitectónicos de la región, los mismos que
pueden remontarse a más de 3.000 a 1.600 años a.C.; el inicio de estos procesos
arquitectónicos puede verse reflejados en las practicas funerarias. La transición entre los
patrones funerarios de enterramiento en el suelo al desarrollo de construcciones funerarias
como las Chullpas; en Tacna, las Chullpas de Causuri, Tarata; muestran la transición entre
uno y otro, según (Romero Guevara 2013, 83-84) y (Kesseli y Pärssinen 2005, 384)3; En
tal sentido, no puede descartarse los desarrollos de estos patrones funerarios en periodos
anteriores a los indicados por (Gil García 2002), (Sagárnaga, Korpisaari y Antti 2009),
(Romero Guevara 2013), entre otros; de modo tal, que no puede descartarse que dichos
inicios arquitectónicos en el corredor costero-altiplánico de Tacna sean anteriores al
desarrollo tiawanacota, como señala (Szykulski 2013/2014, 76).
La maduración tecnológica y social de estas poblaciones llevaron a la consolidación
arquitectónica en los valles de Tacna, proceso, el cual resume la maduración cultural -
tecnológica y la participación en un estado macrorregional, al mantener componentes
religioso administrativos de importancia en los valles de Tacna, Locumba, Sama, como
menciona (Romero G., Santoro y al 2004, 263) – citando a (Gordillo 1993)-, indicando
que: estos patrones culturales y funerarios traducidos en patrones arquitectónicos se
dieron durante los primeros estados del Horizonte Temprano y Formativo temprano
Intermedio hace 1.200 a.C y 600 d.C. Del mismo modo, las referencias sobre las huacas
de Tacna (San Antonio y Tacna), demuestran un proceso de articulación importante entre
los corredores costeros y altiplánicos sobre esto (Belisario Gómez 1861, [Op cit] 13),
indica:
Al hallazgo de huacas y momias, conocidas en Tacna con el nombre de jentiles,
costumbre exclusiva de los antiguos del Perú; á ciertos bailes de indianos en las públicas
diversiones, recientemente abolidos [ref. periodo de extirpación de idolatrías], peculiares
los mismos; si se atiende a todo esto, decimos quedará aprobada la remota antigüedad de
nuestro país (…).
Al igual que (Squier 1877), el investigador escoces Smith, refiere que en la ciudad de
Tacna se evidencia la presencia de una construcción antigua, la misma que estaba
conformada por muretes de barro y quincha. La observación que da (Smith (M.D.) 1864,
13) evidencia la presencia una gran huaca, la misma que fue destruida durante el periodo
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Del mismo modo (Uhle 1919, 04/68-72) indica que en Tacna la huaca que precedía a
la construcción de la catedral fue una construcción de piedra al mismo estilo de
Calasasaya; estableciendo una reutilización del material arqueológico en dicha
construcción [refiriéndose a los restos de la antigua catedral afectada por el terremoto de
1868]; posteriormente el mismo autor señala:
Varios cementerios a corta distancia más al Sur, que son del período de Tiahuanaco,
representado también en Tacna (…) Hubo grandes cementerios al Noroeste de Tacna del
período de Tiahuanaco con miles de sepulturas; más, habiendo sido devastados, sólo
quedan en ellos pocos e insignificantes fragmentos de loza pintada. Parece que los vasos
de la lám. XV, figs. I y 4· tienen este origen. [Citado de (Uhle, La arqueología de Arica
y Tacna 1919, 72)].
Lo mencionado por (Uhle 1919, 72) brinda información sobre esta tipología de
construcción a base de barro y quincha, las mismas que habrían sido parte del proceso
integración de técnicas arquitectónicas de reinos colindantes en el norte del Perú, como
señala (Szykulski 2013-2014, 83-86), desde influencia alfarera e iconográfica a la
arquitectónica como menciona (Gordillo Begazo 1996, 98-99).
3.1.2. La articulación macroregional y el desarrollo de la Cultura Puquina
4«Las rocas antiguas en la provincia de Tacna presentan un remarcada uniformidad. Todo esta desarrollado en lineas
paralelas y cuenta con pequeños subterraneos canales, bajo ellos, existen enterrados pequeños cuerpos en la misma
posición, acompañados de implementos e instrumentos, que fueron usados en vida, lo mismo se evidencia en el distrito
de Palca (...)».
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características propias, las mismas que harían diferencia con otras etnias limítrofes a lo
largo del territorio interandino, como mencionan (Standen, Vivien G 2003, 179-180) y
(Umire Álvarez 2013, 216-218). Los patrones socio-culturales y sus interacciones, son
reflejados por (Bernedo Málaga 1947, 32-33) para definir dicha integración como una
cultura de desarrollo macrorregional.
El investigador Max Uhle (1919), en su trabajo arqueológico en Tacna y Arica,
reconoció componentes de fases tempranas de Tiawanaku en Tacna y Arica; los patrones
alfares demostraron una presencia cultural temprana tiawanacota en los territorios
costeros del sur del Perú y Norte de Chile5. Tanto Uhle como Bernedo Málaga – ambos
citando a (Posnansky 1911)-, dan como referencia al Puquina, como eje socio-cultural de
los primeros componentes humanos en los territorios costeros del sur del Perú; y su
interrelación con las poblaciones altiplánicas.
Los recientes estudios de ADN hechos por (Rothhammer, F; et al 2014, 273-274),
evidencian que los grupos predecesores del desarrollo Tiawanaku, no provendrían de
componentes aimaras; entonces, cabría preguntarse: ¿Qué grupo étnico fue el que
desarrolló este desarrollo Tiawanaku en el Collao y en los territorios costeros del Sur del
Perú y Norte de Chile?
Un indicador importante es el desarrollo propuesto por (Rothhammer, F; et al 2014,
273-274), quien indica que estos primeros desarrolladores de Tiawanaku, provendrían de
componentes yungas y no aimaras; estos grupos- según (Gordillo Begazo 2014, 31-32)-,
habrían conformado los primeros grupos en consolidarse en los desarrollos locales y
macrorregionales costeros del Sur del Perú y Norte de Chile. El eje gravitante de Tacna
y Arica, en su articulación socio dinámica entre la costa y el altiplano a la meseta del
Collao, habrían promovido la interacción sistemática de componentes humanos
altiplánicos – costeros desde hace 11.000 años. Esta interacción, promovida por
fenómenos medioambientales, como señala (Reindel, Markus, & Isla, Johny 2013, 85-
88). Estas interacciones climatológicas – según (Reindel, Markus, & Isla, Johny 2013,
90-91) habrían cambiado el paisaje y la dinámica socio productiva de las sociedades
costeras durante el intermedio tardío, lo cual conllevó a promover patrones industriales y
productivos a nivel agrícola y arquitectónico dentro de los corredores interandinos, como
también señala (Bolaños Baldasari 2007, 348-349).
Por su parte (Kleeman, Otto; et al. 1975, 117-119) evidencia un proceso escalonado
de implementación y consolidación de patrones Tiawanacotas Fase I en los restos alfares
de los Valles de Sama y el Caplina, Tacna. Esto podría inducir a establecer un contexto
de bidireccionalidad de integración socio cultural entre los señoríos costeros y
altiplánicos que dieron forma al imperio Tiawanaku; del mismo modo (Uhle 1919, 09)
delimita la influencia de la Cultura Puquina en este proceso de desarrollo de las
poblaciones en los corredores costeros e interandinos. (Posnansky 1913, 04-05), por su
parte, indica que el origen del imperio Tiawanaku, habría tenido su base en las etnias y
reinos locales circundantes a la costa del Océano Pacifico y los reinos interandinos entre
la costa y la Meseta del Collao, lo cual, confirmaría desde la semiología, lingüística y
arqueológica la génesis tiawanacota de elementos puquina de estas zonas.
Para (Bernedo Málaga 1947, 26-27) la integración de los reinos locales desde Arequipa
hasta Atacama, habrían engendrado los códigos lingüísticos, Culturales y sociales del
Puquina, prueba de ello, es el reflejo toponímico que aun guardan estas zonas, en tal
sentido, los componentes aimaras serían posteriores al desarrollo de los primeros grupos
5 Cf. Max Uhle (1919) La arqueología de Arica y Tacna. Pp. 07-09.
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sostiene (Ayca Gallegos 2006, 117-118); aunque la delimitación étnico cultural que
brinda (Ayca Gallegos 2006, 117-118), no guarda relación con un desarrollo local
diferenciado de otros reinos macrorregionales, se puede establecer que la mal llamada
«cultura Tacna» o «Cultura Tacana», no sería más que un reflejo de un proceso de
consolidación cultural anterior; la cual, es parte de un solo componente desarrollado desde
las primeras ocupaciones costeras del Sur del Perú y Norte de Chile. Por tanto – como
mencionamos anteriormente-, hablar de la «cultura Tacna» o «Cultura Tacana», no es
más que un reflejo dialectico de singularización de un desarrollo macrorregional amplio
y diverso; del mismo modo, podemos indicar la desvirtuación del fenómeno «Cabuza»
como menciona (J. P. Gordillo Begazo 2021).
Para (Silva Sifuentes 2000, 198), esta conexión habría generado las bases culturales-
lingüísticas del aimara, y no como se ha sostenido por los aimaristas que su primogenitura
cultural y racial serían propias de la región del Collao y del Tiawanaku; desde la evidencia
arqueológica, se puede inferir que la presencia Wari en el sur del Perú fue reducida, y
relegada a un ámbito ritual-ceremonial de peregrinación en la zona noreste de Moquegua,
específicamente en el adoratorio de Cerro Baúl. Este territorio, el cual, era parte
fundamental de los procesos formativos tempranos pre-puquinas tiawanacotas, tuvieron
un fuerte componente socio-cultural propio desde el 3.400 a.C al 900 d.C. el dominio de
territorial de esta zona. Como menciona (Williams, Isla y Nash 2001, 70-71) sobre la
interconexión Wari – Tiawanaku Fase OMO en el norte de Moquegua.
Dichas interacciones habrían generado componentes de intercambio cultural y
tecnológicos y comerciales entre Tiawanacotas y Waricotas; sin embargo, la conexión de
Cerro Baúl, Moquegua tuvo una frontera bien definida, la misma que se evidencia en una
presencia pura del Tiawanaku en los sectores de Torata y Omo; por tanto, ha de
establecerse que los componentes Waricotas se limitaron a un ámbito netamente ritual en
la región de Cerro Baúl; en tal sentido, se puede afirmar que el límite geográfico y cultural
que se desarrolló en Moquegua marcó el límite de influencia política a los reinos locales
que eran parte del Tiawanaku en la zona sur del Perú, norte de Chile y noreste boliviano
y argentino; de este modo se estableció cierto proceso de imperturbabilidad del puquina
como base cultural y lingüística del imperio tiawanacota.
3.4.2. El Puquina desde la Onomástica Andina en el Valle de Tacna
La onomástica de la región Tacna; y la macro regionalización sur, que articula el Sur peruano
desde Arequipa hasta Tacna, el norte chileno (desde Arica hasta Copiapó) y el oeste boliviano
(desde La Paz hasta Tarija), tienen componentes toponímicos prominentemente Puquinas, los
mismos que fueron anteriores al desarrollo Tiawanaku y a la expansión imperial Inca.
Estos componentes lingüísticos los conocemos por los trabajos de recopilación y compilación
de vocabularios realizados por los conquistadores españoles; aunque los mismos cronistas indican
componentes semiológicos y semánticos diferenciadores entre el Quechua, Aimara y el Puquina,
delimitan a este último, como: «La Lengua Secreta del Inca»; lengua la cual, era dominada
principalmente por los caciques de la zona sur del Perú.
Como menciona (Bouysse-Cassagne, T. 2010, 284-285), las primeras evidencias
documentales del Puquina en estas poblaciones del sur del Perú, se conocen gracias al trabajo
realizado por Alonso de Barzana en 1594, donde señala un lenguaje anterior al de los señores
Incas; y que era hablado por la elite de los pueblos del Collao y los reinos anexos a este. Del
mismo modo, (Bernedo Málaga 26-27) delimita el origen de la cultura Puquina y su lengua a
ecológicos adyacentes entre la costa y el páramo andino, para el autor, la zona de expansión de
los primeros asentamientos Puquina, se habrían gestado en los reinos locales desde Pichu Pichu
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
(Arequipa, Perú) hacia la zona del Uru Uru (Oruro, Bolivia) y entre ellos los largos desiertos del
Copapu o Copiapó (Norte de Chile).
Bernedo Málaga, aglomera al grupo étnico Puquina como parte del quechua, sin
embargo, existen grandes diferencias – en el periodo Formativo Temprano-, entre ellos
(R. Cerrón Palomino 425-426), quien delimita esta presencia a los territorios entre
Arequipa y Atacama, el mismo autor en su estudio de “Onomástica andina“ confirma el
territorio donde se desarrolló y circunscribió el puquina por medio del análisis de la
toponimia y fonética lingüística que perduran en estos lugares, desarrollada esta
diferencia de asentamiento geográfico de los poblados puquina en el sur del Perú. Para
(Posnansky 04-05) indica que el origen del imperio Tiawanaku, habría tenido su base en
las etnias y reinos locales circundantes a la costa del Océano Pacifico y los reinos
interandinos entre la costa y la Meseta del Collao, lo cual, confirmaría desde la
semiología, lingüística y arqueológica la génesis tiawanacota de elementos puquina de
estas zonas, de modo tal, que esto se evidencia en la onomástica de los valles de Tacna,
los vocablos con terminaciones Aya, Palla, Waya, Ürü, Aqca, LLai, Malqu, Pucqy, Üshu,
Kori, Kala, Ara, Paca, entre otros, los mismos que se evidencian en la toponimia regional.
Uno de los componentes toponímicos más importantes de la Región; y que fue
utilizado de forma anterior a la expansión Puquina a Tiawanaku, se evidencia en el Apu
tutela de la ciudad, el cual es: el Inti Ürkütü, en cuyas faldas se evidencian patrones
arqueológicos funerarios-rituales anteriores a Tiawanaku, como evidencia el trabajo de
(Uhle 1919, 71).
Del mismo modo, el centro ceremonial de MalquLlai o Miculla, evidencia que dicha
toponimia guarda relación con el significado de las palabras conjugadas, la misma, que
se compone de los términos: Malqu (antiguos) y Llai (ceremonial), en la cual se encuentra
evidencia de ocupaciones anteriores a los procesos de desarrollo regional del formativo
temprano, remontándose al arcaico intermedio.
Los valles interandinos de Ilawaya, Pallawaya [Pallagua] Yaradawaya, Palca, entre
otros, los cuales son corredores de interconexión entre la costa y el altiplano del Collao y
la rivera del Lago Titicaca. Estas evidencias de la onomástica regional, demuestran la
consolidación del Puquina desde tiempos remotos, con lo cual, el Puquina, sufrió varios
periodos de expansión, contracción, integración y articulación con desarrollos
macrorregionales, como sucedió con Tiawanaku y el Imperio Inca; de este proceso de
adhesión del puquina hacia componentes Tiawanaku, como señala (Bernedo Málaga
1947, 33), sobre esto (Silva Sifuentes 198), añadiría que esta conexión habría generado
las bases culturales-lingüísticas del puquina, y no como se ha sostenido por los aimaristas
del aimara. En tal sentido, la primogenitura cultural del Tiawanaku, correspondería a un
componente prominente Puquina.
Durante los periodos de consolidación de los imperios Wari y Tiawanaku, se evidencia
ejes de articulación entre ambos en el sector de Moquegua, específicamente en Cerro
Baúl, como señala (Williams, Isla y Nash 70-71), hacia el 100 a.C. al 200 d.C. los Wari,
tuvieron puntos de encuentro ritual con los Tiawanacotas (fase OMO) al norte de
Moquegua; por tanto, estos componentes toponímicos fueron asimilados tanto por los
grupos Wari y Tiawanaku de forma posterior al desarrollo lingüístico cultural de este
reino macrorregional; sin embargo, cabe indicar que dicha interacción (Wari-Tiawanaku)
se limitó al área de Moquegua, específicamente al entorno de Cerro Baúl, más no, a las
regiones al sur de estas, donde la consolidación Tiawanaku fue más sólida.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Los “Pucaraes” o puquinas fueron bien descritos por Cieza de León y Huamán Poma
de Ayala, dando su expansión territorial y como se articulaban con la panaca Inca durante
la expansión de Inca Yupanqui, el cronista español (Cobos 114), señala que los caciques
del Collao fueron anteriores a los Señores Incas, estos tenían sus reinos desde la sierra
hasta la costa, llegando a los páramos de Tarija y Tucumán (Argentina).
La referencia de los cronistas sobre los reinos Puquinas predecesores del Tiawanaku,
marcaron los orígenes de los primeros Señores Incas, en tal sentido, los cronistas hacen
una marcada diferencia entre estos reinos locales del Collisuyo y los grupos aimaras, de
tal modo, que la referenciación geográfica que hacen los cronistas sobre los aimaras y el
Collao, es fundamental para entender los procesos de apropiación cultural de estos
grupos, sobre los orígenes puquinas, asimismo, el cronista (Cobos 120-127) añadiría a
esto que los “antiguos señores”-refiriéndose a los Tiawanaku-, habrían dado origen a los
6Sur del Cuzco, Meseta del Collao, Arequipa, Moquegua, Tacna, Arica, Iquique, Tarapacá, Antofagasta, Copiapó,
Oruro, Cobija Catamarca, Jujui.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
“Incas Míticos”; estos gobernaban un extenso territorio de donde salieron los más
prominentes lideres hacia el Cuzco, sobre esta base (Bernedo Málaga) añadiría que en
efecto, los puquinas y la nobleza Tiawanacota se habrían establecido hacia el interior del
Lago Titicaca, específicamente a los Uros, y que estos darían origen al desarrollo del
incanato, posterior a la implosión de Tiawanaku, (Bernedo Málaga 54), indica:
Los Uros y Puquinas se extendieron desde el lago Titicaca, en cuyas islas tenían sus
moradas a orillas del río Desaguadero desde épocas muy remotas hasta la Cordillera
Volcánica de Tacna, Moquegua y Arequipa. En cuyas vertientes se establecieron casi
hasta el litoral marítimo.
Conforme a lo detallado por los cronistas, el proceso de interacción y los reinos proto
puquinas, habrían dado las bases sociales, culturales y lingüísticas al imperio
Tiawanacota; por tanto, el puquina, habría amalgamado el componente lingüístico-
cultural de aquel imperio a lo largo de casi un milenio. Durante la implosión de este
imperio, las etnias esparcidas a lo largo de la región del Collisuyo ó Colesuyo,
mantuvieron las tradiciones fundacionales del Tiawanaku y sus fases formativas (reinos
pre puquinas). Al desarticularse el Tiawanaku, estas etnias como: los Lupaças, Collas,
Chiribaya y demás grupos locales gestaron consolidaciones macrorregionales a lo largo
del territorio del Collao y sus trasvases costeros; los mismos, que a través de los cultos y
ceremoniales rituales habrían confluido en el Lago Titicaca y reunificado los preceptos
estatales del imperio Tiawanaku, hacia una conformación expansiva al Cuzco, como
describe (Cobos 124.). Sobre los reinos Lupaças o Lupaças (Salles y Noejovich 75)7,
aaunque los autores indican a los Lupaqas o Lupaças como parte de la etnia aimara, las
referencias largamente difundidas desde la arqueología, la lingüística y la genética, hacen
visible, que estos – refiriéndonos a los Lupaqas o Lupaças-, serían de origen pre-
puquina;y no aimaras.
Para (Varón Gabai 226) indica que la presencia aimara es posterior a la conquista
española, con las encomiendas dadas a la descendencia de Huayna Cápac, por el apoyo
durante la conquista; del mismo modo (Pease G.Y. 14), señala, que: los Lupaqas,
mantuvieron sus derechos comerciales y territoriales al sur oeste del Lago Titicaca,
específicamente en los territorios circundantes a los valles de Moquegua y Sama (Tacna);
y que su influencia en los reinos Tiawanacotas, datan desde las primeras conformaciones
macrorregionales pre Tiawanaku, por tanto, su naturaleza no correspondería al aimara, si
no, a reinos eminentemente puquinas, como advierte Cerrón Palomino desde la
“Onomástica andina”, en el mismo sentido (De la Vega y Stanish 268) refleja cómo los
reinos costeros y altiplánicos se articularon y desarrollaron, dejando evidencia de su
7 Queda marcada en términos geopolíticos y geoeconómicos la evolución de las culturas preincaicas en el área,
estableciendo una diferencia con las orientaciones de la etnografía argentina, que hace hincapié en las formaciones al
sur del Titicaca, como se aprecia en el Mapa 3. Regresando al área del Titicaca, los hallazgos arqueológicos indican la
cultura Pucará, hacia el norte y la Chiripa hacia el sur, incluyendo el área que, posteriormente, será el espacio Lupaqa,
apareciendo luego la civilización del Tiwanaku, la misma que, según Conlee, Dulanto, Mackey y Stanish, se constituyó
en poder regional hacia 600 de nuestra era, con un pico en 900 y una declinación a partir de 1000; Tarragó , por su
parte, fecha su hegemonía entre los siglos V y XI, en tanto Muñoz Ovalle ubica la influencia del Tiwanaku en el valle
de Azapa a partir del 300. En la arqueología peruana se reconoce el aporte de Tiwanaku en la cultura Wari, ubicada en
Ayacucho, y que se extendió hacia la costa central, Lumbreras incluso se refiere a una posible invasión de la cultura
altiplánica; la cronología dada por este autor, del siglo VI al siglo XI, concuerda con el periodo indicado para Tiwanaku.
Otro debate se abre sobre las causas de la caída de esa civilización; frente a las tesis de Kolata respecto de problemas
climáticos -que desarrollamos en la siguiente sección- y la de Dittmar, acerca de una "invasión aimara", que no son
excluyentes; veamos la de esta última. Sobre la base antropológica que suministra la etnogénesis, la autora atribuye el
origen aimara a tres movimientos: de la vertiente oriental del Titicaca, del noroeste argentino y del sur peruano; entra
en el terreno de las posibilidades, pero el caso concreto generalmente aceptado es la formación de señoríos aymaras a
partir del siglo XIII.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Los trabajos de (Bolaños Baldasari 2007), (DeFrance y Álvarez 2004) ,(Focacci Aste
1981), et al, indican que los desarrollos sociales y culturales en la costa sur del Perú y
norte de Chile, especialmente en Tacna, son de las más tempranas en la región,
estableciéndose su presencia entre 13.000-10.000 años a.C. los procesos tecnológicos,
sociales y culturales, evidencian que las poblaciones en la Región de Tacna, establecieron
a lo largo del Arcaico intermedio y el Formativo temprano, una serie de procesos de
sofisticación y consolidación, la misma, que se gestó a través de la costa hacia el
altiplánico por medio de los corredores interandinos de Tacna y Arica. Este proceso de
articulación social, conllevaron a que los grupos de este corredor costero (Moquegua –
Tarapacá) desarrollaran procesos de cohesión social-cultural, la misma que se tradujo en
procesos arquitectónicos, alfares y culturales que dieron identidad a estos primeros
grupos, como resultado de esta interacción se encuentran procesos de similitud alfar y
cultural entre los reinos costeros y Tiawanaku. El trabajo de (Bolaños Baldasari 2007) y
(J. Gordillo Begazo 2014) nos permiten evidenciar que estos primeros grupos sociales
tuvieron patrones cerámicos que preceden a Tiawanaku, por tanto, asumir, que
Tiawanaku se nutrió de los desarrollos sociales costeros, son una hipótesis más que viable
y sustancioso.
La evidencia de los poblamientos tempranos durante el arcaico temprano y el horizonte
medio en los valles costeros e interandinos de Tacna, hacen presumir que estos grupos
corresponden a un solo núcleo, los mismos que utilizaron diferentes materiales en base a
la disponibilidad de recursos adyacentes a sus asentamientos, manteniendo patrones
homogéneos entre ellos. En base a los patrones de dinámica social, que se mantienen a
día de hoy, los corredores interandinos y la influencia costero-altiplánica, son un fuerte
indicativo de esta interrelación socio-cultural, con lo cual, el componente de influencia
en el desarrollo primario de Tiawanaku, provendría de una gran influencia de los
desarrollos costeros del sur del Perú y Norte de Chile, los mismos que dieron origen a la
Cultura Puquina, la cual, también, fue eje neural del imperio Tiawanaku en el sur del
Perú.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
5. Agradecimientos
A mi hijo y familia quienes me aportan la fortaleza para estudiar y comprender la herencia
histórico cultural de Tacna, del mismo modo agradecer al arqueólogo Jesús Gordillo Begazo,
quien me ha permitido ahondar en el proceso arqueológico de Tacna, siendo mi mejor maestro.
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ARCHIVO
REGIONAL
DE TACNA
Monumento de Batalla del Alto de la Alianza,
Tacna, Perú Su historia es tu historia...
Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Introducción
La guerra declarada por Chile contra Perú y Bolivia (1879-1884), fue un largo
proceso bélico que involucró una serie de enfrentamientos militares, tanto en el mar como
posteriormente en tierra, a lo largo de varios sitios de batalla y combates navales. Uno de
estos últimos corresponde al Campo de Batalla Alto de la Alianza o Campo de la Alianza
(Tacna), el cual fue escenario de la contienda acaecida el 26 de mayo de 18801.
En el Perú, sin embargo, aún no hemos podido lograr este avance ni apreciar la
enorme importancia de proteger este tipo de sitios. Tomando en consideración los
postulados de Starbuck (2011), todos los restos humanos merecen un trato respetuoso y
deben ser exhumados únicamente cuando: “(1) hay preguntas de investigación
apremiantes, (2) existe la amenaza de destrucción durante la construcción u otra actividad
que implique movimiento de tierras; (3) existe riesgo de perturbación por parte de los
cazadores de tesoros; o (4) existe una ‘necesidad de saber’ legítima por parte de parientes
o descendientes” (p. 89, traducción propia). En esos casos, es necesario diseñar y seguir
protocolos de investigación e intervención para estos sitios.
1 Actualmente, este espacio está declarado, mediante Ley 1605-2016- CR, como Santuario de Guerra por la implicación
histórica y memoria de la población de Tacna; no obstante, no cuenta con un sistema de monitoreo ni vigilancia
permanente.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Por consiguiente, con las nuevas tecnologías, se pueden analizar algunos aspectos
sociales y el impacto en el campo militar de las batallas decimonónicas del Perú. Como
corolario, este trabajo está enfocado en el proceso de identificación de combatientes y
está relacionado con el análisis de los procesos de inhumación en el Campo de Batalla
Alto de la Alianza. Para ello, es necesario tomar en consideración que los restos óseos
humanos constituyen un recurso arqueológico y son una clase importante de evidencia
(Sofaer, 2006: 12; Sutherland, 2005: 28; Carman, 2013: 88). La identificación de atributos
físicos, a partir de los restos humanos, no solo permite determinar edad, sexo, estado de
salud, enfermedades, características físicas y lesiones, patologías, sino las causas de su
muerte, grupo social, nacionalidad, etc.
2 El único caso reportado corresponde a los restos de un soldado chileno hallado en Chorrillos (Tomasto y Lund, 2011;
Ferreira, 2008).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Esta etapa corresponde a los trabajos de inspección del espacio físico en el Campo
de Batalla Alto de la Alianza, así como de los elementos asociados en la zanja-trinchera
excavada en la denominada ala izquierda aliada del escenario y que sirvió de fosa común.
Adicionalmente, el análisis de la topografía y la estratigrafía3 del campo de batalla es un
ítem básico que registrar, pues de éste esta depende mucho la identificación de los
posibles criterios empleados después de la batalla en 1880 para la selección de la zona de
inhumación de cadáveres o si era necesaria la excavación de fosas comunes o
simplemente hondonadas para el tapado de los cuerpos con unas cuantas palas de arena.
3La estratigrafía del área de excavación es simple. Generalmente está compuesta por dos a tres capas bien definidas:
una delgada, de arena de formación eólica; la siguiente, de escasos centímetros, compuesta por una tierra arcillosa de
color marrón rojizo; y finalmente, una capa estéril de color blanquecino de consistencia compacta formada por caliza
(Vega Centeno, 2018: 193).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura 4. Fotografía de Díaz y Spencer (1880), controversial de la época. Claramente muestra a soldados bolivianos despojados
de su vestimenta y zapatos, cuyos cuerpos parecen haber estado expuestos días a la intemperie. Son enterrados con unas cuantas
palas de arena, sin excavación de fosa y únicamente uno de los soldados chilenos cuenta con una pala o lampa. Foto: cortesía
Renzo Babilonia.
También se han tomado en consideración todos los indicios asociados que guardan
relación directa con el evento y que se conservan en contextos arqueológicos. En las
excavaciones del campo de batalla, por lo general, estos pueden ser: a) macroscópicos,
como manchas, restos de fluidos biológicos, casquillos, plomos, fibras, impresiones, etc.;
y b) el registro de marcas o huellas de herramientas (palas) en la zona de enterramiento.
En nuestro caso, este registro se efectuó en todo el contorno de la línea de la zanja-
trinchera excavada por el batallón boliviano Sucre4. Del mismo modo, en las
investigaciones sobre los campos de batalla en la Guerra del Pacífico, se debe tomar en
consideración el análisis de las fotografías de la época. En el caso del Alto de la Alianza,
se conoce una sola fotografía del proceso de entierro de cadáveres efectuada por el
ejército chileno.
4Para tener un mejor panorama de la escena, se ha registrado y perennizado toda la zona con imágenes procedentes de
dron, efectuadas por David Segurado y Christina Orcotoma en el 2016.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura 1. Imagen de los restos humanos del soldado boliviano de infantería y su vestuario militar.
En cuanto a los patrones u orden en la disposición de los cuerpos, los restos de los
combatientes pueden ser colocados de manera ordenada en fosas comunes, con patrón de
“lado a lado”, como es el caso de la fosa hallada al norte del actual “Campo Santo” en el
Campo de Batalla Alto de la Alianza6, o pueden ser enterrados en una fosa común de
forma amontonada y en desorden, con cuerpos sobrepuestos y entremezclados, como es
el caso de la trinchera cavada por el batallón boliviano Sucre, que sirvió como fosa común
después de la batalla7.
5 Resulta interesante el tratamiento que recibió el general boliviano Claudio Acosta, quien murió en el campo de batalla
e, irónicamente, los
chilenos lo enterraron con toda la pompa de un funeral militar completo, incluyendo la guarda de honor del regimiento
Buin (Sater, 2016: 258).
6 Comunicación personal del arquitecto Vargas Giles (2017), responsable de la construcción del monumento
conmemoración de la celebración
anual llevaba a cabo en la antigua cripta de los héroes (Cornejo, 2012: 4). Para esto, procedieron con maquinaria pesada
a realizar excavaciones
de acuerdo al diseño arquitectónico en un promontorio, lo que produjo el hallazgo de fosas con restos de más de 200
individuos de tropa en las inmediaciones del actual monumento, llegando a registrarse en la zona del campo santo hasta
dos fosas (Mavilo Romero, comunicación personal, 2017).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
En los casos analizados, se observa que fueron entierros apresurados, pues los
cuerpos, después de ser despojados de sus pertenencias más valiosas, fueron arrojados a
la fosa y cubiertos con una delgada capa de tierra proveniente del parapeto de la zanja8.
8 Quizás el único caso reportado hasta ahora sobre tratamiento mortuorio corresponde a un soldado chileno sepultado
en el Cerro Zig-zag después de la batalla de San Juan (1881). Este fue enterrando a cierta profundidad en un espacio
donde colocaron cuidadosamente su cuerpo con toda su indumentaria junto con parte de sus efectos personales: un
morral, una canana, un poncho, un cuaderno, etc. (Tomasto y Lund, 2011). También hay casos como la necropsia y
embalsamamiento practicado en el campamento de Las Yares al cuerpo del Ministro de Guerra Rafael Sotomayor, el
22 de mayo de 1880 (Ahumada, 1886, tomo III: 165).
9 Para Pfanner (2004), el uniforme militar es una forma de vestimenta con un simbolismo particular y larga historia y
tradición. Es el elemento más conocido de los ejércitos, por lo tanto, su función primaria es la de identificación y
distinción en contienda o con el resto de la población, ya que el uniforme y el equipamiento de cada arma porta
particularidades que distinguen, diferencian e identifican al soldado con su arma o servicio (Pfanner, 2004: 93; también
ver Medina, 1989: 180).
10 El 17 de marzo de 1821, el general San Martín aprobó el uniforme de generales y jefes del ejército. Consolidada la
independencia en 1823, se detalló un nuevo reglamento de uniformes para la infantería y caballería. Posteriormente, en
1830, el presidente Agustín Gamarra aprobó el reglamento de uniformes del ejército y en 1827 describió y reglamento
el uso de uniformes de las diferentes armas. Hacia 1878 el gobierno de Manuel Ignacio Prado prohibió la importación
de uniformes (Medina, 1989: 180; Medina y Mendoza, 2005: 11).
11 Estos análisis fueron efectuados por Lars Fechman Schmitz; en el caso de los análisis de antropología forense, se
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura 2. Tomografías de los restos humanos, el primero del peruano, seguido de los dos bolivianos. Nótese la ubicación de los
impactos por proyectil y las lesiones.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
la hora del hecho” (p. 67). Por este motivo, es fundamental su estudio y adecuado registro
en campo y gabinete.
Figura 3. Puparia vacía de dípteros Calliphoridae, Synthesiomyia nudiseta, Piophilidae y coccon de Tineidae (Villacorta, 2018:
12). Foto cortesía Biólogo Marco Villacorta.
14Sobre el desempeño de las ambulancias de la Cruz Roja peruana y boliviana en la Batalla del Alto de la Alianza, ver
López Chang (2017).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
A modo de conclusiones
Los motivos por los cuales se debe investigar y proteger de forma adecuada los
campos de batalla de la Guerra del Pacífico son numerosos. Uno de los principales es que
en estos escenarios se encuentran enterrados cientos de combatientes que sacrificaron su
vida por en defensa de la nación. Para ellos deben existir no solo protocolos de análisis
ante su hallazgo, sino también un tratamiento adecuado y respetuoso, como corresponde
a personajes y lugares con una fuerte connotación histórica para una nación. El adecuado
registro de contextos permite analizar con mayor profundidad la serie de eventos
acaecidos antes, durante y después de la contienda. Adicionalmente, es posible investigar
el proceso de entierro, saqueo, abandono y ocupación del espacio.
Agradecimientos
Al Dr. Luis Pezo Lanfranco, Dra. Micaela Álvarez, Dr. Lars Fehren y al biólogo
Marco Villacorta. Asimismo, a los historiadores que colaboraron con el proyecto,
Lourdes Medina, Rafael de Osma, Guillermo Sánchez y Ana Gonzales. El equipo de
investigación de gabinete contó con los arqueólogos: Pedro Vargas, Angélica Gómez,
Jack Chávez, Devora Infanzón, Marcos Calderón, Paco Vallejo y José Luis Cotrina.
Igualmente, fue valiosa la colaboración de Manuel Guerrero, Renzo Babilonia, Patricio
Greve, Fernando Queens, Jorge Moscoso, Gary Osorio y Oscar Oviedo. Las instituciones
que brindaron apoyo fueron la Compañía de Bomberos Garibaldi N° 6, Escuela Militar
de Chorrillos, Universidad San Ignacio de Loyola, Área de Genealogía y Doctrina del
Centro de Estudios Histórico Militares, Archivo Histórico del Cuartel General del
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
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2 Agradecemos a Iver Javier Arrazola Alvestegui, quien proporcionó datos sobre este personaje que viene a ser su
ascendiente directo, además tiene un impresionante parecido físico con Gumercindo Bustillo. Es hijo de Gladys
Alvestegui Bustillo, hija de Ubaldina Bustillo Ochoa viuda de Alvestegui y sobrino de Lourdes Alvestegui Bustillo,
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4 Ídem. Pág. 228. “Vi entonces ocasión de realizar mis previsiones de instrucción: los brillantes cuadros de infantería
que para algunos quedaban proscritos de la táctica moderna por la previsión de las armas de estos últimos tiempos, nos
sirvieron para mostrar una vez más al enemigo la destreza y pujanza de nuestros soldados”.
5 Mellafe, Rafael; Pelayo, Mauricio. “La guerra del Pacífico en imágenes, Relatos y testimonios”, edición corregida y
aumentada. Legatum Editores, Santiago 2016. pág.. 52 al 53 y 328. “la artillería (en la batalla de Tacna), al mando del
teniente coronel Novoa, constaba de 37 cañones, prácticamente todos Krupp de retrocarga y 2 ametralladoras Gatling”.
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Figura N°01. Coronel Idelfonso Murgia Anze. Batallón de Infantería “Colorados” N°01, Bolivia.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
7 Ídem. Pág. 334. “Mucho se ha hablado del famoso regimiento Colorados de Bolivia, quienes demostraron en esta
ocasión que toda su capacidad de lucha era verdadera. En una acometida de ese batallón en conjunto el Viedma y Tarija,
mostrando heroica decisión en contra de sus enemigos, poseídos de gran vitalidad y apoyados por refuerzos, no cesaron
en su avance hasta empujar con valentía sobre la tropa chilena, obligándola a retroceder”.
8 La familia es custodia de una importante misiva enviada por el General Eliodoro Camacho a Gumercindo Bustillo
fechada en Cochabamba el 14 de agosto de 1885, transcripción del autor de la presente nota: “Señor Don.// Gumercindo
Bustillo.//Oruro.// Mi estimado amigo.// Por su apreciable comunicación de 10 de los corrientes, veo que se conserva
Ud. Bueno de salud y retirado por completo del servicio de las armas.// Es para mí muy sensible que la organización
actual del Ejército no corresponda a la que se estableció durante la administración del Gral. Campero y que los jefes y
oficiales que sirvieron en esa época se vean obligados a pedir su licencia final por no serles honroso seguir prestando
sus servicios en la presente. El país necesita con mas urgencia que nunca un Ejército ejemplar, y si el gobierno lejos de
constituirle tal, lo pervierte, habrá cometido un error imperdonable. Quiera Dios que así no sea. // Recibí ahora meses
la medida de N. S. de Copacabana que tuvo Ud. La bondad de mandarme, y a correo relativo le escribí agradeciéndole
por su obsequio y contestando la carta en que vino adjunto. Si no ha recibido Ud. Esa mi respuesta puede Ud.
Reclamarla de la estafeta de La Paz a donde fue dirigida. // Mi Sra. Corresponde atentamente a su saludo, y recibiendo
Ud. Y su familia mis cordiales afectos, me repito como su Ato. S. S. y amigo. // E. Camacho.”
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Figura N°02. Teniente Coronel Gumercindo Bustillo. Batallón de Infantería “Colorados” N°01, Bolivia.
9 Diario “El Comercio”, Cochabamba, martes 17 de septiembre 1895. “La protesta lanzada a voz en cuello por el pueblo
de Oruro contra la aprobación de los tratados con Chile, es digna de intención”.
10 Diario “El Pueblo de Oruro”, 26 de mayo de 1900. Homenaje al fallecimiento del Coronel Ildefonso Murguía.
11 De manera póstuma, se logró el ascenso a Ildefonso Murguía al grado de General de la República de Bolivia, mediante
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
pudo concurrir a la guerra del Chaco en el último periodo, regresando intacto de la guerra
pero con el legado de su padre que estuvo en una de las batallas más importantes de la
Guerra del Pacífico y que a la postre queda aún por indagar sobre su trayectoria.
El Teniente Coronel Gumercindo Bustillo, vivió en Oruro sus últimos días, en el
olvido de sus camaradas. Falleció en el año 1911, del cual la prensa local recoge en una
crónica destacando su personalidad y actuación en la batalla del Alto de la Alianza,
actualmente se encuentra en el mausoleo de notables de la ciudad de Oruro.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Resumen:
El presente artículo, investiga la interrelación de los hechos históricos y la identidad
nacional peruana y la identidad local del pueblo de Tacna desde los acontecimientos
ligados a la Batalla de Tacna en el contexto de la Guerra del Pacifico, mediante la
evidencia arqueológica y contexto patriótico que yace en el Campo de Batalla del Alto de
la Alianza y el fomento del imaginario nacional peruano a través de su patrimonio
histórico material e inmaterial.
Abstract:
The present article, to explore the interrelationship between historical act and the
Peruvian identity and the regional identity at Tacna people from the doings to linked at
Battle of Tacna in to context of Pacific War, through the archeological evidences in the
development to Peruvian national imaginary across to material and immaterial historical
legacy
Keywords: Battle of Tacna, War Field, War Sanctuary, Historical remembrance, Identity,
Local Imaginary, Tacna – Perú, The Pacific War.
Introducción
El imaginario nacional peruano, está compuesto por luces y sombras, realidades
históricas y mitos creados por la necesidad social de ensalzar y profundizar actos y
hechos que han marcado y desarrollado de forma trágica y/o positiva nuestra identidad
nacional. En el caso del imaginario patriótico de la población de Tacna, se ha construido
una narrativa “idealizada” de nuestra actuación durante la historia regional, como indica
(Pericart, 1994).
1Osorio Soto, Gary Martin, Tacna/ Universidad Europea del Atlántico – Madrid, España/ Asociación de Estudios
Históricos de Tacna – AEHT. Tacna, Perú, ORCID: 0000-0002-9629-487X.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
por un fin superior, la patria. En este contexto, la batalla de Tacna tiene dicho carácter de
tragedia griega, donde la muerte y el honor – sea quizás – el ultimo recodo de rescate
moral de un caos orgánico que fue la guerra del Pacifico y el cautiverio de Tacna y Arica.
El sacrificio visto desde el vencido y su convivencia con el vencedor.
2 Toponimia Puquina del área que se descompone de los vocablos Inti=Sol y Urku = Montaña. Fray Diego González
Holguín. (1604). “Vocabulario General de toda el Perú”.
3 Clasificación taxonómica es: Tillandsia Wedermannii. LAZO RAMOS, RICHARD SABINO (2011) “Valoración
Biológica, física y geográfica de la hierba “Siempre Viva” Tillandsia Wedermannii para su conservación en la Región
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Tacna”. Tesis para el grado de Maestro en Ciencias. Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann – Tacna; Perú.
(Pág. 69.).
4 Correspondencia del Gobierno de Bolivia [1879-1883]: Carta del ministro Zoilo Flores al Gobierno del Perú. 22 de
Santiago, Chile.
6 Decreto de Gobierno de Bolivia del 19 de enero de 1880. Nombramiento del General Narciso Montero. Archivo del
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Los datos referentes a los límites de batalla se brindan de los mismos testimonios
y partes de combate. Sin embargo, para comprender el contexto general del escenario de
batalla del Alto de la Alianza, debemos enfatizar tres grandes etapas, las cuales son: a)
Actividades de preparación y establecimiento del campamento aliado, entre diciembre de
1879 a mayo de 1880. b) La batalla de Tacna puede entenderse desde acciones militares
desde el 02 de mayo de 1880 con el cañoneo chileno, los reglajes de artillería del 20 y la
captura de baqueanos, oficiales y soldados del 25 de mayo de 1880 y la exploración del
ejercito aliado del 25 al 26 de mayo de 1880 y finalmente el combate del mismo 26 de
mayo de 1880; y c) La desmovilización y campamento del ejército chileno en el campo
de batalla hasta el 28 de mayo de 1880.
10 Diario Oficial “El Peruano”. “la Resolución Viceministerial de Cultura N°070-2018-VMPCIC-MC, Que delimitan
el Sitio Histórico de Batalla denominado ´Alto de la Alianza´, ubicado en el distrito, provincia y región de Tacna,
declarada como zona integrante del Patrimonio Cultural de la Nación”. Lima, Perú: Empresa Peruana de Servicios
Editoriales – Editora Perú. 24 de mayo de 1880. pp. 09-11.
11 Osorio Soto, G; Vega-Centeno, P; Oganes Oblitas, J. “Propuesta legislativa que declara: ´Ley que Declara de
Necesidad e Interés Público, la Declaración como Santuario de Guerra y zona arqueológica e histórica intangible de la
memoria nacional al Campo de Batalla del Alto de la Alianza, en la provincia y región de Tacna”. Tacna, Perú:
Propuesta Legislativa Ciudadana. 24 de abril de 2016.
12 Congreso de la Republica del Perú. “Proyecto de Ley N°1605/2016-CR: ´Ley que declara de necesidad e interés de
la nación peruana la declaración como santuario de guerra y zona arqueológica e histórica intangible de la memoria
nacional al campo de batalla del Alto de la Alianza, en la provincia de Tacna”. Lima, Perú. https://cutt.ly/ycI61u5
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Estos hechos, son poco conocidos por la población, por tanto, es necesario entender el
escenario de Batalla del Alto de la Alianza, como un santuario de guerra, donde hombres
y mujeres de diversas nacionalidades ofrendaron su vida, por tanto, debemos cambiar los
paradigmas del imaginario en una inútil confrontación entre buenos y malos. Además, de
revalorar la participación y valor de las fuerzas armadas de Bolivia en el conflicto y en
especial en la batalla. Es menester de las autoridades proteger y cautelar el campo de
batalla; y sobre todo revalorar el marco simbólico del área en pro de generar ciudadanía
en la población de Tacna y del Perú, como reconocimiento y agradecimiento a esos
hombres venidos del Alto Perú como de los hijos del Tacora que ofrendaron su vida en
las pampas salitrosas del desierto del Intiorko, dando el contexto de enseñanza que aun
contiene el escenario de Batalla del Alto de la Alianza.
13Carta Reservada del General Juan José Pérez (1880) [Documento Inédito] a J.L. Quiñonez, sobre el plan de
movimiento del campamento aliado a Sama. 13 de febrero de 1880. / Nota del Gral. Narciso Campero a Ladislao
Cabrera (1880) relativo al problema logístico y necesidad de adelantar el ataque al ejército chileno en “Buena Vista”,
Sama, Tacna. 15 de mayo de 1880.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
LA BATALLA DE TACNA
Contextualización del área de Batalla del Alto de la Alianza
Los planos de Maximiliano Otihura [Chile] (Otihura, 1907), Pedro José Aramayo
[Bolivia] (Aramayo, 1880), Lizardo Montero [Perú] (Montero, 1880), Javier Elespuru
[Perú] (Elespuru, 1880) y las notas del General Juan José Pérez [Bolivia] (Pérez, 1880)
cuentan con diferencias en la toponimia de quebradas y áreas limítrofes entre la ciudad y
el área de batalla, lo cual hace difícil hacer concordar la información documental y la
topográfica.
Cabe indicar que los planos elaborados entre 1880 – 1908 no establecen el área
adyacente a la denominada “Cantera”, ni tampoco al rio Caramolle, llegando a confundir
este con el Río Caplina, con lo cual, la delimitación de las cotas altas que circundan al
escenario de batalla ha sido desplazadas de su posición original.
Sin embargo, la pintura de José Ponce de León [1922] (Ponce de León, 1922), nos
brinda datos importantes sobre la ubicación y hechos trascendentes de la Batalla del Alto
de la Alianza.
Conforme al plano de Maximiliano Otihura [1906] sitúa el área de batalla poniendo como
eje central al actual monumento de la Batalla del Alto de la Alianza, lugar donde se
emplazó la comandancia general peruana. Y detalla el movimiento del primer
campamento de la alianza el 15 de enero de 1880 como refiere (Aguirre, Miguel: 1880.
p.03 (Aguirre, 1880, pág. 03)), (Del Marmol: 1880. pp.30 -33 (Del Marmol, 1880)),
(Claros, Manuel: 1880. pp 42-43 (Claros García, 1962, págs. 42-43)), (Inclán, José. 1880.
pp. 16-22 (Inclan, 1880)) et al.
Asimismo, cabe indicar que, conforme al acta del 07 de abril de 1880, se nombra
la comisión para movilizar el campamento de la alianza y zona defensiva a las afueras de
Sama [Camiara – límite con las Yaras] a fin de aprovechar la topografía para atacar a las
avanzadas chilenas apostadas en Buena Vista, Sama. (Pérez, Juan José. 1880. pp 01 – 02
(Pérez, 1880)). En el plano topográfico elaborado por (Otihura. 1906) no consigna los
parapetos utilizados como vigilancia en la zona 293.15° noroeste a 3918.97 metros de
distancia del actual monumento.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Imagen N°01
Plano de Maximiliano Otihura Campo de Batalla del Alto de la Alianza
Maximiliano Otihura (1907). “Plano realizado por el Mayor ejército de Chile Maximiliano Otihura”. Lugar: Meseta del Intiorko,
Tacna, Perú. Autor de la obra: Maximiliano Otihura (1907). Título: “Plano realizado por el Mayor ejército de Chile Maximiliano
Otihura”.
El plano del coronel Pedro José Aramayo extraído del Informe del General
Narciso Campero ante la Convención Nacional de Bolivia como en General en Jefe del
Ejército Aliado: Sesión Secreta del 13 de junio de 1880 (Campero, 1880, pág. 67) al igual
que el plano elaborado por Otihura [1907] establece las disposiciones del ejercito aliado
a espaldas de la cota ubicada en el punto UTM 19k 363718.54 m E, 8009141.94 m S de
757 m.s.n.m. no consignando como fuente referencial la cota ubicada en el punto UTM
19k. 363044.12 m E, 8009285.47 m S, el cual dista entre el punto referenciado por
Aramayo y el eje de la posición central en 752.88 metros, dirección 287.55° norte.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Imagen N°02
Plano del coronel Boliviano Pedro José Aramayo del Campo de Batalla del Alto de la
Alianza
Aramayo, Pedro José (1880). “Plano realizado por el Crnel. Pedro José Aramayo”. Lugar: Meseta del Intiorko, Tacna, Perú. Autor
de la obra: Aramayo, Pedro José (1880). Título: “Croquis de las diversas posiciones ocupadas por el ejército Unido y de la Batalla
del 26 de mayo de 1880 en el campo de la Alianza”. (Campero 1880. p. 67).
Por su parte la revista Zig Zag15 N° 487 del 29 de junio de 1914, indica la
exhumación de cuerpos y practicas militares continuas en el área de batalla del Alto de la
Alianza. Donde se evidencia el traslado de osamentas al epitafio construido en la cumbre
del Intiorko.
Como menciona (Osorio Soto. 2020. pp. 12-16) durante 1901, las tropas chilenas
llevaban usualmente a los niños y jóvenes al campo de Batalla del Alto de la Alianza,
durante 1916 - 1919 se estableció el culto a las armas de Chile, en el ritual de inserción
del ideal patriótico a los niños y jóvenes de las provincias cautivas se les hacía acampar
y recolectar cuerpos en el campo de batalla (Osorio Soto, 2020, págs. 12-16).
14 Entrevista al Arquitecto Enrique Vargas Giles (2016). “Construcción del Monumento de Sitio del Alto de la Alianza”,
realizado por Vega Centeno; Patricia; Osorio Soto; Gary. Investigación de hallazgos histórico-arqueológicos. Tacna,
Perú.
15 Revista Zig Zag N°487 del 29 de junio de 1914. Empresa editora “Zigzag”. Santiago, Chile. pp 32 – 33.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Imagen N°03
Maniobras del Ejército de Chile en el Campo de Batalla del Alto de la Alianza
Empresa editora “Zig Zag” (1914). “En el Campo de la Alianza”. Lugar: Meseta del Intiorko, Tacna, Perú. Autor de la obra:
Empresa editora “Zig Zag” (1914). Título: “En el Campo de la Alianza”. Revista Zig Zag. N°487 del 29 de junio de 1914. pp. 31-
32.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
debajo del monumento siendo un soldado peruano17, el cual fue depositado en una urna
en una de las estelas que integran el complejo monumental.
Mientras que los otros encontrados cerca de la Cripta, fueron encontrados en una
fosa común que se encuentra a continuación del complejo. En el año 1968, la revista
VEA18, publicó que el ejército Como indica la nota de la Revista VEA (1964), el área de
la ubicación de las fosas comunes demuestra que la zona donde se desarrolló la mayor
cantidad de bajas del ejercito aliado, se desarrollaron en los terraplenes defensivos eran
parte de ondulaciones topográficas adaptadas por la tropa como menciona el General
Narciso Campero, el cual indica que los “hoyos” que había, se encontraban en la
retaguardia de la primera línea defensiva, a fin de contrarrestar las cargas de caballería
del ejercito atacante, dichos hoyos se encontraban a lo largo de la línea de batalla
aprovechando el terreno sinuoso.
La línea mencionada por Narciso Campero, tiene una distancia de 4645 metros
lineales, distribuyendo en segmentos las unidades peruanas, bolivianas y combinadas,
aprovechando las características topográficas del terreno, sin embargo, cabe indicar, que
en la zona 19 K, 360740.00 m E, 8008637.00 m S, se evidencia vestigios de zonas de
resguardo de caballada y campamento. Se evidencia la instalación de carpas en forma
paralela de Este a Oeste en una línea de dirección de Este a Oeste 226.97° Norte, con una
distancia de 362.80 metros lineales con en segmentos.
General en Jefe del Ejercito Aliado. Sesión Secreta del 13 de junio de 1880. Imprenta “La Unión Americana”. La Paz,
Bolivia. pp. 54-56.
90
Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
[Sic] “{…} Ponemos punto final a los tres capítulos de esta serie relacionados con la batalla de
Tacna con la descripción que hizo de su escenario un periodista chileno que lo visitó a los dos
años de ocurrido el suceso: "Tacna, 20 de mayo de 1882. El campo es inmenso. En vano querría
encontrarse el más pequeño arbusto en ese desierto majestuoso. El calor que experimentaron los
soldados debió ser terrible. Recorriendo el lugar el aire quema y el pie se entierra en la arena
pesada y caliente. Yacen en él centenares de soldados. Principiando por el ala derecha del ejército
aliado, se ve todavía el fuerte en el que apoyaba el extremo de su línea. A su alrededor hay
vestigios de una lucha encarnizada. Dentro del recinto quedan aún soldados bolivianos que hace
mucho tiempo fueron quemados por una avanzada de carabineros chilenos, pero a pesar de este
intento de incineración, los restos han resistido la acción de las llamas y se ven miembros
ennegrecidos y calcinados a medias. En el centro hay señales de una hecatombe. Pueden verse
mezclados a chilenos, peruanos y bolivianos, esparcidos por todas partes. Hay esqueletos con
blancura de mármol, al lado de cadáveres que conservan la piel y otros aún la carne. Algunos
casi intactos en virtud del clima seco y la arena. En el ala izquierda se presenta un horrible osario
de cráneos enteros unos, partidos otros, confundidos con infinidad de huesos y con cadáveres
todavía vestidos. Las botas del soldado chileno se mezclan con la ojota del boliviano y el zapato
del peruano. Yataganes, caramañolas, fundas y tahalíes, hacinados en desorden. El olor es
infecto, el cuadro tétrico. La lucha debió ser acá terrible. Aquí y allá montones de arena como
ataúdes desteñidos, encerrando una compañía o un batallón. Nada interrumpe el silencio, ni la
soledad. Ni un pájaro, ni un perro, ni una hierba, ni un arbusto. Sólo alguna culebra y la veloz
salamanquesa que ha hecho su nido en algún bolsillo o en los pliegues de un uniforme. Todo el
largo de la línea de batalla de varios kilómetros, está cubierto de restos de soldados. Encima un
cielo siempre azul y un sol candente {…}”20.
20QUEJERAZU CALVO, Roberto. (1979) “Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico”, Imprenta editorial
“La Juventud”, La Paz, Bolivia, pp.157 - 158.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
aparición fué saludada con una nutrida descarga que debió ser tan eficaz que [pág. 19] los puso
en desórden y los hizo retroceder apresuradamente. {…}. Desalojados los enemigos, continuamos
el avance y vimos en la llanura, que avistamos de improviso, una inmensa línea de fuego sobre la
que flotaban nubes de humo, cubriendo por momentos la línea de batalla. El espectáculo era á la
vez imponente y aterrador; nuestras filas comenzaban a clarear; la muerte habia empezado á
segar existencias juveniles que eran una esperanza {…}”21.
relato de BALLIVIÁN, Daniel (1919) indica sobre los muertos, despojos y zona
de batalla lo siguiente: [Sic] ”{…} Los Colorados pasan casi saltando para no pisar los
cuerpos de sus hermanos caídos, la mayoría ha sufrido una herida mortal o han muerto
[p.27] {…} los oficiales marchan a pie – para reforzar la izquierda- los que pueden lo
hacen de forma ágil, otros no tanto, solo quedan rezagados los heridos o los que ya han
muerto [p.31]”.23
Imagen N°04
Plano del Campo de Batalla del Alto de la Alianza 1880
General Ñañez, (1919). “Plano de la Batalla de Tacna”. Lugar: Meseta del Intiorko, Bolivia.
21 RAMALLO, Miguel (1901) “Recuerdo del Tiempo Viejo, el 26 de mayo de 1880 en el Alto de la Alianza”. Imprenta
“La Industria”, Sucre, Bolivia, pp 13-18.
22 Revista Vea N° 1868. 1964. Editorial “Zig Zag” Santiago de Chile. pp. 34-37.
23 BALLIVIÁN, Daniel (1919). “Los colorados de Bolivia. Recuerdos del Sub teniente Daniel Ballivian”. Imprenta y
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Por su parte Manuel Claros, en sus memorias, detalla de forma más evidente y
grafica la situación de los cuerpos y la posiciones que quedaron en la batalla:
[Sic]: “{…} los soldados del 2° y “Viedma” caían de una manera exagerada, continuando el
primero con más descargas sobre el enemigo con Ayoroa que se hallaba en un caballo blanco. A
las doce sería, cuando estuvimos para terminar de ascender en derrota, no encontramos la reserva
de los batallones “Victoria” y “Huáscar” se habían evaporado; el costado derecho, mirado de
esa altura parecía una noche de incendió {…} De un momento a otro calmaron las descargas
sobre nosotros, atendiendo únicamente a los del morro, donde estaban los de la Legión que se
batían con los que nos avanzaron [p.66] los “Colorados” por cerca de la ambulancia, venían a
paso ligero; al trote a protegernos; fue un consuelo para todos ver aparecer este cuerpo aguerrido
de Bolivia. Se fueron sobre el enemigo por ese plano inclinado confundiéndose con ellos, entre la
polvareda y el humo. Como perdí toda esperanza de triunfo, tuve que retirarme tomando la
dirección al Pará, por no poder alcanzar al camino directo de Tacna. En mi descenso hacia
aquella parte, lo encontré muerto a otro joven potosino Cuenca, pequeño, crespo, de los “Libres
del Sud” algunos heridos se hallaban, en los cercos de granada, sin poder avanzar más
[p.67]{...}”.24
En el plano de Carlos Prieto (1880) se evidencia las disposiciones del Fortín y las
cotas elevadas de la línea defensiva; sin embargo, la disposición relativa a los llanos
cercanos a la pampa del Caramolle y la cadena montañosa relativa a la “Quebrada del
Diablo” que desembocan en la pampa del Caramolle y la Quebrada de Copare que da
hacia el “Pago Aymará” no se consignan en el plano. Por lo cual, existe una compresión
de las dimensiones y ubicaciones. Sobre el eje central [ambulancia] 25, establece un
retroceso de las ubicaciones en terreno en 120 metros en general.
[Sic] “. Las exposiciones de éste miembro se observan en los cerros Para y Magollo al Oeste de
Tacna y en el cerro Molles al Sur de la misma ciudad. Su espesor estimado en dichos afloramientos
es de 20 a 50 m. como máximo {…}”. p.26 (La Torre & Ortiz, 1963, pág. 26). Por su parte, Lucas
Jaime, Julio (), indica que: “{…} Y en el opuesto el distinguido joven N. Macklean [MacLean]
comandante del Arica entraba a pie y a la cabeza e su cuerpo; y el intrépido coronel Carlos Llosa,
jefe el Zepita. Con la serenidad que les es característica, acudió al que era Jefe de esa división,
coronel Andrés A, Cáceres, a salvar a tiempo los estandartes de este ultimo y el de la Universidad
de Lima [San Marcos] que lo llevaban los Cazadores del Misti {…} cedieron campo, arrastrando
cuerpos {…} derribados en lucha, pistola en mano {…}”, p.44. (Lucas Jaime, 1893, pág. 44), por
su parte Ahumada Moreno, Pascual (1884), indica: “{…} Eran las 12.30 p.m. cuando el Ala
Izquierda empezó la dispersión {…} las divisiones de Cáceres y Canevaro junto a los batallones
bolivianos Alianza y Aroma hacían prodigios por ese lado {…} Cáceres herido ligeramente y
24 Ibidem. pp.66-67.
25 Actual Monumento de Sitio del Campo de Batalla del Alto de la Alianza.
26 Guerrero, Julio C. 1924, Andrés A. Cáceres. La Guerra entre el Perú y Chile (1879–1883). Editora Internacional
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Imagen N°04
Plano del Campo de Batalla del Alto de la Alianza 1880
Barros Arana, Diego (1880). “Plano de la Batalla de Tacna”. Lugar: Meseta del Intiorko, Tacna, Perú. Autor de la obra: Carlos
Prieto (1880). Título: “Plano de la Batalla de Tacna”.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
“En el camino del ferrocarril que conduce a Arica, me quedé, porque no supe donde se hubiese
reunido el ejército boliviano. De ese punto vi que la reserva del ejército chileno descendía
formando un cordón negro hacia la pampa del panteón, continuando los “Colorados” en las
alturas del Pará, combatiendo con un cuerpo de caballería descendiendo, en esta posición a este
punto. Por temor de ser atropellado por la caballería enemiga que perseguía a los “Colorados”
por donde vine, tomé la resolución de pasarme a los cerros del frente (Lobes), mientras tanto, la
artillería chilena acomodada en los cerros Norte, (donde había una inscripción en la arena “Viva
Piérola”), daban descargas de bombas a los alrededores de Tacna, donde los veían a algunos
derrotados reunidos; este bombardeo sería desde las 4 de la tarde hasta las 6 p.m. {…}”30.
Imagen N°05
Plano del Campo de Batalla del Alto de la Alianza 1880
30 Claros García, Manuel Pascual. (1962) “Diario de un Excombatiente de la Guerra del Pacífico. 1879”. “La Nación”,
La Paz, Bolivia, p.67.
31 Ibidem. p.77.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
WILDE, Fernando (1942). “Croquis de la Batalla de Tacna”. Lugar: Meseta del Intiorko, Tacna, Perú. Autor de la obra: WILDE,
Fernando (1942) Obtenido de: Claros García, Manuel Pascual. (1962) “Diario de un Excombatiente de la Guerra del Pacífico.
1879”. “La Nación”, La Paz, Bolivia, p.77.
Imagen N°06
Plano del Campo de Batalla del Alto de la Alianza 1880
Actas de Guerra (1880). “Plano de la Batalla de Tacna”. Lugar: Meseta del Intiorko, Tacna, Perú. Autor
de la obra: No identificado (1880). Título: “Plano de la Batalla de Tacna”. Archivo de Estudios Históricos
Militares del Perú. Lima, Perú, p. 120.
32 Ubicación actual del monumento del Alto de la Alianza. Zona UTM 19k, 363012.95 m E, 8009305.92 m S.
33 Supra. P.07.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
[Sic]: “El valeroso “Vanguardia de Cochabamba” había sufrido también enormes bajas, lo
mismo que el bravísimo “Zepita” que perdió á su Comandante Lloza; el “Grau”, el “Chorolque”
y el “Padilla”, habían hecho prodijios de valor, y el “Sucre” 2º de línea, sucumbió casi por
completo. Cuando llegamos sobre la linea donde momentos antes combatió este heróico cuerpo,
hallamos muertos á nuestros 23 “Libres” mezclados con los gloriosos “Amarillos”. No teniamos
refuerzos: dos batallones del Perú de cuyos nombres no quiero acordarme, volvieron caras á
pesar del heroismo de sus Jefes que murieron dándoles ejemplo de valor y patriotismo. Nosotros
estábamos diezmados, Carrillo herido, lo mismo el Comandante Romero que fué llevado á una
ambulancia; muertos los Ayudantes Murillo y Salguero, no teníamos quién nos imparta una órden
ni quién nos dirija en tan fatal momento. Sin embargo, combatíamos perdiendo palmo á palmo
nuestro terreno y haciendo una fortaleza de cada arenoso montículo; en esto sentí fuego por
retaguardia y me convencí que el enemigo nos envolvía. Un brazo se posó sobre mi hombro y oí
al Capitan Vargas que me decía: “Ya no tenemos Jefes y ahora mando yó: haz flanquear por la
derecha; repleguémonos al centro, y que se comunique lo mismo á Buitrago y á Tapia”, y se alejó
el valiente Capitan; ordené á Roso comunique sus órdenes, y al volver la cabeza ví á Vargas que
se revolcaba tinto en sangre. Corrí a levantarlo y me horroricé, pues me pareció un cadáver. Volví
á mi puesto y Roso que regresaba de su comisión, al dirijirme la palabra cayó para no volver á
levantarse más. A su lado á pocos momentos, ví muerto a Oroza y á pocos pasos a Barco, niño
por el que yó tenía predilección particular. José Ponce caía herido y con él otros ciento; yá
aquello no era combate –era una carnicería {…}”.
34 Claros García, Manuel Pascual. (1962) “Diario de un Excombatiente de la Guerra del Pacífico. 1879”. “La Nación”,
La Paz, Bolivia, pp.46-47.
35 Claros García, Manuel Pascual. (1962) “Diario de un Excombatiente de la Guerra del Pacífico. 1879”. “La Nación”,
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La información que brinda Ramallo, Miguel (1901) es relevante, pues, nos permite
entender muchos aspectos de la obra de José Ponce de León, siendo los principales la
muerte del coronel Llosa, del Batallón Zepita y Barco; a quien el imaginario nacional
boliviano podría confundir con el tambor boliviano Juanito Pinto.
Al respecto indica FIGUEROA, Pedro Pablo (1880): [Sic]” {…} Al amanecer del
26 la división al que pertenecía el Atacama se encontró a corta distancia de las
fortificaciones [parapetos] del ejercito enemigo atrinchera en el Alto de Tacna. La
batalla se trabó pronto, en difíciles condiciones para el ejército chileno y mucho más
para el Atacama, que tuvo que resistir los primeros fuegos sin poder defenderse {…} El
Atacama, fue uno de los batallones que con más audacia disputó palmo a palmo el
terreno que ocupaba el enemigo {…} ”.37
Machuca, Francisco (1928), por su parte indica: “La I División sigue en este
orden, acercándose a la línea enemiga, que no da señales de vida, pues ni se divisa
siquiera el quepí de los infantes. Se acerca hasta los mil metros. Para desenmascarar al
enemigo, hace desplegar en guerrilla al Valparaíso, que avanza, guía al estandarte,
colocado al centro del Batallón. A poco andar, el enemigo rompe en descargas cerradas,
desde la coja arenosa que oculta el frente de batalla de los aliados. {…}”.
La sinuosidad del terreno que colinda entre el llano y las elevaciones del terreno
impiden divisar las posiciones defensivas incluyendo las que separan a las unidades del
ejército aliado, las cuales, actuaban por propia cuenta, al no saber que acontecía a pocos
metros de ellas.
Imagen N°07
Plano Topográfico de elevación de líneas defensivas aliadas
Osorio Soto, Gary Martin (2021). “Topografía de campo de batalla del Alto de la Alianza – Ala Izquierda”. Lugar: Tacna, Perú.
Autor de la obra: Infraestructura Nacional de Datos Geoespaciales, Ministerio de Defensa del Perú. 2021 idp.gob.pe
36 Línea Naranja en imagen satelital, son las cumbres que dominan las quebradas y depresiones topográficas en el
terreno del campo de Batalla del Alto de la Alianza. Imagen Landsat Copernicus 1980.
37 FIGUEROA, Pedro Pablo (1880) “El Atacama en la Guerra del Pacífico”. Imprenta “Colón”, Santiago, Chile, pp.
71-73.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Por su parte, el relato del Mariscal Caceres refiere : “ {…} Al mismo tiempo se
empeñaba el combate en todo el frente, sosteniéndose los nuestros tenazmente, son ceder
un paso. Pero el foco de las refriegas se localizó el ala izquierda, a la cual trataron los
chilenos de abordar a todo trance. En estos momentos, el coronel Camacho ordenó
cambiar la posición de la artillería e hizo entrar a la 4ta. División de Mendoza, para que
se ocupara el claro dejado por aquella; asimismo ordenó que fuera de la División de
Acosta, boliviana de reserva para defender el flanco seriamente amenazado {…}”40.
Imagen N°08
Plano Topográfico de elevación de líneas defensivas aliadas
Osorio Soto, Gary Martin (2021). “Topografía de campo de batalla del Alto de la Alianza – Ala Izquierda”. Lugar: Tacna, Perú.
Autor de la obra: Infraestructura Nacional de Datos Geoespaciales, Ministerio de Defensa del Perú. 2021 idp.gob.pe
38Ponce de León, José (1922). Oleo: “Batalla del Alto de la Alianza. 26 de mayo de 1880. Museo de la Libertad, Sucre,
Bolivia. IMAGEN: Supra, p.19.
39 Vizcarra E. "Los combates de Tacna y Arica" La Paz: Imprenta "El Siglo Industrial"; 1885, p.23.
40 GUERRERO, Julio (1924). “Andrés A. Cáceres, Mariscal del Perú, ´La Guerra entre Perú y Chile´, 1879-1883.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
“{…} El ejército entero ve como el Valparaíso desaparece tendido en la arena; luego hace fuego
en avance, destacándose el coronel Niño, que recorre a caballo las filas para conducirlas al
frente. Amengual, tan pronto como el Valparaíso se compromete con el enemigo, hace que
Esmeralda por la izquierda y Navales por la derecha se dispersen, compañía por compañía y
avancen a la línea de fuego que arrecia con singular intensidad. Amengual recibe comunicación
de la artillería de Salvo de que el enemigo desguarnece la izquierda para reforzar el centro. No
desea más el jefe chileno; hace formar en guerrilla a los batallones de reserva, Chillán, 2º
Esmeralda y Compañía de Pontoneros y los envía a la línea; seguro del éxito, marcha a grandes
saltos a la conquista de la cortina medanosa que resguarda a los contrarios. El coronel Barceló
tan pronto divisa al Valparaíso empeñado en acción, ordena que los cuerpos dispersen sus
compañías hasta cubrir todo el frente de Castro Pinto y avanza desplegado, en guerrilla. Lleva
como efectivo 2.181 combatientes contra las fuerzas del coronel Castro Pinto, ascendentes a 4.500
individuos, con tres cañones y tres ametralladoras. Amengual y Barceló tocan retirada {…}”.
Imagen N°09
Plano Topográfico de elevación de líneas defensivas aliadas
Osorio Soto, Gary Martin (2021). “Topografía de campo de batalla del Alto de la Alianza – Ala Izquierda”. Lugar: Tacna, Perú.
Autor de la obra: Infraestructura Nacional de Datos Geoespaciales, Ministerio de Defensa del Perú. 2021 idp.gob.pe
“{…} El plano que acompaña la obra de Barros Arana muestra un reducto detrás del frente
aliado, pero al E., es decir, a retaguardia de la parte más alta de la meseta. Parece difícil que
estuviera allí; más probable es que estuviera sobre el mismo frente; pues en el centro había un
reducto, como lo creemos, al relatar la ocupación de la posición. Probablemente el 4º reducto se
41Supra, p.12. WILDE, Fernando (1942) Obtenido de: Claros García, Manuel Pascual. (1962) “Diario de un
Excombatiente de la Guerra del Pacífico. 1879”. “La Nación”, La Paz, Bolivia, p.77.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
encontraba sobre el ala izquierda del frente. Las distancias habían sido medidas para el tiro,
colocándose señales para ayudar a la infantería i artillería a fijar pronto las alzas que deberían
usar (p.226) {…} A pesar de las pérdidas espantosas causadas por la fusilería de la infantería
Camacho en las filas chilenas, la 1ª División ejecutó su retirada sin pánico, si bien el orden
naturalmente no era el de parada. Llenos de furor, esos soldados solo esperaban nuevas
municiones para volver al asalto. (p.233) 42.
Imagen N°10
Plano Topográfico de elevación de líneas defensivas aliadas
Osorio Soto, Gary Martin (2021). “Topografía de campo de batalla del Alto de la Alianza – Ala Izquierda”. Lugar: Tacna, Perú.
Autor de la obra: Infraestructura Nacional de Datos Geoespaciales, Ministerio de Defensa del Perú. 2021 idp.gob.pe
Las condiciones climáticas impidieron que el ejército aliado pueda ejecutar dicha
acción, teniendo que volver al campamento aliado a las 03.45 am del día 26 de mayo de
1880. Las avanzadas del ejército chileno, respondieron al toque diana; y luego de tomar
desayuno procedieron a las 4.25 horas del día 26 de mayo a iniciar la marcha hacia el
campamento aliado, persiguiendo en su camino a la retaguardia de la avanzada del
ejercito aliado, generándose tiroteos esporádicos que fueron contenidos por el ejército
aliado.
A las 6.40 horas, se inicia la disposición de fuego de artillería sobre las unidades
peruanas de avanzada en los parapetos del Ala Izquierda del ejercito aliado; quienes se
encontraban 2.5 km por delante de los parapetos. La artillería chilena de retorno, no hacia
estragos en las líneas aliadas.
42 EKDAHL, Wilhelm (1910). “Historia Militar de la Guerra del Pacifico entre Chile, Perú i Bolivia (1879-1883).
Editorial Imprenta del Ministerio de Guerra, Santiago, Chile, Tomo II, pp. 226-233.
43 Ref. Ubicación planimétrica entre Sama y Tacna, derivada de la cuenca Lloclla Sama.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
pudiendo tomar desayuno todos debido a que la orden de generala, llevaba a reconformar
los cuadros y tomar posición en los parapetos defensivos.
La incursión de las unidades chilenas al promediar las 12.20 horas del día, hora,
en la cual, las unidades de la 1era División Chilena, reforzada por Granaderos a Caballo,
flanqueando las posiciones de los batallones Aroma N°04, “Libres del Sud”, Sucre de
Línea N°01, Sucre N°04, Chorolque N°06, Cochabamba, Viedma N°05, Tarija N°07,
Alianza N°01 (Colorados) y los Murillo [Bolivia]; y las unidades peruanas Zepita N°01,
integradas por la Columna “Para”, Columna Ilabaya y Sama, Gendarmes de Tacna,
Voluntarios Civiles, Montonera de Albarracín, Cazadores del Misti N°15.
El Batallón Puno, integrado por el Lima N°08 de reserva, Puno y Arequipa, entre
otras unidades menores, estas unidades se conjuntaron los refuerzos solicitados por
Campero y Camacho a Montero. El cuadro, muestra la avanzada – por volumen – del
ejército chileno, el cuadro detalla la captura de la artillería peruana como refiere
RAMALLO, Miguel (1901), quien indica:
[Sic] “{…} Caminamos mucho trecho sin distinguir á los chilenos que nos lo ocultaban enormes
montículos de arena que aún teníamos que salvar para llegar al lugar del combate. Al doblar uno
de ellos encontramos á los Tenientes Vera, Alarcón y á los rifleros Octavio Ovando y Julio
Verdeja, que venían jadeantes de fatiga. ¿Qué es de la tropa? interpelé a Vera, y éste repuso con
una calma estóica: todos han muerto sobre la línea del Batallón 2ª. {…} [pág. 17] Aumentaron
los refuerzos chilenos; los regimientos Navales y Esmeralda nos atacaban con brío, y nos vimos,
así como todos los cuerpos de la línea, precisados á retroceder, abandonando el campo ganado
palmo á palmo, y donde dejábamos tantos y tan queridos seres á nuestro corazón. llegamos sobre
la linea donde momentos antes combatió este heróico cuerpo, hallamos muertos á nuestros 23
“Libres” mezclados con los gloriosos “Amarillos”. No teniamos refuerzos: dos batallones del
Perú de cuyos nombres no quiero acordarme, volvieron caras á pesar del heroismo de sus Jefes
que murieron dándoles ejemplo de valor y patriotismo. Nosotros estábamos diezmados, Carrillo
herido, lo mismo [pág. 21] el Comandante Romero que fué llevado á una ambulancia; muertos
los Ayudantes Murillo y Salguero, no teníamos quién nos imparta una órden ni quién nos dirija
en tan fatal momento. Sin embargo, combatíamos perdiendo palmo á palmo nuestro terreno y
haciendo una fortaleza de cada arenoso montículo; en esto sentí fuego por retaguardia y me
convencí que el enemigo nos envolvía. Un brazo se posó sobre mi hombro y oí al Capitan Vargas
que me decía: “Ya no tenemos Jefes y ahora mando yó: haz flanquear por la derecha;
repleguémonos al centro, y que se comunique lo mismo á Buitrago y á Tapia”, y se alejó el valiente
Capitan; ordené á Roso comunique sus órdenes, y al volver la cabeza ví á Vargas que se revolcaba
tinto en sangre. Corrí a levantarlo y me horroricé, pues me pareció un cadáver. Volví á mi puesto
y Roso que regresaba {…} Hasta “el Ordenanza”, hermoso perro negro que era la idolatría de
los “Libres” fué herido de un balazo en el pescuezo, y el noble animal quedó ese día y el siguiente
en el campo de batalla, acariciando y lamiendo la cara de los cadáveres, sepultados estos, se echó
sobre una de las fosas, sin querer abandonarla, hasta que los soldados de nuestra ambulancia
que pertenecían al Regimiento, se lo llevaron amarrado á Tacna. De allí regresó con los heridos
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
á la patria, y dos años después, á mi regreso de Chile, lo encontré dado de alta en el Escuadrón
“Húzares del Rocha”. [pág. 22]”.44
Imagen N°11
Cuadro “La Batalla del Alto de la Alianza” (1922] [Segmento Izquierdo - fragmento].
José Ponce de León (1922). “La Batalla del Alto de la Alianza” [Segmento Izquierdo del Cuadro]. Lugar: Sucre, Bolivia. Autor de
la obra: Título: José Ponce de León (1922) “La Batalla del Alto de la Alianza”. Museo de la Libertad, Sucre, Bolivia.
Los hallazgos del [2015-2016], nos permiten redimensionar la ubicación del área
de batalla; y la contextualización real del combate a la extrema izquierda del ala aliada;
por otro lado, es importante considerar dentro la investigación histórico – arqueológica,
los datos relevantes de pictografía de combate, en especial, la realizada por los testigos
vivenciales y retroalimentada por veteranos de dichas campañas. Tacna, a la fecha, cuenta
con importantes datos a tomar en consideración, desde la dimensión histórico –
arqueológica y cultural del área de batalla del Alto de la Alianza.
44RAMALLO, Miguel (1901). “Recuerdo del ´Tiempo Viejo´ El 26 de mayo de 1880 en el Alto de la Alianza”.
Imprenta “La Industria”. Sucre, Bolivia, pp. 16-22.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Imagen N°12
Bosquejo de distribución de ataque-defensa del ejercito aliado en el Ala Izquierda del
campo de batalla del Alto de la Alianza
Osorio Soto, Gary Martin (2021). “Croquis de disposición de batalla (ataque-defensa) – Ala Izquierda del Alto de la Alianza”.
Lugar: Tacna, Perú.
Superadas las defensas del Ala Izquierda Aliada, la acción envolvente del ejército
chileno, estableció la ruptura del eje central de defensa, la falta de material de guerra y
recursos humanos por parte del ejército boliviano; y el repliegue anticipado del ejército
peruano liderado por Lizardo Montero, permitió la incursión de las unidades chilenas
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
rompiendo el dos bloques al ejército. Los fortines y parapetos empezaban a caer, la falta
de refuerzos se hacía latente, la carga de caballería del ejército chileno amenguó la
avanzada de “los colorados”, quienes quedaron atrapados en las quebradas que circundan
el centro y ala izquierda de la zona de batalla.
“La Batalla estaba ganada; i las tropas avanzando apresuradas por el campo sembrando
cadáveres, llegaron hasta la cumbre de los cerros que dominan la ciudad de Tacna. A intervalos
se oían por la izquierda los últimos disparos de los aliados, que abandonaban por aquel lado sus
atrincheramientos [Ref. últimos cuerpos bolivianos y peruanos]. A la vista de Tacna, el ejercito
hizo alto i acampó en la noche por orden de U.S. Mientras tanto, una fuerza respetable de
caballería marcha sobre Pachía i Calama [Calana], con el propósito de cortar la retirada a los
desarmados restos que conducía Montero, que abandonó el campo antes de terminarse la
batalla”.
Donde quiera que se dirigía la vista, se encontraban las señales del martirio y de la muerte. La
arena enrojecida por la sangre, los cadáveres tostados por la pólvora, los miembros humanos
esparcidos en completo desórden, las cabezas de los soldados aplastadas por los cascos de los
caballos, los ayes y las maldiciones de los heridos, las armas destrozadas, la tierra removida por
las bombas y todo ese conjunto siniestro y aterrador que producía á la vez piedad y espanto,
mostraba á las claras, el sitio del horrible sacrificio […] los heridos, á su vez, formaban cuadros
desgarradores […] Otros, arrastrándose por el suelo como culebras, ó amarrando un rifle ó una
espada a sus miembros fracturados, habían logrado llegar á las eminencias para implorar socorro
desde allí. […] llego a pasar por allí un soldado chileno queriendo fusilarnos, i su intento se
hubiera llevado a cabo, sino es que de un modo casual, pero oportuno, se hubieran presentado en
la próxima boca-calle dos oficiales también chilenos (…) Al reconocer el material encontré las
cajas-botiquines i otras de diverso contenido, abiertas a balazos i saqueadas.
45 Parte del General Manuel Baquedano sobre la Batalla de Tacna, Arica, 11 de junio de 1880.
46 Informe del general Narciso Campero ante la Convención Nacional de Bolivia como general en jefe del ejército
aliado: sesión secreta del 13 de junio 1880. La Paz. 1880. La Paz: Imp. de "La Unión Americana". Pp. 19-21.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Los pocos cuerpos aliados que se replegaron con Campero, lo hicieron por la
pampa del Cementerio, donde se encontraba el campamento de la 5ta división del ejército
boliviano; y donde habían sido replegadas las rabonas antes del inicio de la batalla, por
lo que no se encontraban mujeres en el campo de batalla. El ejército chileno ingresó a la
ciudad con una tropa caballería. El ejército chileno había ingresado a la ciudad liderados
por la cantinera Filomena Valenzuela, al respecto (Olivares Cepéda , 2021) indica:
La gloriosa veterana en esta misma acción fue herida en el brazo derecho por bala de rifle, pero
a pesar de ello siguió inmutable en la grandiosa tarea de curar a los heridos y cubrir
piadosamente los cadáveres de los caídos en el campo del honor.
Una vez terminada la batalla, la señora Valenzuela, fue a dar cuenta de la muerte de su hermano
al comandante Martínez, llevando además el kepis de un hijo del valiente militar, este le dijo:
Cantinera consérvelo Ud. que le corresponde el grado. Y el general Baquedano que estaba
presente agregó: cantinera, a las Ambulancias como Subteniente. Y después de escuchar una
hermosa arenga del general en jefe, quedó en el grado de Subteniente de la 3ra Compañía del
Atacama”.
¡Qué día tan horroroso!... ¡Qué enorme angustia oprimió nuestros pechos cuando recibimos la
triste nueva: “Hemos perdido”. Y esto se ratificó amargamente cuando pasaron ante nuestros
ojos y en precipitada carrera, una parte de los soldados indígenas de Bolivia que por primera vez
escuchaban el rugir aterrador de los cañones. A los primeros disparos se dieron a la fuga,
sucediendo una cosa semejante con algunos de nuestros soldados indígenas. La desorganización
fué completa y este desastre en el que el heroísmo de nuestros soldados nada pudo contra la
superioridad numérica, de armamento y táctica del invasor, abrió las puertas del Perú a las tropas
chilenas. En casa de mis padres sucedió un detalle curioso e interesante: estando mi padre
parado en la puerta de su casa, al atardecer del día de la batalla del Campo de la Alianza, vió
pasar una camilla llevada por varios hombres, que justamente se detuvieron frente a él y le
pidieron un poco de agua para el herido. Entonces papá preguntó el nombre del que llevaban y
le contestaron que era el General Pérez, un anciano respetable, y uno de los jefes más queridos
del ejército boliviano. Condolido papá del estado del ilustre herido y viendo que los hombres no
sabían a dónde llevarlo puesto que no habían ambulancias, indicó que lo subieran a casa, siendo
colocado en la cama matrimonial de mis padres por ser este el dormitorio que estaba más cerca.
Papá no sabía el estado de gravedad del enfermo al que no se le veían heridas. Después se supo
que un casco de granada lo había privado del conocimiento, y su estado era gravísimo dada su
avanzada edad. En esta forma quedó alojado en el dormitorio de mis padres. Todos los
asilados acudieron a prestarle auxilios tratando de atenderlo en la mejor forma posible, pero no
recobró el conocimiento en toda la noche y a la mañana siguiente, cuando las tropas chilenas
entraban triunfantes tocando alegres marchas guerreras, cuando la música pasó bajo los balcones
de la casa de mis padres llenándola toda de sus aires marciales, los que se encontraban junto al
lecho del General que hasta ese momento no había dado señales de vida, se miraron consternados
puesto que esta música era la ratificación de la derrota. La habitación estaba llena de gente,
encontrándose en élla, además de los miembros de mi familia, el comandante Vizcarra, Canseco,
Ureta y otros. Derrepente, sorprendiendo a todos, el General se incorporó como un autómata y
preguntó con voz vibrante y firme: “¿Hemos ganado o perdido?”. Unísona fue la respuesta:
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
“¡Hemos ganado!”. Se tendió de espaldas y no volvió a hablar ni a moverse más. Todos nos
quedamos estupefactos. No habíamos visto cosa semejante. Al día siguiente comenzó el estertor
de la agonía. Mi hermana mayor, que era la que se había consagrado a atenderlo, se asustó de
tal manera que salió gritando: “Un médico!...¿Quién puede ir a llamarlo?”. Así salió hasta la
puerta de la calle en momentos en que entraba una comisión de oficiales chilenos, de los que
actuaban bajo las órdenes inmediatas del General Baquedano, que comandaba la división que
ocupaba Tacna. Estos caballeros interrogaron la causa de la agitación de mi hermana y a la
respuesta: “¡Se muere el General Pérez, traigan un médico!” Atendieron inmediatamente su
pedido y vino uno enviado por los militares chilenos y otro por el cónsul de Bolivia, señor Manuel
Granier. Los chilenos con quienes tropezó mi hermana en el momento de salir en busca de médico,
venían en comisión envíada por el Comando y con la orden de no moverse de la casa de mis
padres, por haber tenido conocimiento que en ella estaba asilado un General boliviano al que
pensaron llevarlo prisionero. Al día siguiente falleció el General Pérez y los chilenos se
encargaron de su entierro, rindiéndole los honores correspondientes a su alta jerarquía militar.
Asistieron al sepelio muchos oficiales chilenos, unos pocos bolivianos, el cónsul de su país, mi
padre y nadie más. Entre tanto, la permanencia de los oficiales chilenos en casa de mis padres los
hizo amigos nuestros”.47
Como menciona Sarah Neuhaus, el ingreso a Tacna por parte de la fuerza chilena,
se realizó en orden – dentro de lo que se podía con las circunstancias propias de la guerra
-, por cuanto, Baquedano, previno la acción de la soldadesca, por lo que estableció el
resguardo de retenerlos en las inmediaciones del campo de batalla. Mientras tanto; y ante
una hipótesis de contraataque, Baquedano; movilizó la artillería a la cumbre del Intiorco
con el fin de sofocar cualquier intento de ataque por fuerzas peruanas, por lo que el
Alcalde de la Ciudad, don Guillermo MacLean, subió a conferenciar con Baquedano en
las alturas de Tacna.
Sobre este hecho se ha especulado y hasta romantizado, a razón de que por las
circunstancias de la conferencia era imposible que el señor MacLean, fuera armado a
conferenciar con Baquedano; y que vea en riesgo su vida, en su condición de ciudadano
ilustre y autoridad civil - política máxima de la ciudad, era el encargado de establecer las
condiciones para la ocupación de la ciudad, con lo cual, terminada la conferencia y
evitando saqueo en la ciudad, entregó la misma.
47NEUHAUS DE LEDGARD, S. (1938). Recuerdos de la Batalla del Campo de la Alianza y de la ocupación de Tacna
en la guerra del 79. Lima: Emp. Edt. Rímac. S.A. pp. 07- 08.
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Imagen N°13
Documento de reconocimiento de combatiente boliviano en Arica.
Junta Militar 1890.
Archivo Histórico del Ejercito del Perú. 2020. Folio N° 142. Junta calificadora de combatientes de la Guerra del Pacífico.
Con la entrega de Tacna por parte del alcalde MacLean, se inicia el gobierno
militar de Tacna, por parte de Samuel A. Lillo, quien se apresura a volver a la normalidad
la ciudad de Tacna, y preparar los elementos para la toma de Arica, la cual se daría el 7
de junio de 1880. Vencidas las plazas de Tacna y Arica, el ejercito chileno, inició el
proceso de preparación para lo que sería la toma de Lima.
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Conclusiones
La concepción ideologizada de los hechos históricos, ha permitido generar
discursos victimistas y sectarios, propios de un análisis historiográfico - discursivo de la
década de los 70´s que distan mucho de la veracidad de los hechos reales. En tal sentido,
podemos refutar algunos de los tópicos establecidos en el imaginario local tacneño, como
el establecido por Villacaqui Julca, Nelly Clemencia (2019)48, la cual, refiere que: “Es
probable que su aporte no haya sido considerado relevante o trascendente por tratarse
de mujeres indígenas, que a pesar de todo se organizaron {…} El hecho social de
participación femenina vino desde las guerras por la Independencia, pasando por las
luchas caudillistas, hasta la Guerra del Pacífico. Mujeres del pueblo que siguieron al
Ejército combatiente, muchas de ellas fueron pasadas a cuchillo en el mismo Campo de
la Alianza {…}”. Dicha afirmación, carente de veracidad histórica, se diluye con los
relatos de NEUHAUS DE LEDGARD, Sarah (1938), BALLIVIÁN, Daniel (1919), et al,
que indican que, en el momento del combate de la batalla del Alto de la Alianza, no hubo
mujeres en las líneas. La única mujer presente era la enfermera Ignacia Zeballos, como
refiere DALLENCE, Zenón49. Las mujeres peruanas, durante la batalla de Tacna, recibían
las noticias de lo acontecido con las primeras retiradas – en desbande- de las tropas a
cargo de Montero, que partían hacia Pachía.
48 Villacaqui Julca, Nelly Clemencia (2019). “Participación significa e ignorada de la Rabonas indígenas Tacneñas en
la Guerra del Pacífico”. La vida e Historia”. Universidad Nacional Jorge Basadre Grohomann Vol. N°06, 10 (2) pp.31-
34.
49 DALLENCE, Zenón (1881). “Informe Histórico del servicio prestado por el Cuerpo de Ambulancia del Ejercito de
ilustra la GUERRADELSALITRE).
51 Samuel A. Lillo [Documentos Inéditos]. “Ordenes en Tacna del 27 de mayo de 1880-01 de junio de 1880”.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
que se autorizó a las mujeres de Tacna – protegidas por la unidad de carabineros- a subir
al campo de batalla a reconocer los cuerpos de sus familiares.
Referencias
Aguirre, M. (1880). "Lijeras Reminicencias del Campo de la Alianza". Cochabamba,
Bolivia: Imprenta "El Heraldo".
Ahumada Moreno, P. (1884). Guerra del Pacífico: documentos oficiales,
correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra, que ha dado a
luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia. (Vols. I-II). Santiago: Editorial Andres
Bello.
Alba, M. V. (1882). Diario de Campaña de la 5ta División del Ejercito Boliviano. Sucre:
Tipografía de la Libertad - Calle Bolivar N° 37.
Aramayo, P. J. (1880). "Croquis de las diversas posiciones del Ejercito Aliado y de la
Batalla del 26 de mayo de 1880".
52 Choque, Efrain, et al (1996) “Un estudio sobre Tacna y la Región del Siglo XIX”. Tacna, Perú.
53 VELARDE, Manuel (1883). “Manifiesto del coronel Don Manuel Velarde”. Archivo Persona, Lima, Perú, pp.70-73
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
SOBRE EL AUTOR
Osorio Soto, Gary Martin, Tacna/ Universidad Europea del Atlántico – Madrid,
España/ Asociación de Estudios Históricos de Tacna – AEHT. Tacna, Perú, ORCID:
0000-0002-9629-487X.
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ARCHIVO
REGIONAL
DE TACNA
Su historia es tu historia...
Iglesia “Espíritu Santo”. Tacna, Perú.
Paseo de la Bandera 2018.
Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Introducción
Las investigaciones sobre la Arqueología del Conflicto y la legislación del
Patrimonio Cultural en el Perú están básicamente enfocadas en época prehispánica. Las
excavaciones llevadas a cabo el 20151 en un campo de batalla de la Guerra del Pacífico
nos permiten analizar la importancia de la arqueología histórica, los campos de batalla y
su relación con la memoria del pasado reciente del Perú. En ese sentido, presentamos los
resultados preliminares de la investigación sobre la Batalla del Alto de la Alianza,
acaecida el 26 de mayo de 1880, que fue una de las batallas más decisivas e importantes
de la Guerra del Pacífico.
La Guerra del Pacífico o Guerra del Guano y el Salitre, fue uno de los conflictos
más extensos, cruentos, y de gran escala a fines del siglo XIX en Latinoamérica (1879-
1884). En ella se dieron una serie de batallas navales y terrestres entre Chile y los países
aliados de Perú y Bolivia. Este conflicto alteró de forma dramática no sólo las fronteras
de los tres países sino, también, su memoria colectiva (Sater 2016:17).
Sobre la Batalla del Alto de la Alianza no contamos con información del proceso
de entierro de los cientos de muertos; no sabemos cómo fueron sepultados ¿en fosas
comunes?, ¿en entierros individuales?, ¿cuáles fueron las causas de muerte?; ni
conocemos otros temas de investigación. A pesar de contar con una abundante
bibliografía, hay escasez de análisis de materiales, prospecciones, excavaciones
arqueológicas, catálogos publicados de las miles de piezas extraídas de los campos de
batalla y, en general, trabajos de campo sistemáticos. En ese sentido, las investigaciones
arqueológicas contribuyen de manera decisiva a la interpretación histórica, no solo
enriqueciendo las interpretaciones, sino también cuestionado o, incluso, planteando
nuevas propuestas sobre narrativas históricas tradicionales (Quezada Sanz 2008:28,
Ramos 2014:30).
1 Los trabajos de excavación en mayo del 2015 se efectuaron por el Viceministerio de Cultura, a raíz de un pedido de
la Cancillería boliviana. Agradecemos el apoyo de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Tacna, del Museo
Nacional de Antropología Arqueología e Historia del Perú, de la empresa Andean Social Group, de los especialistas
forenses Micaela Álvarez y los arqueólogos Luis Pezo, Pedro Vargas, Angélica Gómez, Jack Chávez, Elvys Berrios y
Débora Infanzón. El trabajo impecable de los técnicos en excavación Damián Quiroz, Pedro Sotelo y Segundo Solano
permitió la repatriación de los soldados bolivianos.
114
Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Este conflicto es conocido también como "Guerra del Guano y el Salitre", debido
a que la causa de la guerra fueron las disputas por los territorios, depósitos de guano y
minas de nitrato (salitre) para esa época, altamente rentables. Estos territorios se hallaban
en los suelos bolivianos de Atacama y peruanos de Tarapacá.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
El periodo de cinco meses y ocho días que media entre el regreso del desmantelado
ejército peruano de Arica (19 de diciembre de 1879) y la Batalla del Alto de la Alianza
(26 de mayo de 1880) fue una de las etapas más agitadas de nuestra historia
contemporánea.
El ejército aliado estuvo establecido en Tacna por un año. Hacia fines de abril de
1880, arriba al lugar el General Narciso Campero, y toma el mando del este. Los aliados,
conocedores de los planes del ejército chileno de marchar a Tacna por el norte y ocupar
Moquegua, Locumba y Sama, evaluaron, entre los planes del General en Jefe del ejército
peruano Almirante Montero y del General Camacho del ejército boliviano, la mejor
decisión defensiva. Optaron por insta-lar el campamento a corta distancia, hacia el oeste,
a 8 kilómetros al noreste de Tacna (Aguirre 1880:4; Campero, en Ahumada 1880, Tomo
II: 592; José Aramayo, en Ahumada Tomo II: 588). Se establecieron en una amplia
meseta entre las laderas del cerro Intiorqo, la quebrada Magollo y zona de las Canteras.
A este campamento se le denominó Campo de la Alianza.22
Este espacio fue estratégicamente elegido porque per-mitía impedir la entrada del
enemigo a Tacna debido a: a) la accesibilidad; ya que el campamento y campo de batalla
se encontraban entre dos caminos: el de Sama y el de Para, lo cual permitía el
abastecimiento de recursos y, b) la topografía, compuesta por una serie de pequeñas lomas
de arena que iban desde el noreste hasta el sureste y que, parcialmente, ocultaban a las
tropas. Hacia los extremos, la meseta estaba definida por quebradas no muy profundas
que permitían limitar el accionar de la caballería enemiga. Para la distribución de la línea
defensiva se aprovecharon las hondonadas y dunas, de tal forma que ocultaran a las
unidades de infantería y reserva (Campero en Ahumada 1885, Tomo II: 593, El Mercurio
1880: 6). En este campamento estuvieron durante alrededor de catorce días, tiempo
necesario para preparar y adecuar medidas defensivas. Esta batalla se puede resumir en
varias etapas o fases (tabla 1):
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Es a raíz del reporte del hallazgo de los restos de un combatiente boliviano, el cual
exhumaron y volvieron enterrar, que la Cancillería boliviana, el 2015, solicita al
Ministerio de Cultura la entrega de estos restos. No obstante, en el informe final de la
Brigada no consigna más información sobre el hallazgo, metodología de excavación ni el
inventario detallado de las piezas como el quepí y bayoneta, entre otros elementos
extraídos asociados con el individuo.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Fig. 1. Dibujo de planta de la zanja-trinchera y los individuos N°1 (peruano) y N°2 (boliviano).
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
El cráneo presenta una ligera rotación hacia la izquierda; ambos brazos están
semiflexionados y el brazo derecho está debajo del tórax. Ambas extremidades inferiores
están extendidas, la pierna derecha a la altura del peroné presenta una fractura
perimortem, mientras que ambos pies presentan una rotación hacia la derecha y calzan
sandalias de cuero. Este individuo presenta múltiples fracturas en el cráneo y cara por
golpe con arma con-tundente e impacto de bala.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
de caliza acumulada en la parte superior de la trinchera. Sin embargo, en este caso, solo
quedan rastros de esta capa adheridos al cuerpo, la cual fue totalmente retirada al dejar al
descubierto el cuerpo en el 2008 y el 2009.
Los restos del Individuo N°4 fueron hallados adyacentes al Individuo N°3,
pegados al perfil norte de la trinchera, en la Unidad de excavación L. Corresponde a los
restos de una chaqueta de denim azul claro junto con fragmentos de camisa a cuadros
adherida a un omóplato humano. Adicionalmente, se hallaron algunas vértebras dispersas,
restos de cabello y dientes de un combatiente, el cual fue completamente destruido y
saqueado.
Resultados preliminares
De las 25 unidades de excavación, se excavaron seis. En general, la estratigrafía
de la zona es simple; presenta capas bien definidas. La primera corresponde a arena,
producto de acumulación eólica, le sigue una delgada capa de tierra arcillosa marrón
rojizo. Finalmente, un estrato estéril de carbonato de calcio o caliza. Las unidades L y M
presentan estratigrafía alterada que indica que fueron saqueadas, esto es más visible en la
unidad L, donde existían los restos de un cuarto combatiente del cual únicamente
contamos con escasos restos óseos, lo que imposibilita definir su nacionalidad y batallón.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Referencias bibliográficas
1886 Guerra del Pacífico, recopilación completa de todos los documentos oficiales,
correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a la luz la
prensa de Chile, Perú y Bolivia, con-teniendo documentos inéditos de importancia, Tomo
III, Valparaíso: Imprenta i Lib. Americana de Federico Lathrop.
Brigada Naval Combatientes del Pacifico 2008 Proyecto de investigación Histórica del
Campo de Batalla del Alto de la Alianza, Tacna 2008. Informe final presentado al
Instituto Nacional de Cultura, Tacna.
122
Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
El Mercurio 1880 La batalla de Tacna escrita por el corresponsal del Mercurio 1880.
Contiene los episodios más notables de este gran hecho de armas, Imprenta i Litografía,
Bandera 24H. Harvard College Library. Santiago de Chile.
Klausmeier Axel; Purbrick, Louise y Schofield, John 2006 “Reflexivity and record:
re-mapping conflict archaeology. Re-mapping conflict archaeology”, en: Klausmeier
Axel y Purbrick, Louise (editores), Re-mapping the field: new approaches in conflict
archaeology. Berlin : Westkreuz-Verlag, pp. 5-8.
Markham, Clements 2010 [1882] La Guerra entre el: Perú y Chile. Lima: Rómulo
Dueñas Cabezas, 227 p.
Quesada Sanz, Fernando 2008 “La arqueología de los campos de batalla. Notas para un
estado de la cuestión y una guía de investigación”, SALDVIE: Estudios de prehistoria y
arqueología [Zaragoza], Nº 8, pp. 21-35.
Salas, Miriam 2011 “La República 1879-1893”, Historia Marítima del Perú, Volumen
11. Lima: Instituto de Estudios Históricos-Marítimos del Perú, 1248 p.
Sater, William2007 Andean tragedy: Fighting the War of the Pacific, 1879-1884,
Lincoln : University of Nebraska Press Lincoln, 442 p.
Schofield, John 2005 Combat archaeology: material culture and modern conflict,
Duckworth Debates in Archaeology series, London: Bristol Classical Press, 144 p.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
27 DE NOVIEMBRE
DÍA DE LA CANTINERA DE LA GUERRA DEL
PACÍFICO
Ana Olivares Cepeda, Agrupación Histórica Patrimonial Los Viejos Estandartes® Antofagasta, Chile
Estas últimas, ya sea desde sus espacios acomodados en las ciudades, aportaron
en la organización de los hospitales de sangre, insumos médicos, bordados de estandartes
o rifas para reunir dinero e ir en ayuda de los huérfanos de la guerra. Las más audaces,
vistieron de varón y se escabulleron como soldados entre la tropa con más de algún
cómplice. Las “cantineras”, quienes lograron una plaza dentro de los regimientos,
alcanzaron algunos grados militares y una mínima pensión pos guerra. Las denominadas
“camaradas”, quienes a pesar que cumplían las mismas funciones que las cantineras en el
área sanitaria y también como soldados, no alcanzaron tal denominación oficialmente,
sobre todo después de la entrada a Lima del Ejército chileno, ya que se les dio de baja,
creyendo que ya no eran necesarias. Sin embargo, ellas continuaron entregando tales
servicios. Las “vivanderas” y/o “vianderas” ofrecían víveres y alimentación mientras la
tropa avanzaba hacia el norte.
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Ciertamente, aún hay mucho que investigar, divulgar y difundir. Es por ello que
comparto algunos testimonios que enriquecen la solicitud del Proyecto de ley del Día de
la Cantinera, solicitud que hoy se encuentra a la espera de ser discutido en el Senado,
luego que la Comisión de Cultura y la sala de Diputados ya aprobaran los trámites
iniciales.
Sin memoria no hay historia y sin conmemoración no hay reconocimiento.
TESTIMONIOS
“A las mujeres que supieron encender en los soldados de la Guerra del Pacífico
la ardiente fe del patriotismo; a las que vistieron luto después de cada batalla, a las
humildes camaradas que siguieron junto a los regimientos las ásperas rutas de victoria, a
todas – madres, esposas, hermanas o amantes – las que en el santuario de las iglesias o en
el recogimiento del hogar imploraban, no por la existencia de los seres queridos sino
porque hiciera Dios fecundo el sacrificio de sus vidas, dedico como un homenaje estas
páginas de evocación”
“Esta gran mujer no debe ser olvidada y su tumba debe ser un santuario de donde
se desprendan ascuas de patriotismo y un Altar de la Patria, donde los jóvenes de hoy
retemplen sus espíritus y aprendan a querer a la Patria sobre todas las cosas y a morir por
ella en caso necesario. Irene Morales no solo peleó en medio de los soldados más valientes
y arrojados, sino que también confortaba a los moribundos, daba de comer al hambriento
y de beber al sediento”
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
esfuerzos en favor de nuestra causa, impulsada por ese mismo patriotismo: y así deseo
ingresar a las filas de la guardia nacional en clase de cantinera.
La pólvora ni las balas no me asustan, y bien podré cuidar a los heridos en medio
de los estruendos del combate.
Josefina Carvallo.
(Informe solicitud pensión como veterana del 79, Ejército de Chile 1925)
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
con el rancho de oficiales. Debo agregar, además, que la citada Debia es madre de cuatro
hijos que todavía no pueden sustentarse por sí mismos .- Santiago, 3 de Junio de 1898. -
E. Del Canto".
“No hai palabra suficientemente elocuentes que puedan pintar con exactitud, ni
paleta con bastante colorido que llegue a copiar bien lo que fueron esas mujeres a quienes
siempre llevó el campamento, a las marchas i a las batallas, el patriotismo i el
amor…¿quién no recuerda entre los viejos sobrevivientes de la campaña del 79 a la Irene
Morales?
¿Se podría alguna vez olvidar el sacrifico cruento de las camaradas de la
Concepción?
¿Alguno de nosotros dejará de recordar la presencia en Chorrillos de la Clara
Casados o de la Eloísa Pope?
Llovían las balas i esas patriotas mujeres, sin temor ninguno, confortaban,
curaban i ayudaban a bien morir a los que, la mala suerte enviaba a pasar la última palabra;
i sin esperar galardón ni premio alguno, cumplían estrictamente su deber…
¡Ah! esas camaradas, como nadie cumplieron su misión”
“Hubo una Candelaria, mujer del Sargento Benjamín Pacheco, del Curicó, que
en la marcha de Curayaco a Lurín, dio a luz, a su hijo, sin más lecho que la arenosa playa
cubierta por una bandera chilena.
I en Tarapacá, ¿quién podrá jamás contar esta batalla sin tener que dedicar
capítulo aparte a las cantineras del 2do de Línea?
Pobres mujeres que allí murieron, quemadas unas, muertas otras en el fragor de
la batalla por homicida bala cuando cumplían abnegada i caritativa misión…
(…) Pues bien, todas estas heroicas mujeres, se batieron como leonas en la
acción del 27 de noviembre i tres de ellas rindieron su vida al pie de la bandera chilena”
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Figura 3: Portada novela “La Cantinera de las trenzas rubias” Rafael Maluenda
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Agradecimientos
A todos(as) quienes se han unido a esta quijotesca lucha de puesta en valor y
reconocimiento al rol de la mujer en la conquista del desierto, especialmente a Wilfredo
Santoro Cerda, Consejo Patrimonial de Mejillones, Colectivo Sociocultural
Antofapatrimonial, Centro de Investigación Isaac Arce Ramírez CIIAR, Asociación
Gremial de Escritores del Norte ASEN, Norma Meza López, Joel Avilez Leiva, Rafael
Mellafe Maturana, Consejo de la Sociedad Civil del Servicio Nacional del Patrimonio,
Seremi de las Culturas, las Artes y Patrimonio de Antofagasta, Bernardo Tornini Scola y
a la Asociación de Estudios Históricos de Tacna.
REFERENCIAS
SOBRE LA AUTORA
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Revista del Archivo Regional de Tacna N° 05.
Resumen: El presenta artículo aborda la conformación del relato del salto de Alfonso
Ugarte desde la cima del Morro de Arica el 7 de junio de 1880. Este relato se inicia desde
los partes oficiales de guerra y los reportes periodísticos, hasta la literatura de homenaje
a los caídos en la guerra, formando una imagen sobre la muerte del héroe que oscila entre
lo real y lo imaginario.
Palabras clave: Alfonso Ugarte, Guerra del Pacífico, Guerra del Salitre, campaña del
Sur, batalla de Arica, Morro de Arica, ejército peruano.
Abstract: This article addresses the conformation of the story of the jump of Alfonso
Ugarte from the top of Morro de Arica on June 7, 1880. This story starts from the official
war reports and journalistic reports, to the literature in homage to the fallen in the war,
forming an image about the death’s hero that oscillates between the real and the
imaginary.
Keywords: Alfonso Ugarte, War of the Pacific, Saltpeter war, Southern campaign, battle
of Arica, Morro of Arica, peruvian army.
Fig. XX. Alfonso Ugarte. Tarjeta de visita, Estudio Courret (c. 1879).
Fuente: colección privada.
1 Arquitecto, investigador e historiador de arte, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, Perú.
https://orcid.org/0000-0001-8123-4703. Contacto: a20183913@pucp.edu.pe.
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Fig. 2. Alfonso Ugarte precipitándose al mar o La inmolación de Alfonso Ugarte, óleo sobre lienzo de Ludovico
Agostino Marazzani (1905). 256 x 364 cm. Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. Fuente:
Catálogo en línea.
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tarapaqueño Alfonso Ugarte. El relato tradicional y popular sostiene que Ugarte, para
evitar ser capturado por el enemigo y que, en un gesto de defensa de la bandera nacional,
se arrojó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro envuelto en el símbolo
patrio (Fig. 2). Este relato, que ha perdurado en la narrativa y el arte del imaginario
peruano, aparece, con algunas variaciones prácticamente a los pocos días de los sucesos
de Arica. Este artículo pretende recopilar y analizar los principales testimonios oficiales
y no oficiales, con los cuales se desarrolló el relato principal del salto del Morro. La
historia de Ugarte en sí, está basada en algunos relatos de testigos presenciales, partes de
guerra oficiales y reportajes periodísticos de ambos bandos, y otros documentos y escritos
que habrían servido de base para la misma.
Para entender cómo se empezó a construir el relato sobre el coronel Alfonso Ugarte
lanzándose desde el Morro de Arica, es necesario recurrir a fuentes primarias y
testimonios que recogieron los detalles sobre la batalla del 7 de junio de 1880, y con ello
también, las diversas versiones sobre la muerte de Alfonso Ugarte. Aunque varias de estas
versiones se contradicen y algunas hasta niegan la posibilidad de que Ugarte haya
cometido ese acto considerado como de sacrificio, es cierto también que la idea del salto
apareció prácticamente desde el mismo día de la batalla en Arica. Es de notar que, en
estos primeros relatos de testigos presenciales, no se menciona ninguna montura para
Ugarte, o que esté sosteniendo alguna bandera. Es posible que, siendo esencialmente
testimonios de efectivos militares partícipes de la lucha, no hayan considerado estos
detalles, conservando sus relatos las características de la redacción convencional de un
parte de guerra. Los reportajes de los corresponsales de guerra enviados a los campos de
batalla, mantienen unas características similares ya que basaban sus informes primarios
en entrevistas a testigos presenciales y a las breves comunicaciones oficiales como eran
los telegramas. Precisamente, uno de los primeros relatos de la batalla, donde se sugiere
la muerte de Alfonso Ugarte arrojándose del Morro, fue publicado por el diario chileno
“El Ferrocarril”, en su edición del 10 de junio de 1880, tan sólo tres días después del
asalto al Morro:
En los momentos en que el 4.° entraba al Morro, fué tal la confusión con que
algunos pretendían escapar, que varios se despeñaron, i un jefe cuyo nombre no
se pudo averiguar, se arrojó al precipicio (Vargas, 1979, 749).
Aun cuando no se identifica el nombre de este jefe u oficial, esta no sería sino la
primera de varias versiones de un oficial arrojándose del Morro. El historiador chileno
Diego Barros Arana (1830-1907), recoge otra versión en la que da cuenta que hubo más
de un peruano arrojándose del Morro, aunque sin mencionar nombre alguno:
El coronel Bolognesi, comandante militar de la plaza, el comandante Moore, jefe
de aquellas baterías, i muchos jefes, oficiales i soldados peruanos sucumben allí.
Algunos de ellos se precipitan de las alturas por las barrancas que miran al mar,
prefiriendo esta muerte horrible a la del combate (Barros Arana, 1880, 313).
En un poco difundido texto sobre la guerra, llamado “Historia do Guerra do Pacifico”
y escrito por el brasileño Silvio Dinarte2, se narra también que habrían sido varios los
oficiales que se precipitaron del Morro de Arica, versión que guarda mucha similitud, sin
embargo, con lo escrito por Barros Arana:
2 Silvio Dinarte es el seudónimo del político, poeta, escritor e historiador brasileño Alfredo Maria Adriano d'Escragnolle
Taunay, vizconde de Taunay (1843-1899).
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hijares del bruto, que, en un segundo abarcó el aire y se dejó recibir por la espuma
del profundo mar........ (Zuazo, 1881, 67).
La primera comunicación considerada oficial publicada en el Perú, fue el testimonio
recibido por telégrafo el 15 de junio en la ciudad de Quilca, 8 días después de la batalla,
testimonio que fue publicado en el diario oficial “El Peruano” recién el 21 de junio, y que
fuera recogido posteriormente por Ahumada, y luego por Basadre. Este relato, sería el
primero en añadir un caballo a la imagen de Ugarte, dice:
El coronel Alfonso Ugarte, como los demás, no quiso rendirse, i habiéndosele
acabado la munición, echó mano de su revólver, empleando bien todos sus tiros;
pero como fué acosado por gran número de chilenos, pereció al fin en un caballo
blanco (Ahumada, 1886, 176).
4 Político y periodista peruano, empresario salitrero como también lo fue su amigo Alfonso Ugarte. Participó de la
guerra en la Batalla de San Juan y Chorrillos el 13 de enero de 1881, donde fue herido y tomado prisionero. Liberado,
sirvió como cónsul en Iquique hasta 1887. Reconocido miembro del Partido Civilista, fue primer vicepresidente de
Nicolás de Piérola entre 1895 y 1899. Autor del frustrado protocolo Billinghurst-Latorre para llevar el plebiscito
sobre las provincias cautivas en 1898. Fue elegido presidente de la República para el período 1912-1916, pero fue
derrocado en 1914 por Óscar R. Benavides.
5 Médico peruano, fundador de la Cruz Roja Peruana en 1879 y Cirujano en jefe del ejército peruano durante la Guerra
del Pacífico.
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6 Político y abogado argentino, residente en Lima durante los años de la guerra, en los cuales ejerció el cargo de
Secretario de la Legación Argentina en el Perú.
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Vargas Hurtado formó parte del grupo de jóvenes ariqueños que acompañaron al pintor
Juan Lepiani (1864-1932) en sus excursiones y excavaciones al Morro de Arica en julio
de 1898 para realizar la que sería su obra “El último cartucho”7. En su mencionada obra
escribió:
No habían transcurrido quince días de la ocupación de Arica, por parte de las
armas de Chile, y ya el autor de estas líneas, acompañado de sus padres, regresaba
a este puerto procedente de Tacna, a donde nos habíamos dirigido huyendo de los
diarios bombardeos de la escuadra chilena. Desde el primer instante de nuestra
llegada oímos narrar la muerte del valeroso tarapaqueño en la misma forma que
lo han hecho los historiadores imparciales. Recordamos con este motivo —como
deben recordarlo, también, los ariqueños que sobreviven de esa época— haber
visto la osamenta de un caballo desbarrancado durante muchos días, detenido en
los peñascos fronterizos al actual parque, sobre el camino conocido con el nombre
de ‘La Cinta’. Se decía también que ese caballo era en el que el coronel Ugarte se
había precipitado desde la cumbre del Morro (Vargas, 1921, 258).
Controversia
Mientras por un lado existe abundancia de testimonios que aseveran, de una u otra
forma, el salto de Alfonso Ugarte desde el Morro, también existen, por otra parte,
testimonios que manifiestan que fue otro el destino final del coronel peruano. La
controversia sobre la muerte de Ugarte se inicia con las versiones que contradicen los
primeros reportes periodísticos sobre su muerte. Estas versiones, de manera similar al
relato donde se asegura su muerte saltando desde el Morro, surgen prácticamente al poco
tiempo de los sucesos de Arica. El político e historiador chileno Benjamín Vicuña
Mackenna (1831-1886), describe que Ugarte murió en el Morro y su cuerpo fue arrojado
al mar:
El joven Blondel más afortunado, iba a caer al pié del mástil i el infortunado
cuanto noble i esclarecido Alfonso Ugarte, que había pasado la mitad de su vida
en cariñosa hospitalidad en Chile, recibiendo su educación mercantil en los
colejios de Valparaiso, era arrojado por manos chilenas, despues de muerto, a las
cavernas del mar en que las olas penetran con lúgubre jemido por entre calizas
grietas, verdaderas sepulturas de su terrible furia, menor empleo que la del hombre
que combate i mata. Los deudos del inmolado héroe ofrecieron una fortuna por un
botón siquiera de su casaca para memoria, pero ni esto quedó del bravo
tarapaqueño (Vicuña Mackenna, 1881a, 145).
7 La versión original de este texto apareció en el diario limeño “El Comercio”, el 28 de julio de 1919.
8 Teniente coronel Pedro de la Rosa, miembro de la Legión Peruana de la Guardia. Héroe independentista que, junto
con el sargento mayor Manuel Taramona, murió tras arrojarse al mar luego de un enfrentamiento con fuerzas realistas
en Iquique el 13 de febrero de 1823.
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Ugarte was killed, and the body hurled over the cliff into the sea. The heart-broken
mother offered $1000 for even a scrap of the clothes of her heroic son. But nothing
was ever found (Markham, 1882, 207).
(Trad.: Ugarte fue muerto, y su cuerpo arrojado por los acantilados al mar. Su
descorazonada madre ofreció mil pesos por si quiera un trozo de las ropas de su
heroico hijo. Pero nada fue encontrado).
La obra de Molinare, “Asalto y toma de Arica” es considerada como una de las más
completas hechas sobre la batalla de Arica, sin embargo, hay que tener en cuenta que,
para cuando se publicó en 1911, el proceso de chilenización9 de las provincias cautivas,
Tacna y Arica, había recrudecido notablemente, proceso que se asume fue iniciado por el
intendente Manuel Francisco Palacios (de 1898 a 1901), y continuado con mucho mayor
intensidad por Máximo Ramón Lira10 (de 1904 a 1912). Molinare, sin embargo, recurre
a “insidiosas imputaciones”11 en algunos pasajes de su obra con la posible intención de
denostar el carácter épico atribuido a los héroes peruanos: considera como “mentira la
grandiosa muerte de Bolognesi y pura invención el que se arrojase al mar con caballo y
todo Alfonso Ugarte”12. Es posible entender el cambio en el discurso oficial chileno, de
9 Chilenización es el nombre con el que se conoce al proceso de adoctrinamiento, persecución y hasta asesinato, de
peruanos residentes en las provincias cautivas de Tacna y Arica en el período de 1880 a 1929 mientras estaban en
posesión del gobierno chileno.
10 Vargas Hurtado, ibíd., pp. 200.
11 Vargas Hurtado, ibíd., pp. 256.
12 Molinare, Asalto y toma del Morro de Arica. 7 de junio de 1880, pp. 54.
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un trato más cordial y neutro a uno más agresivo y hasta ofensivo, debido precisamente a
la política de maltrato hacia los residentes peruanos en las zonas ocupadas durante este
período, y regidas por los mencionados intendentes. Es de considerar además que, aunque
se considera fidedigno el relato de Molinare porque habría sido testigo presencial de los
hechos, lo cierto es que Molinare no estuvo presente en Arica el 7 de junio de 1880: él se
enlistaría en el ejército chileno como capitán ayudante del batallón movilizado “Curicó”,
batallón que solo participaría en la guerra durante la Campaña de Lima de diciembre de
1880 a enero de 188113. La versión de Arriagada recogida por Molinare, además, habría
incurrido en un error de identificación del cuerpo del coronel peruano al decir que tenía
“el rostro picado de viruelas”, cuando en los retratos fotográficos conocidos de Ugarte es
evidente que no tenía ninguna cicatriz producto de esta enfermedad (Fig. 4). Vargas
Hurtado hace notar otro punto para desestimar la versión de Molinare: cuestiona la
veracidad del relato sobre las dos mujeres desvistiendo el cuerpo de un soldado chileno
para vestir el de Ugarte, sin ninguna razón lógica aparente, hecho realizado además en
pleno fragor de la batalla y a vista del resto de la soldadesca chilena que ya había ocupado
las fortificaciones del Morro14.
Fig. 4. Juan Alfonso Ugarte y Vernal. Gentlemen. Foto gabinete, detalle, s/a (c. 1870).
Foto original: colección Fundación Navarini –Ugarte. Restauración digital: Jonatan Saona Reyes.
13 Departamento de Historia Militar del Ejército, Cuaderno de historia militar N° 13, pp. 17.
14 Vargas Hurtado, ibíd., pp. 257.
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Si bien es entendible una postura que niega la posibilidad del salto de Ugarte por
parte de autores chilenos, es cierto también que la controversia alcanzó a algunas
publicaciones peruanas. Los pocos partes peruanos escritos tras la batalla de Arica por
combatientes en el Morro mismo fueron los Manuel C. de la Torre16, Roque Sáenz Peña17,
Marcelino Varela18, Manuel F. Chocano19, Gerónimo Salamanca20 y de Manuel I.
Espinoza21. Los seis primeros apenas si hacen mención a Ugarte, y no detallan ni la forma
ni el lugar de su muerte. Sería solo Espinoza quien menciona la manera en la que muere
Ugarte, indicando incluso el posible lugar donde fue abatido:
15 Dionisio Vildoso, subteniente del batallón “Artesanos de Tacna” N° 29. Se presume que la finalidad de esta carta era
la de sustentar su participación en la guerra para así cobrar alguna pensión o montepío adeudado. Se entiende así
mismo, que la carta podría haber sido escrita en fecha posterior a 1921, año en el cual se publicó La Batalla de Arica
de Gerardo Vargas Hurtado, quien hace una breve reseña biográfica sobre Vildoso, pero sin mencionar en absoluto
la existencia de dicha carta.
16 Manuel Camilo de la Torre Barbachán (1847-1912), asistió a la batalla de Arica con el grado de teniente coronel y
grado de teniente coronel, siendo primer jefe del batallón “Iquique” N° 33.
18 Marcelino Varela Barrios (¿?-1889), asistió a la batalla de Arica con el grado de coronel, siendo jefe del batallón
“Tarapacá” N° 23.
21 Manuel Ignacio Espinoza (c. 1850-1893), capitán de corbeta, miembro de la dotación naval de la fragata
“Independencia” que servía como segundo jefe en las baterías del Morro.
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Mientras tanto, la tropa que tenía su rifle en estado de servicio seguía haciendo
fuego en retirada hasta que los enemigos invadieron el recinto, haciendo descargas
sobre los pocos que quedaban allí; en esta situación llegaron a la batería el señor
coronel don Francisco Bolognesi, jefe de la plaza, coronel don Alfonso Ugarte, V.
S., el teniente coronel don Roque Saenz Peña, que venía herido, sargento mayor
don Armando Blondel i otros que no recuerdo; i como era ya inútil toda
resistencia, ordenó el señor Comandante Jeneral que se suspendiesen los fuegos,
lo que no pudiendo conseguirse de viva voz, fué el señor coronel Ugarte
personalmente a ordenarlo a los que disparaban sus armas al otro lado del cuartel,
en donde dicho jefe fué muerto (Ahumada, 1886, 187).
Llama la atención que éste sea el único parte oficial peruano que desliza la
posibilidad de una orden de rendición por parte del jefe de la plaza, el coronel Francisco
Bolognesi, en contraposición del relato oficial y tradicional que menciona que la
guarnición cayó luchando y sin rendirse. Y no deja de resultar curioso que el manuscrito
original de Espinoza, conservado en el archivo del CEHMP, tenga unas anotaciones sobre
las líneas citadas, a manera de cuestionamiento sobre la veracidad de su testimonio (Fig.
5). Es posible, además, que Molinare basase su versión en este parte, a la que habría
añadido la carta de Silva Arriagada para completar su propia versión sobre la muerte de
Ugarte, versión que, hasta 1911, año en el que se publicó la obra de Molinare, no había
sido contado en Chile22.
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Coincidente con la versión del parte de Espinoza, es un texto escrito por el médico
boliviano José Pérez23 el 13 de junio de 1880, es decir, tan sólo 6 días después de la
batalla. Concuerdan sus versiones en narrar la orden de rendición por parte de Bolognesi
y la muerte de Ugarte en la cima del Morro:
23 José Genaro Pérez, médico ecuatoriano de las ambulancias peruanas, con sede en el Hospital de Arica. Tras la batalla
fue tomado prisionero y conducido a San Bernardo (Chile), donde escribió el folleto Arica. Sus fortificaciones, asalto,
defensa y ruina.
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momentos después fué ultimado como lo fué Ugarte y todos los demás heridos
que no podían moverse!!........ (Pérez, 1880, 31).
Como vemos, existen tantas versiones sobre la muerte de Ugarte como testigos
oculares de los hechos de Arica que las hayan plasmado en sus escritos. La única verdad
es que Ugarte murió ese día en Arica, con lo cual se desmiente una narración de origen
popular y que no tiene ningún sustento documental: Ugarte habría sobrevivido a la batalla
e incluso viajado a Francia donde finalmente se casó con su prometida Timotea Vernal24
y murió muchos años después.
Una discusión que aumentó la polémica en torno a la muerte de Ugarte, fue la iniciada
por el coronel Abel Bedoya de Seijaz25, quien, en una carta publicada por “El Comercio”
el 7 de junio de 1927, afirmó que Ugarte no “se fue al abismo ileso del plomo enemigo”,
y que más bien murió “en plena batalla en las calles de Arica, como consta en los partes”
(El Comercio, 1927). Esta carta motivó la respuesta del “vecino del Callao” Diego Delfín
Fajardo, quien, en una carta publicada por el mismo diario el 20 de julio del mismo año,
desmiente a Bedoya de Seijaz, haciéndole notar que sobre la muerte de Ugarte “los partes
oficiales nada dicen al respecto” y justifica esa omisión porque “se confeccionaron en el
cautiverio y bajo la impresión de la derrota”, afirmando a su vez que Ugarte si saltó del
Morro, recordando él mismo:
A las pocas semanas de la caída de aquella plaza en poder del enemigo, llegó a
Pisco un buque de guerra francés —no guardo memoria del nombre—; parte de
su tripulación bajó a tierra […] estaba don Florencio Escardó […], y uno de ellos,
no sé con qué motivo, entabló conversación con dicho señor, y allí, explicando
con admiración la defensa del Morro, se refirió al arrojo heróico de Ugarte (El
Comercio, 1927b).
La discusión es terminada por el pintor Juan Lepiani, quien, en una última carta
publicada el 9 de setiembre de 1927, hace mención a las visitas que recibió por parte de
Manuel C. de la Torre y José Sánchez Lagomarsino mientras trabajaba en su pintura “La
respuesta de Bolognesi” en Lima. En dichas visitas le comentaron sobre unas palabras
24 Timotea Vernal Castro (1865-¿?), sobrina de Rosa Vernal y Carpio, madre de Alfonso Ugarte. Timotea, por tanto,
era prima en primer grado de Ugarte. Luego de la muerte de Alfonso Ugarte, Timotea Vernal se casó con otro primo
suyo, Juan Vernal García entre 1885 y 1886, estableciendo su residencia en Iquique.
25 Abel Bedoya de Seijaz (1861-1940), militar peruano que participó en las batallas de San Juan y Miraflores (13 y 15
de enero de 1881) y Huamachuco (20 de julio de 1883). Alcanzó el grado de coronel del ejército, y fue edecán del
presidente Gral. Andrés Avelino Cáceres. Bedoya de Seijaz también generó polémica al desmentir, en 1931, la
versión tradicional sobre la muerte del coronel Leoncio Prado en Huamachuco.
26 El vapor de la armada chilena “Loa” participó de una misión humanitaria bajo la bandera de la Cruz Roja: el 22 de
junio de 1880 arribó a El Callao trasladando 510 heridos peruanos de las batallas del Alto de la Alianza y Arica. Días
después, el 3 de julio, fue hundida producto de un torpedo en la bahía de El Callao.
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que habría pronunciado Ugarte días antes de la batalla: “Si perdemos la batalla —los
chilenos no me tomarán ni vivo ni muerto”. Y que años después, haciendo los trabajos
previos para su pintura “El último cartucho” en Arica, Lepiani tuvo conversaciones con
algunos sobrevivientes de la batalla, quienes le “indicaron el sitio por donde se arrojó el
coronel Ugarte […]—Es un sitio que mira a La Lisera” (El Comercio, 1927d).
27 Ramón Zavala (1853-1880), asistió a la batalla de Arica con el grado de teniente coronel, siendo primer jefe del
batallón “Tarapacá” N° 23.
28 Antonio Lobato, asistió a la batalla de Arica con el grado de capitán, como integrante del batallón “Tarapacá” N° 23.
29 Vargas (ed.), ibíd., pp. 699.
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Herido Ugarte y su caballo que se encabrita, manos enemigas van á coger al héroe.
Descarga entonces su revólver sobre la cabeza del ya indómito animal, y ambos
caen al abismo por el costado á pique del Morro (Seoane, 1903, 161).
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Fig. 7. Impresión para cartel publicitario de Asalto y toma del histórico Morro de Arica (1913).
Fuente: “Arica, sus fortificaciones, asalto y ruina. Por un testigo y actor” (reedición de 2010), pp. 14.
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Este afiche habría inspirado a su vez otro relato literario, el del novelista y periodista
chileno Jorge Inostroza (1919-1975), quien en su novela historiada “Adiós al séptimo de
Línea” incluye una versión del salto de Ugarte con su caballo:
32 Se refiere a Józef Antoni Poniatowski (1763-1813), militar y político polaco, quien luchó del lado de las fuerzas
napoleónicas en la Campaña Alemana. Murió tras la batalla de Leipzig el 16 de octubre de 1813 al lanzarse al río
Elster Blanco.
33 Grez, Viaje de destierro, pp. 112.
34 Juan Pascual Pringles (1795-1831), militar argentino que luchó en las guerras de independencia de Argentina, Chile
y Perú.
35 Combate de Pescadores o Combate de Chancay, llevado a cabo entre el 25 de noviembre de 1820 en las inmediaciones
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Fig. 8. Banderola peruana del Batallón “Iquique” N° 1, que en 1880 pasó a denominarse “Iquique” N° 33.
Foto: Luis Bradayanes.
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Moore, tenía dos heridas en el pecho y su vestido hecho jirones, revelaba que su
cadáver había sido mil veces profanado. Bolognesi, con el rostro ensangrentado,
estaba al pié del mástil que sostenía la bandera de su patria y el heróico Alfonso
Ugarte, herido mortalmente, rodó por la pendiente del cerro, para buscar en el mar
una sepultura que no hollarían las plantas de sus matadores (Viscarra, 1885, 48).
La probabilidad de éstas últimas versiones, que Ugarte haya caído del Morro producto
de los disparos recibidos en el fragor del combate, ya era recogida de manera muy sutil
por los testimonios vistos anteriormente de “El Ferrocarril” y del oficial anónimo del 3ro.
de Línea compilado por Ahumada, y también por el anónimo testigo del vapor “Loa”
mencionado por Portal en su carta, pero sin llegar a definir, estas últimas, si esta caída fue
producto de los disparos o si fue por voluntad propia. Es en ese sentido que, y tal como
lo mencionamos párrafos arriba, el cuerpo de Ugarte fue encontrado a los pies del Morro
7 u 8 días después de la batalla, y luego sepultado en el Cementerio General de Arica el
15 de junio de 1880.
Por algún motivo no explicado, su cuerpo no fue exhumado y llevado a Lima cuando
el transporte “Limeña” realizó la misión de trasladar a los heridos y caídos de la campaña
del Sur a inicios de julio de 1880. En dicho transporte fueron desembarcados en El Callao
el 4 de julio de ese año los restos de Bolognesi, Zavala y More, caídos en Arica para luego
ser sepultados en el Cementerio General de Lima tras un largo cortejo fúnebre y una
solemne ceremonia.
Sería recién en 1890 cuando la cañonera “Lima” traería los restos de Alfonso Ugarte
al Perú. La “Lima” partió en comisión especial, llegando hasta Valparaíso el 27 junio de
1890, para recoger los restos de Miguel Grau y otros caídos en el “Huáscar”, Hizo el viaje
de retorno haciendo escalas en Antofagasta, Mejillones, Iquique y Arica, recogiendo los
restos de otros combatientes de las campañas marítima y del sur. En Arica, y bajo una
comisión especial encabezada por el doctor Carlos Ostolaza39, es que se reconocen los
restos de Ugarte:
Descubierto el ataúd, se encontró grabada en la tapa la siguiente inscripción:
Alfonso Ugarte. Dentro del cajón sólo existe un costado del cuerpo, única parte
de él que se encontró al pie del Morro y que fue reconocido por un calcetín que
llevaba puesto con sus iniciales. Al encontrarlo, el señor Ostolaza lo envolvió en
una sábana depositándolo en tal estado en el ataúd en que hoy se encuentra (La
Opinión, 1890, 2).
Tras ser embarcados arriban a El Callao el 13 de julio, para, 2 días después, ser
sepultados en el mausoleo del Mariscal y expresidente Ramón Castilla (Fig. 10), de origen
tarapaqueño como Ugarte. En 1897 los restos de Ugarte son nuevamente exhumados para
ser trasladados al mausoleo familiar de los Ugarte Vernal en el mismo Cementerio
General de Lima (Fig. 11).
39Carlos M. Ostolaza, a la fecha senador por Tacna y masón, miembro de la Logia Constancia y Concordia N° 11 de
Tacna.
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20 octubre de 1979, cuando, bajo la supervisión de una comisión encabezada por Geraldo
Arosemena Garland (1903-1987)40, es que el sarcófago conteniendo el cadáver de Ugarte
es abierto, encontrando en éste que sus restos “estaban envueltos en una tela descolorida
con los colores de la bandera nacional y que tenía fragmentos del uniforme del ejército y
que estaban en buen estado sobre todo el cráneo y la cara” (Basadre, 1930, 91). Se
trasladaron definitivamente a la Cripta de los Héroes, donde reposan en el segundo nivel
del recinto (Fig. 12).
40 Gerarldo Arosemena Garland, historiador que, en 1979, ejercía la presidencia del Centro de Estudios Histórico-
Militares del Perú (CEHMP).
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Fig. 12. Sarcófago de Alfonso Ugarte en la Cripta de los Héroes. Cementerio Presbítero Maestro.
Foto: Óscar Guerrero.
El imaginario heroico nacional tiene a Alfonso Ugarte como uno de sus principales
referentes, aun cuando en los años inmediatos a la guerra, era relegado a un segundo
plano, junto con otros héroes, tras las magníficas glorias de Grau y Bolognesi. El tiempo
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supo darle a Ugarte un lugar, tal como Modesto Molina (1844-1925)41 algunas décadas
después escribió:
Apenas si se recuerda el nombre de Alfonso Ugarte. En la prensa se le cita
incidentalmente; en la escuela no se enseña al niño que si hubo semidioses en
Grecia y Roma, los hubo también en el Perú; en las fiestas populares que
promueve la conveniencia política o el interés de partido se olvida el nombre
legendario para recordar el de un caudillo o el de un mandón afortunado. Pero
pasarán los años, se sucederán los siglos y la memoria de Alfonso Ugarte se
levantará grande, inmensa, inmortal, al lado de la de Bolognesi, para honra del
Perú y de la Historia (Molina, 1922, 75).
Tras estos años de olvido es que se construyó rápidamente la imagen del denodado
Ugarte, abrazando una bandera y montando un corcel blanco, elementos alejados quizás
de una realidad histórica, pero que envuelven una tradición de valores hoy dejada de lado
y considerada anticuada para un mundo donde prima la inmediatez de tiempo y
proximidad, y no el desapego a lo propio y el apego a lo colectivo, donde la Patria está
incluso por encima de la familia. La muerte de Ugarte, leída colectivamente como el
sacrificio del mancebo para aplacar la ira de los dioses, nos lleva a olvidar algo sustancial
pero no menos trascendental: los hechos que hacen de una persona un héroe, son los que
se hacen en vida, y donde la muerte es solo otro camino a tomar. Basadre nos recuerda la
grandeza de Ugarte de esta manera:
Quienes se fijan solo en la cruel frialdad de la lógica niegan es la versión que no
está acogida en ninguno de los partes peruanos sobre la batalla del 7 de junio […].
Pero ella podría tomarse como un símbolo de la voluntad de sacrificio que es
visible en toda la actuación de Alfonso Ugarte en la guerra. La emoción colectiva
habría puesto, pues, un ropaje de poesía épica a una realidad esencial. Alfonso
Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó simbólicamente con
su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio (Basadre, 1930, 90).
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41 El poeta y periodista tacneño fue combatiente en El Alto de la Alianza el 26 de mayo de 1880. Escribió originalmente
el folleto “Hojas de Proceso” en febrero de 1880, donde criticaba el accionar de varios jefes peruanos en la campaña
del Sur. Sería la segunda edición ampliada de la obra, en 1922, donde se incluiría una reseña biográfica de Alfonso
Ugarte, textos sobre la victoria de Tarapacá, la historia del Himno de Tacna y una poesía titulada “Las reliquias de
los Héroes”. En 1895 fue elegido diputado suplente por la provincia de Tarata, y vivió como muchos de sus
coterráneos, el duro trance de la chilenización.
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