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Este artículo fue compilado por Alejandra Korstanje en base a la información tomada de
varias publicaciones, manuscritos y proyectos, cuyos autores principales son los siguientes
integrantes del IAM: A. Martel, V. Ataliva, C. Somonte, M. López Campeny, R. Molinari, L.
Ferraro, V. Williams y la compiladora.
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en alimentos y la existencia de talleres metalúrgicos atendidos por mano de
obra habilidosa y entrenada (González 2000, Tarragó y González 2005).
Antecedentes de su estudio
Al menos desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días, el sitio
arqueológico en cuestión ha sido mencionado, visitado y reportado por viajeros,
investigadores y diversos artículos periodísticos y audiovisuales. En los mismos
aparece denominado como “Pueblo Viejo del Aconquija”, “La Ciudad
Legendaria”, “La Ciudacita”, “Pucará de Las Pavas”, “Ruinas de los Nevados” o
“Nevados del Aconquija”. El nombre con el que se lo conoce actualmente, “La
Ciudacita”, parece ser más reciente2.
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Hay quienes le atribuyen esta denominación a Orlando Bravo (por ejemplo, J. Schobinger
comunicación personal 2007).
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E. Würschmidt realiza en 1950 el plano base que se utiliza hasta el día de hoy, aunque con
modificaciones. Según Bravo (1993), Würschmidt realiza los relevamientos planimétricos en
tres viajes realizados en 1948, 1949 y 1950.
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dieron resultado alguno” (Paulotti 1958-1959: 126). No hay indicaciones de
dónde se habrían efectuado las excavaciones de Paulotti, aunque en el sitio
hay algunos indicios a partir de los cuales se podría inferir qué edificios fueron
intervenidos con excavaciones. Hay que recordar que Paulotti, que había
realizado anteriormente investigaciones sobre la vida espiritual de los indígenas
australes, estaba especializado en Antropología Física, por lo que no es
llamativo que excavara buscando restos humanos. Würschmidt (1952: 6)
también menciona que durante las excavaciones realizadas "(...) no se
encontraron enterratorios ni tampoco puntas de flecha u otros objetos de
piedra".
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Hacia 1990, Cristina Scattolin (UBA) y Alejandra Korstanje (Instituto de
Arqueología, UNT) realizan una transecta que cubre las dos vertientes del
Aconquija con el objetivo de reconocer el paisaje y las instalaciones
arqueológicas y actuales. La transecta pasó por “La Ciudacita”, por lo que
hacen una breve mención a la misma. Durante el viaje, Marco Mangini registra
un video que no se pudo editar por problemas técnicos. Van acompañadas por
el andinista Mauricio Serra y por Hugo y Alfredo Escudero como baqueanos
(Scattolin y Korstanje 1994).
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Alejandra Korstanje, acompañada por Pablo Toranzo, se separan del resto del grupo para ir a
buscar a Marisa Lazzari que también participaría del documental y se encontraba excavando
en Tesoro de Arriba. Este grupo pierde la huella de los arrieros y no logra subir, por lo que
finalmente el trabajo lo hace el resto del equipo.
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En el año 2007 otro equipo del IAM se dirige al sitio como parte de este
proyecto a los efectos de rever el área de acampe que se está ocupando y
proponer un área alternativa para una mejor conservación del sitio. En ese viaje
se releva el sitio La Bolsa y el camino del Inka. En un segundo viaje, el equipo
del IAM hace el relevamiento del estado de conservación de las ruinas.
Asistieron también a este último viaje por parte de APN, el Guardaparques Julio
Santillán y el Biólogo Ricardo Guerra, conducidos por el baqueano y parquero
Waldino Escudero. Si bien este viaje fue planeado de modo interdisciplinario, a
último minuto no pudo ascender por razones de salud, el Arq. Mario
Lazarovich, el Geólogo Néstor Aguilera y el Lic. Carlos Aschero.
El sitio y su entorno
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(Paulotti 1958–1959, Hyslop y Shobinger 1990, 1991) y al menos otro tambo
hacia el ramal sur oeste, La Bolsa o Pajanguillo (Korstanje, obs. pers.).
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Las posturas de Bravo respecto al origen, antigüedad y diseño del sitio son cuestionadas por
los arqueólogos en tanto ha realizado ciertas confusiones en sus apreciaciones arquitectónicas
entre lo tiwanacota y lo inkaico. Sin embargo, sus observaciones arqueo-astronómicas no han
sido discutidas hasta el día de hoy.
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La información antecedente pone de manifiesto el valor cultural histórico
del sitio, teniendo en cuenta que, como decíamos, constituye una de las
instalaciones inkaicas más grandes del Kollasuyu con arquitectura de carácter
monumental y cuyos rasgos indican una compleja planificación y
mantenimiento. La presencia de cerámica de tipos belén y santamaría revelaría
el trabajo de pueblos locales en su construcción y mantenimiento, o tal vez la
existencia de asentamientos anteriores en la ocupación de esa área. Por otro
lado, el hallazgo de restos de lozas nos estaría mostrando también la
ocupación o aprovechamiento histórico del lugar (Martel et al. 2002).
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puede proveer a través de su manejo un valor aprovechable en el presente
para la comunicación y relación de las comunidades. Considerando a la
educación ambiental como el instrumento clave para generar y fortalecer
vínculos de sustento mutuo entre las comunidades y sus ecosistemas, la
difusión del recurso representa un elemento viabilizador del desarrollo social.
Simultáneamente, este crecimiento es básico y conducente hacia el desarrollo
económico, que en el caso de “La Ciudacita” se encuentra íntimamente
relacionado con el potencial aprovechamiento turístico/recreativo sustentable.
En tanto el alto valor patrimonial del sitio contrasta con las condiciones
en que se encuentra respecto del estado actual del conocimiento arqueológico
y del estado de conservación de sus unidades y del conjunto, es que se realiza
en 2003 este proyecto de investigación a los efectos de proponer pautas para
su monitoreo y manejo como recurso cultural extraordinario. Los estudios
arqueológicos de “La Ciudacita” están orientados por la Política de Manejo de
Recursos Culturales de la APN (Res. 115/01 APN).
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eje de investigación arqueológica, es dirigido por V. Williams (UBA-IAM) y C.
Aschero (IAM) y con la coordinación general de A. Korstanje (IAM) y la
coordinación de campo de A. Martel (IAM). El eje de estudios antropológicos,
patrimoniales y socioeconómicos es dirigido por L. Ferraro (APN-IAM) y como
Co-directora, N. Spaggiari (APN). Las actividades de conservación están a
cargo de. A. Temporetti y M. Lazarovich (APN). Las actividades de
participación social y difusión (comunicación e interpretación), a cargo de F.
Lance, R. Carpinetti, L. Ferraro, S. Pataro (APN) y. J. García Azcárate (IAM).
Para llevar adelante este proyecto se ha firmado a fines del año 2007, un
Convenio de Cooperación científica entre la Administración de Parques
Nacionales, el Ente Cultural de Tucumán (Superior Gobierno de la Provincia de
Tucumán), la Fundación Tiempos y la Universidad Nacional de Tucumán (a
través del Instituto de Arqueología y Museo). Este proyecto ha sido declarado
de interés por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación. Además, “La
Ciudacita” es una parte del conjunto de recursos propuestos a la UNESCO
para la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial de Argentina, bajo la
denominación: “Qhapac Ñan: Camino Principal Andino”.
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Bibliografía citada
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Korstanje, M.A. 1991. Estudio del Formativo Inferior en el Sud de la Pcia. de
Tucumán. Informe Final al CONICET. Tucumán. (m.s.)
Mansfeld, F. 1948. La “Ciudad legendaria del Aconquija”. Revista Geográfica
Americana, Año XV, Vol. XXIX: 53-59.
Paulotti, O. [1960-1965] 1967. Las ruinas de los Nevados del Aconquija. Los
dos grupos de construcciones. Runa X (1 y 2): 354-370.
Raffino, R. 1981. Los Inkas del Kollasuyu. Buenos Aires, Ramos Americana.
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Williams, V. 2000. El Imperio Inka en la provincia de Catamarca. Intersecciones
en Antropología 1: 55-78.
Würschmidt, E. 1952. Las Ruinas de Las Pavas, en los Nevados del Aconquija.
Descripción Arqueo-Geográfica. Revista Llokhana N° 1.
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