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Última característica del lenguaje literario:

 La ficción: la literatura se caracteriza porque crea, imaginariamente, su propia


realidad. Esta realidad, no se identifica con la realidad empírica, sino que posee
su propio referente y su propio contexto. Cualquier tipo de mensaje se refiere
siempre a personas, espacios, hechos, tiempos… que existen o han existido, por
tanto, como existen o han existido, poseen un contexto y una situación real.

Ya Aristóteles en su Poética apuntaba que la ficción es un rasgo de la literatura y lo hacía


al contraponer dos formas básicas de relato, por una parte, el relato histórico y por otro,
el relato literario.
 El relato histórico es aquel que atiende al dato concreto, que se inscribe en el
ámbito de la realidad efectiva y que se puede verificar empíricamente.
 El relato literario aparece como una realidad descomprometida con respecto al
mundo objetivo, y se enmarca dentro del dominio de lo posible.

Decía además Aristóteles que lo imposible puede ser patrimonio de la literatura siempre
que resulte creíble. ¿Qué es lo imposible? Aquellos mundos que no se parecen a la
realidad, por ejemplo, un relato fantástico. El relato de ficción que es la literatura es una
creación donde caben tanto los mundos parecidos como los no parecidos a la realidad,
aunque estos últimos deben resultar creíbles, es decir, verosímiles. Lo característico de la
literatura no es la verdad, sino la verosimilitud y para que un relato resulte verosímil es
necesario que sea coherente entre las distintas partes de la obra, en la construcción
psicológica de los personajes, con el tono de la obra. Un autor no debe plantearse si lo
que escribe es verdadero o falso porque la obra literaria se confiere su propia verdad. Por
tanto, como se confiere su propia verdad, una obra no puede medirse con criterios éticos,
morales, etc. porque estos criterios pertenecen a la realidad y no a la literatura. Sin
embargo, pese a que estamos diciendo que es ficción, también es cierto que esta no puede
desprenderse de la realidad empírica, debido a que el mundo real es la matriz primordial
en la que se inspira el escritor, pero no para darnos una reproducción mecánica de la
realidad, no para darnos la realidad misma. El autor lo que hace es tomar una porción de
la realidad y la somete a transformación artística, por tanto, un autor no aspira a darnos la
realidad, sino a que aceptemos su ilusión de verdad. Ana María Matute dijo una vez en
su discurso de ingreso en la academia: «quien no inventa no vive, si alguna vez tropiezan
con alguno de mis personajes, por favor, créanselo». Por tanto, nos está pidiendo a los
lectores que aceptemos su ilusión de verdad. Fragmentos 3 y 4 de la página 2 del
documento n º 55.

El profesor Albadalejo, propone tres modelos de mundo:


 Modelo de mundo tipo 1, mundo de la realidad efectiva: su contenido puede
ser verificado empíricamente. Es el caso de los textos periodísticos, históricos…
 Modelo de mundo tipo 2, es el mundo real: los mundos que en él aparecen
tienden a parecerse al mundo objetivo, cualquier novela de tipo realista.
 Modelo de mundo tipo 3, es el mundo imposible: se incluyen elementos que no
son semejantes a la realidad efectiva. Este modelo de mundo solo tiene existencia
en el mundo de lo mental, de la fantasía y, el caso más claro es la literatura
fantástica.

Además, señala Albadalejo que, en un mismo relato pueden darse los tres mundos y, para
ver cuál prevale se establece la ley de máximos semánticos, la cual establece que siempre
impera el nivel más alto. Según la ley de máximo semántico cuál es de más alto nivel ¿1
o 2? El dos. ¿Por qué? Porque, aunque el autor tome personajes que han existido en la
realidad, espacios y un tiempo que han existido en el tipo 1, al introducirlos en su propia
aura los ficcionaliza, porque pone en su boca palabras u hechos que no son cierto que
pronunciaran y, por tanto, ya están ficcionalizados.

El profesor Darío Villanueva nos habla de la importancia del pacto ficcional porque
señala que la clave de la ficción no está tanto en el texto ni el autor, sino en la colaboración
del receptor. Es decir, lo que se denomina la voluntaria suspensión de la incredulidad, el
pacto ficcional que hacen los lectores o espectadores –en el caso del cine–. La profesora
Reizs nos dice que debemos tener en cuenta también que la realidad es cambiante, que
cada periodo histórico trae consigo su propio concepto de realidad, el cual a veces también
depende del género/subgénero literario o del movimiento literario.

Hemos terminado las características del lenguaje literario: connotación, ambigüedad,


función poética y ficción, de todas ellas, la única que es exclusiva de la literatura es la
ficción, pues el resto están presente, aunque en menor medida, en otros tipos de lenguajes
lingüísticos.

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