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El perfil
Pon una foto en tu perfil.
No tenerla crea desconfianza, sobre todo si tu interlocutor no te conoce en persona.
Cuida la calidad de la foto, puesto que es tu carta de presentación. Si utilizas la aplicación también
por trabajo, evita imágenes demasiado informales o que aporten información innecesaria a tus
clientes y proveedores: mascotas, hijos, pareja, insignias de equipos de fútbol o partidos políticos,
etc. Es información que no aporta nada a tus relaciones laborales y que sí puede perjudicar tu
imagen profesional. No será el primer cliente que veta a un comercial porque exhibe el escudo del
equipo rival... Mejor una buena foto en la que se vea tu rostro, cuello y parte de los hombros. Bien
enfocada, con un fondo neutro, con una posición erguida, mirando a la cámara y luciendo una
sonrisa sincera.
No cambies la foto de perfil cada 5 minutos, porque no tiene ningún sentido. Si quieres mostrar
todas tus instantáneas, hazlo en una aplicación dedicada a ello, no en tu WhatsApp. Una cosa es
actualizarla de vez en cuando y otra muy distinta es mortificar a los demás con una sucesión de
imágenes que recuerdan a esas tardes eternas de mirar diapositivas de vacaciones o los doscientos
álbumes de boda con las que nos han obsequiado algunos amigos. Esto es especialmente
importante si lo usas también por temas laborales. Tu foto es parte de tu marca personal y tus
clientes te deben asociar con ella. Si la cambias mucho, les despistarás.
En cuanto a los estados, si ya tienes un chat abierto con alguien, no verá la modificación de tu
estado, salvo que entre en el perfil o en el apartado de contactos, por lo que si tiene prisa o no se
da cuenta, hará caso omiso de los típicos: ocupado, en una reunión... Así que no te enfades
demasiado si alguien no lo respeta.
Cuándo usarlo
No utilices el WhatsApp de la misma manera si se trata de trabajo de
tu vida personal.
Aunque hay algunas normas de cortesía básicas comunes para ambas facetas, debes ser mucho más
cuidadoso si te vas a comunicar por asuntos laborales.
A la hora de comunicarte, valora si esta aplicación es el medio más adecuado. Para mensajes largos
o delicados, es mejor recurrir al teléfono o al e-mail.
Evita escudarte en el WhatsApp para tratar asuntos delicados. Para despedir a un trabajador o decir
que te vas de la empresa, para cortar la relación con alguien o para comunicar el fallecimiento de
alguien, son más apropiadas otras vías.
No chatees en cualquier situación, porque puedes llegar a molestar a las personas a las que tienes
delante. Una reunión, una comida familiar, una cena con amigos o una sesión de cine, no son
momentos apropiados para estar utilizando el WhatsApp. Si debes hacerlo, pide disculpas y sé
breve.
Y, por cierto, recuerda que también existe el teléfono y eso de quedar en persona...
El lenguaje
Escribe de la mejor forma posible.
Es decir, utiliza las palabras completas y los signos de puntuación, como harías en una comunicación
tradicional. Las abreviaturas, no son lo más apropiado, sobre todo si las utilizas en exceso. Y si la
comunicación es por temas profesionales, esto es más importante aún.
Aunque dicen que terminar las frases con un punto crea desconfianza, que es mejor dejar la frase
sin él o terminar con otros signos ortográficos, es mejor escribir bien siempre, sobre todo si se trata
de la frase que cierra la comunicación.
NO UTILICES LAS MAYÚSCULAS PARA ESCRIBIR TODO EL TEXTO, como bien sabes significa gritar. Y
salvo que realmente quieras escribirle un mensaje vociferante a alguien, utiliza minúsculas y
mayúsculas de la forma habitual.
Recuerda que si inicias una conversación, en la medida de lo posible, debería seguir el esquema:
saludo - cuerpo - despedida. Así que no te olvides del hola o los buenos días a la hora de comenzar
y de un hasta pronto al final.
Recuerda que no es una forma de comunicación apropiada para conversaciones largas. Pero eso no
significa que sean apropiados los mensajes cortos para comunicarse, porque a base de esas frases
cortas se puede llegar a enloquecer a cualquier interlocutor. Pueden parecer más eficientes, pero
dificultan mucho la comunicación. Son más adecuadas las frases un poco más largas y completas,
que faciliten la comprensión del interlocutor. Cuando digo frases más largas, no me refiero a escribir
una novela en dos tomos.
Hablando de las frases cortas, si el receptor de esas mil y una frases cortas tiene activado el tono de
entrada de mensajes, puede terminar en un psiquiátrico.
Cuidado con los correctores, porque los carga el diablo. Juegan malas pasadas con frecuencia, por
lo que el mejor remedio es la prevención: lee antes de enviar.
Los emojis son muy útiles, puesto que suplen de algún modo a la información que nos aporta la
comunicación en persona o a través del teléfono. Añaden esos matices que enriquecen y ajustan la
comunicación. Aunque es necesario utilizarlos con oportunidad y mesura, especialmente si nos
comunicamos con clientes o proveedores. Y es que hay quienes abusan tanto de los emojis, que
cuando pasen miles de años, los arqueólogos del futuro pensarán que se trataba de un lenguaje
jeroglífico más complejo aún que el de los egipcios.
Aunque se trate de clientes o proveedores, el lenguaje de WhatsApp es por definición más informal,
así que, olvídate del estimado cliente, apreciado Sr. Pereda, un cordial saludo, etc. Utiliza
expresiones amables y que denoten cierta seriedad, pero que no sean excesivamente rígidas. Para
eso tienes el correo electrónico o las cartas tradicionales.
De la misma forma, cuando se trate de comunicaciones entre familia y amigos, puedes relajar el
tono lo que creas oportuno.
Los envíos
No envíes memes y vídeos graciosos de manera indiscriminada, porque terminan por saturar a quien
lo recibe. Si realmente merece la pena, comparte; si no es interesante, no lo hagas.
Evita también los mensajes en cadena, porque suelen ser molestos y en la mayor parte de los casos
un timo.
No envíes fotos de cada cosa que hagas a lo largo del día, porque corres un riesgo estadísticamente
enorme de que tus contactos te bloqueen.
No mandes mensajes que puedan ser un fraude, como esos en los que prometen vales por varias
decenas de euros para canjear en tiendas conocidas.
Si envías archivos, sobre todo si son por trabajo, cerciórate de que la otra persona puede abrirlos.
No hagas spam a través de WhatsApp. Enviar un mensaje con información de tus productos o
servicios de vez en cuanto está bien. Mandar siete en el transcurso de una mañana... eso es acoso.
Las respuestas
Responde con suficiente rapidez.
No siempre podrás hacerlo de forma instantánea, aunque lo ideal es no dejar pasar más de 2 horas
para dar tu respuesta. Procura que no pasen más de 24 horas, salvo que tengas una buena
justificación, con más razón aún si es un tema profesional.
Si la respuesta merece una llamada telefónica, por su complejidad o por su temática, pide permiso
para llamar por teléfono en ese momento o en otro que le convenga al destinatario. Si estás
comunicándote por WhatsApp, es posible que no puedas hacer o recibir llamadas, así que siempre
es conveniente cerciorarse de que es un momento oportuno para telefonear.
Los grupos
Participa sólo en los grupos que realmente te interesen. Piensa que te robarán parte de tu tiempo
y debes valorar si te merece la pena.
Si creas un grupo, ten cuidado de qué nombre le pones, para que no se confunda con ningún otro.
Imagina si tienes dos grupos: Trabajo (departamento) y Trabajo (amiguetes). El primero es sólo para
los asuntos de tu departamento, incluido tu jefe. En el segundo sólo están los colegas con los que
te vas a tomar una cerveza después de la jornada laboral y con los que juegas reñidos partidos de
baloncesto los fines de semana. ¿Te imaginas confundirte a la hora de elegir el grupo y enviar algún
mensaje comprometedor?
Si vas a comunicar información de manera puntual, evita los grupos, porque no tiene razón de ser.
Se supone que la finalidad de estos grupos es la interacción entre los miembros; si sólo vas a
informar una o dos veces de temas que, además, no tendrán respuesta por parte de sus miembros,
será mejor que utilices otro medio.
Si estás en un grupo, participa al menos un poco. Los convidados de piedra en los grupos que tienen
acceso a la información de todo el mundo, pero que no aportan nada propio, son bastante
incómodos.
Más consejos...
No escribas nada de lo que puedas arrepentirte mañana.
Reflexiona acerca de qué pensarías si vieses ese mismo texto escrito por una persona ajena...
Procura evitar las críticas y descalificaciones personales más agrias, porque nunca sabes cuándo el
criticado tendrá acceso a tus amables comentarios.
No atosigues a la otra persona recordándole cuándo estuvo conectado por última vez a la aplicación.
Esto no es de recibo entre personas con una relación personal, mucho menos aún si se trata de una
relación profesional.