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GUSTAV MAHLER

Y LA
SEGUNDA ESCUELA DE
VIENA

IMAGEN 1: Gustav Mahler

JAVIER CLEMENTE GÓMEZ TORRES

CLARINETE

30-MAYO-2016

15456621-T

2º HISTORIA DE LA MÚSICA

C.S.M. MANUEL CASTILLO (SEVILLA)


ÍNDICE

1-INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................3
2-CONTEXTO .............................................................................................................................4
3-GUSTAV MAHLER ................................................................................................................6
4-INFLUENCIA SOBRE SCHOENBERG................................................................................10
5-SEGUNDA ESCUELA DE VIENA .......................................................................................12
6-CONCLUSIÓN .......................................................................................................................14
7-BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................................15

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1-INTRODUCCIÓN

En esta investigación el tema a tratar va a ser Gustav Mahler y la influencia sobre la


Segunda Escuela de Viena. El tema es elegido por mero interés personal, ya que la música
del compositor austriaco la sigo muy de cerca desde hace algunos años y me parece
fascinante. Por otro lado, me parece muy interesante la conexión entre Mahler y los
compositores del siglo XX en Austria, y sobre todo la evolución de Gustav Mahler en su
música, que va presagiando el cambio y las innovaciones musicales.

Comenzaremos poniéndonos en contexto, haciendo un breve paso por Europa Central, y


nos adentraremos en la vida y obra de Mahler. Conoceremos la influencia sobre la música
del Siglo XX y de qué manera afecta en Schoenberg, Berg y Webern. Para dar forma a
este trabajo me he basado en diferentes fuentes: Historia de la Música Occidental,
Volumen nº 2 de los autores D. Grout y C. Palisca (2001), La música del siglo XX de
Robert Morgan (1999), Gustav Mahler Un Piano Olvidado de Norma Sturniolo (2016),
¿Por qué Mahler? Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo de Norman
Lebrecht (2015), Una historia de la música, la contribución de la música a la civilización,
de Babilonia a los Beatles de Howard Goodall (2015), y la enciclopedia Los Grandes
Compositores de la editorial Salvat ediciones (1990). Por último, hacer mención a la
utilización de la guía para elaborar citas y referencias en formato APA realizadas por
Edgar Salgado García (2012).

Con este trabajo pretendo adquirir un conocimiento más amplio sobre Gustav Mahler, y
de qué manera se va desarrollando su música para que acabe influyendo en compositores
del siglo XX, como son los de la Segunda Escuela de Viena.

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2-CONTEXTO

El periodo que abarca nuestro trabajo se acota aproximadamente entre segunda mitad del
siglo XIX y primera del XX, situándonos en el centro de Europa, concretamente en Viena.
Para este contexto tomamos como base los manuales de Grout y Palisca, y R. Morgan,
que nos dicen que la música del siglo XIX destaca por el énfasis sobre las tradiciones
literarias y lingüísticas, la tendencia del folklore, un sentimiento patriótico muy intenso,
y el deseo de independencia e identidad del nacionalismo, ideología que se convierte en
el centro de los desarrollos musicales y que con el pasar de los años se potencia a gran
nivel. Algunos compositores como Strauss, Schumann o Mahler utilizaron
conscientemente los idiomas del folklore en sus obras, aunque no siempre fueron los de
sus países nativos.

Centrándonos más en Viena, podemos decir que en múltiples periodos de la historia ha


sido una de las capitales europeas que más ha contribuido a la evolución de la música.
Esto se debe mayormente a la coincidencia de imprescindibles compositores que han
hecho esto posible. Con Haydn, Mozart y Beethoven podemos empezar ya a hablar de
Escuela de Viena, aunque esto es meramente una coincidencia de tiempo y espacio de
dichos compositores, no como la Segunda Escuela de Viena formada por Arnold
Schoenberg, Alban Berg y Anton Webern que sí constituye una auténtica escuela. Entre
ambas nos encontramos con un periodo de compositores que coinciden igualmente, como
son Brahms, Wolf, Bruckner y Mahler. La importancia de Viena en las épocas musicales
anteriores se debe a su condición de capital del Imperio Germánico que la conservaba en
un puesto superior sobre los demás centros culturales alemanes. A la capital llegaban
compositores e instrumentistas de todo el mundo buscando protección en la nobleza que
apoya el arte musical y solicitando encuentros con la burguesía culta. La aparición de la
Segunda Escuela de Viena coincide con la decadencia del imperio austriaco, por lo que
las circunstancias comienzan a cambiar, siendo liquidado completamente con la derrota
en la Primera Guerra Mundial. Pasó a convertirse en un país pequeño y en decadencia,
que fue testigo del desarrollo de estos compositores modernos y de la revolución que
produjeron en el lenguaje musical de nuestro siglo.

Otro aspecto importante a tratar es la caída de la tonalidad. Como ya nos explica R.


Morgan en la introducción de su libro, el sistema tonal no cayó de repente, y para entender
bien la música del siglo XX tendremos que comprender la herencia del siglo XIX y su

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evolución musical, en la que tendrá mucha importancia el autor que en este trabajo nos
compete, Gustav Mahler. En 1907 Arnold Schoenber rompe definitivamente con el
sistema tonal tradicional, marcando lo que podría ser el comienzo de la música del siglo
XX. Esta caída de la tonalidad es debida a que el romanticismo se opuso a la concepción
de universalidad, decantándose por lo individual, y aunque se desarrollara bajo el
conjunto de normas comunes los compositores introdujeron modificaciones para dar
efectos personales y expresivos. Las principales innovaciones dentro del sistema tonal
favorecieron su derrumbamiento. Algunas de estas innovaciones son las disonancias y los
cromatismos, que en el siglo XIX son utilizadas para modular a tonalidades lejanas y con
más frecuencia; la tonalidad suspendida, en la que se expone un material que carece de
claridad tonal produciendo un movimiento armónico fluido y centros armónicos
regulados por cadencias de naturaleza engañosa; la música programática, donde la música
estaba relacionada e incluso era reflejo de otros aspectos extramusicales, y que ayuda al
sistema tonal a resurgir; y por último, los nacionalismo, ya que compositores
extraeuropeos comienzan a moldear sus estructuras rítmicas siguiendo el ritmo del
lenguaje de sus propias lenguas, creando estructuras de frases más libres a los tan
equilibrados tipos métricos del clasicismo europeo. Todas estas tendencias combinadas
trajeron consigo el debilitamiento de las funciones estructurales del sistema tonal
tradicional, viéndose este sistema tan establecido anteriormente, fragmentado en distintas
tendencias de composición contrarias entre sí.

En lo que al aspecto musical se refiere, la superioridad del sinfonísmo romántico alemán


se ve menguado una vez entrado el siglo XX, siendo el último representante Gustav
Mahler, compositor del que trata nuestro trabajo y del que hablaremos a continuación.
Mahler sabía que sería el último en este género, y animaba a Arnold Schoenberg a dar el
paso final para levantar un nuevo mundo musical.

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3-GUSTAV MAHLER

Tras el contexto histórico de nuestro tema, nos adentramos en él tratando a Gustav


Mahler, pero de una manera diferente a lo establecido, refiriéndome con esto a que nos
adentraremos en la vida de Mahler desde su infancia, contando alguna de las anécdotas
que a lo largo de su vida lo forjaron como el gran compositor y director de orquesta que
llegó a convertirse. Iremos abriendo un camino y descubriendo a Mahler con diferentes
anécdotas sobre su vida, gracias principalmente a las fuentes: Gustav Mahler, Un Piano
Olvidado, de Norma Sturniolo, y ¿Por qué Mahler? Cómo un hombre y diez sinfonías
cambiaron el mundo, de Norman Lebrecht.

La fecha de nacimiento de Mahler es el sábado 7 de julio de 1860, en Kaliste (Bohemia),


lo que hoy en día es la República Checa. Sus padres, Marie y Bernhard Mahler, ansiaban
cambiar sus condiciones de vida, pero debido a que eran judíos no se les permitía mudarse
a otra residencia. Estas leyes cambiaron y se mudaron a Iglau, una ciudad alegre y
bulliciosa en parte alemana y parte checa. Mahler se quedaba anonadado con las idas y
venidas de las tropas de un cuartel cercano a su nueva casa, disfrutando de las marchas
militares que interpretaban. En Iglau el pequeño Gustav estaba rodeado de sonidos
diversos, desde las bandas militares, pasando por los cantos de los soldados y la música
de los organilleros, hasta las orquestas de los domingos. Como cuenta la autora Norma
Sturniolo (2016) en su libro:

Los parroquianos cantaban canciones populares que Gustav escuchaba atentamente.

¡Ven a comer! – lo llamaba su madre.

Él estaba embelesado con las canciones que oía. María se veía obligada a ir a adonde
se encontraba su hijo y a veces debía llevárselo a rastras.

Un parroquiano, al ver que movía sus manitas siguiendo el ritmo, dijo:

-Aquí tenemos a un futuro director de orquesta.

Nunca se imaginó que ese comentario pronunciado con espíritu jocoso era en
realidad un vaticinio. (p.34-35)

Desde niño las cualidades de Mahler fueron saliendo a una rapidez increíble. A los tres
años le regalaron un pequeño acordeón, con el que tocaba de oído las canciones

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escuchadas en la taberna de su padre. Un día se iba tras una de las bandas militares
tocando su acordeón, cuando de repente se dio cuenta de que no sabía regresar a casa.
Una vecina lo reconoció en medio de la plaza y le preguntó qué le pasaba, a lo que él le
contestó: -He estado tocando con la banda-. Los vecinos entre carcajadas le improvisaron
un escenario en medio de la plaza a la altura de “este gran músico”, y tras interpretar
algunas de las canciones, los presentes en aquel teatro improvisado explotaron en
aplausos y elogios hacia “el príncipe de la plaza”, como lo llamaron. A la edad de cuatro
años, en casa de su abuelo encontró un desafinado piano en el desván que al tocar llamó
la atención de toda la familia presente. El abuelo al escucharlo tocar se lo regaló sin
pensárselo dos veces. Era tal la alegría de sus padres que decidieron hacerle una foto
sosteniendo una partitura para que todo el mundo supiera que el hijo de Bernhard ya sabía
leer música. Con cinco años comenzó a dar clases de piano, y a los seis ya surgían en su
cabeza nuevas piezas que él mismo inventaba. Como otra de las anécdotas que cuenta la
señora Sturniolo sobre Mahler y su madre:

Una tarde lo escuchó interpretar una música muy alegre, de movimientos rápidos.
Gustav tenía seis años. Le preguntó qué composición Imagen 2: Mahler en 1865

estaba tocando.

-Es una danza polaca, una polca- aseguró.

-¿La has escuchado en alguna de las fiestas campesinas?

-No. La he inventado yo y antes he compuesto otra


música para presentarla.

María le pidió que tocara la música que precedía a la


polca. Mientras la oía, no pudo impedir que se le cayeran
las lágrimas. Era una marcha fúnebre. (46-47)

Mahler tuvo desde muy corta edad unido en su mente dos conceptos totalmente opuestos:
la tragedia y la diversión. Sus padres solían discutir, y en una de estas escenas violentas
Gustav se fue de casa corriendo, encontrando una música de organillo muy alegre. La
muerte es otro aspecto que estuvo muy presente en la vida de Mahler, ya que fallecieron
ocho de sus catorce hermanos. De este modo, en la cabeza del gran Gustav Mahler un
estado de ánimo lleva directamente al otro, como podemos comprobar al escuchar alguna
de sus sinfonías.

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Estas son algunas de las anécdotas que he creído conveniente resaltar sobre la infancia de
Mahler, ya que es cuando se forja el potente compositor y director de orquesta que
conocemos hoy en día. A continuación vamos a hacer un breve paso de lo que fue su vida,
desde sus estudios hasta su posición como uno de los más grandes directores de orquesta.

Gustav Mahler era un niño prodigio, y así se muestra en un artículo de la época que nos
ofrece Norman Lebrecht (2015) en su libro, “El 13 de octubre de 1870 se celebró un
concierto en el que un niño de nueve años, hijo de un hombre judío llamado Mahler, hizo
su primera presentación ante el público. El futuro virtuoso del piano alcanzó un gran éxito
debido enteramente a sus méritos…” (pág. 50). Aunque en realidad tenía diez años, se
publicaba en estos casos que los niños tenían un años menos para provocar mayor
impresión en el público. Tras este acontecimiento, en 1871 Mahler ingresó en el
Conservatorio de Amigos de la Música de Viena, el mismo año en el que murió su
hermano menor Ernst al cual le quiso dedicar una ópera que nunca terminó. Fascinado
por el descubrimiento de Wagner, que se convierte en su autor preferido, se matricula en
la Universidad de Viena en 1878 y comienza diferentes trabajos compositivos como La
canción del lamento, su cantata coral. Desde los veintiún años, Mahler paso por varias
orquestas como director, y en algunas como segundo director, tal como lo hace en el Real
Teatro Prusiano de Kassel, del cual dimite porque el primer director le hacía la vida
imposible, obteniendo entonces el cargo de segundo director de orquesta en el Real Teatro
Alemán de Praga.

En 1888, a la edad de 28 años se incorporó como director de la Real Ópera Húngara de


Budapest, con la que estrenó su Primera Sinfonía en Re menor (Titán) el 20 de noviembre
de 1889, año en el que fallecen sus padres y su hermana Leopoldine. El verano de 1894
concluyó su Segunda Sinfonía en Do menor
IMAGEN 3: Caricatura G. Mahler
(Resurrección), siendo el estreno en 1895 en Berlín,
coincidiendo con la muerte de otro familiar, su
hermano Otto. Tras este acontecimiento Mahler se
vuelve a Steinbach con su hermana Justine, donde
trabajó su Tercera Sinfonía en Re menor (Estrenada
en Krefeld el 9 de junio de 1902), y la finalizó en el
verano del siguiente año. En 1897 logró hacerse con
la batuta en la Ópera de la Corte de Viena, puesto
para el que tuvo que pasarse al catolicismo, y debutando con Lohengrin de su admirado

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Wagner. Fue tal su éxito que se le otorgó también el cargo de director artístico y director
de la orquesta Filarmónica de Viena. Mahler se muda a Maiernigg en 1899 donde
comienza su Cuarta Sinfonía en Sol mayor, acabada al año siguiente y estrenada, en
Múnich el 25 de noviembre de 1901. En su nueva casa de Maiernigg fue donde tras dimitir
en 1901 de su cargo como director de la Filarmónica de Viena, compuso su Quinta
Sinfonía en Do sostenido menor, acabada en 1903, mismo año en el que se casa con Alma
M. Schindler y nace su primera hija María Anna. Su Quinta Sinfonía fue interpretada por
primera vez en Colonia el 18 de octubre de 1904, naciendo su hija Anna Justine dicho
año y concluyendo su Sexta Sinfonía en La menor (estrenada en la ciudad de Essen el 27
de mayo de 1906). En 1905 y 1907 finaliza su Séptima Sinfonía en Mi menor y su Octava
Sinfonía en Mi bemol mayor, respectivamente, siendo estrenada la primera citada en
Praga (19-Septiembre-1908) y la segunda en Múnich en septiembre de 1910. El año del
estreno de su Octava Sinfonía ocurren dos fatales acontecimientos: la muerte de su hija
María Anna a causa de una combinación de escarlatina y difteria, y una grave enfermedad
cardiaca que le detectan a compositor. Sumándose a esto, la dimisión de Mahler de la
Ópera de la Corte de Viena debido al acoso que recibió por parte de la prensa y del
personal de la propia Ópera. Ese mismo año debuta como director en la Metropolitan
Opera de Nueva York, dejándola en 1909 para coger la batuta de la New York Orchestra.
Durante el verano de 1910 concluye su Novena Sinfonía en Re mayor, que fue estrenada
el 26 de junio de 1912 en Viena. Su última sinfonía, Décima Sinfonía en Fa sostenido
menor no la concluyó, ya que por su grave estado de salud marchó a París para que los
médicos pudieran curarlo, pero no lo consiguieron. Sin esperanza alguna volvió a Viena
en 1911, donde murió el 18 de mayo.

Como hemos visto, desde 1888 hasta su muerte Mahler no deja de componer sinfonías.
He creído oportuno citarlas todas con su año de culminación y estreno porque es la parte
de su obra que más me llama la atención. Sus sinfonías tienen una esencia musical única,
capaz de llegar al alma de la persona, con gran complejidad y compuestas para grandes
agrupaciones orquestales. La instrumentación de Mahler consta de un fraseo, tiempo y
dinámica muy minuciosa, así como la introducción en alguna de sus sinfonías de
instrumentos poco singulares, teniendo su música un lenguaje musical propio de un genio.
Cada una de ellas es un mundo nuevo y diferente a las demás, y siendo en cada
interpretación por las diferentes orquestas como un “estreno”. Con esto me refiero a que
Mahler dio libertad a los directores a la hora de interpretar sus composiciones, por eso

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dependiendo de la orquesta, el director, y su estado de ánimo, puede surgir algo nuevo.
Por último, resaltar que Gustav Mahler fue un compositor de transición, en el que cayó
toda la tradición romántica de Berlioz o Wagner, y más en especial la vertiente vienesa
de Brahms, Beethoven o Bruckner. Amplió la sinfonía, la sinfonía-oratorio y el lied
orquestal hasta su desaparición final. Mahler fue durante su vida compositiva un
experimentador en cada una de sus piezas, llegando así a anticiparse a una nueva era y
convirtiéndose en una gran influencia principalmente para los compositores futuros de
Viena, Schönberg, Berg y Webern, tema que trataremos más adelante.

4-INFLUENCIA SOBRE SCHOENBERG

A continuación vamos a ver de qué manera influye Gustav Mahler en Arnold Schoenberg,
afectando así a sus alumnos más aventajados Alban Berg y Anton Webern. Mahler y
Schoenberg se conocieron recién entrado el siglo XX, comenzando con una relación
bastante nefasta hasta que la música de Mahler lo hizo cambiar de opinión. Mahler
siempre apoyó y defendió la música de Schoenberg, pues era atrevido y experimentador
como él, llegando a defenderlo ante la hostilidad del público y la prensa en el estreno de
su Cuarteto de cuerdas noº I opus 7 y en el de la Sinfonía de Cámara. Mahler hizo callar
al público, y mientras más violentos se ponían, más aplaudía, hasta que finalmente
cesaron. Estos dos compositores tenían algunas cosas en común, como la creencia de que
la música austroalemana era, espiritual y filosóficamente, la más grande en el mundo, con
el pensamiento de que su música es algo muy especial y para todo los públicos, siendo en
realidad una tradición romántica germánica que realmente comienza con Beethoven y su
Novena Sinfonía.

Por lo que hemos descubierto, Schoenberg aprendió mucho de Mahler, sobre todo a lo
que respecta en la orquestación e igualdad sonora en los instrumentos, así como en la
forma de utilizar las líneas melódicas individuales con acompañamientos muy simples.
Para Mahler, Arnold Shoenberg fue la única persona que consiguió reunir los dos polos
opuestos de la tradición alemana: En un extremo, Brahms (música académica,
estructurada, sensación de ritmo armónico…), y en el otro, Wagner (filosofía, tormento
psicológico…), representada esta idea en su ciclo de canciones Gurre-Lieder compuesto
entre 1900 y 1910. Tal era la admiración de Mahler que además de apoyarlo económica

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y físicamente, le dio apoyo espiritual, animándolo a seguir adelante con su música a pesar
del rechazo que pudiera ocasionar (siendo esto un concepto romántico en el que el artista
ha de esta en contra del mundo y viceversa, conectado con la idea de Schoenberg tras el
estreno de su Gurre-Lieder de componer música que el público no supiera siqiera de
donde habría venido), convirtiéndose de esta manera en una persona muy importante para
Schoenberg. Como anécdota, tras la muerte de Gustav Mahler, Richard Strauss escribió
una carta a Alma Mahler en la que le decía: “La única persona que puede ayudar a
Schoenberg ahora es un psiquiatra”. Podemos afirmar con esto, que la amistad y el apoyo
de ambos compositores era muy fuerte, tanto que la pérdida de Mahler le ocasionó un
gran vacío.

Sobre Alban Berg y Anton Webern también influenció de una forma muy profunda, ya
que ambos eran seguidores y admiradores de la música de Mahler, además de ser fieles
propulsores de su obra. Podemos citar alguna anécdota sobre estos compositores, como
la dedicación por parte de Berg de su ópera Wozzeck a Alma, conteniendo la misma un
gran homenaje a Gusta Mahler. Sobre Webern, se cuenta que escribió el 13 de septiembre
de 1911 a su maestro Arnold Schoenberg para comunicarle que Mahler le había comprado
alguno de los cuadros que habia pintado Schoenberg, al que le había pedido que no se
revelara su identidad. Tras la muerte de Mahler, Anton Webern decidió contarle la verdad
a su maestro.

Como hemos podido apreciar, el compositor más popular y exitoso de Austria Gustav
Mahler, ejerció una gran influencia sobre Schoenberg, Berg y Webern, siendo en el
primero de ellos de una manera muy directa e incondicional, y dejando un legado
importantísimo en la historia de nuestra música. Como nos dice H. Goodall en el capítulo
seis (la edad de la rebelión 1890-1918 (pág. 238)) Mahler con su Kindertotenlieder y
algunos movimientos de sus sinfonías influyó no solo en los compositores antes
mencionados, sino también otros de los grandes compositores europeos del siglo XX
como Ígor Stravinsky, Serguéi Prokófiev, Aaron Copland, Leonard Bernstein, Jean
Sibelius o John Williams entre otros muchos.

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5-SEGUNDA ESCUELA DE VIENA
IMAGEN 4: Arnold Schoenberg
Para culminar, hablaremos sobre qué es la Segunda
Escuela de Viena, cuál es su contribución al mundo
de la música, y nos adentraremos brevemente sobre
cada uno de sus autores. Para ellos hemos tomado
como fuentes la enciclopedia Los Grandes
Compositores de Salvat Ediciones, y el manual de
Grout y Palisca. Esta escuela está formada por Arnold
Schoenberg, Alban Berg y Anton Webern, y como bien nos resaltan las fuentes utilizadas
para este trabajo, constituye uno de los eslabones de mayor importancia en la evolución
de la música occidental del siglo XX. En rasgos generales, su aportación consistió en el
empleo total y utilitario del cromatismo, dando de lado a la armonía tradicional que daba
desigual valor a las notas de la escala. Otra de sus contribuciones fue el de considerar
como sensible, la que debe resolver en la tónica, cualquier altura que formara un acorde,
anulándose así la funcionalidad natural, e incluso sustituyeron las terceras tradicionales
por cuartas.
IMAGEN 5: Alban Berg
Como nos dicen Grout y Palisca, Arnold
Schoenberg (1874-1951) compuso su primera
obra de peso en 1899, su sexteto para cuerda
Noche transfigurada, que contiene un lenguaje
cromático en el que se intuyen influencias de
Tristán (Wagner). Todo lo contrario que su poema
sinfónico Pelleas und Melisande (1903), que
recuerda a Mahler y Strauss, a los que superó en cuanto a dimensiones y dificultad se
refiere en su cantata sinfónica Gurre-Lieder. Esta cantata fue concluida finalmente en
1911, y está compuesta para cinco solistas, narrador, cuatro coros y gran orquesta, y al
igual que superó a Mahler y Strauss en algunos aspectos, a Wagner lo sobrepasó en
violencia expresiva romántica. En su segundo periodo, Schoenberg se acerca más a
pequeñas combinaciones instrumentales, y aparece un notable crecimiento de la
complejidad rítmica y contrapuntística.

El alumno más destacado de Schoenber fue Alban Berg (1885-1935), quien absorvió la
mayoría de los conocimientos inculcados por su maestro aunque los empleó con bastante

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libertad. Sus obras principales son: Suite lírica (1926) compuesta para cuarteto de
cuerdas, un Concierto para violín (1935) y dos óperas, Wozzeck (estrenada en 1925) y
Lulú (con la orquestación sin concluir). El otro famoso alumno de Schoenberg es Anton
Webern (1883-1945), que desarrolla sus composiciones a través del contrapunto
imitativo, empleando recursos como la inversión y los desplazamientos rítmicos. Quizá
lo más destacable de Webern, tal y como nos reseñan Grout y Palisca en su volumen, sea
la instrumentación. Hace una distribución entre diferentes instrumentos de la línea
melódica, obteniendo como resultado una textura formada por destellos timbricos.
Podemos ver un claro ejemplo de esta instrumentación en su arreglo del ricercare de la
Ofrenda Musical de Bach.

Las mayores aportaciones de la Segunda Escuela de Viena a la música fueron la


atonalidad y el dodecafonismo. En el año 1907 Arnold Schoenberg rompió
definitivamente con el sistema tonal tradicional heredado de siglos anteriores, pero se
hizo de forma gradual, siendo uno de los implicados en la desintegración de la tonalidad
convencional Gustav Mahler. Esto trajo consigo también cambios en la estética
composicional, ya que la preferencia por un IMAGEN 6: Anton Webern

nuevo tipo de expresión musical más


personal hizo que se alejara más aun del
estilo tradicional. El principio básico de la
atonalidad consiste en que en que exista
ninguna atracción sobe cualquier sonido
cercano. Así el oyente no puede saber en qué
momento termina una frase y comienza la siguiente, o el final de la obra, ya que no existe
centro tonal alguno. Este concepto sobre Schoenberg lo hemos tratado con anterioridad
en el apartado cuatro del trabajo. Y por último, el dodecafonismo, que es una forma de
música atonal formado por doce sonidos. La base del dodecafonismo es crear un principio
serial a las doce notas de la escala cromática, colocando cada una de las notas sin ser
repetidas, y hasta no ser tocadas las otras once para no tener ninguna referencia tonal.

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6-CONCLUSIÓN

Para concluir, justificar brevemente el material incluido para su mejor entendimiento.


Este trabajo se ha centrado en Gustav Mahler, hemos profundizado más en él ya que es
el “modelo a seguir “para los compositores modernos, de los cuales hemos hecho una
breve mención.

Como ya hemos visto durante la lectura, Mahler ha sido, y es hoy en día, todo un icono
en la música a nivel mundial, ya que, como comenta Goodall (2015): “él es la puerta por
la que se entra a la música del siglo XX” (pág. 236). Como aprendizaje general hay que
resaltar que es un tema de importante relevancia para la música que conocemos hoy en
día. Estamos ante uno de los cambios de época musical, y me atrevería a decir que es el
salto más importante de nuestra música, ya que se rompió con la tradición del sistema
tonal y composicional que se venía haciendo siglos atrás. Comenzando así una nueva era
que desencadenaría en el surgimiento de la música que conocemos a día de hoy.

A nivel personal he ampliado enormemente mis conocimientos sobre dicho tema y sobre
todo de Gustav Mahler, del que soy admirador y enamorado de su música, habiendo
retenido gran cantidad de información la cual encuentro muy útil para mi formación
académica.

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7-BIBLIOGRAFÍA

--ENCICLOPEDIA SALVAT (1990). Los Grandes Compositores. Pamplona, España:


Salvat S.A.

-Google Sites. (Sin fecha). Gustav Mahler 1911-2011. Recuperado de


https://sites.google.com/site/bibliotecaunedmahler/mahler-el-compositor/las-sinfonias-
de-mahler

-GOODALL, H. (2015). Una historia de la música: la contribución de la música a la


civilización, de Babilonia a los Beatles. Antoni Bosh

-Gresham College (2010). Mahler and Schoenberg. Recuperado de


http://www.gresham.ac.uk/lectures-and-events/mahler-and-schoenberg

-GROUT, Donald J. y PALISCA, Claude V. (2001). Historia de la música occidental, 2.


Madrid, España: Alianza Música.

-LEBRECHT, N. (2015). ¿Por qué Mahler? Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron
el mundo. Madrid, España: Alianza Música.

-MORGAN, R. (1999). La música del siglo XX. Madrid, España: Akal.

-STURNIOLO, N. (2016). Gustav Mahler Un Piano Olvidado. Madrid, España: Reino


de Cordelia.

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-Procedencia de las imágenes empleadas en el proyecto:

-IMAGEN 1: http://www.theguardian.com/music/tomserviceblog/2014/jul/29/mahlers-
ninth-tom-service-symphony-guide

-IMAGEN 2: http://oidofino.blogspot.com.es/2010/09/mahler-discografia-esencial-des-
knaben.html

-IMAGEN 3: Caricatura procedente del libro Gustav Mahler Un Piano Olvidado de


Norma Sturniolo (pág. 9)

-IMAGEN 4: http://www.thefamouspeople.com/profiles/arnold-schoenberg-345.php

-IMAGEN 5: http://www.newyorker.com/magazine/2010/09/13/night-vision-2

-IMAGEN 6: http://www.antonwebern.com/

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