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Música absoluta y programática

Marlín Lorena Peláez Cataño


Universidad de Antioquia

El siglo XIX se caracterizó por el nacimiento de una variada gama de estilos en la música para
conciertos, basados en la música clásica principalmente del siglo pasado y a su vez creándose
la rama de la musicología con el objetivo de estudiar y clasificar la música del pasado y del
presente de la época. Gracias a estos estudios se pudieron publicar partituras y biografías de
los músicos más representativos de la historia como Bach, Handel, Palestrina, Mozart, Schütz,
Beethoven, Chopin y otros más. De esta forma el acceso a la música se volvió más cercano a
intérpretes que en épocas pasadas, pero el reto para los músicos que iban surgiendo era poder
hacer una música igual de grande que la de Beethoven o Vivaldi, así que varios compositores
decidieron competir contra los grandes músicos y ponerse a la altura inclusive de obras de
Beethoven; mientras otros quisieron seguir el legado y crear estilos parecidos a los que ya
existían. Sin embargo, la música popular no se quedaba a un lado, pues para esta época la línea
entre música popular y música clásica ya no era tan lejana, el objetivo de entretener en los
conciertos convirtió la música en la música popular de la época, inclusive músicos académicos
como Johannes Brahms y Anton Bruckner componían danzas y galopes, y a su vez sinfonías.

En 1859 Franz Brendel determinó “La nueva escuela” a los compositores que empezaron a
desarrollar nuevos estilos en la música alemana entre ellos Wagner, Liszt y Berlioz. Este
término permitió distinguir dos tipos de corrientes ideológicas en los músicos pertenecientes;
la primera llamada ``Música programática o descriptiva'', se basó en la creación de una
música que pudiera representar una escena o estado de ánimo, teniendo como referencia un
poema, una pintura, una historia o algún argumento literario concreto. La cantata, la canción,
el lied, la ópera, el oratorio, la misa, entre otras, son expresiones que se determinan por un
texto: por tanto generan significados e ideas fuera del lenguaje musical. Lo más importante de
este pensamiento es que la música pretende significar algo más que sonidos. El objetivo
musical es simular con los instrumentos los fenómenos sonoros que suceden en la escena.

El creador de esta idea fue Richard Wagner, quien desarrollaría un elemento esencial a la
música programática ( la implementación de una frase melódica recurrente que suele ir
asociada a un personaje, lugar o acción ) y del que sacarían partido liszt y Berlioz; cabe
resaltar que la obra que sirvió como referente musical fue la “Novena Sinfonía de Beethoven”
pues se considera que es una obra programática ya que es posible identificar el tronar de la
tormenta en los trémolos, el caudal del agua en el ritmo acelerado de los violines y se deja a
los instrumentos de viento, propios de la vida pastoril, el protagonismo musical.

Otro de los representantes de la música programática es el pianista y compositor Húngaro


Franz liszt quien decía que: “El compositor debe tener ideas para agrupar sus creaciones en
cuadros unidos entre sí por un hilo poético o filosófico”. Fue el creador del término “poema
sinfónico'', aunque él no consideró estas piezas como sinfonías. Probablemente porque son
relativamente breves y no están divididas en movimientos separados según el orden
convencional. En cambio, cada uno de ellos tiene una forma continua con diversas secciones
más o menos contrastantes en tiempo y carácter y pocos temas desarrollados, repetidos,
variados o transformados de acuerdo a la idea del poema que se esté empleando.

Liszt fue el principal compositor de música programática posterior a Berlioz. Doce de sus
poemas sinfónicos los escribe entre 1848 y 1858 Y en 1883 compone una decimotercera obra
de este género. Sus obras más destacadas son: “Liebestraum”, “Los preludios” “Sinfonía
Fausto”, “Sinfonía Dante”, “Mazeppa” ( que narra la historia de Iván Mazeppa, un noble
esclavo que sedujo a una noble dama polaca así que lo amarraron desnudo a un caballo que lo
llevó hasta Ucrania y allí fue liberado por esclavos Húngaros) Para describir el viaje del
caballo, las cuerdas interpretan el tema principal y luego el timbal suena seis veces simulando
la caída del jinete. Después de un silencio, las cuerdas, el fagot y la trompa solista expresan el
asombro del accidentado, resucitado por las trompetas. Y es así grosso modo como Liszt en
cada una de sus obras interpreta el escenario de una historia. “Las Rapsodias húngaras” son
otras de sus composiciones relevantes y en total fue un conjunto de diecinueve obras para
piano basadas en música folclórica húngara.

En contraposición a la música programática, Eduard Hanslick, Musicólogo y crítico musical


austríaco crea una ideología llamada “La música absoluta” fundamentando que la música
instrumental no puede ser superada por nada, pues se considera que la música en su mismo ser
es pura, un arte absoluto de sonido y no necesita de otras artes, porque estas ideas extra
musicales restan valor a la belleza de la música. Sus exponentes principales son: Johannes
Brahms, Schumann, Johann Gottfried Herder, Johann Wolfgang Goethe y Jean Paul Richter.

Las sinfonías de Brahms representan el punto culminante del desarrollo de la sinfonía en la


historia de la música, su principal referente fue la Novena sinfonía de Beethoven, su gran
objetivo era llegar a ser igual o mejor que Beethoven. Si anteriormente Beethoven es el
impecable responsable de llevar este género del Clasicismo al Romanticismo, y
posteriormente Gustav Mahler es quien lleva las sinfonías del Romanticismo al siglo XX,
Johannes Brahms representa el centro de este rango temporal: la solidez, el asentamiento y la
culminación de este género en el lenguaje de la música del romanticismo. De sus obras se
destacan “La Sinfonía núm. 4 opus 98”, “Un réquiem alemán”, “Trío para piano nº 1”,
“Canción de cuna” y el concierto en la menor para violín, chelo y orquesta, Op. 102. Al final
Brhms escribió música de muy alta gama y no se concentró en ser un músico atractivo para el
público, como lo fue Wagner.

Esta época fue difícil para los compositores, pues su mayor reto fue ser igual o más brillante
que sus antepasados grandes músicos y por no decir los más importantes de la historia de la
música; muchos de ellos lograron estar a la altura y hasta sobre pasar a los más grandes.
Después de esta disputa, irónicamente los dos “partidos” tenían como referente la “Novena
sinfonía de Beethoven” y buscaron volver al legado de sus antepasados.

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