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Escrito por Pilar Herrera en 12 Agosto 2016. Publicado en Reunión de mujeres
Vivimos en una sociedad llena de descontento, hay descontento en el trabajo, en el sueldo, en las relaciones
matrimoniales, en la iglesia, en la salud, en el físico (si tuviera menos arrugas), y en casi cada área de nuestras vidas. Esta
falta de contentamiento es causa de nuestro pecado. Con el descontento viene la queja y con la queja, el enfado, y con
el enfado la amargura si no ponemos un freno en toda esta cadena. El contentamiento, ya lo decía “Jeremiah
Burroughs” hace casi 400 años, es “una joya rara”, sin embargo es una de las virtudes cristianas más importantes.
Qué es el contentamiento
El contentamiento cristiano no es algo natural en el ser humano, pero veremos más adelante que Dios nos manda vivir
en contentamiento. Cuantas veces oímos e incluso yo misma las he dicho, expresiones como “¡qué le vamos a hacer!”,
“no hay otro remedio”, pero esto no es contentamiento, es resignación o fatalismo. El contentamiento cristiano tiene
que ver más con la aceptación, es reconocer que Dios ve y está en control de todo lo que pasa en mi vida y en toda la
creación, y por lo tanto, implica que acepto con paz y serenidad cualquier circunstancia que venga a vida, sea buena o
mala, porque no hay nada que ocurra sin su consentimiento.
La palabra original “autarkeia” significa no depender de…, estar por encima de las circunstancias, no estar ligado a los
acontecimientos o problemas. Podemos estar llorando por la muerte de un ser querido y a la vez tener contentamiento,
paz, gozo, porque sabemos que todo está dentro del plan divino y perfecto de Dios. Como dijo el médico Paul
Tornier:”Lo que nos hace felices o desdichados, no son las circunstancias, sino nuestra actitud ante ellas”.
Qué dice la Biblia sobre el contentamiento
Quizás estés pasando por circunstancias muy difíciles en tu vida, pero, déjame que te recuerde al apóstol Pablo, recibió
azotes sin número, estuvo prisionero varias veces, fue apedreado, padeció tres naufragios, estuvo en peligro muchas
veces, en ríos, a manos de ladrones, peligros de dentro y de fuera de las iglesias, peligros en el desierto, en el mar,
enfrentándose a falsos maestros, trabajando duramente, sufrió muchos desvelos, pasó hambre y sed, frío, desnudez,
tenía su aguijón en la carne que no le fue quitado.. (2 Corintios 11:23-29). En fin, no creo que podamos compararnos
con él, sin embargo, pudo decir estas palabras inspiradoras y de tanto ánimo para nosotros los creyentes porque las
pudo experimentar en su propia vida, eran una realidad:
- “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir
humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener
hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses
4:11-13).
- “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y
sin duda nada podremos sacar. Así que teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Timoteo 6:6-
8).
- “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: no te desampararé,
ni te dejaré”(Hebreos 13:5).
El contentamiento cristiano tiene su raíz en Cristo “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, la preposición es en, no
es con o junto a, sino en Cristo. Por lo tanto, empieza con una relación, es una unión con Cristo permanente. No es algo
esporádico, emocional o pasajero, es estar en Cristo. Ahí empieza el verdadero contentamiento. “Todo lo puedo”
implica, que Cristo nos da una fortaleza que no es humana, sino espiritual, y esa fortaleza, es el poder de estar por
encima de las circunstancias cualesquiera que sean y por duras o difíciles que sean, somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó (Romanos 8:37).
Cómo podemos vivir en contentamiento
Ya hemos afirmado que la fuente del contentamiento está en Cristo y todo verdadero creyente tiene a Cristo, por lo
tanto, todo creyente debe vivir en contentamiento. ¿Y cómo podemos ponerlo en práctica? Para empezar tienes lo
principal, a Cristo y su poder en ti, pero podemos sacar algunas enseñanzas prácticas del ejemplo de Pablo:
- El contentamiento debe de aprenderse, el apóstol dijo “he aprendido a contentarme” “por todo estoy enseñado”, y
no se aprende de la noche a la mañana, va creciendo conforme más confiemos en que Dios tiene control de toda mi
vida y de todos los acontecimientos que me ocurran.
- Dios no nos ha prometido riquezas y bienestar en este mundo. Pablo dijo que sabía vivir en escasez y en
abundancia, daba igual la situación en la que se encontraba, su gozo, su contentamiento no estaba basado en la
cantidad de bienes o comodidades que pudiera disfrutar en este mundo. Tanto si tienes mucho como poco, dale gracias
a Dios por ello, porque tu contentamiento está en Él y en la salvación que te ha regalado, y no en los bienes materiales.
- Cuidado con la avaricia, ya sabemos que es un pecado peligroso “Porque los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de
muchos dolores” (1 Timoteo 6.9-10). Teniendo lo suficiente para cubrir todas tus necesidades, conténtate con ello.
- El contentamiento no solo es una virtud, es un mandato, debemos estar contentos con lo que tenemos y en las
circunstancias en las que vivimos. Echa fuera de tu vida el espíritu quejambroso, que es lo contrario del contentamiento.
- El apóstol Pablo tenía una confianza plena en la soberana providencia de Dios. Pablo estaba en prisión cuando
escribió que había aprendido a contentarse cualquiera que fuese su situación, estaba en necesidad, en escasez, sin
libertad, sin comodidades, pero sabía que Dios estaba controlando cada situación en su vida, y no tenía temor de nada,
ya sea que viviera o que muriera, era del Señor. Todo lo que hace o permite Dios en nuestras vidas es para su propia
gloria y para nuestro bien espiritual (Romanos 8:28)
- Pablo vivía por encima de las circunstancias que le tocaron vivir, sabéis ¿por qué? Porque su mira no estaba en
este mundo sino en la gloria venidera, en las promesas eternas, no en las cuentas bancarias “Pues tengo por cierto que
las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”
(Romanos 8:18). ¿Dónde está puesta tu vista?
El contentamiento no es la ausencia de problemas, sino una actitud de aceptación, de tranquilidad y paz en medio de
los problemas. Y eso solo lo puede dar Dios por medio de su Hijo Jesucristo, es Él y solo en Él que podemos tener y vivir
en contentamiento.
Aprendiendo A Tener CONTENTAMIENTO
Filipenses 4:19
Dios quiere que aprendamos a enfrentar la vida con gozo y confianza. Para hacer esto debemos aprender a
contentarnos en todas las circunstancias variables de la vida. En esta lección aprenderemos una gran verdad que puede
cambiar nuestra vida.
¿Cuál es esta verdad? Es la siguiente: Dios y lo que Dios me da, es todo lo que necesito.
Dios El Proveedor
La Biblia enseña que el soberano Dios del universo nos ama y ha prometido darnos todo lo que realmente necesitamos.
Él no ha prometido darnos todo lo que “queremos”, pero sí, prometió suplir nuestras necesidades. El apóstol Pablo dijo:
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19).
No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de
vestir… vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (San Mateo 6:25, 32–33).
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo (Efesios 1:3).
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él
todas las cosas? (Romanos 8:32).
Es maravilloso saber que tenemos un Padre celestial que por sí mismo ha tomado la responsabilidad de suplir todas
nuestras necesidades. Un conocido predicador, A. W. Tozer, dijo:
Teniendo nosotros la bondad de Dios que desea nuestro mayor bienestar, la sabiduría de Dios que lo planea y el poder
de Dios para realizarlo, ¿qué más nos puede faltar? Seguramente somos las más favorecidas de todas las criaturas.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar
(1 Pedro 5:8).
Necesitamos comprender como nos tienta Satanás; la mayor parte, si no todas, de las tentaciones de Satanás, consiste
en poner en nuestra mente pensamientos erróneos. Satanás nos pone pensamientos como éste: “Dios no ha provisto
todas tus necesidades. Necesitas algo más que Dios y lo que Él te ha dado”. Ésta fue exactamente la forma en que
Satanás tentó al primer hombre y a la primera mujer.
Adán y Eva fueron creados por Dios y puestos en un jardín bellísimo que Dios mismo había creado para ellos. En el
Jardín del Edén cada árbol era agradable a la vista y bueno para comer. Dios había dado a Adán y a Eva una tarea:
debían cuidar el jardín que Él había plantado. Ellos gozaban del amor y aceptación de Dios. Tenían una comunión diaria
con Él. Tenían un ambiente perfecto.
Tal vez nos preguntemos, “¿Cómo es que Satanás pudo tentar a alguien que vivía en un medio ambiente perfecto?”
Pero la tentación de Satanás a Eva fue muy sencilla. Le insinuó que ella y su esposo necesitaban algo más de lo que Dios
les había dado. Satanás quería que Eva pensara: “Dios nos está negando algo que es bueno”.
Eva creyó la mentira de Satanás. Llegó a ser una realidad en su mente y ella actuó según su creencia. Comió del fruto
prohibido. Se lo dió a su esposo y él también lo comió. Su desobediencia trajo al mundo el pecado y la muerte, junto
con toda la tristeza, miseria y dolor, que son resultados del pecado.
Satanás, nuestro gran enemigo, intentará engañarnos tal como engañó a Adán y Eva. Tratará de poner en nuestra mente
pensamientos erróneos. Satanás nos mostrará algo que está fuera de “nuestro círculo” y nos sugerirá: “Tú necesitas ésto.
De hecho, no podrás ser feliz si no lo tienes”.
Si aceptamos un pensamiento malo, éste se transforma en una creencia errónea y las creencias erróneas nos llevan a
acciones erróneas y a sentimientos erróneos. Estos sentimientos erróneos por lo común nos llevan a conflictos internos.
La raíz de la mayoría de los problemas internos es la creencia errónea de que necesitamos algo más que Dios y lo que Él
ha provisto para nosotros.
Veamos algunos de los problemas más comunes y la creencia errónea que está involucrada en cada uno de ellos.
• El Resentimiento
Creencia errónea y creencia correcta
El resentimiento viene cuando creemos que lo que Dios ha provisto para nosotros no es lo mejor. Podemos sentir
resentimiento por algo respecto a nuestra persona. También podemos estar resentidos con nuestros padres o algún
otro familiar. Podemos estar resentidos con nuestras circunstancias, o aún con Dios.
La solución a este problema es creer que Dios y lo que Él nos ha dado es lo que nosotros necesitamos. Tal vez no
comprendamos nuestra situación, pero no debemos sentirnos ofendidos por lo que Dios hace o deja de hacer.
Jesús dijo:
• El Miedo
Creencia errónea y creencia correcta
Cuando siento miedo, quiere decir que no estoy confiando en Dios y su cuidado. Dios conoce nuestro corazón y sabe la
propensión que tenemos al miedo. En la Biblia cientos de veces Él nos dice: “No temas”. La razón por la que no
debemos tener miedo es que Dios mismo está con nosotros. Dios dice:
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre
te sustentaré con la diestra de mi justicia (Isaías 41:10).
• La Preocupación
Creencia errónea y creencia correcta
Nos preocupamos y nos afanamos porque no creemos que Dios nos cuidará ni suplirá nuestras necesidades.
La preocupación tiene un efecto destructivo en nosotros. Además es un pecado contra Dios. El preocuparse es pecado
porque duda del amor de Dios, duda de la sabiduría de Dios y duda del poder de Dios. David aprendió cuál era el
remedio para la preocupación. Dijo:
• La Culpabilidad
Creencia errónea y creencia correcta
La culpabilidad es ese sentimiento de condenación que tenemos cuando pensamos en nuestros pecados. El recordar
constantemente nuestros pecados produce una gran angustia en nosotros.
En la raíz de este problema está nuestra falta de entender y confiar en el hecho de que Dios ha provisto para nosotros el
perdón completo. Él ha provisto un Salvador, el Salvador perfecto: Jesucristo. La Biblia dice:
Sabed, pues, esto… que por medio de él [Jesucristo] se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que
por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree (Hechos 13:38–39).
Dios nos ha dicho que, en Cristo, somos perdonados de todo pecado. Cuando seguimos condenándonos por nuestros
pecados, no estamos creyendo a Dios. La Biblia dice:
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús… (Romanos 8:1).
En la raíz de este problema radica la creencia de que yo debo tener el amor de aquella persona en particular para llenar
mis anhelos. Ésta es una creencia errónea. Dios ha prometido suplir todas mis necesidades. El hecho de que Él no me ha
dado el amor de esa persona significa que en realidad no lo necesito. Puedo creer que necesito el amor de esa persona
y puedo estar muy triste y herido porque no lo tengo, pero debo volver a esta gran verdad: Dios y lo que Él ha provisto
para mí es todo lo que necesito.
En realidad, Cristo y sólo Cristo, puede satisfacer plenamente tu corazón. Ningún ser humano puede hacerlo. Si
buscamos en la gente lo que sólo podemos encontrar en Cristo, seremos desilusionados. Solamente el amor de Cristo
puede satisfacer completamente los anhelos del corazón.
Aunque todos estos conflictos internos son diferentes, tienen la misma raíz. La raíz común en cada caso es la creencia
errónea de que necesitamos algo más que Dios y lo que Dios ha provisto para nosotros. En cada caso el remedio es
volver a esta gran verdad: Dios y lo que Dios me da es todo lo que necesito.
Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para
tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad (Filipenses 4:12).
¿Cuál es el secreto del contentamiento? El secreto del contentamiento es creer que Dios y lo que Él me da es todo lo
que necesito. Es aprender a estar contento en cualquier situación en la cual Dios me ha puesto.
Dios dice que debemos vivir sin codicia. Codiciar significa desear ardientemente algo que pertenece a otra persona. Se
nos manda no ser codiciosos, sino, lo contrario: estar contentos con lo que tenemos. La Biblia dice:
Sean vuestras costumbres (tu manera de vivir) sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: NO te
desampararé, ni te dejaré (Hebreos 13:5).
En este versículo, Dios nos dice por qué debemos estar contentos. Debemos estar contentos (1) porque tenemos a Dios
mismo viviendo en nosotros, y (2) porque tenemos lo que Él ha provisto para nosotros. Ésto es todo lo que necesitamos.
¿QUÉ SIGNIFICA CONTENTAMIENTO EN LA BIBLIA?Según el diccionario de la real academia es la acción y efecto de estar
contento. Pero, ¿qué dice La Biblia acerca de esto?.13 de abril de 2017Noela Rebollo Seguí
BLOG DE LA BIBLIA
En esta vida tan apresurada que vivimos, a veces nos sumergimos tanto en nuestros compromisos que nos olvidamos
de dónde realmente viene nuestro sustento.
No es de extrañar, entonces, que la gratitud no forme parte de nuestro día a día. Si nos detenemos a pensar, aunque
sea solo un momento, nos daríamos cuenta que tenemos mucho para estar agradecidos. Somos afortunados por estar
vivos, por tener ropa para vestirnos, un trabajo que desempeñar, comida suficiente en el refrigerador y, sobre todo, la
alegría de tener una familia y amigos que nos rodean.
Así mismo, nos podemos olvidar de una palabra sencilla pero maravillosa: «contentamiento». Según el Diccionario de la
lengua española contentamiento, es estar contento, satisfecho, pero la Biblia profundiza aún más en su verdadero
significado, una satisfacción interior que no exige cambios en circunstancias externas.
Cuando miramos las circunstancias que nos rodean, nos quedamos siempre insatisfechos, nos sentimos quejumbrosos
frente a lo que nos falta y esto nos impide ver lo mucho que tenemos. Recientemente, hablando con una amiga sobre
esto, vinieron a mi mente varios versículos que iluminaron mi corazón:
1. Hebreos 13:5
«Contentos con lo que tienen AHORA; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré».
2. Filipenses 4:19
«Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús».
3. Mateo 6:11
«El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy».
Estos versículos nos enseñan que la historia no ha terminado, que esto que Dios nos ha dado es lo que necesitamos
«ahora», «hoy». Nos invita a estar satisfechos y contentos; y nos promete que en la medida en que mantengamos ese
contentamiento recibiremos más.
Me viene a la mente la crianza de nuestros hijos. Le dosificamos los alimentos. Una medida ayer, una medida hoy,
mañana otra y así sucesivamente. A medida que van creciendo, se les puede dar más. Nosotros no somos diferentes a
los niños, se nos da lo que necesitamos ahora, mañana se nos añadirá lo que podamos digerir.
Empecemos a caminar realmente por fe, con expectativa, con esperanza en nuestro corazón. Si así lo hacemos nada nos
faltará, porque Él nos dice: «No te dejaré ni te desampararé». Dios nos ha prometido darnos siempre lo necesario, ahora
solo nos toca creer y esperar el tiempo oportuno.
¡Qué maravilla llegar a entender esto! ¡Cuánta sabiduría encierra este concepto! Quiera Dios que podamos lograr este
equilibrio interior de estar satisfechos, contentos y agradecidos cada día en medio de nuestras propias vivencias.
"No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación" (Filipenses 4:11).
Un perfecto ejemplo de cómo la imagen del mundo cambia constantemente es mirar la industria de la belleza. Durante
mi vida adulta, lo que es se ha proyectado como belleza física ha cambiado del tipo de belleza de Marilyn Monroe
(muchas curvas) al de Twiggy (sin curvas) al de Cindy Crawford (alta y con busto) al de Kate Moss (ultra delgada) hasta
lo que es ahora la manía de tener que tatuarse y perforarse para lucir atractiva (sólo espere unos cincuenta años).
Todavía peor es la proyección actual hacia las jóvenes de que para ser atractivas deben tener implantes.
Luego está la adicción constante a las cosas que debemos tener si queremos ser realmente felices. Es imperativo tener
casas más grandes con más garajes para albergar a nuestros vehículos más caros y lujosos. Prestigiosos empleos con
títulos impresionantes, oficinas con ventanales que hagan esquina, con beneficios asombrosos, y con un plan de ahorros
para jubilación en el que la compañía iguala el 100% de las contribuciones, son requeridos para la felicidad. Ahora,
usted puede añadirle a esto la última televisión de pantalla grande, el último sistema de juego, el iPod con la memoria
más grande, y, por supuesto, la cámara digital con más mega-píxeles. Usted dirá que todas estas son cosas mundanas, y
que usted está por encima del buscar las cosas del mundo. Usted realmente está tratando de servir a Dios y de obtener
bendiciones espirituales, no bendiciones materiales. ¡Excelente! Parece ser que usted ha estado escuchando. Pero
desafortunadamente, la aplicación de este principio parece ser tan difícil para la iglesia como lo es para el mundo.
Tampoco podemos dejar fuera a las familias cristianas que constituyen a la iglesia promedio. Las estadísticas nos dicen
que el número de divorcios entre cristianos es por lo menos igual al promedio nacional. Esto significa que los esposos
no están satisfechos con sus esposas, y que las esposas están hartas de sus maridos. La depresión, el abuso de drogas y
de alcohol, e incluso el suicidio entre adolescentes en hogares cristianos es un problema tan grande como lo es para
aquellos adolescentes en hogares no cristianos. ¿Cómo entonces, con todo esto aconteciendo a nuestro alrededor,
podemos tener contentamiento? ¿Cómo puede tener un cristiano una actitud de contentamiento en este problemático
mundo?
Contentamiento Cristiano – Algunos Pasos Sugeridos
He aquí cinco pasos sugeridos para aprender a tener contentamiento cristiano:
Paso Número Uno: El primer paso en el camino para tener contentamiento es reconocer que tener contentamiento no
es algo que Dios nos da, sino algo que nosotros tenemos que aprender y poner en práctica. No vale la pena orar: "Dios,
por favor, dame contentamiento." La respuesta de Dios será: "No, ¡conténtate tú mismo!" Note que la declaración de
Pablo en nuestro texto es "…he aprendido a contentarme." Así como descubrimos en el primer principio sobre el
pecado, así es con el contentarse; ¡para el creyente es un asunto de elección!
Paso Número Dos: El próximo paso para aprender a tener contentamiento cristiano es ser capaz de distinguir las cosas
que son eternas de las cosas que son temporales. Somos seres inmortales, creados para vivir en un futuro eterno. No
puedo ni explicar lo largo que eso es. ¿Cuánto tiempo es para siempre? Debemos entender que Dios tiene un plan
eterno para nosotros, que va mucho más allá de lo que podemos ver o imaginar. Si nuestra visión del futuro sólo llega
hasta el final de esta vida física, nunca estaremos contentos. Escuche como Pablo instruye a Timoteo en estos versículos:
"Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda
nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto" (1ra de Timoteo 6:6-8).
Para ser honestos, hay momentos en esta vida cuando las cosas no parecen ser justas ni ir como debieran. Por fe
nosotros debemos confiar que en el plan de Dios para nuestro futuro eterno estos reveses temporales, estos obstáculos
momentáneos, estas injusticias temporales, son para nuestro beneficio. Debemos confiar en Dios, cuyo caminos son
más altos que nuestros caminos y cuyos pensamientos son más altos que nuestros pensamientos (Isaías 55:9). He
escuchado decir que sólo las cosas realmente importantes en la vida son las cosas que seguirán siendo importantes en
mil años. La próxima vez que usted esté propenso al descontento sobre algún asunto, pregúntese cuánto tiempo
importará.
Paso Número Tres: El próximo paso en nuestra lista para aprender a tener contentamiento es desarrollar una actitud
agradecida. Es virtualmente imposible estar agradecido y descontento al mismo tiempo. Por eso la Biblia habla tanto
acerca de tener un corazón agradecido y de siempre dar gracias al Señor. Aún cuando las cosas no vayan
necesariamente como queremos, hay mucho por lo que estar agradecido. Considere por ejemplo: Colosenses 1:12-14:
"...dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar en la herencia de los santos en luz. El cual nos ha librado de
la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados." Solamente esto nos debería hacer gritar de alegría y debería descartar cualquier duda de que Dios
no está de nuestro lado, porque la Biblia dice: "si Dios es por nosotros ¿quién contra nosotros?" Y en caso de que usted
haya olvidado el segundo paso, regrese y medite sobre lo eterno contra lo temporal una vez más. De ser necesario,
cante el viejo himno que le dice que "cuenta tus bendiciones, dilas una por una, ¡y te sorprenderá lo que el Señor ha
hecho!" Puede requerir cierta práctica, pero comience inmediatamente a ser una persona agradecida, una persona con
una actitud agradecida. ¡Nunca estará contento hasta que lo haga!
Paso Número Cuatro: Un cuarto paso para aprender a tener contentamiento cristiano es asegurarse de que servimos
por inspiración. A veces podemos tener un deseo y una convicción muy fuerte de hacer algo para Dios. Ponemos
nuestros corazones en una tarea, y hacemos todo lo que está a nuestro alcance para hacer que las cosas sucedan. El
llamado es digno, los resultados son piadosos, y nuestros esfuerzos son encomiables. Pero por alguna razón no estamos
satisfechos. Necesitamos un llamado más elevado, mejores resultados, y más esfuerzo. Mientras más cosas logramos
para Dios, más queremos alcanzar. Suena como si esa persona está dedicada y comprometida con la visión que Dios le
ha dado. Pero si eso fuera verdad, habría paz y contentamiento. Cuando esto falta, debemos examinarnos para ver si lo
que nos impulsa es motivación en lugar de inspiración.
Pat Corn, un buen amigo mío, tiene una excelente enseñanza sobre la diferencia entre la motivación y la inspiración. La
motivación es una fuerza exterior al hombre, mientras que la inspiración es un movimiento interno de Dios. Si estamos
motivados a lograr algo grande para Dios, nunca habrá paz ni contentamiento. Esta motivación puede venir de otro
individuo, o puede provenir de nuestros propios deseos egoístas. Quiero tener éxito. Quiero ser reconocido. Quiero ser
apreciado. Quiero ser admirado. Quiero tener la iglesia más grande de esta ciudad. Quiero que otros me reconozcan por
lo que he logrado para Dios. ¿Puede ver por qué nunca habrá contentamiento si la motivación es lo que nos impulsa?
Por otro lado, la inspiración es un movimiento de Dios en la vida de una persona. El objetivo de la inspiración no es
honrar al yo, sino darle la honra a Dios. Cuando servimos a Dios por inspiración, no importará si obtenemos crédito, o si
obtenemos reconocimiento, o si nadie nota lo que estamos haciendo. Nuestro único deseo será que Dios sea
glorificado.
Contentamiento Cristiano – Último Paso
Por último, si vamos a alcanzar contentamiento cristiano, debemos aceptar que no podemos hacer todo lo que se
necesita hacer. Esto tiene que ver con enfoque. Podemos ver muchas necesidades que necesitan ser satisfechas, mucho
trabajo por hacer, y multitudes de personas a ser alcanzadas. Sin embargo, Dios no ha llamado ni le ha dado dones a
ningún individuo para hacerlo todo él mismo. Es fácil olvidarnos que Dios conoce todas esas necesidades, todo ese
trabajo, y toda la gente que necesita ser alcanzada. El no ha perdido el control, ni tampoco ha dejado de obrar en las
vidas de otros creyentes. Debemos concentrarnos en lo que hemos sido llamados a hacer, y confiar que Dios está
levantando gente para hacer todas las cosas para las que nosotros no tenemos el tiempo ni la energía. Cuando
reconocemos que Dios es quien está en control, no nosotros, entonces podemos encontrar paz y aprender a tener
contentamiento.
¡Aprenda Más!
Presentado con autorización del folleto, Free to Serve God: 7 Principles Every Believer Should Know,por James O. Jones,
Jr. (Light of Life Ministry, edición revisada del 2009). Cortesía de James O. Jones, Jr., y Light of Life Ministry. Todos los
derechos reservados en el original.
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por
aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto
que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo
dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: " Jesús es
Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.
November 21, 2017
Sermón: Filipenses 4:11-13 Contentamiento en Tiempos de Adversidad
Pastor Roberto Quiñones
Filipenses 4:11-13 “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para
tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
El domingo pasado estuvimos estudiando el deber de estar contentos en cualquiera que sean nuestras
circunstancias. Vimos que este deber se dirige a dos períodos distintos: el estar contentos en tiempos de abundancia y
el de estar contentos en tiempos de escasez.
Explicamos también que el contentamiento es la armonía de nuestros deseos con la voluntad de Dios. Es Dios
quien marca nuestro destino y en muchas ocasiones lo que Dios ha decretado es un tiempo de aflicción para nosotros.
En otras, un tiempo de abundancia. En ambas circunstancias es nuestro deber el estar contentos. Sabemos que es
mucho más “fácil” el estar contento en tiempos de abundancia en comparación con el tiempo de aflicción. Pero vimos
que aún en tiempos de abundancia podríamos estar inconformes o descontentos, siempre deseando más y más.
Dijimos que para bregar con ello, en tiempo de abundancia, es necesario tomar en cuenta varias cosas:
1. Evitar el poner nuestra felicidad en los bienes materiales. Lucas 12:15 “…la vida del hombre no consiste en
la abundancia de los bienes que posee.”
2. Usar los bienes que se nos da para ayudar a los demás. 2 Corintios 8:14 “sino para que en este tiempo, con
igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos…”
Hoy nos toca exponer sobre el deber de estar contentos en el tiempo de la adversidad o la escasez. Y decimos
que “Debemos aprender de Cristo a estar contentos, satisfechos, en medio de la adversidad y de la escasez”. Fíjate como lo
dice Pablo, V. 12 “Sé vivir humildemente… en todo y por todo estoy enseñado, así para… tener hambre, … como
para padecer necesidad”.
Hermanos, el estar contentos, satisfechos, en tiempos de adversidad es algo que tenemos que aprender. Y esto
no es algo que se aprende meramente en los libros. Pablo aprendió por experiencia propia lo que es el estar contento
en medio de la adversidad. Él podía estar en paz con Dios, en paz consigo mismo y con los demás en medio de la
aflicción. A tal punto que él podía decir lo siguiente en 2 Corintios 4:7-10 “Pero tenemos este tesoro en vasos de
barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no
angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no
destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.”
Ahora bien, ¿cómo yo hago esto? ¿Cómo yo puedo estar contento en medio de la adversidad y la escasez?
1. Considera la fuente de nuestra fortaleza, la cual es Jesús. Pablo dijo: “Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece”. Hermanos, esto es medular. Fue Jesús quien dijo en Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos [RV
2015: Yo soy la vid, y vosotros las ramas]; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque
separados de mí nada podéis hacer.” La fortaleza que necesitamos proviene de Jesús. ¿Cómo? En primer lugar, por el
estar unidos a él con una fe viva y salvífica. Todo genuino creyente está unido a Jesús por medio de la fe. Y en virtud de
esa unión recibimos todas las gracias que se hallan en Jesús en plenitud. Sin Jesús, la gracia del contentamiento jamás
será nuestra. En segundo lugar, por medio del ejercicio de la fe, por medio de poner la fe en acción, nos alimentamos de
la savia espiritual para crecimiento. Hermanos, hay que confiar en Dios de veras. Hay que poner la fe en acción. Hay
que descansar en El plenamente. Para ello necesitamos ser como niños quienes confían en el poder muscular de sus
padres y en su amor. De igual manera debemos confiar en el poder omnipotente de Dios y en su amor. Como le dijo
uno de los nietos a Grace: “abuela, por qué estas preocupada por abuelo si ya tú oraste a Dios por él”.
2. Medita en lo que has traído al mundo y lo que te llevarás de él. Nada trajimos al mundo cuando nacimos y
nada nos llevaremos del mundo cuando muramos. El meditar en esto llevó a Pablo al contentamiento. Busquemos 1
Timoteo 6:7-8 “porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo
sustento y abrigo, estemos contentos con esto.” Lo mismo dijo Job en Job 1:21 “Desnudo salí del vientre de mi
madre, y desnudo volveré allá.” Hermanos, estemos contentos con tener lo necesario para la vida. Lo necesario para la
vida no es comer en restaurantes, ir al cine, entre otros lujos. Hay que recordar que hay muchas necesidades creadas.
“Hace poco me pidieron en la calle un peso. Y no tenía cambio y le dije: no tengo cambio, pero si me dices para qué es
a lo mejor te puedo ayudar. Me dijo que era para comprar cigarrillos. Yo le digo: para vicios yo no tengo dinero”.
3. Aprendamos a estar contentos con lo que tenemos, sin olvidar sus promesas. Hebreos 13:5-6 “Sean vuestras
costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; 6 de
manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el
hombre.” El contentamiento es con cosas presentes no con cosas futuras, las cuales son inciertas. Pero hay algo cierto:
Dios jamás desampara a sus hijos. Él es nuestro ayudador. Y esta promesa contiene en sí misma todo favor y bendición
de Dios para con nosotros. Dios ha prometido que a los que le temen no carecerán de ninguna cosa (Salmo 34:10); que
Dios suplirá todas nuestras necesidades (Filipenses 4:19); que su gracia es suficiente para nosotros (2 Corintios 12:9);
que la piedad tiene promesa en esta vida y en la venidera (1 Timoteo 4:8); y que gran ganancia es la piedad
acompañada de contentamiento (1Timoteo 6:6).
4. Recuerda nuestra herencia en la gloria. Cuando miramos nuestras aflicciones no te olvides que éstas son poca
cosa en comparación con la herencia en los cielos. Hebreos 11:24-26 “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó
llamarse hijo de la hija de Faraón, 25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los
deleites temporales del pecado, 26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los
egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.”Y Romanos 8:18 “Pues tengo por cierto que las
aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
5. Recuerda que el capitán de nuestra embarcación es Dios. Hermanos, el mundo es de nuestro Dios y El dirige
cada minúscula parte del mismo. Tenemos que creer que todo está bajo el control absoluto y soberano de Dios.
“Cuando regresamos a casa el domingo los cuatro en el carro se duermen. Duermen tranquilos porque papi está
conduciendo. Aunque saben que a veces yo lucho contra el sueño.” Así debemos vivir: debemos dormir seguros que el
carro de la vida es conducido por Dios, quien no se duerme, quien es un excelente conductor, que no se distrae y nada
es imprevisto para Él. “Cuando falleció mi hermana yo le dije a mi madre que yo me iba a encargar de todo. Y cuando
alguien hablaba con mi madre ella lo refería a mí. Si iban a cobrar, venían a mí”. Así debe ser nuestra confianza con Dios.
Todo está en sus manos. El da cuenta por sus hijos, El saca la cara por ellos, El responde por ellos.
Hermanos, Dios nos llama a “Aprender de Cristo a estar contentos, satisfechos, en medio de la adversidad y de la
escasez”. ¿Cómo yo hago esto? (1) Buscando la fuente de nuestra fortaleza en Jesús (2) Recordando que nada trajimos al
mundo y nada nos llevaremos (3) Aprendiendo a estar contento con lo que tenemos ahora sin olvidar sus promesas (4)
Meditando en la herencia en gloria que nos espera y (5) Recuerda que Dios conduce el carro de nuestra vida. Él tiene el
control. El responde por sus hijos. Confía en Dios y sé fiel.
EL CONTENTAMIENTO CRISTIANO
Pubicado en Sermones Escritos
Entre los cristianos suele darse un error muy común: se trata de colocar la práctica de la religión en los deberes que se
consideran más altos y sublimes, según su propia estimación, tales como la fe, la esperanza y la oración, y se infravalora
la práctica de otros considerados de menor rango, tales como el contentamiento, morir al mundo y la caridad con el
pobre, los cuales no se ven como muy esenciales para ser cristiano.
Seguro que si alguno de vosotros hubiese estado escuchando al apóstol cuando Santiago trataba la cuestión de en qué
consiste la verdadera religión, pensaría que se iba a referir a alguna cosa profunda y sublime, pues ¿en qué si no había
de consistir la religión pura y sin mácula delante del Dios y Padre? Creedme, hermanos, que la religión consiste más en
práctica que en especulación, más en obediencia que en nociones refinadas y sutiles. Santiago, sin embargo, nos
muestra en qué consiste: guardarse sin mancha del mundo y visitar al necesitado, es decir, practicar la caridad con el
pobre (precisamente esos dos deberes tan devaluados). Y os digo más: esos deberes, que se consideran sin importancia,
serán la base sobre la que Cristo juzgará a vivos y muertos en el día de su venida. Y los santos serán aprobados
conforme al cumplimiento de estos deberes, tan poco apreciados y fastidiosos. Haber cuidado a los pobres: ésa será la
base de la bienaventuranza eterna, y también la base de la reprobación del impío. Todo esto tiene mucho que ver con el
tema que nos ocupa.
Pablo dice que la piedad con contentamiento es gran ganancia. Por la fe un cristiano disfruta de Dios, por el amor
disfruta de su prójimo, y por el contentamiento disfruta de sí mismo. Tenemos que confesar que es una lección de lo
más difícil y misteriosa para un cristiano que pueda éste decir, sea cual sea la situación que le haya tocado: "Es buena
cosa para mí estar aquí. Me haré aquí un tabernáculo".
Normalmente sentimos gran deseo de salir de lo que tenemos (no estamos contentos). Salomón menciona tres cosas
que no se sacian y cuatro que nunca dicen: ¡Basta!: el sepulcro, la matriz estéril, la tierra que nunca se llena de aguas y el
fuego. A estas cuatro podríamos añadir una quinta, pues la mayoría de los hombres no están contentos con su situación
(lo cual no es extraño, ya que tienen unos deseos ilimitados, por lo que se encuentran con grandes frustraciones). Es
evidente que si se tienen unos deseos desorbitados y excéntricos, se tendrán grandes esperanzas (¡y grandes
frustraciones!). Esto indica que será de mucha ventaja reducir las fantasías y las imaginaciones a cosas más realistas.
Como alguien ha dicho: "Es la riqueza mayor ser pobre en deseos y estar contentos donde el Señor nos haya colocado".
Podemos contemplar tres cosas bajo las cuales le será difícil al cristiano obtener contentamiento y satisfacción:
La pérdida de su ídolo favorito y de su deseo y concupiscencia dominantes (sobre todo si éstos se cubren con el velo y
la apariencia de virtud). Por ejemplo: si uno se da a la búsqueda del aplauso y la aceptación del mundo, no habrá nada
tan difícil para obtener contentamiento como la pérdida de ese reconocimiento. A veces la Providencia hace que
algunas concupiscencias queden fuera de nosotros: se puede decir que han muerto respecto a nosotros, pero nosotros
no hemos muerto respecto a ellas. Cuando esto ocurre, las concupiscencias (a veces disfrazadas de virtud y celo por la
gloria de Dios) que han quedado vivas en nosotros se sientan y lamentan ante la tumba de sus compañeras, pidiendo
que resuciten y salgan de la misma. ¿Cómo podéis creer si buscáis la gloria los unos de los otros? (Jn. 5:44). Difícilmente
se puede ejercitar la verdadera fe cuando se está buscando la gloria y el aplauso del mundo.
Otra situación en que es muy difícil tener contentamiento es en la permanencia y constancia de la aflicción. A veces,
cuando un cristiano se encuentra por primera vez con su cruz, la saluda y abraza confesando que es algo que tiene que
llevar, pero cuando la cruz no se aleja, sino que refuerza su presencia y peso, la boca se llena de gritos de
desesperación. Esto es lo que le ocurrió a Job. Cuando se encontró con su cruz al principio, la recibió con
contentamiento de manera eminente: ¡Bendito sea el nombre del Señor! Mas cuando estuvo postrado durante meses
de vanidad, en el quebranto de encadenadas noches de sufrimiento, le oímos exclamar: ¡Mejor es la muerte que la vida!
En tales circunstancias, el consejo tiene que ser la meditación en las grandes e inmensas promesas de nuestro Dios.
Subid al monte y contemplad la riqueza de esperanzas que se observan en el horizonte. Estudiad la forma en que
podáis siempre sellar en vuestro corazón esta conclusión: Él hace todas las cosas bien.
La tercera situación bajo la cual es muy difícil el contentamiento es la pobreza y carencia de los bienes materiales de
este mundo. Alguien que conoce bien su corazón y sabe su indisposición para llevar esa cruz (Proverbios) pide que el
Señor no le dé pobreza, no sea que robe y blasfeme el nombre de su Dios.
Es cierto que ejercitar nuestra fe en Dios para recibir las misericordias que se consideran más comunes, es más difícil
que ejercitarla en nuestra salvación eterna y pertenencia a Cristo. El ejercicio de la fe en Dios en las cosas cotidianas es
un campo de grandes contradicciones y dificultades. Y me podéis creer que no es cosa de poca dificultad para un
cristiano tener confianza en Dios cuando es reducido a la miseria y carencia, no tanto ya en relación a su salvación como
a los asuntos más comunes de este mundo.
Por otra parte, a los que murmuren y se quejen en estados así, corresponde que pongan su mirada en quien siendo
heredero de todo, sin embargo no tenía dónde recostar su cabeza. Y que miren a esa gran nube de testigos que ya han
obtenido esa preciosa y sublime posesión, quienes tuvieron que vagar por las cuevas y cavernas de la tierra, y vestirse
con pieles de ovejas y cabras. Ahora estás como extranjero y sólo eres rico en esperanza y expectación, lo cual te puede
consolar cuando no seas rico en posesiones materiales. En cualquier caso, siempre podemos decir que un cristiano que
tiene a aquél que es todo en todos, debe contentarse con todo en toda situación.
Lo que diré, a continuación, de esta divina cualidad del contentamiento, además de lo que ya dijimos en el sermón del
otro día, tiene que ver con la dificultad de lograr el contentamiento en cualquier situación en que hayamos sido
colocados, y esto lo encontramos, precisamente, en las palabras: He aprendido. Es decir, Pablo fue en alguna ocasión,
ignorante de esta misteriosa lección del contentamiento divino, pero recibió la instrucción de aquél que es el Príncipe
de los pastores. Cuando Pablo se examinó y se conoció a sí mismo, entonces aprendió el camino del contentamiento.
Efectivamente, examinándonos podemos ver nuestra miseria y pecado, y tenemos que concluir que es asombroso que
no nos vayan las cosas tan mal. Confesaremos que es asombroso que el Señor no nos consuma y corte de su presencia.
Tanto tiempo como se ocupa en conocer e investigar a los demás el pecador, o el cristiano, debería poner los ojos más
sobre sus propias miserias y rebeliones. Mal le irá al pájaro que presume de poder ver el lejano horizonte pero que no
alcanza a ver su propio nido.
Quiero señalar dos elementos muy importantes en la consecución del verdadero contentamiento: me refiero a la fe y el
amor. Si no se ejercen ambos, no brotará el contentamiento. La fe nos dice que Cristo es nuestro; la fe es la gracia que
mejor interpreta las actuaciones de Dios para con nosotros. Nunca se conoce que la fe haya traído una mala referencia
contra las obras de Dios. Y del amor, ¿qué no podrá decirse como fuente del contentamiento? El amor todo lo sufre,
todo lo soporta; el amor no piensa el mal; el amor sólo desea al Ser amado, y sólo le entristece la ausencia de este Ser
amado.
Para llegar al contentamiento cristiano es necesario pasar por la gracia de la mortificación de todas las vanidades del
mundo. ¿Cómo vas a estar satisfecho y contento si tu corazón está en las vanidades de Egipto? Sólo cuando el mundo
me ha crucificado a mí y yo al mundo (Gálatas), avistamos la tierra prometida de la satisfacción y el contentamiento.
Tengo que apuntaros, hermanos, otro impedimento para alcanzar el contentamiento. Me refiero al orgullo o la soberbia.
Hasta que este ídolo innato y connatural no se ha abandonado, no se puede entrar en el templo del contentamiento. La
frustración, el desencanto y el descontento tienen un pacto con el orgullo y la altivez que es indisoluble. Donde esté lo
uno estará lo otro. El cristiano que se ha librado de esa tiranía, reposado en los brazos de la humildad, cae al suelo
postrado y cierra su boca, llevando su yugo en silencio al considerar: Porque el Señor así lo quiso. La alabanza del
contentamiento nunca puede salir del grito de la soberbia.
Paso ahora a mencionaros algunos de los factores que deben impulsaros a buscar este contentamiento:
Ésta es una gracia que acompaña a la fe, la humildad, la paciencia, la esperanza y la mortificación. Se puede decir que el
contentamiento es el resultado de todas ellas resumidas en una. Una gran cosa tiene que ser el contentamiento
cristiano cuando recibe su carácter de tales gracias. La primera ventaja que un cristiano encuentra en el
contentamiento , aun en las situaciones más adversas, es que recibe más dulcemente la comunión y presencia de Dios.
La promesa "no te dejaré ni te desampararé" suenan más dulces y cercanas. Es imposible para un cristiano descontento
orar en alabanza bajo la cruz, pues carece del requisito divino para ello: elevar manos sin ira.
Otro aspecto es que el cristiano sin contentamiento obstruye las ventajas de la cruz para su crecimiento. Un cristiano
descontento no recibe ningún beneficio de su cruz. El ejercicio de la humildad, el de la oración y el de morir al mundo
quedan mermados y secos por el descontento. El descontento es la madre del orgullo y la soberbia, y alimenta estos
pecados con gran eficiencia. El contentamiento, por contra, es el campo de la humildad, donde se refresca cada día.
Igualmente puede decirse del morir al mundo y conformarse a Dios. Ciertamente un cristiano descontento no puede
avanzar en la mortificación de sus pasiones y deseos. Es más: puede decirse que una sola hora de descontento echa por
tierra días de esfuerzo contra el pecado. ¡Qué importante es que busquemos esta gracia! ¡Qué lejos puede llevar el
descontento y la falta de conformidad con la voluntad de Dios! El templo de la oración queda muy distante. Hasta que
montes en el caballo de la conformidad no podrás acercarte a Él. La oración no puede engendrarse en la esterilidad del
descontento. Cuando Dios te envía una cruz, su finalidad, entre otras, es enseñarte a orar, pero el descontento te priva
de ese beneficio. Al final, te quedarás con la cruz, con la falta de satisfacción y sin frutos positivos. ¡Qué importante es
que busques la gracia de contentarte con los caminos del Señor!
Considerad otro argumento para que busquéis esta gracia: el contentamiento impide muchas tentaciones y confusiones.
Muchos se han desviado y han sido traspasados de muchos males y dolores porque no se quedaron en la quietud de su
lugar. No conozco de otro pecado que produzca tantos males. La falta de contentamiento está en el inicio mismo de los
males de la humanidad. ¡Cuántos caminos torcidos se han tomado por la falta de satisfacción en el Señor! ¡Qué
absurdos pensamientos ha engendrado! Aun el salmista llega a decir: "En vano he limpiado mi corazón". La cruz misma,
con esta gracia del contentamiento, se hace más llevadera. Su carencia agrava el yugo, por lo que se puede decir que el
murmurador aumenta el peso de su frustración. La murmuración contra Dios no soluciona nada y sí complica más la
situación. Cuanto más alto se levante el puño contra Dios, más daño produce la aflicción. Sin embargo, llevándola de
rodillas en humildad se hace más fácil y ligera.
Finalmente, que esta exhortación llegue, de manera especial, a los que tienen una vida con aparente ausencia de
aflicción y conflicto, es decir, a los que tendrían que estar contentos y satisfechos. Es el caso que éstos, en muchas
ocasiones, son los que menos satisfacción muestran. Creedme: No hay nadie más disconforme que quien tiene más
motivos para contentarse. Nunca se sacian. Nunca dicen: ¡Basta! Que nadie se engañe: la causa del descontento siempre
es algo en relación con Dios, nunca en la relación con las cosas de aquí abajo. La prueba la tenéis en aquellos que os
dicen que, en cuanto alcancen la situación cuya carencia consideran la causa de su descontento, entonces tendrán gozo
y satisfacción. ¿Qué ocurre con estas personas? Pues que si llegan a obtener lo que buscaban, siguen igual de
descontentos, infelices y amargados. Se dice de Alejandro Mago que, al contemplar que ya no tenía más reinos que
conquistar, se echó a llorar desconsolado. Creedme: si no podéis obtener satisfacción y contentamiento ahora en
vuestra situación presente, tampoco lo obtendréis cuando ésta sea mejor. Pretender algo así no es más que el engaño
de Satanás.
Hermanos, estudiad bien este asunto. El contentamiento es el vestido de gala de la gloria celestial; es traer el cielo a la
tierra; porque ¿en qué consiste la felicidad celestial sino en el gozo y satisfacción del alma? Aprendamos ahora a vivir
como vivos de entre los muertos. El tiempo presente es corto. Consolémonos con la eternidad que ya está a la mano.
Que ese precioso día venga y todos los demás no sean ya más.
El Secreto del Contentamiento
POSTED ON 12 ABRIL 2012 ACTUALIZADO ENN 12 ABRIL 2012
¿Para qué vive uno? El hombre no tiene familia o amigos, sin embargo, tiene éxito y es rico. El hace la pregunta del v. 8,
pero no se da respuesta y la pregunta queda pendiente; es parte de la frustración de la vida.
La necesidad de compañía. El v. 9 presenta el punto; los vv. 10-12a dan ilustraciones; el v. 12b declara nuevamente el
asunto. Pozos (10), noches frías (11) y bandidos (12a) confrontaban a los antiguos viajeros, sugiriendo la necesidad de
compañía en momentos de accidentes (10), insuficiencia (11) y adversidad (12a). El aumento de nú mero de dos (9, 12a)
a tres es significativo: mientras más amigos, mejor.
Un líder aislado. Algunos pronombres ambiguos en el v. 14 significan que este pasaje puede leerse de distintas maneras.
El rey viejo del v. 13 en un tiempo fue sabio (como ya no sabe sugiere) pero perdió su sabiduría. La palabra para pobre
se refiere a origen humilde. Muchacho abarca la edad de la adolescencia hasta los cuarenta. En el v. 14 su se refiere al
rey. Surge un hombre joven; tiene todo en contra, pero el rey se aisló (implicado en el v. 15). El aislamiento del hombre
viejo condujo al éxito del más joven. El hombre joven tuvo éxito por un tiempo (15). En el v. 16 delante de él significa
“eran súbditos”). La popularidad tam poco fue duradera para el hombre más joven. El repitió el ciclo. De la historia
surgen dos puntos principales que son universalmente verdaderos: que el aislamiento es parte de los dolores de la
experiencia humana, y que la nueva generación no resolvió el problema de la generación vieja (ver 1:9-11).
Opresión sin consuelo. La opresión es un hecho (Yo … vi, 1), parte del horror de este mundo (debajo del sol, 1), amarga
por el poder que tienen los opresores. No se sugiere solución (aunque 2:26 y 3:22 han dado una insinuación). La
pregunta implícita es, ¿cómo enfrentaremos a la realidad?
La envidia y sus alternativas. Si la opresión daña las relaciones (1-3), así lo hace más sutilmente la envidia (4-6). Mucho
esfuerzo es motivado por el deseo de superar a otros. El v. 5 es lo opuesto del v. 4. Si disgusta la rivalidad, el peligro
opuesto es retirarse completamente de la vida. Pero es to significa destruir la propia vida. El contentamiento (6) es
mejor que la rivalidad (4) o la holgazanería (5). Una mano llena expresa una cantidad limitada, ambos puños llenos más
de lo que pue de manejarse con facilidad. El primer caso lleva al sosiego; el segundo al fracaso y la frustración (“querer
atrapar el viento”, DHH).
¿Para qué vive uno? El hombre no tiene familia o amigos, sin embargo, tiene éxito y es rico. El hace la pregunta del v. 8,
pero no se da respuesta y la pregunta queda pendiente; es parte de la frustración de la vida.
La necesidad de compañía. El v. 9 presenta el punto; los vv. 10-12a dan ilustraciones; el v. 12b declara nuevamente el
asunto. Pozos (10), noches frías (11) y bandidos (12a) confrontaban a los antiguos viajeros, sugiriendo la necesidad de
compañía en momentos de accidentes (10), insuficiencia (11) y adversidad (12a). El aumento de nú mero de dos (9, 12a)
a tres es significativo: mientras más amigos, mejor.
Un líder aislado. Algunos pronombres ambiguos en el v. 14 significan que este pasaje puede leerse de distintas maneras.
El rey viejo del v. 13 en un tiempo fue sabio (como ya no sabe sugiere) pero perdió su sabiduría. La palabra para pobre
se refiere a origen humilde. Muchacho abarca la edad de la adolescencia hasta los cuarenta. En el v. 14 su se refiere al
rey. Surge un hombre joven; tiene todo en contra, pero el rey se aisló (implicado en el v. 15). El aislamiento del hombre
viejo condujo al éxito del más joven. El hombre joven tuvo éxito por un tiempo (15). En el v. 16 delante de él significa
“eran súbditos”). La popularidad tam poco fue duradera para el hombre más joven. El repitió el ciclo. De la historia
surgen dos puntos principales que son universalmente verdaderos: que el aislamiento es parte de los dolores de la
experiencia humana, y que la nueva generación no resolvió el problema de la generación vieja (ver 1:9-11).
Opresión sin consuelo. La opresión es un hecho (Yo … vi, 1), parte del horror de este mundo (debajo del sol, 1), amarga
por el poder que tienen los opresores. No se sugiere solución (aunque 2:26 y 3:22 han dado una insinuación). La
pregunta implícita es, ¿cómo enfrentaremos a la realidad?
La envidia y sus alternativas. Si la opresión daña las relaciones (1-3), así lo hace más sutilmente la envidia (4-6). Mucho
esfuerzo es motivado por el deseo de superar a otros. El v. 5 es lo opuesto del v. 4. Si disgusta la rivalidad, el peligro
opuesto es retirarse completamente de la vida. Pero es to significa destruir la propia vida. El contentamiento (6) es
mejor que la rivalidad (4) o la holgazanería (5). Una mano llena expresa una cantidad limitada, ambos puños llenos más
de lo que pue de manejarse con facilidad. El primer caso lleva al sosiego; el segundo al fracaso y la frustración (“querer
atrapar el viento”, DHH).
¿Para qué vive uno? El hombre no tiene familia o amigos, sin embargo, tiene éxito y es rico. El hace la pregunta del v. 8,
pero no se da respuesta y la pregunta queda pendiente; es parte de la frustración de la vida.
La necesidad de compañía. El v. 9 presenta el punto; los vv. 10-12a dan ilustraciones; el v. 12b declara nuevamente el
asunto. Pozos (10), noches frías (11) y bandidos (12a) confrontaban a los antiguos viajeros, sugiriendo la necesidad de
compañía en momentos de accidentes (10), insuficiencia (11) y adversidad (12a). El aumento de nú mero de dos (9, 12a)
a tres es significativo: mientras más amigos, mejor.
Un líder aislado. Algunos pronombres ambiguos en el v. 14 significan que este pasaje puede leerse de distintas maneras.
El rey viejo del v. 13 en un tiempo fue sabio (como ya no sabe sugiere) pero perdió su sabiduría. La palabra para pobre
se refiere a origen humilde. Muchacho abarca la edad de la adolescencia hasta los cuarenta. En el v. 14 su se refiere al
rey. Surge un hombre joven; tiene todo en contra, pero el rey se aisló (implicado en el v. 15). El aislamiento del hombre
viejo condujo al éxito del más joven. El hombre joven tuvo éxito por un tiempo (15). En el v. 16 delante de él significa
“eran súbditos”). La popularidad tam poco fue duradera para el hombre más joven. El repitió el ciclo. De la historia
surgen dos puntos principales que son universalmente verdaderos: que el aislamiento es parte de los dolores de la
experiencia humana, y que la nueva generación no resolvió el problema de la generación vieja (ver 1:9-11).
Notas de la Versión Kadosh Israelita Mesiánica
29] El necio es víctima de su propia ociosidad. Otro tema menor que recorre el libro es que trabajar con moderación
otorga dignidad a la persona; pero si el trabajo es excesivo y la absorbe por completo, de nada aprovecha: Porque un
poco descansadamente es mejor que mucho con aflicción de ruaj. [30] Las dos casas de Yisra'el juntas y unidas tienen
calor y se cobijan una a la otra, separadas, nada pueden hacer. [31] Siendo el Mesías Yahshúa la tercera cuerda de la
unión esta, nadie puede romper la unión entre Yahudáh y Efrayim. [32] Esto es una alusión a algunos hechos que son
familiares para nosotros. La historia nos provee con muchos casos de personas perversas levantadas hacia autoridad
soberana, y de reyes que han sido reducidos a oficios bajos y a un bocado. Agrippa se levantó en el trono de Yisra'el
después de haber estado un largo tiempo en prisión, y sucesos similares son comunes en épocas modernas. [ Gen 18:27,
Gen 18:30, Gen 18:32; Gen 28:20-22]
los muertos…los vivos. Probablemente la comparación aquí sea entre los oprimidos, ya sean muertos o vivos. La opinión
del Predicador es que los muertos ya no son víctimas de la opresión (cp. Job 3:11-19; Jer 20:14-18).
el que nunca ha existido. La ventaja del que no ha nacido es que no sufre la opresión (vers. 1).
la rivalidad. Es decir, la competencia que origina contienda. Se logra la producción, pero es una bendición mixta. Este
vers. no recomienda la ociosidad (cp. vers. 5). vanidad y correr tras el viento. Véase coment. en 1:2.
se cruza de manos. Las dos manos en reposo describen a la persona ociosa, lo cual puede destruirla (cp. 10:18; Pr 6:6-
11).
una mano…dos puños. Este versículo complementa el vers. 5 y da énfasis al balance entre el trabajo y el descanso.
Cualquier de los dos extremos es malo.
me volví y observé. El Predicador empieza a enfocar la futilidad de obtener riquezas por la avaricia (vers. 7, 8) y en las
ventajas del compañerismo (vers. 9-12).
Mas valen dos. Dos trabajadores valen más juntos que separados, porque tienen habilidades complementarias y la
ayuda mutua aumenta su recompensa.
dos lo resistirán. Los amigos se defienden el uno al otro, no sólo contra un ataque físico sino también contra cualquier
forma de oposición. Un cordel de tres. Hay una ventaja en números; tres es mejor que dos. Donde existe el espíritu de la
verdadera amistad, siempre habrá más de un sólo amigo.
un joven pobre y sabio. Aunque la sociedad juzgue a una persona por su rango o estado social, la sabiduría es la
verdadera medida del valor de una persona.
para reinar. La alusión aquí puede ser a José (Gn 41:14), a David (1 S 18:23) o a un incidente típico (cp. 9:13-15). Sin
embargo, la lección es clara: la sabiduría trae honor.
No tenía fin la multitud de todos. Al final, cada gobernante pierde la popularidad con su propia generación. Era verdad
en el pasado y lo será en el futuro.