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I. El ejemplo de Cristo
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la
carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,
el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó
a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores
contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Heb. 12:1-3).
Según éste pasaje, hay una actitud desinteresada (no egoísta) que necesitamos
aprender. El estado del alma en medio de las pruebas no depende del cambio en las
circunstancias sino del enfoque de nuestra mente (“puestos los ojos en Jesús”,
“Considerad a aquel”).
Cristo es el ejemplo, el patrón, el estándar, el modelo. Entonces, ¿cómo es posible
que Jesucristo manifestara gozo en medio del sufrimiento, la humillación y la
muerte? La respuesta es simple, él miró hacia el futuro, y contempló las bendiciones
maravillosas que nos podría otorgar cuando se sentara a la diestra de Dios.
El sufrimiento no puede quitarnos el gozo cristiano. No hay pretexto que nos impida
gozarnos en Cristo si miramos el futuro glorioso, siguiendo el ejemplo de Jesús.
Debemos considerar (gr. “analogizomai”, analizar, sopesar) a Jesús para seguir su
ejemplo.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
EL GOZO DEL CONTENTAMIENTO
Conclusión:
Los cristianos podemos encontrar la clase de gozo, contentamiento y satisfacción que
Cristo y el apóstol Pablo disfrutaron.
Cuando no estamos contentos con la situación que nos ha sobrevenido, pecamos
eligiendo la depresión y la ansiedad.
La depresión y la ansiedad son la opción de comportamiento pecaminoso que resulta
de la falta de contentamiento por el egoísmo.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com