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El progreso Espiritual

El progreso
Espiritual
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INTRODUCCIÓN
Los fundamentos bíblicos de la noción
de progreso espiritual
INTRODUCCIÓN
Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual
Por una parte tendemos a la vida eterna porque
recibimos la gracia de las virtudes y de los dones
como principio permanente y como fuente de
dinamismo infinito; por otra, dado que nuestra vida
natural se desarrolla tendiendo a una plena
autoconciencia y a una integración cada vez más
completa de nuestra personalidad, nuestra vida
espiritual sigue necesariamente una evolución
temporal que se presenta también como un
progreso hacia la plenitud.
INTRODUCCIÓN
Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual
Más aún, la experiencia nos dice que
esta evolución, en los fieles que
cumplen la voluntad de Dios -que es
nuestra santificación-, procede según
unas etapas bastante constantes hacia
un fin, llamado comúnmente
perfección o santidad, o, como
decimos también nosotros, plenitud.
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Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual
 El Evangelio nos describe el crecimiento del reino de Dios de forma genérica. En
este aspecto, los textos más explícitos son los del evangelio de Mateo, capítulo
13: el Reino de Dios crece, tanto en el mundo como en nosotros, de manera
parecida al grano de mostaza, y este crecimiento, añade el evangelio de
Marcos, se presenta como algo misterioso:
 "Sucede con el reino de Dios Io que con el grano que un hombre echa en la
tierra. Duerma o vele, de noche o de día, el grano germina y crece, sin que él
sepa cómo" (Mc 4, 26).
 Pues bien, este crecimiento requiere de nuestra parte una decisión clara:
 "Sucede con el reino de los cielos Io que con un tesoro escondido en el campo: el
que lo encuentra Io deja oculto y, lleno de alegría, va, vende tod07 lo que tiene
y compra el campo. También sucede con el reino de los cielos lo que con un
mercader que busca ricas perlas, y que, al encontrar una de gran valor, se va a
vender todo lo que tiene y la compra" 13, 44—46).
INTRODUCCIÓN
Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual
Pero no todos los invitados al Reino
responden positivamente (Cf. Mt 19, 16-
30: el joven rico no vende todos sus
bienes para seguir al Maestro).
INTRODUCCIÓN
Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual
 El crecimiento del cristiano sigue el crecimiento del Reino. El motivo de este
paralelismo está ligado a la doctrina del Cuerpo místico: el crecimiento del cuerpo
se hace consciente en los miembros y, al mismo tiempo, los forma, lo cual conduce
necesariamente al crecimiento del cristiano, de manera que, según la palabra de
san Pablo, él no es ya "un niño fluctuante que se deja llevar por cualquier viento" (Ef
4, 14). Oponiendo en varias ocasiones el cristiano adulto (o también: perfecto) a un
niño, san Pablo exhorta a los cristianos a crecer cada vez más:
 "No cesamos de orar y pedir por vosotros, para que conozcáis perfectamente su
voluntad, colmados de la sabiduría y la inteligencia que otorga el Espíritu. Llevaréis
así una vida digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda suerte
de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios. El poder glorioso de Dios
os hará fuertes hasta el punto de que seáis capaces de soportarlo todo con
paciencia y entereza" (Col I, 9-11).
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Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual
 Por lo demás, el mismo Pablo habla de su propio
crecimiento:
 "No pretendo decir que haya alcanzado la meta o
conseguido la perfección, pero me esfuerzo a ver si la
conquisto, ya que yo mismo he sido conquistado por Cristo"
(Flp 3, 12).
 Al tratar de las virtudes teologales (capítulo V), hemos
mostrado ya cómo crecen y se desarrollan a lo largo de
nuestra vida. Ahora añadiremos sólo algunas indicaciones
sobre los aspectos más particulares que atañen al
crecimiento de la sabiduría y de la caridad.
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Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual

En cuanto a la sabiduría o


conocimiento de Cristo, su
crecimiento queda ilustrado
abundantemente en las cartas de san
Pablo, sobre todo en las de la
cautividad, centradas en la unión.
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Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual
 Con Cristo. Para mostrarlo, completemos simplemente
la cita de la Carta a los Filipenses:
 "Yo, hermanos, no me hago ilusiones de haber
alcanzado la meta o conseguido la perfección; pero,
eso sí, olvidando lo que he dejado atrás, me lanzo de
lleno a la consecución de lo que está delante y corro
hacia la meta, hacia el premio al que Dios me llama
desde lo alto por medio de Cristo Jesús. Esto
deberíamos pensar cuantos presumimos de maduros en
la fe. Y si pensáis de modo diferente, que Dios os haga
ver claro también esto. En todo caso, permanezcamos
firmes en Io que hemos alcanzado" (Flp 3, 13-16).
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Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual

Señalemos, finalmente, un último aspecto del


crecimiento espiritual, el que se refiere a su
carácter psicológico y que encontramos
expresado en un texto de la Primera Carta de
san Juan:
"En el amor no hay lugar para el temor. Al
contrario, el amor perfecto echa fuera el temor,
porque el temor supone castigo, y el que teme
no es perfecto en el amor" (1 Jn 4, 18).
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Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual

El sentido inmediato de este pasaje es la


oposición entre la libertad evangélica y el
temor del Antiguo Testamento (Cf. Rom 8, 15);
en efecto, cuando la vida espiritual cristiana ha
llegado a la perfección por la presencia de la
caridad, engendra la parrhesía o confianza
para hablar y estar en la presencia de Dios el
día del juicio. Esta parrhesía se anticipa en esta
vida y elimina todo temor servil.
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Los fundamentos bíblicos de la noción de
progreso espiritual

Si la noción de crecimiento, claramente


evangélica, es aceptada por todos sin
dificultad, el problema que plantea a la
teología espiritual no es tan sencillo:
efectivamente, hay que reflexionar sobre su
misma realidad y sobre su actuación, para
llegar luego a describir su estado final.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 EL DESARROLLO ESPIRITUAL

La experiencia espiritual común, lo mismo


que la de los santos, confirma los datos
bíblicos sobre el crecimiento espiritual. Este
se presenta como un progreso en el tiempo,
no lineal -porque los pecados pueden
perturbar ese proceso-, pero bastante
constante, especialmente en los que se
dedican sinceramente a la vida espiritual
personal.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 El tiempo del alma

Para comprender mejor la experiencia espiritual


tal como se manifiesta en su desarrollo normal,
hay que reflexionar primero sobre el sentido del
tiempo: ¿qué es el tiempo espiritual? ¿una
simple duración como la de la planta que
crece de forma continua (aun teniendo en
cuenta la diferencia de las estaciones)?, ¿o
bien un tiempo complejo en el que se dan
diversos momentos de plenitud, de
estancamiento o, incluso, de retroceso?
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

La sagrada Escritura, al describir la historia del


pueblo de Dios, presenta una distinción análoga a
la nuestra.
Señala la duración histórica como krónos; mientras
que para expresar los diversos momentos de la
intervención de Dios utiliza la palabra kairós.
Los diversos momentos de la intervención divina
crean situaciones nuevas; la decisiva es el
acontecimiento de la Encarnación, que inaugura
la nueva alianza.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 Puesto que estamos estudiando la vida espiritual personal, hemos


de referirnos preferentemente a una analogía sacada del orden
natural; en la evolución de todo ser viviente se pueden distinguir dos
tipos de tiempo: el tiempo de preparación, durante el cual el ser
vivo va creciendo insensiblemente, y el tiempo de manifestación,
cuando la maduración precedente produce un cambio profundo
que marca una nueva etapa en el crecimiento.
 Así, la larga preparación de la infancia conduce a la "edad de la
razón" y la de la segunda infancia a la crisis de la adolescencia. De
forma análoga observamos cómo el hombre que tiene que tomar
una decisión importante se impone previamente una larga
deliberación que prepara la decisión misma; de ordinario, es de
ésta última de la que tomamos mayor conciencia.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

Observamos además que el cambio espiritual


presenta siempre un aspecto de irreversibilidad:
no se puede ya obrar como si no hubiera
pasado nada.

En líneas generales, un cambio rápido


impresiona a la conciencia y despierta la
atención de los otros; es, por tanto, el momento
de manifestación el que se percibe más
fácilmente.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

Por ejemplo, el que ha tomado


conciencia de su propio pecado o de su
deseo de conversión, o se ha planteado
seriamente el problema de la vocación,
tiene que tener forzosamente en cuenta
la nueva realidad espiritual y se hace
responsable de la aceptación o del
rechazo de la invitación divina.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

El momento de la manifestación


presupone, como condición de
posibilidad habitual, el de la
preparación, según un ritmo ligado a
la naturaleza de las cosas, aun
cuando a menudo permanece
oculto.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 De la vida humana en general se puede pasar, por analogía, a


la vida espiritual.
 La piedad del niño, por ejemplo, prepara el comienzo de la
vida espiritual personal. Y a lo largo de toda la vida espiritual se
verifica una sucesión de preparaciones y de nuevos comienzos.
Recordemos a este propósito la fórmula de san Gregorio
Niseno, que define el desarrollo de la vida espiritual como el
paso "de un comienzo a otro comienzo hasta el comienzo sin fin
de la vida eterna".
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 Para poner otro ejemplo más típico, la vida de oración es


descrita por santa Teresa de Jesús como un paso a través de
diversas etapas que constituyen las siete moradas del castillo
interior, hasta la unión definitiva y plena del matrimonio
espiritual.
 Este crecimiento continuo se puede comparar con una serie de
cambios vitales; para describir su momento más destacado, la
santa utiliza la comparación de la crisálida que se convierte en
mariposa, poniendo así de manifiesto el salto de cualidad de la
vida espiritual.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 Para entender este desarrollo puede ayudarnos la


doctrina tomista sobre el progreso espiritual : la vida
espiritual no progresa de forma mecánica, sumando
nuestros méritos, sino de forma discontinua, en función
de la intensidad de nuestras acciones espirituales. De
cualquier forma que se conciba el momento de tránsito
desde la preparación hasta los estados más elevados,
está claro que el progreso mismo depende
directamente de Dios y tan sólo indirectamente del
hombre espiritual.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 Reflexionando sobre esta situación, algunos autores


espirituales como san Ignacio o san Juan de la Cruz
han intentado precisar la relación exacta que se
da entre la actividad del hombre y la de Dios.
 La fórmula en la que se detienen es que el hombre
se dispone a la acción divina; y es esta disposición
activa la que debe considerarse como la
preparación para acceder a un estado espiritual
más elevado.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

Entre los grandes autores espirituales, san


Ignacio de Loyola es probablemente el que ha
teorizado mejor la necesidad de disponerse a la
acción de Dios. De esta manera mantenía la
primacía de la acción de Dios en la vida
espiritual y, al mismo tiempo, la necesidad de la
cooperación del hombre con el dinamismo de
la gracia y las inspiraciones del Espíritu.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 El primer aspecto de esta cooperación es el uso que hay que


hacer de los bienes naturales para disponerse al servicio de Dios,
particularmente al apostolado:
 "Los (dones) interiores son los que han de dar eficacia a estos
exteriores para el fin que se pretende. Sobre este fundamento, los
medios naturales que disponen el instrumento de Dios nuestro
Señor para con los prójimo, ayudarán universalmente para la
conservación y aumento de todo este cuerpo (la Compañía de
Jesús), con que se aprendan y ejerciten por solo el divino servicio,
no para confiar en ellos, sino para cooperar a la divina gracia,
según la orden de la suma Providencia de Dios nuestro Señor,
que quiere ser glorificado con Io que él da como Creador, que
es Io natural, y con Io que da como Autor de la gracia, que es lo
sobrenatural" (Constituciones X, 3: Obras, 558)
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 Más claramente todavía, si consideramos sólo el terreno espiritual,


tendremos que afirmar que todo nuestro esfuerzo consiste en disponemos
a recibir nuevas gracias. Es éste precisamente el fin de los Ejercicios
espirituales:
 "Porque así como el pasear, caminar y correr son ejercicios corporales,
por la misma manera todo modo de preparar y disponer el ánima, para
quitar de sí todas las afecciones desordenadas y, después de quitadas
para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida, pava
la salud del ánima, se llaman ejercicios espirituales" (Ejercicios espirituales
I, I. Obras, 153).
 Así pues, estos ejercicios tienen como finalidad, no ya la
autoconstrucción de la existencia, sino la creación de una disposición
favorable a la acción iluminadora de Dios.
EL DESARROLLO ESPIRITUAL

 En el curso de la vida espiritual en general, nuestros esfuerzos se propondrán


el mismo fin. Así, por ejemplo, buscar la soledad:
 "Cuanto más nuestra ánima se halla sola y apartada, se hace más apta para
se acercar y llegar a su Creador y Señor; y cuanto más así se allega, más se
dispone para recibir gracias y dones de la su divina y suma bondad"
(Ejercicios espirituales 1, 20: Obras, 159)
 Dios, por su parte, está siempre dispuesto a comunicar su gracia:
 "Y generalmente cuanto más uno se ligare con Dios nuestro Señor, y más
liberal se mostrare con la su divina Majestad, tanto más le hallará más liberal
consigo, y él será más dispuesto pava recibir in dies mayores gracias y dones
espirituales" (Constituciones III, 1, 22: Obras, 434)
 ¿No es, acaso, la voluntad indefectible de Dios nuestra propia santificación?
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE
LA VIDA ESPIRITUAL
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL

 Según lo que hemos expuesto, es posible señalar


en el desarrollo de la vida cristiana algunos
momentos principales en los que se verifica un
nuevo despertar de la conciencia. Hablamos
entonces de comienzo de la vida espiritual
personal, o de conversión. Además, algunos
autores se han esforzado en describir el conjunto
del camino del hombre espiritual, estableciendo
las constantes que forman lo que se llama un
itinerario espiritual.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
1. El comienzo de la vida espiritual.
Para todos está claro que hay una vida cristiana
cuyos orígenes se remontan al bautismo. Pero la
idea de un comienzo de la vida espiritual personal
requiere un poco de reflexión.
Para discernir mejor el sentido de esta noción,
podemos comentar brevemente un texto de
santa Teresa de Lisieux, que habla expresamente
de ella: "Al comienzo de mi vida espiritual -escribe
la santa-, cuando tenía unos 13 0 14 años..."
(Manuscritos autobiográficos, A, 74, 1 0)
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
1. El comienzo de la vida espiritual.
 Es obvio que antes de esta edad Teresa llevaba una vida cristiana
fervorosa; había recibido además gracias eminentes, con ocasión, por
ejemplo, de su comunión solemne y de su curación milagrosa. Sin
embargo, seguía siendo niña; es decir, su vida cristiana estaba
alimentada por la familia, y en cierto sentido se confundía con la vida
del ambiente familiar; no procedía de una decisión personal clara, sino
que imitaba la de sus padres y sus hermanas mayores.
 En otras palabras, la pequeña Teresa no tenía aún conciencia refleja de
sus actos religiosos, Pero aquella noche luminosa de Navidad, cuando
renunció a que su padre la siguiera considerando como niña, alcanzó
una forma nueva de vida espiritual: precisamente la forma en la que la
persona humana se considera responsable del conjunto de su propia
vida ante Dios, es decir, cuando la relación con Dios se convierte en una
relación total de persona a persona.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
1. El comienzo de la vida espiritual.
 Entonces, dice santa Teresa, quedó revestida de
fortaleza.
 Así, pues, si se considera la toma de conciencia de la
responsabilidad personal de toda la vida ante Dios
como el "comienzo de la vida espiritual", se ve que a
esta toma de conciencia contribuye notablemente la
percepción del contraste que se da, tanto con el
ambiente social, como con los impulsos sensuales y
egoístas.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
1. El comienzo de la vida espiritual.

 La vida espiritual personal pertenece, por tanto,


normalmente a la adolescencia o a la juventud más bien
que a la niñez, ya que la experiencia de los antagonismos
suscita la conciencia de la propia personalidad y obliga a
la decisión. Si esto es así, ¿llegan todos a una vida espiritual
personal? La respuesta tiene que ser negativa, ya que esta
expresión no debe entenderse en el sentido de una
conciencia puntual, sino de una cierta continuidad.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
1. El comienzo de la vida espiritual.
 La experiencia demuestra que muchos, después de la
instrucción religiosa de la niñez, reducen su vida
cristiana consciente a una oración puramente
mecánica, no personal, y a una mínima frecuencia de
los sacramentos, sin fervor y sin deseo de progresar. Ni
siquiera la opción del matrimonio implica
necesariamente el propósito de vivir la vida familiar
como mediación para crecer en la vida espiritual. Este
mínimo de vida religiosa no basta para asumir
activamente la propia vida ante Dios de forma
responsable.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
1. El comienzo de la vida espiritual.
Por lo que se refiere a la ley moral, hay
muchos que no la interiorizan y la
consideran más bien como una regla de
vida honesta, no como un testimonio de
amor de Dios. Se trata, por tanto, casi
exclusivamente de una observancia
sociológica, no de una determinación
personal.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
1. El comienzo de la vida espiritual.
Para adquirir esta vida espiritual personal -
ligada a la toma de conciencia del sentido de
la vida y de la muerte en Cristo- es muy
provechosa la práctica de los ejercicios
espirituales, en donde la persona, en la soledad,
puede considerar su proyecto de vida en la
presencia de Dios, meditando en los principios
de la fe cristiana y orientándose según el
atractivo de la gracia divina.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.
 Otro de los momentos de la vida espiritual es el que se designa comúnmente
con la palabra "conversión". Esta palabra, de sabor
claramente evangélico, se utiliza con frecuencia por los
autores espirituales en el sentido de lo que hemos llamado
el comienzo de la vida espiritual. Volviendo al ejemplo de
santa Teresa del Niño Jesús, cuando se refiere a la noche
de Navidad de 1886, habla indiferentemente de su
"conversión" o del comienzo de su vida espiritual. De forma
muy parecida, santa Teresa de Avila, María de la
Encarnación, Carlos de Foucauld, etc., hablan de
conversión para indicar su decisión de seguir la llamada de
Cristo para una vida de imitación y de compromiso
evangélico.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.
 Siguiendo la doctrina del padre Lallemant, autor jesuíta del siglo XVII, se
puede decir que
"ordinariamente hay dos conversiones en la
vida de la mayor parte de los santos y de -los
religiosos que se hacen perfectos: en la primera
se dedican al servicio de Dios, en la segunda se
dedican totalmente a la perfección" (Dottrina
spirituale, 22 principio, parte 2a , c. 6, a. 2, Ed.
Paoline 1985, 1329.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.
 Algunos autores entienden por conversión el paso del
estado ordinario al de los incipientes en la vida espiritual
personal, luego al de los avanzados y finalmente al de
los perfectos. Pero esta posición parece demasiado
rígida y no corresponde a la experiencia espiritual: la
conversión no es tanto una transición como un
propósito de cambio, y se refiere más al modo de
concebir el nuevo camino y de imprimir en él una
nueva dirección que a la transformación ya realizada.
7 marzo
En este último caso habría que hablar más bien de una
nueva etapa de la vida espiritual.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.
 Intentemos ahora precisar los modos de la
conversión.

 Hay una conversión preliminar cuando de la no-fe


se pasa a la fe. Pero este paso no implica
necesariamente aquella determinación que hemos
llamado "comienzo de la vida espiritual". Lo mismo
sucede cuando un pecador pide la absolución de
los pecados sin tener el propósito eficaz de
emprender una auténtica vida espiritual.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.
 Hablamos de primera conversión cuando la
persona decide considerar toda su vida a la luz de
la fe. El sentido de la vida cambia y, poco a poco,
va tomando forma la vida espiritual.
 La vocación religiosa o sacerdotal presupone esta
primera conversión, ya que, necesariamente, el
que entra en uno de estos estados somete
plenamente su juicio práctico y su vida a las
determinaciones de la Iglesia y a la inspiración
evangélica.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.
En resumen, la primera conversión no es otra
cosa más que la introducción de los valores
religiosos en la vida, de manera que todos los
demás valores se subordinan a ellos.
Análogamente se puede hablar de conversión
también para las otras religiones y, en sentido
amplio, para todo aquel que subordine a un
determinado sistema de valores los principios
que inspiran su conducta.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.
 Sucede, sin embargo, que la primacía de los valores de la fe no
transforma totalmente al alma ni la conduce siempre a la entrega total
de la persona. Viene entonces la segunda converSión, con la que la
persona se somete por completo a la acción de Dios y se propone
seguir siempre la moción divina para llegar a la plenitud de la vida
espiritual.
 Se trata de un nuevo paso, en cuanto que consagra totalmente a Dios
la afectividad y la actividad. Presenta tres aspectos: es universal, ya que
no deja nada fuera de la voluntad de Dios; es sincero, ya que busca el
conocimiento de la voluntad de Dios con pureza de corazón; y es
sólido y constante, ya que no pone límites de tiempo (Surin).
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.

Esta segunda conversión puede incluirse en la


primera, cuando la luz de la fe invade a toda la
persona: el entendimiento, la afectividad y la
voluntad, como suele acontecer a los
caracteres apasionados.
Puede estar también provocada por una
gracia muy fuerte, con ocasión de una
predicación o de un acontecimiento espiritual
especial.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.

De ordinario se verifica con ocasión de un retiro


cuando, después de algunos años pasados en
la tibieza, el cristiano, el sacerdote o el religioso
toma constancia de la profunda disonancia de
su vida: por un lado, a la luz de la fe ve lo
absoluto del amor de Dios y de la vocación
divina; por otro, lamenta la incoherencia de su
vida espiritual con los principios de esa
vocación.
1. LOS Momentos PRINCIPALES DE LA VIDA
ESPIRITUAL
2. La noción de conversión.
 La introducción en la contemplación, en virtud de la
cual el alma percibe más claramente la naturaleza
interpersonal de la vida espiritual y abandona su apego
a las cosas terrenas, trae fácilmente consigo la segunda
conversión: el alma responde al amor de Dios que se
revela con un amor total y personal.
 En general, la vida de oración, camino excelente para
llegar a la personalización de la fe, conduce a menudo
a la segunda conversión. Y si sentimos la repugnancia y
el "horror de las dificultades", leamos los escritos de los
místicos para "saborear la dulzura de un bien tan
elevado" (santa Teresa de Jesús).
II. LA NOCIÓN DE ITINERARIO
ESPIRITUAL
II. LA NOCIÓN DE ITINERARIO ESPIRITUAL

Puesto que la vida espiritual se desarrolla en


el tiempo, les ha parecido natural a los
teólogos de la vida espiritual describir este
desarrollo de forma concreta, con una
doble finalidad: una teórica, llegar a una
cierta comprensión de la vida espiritual; y
otra práctica, ayudar a los padres
espirituales a dirigir a las almas que caminan
hacia la plenitud de la vida cristiana.
II. LA NOCIÓN DE ITINERARIO ESPIRITUAL

Según los diversos puntos de vista, se han


propuesto varios itinerarios: grados de caridad,
grados de humildad, etc. Como es imposible
describirlos todos, nos detendremos solamente
en dos de ellos.
El primero será el que describe san Juan de la
Cruz; lo escogemos debido a su importancia
teórica, dado que se presenta como un
itinerario completo que lleva hasta la cima de
la vida mística y como una descripción
normativa apoyada en razones teológicas.
II. LA NOCIÓN DE ITINERARIO ESPIRITUAL

El segundo será el que todos reconocen, que


presenta muy sencillamente el camino espiritual
como un pasar de los principiantes a los perfectos
a través de la fase intermedia de los avanzados ó
"proficientes"; aquí se recoge la distinción más
antigua de las tres fases de la vida contemplativa:
purificación, iluminación, unión, La consideración
de este segundo itinerario (presente por lo demás
en san Juan de la Cruz) es especialmente
interesante por su valor práctico.
1. El itinerario de san
Juan de la Cruz.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

Antes de presentar sinópticamente el


conjunto del itinerario sanjuanista,
hagamos algunas observaciones.
No debemos separar nunca el orden de
la purificación del de la contemplación:
se trata de dos aspectos siempre
paralelos de la única realidad espiritual,
que es la transformación del alma en
Dios.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

 Las articulaciones esenciales de este esquema que se


nos describe en la Subida del Monte Carmelo y en la
Noche oscura (que hay que considerar como una sola
obra) son las siguientes:
 después de una doble purificación de los sentidos y del
espíritu, se llega al estado de unión; la purificación
presenta no solamente un aspecto activo,
que es el momento ascético reconocido por
todos, sino también un aspecto pasivo, cuya
descripción es la aportación más original de san Juan
de la Cruz a la teología espiritual.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

SUBIDA DEL CARMELO


ESTADOS AFECTIVOS,
ORACIONES
PURIFICACIONES
Luz del día
Oración discursiva: los principiantes seConsolaciones sensibles
ejercitan largamente en la meditación y El alma encuentra gozo y sabor en
en la oración: NO I, 8 los ejercicios y en las obras de
Paso a la contemplación: piedad y así se aparta de los
SMC 11, 13-14 bienes del mundo.
I) Imposibilidad de meditar y disgusto Dios sigue destetando poco a poco
en hacerlo. 2) Falta de todo deseo.
3) Gozo íntimo que el alma encuentra en
a las almas de la leche de las
la soledad. dulzuras.
Crepúsculo
Noche oscura del sentido Doble purificación: activa y pasiva
Conocimiento general y amoroso de Dios Activa: SMC, libro I Mortificación voluntaria de los apetitos y de los sentidos
Absorción incompleta del alma inflamada de un amor ansioso: NO 1, 11
Pasiva: NO, libro I Defectos de los principiantes: NO I, 1-7 Aridez y pruebas
Acción más recogida, más delicada, más tranquila y moderada con el
espirituales
razonamiento
Contemplación serena: NO II, 1 Corazón más dilatado: contemplación amorosa Periodo intermedio: NO II, 1 Tinieblas y angustias intensas, pero breves.
Este estado dura años
Contemplación tenebrosa purificadora: NO II Noche obscura del Espíritu Activa: SMC, I y II. Caminar en la fe: II en la
El alma se queda pasiva esperanza: III 1-14 en la cariad: III, 15-final Pasiva: NO II. Temor de Dios
Luz divina Soledad y abandono
Conocimiento de las cosas divinas Tribulaciones
Sentimientos divinos Purificaciones del entendimiento, de la memoria, de la voluntad
Resultados: fuego de amor e iluminaciones: c. 11-19 Esta purificación dura años
Contemplación iluminada purificadora: CE estr. 1-26 Noche tranquila
Búsqueda del Amado en la soledad Impaciencias y angustias: CE estr. 6-I()b, dificultades y tentaciones
CE estr. 1-10a Turbaciones, temores, aridez:
Conocimiento de la creación y de la encarnación CE estr. 25-26
Noviazgo espiritual: CE estr. 11-26
Paz-deleite-conocimiento de la sabiduría de Dios
Contemplación unitiva: CE estr. 27-39; LLAV Noche serena
Purificación de todo lo sensible: CE estr, 39
Matrimonio espiritual: conocimiento de la encarnación y de la redención, Deseo dulce y deleitoso: LLAV
Inflamación de amor: LIAV.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

 Como se ve, este esquema se presenta como ejemplar


y normativa, en cuanto que procede de una cierta
necesidad ontológica:
 la purificación de los sentidos, que tiene la finalidad de
someterlos a la razón sostenida por la gracia, precede a
la purificación del espíritu, gracias a la cual éste se
somete a la acción del Espíritu Santo: desde el punto de
vista de los modos de oración, la meditación precede a
la contemplación.
 Este doble movimiento de purificación y de iluminación
se desarrolla según un paralelismo bastante rígido.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

 Además, según san Juan de la Cruz, la sucesión de


las diversas etapas puede observarse también
empíricamente y el santo doctor no tiene miedo de
asignar a cada una de ellas una duración
determinada. Obsérvese finalmente que la sucesión
de los estados de contemplación corresponde
grosso modo a las descripciones de santa Teresa de
Jesús, que, sin embargo, no establece un
paralelismo entre el orden de la purificación y el de
la iluminación; aun teniendo en cuenta la
personalidad de san Juan de la Cruz, cabe pensar
que siguió a propósito las enseñanzas de la “santa
madre”.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

 La validez de la enseñanza teórica de san Juan


de la Cruz es reconocida por todos; pero
podemos preguntarnos si esta enseñanza se
verifica en la experiencia espiritual.
 La sucesión temporal ¿se verifica siempre?
 Reconozcamos que en la via contemplativa,
sobre todo en los ambientes monásticos, se
verifica con frecuencia, pero no con una
necesidad absoluta.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

Si nos fijamos en el caso de santa Teresa


del Niño Jesús, también carmelita y
discípula de san Juan de la Cruz, vemos
que su itinerario espiritual se diferencia
notablemente y en un punto importante
del esquema sanjuanista: Teresa alcanza
la unión con la Santísima Trinidad antes de
entrar en la noche del espíritu, que habría
de durar hasta su muerte.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.
 Recorramos brevemente los diversos momentos de su itinerario espiritual
y así veremos mejor las concordancias y las diferencias. La santa
empieza hablando del comienzo de su vida espiritual para precisar
luego cómo, después de su entrada en el Carmelo, conoció un primer
periodo de sufrimientos durante cinco años: "Mi atracción por el
sufrimiento fue creciendo a medida que éste aumentaba. Durante
cinco años (1888-1893) fue ése precisamente mi camino" (Manuscritos
autobiográficos A, 69)
 Tras este periodo llegó otro más luminoso:
 "Le digo a Celina: ha pasado ya la tempestad sobre mi alma" (Cartas,
18 julio 1894)
 Finalmente, el viernes santo de 1896 enfermó gravemente y dos días
después, en la fiesta de la Pascua, comenzó la noche de la fe; estas
dos pruebas duraron hasta que murió.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

 Otro ejemplo, notable por su originalidad, es el de la


beata María de la Encarnación, ursulina, Tras un
primer periodo de vida contemplativa marcado por
un desarrollo de tipo teresiano, vivió un nuevo
periodo de vida apostólica' muy distinto del primero.
 Respecto al primer periodo, leemos que sufrió las
pruebas de blasfemia, de impureza, de soberbia
(durante dos años), propias de la purificación de los
sentidos, después de haber conocido la unión del
matrimonio espiritual.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.
 Teniendo en cuenta la diversidad de los itinerarios espirituales,
muchos autores, en vez de insistir en una rígida sucesión de los
diversos momentos, prefieren hablar de una alternancia de pruebas y
de favores divinos, o bien de desolaciones y de consuelos; así lo
hacen, por ejemplo, el autor de la Imitación de Cristo, san Ignacio, P.
de Caussade, santa Teresa del Niño Jesús, Esta manera de expresarse
permite, en particular, considerar con mayor prudencia las pruebas
exteriores (enfermedades, fracaso apostólico, etc.).
 Estas pruebas, aunque siempre tienen un aspecto de purificación,
deben juzgarse también objetivamente, En la vida apostólica, por
ejemplo, considerar los fracasos únicamente desde el punto de vista
de la purificación subjetiva llevaría fácilmente a prescindir de una
saludable autocrítica sobre las causas personales de dicho fracaso.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

Además, la consideración de la alternancia


de momentos positivos y negativos en toda
vida espiritual evita la preocupación de
establecer el grado de perfección
alcanzado por una persona y puede
fácilmente aplicarse a todos los casos,
especialmente a las personas
comprometidas en el apostolado, para las
que se da con bastante facilidad una mayor
dependencia de los sucesos externos.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

 c. Volvamos ahora al itinerario clásico de los grandes


doctores carmelitas y preguntémonos si tiene un valor
universal.
 En lo relativo a los modos de oración, vemos cómo la
misma Teresa de Jesús, que escribía para unos lectores
contemplativos, admite la existencia de un camino de
oración distinto del de la contemplación propiamente
dicha (o sea, según la terminología teresiana,
"sobrenatural"); también por este camino común puede
llegar el alma a la perfección de la caridad.
 Esta posición no significa que la contemplación no sea la
forma de oración más conforme con la vida de
perfección, sino sólo que no es estrictamente necesaria.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.

En cuanto a los grados de perfección, es


evidente que la caridad perfecta requiere
una purificación perfecta, de manera que la
unión se consume "cuando las dos
voluntades, conviene a saber, la del alma y
la de Dios, están en uno conformes, no
habiendo en la una cosa que repugne a la
otra" (S.M.C., II, 5, 3: Obras, 611), ya que "el
amor hace semejanza entre lo que ama y es
amado" (S.M.C. I, 4, 3: Obras, 569).
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.
 ¿Cómo se lleva a cabo la purificación? En lo que
atañe a la purificación activa todos están de
acuerdo: con la mortificación y la abnegación
renunciamos a las concupiscencias que se hacen
cada vez más débiles.
 Pero la purificación pasiva plantea otro problema:
¿pueden considerarse las pruebas externas, las que
proceden de la obediencia, de los
acontecimientos o del apostolado, como una
forma de purificación pasiva?
 En ese caso, hay que afirmar que la idea de
purificación pasiva puede tener una aplicación
universal.
1. El itinerario de san Juan de la Cruz.
 En cuanto a la purificación pasiva que nace de la contemplación
infusa, se la puede explicar de la manera siguiente: hace que afloren
a la conciencia las raíces del pecado que se encuentran en
nosotros; este conocimiento humilla y engendra temor y
desconfianza en uno mismo, de donde nace un sufrimiento
profundo.
 Luego la voluntad las rechaza y se aparta de ellas: de aquí se sigue
la purificación de la conciencia. Por lo que se refiere a las pruebas
relativas a las virtudes teologales, también ellas desembocan en una
liberación de los modos demasiado humanos de juzgar y de
reaccionar. Al final, las potencias espirituales dejan su modo natural
de actuar para apoyarse únicamente en la gracia de Dios.
 Sin embargo, con todo derecho se proponen otros itinerarios, ya que
el movimiento espiritual depende de las condiciones personales y
ambientales; entre estas últimas hay que tener en cuenta la teología
que predomina en una época determinada.
2. Incipientes, avanzados, perfectos

 Sea cual fuere el valor de las construcciones sistemáticas,


todos los autores están de acuerdo en aceptar una división
tripartita del itinerario espiritual: comienzo, mitad y fin del
movimiento espiritual.
 En realidad, esta división no es más que una simple
indicación del progreso de la vida espiritual. De todas
formas, para facilitar la dirección espiritual -dado que hay
que adaptar los consejos al estado espiritual, tanto en lo
que se refiere a los medios para progresar, como en
cuanto a las formas de oración y el comportamiento
habitual-, será conveniente presentar las características
principales de los tres periodos que de ordinario
caracterizan a la vida espiritual.
2. Incipientes, avanzados,
perfectos
2. Incipientes, avanzados, perfectos
a. Los incipientes.

No se trata de los niños que, como se ha dicho,


no tienen conciencia de la totalidad de su vida,
sino de los que emprenden deliberadamente la
vida interior, intentando conocer y cumplir la
voluntad de Dios sobre su existencia.
Esta decisión de entregarse plenamente a la
vida espiritual produce de ordinario el deseo de
una perfección más alta y de una vida cristiana
integral. Corresponde al padre espiritual
encender y reavivar con la palabra, y más aún
con el ejemplo, este deseo de sus dirigidos.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
a. Los incipientes.
El primer paso es una conversión a la
interioridad: la idea de la gracia se
presenta como un "mundo nuevo",
como cuando san Ignacio comenzó
a discernir los diversos movimientos
de su alma; así la interiorización va
acompañada de un cierto
conocimiento de sí.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
a. Los incipientes.

 El incipiente accede también, poco a poco, a la


conciencia de las relaciones interpersonales, El
aspecto negativo de este primer movimiento es
que el incipiente percibe los obstáculos y las
repugnancias interiores hacia la vida sobrenatural;
de ahí la práctica del examen de conciencia, del
esfuerzo virtuoso y del sacramento de la
reconciliación.
 En esta fase hay que poner siempre atención para
que no caiga en escrúpulos o en el desánimo.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
a. Los incipientes.
El incipiente tiende al conocimiento de Dios
mediante el recogimiento del alma y la
práctica de la oración, sobre todo mental.
 Al obrar así, comienza a conocer las verdades
de la fe y la regla evangélica; pero este
conocimiento no es puramente objetivo, sino
vital, hasta el punto de que implica también la
voluntad y la acción. La memoria se llena de la
presencia de Dios, el entendimiento es
iluminado por la luz de la fe, la voluntad se
enciende en el deseo de adorar y servir a Dios.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
a. Los incipientes.
Todos los autores están de acuerdo en que la
oración que más conviene a este estado es la
meditación.
Con ello no hay que entender la oración
especulativa, sino la que se sirve de todas las
facultades según su estructura natural; en efecto,
el alma no ha llegado todavía al verdadero
recogimiento interior y tiene que sustituir las
imágenes y los juicios naturales muchas veces
2. Incipientes, avanzados, perfectos
a. Los incipientes.

Generalmente hablando, se
puede decir que la conciencia
de los incipientes se hace
cristiana en los pensamientos, en
los juicios y en las acciones.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
a. Los incipientes.
Entre los peligros posibles de esta fase está el
de la tensión y el de un fervor indiscreto, ya
que el incipiente atribuye mayor importancia
a los esfuerzos personales que a la función
de la gracia y de la libertad de Dios; en
efecto, las operaciones espirituales de este
periodo son muy parecidas a las
operaciones mentales naturales.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
a. Los incipientes.
 El fin que se pretende durante este estado es principalmente la
purificación del alma; por eso muchos equiparan el grado de los
incipientes a la vía purgativa.
 En un primer tiempo la purificación se refiere a los pecados, para
evitarlos; luego, cuando la conciencia se ha hecho más pura y
atenta, penetra hasta las raíces mismas del pecado; el incipiente
intenta destruir las inclinaciones desordenadas y finalmente ataca
al espíritu mundano del que también él participa.
 De todas formas, esta purificación supone que la mente se ilumine
con la oración, la lectura y la doctrina. También el corazón queda
purificado de las preocupaciones mundanas y de los afectos
meramente naturales, que ahora se consideran bajo la luz del amor
de Cristo.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
b. Los avanzados.

Después de cierto tiempo (que varía según


la intensidad del fervor y de la profundidad
de la purificación necesaria), el alma
accede a un estado espiritual más
apaciguado, en el que la iluminación se
hace más intensa y no se le concede nada
o casi nada al pecado, incluso venial.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
b. Los avanzados.

Conviene recordar aquí la importancia del


fervor del espíritu para que el progreso sea
continuo.
Como observa santa Teresa de Jesús, hay almas
que no superan las terceras moradas porque
"no comprenden bien la doctrina evangélica
de la abnegación de sí y no se cuidan de
adquirir esta abnegación", Muchas almas se
quedan en la mediocridad, ya que les falta la
voluntad seria y eficaz de progresar.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
b. Los avanzados.

En el grado de los avanzados se busca la


conformación con Cristo.
Gracias a la familiaridad con el Evangelio y
la comunión frecuente, el alma se adhiere
cada vez más a Cristo, sigue sus ejemplos y
se impregna de su espíritu.
Se reconoce a Cristo como cabeza de la
Iglesia, dispensador de la gracia, rey de los
corazones que derrama su amor, maestro de
vida que ilumina la existencia humana.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
b. Los avanzados.
 Este estado presupone la verdadera vida interior, es decir, la
presencia espiritual de Cristo que informa los juicios, los
afectos y las acciones de modo habitual, Cristo se convierte
en el objeto de un amor personal, lo cual implica la custodia
del corazón y el recogimiento del espíritu.
 Las criaturas no se consideran ya en sí mismas, sino en
relación con Cristo para el servicio y la gloria del Padre.
 El avanzado se muestra generalmente dueño de sí mismo,
amante del silencio y profundamente religioso; después de
haber domeñado sus pasiones, puede dedicarse por
completo al culto interior y exterior de Dios.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
b. Los avanzados.

La condición y al mismo tiempo el efecto


del progreso en esta vía es un empeño de
abnegación y de humildad cada vez
mayores; en efecto, el hombre no puede
saborear el espíritu de Cristo ni llenarse de
él si no se niega totalmente a sí mismo y
no vacía su corazón de todo egoísmo.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
b. Los avanzados.

La finalidad de este segundo


momento es iluminar la mente y
conformar a la persona con
Cristo interiormente y en la
acción; corresponde a la vía
iluminativa.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
c. El grado de los "perfectos” .

El tercer grado, el de los


perfectos, no indica un estado sin
posibilidad de un progreso
ulterior, sino más bien un estado
en el que se poseen de forma
estable las condiciones para un
progreso continuo.
2. Incipientes, avanzados, perfectos
c. El grado de los "perfectos” .

 Nos limitamos a recoger aquí la clara descripción que hace del mismo el
padre Guibert:
 "Entre estos perfectos se suelen distinguir dos grados: a. La
consumación plena de la caridad o caridad heroica, como la
que suele exigir la Iglesia para la beatificación de los siervos de
Dios, y que Benedicto XIV, después de confrontar las diversas
definiciones de los teólogos, define de este modo:
 “La virtud cristiana, para ser heroica, debe hacer que el que la
posee actúe fácilmente, con prontitud y con gusto, de un modo
superior al ordinario, por un fin sobrenatural, sin razonamientos
humanos, con abnegación y sumisión de los movimientos de la
afectividad” (De servorum Dei beatificatione III c. 22, n. 1).
2. Incipientes, avanzados, perfectos
c. El grado de los "perfectos” .
 Se puede añadir de esta descripción lo siguiente: la
heroicidad debe resplandecer hasta tal punto que el
siervo de Dios pueda ser propuesto como ejemplo a los
demás cristianos que vivan en las mismas condiciones.
 Una perfección de la caridad menos plena y
resplandeciente, pero verdadera y suficiente para que el
alma no pueda ser enumerada ya entre los simples
avanzados, en cuanto que ha conseguido tal grado de
abnegación y de recogimiento que es habitualmente
dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo y la caridad
domina toda su vida, excepto alguna infidelidad que se
debe a su fragilidad" (Theologia spiritualis, n. 357).

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