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"¡Creo que en realidad es bastante encantador!

Nunca dice malas palabras,


siempre es educado. Además, es muy inteligente, por todos esos libros que lee.
Trabaja en un despacho de abogados. Si, el que esta cerca del centro."

Jungkook siguió escuchando, eso lo hizo relajar los hombros un poco. Así que,
no es... el peor.

Jungkook estaba de pie en la entrada de aquella casa, de quien no estaba seguro


quien era el dueño. De hecho, por el ultimo par de semanas, no se sentía muy
seguro de muchas cosas. Se mudó a Londres hace solo un mes. Apenas
comenzaba a instalarse en su nuevo hogar, y ahora había sido traído a la fuerza a
la casa de sus vecinos. La estruendosa charla se escuchaba desde la sala, mientras
Jungkook miraba alrededor, disfrutando de su estética moderna. Era bastante
grande, lo que le hizo cuestionarse sobre el número de personas que vivían ahí.1

Afuera llovía muy fuerte. Estaban en Londres, por supuesto. Era noche, alrededor
de las 8. Jungkook vió un tocadiscos de vinilo en una pequeña mesa de madera,
que estaba contra la esquina de la pared, la cual parecía bastante fina. Colocó
suavemente la punta de sus dedos sobre el disco, tocando despacio sobre la
ruleta, cuando de repente-

"Es Little Richard" escuchó decir a una voz profunda, lo que le hizo voltear al
instante, un escalofrío recorriendo su espina, sobresaltándolo "Impresionante, ¿no
crees?" continuó, refiriéndose al vinilo en el tocadiscos.1

Los ojos de Jungkook se agrandaron por unos segundos, era como si de repente
hubiera olvidado como articular palabras con las cuerdas vocales en su
garganta. Habla. Jungkook por un momento olvidó como hablar. El hombre de
pie frente a él era alto. No mucho mas alto que Jungkook, pero se veía mucho
mas grande. Mas ancho. Su cabello dorado caía delicadamente sobre su rostro,

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