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¿Abolir o legalizar

sociedad
la prostitución?

Blanca Hernández Oliver

Naturalmente, también se puede


optar, como terceras vías, por bus-
car posiciones intermedias que
La prostitución es el trato
matizan las opciones anteriores o
consistente en el intercambio de sexo
por dejar las cosas como están.
por precio entre prostituta y cliente;
Hoy, en España, se considera deli-
una actividad, que, dicen, tiene
to promover la prostitución de
lugar desde tiempos inmemoriales;
una realidad cuya existencia resulta menores o incapaces, coaccionar a
evidente en nuestros días –basta la ella a cualquiera, o lucrarse explo-
lectura de los anuncios por palabras tando la prostitución de otra per-
de los periódicos–; y una cuestión sona, pero se guarda silencio so-
sobre la que hoy se debate de lleno. bre los demás extremos: ni se le-
En concreto, la pregunta que está en galiza a las prostitutas, ni se
el aire es: ¿cuál es la mejor forma de castiga a los clientes. Se puede ha-
hacer frente, jurídicamente, a la blar de una situación de «toleran-
prostitución? Y las alternativas- cia jurídica»: la prostitución exis-
respuesta sobre las que se discute te, pero no tiene marco legal, sólo
son, sobre todo, dos: abolirla o el silencio de la norma.
legalizarla.
El debate está candente desde hace
una década, lleno de dudas y de
posiciones divergentes: en los par-

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tidos políticos, en el Parlamento, en prostitución –ya sean de prostitu-


los ayuntamientos, en la universi- tas o de titulares de locales de alter-
dad, en la televisión y, sobre todo, ne–, las tomas de postura de las or-
en la calle. ganizaciones internacionales –de la
ONU, el Consejo de Europa o la
Los trabajos parlamentarios sobre Unión Europea–, la aparición de
el tema –con una Comisión Espe-
datos más o menos fehacientes so-
cial de Estudio y una Ponencia es-
bre cifras de ganancias –5 millones
de euros percibirían los periódicos
por introducir anuncios de este ti-
los trabajos parlamentarios po, 18.000 millones de euros move-
sobre el tema, el activismo ría el «negocio» en todo el mundo–,
de las organizaciones la proliferación de trabajos doctri-
nales y estadísticas –que hablan de
vinculadas a la prostitución,
1.200.000 servicios diarios de pros-
las tomas de postura titución en España o de un porcen-
de las organizaciones taje del 96% de hombres frente a
internacionales, la aparición mujeres clientes– y la presencia del
debate en los medios de comunica-
de datos más o menos ción y, en definitiva, en la opinión
fehacientes sobre cifras de pública, son claros indicadores de
ganancias, la proliferación que se trata de un tema importante,
que interesa resolver, y de que exis-
de trabajos doctrinales y te una clara intención de encontrar
estadísticas y la presencia una solución normativa óptima.
del debate en los medios de
comunicación y en la
Tres presupuestos
opinión pública, son claros
indicadores de que se trata Antes de entrar en la descripción
de un tema importante en las dos alternativas jurídicas
que existen para hacer frente al fe-
nómeno de la prostitución –legali-
pecífica creadas en las Cortes Ge- zación y abolicionismo–, y con la
nerales en las dos últimas Legisla- intención de tener una visión lo
turas y otra Ponencia de estudio en más atinada posible sobre ellas,
las Cortes de Castilla-La Mancha habría que partir de una serie de
en el año 2006–, el activismo de las premisas que enmarcan todo el fe-
organizaciones vinculadas a la nómeno.

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¿Abolir o legalizar la prostitución?

En primer lugar, resultaría obliga- culación con otros aspectos de la


torio, como punto de partida, reco- realidad y del universo jurídico,
nocer la evidencia de que la prosti- como son la inmigración, el tráfico
tución existe. Se podría hacer la de personas, la trata de seres hu-
pregunta de por qué existe y la res- manos, la pornografía y, también,
puesta sería, probablemente, muy aunque constituya un aspecto me-
compleja, y atendería, sobre todo, a nos relevante en términos de dere-
cuestiones antropológicas, sociales, chos fundamentales, con la convi-
culturales y económicas que algu- vencia cívica entre las prostitutas,
nos estudiosos han analizado con sus clientes y los vecinos (razón
cuidado. Pero lo cierto es, que, sin por la cual algunos ayuntamientos
entrar en ello, los datos –escasos y españoles, como Bilbao o Barcelo-
no siempre fiables– hablan: 300.000 na, han dictado ordenanzas locales
prostitutas en nuestro país, de las al respecto, regulando, por ejem-
cuales, el 90% son inmigrantes y el plo, las distancias mínimas que de-
85% formarían parte de lo que se ben guardarse entre aquellos loca-
denomina prostitución acuartelada les abiertos al público en los que,
o en clubes. Algunos entienden de forma declarada o no, se ejerza
que la tolerancia de la legislación habitualmente la prostitución, los
española ha propiciado la expan- requisitos higiénico-sanitarios que
sión de la prostitución en nuestro deben observar dichos estableci-
país en los últimos años. mientos, los servicios de vigilancia,
La segunda premisa exige consta- los horarios, el régimen de inspec-
tar que el mundo de la prostitu- ciones y seguros o la prohibición
ción es complejo, diverso y pre- de entrada a los menores).
senta múltiples manifestaciones y
Pero las dos premisas fundamen-
perfiles que van desde la prostitu-
tales para enmarcar el debate acer-
ción acuartelada, antes menciona-
ca de la regulación de la prostitu-
da, a la de calle o a la de lujo, la
ción son las que a continuación se
prostitución de inmigrantes o de
exponen.
nacionales, de transexuales o de
chaperos, por citar algunos tipos.
Esto hace que el debate se compli-
Alternativas éticas
que aún más, que surjan matices y
argumentos distintos en función
Por un lado, la solución normativa
de dónde se coloque el prisma.
a la prostitución tiene mucho que
Además, y en tercer lugar, la pros- ver con la respuesta que se dé a la
titución presenta una estrecha vin- pregunta sobre cuál sea el papel

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del Estado y del poder público dos los ciudadanos en la vida política,
hoy en día y sobre cuáles sean sus económica, cultural y social», y cuan-
límites. Si se estima que el Estado do en su artículo 10.1 establece
debe ser, exclusivamente, garante que «la dignidad de la persona, los
de la libertad de sus «súbditos», derechos inviolables que le son inhe-
sin convertirse en protector o pa- rentes, el libre desarrollo de la perso-
ternalista, y salvo supuestos de nalidad, el respeto a la Ley y a los de-
atentado contra los derechos fun- rechos de los demás son fundamento
damentales de los demás, enton- del orden político y de la paz social».
ces la intromisión en el uso que los
Pero, por otro lado, la opción por
individuos hagan de sus liberta-
una u otra alternativa normativa
des no estaría justificada. Al poder
para regular la prostitución encie-
público le correspondería ser me-
rra un previo pronunciamiento de
ro vigilante (o gendarme, confor-
tipo ético: dependiendo del juicio
me a la concepción liberal) de la
moral que se haga sobre la prosti-
actuación de sus ciudadanos. tución, la opción normativa que se
Si, por el contrario, se entiende defienda será una u otra. Ésta pre-
que el Estado tiene también un pa- misa se podría considerar la esen-
pel social y director, consistente en cial para comprender las distintas
velar por los más desfavorecidos y posiciones existentes. Si la prosti-
en encaminar los pasos de sus so- tución se ve como una actividad
ciedades en la dirección de prote- más, la consiguiente respuesta
ger sus derechos y de realizar los normativa será la apuesta por su
legalización, como la de tantas
valores constitucionales, entonces
otras actividades profesionales o
el poder público estaría legitima-
comerciales de intercambio. Si,
do para «entrometerse» en cómo
por el contrario, la prostitución se
sus ciudadanos ejercitan sus liber-
considera éticamente reprobable y
tades individuales. Parece que la
contraria a la dignidad y a los de-
Constitución Española consagra
rechos fundamentales de las per-
este segundo modelo de Estado,
sonas, entonces la opción lógica
cuando en su artículo 9.2 dice que
será la de diseñar instrumentos
«corresponde a los poderes públicos
normativos que la encaminen ha-
promover las condiciones para que la
cia su desaparición o erradicación.
libertad y la igualdad del individuo y
de los grupos en que se integra sean De todas las anteriores premisas,
reales y efectivas; remover los obstá- la cuestión ética sería, como ya se
culos que impidan o dificulten su ple- ha dicho, la verdaderamente rele-
nitud y facilitar la participación de to- vante para optar entre una solu-

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¿Abolir o legalizar la prostitución?

ción normativa u otra. Conven- gico es regularla como se haría


dría, por tanto, describirla con un con cualquier otro tipo de activi-
poco más de detalle. dad comercial o profesional. Las
posturas partidarias de la llamada
Para los partidarios de la legaliza- «legalización» de la prostitución
ción, la prostitución se puede con- se sustentarían en esta argumenta-
siderar como una actividad co- ción ética.
mercial –con algunas especialida-
des en razón del servicio que se Para los defensores de la abolición
presta por su naturaleza sexual–, como vía normativa para lograr la
neutra desde el punto de vista éti-
co, y manifestación del ejercicio de
la propia libertad de la persona tanto los que abogan por la
que se prostituye, que, simple-
atención de la prostitución
mente, celebra un contrato por el
que se intercambia un producto como una actividad más,
por un precio. El hecho de que se cuanto los que la
trate de una actividad difícil, tan- consideran una actividad
to por el bien intercambiado cuan-
to por el estigma social de la pros- inmoral y pretenden su
tituta, no significa que aquélla no desaparición, están de
sea ética, sino, simplemente, que acuerdo en que la
es dura (como lo pueden ser otras
opciones profesionales que pre-
normativa parta de la
sentan, incluso, mayores tasas de necesidad de asistir y
siniestralidad, como la construc- atender a un colectivo
ción o la minería).
que se ha encontrado
La prostitución puede o no atentar históricamente desprotegido
contra la dignidad humana, de-
pendiendo de cómo las personas
que la ejercen entiendan su digni- erradicación de la prostitución, el
dad y, lo que es más, para algunas juicio ético que se efectúa sobre
mujeres la prostitución se revela ella es de carácter negativo. Las
como un instrumento de emanci- razones son variadas y se mueven
pación y una estrategia económica en un abanico amplio. Primero, se
rentable. Por todas estas razones, considera que la prostitución no
desde el poder público no debe es una actividad libre, sino forza-
cercenarse la libertad de quien op- da, aunque no lo sea siempre, ni
ta por ejercer esta actividad: lo ló- necesariamente, por la fuerza bru-

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ta, siendo suficientes las circuns- se trata de una actividad contraria


tancias de vulnerabilidad de todo a la dignidad humana por las se-
tipo que aquejan a las mujeres que cuelas físicas y psíquicas que, en
se dedican a esta actividad. Ade- la mayoría de los estudios realiza-
más, se entiende que la compra de dos, se detectan en las personas
sexo constituye un verdadero que la han ejercido. En todos estos
atentado a la libertad sexual de la postulados éticos se basan las pos-
prostituta y no una manifestación turas «prohibicionistas» o «aboli-
del libre ejercicio de ella, en la me- cionistas».
dida en la que la libertad sexual

Algunos consensos
existe un consenso general
Ahora bien, antes de continuar, se-
en la conveniencia de ría bueno tener presente los pun-
concienciar a la población tos de consenso: entre los partida-
sobre la realidad que se rios de una y otra opción sí existe
esconde tras la imagen acuerdo en algunos aspectos y,
por tanto, en la correspondiente
aparentemente más inocua normativa.
de la prostitución,
En primer lugar, en que las prosti-
en educar en igualdad tutas son un colectivo digno de
y en fomentar la atención, e, incluso, de protección
disminución de la demanda y asistencia (que no beneficencia),
dada su general vinculación a si-
tuaciones de marginalidad y de
tiene que ver con el placer y el de- dificultades. Tanto los que abogan
seo, en principio inexistentes en por la atención de la prostitución
las relaciones de este tipo. Junto a como una actividad más, cuanto
ello, la prostitución resulta un los que la consideran una acti-
ejemplo más de esa desigualdad vidad inmoral y pretenden su de-
social estructural entre los hom- saparición, están de acuerdo en
bres y las mujeres, fruto de mile- que la normativa parta de la nece-
nios de historia patriarcal, y otra sidad de asistir y atender a un co-
muestra del patrón de domina- lectivo que se ha encontrado his-
ción del varón sobre la mujer que, tóricamente desprotegido. En esta
incluso, podría entenderse como línea, por ejemplo, se encuentra el
violencia de género. Finalmente, consenso para lograr una mayor

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¿Abolir o legalizar la prostitución?

protección a las víctimas que deci- ción. Pese a la dualidad de las pos-
den denunciar a las redes de tráfi- turas en debate, existe acuerdo en
co de mujeres o para diseñar y que la norma siempre ha de aten-
ofrecer alternativas viables a quie- der e incluso asistir a la prostituta
nes deseen abandonar la prosti- y de que el tráfico o la prostitución
tución. por la fuerza deben estar dura-
mente penalizadas.
En segundo término, también to-
dos están de acuerdo en criticar y
en sancionar, jurídica y penalmen-
Alternativas políticas
te, a los terceros que obliguen o
fuercen a la prostitución, los deno-
Comenzamos, pues, y a partir de
minados proxenetas. Todos coin-
aquí, por exponer las dos alterna-
ciden, asimismo, en considerar
tivas normativas existentes: legali-
que cualquier vinculación con el
zación y abolicionismo. ¿Quiénes
tráfico de personas debe estar du-
ramente penalizada y en que se son sus defensores en el panora-
debe aumentar y fortalecer la ac- ma político? ¿Qué países han op-
tuación policial y judicial para evi- tado por una y otra? ¿En qué con-
tarla. Y, finalmente, existe un con- sisten las dos regulaciones? ¿Qué
senso general en la conveniencia argumentos se esgrimen a favor
de concienciar a la población so- de cada una? Y, finalmente, ¿cuá-
bre la realidad que se esconde tras les son las críticas que se les pue-
la imagen aparentemente más ino- den hacer?
cua de la prostitución, en educar Dentro del panorama político es-
en igualdad y en fomentar la dis-
pañol, los valedores de la legaliza-
minución de la demanda.
ción han venido siendo los parti-
Por tanto, y a modo de resumen, dos políticos de Eusko Alkartasu-
podría decirse: la prostitución na, Izquierda Unida y Esquerra
existe y existe con distintas caras. Republicana de Cataluña. Por su
La opción normativa que se adop- parte, Convergencia i Unió, el Par-
te dependerá de cómo se entienda tido Socialista Obrero Español y el
el papel del Estado y, sobre todo, Partido Popular se han situado
de cómo se juzgue, moralmente, la más en la línea del abolicionismo.
actividad de la prostitución. Si se Estas posturas quedan reflejadas
considera neutra desde el punto en el Informe que la Comisión
de vista ético, entonces, su legali- Mixta de los Derechos de la Mujer
zación es lógica. Si no, la ley ten- y de la Igualdad de Oportunida-
dría que luchar por su erradica- des aprobó el 13 de marzo de

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2007. Socialmente, la Asociación tividad, los derechos en caso de


de Empresarios de Locales de Al- despido, la regulación de los hora-
terne y la Asociación de Prostitu- rios, de las jornadas, la protección
tas Hetaira son partidarias de la por desempleo o las bajas por en-
legalización. Las posturas aboli- fermedad.
cionistas son mantenidas, por su
El abolicionismo, por su parte, op-
parte, por los sectores feministas y
ta por la sanción penal al cliente:
por la Plataforma de Organizacio-
no se legaliza la actividad, sino
nes de Mujeres por la Abolición de
que se busca su desaparición, y,
la Prostitución. En el exterior, los
para ello, se castiga al cliente de la
países que han optado por la lega-
prostitución (no a la prostituta),
lización son, paradigmáticamente,
con el objetivo de que la actividad
Holanda, Alemania y algunos Es-
termine por erradicarse y de que
tados de Australia. El abolicionis-
la responsabilidad de esta erradi-
mo, por su parte, ha sido una so-
cación recaiga en unos consumi-
lución normativa pionera dada
dores que finalmente asuman que
por Suecia en 1999 con la Ley de
el sexo no puede ser objeto de
prohibición de compra de servi-
compra y que las relaciones sexua-
cios sexuales, que se ha converti-
les se deben dar en una situación
do en todo un referente.
de igualdad y libertad.
La legalización consiste en la re-
Al margen de los planteamientos
gulación de la prostitución como
éticos antes mencionados, cada
una actividad profesional más.
una de las dos posturas normati-
Con ello, las prostitutas tendrían,
vas presenta argumentos a su fa-
como cualquier trabajador, autó-
vor y en su contra.
nomo o asalariado, derechos labo-
rales, sindicales y de negociación Con la legalización de la prostitu-
colectiva. Sus ingresos estarían, ción se lograría, por fin, sacar a es-
igualmente, sujetos a la fiscalidad ta actividad del oscurantismo y la
general. Y disfrutarían de los lla- alegalidad en el que históricamen-
mados derechos sociales –de he- te se ha movido, con todos los
cho, buena parte de las prostitutas riesgos de invisibilidad y margi-
reivindican la legalización para nalidad que ello ha supuesto. Y
poder adquirirlos y mejorar así con el fin de la marginación y la
sus condiciones de trabajo–: la se- ocultación acabaría por desapare-
guridad, la protección en la calle, cer el estigma social, se ofrecería la
el acceso a la sanidad pública, la prostitución como una oportuni-
mejora en las condiciones de la ac- dad de trabajo más, las prostitutas

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¿Abolir o legalizar la prostitución?

–ya no en la clandestinidad– po- pos: las hay de orden legal, de or-


drían tomar parte en los procesos den público, de orden fiscal e in-
regularizadores de extranjeros y cluso de orden práctico. Legal-
se dificultaría la explotación de las mente, la Organización Interna-
personas que se dedican a la pros- cional del Trabajo no considera la
titución. prostitución como un trabajo, los

Sin embargo, parece que la expe-


riencia de la legalización en los
la legalización supondría
países que han optado por ella no
logra estos objetivos: en Holanda, fácilmente un «efecto
por ejemplo, continúa existiendo llamada» o «reclamo»,
la prostitución ilegal y la callejera, favoreciendo la expansión
ha aumentado el tráfico y no se ha
conseguido una regulación masi-
de la industria del sexo
va. Y es que la ristra de razones y la trata de mujeres con
para censurar la legalización pare- fines de explotación sexual;
ce interminable.
en el terreno fiscal, parece
Las primeras críticas constituyen que el fraude, la economía
verdaderas «enmiendas a la tota-
sumergida y el pago en
lidad». La prostitución no puede
ser considerada una actividad dinero negro estarían
más, y, por tanto, su reconoci- garantizados si las facturas,
miento legal significaría la per- como es la regla general,
petuación de las situaciones de
desigualdad entre sexos y la legi-
deben incluir los datos
timación de los atentados contra de los clientes
la libertad sexual y la dignidad
de las mujeres: ¿cómo puede ha-
blarse de derechos laborales en tratados internacionales ratifica-
una actividad que vulnera los dos por España siguen una línea
derechos humanos? La legaliza- claramente abolicionista (y el ar-
ción de la prostitución supone la tículo 10.2 de la Constitución in-
sanción por parte del poder pú- siste en que «las normas relativas a
blico de una actividad contraria a los derechos fundamentales y a las li-
aquéllos. bertades que la Constitución recono-
ce se interpretarán de conformidad
El segundo bloque de críticas en- con la Declaración Universal de De-
globa otras de muy diversos ti- rechos Humanos y los Tratados y

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acuerdos internacionales sobre las sos de formación ocupacional, la


mismas materias ratificados por Es- existencia de listas públicas de
paña»), el cuerpo humano no pue- ofertas y demandas de empleo en
de ser objeto de lucro, según el los centros del INEM o la regula-
Convenio del Consejo de Europa ción de las prácticas sexuales den-
sobre Derechos Humanos y Bio- tro de los códigos de prevención
medicina de 1997, y nuestro Có- de riesgos laborales. En Australia,
digo Civil, en su artículo 1271, los «códigos de seguridad y salud
prohíbe celebrar contratos sobre para los burdeles», recogen medi-
objetos que se encuentran fuera das y normas similares a las que
del comercio de los hombres, lle- se dan a los soldados en tiempos
gando su artículo 1255 a conside- de guerra, incluyendo fórmulas
rar nulos los que incluyan cláusu- de huida o de defensa propia. En
las contrarias «a la moral y al or- síntesis, que esta actividad no en-
den público». cajaría en el molde que siguen el
resto de las relaciones laborales de
Policialmente, la legalización su- nuestro país.
pondría fácilmente un «efecto lla-
mada» o «reclamo», favoreciendo A diferencia de lo que ocurre con
la expansión de la industria del se- la legalización, la abolición sí ha
xo y la trata de mujeres con fines supuesto la disminución de la
de explotación sexual. prostitución en Suecia (no así en
los países que tienen frontera con
En el terreno fiscal, parece que el ella): el número de prostitutas se
fraude, la economía sumergida y redujo drásticamente y se estima
el pago en dinero negro estarían que apenas si quedan allí unas
garantizados si las facturas, como 500 mujeres dedicadas a esta ac-
es la regla general, deben incluir tividad –en una población de
los datos de los clientes. aproximadamente nueve millo-
nes de habitantes– tras la norma-
Por último, las críticas de orden
tiva aprobada.
práctico resultarían de la constata-
ción de que la legalización podría Las tres críticas más rotundas que
conducir a situaciones absurdas, se hacen al abolicionismo son su
como la consideración del emba- intromisión en la libertad de las
razo como un accidente laboral, el personas que optan por dedicarse
establecimiento de una cualifica- a la prostitución o por consumirla,
ción profesional de prostituta en la reubicación de esta actividad en
el Instituto Nacional de las Cuali- un ámbito de aún mayor clandes-
ficaciones, la impartición de cur- tinidad y los problemas sociales y

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¿Abolir o legalizar la prostitución?

económicos derivados de penali- nal más, con los consiguientes de-


zar una actividad que antes estaba rechos y obligaciones laborales,
tolerada y existía sin más. fiscales y sociales. La abolición
traería consigo la penalización del
Pero, naturalmente, quedan situa- cliente. Si con la legalización, teó-
ciones intermedias. Es el caso de ricamente, la prostitución saldría
España y de la mayoría de los paí- de la clandestinidad, sin embar-
ses de nuestro entorno. Las regula- go, los peligros de esta opción son
ciones más frecuentes consisten en notables. Con el abolicionismo, la
penalizar al que fuerza a otro a prostitución probablemente se re-
prostituirse o al que se lucra con la duciría drásticamente, pero la
prostitución de terceros. Pero no
legalizan la actividad, ni la prohí-
ben, ni sancionan a quien la practi- la apuesta jurídica
ca o al que la consume. Guardan
silencio al respecto. Son los Ayun- por la legalización o la
tamientos los que hacen frente, a abolición de la prostitución
través de sus ordenanzas, a los as- tiene, básicamente,
pectos de orden público, funda-
mentalmente a los de tipo admi- un fundamento de tipo
nistrativo y a los relativos a las re- ético, como sucede con
laciones de vecindad. ¿Las razones otras tantas situaciones
para el silencio? Las consecuencias
poco claras de la opción por la le-
debatidas en los tiempos
galización (posible mal mayor) y actuales, y a estos juicios
la gran apuesta ética y social –y morales se unen otros
también el gran riesgo– que supo-
argumentos de tipo más
ne optar por la abolición.
o menos práctico
Por tanto, y nuevamente a modo
de resumen, podría concluirse
con la descripción siguiente. Los clandestinidad de las prostitutas
partidos políticos mayoritarios que aún existieran aumentaría.
son más partidarios del abolicio- Las situaciones intermedias entre
nismo que de la legalización. En ambas alternativas normativas
los Estados de la Unión Europea son las que más abundan: la op-
las regulaciones son muy diver- ción española por castigar a los
gentes. La legalización supondría terceros que fuerzan a otros o se
la consideración de la prostitu- lucran de su prostitución y de
ción como una actividad profesio- guardar silencio sobre el resto de

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Blanca Hernández Oliver

aspectos es bastante frecuente, como mínimo, dos aspectos repro-


con algunos matices, en el Dere- bables: primero, una importante
cho Comparado. falta de libertad, prácticamente en
todos los casos, de quien la ejerce
A modo de conclusión se puede (recordemos que el 90% de las
decir que, como se exponía al prostitutas de España son inmi-
principio de estas líneas, la apues- grantes) y, segundo, una actitud
ta jurídica por la legalización o la desigualitaria y patriarcal honda-
abolición de la prostitución tiene, mente arraigada en los varones.
básicamente, un fundamento de La opción por la legalización su-
tipo ético, como sucede con otras pondría darle a esta falta de liber-
tantas situaciones debatidas en tad y de igualdad legitimidad pú-
los tiempos actuales. Y a estos jui- blica, ética y social. Si, además, se
cios morales se unen otros argu- es consciente del riesgo del «efec-
mentos de tipo más o menos prác- to llamada» y se está profunda-
tico. mente de acuerdo en la necesidad
de perseverar en una educación
Respetuosamente, y consciente de en libertad y en igualdad, parece
las dudas, las dificultades y los que el abolicionismo o, al menos,
matices del debate, me alejo de su intención última de erradicar la
posiciones legalizadoras que po- prostitución, pueden contribuir
drían implicar un mal mayor, tan- más que la legalización a la igual-
to ética cuanto prácticamente. La dad y la libertad de la sociedad de
prostitución presenta, a mi juicio, nuestros días. ■

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