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B I B LI oTEe A F I L oso F I eA ,~- JEAN - PAUL ~~RTRE

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COLECCIÓN FUNDADA
FRANCISCO ROMERO
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LO IMAGINARIO
PSICOLOGÍA FENOMENOLóGICA DE LA
IMAGINACIÓN '

'TRADUCCIÓN DE
MANUEL LAMANA
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E D, I. T O R I A L L O S A D A, S. A.
BUENOS AIRES
Título del original francés

Le Imaginaire
Psycbolo gie phénoménologique
de l'imagination
(C) Librairie Gullimard, 19 60
Queda her-ho el depósito que
previene la ley núm. 11. 72 3
A ALBERT MOREL
(C) Editorial Losada, S. A.
Bueuos Aires, 1964

PRINTED IN ARGENTINA - IMPRESO EN LA ARGENTINA


PRIMERA PARTE

LO CIERTO


ESTRUCTURA INTENCIONAL
DE LA! IMAGEN

El fin de esta obra es describir la gran función "irrealizante" de


la conciencia o "imaginación" y su correlativo noemático, lo imagi-
nario.
Nos hemos permitido emplear la palabra "conciencia" con un
sentido un poco distinto del que habitualmente recibe. Para las es-
tructuras psíquicas, la expresión "estado de conciencia" implica una
especie de inercia, de pasividad que nos parece incompatible con los
datos de la reflexión. Emplearemos el término "conciencia", no para
designar la mónada y el conjunto de sus estructuras psíquicas, sino
para nombrar a cada una de estas estructuras en su particularidad con-
creta. Hablaremos, pues, de conciencia de imagen, de conciencia per-
ceptiva, etc., inspirándonos en uno de los sentidos alemanes de la pa-
labra Beunrsstsem;

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1
-

I
DESCRIPCIÓN

I. EL MílTODO

A pesar de algunos prejuicios sobre los cuales tendremos que vol-


ver muy pronto, es cierto que, cuando produzco en mí la imagen de
Pedro, Pedro es el objeto de mi conciencia actual. En tanto que esta
conciencia se mantenga inalterada, podré hacer una descripción del
objeto tal y como se me aparece en la imagen, pero no de la imagen
en tanto que tal. Para determinar las característicaspropias de la ima-
gen como imagen, hay que recurrir a un nuevo acto de conciencia: hay
que reflexionar. La imagen como imagen no es, pues, descriptible más
que por medio de un acto de segundo grado según el cual la mirada
se desvía del objeto y se dirige a la manera de estar dado este objeto.
Es este acto reflexivo el que permite formular el juicio "tengo una
imagen".
Debemos repetir aquí cosas que ya sabemos desde Descartes: una
conciencia reflexiva nos entrega datos absolutamente ciertos~ el hom: '
bre que, en un acto de reflexión, toma conciencia de "tener una ima-
gen", no se puede equivocar. Sin duda que algunos psicólogos afirman
que, llevado al límite, no podríamos distinguir entre una imagen in-
tensa y una percepción débil. Titchener llega a invocar determinadas
experiencias en apoyo de esta tesis. Pero más adelante veremos cómo
estas afirmaciones descansan sobre un error. De hecho, la confusión
es imposible, lo que se llama "imagen" se da inmediatamente como
tal a la reflexión. Pero no se trata aquí de .una revelación metafísica
e inefable. Si estas conciencias se distinguen inmediatamente de todas
las demás, es que se presentan a la reflexión con ciertas marcas, con
ciertas características que inmediatamente determinan el juicio "tengo
una imagen". El acto de reflexión tiene, pues, un contenido inmedia-

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tamente cierto que llamaremos esencia de la imagen. Esta esencia es la Hume acaba de distinguir las impresiones y las ideas:
misma para todos; la primera tarea del psicólogo, consiste en expli- "Podemos llamar impresiones a las percepciones que penetran
carla, describirla, fijarla. con más fuerza y violencia ... ; por ideas entiendo las débiles imáge-
Puede entonces preguntarse que de dónde proviene la extrema nes de las primeras en el pensamiento y el razonamiento ... " 2.
diversidad de las doctrinas. Los psicólogos deberían ponerse de acuerdo Estas ideas no son más que lo que nosotros llamamos imágenes.
por poco que se refiriesen a este saber inmediato. Contestaremos nos- Pues unas páginas después añade:
otros que la mayor parte de los psicólogos no se refieren a él ante " ... Forma~se la idea de un objeto y formarse una idea, simple-
todo. Mantienen el saber en estado implícito y prefieren construir mente, es lo mismo; porque el hecho de tratarse de un objeto no es
hipótesis 'explicativas referentes a la naturaleza de la imagen 1. Éstas, para la idea más que una denominación extrínseca de la cual 'no lleva
como todas las hipótesis científicas, no tendrán nunca más que cierta en sí misma ni marca ni característica alguna. Ahora bien, como es
probabilidad: son ciertos los datos de la reflexión. imposible formarse la idea de un objeto que tenga calidad y cantidad,
Todo nuevo estudio dedicado a las imágenes tiene, pues, que co- y que, sin embargo, no sea en ningún grado determinado de la una
menzar por una distinción radical: una cosa es la descripción de la ni de la otra, resulta que también es imposible formarse una idea que
imagen y otra las inducciones que interesen a su naturaleza. Al pasar no esté limitada en estos dos puntos" s.
de la una a las otras se va de lo cierto a lo probable. Evidentemente,
Mi idea actual de silla tiene, pues, relación con una silla existente
el primer deber del psicólogo consiste en fijar. por medio de concep-
sólo desde fuera. La silla q~e yo he percibido antes no es la del
tos el saber inmediato y cierto. mundo exterior; no es esta silla de paja o de madera la que habrá
Dejaremos las teorías de lado. De la imagen sólo querem,os s~b:r de permitir que distinga mi idea de las ideas de mesa o de tintero.
lo que la reflexión nos enseña. Más adelante, como los <lemas psico- Sin embargo, mi idea actual es sin duda una idea de silla. ¿Qué quie-
logos, trataremos de situar la conciencia de imagen entre las demás re esto decir, sino que, para Hume, la idea de silla y la silla en idea
conciencias trataremos de encontrarle una "familia", y formaremos son una sola y la misma cosa? Tener una idea de silla es tener una
hipótesis sobre su naturaleza íntima. De momento sólo queremos in- ), silla en la conciencia. Lo que lo prueba es que aquello que sirve pa-
tentar una "fenomenología" de la imagen. El método es simple: pro- j ra el objeto sirve también para la idea. Si el objeto tiene que tener
ducir imágenes en nosotros, reflexionar sobre ellas, describirlas, es una cantidad y una cualidad determinadas, la idea tiene que poseer
decir, tratar de determinar y de situar sus características distintivas. también estas determinaciones. ·
j
. la mayor p~rte de los psicólogos y de los filósofos han adoptado
II. PRIMERA CARACTERISTICA:
íjj este punto de vista. Es que es también el del sentido común. Cuando
digo que "tengo una imagen" de Pedro, piensan que tengo ahora cier-
LA IMAGEN ES UNA CONCIENCÍA , to retrato de Pedro en la conciencia. El objeto de mi conciencia actual
sería precisamente este retrato, y a Pedro, el hombre de carne y hueso,
En cuanto consideramos la reflexión, veremos que cometíamos hasta sólo lo alcanzaría muy indirectamente, de una manera "extrínseca",
aquí un error doble. Sin darnos ni siquiera cuenta, pensábamos que por el solo hecho de ser el que representa este retrato. Igualmente,
la imagen estaba en la conciencia y que el objeto de la imagen estaba puedo contemplar detenidamente en una exposición un retrato por sí •
en la imagen. Nos figurábamos la conciencia como un lugar poblado mismo, sin ver que en la parte inferior del cuadro está escrito "Retra-
por ·pequeños simulacros y esos simulacros eran las imágenes. Sin to de Pedro Z ... ". Con otras palabras, una imagen está implícitamente
duda alguna, el origen de esta ilusión se tiene que buscar en nuestra asimilada en el objeto material qué representa.
costumbre de pensar en el espacio y con términos de espacio. La lla- lo que puede sorprender es que nunca se haya sentido la hete-
maremos: ilt1sión de inmanencia. Su expresión más clara se encuentra rogeneidad radical de la conciencia y de la imagen así concebible. Sin
en Hume.
2
HUME, Tratado de la naturaleza humana.
1 Cf. nuestro estudio crítico L'Imagination, Alean, 1936, 3 In., ibíd.

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duda es que la ilusión de inmanencia se ha mantenido siempre en es-
tado implícito. De no ser así, hubiérase comprendido que resulta im- l~ silla existente; se trata de determinado tipo de conciencia, es de-
posible introducir esos retratos materiales en una estructura sintética crr, de una organización sintética directamente relacionada con la silla
consciente sin destruirla, cortar los contactos, detener la corriente, existente y cuya íntima esencia consiste precisamente en relacionarse
romper la continuidad. La conciencia dejaría de ser transparente para de tal o cual manera con la silla existente
sí misma; su unidad quedaría rota por todas partes por unas pantallas ¿Y qué es exactamente la imagen? Evidentemente, no es la silla;
opacas, inasimilables. Los trabajos de Spaier, Bühler, Flach han agi- de una _manera gener~l, el objeto de la imagen no es imagen a su
lizado en vano la noción de imagen, mostrándola viva, llena de afec- v:ez.1D1remos que la imagen es la organización sintética total, la con-
tividad y de saber; al pasar a la categoría de organismo, la imagen no 'éÍe_nc1a? P~ro esta, concienc~a es una naturaleza actual y concreta, que
deja de ser un producto inasimilable para la conciencia. Por esta ra- existe en s~,, por sr y que s_1empre se podrá entregar sin intermediario
zón, algunos espíritus lógicos, como F. Moutier 4, han creído necesa- a la ref~~x1on. La palabra imagen no podría, pues, designar más que
rio negar la existencia de las imágenes mentales para salvar la integri- la relación de la con~iencia con _el objeto; dicho en otras palabras,
dad de la tesis psíquica. Esta solución radical se contradice con los c7 ui:a maner_a determ1~ada que tiene el objeto de aparecer a la con-
datos de la introspección. Puedo, cuando quiero, pensar en imagen un oen~1a, . o, s1 . se pref1er~, una determinada manera que tiene la
caballo, un árbol, una casa. Y sin embargo, si aceptamos la ilusión ccncrencia de darse un objeto, A decir verdad, la expresión de imagen
de inmanencia, nos vemos en la necesidad de constituir el mundo del mental se presta a confusión. Más valdría decir "conciencia de Pe-
espíritu con unos objetos totalmente semejantes a los del mundo ex- ~:o-en-i1:;agen" o "conciencia imaginante de Pedro". Como la palabra
terior y que, sencillamente, obedecerían a otras leyes. imagen cuenta con una larga hoja de servicios, no la podemos
Dejemos de lado estas teorías y, para liberarnos de la ilusión de desechar, completa~ente. Pero, para evitar toda ambigüidad, recorde-
inmanencia, veamos qué nos enseña la reflexión. ~os ~qui que una imagen no es más que una relación. La conciencia
Cuando percibo una silla, sería absurdo decir que la silla está en irnaginante que tengo de Pedro no es conciencia de la imagen de
mi percepción. Según la terminología que hemos adoptado, la percep- Pedro: Pedro está alcarizado directamente, mi atención no está diri-
ción es una determinada conciencia, y la silla es el objeto de esta gida a una imagen, sino a un objeto 5.

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conciencia. Ahora cierro los ojos y produzco la imagen de la silla En la trama de los _actos sintéticos de la conciencia aparecen, pues,
que acabo de percibir. Al darse ahora la silla como imagen tampoco .por ~omentos determinadas estructuras que llamaremos conciencias
entraría -lo mismo que antes- en la conciencia.' Una imagen de 1 rmaginantes. Na~en, se desarrollan y desaparecen según unas leyes

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silla no es, no puede ser una silla. En realidad, perciba yo esta silla de que les son propias y que no vamos a tratar de determinar. Y sería
paja en la que estoy sentado, o la imagine, no deja de estar fuera de : un grave error. confundir esta vida de la conciencia imaginante que
la conciencia. En ambos casos está ahí, en el espacio, en esta habi- dura, s~ organiza, se desagrega, con la del' objeto de esta conciencia
tación, frente a la mesa. Ahora bien -es, ante todo, lo que nos enseña que, mientras tanto, puede seguir siendo inmutable.
la reflexión-,' perciba yo o imagine esta silla, el objeto de mi percep-
ción y el de mi imagen son idénticos: es esta silla de paja en la que
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estoy sentado. Simplemente, la conciencia se refiere a esta misma silla III. SEGUNDA CARACTERfSTICA:
de dos maneras diferentes. En ambos caso\ se trata de la silla en su
EL FENÓMENO DE CASI-OBSERV ACióN
individualidad concreta, en su corporeidad( 'Sólo que en uno de los
casos la silla está "encontrada" por la conciencia; en el otro, no lo está. _Al, empezar este. estudio, creíamos que tendríamos que ocuparnos
Pero la silla no está en la conciencia. Ni siquiera en imagen. No se de 1magentes, es decir, de elem~nto~ de conciencia. Ahora vemos que
trata de un simulacro de silla, que habría penetrado de pronto en la nos estamos ocupando de concrencias completas, es decir, de estruc-
conciencia y que no tendría más que una relación "extrínseca" con
5
• Se puede .~aer en la tentación de oponerme los casos en que evoco la
4 F. MouTJER, L'aphasie de Broca (La afasia de Broca), Tesis de París, imagen de u~ objeto que. no tiene existencia real fuera de mí. Pero precisa-
Steínheil, 1908. Cf., pág. 244: "Rechazamos formalmente la existencia de mente la Quimera no existe "en imagen". No existe ni así ni de ninguna
imágenes". otra manera.
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turas complejas que "i!!~ a determinados obj~tos.. Veamos ~i pensamiento ni pensar una percepción. Se trata de fenómenos radical-
la reflexión no nos puede enseñar más sobr~, estas conciencias.Lo mas mente distintos: uno, saber consciente de sí mismo, que se coloca de
simple sería considerar la ima~en. en ~elac1on con el concepto y CO? golpe en el centro del objeto, el otro, unidad sintética de una multi-
la percepción. Percibir, concebir, imagmar, son en efecto. los tre~ ti- plicidad de apariencias, que hace su aprendizaje lentamente.
pos de conciencia por las cuales nos pu~de ser da~o un mismo ob¡_eto.
En la percepción yo observo los objetos, ~nhendas_: con lo dKh~ ¿Qué diremos de la imagen? ¿Es aprendizaje o saber? Observemos
que aunque el objeto entre por entero en mi percepcion, nunca _esta ante todo que parece estar "del lado" de la percepción. Tanto en la
dado más que de un lado a la vez. El ejemplo del cubo es co~ondo: una como en la otra, se da el objeto por perfiles, por proyecciones,
No puedo saber que es un cubo hasta que no he aprehendi~o SUL por lo que llaman los alemanes con palabra justa "Abschattungen".
seis caras; en rigor, puedo ver tres caras a la vez, pero no mas', Es, Sólo que ya no tenemos que darle vuelta: el cubo en imagen se da
pues, necesario que las aprehenda sucesivamente.Y cuando, por e¡em- inmediatamente por lo que es. Cuando digo: "el objeto que percibo
plo, paso de la aprehensión de las caras A B C a la de _las. caras B C D, es un cubo", formulo una hipótesis que me puede obligar a abando-
siempre existe la posibilidad de_ que _la cara A sea aniquilada _durante nar el curso ulterior de mis percepciones. Cuando digo: "el objeto
mi cambio de posición. La existencia del cubo se mantendra, pues, cuya imagen tengo en este momento es un cubo", formulo un juicio
dudosa. Tenemos que observar al mismo tiempo que cuando veo tres de evidencia: es absolutamente cierto que el objeto de mi imagen es
caras del cubo a la vez, estas tres caras nunca se me presentan como un cubo. ¿Qué quiere decir esto? En la percepción se forma lenta-
cuadrados: sus límites se achatan, sus ángulos se vuelv~n obtusos, y mente un saber; en la imagen, el saber es inmediato. Vemos desde
tengo que reconstruir su naturaleza de cuad~ados ~ partir de las ap~- este instante que la imagen es un acto sintético que une a unos ele-
riencias de mi percepción. Todo_ esto se ha dicho nen v,eces: lo propi mentos más propiamente representativos un saber concreto, no de
de la percepción es que el objeto nunca ~parezca mas q~e en u a imágenes. 11~¡¡._jm~_no se _aprende:_~st!.!?~~z_ad!l:,~~~~ente
serie de perfiles, de proyecciones.El cubo sin duda me esta presente, c_omo los objetos que se~preiicfen,_pe.!Q¿__de ~<:~1;3ye. ckJ2-0.L.~!ltero
lo puedo tocar, puedo verlo; pero siempre lo veo ?e
_m:ia manera de- p~esae-·eTmomento de~-~,uig2g,. El que se entre-
tenga en hacer girar con el perisaií:iiento un cubo-imagen, el que finja
termina que recuerda y excluye a la vez una mfm~dad de. o~ros
puntos de vista. Hay que aprender los objet?s, es . decir, mult~phc~r que le presenta sus diversas caras, al final de la operación no habrá
sobre ellos los puntos de vista posibles. ,El objeto mi~mo es la síntesis logrado nada, no habrá aprendido nada.
de todas estas apariciones. La percepc10n.d: ~n ~~¡eto es, pues, un Pero eso no es todo. Consideremos esta hoja de papel que está
fenómeno con una infinidad de faces. ¿Que significa es~o para nos- sobre la mesa. Cuanto más la miremos, más particularidades nos reve- :.<"'
otros? La necesidad de dar la vuelta alrededor de los objetos, de es- lará.
perar, como dice Bergson, a q~e se "disuelva el azúcar". Cada nueva orientación de mi atención, de mi análisis, me revela
Por el contrario, cuando p1emo en el cubo por un conc~pto con- un nuevo detalle: el borde superior de la hoja está ligeramente cur-
.. creto 6, pienso sus seis lados y sus ocho ángulos a la vez; pienso que vado; en la tercera línea, el trazo pleno acaba en un punteado ... ,
sus ángulos son rectos, sus lados cuadrados. Estoy en el centro . de etc. Ahora bien, 'puedo guardar cuanto quiera una imagen ante mi vis-
mi idea, la aprehendo por entero de una sola vez. Lo que natural- ta, que nunca encontraré lo que haya puesto en ella. Esta observación
mente no quiere decir que mi idea no tenga que ~er completada con ,. es de una importancia capital para distinguir la imagen de la percep-
un progreso infinito. Pero puedo pensar las esencias ~onc~etas en un ción. En el mundo de la percepción, no puede aparecer ninguna "cosa"
solo acto de conciencia; no tengo que restable~er ap~nen:rns, no ten- que no mantenga con las demás cosas una infinidad de relaciones.
go que hacer aprendizajes. Tal es sin duda la diferencia mas net.a _entre Más aún, es esta infinidad de relaciones -al mismo tiempo que la
el pensamiento y la percepción. Por eso nunca podremos percibir un infinidad de las relaciones que sus elementos sostienen entre sí-, la
(}Ue constituye la esencia misma de una cosa. De aquí lo desborddn:«
6 La existencia de tales conceptos ha sido negada a veces. _Sin embargo, que hay en el mundo .de las "cosas": siempre, en cada instante, hay
la percepción y la imagen presuponen un saber concreto sin imagen Y sin infinitamente más que no podemos ver;lgra agotar las riquezas de mi
palabras.
percepción actual, sería necesario un tiempo infinifaJNo nos equívo-
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quemas: esta manera de "desbordar" es constitutiva de la naturaleza falta. Si e~c~entro el nomb~e jardín, poco después lo será por medio
misma de los objetos. Eso es lo que se entiende cuando se dice que
de proce.~im1ent?sque no tienen nada que ver con la pura y simple
observación: la imagen ha dado de una vez cuanto poseía s.
un objeto no podría existir sin una individualidad definida; hay que
comprender: "sin mantener una infinidad de relaciones determinadas El objeto se presenta, pues, en la imagen como teniendo que ser
con la infinidad de los otros objetos". aprehendido en una multiplicidad de actos sintéticos. Por esta razón,
Ahora bien, en la imagen, por el contrario, hay una especie de y porque su contenido guarda, como un fantasma, una opacidad sen-
pobreza esencial. Los diferentes elementos de una imagen no mantie- sible, porque no se trata de esencias ni de leyes generadoras, sino de
nen ninguna relación con el resto del mundo y no mantienen entre sí cualidad irracional, parece ser el objeto de observación; según este
más que dos o tres relaciones, por ejemplo, las que yo he podido punto de vista, la imagen estaría más próxima de la percepción que
verificar, o las que ahora me interesa retener. No es que las otras del concepto.
relaciones existan en sordina, que esperen, que se dirige hacia ellas Pero, por lo demás, la imagen no enseña nada, nunca da la im-
un haz luminoso. No, no existen en absoluto. Por ejemplo, dos co- presión de algo nuevo, nunca revela una cara del objeto. Lo entrega
lores que mantuviesen en la realidad una relación determinada de dis- de una vez. No hay peligro, no hay espera: es una certeza. ~<::__p_1,1~de
cordancia pueden coexistir en imagen sin que mantengan entre sí engañar mi percepción, pero no mi imagen. Nuestra actitud en rela-
ninguna especie de relación. Los objetos no s~isten sino en tanto que ción con el objeto de la imagen se podría llamar "casi-obseruacián",
se piensan. Esto sería incomprensible para todos aquellos que hacen En efecto, estamos colocados en la; actitud del observador, pero es una
de la imagen una percepción renaciente. Es que, en efecto, no. se trata observación que no enseña nada. Si me doy en imagen la páoina de
en absoluto de una diferencia de intensidad; sino que los ob¡etos del un libro, estoy en la actitud del lector, miro las líneas impresas. Pero
mundo de las imágenes no podrían existir de ninguna de las maneras no (eo. Y, en el fondo, ni siquiera miro, porque ya sé lo que está
en el mundo de la percepción; no cumplen con las condiciones ne- escrito.
cesarias 7• Se puede tratar de explicar esta propiedad característica de la ima-
En una palabra, el objeto de la percepción desborda constantemente gen sin abandonar el terreno de la descripción pura. En la imagen, en
de la conciencia; el objeto de la imagen nunca es nada más que la efecto, una conciencia determinada se da un objeto determinado. El
conciencia que de ello se tenga; se define por esta con~iencia:fde una objeto es, pues, correlativo de un determinado acto sintético que, entre
imagen no se puede aprender nada que no se sepa ya1 Sin dudi; pu@e sus estructuras, comprende un determinado saber y una determinada
ocurrir que una imagen-recuerdo se presente de improviso, nos dé un "intención". La intención está en el centro de la conciencia: es ella
rostro, un lugar inesperados. Pero, incluso en este caso, se da de la que trata de alcanzar al objeto, es decir, que le constituye por lo
una vez a la intuición, entrega de una vez lo que es. Si yo viese este q.ue es. El sab~r, que está indisolublemente unido a la intención, pre-
césped, tendría que estudiarlo mucho antes de saber de dónde pro- cisa que el ob¡eto es tal o tal, añade determinaciones sintéticamente.
viene. En el caso de la imagen, lo sé inmediatamente: es el césped de Constituir en sí una conciencia determinada de la mesa como imagen
tal prado, que está en tal lugar. Y este origen no se deja descifrar es al mismo tiempo constituir la mesa como objeto de una conciencia
en la imagen; en el acto mismo que me da el objeto en imagen está imaginante, El objeto en imagen es, pues, contemporáneo de la con-
incluido el conocimiento de lo que es. Sin duda se objetará el caso ciencia. El· objeto en imagen es, pues, contemporáneo de la conciencia
un tanto raro en que una imagen-recuerdo mantiene el anonimato; que yo tomo de él y está exactamente determinado por esta concien-
vuelvo a ver de pronto un triste jardín bajo un cielo gris y me res~lta cia: .en él sólo comprende aquello de que yo tengo conciencia; pero,
imposible saber dónde y cuándo he visto este jardín. Pero, sencilla- Inversamente, cuanto constituye mi conciencia encuentra su correla-
mente, es una determinación que falta en la imagen y ninguna obser-
vación, por prolongada que sea, podría dar el conocimiento que me 8 Lo que aquí puede engañar es: a) El uso que se hace de la imagen
1n el lenguaje matemático. Muchos creen que percibimos en la imagen nue-

¡
VH relaciones entre las figuras; b) Los casos en que la imagen comporta
7 Jaensch lo ha comprendido muy bien: llevando hasta el final la teoría
un& especie de enseñanza afectiva. Consideramos más adelante estos diferen-
de las percepciones reviviscentes, hacía de la imagen eidética un objeto que
te, casos.
podía ser observado y aprendido.

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tivo en el objeto. Mi saber no es más que un saber del objeto, un saber mi dado: toda conciencia es conciencia de punta a punta. Si la con-
relacionado con el objeto. En el acto de conciencia, el elemento re- ciencia imaginante de árbol, por ejemplo, no fuese consciente sino co-
presentativo y el elemento de saber están unidos en un acto sintético. mo objeto de la reflexión, resultaría que en estado irreflexivo sería
El objeto correlativo de este acto se constituye, pues, a la vez como inconsciente de sí misma, lo que es una contradicción. No teniendo
objeto concreto, sensible, y como objeto de saber. Resulta de eUo la más objeto que el árbol en imagen y no siendo ella misma objeto
paradójica consecuencia de estarnos presente el objeto a la vez desde sino para la reflexión, tiene, pues, que encerrar una determinada con-
dentro y desde fuera. Desde fuera, porque lo observamos; desde den- ciencia de sí misma. Diremos que posee de sí misma una conciencia
tro, porque es en él donde vemos lo que es. Por esta razón, unas
1 inmanente y no-tética, Pero resulta evidente que nuestra descripción
imágenes extremadamente pobres y truncadas, reducidas a algunas de la conciencia imaginante sería muy -incompleta si no tratásemos
determinaciones del espacio, pueden tener para mí un sentido rico y de saber:
profundo. Y este sentido está ahí, inmediato, en estas líneas, se da 1) Cómo propone su objeto la conciencia irreflexiva.
sin que sea necesario descifrarlo. Por esta razón también, el mundo de 2) Cómo se aparece a sí misma, esta conciencia en la conciencia
las imágenes es un mundo donde no ocurre nada. Puedo hacer evolu- no-tética que acompaña a la proposición de objeto.
cionar a mi gusto, en imagen, tal o tal objeto, hacer girar un cubo,
La conciencia transcendente de árbol en imagen propone el árbol.
hacer crecer una planta, correr un caballo, y nunca se producirá ni la
Pero lo propone en imagen, es decir, de una determinada manera que
menor separación entre el objeto y la conciencia. No hay ni un se-
' no es la de la conciencia perceptiva.
gundo de sorpresa: el objeto que se mueve no está vivo, nunca pre-
cede a la intencián: Pero tampoco es inerte, pasivo, "actuado" desde Se ha procedido muchas veces como si la imagen estuviese ante
fuera como una marioneta: la conciencia nunca precede al objeto, la todo constituida según el tipo de la percepción y como si algo ( reduc-
intención se revela a ella misma al mismo tiempo que se realiza, en tores, saber, etc.) interviniese después para volver a colocarla en su
y por su realización o. sitio de imagen. El objeto en imagen estaría, pues, constituido en pri-
mer lugar en el mundo de las cosas para lttrego ser expulsado de este
mundo. Pero esta tesis no está de acuerdo con los datos de la descrip-
IV. TERCERA CARACTERlSTICA:
ción fenomenológica; además, hemos podido ver en otra obra que si
percepción e imagen no son distintas por naturaleza, si sus objetos no
LA CONCIENCIA IMAGINANTE PROPONE SU OBJETO COMO se dan a la conciencia como sui generis, no nos quedará ningún medio
UNA NADA para distinguir estas dos maneras de darse los objetos; en una pala-
bra, hemos visto la insuficiencia de los criterios externos de la imagen.
Toda conciencia es conciencia de algo. La conciencia irreflexiva Es, pues, necesario -ya que podemos hablar de imágenes, ya que
trata de alcanzar objetos heterogéneos en la conciencia. Por ejemplo, este término mismo tiene un sentido para nosotros- que la imagen,
la conciencia imaginante de árbol trata de alcanzar un árbol, es decir, tomada en ella misma, encierre en su naturaleza íntima un elemento
un cuerpo que por naturaleza es exterior a la conciencia; la conciencia de distinción radical. Una investigación reflexiva va a hacernos en-
sale de sí misma, se trasciende. contrar este elemento en el acto posicional de la concienciaimaginante.
Si queremos describir esta conciencia, como hemos visto tenemos Toda conciencia propone su objeto, pero cada una tiene su mane-
que producir una nueva conciencia llamada "reflexiva". Porque la pri- ra de hacerlo. La percepción, por ejemplo, propone su objeto como
mera es totalmente conciencia de árbol. Sin embargo, hay que tener existiendo. La imagen encierra a su vez un acto de creencia o acto
posicional. Este acto puede tomar cuatro formas, y sólo cuatro: puede
O En los confines de la vela y del sueño, existen algunos casos un tanto proponer el objeto como inexistente, o como ausente, o como existente
raros que podrían pasar como resistencias de imágenes. Por ejemplo, me en otro lugar; también se puede "neutralizar", es decir, no proponer
ocurre que vea a un objeto indeterminado girando sobre sí mismo en el sen- su objeto como existente 10. Dos de estos actos son negaciones; el
tido de las agujas del reloj, sin poder detenerlo ni hacer que gire en sentido
inverso. Diremos unas palabras a propósito de estos fenómenos cuando es-
tudiemos las imágenes hipnagógicas con .Jas que están emparentadas. ro Esta suspensión de la creencia se mantiene como acto posicional.

22 23
cuarto corresponde a una suspension o neutralización de la tesis. El
• a Pedro", sino también "no veo nada". El objeto intencional de la
tercero, que es positivo, supone una negación implícita de la existen- conciencia imaginante tiene de particular que no está ahí y que se
cia actual y presente del objeto. Estos actos posicionales -esta obser- ha propuesto como tal, o también que no existe y que se ha propuesto
vación es capital- no se superponen sobre la imagen una vez que como inexistente, o que no se ha propuesto en absoluto.
está constituida; el acto posicional es constitutivo de la conciencia de Producir en mí la conciencia imagin_ante de Pedro es hacer una
imagen. Toda otra teoría, en efecto, además de ser contraria a los síntesis intencional que recoja en sí una multitud de momentos pasa-
datos de la reflexión, nos haría caer en la ilusión de inmanencia.,... dos, que afirme la identidad de Pedro a través de sus diversas apari-
Esta posición de ausencia o de inexistencia no se puede encon- ciones y que se dé este objeto idéntico bajo un aspecto determinado
trar sino en el plano de la .casi-observación. Por una parte, en efecto, ( de perfil, de tres cuartos, de pie, el busto, etc.). Este aspecto es
la percepción propone la existencia de su objeto; por otra parte, los forzosamente un aspecto intuitivo; lo que trata de alcanzar· mi intui-
conceptos, el saber proponen la existencia de naturalezas ( esencias ción actual es a Pedro en su corporeidad, a ese Pedro que puedo ver,
universales) constituidas por relaciones y son indiferentes a la exis- tocar, oir, en tanto que puedo verlo, oirlo, tocarlo. Es un cuerpo que
tencia "de carne y hueso" de los objetos. Pensar el concepto "hom- está necesariamente a cierta distancia del mío, que tiene necesaria-
bre", por ejemplo, no es más que proponer una esencia, ya que, como mente una determinada posición respecto a mí. Sólo que ocurre que
· dice Spinoza: planteo que a ese Pedro que .pudo tocar, no lo toco. Mi imagen de
"La verdadera definición de cada cosa no comprende y no expresa él es una manera determinada de no tocarlo, de no verlo, una manera
más que la naturaleza de la cosa definida, de donde se deduce la que tiene de no estar a tal distancia, en tal posición. La creencia, en la
observación siguiente: que ninguna definición comprende y expresa imagen, propone la intuición, pero no propone a Pedro. La caracte-
a un número determinado de individuos ... " 11. rística de Pedro no es ser no-intuitivo, como podríamos creer, sino ser
Pensar Pedro en un concepto concreto es también pensar un con- "intuitivo-ausente", dado ausente a la intuición. Se puede decir en
junto de relaciones. Entre estas relaciones se pueden encontrar deter- este sentido que la imagen encierra una determinada nada. Su objeto
minaciones de lugar (Pedro está de viaje, en Berlín, es abogado en no es un simple retrato, sino que se afirma; pero al afirmarse se des-
Rabat, etc.). Pero estas determinaciones añaden un elemento positivo truye. Por muy viva, por muy fuerte, por muy sensible que sea una
a la naturaleza concreta "Pedro"; nunca tienen el carácter privativo, imagen, da su objeto como no siendo. Lo que no lmpide que después
negativo de los actos personales de la imagen. Las palabras "ausente", podamos reaccionar frente a esta imagen como si su objeto estuviese
"lejos de mí" sólo pueden tener un sentido en el terreno de la intui- presente, frente a nosotros: veremos que puede ocurrir frente a una
ción sensible que se da como no pudiendo tener lugar. Por ejemplo, imagen que tratemos de reaccionar con todo nuestro ser como si fuese
si se me aparece bruscamente la imagen de un muerto a quien yo que- una percepción. Pero el estado ambiguo y falso a que así llegamos
ría, no es necesario hacer una "reducción" para que sienta un golpe no hace más que poner mejor de relieve lo que acaba de ser dicho:
desagradable en el pecho: este golpe forma parte de la imagen, es la en vano buscamos con nuestra conducta respecto de un objeto que
consecuencia directa de que la imagen dé su objeto como una nada nazca en nosotros la creencia de que realmente existe; podemos ocul-
de ser. tar durante un segundo, pero no destruir la conciencia inmediata de
I
Existen sin duda juicios de percepción que implican un acto po- su nada. V
sicional neutralizado. Es lo que ocurre cuando veo a un hombre que
viene hacia mí y digo "es posible que este hombre sea Pedro". Pero
precisamente esta suspensión de creencia, esta abstención concierne al V. CUARTA CARACTER1STICA:
hombre que viene. Este hombre, dudo que sea Pedro; no dudo que sea LA ESPONTANEIDAD
hombre. En una palabra, mi duda implica necesariamente una posición Como hemos dicho más arriba, la conciencia imaginante del ob-
de existencia del tipo "un hombre viene hacia mí". Por el contrario, jeto encierra una conciencia no-tética de -sí misma. Esta conciencia,
decir "tengo una imagen de Pedro" equivale a decir no sólo "no veo que se podría llamar transversal, no tiene objeto. No propone nada,
11 Ética, I, prop. VIII, se. II. no informa sobre nada, no es un conocimiento, es una luz difusa que

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la conciencia desprende por sí misma, o, para abandonar las compa-
• vez en imagen y en concepto como hablar de un cuerpo que fuera a
raciones, es una cualidad indefinible que se une a cada conciencia. la vez sólido y gaseoso.
Una conciencia perceptiva se aparece como pasividad. Por el contra- Esta conciencia imaginaµte puede ser llamada representativa en el
rio, una conciencia imaginante se da a sí misma como conciencia ima- · sentido de que va a buscar su objeto al terreno de la percepción, y
' ginante, es decir, como una espontaniedad que produce y conserva al que trata de alcanzar los elementos sensibles que lo constituyen. Al
objeto en imagen. Es una especie de indefinible contrapartida, porque mismo tiempo, se orienta en relación a él como la conciencia percep-
) el objeto se da como una nada. La conciencia aparece como creadora, tiva en relación con el objeto percibido. Por otra parte, es espontánea
pero sin proponer como objeto a ese carácter creador. Gracias a esta y creadora; sostiene, mantiene por medio de una creación continua las
cualidad vaga y fugitiva, la conciencia de imagen no se da como un cualidades sensibles de su objeto. En la percepción, el elemento pro·
trozo de madera flotando en el mar, sino como una ola entre las olas. píamente representativo corresponde a una pasividad de la conciencia .
. Se siente conciencia · de una a otra punta y homogénea con las otras En la imagen, este elemento, en lo que tiene de primero y de incomu-
conciencias que la han precedido y a las que está sintéticamente unida, nicable, es el producto de una actividad consciente, está atravesado
de una a otra punta por una corriente de voluntad creadora," Como
CONCLUSIÓN consecuencia, el objeto en imagen siempre es la conciencia que se tiene
de él. Esto es lo que hemos llamado fenómeno de casi-observación,
Todavía podemos adquirir muchos más conocimientos ciertos sobre Tener vagamente conciencia de una imagen es tener conciencia de/una
las imágenes. Pero para ello habrá que volver a situar a la imagen imagen vaga. Estamos, pues, muy lejos de Berkeley y de Hume, que
mental en medio de fenómenos que posean una estructura análoga, e declaran imposibles las imágenes generales, las imágenes indetermi-
intentar una descripción comparativa. Nos parece que la simple refle- nadas. Pero estamos plenamente de acuerdo con los sujetos de Watt y
xión ha dado cuanto podía dar. Nos ha informado sobre lo que po- Messer.,
dría llamarse la estática de la imagen, sobre la imagen considerada "Veía -dice el sujeto I- algo parecido a un ala". El sujeto II
como fenómeno aislado. ve una cara que no sabe si es de un hombre o de una mujer. El sujeto
No podemos desconocer la i_mportancia dé estos informes. Si tra- I ha tenido "una imagen aproximada de un rostro humano; una ima-
tamos de agruparlos y de ordenarlos, en primer lugar se nos presenta gen típica, no individual" 12.
? que la imagen no es un estado, un residuo sólido y opaco, sino que El error de Berkeley ha consistido en prescribir para la imagen unas
es una conciencia. la mayor parte de los psicólogos creen encontrar condiciones que son únicamente válidas para la percepción. Una lie-
( la imagen haciendo un corte transversal en la corriente de la concien- bre vagamente percibida es en sí una liebre determinada. Pero una
cia. Para ellos, la imagen es un elemento en una síntesis instantánea, liebre objeto de una imagen vaga es una liebre indeterminada.
y cada conciencia comprende o puede comprender una o varias imá- La última consecuencia de lo que precede es que la carne del ob-
genes; estudiar el papel de la imagen en el pensamiento es tratar de jeto no es la misma en la imagen y en la percepción. Entiendo por
situar a la imagen en su lugar, entre la colección de objetos que cons- "carne" la contextura íntima. Los autores clásicos nos dan la imagen
tituyen la conciencia presente; en ese se11fic¡jp pueden hablar de un pen- como una percepción menos viva, menos clara, pero igual a la otra
samiento que se apoya en imágenes. Ahora sabemos que hay que re- por su carne. Sabemos ahora que es un error. El objeto de la percep-
nunciar a esas metáforas espaciales. La imagen es una conciencia sui ción está constituido por una multiplicidad infinita de determinacio-
generis que de ninguna de las maneras puede formar parte de una nes, precisamente aquellas de que tenemos conciencia. Por lo demás,
conciencia más vasta.· No hay imagen en una conciencia que, además estas determinaciones pueden mantenerse sin relación entre sí, si no
del pensamiento, encierre signos, sentimientos, sensaciones. Pero la , tenemos conciencia de que mantienen relación entre sí. De aquí que
conciencia de imagen es una forma sintética que aparece como un de- en el objeto de la imagen haya una discontinuidad en lo más profundo
terminado momento de una síntesis temporal y se organiza con otras
12 MESSER, citado por BURLOUD, La Pensée d'apres les recbercbes expé-
formas de conciencia, que la preceden y la siguen, para formar una
rimensales de IPatt, de Messer et de Bühler (El pensamiento según las inues-
unidad melódica. Tan absurdo es decir que un objeto está dado a la tigaciones experimentales de Watt, de Messer y de Biibler ),

26 27
de su naturaleza, algo que tropieza, unas cualidades que se lanzan ha-
cia la existencia y que se detienen a mitad de camino, una pobreza
esencial.
Aun tenemos mucho que aprender. La relación entre la imagen y
su objeto, por ejemplo, sigue siendo muy oscura. Hemos dicho que la
imagen era conciencia de un objeto. El objeto de la imagen de Pedro,
como hemos dicho, es Pedro de carne y hueso, que actualmente se
encuentra en Berlín. Pero, por otra parte, la imagen de Pedro que
tengo ahora me le muestra en su casa, en su habitación de París, sen-
II
tado en un sillón que conozco perfectamente. Entonces, podríamos
preguntarnos, ¿el objeto de la imagen es el Pedro que vive actual-
mente en Berlín, o es el Pedro que el año pasado vivía en París? Y
LA FAMILIA DE LA IMAGEN
si seguimos afirmando que es el Pedro que vive en Berlín, habrá que
explicar la paradoja: ¿por qué y cómo la conciencia con imágenes tra-
ta de alcanzar al Pedro de Berlín a través del que vivía el año pasado
Hemos descrito determinadas formas de conciencia que se llaman
en París?
imágenes. Pero no sabemos ni dónde empieza ni dónde termina la
Pero de momento sólo conocemos la estática de la imagen; no-po-
clase de las imágenes. Por ejemplo, existen en el mundo exterior unos
demos formular todavía la relación entre la imagen y su objeto; antes
objetos que también se llaman imágenes (retratos, reflejos en su es-
tenemos que describir la imagen como actitud funcional. ¡/
pejo, imitaciones, etc.). ¿Se trata de una simple homonimia, o la ac-
titud de nuestra conciencia ante estos objetos es asimilable a la que
adopta en el fenómeno de "imagen mental" ? Según esta última hipó-
tesis habría que ampliar considerablemente la noción de imagen, para
hacer entrar en ella a muchas conciencias de las que hasta ahora no nos
ocupábamos,

l. IMAGEN, RETRATO, CARICATURA

Quiero recordar la cara de mi amigo Pedro. Hago un esfuerzo y


produzco una determinada conciencia imaginada de Pedro. El objeto
es alcanzado muy imperfectamente: nos faltan ciertos detalles, otros
son sospechosos, el conjunto es un tanto vaporoso. Cierto sentimiento
de simpatía y de aceptación que quería resucitar frente a este rostro,
ni se ha formado. No renuncio a mi proyecto, me levanto y saco una
fotografía de un cajón. Es un retrato de Pedro excelente, encuentro en
61 todos los detalles de su cara, incluso algunos que se me habían es-
capado. Pero a la foto le falta vida; da a la perfección las caracterís-
tlcu exteriores de la cara de Pedro, pero no muestra su expresión .
.Afortunadamente tengo una caricatura suya hecha por un hábil dibu-
Jantc. Esta vez la relación de las partes de la cara entre sí ha sido
f&l1C11d11. deliberadamente, la nariz es mucho mayor, los pómulos de-
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29


4lf

masiado salientes, etc. Sin embargo, algo que faltaba a la fotografía, hasta la estructura de la intención. Pero en principio estamos frente
la vida, la expresión, se manifiesta claramente en este dibujo: "vuel- a unas intenciones de la misma clase, del mismo tipo, y frente a ma-
vo a encontrar" a Pedro. terias que son funcionalmente idénticas.
Representación mental, fotografía, caricatura: estas tres realidades Se nos puede reprochar que nos coloquemos en condiciones favo-
tan diferentes aparecen, en nuestro ejemplo, como tres estadios de un rables al elegir como ejemplo de imagen mental una representación
mismo proceso, tres momentos de un acto único. Desde el principio producida voluntariamente. Los casos más numerosos son sin duda
hasta el fin, la finalidad que se pretende sigue siendo la misma: se aquellos en que la imagen ha surgido de una espontaneidad profunda
tr1ia de hacerme presente la cara de Pedro, que no está aquí. Sin ern- que no se podría asimilar a la voluntad. Parece ser que la imagen
bargo, en psicología se le reserva únicamente a la representación sub- involuntaria aparece en la conciencia como mi amigo Pedro puede
jétiva el nombre de imagen. ¿Es esto justo? aparecer al doblar una esquina.
Examinemos nuestro ejemplo más profundamente. Hemos emplea- En realidad, también aquí somos las víctimas de una ilusión de
do tres procedimientos para darnos la cara de Pedro. En los tres casos inmanencia. Verdad es que en el caso impropiamente llamado "de
encontramos una "intención", y esta intención, en los tres casos, trata evolución involuntaria", la imagen se constituye fuera de la concien-
de alcanzar el mismo objeto. Este objeto no es ni la representación, ni cia para aparecérsele después una vez constituida. Pero la imagen
la foto ni la caricatura: es mi amigo Pedro. Además, en !os tres ca- involuntaria y la imagen voluntaria representan dos tipos de concien-
sos, yo' trato de alcanzar el objeto de la misma manera: donde quiero cia muy próximas, una de las cuales está producida por una espon-
hacer que aparezca la cara de Pedro, donde quiero "hacérmele pre- taneidad voluntaria y la otra por una espontaneidad sin voluntad. De
sente", es en el terreno de la percepción. Y, como no puedo hacer todas formas, no hay que confundir la intención, en el sentido en que
surgir su percepción directamente, me sirvo de una materia determi- lo tomamos, y la voluntad. i Decir que puede haber una imagen sin
nada que actúa como un anal o gan, como un equivalente de la percep- voluntad no implica en absoluto que pueda haber imagen sin inten-
ción. ción.l Según nuestro punto de vista, no sólo la imagen mental tiene
En los dos primeros casos, por lo menos, la materia puede ser necesidad de una intención para constituirse: un objeto exterior fun-
percibida por sí misma: no está en su naturaleza propia el que tengá ríonando como imagen no puede ejercer esta función sin una intención
que funcionar como· materia de imagen. La foto, tomada en sí misma, (¡uc lo interprete como tal. Si se me muestra de repente una foto de
es una cosa: según su color, puedo tratar de determinar su tiempo de Pedro, el caso es funcionalmente el mismo que cuando aparece brusca-
exposición, el producto que la ha virado y fijado, etc.; la caricatura mente una imagen que no desea mi conciencia. Ahora bien, si esta
es una cosa, puedo complacerme en el estudio de las líneas y de los fotografía está percibida simplemente, se me aparece como un rectán-
colores, sin pensar que estas líneas y estos colores tienen como fun- gulo de papel de una calidad y de un color especiales, con sombras y
ción representar algo. · manchas claras distribuidas de una manera determinada. Si veo esta
La materia de la imagen mental es más difícjl de determinar. ¿Pue- fotografía como "foto de un hombre de pie en una escalinata", el
de existir fuera de la intención? Es problema que consideraremos más fenómeno mental por fuerza tiene ya otra estructura: lo anima otra
adelante. Pero de todas formas, resulta evidente que también aquí se intención. Y si esta foto se me aparece como la foto "de Pedro", si
tiene que encontrar una materia, y que esta materia sólo tiene su sen- trns ella veo a Pedro de alguna manera, por mi parte tendrá que haber
tido por la intención que la anima. Para darme cuenta, basta que com- cierta colaboración para animar este trozo de cartón, para prestarle
pare mi imagen mental de Pedro con mi intención vacía del principio. el sentido que no tenía todavía. Si veo a Pedro en la foto, es que yo
En un principio, he querido representarme a Pedro sin contenido, y 1, prmgo en ella. ¿Y cómo podría ponerle si no es con una intención
algo ha surgido entonces que ha colmado mi intención. Los tres casos particular? Y si esta intención es necesaria, ¿qué importa que la ima-
son, pues, rigurosamente paralelos. Son tres situaciones que tienen la RC:n se presente de improviso o se busque voluntariamente? En el pri-
misma forma, pero en las cuales varía la materia. Estas variaciones de mer cuso, lo más que se puede hacer es suponer una ligera separación
la materia tienen naturalmente como consecuencia unas diferencias in- entre la presentación de la foto y la aprehensión de ésta en forma de
ternas que tendremos que describir y que indudablemente se extienden lmu>ec:n. Se pueden imaginar tres estados sucesivos de la aprehensión:
30 31

·I ·
/:
foto, foto de un hombre de pie en la escalinata, foto de Pedro. Pero nombre de ficción, comprende unas categorías paralelas a las que aca-
también ocurre que los tres estados se aproximen hasta no formar más bamos de considerar: el grabado, la caricatura, la imagen mental.
que uno; que la foto no funcione como objeto y que se dé inmedia- ., Diremos, en consecuencia, que la imagen es un acto que trata de
tamente corno imagen. alcanzar en su corporeidad a un objeto ausente o inexistente, a través
Podríamos repetir esta demostración a propósito de la imagen men- de un contenido físico o psíquico que no se da propiamente, sino a
tal. Puede aparecer sin que se quiera. No por eso deja de exigir cierta título de "representante analógico" del objeto considerado. Las espe-
atención, precisamente la que la constituye corno imagen. Sin embargo, cificaciones se harán según la materia, ya que la misión informadora
tenemos que mencionar una diferencia capital: una foto funciona ante sigue siendo idéntica. Distinguiremos, pues, las imágenes cuya materia
todo como un objeto (por lo menos teóricamente). Una imagen se se toma del mundo de las cosas ( figuras de ilustración, fotos, caricatu-
da inmediatamente como imagen. Es que la existencia de un fenómeno ras, imitaciones de actores, etc.) y aquellas que toman su materia del
psíquico y el sentido que tiene para la conciencia son una misma mundo mental ( conciencia de movimientos, sentimientos, etc.). Exis-
cosa 1. Imágenes mentales, caricatura y fotos son otras tantas especies ten tipos intermedios que nos presentan unas síntesis de elementos
de un mismo género, y desde ahora podemos tratar de determinar qué exteriores y de elementos psíquicos, como cuando se ve un rostro en
hay de común entre ellas. una llama, en los arabescos de una tapicería, o en el caso de imáge-
Siempre se trata, en estos diferentes casos, de "hacerse presente" nes hipnagógicas, que se construyen, como veremos, sobre la base de
un objeto. Este objeto no está ahí, y sabemos que no está ahí. Encon- los fulgores entópticos.
tramos, pues, en primer lugar una intención dirigida a un objeto au- No podría estudiarse aparte la imagen mental. No hay un mundo
sente. Pero esta intención no está vacía: se dirige a un contenido, que de las imágenes y un mundo de los objetos. Pero todo objeto, ya sea
no es cualquiera, pero que, en sí mismo, tiene que presentar alguna presentado por la percepción exterior, ya aparezca en el sentido íntimo,
analogía con el objeto en 'cuestión. Por ejemplo, si quiero represen- es susceptible de funcionar como realidad presente o como imagen,
tarme el rostro de Pedro, tengo que dirigir mi intención hacia unos según sea el centro de referencia elegido. Ambos mundos, el imagi-
objetos determinados, y no hacia mi estilográfica o hacia ese terrón nario y el real, están constituidos por los mismos objetos: sólo varían
de azúcar. La aprehensión de estos objetos se hace en forma de imá- el agrupamiento y la interpretación de estos objetos. Lo que define al
genes, es decir, que íPierden su sentido propio para adquirir ~!.r9,1 En mundo imaginario como universo real, es una actitud de la concien-
lugar de existir para sí, en estado libre 2, son integrados en una cia. Vamos, pues, a estudiar sucesivamentelas conciencias siguientes:
nueva forma. La intención no se sirve de ellos sino como medios para mirar un retrato de Pedro, un dibujo esquemático, un cantante de mu-
evocar su objeto, como podemos servirnos de las mesas giratorias para sic-hall imitando a Maurice Chevalier, ver una cara en una llama,
evocar a los espíritus. Sirven de representantes para el objeto ausente, "tener" una imagen mental. Elevándonos así de la imagen que extrae
sin llegar de todas formas a suspender esta característica de los objetos su materia de la percepción a la que la toma entre los objetos del sen-
de una conciencia imaginante: la ausencia. tido íntimo, podremos describir y fijar, a través de sus variaciones,
En la descripción que precede, hemos supuesto que el objeto no una de las dos grandes funciones de la conciencia: la función "ima-
estaba ahí y que proponíamos su ausencia. Puede proponerse su in- gen" o imaginación.
existencia. Tras su representante físico, que es el grabado de Durero,
El Caballero y la Muerte son sin duda unos objetos para mí. Pero
son unos objetos de los que propongo, esta vez, no la ausencia, sino la II. EL SIGNO Y EL RETRATO
inexistencia. Esta' nueva clase de objetos, a los cuales reservamos el
Miro el retrato de Pedro. A través de la foto, trato de alcanzar a
1 No ignoramos que estas verificaciones nos obligan a rechazar por en- Pedro en su individualidad física. La foto ya no es el objeto concreto
tero la existencia de un inconsciente. Pero no es éste el momento de hablar que me procura la percepción: sirve de materia a la imagen.
de ello.
2 Veremos más adelante qué significa "existir en estado libre" para el
Pero parece que tenemos un fenómeno de la misma naturaleza:
contenido material de la imagen mental. me acerco a esos gruesos rasgos negros impresos en un letrero que han
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clavado encima de la puerta de la estación. Esos rasgos negros de sólo el embrollo de líneas y de colores de que para mayor simplicidad
pronto dejan de tener dimensiones propias, un color, un lugar: ahora hablábamos más arriba. En realidad es una casi-persona, con una casi-
constituyen las palabras "Oficina del subjefe'~. Leo las pala~ras en el cara, etc. En el museo de Rouen, al llegar de repente a una sala des-
letrero y sé, ahora, que tengo que entrar aqui para hacer mi reclama- conocida, me ocurrió que tomase por hombres a los personajes de un
ción; se dice que he comprendido, "descifrado" las palabras. No :s cuadro inmenso. La ilusión me duró poco -tal vez un cuarto de se-
absolutamente exacto: más valdría decir que las he creado a partir gundo-, pero de todas formas, durante este íntimo lapso, no tuve una
de estos rasgos negros. Estos rasgos ya no me i~por~an, ya n? los conciencia imaginada, sino una conciencia receptiva. Indudablemente,
veo; en realidad he adoptado una actitud de conciencia det_ermmada c:st.aba mal hecha la síntesis y la percepción era falsa, pero no por eso
que trata de alcanzar a otro objeto a través d: ell?s. Este ob¡e_to es la dejaba de ser percepción. Es que, en el cuadro, hay una apariencia
oficina donde tengo que hacer algo. No esta ahí, pero granas a la de hombre. Si me acerco, desaparece la ilusión, pero persiste su causa:
inscripción no se me escapa del todo: lo sit~?, _tengo_ un sa~~r que le el cuadro, como una persona humana, actúa sobre mí como podría
concierne. La materia hacia la cual se ha dirigido mi atención, trans- hacerlo un hombre, cualquiera que fuera, por lo demás, la actitud de
formada por esta intención, forma ahora parte integral de mi ac~itud conciencia que yo tomara frente a él; ese fruncir de ceño en la tela,
actual; es la materia de mi acto, es un signo. Tanto en el caso del signo me conmueve directamente, porque la síntesis "ceño" sabiamente pre-
como en el de la imagen, tenemos una intención que trata de alcanzar parada se efectúa por sí misma, incluso antes de que haga de este ceño
al objeto, una materia que ella transforma, un objeto que trata de un "ceño de imagen" o un ceño real; la calma de esta figura me
alcanzar, que no está ahí. Parecería a primera vista que esta~os an~e ronmueve directamente, sea cual fuere la interpretación que le pueda
una misma función. Debe observarse, por lo demás, que la psicología dar. Esto es, estos elementos son neutros por sí mismos; pueden en-
clásica confunde muchas veces signo e imagen. Cuando Hume nos trar en una síntesis ya sea de la imaginación, ya de la percepción.
dice que la relación entre la imagen y su objeto es extrínseca, ~onvierte Pero. ,aun ~iendo neutros son expresivos, Si decido atenerme a la per-
a la imazen en signo 3. Pero, recíprocamente, cuando se convierte a la c:c:pc10n, si me coloco frente al cuadro con el simple punto de vista
palabra tal y como aparece en la le~gua interi~r en imagen mental, la estético, si considero las relaciones de colores de forma el toque si
función de signo se reduce a la de imagen. Mas ade~ante veremos qu_e estudio los procedimientos puramente técnico; del pinto;, no por 'eso
una palabra de la endofasia no es, como lo ha p_od1do creer una psi- desaparece el valor expresivo; el personaje del cuadro me solicita sua-
cología basada en introspeccio°:es apresur~das? la imag~n de una pala- vemente que le tome por un hombre. De la misma manera, si conozco
bra impresa, sino que es un signo, en si ~ismo y di_recta~e?-te. De 111 original del retrato, en el retrato, antes de cualquier interpretación,
momento, sólo tenemos que estudiar las relaciones del signo nsico y de habrá una fuerza real, un parecido.
la imagen física. ¿ Pertenecen a la misma clase ? . El ;r.ror co~sistiría aquí en creer que este parecido hace renacer en
l 9) La materia del signo es completamente indiferente al objeto mi espíritu la imagen mental de Pedro. Sería caer en la objeción que
significado. No hay ninguna relación entre la "oficina", trazos ne- hace James a los asociacionistas. El parecido entre A y B -dice Ja-
gros en una hoja blanca, y la "oficina" objeto complejo _que no sólo mes- no puede actuar como una fuerza que atrajese a B a la con-
es físico sino social. El origen de la unión es la convención; en ade- c:lencia si, una vez, estuviese A dada en ella. Para ver el parecido entre
lante se refuerza con la costumbre. Sin la costumbre, que motiva cierta A y B, en efecto, hace falta que B esté dada al mismo tiempo que A.
actitud de la conciencia en cuanto se percibe la palabra, "oficina" no El parecido de que hablamos no es, pues, una fuerza que tienda
evocaría nunca a su objeto. I evocar la imagen mental de Pedro, sino que es una tendencia que
Entre la materia de la imagen física y su objeto existe otra rela- tiene el retrato de Pedro a darse como Pedro en persona. El retrato
ción totalmente distinta: se parecen. ¿Qué debemos entender con esto? actúa. en nosotros -aproximadamente- como Pedro en persona, y,
Cuando miramos un retrato, la materia de nuestra imagen no es f.Ot esta razón, nos solicita que hagamos la síntesis perceptiva: Pedro
ele carne y hueso.
3 M. l. Meyerson incurre en una continua confusión entre signo, ima-
gen y símbolo en su capítulo "Las imágenes", Nouveau Traité (Nuevo tra- Ahora aparece mi intención; digo: "Es el retrato de Pedro", o, con
tado), particularmente en las páginas 5 7 4 y 5 81. mayor grevedad: "Es Pedro". Entonces el cuadro deja de ser objeto,
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$
funciona como materia de imagen. Esta solicitación de percibir a Pedro presa difícilmente. Por ejemplo, miro un retrato de Carlos VIII en la
no ha desaparecido, sino que ha entrado en la síntesis imaginada. A Galerí~ de los Oficios de Florencia. Ya sé que se. trata de Carlos VIII,
decir verdad, es ella la que funciona como analo gon y es a través de es decir, de un muerto. Eso es lo que da su sentido a mi actitud ac-
ella como se dirige mi intención hacia Pedro. Me digo: "Toma, pues tual. Pero, por otra parte, esos labios sinuosos y sensuales, esa frente
es verdad, Pedro es así, tiene este ceño, esta sonrisa". Todo lo que e~trecha, obs~inada,. provocan directamente en mí cierta impresión efec-
veo entra en una síntesis proyectiva que pretende alcanzar al verda- tiva, y esta 1mpres10n se dirige a esos labios, tal y como están en el
dero Pedro, ser vivo que no está ahí. cuadro, Esos labios tienen, pues, una doble función simultánea: por
29) En el significado, la palabra sólo es un jalón: se presenta, una parte envían a unos labios reales, que son polvo tiempo ha, y
despierta un significado, y este significado nunca vuelve a él, va a sólo de esta manera tienen sentido; pero por otra parte actúan directa-
la cosa y abandona a la palabra. Por el contrario, en el caso de la mente sobre mi sensibilidad, porque son una engañifa, porque las
imagen con base física, la intencionalidad vuelve constantemente a manchas coloreadas del cuadro se dan a los ojos como una frente, co-
la imagen-retrato. Nos colocamos frente al retrato y lo observamos 4; mo unos labios. Finalmente, estas dos funciones se funden, y tenemos
la conciencia imaginante de Pedro se enriquece constantemente; se el estado imaginado, es decir, que el Carlos VIII desaparecido está
añaden constantemente nuevos detalles al objeto: esta arruga de Pe- ahí, ante nosotros. A quien vemos es a él, no al cuadro, y sin embargo
dro que no le conocía, se la atribuyo en cuanto la veo en su retrato. lo proponemos como no estando ahí: sólo lo hemos alcanzado. "en
I
Se percibe cada detalle, pero no por sí mismo, no como una mancha imagen", "por i?ter~edio" del :uad~o. Como se ve, la relación que
de color en una tela: se incorpora al objeto inmediatamente, es decir, pr?~one la concrencia, en la actitud imaginante, entre el retrato y el
a Pedro. original es realmente mágica. Carlos VIII está al mismo tiempo allá,
39) Estas reflexiones nos llevan a plantear la cuestión de la rela- en el pasado, y aquí. Aquí, en estado de vida amortiguada, con una
multitud de determinaciones de menos ( el relieve, la movilidad, a ve-
ción de la imagen y del signo con sus objetos. En cuanto al signo, la
cosa está clara: la conciencia significativa en tanto que tal no es po-
sicional. Cuando está acompañada por una afirmación, esta afirmación
¡ ces el color, etc.) y como un relativo. Allá, como absoluto. En la
conciencia irreflexiva no pensamos que un pintor haya hecho este re-
se le relaciona sintéticamente y tenemos una nueva conciencia: el jui- / trato, etc. El primer lazo propuesto entre imagen y modelo es un lazo
de emanación. El original tiene la primacía ontológica, Pero se encar-
cio. Pero leer en un cartel: "Oficina del subjefe" es no proponer nada.
~a, desciende en la imagen. Es lo que explica la actitud de los primi-
En toda imagen, incluso en la que no propone a su objeto como exis-
tente, hay una determinación posicional. En el signo en tanto que tal, tivos f'.re.nte a sus retratos, así como ciertas prácticas de la magia negra
falta esta determinación. Se pretende alcanzar a una naturaleza deter- (la efigie de cera que se traspasa con una aguja, los bisontes heridos
minada a partir de un objeto que funciona como signo; pero no se- que ;e pintan en las paredes para que la ca_za sea fructífera). Por lo
firma nada de esta naturaleza, nos limitamos a pretender alcanzar. Na- demas, no se trata de un modo de pensamiento desaparecido hoy en
turalmente, esta naturaleza no se manifiesta a través de la materia sig-
· día. Entre nosotros, la estructura de la imagen es irracional y, aquí
como en todas partes, nos hemos limitado a hacer construcciones ra-
nificante: está bastante más allá.
cionales basadas en fundamentos prelógicos. )r
En la imagen-retrato la cuestión es mucho más complicada: Pedro,
por una parte, puede estar a mil leguas de su retrato ( si se trata de un ! 49 Esto nos lleva a hacer entre el signo y la imagen la última ob-
retrato histórico, el original tal vez esté muerto). Es indudablemente servación, que es la más importante. Pienso, decíamos, a Pedro en el
._,, cuadro. Lo que quiere decir que no pienso el cuadro en absoluto
ese "objeto que está a mil leguas de nosotros" el que tratamos de
alcanzar. Pero, por otra parte, todas sus cualidades físicas están ahí, mino que pienso a Pedro. No hay, pues, que creer que piense el cuadr~
"como imagen de Pedro". Esto es una conciencia reflexiva que descu-
ante nosotros. El objeto está propuesto como ausente, pero la impre-
sión es presente. Hay en lo dicho una síntesis irracional y que se ex- bre la función del cuadro en mi conciencia actual. Para esta conciencia
reflexiva. Pedro y el cuadro son dos, dos objetos distintos. Pero en la
4 Esta observación es la que se volverá casi-observación en el caso de o.ctitud imaginante, el cuadro, para Pedro, no es más que una manera
la imagen mental. de aparecérseme como ausente. El cuadro da así a Pedro, aunque Pe-

36 37
dro esté ausente. El signo, por el contrario, no da su objeto. Está cons-
tituido en signo por 1;1na intención vacía. Como consecuencia, una con-
cienci~ significativa, que está vacía por naturaleza, puede llenarse sin
d_est~~irse.V:º a Pedro y alguien dice: "Es Pedro"; uno, por un acto
' III. DEL SIGNO A LA IMAGEN: LA CONCIENCIA DE LAS
IMITACIONES

En el escenario del music-hall, la fantasista Franconay "hace irni-


t~cione~";. re~~noz~? _al artista qu: jmita: es ~aurice Chevalier. Apre-
sintettco'. el ~igno ~edro a la percepción Pedro. El significado es pleno.
cio la ímitación: Sin duda es el', o también: "No está logrado".
La concrencia de imagen esta llena a su manera. Si Pedro aparece en
¿Qué ocurre en mi conciencia?
persona, aquélla desaparece.
Nada más, dirán algunos, que una unión por el parecido, seguida
de comparación: la imitación ha hecho nacer en mí la imagen de
Maurice Chevalier; procedo después a hacer una comparación de aque-
Sin embargo, no habría que imaginar que al objeto le basta con
lla con ésta.
una foto, de existir, para que la conciencia le proponga como tal. Ya
Esta tesis es inaceptable. Estamos en pleno en la ilusión de in-
se sab~ que existe un tipo d~ conciencia imagínante en la que el objeto
manencia. La objeción de James, por lo demás, mantiene aquí todo
puesto como mex!stente. Para =-
no esta prop~est? como existente; otra, en la que el objeto está pros
distintos tipos, las descripciones que
preceden se podrían rehacer sin grandes cambios. Sólo se modifica el
su peso: ¿qué es este parecido que va a buscar imágenes al subcons-
ciente, este parecido que precede a la conciencia que se tiene de él?
Se puede tratar de conservar la tesis mediando ciertas correcciones.
carácter posicional de la conciencia. Pero hay que insistir sobre el
Se abandonará la semejanza, se tratará de recurrir a la contigüidad.
hecho de que lo que distingue a los distintos tipos posicionales es el
El nombre "Maurice Chevalier" evoca en nosotros por contigüi-
carácter tético de la intención, y no la existencia o inexistencia del
dad a la imagen. La explicación no sirve para los numerosos casos en
ob¡eto. Por ejemplo, puedo muy bien proponer un Centauro como
t¡ue el artista sugiere sin nombrar. Es que hay muchos signos asimi-
exis'.ente ( aunque ausente). Por el contrario, si miro las páginas del
lables a un nombre: Franconay, sin nombrar a Chevalier, puede po-
di~no, _no es difícil. q~e puedan_ "no decirme nada", es decir, que las
nerse de pronto un sombrero de paja. El cartel, los periódicos, las
miro sin hacer posmon de existencia. Entonces, las personas cuyas
caricaturas, han constituido lentamente todo un arsenal de signos. No
fot~g.r:fías .veo :stán alcanzadas a través de esta fotografía, pero sin
hay más que sacarlos de ahí.
posicion existencial, exactamente como el Caballero y la Muerte, que
. Es exacto que la imitación emplea unos signos que son compren-
se alcanzan a través del grabado de Durero, pero sin que los propon-
didos. como tales ~or el espectador. Pero si hay que entender la unión
ga 5• ~or lo demás, se pueden encontrar casos en que la fotografía
me deje en un estado tal de indiferencia que ni siquiera efectúe la
del signo con la imagen como lazo asociativo, no existe; y ante todo
"puesta en imagen". La fotografía está vagamente constituida en ob- P?r . la r~zón de que l~ conciencia de imitación, que es una concien-
na imagmante, no encierra a ninguna imagen mental. Por lo demás,
jet?, y los pe,rsonajes que figuran en. ella están constituidos en perso-
najes, pero solo a causa de su parecido con unos seres humanos, sin In imagen, como el signo, es una conciencia. No podría tratarse de
un lazo extrínseco entre estas dos conciencias. Una conciencia no
inten~ionalidad pa~ticular. Flota entre los límites de la percepción,
posee un~ superficie opaca e inconsciente por donde podría aprehen-
del signo y de la imagen sin traspasar nunca a ninguno de ellos.
de~se, uniéndose a otra conciencia. Entre dos conciencias, no hay re-
Por el c?ntrario, la conciencia imaginante que producimos ante lación ~e ~ausa y ,efe~to. Una concien~ia es síntesis por entero, es por
una fotografía es un acto, y este acto encierra la conciencia no-tética entero intima a si misma: es en lo mas profundo de esta interioridad
de él mismo como espontaneidad. En cierta forma, tenemos concien- sintética donde puede unirse, por un acto de retención o de protensi-
cia de animar la foto, de prestarle su vida para hacer una imagen de dad,. a ~na conciencia anterior o posterior. Más aún, para que una
ella. conciencia pueda actuar sobre otra, es necesario que sea retenida y
recreada por la conciencia sobre la cual debe actuar. Nunca se trata
de pasividad, sino de asimilación o de desasimilación interna en el
8C:l10 de una síntesis intencional que es transparente por sí misma. Una
5 Cf. HussERL, Ideen zu einer reinen Pbiinomenologle,pág. 226. conciencia no es causa de otra conciencia, sino que la motiva.

38 39
'
------------·-·-···--··· .. ··-""-··-~···

Esto nos lleva al verdadero problema: la conciencia de imitación rior y la cabeza hacia adelante. Dejo de percibir, leo, es decir, que
es una forma temporal, es decir, que desarrolla sus estructuras en el llevo a cabo una síntesis significante. El sombrero es primero un
tiempo. Es conciencia de significado. Pero es una conciencia signifi- simple signo, lo mismo que la gorra y el pañuelo del cantante realista
cante especial que sabe que se va a volver conciencia de imagen. Des- son sign~ de que va a cantar una canción de apaches. Es decir, que
pués se vuelve conciencia imaginante, pero una conciencia imaginante en un pnmer momento no veo el sombrero de Chevalier a través del
que retiene en sí lo que había de esencial en la conciencia de signo. sombrero de paja, sino que el sombrero de la fantasista envía a
La unidad sintética de estas conciencias es un acto de cierta duración, Chevalier, como la gorra envía al "medio apache". Descifrar los
en el cual la conciencia de signo y la de imagen se encuentran en la signos es producir el concepto "Chevalier", Al mismo tiempo, juzgo:
relación de medio y fin. El problema esencial consiste en describir es- "Imita a Chevalier", Con este juicio se transforma la estructura de la
tas estructuras, en mostrar cómo la conciencia de signo sirve para . conciencia. Ahora el tema es Chevalier. Por su intención central,
motivar a la conciencia de imagen, cómo ésta envuelve a aquélla en la conciencia es imaginante, se trata de realizar mi saber en la materia
una nueva síntesis. Cómo ocurre, al mismo tiempo, una transforma- intuitiva que se me da.
ción funcional del objeto percibido, que pasa del estado de materia . Esta materia intuitiva es muy pobre; la imitación no reproduce
significante al de materia representativa. srno algunos elementos que, por lo demás, son lo que la intuición
La diferencia entre la conciencia de imitación y la conciencia de tiene. de menos intuitivo: son unas relaciones, es la inclinación del
retrato proviene de las materias. La materia del retrato solicita por sombrero de paja sobre la oreja, el ángulo de la barbilla con el cuello.
sí misma al espectador que lleve a cabo la síntesis, porque el pintor Y algunas de estas relaciones están alteradas voluntariamente: se
ha sabido darle un parecido perfecto con el modelo. La materia de exagera la inclinación del sombrero porque es el signo principal que
la imitación es un cuerpo humano. Está rígido, resiste 6. La fantasista primero tiene que llamar la atención, alrededor del cual los demás
es pequeña, rellena, morena; es mujer e imita a un hombre. Resulta se ordenan. Mientras que el retrato nos da fielmente a su modelo en
que la imitación es un más o menos. El objeto que Franconay produce toda su complejidad y que, tanto ante el retrato como ante la vida,
por medio de su cuerpo es una forma débil, que se puede interpretar hace falta un esfuerzo de simplificación para separar los rasgos carac-
constantemente en dos planos distintos: tengo constantemente la liber- terísticos, lo primero que se nos da en la imitación es lo característico.
tad de ver a Maurice Chevalier en imagen o a una mujer que hace Un retrato, en cierta forma -por lo menos en apariencia-, es la
muecas. De aquí el papel esencial de los signos: tienen que aclarar, naturaleza sin los hombres. Una imitación es ya un modelo vuelto a
guiar a la conciencia. pensar, reducido a recetas, a esquemas. Son las recetas técnicas que
La conciencia se orienta ante todo sobre la situación general: se la conciencia quiere como molde de la intuición imaginada. Añada-
dispone a interpretar todo como una imitación. Pero sigue vacía, no mos que estos esquemas tan secos -tan secos, tan abstractos que
es más que una pregunta (¿a quién se va a imitar?), más que una podían ser leídos antes como signos- quedan ahogados en la multi-
espera dirigida. Se dirige desde el principio, a través del imitador, a un tud de detalles que parecen oponerse a esta intuición. ¿Cómo encon-
personaje indeterminado, concebido como el objeto de la imitación 7. trar a Maurice Chevalier a través de esas mejillas pintadas, ese pelo
La consigna que se da es doble: hay que determinar al objeto según los negro, ese cuerpo de mujer, ese traje femenino?
signos que nos dé el imitador; hay que realizar el objeto en imagen Hay que recordar un pasaje célebre de Materia y memoria:
a través de quien le imita. "A priori ... parece que la distinción clara de los objetos indivi-
Aparece el artista. Tiene un sombrero de paja; saca el labio infe- duales es un lujo de la percepción. . . Parece que no empezamos ni
por la percepción del individuo ni por la concepción del género, sino
6 Nos interesan únicamente las .imitaciones sin afeites. por un conocimiento intermedio, por un sentimiento confuso de
7 Naturalmente, consideramos el caso teórico en que todos los movi- r11alidad notable o de semejanza ... " s.
mientos de la conciencia son claramente distintos. También puede ocurrir que
una imitación sea tan parecida como un retrato (por ejemplo si el artista No vemos negro ese pelo negro; no vemos ese cuerpo como un
emplea afeites). En este caso tenemos que volver a los análisis del capítulo
precedente. 8 BERGSON, Materia y memoria.

40 41
cuerpo femenino, no vemos sus curvas acusadas. Sin em~argo, c~mo
se trata de bajar al plano intuitivo, utilizamos su conte?ido se?s.ible
• l. -Toda percepción va acompañada por una reacción afectiva 9•
2. - Todo sentimiento es sentimiento de algo, es decir, que trata
en lo que tiene de más general. El ~abello, el cuerp?, estan percib!dos
de alcanzar a su objeto de una manera determinada y proyecta sobre él
como masas indecisas, como espaoos rellenos. Tienen la opacidad
una cualidad determinada. Tener simpatía por Pedro es tener concien-
sensible; por lo demás, sólo son ordenaciones, Así, por primera vez cia de Pedro como simpático.
en nuestra descrip_ción de concienci~ ,imaginant:s, vemo_s ap_~recer -y
esto en el seno mismo de la percepoon- una mdetermmao~n funda- Podemos comprender ahora el papel de la afectividad en la con-
mental. Deberemos recordarlo más adelante, cuando estudiemos las ciencia de imitación. Cuando veo a Maurice Chevalier, esta percepción
imágenes mentales. Estas cualidades tan vagas, Y, qm~ sólo se perciben encierra cierta reacción afectiva, que proyecta sobre la fisonomía de
en lo que tienen de más general, no valen por _si mism~s: se reducen Maurice Chevalier cierta cualidad indefinible que podríamos llamar
a la síntesis imaginada. Representan el cuerpo indeterminado, el pelo su "sentido". En la conciencia de imitación, el saber intencionado
indeterminado de Maurice Chevalier. despierta, a partir de los signos y de los comienzos de realización intui-
Pero no podrían bastar: tenemos que realizar deter11:inaciones tiva, esta reacción afectiva que se incorpora a la síntesis intencional.
positivas. No se trata de constituir con el cuerpo de la fantasista Fran- Correlativamente, el sentido afectivo de la cara de Chevalier va a
conay un analogon perfecto del cuerpo de Chevalier. No dispongo sino aparecer en la cara de Franconay. Es él el que realiza la unión sinté-
de algunos elementos que funcionaban antes como signos. Al_ no tener tica de los diferentes signos, es él el que anima su fija sequedad, el
un equivalente completo de la pers~na imitada, :engo que realizar. en la que les da vida y cierto espesor. Es él, dando a los elementos aislados
intuición cierta naturaleza expresiva, algo asi como la esencia de de la imitación un sentido indefinible y la unidad de un objeto, el que
Chevalier librada a la intuición. puede parecer verdadera materia intuitiva de la conciencia de imitación.
Finalmente, en efecto, lo que contemplamos en el cuerpo de la fan-
Ante todo tengo que hacer vivir a esos esquemas ta~ secos. Pero
tasista es este objeto en imagen: los signos reunidos por un sentido
cuidado: si los percibo por sí mismos, si noto l_as ~omisu:as de sus
afectivo, es decir, la naturaleza expresiva. Es la primera vez, aunque
labios, el color de la paja del sombrer~: la conC1encta. de imagen ,se no la última, que vemos a la afectividad sustituyendo a los elementos
desvanece. El movimiento de la percepcrón hay ~ue real~zarl? -~l reves, propiamente intuitivos de la percepción para realizar el objeto en
partir del saber y, en función del .saber, deter~mar la mtmc10?. Este imagen.
labio era signo, antes hago una imagen de el. Pe~o . no es imagen
sino en la medida en que ha sido signo. La veo unica1;1ente como La síntesis imaginada está acompañada por una conciencia muy
"labio grande inferior que se adelanta". Encon;ramos aqm ~na carac- fuerte de espontaneidad, podría decirse que de libertad. Es que, final-
terística esencial de la imagen mental: el fenomeno de casi-observa- mente, sólo una voluntad formal puede impedir a la conciencia que se
ción. Lo que yo percibo es lo que sé; el objeto _no podría enseñar deslice del plano de la imagen al de la percepción. En la mayor
nada, y la intuición no es más que s~ber entorpecido, _degradado. Al parte de los casos, este deslizamiento se hace de todas formas, de vez
mismo tiempo, estos islotes diferenciados se han umd~ por ~onas en cuando. Hasta llega a ocurrir que la síntesis no se haga del todo:
intuitivas vagas: las mejillas, las orejas, el cuello de la actriz funcionan el rostro y el cuerpo de la fantasista no pierden toda su individualidad;
como un tejido indeterminado. También en este caso lo primero _es y sin embargo, la naturaleza expresiva "Maurice Chevalier" acaba de
el saber: lo que se percibe corresponde al saber vago d_e qu~ Maurice aparecer en esta cara, en este cuerpo de mujer. Como consecuencia
Chevalier tiene mejillas, orejas, un cuello. Las parttcul~nda?es se tenemos un estado híbrido, que no es ni del todo percepción, ni
desvanecen, lo que no puede desaparecer resiste a la síntesis con del todo imagen, y que podría ser descrito por sí solo. Estos estados,
imágenes. sin equilibrio y que no duran, son evidentemente para el espectador
Pero para realizar la "naturaleza _exp:e~!va" de que ha~lábamos, lo que hay de más agradable en la imitación. Es que, en efecto, la
no podrían bastar estos elementos de intuición. Aparece aqui un nue- relación del objeto con la materia de la imitación es aquí una relación
vo factor: la afectividad.
Planteamos dos principios: 9 Cf. ABRAMOWSKI, Le Subconscient normal (El subconsciente normal).

42 43
i
de posesián. Maurice Chevalier ausente elige, para manifestarse, el Estas intenciones se mantienen indiferenciadas al alcanzar a la figura
cuerpo de una mujer. esquemática, pero se realizan intuitivamente en ella. A través de estos
trazos negros no sólo tratamos de alcanzar una si-
Originalmente, un imitador es, pues, un poseído 10. Tal vez haya
lueta, sino a un hombre completo; concentramos en
que explicar así el papel de la imitación en las danzas rituales de los ellos todas sus cualidades sin diferenciación; el es-
primitivos. quema está totalmente impleto. A decir verdad, estas
cualidades no están representadas; en sentido propio,
c:stos trazos negros no representan nada más que al-
IV. DEL SIGNO A LA IMAGEN: LOS DIBUJOS ESQUEMATICOS gunas relaciones de estructura y de actitud. Pero basta con un rudi-
mento de representación para que todo el saber se aplaste ahí, dando
la imagen, dice Husserl es una "implesión" (Erfiillttng) del sig- así una especie de profundidad a esta figura plana. Si dibujamos
nificado. El estudio de la imitación más bien nos ha hecho creer un monigote que dobla las rodillas y levanta los brazos, proyecta-
que la imagen es un significado degradado, rebajado al plano de la mos en su cara la estupefacción indignada. Pero no se verá: se
intuición. No hay irnplesión, hay cambio de naturaleza. El estudio encuentra en estado latente, como una carga eléctrica.
de las conciencias de estudios esquemáticos nos va a confirmar en esta la mayor parte de las figuras esquemáticas se leen en un sentido
opinión. En éstos, en efecto, el elemento intuitivo está considerable- definido. Unos movimientos oculares organizan la percepción, limitan
mente reducido, y el papel de la actividad consciente crece en impor- el espacio circundante, determinan los campos de fuerzas, transforman
tancia: lo que constituye la imagen y suple a todos los desfalleci- los trazos en vectores. Consideremos, por ejemplo, el esquema de una
mientos de la percepción es la intención. cara. Puedo ver en él unos simples trazos: tres segmentos que se
El dibujo esquemático está constituido por esquemas. Unos cari- unen en un punto O; un segundo punto por debajo de O, un poco
caturistas, por ejemplo, pueden representar a un hombre por medio de a la derecha, y luego una línea sin significado. En este caso dejo
unos rasgos negros sin espesor: un punto negro como cabeza, dos <¡ue los trazos se organicen según las leyes de la forma estudiadas por
rayas como brazos, una como busto y dos como piernas. El esquema Kohler y Wertheimer. la hoja blanca sirve de fondo homogéneo,
tiene de particular que es intermediario entre la imagen y el signo. los tres segmentos se organizan en forma de horca. Mis ojos se elevan
Su materia pide que se descifre. Sólo trata de hacer presentes unas de N a O, y aquí el movimiento se amplía al proseguirse a la vez
relaciones. En sí mismo no es nada. Muchos son indescifrables si no por los dos trazos divergentes. El punto aislado debajo de O se
se conoce el sistema de convenciones en que consiste su clave; la nclhiere a la figura. Por el contrario, la línea sinuosa que he trazado
mayor parte necesitan una interpretación inteligente; no tienen un por debajo queda aislada y constituye otra figura 11•
auténtico parecido con el objeto que representan. Sin embargo, no son Ahora leo la figura de una manera totalmente distinta: veo una
signos, porque no están considerados como tales. En estos pocos trazos cara. De los tres segmentos, el que se eleva oblicuamente se inter-
negros, mi intención es hacer un hombre que corre. El saber trata preta como contorno de la frente, el segmento de la derecha es una
de alcanzar a la imagen, pero no es imagen él mismo : acaba de ceja, el segmento que desciende es la línea de la nariz. El punto
entrar en el esquema y de tomar la forma de intuición. Pero el saber aislado representa al ojo, la línea sinuosa es la boca y la barbilla. ¿Qué
no comprende únicamente el conocimiento de las cualidades que están ha ocurrido? En primer lugar, ha habido un cambio radical en -Ia
directamente representadas en el esquema. Engloba también, en un Intención. No vamos a describir aquí este cambio, ya lo conocemos;
bloque indiferenciado, a todas las clases de intenciones que conciernan llL intención se vuelve de perceptiva en imaginada. Pero no sería
a las diversas cualidades físicas que puede tener el contenido, com- 1uficiente, es necesario que la figura se deje interpretar. Finalmente
prendiendo el color, los rasgos de la cara, a veces hasta la expresión.
11 Es posible que esta manera de organizar mi percepción me sea rigu-
10 También habría que hablar de la conciencia de imitar, que segura- rcsumente personal. El lector puede determinar por su parte los procedimien-
mente es una conciencia de estar poseído. to, que emplea.

44 45
y sobre todo, es necesario que mi cuerpo adopte una actitud, desempeñe lT':'"un personaje de perfil r= medio de Iíneas casi paralelas a fas del
una determinada pantomima para animar a este conjunto de rasgos. dibujo precedente: el espacio derecho y el espacio izquierdo se van
En primer lugar, el papel blanco cambia totalmente de sentido de una 11. unir para formar un fondo vacío y, por contraste, estos trazos sin
a otra parte de la figura. El espacio de la derecha de los trazos está 11pesor dejan de ser límites: adquieren densidad, espesor; distingo en
junto a la figura de tal manera que estos trazos parecen señalar su cada línea un contorno derecho y un contorno izquierdo. Al mismo
límite; por eso abrazo con la vista cierta cantidad de espacio blanc~, tiempo (por lo menos en cuanto me concierne), la figura se descifra
a la derecha del papel, pero sin proponerlo como papel. A decir de abajo a arriba, etc.
verdad, tampoco lo veo como carne de una cara, sino más bien como Estas descripciones pueden y deben ser rehechas por cada lector.
volumen, como densidad, medio impleto. Al mismo tiempo, el movi- L11 interpretación de una figura esquemática depende del saber, y el
miento de mis ojos, que había empezado, sin demasiada precisión, a Hber varía de un individuo .a otro. Pero las conclusiones siguen siendo
la derecha de la figura, un poco detrás de la ceja, a la altura de la
1111 mismas y sólo ellas nos interesan. En todos los casos, en efecto,
punta de la nariz, se termina decididamente en las líneas ONM, que
encontramos el siguiente fenómeno: un saber que se representa en una
por esta razón funcionan como límites de una región plena indeter-
¡,nntomima simbólica y una pantomima que es hipostasiada, proyectada
minada. Por el contrario, la parte de papel blanco que está situada
en el objeto. Este fenómeno, que encontraremos en una forma un
a la izquierda de la figura funciona como espacio vacío: es que me
poco diferente en el caso de la imagen mental, es el que conviene
niego a tenerlo en cuenta. Sin duda que no puedo de dejar de verla, tntender como es debido. Por él obtendremos la solución de muchos
cuando recorro con los ojos las líneas negras de la figura. Pero no problemas.
la veo por sí misma. De hecho, en mi percepción funciona como
fondo, ya que, en efecto, está percibida en el momento en que mi Partamos de la percepción. He aquí una mesa, es decir, una forma
mirada se prende a las líneas concebidas como contornos. El espacio densa, consistente, un objeto macizo. Puedo pasear la vista de derecha
I izquierda o de izquierda a derecha sin que se produzca ningún
homogéneo de la hoja está, pues, lleno a la dere-
M

Il
cha, vacío a la izquierda. Al mismo tiempo, cada cambio. De la misma manera, si contemplo el retrato de Descartes
trazo está descifrado por sí mismo, por unos mo- pintado por Frans Hals, puedo mirar los labios del filósofo partiendo
vimientos de los ojos determinados. P~r ejempl?, de las comisuras, o, por el contrario, yendo de la mitad ele la boca
Q la nariz está "leída" de arriba a aba JO a partir h1tcia los extremos: el parecido que tienen con unos labios reales no
de la ceja (porque nuestra actitud natural frente quedará alterado. En estos casos definidos, distinguimos claramente
u O a una nariz consiste en distinguir "su raíz" y su la. forma del objeto percibido y el movimiento de nuestros ojos. In-
n ('' "punta"; por consiguiente, pensarla como orien- dudablemente, en la mayor parte de los casos, para verificar una forma
"-- tada de arriba a abajo). Al mismo tiempo, tene- tenemos que mover los globos oculares y seguir los contornos con la
mos que suplir una línea ausente, la que uniría vl1tn. Pero poco importa que el movimiento se haga de una u otra
2 N con la línea sinuosa. Se trata de constituir manera, abandonado, vuelto a tomar: frente al objeto, que se da
una sola figura con estos dos grupos de trazos como un todo inalterable, los movimientos oculares se dan como una
separados. Para lograrlo dirigimos la vista de N a D: representa- Jnfinidad de caminos posibles y equivalentes.
mos la línea ausente, la remedamos con nuestro cuerpo. Al mismo Lo que no quiere decir que un movimiento ocular deje inalterada
tiempo hacemos una síntesis intencional de N y de D, es decir, . I In percepción. Cuando desplazo los ojos, se modifica la relación
que retenemos a N en nuestras conciencias sucesivas, como retene- dtJ objeto con la retina. Como todo movimiento es relativo, no existe
mos los diferentes momentos del vuelo del pájaro, de manera que, ningún signo en el objeto que permita determinar si es el objeto el
al llegar a D, organizamos a N con D como el término a quo \UC se ha desplazado en relación a mis ojos o mis ojos en relación
con el término ad quem. Desde luego que podrían hacerse muchas al objeto. Por lo demás, existen casos-límite en que podemos confun-
otras observaciones, pero no nos detendremos en ellas. dirnos. Pero la mayor parte del tiempo no nos equivocamos: en
Por el contrario, tomemos otra figura esquemática, que represente primer lugar, no sólo el objeto se desplaza, sino que va acompañado

46 47
de cuanto lo rodea; luego, los movimientos oculares están acompañados
'f en vectores. Lo que significa, simplemente, que el movimiento de
por sensaciones internas ( sentimos girar los globos oculares en las nuestros ojos se da como irreversible. En todo esto, hemos quedado
órbitas), finalmente, se dan, ya que no como producto de la voluntad, en el terreno de la percepción: hemos conferido al objeto una nueva
por lo menos como el de una espontaneidad psíquica. No es menos cualidad, y esta cualidad la hemos percibido. El objeto así consti-
cierto que es necesario un saber, una intención completamente especial, tuido puede valer como signo ( flechas indicadoras, etc.), pero nunca
casi podría decirse que una decisión, para referir el movimiento a como imagen, al menos en tanto que tal. Como se ve, lo que ha
nuestro cuerpo e inmovilizar al objeto que está frente a nosotros. Esta modificado la percepción, lo que ha conferido su dirección a las líneas,
decisión no es, naturalmente, algo que hayamos aprendido o que es que el movimiento ha dejado de ser sentido como una producción
pongamos en juego en cada instante. Aparece cuando frente al mundo espontánea. Por el contrario, se da como provocado, y llamamos sen-
que nos rodea tomamos la actitud perceptiva, y es constitutiva de esta tido, dirección de la figura, a lo qtte lo provoca, es decir, al mismo
actitud (junto con algunas otras intenciones que no tenemos que movunrento proyectado en la hoja o concebido como causa. Casi de
enumerar aquí). En sí misma, podría decirse que la relación del objeto la misma manera llamamos irascibilidad a las cóleras de un sujeto
con la retina es neutra: es una relación de posición que deja sin proyectadas en el fondo de él mismo y concebidas como causa de sus
respuesta a la cuestión del tema real de movimiento. manifestaciones exteriores.
Ahora bien, en el mundo de las percepciones, ciertas formas nos L~egamosahora a las imágenes esquemáticas. Hay en ellas pocas
imponen unos movimientos oculares determinados, ya sea porque su necesidades reales. No se dan como reglas de movimiento. Es el saber
estructura exige de nosotros ciertas reacciones motrices, ya como conse- quien preside las reacciones motrices, y hasta llega a ocurrir, como en
el caso de la cara sugerida más arriba, que rompa la estructura natural
cuencia de costumbres adquiridas e indisolublemente unidas a estas
de las formas y presida una nueva síntesis. Ocurre, como natural
formas. En este caso, la impresión de espontaneidad que acompañaba
consecuencia, que los movimientos oculares se den como espontáneos.
el desplazamiento de nuestros globos oculares desaparece por entero. Parecería, pues, imposible objetivarlos como propiedad real de las
Al presentarse la figura como una regla para nuestros movimientos, se l!neas percibidas. Y es que no es esto lo que se produce, sino que
forma un nuevo agrupamiento de los datos de la percepción: consti- son objetivados como propiedades en imagen. No perdemos de vista
tuimos nuevos objetos, a los cuales referimos el cambio como una de que la figura tomada como conjunto de líneas puede tener otra estruc-
sus cualidades. En la ilusión de Muller-Lyer, tura, otras direcciones, o ninguna dirección en absoluto. Pero se inten-
por ejemplo, el movimiento de los ojos tropieza cionan en ella unas direcciones en imagen. Hacemos entrar la espon-
A A' en A' y en B' contra ángulos cerrados; por el taneidad de los movimientos oculares en una síntesis mental mucho
contrario, los ángulos abiertos A y B permiten más vasta, que se da por entera como espontánea: es la que constituye
proseguirlo hasta el infinito. Los movimientos el sentido de la figura a titulo de hipótesis. El saber provoca movi-
contrariados se hispotasian en A'B', los movi- mientos frente a las líneas. Estos movimientos se efectúan para saber
mientos favorecidos se proyectan en AB, y deci- ai "saldrá" algo de ellos. Al mismo tiempo son objetivados en forma
B' mos que AB es mayor que A'B'. Si se observa de "dirección hipotética" sobre la figura. La cuestión es entonces la
B bien, se verá que esta expresión es bastante ine- siguiente: una vez efectuados los movimientos, propuestas las direccio-
xacta. Lo que nos parece mayor en AB es la nes, orientada la figura, ¿va a cristalizar la imagen, esto es, va a
3 fuerza de extensión. AB se extiende hacia arri- aparecer como una forma nueva e indestructible, una forma que, en
ba y hacia abajo; por el contrario, A'B' se recoge adelante, p~ovoque por sí misma los movimientos que la fijan? Si
en sí mismo. Es que, en efecto, proyectamos el movimiento sobre aparece la Imagen, veo en esos pocos trazos negros al hombre que
los segmentos AB y A'B' y, al mismo tiempo, mantenemos la
inmovilidad de estas figuras. Estas dos decisiones contradictorias
;o
corre. Pero veo en imagen, es decir, que no pierdo de vista que he
proyectado libremente, espontáneamente los movimientos en las líneas
dan al objeto una nueva cualidad: el movimiento inmóvil se vuel- I título de cualidades vectoriales. Y a sé que en todo instante creo
ve movimiento en potencia, fuerza. Los segmentos se transforman la imagen, De manera que, como ahora vemos, los elementos repre-

48 49
a
sentativos en la conciencia de un dibujo esquemático no son los trazos V. CARAS EN LA LLAMA, MANCHAS EN LAS PAREDES.
propiamente dichos, sino los movimientos proyectados sobre estos ROCAS CON FORMA HUMANA
trazos.
Tanto en este caso como en el precedente, se trata todavía de
Es lo que explica que leamos tantas cosas en una ima~en ~uya
movimientos que interpretan formas. Pero existe una considerable
materia es tan pobre. En realidad, nuestro saber no se realiza direc-
diferencia en las actitudes de posición de la conciencia.
tamente en esas líneas que, por sí mismas, nada dicen, sino que se
, Cuando miro un dibujo, en la mirada pongo un mundo de inten-
realiza por intermedio de movimientos. Y, por una parte, estos
ciones humanas, de las cuales el dibujo es un producto. Un hombre
movimientos relativos a una sola línea pueden ser múltiples, de manera
ha trazado esas líneas para constituir la imagen de un corredor. Para
que una sola Línea puede tener una multiplicid~d de sentid?s y puede
que esta imagen aparezca, hace falta sin duda el concurso de mi
valer como materia representativa de una multitud ~e cualida~es. sen- .

J
conciencia. Pero el dibujante lo sabía y contaba con ello; solicita este
sibles del objeto en imagen. Por otra parte, un mismo movimiento -,.c·.

puede realizar saberes diferentes. La línea misma no es más que un '' concurso por medio de las líneas negras. No se debe creer que estas
líneas se me den, en la percepción, como puras y simples líneas,
soporte, un substrato 12. ' para darse luego, en la actitud imaginada, como elementos de una
¿Pero puede distinguirse el saber del movimiento? ~n realida~, ""ft'esentaci~?· Las lí~eas se dan como representativas en la percepción
no hay, por una parte, un saber director, y por otra una sene de movi- misma. Hojéese un álbum de croquis; a la primera ojeada no se
mientos que obedezcan. Pero, de la misma manera que muchas veces aprehenderá el sentido de cada línea, pero en todo caso se sabrá que
nos damos cuenta de nuestro pensamiento al hablarlo, podemos darnos cada una_ de ellas que ~s rep:esentativa, que vale para algo y que es la
cuenta de nuestro saber representándolo; o, más bien, es el saber el razón m1~ma de su existencia. Esto es, la cualidad de representar es
que toma conciencia de sí, en forma de pantomima; no existe más que una propiedad . real de las líneas, que percibo de la misma manera
una cosa, el movimiento simbólico; y eso es lo que queríamos mostrar. que sus dime~s1ones y su forma. Pero puede decirse que es un simple
El saber aquí no toma conciencia de sí sino en forma de imagen; la 111ber. Tamb1en el cubo es un saber: no puedo tener la intuición
conciencia de imagen es una conciencia degradada del saber. 1hnultánea de sus seis caras. Sin embargo, cuando miro este trozo de
mnd~ra ~al~ada,. no hay duda de que lo que veo es un cubo. Toda
conciencia imaginada producida a partir de un dibujo está, pues, cons-
truida sobre una posición real de existencia, que la precede y la motiva
In el ~erreno de la percepción, aunque esta conciencia pueda proponer
12 Si queremos darnos cuenta d~ la enorme desproporciór_i que existe IU objeto como no existente o simplemente neutralizar la tesis exis-
entre el elemento representativo exterior y el saber que se le incorpora, se tencial.
pueden considerar ejemplos como el siguiente:_ imaginemos _que una p_ersona- Cuando interpretamos una mancha del mantel un motivo de la
lidad conocida esté representada con frecuencia en l~ revista~ y cancat~ras
por los tres atributos siguientes: un sombrero ~e paja, anteojos, una pipa. tapicería, no planteamos que la mancha, que el ~otivo tengan pro-
Al cabo, para la conciencia popular, esta personalidad .se resum~ en estos tres piedades representativas. En verdad, esta mancha no representa nada;
objetos. Si disponemos en un orden cual1~iera (por ejemplo, p1~a, sombrero, cuando la percibo, la percibo como mancha, y nada más. De forma
anteojos) unas representaciones esquemáticas de estos tres . objetos, o_bten- que cuando paso a la actitud imaginante, la base intuitiva de mi
dremos signos; de estos tres objetos pasaremos a la personalidad que tt~nen
lmage~ 1:º es alg? que haya aparecido anteriormente en mi percepción.
f'i
la misión de evocar. Si los disponemos en orden natural (sombrero; ba¡o el
sombrero, anteojos; bajo los anteojos, pipa, a distancia y en el sentido con- Bitas rrnagenes tienen como materia una pura apariencia, que se da
veniente) tendremos una imagen: los tres atributos representan la cara del como tal; no hay nada planteado en un principio; en cierta forma se
hombre célebre. Fuera de estos tres objetos dibujados, los únicos elementos tra~a de una imagen en el aire, sin substrato. No estamos tan lejos de
intuitivos son el orden y la disposición de estos objetos. A través de esta
cualidad casi abstracta intencionamos al hombre célebre en imagen. En rea-
11 imagen mental en que la materia tiene tan poca independencia que
lidad, en el papel no ha sido realizado ninguno de sus rasgos: está ahí, lpare~e con la imagen y desaparece con ella. Pero en el caso que
en estado indiferenciado, en el espacio intermedio entre el sombrero y la tltl~d1amos en este n:omento aún pretendemos "ver" la imagen, es
pipa, espacio que concebimos como lleno de él. decir, tomar su materia al mundo de la percepción. Localizamos esta
50 51
apariencia; tiene forma y materia. En una palabra, la m~teria no es
Ya_ se hayan sucedido libremente, o ya hayan sido solicitados por
la mancha, sino que es la mancha recorrida con la vista de una
determinadas estructuras, los movimientos, carentes de sentido en un
manera determinada. Pero, en los dibujos esquemáticos, había una
rrimer momento, se vuelven de pronto simbólicos porque se incor-
determinada virtualidad, un poder constante de provocar los movi-
pora? ?n saber determin~do. Realizado en la mancha por su ínter-
mientos de ojos que se incorporaba a las líneas negras. Aquí, por el
rnediario, el saber crea la imagen. Pero los movimientos se dan como
contrario, los movimientos no dejan traza alguna en la mancha. En
un libre juego y el saber como una hipótesis gratuita. De forma que
cuanto se terminan la mancha vuelve a ser mancha y nada más.
se encuentra aquí una doble neutralización de tesis: la mancha no
Hay dos eventualidades: en una, efectuamos con los ojos, sin eMá 1:ropuesta como teniendo propiedades representativas, el objeto
segunda intención, unos movimientos libres, y consideramos el con- de la imagen no está propuesto como existente. La imagen se da, pues,
torno de una mancha a nuestro gusto, siguiendo el orden que queremos, com~ u~ puro fantasma, como un juego que se realiza por medio de
aproximando al azar tal parte a tal otra, en una síntesis 9-ue ~ada npanencrns.
llama ni rechaza. Es lo que se produce cuando, acostados e inactivos, En la base de ~sta co?~iencia hay una tesis neutralizada. Sustituyá-
en el curso de una enfermedad, dejamos errar nuestros ojos por las mosla por un~, tesis positiva; es decir, demos a la mancha un poder
tapicerías de las paredes. Ocurre entonces que de _lo~ arabescos surja <le representación: nos encontraremos ante la imagen hipnagógica.
una forma conocida, es decir, que, tras esos movimientos, se f~rme 1-·
una síntesis un poco coherente ante mi vista: mis ojos se han abierto
un camino, y este camino queda trazado en la tapicería. Entonces VI. IMÁGENES HIPNAGóGICAS, ESCENAS Y PERSONAJES VISTOS
digo: es un hombre sentado, es un ramo de flores, es un perro. Es EN EL POSO DEL CAFE, EN UNA BOLA DE CRISTAL.
decir, que formulo una hipótesis basada en esta síntesis_ libremente
operada: confiero un valor representativo a la forma one1;1tada que Es :vidente :iue las visione~ hipnagógicas son imágenes. Leroy ia
acaba de aparecer. A decir verdad, la mayor parte del tiempo no caractenza la actitud de la concrencia frente a estas apariciones con las
espero que esta síntesis se acabe, sino que, de pronto, algo hay que palabras "espectacular ~ pasiva". Es que no propone los objetos que
cristalizar en comienzo de imagen. "Empieza como un ramo de flores, ~e le aparecen como existentes actualmente. En todo caso, en la base
se diría que es la parte de_ arriba de una. ~ara, etc.". ~l s~ber se ha de esta conci~ncia hay ~na tesis positiva: si no existe esta mujer que
incorporado a mis movimientos y los dirige: ahora se como tengo cruza por_ mr ca~1po visual, cuando tengo los ojos cerrados, por lo
que terminar la operación, sé lo que tengo que encontrar. tne~os existe su imagen. Algo se me aparece que representa a una
O bien hay una forma determinada que se separa por sí misma mujer de tal manera qu~ _puedo equivocarme. ~fochas veces la imagen
del fondo y provoca unos movimientos oculares por su estructura. En ae da con una mayor nitidez, que la que el objeto haya podido tener.
realidad, casi siempre se trata de lo que Kohler llama formas débiles, "Es extraordinario, mi ojo ha sido transformado en cliché foto-
ambiguas, que tienen una figura oficial y una figura secreta. ~ara gráfico coloreado y ningún espectáculo de este mundo me deja una ima-
descubrir ésta, casi siempre ha sido necesario que el azar de un pnmer gen semejante" 14.
movimiento de los ojos (por ejemplo, levantando la cabeza, se ve al "En la época en que estudiaba anatomía, tenía con frecuencia una
pasar, en el empapelado de la pared, una línea que hasta ahora _sólo visión hipnagógica que no es rara en los estudiantes de medicina.
se había visto de arriba a abajo. Esta vez se recorre de abajo a Estando acostado en la cama, con los ojos cerrados veía con mucha
arriba, y el resto sigue por sí mismo). Aquí la forma no hace más claridad y objetividad perfecta la preparación en la' cual había traba-
que esbozarse; apenas si aparecen la frente y el ojo y ya se sabe que jado durante todo el día: el parecido daba la impresión de ser riguroso,
va a ser un negro. Terminaremos nosotros mismos, realizando un
acuerdo entre los datos reales de la percepción (las líneas de los l3 LEROY, Les Visions dtt demi-sommeil (Las visiones de la modorra),
arabescos) y la espontaneidad creadora de nuestros movimientos; es Alean, 1926: "En suma, es como una representación cinematográfica en co-
decir, que iremos a buscar nosotros mismos la nariz, la boca y la lores", pág. 111.
14
barbilla. [ournal des Goncour: (Diario de los Goncours), citado por Leroy,
p,gina 29.

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a

la imprc-sión de realidad, y, valga la palabra, de vida intensa que en ~enga una imagen del Panteón en la cabeza a que cuente en esta
él se nc>taba era tal vez más profunda que si me hubiese encontrado imagen las columnas de la fachada. Este desafío sirve igualmente
frente al objeto real" 15. para las imágenes hipnagógicas.
la imagen se da, pues, como "más verdadera que la naturaleza", Por lo demás, estas imágenes tienen un carácter "fantástico" 16
en el s~ntido en que se podría decir de un retrato particularmente 1ue proviene del hecho de no representar nunca nada preciso. la le;
signific::ttivo que es más verdadero que su modelo. Pero no es más rigurosa de individuación no vale para ellas.
que uns imagen. Por otra parte, la conciencia no afirma nada sobre "Cu~ndo había disecado, con asiduidad, durante una parte de la
su naturaleza real: ¿es una construcción realizada sobre datos actuales, tarde, mi preparación había cambiado de aspecto a cada momento no
una ilusión, un recuerdo particularmente vivo? Cuando la imagen sólo~ _cau~a del trabajo de mi escalpelo, sino como consecuencia d; las
está presente, no decidimos. Nos limitamos a afirmar que, de una modificaciones de la iluminación, de mi posición, etc. Ahora bien
u otra rnanera, esta imagen está ahí, ante nosotros, que se nos aparece, en _pres~n~ia _de mi vi:ión, por la noche, hubiera sido incapaz d;
que esti en nuestros ojos; lo que en general se expresa con la palabra: decir, ru siqme;a aprox1mad~me~te, .1ué moi::iento, qué aspecto parti-
- "veo". los Goncourt, al tratar de ser más precisos, escriben, en el cular: reproducía el~a: la iluminación pa~ttcularmente era siempre,
corníensv del pasaje que hemos citado: "Tengo en la retina". Sin en cierta forma, teortca, extremadamente viva, y recordaba más bien
embarz>, la posición de la imagen no se hace en el campo de la la de las planchas ~oloreadas de un hermoso atlas que la iluminación
percep~ión: percibir una cosa, en efecto, es ponerla en su lugar entre real y a veces mediocre del pabellón de disección" 11.
otras ccisas. la visión de la modorra está aparte. En general no está De la misma manera que escapan al principio de individuación,
localizada, no está en ningún sitio, no ocupa un lugar entre los demás escapan a las ~emás leyes de la percepción; por ejemplo, a las leyes
objetos, sino que, simplemente, se destaca contra un fondo vago. de la perspectiva.
Ademá' se le conceden características de objetividad, de claridad, de Obs. XXVII: "Estoy acostada ... Veo a una mujer pequeña que
indepeitdencia, de riqueza, de exterioridad que nunca posee la imagen anda ... Vi_ene hacia mí ... No crece al acercarse, pero el color rosa
y que ~rdinariame~te_ son lo propio de la percepción. No se propone de sus medias se vuelve más vivo" .18.
su objeto como existiendo. Muchas veces ni siquiera podemos dibujarlas.
Por otra parte, la imagen hipnagógica se mantiene en el terreno . "Veo claramente dos de las varillas de la sombrilla, lo que no
de la c:3-si-observación. Es lo que no hemos visto suficientemente. Sin tiene nada de anormal, pero la tercera tendría que quedar oculta por
duda cue su objeto se da con una viveza tal que, en un momento 1~ tela, y por la ~himenea, objetos no menos opaco uno que otro, y
dado, ¡e puede creer que con una observación metódica se pueden aun asi la v~o. Si~ embargo, no la veo por transparencia; ocurre algo
apreciar sus distintas particularidades. Después de la visión que hemos que no es ni explicable ni dibujable" rn.
c0Jnen1ado, Leroy deplora "no tener la facultad de provocar a volun- Por lo menos, podría decirse, hay que observarlas un momento,
tad, el día del examen, tales visiones". Suponía, pues, que, fijando aunque sólo sea para determinar lo que representan. Pero es un
la ima~en y sometiéndola a una especie de análisis, podría enumerar error. De hecho no se ha insistido lo bastante sobre esta caracterís-
sus di,ersas características. tica esencial de las imágenes hipnagógicas. Nunca son anteriores al
Pe1o, de hecho, el objeto nunca enseña nada; se da por entero saber. Pero de pronto estamos bruscamente invadidos por la certeza
y a la rez no se deja observar. leroy observó al cabo de algún tiempo de_ ver .una rosa, un cuadrado, una cara. Hasta entonces no poníamos
que "ll abundancia de los detalles, la riqueza de la visión eran iluso- cuidado;. ahora, s~bemos. Es una lástima que leroy no haya estudiado
rias". Sólo nos figuramos, pues, que la imagen es rica; lo que eviden- a sus sujetos segun este punto de vista; sus excelentes descripciones
temente significa que todos los detalles de la preparación anatómica,
16 LEROY, op, cit., pág. 32.
que a¡arecen con tanta fuerza, no se ven. Más adelante veremos que 17 lo., ibid. Ver también
. passim. Por ejemplo, pág. 17: "una banda Iu-
Alain, en el Sistema de las Bellas Artes, desafía a cualquiera que minosa cuyo color no puedo dejinir", etc.
18 lo., ibid., op, cit., pág. 58.
15 LEROY, op, cit., pág. 28. 19 In., ibíd., pág. 86.

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habrían tenido la ventaja de ser absolutamente completas. Apenas a de.cir verdad, la reflexión clara puede mostrar que ese momento es
si encontramos aquí y allá observaciones como la siguiente: precrsamente aquel en que nos hemos dado cuenta de que estaba ahí.
"En un momento determinado, teniendo los ojos cerrados, veo Pero, en la conciencia hipnagógica, el objeto no está propuesto ni
claramente a una mujer que sierra madera: aparece enteramente, c?mo_ apareciendo ni como ya aparecido: de pronto tomamos con-
como de una sola vez" 20. ciencra ~e que vemos una cara. Es esta característica de la posición
O también: la que tiene que dar a la visión hipnagógia su aspecto "fantástico".
"Aparecen poco a poco una serie de líneas ligeras en sentido Se da. como una evidencia brusca y desaparece de la misma manera.
transversal; las flores se ordenan al tresbolillo, de manera tal que sus Estas observaciones permiten comprender que, en la modorra, esta-
extremos superiores queden cerca de estos hilos. Súbitamente, veo mos ante conciencias imaginantes. Falta saber cuál es su materia; cuál
que las líneas en cuestión son unas cuerdas y que las flores se han es, en el seno de estas conciencias, la relación de la intención con la
vuelto calcetines que están secándose; e inmediatamente veo también materia. Para muchos autores, esta materia está dada por los fulgores
las pinzas de la lavandera con las cuales se sostienen los calcetines" 21. entópticos 23• Sin llegar a una conclusión, Leroy les objeta la relativa
De hecho, según mis propias observaciones y las de varias per- independencia de las imágenes en relación con los fosfenos 24. V amos
sonas a quienes he interrogado, hay que hacer una distinción radical a tratar de mostrar que estas objeciones sólo se refieren a una
entre la manera de aparecer una cara en la percepción y la manera determinada concepción de la relación con los fulgores entópticos,
que esta misma cara tiene de darse en la visión hipnagógica 22. En el Pero, para llevarlo a cabo, tanto según nuestras observaciones perso-
primer caso, aparece algo que después se identifica como una cara. nales como según las de los autores citados en nota, es necesario volver
Alain, como tantos otros filósofos, ha mostrado cómo el juicio rectifica, a hacer desde el principio una descripción general del estado hipna-
organiza, estabiliza la percepción. Este paso de "algo" a "tal objeto" gógico.
ha sido descrito muchas veces en las novelas, sobre todo cuando están Vamos a empezar por donde acaba Leroy, citando su excelente
escritas en primera persona. conclusión, ya clásica.
"Oí -dice, por ejemplo, Conrad (cito de memoria)- unos ruidos "Lo que caracteriza a la visión hipnagógica ... , es una modifi-
sordos, irregulares, crujidos, crepitaciones: era la lluvia". cación de conjunto. del estado del sujeto, es el estado hipnagógico,'
Si tenemos la costumbre de percibir al objeto que aparece, si la la síntesis de las representaciones es en este caso diferente de la que
percepción es clara y nítida (particularmente si nos la proporcionan es en estado normal; la atención voluntaria y la acción voluntaria en
los órganos de la vista), el intervalo se puede reducir en una propor- general sufren una orientación y una limitación especiales" 2°.
ción notable; no es menos cierto que la conciencia tiene que precisar Esta expresión de estado nos parece la única criticable en este
el objeto, pudiendo ser esta precisión tan rápida como se quiera, y texto. En psicología no hay estados, sino una organización de con-
que el objeto está ahí antes de hacerse. ciencias instantáneas en la unidad intencional de una conciencia más
En la visión hipnagógica esta separación de principio no existe. duradera: "El estado hipnagógico" es una forma temporal que desa-
No hay precisión. Pero de pronto aparece este saber, tan claro como rrolla sus estructuras durante el período que Lhermitte llama "el
una evidencia sensible. Tomamos conciencia de que estamos viendo adormecimiento". Lo que tenemos que describir es esta forma
una cara. La aparición de la cara forma una y la misma cosa con la temporal.
certeza de que se trata de una cara. Esta certeza, por lo demás, no El estado hipnagógico está precedido por notables alteraciones de
comporta el conocimiento del momento en que el objeto ha aparecido; la sensibilidad y de la motricidad. Leroy pretende que sólo son abolidas

20 LEROY, op, cit., 18. Cf. también pág. 18: "De pronto noto que veo
un coche deteniéndose delante de mí".
• 23 <:f. DELAGE: Le Reve (El sueño).BINET: Année psycbologique ( Año
pslcolágico ), t. I, págs. 424-425. TRUMBUL LADD. GELLÉ: "les Images hyp-
21 Esta misma observación muestra además que el saber puede preceder nagogiques" (las imágenes hipnagógicas), in Ballet, de l'Instit, gén pesycbol.,
a la imagen en algunos casos. atlo 4, núm. l.
22 Cf., por ejemplo, Qnatre-oingt-un cbapitres sur l' Esprit et les Pussions 24 LEROY, op, cit., págs. 70-74.
(Ochenta y un capítulos sobre el espirite y las pasiones). 26 LEROY, op, cit., pág. 127.

56 57

las sensaciones visuales. En realidad, las otras sensaciones quedan un No se trata -la precedente descripción lo muestra claramente-
tanto embotadas. Se siente el cuerpo muy confusamente, y aun más el de una simple sensación de origen periférico, correspondiente a la
contacto de las sábanas y del colchón. la posición del cuerpo en el relajación del tono muscular. Por lo demás, en el caso citado por
espacio está muy mal determinad~; la or!entación ~st~ sujeta a confu- leroy, hay también contracción activa del orbicular. A la pura y simple
siones características. la percepoon del tiempo es incierta. sensación muscular (impresión de distensión, de reposo, de abandono),
El tono de la mayor parte de los músculos se relaja. la tonicidad hay que añadir una conciencia s.ui generis : vemos la imposibilidad de
de actitud queda casi totalmente suprimida. Algunos músculos, sin querer hacer estos movimientos, no nos sentimos capaces de animar
embargo, tienen una tonicidad aumentada. Por ejemplo, los párpados nuestro cuerpo. Se trata de un estado muy ligero de autosugestión
no sólo están cerrados como consecuencia de la relajación de los emparentado de lejos con el pitiatismo histérico y con ciertos delirios
elevadores, sino que también es necesario que se contraigan los orbicu- de influenza. Nosotros mismos nos hemos forjado esta cadena im-
lares. De la misma manera, si se relajan los músculos grandes oblicuos, posible de romper_. Cuando suena un ruido inquietante, nos levanta-
los pequeños oblicuos se contraen; resulta como consecuenci_a la diver- mos en el acto. Pero mientras no nos altere ninguna excitación,
gencia de los ojos oculares; la abertura ocular se .coloca bajo la par.t.e nuestra conciencia se relaciona con un músculo relajado, y en vez de
superior de la órbita ósea. De la misma manera, finalmente, el encoji- notar pura y simplemente el hipotono, se deja encantar por él en el
miento pupilar se debe a la contracción del iris 26• . . • sentido propio de la palabra, es decir, que no lo nota, pero lo
La relajación de los elevadores y de los grandes oblicuos no sigue consagra. Se observará que aparece aquí una manera de pensar com-
inmediatamente a la oclusión de los párpados. Durante un momento pletamente nueva: es un pensamiento que se deja atrapar en todas
pensamos en las cosas ocurridas durante el día. Los ojos se man- las trampas, que consagra todas las solicitaciones, que se propone de
tienen convergentes, los párpados siguen convergentes, los párpados otra manera en relación con los objetos del pensamiento en vigilia,
se mantienen cerrados por la contracción volun~aria 1el orbicul~r. en ~l sentido de que ya no se distingue de él. Leroy muestra muy bien
Luego el pensamiento se vuelve más vago. Al mismo tiempo se dis- cómo se puede caer directamente de este estado de autosugestión en
tienden los elevadores. Tendría que hacerse un gran esfuerzo entonces el sueño propiamente dicho. Más adelante veremos que existe un
para abrir los ojos. Se relajan los grandes º.~licuas y los ojos ~iran modo de concie~1cia muy general, que sostiene estrecha relación con
en las órbitas. A la menor vuelta a la reflexión, los grandes oblicuos la imaginación y que llamaremos conciencia cautiva. El sueño, entre
se contraen y los ojos vuelven a quedar en su lugar. De la misma otros, es una conciencia cautiva.
manera, cuando oigo un ruido, siento que los ojos "se 9uedan fijos", Se ha insistido mucho sobre las perturbaciones de la atención que
es decir, que por lo visto se produce un dobl: refle¡o . ~e conv~r- preceden a la imagen hipnagógica. Leroy habla de cierta debilitación
gencia y de acomodación. Desaparecen en seguida las visiones hip- de la atención voluntaria "que se vuelve incapaz de aplicarse a
nagógicas e inclusive, a lo que parece 27, los fosfenos. Junto c?n la hechos exteriores más interesantes, o a la pura especulación" 20.
relajación muscular, tomamos conciencia de un estado muy particular
Evidentemente, se trata de una estructura indispensable de la con-
que podemos llamar parálisis por autosugestión. Leroy hace una buena
ciencia hipnagógica, ya que estas perturbaciones de la atención se
descripción de ello. vuelven a encontrar en los casos patológicos. lhermitte ha recogido
"Al cabo de un tiempo indeterminado, ocurre que estoy acostado tres casos de lo más interesantes s", pero los describe como casos de
de espaldas y que, _al sentirm~ despierto, quiero abri7, los ojos .. : sueño en vela, cuando se trata evidentemente de visiones hipnagógicas.
¡Imposible! Sin embargo no siento ( hago la observación) que mis El caso siguiente es el de una mujer de setenta y dos años que padece
párpados estén pegados como lo p~~~:n estar en algunas personas al en un ojo de ictus con síndrome peduncular superior:
despertarse, pero m7; los puedo abrir -8• " ... Esta enferma, cuya integridad de las funciones mentales se-
guía siendo perfecta, nos contaba cómo le acontecían unos hechos de lo
26 GELLÉ, op, cit., pág. 66. .
27 Todos estos fenómenos son muy frecuentes; pero se pueden tener vi-
siones hipnagógicas con los ojos abiertos. Cf. el sujeto Pierre G., de Leroy. 29 LEROY, op, cit., pág. 65.
28 LEROY, op, cit., pág. 115. 30 LHERMITTE, Le Sommeil (El sueño}, pág. 142 y sig.

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,. realidad, lo que condiciona la aparición de las imágenes hipnagógicas,
más perturbadores: por la tarde, al ponerse el sol, cuando la sombra
iba aumentando en los rincones de la habitación donde descansaba, sino que ante todo debe evitar cuidadosamente el hacer caso a esas
nos decía que recibía la visita de animales que se deslizaban sin imágenes mismas.
ruido por el suelo; eran gallinas, gatos, pájaros que se desplazaban "Para ver prolongarse el fenómeno, y para permitirle nacer, se
suavemente sin cesar; podía contarlos, hubiera podido dibujarlos; pero necesita cierta «ausencia» de la atención voluntaria", dice justa-
estos animales, como en un sueño, tenían un aspecto raro, parecían mente Leroy s3.
pertenecer a un mundo lejano del nuestro. . . La enferma se mante- Y Baillarger:
nía ante estas apariciones perfectamente tranquila y serena. . . A pesar "No podría fijarse activamente la atención sin ver desaparecer el
de la asociación de las sensaciones visuales y táctiles, no creía que fenómeno".
pudiera tratarse de auténticas percepciones, y seguía persuadida de que
Leroy, sin decirlo expresamente, considera esta ausencia de atención
era el juguete de unas ilusiones. Un hecho que debe retenerse es que el
como una distracción:
sueño nocturno de esta paciente era muy agitado y que el insomnio
nocturno se asociaba con cierta modorra durante la tarde. . . Estas "Para que se desarrolle el fenómeno, dice, es necesario que pueda
apariciones, cerno en los sueños, tenían precisamente lugar cuando funcionar cierto automatismo" 34.
la enferma se desinteresaba de las cosas, a causa de la menor acuidad . La co~cie~cia sería un poder modificador, provisto de una deter-
de las percepciones visuales embotadas con la caída del día". minada eficacia, que se retiraría del juego y dejaría que los fenómenos
Y concluye: se desarrollasen en un encadenamiento ciego, en el caso de la modorra.
"Lo que más claramente aparece ( en los tres casos), es el desin- Leroy, en efecto, distingue la conciencia, que es "contemplativa", y los
terés por la situación presente, actual, cierto grado de desorienta- fenómenos hipnagógicos, que son automáticos. Pero esta noción de
.,
ClOn...
"81

automatismo psicológico, cuya aparente claridad ha seducido a tantos
autores, es un absurdo filosófico. Los fenómenos hipnagógicos no
Parece, pues, que tanto en los casos normales como en los patoló-
son "contemplados por la conciencia": son de la conciencia. Ahora
gicos, la base constitutiva de la conciencia hipnagógica es una altera-
bien, la conciencia no puede ser automatismo: lo más, puede imitar
ción de la atención. el automatismo, unirse ella misma a formas automáticas; es el caso
¿Debe admitirse aquí la tesis bergsoniana, que vuelven a tomar Van que tenemos aquí. Pero entonces habría que hablar de una especie
Bogaert y Lhermitte en los tres casos citados más arriba? de cautiverio. Esta conciencia que no pone atención no está distraída:
"Estas imágenes alucinatorias en realidad se deben a un debilita- está fascinada.
miento del sentido de lo real, de la atención por la vida, gracias al . No es, en efecto, que no esté totalmente dirigida a su objeto,
cual las imágenes y las representaciones adquieren un brillo anor- smo que no lo está de la misma manera que la atención. Todo
mal" 82. fenómeno de atención comporta una base motriz ( convergencia, aco-
Pero, en primer lugar, caeríamos en la ilusión de inmanencia; modación, estrechamiento del campo visual, etc.). Estos movimientos
supondríamos implícitamente que existen dos mundos complementa- provisionalmente ~~n. imposibles: para reproducirlos habría que salir
rios: el de las cosas y el de las imágenes, y que, cada vez que se oscurece del estado de l:'ª~~hs1s en que. nos encontramos. Entonces pasaríamos
el uno, el otro se ilumina en la misma proporción. Es poner a las al . estado d~ vigilia, Ah?;ª bien, estos movimientos permiten que el
imágenes en el mismo plano que las cosas, es dar un mismo tipo de su¡eto se orienta en relación con el objeto y que lo observe: son ellos
existencia a unas y otras. Además, esta explicación valdría para un los que le dan su independencia al sujeto. Incluso la atención que
renacimiento alucinatorio de recuerdos, pero pierde todo su valor ponemos en una sensación puramente cinestésica implica una orienta-
cuando se trata de imágenes totalmente nuevas. Finalmente, y sobre ción del cuerpo en relación con esta sensación; y la atención que
todo, no sólo es un debilitamiento de la atención por la vida, por la
33 LEROY, op, cit., pág. 59.
31 ID., pág. 148.
34 ID., ibíd., pág. 57.
82 LHERMITTE, Le Sommeil (El sueño), pág. 147.

60 61
ponemos en un pensamiento implica una especie de localización en rante. Las imágenes hipnagógicas serían la .forrna delirante. Puedo
el espacio. Poner atención en algo y localizar este algo: dos palabras reflexionar todavía, es decir, producir conciencias de conciencias. Pero,
para una sola operación. El resultado es una especie de exterioridad para mantener la integridad de las conciencias primarias, es necesario
del sujeto en relación con el objeto (ya sea una sensación, ya un que las conciencias reflexivas se dejen fascinar a su vez, que no
pensamiento) . En el adormecerse la base motriz de la atención está pongan delante de ellas a las conciencias primarias para observarlas
ausente. Resulta otro tipo de presencia para el objeto. Está ahí, pero o describirlas. Tienen que compartir sus ilusiones, proponer los obje-
sin exterioridad; por otra parte, no se podría observar, esto es, for- tos que proponen, seguirlos en su cautiverio. A decir verdad, por mi
mular hipótesis y controlarlas. Lo que falta es precisamente un poder parte hace falta que tenga cierta complacencia. Tengo aún el poder
contemplador de la conciencia, una manera determinada de mante- de sacudir este encantamiento, de hacer que se derrumben estas mu-
nerse a distancia de sus imágenes, de sus propios pensamientos y de rallas de cartón y volver a encontrar el mundo anterior. Por eso, en
dejarles hacer un desarrollo lógico, en lugar de pesar sobre ellas con cierto sentido, el estado hipnagógico transitorio, sin equilibrio, sigue
todo su peso, echarse en la balanza, ser juez y parte, usar su poder siendo un estado artificial. Es "el sueño que no se puede formar".
sintético para hacer la síntesis de cualquier cosa con cualquier otra cosa. La conciencia no se quiere cuajar por entero, en el sentido en que
Se me ha aparecido una carroza que era el imperativo categórico. se dice que una crema no se quiere cuajar. Las imágenes hipnagógicas
Vemos aquí a la conciencia fascinada: al producir la imagen de una aparecen con cierta nerviosidad, con cierta resistencia al adormeci-
carroza en medio de un razonamiento sobre la moral kantiana, ya no miento, como otros tantos deslizamientos hacia el sueño detenidos. En
tiene la libertad de mantener a los objetos distintos, pero cede a las un estado· de calma perfecto, nos deslizamos, sin darnos cuenta, del
solicitaciones del instante y hace una síntesis absurda confiriendo a estado de fascinación simple al sueño. Sólo que, en general, no
su nueva imagen un sentido que permite guardar la unidad del razo- queremos dormirnos, es decir, que tenemos conciencia de ir hacia el
namiento. Pero, naturalmente, esta conciencia no está cautiva de sueño. Esta conciencia retrasa la evolución creando cierto estado de
los objetos, sino cautiva de sí misma. Estudiaremos en otro lugar, fascinación consciente que es precisamente el estado hipnagógio.
a propósito del sueño, estos modos de participar del pensa- En estado de cautiverio consentido, puedo o no dejarme fascinar
miento. En todo caso, podemos ya arriesgar una conclusión: no por el campo de los fosfenos. Si hay fascinación, van a aparecer las
contemplamos la imagen hipnagógica, sino que estamos fascinados imágenes hipnagógicas.
por ella. Tengo los ojos cerrados. Campo de manchas luminosas relativa-
Heme, pues, con el tronco doblado, los músculos relajados, los mente estables, con colores y luminosidad variables. Empiezan unos
ojos cerrados, echado de costado; me siento paralizado por una especie movimientos, vagos torbellinos que crean formas luminosas sin con-
de autosugestión; ya no puedo seguir mis pensamientos; se dejan tornos definidos. En efecto, para describir unas formas hay que poder
absorber por una multitud de impresiones que los desvían y los fasci- seguir los contornos con la vista. Ahora bien, como los resplandores
nan, o también se estancan o se repiten indefinidamente. Me sujeta entópticos están en los ojos, no se puede hacer que los globos oculares
en todo momento cualquier cosa de la que ya no puedo escapar, tomen posición en relación con estos fulgores, Sin embargo, estamos
que · me encadena, me arrastra en un círculo de pensamientos preló- constantemente solicitados para que demos el contorno de estos fulgo-
gicos, y desaparece. La parálisis de mis miembros y la fascinación res. Al principio del adormecimiento hasta llega a ocurrirnos que
de mis pensamientos no son más que los dos aspectos de una nueva tratemos de seguirlos con la vista. Vana empresa: el movimiento se
estructura: la conciencia cautiva. El terreno está preparado para las tendría que hacer a lo largo de la mancha, pero no podría ser, ya
imágenes hipnagógicas: me encuentro en un estado especial, compa- que la mancha se ha desplazado con el movimiento. De estos movi-
rable al de determinados psicotécnicos, es la primera disminución de mientos resultan unas trayectorias fosforescentes indefinidas e indefi-
potencial, la primera degradación de la conciencia antes del sueño. Las nibles. Luego, de repente, aparecen unas formas de contorno preciso.
imágenes hipnagógicas no representan un segundo desnivel: aparecen "Aproximadamente, media hora después de haberme acostado,
en ese fondo o no aparecen, y nada más. Ocurre aquí lo mismo que cada vez que cierro los ojos veo una multitud de puntos brillantes,
con ciertas psicosis, que tienen una forma simple y una forma deli- estrellas, formas raras, entre las cuales recuerdo particularmente una

62 63

que se representó muchas veces, e_n pe5ueño o en wande:. u_na línea ha tomado cuerpo inmediatamente en forma de vrsion. Tal es la
quebrada formada por dientes de sierra irregulares, circunscribiendo en falsedad radical de la imagen hipnagógica: realiza como fenómeno
su conjunto un espacio irregularmente circular" 35• subjetivo, en el plano de la percepción, lo que en realidad no es más
Estas formas se constituyen algo delante de las manchas entópticas; que una intención vacía. Las cualidades reales de la materia entóptica
hay una ligera separación entre el campo hipnagógico y el cam¡:io sirven de soporte a unas intenciones que la enriquecen prodigiosa-
entóptico. Las primeras formas aparecen en los bordes, por debajo, mente. Por ejemplo, veo tres líneas de un bello violeta. De hecho,
por encima, a la derecha, a la izquierda, pero nunca -_al mei:os en_ un sé que. veo ese violeta, pero no lo veo, o más bien, sé que veo algo que
comienzo- en el centro del campo. Como hemos visto mas arriba, es violeta. Como puedo darme cuenta después de la desaparición de la
después de haber tratado en vano de mirar el campo entóptico durante imagen, este algo es la luminosidad de la mancha entóptica. He
un momento, nos encontramos de pronto viendo esos contornos. No aprehendido, pues, como violeta a la luminosidad; la luminosidad
proponemos estas formas como existiendo _realm~nte fuera de nosotros, desempeña, el papel de violeta ... , etc.
ni siquiera existiendo en el campo entóptico: solo planteamos que se ' Las imágenes propiamente dichas (personajes, animales, etc.) vie-
ven en ese momento. En una palabra: no veo dientes de sierra (sólo nen después. Se citan casos en que habrían aparecido antes de toda
veo fosfenos), pero sé que lo que veo es una f!~ra c?~ forma de figura geométrica, pero he podido notar que, la mayor parte del
dientes de sierra. De la misma manera, en el delirio omrico, sabe el tiempo, apenas si se ocupaban de esos arabescos del campo hipnagó-
enfermo que las sábanas que ve son trincheras. No ha aparecido gico. En realidad me parece que aparecen siempre las primeras. Deli-
nada nuevo, no se proyecta ninguna imagen sobre los ~ulgores en_tóp- mitan un espacio de tres dimensiones a partir del campo entóptico;
ticos, sino que, al aprehenderlos, se aprehenden como dientes ~e sierra proponen el marco. Las imágenes más complejas son bruscas p·ersua-
O como estrellas. Me parece una ilusión la pe~ue~a separa_oón 9ue sienes relacionadas con las formas geométricas, Es más o menos el
hay entre el campo hipnagógico y el campo entóptico; proviene sim- equivalente de lo que se encuentra en el pensamiento en vigilia
plemente del hecho de que no ~ercibi~os las mancha~ entópticas como cuando se dice: estas líneas me evocan una cara. Pero aquí el pensa-
teniendo forma de dientes de sierra, sino que, a partir de los fulgores miento está encadenado y no puede tomar ese retroceso respecto a sí
entópticos, percibimos dientes de sierra. El campo visual se precisa, mismo. Pensar que unas líneas evocan una cara es ver una cara en
se orienta, se estrecha al volverse campo hipnagógico. En suma, los esas líneas. El pensamiento cautivo no tiene más remedio que realizar
fosfenos funcionan en ese momento como materia intuitiva de una todas sus intenciones. He podido seguir con cierta frecuencia su apari-
aprehensión de dientes de sierra. Hay una intención h~cia ~~s dientes ción y su desagregación. A este respecto no hay nada más instructivo
de sierra que se ha apoderado de ellas y que cumplen mtuiti_vamente. que lo que podría llamarse visiones fallidas. Por ejemplo, determino
Pero, naturalmente, esta intención es de un orden muy particular; se una masa colorada o una imagen de cierta forma, y un vago parecido
parece sin duda a la que quiere ver una cara en una mancha o en me lleva a pensar "águila". Si me perturba bruscamente un ruido o
una llama, pero esta última está libre y tiene conciencia de su espon- un pensamiento, la interpretación se desvanece a mitad de camino y
taneidad. Por el contrario, la intención, en la conciencia hipnagógica, entonces me puedo dar cuenta de que estaba "tomándose", es decir,
está encadenada: se ha soltado, provocada por una necesidad de pre- realizándose en el plano sensible, desempeñándose. La característica
cisar las formas de los fosfenos; ha venido a aprehenderlos: no han esencial de la conciencia encadenada nos parece que es la fatalidad.
resistido -porque de hecho no tiene ninguna forma-, pero tamp~co El determinismo -que de ninguna manera se podría aplicar a
se han prestado a ello, y la conciencia ha constituido un nuevo objeto los hechos de la conciencia- plantea que, al darse tal fenómeno, tal
a través de ellos. ¿Supone la existencia de esos trazos, de esas curvas? otro tiene que seguir inmediatamente. El fatalismo plantea que tal
No; suspende totalmente toda tesis que concierna a su existencia. acontecimiento tiene que ocurrir y que es este acontecimiento futuro
Plantea solamente que los ve, que son "su representación". Ha tenido el que determina la serie que llevará hasta él. Lo contrario de la
que ver formas porque las buscaba; la idea, con una real fatalidad, libertad no es el determinismo, sino el fatalismo. Hasta puede decirse
que la fatalidad, incomprensible en el mundo físico, está por el con-
S5 LEROY, op, cit., pág. 12. trario perfectamente en su lugar en el mundo de la conciencia. Alain

64 65
· -·
lo ha demostrado 36.En la conciencia cau_tiva, en efecto, lo que falt~ varían igualmente. · En la base de estas figuras que giran rápidamente
es la representación de lo po:ible, es decir, la facul~ad ~e suspender sobre sí mismas o que se desarrollan en espiral, creemos que hay cierto
su juicio. Pero todo pensamiento cautiva ~ la conc1e~oa y_ la enca- brillo continuo de ciertas manchas entópticas. El tercer factor sería
dena, y la conciencia lo desempeña, lo reahz~ y al m1s~o t1e1?tº lo naturalmente el movimiento de los globos oculares. Así se explica-
iensa. Si no me hubiese despertado ese ruido repentino, mi 1~~er- rían determinados fenómenos paradójicos de las visiones hipnagógicas;
p retación "águila" hubiera llegado a su madurez con la for1:1a: .Lo por ejemplo, el hecho de que una estrella que parece deslizarse de
p e n a'gui"la" Tomar una conciencia acabada hubiese sido arriba a abajo y atraviesa todo mi campo visual, parece que al mismo
que veo s u · . · d I bi tiempo se queda siempre a la misma altura en relación con mis ejes
sentirla como certeza. Así, los bruscos cambios de esencia e os o ¡_e-
tos hipnagógicos representan otros tantos ca~~ios bruscos de creen;:~· ópticos.
"Veo súbitamente que las líneas en cuestron son unas ~uerdas . . Pero lo que aquí nos importa no es determinar con todos sus de-
Por lo demás, el mismo texto muestra cómo el pensamiento crista- talles la estructura de una conciencia hipnagógica. Sólo queríamos
mostrar que se trata de una conciencia imaginante y que se acerca
liza en certeza intuitiva: mucho a esas conciencias que descubren imágenes en una mancha o
"E inmediatamente veo también las pinzas de la lavandera con las una llama. la materia es plástica tanto en un caso como en el otro:
cuales se sostienen los calcetines 38" · . aquí hay arabescos, formas débiles, allá, fulgores sin contornos. El es-
las cuerdas y los calcetines atraen la_ idea de pinzas. Pero esta 1.d~a píritu está distendido tanto aquí como allá; la posición es a menudo
no está pensada como pura idea; se realiza en el acto como certeza. d o la misma: muchas veces, el sujeto, acostado y sin poder dormir, se
que yo veo comp~rta _u?,as pinzas. Se ve aquí claramente la degra a- entretiene siguiendo con la vista los arabescos del empapelado de la
ción del saber en intuicron. pared. Es en esa situación cuando se descubren más imágenes. Por lo
Naturalmente, habría que explicar los incesantes-cambios que se demás, hay ahí un comienzo de fascinación. Muchas veces los arabes-
producen en las imágenes hipnagógic~s. En efecto, se trata de u~ cos toman un aspecto extraño, se toman las líneas en una especie de
mundo en perpetuo movimiento: las figuras se transforman, se suce torbellino inmóvil, se aprehenden formas en movimiento, direcciones
den rápidamente, una línea se convierte en una cuerda, u~a cu~rda que las juntas y luego desaparecen. Nuestra mirada es atraída por cier-
se vuelve una cara, etc. Por otra parte, todas la~, figuras estan ~mma~ tos conjuntos y el resto del campo visual queda vago y movedizo. Es
das por movimientos de traslación o de rotaoon, ~o so~ _mas qu en ese momento cuando aparecen las formas nuevas, las caras. En un
ruedas de fuego que giran, estrellas fugaces que bajan rap1~arr_iente, caso de fiebre fuerte, estas caras y estos personajes pueden tener una
caras que se juntan O se alejan. Nos parece que estos_ movimientos claridad casi alucinatoria. Sin embargo, entre estos dos tipos de con-
se explican por tres factores: por una parte, el c1:1rso mism? del_ pen- ciencia hay una gran diferencia: en el caso de los arabescos, no se
samiento encadenado a quien nunca faltan las interpretaciones, una plantea que el objeto tenga como cualidad real el representar a un ani-
evidencia expulsa a la otra; a una certeza deslumbrante de ver una mal, a una cara. No hay posición de existencia. En la conciencia hay
cara sucede la deslumbrante certeza de ver un esquel~to'.etc. En se- un sentimiento de espontaneidad. Se trata de una actividad de repre-
~undo lugar, las variaciones mismas del campo ~ntoptlco dan una sentación consciente de sí misma como tal. En la imagen hipnagógica
base intuitiva renovada sin cesar a unas ce_rt~zas s1empr~ nuevas. Y~ esta conciencia ha desaparecido. No se plantea la imagen como ob-
haya en el origen de estos fulgores una actlv!?ªd esp,o~tanea del n~r- . jeto, sino · como representación. Si no se ve un gato, por lo menos se
. óptico fenómenos circulatorios, o la aceren mecamca de los par- ve la representación del gato; o también, para ser más exactos, esta-
0
pados sob~e los globos oculares, o todos estos eleme~tos a la vez, rnos viendo un gato no-existente. Sin duda que a pesar de todo queda
estas causas varían constantemente y, como consecuencia, sus efectos en la conciencia hipnagógica un sentimiento vago de espontaneidad,
de complacencia en sí mismo. Se siente que si se quisiese se podría
36 Cf. por ejemplo, Mars ou la Guerre jugée ( Marte o la guerra juz- detener todo. Pero se trata de una conciencia notética y contradicha, en
gada). cierta manera, por la forma de proponer el objeto. Por lo demás, si la
37 LEROY, op, cit., pág. 37. conciencia propone su objeto como no-existente es porque se siente
38 Cf. supra, pág. 71.

66 67
mal encadenada. Se propone como viendo un gato, pero como a pesar
T única ~ateria p~si?le de las visiones hipnagógicas. Por el contrario,
se podría ':ons~1~mr toda una clase de objetos capaces de funcionar
de todo se siente en el origen de esta visión, no propone a este corre- c~mo base intuitrva de estas imágenes. Bastaría que fuesen formas dé-
lativo como existente. De donde tenemos la siguiente paradoja: ver biles, q~e se desagregasen ante la vista y que sin embargo se refor-
realmente algo, pero lo que veo no es nada. Por eso esta conciencia masen sin cesar, en formas en que se pierde la mirada (ya sea porque
encadenada toma forma de imagen: es que no va hasta el final de sí no encuent:a nada, como en la bola de cristal, ya porque sea constante-
misma. En el sueño, el cautiverio es completo, el gato será propuesto mente enviado a unos elementos infinitesimales como en el caso del
como objeto. En la imagen hipnagógica tenemos una posición original poso de café), esto es, las formas que tuviesen la propiedad de ex-
de la conciencia que se parece mucho a nuestra posición frente al gra- 1 •• citar la atención constantemente y de frustrarla constantemente tam-
bado de Durero: por una parte veo la Muerte, decíamos; por otra par- bién. Admitamos, por otra parte, en el sujeto cierta somnolencia un
te, esta Muerte que veo no existe. Y lo mismo ocurre con el caso que estado de sugestionabilidad: va a nacer la imagen hipnagógica. ; .
nos ocupa. Pero, en la conciencia imaginante del grabado, la materia
conservaba su independencia, es decir, que podía ser el objeto de una
percepción. En el caso de la conciencia hipnagógica, la materia es ca- VII. DEL RETRATO A LA IMAGEN MENTAL
si inseparable de la conciencia que se toma de ella, porque la toma
de conciencia la transforma radicalmente, no sólo en su función, sino Vamos a abordar .ahora la descripción de la imagen mental, que
también en su constitución. No hay duda de que en el caso de la es la que acaba la sene. Antes sería bueno que midiésemos el camino
aprehensión imaginante de un grabado, lo liso se volvía relieve, lo recorrido.
incoloro tenía valor de coloreado, lo vacío era como pleno, etc. Pero,
_La intención profunda no ha variado. En los distintos casos es-
al menos, la mayor parte de las cualidades del grabado tomado como
tudiados, se trataba siempre de animar a cierta materia para hacer de
imagen se le mantenían cuando se volvía objeto de una percepción.
ella la representación de un objeto ausente o inexistente. la materia
En la conciencia hipnagógica ya casi no hay relación entre la imagen
nunca. era la anátoga perfecta del objeto por representar; la interpre-
y su soporte intuitivo. De manera que, cuando se desagrega la con-
taba cierto saber que colmaba sus lagunas. Son estos elementos corre-
ciencia imaginante, en la actitud preceptiva ya sólo se pueden encon-
lativos, materia y saber, los que han evolucionado de un caso al otro.
trar, y con mucho esfuerzo, los elementos que tenían la función de
A. La materia. - la materia de un retrato es una casi-cara. In-
materia.
dudablemente, ante todo es un elemento neutro que puede funcionar
Aunque la conciencia imaginante que se constituye en ocasión de
t~nto_ c~mo ~oporte de una conciencia perceptiva como de una con-
las manchas y de los arabescos difiere profundamente de la conciencia ciencia ímagínante. Pero esta indiferencia es más bien en teoría En
hipnagógica por la creencia, existen unos intermediarios entre ellas. realidad, la espontaneidad de la conciencia está fuertemente solicitada:
Hemos visto, en efecto, que en la primera hay un comienzo de fasci- est~s form~s, estos colores, poderosamente organizados, se imponen
nación. Suponemos que esta fascinación puede ser total cuando se
~as~ como imagen _de ~e~ro. ~i me viene la fantasía de percibirlos,
fijan mucho tiempo ciertos objetos privilegiados en condiciones psi- res~sten. A la conciencia imaginante se le ofrece espontáneamente en
cológicas especiales. Nos parece que la bola de cristal de los magos relieve _un cuadro; ~ la conciencia perceptiva le costará mucho trabajo
y el poso de café de los videntes pertenecen a esta clase de objetos. verlo liso. Esta casi-cara es además accesible a la observación; natu-
Es de lo más verosímil que un sujeto dócil y convenientemente dis-
ralmente, no llev? ~as nuevas cualidades que percibo a este objeto
puesto vea escenas en una bola de cristal. Se trata, en efecto, de un qu~ tengo ante mi vista, a esta tela pintada. las proyecto mucho más
objeto bastante próximo a las manchas entópticas: nada hay de pre-
alla .d~l. cuadro, sobre el verdadero Pedro. Resulta que cada uno de
ciso, nada de fijo en esta bola de cristal. la vista no se puede detener
los Ju1ci?~ que formule se da~á _como probable ( en tanto que en la
en ninguna parte, ninguna forma la sujeta. Cuando aparece la visión, observación verdadera son auténticos) . Cuando digo "Pedro tiene los
solicitada por este desequilibrio constante, se da espontáneamente ojos azules", doy por supuesto: "Sí, por lo menos, le representa fiel-
como imagen; el sujeto dirá: es la imagen de lo que me tiene que mente este· cuadro". · ·
ocurrir. lo que nos muestra que las manchas entópticas no son la
69
68
la materia de mi imagen es un objeto estrictamente individual:
este cuadro es único en el tiempo y en el espacio. Hasta hay que aña-
dir que los rasgos del casi-retrato tienen igualmente esta individuali-
dad inalienable: esta casi-sonrisa no es igual a ninguna otra. Sin em-
bargo, esta individualidad no aparece sino en la conciencia perceptiva.
Al pasar de la percepción a la imagen, la materia adquiere cierta
generalidad. Diremos: "Sí, es así como sonríe", dando a entender que
la sonrisa representa por sí sola una multitud de sonrisas individuales
de Pedro. Aprehendernos las diferentes cualidades de la materia corno
representantes que valen cada una por una multitud de cualidades
SEGUNDA PARTE
aparecidas y desaparecidas en Pedro; este color rosa se vuelve el rosa
de sus mejillas; este fulgor verde, el verde de sus ojos. lo que busca-
rnos a través del cuadro no es Pedro tal y corno se nos ha podido LO PROBABLE
aparecer anteayer o tal día del año pasado: es Pedro en general, un
prototipo que sirve de unidad temática para todas las apariciones de
Pedro ª9.
A medida que nos elevarnos en la serie de las conciencias imagi-
nantes, la materia se va empobreciendo. En un primer momento, a
pesar de algunas diferencias, lo que se veía en la percepción pasaba
tal cual en la imagen; lo que cambiaba -y radicalmente- era ante
todo el sentido de la materia, que enviaba a ella misma en el primer
caso, y en el segundo a otro objeto. A partir de la imitación, lo que
aparece en la conciencia irnaginante no es en absoluto parecido a lo que
se ve en la percepción. Al pasar la materia de una a otra función, se
empobrece: pierdo una multitud de cualidades. De manera que lo
que finalmente constituye la base intuitiva de mi imagen nunca po-
dría formar la de una percepción. A partir de este momento aparece
en la materia de la imagen una pobreza esencial. Como consecuencia,
el objeto intencionado a través de la materia crece en generalidad.
Cuando Franconay imita a Chevalier, lo que veo a través de ella ya
ni siquiera es "Chevalier con un traje oscuro", "Chevalier con sus
ojos verdes", etc. Es simplemente Chevalier. En el caso del dibujo es-
quemático, proyecto a través de estos trazos negros "al-corredor-duran-
te-el-esfuerzo", que sirve de prototipo de todos los corredores posi-
bles. En este grado, es difícil diferenciar claramente la idea del co-
rredor y su imagen. Más adelante veremos que se puede lograr, pero
el objeto de la idea y el objeto de la imagen -aunque tornado de

30 Si la imagen quiere entregar lo individual, "cosa que nunca ocurre",


será necesario que el artista especifique. Por ejemplo, el dibujante que hace
un croquis para una noticia, especificará: "El criminal en el momento en que
el jurado pronuncia su veredicto".

70
NATURALEZA DEL ANALOGON
EN LA IMAGEN MENTAL

l. EL SABER

La imagen está definida por su intención. La intención es lo que


hace que la imagen de Pedro sea conciencia de Pedro. Si se toma esta
intención en su origen, es decir, cuando surge de nuestra espontanei-
dad, implica ya, por muy desnuda que se suponga, cierto saber: es,
por hipótesis, el conocimiento de este Pedro. Admito que este cono-
cimiento sea una simple espera vacía, una dirección; de todas formas
es una dirección hacia Pedro, una espera de Pedro. En una palabra,
"la intención pura" es una alianza de términos contradictorios, ya que
siempre es intención hacia algo. Pero, en la imagen, la intención no
se limita a tratar de aprehender a Pedro de una manera indetermi-
nada sino que trata de aprehenderlo rubio, alto, con una nariz chata
o aguileña, etc. Es, pues, necesario que se cargue de conocimientos,
que atraviese cierta capa de conciencia que podríamos llamar la capa
del saber. De manera que, en la conciencia imaginante, sólo por
abstracción se puede distinguir el saber de la intención. La intención
no se define sino por el saber, porque en imagen sólo se representa
lo que se sabe de una manera cualquiera y, recíprocamente, el saber
aquí no es simplemente un saber, sino que es acto, es lo que quiero
representarme. No me limito a saber que Pedro es rubio, sino que
este saber es una exigencia: eso es lo que tengo que realizar en intui-
ción. Naturalmente, este saber no tiene que ser considerado como su-
perponiéndose a una imagen ya constituida para iluminarlo, porque
es la estructura activa de la imagen.
Una imagen no podría existir sin un saber que la constituya. Es
la razón profunda del fenómeno de casi-observación. El saber, por el
contrario, puede existir en estado libre, es decir, constituir por sí solo
una conciencia.

77
"Afirmo, escribe Bühler, que en prinópio todo objeto puede ser
plena y exactamente pensado sin ayuda de imagen. Puedo pensar de
una manera plenamente determinada y sin repre,;entación cualquier
T Pero, dice Husserl •, esta conciencia ná¿ se puede impletar. No
con pabbt2$, las palabras oo son sino el sopocre del seber. Es b
ümgtn • lo que es la "impksióo" (Eñullung) intuiliv• del signifi·
matiz individual del color azul de un cuadro colgado en mi habiblción. ado. Si pienso "goloedrína", por ejanplo, puedo no tener en un
con tal de que solamente see posible que este objeto me sea dado por primer momento sioo una ¡,alabra y un significado vado en mi
un medio disti.nto del de las sensaciones 1••. mente. Si •p•rece b im•gffl, se llevo • C!ho una oue,•a síntcsis y el síg-
¿Quó tenemos que entender por este saber en estado libre? ¿Trata niíicado vacío se vuelve conciem:ia plcm de go/D11drm,,.
de aprehender realmente el objeto? Nos va a informar un sujeto de 1 Confesarnos c¡ue esta teori2 nos lbma la Jleoción. Ante todo, ¿qué

Bühler. setla la imagen fuet2 de la slnle$i$ de 1i¡¡nificado? No podríamos
"¿Sabe usted cuántos colores fundamentales hay en b M,dona admitir que 12 imJ&en "implete" a un> conciencia Y1CÍ>: es ella mis·
de la Capllla Sixtina?", "Sí. Primero he tenido la imagen de b Ma- ma una conciencia. P= que Husserl se eo~ oquJ coa b ilusión
dcua en su manto, después L1.< de otros dos figuras, particularmente de innun<mia. Pere lo que ante todo nos pr<OCUpa es lo que podria·
la de Santa Bárbara de ernarillo. Tenia así el rojo, el amarillo, el verde. mos llamar la cuestión de la degr2daci6o del sabct. ¿ Es seguro que
Me pregunté entonces si "el aaul" estaba también, y h• fer.ido la al pasar el saber clcl cst.>do libre al de CSIJU('lun intcnciorutl de UJU
11oti6n, fin in111gen, Je q111 111.irbt:1 ,,p,tstnladfl'. condencti imagloante no sufre más a.lcención que un:l implesión?
Bl sabee trata de aprehender el .itul en tanto que escl. represen- ¿No sería mis bim el objeto de una modifiación radial? Los psicó·
tado en el cuadro y que es el cuarto color fundamental. De lo misma logos que han cwdi•do -por el método de introsp«<ión erperirnffl·
manera tenemos la respuesta del ,uje<o de Messer: tal- lu rc1tcion<s ele la im,geo y del pmwnicnto, scñilan en sus
"La palabra Aft>nt,lifa sugiere en uo sujeto .. la conciencia" (sin sujeto.\ junto a sabctes puros, dados como "lkwuiSlhcilcn", "Bewusst·
palabra) de una dirección hado algo determino do por lo que se ~inh~"... Sphlttn~in '\ ete., unos curio,os cndos quC',
puede trepar". aunque no contienen ningún elemento representativo, cstin ya dados
Revela que lo. montaña no estft concebida como una realidad in- por los sujetos como imi¡¡cncs.
tuitiva, sino como cierta r,gla. Es lo que n1udtr1 bien, por lo dcnú.s, En Schwietc se encuentran unos a.sos m1l)' signifinti,·os:
la clasiíkación de Bühler, Divide a las "Bewusstheiten" en t,es es- 1) Sujeto 1: "abierto".
tegorfos. Son conciencias de reglas, conciencia, de ,,/a<i6n y de ;,,,.,,.
,/011,1. Este último término, de lo mis impropio, finalmente acabl t "Tuve una im2gm indeterminlld• de una apertura".
2) Sujeto 11: "dcscmcjant~".
por dcsi&n•r • I• concicncfa de un orden, de un arreglo, de un sistc· "Vi dos objetoo indeterminado, y dcscmcjantcs" •.
ma. PJ1 una palabra, el saber en citado puro se presenta como una Tenemos o.si un• opcrtun que no es spcrtun de nada y que, aJe-
roncic:ncia ele r1/11tio11,1. Naturalmente, ci una conciencia vncí1 por- 1 mis, ni siquiera tiene un, fomta dctermimda. Sin cmbat8<), es una
que fa materia sensible 110 cstd pensada en ella sino por fa fuerza de ~rtura en imsgen. Tenemos dOd objetos que ni siquiera tienen C1·
término, de soporte de las relaclones, Por ejemplo, el azul del cuadro rtderlstk:as cspiciales, en una palabra, que no tienen ninguna cuali·
no est~ pcn,aJo sino como "cuarto color fondomcntal". l!I saber puede dad intuitiv1 por la cual pue<bn diferir uno de otro, y sin embar8<)
ser ron detallado como se quiero, ~uede comprender a una multitud ,11án dpreh,nd;do1 "' im«g,n romo d,s,m,¡11111tt. No, pregunumos
de relaclones diver.sas en uon sintesi, compleja; putck, tr•t.r de apre· aq_uJ en que! ~i(iere 12 im1gcn de un ¡,..ro saber. Y sin cmba.rgo se
hende, relaciones concretas entre objeto, individuales (por ejemplo, afirma como ¡m;a~.
el señoe Lebmo me puede ser dado como "primee íu1,cionario de Budoud es todovío mis dtcish,o. Escribe, • propó<ito de los
Francia"); puede preceder al juicio o ooompaliulo; hasta puede m trab>jos de MCSSC1: ~
unido • un sígoo o • un ¡¡rupo de signo.; no por ese dejo de ser
una ccneienda Vl.l.(11 deisignüicado. I liUUIIL, LotiltH U•1n1•11h11•1n,l. ll, ap. I; l. llf, cap. J,
• Natwalalffl:., a falta do u puttpd4n.
1 801111111, TM11.,h,11 M11.d Probl,m, ~" ,;,,,, P11'IN>lt,_,1,Jn D,,,J,,o,. 4 SCuWtllTI!, VHtr Ji, p,,,/i,;1,H lu¡,,JJnt..tÍti• J,1 IHtrif/t. Mh. J.
lfing,, 1, IJel>er Cect,nk<0, ~21, Artb. J. I"· PJJth., 1907. I"· P11tó. Bel. XIX, ¡,&¡. 47>.

78 79
r
"l!n el gr.ido ro:is bajo, una dirección espacial, una dircccíéo do -.Trreductiblea la scosroóo, se define por el sentido (mcaning) y b
exteriorización". Con la palabra AJlas, (;1 sujeto 11 tiene una repte· intenciomlidad. Es uo acto. A la lm de estas n=a.s tesis, el esque-
scntacióo visual de un lugar en un mapa. "Era ro:í.s bien una dir«ci6n ma dinwiico eparece como wi esfuer,o aún demasiodo tímido y que
más aUá del mar Meditemlneo ... " Muchas veces loa sujetos dudan no logra su fin. Es f,1 sin duda una organización sintétia 1 es mejor
sobre si deben llamarla imagen o pensamiento. Con la palabra elevo, c¡uc una simple asoci,cióo de imágen,s. Pero en Bcrgsoo buscaríamos
el sujeto I señala la presencia en su concienci1 de algo visual o con- ca vnno una &.aipción positiva de 12 intcncionalidad que lo consti·
ceptual pero de tal naturaleza que habria podido engendrar una impre- tuye. Tal es la ambigii«bd coos••ntc del dinamismo bcsg,,ooi.,no:
si6n visual. "He pensado en algo largo, puntiagudo". Nos servimos siotcsis mclédkas, aunque sin artosintético; organizaciones sin poder
para tlesignar los estados de expresión toles como un saber, una sim- organizador. Tal es wnbién d esqocm• ditwnico: dinimico, sin dud1
ple tendencia a. una representación visual, el germen de una repre-
sentación visual, etc. '.''
lo es, como una fuerza o un torbellino. Pero como no aporcce""'º
ro ninguna parte: es una cosa.
Decíamos que al entrar eJ saber, en la constitución de la im2gen 1 Toda la ambigüedad de su oalutalen es una COn.stCUtoci• de CS!l
sufre• uno modific:idón radical. La sufre incluso antes de que esté insuficiencia Ioedameetal. O ap:u«e como lo forma transitoria que
constih1i<l:i.. Bxisttn concíencies.de un tipo pnrticul:rc que esr&n vacías, ruede tomar ••• rq,~nt•ci6n.
como las conciencias de puro significado, pero que no son conciencias "Tralxijar intclcctualmcnk consiste ro conducir Jtna mimtA ,1pr1·
,!e puro significado. A partir de su orlgcn afirman su r,bción íntim: 11nliJ1i611 a tr.1vés de los planos de coocicocii difcre.nres en uo.1
con lo sensible. Se dan como "•lso visual o ro11uptNal p1ro d1 taJ ditteeión q"e u de lo obstmcto • lo concreto, del csqucnu. 2 I•
nalura.'ez.t q114 h11bier11 podido ,,rgtn,lrar una ;,,,p,,sidn viJllal". Es· imagen"•.
tnmos lejos de los "Bewussthciten" de Dühlcr. Aun se trlltll de un O es un poder 0'83"iudor que dcsa¡nrcce tra.s lo que ha orga·
saber, pero de un saber degradado. nimio.
E.,to sobcr que se presenta como "el scrmcn de un• represcnl~ión •• ..• es un• rtprcsent1ci6n de orden diferente siempre capu de
visu,.J", ¿awo no es el esquema dinimico de Bergson? Este, en realizarse en imi¡;tnts pero siempre di5tinb de ellas. . • Presente y
cíccto, se pte1,enta como determinado en su estructura iotim:1 por ( octu,ndo en el tr:ab,jo de <VOC1Cioo de Ju imigcne<, detrás de la.,
su relación con las in'lá.ge-nes futura, ... "Consiste en uni cspeni de imig<ncs un• ve2 evo<adu, lubicndo cumpliJo con "' obra·· •.
imdscncs, en una sctírud intelectual destinada ya • prep•m la llegad• Rcsultuá igualmente imposible aprdicndcr el papel cx>Cto de la
de cierta imagen precísa como en el case> de la memoria, ya • org:ani·
1fedividad en b constitución de estos csquanas. A propósito de esto,
,ar un j1tc¡¡o más o menos prolong,do entro las imágenes capsres de c,crtbt Bcrgson:
Hcgir n in.1Jcrtars~ como en el C'ASO ele ,~ im-:aginación crcJdorl. E5
1

pua el estado abittlo lo mismo que 11 imagen pat• el estado cerrado. "Cuando quiero rccordu un nombro propio, me diriío primero a
Presenta en términos Je por,,411i,, dinámicamente, lo que las im~gcnes !,. impresión gcner:a.l que he gw.rd.tdo de ~l. es .tia quien tendrá el
nos dan como del totalmente hecho, en e,t~do cst:ltico" 1• p•ptl de «esquema dinámico»" "·
lln In época en que Jlerg.,on concibió su tcorb, el esquema din.\. Y añade:
mtco re,Ht:ill<I 1111 ¡¡ron progrese sobre el asociacionumo. Hoy la pi· ·• ••. s,¡U .coa la impresión gmcrsl que me habi. quedado. Era
cologfa se ha scpotado mb de la influend• bliniana. El pensamiento, una impresión de extr.1ñcu, poro no de cxtroiicu incl<tcrminoda. H•·
bta como un, nota dominante de barb.uie y ele npiiu" "·
3 BIJlllOtJD: t..,, p1,aJ1 ,l'"l"'I /11 ,,,bmAtt 1xpltln1,,,1"111 d, w...u. Pero •in cmbtrgo esl"5 impresiones no son pur.uncotc afectivas,
eec, (lU ,,,111 litJ lltlitJIÍlJ{iONI/ ,xp,,im,111,,1,, J, ir.u,, eec.).
¡,,111d,11i1n/()
Akan, 1927, póg. 68.
ll Ciit.e "au{ra" no etene que se:r tom.."ldo tn sentido Htct;tl, En c.l ,abe:r
• DucSON: L'E111r,,, ,,n,,.,11~ (U ,.,.,,11 ,,pi,i1•J), ¡J.¡. 188, El
,u1:tr111do
C'f nut,tro.
nu hay uua JX13ivld~d que puc:Ja tJJ/,}r n1hl.1. l-(4t ~11ldrb. Je<ir qu4! ee el saber O ID., ,.JJ.
st da una dc¡.nid.tción.
T U11ac1<0N: l'l:111,RI, 1phi111,II, (Lit ,,,,,,111 ,,s,irh1tal), pJ., 199. II Jo.. m,.. ""·
to ID., jl,JJ., pi¡;. 19).
17).

80 81
ya que Bergson llama a su esquema 12 "un esquema. indiviso con
- prim<ra una multitud de cosas que 1tndd que exponer f que an>liur
cierta colaberacióo afectiv1". el pensamiento discursivo.
A decir verdad, Bergson no se ha molestado mucho describiendo º'Comprender d sentido de la paW,ra: Baudelaíre,"
claramente su esquema. Lo que ante todo Je im~s~ es encontrar en "Vi en scguicb en el espacio libre, sobre un fondo absoluwnentr
l!I fas cualidades que resaltan en todas sus ~escopc,ooes de la co_n· oscuro, una nund,, de color ami verdoso, como el color del viuiolo
ciencia: el esquema. es un porve1r,r 1ª; ademas. sus cJet1.1ectos Jt ~,r~ y como puesta •lli con una sola 7 all(l,a püu:aada. u muu:i,, cO:
1erpenetraJr-1<1, Es por esta interpenetración y esta duración melédics lll.Ú farga que anda, tal vez el doble de larga que de 1ncha. En
COJUO el esqu<"nla se opone a la imagen "d_c ~ntorttos fijos, c~n /~ segu,d:t, _el saha que este color tiene que cxpreszr lo mód>ido, la
pmtts JNXldp11sJta/1• Es la vida, el movimiento de l:a. conciceoa. decadenaa espccifici que ca-iza a B,udefaire. Busco a ver $Í esta
"Dibuja lo que ha sido". Encontramos aqul los grandes ternos berg- imogen. puede aplicarse 1 \Vilde o a Huimuns: imposible. Siento
souianos y las oposiciones clísicu del !ist~ma; el esquema es ~o mo- u~ rcszsttoc1~tan fuei;c co?lo si me propusiesen algo conlario a Lt
vedizo. lo vivo; la ímagen es lo est:4trco, lo muerto. el espaoo que lóg,ca. Esta un•~ ,oJo srrve pua lbudebiic y, a p,rtir de c,te
sub-tiende el movimieato, momento! secl pua mi _representativa de este poca."
Precisamente esta oposición nos parece aqul poco feliz y es 11. que ., Conv•::nc:. r•C$,.
d~:';' dc_Jado !u expresiones Wl v1gu romo
nos impide aceptar en conjunto I• descripción de Bergson, En pnmec porverur , dinamismo , <te. E,¡¡ psicologla de ··sim¡mía con la
lugor, ya hemos dicho que el saber no dwporecc una vez que se ~icb'º ya_ha cumelido _$U lll<lfflento. No h17 dud1 de que exista
constituye la conciencia de imagen¡ n~ ··dcs:ap~r~" det~ de. las -Bttgson lo liii vl$IO- cierto cstodo del s,l,er que es "espera de iJní.
üriágenes. No es "siempre cap.u de realizarse en u:zi-agcnes, sino .sJ~· ~es··. Pero ~11 espcn de imigencs es bomo¡¡bi .. con la imagen
pre distinto de ellas", Ro presenta la .,tructuCl scnva de la coocicnci> murna. Ademas, <Sta espera es muy particubr; lo que cspert el ubcc
imaginante. No podemos •ccprar esta distinción radic.tl de l~ i'."agen es_ ~form•~ él mismo eo imagen. A la e><pct:si6n "esquema dini-
y del esquema. Si no, tendrío,00$ que a¡,,roder nuestm ,magenes rruco , p~efcnrlamos b d~ Spaier "• "aurora de im1~··, porque
como nuestras percepciones; pan eso babrla que obse"'.u~s_; para mucsu•. b,':' 9UC ~ay continuidad entre el saber imagin111te ,...,;o y
observarlas ,,ccesitilrfamos 1011 esquemas, y as( hasta el 1nf1n1to. 14 conc,cna• ,m,ginante llena.
Además esta concepción de I• imagen como "represen!lción .... cu- Sujeto 11: '"Ah, es .. • •. 1'!-e .~e dttenido porque ~ía Jo que quería
yas partes se yuxtaponen" nos parece que adol~e de la ,lus_ión de anJes de que la palabn neo me llegara, he >CDttdo romo si algo
inmanencia. t.s portes se .yuxtaponen 111 l<Js o.b11101. Pero la ,m•gen soltara por dentro un ,,h !, uu especie de movimiento intttioc com-
es una sintcsi, de interioridad que se 01racter12a por una ,nte~pcnc, par.ihle al nudo de wa sicen,, que crece tao rípicbmentc... ; sieoto
tración real de sus elementos, Volveremos sobre estos persona¡es de que llegará, que Uega. que he comprendido. • • Entonces surge la
Jo, sueños J6 que pueden ser II lia v~ un hombre y una ~ujcr, un pal>bra" "·
viejo y un nilío. Lcroy hace observar finamente que nutstn.s tmigen<S Y añade Spaicr:
de la vlspcra tal vez tengan también este polimorfümo', L~ veremos ·· Existe, pues, una tendencia a no it ha,ta el final: se trata de
en el próximo copltulo. 1JJI todo caso, toda categorla de 1m•~n.es: _los hacer la economía de 11 imagen misma, po.ra ir mu de prisa, no,
que lfama Fiad> ,. esquemas simbólicos, expresao en su m<Üvis,ón contc.numos con 12 aurora... ".
Creemos q"': ~y mis diíCl<flcia entre un sabcr imagin1nte y un
11 DliR0$0N: l..'E,.,,,;, 1plrlt1111/1 (Lt, ,,,,,,,,, 11pirÍl11"l), plig. L78, saber de puro s,gruficado que entr< un sobe, 1magioante y una ima-
10 lo., ibld. Cf. pi¡,. 199-200. seo. tn $U P!cni1ud. Pero conviene profundiiu esto diferencia, es
14 ID., lbJJ. C{., por ejemplo, pd.¡s. t89, 178 ... Uo aqucrna i•Ji,J1;', tt<', cl«ir, dcterm,nat e<ilCWlltrlte b naturaleu de depaci6n que sufre
16 Cf. FJWUD, Tr11•mtl11t111111 (LM inr1rJ1r1111rit$,c Jt /01 J#tlos), p4g.
G7. ti $\1c:i\o de lrma.
11 SrAJD, L'/•1141 .,.,.¡, ,,.,,_,, ks aplrlur,s J'Ñl.trosput~• (LA
JO A. FI.J\Cll, U161r S1ml,o/lltb11t Sth1m11111 /11 proJ11ési111• D111iprou1.z. l.fU.lt• -~111,J ,,,,. '4, tJtp-,;,.,iAJ "' i1111,01,1,,i6•J. llcn.c pbi.Josopbi.
q"", 1914.
At<b. f. &•· l',y,h. B U, ¡,4gs. ~69, ,99. ll 11/J.

82 8;
el saber el Pª""' del estado de "meanlng" puto al estado im,ginante.
Para eso vamos a examinar desde más cerca los CllSOS privilegiados
T firmado. La aflllfflCia ele las imágenes es la caaderistia de una lec-
tura distraích e inteaumpida frccuent=ente.
Sin cmbar¡¡o no se puede hacer que el elemento imaginado falte
l<>t2lmente en la lectura. Si no, no habrla manera de explicar IJ fuetta
en que el saber se presenta en estado poro, es decir, romo conciencia
de nuestras emociones. Torrumos p11tido, nos indignamos; a .tgu-
libre. oos les oearre que Uo<CO. En realidad, wuo en la lecttUa como en
•'
los informes de los psicólogos de Würt2burg son significativos • el teatro, estamos en presencia de un mundo y otribuimos a este mundo
este respecto: se encuentra en los sujetos dos tipos de concicnci:LS jwto unta eristfflcia como aJ de.l teatro; es decir, wu exist~cia
vacías! cnmpkb en lo irreal, Los signos ved»les no son. como en los ClSOS
Tipo/: Circulo. En primer lugar una conciencia geneul (41/gem- de las m,temitiaJ, pot ejemplo, intermediarios entre los significados
eine: B1tu11sr111in) correspondiente al concepto figura gcoroétrica. La puros y nuestra concieocia; representan b ,uperficic de contacto entre
palabro no estaba presente. este mundo im.gin•rio y nosotros. Para describír rortt<lamcnte el fe.
Tipo 11: P1cienci:1 - Long2nimid1td. Una conciencia particular de nócneno de leclllra, es, pues. ,=no decir que el lector está "'
un medio bíblico. p,1utKi4 de 1111 m,nu/o. Es lo que prueba dsdmerue -¡ tuviese
Rey or guJloso. que probmc- t. cxutencia de lo que Jbms Binct las .. imágenes
"(Me siento) Lr1nsport•do • otr, especie de realidad, t. de ls.s lateotes".
baladas y las viejas leyendas. • . Una dirección hacis el pasado de "Tenemos con frccuenci.t imigenes lllUCho mis precúa.s de lo que
Alemania en que el orgulloso rey desempcii>rfa el papel impor- suponemos; lll leer un• obu ele teatro, por ejemplo, imigencs de
tante" 10, posición, de pc<Ot> en escen1; sin damos cuenta, ha=>os una inst2·
La conciencia de "eírculo" es ¡¡enero!, la de "paciencia, longsni-
midad" particular. Pero la diferencia no consiste en eso. En efecto,
•• l11eión del decondo. Se nos tiene que dibujar, por ejemplo la dlspo·
sición del decorulo p,n que inmc,aiwmcntc tomemos conciencia de
la, ccncieoclas del tipo I pueden ser parlkulucs también. Pero lo que nuestr9 pucst, en escena persoeal, por un sentimiento de "'5istencia
se aprehende en el pruner caso es una rcgl:i~ en el segundo es una cosa. interior .. ''·
lJs lo que 1,.y que profundiiar con otro ejemplo. Nlllutaimcnte, no podrísmos :aceptar esta tesis: ¡,,.na nosotros una
Leo una novela. Me intereso mucho por el héroe, <¡ue se va a i.tnagen es una conciencia, y ..una cooó.cncia latente" se:ri1 un:1 con.
escapo., de la cárcel, por ejemplo. Me entero con mucha curiosid•d tndkción. Sin embargo, =pwnos que algo dcscmper1• el popel de
de los menores detalles de sus .preparativ,s de fu¡¡a. Sin embargo, c:sw pmcndidu imigenes btentcs: es el saber imasinante.
los autores estún de Acuerdo al sciiala.r la pobreza de las imígenes La conciencia de ledura es un1. conciencia Jui i,ntris que Henc
que acom¡,aílan a mi looura ••. En verdad, l• mayor p,rte de los su estructura. Cuando Icemos un cartel o una frase aislad. de su
sujetos tienen muy pocas y muy incomplet,i. Hasta dcberbmos afia. rontato, producimos simplemente u.u conciencia de sigl1ificodo, una
dir que en sencro.1 aparecen fuera de 1, actividad de lectura propu· lexis. Si leemos una obra docta, producimos una conciencia en la cual
mente dicha, cuando, por ejemplo, el lector vuelve atris y recuerda la intención se adherirá lll signo continuunente. Nuestro pensamiento,
los acontcchnientos del capitulo precedente, cuando ,ueña con el libro, nuestro saber se amold, a las pal2bns y tomamos conciencia ,011 ¡.,
cte. En un:1 palabra, lu iinigenes aporeccn en ls.s detenciones y en f',Jab,,u, MNIO f'rOf'Ítdlld obj,ti,-. d, /,u p,JabrJJ. Natunlmcntc,
la,¡ falhu de fa lectura. El resto del tiempo, cuando el lector esti bien estas propiedades no se r112nticoco sep,uacbs. sino que se fusionan
metido en el libro, no hay imógenes monto.les. Hemos podido verlo eaee una y otra pab.bn, entre una y cera (rase, entre una y oua
en nosotros mísmos más de una ,,cz y v2rias perseoas nos lo hin con· f4sina: apenas abrimos un libro, tenernos frente • nosouos una esfera
objetiva de signifiCldo.
lt J\{USSl!.k, lJxp,rimt111,J p11(holfJ1,/Jfh1 U1111r111th11•1'• J41 D,111111, •
Arch. (, ges. P•rc-h. 1906.. Vlll, p4g;t,, 1 ..22.fi. .Mdftt CIU'ICttri1a arbltnuiamco· 21 Citado por Dc\.Acaoc-,c tn C"I T,J,, ,1, P11rl»loti• (TrllMo J, p,/ ..
te n Las ooneicntia& de los tiPoS dtl U pot J,1: úcctlvid.ad. t0l,1l,,J de DUMM, L 11, "'3. 118.
,o cr.J.. ej .• H1N'RT, E1•J, ,xpl,illltlf/.J, "' r;,,,,111,#1/(I (Bs/J1Jio IX·
/J#r;,n,Rt11/ , /11 h11,lii111rJ11),1'43. 91,

84
4
j
Hastn aqui ne hay nada nuevo. Siempre se trata de saber signifi- reíadén, o tan pronto tnl2 de aprehender primero el objeto y la
cante. Pero si el libro es una novela, todo cambia: la esíer:1 de orden s6Jo en tinto que es coostit'Jtm del objeto.
significado cbjetivo se vuelve un mundo irreal. Leer una novela es ¿Pero qué delianos eorendtt por ti obj,to? ¿Tcnanos que creer,
tomar una actitud generril de la conclecda, esta actitud se parece como Bühler, que "puedo pensar de una nuncm to!21mentc determina-
groseramente a 1, <le un espectador que ve levantarse el telón en el da y sin representacién cuzlquicc matiz individuil del rolo, azul de
te>IIO. Se prepara par• d=brir un mundo que no es el de I• per- un cuadro"? Creemos que serla cometer un error fundamenw de orden
cepcién, aunque tampoco el de hu imágenes mentales. Asistir 2 una no 361o psicológico sino ontológko. El auti2 individual "azul" y el
obra de teatro es aprehender en los actores a los personajes, ea los saber pertenecen a dos ó«!encs de existencia diferentes, El color
árboles de cartón al bosque de AJ ¡ou lik• il. Lec, es rcaliz,r en ami de este rctmto es inexpresable. Kant ha d~do r• b Irre-
los signos el contacto con el mundo irreal. En este mundo hay plan- ductible heterogetteidad de la SetlSación y dcl pensamiento. Lo que
tas, animales, campes, ciudades, hombres: primero lo., que se tratan coruti~ la iodividu1lidad de ese uul parucuhr, aqul, ante mí, es
en el libro, luego una multitud que no S< nombren pero que e,tfo en precis:unente lo que fomu la ca'2dtrística SetlSiblc de la sensición. El
segundo plano y que constituyen el espesor del mundo. (Por ejemplo, pensamiento puro no podd., pues, aprdJender roo csb fomu. Lo
en un capítulo dedicado al baile, todos los invitados al baile, de los peruari desde fuera, en tanto que es sub<trato de una rcloción, par
que nsda se h• dklto, pero que están ahí y que "hacen bulto''.) ejemplo, romo "cuarto color fundamental de 11 l\bdon, Sixtino" o
Estos seres concretos son los objetos de mis pens;¡miento~: su cxis· como "ocupando tal lugJC en la c:..-ala ele los eeteees". Tratar de
tencia irreal es correlativa de 111.s sintcsis que UC'\•o a cabo guiido pee atnp,rlo dirtd:1-'0ente es tnt21 de ,·c:rlo. Pero para tnw Je ver ese
lns p:tlóbrns. fü que llevo n cabo esras s!ntC$iS como síntesis percep- uul único y roncrdo en boto que azul, hay que poseerlo ya como
tivn.s y no como sinttsis significantes. t•~ si no, ¿cómo sabtl:ltl10$ qui es lo que queremos ver? El $Obet no
Si leo: ".Entraron en fa oíicina de Pedro", esta simple indic,ción puede, pues, alnpar a su objeto sino por <u esencia, es decir, por
se vuelve el tem• en sordina de rodas las síntesis posteriores, Cuando ordee de ,,u eo2lidada. Sólo que el saber im•ginante no trabri de
lea el relato de su disputa, la situaré III la ofiri,1d. Tenemos la frase: aprohender este 0tdetl en si mismo. Aún no tNed, sprchendcr el d%HI,
"Salió dando un portazo": sé que esta puerta es b de la oficina de ya no '{Nin• •prehet>der "el eutrto color íund11IDen11I de la M2don1
Pedro; só que I• oficina de Pedro está en cl tercer piso de un edificio Sixtina'", Tnt• de aprehender ,lgo que es este cuano color. Lo rela-
nuevo >l que este edificio se eneuentes en Jas 11:fueras de Parts. Na· ción queda c!<uis de b COS1. Pero la cosa •ún no es mis que "al¡:o".
tumlmenle, en In única frusc que leo no hay de <'$0. P•ta s.tberlo Es decir. ciert• posición sin efecto de opacidad y de exteriorid.td;
hoy que conocer los c•pílulos precedentes. Luego todo lo que supen, opocidtd y e,cterioridad clete,min2Clas plfflsm>ente por lu rclarioncs
envuelve, orienb y localiz .. al significado desnudo de la fme que leo que se h> hecho P""' tras su espesor, Es lo que muestra el ejemplo
es objeto do un saber. Pero este saber no es un puro "mcaning". No que p hcmo:s ciudo:
píenso "ofklna", "rereer piso", "ediíitio", '\iíucru ele Pir1s", con "Con la ~>bra tl•eo el sujeto S<ilala en su conciencia b pre:sen-
la formo de signiík:tdo. Lo pienso " la "'"''"d 'º'"'·
J, la, Para cia de algo viSU>I, o conceptual de 11! naturalcu que hubicri podido
comprender ID difcrend•, bast• ron leer cst• fra.<e en un informe, engcndur una impresión visu•I: lie penudo m Jgo brgo y pun-
"El sindicnto de propietarios de inmuebles de Parls", y e,ta ots• de tiagudo."
una novela: "llajó apce:surodomcotc lo, tres pisos del inmueble". ¿Qu~ Si el saber no estf. dado como conctptual, es que se afian• como
ha cambfado? No es sin duda el contenido del sobe, "inmueble": es espero de lo mua!. Al no tener otr1 cosa, da su contenido como
la manera de s:tbersc. En el primer C1$0 se tnt• ele aprohcnde< el "110 largo y punti,gudo.
contenido del sobe, ¡,or la concienci• como un• rcgl•; en ti segundo, Evidentemente se tnta de una mochfiación ndic,I de la inten-
como un objeto. Sin duda que el sab<:r siempre es concienci• vada ción. El saber puro es prcobjctiwo, por lo menos cuando no <stil
de una orden, de un• regla. Pero tan pronto tn1ta de aprehender •!Ociado a una pibbra. Es dctir. que, en f~esenciJ form•l )' =ci•
primero la orden y ol objeto ., través de la orden, de una manera objctin cst1n indiferenciadas. Apattee a la ,-ez en fomu ele lo que
1nuy \ :tga como "Jo que sopoda 11 orden", es decir, siempre una
1 llama un sujeto de Dioet "un sentimiento como o!ro" y, con <31>

86 87
forma. representa una especie de información imprecisa paro el sujeto
sobre su propia capacidad ("sí, ya '!k'', "podría s,her", "en esta
dirección habría que buscar"), y encierra A la vez el conocimiento de
T bra se vuelve representativa de la del objeto. Se h:ICC uno verdadera
'?"1~inacióo. Cuando l<o "esu persona bella", sin duda y ant<e todo
s,guif"'m estas pal.ah.os cicrt. mujer j°'-.n, heroína de novela. Pero
ciertas relaciones objetivas (largo, puntiagudo, cuarto color funda- co cicm m<dida representan la belleza de la mujer; desempeñan el
mental, figuMS gecmétrios), en una palabra, se trata de una conden- papel de ese algo que es una bella mujer joven. El caso es mis
cía. ambigua que se da a la. vez como conciencia vscle de una estruc- (~t,e de lo que se CI<e. Dwelshauvers.. cita UD05 ejemplos cu·
tura racional del objeto y como conciencia plena de un tstodo del nosos que confirman nucst.'ll tesis. Peesenta urus p,ttjas de pahbras

,
sujeto. al sujeto y éste tiene que d«ir si time concicnci2 de un JCUerdo o de
Por el contrario, el saber im1gin:.mte es una con(lencia que trata • ?º dcu~e:do entre los dos tbminos. Sin dud• que b actitud del su-
de trascender, de plantear la relación como un [uer«. I\ decir verdad, 1eto es distm12 de la de un lecrer de no..:w. Sin embargo las pahbras
no afir1nando su verdad, porque sólo tendríamos un ¡,ú(io, sino pro- desempeñan ya y con cierta úcruencfa el papel de ropresenuntes:
poniendo su contenido como existiendo a lr:1vl1 de cierto CSpc$0C "/\! presentuse 1• parej, Sim¡>1tía-Pícdad, el sujeto reu:ciona sobre
real que le sirve de representante. Este reaJ, naturalmente, no est.1. el pcnsamico!o implfcito de que no h>y 1Ct1c«!o. lnmcdia-te des-
, pués de su reacci6o, analiu su respuesta. 1 no encuentra la manera de
dado ni siquiera en su forma indiferenciada y mu)' general de "algo ...
Sólo se trat• de alcanzarlo. El saber i~ginante se presenta, pues, justifie11rl•. Al final de la serie de experiencias, al rememorar esra
romo un esfuerzo parn determinar ese "algo", como un:a voluntad de rc,cri6n, el sujeto cree rccocdar que lt letra T desttcaba mis que lm.s
llegar !l lo intuitivo, como una esper.,. de in,ágencs. otras en b p:ilabra Simpatfl y en b palabra Picd>d ••. Se pro-
dujo un sentimiento de desxuerdo entre csw letras y el upecto de
Volvamos a la conciencia de lectura. Las (r.i.ses de la novela estin la., p•l,bru."
embebidas de sabe, imaginante: es él lo que aprehendo en la., pala, /\qui no se trab, pues, cid iodo de un Slb.r imaginanle sin efecto;
bras, y no simples sisnific:ido,: lis stntesis que, cerno hemos visto,
la pahbra desempdia con ÍN:cuencía el papel de representante sin
constituyen páginn tras p.1.gint una esfera objeliv1 de significado, no &jar el de sigoo, y en b lectur,. IC'1<mot que tr>t2r con un1 conciencia
serán simples slntrsi, Je relociones, sino síntesis de algo que tiene tul híbrida, mc:d1c>sipificantc y mcdio,iauginantc.
o tal cualidad con algo que posee hll y 121 c,racterlsticas. l.45 reta,
El saber ima¡,inantt no csn precedido lorzOSlfflCllte por un saber
dones no se ordenan como para crnnroncr la denotación de un con- pu~. En muchos asco (y por tiemplo en I• lectura de novelu) los
cepto; la regla de su slntesis sed que tienen que see entre ellos como ob1etos del '3bcr coún dodos ante todo romo coCTclati,'OS de un ubcr
son entre las diferentes cualid2des de un objeto. Por ejemplo, la ofici, imag)l12ntt. El sabct puro, es decir, el simple conocimiento de rela-
na de Pedro se vuelve •igo que está en el inmueble; y el inmueble se
vuelve 11/go que está .,, la calle Emlle Zola "·
Como consecuencia tiene lu~o, una curiosa altcmión del papel de
m<ls cdcbnu,, el s,bcr ""'°
ciones viene después, En algunos asos. que tendremos que estudiar
se presenta como un ideal que nuna se
~can.u. En C$1e ,..,., lo ronciencia quccb auti•• de •u aaitud
los signos. Jl:¡tos, como es sabido, sc perciben globalmente en forma inug1n2nte.
de p&labras, y e>do palabra tiene un• lisonomlo que le es propia. Oc us cosas se da,, ante todo como presenciu. Sí hablamos del u-
una manera ¡¡cncral podemos decir que, p•r• el lector de una novela, l•s ber, vemos • la im>gcn n>eicndo como un esfuerzo del peruarniento
p>lilbras conservan ese p:ipc:1 de oigno del que hemos d,do, en el par. lomar cont>eto coa las prcscncia.s. Estt nacimiento coincide con
~,pft\110 pr<(cdente, los principalc-s e11m1erbticns. Pero el saber ima- un• degridll(ión del sab<r que no trab ya de alc:anur las rellciones
ginante tiende fuertemente ho.ci:i una intujción que le implcta.rit romo tales sino romo ,,,,,JiJMl11 JUbsw,clales de la., cosas. Estos sa,
como para que, por lo menos de vez en cuando, no tratemos de bll(tr bel'<$ imagin>nles sin <'Onl<nido -<¡uc Sp,jtr llam1 aurori.s de imAge,
que el signo desempeñe el papel de representante del objeto: emplea aes- soo muy írccucntes en b vid.a de la coocicocu. Pu.o y dcsapa,
enronces el signo como ,; foesc u11 dibujo. LA fisonomla de la pau·
23 OwlUHAU'\"f&S; T,.útl "' Jt1rc"11"''' (T,.1/d() ,, ,,i,oJo,1~). Pl-
21 Na1unihncntc, dr:j,mos de lado el po,pc.l de: la tfccti"icbd en I• con ... ror, •928. ~ 122 r I H.
ciencia de- fcctuu. 14 Ea frillk'Ú, pilil.

•88'
:
recen sin realizarse en im~genes, aunque no sin habernos puesto, sin de la rq,rcsenl2cióo y del sentimiento; quedamos en el trrreno mcci-
embargo, a1 borde do la imagen propiamente dicha. El sujeto no sabe meo ele las llSQCÍ2CÍOnes. La transferenru, la condermción, 12 deri,••·
muy bien luego si ha tenido relación con una "imagen rdáropago", ción, Ja sublimación son ouos tantos trucos de una psicoJogía asocia#
con une "aurora de imagen" o con otro concepto. cionistt. La lii=ru.n no va mis allá: corno rcaa:ióo contDl la viej,
y profuncl, teorú pascaliam del amor-estima, los escritores del siglo
me hao beche de los sentimientos un conjunto de apariciones ca·
IJ. LA AFECTIVIDAD pricbosas que se unen • veces fonuilammte a un., representacíoees
pero qu,, en lo fondo oo tienen una relllción real con sus objetos.
Ante todo es necesario preseoto.c algunas observaciooes sobre I~ Más aún, los sentimientos no ticnm objetos. El bzo eetre mi amor
naturaleza profunda de lo afectividad. Hay trabajos como los de y t. pcrsom amida en el foodo, pan Proust y 5US discípulos, no es
Brentano, Husserl, Scheler, que han aclimatado en Ale=nia cierta mis que un lll%0 de contigüidad. Los psicólogos y los 00\'elistas han
concepción del Sentimiento que huían bien en conocer los psicólogos lleg,,do • una especie de solipsismo de la afectividad. La rtt6n de
Irancescs. A decir verdad, en el capítulo de la afectividad fa psicología cst:u r1:ru concepciones es que se ha aislado :ti sentimiento de su
francesa se ha quedado rcntemporánea de Ribot ... Si abrimos el signiÍÍ!:ldo.
nuevo trotado de Dumas, volvemos u enccemr las discusiones vitj:u I!n efecto, no hay ,itados afocti,'OS, es decir, contenidos inertes
y fastidio5'ls sobre la tesis periférirn y 1, tesis intclcctualiJt•. La que serísn armstndos por el do de 11 concienci, y que se fijulan a
fisiologr. de la afectividad ha beche lllgunos progresos desde James y veces, siguiendo el usr de las contigüid•clcs, en nnu 1eprcsentsciones.
Nahlowsky, Pero el sentimieoro mismo no se conoce mejor=•. Dwels- La ttflexión nos entttg:a ro,uimiitv a.fc.ct.ivas. Una a.Jcgrís, uni. sn-
hauvers resume correctamente la opinión general cuando dice de un swtia, una melancoli> son <onciencw. Y tenemos que splicarles b
estl>do ,fectivo que "es algo vivido''. E.,t,i •xp«si6n, como ou comen- ley de la concicnci>-: toda conciench es concienci• d, algo. En una
tario, tiene como efteto cortar rndicalmentc el sentimiento de su objeto. p,fabra, los sentunicntos tienen intenciotulidades tspeciales, represen-
nt sentimiento se presenta como una especie de rembloe pur:une-ntc r11n un:a rniocm -mue ocru- de tr11J1Jrrlldn1,~ EJ odio es odtO d1
subjetivo e inefable, que tiene sin eludo una tonalidad individu>J pero alguien, el amor es amor J, alguien. JUMS decía: ouprimid l2s ma-
que queda encerrado en el s11je10 que lo siente, En el fondo sigue nifcst>e~es fisiológica, del odio, de b indignxión y sólo qoc<brin
siendo L, simple torna de concimcia de mcdificadcnes orgánicas. juicios ohstractos, la 1fcctividid habrá desa¡mecido. Podemos conlcs·
Nad, m:ls. Es fa ,ubjctivid•d pum, la interioridad pura. De ac¡ui, tar hcy: mate de rt:iliur "" usted los fcn6meno, subjetivos del odio,
todos las tesis que convierten a J. a.fcctividad en un cstldio primitivo de la indip111ci6n sin que lo< fenómenos está, orient2dos ha<ia la
del desarrollo psíquico; en ese estadio el mundo de l:u COS3s ,dn persona· odiad., hacia la atti6n injruu; podrá estrem«erse, golpear
no existiría, ni to.1npoco por lo demú el mundo correlativo de 1.. con ti puño, enrojecer, pero ,u cotado tn,imo tendri de todo menos
personas. Solamente oxistirlan los cst,tlos vividos, un flujo de cua- indjgnación, menos odio. Odi:ar • Pablo es intcncionu a Pablo como
lidades subjetivas, inexpresable,. En el limite, la afectividad se con- obje10 tnnl<endcnte de una conciencii. Pero tiunpoco hay que ro-
fundirfa con In cenestcsio. Se eeccnoee sin duda que los cst,dos m,,ter el error intelectualista y creer que Pablo <SU presente como el
11fcdivos van unidos eco mucJ,:1 frecucncj11 11 rcprese:nt:acioncs. Pero objeto de una repres<ntaci6o íntelc<:tuaJ. El sentimiento trata de
e!OS lazos se establccen desde fuera. No se tt.ia de una slntcsis viv• 1lcanz.ir a un objeto, peto lo tnlta • su m>nen, c¡uc es af«ti•L l.a
psicologis disica (y ya u Rochefouauld) ptttonde que el sentimien-
11} R.inoT, PJJrholoti, J,s 11n1im,1111 (P.tltolf11J11J, los 1111tiJ#i1•101), to •p;aic« en la concicoci• como cierta tonalidad subjetiva. E, con-
to Jol1brfa. que hacer un11. c:xcepcióo con Jo; tr11baj0$ de los ~orts Jancc fundir • la conciencia reflexiva ¡• a la coocienci• irttílexivo. El
(D, /11 1tNA1111J11 .,¡ lxt111/1) y Wallon que tienden ia ptt.tm.tar la afectividad sentimi,nto se da como tal a b conciencia rtflcxiva CU)'O significado
como una clase ~rLicubr de conduct.1. ll•t• noción de conducu. que t.in duda es precisamente el s,,r conciencia de ,,, sentimiento. Pero d senti-
re11.liiii un progtct0, ,in cmlM.rgo sig\te sje_nck, o~ura 1 contnd.iccoria. CJ.
mí pcquclio libro: E14NiJJ1 d'1in1thlori, J,1 ,mo1io111 (EJHz.o J1 """ 1,0,/,. mi""to de od,o no es concimcia J, odio. Es coociC11cia d, Pablo
d, ,., INl()(/()#IS), Hcfffll,\nn. 1.939. como odiablc; d amor no es, ante todo, coodcncia de si aúsmo, sino

91
conciencia de los encantos de (3 ~rsona amada. Tomar conciencia de
Pablo como odiable, irritante, simpítrcoJ inquietante, :útactivo, techa- Prirn:ro tendrc,nos b tenbcióa de cngc,a, t. prim:icia de lo re-
zante, etc., es conferirle una nueva calídg_d, coo.st.ituide se.gún una pr=tativo. AtUllLltanOS que para provoar un seotimicoto es siem-
nueva dimensión. Y en cierta. forma estas cualidades no son propie- pre ncces:ano. u~• representu:ión. Es absolutamente falso. En primer
dades del objeto, y, en el fondo, el término mismo de "cualidad" es logar, el senbroiento peede ser p<O\'OCOdo por otro sentimiento. Ade-
impropio. J\,Lís valdria decir que forman el sentido del objeto, que mú, eun en el OISO ro que lo despierte una represcnt,1(i6n, rad2
son su tst,11,111,a afectiva: se extienden totalmente a traYés de todo nos die~ que tnte de alcanzar a esta rq,rescniación. Si entro en esta
el objeto; cunado desapaeecen -como en el caso de la dcspersoruli- luh,tación, dooc!,, mi 2llli¡¡o Pedro lu vi•ido, lll vista de estos mue-
.i~cióo-, ha percepcién queda intacta, las cosas oo parecen 11.fectacbu, bles ~ conozco sin duda peede determinumc a producir uru ron·
y sin embargo el mundo se empobrece singularmente. En cierto sen· ciencia afectiva que se dirigirá direct>.mentc • ellos. Pero también
rido, el sentimiento se da, pues, como uns especie de conocimiento. puede pro~·ocu un scntimicntn que trare de aJc:mur • Pedro mismo,
Si me gustan lM manos largas y finas de Ul persona, este amor, que coo exdll$ÍÓa de todo otro ob¡e,o. El probl<rn• sigue existimdo.
se dirige a estas manes, puede ser considerado como una de las ma- Supongo, pees. que en •L•$enda de cicru pe:r,ona, el sentimiento
neras que tienen de o.parecer en mi coocien:i1. Es un seotio:iento que que_ me inspialxln sus bellas 1112nos blsnw reapare<r. P1ra m•yo,:
trata de aJcanta.r su fin1u, su bl:1nc11ra, la vivacidad de sus movl- dmdad, supong¡unos que t!té puro de todo ssber. Evidentemente se
mteruos: ¿qué signiíicaria. un amor que no fuere amor II esas CUl· trota. de un nso llevado al limite pero que tenemos d derecho de
lidades? Es, pues, cierta forma de apJrccérscme que ti~cn viveza. llni18Jftat.
fi11cza y blancura, Pero no es un conocimiento intelectual. Que gus·
Este scntimier:ito !'° es p~ contenido subjetivo, no esa¡» a la
ten un11 manos finas es cierta manera, podrf11 decirse, de que g11Jt6n ley de toda conaenoa: se tns(,code, al analizarlo se tnt0ntruí• en
fi11a1 estas manos. .Adem~s el gusto no intencionn a la fineza de
él º? contenido priaurio que anim•d• unas intcnciooalid.des de
los dedos que es una rualldad n,prcocnt,tiva: proyecta sobre el objclo un bpa muy partradar; en una palabra. es una conciencia afecti,-.
cierta tonalidad que podrín füm•rse el sentido alcctivo de ..ta finen,
d, estas manos. Sólo que estJ concienci• no propone • las m2nos
de est,,. blancura. Lawrence sobresale sugiriendo, en t•oto que sólo de q~ se trata en tdnlt> 'l"' NNt»oJ, es dedr, como slntcslt de repre-
parece sugerir In forma y el color de los objetos, esas sordas estructuras ~tac,ones. ~o ~y ni ~ _ni reprefffltuion6 sensibl<1 (par hip6·
alectivas que constituyen su mis, profunda eealldad. Veomos, par tesis). Es nw b,en conc,enaa de algo fino gracioso puro con un
ejemplo, a uno ingles• <1ue padece el mo encanto de lo., indios. matiz rigurosamente individual de fineza y de pureza.' Sin duda que
"El que hablaba eco siempre el mismo hombre. Era joven, con lo que tiencn estu manos de 6nko p>rt mi -yque no se podrla
unos ojos negros brillantes, grandes y vivos <1ue la miraban de reojo. expresar en un Jaber, 1un¡ue fuese imaginant-, el rolor de la pid
Tenla en su cara oscura un suave bigote negro y un puñado de pelos en la punta de los dedos, a fonm de fas uñas, fu pequc,ñu arrusu
raros y riz•dos en la barbilla, Su larga abcllcra negra llena de vid,
le cola libccmente por los hombros. De tan oscura corno era su altedcdor de las falanges, todo eso ,, mt "'"'"'· Pero estos deu.lles
te,, ¡,;,recia que no se habla lavado desde hada mucho tiempo" n. no se dan con su aspecto representati,'<>: tengo conóencia de ellos
como de una mas> indiíeren~• y rdf'3Cl.uia a toda descripción. Y
Lo representativo conserva una especie de primado. Las m3flo,
c<ta masa afecti•• tiene una caract<:rlstica que falta en el s,bcr mh
vivas, blancas y fin,s oparccen primero como un complejo puramente claro y más completo; c,ti pr111n11. Es q •..,, en electo, el sentimiento
reprc.sentotlvo y determinan luego una conciencia 1íectivi que les está PfC;SC"te y la cstructur1 afectiva de los objetos se constituye en
confiere un nuevo significGdo. Podemos preguntarnos, en ,st,., conJi.
coue:Lac1ón con una conciencia af«tiva determinad.a. Un sentimiento
clones, qué ocuere cua.ndo producimo.s una concitnci11 afccliva en no es. pues, una concicnci• -la:es ya poscsi6n. Estu maoos se me
ausencia del objeto que trata ele alcanzu. dan tn 111 jo,,,.,, dfKIÍN,
17 I.AWallNCI!. Tb, 1Po1'JuN who ,oJ, ""'"1· Ver wnbt~n l&J düc.rip<ic,...
Supangamos llhor, que mi sentimiento no ses un simple luma·
ne, lltl 5u11.rd.1 en EJ "11111111, J, I..Mly Ch.111,,t,¡, la de Oon Cipri11110 a, Ln miento aíecfüo de estas manos; supongamos 2demis que las desee.
1,rpJ,111, 1Mt,l11111ad", lu del c11pidn en C#/1tJÜ(1 Ooll. ~ deseo es naturolmente, ante todo, coocienci• del objeto deseado;
•• no, no podda desear. Pet0 -si lo suponemos puro de todo saber-
92
9J
no pue<!e acarrear el conocimiento de su objeto, por si solo no puede
proponerlo como una representación. El deseo se tiene que agregar,
pues, en una nueva síntesis a la conciencia afect.iv,a de su objeto. En
-~
J 4
. ~..,"". --- "" . ......,.;, .,.....
un es!Jldo limite, el csudo en el cual el deseo sc,ia 21 mismo tiempo
conocimiento. Si la imagen se d1 como el límite inferior hacia el
cierto sentldo, por consiguiente, el deseo es ya posesión para que desee a,,J tiende el sibe< ruando se deseada. se presenta bmbien como el
eJtas manos, es necesario que las prof'(>nga en su forma -ifec:tiva, y las limite superior hacia el cual tiende la afecm,jcbd cuando tral2 de
dirija sobre este equivalente afectivo. Pero no las conoce c:omo manos. conocerse. ¿No seria b im,gcn wu slntesis de la afectividad y del
Puede así ocutrirme que tras una noche cansadora y sin suf.ño sient-1. saber?
nacer en mf un deseo de lo más. preciso. Afectivamente su objeto Para concebir como es debido la tl31ur.tlcza de este tipo de síntesis,
está rigurosamente determinado, no nos podemos eng:1.óu: sólo que hay que renunciar a la.s compancionos deducidas de las me,d.., fisicas:
no 11 lo qu.c es. ¿Tengo ganas de beber algo fresco y dulce? ¿Tengo en un• concirnCÍ2 de saber que setb al mismo tiempo coocicnci•
ganas de dormir? ¿Se trata de un deseo sexual? Cada vez me agoto afectiva, no podrfa h>b<r por ""ª pttrl• smcr y por otra sentimientos.
va.nun1c-nte haciendo hipótc.sis. A decir verdad debe de ocurrir que soy Una conc.ie:nc.is es siempre transparente para st misma; tiene. pues.
la. vícHma de una iluslón: nace una conciencia sobre un fondo de que stc • 1• vez todo saber y todo •feaivicbd.
fatis• y toma la form• de deseo. Este deseo, naturalmente, propone Volnmos a las bellas nunos bbnc:u. Sí en lugar de una con·
un objtl'o; pero este objeto no existe mis que como correlauvo de ciencia afectiva pura produzco una coocicncia cognosciti,·1-aí«tiv1.
cierta conciencia afativa: no es ni bebida, ni sueño, ni nad:t real, y
todo el esfuerzo pnra definirlo por naturaleza tiene que IICllbor en
' estas manos soo a b vez el objeto de un saber y de un sentimiento,
o más bien c,tín pro~ por la •fcct,vidsd que es saber, por un
un fracaso. conocimiento que os sentimiento. El deseo propone un objeto, que
En una palabro, el d,seo es un esfuerzo ciego para poseer en et es el equhalcnle afe<ti,'O de csw nunos: algo tra=ndcntc, algo
plano repeesentativc lo que y• me ha sido dado en el plano afectivo; que no ""! )'O esti dado como cortthti,-o de mi roncicnci•. Pero al
n través de In sínte.sis af«tha t·rata de alt*ntllr un 111d./ dllá que pre·
1
mismo tiempo este algo impleti a un saber imigina.nte, es decir, que
siente sin poder conocerlo; se dirige al "algo" afecuvo que le cst! estoy inndido por el conocioúento de que este algo v1Je pan "dos
dado nhon, y lo aprende como r,pr,111110111, de l• cosa deseada. t. roa.nos··. Esta ccrt= se me 1¡,ort<e bruscamente: tn relación con este
estructura de una conciencia afectlva de deseo es yn la de una concie11cia. objeto afccth·o me eeeeentro en l• 1cti1ud de casi-<>bse,v.ación. Esas
imaginante, yu que, como en 111 imagen, funciona una sinccsis presente manos esd.n ahl: el saber que las penetra me 1.. da como "m.nos
como sustituto de un:i sfntcsiJ reprt,e,nt,.tiva ausente. de tal pe,,ona, manos blancas, etc.", al mismo tiempo el sentimiento
Cierta tcorlo psicológica, que se enruentu hasta en los libro, de reproduce en el plano •ícctivo Jo que hay de inefable en 1.., $CD$l·
Ribot, con el nombre de "teorfa de l.u ,onstelocione,'· o de "ley de ciooes de bbncur,, de fittcza, etc.; cb a este sah<t vado b opacidad
interk", representa al sentimiento como llevando • cabo una elección de que hablibomos en el capitulo prce«lente. SI que el objeto que
entre unas consteladoces Je imigencs y atc:1yeodo a l.i toncic,nciil a esci ah!, trans«ndcnte, frenle a mi conciencia, ,•tle para dos manos
In que v• n (ijarlo. Hc.nml dice ..,¡, "Toda onda af«tivo, en un blanc .. y !inu; 11 mi,mo tiempo 1i11t10 esta blsncura y esa fineza y
ser capa.i de concicn(ia, tiende a suscit1r un11 i1nagcn que la justiftqutt sobre todo est2 1ta1"'al"" d, ,,,.,,,,,, siempre w, particultr. Pero, al
todo $tntirniento unide a un objeto octerior tiende a justificirsc, a miJmo tiempo, 1engo <oncicoci.t de que c,w nunos aún no han
cxpt<$arse po, la representación inte1ior de exe objcco". Uegldo a la c:r.isteocfa. Lo que, tengo fmue a mi es un •ust~uto de
l..<l imagen serla, pues, uoa formación psíqui~, rndicolmente hete- eslas manos, coocttto, pleno pero insuficieo:e para existir por ,1 solo.
ro¡¡fo•• de los estados •fectivos, pero la mayor parre de los estados Cu:111do csle su,utulo esti pr<$tnte, me cntrcB,1 lu manos por entero,
:tfccth-os estufan acompaílado, por im,gcnc,, representando la imascn, pero al mismo tiempo e, cosa de su naturalc:u el """""' estas
frente ol deseo, lo deseado. tlsta lCOcl• teumula los errores: confusión manos que propoocl tengo conciencia de mi.Ar de alcanu,bs t tr2"&
de la imagen con su objeto, ilusión de ínmanencio, aegacióo de la de g_ Recordamos J ,,arr<rlJJir. '"'"¡,,¡d• la imag,11 mmt,:Jti: ts
inteocionalidad afectiva, total desconocimiento de la naturaJna de b
conciencia, De hecho, como acabamos de ver, la ünagen es una cspc- ••CJ.UPam,11.

9)
cu

cierta fcr111a q11t tiene el cbjet.(} de eslt11 llllJetrle en el 1,110 mi111,o esta figura de manoria. He oquí algunas de bs ob<erv>rirmr,o que
de su pre1en,i:i. Volvemos a eacontrar aquí esta a.ractetístiC'I; y. en pudo hacer:
efecto, esta síntesis afectivocognoscitiva que acabamos de describir "5:ñ<>r S¡,. Mita m_e<ódicU!lcnte a parti, de la cuarta ¡,rcs<nl>t iún.
no es más que 111 estructure profunda de fa conciencia de imagen. Que:"~ hae<:r oboetVlCIOOCS verbales, pero no neoe tiempo, utiliza los
Van1os a encontrar sin duda coodenciss imaginaates mis complejas, m?vun,eotos de los o¡_os y reprcduce l:u lineas siguiendo los rnovi.
otras por el coottario en las que el elemento afectivo está casi ClCCluido; nucotos ~- Según la oh5rrnaci&, de sa comporumiento, mir,
pero si se quiere aprehender la imagen en su origen, de donde h>y con mov!"'!entos de los ojos que_ siguen a fas lineas, y aromP3iudos
que partir es de esta estructura. Por lo demás, muchos imágenes no por movurucotos de las manos smérgiros <sboundo la coph de l:1s
contienen otra cosa. Es el caso de todas •quellas cuyo obj«o es un lin.':"'· .. algunu pllabr;,s pronunóad.u a media voz ("thl"', "bce-
color, un sabor, un priisBje. un aspecto de una can., esto es, pllf'll todas no ) puntllln •lguoos detenciones que corrapondeo • un, observa-
aquellas que tratan de lograr peiocipalmenre un.u cualidades sensibles ción no fonnuladi expliciumente ...
distintas de fa form• y del movimiento. "No puedo ver, dice Sreo- "Señor ~o •.. En, la primen _presenmci6n qued.l sorprendido por
dhal ••, la fisonomía de fas cosas. Sólo tengo mi mcmori.i do ni6o. lo gran aotichd de lu,eu y la d1firoh2d par. valo bien; en el mo-
Veo imágenes. recuerdo sus efectos en mi corazón, pero en cuanto ?lento en que dcsa¡mcre el test, tiene Is impresión de que quoch I•
a las causas y la fisonomla, nada. Veo un:i serie de imigm~ muy tmascn. y hoce un esfueno ¡»•• d,bujarb rápid2mente, pero se desva-
claras, peco sin má~ ÍÍli01lomf11. que la qu~ ~ mi me ofrecieron. ~s nece llln de priu que ( ...asa al utilinrl•. Las primeras veces sólo
más, sólo veo esta fisonomia por el recuerdo del efecto que produ¡o mira las grandes líneas, y como C00$1!!CUtnCÍ2 no reconcce el tt$t en l:1
en mí." sc,gund• ptCSCol:lci6n. Sabe, porque tu hecho la obsctv•ci6n intelec-
tual, que "'luí y slli h•y unas pequ<ii:is líneu, pero a,y, dirección
111. LOS MOVThITENTOS ya no sabe. AumentJ su conocimiento pc,co a poco, con obsttvacioncs
(11<¡ul un 4ngulo agudo, >hl dos lincu asi p•nldas, una llne• un
Muchos autores han subrayado la cstr«h• r<bcióo existente entre poco mayor que la otr,. etc.). Ob<ernclo, paroa, c¡uo si~ lu lineas
lis imi\gtnes y los mevimientos, Guill11.ume en su tesis'°, ha demos-
1
por los movunicnros de b aba.,, con mu1• pocos dcspbumieotot
trado cómo lo imagen se vuel ve poco • poco "causa motri2 de los eeulsres, y con los movimientos de Is mano.
movimientos" y, al mlsmo tiempo, "elemento de control". Las cxpe· "Señor P, ... Trata de h,cor obscn·acionC$ goom<tric.u, nota co
riencias de Dwelshauvcrs ª' parecen probar que no hay imagen sin seguid• un p<qooio triingulo on la P3m do b i,qui<rda del tC$t, p<10
un conjunto de movimientos muy li¡;eco, (temblores digit~~ etc.). no logn oncontur hu ··c.,..." nce<sari>S. Cuenb J,_, lineas luce
Pero estas observaciones sólo tienden • presentar a l• imagen como obscrvaciones sobro la conYttgenc~ el paralelismo, etc. Mira d~ lejot
uua condición del movimiento. Qucrr(amos s:,bcr si, inversamente, los coo pequeños mo,·imícntos oculares . . En la reproducción, al cabo
,novimlentos, es decir, finalmente las $Cn.5acioncs kiocstt'.siw ee des- de una senun•, se oota b influencia defomudon de la csc¡uermti·
ctnp<:iian un papel esencial en l• constitución de la imagen. ución ~ria: las llnas principales estln agrupadas formando
rombos•••
Tendremos nuestro punto de partida en unos investigaciones muy
intcresllntes Je Piéron ••. Pre,entab1 a sus sujetos un• figut1 consti· Estos obscrfl<:iones que intentan r<ptoducir b figura, «gi=,
tuids por un embrollo de líneo y despuls les pedla que dibujasen pues, unos movimiontoso un,., obscrncionn mncmo1r!cnias que final·
mente se r<ducco a unos "''"' ¡,ars Uev:ar a abo ciertos movi.mi<tltos.
:ti s·rllNOHAL, l'i, dt
110 ÚUILLAUW!,
,,,,,,¡ tbt:
L'l111il11t/DN
ª'"''"" (Vhltt "' ,,,,,,; B,*IMJ).tf
/'111/11111 (Lt, ÍMÍflltÍ4• 111 11illo),
En adelante, cuando los suj«os formen una conciMch imaginantc de
esta figura, c,to$ movimientos, esbozados o tottltllfflle realiudos
pis,. L • 27. servinln de bose a b imagen. '
~t Ow1lJ.$UAUVIJll, ÚI ,.,,,,11,JJ,,,,1 s•btotut/11111 (!AJ Plttilll.ÍJINOJ s.... • Ahoto bito, se les habfa dado ti objeto pot llltdio de ¡,c<«p·
ro11sri,n1,1), 1n,.
at Att. (it., p4g. 134, Ilg, l. cioncs visuales. Como, en pcincipio, sabtmos ya, de mancr• dir«1•,

96 97
cuales son los movimientos de nuestro cuerpo par medio de un tipo h•~• la. fase d? movimiento que se acab1 de aoiquihr; en lenguaje
especial de sensaciones, las sensaciones kinestésicas, se pJ:in.!ea una ps,tol6g,co, dio:unos que es un saber centrado en la sensación visual
cuestión: ''éC6mo pueden servir unas sens1cioncs kínestésicis de mate- prcseo~ y que hace que apuezei este ahora como siendo larnbién
ria p:i.ta una conciencia. irnaginante que tr:,.t3, de aJanzs.t 11 un objetó WI dt~f11h ~e cierta_ cullid2d, uo dtsf>llls que no sigue a cualquier
dado por medio de percepciones visuales?" . sensaa<:<>, smo prc-cisammte a b que acaba de desvanecerse. La
Sobre el hecho mismo no cabe duda: Lo h, puesto de relieve d proten_e!én, por su parte, es uca ~,,,,,..,, y esta espen da la misnu
setlj:J~ como sienclo también un allle1. Natunlmcnte, ésta está me-
mismo Dwelshsuvers con toda una serte de opeciencias aa.
"Jkisteo -concluye- unas imigenes mentales que son la expre- nos ngunmmen~ ckuo~a .como "antes" que como ..después.., ~
si6n consciente de actitudes musculares. El sujeto no percibe tstas que ~salvo en d a.so prmle¡¡µdo en que ejecurunos un movimiento
actitudes, pero dan lugar ea lo condencis del sujeto a una imag~ prcvi:unentc detmido- la sensación que vmdcl despué1 no se con-
ntuy distinta de lo que son. Con ouss ¡,,.l,brns. ocurre que la sé=•• totalnxnte; pero ~ sensación posterior y• está pcctruada por un•
cs~t ~ntc p~~: espero un,. 1n1J4t'iótt"1·i111al·prod11ridd·Por-11"-
de nuestras inlAgenes mentales es la slguiente: 1 • - Idea de un
movimiento que se tiene que cumplir. 2• - Actitud muscuLu que mtW"'11<11t~d,-m!-i"d1u • putir de una ponciów d1/itrida. Oc tod"
objetiva a esta idea, a esta intención motriz sin que se dé cuent:t el ÍO~OJ. "'· retención y l• protenci6n COO>tituyen el sentido de t, im-
sujeto Je su reacción motriz, de su actitud como tal. 3'- Imagen pm,oo v,soul presente: apcnu si en estos actos sintéticos podrh ,.
peovocada en la conciencia como registrode la rcaccí6n motrit f cuali- habl>~ todavía de uoa imprcsjón; este ,,,,,., y este d,rp11ls que son
tativamente diferente de los elementos de cita ro-.cción." corrcl:ihvos de estos o.ctos no se chn como íorm>s ,·2d05. marcos
h~ogéncos e ind!fettntcs: son relllCioncs concret>S e individuJ!es que
Pero no se ha dado un, explicación de estos fenómenos ciertos. sosueoe la sensación actual COI) l•.s impres:iond conc,d.-as e indivi·
La manera de describirlos Dwelshauvers e,tá lejos de ser satisfactoria.
du.lc:s que lo han prea,dido y que la habrán de soguir.
Vamos a tratar de exponer lo, hecho, por nuestro lado, y, si es posible,
Pero h•y que prccis>r: toda concieoáa es conócnd1 d, ligo. Si
de cxplimlos. lltmos dado .antes •b rotenci6n y la protención como tulando de
Tengo los ojos abiertos, miro el Indice de mi mano derecha, que
describe en el aire curw.s, íiguras gcométric:i.s. E.~as curvas, en cierta aJan .. r las 1mprcs10ncs, era pau simplific:u. Lo que en reaJid1d
medid•, hu ,,.. en I• punta del dedo. lln un primer lugar, en efecto, tnt•.n de •bn~r es los objeto, <O<IS!ruidos por medio de estas ,m-
1• causa de que aún subsi.lt• cierta estela donde y• no esti mi indice pm:oncs, es dtt1r, b tn)'ffloria de mi Indice. ful• tny«tori• aparece
es cierta perslstencia de las impresiones rctini~nu. Pero no es todo: natura_lmcnr~ como una forma eslát.ica; se da como d ,.,,,;no que h•
l•s diferentes posiciones de mi dedo no estin d:id,s como su,esivas y r«omdo m, .dedo. y, !nis vag:uncntc, mh 111! de su actUal posición,
aisladas. Sin duda que cado posición es un presente concreto e irreduc- como el camino que heoe que rt<Orrcr todavr.. El amino rtc0rrido
tible. Pero estos presentes oo se asoci,n fue.ra como simples conte- -o un• parte de este amino- se prcocnia por lo demis eo forma
nidos de concicnci•. &tin [ntimamente unidos po< octos sintlticos de ~evaga estela .luminos,, prodacich por la pertiitencia de bs imp,....
l:i1 mente. Husserl ha descrito admirablemente al estas iotcncioncs st0oa en la tthna.
parl icul,rcs que, a partir de un ··ahora.. vivo y concreto se dirigen A estas impresiones visuales coniti111idas en una íom11 inmóvil se
hacia el pasado inmediato para retenerle, y hacia el futuro inmedi.&to unen unas impresiones punmtote kinestbicu (scns,cioncs cutio.._,
P"'ª aprtbenderlo. Las llama "retenciones" y .. protencicnes". Est• muscuLu-cs, tendinosas, articulam) que lis acompañan en sordina:
ttt1,rci611, que par si sola constituye ]11, continuid.1.d del movimiento, Represen'"." unos dtmcnr?' mú débiles totalmente dominados y hast•
no u ella misma una ímageo, Es un• in~nción vada que se di<ige ~uRh:udos por Lis fumes y claras perttpcioncs de 11 ,ist>. Son,
."n d~da al~na. d sopo~c de ret'!'cioncs y de prOkncioncs; ~.-o
13: Cí. 0WIJ.SIIAUV6ll$: l.'J!.11r,AiJJr1m1MI 06i1t1i/ dt i'iHUlt llll1tl.J1 (EJ estas ~ntenoones sccundams cstáo ngurownente subordirud., a la.<
,1zi1110 oh¡,,1~·0 J, /" im(lltN ,.,,,.1"1). V1Jtl\, lntcm. Co"6rc,, of Ptyc.bolOQ"t retcn<,o?cs 1 • !u protcnciones que tr,tan de akanur a las impresiones
y LtJ mlr4ni1m11 111/Jro111tit#IJ (Lot 1111h111i1mo1 1•IN0111tJ111111). Ala.n. ele la v..i.. Como, por lo rl<mis, no hay pcrsisl<nci• kincstc:sit2 ,e
IU t1uss1t1t1. L,ro111 ph#Roml,u,Jo1i1J•11 ,,,, /11 Co,rrl,11,, /1111,,,, t/11
·t,,npr. (Lltr/01111 f11tum,nold¡Jru1 1obr1 /11 ro11,i,11ri11 d~l 1i1,n,o i11a11111•11),
bouan iJUDCdiawnm1c. '

98 99
.Ahora cierro los ojos y ejecuto con el dedo unos movimientos con las palabras, coeviene, pu es, que estudiemos de.de mis <cr<:t d
análogos a los precedentes. Podría suponerse que las impresiones mecanismo de esta sub$titucióo.
kínestésicas, liberadas de las dominantes visuales, van 2. aparecer roo A decir verdad, el prob!em1 no trodru solución si todas las im-
fucrra y claridad. Pero no es así. Sín duda ha desaparecido la sen- presíeees que corutitu)'ffl I• percepción del movimicoto estuviesen
sación visual, pero advertimos igu:úmcnte li desaparición de la Set)S3· dadas al mismo tiempo, Pero, prtcis:mcnte, su arartccístiC'3 consiste
ción kinestéslca, Lo qlle Ilesa a nuestra conciencia es 11 tr.iycctoci1 en no 1pa1CCtr mis que una tras olra. Sín embargo, ninguna se cb
del movimiento 'º"10 "''" form4 q11t se 11/á barirodo. Si trazo un como un cootenido aislado: todas se pr0$<ntao como ,/ 4Jtado anual
ocho con lo punta del indice, lo ')ue se me aparece es este fXho consti- d1/ movimitnlo, Hemos visto, en efecto, que toda impresión visual
tuyéndose, de una manera semejante a como vemos que h,.cen eses era como el punto de apliaáón de un1 rttcncióo y de una protención
letras de la publicidad cinematografirn que se forrn,n ellas m,smas en que determinab.10 su lugar en la continuichd de las formas dcscriw
1• pantalla. Sin duda que esta form, est:1 dada en la p1111Ja d, n,í Po< el movimiento. Lis impstsiooes kinestésicu estin unificadas a su
dedo. Pero no aparece como una forma kínestésica. Aparece como una """ por actos retencicnales y protrnciomlcs. Si estos actos sólo tntm
figura visual. de retenee y de pm·cr los esudos desara=idos o por aparecer, tendre-
Peto esta figura visual, como hemos visto, no est:1 dula por figu· mos, a fin ele cuentas, una petcepáóo kinestésica, es decir, la toaa
ras visuales: se presenta como lo q1.1e podría ver en 111 punta de mi de conciencia de ull'1 forma motriz que de hecho existe.
dedo si abriese los ojos; es una form.1 visual en imagen. Podrtamos Pero no es el aso mis f recueate Oc una m~ penl, las
tener In tentación de decir, como Dwelshauvers, que el movimiento impresiones rimales domin,n • las ,-,gu y débiles impr<siones kines·
eoor« :i la imagen, Peco estn interpretación no es acept.tble; en primer tésíca.,. Aún all$rn~ se impo~ y las sigo buses.oda; sólo ellss
lugar, l• Imagen esto directamente aprehendida en la punta de m[ in· pueden servir de rc:gul•doras: D"·elshauvers ha mostrado que si los
dice. Ade1nis -como no podríamos ndmitir que el movlmiento evoque sujetos li= que luttr dos n,u ignles con los ojos =••dos, ,..
11 111 imagen manteniéndose é.l mismo inconsdtntc 15-1 las sensu.ciones gubn por la represent11Ción visual de sus cxtrtrnidades. Lo quo
kincsttsic:as, según esta hipt)tc:sis, tendrlan que subsistir junto II l;i ocurre con mis fr~cia es que 13 mención y la protención retienen
imagen que evocan. Ahora. bien, tienen todavl11 menos independenci.i y >nticip:an l;u fases desop2r«:idas y futuns clcl movimiento con el
que euando están ocultas por impresiones víscales 1u1éntias: quedan aspecto que tendrlan si bs hubiese ~ibitlo con los órganos de la
como tragada, por la. ima.sen, y si se: hace un esfuerzo pira cocontcar· vi,ta. Natunlmcnre, se tnla de un puro s,ber del ripo degradado
las, su •porición va ocomp,.ñado por la de,,porkión de lo im~. que hemos descrito mis arriba. P<ro no hay que dejar de admitir quo
¿Oirflllnos enecoccs, simplemente, que los impresione., kincstésicas ÍUn· 12 conciencia adopta una actitud ,,,¡ s1ntris: toda rctenó6n es aquí
clonan como substituto analógico de I• fotm, visual? Sedo y> mi1 11 mismo tiempo convc,sión de lo kincst&ico en ,·isual, y esta mea.
verdadero, y por lo demás el caso y• se ha dado cuando estud.iúb•rnos ción convtncic>nal mcr<c<rl• por si sola una desaipción fenomenoló-
el papel de los movimientos oculares en 1, apreheusión de los dibujos gia. Es mis facil inugioar lo que puede ser 11 protcnción parque
csquemúlicos. Pero asl presentada, esta substitución onalógic. ¡,once la impresión futura no tiene necesidad de ser con,·ettida; la conáencu
muy poco comprensible. En cierta forma es como si nos dijesen que espera en todo insl•ntc, • p:artir del contenido pres<ntc, una scnsoci6n
líts C'Q.IJrias funcionan como S\lstilutos 11.n:alóslcos de Jo, hidroaviones. visual.
Adcm~.,, si nos observemos, veremos que 12 lmascn pc.'t,istce un.1 vez ¿En qué se tnruforma eou imprtSión coocrcu, soporte de esu,
detenido el mo\llmicnt·o, es decir, que :iobrevi... e a Ja últim.i impraión íntenciones? Por n"UBk:z• es kioestésia; oo podria, pues. darse por
kínestéslca, y p,1tecc mantenerse durante algunos instantes en los lug•· visual. Ptto 1dmús se- aprcheode come> un .. después'' de una alidad
muy partkulu: es el fina), el extremo de un p,.sado que se J, como
res por donde se ha paseado el dedo. Si no queremos cng.,ií>tn0$l.
• vi>ual. Sep,...,,,1 al mismo tiempo como el momento actual de uOJ
33 Nos par1.-ct g\¡f semejante coo«pd<in. que II veees •osticnc Owtls.,. ,cric de contenidos que .., prolong, en el pon-cnir. Asl, por un1
hauvcrs -por lo menos en :i.paricnci~, at&. pun y slmplemente JtiprovlSr~ parte es .i único *mento concreto de la forma inttnciorulda; es la
Je iodo ,ig11iíic:1Jo. que confíett • esta forma su ooádcr ele pr<scoáa, lo que da al sabe,

lOO 101
degradado el "algo" que trnw de alcanzar. Pero, Po' otra parte, obtiene t Eo este ClSO, L, imptt$i6o concreta. el ..abora" sólo se aprehende como
lo que conviert': a b. ptOlc:ición ~ rttfflción, o mis bien -porque
su sentido, su alcacel su valor, de unas intenciones que tratan de
alcanzar impresiones visuales: ella mis.na b.a sido esperada, tcc.ibida nuestra conoenc1a csü dirigida hacia el objet~. lo que luce que pase
como impresión visual. Sin duda que esto no basta para hace, de elle la fotma de b patencia al acto. También puedo tntar de alcanz3f
un> impmión de la vista, peco tampoco hace falt:i mis paca darle más particubrmeotc a la impr-sión concrct.t iMl,ntánea: reteocióo y
un somido visu:il: esta impresión kinest6ica provi.st,. de un sentido protenáón -aunque dcsempc:iw>do si<mprc su función principol-
visual funcionada, pues, como un analogon de una forma visual, yJ aparecen aqul como subordin:M!a.s a la impresión. Esu será dada como
cuando se deslice en el pasado, será con la forma de uea impresión el móvil que se desplazo. a lo wgo de una figura que existe en acto.
Existeu asas intermedios ( son la nuyocla) en los cuales es el móvil el
visual. Siil, embargo, el tiempo corre, el movimiento :alc:anza su fin.
que, al desplazarse de la forma, la hace pasar de la ¡:otench al acto.
Este saber retenooosl ha oumentado considerablemente; la mayor parte
de la lr:iy«toda. visual se alcanza por él. Pero siempre tiene su 1:cxü ~ dcsaipóó~ v-.ue igmlmei;tc pan lo que ~arla la percep-
ción pasiva del movuruento, es decir, para b percepción ele la ligur•
¡,11010 de opayo en 1• sensación presente: ella le confiere pcr sl sol,
que trn• alguno con su dedo en b plm1 ele mi mmo o en mi
un• especie de realidad. Cuando hoy., desaparecido b última jmpre-
sién, aún q11edar1Í como una estela, un saber imttgin::i.ntc consciente mejill•. También aqul lu1 visualiz.ación del movimiento. De tsto es
1

de haber sido cumplido, y luego, al íaltule sostén, este último rasgo de lo. que_ hemos podido damos cu~ta en el amo ~ una pequ<fü
invcst,gaci6n que hemos hecho: <I su¡m cerraba lo, OJOS y tenia que
desaparece: entonces es una retención global,
adivinar Lt forma que truámmos en la palma ele su mano: "es 0111
Hemos supuesto hasta aqul que to., gcS!Os de mi mano se lucfan Z. nos dcda el sujeto, veo 11 forma en la punta de su Indice".
al azar; en tgJ caso el saber apenits 5¡ e, contempordneo del movi·
En los C&SOS que ,ob,mos de estudiar, el móvil describe comple-
miento. Pero Podernos concebir casos en que el saber esté dado a111es
que el rnovimlento. Entonces el movimiento tiene como función CX· tamente b fi¡1Ut2. Pero si el sujcco conoce Po' •delantado la fígur,
plkitar el snber. En un principio I• forma está ncla e incompleta· que va a trn1r, mudu.1: veces se conteob con uns simple indicación
mente diferenciada. Poco • poco el saber protencional se rnmb111 en
mo11iz. E, lo c¡uc Uam>n los p!Ícólogos ··..i.c,,., ele movimiento .. ,
retención¡ se clarific:a y se prCCÍ$J; :al mismo tiempo trata de aloniar
..movimiento~do", "mo,~imien10 tttcnido". Estas c,cpresiones, y
una in1prcsi6n concreta. que 11,ab.i de exlstir. La relación entre 11 pro-· particularmente 11 61tima, soa muy O>CUtU. Pero IM fenómenos e<tu·
diadO! con estos nombre, por lo que nos pu= pueden r<cibir unu
tendón y l:i retención se vuelve cd•dón de equivalencia y después se
invierte. Estn lenta dorifíCllcíón del saber, que no puede tener lupor expl(aci?"cs muy. ~ncilbs. Recordemos en pnmcr lugar que tod•
sin que en esta oca~ión uni scns11Ción presente CJiga en el pasado, con<•cnaade mov,m1entoo de una figura tnuda por un mo,•ünic11to
CSI! conslituicll -s,lvo en d instante inicial y en el irutante tonninal-
acaba por doc un1 dirección ni movimiento: el conjunto del fenómcoo
es irreversible, l!s lo que se produce cuando decido triur un ocho por un• impresión concreta, una intuición SC11S1blc que sepan a un1
mención de wu pcotcncióo. Ruli%#T un ubet ,·ado de mo, imionro
con el dedo. ll., también el caso de los e1<¡uemas simbólicos de
o de forma cs, pues, co el fondo, ett>r dos dii«Cioncs en el interior
i•.
l'lnch IJst•s determinaciones del <.Spacio puro (rectas, curv..,,
de este saber; una por medio ele b cua.l se ouct,.., hacia el pu.1do
~ngulos, ete.) estfo producid u, a nuestro parecer, ¡,or impresion es
rua rttenetlo, y otra por medio de la cual tnta ele akan:u, <I futuro
kincstl1icu que funcionan como analogon y provocoda, por <I despla-
rara anticiparlo. Pua efectuas c,ta difeicnciación en el seno del s,bcr
iamicnlo de lo., globos oculares. Las forma, -•! quererse alcanur bastad coa una impresión imtalltíne, o, ya que la in$10ntaneidad
en primer lugot por un sabee vago, que, invertido del fuluro al
es um idc, limite, al meno, coa un periodo muy breve ele movi.
pasado, g•n• su precisión- se dan n2tu,.lmente como estitic.lS. Este miento real. La f= inicial del movimiento no scri ~ fo~te.
ocho descrlto por mi mono cstñ ahl, en el Cspllcio: no se mueve en Supongamos, par ejemplo, que quicca pcoducir L, imagen de un ocho.
absoluto; Milo existe. Pero mi intención puede v,cia, sc¡¡(in los casos:
Mi primon intención encicrtt un S.11>c< itn.tginantc indifcrenr;iado de
quiero lratat lle alcwznr deUberodamcolc a la forma en tanre que tal,
ocho. Este ,abe, coatí- <I de lat1, que •pu= duran~ un instante
a titulo de intención imagioantc ••cía, efectúo entonces un ligero
se V er mjJ u.delante, Pllrcc t1:l'(crn, 1 l.

lOl 10}
mcvmuento con los ojos, de a a b, en unión sintética con el saber
vacío del instante precedente y que, por ejemplo, me dar:l una de 125
partes del ocho. En este momento, lo que era puro saber imaginante
·- iur
2. - Un movimiento (d>do como serie kinestésica) puede í un,;o.
como ll!ll.logon pua la tnyectoria qu,, describe el móvil o que se
considera que describe, lo que quiere decir que una serie kinestésin
de l.1zo se vuelve retención al deslizarse h:icia el puede funcionu como subsuncia analógica de una fonn2 visu.tl
-·---
,, .. . . .. pasado, El movimiento sin embargo no se 3. - Un, fase muy P"'luciia del mo,·imieoto (por ejcmp!o, un,
:'1 a z: o 1 • prolonga mucho tiempo, pero le: sobre\•i\'C su pcqucñísúm contncción musailar) puede bastar para reprermlar c1
• sentido: se detiene en b, pero en b se da como movimicn!o entero.
"comienzo de en lazo", y a partir de esta ím- 4. - El músculo qL>e se contnc no siempre es el que entr.iri• en
presión concreta. se (.!ln:11 hacia el pol'\. .enir una •• juego si el mnvimieolo intencionado en imagen tuviese lag.u real-
protcnción el: lazo. l!s decir, que aprehendo el mente.
movimiento. descrito como efeeruándese 3 lo 'J ., Aho,a pode,nos abordu el problenu que nos Iereresa: ¿Cómo pu,
largo ¡/1 una pait1 del uzo, lo qoe basta pu,
111 conciellci:i imagin.Jote puede 11$Ufflir el movimiento el papel de
que el saber puro im•ginante p:>se de uzo •
sustituto analógico del obj«o? Advertimos u soluóóo en seguida: al
cst;ido retenciomd y, 11.I mismo tiempo, prodendo
ser lmagioantc 12 estructura de Ji conciencia de movimiento. no s.ufre
un lazo hasta mis allá de b: los lazos se dan
nio8uru modificación cuando la inugm es nús rica, Simplemente, b
como existiendo irreaJmente 111ás allá y 1nd.r t1rti ele mt movimiente
impres16o ldocsttiica. q~ t1f'r11~11111ba Y* 1!n1 íornu ,·isual1 funcio-
real, A p.1rtir de b bago un nuevo movimiento ocular de h a t. El
nará como 1ep,,11n1Jmt de objt<os mis complejos: se le pdirá mh
movimiento br está dado a lo vez como prolongando el bzo I y como
porque el saber um de danxar un2 m2yor cantidad de cu2lidades.
cfectufodosc a lo largo del lazo 2, que entonces se vuelve objeto de
Ya hemos vis:o en el apitulo N de la segund• pine cómo en los
una protcncién lmagioante, es decir, que este lazo núm. 2 se. Vl.tclve
"movimientos ,imbólicos" se deslizaba un saber que llevábamos a abo
el .rentitlo ele mi movlmleneo; no puedo aprehender este mov.tmiento
mirsndc un dibujo csquemitico. Aquí ocurre lo mismo; y es que
sino en la medida en que tiene lngnr II lo h1rgo de un J:120 en 1.,n~gcn.
el papel del movimiento no ha ombiado de un aso al otro: en el
Como consecuencia, el haber llevado 2 cabo realmente el movnníento
•ngulor •br, he aprehendido este movimirnto sobtteugindolo con un primero funcionaba como analogon sobrt Ju líneas dél dibujo; en

,
el se8undo. <SJJ Hn~s CS(.in auscnlC'S y el movimitnto Y1 no noJ es
significado retencional y protenciona! de "ocho", Si he apiehendido
el rnovJJnlento como rnovirniento real, me strú dado c:omo movimiento rc,..,l•do pot sensociones visuales, ¡,ero >U p,pel sigue siendo •I mismo.
llevado a cabo (f lo J.argo de un ocho en imagen, pero, naturalmen.tr,
!t En un• ptlabr:i, si nos formamos la imagen ele un objeto, las impre
si por el contrnrio he tr•hldo de alcani.tr el ocho como forma c,titíca ~tOMS kincstkicas que acomp.iñcn a ciertas contracciones. 1 ciertos
a tr11vé5 del movimiento, séto esta form11 se \iSu.3.liz11.ri irreilmcnte desplazamientos ,'Olunl2rios de órganos, siempre vddrin como sustitu-
tos de un• íornu vúual. Pero esb fomu visual tcndri a.hou un signi-
por In impresión kinc<lésk~ real.
fia<lo mi., amplio: podd ser b fomu de mi puño, de un tintero,
e,
Ya hora de que deduzcamos ulgun:a.., cons«ucnci~s de c,tc COO· de una letm del alíahcto; co un2 p•labr2, la fomu de un objt<o. Es
junto de observadcnes. Veremos luego que el ~ovi.mi~nto .f'<•ede uf cómo, hatt unos oi,os, cuando tntíbamos de ttprcsentamos un
dc,c1upcñ1t la función de analojon pata una eoncreneu ,m11s1n:antc. columpio anim..ido por un movimienlo un c111to vi,-o, tuvimos la el.in
Es que, cuando un movimiento está d•do ror un sentido que no sea impresión de que ck,p!~ li~nunenle nucsuos globos oculares.
el de la vista, la conciencio que lo aprehende tiene ya una estructura Trat:unos entonces de representarnos de nuevo el <'Olumpio co movi-
imaginante y no pcrce¡,tiva. Sin duda que esta. concienci• i~g!n•~te miento, manteniendo los ojos inm6ülcs. Nos f=. pua, •
es m6< <imple que la< que ahora vamos a cstudi•r. pero es orrg,nam. diti¡¡ir la mirada •I número de la f'8ina de un libro. Entonces .le
Es decir, que, origin:a.rl:amcntc, ocurre o puede ocu1rir un,a cuidxuple produjo lo ,iguiCOle: o los ojos, ~ • nosotros, volvían a ponerse
su!tiluci6n: en movimiento, o no pod[amos rq,rcsentarnos ele ninguna forma el
J. - Una sucesión de imprcsioocs kincstésica1 (o tictilcs) puede movimiento del columpio. El aso es muy sencillo: lo hemos señsbdo
( uncionar como analogon para una sucesión de impres;on~ visuales mi., arriba. No se trata ni de una puu forma estática, ni del puro
L01 10)
desplazamiento del móvil ( representado por la impresión kíoestésica
e
actual) como haciendo pasae a la Iigura arco de drculo) de b poten.
rr- ¡pn cantidad de b&ronms, pan.lelu todas, que est.tban rcprescotul:is
en el grabado. El sujeto nos dijo entonces que tenía en L, mente ur.a
da al acto. Sólo que el móvil no era simplemente un móvil indeter- 1
figura formad> por rayas vertiules unidas por abajo con semiárrulos.
minado: era aprehendido adem:ls como anslcgcn de un columpio. . Paca tt esta figun representaba al cuadro. Evidentemente era ele
Estamos aqul ante dos mate1ias anal6glca.s parn llDJ conciencia origen kincstésico y teola todo su sentido po, el saber. Pero sed•
in,~g.inante: la impresión kiaestésics, con su cortejo de protendones y inexacto decir que el objeto afectiYO posa exterioridad: sólo es
de retenciones, y el objeto afectivo. A decir verdad, esta.< dos mate- transcend,nte. No hay, pues, ninguna rebrión espacial entre los das
rias no se: repiten. El susLitoto afectivo es trascendente pero no exterior, sustitutos. Es occesario un Ido esp«i2l de h conciencia pan afirmar
nos da la naturaleza del objeto en lo que tiene de m:ís pleno e que los dos .sustitutos mmifiesun el mismo obicto de h minera qoe
inexpresable. El sustituto kincsrésico es • b vez transcendente y ece- les es propia. N41untlmentc, la que forma h unidad de b im1gen
ri.or: no da nada que sea muy profundo, pero por él aprehendemos es Ia wtidod de la concienru.
la forma del objeto como cu11idad diferenciada, es él quien "csterío- Si nuestro anilisis es amo y si b aprehet>sióo no viSU1l dd
riza" ,1 objeto en imagen, quien lo sitúa, quien indica su dirección movimiento tiene 1 sn ~ez una estructura imaginante, tiene que resultar
y, de haber lugar, sus movimientos. Estos dos tipo, de analogon que nuestn. c«1cicncia siempre, o casj siempre, v1 acompañada Por
pueden, pues, existir juntamente como correlativos efe un mismo acto una multitud de repr<OCntacíones mal difen,nciadas, de 1as cuales no
de co11ciencia. Se pueden presentar tres casos: podtía decir el sujeto si mn aprehensiones lcinesiésicu o imágenes.
1. - El correlativo analógico del saber imagin•nte es el objeto Esto es, en efecto, lo que hm petmitido ponú en claro las ex~
afectivo. Hemos desccito esta cstructur• en el capítulo precedente )' ricncios de los psicólogo, de Würzburg.
volveremos sobre ellos,, "Algo de ese simbolismo -acribe Burloud n_ se cncuentnt en lu
2. - El correlativo del sabee es el rnovimiente, Entonces esbmo1 rcprtsentociones m«rkes que acomp2J\in al tubajo del pmumiento.
la mayor porte del tiempo ante determinaciones del espacio puro. Las represenbciones son t.ln oscuns qc'C los sujetos no siempre saben
Hablaremos de ello m:ls adelante, • propósito de los esquemas sim- si son imigenes o stt1sacionts de movimiento. Idas y ,-ucltas de la
bólicos y de la• sinestesias ... mit>da, movimiento de ,,aiven ele la abeu, en b búsquedi; 41.Un•
3. - La Imagen complttl\ comprende un an•logon afoctivo que especie ele sens.ción simbólia de un.a inclin,ción de la abeza, en
presento nl objeto en su nohmlcza profunda y un analogon kin~ésico el asentimiento>; 41.Uo.a presión convubiva de las mandlbulas al mismo
que lo exterioriza y le confiere un• especie de realidad vllu•l. Al tiempo que una, sensaciones (o representaciones) simbólicu como
mismo ticmp;o, ti nnologon kinestésico, producido por alg,mos moví. cusnclo se veelve la cabcu ante atgo, en el tt<:huo de un pensamien-
miemos fltcilcs de recordar, es un medio mncm«écnko exceleore. to!>; •inctrtidwnbre mouiz en las manos y d mantenimiento del
Un sujeto, • quien b•blamos mostrado el ¡:rob2do "La vuelt• de los cuerpo», en la duda; todos estos fenómenos se mc,zcl•n es1rcch1mentc
soldados de la guerra de Crimc•", lo describió después muy correcta- tanto con lc,s pí0CC$0$ intelectuales como con los pNXaO< cmocio·
menlc. Al preguntarle si tenía condcnci• de h•ber interpretado o nale,. La m1yor parte de las veces los sujetos JOn inupocef de elucidar
descrito: si tifflm condcncios de actitud o .tClitudcs de la conciencia'º.
"Sobre todo -nos dijo- he reconstruido según el movimiento Mis 1lli de 1• conciencia clan, de b imagen existe, pues, un•
de los Uneu". zona de penwnbra donde sr: desliun clpidtmcntc unos est1dos ca.<i
intpcensiblcs, sahtrc, imaginanles vados 'JUC y, asi JOn imiB<DC'.
Y un momento ante• nos había dicho: aprehcrulones simbóhas de movintieoto. Que uno de esos s,bcce, "'
"Me represento el cuadro sobre todo por un movimiento de abajo
fijo un instante en uno do esos movimientos y y• babel nacido 1,
a arrib•." conciencia imagioaotc40.
l!stc movimiento, en efecto, era muy CllllClcrfstko • caus• de la
!
IIT Cf, f V de h1 Ja, pO.tl't',
o.a Cf. -u. parle.
1
106 107
IV. FUNOO!>I DE LA PALABRA EN LA IMAGEN MENTAL Entonces. entre este pequeño caba.llo bien constituiJn y el ,a.hallo de
cune y hueso no podtla haber más que uo:1 rcl*t'kÍin rxlrn1a: '"
Las palabras no son imágenes; la función de la palabra como relación del signo ron la cosa significada. Por el rontmio, hnn,,.
fenómeno :>nJStioo y óptico no se parece en nada a la de este otro tra!ado de mostnr que hlbia una rdacÑSn interna entre el ( .J,Jllo y
fenómeno ñsíco que es el cuadro. El único .rasgo común entre la >u imagen, lo que hemos llamado una ttbci6n de poscsiún; • lravá,
conciencia Je signo y la de imagen es que ad-a una, a su manera, del amJogoo el que •puece en la amcicncia os el C\lb:tllu mismo.
trat.1. de akanzar i un objeto a través de otro objeto. Pero en la una Vol,-ereinos sobre ello ¡,orque, como podemos ver, según se ve, "' l.,
el objeto intercalar funciona como n1Mlqgon, es dede, imple<a • la im•gen uo si_sno indisáplirudo, un owúaw tl mugen del sistccu ,Id•
conciencia en lt1gar de otro objeto que, en resumidas cuentas, cs+..:í nido por la sociedad o ciffla rmrun de haccnc presente un ohjdu
presente por delegación; en el otro tipo de conciencia se limita • ausente, seri _rompl_ct~te distinto_ el pope~ le h•~ ,¡..,. ,,.
dirigir a fu. conciencia sobre ciertos objetos que quedan ausentes. De pciw en la vid2 ps,qwa. En culll.qu,er caso, conduir y, 'I""
meoera que la conciencia de signo puede rouy bien quedar l'ací:a., eo en la icn.igm mental Lt función de an.1.logoo no tiene n-i.d2 en t-01nún
tanto que la conciencia de imagen conoce cierta nad:i y al mismo con t. de signo verbal en 12 conciencia de 12 p>bbr.t.
tiempo una especie de plenitud. Esta distinción mantiene todo .su Pero, recíprocamcotc, sa:í2: un error identifjcu :a la concicnt iJ ·k·
aleanee ruando se trata de lo imagen mental y del lenguaje interior, p:,labra con la de imagen. L2s paW,r.ts del lengmje interior nn ""'
Claro que en este terreno se ba confundido todo. J!o tanto que in:úgenes; no h,y ca.si imigenN vc:rbale.s, o enton(t'S. si la 1,o1l.thr-.1
?\.{eye.rson, siguiendo en esto la opinión de numerosos psicélogos, hace es imagen, es que dejo de dosempciw la función de signo. lis ·"i
de la im1~cn un signo mal definido, mal equilibrado, que, en el como ioterpn:mlaroos el aso en que el sujeto pretende '\-, 1"
fondo, sólo tendrla sentido para ti individuo, Otros llaoucln a la pal:>bm escrita, con le<ns ~ imprent•", "ver lu p>labru ""ri1,-
p•lobm de la en~ofo,ia "imagen verbal"; as! el signo es imagen y lo con su propia ldB". Como de he<ho ya lo vewnos nw ldol:tnk, •••
11n.n8en es signo. U1 consecuencta es la n1.ii profunda confu,ión. Si se puede leer tn una ima¡:rn mcot•I, podrwnos 2clmitir que kn¡;n.,jc t!
Icrmc, pues, pensamientos sobre el caballo y durante estos pcrts.1.· interior csti uomp"1ñ1do, dt ,·ez. en cuando, en C$tOS su)Cto..<,. l'º'
miento, produzco una imagen mental de caballo, esta im•J!•n ~cl un &uténtic:l.s imipa audidva.s o visuttcs c¡ue tendr(an como m1,1lt11
signo pu• mi• pensamientos. ¿Pero un signo de qué? ¿No b,.stab•n, "prCK11tiíicor" las hojss de un cmdemo, las plginas de un lihm "
pues, 111$ palabras? Igual valdrla decir que cuando al ronttmplar un 1• íisonomi2 glob11 de wu polabr.t, de una frase, etc. Pero el -.,,1,
c:nbullo de carne y hueso, formulo pensamiento, sobre él, este caballo d:,o lenguaje interior no consiste en eso: es txdusi,imente motur••.
es un signo par., mis pens,micntos de caballe. No olvidemos, en lo comprtndtrcmos mejor con una simple obscrva.ci6n: mucha...., vt~ , ...
eíecto, que en In imagen mental estamos .,, fJrt.r,11ria del cab:1110. Sólo torrumos ronocimie1110 de nucsno pcnsomicnto al hablar de (·1; ,·I
que este cabnllo tiene, al mismo tiempo, un• espede de n.da. Cotó lengu2je lo prolong:i, lo a,ab:i, lo precisa; lo c¡uo era una •••¡:> "u111
ah!, como •ntes declamos, por delegación. A decir verdad, la teoría c¡cnciu de c,ícra.., un uber mú o menos indeterminado.roni:1 l.1
<le 1" imagcn-si&no procede dircdamente de la ilusión de inmanenci•. forma de pioposición duo al pasu por Ju polabras. D< m•m~, 1111•
Se supone que la imngcn mental de cob•llo es un c,bollo reducido, .• en todo momento nuestro leogu,je -p ~ exterior o "interior"
hace que nuestro ¡,c,,wniento e,¡/ mis y mejor dcíinido de lo •111•
la hipótc:$i; Je ros movimje:ntos csboudo,, bo1t1utiMIM. retenidos. de i.mr,c.. nO!OlrO, h:abiamos hecho; ""' ,nsn1• algo. Aho.-. bien, 1, inu¡:111
,Iones motrkcs que no tcndrtn11 como origtn las conlh«i~ tnu.lC'Ul:lfflJ. ha
stde 50ftcnid11 por 1'1our¡:uc en su Hbro N,11robiolo1i, ,1,, óalbuit,11tu1111
(i'l,Hrobiolosl" d, /n1 11l11tJff11rioHtJ), Oc~de lüegó que .ti ~111 intett,anrc tcotti
;

mental no nos cnsc.ña nacb: es d principio de a.si-obscrvtcii,11, Nu
podrl• admitirse que una imagen ptecise nues1ro saber dt un• "'·""'"
se conllrmA, no ~r:t modi.licado nacb de ~.in10 IC@ILtl'los de dcclt. Butlór, cualquien, y> que, prtcis>mcnte, es ese saber el que la con>litu¡-,·. !\1
con concebir que la lntroclón imll.ftlrwuc se aplica • tst,s imptttioon n,o..
trlctt no ¡x,rlí~ric,at. Pero no htmo.s cre(do que ckl\.,unos teeee aqu( en (Ufflt¡L
, t..tlA! .nue,':LS (On«pcionell pc:,rque 1.6n 0() Mll han p;attC"ido lo su(idc'fttc-- 41 CttcmOJq« los prttffldidos ''.,iJuakt .. o "'auJ.iti"o,"' »ólu ~uu ILC'Utn
mcrue fu.nd11d.As. !olemos. puc,., teelde como v!lidA La íamos.i tt1.i..s de William q\Je no ,e Al,it., obknu muy bim y q..sc ddtls ck la im.,,¡..'\n 011 11 .. 11 "'''"
James sobre ti otigen perií,1ico dtJ uncimicnto Je.l c,lucno. 11 p.iJ.abra real. qi.,c d ~amicoto.

108 109
el lenguaje nos enscfie algo, sólo puede ser, pues, Po< $t1 exterioridad. Pero también puede ocunit que está conwnin2.4;l:a 1•lr el uhjt-'io infcr·
Y lo que hace que podamos leer nuestro pe,>S31llicnto en esas (cases e2l11r y qUf: se d! como ttFteseata.nte. De todas Ionuas, .:l,~K' olttiC'f
es que los mecanismos según los cuales se disponen sonidos y palabt2s vatSe qoc no podrla darse como rq,,ese,u,at-, de la p.11:ahr;i «·JI ( vi,to
en parte son independ.ie.ntes de nuestra conciencia. En um frase en u olda) porque c,lla misnu es una palab,a real, produri<la ¡•ir nk•l'Í·
Imagen C.1111 po, el contrario esta resistencia que precisa y enderece al mientas reales de la &lotis. La palabra cid lcn&u•je interior no es 1111,
pensamiento. La imagen se modifica scgúti nuestro saber y, &I faltar imagen, sino un objdO físico que func.ioo~ como signo. A~n..,-.·1-i,
esta resistencia, el sabee sigue siendo to que es) mis o menos indife- pues, romo representante de un• cu•lidad de la cosa. Cwmdo pro<luu n
renciado. Une frase en imagen no es nunca, pues, un fenómeno la concienci> im1&inan!e de lana, C5b palalm "luna" puede muy hirn
observable, y recíprocamente. una frase del lenguaje Ilamado "interior" darse c,;,,no manifestando un.l cualidad ...,.¡ del objeto, Ia rualidaJ ,k•
no podría ser una imlgen; el signo siempre mantiene cierte ezterio- 1w 11111.t. En este ca.so, 12. p:abbra. que es un sistmn de movimicnlns.
ridad. puede coofetir a la i.rmgcn b exterioridul que de costumbr<- pide a lm
Lo imagen (mental o no) representa una conciencia plena y que movimientos de los ojos, de b cab<za o de los btttos. la P3IJhr,
de ninguna de las mancrns podría formar parte de una conciencia reprcsent>rá incluso el n6deo centnl dd analogon como pndia ¡,n··
1n.ás vasta, Por el contrario, la conciencia de signo está vacía. Sin duda verse ya segúa lo dicho sobre l.t función que ckscmpeñ,b, cu l.,
que el signo tiene una exterioridad que carece de analcgon afectivo, lectuN de las oovelas, En un es1udio nús completo conve-ndría ,k:íinu
pero la intendonalidad de significado no recae sobre él: a tnvés de b.s rebelones qoc manticnon su antigua función de signo y su nU< ,•J
él trata de akanz:u • otro objeto que no est:l unido o.l signo siao por función de rtprescnt1U1te. Peto no es éste el lu¡µr para emprt:11,I,~
una reln.ción externa, Como consecuencia, una conciencia slgnifioantc cs2 inve5tigaci6n. Nos basLabt con Stibb.r qut, si se llama ima).!t'n
puede hJJpltlarse muy bien, es decir, puede entrar en una slntcsis al sistcm1 total de la concienci• im•&in:u,te y de sus objetos, rc,u 11.,
nueva -cone:icncUl. de percepción o conciencia de inugcn- a tirulo de falso decir que la pilabra se sñade exteño,_,te, porque esti dcntn•
estructura. Memo, •isto que cu,ndo el saber entro en composición
con la níccti,•id11d, sufre una degrndación que, peecisameete, pennitir:í
que se ünplete. Pero las palabras con las cuales podtfa csur unida V. DEL MODO DP. /.PARIOON DE LA COSA EN LA
no por eso desaparecen. V•n • desempeñar su función en la conciencia IMAGEN MEl\'TAL
im,ginnnte: e, que ío,m,n las articulaciones del saber, gracias • ellas
sale de s11 indistinción primera y puede buscar en ti analogon un• i.. im1¡;cn .,., puede definir, como la pcttq,ción, rebción ,k:I
plumlidad de cualida~s diferenciada~. No habrin pues que darlas objeto con un• conciencis. F.n la se¡;un<b pa~ de este trabajo hemo,
-<orno hizo Tnine- por contenidos psíquicos indepcnd1<nt<1 que tr>tado de describir h nunera de datSC ti objeto, ausente, a t.rt,'és ,I,·
unirla desde fuera a. Ja imogcn un lizo puramente asociatÍ\'O. Sin una pttsencia. En la inugcn mental se trata de alcanzar el obj<iu
<luda que no son indispcns.,blcs para su estructura y que hay muchas romo slntesis de ren:epciona, es decir, en su ío::m• rorpor:11 y ,etl•
im:lgcnes sin p•labras. Sin duda también c¡ue no forltl3n parte de 1• sible; pero aparee,: a t11v& de un 1U1alogon cf«tivo. ¿No v1 a supo·
concienci• propiamente dicha y su exterioridad las edu del lado del ncr esto unas proíunclu o>Od,í,cscioncs en su manera de aparecer? l!,
•nalogoo. Pero ante todo, como todo sabee tiende • expresarse con lo que tenemos que examin,r ahora.
palabcas, en toda imagen hay una especie de tendencia verbal, Luego, Si .,., ioterrog, a unos sujetos sobcc sus imJscnes, la mayor r,1111·
donde la p:Li•bra está dada • la roncienda ima&inante, se iote¡¡ra con duin, si M! tnta de im~ de !.u llamadas •·vi>uales", que las "11,
el nonlo&on en la slntesis del objeto trarucen<lcnte. De la misma ma- si .,., uata de imAgen<'S "audithu", que las or•u "· ¿Qué qui<-rrn
neu que cuando percibo la luüa y pienso b palabra "luna", esta dcdt? No h.tbda que crcc,r que, aqul, ver significa ,,,r "'" los "/'"·
¡,aJ.bm se une con el objeto percibido como una de sus cu,.lidadcs, y Par• da,.,., Cllfflll basta coa companr b c,ecncia del sujeto "' 1,
si produzco únicarneote la conciencia imiginaote de lu..na, la p:tl:abr,t se
unir:\ • la imagen. ¿Quiere esto decir que fondonor.l romo •nologon? ,1 Debt ~rva.ne $in mibugo que- iodos lot sa.jdos (iochato Wn , ul
IUtl psicol65ka) kpUI.Q dp()n:Í.ONmtotc al objC'IO Jl('rribido ckl • .t,,rtn
No es neccsaric: ,nucha5 vece, J:a palabra mantiene su función de signo. ima¡itw!o.

110 111
im,.gcn hipn•b>Ógirn y en "1 imagen mental. En el primee caso, cuando fuocioo.a como sustituto de la cosa. Si esta creencia se limitJJC 2 Jo
creemos ver una imagen, este térmioo se tiene que entender co todo dicho, estarh justificada; este objelo existe, es el a11alt,go11. Pero I•
su sentido. La imagen es un objeto exterior, el aunpo bipn•g6gico creencia rcflexin propone ~ • h imagen como un cuadro, ¿Qué
forma ¡,:utc -o ¡x>r lo menos es lo qae cree el sujeto- de fa extcn· signifia esto?
:;i6n real. Pero, precisamente. los sujetos más empeñados to :l.Íicmar Supcngamos ~ mi coocicocia imaginantc trate de o.lanza, el
que "vea" sus imágenes mentales no opondrán ninguna díficuítsd pata Panteón. En l<anto que es slber, lo luce en so naturalcn sensible, es
admitir que no tienen ninguna de las ai~~cr[sticas ~t la lmagen ~ip- decir, romo un templo griego, de color gris, con cierta ontidtd
nngégics. No están localizadas en extensron. En relecén con esttt sille, de columnos y un frontón triangular. Por otra parte, en cierta foana
con esta mesa ante la cual estoy sentado, no cstán en ning,ma. ¡,art~. el Pmleón C$li presente: $C da en su rttlid.,j afectiw. ~{i intenóo-
Como "1 palabro "ver" tomada en todo su sentido equivale a "ver en nalidad de $:lber aprehende las cualicbdes p«adentmlfflte cio,bs de
el espacio", los sujetos no podrían querer decir que las im.lgffles les <Sta presencia :úa:tiv:i. Es como si pros:;sc,: "Sé que ese objeto que
están dadas por medio de los ojos. Ni tampoco, naturolmente, de 101 está Íffllle a mi tiftle column:as, nn frontón, un color gris, Todo esto
nervios o los centros ópticos. Taine habí:t visto, en efecto. qu(' si la está presente con cierta forma: lo que yo siftlto abl es el Panteón,
imegen e-stá producida por un centro cerebral funcionando '-l!mo en 1:a. con sus colunuw, su frontón, su color gris". Pero el Panteón existe
percepción, tiene que ser localizad« entre las otras percepciones. Y, /11,ra y 5C da ptteisamcnt,: como aistiendo fuen: lo que esti presente,
dentro Je esta hipótesis su teeeía de los reductores es l• úaica lógirn. en cierta íomu es su a\1SCOCU.
Oesgrociodamcnte, ne se •justo o los hechos. to imagen, ror naturaleza,
Durante unos minutos cst:&!», pt.'es, como en prcsmna del Panteón,
$C da como desprovista de lornlizaci~n en el espacio real, Pero enton-
ces. ¿cómo se puede entender esta ·afirm:ación tan (recuente.en 10$ y sin embargo el Panteón no estaba ahí; es el {cnómc,no de poSC!ión
sujelos, "ven mis i,n:tgcnes"? Ver unt imagen de perro, por ejemple, que )'• hemos dc,aito. ¿Pero no es natur.ll que true mis biftl de
reconstruir lógicomcnte esta impresión; no es llbsurdo decir que estiba
sería poseer "en" su conclencia cierto contenido psíquico compuesto
en pttjffi(ja del Pmttón ausente? Estas prcscnoas ausentes repugnan
de sensaciones visuales ( color del pelo, formo del <'llCipo, etc.), pero
a mi ruón. ¿No nldrb mis decir que lubfs un objeto presente,
esus sens~cio11cs no serían exterioriz.:&das y esrarlnn dadas por cu1alquier
igual que el Panteón, y que este objeto era b imagen? De esta manen,
otro medio que no íucro el de lo, ór&"nos de la visto. Pero si quitnmos
cst,s características, ¿qué puede quedar de l,s scnsicioncs? Evidente-
lo que cst>I •=t<: seguirá csando ausente, y lo que cst,i presente
mente, tenemos aqul una contradicción; pero no bruta.con JcnuncUr (
scgui.r, nunteniendo por entero su nrider de ptescoci&. La imag,,n,
n•turalmt11te, sed el analogon. Sin poscttl:as, r,pr,s1ttJlllMlu cuali-
esrn contmlicd6n: al parecer pertenece n la naturaleza de lo ima~.
Ocbcn1os, pues, dcscribirl1L y, de :ser posible. <'xpliai.rl2.
I dades sensibles del objeto ausente; se diri que las tmla, sin ,., el
objeto ausente. No hay nsda ni un d•ro ni mejor con>truido que
En la segunda porte de este trabajo hemos visto que uno de los esta ilusión; ntr111ntdl' este color gris, es ckcir, impletar sin s>.tisft.
factores esenciales de la conciencia in»gin,nte era la crecn<i•. l'.st• ccrla a esta conciencis que tiende lucia el gris, ¿ocaso no es presen-
rn:cncfa trata de aknnzlr el objeto de I• imagen. Toda conci<!nefa t1tlc un griJ menor. un gris sio exterioridad, fantumal, y qu< de
im•ginanle tiene cierta cualidad posicional en relación con su objeto. seruibl< oo manmidrla mis que su indefinible rutun.leu de gris? Tal
Una conciencitl imaginantc es, en erecto, concicncim de un obj,10 tn es el origen de b ilusión ele inmanencia; o.! trans¡,ortu al ,,,,./ogon
i1n11g111 y no conciencia dv 1111.1 i1nug1n. Pero .sí íorm:unos una scgundl las cu•licbdcs de la ros., que rcp=ti, se ha consutuido pata h con-
conciencia o conciencia reflexiva sobre esta conciencia imagio&nte, cicnci.a imaginant<: un Panteón en miniatura y la concimci• reflexiva
aparc:ceri una $égunda especie de creencia: 111 f.:retnci2 en 1• existencia d3 la c:oncifflcia imagU'Wltecomo coocifflcia t/1 esta miniatura. m
de la imagen. Es en ese momento cu,ndo diré: tengo una imlgen de resultado de esta construcción es un espejismo: aeo que .t objeto de
perro, "veo" el Panteón. La ,ontr>dicdón de que antes habl5bamos mi coodeoeu. es un complejo ele cuo.lidadc, sensibles reo.les pero no
es un ítn6mcno de crecocin que se sitúa en el terreno de 11. reflexión. cxtoiioriucw, cuando estas cuo.lid.ulcs cstln p:rfc:ú&mcDtc cxtcrioriU·
¿Qué se quiere decir cuando se dice <¡ue se "tiene una imagen"? Se das, pero soo imaginArias. Cr<0 que podda comportatmc frente • CSI<
quiere decir que se tiene ante la conciencia un objeto interpuestoque complejo de cualidades sensibles como si fue,¡ cualquier objeto sen·

t iz 113
síblc, creo poder lee! una pigina impresa que se me aparece ea imagen, d1icción sin damos cuenta clua.men~ es dccic, sin pn,po11t, 1.- , 00M1
contar las columnas del Panteón, describir, obsctV:l!. Vuelvo a e= o que- es .....
aqul en la ilusión que constituye la imagen hipnagógica, aunqu• mi Lo. que debería abrirnos los ojos. sin emkttb'C, son l:t'i' ( n, 11,·11h ,
creencia sea menos viva y menos tenaz: no p,,.do h:Ptt nada con este confust00es. que nos hemos fom.do I hacer. Cs que, en c.:ft..1111•• 11 110
objeto que me represento como pudiendo set descrito, descifrado, enu- ~ sost~!do por unas discretas representadoaes, si el SJhc.'f uci 11.1
merado. El objeto visible está ahí, pera no Jo puedo ver, tangible y sido 11dqu1ndo por un2 ~tYU:i~n~istcmática, ~¡ no es!á c;·x1,li• it.-,ft,
no lo puedo tocar, sonoro y no lo pueda oír. poc ~3,5 palabas, cstari contamuu.40 por el s1ocretisnto ,&..·I ,,a,¡, tu
"Muchos -escribe Alajn- tienen, según dicen, en la memoria, li a.fectm>.
imagen del Panteón, y par lo que creen i. hacen aparecer coa cicrlll Se mosbó a tr~enUs sesenta y nueve personas un CUltl10 t11u·
fodlidad. Ya les pido que cuenten las ca1umnll$ que sostienen al repr~nbt.b3 a un ou>o de cabello rutn.ño con un tbrigo pank> y uu
frontón; ahora bien, no sólo no lu pueden contar, sino que. ni siquiera pmtalóo .:izu1. Despué$ se les pidió c¡ue dijesen el colar de l,w ,lil,·
pueden tratar de hacerlo, Sin embarga esta operación es de lo mós remes ob¡e!os. He aqul las rcopucstu:
simple cuando tonemo, al Panteón real ante nosotros. ¿Qué ven, pues, l. -Pan el p,ru>lón uuJ:
cuondo imaginan el Panteón? ¿Ven ,tgo? "· Niño1
Alain deducir~ coma conclusión que la imagen no existe. No uul . 11 \ºCCCS verde • . • . • . . . . . . . te \PI"'
pensamos lo mismo; lo único que hemos querido C.\ señal2r el ctr.ic:tc:r
parad6jico de Ja imagen, ,traer li atención sobre estas colurnn:is qut pedc . 20 •• pudo ........•.... l'J ••
amarillo .. ) am.uillo •.••••••... 1 •.
son actualmente el objeto de mi conciencia y que di 1iq11i,ra f111do 4 .. 7 ..
gris .. gris ..•••.........
tralm ,/1 con/ar. rojo . ~ ..
fa que en la imagen el objeto se da de una manera muy particular. negro ....•.••••• 3 •.
El Panteón no podtia .ipareccr en un-a conciencia imagin1ntc de 111 2. - P;ara el abrigo pudo:
misma manera que en una condencja pceceptin. No es verdad qut,
como dice Bergson, la imagen sea uru "representncién cuyaJ im:lgen.,. Nmo1
se yuxtaponen". Sin duda, como saber, una. conciencia imiginante azul 28 ·~ azul , 21 ''"''
tt3t11 de alcanzar el objeto cxtcrioc en su exterioridad, es declr. en tanto verde 18 " verde 12 "
que estd formado por portes yuxt<lpuesW; poro en tonto que afectividad sris , . . . . . . 13 " gris l!I ..
el objeta se da como un toJo indiferenciado. Trato de alcanzu a la roja 20 " rojo 9 ··
,·e• la bmncura de laJ columnaJ y el gris del frontón coma cualid•des amarilla . . . .. . . . . . . 2 ••
separadas; sé • l• ve• que el frontón es una cosa, que lu column•s Es imposible .suponer que los calares "azul" y "pardo'" sub<i..i.u,
son otro; y me doy a I• VC?. un• bt.ncura que es gris, unas columnaJ como rcpmen~IO<les yuxblpuesus en b memoria de los sojciu.: ,¡
que ron un frontón, un templo sin partes. El objeta se da, pues, en no, na ?OS ~phc1rl1mos esas errores tan curiosos. Pero aqul el ,.,l.r,
imigcncs, • la ,·cz como oaturiucza indivis. en 1, cual cada cualidad que ~ 1nJecu:c!, csti ur~"? por la afcctivicbd. La manera <>• ,1,,..
se exdendc por todas lu portes a través de tad.s b.s demis, y, a la ~l ob¡cto cstil;. dado ~ul en unagcn no excluye cicr1o man<D ,le ,~,.,.
vez, como u11 conjunto de propiediadcs distiotu, un sUtcm:a de visiones dado _p,,do que SJgu< íundicb con l• f>limer1 como teJ>rC1<:n1.• i,,u
fragmentari:is sobre tstit indlfcrenC'iación ptimjtiv11. Encicrril una fati· ~n,ca.. Ademis, de una m:u,ta gcn<12l, el aJUl, par ruo,., ,I,·
rna cont,~dicción, un vicio radic•l de constitución; lo propio del espe- ctn:urutanoas, putee 11.1.btr ocultado al pardo. Este tcnio ,1u,· ,--, "
jismo que de11uoci&b:unos mis •rrib• es que pademmas esta contra- presente p<ro oculto. El sob<:r se dejaba decidir par 1, ;ona,i,l•,I .r ..
•• A.LMN, s,,,,,,,, J,J 81,ttx ..A.,11 (Si11,m11 J, /111 lh/1,,r 11.,1,,J. (N.
R. P.). pis, )42. z..,...., ..,••
.fi OAUIU., DI, Gl,i,1,f,,,.;,i,;, "'' ,,1thh,.M11 c~,H1,. •• ""·' J,r
fon. clc,t, P,ych. 1 (2), 191), pis,. Sl-1)1.

114 11}
f
tiva mis fuerte. los otros seguian en la primera como una resonancia E saber trab, pues, de o.lcan:u,; L, 2fecth-iditd mttt¡;, al ,~>jeto
ai:mc\nic•. Podrla encontrarse en las obras de Gorphc •• y de Abra- con cierto coefic.iente de genenlidad. Pero esto no evita fonQ$1.mcntc
mowski •• una multitud de ejemplos del mismo e,tilo. los coaflictos ea el seoo de L, conciencia im2girun~ porque b ¡;en<·
Ea una percepción, todo se da como siendo lo que cs. Hay que ralidad con que el saber tmta de .Jonnr al objeto no es por fuca:i
entender con lo dicho que ocup:i una po.,lción dgucos:.uncn~ definida la misim con que apucce a través c!cl .v•.Jogon úectiro. Por ejem-
en el tiempo y en el espacio y que cada una de sus cu:1.hdadcs está plo, mi intencí6o de s.bcr puede tratar de alcallllt a Pedro tal y como
rigurosamente determinada: es el principio de individuación. H:1y le he visto esta m.tñam, y mi intención afecfo'lt me puede dar a
que entender también que no pcdria ser al mismo tiempo, y con "1 Pedro tal y como se me ap1rece desde luce m.\s de una scmam. Sin
misma relación ella misma y otra distinta de ella misma. E.<t .. dos embargo, como hay una fusi6n identificadora de las dos inteacicnt·
condiciones sólo están impcúcctamcntc cumplidas por el objeto en lídades, el Pedro que se me ap:ircce desde hace una seman1 se d• como
imagen. Sin duda que el saber puede tr.itru de •kanur expr~mente siendo el Pedro que he vÍ5lo esta nuñ1n1. La trist= que reofa al
alguna oosa en tal o cual de sus aspectos. Pero tenemos que dLSt.'°gwr: empeur la sem•n,, •1 malhumor que le hacia bn dcugradablc ayer,
en verdad el saber trata siempre de •k•nur a dctccmmado objeto (o
determinada clase de objetos) con exclusión de todos los d,rn.s, y por
i' cstin condenadcs en el analogon afectivo, , sin cmbarsc todo se da
como siendo el P<dro de cst• mañ2oa.
consiguiente trata de akoour siempre al objeto oomo. uno e idfntic~. Hasm pueden produciac unas separxiones mucho m.\s grtves: el
Pero es exccsi\'amcntc raro qut t~te de alcanzar al obJtto como 2pa.n· Ptdro que trata de alcanzar mi sattr es el que tomoha esta mañan•
ción únícn en un instante indivisible del tiempo. Según ese último cl desayuno en bata; el que me da el analogoo es el Pedro que vi
punto de vista, no puede haber un acoer~o entre ~ s:i~r y 1:,. afecti- anteayer con abrigo ozul en L, plan de Oiitelet. Y $in cm!>lrgo este
vidnd, en tanto que seg(m el punto de vut• de In ,dent'.chd, es nece- Pedro con abrigo .!C d1 como siendo el Palco en blla. Lo que puede
$3.tio que la !lfectivid:id se someta, o que nazca el conflicto. explicar la paradoja de que noi utnrilh1mos •1 final de la segunda
l' - ll/ ob¡eio dt /4 imagtn no obtdt<, al ¡,rinripio d, indivi· p>rte de esie tlllbajo. Es el confliao del interior de la concícocía
tl11dri61t. im1gioantc. El objtto de la itn•~n de Pedro -hemos rucho- es el
Pedro de esrne y heese que csti actno.lmente co llcrlfn. Pero, por
Como hemos señalado al final de la prime"' parte"· el objeto no otn putc, t. imagen que rengo ahora de Pedro me le m,x,stra en su
ap;uece con su aspecto i.nsta.ot&neo ni t~ l:1 con~iencia de cuadro, ni en cua, en su habiación de París, senisdo en un siUó<I que conOtCO muy
la de icni1nci6n, ni en I• de ím•sen h1pnag6g1co. Ú>fl m•yor razón, bien. Entonces podría pttguntarsc si el objeto de la inusen es el
este aspecto inSlantinco no pcdrla ser <lado por l• ,magro mentol: el Pedro que ,i,·e tctuo.lm<nte en Bcr!ín o si es el Pedro que vivla el
saber tanto en este caso como en lo, precedentes, trata de alcanur, año pwdo en Pub. Y •i pcnis•ímos afirmando que es cl Pedro que
por ~jcmplo, n Pedro con '1,111 n"M:jiUa.s rojas''. "111 sonrisJ 2leg:ic'". vive en lkrlln, tendremos c¡ue explicar la p.uadoja que supone el por
ete., etc. Po, su parte, la • fectividad nunC'il pod.rl• chr un equivalente q~ y cómo la concíencí1 1m2gin•nte mis de alanur al Pedro ele
afectivo para una ap~ricíón instantinc• del objeto. Asl pues, Pedro, 8erHn a travtf del que vívli el año puado <n Puls.
tol y corno se me aparece en imagen, no está ni trlllado de •katuar ni
dado como el Ped,o que podría percibir ~n el lllÍ$UlO instante, es~- '! Ahor.& nos parece mb cl1ro lo que no podlllDIOS explicar entonces:
el s.bct trata de alcanw al objeto • tnvtf de lo que nos da el analo-
viese peesente: Pedro tal y como lo da b ,mngcn mental es una 11nte.is
que oont.rllda en $( mi= cícrtil du1ación, incluso, mw:h:lS veces, gon. Y el sabor es cruttri4: creencia de eneo11tnrse frente • Ped,o
aspectos contredktorlcs: es por lo dcmis la explicación d•I carictcr vestido de tal o cual manera. Pero el analogon es prtsmri.,. De aqul
C$1as slotesis contradictorias.
oonmovcdoc que censervsn al&uni» grab:ldos cuando su objeto de
carne y hueso hace tiempo que h• perdido el poder de conmovernos. 2' - El objtto d• I• im"l'" HD ª'"'"' /ono1,vn,111, romo ob,J,.
,;,,,Jo ,d ¡,,inutio d, idn11iJ,,:J.
~IS GORPllll~ lJ c,;,iq111 '" ·r1moig11,,, (L., ,,t,i,adtl IIJIÍ111011io).
fil fll,ct trata de ak1nur a un objeto determinado; la afectividad
"" A1ut.A.NOW$KI, ú, $11/x1J1rJtifN/ 110,11111/ (El ,.t,0111,J,,u, Ml'#ldl).
41 CI. 111. parte, Op. JI, 1 VJJ: D,I ,,1,1110 11 /11 ,'m"''"
lfltMIJ, puede d2t un an~gon válido J"N. v.uios objetos: muchu v<:CCS, <'fl
116 117
efector las cosas tienen entre si unas equivalcnclas afectivas ínespera- diaria entre el concepto y b percepci6o. DOS dt el obj<.w con su
das, y un mismo conteoido afectivo puede dar aú una pluralidad de ..,pecto ,msible pero de una manera que le impide por pcioci¡~o ser
cosas en estado indiferenciado. Bs lo que hace que, en cl sueño, una perceptible. Es que b 111:lfOr parte del tiempo tu.12 de al=lo ente·
,nisa)a persona pueda ser varias al mismo tiempo. Esta multiplicidad ro a b vez. Lo que se tnt2 de encontrar en la u,ugen oo es el tal o
indiferenciada de la imagen e, meaos apacente en estado de vigilfa eual aspecto de una per,ooa, sino a b peooo, misma, como síntesis
porque, en las formaciones de vigilie, el saber impone más claramente de todos estos ,s¡,e,:tos. Po, CSl:l móo, cuando los ruños dibujan •
su marca • fa afectividad. Sio embargo, Leroy <8 señalab• ya que "Ias ana pcl'SOoa de perfil, le ponen sin embargo los dos ojos de frente. De
representaciones visuales ordinarias del estado de vigilia mochas veces la misma manees, •prebendemos • 1.1$ per!O!W que evocamos en W
ron difíciles de describir y más difíciles •ún de dibujar, sin que nos sitio particuw, llll día, tal ve. incluso coo tal traje y coo tal actimd.
diésemos bien cuenta poc qué, deben implicar coatndiccioncs de b Pero esta intencióo particulu va ocomp:úwh por un> multitud de in·
misma clase". leo<:i~ q~ la contradian y la altrran. Oc mmcro que esti persoiu,
Cualquiera ha pedido observar en sí, por ejemplo, casos de lo que sin dejar de tener W o cu.ti lditud, ocaba por ser un complejo impo-
voy n. 1lt1.m;1.r ,0111a1t1i11acio11,1 de ear«. Se nos aparece una cara en sible de ser analizado de una multitud de ,ctitudes y de aspectos. Lo
imagen: nos preguntames dónde r. hemos pndido ver, nos perdemos que es sucesh-o en la perccpcioo es simultinto en b imagen; no podrh
en un esfuerzo vano. Finalmente, cuando aparece la solución, co,n· ser de otn manen, ya qoe el objeto en ún1geo <$1,\ d1do de una ,-ez
prendemos: hitbb dos caras en estado indiferenciado, la de un em- Po' toda nuestu expcrie11ci, intelectual r afectiva.
picado del banco donde fuimos nyee, y J. de un •sente de polída Al termi1111 ..tos capítulos, que han tu.udo ele mostnr los elenen-
que vemos todo, los dios en un cruce de calles determinado. La, dos tos de b siatesís imaginmle, UetmOS que debemos poner en guirdia
ca,os cslabon presentes por entero una a travé, de la ot'2; debido • contra ullll inlcrpttúcióo inc:ltlcts de nuestro penumít<ito. Al indi<ar
cierto par«iclo, resultaba e~t11 curiosa formación contraria. al principio los princi¡uks factores de la irmgeo, no hemos querido re duciru en
de identidad: la contaminación. Much1s imi¡¡enes son, pues, cont•· ab,oluto • la ,wna de estos fUior:ff. Por el conl:rllrio, afirmamos sin
miuttciones. Bl otro día, por ejemplo, al querer evocar un edificio ningún género de dudas I• n,alidad imductible de la coa.ciencia de
de piedra roja c¡uc se encuentra en Saiot-Etienne, se íorm6 un1 im:igen im•gen. Movimiffltos, s>.ber y tíectivicbd sólo se pueden ~ abs-
y de pronto me di cuenta de que servio pora dos edificios: uno de tndamente. Y el •nilisis, &qui, e>d kjos de ser un desmembrtmiento
piedr11 qoe est!o en Saint-Iltícnne y otro de ladrillo que esti en París. reo! que sólo sc dé como probable. Nunca se podri ..ducir efecti,·•·
J ndusive cuando no tiene lugar esta. contaminación. ocurre mu. menk una im1ge11 a sus elementos, pnr la sencilla nz6n de que una
chas veces que el objeto de l• imagen a¡,orc:w.t con una forma tal que únap, como todas las s!ntest. p,!quicas, por lo demás, es 11¡:o
scrín imposible hacerlo p,sar t.J cu,I en una percepción. Si me repre- diJtinto 1 algo más que la suma de SU$ elementos. to que aquí cuenta
sento un tfcdal de coser, cot& presente en imagen • 1• vez como visto cs el nuC\o sentido que pcnctr.a al coojunto; quiero estar frente •
desde fuera y como visto desde dentro. Si aprieto el br:uo de este Pedro, quiero creer que esU ahl, toda mi conciencia est, tendida
iillón con J:L mano, v1 a surgir una mano en ima~en Gprctlndo un haci.t a, en cierta forma sc "ena.nta". Y c:,t, cspnnlanridad, c,i.
braio de sillón en irnascn. Pero "veo" el interior de est• mano que "intención h.,ci>" Pedro luce swgit este nu<>'O fenómeno, que no es
•prieto ~te bmo opaco, veo la palma y el interior de los dedos, como ii¡ual • ningún olto: la conciencia de imagen. e.ta representa una
,¡ el brazo fuer:a <le vidrio. Si pongo I• mano en la rodilla, expreso fotm., psíquica. Cuando sc toma b conciencia en eslt forma, duNntc
en im•gcn visual el hecho de apretar a la vez la tela con mi p•lm• y
contra mi rodilla, y In rodilla • travfs de la tela: tengo fa imagen de un momento mult.t una apuici6o esbble, luego 1• form• que se llcu
la mano (fv. interna y externa), de In tcln (faz intcm• y externa) la corriente se d<,s.tg...g> y 1• 1plrición se desvlDCCC. Ltjos, pues, de
y de la 1odilfo. Estos ejemplos se poddan multiplica, host• el infi- negar la csp«ificidad de b imagen, como Alain, Moutict, los bel ...
níto. No inslstilcmos. Pero nos rnuC".Str.in que la im;ap, interme- viurisw y untos ouos, le conferimos una rmyor dignic13d, ,.. que no
hacm>OS de ella una scns,ción naciente, •ino por el coutnrio 1111•
48 lP.lltOY, u, Visio#J "" J;mi·IOl#llili/ (L,n ~ilÍ~MtJ ,, /11 111oJor,ii). cstru<turo escnci>.l de la concicnri:I ow :wn c¡ue una fuocióo psíqui<A.

ILS 119
Afirmamos correlativamente la existencia de una clase especial de
objetos de la conciencia: los objetos im•gi=ios.
í
Lejos de nosotros el diluir a la imaginación en el conjunto de la
vida psíquica, y 1nás lejos aún de ver en la imagen la rea~rlcióo

'1
automática de un contenido sensible. Para nosotros b í.m:3gtn repre-
,enhl cierto tipo de conciencia absolutamente independiente del tipo
perceptivo y, correlativamente, un tipo de existencia sai g111eris pan
sos objetos. Al mismo tiempo, par:1 nosoteos, la in1agÍffl:laón en
tanto que tal, que había desaparecido desde que los psicólogos dejaron
de creer en las f11.c11ltades vuelve a tomar uoa irnportancia extr:iordi·
niri!l como una de tas
1

cuatro o cinco gra.ndes funciones psíquicas.. TERCERA PARTE


Es.ta. función es la que vamos a tratar de describir ahora.
• LA FUNCIÓN DE LA IMAGEN
EN LA VIDA PSIQUICJ\

120
r

1
1 L EL SIMOOLO t

1
I
La imaga, oo d<.ánpdia nj la función ele ilustn.cióo del penn-
miento ni b de ,oporte. Es que DO es bccte10gmtt con el pcnnmiento.
Una conciet?cia im.agimntc comprende un saber, inttnción, es, puede
comprender ¡nlabm y juicios. Y DO queremos decir con esto que S<
pueda juzgu 1ohr• la imagen, sino que, en la estructura mism1 de I•
inugcn, pueden entrar juicios con una forma especial, la formo ÍIN·
gin•ntc. Por ejemplo, si quiero rq,r=ottJme b.s escaleras de un• cosa
• la que no he ido desde hsce tiernpo, '"vcrf' ante todo unas csule-
ras de piedro blinca. Se me apsrtttn alguno, escalones entre brumas.
1 1 Pero no quedo satisfecho, me falta al¡;o. Dudo un momento, hurgo
entre mis recuerdos, aunque sin dejar mi lditud imaginante; de prOD·
10, con b cloro imptt:<ióo de comp~. de •dquirir rcsponsabi-
lidade,, hago apuccer una alfombra con ,..,illu de cobre en los
escalones de piedra. Se ltalt aqul de un acto de mj pensamiento, de
una decisión libre y espontánea. Pero esu dccisión no h• p,sado por
un tstodio de puro conocimiento o de formubción simplemente ver-
bal. 111 Ido por d cual mt he comprometido, el Ido de afirmación,
ha sido prccisamcente un arto imaginantc. Mí aserto ha consistido
jushuncnte en conferir al objclO de mi imagc,, b cualidad "cubierto
por una alfombra". Y bogo que e,u cualidad a¡xueaca 1obr1 el ob-
jeto. Pero este 1do es c,.•ideotementc un juicio pot<fUt". como lo h&n
demostrado las in\'CS!igacioncs de la cscucb de \Vllnburg. 1• carac·
tcristico e,encial del juicio es b ,/,riJi6n. En la condencis imaginantc
entra, pues, un tipo particuht de Juicios: los asertos muginantes. En
una palabro ( IIÚ$ adelante ,·=os c¡ue h:ub puede hah<r razona·

• Pan ""'"" comod,d.ad, ctnpl..,..... m c,u: pan¡,afo 1 en loo ,;.


guicnca litOo 1 Cll;pml- q11< ¡,o- du •I objc<o imol uo poder ,t.
e1us.a.lidad_u,J;,, 1• concimcia. QI~ lico c-la,o que a por mctiíora. No l"
dincil ~r d ptOCaO \"Ctdadcro. Po,. ejemplo, wu im.lg,cn "'' ltfflC'
poder- de pm.uui6n, ,mo que pcr4uaJu110, por et acto mismo \."O c.~ nuf
constiolimos b imag.u,..
123
mientos en imagen; es decir, uniones necesarias de conciencias im1· Est:is representaciones ,i¡=cccn en el srto p:ophmcntc dicho de
gin antes) 1 los elementos ideativcs de una conciencia irnaginante son comprensión. No acampafum al simple recuerdo de llD1 pro¡,osicióo o
los mismos que 10$ de las conciencias :1 las que se reserva ordinaria- de un problem2. No se podrían producir a voluntad, Si se quiere
mente et nombre de pensamientos. L:i diferencia reside esencialmente hacer que nuc:ui, no se obtendrá lo que llama Flach "ilustraciones
en uoa actitud general. Lo que habitu:tlmente se UMOa ¡,en.samitnltJ del pensamiento"•, es decir, loo "leves gr.,l,ados" de Binct. Para que
es una conciencia que afirma tal o cuál cua!id.Jd de su objeto, F~ro apueza. un csqucm2, es oec=rio no dirigi,sc • él dircctuncate:
sin realizarlas en él. La imagen, por el contrario, es una conciencia todo el esfuerzo del sujeeo debe centrarse en la comprensión de um
que tratíl de producir su objeto; está, pues, constituida pot cierta palabr1 o de una proposición. F11lu por Slbet si todo acto de com-
focm• de jozgac y de sentir de las que no tomamos conciencia en tanto 1 prensión n :acomp:úíado de uo esqucm:>. FLtch no lo cree asl. lndics
que tales sino. que los aprehendemos .,, el objeto inlcncioaal como tal que 10$ csqucnus no arompaii.tn a los esfuerzos de intelecci6o de in·
o co!I de sus cualidades. Es Jo que se puede expreso, con una palabra: tcnsid.d dcmuiado dü,il. "Cuando el u.bajo eta demasiido fácil o
i. foación de Lt imagen es ,imbólira. cu2ndo los sujetos cocontraban b solución ttrurriendo a h memo.

1
Sin duda que desde hace bastantes años se b• escrito mucho sobre río. no obtuvimos esquemas. fa semejantes casos, tanto se encontnb1
el pensamiento si1nbólico por influtncia del psicoanálisis. Pero siem- un:1 r~ión verbo-motriz como simples ilustracionesº.
pre hemos quedado detenidos por uno concepción qu• bada de I• Estos esquemu ticnrn uru ~tstic:a csenciJJ: "no 1ienm un
lm,gcn un rugo material, un elemento in:i.nimado que dC$Cfflpt:Pi3.ría significado propio, sino sob.mcr,te un signifioado simbólico". Si un
" po,teriori su función de símbolo. La mayor parte de los p,icólo¡;o, sujeto h•Cc un C!oquis del csqucnu que se Je aabo de aparecer, ese
hocen del pensamiento una oc1Mdad de selección y de organi:mción aoqui! parece desprovisto de sig¡,iíicado pan un observador no pre·
que irle a pescar sus imágenes en el inconsciente, para disponerlas y venido. Es que esru imige,tt pe-, t<>ios lo, ra,go, f,md,:mn,1,J.,
combinarles según las circunstancias; el pensarniente quedaría risuro- quc nccmt:t una rcp~tui6n <XlCU del penwniento en su estruC·
samente fuera de los imigenes que renniese, La mejor comp•r11Ción tua <Oncrcta; F JóJO ,1/0/ T.SfOI.
"'río un jugador de •jedrez que moviese sus picz>5 por el ublero p><> Es lo que 1.. distingue de oua cluc de imig<ocs que, como hemos
llevar a cabo cie,to combinación. C.da combinación seer. un s!mbolo. visto, n,ch llama "ilu:stucioots del pmsamiento" y que define como
No podrí11mos nccptnr una concepción según la cual la función sigue:
simbólico se superpusiese • la imascn desde fuero. Nos parece -y "Entiendo con 610 que lo que l,aCffl sensible es una ilustnei6n
esperamos haberlo hecho entrever yo- que no podrr. suprimirse fa del objeto ruyu rebciones con el peas.miento son fortuit,s 1 de er-
ínnción siJnbólic:1 de una im:age-n sin hacer que ,~ imilg<n misma se den pu=nte :uoci•tivo."
desvaneciese. Se •divin• que l,abri • la <et miJ y menos en In ilustraciones
¿Pero qué es exsctamenre un .,ímbolol ¿Cómo dlllinguir et sim· q~ en el penrunicnto.
bolo del signo o de Jo ilustr>ción I Tal vez ne)! ¡~rmit• responder •
esta p«gunta el on!lisi, crítico de los not,bl<s y poco conocidos tr.l· "Ex¡,ericrici• )}: El sujeto, a quien se pide que cié un• ca™1e·
bajos de floch sobre "los esquemas simbólicos en los procesos de rístia breve y cscnci>J de Z.Ola, t~ne la rqxtscnbción de una carrera
de abollos. .l!I Cllpcrimentador prcgunu si sabe qué relación jOS!Ícne
ideación"'·
cst• rcprescntaci6o con la carac:terlstia pedida, y el suj<to res¡,ondc
"He notado -csccibc flach- que • veces, cuando qucrr. •d•m que leyó un dla un• dc,cripci6n dctallaJ. de una cttrcra en N,mJ y
los dato., de un problema o h:ast• comprender proposicione, que pre- que, desde cn~ncts, al nombrane a Z.Ola surge esti im.ai;cn ,cgul•r·
sentaban una utilidod determinada pu• mi pcnsamien10, noclan re- me:otc."
p~entaclonc:s mb o menos vivas pero que siempre lle.,.,b,n en sí
l• solución del problema, l• comprensión de la Ír'1.!C". Por el contnrio, he aqul algunos esquem., simb6Jicos, extraldos
del in(onnc de las ttpcricnciu de fw:h. Fiad, prcscnt•b• a los su·
2 A. fLACH, U,6,r S1m6C1li1,h, S,h~m,111 ;,, proJNJ1iv111 D,114J,1t1.u11,
llrth. f. 8<'· Psych. Bd. LII, P',gs. l69 y siso.

124 12,
jetos términos usuales, en genecal abstractos. que tenían que tratu de "Esta imagen intuititt sólo expttS.1 un sistema de reuciones con-
tratar de comprender: ttptualcs que son aprebeodidas ro tanto que el ,ujeto fas vive como
"7, Cambio. he Jada a mi pensamiento la forma de una cin:al. relaciones c!ettnniiudas entre ch.'<>S sensoriales. .Estis relaciones, en
He aquí una cint• que representa el proceso circulo, del cumbio. t:J tanto que datos sensoriales, se preseotan como determinaciones del
movimiento de J.1 curva está en espiral porque en el cambio uno ad· espacio a priori, .
quiere lo que el mro pierde. 1:" desigu.>Jda~ de las CUC~ tiene 9oe "En los esc¡ucm"-' simbólicos, un peos;unieruo siempic es apre-
expresar el beneficio y La pérdida que implica todo cambio. L:i cinta 't hendido, por el hecho de ser vi,·id.is intuitivi.mcn1c Ias relacioecs
cooceptuales qoc la constiru¡,en y ~o be podido comprobar, como
apareció en el acto."
Este esquema, dice Flach, tiene el interés de ser el que represeaea datos espaciales. En los casos de ilustraciones del peosamienro, el
en lógica dos conceptos cuya., extensi~ncs (o comprensi.on~) tieo~ espacio tiettc lo f unóóo de recepticuto, de segundo pllno, de subs-
una parte común. Pero se tr.3b en lós;1ca de una determ1naCJóa p:irtt· tr:1to, )' íuncioaa como un escerurio <!onde esta.rUln ro.loados; pero,
cub.r. por el cootrario. OW!do se ttta de rtprescnblrioocs simbólicas, tiene
una función explkitador,: la., detcnnioxioncs y figo=íones espa-
"L4. Compromiso: es la ssociación de dos homb1cs. He tenido la dales no cxislcn. Son, simp!arueote, el soporte y Ia concreción eseo-
representacíén de <los cuerpos que se deslizaban de lado uno hacia el ci,J de ias rclxíones obstrartu. Es por 1, espacialiucióo de cstu
otro. Tenla.n una forma indeterminada pero tmn dos cuer¡:,os -uno o relaciones como han aprehendido el contenido abstrorto del pens2·
la derecha, el otro a la izquierda- que se aspiraban ~1 uno a.1 otro. miento. Un pensarnitenlo puede expli<it.u su contenido por mo,dio de
El cuerpo crn sólido y tenia protuberancia ,¡uc cmpu¡aba lacn ade- simples limitJcioncs, coodcnsacioncs, por indictcion,,. de dircccioocs
lante y que desaparecieron unas en otras. Entonces yo no hubo mis o por un ritmo particulu de wu región del espacio. VC2mOS on
que un rNor¡,o. Pero Jo que resulta sorprendente es que oo huhiert •jernplo: cuando prcgunwnos "¿qui entiende ~ por altruismo?",
numentado ronsidcrablemente. Era un poco m:ls grueso que cada. una el sujeto tuvo h reprcseoheión de uoa clir«cióo por el hecho de ir
de las partes, pero menos que l:1.1 dos juntas. Ero verde gr.is,.tenfa un h>cia otra cosa con que no esti dad, ... •·.
S\IC:io color verde gris. Al mismo Licmpo he hecho el mcvirmeoro con Floch añade que !uy que distinguir los asos ptte«lcntes "de
l:1.J manos." aquellos ee que un contenido ideal abotTacto esti como loc11iuclo en
"22. 8,udciairc; vi en el neto, en el fondo absolutamente oscuro Uf1A ttgión dcttrmio•cb del espacio sin que d i¡:.~rnicnto esté
del especie libre, una m,ncha de color azul verde, como el color del at:acteriudo por en lociliZllltión. Entonc:es estu 'zaciones no
vitriolo y como tirada allí de una sola pincelad• ancha, C.. maneba son ndJ que puntos de unión ¡,ar.1 el pensamiento, que unen • de·
er> mb lo,i¡,, que ancha; tal vez dos veces mb brg• q~e ancha. En tcnninadoncs ospociales y que ul puede descansar en eUu como ro ob-
seguida el saber que este color dtbe expresar lo mórb,do, la . dees- jetos reales".
dencia c,;pcdfic• c¡uc caraclcri~• • Oaudeloirc. Tuto de _ver •1. esta Que<!• por cxplicu de cl6nde provienen estos esquemu simbóli·
imagen se puede aplicar • WJ!dc o a Huysmans. Imposible: s,~to cos. Tenemos que conft"S>.r que es oqul donde J'lach ., mu decidida-
una resistencig, tan fuettc como si me propusiesen algo contru10 a mente insuficiente. Poco mú o meno,, ~ limita • h:tcet del esquenu
In Jósica. llsta imagen sólo sirve p,r• Daudebirc, y • p,rtir de este •imb6Jko una crcadoo de la "Spl1,1ereobewusstscin"•.
momento para mi será rcpcesentativa de este poeta." ··e,, to sunu, en el plano de J, conciencia de ditteeión sin pal•·
"27. Pcolcl"ri•do: tenia una imogen rua, uno C<tcnsión plana y bras, ese estadio donde nos es(oaan,os por <>erli<it2r y er~rioritor
negr:t y, por debajo, un ro.ir movi6ndosc oscuramente, una. mas,:2 H, con pololbru I• esencia de uo cootenido objcti,o que hemos vivido
quidn indeterminad:1, algo ;is[ como una m:i.sa osco.ta y C$pc,a que precwmcatc como int<riorizado y que sin cmh.ttgo posttmOS en cierta
formase olos pe$adas. ¿Qui! sigoificaba I• mo.12? Lo extensión del
mundo entero; :1lgo como un dinami.smo latente." • "Coocicocia dc t,., c,Jc,u", Exprc,M!o tmploada r<rt;c,.Jffll><Oic ~'
lo< psk-ólop de la <><uda de WOnbwi y que ddip • cierto t'bJo J.-l
Los esquemas en ¡¡eocrol sólo tienen un sentido, el del pens•· a.abct pu.ro, :a:uuior a la iffll.S,ftl, y, por txto.Jióo, .J J)CN&mícnm, u1 y n ... 110
miento que simbolizan: • p&rt« t'fl p,ic.ok,gla.

126 127
forma en estado más o menos intuitivo. Ocurre entonces muchas ve. •plicacióo "'.'"quiera que Set el objeto de nuestra concirocP, ¿cuáles
ces que, en sus grandes líneas, el pensamiento s,lga como esquema son los ~tivos que pue<kn dctenninac a b. coaciencia a opear uas
comprCD$16n de una u otra dasc? Tienen que buscarse estos moti ros
de su envoltorio global."
en. la estructura ousma de las conci<ncia! lllllt<ior<s y no en los
Pero, ¿por qué •parece el esquema simbólico y en qué caros? objetos, En una ¡,,labra, u.,. comprtosióo con imágenes forma síen-
¿Cómo se constituye? ¡Qué eelaciones mantiene con el saber puro, pre pute de una formo temporal por describir, en la ruaJ la coociencia
con el acto pu<o de compccnsi6n? ¿Qué significa para una compren· t~ una posicióo detenninada en relación con su objeto. Es es12 pa·
sión el efectuarse por intermedio de un slmbolo? ¿Y qué es exacta·
mento esta función simbólica del esquema? Son otras tantas pre-
Sta_ón la_ que !enemos que det~inu-; podemos preguntarnos por qu~
utttud .1nt~oonal de ~ conc1et1ci1 se opcnrá la conciencia en su
guntas que Flach dejó sin respuesta, Hay que volver a tomar, dcspué$
de él, el estudio de estos esqcemas simbólicos y vec si no podrtmOS
f~"."• unag,nacb >: cuál es la relación funcional del esquem2 sim-

I
bóhco con esta actitud. Pero no resulta fácil determinar inm«!iata-
deducir algo m:\s y algo distinto. mente b naturaleu de tsllt actirud 1 antes tenemos que profundizar
la noción de c,qu<m:a simbólico.
Ya hemos visto que los actos de comprensión ficil o las concien-
cias de significmción pw• y simple no está.o acompalhdos por esque- En seguida se ve que el esquem1 simb61ico está constituido por
mas. 61 esquema ,compaña al e.fuerzo de intelección propiamente medio de los elementos qw, hemos _dcsaito en nuestra segunda porte.
dicho y presenta en forma de objeto cspaci,J los resultsdos de este Un. saber, que tendremos qur estudiar, penetro y une en un acto sim-
esfuerzo. De todas formas, hubiera. resultado Interesante saber si b6hc? un arutlogon ~est~ico al qu,, • _vecu. se une un 2fta.logon
a partir de cierto grado de difict1lt11d, todos los actos se ceovierten afcruvo. Es!u d~crm~ones del e_s~o ps,coll>gico no son, en
ro esquema. o si .Puede babee intelecciones sin imágenes. Los resol- efecto, _nús. que ,mprc.,ones de movururolo aprehffldidu bajo una
to.dos de las experiencias de Mcsser permiten. completar en este punto formo omagmanle. Todo lo quc b<:mos dicho sobre los movimientos
el trabajo de Flach; hay muchos casos en que la comprensión se hace en nuestra P'!'º prro:dcn!e se opliQ • lu experiencias 7 y n que
sin imágenes, simplemente con palobtM, en las psbbras; rambi~ se ~mos tnnsa1pto mi! •rriha. las apetienci:u J,f y 21, que t.mbi~n
pueden encontrar ejemplos de una compreruión directa y pura sio '!tamos, muestrw dari_mcnrc_la =ro ele agttgmc un andogon afee.
imagen y sin p•labm. Pero, en este último OISO, más bien par«e hvo a un aoalogon klnestkico en un, nuc,va slotesis. La misión de
que b comprensión se baya detenido en el comino, que h• $ido aho· éste es expreso, lo nw cb.,omcnre posible b cstructuri raciontl del
concepto por compr~cr. El cl~to no klncstbko del analogon
nado el desarrollo completo. A decir verdad, lo que no llega • su
término no e, la fase i,11;i¡¡inad>: en tocios los casos que hemos este- es mucho menos fkil de ouocttr,zu. &prest mis bien Is reacción
diado los sujetos tienen conciencl> de haber economizado las F.bbras. personal del sujeto con el concepee; pero la expreso como una cuali·
Podemos, pu~. afirmar que existen dos dues de comprensión: uno dad de conttpto, )'11 c¡ue se da a mismo como un1 cualidad del
eompm11i611 p11ra (se apoye o no en signos) y una tt11npr,n1idn ron esquema. La experiencia 14 est,1 llena de enscilanns a esre rctpcdO:
imAg11111 ( que, por lo dem:ls, puede tambifo hacer o no hacer 11so .. Compromiso ...
de las palabras). Como no podemos admitir que <'St• división st. el " ... Era verde gris, tenía un $UCÍO color verde gris."
efecto del .uar, no tenemos más remedio que suponer que h•y un• Según l'lacb IIUSIDO, csi. pcaona había dado un color "sucio ..
diferrnci• funcion•I entre los dos tipos de compttn.sión. l!n efecto, • $U esquema po«¡Ue se ,ela obllg•da por $U$ amigos • r<oo,,.r coes-
cierto número de observmciones nos h•n permitido conduir que el cm·
~t<mente un compromiso que le f<U«I• inmoral y humilllntc. Se
pico de un> u otra de estas comprensiones no csto.ba regido poc el
objeto. He visto muchas veces, por ejemplo, que, según los momen-
cst•.
p1<nsc _ I? que se piense de intcrprcbción que se rc<tne con el psi·
coanilosos, en todo caso es tlprco que el ute de S.udelafrc se• sim·
tos, podía comprender una misma ír•sc por medio de c,qucmM o
sin ninguno ayuda. listas obscrva<iones nos permiten íormub.r mi, boti.wlo por medio de una mancha de color vitriolo. Como btfllOS
claramente un primer problema: si disponemos de dos modos de com· scillll~ ~ arriba, el aoalogon afectivo se da como repmcnunJo
prender y estos dos modos pueden encontm indiferentemente su scns..:,ones inefables. En los dos cuos cii.dos vale como sustituto de

128 129
'
un color. Por ei contrario, los elementos racionales del concepto est.in prcoder llO$OOO$ $OIOS, si qo=mos transmitir por ~io c!d disatn0
expresados por anti. forma, es decir, un movimiento. . el reseltado de nuestra lctivichd de intelección, ttnanos c¡uc uanspor·
Una vez así constiruido el esquema, tenemos que pregur:.t~nos s1 i.mos • otro plano y expresar por medio de signos verbales lo qu,,
es verdad que se lee el sen,i~o del con.cepto o ~e la pro~JC1on par hemos aprehendido romo relecién tspacial. E,ta tr>nSCripción, c¡uc na·
comprender e11 el esquem:i.. Flach lo 1f,rm-a var11~ veces. U OU:'ac· tnnlmente supone la romprtru.ióa, exige sin emblrgo cierto esfuerzo
rlstica esencial pa.rri estos esquemas es qu~ se psen~ con ~~as ~~ de a,bptadón q~ en algunos casos, ha podido ser tomado por b
gene.s, a pr.11.:r de estas imágenes, .• en pumer lugar ap1reao l;1. una- compcmsióo misma.
gen, sólo después el pens.tmieoto. . . pruebo de que he pensado p<>r Todo lo que aubamos do decir se podía cxptts2r de UlU manen,
haber dado In imasen." más sencilla; según la dcscripcióo fmome,ol6gia de nueslnt ptimt·
Y, ., decir verdad, ciertas declaraciones de sus sujetos ("En seguid:i ! ra parte -podíamosdecir- es imposible encontrar en b im•g•n mís
el pensamiento siguiente, que leo en fa imagen ... ") parece que le que lo c¡ue se pone en elb; dkho de otra manen, b imsgen no enseña
autorizan a ello, ¿Pero es concebible? Si expresamos claramente _cst.i nad:a. Como cons,ascocit, es imposible que la comprmsióo se opere
tesis, result:a lo siguiente: la i.m3gen simbólica apa.i:eccrfa en ~c111'M;r sobre b imagon un• v~ construida. Semej•nto afirmoción procede
lugar, cuando el sujeto hace esfuerao de <Omp.re~ión; y desafrJct:1
esta. imagen, c.11<.ontcará justamente ~n ella ~l .s~gn1íicado que bwc!.
Lo esencial del tntbajo de compcens16n consisnría, pues, en constnur
1 de 11 ilusióo de inmanc,xia. En rcalichd 11 imagen oo podría tener
la función de ayud1r • b comprauióo. En algunos casos mh bien
es b concienct3 <0rnprtnsiv.1 la que puede adopt:2.r b estructura una.
esqucmt1s. • . . ginllllte. El objeto-imagen aparece en <SI< caso como simple correllllivo
Pero debemos señalar que, según esta h1pó<csLS,· cuando ol m¡cto inttncional del acto mismo de comprensióo.
r.onstruye et csqu•ma oí,n no ha comprendido. Nos p_regu~t~ cómo ¿Pero en qué momento va a tomar la comprmsi6n la forma sim·
podrll producir. en estas condiciones, una rcprcscntac,6u simbóhc.a que bólica? P'!a ~lo basla con r«orwr el tipo ronstitu<io~•I de un
teng•, ,.,g(,n los términos de Flach, "todos los rasgos fundamentales c,quenu s1m.ból1co, Un csqumi1 es o una fornu m movt.mie:nto o
del pensamiento que h•y quo comprender". Habrl• que suponer c¡uc una forma ostitica. En ambos oasos se trata de una apreheruióo ima-
una co1nprcnsi6n inconsciente precede en este caso a ta comprcru16n gin>nto visual do sen»cioncs kin<itésicas. Hemos visto en la parte
ecnsderue. lJtico entonces, si 111. unagen cSt.i d1d11 en primer lugar Y pr«<donte como tenia lugar tst> oprchcnsi6n. El demento propia-
descifrada después, ¿cómo 111 puede intcrprctor corrcctornentc _ol su· m<nte sensible <Ot.l encuadrado, romo hén>OS visto, por una P'°'•n·
jt:10? Hc,nni visto, en efecto, que un observador no prcveo1do no ,ión y una rtlen<ióo. P0< b prottnsión se nos cnvlA finilincnte a
puede comprender un esquem• sirnbóllco satve si lo mo<>tr1 un cro- un S>btr quc ~ d:a como pretensión y se transforma en rcrcncióo a
quis de esto esqoems, sin explicación. t t,brla, puos, qoe suponer, que me<lid, c¡ue tran1CUrre el movimiento. u constiiucióo del esquema
111 comprcniión inconsd•ntc SI! trnnsíorma d~ri, del esquema en cem- simbólico nos onvla, putt, al S>ber como a su origen. ¿Oc qué S>btr
prtn$ión conscicr1tc. Peto entonces li1 íunccón del esquema resulta se tntta?
superflu11. ~ Podrl dcc\'.~ :-•i~mp(•.con Fl:1~h- que en el esquema, u compttrui6n oo e, pura ttproclu«ióo de un signilioado. Es
el Fensan11cnto estd vívido 1ntu1ttv.uncntc antes de ser compren- un aao. Este ano 1<•12 ele hac:'Ot1C pr<S<Dto cierto objeto y este
dido? Pero 1• consttuccióu del CS<tucm• implica. uno vez ~:fs, la objeto es, <o ~ral, una v,,nbd de juicio o un• cstructun roncq,tual.
comprensión dol pcn$ami~oto. Naturalmente, n? quemnos dec1.' que Pero C1tC a«o no cmpieu <o ruda. Por ejemplo, puedo tntu dc
primcto habrf• comprcm,611 y luego construcc,6n ", Pero <S evidente com¡,rcnder la pal>bro "Hombre", pero no su correspoodÍftlte alemin
'jue la co1nprc:nsi6n se rca112a en y por ht conltrucc16n. Lu estructura ''Mcnsch" si no sé alemin. Tod, pabbn cr, cuanto • la cual puedo
, ti concepto que se tiene que comprend« sirvo de regla .p•ra la tntu de lucer un c,lueno de comptC11Si6n esd, pues. ptoctrad:a de
elaboración dd esqucm• y se toma conciencio de <st• r•&!• por el un $obct quo no es mú que el tffllCrdo de Ju comprensiones ruadas.
hecho mismo de nplicar1a. Oc manera que, una vez censtruido el es- Es sabido que Ocsrutes hace la distinción cntr< las ideas y los r:ccucr·
quema, ya nad• queda por comprender. to. que ha ~d!do cngoé\u • do$ de ideas. l!l Slbtr es en cicru forma uo recuerdo dc ideas. Esti
algunos ~ujctos. e iodu)() 11. Plach, es tJUt, isa no nos hm1tam~ a eern- vado, implica c:ompr<nsioncs puadas y íuturu, pero en s( mismo no
130 131
es una comprensión. Resulta evidente que cuando Fiad, da pal:ilmis soporte, ni de ejempli..'ioción. Dirimaos oon gusto, usando un 11ccilo-
a sus sujetos pata que comprenden, la comprensién tiene lugar a gismo indispensahle, que la función del csquem,. es fr<Sfllli/ic.,,/nr,,.
partir del saber: se cumple como el paso del saber al acto. La natu- Al pr~ci¡,(o de nuestn segunda parte definíamos el saMt ¡,xrn
«I= de la comprensión se decide, pues, en el nivel del ssber, Según
la intención que atraviese al saber. esta compreosién será ima.ginante
o no, es decir, que el ssber se cambiar! o n~ en una ptotensión se-
cia ambigua que se do a 13 =
como conoe,,c,, de urut negla. Pero aiudí!UD()S que es ..una cooden-
como concie,,cfa vacía de um esroc-
tura r.icio1121 del objeto y como oonócncia plena de un es.'ado del
guida de movimiento simbólico. En una palabra, el factor esencial que $Ujeto". En UIU palabra, de la misau manera que la hemos llamado
tenemos que describir es esto inrencionalidsd que aparece ro el saber prcobjc!iva, podri.mos llamarla pret1tílexiva. En efecto, 1port2 al SU·
y que finalmente eonstruye cl esquerna simbólico. ¿Por qué degrada al jeto inform1ción soo,e su propia apxidad: "si, sé .•• pod,fa S>·
saber? her, etc", pero é,te llO aparece plenamente como activid•a csponti·
¿Es paro facilitar la comprensión? Ya hemos centestado más nea de idcición r 13 relación que h•ce el objeto del saber ap1roce
arriba: la imagen no enseñ:1 nada, Le comprensión se realiza ,n im:t· unas veas como relación objetir.1 y otns como «gb para obteru,r
gen pero no ¡,or L, imagen, Por lo dcm~ veremos en el capitulo •i· ¡,en~ientos. Este csudo sin equilibrio se pu<dc degradar a saber
guiente que el esquema, lejos de ayudar u la inteleccióo, la frena y unagmante, en tal aso desaparece toda reflaióo. También puede vol-
muchas veces 1• desvía. Pero si volvemos al análisis de las experien- ="; eo~icncia refltxí•• pun, es decir, propooeese pan, tí como
cias de Flach, tal vez pooomos comprender la función de la imagen. conoenc,• de una resta. En ..te caso el ...-ntido de una palabra será
Recordemos, poc ejemplo, fo experiencia 27. El sujeto que time aprehendido en el plano de reflexión romo el contenido de un con-
que comprender el sentido de 11 plbb.a "proletnriado.. se iq,rcscnt, cepto, y el sentido de una frase como juiáo. En cst.e phno tambli'n
"unu cxten,ión pinna y ncgr:i y, pee debajo, un mar moviéndose os· a1>1r«t el ruona.micnto romo una serie de ren.wn.ientm que se en·
curnmente". Lo que podrln inducirnos • erro, y que P3r«e haber sc_ndran en lo mú profundo de su interiociclad, apareciendo l•s pre·
engañado u Fiad, es una mala interp<Ct•ción de la noc:i6o Je slmbolo. ~1~s como reglas oper.atorias par.a fomu.r la conclus;oo, y la moriv;a.
lln efecto, l'lad, p,rece creer que este esquema es el 1í111bólo del pro- ~,ón . psiquira tom• l•. (~• siguiente: "Si yo pr<Jponto que A
ktariado, es decir, que el sujeto, a.l producir este simbolo, tiene la ,~plaque 8 y que 8 ,mplaque C. p•n seguir de acuerdo conmigo
intención de representa, su p<:ns<ui1iento con líneas y colores. Esta mismo tengo que ¡><oponer que A impli<¡ue C'. Es consider1.11do él
imagen se daría, pues, como una representación e,quemitica del con- aÑct<r reflo:iw del razon,micnto d.isico cómo se h• ddinlclo la
tenido de fa ide• "proletariado", romo un mcclio de hacer el inventa· lógica formal en d ntudio de las condiciones "del oruordo del espi·
río de este contenido. Dicho de otra manera. la imag,,n aún serla un ritu consigo mismo". Toe!• csb ldividad ideati•a se mueve en el
signo. Pero se puede objetar • esta concepción que no se ve en absoluto plano de I• reflexión, los pcns,mientos aparecen como pensuníentos
ti mismo tiempo que se fomu.n. La c:oocicoci.t está separa,!, del objeto
el Interés que ¡,odria tener el sujeto tn uev ar • cabo semejat1te cons- mimt,as ruona. Puede unirte a él en el ni,,¡,l de la conclusión, si
ta ucción. Después, y sobre todo, basta con producir uno mismo uno
de estos esqucmos y observar par• ver que no tienen en absoluto l• convierte • esa últiou en iúirmacióo no reflexionada. Esta ideación
función de signo y do re¡,rcsencante. Sin duda que ro el esquemá hay reílex.in no ,·a :icornpallada por im'8cnes. En primer lugu, é$tu son
un representante: es el o.n:tlogon ofectivo-inoto, • trav~ del cuo.l apre- inútiles; luego, si tcnian que aparecu como conciendas de inús<ncs
hendemos la forma y su color. Pero el esquemn mismo ya no ., un y no como conciondas de objeto, pmied,n su significado.
anol.ogon: es un objeto que tiene un sentido. ll$tn ..extensión plana y . Pero la idcoción puede t<ner lugar por entero en el pllllO irreflc.
negre" con este "mar que se mueve oscur.unente.. no es !""ª el pro· x,vo: basta con que d saber puro se degiadc a saber ima¡:irunto,
leuriado nJ un signo ni un símbolo. /!J el prolc!ui•do en person,. es dcciz, pierda su arúler prerre!lai,o para ,oh·crst fuoarnca,t<
Alcuo,>mos aqul el verdadeeo sentido del esquema simbólico; el C!- ureOcxh'O. En b.l caso tocio p<tlSffllÍcnto se vueh·e coocienci• ,le ro-
qucmo e, el objeto de nuestro pcn.mnicnto dá11close El mismo a LI ..., y no coocitncia dc sl mismo. Comprender una palabr3 ya OCl ,~
eoociencl«. La función d•I esquema en taolo que t•I no es en form, aprehender un concepto: es realiur una tsencia, l• compr~mit,n ,I,·l
olsuna nyudar n 11 comprensión; no es función ni de expresión, ni de juicio se rebciona con ose contenido objetivo que los alemanes ll•m•n

132
Sachvuball. Podr!amos llrunat a este plano de Jo irreflexivo el plano
dt la.t pre1111cia1 11 C3tt'3. de la actitud que tome 111 conciencia: en
efecto, se comporta como sí estuviese 111 prese11tia de los objetos que
juzga; es decir, que trae, de aprehender C$tll cosa y de fonnar pcnu-
roicntos sobre ella como sobre un objeto exterior. En este momento
comprender una palabra será la mismo qoe con.stituic ante la con·
r
•'
aparcccc a la ,u que un esquema simbólico pero que owk~ pt.n..,lt,,
expresar mis de un ejffl,plo.
2' - R,p,e1m1tUitmn ,1q11emáJirdJ de ~fes.ser ("no era ni Jeún
ni tigre, tcnío conciencia de una piel peluda"}, El e:squam simbólico
no es la mugen de un objeto concreto dctmnin,do al que falwía
algo; las repruc11ucioncs esquemfilatS son, pues, ilustraciones de
ciencia la COSíl correspondiente. Comprender "proletariado" consiste en pensamientes mis ngos. que contienen c""1JS indotermin>Cioncs.
constituir el proleeriedo, en hacerlo aparecer en la conciencia. La íor·
roa bajo la cual va ll aparecer esta naturaleza seci naturalmente la 3*- Di4tram41 que rcprcsenb.o cs.quemi.ttc:amcnt ta, pee ejffllplo.
forma espacial, porque una conciencia no puede realizar una presencia los días de la semana, los meses del i.ño.
sino bajo la. íartn:.1 espacial. Pero no se quiere por sí miSlGI. esta • "Lo que, el diagrama tiene ea común con el esquema simbólko es
espaciulización, En realidad se opera at¡uí en la concienci.1 11 con· el hcd,o de rep rc,entar el diagrama c,pocialmcnte un objeto obstr..ao
fusión natural entre trascendencia y exteriorided. Invitados a compren. e inextenso. P<t0 no h1y aqul mis que una locnlizuión detennin•d•
cler J1 palabra "proletariado" o la íra.~ "111 naruraleza imita ~ arte",
tratarnos de relacionarnos con las cosas mismas paci contemplarlas;
1 en el csp:,cio. E.ta loalizacjón sirve de amarra, de •bdura, de orien-
tación pan nocstn memoria, pe10 no dCS<fllperi• ninguna función
dicho de o.tr11 manera, el primer movimiento de la concitnci:1 es re· en nut"StrOpea.wnicnto."..
currlr :i J:1 intuición. La oornprensién de la. p:ilabr:i se de, pues, como 4• - Silrllnw 1 1inop,ia1, es derir, imi¡:enes provOC2du rog•·
aparicién brusca de! objeto. De manera que las dcterminllCÍoncs cspa· lumenlc por 1• audición de los nombre< propios, de las wc,Jcs, cte.
dales no son signos o imágenes de las relaciones estructurales que )• - P,n6111mo1 .n1J11-1iml,l,liro,. Es el nombre que d, Silbcrer • •
c:on~l·itu) en la cosa, sino que son apr~hendidas como estas relacione,
las vuione:s hipnagclgiru '!"" simboliun un pens1111icnto inmodi•U·
1

mismas. Son esta.'l relaciones constituidas pee un saber que se ha in·


corporado a una serie de movimientos. Pero, naturalmente, el objeto mente •nterior. Fbcli di5tinguc dos tipos de simbolización hipn>&ósi·
no está realmente constituí do, c,tá ah! solamente "en Imagen", Po' ca, El primero agruparía símbolos ba5bnte próximos • los esquema<
consiguiente se d:.l él mismo como au.sente. Correlativarnente, la te· •imb6licos. En el segundo habria simples instrucciones dd pensa·
titud ele 111. cOflcicncin no es 1a observación, sino la ca.si..obscrvo.ción, miento.
es decir, que 1, presencia en im•gcn del objeto no le en.scñ, nada, ya La dutinción cscncúl que 05Ublerc Fbdl eeue ilustridoncs, re-
que la t-onstitudón del objeto en imagen e, ya I• comprensión. Sin prc,cnbcion<s csqucmitic:u, dil¡;ranw, sines(e,iu, (cnóm<nos 1oto-
embargo, los pcn,amitnlos ulteriores no dejarán de darse como reac- simb6licos p0t una parte y c,qucm:u simb6hcos par la otr¡, en gcnel'll
cioncs de la condcnd• con <I objeto tr11SCendente, csto es, como re- es !o ,iguicnte: los primeros no cxprn1n el pensamiento, están unido,
sultados de In contemplación, cuando poe v!a na1un1l son re,ultado a la idc1citln por lil.tOS exttmos y por lo dmw ba.<tante flojos (en
de I• comprensión origina!, V,mos a estudiar en :1<guida e! m«anismo general lo que s,: ha llun:ado lazos dt a,ori.trMn); los sc.e,undos .son
de este pensamiento e11 im•srn y veremos que, ,! la construcción del un producto dir«to del pcn5,1micnto y de su expresión exoct>. en el
esquema no cambia nada •I ícnóm<no de comprensión, los perwmicn. plono ele la inugcn. Lo c¡ue suPonc admitir que rxi.icn imi~cncs pro·
tos ultertores quedan ultctados en ,u esencia por el hecho de <31ar vist» de una función simbólica 7 otru que no tienen ninguna esf«ic
motivados por un pensamiento original en imagen. de función, supervi>·enci:u, unione, fo:tu,11" cstcrtolipias. Por dd,.>jn
de los c,c¡ucmas ,imbólicos, Ftuh r<Sbblca, los "3nbadosº de: ll111,,
11. ESQUEMAS SIMllóUCOS E LLUSTR.IICIONJ!S OBL PENSAMIENTO No compartimos su opinióa. u imap e:s una coockncia. Si ....
accpca este principio, ¿qul "'1tido se nunticne I"'" la asoci.l••º•• ,k·
Habiendo definido el c,quema simbólico, Floch le distingue su. ideas? la ..sociación k rrc5Cnt~ ('OmC) uru t1ni6o cau.s.tl CDlt(' ,lo,. 1011
cesivnrnente:
1 • - Simples i/uJ1rn<io11tJ d, p11uami11110, que según é! pueden o Ji.u.ataT Su.auaa: Da T,~,.. Sluttg.art. 1919.

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tenidos. Peco precisamente no podría haber un.ióo c.aus:al entre dos
ronríeachs: una conciencia no puede ser provocada desde /11"ª por
\ cpara cncontmlo rojo tendría que tener .,,.¡ conform•Jo el cs¡,íril11
y ¡,encrsa la imaginacióo».. •.
otra conciencia; pero se constituye a .sí misma según su iotenoenali- Cuando Floumoy lnl3 de explicar las sinestesias ele lo que ll•m,,
dad propia y el únko lazo que puede unirla a i• conden:ia anterior "identidad de fondo emocioOllº', no se da cuenta de esa especie Je
es un lazo de molivaci411. Entonces ya no hay que hablar de automa- resistencia lógica que se siente cuando se qui= cunbiar el color qu.,
rismo y de estereotipia. Dinct y los psicólogos de Würzburg tcndíw evoca una vocal, Es que d color se da romo el sonido ..en persone"
a constituir, frente al pensamiento, la Imageu como fenómeno des- justo como d ..mar oscuro" se d.i.. como el 11mlctuiado en persona.
provisto de sentido. Pero si la imagen es una conciencia, tiene que Naturalmente, se trat.1.rÍa de Wl2 concienci• mis afcdlva que intelec-
caracterizarse, como las demás especies de conciencias, pee un sentido tu:tl y la imagen apresaría l., .-:ci6n personal clel sujeto con la \'O·
propio, Su aparición tras un pensamiento nunca es el efecto de una cal. Por lo demis, no se ve por qué Fhch, que admi~ el sentido
unión fortuitn; desempeña une funóón. Sin duda que est• función es simbólico del color en Is discusión de b experiencia 14 ("compro-
mds fódl de determinar en el coso del esquema simbólico que en el 1 miso ... tenla un sucio color verde gris .. ), o de h apcricncia 21
del grabado. Pero si nuestras premis:u son exactas, debe de babee
una fundón para todas las imágenes que se d.to como esquemas.
( ("Baudebire: ... wu m:mch• de color azul verde, como el color
del vitriolo"), no babd.t de admitirlo Clli11do se lr,t1 de un• síees-
Los diagramas se dejnn reducir con cierta facilidad • los esque- tesi•. Y por lo dcmis, clesconando b romplioción, ¿qué dif=ncia
mas sin1bólico$. Flacb cusi esti de acuerdo cuando, tras h1ber disrin- luy •ntre la oxpuifflcia 21 "&udel:aire" y una simple sinestesia?
guido la mayor parte de los diagramas de los esquemos simbólicos y Sin dad. que d csqtJffll• simbólico se constituye en gen=! como de-
de haberles negado toda otra función excepto la de "orieot<ci6n pu• terminación del espacio. Pero es asi simplemente pnrquc las compren-
nuestra memoti11", hace una excepción para los di:tgntm.'\.S cuy11. es· siones do orden puramente intclcctu.d se oxpreuo mis f.kilm<nte por
tructura muestm una preocupación dominante del sujeto. A propósito movimitntos. El nber. como hanos vi.sto. viene :, imp.rtgnu dit«m-
de un diagrama qnc representaba los meses del año, por ejemplo, al mento las sensaciones kinestlsicu. Pero t.mbibi o:i31e una comprensión
..por el corazón", 1 es la que se o:¡msa por las sinopsias.
preguotnr •l sujeto por qué faltaban tres meses, éste contestó: "Porque
durante mi infancia eran lodos los años nes meses de aburrimiento." Fin:tlmcnle, conviene 1dvertir que las inúg<11es que present1n to-
I
Rvidentcrnente, este diasram• es claramente simbólico. Pero <"° lo
das bs coractcrístias de "gubado" pueden desempeñar el papel de
esquema simbóli<o. Flacb mismo lo reconoce: un sujeto I quien se
son todos los diagramas, aunque más discretamente? En muclios suje- pide que ~ una beeve caractcrlstia de h íuosofla de Fich~ se repre-
tos están todos los meses, aunque dispuc.ios seg(,n una linea ascen- sent.1 "a l yo anndo sJ no-yo para supenrlo" por un obrero que
dente, quebrada.,curva, recta, etc, Todas cstllS disposiciones tienen un golpea una pattd con un nurtillo: y Pla<b se ve oblig,do • confeur
sentido que la mnyor parte de las v=s corresponde • la m1nem de que funcionalmente osu ilustración de pcruamknto es asimibble I
estar dividido el afio Fº' los ocupacloocs proíesionales del sujeto. En un esquem•.
una palabra, los diagr.imas que representan lo., meses o los días de Entonces, si se seportn los fenómenos de auto-simbolismo t•n du-
la semana expresan regularmente P'lra el sujeto i. moneru que tiene dosos y hin dificila de estudiar, un prim« enmen nos condu« a las
de aparemlc la serie de meses o de días: es el año o lo semana •ra· dos verificaciones siguientes: en primer lugar, el terreno del c:,querr.;
rcciendo en su estruetces conactn. Lo 01ismo ocurre con la, sineste- simbólico es mucho mis o:tenso de lo que F1xb prec,:ndc y tiffltn
sias, es decir, con los casos, por ejemplo, en que una vocal evoca p:lt> que entrar en 8 todos los fenómenos ,·cr:inos que ha trat•do de
el rnjeto un color determinado. LA sinestesia nunca estí dad, como seputr; <11 sesundo lugar, h distinción entre esquema f ¡;abado nn
producid• por una pUIO •sociación. El color se da como 11n1ido de ha sido decidida: son mis bien a,os llmitr unidos por fonnas tr.111.
la vocal. sitorias; entonas no hay que cooc<bidas como ejcrci<ndo funcione-<
"Un ser.o, de aurcnb años que siente colores muy prt<:il<>, pua radicalmcnlc di,tinw.
a, o y 11, no tiene ninguno paro i; comprende sin embargo que de ser
necesario se pueda ver el sonido blanco o amarillo, pero e.<tim, que

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Pero sin embargo. si se coinpara un esquema a una ilu.strxióo,
se encuentran dlfere-ncias considerables entre estos dos tipos de im:i·
genes. Supongamos que se me pide que defina en pocas palabras el
) producciones atd-ertOrcs de: la concieoc.ia pac la uoidad Je una. 1oi~n.1
búsqueda; en una p,!abra, este David no se preseote siin1•la11entc
romo W, sino como una et:,~ lum la comprensión del términc
periodo histórico llamado Renacimiento. Es posible que produzca un, ·~Ren:icimientoº. Y este mismo término de ctaP3 es una rubrica J'l:lr.1
ímagen indeterminada ele movimiento, algo así <Orno un surtidor d coojunto de los ,;gruíiados conttadiaorios de b est21u1. En un
de agua que se expande y vuelve a caer; puedo ver también una flor sentido, en efecto, se presenta a,mo unidad ent.tt otns cup colección
abriéndose. En ambos casos llamamos csq-ueau simbólico a mi imagen.. constitu)'• la <xteruión totil del ténnino cstudi>do. Es un ponto
de p1rtid, paca una revisión sistemitia de todas las obr2$ de arte
Sin duda que hay mis en el segundo C>.10 que en el primero: b
imagen, edemés del sentido simb6Lico, ueoe otro sentido que se puede
} que pueda cooocer y que fueron compuestas en tiempos del llena,
aprehender desde fuera, por ejemplo, si el sujeto dibuja su imagen. cimiento. Pero, por erra pute, b imagen trata de retenemos en ella:
Peto este sentido suplementario no eshl pensado por sl mismo: en la en este David mismo podría cncontnr la "'lución del problema bus-
medida en que es consciente. sigue siendo una cualidad que confiero cado. Este David, sin da= él mismo expllcitamente por el Renaci-
al objeto. miento, pretende ng:unerue guardar en sí el sentido de esta época,

:!
Pero también puedo producir otra cuse de imagen: par ejemplo, de la m•nen oomo se dice, por ejemplo: ,; visit• el castillo de Berlín
al enunciarse la palabra Renacimiento puedo "ver" el David de Mi· comprendcr:i el 5CDtido de la Prusia de Bismatdc. En el limite de
¡¡uel An¡¡d. La diferencia esencial •qui es que el David no ,s el Re. e.ua prcteiuión, 1 por ena especie de ¡>3rticipuión, la cst,tua era
nncimiento. Debe observarse también que esi. diferencia no se puede cuestión puede a¡>3ttttr como Jimdo el Renacimiento.
verificar desde fuera. Sólo el 5ujc-to puede decir si la imagen es sím- Sólo que esta manera ti, ter del Renacimiento no podría tener

sólo él nos puede cnseiíor si el O.vid de Miguel Angel dt•


bólict del Renacimiento o si, en cierta íorma, C$ una im!lgffl /.uera/:
pensado
I, pureza de la de un esquema simbólico. En el csquerru, en efecto,
las determinaciones esp>ci.ales no tifflcn más sentido que el del ron,
por si mismo o como símbolo. Supongamos que el David de Miguel cepto que representon, o, si :IC,150 tienen un signifiado propio (flor,
Angel sea aprehendido por s{ misrne . .En t$til aprehensión. tiene qu4: obttro que golpea con un nunillo), este significado no tiene vdor
haber una intención partlculur, y• que, precioamente, la aprehensión sino clc:ntro de los límilCS del concq,to simboliudo y como un medio
fOdrf1, ser simbólica. La :.prc.hcn.sióo sintholiz;iclom con(crirfa 1l Da- mis ..,,n de vol=lo presente. Pan el David, por <I contrario, la
vid el sentido "Renacimiento": la aprehensión no ,imboliz,doro lo manera de apaucer como David es completamente independiente del
constituye como "estatua de Misuel Angel que se encuentra en t•l Renacimiento. El sentido mismo de David romo D:z,id nos remite •
museo ele Florcncio, etc.". Si mi finolidad principal era 1, de ct.r una una serie de conocimientos que aqul no podrlan sen>ir. Esta esatua
breve dcfiníc:ión de Jo que entiendo r,or "Renacimientc", me veo. de Miguel Angel se me da como el O,vid que he visto durante mi
pues, obligado • reconocer que se ha desviadc mi peru.,miento. Pero viaje a Italia, como la obra de un escultor de quien coooico otru
no podrla h11ccr,e esta dc,vi.ción en el nivel de i• imagen constituí· obr.u, como una produccióc, artística ~ue puedo duificar entre otu.s,
da: donde tiene lugar el cambio de dirección es en el nivel del s.tb<-r, etc., y, finalmente, como un KOOtccitnocnto único de mi vid.,, • partir
en el nivel de i. actMdld de ideación; y, lejos de ser rrovocado del cu.! podrb reconstruir toda un2 atmósfera. toda una época des,
este cambio por b nparición de In imagen, es la ,ondición indispen- apattcida. Desde luego c¡ue esto oo e,ti explicito, sino que es un
sable de esto aparición. l!s, pues, uno desviación espont&- que se sentido afccth'O que podtia set dcswollado. Pero es suficiente 1»ro
da el pensamiento a si mismo y que podría ser eferto de la cas<12lid•d que este David que, en cierb forma. ti o timd• ., ,,. "el Rcn:i<í-
o un constreñimiento exterior: es.ti dc.sviación tiene que tener un miento", se dé también como algo qu• podda hacer que mi peo."'·
sentido íuncionat ¿Por qu~ ha hecho .semejante rodeo un pcns,.miento miento se dqviuc y me arrastíl.SC muy lejos de mi tatta actua~ esto
que trata de hacerse presente el contenido del concepto "Renacimien- es, como el corttbtivo de una conciencia que podtl• perder su equi,
to"? ¿Por qué se ha retardado form•ndo la im,;;en de es~• estatua? librio y por ej<mplo, abandoruue • b imaginación. De manera c¡uc la
Conviene emprender la descripción de la form• de •parecc!neme estatua mis bien pattee JI' el R<nacimiento por un• uoióo mh,ti,'a
esta imagen, Ante todo advertirnos que se da como unida 11. W de participación.

1)8 139
Llegados ,u témúno de esta breve descri¡xi6o, nos parece, pues, de o.. -id, es decit, que el pensamiento sdopbci l• fomu de con·
que )9 im•gen de ilustración se produce romo el primer tanteo de un ciencia imaginaote. Sólo que lo que se luce presente en el pensamiento
pensamiento inferior y que las arobigüe<lades de su signifüado pro- con su pcis,, es un objeto que no sabe muy bien si es la belk'a,
vienen de las incertidumbres de un pensamiento que aún no se ha o un ,jtmpla, de cosas bellas, o sí de su cx=.., se poe<le llegar •
elevado hasta la visión clara de lo que es un concepto. Nos parece, una compreosi6n del concepto ..belleza". El resultado de esbs in·
ca efecto, que nuestra primera respuesta a una pregunta abstract:1, certidumbres es uiu ima~ que se propone por si misma .i miimo
aunque tengamos que corregimos inmediatamente, siempre es -al tiempo que romo etlp,t de la romprcn.sión. Por lo demás, el pensa·
menos por derecho-- una re.spucsta inferior, a la vez prelógica y cm· miento, por la verdadera comprensiéo, va a abandonar brusamcote
pírica. AJ mismo tiempo esta respuesta carece de unidad porque el este amino y. poi un esíuetzo creador, ,·a a considcra.r al Rctllci·
pensamiento está indeciso y duda entre v'2tios medios -todos igu.11· miento como presente personalmente. entonces apam:erá el esquema.
mente inst1ficientes- para producir un concepto. Sócrates pregunt::a· En suma, Jo que ha cambiado no es la función de la imagen, que
ba • Hippies: "éQué es la Belleza?", e Hippias contestaba: "Es una stemp:re está en corrcbción ron anl concicoci2., sino la ruhlcaleza
mujer belfa, es un hermoso cab:illo, etc.". Esta respuesta no s61o nos del pens>miento. A pattir de a ilmgcn de ilustración siempre h•y
parece que señala una etapa histórica en el desarrolle <le! pcn=iento dos aminas pasibles: un c:uníno por donde el pcn5amiento se dtj•
humano, sino t3mbién una dapa necesaria ( aunque l:1. pueda icortac llevar por Is bnla$!a, abmdooanclo 1, con.signa primera, y otro que
lo costumbre de la reílexi6n) en la ptoduccíón de un penumiento Jo lleva a la comprensión propiamente dicha. Lo que lbm6 a aten·
concreto individual. &ta primera respuesta deJ pensamiento t-om.1 ns- ción de los psíc61oi;os como Binet y les llevó a la conclusión de que
turalmente la forma de imagen. Mucha gente interrogada sobre 1, la imagen eca un estorbo para el pensomicnlo, es esn aniquilación
naturnloza ele la Belleao producirá en sí la imagen de la Venus de 5icmpre posible del pens.miento en el ni,cl de ll imsgen. Pero el
Milo, y es como si respondiesen: "u, llclleu es la Venus de Milo". rcsporuable de esre desequilibrio del pensamiento es el peas.miento
Pero no es mis que uno de los aspectes de la imagen de ilustI•· mi.smo, y no I~ inugcn.
ción: cstA ademi:< producida por un pensamientc inintcligcnte, que
traro de reunir r,;\J,idamente el 1:náximo de conoc:imientos sebre 11 pre·
guntn hecha; es como si dijésemos: ";Bcll~•? Bueno, hoy un. Ve- IU. IMAGEN Y PENSAMIENTO
nus de Milo, hay ... ", y nunca se v11 mis lcjo., a C:aus:i de las ten·
dencios contradictoria, que constituyen la im,gcn. En este segundo No trataremos de saber si todo el pcns:uniento irrcflexi,-o toma
aspecto en todo coso aprehendemos uru segund• m,ncr• que tiene l• fo,nu de imagen. Nos basta con haber visto que La imtgcn es
el pensamiento de representarse el concepto: oólo seria la suma de como una enaroaci6n del pemun.iento irreílcxiYO. La concicn<:ia
las unidades de la clase q11e designo. ímagin•nte representa derto tipc de penwniento: un penwnicnto
Pero el hecho de que estos conocimientos (Venm ele Milo, David, que se constituye en y por $U objetO. Todo nuevo pensamiento con-
etc.) se presenten b,jo forma de imagen y no puramente verool si~· cernierm a este objeto se pre:se,,cad, ee ll conciencia imaginante,
niíic• m~ y mejor. P611¡;ase a •iguien en la sala de un museo donde como una nucvs detenninación apn:hendida en el objeto. Pet<>, naru-
se hayon reunido vario., obras maestras del Rc111cimiento; pldasele ra.lmcnte, aqul no se trata de casí·•ptt.hensiones. De hecho, el peru.t·
despu6s que caracterice brevemente lo que Iue aquella 6paa artl!tica; miento no se compnicba en cl ob¡eto, sino que, mú bien, Apar«w
podemos apostar que echará un vistazo • una de las esblluas o a uno objt10. Si el dtsa,roUo de una idea se hace b,jo la forma de uno
de los cuadros ptesentes antes de contestor. ¿Por quH No lo podría serie de conciencias umginantes sintltic:amente unidas, rnuhu, rm
docir él mismo: es un esfuerzo por• ebservar, para trasladlr la CO$a el objeto co im•gen una especie de vida. Ap:mceri tllnto bajo un
misma, para c:xaminarla; es J3 prinuacfa d:a.da. 11. 111. experiencia, un.t aspecto como bajo otro, tanto roo tal dewmmación, tanto con tal
minera de :tfirm:u un empirismo ingenuo que, a su vee, es una de atta. Jú>guesc que un cochero de quien oos ttpresentamos oscuramente
las ctap.., inferiores del pensamiento, En ausencia de estas obras la at2 con bigotes es ve, apuccer su ara corno teniendo bi¡;ctcs. H>y
maestras, Ja reaC'ci6n scci la misma: nos har1mo1 p111tnl1. I.L estatua un., forau imaginaote del juicio que no es m'5 que el agrega.Jo al

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objeto de nuevas cualidades, junto con el sentimiento de correr un puras ddcnnina.óoocs del espacio que no tendrán mis funcilm que
riesgo, de comprometerse o de adquirir responsebilidsdcs. Estas po- la de pm,ntad4; es decir, que tomuá la fom» de un csqucm• ,im-
cas iadícaciones nos permiten esbozar una soJuci6n del problema de bólico- Pero los conceptos corno ..hombre .., ..caballo", etc, son de-
las relaciones entre la i,nagen y el concepto. Si pensemos, según el masisdo perceptibles y demasiado pobres de cooteeido lógico <"<>mo
modo irnaginante, en objetos individuales, son estos objetos los que pan que nos eb""'°' con f recuenrui a este reecer eshdio. El esque-
aparecerán en nuestra conciencia. Aparecerlin como son, es decir, como ma simbólico no apucce sino con un csfucno de complálSióo, es
realidades espaciales con determinaciónes de forma, de color, cte. decir. coo pensamientos tbstr2etos. Estas tres maocru que tiene el
Nunca tendrán, por lo demás, esta individualidad y esta unicidad que conttp:o ?t apar= en ti pens>llli<nto indlcxivo corresponde, pues,
• tees actitudes netamente acfinidas de b coocicncia. En la primera,
caracterizan • 10$ objetos de la pcrcepdón. Habrá oontaminaciones,
uno especie de vaguedad, de indeterminación fundameatal: bemos J me oriento, busco en mi derredor. En 1, segunda, quedo entre los
objetos pero hago aparecer a la clase, a la colección de estos objetos
tr11tado de explicar esta estructut:1 esencial de la imagen en la tercera
parle de este trabajo, Al mismo tiempo, el objeto se da como no en tMIO que u! en mi conciencia. En b tercera, me >parto de(:idicla-
estando ahl personalmente, como objeto a111~11t1. Sea como 5C3, es l:i mente de las COSlS ( como unid,dcs o como colteeión) pu• ,..,lvcune
forma que toma el pensamiento para ap,3,rtter a nuestra conciencia. lucia las relaciones. Las relaciones del cooapto y de 12 imagen no
Si, ahora, pensamos una clase, como "caballo", "hombre", eec., es pbnteao, pud, ningún problema. O. hecho, no luy '""" conceptos
la clase misma la que se nos apareceré. A decir verdad, es raro qu<: y 11n,u imigm,s, sino que el concepto tiene dos m.incru de apircccr:
pensemos una clase sola. La mayor parre del tiempo nuestros pen.s•- como puro pensamiento en el terreno ttflaivo y como imagtn en el
mientes son aprehensiones de relaciones entre clases. Se puede decir terreno irrtílcxivo.
que el pensamiento de un concepto aislado siempre es el resultado Pero aboro se pl;antn un1 roC11i6n mb gm·e: en 1• imagen, ti
de ejercicios 2rtiíici:ales. Sin embargo, este pcn53miento siempre es pcnsatnicnlO se constitute 11 mismo como cosa. ¿No ..., a resultar
~osible y se pueden producir trcJ casos: en el primero, no alcanUm0$ p-,r• ti unas modificaciones piofuncbs? ¿Puede admitirse que un pen·
el sentido del concepto busc:odo o lo abordamos indirectamente, En 53mient0 puro re naivo y un pcruamifflto cspocialiudo rcng.an rigu-
este caso, nuestras primcra3 aproximaciones se prcsentar:í.nen íormm ~amcnte el mismo significado? ¿No scrb d pcnumienlo en úmgcn
de objetos [ndividualcs perteneciendo o la extensión de este concepto. uno form.1 inferior de pcnumicnco 1 A decir verdad, hay que dislin-
Si tr.io de pcn,u el concepto "hombre", podré orientarme produ· guir dos casos, y esu mancr• que tiene el penumiento de cst>r cautivo
ciendo la imagen de un hombre particular o lo imagen de tal gco· en una rcprcst'OtacK>f'lcs¡>-'(lal arnstnri unas con.sccucnciisdiferentes
gmfla representando ol hombre btenco, etc. En el copitulo precedente pan el CUl$0 ulterior de la conciencia, "'8Ún sopone &ta con esfuerzo
tratomos de explicarnos •cerca de este tipo de pensamiento, Pero es este cncadenamicnco y crate de librusc de él, o $égún se deje absorber
posible que luego nuestro pensamiento aprehendo directamente el por la ima¡¡cn como el agw por la •= En el primer caso, el sujeto,
concepto mismo. &te -es el segundo caso- podrá aparecer enton- en el momento mismo en que íorrn• la ima¡¡cn, tiene contienda de 1,
ces en formo de objeto en el espacio. Pero este objeto no cstari insuficiencia de c,1e medio de fffl"" y trata ,-. de librarse de él. He
indi"iduoliiado, no scrli y• tal o to! hombre, serl ti bo1t1br,, la clase .u¡ut, por ejemplo, uni interesante obxn·a('i6n dcl 5Cft0r R. A., ca.te·
hed» hombre. El objeto de nuestr• conciencia imaginonlc sul, na· dnítico de íilosofü:
turalmentc, un hombre indeterrninade que no tendri nado en común "'He tenido b impmión de akannr la plena comprc,uióo del
con la imagen compuesta de Galton, pero cuya indcterminición scri peruamicnto cseo<i.J de Brunschvicg al lttr Ju pclginu de L'Or,tn·
h. esencia misma. Será como J:a coocie:nci11 fugitiva de tener a un J,iJIOn d11 raltD11,1/i1m1, que vuch-.n • tOIIUf el cerna de S<hopcnh1ucr:
hombee ante si sin que se pueda ni se quiera saber su asp<cto, su «No h•y objeto aw que pira el cspccudoD. Cuaodo d superar el
color, su cst11tu1a, etc, &ta manera de abord:..r el concepto en exte:n.,ión orden del conocimicn:o, Druruchvi<,:, en cl orden mismo del ,..r, ho«
es, sin duda, de un nivel de pensamiento b.1.jo tod:ivl1. Pe.ro si, en ter- que sol&1n las clo$ ttalidadcs corrcbtivas ($Ujcto y objeto) de un•
cct lugar, lo abordamos en seguida como comp<cnsi6n, es decir, coroo activid.,d cspiriru.:,I, Je una corriente origiial, he cn,Jdo ,prchendtr
sistema de relaciones, se nos ap.u«cr-.í.entonces como un conjunto de el úhimo o:tmno dt su re:iSJmicnto )' tteuttdo uiu lmagtn que: en

142 143
cierta forma ilustraba mi esfuerzo de inteligencia. En el centro, una
especie de representación esquemática, geométrica de un movimiecro,
y luego, lXl'1s allá, • ambos lados de esta linea en movimiento, do,
puntos símétrkos, o mis bien dos pequeños círculos bastante pareci-
) ñi.';. ~ _c.oosccuen~ el esquema se da a sí tD.ismo como un ex-
terror fug1t1vo dd pensamiento, apareciendo éste como no pudiendo
SC< ·~ por ninguno de los "afuere" que adopte y, [lllJllm<.,it,·,
como r.td1cnlmen~ he,erogéneo coa sus opaciciooes.
dos al círculo lntccior de un blanco. Sin duda, est;i. imagen no esbb:i
en el primer plano en la conciencia clara. Sin embargo, b distin- ~ aqaí puedffl r<SU!ttr dos zctitudcs pua el invcstipdor ca
rel:1ción con su propio pensamiento. O puede contentarse con tp[c·
guía, pero la senUa insuficiente porque estaba rcanchada por un resto
de materialidad, pero me po,ecc que mí impresi6o de comprender hender cl esc¡uemo_ como un~ dirección posible, como la pueiu abiert•
provenía esencialmente del movimiento del pensamiento pua apre- } p1,a una sene de mvestJgaooncs posteriores, la indiarión de Wl2 na·
tunlcz:i por aprehender mis. a1li. de los asi;«'os materiales. En cuyo
hender la imagen y paro superarla, Sentía que si hubiese pooido peo-
aso, d esquema posee un d,namumo propio que proviene del hecho
sar el equivalente espiritual de cst.i imagen sin ayuda de ninguna
ele co!"porillr ru propía superación. Pero, al mismo tiempo, la rom-
representación sensible, entonces habría comprendido verdaderamente
4 Brunschvicg, y:i. que hubiera tenido que ver «con los ojos del al-
pr,ns,ón no esH dada en orto, <sti sólo esboud• to..,.., ""ª
posibili-
11111» la natur:tle10 y el espíritu (en el segundo sentido), salir de
dad, como estando en d emano c!c I• liberación de todas las iJni.
este impulso espiritual y creador" 1.
genes. ~luchas veces b rompn,osión no es máJ 'I'"•sto: el esquema
mis I• '.de:, de ~ue se J'O?IÍa, de que babrío que ir mis lejos.
La descripción de R. A. no deja ningun• duda de que estemos O bien el .!UJtlo cíce•u• realmente los opcnciooes que tienen que
ante un esquema simbólico. Si se consulton los capítulos anteriores, Iiberar a su rcnsamicnto de su, mb.u materiales, Se separa del es-
se ver& que todas l11.~ caructe.rística.11 del csquem:i.vuelven a encontr11a: quema, aun conscrv,ndo el ptnsamiento. Pero si se msnriene en la
aqui. Peto la conciencia de R. A. contiene una dctermlnilCión rni.s,
que no hemos encontrado huta aqul en ningu1111. de las descripcloncs
•!
actit~d irrdlcxi~z, es d«ir, sólo tiene concieocia dtl objeto (esencía
p;utrcular o u~n-cwl, relmones entre esencias, etc.] sobre el nul
de Pln.d1: el esquemn se clll como provisional, insuficirntc como uno ÍOml<' penWlllen!os, no podrb desviarse de un esquema simb61ico
etapa que se tiene que superar. ¿ Pero no decíamos que el esquema smo JU<o construor otro, y asl lwu el infinito. Se detendri en esbs
simbólico era la esencia que representaba? ¿C6mo, pues, es posible opcoci0nes ml., ptonto o mis tarde. Pero csu dt<tnción no tendrá
que se dé a la ves como siendo esta esenci• (In génesis de un movi- l impo,tanci• si el sujeto no deja de tener presente el descontento de
miento espiritu,I de lo pareja sujeto-objeto) y como no siéndolo? toda imogcn, cuya import,001 aab>mos de ver, si se puede decir, en
Parece sin embargo que e,ta estructuro de conciencia es muy fre- el momtnto en c¡ue se detiene lo que Gidc quiere decir al final de
cuente en los filósofos, es decir, en los hombres que tienen un, gran los Alo11td1101 fa/Jos: "Podrla seguirse". En este a,o, la esencia
cosn,mbre de "pensar sobre el pensamíento" como dice Go<the, es que se trata de aprehender aparuc como no estando en ningun• de
decir, • quienes con:.ta profund,mente el coráclcr inmaterial del Pffi· lu dos formas que ha tonudo, ni en b infinidad de las que hubicu
s.,mlcnlo, quienes 1.'lhen desde hace mucho que escspa a todo csfuorzo podid~ tomu. ~ 01ra, rtd~lmente otn. Y, por el hecho de que
J'llrl\ representarlo, definirlo, detenerlo, y que. como consecueoci.;i., •I 111¡~1~ 110 d•¡J ~· ttfmn,w 111• bt1rrog1tt,idaJ, ninguno de estOS
cuando hablan de él. no emplean sino sobri3ln<:nte y con cierta re· r<;'est•m_,entos con uni~ ninguno de estos csquemu ofrece nin-
pug,111nda las compareriones y las mctáfo,a.s. BI esquema simbólico gun pchgro al pensam,cnto. Sin cmbor¡¡o, aunque podamos cxprcsor-
aparece, pues, en ellos no ya como siendo su pcn.,a.micnto, sino mis nos sobre el pensami':110 sin tener ~ cuenta en qué imágenes ..,
bien como $ícndo su .,,pecto mis superíicial y m&.s cngtñador. Sin re.el>, nunca nos es dir«tamcnte o<ctsiblc, si u fomiarlo hemos to·
duda que está ahí por entero, P"'º .con uno fotm• que podtb enga- !"'do Wl2 vez la •ct!tud inugin.ani~ .• siempre iremos de im•gm ""
,magen. u. comprcns:ión_ es un mo,•,mJCOto que oo se termina nunr:a,
T 1-1~ fflCOntr1do en atklat1.tc en muchos cstudiaotes 1 proíc-rortt este es la re•roón. del esph,tu fttn1e a una imagen con Oll1I ima¡;<n, ,
cifuer,o p1tr1t suptto.t la l.m~e:n en el momento mtso,o en que .se f0trri1, t~ ésta. coa otra unagm .Y ~¡ ~. adelante ~~ cl infinito. l'\J.ro ,1uc se
tenido Pf,ticul.umente uoa interesante ob,ervici6o del scfíol L. de- R.• «stU·
dian10 de íl!OJOHt.
su~1tuya • csu regresión ,nfm,ta coa b mtuición simple de un rcn••·
miento desnudo, hay que llevar • <'libo un cambio 111dial de a, titu,I,
144
14}
una verdadera revolución, es decir, hiy que p=r del plano icrefl~ivo
al plano reflexivo. En este plano, en efecto, el pensomiento, al rrusmo figun, del esquero>, en su natuta!= espacial esti dado corno ri¡..'Uru·
tiempo que aparece se ds como pensamiento; por eso es totalmc~tc samente idmtico al desarrollo de 11 idea. El peligro es visible: basta
transparente para si mismo. ~ero nunca se JJ:Odría ~contrn el ..~1no una lig,:n prefcrcná:i, b3su coasidcrar w, instaale por sí mismas
que permita elevarse prowesivamente _de Ia Irreflexión al ~~QlJeOlO • Ls relaciones es¡,acwcs del <>quema }' dejar que se afiunen o se
reflexivo es decir de la idea como imagen a la idea como idea. El modifiquen segíin l.u Jey,,s propw de la espacialidad: el pe,u>micnto
acto si.mPle de intclccción en el plano reflexivo tiene como ('Ortela.tiro se hoerce irremediablemente, ya no seguim0< la idea di~u; pen·
ln idea infinita. de aproximaciones pot símbolos en el plano de la nre- s.mos por analogía. N0< Ju porecido que esta degttd,ción insensible
flexión. De esta equivalencia. rcsult11 que ambos pr~~os, en ambos del pensamiento ca una de w ausu de error mis íre<:neotes, partí-
cul:umenre en filosofía y en psico!ogb.
planos, son equivalentes para el progreso del conocun,ento._
En eítcto, en b t<titud ima¡¡inmte nos cnc:ontrunos en presenci>
Es muy distinto cuando el o;quema. •bsorbe el r,ensam,ento ~ ~
presenta como siendo éf mismo la esencra o la rtla.c:100 que se 'lu,et de un objeto que se di como wlogo • los que se nos pucdea ap,·
determínar. El pen1aff1itnfo ;,,,f/txivo ,1 tma po1,1íd11. Pensar una reccr en 11 percq,ci6a. Este ob¡eto, en t:an,o que c5li CD0.1Uruido como
esencia, una relación, es en este plano producirlu "de carne Y..bue- una tbttf (pur:as detcrmin,cioncs Cltl ESP3(io geométrico, objeto usual,
so" constituirlas ea su realidad viva (y naturalmente en la cate- planta, animal, ¡x,r,o111) es el correlativo de cierto uhc:r (empírico
t:,iorÍa de ausencia"_ quC' hemos definido en el primer c.tpíu.tlo de -leyes íisias, biol6gicu- o " priori -!eres ¡;,omfuiw-), que
;rncstro primera parce) y al mismo tiempo es vcrl:u, poseerlas. Per? •I lu servido pan Constituido pero que no se ha agotado en esta COOS·
mismo tiempo es constituirlas con una [arma tl11nm1nada y cons1dc· tirucióo. ~ .,¡,.,, preside 10< desurollos posteriores de b imagen,
., él el que las orienta en t:il o cual d1rtcri6n, o el que resiste rullfldo
me esta íorm:1 como expres:tndo txa.ctamente su. naturaleza,. como
siendo su naturaleza, Aquí el pens1m1ento se enacrra. en l:1 umgcn queremos modificar t. úrugcn a,bitruiamcnte. En una p>labr:i, en
CUJJ1to constitu)'O u im:agrn de un objeto, el objeto tiene b tendenci,
y In imagen se da como adecuado ll1 pcru:uniento: °':aquí un desvío
• comportuse con>o imagen, como lo lucen en re,licbd los otros
(siempre posible) del curso posterior de 11 conoenca. ~n efecto, ti
objeto a,nsi,lerado (esencia, rtlación, complejo de rcloc,oncs, «c.). objetos de la mismo d:isc. Flach cit• muy buenos ejemplos, pero no
no se presenta como un:1 cstructuca ideal: t.s t1mbib\ , una estruétura par«c: c¡uc conoica su imporbocia. "El sujeto se represent>, por
rnarerüt. O 1nis bien, estructura ide.al y cstructu~ m:i:tcrLal qu~ fo!man ejemplo, un.u bolas b112Jda.s al Rice. Siente entonces en sus mi<mbros
l, rt1istcnci.t que opone •l úre a las bol.u pau irl1redir que se <le-
una sola. Pero la estructura matcri.11 i1nptic.11 c1erta.s ~t~rm1nac1ones
ven. No hemos hecho investig.clones mú proíund.u sobre l.u ,incs-
del t1¡>acio, _ciertas slmctrl1ts. cierbs rc!acioncs de ¡,os,c1~n, a veces t<sia.s porque se ha comprobodo que estos Í~l<nOS pcr1eaeceo
hasta a exl;tenci• de cos,s y de ¡x,rson•1•• (véase mis ar~1b• d obre-
propiJJllente • la intuici6n y no constituyon una caracterlstio. impor·
ro que golpe" con el martillo). Iln tll~to ~uc la evol~1ón de dtas
dotermiuocioncs siga regida por el 11111rdo 1d1al de l• ,mage.o, Y que tllnte cid esquema wnbólico en tanto que tal. Dependen tllmbibi de
los Cl$O$ de ilustr.aóones de pcnwniemos por simpw, uociación."
la, tran,form:idones del esquema sigan orden•d•s por bs del _p<n;'-'·
miento el desarrollo de la ideo no se 2lterll. Pero cst• subord,oación .Ea realidad. en el c:xcelent, ejemplo cit>do por Fiad,, no se trota
do lss ;,tructuras m1teriales o las cstru<tulllS ideolcs no es posible nh'O en absoluto de asorucioncs, sino de la opliacióa de un Slbtr que
si se aprehenden 1:1$ e$1ructur,is m:itcri,les ~orno no ~t>odo_ • bs no toma conciencia de si mismo sino en forma de imagen. El sujeto
estructuras ideal .. y si no se propone una ,nde¡x,ndencia relill1vo. de no considera con pleno cooocimiento de aun sino J., tr&)'cctoria de
las unas en relación con IM otras . .Esto sólo se produce en la •ct.itud las bolas boudas •l aitt. Pero no podrla poosac esu. tra1-.xtoria sin
que hemos descrito en la! p:lgi~a., precedentes, cu•ndo. el su1eto, petwr Al mismo tiempo la rcsiiteacia del aire; y isn, aunque no ,e
ia.unquc esté en li actitud ,rrcfloova, mantiene una especie de va,go h>ya 'l""ido repttseatada opresamcntc. b rttn<da el cu•rpo como el
recuerdo, de saber vado en cuanto • lo nttur,ileu de la idea pum complemento indis¡,•nuble del objeto. La im,geo, dejada a si mi,nu,
en gencr:t.l. Pero en la Inmensa m•yorfa de los cosos la eittuctura ti<ne sw leyes propias de clc:wroUo, que • su vo dependen del saber
o1.1tcriol se da como ,i,fflio la estru<tu,a ideal, y el desarrollo de la que ha servido pan c:onstituiJ!o. Veamos una observación que nos
lo hari sentir mejor:
146
147
"Qucrla hablar de un auto que subia bien las cuestas y buscaba
una expresión que manifestase este pensamiento abstracto -no for-
mulado-e- que me pareda córnico: «sube las cuestas como si lo atra-
jese el peso, como si cayese hacia ,mibo y no hacia abajo•. Tuve
) Volvamos aboca a nuestro problema: cumdo en el curso de mis
reflexiones prcdozco wn imJgcn del tipa de Ias que llama Flacb
"simbólicas" (Jl' se trate de un csqu:m:i o de toda una represcnu-
ción), p:irece que hay en esb im1gen un conflicto entre lo que es y
lo que representa, entre las posibilidades de desmollo qttt le llegan
de h idea que encama y de su dinamismo propio. Por urui parte unas
una imagen: veía al auto subiendo una cuesta; tenia el sentímieeto
de que subía solo y sin motor. Pero predSlmente no podía ímaginu- piedras, un martillo, una flor, pueden ser slmbolos de un• multitud
me esll inversión del peso~ la imigen resistla y sólo me ofreda un de eseocias 21lotncta5; por otra parte, estas piedras, esa ílor, este mar-
tillo tienen su propia oatumcu y tiende:, • dcsurollarse en i1111gon,
equivalente, tenia e1 oscuro sentimiento de la presencia, en lo ,lto
de la cuesta, de un objeto mal definido, una especie de im;!n que conforme• esl> n:uu1'21eu. Cuando conservo en el seno mismo de lis
arrala al auto. Como no era esla im,gcn b que querla producir,
imigcnes este descootroto de hs inúgcncs de qu,, hemos lublado, el
resultó una fluctuación y no pude encontrar la expresión odecull<i•. ~ento no sufre por esla ambigüedad porque no dejo • la im•·
Entonces tuve que encontrar una desviación y dije: chay que fren,r gen el ticn,po de dcsurollarsc según sus prepias leyes, sino que la
en las subidas». L1sta inlwducción de un nuevo elemento modificó dejo en cuanto la he formado; nunco me contento roo elb. El peo·
mi ímageo y le dio un matiz muy distinto, poc lo demás manteoién- samiento, siempre dispuesto • hundirse en Is ma,tti1licb.d de b ima-
dose los mismos elementos; en lugar de ser atraído por un imin, el gen, se éS<Op:i amolclindose a otn imagen, luego • otra y as!
mismo suto subía. Ja cuesta _por sl mismo: ya no era una máquina. sucesivamente. Pero C1I la m2yor ¡,;arte de los ca.,os no ,parece este
sino un ser animado que se desplazabe e,:pontáne11mente y C\1)'0 ardor recrio de la inu¡:cn, '!"" es como un receeedo de u rcílcxión. En este
caso, lu leyes de deswollo propios de la inugen se confunden fre·
debía moderar yo." cucntemcnte con w leyes de la cse<>ci1 coosiderada. Si esta esencia
En este ejemplo, el sujeto hn querido cocstruir, como intermedia-
ria entre el peosamiento obstr:u:to "inversión del peso" y su expresión •parece en form• de una picdn que ruedo a lo ht¡¡o de una cuesta,
verbal, una imagen concreta, lo esencial de la cual hilbria passde
b álfda de t. piedra, que obtiene toda su eeeesídad de mi saMr fi.
,ico, desarrolla 7 refueru al símbolo, !<! confiere su ri¡¡or. La siguici11e
después al discurso. Pero esto im•sen no se ha dejado cooslruir por- oboerv.ci6n mostrar.\ los peligros de esta sustitución: "Me hubim
que era propio de su outuralcza contnidcdr u los sibercs concretes
que hubiesen figurado en su formación¡ no se ha logrado su esuuct\l·
gustado conventtrme de b id•• ~gún la cual todo oprimido o todo
grupo de oprimidos ssa de la opresión misma que pad«e fucrus
"' buscada; ylndosc • l• derecha o • la izquierda, se ha &lanudo el p.u:i s,cudfrscl.. Pero tenia b dar, impttSión de que semej•ntc
rnrtonlóvil·:lnimaJ vivo, el automóvil imantado, pero, aunque conccbi· teorlo era ubitraria y sentla un• especie de molesti,. Hice un nuevo
do, no se ha aprehendido en imagen • este pc,o invertido. De estas
leyes concrct2s que figuran en el desarrollo individual de e.ch imogen. csfuer-zo de reflexión: en e.se momento surgió b im•&ffl de un mue-
n11da es m&s tlpico que la transform1ci6n del automóvil en ser ani·
lle comprimido. Al mismo tiempo sentía en mis músculos t. fucrn
mado después de In frase "h,,y ciue fr,:niu en w subidas", El •utomóvil btente cid muelle. Cuando mú fuertemente fucu comprimido, mh
que habla que f renar en las subidas dejaba de aparecer como un, violent:,mentc distenderla. Dutanle un momen10 sentl lwta la cvidtn·
m,quina por esl• misma scd6u. El solo hecho de imaginar el fr<:no y
cia la n«csidad de la idea de la que un in$bnle antes no me podía
esta, circuns"1ncins se complctabo ospont:íncarncnle con la adjunción ~rsuadir" 1.
" In m5quina que se íren•b• de una c,ipecie de fuerza viv,. Oc: ut Y a se ve lo que ocurre: lo oprimido II d muelle. Pero por otr>
mauero, aunque el esplritu tengo siempre l• libertod de hscee que ¡,;arte, tn el muelle comprimido se pllfflC leer ya con evidencio la
v•rle cuAlquier elemento de l• imagen, no habri• ciue creer que puc· fucrn con la cual ~ dútcndri: un muelle comprimido repf$!:otl. cJa.
d• alterar al mismo tiempo 1odo1 los elementos • su 8UltD, Ocurre ,amente cncrgla potencial. Elta cnergl• potencial sed eviclcotcmcnte
todo como •i los Lr•nsforrnadones de l• imagen fuesen rigurosamente la del oprimido, ¡·a que el oprimido II el muelle. Se ve aqui cbra-
dirigid•s por leyes de com¡,osibilida1. Ustas leyes no pueden ser de·
terminadas " prio1i y dependen de los saberes que entran en combi·
n•d6n. 149
148
mente la contaminación existente entre J15 Jcyes-de la imagen y las
llamadas "meoeales" es la misma c¡ue la de Ias im.ígenes C\IY,• .111.1l11(<>n
de la esencia. representada. Esta idea de energía potencial que aumento
es externo: la forma.ci6o ~ una c.oocieacia inu&itu.ote v.t :1,01111u-
en proporción a la fuerza que se ejerce sobre el objeto, la ¡,.nm1., ñada, t:anto en este oso como en el pcccedcntc, por uua .ani<¡ui
el muelle y se puede aprehender en él. Cámbiese el término de com-
lación de una concieom pcrcrpm'l, y reciprocuneote. En tanto 'I""
p,raci6n, tómese en lugar del muelle un organismo, por ejemplo; se miro esre mesa, no ubrb form:ic l:t ün:igtn de Pedro; pero si Je
obtendrá una Intuición absolutamente inversa, algo que se podrá ex-
pronto Pedro irreal surge ante mí, la mesa que est.í ante mi visb
presar con esta frase: "La opresión envilece y degrada a los que 13
sufren". Pero la imagen del muelle abandonado a si mismo y con-
se desvsoeee, desaparece de 1• escens. .Entonces estos dos objetos, I•
mesa real y Pedro irreil, só!o pueden altcrnac como coaelati\"OS Je
siderado pura y simplemente como imagen de muelle tampoco podría
bastar pani persuadirnos. No hay dudo de que el muelle ..:umula concicncú.s mlkalmcnte d4tintu: ¿en C>l>S condiciones, oómo podó•
concuair L, imagen pan fonmt la pen:epcióo?
fuerza. Pero nunca la bastante como pa,n poder desembarazaese del
Evidentemente bmbién ocurre que yo pnribD sicmp<• mlt 1 d,
peso que tiene sobre él, r,> que la fuerz:i que acumula 1iempr1 es
;nfe,ior a 111 que comprime, L1 conclusión que se lecri entonces en 1t1m,n4 Ji11ñ,1a de lo que «o. Es este ~echo indjscutible :-Y que
14 imagen será l, siguiente: ".El oprimido gana en fuerza y en valor nos parece que corutitvr• la cstructur1 IIU$ma i!e 1~ pem'!'OÓ°:- el
por el hecho mismo de la opresión, pero nunca Ue¡pr& • deshacerse que los antigc,os psioólogos habían tn12do de cxplicu con b mtro-
de su yugo". De hecho, seg6n he podido darme cuenta, •I reproducir ducción de imigenes en b perc,,pcic\n, es d«it, >Uponiendo que ~m-
en ml mismo el esquema deJ muelle, hay aún mis. pldamos el aporte eotrimmcnk =siblc proyectando sobre los obJC\OS
cwlidades irreales. Naturalmente. est• oxpliarión e:rigb que siempre
La imagen está falseado por el sentido: la energfo que se acumula fuese posible -al 1DC110S teóricamente- vni ,_similación rigurosa
en este muelle con1primido no !C si~nte como un puro almacenamíentc entre un,gen y seru.,cíón. Si, como hemos tr>tll.do de dcmoslr>r, .l"f
paslvo, sino como una fuerz11 viva y que aumenta ton el 1i1mpo. En en esto un enorme ronlrucnlido, tendremos que buielr nuev:as h1r6-
este case Jo imagen del muelle ya no es simple im•gcn de muelle. fu tesis, Nos limiwcmos • indiar w dittttíooe, posibles de la inves-
ademll., algo indefinible: un, imagen ele muelle vivo. Hay aquí, sin tigación.
duda, una contradicción, peco creemos haber mostrado en 12 tt'Kcr;a En primer lugar, los tnbajos de Kochlcr, \'Vcrthtimer y Koffh
parte c1ue no h.1y im:asen sin fnt.ima contradicción. Et en y ror csti ¡,ennitcn explicar yo, por b pcrsiJtfflcla de c,tructuru form1lcs a
contradicción misma por lo que se constitnye fa impresión de evidencia. tr~vH de nutstras virixiones de p,osici6n, ,¡ertas con.se-a.ni~ :anómaJ~,
La misma imagen lleva así en $i misma un poder peesuaslvo de mala
ley, que proviene de la ombigücdad de su nllllttleta. ele la percepción. Un estudio en profundi~•~ de cms fon~ ~·
pcnnirirla sin duds comprender por q~ pe«ibuno., d1 md11<r.1dfJtt11t<
• la que vemos. . • .
IV. IMAGEN V P6RCEPCIO~
Queda por ecpliar pot qué encrcma ª""m,h b ~~cpc,611. Se
simplitic,uli el probltm• si, de una vn J>':'• toda.s, se qumese rcnu~·
Hemos mostrado •I principio de esta obra lu dificultades c¡uc ciu a esto ser de ra?ho que e, la srns.món rur1. Podríamos d«ir
levantaba todo intento de constituir b percepción con una 1m,Jgoma entonces, con Hume!, que I• pcmp<~ es el acto por ~J C\1al lo
de sensacones y de lm:lgenes. Compcendcmo., •hora por qu~ son conciencia se pooc tn prcstncia de un ob¡cto tbnpo«>~pac,al. Ahou
inadmisibles est:1$ teorlu: es que la im•¡¡en y la percepcién, lejos de bien en la constilllción mim>a de este objeto entra un1 multitud ,k
sor dos factor<, psfquicos elemcnt11Je, de semejante cu&!idad y que intc~cionc, vac:las que no pro~n nun'Os objetos, sino que dcter
cnUIU'f1u1 sirnplcmentc en combinaciones diferentes, rcpresenun Ias minan al objeto pttscnle en n,bción ~· upe<tos pr~ttmmtc '"'.
des gr:andcs actitudes irreductibles de l• conciencia. Como ceoseeueo- pcn:ibido$. Por ejemplo, queda mtcndrdo que este cenorcm ~ne ,...1.
cia se excluyen I• una a la otra. Y• hemos seña.bdo que cu,,ndo se a mi lado tiene un "dcba10", que dc,an.u ron ,.,, d<b4f' • '"! l.,
Lrnt•b• de •lcaour • Pedro en imagen e travb de un cuadro, se mcu, que ale dc!»jo os de porttbn, hl•nc•. ~· E,tos «:'"'" """:" ,
dej•ba nsl de ¡,tmbir el cuad o. Pero la estnicturs de Ju imigt'Ots tos dh~ me Utgan sci por un saber mncm6nrco, seo por ,níu,.1• '·"
1n1iprcdicativos. Pero lo que titne que quedar bien rlaro " •11•·
1,0
1)1
···-- -------~

este saber, sea cual sea su origen, queda infocmulado, anlepredicativo; dad. Resulta absurdo dedr que un, imagen puede pcrju<li.•r u h<11Jr
no es que sea inconsciente pero se peg.t al objeto, se funde ro el al pensamiento, o eatcoces hay que entender que el pcuwnit·otu w
acto de la percepción. Lo que se pretende alcaozar auna es explkil:i· perjudica • ,¡ mismo, se pittde por sí mismo ro meandros y ,1c,w 1,._,
mmte el aspecto invisible de la cosa, es tal up«to visible de 1, co.,;;i es qac, en efecto, entre imaga, y pms,micnto no hoy oposición, sinu
en t!lnto que Je corresponde an aspecto in\•istbJc, es l:i. cara superior -k l sólo la relación de una especie con el género que la subsuma. m
cenicero en tanto que so estructura de cara superior implica la ex-ilt.· pensamiento toma la fotrna de imJ.gen cu2.ndo quSCl"c SCl iotuilivu,
tcncia de un "debajo". Evidentemente, Son estas intenciones Jas qu~ cuando quiere fundar sus afimucioo<s en la t:isla de un objeto. llo
clan su riqueza y su pleoitud a la percepcíéo. Sio ellas, como dsce este caso tr.ia de blcer que comP3tt20 el objeto ante é~ pau oetlo
I lusser! justamente, los contenidos pslquiros se, Ien ..anónimos", Pero o mejor awi pou posemo. Pero este intmto, en el que por lo dan.is
no son menos radicalmcote heterogéneas :i Jas conciencias imaginantes: todo pensamiento pcede hundirse, corutituf" siempre un Í<WJ50. Los
no se formulan, no proponen nada aparte y se limitan • proy«t•r objetos estin ,fc<tadoo por el cuácla de irrealidsd, Rcoults de ello
en el objeto, a titulo de estructura constituyente, cualidades apenas que º°"""' llílltud frente a la imagen será ndialmente di,tints Jo
nuestro actitud (rente a las COS2S. El amor, el odio, el deseo, la votun-
determinadas, casi simples posibilidades de desarrollo ( como el hecho,
para una silla, de tener dos p:itas más de las que se ven; para (o,¡ tad, 5Ctln c.ui-amor, cuí-odio, cte., como la ~n'1<ión del obj<to
arabescos del tapiz, el prolongarse también por detrás del armario; itn.l es un2 c.ui-obscrvui6n. Es cstt conducta frente • lo irreal lo
para este hombre que veo de espaldas, el que también se le pued., que será el objeto de nuestro estudio :ahor1, con <I nombre de vida
ver de cara, etc.). Caro está que aquí no se uata ni de una imagen im1ginuia.
caíd1 en el inconsciente ni de un1 imagen reducida.
Sin duda eses intenciones pueden C"..tus:trcJ nacimiento de imigencs
y éste es muy posiblemente el origen del error que hemos •nunfüdo.
Son incluso I• condición de toda imagen que concierna a los objeto<
de la percepción, en el sentido de que todo s,bcr es la conclici6n de
las imágenes correspondientes. Sólo que si me quiero represenur el
t¡¡piz d1tráJ del armario, 1.as intcncione, v.ici'1! imp1icad1s en la pcr·
ccpción de los arabescos visibles vnn • tener que destaar.!<', prcpe-
nerse par., si, •xplitit.1r.r, y d1grirdar11. Al mismo tiempo deja.lo de
fundirse en el acto perceptivo para constituirse en un acto s11i gintris
de la conciencio. Igualmente los ar>bescos ocultos no constituirin y,
una ('n!tlidad de los a.robescos vi:sibleJ, como la de 1,,1n 11n11 ro111i-
11uatió11, co111iiu1ar1, sin lm,r,up,1611. Pero apuecrcln aislados en !,
conciencia como un objeto autónomo.
Hay, pues, en 11 pcrcepcióo el comienzo de una iníinid.1d de
i111á&enes; pero éstas no se pueden constituir sino al precio de lo
nniquilocióu de bs conciencias pcrce¡,Hvu.

Podemos decir, en resumen, que la actitud imaginaote «presenta


una función patticubr de la vida pslquia. Si op>rece tan im.tgcn en
lug&r de simples palabras. pen>llmicntos verbales o pens:imientos puros,
nunca ser:! el resnltado de una asociación fortuita: se tntorl• siempee
de una actitud global y 1ui gm,riJ que tendrá un s<ntido y una utili·
CUARTA PARTE

LA VIDA JMAGINJ\RJA

~
1
l. EL OBJllTO J.JUlEAL

Como ac:,J»mos de ver, el :aao de )nuginac;icln es un atto mágico.


Es un cncwtamicnto destiMdo • b>ecr qu• •pucia d objeto en el
CUll se pi•ns:1, I• conq•• se dcoc., de msner• ul que se paeda entrar
en su posesión. En este atto hay siempre dgo de imperioso y de
infantil, una ncg2tiva • tener en eceete la. di,tancia, las dificukodes.
l!I niño, en su edad temprana,: actúa con •I mundo, desde su lecho,
con ócdC11CS y ruegos. Los objeeos obedecen a cs1.. 6,denes de b
coocicoci,: ap,rocen. Pero ticocn un modo de cx.istencia muy partí·
rular que vamos t tratar de dosaibú.
Ante todo mi Co('ltl!JJnicnto tondb a obt•nedos enteros, a nepro·
ducir su cxistenci• íntegra. Como consecuencia, cstoS objetos no ap•·
recen, como en I• percepción, bajo un ingulo puticubr; no se dan
stgún "" p1tt1lo d, J--iJta¡ trato de hsceríos nacer como son ca .sí. No
tengo nad.1 que ha<er con Pedro "visto • bs siete de la tarde, de perfil,
el viernes pasulo", ni con Pedro "columbrado aycr desde mi vcnt.t.-
02·· •. Lo que quiero, lo que obtengo e, sendllarnrnte Pedro. Lo que
no quiere decir que Pedro no apatC2C1 en un• posición determinada,
tal ,e2 en un lugar demmioado. Pero los objClOS de nuestns conci<n·
cías im•ginantes son como Lu siludllS d,buj•du por los niños: 1• cara
esti ví,ta de perfil y sin einbugo le han puesto los dos ojos. En una
ralabra, los obj<IOS imaginodos cstin vistos dc:sde varios sitios a la
vci; o mejor aún -porque esta multíplicaci6n de los pontos de vuta,
de los lados, no d., rucnu cxaaomcnte de la intfflei6n únagioaotc-,
cstin "prescntifia.doS" coo un asp«to totalirario. En cittt• forma
hay algo ,u[ como el <$bozo de un punto de visb sobre ellos, que se
desvanece, que se diluyc. No son sensibles, sino m'5 bien casi·
sensibles.

1 Sin tmbarp. pumt' ocu.nir que pre.ci.sammte w1c de ttprc:sentarffle


t•I o cual upcao de Ptclro. Pno mtooc:u Wf¡ nettSUia una np«ilicacióo
pt..rt,culat.

1)7
Por lo demás, el objeto en imagen es un irreal. Sin dcda que .,.u mismo tiempo y el objeto irttal es precisamente -por lo menos en
presente, pero al mismo tiempo está fuera de alcance. No puedo cuanto ceccieme • su as¡,«to efcctn-o-- el limite y la cx:tspcución
t~rlo, cambiado de lugar; o más bien, puedo harerlo, pero • condí- de este deseo. As! es que no es más que un espejismo, y el deseo,
(lÓf'I de h~~crJo de manera ureal, de renunciar a utiliza, mis propias en el .acto ünaginante, se iliment1 de sí mismo. Mis ~le, el
manos, utilizando manos f~tasm~ que den en esa ara. golpes irreales; objeto en úmgcn es una /"1ta d,fir.ida; se dibuja en huero. Un2
pa_ra octuor con estos. ob¡~os irreales me tengo que desdoblar yo pared blanca "' imagm es una pucd bboca q111 /"1ra ,n la ~prión.
n11~:oo, 1111 1e11go que 11Teal1Zt:r. Pero por lo demás. ninguno de estos No qucn:mos decir que Pedro mismo se, irreal. Es un ser de
objetos r~lamu d.c mí una acci6ni una conducta. No son oi pesados, ame y hueso que en este momento csti en su lubil1cióo de p..,;s.
n~ apremiantes, m sometedo,":': son pur• pasividad, esperan, r.. débil Los intenciones im:igimntes que tnlllo de •la=rlo son igu:tlmenre
vida que les insuflamos proviene de nosotros, de nuestra espcntanei, retles, real también el on,logoo •fccfü-o-motor que animan, T:unpoco
dad. Si nos desviamos de ellos, se aniquilan; en el próximo opítulo dcb<rla creese que hay dos Pedros, el Pedro real de la calle Ulm y
veremos cómo son tot:ilmentt- inatl11.1T1les,- como son térmtnos últimos el Pedro irrcal que es el corttl:itfro de mi conciencia artual. El solo
nunca son términos de origeon. Incluso entre ellos nunc11 son cau~ Pedro que conozco y que tuto de :tl= es el real, que vive real·
ni efecto, mente en di• lubiación real ele Pub. Es, pues, • éste u que invoco
. · ~:•I vez se quier, objetar c~!e desarroll~ de imógene, "por 0$0Ci•-
c16n , que supone una especie de pasieidad del espíriru. Si me
y que se me ªP"'CCC· Vero no se me 1¡»rccc aq•i. No CS(.i en esu
hobitacióo en que yo e,aibo. Se me aparece en 11 h,bibci6o real,
represento un asesinato, "veo" el cuchillo que se hunde. "veo" correr en b b:ibitroón donde re:,lmente cst.í. Pero entonces, podri deciae,
fa sangre y caer el cuerpo de la vfctima. Sin duda, pero no los veo lJI no h1y incsl? Entendimooos: Pedro y so habitaeióo, re:,lcs en tonto
• P"'" ele mi: lo., ¡,rodu2co ospoat.lnc:imente porque pi11uo 111 ello. que están situ:idos m P,ri.<, • uc,cícn<os kilómetros rttlcs de mi ¡,osi,
listos detalles no aparecen como consecuencia de una tendt:ncia del <ióo ro~ y• no lo son en tanto que se me 1par«<n 1ctmlmcnte. A6n
objeto a completnrs,, •utomjtic•mentc, en ti sentido en que dccla.u si ¡,c,wsc, tros b cvoación de Pedro o, im1gm: "Dcsgnciadan1cnte
Wolf(: 11R1diJ11r integra perrep1iq", sino como consecuencia de unil no está .i,r·, no habrfa que mtcndet que distin¡¡o entre Pedro en
nueva concienci4 fonn,da sobre el objeto im,gin,do. Es lo que mues- im,gcn y Pedro de carne y hueso. No hoy nw que uo Pedro y es
tton los trab,jos de J,net sobre los psico35lénicos: el Cllclctcr ttigico prccisomente ~ el que no e,ti 1hl; no ,114r abf es su cwlidad cscn,
de 1, obse,¡16n est~ causado porque la mente se íuen:• • ,r mism• • cial: en un momonto Pedro me csU dado como cst:ando .., 11 calle
reproducir d objeto que teme, No hoy re.puición mtt,ínicn de la O ... , es decir, como ausente. Y csu auscnci1 de ~ro que petdbo
1,nascn obsesiva nr monoideismo en el sentido cUsico del támino dircct>rncnte, que corutitu~ la estructura cse:icid de mi imsgcn, es
sino qut la obsesión es wlu,1Jat1,1, está reproducida por una npeci~ prcci»mcntc un l!llti% que le colorea por cnttro, es lo que UamtmOS
de vértigo, por un cspssme de b espontaneidad. 1u ii=licbd.
llste objeto pi,h.,, mantenido en vida utifici4lmc-nte pero que Oc una nw>en general, no es sólo b l!lltcri1 del objeto lo que
en cuolquier momento se puede desvanecer, no poclrl• llenar los d..cos. es irreal: tod.u los cktcrminai:iones de c,pocio y de tiempo a las
Sin emb•rgo, no es inútil del todo; constituir u11 objeto irrcsl es un• que está sometido porticipon ele cst1 irrnlidad.
maoera de engañar un inm>nte , los d<$COS p•t• <><•spemios despu~. En cuanto •I es¡,,cio, no h•y dudl. Cwlquien. ~· ,,,. que el
como hace el •su• del mar con lo sed, s; quiero vu • un amigo, espacio de 11 imag<n no es el de la pctetpcíón. Sio embargo. como
\'Oy a hacer que compnrc:icn de mancr2 irreal, 'Es una m11nc-ta de hay cierta< dificultades rau un oúmcro dttenninado de cuas pa.rti·
r1pru,111ar lo uciedad. Pero IA sacied.,d J-Olo esti teprescomd• porque cularcs, tenemos que e>boi.u uo.a discusión gcnml del problema. Si
de hed10, mi amigo no está 'ahf realmente. No doy oad• aJ d=; de pronto me pongo • recordar a mi amigo Fedro, ,·oy a "vtrlo" con
ntás b(co, es el deseo el que. constituye el objeto en su mayor parle: su uajc g,is, en t>I o cu>.I actitud. Pero b m,,or porto del tiempo
• med1<la q11e proyccta :tl ob¡eto rcul ante él, se prcciJ• en tanto que no se me apar«erá <n un lugat dctcnninado. No es que (:úte tod•
deseo. Ante todo sólo desee ver • Pedro. Pero mi de!CO se vuelve detetmin,cióo de c,p,cio, y, Pcdto tiene cittW cualidades de posid6n.
deseo de tal sonrb•, de "11 fisono,nlJ. Asl se Jimira y se exaspera al Peto lu dctcrminacion., totoirJfir,ncstin incomplctu o faltan tolll·

08 09
mente. Tal vez se tenga la tentación de decir: Pedro se me apartee Pedro no está • cinco mttros de oadie; aparece «>n la estatura y el
a la izquierda, a unos metros de mi, a. la altura de mis ojos. de mis aspectc que tendrfa en b percepóón si se eacenrrase a cinco rn<vus
manos. Muchas dewifciones hechos po< sujetos instruido. ( •l hacerse de mi, y eso es todo. Es una especie de aulidad ah,,olub. Hl1l>O.<
fas investigaciones de los psicólogos de Würzburg o de M. Spaier) tra.-ado de mostrar más arriba qt.'< el objeto aparecía en b iou¡;,.:n
tienen la mención de esta pretendida localización. Pero es Ucil desee- corno un complejo de cualidades ab_,ol";~· Pero por oto putc, cada
brir el error de estos sujetos: odmiticndo en efecto que Pedro apore= una de esas ~dades absolubs esa ongmada en una apuier.cu sen-
a mi izquierda, no aparece al mismo tíempo a la derecha Ce ese sil!ón sible.~ objete, !uego. en ll1l1 cualidad rtlativa; Ia inugen no crea
que está realmente presente frente a mí. Entonces esto loc•lit.ción coodídcnes de existcnoa absoluta para el objeto: lleva al absoluto Ju
tiene que ser ilusoria. Lo que lo explica es que para hattr que Pedro cuali~•d"" sensibles, sin dcspojarhs sin cmbirgo de su relatividad
sul'ja en imagen, tenemos que ñr/or1nt1r a ciertas impresiones kinesté- csmcul. N~lutalmcntc, el rtSUltado es una conmdicci6n, ouoquc no
sícas 9uc nos infcnnan sobre los movimientos de nuestras manos, de s,lt; • la vista, • c>us> del wictu confuso dd objeto irreal Yo
nuestros globos oculares, rte. Hemos tratado de describir ti proceso en la perccpcicla presto • Pedro una estatura 2bsoluta y uno distanci&
de estes '.'animaciones" en la tercera parte ele este tt:1b:ajo. Ahora bien, n,r~,:tl en cuanto a mi. En cons..-cuenci., awido reprodu:tt0 a Pedro
junto a estas impresion~ "inforrnadas" hlly otrClS que pertenecen a en imagen, le doy su «tarura absoluta y su distanci• oatural, Pero -
los mismos ór8•nos y que mantienen todo su signific,do kincstésico, cu,lidad.cs ~ ~ •p.ircccrá':' romo relaciones de Pedro ron otros objetos:
que llegan n nuestra conciencia como informaciones sobre nucstt;u se han 11uer10nzado: b distlncia absoh,u, la est,tun obsolut• se han
manos, sobre nucsrros ojos. Y estas l1ltimas están tan pró.xi.m2S de las vuelto Clllllctcri~ i?ttíns«as <k_l ob\eto, Lo que o tan cierto que
primeros que se funden en ellas insensiblemente. Por ejemplo, puedo ¡ruedo reproducir en =gm • m, am,go R., qu,, es muy bajo, con
Interpretar los movimientos de mis glcbos oculattS como Jo forma la p1,¡,11fin d, ,,, ma111u y coa su dislanci• absolut• aunque no ha~
estátlco. if; y ron esto h;i.y que entender que animo con uns nueva ~p,m:cr ningGo ob(eto que pueda hacer que se ,coo;,.,zca cst. pequc-
jntcrvención a l:as impresiones que me llegan de la contracción de las ncz. En la pcrc:qxióo, nunoa podré saber de un objeto si es grande
ótbita, y del gim de ojos contu los órbitll.l. Pero oerss regiones de o pequeño en ~1010 que no tens• el medio de componrlo a oiro,
Jm$ órbitas, los músculos de las cejas, etc .• me dan impresiones kínes- objetos o • mí mismo. Por el contmio, el objeto en imagen tiene
tésiC11s inalterndas, de manero que el an•logon motor no se puede ~ pequeñez in,~iorizub •. Sin ~uda que pu«lo hk'Cr que vade, en
scporor totalmente de su derredor kinestésico. Entonces se h~. por ,ma8en, el tam1ño y la dwnaa de los objdos. Pero lo que vula
contaminación, una especie de localiz.ación lateral y cspontinea del cu2ndo, por e¡<mp!o, me _imagino • un hombre visto de lejos y que
objeto en iiru.8(:n y po, eso lo sirúo "a la iuiuicrd•", "a Ji derecha", se occ:rca, ,on cu:tl,dadcs rntcrnas de e:.te hombre irreal: su color su
"arriba" o "abajo". Pero nunc¡uc e!l•s determinaciones csp•ci•lcs ha· visibilidad, su distancia a!Moluta. Lo que puede ser su distanci; en
yau podido ocullnr • veces el car4cter irreal del espacio im1ginodo, tebción • mi, que no existe.
de ninguno de los maneras pueden calificar al objeto irreal, ~ este .anAhsis nos VCJIIO$ conducidos a reconocer que el espacio
51 sepammos estas íalsll.l loc:ulizacioncs, nos tesultotá mis f&cil en umgen l~c un carícte: mucho mis cu:tlotativo que 11 cxtcnsi6n
comprender una coroct«istico importante del objeto: lo que podrfa ,le la percrpc:i6n 2: toda clctmninaci6n cspacitl de un objCIO en imagen
Unm>rS<l su coeficiente de pcofundid•d. Pedro en imagen se me apucec se presenta como una propi«bd absoluta. Esto se une a la obscrva-
n cierh, distanci•. Aqul la cont•rninación det •nalogon motor por su ~i6n que hadamos c,1 el capitulo precedente: no ,e puede contar en
veeindad no podda servir de explic•ción v:llida. Pero, por lo Jemi,, ~nagcn lu columnas del Pallleón. E.l espacio del objeto il'fflll no
¿Pedro cstA • un• distanci• dada de mi? futo no es po5ible. No lie?e rutes. Pero, podn\ dccit<C, no h1y que decir que par1 todo
sosLi<.·ne ninguna ceJ2ci6n conmigo, ya. que es irreal; no atá ni a cinco ob¡oto irral la íónnula de llcrkdc¡• "me cst pcrcipi" se, vercl.td ,in
ni • cien menos de mi. ¿ Podr4 decirse que se me aparece como rcsc.rvas y, en este ca,o, ¿no debe observa,.-, que la coocicnci, no
"visto por mi • cinco metros"? Pc10 predsamente cu,ndo produzco coní~rc orprcsamen<c al objeto irreal tslc cs¡,acio sir, partcs? 11 Jccír
• Pedro en ima&en, no tengo en absoluto Jo id .. de que lo •.,o, y
trato inmediatamente de ponerme en comunicación con un oboolu,o. ' Qut • ,u ,-o ut1 Ifjo, Je Id Ctoticla.Jpun.

160 161
verdad, Ja concieocie no a.fi.r:m.a expresamente nada del espacie irreal: él?aciencu que lo focm, y el tiempo de ésu oo es de lo mis "'"'?
Jo que trata de alcanzar, es el objeto, y este objeto se. presenta como Sin «nbargo: f:":' .ruonu birn en. esta materi• b,y que recurrir ,le:
una totalidad concreta que comprende, entre ceras cualidades, la de l• ou~ "! pooap,o que nos Ju guiado hasta aqul: <I objeto de 1,
extensión. El espacio del objeto, como su color o su forma, es, pues, conoencu difiere en naturaleza de la coocieacia cuyo correlativo cs.
irreal. No ~ prob:ido en absolut~ que eJ tiempo en que transcurre b coa-
Supongamos ahora que pcodu>(<l en imagen a Pedro en su habita- Cltaaa de umgen $02 el rnumo que eJ tiempo del objeto irmgin2do.
ción de la calle D. . . La cuestión es aqaí más complicad• porque Por el ccomrio, vamos a ver, en algunos ejemplos, que estas dos
se añade una determinación topográfica espacial a la extensión absoluta duracioncs est:ln raciolmcnte se~radas.
del objeto irreal. Observamos, en esto ocasión, que 11 loc~ción Hay objetos Irreales c¡uc aparecen en la roncicocia sin ningu°'
está producida ¡,oc una intención especial que se año~.• l_as inten- detcnnina(ió:,.tcm!""'"· Si, por ejemplo, me represento a un cen-
ciones lmaginantes centrales, Se trata de una. etpec:1f1cao~n mis. tauro, este ob¡eto irreal no pettcnccc ni al presente., ni al pwdo, ni
Puede ocurrir que sin esta. especificación se me 1p:irc%.Cl el objero con al po~nu. ~~ no dura frente a la roncieacu que traoscurre,
una vaga atmósfera espacial: Pedro e.,iá vagamente "oodesdo por su se mantt~.e 1?·n.r12bfe. .Yo, que me represento :t1 cenro.uro, ambio,
habitoclón". Pero ésta, vagamente comprendida en el analogon afec- sufro sohrn•cronc:s extmores, mantengo ante mi al objeto irtcaJ con
tivo, no está expücitomentc ,firmada. Par> que esté ~·d• de hecho mis o menos esfueno; poro de uno a otro segundo de mi tiempo
como el continente de Pedro. tiene que ser el correlativo de un acto el centauro no h2. vuUdo. no h2 cn,tjeddo, no ha "tomado" un
de afirmación cspec(fica, unido sint~tiamcntc al acto de conciencia segundo mis: es un int"'11porat Podría tener la tentación de d.,.cle
que constituye Pedro en lmtgtn. Peto una vc:z h~h:a. es~ 11.firmaci~. mi ~rcsent~,_como antes chb:t • Pedro en imagen ,,,; espacio. Pero en
la habitación que aparece no se da en sus rebc,ono, con el tspac,o seguida •divnumos que serb coo,etcr el mismo mor. Sin duda es
real en que yo vivo. Apenas se p<>drf:a scñ.al:t..r un vago sentimi~ro presente la coociencia 1. l:a que pertenece ese Centauro. Pt10 el cen-
de dirección que, por lo demás, no acomp•ñ• por foetza al ob¡eto. tauro no lo es: no comporta ninguna detennin,ción temporal.
Por lo demás. naturalmente, la habitación que ap-irccc con pt0Por?ona Ü:'°' objetos, sin CSlllr mis localizidos, contienen u111 especie de
"normales" o, mejor dicho, "de tamaíio natural", nunca está 11111.ada du".c•óo contcalda,. comprimid.,., síntesis intemporal de dur.icioncs
en relacién con n1i espacio real; si no la distancia I mi cuerpo cst:a.ri.t p:ut,culms. Por c¡ea,plo, Id $00tisa de Ptdro, que me ttprui:nto
por lo menos esbo»d• en forma de perspectiva, y• que la h:ibit>ción en este moo,cnto, no es ni su -,isa aytt por la noche, ni su ,onriS,l
no se me aparece aqul donde estoy, sino a/Id donde e.ii ella. En ?e CSla m2ñana. Tampoco se 1 ...12 de w, concep<o, sino de un objeto
realid•d cstá propuesto a pnrti, de Pedro, como 111 den«l?r, su medio. imal que recoge ea uno síntesis invuiablc las divems ,onrisu que
Cierto es que no podrla == de ella ~na cualidad mttln_sc.~~ de !"" dur~o y que han dcsapuecido. De mancr. que, incluso en su
Pedro y sin embargo no tiene con él rel2<1oncs de pura contij!'udad, mmutabil,d.,.d, conserv, un "espesor" de duración que le distinsue del
Je exterioridad. Producida pe, una intención secundaria, que no tiene centaueo de que ac•bamos de hablar.
sentido sino en relación con fa intención central, po<lrl• Uamarsc una De tocb.s form.u, estos objetos se mantienen inmó,•iles frente ,1
,i¡,111·í111,i11 del objeto princípal flujo ele la concicnci,. [n el extremo opue,IO encontraremos objetos
Natuto.lmcntc, e, estA hobitocióo verdadero la qu< quiero alcanur, que transcun<n mú depris, que la conciencia. Es cos, s:abida que 1,
ele la misma manera que quleec a!Cllniar • Pedro de verdad. Pero se da mayor p,ut~ de nuestros sue,ios. - muy cortos. Sin colbargo, el
como ausente; y al mismo tiempo su carlctor está pcoíund:uncnt< drum onlrrco pued< ocupar vuw ho,...,, varios Jiu_ Es imposible
modificado, y• que la rebción externa de conti¡;üi,!nd que la une " hoc<r que coin<id• cstc drama que se extiende a tnvb de un di, con
Pcd.ro c.stá tmnsíormada en una rcl:ac.i6n interna de rcrtmencil. el transcunir ripido de la concicoda que lo sueña_ Td ,n se tute
de reducir la dur.ación del sueño a la de la concieocia onlria. haci<.-n,~,
I•
d_e la hiJll>riA ,oñ•'!' uo ripido desfile de imigencs. r~o e,rpli<•·
Tal vez sea m5s dificil de a<lmitit que el tiempo del objeto en crón es muy ambógu2. ¿Qué se entiende aquí por inug,-n? ·Se
imagen es un irreal. ¿Acaso el objeto no e, contemporáneo de 1, quiere hablar de la conciencia imaginante, del objeto im2gin,dol se sf
162 16}
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trata de la conciencia io,agi.nantc, es evidente que no puede tr.ln.scurt~r ritmo. Puedo tardac dos minutos en imaginar una escena que ha
ni más ni menos deprisa de lo que tr,~cucre; lo que se puede dear durado diez minutos.. Fero ,cría pueril peasar que ssl cstuía detillida
es que cumple absclutcmente su duración y que ."' ~ta p(en1tud . u mú <i<>ct-ittneutc. Importa poco el tiempo '{Ur tmlo en recoastituirh.
que mide la duración. En cuanto concierne al objeto Imsgieado, ,se Lo que importa es h dEtennin'66o de duración irre,J que le doy.
puede hablar realmente de sucesión mis cipida? Pero aqul º? tsf"'!'°' 1 Hoy uno ausenci, tanto del tiemfO como del espacio. Llevado al
en cl cinc, donde la proyección de una pd!":la toro,d1 m:1S rap1dl- limite, el trem¡io de un, escena urea! que c!obi2 enctamente a una
mente d• la impresión de "ralanri". Los objetos, por el con~•?· escena red que se desurolla actualmente, sed un tiempo irreal, Si
transcurren ,náJ /111J411J111/t que la concicocio. real, )'3 ~ue la cooaen~1:1 mientns Pedro se echa de beber a mis espaldas, yo me represento que
vive realmente algunos segundos mientras el mundo irreal d~ta v~as se ech1 de bcl,or ,,, ulr momento, los dos presentes, el presente irreal
horas. Un desfile muy ripido de iot.4genes nunca da.ti \• 1mpres,6n y el presente real, no coinciden. Por un lado tenemos los clcmcntos
de una duración muy large, si 111,J relarionwlo 'º!'. el '"~º
d, lo reales de u conciench y d gt,to rol de Pedro que son con~pori-
eoncienda. El error proviene aquí de que se identifica 11 ~magen. 'º!1 neos, por el otro, el presente del gesto ím,,L No hay siinulttncid•d
conciencie. Se supone entonces que ~na sucesión. muy t3p1d:a_ de. «na- entre estos dos presentes •. La aprehensióa del uno coincide con la
genes es, ni mismo Hempo. una succs1.ón muy .rápida de ccnoeacas, Y :aniqailación del otro.
como pee hipótesis (ya que el durmiente esta separado del mundo) ll$1u onctcrí.sticas dfruw de 1• duración irreal sólo son plena-
todo elemento do eomparacién f•lb, se cree que se conservan b.1 mente comprens,1,les si se concibe ola dunción de h misma manera
relaciones cntl'c los diferentes contenidos. &,.2 tesis. que nos ~v[': al que el espacio irre•I, como sin pules. T•mbién db es una cw.lidad
principio de inmanencla y a todas SU$ consecuencias contr~dict~r1as, del objeto y, de I• misnu IMncta que no se pued,n tline:ir en imsgen
tiene que ser abandonada. Se objct2rá. en vano que el ?b¡et_o irct',1 Ju column.as del Pmt<tln, no se pa<lrl• <i<plicitir y conttr los ins·
esti\ constituido por algunas esctnas tr1n~dis que ~n, 1mag1111J '\1:le t>ntes de una >tti6n irrCII. Mú bien se te.u de wu conciencia vaga
forma» un todo coherente. Porque no queremos decir olr:i cosa. Sin de tnn.s<uair y de un cocíicicrth: de dut>ción pro)"("tado sobre el
duda me imiglno qut estas escenas tienen una duG.ción muy l2rg~. objeto como una propiedad obsoluu. No se aea, sin embargo, que
t-,(ay, pues, que admitir equl un fenómeno de ,ret11r111; un acto F~Sa ola durición sin partes se ¡>3r«e de una rmnera cualquiera • la dura,
cionnl. L• duración de los objetos irreales es el estricto correlatrvo ci6n betgsoni•na. M:1.s bien <Starla em¡>3rent1da con el tiempo esp•·
de este acto de rreenda: r,eo c1uc cshls escenas truncadas se suelden ci,lindo que este íilrloofo describe en /JJr dmor i,tmdi.1101 d, t,
las unas a las otras en un todo coherente, es decir, que uno lis csctna.." <Oflri,nd4. Es que, en efecto, la duración del objeto iimginado, como
presentes a las escena.< pasad:is por medio de intenriones ,~lCí11s 1com· consecuencia del principio de rui-<>bservaci6n, h& sufrido una altera-
poñodas por netos posicionales•. Ademjj rr,o que estas e,cenas ~ ción radinl en su atructura, o mejor dicho, una invtni6n: el aconle·
p~n [untas una dur-1ción de vitiu hor:as. De tol modo, b dur11c1ó~1 cimiento, el gc,to que se quiere tc2liur en imagen apareo, como
del objeto en imagen e, el eerrclative tron~ndente de .un llrto pos, 0tdenando los in!llllltes anteriores Sé adonde '"Y y qut! quiero pro-
dono! especiel y particip•, en consccucno•, de 1• 1trt:1lidnd ,kl
objeto•. . • No oc:urtt Jo mhmo, Nluralmm1", con IAJ iotmcioncs qu~ tntm de
Esta condusiée se deducir!• t11Jnbifo del ex•rncn de los a.sos "'
termediarios, es decir, de aquellos en que b durocicín irreol del ~jeto '°
ak.anut m la ptrctpci6n ~ /01 oój1101pctCibidot O: l&J ('Ul.lkbJd; no pttti-
bicw pttO cuy,, cxi........ iúirnw,,o,. E.... ... doclu cldde ... ori¡:cn oomo
ni.stifflclo en ti upteo 1 en c.l banpo de los obJttOI pcróbidol. Va einn·
y In duración renl de: Jn conciencia lranJ1.urrcn p.arlilcl:imcntc, .il mJstTh> plo simple moJttui la diíttencia· YCO a Pcdto ele C"Spaklu. E,.!• ¡,««pción
ck la ~ ck P<cl,o ¡m¡,li<ll '!"" <ÍM< una (a,:, WI "dcwt1c" 1 1.1 a« ck
a .DitllJ intcndori.ct son 1n:11ogu 11. 1111 que comtituytn una formacsti1i,..,. P<d,o, ttc., ,e lntut dc alcanzu r• co Mi pcmpcióo dc J1I cspddo. e,,..n
n partir de impresione, klnntésias . cbdos vínua.lmcnrtco ti mit,no "?*:'°· P<:to ,¡ quic.ro ttplUfflttlmC 11 c:ua
.. Se obJetAr,l que cstt dunación en ~ .•uel'\o ,.tsti d:ida como re.al, :a,J de P«lro Je una maotta nplfcib. 11».odoooca e:I acto c.l ttrrfflO k la
romo Joe objetos que lo ocupan. .Estll obJ«•ón dlil r,.11W11d1 en una 1QCOfu
pren5i6n de 111 niHuralcu profunda Jet ,uaio. VcrtIDO$ m4s add.1ace lo 11,11•
pctttpe;&,, la ..... de r.dro .. ··.i-·· .., ciffla roana del _,,. -
veo <k c-sptJdas r se me da iaa.lmm1e m un rspacio ilttal. Lo mismo CKU·
h:i.y que J>tn5:1r :al ,csrce:to. nt', oat\ll.ilmcatc, con b.t ckctaninacioacs usnpon.lcs.

16-í
ducir. Por eso no me puede sorprender ningún desarrolle de Li tranquilizadora. No luy duda de que aswwi un tigre 'I"" ªI"""'"
imagen, yi sea que prodozca uoa escer111 fictici~ ya que yo haga bruscamente, peto e, otro miedo. Si !fflemos miedo de nodic, <11 b
aparecer una escena pasada. En ambos casos los instantes anteriores soledad, es porque los obje!OS im.ginmos que nos atoancnt.u, ""'·
con sus contenidos sirven de medios para reproducir Jos instantes Poste- por naturaleu, paco d•ros. Y este atárter poco claro proviene de que
riores considerados como fines. un objero en imagen ounca <S francamente él mismo. Todo aqncll<1
Por lo demás h•y muchos casos en los que el tiempo del objeto es de que tenemos miedo de est,i 1IW1cra es ;mp41;bJ, en lo medida en
pura sucesión. sin localización temporal Si me represento Ja csrrere qu: los objetos CSCl¡>ffl al principio de individuuióo. Podrlamos
de un centauro o un• batalla naval, estos objetos no petlfflecen • decir que em ambigüed•d CX>DStituy,e lo única profondid1d del objw,
ningún momento de la duración. No son ni pasados, ni futuros, ní en inup. Representa en él como um spuicarci• de opacidad.
sobre todo presentes. No hoy mis presente que ¡o r,al en tanto que Porque, por lo dem.ls, no hay h1St;an1<: en un objeto irreal p1r>
me los represento. Ellos, sin lazos, sin reltcioocs temporales con que <.01l.fflluy, un, individu,Jidad rigurosa. No está llc<•Jda Just, el
nln!,'ltn otro <1bjcto ni con mi propia duración. sólo se c1U1deri.zan extremo ningum de sus cuilid,des. Es lo que en !, s,,gund.a parte
por una. duración interna, poc la punt rcl.ación antes-después. que se de este libro hemos 11.umdo una póbm:a ,smrw. úando ,..., ,
limita o señolor la rchtión Je los diferentes estados de l• acción. Pedro, siempre me <S posible occraruu, a ól lu$U ver los gránulos
El tiempo de los objetos irreales: es, pues, irreal a su ves. No de su píet, ohsen.'3r los poros con um lup1, y cuando he llegado ohi,
tiene ningun1 carnctcelstica del tiempo de 12 percepción: no 1,a,,1,tt1r1 atan sigue lt,bicndo pan mi la posibilicbd teórica de e2Amin>r su,
( Je la manera que dura este trozo de ozw:ar que se funde), puede células con on micro,oopio, y así hisn el infinito. .Este infinito se
desplegarse a voluntad o contraerse sin dejo< de ser el mismo, no es encuent1" implícitm,ente contrnido en mi pcttepciód achlll, h des-
irreversible. Es una s,ombra de tiempo, que le queda muy bien :i bord.a infininmente p<>r cuanto puedo explicitar de él en todo mo-
c:stn sombra de objeto, con su sombro de espacio, Na.J:i .separa mis mento. Es lo que <onsritu¡'C la ..masividid'. de los objetos re1les.
seguramente de mí al objeto irreal: el mundo imoginado <Sti iotd· Por el contrario, la caraclfflstic> de Pedro en imagen es que t,ü
mente aisledo, sólo puedo entrar en él irrealizándosne, como cspucido. Este objeto que pretendo producir en su to11lidad
y como un absoluto, en el fondo se reduce a un1S pequcilas rclu:ior.cs,
• algunu dctermin>eiones esp«iales, ttmf'?ra!CS que, sin duda, tiena,
un aspttt<> seru,bfe, pero qu• <Stin dttmid.u, que no contienen nada
Cuando hablamos del 111u11do de lo, objetos irreales, empicamos mi, que lo que he propuesto e2plícitamcntc, 1¡,ane de es, v,¡;1
para mayor comodidad une expre.,ión ineXllct•. Un mundo es un todo :ambi¡¡ücdad de que aabo de lubw. Sin dud1 ruedo afirmar sun
unido, en el cual todo objete tiene su lugar determinado 1 maoticnc que, si quisÍC$t, podría attroirse • este objeto irreal, verlo con lu¡»
relaciones con lo, dem:ls objetos. u idea mi,ma de este mundo (irrcalmente), con un mia(>SC()pio. Pero también sé que lu nuens
l1nplico pora sus obfetos In doble con,lición siguiente: tienen que ser cualid.aclcs que ,,,.reicao no est.ln p en el objeto "" cot•do implicito.
r~suros:1me:nte individunc.lo~: tienen que c,tar en cquiJibrio con el Se aiudirin s:intttica.mcntc a ll y será nt(CS;tria una intención par11·
medio. Por eso no h•y mundo Irreal, porque ningiln objeto irreal cular de mi ronc.itnda !;"'"' afirmar que el nue,·o objeto que se mo
cumple esta doble condición. aparece es también d antiguo vÍ$!0 con un nue,,o asp<do. En cualquíu
Ante todo no cstin individuados. l lay en dio.. • la vea dem .. i•do rn>tante ~. pue,, dctcnca la e,wtenda del objeto irre.il, no estoy
y no bastante. Primero, dem>!!i,do: <Sto, objetos-fantasm2.1 son ombi· •mstrido a pó'lr de mi • la cpliaadón de sus cualicud<S; sólo cxi,t,·
guos, fu&accs, • la vez ello.. mismos y otro crua distinta de ellos mis- puesto que lo sé y puesto que lo quiero.
mos. son el soporte de cudidAdes contradictorias. Con freaieocia, Por esta ruón las modiíiacioncs ,olunruiu c¡ue podría 'I'º"" .1
llevando •l extremo el :inilisis r<flexivo, se descubre que eran vuios objeto no podtlan producir mi, que dos especies de efc,1n<: u '"'
en uno. Esta ambi¡¡üedad esencial del objeto irres! nos portte que es Uev,r:ln al objeto mis cambio que ella., mismas, o le prod,'<ir.in """
uno de los principales factore., del miedo de imaginadón. Una pcr· alter.ciooe, radical<S que afecten a su identid>d. Por tjcm¡,ln, •i l""'.L:''
ccpcióo cl:trn y distinta es, scgón cierto punto de vista, eminentemente tn Pedro tn im.age:n una oarit ch1t,1: o auema.ngada, no rc..,uhJri un

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nuevo aspecto para su cara, O* por el contrario, si trato de represen~ nervioso pero no ,'ffl.cido; o ambi.a todo y apar«c u.na abua bajo
tarme a mi a.migo con un!l nariz rota, puede ocurrir que no lo consiga una chisten, pero no es la de Pedro. No por eso deja de dedararsc:
y que, al quem completar L, forma producida, haga ap:ucccr una ..me imagino muy bieo b cara que tendría", por,¡ue parece que se
cara de boxeador que ya no es L, de Pedro, como ocurre con los estah, a punto de lopt!o, on poco mis, un poco menos, y que
sueños, en los que el meno, cambio de los rasgos de la cara produce hubiera bastado un> pequeña r«tificación de tiro pan alcmurlo.
un cambio de personalidad. En ninguno de los dos casos he logrado Sin embargo, podri decirse, puedo hacer que se muevan estos
lo q:.ic me proponía, es decir, Ie ,;,erdadera trao.sformación de la cara objetos irreales, Es que hay que distinguir entre volunt.id y espont.t.
de Pedro, una lransformocióa en la cual queda algo y desaparece algo neidld . .La eoocienci.t inugirunte es un acto que se forma de una
y en la que lo que queda toma un nuevo valor. un aspecto nuevo. aún sol, vez ¡,ar ,..,lun13d o espoot>ncidad pre-voluntaria, Peto sólo la
conservando su identidad. Los cambios reales son ineficientes o tíldi· <spont!tlleubd pie-rnluntuia f"'ede llewr a dcsauollos posteriores ele
cales; es lo que se padría llamar la ley del todo o nada. Habría un csla conciencia sin que se deng,eguc el objeto primitivo. Puedo
umbral ¡,ar debajo del cual los cambios no serfan eficientes Pª" la producir por /i::1 volunbrio un objeto irreal en movimiento, con la
forma total, por encima del cusl supondrían la coosútucióo de un• expresa condición de que <I movimiento aparean al mismo tiempo
nuc,:a form.i, si,, relación con la precedente, Pero el umbral mismo, que el objtto: es que <ntooces el movimiento ( creado de una sola
la posición de equilibrio no serian modificad-O$'· ,-e2 por opcebcosión imaginante de datos kir.álésicos) constituye b
Sin ernbargo, mechas veces se ha oído decir: "Sí, me imagino muy rmterfa del objeto. Podris cl«i<1e que lo se me ap,.rece no es un f"'ño
bien Ji\ cara que tendda con una chistera, cte." De la misma manera en movlmiento sino un movimifflto que es puño. Pero me resulta
Goe1he pretendin poder producir una flor en capullo, hacerla crecer, impoo,1>le ttniaur después ror ,·olunud a un objeto irreal que primero
abrirse, cerrarse de nuevo, deshojarse, etc. Pero nos rarccc que esas se h, dado como iRmÓ\~I. Sin embargo, lo que la voluntad no puede
nfirmncionts que co1\tt:1.díccn nuesree tesis no son absolutamente sin· obtener podri ser producido por b libre esponlancid•d de b Con·
ceras. Sin dudn que se hoce npueccr una cbisters. y t""'bi61 la cara cicru:ia. En efecto, se sabe que los elementos reales, noéticos de b
de Pedro. Tal vez se vean simultáneamente, tal vez h;ish1 se llegue conctencia im:1ginantc, son saber, movimiento, af«tivid.ad. Una con-
II ver la com de Pedro debajo ele In chistcr'l. Pero lo que nunca se ciencÍII i1DJginarue pu«k apar«cr de pronto; puede Yatiar por sí
\'Crd en i11111gcn es ,/ ,¡,,10 <le una. chistera eu la c:ar.a <le Pedro; en mism3 líbrcmcnte con.servando un momento su cstructur2 CSC'OOa.l: por
efecto, en e.<ta coruemplacién scrfa necesaria una parte de p,sivid•d y ejemplo, puede haber un libre desarrollo del factor afectivo, evolución
de ignorand<t; en un momento d,clo tendríomos que poder dejor de del saber, etc. Result•rin de dio p.,u <I objeto irreal que es corrcb·
prod11tir esrn forma sintftica, para .,.,;¡;,a, el resultado. Como hace el tivo de esta concicnci1 unas variJcionn que dunrin rcspcundo su
pintor que al haber hecho un retoque en su cuadro retrocede y se identidad en tanto que se COmtn'e la estructura esencial de b con·
olvida en tonto que P,intor Pª" 111/lir el resultado como espcct•dor. Es ciencia. Pero hay que •~adir que, en CShdo de vigilancia norm•I, esw
lo que resulto imposible para la conciencio imaginaotc. Solomcnte -y estructura, no urdan a, des>gregarse y que los objetos en irrúgencs
volveremos sobre dio- el espf ritu super. cstn imposibilidad; se hsee no tleoen un• vid, muy larga. No, parc,ce que se pueden identific:ar
una es~ie de esfuerzo es¡x,smódico por• rcaliur el contado y e.te estas libres tnnsformxione1 del obje10 en imascn con lo que Kant
esfumo no Jogt> su (in, pero es ul mismo tiempo como 1.1 indk•ción llama, eo b crl1ia del Juicio, el libtt juego de la imagin>(i6o. Pero
de lo slntesis que habrla que llevar a coho: é$III apatece como un b voluntod vueh-. por sus fueros ripidamen~: se quiere dtsarroU.u
Ilmlte, un ideal: habría que mantener junt05 en un mismo acto cara la im08ffi y todo importuna (salvo, algunas ,-etts, en Ju 1lucinacion<1
y sombrero. Se vi a Jogror, a cooscguic, casi se •divina el efecto que hipn,gógicas, cuando b conciencia se ha prendido. Me ha ocurrido
111,y que obtener. Pero de pronto se hunde todo, dejando al sujeto que, molC!!o ,1 ,·cr una nlC<b lumincm que giraba en el sentido de
1.. ,gujas del rcloj. qttise hawla giiar en el sentido in,'ff!O y no lo
B Por eso no se puede d«(dir la orto¡n(b. de un• palabn :1.i.o. acrlbirla. logro!. Naturalmente, no h•y que comprender este curio,o fco6mcno
Me ~uh11. im¡,o.sibJe k:ntJr ente d objeto lrreal el cambio de fi.sonoml.1 qUC' como uoa resisten(ia del obj<to • la conciencio, sino como una rcsis·
&upo:,c In 1dkl6n de una o varia; lr1t:1s. t<ncia de la conciencia a ella misma; como cu•ndo el hecho ele no
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quecer pcoducir la representación obs.e:;ion:u¡tc nos lleva naturalmente tr~!:t''º del m1111do, parecen presentarse como una negación de b
a producida). condiooo de 1.fl.ar·m-el-m11Mt> 7, como un anti-mundo.
De tal modo puedo producir a volunt•d -o C'a.si- el objeto
irreal que quiero, pero no puedo hacer con él lo que qu.iem. Si quiero
transformarlo, de hecho tendré que crear otros objetos; y, entre los 11. LAS CONDUCTAS FllENTE A LO IRREAi.
unos y los otros, por fuerza quedaránhuecos. De aquí un carútet
discontinuo, sofrenado del objeto en imagen: aparece, desaparece, Se ha semhdo con frccucncj¡¡ que: "b noc:aóón de imigenes
vuelve y ya no es el mismo; está inmóvil y en va.no le quiero dar un puestas en juego por un mecanismo asoó>tivo central de acitacioncs
movimiento; sólo logre producir un movimiento sin móvil qut: Je: scnsori&les puede tener los múmos efectos c¡ue un estimulante directo.
:\tribuyo en vano. Luego, de pronto, reaparece en movimientos. Pero Ya se ha indicado que la idea de obscuridad supone un• dilot>ei6n
estos cambios no provienen de él; de l:i. misma manera que los moví. pupilar; la imagen de un obj~o próximo, reflejos de acomodación ceo
mientes de esta Lermosa mnnch:t violeta, <(UC se m,ntiene en mi, coo,.ergencia y cncogimicnto de la pupila; el pensamiento de un objeto
repugnante, la reatción do ,-&ruto, y b espwtnu de un pl•to ..J,,oso
ojos desde que he mirado b JómpJta, no proviene de ella, sino de
mando se tiene ilpctito, una inmtdiata ulivación '' •.
los movimientos espontáneos y de los movimientos vo11.111tari0$cic mt~
,qlobos oculares. En el objeto irreal hay, pues, un solo poder, y es ~8"".este texto -y mochos otros aoilogos-, la inugen, es docir,
neA::1t;vo. Es una fueru de resistencia pasiva. El objeto no está indi- el ob¡cto llfeal pro,·oarla bumamente conducbs, de b miso» mancr•
viduado: es una primero ra:.ón par11 que lo irrc:d no se constitur- <'ri que la pcra,pción. Se quiera o no se quien, c,u manera de ver tiene
mundo. 1!n segundo lugar, todo objeto irreal que •port• <.onsi~o su c:omo oon.sccuen~ c¡ue la imagen es un tr020 desprendido, un pedazo
Liempo y su esp3tio se prtsenta sin ninguna solidaridad con ning(10 d." mund? in!. El m<>vimíento real y perce¡,tible que es uru dibla·
olro objeto. No hay nad• que yo tcn¡¡a c¡ue aceptar al mismo tiempo
ción pup1!1tr sólo podr, ser pro,'Oado por uo• scnsarioo renaciente,
que él y por él: no tiene medio, es independiente, esti aislado, por
nw d~il, sin dud>, c¡ue wu percepción, aunque de la miffltl natura-
lcz.,. A nosotros, que desde su origen hemos diJtinguido entre la
defecto y no por exceso; no actúa sobre nada, narui octúA sd>re él:
no tiene ro11.,wlénria1,con todo el .cntido de la palabra. Si me quiero
conciencia imagj,,mte real y el objeto irreal, =
resulta imposible
odmitir UOA rebóón causal c¡uc vay, del objeto a la CX>ocicoda. Lo
representar una escena un poco !irga en lmsgen, tendré que produ<ir irreal no puede ser visto, tocado, olido, sino irre-almcntc. Rcdproa·
de manera discontinua objetos oislados en su totolidad y establecer mente, no puede actuar sino sobre un ser irreal. Es, sin embargo,
entre estos objetos. n fue1z., de int<ndones vadu y de decretos, unione< indudal>le que Jo.. dútintos reflejos citados tienen lu~r cuando se
"[ntra-rnundanas". oonstituycn ímigcnes. Pero en toda imagen hay una <•pt de exi,,cn.
T.ll conciencia c,tá, pues, conshtntementc rodeada por un cortejo cíu real<', es lo que hemos llamado ooncicnci• im2gin1nte. ¿No
de ,-bjetos-fontasmo,. Aunque lodos estos objetos ten.~an a primen
vlst:i un asp«to sensible, no son los mismos que los de l• perttpd6n r Tradll,lmo, iuJ el ,.in.Jer-Wclc-tcio" de HtickMct. l!o lo condut¡o.
Sin duda que pneden ,¡,r pl.1ntas o animales, pero tambi~ virtude<. ncs TtfflDOI que no a m, que una tp,.rimtia. r que toda ~ por ti
contrario. ueee que coost.ituine ..,obre e.l (ondo cid mundo",
Bineros, relaciones . .En ruante fijMno1 nuestras mirndas en uno d<- • Pil.ron. co . el No,0,1111 THitl de Oum.u, L JI, pis. )&. Dcbcmot
ellos, no, encontrnmcs frente a mes cxtrnño, que e.capan • lu leyt• sdlala.rque, han ltdo hfflw mudu.s cxpcritnciu por GOtOttOI a.in que auoca
del mundo. Se dan si.mpre oomo tot:aliruides indivisibles, oomo ob,o. ha1llllOS podido nour .. ,. dit,- f"'pól&r el< los ••ittos. Nos prqunta·
lutos. Ambiguos. pobres y seco, al mismo riempo, aparecen y dC$1P3rc mo, •i no I<' uauri dc .,.. de ""' lc,mdu p,i<oJ6si<N. <0m0 ,. <GOia>·
""' lllnw, cJnvacl..i..m.n,., to o1,.., ele lo mlJ ,crw. Puo como ,icmpr,,
eee dto n,ancr~ cJi,continua, se d:an como un perpetuo ..cn·otro-lupar". se no, J"'llfÓf d«U' que hemos hecho rmJ n~r1.s e,;periencias.. no ('()O(lu_f.
como una c,·~si6n perpetua. Pero b evui6n • la que invitan no e< mol nada. JObrit todo ttoiffldo m C\lC'Ota que t1 bc<ho no implica nir\gWU
sólo la que nos harla escapar • nuestra oondid6n actual, a nuestro., <ontrJJac<ióG. Por lo~ cxistu. btdios de la ICálm CWC que aoo indu-
preocupaciones, • nuestros pe,01°'; nos ofrecen escap.r • todo oon• dables r que rtquic.reo la misma a:pUcaci6o. Por titmplo. la cr«ctÓO dtl
- al producirs< ¡~ vol•pt-s. •
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•.
habría que buscar m:ís bieo por este Jodo el origco real efe estos moví- proximid.td del objeto. De la mism2 mm,r,, •uoquc un sentimiento
míen tos reales? sea olgo distinto de un simple ttastoroo fuiológia,, no hay S<.11tunicn·
r:(:iy que distinguir dos cap:is en una :táit-ud imaginaote completa: too sin un conjunto de fco6mcnos corporales, BI mismo sentimiento
Ja capa primaria o constituyente y la capa secundaria, lo que común- de asco, 'fJC se absotbe p1r0 coostituir m el objeto 12 cualidad de
mente se llama re-acción frente a la imagen. En el terreno de la. ··,squcroso··, que se objctiv~ por entero y no toma conciencia de sí
percepción se distinguirían 1gwilmente el acto perceptivo propiamente s.ino en f()ffl)a de propiedad irreal, es un sentimiento producido por
dicho y las reacciones afectivas o ideo-motrices que se unen a él en b la anitmción iotenaonal de ciertos fenómenos fisiológicos. Sin duda
unidad de una llllsm• síntesis. Sólo hemos hablodo h:t51• oqul de l.t que en la mayor parte de 12 gente el elemento afectivo que constituye
capa primaria o constituyente, es decir, de los elementos reales que <I analogoo se reduce • un simple abs.tncto emocional. En tal aso el
en la conciencia, corresponden, C'xactamente al objeto irreal. Pero fo,:tor •fecti>'O se ogott totalmente en el acto ronstituymte. Tomare-
también hay que recordar que podemos tener una micción de segundo mos solamente conc:onci• de este matiz cspccial dd objeto, la cualicbd
grado, y amar, odiar, ndmírar, et:c., al objeto irreal que acabamos de ··repugnante .. ; y cuanto podamos aludir despui!s oo conferid al objeto
constituir, y aunque estos sentimientos estén dados con el an.alogon ninguna nueva cualidad, sino qu< pcrttoeccri a 12 ap• sccund.tria.. Así
propiamente dicho en (a unidad de una misma conciencia, no por eso ocurre que ruando a muchos pcm>nas se les cuenta un a«idente o se
dejan de representar aniculaciones diferentes, por tener qne estar l.t les pinta la miseria, griun "es atto,•• o ..qué horror·, 1 rcmed,n el
anteriorid1d lógica y existencial de acuerdo con los elementos ronsti. horror con algun0$ gatos csqucnútkos. Es evidente que apenas si se
nryentes. Hay, pue.1, intencicnes, movimientos, saberes, sentimientos han ('Onm()vido y que el CUM:ltt "auoz" u '1,ortiblc .. de b escena
que se combinan p2r:.1 for.mat la i,na,gen, e intenciones, movimientos, ha sido conferido a Lis imigmes que han íonmdo por medio de un
sentimientos, saberes que representan nutstr~ reacción más o meno, simple esquema iúectivo. Peeo tambiro puede ocurrir que los semi-
csponhlnca frente a lo irreal. Los primeros no son lihr,1: obedecen miento. imaginantes sean violentos y se d<surollen con fuena. En ul
II unn forma dh'ecttiz, a una intención primer1J y qued:tn 1bsorbidos C:l.50, no se •go<an al constituir d objeto: por el conuuio, lo envuel-
en la constitución del objeto irreal. No se trata de alcanzarlos, no ven, lo domin2n y lo ura.itran. Las níusas y los vómitos, por ejemplo,
cxiiten por sr mismos, slno que, a través de ellos, 111 conciencia trata no serin un efecto del ariaer .. repugnante• del objeto irreal, sino
de o.lc•nzor al objeto en Imagen, Los olros factores de la sfatc,is las consecuencias del libre dcsurollo cid sentimiento imaginante, que
psíquica son mis indepcndienl'eJ, se proponen por sl mismos y se super~ en cierta íorm:t a la función y, v1lga la expresión, que es
desarrollen libremente. Son reconocidos, clasifiC'lld0$ y nombrados (á. CXCC,IVIUl\entc d,lii;cntc. EslO se produce sobre todo wando y• csti
dlmcntc; no confieren •I objeto nuevas cualidades. Por eon.,iguiente, prepando el tcrttno afectivo donde se alimenta b conciencia consti·
cuondo se hoblo de los scotin1ient0$ y de 10$ movimiento, que se IUfCOt<. Pi~ron lo rte0noec implícit,mcnte cuando dice, en el texto
prclcnde que son "reeccioees frente ol objeto irreal", es indupcru.wle que hemos citado, que las imágenes de platos agradables hlCffl que se
disti.nguir entre estas do, rnp>s dé la eendeods. ,cgreg\lC solha "cuando se tiene apetito". Oc la misna manera hay
Vómitos, náu,m, dibl•ción pupilae, reflejos de convcrgcncio que esur turb,clo o • punte de ~rlo pan que pro,-oque una erección
ocular, erección, nos parece que pertenecen, con los .scotimicnto.s corres- la CVO<lldtln de~ volupruosu. Oc un• manen general, no es d
pendientes, a I• capa estticl•mcnle constituyente. No hay nada m'• objeto irreal el que pro,'O<a ($12.S m:.inifeatlciones; son b.s íucrus cons·
íkil de con,prcn<lcr ,i se •dmite ceo nosotros que lo irrugtn no es tituyentcs Ju que se prolong.,, y se dibtan hasta ,nh alU de sw
un si1npJe conl'C1tido de conciencia entre otros. sino que es un:a Jorn11, funciones. •
/11lq11ica. lll resultado es que el C\lerpo entero eolabou en I• forma- .u ,ueite de estas nuniícst,,ciones a ,•amble. Putde ocurrir que
ción de la im:i¡,oen. Sin dud• que nlgt,no¡ movimientos se vea •f«t•· se ,ncorpocm a 12 constitución del objeto, como <I sentimiento o la
do, mAs particularmente paro "'con!iguur el objeto"; pero, en la pantomima de donde provienen. Por ejemplo, w S<ri •I aso Je la<
coostituc.ión inmediah:L de este objeto, entra una parte de pantomima n.luse.l.$ ligcru. Pao si s:upcn.n la intcnsicbd normal, csb.s re.iccionc.".'4
cs¡,ontdnco. Mis ojos no van • converger po:quc el objeto irre,il se me \'~n a tra:.r la atención y a proponcr;c par.a sí. Los v.;rnitM, por
ar,nrcica de cerca, sino que la convergencio de mis ojos remeda 1• e¡cmplo, no "' podd..., íund,r simplcmtnt< en I• achtuJ inu¡¡in,ntc

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general y quedar inadvertidos, Pero debe observarse. qu: en el '."o- im.1gin.uue, el d=o se precisa y se conccntri lluaúmdo po< el saber,
mento en que se vuelven objeto real de nuestra concrencra, el obJeto proy«!• • su objeto fucm de $1. Peco coo esto llly que entenda
irreal de la conciencia anterior habrá pasado al estado de recuerdo. Las que toma conciaid1 de sí mismo. El acto por el cu.i toma el cono-
concíencies se sucederdn, pues, con el siguiente orden: conciencia ele cimiento coociencia de su naturueu exacta, se limita y se define; CS!e
un objeto irreal rcpugruintc; <.-or.1cienciade vómitos reales. en unión con aao forma uno solo ron aquel por el ruaJ se d1 un objeto lrans.."tn·
la concíencia mnémica del objete cepugnaote. Es decir, que, en la dcote. Y esto se enlkndc sin esfuerzo: en electo, el d<S<O se define
conciencia de vómitos. naturalmente, el objeto irreal será dado como por su efecto, como la repulsi6n, el cespnrio, etc. Resalta imposible
el autor real de estos vómitos reales. Como consecuencia, pierde su pensar sin cootndicción que la imagen podrfa unitsc desde fucn al
irrealidad y caernos en la ilusión de inmanencia: Ja ro~mori:1 _ le confiere deseo; sed• suponer pc,a éste w,2 especie de anonÍlmlD de n,turaleu,
•si una cualidad que la conciencia •ctu•I no le habla podido du: 1• una indiíettncia pcrft<U por el objeto en el cual se fijan.
de ,a111a rtal de fenómenos flsiológ(cos. Es que, como )'ª hemos visto, Micntr.os qut rimdo ,on<imri., el estado aftdivo, oo podrla existlr
si la conciencia inmediata sebe <listingoir por naturaleza el objeto en sin un corrcbri,·o tnnsccndcntc. Sin cmb3rgo, cum<lo el sentimiento se
imagen del objeto real presente, la mcmori• confun?e estos dos tipos diri~ a una mu real, perabid• octu>lmcntc, b cou le dcwclvc
de existencia po«¡ue los objetos irreales y los ob¡etos reales se. le como una 1'3"l:tl4 la luz que Je da. E inclusive, con un juego de
aparecen a título de recuerdo. es decir, co~ .~sados. ~os ha parcc1d~ ida y welr11, el ~ntimiento se enríqueee stn cesar, al mismo tim,po
que estas diferencias de fuer.za en los scnh?Jtcntos co~titurent~ expli- que el objeto se embebe de ru,lichdc, a(Cdiv:is •. Como consecuencia,
ceban lo que se llama diferencias de viva,c1d1d en L1 unag1n.\C1~n .• No hay p•ra el sentimimto una profundidad y una riqucu p,rticubres. l!I
es rieeto <.JUC los objetos irreales tengan mas o menos fuerza o v1v:ac1dad cs:ado 1fecfao sigue los progttSOS de la atencó\n, se dtsmoUa ron
scg(1n las pcmnas. Un objeto irreal no podria tener fu~», puesto codl nuevo descubrimiento de la percepción, se asimila todos los aspec-
que no ccrúa. Pero pro:lucir una in1agcn mis o menos viva es ~CilC· tos del objeto; como COIU<CUcnci., su des1trollo es imprni.;J,le porque,
cionar más o me11os vivamente ante el acto productor y, al memo allr> siendo cspon~. que<b subordin2clo al dcsacrollo de su cerre-
tiempo, atribuir al objeto imaginado el poder de hacer que na:znn l11tivo real: en todo momento lo desborda la pcrecpcié I y lo sostiene,
esas reacciones. y su masividad, su pro( undichd, provienen de que se confunde con
Sin embargo, no hnbríA que creer que el objeto irreal, t~:mino el objeto percibido; tocb rualulad afectiva csti tan profund=entc
último, efecto que nuoa es 11: la vez una c:111,:1, sea un puro y Simple ,ncorpond• en el objeto que es imposible diS!inguir lo que es sentido
cpifenómcno y que el desarrollo de la conciencia siga siendo exacta· de lo que es percibido.
mente el mismo, exista o no exista este objc:to. No hoy duda de
Al constituir el objc:to irtt>J, el sobcr desemrc,ia el papel de la
que lo irreal r«ibc siempre y nunca da. No bay duda de que no h1y
percepción: el sentimiento "' incorpora • R A<J n11e el objeto meal.
mmcra de darle I• urgeacia, las exi¡¡endas, 11 dificult•d de un objeto Este es el momento de rep<tir lo que no h<1llos dejado de sostener:
real, Sin embargo, no podría desconocerse el siguiente hec~o: •ntcs de
el objtto ;,real existe, cxisle como ir~I, como iru..,tu:antc sin duda,
p<oducirse en imagen un pollo usado, tenfo hwbre y sin ernb•cgo pero su cxistcnci.l es innes;u,lc El 5Ctlttmiento se comporta, pua;
no Jo sabia: 11ntes de produci.rsc en imagen una escena volup<=, al frente a lo irreal (00)() frcole a lo real. Trata de fundirse en él, de
vei csti'lba turbado, t'!ll \'et mi cuerpo, tta:1 u~a la,ga castid.1.d, t.c~ii desposar sus contornos, de alimentarse coo fl. Sólo que es1e írreal 120
una especie de deseo di foso del acto sexual; sin embargo, no crig¡a. bien prcós,do, t.n bien definido, es .,,rlo; o, si se quiere, es el simple
No podtfa negaue, pues, que mi hambre, mi deseo seeual, mi des-
•grndo hoyon sufrido una modificación importante •!
~su por el
reflejo del sentimiento. Este sentimiento se alimenta, pues, con su
propio reflejo. S. •• • desurollar hast• Li nAusea porque se conoce
o;todo imaginante. Queda, pues, por hace<S<: una deswpc,60 ícnomc·
ahora como asco por tal pfato. Podda hablarse aqul de una esp«ie
nológica: ¿cómo modifie11 de tal m.1nera al deseo el paso por el de dialéctica afectiv>. Pero, naturalmcnle, el papel del objeto difiere
cst11do lrn.nginante?
Deseo, desagrado, existen en un princ,p,o en estado difuso, sin • Taks como "'gracioso. iAqUictantc, timP'ti<0, J..igc1o. pcudo, íioo, he,..
inlcncjon:11idod 1,reci$-a. AJ organizarse con un saber to una forma rn'blc-, tf~~ .., etc.

174 17)
en un todo de lo que era en el mundo de IJ. percepción. Entonces,
mi tepugnaocia, guiando a mi asco, me hacia. descubrir en el plato real bien tratan de scñabt nuestra oáenación en relaci6n a a Sin duda
mil detalles repugnantes que par• tetminar provocaban vómitos. F.o aparecen a la .conciencia iaeflexiva como 0111.idades de este objeto.
el ClSO' del asco imaginante, pot el contrario, el objeto es indlspe0$lblc. Pero ~ cu>l1dades se d2n dirocáunmtc 00.'00 r~iones ron nosotros:
pero como testig». Está propuesto má, allá de los desarrollos afectivos, 'I'"
es el libro m, gMJta, que be puesto en la mesa, que tengo que
como la unidad de estos desarrollos, pero, sin él, la reacción del asco leer na n~e. Además, sólo están propuC$US sobre el objeto y se
1sí mismo no se podría. producir. Si el asco que se tiene que refoa:u: ,cpar.in _f~lmcntc pan dUS<! en si y pn si, como juicios, senámien.
se infl> desmesuradamente y llega bosta cl vómito, es que esta frente tos, voliciones ante la miada de la reflexión. Sólo aquí se puede
11.l objeto Irreal: reacciona ante si mismo como asco a este objeto. h,bhr de rot1<ÍN(f~ en el sentido riguroso ele la pabbu, porque esta
1!1) cuanto al resorte real de este desarrollo, es una especie de vértigo; <?nduru ~ sc¡rua!>lc y puede aparc«r en unto que 1,1 a la concicn·
por saberse Ja/ asco, sin recibir el mismo enriquecimiento, sin nada. el na reflexrn.
asco se jnfla. Hay, pues, en esta. repug.-no.nci1 frente a lo irttal algo . N~":1m<':te. ai$1cn conductas scrncjantcs frente a lclirrnl. Con-
111i gBntriI. P.s irreductible a una repugnancia frente ~ la pe-rcepci6n. v~c d_istin~unlas ruid>dos.imrote «!cJ simple dcsmollo del senti-
Hay en ella en primor Jugar una especie de libertad, o si se prefiere, ~uento ,mag1nante-. Se comprenderá f'icilment-c l:i dif,-rfflci2 si se con-
de eutonomta. Peco no es todo: participa, en cierttt forma, del vJ.CíO sr~eran los dos asas siguientes: en el primero, por ejemplo un penss-
del objeto al que se dirige. Aunque se inílc h,sta I• n1usea, nada rmento cu2lquic-ra desprerta mi ::amor por Ao.nic O mi indignaci6n
impide que se infle d• si misma. te falt• esa parte de pasi~idod coatro Pedro. Esie amor o esta indignación se uoe sint&icunente a
c1uc hace la riqueaa de los .sentimitntos que constituyen lo real. Se un saber, p~ por el CSl>dio imagimntc y hu:e que nua el rostro
sostiene pot una especie de autocreacién continua, por una especie ele real de Ann,e o el _gcsl.o que Pedro hizo ay,,r. En este e>so la imagen
tensión sin descanso: no podrí!'l dejarse jr sin desvanecerse con su se d, como el sentido, el temo, el polo de unifiaci6n de desa.rrollos
objeto, se agot1 afirm:tndosc 'i al mismo litmpc inflindose, reaecio afectivos csponllineos. Sin dud• tienen islas un "ndo" esencial sin
nando ante si misma. De aqul, que se proclu,cu un desgaste nervioso duda se agc,w, ,ipidamcnte o cunbiw de naturaleu al no ali,;,..,.
considerable. Por lo dcroi\5, consultando su experiencia, cada cual rme ron un objeto real. Pero rodo el f'"""° e11 libn-. írttílcxívo
puede reconocer <JUC resulta agot11dor mantener frente a si cJ ,11rictc:r automitico con <I sentido que hcmoo chdo , este tmnino mú •rribt'.
repugnante o 8<acioso de un objeto irreal. Pero, ¡,odri decirse, por En un, j»ld>r.a, es el :uno, que siento por Annie lo que luce que
lo rmnos se sufren los vómitos. Sí, sin duda, en la n)cdid.i en c¡ue •punta <I rostro irrcol de Ann~ y no el ro,t,o irrc21 de Annie d
sufrimos nuestro enervamiento, nuestra.s ideas obsesionantes o los tem11-; que pro~ mi impulso de amor por elb. De la mism.i auncra, si
que cantoercamos. lls una espontaneidad que e;capa • nuestro control. Pedro h,20 •r:r ~n ~o of<nsil"O que me coruno,•i6, lo que primero
Pero no hay nado positivo del Indo del objeto que compense, de uno rcn;1cc es 1~ ,nd,gnac,6n o la ,·crgücnn. Estos sentimíentos t2ntean
ol otro extremo del desarrollo, osta cualidad ele nada qce caracteri>J • c,ega.s un uurante par.a compttndenc eUos mismos, lues,,, ,lwninados
II lodo ti proceso; nos hemos cmocioo;1.do, cncolcriiado. hemos \Omi. por •u encuentro con un sabtt, lucen que JUrj• de ellos mismos el
gesto ofcmor.
todo II rmua d, 11.Ja.
Sea un objeto real, este libro, por ejemplo. Está penetrido por . Pero puede producir,e un !tguodo caso: una Vtt constituida la
entero de nuestra •íccti"idad y como tal se nos op.ucce con tol o cu,1 =~. P~ ncxcionu d<libcrad2mtnte con un nu..-o sentimiento,
cualidad oíectiv,. Estos cualidades entran en la constitución del objeto un nuev~ JUICIO, que no se ,-a con el objeto irreal dcntR> de (1 unidad
percibido y, como tales, no se rodrl•n ,epam, ,parecer sepor,J,mentt de un mismo movimiento constiMivo, sino que se propone decidid,.
ante la mirad, de I• reflexión. Aaibamos de uamiruu la caí"' corre, meuc como una ,,.,,m611, es dttir, un comitru:o, la 1puici6o de un,
pendiente en la. <:on(ienc:jlL imt1.sin11nte. Pero, frente a este Jibro, no nUC\·a ÍO'!"a sintttic.1. Por ejemplo, puedo producir una ima¡¡cn que
pctmanczco inactivo, me comporto Je tal o cu:al m:aoera: Jo tomo o ¡,or sr.~ no teo8'l una fuenc cuga 1!cai,,. y ante cstc objdo
lo dejo, no me gusta $U encuadernación, emito juicios de hecho o ,k· 11102( m~13narme o alegrarme. Ayer, por ejemplo, un g<$tO ¡¡r:,doso
valer. JZ;t,s reacciones diversas no ltJtiln de aJa.n.iarJo, sino que u.lll--: de ""?" provocó eo ml un impulso de tffllua. No luy duJa de
que m1 ternura, al rma«r, puede hacer que ttnatta irrc.úmcntc c,J
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gesto cargado de •fectñ·id.d. Sin duda que también puedo hacer que todnía, C$ un• virtualidad ee el objeto. Pero como cooseruencu el
renazcan ireealmcnte el gesto y la ternura, que mantcndr:ln su fecha objeto reprodacido ya no es del todo el oúsmo que el que se quien,
v su ..auscntismo" Jo. Peco t:ambién puede ocuui.r que reproduzca el reprod~. En cf~o, el ~o de ayer no se h1 dado como pro,..,.
É,esto para h«H q11, renezc« la /ert111ra. En este csso, lo que trato ~do ~t tunura s,~ en el curso de su cumplimiento. es d«ir, tras
de alcanzar no es la ternura de ayer, ni h\mpoco el gesto de Annie cierto tiempo y, prcosamcntc, al apar= esu ternura, Por el con-
por st mismo; quiero sentir una ternura real, presente, pero aoiloga trario, el poder dd objeto irreal apuece con él, romo nna de s,u
a la de ayee, Quiero, como se dice muy justamente en lenguaje co- cualidades absolutas. En un• paW>ra, los desarrollos i-enores de mi
rriente, "volver ~ encontrar" rnis sentimientos de a}·er. Es esta nueva estado afectivo estin pr.-.istos, y tod2 la ewlución de este esudo
sítuacién la que queremos coosiderar, depende de mi previsión. No es que le obcdczá sianprc, pero CWJ>do
Cuando reproducimos el gesto encantador que nos conmovió ayer, no le obedece tiene la coocicnca de desobedeced.e.
nos parece que la situa.ción que renace es rigur~slmentc _la mt~a que P~ _sobemos po< Olr, parte que el objeto irre,1 no puede cjcrcrr
la de la víspera. &te gesto, real, que nos hizo una tmprc:n6n tan un•. •moo ausal; con 00;" palabro,, el objeto ir=I no podrb pro-
fuerte ¿¡,or qué no hmría de hacérnosla ahora que está ahí en im•gen? duar esta temur.1 que qurcro \'Olver a cnrontnr. Una \'CZ m:onsti·
Sin embargo, el proceso es radicalmente distinto. En el primer caso, ruido_ el objero ir#real, me rengo que dctcnnioar yo a mí mismo p:.ra
es dedr, ayer, es este gesto el que provocó mi ternura. Est:i se me ~r horn~ ante el. En, una _pabbra, ","Y a •firmar que el objeto
llpareció come u11 fenómeno totalmente incsptr.ido aunque natural. 1trcal ~.,. .abre mi, •uu ten.1mdo conc,cncia de que no h•y. Je que
Al mismo tiempo. este impulso se dio unas veces en focm:t de una no pod~,. haber ninguna acción real, y qu. mt crispo p:112 remedar
cualidad del objeto, otros con su :up«to subjetivo, y, por I~ ~ue esta acoón.• T•I vez apunca un 2:ntimicn10 qut llamué remur1, 01
parece, en un prir.net momento se me 11parcci6 con su .is~ objetivo. el que quer.re recon«er el impulso de •fff· Pero ya no es un "afecto"
Hoy ¡>Or el conteario, cstn ternura ar~rccc ante todo como fin, aunque en el sentido de que el ob¡t<o ya no m, •fut•. Mi sentimiento
Je u'na manera mis o menos cJ;im¡ el saber refle-:rivo precede, pues, :il e>t.\ tam~,éo •qui pot entero en 1ctividad, por <:nt<n> en tensión; má.,
sentimiento mismo y c1 sentimiento estó. coosidcntdo en su form:i rcñe- que senltdo ~l representado. Afirmo c¡ue soy lierno, sé que tengo
xivn. Además el objeto está repeedoddo precisamente Pª" que preso- que serlo, realizo esta t~urJ tn mi. Pero esta ternun no ,,:eJ\'C a
que el sentimiento. E11 una palebre, ccooeemos ya su unión con este surgir '? d objeto irrtal; no viene • •limentuse en la in,gota!,le
estado •fectivo y hacemos aparecer •I objeto en tanto que <;<>ntiene proíundub~ de lo rol; queda corwl1 del objeto, susptndida; se ,t.
como cue de sus cu•lidadc., el poder de hocer que nazca ese unpul.io • 11 rcílcxión como un tofticrzo pari unirse a este ¡;coto irrei.l que
de ternura. Nan,mlmcnte, se lrala de una deletmin~ón obstnt('t> qued.a fue" de su alance y al que no lleg,. Lo que ac¡ul tn(llmo,
de rep-tlu en vano es la rt<'CpliYidad, la p.u,6n en el sentido que
20 Nos hcm0$ opuesto durante mucho tierop0 • la existtneia de uoa dab, el siglo lMI • e>te tirmino. Se podrb hablar de una d1nza
1ncmorh. aíectivn. Pero nuestras reíle~iones ,obre la im,ginad~ oos hs.n fn:nle • lo irrc,J, dc 11 misma m2ncri que bo.ib un cuerpo de ballrt
hethC> c11n\bi1r de opinión. No es <ittto qut, C"UandO t'«UC:rdo O'II ftrgUcnzt olrcdedor de un• dlatu;i. Las bailarinas abren los bruos, tienden lu
de nycr, no h.nya en ml concicncla ,lno Wl stbe:r pttsc::nlt o un ab.sttlCto
('Jl'locional prt11cruc (o u1,1 11cntimjC'C'lto complteo), tiao qu~ el ibttncto ffl".O- m2nos, sonrlen, se oft«<n por entero, ,e rcrupe,an y huym; pero la
clonal sirve de m11teri1 • un~ iotendon:&lidad cspttia.l que lt1&tll de 1IC1RW' <stat112 no está afo:tada en 2moluto. No hay ninsuna relación entre
n uav& de ~l 11 aenti1nicnto que ecve ayct, Oi(hO de Ott':I. mantni, ti tenti· ella y el eu<:r¡,o de bal~. Oc la mi= manen, nucsm rondua.
111icnto reo.l no ,e d• fOnt0$:a.mcntc por d mismo: puede Hrvir de "hylf''. 11 frcntt al objtto no poclña alcanwlo, cu21ificulo vcrd,dcramcntc, ni
condición de no see dcm11.si1do fue.rtt. l!n e:.1 a.so CSU.ftmOS an~ una con-
ticnci.a imagín.1otc cuyo conth1tcvo •ca el ""'timitn10 de ayer irrc,J.mentc t:impoco no, puede IOCllr él a su ,·ez, porque está en el ciclo de lo
prfttnlt, Admitim0t, pvt.s, l.o tlChtcnda de uo.11 memoria y de una imagina .. 1tre2J, fuera dt> mi a.lcancc.
clón afccttva. Porque: tnuo.resnos de tta.U.zar por w., pro«SO temeja.nce lo, Resuh, p.ari nucstri tcrnurA, no una falta de sioctridad sino mis
atL\U1nicnros de un cx.ltll.00, o de un tuco, o de un crimin,I, etc. No et cu.tto bito u~• falt:a de mi. abandono, de docilidad, de riqucu. ru' obj<~o no
que no~ 11.mitciuos o produclr un abs:uacco tmodoMI mi m nosouos. Que-
l'tmo11 hacernos ptde'ntt1 en cst1do irreal Jos Jentinllco1os dtl teee, dtl cri.. la ~lr<n<, .~ .~ •limenta, no le comunica esta íucn.t, cst.a o¡¡iliJ,J,
1nirt11I. etc, t11 1111110 IJltt /1 p,r111t11"111. cst, ,mprcYl.Slbüidad que to toda b profundidad de un scnlimiento-

178 179
amor-pasión estob>. subordina&> • su objeto; yo me euter•b.1 <in <"C.úr
pasión. Siempre hay entre el sentimiento-pssién y el sentimiento· como tal; .sin cesar me sorprendía ro todo momento. en l0tlo mosneuro
acción Ja diferencia que se puede ver entre el dolor real de un once- tenía que reh-lo, rndapwme a éJ: vivlo con Ia misma vida ,le
roso y el dolor del psicoasténico q<1c cree tener cfocer. Sin duda que Aonic . .Micná2s se pudo creer que la imagen de Annie no era mi.,
en f) caso del dolor podremos cncontm a un individuo totalmente que Annie ttnacicndo, podía paree« evidente que csu Annie prow-
desencadenado, con todo el control perdido, enloquecido de miedo, de nrf-2 casi las mismas reaccio~ En mí que la vttdadera Annie. Pero
enervamiento y de desesperación. Nada de eso -ni s;,s sobresaltos, sabemos ahora que Annie co imagen es incomp>nble • Annie tal y
su, gritos cuando se le toca el miembro que cree enformo- está repr•· como nos [a cotrcga la percepciée. H• sufrido la modificación de
sentado en el sentido absoluto de L1 palabra, es decir, que no se tut. irrealidad y nuestro sentimiento In suf ciclo una modificación correb-
ni de "Iudismo" ni de mitomanla. Y es muy cierto que el dcsgud!ldo tiv,. Ante todo se ha dttmiJo: p. no "se hace•• , apenas se puede
no puede dejar de aullar, tal vez mC'JlOS de lo que ¡,odría si estuviese atustrar CDn las form:15 que p In tomado: en ciertA forma se ba
realmente enfermo. Pero n!lda -ni sus sobresaltos ni sus C$lettorcs- vuelte 11,oltbtito1se le puede dar un nomb~ se pueden clasificar su.s
podr:í hacer que sufra realmente. El d~lor ~tá ah!, sin duda, P"".' manife>taciooes porque no se desbordacin de sus definiciones. ya que
fre11t6 a él, en imagen, inactuantc, pas1voJ trrcal; se debate tnU, t! e,tín encttmcote limilacb.s por el saber que teocmos de ellas. Al
contra si mismo. pero ni siquiera uno de sus gritos o de sus gestos estll. mismo tiempo se ha J,srad,,J" el sentimiento, porqu,, su riqueu, su
provocado por él. Y al mismo tiempo lo 1abt; Slbe que no suíre; Frofundid1d in•gotible pnwcnlan del objeto: siempre había más por
y toda su energía -al revés del canceroso real, que trocar! de q~e •mar en el objeto de lo que ,amob,. de hecho, y lo sabía, de m>.nefl que
disminuyan los efectos de su sufrimienlo- será cmpl.cada en sufnr el amor, tal y como se presentaba f rc>te • lo real esuba bajo la
mb aún. Grita para bartf ,¡111 vmga el dolor, gcsi,cula para que unidad temilin de una idea en el sentido k1ntiano: I• idea de que
venga 11. su cuerpo. Bn vano: n:ad:t hay .que venga a rcl~cnar est:t Annie como re11id1d individuo! es inagot>ble y c¡uc, corrclalivamcnte,
exasperante impresión de vado, que constituye La ra,ón m1sm• y la mi amor por ella es in,gorablc. El sentimiento que en todo momento
naturaleze profunda de su crisis. se superaba • si mismo estaba, pua, rodeado par un halo ele ¡,osibili-
Se puede concluir de t~o lo que precede que Luy una dí.f~encia dades. Pero c,w posibili<hdcs han cko.tpom:ido, de lo misma manera
de natumle1.3 entre Los A<:nt,micntos frente a lo real y loo s<:ntim,enra. (fUC el objeto mi. Por Ul'\a inTcrsión esencial, es a.hor.t el sientimicnto
{ (ente , lo in1agin3do. Por ejemplo, un M?ºr varía de uno a otro qui•n preduee su objeto, y Annie irml no es mú qoc el estricto
extremo según esté present~ o a~er:tc: .su objeto. • comlati,o de mis sentimientos por ell&. Como a,nsccuencio, el .sentí·
Cuando se va Annie, nus scnbn11cntos por ella cmb1an de natura·
LC',a, Sín duda que sigo d:\ndolc, el nombre de. amor, sin duda. que
míento ya """'ª et twda mJ1 f'" lo flH .,, .Ahora tiene una pobrcz,
profund>. l'inalmcnte ha pasado del pasi,•o al octivo; "' reprCSC11u,
niego este cambio y pretendo que b amo lo m,smo y de la m,sma
se rcmtda: lo quieren, lo crttn. Se d, en todo 1nomcnco <orno un
manera, '(UC cesndo cst:i presente, Pero no es así. Na.t~almcnte, ~
conservan intactos el saber y las conductas generales. Ya se que Annie s~•n esfueno ~ hacer que rcnua Annie ele carne, porque sabe
tiene tal o cual cualídad, sigo arcstiguiodole .mi coníiani•, por .ejenipl<> que entonces tomarla él llmbién un cucr¡,o, se tefflCMnarla. El sentí·
le: escribo cuanto me ocurre; en C".t.SO necesanc, dcfcnderí11. s~s 1n~rCSC\ miento se \ a a tsquematinr poco a poco, se vi I fijar m forma.s ,¡.
1

como sl estuviese •qui. Adem:\s tengo que reconocer b eXJ.Stcnc,a de g,du, y correlativan,entc l>s imi¡¡cnes que tenemos de Annie <e van
s<:ntlmientos·pasiones •utfotkos: la tristna, fa mclanc'Oli•, La deses· a ,'O)ve, ban1les 11• u C\·olución normal del saber y del scotimiento
pcración donde nos arroj• esta •wen<il. Es que, en efecto, ml:5 que exige que al cabo de cieno hcmpo CS(C a.mor pierda su llldllt rroriu:
Annic írreal y ausente, es el v•clo presente y re•I de nuestro vida lo se vudve amor en gencr:21 y en cieru íomu se ncionaliu; ahor:, ('<
que los provoo es el hecho, por ejemplo, de que toles gc.,tos, tal.- ese sentimiento c¡ue sin'C pan todo )' que d=ibcn el psi<ólo¡.,o y el
actitudes que •~n .. hemos esbozado se pierden sin fin, nos ~Í"" novelista: se ha con~niJo en llpico. Es que ya no <$1á ,qui Annic
una impresión intclerable de inutilidad. Pero esee con¡unto en c!crt.,
forma representa lo negativo del amor, A~11.1que el elemento Po.S1tiv11
(los impulsos /,.,ria Annic) se haya medificsdo proíund:untntc. M,
181
180
para coníeriele la indtvidualidad que hacia que hubiese un:1 roncfenci:1 en seguida, como disipa el sol las sombras de la noche. fato,, .senti-
irreductible. Y aun cuando siguiese: comportándome como si amase :a mientos cuya tscnci, es SCJ degrdalú,s, pobres, discontinuos. t"SJ\1.Snk'1
Anoie, siéndole Iiel, escribiéndole todos los días, dedicándole todos dices, esquemiticos, necesitan al no-ser para aistir. Fol.mo se ,,u ar-
mis pensamientos, sufriendo por estar solo, algo habul desaperecido, nizará menlalmcnt,: con su enemigo, lo hui sufrir mor,! y físici111<111t·.
mi amor habrá padecido un empobrecimiento radical. Seco. csc:olá.stico, y quedu:í sin defensa ruando esté auténticamente en su pccsr:nt ia.
nbsrracto, teudide hacia un objeto irrel.l que h-1 perdido a tu vea su ¿Qué halri ocurrido? NJU!a, $1IVO que ahora el enemigo existe real-
individualidad, evoluciona lentamente hacia un \'<ICÍO absoluto . .Es en mente. Antes el scntimicolO solo dal,, sentido a la iauga,. Lo irreal
este!" momento cuando se escribe: "Ya no me siento cerca de t!, he sólo cst>b:t 1'3" que el odio se pudier:t objctivu. Ahoro el preseue
perdido tu cara, estoy mis sepanido que nunca de ti". Tal es la razón desborda al sentimiento por todas partes y el odio queda en suspenso,
por la cual creemos qnc: las cartas se esperan con tanta impaciencia: deoconcertado. No es eso lo que odisba; • este bombne de carne y hue-
no es tanto poc las noticias que dan (suponiendo n~turalmente que so, vivo, DUC\"O, imprevisible, no se ha adiptado. Sólo odiaba 11 un
no tengamos que tener o que desear nad• preciso) como por su a, fant,sma cortado enaamente a su medida y que era su réplioa cuaa,
rácter real y concreto. El papel de las cartas, Jo; trazo, negros, el p<<· su sentido. No reeoeoce • este nuevo ser que se opone • él. Proust ha
fume, etc., sustñuye al an:aJogon afectÍ1<'0 desfalleciente; 11 través úe mostrado mny bien qué :abismo sepan lo imaginario de lo real, ha
lodo esto traro de "1011,ar • una Annie más real. Ya hemos vÍ$to la demostrado que no pu«lc haber un pt.,o del uno al o<ro y que lo real
función imJ1ginante que pueden descmpeñsr los signos. AJ mismo siempre va 3C001pailado por d dcsmorommicnto de lo inuginuio,
tiempo ~ue se empobrece y se esquematiza, este amor se vuelve mucho ,unque no h•y, contiadicóón teme ellos, porq:,e la Incompatibilidad
ln:is /Jr,l. En toda ~tson1 a quien se arna, aun pot ruón de su in· proviene de su n,twalcza y oo de su contenido. Hay que tñadir que.
agotoblC' 1iquez.a, híly algo que nos supera, una independencia, una por el hecho mismo de la pob..,... escoci•I ele lu imígcn<S. las ac-
impenetrabilidad que cxise unos esfuerzos de nproximlción siempre ciones imagin.uias qu<0 proyecto no tiffl<n mis consccuoncias que las
renovndcs, 1:1 objeto irrc:il no conserva nada de éSll1 imptnet<Jbilidad: que les quiero dar. Si pego en inugcn • mi enemigo, no com,n\ la
nunca e, más que lo que s,bemos do él. Sin duda, en los primeros sangre, o ro,rer& juJlo b que yo quien. Pero ante el enemigo real,
tiempos, ofirinamos, como por escrúpulo, esta impenetrablilidad, este ante <SU aune real, ,·oy • presmtir que cormá =~ real, y esto
carácter exlr,n1o de la persona 11m1d:1. Pero no s1,11in1os na<b de eso. twtuá P3tl que me dc1et1ga. ! lay, pues, un hiato continuo entre 1,
Se tmt• de 11n puro sobe, que se atenúa en seguida y queda en sus- prepar1l<'.i6n de una 2Cción y dll misma occión. Aunque la situación
penso, al no poder encontraruna materia 11fcrtiv1 sobre la cual fijar1e. real sea aproximadamente la que h:abís im•ginodo, de todas fomus
De m:incta <1ue el objeto irre;iJ, aun volviéndose banal, se \.'1 i \•Ol\tt:r difiere ffl; n2tur1le2:a de mis iuugilllC.iones. No me JO(rrcnde ti :con ..
mucho mii conforme a nuestros desees de lo que nunca íuc Anni<". tccimitcto, sino el cambio de uni\"CISO. Al 1n:stn0 tie'fflpo, lo, rn6vitC\
l.o vuelta de Annie va • hoce, que estalle toda <>ta <'Oostrucci6n (o,. de!& acción proytrtacb dmps,c<cn o 0tmbían de si¡?no r<>"I'"'" no cr.i,1
mol. Después de un periodo de readaptación qué puede ,.. más o mis q...- imagin,rios. Si • pesar de lodo. ll<'l'O a cabo 1, ottión pm-
menos lar,go, el sentimjento degmlido va • dejac Jugar al sentimiento )«r,da, la mayor p.ute del tiempo >é debe • que me ,·eta aprcmiaJo
real, Tal ve• pueda sentirse un momento 1, complacencia y b simpli- y no trola otr• • mi dispasicióa. O lwbibl por un• es;ecic de oh._
cidad de J\nnic en imagen. Pero es que se habr1 perdido cl recuerdo ti..,ción qu• se cielP y que no quiete ocupusc del cambio ocurrido.
del cmpobr<eimicnto afectivo que eta su correlativo indi,pcruable. Oc aqui esu conductas rlgidu e impcrios,s ele la gent,: que ..dice lo
Asl es que por el mismo hecho de la extraordinori, difen:ncia que que tiene qtic decir.. .sin mirar i su interlocutor, para no abaodon.,r
sep:im de lo rc•I al objeto en im•gcn, se pueden distinguir do, c1..ses del todo el tetmio de lo im:agin11io antes de babcrsc m<ti<lo muy a
iri·eductiblo, de sentimientos: los scotimicotos verdaderos y las sen- fondo para ¡,odet reuoccdcr. Conviene, pues, distinguir en ''°""""
timientos i11111g/11.1rioJ. Con este ültímo calificlllivo eotcodtmos que dos pcaooalidades separadas: el >"' iauginario con sw tcn,k.nd ..., y
son ellos mi,mos itre;,Jcs, pero que nunca aparecen S<1lvo írente a sus de,cos, y el )'O real Hay sídicos o masoquistas im•¡?i1121Í<,<. •••·
objetos irreales y ,¡u• b,sta con la apuidón de lo real poro que huy"' lentos en imaginaci6o. En todo momonto, en el cool•cto <on I• re•·

182 18~
lidad, nuestto yo imaginario estalla y desaparece, cediendo su lugar p« im¡,rellisiblt 12. Deseaba I• llegado de Annie, pcr" la Annic <(11<
al yo real. Porque lo real y lo imaginario, por esencia, no pueden CO· deseaba sólo cu el cortthlivo de mi deseo. Ahor> está aquf, I""''
existir. Se trata de dos tipos de objetos, de sentimientos y de conductas de,borda de mi deseo por todas partes, hay que luttr todo un nu,·vo
toulmenre irreductibles. sprecdizaje. Por el contrario, los SrCntimicntos del soñador mt.thi,lo
Podemos entonces pensar que bwx:i que colocar a los individuos son solemnes y fijos; vuelven siempre con 12 misma forma y J.a misma
en dos grandes categorías, según prefieran llevar una vida imaginaria etiqueta; el <nfcrmo ha tenido todo el tiempo pan construlrlos; en
o una "ida r.. 1. Pero debe comprenderse lo que significa la prefe- ellos nada queda al uar, no SC<fWÍ:r.n ni la menor derogac:ión. De 1,
rencia de- lo imaginario. No se trata en absoluto de preferir sólo unos misma nunen, los rasgos de la. objetos irrwes <¡UC Id corresponden
objetos • otros, No debe creerse, po, ejemplo, que el e«¡ui20frénico, están determinados p:ua siempre. El soñador puede elegir en el a!m,.
y de una manera genera! los soñadores mórbidos, tt,tan de sustituir cén de acCf$0<iOS los sentimientos coo los que quiere 1C\•estirsc y los
al contenido real de su vida coo un contenido irreal mis seductor, objetos que les corresponden, romo el teto e!ig<: los trajes: bar será
más brillante, y que tratan de olvidar el car.lcter Irrea! de sus im:lgencs b ambición, mañan1 ti deseo de amor. Sólo la "pobreza esoncfal" de
cceduciéndose frente a ellas como si se tratase de objetos actual y los objetos en imogcn puede satisfaCl't dócilmcruc al sentimiento, sin
realmente presentes. Pref erir lo imaginado no sl>lo es preferir una sorprenderle nuna. ni decepcionarle ni guiarle. Sólo pueden aniqui-
riqueza, una bclJcla, un lujo en imagen a la mediecridsd presente larse los objetos iittlllcs cuando cesa el capricho del so,;1dor, puesto
11 1,e1ar d, c:ardct~r irreal, .sino que también es adoptar anos SCílti- que no son mis que su reflejo; 101o$, no ttenco mis consccumCU
mientos y una conducta "Jm,ginarios" a t4JJla de su c11r:1cter imagi- que la que se quiera deducir de ellos. En consccucncia, se huía mili
nario. No sólo se elige tal o tal imagen, se elige ,1 ,stado imagia>rio tomando el mundo del e,qui20írénico por un torrente de uná¡;encs de
con todo cuanto supone, no sólo se huye del c0t1tenido de lo reo.l un• riqueza y de un brillo que compeos.n • b monotonía de lo
(pobrez2, aroor frustrado, fracaso de nuestras empres~, etc.), sino real: es un mundo pobre y meticuloso en el que se iepiten in cansa,
que se huye de ln forma de lo real, de su cnr.icter de ¡,r,1111ria, J.I blemente lms mi.mus cscenu h~a el menor deulle, aoompañ2das por
8foero de reacción que pide de ncsotrcs. de la subordinacióo de nees- el mi,mo ccrcmoni,1, en el que todo e,U ,un,glaclo por sdelsntado,
tras conducta, al objeto, de la inagottbilidad do 111.1 pcrccpcionC$, de previsto; en el que, <Obre lodo, nada putde csc:ap:ir, rcsislir ni ,o,.
su independencia, de Jn muneN que tienen nuestros sentimientos de prender 11• En Unt p•4bn, SÍ el csqui>Ofrfaico ínugio2 hntu CSCe·
dc:sarrollnrsc. EsLt vida ficticia, lija, frenada, cscolistic1, que, tn 111
mayor parte de la gente, no es mis que una manera de "ir tirando", 12 No ta.."lto porquC'. como se s:ucl(: 4ccir, se pttVH el futuro con cJ
es precisamente 111 que desea et c,q_ui,zofrénic:o. pAJado; cuc aq;umc:cno apc:n:u ..Slo si ,.,db contra la antigua cona:pcióo de
b, í~ Sino mi.s bito potquc- se p~ Jo ttal con lo irreal~ es decir,
lll soñador m6ri)ldo que se imagiM que es rey, no aceptuí& un• lo qu,e time waa riqucu in.finita pOt ll'IC'dio ele CIQUftN.J de un1 pobccu
realc~a afectiva; ni siquicro una tiran(a en In que todos sus deseos ~l.
se viesen C\1mplido:I. Es que, en electo, nunca se cumplen los dC$COS 11 P,.ra nta pobrez& Htncial de loJ •odSos~ ,&K Mo•,•11 lf••• Ps1-
al pie de la lctrn, precisamente por el abismo que sep:ira lo real de lo ,1,n..,1,,, (ltkl•ntOJ J# ,,,, p1ito.,•JliJi1J, drl Dr. Bl.ANCHII lt.avaCHON·
Jouv• y Ptnu-J1AN Jouvz, ca la N. R. F, mano de 19)).
imoginnrio. Se me puede da, el objeto que yo dcscoba, pero scril en
otro plano de la oxistcncia, al que me tendré que adopt,r. Aho,.. est:i
"A ¡,ortir oc la guerra (191)) r
a la «lacl de oooc ailos. la ldloiitt
l( ... ,e habla 1t.1do ad,. "ª ml$ • uo suc6o Wlico que te b&bla Jlsccmati·
frente li mi: si la occión no me •premiase:, duduí• bastante, serpren- udo poco a poco , babb a,.rup1clo ciC'rtl nticdad de ckmttUOI, aua vol.
dido no recooocíendo C$t1. realidad plena )' riCll en c:on1ecuenci.is;
1
vimdOSC" cada •ci mú duro , m4s ti.gurot0; IOStaila ti Uuct& de ute 1uct~
(Oft toda cl,sc de bC:.,,quecbs to ti dkciOO&Lio 1 en W rtt ittas tn cu,,nto le
tcndrln que preguntarme: "¿& 110 lo que he querido?". 61 soñador f•Jtab& la im1t" r»<ión..
mórbido, por su p31te, no lo dudaría: no e, 110 lo que queda. Ante '" ... Tao faulm<nl< ....i.. ll<Yada al IOldlo que, fuera de tu hom q,,.
todo, el presente oxige una Adaptación que no es capa• de llevar • pu.abo IOÑodo ffl la ama, se: iba • las bibliot«:U para cnc:ontrJir nucvn,

·~
cabo; h11st:L hace {alt~L unn especie de indctcrminuión de nutstros sen- clcmtntos c¡u. ntcnitab,. para kPÍl mriqu«:ic,do r a.umcrnaodo '" 11,.,N
d<I &\ld!o", P'3- ))6.
timientos. una plasticidad real: es que Jo real siempre es nuevo, slem. Pot lo dcmú d Ol!iO de t. kAorita H. . . es muy i.rttctCNnte y no

{
nas de amor no es sólo porque baya sido decepcionado su amor real, ¿Debe entenderse, con ciertos psicólogos, que d alurio,Jo u,11fi,-rc
sino ante todo porqt1e yn no es capaz de amar. la ,xtmo,iJada $U imagen. "pr<>f«b" $U imagen ,al mundo Je ll.,
percepciooes? Seria scncilwneote absurdo. En efecto, como hemos
visto, (a imagen CS UD témJ.ino vago que sisnifica a b V~ U0:1 COO·
v. lfl. PATOLOGIA DE LA ThL\GINAOON ciencia y su coadalivo lts$tcrulcntc. En bl caso, ¿a qué podría d,r
la eirterioridtd el alucinado? Sin duda qne no lo scci a la conciencia:
llI esquizofrénico sabe muy bien que son irreales los objetos de no es posible que lo que es conciencia se dé Fº' om cosa que COO·
que se rodea: es precisamente la razón de que los haga ªP"'cccr. A cienci1. El eogítc cartesiano coosava sus derechos aun entre los psi·
este respecto es sigojfíc:i6va la observación de Marta B. H. cópaw. Pero bmpoco podría cx!J!riotizuse el objeto de la concieoci•
"Recuerdo la crisis que tuve eo tiempos: dije que era. la reina de inu8ina.rue por la ruóo de que ya lo es pot oatunlcza. Si formo
España. En el fondo sabía que no era verdad. Era como una niña que b coocicoril imaginaate d, Pedro, Pedro ~ consigo su csp!Cio Irreal
jueg" con las muñecas y que sabe que su muñeca no esti viw pero y se sitú, frente • la con(Í(flci>, es ,xterit>rU a cUL El problema es,
que se ,¡uicre persuadir de ello ... todo me parecía cnco.t1tado ... cea pues, totalmente d,stinto. El objeto de la imagen difiere del objeto
como una actriz que habtia desempeñado un papo! y que se habríe de la pen:eprión: 1 •) En que tiene su espacio propio, en tonto que
meti,!o en la piel de su personaje. Estob• convencida ..• no del todo. <xLSte un "'!""io infinito común • t0<los los objctos ¡,crdbi,los; 2•)
Vivla en un mundo in,aginario", En que se da inmcdilllamcnte por irreal. en tinto que el ohjcto Je la
No encontramos .1quí ninguna d.ificoltid. Ea los ases de sueños p<0.n:q,cí6n eleva origin,lmcntc, como dice Husserl, un, rrtten,i•m
nocternos, de alucin3ciones. de pareidoli-a,, es muy distinto. Hasta a la realidad (Scinsanspruch). Est, realidod del objeto imaginuio <S
podrla decirse que al haber sestituido ceo un:1 nueva hipótesis a 11, corrcbli..a con una intuición inmediata. de espontaneidad. la roo·
viejas teotías sobre la imagen, caemos en la ,lificult:ad inversa, Al ciencia tiene una concimci1 de ,¡ 110/ltir.s 11 como de una 1ctividtd
haber asimilado 1• im•8•n con Jo sens.,ción, • Taine no le costó nada cmtlom. Esta conciencia de esponbncid2d se no, ha aparecido corno
explicur J.i alucinacién: en efecto, la percepción C!I y-a. "una :docinaci6n una conciencia tr.lm:vcnal, que form2 un2 sob con b conciencia del
verdadera". Sólo tropc2nnl con •lgun• dificultad cuando tenga que objeto; e, 12 estructura misma del csudo pslquico; 1 nucstra nuneu
explicar cómo entre rodas estas alucinaciones, unias verdaderos y OU'2."i de proponer!, I• hada indcpmdiente dcJ ..,.do de s,lud o de en-
fohos, distinguimos de una manera inmediata lss imá8encs y l:u pcr· (e,mcd,d mental del sujeto. la CUCSli6n se plant .. , pues, de la si·
ccpcioncs. 1 nversamente, nosotros, qut hemos tom:ado como punto de guientc mutera: ¿cómo ab>ndon,mos nucsm coockocia de espoeta-
partida ti hecho de que estos sujeto, reconocen inmcdiahlmcnt• M neidad, cómo nos sentimos pa.si\-os ante unas im!gcncs que de hecho
frnágtncs como t11lcs ¿no corrcrnns el rlesge de encontrar en el pro-
1 formamos? ¿Es oadad que cooíerlamos u
mJi"4tl, es decir, una
blcrna de b alucirwdón nuestro escollo? ¿No se unta en esee aso, en prescnci• de '"'"' a estos obj<tos que ,e dan • nucs1r, conciencia ssna
efel'tO, de un2 ima~co que no se reconoce yo como imagen? Pero como aw<nte,? Finalmente, ya que, como hemos visto "• 12 pcrttp-
untes conviene prtc1s11r 111 cuestión. ción y la conciencia imaginantc son dos actitudes altcm•ntcs, ¿es po-
Si os verdad que el alucinado "toma una imagen por un• percep- sible que fusionemos el espacio de la imagen con el de la percc¡xión
cién", ¿qut signifian eshls p,1,bra, "tomar por una percepcióo'? en el ouo de alucinadón, como huta un alucinado que diáa, por
cjomplo: "lle vrsto al diablo (irreal) en esta silla (real)"?
p0<lc.;;-;ino lame-ntar que el psicQQnJlis.i.s lo ha)'I o.pl:ut..tdo coa au lnte,r .. Podemos rontestar en &<guida a esta última preguna: en efecto,
prelltdón to1al, prt1enci0f.a y 1bJurdt. nada prueba que el enfttmo realice I• íusi6o de los dos espado•.
11 .Bokl!L y Roerx: u, R.I~,,;,, mo,6JJ,1 (Lo1 1111101 mdtlit/01). ,\na,. Después de todo, no tcn<mOS m:ls ~tl•i que sus dicho,, pero to,lo
fc11 rn(•dico·1>sicol., mliln de 192.c. p.uece sosp«boso. Ante todo, como ba obsem,do Jtnct, casi num,
Ln .scOorit:i. H, .. , • quien hcrn0$ diado mú a.rribl.. tampoco te c~llb
sobre- la re.tlld:td de la, indgcncs; .. La llcñorlta H ... ticmprc Mbe que .e:
ti111a de una histori11 ficti(ill, pero pico'-l líUtlbiln que ctta historia ro•tin1t •• Vbtt mú arnb;a. r,ii1Wta p.ltt~. caFítulo 1, t«Ción v.
la vcrJ1td ro cuanto 1a ececeeee", pig,. 362,,63, iiJJ. 11 41 pU'lC', 1 v.
186 187
oonre <:1ue el enfermo tenga alocinacíones tn- pre1en,i:1 del médico
( al meno. alucinaciones visudos); lo que podemos interpretar de Ia puro que se le •parece bros<:anlélllc al enfermo en hlntn que ''""'r•·
siguiente manera: una actividad sistematizada en el terreno de: lo real reeen sus pem:pcioocs. Y el enfermo, 21 contar sus alucin:u. iones
parece excluir (as alucinaciones, Es lo qHC al parecer da cicrt!l eficacia seesoriales, las va a lootlizar en el csp,rio de h pccrepción. Pero aiúe
• los "trucos" empleados por los enfermos p:m impedí, los alucina- todo, como Lag>chc m mostrado, para las olocinacioncs verbales "la
c;~nes. Tal enfermo, que refunflliitt y concentra su 11ttt1ci60 en lo que csp:acialización oo es una cualidul pcimetn de k alucio>ción •~ditiv•,
dice, lo más que puede hacer es retrasar unos instantes la aparición de sino que depende, por un• parte, de los datos intcloctualc:s, y por h
las voces que le amenazan o le insultan. 1'.{ á.s sorprendente es tal vei otn. de actitudes motrices. De esa nnneu h disunci• es infinita-
l!t observ:ación de Dumas sobre los delirios confusionales causados pot mente varfable y el -enfermo, seg.in la situ>Cióo, locsliu sus \'OCCS en
los traumatismos de la guerra. El soldado Crivellí, por ejemplo, en un• ciudad altj,d• o tras la pared, en el lcCbo, debajo del suelo,
u~ ~rincjpio parece haber tenido ~n cuenta grandes m:is:u de la ba- debajo de fa aimol1'1da" "·
b,toc,ón donde se encueotr.J !"'"' u,salar el decorado de su delirio. Estas pocas obsen'>Cionc:s b>stman para mostrar el car.ícter i,r,o/
Pero, de hecho, cuando el médico modiíia el aspecto de la habita- de fa localiución. En una pabbr.a, !, esparia!iucióo de Lt alucinación
ción, estos cambios no tienen nlngún efecto en el curso del delirio. se parece mucho • b loc1líuci6o de la ima¡¡ffl. u paW,n, pronun-
Por el contrario, sj el profesor Dumas Je interpela con voz fuerte y ciad• puede bsber sido dicb• en una ciudad alejada. Y sin embugo
desde cerca: ..Suénltc I~ nariz", el enfermo Jeja de delira.e durante ha sido olda. Por lo demás, ¿se oye tan siquien? No se oye atl$ de lo
un instante )' se suena dócilmente, Al parecer, todo da la impresión que se hap ,·is«) a Pedro en imagen. T,mbién a t:sle respecto hace
de una :1Jternanci:1 entre la pereepcién y el delirio. Se objetlrá sin l.ag:icbe algunos obscrncion,. preciosas;
duda que la confusión onírico cstñ m4s cerca del sueño que de la '"Toda lllucinación verbal comporta una utitud r=ptiva en reía-
aJucinaci6n. No decimos lo contrario. Pero lo que aqu( nos import11 dón con un contenido ideo-rerbal o vcrb>I con,ídtrtdo por el aluci-
es desentrañar dcrtnJ c:ir:icterísticis que muy bien podrían ser comunes nado como de origen cxtJlU10. Ahora bien, on .rcw:ióo con las pala-
• estos dos formas patolósicos. En un, palabra, nos parece que 12 brll.i, tener una :actitud rtt<ptiva es oír. Todi alucinación verb>I csti,
alucinación coincide con una brusca aniquilación de 111 ttalid.1d ptr· pees, o[rui en cierto sentido, y se puede llepr a d«ir que toda alucina·
cíbida. No está en el mundo real: lo excluye. Es lo que lo!Jlchc, al ci6n verbal ts auditl\'l, si c:on esto se quiere dcsigou únicamente una
comentar a Janct, expresa muy bien en un reciente libro''· actitud rttt¡,tiv1, sin prejuzgar sobre Ia scnsorialidad, ni sobre las
"La alucin:1ción auditivíl. no tiene l1t congruencia de l:a percepción c:aracttrbticas acwticas de J,.s pabbros oídas""·
auditiva con lms circunJt:anci,s inmedi•tas y sobre todo el carictcr pre- Dicho de otra manen, la paJabra injuriosa "aparece" en cl suj<to.
sente de l1t percepción¡ el perseguido se cree r1..ramentc injutlado por E!l:i ahí 1 d ..,¡cto la p•~. csti en estado de rcttptividtd en cuanto
una persona presente que le habk correctamente; es mis tarde cuando a clb. Páo esta rea¡,t.1Yidad no implica fo~te la sen,orialidad.
fa distinción entre "injuriarle" y ..ser injuriado" se vuelve delicad•: Adr:mú, incluso en los wos en c¡uc la loc:aliucJóo sc h:ace en
es roro t:1mbién asistir II alucinaciones auditival! ... ". relación con el espacio real ( en la hab~ación del enfermo, por ejem-
Sin embargo, oo nos parece que se deba reducir la oluciiuci6n, plo), hoy que deci~ que dt& loc:alización csti hecha a pouni¡,ri. Se·
como ¡,.rece qeerer hacer Janct (por lo menos con 1• alucinación gúo nosotros, la alucinación ,,,suaJ o audíuv1 va acompailada de un
lluditlvn, y• que fa nludnacióo ,norriz vetbal ost, totalmente aparte), dtrrumbc provisional de la percepción. Pero cuando ha pasado el
al relato acompa"•do de creencia que de 8 hace el enfermo. Scg(m choque olucioatorio, rnparc« el mundo"'· Puece, pucs, 01tural que
nosotros, hay un seto .tlucinatorio, pero este ,1cto es un acontecimiento
1'
•• Op.
o,. ,;,.,
tit., P'I· 164 .
r4 89.
lT I.ACACHB: L,¡ lltt.l/J1ti11111io111 11,,6~1,, ,, /41 PMol, (Lll1 .,.,;,,,1,Íf)#II
11,rb11J,1 1 /11 /)d/11br•J, Alean, 193,c, Cf. tambilft jA.'-:IT: L'HJl11tfu1io•
'° EJ cfonor T...• apui:.aÜj.g m cn(ur
hilbl•ba de ,m c::cfrrmo qw, NmO ~
Jadd dtt Jistcma atTYlo,,o. niu
« un ato de cncda.litit:,
dd11t /, J,J;,., J, p,,,,r,11)011 (L., "l1tth11ui6,c ,,, 1/ J1ll,io d1 p,r11tMtid11). na capo. de acbpU.rs.r conectamt'm:e ..ana si1u.acióa social ( pur C"jrmpJo. ,
1
Rc,wisro de Pil0$0fla, 1932. t.&m COCllvusacida coo ,u mldln), pero quit, en cv.anto K le JC"jaba wk,,
,oJví• a caer to la IOfflDOlenda acompwda de aludnacionr:,;.
188
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el enfermo que babia de un espectáculo que aC11ba de 2pa,cc~rsele Jo este primer ex.unen, que llegamos a un alltjóo sio salida y que
dé como una parte del mundo que le rodea: "Estoy ª'f"I, yo que acabo tenemos que cambfar algo en nUC$tt2 trozl• o que abandonu alguna
de ver al diablo" se convierte fácilmente en "acabo de ver al diablo de nuestras exigencias.
aq11I". Pero cal vez no se caracterice la aluciru!cióo por una alterac~\n
Y por lo cfi:Jnis, ¿qué sjgnifica 1slar aquí para un alucinado? ¿Dc- de la eslnl<tunl prirouia de la imtgen; bl ve, se r!é om bien como
benes cree, que percibe los muebles de una hobitadón como nosotros cambio rulical de la actitud de la conciencia en cuanto • lo irreal,
porque los enumere correctamente? No olvidemos, además, ese CU· En una pall1bn, 11! ,02 se lt>le de wu altmición t:idicú de toda b
rioso tipo de alucinaciones que se dan como existencias absolutas sin conciencia y el cambio de octitud ícmtc • lo irreal no pod,ía >puecer
características espacio-temporales: las alucinaciones psíquicas. sino como ooatopute de un JcbiliamÍfflto del sentido de lo reaí,
Entonces, consideremos lo qut- coosideremos, la Iocalízaciée de las Nos lo n o hacer ptcsentir un, simpk obsecv~dón. 1.ag:ime. ~serv•
alucinaciones se nos apatece como un problema secundario, sin gran- que "en algunos usos, ningún chio fcnomrnol1>g1to p>"'-< dl5tinguu
des dificultades de principio y que se subordinaría a esta cuestión a b palabra dienado de la pahb"' normal; el cnfenuo_ ~ '.le
mucho más molesta; (.°CÓHIO pNede creer tJ enf~r,no 111 la r,alidi:td de golpe que no en él quien babbba, como s, lo hub....,.. decidido, sin
111111 iJnage,,.q,a 11 da por ,stnri.a ,11n10 1111 irrtal í' que se puedan aprehtndcr los datos concrdos que ddcrminon y mo-
El enunciado mismo del problema nos muestra que se: traba de ti,·an su dccisl6o".
una ;ilter.i.ción de la rrcnu:ia ~ si se prefiere, de L1 tesis, Pero no h.:ay
Cic. • w, enfermo, Paúl L. cuya voz "sigue siendo I• misn12
que equivocarse; ll tesis ,on.stitutin de la írnagen no se puede alre-
fac; importa poco que In ronciencin sea "mórbida .. o no; es una ne-
cumdo le h:i.bbn los ocr<>5, pero (que) ,,,b,
cuando son ellos los que
h>blan y cuando es 8". Naturalmente, se trata en cote caso de. una
cesidad de esencia que el objeto irreaí esté constitui<lo como irreal;
de esas alucinaciones mouitt!: q~, por mis de una ruón, nos mte-
lt espontaneidad de J.a conciencia, como hemos dicho con írceucnc.ia, ICSln menos. Pe«> respecto a ellas podcmos phnte>rnos la siguiente
forma una sola y la misma COS3 con l~ conciencia de c-sta espontanei- pregunta: si Paúl ,,,¡,. brusarncnte, sin umbiu de "°1 y "com<> si lo
dad y, por COJ\siguiente, no podrla destruirse L1 una sin dcstrtlirse la hubiese decidido", q<1t le esti hablando otro, si puede practic.v can
otrn. Por esta roión las excelentes cxplicociones que !.Agache d, •
fácilmente "la objetivación social e intenrional" de que hobb Jan~
propósito de la nJucinación motriz verbal no podcian bastamos cu•ndo ¿no proviene de que, en el momento mismo en que nos ¡,o.rece pero·
se tr•t• de Jo alucinodón auditivo (si hoy una que sea realmente
bir nomulmente, J, b"b" no percibe como nosotro,? 21• Nos llam:t
independiente de )as aluciruicioncs verbales), de fa alucinación visual
l• atención que al principio de su diálogo deaetc: soy )'O qui<o h•·
y de la alucioación psí<1uic:a. Tenemos que ,'O!vcc a I• dtst.inción de bl1. Y como, en efecto, es venltd que hal,la m "" momento, tenemos
Descartes: no se puede habl•1 sin sobct que se habl., re,piru sin ll>bcr
la tcntacióc, de C'Ollcluir que sus opemiones p•lquicu se efectú;,o
que se respira. Pere puedo p1111M que hablo oin sabri q., ~i•11so 'fN• oorm:wnmte. luego, cuando siguen hal,lando un itUIJlnte después y
hablo. Por consiguiente, el recurso de lo que Uom• ug•cl~la int,o,. pr<lende que las palabras emitid.as han siclo pronunciad.as por otra
peccíén ( es decir, "la orientnción" del sujeto hacia el problema psico·
lógico y I• pane que tom, en I" solución) en los sentimiento, ( de ~·· supoo<mOS q<1t p,csenta un proceso pato16gioo. ¿Pero ~mo
no advtrtir que la voz qu,, pretende que le penc:nc<c c,t.1 ,n ,I munio
influencio, de imposición de olucin,ción), en la disminución de I•
plauo que la q<1t ptttmde oír, lo que es una condici6n eseoci•I del
vigiluncia, oo podria alcanzar al he<ho de que coincida 1• producción
del objeto irreal con i. conciencia de su irrealidad. P.n el caso de !JI
diJlogu que 11au de lb,u a csbo? Por cons.guic:nte, si se nos da un,
como alucin:icióo. poi muy pa...iójico que al prin<ipio pued.i pa,ecor,
11lucinaci6n motrit verbal, por el comrarlo, no h:.iy necesidad de otra
tendl1'mos que aceptar wnbihl romo tal • la otu; cwndo e.l cnfcr·
cxpljcoción poro mO$trar • fa polabm co tonto que movimientos sepa-
mo da los sonidos que emite tomo producidos por El mismo, aluu11,
r411dose del sujeto y oponiéndose • él.
Llegarnos, pues, 11 c:.sta prlmere conclusión: en Ja alucinación, ,n 11 Etto se dff:K, al b«ho, mismo« qYC, en d momt'l)IO m q~ rr1,.1n,Jc
el sueño ruido podria destndr 1• irrealidad del objeto en inugen como N.bl.u prdcndc t&ITlbiM qvc hsblt " X. QllC oá aUkn:c. l.n qu1.· h.i~.i
inrnedi11to correlativo de la concicocja i1nag-inantc. ~rea, pues, tr.:i,i J111n ha,«:t •tao
de, to a,tivo tÍ$WOAJDcn;t- ta0rmal

190 191
de la misma manera que cuando se los atribuye a otro. De hecho, pua el objeto ¿e la obs..-síóo tenga un orictc:t subjetivo cn wito que el
que tal frase opa=a a la vez en el enfermo como en rd(l(i6n con de la alucinación está exteriorizado. Es evidente, po, cjanplo, que la
la. frase precedente y como pronunciada por otro, es necesario que escena de la profanaci6o de la hostia que se ttpresenb tu enferma
toda. convets!lcíón tien1,,a un carácter alucinatorio, es necesario, en cierta de Jwct 22 esú inrne<mwnente exteriorizada ( es dedr, proy«iad•
forma, más bien que saberlo, que nmit que las freses que se atribuye en un espacio irreal). Result• de la noción mÍ$tDa de imagtn. Por
son suyas; si no. el paso de un ioredccutor al otro iría a.compañado otra parte, $i creemos • muchoo psicólogos, alucinación y ob$esión
de unas desnivelaciones tan bruscas que L1 conversación y1 no serle ,e i111ponm al cspíótu. Pero es precisamente •qui donde hay que ha-
posible ,. . Pero qué hace entender con esto sino que es como el fa. cer reservas y bW(2t qut ,ignií,ca exactllOlcnte "ímpooerse".
moso 10<0 que, se¡¡ún los estoicos, "dice que es de día en pleno día" Desde qur llj>:uttieron los tnbojos de Jane<, se ha comprendido
y que en verdad no ha percibido nada en esta conveNoción. Todas que la obs<si6n no es un cuerpo l!Xtniío que viene a ocupar la con-
estas observaciones son ap1icnble.s t1 las alucinaciones visuales y audi- c,mc,a a pe,¡ar de ella como un clkulo el hlgsdo. De bocho la
tivas. Hay sin duda momentos en que el enfermo. ll1 hablar con el obsesión r1 R/14 ronlffnri11;pot consiguieor~ tiene las mismas G1.1ac.
médico, p:irece percibir correctamente: pero en ese momento no tiene eerlsticas de espooi.ncid2d y de autonomía que toda.s las otras con-
alucino.ciond. CullOdO alucina, es!á solo, se deja. ir; ¿ac11SO no se ciMcia.. En la mayor parte de los C1SOS es un• conciencia inuginante
scpaca el acontecimiento alucinatorio propiamente dicho come un,; sobcc la cual se h> bnudo un, prohibición, es decir, que el pskas·
oonfusión positiva sobre un fondo de: ap:atfa perceptiva en que lo, réniro se ha prohibido fo,mu. Y pttcisamcnte pm ,so la forma. Eo
objetes JlfXlICcen como irreales? De manera que, seg(in nosotros, si el fondo, el contenido de la obs<sión imporu bastante poco (wi poco
la alucinación se une al mondo de la percepciéo, Jo hice en t-anto que, a veas, no ticoc contenido en absoluto, como en el aso de la
<¡uc éste no cst:í percibido sino soñado por <I enferroo en bato que enferma que t<nía la obscsióo dc cometer un ctlmen horrible y que
se ha vuelto irreal, nunc• habla podido imaginar tan siquiera lo que era un crimen) ; lo
Tal vtz 11prthend'1mos incjor las consecuencias de e.s«11 ideJ. si co,n .. que importa es b especie de vértigo que la ptohibitión pro,oca en
paramos con la alurinacién un fenómeno que nos parece de una e, .. el cnfrrmo. Tiene b conciencia prmdirb, como b del sueño, pero
tructura andlo¡;a: In ob~si6n. de una manCOt distinta: b hace ren1CCr el tanor mismo de b obse-
Durante ba,t•nte tiempo hn habido sin duda cierta compbcc,ncia sión; todo csfuttZ<> h<Cho p>ra ººno pensar mis en dlo"' se transformo
en oponer el c:or~t<r est<rcotip2do de ésto a b in2gotl!blt imaginería dpont¡¡,.t:uncntc en pensamiento obscsiooante; si, s veces dur1ntc un
de aqumn. Pero era ro,nar por dinero sonante los relatos de los en- 1nstan1e,"' ha olvidado, puede ¡,oner,e de pronto 2 prcgunwsc: '"¡Pe-
fermos. Oc hecho, los psiquiatras contcmporfocos estlll> ca,i de =er· ro qué tr•nquilo estoy! ¿Por qué estoy tan tranquilo? Es que he ol-
do en cuanto • la pobreza del material alucin2torio. Si dejamos de lado virbdo •.• etc:·, y se reproduce ~ rltlizo el objdo obsesionante. La
las alucinociones motrices verbales, encontrnmos la msyor porte del concimcia es en cierta íorma vi'dim1 de si mismi.. csd sujeta a un
tiempo paro lns aludna<:iOOes ouditivu un juego de insultos de los circulo vicioso, y todos los csíatti0$ que hace, p>r• expulsu al pcrw·
mAs vulgares: "burro, ladrón, borracho, etc.", y. paca l.:is alucinaciones mitnto obs.."$iolunte son precism,cnte los medios mis cficaets p..,.
visuales, algunas formas y algunos pcuonajcs, los miwos siempre. que rcnuca. El cnícrmo csti pcrfe<timcntc consci<nte de ~ drculo
L.'L aJucin:acj611 se RK$Cnta, pues1 como la reaparición iotcrmjtcntc viciooo y nria, observaciones de los sujetos de }&rl<I prueban que han
de determinados ob1ctos ( sonoros o visuales). &tá, pues, muy cera compttodido muy bitn que $00 al mismo ti<mpo vlctimu y •crdus<>s.
de fa obsesión que tul vei se" tffllbiéo !Ji aparición intumittnte de Eo ~ sentido y ..Slo en he '"se impone' la obsesión a I• concicnci•.
escenas m4.< o menos estc,cotipad11.1. La diferencia no consiste en que El p>t<oastónico no pí<tde b concieoci• de su cspontanddad ni si.
quier. dun.nte un s,,gundo, ror lo m<n0s, b impmi6n formal Je
22 De: l.a rnlsma rr~nttt, no h1brli que «c.'Cl' que en Ja ,on..c,rsaclM que su espontaneidad; no toma los ob¡dos en imagen por objetos mks
lmuslru\ un esquiJofrftjiC'O .stt lrrcol au interlocutor CI) t·1&.0to que tJ man~ ni sittuicra dunote un inst.mtc:. Si 1lgunos ptttendtn que sus obsc·
clcnt cierto coefici('l)te de rt1.lldad: los dot tol'I i.rrt't..ldy Jat fr.ucs qu.e pro,.
nunden uoo )' Oleo (aunque P,Ucd:Ln ser r(N;Cionmuitc mu.rmut1das) aoo Í.tr<'I·
Jet. VéllSe ruAs lejos l.a func,ón del Yo en el sueño,

192 193
sienes tienen un carácter alucinatorio, se trota de_ una mentit:a que Janet unión sintética de 106 momentos pslquicos su<r$i'1>$. Esu unidad de
ha aclarado debidamente. Paralelamente, el sentido de lo real ~ se ha i. coacienci• es la condición de los trastornos mcnWes y del íuocio·
embotado: perciben cnuy coerectamente ind~ los despason•~Os. mmicnto nomul cid pensamiento. Pero íomu el fondo indiferente
Sin embargo, ha desaparecido algo: el seotírníento de pertenenci:, al sob,c el cual se destacs, en el caso de ~ psicosis de alucimción, la
)"'¡0 que llama Claparcde la ..yoidad". l., unión de los fcoóm~~os rebelión de las <SjlO<ltancidadcs. Han cl=parcódo las foanos superio-
,¡'yo y al no-yo se efectúa cocrcctameme, peto, valga la expreaoc, res de integrmóo psíquica, Lo que .significa que y, no hay desa::roUo
sobre un fondo ntutto. La oposición vioknt:t del yo y del no-yo, tan annonioso y continuo del pensamiento, reilizado por la slotesis puso·
sensible para el hombre normal, se atenúa. Es que <) yo no es_ ya una na! y en el cwso del aw podríon ser propuestos oomo posibles ot,os
síntesis armoniosa de empresas sobre el mundo extenor. _H•y espasmos pc:n.sarnicotos, es decir, considerados un instante sin ser remuáo1.
del yo, una espontaneidad que se libera; se h• produado como una Pero aunque el curso dcl pens:unicnlo p~cnda mantener oún un des·
resistencia del yo al él mismo"· arrollo cobc-, se rompe en todo momento por pcruamientos lato-
Si paS!UnQS a los alucinados, encentramos illltC todo estos esp~s ules, adventicios, que ya oo p«dcn ser ,os¡,endidos en el estado de
de ¡11 conciencia que hatcn que :.1.pare.zca bruscamente una coooeeoa posibles, sino que se realizan contra l.t corriente. Sigue tratándose de
irnaginante "auditiva" o "visual", No .h~f duda de .qu~ estas con· ,·értigos. pero ys no es tod• una personalidad en lucha consii;o mis-
ciencias son espootáneas: no podrlao existir otras <onc1en~as. Se ~ta ma, sfoo uoos sistcnw p.atciales que no pueden qu<dar en el csndo
sin duda de una estereotipia que tiene c~m~ ~.:ius:1 un ~étugo 0~1,-0. de simples posibles sino c¡uc, apenas concdiidos, Uev:1n a 12 con·
En efecto fa ducinación obedece al pt1nt1p10 de cas1·obse<vmón. El cioncfa • rtalinrlos. Aquí, mú oún que cn cualquier otro momento,
enfermo que prcsentil alucinaciones motrices verbales Jilktqu~ habla hay que cuidarse de hacer uo• in~ación med.nia: 12 coacienci1
po r su boca sin que 1• voz hay• variado '"'· Escl, pues, mvad,do Po' mórbida •igu• siendo una conciencl., es decir, una espontllncidad
este saber: no' se iníonnl del canten,idoo de sus a ¡··es,.,,.rosu
ucmaoon , r- incoodkional. Todos •s:os fen~os han sido descritos par Oénm·
•ctitud se' transform• bruscamente; y• no es él. qui.en hablo: .es X bauJt con el nombre de .. Pequeño automatismo mcab.1" tt.
O y Natur!llmcnte ocurre lo mismo con las alucinaoones aud,tivat o
visu~les, y con mh r11z6n con las ulucin11Cionc.i psiquic~s, _en las cua:
"L:i alucinación audiliw propi=entc dicha y la alucituci6n psi·
CO·mo<riz JOO fen6menos hlrdlos .., •I discur,o dd 2111omatismo
les, al 00 desconcertarse el enfermo por I• cas'.·s~nsor,,hdsd de la mental. • . Las intuiciones, el penumiento supmdo, el eco del pensa·
1 :lticioncs, in1iste él mi~mo sobre esta c.,racteristtca. Hay, pues. .ci
I
cr CllÍC(ITIO (ÍCrtn ÍITl1nci611 hacia la imagen que puede ser antcr1or
miento y los siruentidos $00 los fenómenos iniciales dd aulOtllllismo
mcnt,1. .• Son muy conocidos algunos h<c:hos del autom2tismo menhl.1
• la constitución del objeto imaglnanle, una manera de p:1.m del s,lxr (ver ~gl.. ). Otroo fenómenos del automitismo mental han quedado
intencional a 13 conciencia imagin:u1Le. El cnícrmo no se so.rprtndl· en u sombr,: pabbm cxplosiv.,, juegos siW>i(.os, lmnlu de pal•·
por su ruudn•ción, ni l• contemplo: 111 ,~aJi:u. Y la 1cahz• s,n dud:i bru, ab$urdos y sinsentidos; pa, otra ~. feoómcnos purtmenl•
como el obseso precis,mcnte porque quiere escopá,,el<. Hasta pode- psíquicos, intuiciones abstnctas, detenciones dd perwmiento abstutto,
mos pregontarn~s si el enfermo, mu~hG.S veces,. no. sabe .ror 11dclantaJ~• mudos destruden:amientos d• los ""1Jffdos. O. ordinario, tales son
en ,1uc momento del dfo se producirá 1• olucm•ción: nene que CS[><!· las formas ioicia.les dd automatismo men1&I. Los procesos ideo-verba·
r"I" y lleg• porque la espera. L• alucioación iiOpotta, pues. bast., les: corncnu,ios sobre lo, utos y los recumlos, preguntas, peruamien.
ciert~ punto l• cornp,r•ción con la obsesión. Sólo c¡uc en el caso ,Id tos que se responden, en ger,cn.l son mis tanlios ... "
,lucint1do se h• producido un• inodificación muy importante: la d<:-, l?,t., pet1urbaciont1 pslqukas hacen qu• nu.cao o se dmrrollen
i11tcgr•ción. d · 1 en el alucfaado un sentimi..,co y un• conduaa que le diferencfan ,b.
Sin duda ha quedado I• unidod de i. condenci,, es ectt, ·1 soluumente del psicast&lico¡ es lo que se Jl>ma el ¡fndlomc de in·
21 O.tlAXBAULT, P1pH1, ,I MI, '""' º"'"'h•, '1 ,,uro111t1 ,~,,,o.
:tt Sin enibargo. bajo J:a. [oflutncia de ci~:lJ co~icJ~ los ?Ji<0.1it{,
okos pueden prcscn1at pa5ajtrameoce un dclir,o de ,Lnílucoc1L in .,..,;,,., (P1ico1/1 to• 1,u, ¿, OlqllMJ.ÍJ•~ T 1/Jrt>•t1 ¿,1 IIJIIO'lft-tÜ•o)
2ó Puede v1Ltitt, pas.ll' del •gudo al grave, por CJcmplo, pero DO es Analü mtd.co-p,irol6j¡j-, 1927, "4- 19). '
dí,p(·n$11hlc. 21
Citodo por I.AoAOJI, o¡,. rit., p6g. 119.
194 19,
pequeñas nubes. habla, en cuanto dessparederoo, al1,->0 Je inc()1t<l~-
fluencia. El enfermo se cree sometido a h. iofluenci.:a. de una o de tcnle y de misterioso a )• "'7 que, por lo que me ¡,:,rc,:c. "" ¡12, ia
varias pcrsoOa$. Pero lo que pocas vetes se ha beche evidente es que más que exprew la exsstenoa de esas espont2ncid1des libcrulaL< ,11
esta creencia ca una "influencia" es pana ~1 enfermo una manera de los bmd,s de la con:iBlCÍ1.
volver a afirmar la c.~pantaneidad de su.s pensamientos y de todos sus Cuu,d~.pasamos • Ias n:rd:idcru alucituciooes ( voces que se
actos psíqukos. Cuando un enfermo declua "me dan malos pen<1· oren, ap:ul(l()()CS, etc.), la desuuegr&eión está mucho nús adebobdo.
mientes, me hacen formar pensamientos obsceaos" • no hay que pensar Stn duda la unida.d. de b concicnci_> se mantiene inbctt y hace ro-
que sienta cómo estos malos pensamientos se íorn1an en él o cómo sibles los despropos,tos, las eomradiccioces, etc. "'· Pero cst\s nuevas
ílotan como ¡,cd<12os de rn,dcrn en el agu1. Siente su cspont,incidad '?~ de unión sintétk.i son incomp:3tibla con la exis~t=OCl2 de una
y no piens• ne¡:arl•. Sólo que se da cuenta de cómo esta CSfOntaneidad smtestS personal y de un pensamiento orienmdo. Ls primera condición
se manifiesta aisladamente, contra. la corriente, rompiendo la unidad, de 1: al~rin,áón 00$ p><tCI! que es una especie de vaciuci6o de b
ya que no de la conciencie, por lo menos de la vid• personal, En
esto reside el sentido profundo de la idea de iníluencia: el enfermo
coeoeooa pe,son:'1, El enfc=:o está solo, sus ~samicotos de pronto
~ molesbn, ~ d~n; sustituye a la unión sintética ¡,or conctntn-
siente d la 11e~ c1ue es él, en tanto que espantlU\eidad viva, quien pro· ción u~• noióo difusa l'. cle~•d•d• por ¡>1rtícipaci60; est1 calda de
duce estos pensamientos, y a la .,,.,:, quien no los ha querido. De ¡,oteoCJ!l! llev• • _b conC1encu • noa especie de nivelación; al mismo
aqul la c,cpresión "me hacen pensar" ... lll síndrome de influenci, no oem~ y corr<bt~v,me,ttc la pertepci6n se obscurocc y se confunde:
es, pues, más que el ceconodmiento hecho por el enfermo de I• exis- el ob¡<to y el su¡cto desal""t(en al mismo tienlpo. Puede concd>irse
tencia de una contra-espontaneidad. lA experiencia pura e inefable que esta <1<b crepuscular, incom¡>.ttible con b ,tcnci6o o 11 conapcióu
del eníermo (lo que corresponde ol eogito) le da siempre este pon$>· de. posibl~ en. tanto que 1>les,_ ~ prolon_gu,e durante algún tÍC1'11po sin
miento nhsurdo o inoportuno como alJlO • propósito de lo cual se m.u modjf'?'ci6n. Puede admitir~ tamb,fo ll aparición de fenómenos
puede efectuar el cogito; pero ol mismo riempo se le cso¡,2, no es de Í":5'm1C16n o de auto-m~i6n. Pero en el a.so que nos ocupa
responsable de él, no lo reconoce. hay sunplcmentc ~·• fomixi6n bruta de un sútena psíquico Frti>I
Las prl,neras alucinaciones ~parecen sobre este rondo de in!luenci:1. y almm~. futt s,~cnu es n«c:sui~mcnte pardo! porque no p.dt
¿Y se les puede llamar ••.Ltucinociones" en este es:bdio? "Se me hace ser el ob1cto d_e n'.ngu~a ~u•<i6n de b conciencia. Ya no hay
ver ... ". dice al hablar de las 11luc-inacioncs visu,.les. T:unpoc-o c.stl centro de conc,rnet• n, unid.ad tcmitica, y aparocc precisamente ¡,o,
•qui obandonad• I• int\1kión de espont•neidid. Se forma un• im•gen #Jt>, Se: da tn su esttUCtur.i m.isrn:2 como anti-tc,nitico, es decir, como
que se da como imagen y que conserva su c>tictet irreal, Simpkm<ntc, •!So ~,,. no puede procum el tenu de una concmtrxióo de la con·
se propone par,, si, detiene el curso de sus FenJOrniento.. Pero el en· c1cnc1a.
fermo oo lo• perdido de vista que sus pe~eguido«• no le pueden d,r
tlll o cual "visión", to! o cual "iudición" sino por intermedio de su
Expliquéraon0>: toda pertepci6n se da como pudiendo ,,:r
obur·
""'.•; todo ~,eoto se .d• como pudiendo ser mt.ht.Jo, .. decir,
propia octividid creadora. Por lo demi.! parece como si a este nivel tenido • di,tancu y conmk™'<i. Esto, sistcmss, por el contrario,
lo ¡,er50nolidad s/,lo sufriese llltcraciones li~r:u y ripidu. Es posible
que sólo haya lib<ración de e;¡,ontoneicladcs /dl,ra/11, margin"111, con
110 PN-1'" s,r obs,rv~o, d, ""'8""·' J, idS man.,., porque ,on los
cor~lat,vos ~ una ru...i.ción de b coocienc:u; sólo apare<.en en una
motivo de una fuerte concentrati6n del sujeto. Al ponerme una vw
IIM inyección de mescalina pude nolar yo mismo un breve fenómeno
.~ona~ra .!'" estructura. Se dan, pues, siempre coo uo a.rider de
íurt1v.1Jad que es corutituti,·o de su ser; su cscnda es ser inasible,
nlucin•torio. Pre,entaba, prccisam<nte, este aráctcr llllttal: habla al· es cl«ir, no proponerse nuna fr,n11 a noa coociencia person,I. Son
guien que c1.1ot1ba en \lna h11.bitaci6n vecina, y 41 prestar yo 1tcnci(111 pdabras que se OYffl pero que no se pueden escuclw, caru que ,..,
paro ot r -dejondo, al mismo tiempo, de mirar ante mi- se me ven pero que no se pueden mitu. De "'Jlli estas ( recuentes caroctc·
apucdcoon tres nubccitAS. l!stc feuómeno dc$1patcci6 n2tuulmcnte 011
cuanto unté de aprehenderlo. No era compatible con l• plena y ciar.
concicoci• visual. No podfa existir sino a bu,t,tdillas, y por lo dcm:.,
se daba como tal: en la manera de darse a mi reccerdo oqucllu tri,
197
t96
risticas que dan de sl mismos los enfermos: "Eea uru vo2: rmrrmn- ecso esta.rÑrnos m.l$ CCl'OI del sueño. U. .:d..ucin.lt..iún iut¡,li, .. 1111., 1r.11.
rante, me h•blan por teléfono, etc.". ción brusca de la coocieocia frente al sistema par<ia.l ~r 011:r hn,,¡,¡ .1
La segunda caracterisñca de estos sistemas, con10 hemos dicho, es conccotrtción coo bruSC2 rcap1rición de la unidad taniür.a. < u.uhl.-
lo obsurdo. Se presentan como despropósitos, juegos de palabras, in- tiene Jugar una apari<:ióo incsp<nda y absurd.t del objeto irreal, tii,u·
sultos bruscos, cte. Es este mismo absurdo lo que nos da la clave de que reoorree a h conciencirt una ooda de sorpresa o de horror, ,,..
su Iormadén, Par.t nosotros, en efecto, toda c.Xútcncia ca I~ con· produce un despertar, un ,..grup,mien,o de las foenu, de m:u=,
ciencia se tiene que expresar con términos de conciencia y no podría- semejante a cuando un crojido ttpcntino dcspiatt bn:solJncn!c ,1
mos admitir una espontaneidad qt2e, aun cuando se alcancen las super· durmiente, La coociencia dio sobre las aonas, se oricnu, está dispues-
estructuras. surja. de uno. iona de sombra sin estar consciente de si. ra • obsctvu, pero, oatunlmcnte, cl objeto ir,e,I ha des1parccido,
Esta manera de concebir la. espontaneidad no es mis que una manera no cn<ucn.tu fun1, a Ji mi, que un recuerdo. l'al12, pues, describir
fmpllcita de admitir la exiUenci.i de un inconsc.ien~. Nos parece, pees, cómo "" le apar«r este recuerdo.
que estos sistemas absurdos no son más que la manera que tiene la Ante todo hay que insi.<tir particubrmente en el hecho de que, si
conciencia de pensar su estado presente, es decir, esta nlvelación cre- el objeto irreal no csl.i pcnooalmcnte ante b concicnrfa, Po• lo menos
puscular. Pero no se trata de un pensamiento normal, proponiendo se trata de u.n rttuado inmediato, lo l!W (uerte y concreto posible,
al objeto delaJlte del sujeto, no se tr:tla de un pensamiento 10/Jr, este uno de esos recuerdos que no dejan Jugu • dudas, que encierran b
estado crepuscular, Sino que, en alguna parte de esu conciencia inca- cerreaa inmediat.a de la existencia de .su objeco. Pero la cara.cterística
paz de cencentrarse, en los bordes. aishtdo y furtivo, ap:arecc un sistema t$CDWI cOn b cual el objc<o irre,I es entreg•do ¡,or el recuerdo es 11
parcial que ,., el pensamiento de este estade crepuSOilar o, si se quiere, exterioñdad ro ttbción con la conricná• pcnon:al sctual. Se d, CO·
que es este estado crepusculae mismo, Se lrata de un sistema lmagi- mo habiendo sido impr..-isible y no pudiendo "" ttproducido a ve-
eente sirnb61ico !!D que tiene como coerelenvo a un objeto irreal, y11 Juntad. No puede cntra.r a, li iíotcsis presente, oi le pcrtcncccr,j
se, unn ír..e •bsmdn, un jue!,>o de pal•br:ts o una aparición inopor· nunca. Esta cxreriocid>d y esta independencia evidentemente son pr6·
tuna, Aparece y se d• como cspont:aneid,d peto, ante todo, como CS· ximas de: las de un objeto del mundo re,). Al mi<m0 tiempo, par lo
pontnncid•d impersonal. A decir verdad, estamos muy lejos de b dcmú, ti objeto m2n1icne las can<terlsúos de un• espontancid1d:
cli<tinrión entre subjetivo y objetivo, Esos dos mundos se ban bun- aparece como caprichoso, íurth·o y lleno de mi>terio. Pero, se dirá:
dido; nqul c,tamos a.ntc un tercer t.ipo de existencia para cuya car:.<· ¿no mJntiene su carictcr de irrul? Aunque lo ma.nluviest, este CO·
teriiaci6n nos !airan hs palabras, Lo más simple tal vez íueu lla- eficiente de irrc,lidad, junto con la impm,isibilidad y la altriorid:ul,
nl::ulos np:tricioncs bterl1lcs irreilcs, cor:relativa.s de una concicnci.1 tal y como b hemos definido, no harla mlJ que KCtlhnr el caricter
impersonal. contndictorio y íantistico de la olucinxión. El enícrmo no dejada
Tal es lo que podríamos ll•mu ,/ a,011J,rimi11110 f'"º de la alu- de cxprnu su experiencia en nuestra lengua con palabras como "he·
cinación. Pero este acontecimiento no coincide con la 1xpni1n,ia pNt,1 mos vWo, he oiclo •.. ". Pero I lo que ¡,.t,ffe el objeto no se d1 en el
de ht alucinación: en efecto, una experiencia impliet 11 cxistcnci3 de r«uerdo como irttal: en cÍ<dO, no ha habido po1iri6n de irrulida.J
una conciencia tcmáti~ con unidad pcrsoo:al~ por el contratio, cstt durante d l<Otltc:r;imicnto; s:mplcmcnte b producción dtl objeto irrc•I
tipo de conciencia está ne¡¡,d, por el aeontecimiento alucinatorio, qu,· 11» &(X)Dlpañado por la concicncia no,tftica de irrealicbd. Esla con-
se produce siempre en ouscnci• del sujeto. lln una palabr:t, /• 11/Nd· ciencia no·tttica no pasa 11 rc<uerdo, porque, como hCO'IO$ ex¡,licocln,
11r1ti611 s• /ir11,11ta como 1111 f1nd,ntn<> tN)'J 1xpHi111tiil sd/o ,, pN11/,• ti r«ucrdo del objeto percibido oos cntttga un irral de b mi,nu
batH {>t>f ,n,dio d, /.a 1u1moria. Por lo den,:i.,, se trat1 de la mcmo'1a manera que Una realidMI y, para qs~ uno puod• distinsuirsc del '~'"·
inmcdia.t11, c:J decir, q_ue no habré alucinaciones $i estos iistan:is p.,, en el tC'CUCldo, e, necesario que en c.J momento de su aparitit~~" luy.111
ci,~es siguen d.s..rroll&ndose en uno conciencio neutralizada ; en c-1,· .,Jo el ob¡cto de posiciones upllcius de ralicbd o ele irrc,1 .. 1.ul *'.

21> NoJ ciplkattmo:i mejor sobre c:sta iimboJizaci6n en el aphulo IOl11t1


el Sueño.

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Más bien nos parece que el objeto alccinatcric gu3rdari en el recuet- ex!taiieu_ que casi es b,,st.mtc a ¡,e,su,diane de que e<1oy dur-
do un ca.rácter ocutro. El que conferirá una realidad a estas aparidones micado .. 11•
es el comportamiento general del enfermo, y no el recuerdo inmediato. Este problema se ¡,odrb cnuociu de Ia sigui= manera: si es
La prueba está en que en caso de agotamiento o de intoxicación al· cierto que el mundo del sueño se da como un mundo real y pcrobiJo,
cohélica, cualquiera puede tener una alccinacíón, pero .su recuerdo cuando cst& coostituido por unas i.J:njpcs mentales, · ¿no hay al me-
inmediato se la entrega precisamente como alucin:ación. Sólo Hene nos un (2$0 en que la imagm se éé como percepción~ a-dc:ci.t, U!l taso
lugar una crist:llizaci6n en el caso de psicosis de influencia. y el en- en que la producción de un• inugcn no vay., :KOmp,.ií>da de la ron.
fermo organiza su vida en cclaci6n con sus alucinaciones, es decir, W ciencia no-tética de es¡:ootaocidul inuginantt? Y de se, tsí, ¿no
vuelve a pensar y 11 explicar, Por lo demás p~rro:: que por muy impre- corre el riesgo de hundirse totalmenre nU<:lml teoría de t. imagen?
visibles y fragmentarias que sean cstss espontaneidades, pueden cu· lndud3blcmmtc, el sueño elevo muchas otns rocstiones. Por ejemplo,
garse poco a poco de cierto material ideo-afectieo. Tiene que haber t. de la fuoóón <imbólica de las imig<,ncs, b dd peessmiento que
una acción lenta del enfermo sobre sus alucinaciones, como lo pruch:1 ~uM~ etc., etc. Peto eses cuestiones no coeciemeo directamente I
la ,parición de protectores en un estadio adelantade de la psie<>sis nuestro trabajo; :,qui nos limittrcmos, pues, a tc.it>r el problema de
alucinatori» crénice. Esta acción tiene lugae naturalmente antes por h tesis del sueño, es decir, dtl tipo de afirmación intencional cons-
cimentación, por participación, que por acción directa. En cualquier tiruida por la conciencia que su"'1a.
taso. partee que en una psicosis constituid.a las alucinaciones tlericn un Nos pued<, guiu una primen obsctvuióo: en el J>U3je de Des,
papel fn11cio11al; sin dud:,. el eníetmo ant« todo se adaptan sus visionCl. urtes que hános citado ruy un 50íi$11U. Aún no sabemos nad1 del
pero fas apariciones y In, voces se dejan penetrar y, de esta acomo- sueño, que e dificil de alcanur, ya qae no podemos describirlo nús
dación recíproca, resulta sin duda un comportsmic-nto general del en· que empleando t. memoria dcspiert•. Pero por el contrario hay un
fermo que se po<lria llamar ronducta alucinatoria. té,mino de la compan1ci6n <;<t>blccida Po• Descartes qn• puedo .tao.
zae ílcilmcnto: ~ b conciencia que ,·cb y que perc:íbcJ En cualquier
!!)Ol1lento puedo lU<ff de cll• el objeto de un• concienci• rdlexi,·i
IV. ID. SUERO que me informe con cuten sobr• su estructura. Ahora bien, esu
conciencia reflexiva me da en xgui<b un coDOcimicnto preoose: es
Con el ,ueño •parece un problema an'1ogo. Dcsc.<rtC$ lo fo,muló posible que, en el sueño, me imagine que perdbo: pero lo que es
en su primera .M,dit<1ri611: cierto es que, cwodo estoy dcspi<rto, no plKdo dud,r de que perobo.
"Sin c1nbargo he <le con.sldcrllt iquí <1ue soy hombre y. por con·
1
Cualquiem puede traLtr de fingir un inst•ntc que sueña, que ese
stsuientc, que tengo costumbre de dormir y de repeesentarme en sue- libro que lec es un libro soñado; en seguida veri, sin ¡,odcr ducl>rlo,
ños las misina.1 cosas y aun a veces cosas menos vero.símilC'S que eso.." que «ta ficciclo es absurda. Y, a decir ,·enlad, su absurdo no es menor
ín5tn.sa.tos cuando velan, ¡CuúntaJ veces me ha .5uC'Cdído soñ:;ar de no que el de b ¡,,oposición: W ,•.,., yo no exist>. proposición que, pre·
ci.s:amentc pana Desartes, es \'U<Udenmcnte impens>htc. Es que. en
che que c,tnba en este mismo sitio, ,~tído, =t•do junto :ú fue¡¡o,
estando en realid•d desnudo y metido en la um.i! Bien me parece "l"
efecto, la proposición rl)tilt> 1ttm resultl -de se, bien tomada-
ahora que, al mirar este papel, no Jo hago con ojos dormidos; que de b intuición de que conciencia y uistcocia son solo uru. Pero es,.i
concicnciJ concreta que esti ciett1. de txistir, existe y ticnt concicnciJ
esta cabeza, que muevo, no está somnolienta: que $i 2lirgo b mano de existir en Canto que tiene cierta esuuctur1 individual y t<mf'Otal,
y In siento, es de propósito y • ubiend:a.s; lo que en sueños sucede Este cogito pu«le set sin du<b la intuición ele la unión Intima ,le
no parece tan claro y tan distinto como todo esto. Pero, si pienso cie,w esencias ) es ul como lo concibe la í<nomcnologla, que L~
en ello con atención, me acuerdo de que, muchas veces, ilusiones se- ciencia cid6ica. Pero para que pued.t ser u!, es ante iodo mn:.crict
mcjontes me han burlado mieotr:u dormia; y, al detenerme en este que sea una OJ"'Dción reílaiva individual y concttu que ,e put-Ja
pc11samiento, veo tan claramente que no hay indicios citrto, F"' di,.
tinguir el suclio de la vigilia, que me quedo ntóoito, y es ul mi

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[levar a cabo siempre. Ahora biec, pensar qL:e existo pensando , ... su juicio "soeóo .. coo ta20nunicntos y comparaciooes que le mostea.
hacer una proposición eidética cuya proposkíóe, existo pl!rcibitnd11, dan la incoberen~ia. ~ el. abswdo de sus imágmes. Pero bJ bipóto,is
por ejemplo, es una es"peciftcación. De tal manera, cuando percib«. es de una 10~11nilitoa que s2lta a b vi.sb; para que el dumlicnte
no estoy seguro de que los objetos de mi percepción existan, sino <1111· mon:;se e hlCICSC compa,2QOocs, tcndáa que estar en plena posesión
estoy seguro de que los percibo. Debe señalarse por lo <kmis 'I"' de sus facultll~ di$CUJ:SÍVU, loego 1• despierto. Serla, pees, absu,:do
Descartes no establece el carácter dudoso de Ia percepción en base ., que en el pr~ _momento en que está lo b:utant<! despierto como
una inspección directa de ésta, como bada si dijese; cuando percihu, P~• fo~u':' ¡wc'°! de ':et~imilirud, se dijese precisamente "estoy
no sé muy bien si percibo o si sueño. Por el contrario, da por sentail•• sonando . Sólo poclrú dedr be soñado". Por lo dcmis, este caso se
que el hombre que percibe est& consciente de percibir. Símplemenk. produce fr~entemeote, pero es toéllmente distinto dd que nos
señala cjüé el hombre que sueña, poc so lsdo, tic-ne una cccte-a 1n:i ocupa. fl sueno se nos apar=, pires, en ~da con un ar.lcter de
loga. llxiste sin duda una fórmula familiar: "Me pellizco ¡ma sal~·, fragilidiá que oo podria pertenecer a la per<epción; c,t;\ a la merced
si no sueño", pero se leal\ únicamente de una metáfora que no 10 de una conciencia reflcxi.._ Sólo que lo que se produce y que le
rresponde • nada coocreto en la mente de los que la usan. salva es ~ue, l.• mayor parte del tiempo, csn conc:icncu reflexivo oo
Ahora bien, podemos 0¡>0ncr a esta evidencia de la pcrccp1..it,11 ·~· íendremos que crplinr por qué. De todas fonnu, debemos
prhnero los (recuentes C:.lSOS en que el soñ:iclor, el p:asu de pro,1lu ~nallr :.qui qu~.1~ conci~ci1 primer•e irrcfiaivi. si es -al mismo
al plano reflexivo, ve p<>r sí mismo, durante su sueño, que cst.í. ~· ttempo que posooon de ob¡.- conciencia no-Utica de si núsau, no
'· ñ11ndo.J Incluso veremos más adelante que tod:i ap:irición de la l'ou !'.""ria serlo en l• fomu ''.esto,. soñando". !Primero porque cstc jui,
ciencia rc{Jexiv:1 en el sueño corresponde II un despertar mom1..·ut.'1 CIC> ":"po~drla una tesis y despuk porque es6 definición total ele una
neo .s2, )r-a debido a que con frccucncia el peso de l:1 ~nt:icnci.a ,¡u, conc1et1C1a no podt!a ser <lada sino por b reflcxió<!J Para hactmos
sueñn stíl tal que nniquil11 en seguida t\ l:1 ~oodettci1 ttílcxlv11. c.011tu COOlpt~er mejor, usemos un ejemplo que m:ls adelante nos habri
en las pe$•di11as, en las que el durmiente piensa dese,¡per,J;m, uh' de. ~"· S: digo; creo que Pedro es amigo mio, este juicio es un
"estoy scñandc", sin lograr despertarse, porque su concienda rcílc:ll'1v,1 JUICIO reflcm'O. Supone en seguida el que se ponga en duda cJ objeto
desaparece en seguida y vuelve a ..quedar prendida" en el MH.'uo de la cre<nc1a. Me puedo decir en seguida: es verdad, lo tr,o, pero
Baslnrfan estos ejemplos para mostrarnos que la posición de cxí\lc.·,111.1 no lo d, nunca me ha dado una prueba, etc. Me vueh'O ctcéptico !ll
del soñador no se puede asimilar n I• del hombre despierto, y, 'I"'' 1., ve1 Ucg~ • co_ncluir que Pedlo no os amigo mío. ll indud>blo-
conciencia reflexi,•iJ., en un caso, destruye al sueño, por el ,i111¡ ,I,· meotc'. s, la amis!':" de .Ped~ se me a~,= como el objeto de mi
hecho de proponerlo Po• lo que es, en tanto que reíuerz:i y co11íir111, CttCnc:1~ es que mt conc1énC1a no rcllcx1va de cst:a amistad era con-
a' la conciencia reflexiva en el caso de li percepción. Pero, si se l11111·1, ciencia oo~élica de si m~ como simple c,ecncia; pero no habrb
pensar en ello, se verá adcmi$ que es ncces:trio que las con,i,·,11 '"" que cooclu,r c¡ue el csetp11c1smo de b ttflcxión !uen wnbibl una
no,téticu del sue~o y de la vigilia diíieron de alguna form:i ,... "' estru~u~ no posicl?n•I de b concieocia irreflexiva. Cuando teoSo
m:incra de proponer los objetos. En efecto, la concicncb «flem• conocnc,a de la amlSlad de Pedro, teogo coocieocia como de un ob·
obtiene su «•tez• por el hecho de d0$mollar y proponer como 1l•¡C'l11 jtto rr,ído,. pero precisamente, si creo en ello es que no dudo. En·
lo que o, estructura implícita y no,tétic.• de b conciencia retl, "'·' !Once'! p1UJS;1mcote porque ato en la amistad ele Pedro, mi conciencia
~ ~,1¡ ccrtez:o. rcflcxiv2 de soñar proviene, puei, del hecho de •p1,· 1111 no-.tétlCll de c=r no supone ni la mis ligc,a duda relativa a esta
concicnc-i:1 prlmitjva e irrcflcxlw. debía contener en sf una c,¡-,c., 11 ,ti• 2m,.,,.d. Es toulmeule aeenci•. Es, pues, cocúianu cicsa, p c¡uc
s•bcr latente y no posicional que después ha explicitado 1• rol!u ..·,., "!"' es tener co~fi·~ Si:l:!,dllentc, en t>nto que es coocieoda de
Por lo dcm&.s, si no fuera :asf, cJ durmiente tcndr{11 que ,0111 tnu eteer, no es concicncu de . Pero est• r<St.ticción no puede •pa·
r~r ~ •ntc _I• rcflai6n. De r,qul que .spettmos c¡ue la conciencia
32 Se me podnt obj&r que cwilquiert, dur;i_nte Wl sutilo 11~N·Lihl-. ~o-t.!tsca de ~nu no supon~ en absoluto a, $1 los Uf1Ct<res restric·
se h11 dicho: "Esta vtt no C!to1 soltando", 1 que, en cons«umci.a, l,1 1rll,,
xión mlsma parece 11ujcta • error en el aucfto. Vcrcmo• m4J 1dcl11.otr Cu •¡1.it ' ::OS y neg,ti,~. que eocootramos en el juicio: "Estoy soñando"'
tenemos que pCCL$1lt de ctlll objecióo. ( Estoy soñando , l"'lº no percibo). Una conciencia no-tél:ica no

202 203
( ~·,,\.,
·-
puede ser negadora de nada ¡,orc¡ue w;i totalmente llena de si misma tiva, b na.'unl<z• pera:pth-, de la concicnca reflexiva wnpoco es
y sólo de sí misma. objeto de creencia, sino que es un d:110 inmedmo f evidente. Es im-
¿ Adónde hemos llcg.,.do? A lo certeza de que ~ tesis ?el sueño posible salir de •hí. Una e,>idenci, es una preseocía, Doode esté dada
no podtla ser la de Ja percepción, aun cuando • prsmera V!SI~ dé b la evidenda, Lo creencia no es oi útil ni siquiera pasible. El sueño,
impresión de parecerse. Es por lo d"':'á' lo q,'.c se P';'edc deduru de la Fºr cl cootrwo, es una creencia, Cree en todo lo que ocnre en un
Simple inspeeciéo de un11 c~oc,.eccJ:1 rcfle:x1v·~ d1tti!_1dJ. :i ~a co:1 4
s,,eño. Pero no h>go mi, qac creer en dio. Es decir, que los objetos
cic:.ncia perceptiva. Af.irma.r: percibo es negar que sueno, ~' si se quie- no estin peeseates en person2 en mi inruiá6n..
te, es una moHvacl6n suficiente y necesar!n para que aft.rmc qlle no Sin embugo no hemos hecbo mh que despluac el problema. No
sueño. Pero si el sueño afirmase que es percepción de la rmsma m_a~ctJ dejarán de decimos, en efecto: ¿de dónde proviene que se pueda
,¡ con la misma certeza que la percepción, el juicio "estoy percibien- cru, en la =lidad de l.u imtgenes del sueno si, por otr2 parte. se
do" sólo seda probable y de nuevo tendd:1mos quc ºP".l;"lo en la los constituye como imigenes? Su aráctcr intencional de imigmcs
comparación de los objetos percibidos entre sí, en l:i eohesién de to:SCC'• deber!• ser exclusivo de roda posibilidad de creer en ellos cor¡,o si
nas vistas. en su verosimilitud, cte. l lc~ mostra~o e!1 otro lugar=" fue,,.,, realidades, ' l
que estos comparaciones nunca se daban en la conc1cnc1a. '.º?1º O~l'l- Es que he dicho t;ambién que el $U"IÍO era un fenómeno de <rCCt'I·
cienes realmente efectuadas y que por lo demís no pertn1bt1~ distin-
cia., pero no un2 crecnc.ill en W imigcncs ro-mo ,n ,MiJ,,d,1. Para
gui, 1• percepción de la im.•~en. ~odrí, .dc,~10,tr.r<e ~· h cmsmo. ma- saber aactlmcnte lo que e,, hay que volver • la iouginerfa hipna-
nera que no permitirían d1st..1ngu1r I~ v1;;1l1a d~I sueno •. En realidad,
gógia. Esta iougincrla, que está fundada en la aprensión im1ginantc
la perc,,pción, ,on,o I• verdad en Spinoza, es ,nJ,x '"' y no podrla de íosf<nos, de contraccioM, musculares, dc palmras interiores, es de
serlo de otra manera. Y el sueño se rarecc mucho al eeror en el una r!qu= suficiente p>n dar b m1teris del sueño. Y Lc,oy ha se·
s]>inozismo: el error se puede dar como verdad, pero b:i.s:.i con pa:stcr
la verdad para que el error se aclare por si mismo.
owado, como muchos otros autores, que d paso del hípna¡¡ogismo •I
suei"'\o es much:as vtt"5 aprchmsible. Son las misnus im.l~cncs, dioe,
Peco «to no nos podrfa bastar. ,SI pcofundi,ósemos un f'<l'.'º nues- pero nuestra utitud resp«to a cll.u se ha modi!iado. p.o que se
tro estudio del sucrio y de la percepción, veer~ que 1• d1íenenc11• confirma con numerosas ohsrn-.cioncs: todos l.u personas que tienen
que los sep•ro es, según un punto de rnt•, os,mil•ble • la que sep•.ro imigenes hipn•gógicas podrín decir que se han sorpmwido frccucrote- -:
a l:1 creencia. del ~a.bcr¡ Cuando percibo una mesa, no creo en la cx11~ mente soñ:ando, sin que ti contenido de Lo imaginecb hipnagó¡¡ia
tenci"' de estll mesa. No tengo ninguna necesidad de creer en cl!1 se haya rnodifiado. Simplemente, al despe,mse sobn,s,lt>d:as, han
porque l• tengo delante de mí. No hoy ningún ,cto c~mplemMtar,.. tenido ,oncicncu de h>bcr soñado. Naturalmente. el an11ogon rep:c-
sogún el cual percibiendo adcmh esta mesa, le confcera una ext>· sent12h\"O .se ,a. a enriquccc-r, C:unnlc lJ ~' con scnsxioncs coencs·
;encía cr,lt/a ~ mlb/1. En el acto mbroo de 1~ p~rccpción, l~ rn<!.1 tbicas y, finalmente, con todos las sensacioocs lo bastante fuertes
se descubre me es dada. Y 1• 111i.r de la eon<1cncca que perribe no como pan franquear ti umbral de Is conciencia y demasi•do débiles
se tiene q,:e confundir con una :afirmación. ~ afirmición cst! c,'l como paro provocu el d<SpCttar. Todas seún aprehcndid.u, en efecto,
relación coo I• cspont•ncid:ul vcluntaria, b tes,s representa el mal11 no fOr lo que $00 MO como analogon de otm mlidadcs. Es osl
propio de la intcncionolid•d. U, lo que corresponde, del lado. de 1, como PrOWI, al dcspcrtane de rronto, se da cuent• de que ñl pro·
noe,is, • In presencia noemitio del objeto en persona. La cv,denc,., nunciado en sueños bs pabbras "citr\"o, ciervo, Francis Ja,ncs, re·
pt'Opi• de I• percepción no es, p~cs'. de nin&ur» de 1•! .rn:.o~eras, un:i ncdor", peco que estos paÍal>ras constitulan una frase coherente y ad1p·
impresión, subjetiva ,¡uc serla u,milable • un• ~~1fccacoón. de l., tada a la situ..>eión soñad,. Oidio de otn Dlalltra, ra//611 p~ otras
creenda: ,!, evidencia es la presencia p:l!\I la conoen~11 del obJcto rn palabras que no hao sido pronunciad.1.s realmente. Oc b misma m•·
persona; esl• "implcsión" (P.rfHllutrg) de la inlcnc16n: ll(ualmeot,._ ncra, al pasar el color rojo de 1, luz iolar a 111,'és de un visillo, es
po..r11. una _con,ienc111, reflexiva diri8ida sobre una conc1enCJ.L pcrccJ' aprehendido, en uo sutño famoso, como va/in,Jq por sangre. Un
error muy fre<u<nte consistiría en crcu que d sutiio está Cotnpuesco
ee Cl. nuts.tro libt-, La Íl1td&iwarid11. Ala.n. por imisenes 111mlAl,1. No es aacto: ¿cdmo odmifu que la luz roja
204 20)
fro1'().q~e fa imagen mental de sangre? Entonces tendría que quedar que se d2JJ por encimo de mí. Sin cmba.rgo, ha.y un abismo entre
!OCOo~ente, lo que es ~surdo; o tendeía que SCl aprehendida como estas dos asimilaciones. En el suer10, el crujido a ruido de pasos en
luz ro¡:,, lo que supondna el despertar. En realidad es I• luz roja 12 im:l&ffl; en la pettcpción esorcalmcnte aprebendido y
en sí mismo
que es aprehendida como sangre. Es la manera que tenemos de apre- (aunque sin r.uón) como ruido do pasos. Ahin dice que percibir es
he.nderfa. Algunos sueños citados por Janet mucstcan c6mo un mismo sofür y despertar.e en seguid>. Pero es un grave cnor: un, fsls,
ruido que se prolonga puede ser aprehendido por la conciencia suce- percepción no es un sueño, adecuar la percopción oo es despertarse.
sivamente como .,wlinido por una multitud de objetos diversos pero Diremos nosouos por el contnrio que el mundo del su<ño no se
nunca por 1/ mamo; en el sueño. la conciencia 11() {'Nedt pwribir, explica ~h·o si se admito • la conciencia que sueña romo privada
porque no puede salic de la actitud imaginante en que ella misma esti. ·por esencia de la facultad de perobir. No percibe. ni tnab de perci-
ei:icerrada. T?do tl es (magcn, pera precisamente por eso no u.bría bir, ni puede con<:ebir siquiera lo que es una peccepción. No debe
d,sl";'ncr de 1mógcnes mentales que, aun siendo exclusivas de la per- creerse sin embargo quo esta coociencia aislada del mundo rea). eace-
cepcién, sólo podrían nnc.r si fuera posible un paso constante de mda en lo im2ginuio, ,·ay1 a. dejarse ir lust~ tonw lo imiginuio
la percepción -a la imn.gínaclón, y, podrlamos decir, siempre sobre el por lo real, al no poder oomparnfo con una ro•lidad que desenpe-
fondo presente de la _perce_pciú~~lll nie?o es una conciencia que no iiuia el oficio de «ductor. No es en absoluto nuestra idea porque
pu«le salir de la acritud nnagmante. Sin embargo, se produce evi- una ímagm se d, por lo que cs. sin que sea neces,,io cmpe,.a.r ur12
dentemente una modificación a partir de las im.genes hipnagógicas, compat3ci6n con 1, percepción, luego porqut' lo que caractcriu a b
ya que p_or medio de la ,eflexión podemos aprehender el paso del conciencia quo sucfü es que ha perdido h3SU 11 noci6n de realidad,
h1pnagog1smo al sueño. ¿Tenomos que admitir que esi. modificación En conSCCUfflCia, no puede conferir csra eutlidad a ninguno de sus
sea un cambio de l• tesis? Dicho de otm m,ncr•. ¿aparoce el suoño nocmas Pero lo que quorríamos moslrar es que el su<ño os b roa-
cuando tomamos las in1Jg1n11 hipnasógic:u por percepciones? Lo de- lización perfecta de un inugin3rio cerrado. Es decir, un im1ginar;o
clarnmos imposiblo dt facto. Si Ja conciencia las afirmase como reall- del que )'1 no se puede silir r:n absoluto y sobre el cual ttoSulta
dndes, se con;~tituir(• respecto a ella, como conciencia que potcibe y imposible tomar el menor punto de vista exterior.
el ttsnltado. ~nJn~d11to sería hacer que desa~rccicsen. Precísamente, Si conwltamos • nucstnt conciencia en ti momento en que, tn.s la
es esto mod,f,cmón lo que llev• con frocuenda •I despertar: el ruido bru,a calda del hi¡,n,gogismo on el .. ,cño, nos despiema un ruido
del desperhldor se aprehende ptitnero como analogon del ruido do violento, veremos que lo que le hace formular d juicio "e,t,bo
una fuente, de un campanilkc, de un redoblo de tambor, etc. Prro soñando", es la aprehr:nsión del carkter "interesante" de las imáge-
•i nos des1>0rtomos, pa,amos prttis,monto a i. P""pri6n del ruido nes hipnagógiou. l:sle carictcr no existía en absoluto eo el hipoago-
del de,pertador. Lo que no quiere decie que formulemos juicios dd
tipa de "es el timbre del despcrtedor"; simpl<mente, quiere d«ir quo
aprehendemos bruscamente el ruido por lo ,¡11, ,1 ( es decir, una serie

gismo puro. No h>br!• que ontender por "intoresante" unido • mi,
como parca, creer l.<:roy. u presencia del en el suoño es frecuente
y <•si o<ttSOria cuando se tnu dc sueño< "profundos", pero se J"'odeo
de sonidos penetrantes y vibrantes) y no por olta cosa distinta. Poco ciur muchos sueños inmodiatamento J>0$1ctiotes .r endonneomiento
impotta que después coooacamcs o no el origen y la cnu .. del ruido: en los quo ol )'O dd durmiente aún oo c!e,;cmpcña ninguna función.
?'e pu«le dC$perta.r despu~s un crujido cuya verd:&dora cousa siompre Po, ojcmplo, veamos uno que me comunicó la scñoriu O ..• : apa.
,¡¡nora~. Tal veo incluso ocurra que 11 desptrtar ni siquiora Jo apre. ttda p,i_ro un grab•do de un libro, representando • un esclavo
henda como m,jido: esta denominación tal ve,: suponga un jue8" antes las rodilw de su :una; luego es1e escll\'O il>• • buscar pus par>
complicado de operaciones idcmific.dotas y que Ileven al r«otloci- curanc do la lopr• que le había contagiado ,u ama; tenla quo ser
miento. Dast.,,. ~implemente -para que pase do la •ctitud del sueño d pus de una mujer que amase. La dutmiente tenla durante todo ol
• l:t de la v,g,lia- que lo oprehonda como algo txi,11111,. Poco im- sueño la ímpresión de /ur el ttbto de las a\'COturas del c:scll\'O. En
porta que me equivoque: el crujido de un mueble, durante b noche, ninsún -nto dcsernp<,ñó clla ningún papel eo los arontcomien-
puede ser aprehendido en mi sueñe como un ruido de pasos; eotonces tos. Por lo dcmú es fo:C'Ucote que los sumos -en mi, por ejcm-
me puedo dcspertor e interpretar el crujido como un ruido de pasos pler- 5C dco en un principto como una historia que leo o qoe me¡;

206 207
cuentan. Y luego, ele pronto, me identífico con uno de los personajes Si se me apucce la cara del Aga Kban y _Pi:'"° _simpl~te.q~c es
de h historia, que se vuelve mi histori•. Nótese la tesis neutmlÍZllcb la cu,. del Aga Klw, ea i.mageo. es un• V!SlOQ b1po1góg1ca. S1 s,ooto
que caracteriza al sueño de Is señorita B ... o al principio de los mios. }'2 ttas ..ta cara un mundo lleno de amcoazas y de promesas, ruoque
¿Puede creerse realmeote quo la tesis se modifirn y se vuelve posi<?' me despierte ea el acto, es nn sueño. Pero esto DO nos ch a,enra del
de existenci.1 porque me he vuelto de pronto o.no de los pe:rson111cs lodo del oridcr "inreresantt" del sueño. Por el bccbo de hacemos
del sueño? Pero dejemos de momento el papel del Yo en el sueño entrar bruscamente en un mundo ttmPoral, todo $llello se nos da COIJ'lO
y, ya que hay sueños sin Yo, vesmos en qué se distinguen de las :ma histl>ria. (En el caso de la aparicióo de la a.o del Aga Kban,
imágenes hipnagógicas. Ya sabemos que no es ni por su rel11d6n en una historia r<eogidl on una sob visión 1 que todnú DO ha te·
con Ji\ per,. 5ooa del durmiente, ni por una posición brusca de las imf.
genes como n:alid.ad. Pero basta con considerae cl sueño de la señorita
nido el tiempo de desarrollarse). Naturalmente, el uní~ esp~o-
B ... y compararlo con las i1n:.ígeoc:s preooi.tias pam ver l:t diferencia
temporal a, que se des.urolb \• histoci1 ';S. pur.unent~ una_guwio, r~
es en tbsoluto el objeto de ninguru post06n _de aisteno:'- A_ decir
claramente: una imogen hipnagógico está aisl>da, cortada de las otru verdad, ni siquiera alá imagüudo, en el sentido en que unagrna la
imágenes; si, por casualidad, están en relación de interdependencia dO$ coociencia cuando pre,entifia algo a través de un an1logon. En
o tres imágenes, el conjunto, en cualquier caso, queda aislado: no hay
tanto '!"" mundo imagin:uio es el correlativo de una """"ª' el der-
mundo hjpnagógico, las visiones prroníl'icas no tienen ni pasado nl miente tre« que la escena se desarrolla eo un mundo¡ ~. decir, que
porvenir, no hay na:Lt tras ellas o junto a ellas.. Al mismo tiempo, este mundo es el objtto de intenciones ncías que se d,agcn • él •
propongo • cada uno de ellas como imagen, Rstc ~dcter de Ím3gen Jnr!ir de la itrugco ttntra.l.
se mantiene en el sueño de la señorita B ... : /., l• historfa, lo que
Sin emb:ugo, ..tas pocas obsccvaciones no contnd~ en absoluto
es una manere de neutralizar Ja tesis. Sólo que enda irmgcn ap:ircce
corno un momento de un desarrollo temporal que posee un ¡r.u,do y h.,,
esta yan ley de 1• imsginllc:ión: no numdo im4gmano. En efecto,
un porvenir. El esclavo no es.ti\ viJto como él mismo, corno M las ,ó!o se tnto de un fenómeno de creencia. No dculhmos eslC m~do
irnágcnc:1 preonírkns. En éstns, aparecerla simplemente como "un en ims¡¡tn, no nos prcsmtific:unos 10$ deuUcs, ni siq~• ccns!de-
esclavo". Pero en el sueño, cut1ndo se pr~nb al durmiente, lo es co- runos d hacerlo, En este sentido, las imágenes se mantienen aula·
mo e,clovo-cnícrmo,ycndo-,.buscar-pu,·p•ra<urorse. Al mismo ticm· du unas de otn.s, separadu por su pobrcza esencial, somctidu al fe.
po que envio su Imagen n un anics y • un después, eparece $<lbtc el nómcno de a.si-obsem,cióa, "en el ndo"; no $05ti~ entre si
fondo de un mundo espacial muy rico: mieni,.1., busca su remedio, mis tebciones que las que 11 concicncii !"'ede con®". en todo
no pierdo de vista que tiene un ama que le ha contagiado la lepra momento .i constituiths. Pero DO es menos Clá10 que toda mugen se
ni que e.ta "ma sigue existiendo en alguna ¡,,rte, etc. Por Jo dem!,, ch oomo rodeada por una masa indifcrcncwb que se propone.~
la imagen hipnagógica nunc. se da como o.tllndo en "1guna pitte. mundo imaginario. Mu valdría clccir, posiblemcnit,.q_ue todo ~nu,gr·
"Vemos" una estrella en im•gen y • unas palgad011 de rlOS()(rO!, pero nuio lleva coosigo en el sueño una cudidad dpecíal 1 ~tuu,·a
no sabemos dónde es imagen esta imascn, pues no C'llá rodeada por de su n:uuwcza, que es "12 _aa:nóofeD de ?'"º~º"·. Hornos visto mú
uo universo imaginario. Por el wntrario, el ptrson:1jc dc,I sueño aniba que el espacio y el betopo Je lo una¡pnano se daban corno
siempre C$tá '" alg11na ¡1.1r11, aun cuando el lugar en que se mueva cualidades interna, ele la cosa im1gin2da. Tmdrl1mos que hacer •qui
e.té figurnJo es,¡uemáticamente como en el teatro isabelino. Y ese una obsernción anilo¡¡a: la "mundanidad" de b im>gen ,oñad~ no
"en algunu pacte" está IL su \PCZ. sltuado en relación con todo un consiste en uru infinidad de rcl1eiones que sostendrla coo ots~ imá·
mundo que no se ve pero que csti en su derredor. La imagen hipiu- • ~- Se tnta simplemente de uo• pro¡,iecbd inm•nco~ ele b ~gen
sógica es, pues, una aparición ni.Jlacb "en el aire"; podtfa deorse onlrica; h2y tantos "mundos" como imágeoa, ·~ s, ti dutm1~le,
que el suei\o C$ un mundo. A decir verdad, hay tantos mundos como al p..., de una a ot,1 imagu,, "sueó1" '!"• se m:anucnen en el mlSIDO
sueñes, a veces hasta tanto, como fases de sueños. &tia m:ls juJto mundo. Entonces dc:Mrlamos decir: en el sueño, toca imagen se rode•
de una atmósfcta de mundo. Peto J>2'I nuyor comodidad usarcmo.s
dctir que tod• imagen de sueño sparece con su mundo propio. A b cx.p<a_ión "mundo del sucilo", ya que está a~ptacb co1ricote11~nte,
veces para diít<renciar a una im~gcn onírica de una inuSta prconírica.
advirtiendo simplcmcnit que no debe tomarse su, r<S<JVas.
20~
Ahot1 se ve, pues, la modi{iaición ooética de la coocieneía cuando mundos im2gioarios, 001 sola realidad aprehendich o percibida como
cae del preonitismo al sueño: la imagen hipnagógica era la brusa realidad bue aisulizar .J mundo real ÍIO!tc • b conciencia; todo es
persuasión donde de pronto Cl!Ía la conciencia; yo me pecsuadía brus- o lo uno o lo otro.
camente de que tal mancha entóptica era pn en imagen. Ahora sueño Es aquí donde hay qoc ar>(teriur d gudo de creencia de la
y esta brusca creencia se hace más pesada y se enriquece; de pronto me conciencia en estos mandos im.agio:uios, o si se prefiere ls "pesadez"
persuado de que este pez tiene historia, que lo han pescado en tal do, de estos mundos. Volnmos al sueño de la seiiorita B ... El solo
que va a apar«er en la mesa del arzobispo, etc. Río, pez y arzobisp,o hecho de c¡uc el sueño se dl como una buf{)ri4 dd,c permfümos
son Igualmente imaginarios. pero c:onstituye:n un mundo. ~{.l eoncien- comprender el género de creencia que se le atribuye. Pero la durmiente
cla es, pues, conciencia de este mundo, be proyeerado eodo mi s:.ibet, nos coseiia dgo aún mejor, nos dic.: que cree lttr esl2 historia. ¿Qué
todas mis preocupaciones, todos mis recuerdos y hasta esta necesidad quiere decir sino que b bistoris se lo p<CSCOta con el mismo 8ffi0!º
de estar-en-el-mundo que se impone al ser humano; he proytdlldo de interés y de credibilidad que posee una histotia leída? La lcctuu
todo esto, aunque sobre el mundo imaginario, en la imagen que:
constituyo ahora. ¿Qué ha ocurrido sino que 11 conciencia se ha tomado
por entero, ha entrado por entero en et juego y se h• determin•do
lo que leo. ""'º
es un 8ffletO de fascinación y cuando leo una nov•h ¡,oljcial creo en
esto oo signif,o que l,s sYCOtur.1> dtl policia ya no
me parCT.aO imagúurias. Smci.11-amenr,. se me 2partcc un mundo
a sí misma 11 producir síntesis con todas sus riquezas, aunque sólo en entero en im2¡;en a tra•~ de l:i.s Hneas del libro (ya he mostrado
el mundo imaginuio? Esto sólo es posible en el sueño. Incluso el cómo lu pdab= SttYÍan de analogon .. ), y este mundo se cierra
esquiioofrfnico, cuyo C$tado se parece mucho al del durmiente, mantiene sobre mi conciencia, oo puedo separannc de El, me fastin2. Lo que
una posibilidad de aprehenderse como "jugando". Pero en este ca.so lbmo cttenci> e, este géltro de fastin:ición sin ¡,osición ele existencia.
y• no existe b atención, ni su poder de proponer el objeto como La concic:ncú no sólo tiene coociencu de ella misma como c:ncadcnad1,
transcendente; Ja conciencia se faKina con un hormigueo de impre- sino que: a.demás tiene: conciencia de- csta.r sin recurso cootra t'.ll:a misma.
sienes, las aprehende romo ,icndo tal o cual objeto en im:igen, como E,te mundo se b.uu si mi,mo, no puede ser ni desp<rdiciado ni
1•¡1/i111do para esto o aquello, y luego, de pronto, 1• vemos entero en corregido por una percq,ci6o, ya que no pertenece a lo real. Quien
el juego, aprehende c,tas impresiones movedizas como 11,1/i1m/o /""" lo pan• a salvo y quien le confiere uru oj>1Cicbd rompocta y una
un objeto que cstil en el extremo de un mundo cuyos contornos se íucrn en su misma irrealidad. En tonto que la conciencia pe<S('Vete
pierden en la bruma. Mientra$ dure el sueño, la conciencia no se en cot• actitud, no puede ni darte ni coocd,ir sic¡uicta ningún motivo
podrá. determinar a si misma a rcfJcxion:ar, la arnstra su propia ca.ida. paro cambiar; el paso a 1• perttpcicln sólo se puede lw:rr por reeclu-
y sigue aprehendiendo imigcnes indefinidamente. l!sl• es la verda- ción. Tal es, con mis fuen.a todavls, el pockr del munclo soñado:
dera c,cplicaci6n del simbolismo onirico: si la conciencia no puede aprehendido ncom,ticamente sobre el objeto, este poder e, el corn,la-
•prchcnder nunca sus propias preocuparíones, ws propios deseos sino tioo de la coocioncia no-<o!l.ica de fascin1eión. Por eso Se dan romo
en forma de símbolos, no es, como cree Freud, por una. inhibición tolslmcnte m4gicos el mundo del sueño y el de la lectura; estamos
que le h11S• disfmarbs, sino porque se encuentra incapaz de aprehen- tan {amilo.uiudos ron las avtnturu de los pcr,onaje, soiiados como
der nada que sea real en su fotma de rc:ilidad. Ha perdido tO<aimente con l:i.s de los hétoes de novela. No es que La conciencia no-táica
la función de lo real y no puede ni scnti, ni pensar mis que en forma de imaginar deje ele apreh<ndersc como cspontanoidad, sino que se
imaginada lo que siente y lo que piensa. Por cstt rozón iombien, aprtbcnde a sf mis= como csponc:aneichd embrujada. Es lo que da al
como ha dcmost10do Holbw•chs, en el sueño no se ,..-1mda. No se sutño su matii propio de fat.alida<l. Los acontecimientos se cho como
lrata aqul de cuadros sociales. Sencillamente, el menor recuerdo r,,d no pudiendo no ocurrir, ea correlación con una roncicocia que no

J
borla que de pronlo cristaliusc toda la re,lidod tate la conciencia, puede dejar d• im.lginarlos. Sin embargo, la imag,tn del sueño sigue
porque se si1u2rfa finalmente en relación a esta b•bit,ción real, a esta sin posee, fl!ricl:uncntc mú que los canctcres c¡ue le conficcc la
cama real en que cstoy acostado. La imagen de la cri$talización nos conciencia; el ímómcno de casi ob.icn-ación es válido tanto aqul como
puede servir de dos mnner.,,: uno ,ob imagen preonfrica puede pro· en otra porte. Sólo que al mi.\mo tiempo posee un ~er obscsio-
vocar la cristali,.idón de ]0$ noemas de I• concicnti• en noemas de •• Ac¡ul rni,mo, 21. pan<, 1 1: d s.btt.
210 211
de si mismo, como ser tC21, es decir, existiendo en un mundo re1I, en
nante que proviene de haberse determinado la concieocia. a. s-í rn.isi:ru, un tiánpo real, y jalonado de rttuerdos reales. Pero, precisamente,
por su propia determinacióa de formarla, un Cllrictcr "turbio" que esas coadicioncs son las que definen el estado de vigilia. Si de pronto
proviene de su naturalcu mágim y un carácter fattl cuyo origea se introduce • vna pe,soo• real en el sueño, el sueño se romperi por
conviene explicar mejor. todas partes y reaparecerá b realidad, Por lo demis, ¿qué se prrtro·
.En el mundo imaginario no hay sueño de ¡,01ibilidad11, ya que derla decir con esto? No lay duda de que en csttdo de ,,igíUa, mi
las posibilidades suponen un mundo real, a partir del Cllll se picns•n c:oaciencia, c,.,; C2tllctcriuda por su "estar-ea-el-mucdo", pero pred-
como posibilidades. La coacienda no puede scpa.msc de su, propias "11J1Cnlc porque este "estar-ea-el-mundo" cuactmza a la ~!ación de b
imaginaciones para. in11gü1u una continuación posible de 11 hi.storia conciencia eon la realidid, no se podó• aplicu • b coaci<ocio que
que se representa: sería el despertar. Es lo que hacernos, por ejemplo, sueóL Uos e~ no puede "c:star,ai" un mundo imagimrio.
cuando, una vez despiertos, nos im:tgin,mos un final tranquilizador ¿Puo quf: es una conciroci2 inugioaria sino cierto objeto p1A un:1
de la l"'-"'dilfa que ac:iliamos de tener. En una palabra, b conciet>ci• concicnda real? A decir ,'ffibd, unt coocimcia que suciia siempre
no puede pre,,.,, po,que seria imaginar aqul d segundo poder, luego e, conciencia n<Hética de si misma en tanto que está fascúu.da por el
poseer el conocimiento reflexivo de la imaginación del primer grado. sueño, pero h1 perdido su estar-en-el-mundo y sólo lo cncontr>ri al
Toda previsión, a partir de un momento dado de la historia, se vuelve despc,t.t, "·
un episodio de !Ji historia por el mismo hecho de apat<Cer. No puedo En Vffllad, basta con rccordu ciertos sueños corutitoidos en un
retenerme, conccbi.r otro fin. no tense, descanso ni recurso. tengo que principio por escenas impcrsoa1lcs en los que aparece de pronto b
cantor la historia: no hay "golpes para nada". As! todo momento perso02 del durmiente, pan comprender b solación del problema. A
de I!.\ hlStori:l se da co100 teniendo un porvenir imaginario, pero un tocios nos h1 ocurrido !Oilar que asisrimos • Lts aventuras de un persa·
porvenir que no puedo prever, que llegari. 1 111 concienci1 por 5¡ naje imagin:irio (por ejemplo, b del esclavo con el que soñaba la
mismo, cuando Je corresponda, )' contra el aia.l se estrellaui la con- señorito B .•. ) , y luego, de pronto, cl durmiente se da ruenta de que
ciencia. Asl es <¡ue, al revés de lo que se podrl• creer, el mundo es II mismo el escl•"°· A decir verdad, el término "darse cuenta" es
irnaginario se da como un mundo sin libertad; no e, que esté de- impropio, porque, nlluralmc:ntc, dur.antc el sueño cslltmos ante fenó,
terminado, sino que es lo contrario de la libcrllld, es fat<u. Enton- menos de cui-observtción; mis bien, a aun de vui,.d;is motiv1ciones,
ces, el durmíeme 110 se tr11nquiliza, no sale de dudas por I• ron· está el durmiente iolllU$0 de pronto en la crttneit de que ese escla,o,
ccpción de otros posibles. No se diee: hubiers podido tener un que huye snte el tigre, ti ~I ml$mo, cxoctamentc como, en el hipa•·
revólver, sino que de pionlo tiene un revólver en la mano. ¡Pero gogismo, de pronto se ttla inmcno en la crctttit de que e:sts mancha
pobre de él si en ese momento le llega un peaumiento que, en vela, luminos, ff« un• an de hombre. E:itamiJ>emos mis atentamente Cita
se hubiera expresado ¡,or: "y si d revólver se hubiera trabado"! Ese tnn,formación: &I con,·crtine el esclno en mi, no pierde su car:lcttt
"si" sólo puede c.,istir en el sueño: cn el momento en que se quiere consrirutivo de irreal, Por el contruio, ,oy ,o el que, proyectado en el
usar, el r<vólver salvador de pronto está ir.bada. escavo, me vuelvo un yo imaginuio. En muchos ca.sos, sigo viendo
Pero el mundo del sueiio no es un mundo eerrsdc, en tanto que el al esclavo que huye, como a un m,hz propio que le pcn<tra por entero,
soñador mismo no viene n desempeñar su papel. E-1 asl como la ouyor una m.u,en de ,c:r c:oosiitutiva que es lo que pod,I• Ilamarse, des,
pa.ttc de los sueñes se dan romo aventuras del durmiente. "He soñ,do viando de su primer sentido un neolosisrno de Oapll'Me, la Yoiclad.
que era •.. etc.", es en gene«! Ja fra,c: cen b rutl empezamos el El aoocr constitutivo de cste esclavo es que es )'O. Pcro es yo inttl·
relato de nuc,tcos sueños. ¿Cómo debemos comprender c,ta aparid6n mente, cs )'O a tltwo imaginario. Pam que se entienda mejor lo que
del soñtdor en este mundo imagin:uio? ¿Dcbcmo, ¡,cn,ar que es verda- ¡wa oqul, podríamos uur de nuevo una comparocióo con Ja Jcctun.
deramente 11, en persona, romo conciencia tea! que se introdua, en
medio de la imn~1ncrl:t onlricn? A decir verdad, me parece que C3ta ~ A ckcít •t:rcb.d. b CUC$ti6n a mucho mb C'OCDpJbda , la coocicod.a..
hipótc,is 110 tiene scntiJo. Porque pua que el dumtientc se ínuo- a.u.o m el ,uc:ao. cocwcna 1u "dtlt~·muodo .. al mmos C'D citru (onna..
1',:,o ¡,ockmoo guardai «ta ida d< "" "c,u,......,t.mlllldo" pcnlldo, al .,,...,..
dum a sJ mismo romo conciencia tea! en el drama iousinario que a tltllio d< UMLeaci&, m<W6ricJ.
se desurollt en sueños, $Ct{a occ.:suio que podiera. tener conciencia
213
212
Todos sabemos que al leer nos identificamos más o menos con el No; me 1im10 él, fuera, en él, es una cualidad afectiva irreal (corno
protagonista de b novela. El caso es frecuente sobre todo cuando la dE$CSper,dón de René, 1, maldad de l\1éo.udier, la bondad de Jca.n
la novela est.ft escrita en primera persona y los autores saben usar cst:a Valjean) Jo que a prebendo en 8. En cierto sentido es, pues. trons-
idcnnflcación para que la historia sea mis: apremiante, más urgente ccidcnte y exterior, ya que aún le veo correr y, en otio sentido, es
para el lector. Sin embargo, esb idcntifiatción nunca es completa, transcendente sin distancia, porque estoy irrcalmente pr=otc en él.
primero Porc¡uc los autores casi siempre usan la "perspectiva estéti-ca", Pero esta modificación que sufre el esdsve, bmbién b sufre el munc!o
escriben su libro "en puado", por ejemplo, etc., lo que permite que im•ginario porque 1'3" él ( que 50)' yo) a un mundo sufrido, odisdo,
el lector se sitúe por encima de so personaje • .Además siempre está t.mido, ele. En dato sentido es, pues, un mundo puramente repr.e-
presente 111 posibilidad de una conciencia reflexiva, RE$ult:1 un estado smtado y. en otro, un mundo vivido iomed.iatammtc. Se g.m.a un.a
que v,ldrfa de ser descrito por si $OIO y en el cu.J soy irrealmente especie de presencia sorda y sin distancia en relación con mi conciencia.
el héroe, aun siendo aún distinto ele él; soy yo mismo y otro. Pero Estoy prendido. N:>turalmente, no por eso modifico la tesis: es!Oy
supongti.mos un momento que se rompen estas barreras: me invade aprisionado como se me puede prender en un juego. Pero hay juegos
ln creencia de qac el que c.~tá. 1.1.men~:ado por estos peligros novelescos en I~ que entramos con fucn:a y, por oln. p1rtt, no puedo romper c:.I
es irrealmente pero t1bJo/111a,rrenJ4 yo mismo. En btl momento cambia eoantamicnt~ no putdo hucr que t~i.."lcuna 2,·cntun irn11giniri~.
el interés que tengo por la novela: soy ¡o quien estoy o.men•udo. me ,eo obligado a vi,rir MS!a las heces 1, fucin>ción de lo irreal.
persesuido. etc, Asisto ;¡ una aventura que rn, «urr, irrealmente. Ttnffll()$ ll<JUÍ la representación pcdccta y cunda de lo que sor-la
Hasta eruonce« los peligros que corrfo el héroe me fascinob2n y pco- UflJ conciencia pani l:1 que no cxistirta en absoluto 13 c.1ccgoria de

vocaban en mf un interés inmenso pe-ro cuya base aún ~ pesar de lo rc,.L


mi identific,ción parcial con él- «11 (2 simpatfa. Aho-. el scnti· No habrí:a que creer que el durmientt, en sus sucñm: pcrsonsle-.:1
miento provocado es un sentin,jento de pertenencia; C11 ate mundo cmp;«e identificlndose siempre con un ptrson1jc :1ntttionnc-nte exis·
imaginario en el que h:iy que ser irreal p1r11 entrar, un yo irreal me tente en un sueño im¡,ct$Ollal. El sueño puede ser personal desde
representa, sufre, corre peligro, hl~h• corre ti riesgo de una muerte el principio. Simpl=~. es neccsuio que la imaginería del soñador
irreal que hard que terminen ol mismo tiempo él y el mundo que le produzt• un objeto cwlquien que él pueda creer, se, inmedi213m<nlc,
rodea. Est~ jugóndo,e un juego irneal cuya prenda es mi yo irreal, ,ea al cabo de cierto tiempo, que a él mi,mo, por lo dcmis se, cual
Ahoro bien, este est•rlo de zoz.obras que no se puede re>liur tota~nte fuere este objeto. En decto, es la única maneu que tiene el dwmicnte
en lo lccturo (y que por lo dem5s perjudicad • I• apredadtln estética de pcnctm en este mundo que no uistc: tiene que identificarse con
del libro), se realiza precisamente en el sueño persona], Si, un, vn, uno de los objetos de este mundo; dicho de Din maneD, • su im-
queda prendido un yo irreal en el mundn fa.vinante del sueño, el presión de estaHn-el-mundo-irrnl le hall falta un suh<trato materioJ
mundo im:,.ginorio se cicrrr, sl1bit:Lmentc. Y1 no e, un tJJHrt'1,'lllo Como hemos indicado, ti mi,mo no se puede cncontnr ahl, pero le
imaginorio el que, por el hecho de contemplarlo, quedaln ,m/1 mí: puede invidir la creencia de que tal objeto im1¡¡i112rio, que ~ ya
•horo estoy representado en él, estoy "ea pcH¡¡eo", ten¡t0 mi lu¡;¡¡r en su est2r·cn-cl,mundo,irttal es 1/; y al miStt'.O tiempo peede producir
él y se cierra sobre mí. No e.d tcp~entlldo simplemente a titulo este objcto y b crttnci• de c¡uc es él. Re$1ilta de •qui este curioso
irreal, sino que t<tmbién cstl irrcalmente vivido, actuado. sufrido. Al cadcter del su<ilo, donde • !, ,·c:z se ve y se sal,e todo según un punto
mismo tiempo se modific" su relación con mi conciencia porque h'-'la de vista supe,ior que es el d<I dwmieote reprcscotindosc un mundo
entonces era un• relación de tipo únicamente representativo ( cuales- y .egún un punto de vÍ>ta relatÍ\o y limitado que es el del yo-imagi-
quiera que hay>n podido ser las i111pn:siones nfectivu. sus~udas por nario sumergido en el mundo. En rttlicbcl, el yo imaginario 110 ve
este mundo). A partir del momento en que un yo ,m.ig,nario est4 ese mundo y el durmicnk no se pone en IHt4r de este ser puticular
..dentro", todo cambia: este yo está en relación con mi conciencia para ve< lu cosas seg6n su punto de ,·isu; siempre ve bs cosas SCJ!Ún
por 111wMcló11. No sólo veo al esclavo que huye, sino que me simio su propio punto de vista, scg6n su punto de vista de ando,. S61o
este esclavo. Y no me siento 11, en la intimidad de mi conciencia. que en el mom<nto en que las ve, las ve oroentadu t'D rebción con
COITtO puedo sentirrne, co estado de vigiUa, el mismo que :iycr, eh .. esk objcto-¡-o que 1,. sufre 1 las vive. El perro l'2bioso que va •

214 21'
morder no se acerca al durmiente, sino al objeto-yo, y cl durmiente terribles, pero también ocurre que a veces no boy:t noda grave; sim-
aprehende su distoncia al objeto-yo como un absoluto irrcve<Siblc, plemente, lo que ocurre se •prebende intencion!IJneote como siniestro
exactamente como aprehendo en estado de vigilia la dist:tnci• del perro· porque el durmiente que pcodnce c:sbs imagio<án es :emnente sinies-
que-va-a-morderme hasta mí mismo como orientada ahsohnamente tro. La d,r.41/.radel mundo soñulo es entonas como un> pesadilla.
desde el perro hasta mí. Es sin duda éste el espacio lleno de vectores Podemos explicar :iboa de la misma nuncra b •porcnte ooOfflltlfa
de tensiones, de llacas de fuerzas que llama Lewis espacio bodológico. que scñalib.unos aotcs en una nou.: ""'!u ocuaido roo cierta fcecuco·
Sólo que en lugar de rodear :1. mi, rodea y Eomprime 11 cierto objc:to cia al soñlr que esiaba en Nue>-2 Yorlc y $Cnlia un gran placer. El
<1ue imasino en medio de los otros y que es el objeto-yo. EJ resultado des~rtu no en cada vn pu• mí, como suele decirse. una ..decep-
es que un sueño no ser.í:1 reprcsentabJe de ninguna de las maneras en ci6n.. , sino más bien esa especie de desencanto que sentimos • b
el mundo de )a perce¡,d6n. Ve:imos, por ejemplo, un sueño que tuve, 511.id• de un cspccliculo. Me h• ocurrido que me dijese ee sueiíos:
el año pasado. Me perseguía un monedero falso. Me refugiaba en esta ""' no estoy $0ÍÍllndo. Me pam:c que he llevado a abo un acto
una habitacién blindada, pero empezaba • fundir el blindado con un reíle,rivo y que este octo refle,rivo ha sido eng,mdor, lo que pondrla
soplete oxldrlco desde el otro lado de la pared. Ahor• bien, )'O ,,,. en dudo el valor de b reflexión. Pero en rcalicbd este >cto no se ha
vela, por una parte, aterido en la hahit.1.ci6n y esperando -creyéndomt efeenndo realmente; es un acto reflexivo im;:gin#io, llendo a abo
seguro-, y por otra p1tte le veía del otro lado de la par«! haciendo el por el ¡-o-objtto y no por mi p,opi• conciencia. Este yo que se pasea
trabajo p:tra ngujerearb. Sabía, pues, lo que le ib• a ocurrir al objeto- entre las altas par«les de NuO\'a York es il que se dice de prooto:
yo, que aún lo ignoraba, y &in embargo el espesor de la pared que no estoy ,oñando, es en él dcode •¡,anee h certeu de estar c!<spierto,
separaba al monedero false del objeto-yo era una distancia ab,olutz, c:ractamente como un Mtoe de no,>t.11 se puede ( rotu los ojos y
orientad• desde él hacia el objeto-yo. Y luego, de pronto, en el declarar de pronto: ..¿Estoy soñando? No, no sueño". La coocirocia
momento en que el monNcro ít.lso iba 11 terminar su tnbajo, et objeto que sueñ1 ha cl«ídido de una vez pau siempre no producir mis que
yo ha 1abido que iba a agujere>r 11 pared, es decir, que de pronto lo imsgina,io, y sus preocupuiones, como hemos visto, son proyectadas
he im,ginado como sabiéndolo, sin preoruparme. por lo dcm:1$, por ante eU• bajo una íonm simb6lia e irreal. i.. pm,cupación por no
justificar este nuevo conocimiento, y el objeto-yo ha huido justo a soñar, poi no correr haci• el dcscocaoto que sucede al finsl de la
tiempo por la ventana, representación, oo se podda ea¡,resa, realmente sin que se despierte
Estu p«u ebservaciones nos pennitirón comprender mejor la dis- ti durmiente, de la misma manera que el esp«ttdor no podría pensar
tinción q\1C cada uno tiene que hattr entre los scntirnic:nto.s imasinarios ··~tia que fuese III vida como esta obra de teatro.. , sin stpanusc
y lo, ,cnlimicntos reales que sentimos en sueños. Hay sucñ0$ en los de la obra para colocant en el terreno de J. realidad ( deseos mJ11,
'I"º el objeto-yo csti atcrrorizoclo y sin embargo no los llam•remos penon1lidad r,a/, etc.). Aqul este d<seo de no soñar, que no es mis
pet.1dillllS, porque el durmiente está de lo mb tr:tnquilo. Se h• limi· que un <Ideo, tonu concieocu de 1Í mmno '""·· en b tr:anSCfflden·
Hldo • dotar al objeto-yo de sentimientos que tenla c¡ue sentir p•u que cia de lo im.,ginario, y es también en esta tran,cendcnci> ima¡¡innia
íuem verostmil lo ,ituación. Son senlimitnto.s i1n3g11u1tiO$, que apenas donde encuentra satisíocci6o. Imagino asl qu• el yo-objeto quiere estar
si "prenden" al durmierue má< que lo que suele llama,s.. '"zb,tra<to dNlln1iromtHI• en Nueva York. y lo imagino con mi propio deseo de
emocional". lis que el sueño no siempre caWJ emociones cea.les en cmr alll, y por ti hecho de que el ¡-o-objeto se encuentra -sc¡;úo
d durmiente; de la misma manera que, poe mis que relate unoo los thminoo de la ficción- de carne y hueso y no en sueños en tu
acontecimientos horfibles, una novela, no siempre log.n cenmcverees. calles de Nueva York. No hay, pues, ,qui rcíle,rión ,.,,¡ y cst2mOS
Puedo •sistir, impasible, a las aventuras del objeto-yo. Y sin embugo muy lejos del clcspertar. Lo mismo ocum, naturalmente, coo tocw
$jcmp1e le oeurren a ese yo irreal, Inversamente, el contenido de una l:u icílaiooes que pu«le producir ti objeto-yo, tilles como 'l<n&O
pe,adiU• no siempre es otcrrador. Es que I• aíectivi<lid real del dur- miedo'", ..<Stoy humillado", etc.
miente, por motivo, que no tenemos que consider•r aquí, precede a Por el eontra.tio, el único medio de que dispooe el durmifflte para
l'1 vc:c 111 sueño, y ti bUtño fa "burla", ca cictlJ. fotm:a, en el terreno salí, del sueño es la vcriíiadón n:ílexiu: es1.oy soilaodo. Y para
de lo i.ro11ginario. "íienc-o lugar, como ceosecuencia, unas 2ventur11s hacer esta verificaci6n oo se n«esita cada, sah-o producir una con·
216 217
ciencia reflexiva. Sólo que es casi imposible que se produ>::a c:sl• ,cocciones que provoca en el durmiente. Sólo que es uaa ficción "cm·
conciencia reflexiva porque los tipos de motivaciones que ordinaria· bi,,'jacioro··: b concieoci1 -como hemos YiltO <o el capítulo sobre b
mente la solicitan son precisamente los que la conciencia "encantada" im•geo hipaagógjca- se ha hc<ho un nudo. Y lo que VÍ\'C, al mumo
del durmiente ya no se permite: concebir. No hay n3da mis curioso a tiempo que la facióo apttben<IH, como ficáóo, es la impasibilidad
cote respecto que los desesperados esfuenos que hace el durmiente en de salir de lo ficción. Oc la misma manen que el rey Midu tnns-
algunas pesadillas para reeord41' que es posible una concíenda reflexi- fomuba en oto todo lo que toaba, b coacicncia se m d<tcrminado
va. Vanos esfuerzos, I• m•yo, parte del tiempo, porque, par el ~ sí misma a traosfonnar ro imaginitio cu.into apttbmde. De aqu¡
"encantamiento" de su conciencia, no tiene más remedio que producir el Cll!'íctcr fat•I del suci',o. Es la aprebensióa de esta fmlidad como
estos recuerdo, en forma ele ficcióa. Se debate, pero todo se desliza tal lo que se ha confundido moch,s ceces roo una 2pcdiensi6n del
ha.cia la ficción, 11 pesar de él todo se teansfcrms ea imaginario, Fical- mundo !C)ñado como rnlidad. Oc b«:bo, lo que hace la oaturalcu
mente, el sueño no se puede interrumpir sino por dos motivos. El del sueiio es que I• rcalidl<I se escapa poc todas ps,tcs • la co~crJC!•
primero es la irrupción de un real que se impone, por ejemplo, el quo quiere volver a aprchcnckrb; iodos los esfuerzos de la conocna.
miedo real que 111 impuesto la pesadilla, se "prende" a la pcsodilla se dirip • pes.ir de ella a producir lo imaginario. El SUfflO no es
y acaba por volverse tan fuerte qut rompt ~I fflcanmmicnto de la la ficción tomada por la realidad, es la odisea de una concicnci• que
concienoe y motiva unn reflexión. Tomo conciencia de que tengo par s1 mis,m y a pcs.1r de sí mÍ$ml. no va 2 constituir mis que un
miedo y al mismo tiempo de q11e sueñe, O se impone un estimulo mundo irl'C.11, El sueño es OJ1a ""l"'ricncia privilegiuh qo• nos puede
externo, y:i st:11 porque sorprende y no puede ser aprehendido como ayuo:br • con«t,;, lo que sed• w,a coocienci• que hubiese perdido su
analogon en el acto. )'11. sc;i. lL causa de su violencia, que determina "o,lar-en-el-mundo" y que al mismo tiempo se viese privada de la
una emoción-choque real, y que de pronto se vuelve objeto de re- rnegori• de lo real.
flexión, ya sea a causa de lo. persistenci» de ciertas con.signa., a través
del sueño "'· El segundo motivo que puede causar la tfflllin:ición del
sueño se encuentra muchas veces en el sueño miJmo¡ en efecto, puede
ocurrir que 111 hJstori!l sonada termine en un acontecimiento que se dé
un término por sí mismo. es decir, corno algo cuya continu:ición es
Inconcebible. Por ejemplo, seeño con írecuencfa que me van • ¡¡uillo-
tinar, y el sue,io se detiene justo en el momento en que lo boj• me
1001 el cuello. to <¡ue en este caso cau"" el dcsp<rtar no es el miedo
-porque, IJ(lr porodójico qne parrzco, no siempre ee presenta como
un• pes.1dill•-. sino más bien la imposibilid,d de im,ginar un
dnpNI!. La concienci• duda, estn duda causa una rcílexión: es el
despertar.
Pod<mos concluir: el <ueño no se da -<ontroriamentt • lo que
cree Descortcs- como fa aprehensión de la t .. lidad. Por el contnrio,
perderlo iodo su sentido, tod• su naturalera propls, si pudiese propo-
neese un instnntc como real. Ante todo es una hí1to,i, y tomamos por
él la clase de opnsion,do inter<!s que torn, un lector ingenuo por b
lectura de uno novela. St vive como f1cci6n y sólo conside'1indolo
come ficción que se d• como t,.J podemos comp,endcr el' ~ero de

80 f..a persisttncia de ntus con~ignu podd:1. "' Por si sola el objeto


de un la.rgo tttudio, peto no podemos hacerlo en C$tll obn.

218 219
CONCLUSIÓN

l. CONCIENCIA l! lll!ACINAOON

Abon pod<mos plantear b cuestión metúuica que se tu descu-


bierto lcn1>mentr en C$IOs estudios de psicología fenom<nológia.
Podó, fo,mu!>Q<e uí; ¿cuáles son las caroacrhucu que se pueden
rooferir • 11 conciencia por el h«ho de ser una ronciencia que puede
m1,1ginar? Se pucd,, tomu e,u cuestión en el sentido de un iUillisis
critico en 14 fonn, siguiente; d<lle ser la coocicnci, c:n genctal si
es verdad q~ siempre d<l,e ,,,, posible un• corutitución de imagen.
Y es sin duda con cstA forma cómo mejor b lubrón de compn,nder
nUC5UOS ulcntos, ICOStumbndos• pl>n!car las cuestiones filosóficas
con b.s pcrsp«tins bnlianas. Pero, a decir ,·crd&d, el sentido pro-
fundo dd problema no puede ser aprehendido sino scg{ln el punto de
visla fenomenológico.
Tru la redu,xión fcnomenológia,, nos ffl<OOtnmos antr la con-
cicncu tno.~121 que se descubre ante nuesuas descripciones reíle-
xivas. De nta manen podemos fijar con oonccpcos el resultado de
nuestra intuición eidé<ia de la esencia '"conciencia". .Ahora bi<n, las
descripciont1 fenomcnológicu pueden descubrir, por ejemplo, que la
<1ttuClwa ele la ooncicncia tl&n$Cffldental implia que esta condcncia
sea constitutiva d, 1111 mundo. P«o r<rult. evidente que no nos CDSC·
ñarin que la ooncicncia tenga que scr corutitutiva d, 1111 tal mundo,
es decir, prcciwncnte el mundo en que nos encontramos, con su ticrrt,
sus animales, sus hombres y la historia de .,,. hombres. E.stamo, aqul
en pr:escnci& de un hecho primero e irreduebblc que se da como una
espccificacióa contin~ntc e imcional de la esencia nocnútica de
m11mJq. Y muchos fcnomcn61ogos llamarin "mcttlísia." a la invcs-
tigaci6n c¡ue trlla de descubnr este c,cislcnte contingcntr en su con.
junto. No es exiáamcnte eso lo que llam..-1,mosmcufísica, ptro poco
no, imrorta aqul. Lo que nos ocu¡,.r1 es lo siguiente; ¿la función

221
· de imaginar es una especificación contingente y mctaff.sica de la. esencia tencie. Ahor.1 bien, 12 tesis de Js concienciJa imagin1nte es radiCJ.lmen·
"conciencia" o por el contrario tiene q·uc ser descrita como una estruc- te diferente de la tesi, de um concicnci• r..tizanle. Es decir, que
tura constitutiva de esta esencia? Dicho de otra manen: ¿se puede el tipo de existencia del objeto imagin>do in t.mro ,¡N, ntá Ílfl4gi·
concebir una conciencia que no imagine nunca y que esté totalmente n3do difiere en JU naturneu del tipo de aútcocia dd objclO "J'r<·
absorl>id• en sus intuiciones de lo real -ca este caso la pc>sibilid.d hendido como real E, indudablcmcnk, si foano ahora la imagen de
de imaginar, que aparece corno una cualidad entre otr:l.S de 1t11t1tra1 Pedro, mi concienci~ imaginante encierra ciem pasición de la existen-
conciencias, sería uo enriquecimiento contingente--, o, co cuanto se cia de Pedro en tanto que, en este momcnto mismo, cst.\ cn Berlín
propone una conciencia, hay que proponttl:a. como pudiendo imagimr o tn Londres. Pero en tanto q~ 11 1!U aJ!#ltl en imag,n,este Pedro
siempre? Deberla poder regularse esta cuestión con l• simple inspec- qu~ está pttSeOrie en Londres. ,, m, aparttt 411¡1111,. Esta a.me:ru.:ia
ción reflexiva de Ja escocia "conciencia", y de hecho asi trata.riamos por principio, este 01d• csa,ci,J del objcto inaginado bosta pm dife-
de regul~rU si no 00$ dirígitsemos 2 un público aún poco acostum- reaciulo de los objetos de la pcro:pción. ¿Qué tiene, pues, que ser la
brado a los métodos fenomenológicos. Pero como • muchos lectores conciencia para que pucd• proponer sucesi,•:tmente objetos r,,lrs y
franceses les repugna aún la idea de intuición eidética, usaremos un objetos ilf14fin~os?
desvío, es decir, ua método un poco más complejo. Putiremos de b Teeeroos que hacer en seguid. u,u obscrvación esencial, que por
cuestión "qué- tiene que ser una conciencia pa.rii poder lms.ginar'\ que lo demás el lector habri pod,:lo hacer por su p21te si h1 esmdiado
trataremos de desarrollar por los proctdirnientos ordinarios del :a.nilisis con nosouos el problc,,u de los relscicoes de I• percepción y de la
crMco, es decir, por un método regresivo. Después compar1remo, imagen 1• Para un objeto o un eíemeato cmlquiera de un objeto, hay
los resultados obtenidos con los que nos da la intujci6n outcsiana de muclu dife.riettciil entre J,.dla, d, Jra,,urlo '" ,•.1Ñt> y JN dddo-.:l/11,,Tf,.
Ia conciencia reali%..1da p,or el cosito y veremossi J:i.s condicionesneee- En una percepción cualquicn, muchas intenciones ,,das se dirigen, •
sttrias pana. rca.Uzar una conciencia i1nasinante son /,,, 111i1m41 o son putir de lo, elementos dados &hora del objeto, hacia otras faca
otr«: que las condiciones de posibilidad ele una conciencia <o gcn<ral. y olfó.l elementos del objeto que aún no se d<,cubren o que Y' no se
A decir verdad, el problem• 11.SI ¡,tonteado puede parccrr tot\tlmente descubren • nuc,tra intuición. Po, ejemplo, los ar;abcscos de la ,tfom·
nuevo y hasta odoso para los psicólogos fronceses. Y, en efecto, en bra que considero, sólo en p•rte cstin dados a mi intuición. Las patu
tanto que somos ví<tit'n,t.S de L1 ilusión de i.nmo.ncncit. no hay pro- dd sillón que cm delante de b venrana di<imula ci<m.s curvas,
blema 8ener•I de r. im,gi.nación. lln efecto, en estas teor!as lu ciertos dibujos. Son embvgo. apchcndo estos arabc,cos escondidos
im6scncs es:tún provista., de un tipo de existencia riguros.2mcntc idée- como ,,ástimdo tÚ>or.i, aunque vdados y no como ausentes. Y los
rico •I de lo.< cosas. Son scnJaciones renacientes que pueden tener •pr•hendo no por ellos mismos tratando de pr=ifiorlos por medio
con la, seosaclooes prirnitivll$ unu diferencia de grado~ de cohesión, de un analo¡;on, sino de b misma nuncra a como aprehendo lo que
de significado, pero que como ellas pertenecen a la cxi,tencia intra· me es d•do de su continu>ción. P,rnbo los comienzos y las termi-
1111111da11a. La imagen es tin rNI como cualquier otro existente. El naciones de los tnbcscos escondidos (los cuales se me apu«cn ddantc
único problema que se pllllltc• • su respecto es el problem• de su y dcuú de los pies del síll6n) como <fJnflnxám/oi, bajo los pies de
relación COR otros existentes; pero n1:1.lcp.1icra que sea atll r-elición, ese sillón. Es. puc,, n, la m,1ntrJ <fJ1110 •P,tb,ndo lo dado como
deja intacta lit existencia misma de la imagen. De la miMn.i manern, propongo por real lo que no esd d.do. Re.l al mumo título que lo
si el rett~to de Carlos VI e, inencto o parecido, si el rey es<i muerto dado, como lo que le confiett su si¡;niíioado y JU natuuleu. De b
o vivo, o inclusive :iunquc no hay11. existido nunca, el rttt:lto sigue MÍ$ffil m,ncta. las ootas ele una mclodla se aprehcs>clcn por <CtCO·
siendo una cosa existente en el mundo. No hay, pues, problcnu CÍ<>D<t apropi•das como lo que haa ele la nota oida ahora l<> que
existendal de la. im•gcn. preciwnfflte cs. Eo eJIC ~111ido, ~ibir cal o cual real elido es
Pero si, por el contmio, consider,roos la imagen como lo hemos pclcibirlo sobre el fondo de la realidad total <fJmo ronfwJl/o. E<tt
óntcntodo en est• obro, el probkm• <Xi>tcncial de la imagen p oo realid,d no es cl objoto ele nif18ún acco especial de mi at<ncióo, ~
se puede dejar de lado. lln tfecto, a t, cxutencia de un objeto pra csti ro-p~,cnle coino condicióo esencial ele existencia de la realidad
la conC'icncia corresponde ncéricarnente una tesis o posición de exis- mi,_ t<luod. panr.

_J
l Ve, aqw

222 223

aczualmeeee percibida. Se ve que el acto ímagicante está en la inversa ginantc de Pedro en Bcdin (¿qué hace en este momento? Supongo
del acto tealizante, Si quiero imaginar los arabescos escondidos, dirijo que se p,scs por el Kuúwsteodamm, etc.) está mucho mis cerca de
mi atención hacja. elles y los aislo, de la mismil manera ~ corno aislo la del centauro ( cup ú,e,cistmcú total afirmo) que del recuerdo de
sobre un foodo de universo indiferenciado td cosa que perábo ahora, Pedro tu y como CDI el día de su morclu. Lo que hay en común
Dejo de aprehenderlos en vacío como constituyendo el sentido de la eotre Pedro en imagrn y el centauro en imagen es que son dos aspectos
realidad percibida, me los doy, en ellos mismos, Pero como, precisa- de b Nada. Y es wnbién lo que distingue al porvenir vivido del
mente, dejo de tratar de alcanzarlos • p,rtir de un presente, para porvecir imaginado. Ea efroo, luy dos doses de foturos: uno no es
aprchc.ndertos en ellos mismos, los aprehende como (DJJnlfls, se me más que el fondo temporal sobre el cwl se desuroU. mi pe=pción
aparecen como dados en vacío. Sín duda que existen realrnenre 211.í. preseate, el olio esú propuesto por si pero como lo gwe «in no es.
debajo del sillón, y es all6 donde trato de aksnaadcs, peco como Cuando joego •1 tcnis no qu,, mi advcrsacio golpea la pel0!2 eee la
precisamente trato de alcnnurlos donde no se me dan, le» aprehendo raqueu y ulto junto • la red. Hay, pues, wu anticipación, ya que
como un nada para mi. El acto imagjn:itívo es así a la vez t1J1U1il.11· preveo Li tt,ycctorfa de la pelota. Pero e.u anticip,cióo no pcoporu,
y1n1,, a;1/m1/e y ttn;quilaáor. pee sí misma el peso de la peloc• por tal o cual punto. En realidad,
lls lo que hace del problema de l• memoria y del de l• amidp:ición el porvenir no es ,qui mis que el desarrollo r,,d de una forma cm·
dos problemas radicalmente distintos del problem1 de 11 im,gio>Ción. ¡>Ezada por el gesto de mi :.dvma.rio, y el po real de este tdver-
Sin duda que el recuerdo. en muchos aspectos, Jr.ir«c muy próximo suio comunia su realid,d a toda b fonna. Si se pttflere., la (onn,
de In imnsen y olguno, veces hemos podido sacar ouestros ejemplos real con sus :t0oa.s de ce:tl-pasado y de real-futuro se rc,liza por entero
de la memoria para hacer comprender mejor la. n2turaJcn de la ima· a través de .su usto. En ,1111n10 o mi p,1vi.ti611, aJin es rttdidml, sigo
gen. Sin emba,go. existe un:a diferencia esencia] entre la tesis del rnliundo J, fornu previéndola, porque mi previsión es un gesto real
recuerde y In de la imagen. Si recuerdo un acontedmlemo de mi vida en el interior de b forma. As!, p,so a p=, bay todo un futuro real
¡,ns,da, no lo im•gino, lo rtff7mdo. fa decir, que no lo propon8') que se da simplemente, como el p2S1do re:tl, por el sentido de una
como d"'10-1111i,m,, sino como dado-prt1tnl1 en ,/ paiado. El •pn:tón forma actual en desarrollo, o, si se prefiere, como el sigi,ificado del
<Je manos <Jue Pedro me dio ayer por l• noche al sep,msc de mí, al univeoo. Y, en este sentido, es equivalente presentir los aspcctM
cntm en d pas.tdo no ha sufrido ninguna modificación de irrealidad: redes no pcrdbidos de los objetos como un presente real y tntado
simplemeole. ha sufrido d h•bcr sido puesto en situación de retiro; de alanzar en vacío o como un futuro real, Los 1rabesoc>s =didos
siempre es real, pero p41ado. ExiSle p.11ado, lo que es un modo de por el sillón también son el complemento real del ¡;esto por el cual
exislenci• real entre otros. Y cuando de nuevo lo quiero aprehender, despluo d sillón y la ctistenci.a presente y latente ocult~ por el
trnto d.e olcanzarlo dond1 11/d, dirijo mi <0ncienda hacia ese objeto ,iU6n. Toda existencia real se da con cstroduru presentes, pwdu
pisado que es "1" y, en <1 seno de este objdo, vuelvo • cncontru el y futuras, lu,,¡¡o el pasodo y el por,·cnir en ranto que CSlru<IUru esee-
a,-ontecimiento que busco, el ipr<tón de manos de Pedro. En una dales de Jo ttal son igualmente reales, es decir, correbti.o. de una
palabra, de In mism~ m:mern que quiero ,,.,. realmente los arobescos tt'$is rcaliunte. Pero si, por el conturio, aco.tildo en la a-, me
escondidos bajo el •illóo, tengo que ic • bu!Cllclos donde cst,ín, es dejo llcvu • prever lo que podri ocunir cuando mi .migo Pedro
decir, desplazar el sillón; igualmente, si 11<11,rdo t•l o cual recuerdo, ,·udva de Berlln, separo el por<cnir del prc:scntc del cual constitula el
no lo evoco, sino que voy ndonde cst,l, dirijo mi conciencia h•cí• el sentido. Lo propon¡¡,, por ti mismo y me lo doy. Pero me lo doy
posado, donde me espcr• como un aconttcim.iento cea! en ce-tiro. pceciu.mtotc m tanto que aún oo csU, es decir, como au$C:Ote1 o
Por el contrario, •i me represento • PeJro tal y eomo puede estor en si se pttíicre, como una nada. Así, puedo vivit real al mismo por,·enir
este momento en Serlln -o simplemente tal y como existe en este <Orno fondo del psesentc ( CUU>do, por ejemplo, ,·r,y a buscar a Pedro
momento (y no como cm nye, ni dejarme)-, aprehendo un objcto • b ~ón y todos mis actos suponen como su scotido real la llegad.t
<¡uc no me C!ti dado en •i»oluto o que me t>t:I dado como fflando de Pedro a las 19,3,), o, por el contrario, aislado y proponctlo por
fuero de •l01ncc. Aquí tampoco aprehendo 11ada, es decir, que si mismo, peto cortándolo de toda ttalidad y aniqui!Aodolo, ,,.,.,,.
propcngo el nada, .En este sentido, como se ve, I• conciencia ima·_J 1ifmlndolo romo """"·
224 22,

en imagen úrlos VIU, la coocieocill tiene que poder negar la realidad
Aprehendernos ahora la condición esencial para que una conciencia del cuadro y que sólo podría negar esta realidad sepatindase de b
pueda imagiru,r: es necesario que ten¡¡¡, la posibilidad de proponer realidad aprchendidi en su tot.tlichd. Proponer una imagen es coosti-
una tesis de irrealidad. Pero h3y que precisar esta condición. Pan cuit un objeto al mugen de h totwchd de lo re2I; es, pU<S, reoer
la conciencia no se trata de dejar de ser conciencia J4 algo. Entra • lo eeal • dÍ$!anCÍ>, libc™10 de ello; en una palabn., negarlo. O, si
en la naturaleza n1isooa de Ja concicncj:i set lnrendcnal, y Utl!l COI\· se p«fie~ ocg.tr de un objeto que pertenece • lo ral es negu lo
ciencia que dejase de ser conciencia de algo dejaría al mismo tiempo real en tanto qu,, se propone el objeto; lu dos negaciones son eomple-
de existir. Peto la conciencia tiene que poder formar y proponer mentaciu y ~ es roodicióo ele aquélla. Sabemos, fO' lo dell'.ís, que
objetos afectados de cierro cuácte, de m1<!1 en relacién con la totalidad la totalidad de lo real, en t>nto que <$ti •prehendid• poc la <Oncicocia
de lo real Recordamos, en efecto, que el objeto imaginarle puede como u.na 1iltt:Ui6n sin~ca ¡>1n esta conciencia, es el mundo..... ta
ser propuesto come inedstente o como ausente o como exisrente en condición para que una coocienria pae,h i=ginu es, pues, doble: es
oteo lugar o no ser propuesto como existente. Vemos que el a.rictcr necesario que pueda proponer • la vez &I im•gioado mundo romo en
común ele estas cuatro tesis es qt.J:e envuelven tod~ lacategoría. de su totalidad sintética y, al objeto imaginado como fuera de alcsncc en
negoción aunque en diferentes grados. El acto .JIº ivo constituye. relación ron <Sic conjunto sint.«,i<o, es decir, ¡,roponer al mundo como
pues, a la imagen. Ya hemos notsdo, en efecto, que • t<sis no se un nada en rdacióo con u im,geo:- Como conseceencia, toda crt1ción
superpone a J:1 imagen, sino que es su más íntima estructura. ¿Pero de imagin.uio serla toulmente imposible p•t2 un• concicocis ruy• na,
en relación con qué se efectú• la negación? Para S3bcrlo b>Jta con tunoleu fucr2 precis:unentc e.tu "en-mcdie-del-mendo", Si suponerno,,
considerar un momento Jo que se produce cuo.odo aptchendo el retrato rn efecto, una conciencia colocada en el seno del mundo como un
de Carlos Vlll romo imagen de Carlos VJll. De golpe dejo de consi- ecÍ$!ente ontre otros, po, hipó(csis tenemos que ronetbirb como some-
dersr el cuadro en tanto que form• P',rte de un mundo real. Ya no tida sin recurso a la acción de lu cliver,sn roalida~ sin que por lo
puede se, que el objeto percibido 111 el cuadro sea suscepeible de se, demis pucd• super.u cl cleullc de <Slll rcolidldes po, uno inruición
alterado por los cambios del medio que lo rodea. Este cuadco mismo, que o.bnurb a su totalidad. Esta concienciJ no podría, pues, eonte-
en tanto que eos« rtal, puede estill n1is o menos iluminado, sus coJore.s n<r sino modifiadones ttales prowc,dn ¡,or acciones rttles y toda
se pueden descllSCarilla,, puede arder. Es que posee -ya que no un im1¡¡ínación le quedula prohibida, pr«i<1mentc en la medida en que
"estsr-en-el-mundo", rcservsdc p11.n1. la condencia-c-, un "cstaz..en. se hab<lo desliudo CD fo resl. !!,ta COOC'Cpción de un• concienci•
medio-del-mundo", Su naturaleza objetiva depende de b realidad at1sad1 en el mundo no nos ,csulta d<sconocidl, po,quc es prccin-
np<ehcndida como un conjunto esp,,.cio-tempor•I. Pero si, por el con- mentc la del determinismo psicoló¡!i<o. Podcm~ afirm3' sin remo,
trario, aprehende a Carlos VJU en imagen en el cuadro, el objeto que, si la conciencia es una sucr:s'6n de hechos psíquicos dctcrmin•dos.
aprehendido y• no puede ser sometido, po, ejemplo, a modificaciones es totalmente imposible que nuna produica más que l't"ll., Para que
debida., a la iluminación. No es cieno, por ejemplo, que pueda ,lumi· una conciencia pueda imaginar, tiene que escapar al mundo po< su
nar más o menos la m•iilla de Carl~ VUI. n,ruralcu, tiene que ..ar de ell• misrM u111 ¡,osibilidad de separa·
En efecto, In iluminación de esta mejilla h• sido regulada po, el cióo r<sp<cto al mundo. La tesis de irrt.tlidad nos h• dado la fO<ibi·
pinto, de una ve1 para todas en lo irreal. lls el $01 irreal -o la lid,d de negación como su condición; ahora bien, bl• no es posible
lómpa,a i«eol que esti puc,ta po, el pinto, a tal o cual dist•ncia sino por el "aoocudarniento" del mundo <Orno tcnlidad y cs\e 1no·
del rosuo pintado- lo que dclcrmioa d grado de iluminación de b n,clamionto se nos ha ~'tl1do como siendo lo in,-crso cle la libertad
mejill», Lo únko que puede hacer un p,oy.ctoc rul es ilumina, b mivna cle b conciencia. Pero oqul se imponco ,'>lÍaJ observaciones:
parte del cu,dro rc•I que eerrespcede • la mejilla de Culos VIII. Oc ante todo hay que c:oruid<tar que el teto de rropoocr ti mundo romo
la mismo manero, si se quema el cuadro, no es Carlos Vlll enimagen tolalidad sintttica y el acto de ''tomu pcrsp«ti••" en <elación con
el mundo oo son mú que uno y cl mismo acto. Si podemos usar
quien está ardiendo, sino simplemente el objeto mate,ial que sirve de
analogon para b manifestación del objeto imogi,udo. De tal maner• uno comparación, el pintor impresionista lograd el coojunro "bosque"
el objeto Jneal aparece de uno soh vn como fuero de alance en o "nenúfares" de la multitud de pequeños toques hechos CD la ttl•
I ,clacióa con 1:, realidad. Vemos, pues, que pJ<a producir el objeto
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.J
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precisamente colocíndose a una distanci• apropiada del cuadro. Pero, un objeto i!tt21 cualquiera, y b aaturale%a de este objeto itt'Clll está
recíprocamente, la posibllidad de constituir un conjunto esti dada circunscripu por esta moti..a6o. Así la sit11«i6n de la concicocÍ1I oo
como la estructura primera del <1Cto de tornar perspectiva. Basta, tiene que aparcar como ¡,un y llbsu'ICtl coodici6n de posibilidad
pues, con poder proponer la realidad como un conjunto sintético p:ua pan todo im•gi02rio sioo como motivaóóo concreu y precisa de la
proponerse como libre en relación a elle, y esta superación es aparición de u! im:aginatio particular.
la Libertad misma, porque no se podría efectuar si no íucse libre la Según este punto de visb, •prehenclcmos fwlmeote b unión de
conciencia. Proponer el mundo como mundo o "anonadarlo" es una lo irrt:ú con lo real Anlc todo, aun cwndo oo se produzca oingun•
y 1, misma cosa. Heidegger puede decir en este sentido que la nada es im•gm en ese mom<nto, toda apreheosi6o de lo real como mundo ·
estructura constituyente de lo existente. Pari poder imaginar, bil.$la tiende ¡,o, si misma a lerminatsc por 1, producción de objetos irreales,
con que lo conciencia pueda superar lo real conslituyéndolo como ya que, eo cierto sentido, siempre es anonadamiento libre del mundo,
mundo, ya que el soocadamiento de lo real sier<pre está implicado y esto siempre 1tgtin 1111 ,.,,,,, de ,,;,,,, /J<1rlit'ttlm'. Si la conácnci.t
Por su constitución en mundo. Peco esta .!lupera.ción no se puede hace, es, ~ libre, el corrctativo noemático de su libertad tiene que ser el
de cualquier manera y no se puede con(undic la libett•d de la con- ,,,,,,llio que llev• en sí su posibilidad de negación, en todo momento
ciencia con lo arbitrario. Porque une imagen no es el m11ndo n11ado, y según cada punto de visu, por 111ia imag,:n, auoquc lt imagen
pura y simplemente, es siempre el murrdo 11,gado ugñn 11n 1it1ttmi- tenga que coostitum,, después por una intención partÍallu de la con-
11,1do p11nto de 11i11a, precisamente el que permite proponer la ausencia ciencia. Pero, rttlproamcnte, um iau¡¡eo, al ser negación del mundo
o la Inexisrencis de tol objeto que se hará presente "en imasen", l.a scg(tn un punto de vi.sta patticubr
, no puede aparecer nuncs Jino
po.sición ubitrarin de lo real como mundo no baria aparecer al mismo 101,,, sn /Milo d, m11ndo y en unión con el mundo. Natucalmente,
tiempo al centauro como objeto Irreal, Para que surja el centauro L, aparición de la imagen cxi~ que Ju perccpcioncs prtirultres se
como irreal es precisamente necesario que se aprehenda al mundo diluyan en el conjunto sincrá:ico m11nJo 7 que este conjunto recule.
como mundo-donde-no-est:i,.J-ttntauro, y esto sólo se puede producir Pero p~ente este retroocso del conjunto es el que le constituye
si distintas motiwcioncs h2n lle1•11do ll la concienci:i. a aprehender ti como fondo, ese fondo sobre el cuol tiene que dc:st.arse la forma
mundo como siendo preci,omente tal que el centauro no tenga lugu irttil. As!, nunque por 1, producción de irreal puech pucccr la con-
en él. De h mismo manera, paro que mi nmi.so Pedro me 1<2 d,do ciencia momcnh\ncamente libcrsdo de su "cstu-en-d-mundo", es este
como ausente, tengo que haber sido llevado a aprehender el muado "'cstu~~l-mundo", por el cont!\lrio, la condición ncces:1ris ele Is
como un conjunto tul que Pedro no podrlo estar presente en él d<IJl.ll· imaginsci6n.
,,,,,,,, y {lar• 111/, (Puede estor actu•lmente presente p•ro oeros, en - El anilisis critico de las condiciona de po,ibiliclsd de 1001 im•-
Uerlfn, por ejemplo.) lo que c:,.use la •paric:ión de lo irreal no sen
ginación nos h• U.,ndo a los sigujentes dcsc:ubrimicnlos: pan inu-
nl forwls1ncnlc ni con frccucncjo. In. int11ición r1pr111n1ali1u del
gin:ar, lt conciencia tiene que estar libre en rcbáón I tod• rcalidsd
mundo de tnl o cual punto de vista. En efecto, par, lo conciencia hay particular, y esta libertad se tiene que poder definir con un "esur-en-
mud,ns otras moneru de JNfitrar lo r,a/ /"'"' har,r un 11umdo 11, 1/10: d-mundo" que es a la vc:t constitución y 1nonacbmien10 Je es:c
la superación se puede y se debe hmr ante todo por la o(C(tivid•d o mundo; b situu:i6n concreta en el mundo cle la conciencia tiene que
por lo acción. Por ejemplo, lo oparidón de un ,mi8o muerto como 5"tvir en todo instante de singular motivu:ióo, para la constitución
irreal se hace sobre el fondo de la oprchensión •fccti~ de lo ~I
de incal. Do UI manen, lo mcsl -que siempre e, doble aada:
como IIINndo 1111r/o según este punto de vist•.
a•d• de si mismo en relsci6o coo el mundo, a.da del mundo en
- Uamartmos ".situaciones" a los djstlntos modos inmccUatos de relaáóo consisa mismo tiene que estar constituido siempre tobre
•prehcnsión de lo real como mundo. Entonce. podremos decir que I• el fondo del muodo que niega. quedando da.ro que por lo dcm1s el
condición esencial para que un• concic:nciA imasine e, que est~ "en mundo oo se entrega sólo a om intuición ~~ y que este
situoción en el mundo" o m;\s brevemente que "esté-en-el-mundo". Es fondo sintético pide simplemente ser vivido t0mo situad6n. Si tales
lo situación-c:n·cl-mundo, aprthendid• romo realidad concr:clll e indi· son Lu condicioaes pan qll<! sea posible la imaginación, ¿corrcspon·
vidu•I de 14 conciencia fa que es motivación p,r• fa constitución de deo a una csp«ifiC11ci6n, a un enriquecimiento contingente Je b
228 229
esencia "conciencia" o no son mú que Ía esencia misma de esta
conciencia considerada según un runto de vista particular? Parece que la pcsicióo de dgo que C$ nad, en rchción con el mundo y en reta-
la respueste está en la pregunta. En efecto, esta conciencia libre cuya ción con lo CIJ2I el mundo es nad•. Evídentemente, deftnimos con
naturaleza es ser conciencia de algo, pero que, por (¡¡ misma razén, lo dicho la roo.stitución de lo imaginario. Lo que peroúte aprehender
se constituye a su vez frente a lo real y que lo supera en todo momento el :tn0n2dunicnto del muodo como su condici6:i csaicial y como su
porque no puede ser mis que "estsodo-en-eí-mundo", es decir, vi· estructua primera, es La •p-uicíón de lo im>¡¡iruiio ante 11 concieocia,
viendo su rcJacióu ron lo real como JÍ/l(dtión, ¿qué es sino simple- Si focr, posible concebir un inshlnte UM concicoó• que no im•gin=,
mente la conciencia tal y como se revela as[ misma en el cogire? habría que concebirla romo totdmenre pegada a lo cxi.mntc y sin
¿No es acaso onte todo fa dada la condición del cogito, es decir, posibili,bd de aprchendtt mú que cxistenrc. Pero precisamente es lo
Ja. constitución de Jo real como mondo y !l. l:a viei su anonad:uniento que no es ru podrla ser: en cuan!<) está propuesto, todo existente
según este mismo punto de vista? ¿Y no coincide la aprehensión queda superado par este mismo hecho. Pero además tiene que esbtr
reflexi'l'a de la duda con la intuición 1padktica de la libertad? super:ulo h.uia alt,t>. Lo imogin1rio es en todos los casos el "algo··
Entoncespodemos concluir que la im:1ginaci6n no es un podee em- cooacto h2ciz. lo cual se supera a lo existente. Cu.ando lo imaginario
pírico y superpuesto a. 111 conciencia. sino que es toda 11 concienci:a no .,.,; proix-o de hecho, b super.ación y el aoonad,miroto de lo
en tanto que realiza su libertad; que toda situaci~n concreta y real cx1S1e11te se han hundido en lo esisce,,te, La supeución y h libertid 1
de la conciencia en el mundo está llena de imaginario, en tanto que tJ/J,t obí pero no se descubrtn, ti hombre está apli1$1adO en el mundo,
siempre se prcsent:1 como una superacién de Jo real. No tiene esto atn,CSldo por lo real, esti mis lo cera posible de la cosa. Sin
como consecuencia que toda percepción de re.tl tenga qac invertirse emblrgo, ee cuanto aprehende ele una u 0'1ll m>ntt> (I• miyor parte
en imaginario, sino que como ltt conciencia siempre está "en situa· del riempo sin rep=taá6n) el conjunto como 1it11•ri6,r, lo supeu
ción" parque siempre es libre; esto es que p1r• ella h•y siempre y huia :.qucllo en rcbción con lo cw.J es 1111.a tt111nri.1, 11n rsdo, etc.
en todo momento una. posibilidad concret:i de producir irreal. Son las En una pabbra, L1 motiv:aci6n cooerc12 de h concicn(i• im2ginante
diferentes motivociones lis que deciden en todo motnfnto si 111 con- prosuponc por si misma la estructura im:lgin1ntc de la concieoci1; I•
ciencia será sólo re:ifüodora o si imaginar&. T..o irreal esm producido conciencia rcaJiz;intc cncicrn sicmpr~ una SU¡>C"rtción b.302 una con·
fuer< del mundo por una concicnei• que 1/Htdn en ti mNnd11 y el ciencii ima&inmtc pan.icular que es como el e,,vés de 1, sitwleión y en
hombre imagina porque es tr,nscendentalmente libre. relación con el cuaf se defo,c 11 ,itu:ación. Por ejemplo, si t<ngo ganu
- Pero la im•ginación, que se h• vuelto a su ve>: función rsicológica de ver a mi ami¡;o Pedro, que no está ahora 1qui, la situación se
y emplrica, es la condición necesari• de fa libertad del hombre cmpl· define como un ··csu,-eo-cl-mundo" cal que Pedro no csti presente·
rico en medio del mundo. Porque, si fa función anonadadora propia mente dado y Pedro es "'luello en n,laóón con lo cual la rotalid1d
ele l• conciencia -que Heidc!)ger llam• superación- e, lo que hace de lo real csti ,upcrida pu, lucer un mundo. Pero no Pedro real
posible el aeto de imaginación, h•brfa que •ñadir redprocamente que que, por el contrario, si estuviese dado como p1C1t11te o romo tratado
esta función no se puede manifestar sino en el «to imagin,nte.~No de lllcanuz a pinir de lo iul por intenciones V1das y prcsenrifi·
podr(n hal,c, una intuición de la nad, preciumcntt- porque l• nada c:antes (par ejemplo, si le oigo que anda por dctr.ls de la puerta),
no es nada y porque todo <0ncicnci11 -intuitiv.1 o no- es c:onciencia fonmda pane de 1• situación: este Pedro en relación con ef cual se
de algo. Lo n•d• no se puede da, como infr>cstructuro de algo. La O<· define h situación es prcciwncnte Pedro """"''·
perienclo de lo nada, propiamente h2blando, no es una experiencia Lo imiginuio represcota, pues. en todo inflnte el sentido implí-
indirecta, sino que et una expcricnci:a que, por principio, estl d.ad, cito de lo 1e2l. El acto irn•ginantc propiamente dicho consil!c ro
"con" y "en". Los •n:lfüis de Bcrgscn siguen siendo válidos aqul: propoc,u lo imaginario para si, es decir, en espliótu este sentido
un ensayo pata concebir dítectamentc la muerte o la noda de ser e,tl -'-<Orno cuando P<dro en im2geo SUtfe bruscamente ante mi-, pero
destinado al {"'™º por naturale1.1a. cst• posición c:spcdíic:a de lo im2gamrio ir.i acompañ•d• por un
lll deslizamiento del mundo en el seno de la n1da y la emergencia hundimiento del mundo que¡• no es ams que el fondo anonadado de
de I• realidad humana en ese mismo nada sólo se pueden hacer por lo ,nea!. Y si la negación es <I principio incoodkioo1do de toda
imaginación, redproc=mcnte 0111>(1 se puede ttal.izu mis que eo y
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2H

'
por un acto de ima~io:ición. ~ay que i.m.:iginat to que se niega. En IA$ OIP3S reales de pintura. Eo tanto que oonsideremos la del lienzo
efecto, lo que constituye el ob¡eto de una negación no pcdria ser un y el marco por si mismos, el objeto estético úrlos Vlll no aplCeceri.
real, ya que entonces sería afianar. lo que se niega; pero tampoco No es que. qu~ escendido por cl cuadre, es que no se puede dar
puede ser un !'.""ª·
total, ya que preosemente se rucg.i algo. El objeto ª. un~ conc1enc1a realizante, Apater«ci en el momcato en que la. COO·
de una negaoon tiene que ser propuesto como imaginario. Y esto es c,cn:'a, al llevar a abo 11111 con,·etsión ndiClll que supon• el anona,
verdad pua las Iormss lóg(cas de la neglción (Ll duda, la restriccióa, d:uruento del mundo, se consrituy, a sí misma como Ulll81'llnte.
etc.) Y. para su,. formas activas y afecti\-as (la prohibición, Ja coocien- Ocurre aq~ como ";"' esos cubos que pu<den ,•erse, seglio se quien,
era de unpotcncra, de carencia, etc.) . canco o ~IS. No 5en1 Justo decir qltt' CU2ndo se \'en cinco se ()tlfÍJa
, Ahoro fodernos comp~;ndcz el sentido y el valor de lo inuginario. d ospecto del dibujo en el que apueccriro seis, sino que mís bien
fodo unas1na~10 aparece con fondo de mundo", pero recíprocamente no pueden verse ~ l« rn_ cinco y seis, El, acto intenóonal que los
toda _apcehe~s1ón. de J? real como manc!o iJ_tip.lic4 una !Upcración <!S· aprehend~ romo ""°do ona, se basta • s, mismo, tsli romple,o y
cond1da hacia Jo J.1D.:1g1nado. Teda conocnoa 1fll'Jginante mantiene aJ es nelM11tVJ del acto que los aprehendí,- como ~is. Asi ocurre con
mundo C'.'mo. fondo anonadado de lo imaginorio, y recíprocamentt la •pr•h•nsióo del Carlos vm en imagen que figura en ti cuadro.
toda conctenna del mundo llama y mot1v:1 2 una conciencia ün;igin.aotc Este C1rlos VTll figur.ido por (ueru es correlariro del oao intenóonal
como aprehensión del Jmlido particulaz de la situación. la aprehen- de un.t concienci2 inugin:a.nte. Y como este Carlos VIII, que es un
sión de fo noda no se puede hscee por medio de un descubrimiento rrr~.d,en unto quo aptthmdido m el licn20, es precisamente el objeto
Jnmedinto; se realiza en y por la libre sucesión de las conciencia.., Ja
1 de nuos;,.,. •prociuiones esthios ( de él dir<m0< que es "conmovc,
nad, es la materia de 12 superación del mundo hacia lo imaginario. dor", que estJ "pintado,.,,.. imcligencu, con Í""1u, ron sracfa", etc.),
. Estú vivida en tanto <1ue tal, sin que nunca esté propuesta para si. nos vemos fomdos a n:«>noo,r que, en un cuadro, el objeto csrh,ro
No podría haber conciencia realizanre sin conciencia U'n11ginantc, y re- es un . '"'a/ . (F&o es de bubntc impomlncia si pmwnos ro 11
clprocamente, De tal manera, la imaginación, lejos de apatc«r cnmo con(us,ón que se hace ordinariamente en la obro de arte entre lo re,I
unA r:aracterisUc:a d1 hecho de Ja conciencia se ha descubierto como una y lo inugin,rio. En c(ecro, es írccurnrt oir decir que el artista pri-
condkión esencial y trascendental de la conciencia. También es absur- mero tiene un2 idt:I en una imagen qut lut-¡¡o rula,: en la tela. El
do concebir una conciencia que no imasinc coneebie una concicnci1 crroe ooosiste aquí en que el pintor, en efecro, puede plrtir de una
que no plkiú• e(cctuor el rogito. tlJUgt'fl menul qoe, como tal, es incomunicable, y de q11.•. si final
de su trabajo, entrtg• al público un objc,o que todos pued"'en contrm-
plar. Se p,cns.i entonces que se ha puado de lo imaginario a lo rw.
11. lA ODRA Dll ART~ Pero no es ,·miad de ~in¡¡una de las tnan<ru, Lo qut es re:tl -y no
nos OIJlsartrnOs de alum,1rlo- es el resultado de Ju pincel•du, el
No queremos abordar ,qui el problema de 1• obra d< arte en <mpast•do de b tela. ,u gr>no, el bamir que se ha ¡,os.do sobre el
su conjunto. Aunque dep<nda cstrcchomente de la euesti6n de lo lma, color. Pero prccis:1mcn1e nada de e.,to es el objeto de l>s aprtciaóones
sinario, p•rn tralarlo habría que c,,:ribir una obtl tsp«ial Pezo p:mcc e>létiru. Por d contrario, lo que es "bello" es un ser que no podtla
que y• es hora de <1ue h•S>mO.S 1., conclusiones de los !Argos estudios darse • la pcm,pci6n y que, por su misma natunlcu, cst.l 1isl1do del
e11 que hemos tomado como ejemplo una cstttu• o el rttrato d• 11nlvmo.¡ Seiial.lJ»mos antes, juswnente, que no puede i/Nr,1111.:ru
Ca.dos VID o una novela. Lu observaciones que se dan , continu,ción proyroando sobie la tda un plllctl lumioo<0: lo que se ilumina es la
conciernen e,encialmentc al tipo existencial d< 1• obra de arte. Y ya tela, pero no a fl mismo. Oc h<cho el pin1or no ha ,u/iz,JJ,, su
podemos íorm,~ar la principal: la obra de arte es un irreal. inu8t'D mental: scncillamenk, ha corutituido un analogoo material 1'11
Esto se nos pr<sentó clazo.mcnte cuondo, por ejemplo, con,idcñ- que uda cual puw• apttbendcr tsta im•llt'D si sólo se considera el
b•mos, con una actitud complct,mente distint>, d r<trato de Carlos •~alo80'.'. Pero L1 111Ugco a.d provw de un analogon e><terio, 1,gue
VUJ. Comprendimos primero que est• C.dos VII( ern un objeto. siendo llllagcn. No hay rc,liucióo c!< lo imaginario; lo mis que
Pero claro está que no es el mismo objeto que el cuadro, el lien,o, pcdri, hacusc es hablar de su •bjrrti,Jndn. Cada toque de pintura no

232 2H
se hi1 dado p.,wa sí n1i1111a, ni siquier:i p:if!l constituir un conjunto 11:J
medid• en que soo cOSis}D<:sde el cubismo se tiene la costumbre de
coherente (en el sentido en que Podría decirse que tal palanca de un,
declarar que el cuadro no tiene que r1pr11en1,,, o in1it.,, sino que
máquina se ha con~~bido para el ~njunto _Y ?º p•_ta sí misma ~. Jú tiene q"" COl1$titoir un objeto por sí mismo. Est.t doctrim en t11nto
sido dado en relación con un conjunto sintéticc irreal y el fin del
que prognnu estético es perfemmente d<fcndible y le debemos mu-
nrtista era coustituir un conjunto de tonos 1,"111 q-oe permitiesen ffl3!'i-
ch'7 obrss m>.<stas. Pero leoanos que eneendedo. Si se quiere
festarse • este i¡rcal. De to! manera, el cuadro tiene que ser cooeebido
deeír qqc el cuodro, por desprovisto do signifiado que esté, se pre·
como una cosa material viJitada de vez en cuando ( cada va que
secta en sJ mismo como un objeto r,,J, se com<tc un grave error. Sin
adopte el espectador lo actitud imaginaate} por un irreal que es pred- duda qoc y, no tnvla a u. Naturaleza.. El objeto red y, no funciona
sarnente el objtto pill1ad11. Lo que aquí engaña es el placer _real y
como onalogoo ele un runo ck flores o de un dato dd bosque. Pero
sensual que dan ciertos colores reales de la tela. Al,gunos ro¡os de
cuando lo "contemplo", no por eso estoy ea h actitud realizante. E,te
Matisse, por ejemple, provocan un goce sensual en qu,en los ve. Pero
cu~o sigue funcionando como dltalt1go11. Sencilhmente, lo que ma-
tenemos que entendemos: si consideramos aisladamente este goce sen-
n1~1esta a t:ravá de él e, uo conjunto irreal de rour 1111r1111.1, de
sual -por ejemplo, si lo provoca un rojo dado de hecho en Ie
ob¡etos que_ no he vist_o ni veré ounn, pero que oo por eso dejan de
naturaleza-c-, no tiene nidn de C".stétíco. Es pura y simplemente ~n
placer de los sentidos. Cuando, por el coutrono, se aprehende el ro¡o ser ob¡etos m..Jes, oh¡etos qoc no oxistffl ,,, ti""'*''º• ni en ninguns
parte ~I mundo pero que se m:inifiesan a lnvés de 1, tela y que
en el cuadro, se aprebende, • pesar de todo, como formmdo parte de
se hao 1¡,odendo de eUa por 001 especie de posesión. Y es el conjunto
un conjunto irr<al y es bello en este conjunto. Por ejemplo, es el de estos objetos irre.a.les lo qoc c,,Jifioaré de b,l/c,. En cu,nto al goce
rojo de una alfombra junto a una meso. Por lo demi5, _nunca es ':"lor
• est~co, es reo! pero nunca se •ptd\ende p•ra él mismo, en 12010 que
¡,uro. 'FU artista, aun co:indo wlo se ocupe de relAc1ones sensibles
está producido por un color ttal; oo e, mis que un, manera de
entre 1,., íormn, y los colores, ha elegido P"'cisamente una a!fomb,a
•prehender el objeto int:11 y, lejos de dirigirse al cuadro real, sirve
pua reforzar el valor sensual de este rojo: p<1r ejemplo, unos elemee-
tos táctiles tienen que ser intencionados a tr11vés de este rojo, es un
paco .constituir el objeto imaginuio • mvis de 1, tela real. De aquí
pro~"'"; el f omoso. d~terés de L, vi,i~n estt!ia. Por eso pudo
rojo lanosa, porque cs.t:1 alfombra es de .. tal m~tcria linosa. ~ln esm
camcterhticn "Ianosa" del color, se h,brao perdido algo. Y su> duda
que 1, olfombr:t e.d pin.t:tdo f"'ª ,1 roj~ que j":5tifica y oo el rojo
tanto que es bello, teng, o oo e,:istenda; r.r
deor lúnt que e, 1ndrftttntc qoc el ob¡eto bello, optthendido en
eso Schopenhauer pudo
hobur de una ápc,cic de su.tpcnsi6n de a Volunt3d de Poder. F.sto
ptro lo ,lfombra. Pero si Matissc ho elegido preosamente una alfom-
no proviene de alguna misttriosa manen de aprehender lo real, que
bra más bien que una boja de papel es ~ ctu,a del oma.l¡¡o.rrui ,-ol~p-
podríamos utiloo a veces. Sino, simplemente, ~ que el objeto estético
tuo.,o que constituit!nn el color, lo dens,d1d y lu cuahclaJC$ 1Ac1tlcs
est:l constituido y aprehendido por una conciencio imaginante que lo
ele ln lana, Como con=enci• no se puede gour verdaderamente propone como real.
del rojo más que aprehendiéndolo como ,ojo d, al/Mnbra, lue¡¡o como
irreal. Y Jo que m:ís se haga nottr en su contrasle con el verde de Lo que aabamos ~ mostru a prop6$ito de la pintuno sería fácil
la pared se perderla si no fuese precisamente rlgjdo y "glacé'º peed- mostrarlo t=bibi • propósito del arte do !, novclJ, de 1, ¡,ocsf& y
samente porque es el verde de un c,npapcbdo efe la pared, E5, pues, del arte drunátic~. No abe ducb de qoc el nottlist>, el ¡,oet• y el
en lo Jrrc•I donde los relaciones ele colores y de formas ad,1uic:n:n su drunaturgo ron1t1tuycn a tno,·és de analog,a ,·crbales un ob¡eto irrul;
verdadero sentido. E indu:io cuando los objetos fisur.1dos vean su tam~ abe dud, de que el actor que rcpraenta a Hamlet se si"·e
sentido usual reducido al mínimo, como en los cuadros cubistas, al d~ si. m,JmO, de l'Odo >u cuc:po como analogoo de ese penonaje im,-
menos el cundro no es planc,. Sin duda, los formos que aprchondcmos gu»no. Hosu es lo que permitir!• tertninu u famosa dÍ$CuSi6o a
no son ya osimifablcs • uno alfombr•, • una mes• ni • rud• _do lo que prop6si10 de la po.radoj, dcl comediante. Ya sahaoos, en efecto, que
h:tbitu:ilmcnte apreh,ndcmru en el mundo. S,o embargo ueneo ura algunos autores insisten en que cl actor no "" <n su pá'IODJje. Otros,
densidad un:i t'nntc.rla, una prcfundldad; n\-:mtiencn rebcioocs de pcrs.- por el contnrio, •poyAnclosc en numerosos testimonios, nos muestro.a
al Ktor lk,. .. do por el po.pcl, victima co ciett, founa del h(-roc que
pcctivn ~t111s coo olt:tf, Soo (OJ41. Y JOn irreales precisamente tn 12
~pr<>entt. Nos parta, que estis dos tesiJ no se <>«luyen mutua.
2}4
23)
mente; si por "creencia" se entiende tesis realizante.. resulta evidente
que el actor no propone en absoluto que tea Hamlet, Lo qoe no
, probar que esta cosa SH un todo sint&.ico, que no e::xiste por ootas.
sino par grandes conjuntos ttmáticos. ¿Pero cs'1l "cosa" es real o
significa en absoluto que se "movilice" completamente p::ira pr<>d.u· itml? Ú)nsÍde,emos ante todo que esrudio L, Vil Smfqnía. P1n mi,
cirio: Utiliza todos sus sentimientos. todas sus fuerzas, todos sus csh ··vn Sinfonía" no existe en el titmpo, no la •prchmdo romo
gestos como an,,Joga de los sentimientos y de las conductas de Hamlet, un acootecimie'ltO fechado, como una manifcsta.ción ut.ístia q~ tiene:
Pero par este misrno hecho los realiza, Vive enter11m11~1, ,n en lugor en la 53Ja del G,itelct el 17 de noviembre de 19,8. Si m:tii2na,
,n1111do irreal. Y poco importa que llore realmesu«, con el srrebaro del si dentro de ocho días, oigo • Furtw;,cngler diógieodo a oua orquesta
papel representado. Este llanto, cuyo origen hemos explicado mis que imerpreu esta misma sinfonía, de nuevo me ~trué ante 1,,
miba •, lo aprehende él mismo -y con él el público-« como llonto miima 111,funía. <><unirá, sateilhmcrue., que csurá mejor o peor to·
de Hamlet, es decir, como an~log11 de llantos irreales. Tiene aqW e1d,. Ex:unillffllOS ohora ,61110 escucho esta sinfonb: algunas ptti0nu
lugar una transformación parecida a la que lndíciMmos en el sueño: ciermn los ojos. En tal csso, se desinterenn del te0ntecimicnto visual
el actor queda cogido, inspirado rotalmente por Jo irreal, No es el y fechado que es "1 inwpffllción; se abandonan úniam"?te a los
personaje quien 11 r111/iz.~ en el actor, sino el actor quien s• i",.1/i:za sonidos puros. Otros mino • "1 orquesu o la espalda del d,reaor de
ca el personaje 3. orqoeou. Pero no vee lo que miran. Es lo que liorna Rcv,ull
<Poro no hay artes cuyos objetos parece <¡ue e.apan por su natu- d' A.Uonncs h rtflexión con f.oscin>eióo auxiliu. De hcxho, se han
raleza a l!t irrealidad? Un rtire musical. por ejemplo, no tn\•f:1 a nad~ desvanecido 11 Sll., el d,rc<tor de orque<ta y lusu la orqucsu. Elloy,
mds que a s-i misma. ¿Una c.atcdral no es simplemente una rmsa de puem, frente a b VIJ Sinfotúa_. pero con b expresa condic!ó~ de no
piedra real que domina los tcjodos que la rodean I Pero miremos desde oírla "" Ni1111m:1 114'11, de dc11r de penur qur el kont~m1cnt0 es
más cerca. Escucho, por ejemplo, 11 una orquesea sinfónica que ínter· actual y f«hado, con la condición de interpret>r 1• su~oo de los
prct• !:, Vil Sinfonlo de Oetthovcn. Descartemos les casos abemoles temu como una sucesión absoluu y no como una sucesión ...,,1 que
-y además al margen de fa contemplación c.,tótic•- en que voy tcndrla lug>r, par ejcn,plo, <n el tim1po en que Pedro, simulláOCJ·
"a oir tt Toscanini" en su rrunera ele interpretar , Beethoven, "En mcnte, visita a ul o cu,! de sus :amigos. En l• medida en que "1
general, lo que me .ir,e en el concierto es el deseo de ··o~r. 1• Vll •prebendo, la sinfonía no •Jtá J,/, cnue cw parodN, en la punu
Siofonía". Me rcpugnuó sin dud• olr • un• orquc:st. de af,c.onados, cle los arros. Tampoco cs,.l '"p.u,daº, como si ptns>S': .. ,. es Is obra
que en tJI.I f«ha germinó en 1, mente de llttthovai. llslll total~cnle
preforiré a ral director de orquesto. o • tal .?tro. Pero esto ~e debe•.•
ml ingenuo deseo de oír la VTI Smfonfa pcrrc:tamcnle e¡ccutad, • fuero de lo tt11. Tiene un tiempo propio, es decir, que pe= un uem1,o
interno, que transcurre d<s<k b primera nota del t.llégro_ hljt• 1• última
pc«is.1mente perqué me pate<e que entonce~. oer• p,rf,~"""'"" _rll~
1nis,11a. tos errores de una m::ifa crquesta que toca dcnt1.111do dtpns:1 del final, pero este ticmpo no viene dc,pués de <><ro ucn,po que '?"º
o "demasiado desp:irio", "sin s.eguir el movimieoto", etc., me p:a.rccc tin~ y que esti "201 .. " del wquc del alkBJO; tampoco csti M>gu•do
que velan, "traicionan" a la obra que interpreta. to m~jor que puN~ por un tirmpo que vtng, "d<spués" del final La Vil Siníonb no
ocurrir c., que la orquesta desaporezca ante la obru que interpreta y, s1 esti en absoluto ,n ,I "'"'/"'· E.,c,,p,, pues, totalmente a lo rcal.
tengo alguno món para conli:1t en lo, ejecuuntC$ y en ,u dimtor, Se da ,,, p,m,rra, pero como ausente, como CA2Ddo fuero de alana,.
me •prchcndcté como /rtnte • la VII Siníoni. mis""'· en p1t1ona. Me ,ería imposible actuar sol,..., ella, ambur un~ .sola nota suya, o
En esto todo el mundo e$t•ri de acuerdo. Pero ahora, ¿qué C$ la disminuir su movimiento. Sin cmbar¡¡o en su aparición depende de lo
Vil Sinfonía "en persona'"? Evidetllomcnt< C$ una ro,a, es decir, algo re.J: que su(rs un sincope el diroct0< de orq~ que esulle en lJ
que esto ante mi, que resiste, que dura. Naturalmente, y• no h1y que ula un comicmo de incendio, y l• orquemhl dc¡ará de toca, en el uto.
No coodupmos de todo esto que entonces a¡,rchcoderemos la VU
!1 Ve, wrtcr1 parte, f ti. S,níonlt como ioterrumpid.1. No, pe-osa.remos que Id 1j,r11tión de b
3 En c51t scnl¡do ncede Jccir u(IJ prindp,aruc que tu miedo le h• Set\'Wo sinfonla Ju sufrido un• ddcn<eión. ¿No se ,·e daruncote que la e¡ecu·
p.1r.a rc-p1cse.n111r Lo litnidtt de Ofcli.1. S, le lu k"fVld~ tt que de pronto lo ción de la VII Siníonfa e, ,u .»JJ/oton1 &u sólo se puede mani!cstu
l:ua irreiU:11uki a dtcir, que ha Jejado de :aprchtndc:rlopara ,t mi,mo Y lo
ha t¡ucbc:ud.iJo eemo i111alo1011. de lt llmjdci de Ofclia.. por aiuloga que atm fechados y que tengm lugar en nuestro tiempo.

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Pero para aprehcndcrL, en ,stos ao:ii<)g1 b•y que llevar a cabo la reduc-
cién imaginante, es decir, hay que aprehender precisamente los soni-
dos reales como arul.loga. Se da, pues, como un perpetuo en-otro-lugar,
r u través de lo c¡uc es, como cuando el pintor aprehende b. acmonfa
de dos colores mis violentos. mis vivos, a 111trl.1 de Ju manchas rca!cs
que mcueotn en wu ¡,=,!. Al mismo tiempo el objélo, al darse
como una perpetua ausencia. No hay que figurarse ( como Spandrell romo dn,tis de él mismo, se vuel\-c inJo<-Abl~, csti fuera. de nuestro
en Co11lrapun10 de Huxley, como tantos platónicos) que existe en alcan<c; Ce aquí ~ una especie de desieterés doloroso en rdac[óo
otro mundo, en un cielo inteligible. No está simplemente ---comoi con él. En este ,entido se puede decir que la == beUeu de una
por ejemplo, las esencias- fuera del tiempo y del espacio: esti M• mujer mala el deseo que se tiene de ella, En efecto, no podemos coJo.
de lo real, fuera de la existencia. No lo oigo realmente, lo escucho amos a la va en el plano estético donde •par= este "ella misma"
en lo irnaginaeio, Es Jo que explica la dificult.d que siempre tenemos irreal que admiramos y en el plano re>liZlnle de la posesión fisic..
para p.isar del "mundo" del «atro o de la músi01 al de nuestras pre· Pan desearla habda que olvida, que es bella, po1qoe el deseo es uo
ocupaciones diarias, A decir verdad. no hay paso de un mundo a sumergirse en el seno de l1 aistencia en ru~nto tiene de mis contin-
otra, hay paso de la actitud imagin1nte a IA actitud realizante. ta gente y de mis absurdo. La contemplación estétio de las objetos
contemplacién estética es un sueño provocado y el paso a lo real rt•/11 tiene b misma cstructuf3 que la pvamncsil, m b cual el ob-
es un auténtico despertar. Se h• hablado con fm:ucncfa de b "decep- jeto real funcion• como aoalogon de •I mismo en el ¡,as,do. Pero
ción" que acompañaba a la vuelta • la realidad, Pero no oxplic:ur. en uno de los cuas hay 011<>n•ibmiento y en el otro pasadific.ición.
que ese malestar existe, por ejemplo, !ns la audición de una picu La para.mncsia difiere de la :actitud utétia romo 11 tnfflloria difiete
reafül':l y cruel; en cst.e.caso, en efecto, r. realidad debe<fa ser •pre- de l• im:igioación.
hendida como tranquilizadora. De hecho, este malC$1,.r es simple·
mente el del durmiente que se despierta: una conciencia (ucin2d2, "
bloqueodo en lo imaginario muchu veces, se libera por la brusca
detención de la pieza, de la •infonla, y vuelve • tomar repentinamente
contacto con I• e~i>tenci•. Tampoco hay que provocar el IISCO nauseoso
que caracteriza • fa conciencia reallzante,
Se puede concluir de esta,, observacionc, que lo real nunca es be-
llo. ta bellezn es un valor que nun(a se podrla apliair mú qee •
lo imaginllrio y que comport:1 el tnonadamicnto del mundo en su
estructum esencial. Por eso es estúpido confundir • 1• morsl con la
estftica. Los valeees del Bien suponen el estar-en-el-mundo, •puntan
• las eondueras en lo real y cstl.n sometidos ante todo a lo absurdo
esenci,J de la existencia, Decir que se "toma" ante la vid• una actitud
estétiC'll e, confundir constantcmmtc lo real y lo imaginario. Ocurre
sin cmb.ugo que tome.mo.\ la octitud de contemplación estética frente
• acontecimientos u objetos reales. En tal caso, cualquiera puede ver
en si una especie de retroceso en relación con el objeto eentemplado
que se desU.n a su vea en la nada. ll$ que a portir de este momento, y•
no esti ptrnhido; funciona como anJ/ogtHz de s{ mismo, es decir, que
una imagen irreal de lo que es se manifiesta p•m nosotros a tmv6
de su presencia llctuol. Eita imagen puede ser puu y simplemente el
objeto "mismo" neutralizado, anonad•do, como cuando contemplo a
una hermosa mujer o la suerte de ma.taf en una corrlda de toro,; tam.
bifo puede s<:r Li ap•.rldón imperfecta y confus• de lo 'f"' p,x1,1. ,,,

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fNDTCE
r
P,J,,,1,1 ftnt,
1.0 CIERTO
E.stru,tura itnmciona.J CX' 12 im.a.,c,tn 11
l. - o.,,11pclón ••• I}
l. el .,.-odo I}
11. Primtr1 C&r*Clfflnica; la im.,,g,m e, una coodtoeia • . , •.. u
rrr. ~p.ndl: nf"Klc':rúli<.a; el ftn6mfflo ele: cui-o1Mntd6n ...• 17
IV. Tercer, Ctnc.tf'rl~h: la <oncim,ia ~m.ntc propone su
obicto como una, tl.lcb •
v. CWru can<1td.stia: la cspoaanticbd
Coochai6a • • • • • • • • ••
11. - U famil i11 de 1.a iffillgffi •
l. ltr&ISffl, tttrato, cañnitur.a
11. El tipo 1 el mn10
111. Dtl M&nO a 11 imapn: b ('Oft('ifflC'¡a de lu imhtdoocs , ,
IV. Del ,;¡¡no a la lm,~ lo, ,L'l,ujc» <,qu<11111t;co, •••.•• , •
v. C..tu .. t.. u, awKbu to i... parodc>, roas con íorm,
h- . ,,
VI. lmf$.fflt1 h.iPN,pS,;c.. n<toai '1 f:-'C-rtODlio. •i.1-tos m ti
- del aíf, <n .... bola d< m• tal .. • • • • •• ))
VII. !Al mnto I la imagen nx:nW 69
Vl!L La imagim tl'ltnt.l ••• 71

s,,.,,u p.n-11
LO PROBABLE
N.oturalna dd &nalogoo m la imag<n m<ol&l . 77
l. El ,.1,u ..••.• 77
II u eí«ti•idld ••. 90
243

_ .. J.
JJJ. Los mo,•imicntos . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . .. . 96
••(
IV. función Je Is p4lllbr.t en 111 im.ssen n,ectal . . • . • . . . • . • • • lOS
V. Del modo de 11parici6n de la cosa en !a imagen meetal . . . . 111

T tfCIT6. p,1rte 1

l'
·~
LA FUNCIÓN DE LA IMAGEN EN LA VIDA l>S!QUICA

!. E! súnbolo . 123
11. EsqucM,;\.S simbóJi(Oi.\ t: ilu5tradone, del pensamiento • • . . .
n l. Imagen y pensamlenro . . • . . . . . . . . . . .•..........•• 141
rv. lm.A~cn y percepción . . . • . . • • • ..••........ 1)0

C11ttrt" psot
!.A V!DII IMAGINARIA

J. BI ob¡el() irre;,.I , , • . . , , •• , • , . •, , .,••.. .••. . 1 )7 SE Tm.>11~0 DE llll"JUlU& ltL


DlA !I DB 3i0,1I&llBRE: DE 1H4,
JI. Las conductas fttnt.e 11 IQ ,rrc:al •• , .. , •..•. , , ... , •• , . • . • 17l
EN llACA.OSO, J.ANl>A V Cia ..
111, P;ito!o,tfa de- 1.. irM,tin.ic,ón ..•.•.•••.
rv, 61,, sueño •.......••. , ••.•.
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200
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AROr.~,-lSA
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Conclu.)ÍÓn , •, • . . • . . ••.•• , , ••• , , ••.• , ••• , , .• , • , •• , , .•• , • • . 221
l. Condtnci1 e im•J;inación • . . . • .. . • . • • . . • . . • . . • • • • • • . • • . 221
JI. La obrn de 1rce .. ""':., , • , . , , •.• , , , •• , . , , •• , •..• , •• , , 2)2

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