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Tengo dos bebidas favoritas; una es el agua y el otra el café. No solo me encanta su
sabor, también me fascina toda la cultura que hay alrededor del café, con sus tradiciones,
técnicas y últimas tendencias. En España somos cafeteros pero sigue habiendo mucho
desconocimiento sobre las cualidades de un buen café, y la moda de las cápsulas ha
complicado más el asunto. Se habla mucho de la “intensidad” pero, ¿qué quiere decir?
¿Tiene que ver con la cafeína? ¿De qué depende la “fuerza” de un café en cápsulas?
Los verdaderos amantes del café y mayores expertos no quieren saber nada de las
cápsulas. Su filosofía va contra el trabajo artesano y cuidado de los profesionales
especialistas, productores, tostadores y baristas, reniegan de su aroma y se critica el
desperdicio de tantas cápsulas que no se reciclan. Pero no se puede negar que han
calado entre el público y son muchísimos los hogares y los espacios profesionales que
recurren a una cafetera de cápsulas cada día. ¿Sabe el consumidor qué lleva
exactamente?
Nespresso presume de utilizar una tecnología muy avanzada en su única planta de suiza,
que funciona las 24 horas del día elaborando las cápsulas que llagan a todos los rincones
del mundo. Aseguran utilizar solo café de primera categoría se somete a numerosos
controles, eligiendo meticulosamente el origen de los granos y controlando la calidad del
café verde cuando llega al puerto de Amberes antes de continuar hasta Suiza.
Pero surgió otro problema, las compañías de café que sin tener sus propias máquinas
han lanzando al mercado cápsulas “compatibles con máquinas Nespresso”. Se inició así
una guerra de patentes que por el momento Nespresso ha perdido, encontrándonos hoy
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en cualquier supermercado todo tipo de cápsulas de diferentes precios. Eso sí, los suizos
siguen siendo los cafés más caros, y su gran éxito es conseguir que el consumidor pague
de buen grado lo que cuesta cada taza en casa, comparado con el precio de un café en
grano o molido para una cafetera más tradicional.
Los expertos en café critican que las cápsulas tienen siempre un regusto extraño, con
aromas que indican poca calidad y mal tostado, y con matices de sabor a fermentado,
recordando al moho ya a un nivel olfativo. El verdadero buen café debe haber sido
tostado recientemente y molido al ser posible en el acto, y muchos dudan que el material
de aluminio o plástico no afecte al sabor de la infusión.
¿Qué es lo que indica realmente esa escala? ¿Qué implica que un café en cápsulas sea
de intensidad 9, 10 o incluso 12? En realidad, la intensidad es un término que solo se usa
tradicionalmente en la cata de café para determinar las características gustativas y
olfativas del café, es decir, el grado con el que percibimos los aromas en nariz y en boca.
Muchos consumidores siguen pensando que el café muy amargo y “potente”, que casi te
pega una bofetada al tragarlo, es mejor por llevar más cafeína, y por eso sigue
abusándose del horrible torrefacto en nuestro país.
Pero eso no tiene nada que ver con un buen café. El origen del grano, el tipo de molido y
de tueste, el método de extracción, el agua, la limpieza de la cafetera, la cantidad de café
molido y el tiempo de infusión son factores que influyen tanto en esa “intensidad” como
en el nivel de cafeína. Pero se puede preparar un café muy suave que tenga tres o cuatro
veces más cafeína que un espresso, como sucede con los cold brew, tan de moda, que
se someten a largos tiempos de infusión en frío.
Esa intensidad que utiliza la marca para clasificar todas sus especialidades es
independiente de la cafeína que puedan contener. Puesto que la idea es facilitar al
máximo la preparación del supuesto “café perfecto”, se dan también recomendaciones
de cómo ajustar la cafetera para elaborar el café con la cantidad adecuada de infusión.
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Así, hay cafés indicados para el espresso, unos 40 ml por taza , y otros especiales más
largos, hasta 110 ml.
En cualquier caso, repetimos, esa llamada intensidad no tiene nada que ver con la
cafeína o la calidad del café. En una cata se manejan otros términos para profundizar en
las características de cada taza; decir simplemente que un café es “fuerte” o “potente” es
quedarse con notas muy superficiales. Pero, al final, el consumidor medio puede saber si
le espera un café demasiado amargo y de sabor profundo si se guía por esa escala de
números.
Cada uno es libre de tomar el café como más le guste, y no seré yo quien niegue las
ventajas que puede tener el café en cápsulas, sobre todo para un consumo ocasional o
en hogares de una o dos personas. Pero si realmente os gusta el café os animo a
investigar, probar y degustar diferentes variedades, a apostar por profesionales
especializados y a desterrar para siempre el torrefacto. Y que nadie crea que el café
“intenso” tiene más cafeína o calidad que otro aparentemente más suave.
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