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Sistema del cuerpo humano

El cuerpo humano

Es una estructura física y orgánica conformada por tres partes las cuales son; la
cabeza, el tronco y las extremidades superiores e inferiores, además el mismo
cuenta con una estructura orgánica que está formada por diferentes sistemas; el
cuerpo humano se encuentra cubierto por la piel, la cual brinda protección a los
músculos y órganos; sumado a ello, este cuenta con diferentes elemento químicos
vitales para su funcionamiento, como es el caso del oxígeno, nitrógeno, hidrógeno,
calcio, fosforo, entre otros.

Sistemas del cuerpo humano.

Sistema Locomotor: está constituido por dos tipos de estructura; los huesos y los
músculos, que como respuestas a las órdenes recibidas de los sistemas nervioso
y endocrino realizan los movimientos voluntarios. Los huesos, cuyo conjunto
constituye el esqueleto, son los elemento pasivos del aparato locomotor, actuando
como soporte y protección de las partes delicadas. Los músculos constituyen el
elemento activo, ya que, permiten el movimiento del esqueleto a nivel de las
articulaciones. Además, algunos como los de la cara, son capaces de expresar
mediante los gestos los estados de ánimo y multitud de sentimientos. Asimismo,
determinados músculos intervienen en la producción de la voz. Por eso los seres
humanos consiguen una comunicación afectiva entre los otros seres vivos que les
rodean.
Sistema Esquelético: los huesos están formados por tejido óseo esponjoso y
compacto en proporciones variables, recubierto de una membrana de tejido
conjuntivo. El periostio. La proporción de cada tipo de tejido óseo que forma parte
de un hueso depende de las tensiones y fuerzas que tiene que soportar. Según
esto se distinguen tres tipos de hueso: los huesos planos, que presentan dos
capas de tejido óseo compacto entre las que hay una de tejido óseo esponjoso;
son huesos en los que predomina la superficie sobre el volumen, como es el caso
de los del cráneo, los omóplatos o los de la caderas (ílion, isquion y pubis). Los
huesos cortos, son de pequeño tamaño y con sus tres dimensiones prácticamente
iguales; se encuentran generalmente en zonas de articulaciones, como las de las
muñecas (carpo) o tobillo (tarso) y en la columna vertebral (vértebras). Los huesos
largos, son los de mayor longitud, predominando en ellos el tejido óseo compacto
de la caña o diáfisis; son los que constituyen las extremidades.

El crecimiento en longitud de los huesos tiene lugar por sustitución de las células
cartilaginosas del cartílago de crecimiento, situado entre la diáfisis y la epífisis de
los huesos largos, por células de tejido óseo. Cuando la etapa de crecimiento
termina, al final de la adolescencia, todo el cartílago de crecimiento se ha
osificado. El crecimiento en grosor se realiza a partir de la envoltura conjuntiva que
rodea a la diáfisis (periostio), depositando capas concéntricas de hueso. A lo largo
de la vida los tejidos del hueso son permanentemente renovados; por un lado
ciertas células llamadas osteoclastos lo destruyen, para ser reconstruidos de
nuevo por otras células llamadas osteoblastos. Además, de esta manera, las sales
minerales que constituyen en hueso (fundamentalmente sales de calcio) son
permanentemente reemplazadas. Así, si no existe suficiente cantidad de iones de
calcio en la sangre, porque la dieta no los aporta, el esqueleto es capaz de
liberarlos. Este intercambio de minerales entre el hueso y la sangre está
favorecido por la acción de la vitamina D y por hormonas de la glándula
paratiroides.
La zona de contacto entre dos huesos continuos se denomina articulación,
distinguiéndose tres tipos básicos: las articulaciones fijas o sinartrosis, en las que
el hueso encaja perfectamente en el otro mediante salientes en bisel a modo de
dientes; de esta manera quedan firmemente unidos entre sí y no es posible el
movimiento entre ambos huesos; presentan este tipo de articulación todos los
huesos de la cabeza (cara y cráneo) excepto la mandíbula inferior. Articulaciones
semimóviles o anfiartrosis, en las que los huesos están separados por una capa
de cartílago fibroso, a modo de disco, que permite ciertos movimientos; éste es el
caso de la articulación de unas vértebras con otras. Las articulaciones móviles o
diartrosis que permiten una amplia variedad de movimientos; son las más
complicadas y están constituidas por varios elementos; la cabeza articular de un
hueso que encaja en un hueco del otro, los ligamentos externos e internos que los
sujetan entre sí y la cápsula articular, de tejido conjuntivo, que encierra en su
interior el líquido sinovial a modo de lubricante. Este tipo de articulación se
encuentra generalmente en los extremos de los huesos largos, como es el caso
del fémur con el coxal o del húmero con el omóplato. Las articulaciones son
susceptibles de sufrir varios tipos de lesiones bastante frecuentes, tal es el caso
de los derrames sinoviales, por rotura de la membrana sinovial, y las luxaciones
en las que dos superficies articulares pierden el contacto.

Sistema Muscular: está formado por el conjunto de músculos esqueléticos


responsables de los movimientos corporales. La musculatura esquelética está
constituida por tejido muscular estriado, de contracción voluntaria. Cada músculo
suele poseer un punto de intersección en cada uno de sus extremos y una parte
intermedia llamada vientre. El origen y la interseción se sujetan a los huesos por
medio de tendones o láminas llamadas aponeurosis. Se considera el origen al
extremo que permanece relativamente fijo durante el movimiento, siendo la
inserción el extremo que se mueve. Normalmente ambos extremos se sujetan en
distintos huesos abarcando una articulación a la que mueven.
A veces uno de los extremos se fija en la piel, o incluso ambos, como es el caso
de los músculos de la cara. Cada músculo está rodeado por una capa de tejido
conjuntivo, el perimisio, englobando uno o varios paquetes musculares. A su vez,
cada paquete está formado por varios haces musculares, que poseen varias
fibras. Cada una de ellas posee numerosa miofibrillas, que constituyen las
unidades menores de contracción muscular a nivel microscópico. La contracción y
el movimiento de los músculos esqueléticos se rigen por las leyes de la mecánica
referentes a las palancas. Durante el movimiento de los huesos actúan como los
brazos de la palanca y la articulación como fulcro.

La fuerza que hace que la palanca se mueva se conoce como esfuerzo o potencia,
que en este caso lo realiza el músculo para levantar o mover un peso: el propio del
cuerpo o alguno adicional que se levante. Existen tres tipos de palancas, 1ero, 2do
y 3er grado, en función de la posición relativa del esfuerzo (potencial) y del peso
(resistencia).

Los músculos pueden tirar de lis huesos pero no pueden empujar, de manera que
el músculo que mueve un hueso en un sentido no lo puede hacer en el contrario.
Por ello, en cada articulación deben trabajar al menos dos músculos: el agonista,
que trabaja en un sentido y el antagonista al contrario. Tal es el caso de los
músculos flexores (agonistas) que doblan una articulación, y los extensores
(antagonistas) que la extienden. Otras parejas antagonistas en el cuerpo son los
músculos elevadores y depresores, los esfínteres y los dilatadores, los abductores
y los aductores. Todos los músculos estriados se mantienen en un estado de
permanente contracción; es el tono muscular que está mantenido por fibras del
sistema nervioso autónomo. Tras la contracción muscular sobreviene siempre la
relajación para que el músculo recupere sus constantes. Cuando se hace un
ejercicio en el que las contracciones son tan rápidas como para que el músculo no
tenga tiempo de recuperarse, se produce la fatiga muscular, por lo que se contrae
cada vez más débilmente. En condiciones normales el músculo utiliza el
glucógeno que almacena en sus fibras, transformándolo en moléculas de glucosa
que pueden seguir dos vías metabólicas: la respiración aerobia, que proporciona
más energía, y la fermentación láctica, que proporciona menos energía, tiene lugar
cuando falta el oxígeno y produce ácido láctico como residuo. Esto es lo que
ocurre cuando se realizan muchas contracciones con mala oxigenación. Si hay un
exceso de ácido láctico, se producen las llamadas agujetas porque cristaliza y se
clava en las fibras musculares.

Sistema Nervioso: junto con el sistema endocrino es el principal sistema de


regulación orgánico. Realiza numerosas funciones por medio de dos sistemas
distintos: el sistema nervioso cerebroespinal y el sistema nervioso autónomo. El
primero de ellos se divide en: S.N central, formado por dos centros nerviosos, la
médula espinal y el encéfalo; y el S.N periférico, formado por nervios y ganglios.
Ambos se encargan de las relaciones con el medio ambiente, recibiendo las
sensaciones por medio de receptores externos e internos y elaborando respuestas
reguladoras de tipo motor. Este sistema es controlado por la voluntad. Por otra
parte, el sistema nervioso autónomo (neurovegetativo) está constituido por el S.N
simpático y el S.N parasimpático.

Ambos regulan las funciones vegetativas de los órganos, inervando


fundamentalmente las vísceras, sin flujo directo a la voluntad, para controlar
acciones como la circulación sanguínea, la digestión, la respiración, la secreción,
la excreción y el metabolismo.

Todo el sistema nervioso tiene una estructura similar, estando constituido por
centros nerviosos y vías periféricas o nervios. Los centros nerviosos, comunes a
ambos sistemas, son el encéfalo y la médula espinal. El sistema nervioso está
formado por neuronas y células de la neurología, que sirven de sujeción y nutrición
para éstas. Fundamentalmente los centros nerviosos están constituidos por los
cuerpos neuronales y unas prolongaciones de estas llamadas dendritas. Como no
están recubiertas de mielina, presentan un color grisáceo, por lo que se les
denomina sustancia gris. Otras prolongaciones de las neuronas, los axones,
neuritas o cilindroejes, que están recubiertas de una vaina de mielina de color
blanco, constituyen la sustancia blanca. Los nervios están constituidos por axones
de las neuronas y se encargan de la conducción de los impulsos nerviosos.
Existen dos tipos de nervios: los eferentes, motores o centrífugos, que conducen
los impulsos nerviosos desde los centros hacia los órganos efectores (músculos o
glándulas) y los aferentes, sensitivos o centrípetos, que los conducen desde los
receptores nerviosos hacia los centros.

Sistema Nervioso Cerebroespinal:

Sistema nervioso central; es la primera porción del sistema nerviosos


cerebroespinal. Está constituido por el encéfalo y la médula espinal. Ambos
derivan del tubo neural embrionario, procedente de una invaginación del
ectodermo, que en su parte anterior se ensancha para dar lugar a la vesícula
encefálica. Tanto el encéfalo como la médula están recubiertos por dos cubiertas
protectoras; la más externa es de naturaleza ósea: el cráneo para el encéfalo y la
columna vertebral para la médula. La barrera interna está constituida por las
meninges, tres membranas de tejido conjuntivo que de fuera a dentro son la
duramadre, la aracnoides y la piamadre. Entre estas dos últimas se localiza el
líquido cefalorraquídeo, semejante a la linfa y de misión amortiguadora.
Normalmente hay 135 mg y diariamente se fabrican 550 mg, por lo que es
permanentemente renovado por vía sanguínea.

El encéfalo está constituido por el cerebro, diencéfalo, mesencéfalo, cerebelo y


bulbo raquídeo. El cerebro o telencéfalo es la parte mayor tamaño. Toda su
superficie está llena de repliegues denominados circunvoluciones, separados por
surcos o cisuras. Se delimitan así unas divisiones en cada hemisferio cerebral,
divisiones que son los lóbulos cerebrales: uno frontal, dos temporales, dos
parietales y uno occipital. La cisura interhemisférica divide al cerebro en dos
mitades o hemisferio, unidos por el cuerpo calloso de sustancia blanca.

La cisura de Rolando se encuentra debajo de la articulación entre los huesos


parietales y el frontal. La cisura de Silvio se encuentra separando el lóbulo frontal y
el parietal. La parte externa del cerebro está formada por seis capas de sustancia
gris. Su misión de la de integrar y asociar las sensaciones, ya que recoge los
impulsos procedentes de los órgano sensoriales y, como respuesta, genera
impulsos motores que van a los músculos y/o a las glándulas. Debajo de la
corteza cerebral se encuentra l sustancia blanca, formada por fibras nerviosas
recubiertas de mielina. Existen tres tipos de fibras nerviosas: vías motoras o
descendentes que llevan órdenes fuera del cerebro; vías sensitivas o
ascendentes, que traen sensaciones hasta la corteza; y fascículos de asociación,
que sirven para comunicar las distintas zonas de la corteza entre sí.

El diencéfalo también se llama cerebro intermedio, por situarse entre el cerebro y


el mesencéfalo. Sus paredes constituyen el tálamo. Poe encima se localiza el
epitálamo y por debajo el hipotálamo. La función del tálamo es la de conectar con
la corteza cerebral, pues se establecen sinapsis de las neuronas motoras y
sensitivas. El hipotálamo se subdivide en varios núcleos que controlan funciones
importantes de la vida vegetativa, como son: el hambre, la sed, el ritmo del sueño
y de vigilia, la regulación del metabolismo de las grasas y de los hidratos de
carbono, la regulación de la temperatura y del volumen de los líquidos del
organismo.

El mesencéfalo es el llamado cerebro medio, se sitúa por debajo del cerebro. Su


hueco es estrecho y constituye el acueducto cerebral o de Silvio, y se encuentra
recubierto por los hemisferios cerebrales. En su parte superior se encuentran
cuatro pequeñas prominencias redondeadas, los tubérculos o cuerpos
cuadrigéminos. Los dos primeros (o superiores) están relacionados con los ojos
(lóbulos ópticos), pues ahí se originan los reflejos parpebral (parpadeo) y pupilar,
los impulsos que controlan la dirección de la mirada. Los otros dos tubérculos (o
inferiores) se relacionan con el oído.

El cerebelo esta debajo de la pared posterior del cerebro, separado de él por un


repliegue de la duramadre en forma de tienda de campaña, posee dos hemisferios
cerebelosos, unidos entre sí por un puente central, el vermis. Al igual que en el
cerebro la sustancia blanca se presenta en el interior, pero en el cerebelo está
muy ramificada, por lo que se le llama árbol de la vida. El cerebelo regula el tono
muscular, la postura y el mantenimiento del equilibrio. Además, junto con la
corteza cerebral, coordina los movimientos musculares, para que éstos sean
uniformes y precisos.

El bulbo raquídeo es un ensanchamiento de la médula espinal. Su cara dorsal está


cubierta por el cerebelo. Su interior es hueco; las sustancias blancas se sitúan
externamente, formando las vías piramidales que conectan la médula espinal con
los demás centros nerviosos.

La médula espinal es un tubo de nos 45 cm de longitud y de 1 cm de diámetro que


comunica al encéfalo con el resto del cuerpo. Se localiza en el interior del canal
neural de la columna vertebral. Posee dos ensanchamientos (cervical y lumbar) y
dos surcos longitudinales; el anterior o ventral y el posterior o dorsal. La sustancia
gris se encuentra en el interior de la médula, tiene aspecto de letra hache. La
médula tiene dos misiones básicas: elaborar los reflejos medulares y actuar como
órgano conductor.

Sistema Nervioso Periférico: es la segunda porción del sistema nervioso


cerebroespinal. Está formado por los nervios que salen del encéfalo y de la
médula y por los ganglios. Los nervios están constituidos por haces de
prolongaciones nerviosas (neuritas) de neuronas. Los cuerpos neurales de éstas
se pueden encontrar en tres lugares distintos, según del tipo de nervio de que se
trate: en ganglios, dentro y fuera de los órganos encefálicos o en los órganos
sensoriales. Los nervios pueden ser según su tipo de impulso que transmitan,
sensitivos, motores o mixtos.

Los nervios craneales son los que parten del encéfalo y hay doce pares: I olfatorio
(sensitivo), II óptico (sensitivo), III motor ocular común (motor), IV patético (motor);
V trigémino (mixto); VI Motor ocular externo (motor); VII auditivo (sensitivo); IX
glosofarígeo (mixto); X vago (mixto); XI espinal (motor) y XII hipogloso (motor).

Los nervios raquídeos, que son los que salen de la médula espinal son todos
mixtos. Hay 31 pares que salen entre las vértebras cervicales, dorsales y hasta la
2da lumbar. Los restantes salen en la llamada cola de caballo, al final de la
columna. Cada nervio raquídeo tiene dos raíces: la sensitiva, que entra a la
médula por el asta superior, y la motora, que sale de la médula por el asta
anterior.

Sistema Nervioso Vegetativo: controla el funcionamiento involuntario de todas las


vísceras, musculatura lisa y glándulas del cuerpo. Funciona por arcos reflejos,
pero las neuronas sensitivas pertenecen al S.N central, de manera que el S.N
autónomo sólo posee neuronas motoras o efectoras. Cada órgano recibe
inervación de dos neuronas: la 1era (preganglionar) tiene un cuerpo neuronal en el
encéfalo o en la médula, y establece una sinapsis en un ganglio en el que se
encuentra el cuerpo de la 2da neurona (postganglionar). Según de qué zona del
S.N central salgan las fibras preganglionares, el S.N parasimpático. La actividad
armónica de todas las vísceras supone el llamado equilibrio vegetativo entre
ambos sistemas, que actúan de una manera antagónica. La excepción se da en la
función genital del varón, ya que la erección se debe al S.N parasimpático y la
eyaculación al S.N simpático, por lo que en este caso se completan.

El Sistema Endocrino: constituye, junto con el sistema nervioso, el principal


sistema regulador del organismo. Está compuesto por un conjunto de glándulas
repartidas por todo el cuerpo, hipófisis, epífisis, paratiroides, tiroides, cápsulas
suprarrenales, páncreas y gónadas (testículos y ovarios), que segregan una serie
de sustancias, de naturaleza química variada, llamadas hormonas. Éstas son
vertidas a la sangre y llegan a todas las células del organismo, pero únicamente
actúan aquellas que disponen de receptores específicos para reconocer a cada
hormona.

Las hormonas actúan fundamentalmente regulando la acción de los sistemas


enzimáticos, especialmente en las reacciones del metabolismo, en el crecimiento y
en la reproducción.
Hay glándulas endocrinas que actúan toda la vida, como la hipófisis, el páncreas,
la paratiroides y la tiroides. Otras como el timo, sólo actúan en la etapa
embrionaria y 1era infancia, llegando a transformarse en tejido graso a partir d la
pubertad. Y por último en otras, como las gónadas, empiezan a activarse en la
adolescencia y bajan su actividad en la menopausia.

Aparatos Del Cuerpo Humano

Un aparato es el conjunto de sistemas que contribuyen a cumplir una misma


función. Por ejemplo: el sistema respiratorio capta el oxígeno con el cual,
posteriormente, el sistema circulatorio nutriría las células. En este caso, dos
sistemas circulatorios trabajan en conjunto para realizar una tarea vital. Conforme
a la complejidad de las funciones a cumplir.

El Aparato Digestivo: comienza en la boca, cavidad que está limitada lateralmente


por las mejillas, y en su parte superior por el paladar óseo, constituido por dos
huesos maxilares. Se prolonga en su parte posterior en el paladar blando o velo
del paladar, membrana mucosa que separa la cavidad bucal de las fosas nasales.

En la boca se encuentran además los dientes y lengua. La dentición en el hombre


es heterodonta (formada por piezas de distinta forma) dada su alimentación
omnívora. La dentición definitiva consta de 32 o 28 piezas que se adquieren
progresivamente. La lengua es un órgano musculoso que interviene en la
deglución, al empujar el alimento hacia el paladar blando. Los procesos que tiene
lugar en la boca son: la masticación y la salivación, cuyo resultado es el bolo
alimenticio, masa de alimentos triturados y mezclados con la saliva. A esta fase se
le considera una digestión mecánica. También se produce una digestión química
al hidrolizarse el almidón que se convierte en maltosa (azúcar soluble) por la
acción de la ptialina o amilasa. Por último se produce la deglución, e inicialmente
voluntaria y posteriormente refleja.
De la boca, el bolo alimenticio pasa a la faringe, órgano en el que confluyen en
tubo digestivo y el respiratorio, pues en su parte superior conecta con las fosas
nasales a través de los orificios de las coanas. En la faringe se produce la parte
involuntaria o refleja de la deglución, pasando el bolo alimenticio al esófago. Es
éste tubo de unos 20 o 25 cm de longitud que comunica la faringe con el
estómago. Está revestido interiormente por una capa mucosa de tejido epitelial, a
la que rodean externamente dos capas de tejido muscular: unas fibras circulares y
otras fibras longitudinales. Ambas contribuyen activamente, mediante los
movimientos peristálticos, a que el bolo alimenticio progrese al estómago.

El estómago es un saco del tubo digestivo de unos 25 cm de longitud, con una


capacidad de 1,5 a 2 litros. El orificio de entrada está cerrado por un esfínter, el
cardias y el de salida, que comunica con la primera porción del intestino delgado,
por otro llamado píloro. En el estómago se encuentra una musculatura de fibras
oblicuas, por lo que sus movimientos son más complejos permitiendo la mezcla
total de los alimentos con los jugos gástricos. Todo ello está controlado por fibras
del sistema nervioso autónomo. En el estómago los alimentos sufren la acción del
jugo gástrico, que contiene una serie de sustancias producidas por diversas
células secretoras de su pared; el ácido clorhídrico, que prepara el medio
adecuado, para que intervengan los enzimas y es antiséptico; el mucus, que actúa
como lubricante y protector de la mucosa contra la acción del ácido, y los enzimas
pepsina y cuajo.

En el estómago se encuentra el intestino delgado, un tubo de unos 6 m de longitud


y 2,5 a 3 cm de diámetro, que ocupa la mayor parte de la cavidad abdominal. Está
dividido en tres porciones: duodeno, yeyuno e íleon. Las principales funciones del
intestino delgado son: digestión del quino mediante la acción del jugo intestinal, la
bilis y el jugo pancreático, absorción de lo digerido por las vellosidades intestinales
del yeyuno e íleon, para que pasen a la sangre y la linfa por mecanismos de
transporte activo.

El colón se encuentra rodeando al intestino delgado y demás vísceras


abdominales, segrega un líquido alcalino y tiene varias regiones: el colón
ascendente, el colón transverso y el colón descendente que llega hasta el colón
sigmoideo o ese ilíaca, que desemboca en la última porción del intestino grueso: el
recto. Éste constituye los últimos 20 cm del tubo digestivo y desemboca al exterior
por el ano, orificio cerrado por dos esfínteres anales: uno interno de musculatura
lisa y el otro externo de musculatura estirada.

Todo el intestino grueso está revestido interiormente de numerosas digitaciones


llenas de glándulas secretoras de mucus. Además en el interior del colón se
encuentran gran cantidad de bacterias simbióticas que constituyen la flora
bacteriana intestinal, encargada de realizar la putrefacción de los restos
alimenticios no digerido procedentes del intestino delgado. En el intestino grueso
se reabsorbe agua, sales minerales y vitaminas, al tiempo que comprimen los
residuos de la digestión para formar las heces fecales.

El Aparato Respiratorio: se encarga de facilitar el intercambio de gases (O2 y


CO2) entre el medio externo y la sangre, para que las células puedan realizar la
respiración celular, proceso en el que los alimentos liberan la energía química que
contienen, consumiendo oxígeno y desprendiendo dióxido de carbono. Para todo
ello el aparato respiratorio dispone de las vías respiratorias (fosas nasales, faringe,
laringe, tráquea y bronquios) y dos órganos: los pulmones.

Las fosas nasales, tapizadas por un epitelio mucoso, se abren al exterior por los
orificios nasales y en su parte posterior, por medio de los dos orificios de las
coanas, se comunican con la faringe. En el interior de las fosas nasales hay
multitud de pelillos que retienen las impurezas y partículas de polvo que entran al
respirar. Las fosas nasales comunican con el oído interno a través de la trompa de
Eustaquio (para compensar la presión del aire sobre el tímpano) con los senos
frontales (huecos del hueso frontal) y con los conductores lacrimales que evacúan
las lágrimas.

La tráquea es un conducto de unos 15 cm de largo y 2,5 cm de diámetro, que está


sostenida por veinte anillos cartilaginosos. Éstos están abiertos en su parte
posterior, ya que sobre esta zona se apoya el esófago y de esa manera, al tragar
los alimentos, los anillos no impiden su paso. El interior de la tráquea está
revestido de un epitelio mucoso dotado de numerosas células ciliadas (epitelio
ciliado vibrátil) que se encarga de movilizar el mucus y las partículas externas que
hayan podido penetrar. A la altura de la primera costilla, la tráquea se bifurca en
dos conductores: los bronquios que también están dotados de anillos
cartilaginosos. Penetran por una abertura llamada hílio en cada pulmón, donde se
ramifican en distintos conductos, formando el llamado árbol bronquial.

Los pulmones ocupan gran parte de la caja torácica y están envueltos por la
pleura, membrana doble de tejido epitelial. La pleura externa o parietal está unida
a la caja torácica y la pleura interna o visceral se une a los pulmones. Entre ambas
se encuentra el líquido pleural. El pulmón izquierdo es más pequeño, sólo tiene
dos lóbulos, mientras que el derecho tiene tres. Todo el espacio de los pulmones
que no está ocupado por los bronquios es de tejido conjuntivo elástico, lo que les
da aspecto esponjoso.

El Aparato Circulatorio: consta de un conjunto de vasos: arterias, venas y capilares


sanguíneos y vasos linfáticos y un órgano impulsor: el corazón.

Desempeña varias funciones: el transporte de las sustancias nutritivas a todas las


células del cuerpo y la retirada de los productos de desecho originados en el
metabolismo; el mantenimiento del equilibrio iónico; la distribución de hormonas y
vitaminas; la regulación del contenido hídrico de los tejidos y la defensa frente a
las infecciones.

El corazón es un órgano musculoso y hueco de forma crónica, con un peso de


unos 300gr. Está situado en la caja torácica entre los pulmones y ligeramente
inclinado hacia la izquierda. Tiene tres capas de tejidos, que de fuera adentro son:
el pericardio, que es una serosa de doble capa con el líquido pericardio en su
interior que se encarga de la contracción y el endocardio o capa de tejido
endotelial (epitelio plano), cuya misión es impedir la coagulación de la sangre en el
interior del corazón. Tiene dos mitades independientes: la izquierda que bombea
la sangre a todo el organismo y la derecha que bombea sangre sólo hacia los
pulmones.

Los vasos sanguíneos son de tres tipos: arterias, venas y capilares. Las arterias
son los vasos que poseen la pared más gruesa, que consta de tres capas: una
interna, formada por endotelio; una media dotada de numerosas células de
musculatura lisa y fibras elásticas y una capa externa o adventicia, compuesta por
fibras de colágeno y elástica.

Las venas presentan las mismas capas pero mucho más finas que en las arterias,
sobre todo la capa muscular, ya que llevan la sangre a baja presión de vuelta al
corazón. A lo largo de su recorrido, especialmente en las venas de las
extremidades inferiores, las venas poseen válvulas en forma de nido de golondrina
que impide el retroceso de la sangre. Los capilares son los vasos más finos y su
pared está formada solamente por una capa de células endoteliales. Son los
vasos que comunican arterias con venas y se ramifican mucho dando las redes o
lechos capilares.

La circulación sanguínea se realiza a lo largo de dos circuitos: en el circuito mayor


o general la sangre arterial del ventrículo izquierdo sale por la aorta, que se
ramifica en arterias hacia los distintos órganos. Éstas se bifurcan en arteriolas que
terminan en capilares que se ramifican a su vez en el interior de los tejidos a los
que llevan el O2 y los alimentos. Los capilares venosos recogen el CO2 y los
residuos del metabolismo, se reúnen en vénulas y éstas en venas que se retornan
la sangre, a través de las venas cava superior e inferior, a la aurícula derecha del
corazón, en el circuito menor o pulmonar la sangre venosa sale por la arteria
pulmonar que se bifurca en dos, una por cada pulmón.

El Aparato Excretor: realiza la excreción de los productos residuales existentes en


la sangre, liberándolos al exterior por medio de la orina. Además ejerce una
regulación del medio interno al mantener en equilibrio las sustancias disueltas en
la sangre, controlando el balance hídrico, la presión osmótica y el pH. El aparato
excretor está constituido por los riñones y las vías excretoras. Los riñones son dos
órganos, de unos 12 cm de longitud y 150 gr de peso, que se sitúan a ambos
lados de la columna vertebral, en la parte superior de la cavidad abdominal. Sobre
los riñones se sitúan las cápsulas suprarrenales, de función endocrina.

En la estructura interna de un riñón se distingue una zona cortical externa, que es


donde se localizan las nefronas. Es una zona muy vascularizada, pues cada
nefrona está rodeada de los capilares procedentes de la arteria renal.

Una vez filtrada la sangre es recogida por la red capilar venosa que rodea el asa
de Henle, para juntarse todas en la vena renal que sale de cada riñón. La zona
interna o medular del riñón está ocupada por la parte final de los túbulos uriníferos.
Todos juntos constituyen una unidad llamada pirámide de Malpigio. Las distintas
pirámides se abren en los cálices renales que desembocan en los uréteres. Éstos
son los conductos por donde sale la orina de los riñones. Miden unos 25 cm de
longitud y unos 3 o 4 mm de diámetro. Los uréteres desembocan en la vejiga de la
orina, donde se almacena ésta, hasta que expulsa en la micción.

El Aparato Reproductor: los aparatos reproductores del hombre y la mujer poseen


muchos órganos paralelos, ya que ambos se desarrollan a partir del mismo tejido
embrionario, aunque difieren en sus funciones, estructura y alojamiento. El aparato
masculino produce el espermatozoide y el aparato femenino óvulos. Sin un óvulo
es fecundado se desarrollará un embrión que dará origen a un nuevo ser.

Interrelación entre sistemas y aparatos del cuerpo humano

En los seres humanos es muy difícil separar las funciones de la relación estrictas
de las de regulación interna, ya que van estrechamente unidas. El sistema
nervioso y el endocrino son los principales sistemas de control de las demás
relaciones orgánicas. De esta manera, todos los órganos, aparatos y sistemas
forman un conjunto equilibrado, que es continuamente estimulado o frenado en su
actividad según sea necesario.

Los sistemas y aparatos son los componentes del cuerpo humano, uno de los
organismos más complejos. Si alguno de esos sistemas o aparatos no cumples
sus funciones, se corre el riesgo de tener graves problemas de salud. Las
principales características para establecer la interrelación entre sistemas y
aparatos en el cuerpo humano son el tipo de tejido y la cantidad de órganos que
los complementan.

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