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Tercer Parcial Psicopatología:

ELABORACION FREUDIANA DE LA NEUROSIS:


PRIMER MOMENTO DE FREUD
Gira en torno a dos textos que desde la perspectiva psicopatológica son centrales de esa primera
etapa de Freud (anterior al 1900). Esos dos textos claves son “Las neuropsicosis de defensa” y
“Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa”. La primera nosología que Freud
construye en esa época, y que es la base de los desarrollos posteriores, se basaba en la
distinción entre dos campos, dos grupos de entidades clínicas: uno que llamaba Freud neurosis
(lo que llama neurosis en esta época es la neurosis de angustia y la neurastenia) [dp en el
segundo momento las llama neurosis actuales]. Y frente a esto oponía las neuropsicosis de
defensa (acá ubica la histeria, las neurosis obsesivas, y una entidad clínica particular que
llama confusión alucinatoria aguda o amentia). Es decir, que en la primera nosología freudiana

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había una distinción entre neurosis actuales y neuropsicosis de defensa.
Poco tienen de parecido en un primer abordaje fenoménico una representación obsesiva (un
síntoma en el pensamiento), con una parálisis (un síntoma en el cuerpo), con un estado
confusional alucinatorio (un síntoma en la percepción). En principio no tienen nada que ver, sin
embargo, Freud asegura que hay un punto de vista en común: y es que esos síntomas
fenoménicamente tan distintos, nacían mediante el mecanismo de la defensa. La defensa es un

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mecanismo psíquico que Freud supone esta en el origen de la formación de todos estos
síntomas. La agrupación y la distinción nosológica que Freud establece es que en todas estas
entidades responde el mecanismo psíquico de la defensa (en las neuropsicosis de defensa)
mientras que en las neurosis actuales no está en juego ese mecanismo psíquico. Esta
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primer nosografía freudiana se basa en mecanismo psíquico si, o mecanismo psíquico no. Freud
consiguió demostrar que la escisión del contenido de la conciencia es la consecuencia de un acto
voluntario del enfermo.
Una de las grandes diferencias entre el primer y el segundo texto sobre neuropsicosis de defensa
es que el primero está más enfocado a la distinción en torno al tipo de síntoma (la distinción entre
histeria y ns obsesiva en relación al tipo de síntoma y al mecanismo en juego). El síntoma
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histérico aparece como un síntoma en el cuerpo. Para explicar como se forma ese síntoma Freud
introduce el concepto de conversión. El síntoma histérico Freud lo caracteriza, entonces, como un
síntoma en el cuerpo; es un síntoma localizado, recortado en una parte del cuerpo y se produce
por el mecanismo conversivo. Luego Freud va a hablar de histeria de conversión. Mientras que
en la ns obsesiva ubicamos el síntoma en el plano del pensamiento, lo que Freud llama idea o
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representación obsesiva. No es lo mismo un síntoma en el cuerpo, que un síntoma en el


pensamiento. El mecanismo en juego en la ns obsesiva es el falso enlace. Las neuropsicosis de
defensa son producto del conflicto que se produce entre el yo y la representación inconciliable
(esto vale para la histeria y para ns obsesiva). Se diferencian en el destino que tiene esa


representación y ese monto de afecto una vez que son separados por la acción de la defensa; ahí
los caminos divergen, toman caminos distintos. O la representación permanece icc y a través de
la conversión el afecto va a una parte del cuerpo: síntoma conversivo. O el afecto liberado de la
representación inconciliable se liga a una representación en principio aparentemente
insignificante por falso enlace; el sujeto mismo a veces lo reconoce como algo absurdo, pero que
no puede dejar de pensarlo, toma relevancia porque se le liga el afecto de la representación
inconciliable. ¿Por qué hay representaciones inconciliables?  Freud maneja en este primer
momento de su elaboración de la neurosis una etiología traumática. Luego hay fuertes
modificaciones. La teoría traumática, en este momento, consiste en una etiología sexual. Esa
etiología sexual tiene dos vertientes:
- una en relación a las neurosis (ns de angustia y neurastenia)  etiología sexual actual, que
aparecía como algo fallido a nivel de la acción especifica; falla en no poder lograr una adecuada
descarga; a estas luego las denomina neurosis actuales.
- otra en relación a las neuropsicosis de defensa que tienen una etiología traumática. Ese
trauma se ha producido en la infancia, el trauma viene del pasado, contrasta con lo actual del otro
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caso. Trauma en dos tiempos. 1) Se da un momento en que el niño inmaduro aun sin tener la
sexualidad desarrollada, se encuentra con algo sexual por la acción de otro (adulto, niño mayor,
etc.). El encuentro con la sexualidad en un período de inmadurez. Primer encuentro con lo
sexual, cuando todavía no tiene una significación. Esa acción como tal no tiene eficacia sino a
posteriori. 2) En la pubertad el sujeto le da una significación sexual a ese recuerdo. El trauma se
constituye recién en el segundo momento. Recién cobra eficacia traumática cuando lo resignifica,
no en el momento.
Entonces, en “Las neuropsicosis de defensa” (1894) fundamentalmente trata la distinción
histeria/neurosis obsesiva por el tipo de síntoma. Son neuropsicosis de defensa pq está en
juego el mismo mecanismo psíquico, pq está en juego la defensa frente a la representación
inconciliable. Está en juego también la etiología traumática. Sitúa la diferenciación en por qué a
pesar del problema inicial aparentemente general hay tipos de síntomas distintas. Y la oposición
central es que en la histeria hay un síntoma en el cuerpo, es lo que Freud llamó el síntoma

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conversivo; fundamentalmente en una parte del cuerpo. Los síntomas de la histeria tienen sus
modificaciones según la época y el tiempo. En esa época llamaron mucho la atención las parálisis
histéricas. El gran problema era cómo diferenciar las parálisis histéricas de las parálisis
neurológicas. Freud hace un gran estudio de clínica diferencial. Descubre lo esencial: que en
general las parálisis neurológicas suelen afectar a la mitad del cuerpo y de manera más intensa
aquellas zonas más alejadas del tronco. Por ejemplo, en una parálisis neurológica del brazo, va a
estar más afectada la zona de la mano que el hombro. En cambio lo que a Freud le llama la

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atención es que la histérica decía “se me paralizó el brazo”, y era todo el brazo. No era acorde a
las leyes de la neurología, sino acorde a la “palabra brazo”. Freud se da cuenta que el brazo
afectado es un brazo simbólico, no neurológico. Además no podía ser que no afectara otras
partes del cuerpo de ese mismo lado. Esa delimitación tan perfecta no era posible en un sentido
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neurológico. Lo que esta afectado para Freud entonces es la representación del brazo, no son las
vías de inervación nerviosa, no se corresponde con las leyes neurológicas. Entonces Freud lo
llamó síntoma conversivo porque supone que ese conflicto psíquico con la representación
inconciliable se convirtió en un síntoma somático, en un síntoma en el cuerpo; una parte del
cuerpo que se recorta. Esto anticipa una cuestión lacaniana central: que el lenguaje recorta el
LA

cuerpo en el síntoma histérico.


El otro tipo de síntoma que va a aislar Freud es el síntoma obsesivo, que no es en el cuerpo,
sino que es un síntoma en el pensamiento. Lo que caracteriza a la idea obsesiva es que el sujeto
no la quiere pensar, la rechaza, preferiría sacarse de encima esa idea, pero no puede. También
es una idea que de alguna manera se recorta del resto de las ideas. Podríamos decir que el
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sujeto tiene un montón de ideas, ocurrencias, cosas que pueden pensar o dejar de pensar, en
cambio una idea obsesiva se recorta de todo ese conjunto. Insiste, uno no quiere pensarla, pero
esa idea vuelve y vuelve. Si en el síntoma histérico, el afecto se separa de la representación
inconciliable y va al cuerpo generando el síntoma conversivo, en la neurosis obsesiva el afecto
quitado de la RI va a otra idea, a otra representación, de carácter nimio, insignificante. Que en


general es lo que llama la atención de la representación obsesiva, que el sujeto dice saber que no
es algo importante, pero no puede dejar de pensarlo, porque el afecto que se anudó a esa
representación en realidad estaba ligado a otra, y a esto Freud lo va a llamar falso enlace. Es
una representación obsesiva producida por falso enlace. El afecto no fue al cuerpo, sino que
quedó en lo psíquico. En la NO quedó en el ámbito de lo psíquico, aunque bajo una idea que
aparentemente no tiene nada que ver. En cambio en la histeria se fue a lo físico, por eso la “bella
indiferencia” de la histérica.
Entonces, la tarea que el yo defensor se impone, tratar como no acontecida la representación
inconciliable, es directamente insoluble para él; una vez que la huella mnémica y el afecto están
ahí, ya no se los puede extirpar. Por eso equivale a convertir esta representación intensa en una
débil, arrancarle el afecto. Pero la suma de excitación divorciada de ella tiene que ser aplicada a
otro empleo.
En la histeria, el modo de volver inocua a la representación inconciliable es trasponer a lo
corporal la suma de excitación, lo cual llamamos conversión. Ésta sobrevendrá en aquella
inervación que mantenga un nexo con la vivencia traumática. Una vez formado en un momento
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traumático ese núcleo para una escisión histérica, su engrosamiento se produce en momentos
traumáticos auxiliares, los cuales aportan nuevo afecto a la representación debilitada. La
excitación esforzada por una vía falsa (por conversión) consigue volver hasta la representación
de la que fue desasida, y entonces constriñe a la persona a su procesamiento asociativo o a su
trámite en ataques histéricos.
Si una persona predispuesta a la neurosis no tiene capacidad convertidora, y para defenderse
de una representación inconciliable se divorcia de su afecto, el monto de afecto permanece en el
ámbito psíquico. La representación debilitada queda segregada de toda asociación, pero su
afecto se adhiere a otras representaciones no inconciliables, que en virtud de este enlace falso
devienen obsesivas. En todos los casos la vida sexual fue la que proporcionó el afecto penoso.
Entre el empeño voluntario del paciente y la emergencia de la representación obsesiva que está
dotada con un afecto intenso, se abre la laguna que la teoría aquí pretende llenar. El divorcio
entre la representación sexual y su afecto, y el enlace de este último con otra representación,

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adecuada pero no inconciliable (enlace falso).

En “Nuevas puntualizaciones…” (1896) Freud avanza en dos cuestiones: por un lado en la


perspectiva etiológica, es decir, en ubicar el trauma sexual en la infancia, (en la neuropsicosis de
defensa, la etiología sexual se ubica fundamentalmente en un hecho ocurrido en la infancia); y
por el otro lado en la diacronía que da de los síntomas. Y como se van produciendo los síntomas
de lo que llama el retorno de lo reprimido (desfigurado por el conflicto y la defensa en las

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alucinaciones). Pero en las neurosis obsesivas los reproches son internos, y lo clave es que el
sujeto rechaza esas ideas que vienen del retorno de lo reprimido, se defiende de ellas, “no quiero
pensar en esto, me parece absurdo, pero no lo puedo evitar”, o realizan ciertas ceremonias para
combatir esas ideas.
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La defensa es a raíz del intento de reprimir una representación inconciliable que había
entrado en penosa oposición con el yo del enfermo. Para entender por qué actúa la defensa
tenemos que suponer un conflicto psíquico. Es un conflicto entre el yo y una representación
inconciliable, intolerable, rechazada por el yo. Y el conflicto en esta época supone un trauma. La
etiología con la que Freud piensa las neuropsicosis de defensa es fundamentalmente la etiología
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traumática. Esa etiología traumática implica una concepción que supone de alguna manera que
no hay una sexualidad infantil (esto luego Freud lo modifica: introduce la teoría de la sexualidad
infantil en 1905). En esta época Freud pensaba que la sexualidad aparecía en la pubertad, y que
el episodio traumático implicaría un encuentro con algo sexual en la infancia cuando el sujeto
está todavía inmaduro y no puede asimilar ese encuentro. Y la etiología traumática implica dos
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tiempos: un primer tiempo donde eso ocurre pero todavía no tiene una significación sexual, es
decir que no tiene eficacia causal en si mismo; y un segundo tiempo en la pubertad donde se
despierta la sexualidad y la escena primera se resignifica y cobra eficacia traumática. En este
momento Freud piensa que ha habido algún tipo de trauma sexual en la infancia, eso genera una
representación inconciliable, que pone en juego el mecanismo de la defensa, y que a partir de allí


los caminos divergen por el modo en que se tramita esa representación inconciliable, y
genera distintos tipos de síntomas. Es decir que la defensa frente a la representación
inconciliable consiste fundamentalmente en lo que Freud llamaba “separar la representación
inconciliable del monto de afecto”. Según qué destino tengan la representación reprimida y ese
monto de afecto, nos darán distintos tipos de síntomas:
- Si la representación permanece reprimida e icc y el monto de afecto es derivado hacia lo
somático lo que se va a producir es una conversión histérica, un síntoma en el cuerpo
- Si el afecto separado de esa representación inconciliable va a parar a otra representación que
sustituye a esa primera en el ámbito de lo psíquico lo que nos da es una representación obsesiva
- Si tanto la representación como ese monto de afecto, penosos y rechazados por el yo, son
sustituidos alucinatoriamente por una representación que es grata al yo se produce esa confusión
alucinatoria aguda. Es un cuadro agudo (si es agudo quiere decir que no es crónico) que se da en
un momento con mucha intensidad. Y es un estado confusional alucinatorio de características
oniroides: como si el sujeto estuviera soñando con los ojos abiertos. El enfermo reemplaza una
situación penosa por otra que es grata al yo, y lo vive como si estuviera en un sueño.
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Distingue dos tipos de trauma.
1) TRAUMA VIVIDO DE FORMA PASIVA O ESCENA SEXUAL PASIVA (vivencia de seducción):
es una escena sexual vivida en forma pasiva de manera DISPLACENTERA. El trauma pasivo
esta presente tanto en la histeria, como en la ns obsesiva. Pero en el caso de la ns obsesiva no
es lo que la caracteriza.
2) TRAUMA ACTIVO (acción de agresión sexual): escena vivida de forma activa y placentera.
Lo que caracteriza a la histeria es el TRAUMA PASIVO DISPLACENTERO y lo que caracteriza a
la neurosis obsesiva es el TRAUMA ACTIVO PLACENTERO, pero hay que suponer que en la
neurosis obsesiva, también hubo previo al trauma activo placentero, una escena vivida de forma
pasiva y displacentera; en la neurosis obsesiva están las dos, la pasiva es previa a la activa, es
decir que a la escena pasiva la supone en ambos casos, lo cual le va a permitir a Freud señalar
que también en la NO hay un pequeño núcleo de histeria, de síntomas histéricos.
TRAYECTORIA TIPICA de una NO:

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1) PRIMER MOMENTO como Predisposición o neurosis infantil:
a) PERIODO DE INMORALIDAD INFANTIL: si el niño aún no posee una sexualidad, tampoco
posee una moralidad, es decir, no posee un criterio de qué está bien o mal con respecto a lo
sexual o corporal, no tiene una categorización moral de sus acciones. Es en ese contexto que
van a acontecer las 2 escenas (la experiencia pasiva displacentera que Freud llama vivencia de
seducción sexual, que se da primero; y la experiencia activa placentera que Freud llama a veces
agresión sexual) fundamentales que caracterizan a la NO en el primer momento del trauma. Niño

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inescrupuloso sin ninguna moralidad ni vergüenza.
b) PERIODO DE MADURACION SEXUAL: está ligado al 2º momento del trauma porque este
periodo tiene que ver con el inicio de la pubertad. Es el segundo momento lógico del trauma. El
recuerdo para Freud se produce de manera inversa al modo en que acontecieron los hechos. Se
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produce primero el recuerdo de esa escena sexual activa y placentera, y a su vez, eso despierta
el recuerdo de la escena sexual anterior que es la pasiva y displacentera. Es decir, primero se
recuerda lo último que pasó, y eso despierta los recuerdos más antiguos; primero recuerda lo que
hizo y luego recuerda que antes se lo hicieron a él. A eso se le suma un reproche, el recuerdo
engendra reproches. Deviene una representación inconciliable y se motoriza la defensa. Ese
LA

recuerdo de la escena anterior pasiva y displacentera, es como si empujara en el sentido de la


represión.
c) PERIODO DE SALUD APARENTE O DEFENSA LOGRADA. La defensa va a producir un tipo
particular de síntomas. Freud va a distinguir tres niveles distintos de síntomas en la neurosis
obsesiva. La defensa ante esta representación inconciliable va a producir lo que Freud llama
FI

síntomas de la defensa primaria, que son síntomas del éxito momentáneo de la defensa
primaria. Se cierra una primera etapa de la cuestión, que aun no es la neurosis obsesiva en su
forma clínica y manifiesta, sino más bien lo que Freud llama predisposición. (No es la neurosis
“desencadenada” pero están todas las predisposiciones para que eso acontezca). Esta primera
etapa de la predisposición termina con un éxito de la defensa, o salud aparente, se representa


una estructura que aun no se ha desencadenado. Fundamentalmente hay que tener en cuenta
que acá Freud esta utilizando un concepto de síntoma que no es el más familiar, es decir que no
se refiere en este caso a un fracaso de la defensa o un retorno de lo reprimido; decir que los
síntomas de la defensa primaria son producto de una defensa lograda implica que estos síntomas
cumplen otra función diferente, que es la de sostener a la defensa, son síntomas a favor de la
defensa, no en contra de la defensa. Los tres síntomas de la defensa primaria son:
- escrúpulos de la conciencia moral,
- vergüenza,
- desconfianza de sí.
Este momento difiere totalmente del primer periodo de inmoralidad infantil, es el reverso del
primer período y ayudan a velarlo; el periodo de salud aparente refiere al niño vergonzoso,
incapaz de hacer todo lo que el primero si haría. Es un niño vergonzoso que desconfía de sí
mismo, “el abanderado”, no es desubicado, la familia lo ve como el chico ejemplar. Por eso estos
síntomas generan el efecto de salud aparente. Los síntomas de la defensa primaria, entonces,
sirven para la defensa. No son síntomas que perturben al sujeto, al contrario; no perturban al yo,
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todo lo contrario, lo sostienen. Esto demuestra que pueden estar las condiciones estructurales
para la neurosis pero que esta no acontezca, porque la defensa es exitosa. (Relación con
desencadenamiento de psicosis. Freud dice que el paranoico desconfía de los otros; el obsesivo
desconfía de sí mismo). No puede medirse cuanto puede durar la salud aparente, hay diversas
contingencias, hasta que en un momento empieza la enfermedad propiamente dicha:
2) SEGUNDO MOMENTO como Enfermedad Propiamente Dicha.
Esto se produce por la irrupción de los síntomas ahora si del retorno de lo reprimido, o de
fracaso de la defensa.
Los síntomas de defensa primaria son síntomas de éxito de la defensa y generan salud
aparente, son síntomas egosintónicos pq están en sintonía con el yo, el sujeto no recuerda el
trauma pero lo dice con su síntoma, el síntoma tiene un sentido y ese sentido es interpretable
como un sueño un lapsus etc;
Los síntomas del retorno de lo reprimido dan cuenta del fracaso de la defensa y generan la

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enfermedad propiamente dicha, son síntomas que molestan, que perturban. “No quiero pensar en
eso pero no puedo dejar de hacerlo”.
En el síntoma algo se satisface por eso es difícil librar al sujeto de su síntoma.
Si es un retorno de lo reprimido, va a ser un retorno vinculado a las representaciones
inconciliables de la infancia. Y eso pone el acento en dos aspectos, o se destaca más bien lo que
concierne al contenido de la representación, es decir que vamos más por el lado de la
representación; o se destaca la representación ligada al afecto. Es decir que, hay dos tipos de

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síntomas del retorno de lo reprimido según se privilegie la sustitución del recuerdo (el contenido
mnémico del reproche), o el afecto del reproche.
a) Primer tipo de síntoma (si se privilegia el contenido mnémico del reproche): Si se sustituye el
contenido mnémico del reproche, se produce una desfiguración del contenido mnémico. La
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desfiguración lo va a transformar en una escena actual y no sexual. Ahí se produce el falso
enlace generando una representación obsesiva típica. Es decir, los síntomas obsesivos más
típicos: las ideas obsesivas. Y se produce una doble desfiguración: a lo que era sexual se lo
sustituye por algo no sexual, y algo que estaba vinculado al pasado se lo sustituye por algo del
presente. Lo que caracteriza a una idea obsesiva es que tiene un decurso psíquico forzoso, es
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decir, que no lo puede desviar, uno no puede dejar de pensar en eso, por más que sepa que no
tiene sentido, se le impone al sujeto forzosamente, no puede pensar en otra cosa, no puede
sacarlo de su cabeza. Cuanto más absurda, más afecta, porque el sujeto no logra una explicación
de por qué no deja de pensar en eso. Las ideas o representaciones obsesivas (y los afectos
obsesivos) son los síntomas típicos de la neurosis obsesiva.
FI

b) Segundo tipo de síntoma (si se privilegia el afecto del reproche) Es decir, cuando se pone el
acento en el afecto que está en juego. Los afectos vinculados al recuerdo del hecho traumático
eran el reproche. Como se dijo, el reproche tiene dos caras: uno se reprocha de algo (y ese algo
es el contenido de la representación), pero el reproche también es un afecto, un afecto en el
sentido culposo; el que se reprocha algo se siente afectado por una culpa. Entonces Freud


indaga la forma que toman esos afectos en la neurosis obsesiva, y los va a llamar los afectos
obsesivos. Estos afectos obsesivos aparecen como una sensación inexplicable para el sujeto,
transmiten algo del temor del sujeto, o la angustia de recibir algún tipo de castigo, aunque ellos
no sepan explicar por qué. La cuestión de la culpa va a ser muy importante en la clínica de la
neurosis. Los ejemplos que Freud da son:
- Angustia social o religiosa: el sujeto que supone o teme que algo malo le vaya a pasar como
forma de castigo divino. Ej.: “Dios me va a castigar”. Es curioso porque incluso puede darse en
sujetos ateos. Como puede verse en el HR. Es una sensación medio mágica de que algo le va a
pasar malo. También puede verse la angustia social en cuando se pregunta o piensa que es un
criminal. El exceso de angustia viene de otra cosa.
- Vergüenza: Pero no la vergüenza del síntoma de defensa primaria, que no era perturbadora
sino que le servía al sujeto. Esta es una defensa que al sujeto lo molesta, lo perturba. Esta
cuestión de la vergüenza influye en los sujetos obsesivos muchas veces en su vida social. Por ej.:
incomodidad que afecta a un sujeto cuando debe concurrir a una reunión social. Esa vergüenza
es por temer “que se descubra algo”, que en realidad esta vinculado a un hecho ocurrido en el
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pasado no a lo que está pasando en el momento. Quien hizo algo en el pasado tiene miedo que
Dios lo castigue, que la sociedad lo castigue, que se sepa, que los demás lo noten, etc.
- Angustia de tentación: Otro reverso del síntoma de defensa primaria de desconfianza sobre sí
mismo, inescrupulosidad de no hacer algo incorrecto. La angustia de tentación es el temor a que
se despierte algo inconveniente. Por ejemplo, un paciente que estaba preocupado por si en
ciertos momentos cuando estaba jugando con su hija, o esta se sentaba sobre su falda podría
llegar a tener algún tipo de erección. Eso no llegaba a ocurrir, pero el temía que pasara. Se
reprocha sobre algo que no está ocurriendo y no recuerda lo que pasó en el pasado.
- Hipocondría
Todo esto genera que la persona viva muy atormentada, por cosas difíciles de explicar. Los
demás le dicen que se quede tranquilo, pero no los ayuda. Todo esto es generado por síntomas
del fracaso de la defensa. Y como todo esto tan martirizador se le torna intolerable al sujeto, se
pone en juego una nueva forma de la defensa, que Freud va a llamar defensa secundaria, y que

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va a producir los síntomas de la defensa secundaria, que al principio van a servir para
contrarrestar los síntomas del retorno de lo reprimido, y después paulatinamente se van a volver
también problemáticos.
Es decir, el fracaso de la defensa pone en marcha una defensa secundaria. El yo procura
defenderse de aquellos recuerdos reprimidos, y en esa lucha crea unos síntomas de defensa
secundaria. Son ceremoniales y acciones obsesivas que intentan inicialmente ser medidas
protectoras para evitar los síntomas del retorno de lo reprimido (medidas expiatorias como

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ceremoniales, preventivas como fobias y supersticiones, etc.). Son modos de intentar protegerse.
Por ejemplo: un sujeto que para poder de irse de la casa tiene que cumplir con acciones
ceremoniales como verificar muchas veces que la puerta este cerrada, que la llave del gas este
cerrada, etc. Si cumple con todo eso, no le va a pasar nada, se puede ir tranquilo. Pero puede
DD
irse tranquilo en un primer momento, porque estas medidas tranquilizadoras terminan
transformándose en algo compulsivo; lo compulsivo es algo que también caracteriza a la neurosis
obsesiva. Obsesivo como curso psíquico forzoso, no puede dejar de pensar en eso. La acción
obsesiva apunta a evitar la angustia, a evitar el punto de malestar. En la neurosis obsesiva el
ceremonial responde a una cuestión de angustia, porque si el sujeto no puede realizar ese
LA

ceremonial se angustia; no es lo mismo que una persona prefiera tener su cama ordenada de
determinada manera por ejemplo para dormir, pero que si no puede ser así no pasa nada; en el
caso de la neurosis obsesiva si no logra hacerlo de esa manera se angustia, por eso se vuelve
compulsivo. Lo que empezó siendo una medida protectora, es decir, un intento de solución,
terminó siendo un problema. Un más que se transforma en un menos. Algo que se torna cada vez
FI

más obligatorio, que tiene que realizarlo repetidamente.


La defensa secundaria puede tener éxito mediante un violento desvío hacia otros pensamientos,
cuyo contenido sea el más contrario posible. La raíz de la represión primaria se formó en el
síntoma defensivo de la escrupulosidad de la conciencia moral. La certidumbre durante el periodo
de la defensa lograda impide creer en el reproche que está envuelto en la representación


obsesiva. Los síntomas patológicos del retorno reciben también creencia sólo pasajeramente. La
defensa secundaria es primero prevención, parece que es solución y luego es tomada por la
cuestión compulsiva y se convierte en un problema. Esto da la pauta de que la NO es como una
sucesión de procesos defensivos que termina en fracaso, y nuevamente la defensa y el fracaso…
y que tiene una composición un tanto laberíntica porque se van formando capas de síntomas, y
que tiene una variabilidad clínica muy importante.
“Acciones obsesivas y practicas religiosas” (1907) marca la afinidad entre la neurosis obsesiva y
la religión. Cualquier practicante de una religión debe seguir ciertos ritos, hay cuestiones
permitidas y otras que no. Y la NO es como una religión privada, el sujeto tiene ciertos ritos que
debe cumplir, y que incluso a veces esas acciones o ceremoniales puede parecer casi como una
leve exageración de un orden cotidiano.
Las representaciones obsesivas tienen también por premisa una vivencia sexual infantil, pero
de otra naturaleza. Ésta y la histeria son neurosis de defensa, y son consecuencias mediatas de
influjos sexuales nocivos que sobrevinieron antes del ingreso en la madurez sexual. Por otra

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parte, tenemos a la neurastenia y la neurosis de angustia que son efectos inmediatos de las
noxas sexuales mismas.

1) SÍNTOMAS DE LA DEFENSA PRIMARIA Éxito de la defensa. Salud aparente. Función


egosintónica, no entran en conflicto con el yo del sujeto.
2) SÍNTOMAS DEL RETORNO DE LO REPRIMIDO Fracaso de la defensa. Enfermedad
propiamente dicha. Perturban al yo del sujeto.
3) Luego Freud deja de usar el término síntoma para esto. En la elaboración posterior, esa
concepción inicial de lo que llamaba síntomas de la defensa primaria, va a dar lugar a otra
cuestión que va a estar muy ligada a lo que Freud va a llamar rasgos del carácter, para
diferenciarlo del síntoma. Opone carácter neurótico a neurosis propiamente dicha, o
desencadenada. El carácter neurótico no se vive como algo que plantea un conflicto con su yo,
es egosintónico. El síntoma de defensa primaria, Freud luego lo reformula como formación

OM
reactiva.

Las neuropsicosis de defensa tenían ese título porque el mecanismo psíquico que estaba en
juego en ellas era la defensa frente a una representación inconciliable para el yo. Y aunque
todas estas entidades clínicas presentaran síntomas muy visibles en lo fenoménico, como los
síntomas conversivos en la histeria, o un síntoma en el pensamiento como puede ser una idea
obsesiva, o una alucinación es decir un síntoma en lo perceptivo, o un delirio persecutorio como

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puede ser una paranoia. Freud suponía que partían de un conflicto psíquico con una
representación inconciliable que motorizaba la defensa. En este caso, en lo que Freud llama
neurosis actuales, no hay una representación inconciliable, no hay como tal un mecanismo
psíquico en juego como es la defensa; no es cuestión de representaciones ni de mecanismos
DD
psíquicos. En las neurosis de angustia los síntomas no pueden ser interpretados, no remiten a
una representación reprimida, tienen que ver con condiciones actuales de la vida del sujeto. No
todos los síntomas neuróticos tienen mecanismo psíquico. Entonces, ¿qué está en juego?
De histeria y de neurosis obsesiva se sigue hablando hoy en día, pero no de neurastenia o de
neurosis de angustia. Y no es pq no se sigan usando. Qué serían estas neurosis en las que
LA

Freud plantea que no hay un mecanismo psíquico. Freud le pone esta calificación de “actual”
justamente para contraponerse a las neuropsicosis de defensa. Pq cuando Freud buscaba la
causa que ubicaba en la representación inconciliable, esa RI de dónde venía, dónde estaba en
juego. Estaba en juego en un episodio ocurrido en la infancia. Es la etiología de las neuropsicosis
de defensa. En esa época Freud no supone que hay una sexualidad infantil. Un sujeto que tiene
FI

un encuentro traumático con la sexualidad. Un encuentro traumático que cobraba eficacia a


posteriori. Son los dos momentos del trauma. De alguna manera en las neuropsicosis de defensa
la causa está en el pasado. Por eso poner la calificación de “actual” en las neurosis actuales es
indicar que eso no se remite a algo que al sujeto le pasó, a algo del pasado, sino a algo que está
activo, que sigue presente. La oposición es entre lo actual y lo pasado.


En el medio escribe “Sobre la justificación…”. De alguna manera en el título mismo está la


operación nosológica que Freud realiza. La neurastenia era una entidad clínica que existía antes
de Freud, que fue introducida por un psiquiatra norteamericano. La neurastenia involucra toda
una serie de síntomas. Lo que va a hacer Freud en ese texto, es separar un síndrome, es decir
separar un grupo de síntomas que estaban en la neurastenia, y a eso lo va a llamar neurosis de
angustia. Todo eso que se agrupaba bajo el mismo nombre en realidad para Freud convendría
separarlo, aunque pueda haber relaciones entre los dos e incluso casos donde se combinen. Acá
no hablamos de diferenciaciones excluyentes (como entre neurosis y psicosis), sino que puede
haber combinaciones. El título empieza con la”justificación”, y la justificación que da Freud es que
estos síntomas que él separa tienen entre sí una estrecha relación, mucho más fuerte que con el
resto de los síntomas, a los que vale la pena seguir denominando neurastenia. Esos síntomas
que tienen una estrecha relación entre sí están todos referidos a lo que pone en el título, es decir,
están íntimamente ligados a la angustia. No hay que confundir neurosis de angustia con
histeria de angustia, son dos casos muy diferentes en Freud. Ese grupo sintomático que va a
aislar Freud es lo que de alguna manera va a estar íntimamente ligado a la angustia. Es una
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modalidad particular de angustia. ¿Qué forma de angustia es la que está en juego en la neurosis
de angustia? Lo que Freud ubica como el síntoma fundamental, pero que va a tener distintas
formas de manifestarse, es lo que llama el “ataque de angustia”. Tiene mucho que ver con la
actualidad, porque si tomamos las modernas descripciones de lo que se suele llamar “trastornos
de ansiedad” y fundamentalmente de lo que hoy en día se llama “ataque de pánico” nos damos
cuenta de que es la misma descripción sintomática que hacia Freud en 1895 de los ataques de
angustia y de la neurosis de angustia. Se ha cambiado la denominación. Y el DSM, como es un
manual ateórico, descriptivo, no hay ninguna referencia a la etiología del cuadro o el tratamiento,
solamente su descripción.
El ataque de angustia hace referencia a cuando un sujeto padece una angustia de manera
repentina, brusca, intensa, inexplicable, aparece como algo que no tiene un sentido. De golpe eso
irrumpe y el sujeto no puede decir “es por esto”. Puede acompañarse de la idea de perder el
equilibrio. Muchas veces el sujeto suele asociar con eso alguna idea; las más recurrentes son: la

OM
idea de que se va a morir (ahí se ve la intensidad del ataque de angustia); o la otra variante que
aparece es que el paciente dice “tengo miedo de estar volviéndome loco”. Se ve la importancia en
el diagnóstico diferencial entre neurosis y prepsicosis. Puede confundirse con ciertos momentos
de perplejidad. Son pacientes que suelen visitar las guardias, pq sienten que se están muriendo.
Tienen miedo de tener miedo, tienen miedo de que vuelva a pasarles. Se empieza a generar toda
una cuestión en la que es muy difícil diferenciarlo de la psicosis. Es una irrupción brusca de
angustia que invade al sujeto. Freud nos va a decir que todos los otros síntomas, de alguna

.C
manera, son como si fueran ataques pero en forma rudimentaria. Y que todos esos otros
síntomas, que van a ser aparentemente distintos en algunos aspectos, están íntimamente ligados
a la angustia, por eso es que los separó de la neurastenia. Entonces Freud da todo un tipo de
DD
grupos sintomáticos asociados:
Capítulo 1: Sintomatología clínica de la neurosis de angustia
La neurosis de angustia se observa en forma aislada, o en combinación con otras. El cuadro
clínico de la neurosis de angustia comprende los siguientes síntomas:
a) La irritabilidad general: este es un síntoma nervioso frecuente. En la neurosis de angustia
posee particularmente una significación teórica. Una irritabilidad acrecentada indica siempre una
LA

acumulación de excitación, eso se expresa mediante una hiperestesia auditiva mucha


sensibilidad a los ruidos, todo ruido los irrita muy fácilmente. Por cualquier nimiedad se fastidian,
se molestan.
b) La expectativa angustiada: es el síntoma nuclear de la neurosis. Para una forma de
expectativa angustiada, la referida a la propia salud, se puede reservar la antigua designación de
FI

hipocondría. Esta demanda como condición previa la existencia de parestesias y de sensaciones


corporales penosas. Por ejemplo: alguien llega dos minutos tarde, y esta persona le dice qué te
pasó pensé que te había pasado algo. Siempre ante la más mínima cuestión están esperando
algo desastroso, siempre están esperando que pase algo terrible. Otra exteriorización puede ser
la angustia de la CC moral, la escrupulosidad.


c) Ataque de angustia: puede consistir sólo en un sentimiento de angustia sin ninguna


representación asociada, o bien mezclarse con la interpretación más espontánea (como “caer
fulminado por un síncope”) o se puede conectar con la sensación de angustia una perturbación
de funciones corporales.
d) Ataques de angustia rudimentarios y equivalentes: se ven distintas formas:
- Ataque de angustia acompañado por perturbaciones de la respiración.
- Ataques de angustia acompañados por perturbaciones de la actividad cardíaca.
- Ataques de oleadas de sudor.
- Ataques de temblores y estremecimientos.
- Ataques de hambre insaciable.
- Diarreas  es un equivalente del ataque de angustia. Freud ubica que las neurosis actuales
tienen ciertas manifestaciones de tipo intestinales; una de las formas rudimentarias de la angustia
es la diarrea. Hay un contrapunto entre la neurastenia (constipación) y la ns de angustia (diarrea).
La angustia afecta al cuerpo, tiene un correlato corporal. Angustia y cuerpo están muy ligadas
- Ataque de vértigo locomotor.
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- Ataques de las llamadas “congestiones”.
- Ataques de parestesias.
e) Terror nocturno: es una variedad de ataque de angustia que condiciona un insomnio. Tanto
la irritabilidad como el terror nocturno atentan contra que la persona pueda descansar
adecuadamente. El terror nocturno también da cuenta de la irrupción de una excitación. Todos los
síntomas dicen de distinta manera lo mismo: hay una irrupción de excitación que irrumpe, que
desborda.
f) Vértigo: se clasifica dentro del locomotor o de coordinación y consiste en un malestar
específico, acompañado por las sensaciones de que el piso oscila, las piernas desfallecen, etc.
suele estar acompañado por perturbaciones cardíacas y respiratorias. Sensación del sujeto de
que se va a caer. Freud estudia todos los tipos de vértigo para marcar la diferencia con un
problema neurológico.
g) Dos fobias: amenazas fisiológicas comunes y locomoción. A las primeras pertenecen la

OM
angustia ante serpientes, tormentas, oscuridad, etc. El otro grupo contiene la agorafobia entre
otras. Lo que sucede acá es que una representación se vuelve compulsiva por el enlace con un
afecto disponible. El mecanismo de la traslación de afecto vale para ambas variedades de fobia,
pero en las fobias de las neurosis de angustia este afecto es monótono y no proviene de una
representación reprimida. La fobia es más bien el miedo de que le vuelva a suceder ese ataque
de angustia. Fobias que se empiezan a asociar a esta cuestión, la fobia es el intento de hacer
algo con eso, pero no tienen causalidad psíquica en este momento de Freud todavía.

urgencia de orinar.
.C
h) Perturbaciones de la actividad digestiva: náuseas, hambre insaciable, diarreas frecuentes,

i) Parestesias: sensaciones de hormigueo en el cuerpo. Tienen capacidad de asociarse en una


secuencia fija. Estas sensaciones asociadas son atípicas y cambiantes. Junto a este
DD
acrecentamiento de la sensibilidad a los dolores, se observa en muchos casos una inclinación a
las alucinaciones.
Todos estos síntomas para Freud están ligados a la angustia. Y todos también indican un exceso
de una excitación que no es adecuadamente tramitada. La pregunta entonces va a ser qué es
esa excitación, de dónde viene. Freud va a introducir la hipótesis de que en las neurosis actuales
LA

lo que está en juego es la sexualidad. Claro de un modo distinto a como va a estar en juego en
las neuropsicosis de defensa (encuentro del sujeto inmaduro con la sexualidad, episodio
traumático, trauma en dos tiempos). Pero acá Freud no remite al pasado, sino que va a tratar de
pensar como incide la sexualidad en este caso, y para eso construye una especie de rudimentario
aparato, con el cual va a tratar de explicar como se tramita la explicación sexual. Construye una
FI

especie de aparato donde indica que la excitación sexual somática va aumentando hasta que
llega a un umbral. Cuando llega a ese umbral se transforma en excitación psíquica, eso que era
una cuestión somática se transforma en psíquica, que Freud denomina en esta época libido (que
no es el concepto de libido que vamos a ver en intro al narcisismo, sino que era el modo de
plantear que eso se transformó en una excitación psíquica). Se liga a ciertas representaciones


que buscan la satisfacción en lo que Freud va a llamar “acción específica”. La acción específica
sería el coito. Cuando se realiza la acción específica la excitación se descargó. Sólo cuando
alcanza esa excitación somática cierto nivel se transforma en una excitación conciente, sólo
cuando llega al umbral el sujeto quiere realizar la acción específica. Lo que empieza a descubrir
Freud es que en ciertas ocasiones esta máquina falla. Y luego Freud empieza a estudiar las
distintas formas de fallar en los hombres y en las mujeres. Podría fallar pq la acción específica no
se realice adecuadamente. Por ejemplo, pq la práctica sexual era inadecuada: coitus interruptus.
Freud esta descubriendo algo mucho más crucial: y es que para todos hay una falla en la
sexualidad. Que hay algo del goce que no se tramita perfectamente. La conclusión es que el ser
hablante no es una máquina de tramitar adecuadamente el goce, que hay algo que falla en la
sexualidad de los seres hablantes (lo que vamos a encontrar con Lacan). En esto encontramos
un antecedente del “no hay relación sexual” de Lacan. Que siempre hay algo que falla, porque si
no fallara seríamos máquinas. La falla también la ubica en la neurastenia. La idea de Freud es
que si algo es inadecuado en la acción específica o directamente no la hay, entonces la
excitación se acumuló y no ha habido una descarga adecuada. Hay algo que falla por el hecho de
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ser hablantes, en los animales es distinto, es instintivo, es mecánico. La excitación acumulada,
entonces, va a descargarse de manera brusca, violenta, abrupta e inadecuada como angustia. Es
decir, que para Freud hay una estrecha ligazón entre la forma en como se manifiesta la angustia
y esa excitación no descargada adecuadamente. Es más, la angustia es la manifestación de esa
excitación no descargada o descargada inadecuadamente. Acá estamos hablando de algo que
falla en la sexualidad. Lo que estamos viendo es que no hay manera de hacer la acción
específica como una máquina, que siempre hay algo que no se tramita del todo, siempre queda
un resto que no se descarga de manera adecuada. Que la sexualidad para el ser hablante no es
un instinto. El goce está perturbado por el lenguaje.
Los síntomas típicos de la neurastenia son de aspecto clínico muy monótono. La neurastenia
propiamente dicha, de aspecto clínico muy monótono, una vez separada de la neurosis de
angustia, son la fatiga, la astenia, el debilitamiento. Astenia fatiga, debilitamiento. Es lo opuesto
al caso de neurosis de angustia, en ese caso todos los síntomas dan cuenta de un estado de

OM
excitación del sujeto, por eso está irritable, por eso no puede dormir. En cambio en la neurastenia
es el sujeto que está debilitado, fatigado, que le falta energía. El debilitamiento y la fatiga no solo
física, sino psíquica. Si le falta energía sería lo opuesto: el sujeto descargó demasiada energía,
descargó de más. Ponía como causa la masturbación compulsiva. El síntoma esencial es la
astenia, la fatiga. Así como en la ns de angustia el síntoma eje es la angustia. Los otros síntomas
de la neurastenia son la constipación, la dispepsia flatulenta, sensaciones de hormigueo,
debilidad sexual. Las causas: onanismo inmoderado, poluciones nocturnas. En la actualidad: se

.C
diagnosticaría como síndrome de fatiga crónica, estado depresivo leve, etc.
Freud “estudios sobre la cocaína”. En ese momento era de venta libre, laboratorio “merc” estaba
en la fórmula de la coca cola. Búsqueda de cómo darle energía al neurasténico.
Freud dice que pueden darse casos de neurosis mixta: que estas dos se pueden combinar. En
DD
estas cuestiones, no es que si alguien descarga adecuadamente no sucede. Sino que se trata
más bien de una falla estructural que está presente siempre.
Capítulo 2: Producción y etiología de la neurosis de angustia
Se hallan como factores una serie de nocividades y de influjos que parten de la vida sexual. Es
recomendable tratar por casos separados hombres y mujeres
LA

En MUJERES la neurosis de angustia sobreviene en los siguientes casos:


a) Como angustia virginal o angustia de las adolescentes: un primer encuentro con el problema
sexual puede provocar una neurosis de angustia que se combina con una histeria.
b) Como angustia de las recién casadas: señoras jóvenes que en las primeras cópulas han
permanecido anestésicas.
FI

c) Como angustia de las señoras cuyo marido muestra eyaculación precoz o potencia
aminorada
d) Como angustia de las señoras cuyo marido practica el coitus interruptus. Este caso se
unifica con el anterior. Interesa solamente que la mujer alcance o no la satisfacción en el coito. Si
no la alcanza, está dada la condición para la génesis de la neurosis de angustia. El coitus


interrumptus es dañino por regla casi general, ya que si por contrario el hombre aguarda la
satisfacción de la mujer, el coito adquiere para ella significado normal, pero quien enferma de
neurosis es el hombre.
e) Como angustia de las viudas y abstinentes voluntarias.
f) Como angustia en el climaterio, durante un gran acrecentamiento final de la necesidad
sexual.
En HOMBRES:
a) Angustia de los abstinentes voluntarios, combinada con síntomas de defensa
(representaciones obsesivas, histeria). Se cuentan en esta categoría personas con disposición
hereditaria, raros, excéntricos, etc.
b) Angustia con excitación frustránea, o de los que se conforman con tocar o mirar a la mujer.
c) Angustia de los que practican el coitus interruptus. Cobra nocividad cuando pospone la
eyaculación. La mayor de las veces no se produce una neurosis de angustia pura, sino una
mezcla con neurastenia.
Casos que valen para AMBOS SEXOS:
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a) Los que son neurasténicos a consecuencia de la masturbación sucumben a una neurosis de
angustia tan pronto como abandonan su variedad de satisfacción. Se han vuelto incapaces de
tolerar la abstinencia.
b) Se puede generar una neurosis de angustia por el trabajo excesivo.
Dada la frecuencia de las neurosis, en especial de la neurosis de angustia, no se podría esperar
un factor etiológico de rara ocurrencia. Se tiene en cuenta principalmente al factor etiológico más
común pero más objetado que es el coitus interruptus y se presentan experiencias.
1. Siempre que en señoras jóvenes la neurosis de angustia aún no está constituida, se puede
demostrar que esas oleadas de neurosis se remontan a coitos con satisfacción faltante. Al día
siguiente o a los dos días siempre aflora en la persona el ataque de angustia o vértigo.
2. En ambos sexos se descubre una llamativa oscilación en la intensidad de los fenómenos.
3. por la anamnesis se averigua que a menudo los síntomas de la neurosis de angustia
relevaron a los de otra neurosis, por ejemplo, una neurastenia, ocupando su lugar.

OM
Capítulo 3. Esbozos para una teoría de la neurosis de angustia
Ya tenemos algunos puntos de apoyo para caracterizar esta neurosis. Primero, la conjetura de
que se trate de una acumulación de excitación, luego el hecho de que la angustia no admite
ninguna derivación psíquica. El coitus interrumptus ocupa un primer plano. Se conjuga además
con un aminoramiento de la libido sexual, del placer psíquico. Todos estos indicios indican que
el mecanismo de la neurosis de angustia haya de buscarse en ser desviada de lo psíquico la
excitación sexual somática y recibir, a causa de ello, un empleo anormal.

.C
En el organismo masculino se produce la excitación sexual somática que deviene un estímulo
para la vida psíquica. En ese momento será dotado de energía el grupo de representación sexual
perteneciente a la psique, y se generará el estado psíquico de tensión libidinosa que conlleva el
esfuerzo a cancelar esa tensión. El alivio solo es posible por la acción adecuada, que consiste en
DD
un acto reflejo espinal que tiene por consecuencia el aligeramiento de aquellas terminaciones
nerviosas. Este esquema en lo esencial se puede transferir también a la mujer. También cabe
suponer una excitación sexual somática y un estado en que esta excitación deviene estímulo
psíquico, libido, y provoca el esfuerzo hacia la acción específica.
Se genera neurastenia toda vez que la acción adecuada es sustituida por una menos adecuada,
LA

o sea, cuando al coito normal lo reemplaza una masturbación o una polución espontánea; en
cambio llevan a la neurosis de angustia todos los factores que estorban el procesamiento
psíquico de la excitación sexual somática.
Como primer factor etiológico para la neurosis de angustia se mencionó para el varón, la
abstinencia voluntaria. Esta consiste en la denegación de la acción específica que sigue a la
FI

libido. Tal denegación podrá tener dos consecuencias: puede ocurrir que la excitación somática
se acumule y luego sea desviada y la excitación se exteriorice como angustia; o puede ser que si
la libido no es disminuida, o la excitación somática se gasta por el atajo de unas poluciones, se
genera cualquier otra cosa pero no una neurosis de angustia. El caso del coitus reservatus con
miramiento por la mujer, influye perturbando el apronte psíquico para el decurso sexual.


La psique cae en el afecto de la angustia cuando se siente incapaz para tramitar una tarea (un
peligro) que se avecina desde afuera; cae en la neurosis de angustia cuando se nota incapaz
para reequilibrar la excitación sexual endógenamente generada. El afecto es un estado pasajero,
en tanto que la neurosis es crónica.
Capítulo 4. Nexo Con Otras Neurosis
Los casos más puros de neurosis de angustia de los encuentra en individuos jóvenes potentes.
Más frecuente es la producción de síntomas de angustia juntos con otros de neurastenia, histeria,
representaciones obsesivas, melancolía. Para el análisis de las neurosis mixtas se sustenta la
siguiente tesis: se puede demostrar una contaminación entre varias etiologías específicas, las
cuales puedes producirse por mero azar. Pero en otros casos la pluralidad no es azarosa, sino
que uno de ellos pone en vigencia a otro. En un tercer caso, la misma condición etiológica
provocará simultáneamente las dos neurosis.
Se infiere que es preciso distinguir entre las condiciones etiológicas para la producción de las
neurosis y los factores etiológicos específicos de ellas. Las primeras (coitus interrumptus,
masturbación, etc.) son capaces de producir cualquier neurosis; sólo los factores etiológicos de
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aquellas abstraídos (insuficiencia psíquica, aligeramiento inadecuado, etc.) poseen un nexo
inequívoco con la etiología de cada una de las neurosis.
La neurosis de angustia muestra concordancias y diferencias con las otras. Con la neurastenia
comparte que la fuente de excitación reside en el ámbito somático y no, como en la histeria y la
neurosis obsesiva, en el ámbito psíquico. Pero, se puede discernir una oposición entre los
síntomas de la neurastenia y neurosis de angustia por acumulación de excitación –
empobrecimiento de excitación.
Con la histeria, la neurosis de angustia muestra concordancias en la sintomatología: parestesias,
hiperestesias, ataques, etc. si se considera el mecanismo, se pueden ver puntos de vista que
hacen aparecer a la neurosis de angustia como el correspondiente somático de la histeria. En
ambos acumulación de la excitación, insuficiencia psíquica a consecuencia de los cuales se
producen procesos somáticos anormales. En ambos también interviene una desviación de la
excitación hacia lo somático; la diferencia reside en que la excitación en cuyo desplazamiento se

OM
exterioriza la neurosis es puramente somática en la de angustia, mientras que en la histeria es
psíquica (provocada por un conflicto).

FREUD – “OBSESIONES Y FOBIAS”


Obsesiones y fobias no pertenecen a la neurastenia y no está justificado hacerlos depender de la
degeneración mental ya que a veces mejoran y hasta en ocasiones se logra curarlos. Las
obsesiones y fobias son neurosis separadas, de un mecanismo especial. Se propone dejar de

.C
lado una clase de obsesiones intensas que son recuerdos, imágenes inalteradas de
acontecimientos importantes. Apartado de este grupo, es preciso distinguir las verdaderas
obsesiones por un lado, y las fobias por otro. La diferencia esencial es la siguiente:
En toda obsesión hay dos cosas: una idea que se impone al enfermo, y un estado emotivo
DD
asociado. En las fobias, ese estado emotivo es siempre la angustia. En las verdaderas
obsesiones puede ser la ansiedad, la duda, u otra.
En muchas obsesiones es evidente que el estado emotivo constituye la cosa principal, puesto
que ese estado permanece inalterado, en tanto que la idea asociada varía. Además, el estado
emotivo como tal siempre está justificado. En estos caracteres consiste el sesgo patológico: el
LA

estado emotivo se ha eternizado, y la idea asociada ya no es la idea justa, la idea original;


en relación con la etiología de la obsesión, ella es un reemplazante, un sustituto. La prueba de
ello es que siempre es posible hallar dentro de los antecedentes del enfermo, en el origen de la
obsesión, la idea original, sustituida. Las ideas sustituidas tienen caracteres comunes;
corresponden a impresiones penosas de la vida sexual del individuo, que se ha esforzado por
FI

olvidar. Sólo ha logrado reemplazar la idea inconciliable por otra idea inapropiada para asociarse
con el estado emotivo, que por su parte permaneció idéntico.
Es este enlace falso entre el estado emotivo y la idea asociada la que explica el carácter absurdo
propio de las obsesiones.
La sustitución expresaría una disposición psíquica especial. Al menos, en las obsesiones


hallamos a menudo “herencia similar”. El motivo de esta defensa es un acto de defensa del yo
contra la idea inconciliable. El estado emotivo se perpetúa por el hecho mismo de la sustitución.
La gran diferencia entre las verdaderas obsesiones y las fobias, es que en éstas últimas el estado
emotivo es siempre la ansiedad, el temor. Las obsesiones son múltiples y más especializadas,
en tanto que las fobias tienden a ser monótonas y típicas. También entre ellas se puede hallar
dos tipos, caracterizados por el objeto del miedo: las fobias comunes (noche, soledad, muerte) y
fobias ocasionales (miedo a condiciones especiales que no inspiran temor al hombre sano, por
ejemplo, la agorafobia). Estas ultimas fobias no son obsesivas como las verdaderas obsesiones y
las fobias comunes. El estado emotivo no aparece aquí sino en esas condiciones especiales, que
el enfermo evita cuidadosamente.
El mecanismo de las fobias es totalmente diferente al de las obsesiones. Ya no es el reino de la
sustitución. Aquí ya no se revela mediante el análisis psíquico una idea inconciliable, sustituida.
Nunca se encuentra otra cosa que el estado emotivo de la ansiedad, que por una suerte de
elección ha puesto en primer plano todas las ideas aptas para devenir objeto de una fobia. En el
caso de la agorafobia por ejemplo, solemos hallar el recuerdo de un ataque de angustia, y en
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verdad lo que el enfermo teme es el advenimiento de un ataque así en aquellas condiciones
especiales en que cree no poder escapar a él. La angustia de ese estado emotivo que está en el
fundamento de las fobias no deriva de un recuerdo cualquiera.
Corresponde establecer una neurosis especial, la neurosis ansiosa (neurosis de angustia), cuyo
síntoma principal es este estado emotivo. También esta neurosis es de origen sexual, pero no se
reconduce a unas ideas extraídas de la vida sexual: carece de mecanismo psíquico en sentido
propio. Su etiología es la acumulación de tensión genésica, provocada por la abstinencia o la
irritación genésica frustránea. Las fobias son una manifestación de esta neurosis ansiosa.
Una fobia y una obsesión propiamente dicha pueden combinarse. La idea que constituye la fobia
puede ser reemplazada por otra idea, o más bien, por el procedimiento protector que parecería
aliviar el miedo.

El historial de Dora está en ese momento de viraje entre el 1º y el 2º Freud

OM
SEGUNDO MOMENTO DE FREUD:
Trauma contingente. Etiología relacionada a la fantasía y la pulsión. Es un paso muy importante,
hay un viraje esencial en su concepción etiológica.
Verdad subjetiva/mentira verdadera. No importa si aconteció o no, sino como lo afectó.
Primer Freud: etiología traumática para las neuropsicosis de defensa (no para las neurosis
actuales), ocurrido en una infancia carente de sexualidad, y resignificado en la pubertad, donde

.C
cobraba eficacia traumática, es decir, en dos tiempos.
El segundo Freud, de 1900 hasta 1914-1915, deja de encontrar en el trauma efectivamente
acontecido la causa de la neurosis. Ya no se trata de ver si efectivamente ocurrió o no. Y en el
DD
lugar del trauma, la promoción de la fantasía como productora de síntomas patológicos. Eso
no le va a quitar lugar y peso al trauma, pero le va a dar en todo caso al trauma otra perspectiva.
Le hace lugar más bien a la conexión, ya no entre trauma y síntoma, sino entre fantasía y
síntoma. Es el mismo Freud que en 1905 escribe “Tres ensayos”, es decir que se pasa del
adulto perverso a la perversión polimorfa infantil. Ahora el perverso es el niño, ya no el
adulto. En “Tres ensayos”, Freud introduce la hipótesis de la sexualidad infantil. El niño es un
LA

perverso polimorfo. El niño está habitado por una sexualidad, si bien no tiene que ver con
genitalidad. La sexualidad no puede subsumirse con algo de la genitalidad. La sexualidad infantil
la encuentra en la dimensión autoerótica de la pulsión, el autoerotismo. El niño adopta formas
desviadas con respecto a lo que se suponía era la finalidad de la sexualidad (coito, reproducción).
Intervienen partes del cuerpo que no estarían supuestamente destinadas a ese fin si se piensa
FI

desde la perspectiva natural. El primer vinculo con el otro se da en relación a esas partes del
cuerpo. (Luego Lacan agrega otras dos dimensiones pulsionales: la voz y la mirada).
La concepción del trauma no desaparece sino que se modifica en sus fundamentos. No implica la
caída de la noción del trauma, que va a tener otros usos en la teoría freudiana, otro estatuto, pero
no va a desaparecer del todo. No es la caída del concepto de trauma, sino la caída del trauma


como efectivamente acontecido y la necesidad de verificar si ocurrió o no eso. La escena es más


bien vista ahora como una escena fantasmática, lo que Freud llama fantasía. Los franceses
traducen por fantasma el término fantasía de Freud. El fantasma en Lacan remite al concepto de
fantasía. En el primer momento es una teoría fundamentalmente traumática, en el segundo
momento de Freud aparece el concepto de pulsión y fantasía.
Freud empieza a entrever que ya no se trata de un trauma contingente como en la 1º teoría en la
cual podría no haberse producido esa 1º escena sexual e incluso podría pensarse que si uno
pudiese evitar esos abusos en la infancia ya no se producirían neurosis porque faltaría su causa.
Hay algo traumático en si mismo en la sexualidad, lo que es problemático es la pulsión.
Cuando introduce el concepto de pulsión, Freud se ve llevado a introducir el concepto de
fantasía.
El segundo Freud capta que lo que pensó como trauma efectivamente acontecido, es una
FANTASÍA, pero que no es opuesta a la realidad sino que se trata de la realidad psíquica. La
fantasía es como un intento de solución, de elaboración de la verdadera cuestión problemática

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que es la pulsión. Entonces en este 2º momento, Freud pasa a explorar este nuevo circuito:
PULSIÓN-FANTASÍA-REPRESION-SINTOMA.
El sujeto viene a hablar de sus síntomas, de lo que lo molesta, de lo que lo disturba, pero luego la
conversación empieza a ir hacia otra zona donde el sujeto no quiere, hay ciertas cosas de las que
no quiere hablar, de las cuales tiene vergüenza. Y eso está vinculado con las fantasías dice
Freud. Las fantasías tienen un carácter que se ubica en distintos planos del aparato psíquico, hay
una punta más conciente que es lo que Freud llama “ensueños diurnos”, es el descubrimiento de
que uno no sólo sueña cuando duerme. Si se le pregunta en qué está pensando dice que en
nada, que no tiene importancia, sin embargo lo preservan como lo más íntimo. “Eso no tiene
importancia”. Freud empieza a encontrar que esos ensueños diurnos están muy ligados a la
sexualidad del sujeto. A su vez esas fantasías tienen en cada uno un cierto tinte particular. Ese
tipo de escenas también pueden estar muy ligadas a las pérdidas sexuales del sujeto. Freud se
pregunta por el origen de esto en el texto “Las fantasías histéricas…” y cree que tiene que ver

OM
con el período de masturbación infantil, y allí Freud se encarga de diferenciar autoerotismo de
masturbación, que no son lo mismo. El acto masturbatorio para Freud implica una soldadura
entre la empresa autoerótica pura (la estimulación de una zona erógena, que es pura pq no tiene
ninguna representación), y a eso se le liga, se le suelda una representación. La acción
autoerótica pura más una representación: ahí tenemos como se va a construir la fantasmática, la
fantasía. Se le ha soldado una representación deseo tomada del circulo del amor de objeto. Una
representación tomada del círculo del amor de objeto (los objetos amados de la infancia,

.C
incestuosos los padres). Razón por la cual para Freud en esa época esas fantasías que tienen
un contenido incestuoso, sucumben a la represión. Una vez que esas fantasías han sido
reprimidas, no desaparecen sino que se reflejan y proliferan, de alguna manera van a incidir en la
formación de síntomas. Lo que antes era la representación inconciliable (que era inconciliable por
DD
estar ligada a un trauma icc), pasa a estar ligado más bien a las escenas fantasmaticas
incestuosas reprimidas. Hay una parte de la fantasía que esta reprimida, y hay otra parte
conciente. La parte inconciente ya está alejada de ese punto. La fantasía ya es una especie de
solución pq lo que toma el lugar de lo problemático para el sujeto es la pulsión. En la primera
teoría del trauma parecía que lo sexual era traumático por una contingencia, porque el sujeto
LA

estaba inmaduro para ese encuentro, o sea que si no le hubiera ocurrido ese hecho, no existiría
el problema. Ahora, por el contrario, hay algo traumático a nivel de lo pulsional mismo, la pulsión
es un problema, no es solo para el que le paso algo de niño, sino que la pulsión es un problema
para todos los seres hablantes. Si la pulsión es un problema, es porque no es un instinto. Hay
algo que falla a nivel de la sexualidad, en tanto que es pulsional y no instintiva, es algo que falla
FI

en todos. Y de alguna manera, la fantasía ya es un tratamiento de ese problema, ya es un modo


de intentar solucionar algo de eso, aunque se vista de otras aristas problemáticas. Ya es un modo
de intentar amortiguar algo de esa intensidad problemática que implica la pulsión para el aparato
psíquico.
Seminario 11 Lacan la pulsión escópica


La fantasía en tanto intento de solución frente a la pulsión tiene un carácter de pantalla, de velo.
Una pantalla permite que la luz se transforme en iluminación. Si enfocamos una luz directamente
a los ojos, nos encandilamos, con lo cual no alcanza que haya luz para que haya iluminación,
porque puede enceguecernos. Pero si frente a esa luz intensa interponemos una pantalla hay
iluminación. Se constituye la realidad de la escena. La fantasía es algo que viene a atemperar
esa dimensión problemática de la pulsión; la pulsión sería como la luz fuerte, y necesitamos algo
que venga a atemperarlo, es decir que la fantasía sería la pantalla.
La fantasía tiene una función reguladora en el aparato psíquico. Reguladora no implica que no
sea problemática. No hay que entrar en la cuestión de si pasó o no pasó, porque la fantasía ES la
realidad, es la realidad psíquica. Freud no opone fantasía y realidad. La cuestión no es qué es lo
que pasó, sino qué significación le dio el sujeto, como lo interpretó. Cada sujeto tiene modos
favoritos de significar. “Todo el mundo me caga”. El sujeto construye significación a partir de los
goces corporales. Las fantasías son un modo de marcar y poner en escena esos goces
corporales. No basta que el sujeto haya hecho algo para sentirse culpable, sino que también
puede pasar por haberse sentido “tentado a”; la tentación es uno de los aspectos de la
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fantasmatica del obsesivo, y por esa tentación el futuro se reviste de angustia de expectativa
Por haber estado tentado, algo le va a pasar como castigo. Freud ya no nos va a hablar del
reproche sino que va a hablar del sentimiento inconciente de culpa, o también de la
“conciencia inconciente de culpa”. Es porque de alguna manera, un fenómeno típico de la
neurosis obsesiva es que el sujeto se siente culpable pero a veces no sabe muy bien por qué, es
conciente de la culpa pero no es conciente del por qué de la culpa. O también puede haber una
desproporción entre las supuestas acciones realizadas y la culpa sentida. En el caso del HR el se
pregunta si no es un criminal por ciertas ideas que se le imponen, lo cual es desmesurado. “La
dama de los pensamientos”. El sujeto obsesivo piensa mucho en alguien pero poco puede hacer
con ella; muchas veces el obsesivo puede hacer con aquella que no piensa ni le gusta, pero no
puede hacer con la que piensa y le gusta, es un problema típico de la neurosis obsesiva. El sujeto
siente una culpa exagerada comparada al supuesto motivo, o a veces es una culpa totalmente
oscura, no sabe de qué es culpable, pero algo le va a pasar, alguna desgracia o va a perder algo

OM
importante para él. El trauma dejó de ser contingente de algo acontecido, para pasar a ser algo
más estructural; parecería que hay algo traumático para el ser hablante en tanto tal en su relación
con lo pulsional y la sexualidad. Es lo que luego Lacan va a resumir en el “no hay relación
sexual”.

FREUD (1908) – “LAS FANTASÍAS HISTÉRICAS Y SU RELACIÓN CON LA BISEXUALIDAD”


Texto paradigmático del segundo momento de Freud para la histeria.

.C
Freud cuenta cómo llega clínicamente a este concepto de fantasía; en el dispositivo analítico en
ciertos momentos los sujetos presentan una dificultad al transmitir sus ocurrencias, dificultad que
se liga con el fenómeno de la vergüenza. Freud busca ver qué es o cómo es la fantasía
inconsciente, qué hay mas allá de esa punta conciente que se puede ver en el análisis. “La
DD
fantasía inconciente es idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción sexual durante un
periodo de masturbación infantil”. Al ver ese vinculo estrecho entre la sexualidad y fantasía, Freud
empieza a ubicarlo en torno al periodo de masturbación infantil.
Las fantasías delirantes de los paranoicos, que tienen por contenido la grandeza y los
padecimientos del yo propio, y afloran en formas totalmente típicas, son universalmente
LA

conocidas. Además, innumerables comunicaciones nos han familiarizado con las raras
escenificaciones, bajo las cuales ciertos perversos obtienen su satisfacción sexual (en la idea o
en la realidad). En cambio, a muchos puede sonarles a novedad enterarse de que formaciones
psíquicas en un todo análogas se presentan de manera regular en todas las psiconeurosis, en
especial la histeria, y de que en ellas (las llamadas fantasías histéricas) se pueden discernir
FI

importantes nexos para la causación de los síntomas neuróticos.


Fuentes comunes y arquetipo normal de todas estas creaciones de la fantasía son los llamados
sueños diurnos de los jóvenes. Su frecuencia es igual en ambos sexos, pero parecen
enteramente eróticos en las muchachas y en los varones de naturaleza erótica y ambiciosa.
Estas fantasías son unos cumplimientos de deseo engendrados por la privación y la añoranza;


llevan el nombre de sueños diurnos con derecho, pues proporcionan la clave para entender los
sueños nocturnos, el núcleo de cuya formación no es otro que estas fantasías diurnas
complicadas, desfiguradas y mal entendidas por la instancia psíquica conciente.
Esos sueños diurnos son investidos con gran interés, se los cultiva con esmero y las más de las
veces se los reserva con vergüenza, como si pertenecieran al más íntimo patrimonio de la
personalidad.
Todos los ataques histéricos analizados por Freud probaron ser sueños diurnos de involuntaria
emergencia. De estas fantasías las hay tanto inconcientes como concientes, y tan pronto como
han devenido inconcientes pueden volverse patógenas, y expresarse así en síntomas y ataques.
Las fantasías inconcientes pueden haberlo sido desde siempre, es decir, haberse formado en lo
inconciente, o bien, fueron una vez fantasías concientes, sueños diurnos, y luego se las olvidó
adrede, y cayeron en lo inconciente en virtud de la represión. En esta segunda alternativa, su
contenido pudo ser variado. Por otra parte, la fantasía inconciente mantiene un vínculo con la
vida sexual de la persona, en efecto, es idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción
sexual durante un periodo de masturbación. Freud diferencia masturbación de autoerotismo: El
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acto masturbatorio se componía en esa época de dos fragmentos: la convocación de la fantasía y
la operación activa de autosatisfacción en la cima de ella. Esta composición consiste en una
soldadura, indica la unión fuerte entre dos cosas heterogéneas, dos cosas que no van unidas de
entrada. Son dos cosas heterogéneas porque originariamente, la acción era una empresa
autoerótica pura destinada a ganar placer de un determinado lugar del cuerpo al cual llamamos
erógeno. Sólo más tarde esa acción se fusionó con una representación-deseo tomada del
círculo del amor de objeto (los objetos de amor en la infancia, los objetos edípicos) y sirvió para
realizar la sustitución que aquella fantasía culminaba. De esa relación de amor con esos objetos
edipicos se toman ciertas representaciones que pasan a soldarse con la empresa autoerótica
pura. Así se constituye la fantasía: sumarle una representación a la pulsión es ya un modo de
tramitarla, de enmarcarla, de regularla, de darle sentido.
Sumarle una representación-deseo a la empresa autoerótica pura permite la masturbación como
un modo de obtener una cierta satisfacción sexual dentro del margen del principio de placer, un

OM
cierto equilibrio y en este sentido decimos que la fantasía opera como una transformación de algo
que no es acorde al principio de placer y lo lleva al principio de placer y le da cierta utilidad a eso.
La fantasía luego va a ser reprimida porque esta apoyada en las representaciones tomadas del
círculo del amor de objeto. Estas fantasías tienen una marca incestuosa, edípica y por eso
sucumben a la represión. La represión no quiere decir que algo ha desaparecido, sino que
permanece allí y prolifera. Si prolifera eso va a retornar desde lo reprimido bajo la forma de
síntoma histérico. Los síntomas histéricos “no son otra cosa que las fantasías ICC figuradas

.C
mediante conversión”, y a veces tmb bajo la forma de ataques histéricos donde se ponen en
escenas esas fantasías. Freud encuentra que muchas veces esos ataques eran una puesta en
escena de la fantasía, y las fantasías estaban ligadas a esas escenas de abuso sexual, pero de
un modo curioso, como si el sujeto representara los 2 papeles, el papel del que abusa y del que
DD
es abusado, hacia como que se arrancaba la ropa y se la ponía por ejemplo: es como si en la
fantasía histeria estuvieran los dos lugares en la escena y por eso lo refiere a esa idea de la
bisexualidad. Cuando la persona renuncia a esta clase de satisfacción masturbatoria, la fantasía
misma deviene inconciente. Y si la persona permanece en abstinencia y no consigue sublimar su
libido, está dada la condición para que la fantasía inconciente se refresque y se abra paso como
LA

síntoma.
Para los síntomas histéricos, las fantasías inconcientes son los estadios psíquicos previos más
próximos. Los síntomas histéricos no son otra cosa que las fantasías inconcientes figuradas
mediante conversión, y en la medida en que son síntomas somáticos, con frecuencia están
tomados del círculo de las mismas sensaciones sexuales e inervaciones motrices que
FI

originariamente acompañaron a la fantasía, todavía conciente en esa época. El psicoanálisis


permite colegir desde los síntomas éstas fantasías inconcientes y luego hacer que devengan
concientes. Todo lo que puede averiguarse acerca de la sexualidad de los psiconeuróticos se
obtiene por el camino de la indagación psicoanalítica, que lleva desde los llamativos síntomas
hasta las fantasías inconcientes escondidas. El nexo de las fantasías con los síntomas es


múltiple y complejo. Un síntoma no corresponde a una única fantasía inconciente sino a una
multitud de éstas.
Fórmulas del síntoma histérico:
- El SH es el símbolo mnémico de ciertas impresiones y vivencias traumáticas eficaces.
- El SH es el sustituto, producido mediante conversión, del retorno asociativo de esas vivencias
traumáticas.
- El SH es expresión de un cumplimiento de deseo.
- El SH es la realización de una fantasía inconciente al servicio del cumplimiento de deseo.
- El SH sirve a la satisfacción sexual y figura una parte de la vida sexual de la persona.
- El SH corresponde al retorno de una modalidad de la satisfacción sexual que fue real en la vida
infantil y desde entonces fue reprimida.
- El SH nace como un compromiso entre dos mociones pulsionales o afectivas opuestas, una de
las cuales se empeña en expresar una pulsión parcial o uno de los componentes de la
constitución sexual, mientras que la otra se empeña en sofocarlos.

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- El SH puede asumir la subrogación de diversas mociones inconcientes no sexuales, pero no
puede carecer de significado sexual.
Un síntoma histérico es la expresión de una fantasía sexual inconciente masculina, por una parte
y femenina, por la otra:
La resolución del síntoma por una fantasía no alcanza. Para la solución hacen falta dos
fantasías sexuales: una de carácter femenino y otra masculino. Un SH Corresponde a un
compromiso entre una moción libidinosa y otra represora, pero además de ello puede responder
a una reunión de dos fantasías libidinosas de carácter sexual opuesto. No es difícil pesquisar
casos en que las mociones contrapuestas han hallado una expresión sintomática separada. (Por
ejemplo un caso en el cual aprieta con una mano el vestido, haciendo el papel de mujer, y con la
otra mano intenta arrancarlo, el papel del varón). El significado bisexual de los síntomas
histéricos es una prueba de la aseveración de que la disposición bisexual que suponemos en el
ser humano se puede discernir con particular nitidez en los psiconeuróticos por medio del

OM
análisis.

FREUD (1907) – “ACCIONES OBSESIVAS Y PRÁCTICAS RELIGIOSAS”


Texto paradigmático del segundo momento de Freud para las Neurosis Obsesivas. Trauma
activo.
Existe una semejanza entre las acciones obsesivas de los neuróticos y las prácticas
religiosas. La gente que pone en práctica acciones obsesivas o un ceremonial pertenece a una

.C
particular unidad clínica: la neurosis obsesiva. El ceremonial neurótico consiste en prácticas,
agregados, restricciones, ordenamientos, que se cumplen de una manera idéntica o con
variaciones que corresponden a leyes. El enfermo es incapaz de abandonarlas, pues cualquier
desvío se castiga con angustia. En casos leves, el ceremonial se asemeja a la exageración de un
DD
orden habitual. Pero la particular escrupulosidad de la ejecución y la angustia si es omitida, lo
singularizan.
Cualquier actividad puede convertirse en una acción obsesiva. Las acciones obsesivas casi
siempre provienen de un ceremonial. Además, forman el contenido de esta enfermedad
prohibiciones e impedimentos (abulias), no permitiendo al enfermo ciertas cosas, y
LA

permitiéndole otras sólo bajo obediencia a un ceremonial preescrito. Es curioso que durante
mucho tiempo la compulsión sólo ocupe las prácticas solitarias, dejando intacta su conducta
social.
La semejanza con las acciones religiosas se sitúa en la angustia de la conciencia moral a raíz
de omisiones, así como la escrupulosidad con que se ejecutan los detalles. Igualmente
FI

notables son las diferencias. La mayor diversidad individual de las acciones ceremoniales
neuróticas por oposición al rito, el carácter privado de aquellas por oposición al público de las
religiosas, pero sobre todo los pequeños agregados del ceremonial religioso se entienden con
pleno sentido, mientras que los del neurótico aparecen necios y carentes de sentido. Esto se
elimina con el análisis, donde se averigua que las acciones obsesivas en realidad poseen


sentido, y están al servicio de sustantivos interesas de la personalidad. Expresan vivencias de


dos maneras: como figuraciones directas o simbólicas.
Quien padece de compulsión y prohibiciones se comporta como si estuviera bajo el imperio de
una conciencia de culpa de la que él nada sabe. Ésta tiene su fuente en procesos anímicos
tempranos, pero halla refrescamiento en la tentación, renovada por cada ocasión reciente; y por
otra parte genera una angustia de expectativa siempre al acecho. En los comienzos del
ceremonial, todavía deviene conciente al enfermo que debe realizar esto para que no acontezca
una desgracia; por lo tanto empieza como una acción de defensa, una medida protectora. A la
conciencia de culpa del neurótico corresponde la solemne declaración de los fieles: ellos sabrían
que en su corazón son pecadores, y las prácticas piadosas parecen tener valor de protección.
La neurosis obsesiva es la represión de una moción pulsional que estaba contenida en la
constitución de la persona, tuvo permitido exteriorizarse durante un tiempo en su vida infantil y
luego cayó bajo la sofocación. Una especial escrupulosidad nace a raíz de su represión, pero
esta formación psíquica reactiva se siente amenazada de continuo por la pulsión que acecha en
lo inconciente. El influjo de la pulsión reprimida es sentido como tentación y se genera la
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angustia. El proceso de represión en la neurosis obsesiva debe calificarse como
imperfectamente logrado. Así, las acciones ceremoniales y obsesivas nacen en parte como
defensa frente a la tentación, y en parte como protección frente a la desgracia esperada. Es parte
de la índole de la neurosis obsesiva que sus exteriorizaciones cumplan la condición de un
compromiso entre los poderes anímicos en pugna. Por eso siempre devuelven también algo del
placer que están destinadas a prevenir. También la formación de la religión parece tener por base
la sofocación de ciertas mociones pulsionales; no obstante no se trata de componentes
exclusivamente sexuales, sino de pulsiones egoístas.
Un carácter desvalorizador de la N.O es que el ceremonial se liga a pequeñas acciones de la vida
cotidiana. Sólo se comprende este rasgo cuando se averigua que el mecanismo de
desplazamiento psíquico gobierna los procesos anímicos de la N.O; esta inclinación al
desplazamiento es lo que hace variar de continuo el cuadro de los fenómenos patológicos y
lleva a convertir lo que en apariencia es ínfimo en lo más importante. En el ámbito religioso

OM
también hay una tendencia parecida al desplazamiento.
Uno podría atreverse a concebir a la N.O como un correspondiente patológico de la formación de
la religión. La concordancia más esencial residiría en la renuncia al quehacer de unas pulsiones
dadas constitucionalmente; la diferencia más decisiva que en las neurosis las pulsiones son
exclusivamente sexuales y en la religión son egoístas.

Freud introduce una modificación: la escena pasiva displacentera y la activa placentera son

.C
fantasías, lo cual no quiere decir que no ocurrió esa escena (porque mas allá de si ocurrió o no, lo
que esta primero es la fantasía, la fantasía después puede ponerse en escena, realizarse).
En la Ns obs lo importante es que tuvo la TENTACIÓN, lo que basta para que se genere el
REPROCHE. El concepto de reproche es solidario de la idea de trauma activo ya que solo se
DD
reprocha alguien que hizo algo, se lo reprocha porque se supone que lo hizo. Ahora el par
ESCENA ACTIVA-REPROCHE es remplazado por el de TENTACION-SENTIMINETO ICC DE
CULPA o como lo dice en este texto CONCIENCIA DE CULPA O CONCIENCIA ICC DE CULPA.
El sujeto no es del todo conciente de esa culpa; por ejemplo el Hombre de las ratas se pregunta
si es un criminal aunque nunca ha hecho nada grave, siente como una culpa enigmática. La
LA

solución inicial de Freud era decir “bueno debiste haber hecho algo pero no te acordas por la
represión, por la defensa, etc.”. pero ahora dice que se siente culpa porque hubo una tentación,
que se puede ubicar en el plano de la fantasía, en tanto es un modo de tramitar algo del orden de
la pulsión. Y que de algún modo esa fantasía es la que engendra culpa y la culpa se apodera del
futuro bajo la forma de la expectativa de algún castigo. Ya en la trayectoria típica estaba esa
FI

lógica del reproche y los castigos posibles bajo la forma de afectos obsesivo. Y es como modo de
tramitar esa culpa y la angustia de expectativa que el obsesivo realiza acciones obsesivas, que
son comparadas con las acciones del sujeto religioso. Freud encuentra que el obsesivo funciona
con la misma lógica, tiene su religión privada.
La tentación es un modo de significar algo del orden de lo pulsional, y la pulsión que esta en


juego ahí es sádico-anal. Algo sádico dirigido a un objeto amado es problemático y engendra
culpa; y ese es el problema esencial del obsesivo, una moción pulsional que viene a
problematizar los vínculos amorosos del sujeto, como un goce sádico y problemático que se
infiltra en los vínculos amorosos del sujeto y que el sujeto no sabe como regular y le engendra
culpa, esto se ve en el historial del hombre de las ratas, el nombre es tomado de una fantasía
sádico-anal: escucha la narración hecha por un capitán, del tormento de las ratas. Ya ahí hay una
fantasía sádico-anal, el sujeto tiene la idea de que eso le puede ocurrir a dos personas amadas
por el, una dama y a su padre que esta muerto. Esa fantasía sádica queda ligada a dos objetos
amados, y para que eso no ocurra él tiene que realizar ciertas acciones.

Dos caras del síntoma en las psiconeurosis (así las llama a partir del 2do momento):
La solicitación somática (historial de Dora)
En el historial de Dora, Freud presenta este concepto. ¿Qué es lo que determina un síntoma
histérico? El síntoma histérico se presenta en el cuerpo, y Freud se pregunta cómo algo que sería
del orden de un conflicto psíquico se manifiesta a través de un síntoma en el cuerpo. Y la
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segunda pregunta que se hace es por qué en determinada parte del cuerpo y no en otra. Todo
síntoma histérico requiere la contribución de las dos partes: algo del cuerpo que se preste a que
el síntoma se de ahí; y lo psíquico que le va a dar un sentido, un “querer decir”. El síntoma para el
PSA quiere decir algo. Más allá de ese querer decir hay también un querer gozar, hay también
una satisfacción. El síntoma histérico requiere de la contribución de dos partes, lo psíquico y lo
somático, (el síntoma histérico no trae consigo un sentido, este se le es prestado o soldado). Un
síntoma histérico no puede producirse sin cierta solicitación somática brindada por un proceso
normal o patológico en el interior de un órgano o relativo a ese órgano. Parte de un factor
orgánico. Algo del cuerpo que favorece que el síntoma se forme en determinada zona, es la
contribución del cuerpo. Esa unión con el sentido es lo que permite que eso se repita. En distintas
situaciones el síntoma se expresa en el mismo lugar del cuerpo. En todas las psiconeurosis los
procesos psíquicos son durante un buen trecho los mismos, y sólo después entra en cuenta la
solicitación somática que procura a los procesos psíquicos inconcientes una salida a lo corporal

OM
(conversión). La solicitación somática es lo que permite a los procesos inconcientes una salida a
lo corporal. La solicitación somática brinda una salida hacia lo corporal.
La precondición somática para la posterior solicitación es la intensa activación de una zona
erógena a temprana edad, o sea la empresa autoerótica. En Dora ha habido una intensa
activación de esa zona erógena a temprana edad (autosatisfacción por el chupeteo como
empresa autoerótica pura) generando una predisposición para que los síntomas histéricos
graviten en torno a esa localización. Es como si esa intensa activación hubiera dejado una marca

.C
en esa zona. Es la condición para la posterior solicitación somática de parte del tracto de mucosa
que empieza en los labios. Entonces, esa va a ser la solicitación somática que va a permitir que
los procesos psíquicos luego se expresen en ese lugar. Para los ataques de tos y afonía cabe
suponer un estimulo de tos real, orgánicamente condicionado, el grano de arena en torno del cual
DD
el molusco forma la perla. Este estímulo es susceptible de fijación porque afecta a una región del
cuerpo que conservó en alto grado en la muchacha la significación de una zona erógena.
Los síntomas podrían mezclarse: neurosis mixta
Freud también va a pensar una relación entre síntoma actual y síntoma de neuropsicosis. Si
los síntomas de las neurosis actuales son síntomas que no están ligados a un mecanismo
LA

psíquico ni representación, son síntomas que no aparecen como descifrables. Son síntomas que
están por fuera del sentido. Tampoco se trataba de decirle a alguien que haga la acción
específica como corresponde, porque de alguna manera la acción especifica perfecta, adecuada,
lograda, absoluta es imposible. Seria pensar que hay una adecuación ideal y justamente no la
hay, porque no es instintiva, hay algo que no hay para el ser hablante. Freud se va a dar cuenta
FI

de que hay una relación entre las dos cosas. ¿Cómo piensa el síntoma Freud en el historial de
Dora? Hay dos ejemplos claves para entender esto, dos caras del síntoma: una cara que
podríamos pensar con Lacan como más real, y una cara más simbólica y charlatana, más
descifrable. Los dos ejemplos son: en uno Freud compara el síntoma con cómo se forma una
perla (el del grano de arena y la perla); y en el segundo ejemplo es el de odre viejo y los vinos


nuevos. La relación entre el síntoma y la satisfacción. Estos dos ejemplos son claves para
entender cómo está pensando Freud la formación de los síntomas en este tiempo.
El grano de arena y la perla. Las perlas son producidas cuando entra un grano de arena (un
factor irritativo) al cuerpo del molusco. El grano de arena irrita, lastima, molesta, entonces el
molusco para defenderse, para no ser lastimado, genera una secreción que recubre al grano de
arena nacarándolo hasta producir algo tan suave como una perla. Algo rugoso, que lastimaba,
fue revestido y se transformó en algo suave. Freud va a pensar que un síntoma actual puede
actuar como un grado de arena, que luego la psiconeurosis va a revestir. O sea que un síntoma
de neurosis actual puede actuar como grano de arena para la formación luego de un síntoma
psiconeurótico. Freud explica este ejemplo del grano de arena cuando va a tratar el concepto de
solicitación somática. Freud se pregunta ¿cómo algo psíquico pasa al cuerpo? ¿Habría un poder
en lo psíquico para operar sobre el cuerpo o hay algo del cuerpo que facilita eso? ¿Por qué en
determinada parte del cuerpo y no en otra? Eso es lo que Freud va a llamar solicitación
somática. Para Freud, esta solicitación somática, marca este factor problemático (para Lacan la
cara real del síntoma) y luego el inconciente lo va a revestir de sentidos, o sea de fantasía. El
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síntoma al comienzo no tiene sentido (real) y recién luego los sentidos le son soldados. Lo que
nos problematiza, lo que nos lastima, es algo de esa satisfacción pulsional que está en juego allí.
Solicitación somática + Sentido = Síntoma histérico
Somático + Psíquico
Grano de arena + Segregación
El recorrido del análisis va a ser quitar esas segregaciones hasta llegar al grano de arena.
Odre viejo, vino nuevo. Odre es una vasija donde se depositaba el vino en la antigüedad, una
vez estacionado el vino, el odre se vacía y se llena con vino nuevo. En el mismo odre viejo puedo
tener vinos nuevos; hoy un día, mañana otra. El odre marcaría lo permanente, lo que se mantiene
constante; y el vino nuevo es lo que varía. Es decir, el odre viejo caracterizaría lo conservador del
síntoma: que se produzca en esa parte del cuerpo y no en otra. Y el vino nuevo, sería que el
sentido del síntoma puede cambiar: un sujeto puede tener tos en un momento y que signifique
una cosa, años después puede volver a tenerla y que signifique otra cosa. Es como si cada uno

OM
tuviera cierta zona favorecida para hacer síntoma, y no porque haya un problema orgánico, sino
que hay cierta parte del cuerpo que favorece la formación del síntoma. Freud quiere decir que
aunque el sentido del síntoma se vacíe, la solicitación somática puede volver a ser utilizada con
un sentido nuevo proveído por el inconciente. Cada vez que el sujeto tiene algún conflicto utiliza
esa vía para tramitarlo o manifestarlo. Con esto Freud soluciona un problema porque puede
explicar la reincidencia de síntomas.

.C
TERCER MOMENTO DE FREUD: (1915-1920)
Perspectiva Metapsicológica. Lo que Freud desarrolla en este tercer momento son consecuencias
de lo que desarrolló en el segundo.
En la neurosis obsesiva Freud encuentra una fijación a la etapa sádico-anal. No se trata de una
DD
agresión efectivamente acontecida, lo que hay es una fantasmática sádica vinculada al erotismo
anal. Esto es lo que de alguna manera lo lleva a Freud a hacer un profundo reordenamiento, una
reelaboración, que encontramos en el tercer momento de su elaboración.
Freud hace una comparación entre la histeria (que empieza a llamar más específicamente
histeria de conversión, y con las fobias habla de histerias de angustia, que no hay que confundirla
LA

con la neurosis de angustia). En la histeria de conversión Freud va a decir que la formación


sustitutiva es igual a la formación de síntoma. Y que de alguna manera el síntoma histérico
implica un dos en uno. En el sentido de que es al mismo tiempo éxito y fracaso de la represión,
éxito y fracaso se dan juntos. ¿Cómo puede ser que sea éxito y fracaso al mismo tiempo? eso es
lo que le da el carácter de formación de compromiso y hace que el síntoma sea una formación
FI

sustitutiva. Freud siempre ve en la histeria un grado de solución mayor que en el síntoma


obsesivo, porque es como si el conflicto quedara ausente de lo psíquico aparentemente en la
histeria, el sujeto no recuerda, no sabe, no es conciente del conflicto, y eso se expresa en un
lugar del cuerpo, esa es la ventaja que tiene el síntoma histérico. De esa manera es fácil
desentenderse. Hay una bella indiferencia en la histeria lograda. Es éxito en el sentido de que se


sacó el problema de lo psíquico, y es fracaso porque se lo sacó pero tuvo que pagar un precio: un
síntoma en el cuerpo, pero del cual nada sabe de su origen, quedó disfrazado, deformado, el
sujeto no sabe qué quiere decir. En cambio, en la neurosis obsesiva, Freud dice que no es un
“dos en uno” sino que como vimos ya en la trayectoria típica, primero hay éxito y después hay
fracaso (no hay dos en uno, sino primero 1 y después 2, primero éxito, dp fracaso). El éxito en la
trayectoria psíquica se llamaba “síntomas de defensa primaria”, la salud aparente. Los síntomas
de defensa primaria no eran síntomas de fracaso de la defensa sino de éxito de la defensa. Y
ahora a ese éxito lo llama como una formación sustitutiva que no es formación de síntoma, va a
ser formación de carácter. En este momento Freud llama carácter, en relación a la neurosis
obsesiva o carácter obsesivo al éxito de la defensa. El carácter sería la neurosis obsesiva no
desencadenada para Freud, la NO estabilizada. En este caso está en todo su dominio del yo, es
la autoobservación del yo.
Lo que estabiliza a la histeria la perla, el recubrimiento, el revestimiento del grano de arena
Lo que estabiliza a la neurosis obsesiva lo que Freud llama acá carácter, y que esta vinculado
a lo que antes llamaba síntoma de la defensa primaria.
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La formación del síntoma, que viene con el fracaso de la represión, es lo que llamaba “las
representaciones obsesivas”. La formación del síntoma viene cuando fracasa la defensa.
Distintas formulaciones etiológicas que da Freud sobre la Neurosis Obsesiva.
1) Primera formulación etiológica de Freud de la neurosis obsesivo: Trauma activo. Etiología
traumática. Período de inmoralidad infantil. Para que esa acción genere tanto reproche es porque
se lo tuvo que haber hecho a alguien amado.
Hombre de las ratas: ambivalencia amor/odio. El problema no sería amar a un sujeto y odiar a
otro, sino cuando se mezclan esas cuestiones; cuando se odia en algo a alguien que se ama por
ejemplo.
2) Pulsión-Fantasía.
3) Fijación sádico-anal. Que se mezcla, que se combina con algo del amor. Al hombre de las
ratas todo el tiempo se le juntan objetos amados con algo de lo más inmundo.
HR: “Si yo no pago esta deuda le va a pasar ese tormento a dos personas amadas por mi”. Algo

OM
relacionado con las ratas que le contó un comandante. El tormento de la rata (fantasía sádico-
anal referida a objetos amados).
Educación Regular un goce. Esto no se hace así, se hace en determinado lugar, etc. algo de
toda la negación a esto en el obsesivo está ligado al amor. Lo sádico-anal con el amor no opera
bien. En el obsesivo hay un esfuerzo defensivo de separar esas dos cosas, de que algo de ese
goce problemático no venga a impactar en el objeto amado. El HR no se decide a casarse, duda
de si es la mujer para casarse o no.

.C
“Todos tienen la experiencia de algo enigmático en sus formaciones psíquicas, algo que no
captan cuál es el sentido y que sin embargo es interpretable”. Se pueden interpretar los sueños,
los olvidos, los lapsus, los síntomas. La conferencia del sentido de los síntomas apunta a decir
que los mismos son interpretados al igual que los sueños, los lapsus, los olvidos, etc. Es una
DD
formación psíquica que reúne características similares en ese aspecto. También un síntoma nos
resulta enigmático, oscuro, no sabemos qué quiere decir, y eso puede ser descifrable al igual que
un sueño. "El síntoma alberga no sólo un sentido sino fundamentalmente una satisfacción
pulsional". El síntoma es a la vez una satisfacción, algo de la satisfacción se satisface en el
síntoma; el síntoma no es sólo sentido descifrable, sino que también es satisfacción; y eso es lo
LA

que le da al síntoma su permanencia, su insistencia, su fijeza. Satisfacción inconciente, no es que


el sujeto sea conciente de esa satisfacción, más bien lo ve como algo extraño. Pero nosotros
advertimos que ahí algo se satisface. Decir que donde alguien sufre, sin embargo ahí anida una
satisfacción tiene un carácter paradojal. Se ve ahí el carácter paradojal del síntoma.
"El síntoma es como los sueños pero no del todo, hay algo que le da una particularidad; el
FI

síntoma tiene una fijeza que las otras formaciones no la tienen". Esa fijeza se lo da la propia
satisfacción, (Para Lacan: la letra, la fijación del goce) o sea el Resto sintomático, algo
indeclinable, el grano de arena. En tres ensayos dice "el síntoma es la practica sexual de los
neuróticos" ahí vamos a ubicar esa satisfacción. La reincidencia de los síntomas tras levantarlos
lo va a impulsar a pensar la segunda tópica, hay una satisfacción por parte del sufrimiento en la


que opera algo del más allá del principio de placer, algo como compulsión de repetición. Es esa
cara del síntoma lo que lo lleva a incluir algo nuevo en el inconciente: el ello y el superyó.
Este descubrimiento fue crucial, ya que los sentidos (del síntoma) adormecen lo real del síntoma,
ya que aplacan las fantasías, las identificaciones… y por otra parte descubre los beneficios (o
ganancia) primario y secundario del síntoma.
Ganancia Primaria es que en el síntoma entonces hay una satisfacción por más que me queje.
Ganancia Secundaria es más bien encontrarle una utilidad al síntoma.
En “La represión” ve en la histeria una solución más lograda al conflicto psíquico que en la NO,
porque el monto de afecto se separa se la representación y va a parar a una inervación somática
produciendo el síntoma histérico y lo reprimido queda por fuera de la conciencia en la amnesia
histérica. Este síntoma en el cuerpo expresa al mismo tiempo el éxito y el fracaso de la represión:
éxito porque logra alejar de la conciencia lo reprimido (ya que la expresión es desfigurada en el
cuerpo); fracaso porque el síntoma no deja de ser un retorno de lo reprimido. En la NO es 1 en 2
y en la Histeria es 2 en 1.
En la NO primero hay éxito y luego fracaso (se engancha con la trayectoria típica).
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"En la neurosis obsesiva hay en juego un impulso hostil que recae en la persona amada". Sería el
odio sádico anal. Se trata de aquello que viene a manchar los vínculos amorosos del objeto, una
especie de goce pulsional que no se adecua con la dimensión del amor. Es lógico que un impulso
hostil dirigido hacia el objeto amado engendre reproches.
En HR hay una relación conflictiva (un goce problemático) de manera inconciente, que es lo que
trata de separar la defensa obsesiva. Por eso el síntoma en 2 tiempos. Primero el éxito de la
defensa y luego el fracaso consecutivamente Ej.: sujeto que va caminando y se topa con una
piedra, se le ocurre la idea de que esa piedra podría obstaculizar al carruaje de la amada y
causar un accidente, entonces corre la piedra (1er tiempo). Luego se da cuenta de que había
hecho algo sin sentido y vuelve a poner la piedra en el lugar en el que estaba (2do tiempo). Freud
va a decir "donde se junta el carruaje y la piedra si no es en la fantasía del NO?" Lo que HR
intenta hacer es separar el impulso hostil del sujeto amado.
Separar la piedra de la amada (T1 Éxito de la defensa)

OM
Volver a poner la piedra en el camino (T2 Fracaso de la defensa)
Éxito:
- 1° Freud: síntoma de la defensa primaria, salud aparente
- 2° Freud: formaciones reactivas al impulso, formaciones sustitutivas que no llevan a la
formación de síntoma.
- 3° Freud: carácter. Es cuando los síntomas están incluidos en el yo, egosintónicos. El sujeto no
se hace problema. El concepto de carácter es mucho más amplio que el de neurosis para Freud

.C
(propiamente dicha, enfermedad).
Lo más importante del 3° Freud es que el síntoma es una satisfacción, que es el grano de arena
que va más allá del sentido que viene a recubrirlo. Dentro del sentido Freud va a encontrar algo
fundamental con la identificación.
DD
FREUD (1915) – “LA REPRESIÓN”
Una moción pulsional puede chocar con resistencias que quieran hacerla inoperante. Al ser una
pulsión, la huída es inoperante porque no puede escapar de sí mismo. Una etapa previa al juicio
es la represión, algo intermedio entre la huida y el juicio adverso. Es uno de los destinos de la
LA

pulsión. Es posibilitado porque el logro de la meta pulsional depare displacer en lugar de placer.
Pero las pulsiones siempre deparan placer. La satisfacción que sería placentera, entraría en
conflicto o sería inconciliable con otras exigencias y designios. Sería placer para un sistema y
displacer para otro. La condición para la represión es que el motivo de displacer cobre un poder
mayor que el placer de la satisfacción. La represión no es un mecanismo de defensa presente
FI

desde el origen; no puede engendrarse antes que se haya establecido una separación entre
actividad CC e ICC del alma, y su esencia consiste en rechazar algo de la CC y mantenerlo
alejado de ella.
Hay una represión primordial que consiste en que la representación del representante de la
pulsión 1 se le deniega la admisión en lo CC. Se establece una fijación, el representante queda


inmutable y la pulsión sigue ligada a él. La segunda etapa es la represión propiamente dicha,
que recae sobre los retoños psíquicos de la representación del representante de la pulsión
reprimida o pensamientos que han entrado en asociación con él. Tales representaciones
experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. La represión secundaria es un
esfuerzo de desalojo post-represión. La represión no impide al representante de la pulsión seguir
existiendo en lo ICC y producir retoños, anudar conexiones etc. La represión sólo perturba el
vínculo con lo conciente. Si los retoños de lo reprimido primordial se han alejado lo suficiente de
éste, sea por las desfiguraciones o por el número de eslabones intermedios, tiene libre el acceso
a lo CC. Las ocurrencias que el análisis hace surgir son una traducción conciente de la
representación del representante reprimido. Los síntomas son retoños de lo reprimido que se han
procurado el acceso a la CC mediante esta formación distanciado de lo primordial. Cada uno de
los retoños puede tener su destino particular.

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La represión es móvil; exige un gasto de fuerza constante, que si cesara peligraría su resultado.
Lo reprimido ejerce una presión continua en dirección a lo CC, a raíz de lo cual el equilibrio tiene
que mantenerse por medio de una contrapresión.
La moción pulsional puede estar inactiva (escasamente investida con energía psíquica), o
investida en grados variables y activa. Su activación pondrá en movimiento los rodeos para
acceder a la CC. Los retoños representantes de una energía baja generalmente no son
reprimidos, aunque su contenido sea idóneo para presentar un conflicto psíquico, ya que el factor
cuantitativo es el decisivo. Tan pronto esa representación se refuerce, el conflicto deviene actual
y la activación lo lleva a la represión. Un aumento de la investidura enérgica actúa en el mismo
sentido que el acercamiento respecto de lo ICC y la disminución del distanciamiento o la
desfiguración.
La representación del representante de la pulsión es un grupo de representaciones investidas
desde la pulsión con un monto de energía psíquica o libido. Junto a la representación, interviene

OM
algo que puede experimentar un destino diferente: el monto de afecto. Corresponde a la pulsión
en la medida que se ha desasido de la representación y ha encontrado una expresión
proporcionada a su cantidad en afectos. La represión tiene un destino para la representación y
otro para la energía pulsional que adhiere a ésta.
El destino general de la representación es desaparecer de la CC o seguir coartada si nunca
devino conciente; el factor cuantitativo tiene tres destinos posibles:
- sofocación completa;

.C
- salir a la luz como un afecto coloreado cualitativamente;
- o mudarse en angustia.
Como la represión tenía el propósito de evitar el displacer; si no ha logrado impedir la producción
de angustia entonces el proceso represivo ha fracasado.
DD
Una represión crea una formación sustitutiva de representante: el síntoma. Éste es un indicio
de un retorno de lo reprimido, y debe su génesis a un proceso diverso de la represión, pero que
convergen. Existen diversos mecanismos de formación sustitutiva; los mecanismos de la
represión tienen en común la sustracción de investidura enérgica (libido).
En la fobia la representación fue sustituida vía desplazamiento por otro objeto, y el monto de
LA

afecto se ha transformado en angustia. En la histeria de conversión el monto de afecto se ha


hecho desaparecer completamente, o bien una dosis de sensaciones se anuda a los síntomas y
se produce algún desprendimiento de angustia. El contenido produce como formación sustitutiva
una inervación hiperintensa somática ya sea como inhibición o excitación sensorial o motriz. El
lugar se revela como una porción de la representación que ha atraído hacia sí, por condensación,
FI

la investidura. La neurosis obsesiva produce una formación sustitutiva en la alteración del yo


como escrúpulos de conciencia extremos. La representación se muda en algo indiferente y
conciente, y el modo de afecto en la mayor parte de los casos aparece en angustia, de la cual se
huye como en el caso de la fobia.


FREUD. LO INCONSCIENTE.
Tópica y dinámica de la represión.
La represión es, en lo esencial, un proceso que se cumple sobre representaciones en la frontera
de los sistemas Icc y Prcc. Ha de tratarse de una sustracción de investidura. La representación
reprimida sigue teniendo capacidad de acción dentro del Icc, por tanto, debe de haber
conservado su investidura. Lo sustraído ha de ser algo diverso. Consideremos el caso de la
represión propiamente dicha: la represión sólo puede consistir en que a la representación se le
sustraiga la investidura (pre)conciente que pertenece al sistema Prcc. La representación queda
entonces desinvestida, o recibe investidura del Icc, o conserva la investidura icc que ya tenía. Por
tanto, hay sustracción de la investidura preconciente, conservación de la investidura inconciente o
sustitución de la investidura preconciente por una inconciente. El paso desde el sistema Icc a uno
contiguo, no acontece mediante una transcripción nueva, sino mediante un cambio de estado,
una mudanza en la investidura. El supuesto fundacional ha arrojado aquí del campo, con poco
esfuerzo, al supuesto tópico.

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Empero, este proceso de sustracción de libido no basta para hacer inteligible otro carácter de la
represión. No se advierte la razón por la cual la representación que sigue investida o que es
provista de investidura desde el Icc no haría intentos renovados por penetrar en el sistema Prcc,
valida de su investidura. En tal caso, la sustracción de libido tendría que repetirse en ella y ese
juego idéntico se proseguiría interminablemente, pero el resultado no seria la represión. De igual
modo, el aludido mecanismo de sustracción de una investidura pcc no funcionaria cuando
estuviera en juego la figuración de la represión primordial; es que en ese caso está presente una
representación icc que aún no ha recibido investidura alguna del Prcc y, por tanto, ella no puede
serle sustraída.
Aquí necesitamos de otro proceso, que en el primer caso (el del esfuerzo de dar caza-represión
propiamente dicha) mantenga la represión, y en el segundo (el de la represión primordial) cuide
de su producción y de su permanencia, y sólo podemos hallarlo en el supuesto de una
contrainvestidura mediante la cual el sistema Prcc se protege contra el asedio de la

OM
representación icc.
Una contrainvestidura representa el cargo permanente de energía de una represión primordial,
pero es también lo que garantiza su permanencia. La contrainvestidura es el único mecanismo de
la represión primordial; en la represión propiamente dicha (el esfuerzo de dar caza) se suma la
sustracción de la investidura pcc. Y es muy posible q la investidura sustraída de la representación
se aplique a la contrainvestidura.
Hay un tercer punto de vista, además del dinámico y del tópico, y es el económico. Éste aspira a

relativa de ellos.
.C
perseguir los destinos de las magnitudes de excitación y a obtener una estimación por lo menos

Histeria de angustia una primera fase del proceso suele descuidarse; quizá ni siquiera se la
advierte, pero es bien notable para una observación más cuidadosa. Consiste en que la angustia
DD
surge sin que se perciba ante qué. Cabe suponer que dentro del Icc existió una moción de amor
que demandaba trasponerse al sistema Prcc; pero la investidura volcada a ella desde este
sistema se le retiró al modo de un intento de huída, y la investidura libidinal inconciente de la
representación así rechazada fue descargada como angustia. A raíz de una eventual repetición
del proceso se dio un primer paso para domeñar ese desagradable desarrollo de angustia. La
LA

investidura fugada se volcó a una representación sustitutiva que, a su vez, por una parte se
entramó por vía asociativa con la representación rechazada y, por la otra, se sustrajo de la
represión por su distanciamiento respecto de aquella (sustituto por desplazamiento) y permitió
una racionalización del desarrollo de angustia todavía no inhibible. La representación sustitutiva
juega ahora para el sistema cc/prcc el papel de una contrainvestidura.
FI

La observación clínica muestra que un niño afectado de fobia a los animales siente angustia
cuando se da una de estas dos condiciones: la primera, cuando la moción de amor (hacia un
padre) reprimida experimenta un refuerzo; la segunda, cuando es percibido el animal angustiante.
La representación sustitutiva se comporta, en un caso, como el lugar de una trasmisión desde el
sistema icc al interior del sistema cc y, en el otro, como una fuente autónoma de desprendimiento


de angustia. La expansión del imperio del sistema cc suele exteriorizarse en el hecho de que el
primer modo de excitación de la representación sustitutiva retrocede cada vez más frente al
segundo. Quizás al final el niño se comporte como si no tuviera ninguna inclinación hacia el
padre, como si se hubiera emancipado por completo de él y realmente experimentara angustia
frente al animal. Sólo que esa angustia frente al animal, alimentada desde la fuente pulsional
inconciente, se muestra refractaria e hipertrófica frente a todas las influencias que parten del
sistema cc, en lo cual deja traslucir que su origen se sitúa en el sistema icc.
En la segunda fase de la histeria de angustia la contrainvestidura desde el sistema cc ha llevado
a la formación sustitutiva. El proceso de la represión no está todavía concluido. Tiene un
cometido ulterior: inhibir el desarrollo de angustia que parte del sustituto. Todo el entorno
asociado de la representación sustitutiva es investido con una intensidad particular, de suerte que
puede exhibir una elevada sensibilidad a la excitación. Una excitación en cualquier lugar de este
parapeto dará, a consecuencia del enlace con la representación sustitutiva, el envión para un
pequeño desarrollo de angustia que ahora es aprovechado como señal a fin de inhibir el ulterior
avance de este último mediante una renovada huída de la investidura. Cuanto más lejos del
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sustituto temido se dispongan las contrainvestiduras sensibles y alertas, con precisión tanto
mayor podrá funcionar este mecanismo destinado a aislar la representación sustitutiva y a coartar
nuevas excitaciones de ella. Estas precauciones sólo protegen contra excitaciones que apuntan a
la representación sustitutiva desde fuera, por la percepción, pero jamás contra una moción
pulsional que alcanza a la percepción sustitutiva desde su conexión con la representación
reprimida. Por tanto, sólo empiezan a producir efectos cuando el sustituto ha tomado cabalmente
sobre si la subrogación. A raíz de cada acrecimiento de la moción pulsional, la muralla protectora
que rodea a la representación sustitutiva debe ser trasladada un tramo más allá. El conjunto de
esa construcción lleva el nombre de fobia. La expresión de la huida frente a la investidura
conciente de la representación sustitutiva son las evitaciones, renuncias y prohibiciones que
permiten individualizar a la histeria de angustia.
Al final todo el parapeto (muro/defensa) fóbico es un enclave de la influencia inconciente.
Mediante todo el mecanismo de defensa puesto en acción se ha conseguido proyectar hacia

OM
afuera el peligro pulsional. El yo se comporta como si el peligro del desarrollo de angustia no le
amenazase desde una moción pulsional, sino desde una percepción, y por eso puede reaccionar
contra ese peligro externo con intentos de huida: las evitaciones fóbicas. Algo se logra con este
proceso de la represión; de algún modo puede ponerse dique al desprendimiento de angustia,
aunque sólo a costa de graves sacrificios en materia de libertad personal. En general, los intentos
de huida frente a las exigencias pulsionales son infructuosos, y el resultado de la huida fóbica
sigue siendo, a pesar de todo, insatisfactorio.

.C
En la histeria de conversión la investidura pulsional de la representación reprimida es
traspuesta a la inervación del síntoma. El papel de la contrainvestidura que parte del sistema
cc/prcc es nítido en la histeria de conversión; sale a la luz en la formación de síntoma.
En la neurosis obsesiva la contrainvestidura del sistema cc sale al primer plano de la manera
DD
más notoria. Organizada como formación reactiva, es ella la que procura la primera represión; y
en ella se consuma más tarde la irrupción de la representación reprimida. Al predominio de la
contrainvestidura y a la falta de una descarga se debe que la obra de la represión aparezca en la
histeria de angustia y en la neurosis obsesiva mucho menos lograda que en la histeria de
conversión.
LA

FREUD – “CONFERENCIA Nº 17: EL SENTIDO DE LOS SÍNTOMAS”


El psicoanálisis ha sido el primero en demostrar que el síntoma es rico en sentido. Esto fue
descubierto por Josef Breuer, mediante el estudio de un caso de histeria. La neurosis obsesiva no
es tan popular como la histeria, se porta más como asunto privado del enfermo, renuncia a
FI

manifestarse en el cuerpo y crea todos sus síntomas en lo psíquico. Sin embargo, se ha hecho
más transparente que la histeria.
La neurosis obsesiva se exterioriza: los enfermos son ocupados por pensamientos que no les
interesan, sienten impulsos extraños, y son movidos a realizar acciones que no les depara
contento alguno, pero le es imposible omitirlas. Se ve así forzado contra su voluntad. Los


impulsos que siente tienen el más espantable contenido, y se protege de ejecutarlos mediante
prohibiciones. Jamás llegan a ejecutarse, el resultado es siempre el triunfo de la huida. Lo que
en realidad ejecuta son las acciones obsesivas, que son cosas ínfimas, repeticiones,
ceremoniales. El enfermo puede desplazar la obsesión pero no suprimirla. Junto a la
obsesión de contenido positivo y negativo se hace valer en el campo intelectual la duda. El todo
desemboca en una creciente indecisión, en una falta de energía y una restricción de la libertad.
La psiquiatría da nombres a las diversas obsesiones, y fuera de eso no dice otra cosa. Insisten en
que los portadores de tales síntomas son degenerados. Por el psicoanálisis se considera que es
posible eliminar los síntomas obsesivos. Un ejemplo:
Una dama 30 años corre de una habitación a la siguiente, se para frente a la mesa. Llama a la
mucama para darle un encargo trivial. Había una gran mancha en el mantel, que ubicaba de tal
manera como para que la mucama la viera. De nuevo corría hacia la habitación primera. Sucede
que hace más de 10 años se había casado con un hombre mucho mayor que ella. En la noche de
bodas resultó impotente. Esa noche él corrió de una habitación a otra. A la mañana dijo “es como
para que uno tenga que avergonzarse frente a la mucama” y tiró un frasco de tinta roja en la
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sábana. La paciente se identifica con su marido, sustituye la cama por la mesa y la sábana por el
mantel. Mesa y cama juntas, significan matrimonio. La mujer no sólo repitió la escena sino que la
corrigió, y así corrigió también la impotencia. Figura el deseo como cumplido (que el marido no
era impotente).
Así se puede demostrar que los síntomas neuróticos poseen un sentido, lo mismo que las
operaciones fallidas y los sueños. Una dificultad, es que el sentido del síntoma reside en un
vínculo con el vivenciar del enfermo. Para una idea sin sentido y una acción carente de fin, se
plantea la tarea de descubrir aquella situación del pasado en que la idea sí estaba justificada.
Todos los enfermos obsesivos tienen la inclinación a repetir, estos se llaman síntomas
típicos. La histeria también tiene una serie de síntomas que podrían llamarse típicos.
Podemos esclarecer el sentido de los síntomas neuróticos individuales por su referencia al
vivenciar, pero nuestro arte nos deja una barrera con respecto a los síntomas típicos. Es difícil
suponer una diversidad fundamental entre una y otra clase de síntomas. Si los individuales

OM
dependen del vivenciar del enfermo, para los típicos queda la posibilidad de que se remonten a
un vivenciar típico en sí mismo, común a todos los hombres. En la doctrina del sueño se
tropieza con una dificultad semejante. El contenido manifiesto de los sueños es variado y
diferente según los individuos, pero junto a eso hay sueños llamados típicos (caer, volar, estar
desnudo).

CUARTO MOMENTO DE FREUD:

.C
A partir de los años 1920, "Mas allá..." y "El yo y el ello", introduce las resistencias a la cura, por
ejemplo la Compulsión a la repetición (resistencia del ello) y reacción terapéutica negativa
(resistencia del superyó).
Dos textos principales de este cuarto momento: En “Psicología de las masas y análisis del yo”
DD
traza una sistematización del concepto de identificación, donde plantea los diversos tipos de
identificación que operan en la formación del síntoma. Y el otro texto fundamental de este
momento es “Inhibición, síntoma y angustia”.
El concepto de identificación es fundamental. Freud ya hablaba tempranamente de identificación,
por ejemplo en la época de la interpretación de los sueños.
LA

La identificación es un aspecto importante en extremo para los mecanismos de los síntomas


histéricos. Mediante ésta los enfermos llegan a expresar en sus síntomas las vivencias de toda
una serie de personas, no sólo las propias, es como si padecieran por todo un grupo de hombres
y figuraran todos los papeles del drama con sólo recursos personales (síntomas).
FI

FREUD – “PSICOLOGÍA DE LAS MASAS Y ANÁLISIS DEL YO”


Capítulo 7. La Identificación
El psicoanálisis reconoce a la identificación como la más temprana exteriorización de una
ligazón afectiva con otra persona, y desempeña un papel en la prehistoria del Complejo de
Edipo. El varón manifiesta interés hacia su padre, lo toma como ideal. Contemporáneamente a


esta identificación con el padre, el varón emprende una investidura de objeto de la madre.
Muestra así dos lazos: con la madre una investidura sexual de objeto, con el padre una
identificación. Ambos coexisten un tiempo sin influirse, pero la vida anímica avanza y en
consecuencia ambos lazos confluyen, y por esto nace el Complejo de Edipo normal. El pequeño
nota que el padre le significa un estorbo junto a la madre, entonces su identificación con él toma
una tonalidad hostil. Desde el comienzo la identificación es ambivalente.
Más tarde puede ocurrir que el complejo experimente una inversión, que se tome por objeto al
padre en una actitud femenina. La diferencia entre una identificación de este tipo con el padre y
una elección de objeto que recaiga sobre él es que en la primera el padre es lo que uno querría
ser, en el segundo caso, es lo que uno querría tener.
Hay que dilucidar la identificación en el caso de una formación neurótica de síntoma.
En el capitulo 7, Freud distingue distintos tipos de identificación:
1) Identificación particular o primaria:
Freud se va a encargar de caracterizarla como la más temprana identificación, como una
identificación que es previa a toda elección de objeto, y que es condición de la posibilidad de esa
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elección de objeto, es condicionante del Edipo. Por eso Freud la llama como la identificación más
temprana en ligazón afectiva. La plantea como una identificación canibalistica, de carácter mítico,
como de devorarse algo. Lo que Freud implica de modo primario, constitutivo, lo que comemos,
ese elemento extraño es el lenguaje. Y el lenguaje es condición previa para el Edipo. A la vez
tiene como un efecto de castración. Esa identificación que acá Freud llama “identificación al
padre”, que es una identificación pre-edípica, y lo llama así por darle un carácter mítico, pero con
Lacan se lee de un modo más estructural esa identificación constitutiva. El primer efecto trae una
pérdida de goce, que es fundamental que se produzca para constituir un objeto de amor. , con el
padre. Previa a la elección de objeto de la madre, condición de posibilidad, prehistoria del Edipo.
2) A las siguientes identificaciones, Freud las va a llamar “Identificaciones formadoras de
síntomas”, operan en la formación del síntoma, y fundamentalmente en la formación del
síntoma histérico (las tres son identificaciones parciales que operan sobre el síntoma):
a) Identificación del sujeto con un rasgo del objeto odiado/rival. Por ejemplo, una niña pequeña

OM
que recibe el mismo síntoma de sufrimiento que su madre (dupla madre e hija). La madre tiene
un síntoma, la hija pasa a tener el mismo síntoma de la madre, por ejemplo, la misma tos
martirizadora (no es el caso de Dora). ¿Por qué una niña pasaría a tener el mismo síntoma de su
madre? Ello puede ocurrir por diversas vías: la identificación puede ser la misma que la del
Complejo de Edipo (lógica edípica) que implica una voluntad hostil de sustituir a la madre, el
síntoma expresa el amor de objeto por el padre. La niña se identifica al síntoma de la madre, pero
en el fondo lo que está en juego es algo en relación con el padre. La identificación está soportada

.C
por el amor al padre. Identificándose al síntoma de la madre la niña se coloca en su lugar, y al
mismo tiempo recibe un tipo de castigo por eso. Freud dice “has querido ser tu madre, ahora lo
eres al menos en su sufrimiento”. Es a través del sufrimiento que se pone en el lugar de la madre.
Es una identificación con el rival. Pero la identificación concierne a un punto, es una identificación
DD
parcial, no se identifica en todo a la madre, se identifica al síntoma de la madre, a un pequeño
rasgo.
b) Identificación del sujeto con un rasgo del objeto amado. O bien el síntoma puede ser el mismo
que el de la persona amada, es decir que en este caso no se identifica a la madre rival, sino que
la identificación va a ser directamente con el objeto amado. Ej. Dora se identificaba a la tos del
LA

padre. Identificación con el objeto amado. La identificación reemplaza la elección de objeto, la


elección de objeto es regresiva, es decir, ha regresado hasta la identificación. Antes de toda
elección de objeto, hay identificación. Primero hay identificación, después elección de objeto, y
luego esa elección de objeto puede sustituirse por una identificación. Para Freud hay una
dialéctica entre la identificación y la elección de objeto, de alguna manera nos identificamos a los
FI

objetos que hemos amado. Cada vez que se abandona un objeto de amor algo queda, nos
quedan las marcas de lo que hemos amado. También los objetos que uno elige de amor llevan
las marcas de las identificaciones ideales. Identificación al objeto amado, no al rival. La
identificación va directamente al objeto de amor o lo reemplaza. El objeto de amor puede quedar
resignado o en parte retorna como identificación. Es una identificación a un rasgo, parcial. No se


trata de copiar a alguien en su conjunto, sino a un pequeño rasgo.


En estas identificaciones (a y b) el yo copia en un caso a la persona no amada, y en el otro a la
persona amada. En los dos la identificación es parcial, porque toma un único rasgo de la persona
objeto
c) Identificación histérica, que prescinde de la relación de objeto. Hay un tercer caso de formación
de síntoma particularmente frecuente e importante, en que la identificación prescinde por
completo de la relación de objeto. En las primeras, lo que motorizó ambas identificaciones es el
amor al padre, está presente la relación de objeto en las dos, de manera más virtual en el
primero, de manera más directa en el segundo. En este caso prescinde de esa relación de objeto,
de esa elección de objeto. Por ejemplo, si una muchacha recibió en el pensionado una carta de
su amado secreto, la carta despertó sus celos y ella reaccionó con un ataque histérico, algunas
de sus amigas, que saben del asunto, empiezan a tener el mismo ataque, como suele decirse,
por la vía de la infección psíquica. Es como un fenómeno de masa. El mecanismo es el de la
identificación sobre la base de poder o querer ponerse en la misma situación. Las otras querrían
tener también una relación secreta, y bajo el influjo del sentimiento de culpa aceptan también el
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sentimiento aparejado. La funcionalidad es querer ponerse en la misma situación. Quieren estar
en el mismo lugar, recibir la carta de un amado secreto, y lo logran bajo el sufrimiento. También
es una identificación que gira sobre un rasgo, sobre un punto, sobre el ataque. Freud dice que no
se trata de una imitación, de una copia, sino que en realidad esta identificación gira sobre
ponerse en la misma posición con respecto al deseo. Lo que está en juego acá es una dimensión
de deseo, de falta. Es una identificación en ese punto. La histérica capta muy bien ese punto
donde se juega algo del deseo.
[El ataque histérico es la otra forma distinta del síntoma, la histeria puede producir un síntoma
localizado en el cuerpo o un ataque histérico. Es como si el sujeto actuara, pusiera en escena,
también tiene un sentido a descifrar.]
Las fantasías y las identificaciones son lo que le dan sentido a los síntomas. Dora por ejemplo en
sus síntomas, es el señor K, es la señora K, es el padre.
3) Las últimas no son identificaciones parciales:

OM
a) Identificación de la homosexualidad masculina. La clave de la teoría freudiana de la
homosexualidad masculina se basa en contradecir la idea vulgar que uno podría hacerse del
Edipo en el caso de la homosexualidad. Porque la explicación del sentido común seria creer que
la homosexualidad masculina está basada en el Edipo invertido (tomar al padre como objeto de
amor en vez de la madre, la posición pasiva frente al padre, que en general Freud lo refiere más
al hombre histérico). La explicación freudiana fundamental de la homosexualidad no se sostiene
del Edipo negativo, sino que al contrario, es el colmo del Edipo positivo. El homosexual masculino

.C
en general lo que nos muestra es la intensa ligazón con la madre, tan intensa es la ligazón con la
madre que no entra ninguna mujer más, y con una madre muy particular: la madre fálica. Y esa
ligazón con la madre fálica se sostiene, o se transforma luego en una identificación con ella. Al
completarse el proceso de la pubertad, llega el momento de permutar a la madre por otro objeto
DD
sexual. El joven no abandona a su madre, sino que se identifica con ella, y ahora busca objetos
que puedan sustituir el yo de él. Y no es una identificación parcial, él se identifica con la madre
fálica. Y desde ahí elige objetos de amor iguales a él. Es decir que la elección de objeto sexual
masculina es una elección fundamentalmente narcisista. Elige objetos iguales a él e iguales a lo
que ha sido él para la madre. Es una elección como en espejo. Entonces esa identificación no es
LA

parcial, es global. Entonces, los objetos que elige son a imagen y semejanza de lo que él ha sido
para la madre, de una manera narcisista que no deja lugar para una mujer. La ley la pone la
madre: madre fálica. La palabra del padre no interviene.
b) Melancolía. También es una identificación que no es parcial, es global. Freud la ubica en
relación a que “la sombra del objeto recae sobre el yo”, se identifica al objeto perdido. El duelo
FI

intenta ser la elaboración de una pérdida, mientras que en la melancolía hay una identificación
más global con el objeto que se ha perdido. En análisis de la melancolía, afección que cuenta con
la pérdida real o afectiva del objeto amado, proporciona un segundo ejemplo de esa introyección
de objeto. Rasgo principal de esta afección es la cruel denigración de sí, unida a una gran
autocrítica y autorreproches. Estos reproches en el fondo se aplican al objeto, y constituyen la


venganza del yo sobre él. A Freud lo que siempre le llamó la atención de la melancolía son los
autorreproches, el sujeto que dice que es una porquería, tiene la certeza de ser un desecho. Con
lo cual está más relacionado con una vertiente psicótica. Hombre de las ratas muerte del padre,
duelo patológico, se reprocha por lo que no hizo. Estas melancolías nos muestran al yo dividido
en dos fragmentos, uno de los cuales arroja su furia sobre el otro. Este otro es el alterado por
introyección, que incluye el objeto perdido. El fragmento que se comporta cruelmente incluye a la
CC moral. Es el ideal del yo, y le atribuimos las funciones de la observación de sí, la CC moral, la
censura onírica, etc. El yo identificado al objeto es el punto sobre el cual recaen los castigos del
superyó.
Capítulo 8. Enamoramiento e Hipnosis
En algunos casos, el enamoramiento no es más que una investidura de objeto de parte de las
pulsiones sexuales, con el fin de alcanzar la satisfacción sexual directa, lograda ésta, el amor de
extingue. Es lo que se llama amor sensual. La historia del desarrollo por el que atraviesa la vida
amorosa humana, agrega un segundo factor. En la primera fase, el niño había encontrado un
primer objeto de amor en uno de sus progenitores; en él se habían reunido todas sus pulsiones
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sexuales que pedían satisfacción. La represión que después sobrevino obligó a renunciar a la
mayoría de estas metas sexuales infantiles y dejó como secuela una modificación de las
relaciones con los padres. El niño permaneció ligado a ellos, pero con pulsiones de meta
inhibida. Los sentimientos que de en adelante alberga se llaman tiernos. Las anteriores
aspiraciones sensuales se conservan en el ICC.
Con la pubertad se inician nuevas aspiraciones, dirigidas a metas sexuales. En el marco del
enamoramiento, llama la atención el fenómeno de la sobreestimación sexual: el hecho de que
el objeto amado goza de cierta exención de la crítica, sus cualidades son más estimadas que en
otras personas, etc. a raíz de una represión de las aspiraciones sensuales se produce este
espejismo: se ama sensualmente al objeto sólo en virtud de sus excelencias anímicas; y lo cierto
es que ocurre lo contrario, únicamente la complacencia sensual pudo conferir al objeto tales
excelencias. El afán que aquí falsea al juicio es el de la idealización. El objeto es tratado como el
yo propio, y por tanto en el enamoramiento afluye al objeto una medida mayor de libido narcisista.

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En muchas formas salta a la vista que el objeto sirve para sustituir un ideal del yo propio, no
alcanzado. En el entusiasmo amoroso, el yo resigna cada vez más todo reclamo, se vuelve más
modesto, a la par que el objeto se hace más grandioso. El objeto, ha devorado al yo.
Esto ocurre con particular facilidad en el caso de un amor desdichado. Contemporáneamente a
esta entrega del yo al objeto, fallan por entero las funciones que recaen sobre el ideal del yo. La
CC moral no se aplica a nada de lo que acontece en favor del objeto; sucede que el objeto se ha
puesto en el lugar del ideal del yo.

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Ahora es fácil describir la diferencia entre la identificación y el enamoramiento. En la primera
el yo se ha enriquecido con las propiedades del objeto. En el segundo, se ha empobrecido, se ha
entregado al objeto. En el enamoramiento extremo, el yo se ha introyectado el objeto. En el caso
de la identificación el objeto se ha perdido o ha sido resignado; después se lo vuelve a erigir en el
DD
interior del yo, y el yo se altera parcialmente según el modelo del objeto perdido.
El trecho que separa el enamoramiento de la hipnosis no es muy grande. La misma sumisión
humillada, igual obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador como hacia el objeto amado. El
hipnotizador ha ocupado el lugar de ideal del yo. El vínculo hipnótico es una entrega enamorada
que excluye toda satisfacción sexual, mientras que en el enamoramiento esta última se pospone
LA

sólo de manera temporaria. Podemos decir también que el vínculo hipnótico es una formación
de masa de dos.
Justamente las aspiraciones sexuales de meta inhibida son las que logran crear ligazones tan
duraderas entre los seres humanos. Esto se explica por el hecho de que no son susceptibles de
una satisfacción plena, mientras que las aspiraciones sexuales no inhibidas experimentan una
FI

disminución toda vez que alcanzan su meta. El amor sensual está destinado a extinguirse en la
satisfacción, para perdurar tiene que ser mezclado con componentes tiernos.
Las elucidaciones anteriores nos han preparado para indicar la fórmula de la constitución
libidinosa de una masa. Una primaria es una multitud de individuos que han puesto un objeto, uno
y el mismo, en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual se han identificado entre sí


en su yo.

FREUD (1925) – “INHIBICIÓN, SÍNTOMA Y ANGUSTIA”


En inhibición síntoma y angustia: última formulación de Freud: desmezcla de Eros y pulsión de
muerte. Lo novedoso que introduce Freud a partir de 1920 es que lo que está en juego ahí es
algo de la pulsión de muerte. Si la pulsión de muerte permanece mezclada con Eros (con la
pulsión de vida) es como si la cuestión mortífera, destructiva, se amortiguara, se tramitara, se
suavizara; en cambio si se produce la desmezcla y la pulsión de muerte irrumpe en relación a los
objetos amados y también en torno al propio sujeto bajo una forma más destructiva. La forma
destructiva con como el objetivo se castiga a sí mismo, y a través de lo cual se pone en juego la
pulsión de muerte es la culpa, es decir es a través del superyo, del sentimiento de culpa y de la
necesidad de castigarse. Es alguien que se reprocha, que tiene culpa, que se mortifica con la
culpa. Y cuando la pulsión de muerte se desliga del Eros hace que el sujeto se mortifique, pero al
mismo tiempo el obsesivo no se mortifica solo, suele mortificar también a los que tiene cerca. No
solo se destruye a sí mismo con sus exigencias, con sus culpas. Muchas veces la culpa para el
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obsesivo también toma la forma de una exigencia superyoica donde quiere hacer todo perfecto, y
se martiriza. Extremar el cuidado pareciera que es un modo de defenderse. La lucha defensiva
del obsesivo es separar esas dos cosas, y luego de nuevo se le juntan. Separar a la amada de
una moción hostil que está en él, en su fantasmática. Es el síntoma en dos tiempos. Ej.: de sacar
la piedra del camino y luego volver a ponerla. Detrás de ese aparente cuidado de algo exterior, en
realidad el cuidado es de su propia fantasmática, de su propio goce pulsional. Eso que aparece
como tan escrupuloso, cuidadoso, es parte de la defensa obsesiva.
Capítulo 3
Freud en este texto se interesa mucho por la lucha defensiva secundaria con respecto al síntoma.
Es decir, la que sigue después que se ha formado el síntoma. Entonces, la lucha defensiva no
termina con la formación del síntoma. Como el síntoma es fracaso de la defensa, es retorno de lo
reprimido, es lógico que ante ese fracaso se ponga de nuevo una suerte de proceso defensivo,
especialmente en la neurosis obsesiva, que tiene un carácter interminable, que sigue, laberíntico,

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que le da todas esas capas de defensa. Por eso Freud destaca que en la neurosis obsesiva hay
técnicas auxiliares de la defensa. Como si fuera poco, hay técnicas auxiliares de la defensa, por
si a caso. Y Freud nombra dos fundamentales, claves para entender la neurosis obsesiva: el
aislamiento, y la anulación. Es importante la cuestión del yo en la neurosis obsesiva. El obsesivo
va a hacer un esfuerzo en su pensamiento para evitar que le parezcan ideas contrarias al yo.
Entonces Freud ya tenia la idea tempranamente de que en la neurosis obsesiva la represión
opera de modo distinto que en la histeria. Porque el sujeto histérico logra que lo conflictivo

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desaparezca de lo psíquico, el sujeto está en amnesia en ese punto, no recuerda muy bien qué
pasó está en bella indiferencia, como desconectado de eso, y lo que aparece es sensible para el
cuerpo. Tiene un problema en el cuerpo, localizado, puntual, pero fuera de eso no aparece como
alguien que está conflictuado en lo psíquico. En cambio en la neurosis obsesiva no es tanto una
DD
represión al modo de la amnesia, sino más bien que corta los vínculos asociativos entre las
representaciones. Las representaciones están, incluso en la conciencia alguna de ellas, pero
desconectadas. El sujeto obsesivo desconecta armando compartimentos, aísla a las
representaciones. El neurótico tiene la idea de que las cosas no se conecten, que las cosas no se
toquen, por eso habla Freud ahí también del tabú del contacto. El obsesivo no quiere que se
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toquen las representaciones, pero también tiene muchas veces problemas de tocar en el sentido
corporal también, se incomodan cuando los tocan. Se encuentra mucho en el obsesivo el temor al
contacto, porque Freud capta muy bien que el tocar puede despertar algo pulsional, y eso lo sabe
el obsesivo. El tocar puede despertar Eros, pero también puede despertar Tánatos. Siempre el
tocar está ligado a que puede evocar algo de lo pulsional. Por las dudas no toca nada, se aísla.
FI

Hay una tendencia en el obsesivo al aislamiento, que se contrapone a la histeria (por ejemplo las
chicas del pensionado están en red). El obsesivo no es simpático. Las histéricas comparten,
sienten de la misma manera que la otra. La anulación está muy ligada al síntoma en dos tiempos.
Frente a la etiología de las neurosis obsesivas, la respuesta que Freud da en este tiempo es la de
mezcla pulsional: pulsión de vida/pulsión de muerte. Lo cual para Freud da cuenta de la


severidad del superyó en la neurosis obsesiva.


La separación del yo respecto del ello parece justificada: determinadas constelaciones nos la
imponen. Pero, por otra parte, el yo es idéntico al ello, no es más que un sector diferenciado de
éste. Parecido es el nexo del yo con el superyó, en muchas ocasiones se nos confunden. En el
caso de la represión se vuelve decisivo el hecho de que el yo es justamente el sector organizado
del ello. Sería injustificado representarse al yo y al ello como dos cosas diferentes, en que el yo
procurara sofocar una parte del ello mediante la represión, y el resto del ello acudiera en socorro
de la parte atacada y midiera sus fuerzas con las del yo. El acto de la represión muestra al mismo
tiempo la fortaleza y la impotencia del yo, y el carácter no influible de la moción pulsional singular
del ello.
La lucha defensiva contra la moción pulsional desagradable se termina a veces mediante la
formación de síntoma. Pero por regla general, la trayectoria es otra: al primer acto de la represión
sigue un epílogo escénico prolongado, o que no se termina nunca; la lucha contra la moción
pulsional encuentra su continuación en la lucha contra el síntoma. Esta lucha nos muestra dos
rostros contradictorios. Por una parte, el yo es constreñido a emprender un intento de
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reestablecimiento o de reconciliación. Su energía desexualizada revela su origen en su aspiración
a la unificación, y esta compulsión a la síntesis aumenta a medida que el yo se desarrolla más
vigoroso. Así se comprende que intente cancelar la amenidad y el aislamiento del síntoma. En
cuanto a cumplimientos de una exigencia del superyó, tales síntomas participan por principio del
yo, mientras que por otra parte tienen la significatividad de unas posiciones de lo reprimido. Son
por así decir, estaciones fronterizas con investidura mezclada.
Puede ocurrir que la existencia del síntoma estorbe la capacidad de rendimiento, y así permita
apaciguar una demanda del superyó o rechazar una exigencia del mundo exterior. Así el síntoma
cobra un valor para la afirmación de sí, se fusiona cada vez más con el yo; quien se lo ha
procurado para gozar de sus ventajas.
Otras configuraciones del síntoma, las de la neurosis obsesiva y la paranoia, cobran un elevado
valor para el yo, porque le deparan una satisfacción narcisista de que estaba privado.
Resulta lo que nos es familiar como ganancia (secundaria) de la enfermedad en el caso de la

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neurosis. Viene en auxilio del afán del yo por incorporarse el síntoma. Estas ligazones actúan en
el bando de las resistencias, lo sabemos por el análisis.
Los dos procedimientos que el yo aplica contra el síntoma se encuentran en contradicción. La
perturbación parte del síntoma, que sigue escenificando su papel de sustituto y retoño de la
moción reprimida, cuya exigencia de satisfacción se renueva constriñendo al yo a dar en cada
caso la señal de displacer y ponerse a la defensiva.
Capítulo 5.

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Son muchas las neurosis en las cuales no se presenta angustia. La histeria de conversión es una.
Las fobias se encuentran tan cercanas que se ha considerado situarlas en una misma serie con
éstas, y llamarlas “histeria de angustia”.
Los síntomas frecuentes de la histeria de conversión son procesos de investidura
DD
permanentes o intermitentes. Mediante el análisis puede averiguarse el decurso excitatorio
perturbado al cual sustituyen. Ellos mismos participan de este último, y es como si toda la energía
del decurso excitatorio se hubiera concentrado en este fragmento. El dolor estuvo presente en la
situación en que sobrevino la represión; la parálisis motriz es la defensa frente a una acción que
habría debido ejecutarse en aquella situación pero fue inhibida.
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La sensación de displacer que acompaña a la emergencia del síntoma varía. En los síntomas
permanentes desplazados a la motilidad casi siempre falta por completo; el yo se comporta
frente a ellos como si no tuviera participación alguna. En el caso de los síntomas intermitentes
referidos a la esfera sensorial, se registran sensaciones de displacer que pueden aumentar hasta
un nivel excesivo. El síntoma de dolor emerge con igual seguridad cuando ese lugar es tocado
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desde afuera y cuando la situación patógena que ese lugar subroga es activada por vía
asociativa desde adentro, y el yo recurre a medidas precautorias para evitar el despertar del
síntoma por la percepción externa.
Los síntomas de la neurosis obsesiva son en general de dos clases. O bien son
prohibiciones, medidas precautorias, penitencias; o bien son satisfacciones sustitutivas.


Cuando la enfermedad se prolonga prevalecen las satisfacciones, que burlan toda defensa.
Constituye un triunfo de la formación de síntoma que se logre enlazar la prohibición con la
satisfacción. En casos extremos el enfermo logra que sus síntomas añadan a su significado
originario, el de su opuesto directo. Puede suceder que el síntoma sea de dos tiempos, es
decir, que a una primera acción, le sigue una segunda que lo cancela.
En los síntomas obsesivos entonces, en primer lugar, se asiste a una lucha continuada entre lo
reprimido, que se va inclinando cada vez más en perjuicio de las fuerzas represoras, y en
segundo lugar, el yo y el superyó participan muy considerablemente en la formación del síntoma.
La situación inicial de la neurosis obsesiva es la de la histeria. Parece tener un estrato de
síntomas histéricos formados muy temprano. Empero, la configuración ulterior es alterada por un
factor constitucional. La organización genital de la libido demuestra ser endeble y poco resistente.
Cuando el yo da comienzo a sus intentos defensivos, el primer éxito que se propone es rechazar
la organización genital (de la fase fálica) hacia el estadio anterior, el sádico anal.
Se busca la explicación de la regresión en una desmezcla de pulsiones. El forzamiento de la
regresión significa el primer éxito del yo en la lucha defensiva contra la exigencia de la libido.
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Quizá en la N.O el complejo de castración es el motor de la defensa, y la defensa recae sobre
las aspiraciones del complejo de Edipo. El comienzo de la latencia se caracteriza por el
sepultamiento del complejo de Edipo, y con ello la creación del superyó y la erección de las
barreras éticas. En la N.O estos procesos rebasan la medida normal; a la destrucción del
complejo de Edipo se le agrega la degradación regresiva de la libido, el superyó se vuelve
particularmente severo y desamorado, y el yo desarrolla elevadas formaciones reactivas de la CC
moral, la compasión, etc.
Se puede admitir como un nuevo mecanismo de defensa, junto a la regresión y a la represión,
las formaciones reactivas que se producen dentro del yo del neurótico obsesivo y al que
discernimos como exageraciones de la formación normal del carácter. En la N.O se forma un
superyó severísimo.
En el periodo de latencia, la defensa contra la tentación onanista parece ser considerada la
tarea principal. Esta lucha produce síntomas, que se repiten de manera típica en diversas

OM
personas, y presentan el carácter de un ceremonial. La pubertad introduce el corte tajante en el
desarrollo de la N.O. la organización genital se reinstala con gran fuerza. Por una parte, vuelven a
despertar las mociones agresivas iniciales, y por la otra, un sector de las nuevas mociones
libidinosas se ve precisado a marchar por las vías que prefiguró la regresión, y a emerger en
condición de propósitos agresivos. En la N.O el conflicto se reafirma en dos direcciones: lo que
defiende ha devenido más intolerante, y aquello de lo cual se defiende más insoportable.
La representación obsesiva desagradable deviene en general CC. Lo que ha irrumpido hasta la

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CC es en realidad, sólo un sustituto desfigurado. Si la represión no ha roído el contenido de la
moción pulsional agresiva, ha eliminado en cambio el carácter afectivo que la acompañaba.
Ocurre que el afecto ahorrado sale a la luz en otro lugar. El superyó se comporta como si no se
hubiera producido represión alguna, y trata al yo de manera condigna a esa premisa. El yo debe
DD
registrar un sentimiento de culpa. El yo no busca sustraerse de la crítica del superyó. De hecho
hay N.O sin ninguna CC de culpa. El yo se ahorra percibirla mediante una nueva serie de
síntomas. Tales síntomas significarán al mismo tiempo satisfacciones de mociones pulsionales
masoquistas, que también recibieron un refuerzo desde la regresión.
La tendencia de la N.O consiste en procurar cada vez mayor espacio para la satisfacción
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sustitutiva a expensas de la denegación. Estos síntomas cobran más tarde el carácter de


satisfacciones. El resultado de este proceso es un yo extremadamente limitado, obligado a
buscar sus satisfacciones en los síntomas.
Capítulo 6
En el curso de las luchas pueden observarse dos actividades del yo en la formación del
FI

síntoma. Éstas son el anular lo acontecido y el aislar. La primera tiene gran campo de
aplicación, mediante un simbolismo motor quiere hacer desaparecer, no las consecuencias de un
suceso, sino el suceso mismo. En la N.O nos encontramos con la anulación de lo acontecido
sobre todo en los síntomas de dos tiempos. La tendencia a anular se revela como una de las
principales fuerzas motrices de la formación de síntoma. La otra técnica es el aislamiento. Recae


también sobre la esfera motriz, y consiste en que, tras un suceso desagradable, se interpola una
pausa en la que no está permitido que acontezca nada, no se hace ninguna percepción ni se
ejecuta acción alguna. El efecto del aislamiento es el mismo que sobreviene a raíz de la represión
con amnesia. El aislamiento garantiza la suspensión del nexo en el pensamiento.
El neurótico obsesivo halla dificultad en obedecer a la regla psicoanalítica fundamental. Su
yo es más vigilante y son más tajantes los aislamientos. Tiene demasiadas cosas de las cuales
defenderse. Luego apoya esta compulsión a concentrarse y a aislar: mediante acciones mágicas
de aislamiento que se vuelven tan llamativas como los síntomas. El aislamiento es una
cancelación de la posibilidad de contacto (tabú del contacto), un recurso para sustraer a una
cosa del mundo, y cuando el neurótico aísla también una impresión mediante una pausa, nos da
a entender que no quiere dejar que los pensamientos referidos a ello entren en contacto
asociativo con otros.
El punto de arranque tanto de las fobias, como de la histeria de conversión, como de la neurosis
obsesiva es la destrucción del complejo de Edipo, y en todas, el motor de la renuencia del yo
es la angustia de castración. Pero sólo en las fobias saldrá a la luz esa angustia.
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