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Don Abraham y Lupita encontraron un pequeño hotel, acogedor y económico, a escasos

300 metros de la Catedral. Mientras esperaban la designación de su habitación, Lupita le


recordó su promesa de narrar una leyenda referente a la Catedral de la Asunción.
“Acabamos de pasar un patio con mesas y sillas, hermosamente enmarcado con una
arcada, será un buen lugar para contar la leyenda llamada…tan tan tan taaaaaan”
El aparecido del chambergo
Lupita con mirada curiosa le dijo “Aja, palabras exóticas de nuevo” ¿Qué es un
chambergo?
“Ah, que nietecita tan preguntona… al final, si no entiendes que es “mi palabra exótica”,
como les dices, te lo explico. ¿Te parece?
Don Abraham, tomó aire y comenzó el relato.
Asistir a misa por las mañanas solía ser costumbre de don Margarito López y su hermano
Néstor, unos de los primeros fundadores del Barrio de San Marcos. Invitaban a varios
amigos para juntos ir, generalmente iban a la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.

En una lluviosa mañana de septiembre de 1860, cuando don Margarito salió de su casa,
pasó por su hermano Néstor, iban a toda prisa porque se les hacía tarde.
La esposa de don Néstor estaba preocupada, porque su hijita estaba muy enferma y
según el médico dijo, sólo un milagro podría salvarla. -de casualidad, se llamaba como tú,
Lupita-

El grupo caminaba de prisa pero al dar vuelta en una esquina, a unos cuantos pasos de la
Catedral, se apareció un individuo demasiado alto, enfundado en un traje negro y con un
sombrero de ala “monumental”.

Todos experimentaron escalofríos.

Aquella figura, segundos más tarde desapareció.

Al domingo siguiente y al siguiente y así durante un mes se volvieron a reunir todos los
amigos con sus familias y juntos atravesaron la plaza de San Marcos para tomar la vereda
y en el mismo lugar, volvió a salir aquella extraña figura, que dejó sin respiración a los
presentes.

Y este encuentro se hizo habitual. Ya se atrevían a mencionar, entre temerosos susurros,


a un fantasma, a un alma en pena… los niños le decían “el aparecido de la llegada a la
catedral”.

Un día, en el mes de noviembre de ese año, cuando el grupo conducido por don
Margarito, se dirigían a misa, de pronto, el aparecido no sólo pasó cerca de ellos, sino que
se detuvo y con una voz de ultratumba, dirigiéndose a don Néstor dijo:

“Tuuuuu… Neéstooooor,… tienes… uuunaa… eeenffermmitaa… llévame… con ella…


yooo tee laa curaarréé”.

Acudieron con el sacerdote a contarle lo sucedido y pedirle su opinión, el capellán les


aconsejó que accedieran a la petición de aquel hombre.
Salieron de la Catedral, al llegar al lugar señalado, se les volvió presentar aquella figura
de enorme sombrero y dijo: “¡Mi deseo es curar a la niña!”.

Sin decir una palabra más desapareció ante ellos y se le apareció a la mamá que estaba
junto a la niña. Pronunció un rezo muy largo y extraño, colocó una mano en la cara de
Lupita, la cual quedó estampada para siempre en ella. Poco a poco la hija de don Néstor
abrió los ojos, se sentó en la cama y pidió de comer.

A los cuantos días Lupita estaba jugando en el Jardín de San Marcos con sus amiguitas
como si nada hubiera ocurrido. Desde aquel día el hombre del chambergo desapareció
para siempre.

...

Precisamente en ese momento, al terminar el relato, notaron que un hombre delgado y


alto con un chambergo sobre la cabeza, les avisaba que su habitación estaba lista.

Abuelo y nieta sólo acertaron a mirarse fijamente con ojos sorprendidos mientras las
campanas de la Catedral repicaban.

Bibliografía

Medrano de Luna, Gabriel, Como me lo contaron, te lo cuento. Leyendas de


Aguascalientes, México, Secretaría de Cultura, 2017.

Imagen recuperada en:


https://twitter.com/ahistoriasv/status/1222510291407265792?lang=hi

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