Está en la página 1de 2

“Si hay magia en este planeta, está contenida en el agua”

Con esta frase terminó la conferencia de una prestigiosa ecologista. Lupita se quedó pensativa
todo el camino a casa. No estaba ajena a los problemas del planeta, pero más bien ella se
enfocaba en los que podía resolver en casa. Ya saben. Acciones locales, cambios mundiales.

Ya quería llegar a casa del papá de su mamá para poder platicarle, tanto sus inquietudes, como la
información que acaba de escuchar. Cuando abrió la puerta, se sorprendió ver todo apagado y
solo una nota en la mesa.

De nuevo, había salido y al parecer sería por toda una semana. ¡Rayos!... y ahora con quién puedo
platicar sobre esto, pensó Lupita. Así pasaron unos días en los cuales se dedicó a buscar en sus
ratos libres, información sobre la situación del agua en su comunidad, así como en el mundo.

Encontró que el mayor desperdicio de agua es la inconsciencia ciudadana y el mal


aprovechamiento de otras fuentes de agua.

Cuando ya tuvo muchos datos y más dudas, llamó a su mamá para ver si sabía del regreso del
abuelo. “Pero si acaba de pasar por su correspondencia hace un momento, pero Lupita, te
advierto que no lo molestes. Acaba de regresar de un viaje muy largo. Mejor llévale el desayuno el
fin de semana”.

Con más ganas que prudencia, Lupita dejó un papel por debajo de la puerta con la frase “Si hay
magia en este mundo, está contenida en el agua”-Loran Eisely.

Sabía que no podía contenerse a este tipo de invitación. Así que la reunión para platicar con su
cómplice, mentor y amigo, ocurrió antes del fin de semana.

¿Adónde has ido esta vez? Vienes muy quemado de la cara, dijo Lupita.

Me han mandado hasta el norte de nuestro país a recorrer una zona donde el paisaje es desértico,
sé que te hubiera gustado. ¿Conoces Loreto? ¿No? Pues hasta allá estuvieron estos huesos
vetustos y correosos. Fíjate que una amiga me llevó a conocer un lugar enclavado en la serranía,
más o menos a 45 minutos en carro y después de comer unos burritos de machaca y frijoles con
queso, conocí por afuera una misión californiana. Se me olvida el nombre, pero es él que tiene un
árbol de olivo tricentenario.

Sabes que me gustan los edificios con historia, pero en esta ocasión, ni siquiera entré. ¿Puedes
imaginarlo? Más bien, recorrimos otras construcciones alrededor de esta misión californiana.

¡¡¡Ya me acordé!!! Misión San Francisco Javier de Viggé- Biaundó… sabes que no puedo dejar de
pensar en algo hasta que lo recuerdo. Ok, ok, prosigo.

Mi amiga estaba más bien preocupada por ciertas construcciones alrededor de este templo.
¿Sabías que había una cisterna, un dique, acequias y zanjas? Si tú lo sabías, yo no. Por lo que me
contó esto demuestra una gran infraestructura hidráulica, en otras palabras, supieron cómo
obtener, distribuir, almacenar, e incluso conducir el agua no solo para ellos, sino para la
comunidad. ¿Puedes imaginarte mi Lupita? En el siglo XVII supieron cómo hacer frente a lo agreste
de la zona, con trabajo comunitario garantizaron el suministro de este recurso y gracias a esto, se
aclimataron a las diversas condiciones medioambientales. Eso es a lo que llamó optimización
tecnológica… y te vuelvo a repetir…alrededor de 1700.

Perdón, pero me emociono mucho con estos temas que son tan actuales.

A ver, dime, mi Lupita, porque tan misteriosa nota debajo del tapete de la puerta.

¿Qué significa esta frase?

Mientras el abuelo le preguntaba sobre su mensaje encriptado, al parecer, todo encajó en su


mente. Podía verlo tan claramente. Nuevamente, el conocimiento de la historia, en este caso, el
conocimiento de las construcciones históricas, antiguas, nos dan luz sobre problemas actuales.

Tenía que platicar un poco más para poder asentar estas ideas y que mejor acción que la de
preguntar.

Abuelito, cuéntame más sobre este templo o más bien, de sus alrededores. Esta petición la hizo
con una humildad, bastante común en ella, pero haciendo énfasis en un posible descubrimiento
de algo tan viejo, que parece nuevo.

Don Abraham, continuó con su relato sobre una serie de misiones californianas que contenían
construcciones similares, presas con corrientes fluviales en Santa Catalina, Cisternas en San Borja,
acequias cubiertas con lajas en San Vicente. Sobre las carencias como oportunidades del ser
humano en adaptarse al medio y su sabiduría para solventar situaciones adversas cuando los
recursos son limitados. De hecho, si quieres saber más te doy a leer un artículo super
interesantísimo, valga el adjetivo superlativo. Se llama los sistemas de irrigación en las misiones
californianas y lo escribieron a cuatro manos y cuatro ojos. Ana Ruiz y Miguel Ángel Sorroche.

Lupita pensó… también aquí hay magia.

Continuará

Bibliografía

Ruiz Gutiérrez, Ana y Sorroche Cuerva, Miguel Ángel. Los sistemas de irrigación en las misiones
californianas (siglos XVIII y XIX). Boletín de Monumentos Históricos, Tercera Época, núm. 32,
septiembre-diciembre 2014. Pp. 124 a 148.

Imagen recuperada:

https://culturabcs.gob.mx/storage/gallery/UlTJsC7AwtAEtbyYDZrEhshxgKVfATN6mVyYrlTa.jpeg

También podría gustarte