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DE
ANATOMIA HUMANA
L. TESTUT Y A. LATARJET
PROFESORES DE ANATOMIA EN LA FACULTAD DE MEDICINA DE LA UNIVERSLDAD,. D E LYON
TRATADO
DE
ANATOMIA HUMANA
OBRA LAUREADA POR LA ACADEMIA DE MEDICINA DE PARIS
(PR EM IO SAINTOUR, 1902)
M. LATARJET
PROFESOR AG REGA DO DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE LYON
TOMO SEGUNDO
ANGIOLOGIA - SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Ilustrado con 1.032 grabados, la mayor parte de ellos impresos a varios colores,
dibujados por G. Devy y S. Dupret
~LVAT
SALVAT EDITORES, S. A.
BARCELONA - MADRID - BUENOS AIRES
MEXICO - CARACAS - BOGOT A - QUITO - RIO DE JANEIRO
SANTIAGO DE CHILE - SA JUA DE PUERTO RICO
1979
Impreso en papel especialmente fabricado
por Miqucl y Costas & Miquel, S. A. - Barcelona (España)
Reimpresión 1979
LIBRO IV
ANGIOLOGIA
P•rs.
SF.cc16N PRIMERA. - CORAZON Y PERICARDIO 4
CAPITULO PRIMERO. - Corazón . 4
ARTÍCULO PRIMERO. - Consideraciones generales 5
ARTÍCULO ll. - Configuración exterior general del corazón 10
Configuración exterior de las diferentes porciones del corazón 16
ARTÍCULO 111. - Relaciones del corazón 20
ARTÍCULO IV. - Anatomorradiología de las cavidades cardiacas 23
ARTICULO V. - Configuración interior 28
Ventrículos . 28
Caracteres comunes a los dos ventrículos 28
Caracteres particulares del ventriculo derecho 37
Caracteres particulares del ventrículo izquierdo 47
Paralelo anatómico entre los dos ventrlculos 57
Tabique interventricular 58
Aurlculas. 6o
Caracteres comunes a las dos aurlculas . 6o
Caracteres particulares de la aurícula derecha 61
Caracteres particulares de la aurlcula izquierda 6g
Tabique interauricular . 70
ARTÍCULO VI. - Estructura macroscópica del músculo cardiaco 71
Zonas fibrosas del corazón 71
Trayecto de las fibras musculares del corazón 74
Fibras de los ventrículos 74
Fibras de las aurlculas . 79
ARTÍCULO VII. - Sistema muscular especifico del corazón 84
Segmento sinusal. Nudo de Keith y Flack 84
Segmento atrioventricular. Aparato ventriculonector 87
Significación del sistema de regulación muscular específico . 95
ARTÍCULO VIII. - Vascularización e inervación del corazón 97
Arterias coronarias . 97
Venas del corazón 1o8
Vasos linfáticos del corazón ll5
Nervios del corazón . u3
ARTÍCULO IX. - Endocardio . 133
VIII ÍNDICE DE. MATERIAS
Págs .
CAPITULO 11. - Pericardio
Pericardio fibroso
Pericardio seroso .
Medios de fijación del pericardio
EstrucLura del pericardio
Vascularización e inervación del pericardio
Liquido pericardiaco
1'4$.
Arteria humeral y sus ramas 287
Arterias radial y cubital . 295
Aiteria radial . 195
Arteria cubital . 301
Arcos palmares . 3o8
Vías anastomóticas del miembro superior 310
ARTÍCULO III. - Ramas que nacen de la porción tordcica de la aorta 3u
Arterias bronquiales . 3u
Arterias esofágicas medias 3u
Arterias mediastinicas posteriores 313
Arterias intercostales aórtica~ 313
ARTlcULO IV. - Ramas que nacen de la porción abdominal de la aorta . 318
Arterias diafragmáticas inferiores 319
Ar1erias lumbares 3u
ARTICULO V. - Ramas terminales de la aorta 313
Arteria sacra media .
Arterias iliacas primitivas
Arteria iliaca interna o hipogástrica y sus ramas
Ramas intrapélvicas parietales .
lliolumbar
Sacra lateral .
Ramas intrapélvicas viscerales
Umbilical .
Vesical inferior
Hemorroidal media
Uterina
Vaginal
Ramas extrapélvicas
Obturatriz .
Glútea
Isquiática .
Pudenda interna
Arteria iliaca externa y sus ramas
Uretral inferior
Epigástrica
Circunfleja ilíaca
Arteria femoral y sus ramas
Ramas de la femoral común
Ramas de la femoral superficial
Femoral profunda y sus ramas .
Arteria poplltea y sus ramas .
Arteria tibia! anterior y sus ramas
Arteria pedia y sus ramas .
Tronco tibioperoneo y sus ramas
Arteria peronea y sus ramas
Arteria tibia! posterior
Arterias plantares
Vías anastomóticas del miembro inferior
NOTA. - Laa arterlaa vlecual•• .. dcacrt~t r'n en .,¡ tomo IV (vhM SBPLACNOLOO!A).
P• p .
Conformación exterior de las venas . 403
Conformación interior de las venas. Válvulas 405
Estructura de las venas . 407
Nomenclatura de las venas . 407
CAPITULO ll. - Venas pulmonares (venas correspondientes a la arteria
pulmonar) 4o8
CAPITULO III. - Venas aórticas (venas correspondientes a la arteria aorta). 411
ARTÍCULO PRIMERO. - Vena cava superior y sus afluentes . 411
ARTÍCULO ll. - Troncos venosos braquiocefdlicos 415
ARTÍCULO 111. - Afluentes de los troncos v enosos braquiocefálicos 417
Ramas colaterales de los troncos venosos braquiocefá licos 418
Venas del miembro superior 421
Venas profundas 4u
Venas superficiales . 423
Venas de la cabeza y del cuello . 430
Sección primera : Sistema yugular profundo 4!11
Senos de la duramadre . 431
Primer grupo : grupo posterior y superior 433
Segundo grupo : grupo anterior e inferior 441
Tronco de la vena yugular interna 450
Ramas colaterales de la vena yugular interna 455
Sección segunda : Sistema yugular superficial 46o
Yugular externa 46o
Yugular anterior . 4fü1
ARTÍCULO IV. - Vena cava inferior y sus afluentes 464
Tronco de la vena cava inferior . 464
Afluentes de la vena cava inferior . 46g
Venas diafragmáticas inferiores 46g
Venas lumbares. . 46g
Venas renales 470
Venas capsulares medias . 471
Venas genitales 471
Vena porta . 472
Ramas de origen 473
Tronco de la vena porta 476
Ramas terminales de la vena porta 478
Ramas colaterales de la vena porta 479
Anastomosis de la vena porta . 481
Venas portas accesorias . 482
Importancia en patología de las anastomosis de la vena porta . 484
Venas suprabepáticas 484
Orígenes de la vena cava inferior 485
Venas iliacas primitivas 485
Vena iliaca externa 487
Vena iliaca interna . 487
Venas de la pelvis . 48g
Venas del miembro inferior 494
Venas profundas 494
Venas superficiales . 496
Anastomosis de las venas superficiales con las profundas 500
ARTICULO V. - Venas del raquis 500
Plexos intrarraquídeos . 501
Plexos extrarraqu!deos . 503
Troncos colaterales del sistema nervioso raquídeo 504
Venas yugulares posteriores 504
INDICE DE MATERIAS XI
Ptp.
Vena vertebral . 504
Venas ácigos 505
Venas lumbares ascendentes 509
Venas iliolumbares . 510
Venas sacras ilíacas 510
Vena sacra media 510
SECCIÓN QUINTA. - LINFATICOS 511
CAPITULO PRIMERO. - Anatomía general 511
Vasos linfáticos . 5 11
Ganglios linfáticos . 5 14
Nomenclatura de los linfáticos 517
CAPITULO Il. - Conductos colectores linfáticos 518
Conducto torácico 518
Gran vena linfática . 529
CAPITULO III. - Linfáticos y grupos ganglionares 5g1
ARTÍCULO PRIMERO. - Linfdticos del miembro inferior 5g1
Grupos ganglionares . 531
Conductos linfáticos del miembro inferior . 535
ARTÍCULO II. - Grupos ganglionares de la pelvis o ganglios iliopélvicos . 537
ARTÍCULO III. - Linfdticos del abdomen . 543
Ganglios lumboaórticos 543
Ganglios viscerales . 544
ARTÍCULO IV. - Linfdticos del tórax 545
Ganglios parietales . 545
Ganglios viscerales . 546
Vasos aferentes y eferentes de los ganglios viscerales 548
ARTICULO V. - Linfdticos del miembro mperior 549
Ganglios linfáticos . 549
Vasos linfáticos del miembro superior . 553
ARTICULO VI. - Linfdticos de la cabeza y del cuello 554
Collar ganglionar pericervical 555
Ganglios sublinguales y retrofarlngeos 559
Ganglios anteriores del cuello . 559
Ganglios cervicales laterales . 56o
Linfáticos de los tegumentos de la cabeza y del cueUo 56g
LIBRO V
Pqa.
Relaciones de las neuronas entre sí 585
Significación funcional de las diversas partes de la neurona 589
Objeciones a Ja teoría de Ja neurona. Teoría de Apathy 597
ARTICULO II. - Elementos de sostén 6o7
ARTÍCULO 111. - Vasos sanguíneos y vías /infdticas 610
ARTICULO IV. - División de los centros nerviosos 614
SECCIÓN PRIMERA. - MEDULA ESPINAL 616
Consideraciones generales 616
Conformación exterior de Ja medula 626
Conformación interior de Ja medula 628
Conducto del epéndimo 629
Sustancia nerviosa . 630
Constitución anatómica de la medula 639
Elementos nerviosos de la sustancia gris . 641
Fibras nerviosas tle la sustancia gris 641
Células nerviosas de la sustancia gris: sus diferentes especies . 642
Modo de repartición de las células nerviosas en la sustan-
cia gris . 645
Elementos nerviosos de Ja sustancia blanca . 652
Sistematización del cordón anterior 653
Sistematización del cordón lateral 656
Sistema1ización del cordón posterior 66o
Resumen de la sistematización de la sustancia blanca 673
Colaterales de los cordones medulares 674
Elementos de sostén de la medula 677
Filum terminale . 68o
Vasos de la medula 681
Arterias 682
Venas . 688
Vlas linfáticas 689
Valor funcional de los diferentes elementos de la medula 689
La medula es un órgano de transmisión 6go
La medula es un centro nervioso 6g5
SECCIÓN SEGUNDA. - ENCEFALO. 6g7
CAPITULO PRIMERO. - Bulbo raquídeo 698
Consideraciones generales 6g8
Configuración exterior 703
Conformación interior 7o8
Constitución anatómica y conexiones 709
Cordones blancos bulbares homólogos de Jos de la medula 709
Columnas grises bulbares homólogas de las de Ja medula 716
Partes propias del bulbo . 724
Estudio del bulbo por medio de cortes transversa les . 739
Vasos del bulbo . 748
Disposición general de las arterias del trascerebro, del cerebro pos-
terior y del cerebro medio 748
Circulación del bulbo . 749
CAPITULO 11. - Protuberancia anular 754
Consideraciones generales 754
Conformación interior 759
Constitución anatómica y conexiones 761
Sustancia blanca 761
Fibras transversales 762
fNDICE DE MATERIAS xm
P'8'1.
Fibras longitudinales . 765
Fibras arciformes de la formación reticulada 773
Sustancia gris . 77!
Estudio de Ja protuberancia en cortes transversales . 778
Vasos 78.t
CAPITULO 111. - Cerebelo 78.
Consideraciones generales 784
Configuración exterior 786
Relaciones del cerebelo y de la protuberancia anular 791
Surcos y lóbulos del cerebelo 794
Topografla y localizaciones cerebelosas 796
Configuración interior 8ot
Estructura del cerebelo . 8o?
Conexiones del cerebelo . 818
Estudio macroscópico de los pedúnculos cerebelosos y de la válvula
de Vieussens .
Conexiones extrínsecas del cerebelo
Fibras aferentes
Fibras eferentes
T opografla de las fibras aferentes y eferentes comenidas en
cada pedúnculo cerebeloso .
Conexiones intrínsecas del cerebelo .
Interpretaciones fisiológicas de las conexiones cerebelosas
Vascularización del cerebelo
CAPITULO IV. - Ventrícul.o bulbocerebeloso o cuarto ventrículo
Consideraciones generales
Partes constituyentes .
Pared anterior .
Pared posterior
Bordes .
Angulos
Formaciones coroideas del cuarto ventrículo
Comunicación del cuarto ventrículo con los espacios subaracnoideos:
agujero de Magendie y agujeros de Luschka . 855
CAPITULO V. -- Pedúnculos cerebrales. T ubérculos cuadrigéminos y acue-
ducto de Silvio . 858
ARTÍCULO PRJMERO. - Pedúnculos cerebrales 858
Conformación exterior y relaciones . 858
Conformación interior 86.t
Constitución anatómica y conexiones 865
Estructura y conexfones del ulocus nigern 865
Estructura y conexiones de la calota . 866
Formaciones grises de origen bulboespinal 868
Formación gris propia del pedúnculo. Núcleo rojo de la
calota . 869
Sustancia blanca de la calota 873
Estructura y conexiones del pie 877
ARTICULO II. - T ubérculos cuadrigbninos 880
ARTICULO Ill. - Acueducto de Si/vio 885
ARTfcl.ILOIV. - Síntesis del mesencéfalo . 886
Estudio sintético del mesencéfalo en cortes topográficos 886
Vista de conjunto de las vlas motoras y sensitivas en el pedúnculo
cerebral .
XIV ÍNDICE DE MATERIAS
P' ir•.
Vascularización de los pedúnculos cerebrales y los tubérculos cuadri-
géminos . 8g2
P •111.
Núcleo lenticular . 1o62
Estructura microscópica del cuerpo estriado 1o65
Conexiones del cuerpo estriado 1o66
Vascularización 1071
Resumen anatomofisiológico . 1071
Región suboptoestriada . 1074
Región infundibulotubérica o hipotálamo 1075
Región subóptica o subtalámica 108o
Región sublenticular 1085
Cápsula interna . 1088
Definición y relaciones . 1o88
Sistematización de la cápsula interna 1og8
Sustancia blanca de los hemisferios o centro oval 1104
ARTICULO V. - Estudio sintético de las vias de conducción motora y sensitiva
del neuroefe 1114
Vlas ascendentes o sens1t1vas 1114
Vías sensitivas principales 1115
Vías sensitivas cerebelosas 1118
Sistematización de las vlas sensitivas 1119
Vías motoras 1124
Vía motora voluntaria o piramidal 1124
Vía motora cerebelosa o indirecta 1132
Vía motora estrioespinal 1134
Vías extrapiramidales . 1136
Vías cerebelosas . 1136
ARTICULO VI. - Vías sensoriales del neuroefe . 1138
Rinencéfalo y vías olfatorias 1138
Sección l. - Rinencéfalo . 1138
Lóbulo olfatorio anterior 1139
Lóbulo olfatorio posterior 1144
Circunvolución lfmbica 1145
Limbo cortical secundario 1147
SECCIÓN II. - Vías olfatorias propiamente dichas . 1152
Vías ópticas . 1158
Vías acústicas centrales. Terminaciones reales del nervio auditivo 1178
Vías vestibulares 1179
Vías cocleares. Ralees cocleares . 1183
Vías gustativas . 1189
ARTICULO VII. - Topografia craneoencefálica 1190
ARTICULO VIII. - Circulación ce~ebral 1195
Arterias . 1195
Sección l. - Ramas terminales del polfgono de Willis. uoo
Arteria cerebral anterior. uoo
Arteria cerebral media o silviana. 1.205
Arteria cerebral posterior. uo8
Arteria coroidea anterior. u11
Sección 11. - Territorios vasculares de la corteza y caracteres generales
de las arterias de las circunvoluciones. 1u3
Sección III. - Arterias de los núcleos grises centrales, arterias de la cáp-
sula interna y de las regiones infundibulotubárica, sub-
talámica y sublenticular. u18
XVI ÍNDICE DE MATERIAS
P4J I .
Sección IV. - Arterias coroidea.s o ventriculares u24
Venas. u25
Venas superficiales o venas de las circunvoluciones 1u5
Venas profundas y venas de Galeno. u 31
Venas de la base y polígono venoso subencefálico . 1232
Diversas anastomosis de las venas cerebrales 1234
Vlas linfáticas . 1237
LIBRO IV
ANGIOLOOIA
La Angiología (de "YY€Lov, vaso y ,\oyos. discurso) tiene por objeto el estudio de
los órganos destinados a la circulación de la sangre, del quilo y de la linfa.
El aparato por el que circula la sangre, y que alcanza en el hombre su mayor
grado de perfección, comprende : 1.0 , un órgano cen-
tral de impulsión, el corazón; 2.0 , un sistema de con-
ductos de estructura y propiedades diferentes: las
arterias, las venas y los capilares. El corazón se com-
pone esencialmente de dos mitades< mitad izquierda
(corazón izquierdo), que contiene sangre arterial, y
mitad derecha (corazón derecho) , destinada a la san-
gre venosa. Cada una de estas mitades se encuentra
a su vez dividida en dos cavidades secundarias: una
superior, o aurícula, y otra inferior, o ventrículo.
Ahora bien, así como los dos corazones están entera-
mente separados uno de otro, por lo menos en el
adulto, cada una de las dos aurículas comunica am-
pliamente con el ventrículo correspondiente.
Hechas estas breves consideraciones morfológicas,
comprenderemos la circulación de la sangre que se
efectúa del modo siguiente (fig. 1). Expulsada del
ventrículo izquierdo, la sangre arterial penetra en una
gruesa arteria, la aorta, que la distribuye por todas F1c. 1
las partes del cuerpo. En contacto con los elementos Esquema general de la circulación
anatómicos, cede a éstos los diversos principios nece- en el hombre.
sarios para su nutrición y funcionamiento; recibe de
ttt!Ye~rJ~rl~a ·~~~uf~c~n "~!:C,~~~·,;:::
ellos, en cambio, varias sustancias procedentes de la terla pulmonar 7, 4, Ttn&a pulmonaree,
oon1t1tuyendo la efrc•laeldn mtnOT. - 6,
desasimilación, transformándose así en sangre venosa. punto de nunldn de laa arteria• '1 111 •en.u
en la eran clrculacldn tcopilaru 01ncraluJ.
La sangre venosa es entonces conducida por las - 6, punt.o de nounlón de laa arterlaa 1 laa
vonu en la pequena clrculaclón (capllarCI
venas a la aurícula derecha y de aquí al ventrículo pvlmonarel). - 7 , vent. perta. - e . 'fflll
auprabep,Uca. - a, aurlcula l&Qulerda. -
derecho. El ventrículo derecho, a su vez, la impulsa a' , vent.rfculo l1Qu1trdo. - b, aurtcula de·
recba . - b'. ..-ent.rfcuto derecho. - e, In·
hac¡a otra arteria, la pulmonar, que la lleva y la te111110. - d, blpdo.
disemina alrededor de los alvéolos del pulmón.
Aquí, en contacto con la columna de aire que le lleva cada inspiración, se despoja de
su ácido carbónico, se carga nuevamente de oxígeno y recobra con este gas todas
sus propiedades físicas y biológicas (hematosis). Efectuada esta transformación, vuelve
a tomar el camino del corazón por mediación de las venas pulmonares y llega sucesiva-
mente a la aurícula izquierda y de ésta al ventrículo izquierdo, su punto de partida.
Cada molécula de sangre efectúa una revolución completa; de tal forma que en
cualquier punto en que se la considere, es seguro siempre verla, después de cierto
tiempo. volver al mismo punto.
2 ANCIOLOGÍA
CORAZON Y PERICARDIO
CAPITULO PRIMERO
CORAZON
El corazón se divide en dos mitades laterales,
análogamente constituidas: mitad derecha o cora-
zón derecho, en la que circula la sangre venosa, y
mitad izquierda o corazón izquierdo, en relación
fJG. !!
con la sangre arterial.
Esquema de Ja circulación Cada una de estas mitades se subdivide a su
en el corazón y grand~ vasos.
(Las ftecbaa Indican el cW'llO de la 1&111T9.)
vez en otras dos, situadas una encima de otra : la
l, aurfcula Izquierda. - 2 , ~ntrfclllo cavidad superior, de paredes delgadas y fláccidas,
~~c".!f¿doci~~ci. ~r~·UlªaC::!ec~~~te~~ llamada aurícula, y la cavidad inferior, de paredes
5' , cayado de la. aorta. - 5" , aorta delCt.D·
dento. - 6, tronco braqutoceUl!oo. - 7, e&· más gruesas y más resistentes que lleva el nombre
rc!tlda lzQUlerd&. - 7 ' , aubelaT\a k qUlerd&.
a , arterJa pUlmonar 7 1111 ram.u. - ~ · de ventrículo.
vena pulmonar derooba. - 9', ..-ena po.lmo--
nar l<qulerda. - 10, Tena can aaeendente. Cada aurícula comunica con el ventrículo co-
- 11 , 'HDa cava deeeendente. - 12, vena
coronarJa. r respondiente por medio de un ancho orificio, lla-
mado orificio auriculoventricu'lar.
En cambio, los dos corazones están separados entre sí, en toda su altura, por
un tabique verúcal, situado en sentido sagital, que toma el nombre de tabique inter-
auricular a nivel de las aurículas, y el de tabique interventricular a nivel de los
ventrículos.
Comprendidas estas nociones fundamentales, podemos emprender una descrip·
ción detallada. Después de algunas consideraciones generales sobre el corazón, estu-
CORAZÓN Y PERICARDIO 5
<liaremos sucesivamente su configuración exterior y sus relaciones, su configuración
interior, su estructura, sus vasos y sus nervios.
ARTICULO PRIMERO
CONSIDERACIONES GENERALES
1. Situación. - En el hombre, como en todos los mamíferos, el corazón ocupa
0
la pane media de la cavidad torácica. Está situado entre los dos pulmones; encima
del diafragma , que lo aísla de las vísceras abdominales; delante de la columna ver-
tebral (4.ª, 5.ª, 6.ª, 7.ª y 8.ª vértebras dorsales. vértebras cardiacas de G1AcoM1N1), de
la que está separado por el esófago y la
aorta; detrás del esternón y de los cartí-
lagos costales, que lo protegen a manera
de escudo. Forma, pues, una parte im-
portante de este tabique, dispuesto en
sentido sagital, que separa los dos pul-
mones y se denomina mediastino.
nar izquierda. Esta cara desaparece cuando el corazón se contrae. No forma entonces
sino un borde truncado, el borde izquierdo del corazón, tal como lo describen los
clásicos. Ño forma cara sino cuando el corazón se fija en diástole, es decir, cuando
está distendido.
8
10
____ 7
..
1
5.° Consisten cia. - La consistencia del corazón varia según sus cavidades, según
los sujetos, la edad y el estado del órgano. Las paredes de las aurículas son delgadas
y depresibles; las paredes ventriculares son resistentes y elásticas; las del ventriculo
izquierdo, más gruesas, son muy firmes. El corazón diastólico es blando; el corazón
sistólico es duro. Las lesiones patológicas (esclerosis, hipertrofia cardiaca, endocar-
ditis, etc.) influyen considerablemente en la consistencia normal del corazón, dismi-
nuyéndola o aumentándola.
6.0 Volumen y peso. - El volumen del corazón varia según el sexo y la edad.
LAENNEC comparaba el volumen del corazón al del puño. Hay que convenir en que
tal modo de evaluación es muy poco preciso, pues, como hizo notar con mucha
razón SAPPEY, son numerosas las profesiones que hacen variar el volumen de la !llano,
sin tener sobre el corazón influencia alguna. Las dimensiones varían también consi-
8 ANCIOLOCIA
EDADES ~.-
HOMBRES
LONGITUD ANCHURA LONGITUD
MUJERES
~
ANCHURA -
De 1a 4 años 52 mm 61 mm 51 mm 58 mm
))
5 a 9 ))
70 )) 74 )) 6o ))
65 ))
)) 10 a 15 ))
77 )) 83 )) 77 ))
70 ))
)) 16 a 29 ))
95 )) 103 )) 87 ))
96 ))
))
30 a 49 ))
97 )) 1o8 )) 94 )) 100 ))
))
50 a 79 ))
105 )) 119 )) 105 ))
105 ))
Claramente se ve en este cuadro: 1.º, que las dimensiones del corazón son mayo-
res en el hombre que en la mujer ; 2.0 , que es1as dimensiones crecen gradualmente,
en uno y otro sexo, desde el nacimiento hasta la vejez.
El peso del corazón aumenta también con la edad y es más elevado en el
hombre que en la mujer, lo cual indica precisamente que al aumento de sus diáme-
tros va unido un crecimiento ponderal de su masa contráctil. CLENDENNING, que ha
examinado el corazón de unos cuatrocientos sujetos, d a las cifras siguientes, como
represen tación del peso medio, en gramos, de este órgano a diversas edades y en
los dos sexos :
HOMBRES MUJERES
De 15 a 30 allos . .t64 26o
» 30 a 50 » . 272 .t72
» 5oa70 » . 2g8 272
» 70 en adelante 312 286
Las cifras que acabamos de dar son términos medios cadavéricos. Es cierto que los orí-
genes de error de estas medidas son numerosos. No se tiene en cuenta, desde el punto de
vista del volumen cardiaco, el estado del corazón, estado sistólico o diastólico ; el corazón
diastólico del cadáver no tiene las mismas dimensiones que el corazón vivo. Por lo demás,
es raro encontrar un corazón realmente normal en un individuo que no haya muerto joven
y de accidente brusco. Por último, hay que tener en cuenta Ja posición social del individuo,
su género de vida, etc.
Es cierto, por ejemplo, que la influencia del trabajo mU5Cular sobre el desarrollo nor-
mal del corazón es considerable. Esto se comprueba en el trabajador manual y en el atleta,
que tienen un corazón más voluminoso que el de un individuo sedentario. El esfuerzo des-
arrolla, pues, el corazón . Esta ley se comprueba en el hombre y en los animales: el corazón
del pato silvestre (B. GROBER) es más voluminoso que el corazón del pato domé.stico. UlER
observó que el volumen del corazón de las aves está en relación con el trabajo que realizan:
por eso las grandes voladoras tienen un cora1.ón más voluminoso que las aves cuyo vuelo
es más lento y más raro.
La altura desempella también cierto papel. El corazón del Lagopus alpinus pesa más que
el del Lagopus a/bus en Ja proporción de 16,3 a 11,8, si se le compara con el peso total
del cuerpo (STROHL).
CORAZÓN Y PERICARDIO 9
El volumen del corazón varía también en un mismo individuo según el esfuerzo que
realiza. Después de un esfuerzo violento y corto (carrera de 100 metros), el área cardiaca
es a menudo más pequeña que en estado de reposo : la hipertonicidad del músculo cardiaco
ha entrado en juego. Después de una carrera de 5.000 metros, prueba de esfuerzos pro·
longados durantt! más de un cuarto de hora, el área cardiaca está, por el contr.ario, aumen·
tada. En estos casos hay hipotonicidad transitoria del corazón. Esta se hace considerable
y el área cardiaca aumenta en proporciones ciertamente nocivas para la salud, después de
las carreras de gran fondo _(carrera de Maratón, 40,200 km).
Volumen y peso del corazón durante el embarazo. - LARCHER fue el primero en com·
probar la hipertrofia cardiaca durante la gestación.
Más tarde sus observaciones fueron confirmadas por DuRoz1ER (examen clínico) y por
DucREST, MuLLER y DREYSEL (observaciones cadavéricas). Por último, las comprobaciones
radioscópicas en el vivo efectuadas por BouCHARD y BALTHAZARD, por MuLLER y JASCHKE, han
precisado los resultados an1iguos.
Según Mm.1.E.R: 1.•, el corazón experimenta en la época del embarazo un aumento de
su masa que es proporcional al aumento de la masa de la mujer encinta; 2.•, la edad
tiene cierta influencia en la musculatura cardiaca durante la gestación; 3.•, el Indice atrio.
ventricular de las mujeres encinta y de las que han parido es algo menor que el de las
mujeres de la misma edad que no han parido.
Como se verá en el cuadro siguiente, el corazón de las mujeres encinta ofrece un
aumento constante hasta el parto, para disminuir a partir de este momento, prescindiendo de
la primera semana, en que el establecimiento de la lactancia parece más bien aumentar el
volumen cardiaco.
ARTICULO 11
Hemos visto antes que el corazón, mirado exteriormente, tiene la forma prismá-
tica o piramidal cuando está fijo en estado diastólico. Podemos, pues, considerarle
tres caras : anterior, inferior, izquierda; tres bordes, una base y un vértice.
F1c. 6
Aurículas del corazón; vista anterosuperior despu6s de la sección
de las dos arterias aorta y pulmonar.
1, aw-tcula derecha oon l '. au orejuela. - 2. aurfcula lzquterda, con 2' . eu oreJuela. - 3. •entrfculo derecho.
- 4, "YtntrícUlo izquierdo. - 5, orJwen de I& aorta, con aus válvulas aJrmoJdeaa. - 6, origen de la pulmonar, eon
aua Yálvula.a aigmotdeaa. - 7 , venu pulmonares derechas. - 8, ven:la pulmonaree l&qulerdaa. - 9, Tena cava aupe·
rlor. - 10, Tena can. 1n1ertor. - 11, arteria coronarla derecha. - 12, arterla coronarla lsqulerd&. - 13, •ena
coronarla. - 14, Unta vertical ee¡ún la cual eo verlttca 11. unión de las doa aurfculu.
viosos que Ja acompañan. Observemos, antes de pasar adelante, que el surco interven-
tricular anterior no corresponde al eje del corazón, sino que se halla mucho más
cercano al borde izquierdo que al derecho. Resulta, por tanto, que el ventrículo
derecho constituye la mayor parte de la cara anterior del corazón; el ventrículo
izquierdo ocupa sólo una pequeña porción, situada a lo largo del borde izquierdo.
Comprobemos que el ventrículo derecho en el cono arterial excede el surco coronario,
o mejor, puesto que es interrumpido en la emergencia de los vasos, se eleva por
encima de la línea que uniría los segmentos derecho e izquierdo de este surco.
/3) Por encima del surco auriculoventricular anterior, la cara anterior se halla
cubierta, en su parte media, por las dos arterias aorta y pulmonar, que és conve-
niente separar seccionando una y otra en su mismo origen. Entonces se observa el
segmento vascular, que comprende dos planos. El primer plano se halla formado por
el origen de la arteria pulmonar; está a la izquierda y delante. .Es un orificio circular,
provisto de tres válvulas, denominadas sigmoideas, de las que hablaremos más ade-
lante. El segundo plano, a la derecha y atrás del precedente, está constituido por el
u ANCIOLOCÍA
º--
8 __
1_ -- - -
S . Ou.pret
F1c. 7
Cara inferior del corazón y parte inferior izquierda del saco pericardiaco.
El corazón está reclinado arriba y a la derecha de modo que descubre su lecho.
1, aaco llbrooo del pericardio. - l', lecho del coraz.ón -
2, vena nva Interior. - 3, .,.na pulmonar l•QUlerda
lnferlor. - 4 , vena pulmonar bquletda aupertor. - 4 " , aua ramas de blfurcacldn. - 5, arteria pulmonar t&qu1erda .
- 6, r.ona del pericardio Que correaJ>Qnde al Cf'ntro frbllco. - 7, aorta. - 8, vena e&'f& auperlor. - 9, ner•lo tr6·
ni«> derecho. - 10, ll, tronoo1 •enoaoe braquloceUllcoe derecho e l<Qulerclo . - 12, t ronco arterial braqulocet'11co. -
13, arteria cardtlda pr\mlUn bqulerda. - 14, arteria 1ubclula 1.qul•rdll. - 15, neumotrbtrlco bqulerdo. - IS,
recurrente 1.&quJerdo.
CEI corazón repreeontado en la 1l&'Ur& ea un corazón de anciano, volumlnoeo. La aorta ea~ muy dilatada.)
en pos1c1on vertical. Esta cara anterior mira arriba ; es, pues, superior en el co-
razón in situ. Nada indica exteriormente, ni por delante, la separación de las dos
A.o.,
y.c.s
Az.,
A.P,
V P· 9· sup.,_
Aur. 9.,,
J _--
V.G.,
s . o ... p r-et
8 7
FIG. 8
Cara izquierda del corar.ón .
VG . . •e.ntrfculo bquJerdo. - Aur. 1r•• oroJuela Izquierda. - A.P .. arteria pulmonar. - Ao .• aorta. - V .0.8 ..
•eaa ca•a 1uper1or - Az .. 'chros. - V .P .l"·•up .. venl\ pulmonar tzqulerda 1ui>erlor. - V.p.1.tnt . • Tena pulmonar l&·
quterda tnfertor. - V .p.d.aup., vena pulmonar derecha 1uperlor. - V .p.d.lnt .• vena oulmonar derecha Lnfertor. -
v .c.1. • vena cava Int erior.
l. cara ltquluda del nntrtcalo ltqulerdo. - 2, cara Inferior del oorudn . - 3, arteria lnter•entrlcular &nte·
rtor . - 4. arteria circnnt leJa . - 6, arterta del borde tzquterclo del corazón. - 6. seno eorona.rto. - 7, vena eoro·
narta mayor. - e. 'Tena del borde izquierdo del corazón .
aurículas. Existe una superficie plana, o más bien ligeramente cóncava, constituida
por las dos aurículas, que se inclinan recíprocamente una hacia la otra y se unen en
ANGIOLOGÍA
la línea axil del corazón, formando un ángulo muy abierto, detorminado por la
convexidad de la porción ascendente de la aorta. La preparación representada en la
figura 6 nos muestra también que las dos aurículas no ocupan solamente la parte
posterior de los grandes vasos precitados; sobresalen a derecha e izquierda, de modo
que cubren en toda su extensión la base de los ventrículos. La misma preparación nos
muestra también que la aurícula derecha, en su segmento interno, se curva en forma
de semiluna para abrazar Ja cara lateral del cilindro aórtico. La aurícula izquierda,
situada en un plano ligeramente posterior, se curva menos por su cara anterosuperior
que la aurícula derecha. Ambas se conlinúan delante por las orejuelas. Estas aumentan
lateralmente la curva que enlaza el origen de las gruesas arterias. ~as estudiaremos
más adelante al tratar de cada aurícula. Como se ve aquí, la cara anterior de las
aurículas y de las orejuelas que las prolongan lateralmente circunscribe una especie
de círculo ocupado por la pulmonar y la aorta. Esta corona del cora%Ón (corona
cordis) sólo es interrumpida en su parte anterior, en el intervalo comprendido entre
los dos extremos libres de las orejuelas; en este intervalo se puede ver cómo los dos
vasos precitados salen de su ventrículo respectivo y se elevan hacia la base del tórax.
b) Cara posteroinferior o diafragmática. - Mientras que la cara esternocostal
comprende los tres segmentos del corazón, la cara diafragmática corresponde casi
completamente a los ventrículos (fig. 7). Esta cara, débilmente convexa, casi plana,
tiene la forma de un óvalo dirigido de atrás adelante y de derecha a izquierda. Está
constituida por la cara inferior de los ventrículos y por la parte inferior de las au-
rículas, si se considera el corazón in situ (cara posterior del corazón extraído y colo-
cado verticalmente). Se comprueba en ella la presencia de un surco, el surco auricu-
loventricular posterior o surco coronario, que se extiende sin interrupción del borde
derecho del corazón a la otra cara, alojando a la derecha la arteria coronaria derecha
y a la izquierda la arteria coronaria izquierda y la vena coronaria mayor. Debajo de
este surco se encuentran los dos ventrículos. Aquí también los vemos separados uno
de otro por un surco longitudinal, el surco interventricular posterior o longitudinal
posterior, que hemos visto ya se confundía en la punta del corazón con el surco inter-
ventricular anterior. El ventrículo izquierdo toma en la constitución de la cara infe-
rior del corazón una mayor parte que el ventrículo derecho. Lo contrario ocurre,
como se recordará, en la cara anterior.
Encima del surco auriculoventricular se encuentra la parte más baja del campo
auricular. En ella se comprueba el segmento inferior de un ancho surco de conve-
xidad dirigida hacia la izquierda: el surco interauricular, que encontraremos en la
base del corazón.
c) Cara i%quierda o pulmonar. - Esta cara, que llega a ser un borde ancho
truncado en el corazón contraído, es convexa en el sentido vertical (fig. 8). Su separa-
ción de la cara diafragmática está constituida por el borde inferior izquierdo, siempre
muy poco marcado. Por delante está separada de la cara esternocostal por el borde
superior izquierdo del corazón, borde romo e invisible en los corazones fijados en
diástole. Esta cara presenta dos segmentos, auricular y ventricular, separados por la
parte izquierda del surco auriculoventricular (fig. 8).
2.0 Bordes del .corazón. - Los bordes son en número de tres: derecho, supe-
rior i%quierdo e in/erior i%quierdo. Estos dos últimos son muy poco marcados (fig. 8);
la cara izquierda, o borde truncado de ciertos autores, se continúa insensiblemente
con la cara esternocostal por arriba y delante y con la cara diafragmática por abajo
y atrás.
El borde derecho es cortante, delgado, formado por la unión de las caras ester-
nocostal y diafragmática. No siempre es rectilíneo; a menudo presenta en su porción
media una ligera sinuosidad de convexidad dirigida hacia el diafragma. Su extremo
posterior corresponde a la desembocadura de la vena cava inferior, y su extremo
CORAZÓN Y PERICARDIO 15
anterior, a Ja punta del corazón. Está echado sobre el d iafragma en casi toda su
extensión.
Ca.,. pT'. 9. . - -
Ao. .
A.p.s- ---·-
QD.
VG.
fJ G. 9
Base del corazón.
o .o . • aurfcula derecha. - o .o . • aurfcul:a Izquierda . - A ur.g., oreJuela lzquJerda . - A.o. , a.or ta . - V .C.S . • • en;i
can superior. - V .C.I . • 'fena cav& interior. - Az. , desembocadura de la Acl~I. - A .p .g . , arteria putmon&r b.Qulerda .
;;h~·P¡~iér1!~~ J'.~~~.~~~r .~~zcbpªü1~n~~ ·~~·u,,;~~· e~~~~~~d~~~~,.~º":!~O:· ;;1!01:i:r ·¡,Q~~~aa°ª~~C:f:r. ~
0 1
V.O. ventriculo Izquierdo. -C&r. pr.¡¡., cardttda prim itiva Izquierda. -Tr.br.cepb ., tronco braqulocet6llco.
l, aureo tnterauatcular. - 2. rece11us aurtcular de n11. - 3, eeoo coronarlo . - 4 , g-ran vena coronarla. -
5, • ena de Marahall. - 6 , una vena posterior de la aurfcula Izquierda. - 7, un& vena que termlna dlrectamente en
la aurfcula der-ecba.
3.0 Base del corazón. - La base del corazón (cara superior del corazón situado
en posición vertical) mira atrás, a la derecha y ligeramente arriba (fig. 9). Está formada
por la cara posterior de las aurículas. Se continúa sin línea de separación neta, por
ANGIOLOGÍA
arriba con la cara esternocostal por un borde sin nitidez, redondeado, que forma el
borde superior de las aurículas; por abajo forma un ángulo casi recto con la cara
diafragmática horizontal; esto es evidente cuando las cavidades del corazón están
distendidas en extremo (fig. 9), pero desaparece en el corazón fláccido. Lateralmente
se continúa con la cara pulmonar del corazón a la izquierda, y con la cara estemo-
costal a la derecha. Yendo de derecha a izquierda se percibe: 1.0 , la desembocadura
de la vena cava superior por arriba y la de la vena cava inferior por abajo; 2.0 , el
surco interauricular. Este, ancho, mal dibujado, lleno de tejido conjuntivo y adiposo
bastante abundante, está oculto por la desembocadura de las dos venas pulmonares
derechas, que, dispuestas una delante y otra detrás, se abren en la parte interna dere-
cha de la aurícula izquierda; 3.0 , la cara posterior de la aurícula izquierda, excavada
por una impresión poco acentuada que corresponde al paso del esófago; 4.0 , la des-
embocadura de las dos venas pulmonares izquierdas, que se distinguen también en
anterior y posterior y desembocan una y otra en la parte externa de la aurícula
izquierda.
Notemos que el orificio izquierdo invade por su parte derecha la cara posterior
de la aurícula derecha.
Encima de esta base del corazón aparece la cara posterior de los gruesos vasos:
cara posterior de la rama derecha de la arteria pulmonar, de la vena cava superior
y, en un plano más anterior, la cara posterior de la aorta (fig. 9).
4.0 Vértice o punta del corazón. - Presenta la unión de los dos surcos inter-
ventriculares anterior y posterior. Antes hemos visto las variedades de profundidad
del surco que divide el vértice de la pirámide en dos partes desiguales, una muy
reducida que corresponde al ventrículo derecho, y otra, más importante, el ventrículo
izquierdo, que realmente forma la verdadera punta del corazón. Se la percibe latir
en el cuarto o quinto espacio intercostal, algo por dentro del pezón.
1.0 Surcos. - Si resumimos en una vista de conjunto lo que hemos dicho pre-
cedentemente al tratar de los surcos, vemos que la superficie exterior del corazón es
recorrida por dos valles que se entrecruzan perpendicularmente en las caras anterior
y posteroinferior del órgano.
a) El surco coronario, situado en el límite entre el tercio superior y los dos
tercios inferiores del corazón, pasa a la derecha debajo de la aurícula derecha, corta
el borde derecho del corazón, llega a la cara diafragmática, donde se ensancha, rodea
la cara izquierda y vuelve a la cara anterior cubierto por la orejuela izquierda.
Contiene a la derecha la arteria coronaria derecha o posterior, a la izquierda la arte-
ria auriculoventricular izquierda, rama de la coronaria izquierda, y la vena coronaria
mayor. Esta última forma una eminencia transversal bastante acentuada en la parte
inferior de la base del corazón (fig. 9).
b) Los dos surcos interventriculares anterior y posterior forman en realidad un
solo valle, al que puede darse el nombre de mrco longitudinal de los ventrícu-
los. En la parte anterior de este surco (surco interventricular anterior) circula la arte-
ria interventricular anterior, rama de la coronaria izquierda al lado de la vena car-
diaca anterior. Estos vasos, por sus sinuosidades, exceden a veces el surco. En la parte
posterior del surco (surco interventricular posterior) caminan la rama descendente o
rama terminal de la arteria coronaria derecha y la vena media del corazón.
CORAZÓN Y PERICARDIO
-;-;_----- -------,
10._________ \
2 __
..8
ª-- _Pér.
F1c. io
Ca ra anter ior d e la a urlcula d erecha in silu. Pericardio abierto.
Ao. , aorta. - A . p .• arteria pulmonar - O O.• aurfcula dcreoba. - Aur.d., oreJuel'a derecha. - V.p. , V.p. ,
•e.na• pulmonares derechaa.
1 . Tena can auperlor. - 2. vena. caYa Inferior. - 3. 4 , troncoe venoeos braqutoce:.llcoa derecho e l&Qulerdo. -
6 , tondo de neo prea.órtlco. - 6 . tondo de 13co prepulmooar. - 7 , aurco aurlculoventrlcular derecho. - 8 , borde de-
reebO del corar.cln. - 9, pericardio.
Obaorvemos Que la1 dos ven1.1 cavaa eaUn ldUdament• ft Jad.u Por el pe.rteardto 1 que la par-ed Po•t.ertor de la
aW'fcula derecha ae cur•a en au proloQ&"&Ctón.
auricular está, por el contra rio, estriada por fascículos musculares (véase Estructura
del corazón ): es la porción trabecular que corresponde a la aurícula propiamente
dicha.
CORAZÓN Y P ERICARDI O
F1c. 11
Aurículas del corazón ; vista anterosuper ior después de la sección
de las dos arterias aorta y pulmonar.
1, a urrcula derecha, con l ', au oreJuela. - 2 , aurfcula Izquierda, con 2'. au orejuela . - 3, ventrfcu lo derecho .
4
~,~;~~~~cu!~~~~~i:":º:._7,5 • "f~~~enp~lemb~a~!tªder:;ba:~~v~~vu;:~a:11~C::.~~ªa r"t'S-l:Quf::Le:. ~ 91 ~
1
;;, fe':i1:1ºcº::á ~~
pertor. - 10, •ena cava inferior. - 11, arteria corona n~ derecha. - 12 , arteria coronarla izquierda. - 13, 'HD~
ooronarla. - 14. línea vectlcal eea"ln la cual ae efectúa Ja unJón de las doa aurfculas.
triá ngulo de base posterior. Apla nada transversalmen te, ofrece dos caras: una cara ex-
terna, convexa, lisa, que prolonga la pared externa de la aurícula derecha y correspon-
F1c. u F1c. 13
Orejuela derecha vista por su cara Orejuela derecha vista por su cara
lateral derecha. lateral izquierda.
1, a urfcula aereicha, con l ', la. o rejuela derecha. - 1, aurícula lr.quterda, con 1' , oreJuela 1z,qu1erda. -
2. aorta . con 2 ' , el replleaue preaórtteo. - 3, arteria 2, aort.a. - 3 , arteria pulmonar con aua dos ramas
pulmonar. - 4, vena cava auperlor. - 5 , vena cava do btfurcaoldn. - 4, Hrameoto artetJal. - 5 , bron·
lnt ertor. - 6, venaa pulmonares derechaa. - 7. arteria qulo Izquierdo. - 6. 6' . venas p ulmonaru tzqulerdaa.
coron'llrla anterior. - 7 . arteria coronarla anterior. - e . vena coronarla.
de al pericardio ; una cara interna, sumamente cóncava, que abraza la parte anteroex-
terna de la aorta. De sus bordes, el inferior corresponde al surco auriculoventricular
y a la arteria coronaria derecha que contiene ; el superior corresponde a la aorta,
y aquí entra en relación con un pequeño reborde adiposo ya señalado que ocupa la
20 ANGIOLOGfA
pared del vaso y que describiremos más adelante con el nombre de pliegue pre.
aórtico (figs. 9 y u).
Como hemos visto al tratar de la configuración general del corazón, la parte in-
terna de la aurícula derecha se curva en forma de semiluna a consecuencia de la
interposición de la aorta ascendente.
b) A urícula izquierda. - Los contornos .de la aurícula izquierda son más mani-
fiestos que los de la derecha. Tiene la forma de una bolsa cilíndrica extendida trans-
versalmente. Su diámetro mayor es, pues, horizontal, perpendicular, por consiguien-
te, en su dirección, al diámetro mayor de la aurícula derecha (fig. 9), que es vertical.
Este hecho se relaciona con la dirección de los afluentes de las aurículas: las venas
cavas están dirigid.as verticalmente, las venas pulmonares transversalmente. En su ex-
tremo derecho la aurícula izquierda excede la aurícula derecha. Esta última se curva
hacia dentro para recibirla. En su parte media la pared posterior está ligeramente
excavada (impresión esofdgica). Por delante de la aurícula izquierda está excavada
para recibir la porción ascendente de la arteria pulmonar; su parte media, roma, está
dominada por la rama derecha de la arteria pulmonar.
Como la aurícula derecha, su parte anteroexterna da origen a un divertículo, la
orejuela izquierda (fig. l!j). Esta es más larga. más sinuosa, mejor perfilada, pero
más estrecha también, que la orejuela derecha. Se caracteriza por el doble hecho de
que está ligeramente estrangulada en su base y que en su conjunto se halla irregu-
larmente contorneada en ~ itálica, estando torcida sobre su eje. Su cara interna,
cóncava, se arrolla alrededor de la arteria pulmonar, de la que cubre todo el lado
externo y parte del lado anterior. Su borde inferior, irregularmente cortado en digi-
taciones secundarias más o menos manifiestas, cubre el surco coronario izquierdo y
la porción más superior del surco interventricular anterior en su origen.
ARTICULO II1
forma de un triángulo, cuyo vértice truncado está dirigido hacia arriba o, más exac-
tamente, la forma de un cuadrilátero cuyos lados son muy desiguales, tanto en direc-
ción como en longitud. Antes de indicar los límites del área cardiaca, anotemos que
a consecuencia de la oblicuidad del corazón de abajo arriba, de atrás adelante y de
derecha a izquierda, las distancias que separan las diferentes partes del mismo
de la pared esternocostal son variables según las regiones consideradas: el ven-
trículo derecho y en panicular su borde derecho constituyen la parte más super-
ficial del órgano.
Para trazar este cuadrilátero, en el vivo o en el cadáver, señálense en el tórax
cuatro puntos, a, b, e, d, situados del modo que sigue (fig. 14) :
1.º El punto a, en el borde superior del tercer cartílago costal derecho, a un
centímetro del borde derecho del es-
ternón;
2.0 El punto b, a nivel de la
articulación estema! del quinto car-
tílago costal derecho, algunas veces
más abajo, en el sexto (según la
edad, sexo, etc.).
3. 0 El punto e, a nivel de la
punta del corazón: de ordinario será
fácil, en el vivo, determinar este
punto; en el cadáver se le conside-
rará en el borde superior del quinto
cartílago costal izquierdo, a ocho cen-
tímetros por fuera de la línea me-
diosternal.
VI
4. 0 El punto d, en el segundo
espacio intercostal izquierdo, a igual VI
distancia de los dos cartílagos que li-
mitan este espacio y a dos centíme-
tros del mismo borde izquierdo del e.o E. 8.
e ternón.
F1c. 14
Estos cuatro puntos corresponden
Espacio precordial y sus limites en el hombre.
a los cuatro ángulos de la región :
se les puede · designar con el nom-
bre de puntos angulares del espa-
cio precordial.
Una vez señalados sobre el tórax estos cuatro puntos, unamos el punto a con
el punto b por una curva de convexidad dirigida hacia la derecha, la cual pasará,
en el tercer espacio intercostal, a 35 milímetros de la línea mediosternal. Unamos,
asimismo el punto b al punto e por una línea ligeramente cóncava por arriba, el
el punto e al punto d por una línea cóncava por dentro y, finalmente, el punto d
con el punto a por una línea ligeramente inclinada de izquierda a derecha. Tendremos
así a la vista los límites del espacio precordial: las líneas ab y be corresponden al
lado externo de la aurícula derecha y al borde derecho del corazón; la línea cd, al
borde izquierdo del corazón; la línea da, a la base de las aurículas, ocultas en gran
parte por las arterias aorta y pulmonar.
Este modo de determinar el espacio precordial es, como se ve, sencillo y pre-
ciso. Lo aconsejamos a los alumnos y a los médicos después de haberlo sometido
a la comprobación de numerosas experiencias hechas en el cadáver con agujas hun-
didas metódicamente en puntos determinados de la pared torácica y buscadas luego
entre las partes blandas del mediastino. Tiene, por desgracia, todos los inconve-
nientes de las fórmulas fijas y matemdticas, aplicadas a disposiciones anatómicas
22 ANCIOLOCfA
que nada tie11en de con.sta11tes. Por esta razón lo damos a título de expresión m edia de
una serie de disposiciones que a menudo resultan ser muy semejantes. Si bien es
verdad en la mayorfa de los casos, no puede convenir a todos, principalmente a aque-
llos en que haya sobrevenido una modificación imponante en la situación vertical del
corazón, en su forma, en su volumen, en su grado de repleción, en su inclinación sobre
la linea media, etc., disposiciones que son extremadamente frecuentes.
ftclo pulmonar. - 2 . o rlftclo aórtico. - 3. orlftclo aurtculoven. partiendo de la extremidad estema! del
trlcular derecho. - 4. orl!lclo aurlculonntrlcult.r l•qWerdo. -
zr.. Unen. medloaternal. tercer cartflago costal izquierdo, toma
una dirección luego hacia abajo y
adentro y va a terminar en la línea media, frente a la parte media del tercer espa-
cio intercostal.
c) Orificio auriculoventricular derecho . - El orificio auriculoventricular dere-
cho se proyecta sobre el esternón siguiendp una línea muy oblicua, de 38 milímetros
de largo, que parte del extremo esternal del quinto espacio intercostal derecho y se
dirige luego hacia arriba y adentro para ir a terminar en la línea media o un
poco más allá.
d) Orificio auriculoventricular izquierdo. - La línea de proyección del orificio
auriculoventricular izquierdo, de unos 34 milímetros de largo, está situada arriba
y a la izquierda de la precedente. Nace un poco a la izquierda de la línea media,
se dirige muy oblicuamente hacia arriba y afuera y va a terminar en el borde
inferior del tercer cartílago costal, a un dedo del borde del esternón.
e) Orificio de la vena cava superior. - Corresponden al punto a (fig. 14), es
decir, al borde superior del tercer cartílago costal, a un centímetro del borde dere-
cho del esternón.
f) Orificio de la vena cava inferior. - Corresponde al punto b (fig. 14). Pro-
fundamente situado, se halla también a 10 centímetros de la pared torácica, a dos
centímetros por delante de la pared derecha del disco intervertebral de la séptima
y la octava dorsales.
CORAZÓN Y PERICARDIO
3.° Cara izquierda del corazón. - La cara izquierda del corazón deprime la
cara interna del pulmón izquierdo, en la que determina una excavación, cóncava
de arriba abajo y de atrás adelante, el lecho del corazón.
4.0 Base. - Por medio del pericardio, la base del corazón se relaciona con
el mediastino posterior por su parte izquierda y con el segmento medio de la cara
interna del pulmón d erecho por su parte derecha. El esófago, como hemos visto,
imprime a menudo su huella en la cara posterior de la aurícula izquierda. La cara
anterior de la columna dorsal, que en el cadáver corresponde a la zona de contacto,
se extiende del centro de la cuarta vértebra dorsal hasta la pane superior de la
octava. GIACOMINI califica a estas vértebras de cardiacas. La cuarta dorsal es la vér-
tebra supracardiaca. El plano de sección que pasa por su apófisis espinosa corta el
origen de los grandes vasos; la quinta e la vértebra i11/1111dibttlnr; el plano trazado
por su apófisis espinosa corta el infundlbulo y las válvulas sigmoideas aórticas. La
sexta es la vértebra auricular o basal; el plano que pasa por su apófisis corta las
cuatro cavid ades casi igualmente ; la séptima es la vértebra ventricular; por último,
el plano d e sección trazado por la octava apófisis espinosa interesa la punta del
corazón (vértebra de la punta). Según PoTAI , la aurícula izquierda rebasa normal-
mente la sexta vértebra dorsal y corresponde al espacio comprendido entre esta
vértebra y el borde espinal del omóplato. E ta zona, reconocible por percusión, se
hace evidente cuando la aurícula izquierda está dilatada (estenosis mitral). Veremos,
a propósito de la radiografía de las cavidades del corazón, que éstas corresponden
en el vivo a vértebras de situación inferior.
ARTICULO IV
1.0 Examen de las cavidades izquierdas (fig. 16). -a) Aurícula izquierda. -
La aurícula izquierda es la cavidad más elevada del corazón. Se presenta en pro-
yección en forma de una ampolla ovalada, cuyo gran eje es sensiblemente horizontal.
Es posterior y se proyecta en el borde izquierdo y en la parte central, media, de la
columna vertebral.
b) Jlentriculo izquierdo. -Tiene la forma de una masa redondeada, el cono
ventricular, de dirección oblicua hacia abajo y a la izquierda. El borde derecho del
ventrículo izquierdo, prolongado por el borde inferior de la aurícula izquierda,
dibuja una curva de concavidad inferior, que sube de Ja punta del corazón a Ja
desembocadura de las venas pulmonares derechas (octava vértebra dorsal). Entre el
plano horizontal que pasa por la punta de las cavidades izquierdas y el que pasa
por el borde superior de estas cavidades, hay una diferencia de más de dos vértebras.
La décima dorsal debería, pues, ser denominada, más justamente que la octava
dorsal, vértebra de la punta o vértebra apical.
El infundlbulo o bulbo aórtico se proyecta en el borde inferior izquierdo de la
aurícula izquierda: es oblicuo de abajo arriba y de izquierda a derecha, formando
un ángulo de 40º aproximadamente con la vertical (fig. 18).
2.0 Examen de las cavidades derechas (fig. 17). - a) La aurícula derecha
aparece en forma oval, de eje mayor vertical, como colgada delante de las venas
cavas y proyectándose sobre el borde derecho de la columna vertebral, desde el cen-
tro de la sexta dorsal hasta el borde superior de la novena dorsal, a la que rebasa
por la derecha en uno o dos dedos.
b) El ventriculo derecho forma en proyección un triángulo rectángulo cuyo
ángulo recto está constituido a la derecha por el borde interno de la prolongación
de las dos venas cavas y por el borde inferior, sensiblemente horizontal, del corazón.
Cuando la punta del corazón desciende, el ángulo se hace obtuso (fig. 17).
Como se ve, el ventrículo derecho es mucho más pequeño que el ventrículo iz-
quierdo; su vértice está muy alejado de la punta del corazón (S a 5 centímetros según
los clisés). Por detrás se proyecta en la cara anterior de la columna vertebral.
c) I nfundí bulo de la arteria pulmonar. - El infundlbulo de la arteria pul-
monar nace en la unión del tercio medio con el tercio inferior izquierdo de la hipo-
tenusa del triágulo rectángulo. Es sensiblemente vertical; mide .2,5 a s centímetros.
Su extremo superior tiene un reborde ensanchado que traduce la existencia de
válvulas pulmonares en este punto (fig. 17).
Observemos que el borde izquierdo del extremo superior del infundlbulo está
muy cerca del borde izquierdo del corazón y que éste cruza en cierto modo la direc-
ción vertical del infundlbulo; en caso de dilatación podrá el infundíbulo rebasar
el borde izquierdo del ventrículo izquierdo.
CORAZÓN Y PERICARDIO
3.0 Examen de los grandes vasos (figs. 17, 18 y 19). - El borde derecho de
la sombra media cardiovascular radiológica está formado por el borde externo de
la aurícula derecha, completado por arriba por Ja vena cava superior y el tronco
venoso braquiocefálico derecho.
La aorta ascendente no excede normalmente el borde derecho del esternón. El
cayado forma un semicírculo que corresponde al lado izquierdo de la cuarta vérte-
bra dorsal. La porción descendente es visible en su porción inicial y desaparece pron-
F1G. 16 FIG. 17
Radiografía de las cavidades izquierdas Radiografía de las cavidades derechas del co-
del corazón (según CHAPERON). razón, de las venas cavas y de la arteria
o .o .• aurfoula lr.qulerda, a 1• que abocan laa TeD&a pulmonar (según CHAPE.RON).
pulmonares . - V.O ., ·. entrtculo 1zqu1erdo.
o.o., aurfc ulr. derecha. - v.D., nntrlcalo derecho.
- A.P ., arteria pulmonar. - lnt., Jntundlbulo do la
:t.rterla pulmonar. - V .C .8 ., Tena cava 1uper1or. -
V.C.I . , vena can Interior.
to, ocultada por el tronco de la arteria pulmonar que se intercala en el ángulo obtuso
que forman el borde superior del ventrículo izquierdo y la aorta ascendente. Ella
es la que forma el borde izquierdo del segmento medio de Ja sombra cardiovascular
(véase más adelante). En la intersección de su borde izquierdo con el borde del ven-
trículo izquierdo dibuja una muesca conocida por los radiólogos como punto G.
La figura 19 representa el aspecto general de todas las cavidades cardiacas in-
yectadas y de los vasos. Es fácjl ver en ella sus relaciones recíprocas. Estas deben ser
conocidas en el vivo para apreciar las variaciones considerables que pueden obser-
varse a consecuencia de las modificaciones patológicas ocasionadas por las afec-
ciones cardiacas.
FtG. 18 FtG. 19
Radiografía del bulbo aórtico Radiografía de todas las cavidades del corazón inyectado
y de la aorta (según CHAPERON) . (según Ct·IAPERON) .
A, aort•. - B.A., bulbo aórtico. (Eat.a. rad.logro(fa eo la auperpoalctón do la.o tres nirura.o procedentH .
Expllca la sombra normal del corazón y do loo trrandeo naoo.)
Cavidades tzquterdas en lineas paralelas. - Cavldadu derechas en
cuadriculado claro. - Superp0stctón do las rectonea derechas e tzquler·
d:t.1 en cuadriculado eepoeo.
Comp&rese esta l1&'Un con la Q¡rura 20 que representa. la lma¡en
frontal de la. radtoscopla del corazón y de los 8'randea vasos en el vivo.
ARTICULO V
CONFIGURACION INTERIOR
Ftc. 21
Base de los ventrículos vista por arriba, para demostrar los orificios auriculoventriculares
y los orificios arteriales.
1. pcrlc:\rdJo scoarado haC'I& fuera. - 2, orlftclo aórtico con sua • 'l"ulas sJ1moJde:11. - 2', nddulo de ArancJo. -
s, <'rlftclo de Ja arteria coronarla Jz.quterda. - 3', orlftclo de la art.etla coronarla derecha. - 4, orUleJo de la arteria
)ulmor:ar, C'OO sus vtllvulas slgrnol dl'as. - 4 ', nódul os de M orrnRnt. - s. aurkula derecha. - e. orttlclo aurtculo·
rentricular derecho. con 6', vah-a.a de la vah·uta t rtcW.ptde , 6", lengUetu •alvularea aoce10rla1. -7, ortOcto de
la l'TID vena coronarla, con la válvula de Tcbulo. - 8, a urteula 11.quJerda. - 9, orltlcto aurtculOYtnt rtcular lt.·
qutudo, con 9', 1ae dM valva~ de la mlttal; 9 '' . lt ngücua vahulares acceeorlaa. - 10, 1rran vena ooronarta.
- 11, pequefta.s venas cardiacas. - 12. veatL d e Galeno. - 13, corto del tab1Que 1nteraurtcular. - 14, ·.entrfcuJo
t&QuJtrdo. - 15. •tntrfculo detecho. - 16, rama anterior de la b.rter ta coronarla tz.quterda. - 17. rama pe>aterlor
de la m isma. arteria . - 18, arteria coronarla dettcba .
l. Ventrículos
Los dos ventrículos derecho e izquierdo presentan, en su configuración interior,
caracteres q ue les son comunes y también caracteres particulares, que permiten d is-
tinguirlos uno de otro.
La base, en cada uno de los dos ventrículos, presenta dos orificios, ambos muy
anchos y de forma generalmente circular (fig. 21): uno, el orificio auriculoventricular
u orificio venoso, pone en relación directa el ventrículo con la aurícula correspon-
diente, y el otro, el orificio arterial, le hace comunicar con el tronco arterial que de
él nace, arteria pulmonar en el ventrículo derecho, arteria aorta en el ventrículo iz-
quierdo. Vamos a considerar sucesivamente las paredes y los orificios ventriculares.
En cuanto a los müsculos papilares, ofrecen, para cada uno de los ventrículos.
una modalidad especial, que en el estudio individual de cada cavidad ventricular
vamos a indicar ahora mismo.
3 3
A
F1c. 2~
Válvulas auriculovcntriculares y sigmoideas vistas en una sección frontal del corazón derecho :
A, válvulas en posición media; B, en el momento de la sístole auricular; C, en el momento
de la slstole ventricular.
1, aurfcula derecha. - 2. •entrlculo derecho. - 3, venas pulmonares. - 4, válvulas aurtculo'fentrJcularea.
6, arterias pulmonares. - 6, ••lnlas 11rmotdea1.
6 3
7
F1c • .t4
Modos de inserción de las cuerdas tendinosas en las valvas.
<La ll¡¡ura repr...~ la n lva a nterior de la t rlcdal)lde.)
2. c uerda• tendJnou.1 que 1e prolona-an huta la pared muacular. - 3 . c uerda.i tend1noaa1 Que M detlenan
en el borde de 11 Yt !Yula y dlbUlan loo arcoe nl• ulare1. - 4 , pared t.nt<rlor del Yent rlo111o derecho ~ell nadl
bacJa arriba p&ra mostrar Ir. ftlT& anterior 1 el aurro perhalv ular. - 5. tlbraa muscula.rea Que penetran en la
..,i..1111. - 6 , trab6eul11 muaeularea del ..ntt leulo. - 7, pU'area del ...ntrlculo derecho.
valva a una distancia más o menos considerable de su borde libre. Pueden ser libres
o adherentes y anastomosadas entre sí.
Las cuerdas de tercer orden, en fin, son las más tenues y se insertan en el borde
libre de las valvas. Nacen por lo general de las cuerdas de primero y segundo orden,
más raramente de los mismos pilares.
Esta clasificación de M. SÉE no fue admitida por TANDLER, quien propuso la
clasificación siguiente. Admitió también tres órdenes o grupos. Los dos primeros se
CORAZÓN Y PERICARDIO
caracterizan por el hecho de que las cuerdas que los constituyen se dirigen de la
punta del corazón hacia el orificio auriculoventricular. El tercer grupo comprende
cuerdas que siguen una dirección inversa, es decir, se originan en los alrededores
del anillo o en el surco auriculoventricular y se dirigen hacia el borde libre de la
válvula (fig. 24). Las cuerdas de primer orden de TANDLER se resuelven en la proxi-
midad del borde valvular libre. Las de segundo orden no tienen contacto con el
borde valvular libre, sino que se insertan en la porción media de la válvula., en donde
forman un plexo tendinoso superpuesto a Ja sustancia valvular propiamente dicha.
A estas cuerdas tendinosas de segundo orden pertenecen también los filamentos conos
tendinosos que proceden de estos pequeños músculos papilares accesorios, bastante
frecuentes en el ventriculo derecho y que se insertan tan arriba que están cubiertos
por la válvula cuando ésta se halla in situ. En cuanto a las cuerdas tendinosas de tercer
orden de T ANDLER., se las
ve fácilmente después de 9
haber seccionado las cuerdas
tendinosas de primero y se-
gundo orden. Reclinando y
tendiendo los velos valvula-
res se las ve constituidas por
cuerdas, cortas y anchas, que
atraviesan en puente el sur-
co perivalvular y llegan a la
superficie ventricular de la
valvular, donde pueden se-
guirse en una pequeña ex-
C.D.
tensión en dirección del bor-
4
de libre. Frc 25
3.0 Orificios y válvu- Válvulas sigmoideas del orificio aórtico.
!La aorta ha aldo dlV!dlda H8"1ll au eJe en au parte anterior y deaple&"acl&.)
las arteriales. - Los orifi- l. conducto aórtico del ventrlcuJo 11quJer clo. - 2, nin lzquJerda. - 5,
cios arteriales, uno pulmo- muy valva derecha. - 4 , valva pcst.erlor. - 5 , nódulo de &.ranclo. - 6, Porcldo
delirada en forma de media luna, conatlt uyendo laa l~nulaa de laa alr·
moldeas. - 7, eeno de Vaaalva . - 8, art.erta coronaria derecha. - 9,
nar y otro aórtico, son regu- art.crta coronarla h:qulerda.
Jarínente redondeados. Son
más estrechos que los precedentes. En su origen están provistos también de un aparato
valvular constituido por las vdlvulas sigmoideas. Estas se componen para cada una de
las dos arterias, de tres repliegues membranosos, cada uno con Ja forma de un nido
de paloma (fig. 25) que se hubiese aplicado y como suspendido de Ja pared del vaso.
Como las válvulas auriculoventriculares, las válvulas sigmoideas presentan cada
una dos bordes y dos caras: 1.0 , un borde adherente, que se fija con solidez en el
contorno del orificio arterial; 2 . 0 , un borde libre, que flota en plena cavidad arte-
rial; !!·º· una cara axil convexa, que corresponde a la luz del vaso; 4.0 , una cara pa-
rietal, cóncava, que corresponde a su pared y se aplica contra ella siempre que la
válvula se levanta para dar paso a la columna sangulnea que la slstole ventricular
arroja dentro de la arteria.
El borde libre de las sigmoideas presenta, en su parte media (fig. 25, 5), una
pequeña masa fibrosa que se designa con el nombre de nódulo de Morgagni en la
arteria pulmonar y de nódulo de Arancio en la aorta. Estos nódulos tienen por
efecto, en el descenso de las válvulas sigmoideas, asegurar el contacto reciproco de su
parte media y hacer asl más perfecta la oclusión del vaso. Según BRÜCKE, el nódulo de
Arando y el de Morgagni están destinados a llenar el espacio central que persistiría
entre las tres válvulas después de su descenso. Si tienen alguna función, creemos con
EoWALD que impiden el deslizamiento de las válvulas entre si, haciendo asl de dientes
de cierre, de muescas de detención. Por lo demás, es veroslmil que correspondan al
34 ANGIOLOGÍA
punto del borde libre que sufre el roce máximo durante el descenso valvular. Esta
explicación mecánica parece confirmarse por el hecho de que los nódulos de las
válvulas aórticas son más desarrollados que los de las válvulas pulmonares. Se sabe,
en efecto, que la presión en la aorta es más elevada que en Ja arteria pulmonar.
A derecha e izquierda del nódulo el borde libre de las válvulas sigmoideas está
formado por una parte extremadamente delgada que presenta una forma semilunar
(íigura .25, 6): son las lti11ulas de las sigmoideas. El tejido valvular es translúcido en
este punto. Sin embargo, se observan en él, por transparencia, estrías paralelas unas
a las otras que corresponden a líneas más gruesas que alternan con zonas más claras.
Señalemos, por último, que normalmente se pueden ver pequeñas hendiduras en
la zona libre de las válvulas, sin que por ello exista una insuficiencia de oclusión
patológica.
Entre la cara parietal de las sigmoideas y la pared arterial se encuentran cavidades
en forma de fondo de saco (fig. 25, 7): son las bolsas valvulares o senos de Valsalva.
Existen, naturalmente, en cada orificio arterial tres bolsas valvulares que corresponden
cada una a una de las tres válvulas sigmoideas.
Vista por su cara axil, cada sigmoidea está separada de la próxima por un espacio
triangular cuya base se dirige hacia abajo. Estos espacios intervalvulares y las caras
axiles de las tres sigmoideas circunscriben en su conjunto un conducto intermedio
a la cavidad ventricular y a la cavidad arterial: es el conducto valvular. Tiene la
misma altura que las sigmoideas, y en consecuencia podemos considerarle dos orifi-
cios: uno inferior, que corresponde al punto más declive de las válvulas, y otro supe-
rior, que está constituido por su borde libre. Apenas es necesario hacer observar :
1.0 , que en el momento de la sístole ventricular las válvulas sigmoideas, al aplicarse a
la pared arterial, abren extensamente el conducto valvular, al mismo tiempo que
transforman los senos de Valsalva en cavidades virtuales ; .2.0 , que en el momento de
la did.stole ventricular las mismas válvulas, al descender hacia el eje del conducto
valvular y al llegar al contacto unas con las otras, cierran este conducto en su parte
:mperior, impidiendo por este hecho que la sangre contenida en la arteria retrograde
al ventrículo.
Anormalmente el número de válvulas sigmoideas de la aorta o de la arteria
pulmonar puede disminuir o aumentar, reducirse a dos o llegar a cuatro.
El ventrículo derecho tiene la forma de una pirámide triangular cuyo vértice está
dirigido hacia abajo, del lado de la punta del corazón. Podemos, en consecuencia,
considerarle tres paredes, tres bordes, un vértice y una base. Describiremos primero
estas diferentes regiones, luego examinaremos la cavidad del ventrículo en su conjunto.
NoTA. - En la descripción del ventrículo supondremos al corazón en posición vertical :
en efecto, la designación de las paredes y de los pilares es clásica desde hace mucho tiempo.
Nuevas denominaciones fundadas en la orientación exacta del corazón podrían intro-
ducir confusiones.
2.0 Bordes. - Los bordes, como las paredes, son en número de tres :
El borde anterior resulta de la unión de la pared septal con la pared anterior.
Forma un canal estrecho comprendido entre la cara cóncava anterior y la cara con-
vexa septal y corresponde exteriormente al surco interventricular anterior.
F1c . .28
Ventriculo derecho visto por delante, después de incidida y separada hacia fuera
su pared anterior (aspecto general).
(L a art erlo. pulmonar ho. aldo Incidida at¡utendo una linea ..ruca! Que psaa par la parte media de la •álvu la
sigmoidea anterior. La lnclaldn ha aldo prolonpda hacia abaJo paralelamente al auroo lntervent rlcular. hasta el tercio
ln!orlor de este auroo. Luego b& aldo dlrl¡lda horltontalmente haata t i orlren del pilar anterior . y deepu6a vertical-
mente hasta el borde derecho del corar.dn. La pared ant.erlor do 1• arteria pulmonar y la del ventrículo derecho. a.11
liberada• par delan te, han aldo una y otra fuertemente aeparadaa hocla fuera y arriba.)
l . a rteria pulmonar, con: l ' , au v' lvula algmolden anterior : l " , su 1'i lvula derecha: l " ', au vAtvula tz.quJerda .
~d~· h:~:r 1:rr~~!m:n:lue~:i: 00~ªS,-;i~~aa~t~~~~lo~u~~º1~ª~r:~~~~~,.--s~' a~ª!:fv:lª~~{~~ria~~ ;~o;~c~~v~er~~~:;io~~_:_:
8, pllar anurtor. - 9, pilar del cono arterial dl8 Lusch.ka. - 10. tasclouto arquado. - 11 , cresta aupraveot rlcular .
- 1 2, ln!undíl>ulo. - 13, !oslta aubln!undlbular. - 14. ventriculo itqu!erdo. - 15. aurlcula i•qulerdo. - 16, surco
tnterventrlcular anterior. - 17, aorta. - 18. vena cava superior.
El borde posterior está formado por el encuentro de esta misma pared septal con
la pared posterior. Corresponde al surco interventricular posterior. En su parte
superior se hace menos acentuado y termina en la región del anillo auriculoventricu-
lar, en la fosita subinfundibular que más adelante describiremos.
El borde externo está formado por la unión de las dos paredes a nterior y pos-
terior. Corresponde al borde derecho del corazón. Mientras que los bordes anterior
CORAZÓN Y PERICARDIO 119
y posterior dibujan canales estrechos, de angulación aguda, cuya abertura varía por
lo demás con el grado de repleción de la cavidad ventricular, el borde externo dibuja,
por el contrario, un ángulo obtuso, cuyo vértice es redondeado y mal definido. De
ello resulta que la pared anterior y la posterior se continúan una con la otra sin
línea de separación manifiesta. De aquí la descripción de algunos autores que,
reuniendo juntamente pared anterior y posterior, sólo consideran en el ventrículo dere-
cho dos paredes: una pared interna o izquierda. muy convexa, y una pared externa
o derecha, muy cóncava. Así comprendido, el ventrículo visto en corte (fig. 37, 1) se
parece bastante a una media luna cuya concavidad, dirigida adelante, abarca la parte
correspondiente del ventrículo izquierdo.
Hemos ya indicado la dirección de las columnas de segundo y tercer orden, si-
tuadas en la cara anterior, y más adelante examinaremos las que tienen relaciones
con los dos orificios del corazón derecho. Señalaremos aquí, sin embargo, que en la
parte media e inferior del ventrículo, las trabéculas de las paredes posterior, interna
y anterior del ventrículo, fuera de las trabécula~ longitudinales de la cara anterior,
presentan columnas dirigidas transversalmente, que unen las caras entre sí y parecen
oponerse a su separación cuando éstas son solicitadas por un esfuerzo de distensión.
Al lado de las trabéculas muscular¡!s, de coloración pardorrojiza, se pueden distinguir
cuerdas blanquecinas, generalmente en número escaso, que se extienden de una pared
a la otra o de un pilar a una pared: son las falsas cuerdas tendil)osas, de las: cuales
unas están constituidas por tejido conjuntivo corriente y otras contienen fibras del
fascículo de His; volveremos a encontrar otras iguales en el ventrículo izquierdo y
hablaremos de ellas nuevamente cuando nos dediquemos al estudio del aparato que
rige el corazón.
4.0 Base. - La base del ventrículo derecho mira hacia arriba, atrás y a la
derecha. Presenta dos orificios: 1.0 , el orificio auriculoventricular derecho, con su
válvula tricúspide; 2.0 , el orificio de la arteria pulmonar, con sus válvulas sigmoideas.
Obsérvese que estos dos orificios no están situados ni en el mismo plano ni al mismo
nivel; el primero es más posterior y se halla situado en un plano superior; el segundo
está por delante y por dentro del anterior y se abre en el punto más elevado del ven-
tr-ículo.
La altura de los velos que la constituyen, cuando está tendida en dirección hacia
el ventriculo, es igual al quinto aproximadamente de la longitud total de éste. La
6
'1 - -- . _{)
~
..
A: r. 10'
.
1.
1
______t)"
1.'. --
F1c. 29
Ventriculo derecho: aparato valvular e infundíbulo.
A, p&red ~terlor oecclonada. - D. pared oept.al. - c. pared poet.erlor.
1. baM del pJlar anterior. -1•. l". l '", trtture&cJón del pllar. - 2, pttare. posterloru. - 3, ptlar tnte.rn.o
( m~oculo papilar del oono arterial de LulChk&l. - 3º, 3", l>llare. loternoo , . _ loa. - 4 , valva a ot.ertor. - 5, nlva
Interna. - 6 , cresta eupral'entrtcular . - 7. faM"fculo arQueado. - 8. trab6C'ula1 del tntundfbulo. - 9. arte.ria pul·
manar. - 10, v&lnla at¡¡moldea anterior. - 10', v61vula lateral derooba . - 10", vil"rula lateral hqulorda.
válvula ofrece a nuestra consideración : i.0 , una cara axil o auricular, que mira al
eje mismo del orificio; 2.0 , una cara parietal o ventricular, en la que vienen a fijarse
CORAZÓ N Y PERICARDIO
las cuerdas tendinosas d e los músculos parietales; !!·º• un borde adherente, q ue co-
rresponde al contorno del orificio auriculoventricular; 4.0 un borde libre, muy del-
gado, irregularmente dentellad o, que, como indica su nombre, flota libremente den-
4'
,____ :
,,,,.
F1c. go
Ventrículo derecho. La pared anteroexterna seccionada está reclinada a la derecha y arriba.
El fascículo arqueado y el pilar posterior se han seccionado. Las paredes interna y pos-
terior son visibles.
1, arteria pulmonar. - 2, cresta supraventrlcular. - 3, taacfculo arque&do. - 4, pilar anterior eeoclonado. -
4'. el miamo ptlar reclinado oon la pared anterior . - 4" , parte aupertor del ptlar anterior. - 5, pllar Interno (mtlacu·
to papilar del cono arterial do Luachkal. - 6, pilares pooteroext.ernoa. - 7, pilares poatutoree y poateroexternos. -
:nt!r~~du~rsv~~f~r~~\:uld~~:·h~ ~ ~ ":u:º~{i~r ~1i~a': ~:S~\d9ae;;tid~º·d;al;ª~~r'i:~~!· ~:~ln:9'~º :=n:t ra ªe:"\!
1 1 1 9 1
arteria pulmonar.
tro d e la cavidad ventr icular. Este borde libre p resen ta tres escotaduras que se
aproximan m ás o menos al borde adherente, pero sin alcanzarlo. A causa de ello, la
válvula auriculoventr icular se encuen tra descompuesta en tres valvas, y de ahí los
nombres de vdlvula tricúspide (de tres, tres, y cuspis, punta) o de vdlvula triglóquina
(Tpeir;, tres, y y.Awxiv, punta) con los que se la designa d e ordinario.
ANCIOLOCÍA
El conj unto valvular constituye una especie de tubo ampliamente abierto por
la parte superior en la aurícula y cuyo orificio inferior, formado por el borde libre
del velo, está centrado en el eje auriculoventricular por las cuerdas tendinosas que
se insertan en él. De ello resulta que las válvulas del corazón en estado activo están
todas situadas casi a igual distancia de sus paredes. Durante la repleción del ven-
trículo (diástole) la sangre ocupa forzosamente el espacio comprendido entre la cara
ventricular del tubo valvular y la pared del ventrículo; bastará, pues, un esfuerzo
F!G. ~l
Ventriculo dered10: valva posterior de la tricúspide.
180 ha rtll<Cado la valva anterior de la trlctl•¡¡lde .l
A. pared anterior del ven trfcuJo resecnda y reclinada. - B. pared de la aurfcula. deraeha. que llmlta la parte
posterior del orlftclo aurtculoven trlcular. - In! . • mfundlbulo.
l. arteria pulmonar. - 2. n.ort.a. - 3. pllar Bnterlor. - 4, 4' , pilares posteroexternoa. - s. plla.l'ft pc>aterotn·
ternos. - 6, plla.r lnt.erno. - 7, \'&lva posterior de la trlcd.splde. - 8, surco perlv3lvular.
mínimo en el momento de la sístole para aproximar las valvas una con otra. Hay
que observar también que la tela de los velos membranosos ofrece, como hemos dicho
ya, una superficie mucho mayor que el área del orificio en que se inserta.
Las tres valvas de la tricúspide se distinguen por su situación en anterior, poste-
rior e interna.
La valva anterior ( cuspis anterior) es la más extensa de las tres (figs. 29 y 30).
Tiene la forma de un cuadrilátero irregular, algo alargado en sentido transversal.
Es la que se ve cuando se ha quitado la pared anterior del ventriculo. Se inserta en
el contorno anterior del anillo tendinoso que mira al cono arterial (véase más ade-
lante). Se extiende hasta el borde derecho del corazón y a veces más allá. Su borde
inferior contribuye a limitar el orificio por el que comunican la cámara venosa y la
cámara arterial del ventrículo.
La valva posterior (cuspis posterior), menos alta que la valva anterior, se in-
serta en el contorno posterior del anillo hasta la pared septal. El espacio (fig. 31)
CORAZÓN Y PERICARDIO 43
que la separa de la pared es, en el corazón cadavérico, algo menos profundo que el
que separa la valva anterior de la pared anterior del ventrículo. Esta valva está muy
a menudo dividida en varios festones y frecuentemente se encuentra intercalada
entre ella y la valva interna una valva accesoria. Asimismo se puede ver una incisura
profunda en la parte externa de la valva posterior, y así aparece una segunda valva
accesoria comprendida entre la valva posterior y la valva anterior.
La valva interna o septal ( cuspis media lis) nace de la porción interna del anillo
fibroso en un punto que corresponde al tabique ventricular, algo por delante de Ja
pars membranacea de este septum. Esta in-
serción es, en ciertos casos. muy inferior al
plano del orificio auriculoventricular, y por
lo mismo la aurícula parece extenderse
direClamente hacia dentro en la cavidad
del ventrículo. Esta valva está poco desa-
rrollada y su juego de expansión, al con- g
trario del de la valva anterior y del de la val-
va posterior, es muy limitado (fig. 30, 10). 9'
en la pared septal, debajo del orificio pulmonar (figs. a8, ag y 30). Esta trabécula
muscular, en su conjunto, describe una curva de concavidad dirigida arriba y atrás.
Aunque presenta numerosas variaciones, hay que considerarla como un elemento
constante y típico del corazón derecho. Los anatomistas .que han estudiado el cora-
zón le han dado nombres diferentes. Había sido descrita antiguamente por Leonardo
da VINCI. Los autores ingleses le dieron el nombre de moderator band¡ RING,
en 1837, la había denominado moderator band of distension, asignándole así un
papel fisiológico que dista de estar demostrado. POIRIER le dio el nombre de cintil/a
ansiforme¡ PARCHAPPE, de arco inferior, y TESTUT la designó con el nombre de fas-
cículo arqueado. A todos estos nombres, ya numerosos, TANDLER añadió otro: el de
trabécula septomarginal, que recuerda así los dos puntos de inserción del fascículo.
En su forma normal, su borde superior, cóncavo arriba y afuera, está libre en
toda su extensión; su borde inferior, por el contrario, da origen a numerosas colum-
nitas, ora verticales, ora oblicuas, que vienen a perderse en la pared anterior del
corazón (fig. ag). Pero las variaciones morfológicas de este fascículo son muy nume-
rosas. Se ve a veces que forma un arco menos destacado, menos saliente; su base,
ensanchada en su origen septal, se continúa entonces en un fascículo poco curvo que
alcanza el tejido trabecular de la región inferoexterna. En ciertos casos es muy
éorto; en otros es muy delgado y largo, formando una cuerda delgada que puede
elevarse hasta la cresta supraventricular.
¿Cuál es el papel de este fascículo? Según nosotros debe ser referido a la mus-
culatura funcional del orificio de salida, es decir, a ·la región del infundíbulo. Su
orientación y la presencia por encima de él de fascículos musculares que tienen la
misma dirección convencen al observador de que pertenece funcional y anatómica-
mente al cono pulmonar. La relación íntima que tiene con la base del pilar ante-
rior, por una parte, y, por otra, con la región superior del infundíbulo, demuestra
la solidaridad que existe entre el juego de la valva anterior de la tricúspide y el me-
canismo de la penetración de la sangre en la cámara arterial del corazón derecho.
b) Pilares posteriores. - Los pilares posteriores, en número de dos o tres, se
desprenden de la pared posterior del ventrículo (fig. 31). Forman conos musculares
anchos, cortos, que ocupan transversalmente el ángulo comprendido entre la pared
diafragmática y la pared septal. Entre estos conos papilares, el más interno da origen
a cuerdas que no solamente se fijan en la parte interna de la valva posterior, sino
también en la parte posterior de la valva interna.
c) Pilares internos. - Los pilares internos, finalmente, están representados por
cuerdas tendinosas que se desprenden del tabique, ya directamente, ya por media-
ción de pequeños mamelones carnosos, verdaderos pilares en miniatura. Se dirigen
a la valva interna. De estos mamelones carnosos, hay uno (fig. ag, 3') que es bastante
constante y que ocupa la parte inferior del infundíbulo, en cierto modo al margen
de éste, en el punto en que la cresta supraventricular que vamos a estudiar se acoda
hacia abajo ; de ahí el nombre de músculo papilar del infundíbulo o de músculo
papilar del cono arterial que le ha dado LUSCliKA. También se le llama músculo de
La.ncisi. Mide ordinariamente de 6 a 8 milímetros de longitud. Las cuerdas tendino-
sas que parten de su vértice van a fijarse en la parte anterior de la valva interna
y en la parte interna de la valva anterior, donde se entrecruzan más o menos con las de
dirección muy diferente que proceden del músculo papilar anterior (fig. 30, 5).
d) Modo de oclusión de la vdlvula tricúspide. - En la cara ventricular del
contorno del orificio auriculoventricular se desprenden potentes trabéculas de las
paredes para terminar en el borde de inserción del velo, al que envían algunas
fibras musculares. Este sistema, cuya dirección de las fibras converge hacia el centro
del orificio auriculoventricular, desempeña probablemente un papel en la diástole
y sin duda también en la sístole al estrechar el surco perivalvular y al levantar las
cuerdas h acia la aurícula. En cuanto al papel de los pilares es formulado por Marc
CORAZÓN Y PERICARDIO 45
StE como sigue : «Esta oclusión, dice, resulta esencialmente de la aplicación Intima
de la valva anterior y de la valva posterior sobre el tabique interventricular, y de
la tensión, a consecuencia de la contracción de los pilares, de los arcos que forman
el borde inferior de las dos primeras valvas. Esta aplicación de las valvas anterior y
posterior sobre la valva interna y sobre el tabique se hace más íntima todavía
por la presión sanguínea, desarrollada por la contracción de las paredes musculares
externas del ventriculo, que comprime asimismo directamente el tabique, una vez
expulsada la sangre.»
e) Orificio de la arteria pulmonar, vdlvulas sigmoideas. lnfundíbulo. - El ori-
ficio de la arteria pulmonar (figs. 28, 29 y 30) está situado inmediatamente por de-
lante de la aorta, delante y un poco por dentro del orificio auriculoventricular
derecho y en un plano superior. Es regularmente circular; su circunferencia mide por
término medio 72 milímetros en el hombre y 68 milímetros en la mujer.
Las tres válvulas sigmoideas que le corresponden, sigmoideas pulmonares, pre-
sentan la disposición general que les hemos asignado anteriormente; no insistiremos,
pues, aquí. Están orientadas de tal manera, que una es anterior y las otras dos poste-
riores; se distinguen estas últimas en derecha e izquierda. Cada una de estas tres
válvulas presenta en la parte media de su borde libre un pequeño núcleo fibrocar-
tilaginoso llamado nódulo de Morgagni. Este nódulo es en general menos prominente
y menos desarrollado que el nódulo homólogo que se halla en las sigmoideas aórticas.
Hemos dado ya anteriormente nuestra opinión sobre este hecho.
La región del ventrículo derecho que corresponde al orificio pulmonar presenta
caracteres particulares. Se le da el nombre de cono pulmonar o infundibulo. Com-
probemos, en primer lugar, que el orificio pulmonar está separado del orificio auricu-
loventricular por un fascículo carnoso, de notable desarrollo, que mide ordinariamente
de 1 2 a 15 millmetros de altura. Este fascículo tiene el nombre de cresta supraven-
tricu lar de His; WoLF le había dado el nombre de espolón; PARCHAPPE el de arco
muscular superior; SAPPEY y CRUVEILHIER lo denominaron músculo compresor de. la
válvula tricúspide, así como M. StE, quien comparó este músculo con los. compresores
que se encuentran en el corazón de las aves. La cresta supraventricular, que es como
desde ahora designaremos este fascículo, se desprende del tabique interventricular
algo por debajo de la válvula sigmoidea izquierda (fig. 29, 6). De áquí se dirige
oblicuamente hacia fuera y abajo, pasando por delante de la cara oculta anterólateral
de la aorta, sigue por encima de la valva anterior de la tricúspide y. finalmente,
viene a perderse disminuyendo de altura en la parte superior de la pared anterior
del ventrículo. Su parte media, redondeada y roma, avanza en la cavidad ventricular
a manera de un espolón, como había dicho muy bien WoLFit Debajo de esta emi-
nencia, y algo por detrás de ella, existe una depresión profunda que denominamos,
a causa de su situación debajo del infundíbulo pulmonar, fosita subinfundibular.
Esta fosita se continúa por fuera con el surco que rodea la valva tricúspide, y por
dentro se prolonga hasta debajo de la valva interna. Señalemos la eventual existencia
de un fascículo secundario, menos desarrollado que la cresta supraventricular, pero
paralelo a ella y situado encima (fig. 29).
El orificio de la arteria pulmonar se eleva, pues, por encima del orificio auricu-
loventricular derecho a la altura de la cresta que acabamos de describir. La porción
de la cavidad ventricular que se encuentra situada por delante de este fascículo, es
decir, entre él, la pared anterior del ventrículo y la pared septal, tiene la forma de
un tronco de cono cuya base mayor, dirigida abajo y afuera, se confunde con el resto
de la cavidad ventricular, y cuya base menor, dirigida hacia arriba, corresponde a
las válvulas sigmoideas. Es el llamado cono arterial del infundlbulo de LusCHKA, o
región de salida de KREHL. Estudiemos sus paredes.
La pared anterior del ventrículo, que corresponde al infundlbulo, es delgada y
está atravesada por trabéculas cuya dirección general es transversal en relación al
ANCIOLOCÍA
eje mayor del ventrículo y longitudinal en relación al eje de evacuación. Esta dispo-
sición trabecular no es ciertamente extraña al mecanismo de expulsión de la sangre
en el cono pulmonar. Esta pared anterior del infundíbulo es la más delgada de las
paredes del mismo, la más móvil y la que se deja dilatar más fácilmente en el cora-
zón en diástole, así como la que da amplitud al ventrículo derecho en los casos de
dilatación de éste.
F1c. !1!1
Cámaras del corazón (esquemdtica).
o .o . , aurfcula derecha . - V . D. , Te.nt rfculo derecho.
1 , \'CDa cava aupertor. - 2 . vena cava lnferlor. - 3, arttrla pulmonar. - 4 , valva anterior do la trlollstllde. -
s, pared anterior del ventrículo derecho secolonado. - 6, !asc!culo arqueado. - 7, pi lar anterior de.! nntr!clllo dere-
cho. - 8, creeta supravent rlcular. - 9, ln!undlbulo.
Lae ftechaa Indican el 5'ntldo de la corriente y muestran odmo la a.1 ngre purde pasar dlrect.amenl& d e la aurícula
al ln!und!bulo. Nóteae que el oono pul monar tiene au eJo mayor perpendlcular a la v!a de entrada de la aanrre.
El ventriculo izquierdo está situado a la izquierda, atrás y algo por encima del
ventrículo derecho. Tiene, en su conjunto, la forma de un cono cuyo vértice corres-
ponde a la punta del corazón y cuya base, dirigida arriba, a la derecha y atrás, está
inmediatamente por debajo de la aurícula izquierda. Podemos en consecuencia con-
siderarle: 1.0 , paredes; .2.0 , un vértice; 3.0 , una base. Describiremos en primer lugar
estos elementos; luego, como hemos hecho para el ventriculo derecho, daremos una
ojeada de conjunto a la cavidad del ventrículo.
13
FIG. !14
Aurícula y ventrículo izquierdos abiertos por su lado externo.
Vista de conjunto esquemática.
1, aorta. - 2, arteria pulmonar . - 3 . vaeoa eoronartoe anteriores. - 4. 'f'3.I08 <'Oronarloe poeterlorea. - 5. Yena1
pulmonarea derechaa. - 5'. 'f'enas pulmonares lz.quJerd1u. - 6, candad de la aurfcul• lz.qulerda, con 7, aurfcula tz·
qUlonla. - 8, r.ona oorreapondlente a la tosa onl. - 9. ropll~e oemllunar. - 10, cnlclad del ventriculo lzqUlerdo..
- 11, nin. Interna de la mitral. - 12, valva externa. - 13, pilar poaterlor. - 14, pUar anterior, aeccionado y
eeparado hacia arrtb& y atria. - 14', J)&rt.e Interior o baae de eato mlamo pilar. - 15, Oecba que recorre el orlDclo
aurtculovenvJcDlar. - 18, Gocha que ae clJrlre al ortt!cio aórtico y ocupa la parte d.el Y'eDtrlcolo l~mada úmara aórtica .
Todas estas caras o paredes son cóncavas (figs. 34, 35 y 36). La pared anterior
y la pared posterior, que, por oposición a la pared septal, son libres, dan inserción
en la unión de su tercio inferior con el tercio medio a los pilares. Están recorridas
por trabéculas, cuya dirección general es vertical en la parte superior de la pared
posterior en la proximidad del anillo auriculoventricular, así como en la porción
inferior de la pared septal. En la misma región del vértice, las trabéculas, mucho más
abundantes que en otras partes, son pequeñas y forman una red bastante apretada ;
pero sus elementos, desprendidos de las paredes, no dan a la parte inferior del ven-
trículo izquierdo el mismo aspecto esponjoso que hemos visto en el ventrículo dere-
cho. Más adelante describiremos los músculos papilares. Señalemos, por último, que
F1G. ll5
VenLrículo izquierdo visto después de la ablación de la pared anteroexterna.
l . aorta. - 2, arteria pulmonar. - 3, vena cava aupertor. - 4 , aurtcul1' tzqutcrda. - 5, aurfouta derecha. -
6, vena coronarla mayor. - 7, pilar anterior dt"l ventrfcu.lo Jz,quterdo. - 8, pilares paatertorea (hay dos en eat.a pie·
ttl) . - 9 , valva 1zqulerdA o menor do la mltral. - 10, valva mayor de la mJtral. - 11, cuerda t alaa telldlnosa a&-
¡¡ulda Pot Qobtae dol raacleulo de Hlo. - 12, arteria lntervent r leular ~nterlor.
A, corte de la cara anterior. - B. corte de la cara Posterior. - e, C&l"& eeptaJ del •e.nt.rfculo tzquterdo.
El extremo de l& IODdll acanalada aparece en la cámara a.6rttea.
n .-3
50 ANGIOLOGÍA
Ja porción de Ja pared septal, que se eleva en el conduelo aórtico y que está com-
prendida entre Ja valva sigmoidea aórtica derecha y Ja valva sigmoidea posterior,
"",....esponde a la porción membranosa del septum interventricular ( pars membranacea ).
2. ·- ···-- ~. :/
•
10.......... -~·J
F1c. 36
Ventriculo izquierdo visto después de la ablación de la cara izquierda
y de la válvula menor de la m itra l.
1, aorta . - 2 , arteda pulmonar. - 3 . aurfcuJa lM¡uterda . - 4, pJlar anterior. - 5, ptlarea poatertoru. - e,
•aha derecha o mayor de la mltra1. - 7. fa lsa cuerda tendlo05a quo contiene tlbrns del tascfculo de Hla. - e,
arteria coronarla derecha. - 9 , vena coronarla mayor. - 10, arteria lnterventrJcula.r anterior.
A, cara antnlor. - B, cara Po•tertor. - e, cara eeptal d el ·. ent.rloulo u qulerdo.
CORAZÓN Y PERICARDIO 51
La pared septal es siempre mucho más lisa que las otras paredes. Sus dos ter-
cios superiores son en general lisos, salvo en la parte más anterior, en donde se
aplica a la pared anterior. Por transparencia, bajo el endocardio que la tapiza, se
perciben estrías, más pálidas que el músculo próximo, que corresponden a la ex-
pansión de la rama izquierda del fasdculo de His. Esta cara se continúa directamente
arriba y atrás con la pared del conducto aórtico, de la que en cierto modo, desde el
punto de vista mecánico, es la prolongación. De la cara septal se desprenden a menudo
dos falsas cuerdas tendinosas, a las que volveremos a referirnos al tratar de los pilares
(figuras 35 y 36).
2.0 Vértice. - El vértice del cono ventricular corresponde, como hemos dicho
antes, a la punta del corazón. Está ocupado por las columnas carnosas de segundo y
de tercer orden que constituyen las trabéculas numerosas que forman esta red de
mallas tupidas de que ya hemos hablado. A veces, algunas de estas trabéculas, más
fuertes, se lanzan hacia la base de los pilares, en particular del pilar anterior, que en
este caso parece descender hasta el vértice del ventrículo.
3.0 Base. - La base tiene dos orificios. 1.0 , el orificio auriculoventricular iz-
quierdo, con la válvula mitral y los diferentes músculos papilares que se insertan en
ella-; 2. 0 , el orificio de la aorta, con sus válvulas sigmoideas.
A. ÜRIFICIO AURICULOVENTRICULAR IZQUIERDO, VÁLVULA MITRAL. - El orificio, que
comunica el ventrículo izquierdo con la aurícula correspondiente, es algo menor
que su homólogo derecho. Su circunferencia sólo mide por término medio 102 mi-
límetros en el hombre y 90 en Ja mujer. El anillo, cuya constitución veremos más tarde,
se relaciona a la derecha con el anillo aórtico, del que sólo está separado por un ta-
bique conjuntivo muy delgado, que corresponde a la inserción de la valva mayor
de la mitral. Por todas las demás partes, el tejido conjuntivo que forma el esqueleto
del anillo está rodeado de fibras musculares que dibujan un relieve muy acentuado
en la parte posterior. En otros puntos, las trabéculas musculares, dirigidas oblicua-
mente en dirección de las valvas, rodean simplemente el contorno.
La válvula anexa al mismo está constituida según el mismo tipo que la válvula
auriculoventricular derecha. Considerada en el corazón en posición vertical, forma
un cilindro membranoso dispuesto en sentido vertical, con una cara axil o auricular,
una cara parietal o ventricular, un borde superior adherente y un borde inferior libre.
Difiere de la tricúspide en que sólo presenta dos escotaduras y, por consiguiente, sólo
dos valvas en lugar de tres. Se la llama por esta razón vdlvula bicúspide (de bis, dos,
y cuspis, punta). Se la designa también desde V ESAUO, que la había comparado a una
mitra, con el nombre de vdlvula mitral. Las dos valvas de Ja mitral se distinguen
en interna y externa.
La valva interna (fig. 36, 6), anterior con relación a la valva externa, mira al
tabique interventricular y al orificio aórtico : es la valva derecha o valva mayor de
la mitral. Nace en el contorno anterior e interno del anillo auriculoventricular y re-
viste la forma de una lámina triangular que mide, en su parte media, de 15 a 18 mi-
límetros de altura. La cara axil o auricular de esta valva aparece como la continua-
ción del tabique interauricular. La cara parietal ·o ven tricular se continúa por arri-
ba con la pared aórtica. Esta valva separa, a la manera de un ancho telón, el orificio
aurii.:uloventricular del orificio aórtico.
La vdlvula externa, denominada también valva izquierda o menor, corresponde
a la pared externa del ventrículo (fig. 35, g). Tiene forma cuadrilátera y mide sola-
mente 10 a u milímetros de anchura. Nace de la circunferencia posterior externa del
anillo fibroso, desciende mucho menos que la valva mayor de la mitral y posee en
consecuencia un ámbito de fluctuación menos extenso. Recuerda, por otra parte, P9r
sus caracteres la valva posterior de la tricúspide.
ANCIOLOCÍA
F1c. 38
Pared interna o septal del ventrículo izquierdo.
A , aecc.tón de la cara anterior. - B, ae>cclón de la cara I>Osterlor. - C. pared oeptal.
l. aorta. - 2 , arte.ria cotonarta lzQulerdB. - 3. arterta coronarla derecha. - 4, 4', 4". vá.hulu al¡ moldtas. -
5, plJar anterior cortado y rC'cllnado con la parto anterior de la valva mayor de la mitral. - 6, pilar posterior. -
7, va lva mayor de la mitral. - 8, tal!D cuerdo. tendtncsa. - 9, arteria tnterventrtcular anterior. - 10, arteria
coronarla derecha. - 11, vena coronarla mayor.
Se obeerra Que Ja. pared 1epta l. t !&becular en su parte tntertor. ea Usa 7 uniforme en la aupertor. A este nivel
traneparenta la rama izquierda del tascfculo de lila (12 ) con sus ramas de división anterior, 12', y posterior, 12" .
Una banda media ao cllrlre hacia la ro.Isa cuerda tendinosa.
por cuerdas musculares o tendinosas, a menudo delgadas, otras veces más gruesas, que
los hacen solidarios de ellas. Nada los une a la pared septal, a excepción de una o dos
cuerdas falsas tendinosas. Una de éstas ofrece una disposición bastante frecuente. Entre
numerosos corazones examinados desde este punto de vista, la hemos encontrado en
54 ANGIOLOGfA
----- - - .. A. S. G.
T-r. hT. c .•...
,....-----Li9. art.
___ _Br. 9
--- - _V. P. G
4 3
;
V.C.I. 1 3
.
6 9
'
9· 10
'
1
'
'
1
8' 5
1
8 7
1
F1c. 40
Corte transversal de los dos ventrículos.
Ao .• aorta. - Tr . br. C· · tronoo braqulocefillco. - C. g., cardtlda com1ln Izquierda. - A, 8 . O., a rteria aubclnl~
Izquierda. - V. C. 8 ., veo~ cava superior. - V. C. l ., vena cava inferior. - A P .. arteria pulmonar. - Br. r . • rama
Izquierda de la arteria pulmonar. - V. P . O., venaa pulmonare1 lzqUlerdas . - LIJ. art., Jlp.mento arterial .
1, orlftclo aurlculoven tTlcular derechh. - 2, ln!und!bulo.' - 3, surco perlvalvular derecho. - 4 , pared antero-
externa. - 6, pared lnfertor de loe dos ,·entrrculos. - 6, pared septal. - 7, pared externa del ventrfculo tzQule.rdo.
- 8, 8'. pllarea anterior y posterior del ventriculo Jzqulordo. - 9, nin mayor de la mltrál. - 10, auroo perl-
nlvular lzqUlerdo.
Be •e en este corte la diferencia de orlentacldn de les doa c'maras de aallda del corazdn. El Ln!undtbnlo u
perpen41cular al eJe de la cámart. aórtica. La1 do1 cAmar'aa venc aaa aon tnferlorea a laa cámaraa artertale1.
moideas aórticas se hallan dispuestas de tal modo que una de ellas está situada detrás
y las otras dos delante (en posterior, anterior derecha y anterior izquierda).
El desarrollo explica de modo satisfactorio la orientación inversa de las sigmoi -
deas pulmonares y aórticas. El bulbo arterial, a cuyas expensas se formarán más tarde
las dos grandes arterias que parten del corazón, posee primitivamente los esbozos de
cuatro válvulas.
ANGIOLOGÍA
De estas cuatro válvulas, una es anterior, otra posterior y las otras dos late-
rales (fig. !J9· A).
Ahora bien, el tabique de separación, que al desarrollarse en el interior del
bulbo, dividirá a éste en dos conductos, uno anterior, la futura arteria pulmonar, y
F1c. 41
Cámaras del corazón izquierdo.
O.O. , aurlcula ltc¡uJerda. - V .O., ventriculo ltqulerdo.
1, aOrta . - 2. valva mayor de la mitral. - 3, ptlar an~rlor. - 4 , plJar p0sterlor. - s. eminencia formada
por el tablc¡ue lnterventrieular eu la parte • uperlor de la c'mara. a..rterla.I. - 6, artet;lo. pulmon.u.
La1 tlechaa lndJcan el eentldo de la corrtente de Ja aan¡ro que paaa de la cámara aurkuloventrlcula.r o c'mara
venoea para penetrar en la c•mara arterial. Lu doe cAmaras dtbuJan aQuf una especie de U que tiende a abrlrae
en la parte aupertor. Se dlatln¡ue el movimiento de torsión que f'Jocuta el tabique tnterve.ntrtcular durante la
1Jstolo ventrtcUlar.
otro posterior, la futura aorta, este tabique, repetimos, se dirige en sentido transverso
de derecha a izquierda y pasa exactamente por en medio de las dos válvulas laterales
a ntes indicadas (véase la línea xx d e la fig. !S9· A).
De ello resulta que, cuando la diferenciación de los troncos arteriales se ha
efectuado (fig. !J9• B), cada uno de ellos posee en su origen ventricular: i.ó, una sola
de las cuatro válvulas primitivas del bulbo arterial, la anterior o la posterior; 2 . 0 , la
CORAZÓN Y PERICARDIO 57
mitad de otras dos, que son las válvulas laterales. A sus expensas se forman las vál-
vulas sigmoideas, y se comprende claramente (fig. 39, C):
B) Que estas válvulas sean tres para cada orificio;
/3) Que haya dos laterales (una derecha y otra izquierda), que son las que pro-
ceden de una mitad solamente de las válvulas laterales primilivas del bulbo;
y) Que la tercera, una de las cuatro válvulas primitivas entera, esté dispuesta
hacia delante en la arteria pulmonar y hacia atrás en la aorta.
B.o Válvulas sigmoi- Un poco más gruesas; se distin- Un poco menos gruesas; se dis-
guen en una posterior y dos tinguen en una anterior y dos
deas.
anteriores. posteriores.
9·º Capacidad . l\Ienor ( = 176 c. c.). Mayor ( = 1go c. c.).
Sólo tiene dos, uno anterior y T iene cuatro o cinco, disemina-
10.º Pilares.
otro posterior. dos por sus tres paredes.
11.º R elaciones res- Los dos orificios auriculoventri- El orificio pulmonar está situa-
pect1vas del orificio ar- cular y aórtico están situados do un poco más arriba que el
terial con el orificio en el mismo plano horizontal. orificio auriculoventricular.
auriculoventricular.
E. Tabique interventricular
Ftc. 42
Tabique interventricular visto en un corte F1c. 43
verticotransversal o frontal que pasa por
el orificio aórtico (segmento posterior del Parte membranosa del tabique interventricu-
corte). lar vista de cara p or el ventrículo izquierdo.
1, •entrfculo tzquterdo . - 2. ventrículo derecho. - 1 , ventrículo Izquierdo. - 2, aorta, con 3 , au "'l·
3. aurícula deracha. - 4 . aorta, con 4 '. au v4\'fula vula posterior : 4 , su vAhula derecha; 5, au váhula
poat.erlor. - 5 . arteri a pulmonar. - 6 , tabique lnttt· Izquierda . - 6. tabtc¡ue lntervent.rlcular. con 6' . su por.
"Ytntrtcula r. porción muaculosa, con 7 , au porrlón m em· rldo membranosa. - 7, vBlva Interna c1e la mitral . -
btanoaa (IO " ' q ue una necha. que at ravieu. hortzont.&1· 8 , arteria pulmonar. - 9. arteria coronarla derech•.
mente esta porción mernbranoaa va del ventrfculo tz· - 10, arteria coronarltL lz.Q.ulerd:i.
qU!erdo a la aurlcula derecha). - 8, valva Interna de (L~ linea de punloa c¡uo ae ve debaJo de la v'hula
la mitral . - 9, valva Interna de la l rlc~apldo. - 10, al¡moldea posterior Indica la linea de tnoercldn, en el
conduel o adrtlco. ventriculo opuesto, de la valva Interna c1e la trlcll1plde.)
2. Aurículas
1.0 Pared externa. - La pared externa, cóncava, muy estrecha, podría consi-
derarse como un simple borde. Muy irregular, ofrece en toda su extensión el sistema
trabecular del que ya hemos hablado, los músculos pectíneos, que volveremos a ver en
la región anterosuperior. En la parte posterior de esta región encontramos la crista
termina/is, que referiremos a la pared posterior.
ANGIOLOCÍA
2.0 P ared post er ior (pared inferior del corazón vertical). - Es lisa, sin trabécu-
las. Encontramos en ella la crista terminalis, que separa, como hemos visto, Ja parte
interna y dorsal de Ja aurícula de la parte anterior y externa. Esta cresta forma una
eminencia, particularmente evidente cerca de su origen en la parte superior de la
aurícula. Nace por fuera de Ja desembocadura de la vena superior y desciende por
Ja pared posterior de la aurícula, dibujando un pliegue semilunar curvo, cuya altura
disminuye cada vez más a medida que se aproxima al orificio de la vena cava inferior.
En este punto se pierde y se borra en el extremo posterior y superior de la válvula
de Eustaquio.
Desde el punto de vista embriológico, la crista terminalis determina la posición
primitiva de la válvula derecha del seno venoso, de la que las válvulas de Eustaquio y
de Tebesio deben ser consideradas como la reliquia. A la crista termina/is correspon-
de un potente fascículo muscular (véase Estructura de las aurículas). Por último,
señala el trayecto del nudo sinusal de Keith y Flack.
El intervalo comprendido entre los orificios de las dos venas cavas ofrece un re-
lieve de volumen inconstante, que se denomina tubérculo de Lower o tubérculo intra-
venoso (fig. 45). Está situado en Ja unión de la pared posterior con la pared interna.
Descrita por LowER en 1669, esta eminencia ha motivado numerosas investigaciones.
HALLER, CRUVEILHIER, RoM111, no la vieron nunca. HYRTL la comprobó en el embrión,
pero la encontró muy poco desarrollada o inexistente en el adulto. LowER le atribuía,
sin embargo, una acción fisiológica importante, dándole como función, y ésta es la
opinión de RETZJus, el desviar las columnas sanguíneas que desembocan por las dos
venas cavas e impedir así que choque una con otra. Gracias a este tubérculo anterior-
mente dicho, la corriente sanguínea de la vena cava superior se dirigía hacia la parte
anterior de la aurícula, mientras que la corriente sanguínea de la vena cava inferior
se dirigía hacia arriba. En realidad esta eminencia existe, pero sólo es visible en cier-
tas condiciones.
Como TANDLER, admitimos que morfológicamente no se trata de un tubérculo
en el senúdo propio. Se trata, en realidad, de un reborde, de una eminencia trans-
versal roma de la pared posterior de la aurícula, que se comprueba siempre en el
corazón in situ fijo. Esta eminencia se atenúa o falta en el corazón relajado o fuera
de su sitio. ¿Cómo explicar este hecho que a primera vista parece extraño? Cuando
se ha abierto la cavidad pericardiaca por delante y se descubren las dos venas cavas,
se advierte que los ejes de estas venas no se hallan enteramente en Ja misma dirección,
sino que forman un ángulo obtuso abierto hacia atrás. Estos dos ejes, como ha hecho
observar LusCHKA, se encuentran en el plano del orificio auriculoventricular. Ahora
bien, esta angulación de las dos cavas repercute en Ja pared posterior del seno. Este
se encorva por delante, formando entonces este burlete que TANDLER propone justa-
mente denominar torus Loweri. Parece ser la consecuencia de la tracción operada por
el pericardio tendido entre las dos cavas. Si, como aconseja TA 'DLER, se corta el
pericardio intermedio a los dos vasos, este ángulo se borra como se liberaría la in-
curvación de un arco cortándole la cuerda. Esta explicación mecánica conúene gran
parte de verdad. Sin embargo, cabe concebir que las dos corrientes de las venas cavas
determinan por su presión un engrosamiento que puede persisúr después de la libe-
ración pericardiaca de las dos gruesas venas. Ahora bien, vemos una confirmación de
esta hipótesis en las variaciones de volumen que presenta en la serie animal: está
particularmente desarrollado en la foca, en la que tiene el aspecto de un verdadero
aparato de separación, y en el caballo. Desde el punto de vista estructural, por úlú-
mo, está constituido por dos capas musculares separadas por una almohadilla adiposa,
descrita hace ya mucho tiempo por H:ENLE.
3.0 Pared inferior (pared posterior del corazón verúcal). - Esta pared presenta
dos o rificios importantes: el de la vena cava inferior y el de Ja vena coronaria mayor.
CORAZÓN Y PERICARDIO
F1G. 45
Aurlcula dc.r ccha.
Ls pared anteroert.erna ae ha abtcrt.o y reclinado.
l. vena cava superior . - 2 , vena cava lntertor - 3. válvula. de Eustaquio. - 4, tosa oval. - 4'. resto de ta
valva dorocha del ecno venoso. - 5. S' , bordes superior o Interior del anillo de VJell!scns. - 6. crista termina lle.
- 7. m\laeulos pecLfneoa. - 8, aurfcula derecha abierta. - 9, abertura de la vena coronarla. - 10, v• tvula de
Tcbealo. - 11, valva p0sterlor de la tttcdspldc. - 12, valva Interna . - 13 banda del eeno. - 14, 15, abertura
do laa •ena1 oard.lacaa Que van dJrectamente a lb. aurícula.
CORAZÓN Y PERICARDIO
b) Orificio de la vena coronaria. - Este orificio está situado debajo y algo por
dentro del orificio de la vena cava inferior, entre éste y el orificio auriculoventricular,
cerca del tabique interauricular (fig. 45). Es circular, de un di:imetro de 10 a 12 mi-
llmetros. Está provisto también de una válvula delgada y transparente, la válvula d,.
Tebesio, que ofrece generalmente una forma semilunar; su borde libre, cóncavo,
delgado, mira arriba y adentro hacia el septum interauricular; su borde adherente
se inserta en la mitad externa del orificio.
De las dos caras de este pequeño velo
t, ,.t
membranoso, una mira adentro y otra
afuera.
Como la válvula de Eustaquio, tiene
bastante a menudo aspecto reticulado, di-
bujando una especie de diafragma fenes-
trado o barrado. Representa también em-
briológicamente un segmento de la válvu-
la derecha del seno venoso. _7
c) Banda del seno. Tendón de To-
daro. - En la parte de la aurícula próxi-
ma a la válvula de Eustaquio, y partien-
do del extremo anterior de esta válvula,
se ve bastante a menudo un pliegue, fácil
de evidenciar si se ejerce una tracción por
fuera sobre la válvula de Eustaquio, que
se dirige hacia delante. Tendido este plie-
gue, se ve que se continúa por una banda
gris blanquecina que llega hasta la por-
ción membranosa del septum interven-
tricular. Esta banda del seno divide la
porción interna no trabecular de la aurí-
cula en un segmento superior que corres-
ponde al tabique y un segmento inferior C.•••••.ai
que corresponde al orificio auriculoven-
•
tricular. Forma el borde superior de un
pequeño triángulo sobre el que KoCH fue
el primero en llamar la atención; el bor- Aurlcula y ventrículo derechos del corazón
de inferior y anterior está formado por el del feto abiertos por su lado externo.
margen posterior del orificio auriculoven- 1, cavidad de la aurícula derecha. - l '. aurícula dere-
<ha. - 2, a11uJoro de Bol.al y au v"vula. - 3, orl!lclo
tricular, y el tercer lado, inferoposterior, de la vena cava l.ntertor, con 3', v•lvuta de EuAaqulo. -
4. •en.a cava auperlor, con 4 ' , au abertura en la. au.rf ·
está constituido por la válvula de Tebe- cula. - 5 , otUhllo de ta l'f&n vena ooronarl& y vA.l vul•
de Tebealo. - 6, v•l vula trlcüsplde, con 6 '. sus cuerdas
sio. El substrato de esta banda está forma- t endinoB&a. - 7, orltlclo de la arteria pulmona.r. - 7 ' ,
ramaa de eau. arteria. - e. cavidad del ventriculo dPr•·
do, si no completamente, por. lo menos cho. - 9, aorta. - 10, tronco braqulocet,llco arterial.
- 11, cardtlda 1z.qu1erda. - 11'. subclavia. lz.qulerda. .
en parte, por un fascículo de tejido con- - 12. venas pulmonares.
juntivo, el denominado tendón de Todaro.
En el área del triángulo que acabamos de mencionar asienta una parte del sistema
conectador del corazón, en particular el nudo de Aschoff-Tawara y la porción ini-
cial del fascículo de His.
4.0 Pared superior (pared posterior del corazón vertical). - La pared superior,
techo o cúpula de la aurícula tiene por detrás el orificio de la vena cava superior, un
orificio circular de 18 a 22 milímetros de diámetro y desprovisto de válvula. El plano
del orificio es oblicuo hacia abajo y adelante: la pared posterior de la vena cava
superior es, en efecto, como la de la vena cava inferior, más larga que la pared infe-
rior. Delante del orificio cava se encuentra el orificio de Ja aurícula derecha. Vena
66 ANGIOLOGÍA
5.0 Pared anterior (pared inferior del corazón vertical). - Corresponde al orifi-
cio auriculoventricular. Visto por la aurícula, tiene ésta la forma de un anillo cuyo
margen, liso, conduce al embudo tricuspídeo. Recordemos en la proximidad de este
anillo la presencia del pequeño triángulo que hemos descrito hace poco.
6.0 Pared Interna o pared septal. - La pared interna (figs. 44 y 45), mucho
más importante, corresponde al tabique interauricular. Presenta, ante todo, en su
parte media, una depresión llamada fosa oval; a nivel de esta depresión, la pared,
muy adelgazada y semitransparente, está formada solamente, por decirlo as!, por la
coaptación de las dos membranas serosas que tapizan las aurículas: la llamaremos
membrana de la fosa oval.
La fosa oval se encuentra circunscrita en la mayor parte de su contorno por un
relieve muscular, conocido con el nombre de anillo de Vieussens (limbo de Vieussens
de algunos autores). Se le distinguen una rama posterosuperior y otra anteroinferior.
La superior se continúa con el tubérculo de Lower; la rama inferior se conexiona,
como hemos visto, con el extremo anterior de la válvula de Eustaquio. El relieve
no tiene la misma altura en todo su trayecto, ya que se borra por detrás y abajo, donde
la fosa oval no tiene limites precisos, confundiéndose con el resto de la pared inter-
auricular. Se comprueba bastante a menudo, en esta región, una formación reticular
que representa vestigios de la válvula sinusal izquierda; a veces entre esta red y el
septum auricular existe una hendidura pequeña que WEBER considera como el resto
del espacio interseptovalvular (véase más adelante).
La pared de la fosa oval tiene, pues, limites muy distintos por delante y arriba.
La vemos en este punto deslizarse por el lado izquierdo del anillo que la rodea y
formar con él una especie de fondo de saco de varios millmetros de profundidad.
Hasta es muy frecuente (alrededor del 30 por ioo de los casos) ver este fondo de
saco transformarse en un verdadero conducto, que se abre, por otra parte, en la
aurícula opuesta. Este agujero interauricular (fig. 48, 13), reliquia del agujero de
Bota! (véase más adelante), se encuentra aproximadamente en un tercio de los casos ;
según WALDMANN, sería más frecuente en la mujer que en el hombre.
En la parte anterior e inferior la membrana interauricular corresponde a la porción
membranosa (portio membranacea) del septum ventricular.
A B e
F1c. 4i
Diferentes estadios del tabique interauricular ,·istos en un corte horizontal del corazón
por Ias aurículas : A, pr imer estadio ; B, segundo estadio; C, tercer estadio.
1. pared de las aurlc ulu . - 2 . aurfrula derecha . - 3, aurícula t:z.qulerda . - 4 . 4 •, aeptum prlmum . con. e a
:~rrcau'i':s.ª~~~rae<iitu~ª ~ü:Ou~ ~e~ia B~Íg~ s a~uJ~:o C,~1 'rf!~1e~~o1 ªd!°1~ªpa~m~~t!~lo~ªcTeen~~ C::kt!f:: ~·a~~
1 0
lantándoee al encuentro del aeptum pr1mum. - 6, n¡uJero de Botnl (en In llg. B), limitado por loa bordes libres
de las doa membranas 4 y 5 (en l:i nrura c. el se1>tum aocundum ha tomado contacto con la cara derecha del
.eptum prlmum, oerrando de esta mBnera e l a¡uJero de Bot.a l : la necba l.ndlca Ja situación y la dirección de este
a¡rujero c uando perslateJ . - 7 . seno venoso (en la t\g. A J, con sus d.1Teraoa atluentea (oonductoa de CuY1.er, -.enaa
•ltellnas, venas umblllealesi abrl6ndose en I& a urfc ula derecha . - 8, ven& eavr. Interior (Hl las 11&uraa B y C) abrl6n-
dose, como el aeno de que deriva, en la aurfcula derecha. - 9 y 9 ', v'lvula derecha y •'lnla Izquierda del orllld o
del eeno {1'.8'. A ). - 10 7 10' . las m ismas. conat.Jtuyendo las v•lvulaa derecha e Jzqulercla de la. vena 0.'9& lnterlor;
se •e i>e.rtectame.nte que. mientra.e que 1.a v4 lvula. derecha persiste para tormar la odto"ro tU Euatooufo y la cidlo•lla
<t• T•b<do, la T'lvula Lzqulerda se atrona poco & poco y deaapareoe dlsl por oornJJl• to, hall,ndose aplicada contra
la cara derecha del aeptum. prlmu1n. - 11 , espacio Lnteraeptovalvular de Rbae.
sustancia, un nuevo orificio, que remplaza al primero y asegura todavía durante algún
tiempo lª libre comunicaci?n entre las dos aurículas. Este segundo orificio, ostium secundum
de BoRN, no es más que el agujero de Botal del feto. Se halla situado en la parte posterior
y superior del tabique primario.
Si ahora observamos la pared posterior de la auríc.ula derecha, un poco por fuera del
tabique primario, encontraremos allí el orificio terminal del seno venoso, que se halla
situado por detrás de la aurícula y en el cual desembocan, en este momento, las venas
vitelinas, las venas umbilicales y las venas de Cuvier. Este orificio, muy ancho y aproxima·
damente redondo, se halla rodeado por la parte de la aurícula por dos válvulas, una derecha
y otra izquierda, las dos en forma de media luna mirándose por su concavidad: son las
válvulas venosas, unidas recíprocamente una a la otra en su extremidad superior y en su
extremidad inferior.
Aunque muy aproximada al septum primum, la válvula venosa izquierda está constan-
temente separada de él por un estrecho intervalo que designaremos con RosE con el nombre
de espacio interseptovalvular (fig. 47, 11).
En el curso del desarrollo re producirán dos modificaciones importantes en la aurícula
derecha: la oclusión del agujero de Botal y la fusión del seno venoso con la cavidad auricular.
He aquí de qué manera :
En la pared superior y en la pared anterior de la aurícula, inmediatamente por fuera
y a la derecha del tabique primario, que a este nivel es poco extenso, nace un segundo
68 ANCIOLOCÍA
tabique, tabique secundario (septum secundum de BoRN). que se desarrolla lentamente hacia
atrás y abajo, marchando al encuentro del tabique primario. Los dos tabiques, dispuestos
uno y otro en sentido frontal, se parecen bastante a dos medias lunas, una poster:or y ante·
rior la otra, que se miran por su concavidad: el agujero de Bota!, que no es otro, al pre·
sente, que el intervalo comprendido entre estas dos medias lunas, se encuentra así circuns·
crito por dos bordes cóncavos.
El tabique secundario continúa desarrollándose o, mejor dicho, aproximándose al ta·
bique primario, hasta llegar a ponerse en contacto con este último, lo rebasa aplicándose
sobre su cara derecha y, finalmente, se suelda a él, no borde cornra borde, sino cara contra
cara. Así se encuentra interceptada desde este momento toda comunicación entre la aurícula
derecha y la aurlcula izquierda. El agujero de Bota! ya no existe y el tabique interauricular
es ahora completo.
Mientras se desarrolla el tabique secundario y se borra poco a poco el agujero de Botal.
el seno venoso va perdiendo su individualidad y se fusiona con la aurícula, a la que se
incorpora gradualmente, constituyendo esta porción de su pared posterior que, en el adulto,
está desprovista de columnas carnosas o músculos pectíneos. Al mismo tiempo, los tronco
venosos que ¡rrimitivamente aportaban a él su sangre y que se han transformado en vena
cava superior, vena cava inferior y vena cava coronaria, se abren al presente en plena aurlcula
por orificios diferentes: la vena cava superior, en la pared superior, y la vena oava inferior,
hacia :ibajo y atrás, en la pared posterior, inmediata al tabique ; la vena coronaria, por fin,
un poco por debajo de la precedente, entre ella y el orificio auriculoventricular.
En el curso de todas estas transformaciones, ¿qué les sucede a las dos válvulas venosas ?
Una y otra siguen una evolución muy diferente. La vdlvula venosa derecha, persistente,
se divide en dos partes: una superior, mayor, que ocupa la parte interoexterna del orificio
de la vena cava inferior, es la vdlvula de Eustaquio; la otra inferior, mucho más pequeiia,
que se abre en la parte externa del orificio de la coronaria, es la vdlvula de Tebesio. La
vdlvula venosa izquierda, aplicándose contra la pared posterior del tabique primario, se
atrofia lentamente y acaba por dC'saparecer como formación distinta ; pues casi siempre
se encuentran restos en el lado interno del orificio de la vena cava inferior, en la parte
posterior de la fosa oval. Estos restos, que, repetimos, son casi constantes, pero en extremo
variables, revisten de ordinario la forma de una delgada membrana, algunas veces lisa ,
pero lo más frecuentemente más o menos perforada, fenestrada, de aspecto reticulado. Re·
<lucida en algunos casos a un simple engrosamiento del endocardio, persiste a veces en toda
su extensión (como observó WEBER), adhiriéndose solamente por sus bordes y circunscribiendo
hacia atrás de ella un espacio libre, que no es otro que la reliquia del espacio intersepto·
valvular de RllsE, en el que nos hemos ocupado antes.
Estos datos embriológicos, haciéndonos asistir, p<»" decirlo así. a la formación del
tabique interauricular, nos explican de una manera manifiesta la constitución anatómica de
este tabique. Si lo seguimos de delante atrás (fig. 47, C), vemos que está formado sucesiva-
mente: 1.0 , en su porción anterior, por el tabique secundario, cubierto en su cara izquierda
por el reborde anterior (muy corto) del tabique primario; 2.•, en su porción media, por la
parte anter ior del tabique primario; 3.•, en su porción posterior, finalmente, por la porción
más po terior de este mismo tabique primario, sobre la cual se han aplicado los restos m:ls
o menos manifiestos de la válvula venosa izquierda.
Anotemos, por otra parte, que la porción media del tabique primario corresponde a la
fosa oval del tabique del adulto; que el borde anterior del tabique secundario, libre y más
o menos saliente, forma el anillo de Vieussens; y, finalmente, que la porción posterior de
este mismo tabique primario se continúa de modo patente con la vena cava inferior, la que
se halla fusionada con la v:llvula izquierda de este último vaso.
Acabamos de ver que el agujero de Bota! desaparecía por el hecho de la soldadura
del borde libre del tabique primario con la cara lateral izquierda del tabique secundario.
Esta soldadura, que corresponde al punto de la figura 47 . C, en que se encuentra la flecha
de puntos. se produce ordinariamente en el niiic al nacer, en el momento en que la circu-
lación cardiopulmonar sustituye a la circulación cardioplacentaria. 'o obstante, esta solda ·
dura a menudo es incompleta, y así se explica la presencia del pequeiio conducto oblicuo.
mencionado anteriormente y representado en la figura 48, que se halla en la parte antero-
superior de la fosa oval: puede ser doble y aun triple, según que el borde libre del tabique
primario contraiga adherencias con tres o cuatro puntos del tabique secundario.
CORAZÓN Y PERICARDIO 69
Conviene añadir que la persistencia en el adulto del pequeño orificio interauricular no
ocasiona necesariamente la mezcla de la sangre arterial, contenida en la aurícula izquierda,
con la sangre venosa de la aurícula derecha . En efecto, el borde libre del tabique primario,
excediendo el borde libre del tabique secundario, puede venir a aplicarse contra la cara
izquierda de este útimo, de lo que resulta que por el solo hecho de la presión sanguínea
en las dos aurículas (presión que se ejerce en sentido inverso en los dos lados de la pared
interauricular), los dos tabiques precitados se hallan en sus partes contiguas íntimamente
aplicados uno contra el otro, hasta el extremo que todo paso de la sangre de una aurícula a la
otra es imposible: la comunicación, desde el punto de vista fisiológico, es simplemente virtual.
La aurícula izquierda es algo menor que la derecha. Tiene, como hemos visto,
la forma de un saco alargado transversalmente, situado en un plano posterior al
de la aurícula derecha, al que llegan cuatro divertículos que divergen, dos a la derecha
y dos a la izquierda, las venas pulmonares. Su mayor diámetro interior es también
transversal. Los diámetros vertical y anteroposterior son menores y casi iguales entre
sí. Sus paredes interiores, como las exteriores, están mal separadas unas de otras.
La cavidad forma un vasto divertículo, una ampolla venosa gigante. Sin embargo,
se distinguen convencionalmente, en la aurícula izquierda, seis paredes que tienen
cada una la misma dirección y hasta el mismo nombre que las de la aurícula derecha .
3.0 P a red superior (pared anterior en el corazón vertical). - Forma más bien
un borde romo y redondeado que una cara. Es, en cierto modo, el techo de la aurícu-
la; su superficie es lisa y no presenta detalles especiales. En su parte anterior está
deprimida por los troncos arteriales situados delante de ella.
F1c. 48
Tabique intera uricular y pared anterior de las dos aurículas; vista posterosuperior.
l. aorta. - 2. "ena cava aupertor. - 3, arteria pulmonar derecha. - 4, arterJa pulmonar lcqulerda. - 5, aurfcal&
derech•. - 6. mdaculoa pe<Uneoa de la •urlculo derecha. - 7, orUlclo de entrada. del apendlce auricular derecho.
- 8, aurlcula l&<¡werda. - 9, orlftclo de entrada del apencllce auricular Izquierdo. - 10, arteria. pulmonar dere-
cha. - 11, t abique lnteraurlcular lpnr.Jdn del¡ada), apartado hacia la Izquierda. - 12, aoJllo de Vleuuena. - 13,
orlftcto lntera urlcu1ar . - 14, orUlclo aurtculoventrtcular derecho, con au ·dl.,ula trlc\lsplde. - 15 , orUlclo aurtculo·
ventricular lcqulerdo, con 1u vilvula mitral. - 16, aurco lnterventrlcular pe>sterlor con aus vasos.
A su nivel se halla, cuando existe, el orificio. también indicado antes, que pone en
comunicación las dos aurículas (orificio interauricular, figura 48).
D. Tabique interauricular
El tabique interauricular (fig. 48, 11 y 12) es una lámina irregularmente cuadri-
látera, que separa una de otra las dos aurículas y forma a la vez la cara interna de la
aurícµla derecha y la cara interna de la aurícula izquierda. En el corazón colocado
in situ, su orientación es tal que, de sus dos caras, una mira a la derecha y adelante
y la otra a la izquierda y atrás. Corresponde, en la superficie exterior del corazón,
a este surco vertical y ligeramente curvilíneo que presenta la cara posterior del órgano
y que ya hemos estudiado con el nombre de surco interauricular.
El espesor del tabique interauricular, muy variable según los puntos que se
consideren, oscila de ordinario entre uno y medio y cuatro milímetros. Es mínimo
a nivel de la fosa oval (fig. 48, 11), máximo a nivel del anillo muscular que circuns-
cribe esta fosa (fig. 48, 12) .
Los detalles morfológicos que presentan las dos caras del tabique interauricular,
y también los relativos a su constitución anatómica, ya han sido descritos a propó-
CORAZÓN Y PERICARDIO 71
sito de las aurículas, especialmente de la aurícula derecha. No insistiremos a fin de
no incurrir en repeticiones. Recordaremos, sin embargo, que este tabique tiene a
menudo un agujero, el orificio interauricular, que pone en comunicación las dos
aurículas. Recordaremos también que en Ja aurícula derecha llega un poco más abajo
que en Ja izquierda, de tal suerte que, si se hunde una aguja en Ja parte más declive
de la aurícula derecha (fig. 42, 7) penetra, no en la aurícula opuesta, sino en el
ventrículo izquierdo.
ARTICULO VI
vertiente derecha de una masa conjuntiva, común a los dos anillos ventriculares y a
la que se ha dado el nombre de trigono fibroso derecho (fig. 49, 6). Este, como su
nombre indica, tiene la forma de un triángulo; su masa conjuntiva, sólida en los
individuos de edad, está infilt.r ada a menudo de cartílago y de sales calcáreas. Co·
rresponde por delante a la pared aórtica, a la derecha al anillo auriculoventricular
derecho, a la izquierda al orificio auriculoventricular izquierdo, en el que se continúa
con el f ilum coronarium interno o izquierdo (HENLE) . En su vértice el trígono fibro-
F1c. 49
Estructura d el corazón : esqueleto fibroso en los orificios auriculoventriculares y arteriales.
1, art.erta pulmona.r. - 2 aorta . - 3, orlftclo aurteuloveotrtcular l&Qulerdo. - 4. orlftclo aurte uloventrtcular
derecho. - s . trfi()no ft broao lz.qulerdo. - 6, t..rfaono ft broeo derttho . - 7 , tll um ooronarlum lt.Quterdo. - 8 , tllum
ooronarl um derecho. - 9, borde derecho del corat.dn . - 10 , borde ltQulerdo del corazón .
so derecho se continúa por una banda de tejido conjuntivo resistente, el filum co-
ronarium derecho, que forma la parte anterior del anillo auriculoventricular y por
detrás se continúa con el tejido conjuntivo laxo que hemos descrito antes.
b) Anillo fibroso izquierdo. - Como el precedente, este anillo está constituido
por elementos distintos. Por delante y a la izquierda, encontramos una zona fibrosa
triangular también, el trígono fibroso izquierdo. Este es de la misma consistencia
y de la misma estructura que el trígono fibroso derecho. La base de este trígono está
orientada hacia la parte posterior izquierda de la pared aórtica. Su vértice se continúa
por un cordón de tejido conjuntivo resistente, el filu m coronarium izquierdo (HENLE).
Este rodea la parte izquierda del anillo fibroso auriculoventricular. Luego se con-
tinúa por detrás con una zona de tejido conjuntivo laxo que rodea el anillo fibro-
so por su parte derecha y viene a terminar en la parte posterior del trígono fibroso
derecho.
CORAZÓN Y PERICARDIO 73
Como se puede ver en la figura 49, los dos trígonos fibrosos, que HENLE había
denominado nudos de las válvulas auriculoventriculares, forman el punto de apoyo
más sólido del aparato auriculoventricular. En el espacio comprendido entre los dos
trígonos se inserta la valva aórtica de la mitral (fig. 49). Alrededor de estos orificios
terminan, como veremos más adelante, fibras musculares.
Tales son las formaciones fibrosas a las que se ha dado el nombre, algo pom-
poso, de esqueleto del corazón. Es indiscutible que numerosas fibras musculares vienen
a terminar o nacen en estas zonas. Existe, pues, y embriológicamente no puede ser
de otro modo, una fijación de las fibras musculares del tubo ventricular en su origen
(orificio auriculoventricular) y en su terminación (orificio arterial). Pero, con KocH,
pensamos que se trata mejor de un ribete de los extremos del corazón, cuyo valor
funcional no debemos exagerar. Por otra parte, insistiremos sobre este punto cuando
hayamos terminado el estudio del trayecto de las fibras musculares del corazón.
Las fibras musculares son los elementos esenciales y nobles del miocardio; a ellas
se debe que el corazón cumpla las funciones mecánicas tan importantes que le asignan
un lugar preeminente en el aparato circulatorio. Remitimos al lector a los Tratados
de Histología para el estudio de las fibras cardiacas en estado de aislamiento, pero
hay que recordar este punto fundamental si se quiere comprender la estructura d el
corazón: el corazón está constituido por fibras musculares que se anastomosan entre
sí. Se trata, pues, de una red constituida por elementos contráctiles, ninguno de los
cuales está aislado del otro. A pesar de este hecho de la mayor importancia, las fibras
musculares siguen direcciones particulares especiales, según las zonas en que se con-
sideran. Se disponen por planos que adquieren toda su importancia en los ventrículos.
Una ojeada a la figura 49 demuestra que existe una desproporción considerable,
como hemos visto ya, entre la musculatura de los ventrículos y la de las aurículas:
esto es una consecuencia de la función diferente de estas cavidades del corazón. Pero
lo que tal vez tiene aún más importancia es que la musculatura a uricular es inde-
pendiente de la ventricular. Sólo está en relación con ella por un sistema constituido
por tejido específico que denominaremos aparato conectador atrioventricular o sis-
tema de regulación. Estudiaremos, pues, sucesivamente: i.0 , las fibras de los ven-
trículos; 2.0 , las fibras de las aurículas; 3. 0 , el sistema conectador atrioventricular o
sistema de regulación.
F1c. 50
Estructura de las paredes ventriculares. Capa superficial. Fibras en remolino (cara anterior).
1, arteria pulmonar. - 2. aorta . - 3, parl"d anterior del tnt undfbulo. - 4 , borde derecho del corazón . -
6, punta del oe>razón. - 6, borde 1zQulerdo. - 7, 1uroo tnter•entrtcular.
s.
1
1
'
f
1
1'
'
1'
1
1
1
l
.,
t•
FIG. 5~
Estructura de los ventrículos: fibras musculares parietales de los ventrículos después d e la
ablación de una parte de las fibras en remolino (vista posterior del ventrículo derecho y
del ventrículo izquierdo).
l . fibras en remolino. - 2, Obras prrlel alu. - 3, aot ta. - 4 , orlncto aurlculoventrlcular 1zQ.uJerdo. - 5, ortOclo
aurlculovent.rlcula r derecho.
3.° Fibras interventriculares. - Nacen del borde inferior y posterior del sep-
tum membranoso del tabique. De este origen descienden verticalmente por la cara
derecha del tabique en dirección a la punta, reforzadas en su trayecto por fibras de
los músculos papilares del tabique (fig. 55). Llegadas a la punta del ventriculo derecho,
se flexionan en el ventrículo izquierdo para llegar, con las fibras parietales izquierdas,
a los músculos papilares.
FIG. 54 fIG . 55
Fibras de las paredes del ventrículo izquier- Fibras interventriculares de la pared septal,
do después de Ja ablación de las libras en re- cara derecha (según TANDLER).
molino, cara lateral izquierda 1, lnfundfbulo. - 2, aorta. - 3, pared an ttroexter .
(según TANDLER) . n~ del Tentrtculo derecho. - 4, partd septa.l. - 5.
aolllo Obrooo doreebo.
1, capa de las ftbraa en remoUno . - 2, ftbras de
las paredes (capa medla). - 3, aorta. - 4, aurfcula
Izquierda .
Las fibras de las aurículas se distinguen en dos grupos: unas, las fibras propias,
cortas, pertenecen a cada una de las aurículas; mientras que las otras, las fibras co-
munes, más largas, se extienden de una aurícula a otra. Describiremos sucesivamente
estos órdenes de fibras:
A. FIDRAS COMUNES. - Las fibras comunes se disponen en dos fascículos, uno
horizontal y otro vertical (fig. 58).
80 ANGIOLOGfA
A 7
'
p 4
FIG. 56
Estructura del corazón : corte horizontal de los dos ventrículos, fijados en contracción,
practicado en la unión del tercio inferior y el tercio medio.
una h~~mv:nd!º~v1e1s~t~u.lo~:U:~:r~:r~~ 1 ~o~ª~:~~41 ~e 0df:fu,~r:p~l~tin~8 :~;~ª~a.:icJ'O:~~e:i~eJ:~e d~~~!
en Jaa trab6cula1 y en los pila.rea.)
1. Tentrfculo derecho. - 2. ventriculo tzquterdo. - 3. pilar nntertor del ventrículo derecho: - 4. pllar poate·
rlor del ventrículo l:tQulerdo. - 5 , capa muscular media o capa propulalva del veotrlculo izquierdo. - 6, eplcarcllo .
- 7 , vuoa tnterventriculares anteriores. - 8, vasos lnterventrlculares posteriores.
se divide en dos fascículos que rodean dicha orejuela. El primero pasa por delante
y debajo de ésta y llega a la cara anterior de la aurícula derecha. Se desliza por de-
lante y por fuera de la Yena cava superior y se expansiona en la cara anteroexterna
de la aurícula y la parte interna de la orejuela derecha. El segundo fascículo pasa por
encima de la aurícula izquierda y dispersa sus fibras, ora por el surco interauricular,
donde desaparecen para llegar al septum, ora por la cara posterior de la aurícula de-
recha, después de haber atravesado el surco imerauricular.
b) Fascículo interauricular vertical. - Este de cribe un asa perpendicular al
fascículo precedente (fig. 58. 2). Esta asa parte de la porción inferior de Ja cara auricu-
lar anterior detrás de la aorta, sigue por el techo de la aurícula izquierda, pasa entre
las venas pulmonares derechas y las venas pulmonares izquierdas y llega a la cara
posterior de la aurícula. La mayoría de las fibras desaparecen en el surco interauricu-
CORAZÓN Y PERICARDIO
F1c. 57
Musculatura d e las dos aurículas vista por la cara anterior (según TANDLER).
l. taacfculo tnt.eraurtcular hortzonlal vlato por su <"&ra anterior. - 1 ' , 1 '', prolon¡acJdn de eate ta.sc1culo
a una y otra parte de las aurfcula~. - 2, ftbras circ ulares que rodean el orlftclo de la vena cava auperlor. -
3, 4 . ftbra.a clrcularea que rodean lo1t orificios do las venas pulmonares. - s. vena cava superior. - 6, arterl&
pulmonar. - 7 , aorta. - e, aurt'cula Izquierda. - 9 , aurkula derecha.
F1c. 58
Musculatura de las dos aurlculas vista por arriba (según TANDLER).
1, taacfculo tnteraurlcular horizontal eltuado en la cara anterior de las aurfculas. De eu borde auoertor parte
el tatcfculo lnteraurJcular verttcal (2) quo paa entre laa •ena1 pulmonares derechas e tzquterdaa. - 3. 1uroo lnter·
auricular con ftbraa de la aurícula derecha que alcani.an el taacfculo lnteraurlcular horizontal. - 4, aurfoula derecha .
- 6. aurfcula lz.qulerda. - 6. arteria pulmonar. - 7, aorta . - 8. 8', venas pulmonare1 derecbaa. - 9 , 9', Ten11
pulmonarea lzqulerdaa. - 10, vena cava 1uperlor. - 11. vena cava tntertor.
3 51 5' 13
fJ G. 59
Const itución d e la aurícula derecha : visla inter ior .
second limbic band de Kl:ITH) nace debajo del fascículo precedente y forma un arco
que describe exactamente el trayeclo de la rama superior del anillo de Vieussens.
Llegado a la parte posterior del anillo, este fascículo envía la mayoría de sus fibras
atrás y arriba, donde constituyen el tubérculo o torus de Lower.
El fascículo inferior del anillo de Vieussens (fasciculus limbicus inferior de
TANDLER, first limbic band de K EITH, f!rimera cinta límbica) parece nacer de la ver-
tiente izquierda del trígono fibroso, alraviesa el septum auricular y recorre en seguida
ANCIOLOGÍA
la rama inferior del anillo de \ 'ieus ens. Alg unas de sus fibras prosiguen en el extremo
interno de la válvula de Eustaquio (fig. 59).
Existe también un fascículo muscular particular de la aurícula derecha y situado
más superficialmente que el precedente: es el fascículo denominado de Wenckebach,
formado por la musculatura ordinaria de la aurícula, que se encuentra tendido trans-
versalmente debajo del pericardio a distancia igual de las dos venas cavas. Pasa como
puente por encima del sulcus termina/is (véase la figura 60, 11).
c) Fibras tyropias de la aurírnla izquierda. - La aurícula izquierda parece me-
nos musculosa que la derecha. KEJTH y KocH describieron una crista terminalis iz-
quierda cuyas forma y dirección recuerdan la crista termina/is derecha; náce del
tabique y camina por el techo de la aurícula, entre el apéndice auricular y las venas
pulmonares. Este fascículo muscular, que parece separar, como la crista derecha, el
vestíbulo veno o auricular de la aurícula propiamente dicha, no fue descrito por
T ANOLER, y está menos desarrollado que a la derecha ; nosotros no hemos podido des-
cubrirlo en los corazones que hemos examinado.
ARTICULO Vil
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la mitad o los dos tercios superiores de esta cresta. Su forma es la de una maza o de
un huso irregular cuyas dimensiones varían según el tamaño del corazón y de un
sujeto a otro. Es relativamente mayor en los animales pequeños que en los grandes.
Su longitud total no excede de 3 centímetros. Su espesor, en su parte más desarrollada,
no excede de J? milímetros en el adulto. En cuanto a su anchura máxima, es aún más
variable, pero no rebasa los 3 ó 4 milímetros en los casos de mayor desarrollo.
e
F1c. 61
Vascularización arterial del nudo sinusal y sus variaciones (según GtRAUDEL).
Trro A. -TtPo auricular anterior: O.D. , aurfcula derecha. - O.G., aurfcula tz.qulerda. - AO.. aorta. -
A.P .• arterl& pulmonar. - A.D. , ap6ndtce a uricular derecho . - A.G .• ap6ndlce auricular Izquierdo. - V.C.S . • • ena
e&•& auperlor. - V.C.I .• •ena ea•a lntertor. - 1, nudo &lnusaJ. - 2 , artert& coronarla derecha. - 3, arteria del
nudo elnuaal. .
T1ro B. n pa aurtcu.lar anterolateral derecho : trualea letras y ndmeros que en A.
TIPO C. - TlPo auricular anterior Izquierdo : trualea letras y ndmeroa que en A, excepto 2'. arteria coronarla
tzqUlerda.
Tiro D. - Tll>O aurlcul&r lateral Izquierdo : l¡uales letraa y cl!raa que en c.
o.o. .?
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1
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F1c. 62
El tronco y la parte inicial de la rama derecha del fascículo de His (esquemdtica).
O.D., aurlcula derecha. - V.D., ventriculo derecho.
1, tronco del faaofculo de H11. - 2 . rama der-eoha. - 3 , rama lzciuJerda. - 4, orlOclo del aeno coronarlo. -
5, 1u.r1111dlbulo. - 6, brecha pracucaaa en la porclon membranoea Gel tabique lnterventrlcular.
descrito (pág. 66) y que parece prolongar por dentro la válvula de Eustaquio. La
desembocadura de la vena coronaria forma el mejor punto de referencia para encon-
trar (algo por debajo y por dentro de ella) la porción inicial del segmento auricular.
El ángulo que forman la banda sinusal y la inserción de la valva interna de la tri-
cúspide en la pars membranacea permite encontrar la terminación del nudo, es decir,
su paso al tronco (fig. 6o). Ensanchado a la manera de abanico en su punto de par-
tida, es casi imposible aislarlo perfectamente de la musculatura de Ja aurícula. Por
delante, en cambio, las fibras se condensan y forman un fascículo cilíndrico, ancho,
CORAZÓN Y PERICARDIO 89
de 2 a 4 milímetros aproximadamente. Su aislamiento en este punto es más o menos
fácil; esto depende del tamaño del corazón. Por lo demás, no es inmediatamente
subendocardiaco: fibras musculares de variable espesor Jo separan del endocardio y
lo mantienen aplicado junto al tabique.
Las fibras que constituyen el nudo de Aschoff-Tawara son paralelas, sinuosas,
aisladas o agrupadas en pequeños fascículos en su origen. En el nudo propiamente
dicho se condensan, formando un plexo cuyo conjunto dibuja una masa semilunar,
especie de plexo gangliforme, muy visible en algunas especies animales.
F1c. 63
Rama izquierda del fasdculo de His (esquemdtica).
1, tronco del raactcu1o de HJa. - 2, rama derecha . - 3, rama l~qalerda que ae dlvlde en: 4 , rama anterior, '1
s, ram& posterior. - 6, ramlftcactone1 de la rama anterior. - 7, ramiftcaclones de la rama posterior. - 8, brecba
practlcada en la porctdn membranosa del tal>lque tnter•entrleular.
biendo así una ligera curva anteroinferior, rodeado de una vaina conectiva que infiltra
en algunos puntos un tejido adiposo cuyo aspecto blanquecino permite diferenciarlo
por la vista y el escalpelo del resto del tejido miocardiaco.
El fascículo de His atraviesa así la parte derecha del tejido fibroso comprendido
entre los dos orificios auriculoventriculares y que hemos denominado el trígono f i-
broso derecho, cubierto en este punto por las fibras musculares que se insertan en
F1c. 64
Rama izquierda del fascículo de His y red de Purkinje,
inyectadas en el ventrículo izquierdo <le un corazón de vaca (según AACAARD) .
Ao .• aorta. - o.a., aw-fcula lr.quterda .
1, rama l•Qulerda del tasclculo do Hls. - 2 , su ra ma do blt urcacldn anterior. - 3. au rama do btturcactdo
posterior. - 4, red d o PurklnJe que conllnúa estas dos rama.a y se trra.dla bftJo el endoco.rdlo (lnyecclón con
uut de Gerota).
este trígono. Continuando su marcha hacia delante, llega al septum membranoso, del
que ocupa la parte derecha del borde inferior. Parece, pues, acostado sobre la vertiente
superior derecha de la porción muscular del tabique interventricular (fig. 6.2). Llegado
a la parte anterior de la pars membranacea, el tronco queda dividido entonces en dos
ramas, derecha e izquierda, que forman entte sí un ángulo que cabalga sobre el borde
superior de- la porción muscular del tabique interventricular: tronco y ramas pue-
den ser comparadas a un jinete cuyas dos piernas cayeran sobre las caras del
septum.
CORAZÓN Y PERICARDIO 91
3.0 Ramas de división principales del fasciculo de His. - Sigamos sucesiva-
mente la rama derecha y la rama izquierda.
a) Rama derecha (fig 62). - La rama derecha forma una especie de cordón
muscular redondeado, de color blanquecino o rosado. Parece prolongar directamente
el tronco, que está situado, como hemos visto, en la cara derecha del septum. De 1 a
2 millmetros de grosor, queda separada del endocardio por un e pe or de fibras mus-
culares bastante notable que la oculta a la vista del observador. Continuando la curva
del tronco principal, la cual mira hacia abajo, y atrás, se dirige en la dirección del
pie del pilar anterior de Ja válvula tricúspide, tomando el trayecto del fascículo
arqueado (moderator band) . En este trayecto correspon de primero a la parte inferior
e interna del cono pulmonar; en este
punto se halla en relación con el
origen del músculo papilar interno, - -- 'ti..IM'~a.
0
Los cuatro cortes de la figura 66, que tomamos de RETZER, esquematizándolos , muestran
claramente el fascículo de His, como acabamos de describirlo. El corte A lo muestra poco
después de su origen, aplicado junto a la cara derecha del tabique interauricular, inmediata·
mente por encima de la capa conjuntiva que separa la aurícula del ventrículo. El corte B,
practicado algo por delante del precedente, muestra este mismo fascículo debajo de la capa
conjuntiva precitada, .siguiendo ahora el borde superior del tabique interventricular : es
5 5
2'
3
3 6
6" 6'
7 2 2
7 2 7
A B e D
F1c. 66
Cortes frontales de los tabiques medios del corazón para mostrar el fasdculo de His (esque-
matizados según los cortes de RErZER) : A, corte que pasa por la parte posterior del fasclculo
(por aa de la fig. 65) ; B, corte que pasa algo por delante del precedente (por bb de la 6g. 65);
C. corte que pasa algo por delante del corte B (por ce de la fig. 65); D, corte que pasa
Un poco por delante del corle C (por dd de Ja fig. 65).
O.D .. aurfcula derecha. - O.O .. aurlcula 1%(1ulerda. - V.D., ventriculo derecho. - V.G .. •ontrlculo lu¡uJordo.
l. tabique lnterat1rlcular. - 2, t abique lntenentrteular con 2', au porción membranosa. - 3. •ál•ula trlc\11-
ptde. - 4, •'1•ula mttrtl. - 5 , capa de tejido conJuntlvo que aepara las flbraa musculares de la aurk ula. y ftbras
m usculares del veotrfculo . - 6, taacfcuto de Mis, con: 6 1• au rama derecha: 8 " , au rama lzQuterda. - 7, endocardio .
4.0 Estr uctura del segm ento atrioven tricular. - El segmento atrioventricular
está consLituido por tejido conjuntivo, fibras musculare , vasos y nervios.
1--- --- ~
- -4
- --3
--6
I
I
I
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'_i1.o1-.,.-
F1c. 67
Vascularización del fasclculo de His.
1, nudo ele Aachotl-nwara. - 2, nudo ele Zahn . - 3, rama derecha del taac!culo ele ma. - 4, comienzo do la
r ama lt qulercla del l aaclculo de Ria. - 5 , arteria soptol poot.erlor procedente de la coronarla derecha que lrrl¡"a
el tronco del faacfculo de rus. - 6, arteria acptal anttrlor quo lrrtga la rama derecha del taacículo de n 11. -
7, art.erlaa aeptaloe S>Olt.erlorea que proceden de la coronaria bqulerd.a (ramo lnterventrtcular anterior). - 8, arte·
rlu soptalea post.erlorea procedentea de la coronarla derecha.
El tejido conjuntivo forma alrededor del fascículo una vaina apretada que se
puede inyectar con tinta china o con masa de Gerota, hasta el extremo que algu-
nos autores han considerado esta vaina como un verdadero espacio linfático que
baña todo el sistema atrioventricular.
Las fibras musculares tienen una estructura semej ante a la de las fibras de Pur-
kinje, con un sarcoplasma abundante y una estriación transversal menos acentuada
que su estriación longitudinal. Estas fibras se continúan en su terminación con las
'"!liocardiacas ordinarias (véanse los Tratados de Histología).
94 ANCIOLOCÍA
6.0 Nervios del fasciculo de Bis. - La ir.ervación del fascículo de His ha sido
objeto, por parte de varios fisiólogos, de numerosos trabajos. Los partidarios de la
teoría neuróger1a del ritmo cardiaco pretenden que la sección del fascículo de His
no es demostrativa en absoluto para fundar una teoría puramente miogénica, pues
seccionando el fascículo de His se seccionarán asimismo nervios que contiene o que
le acompañan.
Las investigaciones se han hecho principalmente en mamíferos, pues el material
humano se halla en general en mal estado de conservación. TAWARA fue el primero
en observar fibras nerviosas muy desarrolladas en la porción auricular del fascículo
de His de los rumiantes. Más tarde los trabajos de WILSON, de LYDIA, de \V1rr, de
MoNCKEBERG, de !MYARD, de ENGEL y de W. KocH, demostraron por medio de la
coloración supravital la abundancia de fibras nerviosas en el fascículo de His de los
rumiantes. La presencia de fibras nerviosas mielínicas y amielínicas, éstas menos nu-
merosas, acompañadas de células ganglionares, se ha comprobado también en varios
mamíferos a lo largo de la rama derecha del fascículo de His hasta el moderator band
y a lo largo de la rama izquierda hasta las cuerdas tendinosas.
Las investigaci~nes en el hombre han sido menos demostrativas. Sin embargo,
ENGEL y MoRISSON han demostrado la presencia de fibras nerviosas finas en el tra-
yecto del fascículo de His y, en particular, en el tronco y la rama izquierda.
¿Cuál es la parte que corresponde en esta inervación del fa scículo de His al
neumogástrico y al simpático? Esta cuestión sólo puede resolverse por la fisiología.
Ciertos experimentos recientes tenderían a demostrar que el neumogástrico derecho
enviaría fibras particularmente al nudo sinusal, mientras que el izquierdo se dis-
tribuiría más bien por el nudo de Aschoff y Tawara del fascículo de His, sin que,
no obstante, exista una absoluta separación entre los dos sistemas.
ARTICULO VIII
l. Arterias coronarias
A.P 6 1 VPG.
1
1'
8
9
15
_14
- -- - 5
12 . -
F1c. 71
Vascularización del corazón (cara anterior).
(Corazón de anciano muy naco. No hay masas adl pos:i s. A rterias muy si nuosas. )
Ao. , arteria aorta. - A. P . • arteria pulmonar. - v.c.s .• vena cava aupertor. - V.P.G .• vena pu lmonar lt<1Ulerda. .
1. arteria coronarla ltquterda. - 1 '. arteria coronarla derecb.a. - 2. rama aurlculo·n ntrlcular fr.quterda. - 3.
rama tnt..en·entrtcutar anterter. - 4, ramas del ventrfculo tr.QuJerdo. - 5, a rterias del bordo lzQuierdo. - 6.
uterla anterior de la aurícula Izquierda. - 7, arteria lntundlbular ltQule rda. - 8, 9 , arterias anteriores de 13
a urfcula derecha . - 10, arteria del borde derecho del oorazdn . - 11, arterias de la cara anterlor del •entrfcu lo
derecho. - 12, arteria tntundlbular derecha. - 13, vena lnterventrtculnr anterior. - 14, vena coro·narla mayor.
- 15. vena coronarla derech a - 16. ,·ena de la ca ra anterior del ventrfculo derecho.
CORAZÓN Y PERICARDIO 99
cribe numerosas flexuosidades que salen del surco; el tejido adiposo la envuelve.
Su liberación de tejido conjuntivo y también de los nervios que la enlazan es difícil.
La vena interventricular anterior la acompaña en toda la parte inferior del surco,
separándose de ella en la parte superior para llegar oblicuamente al borde izquierdo
del corazón.
En la punta la arteria interventricular, ya muy disminuida de volumen, pasa
algo más de un centímetro a la derecha del vértice del ventrículo izquierdo. En este
punto emite dos ramitas que suben una por el borde derecho y otra por el borde
izquierdo del corazón (arterias recurrentes de los bordes derecho e izquierdo de
MoucHET) . Por último, llega a la cara posterior del ventrículo por el surco interven-
tricular posterior, que recorre en un trayecto de 10 a 30 milímetros según los casos
(figura 72). MoucHET da el nombre de arteria interventricular recurrente posterior a
esta última porción del vaso. Se agota en este surco después de haber <!Jdo dos o tres
ramitas derechas e izquierdas y un número igual de arterias septales posteriores
e inferiores.
En el curso de su largo trayecto, la arteria interventricular anterior suministra
tres clases de ramas colaterales: ramas derechas al ventrículo derecho, ramas izquier-
das al ventrículo izquierdo y ramas septales.
a) Entre las ramas derechas, la que tiene más importancia es la rama i11fundi-
bular izquierda, rama del cono arterial o arteria adiposa de Vieussens. Esta nace de
la parte inicial de la arteria, se dirige a la derecha y afuera, abraza la convexidad del
cono arterial y se anastomosa con la arteria infundibular derecha, rama de la corona-
ria derecha.
{3) Las ramas colaterales izquierdas, en número de cuatro a seis, se desprenden
en ángulo agudo de la arteria interventricular y son tanto menos importantes cuanto
más se aproximan a la punta.
7 16'
17 15
10
17'
1'
12 - - -
F1c . 7:
Circulación del corazón (cara posterior).
l. l '. a rteria coronarla derecha . - 2, arteria del borde derecho del coraz.60. - 3, ramo retro•rentrlcular de la.
ar teria coronarla derecha. - 4 , rama lnterventricular 1><>1terJor. - 5. ramo. <'lrcuntteJr. de la arteria. coronaria lz.qui., ...
da. - 6, art.er1a del borde lz.qu1erdo del corazón . - 7, aeno coronn.rlo. - e. yena coronaria mayor. - 9, vena de
Ma.rahall . - 10, vona coronarla doreoba. - 11, 12, venas de l• cara poat.erlor dol ventriculo l•Qulerdo. - 13, vea.
tut.enentrtcular posterior. - 14 , nna cava 1upertor. - 15. vena ca•a tntortor. - 16, 16 ' veaas pulmooaru der"·
cba1. - 17, 17', yeaa1 pulmonare1 tzquJ1rdu.
OBJECCIONES A LA TEORÍA DF. LA NEURONA
tal como la concebía GoLCI. Además, la fibra centrípeta o sensitiva y la fibra centrí-
fuga o motora pueden, una y otra, la primera alcanzando la red y la segunda sepa-
rándose de ella, atravesar una célula nerviosa. Es lo que precisamente sucede en todos
los vertebrados, en los que vemos la fibra sensitiva atravesar una célula ganglionar
del ga.nglio espinal, mientras que la fibra motora se separa de una célula motora
espinal. Es posible esquematizar, como lo demuestra la figura 475. la teoría de APATHY
y comparar el mecanismo de un movimiemo reflejo en ambas doctrinas (figs. 476 y 477).
Resulta de la anterior descripción, que la vía conductora del influjo nervioso se
halla exclusivamente constituida por las neurofibrillas sin participación alguna de las
fJC. 4i7
Esquema de un movimiento reflejo (Leoría de ArATHY) (reflejo roLuliano).
1 . nervio centrfpeto o sensitivo del tendón. - 2, C'élu1a sensitiva ganglionar con las redes endoperlcelulares. -
3, red dltusa o neurópllo. - 4 , c6lula motriz. del cuerpo anterior medular con las rec:ks endoperlcelulares. - 5,
nervio ceo trftu¡o motor que tetmlna en las placas motrices del músculo.
células nerviosas. Estas, cualquiera que sea su naturaleza, sensitivas o motoras, están
mdudablemenLe situadas en el trayecto de la vía nerviosa, pero no tienen con ella,
como lo demuestra el adjunto esquema (fig. 477), más que simples relaciones de con-
tigüidad. Se comprende en seguida la diferencia esencial que existe entre la teoría
de la neurona y la de APATHY. En la primera (fig. 476), las fibrillas nerviosas, sean sen-
sitivas, sean motoras, atraviesan las células nerviosas correspondientes, viniendo a for-
mar parte constituyente del retículo endocelular, mientras que en la segunda (fig. 477)
sólo pasan por su lado. En la primera, las fibras aferentes o sensitivas no se continúan
por sus extremos con las fibras eferentes o motoras, como se ve en la segunda, sino que
sólo se ponen en contacto; por último, en la primera, la célula nerviosa constituye el
elemento esencial en la transmisión de las excitaciones nerviosas; en la segunda, des-
empeñarían este papel las fibras primitivas ; de aquí el nombre de teoría fibrilar con
que se designa a veces a la teoría de APATHY.
4.0 Modificaciones de la teoría de Apathy . - A. IDEAS DE BETHE. - BETHE
admite la existencia de redes menos extensas, en las cuales, ~l igual que en la red
difusa, las fibrillas primitivas de los conductores sensitivos se continúan directamente
con las fibrillas primitivas de los conductores motores. Es siempre la continuidad esta-
blecida en plena red entre las neurofibrillas centrípetas y las neurofibrillas centrífugas.
Por lo que se refiere a la situación de la red fibrilar con relación a las células
nerviosas, BETHE describe también la red intracelular, la red pericelular y la red interce-
602 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
lular. Pero, según él, estas tres modalidades son morfológicamente equivalentes, es
decir, que representan, no tres formaciones distintas, sino una sola y misma formación
en tres estadios distintos de su evolución filogénica. En efecto, la red intracelular
existiría sólo en los animales inferiores; la red intercelular caracterizaría a los verte-
brados; a medida que nos •elevamos en la serie, la red nerviosa se exterioriza, y así,
de intracelular que era primitivamente, viene a ser sucesivamente pericelular primero,
intercelular después (fig. 478). La red intercelular o neurópilo representaría, para dicha
red, el apogeo de su desarrollo. Esta opinión, eminentemente sugestiva, tiene, por
desgracia, contra ella gran número de hechos de observación, de los que sólo queremos
recordar el siguiente: en los vertebrados, todas las células nerviosas poseen, como en
F1G. 478
Esquema de las vías de conducción en el ~istema nervioso de los vertebrados (según B.ETm:).
'· perlterla sensitiva (piel o mucOS&, :DOr eJemplo}. - m, perlferla motora representada por dos fibras D'lUJCU·
lares . - o. célula de un gang lio espinal con su red perlcelular. - e, e, dos células motrices del asta anterior coo
su red extraoelular. Entre estas dos células se ve una nd fntra.cehdar que ..., une entre 111.
los animales inferiores, una red intracelular. Este hecho por sí solo nos permite
juzgar el valor que conviene conceder a la opinión de BETHE.
Cualesquiera que sean las variaciones de forma y situación que presente en la
serie zoológica la red fibrilar de IlETHE, esta red recuerda exactamente, excepto su
extensión, la' de APATHY. Basta, para convencerse de ello, dar una simple ojeada al
adjunto esquema (fig. 478), que reproduce, según BETHE, el trayecto de las fibrillas
en el sistema nervioso de los vertebrados. Veremos claramente las fibrillas sensitivas s,
emanadas de la periferia, dirigirse hacia la célula del ganglio espinal g, mezclarse con
el plexo pericelular de esta célula ganglionar y alcanzar luego los plexos pericelulares
que se disponen alrededor de dos células motoras del asta anterior c, c. Después vemos
estos dos plexos reunirse el uno al otro gracias a un plexo intercelular, al cual se
dirigen cierto número de las fibrillas sensitivas precitadas. Por último, vemos nuevas
fibras, motoras éstas, que se separan a la vez de los plexos pericelulares y del plexo
intercelular y se condensan en dos fibras nerviosas que terminan en el músculo m.
Casi es inútil hacer notar que todo este trayecto, de la periferia sensitiva (s)
a la periferia motora (m), tiene efecto exclusivamente por neurofibrillas sin ninguna
participación de las mismas células nerviosas: las células están en la vía conductora,
pero no toman parte en su constitución. Por este motivo, la célula nerviosa perma·
necería extraña a la conducción del influjo nervioso, y su papel en el . funcionamiento
general de los centros nerviosos se hallaría notablemente reducido (fig. 479).
OBJECCIONES A LA TEORÍA DE LA NEURONA
Por otra parte, BETHE aporta experimentos innegables sobre las células gangliona-
res del cangrejo ( carcinus maenas) (fig. 479). La supresión de las células nerviosas por
sección experimental no impide que se produzcan los reflejos de la segunda antena.
fJG. 4i9
Esquema del experimento de Bethe en el carcinus mrenas.
l. nervio antenarto. - 2 , au gangllo. - 3, 3' . c~lulas gangllonares. - 4, 4, fibras aenaltlvaa, y 5 , 5, fibras
motoras del nervio antenarlo . - 6, red difusa. o neurópUo. - Las ftecbas tnd.1can la dirección de la corriente
nervtoaa.
F1c . 480
Detalles del nido pericelular de una célula motriz perteneciente a la medula de un perro adulto.
1, 2. &'fUesc>s botones terminales en torm3 de bulbo o maza. en cada uno de los cuales se ve u n n.no retículo. -
3, 4 , botones terminales más pequeños en forma de anlllos. - 5, 5, nbrlllas ft..nas y pálidas. cada uoa. de las
cuales se dirige a un botón terminal. - 6 , 7. 8, otros botones terminales que pertenecen a t'lbrlllas mas tuertes. -
9. una gruesa ftbr1ll'a. que se divide en dos ramas que van a parar cada una a un botón terminal; u:::ia de ellas, 1&
rama descendente, ge escapa de su botón term inal para dirigirse a otro después de haber hecho cierto recorrtdo.
6.0 Situación actual del problema. El sistema sináptico. - Con APATHY, BE-
THE, D URANTE, dice LHERMITIE, la idea primitiva de la red difusa de Gerlach florecía
a b e d.
1-2 2-3-4 1-2-3 -4-5 4-5
F1c . 482
Esquema del lobulillo nervioso primitivo (según D URANTE).
Las células 1, 2. 3. 1, 5, constit uyen la porción central del lobulUlo; a, b, e, d. tubos nerviosos.
Por otra parte, la base anatómica de la teoría de APATHY , es decir, la con tinuidad
neurofibrilar, es negada por numerosos autores.
Por úrtimo, la regeneración autógena de las dendritas o de los axones separados
de la célula nunca ha sido demostrada, y la experiencia de las últimas guerras no
ha aportado ninguna nueva prueba. No es posible, pues, admitir integralmente la
teoría neurofibrilar ; pero ha tenido el mérito de demostrar que el influjo nervioso no
atraviesa forzosamente el cuerpo celular. Estos hechos, sin destruir la teoría de Ja
neurona, parece que le aportan correctivos serios.
Es posible resumir así la situación actual del problema:
En los invertebrados existe una red nerviosa intercelular. Esta red se encuentra
también en los vertebrados en ciertos dispositivos nerviosos muy simples de los sis-
FIG. 483
Esquema de un reflejo axónico de vasodilatación, según BAYLISS y L. FRÉDÉR!CQ.
1. piel. - 2, arteriolas. - 3, e-aorllo espinal .
ARTICULO II
ELEMENTOS DE SOSTEN
Entre los elementos esenciales de los centros nerviosos, las fibras y las células ner-
viosas, se disponen, como elementos accesorios, en dos órdenes de células: las células
ependimarias y las células de la neuroglia. Estos dos órdenes de células forman en su
conjunto lo que se ha convenido en llamar tejido de sostén de los centros, lo que
VIRCHOW, desde hace mucho tiempo, había designado con el nombre de neuroglia. El
tejido conjuntivo verdadero, prescindiendo del que entra en Ja constitución de los
vasos, no existe en el neuroeje.
Morfológicamente, las células ependimarias varían de forma y dimensiones según las re·
giones en que se observan. En el conducto central de la medula son francamente alargadas,
cilindroides. En el cuarto ventrículo son todavía muy elevadas en el suelo, pero muy depri-
midas, al contrario, en el techo. En el tercer ventrículo son poliédricas y miden de 15 a 20 p.
de diámetro. ·
Estas células tienen en una masa protoplasmática granulosa un núcleo redondeado más
próximo a la base de la célula que a su vértice La cara interna de la célula por el lado de
la cavidad está revestida de una cutícula delgada con dispositivos ciliados a veces. Encima del
núcleo, en el embrión, se reconoce una prolongación central gruesa, pero corta. Mas todos
los autores concuerdan en decir que desaparece en el adulto. Del lado basal, las células epen-
dimarias presentan una prolongación que continúa el polo externo de la célula en el tejido
nervioso subyacente. Estudiada en el embrión y en un corte de la medula, esta prolongación
periférica se aleja del conducto central siguiendo una dirección radial. Atraviesa así, desde
el centro a la periferia, todo el espesor del neuroeje, y al llegar a su superficie exterior
termina en un pequeño abultamiento de forma cónica cuya base corresponde a la piamadre.
En conjunto, las bases de estos pequeños abultamientos terminales forman en la superficie
libre de la medula una especie de membrana limitante continua, presentando el aspecto de
un mosaico (LENHossE.R): es la membrana limitante meningea de H1s , el revestimiento neu-
róglico endoteliforme de RENAUT. Durante su trayecto, las prolongaciones periférficas de las
células ependimarias nunca se anastomosan entre sí. Además, no se ramifican, como lo hacen
las prolongaciones protoplasmáticas de las neuronas; todo lo más se ven cierto número de
ellas, en el momento de alcanzar la piamadre, dividirse en dos ramas, ambas terminales
(figura 484).
R.AMóN y CAJ.U., Rrnus y SALA creen que esta prolongación se atrofia poco a poco durante
el desarrollo ontogénico, de tal suerte que en el adulto termina en una extremidad libre a
corta distancia del conducto ependimario. LENKOSSE.R, no obstante, se pronuncia contra esta
opinión; fuera del período fetal , dice, la impregnación cromoargéntica (método de Golgi) no
da buen resultado, y si tales prolongaciones parecen terminar muy cerca de su célula de
608 SISTEMA !l;ERVIOSO CENTRAL
origen, es que no han sido impregnadas más que en su porción inicial; pero no por eso deja
de existir la otra porción, y según LENHOSSEK, las prolongaciones periféricas de las células
ependimarias se extienden en el adulto, como en el embrión, hasta la superficie exterior del
neuroeje.
Es muy dudoso que así sea, sobre todo en el encéfalo. En todo caso, por su cara lateral
y la prolongación que de ella parte, la célula ependimaria entra en relación o se anastomosa
con los elementos neuróglicos subyacentes que tienen el mismo origen embriológico.
5
F1G. 484
Sección horizontal de la medula de un embrión humano de 3 centímetros, para demostrar
las células ependimarias y las células neuróglicas en vía de evolución (según RETZIUS).
1, conducto central. - 2. surco medlo anterior. - 3, surco medio posterior . - 4, sustancia blanca. - 5, sus-
tancia e-rts. - 6, cono ependlme.rio anterior. - 7 , cono ependtmarlo posterior (futuro septum posterior). - 8, célull.a
ependlmartu . - 9, 9', células neurógllcas en dlversos grados de desarrollo ; la mayorla de ellas ban perdido su pro-
lonpcidn central y se han separado máa o menos del conducto e pendlmarlo; alg unas, especialmente la que esU.
aedalada con la cltra 9, ttenen ya cierto n\lmero de 1>rolongactones de nueva rormacldn. - 10, células neuróglicas,
orientadas en sentido rad.lal, no ya con relación al conducto ecuatorlal, sino en relación al septum poaterlor.
mayoría de los animales y en el hombre elementos del mismo origen se han convertido
en células neuróglicas diseminadas entre los elementos nerviosos propiamente dichos.
Esta neuroglia se compone de cuerpos celulares y de prolongaciones, difíciles de ver
por los procedimientos ordinarios y que las técnitas de GoLGI, WEIGERT, ALZHEIMER,
CAJAL y LHERMITTE permiten evidenciar.
Se observa en la superficie del encéfalo una condensación neuróglica subpial que
constituye una verdadera limitante externa. Nos damos cuenta de que la neuroglia
de la sustancia gris es principalmente de tipo protoplasmático con elementos de
protoplasma abundante, cuyas prolongaciones presentan pocas diferenciaciones fibri-
lares; la neuroglia de la sustancia blanca, por el contrario, posee elementos neuró-
glicos que resultan ser más diferenciados; elaboran en su protoplasma fibrillas de
caracteres especiales, un entrecruzamiento neuróglico particular que diferencia la neu-
roglia de tipo fibroso.
ELDIENTOS DE SOSTÉN 6og
Con DEL Rfo ORTEGA, hay que reconocer cuatro especies de células neuróglicas:
1. 0 Las células de radiaciones cortas protoplasmáticas o astrocitos se ven principalmente
en la sustancia gris de Jos centros y en Ja corteza cerebral; es Ja neuroglia protoplasmática
de CAJAL. Estas células presentan mitocondrias, gliosomas que han permitido decir a NAGEOTIE,
AcHÚCARO, CAJAL, que Ja neuroglia era una glándula intersticial al mismo tiempo que un
agente de repleción (fig. 485) .
.2. 0 Las células de largas radiaciones o de tipo fibroso, encontradas sobre todo en Ja
sustancia blanca, diferencian en su protoplasma gliofibrillas de caracteres especiales. Se
juntivo de los centros. Procede de las células epiteliales que tapizan el conducto neural
primitivo. Estas emigran al interior de la sustancia nerviosa, constituyendo un vasto
sincitio, el mielospongio de His, dispuesto radialmente en relación al eje del sistema
nervioso central.
1.0 Vasos sanguíneos. - Los centros nerviosos, como todos los órganos a los que
corresponden funciones importantes, son muy vasculares. En efecto, reciben, como
veremos más tarde, troncos arteriales voluminosos: arteria cerebral anterior, arteria
cerebral media, tronco basilar, etc.
Haremos notar que, desde luego, estos troncos arteriales no penetran en la masa
nerviosa por un hilio para dividirse luego en ramas y ramitas, como se observa en la
mayor parte de vísceras, .el hígado y el bazo, por ejemplo. El modo de irrigació n del
VASOS SANGUÍNEOS Y VÍAS LINFÁTICAS 6u
neuroeje es muy distinto, ya que las arterias voluminosas, con sus bruscas alternativas
de retracción y expansión, no podrían hallarse en contacto con elementos tan delicados
como son las neuronas sin ocasionar un trastorno más o menos profundo en el fun-
cionalismo de estas últimas. Conduciéndose, pues, aquí de un modo especial, las
arterias destinadas al neuroeje se ramifican alrededor del órgano, en una membrana
llamada piamadre, y sólo en estado de vasos de pequerio calibre penetran en la masa
nerviosa y se distribuyen por su espesor.
Histológicamente. las arterias de los centros nerviosos (excepto las de calibre muy pe-
queño) presentan también las cuatro capas que son, de dentro afuera (fig. 489) : 1.ª, una
capa endotelial, formada por células alargadas en sen-
tido del vaso con propiedades fagocitarías muy activas ;
2.•, una capa elástica, muy delgada, que no posee ni
células ni núcleos y presenta de trecho en trecho unos
puntitos claros que son quizá agujeros (m embrana fe·
-4
nestra de algunos autores) ; 3.ª, una capa muscular,
5-
ÍIG. 489
An eria cerebral de mediano grosor.
desgarrada de modo que se vean sus
diferentes capas en su orden de su- fIG. 490
perposición (según ÜBERSTEINER) . Espacios pericelulares d e los centros nerviosos.
l, endotelio. - 2, membrana perforada. - l. sustancia nerviosa . - 2 , capila r sanguineo. - 3, espad o
3, túnica musc ular. - 4, adventicia, con 5 , de B is o vaina llntátlca . - 4 , espacios pcricelulares alrededor de
pl~ment.o . tas células nen·losas.
formada p or fibras lisas dispuestas de través con relación al eje de la arteria; 4.ª, una capa
conjuntiva llamada adventicia.
Esta vaina adventicia es una dependencia de la capa interna conjuntiva de la piamadre
único tejido conjuntivo propiamente dicho del neuroeje.
De esta red común vascular pial, las arterias caminan perpendicularmente hacia
la profundidad en sentido radiado, a lo largo de los tabi-ques neuróglicos que les
sirven de soporte. Se dividen y se subdividen, sin anastomosarse nunca, y se resuelven
en redes capilares, quedando no obstante terminales, noción importante en patología
cerebral (focos de reblandecimiento). Estas redes difieren , en cuanto a su disposición
fundamental , en la sustancia blanca y en la sustancia gris. En la sustancia blanca,
que está principalmente formada por fibra s, las mallas de la red son alargadas en el
sentido de la dirección de estas fibras. Según la observación de RENAUT, son arciformes,
es decir, curvadas en forma de U, y se disponen de tal suerte que las ramas de las U
superpuestas se insertan en el arco de las U q ue se hallan por arriba y por abajo. En
la sustancia gris, las mallas de la red capilar difieren de las de la red precedente en
que tienen dimensiones casi iguales en todos sentidos, y, por otra parte, en que están
mucho más tupidas. La riqueza particular de la red vascular en la sustancia gris está
en relación con el hecho anatómico de que esta sustancia se halla esencialmente cons-
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
tituida por células nerviosas, en las que los cambios nutritivos se efectúan con una
actividad mayor que en cualquiera otra parte.
Las redes capilares de los centros nerviosos dan origen a venillas, y éstas a venas,
que llegan, por trayectos diversos, a Ja superficie exterior del neuroeje. Estas venas
siguen unas veces el mismo trayecto que las arterias correspondientes, otras veces un
trayecto absolutamente independiente.
Lo que caracteriza ante todo, desde el punto de vista morfológico, a los vasos
sanguíneos de los centros nerviosos, es que están rodeados por una vaina de signi·
FIG. 491
Espacios perivasculares de los centros nerviosos (VIRCHow-RoBIN)
1 , adventicia . - 2. espacio adventicio o fntraadventlclo que contiene e lementos mesodérmicos. - 3 , espacio per1vascu1a.r
o periad venticio cou los elementos. neuróiillcos. - 4. a stroctto.
ficación especial, que se relaciona con la circulación de la linfa o del líquido cefalo-
rraquídeo.
La existencia de los espacios linfáticos p ericclulares no es admitida por todos los histólo-
gos, y, según varios de ellos, sólo serian productos de artificio procedentes d el hecho de
que, bajo la influencia de los reactivos indurantes a los que se someten los segmentos n ervio-
sos destinados al estudio, los cuerpos celulares se retraen y disminuyen de volumen, dejando
a su alrededor una especie de vacío cuyas dimensiones están naturalmente en relación con
el grado de la retracción. La objeción ciertamente no carece de valor, pero tampoco se libra
VASOS SANGUÍl\EOS Y VÍAS LINFÁTICAS
de Ja réplica, porque podemos perfectamente admitir que Ja retracción que sufre el cuerpo
celular por efecto de Jos reactivos no ha hecho más que ensanchar y hacer más evidente
una cavidad que ya existe en estado normal. Dos hechos existen en favor de esta interpreta-
ción : el primero es que se encuentran a veces, alrededor d e las células nerviosas, corpúsculos
linfáticos dotados de movimientos amiboideos; el segundo es que, bajo la inliuencia de un
proceso inflamatorio o a consecuencia de un simple edema, estos corpúsculos linfáticos se
multiplican hasta el punto de formar verdaderas tiras más o menos continuas.
Existen, pues, alredor de los elementos nerviosos espacios linfáticos que sepa-
ran dichos elementos de sus vecinos; son espacios muy estrechos y, por decirlo así,
2 1 3
1 1
--"
__ 6
__ ]
F1G. 492
Corte transversal de una circunvolución cerebral y sus envolturas.
1 , vaso. - 2, b ola visoeral de la aracnoides (revestimiento menlngoblástico de las mentores blandas). - 3,
npacJo subaracnoldeo. - 4, piamadre . - 5, espacJo perlad ventlclo. - 6, espa.clos eplcerebrales de rus. - 7, sus·
t.a.D.cia cerebral.
Las vainas linfáticas se observan a la vez en las venillas y en las arteriolas, pero
están siempre más desarrolladas en esta última clase de vasos que en la primera. En
el momento en que la arteria se convierte en verdadero capilar, el espacio linfáúco
termina en una especie de fondo de saco : no es que la vaina deje de pronto de existir,
sino que a dicho nivel se aplica sobre la pared del capilar, no dejando entre ella y d
vaso vado alguno. Por el lado periférico las vainas linfáticas se extienden hasta la super-
ficie exterior del neuroeje, y allí (fig. 492) se abren en los espacios subaracnoideos,
que vienen a ser un punto común de reunión. Inversamente, se puede decir, con igual
exactitud, que las vainas linfáticas de los vasos d e los centros
nerviosos son prolongaciones intracerebrales e intraespinales
de los espacios subaracnoideos.
Esta vaina estaría limitada en sus dos cara.6, según EBERTii,
por un revestimiento endotelial continuo. Comprendido entre
la adventicia y la pared muscular propiamente dicha del
vaso, este espacio linfático merecería, pues, su nombre de espa-
cio intraadventicio o adventicio (ALzHEIMER), en oposición al
espacio periadventicio que vamos a describir.
ARTICULO IV
MEDULA ESPINAL
La medula espinal (francés. moelle épinii:re, inglés spinal cord, alemán Rücken-
mark) es la parte del sistema nervioso central que ocupa el conducto raquídeo. Debe
el nombre de medula a la analogía grosera que presentan su consistencia y su situa-
ción con las de la medula de los huesos largos, que, como ella, es blanda y está con-
tenida en un conducto óseo. Después de algunas consideraciones generales sobre la
medula espinal, estudiaremos sucesivamente su conformación exterior, su conforma-
ción interior, su constitución anatómica y, finalmente, su circulación.
l. Consideraciones generales
Las consideraciones anatómicas generales que ofrece la medula espinal son re-
lativas; 1.0 , a la forma; 2.0 , a su peso y dimensiones; 3.0 , a su color y consistencia; 4.0 , a
su dirección; 5.º, a sus límites y relaciones generales; 6.0 , a sus medios de fijación.
(Para 110 aumentar desmesuradamente lae dimensiones verticales de estas dos tlguras. el ftlum termlnale ha sido
desorend.1do de la e xtremidad Interior de la medula y colocado entre l as dos.)
1, surco medio anterior. - 2, aureo medio posterior. - 3, surco l ateral "DOSterior. - 4, surco Int ermedio pos-
terior. - 5 , a bultamiento cervical. - 6, abultamiento l umbar . - 7 , cono t erminal. - 8. línea de l rnp\antaclón de
tu rafees anteriores. - 9. cordón lateral. - 10, plrámlde anterior del bulbo. - 1 1 , oliva . - 12 , pirámide poste·
rtor. - 13, cuerpo restltorme. - 14, protuberancia. - 15, tubérculos cuadrtgémlnos . - 16, ftlum ter m l nale. con
1, 1u extremidad superior, correspondiente a a' . la extremidad Interior de la medula ; b , s u extremldad Interior, co·
rrnpondiente al ('ócctx.
61 8 S ISTEMA i'\ERVIOSO CENTRAL
------1
lumbares y sacros salen la teralmente, mientras que el filu m terminale emerge del
vértice del cono dural en compañía de los nervios coccígeos. Es posible, pues, r econocer
dos porciones al filum terminale: una parte interna o superior contenida en el saco
dural, y otra parte externa o inferior situada fuera de él. Esta última parte es fibrosa
y resisten te.
Si comparamos entre sí estas diversas cifras, vemos que el peso de la medula espinal
es al del
Lo cual equivale a decir que la medula espinal tiene el mismo peso que el istmo y el
bulbo reunidos, que pesa cinco veces menos que el cerebelo, cuarenta y tres veces menos que
el cerebro y cuarenta y ocho veces menos que el encéfalo. La medula representa, pues, en
cifras redondas, en el hombre, dos centésimas de la masa encefálica. Añadiremos que esta
relación volumétrica o ponderal entre la medula y el encéfalo presenta un mínimum en el
hombre. Va luego aumentando a medida que se desciende en la escala zoológica, no porque la
medula tenga un volumen gradualmente creciente, sino porque el cerebro pierde poco a poco
la considerable importancia que ha adquirido en los primates y de una manera particular
en el hombre.
Se podría creer a primera vista que estas cun aturas sólo existen
porque la medula. encerrada en un conducto flexuoso, se ve obligada a
seguir las inflexiones del conducto. No es así, porque si se quita la
medula y se la sumerge en un líquido de igual densidad, el líquido de
MüLLER por ejemplo, se comprueba claramente que las precitadas curva-
turas persisten en su misma situación y su misma orientación (FLESCH,
TANz1). Las curvaturas de la medula espinal pertenecen, pues, propia- 5 -3
mente a este órgano. Las investigaciones de FLESCH en los animales ense-
ñan, además, que se presentan muy pronto y que preceden en su desarro-
llo al de la misma columna vertebral. De ello resulta que la envoltura
ósea de la medula, en lugar de influir sobre esta última , es, por el con-
trario, influida por ella: el raquis se modela sobre la medula, como la
pared craneal se modela sobre la masa encefálica.
supradural o epidural, a su vez, se halla ocupado por los plexos venosos intrarraquí-
deos, por una grasa semifluida, y, junto a la columna vertebral, por el aparato liga-
mentoso que reúne unas a otras las distintas piezas constitutivas de esta columna.
Entre estos ligamentos recordaremos principalmente los ligamentos amarillos, que
unen entre sí las láminas vertebrales, y el ligamento vertebral común posterior, cinta
ancha y continua que desciende por la parte posterior de los cu erpos vertebrales.
En resumen, un estilete que se dirigiera de fuera adentro hasta la medula espi-
nal , encontraría sucesivamente : 1.º, las partes blandas extrarraquídeas, de naturaleza y
grosor variables según las regiones; 2 . 0 , la pared del conducto raquídeo, igualmente
muy variable según los puntos en que se interviene; 3.º, el espacio epidural, con su
contenido (grasa semifluida y plexos venosos) ; 4.0 , la duramadre; 5.º, el espacio sub-
3
499F1c.
Sección horizontal del raquis por la parte superior de la sexta vértebra cervical.
l , sexta cervical. - 2, su apótlsls transversa , con 2 ·, tubérC"ulo anterior : 2'', tubérc ulo posterior. - 3 , aP611·
ata espinosa de la quinta. - 4 , lig amento tn terespi no~. - 5, periostio. - 5' , ligamento vertebral común post erior.
- 6, med ula espin al. - 7, duramad re. - 8, espacio epldura l. - 9 , c&vtdad aracnotdea o espacio s ubdural. -
10, paQuet e de rafees anteriores . - 11, paquete de rafees pc>steriores. - 12, rafees pcstertore3 y aang lto espi nal. -
13. rafz anterior en seccldn. - 14, arteria y vena vertebrales. - 15. venas lntrarraqufdeas. - 16, a pón sls articular
1uperlor.
y posterior y que, por ot~a parte, van a fijarse, las unas en la cara anterior y las otras
en la cara posterior de la duramadre; 2 .0 , por dos largas cintas, una derecha y otra
izquierda, que, con el nombre de ligamentos dentados, van desde sus partes laterales
a la parte correspondiente de la duramadre (fig. 503). Estas prolongaciones filiformes,
A B A
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FrG. 501
Raíces raquídeas y sus segmentos medulares correspondientes.
En anaTanJado : raíces y segmentos cervicales. - En ctrdt : rafees y segmentos dorsales.
· En roJo: rafees y segmentos lumbares. - E n azul: raíces y se¡rmentos sacros.
11
e 11
e,.,
VERTEBRAS CE RVICALES
111
C IV NERVIOS CERV IC ALES
cv
C VI
11
IV
VI ovi•
NERV I OS DORSALES
V&RTEBRAS DORSALES
VII
º"'"
o•
IX
o••
XI ºª"
L'
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11
NERVIOS LUMB ARES
VltRTEBRAS LU)IBAREB 111 L "'
IV
L IV
V
LV
s"
NERVIOS SACROS
SACRO Y C OCCIX
e } NERVIO COCCIGE-0
fJG. 502
Esquema de concordancia destinado a demostrar las relaciones de las apófisis espinosas
de Jos cuerpos vertebrales con los segmentos medulares y las raíces raquídeas.
Léase a tentamente esta !!gura. Obsérvese la oblicuidad progresiva de las rafees. El primer setrm•nto dorsal co-
rresponde a la apóftsls espinosa de cvu: el primero lumbar, a la apó01i1 espinosa de Dx, LI a nx, 5,. a LJJ.
!I. - 21
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
así como los ligamentos dentados, son d ependencias de la piamadre y serán descritos
con esta membrana (véase Meninges).
Si la medula no está en contacto inmediato con su vaina fibrosa, no por esto
flota en el líquido cefalorraquídeo que llena el espacio perimedular. La medula queda
independiente e impasible durante los movimientos de la columna vertebral y nunca
llega a establecer contacto con la
pared ósea. Introducida la elon-
gación de la medula y los ner-
vios en terapéutica, se han estu·
6 diado sus efectos mecánicos en el
cadáver. Los resultados obtenidos
permiten admitir que ni la trac-
ción sobre el nervio ciático ni la
autosuspensión (método de SE·
RRES) alargan de modo sensible
1 la medula. Unicamente la flexión
.5_ - - - de la columna vertebral la alar-
ga algo (distensión por el proce-
dimiento de flexión forzada de
BtNÉDIKT).
2. Conformación exterior
de la medula
La medula, extraída del con-
ducto y alargada, aparece ple-
gada en sentido transversal, plie-
gues que son debidos a la pia-
- - - _() madre, que, no estando ya tensa
por sus extremos, vuelve sobre
sí misma. En sentido longitudi-
nal la medula es recorrida por
una serie de depresiones deno-
minadas surcos, que separan los
cordones medulares unos de los
otros.
Para comodidad de la des-
FIG. 503 cripción consideraremos en el ci-
Ligamento dentado en la regién dorsal. lindro medular cuatro caras: an-
l. duramadre-. - 2, llramento dentado. - 3, cnra posterior de ta terior, posterior y dos caras late·
medula rodeada de la piamadre. - 4, raíz llO!terlor. - 5 , raíz an-
terior. - 6, vena mediana posterior. rales.
1.° Cara anterior. - La cara a nterior (fig. 504) presenta en la línea media un
surco longitudinal, que va sin interrupción de un extremo al otro de la medula espi-
nal : es el surco medio anterior. Nace en la parte superior, debajo del entrecruzamiento
de las pirámides. Embriológicamente representa la separación que resulta del creci-
miento progresivo de los cordones anteriores. Si se separan los labios de este surco, lo
cual es relativamente fácil, se ve que tiene una profundidad de l? ó 3 milímetros (alre-
dedor del cuarto del diámetro anteroposterior de la medula) y que está limitado, en su
parte profunda, por una cintilla blanquecina que pasa en sentido transversal de un lado
al otro: esta cintilla, sobre la que volveremos más adelante, es la comisura blanca de
la medula. En el surco medio anteriol'- penetra una doble prolongación de la piamadre
y con ella vasos procedentes de las arterias y venas espinales anteriores.
MEDULA ESPINAL
A cada lado del surco medio anterior y a 2 ó 3 milímetros por fuera de este
surco, enconuamos las raíces anteriores de los nervios raquídeos, que describiremos
más tarde al tra tar del sistema nervioso periférico. Estas raíces arrancan de la medula
de un modo esencialmente irregular, unas más cerca, otras más lejos de Ja línea
media, de tal suerte que el conjunto de los puntos que representan su emergencia
no se escalonan siguiendo una misma línea vertical, sino que se disponen formando
una faja de uno a dos milímetros de anchura. El surco longitudinal, que se describe
a este nivel con el nombre de surco colateral anterior, no existe en realidad.
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Entre el -surco medio anterior y las raíces anteriores de los nervios raqúídeos se
ve un cordón logitudinal de aspecto blanquecino: es el cordón anterior de la
medula.
El coi;dón anterior de la medula está a veces dividido, en su parte superior, en
dos haces secundarios por un surco longitudinal poco profundo, llamado surco inter-
medio anterior o paramedio anterior. BERTHELU, que lo ha estudiado en niños muy
jóvenes, lo ha enconuado en una proporción de nueve veces por veinte. Sólo existe en
la parte más superior de la región cervical. Por arriba, a menudo es continuación del
surco que en el bulbo separa la pirámide anterior de la oliva. Desde allí desciende
oblicuamente hacia abajo y un poco hacia dentro y va a terminar, después de un
trayecto variable, en los bordes del surco medio anterior.
2.° Cara posterior. -La cara posterior de la medula (fig. 505) presenta con
la precedente numerosas analogías. Ante todo vemos en ella un surco longitudinal
y medio, el surco medio posterior. Este surco, que ocupa, como el anterior, toda la
altura de la medula, tiene por caracteres distintivos el ser muy estrecho y sobre
todo poco profundo. A la inversa del surco medio anterior, no corresponde a una
628 SISTBIA NERVIOSO CENTRAL
fisura, ni está entreabierto. Es vano intentar abrirlo, pues en lugar de la cisura pro-
funda observada antes, existe aquí un delgado tabique neuróglico (véase más adelante),
dispuesto en sentido sagital, el cual se une íntimamente, a derecha e izquierda,
con la sustancia nerviosa : el tabique medio posterior (fig. 505, 2). Si penetramos
a lo largo de este tabique (pero la vía así abierta es completamente artificial) com-
probaremos que se extiende hasta cerca de la medula y que termina allí en contacto
con una laminilla transversal de color grisáceo : la comisura gris de la medula. El
tabique medio posterior y la comisura gris no pertenecen, pues, a la superficie exterior
de la medula, y si hacemos indicación de ellos en este lugar es recordando descrip-
ciones antiguas que hacían llegar el surco medio posterior hasta la comisura gris. Los
describiremos más adelante, al tratar de la configuración interior y de la constitución
anatómica de la medula.
A cada lado del surco medio posterior, a unos tres milímetros aproximadamente
por fuera de este surco, se ven las raíces posteriores de los nervios raquídeos; se dis-
tinguen de las :raíces anteriores en que nacen regularmente las unas debajo de las
otras, siguiendo una misma línea vertical que, a manera de un verdadero surco
longitudinal de fondo grisáceo, constituye el surco colateral posterior.
Entre este último surco y el surco medio se encuentra, como en la parte anterior,
un cordón de sustancia blanca : el cordón posterior de la medula. Este cordón es
indiviso en la mayor parte de su extensión. Pero cuando se le examina en la región
cervical se puede observar en su parte superior, entre el surco medio y el surco co-
lateral. un tercer surco, llamado surco intermedio po:;terior o surco paramedio poste-
rior. Este último surco se va atenuando de arriba abajo y llega a desaparecer de or-
dinario a nivel de la segunda o de la tercera vértebra dorsal; en todo caso, en el
segmento medular donde existe divide el cordón posterior en dos fascículos secun-
darios, uno interno y otro externo. Estudiaremos ulteriormente estos dos fascículos,
que designaremos, el primero con el nombre de fascículo de Goll y el segundo con
el de fascículo de Burdach.
En el extremo inferior del cono terminal se encuentra con frecuencia en el conducto del
epéndimo un pequeño abultamiento, a veces redondeado, pero lo más a menudo oval o fusi -
forme con el eje mayor vertical. Este abultamiento, ya indicado por H UBER en 1741, observa-
do de nuevo por C. KRAUSE en 1830, fue particularmente descrito en 1875 por W. KRAUSE,
quien lo consíderó como un quinto ventrículo y le dio el nombre de ventrículo terminal de
la medula: corresponde a una dilatación local del conducto del epéndimo y no es otra cosa
que un resto del conducto medular del embrión , que en este punto no se ha reducido. CUTORE
consideró con razón que el ventrículo de KRAUSE está más desarrollado, sobre todo en anchura,
que el conducto central del embrión. Así, pues, no es más que un segmento de este conducto
embrionario, detenido en su desarrollo; es un segmento que se ha ensanchado, y para explicar
este ensanchamiento del conducto recurrió CUTORE a los fenómenos de regresión que residen
en la sustancia nerviosa vecina.
El ventrículo terminal de KRAUSE mide de 8 a 10 milímelros de altura por una anchura
de medio milfmetro a dos milfmetros. Visto en una sección horizontal por su parte media
SISTF.MA NERVIOSO CENTRAL
(figura 50¡, 1), reviste la forma de un triángulo cuya base está dirigida hacia delante y la
punta hacia atrás. La pared anterior, gruesa, está constituida por la sustancia nerviosa del
neuroeje. En cuanto a su pared posterior, es, al contrario, tan delgada que parece formada
simplemente por la piamadre. Pero debajo de la piamadre encontramos además los tres pla-
nos siguientes : 1 . 0 , un resto de los cordones posteriores, que a este nivel, y como consecuen-
cia de la desaparición del surco medio posterior, se hallan pegados uno al otro; .2.º, la sus-
tancia gelatinosa central; 3. 0 , una capa no interrumpida de células epiteliales, pertenecientes
el epéndimo. El ventrículo terminal está, pues, cerrado por todas partes, y el orificio descrito
4 por STILLINC, que pondría en comu-
nicación en este punto el conducto
ependimario con los espacios subarac-
noideos, probablemente no es más
que un producto artificial.
Considerado desde el punto de
vista de su destino en el hombre, el
ventrículo de KRAUSE persiste, sin mo-
- ---· 2 dificaciones importantes, en el ado-
lescente y el adulto. Luego se reduce
poco a poco y hasta acaba por obli-
terarse ; según las investigaciones de
- -- 3 STADERINI , esta obstrucción sería com-
pleta a partir de los 40 años. Mien-
tras es permeable contiene, como el
conducto del epéndimo, líquido ce-
falorraquídeo.
El ventrículo de KRAUSE existe
4 en gran número de mamíferos, por
6 6
lo menos en los individuos jóvenes;
SAINT-RÉMY lo encontró en la rata,
F1c. 507 cobayo, conejo, gato y perro ; pero
Sección horizontal por la parte media del ventrículo lo buscó inútilmente en las aves, rep-
terminal (much acho de veintiún años, según KRAUSE). tiles, batracios y peces.
1. ventrículo. - 2 . revestlmtento eplteJJal. - 3, sustanrla ge· Añadiremos que el ventrículo ter-
latlnosa central. - 4 , austancl& blanca. - 5, mentn¡es. - 8. ar·
teria y vena espinales anteriores. mi nal de la medula, situado en el
origen del filum terminale, no puede
compararse con el seno romboidal de las aves, que pertenece a la medula sacra y que, ade·
más, es una formación muy diferente.
A. Sustancia nerviosa
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9- -S
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-6
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- --- -- -- 3
F1c. 508
Corte transversal de Ja medula dorsal inferior.
( A. la. 1zc¡ulerda, método de Lov:zz. La sustancia blanca está coloreada de neoro. A la derecha, esquema. )
1, aurco medio anterior. - 2, tabique medio Posterior. - 3, surco ex>laterat posterior. - 4, comisura blanca. -
s. "comisura erla anterior. - 6, oomlsui;a gris posterior. - 7, conducto del epéndlmo. - a. ast.a ant erior con los
grupos celulares. - 9, aat• lateral. - 10, asta posterior. - 11, columna de Clarke.
nerviosas que la atraviesan y al gran número de vasos que por ella se ramifican. En cada
mitad de la medula la sustancia gris (figs. 598 y 510) tiene la forma de media luna,
cuya concavidad mira hacia fuera y cuyas dos extremidades, llamadas astas, se en-
cuentran colocadas, una hacia delante, el asta anterior, y la otra hacia atrás, el asta
posterior. El límite de separación de las dos astas es convencional y se halla indicado
por una línea transversal que pasa por el conducto central de la medula o conducto
del epéndimo. El asta anterior, por su parte posteroexterna, da origen a una pequeña
expansión transversal que constituye como una tercera asta, el asta lateral. Las dos
semilunas grises, derecha e izquierda, están unidas entre sí por una faja transversal que
se designa con el significativo nombre de comisura gris. La sustancia gris central
presenta, pues, al estudio las cuatro partes siguientes: 1.ª, el asta anterior; 2.•, el asta
posterior; 3.•, el asta lateral; 4.•, la comisura gris.
a) Asta anterior. - El asta anterior (fig. 508, 8), relativamente voluminosa, mira
directamente hacia delante, algunas veces hacia delante y afuera.
Confundida por detrás con el asta posterior, termina por delante a cierta distan-
cia de la superficie exterior de la medula: está rodeada en todo su contorno, excepto
en el punto en que se continúa con el asta posterior, por la capa medular. Su contorno,
irregular y como festoneado, presenta una numerosa serie de puntas que avanzan más
o menos por la sustancia blanca ambiente.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
F1c. 511
Corte transversal de la medula. Comisuras (esquema).
1, comlaura blanca. - 2 conducto ependlmario, y 2', 11uatancl& l'elattnosa central. - 3, comisura STLI
anterior, preependlmaria . - 4, comlaura ¡rria posterior, retroependlmarla. - 5, surco medio anterior . - 6, septum
medio posterior. ,
termina en lindes muy precisos ; por los lados, al contrario, se confunde con la parte
correspondiente de la sustancia gris.
Si trazamos una línea transversal por el conducto del epéndimo, dividimos la
comisura gris en dos partes: una parte anterior o preependimaria, llamada a veces co-
misura gris anterior; otra parte posterior o retroependimaria, llamada comisura gris
posterior. La comisura gris anterior es siempre muy delgada. Se continúa por delante,
como hemos visto más arriba, con la comisura blanca. Presenta a derecha e izquierda
de la línea media dos venas de dirección longitudinal (fig. 511), las venas de la comi-
sura gris. La comisura gris posterior es más importante, pero su espesor (dimensión en
sentido sagital) varía mucho según los puntos en que se Ja considera. A nivel del cono
terminal, a la altura del tercero o cuarto nervios sacros, es donde alcanza su máximo :
es de 0 ,40 milímetros según Snu.ING. Dismin.uye a 0,13 milímetros a nivel del abulta-
miento lumbar, a 0,03 milímeLros a nivel de la medula dorsal y de nuevo presenta
0,13 milímetros a nivel del abultamiento cervical. Su desarrollo, como ha hecho notar
ScHWALBE, parece estar en relación con el d e las raíces posteriores correspondientes.
ya que la comisura gris posterior, como veremos más adelante, recibe gran número de
fibras colaterales procedentes de estas raíces.
MEDULA ESPINAL
1 1 1
10
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Co;d. ,Po1t. 'J ~ ~
6
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Cord. Anl.
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Engrosamiento lumbar
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111
FIG. 513
Cuadro gráfico que indica los volúmenes respectivos de los tres cordones de la medula.
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FIG. 515
Cuadro gráfico que indica los volúmenes respectivos de la sustancia blanca.
la sustancia gris y la medula total.
(Este cuadro, como loa precedentes, se re11ere solamente a una mitad de la. medula..)
MEDULA ESPINAL
a} Una sustancia gris, que ocupa el centro y sólo llega a la superficie exterior
en dos puntos, a nivel de la emergencia de las raíces posteriores derechas e izquierdas,
o sea en los dos surcos colaterales posteriores; y aun conviene añadir que se inter-
pone entre la extremidad posterior del asta y la superficie de la medula una delgada
capa de sustancia blanca, la zona marginal de LISSAUER. La sustancia gris, conside-
rada en conjunto, tiene la forma de una columna profundamente acanalada que pre-
senta en el centro el conducto del epéndimo. Sus canales son cuatro : uno anterior,
otro posterior y dos laterales.
f3) Una sustancia blanca, que rodea a la precedente a manera de un manto,
de donde la expresión, tan exacta como pintoresca, de manto medular que le dan
algunos autores.
La sustancia blanca se dispone en forma de cordones longitudinales, que son
seis, tres a cada lado: uno anterior, otro posterior y otro lateral. Estos tres cordones
se hunden en los canales precitados del modo siguiente : 1.º, los dos cordones anterio-
res llenan el canal anterior; están separados en su parte anterior por el surco medio
anterior y unidos en su parte más posterior por la comisura blanca; 2.0 , los cordones
laterales, separados de los precedentes por límites puramente artificiales, llenan los
canales laterales; 3.0 , por úlúmo, los cordones posteriores se hunden en el canal pos-
terior; cada uno de ellos está separado del cordón lateral correspondiente por el
surco colateral posterior y por las raíces posteriores que en él penetran; por otra parte,
los dos cordones posteriores se hallan enteramente separados uno de otro, en la lín.ea
media, por el surco medio posterior primero, y luego por el tabique neuróglico que
se extiende desde el fondo de este surco a la comisura gris.
d) Método de anatomía comparada. - Este método parte del punto de vista de que
los centros nerviosos tienen una estructura general idéntica, ora más simple, ora más com-
pleja, y esto según la situación ocupada por la especie considerada en la escala animal.
Además, en la !erie de los vertebrados, las diferentes partes del neuroeje son tanto más des-
arrolladas cuanto mayor desarrollo han adquirido los órganos periféricos correspondientes.
MATÍAS DuvAL, EoINGER, han derivado de este paralelismo evolutivo datos precisos relativos a
la textura nerviosa.
Gracias a estos métodos, la constitución anatómica de la medula se nos aparece final-
mente de un modo claro y podemos dar de ella una descripción precisa.
Estos diferentes grupos de fibras serán descritos más adelante, a medida que los
encontremos en el curso de nuestro estudio. Nos limitaremos en este lugar (toda des-
cripción de detalles sería prematura y, por consiguiente, incomprendida) a la simple
enumeración que precede.
los vasos, de las vísceras, de los anexos de la piel (pelos, glándulas, etc.). Se puede
decir, pues, con LARUELLE, que los primeros elementos pertenecen a la medula somá-
tica (son las neuronas estriomotoras). mientras que los segundos corresponden a la
medula vegetativa (son las neuronas lisomotoras). Estas designaciones conservan un
sentido funcional general y no prejuzgan si estas neuronas actúan directa o indirecta-
mente sobre el órgano efector (LARuELLE).
El estudio de estas células y de sus agrupaciones, hecho antiguamente en cortes
seriados transversales, ha sido felizmente completado por el estudio de cortes seriados
longitudinales. La sustancia gris de la medula revela así columnas celulares, cuya
abundancia es mayor o menor según los niveles. En los cortes transversales, estas
masas celulares constituyen núcleos. Después de haber estudiado los caracteres de las
células, estudiaremos su topografía.
q.
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(j ____ _
• FIG. 519
Modo de origen de las raíces anteriores.
l. célula motriz de los cuernos anteriores . - 2, ftbra nerviosa radicular en la sustancia blanca : a, cilindro·
eje; b, vatn_a. de mielina. - 3, ftbra de Jas rafe.ea anterJores; a, ciltod.roeje: b, valna de miellna; e, valDa d.e
Schwann. - 4, cuerno anterior. - 5, cordón anterior. - 6, cordón lAteral.
gran distancia. Esta disposición es típica. Sin embargo, otras disposiciones pueden
observarse en los centros vegetativos del encéfalo : disposición en «pelota» en el tuber
cinereum, en el cuerpo mamilar ; disposición en «Orden disperso» en la región sub-
talámica, etc.
3.° Células cordonales. - Considerando, desde otro punto de vista, las células
de la medula espinal, comprobamos que los diferentes estratos de la medula están
unidos entre sí por células cuyo cilindroeje pasa a un cordón; luego, llegado a la
sustancia blanca, se acoda de súbito para dirigirse arriba o abajo, y ser fibra ascen-
dente en el primer caso, y fibra descendente en el segundo. Generalmente, el cilindro-
eje se bifurca en T y suministra así dos ramas de dirección contraria: una rama as-
cendente, más voluminosa y más larga, y una rama descendente, más delgada y de
corto trayecto (fig. 523).
Si seguimos en su trayecto vertical el cilindroeje convertido en fibra de cordón,
vemos que abandona de trecho en trecho finas colaterales que se dirigen horizontal-
mente hacia la sustancia gris y en ella se resuelven, cada una, en una arborización
terminal. Estos cilindroejes, que hemos representado en la figura 524, se convierten
así en verdaderas comisuras longitudinales entre segmentos de la columna gris central
SI STEMA 1'ERVIOSO CE1'TRAL
más o menos alejados. La longitud de las fibras y células cordonales es variable: unas
son cortas (vías cortas); otras, medianas; por último, otras largas (vías largas). Estas
últimas terminan más allá de la medula, en el bulbo o más arriba todavía. Pero, sea
cual fuere la longitud de su cilindroeje, la célula cordonal es una célula nerviosa en
relación, por una parte, por sus prolongaciones protoplasmá ticas, con la arboriza-
ción cilindroaxil de una célula situada hacia abajo y, por otra parte, por la arbo-
rización terminal de su cilindroeje, con una segunda célula situada por arriba. Es una
neurona intercalar, una neurona de asociación, que no es por sí misma ni motora ni
sensitiva. Su valor funcional depende únicamente de la naturaleza misma de la sacu·
dida nerviosa que le es transmitida: sensitiva cuando está intercalada entre dos neu-
ronas sensitivas; motora cuando está intercalada entre dos neuronas motoras (movi-
miento reflejo).
Según el trayecto seguido por su cilindroeje se subdividen las células cordonales
en células cordonales anteriores, células cardona/es laterales y células cardona/es
posteriores.
De ordinario, los cilindroejes de las células cordonales van al cordón del mismo
lado, es decir, que se quedan en la mitad de la medula donde se encuentra su célula
de origen (fig. 522, 1, .2 y 3) : estas células pueden ser llamadas células cordonales
homolaterales u homómeras. En otras células, el cilindroeje, en lugar de quedar en
la mitad de la medula donde nace, cruza la línea media pasando a la comisura ante-
rior y alcanza así la sustancia blanca del lado opuesto. Estas células cordonales, cuyo
cilindroeje cambia de lado, han recibido de VAN GEHUCHTEN el nombre de células cor-
MEDULA ESPl1'AL
donales heterómeras (de eTepos, otro, y µepos, lado). Las llamaremos también, para
distinguirlas de las células homolaterales, células cordonales heterolaterales o altero-
laterales. Son las células comisurales de Cajal, así llamadas porque su cilindroeje pasa
por las comisuras. Finalmente, existe una tercera variedad de células cordonales, carac-
terizadas por la disposición siguiente : su cilindroeje (figura 522, 5) se divide en plena
sustancia gris, poco después de su origen, en dos ramas divergentes, de las que una
se dirige a los cordones medulares del mismo lado, en tanto que la otra franquea Ja
línea media y va a los cordones del lado opuesto. Las llamaremos células cordonales
bilaterales o dímeras (de ÓL<;. dos, y µepo<;, lado) o células pl11rifu11iculares de Cajal.
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Sección frontal de la medula por Modo de repartición de las células nerviosas
el conducto central, que permite en la sustancia gris de la medula espinal.
ver las células de asociación lon- 1, n llcleo medlodorsa.1. - 2, mlcleo medlo ventral . - 3, núcleo
gitudinales: segmento anterior del Jateroventra l. - 4 , mlcleo laterolntermedlo externo. - 5, nllcleo
corte (esquemdtica). laterodorsal externo. - S, núcleo Jaterodorsal interno. - 7 , nú-
cleo lntermed.Jo interno . - 8, célula radJcunir posterior. - 9, c;o.
lumna de Clar ke. - 10, gr upo perlependlma r!o. - 11, irrupo celular
a, conducto del epéndlmo. - b, oubo- de la column a irelat!no,.. de Balando.
tancla gris. - e, eustancta blanca. - d,
surco medio posterior. - e, e, aetas pos·
terlores.
columna de Clarke, corresponde al lado interno
1, una c6lula de aaoclaclón longttudlnal.
- 2, ftbra de esta célula, con 3, su rama
de la base del asta posterior ; por último, en los
ascendente ; 4, su rama descendente : s .
sus colaterales. (En el lado derecho ae
engrosamientos cervical, lumbar y sacro, estos
han representado cuatro células an,Jccaa.)
dispositivos se enriquecen con una columna cen-
tral y una columna posterolatera.l. En el adulto se encuentran elementos celulares más
o menos agrupados que corresponden a estas columnas primarias.
Como anteriormente, estudiaremos estas agrupaciones celulares según su función,
es decir: 1.0 , la topografía de las células somáticas o estriomotrices; 2.0 , la topografía
de las células de la medula gris vegetativa; 3.0 , la topografía de las células cordonales.
MEDULA ESPINAL
'rea vtscerosenslttva------
sustancia gris vegetativa se pueden individuar varios núcleos, de los cuales el prin-
cipal es el núcleo del asta lateral o columna intermedioexterna (fig. 527, A), que co-
rresponde al tractus intermediolateralis que hemos descrito. Esta columna es muy vi-
MEDU LA ESPINAL
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si ble en la medula torácica; sin embargo, está fragmentada y, por este hecho, pre-
senta en cortes longitudinales un aspecto en cuentas de rosario, moniliforme. Los
primeros nidos celulares de esta columna son muy densos en e•, D 1, n•, n•; son los
segmentos medulares que corresponden al cer1tro cilioespinal de Budge. Más abajo,
nuevos nidos celulares densos corresponden al centro cardiaco, y, más abajo aún, al
centro esplácnico. Los axones de las células de esta columna penetran en las raíces
anteriores.
Detrás del conducto ependimario, LARUEI.LE describe un núcleo comisura[ poste-
rior, que «enlaza las dos partes simétricas». Las dos columnas intermedioexternas,
derecha e izquierda, están, pues, unidas a tantas cinturas celulofilares transversas como
nidos cuentan. LARUELLE da justamente el nombre de células intercaladas a estas neu-
ronas transversales, indicando, con este término, que están intercaladas en la corriente
vegetativa.
A cada lado del conducto ependimario existen nidos de pequeñas células de eje
mayor longitudinal y, por tanto, paralelas al conducto. LARUELLE da a esta nueva
agrupación el nombre de columna intermediointerna o paraépendimaria, por oposi-
ción a la columna intermedioexterna, ya descrita (fig. 527, A). Es muy visible en los
segmentos cervicales superiores y en la medula lumbar (L' y L') (fig. 527, B).
La medula sacra abunda en células vegetativas (figs. 528, A, ·n y C). 1.º Se en-
cuentra en este último segmento de la medula espinal el homólogo de la columna
intermedioexterna, de la que hemos hablado antes; es la column'a intermedioextema
de la medula sacra. Aparece con nitidez a la altura de s•. En su origen es interna,
pero al descender recobra la situación lateral externa. Funcionalmente, representaría
el ortosimpático sacro, es decir, el centro de la inervación simpática de los órganos
pelvianos. 2.° Con el nombre de columna en franja de la medula sacra (fig. 528),
LARUELLE describe una columna celular extendida de S1 a s•. Al principio situada
en la parte más anterior del asta anterior, se inclina más abajo hacia atrás y afuera.
Las células de esta columna tienen caracteres particulares: están menos estriadas que
las células de tipo vegetativo y son más pequeñas y menos multipolares que las células
del tipo estriomotor. Sus prolongaciones se entrelazan, y de ahí el aspecto de una
guirnalda, de una franja, bien visible en los cortes longitudinales. Esta columna está
en conexión con los núcleos somáticos de las astas anteriores. Para LARUELLE, la seme-
janza de su. estructura con la del m'.tcleo dorsal del neumogástrico permitiría que
fuese considerada como representativa del parasimpático pelviano. Según este anato-
mista, sería, o bien un centro de inervación de la musculatura estriada de los órganos
pelvianos (esfínter estriado de la vejiga y del ano, elevador del ano, etc.) o bien un
centro de coordinación entre los aparatos musculares liso y estriado de la pelvis
menor, que están destinados a desempeñar actos complicados, como son la micción,
la defecación, el acoplamiento.
3.° Células nerviosas del asta posterior. - El asta posterior, a su vez, nos pre-
senta: 1.0 , la columna de Clarke; 2.0 , el grupo de la sustancia gelatinosa de Rolando,
y 3. 0 , células solitarias.
a) Columna de Clarke. - La columna de Clarke (fig. 259, i) se encuentra situada
en la parte interna de la base de las astas posteriores, un poco por detrás de la comi-
sura. Este grupo celular, indicado por SnLLING, pero sobre todo bien descrito por
I ocKHART CLARKE, lleva indiferentemente los nombres de núcleo dorsal de Stilling o de
columna vesicular de Clarke. Estos dos términos son sinónimos, pero el último parece
haber prevalecido en el uso.
Vista en sección horizontal, la columna de Clarke tiene la forma redondeada o
ligeramente oval, con eje mayor anteroposterior. En tanto que su mitad externa
forma cuerpo con la sustancia gris del asta posterior, su mitad interna se halla en el
seno de la sustancia blanca del cordón posterior (fascículo de Burdach).
MEDULA ESPINAL
Vista en secc1on longitudinal, sólo ocupa una parte de la medula espinal; em-
pieza, por abajo, a nivel del segundo nervio lumbar, se extiende luego sin interrup-
ción por toda la altura de la medula dorsal y termina, por arriba, a nivel del octavo
nervio cervical. La columna de Clarke caracteriza, pues, a la medula dorsal, y basta
comprobar su presencia en un corte para afirmar que este corte no pertenece ni a
la medula cervical ni a la medula lumbar. Conviene hacer observar, no obstante,
que si la formación vesicular de Clarke falta en la medula cervical y en la medula
lumbar como tal grupo celular claramente diferenciado, no falta allí por completo:
está representada, como ha establecido STILLING primero y luego WALDEYER, por
células nerviosas, raras y diseminadas sin
duda, pero idénticas morfológicamente a
las que constituyen las columnas de Clar-
ke. Estas células, que llamaremos células
de Clarke, pueden seguirse, por el lado 4•
distal (hacia abajo), hasta el origen del
nervio coccígeo. Por el lado proximal (ha-
cia arriba) se superponen asimismo, aun-
que son bastante escasas, en toda la lon-
gitud de la medula cervical, prolongán-
dose hasta el bulbo, donde un núcleo nue-
vo de von Monakow, es con toda probabi-
lidad homólogo de la column.a de Clarke.
ci) Las células de la primera zona ocupan la capa zonal de WALDEYER, es decir, esta
capa delgada que separa la sustancia de Rolando propiamente dicha de la zona de Lissauer:
son las células limitantes de CAJAL. Son relativamente voluminosas, triangulares o fusiformes,
con el eje transversal. Su cilindroeje se dirige primero de atrás adelante a la sustancia
gelatinosa; luego, oblicuamente hacia · fuera, se dirige a la parte posterior del cordón lateral,
SISTDIA 1\ERVIOSO CENTRAL
donde termina convirtiéndose en una fibra de cordón. Las células de esta primera zona son,
pues, células cordonales (fig. 528, 5).
{3) Las cé/11/as de la segunda zona, situadas en plena sustancia gelatinosa, son células
muy pequeñas, fusiformes como las precedentes, pero con el eje mayor anteroposterior. Son
también células cordonales, que envían su cilindroeje, ya al cordón lateral, ya al cordón
posterior.
y) Las cé/11/as de la tercera zona, las más anteriores del grupo, ocupan Ja parte más
anterior de la sustancia gelatinosa. Son células estrelladas. Su cilindroeje se agota, después
de múltiples di\'isiones, en la misma sustancia gris, o bien, escapándose de la sustancia
gris, va a terminar, como el de las cé-
lulas precedentes, en el cordón o en la
parte posterior del cordón lateral. Estas
células de Ja tercera zona son, pues, de
dos órdenes: unas son células cordona-
Jes y las otras pertenecen a Ja categoría
de las células de Golgi tipo II (células
de cilindroeje corto).
{l ) Reservamos la palabra cordón pa ra cada una de las t res divisiones principales de Ja sustancia
blanca de la medula, y emplearemos Ja de fascfculo pa ra desi1rna r lns divisiones secundarias de Jos cordo·
nes. Asl pues, diremos Jusclculo de Burdach en Jugar de cordón de Burdach, f41flculo de Goll en lugar de
cordón de Gol/, etc.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
vimos, un trayecto directo. Sin embargo, a medida que descienden por la medula, se
inclinan hacia la línea media, sucesivamente, unas tras otras, paquete por paquete;
alcanzan así la comisura blanca anterior, la atraviesan y pasan al lado opuesto. Final-
mente se dirigen a las astas anteriores y aquí se resuelven en arborizaciones o ramilletes
terminales que rodean las grandes células motoras situadas en esta asta.
Considerado desde el punto de vista puramente morfológico, el fascículo pirami-
dal directo es un compuesto de fibras nerviosas, que van de las células motoras cere-
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18-_
FIG. 531
A. vfa motriz piramidal (en rojo): l . tascfculo piramidal directo. - 2, tascfculo piramidal cruzado.
B, vfa. eensltlva (<n aiull: 3, oorddn de Goll. - 4 , oorddn de Burdach. - 5, triángulo de Gombault y Phi·
ltppe. - s. centro oval de Flecbstg. - 7, faecfculo en virsula de Scbultze. - 8, zon'a cornurradicular. - 9, zona
corn ucomtsural.
e, vfa cerebeloaa (tn verde): 10, fascfculo de Gowers. - 11. tascfculo eerebcloso duecto.
D. vfa motriz extrapl ramtdal (en anaranjado): 12, tasdculo rubroespinal. - 13, fascfculo vestlbuloes1>inal. -
14, fascfculo triangular de Bellweg. - 15, fascículo t ectoest>lnal. - 16, fascfculo lateral profundo . - 16'. tas-
ctculo en semlluna. -17 , asta anterior. - 17 ' , rafees anteriores. -18, asta Posterior. - 18' , raíces paste·
r1ores que atraviesan la zona de Llssauer.
NOTA. - Al ta.acículo de Gowera correspande una vía de 1tndbfUdad profunda fncon1cfent1.
brales de un lado a las células motoras espinales del lado opuesto. Fisiológicamente,
tiene por función conducir a estas últimas células (que a su vez las transportarán luego
a los músculos) las incitaciones voluntarias partidas del cerebro. Pero como las fibras
d el fascículo piramidal directo terminan en la medula en el lado opuesto al de su
origen, la vía motriz central de este fascículo es, pues, una vía cruzada. Tal es la
concepción clásica, contra la que se pronunciaron CAJAL, LONG, voN MoNAKow, mien-
tras que FREY comprobó el entrecruzamiento.
3.0 Otras vías del cordón anterior. - Vías descendentes subcorticales. -Aparte
de los fascículos que acabamos de describir, se encuentran también fibras descendentes,
Ja mayoría de las cuales entran en el dominio de lo que denominaremos más tarde las
vías motrices extrapiramidales. Estas fibras están agrupadas en pequeños fascículos. Se
distinguen tres :
a) El fascículo del contingente tectoespinal desciende de los tubérculos cuadrigé-
minos anteriores. En el cordón anterior está situado detrás del fascículo piramidal
directo.
b) Un contingente que podemos denominar reticuloespinal y que comprende
fibras descendentes del fascículo longitudinal posterior, del núcleo de Dartschewitch,
SISTEMA NERVIOSO CEl"TRAL
4.° Comisu ra bla n ca. - La comisura blanca anterior de la medula, que une entre
sí los dos cordones anteriores y que ya hemos descrito anteriormente desde el punto de
vista de su forma, de sus relaciones y de sus dimensiones, comprende los elementos
más diversos.
Encontramos en ella, ante todo, en su parte anterior: 1.0 , las fioras del fascículo
piramidal directo o fascículo de Türck, que allí se entrecruzan con sus homólogas del
lado opuesto para alcanzar luego los núcleos motores del asta anterior, donde terminan ;
2.0 , las numerosas fibrillas colaterales que emiten estas últimas fibras durante su tra-
yecto, las que, a su vez, se entrecruzan en la comisura. A estas colaterales del cordón
anterior van a unirse cierto número de otras colaterales procedentes de los cordones
laterales.
Encontramos luego todo un sistema de fibras, igualmente transversales y cruzadas,
que emanan de las células cordonales heterómeras de la sustancia gris, ya del asta
anterior, ya del asta posterior: estas fibras, como sabemos, se dirigen, después del
entrecruzamiento, al cordón anterior o al cordón lateral.
1.° Fascículo cerebeloso directo. - El fascículo cerebeloso directo (fig. 531 , 2 y 3),
bien descrito por vez primera por FL.ECHSIG, ocupa la parte posterior y superficial del
cordón lateral. Aparece, en la corteza de la medula, bajo la forma de una tirilla apla-
nada transversalmente y muy delgada. Topográficamente se extiende, en sentido an-
teroposterior, desde el surco colateral posterior hasta cerca de una línea transversal
que pasaría por el conducto del epéndimo. Su cara externa, convexa, corresponde
a la piamadre. Su cara interna, cóncava, abraza el fascículo piramidal cruzado y una
parte, la más posterior; del fascículo de Gowers. Su extremo posterior confina con la
parte más trasera del asta posterior, de la que está saparada, sin embargo, por la zona
marginal de L1ssAU.ER. Su extremo anterior, en fin, corresponde al fascículo de
Gowers.
Considerado desde el punto de vista de su constitución anatómica, el fascículo
cerebeloso directo está formado por fibras longitudinales, que tienen su origen en la
columna de Clarke y en las células que, en la medula lumbar y en la medula cervical,
son. las homólogas de esta columna. Ya hemos visto, al hablar del asta posterior, el
MEDULA ESPINAL
trayecto complejo que siguen las fibras eferentes de las células de Clarke, pero quizá
no sea inútil recordarlo aquí: partiendo de la cara anterior de la columna (fig. 533. 2),
estas fibras se dirigen primero hacia delante, hasta el nivel de una línea transversal
que pasa por el conducto del epéndimo; luego, acod ándose hal'.=ia fuera, se dirigen
horizontalmente hacia el cordón lateral (fascículo cerebeloso horizontal de fLECHSIG)
y, una vez llegadas a la parte superficial de este cordón, se curvan hacia arriba para
hacerse verticalmente ascendentes y constituir así, en su conjunto, el fascículo cerebelo-
so directo (3). Suben entonces, sin interrupción y sin entrecruzamiento (de ahí el
nombre de directo dado al fascículo que nos ocupa), hasta el bulbo y el cerebelo por
el pedúnculo cerebeloso inferior, en el que
2
volveremos a encontrarlas.
Las fibras del fascículo cerebeloso d·i-
recto, como todas las fibras de largo tra-
yecto, pertenecen a la categoría de las fi-
bras gruesas (10 a 15 µ). No aparecen bien
agrupadas sino en la parte superior de la
medula lumbar. El fascículo aumenta rá-
pidamente de volumen a medida que se
eleva en la medula dorsal; pero recibe po-
cas fibras de la medula cervical. Pertenece,
pues, en propiedad a la medula dorsal.
Sus fibras, siendo ascendentes con relación
a sus células de origen, degeneran de aba-
jo arriba en caso de lesión de la medula
y corresponden a la transmisión centrípeta
de las impresiones. Pero, ¿cuál es la natura-
leza de las impresiones que las células de FJG. 533
Clarke transmiten al cerebelo? Desde DÉJE- Fascículo cerebeloso horizontal (esquemática).
RINE se admite que pertenecen a la sensibi- 1, columna de Clarke. - 2. fascículo cerebeloso ho-
rlzont.al. - 3, fascículo cerebeloso directo cno es má.s
lidad profunda del miembro inferior y de que la continuación del precedente). - 4, ttbra s radi -
c ulares posteriores. con 4 '. sus arbortzactones t~rmln:il es
la mitad correspondiente del tronco. alrededor de las células de la columna de Clarke.
El fascículo de Gowers es, pues, un fascículo sensitivo cruzado, es decir, que sigue
en el cordón lateral de la medula espinal el lado opuesto a aquel en que tiene su
origen. Sin embargo, algunos autores admiten en el fascículo de Gowers cierto nú-
mero de fibras directas, es decir, de fibras que proceden del asta posterior correspon-
diente. Pero estas fibras son siempre en pequeña cantidad. Las fibras cruzadas consti-
tuyen siempre la casi totalidad del
fascículo. Aparece a la altura del 2
primer segmento lumbar y aumenta
rápidamente de volumen en la me-
dula dorsal y la medula cervical. Se- I¡.
gún DtJERINE, transmite las incita- -----
ciones sensitivas profundas del tron-
co,. del cuello y del miembro supe- _8
rior del lado opuesto.
Las secciones quirúrgicas de los
cordones de la medula o cordoto-
mías, hechas por SICARD y RoBINEAU, ___ 3·
confirmaron que está destinado a la
'"
conducción de la sensibilidad pro-
funda y no a la de las sensibilidades
dolorosa y térmica como se había
creído al principio.
f_ -----
El fascículo de Gowers, después
de haber abandonado algunas fibras
a la altura del bulbo, pasa, no al ·pe-
dúnculo cerebeloso inferior, sino a
la proximidad del pedúnculo cere-
beloso superior, y viene a terminar
en la corteza del cerebelo.
6.° Fibras de las vías extrapiramidales. - Junto a estos fascículos bien indivi-
duados, se encuentran fibras que corresponden a las vías motoras extrapiramidales.
Se agrupan en fascículos distintos de los fascículos precedentes o mezclados a ellos. Son:
a) El fascículo rubroespinal de Von Monakow . Está formado de fibras nacidas
del núcleo rojo, que, después de entrecruzamiento, descienden a la formación reticu-
lada de la protuberancia y el bulbo y se sitúan en la medula por delante del fascículo
piramidal; de ahí el nombre de fascículo prepiramidal que les ha dado THOMAS.
A veces, estas fibras se mezclan más o menos con las del fascículo piramidal cruzado
Este fascículo pertenece a la vía motriz extrapiramidal.
b) Las fibras vestibuloespinales, análogas a las encontradas en el cordón anterio1,
es decir, que tienen el mismo origen e igual significación y descienden por detrás del
fascículo de Gowers.
c) El fascículo cerebeloso descendente de Marchi, mal individuado en el hombre,
está sujeto a variaciones. Cuando existe, se sitúa en la superficie del cordón lateral
cerca de las raíces anteriores.
d) El fascícu lo triangular de Helweg. Sólo está bien desarrollado en la medula
cervical superior. Está situado delante del fascículo de Gowers. Sus fibras proceden
de la región subtalámica (fascículo ventral de la calota) y de la oliva bulbar (fascículo
olivoespinal).
Las fibras de todos estos fascículos terminan por arborizaciones libres alrededor de
las células motoras de las astas anteriores de la medula.
Estas dos clases de fibras, como se ve, son perfectamente distintas por su origen.
Pero lo son también por su naturaleza, y, por lo tanto, conviene estudiarlas por
separado.
mezcladas con las fibras endógenas (véase más adelante), toman la vía de la vírgula
de Schultze y de la zona cornucomisural; por último, las fibras más largas de estas
fibras descendentes que proceden de las raíces posteriores dorsales, lumbares y sacras,
se mezclan con las fibras endógenas descendntes que siguen la vía del fascículo de
Hoche, del centro oval de Flechsig y del triángulo de Gombault y Philippe. Se sepa-
. .···--1·
e
~.
5"
5
1
3 2
FIG. 538
Trayecto intramedular del fascículo
radicular posterior.
1, mitad Izquierda de la medula espinal, vista por
,¡, su cara posterior. - 2. surco medio posterior. - 3.
surco colateral poatertor. - 4, raíces posteriores, con
FIG. 537 4' , sus r anruos - 5 , rasclculo radicular del cordón
posterior, con 5 ' , au primera eta1>a {al lado interno
Esquema para demostrar el trayecto y la ter- del asta posterior) : 5" , au segunda etapa (en la
parte media del taecfculo de Burdacbl ; 5'", au terce-
minación de las fibras radiculares posteriores. ra etapa. (en el tasclculo de Oolli .
l , 1, dos trozos de la medula cervical. - 2, un trozo aa. bb, ce, planos bor11.o ntales. a cuyo nivel ae han
de bulbo. - 3, 3, columna de Clarke. - 4 , n úcleo practtrado los t res oortea transversales repreaentadoa
de Goll. - 5, núcleo de Burclac h. - 6 , t ret1 libras en la. tlgura olguJente.
radiculares 'J)08terlores, con 6', au pn¡llo. - 7. 1u Se ve que el tascfculo radicular de un nervio cual-
rama de blturcación descendente. - 8, rama ascen- quiera (5 ) es de · manera gradual rechazado hacia. den-
dente corta (vfa corta) . - 9, rama ascendente me- tro pcr tos tascfculos rad.Jcularea aubyacentes, que
diana (también vra corta). - 10, ra ma ascendente larsa sucesivamente etectúan laa mlsmas etapas que el tas-
fofa laroaJ. clculo 5 .
ran así del asta posterior para llegar progresivamente del cordón de Goll a la medula
lumbar. Estas fibras descendentes, como vamos a ver, no tienen la importancia ni la
sistematización de las ramas ascendentes.
b) Ramas ascendentes. - Hay que establecer una distinción entre las que pro-
vienen del grupo radicular externo (fibras finas) y las que nacen del grupo radicular
interno (fibras gruesas). Las primeras, muy cortas, penetran, inmediatamente después
de su origen, en la cabeza del asta posterior y terminan por arborizaciones libres que
entran en relación con las células nerviosas de la misma asta ; como se ve, no atra-
viesan en modo alguno el cordón posterior, y, por consiguiente, no toman parte alguna
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
en la constitución de este cordón. Las segundas, las que tienen su origen en las fibras
radiculares gruesas, ocupan primero la parte interna de la zona de Lissauer. Dirigién-
!fose luego hacia delante y adentro, rodean el vértice de sustancia gelatinosa de
Rolando y terminan en el cordón posterior, formando en conjunto un fascículo volu-
minoso, que llamaremos en adelante fascículo radicular del cordón posterior. Notemos
desde luego que este fascículo no contiene todas las fibras de la raíz posterior; no com-
prende siquiera todas las fibras del grupo radicular interno, sino solamente (esto se
desprende de las líneas que preceden) las ramas de bifurcación ascendente de estas
ú ltimas fibras.
A B e
F1G . 539
Secciones transversales de Ja medula para poner de manifiesto el fascículo radicular: A, en su
primera etapa (al lado interno del asta posterior); B, en su segunda etapa (en Ja parte media
del fascículo de Burdach); C, en su tercera etapa (de lleno en el fascículo de Goll).
Estas tres aecclones A, B, e, se han practicado, oor lo que se rettere al tascfculo radicular, a nivel
de los tres l)lanos aa, bb, <'C, de la tlgura precedente.
gris de la medula para expansionarse alrededor de las células del asta posterior, de
la columna de Clarke, de la zona intermedia, del tracto intermedio lateral; algunas
(colaterales reflejas) penetran en el asta anterior para llegar a las células radiculares
anteriores. Ninguna de estas fibras colaterales penetra en el cuerno posterior opuesto.
____ /
_____ 3
_______ t¡.
_________ z
FIG. 546
Medula cervical en un caso de tabes (a la derecha, esquema; a la izquierda, coloración
por el método de LoYEZ).
(La& partes degeneradas están en claro en la parte tzqulerda. de la. ft¡ura.)
t. zona cornucomlaura.l. - 2. zona cornurradtcular. - 3, fascículo de Coll. - 4. fascfculo de Burda.ch.
670 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Según DtJERINE y SPILLE.R (opinión confirmada por ScHAFFER), únicamente la parte dorso-
mediana del triángulo de Combault-Philippe estaría formada por las fibras endógenas. Su
porción externa se hallaría constituida por las ramas descendentes de las ralees más superiores
del cono terminal : tendría, pues, un origen radicular o exógeno.
A. FIBRAS a) Fibras ascenden tes 1.0 Cortas (que van al asta posterior).
EXÓGENAS 2 .0 Medianas (que van a la columna de Clarke).
b) Fibras d escendentes 3. 0 La rgas (que van a los núcleos de{ bulbo).
1.º Vírgula d e Schultze (en la mitad superior de
a) Fibras ascendentes la medula).
l
B. FIBRAS 2 .0 Cinta periférica (en la medula dorsal inferior) .
E."IDÓGENAS 3.0 Centro oval de Flechsig (en la m edula lumbar).
b) Fibras descendentes . 4·º Triángulo medio (en la medula sacra y ·e l cono
terminal) .
17!__ -f_·..
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FIG. 548
A, vfa motriz piramidal l•n rolo): 1, t asclculo piramidal directo. - 2 , tascfculo piramidal cruzado.
B, vfa sensitiva (•n azull: 3. tascfculo de Gol!. - 4 , ! ascfculo de Burdacb. - 5, trlánirulo de Gombaul t y Phl-
llppe. - 6, centro oval de Flechslg. - 7, tasciculo en vfrgula de Scbultze. - 8, zona cornurradicular . - 9 , zona
cornucomlsural.
c. vfa cerebeloaa (en "erde): 10, tascfculo de Gowers. - 11 , t ascfculo cerebeloso directo. ·
D, vía motriz extraplramldal ( en anaranjado): 1 2, tascfculo rubroesptnal . - 13, tasciculo vestlbuloesptnat. -
14, tasclculo triangu lar de Hellwegg. - 15, t asclculo tectoesplnal.
16, tascfculo profundo del cordón anterolateral. - 16'. fascfculo en semlluna. - 17 , cuerno anterior. - 17".
rafees anteriores. - 18, cuerno postetJor. - 18'. raíces Posteriores Que atravtesan la zona. de Ltssauer.
MEDULA ESPINAL
CORDONES FASCÍCULOS
c.
2.º » de Goll . . .. . .. .
Fascículo lateral profundo . . . . . .
Zona cornucomisural de los cordones
posteriores . . . . . . . . . . .
¡
Vías de asociación
conas.
por desaparecer. Esta atenuación gradual de los dos fascículos piramidales se explica
claramente por el hecho de que dichos fascículos, du-
rante su trayecto, mandan continuamente fibras a las
astas anteriores y no reciben otras nuevas. Se admite
en general que el fascículo piramidal directo acaba en la
parte inferior de la medula dorsal, y el fascículo pira-
midal cruzado, cerca de fa cuarta raíz lumbar. DÉJERINE
y TttoMAs han demostrado que estos dos fascículos llegan
un poco más abajo: han podido seguir (4 veces de
cada 5) al fascículo piramidal directo hasta la primera
raíz lumbar inclusive, y al fascículo piramidal cruzado
hasta el tercero y el cuarto pares sacros.
{3) El fascículo cerebeloso directo aparece en la
última dorsal o primera lumbar, y como recibe de con-
tinuo fibras a medida que se eleva, su volumen aumen-
ta progresivamente de abajo arriba.
y) El fascículo de Gowers aumenta también de
abajo arriba y por las mismas razones. Ocupa toda la
altura de la medula, desde la parte inferior del engro-
samiento lumbar hasta el bulbo y la protuberancia.
o) El fascículo fundamental anterolateral conserva
en toda la altura de la medula un desarrollo casi inva-
riable, y esto se comprende: a medida que sus fibras
Dz
e
entran en la sustancia gris para terminar en ella, re-
cibe de esta misma sustancia gris nuevas fibras que
remplazan a las que ha perdido. Es de notar, sin em-
bargo, que aumenta de volumen en los engrosamientos
cervical y lumbar.
e) El fascículo de Goll, formado de fibras largas,
constantemente engrosado por los paquetes que le apor-
ta cada raíz (véase fig. 543), aumenta de abajo arriba,
como el fascículo de Gowers y el fascículo cerebeloso
directo. O
O En cuanto al fascículo de Burdach, no siendo
en gran parte sino un lugar de paso para las fibras ra-
diculares que en definitiva se dirigen a las astas poste-
riores, no aumenta regularmente. Se separa poco de sus
dimensiones medias, y sus variaciones, meramente loca-
les, están en relación con la importancia de las raíces
E
posteriores correspondientes.
ya muy compleja, y luego porque nos parecía poco racional describir, ni con la sus-
tancia gris ni con la sustancia blanca. formaciones histológicas que pertenecen a la
vez a una y a otra, a la sustancia blanca por su origen y a la sustancia gris por su
terminación. Su estudio, mezclado con el de la sustancia gris o de sustancia blanca,
hubiera sido necesariamente dividido y, por lo tanto, muy difícil de seguir en medio
de descripciones extrínsecas. Ahora, cuando las dos sustancias espinales nos son cono-
cidas, será mucho más fácil.
5'
F1c. 550
FIG. 551
Segmento de medula visto a lo
largo para demostrar Ja disposi· sec'ción transversal de la medula dorsal de un perro recién
ción de las colaterales. nacido, que muestra la disposición general de las colate-
rales de Jos cordones (según RAMÓN Y CAJAL).
1. sustancia blanca. - 2, aust.ancla
¡Tia. l. surco colateral anterior. - 2. surco colateral pasterior. - 3, con-
Se ven llbrao nerviosas lclllndroejea) clucto del epéndtmo. - 4 , colaterales de los cordones anteriores, con
qne ae dirigen al oorddn blanco, donde 4', su tascfculo cruzado. - 5, colaterales del cordón lateral, con 5' . 5",
ee dividen cada una en una rama aecen- dos taacículos cruz.ados que pasan a la comisura rris. - 6, colaterales
dente y una rama descendente; de una del cordón posterior. con a. colaterales para el asta pastertor (primer
y otra de estas ramas parten numerosa.e eruPo>; b, colaterales para el asta posterior <serundo grupo) : c. colate-
colaterales que vuelven a la sustanela rales para la columna de Clark.e (tercer grupo) ; d, oolateralea par& la
¡TIS. comisura (cuarto gruPo).
de las fibras nerviosas de los cordones y se dirigen luego hacia la 'sustancia gris central,
siguiendo, en el plano horizontal, un trayecto convergente y más o menos radiado.
Llegadas a la sustancia gris, se dividen, se subdividen y finalmente se resuelven cada
una en una arborización terminal libre. Los últimos ramúsculos de esta arborización
ofrecen de ordinario, en su trayecto, numerosas sinuosidades, dando origen, en ángulo
recto, a pequeños brotes y terminando en una nudosidad (CAJAL). Se entremezclan
primero con los ramúsculos de las arborizaciones vecinas, y luego con las otras fibras,
de origen y significación diversos, que encuentran en la medula (prolongaciones pro-
toplasmáticas de las células nerviosas, arborizaciones cilindroaxiles de las células de
Golgi tipo 11, fibras de la neuroglia, etc.). De ello resulta la formación, en toda la
extensión de la sustancia gris, de un vasto retículo (fig. 551), de mallas muy irregu-
lares y muy estrechas, absolutamente inextricables. Recordaremos, sin embargo, que,
por complejo que sea este retículo, nunca es una red en el senúdo exacto de la
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
y que se dirigen luego, siguiendo el trayecto indicado más arriba, hacia las células
motoras correspondientes del asta anterior. La figura 552 nos muestra también estas
colaterales sensitivomotoras; pero una de ellas, indicada por la cifra 4, presenta una
disposición particular: en lugar de ir directamente a la célula motora del asta ante-
rior, sus ramificaciones terminales se pierden alrededor de una célula de asociación (6),
la cual, a su vez, envía colaterales a un número más o menos considerable de células
motoras. Gracias a esta célula de asociación, la colateral 4 tiene bajo su dependencia
todas las células motoras precitadas: todos los músculos accionados por estas células
motoras entran en contracción, bajo la sola influencia de la excitación que lleva a la
medula la colateral 4.
/3) Las colaterales del segundo grupo (fig. 551, b) atraviesan la sustancia de Ro-
lando en una serie de pequeños fascículos meridianos, y van a formar delante de ella,
en el núcleo de la cabeza, un plexo extremadamente apretado.
y) Las colaterales del tercer grupo (fig. 551, c) se dirigen a la columna de Clarke.
Sus fibrillas terminales, muy finas, muy apretadas, se disponen en una serie de peque-
ños plexos circulares, cada uno de los cuales rodea a una célula nerviosa. Las células
nerviosas se encuentran contenidas en estos plexos como en un nido: son los nidos
pericelulares de algunos autores.
o) Las colaterales del cuarto grupo (fig. 55 1, d) son fibras comisurales transver-
sas, que van de un lado a otro de la medula. Forman en su conjunto un pequeño
fascículo arciforme, de concavidad dirigida hacia atrás, cuya parte media corresponde
a la parte m ás posterior de la comisura posterior y los dos extremos al fascículo de
Burdach.
La medula espinal, como todos los demás segmentos del neuroeje, posee, aparte sus
elementos nerviosos, un aparato de sustentación, que se designa, desde VmcHow, con
el nombre de neuroglia. Se compone, aquí como en otras partes, de dos clases de
células, ambas provistas de prolongaciones más o menos largas : las células ependi-
marias y las células neuróglicas, cuyos caracteres generales hemos dado. Indicamos aquí
solamente las particularidades que presen tan en la medula espinal.
l.º Células ependimar ias. - Las células ependimarias se disponen formando co-
rona alrededor del conducto del epéndimo. Son células epiteliales (fig. 554), alargadas
en se ntido radial, cada una con dos prolongaciones: una prolongación central, muy
gruesa y muy corta, que se dirige hacia la pared del conducto del epéndimo, donde
termina en ángulo recto, en el mismo límite de la cavidad ependimaria; y una prolon-
gación periférica, mucho más larga y más delgada, que atraviesa a manera de radio
la sustancia medular y va a terminar, bifurcándose o no, a una mayor distancia del
conducto central, anastomosándose con las prolongaciones próximas que forman parte
del mismo sincitio. A veces pueden seguirse hasta la superficie exterior de Ja medula,
donde terminan, inmediatamente por debajo de la piamadre, por un pequeño abul-
tamiento cónico. Las células del epéndimo se hallan cubiertas, en su extremo interno,
por pestañas vibrátiles: flotan libremente en la luz del conducto central.
Vistas en una sección transversal de la medula embrionaria (fig. 555), las células epen-
dimarias se disponen diversamente en la parte anterior, en Ja parte posterior y a Jos lados.
En la parte anterior, las prolongaciones periféricas de las células ependimarias, a la vez
muy gruesas y muy numerosas, se dirigen, desde la pared anterior del conducto del epén-
dimo, al surco medio anterior; las prolongaciones vecinas de la línea media siguen un tra-
yecto francamente sagital; las otras , las que son laterales, describen una ligera curva de
concavidad interna. Estas prolongaciones anteriores constituyen, en su conjunto, una for-
mación de aspecto especial (fig. 555, 6), a Ja que RETZIUS ha dado el nombre de cono epen-
678 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
dimario anterior. En la parte posterior volvemos a encontrar una formación análoga, aunque
algo menos desarrollada. También aquí vemos un paquete de prolongaciones más o menos
apretadas unas contra otras y dirigidas todas en sentido sagital, que reúnen la pared pos-
B
FIG. 554
A, corte longltudlnal y trontlll del conducto ependlmarlo, nUio de a lgunoe dlu. Méotodo de GOLGI (según CU.lL).
B . células neurógUcas de la reglón irrta central y de las partea póxlmas de la austancla blanca. medUla. de un
n liio de ocho dlas. Método de GOLGI (llelrÜD CUAL) .
terior del conducto central con el surco medio posterior de la medula: es el cono ependimario
posterior de RETZIUS. Este cono ependimario posterior persiste en el adulto, y él es el que
forma el tabique medio posterior de la medula. Durante mucho tiempo se ha considerado este
5
FIG. 555
Sección horizontal de la medula de un embrión de tres cenúmetros, para demostrar
las células ependimarias y las células neuróglicas en vía de evolución (según RETZIUS).
1. conducto central. - 2 ," surco medio anterior. - 3. surco medio Posterior. - 4. sustancia. blanca. - s. sus-
tancia gris. - 6 , cono ependlmarto anterior. - 7, cono ependlmarto 1>ostertor {futuro tabique medio posterlon. - 8 .
c6l u1as ependlmartu. - 9. g·, cél ulas neurógllcas en diversos grades de desarrollo; la mayor parte de ellas ha.o
perdido su prolonp.clón central y ae han separado mú o menos del conducto ependlmarlo ; algunas. espec:Jalmente
Ja. que está lnd.Jcad& por la cifra 9 , ue-nen ya cierto número de prolongactonea de nueva tormaclón. - 10, c"lulas
netróc llcaa (anttl'naa oflulas epend1martas>, orientad.as en t-enttdo radial en relación con el tabique medio poater1or.
MEDULA ESPINAL
tabique como una prolongación de la piamadre, que se insinuarla en el surco medio pos-
terior, extendiéndose desde allí, rellenando dicho surco, hasta la comisura gris. Pero el
cilindro medular no está en modo alguno dividido, en su parte posterior, por una hendidura
profunda. El surco medio posterior es, como hemos visto, superficial, y el tabique de sepa-
ración que le sigue hacia delante está formado enteramente por elementos que pertenecen
en propiedad a la medula: es, como ha demostrado LENHosstK, un tabique neuróglico, a
cuya constitución es completamente extraña la piamadre. A los lados, las prolongaciones
periféricas de las células ependimarias son muy finas y. sobre todo, mucho más separadas
que en los conos ependimarios anterior y posterior. Hasta faltan completamente a este nivel
de la región que más tarde será el asta posterior y el cordón posterior. Este hecho se explica
por el desarrollo: es consecuencia de la reducción gradual que sufre el conducto central
en sentido posteroanterior. A consecuencia de esta relación, las células ependimarias, que
irradiaban hacia el asta posterior y el cordón posterior, han perdido poco a poco todo
contacto con el conducto y se transforman ulteriormente en simples células neuróglicas.
Vemos claramente estas células en la figura 555 y comprobamos que, aun cambiando de
naturaleza, han conservado su orientación primitiva. Están todavía dispuestas en sentido
radiado, no ya con relación al conducto del epéndimo, tal como es ahora, sino con relación
al tabique medio posterior.
2.° Células neurógllcas. - Las células neuróglicas, con sus prolongaciones innu-
merables, que irradian en todos sentidos y forman un rico retículo, constituyen el
elemento esencial del aparato de sustentación de la medula espinal, sin carácter bien
particular.
2.0 Trayecto y división. - Co m o hemos d icho, el filum termin ale desciende pri-
m ero entre los n ervios de la cola de caballo, en el fond o d e saco i n ferior de la dura-
m adre (fig. 556, 4).
MEDULA ESPINAL 681
3.0 Segmen t o superior. - El segmento superior del filum (4) mide, por término
medio, 14 centímetros de longitud. Su anchura, medida a g centímetros por debajo
del cono terminal, es de 90 /t (TouRNEUX).
Histológicamente, este segmento varía mucho según los puntos en que se examina. En
su parte superior presenta todavía todos los elementos que hemos visto a nivel del ven·
trículo de Krause: un conducto central, sustancia blanca, una cubierta de la piamadre,
una arteria y una vena "ºluminosa y algunos otros vasos de pequeño calibre. Hacia atrás
y a los lados descienden las raíces anterior y posterior del nervio coccígeo y algunos nervios
coccígeos accesorios, formando los 32.0 y 33. 0 pares raquídeos.
A medida que nos alejamos del cono terminal, los elementos medulares se atenúan y aun
acaban por desaparecer : el conducto central, a 3 ó 4 centímetros por debajo del véritice del
cono; la substancia nerviosa, un poco más abajo, a 7 u 8 centímetros. La porción inferior
del segmento interno sólo se halla constituida, por consiguiente, por fascículos conjuntivos
de dirección longitudinal, sirviendo de substrato a los vasos y nervios precitados.
4.0 Segmento inferior. - El segmento inferior del filum (5) presenta una lon-
gitud media de 5 ó 6 centímetros. Difiere del segmento superior por su aspecto, que
recuerda el de los tendones, y también por su fuerza y resistencia, mucho más conside-
rables. Como se comprende, el segmento inferior debe estos caracteres a la vaina dura!,
que se ha sumado a sus elementos propios. En el curso de su trayecto se halla fijado a la
pared anterior del conducto sacro por delgados tractos, que son la continuación del
ligamento sacrodural anterior.
Después, al llegar a la porción inferior del conducto óseo, termina en cierto
número de pequeñas lengüetas divergentes, que van a fijarse, las unas en la primera
pieza del cóccix y las otras en la segunda y también en la tercera.
6. Vasos de la medula
A. Arterias
Estudiaremos : 1.º, el modo de formación de la red que rodea la medula ; 2 .0 , las
numerosas arterias que de esta red penetran en la misma medula.
F1c. 557
Vascularización de la medula espinal.
Esquema que muestra la disposición de las arterias radiculares.
N . B ., nervio raquídeo. - B . A . . raf:i anterior. - R. P .. raíz postertor.
1. tronco de la arteria radicular. - 2 , su ram:i antetio:. - 3, au rama pasterlor . - 4 , a rteria espinal ante·
rlor. - 5 y 5', arterias espinales posteriores. - 6, ramos que atguen las rafees anteriores. - 7, ramoa perUtrtcos.
- 8, arterias del surco medio posterior.
cen. Esto es debido al hecho de que las arterias transversales, al ponerse en contacto
con Ja medula, se dividen en ramas ascendentes y descendentes que se anastomosan con
las ramas homólogas, de modo que constituyen vasos longitudinales. En el curso
de su desarrollo, éstos se desenvuelven en igual sentido que el mismo órgano y llegan
a ser los conductos de origen de la red que se desarrolla en Ja piamadre y de Ja que
parten las arterias terminales.
Otros ' 'asos, que por lo demás tienen la significación general de arterias radicu-
lares, como la arteria vertebral, contribuyen a formar dicha red. Estudiemos ahora
la constitución precisa de la red extramedular.
A la constitución de esta red concurren tres órdenes de arterias, a saber: las arte-
rias espinales anteriores, las arterias espinales posteriores y las arterias espinales la-
terales.
de las arterias espinales laterales (véase más adelante). Se observa con frecuencia
que el tronco espinal anterior, en su trayecto, se divide una o varias veces en dos ramas
laterales que, después de cierto reco-
rrido, se reúnen de nuevo, formando
así (fig. 558), por delante del surco
medio anterior, una serie de elipses
vasculares superpuestas.
l. a rteria. vertebra l. - 2 , arteria ,-ertebral y tronco bastlar . - 3 . arteria cerebelosa posterior e Interior. - 4 ,
arteria eaplnal anterior . - s. la misma. anastomosi..ndoae oon e l ramo ascendente de la arteria eaotnal lateral , 6 .
- 7. arteria espinal posterior, con 8, su rama externa; 9, au rama Interna. -10, 11, dos arterias esplnalea
laterales, ai¡"Uiendo el trayecto de las rafees Post eriores.
(Las letras mayúaculas c. D. L y 8 dealgnan loe paree nervlosoe cervlcalee. dorsales~ lumbares y aacro1;
Co, par coccf¡¡eo.l
SISTEMA NERVIOSO CENlllAL
~ --
···- 9
,,;--·-R.?.
' 1
1
'
'
'
1
A /j
F1G. 56o
Esquema de la vascularización arterial de la medula espinal.
A, cara anterior. - B , cara posterior. - R . A., raíz anterior . - R.P., rafz posterior.
1 , 1 , tronco de las arterias radiculares. - 2. 2, arteria radicular anterior. - 3, 3, arteria radicular posterior.
- 4 , arteria espinal anterior . - 5 , s. arterias es1>lnales posteriores. - 6, arteria espinal posterior media . - 7.
&nastomosts transversal entre la espinal anterior y las espinales posteriores. - 8, arteria media anterior . - 9, ar·
teria media :posterior.
arteria similar situada encima ; un ramo descendente, que se anastomosa del mismo
modo con el ramo ascendente de la arteria similar situada debajo (fig. 560).
{3) La segunda, es decir, la que sigue la raíz posterior, se divide asimismo, a nivel
del surco colateral, en ramos ascendentes y ramos descendentes: ramos ascende ntes,
que se anastomosan con los ramos descendentes de la arteria similar que está situada
encima; ramos descendentes, que se unen a los ramos ascendentes de la arteria similar
situada debajo. El modo de bifurcación de la rama arterial que sigue la raíz posterior
es sumamente variable: unas veces existen dos ramos ascendentes y dos descendentes,
que se dirigen, uno (el interno) hacia dentro de las raíces y el otro (el externo) hacia
fuera de estas mismas raíces; otras veces solamente existe un ramo ascenden te y otro
descendente, y en este caso se encuentra situado por dentro de los fascículos radicula-
res y, por consiguiente, en el fascículo de Burdach. Conviene, sin embargo, añadir
que, cuando los ramos son dobles, el interno, se presenta generalmente más volumi-
noso que el externo.
MEDULA ESPINAL 685
Como se ve por esta descripción, quizá demasiado esquemática, las ramas ante-
riores de las arterias espinales laterales forman delante de la medula un tronco
medio, continuación del tronco espinal anterior, agotado ya en la región cervical. Las
ramas posteriores, a su vez, remplazan y continuan, por debajo de la medula cervical,
a las arterias espinales posteriores, nacidas de las· arterias vertebrales (fig. 559).
c) Número . - Las arterias espinales laterales son muy variables en número.
a) Por delante, en las raíces anteriores, existe a uno u otro lado un solo ramo
por cada tres o cuatro pares nerviosos (AoAMKIEwrcz). El número total de estos ramos
varía de tres a diez en toda la altura de la medula. Se encuentra uno, generalmente
a nivel del décimo o del undécimo par dorsal, mucho más voluminoso que los otros,
que irriga la medula en una extensión de 14 a 15 centímetros: es la gran arteria espi-
nal de AoAMKIEWICZ, más frecuente a la izquierda que a la derecha.
{3) Por detrás, en las raíces posteriores, las ramas arteriales destinadas a la medu-
la son algo más numerosas : se cuentan, por término medio, dos por cada tres pares
nerviosos, o sea un total de quince a veinte para toda la medula. En cambio, son gene-
ralmente más delgadas que las anteriores y se encuentran siempre algunas que desa-
parecen en la raíz sin llegar hasta la medula.
..
\
\ ,
b) Arterias medias posteriores. - Las arterias medias posteriores (fig. 557) marchan
de atrás adelante a lo largo del tabique medio posterior, emiten durante su curso
algunos ramos finos para la parte interna de los fascículos de Goll, envían uno o dos
ramúsculos a la parte interna de Ja columna de Clarke y van, por último, a terminar
en Ja comisura gris, detrás del conducto del epéndimo. Son esencialmente arterias pe-
riféricas.
C. ARTERIAS PERIFÉRICAS. -
Con el nombre de arterias perifé-
ricas designaremos, con DuRET, to-
las las arterias que penetran en la
medula por puntos disúntos de
los que acabamos de indicar. Se
cuentan de ordinario de ocho a
diez en una sección transversal d e
la medula. Existen constantemen-
te una o ·dos en el tabique neuró-
glico que separa el fascículo d e
Goll del fascículo de Burdach: son
las arterias interfuniculares de
ADAMKIEWICZ. Las arterias perifé-
ricas corren de fuera adentro en
sentido radiado. Dichas arterias es-
tán principalmente destinadas a la
sustancia blanca.
KADYI señaló la existencia, entre las arterias y las venas de la medula espinal, de con-
ductos de comunicación mucho más voluminosos que los capilares. ¿Son conductos análogos
a los descritos por SUCQUET con el nombre de conductos derivativos? STERZI, por su parte,
encontró, en la medula de las aves, arteriolas que se continuaban directamente con venas
pequeñas.
B. Venas
De las redes capilares de la medula parten venillas, las cuales, al reunirse, for-
man venas, las venas medulares. Las estudiaremos sucesivamente: i. 0 , en la me-
dula, venas intramedulares; 2. 0 , en la superficie de la medula, venas perimedulares.
Describiremos, finalmente, con el nombre de vías eferentes, las venas que, desde la
red perimedular, se dirigen a las redes e;xtrarraquídeas.
3.0 Vías eferentes. - Las venas eferentes de la red perimedular se dirigen hacia
los agujeros de conjunción, siguiendo, las unas las raíces anteriores, las otras las
raíces posteriores de los nervios raquídeos. Aquí, como para las arterias, todas las raí-
ces no van acompañadas por venas; se cuentan, por regla general, una vena eferente
para dos raíces, algunas veces una sola vena para tres raíces.
Estas venas eferentes son de dimensiones variables, las unas voluminosas, las otras
minúsculas. La observación demuestra respecto a este particular, por una parte, que
las que acompañan a las raíces posteriores están más desarrolladas que las que siguen
a las rafees anteriores, y por otra, que en las raíces de los nervios lumbares es donde
presentan su máximo desarrollo.
En los agujeros de conjunción, las venas eferentes de la red perimedular van a
abrirse en las grandes venas que ocupan estos agujeros (venas de conjunción ) y, por
su mediación, en las venas extrarraquídeas : en el cuello, en las venas vertebrales;
en el dorso, en las venas intercostales; en los lomos, en las venas lumbares ; en la
pelvis, en las venas sacras laterales.
C. Vías linfáticas
La medula espinal, como las demás porciones del mielencéfalo, carece por entero
de conductos linfáticos verdaderos. La linfa marcha en ella, por una parte, por los
intersticios que separan unos de otros los diferentes elementos histológicos; por otra
parte, por un sistema de conductos especiales que, con el nombre de vainas peri-
vasculares, se disponen alrededor de las arterias. Estas vías linfáticas han sido ya des-
critas al hablar de los centros nerviosos en general.
Hay que considerar estas vainas vasculares como afluentes de los espacios suba-
racnoideos, espacios ocl!pados por el líquido cefalorraquídeo. Según SICARD y CATHELIN,
por estas vainas se efectuaría el derrame del líquido cefalorraquídeo hacia los linfáticos
del organismo. A la sifilización del sistema linfático posterior de la medula atribuyen
P. MARIE y GUJLLAIN las lesiones centrales de la tabes.
Los cordones blancos medulares contienen las dos gran'1es vías motora y sensitiva.
Corteza cerebral
""·······--\
Nervio bulbar / Entrecruzamiento de las
con su núcleo de onger. • J pirámides
Medula . ..• • . . .
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FIG. 563
Vía motora principal o corticobulboespinal.
<Lo.1 fibra• homolaterale1 no H han reprtientado.J
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
----- __ 6
_________ I
----- - - - - {j
FIC. 565
Sistematización de las fibras de la sensibilidad en la medula.
1, segmento p<>sterior del tascículo anterolateral ascendente (dolor y temperatura) . - 2, segmento anterior del
fascículo anterolateral ascendente (tacto, noción de lugar). - 3, cordón de Goll (sensibilidad profunda oonsc1ente ,
percepción estereognóstlca). - 4 , cordón de Burdacb (tacto, noción de lugar). - 5, tasc!culo cerebeloso directo (aen·
slb!lldad profunda inconsciente) . - 6. t asctculo d• Gowers (sellslbllldad al calor y al dolor: v!a 1Ddlrectal.
hasta el bulbo. Las fibras de la sensibilidad profunda inconsciente siguen la vía del
fascículo cerebeloso directo y el fascículo de G<>wers (DÉJERINE, RoBINEAU y S1CARD).
Rt/ltJo mau:te-rino
Protvblrancfa. V par
R•ll<lo frontal
. -· Reot6n
bulboprotub1Tancf1l. VII pa.r
R<ll•lo per/61ttco
radfal. cae•
A
566 A
FIG.
Esquema de las localizaciones de los centros medulares de los refiejos cutáneos (a la izquierda)
y de los refiejos tendinosos y óseos (a la derecha) .(según DtJEIUNE).
A., se¡rmento superior.
Rttll}o t DIOdllrlco o
abdominal 1vptrfor 0'0'
B
F1c. 566 B
Esquema de las localizaciones de los centros medulares de los reflejos cutáneos (a la izquierda)
y de los reflejos tendinosos y óseos (a la derecha) (según DÉJER!NE).
B , 9e1'lllento interior.
ENCEFALO
El encéfalo, parte superior de los centros nerviosos, ocupa, como su nombre in-
dica, la cavidad craneal. Tiene forma cvoide de extremo grueso posterior y está cons-
tituido por varias masas nerviosas; de ahí su aspecto multilobulado. En él se distin-
guen, yendo de abajo arriba: 1.º, el bulbo raquídeo, que es continuación de la
5 6 7
5
4
CAPITULO PRIMERO
BULBO RAQUIDEO
(PARED ANTERIOR DEL TRASCEREBRO)
El bulbo raquídeo (francés bulbe rachidien, alemán verlangerte Mark, inglés spinal
bulbe) es continuación de la medula espinal, de donde el nombre de medula oblon-
gada ( medula oblungata) que le dan también, desde HAU.ER, algunos anatomistas
modernos. Constituye el primer segmento del encéfalo. Es una de las partes más inte·
resantes del neuroeje, no solamente a causa de las importantes funciones que le están
encomendadas, sino también a causa de su compleja constitución. Es una especie de
encrucijada donde se reúnen, para entrar en relaciones unos con otros, los elementos
constitutivos de la medula, del cerebelo, del cerebro y de gran número de nervios
llamados bulbares.
l . Consideraciones generales
Las consideraciones generales a que se presta el bulbo son relativas a sus límites,
forma, dimensiones, peso, dirección y relaciones.
1.0 Limites. -El bulbo raquídeo se encuentra limitado : 1.º, por arriba, por la
protuberancia anular; .2.0 , por abajo, por un plano horizontal que pasa inmediata·
mente por debajo de la decusación de las pirámides, por encima del primer nervio
cervical.
Estos límites, referidos al esqueleto, corresponden : el superior, al tercio del canal
basilar, algo por debajo de la sutura occipitoesfenoidal; el inferior, al borde superior
del arco posterior del atlas por detrás, a la parte media del arco anterior por delante
(figura 569). Estos límites varían ligeramente según la posición de la cabeza.
5.0 Dirección. - El bulbo, seguido de abajo arriba, tiene primeramente una di-
rección vertical, como la medula de que es continuación; luego se inclina ligeramente
hacia delante para ir a tenderse sobre el canal basilar del occipital. Describe, pues,
en conjunto una curva de concavidad dirigida hacia delante y abajo (fig. 569). Esta
curva es poco pronunciada; el triángulo
que forma entre sí la porción vertical
y la porción oblicua es de unos 135 º.
10
F1G. 570. - Sección horizontal del bulbo por el agujero occipital (cadáver congelado;
segmento inferior d e la sección).
1, borde Posterior del a gnJero occipital. - 2 , cóndilo del occipital. - 3 , masas !ateraieo del a tlas. - 4, vértice
de la apótlsls odontoldes, rozado, pero no interesado, por el corte. - 5, ligamento occipltoatloideo anterior , seccio·
nado un poco más arriba del arco antettor del atlas. -- 6, ligamento transverso. - 7, bulbo raqutdeo. - 8 , tonstlAS.
- 9, 9, arterta.s vertebrales. - 10, venas raquídeas.
16
17
F1G. 571. - Las cisternas de la fosa posterior. Molde con gelatina coloreada.
El cráneo ha sido aserrado siguiendo las líneas de sección indicadas en la pequeña figura
de la izquierda (CLAVEL y M. LATARJEr).
1 , aeno frontal. - 2 , parción orbitaria del lóbulo tronta l. - 3 . grasa o· bttarta. - 4 , tallo pttuJtario. - 6,
a.gnJero óptico. - 6, roea cerebelosa media. - 7, tubérculo de Prl 'lr.eteau. - e. em inencia arqueada. - 9, tronco
basllar en l& cisterna póntica. - 10, nervio motor ocul&T externo. - 11. rafees del trl&'émJno. - 12. grupo n ervioso
del auditivo. - \3, nervio gl0&0tarfngeo. - 14, neumogástrico. - 15, est>tna l. - 16, cisterna ¡>0ntocerebelosa. . -
17, bulbo aeoctonado. - 18, cisterna bulbooerebeloaa o cis tero,_ mal'D.a. - 19, aruJero ooclt>lta.l.
BU LBO RAQU ÍDEO 701
f IG . 5¡2
Inyecció n lipiodolada de la cistern a m agna en e l ca -
dáver (CLAVEL y M . LATARJET). R adiografía de p erf i l .
l. cisterna póntica . - 2, apóftsls basilar. - 3 , conducto
auditivo interno. - 4 , &ngulo pontocerebeloso. - s. ctstern&
111agna. - 6 . llplodol q ue rodea la amfgdala cerebelosa . - 7 ,
a rl'O poster ior del a t ltLS.
F1c. 575. - Bulbo, raíces medulares del espinal y arterias vertebrales. La cisterna magna está
ampliamente abierta. El vermis y las amígdalas d el cerebelo están reclinadas hacia arriba
(CLAVEL y M . LATARJE:r).
l. duramadre de la tosa J)O!terlor. - 2, hoz del cerebelo aecclonada y reclinada bacta arriba. - 3, mentnre
blanda scecionada . - 4, vormla. - 5, suelo del cuarto vent.riculo. - 6, bulbo. - 7 , arteria Tertebral. - e. arten:a.
cerebelosa posterior. - 9, nervio eeplnal (rafees medulares). - 10. primera ratz cervical.
BULBO RAQ UÍDEO
2. Configuración exterior
1.° Cara anterior. - Visto por delante (fig. 576), el bulbo presenta en su centro
un surco longitudinal : es el surco medio anterior del bulbo, que ocupa exactamente
la misma situación que el surco homónimo de la medula espinal. Este surco termina
arriba, del lado de la protuberancia, en una pequeña fosita triangular, más o menos
profunda : es el foramen crecum o agujero ciego de Vicq-d'Azyr. Por abajo, del lado
de la medula, está interrumpido por una serie de fascículos, muy variables en número
y volumen, que pasan oblicuamente de derecha a izquierda y de izquierda a derecha,
entrecruzándose en la línea media en ángulo muy agudo. Este entrecruzamiento, que
se designa con el nombre de entrecruzamiento o decusación de las pirámides (y ya ve-
remos por qué al instante), empieza de ordinario a 20 ó 22 milímetros más abajo del
agujero ciego y prosigue, por lo tanto, en una extensión vertical de 6 a 8 milímetros.
Si ahora separamos los dos labios del surco anterior para juzgar de sus dimensiones,
comprobamos ante todo que, excepto en la parte inferior, donde se efectúa el entre-
cruzamiento precitado, es casi tan profundo como en la medula espinal. Comprobamos
también que su fondo está asimismo constituido por una lámina de sustancia blanca
que une entre sí las dos mitades del bulbo y se designa ordinariamente con el nombre
de rafe (po.lf>r¡, costura, del infinitivo po.rrniv, que quiere decir coser).
A cada lado del surco medio se ven dos cordones blancos, redondeados, longitu-
dinales y paralelos: las pirámides anteriores. Estas pirámides parecen continuar hacia
arriba los cordones anteriores de la medula. Pero esta continuidad sólo es aparente:
las pirámides, como veremos más tarde, poseen elementos muy distintos de los que
entran en la constitución de los cordones anteriores. Bastante estrechas a nivel del
cuello, las dos pirámides aumentan gradualmente de anchura a medida que se elevan.
En la parte más alta sufren como una especie de estrangulación y desaparecen enton-
ces bajo las fibras transversales de la protuberancia anular. Del surco transversal, que
separa la pirámide de la protuberancia, se escapa un nervio voluminoso (fig. 576, 16),
el nervio motor ocular externo.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Por fuera, las pirámides están separadas de la cara lateral del bulbo por un
surco vertical, prolongación del surco de emergencia de las raíces anteriores, general-
mente muy acentuado. Le d aremos el nombre de surco colateral anterior del bulbo;
se le llama asimismo, teniendo en cuenta su situación delante de la oliva, surco pre-
olivar o también surco del hiplogloso, pues aquí nacen los diez o doce filetes radicu-
lares que dan origen al nervio hipogloso mayor.
FIG. 576
Bulgo raquídeo visto por su cara anterior.
l , surco medio antetlor. - 2, decusaclón de las plrimldes que marca el limite de la medula y el bulbo. - 3.
agujero ciego. - 4, pirámides anteriores. - 5, ollva.. - 6, surco preoUva.r. - 7 , tasclculo de ftbras &rcilormes. -
8 , surco bulboprotuberancial. - 9. protuberancia anular. - 10, pedúnculos cerebeloaos roed.los. - 11 , cerebelo, con
12 , lóbulos raquídeos o amígdalas. - 13, nóculo. - 14, primer par cervical . - 15, hipogloso m:i.yor. - 16, motor
ocular externo. - 17, facial. coa 17', intermediario de Wrlsberg. - 18, auditivo. -19. espinal. - 20, neumo·
¡¡ástrlco. - 21, ¡¡loso!arlnseo.
2.° Cara posterior. - Visto por detrás (fig. 577), el bulbo es muy diferente según
se le examine en su mitad inferior o en su mitad superior.
ll .80
3 f z .81
FIG. 577
Bulbo raquídeo visto por su cara posterior.
l. surco medio posterior. - 2 . surco paramedto. - 3, surco colateral pcsterlor. - 4 , tascfculo de Goll. -
5, lascicu lo de Durdach. - 6, pirámide posterior (clava). - 7, cuerpa restltorme. - 8 , cuarto ventriculo {trttngulo
bulbar1. - 9 , tallo del ~lamo. - 10, pico del cilamo. - 11 , barbas del cálamo. - 12, ala blanca Interna . - 13 ,
a la Manca externa:- 14, ala gris corresPOndlP.nte a la fóvea Inferior. - 15, cerrojo. - 16, """"' lattralf1. -
17, eminencia teres. - 18, SP.ccldn de la protuherancla. - 19, sección del pedtlnculo cerebeloso medio. - 20. dura·
madre raqu idea, incldida en la linea media y recllnada hacia tuera (en la cara interna se ven las tnserctones supe-
riores clel lig:imerito dentado). - 21. prlmP.r UPrvio l.!ervtcill. - 22, espinal. - 23 , neumo¡á.strlco. - 24, glo-
sotarklgeo. - 25 , gruoo acustloo1'::tclal. - 26, hipogloso mayor. - ?7, agujero rasgado ,,POSterlor. - 28, arterta verte-
bral, con 2&' , espinal posterior . - 29 , tronco basilar. - 30, porción t ransversal del seno lateral.
1.º Que tiene la forma de un rombo de eje mayor dirigido de abajo arriba .
.I?.ºQue se continúa, por abajo, con el conducto del epéndimo, y por arriba, con
el acueducto de Silvio.
3.0 Que solamente en su mitad in/erior forma parte del bulbo, pues su mitad
superior pertenece a la protuberancia.
c) Formaciones situadas fuera del suelo ventricular. - La porción bulbar del
cuarto ventricular está limitada, lateralmente, por los cordones de sustancia blanca
que parecen ser las prolongaciones de los fascículos de Goll y de Burdach. Nada los
diferencia, en efecto, de estos dos últimos, al exterior por .lo menos. Pero pasando de
la mitad inferior del bulbo a su mitad superior, cambian de nombre: los fascículos
de Goll se vuelven las pirámides posteriores; a su vez los fascículos de Burdach toman
el nombre de cuerpos restiformes (de restis, cuerda, porque son redondeados en forma
de cuerda).
a) Las pirámides posteriores, en su origen, es decir, a nivel del pico del cálamus,
presentan un abultamiento de forma oval: es el abultamiento mamelonado del bulbo
o clava (de clava, maza). Más arriba de este abultamiento se adelgazan poco a poco
y terminan, en una extremidad más o menos afilada, en el lado interno de los cuerpos
restiformes.
{3) Los cuerpos restiformes, situados por fuera de las pirámides posteriores, siguen,
como ellas, una dirección oblicua hacia arriba y afuera. Redondeados en forma de
cordones, parecen continuar los fascículos de Burdach y se confunden por arriba con
los pedúnculos cerebelosos inferiores, que descienden del cerebelo hacia el bulbo. Por
este hecho, el término de cuerpo restiforme viene a ser sinónimó de pedúnculo cere-
beloso inferior. Limitado hacia denuo por el surco intermedio o externo hay un se ·
gundo surco, que no es otro que el surco colateral posterior, ya indicado a propósito
de la mitad inferior del bulbo, el cual da salida a los tres nervios espinal, neumogás-
uico y glosofaríngeo.
A lo largo del borde anterior del cuerpo restiforme, un poco más abajo de su
parte media, se ve una pequeña prominencia de color grisáceo, conocida con el nombre
de tubérculo ceniciento de Rolando o núcleo gelatinoso (fig. 578, 6). Esta eminencia,
más pronunciada en el niño que en el adulto, tiene una forma oblonga, con el eje
mayor vertical. Su extremo superior, redondeado, está situado a 5 ó 6 milímeuos más
abajo de otra eminencia mucho más voluminosa, que ocupa la cara lateral del bulbo,
la oliva bulbar. Su extremo inferior, más afilado, forma una especie de cola, que sigue
el surco colateral posterior. El tubérculo ceniciento está constituido por la cabeza del
asta posterior, que a este nivel está muy desviada hacia fuera y forma, por decirlo así,
hernia en la superficie exterior del bulbo. En efecto, sólo está cubierta por una capa
extremadamente delgada de sustancia blanca.
El surco colateral posterior y los nervios que de él nacen sirven de límite a la cara
posterior del bulbo. Más allá se encuentra la cara lateral.
.J' 2 1
F1c. 579
fJC. 578 Corte de la región cervical superior en la
El bulbo, parte .anterolateral, para dejar emergencia del primer nervio cervical. Es·
ver las fibras arciformes. quema a la izquierda (según DtJERJNE).
1. protuberancia . - 2. peddnculo cerebeloso medJo . l , corddn de Goll. - 2, corddn de Burdach . - 3,
- 3, bulbo raquídeo, parte anterolateral tzqulerda. asta posterior. - 3', sustancia gelatinosa de Rolando.
- 4. surco me<lto anterior, con 4 ' . entrecruzamtento - 4, ra fz pcaterlor del primer par cervlca.l. - 5.
de las plr&mldes. - 5, oliva . - 6, tubérculo c<!nl- tasdculo piramidal cruzado. - 6, corddn lateral. - 7 .
ctent.o de Dolando. - 7 , 7', 7'', ftbru arettormea asta auterlor. - s. cordón anterior (nótese la dera pl
erternas. - 8 , motor ocular e:z:teroo. - 9. acUstlco. taclón del asta anterior por el t~sctc ulo p; :-a :1.1dal
- 10, !acial. - 11, Intermediario de Wrlsber¡r. cruzado).
ciento de R olando, está por lo reg ular rodeado y a veces hasta más o men os ocul~o
por fibras de trayecto arciforme, que describiremos en seguida.
La oliva, como hemos dicho antes, sólo ocupa la parte anterior del cordón lateral.
Por detrá~ de ella, el cordón lateral se encuentra reducido a una cinta muy delgada,
pero siempre muy visible (fig. 569, 10). En la parte más superior de esta cinta, entre
ella y la protuberancia, se ve una depresión, que continúa por detrás de la fosita
supraolivar y se designa con el nombre de fosíta lateral del bulbo: de esta fosita, inme-
diatamente ¡>f>r detrás del facial y del intermedio, emerge el nervio acústico.
Para terminar con las caras del bulbo, indicaremos la presencia en estas caras de
un sistema de fibras en forma de asa, que se originan en los cuerpos restiformes y se
dirigen luego hacia el surco medio anterior, describiendo una larga curva cuya conca-
vidad, dirigida hacia dentro, abraza sucesivamente el cordón lateral, la oliva y la
pirámide anterior (fig. 578, 7, 7' y 7"): son las fibras arciformes, cuyo conjunto consti-
tuye el stratum zonale de algunos autores. No hacemos más que mencionar aquí este
sistema, en el que insistiremos a propósito de la constitución anatómica del bulbo.
4.0 Base. - La base, dirigida hacia arriba, se continúa con la protuberancia
anular, del modo sig uiente:
a) Por delante y a los lados, los dos órganos están separados primero por el dife-
rente trayecto de sus co rre>po11Jientes fibras, pues éstas son longitudinales en el bulbo
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
3. Conformación interior
Para tener una noc10n exacta de la conformació n interior del bulbo raquídeo,
conviene, como hemos hecho a propósito de la medula espinal, examinar cortes practi-
cados en este órgano.
Si examinamos una sección horizontal que pase por la región de transición, entre
la medula y el bulbo (fig. 579), reconocemos primeramente los dos surcos medios, ante-
rior y posterior, cada uno con sus caracteres propios, y comprobamos, por otra parte;
que un pla no sagital, trazado por los dos surcos, divide el órgano en d os mitades perfec-
tamente simétricas. Cada una de estas mitades presenta dos sustancias, una sustancia
gris y una sustancia blanca, y estas dos sustancias, en su configuración general como
en sus relaciones recíprocas, recuerdan bastante bien las formaciones homólogas de la
medula cervical. La sustancia gris, principalmente, se dispone a cada lado en forma
de una media luna, y aquí también están las dos semilunas unidas entre sí por una
comisura gris, en cuyo centro se halla excavado un conducto longitudinal, que no es
otro que el conducto del epéndimo.
Si examinamos ahora una segunda sección horizontal como la primera, pero
que pase por el tercio superior del bulbo (fig. 580), esta secci.ón presenta un aspecto
completamente nuevo. El órgano es todavía divisible en dos mitades simétricas, pero
estas dos mitades ya sólo están separadas por el surco medio anterior. El surco medio
posterior ha desaparecido, como también el tabique medio posterior. En cuanto al
conducto del epéndimo, se ha ensanchado y abierto por detrás para formar el cuarto
ventrículo. Por su parte, las dos mitades laterales, si presentan todavía sustancia gris
y sustancia blanca, son muy diferentes de lo que hemos visto antes ; tan diferentes,
que es imposible, a primera vista, reconocer en este corte los elementos del precedente.
Es que, en el intervalo comprendido entre los dos cortes, la sustancia blanca y la
sustancia gris espinales han sufrido transformaciones profundas. Por otra parte, han
aparecido formaciones, que se añaden a las ya existentes y se mezclan con ellas, enmas-
cará ndolas más o menos y haciéndolas a veces irreconocibles.
BULBO RAQUÍDEO 709
I I' J
: 1 1
.
6
lj ______ _
F1c. 580
Corte que pasa por la región bulbar superior (véase fig . 593. corte H 9).
1. cuE"rpo yux tarrest1torme, núr.1eo de Delr.en. y l '. ~ bras cerebelovestlbulare!. - 3, mlcleo motor de l g losota.
rm.geo. - 3 ', filete de este nervio. - 4 . tascfculo lateral del bulbo. - 5, estría acústica. - 7, oliva bulbar . -
8. pir4mlde anterior. - 10, t ascfculo central de la calota. - 11 , cuerpa ft"'Btl forme. - 12, núcleo arqueado. -
1¿·, nücleo del raf e. - 13 , sustancia retlculada gris. - 15 ', el- \ferttculo lateral del IV ventriculo . - 16, tubérculo
acústico.
Nótense a cada lado loe dlverUculos laterales del IY ventrículo, los cuerpee restfformes y las ftbru arcJtorme1
cerebeloolJv&res. las torn1acionea rettculadaa blancaio y g rl!es.
(ll En los cortes representados los n úcleos figu ra n en tinte lleno y los fasclculos en forma de circulit.oe
a pretados.
710 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Acabamos de ver que el fascículo piramidal, al p asar del bulbo a la medula, se divide
en dos partes : una mucho más voluminosa, que pasa, despué3 del cruce, al cordón lateral
del lado opuesto (fasdculo piramidal cruzado); la otra, muy pequeña, representa aproximada.
mente la vigésima parte de la precedente y desciende por el cordón anterior del lado corres-
pondiente (fasdculo piramidal directo); ésta es la disposición clásica, es decir, la que se en-
cuentra más a menudo. Pero este entrecruzamiento de las pirámides está sujeto a variaciones
BULBO RAQU ÍDEO
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g??~-----1-+<1'-~-
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FIG. 581
Esquema que representa el paso de los diferentes fascículos de Ja medula al bulbo en cuatro
cortes seriados. Examínese particularmente la decusación de las pirámides (vlas motrices) y el
entrecruzamiento piniforme (vías sensitivas de Ja cinta de Reil media). La punta de las flechas
ind!ca el sentido de las vías.
A. Corte de la mtdula ctrofcol : l . cordón de Goll. - 2, seamento anterior del fascfculo anterolateral ascen-
d~nte tt actol. - 3, segmento posterior del mismo t ascfcu lo (dolor, temperatura ). - 4, t ascfculo cerebeloso directo.
- 5 , fascículo de Gowers. - s. fascículo nlramtdal cruzado. - e·, t ascfc ulo ptramtda.I directo.
B. Corte del bldbo en. lo dtcu•acf6n de la.1 plrámldti: 7, dE'Cusactón de las ptrám.ldes. - 8, f ascfculo pJramldal
CJUZldO. - 8 ' , tascfcu lo piramidal d irect o. - 9, t>lrámlde anter1or.
C. Corte d tl bulbo- en la dtcu1aci6n pintforme: 10, decusaclón 1>lnl torme. - 11, fibras de los núcleos de Goll
1 de Burdach . - 12, cinta de Bell m edia.
D. Corte del bulbo en la oUtta: 13, oliva. bulbar. - 14, cuerpa restltorme con el t'asc(cu lo cerebeloso directo.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
muy numerosas, que es importante conocer para darse cuenta de cierto número de hechos de
orden patológico. Podemos, atendiendo a esto, admitir las cuatro variedades siguientes:
Primera variedad. - Hay inversión de volumen entre el fasdculo cruzado y el fascículo
directo, siendo éste ahora seis, siete y hasta ocho veces más voluminoso que aquél. Esta va-
riabilidad en el desarrollo respectivo de los dos fascículos piramidales influye naturalmente
(Pu:1uu:r) en la configuración exterior de la medula, que toma, según los casos, Ja forma
plana o la forma redonda: la forma plana, cuando el fascículo piramidal directo es muy pe-
queño o está ausente; Ja forma redonda, cuando este mismo fasdculo directo se halla engrosado
a expensas del fascículo cruzado.
Segunda variedad. - Los dos fascículos piramidales se entrecruzan en totalidad a nivel
del cuello del bulbo; la medula, en este caso, no posee fascículo directo.
Tercera variedad. - Los dos fascículos piramidales no se entrecruzan absolutamente: cada
uno de ellos ocupa en la medula el mismo lado que en el bulbo y el encéfalo. En este caso
no existe el fascículo cruzado.
Cuarta variedad. - Uno de los dos fascículos piramidales se divide, como de ordinario,
en fascículo cruzado y fascículo directo, mientras el segundo pasa en totalidad al cordón
lateral del lado opuesto ; Ja medula espinal, en este caso, sólo posee un fascículo piramidal
directo. Es naturalmente entonces a~imétrica, como Jo hace notar CHARCOT, e importa estar
bien enterado del origen de esta asimetría para no exponerse, en un caso dado, a considerarla
como patológica.
----------2 ..
3 .... ....... .
2¡ ·-·._--·--·-···.
________ _
F1c. 582
Terminación superior de los cordones poster iores de la medula .
Núcleos d e Gol!, d e Burdach y d e Monakow. O rigen de la cinta de Reil med ia.
1. tasefcu1o de Goll. - l ' , nllrleo de Gotl. - 2. cordón de Burdach. - 2 ', ntlcleo de Burdach. - 2· ·. cinta
de Rell mf'dla. - 3. n \lcleo de Monakow. - 3' , fibra del nllcleo de Mon akow con <Jestlno ceret,elo~ q ue pasa a
ta periferia del r.uerpo rt!tJ torme. - 4, fa scículo cerebeloso d irect o. - 4 · , ft b ras que oasan por el cent;o del cuerpo
restlforme. - 5. fascículo de Gowers. - 6, faacfculo piramidal.
Desde el punto de vista fisiológico, este fascículo, como hemos dicho ya, transmite
sensaciones profundas inconscientes (DÉJERINE). La cordotomía de la medula en el
hombre (SICARD y RomNEAU) ha confirmado las ideas de DÉJERINE.
_____ 5
6
----- 2''
I ----
I 2
F1c . 583
Relaciones y modo de terminación d el fascículo cerebeloso directo
y del fascículo de GowE.RS.
1 , fascículo cerebeloao d irecto nue pasa Por el pedúnculo cerebeloao lnfertor. - 2, fascfcu.lo de Gowers, con.
2 '. su porción lntraprotuberanclal. y 2", su piorcldn en la proXJmtdad del pedúnculo cerebeloso superior. - 3, bul·
bo. - 3•, pedWlculo cerebeloao interior. - 4 , protuberancia y peddnculo cerebeloao mec1Jo. - 5, pedüncuto cere·
bral. - 6, corten. del Terml1 auperíor.
e
A
•
F1c . 584
Cortes transversales del bulbo raquídeo de un mono, en el cual se había practicado
una hemisección de la medula entre la 7.• y la 8.• «rvicales (según Toon1).
l, tasetculo de Gowers. - 2, fascículo cerebe1oao directo. (Se ve que estoe dos ta.seiculoa, todav1a unldoa en
el corte A, que pasa oor la parte Interior del bulbo. ttendeo a separarse en el corte B. practicado nl3.& arrtb& . y
eatin enten.mente aeparados el uno del otro en el corte C, que ba aldo practicado a nlvel del cuarto ventriculo. )
abandonan esta cinta para ir al vermis rodeando el pedúnculo cercbeloso superior. Estas fibras,
que constituyen el fascículo de Monakow, serían cruzadas, mientras que las primeras son directas.
BULBO RAQUÍDEO
sucesivos practicados de abajo arriba, y asistir, por decirlo así, a cada una de las fases
de dichas transformaciones. De este modo se logra reconocer con bastante facilidad,
en las diferentes regiones del bulbo, lo que corresponde a las astas anteriores y a las
astas posteriores.
Las nuevas condiciones anatómicas, los elementos perturbadores (permítasenos
esta expresión) que vienen de este modo a tergiversar la columna gris de la medula
pueden reducirse a cuatro, a saber :
1.º El entrecru zamiento de l fascículo piramidal cruzado.
!!.º El entrecruzamiento de las fibras sensit ivas de la cinta de R eil.
3.º La forma ción del cuarto v entriculo.
4.0 La aparición ele las fib ras arciformes.
pracúcadas por encima del entrecruzamiento sensitivo, el asta posterior aparecerá bajo
la forma de dos núcleos o columnas, que serán la continuación la una de la cabeza
y la otra de la base (fig. 595).
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FIG. 589
Esquema qur representa las modificaciones que experimenta la columna gris central
al pasar de la medula al bulbo.
A, la columna llTll Por debalo del entrecruzamiento de laa plrt mldee. - B, decapltacldn de laa astas an tertorea
7 de las aataa Po•tet toree (de abf c uatro columnas ¡rtaes). - c. loa cordones pe>sterlores y las dos columnas aenal-
Uvaa ae deH fan hacia tuera en el momento en que el cond ucto del epéndlmo va a ensancharse y a dilatarse para
formar el cuarto .,.entrículo. - D. la pe>alcldn nueva que ocupan tas cuatro columnas e rlses. cuando la formación
't'ent.rtcuta.r 11 ha efectuado completamente.
1, baae de laa aataa anteriores. - 2, cabeza de la1 aataa anterlorea. - 3 , baae de las astaa poaterJorea. - 4,
cabeza de lu astas pe>sterlorea.
(El color rolo representa las columnas motoras: el color azul, laa columnaa aenaltivaa.)
sobre el suelo del cuarto ventrículo, inmediatamente por fuera del tallo del cálamo.
Su cabeza, más profunda, se encuentra desviada hacia delante y un poco hacia fuera.
En lo que concierne al asta posterior, su base, que en la medula está situada por
detrás del conducto del epéndimo, se desvía hacia fuera y adelante (fig. 589, C), cuando
este último empieza a abrirse y los cordones posteriores se separan de la línea media
para venir a ocupar una posición lateral: al propio tiempo que queda al descubierto
en el suelo del cuarto ventrículo, va a colocarse inmediatamente por fuera de la
base de las astas anteriores y en el mismo plano que éstas. En cuanto a su cabeza,
siguiendo también el movimiento general, mediante el cual las partes posteriores del
bulbo se dirigen hacia fuera y adelante, se inclina hacia las partes laterales del bulbo :
ella es la que, con el nombre de tubérculo ceniciento de Rolando, viene a formar
hernia, por decirlo así, en la parte externa del cuerpo restiforme, algo por debajo y
por detrás del cuerpo olivar.
columnas que representan la cabeza están colocadas por delante de las precedentes en
ei espesor del eje nervioso central. Entonces aparecen en escena las fibras arciformes,
las cuales descienden en grupos compactos del cuerpo resúforme, dirigiéndose hacia el
cuerpo olivar y de aquí hacia la línea media. Estas fibras no se limitan a pasar al lado
de las referidas columnas, sino que las atraviesan, interrumpen su continuidad y las
Trlgtmlno
..: ~ ¡\
(ra~ 1up.> ····-- . ..........:
•
• +--·
:
:
-~- ---· Patético
. .~
Mot . oc. oomlln
~L ... . .
N. masticador ···-·---··O
w ..
Facial --···----·b. :
Acllstlco ---
Gloao!arlngeo ·· · · -
·j.......
-i-·--·· lllpa¡loao mayor.¡
I nt erm. de Wrlsberg
l
f /a1cículo motor)
-l-····· Glosora rlngeo
; (/a1c(c ulo 11n 1.) ª ar11
A1
Núcleo ambll'UO N eumo¡rástrtoo ·------
f /a1c!culo motor)
.: .. . .. . Neumogástrico
Espinal .Í (!aaclculo 1ens. l
j :
;;>>_¡
Caber.a} c. anterior
Base
Medula eaptnal
FIG. 590
Los núcleos bulboprotuberanciales, vistos en sentido longitudinal, en sus relaciones
con los centros grises homólogos de la medula espinal.
Los nllcleos de color roJo proceden del asta ant erior y eon motores . J...os núcleos de oolor aiul proceden del
asta posterior Y aon s enaitl'90a. Los núcleos de color ouuro representan la base de las astas, sean anteriores, sean
posteriores, Y eaU n alt uadoa superftclalmente en el suelo del cuarto ventriculo. Loa núcleos de color md1 clar·o repre·
eentan las cabezas y est&n al toados protundamente Por deb:lJo del auelo ventricular en el espe10r mismo del bUlbo ;
son visibles únicamente en los cortes.
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FIG. 591
Núcleos de los nervios craneales.
(En roJo. los núcleos y nervios motores. - En azul, loa núcleos y nervios sensitivos.)
1 , núcleo del motor ocul ar común y el nervio. - 2 , núcleo y nervio del patético. - 3, m1cleo motor y rama.
motrlz d.el trtgémlno. - 4, núcleo s ensitivo y ralz sensitiva del trlgémlno . - s . núcleo y nervio motor ocular ex·
terno. - 6 , núcleo mot.or y rama motrlz del tactal. - 7, núcleo sensitivo y rama senatttva. del facial. - 8 , 8 ',
núcleo y rafz vestlbul'ares del acústico. - 9 , 9', núcleo y rafz cocleares del actbtJco. - 10, núcleo motor y rama.
motrtz del g losotarfngeo. - 11, 11' , núcleo sensitivo y rama sensitiva del mismo nen to. - 12 , 12', núcleo m <>-
tor, raíz motora del neumogástrloo. - 13 , núcleo dorsal (slmpátlco) de este nervio . - 14, su rafz sensitiva. y el
núcleo ambiguo. - 15, núcleo bulbar motor del espinal. - 15' , su raíz motora. - 16, núcleo motor y raíz mo·
tora del hlPoll'loso mayor . - 17, fasc!cuJo sollt.arlo. - 18, n tlcleo ambiguo. - 19, a cueducto de Sllvto. - 20, 2 1,
tubérculos cuadrlgémlnos anteriores y poRtertorea. - 22, ped\lnculo cerebeloso superior. - 23. pedú.nculo cerebeloso
medio. - 24, pedtlnculo cerebeloso l n1erlor.
debajo del acueducto d e Silvio, forma un nuevo n úcleo, del que emergen a la vez, en
la parte posterior, el patético, y en la parte anterior, el m otor ocular común.
b) N úcleos derivados de la cabeza del asta anterior. - La cabeza del asta anterior
(colum na motora anterior) constituye en primer lugar (fig. 591 ) el núcleo ambiguo
(nucleus am biguus o núcleo anterolateral de Stilling), columna tenue y prolongada,
BULBO RAQUÍDEO
de la que nacen sucesivamente: el nervio espinal, primero, y las fibras motoras de los
dos nervios mixtos neumogástrico y glosofaríngeo; esta misma columna forma en sus
partes más internas un núcleo accesorio para el hipogloso (DuvAL), dividido las más
de las veces en fragmentos para el paso de las fibras arciformes. Por encima del núcleo
ambiguo, pero en la misma dirección, la cabeza de las astas anteriores forma otros dos
núcleos : el primero, núcleo del facial, corresponde al plano que separa el bulbo de la
protuberancia; el segundo, núcleo masticador, está situado en plena protuberancia, un
poco hacia atrás del punto de emergencia del trigémino.
c) Núcleos derivados de la base del asta posterior. - La base del asta posterior
(columna sensitiva posterior) forma primero el ala gris y el ala blanca e;x:terna del
cuarto ventrículo, verdaderos núcleos sensitivos en los que vienen a terminar: 1.0 , en
el ala gris y sucesivamente, yendo de abajo arriba, los filetes sensitivos del neumogás-
trico (nervio mixto), los filetes sensitivos de glosofaríngeo (otro nervio mixto) y el
intermediario de Wrisberg (nervio sensitivo); .2.º, en el ala blanca externa, la raíz
vestibular del acústico. Por delante y fuera del ala blanca externa, la columna gris
posterior forma todavía el tubérculo acústico (véase Cuarto ventrículo), donde termina
la raíz coclear del acústico.
Más arriba, en la parte superior del ventrículo, termina aquélla formando una
capa grisácea, el loculus ca:ruleus, a la que van a parar quizá (volveremos a ocuparnos
en esta cuestión cuando se trate de los orígenes y terminaciones reales de los nervios
craneales) cierto número de fascículos radiculares del trigémino.
d) Núclos derivados de la cabeza del asta posterior. - En lo que concierne a la
cabeza de esta misma asta posterior (columna sensitiva anterior), está constituida por
una larga columna (fig. 591) que se extiende desde el entrecruzamiento del fascículo
sensitivo hasta la protuberancia. Del lado externo de esta columna nacen sucesivamente
gran número de fibras nerviosas, que se remontan con ella hasta la parte media de la
protuberancia. El conjunto de estas fibras constitúye una de las raíces más importantes,
su raíz inferior o bulbar.
a) Núcleos del nervio hipogloso mayor. - Este nervio (XII par), exclusivamente motor,
cuyas fibras emergen en el surco preolivar, tiene un núcleo principal en la región del ala blanca
interna. Por delante y por fuera del núcleo principal existe un núcleo accesorio (véase
Nervio hipogloso mayor).
b) Núcleos del nervio espinal. - El nervio espinal (XI par) es exclusivament~ motor.
el origen de este nervio es medular. Sus fibras nacen de las células de las astas anteriores
que constituyen una larga columna que comienza, por arriba. algo por encima del primer
segmento cervical y que termina, por abajo, en el quinto o entre el quinto y el sexto. El
núcleo bulbar del espinal descrito por los clásicos, no parece demostrado.
c) Núcleos del nervio neumogástrico. - El neumogástrico emerge del surco colateral del
bulbo, entre el glosofaríngeo y el espinal; es un nervio mixto. Las fibras sensitivas terminan
en el núcleo solitario, y las motoras, en el núcleo ambiguo. Las fibras vegetativas tienen su
origen en el núcleo dorsal del vago de Mü.ller y en el núcleo intercalar de Staderini, centro
organovegetativo situado en el ala gris a la altura del cuarto ventrículo.
d) Núcleos del glosofaringeo. - Este nervio (IX par) es mixto. Sus fibras motrices se
originan en el cuarto superior del núcleo ambiguo. Algunas raras fibras proceden de la parte
superior del núcleo dorsal. Las fibras sensitivas llegan al fasdculo solitario y terminan en
la parte superior del núcleo solitario.
e) Núcleos del n.e rvio auditivo. - Este nervio (VIII par) es exclusivamente sensitivo.
Posee dos raíces, una interna o vestibular y otra externa o coclear. La primera, o nervio
vestibular, procede del vestíbulo y de los conductos semicirculares. Desempeña un papel con-
II. - 24
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
10 .....
...............
6'
· -----ª
____ ___ (j
{). __······-·---··
FJG. 592
Núcleos terminales y conexiones del nervio vestibular.
1, n úcleo de Bechterew . - 1 \ nervio vestibular. - 2. núcleo de Dei ters. - 3, nt\cleo dorsal Interno. - 4 ,
fibras semicirculares Internas o vestlbulocerebelosas. - 4 ·• 1'.bras vesllbulocerebelosas periféricas. - 5, tlbras \•esUbu·
loesplnales. - s . cinta longitudinal pastertor , con 6'. ftbras vestibulares ascendentes. - 6" , nbras descende.n tes. -
7 . tubérculo acústico. - 7', nücleo anterior del ac11sttco. - 7 ' •, nervio coclear. - a. tasciculo ccrcbeloso directo.
- 9, pirámide anterior. - 10, oltva cerebelosa. - 11, ntleleo del techo. - 12, rafz sensitiva del trlgém1no.
Terminan en los hemisferios cerebelosos del lado opuesto. Constituyen el fascículo vestibulo-
cerebeloso periférico que acompaña al fasdculo vestibulocerebeloso central, fascículo que pro-
viene de loi núcleos de Deiters y de Bechterew y termina en los músculos del techo del
cerebelo.
Los núcleos referidos al nervio vestibular ocupan el trígono acústico situado · en el suelo
del cuarto ventriculo. Comprenden el núcleo dorsal o principal, el núcleo de Deiters, el
núcleo de Bechterew y el núcleo descendente (fig. 592).
El núcleo dorsal externo está a poca distancia del suelo del cuarto ventrículo en la
región correspondiente al tubérculo acústico y al ala blanca externa. Se extiende en altura
desde la eminencia teres a la parte superior del núcleo del hipogloso. Las estrías acústicas
cruzan su cara posterior (véase Cuarto ventriculo).
El núcleo dorsal interno o de Deiters está situado fuera del precedente.
El núcleo de Bechterew corresponde al ángulo externo del cuarto ventrículo y se pro·
longa algo en el pedúnculo cerebeloso inferior; se continúa con el núcleo de Deiters, del
que parece la porción superior.
El núcleo descendente está constituido por gtupos de células diseminadas a lo largo de
la raíz descendente. De estos núcleos parten las fibras vestibuloespinales y vestibulomesen-
cefálicas que siguen el fascículo longitudinal posterior.
/3) Núcleos del neroio coclear. - Los cilindroejes del nervio coclear tienen su origen
en el ganglio de Corti (véase O/do interno). Terminan en el bulbo a la altura de dos núcleos :
el núcleo ventral y el núcleo lateral.
BULBO RAQUÍDEO
Cada una de las fibras codeares, llegada a Ja cara ventral del cuerpo restiforme, da una
rama ascendente y una rama descendente. La ascendente termina en el núcleo ventral; Ja
descendente rodea el pedúnculo cerebeloso inferior y termina en el núcleo lateral después
de haber dado algunas .colaterales al núcleo precedente.
El núcleo ventral o accesorio está por delante y algo por fuera del extremo inferior del
pedúnculo cerebeloso inferior. El núcleo latera! o tubérculo acústico forma una ligera emi-
nencia en el suelo del cuarto ventrículo. De estos dos núcleos parten fibras que entran en
el cuerpo trapezoide y en la cinta de Reil lateral.
f) Nervio facial (VII par). - Describiremos Jos orígenes de este nervio con la protube-
rancia a causa de sus relaciones con el núcleo del nervio motor ocular externo.
g) N úcleos sensitivos del nervio trigémino. - Este nervio f.Y par) es mixto. Sus núcleos
motores son únicamente protuberanciales, mientras que los núcleos sensitivos son, en gran
parte, bulbares. Estos últimos son los que describiremos.
Las fibras sensitivas tienen su origen en el ganglio de Gasser. Llegadas a la protube-
rancia, las fibras cruzan las fibras transversales de Jos pedúnculos cerebelosos medios en
la sustancia reticulada gris y se dividen en T. Las fibras descendentes aparecen en el bulbo
y constituyen esta larga raíz descendente del trigémino que se encuentra hasta en la medula
cervical, debajo de la decusación de las pirámides. Esta raíz cubre los vestigios del asta
posterior, reconocibles en Ja sustancia gelatinosa de Rolando que penetra en el bulbo.
T erminan estas fibras en las células de la sustancia gelatinosa de Rolando, que forman
así el n úcleo gelatinoso, y· en el núcleo medio sensitivo pontino de Dé ferine, que continúa
el precedente, encima y detrás del cual está situado.
Para más detalles véanse los Nervios craneales en el tomo III.
6.° Conexiones centrales de Jos núcleos bulbares. - Los núcleos bulbares reci-
ben sus incitaciones motoras voluntarias de la corteza cerebral por una vía motora algo
diferente en su trayecto de la vía motora medular. Por otra parte, los centros sensiti-
vos no son má s que una estación particular en la vía sensitiva general. Estudiemos estos
dos órdenes de conexiones :
a) Vías motoras corticobulbares o corticonucleobulbares. - Hemos visto pasar
a las pirámides anteriores el contingente corticomedular de la vía peduncular del fas-
cículo piramidal. Muchos autores admiten que las fibras destinadas a los núcleos mo-
tores del bulbo siguen la misma vía. Después de haber pasado por la rodilla de la
cápsula interna (fascículo geniculado) y luego de haber ocupado el quinto interno
de la parte profunda del pie del pedúnculo, las fibras llegan al bulbo, pasan al lado
opuesto y van a terminar en los núcleos que hemos descrito. Se admite, desde DÉJE-
RINE, que estas fibras corticonucleares se desprenden de la gran vía motora peduncular
a distintas alturas, formando en su conjunto un sistema, el de las fibras aberrantes de
la vía peduncular. Estas fibras están contenidas en la calota peduncular y se sitúan en
la parte media de la cinta de Reil (véase Pedúnculos cerebrales y Protuberancia). De
aquí descienden y se entrecruzan incompletamente en el rafe; luego van por las fibras
arciformes interreticuladas de la calota a los núcleos motores del lado opuesto, mien-
tras que otras fibras llegan a los núcleos homolaterales.
Las fibras más largas, más inferiores. se reúnen en el bulbo a lo largo del ángulo antero-
interno de la capa interolivar y se adosan a la cara posterior de la vía piramidal. Participan
de la decusación de ésta. Contienen una parte de las fibras destinadas a los núcleos medulares
del nervio espinal y ·a los núcleos de Jos músculos rotadores y flexores de la cabeza; son
fibras corticocefalógiras. Otras fibras cefalógiras se desprenden en el surco pedunculoprotu-
berancial y pasan por los p es lemnicus profundo y superficial (véase Pedúnculos cerebrales);
las del hipogloso mayor y del vagoespinal pasan por el trayecto de las fibras aberrantes
bulboprotuberanciales. Así se explican las comprobaciones anatomocllnicas de la desviación
conjugada de la cabeza y de Jos ojos en el curso de ciertas lesiones del neuroeje.
1.0 Núcleos de los cordones posteriores y cinta de Reil. - Los cordones poste-
riores d el bulbo presentan, en medio de una masa blanca, dos pequeñas aglomeracio-
nes de sustancia gris que tienen aproximadamente el mismo valor desde el punto de
vista morfológico y se designan con el nombre genérico de n úcleos posteriores de los
cordones. De estos dos núcleos, el uno está situado en el fascículo de Goll, es el
núcleo del fascículo de Goll o núcleo de Goll; el otro ocupa el fascículo de Burdach, y
es el núcleo del fascículo de Burdach. Estos núcleos, de los que procede la cinta
de Reil, determinan en la superficie del bulbo la eminencia de las pirámides poste-
riores. Estas dos masas grises, como veremos en seguida, no están aisladas, sino que
se enlazan por d elante con las astas posteriores en su parte más próxima a la comisura.
Por esto, en vez de considerarlas como formaciones nuevas y sobreañadidas al bulbo,
sería quizá m ás racional que en ellas no se viese más que una emanación d e las astas
posteriores de la medula, presentando la mayor analogía con las columnas vesiculares
de Clarke.
a) Núcleo de Goll. - El núcleo de Goll (núcleo pospiramidal, núcleo del cordón
delgado, clava), como su nombre indica, se desarrolla en pleno fascículo de Goll; em-
pieza, por abajo, a nivel d el cuello del bulbo, y de aquí se extiende sin interrupción
hasta 3 ó 4 milímetros por encima del pico del cálamo. Si se le examina en los cortes
horizontales del bulbo (fig. 594, 1°), tiene la forma de un cuadrilá tero prolongado en
sentido sagital_ Su borde externo, ligeramente cóncavo, está en relación con las fibras
del fascículo de Goll. Su borde interno, rectilíneo, sigue a lo largo del septum medio
posterior, que lo separa del del lado opuesto. Su extremo posterior, redondeado y abul-
tado en forma de maza (de ahí su nombre de clava), se aproxima más o menos a la
superficie externa d el bulbo, pero sin llegar nunca a alcanzarla. Su extremo anterior,
más delgado, en ocasiones claramente pediculado, se confunde con la sustancia gris
de la comisura.
BULBO RAQUÍDEO
H 1-----·
H2··· ··-
H3-··· ··
H 6-·····
H 7 -· -·· · · - - -""=::z:::"::=='"'"__.,_-r---r--i---
H
H98 ···· · ·===~~~~e=
······
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H 11 ·· ···- ------+-+---.........,.,_....__.._ _
Hl.3 ·····- ------+-,._.._.--H''-ff-+.'>--4--
H 15 -- ···· -------'r-->r--fh~1.-+-
Ht6 --- -- -------->r-'"'t'-T--~r--
FIG. 593
Nivel de los cortes horizontales del bulbo, la protuberancia y el pedúnculo representados
antes o más adelante (según DtJERINE).
Los cortes corres¡>0nd.Jentea a esta numeración se han heeho en parte ee¡ún DtJE&IN!:. La parte derecha. es el
corte coloreado según el mét.odo de \ Veiggert Pal. La parte izquierda es esquemática.
!untarías destinadas a los núcleos de los nervios craneales, y que temporalmente to·
man el trayecto de la vía sensitiva. Así reforzadas, las fibras arciformes internas re-
corren toda la altura del bulbo formando un fascículo complejo mal limitado. Este
fascículo sigue la cara posterior de las pirámides, de las que está separado por el núcleo
retropiramidal. Se adosa por dentro al rafe y al ní1cleo del rafe, por fuera al núcleo
yuxtaolivar interno y a las fibras radiculares del hipogloso, por detrás a las otras
t'-..··-·····
·······-·-2
·····---3
SENSITIVA -----1'
J ..... ..... 9
.... 5·
f2--· 2 . • NF. CJRON A
,,_lJ SENSITI VA
,,_7
....6
FIG. 595, l y 11
Vías motrices y sensitivas en su trayecto bulbar:
I , 11, cortes horizontales del bulbo, escalonados de abajo arriba (en parte según DtJEJUNE).
En I, decusaclón plnlforme.
1, mlcleo de Goll, con 1 ', cordón de Goll razul 01 c u r ()) (aensJ.bllldad profunda tncooaclente). - 2, nt1cleo de
Burd ach, con 2'. cordón de B urdach (azul claro) (tacto, noción de lugar ). - 3 , ra!z sen sitiva d el t r lgémlno, con
3 '. ndcleo del tr!gémlno y vía trJgém!na secundarla cruzada (ololadoJ. - 4 . decusaclón p!nlt otme. - 5, cinta de
Rell media ; vta bulbotalám1ca después de la decusaclón plnUorme. - 6, ftbraa anterolaterales asoendent.ea, sec-
mento anterior ( en azul claro) (tacto, noción de lugar). - 7, O.bras aoterolateralea ascendentes, segmento posterior
« n amarlUo) (senalblllda d U rmlca y dolorosa). - 8 , t ascfculo de Gowera (anaranf ado) (senslbllldlld protunda lncon•·
ciente). - 9, taacículo cerebeloso d!recto <en oerdeJ (senalblUdad protunda lnconsclende). - 10, vía p!.ramldal ( r ofoJ.
- 11, vía peduncnla r aberrant e ( r ofo oiruroJ. - 12. ndcleo del espinal (ro1aJ. - 13, n dcleo del hlp0¡loso (r o1a).
- 14, ollva bulbar <oruJ.
fibras de la formación reticulada blanca. Esta capa interolivar es atravesada por fibras
arciformes que pertenecen sobre todo a las fibras cerebeloolivares. Sólo en la proximi-
dad del surco bulboprotuberancial, con la aparición del núcleo ventral inferior, la
cinta de Reil se desprende de la formación reticulada blanca y constituye un fascículo
distinto comprendido entre la pirámide anterior, el núcleo ventral inferior, el extremo
superior de la oliva bulbar y el rafe medio. Así constituida, la cinta de Reil pasa a
la protuberancia, donde volveremos a encontrarla.
Por esta cinta de Reil pasan principalmente las fibras del cordón de Goll y de
Burdach. Las primeras son, según DtJERI NE , las vías de la sensibilidad profunda cons-
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
2.0 Oliva inferior o bulbar. - Esta formación gris, que hemos visto al estudiar
la configuración exterior del bulbo, es una masa ovoidea de eje mayor vertical que
ocupa el espacio comprendido entre la pirámide anterior y el fascículo lateral.
·-··-9
··-3
3--··· ...8 2 . • NEURONA
SENSJT[VA
···-6
-6
......... 7
....... {$
IV
F1c. 595, III y IV
Vías motrices y sensitivas en su trayecto bulbar:
111, IV, cortes horizontales del bulbo, escalonados de abajo arriba (en parte según Dt JE.RINE.)
(L eyenda de la !l¡rura 595, I y ll.)
Alargado de abajo arriba, aplanado de delante atrás, el cuerpo olivar inferior está
esencialmente constituido por una delgada capa de sustancia gris, que encierra en
su interior cierta cantidad de sustancia blanca. No obstan te, la capa gris no envuelve
la oliva en toda su extensión, sino que está interrumpida, en su parte externa e infe-
rior, en un punto que se denomina el hilio de la oliva. Examinada en varios cortes
transversales (figs. 596 y 597, 7), la oliva tiene el aspecto de una laminilla gris ama-
rillenta, plegada de modo irregular y que forma, por consiguiente, una serie de
ángulos alternativamente salientes y entrantes. El espacio circunscrito por esta lámina
está ocupado por una sustancia homogénea, el centro medular de la oliva.
BULBO RAQUÍDEO
ESTRUCTURA. - La hoja de sustancia gris que circunscribe el cuerpo olivar está consti-
tuida en gran parte por pequeñísimas células nerviosas de u a 15 µ de diámetro, de forma
redondeada, d e color amarillento,
ten iendo un solo cilindroeje y de
tres a cinco prolongaciones proto-
plasmáticas sumamente ramificadas
(KCELLIKER). Con e5tas células se
mezclan gran número de fibras ner-
viosas muy finas, formando un ple-
xo muy intrincado. Estas fibras tie-
nen di versos valores : unas, perte- ·
necientes a los grupos de fibras 9'__
arciformes y dispuestas en fascícu- 13_
los más o menos importantes, se
limitan a atravesar el cuerpo oli-
var ; las otras terminan en éste por
"'-
x_
medio de arborizaciones libres, que
6-g,:
enlazan las células nerviosas; otras, 7_
finalmente, se originan del mismo,
o, mejor dicho, no son otra cosa 'º--
f//._ -
~~~
que los cilindroejes de las células
del cuerpo olivar. Las fibras for- XII _
lJ ____
man un entrecruzamiento intraoli- tz __
var o intraciliar y extraolivar; este
último se designa a menudo · con
el nombre de cápsula de la oliva. FIG. 596
El entrecruzamiento intraolivar está Región bulbar inferior. Núcleos de Goll y de Burdach.
formado por fibras transversales y (Corte H 15 de la figura 593).
horizontales que llegan en pincel a 1, cordones Posteriores de la medula. - l ". ndcleo de los cordones
los dentellones de la cara interna pe>steriores. - 2, r.ascfculo eoUtarlo. - 3, núcleo de Monak.ow. - 4 .
núcleo del espinal y nervio esplnal . - 5, núcleo del hipogloso mayor.
de la oliva. - 5 ' . nervio hipogloso mayor. - 6, ent recruzamiento pinttorme. - 7,
oliva bulbar. - 8 , pirámide anterior. - 9, rafz descendente del tri·
La cápsula de la oliva contiene gémlno. - 9', oustancla gelatinosa de Rolando. - 10, núcleo yux-
taolh•ar Interno . - 11 . cuerpo restiforme. - 12, núcleo arqueado. -
gran número de fibras verticales, 13 . formación retJcuJar gT18. -14. capa lnteroUvar.
Obsérvense la parte ln.1'erlor de la ollva, el entrecruz.amtento plnt·
sobre todo en la parte posteroexter- rorme. los núcleos de orlgen del espinal y del hipogloso. los nú.cleos
na, y que pertenecen al fascículo de Goll y de Burdacb.
central de la caleta. También se
encuentran fibras oblicuas y horizontales que forman parte de las fibras arciformes del bulbo.
La oliva se halla rodeada de este modo por una capa de fibras que regularizan su con-
torno ; fuertemente teñídas por la hematoxilina, se destacan sobre las fibras de la pirámide
anterior y las de la formación reticulada.
!ante o por detrás de la raíz sensitiva descendente del trigémino (fig. 597, 6) . .De aqui,
abandonando la formación reticulada gris, se reúnen y pasan por la periferia del cuer-
po restiforme, del que constituyen la mayor parte. Terminan en el cerebelo del lado
opuesto; esta vía olivocerebelosa es, pues, cruzada.
b) Con el cerebro. - La oliva se relaciona con el cerebro por el fascículo ya visto
en 1871 por WERNICKE, descrito algunos años más tarde por BECHTEREW con el nombre
de fascículo central de la calota y por HELWEG con el nombre de fascículo oval de la
calota (fig. 598, 2). Este fascículo, uno de los tres fascículos compactos de la formación
6 :J' IS
1
8'_
f) __
FIG. 597
Región bulbar superior (corte H 11 de la figura 593).
1, cuerpe> yu.xtarrestlforme. - 2, tascfculo aolttarto, con 2'. n11cleo posteri or motor, y 2 ", núcleo ambi.¡"uo
(ventral motor) del neum011ástrlco. - 4, fascículo lateral del bnlbo. - 5, núcleo del hl!>OlllOSO mayor, y 5', núcleo
del taacfoulo teres. - 6, tlbras arcUormes cerebeloollvares inter, pre y retrotrigemlnales. - 7, oliva bulbar. -
8 , plrámlde anterior . - 9, ralz sensitiva descendente del trtgémloo. - 9', suatancta gelatlnoaa de Rolando. -
10, n\licleo yuxtaoHvar interno. - 11, cuerpo restiforme. - 12, m1cleo arqueado. - 13, tormaclón rettculada l'tla.
- 14, capa tnterollvar de la sustancia retlculada blanca. - 15, IV ventrlcnlo.
Obsérvese la emergencia del nervio neumogbtrlco, el cuerpo rest l!orme y las ftbrae arcilormes cerebeloollvarea.
reticulada, es, según DÉJERINE, el peor limitado. Aparece como fascículo distinto en
la comisura de Wernick.e (véase Pedúnculos cerebrales). Forma en la proximidad del
surco bulboprotuberancial, con la cinta de Reil media, un ángulo abierto por detrás
que aloja una prolongación del núcleo central inferior. Inmediatamente debajo se
separa de la cinta de Reil media por la oliva bulbar. En toda la altura del bulbo, en
fin, se sitúa en la parte anterior de la oliva, cuya cápsula contribuye a formar.
Según la mayoría de los autores, este fascículo es una de las vías eferentes prin-
cipales del núcleo rojo (véase Pedúncu los). Es directo y, sin duda, exclusivamente
descendente. Según investigaciones recientes (Fmx y N1coLEsco), contiene también
fibras que proceden en gran número del tálamo óptico y de la región subtalámica.
Este fascículo se hace así talamoolivar y rubroolivar. Con estas fibras se mezclan tam-
bién algunos cilindroejes procedentes d e la sustancia reticulada gris. Así constituido,
termina en la oliva bulbar. Algunos autores admiten, sin embargo, que una parte de
estas fibras d escienden directamente a la med ula siguiendo el fascículo de Helweg sin
detenerse en la oliva.
BULBO RAQUÍDEO 731
c) Con la medula. - FASCÍCULO DE HELWEG. - BECHTEREW describió en 1894 el
fascículo olivar de la medula cervical. Nacido de la oliva bulbar, desciende a la peri-
feria del cordón lateral y termina en el cuerno anterior. Se le denomina también fas-
cículo triangular de Helweg (fig. 598, 4). Otros autores admiten que este fascículo es
la terminación medular de las fibras del fascículo central de la calota que no se
detendrían en la oliva. Puesto que existe un fascículo que une el tálamo óptico con
la oliva (fascículo talamoolivar), este fascículo de Helweg constituiría, de todas ma-
neras, una estación para actos reflejos, cuyo origen se encontraría en los órganos de
los sentidos y la terminación en los músculos de la parte superior del tronco, pues no
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F1c. 598
Esquema que indica las conexiones de la oliva bulbar.
1, ollva bulbar. - 2, taacfculo central de la ealota, y 2', tlbras t álamo o aubtalamoollvares . - 3, tlbras oUvo·
cerebelosas y conexiones. - 3', una tlbra subtalamoollvar. - 4. fascículo de Helweg. - 4 ' , ftbra s subtalamoeS"J)lna·
lea. - 4 ", ftbras ollvoesplnales. - 5 tascfeulo cerebeloso d.lrecto. - 51 , una ftbra esplnocerebelosa. - 6, cuerpo
restltorme.
desciende por debajo de la tercera cervical. Según Dt JERINE, se trataría de fibras abe-
rrantes de la vía peduncular (véase más adelante).
Por último, GoLDSTEIN y LONG han demostrado que algunas fibras del segmento
posterior del fascículo en semiluna d e Déjerine, después de un trayecto por la capa
retroolivar, se detendrían en la oliva (fibras espinoolivares). Se trata, como se ve, de
fibras ascendentes.
indica, en el lado externo de la oliva, entre esta última y la cabeza del asta anterior,
representada aqu í por el núcleo ambiguo. En los cortes horizontales del bulbo (figu-
ras 599 y 601) ofrece el aspecto de una lámina delgada de sustancia gris, ligeramente
~+-4---C.R.
:--a..._,~__P.d.
~=::::'---~--P. i.
O.P.- t..-........
arqueada, y que termina en punta en sus dos extremos. De estos dos extremos, el in-
terno corresponde al fascículo radicular del hipogloso y el externo se interpone entre
el cuerpo olivar y el núcleo ambiguo.
BULBO RAQUÍDEO 733
b) Paraoliva interna. - El cuerpo paraolivar interno (núcleo )'Uxtaolivar antero-
interno de Sappey, innere Nebenolive de Schwalbe), más importante que el preceden-
te, se halla situado en el lado interno de la oliva, entre ésta y la pirámide anterior.
Visto en los cortes transversales practicados a nivel de la mitad inferior de la oliva
(figura 599, 10), parece estar formado de dos laminillas, ambas muy delgadas, que
se dirigen una hacia delante y la otra hacia fuera. Por lo demás, estas dos laminillas se
unen por su base, formando en conjunto una especie de escuadra, por cuya abertura
sobresale la parte anterointerna del cuerpo olivar. En los cortes practicados más arriba,
el cuerpo paraolivar interno ha perdido esta disposición en forma de escuadra y
3 I' 15 15' 5
1
" 9~-
2 - ---
FIG. 599
Corte que pasa por la región bulbar media (corte H i 3 de la figura 593).
l. cordélin posterior. - l ' . núcleo de los cordC1oes posteriores. - 2. tascfculo solltarto, con 2', núcleo pcsterlor,
y 2", núcleo ambiguo del gloso!ar!ngeo y del neumogástrico. - 3, núcW> de Monakow. - 4, n úcleo lateral del b ulbO.
- 5 , núcleo del blpc>gloso mayor. - 5'. nervio hipogloso mayor. - 6 , entrecruza.miento pinltorme. - 7, oliva.
Interior. - 8, pirámide anterior. - 9, ra!z sensltlv'& del trtg~mtno, y 9', sustancia ge latinosa de Botando. - 10,
núcleo yuxtao ltvar interno:" - 10', núcleo yuxtaollvar externo. - 11 , cuerpo restttorme . - 12, núcleo :a.rqueado.
- 13, tormaclón reticular grts. - 14, capa !nterol!var de la formación retlculada.. - 15, IV ventriculo. - 15'.
agujero de Ma¡endle.
Obsérvese el agujero de Ma¡endte, los núcleos yuxt~ollvares, los núcleos laterales del bulbo y el ud.cleo motor
del nenm~ástrlco.
tiene entonces (fig. 601), lo mismo que la paraoliva interna, la forma de una laminilla
única más o menos arqueada.
Las dos paraolivas, interna y externa, tienen la misma estructura que la oliva.
Tienen el mismo valor, las mismas ronexiones, enviando fibras al cerebelo por la vía
de los pedúnculos cerebelosos inferiores.
5.° Fibras arciformes. - Estas fibras arciformes, denominadas también fibras ar-
queadas transversales, proceden de las regiones posteriores del tronco encefálico. Se
dirigen oblicuamente hacia dentro y se entrecruzan en el rafe. Unas se continúan con
las fibras longitudinales, que describiremos en la formación reticulada; otras terminan
o nacen en el núcleo gris de la calota. Estas fibras son particularmente numerosas en
el bulbo. Sus orígenes son, pues, diversos. Por esto, para llegar a la tínea media, unas
siguen la superficie exterior del bulbo, mientras que otras caminan por su espesor, y de
ahí su división en dos grupos: las fibras arciformes externas y las fibras arciformes
internas.
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FIG. 6oo
Origen y trayecto de las fibras arciformes.
A. corte dd bulbo en la dec.uact6n pCnfforntt: 1. tlbras arlcitormes tnterretJculadas Que proceden del núcleo de
Goll (21 y de Burdaeh (2 y 3 1, & los que llegan, procedentes de la medula, nbras oordonalea posteriores (2 ' y 3'). -
4, cinta de Rell media. - 4', taacfoulo de ftbras senslttvas procedentes del cordón anterolateral. - 5, tbras ar·
~itormes externas posteriores procedentes de 5'. núcleo de Monatow. - 6, tascfculo cerebeloao directo. - 7, plr&·
mide an terlor.
B. cor te dtl bulbo tn la olf1'o que muutra la1 f ib ra1 arcfformu olfooctrtbdo1a1: 8' , ftbras arclformes olivo-
C"erebelosas pretrlgeminales. - 8". tlbras arcltormes ollvocerebelosas lntertrlgem!nales. - 9 •• •. ftbras arcltormes oll·
vooerebelosas retrotrigeminales. - 9, ndclo arqueado, y 9• . ftbras arcUormes externas. anteriores o ventrales. -
10, raíz aensltlva del trigém!no. - 1 1, tasciculo cerebeloso dlrecto comprendido en el cuerpo restitorme.
C. corte de la r tof6n bulboprotubtrancfal que mueatra la.a !fbra1 ardformt1 dor1alt1 : 12, mlcleo del rafe, y 12'
ftbras arcltormes preplramldales; 12". tlbras arcltormes retroplram!dales. - 13, n1lcleo del ac1lstlco, con 13'. ner-
vio acústico: 13" , tlbras arcitormes del cuerpo travezoide ; 13"', vía actlsttca central. - 14, núcleo de Bechterew. -
15, n1lcleo de Delters. - 16, núcleo doreal interno. - 17, ftbras arcltormes dorsales. con 18, fascículo longttudtna.l
posterior. - 18' , ftbras descendentes. - 18". ftbras mesenceti llcas.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
formes más elevadas se condensan en un fascículo distinto, que se coloca por delante
de la base de las pirámides en forma de arcada; este fascículo, que sigue el borde infe-
rior de la protuberancia o puente de Varolio y le es paralelo, se conoce con el nombre
de antepuente o pontículo.
Nada más variable que el desarrollo de las fibras arciformes externas anteriores;
éstas forman a veces una capa continua que envuelve el cuerpo olivar y llega a descen-
der hasta varios milímetros por debajo de este último órgano. Por el contrario, exis-
ten individuos en los que estas fibras son muy raras y poco visibles. Esto depende de
que, entre las fibrg.s internas o profundas y las fibras externas o superficiales, existe
una especie de balance numérico, en virtud del cual el desarrollo de éstas se halla
en razón inversa del desarrollo de aquéllas.
A lo largo de las fibras arciformes externas anteriores se disponen algunas pe-
queñas masas de sustancia gris, que se designan, cualesquiera que sean su volumen
y situación, con el nombre genérico de núcleos arciformes o núcleos arqueados (figu-
ra 600, 9). Esta sustancia gris periférica se desarrolla preferentemente en la parte
anterior y en la parte interna de la pirámide anterior, en la que forma, en la mayor
parte de los casos, una masa compacta, muy visible en los cortes transversales (figu-
ra 601 , 16): son los núcleos piramidales o pre.piramidales y los núcleos del rafe. Con-
siderados desde el punto de vista de su desarrollo longitudinal, estos núcleos pirami-
dales comienzan, por abajo, a nivel o un poco por debajo de la extremidad inferior del
cuerpo olivar. Desde aquí se prolongan hasta la protuberancia y llegan a penetrar en
esta última, fusionándose con los núcleos grises del puente. Esta continuidad de las dos
formaciones grises nos señala al propio tiempo la significación que tienen los núcleos
piramidales y todos los núcleos arciformes en general: son una dependencia de la
sustancia gris protuberancia! y tienen el mismo valor morfológico. Presentan, por lo
demás, la misma estructura, y encontramos en los núcleos arciformes, lo mismo que
en los núcleos de la protuberancia, células de pequeñas dimensiones, generalmente
fusiformes y rara vez globulares (KCELLIKER).
c. VALOR MORFOLÓGICO DE LAS FIBRAS ARCIFORMES. - Estas fibras son de valor dife-
rente y distinguiremos varios grupos:
El primer grupo está constituido por fibras del fascículo olivar cerebeloso. Estas
fibras, partidas de una de las olivas, se entrecruzan, atraviesan la oliva opuesta; luego,
pasando, bien por delante, bien por detrás de la raíz descendente del trigémino, ora
también auavesándola (fibras arciformes pre, inter, retrotrigeminales), llegan a la
parte interna del cuerpo restiforme y pasan a la parte central del pedúnculo cerebeloso
inferior para llegar a la corteza cerebelosa (fig. 600, 8', 8", 8'"). Este primer grupo
constituye, pues, una vía olivocerebelosa cruzada.
Un segundo grupo comprende fibras que parten de los núcleos de Monakow y
van al cerebelo. Son las fibras arciformes externas posteriores descritas por EDINGER
(fig. 600, 5 y 5').
Un tercer grupo comprende las fibras sensoriales que proceden de los núcleos ves-
tibulares y llegan al cerebelo formando el aparato cerebelovestibular. Constituyen una
parte de las fibras arciformes internas dorsales. EDINGER había descrito con el nombre
df' fascículo sensorial cerebeloso las fibras de que acabamos de hablar y otras que pro-
cederían de los núcleos sensitivos bulbares. Unicamente se ha demostrado el contin-
gente vestibular.
Un cuarto grupo comprende las fibras arciformes que unen los núcleos arciformes
o núcleos medianos del rafe con el cerebelo (fig. 600, 12). Pasan ora por delante de las
pirámides (fibras arciformes prepiramidales) para llegar al pedúnculo cerebeloso opues-
to, ora por detrás del fascículo piramidal (fibras arciformes retropiramidales) para
llegar al cuerpo restiforme opuesto (fig. 600, C, 12' y 12"). Estas cifras forman parte
de la vía motriz cerebrobulbocerebelosa, vía análoga a la vía cerebropontocerebelosa.
BULBO RAQUÍDEO 737
Un quinto grupo de fibras arciformes comprende las fibras que, procedentes de
los núcleos de Goll y de Burdach, van a constituir ulteriormente la cinta de Reil
(figura 600, A, 1). Por encima del entrecruzamiento motor que forma el rafe existe
la decusación sensitiva o piniforme, cuyas fibras constituyen este último grupo: las
fibras arciformes interreticuladas. Llegan al rafe en ángulo agudo. Por encima de ellas
12 1,2 '
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2 2
FIG. 001 FIG. 6o2
Formación reticular del bulbo vista en un corte Diferentes fascículos de la medula es-
horizontal a nivel de la parte media del cuerpo pinal vistos en una sección transversal
olivar (semiesquMnática). del bulbo (esquematizado según un
1. surco medlo antetlor. - 2, cuarto ventrfculo. - 3, tor· dibujo de BECHTF.REW).
maclón reticular. con 3' , su parte interna (1 u1t anc!a Ttticular
blanca); 3", su parte ext.erna (1uatoncfa rtUcular ort1) . - 1, n úcleo del b!Poglooo. - 2, fasclculo p!r~
4 , rafe. - s, pirámide anterior . - 6, cinta. de ReU. - 7 , mlda l. - 3, cinta de Bell . - 4, formación r•·
c uerPo olivar interior con sus dos n úcleos accesorios. - 7' . tlcular. - 5, núcleo de Roller . - 6, núcleo
pedúnculo del cuer1>0 olivar . - 8, hipaeloso mayor., con 8' . lateral. - 7, ou.,... - 8, fasclculo de Gowers.
su núcleo de origen. - 9, neumogástrico, con 9', su nd.cleo - 9, ralz inferior del trlgémlno. - 10, tao·
terminal. - 10, n úcleo dorsal externo del a cústico. - 11, n ú · cfculo cerebelo!O directo. - 11, cuerpo res-
cleo ambiguo (núcleo de origen de Iaa fibras motoras de loa lt!orme, continuación del fasclculo de Burdach,
nervios m.lJ:toa y del n ervio espinal) . - 12, m1cleo de Goll. - con 11', mlcleo de Burdacb. - 12, plrim.Jde
13, núcleo de Burdacb. - 14, cabeza del asta posterior, con Po•t.erlor, continuación del faeclculo de Gol!,
14', ralz ln!erlor del trlgémlno. - 15, fasclculo aol!larlo. - 16, con 12', núcleo de Goll . - 13. base de Jas
tlbras a rciformes externas anteriores, con 16' , nt1deo preplra- astas posteriores. - 14, surco medio anterior.
mldal. - 17, núcleo lateral .. - 18, n úcleo del tasc!culo t.eres. - 1 5 , rafe, con las ftbras del rascfculo fun-
- 19. llgula. damental anterolateral.
aparecen las fibras arciformes anteriormente descritas, que van a los pedúnculos cere-
belosos inferiores.
6.° Formación reticular del bulbo, núcleo de Roller y núcleo lateral. - La for-
mac10n reticular, así denominada por tener en los cortes el aspecto de una red o
retículo, ocupa toda la parte central del bulbo (fig. 601 , 3'). Esta formación reticular
existe ya, aunque muy poco desarrollada, en la parte superior de la medula cervical,
en donde la hemos indicado por detrás del asta lateral. En realidad no constituye, pues,
para el bulbo, una nueva formación ; pero en él adquiere ésta un desarrollo tan con-
siderable que merece mención aparte, y por esto la describimos en este lugar.
2 3 R {>
1 1 '1'
F1G. 6o3
Región bulbar superior. Corte H 10 de la figura 593 (en parte, según DtJERINE).
t . cuerpo yuxtarrestltorme. - 2, taacículo aolltarlo. - 2", nllcleo ambtgno. - 2 '", nervio neum~'strteo. -
3, nl1cleo motor posterior del rlo80!arlngoo. - 4, tasclculo lateral del bulbo. - 5, eslrlas acústicas. - 6, núcleo
..atlbular del nervio auditivo. - 7, oliva Interior o bulbar. - 8, plrlmJde anterior . - 9, ralz sensitiva deseen
dente del trtr6mtno, y 9 '. suatancla. a-elatlnoaa de Rolando. - 10 , núcleo yuxtaolivar Interno. - 11, cuerpo res
tltorme. - 12, nllcleo arqueado . - 12', nllcueo del rafe. - 13, suatancla reticulada ¡rls. - 14, suatancl& retlcula·
da blanca .
Obs6rvense los c~rpos restllormes, las estrJas acllstlcaa y el nllcleo del rue.
(figura 615, 4), que es una dependencia de los nervios glosofaringeo y neumogástrico.
b) Células nerviosas, núcleo de Roller y núcleo lateral. - Las células nerviosas
se dispersan irregularmente por el campo reticular, sin formar un núcleo bien mani-
fiesto; podríamos decir, para emplear una expresión de KCELLIKER, que se trata de un
núcleo difuso. No obstante, algunos autores describen en la formación reticular del
bulbo dos núcleos: el núcleo de Roller y el núcleo lateral. El núcleo de Roller o
núcleo central inferior de Bechterew (fig. 602, 5) está situado algo por detrás del hilio
del cuerpo olivar y está en relación con las fibras del fascículo fundamental antero-
lateral de la medula. El núcleo lateral (fig. 601, 17), mucho más superficial, se halla
situado entre la extremidad externa del cuerpo olivar, que está hacia delante, y la
raíz inferior del trigémino, que se halla hacia atrás; se trata, según BECHTEREW, de
un núcleo de interrupción para las fibras constitutivas del fascículo de Gowers.
sucesivamente, siguiendo de abajo arriba, los seis cortes siguientes: 1 . corte a nivel 0
,
1.° Corte por la parte más inferior del entrecruzamiento de las pirámides . -
Este corte (fig. 604) corresponde exactamente al límite de la medula y el bulbo. Los
2 2' 1' 1
3' 2 f
9 __
3 __
F1c . 6o4
FIG. 6o5
Cerca de la región cervical superior en la
emergencia del primer nervio cervical (cor- En trecruzamiento motor en el cuello del
te H 23 de la figura 593, según DtJERINE). bulbo (véase figura 593, corte H l!O, según
DÉJERINE).
1 , cordón de Goll . - 2 , cordón de Burc1acb. - 3,
asta J)OSter tor. - 3 ' , sustancia gelatinosa de Rola n- l . cordón de Goll. - l ', n1lcleo de Goll. - 2 , cordón
do. - 4 , ralz posterior del primer par cer vical. - de Burdacb. - 2', n1lcleo de Burdacb. - 3, asta
5 , fascículo ptramJdal cr u2ado. - 6, cordón l ater al. - postertor. - 4 , n ervio esplnal. - s . entrecruzamiento
7. asta anterior . - B. cord ón anterior . (Nótese la motor o decusactón de las plrá mldes. - 6, cordón
deca.pttactón del a sta an terior por el rascfculo pira- lateral. - 7. asta anter ior. - 8, pirámide. - 9, raíz
midal cruzado .) descendente d el t rlgémlno.
dos surcos medios anterior }' posterior, así como los tres cordones de la medula, no
experimentan modificación alguna. El cordón posterior, sin embargo, es mucho más
ancho, lo cual depende del desarrollo de los fascículos que representan las vías largas.
Las astas posteriores están poco modificadas, tanto en su forma como en su
constitución anatómica. No obstante, aparecen más inclinadas hacia fuera, y esta d es-
viación, muy ligera todavía, pero que va acentuándose en los cortes suprayacentes.
es la natural consecuencia del mayor desarrollo volumétrico de los cordones posterio-
res, que, para poder instalarse, se ven obligados a repeler hacia delante la columna
gris central.
En lo que concierne a las astas anteriores, su cabeza se hace más voluminosa y se
extiende principalmente hacia delante y hacia fuera. Las astas laterales están muy
acentuadas, pero se fusionan con las astas anteriores. En cambio, la parte del asta
que une la cabeza con la base se adelgaza de manera considerable a consecuencia de
un avanzamiento de los cordones laterales sobre su lado externo. Esto proviene de que
BULBO RAQUÍDEO 741
las fibra s del fa scículo piramid al cruzado han empezado a dirigirse hacia dentro :
ocupan ya la parte externa d el asta , disponiéndose a atravesarla o, mejor dicho, y em -
pleando la expresión clásica, a decapitarla, que es lo que h arán más ar riba.
F1c. 607. - Corte del bulbo raquídeo a nivel del entrecruzamiento de las pirámides :
parte motora (según M ATÍAS DuvAL).
l . surco medlo anterior . - 2, surco medio posterJor. - 3, ratees motoras . - 4. rafees sensitiva s. - S, base de
J&a a stas a nteriores , c uya cabeza. 5' . ha st:lo desprendida para el paso del tascfculo piramidal cr uzado. - 6, en ·
trecruzamiento de los tascfcnlos ptra mida les cruzados, que van a formar las pirámides a nteriores. - 7, astas
posteriores ( azul ). - 8, m1cleos de Burdach o postpt ramtdhles .
lado del surco medio anterior, punto en el cual, end erezándose h acia arriba, consti-
tuye este grueso fasdculo longitudinal q ue hemos denom inado pirámide anterior.
Al ej~cu tar este movimien to de traslación, el fascículo p iramidal cruzado atraviesa
necesariamente el asta anterior a nivel de su cuello: la decapita, es decir, separa su
cabeza de su base. Esta asta anterior, h asta aquí indivisa, se halla ahora separada en
dos fragmentos : uno interno, q ue representa Ja base y conserva sus relacion es con el
conducto central, y otro externo, que representa Ja cabeza y está situado h acia fuera
y un poco hacia a trás d e la pirámide a nterior . Estos dos fragmentos, como ya hemos
visto, no volverán a reunirse, pues formará n, en toda la longitud del bulbo y de la
protuberancia, dos columnas d istintas, ambas mo toras (véase fig. 590). Estas columnas
se dividirán a su vez en cierto número d e segmentos su perpuestos, forman do los n úcleos
de origen de los nervios m otores bulboprotuberanciales.
En este mismo corte pued e observarse que el asta posterior ha acen tua do su mo-
vimien to d e traslación hacia delante y h acia fu era. A consecuencia de esta desviación
dicho cuerpo parece tener ahora una d irección casi transversal. Al mismo tiempo, d e
la comisura posterior se h an d esprendido d os prolongacion es de sustancia gris, una
d erecha y otra izq u ierda, que se dirigen de d elante atrás en el espesor d e los fascícu-
los. de Goll : son los núcleos de Goll, d enom inados también núcleos de los cordones
742 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
3.° Corte por la parte superior del entrecruzamiento de las pirámides (en-
trecruzamiento sensitivo) . - En este corte (figs. 608 y 609) termina el entrecruza-
miento motor. Todas las fibras de los fascículos piramidales cruzados han pasado de
derecha a izquierda, y viceversa. Encuéntranse ahora, en la pirámide anterior, en el
lado opuesto al que ocupaban en la medula. El fascículo piramidal directo, que no se
ha entrecruzado, está fusionado completamente
? 6 2 con la pirámide y ocupa su lado externo.
Las astas anteriores se descomponen siempre
en dos fragmentos : uno posterior, que representa
su base, y otro anterior, que representa su cabeza.
Ambos ocupan la misma situación que en el corte
precedente. Así aparecen los núcleos de origen de
los pares XI y XII.
El asta posterior, cada vez más repelida hacia
delante por el cordón posterior, que va desarro-
llándose continuamente, adopta ahora una direc-
ción perfectamente transversal. El núcleo de Goll
existe todavía, con análoga forma y dimensiones
que tenía hace poco, pero ya no está solo: por
10
fuera de él, y partiendo de la base del asta, se ha
FIG. 6o8 desarrollado una nueva prolongación, menos con-
Corte transversal del bulbo a nivel del siderable, pero de igual naturaleza; es el núcleo
entrecruzamiento sensitivo de Burdach o núcleo cuneiforme, así denominado
( esquemdtica ).
por ocupar el espesor del fascículo del mismo
1, surco medio anterior. - 2. aurco medio
pasterlor. - 3, y 3', cabeza y base del aata nombre. En su parte externa se ve el núcleo de
anterior (rojo). - 4, h!pa¡¡loso mayor. - 6 Y
5'. cabeza y base del asta posterior. - 6, Monakow (fig. 609, 3).
núcleo de Goll. - 7. n úcleo de Burdach. -
8, 8, cinta de Rell o fascículo sensitivo. - 9, Por delante del conducto del epéndimo, en el
entrecruzamiento aensltlvo. - 10, t aacículo pl·
ramldal. mismo punto en que acaba de efectuarse el entre-
cruzamiento de las fibras motoras, se observan
nuevos fascículos, que se entrecruzan de un modo análogo con sus homólogos del lado
opuesto: son los fascículos sensitivos de la cinta de Reil. Sabemos ya que estos fascícu-
los provienen en parte del núcleo de Goll y en parte del núcleo de Burdach; y sabemos
también que todos ellos, después de entrecruzarse, van a situarse por detrás de la pirá-
mide anterior, para hacerse ascendentes y remontarse desde este punto hacia el cerebro.
Para efectuar su entrecruzamiento los fascículos constitutivos de la cinta de Reil, ya
procedan del núcleo de Goll o del de Burdach, todos pasan, según la flecha indica-
dora bb' de la figura 6o6, a través del asta posterior correspondiente y la decapitan.
En lo sucesivo esta asta posterior se dividirá, como el asta anterior, en dos fragmentos:
uno interno, representando la base, y otro externo, representando la cabeza. Estos dos
fragmentos formarán asimismo, en toda la longitud del bulbo y de la protuberancia,
dos columnas distintas, ambas sensitivas, y se convertirán, después de su segmentación
en sentido transversal, en núcleos terminales de los nervios sensitivos bulboprotuberan-
ciales (véanse figuras 590 y 591).
4.° Corte por el tercio inferior de las olivas. - Los dos entrecruzamientos motor
y sensitivo han terminado, y se distingue con claridad, en este corte (figs. 6Io y 6I 1), !a
nueva situación ocupada por los fascículos medulares que se han desviado. Estos
fascfculos se suceden, de delante atrás, en el orden siguiente : en el plano superficial,
BULBO RAQUÍDEO 743
constituyendo la pirámide propiamente dicha, se encuentran las fibras motoras; detrás
de las fibras motoras se disponen las fibras sensitivas formando la cinta de Reil; más
atrás vienen a colocarse, pero sin haber sufrido entrecruzamiento, las fibras del fas-
cículo fundamental anterolateral de la medula.
En la línea media, todo el espacio comprendido entre la cinta de Reil y el con-
ducto del epéndimo está consútuido por fibras entrecruzadas, cuyo conjunto constituye
el rafe del bulbo. A cada lado del rafe se ve un vasto retículo, la formación reticular,
3 2 I f 5
1 1 1 1
2 '_
9 __
9 !.. _ _
!J - -
,~~':
6-
XI.,._ _
7 __
10--
fft __
45_pr_
F1c. 6og
Región bulbar inferior. Núcleos de Goll y de Burdach . Corte H 16 de la figura 593
(según UiJF.klNE).
1, cordón do Goll. - 1 '. n úcleo do Goll. - 2 , cordón do Burdaoll . - 2', núcleo do B urdacb. - 3 , n úcleo
d o Monal<o w. - 4 , núdeo d el espinal y n ervio espinal (XI) . - 5, n úcleo del hll>O&'loao mayor y nervio hipog loso
mayor (XID. - s . entrecruzamiento plnlforme. - 7 . 7', oUva bulbar. - 8, plr•mlde anterior. - 9, rafz des·
cendente del trl¡ém lno. - 9' , sustancia gelatinosa de Bolando. - 10, nlloleo yux:taollvar lnterno. - 11, cuerpo
restUorme. - 12, nllcleo arqueado. - 13, fotmaclón retJculad& RTlB. - 14, capa tnterollvar de la tormaclón re·
tlculada blanca.
2.' neurona
sensitiva
F1c. 610
Vías motoras y sensitivas en su trayecto bulbar (corte lll de la figura 595, según D tJERl!\E).
3. raiz. sensitiva del t~6mtno. con 3', núcleo del trtgémlno y vfa trigem!nal secundarla cruzada ( t•ioladoJ. -
5, cinta. de Rcll mediana: vfa bulbotalá mtca después de la decusaclón plnttorme. - 6 , Obras anterolaternles a scen-
dentes. segmento anterior (en azul claro) (tacto, noción de lugar). - 7, ftbras anterolaterales ascendentes , segmen·
to posterior (tn amarillo> tsenslbllldad térmica y dolorosa). - 8, fascfculo de Gowers (anaranjado • :SC'nsthl11dad
profunda Inconsciente). - 9. fascfculo cerebeloso directo (en ctrdt) (sensibilidad profunda Inconsciente'. - 10, vii
piramtc1al f rojoJ . - 11 , vía peduncular aberrante ( r o/o 01curoJ . - 13, n úcleo d el hli>og1oso ( To1u1. - 14, oliva
bulbar 111n1J.
3 2 ,. 15 5
11
2·
9
9·
s·
6
7
F1c. 611
Corte que pasa por la región bulbar media (corte H 13 de la figura 593, según Dí:JERINE) .
1. corddn posterior. - i •. núcleo de los cordones J>Qsterlores. - 2. faaclculo eolttario, con 2'. n úcleo po&terlor.
y 2", núcleo ambiguo del g loso!aríngeo y del neumogástrico. - 3, núcleo de lotonakow. - 4 , núcleo lateral del
bulbo. - s . núcleo del hipogloso mayor . - s•. nervio blJ>Ogloso mayor. - 6, entrecruzamiento pinitorme. - 7,
ollva. Interior. - s. pirámide anterior. - 9, rafz sensitiva. del t.rigémino, y 9', sustancia. g elatinosa de Rolando.
- 10. núcleo yuxtaollvar l.nterno . - 10'. núcleo yuxtaollvar externo. - 11, cueroo restiforme. - 12, núcleo ar·
queado. - 13, torma.cldn reticulada gris. - 14, capa interollvar de la formación rettculada. - 15 , IV ventrículo.
- 15' . agujero de Magendie.
Obsérvese el agujero de Magendie, los núcleos yuxtaollvares, los ndcleos laterales del bulbo y e l núcleo motor
del neumc>&:istrico.
BULBO RAQUÍDEO 745
De los dos nervios que nos presenta la figura 6J 1 , y que volveremos a encontrar
en el cone siguiente, uno es el hipogloso mayor y otro el neumogástrico. El primero,
nervio motor, nace de la columna gris que representa la base de las astas anteriores
(ala blanca interna) ; el segundo nervio va a parar al fascículo solitario (fibras sensi-
tivas) y toma su origen motor en los núcleos dorsal y ambiguo.
5.° Cort e por el tercio medio de las olivas. - La modificación más importante
que presenta el bulbo a este nivel (fig. 61 2) es la disposición del conducto central,
2 2' s s· 1s
11
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9
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13--/
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6- - --1-\.i..;;;"r--..J
14 - -- --"r--=-----
8 - - - - --""lll
F1G. 612
Región bulbar superior (corte H 11 de la figura 593).
1, cuerpo yuxtarrestlforme. - 2, rascfcu lo soUtarto, con 2' , núcleo Posterior motor , y 2' ' , ntlcleo ambiguo (ven -
tral motor del neumogástrico. - 4 , fascículo lateral del bulbo. - 5 , núcleo del hlpogloso mayor. y 5 ', n úcleo del
rascfculo teres. - 6, Obras :ircltormes cerebeloollvares tnter, JJre y retrotrtgemtnales. - 7, ollva bulbar. - 8 , plrá-
mlde anterior. - 9, rafz. sensitiva descendente del trlgémino. - 9'. sustancia gelatinosa de Rolando. - 10, nl1cleo
yunaollvar Interno. - 11, cuerPo resUforme. - 12, ntlcleo arqueado. - 13, formación retlculada rrls. - 14, c•pa
lnterollvar de la sustancia retlculada blanca. - 15 , I V ventrículo.
Nótese la emergenclz del ne umogástrico. el cuerPo restltorme y las ft.bras arclformes cerebeloollvarea.
que, ensanchándose y apartando hacia los lados las formaciones nerviosas que lo limi-
taban por su parte posterior, se h a convertido en el cuarto ventrículo.
En el suelo del mismo se encuentran dos columnas de sustancia gris: una mo-
tora, que está ligada morfológicamente con la base de las astas anteriores y costea a
cada lado la línea media : es el ala blanca interna; otra sensitiva, que representa la
base de las astas posteriores y está situada, no ya hacia atrás, sino hacia fuera de la pre-
cedente, constituyendo las dos alas grises y la blanca externa.
La cabeza de las astas anteriores se distinguen un poco hacia atrás del cuerpo
olivar, constituyendo en 5' el núcleo accesorio del hipogloso, en 6 el núcleo ambiguo
o núcleo motor de los nervios mixtos (fig. 6J 3).
En cuanto a la cabeza de las astas posteriores, se la ve en g, cubierta por la raíz
bulbar del trigémino (10).
El cuerpo olivar, apenas modificado en su contorno, ocupa la misma situación
que tenía en el corte precedente. Le acompañan ahora, por dentro y por fuera del
hilio, sus dos núcleos accesorios : hacia el lado interno del hilio, el núcleo yuxtaolivar
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
anterointerno o cuerpo paraolivar interno; hacia el lado externo del hilio, entre el
cuerpo olivar y el núcleo accesorio del hipogloso, el núcleo yuxtaolivar posteroexterno
o cuerpo paraolivar externo. '
La formación reticular ha aumentado : se extiende, en sentido transversal, desde
el rafe hasta la cabeza del asta posterior, y en sentido anteroposterior, desde el suelo
del cuarto ventrículo hasta la pirámide. El hipogloso mayor, en su trayecto intrabulbar,
la atraviesa oblicuamente y así la divide en dos partes: una interna, más pequeña, que
es la formación reticular blanca; otra
externa, mayor, que es la formación re-
ticular gris. En la formación reticular
se encuentran el núcleo de Roller y el
núcleo lateral; ambos se ven perfecta-
mente, el primero en la figura 602, 5
y el segundo en las figuras 601 , 17, y
X 602, 6.
Las pirámides tienen todavía la
misma situación, forma y constitución
precedentes. Debemos hacer constar,
sin embargo, la aparición de una capa
de sustancia gris (fig. 613, 4) en su
e.o. lado anterior y en su lado interior. Esta
4 4 3 (. .&· capa de sustancia gris, situada en la
F1c. 613 cara externa del bulbo, constituye a
Corte del bulbo raquídeo a nivel de la parte media derecha e izquierda los núcleos arcifor-
de los cuerpos olivares (según M. DuvAL). mes o pre piramidales, d ispuestos en el
1, sur('o medio anterior. - 2, suelo del cuarto ventrfculo. trayecto de las fibras arciformes.
- 3, plrimJdea anterlorea (roJoJ. - 3'. tascfculo aenslti'fo o
cinta c.1e Rell fazu.IJ. - 4 , núcleos arcltormea o preplramtdt.- Llamaremos, finalmente, la aten-
=
lu. - 5 , n llcloo principal del hlPorlooo, con 5 ', au nllcloo
acoeaorto. - 6, ntleleo ambiauo o mlcteo motor ae 101 ción sobre la aparición de un fascículo
nervios mixtos. - 7, au n llcleo sen altivo. - 8, D\\cleo de Bur-
dach. - 9, cabeza del asta Posterior, cubierta por 10, la longitudinal, de corte ovalado, situado
~~ta~~:e:; d:~t!~~f~i1!~~.. ::: i~·. c:~eoo1~~~;a2r" inmediatamente por debajo de la co-
roexterno. - 14. rafe. - 15. fa1etculo aolttarto. - X. nen-to
neumorástrtco . - XII, n ervio hlpioclOIO mayor . lumna sensitiva del suelo ventricular,
entre esta columna y el núcleo de Bur-
dach : es el fascículo solitario de Stilling, núcleo sensitivo del neumogástrico (figu-
ras 6o3, 2, y 613, 15).
6.° Corte por el tercio superior de la oliva. - Este corte (fig. 614) difiere poco
del precedente. A derecha e izquierda de la línea media seguimos observando, suce-
diéndose regularmente de delante atrás, el fascículo piramidal, la cinta de Reil y el
fascículo fundamental del bulbo, diseminado este último en forma de hacecillos por
la formación reticular.
Hacia delante persiste el surco medio y aun es más profundo: nos acercamos al
agujero ciego. A cada lado de este surco encontramos nuevamente los núcleos prepi-
ramidales o arciformes, los cuales son más desarrollados todavía que en el corte pre-
cedente. -
Hacia atrás, el cuarto ventrículo se ha ensanchado de manera considerable, y
pueden observarse claramente, a derecha e izquierda del cálamo, las tres alas citadas :
blanca interna, gris y blanca externa.
Las columnas resultantes de la dislocación de la sustancia gris central existen
también, habiendo cambiado apenas su situación. Así, pues, se observan : 1.•, la colum-
na motora, que representa la base del asta anterior y ocupa la porción yuxtamedia del
suelo ventricular, formando en este punto el ala blanca interna; 2.0 , la columna sensi-
tiva, que representa la base del asta posterior y se sitúa por fuera de la precedente,
siempre en el suelo ventricular, en el que constituye a la vez el ala gris y el ala blanca
BULBO RAQUÍDEO 747
externa; 3.0 , la columna motora, que representa la cabeza del asta anterior y se hace
visible en el lado externo del cuerpo olivar; a este nivel forma el núcleo ambiguo,
del que parten las fibras radiculares motoras de los nervios mixtos; 4.0 , la columna
sensitiva, que representa la cabeza del asta posterior y ocupa la parte interna del
cuerpo restiforme; del mismo modo que en el corte precedente, dicha columna está
en relación con la raíz inferior del trigémino; 5.0 , el núcleo vestibular; 6. 0 , el núcleo
motor posterior del glosofaríngeo; 7. 0 , las fibras arciformes olivocerebelosas.
En el cordón posterior, el núcleo de Goll ha desaparecido, y ocurre otro tanto con
el núcleo de Burdach. Las fibras largas de origen espinal h an terminado todas ellas
por debajo del corte, y por este motivo el cordón posterior, convertido en cuerpo
1 2 3 6 t)
1
1 1 1
9'___
Z"_9____
F1c. 614
Región bulbar superior (corte H 10 de Ja figura 593; en parte, según D tJERINE).
l. cuerpo yuxtarrestltorme. - 2, t ascfculo solitario. - 2". núcleo ambiguo. - 2"', nervio neumoráatrtco. -
3, nucleo motor posterior del glosotaríngeo. - 4, fascículo lateral del bulbo. - 5, estrías ar Ustlcas. - 6, m1cleo
vestlbular del nen·to auditivo. - 7 , ollv& Interior o bulbar. - 8 , ptrá.mlde anterior. - 9, rafa aen.sttlva descendentf:
del trlgém ino, y 9'. sust.anci& g elatlnosa. de Rolando. - 10, n úcleo yurtaollvar interno. - 11, cuerI>O reatltorme .
- 12, núcleo arqueado. - 12', n úcleo del ra fe. -13, sustan cia retlculada 1rris. - 14, sustancia. retlculada blanca. .
Sótense los cuerpos restltormes. las estrías acústicas y el n úcleo del rafe.
7.° Corte que pasa por debajo del surco bulboprotuberancial en el polo su-
perior de la oliva. - Este corte muestra la persistencia en el bulbo de las fibras trans-
versales del puente, el agujero ciego, los núcleos arqueados y el rafe, que no son más
que la continuación de los núcleos del puente.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
c5 1J 6
' ' 12· 2
'
6'__ -
1~-
1
6"
fZ __ _
F1c. 616
Región bulboprotuberancial. Corte que pasa por la unión del bulbo y la protuberancia
.(corte H 8 de la figura 593, según DÉJF.RINE).
1, cuerpo yux.tarresttforme, núcleo de Delters. y 1', tlbras cerebelovestlbulares. - 2, fascículo tongitudlnal POI·
terlor. - 3, núcleo del tactal. - 4, tascfculo lateral del bulbo. - 5, estrías acústicas. - 6, núcleo del nervio ves-
tibular. - 6 ', 6", m1cleo de ternúnación del nelvio coclear. - 7, oliva bulbar . - 8, pirámi de anterior . - 10, tas·
ciculo central de la ca.lota. - 11, cuer1>0 rest.ltorme. - 12, núcleo arqueado. - 12' , núcleo del rafe. - 13, 1ustan·
eta retlculada gris. - 14, cinta de ReU med.la. - 15, cuerpo trapezoide.
(Nótense los tucfculoa compactos de la formación rettculada, el fascículo central de la calot'a, el núcleo del
faclal y los nllcleoa del nervio audltlvoi)
lluvia fina en el interior de los órganos; de esta manera respeta la delicadeza de los
elementos que irriga.
~~~~~~=---J
_6
__J
__b
-~~--,,. ___ 2
. .. 8
----"
___ 1'
1
B
FIG. 617
Vista lateral de conjunto de las arterias del eje encefálico (semiesquemática)
(FoIX e HILLEMAND).
B . bulbo. - c. cerebro. -P. pedtinculo. - 1 , l', arterta1 •ertebralea. - 2, tronco basilar. - 3, cerebral
posterior. - 4, cerebelosa tnterlor. - 5, cerebelosa media. - 6, cerebelo&& superior. - 7. ctrcunterencial corta pro·
tuberanclal. - S, arteria lateral del bulbo.
disposición más frecuente (60 por 100 de los casos, según Fmx e HIU..EMAND). Existen
de arriba abajo :
a) La arteria principal de la fosita lateral del bulbo. - Constante, nace del
tronco basilar (de dos milímetros a un cenúmetro por encima de su origen) ; se dirige
hacia fuera ligeramente inclinada abajo, atraviesa el surco bulboprotuberancial por
encima de la oliva y se expansiona en cuatro o cinco ramas que penetran en escalón
unas debajo de otras en la fosita lateral del bulbo. Irrigan la oliva, la región retro-
olivar y la emergencia de los nervios mixtos (fig. 619, 3).
b) La arteria accesoria de la fosita lateral del bulbo. - Es casi siempre única, a
veces doble, raramente triple. Nace de la vertebral, a veces del tronco basilar (figu-
ra, 619, 4), excepcionalmente de la cerebelosa media. Su territorio es semejante al de la
arteria principal, pero se halla situado debajo de él.
CORAZÓ;I; Y l'ERICARDIO 101
nudo en la cara posterior del corazón; las arterias septales posteriores e inferiores,
por otra parte de escaso volumen, nacen en este caso de dicho vaso.
b) Arteria auriculoventricular izquierda. - Esta arteria, denominada también
rama circunfleja, pues rodea el borde izquierdo del corazón siguiendo el surco coro-
nario, se detiene por Jo común en Ja cara posterior del ventrículo izquierdo, a u na
distancia variable del surco interventricular posterior. Generalmente, en el 85 por 100
de los casos, no llega a este surco. Se dirige horizontalmente a la parte izquierd a d el
rnrco coronario y alcanza la cara izquierda del corazón. En esta primera porción
FIG. 73
dibuja a veces el lado superior de un triángulo vascular, cuyo lado derecho, vertical,
está formado por Ja arteria interventricular, y el lado inferior o izquierdo, oblicuo,
está dibujado por el trayecto de la vena auriculoventricular izquierda (MouCHET).
Esta vena se reúne a la arteria en el borde izquierdo y con ella discurre por el surco
coronario, pero queda más superficial.
La arteria auriculoventricular suministra ramos ascendentes o auriculares y ramos
descendentes o ventriculares.
a) Entre los ramos ascendentes o auriculares, unos se distribuyen en la cara an-
terior de la aurícula izquierda en el borde izquierdo de la aurícula y en su cara
posterior. Entre estos últimos selialaremos un ramo vascular que acompaña a la vena
de Marshall. Según T ANDLER, este ramo sería la verdadera terminación de la arteria
auriculoventricular.
f!) Los ramos descendentes destinados al ventriculo son más voluminosos. En el
borde izquierdo, como en el derecho, se distingue un vaso bastante voluminoso
de 6 a 7 centímetros de longitud, que desciende a lgo por debajo de la porción media
de este ancho borde. Excepcionalmente, esta arteria del borde izquierdo alcanza la
punta del corazón (16 por lOO de los casos, según Mo1.:c11ET).
102 ANCIOLOCÍA
F1c. 74
Radiografía de las arterias del tabique interventricular (MoucHET).
Laa doa arteria.a cotonarlaa ee bao inyectado . El sistema coronar-to tu¡u!erdo (arteriaa pe.rtorantea a.ntertoreeJ Pf6-
4omlna tn •I t.ablque.
cLa cara anterior del corazón eoU a la Izq uierda.)
está bien desarrollada. La masa del o de los músculos papilares posteriores del ven-
trículo izquierdo es irrigada en parte por este vaso.
La arteria coronaria izquierda irriga la mayor parte del ventrículo izquierdo, la
mitad anterior del tabique interventricular y la parte de la cara anterior del ven-
tículo derecho adyacente al tabique interventricular. Esta zona del ventrículo dere-
cho es estrecha, pero constante. La coronaria izquierda contribuye también a la
vascularización del músculo papilar anterior del ventrículo derecho (fig. 75) en su
porción más próxima al tabique.
106 A:-ICIOLOCÍA
D G
A
Ftc. 75
Territorios de las dos coronarias.
<En azul, territorio de la arterlll corcnarta tzQuterda: en bf1tre, t erritorio de la arteria ooronula derecha ; en
ofoltto, territorio común a las dos art.erlaa.)
A, cara anterior. - P, c3ra posterior. - D, borde derecho. - o. borde tzqulerc.\O.
1, arteria coronarla l•Qulerda. - 2, arteria coronarla derecha. El pilar anterior del ventriculo derecho (3) 1 el
pilar Polltertor del vent.rfcuJo izquierdo (6) estlin trrtaadoa por laa dos eoronarlas. El pilar anterior del ventrfculo lt.·
qulerdo (5) lo estt por la arteria coronarla l1qulerdo. Lo1 pllarea posterior e Interno del ventriculo derecho (4) Httn
lrrtaados por la arteria coronarla derecha.
F1c . 76 F 1c. 77
Venas del corazón, visra anterior Venas del corazón, vista posterior
(esquemática). (esquemática).
A, aurfcula derech a. - D, ventrfcu1o derecho. - C. aurf('ula Izquierda. - o. ventrfculo Izquierdo. - 1, aorta . -
2 , arteria pulmonar. - 3. 3 ' , venas pul monares derechas. - 4 , 4 ', venaa pul monares Izquierda.a. - 5 , vena cava
! Ut>erlor . - 6 , orlncto de la vena cava Interior. - 7 . veni coronarla mayor, con 7 ' , el seno coronarlo. - 8 , 8' , ve·
nas cardiacas acceaorlaa. - 9 , vena marginal derecha o vena del borde derecho. - 10 , vena marginal Izquierda o
vena del borde lzQulerdo. - 11, vena pastertor del ventrfculo b.q ulerdo . - 12 , ven& lnt erventrlcubr posterior. -
13, ''ena coronarla menor. - 14 , vena de Marbtiall . - 15 , dos venas ciue van direct.a.menle a Ja :u trfcula derecha. .
Las venas del corazón, como las arterias coronarias, pertenecen al sistema de
la circulación mayor. Terminan primitivamente en la porción terminal de la vena
cava superior izquierda que, atrofiándose en el curso del desarrollo, sólo persiste en
CORAZÓ:-; Y PERICARDIO 109
2.0 Ra mas del seno coronario. - La rama m:is importante es la vena coro-
naria mayor.
Comienza ésta en la punta del corazón y camina, en tanto es vena interventricu·-
lar anterior, de abajo arriba, siguiendo el surco interventricular anterior, acompa-
ñada de la rama homónima de la arteria coronaria izquierda. En la punta se anas-
110 ANGIOLOGÍA
tomosa con la vena interventr icular posterior. Llegada a la base del ventrículo iz-
quierdo, se separa de la arteria, formando uno de los lados del triángulo vascular de
que hemos hablado al tratar de las arterias (pág. 102). Una vez ha alcanzado el surco
ve. I.
O. G.__ •• 7
O.D.
2 __ _
6_
v. D. __ -
F1c. 78
Venas de la cara posterior del corazón.
<Corazón e.o posición ve rtlcnl .)
V .C. I ., •ena cava lnfertor. - O.D .. aurtcula. derecha. - O.O., aurfcula Izquierda . - V . 1).1'.t.. \'toa pulmon&r
lz.qulerda interior. - V ,p.d.l., vena pulmonar derecha tntertor. - V.O. , ventrículo lzquterdo. - V .D. , ventriculo
derecbo.
1, seno coronarlo. - 2 , "ena coronarla mayor. - 3, vena de Marshall. - 4, ...ena del borde izquierdo del oor&·
ido. - 5 , 5 ', venas de la cara posterior del .,entrfculo liqulerdo. - 6, vena interventrtcular paatertor. - 7, arteria
coronarla. derecha, debajo de la vena del mJamo nombre.
CORAZÓN Y PERICARDIO 111
coronario, cerca del borde izquierdo del corazón, se dirige transversalmente algo por
encima de la rama arterial auriculoventricular y desemboca, como hemos visto, en
el seno coronario. El seno y Ja vena coronaria mayor recogen Ja sangre procedente
de todo el corazón, pero principalmente del izquierdo. Unas venas se denominan ac-
cesorias, por ser pequeñas y variables, y otras han recibido el nombre de venas
propias del corazón. Estas comprenden :
a) La vena del in/undíbulo pulmonar. - Esta vena es homóloga de Ja arteria
infundibular izquierda, denominada arteria adiposa de Vieussens.
b) La vena marginal izquierda o vena del borde . izquierdo del corazón. - Se
dirige a veces hacia atrás por Ja cara posterior del ventriculo izqu ierdo, en lugar de
abocar directamente en la vena mayor. Describe entonces una curva que puede lle-
varla hasta la altura del seno 2
coronario, en el que desem-
boca.
c) La vena oblicua de la
aurícula izquierda o vena de
Marshall. - Comienza a Ja al-
t ura de las venas pulmonares ,_
izquierdas, en la cara poste-
rior de Ja aurícula, y atra-
viesa esta cara oblicuamente
de arriba abajo y de fuera
adentro. Desemboca en el ex.-
tremo del seno coronario que
representa su continuación '·º F1c. 79
propiamente dicha (fig. 7S, 3). Seno de la vena coronaria incidido longitudinalmente
La vena oblicua de Mar- en su parte posterior.
shall continúa generalmente !Irual ortentactdn c¡ue en la fl(fUia 78.)
el cordón fibroso que hemos 1. vena coronarla mayor. - 2. aeno de la • ena coronarla. - 3, 1u
abocamiento en la aurfcula derecha, con 3', vilvula de Tebeato. - 4, vil·
indicado en el pliegue vesti - vula de Vleusaen1 que eedala el Umlte entre la vena ~rooar1a 7 et aeno .
- 5 , vena de MarabaU. - 6, vena coronarla menor. - 7, •ena lntu·
gial del pericardio y que he- ventrlc::ular posterior. - 8, •ena poeterlor del ventrfculo tr.qulerdo.
mos recordado antes. Repre-
,enta, pues, dicha vena, como hemos ya referido en otro lugar de este tomo, la
porción inferior de la vena cava superior.
d) Vena posterior del ventrículo izquierdo. - Discurre de arriba abajo por la
pa rte media de Ja cara posterior del ventrículo izquierdo y desemboca en el seno por
m extremo externo; esta vena, en un quinto de los casos, es decir, cuando el seno es
corto, va a Ja vena coronaria mayor algo por fuera de Ja válvula de Vieussens.
e) Vena interventricular posterior (venre cordis media de HENLE), vena volumi-
nosa que nace en la punta del corazón, recorre el surco interventricular posterior de
arriba abajo, en compañía de Ja rama descendente posterior de la arteria coronaria
derecha, cuando existe, para acabar en Ja porción terminal del seno coronario. Esta
vena recibe afluentes de toda la cara diafragmática del ventriculo izquierdo.
f) Vena coronaria menor o coronaria derecha (fig. So, 3). - Esta vena es por Jo
común pequeña e inconstante. Cuando existe, se origina en Ja región del borde
derecho del corazó n y llega a la parte derecha del surco auriculoventricular derecho,
que recorre antes de desembocar en la porción terminal del seno. Cuando está muy
desarrollada, lo que es raro (fig. So), se origina en Ja cara anterior del ventriculo
derecho por la confluencia de varias ramas ; sigue el surco coronario derecho, recibe
en el borde derecho del corazón la vena marginal derecha y desemboca en Ja porción
terminal del seno después de haber recibido como afluente Ja vena interventricular pos-
terior. Casi siempre está reducida a un pequeño vaso, pues la mayoría de las venas
del ventrículo derecho desembocan directamente en Ja aurícula derecha .
112 ANG IOLOGÍA
Todas las venas que acabamos de describir, salvo la coronaria mayor, la vena de
.Marshall y la coronaria derecha, desembocan perpendicularmente en el seno. En
cambio, los afluentes de estas venas. como las ramificaciones arteriales, llegan a los
F1c. So
eno coronario y venas de la cara posterior del corazón abiertos para mostrar las válvulas.
1 , seno coronarlo. - 2. venl\ coronarla mtlror . - 3, vena coronarla derechs. - 4 , ortt lcto del seno eoronarto
en Ja. a ur1cu1a derecha. - 4 1 , • áhula de Tebrato. - 5, vd.1vu1a do V1eusaena. - 6, ''en:.. de MarabaJJ. - 7, vena
tnten·cn trtrular PoSlertor. - 8 . venas postertoru del "entrfculo tz.qulerdo. - 9, vena cava Interior. - 10 , .-en&
ca va 1uper1or. - 11, 11' , nn11 pulmonares derecha• . - 12, 12 ', •en•s pul monares Izquierdas .
CORAZÓN Y PERICARDIO 113
vasos principales en ángulo agudo. Por esto se comprueba en la desembocadura de
estos afluentes una especie de espolón que podría hacer creer la presencia de una
válvula.
NOTA. - De los hecho.; comprobados por IAG1'0V, parece que, primitivamente, la corriente
\'enosa de la cr.ra anterior o ventral del corazón es tributaria de la vena cava superior de·
recha, mientras que la corriente posterior o dorsal va a la vena cava superior izquierda.
A la izquierda, la vena cava superior está representada por el seno coronario, incorporado
definitivamente por la aurícula derecha. A la derecha, la vena cava superior se desarrolla
y persiste, pero pierde sus afluentes cardiacos, desviados en el curso del desarrollo y hacia el
seno coronario. Ciertas anomallas reproducen el tipo primitivo.
3.0 Válvulas. - El seno, la vena coronaria mayor y sus afluentes están general-
mente desprovistos de válvulas en toda la extensión de su trayecto. Cada uno de
ellos, sin embargo, ofrece en su terminación una válvula denominada ostial, que lo
limita del vaso en que desemboca. Estas válvulas tienen forma semilunar; son
siempre incompletas y por lo regular insuficientes. La vena de Marshall (antiguo
fragmento de la vena cava superior izquierda fetal) está d esprovista siempre de
válvulas.
4.0 Anastomosis. - Las venas card iacas no constituyen un sistema vascular ce-
rrado. En primer lugar, se anastomosan entre sí por conductos directos, principal-
mente desarrollados en la punta del corazón. Comunican con los arteriosinusoidal
vessels de WEARN (pág. 108). Por otra parte, la red venosa del corazón comunica con
las redes vecinas por medio de los vasa vasorum que rodean los grandes vasos del
corazón. Así es como los plexos venosos que cubren la aorta y la arteria pulmonar se
ponen en relación : por abajo con las venas de la cara anterior del corazón ; por
arriba con las venas del tórax, principalmente cor. las venas diafragmáticas izquierdas.
BÉRAUD, hace ya tiempo, indicó dos venas que, teniendo su origen en el infundlbulo
y en la proximidad del surco interventricular anterior, desembocaban, la primera en
el plexo venoso preaórtico y la segunda en el plexo venoso que acompaña a la arteria
pulmonar. Estas venas alcanzan, en estado normal, hasta 2 milímetros de diámetro,
y en ciertas condiciones patológicas especiales pueden con toda probabilidad d ilatarse
y constituir entonces, para la sangre venosa de las paredes cardiacas, una vía deri-
vativa de relativa importancia.
El grupo de las venas cardiacas accesorias, venas de Galeno, vena: parva:, vena:
minores, venas innominadas ·de Vieussens, se abren directamente en la aurícula de-
recha. Las principales, en número de tres o cuatro, están situadas en la cara anterior
y en la cara posterior del ventrículo derecho. Se dirigen verticalmente arriba, hacia
el surco auriculoventricular, lo cruzan perpendicularmente y van a abrirse en la
aurícula junto a su base. Los orificios por los cuales se abren en la cavidad auricular
han sido designados desde hace mucho tiempo por VIEUSSENS y THEBESIUs, y luego
por LANNELO GUE, con el nombre de foramina. Entre estas venas, las más constantes
son: la vena marginal derecha, la vena del infundlbulo pulmonar y la vena de
Zuckerkandl.
1.0 Vena marginal derecha. - También denominada vena del borde derecho
del corazón y vena de Galeno (nombre que debe rechazarse, pues las venas de Galeno
se encuentran en la tela coroidea del tercer ventrículo), sigue el borde derecho del
corazón. A menudo es bastante considerable y desemboca por un foramen situado
en la aurícula derecha.
11 . - 5
ANGIOLOGfA
3.0 Vena de Zuckerkandl. - Es una vena pequeña que nace de la parte ini-
cial de la aorta y de la pulmonar y de la aurícula derecha.
5.0 Venas de Tebesio. (vence cordis minimce). - Comprendemos bajo este nom-
bre unas venas de muy pequeño calibre que, como las precedentes, nacen en las
paredes cardiacas y que, en lugar de dirigirse afuera hacia la superficie exterior del
órgano, se dirigen hacia dentro y se abren en sus cavidades, tanto en los ventrículos
como en las aurículas. Sus puntos de desagüe en las cavidades cardiacas constituyen
los foraminula de Lannelongue.
En la aurícula derecha, los foraminula son muy numerosos, pero tanto su s1uo
como su número no tienen nada de constante. Ordinariamente se encuentran varios
en el tabique interauricular y en la parte de la pared anterior próxima al orificio
auriculoventricular derecho.
CORAZÓN Y PERICARDIO 115
FIG. 82
Red venosa inlramuscular de la aurlcula (LANNELONGUE).
A, orlftclo aurlc uloventrlcular derecho. - 1, 2. 4, tres toramJna y conductos Que los alguen. - 3, dos •enlllu.
depresiones en fondo de saco del endocardio. Pero hay Olras que, según el anatomista
de Viena, son verdaderos orificios que corresponden a la abertura de conducLOs veno-
sos en los ventrículos, como puede comprobarse fácilmente, ya sea por med io de la
inyección de líquidos coloreados, ya por la insuAación de aire en las venas del corazón.
Fundándose en los resultados de estas inyecciones, LANGER admitió dos modali-
dades de venas de Tebesio: las unas proceden realmente, según nuestra d efinición,
de las redes capilares del miocardio o del endocardio; las otras nacerían en la super·
Eicie exterior del corazón, ya sea de las ramas de la gran coronaria, ya de las cardiacas
accesorias, que se dirigirían luego directamente a las cavidades cardiacas, atravesando
sucesivamente el miocardio y el endocardio. Las venillas de este último grupo cons-
tituirían, para la red venosa subpericardiaca, una especie de vía colateral o d erivativa,
y de este modo cada una de ellas vendría a convertirse en un conducto de seguridad.
estudiados desd e entonces por numerosos autores. Señalemos entre otros AAcAARD, de
Copenhague, y nuestro colaborador GABRIELLE. Estos concuerdan en general en la
descripción de los vasos linfáticos subepicárdicos, pero subsisten divergencias impor-
tantes todavía respecto a la existencia de linfáticos en el mismo miocardio y bajo el
endocardio. Describiremos sucesivamente :
1.0 , los linfá ticos subepicárdicos; 2.0 , los linfáticos intramiocárdicos; 3.0 , los
linfá ticos subendocárdicos, exponiendo al fin del párrafo las incertidumbres que reinan
todavía sobre esta cuestión.
FIG. 83
Redes linfáticas del epicardio (AAGAARD).
Las redu lln"llcas 17andea y pequeftao eatin dlopuutaa en el aenlldo de 1• musculatura; aua nsoa colectoru
f orman 31 lado derecho tronco• paralelos a loa vasos arierlales y venoaoa. Inyección practlcad3 en 1& cara. Poltertor
del ventrículo derecho de un coral.do humano (se&'ún u.na mlcrototo¡ratra; aumento: 5 / 1).
A. Linfáticos subepicárdicos
formada por las mallas groseras y alrededor de las mismas las verdaderas redes de
capilares linfáticos con sus ramúsculos eferentes numerosos, algunos de los cuales ter-
minan en fondo de saco» (AAGAARD). Estos capilares, muy numerosos y que dibujan
una red de finas mallas, presentan disposiciones algo variables según los puntos con-
siderados: en general están orientados en el sentido de las fibras superficiales d el
miocardio. De estas finas
redes capilares parten va-
sos eferentes que desem-
bocan en las mallas de las
redes más voluminosas que
las rodean .
b) Troncos colecto-
res y ganglios receptores
de estos troncos. -Aun-
que la red linfática peri-
férica ventricular forme
un todo continuo e indi-
visible, le consideraremos,
para mayor comodidad de
la descripción, una mitad
izquierd a y una mitad d e-
recha .
a.) Troncos que ema-
11an de la mitad izquierda
de los ventrículos (figs. 84
y 85. - Los trónculos que
nacen de la red linfática
que surca la mitad izquier-
da del corazón se pueden
dividir en anteriores, pos-
teriores y laterales.
Los trónculos anterio-
res llegan al surco inter-
ven tricular anterior y se
coleccionan en dos troncos
sinuosos paralelos entre sí,
uno derecho y otro izquier-
d o, y que denominaremos Red linfática d el epicardio (AAGAARD) .
troncos anteriores. Siguen Porción de Ja red Jlnfitlca del eplcardlo de la cara anterior del ventrlculo
Izquierdo del hombre. Además de las gruesas mallas de la red descrita por
el trayecto de los vasos Sappey, ee ven en su interior y alrededor de ellas las redes de captlarea llnf:í·
tloos proptnmentc dichos. que pertenecen al eplcardlo mismo, aer\ln la micro·
correspondientes, su bien do loto¡rra!f~ (aumen to: 10/1).
d e la punta hacia la base
hasta el nivel del surco auriculoventricular. El tronco anterior derecho recibe afluen-
tes no solamente del ventrículo izquierdo, sino también del ventrículo derecho.
Los tró11c11los posteriores emanan del tercio posterior e inferior de los dos ven-
trículos. Terminan en un tercer tronco o tronco posterior que, partiendo de la punta
del corazón, sigue el surco interventricular posterior y luego la mitad izquierda del
urco auriculoventricular para venir a unirse con los dos troncos anteriores. De la
fusión de los dos troncos anteriores y el tronco posterior resulta un tronco más im-
portante : el tronco eferente común izquierdo, al que se da a menudo el nombre de
tronco eferente II.
El uonco común izquierdo se origina, pues, en la unión del surco in terventricular
a nterior y el surco auriculoventricular en la aurícula izquierda. Es voluminoso y
11 8 ANCIOLOCÍA
observados después por otros autores. Se habían substraído durante mucho tiempo a
la atención de los anatomistas porque son muy pequeños: tienen apenas las dimen-
ione de una lenteja o de un cañamón.
Estos ganglios, en número variable y subepicárdicos, parece que sólo existen en
el hombre. Son más frecuentes en los niños que en los sujetos de edad, pero es po i-
ble encontrarlos en individuos de todas las edades. Generalmente sólo se encuentra
uno en el trayecto del tronco eferente 1 derecho y descansa en la cara anterior de la
aorta ascenden te. RAll\'ER lo designa con el nombre de linfoglándula subepicárdica pre-
aórl ica. Puede haber uno o algunas veces varios en comunicación con el tronco eferen-
te 11 izquierdo, ora en el lado izquierdo, ora detrás de la arteria pulmonar: la li11fo-
glá11c/11la subepicárdica yuxtapulmonar.
3.0 Redes linfá ticas del epicardio en los grandes troncos a rteria les. - La
mayoría de los autores no ha logrado inyectar en los grandes troncos arteriales sino
los troncos comunes eferentes 1 y 11 ya descritos. RAINER, estudiando las variaciones
de estos gruesos troncos eferentes 1 y II, ha encontrado de vez en cuando anastomosis
tendidas entre estos dos troncos, cruzando ora Ja cara anterior, ora la cara posterior de
los troncos arteriales. Además, ha observado algunas veces pequeñas redes linfá-
ticas subepicárdicas delante de los gruesos vasos sanguíneos. AAcAARD, por último, ha
demostrado que existían bajo el epicardio, cubriendo los grue os troncos arteriales,
redes linfáticas volumino as formadas de vasos grandes y pequeños. Los troncos ema-
nados de estos vasos terminan en los troncos eferentes cardiacos 1 y IJ.
Relataremos los hechos observados por este autor, anoLando, al terminar, que
estas investigaciones, proseguidas con tanta tenacidad y honradez, dejan, sin embargo,
una duda sobre la posible existencia de estos linfáticos.
Las investigaciones que llevó a cabo AAGAARD fueron efectuadas en el corazón hu-
mano, en los corazones de animales grandes, cabra, carnero, ternero, perro, cerdo, oveja,
caballo, así como en los corazones de animales pequeños, tales como conejo, pavo,
cobayo, erizo.
AAGAARD reconoce que, «sea cual fuere el modo de proceder para efectuar la inyección
de las redes linfáticas, sólo rara vez se logra, y que estas redes son, con las de la musculatura
de los miembros, las más dificiles de representan>. La inyección se logra mejor en corazones
vivos acabados de extraer. En
corazones humanos, que siempre
datan de algunas horas por lo
menos, la inyección tiene mu-
chas menos probabilidades de
éxito. En la apreciación de los
resultados hay que tener en cuen-
ta varias causas de error, y de
ellas las principales son «la pre-
sencia de extravasaciones exten-
sas que se producen al utilizar
una presión aún débil e inyec-
ciones de corta duración»: la in-
yección de capilares sanguíneos.
Para distinguir los vasos linfá-
ticos de los va~os sanguíneos,
AAGAARD afirmó que nunca de-
ben utilizarse cortes microscópi-
cos finos. Es necesario LOmar por- FtG. 87
ciones de órgano de un espesor Linfáticos del miocardio (según AAGAARD).
de uno, dos, tres y cuatro milí- En esta tl¡ura se ven l:is redes ll ntát lc3s agrupadas alrededor de una
metros, y examinarlas al micros- arteria. que aparece en el dibujo en rorma do sombra de puntos (ae&ún
una mlcrototogratía; aumento: 20/ 1).
copio después de fijación y des-
hidratación . Procediendo de esta suerte, los linfáticos se distinguen de los capilares sanguí-
neos por su forma mucho más irregular.
2.0 Lin fáticos intramiocárdicos d e las a u rículas. - Los vasos linfáticos del mio-
cardio de las aurículas han sido poco estudiados. SALVIOLJ declaró que estos linfáúcos
deben ser comparables a los linfáticos intramiocárdicos de los ventrículos. AAGAARD
encontró que su inyección es difícil y sólo se logra raramente. Nunca pudo descubrir
1 .u ANGIOLOGIA
f JG. 88
Linfá ticos <le! corazón.
I nyección simultánea de la red de PurklnJo y de rede• lln!lillcas en el endocardio del ventrfculo derecho del C1·
bailo. De una mtcrototo¡ratfa. taumenlo: 10/1) ( AAOJ.AllD y OA.LL). L3 red de PurklnJe forma las líneas ne¡rras anchas.
1.0 En los ventrículos. - AAGAARD demostró que numerosos autores han inyec-
tado las rede de P urkinje, creyendo haber inyectado vasos linfáticos.
La inyección de las redes linfáticas en el endocardio del hombre, escaso en tejido
conjuntivo y sumamente adherido al miocardio, es mucho más difícil que en el endo-
cardio de los animales. AAGAARD la logró sólo en algunos corazones de niños y de
adultos y únicamente en porciones poco extensas. Ofrece figuras de redes linfáticas
de mallas estiradas en longitud en el mismo sentido que la capa interna del miocar-
dio (fig. 88). «Estas redes - dice - se anastomosan con las redes linfáticas del miocar-
dio». Este último autor no pudo inyectar en los recién nacidos como en los niños y los
CORAZÓN Y PERICARDIO
D. Conclusiones
A pesar de los trabajos de AAGAARD, la exi tencia de vasos linfáticos en el mio-
cardio y deba jo del endocardio no nos parece toda vía suficientemente demostrada.
Nuestro distinguido colaborador H . GABRIELLE reanudó hace años, por nuestro con-
sejo, el estudio de los vasos linfáticos cardiacos, y sus resultados resultaron contradic-
torios con los de AAGAARD. El mismo desacuerdo persiste entre los autores: unos
limitan la penetración de los linfáticos al tejido celular subepicárdico, otros admiten
su existencia en el miocardio y deba jo del endocardio. Según GABRIELLE, estas diver-
gencias son atribuibles a una cuestión de técnica. Se nota, en efecto, que los defen-
sores de la primera concepción han estudiado los vasos linfáticos con el método de
impregnación argéntica (RENAUT, DuRAND y LACROIX). Los demás han utilizado la
inyección de ma as de color más o menos fluidas. Con las inyecciones de azul de
Gérota, GABRIELLE obtuvo resultados sensiblemente comparables a los de AAGAARD y
observó, como éste, numerosos conductos irregulares que recorren los intersticios fi -
brilares del miocardio y en relación con conductos de igual aspecto subendocárdicos y
subepicárdicos. Pero, comprobando sus investigaciones con el método de impregna-
ción argéntica, no pudo, a pesar del examen ate11to de tm número muy importante
de cortes, evidenciar 11i en el miocardio, ni debajo del endocardio, conductos que ten-
gan paredes formadas por el endotelio dispuesto en la forma de hoja de encina carac-
terístico de los vasos linfáticos.
Por consiguiente, si se parte del principio, formulado por R ENAUT, de «que no
es po ible describir como vías o cavidades linfáticas sino las que están tapizadas por
el endotelio característico, recortado como hoja de encina», se puede decir que los
linfáticos del miocardio y del endocardio no exi sten .
Si, por el contrario, se admite «que toda cavidad desarrollable en los espacios
interorgánicos, es decir, en el seno del tejido conjuntivo, por una inyección de azul
de Prusia soluble, es una cavidad linfática, con la condición de que la inyección
puede llegar a los vasos linfáticos confirmado , valvulados, y de éstos a los ganglios», el
miocardio se encuentra transformado en «una esponja linfática», según la expresión
pintoresca de RANVIER.
1.0 Nervios cardiacos procedentes del simpático. - Los nervios cardiacos pro-
cedentes del simpático nacen ordinariamente de los dos o tres ganglios de la cadena
cervical y del ganglio estrellado. Clásicamente se describen tres. Sin embargo, uno d e
ellos puede faltar bastante a menudo. No hay nada más variable que su número, su
volumen, el número de ~ us anastomosis, etc.
a) Nervio cardiaco superior. - El nervio cardiaco superior (fig. 89) nace ordi-
nariamente de la parte anterior y anterointerna del ganglio cervical superior, por dos
o tres filetes. Desciende verticalmente adosándose a la cara posterior, primero de la
carótida interna, luego de Ja carótida primitiva. En su trayecto cruza, d e ordinario
por d elante, a veces por detrás, la porción horizontal de la arteria tiroidea inferior
Por el lado d erecho camina detrás del tronco arterial braquiocefálico ; a la izquierda
queda detrás de la carótida primitiva. A su entrada en el tórax pasa por lo común
por d etrás de la aorta, luego llega al plexo cardiaco. Se anastomosa muy a menudo
en el curso de su trayecto con el recurrente, con el nervio card iaco medio, con los
nervios cardiacos superiores del neumogástrico y, por último, con bastante constancia,
con el nervio laríngeo superior (forma del r.ervio depresor de Cyon en el hombre).
Es posible encontrar en el trayecto del nervio pequeños ganglios, de los cuales
uno de los más frecuentes se halla en la arteria tiroidea inferior, constituyendo el
ganglio cardiaco superior (ARNOLD). En su trayecto el nervio suministra filetes farín-
geos, traqueales, tiroideos y vasculares para las carótidas.
b) Nervio cardiaco medio. - El nervio cardiaco medio (figs. 89 y 90), o nervio
cardiaco mayor de Scarpa, nace del ganglio cervical medio cuando éste existe; en el
caso de ausencia del mismo nare del cordón simpático a Ja altura de Ja tiroidea infe-
rior por dos raíces que forman un ojal para este vaso. Desciende al tórax, anastomo-
sándose por lo general con el recurrente y con el nervio cardiaco superior, con el
que a veces se fusiona tot:ilmente.
c) Nervio cardiaco inferior (figs. 89 y 90). - Muy variable en volumen, hasta
el extremo de que MECKEL sólo lo ha d escrito a la derecha, nace por varias raíces
del ganglio cervical inferior y del primer ganglio torácico o del ganglio estrellado que
representa Ja fusión de estos dos ganglios. Discurre por Ja vertiente interna de la
cápsula pleural, debajo de Ja primera porción d e la arteria subclavia a la derecha,
detrás y algo por fuera de Ja carótida primitiva a la izquierda. Pasa generalmente d e-
trás de Ja aorta y se une al nervio card iaco medio cuando no llega al plexo cardiaco.
Existe a veces un cuarto nervio cardiaco del simpático (nervus cardiacus 'imus).
que procede del primer ga nglio torácico.
Esta descripción de los nervios cardiacos del simpá tico es esquemática; dista
mucho de responder a todos los casos: multiplicidad de las anastomosis, fusión d e
los nervios cardiacos entre sí, etc., son infinitamente variadas, d e suerte que ningun a
descripción puede ser valedera para la mayoría de los casos.
2.0 Nervios cardiacos del neumogástrico. - Como los ramos del simpático,
los ramos cardiacos del neumogástrico son muy variables. Clásicamente los autores
franceses describen tres grupos de nervios cardiacos: superior, medio e inferior. Los
autores extranjeros sólo de criben en general dos grupos: uno superior y otro infe-
rior. Aquí también es casi imposible dar una descripción e quemática valedera para
todos los ca os.
medio e tnferlor del neumorAatrlco. - 7 , nervio cardiaco Inferior del stmpt\Uco quo pa53 a la curva del recurrente. -
s. anastomosis entre el tronco da loa nentoe cardiacos atmp•ttcoa y los nervios cardiacos superiores del neumoglistrlco.
- 9, ramos del plexo nervioso pcstertor (pcrlvenoso). - 10, ganglio situado en la terminación del tronco cardiaco
almp•Uoo. - 11 , ramos pulmonares que na.c:en de los nervios cardiacos. - 12, mdaculo esternohloldeo. - 13, m11.9<.'u1o
omohlotdeo. - 14, nervio cardiaco auperlor del neumogástrico. - 1 5 , ¡angllo lntermedJo. - 16, ne.rv1o cardiaco supe.
rlor del atmplitloo. - 17 , nervio cardiaco medio del simpático. -18 , gan¡llo estrellado. -19, nervio cardiaco ln!erlor
del slmplitlco. - 20. ramos pulmonares del nervio cardiaco Inferior del slmplitlco. - 21, 1111nallo de Wrlsberg. - 22,
~~~~f ~~~~a/':orri:~1 ~Ía~gs arii~rl~r ~ª~? ~1':n~ ~~ t':r~~r Y
8 1 0 1
de11°rp1!:::1~rra~t~r~~r.r~ 24. ~ám": :1t~~~:~ s~~~V:O
1 2 3
z_____ -- --111!1
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ftc. !JO
Nervios d el corazón (HovELACQUE).
1. nervios cardiacos superiores del neumo¡u1 rico. - 2, nervio cardiaco superior del slmpAUoo. - 3, nervio t r6nlco.
- 4 . nervio cardiaco medio del simpático. - 5, Q"an¡llo lntermecUo. - 6, nervio rteurrent.e. - 7, nervio cardiaco
tntortor df' l slmpátlC'o. - 8, un segmento del t ronco venoso lJraquiocefá ltco lt.Quletdo. - 9 , tronco común formado
por la untdn de los tres nervios cardiacos atmpátlcos. - 10, nletc·s del nervio cardiaco Interior del neum<>1áetrloo Que
Ue¡-an a la vena cava. - 11, 1'Hetes pulmonar<"I nacidos del nervio cardiaco Inferior del neumo¡Utrtoo. - 12. filete
del nervio cardiaco Inferior del nt'umo¡áatrlco que ee d.1strlbuyo por la rama derecha y la rama terminal derecb& de
l& arteria pulmonar. - 13, m\lsculo es!.ernohlotdeo. - 14, músculo omMloldP.o. - 15, m\laeulo oet.ernotlroldeo. -
16, nervio cardlM'O auperlor del eJmpAtlco. - 17, nervio cardiaco medio del stmpAtloo. - 18, ranello tntermed.Ja.rto.
- 19, nervio recurrente. - 20, pn1Uo eatrellado. - 2 1, nervio cardiaco superior del n eumQl'•atrloo. - 22 , nento
ca.rdtaoo Interior del a!mpálloo. - 23, anastomosis entre el nervio cardt11co superior del neumo¡Utrloo y loe nervia.
cardiacos superior y medio del atmpatlco. - 2 4. ramos pulmonares nacidos del nervio cardlaoo tnterlor del &lmp,tloo.
- 25 . ana!ltomoats entre el neumo1Mtrlco y el recurrente. - 26 , tron<'o oomdn formado por loe non1.oe card.tacos
lnterlorea Izquierdos y por ramos pulmonares. - 27. nervios cardiacos medios del neumngAstrtco. - 28, extremo an·
terJor del aanrllo de Wrtaberr. - 29, ft.letes del neumor,atrloo que van a la rama tz.qulerda. y la rama t..ermtn&l
tzquterda de la arteria pulmonar.
CORAZÓN Y PERICARDIO 13 1
Ftc. 95
Esquema que muestra las difenics zonas ganglionares del corazón en los mamíferos.
A . , CA.JU A.STERI01l DEL coRAZdN. - l , t.ona aurlculoventricular, corresnondlento al oanolfo de Bfdder de los
batracios. - 2, parle anterior de Ja r.ona ganglionar situada cerca d.e los orlOctos de la9 venas pulmonares. - 3,
a.rter1a coronarla lz,qule.rda. - 4, arteria coronarla derecha .
B . CAllA POBTE!U01' DEL CORAZÓN. - 1, p:irt.e Posterior de la r.ona pnallonar situada cerca de loa oriflclos
de las venas pulmonares. - 2, r.ona ganallonar del orificio de la vena cava inferior, oorreapandlente al oanollo de
Rcmak de los batracios. - 3, parte J>Ol!iterlor de la r.ona aurlculoven trlcular, correspondiente al oanolfo de Bfctdcr.
4 , arterta coronar!~ derecha . - 5, arterl:i. aurlc uloventrlcular tr.qulerda.
A!l:CIOLOCÍA
Bulbo
F1c. 96
Esquema del trayecto de los filetes sensiúvos cardioaórticos y de las filetes cardioaceleradores
(DANIELOPOLU).
Efl roJo, YIU 1e1utdu por loa ftletu oenaltlvoa. - Efl linea 4• pvntoe, vfu oeauJdaa por loa n101u cardlo·
acelerado~•. - Bec.. nonio recurrente. - N. Dep., ntrYIO dopruor. - L. 8., larlnreo superior. - O. P I., fan&'llo
plu!Cormo del noumotiinrloo. - O.C.8., pngllo conlcal aupertor del alml>ttloo. - A.o ., ana1tomoal1 que wio los
doa gan¡1to1 - o.o .. pn¡Uo de Oauer. - N. Cr. , ne rTto craneal. - N . c. aup. , N . C. moy., N. C. lnf .. nervios
carc11aoos euperJor . medJo e lotertor. - N.v .. nervio vertebral. - ne .. et.e. , ramoe comunJcantes. -Cl, Cu, Ctn,
CJY, plexo cen1c&I. - CY , Cn. Ct'U:, Cvm, Dt, plexo braquial. - Dn, Dn1, Dn·, 2.•, 3 .~ 7 4 . • dorsales.
1.0 Un fascículo que, a través de los nervios cardiacos superior y medio, entra
en el cordón cervical y se une al fascículo de este cordón procedente del primer
grupo.
CORAZÓN Y PERICARDIO
.2. 0 Un fascículo que sigue los filetes cardiacos superiores (nervio denominado
depresor incluso), medios (que alen del recurrente) e inferiores (del vago torácico),
emra en el tronco del vago y igue hacia el bulbo. na parte pasa al cordón cer-
vical a través de la anastomosis.
ARTICULO IX
EN DO CARDIO
El endocardio (de t:vc5ov, por d entro, y Ka.pSta., cora:ó11), o túnica interna del
corazón, tapiza interiormer.te la cavidade de este órgano. Es la continuación de
la endoarteria y de la endovena. Es dificil de desprender del miocardio. Delgado
a nivel de la aurícula derecha y en el ventriculo derecho, es mucho más grueso en Ja
aurícula izquierda, resultado de las adaptaciones funcionales de las cavidades car-
diacas. Está constituido por una capa conjuntivoelástica tapizada por un endotelio
con células de contornos poligonales. No contiene vasos. Posee una abundante iner-
vación sensitiva cuyas ramificaciones (placas terminales de S)llRNOW) son particular-
mente numerosas a nivel de las aurículas.
Las válvulas, que son una dependencia del endocardi o, han sido ya descritas,
por lo que no hablaremos de ellas aquí.
CAPITULO lI
PERICARDIO
Hemos visto antes que, en Ja zona triangular que acabamos de describir, el peri·
cardio se adhería al diafragma. Conviene añadir que esta adherencia no es uniforme,
sino que varía mucho según los puntos que se examinen. En la parte más posterior,
4 6' 8 9
F1c. 97
Corazón in situ en el pericardio.
D .• dlalrn¡ma. - L. pb. pé. , ll¡amento t ronoperlcardlaco. - C.P . , centro !rénlco. - P.D., pulmón dereebo. -
P.C., pul món l•Qulerdo.
1, vcntrfculo derf'cho. - 2. aurfcula derecha. - 3, eminencia de la arteria pulmonar. - 4 , aorta. - 6, vena.
cava superior. - 6, 6', troncoa venosos braquloccUllcos derecho e Izquierdo. - 7, t ronco arterial braqulocettUco. -
a. arteria carótida primitiva Izquierda. - 9. arteria subclavia Izquierda. - 10, 10', arteria mamarla Interna. -
11. nervio t rénlco derecho. - 11 ' , nervio trénlco Izquierdo. - 12 , nervio ncumog:\strlco Izquierdo. - 13, recurrente
tz.qute.rdo.
las dos formaciones fibrosa se hallan unidas entre sí por una capa de tejido laxo que
se deja inyectar y desgarrar fácilmente. Esta capa conjuntiva se va haciendo más densa
conforme se aleja de la parte posterior de la zona frenopericardiaca. En el borde an ·
terior y en Ja mitad anterior del borde derecho ha desaparecido, y a este nivel existe
jusión íntima de los elementos fibrosos del centro frénico con los del pericardio: esta
ANGIOLOGÍA
línea de fusión entre las dos formaciones fibrosas está claramente marcada, en la figu-
ra i 13, por una gruesa línea negra.
2.0 Vértice. - El vértice del saco fibroso del pericardio está dirigido hacia arriba,
del lado de la horquilla esternal. Truncado y abierto, abraza los grandes vasos, arte-
rias y venas, que salen del corazón y se confunde insensiblemente con la túnica externa
de estos vasos.
La línea de unión del vértice del pericardio con los vasos cardiacos es muy irre-
gular; presenta, por lo demás, variaciones individuales considerables. Por delante, el
pericardio termina: en la arteria pulmonar, a ni-
vel o un poco más arriba de su bifurcación; en la
aorta, a nivel o algo por encima de la emergen-
cia del tronco braquiocefálico. Por detrás, asciende
hasta la rama derecha de la arteria pulmonar.
Aquí, la membrana fibrosa se divide en dos ho·
jas (véase la figura 98): una hoja profunda, que
pasa por debajo de la arteria pulmonar derecha
y se confunde con la pared de este vaso; una
hoja superficial, que cae sobre la cara poste-
rior de esta misma arteria pulmonar derecha y
asciende luego hasta el cayado de la aorta, don·
de termina. Por los lados, por fin, el pericardio
Fic. g8 se confunde, a alturas diversas, con las paredes
sección sagital del corazón para mos- de las venas pulmonares y de las dos venas
trar la disposición del pericardio. cavas.
1, corazón (nntrlculo IZQUlerdo). - 2, aorta.
Hemos medido en seis sujetos, tres hombres
- 3 , arter1a pulmonar derecha. ;- 4, aaco tl- y tres mujeres, el intervalo comprendido entre
broao del perlcarcllo. - 5, pericardio oeroao,
con: 8, au boJa parietal ; 7, 1u bola. "11Ceral; el origen de los vasos y su fusión con el pericar-
e . au cavidad central. - 9. 9', puntos de r&-
ftexldn anterior y posl.erlor de la 1er01a. -
10. seno transnrao.
dio. Resumimos los resultados de esas medicio-
nes en el cuadro siguiente, en el que cada cifra
representa, para el vaso frente al cual está colocada, la porción de este vaso que está
con tenida en el saco pericardiaco.
Obs. 1 Obs. 1.1 Obs . 111 Obs. IV Obs. V Obs. \'I TéRMl:'llO
VASOS o56 oi\os o29 años o62 oi\os 2 68 ai\os 2 38 oi\os 2 7 ai\os Ml!DJO
1.0 Aorta 64 62 62 75 82 67 68
2.º Arteria pulmonar 57 52 51 50 52 45 51
3·º Vena cava superior 34 51 48 34 28 31 3'7
4·º Vena cava inferior 22 22 32 22 18 21 23
Como se ve en este cuadro, en la aorta es donde el pericardio asciende más arriba.
Su punto culminante (asta superior del pericardio de HALLER) se encuentra situado,
repetimos, en el lado posteroexterno del origen del tronco braquiocefálico : correspon·
d e bastante exactamente a la parte media del manubrio.
recha e izquierda, con Ja cara interna del pulmón correspondiente, de la q ue está sepa-
rada por Ja pleura mediastínica.
b) Porción libre o porción extrapulmonar. - La porción extra pulmonar (fig. 99)
corresponde a la parte media de la cara anterior. Tiene la forma de un triángulo
irregular con la base dirigida hacia abajo. Podemos, pues, considerar en ella un vértice,
F1c. 99
PeLO esternocostal. T opografía pleuropulmonar.
St., eateroóo. - CI., clavlcula. - P. d., pulmón derecho. - P . ¡., pulmón Izquierdo. - P er . , pericardio. -
C1 • C'. C', primera, aeaunda, tercera costillas, et.e .
1. d.Jatragma. - 2, transverso del abdomen. - 3, contorno de la pleura (en Hnca de trazos lar¡os). - 4,
~~;o~~ce~0 irC:nS~1(:~~~e'ia u~r':y~~1K:nJ:)bo7d;~;t~~ó:103c Pr~mbºa':ª he~" ~:k'arJ~o l>~~u~t ; c:~tr~erg~'o t~~.perlcard.Jo.
una base, un borde d erecho y un borde izquierdo. El vértice, dirigido hacia arriba,
corresponde al origen, en el cayado aórtico, del tronco braquiocefálico. El borde
inferior o base, ligeramente inclinado de arriba abajo y de derecha a izquierda, está
situado sobre Ja bóveda diafragmática; corresponde exactamente a la linea transversal
según la cual se confunde el pericardio con el centro frénico. El borde derecho está
en relación con el borde anterior del pulmón derecho; es sensiblemente vertical, para-
lelo, por consiguiente, al borde correspondiente del esternó n, del que está separado
por un intervalo medio de 10 a 1.2 milímetros. El borde izquierdo está en relación
asimismo con el borde anterior del pulmón izquierdo; muy irregular y sumamente
oblicuo de arriba abajo y de dentro afuera, está tanto más separado de la linea med ia
ANCIOLOCÍA
4.° Cara posterior. - La cara posterior del pericardio (figs. 100 y 101) está en
relación con los órganos contenidos en el mediastino posterior, desde la quinta vér-
tebra dorsal hasta la novena o décima. Cuando se ha quitado la columna vertebral
dorsal, ablación que arrastra consigo el conducto torácico que camina por su cara an-
terior, las dos cadenas ganglionares simpáticas que se adhieren a los nervios intercostales
por los rami commt1nica11tes, así como el sistema ácigos, órganos todos yuxtaesquelé-
ticos y retropleurales, el mediastino posterior muestra dos voluminosos órganos descen-
dentes: la aorta y el esófago. La aorta está primero encima de la parte superior del
saco pericardiaco (fi g. 100); después de haber franqueado la cara posterior del bron-
quio izquierdo, pasa por detrás de las venas pulmonares izquierdas, oculta por la
parte posterointerna del pulmón izquierdo. A partir de e~te punto se separa del peri-
cardio, quedando paravenebral y luego antevertebral hasta el diafragma, al que alcanza
entre la décima y la undécima dorsales.
El esófago ofrece relaciones más íntimas con el saco pericardiaco. Cruza la cara
posterior de éste, aplicándose a la vasta prolongación de la serosa que describiremos
más adelante con el nombre de «fondo de saco de Hallern (fig. 100), que lo separa
de la aurícula izquierda. Los dos nervios neumogástricos derecho e izquierdo se
reúnen al conducto digestivo a la altura de e te fondo de saco para no abandonarlo
ya sino en el estómago.
Los dos bronquio están en relación por su cara anterior con las partes laterale
de la cara posterior del pericardio. Dominan el pedículo de las venas pulmonare
y están situados en un plano ligeramente anterior a ellas (fig. 100).
La altura máxima de la cara posterior del pericardio es, en el cadáver, de 75 a
So milímetros. La mayor anchura comprendida entre los dos hilios de los pulmones
es de 70 milímetros aproximadamente.
E ta cara posterior ofrece en su ángulo :nferior derecho el segmento terminal de
la ,·ena cava inferior. Esta describe un ligero cayado, de tal manera que su borde
derecho es más largo que el izquierdo: la distancia que separa el orificio cuadrilátero
del diafragma del orificio auricular es de 35 milímetros aproximadamente a la iz-
quierda y de 32 milímetros a la derecha (fig. 101 ). El saco pericardiaco, adherente a
la vena en su segmento terminal, se adosa por el interior de ella al centro frénico ,
pero la adherencia, que resulta ser siempre muy frágil, puede ser destruida con la
mayor facilidad.
los nervios frénicos y los vasos diafragmáticos superiores. Debajo del pedículo pulmo-
nar, cada uno de los dos bordes del pericardio está en relación con el borde interno
del ligamento triangular de los pulmones (véase Pleuras).
- 1'
12_
Ao.
_7
9 _-
2 __
P.d
F1c. 100
11. . _.<E
12__ _10
Tr. _ -- f)
14__ _fJ
1J __ __.;.
Ao. _j
7_ _- _B.D.
7-__ _2
.18
.B.D
J~_
__ 3
1_--
16_ _fJ
V.g. ..6
_CE
] _-
9 __
F1c . 101
(Se ha rese-ca do la columna \•trtebral ; el esófago, la tr'quca. y la nort:i se han seccionado y reeecado ;
la misma prepararldn que en la Dirura 100.l
CE .• e9dtago. - l'r., tniqul'a - Ao., aorta . - B. D., prlmt'ras dh·tslon<'a del bronquio dcrcrho. - B. O.,
bronquio Izquierdo. - V.¡ .. vent rfculo Izquierdo. - C. pbr., centro t réntco. - Dla., dta t ragma .
1, 1.aco ftbroso del i>erlcardlo. - 2, rama derecha de la arteria pulmonar , \•lst.a por una l'entana en el
J>Ulcardlo. - 3, venas pulmonares derechas. - 3', venas pulmonares Izquierdas. - 4. vena cava superior. - 5, vua
aclsos mayor. - 6. vena cav:\ Inferior. - 7. neumorftstrlco Izq uierdo. - 8. recurrente Izquierdo. - 9. neumo·
ststrtco derecho. - 10, recurrente derecho. - 11, arterla subclavia. Izquierda. - 12, neumo14strtco derecho Que
abandona la cara poet<'rlor de J3 arteria cardtlda primitiva lz.qulerda. - 13. tronco nrterlo.1 hraqulocetállco. -
1 4 , tronco venoao braqutoceUJlco Izquierdo. - 15, un nervio cardlaC'O retroadrtlco . - 16, seno coronarlo. - 17, orl·
ftelo del seno y vl.h· ula de 'J'ebeaio. - 18, ven tana practicada. en el pen('ardlo que abre la 1>3.rte ¡>01terlor del
stno de Thelle.
CORAZÓ;>; Y PERICARDIO
FIG. 10!
Sección transversal de las aurículas y de los grandes troncos a rteriales,
para mostrar el seno transverso en el sentido de su longitud.
(Ella eecclón ha sido h echa al¡rulendo el • l• z z d• I• O¡rura al¡rulenle.)
1 . au rfcula 11.quterda, con 1 ' . au ai:>'ndloe aurtcul &r . - 2. aurfcula derecha , con 2 ' . 1u ai>'a dJce aW'lcula r . -
3 , aorla . - 4, arteria pulmonar - s. oaco Dbrooo del pericardio. - 6, hoJa portel&I. - 7, b ola •loceral. - 8. e&·
• 1dad ae.roaa. - 9, 9 ' , aeno t rans• e-rto. - 10, t-eJldo conJunth ·o que une la aorta al tronco de la arteri a pulmon.a.r .
/3) A los lados, la serosa tapiza asimismo las caras laterales de las dos aurículas.
y) Por delante, encuentra las aurículas y, delante de ellas, los dos grandes troncos
arteriales que salen del corazón para dirigirse hacia arriba ; por lo que toca a las
aurículas, Ja serosa cubre regularmente su cara anterior desde el apéndice auricular
izquierdo hasta el apéndice auricular derecho ; por lo que concierne a los troncos
arteriales, les suministra una vaina común, cilindrica, que los envuelve a manera de
un manguito. Esta disposición se ve muy claramente en una sección horizontal que
pasa por la parte media de la ar-
teria pulmonar, en la que ve-
mos (fig. 102), ante todo, que Ja
serosa rodea en todo su contorno
las dos arterias aorta y pulmonar
y, por otra parte, que esta mis-
ma serosa forma un revestimien-
to continuo para la cara anterior
de las dos aurículas. Comproba-
mos luego, como una consecuen-
cia de la disposición precitada,
es decir, por el hecho de que la
hoja vi.sceral pericardiaca forma
ttn ma11guito complet o alrededor
···.:t' de la aorta y de la arteria pu l-
monar, que detrás de los troncos
arteriales existe, entre estos tron-
cos y las aurículas, un conducto
de dirección transversal indicado
hace tiempo por TH EJLE, y al
que H ENLE, que lo describió de
nuevo denominó seno transverso.
Este conducto, en el que se pue-
Frc. 103
de fácilmente introducir un de-
ección sagital del corazón que pasa por el eje de la aorta,
para mostrar el seno transverso. do, mide 6 ó 7 centímetros de
(u, eJe par el cual pua la llOCC!dn representada en la ft¡ura an terior.)
longi.tud por 20 ó 22 milímetros
1. aorta ll&eramente rerllnada hacia delante. - 2 , aurfc ula lt.· de altura y está , formado (figu-
qulerda. - 3, ventrfculo derecho. - 4, veotrfculo tr.qute.rdo. - 6,
a.rterta pulmonar derecha. - 6, punto de renexldn a nterior de la sero· ra 103, g) : 1.0 , por delante, por
sa. - 7, su punto de reft esldn posterior. - 8 , saco ftbroso del perlcar·
dio, QUC se divide en dos hoJas, una pc>stertur y otrn anterior. - 9 , la pared posterior de Ja aorta y
se.no transverso. a¡randado a conseeuenrta d• ta deavlación hacia
delante de la porción a1Cendent.e de la aorta. de la pulmonar; 2 .0 , por detrás,
por Ja cara anterior de las a urí-
culas derecha e izquierda; 3.0 , por abajo, por el ángulo diedro que corresponde a Ja
unión de las aurículas con los troncos arteriales antes citados; 4.0 , por arriba, por Ja
rama derecha de Ja arteria pulmonar y, debajo de ella, por la hoja profunda del saco
fibroso del pericardio, que, como ya hemos dicho anteriormente, viene a perderse en
Ja pared inferior de este último vaso. El seno transverso presenta dos orificios :
uno que corresponde a su extremo derecho (figs. 103 y 104) y el otro a su extremo iz-
quierdo. Su orificio izquierdo aplanado de delante a trás, en forma de hendidura, está
comprendido entre Ja arteria pulmonar, que se halla por dentro, y el apéndice auricu-
lar izquierdo, que se encuentra por fuera. Su orificio derecho, dispuesto asimismo en
forma de hendidura, está limitado hacia dentro por la aorta; hacia fuera, por el apén-
dice auricular derecho, y Ja vena cava superior. La cara izquierda del apéndice auricu·
lar derecho, prolongada atrás por la aurícula derecha, es Ja que particularmente limita
esta hendidura, que continúa por arriba en el fondo de saco ascendente comprendido
entre Ja cara izquierda de Ja vena cava superior oculta por el pericardio y la cara pos-
terior de Ja aorta ascendente, libre en el pericardio (véase fig. 104). El seno transverso es
CORAZÓN Y PERICARDIO 143
flG . 104
Corazón in situ después de abierto el pericardio.
(Se han seccionado la aort.& y la art.erla pulmonar en la baoe del cora.cln y oe tu ba reclinado arriba y abajo
pari. moetror la pared pasterlor del aeno de Thetle.)
1, aorta . - 2, arteria pulmonar. - 3, 4, eplcardlo que rodea completamente la aorta y la arte.ria pulmo·
nar. - 5, seno tranaverao de Thelle. - 6, apéndice auricular derecho. - 7, a~ndlce auricular izquierdo. - e,
u .n a cava !llUJ>erlor. - 9. pared anterior del tnrundfbulo. - 10, saco t\broao del pericardio. - 11 , recesaua adrttco.
- 12, recessus pulmonar. - 1 3, pUeaue pcrlcárdlco levantado por el enderezamiento de la aorta.
La hoja visceral del pericardio es en tocias partes lisa y uniforme ; sólo tenemos que
señalar en su superficie dos pliegues, el pliegue preaórtico y el pliegue vestigial, que ya
hemos descrito en los capítulos precedentes.
ANGIOLOGÍA
3.0 Linea de unión de la hoja viscer a l con la hoja p a rlet a1. - La línea de unión
de las dos hojas del pericardio, o, dicho de otro modo, la línea a cuyo nivel se refleja
la hoja visceral para convertirse en hoja parietal, es muy irregular. La examinaremos
&ucesivamente en la cara anterior y en la cara posterior.
chas, alcanza, siguiendo un trayecto horizontal, el punlo de emergencia de las dos venas
pulmonares izquierdas y desciende por el lado posterior de estas dos venas, llegando
así hasta más abajo de la vena pulmonar izquierda inferior.
Cambiando por úlúma vez de dirección, rodea esta vena y sube por el lado anterior
de las dos venas pulmonares izquierdas, llegando de este modo, un poco por arriba
de ellas, al borde inferior (y) de la arteria pulmonar izquierda, nuestro punto de
partida.
vena cava inferior, y un pedículo venoso izquierdo, formado por las dos venas pulmo-
nares izquierdas.
Las figuras 110 y 111 ayudan a comprender esta formación de los pliegues peri -
cardiacos efectuada en el curso del desarrollo. Después de resecar el corazón se percibe
la pared posterior del pericardio. Se han cortado los vasos a su entrada en el saco
pericardiaco. Como se puede ver, la llnea de reflexión en las arterias queda única; así
ocurre también en las venas. Recordemos que las arterias se desarrollan en el extremo
anterior del tubo cardiaco embrionario, mientras que las venas terminan en el seno
venoso, es decir, en el extremo posterior del mismo tubo. A consecuencia de la infle-
xión del tubo cardiaco prim1uvo y de las múltiples transformaciones que conducen a
la constitución de las aurículas y de los ventrículos, las líneas de reflexión de la serosa
'e aproximan; el pedículo arterial está próximo al pedículo venoso. Los esquemas
adjuntos permiten comprender la evolución que se produce a medida que el pedículo
\'enoso por una parte y el pedículo arterial por otra se subdividen.
En el esquema A, la llnea de reflexión es única y simple en el extremo arterial;
es única y simple en el extremo venoso.
En el esquema B se percibe el orificio del seno venoso desviado a la derecha ; a Ja
iLquierda, la desembocadura de las venas pulmonares. Se prepara la división del
hulbo arterial.
En el esquema C, los orificios de las venas cavas superior e inferior se alejan uno
del otro a consecuencia de la absorción del seno en la zona agrandada de la aurícula
derecha. El tronco venoso pulmonar llega a la aurícula izquierda. El bulbo cardiaco
se ha tabicado y dividido en dos vasos: la aorta y la arteria pulmonar.
CORAZÓN Y PERICARDIO 1 47
En el esquema D. los orificios de las venas cavas superior e inferior están aún más
separados entre sí. Se han constituido las venas pulmonares derecha e izquierda.
En el esquema E, Ja distancia de los orificios de entrada de las venas pulmonares ha
aumentado mucho y se han constituido a derecha e izquierda dos venas pulmonares.
F1c. 11 0
vena cava inferior, y un pedículo venoso izquierdo, formado por las dos venas pulmo-
nares izquierdas.
Las figuras 110 y 111 ayudan a comprender e ta formación de los pliegues peri -
cardiacos efectuada en el curso del desarrollo. Después de resecar el corazón se percibe
la pared posterior del pericardio. Se han cortado los vasos a su entrada en el saco
pericardiaco. Como se puede ver, la línea de reflexión en las arterias queda única; así
ocurre también en las venas. Recordemos que las arterias se desarrollan en el extremo
anterior del tubo cardiaco embrionario, mientras que las venas terminan en el seno
venoso, es decir, en el extremo posterior del mismo tubo. A consecuencia de la iníle-
xión del tubo cardiaco prim1uvo y de las múltiples transformaciones que conducen a
la consLitución de las aurículas y de los ventrículos, las líneas de reflexión de la sero a
<e aproximan; el pedículo arterial está próximo al pedículo venoso. Los esquemas
adjuntos permiten comprender la evolución que se produce a medida que el pedículo
\'enoso por una parte y el pedículo arterial por otra se subdividen.
En el esquema A, la línea de reflexión es única y simple en el extremo arterial ;
es única y simple en el extremo venoso.
En el esquema B se percibe el orificio del seno venoso desviado a la derecha ; a la
itquierda, la desembocadura de las venas pulmonares. Se prepara la división d el
bulbo arterial.
En el esquema C, los orificios de las venas cavas superior e inferior se alejan uno
del otro a consecuencia de la absorción del seno en la zona agrandada de la aurícula
derecha. El tronco venoso pulmonar llega a la aurícula izquierda. El bulbo cardiaco
se ha tabicado y dividido en dos vasos : la aorta y la arteria pulmonar.
CORAZÓN Y PERICARDIO 147
En el esquema D, los orificios de las venas cavas superior e inferior están aún más
separados entre sí. Se han constituido las venas pulmonares derecha e izquierda.
En el esquema E, la distancia de los orificios de entrada de las venas pulmonares ha
aumentado mucho y se han constituido a derecha e izquierda dos venas pulmonares.
F1c . 110
Se percibe entre las líneas de reflexión Ja pared posterior del seno transverso de
Theile, que se hace cada vez más pequeño, proporcionalmente al curso de desarrollo
del corazón.
--g
A
2"
') .
;:;·
2"
1)
e o
E
F1G . 111
del pericardio para ir a insertarse por la otra parte en la cara anterior de la ren.:era
vértebra dorsal y en el disco intervertebral situado encima de ella.
TF.UTLEBEN dio una descripción muy diferente del ligamento vertebrocardiaco.
Para él el ligamento es doble y bilateral. Se desprende, a derecha e izquierda (figu-
ra 112, 1 o), de la aponeurosis pre-
vertebral, en toda la altura com-
prendida entre la cuarta vértebra
cervical y la quinta dorsal. Desde
aquí se dirige hacia abajo y ade-
lante, confundiéndose más o me-
nos con las vainas de los grandes
vasos del cuello, y llegado a nivel
del cayado aórtico, se divide en
dos órdenes de fascículos: f asdcu-
los superficiales, que=pasan por de-
lante de la aorta y van a terminar
en la parte anterior del vértice del
pericardio; fasd cu los profundos,
que descienden hacia el pedícu-
lo pulmonar y allí terminan, en
parte en el mismo pedículo y
en parte en la porción vecina del
pericardio. Estas formaciones con-
juntivas no tienen la importancia
que les atribuye TEUTLEBE . No
se puede dar el nombre de liga-
mentos a estos tractos fibrosos qu e,
en sentido sagital. unen el peri- 8
cardio a la columna vertebral.
parte anterior e inferior del pericardio a la base del apéndice xifoides. Su borde su-
perior, libre, está en relación con el tejido celular retroesternal. Su borde inferior
corresponde al diafragma y se le adhiere a veces íntimamente. El ligamento esternoperi-
cardiaco inferior, que estaba muy desarrollado en el sujeto representado en la figu-
ra 112, puede verse reducido a simples tractos o hasta faltar por completo.
--1
2-
F1c. 115
Arterias del pericardio (cara anterior).
l , arteria mamarla tnttrna cruzada por delante Por el nerv1o trénlco. - 2, ramo perlchdlco anterior 7 aupe·
rlor. - 3, ramo pertcard1a.co anterior y medio. - 4, ramo pertcardtaco anterior e Interior. - 5, arteria d.latrarm•Ue&
IUJ>UIOr, eat6111.e del Denlo tr6DICO 6 1 6') .
Las venas terminan: por detrás, en las venas ácigos; por delante, en las venas
diafragmáticas superiores; algunas directamente en la vena cava superior y en los
troncos venosos braquiocefálicos. Los linfáticos terminan en los ganglios bronquiales.
Los nervios de la hoja visceral se disponen en dos redes : una superficial y otra
profunda. Los filetes terminan en ella por placas terminales arboriformes o en pelo-
tones de gran extensión. A nivel de la hoja parietal, la inervación proviene del frénico,
del simpático y del neumogástrico.
6. Líquido pericardiaco
El pericardio, como todas las serosas, contiene en su cavidad una pequeña can-
tidad (algunos gramos solamente) de un líquido cetrino, viscoso, salado y ligeramente
alcalino; es el líquido pericardiaco. GROUP-BtZANEZ, que tuvo ocasión de estudiarlo
en ajusticiados, le asigna la composición siguiente:
1. cr ANÁLISIS 2. o ANÁLISIS rl.RMINO MEDIO
Agua 962,73 955· 13 958,98
Albúmina . 21,fü 24,68 23,15
Fibrina. 0 , 10 0 ,81 0,40
Materias extractivas 8,21 u,69 10, 45
Sales minerales . "34 6,6g 7,02
ARTERIAS
CAPITULO PRIMERO
ANATOMIA GENERAL
2.0 Ramas cola ter a les y ramas t ermin ales. - Las ramas de las arterias son de
d os clases: terminales o colaterales.
Las ramas terminales resultan de la bifurcación de un tronco, el cual deja de
existir por el mismo hecho de esta división.
Las ramas se llaman colaterales cuando se desprenden de un tronco que no deja
por ello de continuar su trayecto y va a terminar más lejos; la arteria humeral, por
ejemplo, suministra, durante su trayecto de Ja axila al codo, varias ramas colaterales.
tales como la humeral profunda, la arteria del bíceps. la colateral interna inferior, etc.
3.0 Angulo d e inciden cia de las cola ter ales. - Las colaterales de una arteria
siguen generalmente un trayecto oblicuo con relación a esta última ; es decir, se d es-
prenden del tronco generador formando un ángulo agudo cuyo vértice está dirigido
hacia el corazón. Este hecho, sin embargo, tiene numerosas excepciones. El ángulo de
incidencia de una arteria sobre el tronco de que dimana puede ser un ángulo recto,
como se ve en las intercostales medias. Puede hasta rebasar los límites del ángulo recto
y ser un ángulo obtuso ; se dice entonces que la arteria sigue un trayecto recurrente o,
más sencillamente todavía, que es recurrente. Como ejemplos de arterias recurrentes
recordaremos las primeras intercostales suministradas por la aorta. Ja recurrente tibia!
anterior, las recurrentes radiales y cubitales, etc.
ARTERIAS
1.° Forma y calibre. - Todas las arterias, así las más delgadas como las más volu-
minosas, son regularmente cilíndricas y su diámetro no varía en ningún segmento
comprendido entre dos colaterales vecinas. En cambio, este diámetro disminuye inme-
diatamente después de la partida de una colateral y de nuevo queda invariable hasta
la emergencia de otra rama.
Las arterias, consideradas aisladamente, van disminuyendo de calibre a medida que
se alejan de su punto de origen. No obstante, no se podría decir que cada una de ellas
semeje un cono truncado. Las arterias se componen, como describió ya BICHAT, de
una serie de cilindros colocados unos tras otros, que van decreciendo desde el corazón
a los capilares. El punto de unión de estos diferentes cilindros corresponde siempre a la
emergencia de una o de varias colaterales.
Desde el punto de vista de su calibre, dividiremos, con HENLE, las arterias en seis
grupos, a saber:
1.cr GRUPO: Arterias de 8 milímetros de diámetro Ej. : Carótida primitiva.
!!.º GRUPO : )) 6 )) )) Humeral .
3.cr GRUPO: ))
5 )) )) Cubital.
4·º GRUPO : ))
3,5 )) )) Lingual.
•o
:> · GRUPO: )) J )) )) Auricular posterior.
6.o GRUPO: )) 1,5 )) )) Supraorbitaria.
2.0 Dirección. -Se puede establecer en principio que las arterias voluminosas
siguen de ordinario un trayecto paralelo al diámetro mayor de las regiones que atra-
viesan y a las que están áestinadas. Las arterias de los miembros, las del cuello y las
de los espacios intercostales nos ofrecen de ello muy claros ejemplos. En cuanto a las
arterias pequeñas, presentan direcciones más irregulares, variables en cada una de ellas.
ANCIOLOCfA
Las arterias son en general rectillneas y siguen el camino más corto para llegar
a los territorios orgánicos en que se distribuyen. Hay cierto número, sin embargo, que
durante su trayecto presentan una o varias curvas: tal es la tiroidea inferior, la caró-
tida interna y la vertebral.
Se encuentran, por fin, arterias que son flexuosas en toda la extensión de su tra-
yecto: son las que se dirigen a órganos susceptibles de dislocarse, como el bazo, o de
sufrir alternativas de dilatación y de retracción, como el estómago, los intestinos. el
corazón, el útero, etc.
Al lado de estas flexuosidades, que se podrlan llamar fisiológicas, conviene considerar las
flexuosidades adquiridas o se11ilcs, que se encuentran en los viejos, y que son la conse-
cuencia de una alteración histológica de las arterias. En estado normal, siempre que el
ventrículo izquierdo se contrae y arroja bruscamente su contenido en el árbol aórtico, las
arterias se dilatan para recibir la oleada sanguínea, luego vuelven poco a poco sobre si
mismas por efecto de su elasticidad, que conduce su contenido hasta las redes capilares.
Pe.ro no ocurre lo mismo en el viejo: a esta edad las túnicas arteriales se alteran, y su elas-
ticidad, como consecuencia de esta alteración, se atenúa y hasta desaparece completamente.
Desde entonces, las modificaciones de calibre impresas a la arteria pQr la sístole cardiaca
tienden poco a poco a hacerse persistentes. Al mismo tiempo que se dilata, la arteria se
alarga, y como la distancia es siempre la misma entre su punto de origen y su punto
de terminación, se ve forzada a encorvarse alternativamente en un sentido o en otro. Tal es
el mecanismo en virtud del cual se producen las flexuosidades seniles de los conductos arte-
riales. Estas flexuosidades se notan con preferencia en la temporal superficial y sus ramas,
en la humeral, en la radial , etc.
es posible verlas in vivo en Ja oreja del conejo o de HAVLICEK y de SPANNER, que las
descubrieron fuera de los tegumentos (riñón, intestino, etc.), y por último de
ET. CURTILLET.
Estas anastomosis aneriovenosas son numerosas en los tegumentos (por tér-
mino medio 40 en un espacio de 17 milímetros de diámetro). La anastomosis tiene
forma de asa y comprende tres segmentos : arterial, intermedio o anastomótico y
venoso. Las dimensiones del vaso arterial son variables; su calibre puede variar
de 30 µ a 200 µ; el de la anastomosis, de 30 µ a 35 µ. y el de la vena es más regu-
lar, de 100 µ a 120 µ .
Estas formaciones tienen el poder de contraerse hasta el cierre completo y de
abrirse alternativamente con una rapidez desconcertante (CURTILLET). Estas anasto-
mosis son <<0rganitos». funcionalmente autó-
nomos respecto a arteriolas y a vé11ulas.
Sin duda alguna, desempeñan papeles im-
portantes: reguladores térmicos, regulado-
res de la circulación en los corpúsculos tác-
tiles, en los que son muy abundantes
(MAssoN), reguladores de la circulación ve-
nosa periférica (ScHUMAKER), y por último
el papel de una «válvula de seguridad»
(TOURMADE y CURTILLET) cuando se produ-
cen hipertensiones.
A cualquier variedad morfológica que perte nezcan, las anomalías son debidas, según
SAPPEY, a dos causas principales: 1.•, a un exceso o a un defecto de convergencia; 2.•, a
una inversión de volumen. Estos términos son suficientemente explícitos por sí mismos
para no tener necesidad de definición; nos contentaremos con ilustrarlos con algunos ejemplos.
Las arterias radial y cubital se reúnen de ordinario en la flexura del brazo para formar
un tronco único, la arteria humeral. Pero esta disposición , que es, por decirlo así, Ja regla,
tiene algunas excepciones: se han visto los dos vasos citados reunirse en Ja parte media del
antebrazo, como también se ve efectuarse esa reunión más arriba del codo, ya en Ja parte
media del bra.zo, ya en la axila . En el primer caso las dos arterias convergen entre si más
pronto que de costumbre: constituyen una anomalía por defecto de convergencia. En el
segundo caso convergen más tarde : hay anomalía por exceso de convergencia. Se podrían
sustituir ventajosamente estas denominaciones por las anomalías por división tardia y ano-
ANCIOLOCÍA
malías por división prematura, que son a la vez igualmente sencillas y mucho más ex-
presivas. La anomalía por inversión de volumen descansa en el hecho de que, siendo
la masa de sangre que se dirige a una parte del cuerpo siempre la misma, una de las
arterias que se dirigen a esta parte no puede aumentar de volumen sin que la otra sufra
una disminución proporcional, y viceversa.
¿Cuál es la significación exacta de las anomalías arteriales? Es difícil decirlo. Sea lo
que fuere, las anomal!as arteriales, como las de los músculos, no son en número infinito.
Existen para cada arteria variedades de anomalías en número restringido y que es posible
clasificar o seriar. Así, la división · precoz de la arteria humeral tiene su origen en dos
arterias: una nueva, la braquial superficial, y otra la humeral propiamente dicha, es la
variedad más extrema de una serie que acaba, por otra parte, en el tipo normal de la división
de la humeral en el pliegue del codo en radial y cubital. La especie braquial superficial
comprenderá, pues, algunas variedades en número limitado y que entran en el mismo cuadro.
Lo mismo ocurre en la especie cubital superficial, etc. En una palabra, la anomalía arterial
nunca aparece como una especie de capricho inesperado. Por esto creemos que la causa de
las anomalías arteriales debe investigarse principalmente en los fenómenos hidromecánicos
del desarrollo embrionario. Se puede concebir que tal capilar de la red primitiva, por cues-
tiones de angulación, de situación, en relación al impulso sanguíneo que viene del corazón,
llegará a ser preponderante más bien que cualquier otro. Se puede concebir también un
trastorno en el sincronismo normal del desarrollo de los órganos, de suerte que un vaso
se desenvuelve particularmente para irrigar un órgano desarrollado más pronto que de ordi-
nario, o a la inversa, que un órgano más tardíamente diferenciado ocasionará un trastorno
en la disposición ordinaria de la vascularización.
Pero éstas son h ipótesis que no están todavía resueltas.
8.0 Terminación de las arterias. - Las arterias, como hemos dicho más arriba,
se resuelven, a med ida que se alejan de su origen, en ramos cada vez más numerosos
y cada vez más delgados. Estos ramos de terminación presentan en su trayecto, en
sus anastomosis, en su modo de ramificarse y de agruparse, disposiciones a menudo muy
diferentes, desde las redes tan variadas de las circulaciones viscerales hasta el glomé-
rulo del riñón, las arterias terminales de los centros nerviosos, las arterias helicinas
de l útero, etc. Finalmente, las arterias terminan en los capilares que las unen al
sistema venoso.
F1c. 12 1
y · delgadas hojas elásticas; 3.0 , una capa externa, conocida con el nombre de adve11-
ticia, capa conjuntiva que encierra los vasos nutricios de las paredes arteriales (vasa
vasorum) y las terminaciones nerviosas de los nervios sensitivo .
3.0 Arterias de grueso calibre o arterias de tipo elástico. - Las grandes ane-
rias: aorta, pulmonar, tronco braquiocefálico, subclavia, ilíaca, carótida primitiva, etc.,
F1c. 122
Nervios sensitivos de las arterias (según Doc1EL).
1, arteria• del pe.rtcardlo del ¡rato. - 2, endotelio . - 3, t\bras nervto&aa deaprovlat.a.s de mielina . - 4 , su•
aparatos termlnalee.
ten también en esta capa elementos musculares, menos numerosos que en las otras
arterias: son células ramosas que se extienden entre las hojas elásticas.
La adventicia es semejante a la de las arterias d e tipo muscular.
Las arterias están irrigadas ¡}or vasos sanguíneos, los vasa vasorum contenidos en
la adventicia. El simpático suministra los nervios denominados vasomotores. Además
de estos filetes m otores hay nervios sensitivos que forman una red subendotelial
(figura 1u).
F1 c. 123
Arteria pulmonar y sus ramificaciones; vista anterior .
1. pulmdn derecbo. - 2, pulmdn lzQulerdo. - 3, traquearteria . - 4, aurfcula derecha. - 5, ventrfoulo derecho.
- 6. aurícula lzquterda. - 7 . ventrtculo lzQulerdo. - 8, cayado de la aorta. - 9, arteria carótida primitiva lz ·
quterda. - 10. aubcl&Tla t~ulerda . - 11. tronco braqutocet•lloo arterial. - 12, vena cava superior. - 13, arttrla
pulmonar, con 13', ramt8eaclooes. - 14. 14". ve.naa pulmona.rea. - 15, 15', ramtftcaclonea bronqutales.
2. Ramas terminales
El Lronco de la aneria pulmonar se bifurca, como hemos dicho más arriba, en
arteria pulmonar derecha y arteria pulmonar izquierda. Cada una de ellas se dirige
1 1
6 SAV. Sl.Vant.
F1c. 124
El corazón in situ con el saco pericardiaco abierto.
l. uco ftbroso del pericardio. - 2. ventrlculo derecho. - 3 . ounta del corazón. - 4. ventrtculo t%qulerdo. -
5. aurícula derecha. - 6, aP6ndlce auricular derecho. - 7, arteria pulmonar. - 8, aorta. - 9, pliegue preaórttoo .
- 10, reoesaus aórtico. - 11, recessus pulmonar. - 12, vena cava superior (porción e:r.trapcrlcardlaca). - 12' . Ycna.
can. &uperfor (pc>rcJdn lntrapertcard.Jaca). - 13, tronco venoeo br&Qu1ouf'1.too de.recho. - 14, tronco •enoeo braquJo·
..
~~:i ..~~·:~':i.~l'e,tr~.n~ ~~~.1nt~t':u~~~"":~~"r del~~ !~~:: :::;~~f ~~~~~-: . Izquierda. - 17, artertr.
(Este oorazdn pertentce a un hombre de etbd, ea volum1DOIO 1 n comprueba la abuodt\Dcta de maaaa adJpoa:i1
en la porción derecha del surco aurtculovent.rlcular. 8 . A . v., y en el auroo lnt.ervent.rtcul:n anterior. 8. J . v. aot..)
ANGIOLOGfA
---:~:::::
.-· ....··:::.~-----.
.. ....
D
;;::::..·..::::..
8
FIG. 12¡ FIG . 128
1.0 Breve esbozo embriológico. - En el embrión (fig. 127), las arterias supra-
cardiacas forman una doble serie de arcos o de cayados (arcos aórticos), que, par-
tiendo del tronco arterial, se reúnen en la aorta desccndenle. Hay, en cada lado,
seis pares de arcos aórticos superpuestos, que se enumeran de 1 a VI yendo de arriba
abajo. La mayor parte de estos arcos desaparecen, por lo menos en parte; en el feto ,
en cierto periodo de su desarrollo, sólo exisLen cuaLro (figs. 128), dos a Ja derecha y
dos a Ja izquierda.
Ocupémonos solamente en el último, que representa el sexlo de Ja serie. En el
trayecto de ésle (fig. 128) nacen dos pequeños troncos, uno derecho y el otro izquierdo,
que se dirigen cada uno hacia el pulmón correspondiente y que represenlan: a Ja
derecha, la arteria pulmonar derecha primitiva; a Ja izquierda, la arteria pulmonar
izquierda primitiva. Su punto de emergencia divide el sexto arco en dos porciones,
una interna o proximal y otra externa o distal.
Para el sexto arco del lado derecho, Ja porción proximal (la siLuada por dentro
de la emergencia de Ja arteria pulmonar primitiva derecha) formará Ja porción ini-
ANCIOLOCÍA
cial de la arteria pulmonar derecha del adulto. La porción distal (la situada por fuera
de la emergencia de la arteria pulmonar derecha primitiva) desaparece.
Para el sexto arco del lado izquierdo, la porción proximal se halla toda englobada
por el tronco arterial, que al tabicarse formará la aorta ascendente por una parte y
el tronco de la arteria pulmonar por otra. En cuanto a la porción distal, persiste (está
18
............ 9"
········- ª
........... 1 7 4 __
...- - 11
representada en color violeta en las figuras ug y 130) y es la que consti tuye el co11dttcto
arterioso o conducto de Botal.
Como se ve, el conducto arterioso embriológicamente no es más que la porción
externa del sexto arco aórtico izquierdo y se continúa con el tronco d e la a rteria
pulmonar, al que pone en comunicación con la aorta.
mente cilíndrico, sino ligeramente ensanchado en cada uno de sus extremos. Los
orificios por los que se abre en la pulmonar y en la aorta son redondeados o más
o menos ovalados. Finalmente, es permeable en toda su e;xtensió n y no presenta vestigio
alguno de válvulas ni en su parte media ni en sus extremos.
F1c. l !jl
Corte transversal del conducto arterioso, ocluido en su mayor parte,
en un niño de veintidós meses (según GtRARD).
1, tllnk& celulosa. - 2, t dnlca muacular. - 3, li mlna elútlca de la endoarterla , casi regularmente muy blPV·
troftada. - 4. 4 '. vestl¡los da la luz del conducto. demostrando que la obllteracldo no 16 baee en un 10lo bloque por
l• !llS!ón y la aoldadura de tocln la auperllcle • la vez de la cavidad del oonduoto.
rrente, que rodea su borde izquierdo de fuera adentro y de abajo arriba. Proyectado
sobre las dos paredes torácicas a nterior y posterior, el conducto arterioso corresponde,
en la posterior, a la sexta costilla, y en la anterior, al segundo espacio intercostal
izquierdo junto al borde del esternó n.
4. Ligamento arterial
ganglios que lo separan aquí de la pleura mediastínica izquierda; 2.0 , hacia atrás,
con el bronquio izquierdo; 3.0 , a la derecha, con la aorta; 4.0 , a la izquierda, con el
neumogástrico y recurrente izquierdos. El recurrente desciende por delante de la
aorta, rodea de delante atrás el borde izquierdo del ligamento arterial, remonta en
seguida sobre Ja cara posterior de este ligamento y, finalmente, pasa por detrás de
la aorta. Por lo que concierne a las extremidades del ligamento arterial, correspon-
den, una a la cara superior de la arteria pulmonar izquierda y otra a la cara anterior
de la aorta : ambas se fusionan íntimamente con la pared del vaso correspondiente.
Enfrente de estas extremidades, en Ja pared interna de los vasos, se encuentran a veces
vestigios de los dos orificios pulmonar y aórtico del conducto arterioso : ora en forma
de una pequeña fosita conoidea, ora como una simple depresión redondeada o lineal.
Sin embargo, en el adulto generalmente no se encuentra ningún vestigio de dichos
orificios.
AORTA
La aorta se origina en la base del ventrícu lo izquierdo. Se dirige oblicuamente arri-
ba, adelante y a la izquierda en una extensión de 3 a 5 centímetros. Luego, flexionán-
dose sobre sí m isma, en forma de cayado (cayado aórtico), se d irige atrás y a la
izquierda, hasta el cuerpo de la cuarta vértebra dorsal. A partir d e este p unto des-
ciende verticalmente y recorre el tórax, atraviesa el d iafragma y penetra en el
abd omen, que recorre. Termina a la altura del cuerpo de la cuarta vértebra lumbar.
después de haber suministrado las arterias iliacas primitivas y la arteria sacra media,
debiendo ser considerada ésta como su continuación muy reducida de ta mafio. Des-
cribiremos sucesivamente:
1.º El cayado de la aorta;
2.º La aorta torácica propiamente dicha;
3.0 La aorta abdominal.
l. Cayado de la aorta
El cayado de la aorta es el primer segmento de la aorta. Se le denomina así a
causa de la cur va que describe en el mediastino al pasar por delan te, encima y detrás
del pedículo pulmonar izquierdo.
1.0 Limites. - Comienza en el orificio aórtico del ventrículo izq uierdo y termina
en el lado izquierdo de la cuarta vértebra dorsal.
corazón que esle Lejido es atravesado por la s arterias coronarias; también en él circu-
lan las arterias infundibulares, los nervios cardiacos destinados a los ventrículos, los
linfá ticos del miocardio y, por último, pequeños vasos arteriales y venosos que, ema-
nando del corazón, van a anastomosarse con vasos del sistema bronquial y establecen
así una pequeña comunicación entre los sistemas vasculares cardiaco y extracardiaco.
Por medio del manguilo seroso que la rodea, Ja aorta establece las siguientes re·
laciones :
La cara anterior está en relación por arriba con el recess11J jJreaórtico; recordemos
que la hoja visceral, en el momento en que se refleja con la hoja parietal, forma un
recessus basLante profund:>, que se prolonga más o menos arriba sobre la cara anterior
de la aorta . Por abajo el pericardio seroso está levantado por un reborde adiposo, el
pliegue preaórtico de CoNCATO (véase Pericardio). Este, situado en el pie del cayado
aórtico, es de origen mecánico; parece producido por el vaivén del borde superior
del apéndice auricular derecho contra la cara anterior de la aorta ( MARCAcc1). Es
180 ANCIOLOCÍA
13
F1G. 138
Corte horizontal del tórax que pasa por la porción hori1.o ntal del cayado aórtico.
l, disco tnvertebra1 entre Drv y Dv. - 2, esóta¡o. - 3. conducto torácico. - 4 , trAQuea, secctonada tnme·
dlatamente por encima de la bl!urca cldn. - 5. 5•. bronquio Izquierdo y bronquio derecho. - 6, cayado adrtlco. -
7, vena cava superior. - 8 , vena ácigos mayor, con 8' , su desembocadura en la vena can. - 9 , Acl¡oa menor. -
10, ran¡llos lln!áUcos. - 11, pleura visceral. - 12, pleura medlastllllca. - 13, pulmdn derecho. - 14, pulmdn
Izquierdo.
menos continuo con los órganos que caminan por el canal costovertebral, es decir,
con las arterias y venas intercostales izquierdas y la cadena simpática torácica.
y) La cara inferior describe una curva cóncava hacia abajo que cabalga sobre
el pedículo pulmonar. En este trayecto el arco aórtico encuentra diversos órganos :
Por delante se encuentra primero la arteria pulmonar derecha, que cruza la
cara inferior de la aorta; está envainada por el desdoblamiento del pericardio fibroso
que la une a este vaso. El ligamento arterial, fijo por una parte a la arteria pulmonar
izquierda en su origen, se inserta por otra parte en la porción media de la cara inferior
del cayado. Encuadra (véase Nervios del corazón) con la aorta por arriba, la arteria
pulmonar izquierda por abajo y la porción ascendente del cayado por dentro, el plexo
cardiaco con su o sus ganglios de Wrisberg (fig. 132).
Inmediatamente por detrás del ligamento arterial, el neumogástrico izquierdo
desprende el nervio recurrente izquierdo, que describe un asa subaórtica para llegar
a la ranura traqueoesofágica. R ecordemos que del asa recurrente nacen los nervios
cardiacos inferiores izquierdos, ramos siempre muy cortos.
ARTERI A AORTA 183
Continuando su trayecto hacia atrás, la aorta cabalga sobre la cara superior del
bronquio izquierdo, del que está separada, como lo estaba de la tráquea, por una
capa de tejido celular más o menos importante, la segu11 da bolsa serosa de CALORI.
jJ '
12· :. 6
<)' ' J
~ ' 11
6" - 1J
' 9
18 ' '
18 ' 8
'
F1c. 139
Arter ias subclavias y órganos de la base del cuelJo (vista posterior).
!Se ha resecado la. columna nrtebral entre la t ercera vértebra cer•leal y la cuarta vértebra dorsal.)
Pb. , !ar1n11e. - CE.. es6!a¡o. - Ao., aorta. - c. t h ., cuerpo tiroidea.
1, l'. arterlu 1ubclav1a1 derecha e Izquierda. - 2, 2', eardlld.. pr1m1ttva1 derecha e Izquierda. - 3, 3' , caró·
Udaa externas. - 4 , 4 '. cardtldaa tntema1. - 5 , 5', arterias Uroldeaa supertcre.e. - 8, 6' , arterias Uroldea1 lnt•
riOttl. - 7 , lntercoatal superior t~ulerda. - 8 , t ronco tlrocetvtooeacapular derecho. - 9, arteria eacapula! 1upe-
rtor. - 10, neumoa•et.rlco derecho. - 11 , 11 ', ne.rvtoa recurrente.a derecho e lr.Quterdo. - 12, 12' , atmplitlco cervical.
- 13 , pnglto cervical medio derecho. - 13 ', oJal nervioso strnp4tlco en el que penetra la arteria tlrotdea Interior l.&·
qulerda. - 14, gangllos estrellados derecho e lzQuterdo. - 15, un nervio rardlaco Interior derecho anaatomosado
con el recurrente derecho. - 16 . 16'. nervloa cardiacos 11upcrlores derecho e lzQuterdo. - 17, 17'. nervios tr6nlcoa
dtreobo e izquierdo. - 18, plexo braquial. - 19 , conducto tor•clco. - 20, 20'. arterta1 tntercoat.ales aórtlca1.
Satélites del bronquio, encontramos el grupo de los ganglios peri bronquiales izquier-
dos (BARÉTY) y los vasos bronquiales situados encima y detrás de él. Las venas pulmo-
nares izquierdas e tán situadas en un plano inferior y lejos de la aorta (fig. 140).
ANGIOLOCÍA
o) La cara superior es la cara de la que parten las tres voluminosas colaterales del
cayado aórtico: el tronco braquiocefálico, la carótida primitiva izquierda y la sub-
clavia izquierda. Estas tres arterias nacen del cayado antes que éste haya alcanzado
el vértice de su convexidad. La relación más in teresante de esta cara se establece con
F1c . 140
R elaciones posteriores d el pericardio. Esófago to rácico.
Ao., aorta. - <E., eocl!ago. - o. O., aurlcula l•qulerd•. - P. d., puJmdn derecho. - P . g ., pulmdn lzQulerdo.
- V. p. 8' ., venas puJmonaree lzqUJerdaa.
1, neumorástrlco derecho. - l' , recurrente derecho. - 2 , neumoeiatrtco tzQuJerdD. - 3, 3' . plexo e90f'&too. -
4, clla! ragma. - 4'. ortOclo eao!A¡rlco. - 5, vena áclroa mayor. - 6, cayado do l& ácl¡¡oo. - 7, trAQuea. - 8, bron·
Qu.lo derecho. - 9, bronquJo Izquierdo. - 10, subcla•la derecha. - 11, 1ubela•ta. LzQuierda. - 12, un nervio cardiaco.
ARTERIA AORTA
2. Aorta t orácica
Se da convencionalmente el nombre de aorta torácica al segundo segmento
torácico de la aorta ; es continuación del cayado y se caracteriza por su dirección
vertical descendente.
2.0 Situación, dirección. - La aorta torácica ocupa la parte más profunda del
mediastino posterior y está unida a la parte anterior de Ja columna vertebral.
La dirección del vaso no es absolutamente vertical, sino ligeramente oblicua abajo,
adelante y a Ja derecha, de suerte que situada en su origen en la cara lateral izquierda
de la columna, tiende, en su parte inferior, a situarse en la cara anterior de los
cuerpos vertebrales sin llegar exacta-
mente a la línea media (fig. 142). En
el niño la aorta es más central que en
el adulto.
Sigue en el plano anteroposterior
Ja inflexión de la columna vertebral y
describe con ella la curva cóncava hacia
delante, Ja cual tiende a hacerse conve-
xa en el segmento inferior. Las desvia-
4 ciones de la columna vertebral (escolio-
sis) motivan desviaciones homólogas del
9 vaso.
Se ha abierto ampltamente el tóra.x ti0r deJ11nte ~· se h:rn e:ttrafdo el corazón. C'On el perlcardlo 1 los a randes
vasos. la tráquea. el e&óta.10, la aorta: ae ha f'xtrafdo también el pulmón derPCbo 1 rtcllnado el Izquierdo hacia tuera ;
ae ba cooaervado la. parte posterior de las dos plcuru mf'dt:islfntcaa. SO!tenléndola con erinas.
l . column a vertebral. - 2. conducto torácico. - 3, arterias lnttrc:ost ntea. - 4 , áctaos mayor, Que recibe en au
Indo lz.Quterdo lti AcLaoa menor y el t ronco romlln de las venas lntercost.alea superlores lt.Q ulerdas. - 6 , tr•Quea . -
6, eaóta¡o. - 7, tronco a rterial br:iqulocdállco. - 8 , rardtlda primitiva lzQulerda. - 9, 1ubclav1a Izquierda. -
10, 10', troncos l't'D080a braQutoceUllcoa derecho a Izquierdo. - 11, aona. - 12 . vrna cava Interior. - 13, dia -
f ragma. - 14, pericardio. - 15 , pleura mrd lastfnlca drrechn.. - 15'. pleura medlastfnlca b.quterda . - 16, pulmón
liquJerdo con su blllo. - 17, horquilla. eatorn:il y primera coliitllla sciuuadru h:H'la arrtbt\ con erinas.
188 ANGIOLOGÍA
del bronquio izquierdo y con las dos venas pulmonares izquierdas, éstas situadas en
un plano inferior al conducto bronquial (fig. 145). No tiene relación inmediata con
la arteria pulmonar izquierda ; ésta es más anterior y el bronquio la separa de la
F1c. 144
Pla no superficial del mediastino posterior (T.-J.).
Se han rost'cado 1M vértebra.& dorsales. la 1>0rddn J)OSterJor de las costlllna derechas e tzquJerdas, asf como laa
partes blandas Que cubren estos segmentos dseoa.
l, eadt ago auprabronquJal. - 2, aorta descendent.e . - 3, ronduct.o toráclco. - 4 , ácl¡oa ma}"Or. - s, •c1¡01 me·
nor. - 6, pleura y pulmón t1.qulerdo1. - 7, pleura y pulmón derechos. - 8. arteria Intercostal aórtica, acompanad.a.
de la vena y dol nervio tn t.ercoatales. - 9. arteria Interco.tal superior acompadadl'.L de la ven& y del nervio del mJamo
nombre. - 10, almpátlco tort\ctco. - 11, teJtdo cel utoadlt>Oao que- envuelve la porción tntrabronqutal del eadta¡o .
ID. primera vértebra dorsal. - Xno. duodécima vértebra dorsal. - I . II. IlI, IV. etc . • et.e .• primera, 1e11und&.
tercera, cuarta , etc., etc. coatillas.
ARTERIA AORTA 189
aorta. Ganglios peribronquiales se escalonan junto al conducto aerífero. Por último,
a este nivel nace de la aorta el tronco de las arterias bronquiales: éste sel bifurca
en dos ramas, derecha e izquierda, cada una de las cuales sigue Ja cara posterior del
bronquio correspondiente.
Entre la aorta y el pedículo pulmonar aparece y se insinúa el tronco del nervio
neumogdstrico izquierdo: éste cruza oblicuamente la cara anterior de la parte más
superior de Ja aorta torácica para llegar, por debajo del bronquio, al borde izquierdo,
lu ego a la cara anterior del esófago (fig. 140).
Frc. 145
Pedículos pulmonares y ganglios traqueobronquiales: vista posterior (T.·J.).
1. pulmones apartados hactq, tuera. - 2. aurfcu1aa d.el corazón 'ftatae por det.r•a. - 3 . a.rt.er1a1 pulmonarea
Izquierdas. - 4 , 4 ' . venaa pulmonares d.ercchaa e izquierdas . - 5, aorta, con 6', aubcl&Tl& Izquierda. - 6, cond ucto
tor&cloo. - 7 . eoótago. - 8, trAquea. - 9, 9', bronquios derecho e Izquierdo con auo ramlftcaclonea en el hlllo del
pulmón. - 10, vena &clgos mayor. - 11 , 11'. neumot1Aatrlcoe derecho e Izquierdo. - 12, recurrente.
A , irrupo ¡ran¡llonar lntertraqueobronquJal (en orf1J. - B. B'. irrupoe lnterbr onqulalea derecho e Izquierdo (tn
oerd1J. - C, grupa pretraqueobronqulal derecbo <en amorillo anaran/adoJ. - D, pn¡¡lloe recurr-tes.
10
__ _6
F1c. 146
Aorta torácica. Conducto tor:icico. Acigos.
CE. tldta¡o. - Ao, aorta.
l , vena ácigos mayor. - 2. '' rn:i lr.terrostal suprrlor derecha. - 3 , ht'mlAcl1ros superior. - 4 , bemltcls o1 tote·
rtor. - 5, conducto t or,clco. - 5' , orlRrn del cond1telo torácloo !Upo plexftorme de la cJ1tern!l de Peoqoet). - e, ca·
yado del conducto tor•clco. - 7, l'an¡lto Htrellado. - 8, neumoeut rlco derecho. - 9 , nen•lo recurrente derecho. -
10, almpf.tJco tor•ctco. - 11. 11 ', ncrvto1 tap1'cntcos mayor derecho e Izquierdo . - 12, nervio eapl•cn.Joo menor
derecho. - 13, arteria subc'lav la derecha. - 14, a rteria vertebral y nervio aenovertebral . - 15, &rterla aubcl&Yl&
Izquierda. - Las arterias y venaw tntf'rcostalu oórllcas no están numeradlll. Ndteae el paao de ta1 arter1a1 dere--
eba• Por detrU de la vena •ct101 m•yor.
ARTERIA AORTA
La vena ácigos mayor discurre igualmenLe delante del plano óseo, junLo al que
eslá aplicada, muy a Ja derecha de Ja aorta. Clásicamente se admile que la aorta
y la ácigos, aproximadas en la parte inferior del lórax, suben por el mediastino
oblicuando en sentido contrario, hasta el punlo donde describen sus cayados, una
encima del pedículo pulmonar izquierdo, la otra encima del pedículo pulmonar
derecho.
Los dos vasos limilan de esta manera un espacio angular de vértice inferior y cuya
base superior corresponde a los cayados de ambos vasos, intermediando entre ellos una
distancia de unos ues centímetros aproximadamente. Esta disposición en V es en
realidad variable. BRAINE tiene la convicción de que esto es un artificio de prepara-
ción y que, en realidad, los dos órganos caminan casi paralelamente uno con el
otro (fig. 146).
b) Cara anterior. - El esófago, anterior a los vasos. ocupa en el sentido fron-
tal el espacio comprendido entre la aorta y la ácigos. Estas relaciones aorticoesofági-
cas merecen ser precisadas. Recordemos que la arteria es ligeramente oblicua hacia
abajo y a la derecha y tiende a ganar la línea media. El esófago, que al principio está
situado cerca del lado derecho d el vaso, pasa en sentido oblicuo por delante de él
para venir finalmente a rebasar su costado izquierdo: se puede decir que en una
vista anterior, el esófago, órgano más superficial, cruza diagonalmente la cara ante-
rior de la aorta de derecha a izquierda y de arriba abajo. Estas relaciones son, por
demás, algo variables según se trate de una aorta profunda, paravertebral, y en este
caso no hay contacto, o de una aorta más superficial, prevertebral, como en el niño, y
entonces el contacto entre los dos órganos es íntimo. Por el hecho de este cruzamiento
las arterias intercostales tienen diferentes relaciones con el esófago : por arriba, las
arterias intercostales derechas son las que cruzan Ja cara posterior del esófago; por
abajo, es decir, encima del diafragma, son las arterias intercostales izquierdas. Esta
disposición clásica no corresponde tal vez de una manera exacta a la verdad. El esófago
se encuentra alejado siempre de la columna vertebral toda la anchura de Ja aorta,
salvo en la parte más superior, y se puede afirmar que Ja distancia del esófago a la
columna vertebral, y por consiguiente a la aorla que está junto a ella, aumenta pro-
gTesivamente a medida que nos acercamos al diafragma: las arterias intercostales
no pueden, por lo tanto, estar en relación directa con el esófago. Sin embargo, es
exacto que en su parte inferior el conducto digestivo describe en sentido transversal
una curva pronunciada de concavidad izquierda (GRtco1RE) y que su extremo inferior
cruza de derecha a izquierda la dirección de la aorta. En toda la extensión de este
segmento inferior el esófago corresponde por delante a Ja cara posterior del peri-
cardio fibroso, es decir, a la parte inferior de Ja aurícula izquierda y a la parte superior
del ventrículo izquierdo.
Juntamente con el esófago, la aorta entra en relación también por su cara ante-
rior con los dos neumogástricos. Estos dos nervios, que se presentan muy separados
del esófago en la bifurcación de la tráquea y en esle punto cruzan respectivamente
la cara posterior de los dos pedículos pulmonares derecho e izquierdo, llegan a al-
canzar el esófago torácico en su segmento retropericardiaco : el neumogástrico iz-
quierdo llega a Ja cara anterior; el neumogástrico derecho va siguiendo el lado
derecho antes de pasar a la cara posterior del esófago, la que sólo alcanza muy
in[eriormente. Los dos nervios antedichos se reúnen por anastomosis adosadas al
esófago (fig. 147).
Unos filetes nerviosos simpáticos que proceden de la cadena simpática torácica
pasan en pequeño número por delante del conducto aórtico para alcanzar su fin
en el abdomen; existen otros, raros también , en la cara posterior que se dirigen al
plexo solar.
c) Caras laterales. - Las caras laterales de la aorta se relacionan con las pleu-
ras. Estas Lienden a cada lado a insinuarse entre la aorta y el esófago. Las pleuras
ANGIOLOGÍA
forman una cortina móvil que se deja levantar por los órganos del mediastino y
deprimir en su intervalo. Así es como la pleura derecha, levantada primero por
la ácigos y luego por el esófago, se insinúa entre dos órganos en un canal que se
designa con el nombre de fondo de saco acigoesofdgico, y como la pleura izquierda
F1c. 147
Relaciones posteriores del pericardio. Esófago torácico.
Ao, aorta . - CE, e!d!a¡¡o. - O. o .. nurfcula Izquierda. - P . d., pulmón derecho. - P . ¡ ., puJmcln JzQulerdo .
- V . p. e .. ven.u pulmonares lz.qu1e rda1.
1, neumo¡ t strloo d er~ho. - l '. recurrente derecho. - 2 , neum0trli.atrtco Izquierdo. - 3 , 3'. plexo eaoU ¡tC'O. -
4 , dlatragma.. - 4 ', ortftclo esof4¡1co. - 5. vena áclwos mayor. - 6 . cayado do la ácigos. - 7, trAQuea. - 8 , bron·
quto derecho . - 9 , bronquio Izquierdo. - 10, aubclavta derecha. - 11, s ubcla via Izquierda. - 12, un nervio cardla.co.
ARTERIA AORTA
C. RELACIO ES DE LA AORTA EN EL
ORIFICIO DIAFRAGMÁTICO. - Como hemos vis-
to en MIOLOGÍA, la aorta pasa por el ori-
ficio posterior del diafragma, orificio ten-
dinoso formado por la separación de los
dos pilares y cerrado por delante por el
entrecruzamiento de los fascículos anasto-
móticos de éstos.
El conducto torácico pasa por el mis-
mo orificio, en la cara posterior de la aor-
ta. Recordemos que las venas ácigos pasan
por las hendiduras comprendidas entre los
pilares principales y accesorios del diafrag-
ma y que el esófago penetra por un ori-
ficio independienle, orificio completamen- Corte horizontal del mediastino posterior
te muscular que dista de la aorta de cua- para mostrar los fondos de saco pleurales
(T.·J.).
tro a cinco centímetros apro;ximadamen-
1, eedlo¡o. - 2 , aorta. - 3, 'cllOI mayor . - 4,
te y siluado en un plano más elevado que dclgos menor. - 5 y 6, neumoti atrlco. - 7, 8, tondos
de saco pleuralea derecbo e tz.qulerdo. - 9, pericardio .
el orificio arterial. Existe, pues, una parte - 10, oornd n . - 11, pulmdn. - 12, octava vtrtebra
dorsal. - 13, octa va 001tllla . - A 7 B, v!as de accno
del mediastino posterior situada debajo del a l medluUno PGlttrlor .
orificio esofágico; es el punto más declive,
y sólo está ocupada por vasos y nervios: la aorta, el conducto torácico, las ácigos,
los nervios esplácnicos y la doble cadena del simpático (fig. 101).
3. Aorta abdominal
2.0 Situación. Dirección. - La aorta forma parte del plano parietal. Está apli-
cada a la columna vertebral por detrás del peritoneo.
Se dirige verticalmente hacia abajo con una ligera oblicuidad: en su origen está
un poco a la izquierda, mientras que en su lerminación se halla exaclamente en la
línea media.
194 A/\CIOLOCÍA
3.0 Relaciones. - En lodo su lrayecto la aorta abdominal eslá envuella por una
atmósfera celulosá, densa, que contiene numerosos fileles simpálicos. Eslos, anastomosa-
dos entre sí, forman el plexo periaórtico, particularmente desarrollado delante del
vaso. Conslituye en el abdomen el simpático d enominado prevertebral, para distin-
guirlo de la doble cadena paravertebral. A los lados del vaso se escalonan los ganglios
linfáticos yuxtaaórticos.
..2
.... 6
.... 6'
.... 6"
... 5
.. 1
... /j
... 5
.... 3
... 5
... 5
...9
Aparte de estas conexiones inmedi atas, la aona abdominal ofrece las siguientes
relaciones :
a) Cara posterior. - La aorta abdominal descansa en la cara anterior de los
cuerpos vertebrales de la duodécima vértebra dorsal y de las cuatro primeras lumbares.
Estas se hallan revestidas por el tejido fibroso que constituye el gran ligamento ver-
tebral común anterior y el entrecruzamiento que proviene de las inserciones de los
pilares del diafragma. Cubre la cisterna de Pecquet en el origen del conducto torá-
cico (fig. 149).
La cadena del simpálico lumbar, muy delgada en su parte superior, más volu-
minosa en su parte inferior, desciende por los. costados d e los cuerpos vertebrales:
su aspecto varía según haya concentración o diseminación de las formaciones ganglio-
nares (BONNIOT). Paralelamenle a l simpático caminan las venas lumbares ascendentes
derecha e izquierda.
ARTERIA AORTA 1 95
El psoas se alarga lateralmente; se distingue su fijación en arcos sobre los lados
de los cuerpos vertebrales. Por los espacios arqueados osteofibrosos que dibujan pasan
los rami communicantes, las venas lumbares y las arterias lumbares. Como las arterias
intercostales, de las que son homólogas, éstas nacen de la cara posterior del tronco
aórtico, cerca de la línea media; tienen, pues, un trayecto retroaórtico antes de llegar
a los arcos del psoas.
Ftc. 150
Región celiaca vista de frente (T.-J .).
1, plexo M>l&r. - 2. aangllo aemJlunar derecho. - 3, esp14cnlco mayor. - 4 . nervio espl,cnlco menor. - &, alm·
P•tlco tumbar con uno de sus glrnrllos. - 6. aorta. - 7, tronco celiaco, con: 7' , esplénica: 7", coronarla utomi·
quJca: 7" ', hep,ttca. - 8, vena parta. - 9, cara Inferior del Mrndo, con 9', lóbulo de 8Pletrel. - 10, abertura
practicada en el cplpldn menor. - 11 , pllorea del dlatrarma. - Ji2, vena ca•a Jnfertor apretada entre do1 ll1adura1
~~ 4 ?1~~1:.:~~ ~ iªs':'~l~~~~i.u-; lieciu~~: rer'~:~.;laa':.s~I~~·. ~lfJ~.ente feneat.rada para descubrlr el ple~o aolar.
Por último, en su parte más superior la aona cubre y oculta totalmente la cisterna
de Pecquet, con la terminación de sus afluentes y el origen del coµducto torácico que
de ella parte (fig. 149).
b) Cara derecha. - La cara derecha corresponde a la vena cava inferior; pero
estas relaciones varían según las alturas.
A nivel de la cuarta vértebra lumbar, es decir, en el origen de la vena cava infe-
rior, ésta se halla en contacto inmediato con la cara derecha de la aorta, aun estando
situada en un plano más posterior. Más arriba, los dos gruesos vasos se separan: la
aorta se inclina ligeramente a la izquierda, mientras que la vena cava inferior sube
oblicuamente hacia atrás y a Ja der.echa, cruzando así el flanco lateral derecho de b.
columna lumbar. Por el hecho de esta doble oblicuidad en sentido inverso los dos
vasos se separan a medida que se elevan: el espacio intervascular &e llena de tejido
celular que forma un verdadero tabique conjuntivo laxo, en el que discurren y se
escalonan los ganglios linfáticos yuxtaaórticos d erechos.
ANGIOLOGfA
En la parte superior del abdomen, es decir, a la altura del hlgado, la vena cava
inferior no tiene ya relaciones con la aort.a. Se inclina fuertemente a la derecha para
llegar al canal que excava en la cara posterior del hlgado, mientras que la :iorta per-
manece prevertebral. El pilar derecho del diafragma y toda la anchura del lóbulo
de Spiegel separan ambos vasos.
c) Cara izquierda. - Esta cara corresponde, primero a los músculos de la pared
abdominal posterior: pilar.es izquierdos del diafragma, a través de los cuales pe-
netran los nervios esplácnicos izquierdos y los orlgenes de la hemiácigos inferior
izquierda; músculo psoas más abajo.
Aplicados delante de la pared posterior del abdomen y en la proximidad de la
aorta se encuentran la cápsula suprarrenal izquierda y los órganos urinarios. El vér-
tice de la cápsula suprarrenal está cerca de la aorta. Esta destaca para la glándula la
arteria capsular media: este vaso
queda rodeado por un tejido
celular bastante denso, al que
ALBARRÁN y CATHELIN dan el
nombre de ligamento suprarre-
noaórtico y que PATURET deno-
mina más justamente vaina
vascular de la arteria capsular
media. Debemos hacer la obser-
vación de que nunca existe con-
tacto entre la aorta y la supra-
F1c. 151 rrenal izquierda, como se observa
Relaciones de la vena porta vistas en un corte entre la suprarrenal derecha y la
transversal del tronco. vena cava inferior.
l, cuerpo ''trtebral. - 2, epiplón rasu-obepttloo, con: a, conducto Debajo de la suprarrenal el
coledoco; b, vena Porta; e, ar~rta heptUca . - 3, lóbulo de 8pletrel
cubierto hacl• delante por el epiplón rastrohepAUoo. - 3', tl mlamo riñón izquierdo se halla en re-
cortado a travf:a y envuelto Por el peritoneo. - 4, rUldn derecho. -
4', au corte. - 5, cApaula 1uprarrenal derecha. - 5', au corte. - 6, lación con la aorta. Dada la obli-
vena cava Interior. - 7, aor,La. - 8, ctpaula auprarr-enal lzQ.ulerd&. -
9, rlMn lzQulerdo. - 10, tran1c&vld•d de los eplploneo. - 11, hiato cuidad del riñón, su polo supe-
de w 1n1lo\". - 12. hoja parietal del peritoneo, que tapiza la pared
abdominal poet•rlor. rior está más próximo a la aor-
ta que el inferior. Por debajo
del riñón el uréter desciende paralelamente a la aorta, pero a distancia de la
misma.
d) Cara anterior. - La cara anterior, retroperitoneal, está cubierta por las vlsceras
abdominales. Entre éstas, como más tarde veremos (véase EsPLACNOLOGfA), unas están
libres en la cavidad abdominal y separadas de la aorta por el peritoneo parietal pos-
terior, mientras que otras, fijas, son subperitoneales y están en contacto directo con
la aorta, a la que cubren. La aorta abdominal tiene, por consiguiente, segmentos des-
cubiertos que se perciben después de haber reclinado las vlsceras móviles y segmentos
ocultos imposibles de inspeccionar sin mutilación. Es preciso recordar que esta dis-
posición del adulto es debida a la evolución del peritoneo en el curso del desarrollo.
Primitivamente el saco peritoneal se refleja a nivel de la aona: las dos hojas adosadas,
aprisionando las ramas viscerales aórticas, forman un largo tabique, un meso, como
se dice, que une el tubo digestivo del embrión a la pared posterior del abdomen
(mesogastrio, me oduodeno, mesenterio común, mesenterio terminal). Más tarde ocu-
rren fenómenos de torsión del asa intestinal primitiva y fenómenos de adosamiento a
nivel de los me os y vísceras, fenómenos que determinan las conexiones que la aorta
ofrece en el adulto con el peritoneo y las demás vlsceras: directamente subperitoneal
en ciertos puntos, es retrovisceral en otros.
Teniendo en cuenta estos hechos, las relaciones de la cara anterior de la aorta
pueden ser consideradas topográficamente en las tres regiones que están superpuestas
de arriba abajo: la región celiaca, la región duodenopancredtica, la región terminal.
ARTERIA AORTA 1 97
a) Segmento inicial correspondiente a la región celiaca. - La región celiaca de
LuscHKA, cuyos órganos estudiaremos más tarde, está limitada a la derecha, abajo y
a la izquierda por la curvatura menor del estómago, el píloro y Ja primera porción
del duodeno. Su límite superior está formado por el lóbulo de Spiegel y el borde pos-
terior del hígado, que tiene la huella que la aorta excava en él. El fondo de la
región está formado por la duodécima d orsal y por la primera lumbar cubiertas por
los pilares diafragmáticos.
2
f "1c. 152
Conductos excretorios del páncreas.
A, p4ncreas, con a, su cabeza. - B. duodeno, cuya pared anterior hti sido resecada a nl•el de la unido de 1u
poreldn ascendente con su poretcln horizont al. - C, yeyuno. - D, veJlea billar.
1, conducto principal o conducto de \Vlrsun¡. - 2, conducto pancreático accesorio. con 2', su orUlclo en la pared
p01terolnterna del duodeno (carúncula menor). - 3, car\lncula mayor, Que contiene la ampolla de Valer. - 4 , con·
dueto colédoco. - 5, conducto cfstico. - 6, conducto hepático. - 7, aorta. - 8, vasos mesentéricos superiores. -
9, tronco celiaco con eu.s tres ramas.
Frc . 155
El mesocolon iliopelviano y la fosita intersigmoidea (T.-J.).
( La 1>1red a bdominal ha aldo Incidida y reclinad• bacla a bajo; el colon lllopel•lano ha aldo erlnado 1 extAndldo
hacia arriba para 1><>nerlo de manlfteato; en el peritoneo parietal pOlt erlor ba aldo practicada una •Mtana a nlval
y per debaJo del suelo de la follta 1nterllirmotdea.J
l . toatt.1. lnteratamoldea . - 2 . meaocolo n 111opelvtano , con 2 ' , 2" . 2"' , las arterias 1tamotdea1 dllcurrlendo por
su eapeaor. - 3 , colon lltopel•lano. - 4, colon detcendente . - 5 , aorta . - 6, a rteria !llaca prlm lttva Izquierda, oon
6 ', arteria !llaca. Interna, y 6' •. a rteria llJaca externa. - 7 . ur6ter lzquJerdo. - s. vena tllaca prlmlttva lzquterda.
- 9, • entana practicada e n el peritoneo parietal. - 10 , aaas del Intestino del¡ado. - 11, epiplón maror. - 12,
v•Jlp dilatada. - 13 , vaaos eapermátlcoa.
izquierda de la aorta sobre el lecho que le forma el psoas izquierdo. Alcanza, después
de un corto trayecto, la raíz vertical o primaria del mesocolon pélvico, donde se divide.
Veremos más tarde que el mesocolon terminal queda a menudo libre en gran extensión.
CORAZÓN Y PERICARDIO 127
a) Nervios cardiacos superiores. - Nacen, en número de dos o tres, d el lronco
nervioso (figs. 89 y 90, 1), entre el origen del laríngeo superior y el d el laríngeo inferior,
Se anaslomosan, como hemos dicho, con los ramos h omólogos del simpático. En el
tórax, los fileles izquierdos, que han seguido la cara anterior de las carótidas, pasan por
delante de la aorta; los filetes d erechos pasan parte por delante y parte por detrás
del cayado.
b) Nervios cardiacos medios e inferiores. - Nacen del cayado del recurrente o
algo por d ebajo d el origen del r ecurrente (fig. 89, 10). A la izquierda, estos filetes
nerviosos, en número de dos a cuatro, se pierden unos en el ganglio de Wrisberg o
en el plexo subaórtico, los otros llegan a la cara anterior de la rama izquierda de la
arteria pulmonar. L os nervios medios e inferiores pasan delante del pedículo pul-
monar y llegan a la cara poslerior izquierda de las aurículas.
3.0 Plexo cardiaco. - Los a utores clásicos describen dos planos en el plexo
cardiaco, uno superficial y otro profundo. El plexo cardiaco superficial o anterior
asienta entre el borde cóncavo del cayado aórtico y la bifurcación de la arteria pul-
monar. El plexo cardiaco profundo o posterior, que estaría más d esarrollado (TA o-
LER), se extiende entre la aorta y la bifurcación de la tráquea. En los plexos y ramas
eferentes existen ganglios, de los cuales el más importante es el ganglio de Wrisberg
(figuras 89, 21, y 90, 28). Este se presenta en tres formas (LAJGNEL-LAVASTJNE): l .ª, for-
ma conglomerada (16 veces en 62 sujetos); 2.•, forma macroscópica diseminada (5 ve-
ces en 25 sujelos); g.ª, forma microscópica diseminada. En esta última forma ningún
ganglio es visible macroscópicamente; pero el microscopio descubre las masas de cé-
lulas a lo largo de los filetes nerviosos. Según MoLI.ARD, el plexo cardiaco superficial
estaría formado en general por los nervios cardiacos izquierdos, mientras que el
plexo cardiaco profundo estaría constituido por la mayoría de los nervios derechos,
a los cuales se añadirían bastante a menudo los nervios cardiacos medio e inferior del
simpálico izquierdo. Este plexo cardiaco profundo está en relación con el plexo pul-
monar derecho, mientras que el plexo cardiaco superficial se une al plexo pulmonar
izquierdo.
Fundándose en disecciones de embriones y de adultos, P ERMAN distingue los ner-
vios que pasan delanle del seno transverso (véase Pericardio) y caminan hacia los
ventrículos siguiendo los gruesos vasos arteriales y los nervios que pasan por detrás del
128 ANCIOLOCÍA
seno transverso. HovELACQUE admite esta descripción; distingue, por una parte, los
nervios que acompañan al pedículo arterial y, por otra parte, los nervios que llegan
al corazón por el hilio venoso. Esta descripción es la que adoptaremos.
a) Nervios que acompaña11 al pedículo arterial (fig. go). -A la entrada en el
tórax, los nervios cardiacos pasan unos por delante del cayado de la aorta y otros
por detrás. En general se puede decir, de un modo muy esquemátjco, que los nervios
izquierdos son los que pasan por delante y los nervios derechos por detrás. Los dos
planos nerviosos pre y retroaórticos se anastomosan debajo del vaso para formar un
plexo, donde se encuentran los ganglios diseminados o conglomerados en una masa im-
portante, el ganglio de Wrisberg. Cuando éste está bien desarrollado, su longitud
alcanza un centímetro aproximadamente. Penetra debajo del cayado de la aorta, alo-
A B
F1c. 91
Corazón de perro inyectado para poner de manifiesto los nervios superficiales
(semiesquemática, según ]ACQUES).
A, el rorat.dn, parte anterior. - D, el mismo, parte posterior.
jado en el cuadro formado por la aorta por arriba, la rama izquierda de la arteria pul-
monar por abajo y el ligamento arterial a la izquierda. De este plexo o red sub y
periaórtica parten ramos pegados a las paredes de los vasos, que se insinúan con ellos
en la cavidad pericardiaca. Siempre unidos a las paredes vasculares, a las cuales dan
numerosos filetes, los nervios llegan a la base del corazón y siguen desde entonces la
dirección general de los vasos coronarios, formando lo que se denomina los plexos
coronarios.
Plexos coronarios. - Se describen dos: uno derecho y otro izquierdo. El plexo
coronario derecho está constituido en general por dos ramos que se anastomosan en
el curso de su trayecto y que vienen, al parecer, uno de los nervios cardiacos izquierdos
y el otro de los nervios cardiacos derechos. Siguen los vasos coronarios y se detienen
en la región del borde derecho del corazón después de haber suministrado numerosos
ramos subpericárdicos a la cara anterior del ventrículo derecho.
En su origen están contenidos en la masa del tejido conjuntivo y adiposo que
rodea los grandes vasos de la base y oculta el surco coronario. Esta es una relación
que los anatomistas omiten señalar. La inflamación de este tejido celular perivascular
y perinervioso es tal vez el origen de ciertos síndromes anginosos. Algunos ramos más
raros van a la aurícula derecha. PERMAN ha comprobado ganglios microscópicos en el
trayecto de estos nervios ventriculares.
El plexo coronario izquierdo está formado también por nervios pre y retroane-
riales. Las ramas perpendiculares vienen del lado izquierdo después de haber seguido
CORAZÓN Y P ERICARDIO 129
la cara anterior de la arteria pulmonar; los filetes retropediculares vienen del lado
derecho; están pegados al lado izquierdo de la aorta y pasan detrás de la arteria
pulmon~r. El plexo que de ellos resulta está formado por dos o tres troncos que dis-
curren por el surco interventricular anterior, dando ramas colaterales a la raíz de las
gruesas arterias de la base, ramas poco numerosas a la parte anterior de la aurícula
izquierda y. por úllimo, ramas ventriculares, voluminosas, que se distribuyen prin-
cipalmente por la parte izquierda del corazón.
b) Nervios que llegan al hilio venoso del corazón. - La mayoría de estos ner-
vios pasan por d etrás de la bifurcación de la arteria pulmonar. Algunos filetes pasan
por encima de la rama derecha de la arteria, des-
cienden por la cara posterior de la cava superior,
a la que inervan, y terminan en la región de su
desembocadura. Los otros llegan a la cara poste·
rior de las aurículas por el hilio venoso. En esta
región, los filetes, según PERMAN, se anastomosan
para formar un plexo en cuyo centro se hallan
de cinco a veinte ganglios. De este plexo parten
ramas que se distribuyen a casi toda la extensión 2.
de la cara diafragmática de los ventrículos.
5.0 Territorios nerviosos. - Igualmente que se hizo con los vasos, se ha pro-
curado determinar territorios nerviosos del corazón, es decir, distinguir la parte que
toman los nervios derechos y los nervios izquierdos en la inervación cardiaca. Según
VoN SCHUMACHER, la distribución nerviosa está ordenada d el modo siguiente : los
nervios que vienen del lado derecho inervan la aurícula derecha y las porciones
de los dos ventrículos situados a una y otra parte del surco interventricular anterior.
Todo el resto del corazón, es decir, la aurícula izquierda, el borde derecho del corazón
y toda la cara posterior del ventrículo izquierdo, están inervados por los nervios del
ANCIOLOCÍA
lado izquierdo. Parece difícil, dada la intrincación de los filetes en la región subaór -
tica y debajo de esta región, distinguir lo que pertenece a los nervios cardiacos dere-
chos y a los nervios cardiacos izquierdos. Sin embargo, es posible comparar con las
comprobaciones anatómicas el hecho siguiente, debido a la experimentación , en lo
relativo a los dos neumogástricos: el neumogástrico derecho se distribuye más pa rticu-
larmente en la aurícula y en especial en el nudo sinusal, mientras que el neumo-
gástrico izquierdo extiende su territorio particularmente a los ventrículos y al sistema
atrioventricular. El esquema adjunto, tomado de
Pn. a. .. . Pn.9.. CoHN, indica estas relacion es (fig. 93).
dio del tejido muscular podría tener en mecá- Anillo del sóleo, parti: posterior
nica circulatoria inconvenientes graves : a cada (lado derecho).
contracció n del mú culo el va o sería fatalmente 1, mútcuto poplfteo cubierto de 1u aponeuro111.
m~aculo oclloo . -
comprimido y, por consiguiente, resultaría la -4 •, 2,u terla 3, arco del adloo. - 4,
7 •e.na a poplltea.1 ten u t.e 1uJeto Ja
vena DOPHt ta, e n la parte Interior. era doble>. -
circulación entorpecida o interrumpida. Por eso 5 , arteria 1 venaa tl blalea po1terlores. - 6. ar ·
terla y •enaa peronea1 (en eat.e 1uJeto el tronco
encontramos en estos casos una disposición ana- ttbloperoneo era extremadamente corto>. - 7 , ner.
•lo c litlco popl!teo lnt t t no. - 8 , nt n lo tlblal
tómica muy especial, que se puede esquemati- poeterlor.
zar como sig ue: una tira fibrosa, en forma de
arco, se fija por sus dos extremos sobre una superficie, ya sea ósea, ya aponeurótica ; por
su borde cóncavo esta tira corresponde a la arteria, a la que se une por simples
tractos conjuntivos; por su borde convexo da origen a los fascículos del músculo (figu-
ra 116). Así, la arteria se encuentra completamente substraída a la influencia de la
contracción muscular.
d) Con la piel. - Las arterias uperficiale que di curren por el tejido celular sub-
cutáneo están inmediatamente debajo de la piel, que levantan a su nivel, traduciéndose
con ello al exterior en forma de relieves más o menos visibles (ejemplo, las arteria
frontal y parietal).
e) Con la venas. - Las arterias siempre están adosadas a las venas corre pon -
dientes. A excepción de los grandes troncos arteriales (aorta, subclavia, axilar, femo -
ral), a lo que acompaña una ola vena, cada arteria e tá generalmente acompaña-
da por dos venas que son llamadas por este motivo sus ve11as satélites. De esta dos venas
satélites una es interna o anterior y la otra externa o posterior; la arteria está siempre
colocada entre las dos.
160 ANCIOLOC(A
f) Con los nervios. - A la arteria y sus venas satélites viene a sumarse muy fre-
cuentemente un cordón nervioso. De ello resulta lo que en Anatomía topográfica se
llama un paquete vasculonervioso: tal es el paquete vasculonervioso del brazo (fig. 117),
que sigue el borde interno del bíceps y está constituido por la arteria humeral, las dos
10 2 ~
1
• 8
16
13
5 7
1
15
1
1
.
2 1 1 ~, 9
11 12 ;, H' H 6
1
J
F1c. 117
Corte transversal del brazo en el tercio inferior (brazo derecho, segmento superior del corte).
B, B', bümero. - 1, l '. a1>0neurosls braquial. - 2. tabique Jntermuscular externo . - 3, t.Ablque Intermuscular
Interno. - 4. bfcepa. - s. braquial anterior. - 6. tríceps. - 7, arttr1a humeral y au1 doe veoaa. - 8, nervio me-
dia.no. - 9, nervio oubltal. - 9' , n.rterla colateral Lnt.erna aupertor. - 10. nervio muaculocuttneo. - 11, nerTto
radial. - 12 , arteria humeral profunda . - 13. \ e na basHlca . - 14, nervio braquial cutineo interno. - 15, ner·
• lo acoeaorlo del braquJaJ c:utineo ln~ern o . - 16, vena c:eHllca.
venas humerales y el nervio mediano, órganos todos que siguen exactamente el mismo
trayecto hasta el codo; así es el paquete vasculonervioso situado en la cara posterior
de la pierna (véase fig. 116), constituido por la arteria, las venas y el nervio tibiales
posteriores. Un tejido celular más o menos denso une entre sí los diferentes elemen-
tos que entran en la constitución d el paquete vasculonervioso; y en cuanto al paquete
mismo, está a menudo rodeado de una envoltura o vaina fibrosa que se confunde con
las aponeurosis vecinas. Recordaremos, como ejemplos de tal disposición, la vaina de /.os
vasos del cuello, que contiene la carótida primitiva, la yugular interna y el neumo-
ARTERIAS
gástrico; la vaina de los vasos femorales, por la que corren juntos la arteria femoral,
la vena homónima y el nervio safeno interno. Es una ley general que los vasos densifi-
quen a su alrededor el tejido celular que los rodea, lo levanten o lo organicen en
tabiques más o menos fáciles de individuar; estas formaciones son evidentes en las
regiones donde el tejido celular es abundante, en que los vasos son numerosos y de-
sarrollados. La vaina hipogástrica, desarrollada alrededor de las ramas pélvicas de la
arteria iliaca interna, es un ejemplo típico de esta ley general.
Cierto número de cordones nerviosos sirven de soporte a ramas arteriales, que
los acompañan en una parte mayor o menor de su trayecto y se distribuyen por sus
diversos elementos. De estas arterias nutricias de los nervios, las más importantes
son la arteria del nervio mediano y la arteria del nervio ciático, que describiremos
más adelante.
En cambio, las arterias, durante su trayecto, reciben de los cordones nerviosos
periféricos cierto número de ramos ordinariamente muy delgados, que se distribuyen
,
¡,_ /
lL '\
/ '\\ I-
t (
J \.
1
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\\
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1!
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A [, ,. ,,
FIG . 118
Variedades de anatomosis arteriales.
A anastomost1 par lnosculactdn. - B, anaat.omosta transveraat. - C, ana11tomoe.11 p<>r conTerl"encta..
- D, anastomoala lona'ltud.lnal. - E, aoastomosts por 1'04 abnron1.
por sus diferentes túnicas. Estos nervios vasculares (nervi vasorum), apenas men-
cionados por nuestros clásicos, son, sin embargo, muy numerosos. Es fácil compro-
barlos en todas las arterias de calibre grueso y mediano.
hacia la otra y se unen para dar origen a un solo tronco. Así es como las dos arterias
vertebrales se fusionan al entrar en el cráneo, para formar el tronco basilar (fig. 118, C).
A estas tres variedades se debe añadir otra, que se podría llamar anastomosis
longitudinal, y está constituida del modo siguiente: un a arteria se divide, durante
su trayecto, en dos ramas: estas dos ramas sigüen durante algún tiempo una direc-
ción casi paralela, h asta alguna vez marchando una al lado de otra; luego, brusca-
mente, se unen de nuevo para reconstituir el tronco de que emanan, interceptando
entre sí un espacio elíptico u oval (fig. 118, D). En estos dos casos de división y
reconsti tución de un tronco, una de las ramas de
bifurcación es a veces mucho más pequeña que la
otra; se le da entonces el nombre de vas aberrans
(arteria desviada) y se la puede considerar como
una simple colateral, que en lugar de distribuir-
se en un territorio orgánico determinado, se une
después de cierto trayecto con el tronco generador o
una de sus ramas: la figura 118, E, representa un
vas aberrans que parte de la humeral y va a la radial.
b) Plexos arteriales. - Las anastomosis arteria-
les, relativamente raras entre los troncos, se multi·
plican a medida que se acercan a los capilares : cons·
tituyen as{ verdaderas redes o plexos, cuyas mallas
más o menos anchas y siempre irregulares, no po·
drfan prestarse a una descripción general.
c) Papel de las anastomosis. - Todas estas anas-
tomosis tienen por efecto, como se comprende, aso·
ciar varias arterias en la irrigación de un mismo te·
rritorio; de donde se saca la consecuencia de que
estas arterias pueden suplirse mutuamente y una de
ellas puede dejar entonces de ser permeable sin que
f1G. 11 9
el territorio de que se trate sufra por ello. Esto jus·
Arteriolas del intestino del conejo, tifica la operación de la ligadura practicada por los
impregnadas de plata por inyec- cirujanos, ya como medio de hemostasis, ya como
ción (según RANv1ER) .
método terapéutico.
E, c6lulas endotellalea de la cara lnter-
n1.. - m, Obras musculares llsaa, dlaputs·
tas de trav~a. (So ve claramente. e.o esta
ft¡ura. q~ loe doa elementos, c61ulu endo-
REDES ADMIRABLES. - En ciertos casos se ven resolverse
tellal.. y libras muacularea aon alr.r¡ados,
pero en MDtldo lnvereo, o d.Jcho de otro
bruscamente a lgunas arterias en una multitud de finas
modo. QUe aua &"r&ndea eJea aoo recíproca.
mente perpendlcularea.) arteriolas, las cuales se agrupan y se anastomosan de un
modo siempre muy complejo, y luego se reúnen de nue-
vo para reconstituir el tronco generador. Tal disposición es conocida en Anatomía comparada
con el nombre de red admirable. Así es como en algunas especies animales la carótida
interna y la oftálmica forman cada una una red admirable; estas dos redes admirables caro-
tldea y oftálmica, que faltan en el hombre y en los monos, están muy desarrolladas en Jos
rumiantes, principalmente en la ternera y el carnero.
es posible verlas i11 vivo en la oreja del conejo o de HAVLICEK y de SPANNER, que las
descubrieron fuera de los tegumentos (riñón, intestino, etc.), y por último de
ET. CuRTILLET.
Estas anastomosis arteriovenosas son numerosas en los tegumentos (por tér-
mino medio 40 en un espacio de 17 milímetros de diámetro). La anastomosis tiene
forma de asa y comprende tres segmentos: arterial, intermedio o anastomótico y
venoso. Las dimensiones del vaso arterial son variables; su calibre puede variar
de 30 µ a 200 µ; el de la anastomosis, de 30 µ a 35 µ. y el de la vena es más regu-
lar, de 100 µ a uo µ.
Estas formaciones tienen el poder de contraerse hasta el cierre completo y de
abrirse alternativamente con una rapidez desconcertante (CuRTILLET). Estas anasto-
mosis son «organitosn funcionalmente autó-
nomos respecto a arteriolas y a vénulas.
Sin duda alguna, desempeñan papeles im-
portantes: reguladores térmicos, regulado-
res de la circulación en los corpúsculos tác-
tiles, en los que son muy abundantes
(MAssoN), reguladores de la circulación ve-
nosa periférica (SCHUMAKER), y por último
el papel de una «válvula de seguridad»
(TOURMADE y CURTILLET} cuando se produ-
cen hipertensiones.
A cualquier variedad morfológica que pertenezcan, las anomalías son debidas, según
SAPPEY, a dos causas principales : 1.ª, a un exceso o a un defecto de convergencia; 2.ª, a
una inversión de volumen. Estos términos son suficientemente expllcitos por si mismos
para no tener necesidad de definición; nos contentaremos con ilustrarlos con algunos ejemplos.
Las arterias radial y cubital se reúnen de ordinario en la flexura del brazo para form ar
un tronco único, la arteria humeral. Pero esta disposición , que es, por decirlo as!, la regla,
tiene algunas excepciones: se han visto los dos vasos citados reunirse en la parte media del
antebrazo, como también se ve efectuarse esa reunión más arriba del codo, ya en la parte
media del brazo. ya en la axila. En el primer caso las dos arterias convergen entre si más
pronto que de costumbre : constituyen una anomalla por defecto de convergencia. En el
segundo oaso convergen más tarde: hay anomalla por exceso de c011vergencia. Se podrían
sustituir ventajosamente estas denominaciones por las anomallas por división tardla y ano-
ANCIOLOCÍA
mallas por división prematura, que son a la vez igualmente sencillas y mucho más ex-
presivas. La anomalía por inversión de volumen descansa en el hecho de que, siendo
la masa de sangre que se dirige a una parte del cuerpo siempre la misma, una de las
arterias que se dirigen a esta parte no puede aumentar de volumen sin que la otra sufra
una disminución proporcional, y viceversa.
¿Cuál es la significación exacta de las anomaUas arteriales? Es dificil decirlo. Sea lo
que fuere, las anomallas arteriales, como las de los músculos, no son en número infinito.
Existen para cada arteria variedades de anomallas en número restringido y que es posible
clasificar o seriar. Así, Ja división precoz de la arteria humeral tiene su origen en dos
arterias : una nueva, la braquial superficial, y otra la humeral propiamente dicha, es la
variedad más extrema de una serie que acaba, por otra parte, en el tipo normal de la división
de la humeral en el pliegue del codo en radial y cubital. La especie braquial superficial
comprenderá, pues, algunas variedades en número limitado y que entran en el mismo cuadro.
Lo mismo ocurre en la especie cubital superficial, etc. En una palabra, la anomalla arterial
nunca aparece como una especie de capricho inesperado. Por esto creemos que la causa de
las anomallas arteriales debe investigarse principalmente en los fenómenos hidromecánicos
del desarrollo embrionario. Se puede concebir que tal capilar de la red primitiva, por cues-
tiones de angulación, de situación, en relación al impulso sanguíneo que viene del corazón,
llegará a ser preponderante más bien que cualquier otro. Se puede concebir también un
trastorno en el sincronismo normal del desarrollo de los órganos, de suerte que un vaso
se desenvuelve particularmente para irrigar un órgano desarrollado más pronto que de ordi-
nario, o a la inversa, que un órgano más tardíamente diferenciado ocasionará un trastorno
en la disposición ordinaria de la vascularización.
Pero ~tas son hipótesis que no están todavía resueltas.
8.0 Terminación de las arterias. - Las arterias, como hemos dicho más arriba,
se resuelven, a medida que se alejan de su origen, en ramos cada vez más numerosos
y cada vez más delgados. Estos ramos de terminación presentan en su trayecto, en
sus anastomosis, en su modo de ramificarse y de agruparse, disposiciones a menudo muy
diferentes, desde las redes tan variadas de las circulaciones viscerales hasta el glomé-
rulo del riñón, las arterias terminales de los centros nerviosos, las arterias helicinas
del útero, etc. Finalmente, las arterias terminan en los capilares que las unen al
sistema venoso.
Ftc. 121
y · delgadas hojas elásticas; 3. 0 , una capa externa, conocida con el nombre de adven-
ticia, capa conjuntiva que encierra los vasos nutricios de las paredes arteriales (vasa
vasorum) y las terminaciones nerviosas de los nervios sensitivos.
3.0 Arterias de grueso calibre o arterias de tipo elástico. - Las grandes arte·
rias: aorta, pulmonar, tronco braquiocefálico, subclavia, iliaca, carótida primitiva, etc.,
F1c. 122
Nervios sensiúvos de las arterias (según Doc1EL).
1, arte.ria• del pericardio del pto. - 2, endotelio. - 3, Abras oervloaaa deaproT!ataa de mlellna. - 4 . su•
aparato• termtnalee.
ten también en esta capa elementos musculares, menos numerosos que en las otras
arterias: son células ramosas que se extienden entre las hojas elásticas.
La adventicia es semejante a la de las arterias de tipo muscular.
Las arterias están irrigadas por vasos sanguíneos, los vasa vasorum contenidos en
la adventicia. El simpático suministra los nervios denominados vasomotores. Además
de estos filetes motores hay nervios sensitivos que forman una red subendotelial
(figura 122).
F1c. 12g
Arteria pulmonar y sus ramificaciones; vista anterior.
l. pulmdn clerecbo. - 2. pnlmdn Izquierdo. - 3. traquearteria. - 4. aur!cula derecha . - 5. vtnlr!oulo derecho.
- 6, aw1cula l&Quterda . - 7, •entrtculo 1zQUlerdO. - 8, cayado de la aorta.. - 9, arte.ria carótida prlmltha tr.·
qUlerda. - 10, 1ubclnla lzqUlerda . - 11, tronco braQU!oet!illco arterial. - 12. vena cava auperlor . - 13, arttrl•
pulmonar, oon 13', ram18caclonu. - 14, 14', venas pulmon&rea. - 15, 15', ramltlcnclonea bronQuta les.
2. Ramas terminales
El tronco de la arteria pulmonar se bifurca, como hemos dicho más arriba, en
arteria pulmonar derecha y arteria pulmonar izquierda. Cada una de ellas se dirige
Sl.Vant.
F1c. u4
El corazón in situ con el saco p ericardiaco abierto.
l , saco Obro11<> del perlcarc11o. - 2, •entr!culo derecho. - 3, punta del corazdn. - 4, •entrtculo l•quterdo. -
~0~ cr~~':3:ú~ ~ :l61'r~C-:u::r~cuu1 ~~n~~~ i2-:- ..~0: :~ .~~~~~ª(Po7c1~ñ :~~p;ic:rd1~~:r.8-P~~r~~C:a
1 1 0 1
::_
ca.. auperlor (Porc!dn lntrapertcarc11acal. - 13, tronco •enoao braqutoceUllco dereobo. - 14, tronco braQulo· .OQOllO
::::~::::: .-··:::.~:-:··
---"----. ..
:...............
8
F1c. 127 Ftc. 128
Arcos aórticos: disposición primitiva. Arcos aórticos : disposición definitiva.
I , JI, ID, I V, V, Vl, primero, eesund.o, te:-cero. cu.ano. I , 11, lli, IV, V, VI, primero, "'"Ddo, tercero,
quinto '1 11%\0 &rCOI adrUcot derecho• • )l(¡U!erdoo. - c uarto, qutnto y sexto arcos a6rUr09. - 1, aorta
l , tronco arterial. - 2, aorta uren.4~t.e derecha . - 2' , - 2, tronco de la artorta pulmonar. - 3, arteria
aorta aecendente !1<1ultrda. - 3, aorta doeoendenie derecha .
g:~~n:~ C::~':::i0~~~l~~r~ f~':;:~o i:1e:~
1
1.0 Br eve esbozo embriológico. - En el embrión (fig. 127), las arterias supra-
cardiacas forman una doble serie de arcos o de cayados (arcos aórticos), que, par-
tiendo del tronco arterial, se reúnen en la aorta descendente. Hay, en cada lado,
seis pares de arcos aórticos superpuestos, que se enumeran de 1 a VI yendo de arriba
abajo. La mayor parte de estos arcos desaparecen, por lo menos en parte; en el feto,
en cierto período de su desarrollo, sólo existen cuatro (figs. u.18), dos a la derecha y
dos a la izquierda.
Ocupémonos solamente en el último, que representa el sexto de la serie. En el
trayecto de éste (fig. 128) nacen dos pequeños troncos, uno derecho y el otro izquierdo,
que se dirigen cada uno hacia ' el pulmón correspondiente y que representan: a la
derecha, la arteria pulmonar derecha primitiva; a la izquierda, la arteria pulmonar
izquierda primitiva. Su punto de emergencia divide el sexto arco en dos porciones,
una interna o proximal y otra externa o distal.
Para el sexto arco del lado derecho, la porción proximal (la situada por dentro
de la emergencia de la arteria pulmonar primitiva derecha) formará la porción ini-
ANCIOLOCÍA
cial de la arteria pulmonar derecha del adulto. La porción distal (la situada por fuera
de la emergencia de la arteria pulmonar derecha primitiva) desaparece.
Para el sexto arco del lado izquierdo, la porción proximal se halla toda englobada
por el tronco arterial, que al tabicarse formará la aorta ascendente por una parte y
el tronco de la arteria pulmonar por otra. En cuanto a la porción distal, persiste (está
9'
18
···- - - 10
9
··-······· 9 "
·······- ª
···---·17 4 -··
···-- 11
representada en color violeta en las figuras 129 y 130) y es la que constituye el co11ducto
arterioso o conducto de Botal.
Como se ve, el conducto arterioso embriológica mente no es más que la porción
externa del sexto arco aórtico izquierdo y se continúa con el tronco de la arteria
pulmonar, al que pone en comunicación con la aorta.
mente cilíndrico, sino ligeramente ensanchado en cada uno de sus extremos. Los
orificios por los que se abre en la pulmonar y en la aorta son redondeados o más
o menos ovalados. Finalmente, es permeable en toda su e,x.tensión y no presenta vestigio
alguno de válvulas ni en su parte media ni en sus extremos.
F1c. 131
Corte transversal del conducto arterioso, ocluido en su mayor parte,
en un niño de veintidós meses (según GtRARD).
1, tllnlca celulooa. - 2, tdnlca m uacular . - 3 , !'mina ~lútlca de la endoart.erla , cu1 r~l arment.e muy hiper·
t rotlada. - 4. 4 ' , n atlrloo de la lw: del conducto, demoatrando que la obllt.eracldn no oe bace e.n un oolo bloque por
la tualdn 1 la ooldadura de toda la auperllcle a la ves de la candad del oonduoto.
rrente, que rodea su borde izquierdo de fuera adentro y de abajo arriba. Proyectado
sobre las dos paredes torácicas anterior y posterior, el conducto arterioso corresponde,
en la posterior, a la sexta costilla, y en la anterior, al segundo espacio intercostal
izquierdo junto al borde del esternón.
4. Ligamento arterial
ganglios que lo separan aquí de la pleura mediastínica izquierda; JI.º, hacia atrás,
con el bronquio izquierdo; 3.0 , a la d~recha, con la aona; 4.0 , a la izquierda, con el
neumogástrico y recurrente izquierdos. El recurrente desciende por delante de la
aorta, rodea de delante atrás el borde izquierdo del ligamento arterial, remonta en
seguida sobre la cara posterior de este ligamento y, finalmente, pasa por detrás de
la aorta. Por lo que concierne a las exuemidades del ligamento anerial, correspon-
den, una a la cara superior de la arteria pulmonar izquierda y otra a la cara anterior
de la aorta : ambas se fusionan íntimamente con la pared del vaso correspondiente.
Enfrente de estas extremidades, en la pared interna de los vasos, se encuentran a veces
vestigios de los dos orificios pulmonar y aórtico del conducto arterioso : ora en forma
de una pequeña fosita conoidea, ora como una simple depresión redondeada o lineal.
Sin embargo, en el adulto generalmente no se encuentra ningún vestigio de dichos
orificios.
ARTICULO PRIMERO
AORTA
La aorta se origina en la base del ventrículo izquierdo. Se dirige oblicuamente arri-
ba, adelante y a la izquierda en una extensión de 3 a 5 centímetros. Luego, flexionán-
dose sobre sí misma, en forma de cayado (cayado aórtico), se dirige atrás y a la
izquierda, hasta el cuerpo de la cuarta vértebra dorsal. A partir de este punto des-
ciende verticalmente y recorre el tórax, atraviesa el diafragma y penetra en el
abdomen, que recorre. Termina a Ja altura del cuerpo de la cuarta vértebra lumbar,
después de haber suministrado las arterias iliacas primitivas y la arteria sacra media,
debiendo ser considerada ésta como su continuación muy reducida de tamaño. Des-
cribiremos sucesivamente:
1.º El cayado de la aorta;
l!.º La aorta tordcica propiamente dicha;
3.0 La aorta abdominal.
l. Cayado de la aorta
El cayado de la aorta es el primer segmento de la aorta. Se le denomina así a
causa de la curva que describe en el mediastino al pasar por delante, encima y detrás
del pedículo pulmonar izquierdo.
Así pegados uno al otro, los dos grandes vasos forman el pedículo arterial de la
base del corazón, liberado de los órganos próximos por el manguito seroso que lo
rodea en unos 4 a 5 centímetros de altura.
En el interior de este estuche, la aorta está íntimamente unída a la arteria pul-
monar por tejido fibrocelular, que se esclerosa en los ancianos y hace más íntima la
unión de los dos vasos. De ello resultan especies de bridas que RnmFLEISCH ha deno-
minado vincula aorta. Son necesarios el bisturí o las tijeras para separar un vaso de
otro. Este tejido celuloso se continúa en la base de la aorta con el tejido celuloadiposo,
particularmente abundante en la base del corazón. Hemos señalado a propósito del
corazón que este tejido es atravesado por las arterias corona rias; también en él circu-
lan las arterias infundibulares, los nervios cardiacos destinados a los ventrículos, los
linfáticos del miocardio y, por último, pequeños vasos arteriales y venosos que, ema-
nando del corazón, van a anastomosarse con vasos del sistema bronquial y establecen
así una pequeña comunicación entre los sistemas vasculares cardiaco y extracardiaco.
Por medio del manguito seroso que la rodea, la aorta establece las siguientes re-
laciones:
La cara anterior está en relación por arriba con el recessuJ preaórtico; recordemos
que la hoja visceral, en el momento en que se refleja con la hoja parietal, forma un
recessus bastante profund:>, que se prolonga más o menos arriba sobre la cara anterior
de la aorta. Por abajo el pericardio seroso está levantado por un reborde adiposo, el
pliegue preaórtico de CoNCATO (véase Pericardio). Este, situado en el pie del cayado
aórtico, es de origen mecánico; parece producido por el vaivén del borde superior
del apéndice auricular derecho contra la cara anterior de la aorta (MARCAcc1). Es
180 ANGIOLOGÍA
....6
.....!
i
13
F1c. 1 ~8
Corte horizontal del tór ax que pasa por la porción hori1.0ntal del cayado aórúco.
1, dlaco lnvertebral entre Drv y D•. - 2, esd!a¡o. - 3, conducto tor,ctco. - 4 , trlquea, aeectonada tnme·
dlatamente por enolm& de ta bl!urcacldn. - 5, 5', bronquio l~Qul•rdo y bronquio derecho. - 6, cayado adrttco. -
7. vena cava aupertor. - e, vena •claoe mayor. con e·. su desembocadura en la vena cava. - 9, •ctcoa menor. -
10, pn¡Uoo UntáUooa. - 11, pteur& visceral. - 12, pleura medlastlnJca. - 13 , pulmdn derecho. - 14, pulmdn
Izquierdo.
menos continuo con los órganos que caminan por el canal costovertebral, es decir,
con las arterias y venas intercostales izquierdas y la cadena simpática torácica.
y) La cara inferior describe una curva cóncava hacia abajo que cabalga sobre
el pedículo pulmonar. En este trayecto el arco aórtico encuentra diversos órganos :
Por delante se encuentra primero la arteria pulmonar derecha, que cruza la
cara inferior de la aorta; está envainada por el desdoblamiento del pericardio fibroso
que la une a este vaso. El ligamento arterial, fijo por una parte a la arteria pulmonar
izquierda en su origen, se inserta por otra parte en la porción media de la cara inferior
del cayado. Encuadra (véase Nervios del corazón) con la aorta por arriba, la arteria
pulmonar izquierda por abajo y la porción ascendente del cayado por dentro, el plexo
cardiaco con su o sus ganglios de Wrisberg (fig. 132).
Inmediatamente por detrás del ligamento arterial, el neumogástrico izquierdo
desprende el nervio recurrente izquierdo, que describe un asa subaórtica para llegar
a la ranura traqueoesofágica. Recordemos que del asa recurrente nacen los nervios
cardiacos inferiores izquierdos, ramos siempre muy cortos.
ARTERIA AORTA
Continuando su trayecto hacia atrás, la aorta cabalga sobre la cara superior del
bronquio izquierdo, del que está separada, como lo estaba de la tráquea, por una
capa de tejido celular más o menos importante, la segttnda bolsa serosa de CALORJ.
f 1t!
: 6
1J
1 ' 9
18
18 1 8.
1
17' i· 7:, .
14 '2(lA:o. 101t'20101~ 16 11
F1G. 139
Anerias subclavias y órganos de la base del cuello (vista posterior).
!Se ha resecado Ir. columnr. vertebral entra Ir. tercerr. vertebrr. oenloal y Ir. cuarta vertebra dorsal.)
Pb.. fartnre. - CE., eldt aro. - Ao., aorta . - c . th ., r.uerpo Uroldea.
1, 1'. arterlu 1ubclav1u derecha e taqulerdr.. - 2, 2'. cardtldaa prlmltlvaa derechr. e l•qulerda . - 3, 3', caró-
ttdae externas. - 4 , 4 ', carótlda1 tntema1. - &, &', arterias tiroideas 1upertcrt1. - 6, 6' , art.erla.a tlroldeaa lnfa.
rtorn. - 7, Snt.erco1tal auperlor tsquJerda. - 8, tronco tlrooerTtcoeacapular derecho. - 9, arteria eacapul&! aupe-
rlor. - 10, neumoa,atrlco derecho. - 11 , 11 •, ner•toa recurrtnt.ea derecho e tz.Quterdo. - 12, 12' , atmo•ttco cerrtcal.
- 13. iranrllo cervical medlo dorecho. - 13', oJal nervloao almpttlco en el que penetra la arteria tiroidea Inferior ta·
Qulerda. - 14, ganglloe eatrelladoa derecho e lzQulerdo. - 15, un nervio cardiaco Inferior derecho ana1tomo1&40
con e l recurrente derecho . - 16, 16', nervloa cardiacos aupcrtorea derecho e if.Qulerdo. - 17, 17', nerv·toa tr6nlcc:.
derecbo e t.zquterd.o. - 18, plexo braquJal. - 19, conducto tor•c1co. - 2 0, 20' , arte.rla1 lntercoatalea aórtlcaa.
o) La cara superior es Ja cara de la que parten las tres voluminosas colaterales del
cayado aórtico: el tronco braguiocefá.lico, la carótida primitiva izquierda y la sub-
clavia izquierda. Estas tres arterias nacen del cayado antes que éste haya alcanzado
el vértice de su convexidad. La relación más interesante de esta cara se establece con
P.9.
F1c. 140
Relaciones posteriores del pericardio. Esófago torácico.
Ao. , aorta. - CE.. eaoraro. - o . o ., aurlcula 11.qulerda. - P . d . , pUlmdn ~recbc. - P . 11'·· pulmdn l•Qul<rdo .
- V. p . I' ., • enaa pul mona rea l&quterda a.
1, neumOl'útrlco derecho. - 1', recurrente derecho. - 2 , neumoriotrtco lzqulorclo. - 3, 3', plexo uofialco. -
4, 41atr•l"tn•· - 4 ', oritlcJo eeot4tco. - s • .,ena &cll'O• ma)"'Or. - 8. cayado do la 6.dsoe. - 7, trtquca . - 8, bron·
qu.lo dereobo. - 9, bronquio lr.quterdo. - 10, 1ubola•la derecha. - 11, aubcla•l& l!iQuierda. - 12 , un nenlo cardtaco.
ARTERIA AORTA
2. Aorta torácica
Se da convencionalmente el nombre de aorta torácica al segundo segmento
torácico de la aorta; es continuación del cayado y se caracteriza por su dirección
vertical descendente.
2.0 Situación, dirección. - La aorta torácica ocupa la parte más profunda del
mediastino posterior y está unida a Ja parte anterior de Ja columna vertebral.
La dirección del vaso no es absolutamente vertical, sino ligeramente oblicua abajo.
adelante y a Ja derecha, de suerte que situada en su origen en la cara lateral izquierda
de la columna, tiende, en su parte inferior, a situarse en la cara anterior de Jos
cuerpos vertebrales sin llegar exacta-
mente a Ja línea media (fig. 142). En
el niño la aorta es más central que en
el adulto.
Sigue en el plano anteroposterior
la inflexión de la columna vertebral y
describe con ella la curva cóncava hacia
delante, la cual úende a hacerse conve-
xa en el segmento inferior. Las desvia-
4 ciones de la columna vertebral (escolio-
sis) motivan desviaciones homólogas del
9 vaso.
Se ba abierto ampliamente et tdru Por delante r ae han utra!do el corazón, ('()n el pericardio y loo s randea
nso1. Ja t riquta, el eaóta.¡ro. la aorta: ae ha txt rafdo tambten el pulmdn dert<:bo y rtcllnado el lzqulwdo hacia tuera ;
H ba conaervado 1& parte posterior de laa dos pleuras mrdl3stfnlcaa. sostenl~ndola con ertnu.
1 , columna vertebral. - 2. conducto torácico. - 3 , arterias lnterro1tales. - 4, t\cl¡o1 mayor, Que recibe en au
Indo Izquierdo la 6ctao11 m enor y el t ronco <-0m\ln de las venas tntercostalea supertores izq uierdas. - 5. tr•Quea. -
6, eldfaso. - 7, tronco arterial braquloceUllco. - 8. rardUda primitiva Izquierda. - 9, aubclavla Izquierda . -
10 . 10', t roncoa Ttnoeos braQuloceUllcoa derecho a tzQulerdo. - 11 , aorta. - 12, vena cava Interior . - 13, 41&·
rrarma . - 14. pericardio. - 15, pitora mt>d lastfntca dere-cha . - 15' . pleura medlasUnle& Jzqulerda . - 18, pulm ón
tzquJerdo con au blllo. - 17. horqullla eaternal y primera coatllla separadas hac-la arriba con erinas.
188 ANCIOLOCÍA
del bronquio izquierdo y con las dos venas pulmonares izquierdas, éstas situadas en
un plano inferior al conducto bronquial (fig. 145). No tiene relación inmediata con
la arteria pulmonar izquierda; ésta es más anterior y el bronquio la separa de la
-~
\
F1c. 144
Plano superficial del mediastino posterior (I .-] .).
Be han resecado laa vértebras donsalea, la porrlón poeterlor de lu costlllos derechas e lzqulerdaa. asl como laa
part.es blandas que cubren estos eegmeotoe óseos.
l. eaófago auprabronqulal. - 2. aorta descendente. - 3. ronducto torácico. - 4, á.ctroa mayor . - 5. •ei1ro1 me·
nor. - 6, pleura y pulmón Izquierdos. - 7 , pleura y pulmón derecho•. - s. arteria Intercostal aórtica. acompaftad&
de la nna y del nervio 1n1oerco1tales. - 9, arteria Intercostal superior acompailado de la vena y del n omo del m!amo
nombre. - 10, almp6tlco tor6clco. - 11, tejido colu loodlpoao Q~ envuelvo la porción lntrabronqutal del eaótaro.
ID. primera •6rt.ebra doreal. - XIlD, duocl6clma v6rloebra doraal. - I, U , Ill. I V, etc .. oto .. prlm•ra, aerunda,
tercera, cuarta, etc., etc. co1Ulla1.
ARTERIA AORTA I89
Frc. 145
Pedlculos pulmonares y ganglios traqueobrunquiales : vista posterior (T. ·J. ).
1, pulmon.. apartados hacl• tuera. - 2, aurfculae del oorazón •lat.&1 Por detr&a. - 3, arterias pulmonares
11.qute.rdaa. - 4, 4 ', "ena.e putmonarea derechas e t.z qulerdas. - 5, a.ocia. con 6', aubcla.Tia izQulerda. - 6, conducto
tor&cloo. - 7, eodta¡o. - 8, tr&quea. - 9 , 9 ', bronqUloa derecho e lcqUlerdo oon au1 ramU!cac1one1 en el blllo del
pulmón. - 10, Tena iol&'o• mayor. - 11, 11', n•wn0&''8trlcoe derecho e l•qalerdo . - 12, recurrente.
A, irruPo pn¡llonar lntertraqueobronqutal (rn oru). - B, B'. l'fUP08 lllterbronqulalea derecho e l&qultrdo ( tn
.,,d•>· - e , ¡rupc pretraqueobronqutal derecho (m amarillo anaranJadoJ. - D, ra111rlloe reearrNlltea.
.. 8
.. 2
tJ. 10
Ao.. ~
11:.,
- .. 1 f
-- .6
F1c. 146
Aorta torácica. Conducto torácico. Acigos.
<E. udt&a'o. - Ao. aorta.
l . • ena •ctroe mayor. - 2. "'"" lctercostal superior derecha . - 3. hcmlAcJrot super ior. - 4, bem1'ci¡"ot lnte·
rlor. - 5, conducto tor•ctco. - 5', orlR<"n del oondu.cto tor•ctoo (tipo plexi!or me de la ctat erna de pecquet). - e , ca·
yado del conducto tor•clco. - 7 . ll'IOl'llO tttrellado. - 8, neumoc-'5t rlco d erecho. - 9, ntr• lo recurrente derecho. -
10 , almp,\lco tor,clco. - 11 , 11 •• nervloa HDl,cnlcos mayor dorecbo e l&Qnlerdo. - 12, nervio eopl, cnlco menor
derecho. - 13 , arteria au brla vla derecha. - 14, a rteria ·tertebral y ner-.10 eenovertebral . - 15, arterla aubclaTI&
lzquJerda. - Laa a rterias y vena1 lntfrcostale1 adrt1ca1 no están numerada1. Ndtue el p&IO de laa a rter taa dere-
cha• Por detráa de la "Ye.na iclro• mayor .
ARTER IA AORTA
La vena ácigos mayor discurre igualmente delante del plano óseo, junto al que
está aplicada, muy a la derecha de la aorta. Clásicamen te se admite que la aorta
y la ácigos, aproximadas en la parte inferior del tórax, suben por el mediastino
oblicuando en sentido contrario, hasta el punto donde describen sus cayados, una
encima del pedículo pulmonar izquierdo, la otra encima del pedículo pulmonar
derecho.
Los dos vasos.limitan de esta manera un espacio angular de vértice inferior y cuya
base superior corresponde a los cayados de ambos vasos, intermediando entre ellos una
distancia de unos tres cenúmetros aproximadamente. Esta disposición en V es en
realidad variable. BRAINE tiene la convicción de que esto es un artificio de prepara-
ción y que, en realidad, los dos órganos caminan casi paralelamente uno con el
otro (fig. 146).
b) Cara anterior. - El esófago, anterior a los vasos, ocupa en el sentido fron-
tal el espacio comprendido entre la aorta y la ácigos. Estas relaciones aorticoesofági-
cas merecen ser precisadas. Recordemos que la arteria es ligeramente oblicua hacia
abajo y a la derecha y tiende a ganar la línea media. El esófago, que al principio está
situado cerca del lado derecho del vaso, pasa en sentido oblicuo por delante de él
para venir finalmente a rebasar su costado izquierdo: se puede decir que en una
vista anterior, el esófago, órgano más superficial, cruza diagonalmente la cara ante·
rior de la aorta de derecha a izquierda y de arriba abajo. Estas relaciones son, por
demás, algo variables según se trate de una aorta profunda, paravertebral, y en este
caso no hay contacto, o de una aorta más superficial, prevertebral, como en el niño, y
entonces el contacto entre los dos órganos es íntimo. Por el hecho de este cruzamiento
las arterias intercostales tienen diferentes relaciones con el esófago: por arriba, las
arterias intercostales derechas son las que cruzan la cara posterior d el esófago; por
abajo, es decir, encima del diafragma, son las arterias intercostales izquierdas. Esta
disposición clásica no corresponde tal vez de una manera exacta a la verdad. El esófago
se encuentra alejado siempre de la columna vertebral toda la anchura de la aorta,
salvo en la parte más superior, y se puede afirmar que la distancia del esófago a la
columna vertebral, y por consiguiente a la aorta que está junto a ella, aumenta pro-
gresivamente a medida que nos acercamos al diafragma : las arterias intercostales
no pueden, por lo tanto, estar en relación directa con el esófago. Sin embargo, es
exacto que en su parte inferior el conducto digestivo describe en sentido transversal
una curva pronunciada de concavidad izquierda (GRiGOIRE) y que su extremo inferior
cruza de derecha a izquierda la dirección de la aorta. En toda la extensión de este
segmento inferior el esófago corresponde por delante a la cara posterior del peri-
cardio fibroso, es decir, a la parte inferior de la aurícula izquierda y a la parte superior
del ventrículo izquierdo.
Juntamente con el esófago, la aorta entra en relación también por su cara ante·
rior con los dos neumogástricos. Estos dos nervios, que se presentan muy separados
del esófago en la bifurcación de la tráquea y en este punto cruzan respectivamente
la cara posterior de los dos pedículos pulmonares derecho e izquierdo, llegan a al-
canzar el esófago torácico en su segmento retropericardiaco: el neumogástrico iz-
quierdo llega a la cara anterior; el neumogástrico derecho va siguiendo el lado
derecho antes de pasar a la cara posterior del esófago, la que sólo alcanza muy
inferiormente. Los dos nervios antedichos se reúnen por anastomosis adosadas al
esófago (fig. 147).
Unos filetes nerviosos simpáticos que proceden de Ja cadena simpática torácica
pasan en pequeño número por delante del conducto aórtico para alcanzar su fin
en el abdomen; existen otros, raros también, en Ja cara posterior que se dirigen al
plexo solar.
c) Caras laterales. - Las caras laterales de la aorta se relacionan con las pleu-
ras. Estas tienden a cada lado a insinuarse entre la aorta y el esófago. Las pleuras
ANCIOLOCfA
forman una cortina móvil que se deja levantar por los órganos del mediastino y
deprimir en su intervalo. Asf es como la pleura derecha, levantada primero por
la ácigos y luego por el esófago, se insinúa entre dos órganos en un canal que se
designa con el nombre de fondo de saco acigoesofdgico, y como la pleura izquierda
FIG. 147
Relaciones posteriores del pericardio. Esófago torácico.
Ao, aorta. - CE,eac!ta¡¡o. - o . o .. aurlcula Izquierda. - P . d .. pulmdn derecho. - P . f ., pulmdn Izquierdo.
- V. p. I'·· ·yen.u pulmonarea !zQute.rdaa. .
1, neumo¡¡htrloo derecho . - l'. r ecurrente derecho._; 2, neumotrb trlco Izquierdo. - 3, 3', plexo uotttr1co. -
4 , d latrairma. - 4', orlftclo e80UflOO. - 5, vena áclros mayor. - 6. cayado do la ácigos. - 7 , t riQuea. - 8, bron-
quio derecho. - 9, bronquio ltqulerdo. - 10, 1ubclavla derecha. - 11. subclavta izquie rda. - 12, un nervlo cardla.co.
ARTERIA AORTA 193
C. RELACIONES DE LA AORTA EN EL
ORIFICIO DIAFRAGMÁTICO. - Como hemos vis-
to en M10LoGfA, la aorta pasa por el ori-
ficio posterior del diafragma, orificio ten-
dinoso formado por la separación de los
dos pilares y cerrado por delante por el
entrecruzamiento de los fascículos anasto-
móticos de éstos.
El conducto torácico pasa por el mis-
mo orificio, en la cara posterior de la aor-
ta. Recordemos que las venas ácigos pasan
por las hendiduras comprendidas entre los
pilares principales y accesorios del diafrag-
ma y que el esófago penetra por un ori-
ficio independiente, orificio completamen- Corte horizontal del medi:utino posterior
te muscular que dista de la aorta de cua- para mostrar los fondos de saco pleurales
(T.·J.).
tro a cinco centímetros apro"imadamen-
1, eldfaro. - 2, aorta. - 3, wroa mayor. - 4,
te y situado en un plano más elevado que •clco1 menor. - 5 y s. neumot'•Utco. - 7, 8, tondos
el orificio arterial. Existe, pues, una parte -de 10,
aaoo pleural.. 4erecllo e laQulerdo . - u, pericardio.
oora&dn . - 11, pulmdn. - 1 2, ocian YfrlA!bn
doraal. - 13, OCl&Ya oonwa. - A 1 B, YfU de . -so
del mediastino posterior situada debajo del al medta1t1no poatHlor.
orificio esofágico; es el punto más declive,
y sólo está ocupada por vasos y nervios: la aorta, el conducto torácico, las ácigos,
los nervios esplácnicos y la doble cadena del simpático (fig. 101).
3. Aorta abdominal
2.0 Situación. Dirección. - La aorta forma parte del plano parietal. Está apli-
cada a la columna vertebral por detrás del peritoneo.
Se dirige verticalmente hacia abajo con una ligera oblicuidad: en su origen está
un poco a la izquierda, mientras que en su terminación se halla exactamente en la
línea media.
A;>¡GIOLOGÍA
3.0 Relaciones. - En todo su trayecto la aorta abdominal está envuelta por una
atmósfera celulosá, densa, que contiene numerosos filetes simpáticos. Estos, anastomosa-
dos entre sí, forman el plexo peria6rtico, particularmente desarrollado delante del
vaso. Constituye en el abdomen el simpático denominado prevertebral, para distin-
guirlo de la doble cadena paravertebral. A los lados del vaso se escalonan los ganglios
linfáticos yuxtaa6rticos.
... 2
.... 8
....7
.... 6
...~6'
.... 6"
-· 5
.. 1
.. /j
... 5
.... 3
... 5
... 5
.•9
S .JJ
c.s. FJG. 149
Cisterna de Pecquet y porción inicial del conducto torácico.
1, claterna de Pecquet. - 2, conducto tor,clco. - 3, aorta. - 4 , •ena cua Interior. - 5, ranruoo lumbo-
adrtlcoe. - 6. rtftdn tzquJerdo, con e •, au pedfculo vascular, y 6" . au conducto excretor. - 7 y 8, pUare, del
cllarrarma que limitan el ortllclo aórtico. - 9, ~··
%
12 ...
s ... ..6
8 .....
7
16-.
lL
Frc. 150
Región celiaca vista de frente (T .-J .).
1, plexo 10lar . - 2, ranglio 9'mJlunar derecho. - 3, e1pl icntoo mayor. - 4. nervio espl,cnloo menor. - s. llm·
p't.tco lumbar· con uno de ans ao.nK"Hos. - 6. aorta, - 7. tronco celtaco, con : 7 ', esplénica : 7". coronarla eatomi·
qUlca ; 7" ' , bep, tlca . - 8 , vena p0rta. - 9, cara Inferior del h!trndo, con 9 ', lóbulo de 8Pl<wel. - 10, abertura
practicada en el eplpldn menor. -11, pllarea del dlnCra¡rma. -J,2, venr. cava Inferior r.pretada entre doa ll¡¡aduru
~~ 4 ~1~~~~~~ ~ i"s".'P.,l~~~tu~ l~u~~: f.'¡'1~:::~~·~1~~·. ~ 1fJ~.ente Ceneatrada para descubrir el plexo aolar.
Por último, en su parte más superior la ao.na cubre y oculta totalmente la cisterna
de Pecquet, con la terminación de sus afluentes . y el origen del COtJ.du.c to torácico que
de ella parte (fig. 149).
b) Cara derecha. - La cara derecha corresponde a la vena cava inferior; pero
estas relaciones varían según las alturas.
A nivel de la cuarta vértebra lumbar, es decir, en el origen de la vena cava infe-
rior, ésta se halla en contacto inmediato con la cara derecha de la aorta, aun estando
situada en un plano más posterior. Más arriba, los dos gruesos vasos se separan: la
aorta se inclina ligeramente a la izquierda, mientras que la vena cava inferior sube
oblicuamente hacia atrás y a la derecha, cruzando así el flanco lateral derecho de la
columna lumbar. Por el hecho de esta doble oblicuidad en sentido inverso los dos
vasos se separan a medida que se elevan: el espacio intervascular &e llena de tejido
celular que forma un verdadero tabique conjuntivo laxo, en el que discurren y se
escalonan los ganglios linfáticos yuxtaaórticos derechos.
196 ANGIOLOGfA
En la parte superior del abdomen, es decir, a la altura del hígado, la vena cava
inferior no tiene ya relaciones con la aorta. Se inclina fuertemente a la derecha para
llegar al canal que excava en la cara posterior del hígado, mientras que la aorta per-
manece prevertebral. El pilar derecho del diafragma y toda la anchura del lóbulo
de Spiegel separan ambos vasos.
c) Cara izquierda. - Esta cara corresponde, primero a los músculos de la pared
abdomin al posterior : pilares izquierdos del diafragma , a través de los cuales pe·
netran los nervios esplácnicos izquierdos y los orígenes de la hemiácigos inferior
izquierda ; músculo psoas más abajo.
Aplicados delante de la pared posterior del abdomen y en la proximidad de la
aorta se encuentran la cápsula suprarrenal izquierda y los órganos urinarios. El vér-
tice de la 'cápsula suprarrenal está cerca de la aorta. Esta destaca para la glándula la
arteria capsular media: este vaso
queda rodeado por un tejido
celular bastante denso, al que
ALBARRÁN y CATHELIN dan el
nombre de ligamento suprarre-
noaórtico y que PATURET deno·
mina más justamente vaina
vascular de la arteria capsular
media. Debemos hacer la obser-
vación de que nunca existe con-
tacto entre la aorta y la supra-
rrenal izquierda, como se observa
Relaciones de la vena porta vistas en un corte entre la suprarrenal derecha y la
transversal del tronco. vena cava inferior.
l , cuerpo vertebral. - 2, eptplón r aatrohepi ttco, con : a, conducto Debajo de la suprarrenal el
colfdoco ; b . vena porta ; e, r.rterla hep6Uca. - 5, lóbulo de Splcel
cubierto hacia dela nte por el epiplón pat rohep6t loo. - 5 ' . el mJamo riñón izquierdo se halla en re-
cortado a t ravh y envuelto por el peritoneo. - 4, rUlón derecho. -
4 ', au corte. - 5. eA.psulr. auprarrena.l derecba . - 5', 1u cOrte. - 6 , lación con la aorta. Dada la obli-
;~n~1n"t;ª,;~~~;~~- ::. ~·o~ºif:ñ;;...~4.°t1t:1roe1ª::i,~:i. ~1t~ial;; cuidad del riñón, su polo supe-
de W1n1lo'I". - 12. hola parietal del peritoneo, que tapis& la ~Ñd
abdominal po1ter1or. rior está más próximo a la aor-
ta que el inferior. Por debajo
del riñón el uréter desciende paralelamente a la aorta, pero a distancia de la
misma.
d) Cara anterior. - La cara anterior, retroperitoneal, está cubierta por las vísceras
abdominales. Entre éstas, como más tarde veremos (véase EsPLACNOLOGiA), unas están
libres en la cavidad abdominal y separadas de la aorta por el peritoneo parietal pos-
terior, mientras que otras, fijas, son subperitoneales y están en contacto directo con
la aorta, a la que cubren. La aorta abdominal tiene, por consiguiente, segmentos des-
cubiertos que se perciben después de haber reclinado las vísceras móviles y segmentos
ocultos imposibles de inspeccionar sin mutilación. Es preciso recordar que esta dis-
posición del adulto es debida a la evolución del peritoneo en el curso del desarrollo.
Primitivamente el saco peritoneal se refleja a nivel de la aorta: las dos hojas adosadas,
aprisionando las ramas viscerales aórticas, forman un largo tabique, un meso, como
se dice, que une el tubo digestivo del embrión a la pared posterior del abdomen
(mesogastrio, mesoduodeno, mesenterio común, mesenterio terminal). Más tarde ocu-
rren fenómenos de torsión del asa intestinal primitiva y fenómenos de adosamiento a
nivel de los mesos y vísceras, fen ómenos que determinan las conexiones que la aorta
ofrece en el adulto con el peritoneo y las demás vísceras : directamente subperi toneal
en ciertos puntos, es retrovi sceral en otros.
Teniendo en cuenta estos hechos, las relaciones de la cara anterior de la aorta
pueden ser consideradas topográficamente en las tres regiones que .están superpuestas
de arriba abajo : la región celiaca, la región duodenopancredtica, la región terminal.
ARTERIA AORTA 197
a.) Segmento inicial correspondiente a la región celiaca. - La región celiaca de
LusCHKA, cuyos órganos estudiaremos más tarde, está limitada a la derecha, abajo y
a la izquierda por la curvatura menor del estómago, el píloro y Ja primera porción
del duodeno. Su límite superior está formado por el lóbulo de Spiegel y el borde pos-
terior del hígado, que tiene Ja huella que la aorta excava en él. El fondo de la
región está formado por la duodécima dorsal y por la primera lumbar cubiertas por
los pilares diafragmáticos.
2
F1c. 152
Conductos excretorios del páncreas.
A, p4ncreas, con o, au cabeza. - B, duodeno, cuy& pared anterior ha atdo resecada a nl1'el de la unldn de 1u
J>Orcldn aacendente con an porción horizontal . - C, yeyuno. - D, veJla'IL billar .
1, conducto pr incipal o conducto do Wlraunr. - 2, conducto pancre,tlco accesorio, con 2'. 1u orUlclo eJl la pared
posterolnterna del duodeno (card.ncula menor) . - 3, ear\lncula mayor, ciue contiene Ja. ampolla de Vater. - 4 , con-
ducto col6doco. - 5, conducto claUco. - 6, conducto hep!Uco. - 7, aorta. - a , vaaoa mesentéricos auper1ore1. -
9, tronco celtaco con 1u1 tres ramas.
dos troncos venosos se reúnen finalmente detrás de la cabeza del páncreas para cons-
tituir el tronco de la vena porta.
En definitiva, en este segmento la aorta está cubierta o rodeada de numerosos
vasos arteriales y venosos que pertenecen, ora al sistema vascular parietal, ora al
sistema porta, y que se entrecruzan y superponen en el sentido anteroposterior. Su
conjunto constituye el plano vascular retroduodenopancredtico. A este plano vascular
se encuentra anexo un plano linfático que comprende cinco o seis ganglios, cuyo con-
F1c. 155
El mesocolon iliopelviano y la fosita intcrsigmoidea (T.-J .).
( L& pared abdominal ha atdo Incidida y reclinada bacla ab&Jo; el oolon llloPelnano ha aldo erloado .,. oxl&Ddldo
hacia arriba para ponerlo de maolllesto; •n el pertt<>oeo parietal poeterlor ba atdo practicada una •eotana a 01 ..1
.,. por debaJo del auelo de la ! Ollta tnteratrmoldea .)
l. toalta lnteratamoldea. - 2 . meaocolon lltopelvl&no, oon 2' , 2 11 , 2"', laa arteria• ai.motdtaa d1acurr1enc1o por
au Hpeoor. - 3, colon lllopehlano. - 4. colon deacendent.e. - 5 , aorta. - 8, arteria !llaca prlmlUn l&c¡Ulerda, ooo
6', arteria tllaca Interna. y 6". arteria lliaca externa. - 7. ur~ter 11.quterdo. - 8, vena Ulaca prtmtttn. is.quterda.
- 9, •entana practicada en el perlt<>neo parietal. - 10, uaa d el lnteotlno delpdo. - U, epiplón mayor. - 12,
•eJ1P dilatada. - 13, naos e1perm•Uco1.
izquierda de la aorta sobre el lecho que le forma el psoas izquierdo. Alcanza, después
de un corto trayecto, la raíz vertical o primaria del mesocolon pélvico, donde se divide.
Veremos más tarde que el mesocolon terminal queda a menudo libre en gran extensión.
ARTERIA AORTA 201
En este caso, las dos raíces de este meso se prolongan muy arriba, comprendiendo en
su intervalo un divertículo peritoneal, la fosita intersigmoidea, cuyo vértice, general-
mente situado a la izquierda de la aorta, puede subir a veces muy arriba hasta por
delante de este vaso en el duodeno
(figura 155). 6
Es clásico decir que la aorta es
cruzada oblicuamente por la raíz del
mesenterio. En realidad, esta relación
varía según el tipo que presenta esta
raíz desde el punto de vista de su
dirección, siendo este tipo variable se-
gún Ja existencia del adosamiento del
me enterio común (TuRl'iESCO). Gene-
ralmente la raíz del me enterio pre- .... 7
senta la forma de una línea quebrada
en S; tiene un primer segmento su-
perior que discurre horizontalmente de ... 9
izquierda a derecha, delante del duo-
denopáncreas; luego, en una segun- B ..
da porción, se curva, corta la cara an-
terior de la tercera porción del duo-
deno y desciende verticalmente siguien-
do el intersticio que sepa·ra la aorta
de la vena cava. En este caso la aor-
ta no está ya cruzada por la raíz del
mesenterio, que queda más a la dere-
cha de ella. Es más excepcional ver la
raíz del mesenterio con el tipo recti-
líneo. En este caso cruza en dirección
oblicua la cara anterior de la aorta,
inmediatamente por debajo del duo-
deno.
En su parte más inferior la aorta
termina en la región que se encuentra
situada inmedia tamente por encima del
promontorio, región a la que CHALIER
y MuRARD han aplicado el nombre de
región terminoaórtica. Se encuentran en ( . Bovtr•!I
ella, además de la terminación de la
aorta y del nacimiento de sus ramas Aorta torácica y sus ramas.
de bifurcación, las dos venas iliacas
1, cayado de la aorta. - 2, aorta descendente. - 3, arte-
prim1uvas, el origen de la vena cava rias cardiacas. - 4, tronco braqulocefilloo. - 5, uter1a aub·
clav1a liquterda y aua ramas. - 5', arteria aubclav1& duecha
inferior y la porción abdominal del y 1u1 ramaa. - 6, 6 ' . carótidas primitivas. - 7 , art.erl11
bronqulalts. - 8 , o.rterlas lntercostalea . - 9, arterl&a eeoU-
uréter. gteaa medias. - 10, vena ca va superior. - 11, ácl¡oa mayor.
...
Describiremos sucesivamente:
Las ramas que nacen del cayado;
2.• Las ramas que nacen de la porción tordcrca;
3.• Las ramas que nacen de la porción abdominal.
202 ANCIOLOCÍA
RESUMEN DE LA AORTA
a) R. que nacen del cayado.
a) Ramas colaterales . /3) R. que nacen de la porción torácica.
y) R. que nacen de la porción abdominal.
Art. sacra media.
b) Ramas terminales Art. iliaca primitiva derecha.
Art. iliaca primitiva izquierda .
Variedades. - Las variaciones anatómicas de la aorta son muy numerosas, aunque rela-
tivamente raras. Se refieren al origen, al número, al trayecto y a su modo de distribución.
A. VARIEDADES DE ORIGEN. - La aorta puede nacer del ventriculo derecho _(DucES, T1ED-
MANN, FABR.E, BAILLIE); en este caso, la arteria pulmonar nace del ventriculo izquierdo o del
ventriculo derecho; hay ordinariamente persistencia del agujero de Bota! y del conducto
arterioso. La aorta puede nacer a la vez de los dos ventrículos, ya por dos troncos dife.
rentes, ya por un tronco único, que se abre simultáneamente en los dos ventrlculos por una
perforación del tabique interventricular. GIBERT ha visto, en un niño que vivió doce días,
nacer la aorta ascendente del ventriculo izquierdo, y la aorta descendente separarse de la arte-
ria pulmonar; habla persistencia del agujero de Bota!; exisúa, además, un largo conducto
arterioso que unla el cayado pulmonar al lado izquierdo de la aorta descendente.
A B e
2 3 2 3
F H
E 2 G 3
2 M 3
1 i:
1
F1c . 15¡
Variedades de origen de los troncos supraaórticos en el hombre (según TIEDEMANN).
l, aubclavl• derecha. - 2, rardtldo primitiva derecha. - 3, cordtld• prlmltln ltqulerdo. - 4 , aubclnla ltquJerda .
- 5, aorta. - 6 , tronco braqulocetallco. - 7. tronco tnaornlnndo. - s. vertobral derech:i. - 9, \'ertebral izQ.ulerd&..
ocuparemos aquí en lo que respecta a los troncos que nacen del cayado, pues sus anomalías
presentan a la vez mayor interés e importancia.
Como veremos muy pronto, el cayado aórtico, en el hombre, suministra tres troncos,
que son, yendo de derecha a izquierda: 1 . 0, el tronco braquiocefálico, que se divide poco
después en subclavia y carótida primitiva del lado derecho; 2.0, la carótida primitiva izquier-
da; 3·º· la subclavia izquierda. Ahora bien, el número de estos troncos puede disminuir o
aumentar y, por otra parte, aun no siendo más de tres, los troncos supraaórticos pueden
modificarse, ya en su constitución, ya en sus relaciones respectivas. Podemos, sobre este par-
ticular, distinguir los tipos siguientes:
a) Existe una sola arteria. - Esta arteria, verdadera aorta descendente, emite las dos
subclavias y las dos carótidas primitivas.
b) Hay dos arterias. - Esta disposición comprende dos grupos de casos: en el primero
existen dos troncos braquiocefálicos, suministrando cada uno la subclavia y la carótida pri-
mitiva correspondiente; en el segundo, el tronco braquiocefálico suministra a la vez las dos
204 ANGIOLOGÍA
carótidas y una de las subclavias, siendo la olra independiente. El lronco braquiocefálico, así
transformado, toma el nombre de tronco innominado; se le puede encontrar ya en el lado
derecho, ya en el izquierdo.
c) Hay tres arterias. - Esta cavidad está constituida por la existencia de un tronco
innominado, una subclavia y una vertebral. Puede estarlo también por la existencia de
un lronco braquiocefálico izquierdo, coincidiendo con la emergencia aislada de las arterias
subclavia y carótida del lado derecho. Una variedad más interesante del tipo de tres arte-
rias es la siguiente : las dos subclavias se desprenden aisladamente del cayado y las dos
carótidas nacen del mismo cayado por un tronco común. En cuanto a la situación de las
subclavias en este caso, pueden nacer una a la derecha y otra a la izquierda del lronco caro-
tldeo, o bien nacer ambas a la izquierda del lronco caroúdeo; en este caso la derecha (figu-
ra 157, I) se verá obligada a cruzar la tráquea para dirigirse a su campo de distribución.
flG. 158
Algunas variedades de origen de los troncos supraaórticos en la serie animal.
A, macaco. - B , toPo. - c. caballo. - o, eletantc. - E, celtceos.
d) Hay cuatro arterias. - Esta disposición puede ser creada primeramente por la apa-
rición en el cayado aórtico de una arteria que, en las condiciones ordinarias, procede de
otro origen; tales son : la vertebral, la tiroidea inferior, una tiroidea de Neubauer, la mama-
ria interna, una úmica y :a coronaria izquierda. En otro orden de hechos, el tipo de cua-
tro arterias procede de que, no existiendo el tronco braquiocefálico, las dos subclavias y las
dos carótidas nacen aisladamente del cayado. Estos cuatro vasos presentan, por lo demás,
variedades numerosas en sus relaciones respectivas : se han observado las disposiciones si-
guientes:
t.• 1:1orfedad: Subclavia derecha. Cardllda derecha. Cardtlda liQulerda. Subclavia JzQulerda.
2.• vorftdod: Cardttda derecha. Subclavia derecha. Cardllda liqulerda. Subcla via lt.Qutercta.
3.• oarltdad: Cardtlda. dereeba. Cardtlda liqulerda . Subclavia derecha. Subclavia lzquJerda.
4 .• corf•dad: Carótida derecha. Cardllda l•Q u lerda. Subclavia l•QuJerda. Subclavia derecha.
5.• oorfedad : Cardtlda tzq\llerda. Cardtlda derecha. Subclavia liqulerda. Subclavia derecha.
De todas estas variedades, una de las más interesantes es aquella en que la aneria sub-
clavia derecha nace la última, es decir, que arrane.a de la aorta a la izquierda de todas las
demás ramas. Los dibujos C e 1 de la figura 157 presentan do; ejemplos de esta disposición
singular. En este caso, la subclavia anormal para dirigirse a su sitio ordinario, se ve nece-
sariamente obligada a atravesar la linea media, dirigiéndose de izquierda a derecha: en este
trayecto puede pasar por delante de la tráquea, pero en la gran mayoría de los casos pasa
por detrás del esófago. Esta anomaHa singular debe de ser muy rara; sólo la hemos encon-
trado una vez en un adulto de unos cuarenta años. Hemos observado un segundo caso en una
pieza seca depositada en el museo de la Facultad. En uno y otro caso la subclavia derecha,
para alcanzar la región de los escalenos, cruzaba la cara posterior del esófago.
e) Hay cinco arterias. - Este tipo está c:-·1stituido por dos subclavias y dos carótidas, a
las que se añade una venebral o una tiroidea .
f) Hay seis arterias. - Esta anomalía, lo mismo que la precedente, resulta ser extrema-
damente rara. Los seis vasos supraaórticos se van sucediendo por el orden siguiente (QUAIN):
TRONCO BRAQUIOCEFÁLICO .205
1. 0 ,
subclavia, vertebral y caróLida del lado derecho ; 2 . 0, caróLida, vertebral y subclavia del
lado izquierdo.
La historia del desarrollo nos explica claramente la mayor parte de las anomal!as que
acabamos de describir. Es de noLar también que gran número de estas disposiciones, anor-
males en el hombre, se encuenLran normalmente en la serie zoológica. Así, encontramos (figu-
ra 158): la aorta ascendente o cervical en el caballo ; el Lipo anular (por d uplicidad de la
aorta) en gran número de batracios, principalmente en los perennibranquios y en los uro-
delos; el tronco inominado en varios monos, tales como el macaco y el gibón; el doble tronco
braquiocefálico (tipo de dos arterias) en el murciélago y en el topo ; la ausencia del tron-
co braquiocefálico (tipo de cuatro arterias) en los cetáceos; el tronco común de las dos carótidas
primitivas en algunas aves y entre los mamíferos. en el elefante, etc.
ARTICULO II
l. Tronco braauiocefálico
El tronco braquiocefálico, al que se llama también erróneamente tronco innomi-
nado (arteria anónima de los autores ingleses y alemanes), es el más voluminoso de
todos los troncos que emanan del cayado aórtico. Su diámetro es de u a 15 milímetros ;
su longitud total, de .28 a 35 milímetros.
1.0 Origen y trayecto. - Se d estaca del punto en que la parte ascendente del
cayado aórtico se continúa con su porción horizontal (fig. 1,1)9). Desde aquí se dirige
oblicuamente de abajo arriba, de dentro afuera y un poco de delante atrás, hasta Ja
parte posterior de la articulación esternoclavicular derecha, en donde termina bi-
furcándose.
2.0 Relaciones. - El tronco braquiocefálico está en relación (fig. 159):
a) Por delante, con el esternón y la articulación esternoclavicular, de la que está
separado por el tronco venoso braquiocefálico izquierdo, por el timo en el niño (su
resto adiposo en el adulto) y por los fascículos de origen de los músculos esternocleido-
hioideo y esternotiroideo; es recorrido por filetes cardiacos que emanan del neumogás-
trico derecho en su trayecto cervical.
/3) Por detrás, con la tráquea ;
y) Por fuera, con la pleura y el pulmón derechos ;
S) Por dentro, con el origen de la carótida primitiva izquierda; los dos vasos,
casi contiguos en su origen, se separan cada vez más conforme se alejan de la aorta,
circunscribiendo así en su intervalo un pequeño espacio triangular de vértice inferior,
en cuya área se puede ver la tráquea.
M
F1c. 159
Grandes troncos que nacen del cayado aórtico, parte anterior.
(La linea MM Indica el plano medio o aa¡¡ltal.)
1 7 1 ', porcldn eaternal y pordón ctavtcular del músculo esttrnocleldomast.oldeo. - 2, esternocleldobtoldeo. -
3. eeternottrotdeo. - 4, tronco braQutoceUllco arterial. cuyo t rayecto está indicado por un punteado roJo. - s . ca.ró·
Uda ~lmlttva. - 6, arteria eubclavia. - 7, mnmarta Interna (punteada). - s. vertebral. - 9, tronco tlroeervtea.l.
- 10, tiroidea da Neubauer. - 11 , yu¡ular lnt.erna lr.quterda. - 12, vena aubclavta. - 13, tronco braqutocet1Ulco
•ODOIO del lado lt.QuJerdo. - 13'. tronco braquloct1611co venoso del lado derecho eortado 1nmedt1tamente después de
su orll'e.n. - 14, traquearteria. - 15. Hdtago. - 16, 16', nervios neum08'aat1lco1 derecho e liquterdo. - 17, ner•lo
tr6nlco. - 18, 18', nervios recurren tea derecho e izquierdo. - 19, oonducto tor&clco. - 20, yu¡ulnr externa iz-
quierda. - 21, veatl¡¡loa del timo.
El tronco braquiocefálico puede faltar, y en este caso la carótida y la subclav'la nacen aislada.
mente de la aorta (tipo de los cetáceos). Anormalmente se ha visto al tronco braquioccfá·
lico dar origen a la mamaria interna, una arteria timica, y una arteria bronquial, la vertebral
derecha, una carótida accesoria y una tiroidea impar y media conocida con el nombre de
tiroidea de Neubauer (véase más adelante).
1.0 Origen y trayecto. - Las carótidas primitivas son en número de dos: una de-
recha y otra izquierda. Su origen en los grandes troncos arteriales del tórax es diferente
a la izquierda y a la der:echa; la carótida primitiva derecha se desprende del tronco
braquiocefálico ; la carótida primitiva izquierda nace directamente del cayado de la
aorta, entre el tronco braquiocefálico y la arteria subclavia izquierda.
Inmediatamente después de su origen, las carótidas primitivas se dirigen algo obli-
cuamente hacia arriba y afuera. Luego, enderezándose, se hacen verticales y siguen
paralelamente una a la otra en toda la extensión de su trayecto. Interceptan entre sí un
espacio cuadrilátero que ocupan los dos conductos digestivo y respiratorio: hacia
abajo, la tráquea y el esófago; hacia arriba, la laringe y la faringe.
Las dos carótidas primitivas terminan por arriba a nivel de una línea transversal
que pasa por el borde superior del cartílago tiroides, dando origen por bifurcación
a la carótida externa y a la carótida interna.
Añadamos que la carótida primitiva no describe ninguna flexuosidad, que es per-
fectamente rectilínea y que, no suministrando ninguna colateral, conserva su mismo
calibre desde su origen hasta su terminación. Observemos, sin embargo, que en muchos
casos, sobre todo en los ancianos, presenta en su extremo superior una dilatación más
o menos acentuada, el bulbo o seno carotídeo. El seno carotídeo es una formación
normal en el hombre y en muchos animales. Así es que, en el caballo, el seno carotídeo
asienta en la parte terminal, posterointerna de la carótida primitiva y en el origen de
la carótida interna. Mientras que la pared de la carótida primitiva es elasticomusculo-
conjuntiva, la del seno es puramente elástica (oE BmssEZoN). La pared del seno posee
nervios muy numerosos que terminan por arborizaciones en redes finas y muy tupidas.
El corpúsculo carotídeo está situado en la bifurcación carotídea (véase Corpúsculo
carotídeo, tomo III).
Por dentro, la arteria sigue la parte lateral de la tráquea, a alguna distancia, sin
embargo; a la entrada del tórax estos dos órganos están en el mismo plano frontal.
Más arriba la arteria camina sobre un plano ligeramente posterior. El esófago está en
un plano algo más posterior que la arteria y queda a un centímetro y medio aproxi-
madamente de la cara interna de la arteria. Por el canal traqueoesofágico sube el nervio
recurrente izquierdo. Por delante de la tráquea, el tronco arterial braquiocefálico se
dirige en sentido oblicuo hacia arriba y a la derecha y pierde rápidamente toda rela-
ción con la arteria carótida primitiva izquierda.
Por fuera, la arteria, seguida por delante por el frénico y por detrás por el neumo-
gástrico, sube a lo largo de la pleura mediastínica. .
Por detrás, se mantiene bastante lejos del plano prevertebral, del que la separa
la arteria subclavia izquierda y luego el conducto torácico.
b) El origen de la arteria carótida primitiva derecha se encuentra en la parte
más interna de la región supraclavicular. Por delante corresponde a la articulación
esternoclavicular ; es señalado por el intersticio que separa los dos manojos esternal
y clavicular del esternocleidomastoideo.
Por dentro, la arteria carótida derecha ofrece en su origen relaciones íntimas con
la tráquea, mientras que su homóloga del lado izquierdo queda aún distante de
ella (fig. 139).
Por fuera, la arteria subclavia derecha se separa en ángulo agudo, mientras que
la subclavia izquierda se halla en un plano más posterior y ya mucho más alejada.
3 30 !9 !8
5
·.
... ..-
6 .. !6
7. ·-. . . ....... -· !5
·--·-··-!~
•....• 23
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11 •'
•, !1
12
.·
''
20
!3 15 16 18 19
FrG. 160
Corte que pasa por el disco intervenebral que separa la quinta vértebra cervical de la sexta
(cadáver congelado) .
l . escotadura media del cartllago tiroides. - 2, tlrohloldeo. - 3, lart.nge. - 4, omohloldeo. - s. canuaao
tlrotc:1es. - 6, esternocleldomaatoldeo. - 7, constrictor mec:1lo de la tarlnge. - 8, yugular externa. - 9, tarro del
c ueno. - 10, angular. - 11 , arteria vertebral. - 12 , d.1800 e nt.re e• y e•. - 13, complexo menor. - 14, trapecio.
-15 , complexo mayor. - 16, Quinta cervical . - 17, medula. - 18, esplenio. - 19, apóftala transversa de e<. -
20, sexto ganglio espinal. - 21 , escaleno posi.enor. - 22 , plexo braquial. - 23, escaleno anterior. - 24, yugular
Interna. - 25, cardtlda prlmltl•a derecha. - 26, !Brl nge. - 27, tlroldOB superior. - 28, car tílago arltenoldea. -
29, tlroaritenoldea. - 30, eaternobloldeo.
(figura 163) y se acoda entonces debajo o, más rara vez, al mismo nivel del tubérculo
de Chassaignac para dirigirse durante cierto tiempo hacia dentro y abajo. En el asa
que describe delante de la vertebral entra en relación íntima con la cadena simpática
y generalmente se introduce por un asa nerviosa a la altura misma del ganglio cer-
vical medio. Luego dibuja una segunda curva en la cara profunda de la carótida. Esta
D. - 8
i10 A:'\CIOLOCÍA
curva, cóncava hacia delanLe, afuera y algo hacia arriba , endereza su trayeclo y la aplica
junto a la convexidad de la cara posLerior del paquete vasculonervioso.
b) Pared interna. - La pared interna es visceral. Está constituida por delante por
la tráquea y la laringe, órganos en relación particularmente íntima con la arteria caró·
tida primitiva derecha. La pared es completada por detrás por el esófago y la faringe;
éstos se hallan ligeramente rechazados a la izquierda y el constrictor inferior de la
faringe se encuentra en íntimo contacco con la arteria carótida izquierda. Esta columna
visceral ofrece entre la Lráquea y el esófago un canal longitudinal por el que caminan
los nervios recurrentes : el recurrente izquierdo, que sube por delante del esófago y, por
lo tanto, está muy próximo a la ar-
teria; por la disección se le percibe
_ s en el intersticio vertical, que, por
otra parte, es cada vez menos ancho
_ e de abajo arriba. que dejan entre si
la tráquea y la carótida. El recu-
rrente derecho está en el ángulo die·
dro· esofagotraqueal. A lo largo de
cada recurrente se escalona una ca-
dena ganglionar, la cadena recu-
rrencial.
Todos estos órganos son opera-
toriamente independientes del pa-
quete vasculonervioso, pues su vaina
á fibrosa, la vaina visceral, se deja se-
!! parar perfectamente de la \'aina
F1c. 161 va cular.
La carótida prim1uva vista en una sección trans- La pared anteroexterna del
versal del cuello por la pane superior de la sexta compartimiento es mwcular. Des-
cervical (lado derecho; segmento superior de la pués de haber disecado la piel y el
sección).
cutáneo y liberado la vena yugular
A, sexto cervical. - D, cart!la¡o tiroidea . - C. cartfla¡o arl·
tenoidea. externa se descubre el plano del es-
l, tarln¡¡o . - 2 , esternocleidomastoideo. - 3 , cut6neo del
cuello. - 4, omohloldeo. - 5 . e•ternocleldohloldeo. - 6, tiro-
ternocleidomastoideo. Las relaciones
hioideo. - 7, esca leno anterior. - 8, escaleno peaterlor. - 9,
imlsculoa prevertebralcs.
exactas del músculo y la arteria han
a, carótida. Interna. - b, yug ulnr Interna. - e, y u¡ular ex· sido objeto de numerosas discusio-
terna . - d, arterl!s y • eoas vertebrales. - e, a rteria tlrotdea
superior. - f , neumogást rico. - o. gran slmptttco. - h, trénlco. nes. Todos los autores están de
- i, rama descendente del htpoe loso . - J, ra mas anterlorea de
tos nervJoa cervicales. acuerdo en admitir que la carótida
se halla señalada en su parte infe-
rior por el inLervalo enLre las dos cabezas de origen del músculo. En su terminación, en
el borde superior del cartílago tiroides, los clásicos admitían que la arteria emergía
del borde anterior del músculo. RtCHET en cambio, sostuvo el paralelismo persistente
de la carótida primitiva y el esternocleidomastoideo. Los argumentos anatómicos que
hacia valer R1cHET demuestran que puede tener razón; pero si se considera el punto
de vista práctico, es decir, operatorio, y no el de la anatomía pura, se puede decir que
el músculo y la arteria se cruzan en X y que la arteria emerge, para el cirujano, de la
parte superior del borde anterior del esternocleidomastoideo. Como ha demostrado
TtLLAUX, las relaciones de ambos órganos varían según la posición de la cabeza: para
descubrir la bifurcación basta hacer girar la cabeza del sujeto hacia el lado opuesto
al de la ligadura. El músculo se mantiene extendido por la vaina que le dispone la
aponeurosis cervical superficial, encogiéndose en el vivo en cuanto se incide ésta.
En la mayor parte de su curso la carótida primitiva está también oculta por un
segundo plano musculoaponeurótico que se extiende por delante y detrás de ella: el
músculo omohioideo, que sostiene la aponeurosis cervical media. El músculo omohioideo
cruza la arteria en su tercio medio; divide su trayecto en dos segmentos importantes
ARTERIAS CARÓTIDAS PRIMITIVAS 211
F1c . 162
Región esLernoclcidomastoidea: plano submuscular (T.-J.).
1, oorte de la piel. - 2. corte del cut&neo. - 3 , a1>0neurosts cervical supernctal. - 4, 4', 4" . esternooletdo·
maetoldeo Incidido y ertnado. - 5, omohioldeo, oon sus dos vlent1es y su tendón Intermedio. - 6, ap0neuroa1a
cervical media. - 7, escaleno anterior. - 8, dlgástrlco. - 9, paquete vasculooervtoso del cuello (carótida prlmttlva.,
yuaular Interna y neumog4st1tco) en su vaina conJunttva: la vaina. está. tnctdlc1a y ertoada en su parte medla. -
10, yugular anterior. - 11, ramas anteriores de Jos nervios cervicales. - 12, asa nervlosn del hipogloso, constituida
por la rama descendente del hipogloso y la rama descendente del plexo cervical. - 13, parótida. - 14, cuerpo ti·
roldes. - 15, ganglios linfáticos de la cadena carot!dea.
base del cuello: la porción suprayacente es la porción quirúrgica, ;;.quella en que se prac-
tica ordinariamente la ligadura.
Delante d e la arteria se dispone también un órgano muy importante con el que
contrae relaciones muy íntimas: el cuerpo tiroides. La cara posterior de cada lóbulo
l! 1l? ANGIOLOGÍA
21............ .
~L ..... .
7. .. -···
6 ..... -
5.......
..... 3
_......... 23
_17
........... 2
. 16
___ 3·
.. _3"
F1c. 163
Región esternocleidomastoidea: plano profundo (T.·J.).
1, corle de la piel, del t6Jldo celular subcutáneo y de la aponeurOSls oervlcal superllclal. - 2, espacio supraos-
ternal con l& aeccldn de la yu¡ula.r anterior en su parte medla. - 3, 3'. 3", esternocletdomastold.eo. - 4 , 4 ', eaca. ·
lena ant.ertor y escaleno p<>eterior. - 5, anrular. - 6, esplenio. - 7 , di¡&atrlco tvtentre pasterlor). - e. eat.erno·
cleldohloldeo. - 9, 9' , Ylenlre anterior y vientre posterior del omobloldeo. - 10, caróllda prlmltln, bl.!urcándoae
por arriba en cardtlda Interna y ca.róllda externa. - 11. subclavia. - 12, nrtebral. - 13, tronco llrocenlcal, de
donde oe orl¡lna, con laa escapulares, la arteria t iroidea Inferior. - 14, tiroidea superior. - 15, yu¡ular Interna re·
olblendo por arriba las dos venas !acial y lln¡ual. - 16, vena aubclavl&. - 17, neumo¡'5trlco. - 18, blpo¡loao
mayor. oon au rama deacendente y el ntrvlo llrohloldeo. - 19, ramas del plexo cerYical. - 20, ramas del plexo
braqul&l. - 21, paróllda. - 22, cuerpo llroldt1. - 23, tráque&.
Variedades. - Por lo que se refiere a las variedades de origen véase antes (pág. JIO~) . La
división de la carótida primitiva en carótida externa y carótida interna se puede efectuar más
arriba que de ordinario, a la altura del hueso hioides y aun más arriba. Puede también efec-
tuarse más abajo hacia la parte media de la laringe, a nivel del cartílago cricoides y aun mu-
cho más abajo: en un caso de MORCACNI la carótida primitiva sólo media 51 mil! metros y se
bifurcaba en la parte inferior del cuello. Se conocen algunos casos en que la carótida interna
y la carótida externa se separaban aisladamente, ya del tronco braquiocefálico (Kost NSKt), ya
del cayado aórtico (MALACARNE, PowER). Por el contrario, se ha visto alguna vez no bifurcarse
la carótida primitiva y llegar hasta el conducto caroúdeo del peñasco, asimismo sucesiva-
mente las ramas que, en condiciones ordinarias, nacen de la carótida externa. Hemos visto ca-
sos en que la carótida interna no se separaba de la carótida externa hasta más arriba del origen
de la facial. Excepcionalmente la carótida primitiva puede suministrar la tiroidea superior, la
faríngea inferior, la vertebral, la tiroides inferior y una arteria larlngea.
2
12'
.. .. .6
.5
15' 16
F1c. 164
Arterias carótidas y arteria subclavia del lado derecho.
1, c3rólld11 primitiva. - 2, carótld& tntcrnB. - 3 , carótida el.;ttma y sue ramas; 4, tiroidea auptrtor: 5, lln·
gu:il: 6, taclal; 7 , occtplt.al: 8, tarfn¡ea lnterlor; 9 , auricular posterior. - 10, aubcla\'13 y s us r3 mo.a: .11. tronco
ttrocervlcal; 12 , vertebral : 12' , cerebral posterior; 13, cervical profu nda ; 14, supracscapuJar ; 15, 1nterco1tal au·
perlar ; 16, mamarla lntern:i.
superficial, de acceso fácil y, por lo tanto, quirúrgica; por otra parte, en la reg10n que
corresponde a su segmento superior, en donde es más profunda y oculta por el maxilar
y la glándula parótida, que acaba incluyéndola.
La primera parte del trayecto de la arteria se extiende del borde superior del car-
tílago tiroides al cruzamiento de los músculos suprahioideos y en particular al punto
en que el vientre posterior del digástrico corta en ángulo casi recto la cara super-
fici al de la arteria.
La segunda porción está comprendida entre este cruzamiento y la terminación de
la arteria por bifurcación en el borde posterior del cuello del cóndilo del maxilar
inferior.
a) Primera porción . - Si se consideran las relaciones de la carótida externa en
un corte horizontal que pase por la parte superior del huc o hioides y de la cuarta
ARTERIA CARÓTIDA EXTER~ I\
3 2 30 29
27
26
.·25
10·
19
14 16 17
F1c. 165
Corte que pasa por el maxilar inferior y el cuerpo del axis (cadáver congelado).
1, medula. - 2, trapecio. - 3. complexo. - 4, cucr1>0 del axta. - 5, esternocleldom11totdeo. - 8, articula·
cldn atloldomaatoldeo. - 7, vena yu¡ulor lnt• rna . - 8. ¡h\ndulo pardttdo . - 9, cardUdo externa. - 10, 11lindula
aubmax.tlor . - 11, conducto dentario. - 12, tartn¡e. - 13, vena lln¡ual. - 14, orbicular de lo• labio•. - 15 , rarees
d•ntarlaa. - 16, maxilar Interior . -17. aeptum lln¡ual. - 18, lenrrua. - 19, !""tal. - 20, masetero. - 21, pte-
rtrroldeo Interno . - 22, estllohloldeo. - 23. dl¡llatrlco. - 24, carótida Interna. - 25, an¡ular. - 26, vertebral. -
27, oblicuo mayor. - 28, esplenio. - 29, recto mayor. - 30, cerebelo.
ANCIOLOCÍA
vértebra cervical, se nota que está alojada en una reg1on prismática triangular, conti-
nuación y ensanchamiento de Ja región carotldea propiamente dicha (figs. 166 y 167).
La región carotidea superior está constituida esencialmente: por detrás, por una
pared osteomu cular formada por las apófisis transversas, los músculos prevertebrales
y el escaleno anterior; por dentro, por Ja faringe, cuya pared está formada por el cons-
trictor medio, al que viene a cubrir por detrás la punta ascendente del constrictor
inferior; por delante y adentro, por el plano de la aponeurosis cervical superficial,
que se desdobla en el borde anterior del esternocleidomastoideo para constituirle una
vaina. Hemos recordado, al estudiar las relaciones de Ja carótida primitiva, las discu-
ZJ
tJ
1' a
1~
1
26
10
31
8
12
8
7
F1c. 166
Relaciones de las dos carótidas interna y externa en su origen, vistas en un corte horizontal
del cuello tangente al borde superior del hueso hioides (cadáver congelado; segmento inferior
del corte) (T.-J.).
l , parte 1u~rlor do la cuarta •6rtebra ~r•lcal. - 2, larlnp. - 3, tarlnre. - 4 , •1>flllotl1. - 5. <U<rPo dtl
hueso blotdes, con 5', asta menor tnt.ereaada por el corte. y 5' '. asta mayor formando una ligera promtneacla. -
6, mllobloldeo. - 7, 1enlhloldeo. - 8, hlo¡loao. - 9. con1trlctor medio de IL to.ringo. - 10, eaUlohloldeo. -
11, nervio hlpc>¡loBO mayor. - 12, sl indula submaxilar. - 13, vena Y\1111lar lnle.rna . - 14 y 14' , rama1 del tron-
co venoso tlrolln¡uofactal. - 15, pnallo UnUUco. - 16, cardUda externa.. - 17, e&rdtlda. Interna. - 18, neumo-
1'9trlco. - 19. rran almp,tlco. - 20 , eacaleno anterior. - 21. "'""'leoo posterior. - 22 , m1laculo1 de Ja nucn. -
23, arteria vertebral. - 24, m1l1<ulos pro•ertebralea. - 25, mucosa de la tar101e. - 26, vena racial. - 27, arteria
llnaual. - 28, eat,,eraooletdomaatoldeo. - 29, vena YU&'Ular ex·t.erna.
o, •fa de ac-ceso par~ la art.erla cardtlct=l ext.erna .
siones que había suscitado la cuestión de las relaciones exactas d el músculo y la bifur-
cación carotídea. La carótida externa está prácticamente delante del músculo. No ocupa
el centro de la región; queda alejada tanto de la pared posterior, de la que una curva
ascendente, cóncava hacia delante, la separa progresivamente, como de la pared ex-
terna. En efecto, a pesar de su nombre, es interna en su origen (fig. 166, 16); sube por
dentro y delante de la arteria carótida interna, que es la más externa de la región. En
cambio, queda en contacto con la pared faríngea y cruza de cerca las inserciones hioi-
deas del constrictor medio.
Estas relaciones respectivas de las dos carótidas en su origen se confirman bien
cuando se diseca la región plano por plano. Después de haber franqueado la piel, el
cutáneo, Ja aponeurosis superficial, que es prudente incidir en el borde anterior del
esternomastoideo, habiendo respetado por arriba la vena yugular externa, se reconocen
ARTERIA CARÓTIDA EXTER ' A
muy pronto algunos órganos que sirven de puntos de referencia para la caróLida
externa. Así FARABEUF ha definido un triángulo siempre fácil de evidenciar para buscar
esta aneria (fig. 167) : su base vertical, posterior, es trazada por la vena yugular interna,
que en el vivo se hincha a cada movimiento respiratorio; el borde inferior eslá consti -
tuido por un afluente grueso de la yugular : el tronco coleclOr de las venas Liroideas
.... 8
... 12
-- 5
__ 7
..... 9
.... jO
...15
F1c. 167
Relaciones de la carótida externa en su origen (triángulo de Farabeuf) (T.·J.).
l. yuaular Interna. - 2, tronco tlroUniruo!aclal. - 3, nento blpoirlooo. - 4, ca.rdUda externa. - 5, cudttda
lnterna. - 6. arteria tlroJdea aupertor. - 7. a rlerla lln¡ ua l. - 8 , &'Tterla tac" l. - 9, nervto la.rfn¡eo superior. -
10, hueso htoldes. - 11. arteria ooclpttal. - 12 , d! ¡liat.rlco. - 13. eatornoclt1domaatoldeo. - 14, apioneuro1la cervl·
cal 1upe.rftc11l. - 15, cut•neo.
el contacto con la yug ular interna a lo largo de la base posterior del triángulo, pues
la carótida interna es a la vez externa y posterior en relación a la carótida externa.
Oculta al neumogástrico y al simpático cervical. Si se prosigue esta investigación por
delante y por dentro, descendiendo en cierto modo un nuevo tramo de esta escalera
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1/mllJ;~~f-- - - - - - - - - 26
~~:1J--- - ---- ---- 27
~--------- 28
F1c. 168
Horquillas de las carótidas y de los estíleos. Ramas de la arteria carótida externa
(según FARABEUF y SÉBILEAU).
l. hJo!des. - 2 y 5, m~sculo est!loh!oldeo. - 3 , m~sculo ceratogloso. - 4 . arteria t aclal. - 6. corte de! mn:r.llar
Interior. - 7, mdsculo estllotarfngeo. - 8 y ·17, nervio glosotaríngeo. - 9, mtlsculo estllo¡loso. - 10, músculo pte-
rlgoldeo Interno. - 11, arteria maxnar Interna. - 12, músculo pterlgoideo externo. - 13, arteria temparal supertl-
cJa1. - 14 , cdndllo del mnxllar. - 15, arteria carótida. Interna. - 16. arteria. mastotdea. - 18, arteria auricular pos-
terior. - 19, vientre pe>stertor del dlgá.strlco. - 20, 2 1, arteria occipital. - 22, nervio hipogloso mayor. - 23, ca·
rdtlda Interna. - 24, arteria. lingual. - 25, cardtlda externa. - 26 , nervJo larfngeo superior. - 27 , arteria. tlrolde&
superior. - 28. carótida prl!l)lllva.
vascular, se llega entonces a la carótida externa, cruzada por arriba por el nervio
hipogloso mayor y abajo por el tronco venoso tirolinguofacial.
Además de estos diversos caracteres topográficos (situación anterointerna, relación
íntima con el h ipogloso), la arteria carótida externa se diferenciará pronto quirúrgi-
camente de la carótida interna porque da ramas: tiroidea superior exactamente en su
origen, lingual y facia] por delante, occipital por detrás, faríngea por dentro (fig. 167).
ARTERI.\ C .\RÓTIDA CXTER="A .2 19
FIG . 170
Hueco maxilofaríngeo o espacio preestíleo (T.-J .).
l, apdOsts estlloldes seccionada transversalmente. - l ', su extremidad tnrerlor , con 3, 3 ' , 3", tos tres músculos
esU!ofarfn¡oo, eaWlo¡looo y estllohloldoo. - 4, dlgál!lrloo. - 5, aleta farfngea vuelta bacla dentro sobre la cara pos·
tertor de la ta ringo. - 6, pterlgotdeo Interno, con su nervio. - 7, ptertgoldoo externo. - 8 , perlestaftllno interno. -
9, pertestatlUno externo. - 10, nervio lingual lcon la cuerda del t.lmpano}. - 11, nervio dentario lnterlor oon ta. ar-
teria homónima. - 12, nervio aurtculotemporal. - 13. carótida prtmlttva. - 14. carótida Interna. - 15, carótida. ex-
tern•. - 16, tiroidea Inferior. - 17, Uogual. - 18, facial . - 19 , laríngea Inferior. - 20, maxilar Interna. - 21,
temporal superfktal. - 22, paróttda cortada tranaveraalmente. - 2 3, borde posterior del maxllar, con 23' , Hramento
estllomaxilar.
F1c. 171
Glándula parótida , vista in situ, con los vasos y nervios que la atraviesan (T.-J.) .
L• a poneurosis aupertlclal ha aldo Incidida y eeparada. La porción do r llndula. que c ubrla al taclal ba sido rocll·
nada o l ncJdlda para descubrlr el nervio.
l . :i.poneuroats parotfdea superftclal, y 1 1 , apaneurosJ.1 prof unda que cubre et md.aculo maaetero. - 2, pardt1d3.,
coa : 2' , prolon¡nclón anterior: 2 ", parte del teJldo glandular que cubre 111 ramas del racial : 2 '" , part.e del teJtdo
glandular que cubre el tronco del nervio. - 3 , nervto nt.cJal (Porción tntra.¡landular). con: 3' , porción extral'landular
del mismo nervio: 3 11 , sus ramas de blturcacldn eltuadaa e n una especie de deadoblamlent.o de la porción anterior de
la g hindul a. - 4. va101 transverao1 c1e la cara . - 5 , vaaoe tompe>ralea 1upe:rf1clalea y ner•to aurtculot.emJ>Or&l. - 6..
vena y ugular externa . - 7, arterla carótida externa acompañnda de una vena. - 8, m\lsculo e1ternocletdomaatoldeo.
- 9. ¡ anr¡llos. - 10. conduelo ele Bttnon .
mos más que señalar, sin insisLir, las relaciones que puede comraer Ja arteria carótida
externa de modo mediato, es decir, más allá de la parótida: relaciones con el pterigoi-
deo interno y, por fuera de él, con la parte posterior de la región cigomáLica ; relacio-
nes con Ja faringe, principalmente por detrás, por medio del tabique estíleo, con todos
los órganos del espacio subparotídeo posterior. No tienen interés quirúrgico.
3.0 Distribución. - Durante su trayecto, la arteria caró tida exlerna emite sucesi-
vamente seis ramas colaterales. Llegada a la altura del cuello del cóndilo, termina, como
hemos dicho anteriormente, bifurcándose y formando sus dos ramas terminales.
222 ANGIOLOGÍA
A. Ramas colaterales
De las seis ramas colaterales de la carótida externa (fig. 172), tres se dirigen hacia
delante: la tiroidea superior, la lingual y la facial . Dos se dirigen hacia atrás: la
occipital y la auricular posterior. La sexta se dirige hacia dentro: la farí11gea i11ferior.
7 9 e e i
F1c. 1¡2
Ramas de la caróLida exLcrna. Ganglio cervical superior del gran simpáLico (T.·J.).
~ ~~ºt\ ~~f~~~.:_s~~c~~orrí~~ ~~¿:~,~~ ~ s~ '~;>:tld~Sc;;d~ñt~ ~~l ºhri:,ua'ro~~ ~ c-i: lo!lr~~;:;:e:.x~i:, d~r:~1~
1 1 1 1 3 1 0 6 1
nat.
Interna. - 9. caróLlda externa. - 10, r uiular Interna. - 11, tronco venoso tlrollnruotacfat. - 12, arteria. occtptt&l.
a, eoternoc leldomostoldl'O. - b, b". dl¡¡ást rloo seccionado. - e, csU lohloldeo. - d, h ueoo hioideo. - t, pordUda erl·
nada hacia delante y arriba. - f, W:láncJula submaxilar.
por la aponeurosis cervical superficial y el cutáneo, se hunde muy pronto debajo de los
músculos omohioideo, estemohioideo y tirohioideo, que la cubren por completo.
La arteria laríngea externa (SALlltON) nace aisladamente del tronco de la tiroidea supe-
rior (18 por 100 de los casos), más a menudo de una de sus ramas (ramo interno, larlngea
ANCIOLOCÍA
superior). Su trayecto, en gran parte exolaríngeo, termina en el borde superior del cricotiroi-
deo, donde se an·astomosa con la del lado opuesto; va acompañada, pero de lejos, por el nervio
externo.
A. esternomastoidea.
a) R . colaterales . A. laríngea superior.
{ A. larfngea inferior.
R. tiroidea interna.
b) R . terminales . R. tiroidea externa.
{ R. tiroidea posterior
2.0 Arteria lingual. - La arteria lingual (fig. 174, 14) nace de la parte anterior
de la carótida externa; un poco más arriba que la precedente, cerca del asta mayor
del hioides. Es del tipo de las arterias helicinas (movilidad de la lengua). Se dirige
primero oblicuamente hacia arriba, adelante y adentro. Discurre luego por encima de
dicha asta mayor, por encima de la cual forma una curva de concavidad superior. A la
altura del asta menor cambia nuevamente de dirección, se dirige hacia la punta de
la lengua, donde termina, después de haber dibujado numerosas flexuosidades (8 a 10).
Podemos, pues, desde el punto de vista de sus relaciones, considerar en la arteria
lingual tres porciones distintas: una primera porción, situada detrás del hueso hioides;
una segunda porción, correspondiente al asta mayor, y una. tercera porción, situada
debajo de la lengua. En su porción retrohioidea la arteria lingual está cubierta por
los músculos digástrico y estilohioideo. Descansa sobre el constrictor medio de la farin ·
ge. En su porción hioidea, que es casi horizontal, descansa también sobre el constrictor
medio de la faringe; pero está cubierta entonces por el músculo hiogloso, que será
preciso incidir si se quiere ligar aquí la arteria . En su porción lingual, por fin, pasa
entre el músculo geniogloso, que está por dentro, y el músculo lingual inferior, que
se encuentra por fuera. Veremos ulteriormente que el nervio hipogloso mayor se aplica
a la cara externa del hiogloso, mientras que la arteria lingual sigue por la cara in-
terna de este músculo.
Las ramas de la lingual se distinguen en colaterales y terminales:
1.0 Ramo hioideo. - El ramo hioideo, algunas veces doble (fig. 174, 15 y 15'), se
dirige transversalmente hacia dentro, a lo largo del hueso hioides, primero por encima
y luego por debajo. Se anastomosa en la linea media con el ramo similar del lado
opuesto, formando así una especie de arco situado entre los genioglosos y los geniohioi-
deos. Irriga las inserciones superiores de los músculos infrahioideos, y, por uno o
dos ramos ascendentes, el estilohioideo, la polea del digástrico y el milohioideo .
.2 .º Arteria dorsal de la lengtta.-La arteria dorsal de la lengua (fig. 174, 16),
siempre muy delgada, se separa de la lingual a nivel del asta mayor. Es una rama aseen-
F1c. 174
Arterias de la lengua : parte lateral.
1, slnJlsla ment onlana. - 2, hueao hioides . - 3, mllsculo hioideo, separado hacia abaJo. - 4, esternocleldobtol-
deo. - 5 , omobJoldeo. - 6, genlhloldeo. - 7, 1enl<>1rloso. - 8, 8'. hl<>1rloeo. - 9, estllo¡loso. - 10, estlloblotdeo
profundo. - 11, conatrlotor me<llo de la faringe. - 12, carót ida Interna. - 13, carótida externa. - 14, lln¡ual, con:
15, 15' , doe ramoe aupra b.totdeoe¡ 16, dorsal de la ten¡ ua¡ 17. aubUn¡ual: 18, ranina ¡ 19 , ramo anastomdttco para
lo submentonlana. - 20, ttrolde& aupertor. - 21, racl&I. - 22, ¡l, ndula aublLD¡ual. - 23, ¡IADdullls del &TUPG !&·
teral . - 24, irltndula de NUhn .
dente. Desde allí se dirige de abajo arriba hacia las partes laterales de la base de la
lengua y se pierde en la mucosa vecina de la región de las papilas caliciformes, así
como en la mucosa que cubre la epiglotis y el pilar anterior del velo del paladar.
3.0 Arteria sublingual. - La arteria sublingual (fig. 171, 17), notable por las fle-
xuosidades que describe, corre paralelamente al conducto de Wharton entre el músculo
milohioideo y el músculo geniogloso. Es una rama descendente. Nace, en general, de la
hioglosa. Después de haber suministrado ramos externos destinados a la glándula sub-
lingual y al hiogloso, ramos superiores al geniogloso, ramos inferiores al genihioideo,
se divide en dos ramas terminales: una superior, para la parte media de la rama hori-
zontal del maxilar· inferior (RouVIERE y VALLOJS); otra inferior, cuyos ramos penetran
en el conducto mentoniano medio por el agujero subgeniano y en el agujero intrage- •
niano. Se encuentra a veces un ramo mentoniano (BERTOLLI) destinado a los músculos
y piel del mentón. Por último, uno de los ramos de la rama superior llega a alcanzar
a veces el frenillo de la lengua - arteria del frenillo - y se anastomosa con la del
lado opuesto.
226 ANGlOLOGÍA
RESUMEN DE LA LINGUAL
R. hioideo.
a) R. colaterales
b) R. terminal
·l A.
A.
A.
dorsal de la lengua.
sublingual.
ranina.
·I
Variedades. - La lingual puede nacer de un tronco común, ya con la facial, ya con la
tiroidea superior. Se la ha visto perforar el músculo hiogloso, en lugar de rodear su borde
superior. También se la ha visto correr por la cara inferior del milohioideo y perforar este
músculo, cerca del mentón, para llegar a la región de la lengua. La lingual puede ser reem·
plazada, en totalidad o en parte, ya por una rama de la maxilar interna, ya por la submento-
niana, ya por la lingual del lado opuesto (ZUCKERKANDI.). El ramo suprahioideo puede faltar.
Las dos arterias dorsales de la lengua pueden fusionarse en un tronco común situado en la
línea media. Anormalmente la lingual puede dar origen a la laríngea superior, a la palatina
inferior y a la submentoniana. La sublingual puede nacer de la facial; en este caso se separa
con frecuencia de ellJ. la submentoniana . disposición que se observa normalmente en los pe-
risodáctilos, en los carnívoros y en los insectívoros.
3.0 Arteria facial. - La arteria facial, que se designa algunas veces con el nom-
bre de maxilar externa (figs. 168 y 175), se desprende de la parte anterior de la carótida
externa, algo por encima de la lingual. Flexuosa como ésta, la facial se dirige primero
de abajo arriba y luego de atrás adelante, hacia la parte posterior de la glándula sub-
maxilar, que, para recibirla, forma un surco o presenta un conducto completo. Libre
de esta glándula, rodea de abajo arriba el borde inferior del maxilar, un poco por
delante del masetero, y llega a la cara. Se dirige entonces oblicuamente hacia la comi-
sura de los labios, "ª luego a alojarse en el surco de separación del ala de la nariz
y la mejilla y, finalmente, termina en el ángulo interno del ojo, anastomosándose con
la arteria nasal, una de las ramas terminales de la oftálmica. La porción terminal de
la arteria facial se designa generalmente, teniendo en cuenta su situación en el ángulo
interno del ojo, con el nombre de arteria angular.
Desde el punto de vista de sus ¡elaciones, como también desde el punto de vista
de su distribución, podemos considerar en la arteria facial dos porciones bien distin-
tas: una primera porción, correspondiente al cuello, y una segunda porción, corres-
pondiente a la cara. En su porción cervical, la arteria facial, situada profundamente
está cubierta por el nervio hipogloso mayor (que la cruza en sentido oblicuo muy
cerca de su origen) y por los dos músculos digástrico y estilohioideo. Recordemos
sus íntimas relaciones con la glándula submaxilar. En su porción facial es, por el con-
trario, superficial: está cubierta sólo por el cutáneo y algunas de las hojas musculares,
muy delgadas, que se dirigen a la comisura o al labio superior (triangular de los labios,
cigomáticos y elevador superficial). Descansa sucesivamente sobre los músculos bucci-
nador, canino y triangular de la nariz, cuya dirección cruza.
También las ramas de la facial, como las de la lingual, se distinguen en colatera-
les y terminal:
A. RAMAS COLATERALES. - La aneria facial emite, en su trayecto, ocho ramas co-
laterales. De estas ocho ramas, las cuatro primeras nacen de la porción cervical del
tronco arterial; son sus ramas cervicales; las otras cuatro proceden de la segunda por-
ción o porción facial, y son sus ramas faciales.
ARTERIA CARÓTIDA EXTERNA
FIG. 175
Ancrias superficiales de la cabeza.
1, carótida primitiva. - 2 , carótida In terna. - 3, carótida externa . - 4, tiroidea superior. - 5, lln¡ual. - e,
facial , con : 6'. an¡ular : 6 ", coronarla. - 7. nasal. - 8, supraorbltarla. - 9, temparal superftctal. - 10, t.r1.ns~
versal de la cara. - 11, aurJcular anterior . - 12, temporal profunda. media. - 13, ramo orbitario. - 14, frontal.
- 15, parlet.al. - 16, auricular Posterior. - 17, occlplt.al. - 18, terminación de la dentaria lnlerlor.
adentro, a lo largo del borde inferior del maxilar, entre el milohioideo y el vientre
anterior del digástrico. Durante su curso proporciona varias ramas a estos dos múscu-
los y va a terminar en la región mentoniana, anastomosándose con las ramificaciones
terminales de la dentaria inferior.
b) Ramas faciales . - Las ramas de la arteria facial que nacen en la cara son
asimismo cuatro : la maseténca inferior, la coronaria inferior, la coronaria superior y la
arteria del ala de la nariz.
1.º La masetérica inferior, denominada así para distinguirla de otra masetérica
que procede de la maxilar interna y que es la arteria principal del masetero, nace de
la facial un poco por encima del borde inferior del maxilar. Desde aquí se dirige obli-
cuamente hacia arriba y atrás sobre la cara externa del masetero, donde termina. Se
ven nacer de ordinario, al lado de la masetérica, dos o tres ramitos, igualmente muscu -
lares, que se distribuyen por la parte inferior del buccinador.
.2.º La coronaria inferior toma su origen en la facial a la altura de las comisuras
de los labios. Se dirige horizontalmente hacia dentro por el espesor del labio inferior
y se anastomosa directamente, en Ja línea media , con la coronaria inferior del lado
opuesto.
3.0 La coronaria superior nace al mismo nivel que la precedente; se dirige al
labio superior, donde se anastomosa, en la línea media, con su homónima del lado
opuesto. Resulta de esta doble anastomosis que las cuatro coronarias (dos del lado de-
recho y dos del lado izquierdo) constituyen alrededor del orificio bucal un círculo
arterial completo. Este círculo arterial peribucal está situado muy cerca del borde
libre de los labios (véase Labios), entre la capa muscular y la capa de las glándulas
submucosas. Describe numerosas flexuosidades y emite en todo su contorno varias rami-
tas más o menos finas, destinadas a los músculos, a las glándulas, a la piel y a la
mucosa de los labios. Entre estas ramitas hay una, mayor que las otras, que con el
nombre de arteria del subtabique se desprende del punto de confluencia de las dos
coronarias superiores y se dirige hacia arriba al subtabique, · lo que ocurre de atrás
adelante, llegando así al lóbulo de la nariz, que cubre con sus ramificaciones.
4.º La arteria del ala de la nariz nace de la facial a la altura del ala de la
nariz, se dirige luego hacia delante y adentro y se divide, casi inmediatamente después
de su origen, en dos o tres ramas, que se resuelven en finas ramificaciones en las
alas de la nariz, en su dorso y en el lóbulo. Las ramificaciones terminales de esta
arteria se anastomosan con las del lado opuesto, así como con las ramas de la infra-
orbitaria y de la arteria del subtabique.
R ESUMEN DE LA FACIAL
( A. palatina inferior.
1. •En el cuello. ) A. pterigoidea.
(R . ceroicales) ( A. submentoniana.
A. submaxilar.
a) R. colaterales, que nacen . .
A. masetérica inferior.
2.• En la cara . A. corona ria inferior.
(R. faciales) ) A. corona ria superior.
. A. del ala de la ·nariz..
b) R . terminal • • • • • • 1 A. angular.
ARTERIA CARÓTIDA EXTERJ\'A
Variedades. - La fascia nace con frecuencia (una vez por cuatro) por un tronco común
con la lingual (tronco tirolingual), disposición que se observa normalmente en gran número de
animales, en especial en los roedores. Se la ha visto, muy pequeña , terminar debajo del ma-
xilar iníerior; en estos casos es reemplazada , en su porción facial , por la nasal y por la
transversal de la cara. Se la ha visto también terminar en el labio superior. reemplazada más
arriba por la arteria nasal. Es sumamente frecuente (43 por 100), según DALL' ACQUA y MIN·
GHE'ITI , verla terminar por la arteria del ala de la nariz y no por la angular. Por el contrario,
se la ha visto, más desarrollada que de ordinario, reemplazar a la nasal y a las ramas fronta-
les de la oftálmica. Entre sus ramas colaterales, la submentoniana puede nacer de la sublin¡ual,
procedente asimismo de la facial; no nace nunca de la lingual ( B ERTELLI); la palatina aseen -
F1G. 176
Aneria occipital atravesando la región de la nuca (T. ·J .).
dente puede separarse aisladamente de la carótida externa; una u otra de las coronarias labia -
les puede fallar y ser reemplazada entonces por la coronaria correspondiente del lado opuesto.
No es raro ver que la facial, además de la palatina inferior, da un ramo a la amígdala.
5.0 Arteria auricular posterior. - La arteria auricular posterior (fig. i 77) nace
del lado posterior de la carótida externa, algo más arriba que la precedente, a veces
de un tronco común con ella.
ARTERIA CARÓTIDA EXTERNA
a) R. colaterales ¡ R. paroúdeas.
· { A. estilomastoidea.
b) R . terminales ¡ R. anterior o auricular.
· { R. posterior o mastoidea .
Variedades. - La arteria auricular puede ser simplemente una rama colateral de la occi·
pita!. Se la ha visto, muy pequeña, terminar encima de la oreja. Por el contrario, se la ha
visto, más desarrollada que de ordinario, suplir en parte a la occipital y a la temporal super-
ficial. En ciertos casos suministra la transversal de la cara.
2. 0 Las ramas prevertebrales se pierden en los músculos largo del cuello, recto
anterior mayor y recto anterior menor de la cabeza.
3.º La arteria meníngea posterior, después de haber suministrado algunos ra-
músculos a los nervios hipogloso mayor, espinal y neumogástrico, así como al ganglio
cervical superior del gran simpático, penetra en el cráneo por el agujero rasgado
posterior y se distribuye en la porción de la duramadre que reviste las fosas occipi·
tales inferiores. Esta arteria emite frecuentemente una ramita que penetra en el
cráneo a través del agujero rasgado anterior. Da también, en ciertos casos, un tercer
ramo meníngeo, que se introduce por el agujero condíleo anterior y se pierde en
la porción de la duramadre cercana al agujero occipital.
a) R. colaterales R. faríngeas.
R . prevenebrales.
b) R. terminal . A. meníngea posterior.
B. Ramas terminales
Las ramas terminales de la carótida externa son dos: la temporal suj1erficial y
la maxilar interna.
3.º La temporal profunda posterior (fig. 179, 7), que nace a nivel o más abajo
del arco cigomálico, hacia arriba y adentro, perfora la aponeurosis temporal y el múscu-
lo temporal, y avanza entre ésle y la pared craneal, en la que Lraza un surco. Dislribu-
yéndose por la parte poslerior del músculo Lemporal, se anaslomosa con las dos tempo-
rales profundas, la anterior y la media, ramas de la maxilar interna. Proporciona ra-
mito a la articulación temporomaxilar y al conducto auditivo externo.
·-······:}
FIG. 178
Vascularización del masetero y del temporal (según SAU10N). El arco cigomático ha sido rese-
cado por su parte anterior; el masetero se ha reclinado hacia atrás, así como el borde anterior
del temporal.
1, arterlt\ m~u:llar lntern:i. - l ', art.erla alvtolar. - 2 , arteria. buca l: nn<'e de un tronco tempcrobucal ; da un
ramo a la bola adiposa de Blchat. - 3. 6, arteria facial. - 4, mdllculo temporal. - 5, maaet.ero.
En la rama profunda del maaetero 90 Ten la arteria maeetertna superior y ramlftcaclones do la rama protunda
de la transversal de Ja cara.
1.• La rama fro11tal, notable por las fl exuosidades que describe, se dirige hacia
delante y arriba, a la región de la fren te, por la que distribuye sus distintas rami-
ficaciones.
2.• La rama parietal, igualmente muy flexuosa, se eleva hacia la reg1on pa-
rietal y por ella se distribuye, anastomosándose con las arterias vecinas, la arteria
frontal por delante y la arteria auricular posterior por detrás.
A. tra~sversal de la cara.
R. articular.
a) R . colaterales . A. temporal profunda posterior.
) R. auriculares anteriores.
R. orbitario.
b) R . terminales ( Rama frontal.
· ( Rama parietal.
Variedades. - La transversal de la cara es a menudo doble. En un caso en que la facial
terminaba en la parte inferior de la cara, la hemos visto que suplía esta última arteria. Puede
ser muy pequeña, y en tal caso la suplen la
bucal o la intraorbitaria. Anormalmente nace
de manera directa de la carótida externa, de
la auricular posterior o de la facial. El ramo
orbitario puede alcanzar las proporciones de
una rama terminal y cubrir con sus rami·
ficaciones la región supraorbitaria.
tonces entre los dos pterigoideos (variedad prof unda), dirigiéndose hacia la base
de la apófisis pterigoides. Antes de llegar a ella perfora de dentro afuera el pterigoi -
deo interno, pasando en tre sus dos fascículos de origen, llega así a la cara externa de
este último músculo y sigue entonces su trayecto h asta la fosa pterigomaxilar .
ci ...
.17
!,
í'
9
15
5
8
FIG. 18o
Región de la fosa cigomática vista por su cara externa, después de la resección
de la rama del maxilar inferior (T .-J .).
El arco clgomttlco ha atdo resecado en la ma1·or parle de au extenalón : la rama del maxilar In ferior, 11uatment.e,
ha atdo rtaecada en 1u parte media: no Quedan de ella m•a que: l.•, la parte tnferlor ten la cual H Insertan el m&·
.. tero y el plerl¡¡oldeo Interno): 2.•, el cóndilo (paro conservar la ln..relón del pterl¡oldeo externo); 3.', la apóft1t1
eoronoldH (para oon..rvar la ln1erclon del temPora[).
a, but10 malar . - b, apóftals clromUtca del temPorol. - e, rama del maxilar tnrerlor. - d, cuello del cóndilo
con el Upmento lateral externo de la art.lculaclón tempioromaxllar. - •· apóftlla coronotdea, levantada con el ten:u>o·
r~ . - t. tubel"Olldld del maxilar. - g, creata urenotemPoral.
1, maMltero . - 2, temp0ral. - 3. ptertgoldeo Interno. - 4, pterlfoldeo uterno. - 5, bllcctnador. - 6, paróttdl
(reclinada hacta atrta Junto con au &J>Oneuroala prorundaJ, con 6' , au prolonp.cJón anterior recbauda bac.t.a tuera
ooa el colpjo cut.&neo . - 7. conducto de St,non. - 8, al•ndula1 molares. - 9, arterJa maxilar Interna con sua
rama1. - 10, artert• y veoa tac.lalea. - 11, arteria t.ran1veraa1 oe la cara. - 12. nerYlo 1Jn11ual. - 13, nemo
dentario Interior, con 13', nen1o mllohloldeo (una Une.a punteada aemtclrcular Indica la altuac.lda del a¡iuJero denta·
rlo). - 14. nenlo tem1>0ral profundo medio. - 15. ner•to bucal, oon 16'. nervio temPoral protundo anterior. - lfS ,
nerYIO maaetoro, con 16', nervio temporal prot undo poat.ertor. - 17 . nervto1 dentarlot posteriores.
Variaciones del trayecto de la arteria ma xilar interna. - Según ToKARSKI, la arteria maxi-
lar interna discurre : por fuera del músculo pterigoideo externo en el 65 por 100 de los casos ;
ANGIOLOGfA
por dentro del músculo pterigoideo externo en el 35 por 100 de los casos; por dentro del nervio
maxilar inferior en el 12 por 100 de los casos. En los primates, la arteria está siempre del lado
externo del nervio maxilar inferior. En las especies superiores, el ami noramiento de la cara
provoca un aumento de la distancia entre el cuello del cóndilo y el agujero esfenopalatino;
dicho de otro modo, la profundidad de la fosa pterigomaxilar aumenta y la arteria maxilar
interna tiende a tomar el camino más cono para
1 7 12 llegar al agujero esfenopalatino, al m ismo tiempo
qur pierde algo de su importancia.
La variedad profunda (arteria que pasa por la
cara interna del peterigoideo externo), frecuente en
los europeos (35 por 100 de los casos), tendría un
carácter progresivo.
destinados a la duramadre, y ramos ext ernos u óseos, que penetran en los huesos
del cráneo.
En los confines de su territorio las ramificaciones terminales de la meníngea
media se anastomosan de una pane con la de las meníngeas anteriores, de la menín-
gea menor y de la meníngea posterior; de otra parte, con las del lado opuesto: asi
se explica el hecho de que cuando se secciona la meníngea media sangra por sus
dos extremos.
Entre los numerosos ramos que provienen de la meníngea media hay algunos
que merecen mención especial, y son 1.0 , ramos ganglionares, que se pierden en el
ganglio de Gasser y en la duramadre vecina; 2.•, ramos orbitarios, que penetran en
la órbita a través de la parte más externa de la hendidura esfenoida! y terminan
en esta cavidad, anastomosándose con la lagrimal, rama de la oftálmica ; 3. 0 , ramos
temporales, que atraviesan la pared del crá neo y van a anastomosarse, en la fosa
temporal, con las tres anerias temporales profundas; 4.º, una arteria interpterigoidea
que camina entre los dos pterigoideos, a los que envía numerosas arteriolas; 5. 0 , un
ram o petroso, que se introduce por el hiato de Falopio y se a nastomosa, en el acue-
ducto del mismo nombre, con la aneria estilomastoidea, rama de la auricular pos-
terior o de la occipital.
3.º Meníngea m enor. - La meníngea menor (fig. 181 , 16) proporciona primera-
mente algunos ramos al músculo pterigoideo externo y al velo del paladar. Luego
penetra en el cráneo por el agujero oval y se pierde en finos rarnúsculos en el ganglio
de Gasser y en la porción de duramadre que rodea el seno cavernoso, en especial en
la pared externa de este seno.
4.0 Temporal profunda medicf. - Este vaso abandona la maxilar interna a nivel
de la escotadura sigmoidea del maxilar inferior. Cruza la cara externa del pterigoideo
externo, se dirige hacia arriba, pasa debajo del músculo temporal y se divide en
dos ramas : anterior y posterior. Está detrás del nervio temporal medio, a nivel de la
cresta temporal del esfenoides, luego cruza este nervio, unas veces por delante y otras
por detrás. Se anastomosa después de haber irrigado el músculo con la temporal
profunda posterior y la temporal profunda anterior a la altura de la línea temporal
superior. Es la más voluminosa de las tres arterias temporales.
Existe a veces - 16 por 100 de los casos - (SALMON) un tronco temporomaseterino que da
la arteria temporal profunda m edia y la arteria maseterina.
Existe a veces un tronco temporobucal que se divide en dos ramas : temporal profunda
anterior, situada detrás del nervio, y bucal.
recorre hasla el agujero mentoniano, donde se di\'ide en dos ramos: un ramo men-
toniano, que se escapa por el agujero del mismo nombre y va a dislribuirse en las
partes blandas del mentón, anastomosándose con las arterias vecinas, y un ramo
incisivo, que continúa la dirección de la dentaria y se distribuye por las raíces del
canino y de los incisivos, así como por la parte del maxilar cercana a la sínfisis.
Antes de bifurcarse, la dentaria inferior emite numerosos ramos colaterales, a saber:
1.0 , ramos pterigoideos, destinados al músculo pterigoideo interno; .2 . 0 , la arteria
milohioidea, que se desprende a nivel del orificio superior del conducto dentario, se
aloja en el canal milohioideo del maxilar y se distribuye por el músculo milohioideo;
3.•, ramos óseos, destinados al hueso maxilar inferior; 4.0 , ramos dentarios, que pe-
netran en las raíces de los dientes y que son en número igual al de estas raíces.
e_
E. RAMA TERMINAL. - Después de haber suministrado las catorce ramas que an-
teceden, la arteria maxilar interna, considerablemente disminuida, toma el nombre
de esfenopalatina. Con este nombre penetra en la fosa nasal correspondiente· a través
del agujero esfenopalatino y se divide inmediatamente después en dos ramas: una
interna y otra externa (figs. t82 y 183).
a.) La rama interna (arteria del tabique) se dirige al tabique o pared interna de
las fosas nasales, que cubre con sus innumerables ramificaciones. Luego atraviesa de
arriba abajo el conducto palatino anterior y llega así a Ja bóveda palatina, donde
termina anastomosándose con la palatina superior, ya estudiada.
ANGIOLOGÍA
{3) La rama externa (arteria de los cornetes y de los meatos), deslinada a Ja pared
externa, recubre también los tres cornetes y los tres meatos de una rica red, cuyas
ramificaciones terminales se agotan en la mucosa pituitaria y en la superficie ósea
que reviste. Algunas se dirigen a los senos frontales, a las células etmoidales, al con-
ducto nasal y al seno maxilar.
Timpánica.
1
l
Meníngea media.
5 'Kondon«> . . . Meníngea menor.
Temporal profunda media.
Temporal profunda anterior.
( Dentaria inferior.
a) R . colaterales . • . ·1 5 descendentes . . . .
\ Maseterina.
Bucal.
/ Pterigoidea.
Palatina superior.
2 anteriores ¡ Alveolar.
Infraorbitaria .
2 posteriores jVidiana.
( Pterigopalatina.
b) R. terminal . . 1 Esfenopalatina.
1.0 Trayecto. - En su origen, la carótida interna está situada un poco por fuera
de la carótida externa. Pero, después de un trecho d e 10 a 20 milímetros, se dobla
~obre sí misma y se dirige oblicuamente hacia arriba y adentro, hacia la pared lateral
ele la laringe, cruzando así en ángulo muy agudo la carótida externa, que, siguiendo
dirección opuesta, va oblicuamente hacia arriba y afuera.
Llegada a Ja faringe, Ja carótida interna vuelve a hacerse vertical y se eleva en-
tonces hasta el orificio inferior del conducto carotídeo, en el cual penetra y lo recorre
en toda su extensión.
3.ª PORCIÓN
Ptertropalat.tna Eatenopalallna
VI diana .• SuborbJlarJa
Temp. pro!. media • • • . . . . . . . . . . . . • . • .• .. • • Temp. pro! . anl.
Maecterlna . , . .. . . . . .. .
Menfneea menor .. . . . . · .. . . • . Palatina auperlor
Menfnrea medJa •. . . . . . . .
Tlmptnlca ..•• · · '"1111110:::::::;;;,-, .¡1 ·.A lnolar
1
Por fuera y algo por detrás es seguida por la vena yugular interna, que contrae
con ella relaciones análogas a las que ofrece con la arteria carótida primitiva. A lo
largo de la yugular se extiende la cadena linfática. A alguna distancia de su origen
la arteria carótida interna es cruzada por ün afluente voluminoso de la yugular in-
Ftc. 186
Región farí ngea; vista posterior (T.·J .).
dón t,;, ':"r::!~i:i~·~~r del ocelpltal. - B, apóftala maatoldea. - e, e•l'l!nocleldomaatoldeo. - D, dlr'51r1co. - E, ten-
tema: el tronco venoso tiro linguofa cial. Por arriba. poco antes de introducirse bajo
el digástrico y pasar así a la región retroestílea, la carótida interna es también cru-
zada por otro órgano, el nervio hipogloso mayor, que se ha insinuado entre la yugular
y la carótida. Este nervio desciende oblicuamente hacia delante, abandonando en
la cara externa de la carótida interna, delante de la yugular, su rama descendente.
Esta, llegada más abajo, pasa entre el tronco tirolinguo facial y la carótida para hacerse
ARTERIA CARÓTIDA INTERNA
terior de Ja vaina del esternocleidomastoideo ; Ja pared externa, por último, está cons·
tituida por este mismo músculo. La carótida interna entra en esta región cruzando
oblicua y profundamente el digástrico. Desde entonces, a causa de su alejamiento, es
de difícil acceso, está rodeada por todo el contenido del compartimiento preestlleo y
queda ocu lta por Ja parótida y los órganos muy importantes que contiene.
En toda Ja altura del espacio retroestíleo conserva relaciones sensiblemente aná-
logas con algunos órganos: vena yugular interna, neumogástrico, simpático. En cam-
bio, subiendo hacia la base del cráneo, adquiere relaciones momentáneas con otros
elementos nervio os que la cruzan a diferentes alturas.
La vena yugular interna queda adosada a Ja carótida interna durante la mayor
parte de su trayecto retroe tíleo. Señalemos, sin embargo, que cerca de la base del
cráneo los dos vasos pierden el contac-
to, di rigiéndose cada uno hacia el ori-
ficio que le está reservado en el esque-
leto craneal. Su dirección divergente
dibuja un triángulo cuya base craneal
_
11
se mide por ' la distancia que separa
el agujero rasgado posterior del agu-
jero carotídeo, triángulo que podemos
·-- 1 denominar caroticoyugular.
Entre ambos órganos, siguiendo el
eje del triángulo, continúa subiendo el
neumogástrico. Este, en la proximidad
de la base del cráneo, abandona la ar-
teria por la vena, de la que se con-
vierte en satélite. En este punto emite
7 el nervio laríngeo superior, que pasa
' F1c . 188
por el lado interno de la arteria. Por
detrás del paquete vasculonervioso y
Carótida interna dentro del seno cavernoso.
formando manifiestamente parte de la
l, carótida Interna. . - 2, seno cavernoso. - 3, vena. otUI·
mica. - 4, arteria oftálmtra. - s. ramas terminales de la misma vaina celulosa, cuando parece
carótida 1ntern'a. - 6. nervio dpllco, apartado hacia arr1ba.
- 7. nervio maxHar superior. - 8, nervio motor ocular haberse desprendido más abajo, encon-
externo. - 9 , ortOlclo tnteroo del conducto C'&rotrdeo. - 10.
apóftsls cllnoldes anterior. - 11 , a pónsts cllnotdes posterior. tramos el simpático, representado aquf
por el ganglio cervical. superior, masa
voluminosa alargada en el sentido venical y que se extiende por todo el trayecto
retroestíleo de la carótida interna (fig. 186). Señalaremos también los ganglios linfá-
ticos escalonados de arriba abajo a lo largo de la vena.
Si se sigue la arteria desde el punto de su cruzamiento con el digástrico hasta la
base del cráneo, se nota que entra momentáneamente en relación con tres nervios que
la cruzan en sentido oblicuo y de modo más o menos directo: 1 .0 , con el hipogloso
mayor, que hemos visto atravesar más abajo la cara externa de la arteria. Entra en la
región por u ángulo más posterior, el ángulo posterointemo; luego se dirige oblicua-
mente abajo y afuera, pasando por detrás de todos los demás elementos del compar-
timiento retroestíleo. Y asf pasa por detrás de la arteria, pero siempre separado de
ella por el gran simpático, luego por el neumogástrico. Se insinúa en seguida entre
este último nervio y la yugular y aparece en el triángulo de Farabeuf; J?.º, encuentra
en seguida el nervio glosofaringeo. Nacido de la parte anterior del agujero rasgado
posterior, está desde el primer momento en contacto inmediato con la arteria, sobre
su cara externa, entre ella y la vena. A medio camino aproximadamente de la base
del cráneo y del cruzamiento con el digástrico acentúa su curva oblicua adelante y
abajo y va a perforar el tabique estiliano entre el estilofaríngeo y el estilogloso. Enton-
ces se aleja considerablemente del vaso; prosiguiendo su marcha aba jo y adelante,
sigue Ja cara interna del estilogloso y llega a la hasr. <le la lengua; 3. 0 , por último,
ARTERIA CARÓTIDA ! ~TERNA 245
muy arriba, en la proximidad de la base del cráneo. la arteria carótida interna entra
en relaciones, variables por lo demás, con el espinal. Este, d espués de haber dado su
rama interna al neumogástrico, lleva rápida men te hacia fu era su rama externa en
dirección de la cara profunda del esternocleidomastoideo. Esta rama pasa unas veces
detrás de la yugular interna y queda distante de la arteria ; otras veces, por el con -
trario, pa a d elante de la vena y debe entonces introducirse entre ella y la carótida
interna, qu e cruza así por fu era, muy arriba y cerca del cráneo, en el triángulo
caroticoyugular.
c) Te rcera porción o porción i11trapetrosa. - La arteria carótida interna llega a
la base del cráneo por la parte media de la ca ra posteroinferior del peñasco y en -
cuentra aquí el orificio carotídeo, regular, redondeado o, mejor. oval, pues está cor-
6 8 21 7 2 9 5 3 10 1S 18 17 16 ~
Ftc. 189
Hendidura esfenoida! y órganos que la atraviesan (T.-J.).
La hendidura csrenold:ll vlsta desde el Int erior del crá.1100. El pcrto~llo ,. la duramadre que la cierran han strlo
tncldtdoe y los colgajos separados. El seno cavernoso ha sido abierto. PreParaclón a umentada de tamado.
1, borde Interior de la hendidura. estenolda l. - 2. borde superior. - 3, apóft.sls cllnotdes anterior seccionada. en
su base. - 4, apOnsts cllnotdea posterior. - 5, 5 ' , anlllo de ztnn. - 6, mllsculo recto externo. - 7, nervJo la¡rl·
mal. - 8, nervio trontnl. - 9, patét.lco. - 10, motor O<'ulnr comtln. - 11, tronco comlln al Ja¡rtma l y al fron tal.
- 12, nasal. - 1 3, motor ocular externo. - 14, '1en3 ottAlmtca Inferior. - 15 , vena. oftálmica superior. - 16, seno
cavernoso. - 17, cnrdt.lcla tnt.crna. - 18, nervio óptico. - 1 9 , nervio mnxllar superior. - 2 0, oftdlmtco do \Vlllla.
- 2 1, t ejido odlposo do la 6rbito
tado en el fla nco oblicuo de la pirámide pe trosa en el que ella penetra. La arteria está
situada en este punto por delante de la apófi is estiloides, por dentro y algo por
d elante de las fosas yugular y petrosa, inmediatamente por detrás de la porción de la
trompa de Eustaquio que corresponde a la unión de los segmentos cartilaginoso y
óseo, debajo de la espina del esfenoides. El conducto carotídeo excavado en el espe-
sor del peñasco sube primero verticalmente en unos 7 a 10 milímetros. Esta porción
vertical corresponde por d elante a la pared posterior del conducto óseo de la trompa
y del conducto del músculo del martillo; es con tigua por d etrás con el conducto
timpánico de ] acobson, más arriba con el caracol, por fuera con el ex tremo anterior
de la caja del tímpano, y por dentro con un bloque óseo compacto. En este segmento
vertical se abre el conducto caroticotimpánico que da paso a una pequeña rama anas-
tomó tica del nervio de J acobson. El codo del conducto carotídeo está situado exacta-
mente debajo y delante del caracol, como lo demuestra el estudio de cortes horizon-
tal es seriados del peñasco (véase Tempora0.
La porción horizontal del conducto carotkleo se dirige oblicuamente adelante y
adentro siguiendo el eje del peñasco. Está limitada por abajo por una hoja ósea
ANCIOLOCÍA
compacta que se prolonga hacia delante por el manojo fibroso que obtura el agujero
rasgado anterior. La pared superior, más o menos dehiscente, está reforzada por la
duramadre y algunas veces por una hoja ósea que se desprende del esfenoides: la
lingula. Estos diversos elementos separan la carótida interna del ganglio de Gasser,
reclinado, en parte solamente, en la fosa excavada en la cara anterosuperior del pe-
ñasco y rebasando por este hecho la pared superior del conducto carotídeo. Por dentro
y atrás del peñasco separa el conducto carotídeo del seno petroso inferior. Por delante
y por fuera el conducto corresponde a la porción cartilaginosa de la trompa, al
músculo del martillo y a la cuerda del tímpano.
El orificio endocraneal del conducto carotídeo está cortado a menudo en bisel,
a expensas de la cara superior. Mira adentro y corresponde casi al vértice de la pirá-
mide, a su vertiente anterior más exactamente. Se le puede describir un borde superior
que limita la língula esfenoida!, el
ganglio de Gasser y el seno caver-
noso; un borde posterior que queda
a distancia del seno petroso superior
que sigue la cresta petrosa; un borde
inferior que lo separa del agujero
rasgado anterior, obstruido por ma-
nojos fibrosos; por úlúmo, un borde
anterior que corresponde a la cisura
petroesfenoidal y por ella a la raíz
posterior del ala mayor, a los agujeros
FIG . 1!)0 redondo menor y oval.
Relaciones de los senos esfenoidales con el seno Aun distendida, la arteria caró-
cavernoso y el cerebro (corte frontal del cráneo) tida interna no llena todo el con-
(T.-J.).
ducto óseo que acabamos de descri-
l. cuerpo pit uitario. - 2, ner•lo dptlco. - 3, cerebro (ldbu-
Jo tempc>ral) . - 4 . nuvlo motor ocular com lln. - s . nervio bir esquemáticamente. Envía algunos
pat~tlco na linea eeftalada con 1& cltra 5 termina por error en
el nervJo motor ocular comlln, aJendo as( Que debfa indlcar el ramúsculos al periostio del conducto
nerno situado Inmediatamente por debajo). - 6, nemo o!til-
m.Jco de Wtuls. - 7, nervio max.Jlar aupertor. - 8, nervto mo· y una arteriola muy fina, la arteria
tor ocular externo. - 9, cardtlda interna. - 10, seno e&Terno.
so. - ll, aeno ea!enoldal. caroticotimpánica, que irriga la mu-
cosa de la parte inferior de la caja y
toma el trayecto óseo del nervio caroticotimpánico. Un plexo nervioso ' importante,
el plexo carotídco, que une el plexo cavernoso y el simpático cervical, rodea la arteria;
pero el espacio circular que queda libre entre ella y las paredes del conducto óseo es
esencialmente llenado por el plexo venoso carotídeo o seno carotídeo, especie de ple~o
areolar emanado del seno cavernoso que enlaza la carótida en todo su trayecto intra-
petroso. Este seno está principalmente desarrollado en la proximidad del seno caver-
noso y no existe a menudo sino en la porción horizontal del conducto. Fuera del
peñasco se condensa en uno o dos troncos, emisarios de la yugular interna.
d) Cuarta porción. - Llegada así al interior de la cavidad ósea craneal, la ar-
teria carótida interna camina durante un trayecto relativamente largo en el desdobla-
miento de la meninge dural que constituye el seno cavernoso. Llega al seno por su
extremo posterointerno, aquel a que se adhiere el cuerpo interno del ganglio de
Gasser (fig. 186). Pasa por debajo del cávum de Meckel, debajo del ganglio, encima
de la arteria meníngea menor, de los nervios petrosos; franquea los manojos fibrosos
que obturan el agujero rasgado anterior y se acoda hacia delante y arriba para pe-
netrar en el interior de la cavidad sinusal.
La arteria está aquí rodeada por todas partes por la sangre venosa. Este man-
guito venoso discontinuo que separa la arteria del conducto óseo carotídeo es a veces
considerable y forma un reservorio líquido en el que se baña la arteria, fijada a las
paredes laterales del seno por bridas fibrosas denominadas por TROLARD ligamento
carotídeo. Está en el centro del seno, pero cuando aumenta de sección llega a esta-
ARTERIA CARÓTIDA INTERNA
blecer cont~cto con las paredes, en particular con la pared interna, imprime entonces
en el cuerpo del esfenoides un canal que reproduce su dirección. Esta, al principio
vertical, forma un primer codo intrasinusal; luego, después de un corto trayecto
horizontal, un segundo codo endereza la arteria, que franquea la pared superior
del seno venoso y llega a la proximidad de la apófisis clinoides anterior. Este canal
arterial se hernia a menudo en el interior del seno esfenoida!, cuya pared externa
se abomba de manera muy clara. Por encima del seno esfenoidal la arteria establece
relación por dentro con la hipófisis, pero generalmente sólo en su última porción
vertical.
Por fuera, la arteria carótida interna está, por medio de la sangre venosa, en
relación con la pared externa del seno que contiene en su espesor los nervios motor
ocular común, patético y oftálmico. Pero entre Ja arteria y la pared del seno di curre
el nervio motor ocular externo igualmente sumergido e11 la sangre venosa. Arteria
y nervio se hallan ambos en el interior de la cavidad sinusal; el nervio cruza siem-
pre la cara externa de la arteria.
Habiéndose desprendido de la duramadre, la carótida prosigue su trayecto ascen-
dente en el interior del cráneo, a lo largo de la cara externa del cuerpo del esfenoi-
des y se rodea de una vaina aracnoidea. Cruza entonces el nervio óptico. Alojada en
el ángulo externo del quiasma, abandona en este punto la arteria oftálmica. Conti-
nuando su ascensión por dentro de la apófisis clinoides anterior, que a veces le cons-
tituye un anillo óseo completo, alcanza la cara inferior del cerebro, llega al extremo
interno de la cisura de Silvio y se divide en cuatro ramas.
5 ..
3.
F1c. 192
Vasos de la órbita vistos por el lado externo.
!lgunl cxpllcaclón c¡uo en la lla'ura precedente.)
procedentes de las arterias musculares (véase tomo III, Vasos de la membrana irido·
coroidea).
6.0 Muscular superior. - Se distribuye por los cuatro músculos: elevador del
párpado superior, recto superior del ojo, recto interno y oblicuo mayor.
7.º Muscular inferior. - La arteria muscular inferior, algo más voluminosa que
la precedente, se halla debajo del nervio óptico y se agota en el recto inferior, en el
recto externo y en el oblicuo menor. De una y otra de las arterias musculares, pero
principalmente de la muscular inferior, se desprenden numerosos ramos que, con el
nombre de arterias ciliares anteriores, perforan la esclerótica cerca de la inserción de
los músculos rectos y van a formar parte del círculo arterial mayor del iris (véase
Circulación del globo oettlar, tomo III).
GLOBO DZL OJO. OLA.NDDL& L&O&UU.L.
Naaal. _
Palpebral lo!erlor. __
Palpebral superior• •
Muscular lnterlor. - - .J
___ Ciiiares corta.s pc>1ter1ores.
F1c. 193
Esquema que representa la arteria oftálmica y sus ramas.
F1c. 194
Anerias subence{álicas vistas en Ja base del cráneo.
1, cardtlda Interna.. - 2 , vertebral. - 3. tronco b&Allar . - 4 , cerebral anterior. - 5 , cerebral medJa. - 6,
ottllmtca. - 7 , comunicante posterior. - 8, cerebral posterior. - 9, cerebeloea auperlor. - 10, cerebeloaa media.. -
11, cerebel<>D Interior. - 12. espinal anterior. - 13. nplnat J>()lttrlor. - 14 . ramos men1n1"eo1 y et.moJ4alts ant.a·
rlor 1 l)Oltertor. - 15, menfnaea menor. - 16 , meofnaca media. - 17, menfnaea poatertor. - 18, otra. a.rterta. me·
allls• c¡ae deeemboca por el a1uJ•ro mutoldeo.
B . Ramas terminales
2.0 Arteria cerebral media y silviana. - La cerebral media, más conocida con
el nombre de arteria silviana, se dirige hacia fuera y atrás. Emite, muy cerca de su
origen, numerosos ramitos que penetran en los ag ujeros del espacio profundo anterior.
Luego entra en la cisura de Silvio (de ahí su nombre de arteria silviana), que
recorre en toda su extensión y en la que termina, dando varias ramas importantes a
la cara externa del hemisferio .
1 .0 Ramo carotidotimpánico.
2.º Ramas cavernosas.
a) por fuera { Lagrimal.
del nervio
A. Ramas óptico. Central de la retina.
colaterales.
Supraorbitaria.
l
Ramas cola- b) por encima Ciliares cortas posteriores.
terales que del nervio Ciliares largas posteriores.
nacen : óptico. Muscular superior.
, 3. 0 Oftálmica Muscular inferior.
c) por dentro { Etmoidal posterior.
del nervio Etmoidal anterior.
óptico. Palpebral inferior.
! Ramas terminales
( Nasal.
{ Frontal.
Cerebral anterior Forman, con la cerebral posterior (rama
!
B. Ramas 1, o
terminales. 2 ·º Cerebral media .
del tronco basilar) y la comunicante ante·
3·º Comunicante posterior . rior, el polígono arterial de Wi/lis.
4·º Coroidea
Variedades. - La carótida interna, generalmente rectilínea, puede ser más o menos fle-
xuosa, describiendo curvas muy variables en su número, dirección y extensión; una de estas
curvas se pone a veces en relación con la cara externa de la amígdala, cuya ablación puede,
en este caso, ser muy peligrosa. Se han referido algunos casos de ausencia de la carótida
interna. Esta arteria puede suministrar anormalmente: una arteria laríngea, la occipital, la
lingual , la faríngea inferior, la transversal de la cara y una arteria menlngea.
1.0 Origen y t rayecto. - La aneria subclavia (fig. 197), nace: a la derecha, del
tronco braquiocefálico; a la izquierda, del cayado de la aona. Separándose en segui-
da d e la línea media para alcanzar el miembro torácico, esta arteria se dirige trans-
versalmente hacia fuera, pasa por entre los dos músculos escalenos y penetra en segui-
da entre la cara inferior de la clavícula revestida del músculo subclavio y la cara
superior de la primera costilla. El borde externo de ésta, «punto de referencia fijo e
intangible» (GRANJON), puede considerarse como el límite entre la subclavia y la axilar.
2.0 Longitud, dirección . - Diferentes por su origen, las dos arterias subclavias
lo son también por su longitud, dirección y relaciones:
a) Diferencias en la longitud. - Desde el punto de vista de la longitud, la sub-
clavia derecha es naturalmente más corta que la izquierda de toda la altura del tronco
braquiocefálico, o sea de 25 a 35 milímetros.
Cente&l ase.endente __ -... . - - - C AllÓTIDA PIUMITl•A D&l l!ODA
- ·-- Vertebral
A&TllU 80BCl.AfICOLA& -
; _ . T ROSCO l l AQ UIOCEF.ÁLICO
Intercostal superior - - - - .../
,
!i!amarta Jot.erna - - - -J
F1c. 196
Esquema de la subclavia.
(.~. n, e, porctone.a primera, ec¡uncra y tercero.)
3.0 Relacion es. - Las relaciones de la aneria subclavia deben estudiarse sucesi-
vamente a la derecha y a la izquierda.
3
F1c . 19¡
Arteria subclavia derecha y sus ramas (segú 11 FARAREUF).
1, c.onnuente de la yugular Interna y de la vena subcla\•la o a rteri a mnmnrln Interna. - 2 y 12, arteria sub·
rlavla. - 3 . nervio trénlco que cruza Por d~lan te de la arteria mamarla Interna. - 4 , arteria C'Urót.tda primitiva.. -
5, nervio oeumog-ást.rtco que abandona In. car:i pc>sterlor de Ja carótida primitiva p:na pasar delant e de la arteria
subclavia. - 6 , tronco tlroblcervtcoeupraeacapular. - 7, arteria tntercoatal superior. - s. arl<'rla ''ertebral. - 9,
arteria tiroidea. Inferior. - 10, arteria cervica l ascendente preeecalénlra. - 11 . artrrla escapular superior o 1upra·
escapular preeacalénlca . - 13 . cordooe1 del plexo braquia l. - 14, arteria eacapular po~terlor o arteria cervical tran1·
versa profunda . retrouca1énlra, que atraviesa l:is rafees del ple10 braquial. - 15, mllsculo e-acaleoo anterior. -
16, arteria cervical transYeraa prttscaltnlca. - 17. nrrvlo !rénlco. - 18, mdsculo esca leno posterior.
Fac. 199
La fosa supraclavicular vista en un corte horizontal del cuello que pasa un cenúmetro por
encima de la clavlcula (cadáver congelado, lado derecho, segmento inferior del corte) (T.·J .).
1, v6rtlce del pulmón derecho , con l'. pleura centcal. - 2 , arteria subclavia , con : 2', orleen Otl tronCG
oom11.n de la vertebra l y Ja tlrotdta inferior : 2 " . orl1"en d e la mamarla lo terna. - 3, parte superlor de la
seirunda vértebra dor511I. - 4. cabeza de 1....¡¡unda con llla. - 5 . primera oosu11... - 6, m~llCulos lntercostalu. -
7, etealeno Posterior . - 8, escaleno anterior. - 9, ¡an¡ llo llntitlco. - 10. eacapulohloldeo. -11, trapecio. - 12,
arteria t ransversal del cuello . - 1 3 , plexo braqulal. - 14. arteria escapular superior (procedo de la tlrol d" lnf~
rtor). - 15, vena aubctavtm. - 16, )'U&"Ular lnterna que desemboca. e n la vtn.a aubclavla. - 17, cayado de l& vena
yurutar antt'rlor. - 18 , cn.rdtlda prlmtttva. - 19, polo interior del cuerPo tiroides . - 20 . esdt&.8"o . - 21 . trtquea .
- 22 , venos t1roldea1. - 23 , esternocleldollroldeo. - 24. esterno htoldeo. - 25, esternocleidomastoideo. - 26, neum o-
¡ i atrlco. - 27, t rénlco. - 28, roc:ur1ente d<recho. - 29, slmplltlco. - 30, vena yu¡ular externa.
Por arriba y también por detrás, la arteria subclavia es seguida por los troncos
primarios del plexo braquial. Clásicamente la arteria está debajo de los nervios y en
el mismo plano anteroposterior. Estudiando en nuestro laboratorio la osteología de
Ja primera costilla, MALLET·Guv y DESJACQUES han demostrado que el tronco primario
inferior labraba su huella en Ja costilla detrás del sulcus subclavicz, del que lo separa
incompletamente a veces una pequeña cresta bosquejada. La arteria se encuentra,
pues, delante de los nervios. Pero, la oblicuidad de la costilla, muy descendente por de·
)ante, oblicuidad sobre la que estos autores han aportado interesantes detalles, trans·
forma esta relación, que parece puramente posterior en el hueso puesto de «plano sobre
una mesa», en una reladón posterosuperior en el hueso visto in situ.
c) Porción postescaltnica. - En sus dos primeras porciones la arteria subclavia
está bien protegida y su acceso quirúrgico es muy difícil, tanto por los diferentes
planos que se escalonan delante de ella como por su profundidad.
Por delante, ya hemos dicho cómo la arteria se aproximaba progresivamente a
la clavícula y se hacía más superficial. En esta última porción las relaciones ante·
riores son mucho más sencillas. El esternocleidomastoideo no e]tiste ya; es reempla-
zado por la aponeurosis cervical superficial. La aponeurosis media sólo persiste en
la parte más baja de Ja región y el omohioideo está casi en relación directa con la
arteria. Este músculo es seguido por el trayecto de la arteria cervical transversa, debajo
de Ja cual camina la arteria subescapular y retroclavicular de FARABEUF.
Cruzando el borde posterior del esternocleidomastoideo y curvándose sobre él, Ja
vena yugular externa se hunde a través de los planos aponeuróticos. En el momento
en que se curva de fuera adentro en la cara profunda del músculo, cruza la cara
anterior de Ja arteria. Por su convexidad recibe toda una serie de afluentes externos;
por su concavidad, por el contrario, es libre. Es fácil comprender que Ja vía de acceso
de Ja subclavia está comprendida entre el músculo y Ja vena yugular externa, que se
deja reclinar fácilmente. Por último, una vez puesta en contacto con la arteria.
la vena subclavia la oculta por delante; enorme cuando está llena, no es, sin embargo,
un serio obstáculo al descubrimiento de la arteria, pues penetra ya un poco por debajo
de la clavícula que la protege.
Por detrás, la tercera porción de la subclavia entra en relación con las ramas del
plexo braquial (segmento de intrincación del plexo). El abanico nervioso se agrupa
detrás de la arteria, y los nervios, hasta entonces escalonados encima de ella, se apro·
ximan progresivamente para introducirse por detrás y por fuera de ella debajo de
la clavícula (fig. :wo).
Por abajo, la subclavia, después de haber franqueado la cúpula torácica, luego el
borde externo de la primera costilla que viene a levantar el tubérculo de Lisfranc,
el mejor punto de referencia de la arteria, pasa por la cara externa del primer espacio
y, por último, sobre la segunda costilla. En este punto comienza la arteria axilar.
Como lo ha expresado bien BRAJNE, se puede decir que el desfiladero retroclavicular es
una región fronteriza.
Detrás de la clavícula existe un verdadero hilio del miembro superior, análogo
al de la raíz del muslo: los nervios están fuera, la arteria en medio, la vena por dentro,
y por último, uno o dos troncos linfáticos, que representan la corriente principal de
la glándula mamaria y se hallan situados por dentro de la vena, desembocan en la
vaina axilar. El ligamento costoclavicular ocupa una situación análoga a la del liga·
mento de Gimbernat, en la base del triángulo de Scarpa. Constituye una especie de
polea de reflexión para el tronco venoso axilosubclavio; por dentro de él hay ganglios
linfáticos homólogos del ganglio de Cloquet.
Los vasos pasan por una pinza osteomuscular formada por la clavícula doblada
del subclavio y primera y segunda costillas dobladas por el serrato mayor. Gracias a este
dispositivo anatómico, el pellizcamiento de los vasos es imposible en los movimientos
de elevación de la clavícula.
ARTER IA SU BCLAVIA
Por arriba, fuera de la yugular externa que franq uea de fuera ad entro la dirección
de la arteria y la a rteria su praescapular que se deberá proteger durante la ligadura,
la subclavia está libre: FARA BEUF insistió justamente en la facilidad que da para llegar
a la tercera porció n de la aneria la ausencia de colaterales en un lo ngitud d e varios
centímetros.
B. ARTE RI A S UBCLAVIA I ZQU I ERDA. - Considerad a en el hueso supraclavicular, la
arteria su bclavia izquierda aparece en un plano más po terior que el del trayecto de
20
flG . 200
Vasos y nervios ele la fos:i supracl:ivicular (lado derecho) (T.-J.).
1, eaternoc lcldomastotdco. - 2. trapecio . - 3 , omohloldeo. - 4 , clavfcula. - 5 , t>rlmera. cost illa. - 6, subclavto.
oon su aponeurosis. - 7, pectoral mayor. con el cut.dnco. - e. esctileno anterior. - 9, escaleno Posterior. - 10,
paquete vaeoulonervtoso del c uello: o , carótida prlmlLlva: b, ueumo¡áatrlco: e, yugular tnternri. - 11 , vasos 1ub·
clavlo1 continuados por los valos axllaru. - 12, escapular posterior. - 13. escapular superior. - 14, tiroidea. interior.
- 15 , vert ebral. - 16 , YU&'ula r ext erna. - 17, laa cinco ramas de origen del plexo braquial (5. • , s. • , 7 .• , e.•
centcalu y l. • dorsaH. - 18 , nervio del subclavio. - 19, nervio trénlco con su anastomo1t1 con el precedente. -
20, aaa del hl po¡loao, formada por la rama dcscend<nto del plexo cervica l . - 2 1. t•Jldo celuloadlposo d o la axila .
Por delante es seg uida por la arteria carótida primitiva izquierda y luego es
cruzada pronto por el trayecto casi transverso del tronco venoso braquiocefálico iz-
quierdo.
La arteria llega así a la articulación esternoclavicular, de la que la separa la arteria
carótida primitiva izquierda. Su llegada al cuello no viene señalada, como en el lado
F1c . 201
Regió n supracla\icular, plano profundo (T.·J .).
1. cuU.neo. - 2 , pector:i.1 m11.yor. - 3 , eat.ernocleldomastoldoo reolloado hacl& delante. - 4, trapec io deavlado
hacia atr•s. - 5 , omohtoldeo . - 6 . escaleno anterior. - 7. HCale.oo Po&tertor. - e . a n1rular. - 9. n plenlo. -
10, paQuete vas.:ulonervlo90 del <'Uello (carótida primitiva, yu¡u lar Interna y neumo¡astrtoo). - 11, arteria y Tena
subclavias . - 12, escapular superior. - 13, ucapular Po•terlor. - 14 , cervical ascendente. - 15 , 1u1ular es.terna.
- 16, nervio raplnal. - 17 , rama cervical transversa del pieza cervical 1upcrftcta1. - 18, nervio del trapec:Jo. -
19, ner••lo del rombOldos. - 20, pino braquial. - 2 1, nervio ! r~n lco. - 22 , asa nerviosa del hll>OllOIO.
derecho, por esta articul ación; entra en el hueco supraclavicular a !I centímetros por
fuera d e ella (R1c11ET).
Porción cervical. - Las relaciones son exactamente iguales en su conjunto a las
de la arteria subclavi a derecha, aunque con las diferencias siguientes :
ARTERIA BC L.AV IA .z61
A. Ramas ascendentes
1.0 Arteria vertebral, tronco basilar. - La arteria vertebral (figs. 203 y 204)
tiene su origen en Ja primera porción de la subclavia. Se dirige primero hacia atrás
y arriba encima de la fosita ~ uprarretropleural, en relación con el ganglio estrellado
.26.2 ANGIOLOG ÍA
del simpático, del que consliluye el punto d e referencia más fiel (véase Lomo lll,
S. cervical). Verticalmente ascendente, se siLúa en seguida delante de la apófisis trans-
versa de la séptima cervical, entre el largo del cuello y el escaleno anterior. Se introduce
luego por el agujero que presenta en su base la a pófisis Lransversa de la sexta cervical
y, continuando su marcha hacia el cráneo, alraviesa sucesivamente todos los agujeros
de las apófisis transversas que se hallan situ adas encima, hasla el axis inclusive. Durante
F1c . .203
Base de la fosa supraclavicular derecha, plano profundo (T.-J.).
1, tuWrculo de Chasaalrna< . - 2. mdaculoa lntcrtranavereoa. - 3, eacaleno anterior. - 4, escaleno Po•terlor .
- 5. primeras dlrttaclonea del aerrato mayor. - 6 , primera oostllla . - 7, las cinco ramaa de ortl'tD del ptu o
braquial cortadas en au punto de entrada. en la re1rldn. - e. cn.rdtlda prt mltlva. - 9 , yu¡rular tnterna . - 10,
neumor'8trlco. - 11, rran 11mpAtlco con au gangl io medio. - 12, arteria vertebral . - 13, tiroidea Inferior . -
14, cenlcal profunda. - 15, mamarl a Interna. - 16, v6rllce del pulmdn, cubierto l)Or la pleura parl•tal (cdpula
pleural!. - 17, cuerpo tlrOlde1.
esLe trayecLO la aneria vertebral, que va acompañada de la vena del mismo nombre,
marcha por entre los dos músculos intertransverso , cruzando en dirección perpendicu-
lar por delante los cordones nerviosos que salen de los agujeros de conjunción.
Al dejar el axis, Ja arteria venebral se dirige hacia el agujero de la apófisis trans-
versa del alias, describiendo una primera curva venical de concavidad dirigida hacia
dentro.
Al salir de este último agujero, rodea de fu era adentro la parte posterior de las
masas laLerales del alias y describe alrededor de ellas una segunda curva, ésta horizon-
tal y cóncava hacia delante.
Después de haber descrito estas dos curvas, la ver tebral atraviesa la duramadre
entre el arco posterior del atlas y el agujero occipital y penetra en el cráneo a través
de este orificio. Rodea en seguida oblicuamente la parte anterolateral del bulbo y se
une en la línea media con su homónima del lado opuesto para constituir un tronco
único, el tronco basilar.
ARTERIA SUBCLAVIA
El tronco basilar (fig. 205, 2), impar y situado en -la línea media, se dirige de atrás
adelante y de abajo arriba, entre la superficie basilar y la protuberancia, y, llegado
a nivel del borde anterior de ésta, se divide en dos ramas terminales: la cerebral
posterior derecha y Ja cerebral posterior izquierda.
En su curso, la arteria vertebral emite numerosas ramas colaterales. Las dividire-
mos en tres grupos: 1.0 , ramas que nacen de su porción cervical; 2.0 , ramas que nacen
de su porción intracraneal; 3. 0 , ramas que nacen del tronco basilar.
2
fJG. 204
Arterias tiroidea inferior y vertebral.
1. carót.lda primitiva . - 2, carótida Interna. - 3. carótida externa y sus ro.mas; 4, tiroidea superior : 5, lln·
aual ; 6, ftcJal: 7. occipital; s . ta rfn¡ea Interior : 9, auricular 1>0sterlor. - 10, aubclavta y aus ramaa: 11, tronco
ttrocer•Jcal : 12, vertebral: J 2', cerebral pastertor; 13, cervical profunda, 14 , supraeacapular; 15 , tntercoatal 1u·
pedor: 16, mamarla Interna.
2.0 La espinal posterior nace de la vertebral en el punto que rodea la parte lateral
del bulbo. Se dirige primero hacia abajo y atrás y, después de haber suministrado un
ramito ascendente al cuarto ventrículo, desciende verticalmente por el lado del surco
medio posterior hasta el extremo inferior de la medula cervical, en la que se dis-
tribuye. Debajo de la medula cervical, las dos arterias espinales posteriores son con-
F1c. :w5
Porción in tracraneal d e la vertebral vista en la base d el encéfalo.
(En el lado lzq ulerdo, el pedículo cerebeloso medio ha sido soccJonndo y et hemlsterlo cerebeloso h.qulcrdo levan·
tado l)ara que pueda verse el trayeoto de la. cerebrnl posterior ; las dos Uneas de puntos tndlca.n los 11mltes del
hemlster!o oerebeloso separado.)
A. medula e•pln•I. - B, bulbo. - C, cer ebelo. - D, prot uberancia anular . - E, pedllJlcuJos cerebrales. - F, be-
misterio lzQulerdo .
1, arteria vertebral. - 2, tronco basllar. - 3, cerebral posterior. - 4 , espinal posterior. - 5, espinal anterior,
con 5', tronco espinal anterior. - 6 , cerebelosa interior y l)Oat.ertor. - 7, ccrcbelosa mcdla . - 8 , corebe1osa. superior.
- 9, arterias protuberanclalcs. - 10, comunlcan1e posterior.
tinuadas por otras arterias análogas, en cuanto a situación y dirección, que proceden
de las arterias espinales laterales, las cuales llegan a la medula por los agujeros de
conjunción (vése Medula).
3.0 La espinal anterior nace algo por encima de la precedente. Se dirige h acia
abajo y adentro a la cara a nterior del bulbo, donde se une con la del lado opuesto
para formar un tronco único, el tronco espinal anterior, que desciende siguiendo la
línea media hasta el extremo inferior de la medula cervical, en la que se distribuye
(véase M edula). Debajo de la medula cervical, el tronco espinal anterior es continua-
do, como las arterias espinales posteriores, por un tronco situado igualmente en la
línea media, a cuya constitución concurren las espinales laterales (véase Medula).
ARTERIA S BCLAVIA
4.0 La cerebelosa i11ferior nace del lado externo de la vertebral algo por encima
de la e pinal posterior, algunas veces por un tronco común con é ta. Desde aquí
se dirige oblicuamente hacia fu era y atrás, d e cribiendo numerosas flexuo idades. Pasa
algunas veces (no siempre) 'p or entre las fibras radiculares del hipogloso mayor, rodea
el cuerpo restiforme y se divide en dos ramos : un ramo in.terno, que se distribuye
por el lóbulo medio del cerebelo, y un ramo externo, que cubre con sus ramificacio-
nes la parte inferior y posterior del lóbulo lateral (véase Cerebelo).
c. RAMAS COLATERALES QUE NACEN DEL TRONCO BASILAR. - El tronco basilar emite
en u cur o ramas para la protuberancia, la aneria auditiva interna, las cerebelosas
anterior e inferior y la cerebelosa superior.
9 6
1
RESUMEN DE LA VERTEBRAL
'
De la porción { R . musculares.
J. O
¡
cervical. R. espinales.
A. meníngea posterior.
2.º A. espinal posterior,
a) Ramas colaterales
'' P"'"•
n,intracraneal. A. espinal anterior.
que nacen: A. cerebelosa inferior.
R . de la protuberancia.
3·º
D<I ""•"
si/ar. ••-!
A. auditiva interna.
A. cerebelosa media.
A. cerebelosa superior.
b) Ramas terminales . • 1 A. cerebrales posteriores.
Por lo que se refiere al tronco basilar propiamente dicho, BATUJf.FF lo vio nacer de la caró-
tida interna. Puede faltar, siendo entonces reemplazado por las dos arterias vertebrales, que
siguen un trayecto independiente, enviándose mutuamente algunas anastomosis transversales.
En un caso de DADY, el tronco basilar, en apariencia normal , estaba dividido en dos conduc-
tos laterales por un tabique impar y situado en Ja linea media.
2.º Arteria tiroidea inferior. -Su origen está sujeto a numerosas variaciones.
Puede nacer ora aisladamente (15 por 100 de los casos), ora por un tronco común con
FIG. 208
una o varias colaterales. El caso más frecuente está representado por el tronco tiro-
bicervicoescapular (F ARABEUF), constituido por la tiroidea, la cervical transversal, la
cervical ascendente y la escapular superior (fig. 197).
Desde el punto de vista de las relaciones y trayecto ofrece tres segmentos: as-
cendente, transverso y terminal. El segmento ascendente, paralelo a la vertebral, está
situado a 10 ó 15 milímetros por fuera de ésta, y ligeramente por delante. Llegada a
la altura del tubérculo de Chassaignac, describe una primera curva o cayado, de
concavidad anterior, que pasa por detrás de la yugular interna, de la carótida primi-
tiva y del neumogástrico y por delante de la vertebral. Este cayado cruza el simpático
cervical, pasando unas veces por delante y otras por detrás, a veces, también, atrave-
sando un ojal nervioso (asa de Drobnick). Esta relación con el simpático corresponde
al ganglio cervical medio, cuando existe (ganglio tiroideo de HALLER). El vaso está
también en relación con el nervio cardiaco superior del simpático que le cruza y el
nervio cardiaco medio, cuando éste nace arriba. Generalmente, el cayado tiroideo está
rodeado de un verdadero plexo nervioso, muy variable en su constitución.
268 ANGIOLOGÍA
Al aproximarse al tiroides, este vaso cruza el recurrente ora por delante, ora por
detrás, y describe una segunda curva que le conduce a Ja cara posterior de la parte
inferior del tiroides, en donde termina.
Las diferentes ramas suministradas por la tiroidea inferior se dividen en ramas co-
laterales y en ramas terminales.
B. RAMAS TERMINALES. -Al llegar a Ja cara posterior del cuerpo tiroides, la ti-
roidea inferior se divide en tres ramas, destinadas todas a esta glándula de secreción
interna (véase Cuerpo tiroides):
1.0 Una rama inferior, que sigue horizontalmente el borde inferior del tiroides
y se anastomosa, en la línea media, con la del lado opuesto.
2.º Una: rama posterior, que sube a lo largo de su borde posterior y se anastomosa
con la rama correspondiente de Ja tiroidea superior.
3.0 Una rama profunda que se pierde en Ja cara profunda del cuerpo tiroides.
Variedades. - aciendo por un tronco común con las dos escapulares posterior y supe-
rior, constituye el tronco tiroescapular (véase más adelante). Más rara vez emana de un tronco
distinto de la subclavia, tales como la carótida primitiva, el tronco braquiocefálico, el tron.
co innominado o hasta del cayado aórtico. Puede nacer de un tronco común con la del lado
opuesto. Puede existir una tiroidea inferior accesoria (VARAGLIA, TESTUT). En un caso hemos
visto bifurcarse la tiroidea inferior muy cerca de su origen. Puede suministrar ramos al me·
diastino anterior, al timo, a los bronquios. En un caso de LA RoccA suministraba un ramo
ARTERIA SUBCLAVIA 269
bastante voluminoso que, del cuerpo tiroides, descendía hacia la horquilla esternal y se rami-
ficaba por delante del esternón. Puede anastomosarse con la vertebral, con la intercostal su-
perior, con las bronquiales. Puede ser muy pequeña y aun puede faltar, reemplazada o no,
en este caso, por la tiroidea de Neubauer.
B. Ramas descendentes
Las ramas descendentes de la subclavia son dos, como las ramas ascendentes: la
mamaria interna y la intercostal superior.
F1c. 2 11
Inserciones costales del diafragma y del transverso (cara endotorácica) (semiesquemdtica)
(en parte segú n GRtCOIRE) .
8, Hterndn . - X, apéndice Xl!Oldts. - C', C• . . . , C", ocho dltlmae COltlllU.
1, laeclculo1 xl!old- del dlal ra¡ma. - 2, tascfculoe costales del dlatrn¡ma . Eetos raecfculoe ee han cor-
tado & n1 de aua Jn11erclones a la. l!.QUlerda de la ft¡ura . - 3, lnaerclonea costales del transverso del abdomen.
- 4 , mdaculo tranaverao derecho. - 5, arterias mamarlas Internas, derecha e tr.quterda. c¡ue terminan por tres
ramoa. - 6, ramas abdomlnalu que pasan al hiato muscular oomprendJdo entre el rascfculo xJtoldeo y Ja primera
dt1ttacldn ('()atal dlatra¡m'ttca. . - 7, ramas del seno coatodla tra¡mátlco. - 8, ramoa que penetran en loa HP•·
cl<>a ln tercoetalea. - 9, ramas destinadas a la cdpula pleural.
inserciones anteriores del diafragma y se desliza entre la pleura diafragmá tica si-
guiendo el fondo de saco costodiafragmático.
Este fondo de saco se encuentra, pues, seguido en cierta extensión por dos ramas
de la mamaria : Ja rama torácica a lo largo de la hoja co tal y la rama diafragmática
a lo largo de la hoja frénica ( GREGOIRE) . E ta última rama se agota en la musculatura
diafragmática ; algunos de sus ramos se ana tomo an con ramos anteriores de la dia-
fragmática inferior a través del diafragma.
c) Rama abdominal. - La rama abdominal, la más interna de las tres, se dirige
verticalmente hacia abajo. Sale del tórax pasando por la hendidura de Larrey, nombre
que se da al espacio comprendido entre los fascículos xifoides del diafragma. Este
espacio establece una comunicación entre el tejido celular torácico y el tejido celular
subperitoneal. La rama abdominal contenida en este tejido se sitúa primero detrás
ANGIOLOGÍA
del músculo recto mayor, luego penetra en la vaina del músculo y en el mismo múscu-
lo. Llegada a nivel del ombligo termina anastomosándose con las ramificaciones de
la epigástrica, ramas de la iliaca externa. La rama abdominal de la mamaria se
distribuye por la parte superior de los músculos recto mayor, oblicuo mayor y oblicuo
menor del abdomen, así como por los tegumentos que los cubren.
A. anteriores.
a) R. colaterales .
! A.
A.
A.
posteriores.
internas.
externas (intercostales anteriores).
~
R. torácica.
b) R. terminales . R. diafragmática.
. R. abdominal.
Variedades. - La arteria mamaria interna eslá a veces unida en su origen con alguna
de las ramas de la subclavia, la cervical profunda, la tiroidea inferior, una de las escapula-
res. Se la h a visto nacer, en casos muy raros, de la aorta, del tronco braquiocefálico y
hast.a de la maxilar. Puede ir acompañada, por un lado o por los dos, de arterias mama-
rias accesorias. Se anastomosa a veces con la del lado opuesto por medio de una rama trans-
versal, situada detrás del apéndice xifoides. Se la ha visto suministrar una bronquial. En un
caso rarísimo de HYRn., la mamaria interna del lado derecho salla de la cavidad torácica a
través del cuarto espacio intercostal y volvla a entrar en ella después de haber rodeado el
quinto cartflago costal. So ha descrito con el nombre de mamaria interna lateral una rama
supernumeraria de la subclavia, que se desprende del tronco arterial cuando éste va a entrar
en los escalenos, y entonces desciende por el tórax siguiendo la cara interna de la pared torácica
lateral. Se la puede seguir hasta el cuarto, el quinto o el sexto espacios intercostales. La
hemos visto, en un caso, descender hasta el ~éptimo. En su camino, la mamaria interna lateral
se anastomosa con las arterias intercostales de los espacios con los que está en relación.
2.0 Arteria intercostal superior. -La intercostal superior (fig. 197, 7) se des-
prende de la parte posterior e inferior de la subclavia, muy cerca de la cervical pro-
funda, a menudo formando un tronco común con ésta, el tronco cervicointercostal.
En su origen, la arteria intercostal superior está en relación con el borde externo
del ganglio estrellado y se aplica a él. Le rodean filetes simpáticos, en particular los
ramos comunicantes, destinados a e• y D 1 • La arteria pasa entre el octavo ner-
vio cervical y el primer nervio torácico. Cuando la cervical profunda nace de la
intercostal superior, ella es la que pasa entre los dos nervios. El ligamento transver-
sopleural pasa por encima y por fuera de la arteria y contribuye a aplicarla al ganglio.
Sigue un trayecto vertical hasta el tercer espacio intercostal, en el que termina,
después de haber dado las dos o tres primeras intercostales.
Estas ramas, que se designan con el nombre de intercostales superiores, por opo-
sición a las intercostales aórticas, que estudiaremos más adelante, se conducen exac-
tamente como éstas (véase Intercostales aórticas), es decir, que se dividen, en el agu-
jero de conjunción correspondiente, en dos ramos: un ramo dorsoespinal, destinado
a los músculos espinales, a la medula y al raquis, y un ramo intercostal propiamente
dicho, que recorre el espacio intercostal correspondiente y se anastomosa por delante
con las intercostales anteriores, procedentes de la mamaria interna.
La primera intercostal superior se anastomosa constantemente con las divisiones
anteriores de la acromiotorácica, rama de la axilar.
C. Ramas extern as
Las ramas externas de la subclavia son cinco, a saber: la escapular superior, la
escapular posterior y la cervical transversa super/icial, la cervical ascendente y la
cervical profunda. Estas arterias se desprenden de ordinario de la primera porción de
la subclavia, pero con variantes numerosas. La cervical profunda, por ejemplo, nace
___fo
___ 9
___ 8
__ ¡
_J
u•
F1c • .212
Arteria subclavia derecha y sus ramas (según fARADEUF).
1, oontluente de la yu¡ular Interna y la vena aubclavta o arteria mamarla tnterna. - 2 y 12, arteria aubcla-
•la . - 3, nervio tréntco que cruza J)Or delanto Ja Arteria mamarla Interna . - 4 , arteria carótida prtmlt.tva. - 5,
nervio neumogáatrlco que abandona la cara posterior do la cardt.lda primitiva para paMr delante de la arteria aub-
clavla. - 6 , t ronco tlroblcerv1cosuprae8Ca.pu lar. - 7, arteri a tnteroostal super ior. - 8 , arter ia vertebral. - 9, arteria
tlrotdea Inferior. - 10, arte ria cervical ascendente preescaléntca. - 11 , arteria escapular superior o aupraescaputar,
preeaealén1ca. - 13 , cordones del plexo braquial. - 14 , arteria escapular J)08tertor o arteria eervlcal tranaveru
profunda, retroeacaléotca, quo atraviesa lns rafees del plexo braqutal. - 15, m\Jeculo escaleno anterior. - 16, arteria
cervt.cal transversa. superficial preeacalénlca. - 17, nervio trénlco . - 18, mtlsculo escaleno posterior.
escapular superior, la tiroidea inferior, una cervical transversa superficial y una cer-
vical ascendente: es el tronco tirocervical de los anatomistas alemanes, el tronco tirobi-
cervicoescapular de Farabeuf.
Frc. 2 13
adelante. Luego se curva para dirigirse en sentido horizontal hacia fuera a lo largo
del borde posterior de la clavícula, y de ahí el nombre de retroclavicular que le da
FARABEUF. Situada primero entre el e caleno anterior y el fascículo clavicular del
esternocleidomastoideo, alcanza luego la base del triángulo supraclavicular donde sólo
está cubierta por la aponeurosis cervical y el cutáneo. Pasa, pues, por delante del
escaleno anterior, a un centímetro por encima de su inserción costal. Penetra, por
fin, por debajo del trapecio y se dirige hacia la escotadura coracoidea, a la que
llega pronto.
En esta primera parte de su trayecto, la arteria escapular superior emite numerosas
ramas colaterales, destinadas a los músculos vecinos: esternocleidomastoideo, escaleno
ARTERIA SUllCLAVIA 275
anterior, subclavio y trapecio. La rama que se dirige a este último músculo es a veces
muy voluminosa; se distribuye, en parte, por el músculo trapecio, y en parte, por la
región del acromion, donde se anastomosa con Ja división posterior de la acro-
miotorácica.
Llegada a la escotadura coracoidea, Ja escapular superior pasa ordinariamente por
encima del ligamento que convierte esta escotadura en agujero y desemboca entonces
en la fosa supraespinosa. Después de haber dado varios ramos a la cara profunda
del músculo supraespinoso (arterias del supraespinoso) , desciende a la fosa infraes-
pinosa, rodeando el borde externo cóncavo de la espina del omóplato, y se ramifica
entonces por deba jo del músculo infraespinoso (arteria del in/ raespinoso) . Estas rami-
ficaciones infraespinosas de la arteria escapular superior se anastomosan ampliamente
con las divisiones infraespinosas de las otras arterias escapulares, la escapular posterior
y la escapular inferior, ésta rama de la axilar.
a) R. colaterales . 1 R . musculares .
b) R. terminales .t R. supraespinosos.
R. infraespinosos.
Variedades. - Puede nacer de la mamaria interna, de la escapular inferior o de la axi-
lar. Puede faltar ; en este caso la suplen, bien las otras escapulares, bien la cervical transversa
superficial. NUHN ha visto que suministraba una tiroidea supernumeraria. En un caso de
KRAUSE suministraba la cervical profunda.
A. TRAYECTO. -Se dirige hacia atrás y afuera, pasa por delante del escaleno
medio, al que a veces atraviesa, y se desliza por delante de los fascículos anteriores del
escaleno posterior a un centímetro por debajo de la primera costilla. Continuando
su trayecto hacia atrás, llega al borde anteroexterno del angular, rodea a este músculo
y, oculta por el trapecio, se divide en dos ramas terminales principales: una ascen-
dente y externa, la rama trapecial, y otra descendente e interna, Ja rama escapular.
a) R. colaterales 1 R. musculares.
R. internos.
b) R . terminales
! R. externos.
Variedades. - La escapular posterior puede ser muy delgada y aun faltar, y entonces la
suplen las otras escapulares. Puede suministrar la cervical profunda y aun la escapular
superior. Muchas veces dirige sobre el escaleno anterior una arteria escalt!nica más o menos
voluminosa; esta arteria escalénica puede nacer directamenle de la clavicular inferior. La
escapular inferior puede perforar el escaleno poslerior; en cambio, puede cruzar el plexo
braquial sin atravesarlo.
3.0 La cervical transversa superficial (fig. 212, 16) se desprende, según los casos,
bien del tronco Lirocervical, bien de la escapular posterior o cervical transversa pro-
funda . Como esta última, se dirige transversalmente hacia fuera, pero siguiendo un
trayecto más superficial: en efeclO, corre por debajo de la aponeurosis, a 20 ó 25 mi-
límeLros por encima de la clavícula. Desaparece debajo del trapecio, en donde ter-
mina. Va acompañada de un importante grupo ganglionar (5 ó 6 ganglios).
4.0 La cervical ascendente (fig. 201, 14) es una arteria de calibre variable, algu-
nas veces muy voluminma, otras extremadamente delgada, que, como indica su nombre,
remonla a lo largo de la cara anterior del cuello. Su origen es muy variable: nace
unas veces de la escapular posterior, otras del tronco tirocervical, etc. Siguiendo un
trayecto ascendente, camina primero sobre el escaleno anterior, después entre este
músculo y los músculos prevertebrales. Se la puede seguir ordinariamente hasta la
cuarta cervical y aun la tercera, más rara vez hasta el axis. Se distribuye en los
músculos escaleno anterior, largo del cuello y recto mayor anterior de la cabeza. Envía
asimismo algunos ramúsculos muy finos a los agujeros de conjunción.
5.0 Arteria cervical profunda. - La arteria cervical profunda (fig. 2 12, 6), tanto
si nace aislada mente como por un tronco común con la intercostal superior, se dirige
primero oblicuamente hacia arriba y afuera. Luego se dirige de delante atrás por entre
la primera costilla y la apófisis transversa de la séptima vértebra cervical pasando por
encima de C 8 y así llega a la r egión de la nuca, donde se divide en dos ramos, uno
ascendenle y olro de cendente.
o.) El ramo ascendente, escoltado por la vena yugular posterior, se dirige hacia
arriba entre el transverso espinoso y el complexo mayor y se distribuye por estos dos
múscu los. Irriga también los músculos oblicuos y rectos de la cabeza. Una d e sus
ramas se anaswmosa con una rama de la vertebral.
(3) El ramo descendente se dirige venicalmente hacia abajo y se distribuye por
los músculos de los canales vertebrales.
ARTERIA AXILAR 277
Antes de su bifurcación, la cervical profunda suministra algunas ramas espinales,
que penetran en el conducto raquídeo por el último agujero de conjunción de la
región cervical y casi siempre también (THEILE} por el penúltimo.
Como se ve, distribuyéndose la cervical profunda a la vez por el raquis y por
las partes blandas de los canales vertebrales, adquiere Ja significación de un ramo
dorsoespirial de las arterias intercostales.
a) R. co/alcralcs R. espinales.
b) R. terminales R. ascendente.
R. de cendente.
Variedades. - El origen de Ja cervical profunda es muy variable; se la ha visto nacer
de Ja escapular posterior, de Ja escapular superior, de la vertebral y de Ja intercostal supe·
rior. Puede ser muy delgada y aun Callar, y en este caso la reemplaza una de las arterias
próximas, con preferencia la escapular posterior o Ja cervical ascendente. Puede suminis·
trar una vertebral accesoria (KRAUSE). Se la ha visto pasar entre la apófisis transversa de
la 7.• cervical y de la 6... (MECKEL), entre la 6 ... cervical y Ja 5..., entre la primera y la
segunda costillas (THEILE), entre la segunda y la tercera vértebras dorsales (QUAIN) .
1.º PORCIÓN SITUADA POR ENCl~IA DEL PECTORAL ME~OR. - A su entrada en el hueco
axilar, la arteria ocupa el vértice de la región. Este vértice tiene la forma de una hendi·
dura transvcr al , comprendida entre la clavícula por arriba y la primera costilla tapi·
zada de la primera digitación del
11 12 9
1 1 1 errato mayor por abajo. A tra·
vés de este desfiladero pasa el
paquete vasculonervioso del
miembro superior, a í como los
linfáticos y el tejido celular que
une las dos regiones axilar y su-
praclavicular (fig. !? 15).
A este nivel, la axilar tiene
por dentro la vena y por fuera
los troncos nervios os secunda -
rios del plexo braquial. La topo-
grafía precisa de estos diferentes
elementos en su pa o debajo de
la clavícula ha sido discutida.
flc. 214
La vena es siempre interna en
relación a la arteria; pero, tres
Corte esquemático de la pared anterior de la axila,
practicado siguiendo el eje de la arteria axilar (lado veces más voluminosa , se depri·
derecho, segmento externo del corte). me, se amolda sobre la arteria
l. clavfcul11. - 2. aerunda costilla. - 3. pectonl ma'"or. - 4 . pee. y la rebasa por su cara anterior.
toral menor. - 5, 1ubcla\•lo. - 6, dlgltacidn sup('rlor del serrato ma-
yor. - 7 . arteria subcl&\'la . - 8 . arteria axilar, con: o, su primera Los nervio , según PAULET,
porción; b . su 1e1unda PorrldD: e, su ter~ra porción. - 9, arterta
acromlotor•ctca. - 10. aponeurosis superf icia l. - 11 , teJldo celular caminarían detrás de los vasos,
subcutlineo. - 12 , ttJldo celular subpectoral. - 1 3. aponeuroala el~·
,.lcoracoaxllltr. - 14, t~Jldo celular del hutt:o de la axtla. que los ocultan enteramente.
TILLAUX, sin embargo, señala
que uno de los troncos del plexo braquial e t:I. en contacto inmediato con la arteria ,
por fuera de ella y en el mismo plano, de suerte que en el curso de la ligadura de la
axilar puede pre tarse a confusión. egún TESTVT y JAcon, los nervios están esencial-
mente por fuera de la arteria y se disponen en dos planos, uno prearterial (troncos
secundario anterointerno y anteroexterno) y el otro retroarterial (tronco secundario
posterior). En cambio, SÉBILEAU admite que los nervios, íntimamente unidos entre si,
forman una especie de canal para el paso de la arteria, a la que rodean por fuera
por detrás y por dentro. Ouv1ER ha demo trado que, en cortes, los tres nervios se
disponían todos fuera de la arteria axi lar, pero estaban escalonados de fuera adentro
y de delante atrás: el tronco anteroexterno es el más superficial de todos, más super-
ficial aún que la arteria, por fuera de la cual de ciende y también por fuera de un
ganglio grue o subclavicular, que oculta a veces el vaso; el tronco anterointerno sigue
luego, más profundo y más interno; es lateroarteria l. Por último, el tronco posterior
está profundamente introducido en el ángulo que forman la arteria y la primera
costilla. Es mucho más voluminoso que los dos troncos superficiales, se extiende debajo
de la arteria y corre el riesgo de ser lesionado en el curso de una ligadura si la denu-
dación vascular no se practica cuidado amente. Tales son las relaciones de la arteria
axilar en el vértice de la axila.
Continuando su tra yecto, la arteria desean a en las dos primeras digitaciones del
serrato mayor, levantadas por la eminencia de las primeras costillas. Pero, a decir
ARTERIA AXILAR
verdad, sólo se sostiene en cornisa sobre la pleura costal, a la que sólo corresponde por
su mitad interna. Por fuera está, encima de la ma a adiposa que llena el ángulo diedro
posterointerno de la pirámide axilar, el ángulo escapulotordcico que dibuja la in-
serción del serrato mayor en el omóplato.
Permanece en todo caso suspendida por delante del plano escapular y discurre
en esta primera porción, no por la pared posterior, sino por la pared interna
del hueco de la axila. La arteria axilar está cubierta por las inserciones claviculares del
~o 61
[) C1.
1
c1
1 1 1
7 11 8
F1c. 215
Relaciones de la arteria axilar en el vértice del hueco de la axila.
et. clavícula. - C1 , primera coatllla. - e•. seg-unda costlllll.
1, arteria azUar. - 2, vena axilar. - 3, tronco anterotnterno del plexo braquial. - 4 , tronco anteroe1.terno.
- 5, tronco posterior. - 6 , nervio del pectoral mayor. - 7 . 8, raml\s rolatera1es del plexo braquial. - 9, pectoral
mayor. - 10, deltoides. - 11. primera dl¡¡!taclón del serrato mayor.
pectoral mayor, inserciones que forman una capa espesa tendida sobre el borde ante·
rior, considerablemente ensanchado, del hueso.
Debajo del pectoral mayor, es decir, má profundamente, un segundo plano oculta
la arteria; encontramos sucesivamente: el músculo subclavio, cuyas fibras, muy lige-
ramente oblicuas hacia abajo y adentro, cruzan en ángulo recto la arteria y cuya
,·aína prosigue más abajo por la aponeurosis clavipectoral. Esta tela fibrosa, relati·
vamente delgada por dentro, se espesa de manera progresiva para hacerse tan fuerte
en contacto con la coracoides, que ha merecido el nombre de ligamento coracocla·
vicular interno. Luego aparece el borde superior del pectoral menor, mucho más
oblicuamente descendente que el subclavio; limita con este músculo un triángulo
que tiene la pared torácica por base, el tridngulo subclavicular, cuya área está formada
por la aponeurosis clavipectoral y en cuyo fondo, a igual distancia de los dos extremos
de la clavícula, se descubre la arteria: es el tridngulo de ligadura de la axilar debajo
de la clavícula.
280 ANGIOLOGÍA
En esta región la arteria desciende entre los nervios por fuera, que contmuan su
movimiento de deslizamiento debajo de ella, y la vena por dentro; ésta, cuando está
llena, invade aquí también la cara anterior de la arteria.
Pero las relaciones precisas de la axila en esta región se hacen más complejas
por la presencia de ramas colaterales de los diversos elementos de este paquete vas-
culonervioso.
Normalmente la arteria no da aquí ramas importantes, salvo una peque1ia torá-
cica superior independiente. Algunas veces, sin embargo, la acromiotorácica puede
nacer de esta porción, pero por regla general nace en la cara profunda del pectoral
menor. Poco importa, por lo demás, pues se halla siempre en relación constante con
la cara anterior de la arteria, aplicándose junto al borde superior del pectoral menor
para perforar la aponeurosis en el triángulo subclavicular.
Además de las venas acromiotorácicas, la vena axilar recibe, antes de introducirse
debajo del pectoral menor, la vena cefálica y el conducto venoso colateral y, anormal-
mente, una anastomosis preclavicular de la yugular externa. Todas estas ramas dis-
curren delante de la arteria y constituyen en su cara anterior un confluente venoso
importante en cuyas mallas emerge la arteria acromiotorácica.
Sin embargo, no es éste un escollo serio en la ligadura de la arteria debajo de la
clavícula, pues, fuera del caso de una anastomosis anormal con la vena yugular ex-
terna, todos estos afluentes venosos se dejarán reclinar hacia abajo con la aponeurosis
clavipectoral seccionada en el subclavio. Delante de la arteria axilar di curre tam-
bién dos nervios colaterales del plexo braquial que se tienden cuando se reclina hacia
abajo la aponeurosis: son los nervios de los pectorales, es decir, el nervio del pectoral
mayor o nervio torácico anterior de Bourgery, nacido del tronco secundario superior
y que cruza la cara externa de la axilar; el nervio del pectoral menor (nervio torácico
posterior), que emerge del tronco secundario inferior, entre la arteria y la vena; por
último, un filete nervioso transver al, siempre bien visible, une estos dos nervios
delante de la arteria y, cruzando su cara anterior y su cara interna, abraza en su
concavidad la desembocadura de la vena acromiotorácica. Esta relación de los nervios
pectorales con la axilar es fundamental ; estos nervios constituyen un punto de refe-
rencia de primer orden en la ligadura de la arteria en este lugar. A propósito de las
relaciones nerviosas podemos también señalar, pero a título accesorio por ser más
lejanas, el nervio superior del subesca pu lar y el del serrato mayor, que desciende
debajo de la clavícula con los troncos secundarios, y por otra parte, el nervio inferior
del subescapular, los del redondo mayor y el dorsal ancho, que nacen en este punto del
tronco posterior. Di curren todos detrás de la arteria sumergidos en el tejido denso
que rodea los troncos secundarios del plexo braquial; no tienen gran interés to-
pográfico.
El tejido celular poco abundante del vértice del hueco de la axila envaina el
paquete vasculonervioso; contiene elementos linfáticos muy importantes de conocer
y en particular los ganglios del grupo subclavicular, más en relación con la vena que
con la arteria.
2.0 PORCIÓN SITUADA D.t;TRÁS DEL PECTORAL MENOR. - Se caraCleriza por el paso
de la arteria en contacto de la cara posterior del pectoral menor envainado en su
aponeurosis. La arteria, habiendo abandonado el plano costal, descansa entonces sobre
el escapular, levantado por la cabeza humeral, relación que tiene mucha importancia
en las luxaciones anterointernas del hombro. Las relaciones de esta segunda porción
son complejas: la arteria se ha h echo el órgano principal del hueco axilar, alrededor
del cual se agrupan los demás elementos.
Con la acromiotordcica, la arteria da algunas colaterales: la torácica menor y
sobre todo la torácica larga o mamaria externa, rodeadas de sus venas. Pero estas
ramas venosas no bastan para darse cuenta de la red venosa a veces inextricable que
ARTERIA AXILAR
se extiende delante de la arteria; parece que la vena axilar se resuelve en estos casos
en varios troncos anastomosados en una verdadera red prearterial. Este aspecto
es debido a la presencia en el flanco externo de la arteria del conducto venoso cola-
teral externo, que se une a la vena principal por una serie de anastomosis transversa-
les. El tejido celuloadiposo del centro del hueco de la axila contiene en contacto de
los vasos numerosos ganglios (grupo subescapular, torácico, intermedio de ÜELSNER).
Por último, para aumentar aún más la complejidad de las relaciones de este seg-
mento de arteria, los troncos secundarios del plexo arterial contraen importantes
relaciones con las di[erentes caras de la arteria. El tronco radiocircunflejo queda siem-
pre detrás de ella, pero el tronco mediocubitoetttáneo, que se ha hecho interno, cruza
diagonalmente la cara anterior de la axila, alcanza el tronco mediomusculocutáneo y
forma la horquilla del mediano, aplicada contra Ja arteria, que le envía por otra
parte una pequeña rama. Recuérde e que la horquilla nerviosa no está directamente
delante de la arteria, sino rechazada algo por fuera, pues la raíz interna ha cruzado
en sentido mucho más oblicuo y por más tiempo la axilar que no lo ha hecho la raíz
externa. De estas dos raíces nacen ya el mu culocutáneo, el braquial cutáneo interno,
su accesorio y el cubital; pero estos diferentes nervios no entran verdaderamente en
relación con la arteria axilar sino cuando ésta ha abandonado la cara posterior del
pectoral menor, bajo la cual se verifica una compleja intrincación de los diferentes
elementos del paquete vasculonervioso de la axila.
3·º PORCIÓN SITUADA DEBAJO DEL PECTORAL MENOR. - Se extiende del borde inferior
del pectoral menor al borde inferior del pectoral mayor y constituye con mucho la
porción más larga y al mismo tiempo más accesible del axilar.
Habiendo cruzado el borde inferior del subescapular, que excede el borde axilar
del omóplato, la arteria alcanza el dorsal ancho y el redondo mayor, descansa en
sus tendones y en el canal dorsosubescapular que determinan por su torsión. La
existencia de la porción larga del tríceps que cruza su cara posterior limita en e te
canal dos orificios por los cuales la arteria enviará sus colaterales: el agujero cuadrado
de Velpeau, exactamente sobre Ja articulación, y el triángulo de los redondos más abajo.
Mientras discurre por el subescapular, la axilar emite la escapular inferior, cuya
rama torácica penetra por el triángulo y, suspendida en el canal dorsosubescapular,
abandona las circunflejas, de las que la posterior llega al agujero cuadrado.
Debajo de la arteria emergen los nervios del redondo mayor y del dorsal ancho
que hemos visto entrar con ella en el vértice de la pirámide axilar.
Por delante de Ja arteria se encuentra el tendón pectoral mayor; pero debajo
de él el coracobraquial se ha aproximado progresivamente a la arteria: primero,
por fuera de ella tiende a insinuarse delante de Ja misma, y se puede decir que
un punto de referencia esencial de la axilar en su tercera porción está constituido por
el borde interno del coracobraquial que se halla encima de su cara anterior. En
el coracobraquial se inserta la parte in[erior de la aponeurosis clavicoracoaxilar, deno-
minada también ligamento suspensorio de la axila de Gerdy, que pasa igualmente
por delante de la arteria.
Por dentro, gracias a otra «suspensión» de Ja axila, Ja arteria puede ser perci-
bida por la palpación de la pared externa del hueco axilar, debajo del relieve del
coracobraquial; ésta es verdaderamente Ja vía de acceso de Ja tercera porción, que
permite así rodear la pared anterior de la región axilar, deslizándose debajo del borde
liso saliente del pectoral mayor. La arteria está separada de la piel por formaciones
aponeuróticas, «achselbogen» y «armbogen», engrosamientos respectivos de Ja aponeu-
rosis axilar y de la aponeurosis braquial (véase MIOLOGÍA).
Los diversos elementos del paquete vasculonervioso se di ponen de un modo menos
complejo que en la cara profunda del pectoral menor. La vena, claramente interna,
se separa con facilidad de la arteria, a la que no excede ya por delante. El conducto
ANCIOLOCfA
venoso colateral sube por fuera de la arteria y viene a anastomosarse con la vena axilar
en su cara anterior. A lo largo de las venas se escalonan los ganglios linfdt icos del
grupo braquial. Las ramas del plexo braquial han divergido: el circunflejo ha pe·
netrado en el espacio cuadrilátero; el radial contintía descendiendo detrás de la arteria,
F1c ..u6
Relaciones de la arteria axilar y sus ramas.
CI, olavfeula. - lUM, rafz Interna del mediano. - REM, rafz externa del mecllano. - NMC, nenlo mUJCulO·
cuUneo . - NB, nervio radlnl. - NC, nen·lo cublt.al. - ve. vena cet•llca. - vsc, vena subcla.Yia. - e•. e•. e•,
C-, O', olnco prlmera1 coettllaa.
1, deltoides. - 2, pe<to'1ll mayor. - 3, pecloral menor. - 4, tendón corto del bfcep1. - 5, coracobra·
Qul&l. - 8, dorsal mayor. - 7, redondo mayor. - 8, aubeecapular. - 9, acrrato mayor. - 10, aubcla"Ylo. - 11 ,
arteria axilar. - 12, arteria humeral. - 13, arteria acromtotor•ctca. - 13', 13", 1us dos ramas tor•ctca y acro-
mlal. - 14 , torielca superior. - 15, tor•clca In terior . - 15' , anutomoala con una Lnteroostal. - 16, tor•clca. me.·
nor. - 17, arteria muscular. - 18, ramo muscular para el coracobraqulal y bfoeps, - 19, ortcen de la arteria ctr·
cunf leJa anterior oculta por la ral• externa del mediano. - 20, clrcullflela posterior. - 21, eoeapular Inferior. - 21 ',
au rama escapular. - 21 ". 1u rama toracica. - 22. arteria ttaument.arta del muftdn del hombro. - 23, 24 , ner·
•lo braquial cutáneo Interno y su accesorio. - 25, nervio del redondo mayor. - 26, nervio del t rfcep1 braquial - .
27, nervto del coracobraqulal. - 28, nervio del 1ubescapular. - 29, nervio del serrato mayor. - 30, ner•fo del pee.
toral mayor.
la arteria, que desciende por delante de ella y algo por fuera, entre ella y el borde
interno del coracoides, que los oculta a uno y otra. Constituye el segundo punto de
referencia de la ligadura en la axila.
Como se ve, a medida que la arteria desciende, las relaciones se simplifican; de
los elementos nerviosos únicamente el mediano queda fiel a la arteria; las ramas
colaterales, muy oblicuas y hasta perpendiculares a la dirección de los vasos, se han
desprendido sucesivamente para desparramarse en todas las direcciones de la axila.
Las venas ha n perdido su volumen y sus afluentes se reúnen en dos conductos, saté-
lites d e la arteria, que desde entonces queda convertida en arteria humeral.
3.0 Distribución . - La arteria axilar, durante su trayecto, emite cinco ramas cola-
terales, que son, yendo de arriba abajo : la acromiotorácica, la torácica inferior o
mamaria externa, la escapular inferior, la circunfleja anterior y la circunfleja posterior.
Estas ramas colaterales son en extremo variables por su volumen, por su trayecto y
también por su número; nacen unas veces aisladamente y otras por un tronco comím
con una u otras varias colaterales, de suerte que rara vez se encuentra en el individuo
la disposición típica que describen los clásicos. Aquí, como en otras partes, la des-
cripción clásica no es y no puede ser más que un medio basado en el examen de
un número más o menos considerable de hechos.
importancia de una vía o de varias vías colaterales secundarias al lado de la vía prin-
cipal, dependen la innocuidad o la gravedad de la ligadura de la arteria axilar.
Variedades. - Con bastante frecuencia la arteria axilar emite una gruesa rama, especie
de tronco común, de donde parten sus ramas colaterales. De la axilar se desprende a veces
una de las ramas d estinadas al antebrazo, la radial muy a menudo, más rara vez la cubital
y excepcionalmente una interósea, una arteria del nervio mediano o un vas aberrans. Anor-
malmente se han visto nacer de la axilar ramas que emanan de ordinario de los troncos ve-
cinos; tales son : la mamaria interna, la escapular superior y la humeral profunda.
2 t¡
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8 ____ -
F1c. ::1.17
Anastomosis de la arteria axilar (esquemática). Vista anterior (según MAsst) .
1, subclavia . - 2. nxtlar. - 3, escapular posterior. - 4 , acromlotorácJca . - 5, escapular Interior. - 6, t ronco
com\ln de las clrcuntleJaa. - 7, humeral. - e. anastomosis retlrormea entre la escapular pasterlor y la Jnt:raeacapular.
- 8 ', 8", anastomoata perlóstlcas. - 9, anastomosis perlescapulohumerales. - 10, anaatomoats entre la. bwneral y
el tronoo de las clrcuntleJas.
La circunfleja anterior puede ser doble. Lo mismo ocure con la circunfleja posterior.
Una y otra nacen a veces de un tronco común. No es raro ver a la circunfleja posterior dar
la humeral profunda o alguna de las ramas de la subescapular.
La mamaria externa puede ir acompañada de una arteria accesoria. En un caso de HENLE
daba origen a la cubital.
La escapular inferior es a menudo doble. Emite con bastante frecuencia la mamaria
externa, la circunfleja posterior y la humeral profunda.
El territorio axilar está unido, por una parte, al territorio de la subclavia y, por
otra parte, al de la humeral por vías múltiples que se pueden clasificar, según MASSÉ,
en vías cortas y vías largas (figs. 217 y 218).
a) Vías cortas. - Están representadas primero por los vasos subcutáneos o cu-
táneos, siempre poco desarrollados para ser fácilmente disecados, así como por las
anastomosis intramusculares. Estas, en general, son demasiado finas para ser seguidas
ANGIOLOGÍA
por el escalpelo. Sin embargo, existe una, casi siempre constante, señalada ya hace
mucho tiempo por GoPPERT, que hemos encontrado también nosotros a menudo y que
señala igualmente MASSÉ. Esta anastomo is, tendida entre la arteria circunfleja pos-
terior y la arteria humeral profunda, camina por el interior del tríceps largo o en la
cara superficial del músculo. Hemos comprobado todas las variedades posibles en esta
anastomosis, y por lo general hay equilibrio entre el volumen de la arteria circunfleja
posterior y el de la humeral profunda; a una rama circunfleja voluminosa, cuya rama
tricipital descendente está bien desarrollada, corresponde en general una arteria humeral
profunda de calibre bastante pequeño, e inversamente, a una arteria humeral pro-
funda, cuya rama tricipital ascendente está bien desarrollada, corresponde una arteria
3 1
] __
___2
1
____ 8
1
~
F1c ..218
Vista posterior (según ~1Asst).
R . terminales
~ R. articulares.
R. cutáneo.
R. deltoideos.
a.) En el brazo (fig. 233, 6), está cubierta, por dela11le, primero por el coracobra-
quial y más abajo por el borde interno del bíceps, su músculo satélite. Así, pues, el
bíceps cubre la arteria humeral, y la cubre tanto más cuanto más desarrollado está.
Cuando el músculo es atrófico y delgado, la arteria se separa de su cara profunda
10 .
1
8
1c3
7
1()
1
.)
2 1
11 1
:
12 1' H'H (]
Frc. 219
Compartimientos aponeuróticos del brazo. Corte transversal del brazo derecho,
segmento inferior del cone.
Il, htlmero. - 11 ', canal rtLdlal
1, 1 ', a1>0neurosls braquial. - 2. tnbtque Intermuscula r externo. - 3, tn.btque tntermuacular Interno. - 4 , com-
parllmJento del bíceps. - 5, compartimiento del braquial nnu.'rlor. - 6, compartimiento del trfceps. - 7, arteria
humeral. - 8, nervio mediano. - 9 , nervio cubital. - 9', arteria colateral Interna superior. - 10. nervio musculo-
cutineo. - 11 , nervio u.dial. - 12, arteria humeral profunda - 13, veno. b:ufllca. - 14, nervio braquial cutáneo
lnterno. - 15, nervio accesorio dol braqu~I cutáneo Interno. - 16, vena cefAUca.
3.0 R elaciones con las ven as.-La arteria humeral va acompañada de dos venas :
una interna y otra externa, reunidas de trecho en trecho por anastomosis trans-
versales.
4.0 Relacion es con los nervios. - Tiene, además, algunas relaciones importantes
con los cuatro nervios siguientes: braquial cutáneo in-
terno, radial, cubital y mediano. El braquial cutdneo
interno sigue primitivamente el lado anterointerno de
la humeral ; luego, abandonando la arteria, perfora la
aponeurosis para h acerse subcutáneo. El radial, situa-
do en su origen detrás de la arteria, se separa muy
pronto de ella para dirigirse hacia fuera por el canal
de torsión del húmero. El cubital sigue primero el
lado interno de la humeral, pero se separa de ella
desde el tercio superior del brazo para entrar en el
compartimiento muscular posterior; en adelante queda
separado d el vaso por la aponeurosis intermuscular
interna. En cuanto al nervio mediano, está situado pri-
mero por fuera de la humeral ; luego la cruza en X
pasando d e ordinario por delante de ella, y va a colo-
carse entonces a su lado interno. A nivel del codo
F1G. 220
(figura 234), el nervio y el vaso están separados uno
de otro por un pequeño triángulo de vértice superior, Parte interna de un corte trans-
de cuya base se escapa el fascículo coronoideo del pro- versal del tercio medio del brazo
(cadáver congelado, segmento su-
nador redondo. perior del corte) (T.-J .).
(Esta t tgura esU destinada a demoo-
5.0 Distribución. - La arteria humeral emite, en trar las relactonra de 1& &rter1& b ume-
ral, el nervio medtano y el ntn1o cu -
su trayecto, numerosas ramas colaterales, a saber: ra- bital a nivel de la part.e media del bra-
zo. as! como a tndlcar las vías de acceso
mos musculares, la arteria nutricia del húmero, la cola- a estos órganos.)
teral externa, la colateral interna superior y la colateral l, blceps. - 2, apaneuroals, con : 2 ',
tabique Intermuscular interno. - 3, ner-
interna inferior. vio museulocutáneo. - 4, arteria. hume-
ral con sus dos venas por detrU de ella..
- 5, nervio mediano. - 6, nervto cu·
bftal. - 7. vena. blsfllca. - 8, nervto
1.º R AMOS MUSCULARES. - braQulal cutáneo Joterno. - 9, 11.rterta.
Nacen del lado externo colateral tnteroa y aus venas. - 10,
de la arteria a alturas diversas, se dirigen hacia fuera y m1lsculo braquial anterior. - 11, t.rf·
ceps (vasto Interno). - 12, Mmero. -
se distribu')'en sucesivamente por el deltoides, el coraco- 13, piel y tejido celular aubcuUneo.
a, vfa de acceso a la arteria humeral
braquial, las dos porciones del bíceps y el braquial y al nervio mediano: la ttech& tndJca los
planos Que hay que atravesar (lfnea de
anterior. Estos ramos musculares, muy variables en su trazo continuo) o separar (llnea. de pun·
tos) para llegar n. l& arteria. - b, vta
número, volumen y dirección, no han recibido nombre de acceso al nervio cubttal.
alguno.
Hay uno, sin embargo, que es casi constante y adquiere a veces dimensiones con-
siderables; se desprende de la humeral hacia la parte media del brazo y, con el nombre
de arteria bicipital, se distribuye por las dos porciones corta y larga del bíceps, pe-
netrando en ellas por su cara profunda.
2.º ARTERIA NUTRICIA DEL H ÚMERO. - La arteria nutricia es una rama muy delgada,
que se desprende de la humeral (a menudo de una colateral) en el tercio superior o en
la parte m edia del brazo y penetra en el conducto nutricio del húmero, muy cerca
de la inserción inferior del coracobraquial.
tgo ANCIOLOCÍA
2 8 14 6 7 5 9' 3 13 4
F1c . 222
Parte anterior de un corte transversal del codo derecho, que pasa a un centímetro por debajo
del vértice del olécranon (cadáver congelado; segmento inferior del corte) (T.-J.).
(Esta ft¡ura eatá destinada a mostrar laa relacione• de la arteria humeral, el mediano y el radial en ol
plle¡ue del codo, aaí como laa v!aa de acceso de estos órranos.)
l. tendón del bfceps. con l ', su expanston tuslonAndose con la parte Interna de la apaneurosts. - 2, aPQneuro·
eta. - 3, auplnador lar¡o. - 4, prtmer radial. - 5, vena mediana cefálica. - 6, ve.na mediana bastllc:a. - 7, arte·
ria humeral y aua dos •enas. - 8 , nervto mediano. - 9, rama cuU.nea del radial, y 9', su rama muscular. - 10,
braquJal anterior. - 11, extremidad inferior del btlmero. - 1 2, cavidad articular. - 13, un ramo del nervio muaculo.
cutáneo. - 14. un ramo del nervio braquial c ut•neo interno. - 15, pronador redondo.
o, vfa de acceso a lt. arteria humeral en el plleaue del codo (I& misma vf& permite descubrir el mtdlano> ;
o'. demostración del riesgo que ee corre de lesionar la arteria humeral al puncionar la vena mediana bo.afllca la&D·
e ría). - b, vía de acceso al radial.
RESUMEN DE LA HUMERAL
5 ram\1.a c:ol.ateratea
Deltoides.
1.• Ramos musculares para el . Coracobraquial.
Bíceps.
Braquial anterior.
0
hacia el codo y van a terminar en la misma humeral (disposición muy rara) o en una de sus
ramas (disposición más frecuente). En la mayoría de los casos d esembocan en la radial o en
la recurrente radial anterior. De 33 casos reunidos por G•ACOMINI, 28 pertenecen a la radial
y sólo 5 a la cubital. Hemos visto en el lado izquierdo de un sujeto un vas aberrans, nacido
en la axila, que iba a terminar en la arter ia del nervio mediano, en la parle inferior del
F1c . u3
Región braquial anter ior : plano muscular superficial (T. ·J .).
1, colgajo cutineo. - 2, a¡>0neuros11 Invertida sobre el col&'aJo cut• neo. - 3 , vena cetl\llca . - 4 , vena. ba11
tlca. - s . bfeepa. - 6, arteria humeral. - 7. nerv io mediano. - 8 , t ablQue Intermuscular Interno. con 8 ' , Porción
de e.ste tabique tnc14Jda y ertnada hacia fuera . - 9, nervio c ubital. - 10 , vasoa colaterales tnternoe aupertorea. -
11, vasto lnt.erno. - 12, arteria colateral extorna. - 13, ramo del nervio br&Qulal cutáneo interno.
brazo. En otro caso, lo h emos visto descender más abajo todavía y terminar en el arco pal-
mar superficial.
La arteria humeral puede b ifurcarse por abajo d e la flexión del brazo, pero estos casos
de división baja o tardía son muy raros. Por el contrario, se ve con bastante frecuencia
(una vez por cada ocho o d iez sujetos) bifurcarse la arteria humeral más arriba del codo.
ARTERIA H UMERAL 293
Esta división, llamada alta o prematura, se efectúa lo más a menudo en el tercio superior del
braz.o; pero se la encuentra también, aunque m:ls rara vez, bien en el tercio medio, bien en el
tercio inferior. Ya hemos visto que esta d ivisión puede ascender hasta la axila y aun has-
ta el cuello.
f1c . 224
Región braq uial posterior: plano subaponeurótico (T.·J.).
(Las tres porciones del t.rlccps, en particular la porc-ldn larga y el vasto externo, ban sido resecadas y erlaadas
para que se pudiese ver el paquct.e vasculonerv1oeo que atgue al canal do t.onldn.)
1, l ', colgaJos cutáneos con el panlculo adlPo&O en su cara Lnterna. - 2, 2' , colgajos aponeurdtlco1 oon los vasos
y n~rvtoe superficiales (Por dentro, ramos del braquial cutáneo tnterno; Por tuera y a.rrlba, d.letes del ramo cutáneo
del hombro del ctrcuntleJo; J)Or t uera y muy hacia abajo, ramo del radial) en au cara externa. - 3, deUoldes. - 4 ,
Porción larga del trfceps. - s, vasto Interno. - 6. vasto O:(t.erno. - 7, tendón del tríceps erinado ba.cla &baJo y
adentro. - 8, arterta humeral orotunda, con : 8 ', eu rama do bUurcacldn aut.ertor ; 8", su rama de blturcacldn J>OS·
tertor. - 9, nervto radlo.1, oon: a, nervio del trfoeps largo; b, nervio del v::Lsto lnt.erno; e, nervio del vasto externo
y del a.nOOneo; d, ra.mo cuU.nco. - 10, nervio cubtta.1. - 11, ramo cut.lineo del hombro procedente del clr ·
ounUeJo. - 12, aponeurosts Intermuscular Interna, o. través de la cual ae percibo por traasparenclo. el paquete
vasculoner'1oso del brazo. - 13, apaneuro!ls tntermuiscuJar externa.
ANGIOLOGÍA
R adial.
Primera modalidad: División de la humeral en .
{ a)b) Tronco cubitointÚóseo.
Segunda modalidad: División de la humeral en a) Cubital.
{ b) Tronco radiointeróseo.
Tercera modalidad: División de la humeral en a) Interósea o mediana.
{ b) Tronco radiocubital.
a) Radial.
Cuarta modalidad: División de la humeral en .
F1c. 225
Arterias de la articulación del codo: A, parte anterior; B, parte posterior.
A. húmero, con A', e p lt rdclea; A", eploóndllo. - B, r adio. - C, c úblt.o. - 1, humeral . - 2 , radial. - 3,
cubltal. - 4. humeral profunda. - 5 , recurrente radial ant.e.rlor. - 6 , tronco de las recurrentes cubltalea, con 6',
recurrente oubltal anterior ; 6 11 , recurrente cubital posterior. - 7, tronco de las tnteróseaa, con 7 ', tnteróaea. anterior;
7 ", tnterdaea posterior. - 8, recurrente radial posterior. - 9, circulo pertepttroclear . - 10, elrculo perlepteondOeo.
- 11, anaatomoala aupraolecranJana . - 12, anastomosis retroolecr'anlana.
F1c . 226
8. Arterias r a dial y cubital y sus ramas Apófisis supraepitroclear.
1, arteria humeral. - 2, nervto media·
no. - 3, arteria cubital. - 4. Arteria ra.
La bifurcación de la arteria humeral se efectúa dlat. - 5 , ¡rueao ticu aberTant QUl'! 1e dirige
algo por debajo de la interlínea articular del codo, ab!cep1.
Ja radial. - 6, braquial antorlor. - 7 ,
- 8 . pronador cuodrado. - 9. olro1
mtlaculos epl troclearca. - 10, 11up101dor
a veces al mismo nivel de esta interlínea, más rara lar¡o. - 11, apdDsla rupraepltrocloar.
vez por encima. Las dos ramas que resultan de esta
bifurcación, la arteria radial y la arteria cubital, descienden por la cara anterior del
antebrazo, llegan a la mano y forman en la región palmar, anastomo ándose por inos-
culación, dos arcos importantes que se designan, dada su ~ituación, con el nombre
de arcos palmares.
Describiremos sucesivamente:
1.º La arteria radial;
2.º La arteria cubital;
3. 0 Los arcos palmares.
A. Art er ia radial
1
-ff)
1
20 7 8
1 •
' l '
8
e 6
F1c. u7
Corte transversal del antebrazo en el tercio superior (lado izquierdo, segmento superior).
R, radio. - c. o~blto. - MI, membrana lnterósea.
1, palmar menor . - 2, palmar mayor. - 3 , pronador redondo. - 4 , ftexor superftclal comlln de los dtdoa. -
5 , cubital anterior. - 6, lle>:or comlln pro!undo de loa dedos. - 7, nexor lar¡ro del pulrar. - 8, suptnador larro. -
9, primer radial externo. - 10, 9e1'Undo radial externo. - 11, ut.ensor comlln de loa dedos. - 12. exteneor proplo
del medique. - 13, cubital posterior. - 14, anoóneo. - 15, 16, auplnador cor to. - 17. abductor tarro del pulp.r.
- 18, nervto cubttal. - 19, art.erta cubita l. - 20. nervio mediano. - 21, arteria tnterdaea antertor. - 22, arteria
radial. - 23 , tama anterior del nervio radial. - 24, ramn poaterlor del nervio ra.d.Jal - 25, arteria. lnterdsea. Poi·
t.erlor. - 26, rama. del musculocuUnoo. - -¿7. rama del braquial cut.Aneo Interno.
1 18
'
26 17
6
19
e 1
8
1J 1
10
F1G. 228
Corte tra nsversal del antebrazo e n el tercio infe rior (lado izquierdo, segmen to su p erior).
B, radlo. - c. c tlblto. - lli, membrana lnt.eróBea .
1, palmar meno r. - 2 , palmar mayor. - 3 , ft ex:or comllo superft cla l de 10 1 dedos. - 4, aexor oomtln pro·
t undo de los dedoe. - s . llexor propio del pulgar. - 6. cubital anterior. - 7, suplnador largo. - 8. primer radial
externo. - 9, segundo radial erterno. - 10, abductor lar¡¡o del pulgar. - 11, extensor comtln de los ded08. - 12.
extensor propio de l meftlque . - 13 , cubital paatcrlor. - 14, enenaor propto del fndlce. - 15 , e.xt.eoaor lar¡ o del
pulpr . - 16 , ext.enaor corto de l pulgar. - 17, arteria radial. - 18, nervio medJano. - 19 , nervio ca.bltal. - 20,
arteria cubital. - 2 1, rama del m u&culocutAneo. - 22 , rama. ouUnea. del nerv io radial. - 23 , Lntcrdsea anterior. -
24 , nervio interdseo. - 25. arteria lnterdsea posterior. - 26. rama del br"J.Qulal c utáneo Interno.
t.ª R ECURRENTE RADIAL ANTERIOR O ARTERIA DE LOS MÚSCULOS EPI CONDÍLEOS. - Esta
arteria nace de la radial, inmediatamente después de su origen. Oblicua hacia arriba
y afuera, asciende por entre el supinador largo y el braquial anterior y se anastomosa,
delante del epicóndilo, con la rama d e bifurcación anterior de la colateral externa,
rama de la humeral. Emite en su Lrayecto numerosos ramos, que se pierden en los
músculos de la región externa d el an-
18 tebrazo.
2 .ª RAMOS MUSCULARES - Descen-
16-~~~~~~ diendo por la cara anterior del ante-
7 --,~~;t,:y.~:J) brazo la arteria radial emite un gran
~~~!'.A: número de ramúsculos sin nombre, que
se pierden en los músculos vecinos.
IZ
\+o~.--Z
.~~~3
10
~~~~~s
F1c. 229 F1c • .2!10
Parte externa de un corte que pasa por el Parte externa de un corte transversal de la
tercio superior del antebrazo derecho (cadá- muñeca derecha que pasa a un cenúmetro
ver congelado; segmento superior del cor- por debajo del pliegue inferior de la mu-
te) (T.-J .). ñeca (cadáver congelado ; segmento inferior
del corte) (T.-J .).
(Esta nrura esti destinada a mostrar laa r•laclon"
de la arteria racllal a n.lvel del tercio 1upertor del anta· rEata ttrura esti destinada a mostrar tu ~lacio·
brar.o y las vfae de acceso a eat..a arterta.) neo de la arteria radial en la tabaquera anatómica,
l. radio. - 2, c~blto. - 3, parta mio 1uperlor del aef como 111 'Tfa1 de acceao a esta arteria.)
ll¡amento lnterdeeo o ll¡ament.o de Weltbrecbt. - 4. 1, arteria radial, con 1' , dotaal del carpo. -
losercldo del teoddn del b!ceps, con 4'. bolsa 1erosa 2, ap0neuroal1. - 3 , escatoldea. - 4 . bueao ¡-rande.
a~:n::~~¿ª 1n~:~:.. d:l::,1!º
0
- 5, tlexor
l1!.:."J:e6,di:~:;i.rggl
comdn profundo. -
~ID~~
auptnador corto.
- 5, cApsula articular. - 6, exttnlOr oorto con
eu vaina serosa (en color ner ro). - 7. abductor
tarro del pulrar. - 8, exteoscr lar¡o del pulrar, y 9.
- 7. rama. aupertlctal del radial, 1 7', rama. profunda primer radlBl, con su vaina serosa (en color nearo>. -
o muscular. - 8, auolnador largo. - 9, primer radial. 10, segundo radial, con eu vatna aerou. (en nefrl"O). -
- 10, se¡uodo radial. - 11, exteoeor de loe deao1. - 11, tabaquera anatómica. - 12 , piel y telldo celular
12, pronador redondo. - 13, arteria. cubital y 1u1 1ubcuUneo. - 13, noa co!il!e& del pulrar.
venas. - 1 4 , nervio mediano. - 15, arteria radial y a, vfa de acceso a la rBdtal en ta tabaquera ana-
eua ve n~s. - 16, a1>0neurcsls aupertlctat. - 17, lAmtna tdmlca .
ftbroaa que apllca loa • asos rndtal ea sobre e1 pronad.or
redondo. - 18. piel y telldo celular aubcutineo.
a, vfa de acceeo a la arteria radial : la tlecba Jadie&
los planos Que hay Que atravesar (línea continua) o
separar !linea de puntos) para descubrir el vaeo.
3.• TRANSVERSA ANTERIOR DEL CARPO . - Se d a este n ombre a una pequeña arteria
que se dirige transversalmente hacia d entro a lo largo del borde inferior del pronador
cuadrado; se anastomosa, en la línea axil del miembro, con una rama análoga proce-
dente de la cubital.
" -·-·--······
2
1S
F1c. 2!11
Región anterior de la muñeca : plano subaponeurótico (T.-J.).
t. tendón del palmar menor. - 2, palmar mayor, y 2' , el mismo en el momento en que &e lntroduce en el ea·
oal Obroao Q.ue le torma el ligamento anular a nterior del carpo. - 3, tendones de los O.exores comunes; su vaina se·
rosa eaU. abierta.: el l!mlte superior de est.a vaina está Indica.do por la linea de puntos. - 4, cubital anterior. - s.
ftexor propio del pulgar ; se ha. practicado una abertura en au vaina aerosa: el Umlte superior de esta. vaina esU.
Indicado Por la. línea de puntos. - 6, suplnador lar¡o. - 7, extenaor corto y abductor largo del pulgar. - 8, media·
no. - 9, nervio cubital. - 10, arteria cubital. - ll, radia l. - 12, aponeurosis auoert!c!al. - 13, •poneu ro1l1
protunda. de loa Cexoree. - 14. ptsttorme. - 15, col¡ajoa cutáneos.
F1c. 232
Región de la tabaquera anatómica; lado derecho (T.-J .).
1, piel y teJLd.o celular subcutáneo (en sección) con los vaaoa y nervloe supertlciales. - 2, aooneurosls supertlclal.
- 3, 3'. radiales externos prlmeto y segundo. - 4, abductor largo del pulgar. - 5, extensor corto del pulgar. -
6, extensor largo del pulgar. - 7, arteria rad)al, con 8, dorsal del carpo: 9, dorsol del pulgar: 10, 10', colateral
lotero& del pulaa.r y colateral externa del índice; 11, tntcrósca del se¡undo espacio. - 12, primer lnt.erdseo d orsal.
ANGIOLOGÍA
lerminar en los músculos de la eminencia lenar, sin que contraiga entonces anaswmo-
sis alguna con la cubital: en este caso el arco no existe.
5.• DORSAL DEL PULGAR. - Nace de la radial a su paso por la tabaquera anató-
mica (fig. 232, g). Desciende en seguida por la cara posterior del primer melacarpiano
1 y luego por la primera falange
del pulgar. En su Lrayecto se va
dividiendo en ramos cutáneos,
periósticos y óseos.
7.ª INTERÓSEA DEL SECUNDO ESPACIO. - Esta arteria, que nace muy a menudo de
la precedente (como en la figura 233), desciende verticalmente por el segundo espacio
ARTERIAS RADIAL Y CUBITAL 301
interóseo. Tiene todos los caracteres de las arterias interóseas dorsales, tal como aca-
bamos de describirlas. Impropiamente se la designa también con el nombre de dorsal
del metacarpo.
8.ª lNTERÓSEA DEL PRIMER ESPACIO. - La interósea del primer espacio, general-
mente voluminosa (fig, 233, 5), se separa de la radial en el momento en que esta
arteria va a atravesar el primer espacio interóseo para hacerse palmar. Análoga a la
precedente, sigue a lo largo del primer espacio interóseo y se anastomosa amplia-
mente, en la extremidad inferior de éste, con la interósea palmar, que da, bifurcán-
dose, la colateral externa del índice y la colateral interna del pulgar. Muy a menudo
también estas dos colaterales proceden directamente de la interósea posterior; en este
caso la interósea anterior queda muy reducida.
RESUMEN DE LA RADIAL
a) R. colaterales.
Po~ió" '""buqoi•l. ¡
1. 0
2. 0
Recurrente radial anterior.
Ramos musculares.
3.0 Transversa anterior del carpo.
4. 0 Radiopalmar (contribuye a formar el arco
palmar superficial).
5. 0 Dorsal del pulgar.
b) R. terminal .
Porción carpiana
·
!
6. 0 Dorsal del carpo.
7. 0 Interósea del segundo espacio.
8.o Interósea del primer espacio.
Conlribuye a formar el arco palmar profundo.
Variedades. - La 1adia l nace rara vez más abajo del codo (origen bajo); por el contra-
rio, nace bastante a menudo más arriba del codo (origen alto), sea en el brazo, en la axila y
hasta en el cuello. En este último caso sigue con frecuencia en el antebrazo un trayecto
superficial. Atraviesa a veces, de atrás adelante, la expansión aponeurótica del bíceps. Se
la ha visto (LANGER) pasar a la cara profunda del bíceps para alcanzar el borde externo de
este músculo; nosotros hemos observado una disposición semejante en un caso de apófisis
supraepitroclear: la radial segula al nervio musculocutáneo. Desde el punto de vista de su
volumen, puede ser muy delgada y terminar en la muñeca o puede faltar por completo;
en este caso es suplida, ya por Ja interósea anterior, ya por la cubital, o también por Ja
arteria del nervio mediano, que está entonces más desarrollada que de ordinario. La arteria
radial, en la muñeca, puede pasar por encima de los músculos abductor largo y extensor
del pulgar. Puede también atravesar el segundo espacio interóseo para llegar a la región
palmar.
La recurrente radial anterior puede proceder de la humeral, de la cubital, de la inter-
ósea. Está bastante a menudo constituida por varios ramos separados. Se la ha visto, más
desarrollada que de ordinario, dar origen a la recurrente radial posterior.
La radiopalmar puede nacer más arriba que de costumbre, en el tercio medio y hasta en
el tercio superior del antebrazo. En este caso, las dos arterias siguen juntas y descienden
una al lado de la otra, o bien la radial pasa a la región dorsal del antebrazo, y sólo se en-
cuentra la radiopalmar. La radiopalmar puede ser muy delgada y aun faltar completamente.
Por el contrario, puede, más desarrollada que de ordinario, dar origen a una o dos ar-
terias digitales.
La dorsal del carpo y Ja interósea del segundo espacio pueden ser muy delgadas; en este
caso son suplidas ya por la interósea posterior del primer espacio, ya por las perforantes
procedentes de la región palmar.
B. Arteria cubital
Rama de bifurcación interna de la humeral, la arteria cubital (figs. 230 y 235) es
de ordinario un poco más voluminosa que la radial, d e la que se separa formando un
ángulo muy agudo. Se extiende desde el centro de la flexura del codo hasta el lado
~02 ANCIOLOCÍA
y) En la muñeca (fig. 21p), por fin (tercera porción) la arteria cubital se desliza
por delante del ligamento anular anterior del carpo, por fuera del pisiforme, y des-
ciende a la palma de la mano para anastomosarse aquí con la radiopalmar.
F1c. 236
Región anterior del antebrazo: capa subaponeurótica (T.-J .).
1. 1 ', colcaJo1 cuUneoa, con una parte del te-Jtdo celular 1ubcuUnto en 1u cara protundn.. - 2, 2' . col¡a)OI
aponeurdtlcoa, ron loa naoa y nervios auperticlalee en au cara auperftclal. - 3, músculos epltroclearea coronador
mayor, palmar mayor. palmar menor) tnctd.ldoa y e.rtnados hacia arriba. con 3', tendón tntertor del pronador redondo :
3", t.enddn del palmar mayor: 3 ' "• te.ndón del palmn.r menor. - 4, cubital anterior. - 5, nei:or oomlln auper ·
t lelal de loe dedoe, con ~·. 1u1 tendones. - 6, nexor comdn profundo. - 7, n ex.or propio del pul¡ar. - 8, pronador
cuadrado. - 9, auptn.ador tarso. - 10, primer radial externo. - 11, arteria radial y nervio u.dial. - 12, arteria
c ubltal y ner... 10 cubltal. - 13, arteria 1nterd1f'a y nervio lnterdeeo. - 14, nervto medtano con 1u arteria. - 15,
111:.mento tnteroseo.
ARTERIAS RADIAL Y C UBITAL 305
anasLomosá ndose con los ramos ascendentes de la aneria dorsal del carpo, rama
de la radial.
Durante su trayecto Ja arteria interósea anterior emite un número considerable
de ramos, que. teniendo en cuenta su dirección, podemos dividir en cuatro grupos,
a saber: 1. 0 , ramos internos, para el flexor común profundo de los dedos; 2 .0 , ramos
externos, para el flexor propio del pulgar ; 3.0 , ramos posteriores o perforan tes, que
aLraviesan a alturas variables el ligamemo
imeróseo, para perderse en los músculo~
.... 4
9
....... 7
...... 5
b
...... 2
11
...... 5
...... 8
f _ _...__,
portante es la arteria recurrente radial posterio1-. Esta arteria (fig. 225, 8), nacida en
la parte más elevada de la interósea, sube oblicuamente hacia arriba y afuera entre
el ancóneo y el cubital posterior
y va a anastomosarse, en la par-
te posterior del epicóndilo, con
el ramo posterior de la colateral
externa o humeral profunda, ra-
ma de la humeral.
Variedades. - Como la radial, la cubital puede nacer más abajo o más arriba que de
ordinario (origen bajo o alto). En el caso de origen alto sigue casi siempre en el antebra.zo
un trayecto superficial ; a veces, sin embargo, pasa por debajo del palmar menor. TESnrr
ha visto en un caso, quizá el único, nacer la arteria cubital en el cuarto inferior del brazo,
atravesar el tabique intermuscular interno y pasar con el nervio cubital detrás de la epi-
tróclea. Cuando la cubital es superficial, sus ramas colaterales proceden de la radial o más
ARTERlAS RADIAL Y CUBITAL
bien del tronco radiointeróseo. La cubital puede ser muy delgada; en este caso la suple una
u otra de las arterias del antebrazo. La hemos visto en un caso terminar en el tercio inferior
del antebrazo. Puede, por último, faltar completamente (dos casos de BousQUEr). Una u
otra de las reeurrentes cubitales puede nacer directamente de la humeral.
Las dos interóseas pueden nacer aisladamente. Su tronco se desprende a veces de la hume-
ral. Se ha visto en un caso bifurcarse la inLerósea en la muñeca y terminar a la vez en la
radial y en la cubital.
V 17 1J
e l
F1G. 240
Corte horizontal esquemático de la mano destinado a mostrar las relaciones de los arcos
arteriales y las vías de acceso a la palma de la mano (T.-J.).
1 , aponeurosis palmar. oon: i•. el t.abtque tnte.rno: l''• et tabtque externo Que contiene en una especie de du·
dOblamJeotn loa tendones nexorea del fndtce y el prlmer lumbrical ; l "', Ja. aponeurosis lnterdaea. o profunda. - 2,
mtlaculos de la eminencia blt><>tenar. - 3, mdsculoa de la eminencia tenar. - 4, nexor propio del pul¡ar, con 4', au
nlna eeroea. ('Hln& ~•terna>. - 5, flexor auperfictal del fndlce, y 5'. tlexor profundo. - 6, nexor auperflctal
del dedo medio, y 6', Uexor profundo. - 7, t lexor superficial del anular, y 7', fl<xor profundo. - 8, flexor 1uper-
ttc11l del dedo me1UQue, y 8', tluor profundo. - 9 , 9', 9". 9'", lumbricales primero, ae1undo, tercero y cuarto. -
10, vatna de los ftexores <vaina interna), con: 10' , au porción pretendlnosa: 10 ''. au porción lnt.ert.endlnou.: 10''', 1u
Porción retrotendlnoaa. - 11, arco palmar auperftclal. - 12, arco proluodo. - 13, rama profunda del cubital. -
14, aductor del pul¡ar. - 15, lnt.eróseo doraal . - 16, lnteróeeo palmar. - 17, tendones extensores.
I, n, m, IV. V , metaearplanoa primero, aecundo, tercero, cuarto y qUlnto.
A, ~la de acoeeo prlnclpal a la palma de la mano lll11adura do loa arcos palmares). - B, v!a de acceso al are.o
profundo, pcr la cara doraal de la mano, el¡ulendo el lado externo del ae¡undo metacarplallo. - C, v!a de acceso al
eaquelet.o y, dupuéa de resecado éste, al arco protundo.
La arteria del nervio mediano puede nacer de la cubital y más rara vez de la humeral
y hasta de la axilar; hemos observado un caso. Esta arteria está a veces muy d esarrollada y
suple a las arterias vecinas, que en este caso son menos voluminosas que de ordinario. Se la
ve entonces descender a la palma de la mano, pasando lo más a menudo por debajo del
ligamento anular, y terminar allí, ya formando el arco palmar superficial, ya desembocando
en una de las ramas digitales de este arco, o ya d ando a su vez origen a una o varias arte-
rias digitales.
RESUMEN DE LA CUBITAL
C. Arcos palmares
1.0 Arco palmar superficial. - El arco palmar superficial (fig. 239, 5) resulta
de la anaslOmosis por inosculación de la cubital con la radiopalmar.
A. S1TuAc1óN. - Este arco está ~ituado a un centímetro poco más o menos por
debajo del ligamento anular anterior del carpo, entre la aponeurosis palmar media,
que lo cubre, y los tendones del flexor superficial de los dedos, cuya dirección cruza.
Tiene la forma de una curva irregular con la concavidad dirig~a hacia arriba. To-
pográficamente corresponde con bastante exactitud al espacio comprendido entre
los pliegues palmares primero y segundo (fig. 238).
C. COLATERALES DE LOS DEDOS. - Las colaterales de los dedos son dos para cada
uno de ellos, una interna y otra externa, y corren de arriba abajo sobre la cara ante-
rior de las falanges, a cada lado de la vaina de los flexores. En su trayecto envían a la
cara palmar y a la cara dorsal de los dedos numerosos ramos que se anastomosan entre
sí en la línea axil. Llegadas a la parte media de la última falange, la colateral in-
terna y la colateral externa de cada dedo se reúnen formando un arco dirigido transver-
salmente y con la concavidad hacia arriba. De la convexidad de este arco salen ramos
muy finos que se pierden, parte en el pulpejo del dedo, parte en la región subungueal.
2.0 Arco palmar profundo. - El arco palmar profundo (fig. 241, 1') resulta de la
anastomosis por inosculación de la radial y la cubitopalmar.
pondiente a nivel d el punto en que esta última se bifurca. La interósea del primer
espacio, siempre más voluminosa que las otras, al bifurcarse forma de ordinario la
colaieral e'xterna del indice y la colateral interna del p11lgar, y a veces hasta la cola·
tera l externa del pulgar.
y) Por su cara posterior, el arco palmar profundo suministra las perforantes:
son ramos muy cortos que atraviesan de delante atrás el extremo superior de los es-
pacios interóseos y, llegados a la r egión dorsal desembocan en las interóseas dorsales,
ramas de la dorsal del carpo. No hay más que tres perforantes, correspondientes a
310 ANGIOLOGÍA
los segundo, tercero y cuarto espacios: el primer espacio no Ja tiene, o bien Ja radial,
al pasar de la región dorsal a la región palmar, desempeña aquí el papel de perfo-
rante. Las arterias perforantes, en lugar de nacer del arco palmar profundo, pueden
emanar de las interóseas palmares, en Ja inmediata proximidad de su origen.
No terminaremos sin hacer notar el número verdaderamente considerable de
ramas arteriales que recorren la mano en todos sentidos y también las numerosas anas-
tomosis, casi siempre por inosculación, que esas ramas arteriales presentan entre sí
(figura 242). Una disposición de esta clase nos explica la gravedad de las heridas arte-
riales de la mano y la necesidad que se impone al cirujano, en caso de darse tal
eventualidad, de colocar una ligadura en cada uno de los extremos del vaso dividido.
2.0 Vías secundarias. - Son las que entran en juego en el caso de obliteración
de la arteria principal, sea quirúrgica o patológica, y aun es necesario que estas cola-
terales no estén lesionadas por un traumatismo extenso o por lesiones obliterantes
(arteriosclerosis).
Estas vías secundarias están representadas:
1.0 Por anastomosis por inosculación de las arterias periarticulares con los vasos
supra y subyacentes;
2 .0 Por las anastomosis re ti formes intramusculares (véase tomo I) ;
3.0 Por las anastomosis de las redes cutáneas con las arterias profundas (múscu -
los, aponeurosis, hueso y periostio);
4.º Por las anastomosis de los vasos de los nervios.
En el vivo hay que tener en cuenta el factor fisiológico (LJ:RICHE y PouCARD) :
vasomotricidad, presión sanguínea, viscosidad sanguínea, papel de la infección, etc.
No es menos cierto que la anatomía suministra informaciones de Ja mayor impor-
tancia. Nos indica las condiciones mecánicas, estáticas, indispensables al restableci-
miento de una circulación interrumpida en Ja canalización principal. Desde hace
mucho tiempo, los cirujanos han insistido en las zonas llamadas «peligrosas» y el
papel desempeñado por las anastomosis por inosculación, siendo éstas para ellos el
factor principal. Desde hace años, gracias a Jos trabajos de l.ERICHE y PouARD, de
SANTOS o'E. MoN1z, las investigaciones experimentales y los nuevos métodos de inves·
tigación clínica (arteriografía en el vivo) han permitido darse cuenta del papel im·
portante de las redes intramusculares (anastomosis retiformes, colaterales directas neo·
formadas de Luigi Porta) en el restablecimiento circulatorio, en Ja fase precoz y la
fase tardía, asl como del papel del sistema nervioso vegetativo. Algunos de esto~
autores han relegado a último término el papel de las anastomosis paramusculares,
anastomosis por inosculación, declarando su rareza o su insuficiencia. Las investiga-
ciones de SALMON sobre Ja vascularización de los músculos de la piel y sobre las vías
anasLOmóticas arteriales de los miembros después de ligadura en el cadáver (inyeccio-
nes escalonadas y radiografías) han demostrado que estas anastomosis por inosculación
eran tan importantes como pretendían los antiguos anatomistas. Estudiando el miem-
bro superior, recordaremos, en una vista de conjunto, el asiento de éstas y su papel.
El sistema subclavio, gracias a sus colaterales, está aburn;lantemente anastomosado con
las colaterales de la axilar por la red periescapular y las arterias de Jos músculos del
cinturón torácico, del tórax y del hombro. Anatómicamente, Ja ligadura del tronco
de Ja arteria subclavia no impide la repleción de todo el sistema arterial del miembro
superior, sea cual fuere el punto donde se ha aplicado esta ligadura. La resección par-
cial del tronco de la arteria subclavia sólo puede ser peligrosa si interesa una o varias
colaterales im portantes, en particular la vertebral, el tronco tirobicervicoescapular o
la mamaria interna.
La resección total del tronco de la arteria subclavia y de sus ramas es incompati-
ble con un restablecimiento circulatorio suficiente del miembro superior (SALMON).
La ligadura de la axilar en su origen, por debajo de Ja clavlcula, no impide Ja
repleción de todo el sistema circulatorio del miembro superior: la acromiotorácica,
ANGIOLOGÍA
ARTICULO I1I
2.0 Origen . - Estas tres arterias nacen con la mayor frecuencia de la porción más
elevada de Ja aorta torácica, ya aisladamente, ya por troncos comunes. La bronquial
d erecha procede también a menudo del cayado de la primera intercostal aórtica. En
un caso indicado por HALLER, las arterias bronquiales se desprendían por un tronco
común de la subclavia.
Luego se dirigen al esófago y se distribuyen por las paredes de este órgano, anastomo-
sándose : 1.0 , por arriba, con las esofágicas superiores, ramas de la tiroidea inferior ;
2 .0 , por abajo, con las esofágicas inferiores, ramas de la diafragmática inferior y de la
coronaria estomáquica.
F1c . .t43
Porción superior de la aorta torácica, con sus ramas.
1. t. aorta. con 2. •tlYUlaa 11.-motdea.1: 3. seno de Valsalva; 4. aeno mayor de la aorta. - s . tronco braquio·
eetAlleo. - 6, ra.rdtlda ortmltttt. - 7. 1ubclav1a y aus ramas. - e. tntercostat superior que nace tn ta cara ~le·
rlor de la subc lavia J>Qr un tronco comün con la cervical profunda. - 9, Intercostales aórticas. - 10. ramos bron-
qul&le1. - 11 arterias eaoli&1e&1 medias. - 12 , trtquea. - 13, eedlasro.
2.0 Modo de origen. - De estas doce arterias intercostales, las dos o tres prime-
ras proceden, como ya hemos visto antes, de la intercostal superior, rama de la
subclavia. La aorta torácica emite todas las demás, es decir, las diez o nueve últimas,
llamadas por esta razón intercostales aórticas.
Estas intercostales aórticas nacen regularmente de la cara posterior de la aorta,
casi siempre a 2 ó 3 milímetros una de otra. Más rara vez proceden de los troncos comu-
nes a dos arterias próximas. Las primeras intercostales se dirigen primero oblicua-
mente afuera y arriba. Las siguientes se hacen horizontales ; por último, las más infe-
riores son ligeramente oblicuas afuera y abajo.
fJG. 244
Distribución de las arterias intercostales (semiesquemdtica).
18• •e la artorla en una otcclón borlzontal del l6ru que pal& por el borde Inferior de una costWa; aermenlo
aupertor dtl corte vl1to por 1u cara 1ntertor .)
1, v6rtebra dorsal. - 2, coolllla, ylaU. anterolnferlor. - 3, mllaouloe uplnalu, •l•toa en conJunlo en una aecclón
horlr.ootal. - 4, aorta torAclca . - 5 , arteria tnt.erca.tal. - 6, rama lnterooual propta~nte dicha. - 7. ra.ma dor·
ooeoplnal, ron 8, au ramo uplnal que ptnelr& en el arulero de oonJunclón ; 9, au ramo dorsal que ae dlrtre a loa
mllocul.. HJ>ID&IH. - 10, colateral poatertor lramo perforante poaterlorl de la rama Intercostal.
2 _______ _
- "'\
1__ --
12__ 11 7
Aort.&
V6rlebra dorsal
10 9
8 ______ _ 1
•
F1c . .246
Cone horizontal esquemático de un espacio intercostal (según GARRIERE).
1 . mdsculo tnterco1tal externo. - 2 . aponeurosis tntercoelAl externa p0st.erlor. - 2 1 • aponeuroals Intercostal e.s: ·
terna anterior . - 3 . mtlsculo Intercostal medio. - 4 , müscuto Intercostal interno. -5, tascta endotoráctca . - 6,
pleura parietal. - 7, arteria tnte.rco1u.a1. - 8, en Unea de puntos, la rama. tntertor de la arteria lntercostat. - 9, ar·
terla mamarla interna. - 10. anastomosis entre la tntcrcoatal post.e.rtor y la Intercostal anterior. - 11, nervio tnter·
costal. - 12, ramo perlorante parle~! lateral. - 13, terminación anterior d• l n onio Intercostal .
aa, bb, ce, dd, di recciones sea\ln las que so han practicado Jos cortes representadoe en la O¡ura 2 47 .
distante de la arteria en este punto. Más lejos la arteria se sitúa entre el in tercostal
interno y el intercostal externo; el nervio ha venido a reunirse con el vaso y el paquete
vasculonervioso se dispone del modo siguiente : vena encima, arteria en medio, nervio
debajo. Más lejos, es decir, en la porción media del espacio, aparece el intercostal
medio; la arteria se d esliza entonces entre este último músculo y el interco tal interno
ARTERIAS 1:\'TERCOSTALES AÓRTICAS
(figura 247). Conserva esta situación en el canal subcostal, quedando entre los dos
músculos hasta Ja parte anterior del espacio. En este punto Ja arteria, muy disminuida
de calibre, se aleja de Ja costilla o más bien del cartílago costal ; se corre, pues, el
riesgo de 1esionarla, en el curso de una punción! más fácilmente por delante que por
detrás. Desde el punto de vista de sus relaciones se halla comprendida entre el inter-
costal medio y la fascia endotorácica. Termina anastomosándose con las ramas inter-
costales de la mamaria interna.
En su trayecto semicircular alrededor del tórax, las arterias intercostales sumi-
nistran numero os ramo a las co tillas, a los mú culos intercostales, a Ja pleura y al
tejido celular subpleural.
1~--
1. - 1 __
f)_ - - f)_--
10. -..
11. - - - 10. --
11_-- 11. - c5_- - 11. --
8_-- 8_-- f _-- 8_--
8_ . J _. - J _-
;J_ 8. -- 7_
(]_ _,,
2~-- 11:_
2 .. 2. - 2 _--
2.
A B e D
F1c. 247
Cortes verticales esquemáticos de un espacio intercostal practicados según las líneas
aa, bb, ce, dd, de la figura 246. Concepción actual.
A. 1, costll1a superior. - 2, costilla Interior. - 3. mtleculo Intercostal externo. - 6 , membrana lnterco1t.&l
externa. - 8, rucl3 endolOráclca taplz3d3 de la pleura. - 9, vena lntercoatal . - 10, arteria lnt•rCO&tal. - 11,
nervto lntercoatal.
B. 1, costilla superior. - 2, costllla Interior. - 3. Intercostal externo. - 5, Intercostal Interno. - 8, faaela.
endotor,cle& tapizada de la pleura. - 9, 10, 11 , va!IOS y nenloa tnterco11.ale1.
C. 1, costilla superior. - 2, coatlll& Interior. - 1' , 2', r.anal subcostal. - 3, tnlercostal externo. - 4, lnt.er·
costal medio. - 5, tntercoet.al interno. - s. tatcla endotor•clca tapizad.a. de la. pleura. - 9. 10, 11. ' vaeo1 1 ner·
Vio• tnt.ercoatales.
D. l. carUlago costal supe1lor. - 2 , cartrlo.go costal Inferior. - 4, lnt.crcoat.al medio. - 7 . aJ)Oneurosla tnter·
costal externa. anterior. - a. fa scta endotortetca tapizada de la pleura. - 9. 10. 11, vasos y nervtoa Intercostales.
- 11 ', rama Interior de la arteria Intercostal.
perfora la intercostal externa algo por fuera del vértice de la apófisis transversa, atra-
viesa el sacrolumbar o bien cruza su borde externo y llega al tejido celular subcu-
táneo, donde se ramifica. Este ramo perforante posterior es muy variable en sus di-
mensiones. Es a menudo remplazado por un ramo de la rama dorsoespinal. El ramo
perforante lateral se separa de la intercostal en la parte media del espacio, a nivel
de la línea axilar. Después de atravesar de dentro afuera el músculo intercostal exter-
no, va a distribuirse a los músculos y tegumentos del tórax. Sus ramificaciones se anas-
tomosan constantemente con las ramas torácicas de la arteria axilar, en particular con
la mamaria interna.
Conviene añadir, respecto a Ja distribución de las intercostales, que las intercos-
tales inferiores (las cinco o seis últimas) suministran a los fascículos costales del dia-
fragma cierto número de ramas que se anastomosan con las diafragmáticas superiores
o inferiores. Asimismo la segunda y la tercera intercostales, en la mujer, envían a la
mama ramas a menudo muy voluminosas. CRUVEILHIER las ha visto de igual volumen
que la radial en una mujer fallecida durante la lactancia.
a) R . colaterales
.¡
1 R. vertebrales.
R . vertebral.
~ R.
dorsoespinal
R . espinal
l R. medular.
R. musculares.
R. dorsal { R. cutáneos.
b) R. terminales . .
~
R. musculares.
R. óseos.
R. intercostal . . .
! R.
R.
R.
pleurales.
mamarios.
cutáneos.
ARTICULO IV
Eaperm•tlca Lumbar
- - Meaent6rlca ln!ertor
F1c . .148
Esquema que representa las ramas de la aorta abdominal.
11rua1 dlaposlclón que en la 11&'1111 atrulente.)
1.0 Origen . - En número de dos, una derecha y otra izquierda, nacen ora de
un tronco común, ora aisladamente. Su orig~n se hace directamente por encima del
tronco celiaco, a veces del mismo tronco celiaco. El tronco común tiene 15 milíme-
tros de longitud por 5 milímetros de diámetro aproximadamente. Se dirige por
delante de la aorta de arriba abajo y de izquierda a derecha, y se divide en dos ramas,
una derecha y la otra izquierda, que se deslizan entre la cara inferior del difragma
y el peritoneo.
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9
F1c. 249
Diafragma. Origen de as venas ácigos. Arterias diafragmáticas inferiores.
lnter~~a ª:~~ :·n~:t~~.~~~~· 6': 3Tn~~a ~~t~::, d~~~~~~á;tc~~iJ::~~~ ~r::~: ~;:Q~~:'o·r~-47.4;e::O:~
nal t1.qu1erda . - e. cfrculo arterial perlcardtaco. - 9. vena lumbar ascendente doreeha que ae re\ll\e con 12. duo-
d6c1ma vena lnt.e.rcoat.al. para formar la raf:r. externa de la 'eJgo1 mayor. - 9', vena lumbar ascendente lSQuterd&
que ae rellne con 12• , para. formar la rafz externa de la bemUctaos. - 10, v'nula que forma la rafz tnterna incons·
t.ante de la bemJáctaos. - 11 , anastomosis acl¡ocava (rafz Interna. inconstante de la. átll'oa mayor). - 13. cava
Interior. - 14, esd!a¡o. - 15, cl11.ern1. dt P ecqu<t. - 16, conducto torácico.
numerosas arteriolas filiformes apretadas unas con las otras a manera de dientes de
un peine; a la cara posterior del lóbulo derecho del hígado y al lóbulo de Spiegel
(ramos hepdticos); al páncreas (ramos pancredttcos de Haller).
ARTERIAS LUMBARES
{3) Terminales. - De calibre sensiblemente igual, las tres ramas son: posterior,
media y anterior. La rama posterior e interna irriga la parte posterior de la cúpula.
La rama media pasa por el lado derecho del orificio de la vena cava inferior, por
debajo de Ja cintilla semicircular inferior. De aquí un ramo vertical perforante que
sigue al frénico derecho e irriga no solamente el diafragma, sino también el pericar-
dio. Otros ramos se distribuyen por la zona derecha del centro frénico, así como
por la parte derecha del diafragma. La rama anterior (ausente en un tercio de los
casos) describe una curva que abarca la parte derecha del orificio esofágico. Se dis-
tribuye por el centro frénico y la parte anterior y anterolateral izquierda del dia-
fragma.
b) Arteria diafragmática izquierda. - Verticalmente ascendente en su origen, esta
arteria llega al borde izquierdo del orificio esofágico, en donde se divide en dos ramas:
una posterior y otra anterior.
a.) Colaterales. - Señalemos ante todo : .i.0 , colaterales diafragmáticas para los
pilares y la parte posterior del músculo; 2 . 0 , las arterias capsulares superiores iz-
quierdas ; 3.0 , un ramo gastroesofágico destinado a la cara posterior del esófago y a la
tuberosidad mayor del estómago.
/3) Terminales. - La rama posterior irriga Ja parte posterior izquierda del dia-
fragma y Ja rama anterior paraesofágica, el centro frénico y la parte anterolateral iz-
quierda de Ja cúpula.
b) Ramas viscerales .
( RR.. hepáticos.
esofágicos.
~
R. pancreáticos.
A. cap sular superior.
Variedades. - Una de las diafragmáticas, y aun las dos, pueden nacer de la aorta por
debajo de la mesentérica superior. Pueden existir una o varias diafragmáticas accesorias,
procedentes, según los casos, de la aorta abdominal, del tronco celiaco, de la coronaria esto-
máquica, de la renal, de la primera lumbar, de Ja mesentérica superior, de la espermática.
La arteria diafragmática inferior izquierda envía, en ciertos casos, ramos bastante desarrolla-
dos al cardias y a la tuberosidad del estómago (GIACOMINJ, SPERINO) . Puede suministrar
un ramo hepático (CRUVEILHIER) .
2. Arterias lumbares
1.0 Origen y trayecto. - Análogas a las intercostales aórticas, cuya serie conti-
núan, las arterias lumbares (fig. 250, 16, 17) nacen aisladamente, más rara vez por
troncos comunes, de Ja cara posterior de la aorta abdominal Desde aquí se dirigen
en sentido horizontal a los espacios que dejan entre sí las apófisis transversas o apén-
d ices cosliformes de las vértebras lumbares, y de esta manera terminan exactamente
como las intercostales, suministrando cada una de ellas dos ramas terminales.
.. 17
·.E'
a _Ao.
__ 18
___ 3
E------ ___ 15
10.. - -- __ f/}
10____ _
f 2 _- - - - - - -
______ 22
E. -- ____ _9
13. - - - - - - - -- - ---1~
F1c. 250
R elaciones del plexo lumbar derecho visto uin situ» después de cortados los fascículos
superficiales del psoas (según BoNNIOT).
v .c .r .• ve.o& ca•& Inferior . - V .I.P .• •ena tllaca prtmltl•a derecha. - Ao., aorta. - AIP.• arteria. lltaca prl·
mtth'& derecha. - D. arco del cuadrado lumbar. - E. E. fucfcutoa antertorea del pecas 1eocionados 7 reeUnadoa.
- E', E', lnaorclone. de utoa taactculos en la columna. - a, b, e, et, l.•, 2.•, 3.• y 4 .• t aaokulo1 ooatltormea de1
peoaa. - 1 , 2, 3, 4, 6: l.•, 2.•, 3,•, 4 .• y s.• rafcea lumbares. - 8, abdomtnoreoltal mayor. - 7, abdom1norrn1u1
menor. - 8 , l.• aaa lumbar. - 9, eenltocrural. - 10, 10, temorocut,neo. - 11, 11. nento del ptoa1. - 12,
crural . - 13. obturador. - 14, tronco tumbosacro. - 15. arran slmp•ttoo. - 16, 17, 18, 19: l.•, 2.•. 3.• 7 4.•
arterta1 1 •enaa lumbares. - 20. 5. • •ena lumbar. - 21. ·u na lumbar ascendente. - 22. 1oaatomo1l1 de la ·no•
lumbar ueendente con la •en• lll•c• prlmllln.
RAMAS TERMINALES DE LA AORTA
De las cinco arterias lumbares, la última o las dos últimas proceden de la sacra
media, rama terminal de la aorta. Todas las demás, cuatro o tres, según los casos, son
suministradas directamente por la aorta: se las podría llamar lumbares aórticas.
a)
b)
R. colaterales .
R. terminales . .
R. dorsocspinal
.! R. espinal
R. dorsal .
1 R. vertebrales.
( R . vertebral.
( R . medular.
( R. musculares.
( R . cutáneos.
ARTICULO V
Llegada a nivel de la cuarta vértebra lumbar o del disco intervertebral que separa
la cuarta de la quinta, la arteria aorta, sensiblemente minorada por las numerosas
ramas colaterales que ha abandonado durante su curso, se divide en tres ramas ter-
minales de importancia muy diferente: una rama media muy pequeña, la arteria
sacra media, y dos ramas laterales, relativamente muy voluminosas, las dos arterias ilia-
cas primitivas.
En realidad, como demuestra sobradamente la anatomía comparada, la arteria
sacra media no es sino la continuación de la aorta, que sufre una atrofia paralela a la
que presentan los segmentos vertebrales, sacro y cóccix, sobre Jos que descansa. Ve-
remos muy pronto que su modo de di'stribución confirma plenamente esta homología
de la arteria sacra media con la aorta sacrococdgea o caudal de los mamíferos pro-
vistos de cola. Como consecuencia, las dos arterias iliacas primitivas descienden a la
condición de simples ramas colaterales de Ja aorta y se separan de este vaso, ya aisla-
damente (casos en los que la arteria sacra media nace en el mismo ángulo de unión
ANGIOLOGÍA
de las dos iliacas). ya por un tronco común (casos en los que la sacra media nace
un poco más arriba de este ángulo).
Seguiremos, sin embargo, la clasificación ordinaria, a pesar de su inexactitud mor-
fológica, y describiremos sucesivamente, como ramas terminales de la aorta :
1.0 En la línea media, la arteria sacra media;
2 .• Lateralmente, las arterias iliacas primitivas, las cuales, a su vez, se bifurcan
muy pronto para formar: la iliaca interna, destinada a la pelvis, y la iliaca externa,
destinada al miembro inferior o pelviano.
( Quinta lumbar .
. { parietales . . l R. sacras.
a) R. colaterales
viscerales . . J_ R. hemorroidales.
b) R . terminal . termina en la glándula coccígea.
En número de dos, una derecha y otra izquierda, las arterias iliacas primitivas
(figuras .25.2 y siguientes) representan las ramas terminales la terales de la aorta.
·-·ª
._ g
·· 1 o
.. 11
P""'-'\'l\WI- 13
5
\
F1c. 251
Las tres arterias iliacas (lado derecho) y sus ramas en el hombre.
Vista de conjunto (semiesquemdtica).
A Ir. l•qulerda y r.b3Jo, - uemr. del eru.amlento del conducto deferente y la arterlr. epl¡útrlca.
A, veJl¡a reclinada h.acl& &bajo. - B, recto reclinado hacia abajo y a la Izquierda. - e, ainft1l• ptlblca. - D,
mu1eulo plrr.mldal de la pelvi•. - E, mu1eulo elevr.dor del ano. - F , orlftclo Interno del conducto ln~nal. - G,
a¡uJero obturr.dor. -- B , llpmento r.acroclitlco. - I, ur6ter. - K, conduct o deterente.
l. aorta abdominal. - 2, vena cava Inferior. - 3. 3', arteria~ lllacaa prlmlllvas derecha e Izquierda. - 4 , 4',
venas 1l!acaa prlmltlvaa derechas e Izquierda. - 5, arteria !llaca externa, con aus dos ramaa: 6 , la epl¡úrtl¡ca: 7, la
clrcun ftela lllaca. - 8, r..rterlr. r.acra media. - 9, arteria lllaca lntern&, con aus doo colateralee: 10, Ir. lllolumbar: 11,
la ar.era lateral; 12, la oblurr.lrl• ; 13, la ¡hllea; 14, Ir. laqu1'ttca; 15, la pudendr. lnlern&; 16, la umbWcal; 17,
11. vesical Inferior ; 18, la hemorroidal med.1a.
13
14_
3 ___ -
g _- - -- 5
-- 12
6
11 -
fJG • .252
Arteria iliaca interna derecha. Sw relaciones con el plexo sacro y el uréter (GRtco1RE).
Ur . , ur~ ter . - 1, aorta. - 2, arWrla lllaca prlmtuva. - 3, arteria Utaca eEterna. - 4. arte.ria tllaca tnterna. -
5, arteria ¡hlt.ea. - 6 , arteria tequUUea. - 7, arteria pudenda Interna. - 8, arteria obturatrtz. - 9, arteria umbi-
lical. - 10, ll, an.erl&.1 •laceralea. - 12, arurla aacra laleral. - 13, arteria sacra medla. - 14, ar\erla IUolambar.
- 15, pluo aacro. - 15', uonco lumt>osacro.
de la fosa iliaca interna, en dos ramas que venían a formar, una la epigástrica y otra
la femoral.
Accidentalmente la iliaca primitiva puede suministrar: la sacra media, una sacra lateral
superior, la iliolumbar, una o varias lumbares (5.ª, 4.• 6 !l·ª ), una red accesoria, la umbilical,
la obturatriz, una mesentérica media (HYRn.).
F1c. 25!1
Vena y arteria ilíacas internas (tipo único de la vena, según GRtco1RE).
1, aorta . - l'. • • na can Inferior. - 2, ar teria lllae& p rlmltha. - 2', •ena !lla ca prtml!ln. - 3 , arteria ma-
ca externa . - 3 ', vena llla.ca externa . - 4, arteria lllaca Interna . - 4', vena Ulaca interna (tlPo \1nlco). - 5, arte·
ria &"ldl ea. - 6, l ronoo com~n de la l11<1ulátlca y la p udenda Interna. - 6 , arteria y • • na l11<1uli Uca. - 7, arteria
pudenda Interna. - 8, arterlr. 1 .ODa Obturalricea. - 9, artarla 1 ttD&I •Umblllcr.lea. - 10 1 11, arlerl& 1 Yen&I 11.1·
ceralea. - 12, arteria y 'YeD&I aaon.a lateralu . - 13, arteria ea.era medl~ .
A la vez visceral y muscular, envía sus ramos a las vísceras pélvicas, a los órganos geni-
tales externos y a la parte posterointerna del muslo.
3.0 Trayecto. Dirección. División . - Nacida por encima del estrecho superior,
la arteria hipogástrica desciende primero por delante d e la a leta sacra; aquí es ver-
FIG. 254
Arteria hipogástrica d el lado derecho; vista anterointerna.
l . arteria y vena lllacas nrtmltlvaa. - 2 , arteria y venl\ lllacaa externae. - 3 , artert& y vena tltacaa Inter-
nas o bl po¡htrlcas. - 4 , lllolumbar. - 5, sacra lateral. - 6 , ¡ldtea. - 7 , obturatrl•. - 8 , loqulAUca. - 9 , pu-
denda tntern&. - 10, m\1Jculo psoaatllaco. - 11, obturador Interno. - 12, ptramtdal de la pehta. - 13, nen10 crural.
- 14, plexo sacro. - 15, 1lmpit1eo eacro. - 16, v1uos e1permat1001. - 17, uréter. - 18. arteria umbtllcal, con
18', arteria •ealcal.
tical como Ja misma aleta sacra. Luego cruza el estrecho superior en el borde antero-
inferior de esta aleta, por dentro de la interlínea sacroiliaca. Se curva en seguida lige-
ramente y desciende oblicua hacia abajo y atrás en Ja excavación pélvica por Ja cara
anterior del sacro. La arteria dibuja de este modo un trayecto d e concavidad general
posterior que abraza la aleta sacra, se amolda al estrecho superior y lo excede por
arriba y abajo.
La arteria hipogástrica puede dividirse, pues, en dos segmentos (QutNu y D uvAL):
4) Un segmento in icial o segmento de ligadura, que va del origen al estrecho
superior. La arteria no da ninguna colateral en este segmento.
/!) Un segmento terminal o pélvico, que va d el estrecho superior a la bifurca-
ción terminal d e Ja iliaca interna. A este nivel de la arteria emite todas sus ramas
cola terales y terminales : es el segmento de expansión.
15
F1c. 255
Arterias ilíaca externa e iliaca interna del lado derecho en el hombre.
1. arteria Hlaca primitiva. - 2, vena lllaca prlmtuva. - 3, arteria. tllaca externa, con sus dos ramas: 4 , ~
epigástrica; 5. la c1rcunneJa llaca. - 6, vena lllaca e·x terntL - 7 , arlerla tltaca Interna, con aus dlveraaa ramas;
e. la obturatrlz; 9. la umbUftal; 10. la lllolumbar ; 11, la sacra. l>teral; 12, la al~tea; 13, la vesical; 14, la Is·
qutallca ; 15, la pudenda interna. - 16, arteria sacra media .
___ f
. __ fJ
- 12
.. S
8 _-
13 -
F1c. 256
Arteria iliaca interna. La arteria iliaca interna queda adosada a la arteria iliaca externa
en cierta longitud. El uréter la cruza incurvándose (GRÉCOIRE).
Ur, urét.er. - 1, aort.a. - 2, arteria lllaca primitiva. - 3, arteria !llaca externa. - 4, arterlr. maca Interna.
- 5. arteria ¡ldtea. - 6, arteria ISQulitloa. - 7, arteria pudenda tnternr.. - 8, arteria obturatm. - 9, arteria um-
bUlcal. - 10, 11, arteria• viscerales. - 12, arterlaa sacras laterales. - 13, artfrta sacra media. - 14, arteria
lllolumbar.
La unión de las venas iliaca interna e iliaca externa, que constituye la vena iliaca
primitiva, está situada más abajo que la bifurcación arterial; pero mientras que a la
derecha el confluente venoso está inscrito en la horquilla arteriaf y directamente detrás
de la misma, a la izquierda este confluente se halla por dentro con relación a la bifur-
cación arterial ; es, pues, lateroarterial, situado por detrás de la arteria hipogástrica y
no en el ángulo d e bifurcación.
Ex.iste a veces en la mujer un segundo tronco venoso que recoge la sangre de las
venas uterinas y vesicales y va a desembocar en la vena iliaca externa, encima del
ángulo de unión de las venas ilíacas externa e interna. KowNATZKY ha dado el nombre
de vena ilíaca media a este tronco que discurre por detrás y por fuera de la arteria
hipogástrica. Un plano linfático va anexo al plexo venoso: los ganglios del grupo hipo-
gástrico se alojan en la bifurcación arterial (véase Linfdticos).
Recordemos que acompañan a la arteria hipogástrica filetes simpáticos.
b) Fosa hipogástrica. - Los vasos hipogástricos (arteria y vena) ocupan en su
origen el centro de una verdadera región excavada en forma de fosa (MARCILLE), si-
ARTERIA IUACA INTERNA O HIPOGÁSTRICA 333
tuada encima de la aleta sacra y por fuera de la columna vertebral. Esta región, de
forma triangular, está limitada del. modo siguiente : el fondo es esquelético; está repre-
sentado por la apófisis transversa de la quinta vértebra lumbar, de donde parten ra-
diando los ligamentos iliolumbares; por dentro se encuentran el cuerpo de Ja quinta
vértebra lumbar, así como el promontorio, que forma caballete a la arteria sacra media
y al nervio presacro (LATARJET); por fuera, el borde interno del psoas forma el límite
2 __
- - __f3
- - -12
-5
__12
__ 6
ft__
F1c. 257
Aneria iliaca interna. Modo particular de ramificación. El tronco común de la isquiática
y la pudenda interna se divide muy arriba; el tronco de la pudenda es el que emite la mayoría
de las ramas colaterales (GRtcoIRE).
(La mlama leyenda que en I> ll¡¡ura 256.1
c) Relaciones peritonea les. - Los vasos hipogásLricos están cubiertos por delante
por el periloneo parietal poslerior. EsLas relaciones son diferentes a la derecha y a la
izquierda. A la derecha, la relación es simple, ninguna formación viene a interponerse;
se trata de una cubierta sin pliegues. A la izquierda, por el contrario, las relaciones
son más complejas, por el hecho de la existencia del mesocolon pélvico que viene a
cubrir la arteria. La a rteria hipogástrica está situada en el suelo de la fosita sigmoidea
(véase Colon p¿fvico, t. IV), y el colon pélvico con su meso se reclina sobre ella. Indi-
quemos aqul que Q uÉNU y D uvAL ha n insistido en la varia bilidad de estas relaciones,
- Is.
demostrando que varían según dos facLOres : por una parte, según las inserciones del
mesocolon, inserciones que dependen del grado de coalescencia del mesenterio termi·
nal, y por otra parte, según la longitud del asa cólica. El conocimiento de estas rela-
ciones es interesante para llegar a la arteria hipogásLrica derecha. Prácticamente hay
que distingu ir dos grupos de casos: 1.0 , existen mesos suficientemente largos que se
pueden levantar para ll egar con facilidad a la arteria por vía sub mesoc6lica; J?. 0 , existen
mesos que no es posible levantar; se llegará, pues, a la arteria pasando a través del
meso (via transmesoc6lica) . En este caso se corre el riesgo de herir las arterias sigm oi-
deas que circulan entre las dos hojas del mesocolon, en particular la sigmoidea media,
que descansa directamente sobre la cara anterior d e la arteria hipogástrica y obstruye
el camino. Para evitar este peligro se utiliza la maniobra preconizada por D uVAL, que
consiste en devolver al colon y a su meso la movilidad primitiva desprendiendo esta
porción del intesti no de la pared a bdominal. Se sigue entonces un plano de desdobla-
miento que representa el adosamiento primitivo, y de este modo se puede llegar a la
arteria por la vía submesocólica.
B. SEGMENTO TERMINAL. - El segmento terminal o segmen to de expa nsionamiento
se extiende d el estrecho superior, representado por el borde anteroinferior de la aleta
ARTERIA 11.lACA I NT ER A O HIPOGÁS TRICA 335
sacra, hasla la parte superior de la escotadura ciática. Este segmento es muy corto. Es
oblicuo hacia abajo y atrás. La arteria presenla aquí las relaciones siguiemes :
a) Por detrds descansa en la cara anterior del sacro, algo por dentro de la inter-
línea sacroiliaca. El tronco lumbosacro y el primer nervio sacro se encuentran entre la
arteria y el plano óseo. La vena hipogástrica es posterior ; la excede por fuera en el
lado derecho y por dentro en el lado izquierdo.
{J) Por fuera, la arteria se aleja del borde interno del psoas y de los vasos iliacos
e;itternos. Emra en relación con los fascículos más posteriores del músculo obturador
interno y con el nervio obturador que se aplica
al músculo.
y) Por dentro, la arteria corresponde a la
cara anterior del sacro, al primer agujero sacro
amerior y a la cadena simpática.
l.p . - . -- -
8) Por delante, el uréter desciende delante
de la porción pélvica de Ja arteria hipogástrica.
Pero mientras que a la derecha el conduelo ure-
teral descansa francamente sobre la cara anterior
del fa scículo, desciende a la izquierda sobre su
cara interna. Más tarde veremos, al estudiar el
ovario (t. IV), que la arteria hipogástrica, cu -
bierta del peritoneo parietal, forma en este pun- -Is.
to el límite posterior de la fosita ovárica.
2.0 , las otras quedan en la cavidad pélvica y se distribuyen en sus paredes: las ramas
pélvicas parietales, arteria sacrolateral, en la cara anterior d el sacro; arteria ilio-
lumbar, en el psoas y la fosa iliaca interna; 3. 0 , las otras se dirigen adentro, hacia
las vísceras de la excavación pélvica : las ramas pélvicas viscerales, que discurren
por encima del diafragma, del elevador del ano, debajo del peritoneo.
Nada tan variable como el modo de ramificación de la arteria hipogástrica.
Sin embargo, parece que en general reine cierto orden en este modo de distri-
bución; las ramas terminales se desprenden de la iliaca interna por una verdadera
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F1c. 261
Aneria iliaca interna. Tipo raro de división de la arteria iliaca interna. El tronco se divide
en ramillete. Las ramas colaterales nacen del tronco de la pudenda interna (GRtco1RE).
( La mt1ma leyenda que en la Qgura 256.1
' bifurcación en dos troncos: uno anterior y otro posterior; esta es la disposición con-
siderada como típica por QuAJN, POIRJER, GRÉCOIRE y Kos1NSJU.
a) Modo de división típico. - Acabamos de decir que la arteria hipogástrica
en la terminación de su segmento pélvico se bifurca en dos troncos terminales, uno
alnterior y otro posterior. Esta bifurcación está situada: por dentro de la parte in-
ferior de la interlínea sacroiliaca; encima del reborde óseo de la escotadura ciática
y encima del borde inferior del músculo piramidal (un centímetro por encima, según
GRtco1RE); a la altura del punto en que la arteria hipogástrica cruza el tronco
lumbosacro.
o.) Tronco posterior. - El tronco posterior representa sobre todo el origen de
la arteria glútea: es el tronco glúteo. Nacido de la bifurcación terminal, pasa a la
pane superior d e la escotadura, en el conducto suprapiramidal. Tiene, pues, un
trayecto intrapélvico muy corto y sale rápidamente de la pelvis para convertirse
en arteria glútea (figs. 252 y 256).
En este cono trayecto intrapélvico el tronco posterior se dirige abajo y atrás;
pasa entre el tronco lumbosacro y el primer nervio sacro y llega en seguida al borde
superior del piramidal. punto a cuya altura sale d e la pelvis. Em su conjunto dibuja
ARTERIA ILIACA INTERNA O HIPOGÁSTRICA 337
una curva de concavidad superior que rodea primero el tronco lumbosacro y viene
en seguida a aplicarse al borde óseo de la escotadura ciática.
El tronco arterial en la escotadura está rodeado de una vaina fibrosa muy densa
que le es común con la de las venas satélites y que la fija al contorno de la escota-
dura (conducto de Bouisson). De este tronco posterior nacen generalmente ciertas ar-
terias colaterales: 1.0 , la arteria sacra lateral superior se desprende del borde interno
del tronco arterial a la altura del primer nervio sacro, pero puede nacer directa-
mente del mismo tronco de la hipogástrica ; .2.0 , la arteria sacra lateral inferior nace
por lo común del cayado que dibuja el tronco arterial en el momento en que rodea
el reborde óseo de la escotadura ciática; 3.0 , la arteria iliolumbar nace basta nte a me-
nudo del borde externo del tronco posterior (37,6 por 100 de los casos), pero es más
frecuente verla nacer directamente de la arteria hipogástrica (47 por 100 de los casos)
(figura .2 56, 14).
/J) Tronco anterior. - El tronco anterior de bifurcación, de 3 centímetros de
longitud aproximadamente, desciende por delante y algo por fuera del tronco pos-
terior y lo oculta. Representa sobre todo el tronco de origen de la arteria isquiática
y de la arteria pudenda interna, sus ramas terminales (tronco isquiopudendo) . Estas
dos ramas terminales salen de ·1a pelvis por la parte inferior de la escotadura ciática
mayor, es decir, por el conducto infrapiramidal (fig. .255)·
En su conjunto el tronco anterior y sus dos ramas de bifurcación tienen un tra·
yecto vertical que continúa la dirección de la arteria hipogástrica. En este trayecto
vertical las arterias están situadas delante del músculo piramidal y delante de las
ralees del plexo sacro que se hallan aplicadas al músculo.
El modo como se conduce el tronco anterior parece ser generalmente el siguiente:
se divide en arteria isquiática y arteria pudenda interna en el punto donde cruza
la cara anterior de la primera raíz sacra.
La arteria isquiática es la rama de división más interna y se halla por dentro de
la pudenda interna. Cruza en dirección perpendicular Ja cara anterior del primer
y segundo nervios sacros, luego pasa entre el segundo y tercer nervios sacros, para,
finalmente, salir de la pelvis por debajo del borde inferior del músculo piramidal.
La arteria pudenda interna es la rama de división más externa. Se adosa a la
arteria isquiática, pero por fuera de ella. Está constantemente situada en la cara an-
terior de los nervios del plexo sacro (fig. .252, 7). Sólo en la parte inferior de la esco-
tadura pasa por debajo del tercer nervio sacro para salir por el conducto infrapira-
midal. De este tronco anterior nacen las demás colaterales de la arteria hipogástrica.
Estas colaterales se desprenden de la cara anterior del tronco arterial: arteria obtura-
triz, arteria umbilicovesical, arteria genital, arteria hemorroidal media.
La disposición precedente corresponde a la mayoría de los casos. pero existen
numerosas variedades. ·
b) Variaciones. - 1.0 , el modo de división del tronco posterior es relativamente
constante y el tronco glúteo existe siempre; pero las colaterales que da pueden deri-
var directamente de la arteria hipogástrica (arteria sacra lateral y arteria iliolumbar).
2.º El modo de división del tronco anterior está sujeto a muchas variaciones:
a) Es a menudo muy corto y se bifurca prematuramente en arteria isquiática y
arteria pudenda interna, que descienden una al lado de otra por delante del piramidal
y de las ramas del plexo sacro. En este caso las ramas que nacen normalmente del
tronco arterial anterior se originan ora de la isquiática, ora de la pudenda interna
(figura 257).
/3) Por último, más raramente, no es posible ninguna sistematización, ya que
la arteria hipogástrica se extiende en un ramillete de ramas terminales (fig. 26! ).
u.- 12
ANGIOLOGÍA
Las ramas que suministra la ilíaca interna a las paredes de la pelvis son dos:
la iliolumbar y la sacra lateral.
1.0 Arteria iliolumbar. - La arteria iliolumbar (fig. :¡51, 10) nace por Jo general
de la parte posterior de Ja hipogástrica o del borde externo del tronco posterior.
Siguiendo inmediatamente después de su origen un trayecto retrógrado, se dirige
hacia arriba y atrás, pasando por entre el nervio obturador y el tronco lumbosacro
o por entre los dos constituyentes del tronco lumbosacro (Kos1NsK1); por detrás del
músculo psoas, donde se divide en dos ramas : una ascendente y otra transversal:
o.) La rama ascendente o lumbar se eleva por delante de las vértebras lumbares
y se agota en los músculos psoas y cuadrado de los lomos. Emite de ordinario un
ramo espinal, que penetra en el conducto vertebral a través del último agujero de
conjunción.
{3) La rama transversal o iliaca, dirigiéndose horizontalmente hacia fuera, pasa
por detrás del psoas y se divide en dos ramos: un ramo superficial, que discurre por
entre la fascia ilíaca y el músculo ilíaco y se distribuye por este músculo, anastomo-
sándose con las divisiones de la circunfleja iliaca, y un ramo profundo, que discurre
por entre el músculo ilíaco y la fosa iliaca interna y termina a la vez en este
músculo, en el periostio y en el hueso.
2.0 Arteria sacra lateral. - Existen ordinariamente, a cada lado, dos arterias
sacras laterales, una superior y otra inferior.
o.) La arteria sacra lateral superior, muy variable en su volumen, se dirige trans-
versalmente hacia dentro y, después de haberse anastomosado con la sacra media, se
introduce en el primer agujero sacro anterior. Abandona algunos ramos a la cola de
caballo y, saliendo del conducto sacro por uno de los agujeros sacros posteriores,
va a terminar en los músculos y en la piel de la parte posterior de la pelvis.
/3) La arteria sacra lateral inferior desciende a lo largo del borde correspon-
diente del sacro, pasando por delante del músculo piramidal y de las ramas anterio--
res de los nervios sacros; termina a nivel del cóccix, anastomosándose en arco, como
ya hemos visto antes, con una de las divisiones de la sacra media. Durante su cur-
so, la arteria sacra lateral inferior emite tres órdenes de ramos: 1.0 , ramos exter-
nos, que se dirigen hacia fuera y terminan en los dos músculos piramidal e isquio-
coccígeo; .2.0 , ramos internos, que se dirigen transversalmente hacia dentro y se anas-
tomosan con las divisiones asimismo transversales de la sacra media ; 3. 0 , ramos
espinales, que penetran en el conducto vertebral a través de los agujeros sacros ante-
riores, abandonan algunos ramúsculos a los nervios de la cola de caballo y a sus en-
volturas, salen luego del conducto por los agujeros sacros posteriores y terminan en
las partes blandas de la región posterior del sacro, donde se anastomosan con las
divisiones de la arteria glútea.
Variedades. - Las dos arterias sacras laterales pueden nacer de un tronco común. Se
las ha visto, en ciertos casos, suministrar la hemorroidal media y la vesical inferior. Las arte-
rias sacras laterales, ya las superiores, ya las inferiores, pueden faltar. En tal caso las suplen
arterias procedentes de las ramas vecinas.
ARTERIA ILIACA 1:-\TER:>IA O lllPOGÁ TRIGA 339
Variedades. - La arteria umbilical puede persistir en el adulto hasta cerca del ombligo.
Una de ellas puede faltar. Se la ha visto suministrar, como ramos supernumerarios, una
vaginal (KRAUSE), una espermática accesoria (Tsouussow), una hemorroidal media y una epi-
gástrica accesoria (LAUTH, P1sTOCCH1). Las dos umbilicales pueden unirse un poco más
arriba de la vejiga, formando un tronco común, impar y situado en la línea media, que
llega hasta el ombligo.
2.0 Arteria vesical inlerior.-La arteria vesical inferior (fig. 251, 17) nace de la
cara anterior de la hipogástrica, se dirige oblicuamente hacia abajo y afuera y va a
terminar en la próstata, después de haber cubierto con sus ra mificaciones el fondo
inferior y Ja parte posterior de la vejiga.
Esta arteria suministra constantemente en el hombre una rama larga y delgada,
Ja arteria deferente, que se une al conducto deferente y lo acompaña hasta las bolsas,
donde se anastomosa con las divi iones de la espermática.
Independientemente de las ramas que le suministran Ja umbilical y Ja vesical
inferior, la vejiga recibe además varios ramos de la hemorroidal media 'y, en.Ja mujer,
de la uterina o de Ja vaginal (véa e Vejiga).
3.0 Arteria h emorroidal media. - La hemorroidal media (fig. 251, 18), muy
variable en su volumen, se dirige hacia abajo y adentro por los lados de Ja porción
media del recto.
340 ANCIOLOCÍA
Después de haber dado a este órgano algunos ramos que se anastomosan con
la hemorroidal superior, rama terminal de la mesentérica inferior, va a terminar en la
pared posterior de la vejiga, en las vesículas seminales y en las panes laterales de
la próstata. Suministra, en cienos casos, la arteria deferente.
En la mujer, la arteria hemorroidal media se dirige hacia el tabique rectovaginal
y se distribuye a la vez por la cara anterior del recto y por la pared posterior de
la vagina.
envía a una y otra cara de dicho órgano numerosos ramos flexuosos, que se ramifican
en las diferentes partes constituyentes del útero (véase t. I V, Arterias del útero).
b) Ramas terminales. - Llegada a la parte superior del útero, al mismo nivel
del nacimiento de las trompas, la uterina se divide en dos ramas terminales: una
que se dirige hacia fuera y se anastomosa directamente con la _ovárica, rama de la
aorta abdominal (véase O varios) ; y otra que 1
.
se dirige a la trompa, donde toma el nombre
de arteria tubaria (véase Trompas). ~ 12
1.0 Arteria obturatriz. - La arteria obturatriz (fig. 256. 8), muy variable en su
origen, como se verá más adelante, se desprende de ordinario de la cara anterior de
la hipogástrica. Su calibre es de unos 2,5 milímetros. De aqui se dirige oblicuamente
hacia abajo y adelante, sigue la pared de la excavación pélvica paralelamente a la
linea innominada y un poco por debajo del nervio obturador, que desciende en di-
rección oblicua hacia ella, penetra con este nervio en el conducto subpúbico y llega
a la región anterointerna del muslo, donde termina bifurcándose.
·- j6
- J7
_jl,lt
_20
10
il
9
F1c . .263
La aneria obturatriz a la salida de la pelvis (T.-J.).
l . piel y teJldo crlular suhcuUneo. - 2, ateo crural. - 3, aponeuroats temoral. - 4 , psoaalllaco. - 5, peetl-
neo. - 6, aductor mediano. - 7, aduclor menor. - 8, aductor mayor. - 9, rect.o lnter.no. - 10, sartorio. - 11,
obturador externo. - 12 , 12'. vaaoa femorales. - 13, borda aupertor del c uadrado crural . - 14 , 14, rama externa.
y ra ma interna de la arteria. obturatrlr., con 15 , ramo articular. - 16, 18 , las dos ramas del nervio obturador. -
17, paquete adiposo que sRlo l)Or el conducto subollblco. - 18 , ctpsula articular. - 19 , bolsa del psoaa que comu-
nica ron Ja artlc ulaclón. - 20, membrana obturatriz. - 21, rama 1aqu1opubtnna . - 22, nervio crural . - 23, pn·
a l!o de Cloquet.
RESUMEN DE LA OBTURATRIZ
R. muscul ares.
a) R . colaterales
b) R . terminales
!
. 1
R.
R.
R.
R.
púbico.
visceral.
anastomótico.
externo.
la escotadura mayor, un orificio elíptico para el paso de los vasos glúteos y del nervio
glúteo superior (Rocrn). Este orificio osteofibroso da acceso al conducto glúteo.
La pared superior del compartimiento, y aquí del canal, está constituida por
el arco que corresponde a la parte posteroinferior de la articulación sacroiliaca (figu-
ras 264 y 265). Más hacia fuera se nota el tubérculo óseo, llamado tubérculo de
Bouisson. La pared externa, o mejor posteroexterna, corresponde a la nalga y está
formada por una prolongación del ligamento sacroiliaco mayor extendido por la cara
externa del piramidal. En este compartimiento la arteria glútea contrae relaciones
con el plexo sacro, la articulación sacroiliaca y el piramidal. El plexo sacro se extiende
casi verticalmente sobre el fondo de la escotadura ciática mayor (fig. 266, PI. s.).
La glútea, adosada a la bóveda sacroiliaca, imprime en ella su huella; pero es
fácilmente despegable del plano óseo.
Sigue las inserciones superiores del piramidal, su músculo satélite (CHAMPENOis).
Por último, en el lado externo, encontramos, de fuera hacia dentro, el glúteo
mayor y la aponeurosis del glúteo mediano unida al ligamento sacrociático mayor
(figura 26, G. F.).
Esta unión constituye un plano fibroso sólido ( tendón común de los músculos de
la nalga) (HuARD). En esta región, la inserción profunda del glúteo mayor está tapi-
zada por varios ramos nacidos de la rama superficial de la arteria y de la vena glútea,
mancha tendinovascular del glúteo mayor (HuARD).
I
ARTERIA ILIACA l:'\TERJ\'.A O HIPOGÁSTRICA 345
Después de haber atravesado esta zona vasculotendinosa, se encuentra el plano
del glúteo media no y del piramidal, separados por un intersticio. Este intersticio está
lleno a menudo por una cintilla aponettrótica falciforme (CHAMPEN01s) que atraviesa
la rama superficial de la glútea (fig. 266, B. F.). Por último, el intervalo comprendido
entre el piramidal y el plano óseo cierra el orificio externo d el conducto glúteo.
Ps.
11 Al
MI VI.
V obt.
B.F A.F
Apon.pel.
Pyr. PI s.
P.lig.s.Sc.
Ep.Sc.
F1G • .266
Compartimiento osteofibroso ciático y conducto de los grandes vasos glúteos
(según H UARD, MONTAGNt y PALES).
D . • tlaco. - Pe., peo:..s. - M.F . , ¡ hlteo mediano. - D.F ., ctntllla talcltorme de Champenote atrav<'sada po:- la
rama auper!lclal de la ¡¡ldtea. - Pyr .• piramidal. - O.F., gldteo mayor. - Ep.So. , espina ct•uca. - P .11¡¡.s.Bc.,
llpmento aacrociitlco menor. - Pl.a., plexo 83cro . - V . obt. , veoa obtur:itrlt. - V .l., vena bJPoehtrlca . - A .l.,
arteria hll>Ollf.at rlca.
Ndteae la Júnlna eeluloaa tanto on el plexo aacro como en los pecl!culoa hll>Otlbtrlcoa. El conducto irldt<lo principal
eati aquí bten llmtt.ado, pcr doa orltlctoe, una pared aupertor daea y una pared Inferior, t.lmtnar. ftbrosa y muy detrad.a.
De este conducto emerge la arteria glútea. Sus ramas, verdadera radiación arte-
rial, se fraguan , en su origen, un camino a través d e las inserciones tendinosas de
los glúteos mediano y menor.
La arteria glútea y sus ramas van acompañadas cada una de dos venas. De ello
resulta un ((plexo confluente» (FARABEUF), una especie d e ((tórcula» (CHAMPE.No1s) que
deja libre la cara superior ósea de la arteria, pero que oculta su cara inferior o venosa
(HuARD) y complica las dificultades d e la ligadura de este vaso tan profundo y tan
bien defendido.
A:-ICIOLOCÍ.\
Variedades. - La isqu i:ltica puede nacer por un tronco comt'm con la glútea. Puede
pasar por encima del piramiclal o perforarlo. Se la ha visto a veces adquirir un desarrollo
insólito y remplazar en parte a la femoral (véase Femoraf). En un caso de HYRTL, la
arteria del nervio ciático mayor estaba muy desarrollada y desembocaba, algo más arriba
de la articulación de Ja rodilla, en el tronco de Ja poplltea.
4.0 Arteria pudenda interna. - La arteria pudenda interna (figs. 256 y si-
guientes), que los antiguos anatomistas consideraban como la rama terminal de la
hipogástrica, desciende, sale de la pelvis por la parte inferior de la escotadura ciática
mayor (por consiguiente por debajo del piramidal), es~á pegada a la arteria isquiá-
tica, luego rodea la cara externa de la espina ciática y entra de nuevo en la pelvis
(o, mejor, en el espesor del perineo) por la escotadura ciática menor. Discurre enton-
ces por la cara del obturador interno, mantenida junto a este músculo por su propia
aponeurosis y llega de este modo a la cara interna del isquion. Inclinándose entonces
hacia arriba y adelante, se introduce entre las dos hojas de la aponeurosis perineal
media (véase Músculos del perineo), sigue por el lado interno de la rama isquiopú-
bica correspondiente y se divide, algo por debajo de la sínfisis, en dos rama~ termi-
nales: la arteria cavernosa y la arteria dorsal del pene. No obstante, en su curso la ar-
teria pudenda ha emitido ya numerosas ramas colaterales, las cuales describiremos
en primer lugar.
Corre primero de fu era adentro, por entre las dos hojas de la aponeurosis media,
y suministra en esta primera parte de su trayecto algunos ramúsculos al músculo de
Guthrie (véase Músculos del perineo) y a la glándula de Cowper.
Luego, perforando de atrás adelante la hoja anterior de la aponeurosis perineal
media, desemboca en el triángulo isquiobulbar, emite algunos ramos sobre los tres
músculos que limitan este triángulo y alcanza el lado posteroexterno del bulbo, donde
termina suministrando dos órdenes de ramos: 1.º, ramos bulbares, que penetran en
D 2 5 E BouLEN•Z
F1c . .268
Arteria pudenda interna en su porción perineal.
A, eacroto. le•antado con erinas. - B. e levador del ano. - c. eatlnter. - D . mllsculo transverao del perineo.
- E, llQUloe&vernoeo. - F. bulboca't'crnoeo. - O, bulbo de 1& uretra. - 1, arteria pudenda lntvna, a.compaAMS.&
de sua venas y el nenlo del mtamo nombre. - 2, arteria hemorroidal Inferior. - 3, arteria perineal aupe.r·
ftctal. - 4, perineal profunda. - 6, ramaa musculares. - 6, ramaa eacrotalea.
el espesor del bulbo y se distribuyen en este órgano; 2 .0 , ramos uretrales, que siguen
de atrás adelante la porción esponjosa de la uretra y terminan en sus paredes. Estos
últimos ramos pueden ser seguidos hasta la base del glande, donde se anastomosan
con las ramificaciones terminales de la dorsal del pene.
R. viscerales.
. A. hemorroidal inferior.
a) R . colaterales . . .
A. perineal superficial.
1A. perineal profunda .
A. cavernosa.
b) R . terminales .f A. dorsal del pene.
F1c. 26g
Región lumboiliaca : plano p rofundo (T.-J .).
l , psoas, ron l '. corte de la !asela !llaca. - 2, m~sculo lllaco, con 2', corte de la !asela lllaca. - 3, 1 -
lllaca Interna con Ja r.ona do inserción del m úsculo en tl esqueleto, y 3', la porcldn de esta tos:i. sobre la cual el
múaculo no ae inserta. - 4 , nervio crural. - 5 , temorocut.ánoo. - 6, abdomtnogenltal menor. - 7, abdomlno¡ent·
t.al mayor . - 8 , irenltocrural. - 9, atmpAtlco abdominal. - 10, duodécimo lntcrcost.al. - 11 , vasos eapermillooa. -
12, ur6ter. - 13, Intestino delrado. - 14, meaen1erJo. - 15, colon transverso. - 16, duodeno-. 17, estdmaa-o.
- 18, p6neteas. - 19, termtnacldn de la arteria lllolumbar. - 20, cuerpo de la primera v6rtebra lumbar , 7 20 ',
apdftala transversa de eata misma ''értebra .
quinta vértebra lum bar, en el borde uperior de la aleta sacra, en el ángulo sacroverte-
bral, a 3,5 cendmeLros de la línea media y por dentro de la interlínea sacroiliaca.
Su longitud media es de 10 centlmeLTos; su calibre, d e 7 milíme tros en el hombre
y de 6,5 milímetros en la mujer.
ARTERIA IUACA EXTERNA 115 1
El límite inferior corresponde al anillo crural. A partir de éste se vuelve arteria
femoral Su situación terminal corresponde al centro del arco de Falopio; por lo
tanto, a mitad de la distancia que separa la espina iliaca anterosuperior de la espina
del pubis.
3.0 Relaciones. - Consideraremos las relaciones en: i.0 , por delante; 2.0 , por
dentro; 11·º· por fuera y por detrás.
a) Por delante. - La arteria está al principio cubierta por el peritoneo; sale
por debajo de él. En la mujer el ligamento redondo la cruza oblicuamente para
llegar al orificio inguinal profundo. ,Entre el peritoneo y la arteria el tejido celular
.subperitoneal es laxo y permite un desprendimiento fácil de la serosa, haci~ndo
posible la ligadura por vía subperitoneal. Este tejido subperitoneal se engruesa por
detrás del arco de Falopio, donde forma el espacio de Bogros.
En el tejido subperitoneal discurren órganos que cruzan la aneria ilíaca externa:
unos en su parte inicial y los otros en su parte terminal.
a.) Segmento inicial. - En su parte inicial la arteria ilíaca externa es cruzada
por el uréter y por los vasos ováricos en la mujer.
La situación del uréter en relación a los vasos iliacos varía según el lado. La
clásica ley de Luschka quiere que, a la derecha, el uréter cruce la ilíaca externa a
1,5 centímetros por debajo de la bifurcación de la iliaca primitiva, y que, a la izquier-
da, el uréter cruce la iliaca primitiva por encima de su bifurcación.
En realidad la ley de Luschka es, como hemos dicho, demasiado absoluta y el
modo de cruzamiento del uréter con los vasos es variable. Ciertamente este modo
de cruzamiento es función del tipo de bifurcación de la arteria ilíaca primitiva. Y esto
explica que si se trata de un tipo alto, el uréter cruce en ambos lados la arteria ilíaca
externa (CHAUER y MuRARD, MAURER y PORTES).
Los vasos ovdricos cruzan la arteria antes de penetrar en el ligamento ancho;
estos vasos cruzan siempre la arteria ilíaca externa, nunca la arteria ilíaca primitiva.
Están siempre situados delante del uréter, pero muy próximos a él; sin embargo, en
este punto dichos órganos se separan : el uréter desciende verticalmente hacia dentro
y la arteria ovárica continúa su dirección primitiva muy oblicua.
{J) Segmento terminal. - Por delante, la arteria iliaca externa es igualmente
cruzada por los órganos siguientes: 1.0 , el nervio genitocrural se desliza muy oblicua-
mente por la cara anterior de la arteria; 2.•, el conducto deferente en el hombre
pasa por delante de la iliaca externa, algo por encima del arco crural;. 11·º· las venas
circunflejas ilíacas, satélites de la arteria, cruzan la cara superior del vaso para desem-
bocar en la vena. Y si se afiade que en este punto la arteria ilíaca externa da la epi-
gástrica y la arteria circunfleja, se ve que hay detrás del arco de Falopio un confluente
vascular que dificulta la denudación y que obliga a ligar la arteria más arriba,
a 3 ó 5 centímetros detrás del arco, después de haber desprendido el peritoneo en el
espacio de Bogros.
Finalmente, por medio del peritoneo, la arteria ilíaca externa se relaciona: a la
derecha, con la porción terminal del íleon que la cruza para llegar al ciego;
a la izquierda, con el colon iliaco, que cruza la arteria a un nivel que varía según la
situación que ocupa en la fosa iliaca, anterior, media o posterior. A esta altura se
encuentra la raíz secundaria del mesocolon pélvico, que sigue primeramente el cos-
tado izquierdo de la arteria iliaca externa y a continuación la arteria iliaca pri-
mitiva.
352 ANGIOLOCIA
del abdomen. Entra en esta vaina, cambia de nuevo de dirección para hacerse vertical,
marcha p0r algún tiempo por la cara profunda del recto mayor, y, finalmente, penetra
en este músculo, donde se anastomosa, cerca del ombligo, con las divisiones termi-
nales de la mamaria interna.
b) R elaciones. - Resulta de la descripción precedente que la arteria epigástrica
presenta, desde el punto de vista de su dirección, tres porciones distintas : una por-
ción horizontal, una porción oblicua
3
y una porción vertical.
a) La porción horizontal y la 2
porción oblicua, uniéndose entre sí,
forman, entre el anillo crural que está
debajo y el orificio interno del con-
ducto inguinal que está encima, una
especie de asa, de concavidad dirigi-
da hacia arriba y afuera. Esta asa
(figura 270) es abra.zada, en el hom-
bre, por el conducto deferente, que
describe a su vez, al mismo nivel, una e . 8
asa de concavidad dirigida en sentido
inverso. En la mujer el asa de la arte-
ria epigástrica es abrazada también
por el ligamento redondo. Desde el
punto de vista de sus relaciones con
la pared abdominal, la primera y la
segunda porción corren por el tejido
celular subpcritoneal, entre la fascia
transversalis, que está delante, y el
peritoneo, que está detrás. La epigás-
trica separa una de otra, como ya he- F1c. 171
mos visto (véase tomo 1), la fosita in- Vasos de la cara pelviana de la sínfisis
guinal externa de la fosita inguinal (según FARABEUF).
media. !En el lado l&QWetdo no hay mu que taa arterlaa; en el
(3) La tercera porción o porción 101
lado derecho .., han conaerndo laa - con tu artertaa, pero
arcos nnOIO• eaUn cortad09 en la linea medla.I
vertical está situada primero entre el l. m d1<uloa rectot mayorea. - 2, trannerao del abdomen.
- 3. admlnfculum lln1« olbcr. - 4. alnftala pdblea. - 6. ••·
músculo recto mayor del abdomen y Jiga "'parada hacia atd1 . - 6. arteria eplrútrlea, con 7, aa
ramo aubp\lbtco. - a. arteria obturatrtz, con 9, au ramo r•
la hoja posterior de su vaina, y luego tropllbtco. - 10, anaatomo.ia entre la eplrutrlca y la obtura·
trti.. con 9, au ramo retropdblco. - 10, anaat.omoela entre la
en el mismo espesor del músculo. epl1ri1trlea y la obturatr!Z. - 11, nnae nalealea anterlo~.
- 12, colraJo aponeurótlco, separado hacia dentro pan. dejar
c) Ramas colaterales. - En su ver, 13, la ..na pudenda Interna derecha.
trayecto la arteria epigástrica emite
tres ramas colaterales principales, a saber: la funicular, la suprapúbica y la anasto-
mótica de la obturatriz. Las tres se separan de la epigástrica muy cerca de su origen.
a) La funicular, ramo muy delgado, penetra en el orificio interno del conducto
inguinal, recorre este conducto con los diferentes elementos del cordón y va a ter-
minar, en el hombre, en las envolturas del tesúculo. En la mujer la funicular acom-
paña al ligamento redondo y se distribuye por los labios mayores.
/!) La suprapúbica, asimismo muy delgada, se dirige transversalmente hacia
dentro a la sínfisis del pubis y se anastomosa en la linea media, detrás de la linea
alba, con la arteria homónima del lado opuesto. De ello resulta la formación de un
arco, el arco suprapúbico, con mucha frecuencia doble, del que nacen algunos ramos
ascendentes que están d estinados a los músculos rectos mayores. Uno de estos ramos
perfora el músculo y llega hasta delante de la sínfisis.
-y) La anastomótica de la obturatriz (figs. 271, io, y 272, 6) desciende hacia la
arteria obturatriz, ya verticalmente, ya describiendo una curva de concavidad ex-
354 ANGIOLOGÍA
terna, y se une a este último vaso, como indica su nombre. Ya hemos visto que este
ramo anastomótico, que es muy variable en sus dimensiones, era a veces bastante
voluminoso para poder considerarlo con razón como el verdadero origen, en este
caso, de la obturatriz.
d) Ramas terminales. - Las divisiones terminales de la epigástrica no se distri-
buyen .solamente en el músculo recto mayor del abdomen, sino también en la porción
interna de los músculos anchos y en los tegumentos cercanos a la línea media (línea
alba), entre la sínfisis púbica y el ombligo.
3.0 AllTERIA CIRCUNFLEJA IUACA. - La circunfieja ilíaca, de 2,2 a 2,5 milímetros de
calibre, nace en el lado externo de la arteria ilíaca externa, al mismo nivel que Ja
precedente. Desde aquí, dirigiéndose oblicuamente hacia arriba y afuera, sigue el
borde posterior del arco femoral hasta la espina iliaca anterosuperior: en esta pane de
su trayecto discurre por debajo del peritoneo, exactamente en el ángulo diedro que
constituye la fascia ilíaca con la pared anterior del abdomen.
Desde su origen hasta la espina ilíaca, la circunfieja suministra algunos ramos
musculares que se pierden en la pared abdominal; uno de estos ramos, más conside·
rabie que los otros y descrito por STIEDA con el nombre de arteria epigd.strica externa,
nace a 4 ó 6 centímetros por debajo de la espina ilíaca, y desde aquí sube hacia el
ombligo, siguiendo el intersticio celuloso que separa el músculo transverso del obli·
cuo menor.
Llegada a la espina ilíaca anterosuperior, la arteria circunfleja se divide en dos
ramas terminales, una ascendente o abdominal y otra transversal o ilíaca:
G) La rama ascendente o abdominal sube por el intersticio celular que separa
el músculo transverso del oblicuo menor y se distribuye por los músculos y tegumen·
tos de la pared lateral del abdomen. Constantemente se anastomosa con las ramas an·
teriores de las arterias lumbares.
/3) La rama transversal o iliaca rodea de delante atrás (de aquí el nombre de
circv.nfleia que se ha dado a la arteria) el labio anterior de la cresta iliaca y emite
sucesivamente dos órdenes de ramos: 1.0 , ramos externos, que se distribuyen por los
tres músculos anchos del abdomen y por los tegumentos que los cubren; .a.0 , ramos
internos, que descienden irregularmente sobre el músculo ilíaco interno y se ramifican
en su espesor, anastomosándose con la iliolumbar, rama de la hipogástrica.
RESUME..~ DE LA IUACA EXTERNA
A. funicular.
R. colaterales • A. suprapúbica.
l
{
1. o Epigástric A. anastomótica de la obturatriz:
{ R. musculares.
R . terminales { R. cutáneos.
2 .o Circunfieja i!iaea ( R. ascendente o abdominal.
{ R. transversa o iliaai.
1
A B e D
F1c. 271
Diversos modos de origen de la arteria obturatriz (estas cuatro figuras representan el conducto
crural y el agujero obturador del lado derecho vistos por la parte del abdomen).
A. Hutomolla muy delpda entre la ep~utrtca J' la obturatrts. - B. anutomoel1 mur, TOlumJnooa que un•
r:;.i.:•.;'¿,te~~uGl;;-~;n~~. ~t~~~~· 1~ª:i,~a ~11;~= ~ª..i1:~·~~ ob~°t*~~:~:· Jr'oc":J'adºun ª ~ªmr."a!:J: :~~
1 1 1
en e J' aplicada entonoea, no oontra la '""ª· alllo oontra la cara Poaterlor dtl Uramento 4• Glmbernat.
aupn~·ub~rl; l~~~· 1!s~ i::· t;ru2¿u1!~?~ ~~~b~:::~~~·. =. ¡·. ~·~::~~'!:t. ::a¡.-,:iat:~,!:trt1caia C:~tu~tJ:. ~~~
1 1 1 111
conducto deferente. - 8, arco cruraJ. - 9, 11,pmento de Olmbtruat. - 10, orUlclo Interno del conducto lncuJDal. -
11, aauJuo obturador.
y puede, por consiguiente, ser abierta por el bisturí en la operación del desbridamiento,
sobre todo cuando este desbridamiento se practica hacia dentro y arriba.
En cuanto a la frecuencia relativa de una u otra de estas posiciones adoptadas por la
arteria obturatriz, la obtenemos de la siguiente estadística de R. Qu.uN : de 101 casos en que
la obturatriz procedía de la epigástrica, descendía por fuera de la vena en 54 casos; cruzaba
oblicuameQte el séptum e.rural en ll7; en los otros 10 rodeaba el borde externo del ligamento
de Gimbernat; 47 veces por 101 , por consiguiente, dicha arteria ocupaba la posición peli-
grosa, es dec.ir, el lado interno de la vena .
. ll·º ARTERIA CIRctJNFUJA ILIACA. - La circunfieja iliaca puede nacer de un tronco común
ron la epi¡ástrica. Como ésta, puede nacer más arriba o más abajo que de ordinario. Se
la ha visto doble. Suministra accidentalmente : la obturatriz, la circunfleja posterior del
muslo y una pudenda externa accesoria.
'
3
4
'/
6
FIG. ir73
El conducto crural (sin su contenido) visto en un corte transversal del muslo que pasa
un poco por debajo del arco crural (cadáver congelado ; segmento superior del corte) (T.·J.).
1, piel. - 2, telldo celula r aubrutt neo. - 3, aartorlo. - 4. peoaatllaco, con 4' , au tendón. - 5, aductor mecllano.
.8 ·.~~oiiiia~· P~~ªd.:i 'o':'ºo~:i.1::i'~~. ~~n ~~::'.e -:e~: :1~"r.1.:ia ~~~a19.~~ O:~º·.::.:;..,
1 1 1
;.;
pec.Unea. - 9' .. , t1ucla crlbl1ormt1 . - 10, oon4ucto crural, con: c. 1u pared. anterior : f>. au pared Poateroutern&:
•· au ~ p0aterolnterna. - 11, cabeza del t6mur. - 12, llpmtnto capsular. - 13, oa.tdad arucular. - 14, ran·
rlloa llnUtlooa auperllclalea. - 18, una vena auper11dal.
que indica el trayecto de la arteria es oblicua hacia abajo, adentro y atrás y se extiende
del centro del arco crural al borde posterior del cóndilo interno del fémur.
A menudo cabe señalar el trayecto de la femoral en los sujetos flacos o en los
muy musculosos : se dibuja el intersticio comprendido entre el cuádriceps y los aducto·
res, y los dedos que lo exploran perciben los latidos arteriales.
La dirección del vaso se opone así a la del fémur; en efecto, a la salida del anillo
crural la arteria descansa directamente en la eminencia de la cabeza femoral, de la
que la separan el psoas y la cápsula articular; la compresión de la arteria sobre este
plano óseo es fácil Más abajo arteria y fémur están separados; mas, por el hecho de
sus oblicuidades convergentes, el hueso y la arteria se reúnen en el anillo de los
aductores, de suerte que los dos órganos forman un ángulo abierto hacia arriba,
cuyo vértice corresponde al anillo del conducto de Hunte~. La distancia que los separa,
máxima en la parte superior del muslo, no excede de tres centímetros.
5.0 Relaciones. - Recordaremos, en primer lugar, cómo está constituido el com·
partimiento o vaina de los vaso.s femorales; luego estudiaremos los órganos en con-
tacto con la arteria (fig. .t76).
ARTF.RIA FEMORAL !157
A. VAINA DE LOS vAsos FEMORALES. - La vaina comprende tres segmentos: supe-
rior, medio e inferior.
o.) Segmento superior. - El segmento superior está constituido por el conducto
crural. Hemos descrito esta formación en M10LocfA. Recordemos que este conducto
está abierto por arriba en anillo, el anillo crural (véase tomo l). Este se halla limitado
1
por el arco crural por delante,
por la cresta pectínea cubierta /8.
del ligamento de Cooper por
detrás, por la cintilla iliopec-
tínea por fuera, mientras que
está cerrado por dentro por el
ligamento de Gimbernat. La
arteria ocupa la parte externa
del anillo crural : no se adhiere f
al arco de Falopio, que la se-
para del conducto inglilinal. Por 1"... _g
fuera se halla aplicada a la cin- ~~~R-3
tilla iliopecdnea que la separa
del psoas y del nervio crural, ~~~-'
descansando en el ligamento de
Cooper y las inserciones supe-
riores del músculo pectíneo.
Por dentro de ella se extiende
la vena femoral ; ésta corres-
ponde, pues, al segmento medio
del conducto crural, mientras
que en la parte interna el ani-
llo crural está ocupado por
troncos linfáticos eferentes del 10 .....
miembro inferior con el gan-
glio de Cloquet, que cabalga
sobre el ligamento de Gim-
bernat. F1c. 274
En la parte profunda del lnfundíbulo crural (T.-J .).
anillo crural la fascia transver- La piel 1 el teJtdo celular de la rert6D tn(UlDocrural ban aldo u Ur-
pados: la faacla cribf/ormf1 .., ha IDcldldo a Din! del ln lundfbulo y
salis desciende por la cara pos- rechuado hacia dentro pua deecubrlr eate 111Umo. La pared abdominal
nivel de la retr1611 llll'lllD• I ba aldo extirpada eD totaUdad; .Oto ee ban
terior del músculo transverso; aconoerndo el arco crural 1 la POrcl611 •eclna de ta aponeuro111 del
luego viene a insertarse en la oblicuo mayor .
1, oblicuo mayor. - 2 , arco crurat. - 3, Uaamento de Glmbernat.
cresta pectíncá, encuentra los - 4, orUlclo auperllclal del conducto l1111U111a1. - 5, corddD. - 8, fascla
crlbl/OTmú, con e•, la porrtdn de esta t ucta que torma la pared 1u-
vasos femorales y se fija sólida- perftctat del tnt undlbulo ; ha aldo Incidida y reclinada hacia dent ro. -
7, tnt undJbuJo (pued profunda t ormada por el pecUneo cubierto de eu
mente en su contorno. tPOneuroalll . - e , ÑPt um crural. - 9, vena t emoral. - 10, arteria
femoral. - 11 , Tena aat ena interna. - 12 y 13, vena y arteria lllacaa
En el conducto crural la exlernu. - 14, 1ubcutinea abdom!Dal. - 15, asu del lDlc1t1no delsado.
arteria femoral se halla en si-
tuación externa como en el anillo crural. Corresponde al intersticio angular formado
por el encuentro del psoas, pared posteroexterna del conducto, con el pectíneo, pared
posterointema del mismo. El músculo psoas la separa, como hemos podido ver ya en
páginas anteriores, de la articulación coxofemoral y de la cabeza del fémur. La arte-
ria está cubierta por delante por la pared anterior del conducto crural, constituida
por la fascia cribiformis, sobre la que descansan los grupos ganglionares del pliegue
de la ingle. La vena femoral queda siempre por dentro de la arteria, separada de ella
por un tabique conjuntivo. Los linfáticos profundos se encuentran en el compartimiento
interno del conducto que hemos denominado en MIOLOCÍA infund{bulo crural (fi-
gura 274)·
ANGIOLOGÍA
En cuanto al nervio crural está situado en la parte superior del muslo, por fuera
del conducto, separado de la arteria por la fascia iliaca; pero inmediatamente des-
pués de su entrada en el triángulo de Scarpa se expansiona y algunas de sus ramas,
como podremos observar más adelante, van a ponerse en contacto con el vaso.
f3) Segme11to medio. - Después de haber atravesado diagonalmente el triángulo
de Scarpa, la arteria llega al vértice de este triángulo, formado por el encuentro del
sartorio y el aductor mediano. A partir de este punto comienza el segmento medio de
la vaina. Esta tiene la forma de un conducto triangular limitado por tres músculos:
el vasto interno, cubierto por su apo-
1 neurosis, forma la pared externa; el
I.....i~~"~~~~~!Z aductor mediano pasa por delante de
la arteria para llegar al fémur y forma
6 la parte interna : el sartorio, oblicuo
hacia abajo y adentro, se sitúa directa-
mente delante de la arteria, la cubre
y forma la pared anterior del conducto,
constituyendo el músculo satélite de la
arteria. Está situado en un desdobla-
7 miento de la aponeurosis femoral: la
hoja profunda de esta vaina es muy
9 gruesa, de suerte que después de haber
reclinado el sartorio para descubrir la
arteria no se percibe ésta inmediata-
mente si no se ha hendido previamente
la hoja aponeurótica que la oculta (fi-
gura 277)·
y) Segmento inferior, conducto de
Fu;. 275
Hunter. - La vaina de los vasos femo-
rales, triangular en su tercio inferior,
Arteria femoral vista en un corte transversal del
muslo que pasa por el tercio inferior del trián- tiene un aspecto particular. Se ha
gulo de Scarpa (lado derecho; segmento superior dado a este segmento el nombre de
del corte). conducto de Hunter (véase M10LOCfA).
l, f6mur aterrado & nl•el del t roctnttr menor. - 2, 1&r·
torto. - 3, rtcto anterior. - 4, paoaalllaco, eecclonado un
Recordemos que el vasto interno forma,
0000 mu arrtba de au tn1e.rcl6n en el trociíntcr menor. - 5,
pecUneo. - 6, aductor me-dlano . - 7, aductor c:ort.o. - 8 ,
como arriba, la pared externa del con-
aductor mayor. - 9, Yl&to externo y uural. ducto, que los aductores forman la
a, arteria frmoral. - b. •tma femoral. - e, arteria temo·
ral protu.oda. - d. Yen.a femoral profunda. - '· vena u.te.na pared interna '(el aductor mayor con
Interna. - l. nento aateno. - g, apcneuroaJ.1 auperttdal. -
h, 1 1111110 UnUtlco auperllclal. su tendón en forma de cuerda es fácil
de percibir), mientras que el aductor
mediano, situado delante del aductor mayor, forma el suelo del conducto {FARABEUF).
La pared anterior del conducto está constituida por un sistema de fibras aponeuróúcas
tendidas entre la aponeurosis del vasto interno y el tendón del aductor mayor. El
techo del conducto está perforado para el paso de la arteria anastomótica magna,
el nervio safeno y su accesorio.
El sartorio no cubre ya la arteria; está por dentro y detrás del conducto arterial.
En la parte inferior del conducto de Hunter se encuentra el anillo del tercer
aductor, cortado en el espesor de las fibras de inserción del músculo en la lfuea áspera;
está situado en la unión del cuarto inferior y los tres cuartos superiores del fémur.
Luego de atravesar el anillo la arteria femoral se convierte en arteria poplítea.
sale del anillo crural, aplicado a la cara profunda de la arteria antes de penetrar
en el músculo que le está destinado.
Como acabamos de ver, los nervios precedentes nacen todos en el interior de la
pelvis. Los nervios siguientes, ramas terminales del crural, nacen en el muslo. Son :
1.•, el nervio musculocutáneo interno, cuyos ramos pasan unos delante de la arteria
(filetes sensitivos), otros detrás (filetes motores destinados al pectíneo y al aductor
mediano) ; 2.•, el ramo profundo del accesorio del safeno interno o ramo satélite de
la arteria femoral, que acompafia a la arte-
4
ria en toda su extensión. Está al principio
situado por fuera de la arteria, luego cruza
su cara anterior y por último se hace in-
terno. Llegado al conducto de Hunter per-
fora su pared anterior. !!·º· el nervio safeno
interno, situado al principio por fuera del
conducto crural, en el triángulo de Scarpa.
En el tercio medio del muslo penetra en el
conducto de los vasos femorales. Cruza en-
tonces oblicuamente la cara anterior de Ja
arteria y se hace interno. Es el órgano más
superficial del paquete vasculonervioso. Si-
gue un trayecto paralelo al de su accesorio,
pero subyacente a éste. Finalmente, perfora
}6
la pared anterior del conducto de Hunter
por un orificio aislado o común con su acce-
sorio; 4.•, el nervio del vasto interno, rama
10' 10 9 e del nervio del cuádriceps, que discurre a lo
F1c. 277 largo de la cara externa de la arteria femo -
Arteria femoral vista en un corte uansversal ral en gran extensión; este nervio no llega
del muslo, que pasa por la parte media del al músculo sino en el tercio inferior del
mismo (lado derecho, segmento superior conducto de Hunter, y en realidad está si-
del corte). tuado por fuera de la vaina de los vasos,
1, f6mur. - 2, recto anterior dol mu1lo. - ;s, n.1to
lnterno. - 4. crura.t . - s, urtorto. - 6, aductor ma-
cubierto por la aponeurosis de envoltura del
1or. - 7, recto Interno. - 8, eerrumembran...,. ~ 9 ,
aemltendln...,. - 10, 10', porción larra 1 porción
vasto interno, que así lo separa de la arte-
corta del b!C•PI· ria femoral.
a, arteria femoral. - •· "11& .femoral. - e, tablQGe
llltermu>cular Interno. - d, nen1o c!l.Uco mayor; con
1u TUOI. - '• •ena aatena lnterna. - f . aponeu.roe.11
6.0 Distribución. - El modo de distri -
1uperllclal. - ,, ~Ido cellllar 1ubcuttneo. - '" piel.
bución de la arteria femoral ofrece muchas
variedades. La disposición tipo es la siguiente: la parte inicial de la arteria forma la
femoral común.
Desde su salida de la pelvis da tres colaterales: la subcutánea abdominal y las dos
arterias pudendas. Luego, a algunos centímetros por debajo del arco crural, en la
parte inferior del triángulo de Scarpa, se divide en dos ramas de volumen sensible-
mente igual: la femoral superficial, que ya hemos descrito, y la femoral profunda,
que puede considerarse como la rama de bifurcación posterior de la femoral común.
Es la verdadera arteria del muslo destinada a la irrigación de los músculos de este
segmento del miembro inferior.
Este modo de distribución está sujeto a variaciones que estudiaremos con la
debida amplitud al final del párrafo.
Las ramas de la arteria femoral nacen : 1.0 , de la arteria femoral común; 2 . 0 , de
la arteria femoral superficial, y !!ἥ de la femoral profunda.
ARTERIA FEMORAL
Estas ramas son: 1.0 , la arteria subcutdnea abdominal; 2.0 , la arteria pudenda
externa superior; 3.0 , la pudenda externa inferior.
1.0 Su.BCUTÁNEA ABDOMINAL. - Esta arteria, llamada también tegumentaria abdo·
minal, en general muy delgada, nace del lado
anterior de la femoral, un poco más abajo del
anillo crural (fig. 278). Perfora inmediatamente
la aponeurosis (fascia cribiformis) para hacerse
subcutánea. Dirigiéndose entonces en sentido
oblicuo hacia arriba y adentro, cruza el borde
anterior del arco femoral, llegando hasta la pa-
red anterior del abdomen, donde termina anas-
tomosándose por dentro con la epigástrica y por
fuera con la circunfleja iliaca. Antes de ascender
hacia el abdomen, la subcutánea abdominal cede
constantemente algunos ramos o ramúsculo, a
los ganglios superficiales del pliegue inguinal.
i.0 LAs ARTERIAS ACCESORIAS DEL CUÁDRICEPS. - Ramos delgados que se agotan en
el vasto interno.
La arteria anastomótica magna nace a alturas variables ; cuando 6ta es baja, puede
aparecer como colateral de la poplltca. Esta disposición es tan frecuente que algunos autores
la d escriben como tal.
circunflejas nacen de la femoral profunda. Por el contrario, nacen por r egla ge-
neral de la femoral común en los casos de bifurcación baja (véase Variedades).
Estas modificaciones de naci-
miento de las circunfiejas rigen
igualmente el volumen de la femo-
ral profunda, cuyo calibre, igual al
de la femoral superficial, se reduce
si las circunflejas tienen su origen
en la femoral común.
b) Tra y ecto y relaciones. -
Desde su punto de nacimiento en la
cara posterior de la femoral en el
triángulo de Scarpa. la a~eria femo-
ral profunda queda al principio
unida a la cara posterior de la fe- _4
moral superficial; en general, las
dos arterias están directamente su-
perpuestas en el plano anterior; sin
embargo, la femoral profunda pue-
de inclinarse notablemente hacia
dentro o hacia fuera ; los dos vasos
se hallan en este caso extendidos en
el plano transversal.
La femoral profunda se hunde
poco después de su origen en la
masa de los aductores. Desde el
punto de vista de sus relaciones
ofrece dos variedades :
o.) Primera variedad o varie-
dad superficial. - La arteria se des-
liza primero delante del pectíneo,
luego delante del aductor menor.
Encuentra entonces el aductor me-
diano y se insinúa entre éste, situa-
do delante, y el aductor menor, si-
tuado detrás. Circula más abajo en-
tre los aductores mediano y mayor.
En este trayecto va acompañada de
la rama superficial del nervio obtu- F1c. 280
rador, que se conduce del mismo Arteria femoral profunda, vista anterior.
modo en relación con los múscu- 1, eartorlo. - 2, tenoor de la rucia lata. - 3, ~Uneo. - 4,
obt urador externo. - 5, 5' . 5", primero, IQ'Wl.do 7 tercer aduc.
los; pero el nervio, separado de la toree. - 6, recto interno. - 7, cuidrtcep1. - 8, arterta. 7 •ena.
temoralea a 1u ullda del anmo. - 8 ', laa mlam11 e.n el anillo de
arteria, es más interno. loa adnctorn. - 9, femoral profunda, con 10, clrclllltleJa utu-
{J) Segunda variedad. -En este ~ i~,-~~~0: ~. ta ~bi:r~~:l: ~~~~~~\;~!:r ~ ·1.~~:.°tit::
1 2
F1c. 281
Arterias circunflejas. Su participación en la vascularización intraósea de la cabeza y del cuello
del fémur (según NussBAuM, comprobada por FUNCX·BRE.NTANO).
1 . art.erta e.lrcuntleJa poaterlor . - o , ramoa nutrlcloa tnfer1ort s del cuello 7 de la cabn.a. - b. ramo1 nutrtcto1
1uperlort1 del cuello 7 de la cabeza. - e, tamoa nutrlcloa J)OILtrloru del cuello. - 2, arteria clrcW>fteJa anterior
con los ramo1 nutricios anterlorea del cuello. - 3, arteria del llpmento redondo•
parte inferior de la región glútea. Aplicada a la cara profunda del músculo cuadrado
crural, se expansiona en sus ramas terminales, que comprenden: a) ramos muscula-
res para los músculos aductores e isquiotibiales; b) ramos anastomóticos destinados
a las arterias : primera perforante, circunfleja externa, glútea e isquiática; c) ramos
articulares. Estos son numerosos e importantes; forman dos grupos (BAsSET): el
grupo externo está formado por las ramas trocantéreas, que se expansionan en el tro-
cánter mayor; el grupo interno comprende arteriolas que llegan a la cabeza del fémur
siguiendo la cara posterior del cuello. Se les da el nombre de ramas cervicocapitales;
son en general en número de tres, de las que una sigue el borde inferior <f.el cuello,
mientras que las otras dos siguen el borde superior del mismo (fig. 281).
4.º Arterias perforantes. -Son en general en número de tres. La última repre-
senta la terminación de la femoral profunda.
Nacen de la cara posterior del tronco original en su trayecto, entre los músculos
aductorés. Se dirigen atrás y perforan las inserciones de los aductores menor y mayor.
Estos músculos les dan paso por pequefios orificios formados de arcos aponeuróticos
situados a lo largo de la inserción de los músculos en la línea áspera.
Llegada a la cara posterior del muslo, cada perforante se divide en tres grupos
de ramos: i.0 , ramos ascendentes que se anastomosan con las arterias subyacentes, es
decir, ora con la arteria pcrforante subyacente, ora con las arterias isquiática y circun-
fleja para la perforante superior; 2. 0 , ramos descendentes que se anastomosan con la
arteria subyacente; 11·º· ramos transversales que se agotan en los músculos vasto externo,
isquiotibial y aductor mayor.
Las anastomosis establecidas entre las arterias perforantes y las arterias supra y
subyacentes constituyen en la cara posterior un sistema anastomótico vertical que de-
sempeña un papel importante en el restablecimiento de la circulación arterial del
miembro inferior cuando está ligada la femoral.
RESUMEN DE LA FEMORAL
l
1.º
2.º Arteria del cuádriceps.
e) Femoral profunda
. 3·º Circunfteja interna.
4·º Arterias perforantes.
Variedades. - La femoral, a veces menos desarrollada que de ordinario, puede ter-
minar en la cara anterior del muslo (6 casos referidos por HENLE); la suple en este caso
la isquiática, la cual se continúa con la poplítea. CHÚTIEN encontró esta anomalía en los
dos muslos de un niño de quince años. También yo he observado dos casos: uno, en una
mujer, en las salas de disección de Burdeos; el otro, en las salas de disección de Lyón,
asimismo en una mujer. En los dos casos la anomalía residía en ambos lados. Tal disposición
existe normalmente en la mayor parte de las aves, los reptiles y los anfibios. Quizá se en-
cuentre también en el desarrollo embrionario de los mamíferos; HOCHS-raTI'ER Ja comprobó
en embriones de gato y de conejo. La femoral (C. BEU.) y hasta la iliaca externa (TIED.1!.·
MANN, DuBREUlL) pueden bifurcarse (cruralis blfida): la rama de bifurcación anormal desciende,
en este caso, por dentro del tronco principal y va a reunirse con éste. a manera de un vas
aberrans, encima del anillo del tercer principal. Esta anomalía es excesivamente rara: QuAJN
sólo la encontró una vez entre 1..100 sujetos examinados. Hemos visto, en un caso, terminar
la arteria iliaca externa por tres ramas (trifurcación) de igual volumen, que segulan juntas
en una extensión de 4 centímetros : la interna era la femoral profunda ; la media, la femoral
ordinaria ; la externa, la aneria del cuádriceps; DUBREUIL y MARCELJNO DuvAL refieren casos
análogos. La femoral emite accidentalmente: la epigástrica, la drcunfleja ilíaca, la obturatriz,
la dorsal del pene, una femot1al profunda accesoria, una o dos perforantes accesorias, una u
ANGlOLOGÍA
otra de las circunClejas, una subcutánea abdominal accesoria, etc. Suministra también, en
algunos casos, sobre todo cuando la suple la isquiática, una arteria safena interna, la cual
acompafla al nervio del mismo nombre hasta el maléolo interno; esta disposición es normal
en gran número d e mamíferos. La arteria safena interna no está representada hoy día, en el
hombre, más que por la rama superficial de la anastomótica mayor.
La femoral profunda varía mucho en su volumen y en su origen. En 543 casos que ha
examinado con este motivo, QUAIN la ha visto desprenderse:
De o a 13 milímetros más abajo del arco femoral . 13 veces
De 13 a .t5 )) )) )) )) 146 ))
De .t5 a 37 )) )) )1 ))
183 ))
De 37 a 50 )) )) )1 )) 1og ))
De 50 a 6.t )) )) )) ))
19 ))
De 62 a 75 )) )) )) ))
72 ))
A 10 cenúmetros )) )) )) ))
He aquí ahora los resultados obtenidos por V1cuERIE acerca de lo mismo. Dividiendo los
ocho primeros centímetros de la arteria femoral en cuatro porciones o cuartos, cada una de
dos centímetros, este autor ha visto nacer la femoral profunda :
Del primer cuarto . 26 veces
Del segundo cuarto 134 ))
Del tercer cuarto 156 ))
Del último cuarto . 10 ))
2.0 Variaciones. - Hay que distinguir las variaciones de origen y las variaciones
de terminación (fig. 28~).
n) Variaciones lle origen. - 1.0 La arteria poplítea puede ser la continuación
directa de la arteria isquiática: es una anomalía reversiva (la arteria principal del
ARTE.RIA POPUTEA
miembro inferior, primero situada en el plano posterior del miembro, sólo secunda-
riamente pasa al plano anterior en el muslo). 2.•. La arteria poplítea puede ser la con-
tinuación de la femoral profunda.
/1) Variaciones de terminación. - Estas variaciones pueden ser de dos clases :
Variaciones de la altura de la división. - La división puede efectuarse encima del
anillo del sóleo, en el mismo hueco poplíteo, ora en el borde del músculo poplíteo,
ora en la interlínea arúcular de la rodilla, o más raramente en los mismos cóndi-
los femorales.
La división puede realizarse igualmente debajo del anillo; la arteria poplítea se
prolonga entonces a la región tibial posterior.
Variaciones del modo de división de la arteria. - 1.• Puede haber bifurcación de
la arteria poplítea. 2.• Las tres ramas terminales divergen: no hay tronco tibiopero-
neo. 3.• La bifurcación puede
también hacerse según otro ú-
po; se ve nacer entonces una
arteria tibia! posterior por una
parte, y por otra parte un tron-
co común para la arteria úbial
anterior y la arteria peronea;
es el tronco tibioperoneo ante-
rior de Dubreuil-Chambardel.
Por último, a veces, no existe
una arteria propia de la pier·
na. La figura 283 (A, B, C,
D, E) muestra las diferentes va-
riaciones sobre el modo de di·
visión. Arteria poplitea vista en una sección transversal que pasa
por la parte inferior de la rodilla (lado derecho, seg-
mento superior del corte).
3.0 Trayecto.-Salida del 1, odndllo llllerno. - 2, bloep1. - 3, plant ar delirado. - 4, 1emelo
e1·terno. - 5, semelo Interno. - e, Hml mtmbranot0. - 7, 1emtten·
muslo por el anillo del tercer dlnoso (tendón). - 8, recto Interno (tendón). - 9, eartorlo. - 10, •r·
liria poplllea. - 11, "ººª poplllea. - 12, clillco poplflec Interno. -
aductor, la arteria poplítea des- 13, cl'Uco poplfteo n:l•rno. - 14, una wena enerna.
ciende por su parte superior
oblicuamente hacia fuera. Luego se inclina y se hace vertical, descendiendo por el
eje del rombo poplíteo. Sin embargo, no es directamente axil, sino que está situada
algo por dentro de la línea media.
Por su cara anterior se amolda a la cara posterior de la articulación de la rodi-
lla; cuando el miembro inferior se halla en extensión, la arteria se levanta ligera-
mente y describe una curva de concavidad anterior. Su forma se modifica evidente-
mente por la influencia de los movimientos de la articulación de la rodilla.
A . RELACIONES CON LAS PAREDES DEL HUEOO POPÚTEO. - Las consideraremos: por
delante, por dentro, por fuera y por detrás.
a) Por delante. - La arteria corresponde a la pared anterior o suelo del hueco
poplíteo. Este suelo puede dividirse en tres zonas : 1.0 , en la zona superior o femoral
la arteria descansa sobre la superficie ósea poplítea del fémur limitada por la bifurca-
ción de la línea áspera; no hay contacto directo entre el hueco y la arteria, ya que
una capa adiposa bastante gruesa y muy fluida los separa; 2 . 0 , en la zona media o
articular la arteria corresponde a la escotadura intercondllea llena de grasa también
368 ANCIOLOCÍA
1
~- ----··-1
i
6 ~-- 1 6 -- - -
6 --- -
2
3- - - -
- .2 4 ----- -
4 ____ _
4 _ ___ _ --- 5
A n e
_L i
------1
6 - -
Leyenda común
a las figuras A, B, C, D, E.
1, a rteria J)Oplltea . - 2 , arteria tibia!
anttrtor . - 3, tronco Ubloperoneo. - 4 .
a rteria tlblal poeterlor. - 5 , arteria pe-
ronea . - 6 , arteria anastomdtlca ma111a .
- 7, tronoo tlbloperoneo anterior. - 8,
a naatomoala pal'& la arteria Ublal anterior .
A, tipo habitual. - B, formación de
UD tlODCO tJblOl)OrOD90. - C, lal treo ar·
terlu de la Pltrna M Mparan a la mioma
altura. - D, anutomoe11 ntre la arteria
tibia! anterior y el tronoo tlbloparoneo. -
E, uareractóD de la lona"ltUd del tronoo
tlbloperoneo.
-- 2
_5
FIG. l!B! E
Arteria poplítea. Variaciones sobre su modo de división
(según DUBREUIL·CHAMBARDEL).
D.M.
D. T..
D. l ..
1. ---
~-- -
6. --- ---~
7. --- .... 7
f)_ • ••
11. -- . ..12
12. - --
13 .....
J.1 .. -· -
.. JE
10. - - -
y que limitan lateralmente los cóndilos cubiertos de sus cáscaras fibrosas. Descansa
sobre las formaciones fibrosas que cruzan la escotadura intercondílea, a saber: el liga-
mento poplíteo oblicuo o tendón recurrente del semimembranoso y el ligamento ar-
queado poplíteo (véase Articulación de la rodilla, tomo I); 3.0 , en la zona inferior o
tibia( la arteria cruza la cara posterior de la tibia en la parte subyacente a la línea
oblicua. Descansa sobre el músculo poplíteo que cubre esta superficie ósea. En la parte
inferior de este segmento termina francamente en el anillo que forma el sóleo a la
altura de sus inserciones en la línea oblicua de la tibia.
b) Por dentro. - La arteria corresponde a los músculos que forman la pared
del hueco poplíteo: 1 •0 , en el segmento superior, dos músculos están superpuestos: el
semitendinoso, más superficial y tendinoso en este punto, desciende oblicuamente
hacia delante para ir a cruzar el gemelo interno y llegar a la pata de ganso. El semi-
membranoso, subyacente al semitendinoso, descansa sobre él y es todavía ancho en este
punto, pues recibe fascículos carnosos que se unen al lado interno de su tendón. El
cuerpo del músculo rebasa por dentro al semitendinoso y viene a cubrir el seg-
mento inicial oblicuo de la arteria poplítea; a.0 , en el segmento inferior el gemelo
interno, desprendido de la cáscara condílea, se dirige abajo y afuera. Entre estos dife-
rentes músculos se encuentran bolsas serosas: la bolsa del gemelo interno, entre el
músculo y el cóndilo; la bolsa del gemelo interno y del semimembranoso; la bolsa
propia del semimembranoso.
Por último, un tabique aponeurótico delgado, desprendido de la aponeurosis
de envoltura del miembro, tapiza estas formaciones musculares para ir a fijarse en
la rama interna de bifurcación de la línea áspera y sobre la aponeurosis del poplíteo.
c) Por fuera. - La disposición es simétrica: 1.0 En el segmento superior la arte-
ria corresponde al músculo bíceps, cuyo cuerpo carnoso se afila en tendón que,
oblicuo hacia abajo y afuera, pasa sobre el gemelo externo para llegar a la cabeza
del peroné. 2. 0 En el segmento inferior, el gemelo externo, tapizado profundamente
por el músculo plantar delgado, se desprende de la cará posterior del cóndilo externo
y va a reunirse con su congénere. Aquí también un tabique fibroso cubre este
músculo.
d) Por detrás. - La arteria no es directamente subaponeurótica, lo que es debido
a la disposición de los músculos que limitan el rombo poplíteo. En efecto, los múscu-
los del muslo divergen y forman el ángulo superior del rombo poplíteo. Los gemelos,
convergiendo, se reúnen y forman el ángulo inferior c,lel rombo, que es mucho menos
acentuado; pero estos músculos que limitan el rombo cubren más o menos la cara
posterior de la arteria, de suerte que es posible considerar tres segme~tos en esta
cara posterior del vaso: 1. 0 , el segmento superior, extendido desde el anillo del aduc-
tor hasta el punto en que alcanza el eje del rombo, no aparece directamente. La
arteria se halla cubierta por el espesor del cuerpo carnoso del semimembranoso, que
la tapa y que hay que levantar para verla bien; 2.0 , el segmento medio no está cu-
bierto por ningún músculo. La arteria discurre profundamente en el tejido adiposo
del suelo del espacio poplíteo; 3.0 , en su segmento inferior la arteria se hace profunda.
Se hunde debajo del intersticio formado por la reunión de los gemelos. Hay que re-
clinar estos músculos a cada lado para percibir la arteria que camina sobre el músculo
poplíteo. Detrás de estos músculos la arteria está cubierta por los planos superficiales
que forman la cubierta posterior de la región poplítea, es decir, la piel, el tejido
celular y la aponeurosis poplítea, muy resistente en este punto.
rama rotuliana de Ja anastomótica mayor, por otra parte con la articular inferior
interna.
{3) La articular superior externa rodea el cóndilo externo pasando por debajo
del bíceps y se divide asimismo en dos ramos: i.0 , un ramo profundo, que se distri-
buye por el vasto externo y por la porción del fémur cubierta por este músculo;
2 . 0 , un ramo superficial, que se dirige al lado anteroexterno de la rodilla, donde
se ramifica, anastomosándose con la articular
superior interna y con la articular inferior
externa.
b) Arteria articular media. - Nace de
la cara anterior de la poplítea, algo por en-
cima de la línea articular. Dirigiéndose direc-
tamente de atrás adelante, atraviesa el liga-
mento posterior de la poplítea un poco por
arriba de la articulación de la rodilla, y llega
al espacio intercondíleo, donde termina en-
,·iando ramos: 1.0 , a los ligamentos cruzados;
2 . 0 , a la sinovial articular; 3.0 , al tejido adi- 10'
poso de la escotadura intercondílea; 4. 0 , a la
extremidad inferior del fémur.
c) Arterias articulares inferiores. - Las
arterias articulares inferion;s nacen de la cara
anterior de la poplítea, a nivel o incluso un
poco más abajo de la interlínea articular. 11 '
Son dos, como las articulares superiores : in-
terT1a y e.'(tema.
11) La articular inferior interna rodea de
atrás adelante la tuberosidad interna de la 4
tibia, pasando por debajo de ligamento late-
ral interno de la articulación de la rodilla.
Suministra en su trayecto numerosos ramos
periósticos y óseos, que se pierden en la parte
correspondiente de la tibia, y va a terminar FtG. 286
en el lado anterointerno de la rodilla, donde Circulo arterial prerrotuliano,
se anastomosa con las arterias articulares pre- cara anterior.
cedentemente descritas y también con la recu- 1, (émur. - 2, rotula. - 3, tibia. - 4, peroné.
- 5, ou'drlcep1 cruraJ. - 6, tendón rotuliano. -
rrente tibial anterior. 7, arteria Cemor~l . - 8, tibia! ani.ertor. - 9, anaa-
{3) La articular inferior externa, análo- tom6tlca ma1or. - 10, 10', arttcularea aupertorea
tnterna y externa . - 11, 11, arttcu l a.r~ tntertorH
Lnterna 1 externa. - 12 , recurrente t lblal anterior.
ga a la precedente, rodea asimismo la tubero- - 13, circ ulo a r l.erlal ele la roclllla.
sidad externa de la tibia. Se desliza por entre
esta tuberosidad y el ligamento lateral externo y, después de haber suministrado nu-
merosos ramos periósticos y óseos para la tibia, va a ramificarse por el lado antero-
externo de la rodilla, donde se anastomosa con las. diferentes arterias que convergen
en esta región.
cubren, por delante, la arúculación de la rodilla. Por esta red prerrotuliana se resta-
blece la circulación en los casos de ligadura de la arteria poplítea.
1.0 Limites. - La arteria tibia! anterior comienza en el anillo del sóleo y ter-
mina a la altura de la interlínea arúcular tibiotarsiana, debajo del ligamento anular
anterior del tarso, donde toma el nombre de pedia.
Por delante, la aneria está cubierta por el cuerpo carnoso de los músculos úbial
anterior y extensores que se reúnen por delante de ella y la ocultan. El espesor de
estos músculos hace muy profunda la arteria en la parte superio~ de la pierna. Para
descubrirla es preciso pasar al intersticio que separa el tibial anterior del extensor
ML __ _
13
- 20
.. 21
- _18
7 ___
- - 1~
-- /(/
F1c • .t87
Corte de la pierna derecha en el tercio superior (segmento superior del corte).
T, Ubla. - P, peron6. - MI, membrana lnt~ . ·
1 , a Poneuroela Ublal. - 2, 3, tabiques lntermuocula.re1. - 4, aponeuroot1 Ubl&I Posterior profunda.. - 5, U·
blal anterior. - 6, enentor oomlln de toe dedo•- - 7, peronoo lateral tarso. - 8, 8', 1remeloo ert.erno e Interno. -
9, planta.r delpdo. - 10 , aóleo. - 11, ftexor propio del dedo rordo. - 12, ftexor oomdn de loa dedoo. - 13 Ublll
posterior. - 14, arteria y nerYlo Ublalea anterlorea. - 15 , nerT!o mU!CuloouU.neo. - 16, nen1o Ublal pootertor. -
17, arteria peronea.. - 18 , arteria tJblal posterior. -19, nerYlo y vena aatanos externos. - 20, n onio aateno Inter-
no. - 2 1, """'ª aateno Interna .
común (fig. 287). Notemos que en este punto el cuerpo carnoso del úbial anterior
es muy ancho, mientras que el del extensor común es mucho más estrecho. Además,
el cuerpo carnoso del tibial anterior tiende a cubrir el del extensor común. De ello
resulta que el intersticio muscular está muy alejado de la cresta de la úbia, de la que
dista varios centímetros, y que, por el contrario, está muy próximo al tabique apo-
neuróúco que separa el compartimiento anterior del compartimiento externo de
los peroneos. No e , pues, en medio del compar timiento anterior, sino muy por fuera,
ARTERIA TIBIAL A TERIOR ~77
cerca del peroné, donde hay que buscar el intersticio muscular. Este intersticio no
es directamente anteroposterior: dada la tendencia del tibial anterior a cubrir el
extensor, es oblicuo hacia atrás y adentro. Señalemos, por último, que muy a menu-
do viene indicado en la superficie de los músculos por una Hnea adiposa y por la
emergencia de una aneriola, rama de la tibial anterior.
ó _- - -
(J_ - - -
.20'
2 1_ 20
2 .. f (j
ML
P .. .
8 _--
F1c . .t88
Corte de la pierna derecha en la parte inferior del tercio medio (segmento superior).
T, t lblt.. - P, perone. - KI, membrana lntenSoea.
- 17, nervio ttblal poeterlor. - 18, artertt.1 llblal poeterlor. - 19, vent. aatena uternt.. -19', nerylo aa!t no externo.
- 20, ftD.& aten& lnt.erna. - 20', nervio aateno lnt.erno. - 21, n.erTio mu.acuJocuu.neo.
F1c. 289
Región de la garganta del pie vista por la parte anterior (T.-J .).
l . piel y telldo celular 1ubcutineo. - 2, aPoneuroet1 1uperftolal. - 3, llramento anular anterior del tarao,
con: 3 ' , 1u rama 1uperJ.o r : 3 " , 1u rama tnterlor. - 4 , tlblal anterior. - s. exttDIOr propio del dedo ¡rordo. -
6, extensor cotmln de los dedos. - 7. pcroneo anterior. - 8, pe<tlo. - 9, artu ta y venas tlblalcs anteortnres. - 10,
nen1o ttbtal anterior . - 11. arterla maleolar externa. - 12, art.erla maleolar lntern". - 13, ·n na u.tena lDtern&.
- 14, paquete adlPoOO que llena el buecio calcaneoastraralloo.
dedo gordo está en el centro, y el extensor común de los dedos y el peroneo ante·
rior, por fuera.
El modo como se conduce la aneria respecto a estos tendones es el siguiente:
i.0 La arteria corresponde, primero, al intersticio que separa el tendón del
tibial anterior por dentro, del tendón del extensor propio por fu era. La arteria se halla,
pues, en el primer espacio intertendinoso (el segundo espacio, situado entre los ten-
dones del extensor propio y del extensor común, no conduce a la arteria).
2.0 Más abajo, en la interlínea tibiotarsiana y debajo del ligamento anular
anterior del tarso (fig. 289), la arteria cruza oblicuamente la cara profunda del tendón
ARTERIA TIBIAL ANTERIOR ll79
del extensor propio, de suerte que interna con respecto al tendón en la parte infe-
rior de la pierna, va a ser externa en la garganta del pie, situación que conserva
la arteria pedia en la cara dorsal del pie.
c) Relaciones vasculonerviosas. - En su trayecto la arteria va acompañada de
dos venas que discurren adosadas a ella y están incluidas en la misma vaina. Estas
venas cambian entre si numerosas anastomosis transversales en escalera que hacen
dificil la disección de la arteria.
Acompañan a las venas los troncos linfático~ profundos anteriores de la pierna.
En el punto en que la arteria llega al compartimiento anterior y se curva sobre el
borde superior del ligamento interóseo, se encuentra a menudo un pequeño ganglio
linfático, el ganglio tibial anterior.
Hay que señalar una relación importante, la que la arteria presenta con el
nervio tibial anterior. Este, nacido de la división del ciático poplíteo externo en el
espesor del cuerpo carnoso del peroneo lateral largo, no llega a la región tibia! ante-
rior con la arteria. Atraviesa el tabique que separa los compartimientos externo y
anterior, pasa entre la membrana interósea y las inserciones del extensor común y,
finalmente, se reúne a la arteria tibia! anterior debajo de su entrada en el com-
partimiento anterior.
En toda la extensión de la pierna el nervio se vuelve satélite de la arteria. Su
disposición más frecuente es la que sigue: externo a la arteria en la parte superior
de la pierna, el nervio la cruza pasando en general por delante de ella, y, finalmen-
te, viene a situarse en el borde interno del vaso, situación que ocupa en la pan.e
inferior de la pierna y de la interlínea tibiotarsiana. En ciertos casos, sin embargo,
este cruzamiento no se efectúa y en toda la longitud de la pierna ·el nervio queda en
la cara externa de los vasos tibiales anteriores.
.2.0 RAMAS MUSCULARES. - Designamos así una serie de ramos sin nombre, muy
variables en número, ordinariamente de pequeño volumen, que se desprenden de
la tibial anterior a diferentes alturas y van a perderse en los músculos vecinos: por
dentro, en el tibial anterior, y por fuera, en el extensor común de los dedos y el
extensor propio del dedo gordo. Hasta existen algunos ramos posteriores, que
perforan de delante atrás el ligamento interóseo para ir a terminar en el músculo
tibial posterior.
Variedades. - La arteria tibia! anterior puede nacer más alta que de ordinario, por
arriba del anillo del !61eo, en la parte media del músculo popUteo o hasta en el espacio
intercondlleo (véase Poplltea). En cuanto a su trayecto, en lugar de atravesar el ligamen-
to interóseo, puede seguir la dirección del nervio ciático popUteo externo y rodear la ca-
beza del peroné (caso de VELPEAU), para alcanzar la cara anterior de la pierna. Hasta se
la ha visto, en algunos casos raros, seguir a lo largo del cuerpo del peroné y no tomar
su posición normal sino en el tercio inferior de la pierna o en la cara dorsal del pie.
También se la ha visto hacerse superficial a partir de la parte media de Ja pierna (Pu.u:rAN).
La recurrente tibial anterior es a menudo doble. Es bastante frecuente ver que emite
un ramo descendente que, a lo largo del peroné, va a reunirse con la peronea.
Las maleolares presentan, a su vez, numerosas variaciones en su volumen y en la
altura de su origen . Pueden faltar, y entonces remplaza la interna una rama de la tibial
posterior y la externa una rama de la peronea.
1.0 Limites. Trayecto. - La arteria pedia comienza en el centro del espacio in·
termaleolar, por fuera del extensor propio del dedo gordo. Desde este origen la arteria
desciende verticalmente sobre el dorso del pie, aplicada contra el esqueleto del tarso.
Desaparece en la parte posterior del primer espacio intermetatarsiano para ir a anas·
tomosarse en la planta del pie con la terminación de la arteria plantar externa.
2.0 Dirección. - Su dirección rectilínea está señalada en el dorso del pie por
una línea tendida del centro del espacio intermaleolar al extremo posterior del primer
espacio interóseo.
ARTERIA PEDIA
Esta línea sigue el tendón del extensor largo propio del dedo gordo, que forma
relieve en el dorso del pie, pero está situada a un centímetro por fuera de él.
3." Volumen. - El volumen de la arteria pedia es extremadamente variable. Está
en razón inversa del de la peronea anterior, participando
estas dos arterias· en la vascularización del dorso del pie.
4.0 Relaciones. - La arteria peclia ofrece las si-
guientes relaciones en el dorso del pie :
a) Por detrds se aplica al esqueleto tarsiano y cruza
sucesivamente, de atrás adelante, la cabeza del astrá-
galo, el escafoides y el segundo cuneiforme.
Está íntimamente aplicada al esqueleto por las hoji-
llas aponeuróticas que la cubren.
b) Por dentro corresponde al tendón del extensor •
propio del dedo gordo, que discurre paralelamente a ella,
pero a una distancia de un centímetro poco más o menos
(figura 291, 6).
c) Por fuera corresponde al tendón del extensor co-
mún , que va al segundo dedo. La pedia discurre, por
consiguiente, en el espacio que ~epara el tendón del ex-
ten or del dedo gordo del tendón del segundo dedo; pero
queda siempre más próxima al tendón del primero que
al del segundo.
Además, por su lado externo la arteria es contigua
al borde interno del músculo pedio. En la parte pos-
terior del dorso del pie, la arteria y el músculo están cla-
ramente distantes. Pero cuanto más nos aproximamos a
la parte anterior del pie, tanto más el borde interno del
músculo pedio tiende a cubrir la arteria. Por último, en
la proximidad de la parte posterior del primer espacio in-
termeta tarsia no, la cabeza interna del pedio destinada al
dedo gordo viene a cruzar por delante la terminación de
la arteria (fig. 291 ).
Por el hecho de esta dispo ición del músculo pedio
en relación a la arteria se ve que la arteria peclia es
accesible. ora en el dorso del tarso, por dentro del múscu-
lo pedio y por encima del cruzamiento de la arteria por
el manojo interno del músculo, ora en el extremo poste-
rior del primer espacio interóseo, por fuera del tendón
del manojo interno del peclio: en este punto es donde se ~.DEVY
encuentra la terminación de la arteria que va a sumer- flG . 2go
girse en la planta del pie.
Arterias de la oara anterior
d) Por delante, la arteria está cubierta por los pla- de la pierna.
nos siguientes: la piel; el tejido celular subcutáneo
1, arterlt. tibia! anterior. - 2.
que contiene los orígenes de la vena safena interna y las recurrente tlblal anterior. - 3, m&·
leolar Interna . - 4, mt.leolar a -
ramas terminales del musculocutáneo; una primer~ apo- terna. - .5, perca.ea anterior. - 8.
6, ramoe muecularea. - 7, pedla.
neurosis o aponeurosis dorsal superficial, y una segunda - 8, oerno Ublt.I t.ntenor.
hoja aponeurótica, la aponeurosis dorsal profunda: ésta,
después de haber aplicado la arteria al plano óseo, se desdobla para envainar por
fuera el músculo pedio.
e) Relaciones vasculonerviosas. - La pedia está rodeada de dos venas muy del-
gadas. La rama terminal del nervio tibia! anterior sigue su lado interno y por excep-
ción el externo.
A;'l;CJOLOCÍA
5.0 Distribución. - Por dentro, la arteria pedia no emite más que algunos ramos
sin nombre, que se dirigen transversalmente hacia el borde interno del pie y lo rodean
para anastomosarse con las divi-
siones de la plantar interna. Por
fuera emite dos ramas que asu-
men mayor importancia, la dor-
sal del tarso y la dorsal del meta-
tarso. Finalmente, en el momento
de abandonar la arteria que nos
ocupa la región dorsal para atra-
vesar el primer espacio inter-
óseo, emite una tercera rama, la
interósea dorsal del primer espa-
cio (fig. 292 ).
6.0 Variaciones de las arterias del dorso del pie. - Como en la mano, la vas-
cularización arterial del pie representa un sistema en evolución, y esto explica las
numerosas variaciones encontradas en la disposición de las arterias.
ANGIOLOGfA
RESUMEN DE LA PEDIA
1.º Ramas internas . . 1 Ramos sin nombre.
R. ascendentes.
:?.º Dorsal del tarso . . f R. descendentes.
a) R . colaterales. R. ascendentes.
3·º Dorsal del metatarso. t Inter6sea del 2 .0 espacio.
t R. descendentes. Inter6sea del 3.cr espacio.
Inter6sea del 4. 0 espacio.
4·º· Interósea del primer espacio.
b) R. terminal . 1 Se anastomosa con la plantar externa (arco plantar).
( R . musculares.
a) Ramas colaterales •
{ Art. nutricia de la tibia.
( ART. PERONEA.
b) Ramas terminales . { ART. TIBIAL POSTERIOR.
La arteria peronea (fig. .294, 6) es la rama de bifurcación externa del tronco ti-
bioperoneo.
{ Ramos musculares.
a) Ramas colaterales t Arteria nutricia del peroné.
{ Peronea anterior.
b) Ramas terminales t Peronea posterior.
1.º Por delante. - Descansa en el cuerpo carnoso del tibial posterior. El flexor
común profundo está situado más por dentro y la arteria sigue su borde externo.
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FIG • .2g6
Corte de la garganta del pie que pasa a través de los maléolos,
por encima de la articulación tibiotarsiana (segmento inferior del corte) .
T. tibia. - P. peron6.
1, llpment.o anular anterior del tal'llO, plano 1uperfto1a1. - l '. plano protundo. - 2 , aponeuroela tibia! poo-
terlor, boja auperftclal. - 3. aponeuroata tibia! poaterlor, hoja profunda. - 4, tlblal &nterlor. - 5 , exte.naor propio
del dedo l'Ordo. - 6, 6'. extenaor com~n de loa dedoa. - 7, peroueo lat.eral oort.o. - 8 , peroneo lateral larro . -
9, llexor propio del dedo l'Ordo. - 10, ftesor com~n de 101 dedoa. - 11, tlblal poaterlor. - 1 2, tendón de Aquilea.
- 13, arteria tibia! anterior. - 14, rama dor1&J del nervio tlblal anterior. - 1 5, nerTIO del podio. - 16, nerno
tlblal Posterior. - 17, art.erla llblal pooterlor. - 18, arteria peronea. - 19, vena l&!ena tnt.ema . - 20, ntNlo
aateno loteruo. - 21. nerYlo mu1eulocuuneo. - 22. ' ' " aatena externa. - 2!, nerTto aa.teno e.r.ttrno.
del sustentaculum, y debajo, una ancha excavación o canal calcáneo sobre el que
viene a insertarse en parte el manojo interno del cuadrado carnoso de Silvio.
En esta cara interna se disponen los tendones con los que la arteria se hallaba
en relación en el canal retromaleolar. El tendón del tibial posterior, el más superfi-
cial y el más anterior, no tiene relación con la arteria; es más elevado, descansando
en el ligamento lateral interno de la aniculación tibiotarsiana. El tendón del ftexor
común se desliza en el conducto óseo excavado en el borde libre del sustentaculum
tali; está, pues, encima de la arteria y sin contacto con ella. El tendón del flexor
12.
F1c. 297
Región de la garganta del pie: parte lateral interna, plano subaponeurótico (T .·J.).
( Se han practicado ah<orturas en las vainas de loe t•ndon.. del tibia! anterior, del libia! p0atorlor
y de loe nexor.. de loe de4o1.)
1, 1 '. oolraloe cuttneoa. - 2 , mal~lo Interno. - 3, aponeurOS11 1uper1lclal resecada en parte. - 4, llpmento
an ular anterior del tareo. - 6, Ublal anterior. l'lato a t ra•ff de una abert ura practicada en la yatna . - 7. t1bia l
roater lor. - e, nexor com~n de loa dedos cnexor tlblall. - 9, nexor propio d• I dedo r ordo caexor ~neol . -
10, tendón de Aquilea. - 11, arteria tibia! p09terlor con 1u1 venas aat61llea. - 12, arteria m•leolar Interna. -
13. nervio ttblal posterior, oon 13' , 1u ramo calr,neo.
propio, que es d más posterior e inferior, se de liza en el fondo del canal calcáneo,
aplicado directamente a la cara interna del hueso (fig. 297, 9). Con él se relaciona la
arteria tibial posterior. Situada al principio encima del tendón del fiexor propio,
la arteria tibia! posterior se aproxima cada vez más y descansa finalmente en la cara
externa de la vaina de este tendón: arteria y tendón se cruzan, pues, por debajo
del maléolo, siendo la arteria el órgano m ás superficial. En el momento de cruzar
la arteria el tendón del fiexor largo propio es cuando la arteria tibial posterior termina
por bifurcación en plantar externa y plantar interna. Este punto de división está
situado en la intersección de dos lineas (DELORME): una, vertical, prolonga el borde
posterior del maléolo interno ; otra, horizontal, pasa al plano del tubérculo del es-
cafoides.
Por dentro. - La arteria está cubierta por los planos que forman la pared interna
del conducto calcáneo: la piel tapizada de tejido celular y el ligamento anular interno
del tarso. Recuérdese que este ligamento está formado por la fusión en este punto de
las dos aponeurosis tibiales, superficial y profunda. Este ligamento se desdobla aquí
ANGIOLOGfA
para envainar la parte posterior del músculo aductor del dedo gordo, que toma así
parte en la formación de la pared interna del conducto calcáneo y cubre la arteria
tibia! posterior.
b) Relaciones vasculonerviosas. - En el conducto calcáneo la arteria va acom-
pafíada de dos venas; el nervio tibial posterior es posterior y luego inferior a la arteria.
Además, la bifurcación del nervio tibial posterior se efectúa siempre más pre-
cozmente que la de la arteria y, por tanto, detrás de ella. Por esto el origen de los
dos nervios plantares está en relación con la parte terminal de la arteria tibial pos-
terior; el nervio plantar externo queda situado, como el nervio tibial posterior, debajo
de la arteria, pero el nervio plantar interno cruza la cara profunda de la arteria
tibial posterior para ir a reunirse en seguida con la arteria plantar interna.
1.0 Arteria pla ntar inter n a. - La arteria plantar interna está cubierta en su
origen por el músculo aductor del dedo gordo; su segmento terminal discurre entre
el aductor del dedo gordo y los tendones del fiexor
largo de los dedos. Después de haber suministrado
ramos óseos, musculares, articulares y tegumentarios
a la parte interna de la planta del pie, termina en
cuatro ramos que se designan, desde el trabajo de
MANNO, con el nombre de arterias plantares superfi-
ciales (I, II, III, IV, siguiendo la dirección de dentro
afuera).
o.) La primera (1), paralela al borde interno del
flexor largo del dedo gordo, termina anastomosán-
dose con la arteria colateral interna del dedo gordo
o con el tronco común que forma ésta con la arteria
común del primer espacio.
{J) La segunda {II). oblicua, se anastomosa con
el tronco común de las arterias digitales del primer -- 5
espacio.
y) La tercera (III) se anastomosa con la arteria .. 6
intermetatarsiana del segundo espacio.
S) La cuarta (IV), la más extensa, se anastomosa .6
con la arteria intermetatarsiana del tercer espacio.
Esta disposición, variable en importancia desde el
punto de vista del calibre, sería constante según
MANNO (66 veces en 66 casos).
7
Al lado de estos ramos señalaremos que la arteria
plantar interna suministra también ramas superficia-
les que rodean el borde interno del pie para anasto-
mosarse con los ramos internos de la pedia.
2.0 Arteria planta r extern a. - La arteria plantar externa (fig. .298, 4) es mucho
más voluminosa que la interna. Siguiendo primero una dirección oblicua hacia de-
lante y afuera, corre por entre el fiexor corto plantar y el accesorio del flexor largo
común de los dedos y llega al extremo posterior del quinto metatarsiano. Aquí, cur-
394 ANGIOLOGÍA
A B e
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..fJ"' J... .6'"
. ..6" 6"
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D E F
fIG. J!OO
Variación del arco plantar profundo (según DuBREUIL-CHAMBARDEL).
Lt11enda comlÍn a todcu 141 f lOMrOI: 1, arteria tlblal IJ(llltertor. - 3, arteria plantar Interna. - 3 , arterla
plantar externa. - 4, arco plantar profundo. - 5, arteria pedla . - 6, 8' 6", 8"', tnteróetaa.
A, tipo I. nrledad a: la arteria plantar protunda, formada por la pedla 1umln.l1tra todal 1&1 1ntlrólea1. -
an'1:.' !iie~~~
:i'nrt•dad J.: u1:0 ·~:.rf~f". :P~':':i~ti:'!x~.-~~ f;tn;tJ:t:!'n~~a ªdeM~~ ~g~·~~.ietlggr rl~
1
b: la plantar externa de laa 4 .• y 3.• arterias lnteróstaa. - E, tipo n : la plantar externa de laa
4 . •, 3.• y 2.• artertaa lnteró,,...a. - F, tipo Ill: la plantar externa, deapu61 de baber dado laa lnter6-a, pasa. al
dorso del ple, donde 1umlnl1tra la doraal del ple.
ANCIOLOCÍA
c) Ramas que nacen de su cara superior. - Por su cara superior el arco plantar
suministra las perforantes posteriores; son también ramos muy cortos, que atraviesan
de abajo arriba el extremo posterior de los espacios interóseos y, llegados a la región
dorsal, desembocan en las arterias interóseas dorsales, muy cerca de su origen. Como
en la mano, las perforantes posteriores, en lugar de nacer del mismo arco plantar,
pueden salir de las interóseas plantares. Como en la mano también, no tenemos en
el pie más que tres perforantes posteriores, correspondientes a los espacios segundo, ter-
cero y cuarto; en el primer espacio, la arteria pedía, al pasar de la región dorsal a la
región plantar, desempeña el papel de perforante, o, mejor dicho, constituye la per-
forante posterior de este espacio.
d) Col<Uerales de los dedos. - En cuanto a las colaterales de los dedos, ramas
terminales de las interóseas, se conducen aquí como en la mano, y remitimos al lector
a la descripción que hemos dado precedentemente de las colaterales de los dedos de
la mano.
3.0 Variaciones. - Se pueden clasificar las numerosas variaciones del arco plan-
tar profundo en tres grupos (DuBREUIL-CHAMBARDEL), comprendiendo cada uno subva-
riedades. En el tipo 1 (A y B) el arco plantar profundo está constituido por la arteria
plantar profunda: en este caso la arteria plantar externa, muy delgada, se agota en los
músculos de la planta y la arteria plantar profunda suministra todas las ramas inter-
óseas (fig. 300).
En el tipo II el arco está formado por la unión de las dos arterias plantares
externa y profunda.
En el tipo III el arco es suministrado completamente por la única arteria plantar
externa.
«En resumen, la arteria dorsal del pie y la arteria plantar externa están unidas
por una anastomosis constante; pero hay entre los dos vasos un equilibrio de volu-
men que hace que si uno de ellos se reduce, el otro le suple en una mayor o menOT
extensión de su zona de vascularización.>> (DunREUIL-CHAMBARDEL).
R.
inferiores.
l
b) Ramas terminales . .
.
·
l R.
superiores.
R.
externos.
R.
internos.
. 1 Col. int. del d,tdo gordo
R. inferiores.
2.0 Vías secundarias. - Junto a la vía arterial principal existen vías secunda-
rias. Estas son Ja que, entrando en juego en el caso de obliteración de la arteria prin-
cipal, permiten el restablecimiento de la circulación y previenen la aparición de tras-
tornos isquémicos graves, legitimando la ligadura.
Las ideas que se han emitido sobre la naturaleza de estas vías secundarias, sobre
el modo de restablecimiento de la circulación después de obliteración de la arteria
femoral , han variado sensiblemente en el curso de estos últimos años.
CAPILARES
11. - 14
SECCION CUARTA
VENAS
CAPITULO PRIMERO
ANATOMIA GENERAL
l. Disposición genera l
1.0 Origen. Trayecto. - Las venas nacen de los capilares por tenues raml\sculos
que se continúan directamente con estos últimos vasos y son las venillas o radículas
venosas. Estos ramos de origen, siguiendo una dirección inversa de la de las arterias,
convergen hacia el corazón. Se reúnen entre sí, en el curso de su trayecto, para
formar vasos cada vez más voluminosos; a los ramúsculos siguen los ramos; éstos
forman las ramas; las ramas, a su vez, dan origen a troncos que van a las aurículas del
corazón.
Existen, pues, al lado del árbol arterial, un drbol venoso, cuyas ramificaciones,
concordando de un modo bastante regular con las divisiones de las arterias, se dise-
minan, como éstas últimas, en el seno de todos los territorios vasculares del or-
ganismo.
corazón; 2.º, el sistema de la vena cava superior; y 3. , el sistema de la vena cava infe-
0
rior. A este último sistema se refieren finalmente dos aparatos bastante independien-
tes: el sistema de la vena umbilical, que es particular del feto, y el sistema de la vena
porta. Este último se origina en las redes capilares del tubo intestinal y de sus glán-
dulas anexas y se ramifica en el hígado (fig. 1104).
Se ha creído durante mucho tiempo que estos diferentes sistemas venosos eran
completamente independientes. Pero ello no es cierto;
las venas bronquiales que forman parte del sistema ve-
noso general comunican extensamente en el espesor del
pulmón con las redes de origen de las venas pulmonares ;
la vena porta, en los confines de su territorio, entra en
relación en muchos puntos con el sistema venoso general.
2.0 Número y volum en. - Las venas son más numerosas que las arterias. Se
comprueba, en efecto: 1. 0 , que en muchas regiones, en especial en los miembros, cada
arteria va acompañada de dos venas; únicamente los troncos arteriales voluminosos
poseen una sola vena satélite, y aun en muchos casos esta última va compañada por
un conducto venoso colateral (B. Ple.QUÉ y P1cACHE); 2.0 , existe debajo de los tegumen-
tos y en todas las partes del cuerpo una rica red venosa; la red superficial, mientras
que en estas mismas regiones, salvo en la cabeza, las arterias son muy raras y siempre
de pequeño volumen. El número de las venas dobla, por término medio, el número de
las arterias.
Asimismo, el volumen de las venas es mayor que el de las arterias : el calibre de
cada una de las dos venas cavas es más considerable que el de la arteria aorta; las
venas yugular interna, subclavia, axilar, femoral, etc., son todas más voluminosas quP.
las arterias homónimas.
Para un mismo cono o sistema venoso, el volumen total de sus ramas periféricas
reunidas es superior al del tronco terminal.
Las venas son generalmente más delgadas en los sujetos gruesos que en los sujetos
musculados. En un mismo individuo, el volumen de las venas es variable según ciertas
condiciones fisiológicas: así, las venas subcutáneas se dilatan durante la contracción
muscular y las venas del cuello durante un esfuerzo. El frío borra las venas, que se
hinchan por la influencia del calor; en los miembros son más o menos voluminosas
según que éstos se hallen en posición elevada o colgante.
ANGIOLOGÍA
ll Ill !\' V
F1c. ~05
Anastomosis venosas.
Diversos ti pos de conductos de ae¡urldad (ae¡ilo JA&U.TAY) .
4.0 Anastomosis. - Las venas comunican entre sí con frecuencia mucho mayor
que las arterias. Estas anastomosis venosas son en extremo variables. He aquí los prin-
cipales tipos:
a) Variedades según la dirección. - Están representados todos los Lipos de anasto-
mosis: anastomosis por inosculación o en arcos; anastomosis transversales, oblicuas,
longitudinales; por último, anastomosis en plexos, de los que las venas viscerales y las
venas subcutáneas ofrecen numerosos ejemplos.
b) Variedades según los vasos unidos por la anastomosis. - Consideradas espe-
cialmente desde el punto de vista de sus relaciones con los vasos que unen, las anasto-
mosis venosas pueden referirse a las tres modalidades siguientes :
a) Unas unen dos puntos diferentes de una misma vena. Esta modalidad es
muy frecuente.
{J) Otras unen dos venas diferentes entre sí, pudiendo estas venas estar alejadas
o próximas.
y) Hay otras, finalmente, que unen dos sistemas venosos situados en planos dife-
rentes ; por ejemplo, las anastomosis entre los senos meníngeos y las venas subcutáneas
de la cabeza; las anastomosis entre las venas superficiales y profundas de los miembros.
c) Anastomosis valvulares y avalvulares. - En las anastomosis valvulares, la cir-
culación se efectúa siempre en el mismo sentido indicado por la orientación de las
válvulas.
Cuando el conducto anastomótico está desprovisto de válvulas, la sangre puede
circular libremente por él en uno u otro sentido.
VENAS
4.0 Valor fisiológico de las válvulas. - Las válvulas venosas tienen la acción
de las válvulas móviles: se levantan y se borran para permitir a la sangre que circule
de los capilares al corazón; se bajan y se tienden en todas las circunstancias en que la
sangre tomara el camino de los capilares. De este modo se oponen a todo movimiento
retrógrado. Gran número de válvulas son tan resistentes y se aplican tan exactamente
una contra otra, que no es posible forzarlas con inyecciones aun empujadas violenta-
mente. DELBERT y MOCQUOT no pudieron fonar la válvula ostia! de la safena interna con
una presión de 4 milfmetros de agua; con una presión mayor determinaron la rotura
de la pared venosa sin poder forzar la válvula. Las válvulas son también directrices de
VENAS 4<>7
la corriente sanguínea; fuerzan la sangre a progresar de la periferia al corazón; su
estudio atento hizo presentir a HARVEY Ja circulación de la sangre.
VENAS PULMONARES
(Venas correspondientes a la arteria pulmonar)
La sangre venosa aportada a los pulmones por las dos ramas de la arteria pul-
monar vuelve a la aurícula izquierda, en estado de sangre arterial, por conductos de
ramificaciones convergentes que se designan con el nombre de venas pulmonares.
1.0 Origen. - Las venas pulmonares nacen de la red capilar perialveolar. Sus
ramas de origen son las venas perilobulillares; éstas reciben también venillas bronquia-
les procedentes de los bronquios pequeños, y venas pleurales que proceden de la
pleura visceral.
Las venas perilobulillares se reúnen formando troncos cada vez más voluminosos.
Existen tantas ramas venosas como ramas arteriales. Pero mientras que las arterias
son satélites de los bronquios, las venas úenen un trayecto relaúvamente indepen-
diente y discurren por los intervalos comprendidos entre las ramificaciones bronquia-
les (LucIEN y HocHE). (Para más dealles, véase Pulmones.)
Llegadas al hilio, las venas pulmonares se resumen en tres troncos para el pulmón
derecho y dos troncos para el pulmón izquierdo. El tronco que procede del lóbulo
superior del pulmón derecho se reúne con el que emana del lóbulo medio. De ello
resulta que el pulmón derecho sólo posee en definitiva, como el pulmón izquierdo,
dos venas pulmonares.
Normalmente existen, pues, cuatro venas pulmonares: dos para cada lado, dere-
cho e izquierdo. A cada lado se las distingue, a causa de su situación, en ,: vena
pulmonar superior y vena pulmonar inferior. Pero es posible observar algunas veces
tres venas pulmonares a la derecha, pues la vena procedente del lóbulo medio ha
quedado independiente. Inversamente, las dos venas pulmonares izquierdas pueden
fusionarse en un tronco único en su terminación.
2.0 Trayecto. - Partidas del hilio del pulmón, las venas pulmonares se dirigen
transversalmente de fuera adentro : las superiores, algo oblicuamente de arriba abajo ;
las inferiores, casi en sentido horizontal. Llegan así a la cara superior de la aurícula
izquierda, donde terminan.
4.0 Dimensiones. - Estas venas, muy cortas, tienen una longitud que no suele
exceder de 15 milímetros; las derechas son algo más largas que las izquierdas. Son
muy voluminosas: su diámetro oscila entre 1 ~ y 16 milímetros.
Es de notar que la vena pulmonar superior es más gruesa en ambos lados que la
vena pulmonar inferior correspondiente. Además, las dos venas pulmonares derechas
son algo más voluminosas que las dos venas pulmonares izquierdas, lo que parece
16'
[ .S - -
' ·º'" Venas pulmonares vistas por su cara posterior.
1 , pulmón de.recbo. - 2, pulmón 1zQulerdo. - 3. trnqueart.erla . - 4, 4 '. bronquios derecho e izquierdo. - 5,
&urfcula l•Qulerda. - 6, Teotrlculo toqulerdo. - 7, •enaa pulmonaree . - 8, ca;aclo de la a orta. - 9, can!Uda
prlmltlva t~ut erda. - 10, eubcla•ta Izquierda . - 11, tronco braqutocetAllco arterial. - 12 . ve.nl\ cava aupertor. -
13, desembocadura de la Tena KJ.go11. - 14, nrtertaa pulmonares. - 15, tronco venoso braquiocetáltoo derecho. - 16 ,
tronco venoeo buqulooeU.lloo Izquierdo . - 17. vena cava totertor. - 18 , vena coronarla mayor.
6.0 Relaciones. - Se deben distinguir para las venas pulmonares dos porciones :
una porción extrapericardiaca y una porción pericardiaca.
La porción externa, extrapedicardiaca, tiene una longitud de un centímetro apro-
ximadamente. Las venas superiores están delante y debajo de las ramas arteriales co-
rrespondientes; las venas inferiores están adyacentes a los bronquios y detrás de ellos.
Del lado derecho las venas pulmonares están cruzadas perpendicularmente por el
nervio frénico.
La porción intrapericardiaca mide solamente 5 milímetros de longitud. El peri-
cardio rodea las venas pulmonares, no de un modo completo, sino tan sólo en una
parte de su contorno (véase Pericardio). En esta porción las venas pulmonares superio-
res están situadas detrás de los gruesos vasos de la base del corazón: vena cava supe·
rior a la derecha, arteria pulmonar a la izquierda. Las venas pulmonares inferiores
están detrás de las aurículas. (Para más detalles, véase Pulmones, tomo 111).
VENAS AORTICAS
(Venas correspondientes a la arteria aorta)
La sangre arterial, diseminada en todos los territorios orgánicos por las innume-
rables divisiones de la arteria aorta, es devuelta a la aurícula derecha, en estado de
sangre venosa, por dos conductos considerables que se han designado, probablemente a
causa de su volumen, con el nombre de venas cavas; se distinguen estas últimas, por
su situación, en vena cava superior y vena cava inferior. Las venas cardiacas se han
descrito al tratar del corazón.
Describiremos, pues, sucesivamente en dos distintos artículos:
1.0 La vena cava superior y sus afluentes;
.2. 0 La vena cava inferior y sus afluentes.
ARTICULO PRIMERO
3.0 Relaciones. - La vena cava superior ocupa la parte superior derecha del
mediastino anterior (fig. 310). Pero desde el punto de vista de sus relaciones se le
pueden considerar dos porciones: una extrapericardiaca y la otra intrapericardiaca.
a) Porción extrapericardiaca. - La vena cava superior se relaciona: i.0 , por de-
lante, con el borde derecho del esternón, con los dos primeros cartílagos costales y el
extremo interno del primer espacio intercostal. Está separada del esternón por el timo
o el tejido adiposo que lo remplaza. La pleura se extiende más o menos sobre su cara
anterior; 2 . 0 , por detrás, con la mi-
tad derecha de la tráquea, el bron-
quio y los ganglios bronquiales (fi-
gura 311); 3. 0 , por dentro, con la
porción ascendente de la aorta, que
la rechaza ligeramente a la derecha;
4.0 , por fuera, con la cara interna
del pulmón derecho, de la que está
separada por la hoja derecha de la
pleura mediastínica. Es seguida por
su lado externo por el nervio fréni-
co derecho y sus vasos satélites, los
vasos diafragmáticos superiores.
b) Porción intrapericardiaca.
6' La porción intrapericardiaca de la
ven.a cava superior tiene una exten-
sión muy variable, variabilidad que
t) .z.· se extiende de algunos milímetros
f!G. 309
hasta 40 milímetros.
Perfora el saco fibroso del pe-
Proyección sobre el peto estemocostal
de los grandes vasos de la base del corazón. ricardio. Pero el pericardio seroso
no le forma una vaina completa; la
C', e•, Qt, 04, las cuatro primera& eost.lllu. - 1, 2, 3, los t.rea
prlmeroo eap&cloa lnt.ercoauilea. - 4, eat.erndn. - 5, art.erl& puJ . rodea solamente en sus dos tercios o
monar, con 5 ' , su orlttcto vent.rtcular. - 6, aort.t., oon 6', su
orlftelo ventricular. - 7, "ena ca.va aupt.rlor. - 8, tronco braquto- tres cuartos externos.
eetállco arterial, y 9, 9' , troncoe braQulocet'1Jco1 venoaoa, dereebo
• Izquierdo. - :u:. linea medloaternaJ. En esta porción intrapericar-
diaca la vena cava superior se re-
laciona: 1.º, por delante, con la base de la aurícula derecha ; 2 . 0 , por dentro, con la
aorta ; 3.0 , por fuera , con la pleura y el pulmón derechos ; 4.0 , por detrás, con la arteria
y las venas pulmonares derechas.
5.º Anoma lías. - Pueden existir dos venas superiores, estando formada cada una
d e ellas por la unión de la yugular interna y la subclavia del lado correspondiente.
En este caso, Ja vena cava superior izquierda desciende a la il.quierda de la línea
7 ¡. 6' 8 9
s ~o
F1c. 310
Corazón uin situ» envuelto por el pericardio.
D ., dl•l rarma. - L . pb . 1)6., !!¡amento t renlcocardlaco. - C.P., rentro l r6nlco. - P.D., pulmón derecho.
- P.C., pulmón l&Qulerdo.
· l . ventrfculo derecho - 2, aurfcula derecha. - 3, eminencia de la &rterla pulmonr.r. - 4, aorta. - 5, nn&
ca.•a 1upertor. - 6, 6 ' , troncos "enoeos braquloceti11C09 derecho e Izquierdo. - 7, tronco arterial braqulooetiUco. -
8, arteria carótida prlmltl•a tzQulerda. - 9, arterta aubclavt.& lt.qulerdl.. - 10, 10', arteria. mamarla lnt.ecna.. -
11, nervto frfnlco derecho. - 11', nervio tr~nJco lzqUJerdo . - 1 2 , ner•lo neumor•atrtco lr.qulerdo. - 13, l'flCW'rent.e
l•QU!erdo.
media, por delante del cayado aórtico; al llegar al corazón tuerce de súbito a la de-
recha y va abrirse en la parte post'trior e inferior de la aurícula derecha.
Muy rara vez ( HYRTL, GRUBER, LuscHKA) la vena cava superior izquierda, cuando
existe, se abre en la aurícula izquierda. En ciertos casos puede no haber sino una cava
superior izquierda. Estas anomalías se explican claramente por el desarrollo.
ANGIOLOGÍA
6.0 Estructura. - La vena cava superior no tiene válvulas, por lo que el reflujo
sanguíneo es corriente.
Según EBERTH, la vena cava superior del hombre no contiene elementos contrácti-
les. Verosímilmente es una disposición especial en el hÓmbre, pues en otros animales,
como el buey y el carnero, se encuentra una doble capa de fibras lisas longitudinales y
circulares. Estas diferencias de estructura se explican tal vez por la diferencia de esta-
ción, que es bípeda y vertical en el hombre y cuadrúpeda y horizontal en los ani-
males precitados.
En su porción extrapericardiaca, la vaina vascular laminosa que continúa la vaina
de los troncos venosos braquiocefálicos está reforzada por la hoj a fibrosa d el pericardio,
que se pierde insensiblemente en ell a como en todos los grandes vasos, y por las expan -
siones inferiores de las aponeurosis del cuello.
En su porción intrapericardiaca, la vena cava superior presenta en todo su con-
torno y en una longitud de .20 a 25 centímetros fibras musculares estriadas que son una
dependencia de la aurícula. Posee igualmente una vaina serosa que le suministra la
hoj a visceral del pericardio; pero esta vaina no es completa, tapiza su cara anterior,
su borde derecho y su cara posterior.
TRON COS VEl"OSOS BRAQU IOCEFÁLICOS
ARTICULO 11
El del lado izquierdo, por el contrario, si bien presenta una oblicuidad en el mismo
sentido, sigue una dirección que se aproxima mucho a la horizontal. El ángulo según
el cual se encuentran para efectuar su unión es recto. .
Desde el punto de vista de sus relaciones, el tronco venoso braquiocefdlico derecho
se relaciona : i.0 , por delante, con el primer cartílago costal, el extremo interno de la
clavícula y la parte derecha del mango del esternón, del que está separado por la
inserción inferior de los músculos esternohioideo y esternotiroideo correspondientes ;
2 .0 , por detrds, con el pulmón, del que está separado por la hoja derecha de la pleura
Fic. !113
Corte horizontal del vértice del tórax que pasa por la mitad interna de la clavícula
(lado izquierdo, segmento inferior del corte) (T.·J.).
1, est.undn. - 2, pectoral mayor. - 3, extremidad Interna de la ela.'flcula. - 3', menlaeo de la artlculaeJdD
esternoelnlcular. - 4 , tronco arterl.a.I braqUloceUlteo a nhel de au blfureactdn. - 5 , tronco Yenooo bn.qUloeeU·
lleo l•qU!erdc. - 6, tronco venoso br&qUloeeftltco derecbo. - 7, ca.rdtlda ltQUlerda. - 8, subelnla l•Qulerda . -9,
pulmdn derecho. - 10, pleura parietal derechr.. - 11, naos mamarlos Internos. - 12, pleura medluttntea derechr..
- 13, tráquea. - 14, esdf&JO. - 15, tercera v6rtebra dorsal. - 16, primera ccst.llla.
mediastínica, y con el nervio neumogástrico ; 3.0 , por fuera se relaciona también con
la pleura y el pulmón y con el nervio frénico ; 4. 0 , por dentro corresponde al tronco
arterial braquiocefálico derecho. Este último se halla en un plano algo posterior y
más oblicuo que el tronco venoso. Está más alejado de la vena en la parte inferior que
en la superior. En el espacio libre comprendido entre los dos vasos se interponen
tejido celular y ganglios linfáticos.
El tronco venoso braquiocefdlico izquierdo es oblicuo de arriba abajo y de iz-
quierda a derecha. Describe una curva de concavidad posterior, amol~ndose a la
cara superior del cayado de la aorta y comprendiendo las tres arterias que se des-
prenden de él (fig. 313).
Se relaciona: i.0 , por delante, con el extremo interno de la clavícula, la articula-
ción esternoclavicular y la parte superior del esternón, del que está separado por la
inserción inferior de los músculos esternotiroideo y esternohioideo, por el timo o la
masa adiposa que lo remplaza. Este grueso tronco venoso excede a veces el borde
mperior del esternón, lo que permite comprobar el pulso venoso en la fosita supras-
ternal ; 2 .0 , por detrds, con el nervio frénico izquierdo, el nervio neumogástrico iz-
quierdo, con la arteria subclavia y la arteria carótida primitiva izquierdas, con el
TRONCOS VE:-;osos BRAQUIOCEFÁLICOS
tronco arterial braquiocefálico derecho; !J.º, su borde inferior descansa sobre el cayado
de la aorta; 4.0 , su borde superior es libre.
3.0 Estructura. - Como la vena cava superior, los dos troncos venosos braquio-
cefálicos carecen en absoluto de válvulas, disposición anatómica que permite a la
sangre venosa refluir libremente hacia la periferia en cada sfstole auricular. Recor-
demos que sus paredes, como en las subclavias, se encuentran reforzadas por expan-
10
7
12
13
1G
17
18
3
f
2
F1c. !114
Corte horizontal del vértice del tórax que pasa por la mitad interna de la clavícula
(lado izquierdo, segmento inferior del corte) (T.-J .).
1, eot.ernocleldomaatoldeo, raacleuJo estema!. - 2, clavleula. - 3, eapaelo aupraat.ernal. - 4, "f6rtlce del pulmOn
lz.quterdo. - 5, aesuncía •6rtebra doraal. - 6, mdseuloa prevert-ebralea. - 7, t.r'Quea. - 8, eldta¡o. - 9, conducto
toráeloo, con 9' , una de aua ramaa. - 10, nenlo recurrente lzc¡ulordo. - 11, arteria aubcla..la. - 12, eardtldr. prl·
mltlva. - 13, neum<>11áltrlco. - 14, norvto (t6nloo. - 15, arteria mamaria Interna. - 16, tronco venoao braquio·
eeUlloo Izquierdo. - 17, "fOluminoaa nna tiroidea. - 18, mllaculoa lntrahloldeoa. - 19, primera coatma. - 20,
mll8ouloe Intercostales. - 21, eaealeno posterior. - 22, escaleno anterior. - 23, c&'ltdad pleural. - 24, nemoe del
!"
~"'2"s.b~%';,1ª~~~.~~á =~a.t nr::iu1;; ~m=3~...·n.n•l.r"t:::..:i.u:u1=~ eD la ....... aubclavta.
siones fibrosas procedentes de las aponeurosis del cuello. De ello resul ta que, en lugar
de aplastarse como las venas ordinarias, quedan siempre abiertas, condición que favo-
rece singularmente la circulación de retorno.
ARTICULO III
Los troncos venosos braquiocefálicos reciben como ramas colaterales : 1.0 , las
venas yugulares posteriores; 2 .0 , las venas vertebrales; 3.0 , las venas tiroideas inferio-
res; 4.0 , las venas mamarias in-
ternas; 5.0 , los troncos comu-
nes de las venas intercostales
superiores; 6.0 , las venas dia-
fragmáticas superiores; 7.0 , las
venas thnicas; 8.0 , las venas pe-
ricardiacas; 9.0 , las venas me-
diastfnicas.
2.0 Venas vertebra les. - Las venas venebrales merecen ser descritas t.ambién
con los plexos raquídeos. Notemos aquí solamente que la vena vertebral no se co-
rresponde por completo con la arteria vertebral, sino exclusivamente con su porción
cervical.
Nace debajo del agujero occipital, de prendiéndose, como la yugular posterior,
del confluente occipit0venebral, que la pone en relación a la vez con las venas in-
trarraquídeas y con la circulación de los senos craneales.
F1c. ~I' 6
Vc11a cava supe rio r y sus afluentes
l. vena ra\"a 11upetlor. - 2, tronco braqulOC'efállro dUl'cho. - 2 1 , t ronco braflulocdtUleo t1.quterdo. - 3 . 3, •e·
0 39 subclavias. - 4, yugula r interna. - 5 , yu¡ulnr externa. - 6 , y u¡ular anterior. - 7, vena tactal. - 8, venas
tiroideas . - 9, vena mamarl:i interna.
3.0 Venas tiroideas inferiores. - Hemos visto ya que del cuerpo tiroides salen
tres órdenes de venas: 1.0 , las venas tiroideas superiores, que van a la parte superior
de la vena yugular interna, ora directamente, ora después de haberse reunido con
las venas lingual y facial para formar el tro11co tirolinguofacial; 2. 0 , las venas tiroi-
deas medias, que van asimismo por un trayecto transversal a la vena yugular interna;
3.0 , las venas tiroideas inferiores.
Estas venas tiroideas inferiores corresponden a la arteria tiroidea inferior o a la
arteria media de Neubauer; pero no son satélites de las arterias. Generalmente en
número de dos, derecha e izquierda, pueden constituir en los casos extremos tres
troncos o un solo tronco medio.
Salen del cuerpo tiroides por su borde inferior. Descienden, pues, a la cara pos·
terior de los músculos esternotiroideos, se anastomosan frecuentemente entre sí y
forman a veces, delante de la tráquea, un verdadero plexo cuya importancia puede
a veces dificultar la operación de la traqueotomía. Cuando existen dos troncos, el
derecho va al ángulo de reunión de los dos troncos venosos braquiocefálicos o tam-
bién directamente a la vena cava superior; el tronco izquierdo viene a abrirse en
el tronco venoso braquiocefálico izquierdo.
Las venas tiroideas inferiores están extensamente anastomosadas con las otras
venas del cuerpo tiroides y se hallan reunidas al arco transversal de las yugula -
res anteriores. Reciben, además, ramos traqueales, ramos esofágicos y algunas veces
venas tímicas.
4.0 Venas mamarias internas. - Estas venas son satélites de la arteria homó-
nima y tienen el mismo trayecto. Son primero dobles en relación a la arteria; luego,
a la altura del segundo o tercer espacio intercostal, se reúnen en un tronco uruco
que ocupa el lado interno de la arteria. La vena mamaria interna derecha llega
al ángulo de reunión de los dos troncos venosos braquiocefálicos, derecho e izquier-
do, en la cara anterior. La vena mamaria interna izquierda va al tronco venoso
braquiocefálico izquierdo.
Recibe, como ramas colaterales : 1.0 , venas esternales; 2. 0 , venas intercostales an-
teriores; 3.0 , algunas venas mediastínicas.
Están anastomosadas: 1 . 0 , entre si, ora por las venas esternales, ora por una
vena esternal prexifoidea; 2 . 0 , con las intercostales posteriores, por medio de sus
ramas intercostales anteriores; 3. 0 , con las venas mamarias externas; 4.0 , con las venas
subcutáneas abdominales.
Estas venas mamarias internas unen también la circulación venosa del abdomen
con la del tórax; constituyen pues, conductos de derivación muy importantes en
los casos de obstrucción de la vena porta o en los casos de obstrucción de una d e
las venas cavas.
cen variaciones bastante grandes según los casos, y por esto se describen diferente-
mente según los autores.
Las venas intercostales de los tres o cuauo primeros espacios se reúnen para
formar los troncos comunes de las venas intercostales superiores, troncos derecho e
izquierdo.
En ciertos casos estos dos troncos comunes siguen un trayecto ascendente y van
a desembocar en los troncos venosos braquiocefálicos correspondientes.
En otros casos, que parecen los más numerosos, el tronco intercostal superior
derech o viene a terminar en la vena ácigos mayor, en el codo que forma esta vena.
Por último, el tronco intercostal superior izquierdo puede también terminar en
la ácigos menor. (Para más detalles, véase más adelante Venas dcigos.)
6.0 Venas diafragmá ticas superiores. - Las venas diafragmáticas son ordina-
riamente en número de dos a cada lado. Se originan en la cara superior del dia-
fragma, detrás del esternón. Se dirigen en seguida verticalmente arriba, por la cara
externa del pericardio, siguiendo a cada lado el nervio frénico correspondiente.
En su parte superior las dos venas de cada lado se fusionan en un solo tronco
terminal. El uonco derecho termina en el ángulo de reunión de los dos troncos veno-
sos braquiocefálicos ; el tronco izquierdo se abre en el uonco venoso braquiocefálico
del mismo lado.
Tienen anastomosis con las venas mediastínicas, pericardiacas y tímicas.
7.0 Ven as t ímicas. - Las venas tímicas, gruesas en el niño y muy pequeñas en
el adulto, existen en número variable, en general dos o ues. Terminan algunas veces
en los troncos venosos braquiocefálicos correspondientes y en ciertos casos se fusionan
con las venas diafragmáticas superiores. En otros casos, por último, algunas de sus
ramas desembocan en Ja mamaria interna.
8.0 Venas p ericardiacas. - Son muy delgadas y en número muy variable. Una
parte solamente llegan a los troncos venosos braquiocefálicos. Las otras desembocan
en las ácigos, en la mamaria interna, en las venas diafragmáticas o en la vena cava.
9.0 Ven as mediast inicas. - Son igualmente muy delgadas y desembocan por
lo general en los troncos próximos.
Las venas del miembro superior se dividen en dos grupos: las venas prof1t11das o
subaponeuróticas y las venas superficiales o subcutáneas.
A. Venas profundas
1.0 Venas profundas de la mano, del antebrazo y del brazo. - Las venas pro·
fundas del miembro superior siguen exactamente el trayecto de las arterias; tienen
sus mismos límites, sus mismas relaciones y los mismos nombres. Son, además, en
número de dos para cada arteria. Así es que vemos en la mano dos venas interóseas
para cada una de la arterias homónimas; dos arcos venosos superficiales, dos arcos
venosos profundos, que corresponden a los arcos arteriales del mismo nombre. En el
antebrazo observamos dos venas radiales y dos venas cubitales; en el brazo, dos
venas humerales.
Acabamos de establecer, en principio, que cada arteria del miembro superior d is-
curre entre dos venas, sus venas satélites, que le están íntimamente adheridas. Cierto
422 ANCIOLOCÍA
número de ellas, sin embargo, consliluyen una excepción a es la ley; las arterias co-
laterales de los dedos, en especial, carecen de venas satélites que les correspondan
exaclamente ; además, las dos arterias más voluminosas del miembro superior, la
arteria subclavia y la arteria axilar, no poseen cada una de ellas más que una sola
vena. Estas dos venas, vena axilar y vena subclavia, a causa de su imporlancia y sus
relaciones, merecen una descrip-
ción especial.
Al revés de lo que pasa en las arterias homónimas, las dos venas subclavias, dere-
cha e izquierda, presentan idéntica dirección, igual longitud y las mismas relaciones.
Por delante, corresponden al principio al músculo subclavicular, y más lejos, a la
extremidad interna de Ja clavícula. Hacia atrás, siguen el borde anterior de la arteria
subclavia, de Ja cual están separadas, en su parte media, por el músculo escaleno ante-
rior. Por abajo, descansan sucesivamente sobre la primera costilla y sobre el vértice
del pulmón, del cual las separa la pleura. Hacia arriba, no están separadas de la
piel más que por el músculo cutáneo, por Ja aponeurosis cervical superficial y por
la aponeurosis cervical media, que les están íntimamente adherid:is, extendiendo sobre
todo su contorno una vaina fibrosa casi completa (véase M10LocfA).
En el exuemo terminal de cada una de las venas subclav.ias se encuentran dos
válvulas, situadas una enfrente de otra y generalmente bastante completas para opo-
nerse al reflujo de la sangre contenida en el uonco braquiocefálico.
De todas las ramas venosas que acompañan a las siete ramas colaterales sumi-
nistradas por la arteria subclavia, dos solamente abocan en la vena homónima: éstas
son las venas intercostales superiores, que, por su origen y por la mayor parte de su
trayecto, pertenecen a las paredes del tórax. Todas las demás, las mamarias externas,
las vertebrales, las tiroideas inferiores, las cervicales frrofundas, las escapulares inferio-
res y las escapulares posteriores, van a abrirse, ya en una de las yugulares, ya en el
tronco venoso braquiocefálico ; las volveremos a enconuar más adelante.
Al unirse con la yugular interna, la vena subclavia forma un ángulo recto abierto
hacia arriba y afuera: es el dngulo venoso de Pirogoff, en el que desembocan la
yugular externa, la yugular anterior, el conducto torácico a la izquierda y la vena
linfática mayor a la derecha. Corresponde al punto en que el borde externo del ester-
nocleidomastoideo se inserta en la clavícula.
Por el contrario, la vena subclavia recibe dos venas superficiales: la yugular ex-
terna y la yugular anterior, que describiremos al tratar de las venas del cuello.
Variedades. - La vena subclavia puede tener una situación más elevada que de cos-
tumbre, discurriendo por encima de la arteria homónima y cubriéndola. Se la ha visto
pasar entre la clavícula y el músculo subclavicular (LuSCHKA) ; pasar por detrás del escaleno
anterior con la arteria homónima o sin ella, que en este caso ocupa Jo más a menudo su
lugar. Finalmente, en un caso observado por LuscHKA, se dividía esta vena en dos ramas,
situadas una delante y otra detrás del escaleno anterior. Puede recibir accidentalmente Ja
vena cefálica del brazo.
Las venas superficiales del miembro superior se hallan en el tejido celular sub-
cutáneo, o más exactamente, están situadas debajo del panículo adiposo, encima de Ja
fascia superficialis, en las vainas que les suministra esta misma fascia. Son intrafas-
ciales.
Estas venas, como hace observar SAPPEY, «son tanto más voluminosas cuanto más
violentas y reiteradas son las contracciones a que están sometidos los músculos del
brazo y del antebrazo». Poco salientes en la mujer y en el niño, alcanzan su máximo
desarrollo en los obreros o gimnastas, que ejecutan ejercicios fatigosos y emplean prin-
cipalmente los miembros superiores.
Estas venas son solitarias, e~ decir, no son satélites de ninguna arteria y comuni-
can por medio de numerosas perforantes con el sistema de las venas profundas. Las
examinaremos sucesivamente en la mano, en el antebrazo y en el brazo.
1.0 Venas superficiales de la mano. - a) Venas digitales (fig. 318). - Las venas
digitales nacen de la red subungueal y del plexo pulpar. La red subungueal es deli-
ANCIOLOCÍA
cada, tupida y acaba por un arco que abraza la uña. El plexo del pulpejo está alojado
en el tejido celuloadiposo denso del extremo digital; está formado de gruesas venillas
flexuosas. Las venas ungueales y las venas del pulpejo se unen a cada lado del dedo
para dar las venas colaterales del dedo : una interna y otra externa. Estas se dirigen
hacia el vértice del espacio interdigital. En el curso de su trayecto estas dos colatera-
les se envían mutuamente numerosas anastomosis transversales en forma de arco, que
ocupan con preferencia la cara dorsal de la
parte media de las falanges. Reciben asimismo
algunas venillas muy finas que proceden de los
tegumentos.
b) Venas del dorso de la mano. - Sujetas
a numerosas variaciones, describiremos el tipo
clásico y luego sus variedades (fig. 319 y 320).
a) Esquema clásico. - Llegadas al espacio
interdigital, las venas colaterales de los dedos
se unen entre sí. Para realizar esta unión, las
venas de los dedos contiguos se aproximan.
De su fusión por convergencia resultan tres
4'
troncos, todos muy cortos, que corresponden a
los tres últimos espacios intermeca<:arpianos y
que suben verticalmente por el dorso de la
mano. Son las venas interóseas superficiales.
Estas no tardan en reunirse entre sí por anas-
tomosis transversales que constituyen una espe-
cie de arco transversal de concavidad dirigida
1' hacia arriba: es el arco venoso del do·rso de la
F1c . !119
Región dorsal de la mano : plano superficial. Red venosa dorsal (T.-J .).
1, 1 '. colcaJ<>s cutineoa, con e l panfculo adh>010 en au cara prof unda. - 2, apc>nturosta aupertlclal . - 3, lJ.&3·
me.nt.o a nular poatertor del carpo. - 4 , 4 . ramtlletta arte.rta1ee aubeut•oeos. - s. 5' , ve.nas auperOclalea. - 6 , '6 '.
venas colaten.1.. de loa dedoa. - 7. vena oetillca del pulpr. - s. aalvatela. - 9. ramos del n.dlal. - 10. ramo•
del muaeutocuUneo. - 11, ramoe del braquia l cut, nto Interno. - 12, rama cut,nea dorsal d•l c ubtlal , ciue em t·
te loa cinco prtmeroa colaterales. - 13, n.ma posterior del radial, que emit e loa cinco ~ ltlm oa colateralea. -
14, 1n11tomoal1 entre la1 doa ramas nerviosas precltada1. - 15, nervtoa colaterales de loa dedoa.
2.0 Venas superficiales del antebrazo -, del pliegue del codo. - Los troncos
colectores de las venas del antebrazo, formados por las venas de la mano, suben visi-
bles debajo de los tegumentos por la cara anterior del miembro. Son en número de
tres: una vena radial, una vena cubital y una vena mediana.
a) Esquema cldsico. - La vena mediana recoge, como hemos dicho, la sangre
de la parte central de la red pah,nar. Nace en la parte superior de la palma de la
mano. Su tronco sube casi verticalmente a la cara palmar del antebrazo, recogiendo
por dentro y por fuera numerosos afluentes. Llegada al pliegue del codo, algo por
debajo de la interllnea articular, se divide en dos ramas divergen tes: la una interna
y la otra externa. La rama de bifurcación interna, denominada mediana basílica, se
ANCIOLOCÍA
dirige oblicuamente hacia arriba y adentro, siguiendo el borde interno del bíceps. Se
reúne, algo por encima de la epitróclea, con la vena cubital para formar un tronco
único: la vena basilica. La rama de bifurcación externa, denominada mediana cefdlica,
sigue el borde externo del bíceps y va a unirse a la altura del epicóndilo con la vena
radial para formar la vena cefálica.
En el momento de bifurcarse, la vena mediana recibe constantemente de la red
venosa profunda una fuerte anastomosis, la perforante del codo o vena comunicante
del codo. Esta anastomosis entre las dos redes superficial y profunda permite, según
los casos, a las venas subaponeuróticas
desembocar en las venas superficiales o
a la sangre venosa de la red superficial
tomar la red profunda para ir al corazón.
La vena cubital sigue a la salvatela
y al extremo interno del arco venoso del
dorso de la mano. Comienza en el dorso
de la muñeca. Luego, rodeando de atrás
adelante el borde interno del antebrazo
en su tercio inferior, llega a la cara ante-
rior del miembro y se eleva hasta la epi-
tróclea, donde se fusiona con la mediana
basílica para formar la basílica del brazo
(figura 422).
La vena radial tiene por orígenes
principales la cefálica del pulgar y el
extremo externo del arco del dorso de la
mano. Comienza en Ja cara dorsal de la
mano, en Ja muñeca. Dirigiéndose inme-
diatamente después hacia arriba y afue-
ra, discurre primero por la cara dorsal
del antebrazo, luego rodea el borde ex-
terno en su parte media o en su tercio
superior, pasa así a la cara anterior del
miembro y, continuando su trayecto obli-
C.Otvr cuamente ascendente, llega a la altura
del epicóndilo, donde se reúne con la
F1c. 320
mediana cefálica para formar la cefálica
del brazo. ·
Venas superficiales del d orso de la mano.
En su trayecto, la vena radial su-
l. l , venas colateratea de loa dedos . - 2, 2 ', areadaa
ral• nr1cas. - 3 , 3, venas lnteró11eaa. - 4, cer•llca dol perficial recibe gran número de venas
pulrar. - 5, oaln tola, rormando en 6, el orlren de Ir. nna
cubital. - 7, 7'. venas auperftclalea del antebrazo. y venillas procedentes en su mayoría de
la cara posterior del antebrazo.
En el codo, los troncos venosos superficiales del antebrazo forman, pues, por su
conjunto, una especie de J\·I mayúscula, cuyas dos ramas verticales representan la
cubital y la mediana ; las dos ramas oblicuas representan las dos ramas de bifurcación
de la vena mediana (fig. 322).
b) Variaciones. - Pero la disposición que acabamos de indicar y que corres-
ponde al esquema clásico, dista mucho de ser constante y hasta cabe decir que es
excepcional. He aquí lo que se observa más a menudo:
La vena radial es en general mucho más voluminosa que los troncos próximos.
Llega a la mitad del pliegue del codo y se divide en dos ramas : la mediana basílica
por dentro y la mediana cefálica por fuera. La mediana basílica parece continuar di-
rectamente la vena radial; la mediana cefálica, menos importante, sólo aparece como
una colateral de la radial.
VENAS DEL MIEMBRO SUPERIOR
En este caso, las ramas verticales de la M venosa del pliegue del codo están
representadas, por dentro, por la vena cubital, acompañada algunas veces de una
vena cubital accesoria ; por fuera , por un conducto colateral de la vena radial o por
una vena radial accesoria.
En cuanto a la vena mediana, desemboca ora en la radial, cerca de su bifurcación,
ora en la vena mediana cefálica.
Sea lo que fuere de la regularidad de la M formada por las venas del codo, el
tronco más voluminoso es casi siempre la me-
diana basílica. Este es el que se escoge para
las sangrías o las inyecciones intravenosas. Pero
.... 7
la aguja o el bisturí deben ser manejados con
precaución para evitar la lesión de la arteria
humeral, separada únicamente de la vena me-
diana basílica por la expansión aponeurótica
del bíceps.
4.0 Anastomosis de las venas superficiales con las ven as pr ofondas.-El miem-
bro superior posee, pues, un doble sistema venoso: un sistema venoso superficial y
FIG. 3u
Pliegue del codo : planos superficiales. Venas del pliegue del -codo (f. -J.).
l . 1 '. coliraJOa cuUneos (Que comprenden I& piel y el p&n!culo &dll>OSO) erlnados hacia tuera y l>acla dentro. - 2.
aponeurosis br&Qutal. - 3. aponeuroais antebraqutal. con 3 •. la erp&nalón &l)OneurdUca del bfcepa. - 4, vena radial
auperOctaL - 5, vena cubtt.al superft('ial. - 6 . Tena media.na.. - 7. anaatomoata con la red protunda . - 8, roed.Ja.na
baslllca. - 9, mediana ceti llr a . - 10, baalllca. - ll, cettllca. - 12, 12, ramos del ner•lo radial. - 13, 13. ramOI
del braquJal cutineo Interno. - 14, ramo cuU noo del muoculooutJ.neo. - 15. 1ran1rllo epltr<>clear.
un sistema venoso profundo. Las venas superficiales son las venas primitivas del
embrión, las únicas que durante cierto tiempo conducían al corazón la sangre venosa,
recibiendo como afluentes las venas profundas. Pero, poco a poco, con el desarrollo
de las masas musculares, las venas profundas han aumentado de volumen y han aca-
bado por consútuir la vía venosa principal, y ellas son las que en la raíz del miem-
bro, en el adulto, reciben como afluentes las venas superficiales. Señalemos que GEGEN·
VE:-iAS DEL Ml l::~llJRO SU PERIOR
BAUR, lo mismo que IlRAUNE y TRUBICER, consideraron la vena axilar como la continua-
ción, no de las venas humerales profundas, sino de la vena basílica ; las investigaciones
de CARU> en 44 sujetos confirmaron esta manera de ver. «La vena axilar, dice, es la
continuación, de la basílica y de las dos venas humerales.»
Ftc. 323
Región braquial anterior, plano superficial (T.-J.).
1, l ', colpJos cuttneoa, co·n una parte del panfculo ad.lPolO en au cara profu nda. - 2, aponeuro811 1aperdcJa.l.
- 3. prominencia del pectoral mayor. - 4 , epltró<loa. - 5, art.erlolaa c1..Unad&1 a la piel. - 6, .,ena bullle&. -
7, vena ceUllca. - 8, nento braquial cutinto lnterno. - 9, au accaorto. - 10, ramos de los M'C"UDdo 1 terctt
nernos lnterooatales. - 11 , nervio muaculocuuneo. - 12, ramoa dtl radJal. - 13, ramoa del el.rcu.a.fteJo. - 14,
ramoe aupracla•leularea del ples.o braQuJ&l .
1.0 , cefálica del pulgar con las venas radiales profundas; .2. 0 , perforan les interóseas
o melacarpianas; 3.0 , comunicantes del carpo;
4. 0 , comunicantes del codo, entre la mediana y
venas radiales profundas.
Estas diferentes anastomosis establecen una
solidaridad manifiesta entre las dos redes venosas,
superficial y profunda, del miembro superior y
favorecen singularmente, como se comprende, la
progresión de la sangre hacia la subclavia y el
corazón.
SECCIÓN PRJMERA
Las venas del sistema yugular profundo corresponden a las ramas arteriales
del sistema carotídeo y desembocan en la vena satélite de la carótida común y de la
carótida interna. Para comprender su disposición es necesario recordar el modo de
distribución de la arteria carótida.
La arteria carótida primitiva se bifurca a la altura del borde superior del car-
tílago tiroides : una de sus ramas, la carótida externa, irriga el cráneo y la cara; la
otra, la carótida interna, el cerebro y su expansión anterior, el globo ocular. Ahora
bien, estas dos ramas, como hace observar justamente St n1LEAu, no se parecen. La
carótida interna sube recta hacia el cráneo, sin dar rama alguna en su trayecto cer-
vical; es la verdadera continuación de la arteria carótida primitiva.
La carótida externa, por el contrario, abandona pronto la dirección del tronco
principal y se divide en un haz de ramas. Lógicamente se puede, pues, admitir que
sólo existe una arteria carótida que parte del mediastino y va al cerebro, que en la
parte inferior se denomina carótida primitiva y en la superior carótida interna, pero
que sería mejor denominar simplemente carótida. Esta arteria emite ramas. pero és-
tas, en lugar de nacer separadamente, parten de un tronco común: la arteria carótida
externa.
Como todos los grandes troncos arteriales, la arteria carótida sólo va acompañada
de una vena: la yugular interna o, mejor, la vena carótida (SÉBILEAU). GABRIELLE ha
señalado, sin embargo. la existencia de un conducto venoso colateral, a veces muy im-
portante, que acompaña a la yugular interna.
La vena yugular interna recibe todas las ramas venosas que corresponden a las
ramas arteriales suministradas por la arteria carótida : ramas terminales y ramas co-
laterales.
Describiremos, pues:
i.0 Las ramas de origen de la vena yugular interna, es decir, los senos de la
duramadre.
2 .0 El tronco de la vena yugular interna.
3.0 Las ramas colaterales de la vena yugular interna.
La vena yugular interna tiene por origen los senos craneales. Estos senos son
conductos venosos excavados en el espesor de la duramadre. Son la terminación de las
venas del encéfalo y de la órbita. Por convergencia sucesiva. llegan a un tronco común,
el seno lateral, que se continúa en el agujero rasgado posterior con la vena yugular.
A1'CIOLOCÍA
Los senos craneales ofrecen una presentación muy variable en su configuración ex-
terior. Su forma es en general prismática o cilíndrica; algunos de ellos son plexiformes
e irregulares.
Su pared se compone esencialmente de dos túnicas : una t1Ínica externa, fibrosa,
formada por la duramadre, y una túnica interna, endotelial, que en nada difiere de la
túnica interna de las venas y que, cuando el seno sale de la duramadre para ser una
simple vena, se continúa directamente con la túnica interna de esta última. Los senos
son pues, venas especiales, en las que Ja túnica externa (capa muscular y adventicia
reunidas) ha sido remplazada por una túnica fibrosa me-
níngea.
Los senos craneales están completamente desprovistos de
válvulas, por' lo cual la sangre puede circular por ellos en uno
y otro sentido, disposición feliz para aquellos conductos que
reúnen dos senos (senos anastomóticos) y en los cuales la
circulación se efectúa unas veces en un sentido y otras en otro,
es decir, del seno en que la presión es mayor hacia el seno en
que la presión es más débil.
Num erosos senos ofrecen en su interior bridas o cuerdas
de Willis (fig. 326) que, por los más diversos trayectos, van de
una pared a otra. Estas trabéculas, unas veces delgadas y flojas,
otras gruesas y resistentes, pero siempre muy irregulares, tabi-
can más o menos la cavidad venosa, que en ciertos puntos, en
4 ... los senos cavernosos por ejemplo, contiene un verdadero re-
tículo.
A los senos craneales están anexos los lagos sanguíneos de
Trolard, cavidades lagunares excavadas en el espesor de la
FIG. 326 duramadre, que tienen la forma de ampollas redondas o alar-
Seno longitudinal supe- gadas y una estructura areolar. Su cara interna está tapizada
rior. abierto por la linea de endotelio. Estos lagos contienen sangre venosa que reciben
media de su cara dorsal de las venas meníngeas o diploicas, de las que sólo son una
y separado hacia fuera dilatación, y comunican con las venas cerebrales y los senos.
por medio de erinas.
Constituyen en cierto modo reservorios encargados de regula-
l, surco medlo, corrtaPOD·
dlenle al borde Interior del rizar Ja circulación venosa del cerebro ; por esto LABRt los ha
aeno. - 2, 2, bridas ftbrosas
de Wllll1 . - 3, 3. orlftelOI denominado lagos derivativos de seguridad.
•enoaoa. - 4, 4, 1rTanulac10.
nes de Pacchtont. Los senos craneales son muy numerosos y los autores los
han clasificado de modo muy diferente. Los cirujanos, teniendo
en cuenta sobre todo los traumatismos, Jos han dividido en senos descubiertos y senos
cubiertos. Los 'primeros, relativamente superficiales, están por este hecho expuestos
a los traumatismos y son accesibles al cirujano; los segundos, profundos, están a la
vez por su misma profundidad garantizados contra los traumatismos y son inaccesibles
a la intervención quirúrgica.
También se han dividido los senos en pares e impares, según ocupen la región
media o las regiones laterales del cráneo; en senos torculares y atorculares, según
desemboquen o no en la prensa de Herófilo o tórculo; en senos de la bóveda y senos
de la base, según correspondan al esqueleto de la bóveda craneal o al de la base. Esta
última división parece en extremo sencilla a priori, pero cuando se examina en
detalle la repartición de los diversos senos, nos damos cuenta de que no es posible
admitirla, pues asimilaría senos esencialmente distintos por sus conexiones y su vía
de salida.
Adoptaremos la clasificación de QuAJN y LANCER, que dividen los senos en dos
grupos: i. 0 , un grupo posterior y superior, cuya vía de salida es el seno lateral;
.2.0 , un grupo anterior e inferior. Comenzaremos nuestra descripción por el primer
grupo.
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO 433
14
F1c. 327
Senos de la duramadre; vista lateral.
l . 1pdftsl1 crl1ta iralll. - 2. hoz del cerebro. - 3. lleodt. del cerebro. - 4, .eno lon1ltudlnal 1uperlor. -
fiq:i~~_1~1lt~~l'::,oln1i!~:.;, -;u6¡Íer~~ _:oc¡'(;>:, ~~'nu:~~! ~! ~.~~~-,ti;;,:• J'~:1':ondeelB=~lo.l~r:I. ~·~ 1.l•t;:!
cavernoso. - 12. seno coronarlo . - 13, 1tno occipital tran1ve.uo. - 14, ·nna )"U&'ular Interna. - 15, 11n1llo d•
Gaa.ser .
3.0 Seno recto. - Igualmente impar y medio, el seno recto ocupa la base de la
hoz del cerebro o, lo que equivale a lo mismo, la parte media de la tienda del cere-
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO 435
belo. Como esta última, está sumamente inclinado de arriba abajo y de delante atrás.
Su longitud es de 45 a 50 milímetros; su anchura, de 5 a 6 milímeLros. Visto en corte
F1c. 329. Meninges craneales y seno longitudinal superior vistos por arriba (T.·J.).
8e ha r.,,.cado la bdveda craneal para 110ner al deecublerto la duramadre; luego en la parle derecba de esla
dlttma. ea decir, en la que c ubre el hemlaterlo der~ho del cerebro. ee ha practicado una ventana para deacubrlr ta
cavidad aracnoldea y la meninge blanda. Por ~lllmo ee ba Incidido una l)fCIUefta parle de cala llltlma y se ba
.ep.arado de las c1rcu.nvoluclonea para mostrar el t11pac10 de la piamadre o aubaracnoldeo y la manera. oomo se
compartan la hoJa v1aoeral de la aracnoides y la piamadre con respecto a las olrcunvoluc1one1 y loa 1urco1.
1, duramadre. con l '. parte anterior o frontal poco g ruesa. transparentando las circunvoluciones aubya ·
oentea; l '' , porción cerebeloea: l'' ', colraJo de la duramadre doblado bacla aba.Jo. - 2 , rama ant.erlor de la
arteria me.níncea media , y 2' , au rama poatertor. - 3. menfngea anterior. - 4. menln¡e blanda Y aua vasos. -
5, meninge blanda dlaecada y reclinada. - 6, HP•rlo 1ubt.racnoldeo ~!slo en el corte de la mentnre blr.nda. -
~~i::~.:'~fd!~ºi~ 00c1~.:'n.':,~:C1~ºdt.~~al 1 ~u:~d•at d'~ub~~~ 2'.'~~u~~~ ~~nr':~:d1g:1. ~ l~~u:!. dr!te~!r.~
1
Fm. !1!10
Venas de la cara externa del cerebro (hemisferio izquierdo).
!La duramadr: 1 ~od'!docc1=º~;!,~~~~ f:t~~.:';~o~~:br~ie!''="ie~~la0n1 Ju,.~r~~¡e,;~.¡·~~~r14:r.rra· dtmoatrar
1 , eeno lon.itudlnal auperlor. - 2 . porción borlzonUI dol aeno lateral. - 3, sran vena anutomóttca de Tao-
LA&D. - 4. Ten.a ana1tomótlca do LA• • t. - 4' , conducto anaatomótlco entre la ven& de Trolard y el eeno loa rttu-
dtnal aupertor. - 5, 5, 5, ve nas aecendtntn dol h em11ter10. - 6 , 6, 6, venas de1Ce-ndentes. - 7, ramo de la. me-
nfnl'e& modJa, anastomo1ándo10 en 7 • con uoa vena cerebral aacendent.e, en la POreldn atoual&n& de e&t.a. lllttma. -
8, 8, dur amadre.
18• Ye, en rata ftpra , que clerto mlmero do Tena.a ascendent.ea ae introducen en el eapeeor de la duram&dre antea
de abrlrae en el seno lon¡1tud.1nal y se coovterten en alnu.slanaa antes do au termtoaclón.J
4.0 Senos laterales. - Los senos laterales son pares y simétricos. Se extienden de
la protuberancia occipital interna al agujero rasgado posterior. Nacen de la conver-
gencia del seno longitudinal superior, del seno recto, que ya hemos descrito, y del
seno occipital posterior, del que vamos a hablar. Se continúa, por otra parte, en el
agujero rasgado posterior, con la vena yugular interna.
Los senos laterales son raramente iguales. El derecho es en la mayoría de los casos
más voluminoso que el izquierdo. El seno derecho mide aproximadamente de g a 15
milímetros de anchura, mientras que el izquierdo sólo alcanza de 5 a u milimetros.
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO 437
Horizontal en la primera parte de su trayecto, cada seno lateral discurre a lo
largo del borde convexo de la tienda del cerebelo, en un canal profundo, el canal la-
teral, que separa las fosas cerebrales de las fosas cerebelosas. Llega así a la base del
peñasco. Aquí cambia de súbito de dirección: se flexiona hacia delante, abajo y
adentro, formando el codo del seno lateral; luego penetra en el canal petromastoideo
7
F1c. 3111
Senos de la duramadre en la base del cráneo.
y llega con él al agujero rasgado posterior, que atraviesa constituyendo encima del
agujero el origen de la vena yugular interna.
Es posible describir, pues, en el seno lateral, tres porciones: horizontal, vertical
y transversal.
a) La porción horizontal se extiende de la prensa de Herófilo a la base del
peñasco. Se aloja en el canal lateral de la escama del occipital y sobresale del surco
craneal. Está excavada en la tienda del cerebelo. No es exactamen te horizontal, sino
algo inclinada hacia abajo, afuera y adentro. Segt'.m PoIRJER, su línea de dirección
corresponde bastante bien a una línea trazada desde el borde superior del conducto
auditivo externo al inion.
b) La porción vertical o mastoidea está alojada en un surco óseo excavado en
la cara interna de la mastoides y en la cara posterior del peñasco. Esta porción des-
cribe una curva de concavidad anterior que parece rechazar el peñasco hacia delante.
ANCIOLOCÍA
rior, las venas del acueducto del vestíbulo. Recibe, además, en el momento de cambiar
de nombre y de convertirse en yugular interna, una vena más o menos voluminosa que
desemboca por el agujero condíleo posterior y que le hace comunicar con los plexos
venosos intra y extrarraquídeos.
Por último, el seno lateral, algo por debajo de su codo, en su porción vertical
por consiguiente, presenta una comunicación importante con las venas extracranea-
les por la vena mastoidea. Flebiús exteriores pueden, pues, invadir el seno lateral por
esta vía. La presencia de esta vena emisaria mastoidea explica por qué se escoge la
región mastoidea como lugar de elección para las emisiones sanguíneas (aplicación
de sanguijuelas).
5.0 Senos occipitales posteriores. - Los senos occipitales son dos senos pares.
Ocupan las fosas occipitales inferiores y se extienden de un extremo a otro del seno
lateral correspondiente. Constituyen una especie de anastomosis entre los dos extre-
mos del seno lateral: como dijo con razón CRUVEILHIER, representan la cuerda del
arco que describe este último seno (fig. 331).
Es posible considerarles dos porciones: vertical y horizontal.
a) La porción vertical desciende en la hoz del cerebelo a lo largo de la cresta
occipital interna; a este nivel los dos senos discurren uno junto a otro, a la derecha
y a la izquierda de la cresta occipital interna. No es raro poder observar que se
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO 439
fusionen en un tronco común único y medio en una extensión muy grande de su
trayecto.
b) La porción horizontal rodea el borde posterior del agujero occipital en el
surco marginal y desemboca en el seno lateral en el lado interno del extremo anterior.
F1c. !1!14
El cerebro y el cerebelo visLos por su cara posterior despu~s de la ablación
de la escama occipital y de una parte del parieLal (f.·J .).
l, occipital. - 2, parietal . - 3. sutura aairltal. - 4, masa muscular de la nuca, reclinada hael& abaJo, para
deJar ver, en la Unea lllAld.la, el a¡¡uJero occipital: lateralmente y a la t•qulerda, la ranura dl&'áatrloa con el m~sculo
d1¡¡'5trlco que ee tnaerUL en ella. - 5, duramadre f"tn oltu" a la derecha, Incidida y levantada a la l•qutercla).
- 6. cerebro, con 6 1 , la cisura. perpendicular externa. - 7, lóbulo occipital len ro1a 1, con eus tres ctrcun•oluclone1.
8, lóbulo temPoral 1en oerdt ). - 9, lóbulo parietal (en ololtta l . - 10, cerebelo. - U , seno lon¡¡ltudln al aupe-
rlor. - 1 2, aeno recto que desemboca en la prensa de IJeróOlo. - 13, aeno occipital IJ()Sterlor . - 14, aeno lateral
t<qulerdo (Porción borl•ontal). - 15, una vena cerebral t rllnalormada en atnusal anteo de desembocar en el eeno
lateral. - 16, vena emlaarla.
de los senos del grupo posterior y superior: seno longitudinal superior, seno recto,
senos laterales, senos occipitales posteriores.
El modo de confluencia de los s~is senos, longitudinal superior, recto, occipitales
posteriores y laterales, en la protuberancia occipi~l interna, dista de ser uniforme.
Presenta numerosas variaciones individuales, bien estudiadas por RüDINCER, KN01T,
DuMONT y MANNO. Se pueden agrupar en los tres tipos siguientes:
Primer tipo. - Está constituido por la presencia de un reservorio común, impar y
medio (fig. 335, A), en el que terminan los senos precitados: es la prensa de Heró-
filo de las descripciones clásicas. Esta disposición es indudable que puede existir, pero
es muy rara. DUMONT no la ha hallado más que 10 veces en los 50 individuos exa-
minados, y aún hay que advertir que sólo era completa en 4; en los otros 6, el seno
recto y los senos occipitales posteriores no tomaban ninguna parte en la constitución
A B e
F1G. !1!15
Confluente de los senos. diversos tipos (según DuMoNT): A, prensa de Herólilo; B, seno lon·
gitudinal que desemboca en el seno lateral derecho; seno recto que desemboca en el seno
lateral izquierdo; C, seno longitudinal que se continúa en gran parte con el seno lateral
izquierdo y envla un pequeño brazo al seno lateral derecho. mientras que el seno recto
desemboca c.asi exclusivamente en este último seno.
(Lt. duramadre ae ve por su can. poet.erlor o convexa.)
1, seno l on~ tudlool 1uper1or . - 2, seno recto. - 3, seno lateral derecho. - 4 , seno lateral ll.Qnlerdo . - 5 y
5', senos occlpltalee poetertorea. - 7. tablQuo ftbroeo. - 8 , pec¡ue!io brazo anastomdUco entre el aeno loo¡ltudloal
ouperlor y el oeno lateral derecho.
del confluente. MANNO, por su parte, declara que sólo lo ha visto 2 veces en 50 casos,
o sea en una proporción de 4 por 100. De esta manera el tipo clásico se convierte en
tipo raro, verdaderamente excepcional.
Segundo tipo. - Podría designarse (fig. 335, B) con el nombre de terminación
unilateral de los dos senos recto y longitudinal superior. El seno longitudinal supe-
rior, en lugar de descender a la prensa siguiendo la línea media, se desvía a la iz-
quierda o a la derecha, pero de ordinario a la derecha, y se continúa con el seno
lateral derecho. A su vez, el seno recto, que, como es sabido, está en gran parte cons-
tituido por las venas de Galeno, se inclina a la izquierda para continuarse con el seno
lateral izquierdo. Tal es el segundo tipo. Como se ve, la sangre que circula en los
senos laterales tiene diferente origen, según sea a la derecha o a la izquierda. A la
derecha procede en su totalidad, o por lo menos en gran parte, del seno longitudinal
superior, que a su vez toma su origen de las venas corticales de los hemisferios. A la
izquierda procede del seno recto, el cual resume la circulación venosa de las partes
profundas del cerebro. Conviene añadir que los dos senos laterales son generalmente
de diferente volumen y que en estos casos es casi siempre el derecho (70 veces por 100,
RuOINCER) el que supera al izquierdo. La disposición anatómica que constituye nues-
tro segundo tipo es bastante frecuente : MANNO la encontró 14 veces en 50 individuos.
Tercer tipo. -En este tercer tipo (fig. 335, C), el seno longitudinal superior
y el seno recto se bifurcan, cada uno en dos ramas divergentes, una izquierda y otra
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO 441
derecha, las cuales se reúnen dos a dos para formar: las dos ramas de bifurcación de-
recha, el seno lateral derecho, las dos ramas de bifurcación izquierda, el seno late·
ral izquierdo. En este caso, en la línea media existe un islote de duramadre, romboidal
o triangular, que corresponde a la protuberancia occipital interna y rodea las cuatro
ramas de bifurcación antes indicadas. Es raro que las dos ramas de bifurcación, sea
del seno longitudinal superior, sea del seno recto, tengan exactamente el mismo
volumen. En general sucede lo contrario, son desiguales, y es bastante frecuente ver,
con una rama derecha muy voluminosa, una rama izquierda de pequeño volumen,
minúscula, casi ausente; si se nos per-
mite la palabra, es un tipo intermedio
al tipo III y al tipo II, una aproxi-
mación a este último tipo. MA NO ha
encontrado nuestro tipo III 34 veces
en 50 individuos, y lo considera como
clásico. Añadiremos que, en ciertos
casos, el islote de duramadre antes
mencionado está recorrido por los ra- 3
mos anastomóticos que van de las
ramas de bifurcación derecha a las
de bifurcación izquierda, ramos anas-
tomóticos que ellos mismos se anasto- '
mosan en plexos, creando así para el j '
tipo 111 una variante denominada ple- fJG. 336
xiforme (fig. 336). Pero aun en tal dis- Tipo plexiforme del confluente de los senos
posición, añade RuoJNGER, los dos se- (según MANNO).
nos laterales pueden fácilmente dis- l , M!'no lon¡ltudlnal superior bifurcado. - 2, seno recto,
lauatmente bifurcado. - 3, 3 '. eenoe t.ra.n1vereo1. - 4, 4 '. ana•·
tinguirse por el hecho de ser siempre tomotl• plexlto rmea Que unen 106 ee.noa tr~averaoe .
uno de ellos más voluminoso que el
otro, y porque en el más pequeño circula siempre mayor cantidad de sangre de las
partes profundas del cerebro que en el mayor.
Incluimos en este grupo: 1.0 , el seno cavernoso; 2 .0 , el seno coronario; 3.0 , la vena
oftdlmica; 4.0 , los senos esfenoparietales de Breschet; 5°., el seno petroso superior;
6.0 , los senos petrosos inferiores; 7.0 , el seno occipital transverso; 8.0 , los senos caro-
tídeos, y g. 0 , los senos petroocipitales.
Los senos cavernosos constituyen, por decirlo así, el centro de este grupo. Todos
los demás senos, en efecto, son sus afluentes o sus emisarios. Describiremos, pues: 1.0 , los
senos cavernosos ; 2.0 , sus aferentes, y 3.0 , sus eferentes.
1.0 Senos cavernosos. - Los senos cavernosos, pares y simétricos, están situados
a cada lado de la silla turca. Son notables a la vez por su volumen y la brevedad de
su trayecto: su longitud no excede de dos centímetros; su anchura llega a un cen-
tímetro. Cada seno aparece como un cuadrilátero irregular (fig. 337). La cara externa,
vertical, corresponde a las circunvoluciones internas del lóbulo temporooccipital ; la
cara interna, menor pero igualmente vertical, se relaciona con el cuerpo pituitario;
la cara superior, horizontal, corresponde al espacio interpeduncular de la base del
cerebro; la cara inferior, oblicuamente dirigida abajo y afuera, se aplica a las partes
laterales del cuerpo del esfenoides. De sus dos extremos, el superior corresponde a la
pane más ancha de la hendidura esfenoida!; el posterior, al vértice del peñasco y al
borde lateral de la hoja cuadrilátera del esfenoides.
ANGIOLOGIA
2.0 Aferentes del seno cavernoso. - a) Seno coronario. - Este seno se deno·
mina también seno circular, seno intercavernoso, seno de Ridley.
Ocupa la silla turca, rodeando la base del cuerpo pituitario a la manera de una
elipse horizontal cuyo eje mayor estuviese dirigido transversalmente. A veces a su
rama anterior se la denomina seno coronario anterior, y a su rama posterior, seno
coronario posterior. La ram·a anterior se aloja en el canal óptico; la rama posterior
corresponde a la lámina cuadrilátera del esfenoides. El seno cavernoso se abre late-
ralmente a la derecha y a la izquierda en la parte superointerna del seno cavernoso:
representa una doble anastomosis transversal tendida entre el seno cavernoso de un
lado y el seno cavernoso del lado opuesto.
b) Vena oftálmica. - La sangre aportada a la órbita por la arteria oftálmica y
sus ramas vuelve al seno cavernoso por las venas oftálmicas. Estas venas son en número
de dos para cada órbita y se distinguen en superior e inferior. La vena oftálmica
superior (fig. 339), la más voluminosa de las dos, ocupa el plano superior de la órbita:
la inferior sigue el suelo. Estas dos venas reciben numerosas ramas colaterales muy
variables en cuanto a su disposición: las dos venas etmoidales anterior y posterior, las
venas musculares, las ciliares anteriores, las ciliares posteriores, la vena central de la
retina y la vena lagrimal. Engrosadas con estos afluentes, atraviesan la parte más ancha
de la hendidura esfenoida! y abocan en el seno cavernoso aisladamente o por un tronco
común. El seno cavernoso puede considerarse en gran parte constituido por ellas;
de ahí el nombre de seno oftálmico que le dan también algunos autores. Esta con-
tinuidad entre los dos vasos venosos nos explica la formación del tumor pulsátil y
soplante (exoftalmía pulsátil) que se observa en la cavidad orbitaria en el aneurisma
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO
fl
6
1J
f1
8
3 f9 l O fO lJ 2l ft fO 18
Frc. 338
El seno cavernoso izquierdo visto lateralmente.
! La pared externa ha lldo levantada para moatru el contenido del aeno.)
1, oeno cavernoao. - 2, duramadre orinada hacia d•lante. - 3 , dlafl'&&'IDa de la hlpóft1l1. - 4 , qUJaama
dpllco, con 4 ', cinta óptica; 4 ", nervio óptico. - 5, ped~nculoa oerebralea. - 6, oerebelo. - 7, peftaaoo. - 8,
conducto audttho interno oon loa trea ner•loe que lo atraTleaan. - 9, ala pequena del eatenoldee. - 10, ala mr.1or
del esfenoides. - 11 , agujero oval. - 12, 12', carótlda interna. - 13, arteria otU lmtca. - 14 , ner•lo mot.Or oca·
lar com~. - 1 5, pat6Uoo. - 1 6, motor ocular externo. - 17, trl116mtno. - 18, ¡¡an¡¡Uo da Oaaaer. - 19, oUil·
mica. - 20, maxtllr superior. - 21 . maxilar interior. - 22, eeno de Dreschet. - 23, seno i>et.roeo 1upertor. -
24, •ena d•I a11uiero oval que atraviesa este •trUl•ro para t erminar on 25, ples.o ptorl(loldeo. - 26, mlllculo pte·
l'lllOldeo externo.
jero rasgado posterior. Este seno representa una anastomosis que une la parte media
del seno lateral con el seno cavernoso.
Al seno petroso superior van venas cerebrales procedentes en su mayoría de la
cara inferior de los hemisferios: la ve.na silviana superficial o a11astomótica magna
de Trolard; algunas venas cerebelosas que proceden de Ja parte anterior de los lóbulos
laterales del cerebelo ; algunas venas protuberanciaks; algunas venas timpánicas que
proceden de la caja y desembocan en el cráneo por Ja sutura petroescamosa.
b) Seno petroso inferior. - Par y si métrico, el seno petroso inferior se extiende
desde el ángulo posterior del seno cavernoso a la vena yugular interna. Sigue la su tura
14 15 17 E.S.
F1c. 339
Región orbitaria, parte externa ; primer plano (la pared externa de la órbita
ha sido resecada) (T.·J.).
A, l'l•n4ula lagrimal. - B, periostio orbitario, •rlnado. - C, sección de la piel de la !rente, ccn el múoculo
frontal y e l auperclllar. - O, eeccJón de los pArpados ccn el m~acu lo orble>Ular.
a, elovador del ptrpado superior. - b. recto aupe.rlor. - e, recto externo. - d, recto lntertor. - ' · obllouo
menor.
1, trl¡émlno. con l ' , ganglio do Oaucr. - 2, nervio max.Jlar lntortor oue penetra en el aauJero oval. - 3 ,
nervio ma.xllar auperlor que pene\.ta en el aguJero redondo mayor. - 4, nervio ott.Almlco, con : 5 , nervio nasal:
6, nervio frontal: 7, ne.rvto la¡ylmal. - 8, patético. - 9 , motor ocular externo. - 10, motor ocular com\ln . - 11,
ramo orbitario del maxilar auperlor. - 12. nerv1oe dentarios l)08t.erlorea. - 13, arteria la¡rrlmal. - 14, arteria m&·
xllar I nterna. - 15, rama auborbltarla Que envf& un ramo a la I>&.rte ante.roert.e.rna. de la. drbtta. - 16. ttna
ott.AlmJca. -17, anaatomoals a trav~s de la bendtdura eatenomax.Uar, entre laa venas de la órbita y las de la
!ooa cl&'om• Uca.
petroocciptal, en la que se encuentra un canal destinado a recibirlo (véase fig. 341, 9).
Su extremo anterior sale del seno cavernoso, pero comunica también con el seno
occi pita! transverso.
Su extremo posterior penetra en Ja parte anterior del agujero rasgado posterior,
delante de los nervios mixtos que lo separan del seno latera l y de la vena yugular
interna. En ciertos casos permanece sinusal h asta el extremo y se abre en el golfo de
la yugular. En otros casos desemboca debajo de Ja base del cráneo, en la vena yugular
interna. En estos últimos casos su porción extracraneal se transforma en vena.
El seno petroso inferior recibe : venas del agujero rasgado anterior, venas dura-
les, venas del cerebelo, de la protuberancia y del bulbo; las venas auditivas internas,
satélites de la arteria; el seno petrooccipital; por último, la vena condílea anterior,
que procede del plexo del hipogloso.
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO 445
c) Seno occipital transverso. - El seno occipital transverso o seno basilar está
situado debajo y detrás de la hoja cuadrilátera del esfenoides, en el canal basilar por
consiguiente (fig. 341, 4). Es un seno impar y medio que realiza una anastomosis trans-
versal entre los dos extremos posteriores de los dos senos cavernosos.
Está constituido ordinariamente por ramos múltiples más o menos anastomosa-
dos en plexos. Recibe venillas protuberanciales y bulbares, venas óseas. Por sus ramas
descendentes se anastomosa con el plexo venoso del agujero occipital, que pertenece
a las venas raquídeas. Constituye,
por este hecho, una anastomosis A
entre los senos craneales de la base
y las venas raquídeas.
d) Seno carotideo.-Se desig-
na con el nombre de seno carotí-
deo un plexo venoso areolar que
emana del seno cavernoso y rodea
la carótida interna en todo su tra-
yecto en el conducto carotldeo.
Al salir de este conducto en la
cara inferior de la base del cráneo,
este plexo venoso se resuelve en
uno o dos troncos que desembocan
en Ja vena yugular interna.
Este seno carotídeo sirve de
emisario al seno cavernoso; pero,
sobre todo, suministra a la arteria
carótida interna, incluida en el pe-
ñasco, un almohadón elástico y C.DtvY
compresible que permite y regula 1 3'
las pulsaciones arteriales. F1G. 340
e) Se1zos petrooccipitales, se- Vena oftálmica superior vista por arriba .
nos de English o senos petroocci- tAlmlca. 1, arteria oanltlda Interna. - 2, arteria 01t• 1m1ca. - 3 , ••na ol·
cM 3' , au ana1tomoat1 con la facial: 3". au anaatomo-
1l1 con el pl•xo pterLJ<>ldoo. - 4, arteria larrlmal. - 4' , a.rterll.
pitales inferiores de Trolard. - El central de la reUn". - 5, arteria mu1eular superior. - 6. arte·
seno petrooccipital inferior está si- ria mu1eular tnlerlor. - 7. arterias ciliares. - 8, arteria etmoldAI
poatrrtor . - 9. arteria etmoldal anterior. - 10, arterta. aupraorbt ·
tuado en la cara inferior de la base lerlor. -- 11,
tarla. arteria palpebral auperlor. - 12, arteria palpeb&l ID·
13, arteria trontal. - 14, arteria nasr.l. - 15, a.rt•rta
del cráneo. Es el único situado )' vena tacla lea.
A, pirpados aeparadoa. - B, nervio óptica. - e, rl,ndula larrl ·
fuera de la cavidad craneal. Ocu- mal. - D . seno frontal.
pa Ja parte inferior de la sutura
petrobasilar; su trayecto es paralelo al del seno petroso inferior. Su extremo anterior
comunica con el seno cavernoso por el agujero rasgado anterior; su extremo posterior
se abre en el seno petroso inferior cerca de su embocadura en la yugular interna. Recibe
venas de la bóveda de la faringe.
4.0 Venas emisarias del seno cavernoso. - a) La vena oftdlmica (o las venas
oftálmicas, cuando hay dos) termina, como hemos visto antes, por una parte en el
seno cavernoso, y por otra está en relación de continuidad con la vena facial. Esta
vena oftálmica puede, en ciertas circunstancias, cuando el seno cavernoso está com-
primido o cuando su tensión es elevada, invertir el sentido de la corriente y llegar
a ser una vena eferente importante.
b) Venas del agujero oval. - Parten de Ja porción inferior del seno cavernoso
y terminan en el plexo pterigoideo, pasando por el agujero oval en compañía del
nervio maxilar inferior, pero delante del nervio, según TROLARD.
e) Venas del agujero redondo mayor. - Acompañan al nervio maxilar superior.
Son inconstantes.
A:-.GlOl.OcfA
d) Ve11as del agujero rasgado anterior. - Constantes, pero muy variables en nú-
mero y calibre, terminan en las venas faríngeas.
e) Venas me11í11geas. - Las venas meníngeas discurren, entre la cara externa de
la duramadre y la cara interna del cráneo, por los surcos vasculares que presentan las
d iferentes piezas óseas de esta cavidad. Estas venas reciben a la vez venillas proceden-
tes de la duramadre y venillas que emanan de la pared ósea.
F1c. !14•
cnos de la duramadre en la base del cráneo.
l. vena ottálmlc:i . - 2, tieno ca.Ycrn090. - 3, aeno coronarlo. - 4 , seno occipital transvtrso. - 5 , seno pe 4
tro!!O 1upertor . - 6, eenn O<"clriltal PoSterfor, con 6', antlstomoats do este \Htlmo seno con los plexos 1ntrarraqufdeo1.
- 7, aeno lo nvttudtnal superior. - 8. S('OO rect o. - 9, seno petroBO Inferior . - 10, aeoo lateral. - 11, vena Mt.6·
li te del hl1>0gloao. - 12 , ve na m rntng{'a mcdta. - 13, an.erla cardUda Interna. - 14, las doa artert11 vcrtebr&?es.
Las má importantes de e tas \ Cnas son las me11i11geas medias, que corresponden
a la arteria del mi;mo nombre y ocupan, como ella, los canales y surcos cuyo conjunto
constituye la hoja de higuera (véase Os1 EOLOclA). Las venas meníngeas medias, en nú-
mero de dos por cada arteria correspondiente, ;e di tinguen, por su situación, en an-
terior y posterior. Por lo común muy desarrolladas, eSLán pegadas una a otra en la
mayor parte de su trayecto. de tal manera que envucl\'en, entre las dos, los dos tercios
o los tres cuartos de la circunferencia de Ja arteria. i\lás raramente están separadas una
de otra por cierto intervalo, y en e te caso se observa de trecho en trecho la exis-
tencia de conductos anastomóticos de dirección transversal u oblicua.
Las' venas meníngea medias poseen numerosos afluentes. Algo por encima del
pterion (véase ÜSTEOLOCÍA) reciben a Ja vez las venas parietales medias, venas frontales
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO 447
y venas procedentes de la órbita, que podrían designarse con el nombre de venas orbi-
tomeníngeas. Todas estas venas reunidas en un mismo punto forman una especie de
confluente (encrucijada venosa de TROLARD), cuyo diámetro puede alcanzar hasta io y
aun u milímetros. A este nivel, la arteria meníngea se sumerge plenamente en la
cavidad venosa como la carótida interna en el seno cavernoso.
Las venas meníngeas medias comunican por arriba con el seno longiwdinal supe-
rior, por medio de las lagunas sanguíneas de la duramadre, antes mencionadas. Por
abajo se dirigen hacia el agujero redondo menor, terminando de la siguiente manera :
la posterior atraviesa este agujero junto con la arteria meníngea media, llega de este
modo debajo del cráneo y abo-
ca al plexo pterigoideo; en cuan-
to a la anterior, pasa asimismo
en ciertos casos por el agujero
redondo menor y aboca, como la
precedente, al plexo pterigoideo.
Pero no es ésta la disposición
más común, ya que con mayor
frecuencia termina en el interior
del cráneo, desembocando (TRo-
LARD), ora en el seno cavernoso,
ora en la vena del agujero oval.
f) Venas del diploe.-o.) Ca-
viaades venosas del diploe. - En
el diploe, la sangre venosa circu-
la en un sistema de aréolas o la-
gunas, muy irregulares en su for-
ma y dimensiones (fig. W) y que F1c. 342
comunican entre sí, por lo me- Conductos venosos del diploe.
l'mlna uterna ele loe bueoos ele la bdvecla craneal ba alelo sep&·
nos en un mismo hueso. Su ca- ( La rae!~ para cleJar a la vial.a el cllploe y ous ramos venosos.)
libre varía con la edad : casi
nulas en el feto, presentan en el viejo dimensiones más considerables que en el
adulto.
Esta circulación lagunar está como centralizada y regularizada de trecho en trecho
por verdaderos canales que pueden ser considerados como aréolas agrandadas y trans-
formadas en conductos más o menos rectilíneos.
Desde el punto de vista histológico, las cavidades venosas del diploe ( aréolas y
conductos) están constituidas por una pared ósea revestida de una capa endotelial,
prolongación de la que tapiza las venas y los senos venosos.
{3) Conductos colectores. - Se sabe desde BRESCHET que existen venas diploicas
frontales, temporoparietales y occipitales, simétricas a cada lado.
Vena diploica frontal. - Desciende del borde superior del frontal y va a terminar
en la vena supraorbitaria o en la oftálmica.
Vena temporoparietal. - El ramo anterior temporal desciende principalmente
del frontal y se abre, ora por dentro en el seno esfenoparietal o la vena meníngea
media, ora por fuera en una de las venas temporales profundas. El ramo posterior
parietal termina, ora en el seno lateral, ora en la emisaria mastoidea.
Vena diploica occipital. - Desciende cerca de la línea media y termina unas
veces en la prensa de Herófilo y otras en el seno lateral.
TROLARD protestó, con razón, de esta regularidad casi matemática del número
y dirección de los conductos diploicos. Tal regularidad, ya clásica, se encuentra cier-
tamente, pües, ha sido comprobada por BRESCHET y por otros anatomistas; pero es
excepcional. En realidad, los conductos y aréolas del diploe no ofrecen, morfológica-
mente, más que un carácter constante : su infinita variabilidad.
448 ANGIOLOGfA
F1c. !!43
Venas superficiales del cráneo y de la cara, vista lateral.
l. ·..e.n u frontales. - 2 , •enaa partet&lea. - 3, venu occlplt.alu. - 4, temPor&l auperftctal. - 5, maxllar In-
terna. - 6, maatoldea. - 7, angular. - a. facial. - 8 ' , plexo venoso maseterlno. - 9, yuaular externa. - 10,
a.naatomo!ns entre esta \llttma vena y la tactal. - 11, Jlnl'UBI. - 12 , Uroldea superior. - 1 3, yu¡ular anterior. -
14, carótlc1&. - 15, rucular interna . - 16, nenia neumorutrlco.
8.0 La vena condilea posterior, que parte del seno lateral cerca de su termina-
ción, sale del cráneo por el agujero condfleo posterior y termina en la vena vertebral
entre el atlas y el axis.
9.º Las venas emisarias del plexo cavernoso: venas del agujero oval, venas del
agujero redondo mayor, venas del agujero rasgado anterior, que hacen comunicar el
seno con las venas extracraneales.
10. La vena estilomastoidea, que por el conducto auditivo interno se anastomosa
con venas meníngeas o con el seno petroso superior.
Estos diversos conductos establecen una solidaridad completa, desde el punto de
vista anatómico y fisiológico, entre la circulación intracraneal y la circulación extra-
craneal. Constituyen otras tantas vías de salida para la circulación intracraneal.
En el hombre ha sido posible ligar su-
cesivamente las dos venas yugulares in-
ternas sin provocar trastornos cerebrales
(CZERNY).
F1c. !145
Región prevertebral. visla anterior (T.·J.).
En el lado dereobo la aponeuro111 prever~bral so baila en 10 altlo; en el lado Izquierdo ba alelo extirpada.
A , aeno estenoldal. - B, apdftsls mastoides. - O, conduc~o auditivo externo. - D, apdftala e1tllold•1, con tos
trea mtlaculos eatlloldte. - E, apóftsls traoaveraa del aUa1. - F , elCStaao. - O, trAquea.
a:. recto mayor anterior del cuello. - b. recto menor ant.trlor. - e, larao del cuello. - d, recto lateral . - ' ·
HtUnocletdomaatotdeo. - l . f' , dl&'atrlcoa derecho e lzquJerdo. - o. eacaleno anterior. - h, escaleno po1terlor. -
t , anru lar del omdplato.
1, arteria aubclavta. - 2, carótida primitiva. - 3, 3, cardtlda Interna . - 4. cardttda externa. - 5, tiroidea
tntertor. - 6, n.rtebral. - 7, tronco ttrocer•lcal. - 8, yu1ular Interna. - 9 vena subclavia. - 10, tronco venoto
braqulocetilloo. - 11 , conducto tor,clco. - 11 '. rran vena lln1'tlca. - 12, ranrllo llntitlco. - 13, neumoru·
Lrlco. - 14, rran almpitlco con sus tres ran11llo1. - 15, facial. - 16, eaplnal. - 17, gloaorartn¡¡eo. - 18, blpo¡¡lo·
IO mayor. - 19, 19' , recurrentes derecb.o e Izquierdo. - 20, 20, rama1 del plexo oenical. - 21 . plexo braquta l.
La vena yug ular interna presenta una dilatación en cada uno de sus extremos :
el golfo d e la vena yugular en el extremo superior, el seno de la yugular en el extremo
452 ANCIOLOCÍA
F1c . 347
Esquema que muestra los diferentes estadios evolutivos del sistema venoso yugular.
1, no exist e yugular Interna; el sistema. venoso encefálico desemboca , Por el aguJero tem poral, en ta yurular
externa.
ll, aparición de la Y\li'Ular Interna: es muy pequei\a y no penetra t odavfa en el cráneo.
JII, la y u¡uJar Interna penetra en el cráneo, va a aoldar&e al seno lateral y dertvtt. entonces en su provecho
una parte de la. sanare ve.noaa ence.té llca.
IV, el seno lateral pierde t od& relación con la yugular externa y , en totalidad, la sangre QUe cont.lene des~
emboca en la yuauJar In terna.
1 , pared cran•al , aeoclonada en 1enUdo ttontal a nivel do la. extremidad posterior del cl&'Oma. - 2, a1r11l ero
temporal. - 3. acuJero ras¡ado l)Oaterlor. - 4, yugular externa. - 5, yq ular Interna . - 6 , acno lateral. con 6 ',
~u porción hortz.ontal ; 6" , su Porcldn tran1ver1at. - 7. tracto eonJ unth·o (en la ftl'. I V) Q.Ue, en los e1tac1101 pre-
cedentea, Iba. del seno a la yugular externa .
por detrás, al borde interno del músculo escaleno anterior; luego, más aba jo, a los
.2 . 0 ,
vasos vertebrales, a la arteria tiroidea inferior y, por último, a la vena subclavia.
Los nervios neumogástrico y frénico siguen, uno, el lado interno, y el otro, el lado
externo de la vena, y cruzan por abajo la arteria subclavia (véase A rteria carótida pri-
mitiva).
La vena yugular interna, como hemos dicho anteriormente, resume toda la circulación
enceíálica : es, desde su origen en el agujero rasgado posterior, la vena encefd lica por exce-
lencia, podríamos decir la única vena encefálica. La vena yugular externa no recoge a nivel
d e la cabeza más que la sangre de las paredes cr aneales. Pero esta d isposición , si bien cons-
454 ANCIOLOCÍA
tituye uno de los rasgos caracterlsticos de la anatomla del hombre, no existe en todos los
vertebrados, ni aun en todos los mamlferos.
Primitivamente, en los vertebrados inferiores, en especial en Jos peces y en las aves, la
yugular externa es la única que existe.
La vena yugular interna no hace su aparición hasta más tarde; primero es muy peque-
ña y con un campo muy limitado, después adquiere poco a poco importancia a medida
que nos elevamos en Ja serie. Es todavía, en todos los mamlferos (excepto Jos monos). muy
rudimentaria; en unos no pasa de la parte media del cuello y en otros se eleva hasta la
base del cráneo, pero sin penetrar en su interior: exclusivamente cervical. En estas condi-
ciones Ja sangre de la masa encefálica escapa de Ja cavidad craneal por un agujero especial,
el agujero temporal de Otto o foram en jugulare .fpurium de Luscka, que se halla excavado
en pleno temporal, algo por encima de la articulación temporomaxilar. De esta manera
llega a Ja parte superior y lateral de la cara y ali! desemboca en Ja yugular externa.
Más adelante todavía, en los primates inferiores, Ja yugular interna, que se ha desarro-
llado mucho al mismo tiempo que el encéfalo, penetra en la cavidad craneal por el agujero
rasgado posterior, se une al seno lateral, del cual forma la porción descendente, y desde en-
tonces deriva en provecho propio una parte de Ja sangre venosa de los senos. La yugular ex-
terna continúa persistiendo, unida como precedentemente a la parte anterior del seno trans-
verso por el foramen jugulare spurium; pero es mucho menos voluminosa y su volumen se
acentúa de manera gradual a medida que aumenta el de la yugular interna.
Si ahora observamos el primate más elevado, el hombre, vemos que la yugular interna
alcanza su máximo desarrollo : en efecto, recibe toda Ja sangre del encéfalo. Poco a poco
el conducto venoso, que a través del agujero temporal aportaba a la vena yugular externa
una parte de la sangre acarreada por el seno transverso, ha perdido importancia, se ha
atenuado y aun ha llegado a desaparecer ; por este hecho la yugular externa no recibe
más que venas superficiales. Tal es el estado normal.
En resumen, Ja vla eferente de las redes venosas cervicocefálicas, consideradas en general
y en el conjunto de Ja serie de Jos vertebrados, se dispone según modalidades variables
que se pueden agrupar en los cuatro tipos siguientes:
Primer tipo: yugular externa, vena única, que recoge naturalmente toda la sangre venosa
de la cabeza: la yugular interna no existe (peces, aves).
Segundo tipo: yugular externa preponderante, que recoge toda la sangre venosa del en-
céfalo ; yugular interna rudimentaria terminándose en la región cervical (roedores).
Tercer tipo: yugular externa y yugular interna, recogiendo una y otra una parte de la
sangre venosa del encéfalo, la primera por el agujero temporal, Ja segunda por el agujero
rasgado posterior (monos inferiores).
Cuarto tipo: las dos yugulares asimismo, pero con muy d istintos papeles: yugular interna
preponderante, recibiendo en su origen toda la sangre de la red venosa encefálica; yugular
externa más pequeña, separada en lo sucesivo de Ja red intracranal y que no recoge en la
cabeza más que la sangre de la pared craneal.
La embriología nos enseña que la d isposición de las venas yugulares no w lo varía en Ja
serie animal, sino también en el hombre en los diversos estadios de su desarrollo.
Primitivamente (fig. 347, I) no existe, como en algunos vertebrados, más que una sola
yugular, yugular única, que conviene considerar como una yugular externa. Más tarde (II)
aparece la yugular interna, simple colateral de la precedente ; al principio muy delgada y
muy corta, se eleva después poco a poco hasta la base del cráneo, penetrando en seguida (III)
en Ja misma cavidad craneal por el agujero rasgado posterior; se une con el seno lateral
y deriva entonces en provecho propio una parte de Ja sangre venosa del encéfalo, que hasta
entonces desembocaba en totalidad en la yugular externa por este conducto especial, agujero
temporal o foramen jugulare spurium, que se observa todavía en el feto en la ralz de Ja
apófisis cigomática.
En el curso del desarrollo la yugular interna aumenta todavla d e volumen al mismo
tiempo que la yugular externa se a tenúa, de suerte que en el niño al nacer, y a fortiori
en el adulto (IV), Ja yugular interna recoge toda la sangre venosa y encefálica, y Ja yugular
externa, decalda de manera considerable, se halla reducida a una simple vena parietal que
recibe ú nicamente las venas superficiales de la cabeza. Al mismo tiempo, su comunicación
con el seno lateral por el agujero temporal desaparece y sólo se encuentra en el adulto
en estado de anomalla, constituyendo, cuando existe, el seno petroescamoso.
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO 455
Como se ve, el hombre, en lo que respecta a sus dos yugulares interna y externa, nos
presenta sucesivamente, en el curso de su desarrollo individual, la disposición de los verte-
brados inferiores la de los mamíferos inferiores, la de los diferentes grupos simianos y,
finalmente, la qu'e le pertenece en propiedad. También aquí resulta verdad que la ontogenia
no es más que una repetición rápida de la filogenia.
dirigidas de arriba abajo, de dentro afuera y de delante a trás, discurren al lado del
nervio hipogloso mayor : como éste, están separadas de la arteria lingual por el
músculo hipogloso.
Estos tres órdenes de venas convergen hacia el borde posterior del músculo hipo·
gloso y aquí solamente se reúnen en un tronco común que es la vena lingual propia-
.... 8
,.. -12
.... 3
.... 7
..... 9
__ 10
... 15
,_14
i
13
5
E.8
F1c. 348
Relaciones de la carótida externa en su origen (triángulo de Farabeuf) (T. ·J .).
1, yu¡ular Interna. - 2, tronco tlrolln¡uoraclal . - 3, nerTto blpo¡looo. - 4 carótida externa . - ~ . carótida
tnteroa . - 6. arteria. tlrotdoa superior. - 7. arteria. lJngual. - s. arteria tacla1. - 9, nervio larlngeo superior. -
10, huuo hlold••· - 11 , arteria occipital . - 12, dlff.atrlcc. - 13, esternooleldomast.oldeo. - 14, &Poneuroata cu·
Ttcal auperl!clal . - 15, cutúieo.
mente dicha. Esta vena desemboca en la vena yugular interna aisladamente o después
de haberse fusionado con la facial sola o con la facial y la tiroidea inferior.
c) Vena facial (fig. 350). - La vena facial corresponde al territorio de la arteria
facial. Comienza en el ángulo interno del ojo. Poco después desciende por la cara,
que atraviesa, dirigiéndose oblicuamente de arriba abajo y de dentro afuera.
Cruza en seguida el borde inferior del maxilar inferior, pasa al cuello y, por
último, termina en la yugular interna, a nivel del hueso hioides, aisladamente o, más
a menudo, por un tronco común con la lingual y la tiroidea.
En el curso de su trayecto toma sucesivamente los nombres de : vena preparata en
la frente, vena angular en el ángulo interno del ojo, vena facial propiamente dicha
en el resto de su recorrido.
VENAS DE LA CABE7.A Y EL CUELLO 457
Q) Las venas preparatas, derecha e izquierda, representan los conductos colectores
de las venas anteriores del cráneo o de las venas frontales. Ocupan la parte media de
la frente y terminan en un arco venoso situado transversalmente en la raíz de la nariz.
A este arco nasal acuden también la vena supraorbitaria y algunas venas dorsales de
la nariz que siguen, a cada lado, el borde anterior o dorsal de este órgano.
{J) La vena angular nace del extremo correspondiente del arco nasal. Desciende
por el surco que separa la mejilla del ala de la nariz y toma inmediatamente debajo
el nombre de vena facial. En esta porción la vena facial camina paralelamente a la
arteria facial, detrás de la cual está situada.
y) La vena facial propiamente dicha, al abandonar el surco del ala de la nariz,
se dirige en sentido oblicuo abajo y afuera, pa a debajo de los músculos cigomáticos,
F1c. !149
Venas y arterias de la lengua, vista lateral (según H1RSCHFEU>, ligeramente modificada).
1, arteria carótida externa. - 2. "'ena 7u~l1r Interna. - 3, arterla tacJat. - 4, art.e rla tlroldat. superior. -
5, art.eMa lln¡ual. - 6, ramo auprahtoldeo. - 7. arteria doraal de la len¡ua. - 8, art.erta ranina. - 9, ar teria 1ub-
ltn1ual. -10, un& anutomoels para la subment.onlana. - 11, 11', 11" , venaa de la le.n¡ua. - A, nervio lln1ual.
- B, m~oculo ..u1oc1oao. - C, m~aculo hlo¡looo. - D, alnl\ata menionlana.
se desliza sobre el buccinador, a nivel del cual se adosa al conducto de Stenon . y viene
a juntarse .con el borde anterior del masetero. Hasta aquí la vena está siempre detrás
de la arteria facial. Cruza en seguida el borde inferior del maxilar y desciende a la
región suprahioidea. Penetra debajo del cutáneo en un surco de la glándula submaxi-
lar y va a terminar, como hemos ya indicado, en la vena yugular. En esta porción
cervical, la vena cruza la arteria y viene a situarse delante de ella. Mientras que la
arteria está en el interior del compartimiento submaxilar, la vena camina por el
espesor de la aponeurosis que forma la pared superficial del compartimiento.
d) Afluentes de la vena facial. - En el curso de su trayecto la vena facial recoge
tlumerosos afluentes: 1.0 , las venas del ala de la nariz; 2. 0 , la ve1ia coronaria labial su-
perior; 3.0 , la vena coronaria labial inferior; 4.0 , las venas maseterinas anteriores;
5.0 , la vena alveolar, que se origina en el plexo alveolar, situado en la tuberosidad del
maxilar y resulta de la convergencia en este punto de las venas suborbitaria, palatina
superior, vidiana y esfenopalatina; 6.0 , la vena submenloniana; 7.0 , la vena palatina
inferior; 8.0 , las venas de la glándula submaxilar.
e) Anastomosis. - La vena facial se anastomosa con la vena oftálmica por sus
ramas de origen; con . los plexos pterigoideos, por la vena facial profunda o vena oftal-
mofacial de Walther ; con la yugular interna y con la yugular anterior.
Al'\GIOLOGÍA
2.0 Tronco temporomaxilar. - Las venas temporales y las venas maxilares in-
ternas convergen unas hacia las otras y en el cuello del maxilar inferior forman un
Ftc. 350
Venas superficiales del cráneo y de la cara, vista lateral.
1, -Yenaa frontales. - 2, venas partetalea. - 3, venu occlpltalea. - 4. temporal auper.ftclal. - 5, maxlla.r tn..
terna . - 6, mastoldea. - 7. an¡ular . - 8, tacJaJ. - a•, plexo venoao maaetertno. - 9, yu¡ular externa. - 10,
anaat.omoala entre eata 1.lltlma vena y la facial. - 11, Uneual. - 12, tlroldea superior. - 13. yuaular anterior. -
14, cardttda. - 15, yuaular interna . - 16, nervto neumOl'••trico.
3.0 Tronco auriculooccipital. - Las venas auriculares y las venas occipitales pre-
sentan numerosas irregularidades de disposición. En ciertos casos se reúnen para
formar un tronco único, el tronco auriculooccipital, que desemboca en la yugular
interna aisladamente o después de haberse fusionado con el tronco temporomaxilar.
SECCIÓN SEGUNDA
1.0 Vena yugular externa. Vena carótida externa. - La vena yugular externa
está situada en Ja parte lateral del cuello. Su dirección está representada con bastante
exactitud por una línea recta que se extendiera del ángulo del maxilar a la parte
media de Ja clavícula.
a) Origen. - El origen de la yugular externa es interpretado por los autores de
varias maneras. Los clásicos admitían que este tronco venoso estaba constituido por
la reunión de las dos venas temporal superficial y maxilar interna a nivel del cuello
del cóndilo del maxilar inferior. Según Stim..EAu, y nosotros compartimos su opinión,
la yugular no es un tronco colector, sino, como hemos dicho, un conducto de deri-
vacíón que reúne dos estratos diferentes del sistema yugular interno.
He aquí cómo se expresa este autor : «Así como todas las ramas arteriales de la
carótida externa son, por el tronco de que se desprenden, una emanación de la arte-
ria car&tida común considerada como extendiéndose del mediastino al cráneo, asimis-
mo todas las ramas venosas que corresponden a estas arterias terminan, en realidad y
por un número colector sensiblemente semejante, en la vena carótida común, es decir,
en Ja yugular interna. Esto nos hizo considerar que el tronco venoso, que en los
confines de la parótida y el espacio subparotídeo anterior circula al lado del segmento
terminal de la arteria carótida externa, no era una yugular superficial; no merecía,
por consiguiente, el nombre de yugular externa que se le da, siendo en realidad, como
esta misma porción de la arteria que le es adyacente, el tronco que resume la circula-
ción del departamento de la arteria temporal y de la arteria maxilar interna (vena
temporomaxilar o facial posterior de los alemanes). FARABEUF confirmó esta manera de
ver e hizo comprensible esta homología de las arterias y las venas del cuello, denomi-
nando a esta vena intraparotídea con el feliz término de vena carótida externa, que es
necesario conservar a toda costa. Siguiendo la arteria carótida externa, circula, pues,
una vena que nace en la región del cóndilo del maxilar, desciende como ella, aunque
más superficialmente, hacia la parótida, por dentro y por delante, y viene de un
modo variable, pero sin que falte nunca, a desembocar, después de haber recibido la
facial, la lingual, la tiroidea superior, en la vena carótida común o yugular interna
con el nombre de tronco tirolinguofacial. De igual modo que las ramas de la carótida
externa forman dos grupos, un grupo superior parotídeo (maxilar interna, temporal,
auricular) y un grupo inferior cervical (tiroidea : lingual, facial, occipital, faríngea),
así también las venas que van a la vena carótida externa confluyen en dos encrucija-
das: una superior, que ocupa la región pericondílea alta o baja, según los casos ; la
otra inferior, que ocupa la región ceratohioidea. La yugular externa, que por abajo
termina, después de un largo trayecto superficial, en el reservorio retroclavicular, parte
VENAS DE LA CABEZA \' EL CUELLO
por arriba de un punto cualquiera de las venas profundas, ora de un segmento más
o menos elevado de la vena carÓlida externa, ora de la facial anterior, de la lingual,
o de uno de los tres confluentes, y esto es lo que ha hecho reconocer por mucho tiempo
su significación anatómica » (SÉBILEAu).
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FIG . !15!
Vena carótida externa tipo (StBJLEAU).
1 y 13, nna yqular externa que nace aqul do la conlluencla do la ..en.. temporal 1 la maxJlar Interna
(oonnuencla aupertor o parotfdea>. Nace a menudo de la oonl'1uencla de la vena t acl•l anterior y el tronco t.e.mooro--
ma.Illar, t orma.ndo una e•pec.le de oon.nuencla media. - 2 y 14. vena yu_a-ular Interna. - 3, art.erla. rardUda prl·
mlU•a. - 4, arteria tiroidea superior con au vena. - 5, abocamiento tn la yu¡rular Interna do la ..ena cardUda
externa Que acaba de recibir la vena lln1ual 7 la vena tiroidea 1upertor, que forman la conftuencla lnf ertor, 7 . -
8, arteria tiroidea 1uperlor. - 8, arteria carótida Interna. - 9, arteria cardtlda externa. - 10, 12 y 16, artula
ooclpll&I aoompallaCla de au ....... - 11, arteria tarfnl'H• Interior aeccl.onaCla. - 16, art.erla y vena aurlcuJarta. -
17, arteria 1 vena teml)Oralea su~rftclates. - 18. arteria y vena maxllaree Internas. - 19. oonnuencla superior QUI
~~~~ Q~: ~:r~:n1 : 0 m~~.J·~u:~ro·r ~!11rarov~ 1:r~u~. "!~~!1iZ:,, 1 nei:;!··~ta~º· .~:~ror t:1t~,,:rii~r ~/ª,c1 ª\:C~
1 1
que reeulta de la convergencia de las venaa racial anterior. lln1ualee , tarf.nre11, tlroldea1 auoertoree, 24. - 21.
Tena palatina aacendente que aoompaaa. ii su. arter1a. - 22, 23 , arteria y vena t actales. - 25 , arteria 1 Tena
llnl'ualeo.
2.0 Vena yugular anterior. - Se conduce como la yugular externa. Parte de las
venas profundas y va a las venas profundas (fig. 354).
a) Origen, trayecto y terminación. - Nace constantemente en la región supra-
bioidea, pero su origen es bastante variable. En 16 sujetos que examinaron SÉBII..EAU
y DEMouLIN vieron que la yugular anterior nada: doce veces, de una vena submento-
VENAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO
niana; seis veces, de la vena facial ; siete veces, del tronco tirolinguofacial; una vez
nada por tres raíces de las venas submentoniana, lingual y facial; una vez, de la
yugular interna en el espesor de la parótida ; una vez, de los plexos laterales de
la faringe; dos veces no existía en un lado.
Desde la región hioidea la vena yugular anterior se dirige verticalmente, descen-
diendo cerca de la línea media. Llegada a 1 ó JI centímetros por encima de la hor-
F1c. 554
Vena cava superior y sus afiuentes.
1, YODt. ene. superior. - 2, tronco brac¡ulocef,lleo derecho. - 2', tronco brac¡utocet611co lzc¡ul•rdo. - 3 , 3, .,• •
naa 1ubela1'1as. - 4 , yurutar interna . - 5, y~lar externa . - 6, 7·u ¡ular anterior. - 7, vena taclal. - 8, ven.u
tln>ld...1. - 9, yen& me.maria. Interna.
su borde superior, cóncavo, ramos tiroideos; por su borde inferior, convexo, una o dos
ramas torácicas superficiales y algunas veces una rama mediastínica profunda que
procede de la región retrosternal donde se anastomosa con las venas tímicas y me-
diasúnicas.
Cada una de las yugulares anteriores ofrece, además, anastomosis muy variables
en número, volumen y dirección que las unen a la yugular externa, a la yugular in-
terna, a las venas tiroideas y a la vena facial.
d) Relaciones. - En su porción vertical descendente, la vena yugular anterior se
halla primero en el tejido celular subcutáneo, luego en un conducto fibroso que resulta
del desdoblamiento a su nivel de la aponeurosis cervical superficial.
ART ICULO IV
3.0 Estruct ura. - La vena cava inferior sólo tiene una válvula terminal, la vál-
vula de Emcaquio.
Desde el punto de viMa de la constitución de su pared. señalaremos únicamente
que su túnica muscular está en su conjunto poco desarrollada. En su porción abdo-
VENA CAVA SUP ERIOR
minal esta túnica musculosa posee dos capas: una in tema de fibras circulares y otra
externa de fibras longitudinales. En la porción torácica falta esta túnica.
F1c. 355
Aorta abdominal y sus ramas. - Vena cava inferior.
A, eeó!a¡¡o. - B. rlftdn. - C, cip1ula auprarrenal. - O, ur~t.er. - E, recto. - F , nJlp. -o, conducto de!erent.e.
1, aorta abdominal. - 2 , arteria dlatragm•Uca Inferior. - 3, tronco reUaco. - 4. m ...ntúlca 1uperlor. -
5. renal . - 6, capeular aupertor. - 6'. capsular medta. - 8'', capsular tnfertor. - 7 , esperm,tlca . - e, mesenU·
rica Interior. - 9, 9. lumbarea. - 10, !llaca primitiva. - 11, !llaca Interna. - 12. Ulaca ut.erna. - 13, ep~u·
trlca. - 14, elrcunfteJa lll1lca. - 15, u.era media . - 16, lllolumbar . -17, vena cava Interior.
Pero, como los grandes vasos que se abren en el corazón, la vena cava inferior, en
el momento en que toma contacto con Ja aurícula, es enlazada por las fibras muscu-
lares estriadas dispuestas en forma de anillo o de esfínter. Estas fibras, como hemos
visto a propósito de la estructura de las aurículas, son una dependencia de las fibras
musculares de las cavidades del corazón y presentan todos sus caracteres histológicos.
n . -16
ANGIOLOGÍA
FIG. 556
Los rifiones vistos uin situ» por su cara anterior después de la ablación de las vísceras
y del peritoneo (Ed. PAP1N).
1, arteria eapermittca derecha. - 2, Tena esperm•t1ca dertcba. - 3, arteria meaentértca interior. - 4, Ten&
••perm, tlca. lzquJ•rda. - 5, p~llos lumboDdrtlcoa. - e. arteria ttpermitlca. lzqulerdr. que pa.sa. anormalmente de-
lante de la. vena. renal . - 7, a.rterta renal Izquierda. - 8 , arteria mesent6rlca. auperlor . - 9, tronco celiaco. - 10,
arteria dlarra1mit1ca. lnlerlor.
Por delant e, hasta el borde posterior d el h(gado, la vena cava inferior está tapi-
zada por el peritoneo parietal posterior. Corresponde sucesivamente al borde pos-
terior del mesenterio, que la cruza en sentido oblicuo ; luego a los vasos espermáticos
en el hombre y uteroováricos en la mujer, que se interponen en tre ella y la tercera
porción del duodeno, a la cabeza del páncreas y luego, en seguida, a la vena porta.
13 5 3 20 7" 10
FrG. 35¡
El uréLer abdo m inal d erecho visLo ui n siLu» (T.-J .).
aebanh~~~~o e~·r;:~~ :?e ;1pf:~e~:~r~m;n:~ah~e: ~~~zc~~~:d:~c1~ 1~ª 1:~~,:!~~ ~=~~:~~·d:{rf:iear1n~b~~~ia~o~'':!
4 1 1 1
eac.lnd.ldo loe drpnoa y las fo rmaciones que ae encontrabcLn colocados por delante del uréter, a aaber : la porctdn
dereoba del colon transverso y su mesenterio, asf como la porcldn descendente del duodeno. por arriba : la termlna-
clón del Cleon y del mesenterio por abalo; por t ln, el perltonoo parlet.al posterior.)
l. ae¡-mento lumbar del ur6ter derecho, con l ' , el seamento tllaco, y l ", el aeamento pelviano del mismo con·
dueto. - 2 , pel•la renal derecha. - 3 , vena cava In ferior. - 4, rlftdn derecho. - 5, u terta eapermi ttca derecha. -
e . ve.na esperm,1.tea derecha. - 7. mesentérica superior , con 7' 7",
y arterias cólicas derechas. - e. nento aenlto-
<rural. - 9, duodeno (porción horizontal; Ja porción deacen dente, resecada, eat ' Indicad& en línea de puntos). -
10, colon transverao (la porción reeecadt. es~ repruentadi> en Unes d• puntos). con 10· , au mesent er io. - 11, !leon,
oon 11'. ou porción terminal (la r.:rclón que se ha resecado, en Un es de pequeftoa trazoal. - 12, mesent.trlo. - 13,
::f: ri:::d~~;~ ~· i:~e~~:.l! ªfflaf:~~1;9: -;p 1 ~Tcin v~:l'~~~a~ fó!m~i~~~e;;. 1 6. arteria bt1>01•strlca. - 17, ar-
Está separada de esta última por el hiato de Winslow (véase Peritoneo). En la cara
posterior del h (gado ocupa un canal vertical de tres a cua tro cent ímetros de longi-
tud, algunas veces convertido en conducto completo, excavado entre el lóbulo derecho
y el lóbulo de Spiegel. Adhiere íntimamente a esta depresión y, por este hecho, desem-
peña un papel importante en la fijación del hígado.
b) Porción diafragmát ica. - La vena atraviesa de abajo arriba el centro frénico
por un orificio fibroso, cuadrilátero, abierto en la hojita derecha, en el limite poste-
rior de ésta, y por lo tanto del centro frénico. La vena está ligeramente estrechada
ANCIOLOCÍA
vula de Eustaquio. - 10, orlftclo do d•tembocadura de la trT•n inferior (véase Aurícula derecha) .
vena coronarla , con 11, v'1vula de Tbebealua.
2. Venas lumbares
Las venas lumbares, en número de tres o cuatro a cada lado, acompañan a las
arterias lumbares, encima de las cuales están situadas. Hay una vena para cada arteria.
Se originan de dos ramas: una, la rama anterior o abdominal, procede de Ja
pared abdominal; la otra, rama posterior o dorsal, está a su vez formada por la
reunión de un ramo musculocutáneo, procedente de los músculos de los canales lum-
bares, y un ramo espinal que sale por el agujero de conjunción y procede de los
plexos extra e intranaquídeos.
Así constituidas, las venas lumbares pasan debajo de Jos arcos del psoas y van a
abrirse aisladamente en la parte posterior de la vena cava inferior.
Las venas lumbares izquierdas son algo más largas que las derechas ; pasan pol\
detrás de la aorta.
A nivel de la base de las apófisis transversas, las venas lumbares están enlazadas
entre sí por una serie de anastomosis dirigidas verticalmente. Estas anastomosis son,
según los casos, rectilíneas o arqueadas. A menudo se bifurcan y son dobles en cierta
parte de su extensión, formando de este modo una especie de anillo o de ojal, a
través d el cual se escapa el nervio raquídeo a su salida por el agujero de conjunción.
No es raro observarlas más o menos plexiformes. De todos modos, el conjunto de
ANGIOLOGÍA
estas anastomosis longitudinales tendidas entre las diferentes venas lumbares consti-
tuye a cada lado de la columna vertebral un pequeño tronco vertical más o menos
claramente diferenciado según los individuos, que, por razón de su dirección, se desig-
na con el nombre de vena lumbar ascen-
7
dente (fig. 359). Las venas lumbares as-
cendentes comunican extensamente por
abajo con las venas iliolumbares, ramas
tributarias de la vena hipogástrica. Hacia
arriba forman por lo común los oríge-
nes de las ácigos, ramas tributarias .de
4 .. __ 13
la vena cava superior. Existe, por lo
3 tanto, entre la vena cava superior y el
sistema de las venas ilíacas una larga
anastomosis, vía colateral importante,
susceptible de suplir en caso necesario la
vena cava inferior.
4. Venas capsulares
medias F1c. 36o
Venas y arterias renales, cara anlcrior.
La vena capsular me- (La1 lfnu.1 de punto1 1ellalan el contorno del ut.dmaro 1 del duodeno.>
dia, o vena central de la 1, aorta abdomlnal. - 2, ·..e.na e&Ta tntertor. - 3, 3', arteria y vena
renales. - 4, tronco cellaco con aus tres ramaa (bep•ttca, eapl6nle& 7
cápsula renal, sale de la cara t"OrcnarJa fatom•q,utca) . - 6, meaent6rlca aupertor. - 6 , arteria Hperm•·
tlca. - 7, vena taperm•ttca izquierda. - 8, ptlare1 del dlafraama . -
anterior de este órgano y, 9, peou. - 10, rtllón . - 11, pelvis '1 ur6ler. - 12, úJ>Sula auprarrenal.
dirigiéndose transversalmen-
te adentro, viene a abrirse en la vena cava inferior. La vena capsular media izquierda
desemboca con mucha frecuencia en la vena renal correspondiente.
5. Venas genitales
(Venas espermáticas y ováricas)
1.0 Venas espermáticas. - Estas venas espermáticas, descritas por C. PÉRIER, se
constituyen en el fondo de las bolsas por la unión de las venas testiculares con las
venas epididimarias (véase Testículo).
Estas venas, siempre numerosas (ocho o diez), suben hacia el abdomen, abrazando
el conducto deferente y constituyendo así uno de los elementos importantes del cor-
dón (fig. 362). Se dividen constantemente en dos grupos: uno anterior y otro posterior.
El grupo anterior, con mucho el más importante, comprende cinco o seis venas volu-
minosas, situadas delante del conducto deferente y de la a.rteria espermática; el grupo
posterior está formado por dos o tres venas solamente, que discurren por detrás del
conducto deferente, junto a la arteria deferencia!.
Estas diferentes venas espermáticas, a las cuales vienen a engrosar constantemente
en su trayecto algunas venillas funiculares, se introducen en el cordón en el conducto
inguinal, lo recorren en toda su extensión, penetran en el abdomen y terminan de la
manera siguiente: 1.0 , las venas del grupo posterior se unen por lo común en un solo
ANCIOLOCÍA
tronco y van a abrirse en las venas epigástricas; .2 .0 , las venas del grupo anterior acom-
pañan a la arteria espermática. Estas venas forman, al atravesar la fosa iliaca interna,
un plexo importante, el plexo pampiniforme. De este plexo parten comúnmente dos
venas, las cuales no tardan en unirse para formar un solo tronco, la vena espermá-
tica. Esta vena, satélite fiel de la arteria espermática, se remonta con ella a la región
lumbar, recibe a su paso algunas venillas procedentes del uréter, del peritoneo y de
la atmósfera grasa del riñón, y viene, por último, a abrirse : a la derecha, en la
vena cava inferior; a la izquierda, en
la vena renal correspondiente. Las venas
espermáticas son con frecuencia varico-
sas. Algunos han creído encontrar una
condición favorable para el desarrollo de
las varices del cordón en el hecho de que
estas venas sólo poseen, a pesar de su
longitud y dirección verticalmente ascen-
dente, válvulas muy escasas y a menudo
·- -...-·incompletas.
6. Vena porta
La vena porta (vena portarum, vena del hilio del hígado) lleva al hígado la san-
gre de los órganos digestivos abdominales. Su territorio comprende todo el tubo diges-
tivo infradiafragmático y los órganos anexos : hígado, bazo, páncreas.
La vena porta, formada por la reunión de tres venas voluminosas: la mesenté-
rica superior o mesaraica mayor, la mesentérica inferior o mesaraica menor y la es-
plénica, se dirige hacia el hígado y se ca pilariza en este órgano como si fuera una
arteria, justificando así la antigua comparación que hada de la vena porta una espe-
VENA PORTA 473
cie de árbol cuyas raíces penetran en toda la extensión del tubo gastrointestinal y
cuyas ramas se distribuyen por el hígado (fig. 363).
Describiremos sucesivamente: 1.0 , sus ramas de origen; .2. 0 , su tronco ; 3.0 , sus
ramas terminales; 4.0 , sus ramas colaterales ; 5. 0 , sus anastomosis; 6. 0 , por último, las
venas portas accesorias.
F1c. 56~
Venas espermáticas y venas del cordón (según Ch . PfR1Ell) .
a, t.est!culo. - b, ca~a del epldldlmo. - e, tdnlca nrtnal abierta . - d, conducto de!er<nt.e. - 1, cort.e del
pene. - f, corte del mdaculo recto mayor del abdomen.
del .~1J~~~~~d;, ~':r.u1~ d": .~m1~u1::e.·~,:..d•d!~":i':,e·.;; 1~ i,,~'C:,,\º .~~~1.:m~~·~:~e,:i• .::O.:a~
lu twllcaa del escroto. - 5 , venas de la pared utern& del MCrOto. - 6. nnas del tablQUO del eteroto ; 6 ' , una de
aua ramas tenninales para la.a 1'enaa del oordcSn . 6 •', otra rama termlnal para Jas pudendas ut.ernaa. - 7 , 7,
•enaa pudendas externas. - e. vena dorsal del pene. - 9, cayado de la safena lnterna. - 10, anaatomoeta do laa
venas del escroto con el paQuet.e venoso del cuerpo de Bllrbmore. - 11, anaetomoala de la vena del t&blque del
eacroto con el paquete de las venas funJeularea. - 12, an3atomoaJs prepublana de las venas del cordón . - 13, anu-
tomoe.ia retropublana. de aeta.a mJamaa noaa. - 14 , •enaa del cordón a au entrada en el conducto tnaulnal. - 16,
Tenas eaperm•ttcaa que a~enden a la •enA c&Ta. - 16, naos eplg'8tr1001. - 17, 17, deeembocadura comd.n de lu
venu eplrt1trlcaa y el t&aclculo de las venaa !unlcularea procedentes ele la cola del epldlcllmo. - 18, arteria
lllaea ut.erna.
A. Ramas de origen
1.0 Mesentérica superior o mesaraica mayor. - Esta vena corresponde a la
arteria mesentérica superior. Tiene por territorio el intestino delgado por completo
y la mitad derecha del intestino grueso.
474 ANGIOLOGÍA
Comienza al finalizar el íleon, a poca distancia del ángulo ileocecal. Sube en se-
guida a la base del mesenterio, describiendo una ligera curva de concavidad dere·
cha; pasa por delante de la tercera porción del duodeno, desaparece detrás de la
cabeza del páncreas y aquí, finalmente, se une a la vena mesentérica inferior y a la
vena esplénica para formar el tronco de la vena porta. Sigue el mismo trayecto que
la arteria mesentérica y está situada a la derecha de este vaso. Recibe: por su conve-
xidad, las venas del intestino delgado; por su concavidad, las venas cólicas derechas.
Además de estas venas, recibe también , en la cabeza del páncreas, la vena gastroepi·
ploica derecha, que corresponde a la arteria del mismo
nombre y procede de la curvatura mayor del estómago.
Las venas intestinales se anastomosan varias veces
entre sí al salir del intestino, formando tres o cuatro
series de arcos que recuerdan los arcos de la arteria
mesentérica superior. De estos arcos nacen unas veinte
ramas que siguen el mesenterio y llegan a la mesentérica
mayor por su borde izquierdo o cóncavo.
Las venas cólicas derechas siguen el trayecto de
las arterias. Constituyen tres troncos principales : la
cólica derecha inferior o ileocólica, la cólica media y la
cólica superior, que van a desembocar en el borde de·
recho o cóncavo de la mesaraica mayor.
La vena gastroepiploica derecha corresponde a la
arteria homónima y, como ella, recibe ramas gástricas,
epiploicas, duodenales y pancreáticas. Puede ir directa·
mente al tronco de la vena porta o unirse a la vena
cólica derecha superior y formar entonces la vena gas·
Esquema vena porta. trocólica.
r:!!: r~eJ:uf:::· (~;·ra~:
4 . ~·uatr:::O
ca mayor. meaaralca menor y eep16·
nlca). - s. 6, aua 401 ramas t.t rmt·
2.0 Mesentérica inferior o mesaraica menor. -
Corresponde a la arteria mesentérica inferior. Tiene por
nalu derecbA e Izquierda, ramUlr•n·
doae dentro del hlrado 17l a la manera
de lae arterla1. territorio la mitad izquierda del intestino grueso. Su
origen está constituido por las venas hemorroidales su·
periores: el tronco así formado sigue durante cierto tiempo el lado izquierdo de la
arteria mesentérica inferior, y luego se separa de este vaso. En esta segunda porción
se dirige arriba y a la izquierda en el mesocolon, luego es cruzada por la arteria del
ángulo izquierdo del colon o cólica izquierda superior; dibuja una curva de conca·
vidad derecha alrededor del ángulo duodenoyeyunal, curva que se designa con el
nombre de arco vascular de Treitz. Así llevada a la derecha, sigue un trayecto horizon·
tal y se hunde en el mesocolon transverso, detrás del páncreas, o desemboca general -
mente en la vena esplénica a 1 ó 2 centímetros del tronco de la vena porta.
Recibe en el curso de su trayecto: las venas cólicas izquierdas; la cólica inferior,
que viene del colon iliaco; la cólica media, que procede del colon descendente; la
cólica superior, procedente del ángulo izquierdo del colon, y además ramas de la
mitad izquierda del colon transverso y de la mitad izquierda del colon descendente.
e
G
F1c. 364
Vena porta v sus ramas de origen.
A, blpdo reclinado arriba 7 a Ja derecha. - B, vearcula billar . - e, bazo. - o, estdm&&'O, reclinado hacia
arriba. - E , ma.aa del tnte1t100 dtl¡ado separada por erlnaa hacia ab&JO y a. la derecha. - F , duodeno. - O, O' ,
p•ncreaa. - B, colon a,ace.ndente. - J, recto.
1, tronoo de la Tena porta. - 2. meaaralca mayor, oon •en au 1ado externo> la. lrea Tenu cdllcaa derecbaa;
superior. med.Ja, tnrerlor. - 3, mes&ralca menor, con (en 1u borde u.terno) laa venaa cdllcaa tz,qulerdaa. - 4, •enu
hemorrotdalea 1upertore1. - 5, 5', vena• hemorroidales medias e tntertorea. - 8, 6 ', vena ¡aatroeplplote& derecha.
- 7, Tena irastroeplplolca 11.Qulerda. - 8, nna .spl~nlca. - 9, vena coronarla del ealdm&&'O, Que .,,. del plloro
bacla el cardlaa 1 de aquí a la vena porta. - 10, vena pilórica, que ae extiende ea aenlldo lnverao. - 11, Tent.
clatlca.
A1'CIOLOCfA
epiploica derecha, constituye con esta última el arco venoso de la curvatura mayor
del estómago. Este arco recibe por su borde cóncavo venas gástricas, por su borde
convexo venas epiploicas; 3.0 , venas pancredticas y duodenales.
FIG. 365
Pedículo hepático y los órganos en relación con la cabeza del páncreas.
Esta se ha incidido para mostrar los oríge nes de la vena porta.
1 , bfa'ado, lóbulo d erecho. - l ', h!gado, lóbulo de Sploeel. - l " h l¡ado, lóbu lo cimdrado. - 2, el6taao . - 3,
duodeno. - 4, vesfcula billar. - 5. conducto cl1tlco. - 6, conducto hepí.tlco. - 7 , o•nereas. - 8 , t ronco cellaoo.
- 9, r.rterla upl6nlca. - 10, a rtul& coronaria utomtqulca. - 11, arteria bepttlca dl•ldlda e n ramlll•te Oa rama
derecha se desliz.a entre Ja vena porta y el conducto hepAtlcoJ. - 12, arteria ¡aatroduodenal. - 13 , arteria cJ1t1ca.
que pasa al trlMl¡ulo hepatocfsitco mayor. - 14 . arteria meaent6r1ca auperlor. - 15. vena meaent.6.t1ca mayor. -
16, vena upl6Dlca. - 17, vena porta. - 18 . ...e.na cava Interior.
6
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J
~..:.::l.:Wl.;,;-..._' 12
7
9
14 1 4 8 J 4 6
F1G . 366
Relaciones del conducto h epático y el conducto dstico. Pedículo hepático .( T.-J .).
La tlaura pequeña encuadrada abajo y a la derecha de la Ogura mayor representtl las relaclonea anormales que
el tronco de la arteria heplitlca eat:iblece con la vena porta cuando se deapreode de la arterl& meae.ot.6.rlca.: pasa. por
detr•s de la l'ena y no por delante como en estado normal. 1"anto en ta ft¡"ura menor como en la mayor ae ha. resecado
la bol• del epi plón menor a nl\'el del ped!culo bepállco.
1, estdm:iao. - 2, duodeno. - 3, arteria hepática , con 3', su rama derecha , y 3 " , su rama Izquierda. - 4,
arteria goslroduoc.lena 1. - 5 . pilóri ca. - 6 , vena porta, con 6 ' , su rama derecha que excede por abaJo a. l& &?Urla.
hep• Uca derecha, )' 6" , su rama liq ulcrd:a. - 7, conducto htpátlco. - 8, conducto cístico. - 9, conducto co16doco.
- 10, arteria clstlco. - 11 , cora I nterior del bl¡odo levant.ada cor (11 ') un separador; 11 " , lóbulo de Spleael vlsl·
ble a tra\'és del epiplón menor. - 1 2 , pincreas. - 13, epiplón menor. - 14, vesfcula billar. - 15 , reborde costal.
- 16, ranrllo.
Se bo Introducido una aonda acanolada en el hiato de Yl nalow.
2.0 Rela ciones. - En su origen el tronco de la ven a porta esLá si tuado detrás
del pá ncreas; algo más ar riba, cruza la cara posterior de la primera porción del duo-
deno ; por último, en el intervalo comprendido entre el borde superior del duodeno
y el surco transverso del h ígado, se encuentra situado entre las dos hojas del epiplón
gasLrohepático. Estudiaremos sus relaciones en esLas diferentes alLuras:
a) Primera porción, es decir, detrás del pdncreas (fig. 365). - El tronco de la
vena porta corresponde : por delante, al cuello del pá ncreas, excavado de un canal
vertical que prolonga el de la mesentérica mayor ; por dentro, a la aorta ; por detrás,
a la vena cava inferior, de la que está separado por la lámina de T reitz ; por fu era y a
Al\GIOLOGÍA
la derecha se desliza el colédoco. Esle conducLO se separa del Lronco a medida que
desciende. EsLá igualmente simado en e~ plano posLerior.
b) Segunda porción, es decir, detrás del duodeno. - La vena porta se correspon-
de por delante con la cara posterior de la primera porción del duodeno; por detrás
de ella sube la vena cava inferior; por fuera, es decir, a la derecha, confina con el
conducto colédoco, del que eslá separada por un intervalo esLrecho, triangular, de base
inferior; por dentro es alcanzada por la arteria hepática. Este vaso abandona en este
punto la arteria gastroduodenal, que cruza así la cara anterior de la vena porta para
llegar a la primera porción del duodeno (fig. 366).
c) Tercera porción: en el epiplón gastrohepático. - La vena porta se encuentra
entre las dos hojuelas del epiplón gastrohepálico y ocupa la parle derecha de este epi-
plón menor. Se encuentra en relación con el conducto colédoco, la arteria hepática y
los linfáticos del hígado. El colé-
doco discurre por su lado exter-
no y en un plano algo anterior
(figura 367). La arteria hepática,
primero situada en el borde in-
terno de la vena, pasa a su cara
anterior y se eleva así hacia el
hilio del hígado. En el punto
donde cambia su dirección emi-
te la arteria pilórica y la arteria
gastroduodenal. Existen ganglios
linfáticos a lo largo de las vías
Relaciones de la vena porta vistas en un corte biliares.
transversal del tronco. Por medio de la hoja poste-
l . cu•rpo vertebral . - 2, epiplón r ast rohepU lco, con a, conducto co- rior del epiplón gastrohepático
1"1oco; b, n oa porta ; e , arteria hepática . - 3 ' , lóbulo de Spteret,
cubiert o por delante J)Or epiplón r astrobep•t1co, cortado de trevú y la vena porta comribuye a for-
rod..,do por et peritoneo. - 4', rlftdn der..-ho cortado. - 5'. d p1ul1 mar la pared anterior del hiato
1uprarrenal derecha cortada. - 8, vena cava Lnterlor. - 7, aort&.
8. rApsula suprarrenal Izquierda. - 9, r111ón Izquierdo. - 10, cavi- de Winslow (fig. 367). y por me-
dad posterior de 101 eptplonea. - 11, hiato de Wlnalow . - 12, hola
pariet al del peritoneo, tapizando la pared abdominal. dio de este hiato se relaciona con
la vena cava inferior, que forma
el labio posterior del hiato. El dedo introducido en el hiato de Winslow se encuen-
tra, pues, comprendido entre dos venas: por detrás, Ja vena cava inferior, a la que
comprime contra la columna lumbar; por delante, la vena porta, a la que levanta del
lado del intestino.
Por medio de la hoja anterior del epiplón menor la vena se relaciona por delante
con la cara inferior del hígado.
Llegada al surco transverso del hígado, la vena porta se bifurca en dos ramas :
una derecha y otra izquierda. Parecen formar un vaso único, casi horizontal (que
algunos autores denominan vena porta hepática o seno de la vena porta), sobre el
que aboca perpendicularmente el tronco de la vena porta. La rama derecha, más volu-
minosa, continuando Ja misma dirección del tronco, suministra sangre a todo el lóbulo
derecho y a la mayor parte del lóbulo cuadrado y del lóbulo de Spiegel: la izquierda
se distribuye por el lóbulo izquierdo. Estas dos ramas ocupan la parte posterior del
hilio del hígado. Por delante se hallan las dos ramas de bifurcación de la arteria hepá-
tica, y delante de ésta las dos ramas de origen del conducto hepático. Se encuen-
tran, pues, de delante atrás: los conductos hepáticos, la arteria, la vena; la arteria
dstica, generalmente única, nace de la rama derecha de la arteria hepática.
VENA PORTA 479
Delante de estos órganos se encuentran algunos ganglios linfáticos.
En el feto y el recién nacido, las dos ramas de la vena porta son de calibre
sensiblemente igual, así como el volumen de los dos lóbulos derecho e izquierdo del
hígado. Pero la rama derecha, continuando la dirección del uonco porta, se hace
rápidamente preponderante, mientras que la rama izquierda, cuya dirección forma un
ángulo acentuado con el tronco porta, crece sensiblemente menos; de ahí, creemos
también, la diferencia considerable de aumento entre los dos lóbulos del hígado.
F1c. s68
Vías biliares extrahepáticas vistas a nivel del hilio.
El hígado se halla apoyado sobre su cara convexa.
1, 1, l as dos limlnas del eplpldn p strohepAtlco. - 2 , prolon¡¡acldn del surco t ransversal del bf¡¡odo . - 3 , sur-
co lon¡¡ltudlna l. - 4 , ldbulo de Spte¡¡el. - 5 , ldbulo cuaclrado. - 6, vestcuta billar. - 7, ven a cava ln!ertor. - 8,
9~\ª a~~;a~:Cde~e:~&. 1~ r~~a c~~°.!ri[odaJ,:¡¡ico~u ~~m:u:e:;:,h~~;;..9 · r:~t:~:re~~P~ ii•. ~°n~u:;o ~fsi~~~z~~e~~:
1
duct.o col6<loco. - 13, Tenas portaa aoceaor taa. - 14, pn¡ll°" llntitlcoe. - 1 5 , oonducto nnoeo. - 16, ll¡¡amento
redondo 1vena umblllcal obllterada). - 17, arteria clstlca. - 18, vena cfstlca.
contrario, persiste y continúa desarrollándose para ser la vena umbilical única del
feto. Esta última, nacida de la cara libre de la placenta, en la que está formada por
la reunión de numerosas ramas radiculares, sigue el cordón, penetra en el abdomen
por el orificio umbilical y llega a la cara anterior del hígado siguiendo el borde infe-
rior del ligamento suspensorio. En el hígado se aloj!l en el surco longitudinal, que
recorre de delante atrás, entre el lóbulo izquierdo y el lóbulo cuadrado. En su camino
abandona unas veinte ramitas que se ramifican en su mayoría en el lóbulo izquierdo.
Termina, por último, en el surco
transverso del hígado por abocamien-
to en la vena porta.
Después del nacimiento la vena
umbilical no tiene ninguna función 6
que desempeñar; se oblitera primero
en su extremo anterior (fig. ~70). Pos-
teriormente la obliteración, siguiendo
por contigüidad, se extiende progresi-
vamente hasta la vena porta y de or-
dinario queda completa dos meses
después del nacimiento. Finalmente,
la porción abdominal de la vena um-
bilical se transforma en un verda-
dero cordón fibroso, que se extiende
desde el ombligo al surco transverso
del hígado. En esta forma toma el
nombre de ligamento redondo del
hígado.
F1c. 371
Esquema demostrativo, en un corte sagital del hlgado, de las venas portas accesorias.
l, bípdo. - 2, nalcult. blllt.r. - 3, Upmento ....penaorto del blpdo. - 4, ti.amento redondo. - s, tira·
mento coronarlo. - 6, pared abdomJnal. con 6'. ombll.¡o. - 7, dlatrasma. - a. a. a. ·n.nas portas aceeaorlaa del
ti.amento 1u1penoorto (cuarto onpo). - 9, 'fOD&I pOrt&I acceaortaa del c¡ulnto rrupo (orupo para•mblllcal). - 10,
•enaa porta• t.cceeorlu del IOIJUDdo rrup0 (orupo cltllcoJ. - 11, vent.1 p0rta1 t.cceaortaa del tercer rrup0. - 12, unt.
..,.a p0rta &coe10rla del Uramento coronarlo. - 13, 'fODt. p0rta. - 14, pared tortctca. - 15, columna ftrtebrt.I.
pequeños troncos que, en lugar de dirigirse hacia el hígado, van a la cava inferior
o a uno de sus afluentes: venas renales, lumbares, sacra media.
2.0 Venas cisticas. - Comprenden venillas que nacen del fondo y de la cara
adherente, no peritoneal, de la vesícula biliar; van a los lobulillos hepáticos próximos
a esta vesícula.
VENA PORTA
3.0 Venas del hilio o venas nutricias. - Representan todo un conjunto de ve-
nillas muy pequeñas que nacen de las mismas paredes de la vena porta, de la arteria
hepática y de los conductos biliares y van a ramificarse, después de haber atravesado
la cápsula de Glisson, en los lobulillos de
las proximidades.
porta o en la vena uqibilical, cerca de la terminación de este último vaso. Esta vena
correspondía a la vena fetal de IluRow.
Otros autores: MoNRO, KRAUSE, CRUVEILHIER, PtcoT, MtNitRE, KLEB, MANEC,
IlAuMGARTEN, HYRTL. BRAuNE, WERTHEIMER, CALORI, BR1cm1, MARJAU, H1s, MtRJEL y
jORIS han descrito de nuevo estos vasos de un modo algo distinto. Pero de sus inves-
tigaciones parece resultar lo siguiente :
a ) La vena umbilical, después del nacimiento, no se oblitera enteramente ; queda
permeable en una parte de su extensión.
b) Existen, a Ja derecha e izquierda del cordón fibroso que remplaza la vena
umbilical en el adulto (ligamento redondo del h ígado), dos pequeñas venas que se
originan a cada lado del ombligo. Para
el lado derecho es la vena supraumbilical
derecha, que viene a desembocar en la
rama de división izquierda de la vena
porta; para el lado izquierdo, la vena de
Burow, que va a abrirse en la vena umbi-
lical, cerca de la bifurcación del tronco de
la vena porta. Esta vena puede algunas
veces prolongarse, como la precedente
hasta la bifurcación del tronco de la
vena porta ; recibe entonces el nombre
de vena paraumbilical izquierda.
e) Las raicillas de la vena paraum-
bilical derecha y la vena de Burow o vena
paraumbilical izquierda se anastomosan
igualmente con los ramos de origen de las
venas epigástricas y mamarias internas.
c. o.
F1c. 373 G. Importancia en patología de las
Vena cava inferior en su canal hepático, abier- anastomosis de la porta, de las comu -
ta por detrás para poner de manifiesto los
orificios de las venas suprahepáticas. nicaciones del sistema porta con el
1. ldbulo de Sple¡ el. - 1 ', au prololl&'aclón posterior sistema venoso general
levantada con erinas hacia la. Izquierda. - 2. orlftelo de
la vena bepAUca Izquierda. - 3, orl!lclo de la vena bep'-
U C3 derecha. - 4 ' . orlt lcloa de las venas del lóbulo Se comprende la importancia que ad-
f.~10~~ .º!~\:-&~·or?ii~~º~. 1!. ~~. ~!~:! J:fr=:i1~¡
1
quieren estas venas anastomóticas en los
Interiores . - 7, lóbulo derecho del bl¡¡ado. - B, au borde
posterior. casos en que, a consecuencia de una lesión
del hígado (cirrosis), la sangre de la vena
porta no circula ya libremente a través de este órgano. Cediendo entonces a una exa-
geración de la presión intravascular, se dilatan progresivamente y, de minúsculas que
eran, alcanzan a veces un volumen muy considerable. Forman así otras tantas corrien-
tes derivativas, gracias a las cuales la sangre recogida en las vísceras abdominales y
aprisionada en el tronco de la vena porta, que se ha hecho impermeable, transcurre
por una u otra de las dos venas cavas y llega igualmente a la aurícula derecha.
7. Venas suprahepáticas
La sangre llevada al h ígado por la vena porta y la arteria hepática es recogida
por las venas suprahepáticas.
Se extienden de la red capilar del h ígado a la vena cava inferior (para su origen,
véase Higado).
Estas venas se dirigen todas hacia atrás, al canal profundo que presenta el borde
posterior del hígado para alojar la vena cava inferior. Salen del hígado a nivel de
VE:-IAS ILIACAS PRnllTIVAS
2.0 Afluentes. - En el curso de su trayecto, las venas iliacas primitivas sólo reci-
ben una colateral, la vena sacra media.
ANCIOLOCfA
Esta rama se ongma delante del cóccix por una rama media, que emana de este
hueso, a la que se unen dos ramas laterales, procedentes una del plexo vesical y otra
del plexo hemorroidal inferior. Asl formada, la vena sacra media se dirige vertical-
mente hacia arriba, siguiendo a la arteria del mismo nombre. Recoge en su recorrido :
1. 0 , numerosas ramas anastomóticas, oblicuas o transve-rsales, que proceden de las sacras
' ---111-1.-
' ' --fU¡íl. .-i
f/ '_ _......:.,___ _,
1 1 - --.:.-1!,41
1ª- - - -t-.;w;
.S.Duprrl
F1c . 374
Venas iliacas del lado derecho vistas ui n .;itu» en la superficie in[erior de la pelvis.
A, creala lllaca. - D, 1fnftal1 del publs. - G, l1<1ulon. - D, aacro. - E, c6cclx.
l. arro orura1. - 2. 2'. artertaa lllacas prtmlllvaa derecha e lr.qUlerda. - 3. arteria lllaea ext.un:i . - 4 , arteria
lllaca Interna . - 6. wna cava Interior. - 6. venaa lll•ca• prtmlt.t"Yal derecha e lr.c:¡ulerda. - 7 , vena lltaca externa .
- e. "'ena tllaca Interna . - 9, Tena• 1h1.teu. - 10, vena llQ.uJ,Uca. - 11 , Tena obturatrts con. : 11', ana1tomo111
para la ep1a'Utrlca. - 12, vena pudenda Interna. con 12', hemorroidal lnfertor: 12" , pertneal auperftclal: 12'". pe.rt.
::}, 1;!~~~ i1:.··~~n.~1~:1c!fea~~1~~1 ~;-. 1~ém:~!í<t!\1º~U:1~_:zi9~e~de~iado:!-1 ;~iun':acr~etla:Or:~·-=-1~~- .;:::_
lltaco. - 20, obturador Interno. - 2 1, elevador dtl ano. - 22, l1<1Ulococclreo. - 23, piramidal d• la pe!•la.
laterales; .2.º, ramas oseas, más numerosas todavía, que proceden de la parte anterior
del sacro. Finalmente, desembocan en la \•ena iliaca primitiva izquierda.
3.0 Relaciones. - Las venas iliacas primitivas descansan en la base del sacro y en
la quinta vértebra lumbar. Están situadas detrás de las arterias iliacas primmvas; la
del lado derecho se halla al principio colocada detrás de la arteria ; más arriba se
sitúa por fuera de ella. La del lado izquierdo sube por dentro de la arteria corres-
pondiente. Cerca de su terminación pasa por debajo de la arteria iliaca primitiva de-
recha para ir a desembocar en la vena cava inferior.
VENA ILIACA INTERNA
Variedades. - Las dos venas iliacas primitivas verifican a veces su unión más arriba
que de ordinario, a nivel de los riñones, y aun más arriba todavla, a nivel del hlgado. En
este caso, la aorta abdominal se desliza entre los dos troncos venosos, que ciertos anato-
mistas llaman venas cavas. Semejante interpretación no es exacta: los dos troncos venosos que
nos ocupan son sencillamente venas iliacas primitivas, más largas que de costumbre; la vena
cava resulta de la fusión de estas venas, y en el caso de la anomalia a que nos referimos,
es tanto más corta esta vena cuanto más elevado es el punto en que esta fusión se verifica.
Es lo más frecuente en estos casos que las dos iliacas primitivas estén unidas o enlazadas
entre si, a nivel de la cuarta o quinta lumbar, por una anastomosis oblicua o transversal.
2.0 Afluentes. - Recibe como afluentes, muy cerca de su origen: la vena circun-
fleja ilíaca y la vena epigástrica.
a) Vena circunfleja ilíaca. - La vena circunfleja iliaca corresponde a la arteria
homónima. Es primilivamente doble ;· pero las dos ramas que la constituyen se reúnen
siempre en un punto variable, antes de abrirse en la vena iliaca externa.
Esta vena puede desembocar en ciertos casos en la vena epigástrica, en otros
casos en la vena femoral.
b) Vena epigdstrica. - Corresponde a la arteria del mismo nombre. Es primiúva-
mente doble, luego única en su terminación. Comienza encima del ombligo en el es-
pesor del músculo recto mayor, luego se dirige hacia abajo y afuera, siguiendo el
mismo trayecto que la arteria epigástrica; sale de la vaina del recto, llega al arco
crural y, finalmente, se abre en la porción inicial de la vena iliaca externa.
Recibe cerca de su terminación las venas funiculares o espermáticas posteriore~ .
La vena epigástrica se anastomosa en el curso de su trayecto: i.0 , con los orígenes
de la vena mamaria interna y, por su mediación, con la vena subclavia y la cava
superior; .2.0 , con las \'enas subcutáneas del abdomen y las venas subperitoneales;
3.º, con la vena ·obturatriz por un ramo subpúbico que pasa transversalmente detrás
de la rama horizontal del pubis y desciende a la vena obturatriz.
Todas estas anastomosis son important!simas por las v!as colaterales que estable-
cen en los casos de obstáculo de la circulación profunda.
1
ANGIOLOGÍA
F1c. 375
Arteria iliaca interna y vena ilíaca interna. Tipo habitual (según GRtco1RE).
1, aorta. - 1' ...ena ca.Ta interior. - 2, arteria tUaca prlmJttva. - 2', Tena Ulaca primitiva. - 3. arterla
lllaer. enemr.. - 3' , nna lllaca externa. - 4, r.rterla !llaca Interna. - 4 ', vena Ulaca lnt.ernt. (UPo único). -
5, r.rt.erlt. 1rhlt.ea. - 8, t ronco común de la laqulAtler. y de la pudenda Interna. - 6' , arwlt. y vena laqulitlC&I. -
7, r.rterlr. pudendr. Interna . - 8 , r.rterla y vena obturatrlcea. - 9, arteria 1 nna umbllloales. - 10 y 11, r.rt.erlr.
7 Tena.a Tlaceratn. - 12, 12 , arterl& y vena aacraa Jateralea. - 13. arteria sacra media .
Por último, y no es raro, los dos troncos pueden estar unidos entre sí por anasto-
mosis cortas, voluminosas, que pasan ora por delante, ora por detrás de la arteria;
el tipo doble se convierte así en tipo plexiforme (fig. 377).
En estas dos variedades, el tronco posterior puede considerarse como la vena hipo-
gástrica del tipo único: está situada detrás de la arteria, pero no recibe, como afluen-
tes, sino las venas sacras laterales, glúteas, isquiáticas y una de las venas pudendas
internas (GRicOIRE).
2_ - -
___f3
z·_ -
__ __ f2
___ s
--fZ
(J _ __ ()
11_ - -
F1c. 376
Vena y arteria iliaca& internas. La vena es doble (4' y 4" ) (GRtco1RE).
(l¡uat leyenda que en ta ft¡ ura 375.l
4. Venas de la pelvis
(Ramas de origen de las venas iliacas internas)
Es posible dividir las ramas de origen de la vena hipogástrica, como las arterias
a las que acompañan, en tres grupos: 1. 0 , venas extrapélvicas; 2.0 , venas intrapélvicas
parietales; 3.0 , venas intrapélvicas viscerales.
1.0 Venas extrapélvicas. - Son: las glúteas, las isquiáticas, las pudendas inter-
nas y las obturatrices.
a) Venas glúteas. - Siguen exactamente el mismo trayecto que las arterias ho-
mónimas. Cada ramo arterial va acompañado de dos venas. Estas se reúnen en el
vértice de la escotadura ciática en dos gruesos troncos anastomosados por ramos trans-
versos. Es más raro observar un tronco único y corto. Estos troncos cubren la arteria,
forman alrededor de ella un verdadero plexo y están como ella englobados en una
vaina celulofibrosa resistente que dificulta el aislamiento de la arteria.
Antes de desembocar en la vena hipogástrica, los dos troncos de la vena glútea se
reúnen en un solo tronco que pasa, como la arteria, entre el tronco lumbosacro y la
primera raíz sacra, después de haber cruzado el borde superior del músculo piramidal.
490 ANG IOLOGÍA
3 ',_
_12
'---=-- - - - - - - -- 7
F1c. 377
Arteria y vena iliacas internas. La vena es del tipo plexiforme (GRtc 01RE).
1, aorta. - 2. vena cava interior. - 3. 3' . arteria. y •ena Ulacu prtm.lttvas. - 4, 4 ' . arteria 7 Tena lllacas
ez.ternu. - 5. arteria tllaca interna (ttpo plexltorme) . - 5'. 6 " . • ena1 hlpoc•mtcaa en la1 que termtna.n las col&·
ieralea. - 6, t ronco comlltl t. las t.rterlu loqulitlct. y pudtndA Interna . - 7, a rteria. pudenda Interna . - 8 , a riertt.
obturatrlr.. - 9, arteria umbt ltcal. - 10, 11, artertas viscerales . - 12, arteria y vena aac.raa lat.era lt1. - 13, ane-
rla 7 Tenaa 1acra1 mec11aa.
los tegumentos del perineo ; las venas bulbares o perineales profundas, que tienen
su origen en las partes profundas del perineo y principalmente en el bulbo de la
uretra; las venas hemorroidales inferiores, que proceden de la parte inferior del
recto. Rodean de abajo arriba la cara externa de la espina ciática y entran en Ja pelvis,
par la escotadura ciática mayor.
Se reúnen en un tronco único que, engrosado con la vena isquiática y la última
sacra lateral, termina en la vena h ipogástrica, cuyo origen parece constituir. Cuando
las venas pudendas quedan independientes, la hipagástrica está a su vez desdoblada.
492 A:-;G IOLOGÍA
En la mujer, las venas pudendas in ternas, análogas a las del hombre, tienen su
principal origen en los órganos eréctiles de la vulva (véase Organos genitaleJ). Ema-
nan igualmente del plexo de Santorini. Pero, en la mujer, este plexo es un plexo
uretral situado delante y a los lados de la uretra, que está reducida a su porción intra-
pélvica. La ausencia de próstata y la pequeñez de las venas clitorídeas hacen que
1
u
F1c . 38o
Venas de la pelvis (en el hombre).
A . orejuela dtl sacro. - . D, afntlsla del pubis. - c. pene, cuyo ruerpc> ra,·ernoso derecho h3 s.do resecado en
1u parte pcat erlor. - D, esttnter externo del ano. - E, elevador del ano. - F, laqulococc(&eo. - O, &eecldn de to.
ll&amento1 aacrocl•t.1co1. - H, veJl¡a, con H ', uraco. - I , u.r6ler . - K , colon l llopflvloo . - L , recto. - M, •e·
afcula sem inal y conducto deferente.
1, 'fe.Da e & \'& tntertor. - 2 , vena m aca e xterna del lado derecho. - 3, vena htpo¡•strlca. - 4, \'Cnaa ¡ hllt aa.
- 5 , .-e.na otu.uratrlz.. - 6. 6 '. 6 ", venaa volcaJu. - 7 . •coa pudenda lnt.e rna. - 8, plexo hemorroJdal. - 9,
ple:xo vutcopra.U ttco. - 10 . plexo 1emlnal.
se.a mucho menos importante que en el hombre. R ecibe la vena dorsal del cl!toris y
comunica por detrás con los plexo vaginales.
d) Venas obt uratrices. - Se origina n en la parte interna del muslo. Entran en
la pelvis por el agujero sub púbico, siwadas a una y otra parte d e la arteria. una por
encima y la otra por d ebajo. Al salir del tronco obturador se a nastomosan ora con la
vena epigástrica, ora directamente, pero con mucha rareza, con la vena ilíaca externa,
anastomosis par alela a la anastomosis arterial tendida entre las mismas arterias.
VE1'AS DE LA P E LVIS 493
Llegada a la pelvis, la vena obturatriz superior se aplica a la pared pélvica, que
sigue por debajo de los vasos ilíacos externos; termina en la confluencia de las dos
ilíacas.
La vena obturatriz in/erior penetra en el suelo pélvico, dirigiéndose de delante
atrás y de arriba abajo. para terminar en la vena hipogástrica en su origen.
Como se ve, las dos venas dibujan por sus divergencias un triángulo de vértice
anterior, que corresponde al agujero subpúbico, triángulo cuya bisectriz es la arteria
obturatriz.
2.0 Venas intrapélvicas parietales. - Son las iliolumbares y las sacras laterales.
a) Venas iliolumbares. - Siguen el mismo trayecto que las arterias homólogas.
Terminan unas veces en Ja vena hipogástrica, otras en la vena iliaca primitiva.
Estas venas iliolumbares reciben: i.0 , las grandes venas que salen por los dos
últimos agujeros de conjunción lumbares; 2.0 , las venas musculares del psoasiliaco ;
3.0 , algunas veces la última vena lumbar. Se anastomosan con las venas sacras latera-
les; con el extremo inferior de la vena lumbar ascendente; con la circunfleja iliaca,
rama de la iliaca externa. Las volveremos a encontrar más adelante al estudiar las
venas del raquis.
b) Venas sacras laterales. - Por lo general en número de dos, las venas sacras
laterales acompañan igualmente a la arteria o arterias del mismo nombre. Están casi
exclusivamente formadas por las ramas dorsorraquldeas, que desembocan en la pelvis
por los agujeros sacros anteriores. A menudo plexiformes, vienen a abrirse, por lo
común, en la iliaca interna, y más raramente en la iliaca primitiva.
3.0 Venas intrapélvicas viscerales. - Son las venas vesicales y las hemorroidales
medias, a las que se añaden en la mujer las venas uterinas y las venas vaginales.
a) Venas vesicales. - Las venas nacidas de la vejiga no tienen un trayecto idén-
tico al de las arterias.
Son todas descendentes, convergen hacia la base y terminan en los plexos vesicales,
es decir, en venas gruesas tributarias del plexo de Santorini y en las que constituyen
las corrientes venosas de la pelvis, que más tarde estudiaremos.
b) Venas hemorroidales medias. - Estas venas son de pequeño volumen. Tienen
orígenes múltiples : porción media del recto, suelo pélvico, cara posterior de la vejiga
y vesículas seminales en el hombre, de la vejiga y de la vagina en la mujer.
Anastomosadas por una parte con las venas hemorroidales superiores y por otra
con las hemorroidales inferiores, constituyen una vía anastomótica importante entre
el sistema porta y el sistema cava.
c) Venas uterinas y venas vaginales. - Las venas uterinas siguen al principio
el trayecto de la arteria durante su travesía por el ligamento ancho. Más lejos, termi-
nan en los troncos veno~os pélvicos que resumen la circulación visceral, troncos que
vamos a estudiar ahora.
Corrientes venosas del fondo de la pelvis. - Con este término, empleado justa-
mente por GRfcorRE, designamos las vías que recogen la mayor parte de la sangre de
las vísceras pélvicas y la conducen a las venas hipogástricas.
Estas venas parten del ángulo posteroexterno del plexo de Santorini, siguen las
caras laterales de la próstata y de ia vejiga en el hombre, de la vagina en la mujer,
para llegar a la escotadura ciática y al origen de la vena iliaca interna. Se superponen
y se dirigen formando una especie de abanico vertical, inclinado de fuera adentro y
cuya expansión corresponde a las paredes viscerales.
Superpuestas así, dichas venas forman dos estratos, superior e inferior.
El estrato superior recibe las venas que emanan de las caras laterales y posterio-
res de la vejiga, a las que se unen las venas ureterales y vesiculodeferenciales en el
hombre, las venas vaginales anteriores y parte de las venas uterinas en la mujer.
494 ANGIOLOG ÍA
Dividiremos las venas del miembro inferior, como las del miembro torácico, en \
venas profundas o subaponeuróticas y venas superficiales o subcutáneas.
A. Venas profundas
1.0 Venas profundas del pie '1 de la pierna. -Al igual que las del miembro
superior, las venas profundas del miembro inferior siguen exactamente el trayecto de
las arterias, cuyo nombre toman, compartiendo con ellas sus relaciones.
Son en número de dos para cada arteria. Así es que tenemos dos venas pedias,
dos venas tib_iales anteriores, dos venas plantares internas, dos venas plantares externas,
dos venas tibiales posteriores, dos venas peroneas, dos troncos venosos tibioperoneos,
e ~_!:étera. Basta, pues, en general, conocer las arterias del miembro inferior para cono-
cer al mismo tiempo las venas profundas. Tan sólo las venas poplítea y femoral son
únicas. Sin embargo, R . P1Q2UÉ y P1cACHE han demostrado que estas venas iban acom-
pañadas a menudo de un conducto colateral más o menos importante. Según estos
autores, este conducto colateral representaría una vena en eu ado de regresión y no
habría excepción a la regla según la cual toda arteria va acompañada de dos venas.
A causa de su importancia, las venas poplítea y femoral merecen descripción
particular.
2.0 Vena poplitea. - La vena poplítea, satélite de la arteria del mismo nombre,
por detrás y fuera de la cual está situada, comienza en el anillo del sóleo, en donde
está formada por la reunión de las venas tibiales anteriores y los troncos venosos
tibioperoneos. De allí remonta hasta el anillo del tercer aductor, al cual atraviesa
VENAS DE L MIEMBRO INFERIOR 495
para tomar luego el nombre de fe moral. Está contenida en la misma vaina vascular
que la arteria.
Durante este trayecto recorrt! de abajo arriba el hueco poplíteo y recibe como
afluentes las venas gemelas y las venas articulares, correspondiéndose (dos para cada
arteria) con las arterias articulares superiores, medias e inferiores.
Otra vena voluminosa, ésta superficial, viene también a engrosada : es la vena
safena externa, que describiremos luego.
El hueco poplíteo constituye, pues, un confluente venoso muy importante.
4.0 Disposición de las válvulas en las principales venas profundas del miem-
bro inferior. - Las venas profundas del miembro inferior tienen numerosas válvulas.
HouZÉ estudió minuciosamente estas válvulas en cuatro individuos, encontrando por
término medio.
En la vena femoral. . ll
En la temporal profunda ll
En la poplítea. Jt
En la tibia! posterior . 13
En el tronco tibioperoneo. Jt
En la peronea . 8
En la plantar . ll
FRIEDRE.ICH, insistiendo sobre este tema de las válvulas en las venas femoral e
1liaca, examinó con este motivo 185 individuos. He aquí las conclusiones a que le con-
dujeron sus investigaciones:
a.) La parte superior de la vena femoral, Ja que se extiende desde el arco crural
hasta 5 centímetros por debajo, posee un aparato valvular que comprende comúnmente
dos válvulas dispuestas una enfrente de la otra. Pero pueden encontrarse tres válvulas
o una válvula única. Cualquiera que sea su disposición, la válvula femoral es casi
siempre suficiente. Los casos de válvulas insuficientes o rudimentarias sólo representan
aproximadamente el 9 por 100 de la cifra total.
(!) La vena iliaca externa tiene igualmente válvulas, que ocupan con preferencia
su mitad superior. Estas válvulas pueden existir en los dos lados o en uno solamente,
y en este caso la iliaca derecha se ve con menos frecuencia privada de ellas que la
ANCIOLOCÍA
izquierda. Los casos de válvulas insuficientes alcanzan, para la iliaca externa, hasta
el 34 por 100.
y) Por lo que se refiere a la vena iliaca primitiva, las válvulas son en ella extre-
madamente raras. FRJEDREICH sólo las ha hallado, como dijimos al tratar de esta última
vena, en 4 individuos entre los 185 que ha examinado.
B. Venas superficiales
Las venas superficiales del miembro inferior (figs. 382, 383, 384 y 385) forman
debajo de la piel un plexo de anchas mallas, que en nada cede en su riqueza al plexo
venoso subcutáneo del miembro torácico.
1.0 Venas del ple. - Las venas del pie se comportan de diferente modo según se
trate de la cara plantar o de la cara dorsal.
A . CARA PLANTAR. - El pie, lo mismo que la mano, sólo tiene en su cara plantar
venas superficiales poco voluminosas : la presión continua que sufre esta región en la
posición vertical, habitual en el hombre, habría dificultado singularmente la circula-
ción de retorno. Pero si bien las venas subcutáneas de la planta del pie son casi todas
ellas de pequeño calibre, son, en cambio, muy numerosas y están dispuestas en forma
de una red extremadamente rica. Basta, para convencerse de ello, ponerlas de mani-
fiesto por medio de una buena inyección.
LEJARS, que ha empleado con este objeto el procedimiento de inyección de las
venas por las arterias, ha quedado tan admirado de esta confluencia de la red venosa
superficial de la planta del pie (fig. 381), que ha creído deber designar esta red con
el nombre de suela venosa, denominación tan apropiada como pintoresca. He aquí,
resumida sumariamente, la descripción que da a esta red: sus mallas, estrechas y poli-
gonales en su parte media, se ensanchan en la periferia, para irradiarse hacia los es-
pacios interdigitales, los bordes del pie y el talón.
Cl) - Hacia delante, la red venosa termina por una serie de arcos que guarnecen la
raíz de los dedos y el borde libre de los espacios interdigitales. A estos arcos, que son
casi siempre de gran volumen, desembocan las venas plantares de los dedos, y a nivel
de cada espacio interdigital parte de ellos una gruesa vena interósea dorsal, ancha vía
anastomótica entre los dos sistemas superficiales del dorso y de la planta.
/1) En los dos bordes del pie, la suela venosa se resuelve en una serie de ocho a
doce gruesos troncos, que desaguan, después de haber cruzado los dos bordes: 1.0 , ha-
cia dentro, en la vena marginal interna, origen de la safena interna; 2 . 0 , hacia fuera ,
en la vena marginal externa. En los puntos en que estas terminaciones de la red
VENAS DEL MIEMBRO INFERIOR 497
plamar cruzan los bordes del pie, se desprenden de los mismos una serie de troncos
profundos que, por los orificios aponeuróticos colocados a lo largo del primero y quinto
metatarsianos, alcanzan la región plantar profunda y las venas del sistema profundo
(vias anastomóticas).
Ftc. 581
Red venosa de la planta del pie
(según una· preparación de LEJARS).
1 , vena1 plantare. de loe dt4ol. - 2. 2. 2. arco1 ••·
no10s de la rail. de lo. 4edoa. - 3, 3, Tenaa que H d.l ·
rlaen a 1u1 ar009. - 3". anaat.omoeia taterdirltal entre
ta red plantar y la red dorsal. - 4, •en.u que ae dirl·
1ren a Ja vena mar¡tnal tnterna. - 4 ', Te.nas que se
dlrliren a la •ena marirtnal externa. - 5, vena• del
Venas superficiales de la pierna ;
~~f:1 üb1:1· ;!~:~lo~~~~ªi'; , d1~ ~C: ~e':."a".-;J1i1~:
1 1
y} Hacia atrás, debajo del talón, las venas permanecen casi todas transversales,
sinuosas y abombadas, a menudo gruesas como una pluma de ganso ; se presentan
aquí estrechamente apretadas y formando una superficie continua. Sólo en Ja punta
del talón se inclinan hacia atrás y se remontan por d etrás del tendón de Aquiles, para
desaguar en un arco constante, que lo rodea hacia la mitad de su altura y se continúa
luego con la red superficial de la pierna.
11. - 17
498 Af'¡GIOLOGÍA
3.0 Vena safena interna. - La vena safena interna (figs. 383, 2 , y 384, 1) es con-
tinuación de la vena dorsal interna y, por medio de esta última, de la extremidad
interna del arco dorsal del pie. Verticalmente ascendente, pasa por delante del maléo-
lo interno, sigue luego sucesivamente la cara interna de la pierna, el lado interno de
la rodilla y la cara anterointerna del muslo, hasta llegar a 3 ó 4 centímetros debajo
del arco femoral. Una vez aquí se dobla o desvía hacia delante, perfora la aponeu-
rosis describiendo un arco o gancho de concavidad inferior (cayado de la safena in-
ter11a) y se abre en la parte anterointerna de la vena femoral. Hasta el punto en que
perfora la fascia cribiformis, la safena interna es su perficial, es decir, camina por
el tejido celular subcutáneo. Unicamente su cayado es profundo o subaponeurótico.
El orificio aponeurótico que da paso a la safena interna está limitado afuera y
abajo por un pliegue aponeurótico de forma semilunar, perfectamente conocido en
ANGIOLOGÍA
ARTICULO V
l. Plexos intrarraquídeos
2.0 Ven as transversales. - Las cuatro venas longitudinales o plexos long itudi-
nales están unidas entre sí en cada una de las piezas de la columna vertebral por
anastomosis transversales, que constituyen igualmente verdaderos plexos.
Se distinguen: plexos transversales anteriores, extendidos de un plexo longitudi-
nal anterior al otro ; plexos transversales posteriores, que unen los plexos longitudina-
les posteriores entre sí; plexos transversales laterales, tendidos entre los plexos longi-
tudinales anteriores y los plexos longitudinales posteriores de cada lado. Plexos lon-
gitudinales y plexos transversos forman, pues, un verdadero anillo venoso alrededor
de la duramadre.
3.0 Ven as de conjunción . - De las partes laterales d e este círculo venoso salen,
a la altura de cada agujero de conjunción, varias ramas voluminosas, d enominadas
venas de conjunción, que unen las venas intrarraquídeas a las venas extrarraquídeas.
R ecordemos que por el mismo agujero de conjunción pasan el ramo medular de la
ANGIOLOGÍA
arteria intercostal o de las arterias análogas y, sobre todo, las dos raíces nerviosas con
su ganglio.
Estas venas de conjunción fueron estudiadas por WALTHER. Según este autor,
habría cuatro venas principales: dos superiores y dos inferiores, que ocupan los án-
gulos del conducto de conjunción. Pero estas venas son siempre flexuosas y se envían
anastomosis transversales igualmente flexuosas e irregulares. De ello resulta que los
nervios raquídeos y sus ralees caminan en el centro de un verdadero plexo venoso.
Esta disposición merece ser recordada. Se comprenderá en patología que la congestión
de estos plexos venosos de conjunción sea capaz de ocasionar una compresión nociva
del ganglio y de las raíces nerviosas que envuelven e trechamente.
4.0 Limites superior e inferior de los plexos r aquídeos. - Por arriba, el pri-
mer círculo venoso raquídeo rodea el agujero occipital. Se le designa con el nombre
de seno circular del agujero occipital. Recibe venas radiculares del bulbo; ofrece
amplias anastomosis con los senos craneales : por delante, con el seno occipital trans-
verso o anterior; por detrás, con los senos occipitales posteriores; lateralmente, con
los plexos venosos del hipogloso (confluente condlleo anterior).
Por abajo, los plexos raquídeos disminuyen de número en el conducto sacro. De-
bajo del cono dural, los plexos posteriores se unen a los anteriores y salen por los
últimos agujeros sacros formando plexos bastante delgados que abocan a las venas
sacras medias y laterales.
2. Plexos extrarraquídeos
FIG. 389
Se dividen las ,·enas extrarraquídeas en Ven as de Jos cuerpos vertebrales vistas en
posleriores y anleriores, eslando represen- un corte horizontal de una vértebra dorsal.
Lado el Umile artificial por las apófisis trans- Para la expllcaclOn de las clrr:is )' de las letra., ,
versas. 'éase la leyenda de la ft¡¡ur3 386. con b, apc!01ls
tran:sver~a y d, conducto nqufdco.
1.0 Venas posteriores. - Las venas posteriores forman por detrás de la columna
vertebral un plexo abundante, cuyas mallas, más o menos anchas, pero siempre irre-
gulares, cubren las apófisis espinosas, las láminas y las apófisis transversas. En este
plexo terminan multitud de venillas procedentes de Jos músculos de los canales ver-
tebrales y de los tegumentos que los cubren. Parten de las ramas eferentes que se
dirigen hacia las apófisis transversas, pasan entre estas apófisis transversas y vienen a
desembocar, ora en las venas de conjunción, ora en las venas yugulares, intercostales
o lumbares correspondientes.
Las venas extrarraquídeas posteriores de la región cervical están más desarrolladas
que las de las regiones dorsal, lumbar y sacra.
2.0 Venas anteriores. - Las venas raquídeas anteriores son muy delgadas; for-
man una red de grandes mallas hexagonales. Sus afluentes de origen proceden de los
cuerpos vertebrales y de los ligamentos que los unen. Sus troncos eferentes van a
unirse con las venas de conjunción.
Las venas raquídeas anteriores y posteriores comunican ampliamente entre sí.
si, a la salida del agujero de conjunción, por las venas de conjunción. Comunican
también por las venas diploicas de los cuerpos vertebrales y por venas perforantes que
pasan entre las láminas de las vértebras.
oblicua; 5.º, por último, cerca de su terminación, recibe las venas cervical ascendente
y cervical profunda, que corresponde a las arterias del mismo nombre.
C. Venas á cigos
F1c. 391
Diafragma. Origen de las venas ácigos. Arterias diafragmáticas inferiores.
l. aorta. - 2. tronco cellaoo. - 3, 3', arterla1 dlatra¡m,t1ca11 derecha e h.qulerda. - 4, 4', ramas tnterna1
derecha e izquierda. - 6 , 6', ramas extrrnaa derecha e lzquJerda. - 6, vena cava lnterlor. - 7, vena. renal tz·
qulerda. - 8. circulo arurlal perlcavo. - 9, vena lumbar uoendenlAI derecha que 11e reúne con 12, duodéclma vena
lnt.erooat.al, para formar la rafz uterna de la 'º''ºª mayor. - 9'. vena lumbar aaoendente ir.quterd& que ee redne
con 12 ', para tor~ar la raíz externa de la hem1'ci¡'os. - 10 , venJlla que forma la rtlfr. lnt.erna tnconatant.e de la.
bem1'clroe. - 11. ana1tomosl1 acl¡-oca•a (raíz interna tnconstante de la 'elroa mayor). - 13, vena cava l.nfertor.
- 14, eldta¡o. - 15, clsterna de P ecquet . - 16. conducto torácico.
F1c. 393
Corte horizontal del tórax por el cayado de la ácigos mayor (segmento inferior de la sección).
l, disco lnternrtebr'a1 entre Dr• y D• . - 2. eaótago. - 3, conducto tor,ctco. - 4 , tr&Q.uea, ~clonadt\ lnme·
dlatament.e por encima de la btturcaclOn. - 5, 5' . bronquio tz.qulerdo y bronq uio derecho. - 6, cayado aórtico . - 7,
•ena cav" superior. - 8 . •cteos mayor , con 8 ', au de»embocaduri1 en la vena cava. - 9, • cldos menor. - 10,
Plll'llOO llnUU-. - 11. pleura •lacera! . - 12. pleura mecllul!nlca . - 13, p ulmdn derecho. - 14, pulmdn l<Qulerc!O.
Resulta, pues, de las descripciones precedentes que la vena ácigos mayor , a la que
van directa o indirecta mente la vena ácigos menor, el tronco común de las intercos-
tales superiores derechas y el tronco común 4
de las intercostales superiores izquierdas,
resume la circulación venosa d e todos los
espacios intercostales y de la porción corres-
pond iente del raquis.
E. Venas iliolumbares
Las venas iliolumbares siguen el mismo trayecto que las arterias homónimas. Ya
descritas a propósito de los afluentes de las venas ilíacas internas en las que terminan,
es posible referirlas al sistema venoso emisario del raquis. Reciben gruesas venas
intrarraqufdeas que salen por el último o los dos últimos agujeros de conjunción lum-
bares, además de las venas musculares del psoasiliaco y algunas veces la última vena
lumbar.
Se anastomosan: 1.0 , con el extremo inferior de la vena lumbar ascendente (hemos
indicado antes el interés de esta anastomosis) ; 2.0 , con las venas sacras laterales; 3.0 , con
Ja vena circunfteja ilíaca, rama de la ilíaca externa. Esta última anastomosis constituye
una vía colateral de retorno de la sangre venosa en los casos de ligadura de la vena
femoral en Ja parte superior.
LINFATICOS
CAPITULO PRIMERO
ANATOMIA GENERAL
Los linfáticos son, como las venas, conductos membranosos de ramificaciones con-
vergentes, encargados de recoger y llevar al sistema venoso dos importantes líquidos
del organismo, la linfa y el quilo. Fundándose en la diferencia de su contenido, la
mayor parte de los fisiólogos dividen estos conductos en dos grupos: los vasos linfdti-
cos propiamente dichos, en los cuales circula la linfa, y los vasos quilíferos, que con-
tienen el quilo. Semejante distinción no puede ~er aceptada en anatomía, puesto que
los linfáticos y los quilíferos presentan el mismo aspecto exterior y la misma estructura.
Los quilíferos, en efecto, no son más que los vasos linfáticos del tubo intestinal.
Durante su curso, los vasos linfáticos atraviesan masas globulosas a ellos anexas
y que se designan con el nombre de ganglios linfdticos. Este es uno de los rasgos más
característicos de su naturaleza; todo vaso linfático, antes de desembocar en el sistema
venoso, debe necesariamente, según la ya antigua fórmula de MASCAGNI, atravesar uno
o varios ganglios.
El sistema linfático, considerado en su conjunto, comprende, pues, dos órdenes de
órganos:
1.º Vasos;
2 .0 Ganglios.
l . .vasos linfáticos
1.0 Origen. - Los vasos linfáticos se encuentran en todos los tejidos y órganos
irrigados por vasos sanguíneos, excepto en la placenta (BARTELS). Nacen en el tejido
conjuntivo, por los capilares endoteliales, terminados en fondo de saco. El conjunto
forma una red más o menos tupida según los órganos, red generalmente en relación
con la abundancia de la circulación sanguínea. Su calibre es algo mayor que el de los
capilares sanguíneos.
De esta red parten troncos colectores o vasos linfáticos.
2
2
4.0 Anastomosis. - Son numerosas cerca de la red de origen y cada vez más
raras a medida que se alejan de ella. Las anastomosis entre linfá ticos superficiales y
linfáticos profundos existen, pero son muy raras.
6.0 Destino de la linfa. - Recogida por los vasos linfáticos, va a los ganglios lin-
fáticos. De éstos es tomada por nuevos colectores 'f' se vierte finalmente en dos gruesos
troncos: el conducto tordcico y la gran vena linfdtica, que van a abrirse a su vez en
las gruesas venas de la ·base del cuello.
que la de la sangre, varía según los órganos de que procede la linfa. Contiene sustan-
cias residuales, ácido carbónico y muy poco oxígeno.
Los glóbulos son glóbulos blancos del tipo no granuloso, linfocitos y grandes mo-
nonucleares. Se encuentran 8.ooo aproximadamente por milímetro cúbico. Estos gló-
bulos no existen en la linfa que circula antes de penetrar en los ganglios; sólo aparecen
a la salida de éstos.
b) Quilo. - El quilo es el contenido de los linfáticos intestinales durante el pe-
ríodo digestivo. Es un líquido blanco lechoso, que contiene en estado de emulsión finos
glóbulos adiposos que, al pasar a la sangre, constituyen las hemoconias. El quilo con-
tiene aproximadamente el 15 por 100 de grasa.
10.0 Repartición del líquido en las diversas secciones del sistema linfático. -
El sistema linfático está formado por un conjunto de vasos ligados anatómicamente,
pero independientes por completo desde el punto de vista fisiológico. Los diferentes
sectores de que está formado constituyen tantas circunscripciones como órganos hay,
funcionando cada una por su propia cuenta. Desde este punto de vista, las válvulas des-
empeñan un papel importante al oponerse al reflujo de la linfa de una región activa
a otra en período de reposo. En suma, la actividad de un territorio linfático está en
función directa de la actividad del órgano de que emana este territorio.
11.0 Estructura de los vasos linfáticos. - Distinguiremos: los capilares; los va-
sos y los troncos linfáticos.
Los capilares son simples tubos endoteliales.
La estructura de los vasos y de los troncos linfáticos se parece mucho a la de las
venas. La pared ofrece, en efecto, tres túnicas concéntricas: interna, media y externa.
La túnica interna está formada por un endotelio en hoja de encina, semejante al
de los capilares.
.La túnica media está constituida por fascículos de fibras musculares lisas, de im-
portancia variable según los vasos. Se han distinguido vasos linfáticos de tipo propul-
ANCIOLOCfA
2. Ganglios linfáticos
Desde CHAUSSIER se da este nombre a pequeños abultamientos de consistencia
blanda, de forma y volumen variables, escalonados de trecho en trecho en el trayecto
s 7 9
6 _ __
2 6 5 8 9
F1c. 398
Corte de un ganglio linfático (según Dusuu1L).
1, llnfUlco aferente. - 2, blllo d el pnrllo. - 3, llnUtlco eferente . - 4, nso aanrutnoo . - 5, 5, el.paula llbrooa.
8, aeno perltollcular. - 7, 7. folfculoe. - 8, 8, cordonea toltcuJarea. - 9, 9, Tfaa cavernoaaa.
de los vasos linfáticos: las glándulas linfáticas de BICHAT y de los antiguos anatomis-
tas. Estos ganglios linfáticos ofrecen a nuestra consideración su disposición general, su
configuración exterior, su estructura y sus vasos.
1.0 Disposición general. - Los ganglios linfáticos están siempre escalonados, con-
forme dijimos más arriba, en el trayecto de los conductos vectores, ya de la linfa, ya
del quilo. Los vasos que van a ellos, vasos aferentes, penetran por un punto cualquiera
de su superficie. Los vasos que salen, vasos eferentes, salen del ganglio por un punto
GANGLIOS LINFÁTICOS
fijo, el hilio. Salen más numerosos que los aferentes, pero menos voluminosos, y van
acompañados de un número más o menos considerable de vasos sanguíneos.
Desde el punto de vista topográfico, los ganglios linfáticos se dividen, como los
mismos linfáticos, en superficiales y profundos; los primeros ocupan el tejido celular
subcutáneo; los otros están situados debajo de la aponeurosis de envoltura de los
miembros o en las cavidades viscerales. Al grupo de los ganglios superficiales pertenecen
ciertos ganglios de la ingle y los su-
praepitrócleos, pero son casi los únicos ; a ----:.:~c::.i::=::::~
los demás forman parte del segundo
grupo. 1-
Los ganglios linfáticos son a veces
solitarios, como el ganglio preauricular y
el ganglio tibia! anterior, pero esta dis-
posición es relativamente rara. Común-
mente se reúnen en grupos circunscritos,
o bien forman largas hileras irregulares,
pero continuas, que se de ignan a veces
con el nombre de rosarios ganglionares
o cadenas ganglionares. Pero, sean soli-
tarios o agminados, los ganglios linfá-
ticos se sitúan constantemente en el tra-
yecto de los gruesos troncos vasculares y
en particular ?e las venas. B
2.° Configuración exterior. - Los
ganglios linfáticos se presentan bajo las
formas más diversas. En su mayor parte
son globulosos e irregularmente esféri-
cos. Otros son más o menos aplanados en F1c.
pastilla, ofrecen contornos variables, Folículo aislado y aumentado.
ovala<los, reniforme , etc. Su volumen
A. sustancia cortical. - B. sustancia medular. - u .
no es menos variable: la mayor parte 1hnlle de aepa.raclón de las dos 1u1tan c111.
1. cipsula llbr.,.... - 2, 2'. trabéculas destacadas de esta
presentan la dimensiones de un guisan- cápsula y Que clreuntcrlben una celdlll:l O\'Olde. - 3. tolfculo
llnritlco. - 4, 4. eeno perlfollcular. - 5, trabéculas de
te alaTgado. Pero los hay mucho menos ltl austaneta mtdullr. procedentes de las trab6cutas de
la sustanct& cortical. - 6, 6, cordones follcularea, pro·
voluminoso, que apenas se ven a sim- c•dentes de loa folfculo1 de la suatancll cortical. - 7,
7, aenoe de la. 1ust.ancla. medular (sistema ca,•ernolO),
ple vista. <'ODtlnuacfón de los aeno1 de la sustancia cortical. - 8 ,
un llntáuco aferente como se abre. despuéa de au bifurca·
El color es, en general, de un gris cldn, en el seno del toUculo.
rojizo. Pero e ta coloración varía al pa-
sar de un grupo a otro; así es que los ganglios subcutáneos son de un rojo vivo; los del
mesenterio, de un rosa pálido en los intervalos d e la digestión, y casi blancos en el
momento en que se verifica la absorción del quilo; los del hígado presentan un aspecto
amarillento; los de la raíz del pulmón son más o menos negruzcos, teñidos por polvos
de carbón (antracosis).
Los ganglios linfáticos, muy desarrollados en el niño, menguan en el anciano.
3.0 Estructura his tológica topográfica. - En un corte transversal que pase por
el hilio, el ganglio aparece compuesto de d os regiones : una cortical y otra medular.
Entran en su constitución tres formaciones esenciales : 1. 0 , tejido fibroso; 2.•, tejido
linfoide; 3.0 , vías linfáticas.
a) Tejido fibroso . - El ganglio se encuentra envuelto por una cápsula fibrosa .
Esta cápsula suministra en la región cortical tabiques incompletos que limitan comparti-
mientos comunicantes. Estos tabiques tienen solución de continuidad en la región me-
dular por trabéculas fibrosas que se anastomosan formando una suerte de encaje de
amplias m allas.
ANCIOLOCÍA
FIG. 400
Vascularización de un folículo cerrado (según DUBREUIL).
1, 1, arteriola. - 2, 2, venllla . - 3, tollculo (tollculo cerrado del apéndice Ileocecal del cone¡o),
c) Vías linfáticas. - Las vías de la linf,a se interponen en todas partes a las for-
maciones fibrosas y linfoides. Unen los linfáticos aferentes, que perforan la cápsula del
ganglio, con los linfáticos eferentes, que salen por el hilio.
Los linfáticos aferentes, entrados en el ganglio, se abren en anchas hendiduras que
separan la cápsula de los folículos: estos espacios constituyen los senos perifoliculares
(figura 398). Estos senos se continúan en la región medular por anchas vías que rodean
por todas partes los cordones foliculares y los separan de las trabéculas fibrosas que
proceden de la estroma conjuntiva : son las vías cavernosas. Este sistema cavernoso
se resume en el hilio en uno o dos trónculos linfáticos que salen de él, los linfáticos
eferentes.
En resumen, si seguimos el camino recorrido por la linfa, vemos que ésta, llevada
por los vasos aferentes, se derrama en los senos perifoliculares de la región cortical y
GANGLIOS LINFÁTICOS
luego se insinúa en las vías cavernosas de la región medular, que la conducen final-
mente a los linfáticos eferentes. El conjunto del sistema de las vías linfáticas es, como
hemos visto, muy tabicado. De ello resulta, pues, un retardo del curso de la linfa,
necesario a los cambios celulares que se establecen entre el líquido linfático y el tejido
linfoide de los folículos.
d) Vasos sanguíneos. - Las arterias proceden de los vasos próximos que irrigan
el tejido conjuntivo periganglionar. Llegan primero al ganglio, generalmente por el
hilio. Se ramifican en las trabéculas interfolicula res y emiten en los folículos y los
cordones un sistema de capilares dispuesto en sentido radiado. Las venas salen del
ganglio por el hilio.
Los ganglios, órganos complejos desde el punto de vista estructural, lo son tam-
bién por sus funciones. Re10rdemos : 1. 0 , que desempeñan un papel importante en la
producción de los linfocitos; 2. 0 , que constituyen una barrera fundamental en la lucha
contra las infecciones (función fagocitaria), tal vez también contra la invasión de los
tumores malignos ; 3.0 , que detienen las sustancias materiales extrañas al órgano
(polvo, partículas de carbó n); 4.0 , que pueden llegar a ser órganos supletorios, vica-
riantes (DoM1N1c1), y suplir el bazo (fagocitosis de los glóbulos rojos por los mononu-
cleares) o la medula ó ea (producción de elementos mi eloides).
Los dos conductos colectores de la linfa, conducto torácico y gran vena linfática,
no son simétricos. Cada uno exige una descripción particular.
l. Conducto torácico
El conducto torácico representa el tronco colector de todos los linfáticos del cuerpo,
excepto de los que proceden del miembro superior derecho, de la mitad derecha de la
cabeza, del cuello y del tórax y que, por su reunión, forman la gran vena linfática yugu-
lar derecha.
Nace en la parte superior de la cavidad abdominal de la fusión de todos los
troncos linfáticos infradiafragmáticos. Atraviesa el diafragma, pasa por el orificio aór-
tico, llega al mediastino posterior, recorre toda la extensión de la jaula torácica,
sale del tórax y, llegado a la base del cuello, en el lado izquierdo, termina generalmente
por implantación en el confluente yugulosubclavicular.
Su disposición es en extremo variable según los sujetos. Por esto comenzaremos por
describir un conducto torácico de forma relativamente simple y luego indicaremos los
diferentes aspectos morfológicos que es posible observar (GABRIELLE).
la línea media, por encima del cayado de la aorta se hace satélite de la arteria subclavia
izquierda, con la que llega hasta la abertura superior del tórax. Desde su llegada al
cuello se curva hacia delante, formando un cayado de convexidad superior más o menos
elevada, el cayado terminal del conducto torácico. Termina, por último, desembocando
en el sistema venoso, generalmente en el confluente yugulosubclavio.
El conducto torácico mide en su conjunto de 25 a 30 centímetros de longitud. Su
calibre varía según su estado de repleción o de vacuidad. Pequefío y difícil de descu -
....2
...8
... 7
.... 6
.• 6'
....6"
.. 5
..1
...~
... 5
... 5
...5
,__9
F1c. 401
Cisterna de Pccquet y porción inicial del conducto torácico (T.·J.).
1, cisterna. de Pecquet . - 2. conducto t.oriclco. - 3, aorta. - 4, ven& e&'t'& lntertor. - 5, 5, 5, pn¡llos
l umboaórtlcos . - 6. rlfu)n 11quterdo, con: 6 ' , au pedtculo \'ascular: 6", s u conducto externo . - 7 y 8, pila·
res del dlalrairma llmlt.ando e l orU!clo a drUco. - 9, paoaa.
brir cuando está vacío, este conducto tien,e las dimensiones de una pluma de ganso o
de la arteria radial cuando la linfa lo distiende.
. Todos los anatomistas hacen observar justamente que, al contrario de lo que se
ha observado en las venas, no aumenta en modo alguno el volumen en el curso de su
trayecto. Sus contornos son bastante irregulares y en algunos puntos se muestra más o
menos abollado. Raramente es rectilíneo: de ordinario describe flexuosidades, a veces
numerosas y muy acenwadas. Estas flexuosidades son también muy variables según los
diferentes sujetos : siendo poco notables en el recién nacido, se acentuan con los pro-
gresos de la edad.
6_- - - .. 14-
13~-ÍJ . 13
18~ __ 7
9__
(E _ _f6
__ 8
J __ __2
J __ 10
Ao..
10__
11~
--12
.. 11
F1c. 402
A ona torácica.
<E, Hdta¡'o. - A.o, aorta .
1. vena 'ct¡oa mayor. - 2, Te.na tntercoet.al superior derecha. - 3, beml,cl101 superior. - 4 . bemJácl.gos Jnte·
rtor. - 5, conducto torllotco. - 6', orllr"n del conducto torácico CUl)O plexltorme de la cisterna de PecQuet). - 6,
ct.yado del conducto torllolco. - 7, pngllo eetrellodo. - 8, neumogástrico dorecho. - 9, nervio recnrrente derecho. -
10. simpático torácico. - 11. 11 ', nervios eoplllontcoe mAyores derecho e l&Qulerdo. - 12, nervio espl4cnlco menor de-
recho. - 13, arteria subclavia derecha . - 14, arteria vertebral y nervio aenovert.ebral. - 15, arteria subclavta h ·
qu1erda. Las arterial y vena.a Intercostales adrttca1 no eatAn numerad.u. Ndt.eae el paao de las arterla1 derechas Pol'
detrts de l& vena M:t¡oa mayor.
CONDUCTO TORÁCICO 52 1
vadas con mayor frecuencia en las diferentes porciones: cisterna, porción torácica
y porción cervical; 2 . 0 , las anomalías raras.
1.0 Variaciones más com unes. - Comenzaremos por las que se refieren a Ja
cisterna.
a) Variedades de la cisterna de Pecquet. - Es raro que la cisterna esté represen-
tada por una ampolla única. PENSA, después de haber disecado 60 sujetos. sólo ha
encontrado esta disposición en un
caso. Bastante a menudo la cister-
na es doble; por excepción es tri-
ple. BRECHET y HALLER han citado
casos de este género. Por lo regu- B
lar está representada por una dis-
posición plexiforme en la que es
difícil reconocer el tipo de cisterna
clásico. Los esquemas que aquí
representamos indican las varieda-
des más comunes (figs. 407, 408,
409 y 410).
b) Porción subacigoaórtica. -
El conducto torácico es raramente
único. Después de un recorrido
más o menos largo en el medias-
tino posterior, se divide en mayor
o menor extensión en un número
variable de ramas: unas veces se
desdobla en dos conductos simples.
aislados o reunidos por anastomo-
sis transversales en tramos de esca-
lera; otras veces las ramas de di-
visión son más numerosas. Pueden
hasta contituir una red, un verda-
dero plexo. PENSA, CousIN, BouR- Relaciones de la arteria subclavia izquierda
CET, han citado numerosos tipos de por dentro de los escalenos (T.-J.).
conductos torácicos; las variacio- ¡o.A.- primera ('()Stllla. - B. tub6rculo de Chassalgnac. - C, esól&·
D. tr•quea . - E, c~pula pleural.
nes son tan numerosas que es im- 1, m11aculo t:irro Oel cuello. - 2, escaleno anterior. - 3, escaleno
posterior. - 4, carótida. prlmltlva. - 5, 1ubclavta. - 6, vert.ebral.
posible agruparlas por clase o por
;-rt~'r. ~olr~~ !~~~f~r-o!ite;~;~c~ ft>t':~~a"rta 'tn~~~I~ ~t
9
familia de variedades. y u¡ular Interna. - 13. vena. aubcl&YI&. - 14, tronco venoeo bra·
quJoctUllco. - 15, neumogOtrlco. - 18, recurrente. - 17, trtnloo
c) Porción supraacigoaórtica. - 18, plexo braquial. - 19, ¡¡anrllo oenlcal Interior del gran
almpátlco. - 20, conducto tord.cJco. - 2 1, llaA.mento p1eurotrans·
Los desdoblamientos observados en verso. - 22, U¡amento coatopleur:il.
la parte inferior del conducto pue-
den proseguirse en toda la altura de la travesía torácica. Sin embargo, el segmento
situado encima del cayado de la aorta está representado por un tronco simple y único.
d) Porción cervical. - Hemos ya indicado al describir el tipo clásico que el
cayado .terminal del conducto torácico podía subir más o menos y hasta llegar en los
casos extremos al tubérculo de Chassaignac.
En la región supraclavicular el tipo del conducto único sólo existe en la mitad
de los casos aproximadamente. Es posible ver que se desdobla en el cayado, que
forma varios cayados irregulares superpuestos unos a los otros. En algunos casos las
ramas de división se reúnen en un solo conducto, muy corto, antes de terminar en el
confluente venoso. En otros casos, estos cayados múltiples se implantan aisladamente
en Ja vena subclavia (fig. 411, B). Las figuras adjuntas nos muestran los tipos obser-
vados más a menudo.
ANCIOLOCÍA
Damos aquí algunas cifras que indican los tipos observados más frecu entemente. VER-
NEUIL ha en<:0ntrado 19 veces en .114 casos un conducto torácico simple, 3 veces un conducto
torácico doble, 2 veces un conducto triple. En 17 observaciones WENDEL ha encontrado
9 veces un conducto único, 3 veces un conducLO doble, una vez triple y 4 Yeces ramas más
numerosas. PARSONS y SARCENT, prosiguiendo sus estudios en 40 sujetos, comprobaron un
F1c. 4o6
Porción terminal del conducto torácico (T. ·J. ).
l. conducto torielco. - 2, eat.ernocleldomaetoldeo. - 3, yu¡ula r interna. - 4, vena aubclavta. - s . eacapu.
Jobloldeo 1 &PoDturoala mtd.Ja. - 6, catdttda primitiva. - 7, arteria tiroidea. Inferior. - 8, •ena vertebral, y
8', arteria del ml•mo nombre. - 9 , nervio tréo lco . - 10, atmp.1.tlco. - 11, escaleno anterior. - 12, arteria eaca.·
pular posterior. - 13, escapular superior. - 14, arteria aubelavla. - 15 , plexo braqu!al. - 16, r aorllo lloCitlco.
conducto simple de desembocadura única en la mitad de los casos. En la otra mitad el con-
ducto estaba más o menos dividido. No damos más citas, por cuanto, como se ve, no
hacen más que repetirse. Pero antes de terminar con estas variedades frecuentes de desem-
bocadura, sefíalemos que el conducto puede abrirse, aun cuando sea simple, en otro punto
que en el confluente yugulosubclavio, punto de desembocadura normal. Asi es posible ver
que se vierte la linfa en la vena subclavia, en la yugular interna o en el tronco venoso
braquiocefálico izquierdo. Se ha visto que se abría a la vez, después de bifurcarse, en la
subclavia y la yugular ; después de trifurcarse, en la subclavia, la yugular interna y la vena
vertebral. En un caso de VERNEUIL, el conducto torácico se dividía en su terminación en
cinco ramas: dos de ellas iban a la subclavia, dos a la yugular interna y la quinta. a la vertebral.
cional, el conducto torácico pierde sus conexiones con la circulación venosa del lado
izquierdo del cuello y viene a desembocar en las venas del lado derecho, ora aislada-
mente, ora después de fusión con la gran vena linfática derecha. Podríamos llamar a
esta anomalía inversión de desembocadura del conducto torácico (casos de ~IECKEL,
HALLER , CRUISHANK, WATSEN, CALOR!, PENSA).
9 ...... ··-·
....... . .. . 10
. . .. .. .... ... 1
7 ········-
..... ..... ... 6
···--- ·· --· 5
... . ....... 3
A
flG . 407
Variaciones morfológicas de la cisterna
de Pecquet : tipo clásico, cisterna p iriforme.
t , cisterna. - 2. rond ucto tor4clco. - 3, ga nglios yuxtnndrtkus l zq u ~erdos. - 4 , ganglio yuxtaaórtlro d.ert-
cho . - s . ganglio 1t.•1ronórtico. - 6 , t ronco comtin de los eferentes yuxtaaórttcos derechos. - 7, 8 , t roncos q ue vli!-
nen de los g:ingllo'- ~ uxtaadrtloos y abocan después de un l ar~o recorrido en el extremo superior de la cisterna . - 9 .
aorta. - 10, arteria lumbar. - 11 , n ivel corrcspq11dtcnte a In tntcrlfnea entre la 1ntmera y sc¡unda vértebras
lumbares.
en ciertas especies animales. Los au tores que han estudiado el desarrollo del conducto
torácico en la serie animal, PENSA en particular, han interpretado estas variaciones
como anomalías regresivas de una forma primitivamente doble. La duplicidad del
conducto sería constante en las aves. En el Anser domesticus, PENSA ha encontrado
igualmente como tipo normal un conducto torácico doble con abocamiento en las
ANGIOLOGÍA
venas de ambos lados del cuello. Pero en este animal se notaría ya bastante a
menudo cierta reducción de calibre de la porción superior del conducto torácico de-
recho. En los mamíferos, en el perro por ejemplo, y en el hombre, los fenómenos de
reducción serían a la vez más importantes y más variables. De un modo general se
podría decir que la regresión de la porció n supraacigoaórtica del conducto torácico
2 .... · -·········
........... 10
7..
a..
D
e fJG . 410
f lG . 409 Variaciones morfológicas de la cisterna de Pec-
Variaciones morfológicas de la cisterna quet : falta de cisterna. D isposi tivo plexiforme
de Pecquet: cisterna en lambda . que remplaza en 1 la cisterna de Pecquet.
(I¡ual ley• nda que en la !!¡¡ . 407.) (Ia'ual leyenda que en la na-. 407 .)
2 ______ ___ _
9_
10_
-----· 1
F1c. 411 , A
Diferentes modos de abocamiento del conducto torácico : conducto simple
de desembocadura única.
1. cooduct o t oricloo. - 2, cayado d•I cooducto toriclco. - 3 . urmtoaclón d•I conducto toricloo prectdlda de
una dilatación ampollar. - 4 , tronco 1ubclav10. - s. tronco 7uaular o traqueal. - 6, vena yugular tnterna
7 , Tena 1ubcla•ta. - 8, tronco Yt-Doeo braqutooe:r•Hco tz.quJerdo. - 9 , tronco wnoao braquloce.Ullco derecho. -
10, nna. ca"• aupertor.
9 ..
3 4
7
10 •.
-- --1
F1c . 411, B
Diferentes modos de abocamiento del conducto torácico : terminación del conducto
con cayados múltiples, pero de desembocadura única .
lla'ual leyenda que en la n.ura 411. A .)
A CIOLOCÍA
blemente influidos por las circulaciones linfáticas, más activas en ciertos órganos o
en ciertas regiones que en otros.
Existiría, pues, un paralelismo bastante sorprendente entre el desarrollo onto-
génico y el filogénico. Pero ¿cómo explicar entonces el hecho de que, en ciertos casos,
F1c . 411 . C
Diferentes modos de abocamiento del conducto torácico : term inación en delta.
2 , 2 , conducto toriclC'o de t res desembocaduraa . - 3 , '\"toa yu¡ular Interna. - 4 , •ena aubcl&'fl& . - s. tronco
venoeo braquJoct'Ulloo derecho. - 7. ve na ca \':t. ,
·-- --·· 5
- - . -. -. 6
........s·
ª·--
'º-- J' 7
F1c. 411, D
Diferentes modos de abocamiento del conducto torácico : conducto torácico doble
en su terminación y con embocadura doble.
(~ual leyenda que en la ll¡¡ur& 411, A . )
el conducto torácico no solamente está desdoblado en dos conductos, uno derecho y otro
izquierdo, sino a menudo dividido en múltiples ramas anastomóticas que forman un
verdadero plexo? Según PENSA, este aspecto plexiforme se encuentra más frecuen-
temente en los individuos de edad que en los recién nacidos o en los niños. Cree,
GRAN VENA TORÁCICA
pues, que estas divisiones secundarias serían debidas a un crecimiento tardío postem-
brionario de los vasos linfáticos.
Las consideraciones precedentes son tal vez algo largas, pero la cuestión es rela-
ti vamente nueva y Ja patología y la cirugía del conducto torácico se aprovechan de
···· ·· ...6
F1c. 411 , E
Diferentes modos de abocamiento del conducto torácico : terminación en araña.
El conducto se dilata en una ampolla de la que parten numerosas ramas terminales.
<la'ual leyenda que en la Oj¡un. 411, A .)
A B e
F1c. 412.
Algunas variedades de termi nación de la vena linfática.
1, tronco braquloceUllco derecho. - 2, 'fena subclavia.. - 3, ven3 sugu1tt.r Interna . - 4 , tronco lloflltlco JU.CU·
lar. - 5, tronco aubclavlo. - 6 , tronco broncomet.llaat.fntco. - 7, gran vena Hnfátlca.
(Se ve Que aólo en la ftg"ura A la ,.cna 1lnf6ttca esU re¡ularmente ronatltutda: en ta n,.ura D recibe solamente
los dos troncos yu.¡ular y aubelavto. abriéndose atalndamen te el tronco broncomedlastfntco : en 1& tiaura O la vena. no
existe, los troncos conalltutivoa deaemboe.ln lndtvtdualmente en la vena subclavia.)
u. - 18
ANCIOLOCIA
Variedades. - Los troncos de origen de la gran vena linfática son muy variables en
número, pero lo son también por su modo de terminación (lig. 41.2); en lugar de reunirse
en un tronco común para formar la vena linfá tica, como indica nuestra descripción (dispo·
sición relativamente muy rara), pueden abrirse aisladamente en la vena subclavia, en la vena
yugular interna y hasta en el tronco venoso braquiocefálico. Existen en este p unto particula-
ridades individuales que varían en cada sujeto. Estas observaciones se aplican también a los
troncos linfáticos similares del lado izquierdo, que desembocan de ordinario en el cayado
del wndnc10 linfático.
CAPITULO IIl
ARTICULO PRIMERO
Describiremos en primer lugar los diferentes grupos ganglionares con sus vasos
aferentes y eferentes. A continuación veremos la disposición general de los vasos linfá-
ticos en el miembro inferior.
l . Grupos ganglionares
Los grupos ganglionares están representados por: 1. 0 , el ganglio tibia! anterior;
2. 0 , los ganglios poplíteos; 3.•, los ganglios inguinales.
F1G. 41 3
Hueco poplí1co y su contenido vistos uin situn, previa separación
de las diferen1es paredes. Los ganglios poplíteos (T. ·J.).
l, b!ceps. - 2, semlmembranoso. - 3. seml tendlnoso. - 4, gemelo Interno. - 5, gemelo externo. - 6, bol1a
comün al semtmembranoso y al gemelo Interno. con 6'. ortftclo que pane en comunlcaclón eat.a. bolsa con I& arttcu·
~c¿f1':ea-:-~· 1~~,~~u~~~~ ::S ~~~tr~r~~."~~·2-:- :ru~~r::0 ~~'d\~ ~f~ ;001e~!::.O.:_ti; :~r1~ufa~~te~ñt;;io~~á. ~e:~':
1 1 1
pngUo altuado Inmediatamente por debajO do la aPoneuroels, cerca de la desembocadura de la safena externa, 15'.
- 16, pn¡llo eupraoondfleo. - 17. g anglio tntcrcondllec. - 18, colgaJoe cuU.neos. -19, tendón del aductor ma·
yor, y 1 9', orUlcto Canlllo del tercer aductor~ por donde los vaeos tomorales penetran en el hueco poplfteo.
GRUPOS GAl\"GLIO:-IARES DEL Mln lllRO INFERIOR 533
a) El grupo anterior sólo comprende un ganglio, por lo demás inconstante, el
ganglio yuxtaarticular, aplicado al ligamento posterior de la articulación.
b) El grupo medio (tres o cuatro ganglios) se dispone a los lados de los vasos
poplíteos.
e) El grupo posterior o superficial sólo comprende un ganglio, el safeno externo,
suuado debajo de Ja aponeurosis, por fuera del cayado de la sa fena, por dentro del
ciático poplíteo externo.
LEAF los divide, según su situación, en ganglios intercondíleos y ganglios supra-
condlleos. on difíciles de encontrar en
la grasa que los envuelve.
a) Aferentes. - R eciben :
1 .0 Los linfáticos aferentes del gan-
glio tibia! anterior, ya descrito;
2.º Los linfá ticos safenos externos,
que proced en de la parte posteroexter-
na del pie y de la cara posterior de la
pierna siguiendo Ja vena safena externa.
Son subcutá neos.
3.0 Los linfáticos tibiales posterio-
res y peroneos, profundos, que acompa-
ñ an a los vasos del mismo nombre.
4.º Los linfáticos a rticulares de Ja
rodilla, que siguen el trayecto de las ar-
terias a rticulares.
b) Eferentes. - Los linfáticos efe-
rentes de los ganglios poplíteos son en
número de tres o cuatro; pasan , con los
vasos poplíteos, a través del anillo del
tercer aductor y siguen a partir d e este
punto la vaina de los vasos femorales,
llega ndo a los ganglios inguinales pro-
fund os.
Accesoriamente los ganglios poplí-
teos dan origen a eferentes que sig uen Ja Principa les grupos ganglionares superficiales de
la ingle y sus territorios lin(áticos (esquemdtica)
anastomosis que une la safena externa (T. -J.).
con la safena interna para llegar al gru-
De color roJo, grupc> ¡anglionar 1upetolnterno; de eolor
po inferior de Jos ganglios superficiales 'º'ª· eu terrttorto lintátlco.
De color amarfllo 01ewro, trrUl>OI lnterolnterno, e lntero·
de Ja ingle. A veces emiten vasos que, ~i externo; sus terrlt.otlos llntátloos eatán representados por el
g uiendo el nervio ciático, suben a los •rea do color omarfllo claro
De color ololado o.curo, grUPo auperoe.xterno, con su te·
ga nglios ilíacos internos (BARDELEBEN. rrltorlo llnfá Uco en color clolad<> claro .
ab, hortz.ontal q ue pasa por la desembocadura de Ja eate·
NAKEL y FROHSE). na int.erna. - cd, vertical Que pasa par esta mlama dea·
embodlc1 ura.
l. safena lnt.erna. - 2, arteria femoral. - 3, vena
3.0 Ganglios ing u i n ales. - Con femoral. - 4, subcuti\nea. abdominal. - 5 , pudenda u#
t.erna..
Ro uv1F.RE, hay que comprender bajo esta ti.as nechas lndlcan la dtrrcclóo que siguen los lln fAUooa
aterent.es para Ir a parar a sus ¡rupos gan¡ltonares reapec·
denom inación todos los ganglios que t lvos.1
asientan en la región inguinocrural, re-
gión limitada por arriba por el arco crural y por abajo por una horizonta l que pasa
por el vértice del triángulo de Scarpa. Se distinguen en ganglios superficiales y gan -
glios profundos.
a) Ganglios inguinales mperficiales. - Los ganglios superficiales o subcutáneos
están situados entre Ja piel y la fascia cribiformis en el área del triángulo de Scarpa
(figs. 414 y 415). Son en número de ·dieciod10 a veinte. Su volumen oscila entre el de
534 ANGIOLOGÍA
"
·------------------,,,(
,'·-------------- 5
,,
I ·--------- 2
''
F1c. 415
Ganglios inguinales superficiales (según Rouv1tR.E) .
1, gTUPo auperoexterno. - 2, grupa auperolnterno. - 3, arupo tnteroexterno. - 4. 8'fUpo Lnterolnt.erno. -
5, l'l.Dl'l101 aatenoa tnterooa. - 6. vena aatena interca.
perficiales en cuatro grupos (QutNu), a saber: dos grupos superiores, que se distinguen
en un grupo superoexterno y grupo superointerno, y dos grupos inferiores, que a su vez
se distinguen en grupo inferoexterno y grupo inferointerno (fig. 414). Los ganglios de
un mismo grupo están reunidos entre si. Además, Ja mayoría de los conductos que van
de un ganglio a otro se extienden de un grupo inferior al grupo superior del mismo
lado (R ouVJtRE).
a) Aferentes. - Los linfáticos superficiales del miembro inferior terminan en los
ganglios inferiores, es decir, en los grupos inferoexterno e inferointerno.
A los ganglios del grupo superoexterno van: 1.0 , los linfáticos superficiales de la
parte externa de la nalga; 2.0 , los linfáticos de Ja parte lateral y posterior de la porción
infraumbilical de la pared del abdomen.
GRUPOS GANGLIONARES DEL MIDIBRO I NFERIOR 535
En los ganglios del grupo superointerno desembocan los linfáticos de los órganos
genitales externos (escroto, pene, vulva), los linfáticos del perineo superficial, del ano,
de la parte interna de la nalga y, por último, los linfáticos de la parte anterior de la
porción infraumbilical de la pared del abdomen.
La descripción que acabamos de dar es esquemática. Si bien es exacta en muchos
casos, puede fallar en otros, pues son posibles las más diversas disposiciones. Cuando
en clínica se busque el asiento de una adenitis limitada a uno de los grupos ganglio-
nares inguinales, si nada se encuentra en el territorio cuyos linfáticos llegan en estado
normal al grupo lesionado, se explorarán sistemática-
mente todos los demás territorios de la ingle.
En el trayecto de estos aferentes se encuentran
a veces pequeños ganglios : los ganglios prepubianos,
el ganglio del pene, situado en la cara derecha de la
verga, delante de su raíz (BAzy).
/!) Eferentes. - Según Rouv1tRE, algunos efe-
rentes superficiales pasan al conducto crural y lle-
~~~~~t:
gan al ganglio retrocrural interno, directamente o
por mediación de un linfático profundo o de un
ganglio inguinal profundo. Otros pasan por delante il!-,,Wd~3
de los vasos femorales y van a los ganglios iliacos.
Por último, algunos, numerosos, pasan por fuera del 17._-+~I..
conducto, a través de pequeños intersticios de la apo- 11
neurosis del psoasiliaco, para llegar a los ganglios ---'EL.::9~
retrocrurales de la cadena iliaca externa.
b) Ganglios inguinales profundos. - Los gan- F1c. 416
glios inguinales profundos son subaponeuróticos, en Corte sagital esquematizado de la
número de dos o tres solamente. Son en general poco región inguinocrural, que pasa por
voluminosos y se sitúan en el lado interno de la el séptum crural y por el infundí-
bulo (cadáver congelado; lado de-
vena femoral; por lo tanto, en el tercio interno del recho, segmento externo del corte)
conducto crural que se designa con el nombre de (T.·J.).
infundlbulo. Uno de ellos, conocido con el nombre 1, publa, con 1 ', ere.ata pectfnea cubier-
de ganglio de Cloquct, merece mención especial; es ta por •• lira mento de eoo~r. - 2, apo·
neurosis del oblicuo mayor. - 3, pectíneo
cubierto par su aponeuros11. - 4. oblicuo
el más elevado del grupo y ocupa la parte interna menor. - s. tranavereo. - 6, tallCla tron.•·
"'"º"'· con
del anillo crural, pegado junto al borde externo o peritoneo. 6
1
el 8'ptuma crural. - 7,
,
- 8, teJldo celular aubperltoneal .
cóncavo del ligamento de Gimbernat (fi~. 416). Sólo -11. 9,obturador
cordón. - 10, obturador externo. -
Interno. - 12, vaaos y ner·
está separado del peritoneo por el séptum crural, por 'o'loaporción
obturadores. - 13, lntundlbulo crural
Interna del conducto crural. -
14, oponeuroala auperQclal. - 1 5, !asela
la fascia propia, y su inflamación puede, en ciertos cribf/ormf1. - 16, vena safena tntetna.
casos, determinar accidentes que recuerdan los de la
estrangulación herniaria.
=
~~; ¡~~~~~o pr~~~1¿ci:~..~gm.!:ad~~·.;
un rnn¡llo aupcrtclal.
(La necha Indica el punto por donde se
Introducen 111 hernJaa erutalH.)
Aferentes. - Los ganglios inguinales profundos
reciben, como hemos visto, cierto número de linfáti-
cos aferentes de los ganglios superficiales. Además, reciben los linfáticos del glande en
el hombre y del clítoris en la mujer. Terminan en ellós finalmente los linfáticos pro-
fundos del miembro inferior, excepto los linfáticos obturadores, isquiáticos y glúteos,
que van a los ganglios pélvicos.
Eferentes. - Atraviesan el anillo crural en su parte interna y llegan a los ganglios
internos de la cadena ili¡ica externa o retrocrurales.
Unos son superficiales y otros profundos. Terminan casi todos, en último término,
en los ganglios inguinales.
ANGlOLOGÍA
1.0 Vasos superficiales. - Nacen de todos los puntos de la envoltura cutánea del
miembro y del periostio de los huesos cubiertos sólo por los tegumentos (JossIFovv).
Están principalmente desarrollados en el pie (fig. 417). De los plexos de origen nacen
troncos colectores bastante constantes en su t.-ayecto.
a) Los troncos colectores internos siguen la vena safena interna y terminan en los
ganglios inguinales superficiales de los dos grupos inferiores.
F1c. 417
Linfáticos superficiales del pie; vista lateral interna .
1, red llnrttlca del t.aldn. - 2, red del borde Interno d•I pi•. - 3, rod d•I dedo gordo. - 4 , 4, Untlit lc<>s de la
cara dorsal del ple. - 5, troncos que acompañan a la vena safena Interna. - 6, vena safena Interna.
2.0 Vasos profundos. - Los vasos linfáticos profundos son satélites de los grue-
sos vasos arteriales y venosos profundos y comprenden varias vías:
a) Vía principal. - Los linfáticos que siguen las arterias pedia y tibia! anterior
tienen su ten¡¡inación en el ganglio tibia! anterior, lo atraviesan y se dirigen a los
ganglios poplíteos.
Los linfáticos plantares tibiales posteriores y peroneos llegan también a los gan-
glios poplíteos. De éstos parten los eferentes, que siguen la vena femoral para ter-
GR POS CANCLJONARFS OF. 1..A PELVIS 537
minar en los ganglios inguinales profundos. Después de haber atravesado estos gan-
glios, van a los ganglios iliacos externos o retrocru-
rales. 1o _
b) Vi'as accesorias. - Los linfáticos satélites de
los vasos obturadores van a los ganglios iliacos ex-
ternos.
Los linfáticos satélites de las arterias isquiática y 12 ....
glútea van a los ganglios hipogástricos.
c..._.
12 .....v;:~=~
ARTICULO 11
A . arro vl'noso d or!!..'\I dl'I ple. - B . vr na snfcnn. lnternl\ , - C. vena femora l. - l. red llntAt.lca de l borde lD ·
b) A/ere11tes. - Los ganglios iliacos exLernos reciben: 1.0 , los troncos inguinales,
descritos antes (fig. 421); 2.0 , los linfáticos profundos del territorio anterior y subum-
bilical de la pared abdominal. Siguen el trayecto de los vasos epigástricos. En su tra-
yecto se encuentran dos o tres ganglios de relevo; 3. 0 , los linfdllcos circ1111flejos iliacos,
F1G. 419
Región luml>oiliaca; p lano supe rficial (T .·J.).
(1 .a pared abdomlnal ha sido secctonndn. ta ca,•Jdnd nbdomlnal abierta y resecadoa todoa los órganos Quo se en·
con t.rab.'\n en la mitad derecha de cst.a. cn\'ldad, es decir , la terminación del fleon, el ciego, el colon nscen dcnte 1
la parte der<'cha del colon t ransverso. una p<'rclón del estómago , del duodeno y del pincrea.s. la mitad tnterlor del
rlftón derecho y el peritoneo p:irletnl.>
1 , psoas. con 11 • ar<'OS del psoas baJo los eu3lrs pa~'\n lns arterias lumbares. - 2, nn1sculo lllaco. - 3, tascl:L
tllaca tncldlda: una aonda acanalada esta lntroducld!l entro e»th ttascta y el músculo. - 4 , cuadrado de los lomos.
con 4 ', a roo del cuadrado de los lomos. - 5, dl:itrnicma. - 6. corte del rtflón derc-cho. - 7, hfgado 1cara loter1on. -
a. vena cava Interior. - 9, botde derecho de In aorta. - 10, an.erta lllaca prtmlth~. - 11 , lllaca tot.eroa . - 12 .
lllaca externa. - 13. ganglio superior, y 13', g:>.nillo Interior del g-ru1>0 maco primitivo: entro esto8 dos gan·
gllos se v~n los otros ganglios t.1el mismo grupo. - 14 , ganglio superior del 1rrupo tllnco externo, con , Por de·
b.'\jO y dentro de él. otros tres ganglios dC'l n11smo G'TU1"" · - 15, 15', 15" , ganglios lnferlores del srrupo tliaro ei:·
t erno que constituyen lo:s gnngllos retrocrurales: 15. ~ar;glio retrocrura l externo: 15', pngllo retrocrural mtdlo:
1 5", gn.ng11o rctrocrura1 Interno . - 16, ~an¡:llo drl ~r11rc1 hlPo'fáSLrieo, s1t11\1do entro la vena. illa('a externo. y los
vuos obturadores (Cesto y ~IA RC1L1.r. colocan este ganvllo entre los g:>.ngltos llfüoos extcroo11. - 17, arteria clr·
c untlelti y g:ingllos c1rcunrlcJos. - 19 arte:-la CPlinstrlca y gan,llos epli:istricos. - 19, conducto deterente. -
20, cresta lllata.
CRl:l'O C ANC LIO:-o; AR ES DE LA PELVIS 539
que nacen del músculo iliaco y de los músculos anchos del abdomen. Son satélites de
los vasos circunflejos iliacos; 4.º, una parte de los linfdticos genitourinarios: vejiga.
próstata, uretra posterior, glande, en el hombre ; vepga, clítoris, cuello uterino, en
la mujer. Estos eferentes terminan en las cadenas media e interna.
Ftc. 420
Vasos, ganglios linfáticos y nervios del espacio pelvisubperitoncal en el hombre (T.-J.).
(Corto medloso.¡<tal: lado derecho del corte . na sido resecado el peritoneo pelviano: el recto y I& veJl¡a estac
ruertement.e atrafdoa bacJa abajo. Se ven los va90s pelvianos cubiertos par la aponeuroals sa.crorreet.ogonltopubtana o
Umlna de la blpog,strtca . Se ha practicado una ventana. en cata lAmlna apcneurdt.lca para de Jar vlalble el espacio
laterorrectal. ventana en la cual se vo Introducida una so11da acanalada . En la apaneuroala plramJdal se ha pract.1·
cado otra venta.na para Poner al deacubitrto las ramas del picio sacro que cubre ett<L apQnerosla.}
1, Ulaca prlmtt.lva. . - 2 . arteria lllttca externa , y 2' , ven3 tllaca externa. - J y 3', arteria y vena b1Polá• ·
trtcas. - 4. arte.ria umbilical, 4 ' , Porción obll tern:fa de esta arteria, y 4 •• , una arteria vealcal. - 5, arteria
obturatrlz.. - 6, arteria pudenda i nterna. - 7. arteria ISQulatlca. - 8, arteria sacra latera l. - 9 , arteria sacra
media.. - 10. arteria eplg6atrlca. - 11, nervio obturndor. - 12, plexo sacro. - 13, vasos caperm:itlcos. - 14, gan·
¡ llo del ¡rupo so.ero. - 15, gan¡llo llloco externo. - 16, ¡on¡llo del ¡rupo obturador.
0
a. elevador del ano. - b, lsqulococcfgeo. - e, ptramtdnl. - d , f osa lllara lnterna. - t, p90as. - l. veJtga . -
p, próatat&. - h, recto. - f. t'Orte del pcno. - J. pubis. - k, sacro. - I , obturador Interno. - m , corte del con·
dueto anal. - n , ve1fcula seminal. - o, conducto deterente, ron o', pc>rclón terminal de dicho oonducto. - p. ur6·
ter. - q , corte de la. ap0oeurosla del piramidal. - r, corte de la aPoneuroala aacrorrecto¡ en.Jtopublana o limtoa de
la blp<l¡áatrlca.
c) Eferentes. - Los Lroncos eferentes siguen en su mayoría los vasos iliacos exler-
nos y llegan a los ganglios iliacos primiLivo . Algunos van directamente a los ganglios
lumboaórticos. Los más internos d escienden a la pelvis y son Lributarios de los gan -
glios hipogástricos.
540 ANGIOLOCÍA
Vimos que los ganglios de donde proceden éstos no debían considerarse formando
parte del grupo de los ganglios ilíacos externos, sino de los ganglios obturadores.
1.-- -
__ 4
3__ _
___6
Ftc . 421
Ganglios inguinales superficiales y su conexión con los ganglios iliacos exlernos
(según Rouv1tRE).
1, 1t.n11lo9 l llacos externos (cadeno externa). - 2. r an¡llo 1nau1nal aupet oexterno. - 3, 1an1rllo lntrulnal supero·
Interno. - 4. p n¡ltos macos externos (cadena media). - 5 , gao¡Uo ret.rocrural lnt.eroo. - 6, aan¡Uoe to¡ulnalea,
r ruPo central e lnterolnt.erno.
NOTA .- La pcslcldn y dlrcccldn normales de los vasos HnUtloos profundos est' n representadas por lfneaa de puntos.
F1c . 4 22
Los graneles va os y lo ga nglio ele! abelo men (T .-J .).
rr.a ravldad abdomlmil ha sido 3.ntc todo nh!Nta por medio de una Incisión crucia l. lu4?gn, para descubrir los
grandeg "ªsos en t oda su longitud , se ha rcsec~Hl\I, cortando de anlbn abaJo: i.•, una J)a rtc del estomago, del pán-
c1eo..s. del colon trans,·erso y de la S lltaca.; 2.•, la parte inlchtl del ye)'u nofleon y del mesenterio; lo restant e del
intestino delgado y del me~ent erlo ha stdo rechazado a Ja derecha y por t uera d e Ja cavidad abdominal.
l , aorta. - 2 , t ronco ccll:-ico. - 3, a rteria mesentérica superior. - 4 , mesentérica inferior. - s. vnsos csper-
mallcus. - 6 . arte-ria !llaca prlmltlva. - 7, arteria lllaca externa. - 8 , arteria hlf)Olást rlca. - 9 , vena porta. -
10, \·ena esplénica. - 1 J, \'ella ('3 \'3 lnCcrtor. - 1 2 , v~1111 1111•sentérlcn su perior o mesara lea mayor. - 13, vena !llaca
pr!mltl\•n Izqu ierda. - 14, H·na lllaca externa. - 15 )' 16, liran¡llos lum bares derechos e 1-zQulerdos. - 17, ¡rnn¡llos
p:-eaórtlcos. - 18, ganglios lllacos primitivos. - 19, ¡antrllos llla co~ ex ternos. - 20, gangli os m esentéricos. - 21,
"artgllos mt!IOCóllcos. - 22 , ganglios rctropancreáttcos.
a. estómago. - b, hígado, con b'. vcsfcula blUnr. - r. origen dd cluodeno, y e' , porrfAn descendente de este
mismo duodeno. - d, p!lncrcas. - e. porción lnklal del yo•uno. - f, colon transverso. - 11. rolon descendente. -
11. ),eyunofleon, y h '. rne--cnterto. - l. $ lllacn, .)' l', &11 mci,r~. - 1u, recto. - 11. vcJlg;,1. - "· riñón Izquierdo. -
µ, 11l1un d~rccho. - r, bal\l . - 1, uréter.
542 ANGIOLOGÍA
F1c:. 42:1
Ganglios iliopélvicos (según CuNto y M ARCILLE).
1. gana llo lllaco primitivo, g ru1><> medio. - 2, ganglio lll• oo externo, <".adena media . - 3. a :ingllo lll;ico externo.
cadena externa . - 4 , otro 1an1llo de la cadena externtl. - s. aan¡Uo lllaco uterno , cadena medla. - 6, ¡ a.ngl1o
rt't.rO<'rura l externo . - 7 , aangllo del a¡ujero obturador. - 8 , gun¡llo retrocrural Interno. - 9 , plexo prceinrtsla no,
¡an1rl lo prep'1blco. - 10, L• , debaJo de lil y por delante, e •D.l'llo del promontorio. - 11, p nglio sacro latera. !. -
12 , 1aoa llos hlJ>Otr• atrlcoa. - 13, 1 rueso 1 an1 Uo medio IHaco perle.oeeient.e a la cadena i nterna .
11·º Los linfáticos v iscerales pélv icos: recto, vejiga, próstata , vesículas seminales,
conductos deferentes, en el hombre ; vejiga, recto, útero y vagina, en Ja muj er.
c) Eferentes. - Los troncos eferen tes van a d esem bocar, u nos, en los ganglios
iliacos externos, y o tros, en los ganglios iliacos primitivos.
3.0 Ganglios sa cros o presacros. - a) Ganglios. - Se escalonan irregularmente
a cada lado del recto, en la cara anterior del sacro (figs. 422 y 4211). Se encuentran
siempre algunos en la línea m edia, a lo largo d e la arteria sacra media.
b) Aferentes. - A estos ganglios llegan los linfá ticos de las paredes d e la pelvis
y los linfáticos procedentes del recto.
c) Eferentes. - T erminan en los g anglios iliacos primitivos o en los ganglios
lum boaórticos.
LINFÁTICOS DEL ABDOMEN 543
4.0 Gan glios iliacos p rimitivos. - a) Ganglios. - Son en número de 5 a 7,
siluados alrededor de los vasos iliacos primitivos. Cu:-;fo y MARCILLE los reparten en
Lres grupos: un gwpo externo, siLuado por fuera de la arleria, en el bord e interno
del psoas; un grupo medio, poslerior a los vasos; un grupo interno o grupo del pro-
montorio, siLuado por dentro de la arteria. Los ganglios más elevados del grupo interno
son contiguos a los ganglios del grupo homólogo opueslo.
b) Aferentes. - Los ganglios reciben los Lroncos aferentes de los ganglios iliacos
externos, hipogásLricos y presacros. Reciben Lambién linfáticos procedentes directa-
mente de las vísceras pélvicas. Son, pues, en cieno modo el centro ganglionar al que
llegan los colecLOres de LOda la circulación linfálica de la pelvis y de los miembros
inferiores. Se le podría dar el nombre de centro interiliaco.
e) Eferentes. - Los troncos eferentes de estos ganglios llegan a los ganglios lum-
boaórticos. Los del grupo externo van a los ganglios laterocavas y precavas a la d e-
recha, a los ganglios lateroaórticos a la izquierda. El gr1tpo medio se vierte en los
ganglios reLrocava y relroaónicos a la derecha, laLeroaónicos a la izquierda. El grupo
interno llega por vasos anteriores a los ganglios preaónicos, y por los vasos posleriores
a los ganglios laLerocavas y lateroaónicos.
ARTICULO IlI
A. Ganglios lumboaórticos
Son muy numerosos: se cuentan de 20 a 30. Su volumen es variable. Se escalonan
alrededor de la aorta y de la cava inferior, formando dos hileras irregularmente ver-
Licales. Algunos de ellos son relrovasculares; es, pues, imposible verlos sin resecar
o reclinar la aorta que los ocu lta. Estos ganglios reLroaórticos constituyen el grupo
profundo, mientras que los primeros constituyen el grupo superficial. Estudiaremos
sucesivamente estos dos grupos.
1.0 Grupo superficia l. - El grupo superficial está constituido por tres masas
distintas, que denominaremos con CuNÉO: ganglios y1txtaaórticos izquierdos; ganglios
yuxtaaórticos derechos; ganglios preaórticos (figs. 424 y 425).
a) Ganglios. - Ganglios yuxtaaórticos izquierdos. - Están siluados a la izquierda.
por fuera de la aorta, delante de las inserciones vertebrales del psoas y del pilar
izquierdo del diafragma.
Ganglios yuxtaaórticos derechos. - Eslán situados a la derecha, d elante de la
vena cava inferior o en el surco que separa esle vaso de la aorta.
Ganglios preaórticos o supraaórticos. - Están siluados en la cara anterior de la
aorta, por encima y debajo del origen de la arteria mesentérica inferior.
b) Aferentes. - Los ganglios yuxtaaónic:os derechos e izquierdos reciben: 1 . 0 , los
troncos eferentes de los ganglios iliacos primitivos ; 2 .0 , los linfáticos lumbares, que se
544 ANClOLOCÍA
ongman en los músculos anchos del abdomen y siguen el mismo trayecto que los
vasos lumbares ; 3. 0 , en el hombre, los linfáticos espermáticos, que siguen el trayecto
de los vasos espermáticos y terminan en los ganglios lumboaórticos a la altura de
los riñones (véase Testículos); 4.0 , en la mujer, los linfáticos uteroováricos, que tienen
el mismo trayecto que los linfáticos espermáticos (véase U tero, Trompas y Ovarios);
5. 0 , los linfáticos renales y suprarrenales.
En cuanto a los ganglios preaónicos, reciben los troncos linfáticos del tubo di-
gestivo, del hígado, del páncreas y del bazo. En realidad este dato queda demasiado
impreciso. Con DEsCOMPS y T u R ESCO podemos decir que todas las corrientes linfá-
ticas nacidas del tubo digestivo abdominal parecen darse cita detrás del cuerpo del
páncreas, entre éste y el plano venoso retropancreático, a la altura del confluente de
las ramas de origen de la vena porta y en la
parte inicial del tronco porta. Estudiaremos más
detalladamente este confluente con las vísceras
abdominales.
c) Eferentes. - La mayoría de los troncos
eferentes de los ganglios lumboaórticos contri-
buyen a formar el conducto torácico, ora termi-
nando en Ja cisterna de Pecquet, ora abocando
directamente en el conducto torácico poco des-
pués de su nacimiento o en el tórax.
Artículo IV
LINFATICOS DEL TORAX
Siguiendo el mismo plan estudiaremos los grupos ganglionares con sus vasos afe-
rentes y eferentes.
Los grupos ganglionares del tórax comprenden : 1. 0 , los ganglios parietales; .2. 0 , los
ganglios viscerales.
1
10
2 _
3 -.---
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6 ·- - IS
- - - - 16
- -_¡7
7
18
lJ 19
FIG . ~5
Ganglios abdominoaórticos (según Rouvit.R.E).
1, ran¡llo dlarragmitlco lnrerlor. - 2, conducto torlkloo. - 3, ran¡llo lnteraortlooven090. - 4, rangllo latero-
venoeo. - 5, gan¡llo prevenoao. - 6, gangUos del promontorio. - 7, pngUo ret.rocrural externo. - 8 , ganallo retro-.
crural Interno. - 9, ganglios hlporiotrlcos. - 10, ganglio lateroaórtlco derecho. - 11, ganrllos lateraleg 11qulerdoo.
- 12, ganglios preaórtlooa mesent~rlcoa lnrerlores. - 13. ganglio lateral aórtloo lzqUl<rdo. - 14, ran¡Uoo lllacoo
prlmltlvos, grupc> externo. - 15, pnallo lllaco prlmlt.l\•o. rrupc medio . - 16, ganrllo illaco externo, cadena ex-
terna. - 17, po¡Uo retrocrural medio. - 18, gaorllo retrocrural toterno. - 19, iranrllo retrocrural externo.
B. Ganglios viscerales
Los ganglios viscerales se refieren a tres grupos : 1.0 , un grupo anterior que cons-
tituye los ganglios mediastinicos anteriores; 2.•, un grupo posterior que forma los
ganglios mediastinicos posteriores; 3.•, un grupo medio que comprende Jos ganglios
traqueobronquiales.
LINFÁTICOS DEL TÓRAX 547
1.0 Grupo anterior. - Los ganglios mediastinicos anteriores o prevascu lares se
alojan en el mediastino anterior, entre el esternón y el corazón, delante de los grandes
vasos. Los ganglios cardiacos y los ga11glios preaórticos forman parte d e este grupo.
2.0 Grupo posterior. - Los ganglios mediastínicos posteriores o yuxtaesofágicos
se escalonan en el tejido celular del mediastino posterior, entre la cara posterior del
pericardio y la columna vertebral. La mayoría asientan en la cara anterior del esófago
F1c . 426
Ganglios traqucol>ronquialcs, cara posterior (T.·J .).
l . 1, pulmone.s, muy sepnr3dos hnda t ucr::t.. - 2. nur fculas del cornzdn . rara ponerlor. - 3. nrtcr las pulmonrt.re1
l.!.quferdaa. - 4, 4 ', venM pulmonares derec h3S e lzqulrrdas. - 5. aorta. con 5'. subclavt:i 1u1uterda. - 6, conducto
torictco. - 7 . e!dtago. - 8, trjq uea . - 9, 9 ' , bronquios derecho e Izquierdo con sus rnmlftcaciones en el btllo del
pulmón. - 10, vena :icl¡os m:i)·or. - 11, 11 ' , ocumognstricos derecho e tzqulertlo. - 12, rtturrcntc Izquierdo.
A. grUDO pngttonnr lnt('rtnqueobronq ulal ter, orl•>. - B. O'. SlíUPol l nterbronqu la1es derecho e tiqu1erdo (en
oeTdtJ. - e, irllPo pretrnqueobronquta l derecho (en amarmo anaranjado ). - D, g3n¡lloa recurrentes.
2.0 Eferentes. - Los linfáticos eferentes de los ganglios viscerales, de los gan-
glios mamarios internos e intercostales superiores, se dirigen hacia el orificio superior
di" la cavidad torácica. Se anas10mosan y se reúnen en troncos cada vez menos nume-
rosos, pero cada vez más voluminosos, que constituyen los troncos broncomediastíni-
cos. Es10s convergen hacia el espacio angula r que forman a la derecha y a la izquierda
las venas yugular interna y subclavia. Llegados a este punto, los del lado izquierdo
se abren en el conducto torácico, los del lado derecho en la gran vena linfática o
directamente en la confluencia venosa y yugu losubclavia.
GANGLIOS LINFÁTICOS OEL MIEMBRO SUPERIOR 549
Artículo V
l. Ganglios linfáticos
Los ganglio linfáticos del miembro superior se reparten en ganglios superficiales
y ga11glios profundos.
Los superficiales están representados por lo ganglios supraepitrocleares y los gan-
glios del e pacio deltopectoral; los profundo , por algunos ganglios inconstantes situa-
dos a lo largo de los vasos profundos del antebrazo y del brazo y por los ganglios
axilare.
A. Ganglios s uperficiales
1.0 Ganglios supraepitroclcares. - a) Ganglios. - En general sólo existe un
ganglio epitroclear, pero es po ible encontrar dos o tres. Estos ganglios están situa-
dos en el tejido celular subcutáneo, a 4 ó 5 centímetros aproximadamente por encima
de Ja epitróclea, a lo largo de la vena ba ílica.
b) Aferentes. - Reciben los troncos linfáticos procedentes de los dos o tres dedos
internos y de la porción interna de la mano.
c) Efere11tes. - Los eferentes de esto ganglio atravie an la aponeuro is uper-
ficial en la parte media del brazo al mi mo tiempo que la vena basílica, se unen a Jos
linfáticos profundos y suben con ello hacia la axila para terminar en los ganglios
de esta región.
B. Ganglios profundos
1.0 Ganglios satélites de las arterias del miembro superior. - a) Ganglios. -
Son inconstantes. Cuando exi ten , u ituación es variable, como también su número.
Los más frecuentes se encuentran a lo largo de la arteria humeral (dos o tres) y a lo
largo de las arterias radial y cubital.
b) Aferentes. - Reciben troncos linfáticos profundo , satélites de los vasos san-
guíneos.
c) Eferentes. - Se unen con Jos linfáticos profundos que suben hacia los ganglios
de la región de la axila.
F1c;. 428
Grupos ganglionares de la axila (esquemdtica).
a, clavlcula. - b, m\laculo eubclavlo. - e, arteria a x.Llar. - d , vena ax.tlar. - e, arteria escapular Interior. -
1. arteria tor•cJca Interior. - o. vena cetállca.
1, grupo braquia l . - 2 , grupo eaca1>ulo1. - 3, grupo tor6clco o mamarlo externo, con 3' 1 3", 1u1 dos sru·
pOS eecundarlos aupertor e interior. - 4, grUPo central o intermedio. - 5, 1rupo eubcla,·tcular.
segundo nervio intercostal. Están sumergidos en la grasa del hueco axilar, cerca de
la aponeurosis profunda.
e) Grupo mbclavicular. - Situado en el vértice del hueco de la axila, en el
lado interno de la vena axilar, comprende ganglios numerosos, de 5 a 12, que des-
cansan debajo de la clavícula, sobre la primera y la ~egunda costillas.
Están en relación con la arteria acromiotorácica, encima del pectoral menor, por
dentro de la vena axilar.
b) Troncos linfáticos a/erentes y eferen tes de los ganglios de la axila. - Debemos
considerarlos para cada grupo:
a) Linfáticos del grupo braquial. - Este grupo recibe los linfáticos superficia-
les y profundos del miembro superior, excepto los troncos satélites de las venas cefá-
licas, que van a los ganglios del espacio deltopectoral y de éstos a los ganglios sub-
claviculares. Los eferentes del grupo braquial van en parte al grupo intermedio, en
parte al grupo infraclavicular; algunas veces van directamente hasta los ganglios
supraclaviculares.
/3) Linfáticos del grupo infraescapular. - Este grupo recibe los linfáticos super-
ficiales de la mitad inferior de la nuca y de la parte superior del dorso, los linfáticos
de la cara posterior del hombro, así como los de los músculos subyacentes.
Los eferentes de este grupo van al grupo intermedio.
552 A:\CIOLOCiA
y) Linfdticos del grupo torácico. - Este grupo recibe los linfáticos de la parte
anterolateral del tórax y de la porción supraumbilical del abdomen, los linfáticos
de los músculos subyacentes, los de la glándula mamaria y, por último, algunos
troncos procedentes de la pleura parietal.
Dada su importancia, los linfáticos de la glándula mamaria se estudiarán en
detalle con esta glándula. Notemos aquí, no obstante, que la mayoría de los linfá-
ticos van a los ganglios superiores del grupo torácico; sin embargo, algunos de ellos
1 2 31
1
i:-,
1 1 ... (
·1 ~
4 5 6 7
F1G . 429
Ganglioo de la axila (semiesquemática, según Rouv1f.RE).
l. gruoo lnt~rpec toral. - 2, grupo aubcla.vtcular. - 3, gruPo de la •eno. axilar . - 4, cadena escapular . -
6, r rut>O centra l. - 6, cadena mamarla externa, gru1>0 Interior. - 7, grupo marn3rJo externo, gTUJ>O superior.
siguen otra vía y, perforando los espacios intercostales, van a desembocar en los
ganglios mamarios internos.
ll) Linfáticos del grupo intermedio. - Este grupo recibe únicamente los linfá-
ticos eferentes emanados de los grupos precedente . Los troncos eferentes del grupo
intermedio llegan a los ganglios del grupo infraclavicular.
1>) Linfáticos del gmpo i11fraclav iw lar. - Este grupo recibe, pues : 1. 0 , algunos
linfático superficiales del brazo que acompa ñan a la vena cefálica; 2 . 0 , los eferentes
emanados del grupo ganglionar intermedio o de otros grupos axilares ; 3.0 , de un
modo inconstante, algunos vasos procedentes de la mama (R1EFFEL) .
Los eferentes del grupo infracla vicular se reúnen en un tronco colec;tor im-
portante, el tronco subclav io, que desemboca ordinaria mente en el co11f luente yugu ·
losubclavio; algunas vece , se ele dobla en varios troncos. Estos troncos subclavios
resumen, pues, la circulaci ón linfática, no solamente del miembro superior, sino
también de una pane de la nuca y de la mitad supraumbilical del tronco.
VASOS LINFÁTICOS DEL MI E MBRO SU P E RIOR 553
fJG 430
Linfáticos de los dedos; parte lateral.
l. l, red linfática de la cara palmar. - 2, 2, vaoos llnfUlcos de la caro dorsal. - 3, 3, 1ronco1
colee torea la lera.lea.
rrido; figuran afluentes cuyo número es considerable, pero cuyo trayecto es cono
y el calibre pequeño.
Las redes linfát icas del dedo on de abundancia extrema en la cara palmar
(figura 430). Los trónculos que de ella parten e dirigen unos hacia el lado interno,
otros hacia el lado externo del dedo correspondieme, formando así a cada lado dos
o tres troncos que siguen el trayecto de las arterias y venas colaterales digitales
correspondientes. En la raíz de los d edos, por lo tanto en los pliegues interdigitales.
los colaterales linfático , que acabamos de de cribir, envían a lgunas ramas que los
pon en en comunicació n con los lin fü.ticos superficia les de la palma de la mano.
Se incl inan en seguida hacia la cara dorsal de la mano, en la que se anastomosan.
l\l á arriba, hacia la m uñeca. e dividen en dos grupos, uno de los cuales es saté-
lite de las venas radiales y el otro de las cubiLales. fás arriba todavía, es decir, en
la cara anterior de la región del antebrazo, e unen, en la proximidad del plie-
gue del codo. a los troncos anteriores y medios que han tenido su origen en la
red superficial de la palma de la mano y han seguido el trayecto de la vena mediana .
Pa ando de la mano al antebrazo, los va os linfáticos, atéli tes de las venas super-
ficial es, forman, por con iguiente, como ella , tres grupos: medio, interno y externo.
Llegados a nivel del brazo, los linfáticos forman tres grupos : interno, externo
y medio.
o.) J.os linfáticos de l grupo i11terno, que provienen de los dos o tres dedos de
la parte interna de la mano, desembocan , como hemos visto, en los ganglios supraepi-
trocleares. Los troncos eferentes de estos ganglios siguen la vena basílica, atraviesan
con ella la aponeurosis braquial para uni rse a los li nfáticos profundos del brazo y
desembocar con ellos en el grupo de la axila.
/3) Los linfáticos del grupo externo o, a veces, solamente un pequeño número
de ellos, es decir, los más lejanos del eje del brazo, acompañan a la vena cefálica y
caminan con ella en el espacio d eltopectoral. Llegados debajo de la clavícula, per-
554 ANCIOLOCÍA
2.0 Linfáticos profundos. - Los linfáticos profundos del miembro superior pro-
vienen de las masas musculares y del periostio. Siguen el trayecto de los vasos san-
guíneos. Se pueden distinguir en el antebrazo linfá ticos satélites de las arterias radial,
cubital, interósea anterior e interósea posterior.
Estos troncos linfáucos suben hasta el pliegue del codo y concurren a la formación
de los conductos que acompañan a la arteria humeral. Estos, como hemos visto, llegan
al grupo braquial de los ganglios axilares, engrosados en su trayecto por los linfáticos
superficiales emanados de los ganglios supraepitrocleares (véase antes).
Como hemos indicado, los linfáticos profundos pueden atravesar los ganglios
escalonados en el trayecto de los vasos.
Así, pues, todos los linfáticos del miembro superior, superficiales y profundos,
se dan cila en los ganglios axilares.
Hemos visto ya que los linfáticos de la nuca, del hombro, de las partes antero-
laterales del tronco, de la glándula mamaria, etc., llegan a estos ganglios. No insis-
tiremos en ello.
La descripción que acabamos de dar es forzosamente algo esquemática. Exis-
ten numerosas variedades que no podemos describir; pero el estudiante debe recordar
el hecho importante de que los diversos ganglios de la axila están unidos entre sí
por numerosas anastomosis: por esto es raro ver que una lesión se localice no sola-
mente en uno de ellos, sino en un grupo determinado. Hay que recordar también
que bastante a menudo se ven troncos l infá ticos procedentes de uno de los territorios
braquial, torácico o dorsal, que van a un grupo ganglionar diferente del normalmente
alcanzado. A veces también se les ve salvar una o varias paradas para llegar en
línea recta a los ganglios supraclaviculares. Es, pues, siempre prudente, en el curso de
la investigación de la repercusión de una lesión en los ga nglios ·de la axila, no
limitarse a un grupo ganglionar determinado, sino explorar sistemá ticamente todos
los grupos.
ARTICULO IV
F1c. 431
Esquema de Jos grupos ganglionares de Ja cabt'Za y del cuello.
Dirección de las principales vlas linfáticas (según Rouv1tRE).
1, iranirllos ocoJplt alea. - 2 , ranirlloa mastoldeoa. - 3. pngllo1 parotfdeoa. - 4 , cadena del nervio eaplnal. -
6. ranaUo aenlano. - 8. pn¡llo aubmentonlano. - 7, a-an¡Uoe 1ubmai:lla rrs . - 8, cadtn& y vfa yu¡ular Interna.. -
9. cadena y •fa yu¡ular anterior. - 10, cadena y vía cervical trana·. ern.
ora cerca de las inserciones del trapecio, dehajo la piel corresponde a la línea
curva occipital superior (fig. 431, 1). Están en relaci ón con la r ama externa de la
arteria occipi tal y el nervio occi pi ta l de Arnold mayor o sus ramas.
b) Ganglios subaponeuróticos. - Genera lmente único (Rouv1tRE), está situado
so bre el e pleni o, cerca de la línea curva occipital uperior.
1'
F1c. 432
Linfáticos de la cabeza y d el cuello.
A. cardttda prlmlth·a. - n. arttrla s ubclavia. - c. ''tn:l yugular externa. - O, vena yugular lnteroa. - E,
•ena. taclal. - 1, 1' , 1'' , tl n td. t lco~ frontales. parietales y occi pita les. - 2 . llntát loos de Ja. n arJz.. - 2·. 2 '', lln·
titlcos de los labios. - 2'" , lln tt\tlcos del mentón. - 3, gangllo preaurlculnr. - 4 . ga ntrlloa parotfdeos. - 5, aan -
r lloa mastotdeos . - 6, ganrllos aubocclpltales. - 7, gan¡llos centcaJu. - e . gan¡llos submaxilares . - 9 , r rao
n:ot. llntlittca , que se abre, en 9', en la vena aubcln\'Ja .
COLLAR GANGLIONAR PERICERVICAL 557
c) Ga11gl1os submusculares. - Snuados sobre el e plenio - ganglio subesplén i-
cos de Ro uv1ERE - son en número de 1 a 3.
d) Afere11tes. - Eslos diversos grupos reciben los linfáLicos de la zona occipital
del cuero cabelludo y los de las regione cuLáneas y profundas de la pane superior
de la nuca.
e) Eferentes. - Van a los ganglios laLerales profundos del cuello y en particular
a la cadena del nervio espinal.
Frc. 433
Linfáticos del cuello y d el tórax; parte anterior.
A. aorta. - B. vena cava superior. - C. vena 1ubclav1a. - D, )'Ulular Interna. - E, yu¡ular e1.terna. -
l . oonducto tor&clco. con l ', su desembo<'adura en la vena 1ubclavla lr.Qulerdn. - 2, eran vena ltnrauc:i , con 2', au
df'tH'mbocadura en la vena 11ubcltnta derecha . - 3, pn¡Uoa aubma:s:Jlarea. - 4, ¡angllos auprabloldeoa. - 5, 5, aan·
gllo1 cervlcalea . - 6, gai1¡¡llos as.Jlarea. - 7. pn¡¡lloa traqueales. - 8 , gan¡¡llos bronquiales.
cara externa del maxi lar inferior, delante d el masetero. e aplica al triangular de los
labios, por d elante de la vena facial; 2. 0 , los ganglios buccinadores. En número de 2 a 4,
se encuentran e tos nódulo cerca de la comisura labial (masa anterior de Rouv1tRE) y
en la proximidad de la penetración del conducto de Sténon en el buccinador (masa
posterior); 3.0 , el gang lio nasogenia110 o in/ raorbitario. Es inconstante ; cuando existe,
se encuentra este nódulo cerca de la vena facial en el surco nasogeniano; 4. 0 , el ganglio
malar. Es excepcional. Se le encuentra debajo y por fuera del ángulo externo del ojo
(Rouv1tRE y SouRD1N).
GANGLIOS ANTERIORES DEL CUELLO 559
b) Aferentes. - Todos estos pequeños ganglios se hallan en los linfá ticos de las
regiones próximas.
c) Eferentes. - Van a los ganglios submax ilares.
1.° Cadena yugular interna. - Está constituida por ganglios, de los cuales unos
son externos y los otros anteriores en relación a la vena (fig. 436, 8).
GANGLIOS CERVICALES LATERALES
a) Ganglios externos. - Aplicados a la parte externa del vaso, siguen a éste desde
el vientre posterior del digástrico hasta el cruzamiento del omohioideo. Como hace
notar Rouv1tRE, los ganglios pasan por detrás de la vena, en la parte inferior del tra-
yecto. La cadena se detiene en el confluente yugulosubclavio. A la izquierd a, el ganglio
es m ás inferior y entra en conexión con el cayado del conducto torácico.
F1c. 436
Esquema de los grupos ganglionares de la cabeza y del cuello.
Dirección de las principales vías linfáticas (según Rouv1tRE).
l. 1rangllos occlgltales. - 2, g anglios mostoldeos. - 3 , 1rangll os varottaeos. - 4 , cadena del nervio espinal , -
s. raogllo irentano. - 6, ¡ aogllo 1ubmentonlano. - 7 , ganglios subma xllares . - 8 1 cadena y yfa. yu.¡ular Interna.. -
9 , cadena y ~ fa yu¡u1ar anterior . - 10, cadena. y vfa ("erTlcal transversa. .
Todos estos ganglios están unidos entre sí por linfá ticos; en la parte inferior, los
eferentes se reúnen en un colector voluminoso, el tronco yugular. Este se abre ora en
la gran vena linfática a la derecha, ora directamente en el confluente yugulosubclavio;
a la izquierda, en el cayado del conducto torácico o en el confluente yugulosubclavio.
b) Ganglios anteriores. - En relación con la cara anterior de la vena, estos gan-
glios se disponen en tres grupos (Rouv1ERE): el primero, superior, está comprendido
en tre el borde inferior digástrico y el tronco venoso tirolinguofacial, el más elevado
de los ganglios y el más desarrollado ; éste es d ganglio principa l de Küttner. El se-
n. - 19
56.1? ANCIOLOCÍA
2.° Cadena del nervio espinal (fig. 436, 4). - La cadena del nervio espinal es
satélite de la rama externa de este nervio. Comienza a nivel del borde posterior
del esternocleidomastoideo y se desliza por debajo del trapecio. Termina a lo largo del
borde superior de Ja fosa supraespinosa, en donde se une al extremo externo de Ja
cade11a cervical transversa (véase más adelante). En este punto de unión existe una
masa ganglionar (.1? a 5) que constituye, en el feto y en el nijio, la ma.sa ganglionar sub-
trapeciana cervical (Rouv1tRE).
La cadena del nervio espinal comprende de 5 a 10 elementos ganglionares. Como
se ve, está tendida entre la cadena yugular interna por arriba y la cadena cervical
transversa por abajo.
3.° Cadena cervical transversa (fig. 436, 10). - Como su nombre indica, se dis-
pone transversalmente. Se extiende desde el extremo inferior de la cadena del nervio
espinal hasta el confluente yugulosubclavio (véase fig. 436). Sigue Ja arteria y las venas
cervicales transversas, situadas delante de ellas. El ganglio más interno de esta cadena
lo constituye el ganglio de Troisier, a veces invadido en el curso de Ja evolución del
cáncer del estómago.
5.0 Eferentes de los ganglios laterales profundos del cuello. - Todos los efe-
ren tes van, ya al confluente venoso yugulosubclavio, ya a la gran vena linfática a Ja
derecha o al canal torácico a Ja izquierda.
En resumen, todo el sistema linfático infraesternomastoideo y supraclavicular se
resuelve en dos grandes corrientes : la una sigue la yugular interna; Ja otra se acoda
y comprende dos segmentos: 1.0 , un segmento oblicuo hacia abajo, atrás y afuera,
sa télite del nervio espinal; 2. 0 , un segmento transversal, satélite de la arteria cervical
transversa superficial.
Estas dos grandes vías linfáticas tienen su origen, por arriba, en una masa gan-
glionar común en la que se vierte la mayor parte de la linfa procedente de las dife-
rentes regiones de la cabeza.
Estas dos vías linfáticas comunican entre sí, como lo demuestran las inyecciones
hechas por H. Rouv1t RE. Este hecho es del mayor interés: el vaciamiento ganglionar
del cuello, practicado en ciertas afecciones cancerosas, debe dirigirse, para ser com-
pleto, no sólo a las cadenas que acabamos de describir, sino también a los ganglios
su pracla vi cu lares.
LINFÁTICOS DE LOS TEGUMENTOS DE LA CABEZA Y DEL CUELLO
Eslos linfálicos, muy sinuosos y a menudo anastomosados entre sí, asientan encima
de la aponeurosis epicránea y del músculo frontooccipital. Se pueden distinguir tres
.2. 0 Región i11frahioidea. - La red linfática de los tegumentos de esta región des-
emboca en la cadena yugular anterior y en la cadena yugular interna.
3.º Región esternocleidomastoidea. - Los colectores de esta región tienen direc-
ciones variadas (Rouvd:.RE); son tributarios de las cadenas yugulares y de los ganglios
parotídeos.
4.º Región supraclavicular. - Los linfáticos de los tegumentos de esta región van
a las cadenas del nervio espinal o cervical transverso.
5.º Región posterior del cuello. - Los linfáticos de los tegumentos de esta región
terminan, por abajo, en la cadena del nervio espinal o cervical transverso; en la
parte superior de la nuca, desembocan a menudo en un ganglio occipital.
Nota. - Los linfáticos de los labios, de las paredes de la cavidad bucal, de la lengua, de
las glándulas salivales, de la faringe, etc., se describirán con cada uno de estos órganos.
LIBRO V
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
CAPITULO PRIMERO
ANATOMIA GENERAL
Todos los a nimales, cualquiera que sea el luga r que ocupen en la serie, están
dotados de la facultad de sentir, moverse y n utrirse. A la sensibilidad, a la motili-
d ad y a la nutrició n se añaden en los vertebrados superiores todo un conj unto de
facultades nuevas, que presiden a los diferentes actos psíquicos y se comprenden en la
d eno minación genérica de facultades intelectuales y afectiva .
El conjunto de los órganos destinados a estas varias funciones constituye el
sistema nervioso, y se designa con el nombre de neurología (de vf:t•pov, n ervio, y A.oyo~,
tratado) la parte de la Anatomía que se ocupa en su descripció n .
El sistema nervioso es primitivamente muy sencillo y sólo por una serie de transforma-
ciones sucesivas llega a este grado de complejidad que lo caracteriza en el hombre. En algu-
nos celentéreos, como la hidra de agua dulce, que está constituida simplemente por dos hojas
celulares adosadas, el sistema nervioso se halla representado por células de origen ectodér-
mico, d iseminadas en toda la extensión de la superficie externa del cuerpo y que desempeñan
a la vez el papel de células sensitivas y de órganos contráctiles (células rnmromuscµ lares de
KLEINENBERG). En otros animales del mismo grupo, ciertas medusas por ejemplo, que poseen
órganos táctiles, una especie de ojos y bolsas auditivas, las células neuromusculares, fisio-
lógicamente dobles, se han descompuesto en dos elementos histológicos distintos: células
exclusivamente musculares y células esencialmente nerviosas, las cuales, en lugar de quedar
diseminadas, como antes hemos dicho, se encuentran ahora agrupadas formando una especie
de anillo. Pero estas células nerviosas están todavía situadas en el ectodermo y en perfecta
continuidad con él.
Si nos elevamos gradualmente en la escala zoológica, vemos muy pronto que el aparato
nervioso, aunque nace siempre en el seno del ectodermo, se va aislando poco a poco de él
y se hunde debajo del tegumento externo, como para ponerse a cubierto de las injurias exte-
r iores y proteger así las delicadas funciones que le están encomendadas. Así aislado y dife-
renciado, el sistema nervioso forma verdaderos órganos internos, de aspecto muy variable.
En los anélidos, en los artrópodos y en los molusco~ se compone de una especie de pequeñas
masas o ganglios, unidos unos con otros por medio de delgados cordones o nervios : estos
ganglios forman, por el lado ventral, una cadena regular y continua, que corona por de-
lante del collar esofdgico. En los vertebrados, finalmente, se presenta bajo Ja forma de un
largo tallo de sustancia nerviosa, más o menos abultado por el lado de la extremidad cefá-
lica y alojado en un conducto óseo, el conducto craneorraquídeo. Se le llama eje '-erebro-
espinal o neuroeje.
luego, después de un trayecto más o menos largo, a ramificarse en los diferentes apa-
ratos de la economía, aparato locomotor, aparato sensorial, aparato vascular, aparato
digestivo, etc.
El sistema nervioso, considerado en su conjunto, comprende, pues, dos clases de
órganos: i.0 , órganos centrales, alojados en el conducto óseo craneorraquldeo, que
constituyen el sistema nervioso central; 2.0 , órganos periféricos, situados fuera de este
conducto y que constituyen el sistema. nervioso periferico. Sólo nos ocuparemos aquí
del sistema nervioso central. El sistema nervioso periférico será objeto de un libro
aparte, el libro VI, que empezará el tercer tomo.
Considerado desde el punto de vista puramente morfológico el sistema nervioso
central puede ser definido: la masa voluminosa de sustancia nerviosa, a la vez blanca
y gris, que ocupa el conducto neural de la columna vertebral y da origen a los nervios.
Se le designa también con los nombres de centros nerviosos, mielendfalo, eje encefa·
lomedular, eje cerebroespinal, neuroeje. Todos estos términos son sinónimos.
El mielencéfalo es, sin disputa, el órgano más importante del cuerpo, por razón
de las altas funciones que le están encomendadas y que colocan al hombre, con justi-
cia, en el primer lugar entre los primates. Desgraciadamente es también uno de los
más complejos y de los hasta hace poco, menos conocidos.
(1) Serla Imposible comprender la anatomla del sistema nervioso central sin conocer eu constitución ce·
fular . Nos vemos, puee, obligados, a pesar del plan general de la obra, a dar una breve descripción blstológie&
de Jos centros nerviosos.
FIBRAS NERVIOSAS DE LOS CENTROS
(l ) Expreeamoe nuestro reconocimiento al doctor Juan Docruoo, que nos b& prestado su preciosa
colaboración en la expoeición e ilW!tración de 1& &natomla de la estructura del sistema nervioso central.
568 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
cono de origen, está representado por un cilindroeje desnudo. Este cilindroeje se cubre
de una vaina de mielina en la porción intramedular de las raíces anteriores. La vaina
de Schwann aparece únicamente en las raíces anteriores y se continúa en el nervio.
Persiste así en la mayor parte de su trayecto. En la proximidad de su terminación,
la fibra nerviosa pierde su mielina, luego la vaina de Schwann desaparece a su vez
y el cilindroeje queda desnudo como en su origen.
En los centros, la vaina d e Schwann falta constantemen¡e. La vaina de mielina
falta en la mayoría de las fibras de la sustancia gris; la pre encia de las vainas d e
mielina es la que da a fa sustancia blanca su coloración.
El cilindroeje, emanado de una célula nerviosa, es la parte más importan te de
la fibra nerviosa. Visto en estado vivo, es un tallo hialino que contiene mitocondrias,
en el que no se comprueba ningu na
neurofibrilla. Es abundante en agua.
Después de deshidratación y colo-
ración se tiene, por el contrario, la
impresión de que está constituido
por neurofibrillas longitudinales in-
dependientes o anastomosadas, su-
mergidas en una sustancia funda-
mental, el axoplasma o neuroplasma.
La vaina de mielina se extiende
alrededor del cilindroeje con una
disposición en hojas. Vista en cortes
transversales de la medula, de pués
de coloración por el método de Lo-
vr.z (fig. 439), las fibras de mielina
F1c. 439
aparecen en forma de círculos más
Corte histológico esquematizado o menos deformes. En el centro de
de la región marginal de la medula.
cada uno de ellos se ve el corte del
Después de coloracldn par el método de LOYEZ, los rranos de
mielina ararecen en capas negras concéntrteas. cilindroeje rodeado por la vaina de
mielina, constituida, no por una
capa homogénea única, sino por un sistema de capas concéntricas en número de cuatro
o cinco para cada fibra.
La vaina de mielina ofrece también en los centros interrupciones de dos órdenes:
las incisuras oblicuas, muy delgadas, de ScHMIDT y LANTERMAN, con el aparato filamen -
toso de REZZONICO, y estrangulaciones de RA VIER que limitan segmentos interanula-
res. TouRNEUX y LECOTT, SCHIFFERDEKER y RosELL han demostrado la presencia de
estas estrangulaciones, negadas por algunos autores en los centros. NACEOTTE ha evi-
denciado en estas estrangulaciones el doble brazalete espinoso y el disco de refuer-
zo (figura 440).
Parece demostrado en la actualidad que los diferentes aspectos descritos por los autores
para la mielina son artificios de preparación. No parece dudoso, en cambio, después de los
trabajos de NAGEOTrE, que la mielina pertenezca, como quieren los clásicos, a la vaina de
Schwann; forma parte integrante del cilindroeje, del que es una capa externa diferenciada
con un objeto especial. El estudio de las mitocondrias ha demostrado a NAGEOTrE que la vai-
na de mielina es una gigantesca mitocondria compuesta. Estamos lejos del papel aislador
atribuido en otro tiempo a esta vaina.
3.° Cola t er a les. - Está universalmente admitido . hoy día, y debemos el conoci-
miento de este hecho a las investigaciones de GoLCI y de RAMÓ y CAJAL, que los
cilindroejes, durante el trayecto, emiten divisiones secun-
d aria , de importancia variable, con el nombre genérico de
colaterales. E tas colaterales son a veces muy numerosas. Clm __ __ _
l\lás adelante, al tratar de la doctr ina de la neurona, G.s. ----
volveremos a insistir respecto a estas colaterales.
2.0 Va r ieda d de formas. - Las células nerviosas, según los puntos en que se
examinan, pueden ser globulosas, ovoides, piramidales, e trelladas, etc. Pero tienen
un carácter común: el de dar origen en su periferia a cieno número de prolongacio-
nes. Se distinguen así las células tmipolares, con una sola prolongación, células
bipolares y células · multipolares.
La célula nerviosa apolar, es decir, sin prolongación, no se encuentra en el hom-
bre en estado adulto : es un estadio evolutivo embrionario de las células nerviosas.
Esta clasificación es incompleta. Serla mejor sustituirla por la de CAJAL. Con este
eminente neurólogo distinguiremos: 1.0 , las células estrelladas, cuyas prolongaciones
570 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
3.0 Volumen. - Muy diferentes por sus formas, las células nerviosas lo son tam-
bién por su volumen. En ciertos peces las células radiculares alcanzan 500 µ y son
visibles a simple vista ; en el hombre hay células gi-
gantes, como las de la corteza motriz del cerebro, q ue
miden de 70 a Soµ; las de los cuernos anteriores de
la medula llegan a tener de 100 a 130 µ. Son menos
voluminosas en la s regiones sensit ivas, en los cuernos
posteriores por ejemplo. Las menores, de 5 a 6 µ. por
lo tanto de dimensiones inferiores a las de un glóbulo
rojo se encuentran en la corteza d el cerebelo (granos).
B. Constitución histológica
Las células de los centros ofrecen a nuestra con-
nerviosas. ~iderac ió nlas tres partes siguien_tes: 1.ª, el cuerpo ce-
1, cllula de PurklnJe del oerebelo . lular; 2.ª, el núcleo ; 3.ª, las prolongaciones.
- 2, ~ lulas de ut.a de Ammon. -
3. c6lula radic ular de la medula. - 4 ,
cf:lula piramidal de Ja cortei.a cerebral .
1.° Cuerpo celular. - Los reactivos fij adores coa-
ClllndroeJe en roJo ; dendritas en netiro.
gula n y a lteran el aspecto del citoplasma que cons-
tituye el cuerpo celular. El método de N1ssL (endurecimiento y fijación por el alcohol,
después coloración por el azul de metileno), muestra que algunas partes de la célula se
coloran, mientras que otras no: las primeras se denominan partes cromáticas (de xpwµo. ,
color); las segundas se llaman partes acromáticas (de o., privativa, y xpw¡10., color). Estu-
diémoslas separadamente:
La red endocelular es aceptada por la gran mayoría de los histólogos que se han ocupado
en la estructura fina de las células nerviosas, por Ross1, ScHAFFER, VAN GEHUCHTEN, M1cHOTIE,
joRis, MARINESCO, etc. Esta red existe en el interior de todas las células del sistema nervioso
central, como también en las de los ganglios nerviosos periféricos: presenta, no obstante,
en su disposición algunas variantes según las células en que se considere. Hemos visto ante·
riormente que, de una manera general, se dispone en dos planos de aspecto muy distinto:
un plano superficial o cortical y un plano profundo o perinuclear. Por otra parte, RAMÓN
Y CAJAL describe en la red endocelular, como por lo tlemás en cada una de las prolonga-
572 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
ciones nerviosas que a ella se dirigen, dos órdenes de filamentos: 1.º, filamentos gruesos o
primarios, que se tiñen especialmente por el método de BITHE y que terminan de ordinario
en la pared perinuclear ; 2 . 0 , filamentos mucho más finos o secundarios, que ocupan con
preferencia la red cortical. Esta disposición es sobre tocio apreciable en las células de
pequeñas y medianas d imensiones (fig. 442). En las células grandes, especialmente en las
células motoras del asta anterior de la me-
dula, es más dificil de ver, a causa de la abun -
dancia y de la aproximación de las neuro-
fibrillas.
DoNAcc10 admitía, por su parte, fund án -
dose exclusivamente en su trayecto, dos órganos
de neurofibrillas: las unas, que se dirigen a
la red y la reconstituyen; las otras, que no
hacen más que atravesar el cuerpo celular sin
presentar relaciones con dicha red . Distinguía
respecto a este particular dos especies de célu-
las nerviosas: 1.•, células de ordinario peque-
lias, en las cuales tocias las fibrillas llegadas a
la célula por sus diversas prolongaciones se
esparcen en la red citoplasmática ; 2.•, células
en las cuales, al lado de las fibrillas que, como
anteriormente, se dirigen a la red, se ven otras
libr illas llamadas independientes, que, sin tO·
mar parte en la formación de la red , siguen
el borde del cuerpo celular, para, de pués
de un trayecto más o menos largo, pasar a
una prolongación vecina de aquella de que
proceden.
Estas íibrillas, que conservan de esta ma-
nera su independencia, su individualidad, se
ven perfectamcrae en las preparaciones obte-
nidas por el método de BETHE (fig. 44 3). Pero
1ambién se ven perfectamente en las prepa-
raciones de DoNACCIO (fig. 444). Se dirigen según
los casos : 1. 0 , de una prolongación protoplas-
mática a la prolongación cilindroaxil ; 2 . 0, de
una prolongación protoplasmática a otra veci-
na; 3.0, de una prolongación protoplasmática
a otra más o menos lejana.
Se podría creer que las neurofibrillas son el elemento especifico de la neurona. Sin em-
bargo, algunos hechos tienden a demostrar que se trata sin duda de formaciones artificiales.
En efecto, las fibrillas no se ven en las células vivas. Serian debidas a la yuxtaposición en
series de gránulos infinitamente pequeños, las neurobionas, unidas por una sustancia viscosa.
CÉLt;LAS :-."ER\'IOSAS DE LOS CE 'TROS 573
Pero Jos métodos que evidencian las neurofibrillas deben conservarse; son preciosos para de-
mostrar las terminaciones nerviosas y para precisar el modo de unión de las neuritas.
Red nerviosa endocelu lar vista en una célula radicular del conejo adulto (según DoNAGGIO).
l. nllcleo. - 2. clltndroeJe. - 3. 3'. 3 " , proloneac lones protoplas mll tlcas . - 4 , red endocelular. pla.no cortk al,
con 4 ', plano Ptrtnuclear (poco acentuttdo en esta célula). - s. baz de ftbrlllas Independientes que van de la
protonpctón 3 a la prolonpcldo 3', ato pasar por Ja red.
máticos, granos cromát icos, werpos de Ni.ssl, de diferente aspecto según se les exa-
mine en el centro de la célula o en la periferia . En el centro son masas poligonales,
relativamente pequeñas, d e contornos irregulares, que forman alrededor del ní1cleo zo-
nas concéntricas más o menos bien trazadas. A medida que se a lej an del núcleo,
los corpúsculos cromáticos se hacen más voluminosos y, además, se alargan hasta formar
husos, los cuales se disponen paralelamente al contorno del protoplasma celular. Estos
husos, a nivel de los polos, se inclinan hacia fuera y penetran entonces en las diversas
prolongaéiones d e la célula, donde toma n constantemente una direcció n longitudinal :
atenúanse poco a poco y acaban por desaparecer a cierta distancia. Es de notar, y el
hecho lo indicó por vez primera SCHAFFER, que para cada célula hay siempre una
prolongación en la que nunca penetran las masas cromáticas: es la prolongación
ci lindroaxi l (fig. 445). R e ulta, pues, facilísi mo, en células tratadas por el método de
574 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
N1ssL, el que pueda distinguirse esta prolongación cilindroaxil de las otras prolonga-
ciones celulares.
reserva, que se acumula en la célula durante el reposo y desaparece poco a poco du-
rante la actividad.
Debemos añadir que las células nerviosas está n absolutamente desprovistas de en-
voltura y, por consiguiente, no tienen otros limites que los espacios que las separan de
los elementos histológicos vecinos. Difieren, por lo ianto, de ciertas células periféricas,
que se hallan contenidas en una especie de cá psula que les pertenece en pro-
piedad.
3.0 Prolongaciones. - Las células nerviosas, como hemos visto, emiten en todo
su contorno prolongaciones cilíndricas y diversamente ramificadas. Las células de la
medula y del encéfalo pertenecen al tipo multipolar y en ellas las prolongaciones
son siempre múltip~es, y con frecuencia muy numerosas. Para tener una idea de su
di sposición y su riqueza, basta fijarse en la figura 450, que representa una célula de
la corteza cerebelosa tratada por el método de CAJAL. Estas prolongaciones son de dos
órdenes:
o.) Las unas, que se continúan con los cilindroejes de las fibras nerviosas, no son,
por consiguiente, otra cosa que Ja porción inicial de los cilindroejes y se llaman por
esta razón prolongaciones cilindroaxiles.
CfLULAS NERVIOSAS DE LOS CENTROS 577
/3) Las otras, que no tienen relación alguna directa con las fibras nerviosas y son
designadas con el nombre común de prolongaciones protoplasmáticas o dendritas.
a) Prolongación cilindroaxil. - La prolongación cilindroaxil, o prolongación ner-
viosa (axón de algunos autores o también neurita), fue observada claramente por
WAGNER, en 185 1, en el torpedo y por REMAK en la medula de ternera. Pero induda-
blemente corresponde a DEITERS el honor de haberla estudiado seriamente y de
haber establecido la ley, hoy día clásica, según la cual cada célula nerviosa se conti-
núa, por lo menos por una de sus prolongaciones, con el cilindroeje de una fibra ner-
viosa Por este motivo el rl.rmino de prolongaciones de Deit ers ha venido a ser, para
todos los histólogos, sinónimo de prolongación cilindroaxil. Generalmente el axón
es una prolongación notable por su longi-
tud (fibras motrices del nervio ciático); a
veces, sin embargo, es corta. Según la lon-
gitud de su eje, la célula pertenece al tipo 1
de Golgi, tipo motor de axón largo, o al
tipo II de Golgi, tipo asociativo de axón
corto.
El axó n nace de ordinario d el mismo
cuerpo celular (fig. 452); pero puede tam-
bién, en ciertas células (fig. 451, 3), salir de
2 3
F1c. 448 FIG. 449
Célula p iramidal grande procedente de la Núcleos de las células nerviosas
frontal ascendente de un individuo joven (según CAJAL).
(según MARINESCO). 1, núcleo de un g't"ano del cerebelo. - 2, ndcleo de un~
cé lula pira midal del cerebro . - 3, ndcleo de una úlula
En el citoplasma se ven dos núcleoa auperpueatoa, motrlt..
de Jos c uales e1 Interior ge halla muy prdxlmo al ort·
¡ en del clllndroeJe.
·3 ·
Ftc. 450
Una célula de Purk injc del cerebro del hombre F1c. 451
con sus diver:.as prolongaciones (según K CELLtKER). Cilindroejes que no nacen en la célula
n. proloniaclón clllndronxll, notabl e por au tlnun. y au di· nerviosa, si no en las p rolongaciones
rercidn re.clllfne3. - e, t'Onjunto de prolon¡aclonca protopla.a· protoplasmáticas (lóbulo óptico de un
matlcas o dendritas.
embrión de pollo, según VAN GE-
H UCHTEN) .
En realidad, si no hay continuidad directa
l. c uerPo celular. - 2, 2, prolonraclonea
enLre las terminaciones axónicas y las neuronas protoplasmatlcas. - 3, 3 , clllndroeJea, con 3 ',
3 ·, au orLaen en las prolon1r3clonea protoplaa.
u órganos reaccionales, Lampoco existe una matlcas.
independencia absoluta; se establece una re-
gión, la región de sinapsis, que constiLUye una conLinuidad fisiológica, a unque no
anatómica, entre las neuronas.
b) Prolongaciones protoplasmáticas o dendritas. - Las prolongaciones prowplas-
máticas (fig. 454) ha n recibido e te nombre de DEITERS, que las consideraba, y con
razón, como prolongaciones no modificadas del protoplasma celular. Son eminente-
mente variables por su número y disposición general, en cada categoría de células
nerviosas. Sin embargo. son bastante semejantes en una misma categoría de células:
células de las astas anteriores de la medula, células d e Purkinje del cerebelo, gran -
des células piramidales de la coneza cerebral.
Morfológicamente las prolongaciones protoplasmá ticas se distinguen de la pro-
longación cilindroaxil en que están más o menos regularmente calibradas: la mayor
parte son más o menos acodadas, nudosas, varicosas; otro tanto ocurre con algunas
que están erizadas de puntas, lo cual les da cierto aspecto espinoso.
CÉLULAS NERVIOSAS DE LOS CENTROS 579
Estas espinas, largas y delgadas un as veces, otras gruesas y cortas, fueron citadas por
vez primera por CAJAL (espinas de Caja/). Más tarde las observaron gran número de histólogos,
en especial Mlle. STtPHANOWSKA, quien les dio el nombre de apéndice piriforme. Según CAJAL
y BERKLEY, tendrían por efecto, o mejor por objeto, establecer contactos más extensos y tam -
bién más íntimos entre las prolongaciones protoplasmát icas y las arbori zaciones terminales
de los cilindroejes que las enlazan.
Sea la que fuese su forma, todas las prolongaciones protoplasmáticas se separan de la
célula siguiendo un trayecto más o menos radiado; se dividen varias veces durante su cu rso
y se resuelven finalmente, a consecuencia de estas divisiones y subdivisiones sucesivas, en
multitud de ramas, ramos y ramúsculos que recuerdan bastante bien en su conjunto el as-
pecto de ciertos árboles, vistos en invierno, cuando carecen en absoluto de hojas. De ahí el
F1c. 453
Célula de Purkinje del cerebelo (gato de Mazas y anillos terminales en la superficie
quince días, según RAMÓN Y CAJAL). de una célula ne:viosa.
1, cuerDO celu13r . - 2, dend rltlls. - 3, prolon· l. cuerPo celular. - 2. dwdrllO. - 3 . clllndro•J•.
pcldo clllndroaJ.Jt, con dos colaterales.
nombre de dendritas (de 8sv8pov, árbol), que les dio H1s y es hoy día clásico. Se les llama
también neurodendritas, prolongaciones dendríticas o ncuroderuiriti~as . Todos estos términos
son sinónimos.
F1c. 455
Trayecto de las neurofibrillas en las prolongaciones
F1c . 454 de las células nerviosas (según RAMÓN Y CAJAL) .
Porción d el p enacho terminal de 1. prolon¡aclón protoplasmática pr1nclpa1. - 2. 3, 4, tres ramas
aecundarlaa - 5 , un Olamento primario que, entrando en la pro·
una célula piramidal del ratón adul- lonpclón prtnclpal. se resuelvo en una red. - 6, un Olamento secun.
to (según R AMÓN v CAJAL) . darlo m1h nno. que se divide en d()S ramllsculos. uno ciue vn. a hl
red do la prolonaaclón principal y el otro que pasa a. la prolonp-
l. l, ramOI protoplasm4tlco1. - 2, 2, cldn vecina. - 7, otro ftlamento primario, que da. a la 1u1 uterda
taplnaa colaterales. cltrto número de ram11 colaterales.
F1c. 456
Algunas células corticales en diferentes estados funcionales (según VAN D uR~lE).
1 , a ran Ul ula piramidal de la corl eta cerebral , O'C'Ura. o en estado de ret>OSO. - 2, ú lula poUmorta, taual ·
mente en eat ado de repGeo. - 3, ¡rran célu la piram idal, clara o en plena actividad . - 4 , gran célula piramidal fa ·
tlpda . - 5, 6, °'lulas del cerebelo vacuollzadas, en estado de l atir• d•crecleote . - 7 y 8, células a ctivas del ce·
rebro con los leucocitos mononuclearea al exterior y al Interior.
En el estado a picnomorfo los cuerpos de N issl, menos a pre ta dos, son más claros;
la sustancia acromática es más abundante y está menos teñida. El cuerpo celular, hin-
chado y turgente, contiene un núcleo que tiene el aspecto de una vesícula clara. Es el
estado claro, que atestigua una fase de actividad de la célula.
Entre ambos, el estado parapicnomorfo o intermedio demuestra que la neurona
presenta, como las células glandulares, una serie de fases funcionales.
Citaremos también la afluencia de leucocitos alrededor de las células nerviosas
fatigadas, no para librarlas de sus productos catabólicos, sino, según VAN D u RME, para
a portarles sustancia cromática. Los estados patológicos de la sustancia nerviosa se
traducen así por profundas modificaciones de los cuerpos de Nissl.
A B
Ftc. 457
Dos células de la sustancia reticular del bulbo raquídeo: A, en un lagarto, poco tiempo des-
pués de despertar del sueño invernal, todavía entumecido; B, ~n un lagarto, en la primavera,
en pleno periodo de actividad (según TELLO).
a, libra ¡¡tande, dando ae ven lao llbrlllao que la constituyen en dl•PoOlctón de dt00<laroe y aepararae.
b. alrunas ftbrUlas ftnas, que se ban disociado. - e, red perlnuclear .
rante dos o tres días a una temperatura de 25 a 37 se observa en ellos que todas las
0,
fibrillas gigantes han desaparecido para dejar sitio a fibrillas en extremo finas, que
recuerdan exactamente, por sus caracteres y su modo de disposición, aquéllas, citadas
con anterioridad, de los lagartos examinados durante el verano.
Parece, pues, racional pensar, a manera de conclusiones: 1.0 , que bajo la influencia
del frío, que ocasiona en los animales invernantes el entorpecimiento y el sueño, las
fibrillas nerviosas del retículo citoplasmático se aproximan y se reúnen por gru pos
(figura 457, A), de manera que forman fibras muy voluminosas, separadas unas de otras
por intervalos relativamente considerables; 2. 0 , que bajo la influencia del calor, al con-
trario, volviendo el animal a su actividad ordinaria, estas mismas fibrillas se disocian
de nuevo para constituir la red de trabéculas finas y de mallas estrechas (fig. 457, B)
que caracteriza las células nerviosas de los vertebrados superiores.
A B e
F1c. 458
Evolución de las células nerviosas : A, dos células radiculares de un embrión hu mano de cua-
tro meses ; B, una célula radicular de un embrión humano de seis meses; C, una célula ra-
dicular en un niño a 1érmino .(según VAN BIERVLJET).
Se •e claramente : i.•. en Ja1 dos células A. ahrunoe corpúscutos crom•ucos en la periferia del cuer1>0 celular :
2.•, en la célula 8, los oorpúsculoa ocupan t.oda la periferia de la cél ula. separBdOft todavfa del nllcleo par una. zona.
enteramente despro,•ts t.a de corpdseulos : 3 . •, en Ja célula e, el cuerpo celular u invadido Por completo por 101 cor·
p llsculos, que ae bao hecho a l'a vez m4s numtrosoa y má.a volumlno801.
En efecto, cada célula nerviosa tiene su vida propia y nos presenta, como todo
organismo vivo, un estado de juventud, un estado adulto y un estado senil, corres-
pondientes respectivamente a sus tres períodos de desarrollo, estado y declinación.
Su período de desarrollo es relativamente largo (fig. 458). Las investigaciones de
VAN BIERVLIET y de MARINESCO nos enseñan que, hasta el tercer mes de la vida intra-
uterina, las células nerviosas radiculares y las células de los ganglios espinales carecen
por completo de corpúsculos cromáticos. Estos corpúsculos aparecen al comienzo del
tercer mes, en la parte periférica del cuerpo celular. Después se multiplican y se ex -
tienden de manera progresiva hacia el centro, hasta el punto de que, en el momento
del nacimiento, ocupan toda la extensión del cuerpo celular. Por lo que se refiere al
retículo, su modo de desarrollo no está todavía bien dilucidado. Parece resultar, no
obstante, de algunas observaciones de RAMÓN Y CAJAL, que las neurofibrillas se originan
primero en las prolongaciones protoplasmáticas para, desde allí, invadir en seguida y
progresivamente el cuerpo celular.
De todas maneras, la célula nerviosa (las células radiculares y ganglionares por lo
menos) posee, en el momento del nacimiento, sus dos partes fundamentales: retículo
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
A B
F1c. 459
Dos células en estado de regresión senil, pertenecientes a una anciana, fallecida a la edad de
cien años; A, célula radicular de la medula; B, célula piramidal de la corteza (MARINESCO).
a ahogar en cieno modo, la célula nerviosa; l?. 0 , otras veces leucocitos o macrófagos
de origen conjuntivo perforan las células, y de ahí su aspecto apolillado (cé lulas
apolilladas), y las fagocitan; se da a este fenómeno el nombre de neuronofagia.
3. Doctrina de la neurona
Hemos visto que los cilind roejes se continúan directamente con la célula nerviosa,
así como las prolongaciones protoplasmáticas. La célula nerviosa, con sus prolonga-
ciones diversas, forma una verdadera unidad nerviosa, anató-
mica y funcional: WALDEYER, en 1891, dio a esta unidad un
nombre que tuvo suene, el de neurona.
A. Definición de la neurona
La neurona, en su sentido más amplio, puede definirse:
toda célula nerviosa con sus prolongaciones.
Cada neurona comprende, pues, tres partes:
1.• Una primera parte, central, el cuerpo celular.
l?.ª Una segunda parte, periférica: las prolo11gacio11es pro. 3 - -- --- ..•.
toplasmdticas y sus diversas ramificaciones.
3.• Una tercera parte, tambié11 periférica, formada por
la prolongación cilindroaxil, cualesquiera que sean, además, la
longitud y el destino de ésta, es decir, ya quede desnuda, ya
sea envuelta en mielina, lo mismo si termina en los centro
nerviosos que si pasa al sistema nervioso periférico (fig. 460).
Veamos ahora cuáles son, en el neuroeje, las relaciones de 3• ____ _
las diferentes neuronas entre sí.
flG . 46o
Neurona esquemática
B. Relaciones de las neuronas entre sí
1, c uerPo celular con su m.l ·
c leo. - 2 , prolongactones pro·
Debiendo ser consideradas las fibras y las células nervio- loplumálleas. - 3, prolon¡a-
sas, no ya como elementos independientes, sino como elemen- cldn cllt ndroa xll. con 3' , su
arborización terminal libre.
tos que están recíprocamente fusionados para formar neuro-
nas, la constitución anatómica del neuroeje puede definirse así: el sistema nervioso
central es un compuesto de nem·onas.
Esas neuronas difieren mucho, como se comprende, por su significación fisioló -
gica; tal neurona se halla en relación con la sensibilidad, tal otra con la motilidad;
ésta se refiere a las funciones nutritivas, aquélla a los actos psíquicos, etc. Difieren
también, naturalmente, por su disposición anatómica, variando ésta para cada una
de ellas según su función.
Es, pues, necesario para interpretar bien más tarde los fenómenos complejos de
que es asiento el neuroeje, conocer bien previamente las relaciones recíprocas de las
diferentes neuronas que entran en su constitución. Esta cuestión, de capital impor-
tancia, ha sido durante largo tiempo muy o cura. Sólo gracias al método de GoLC I,
perfeccionado por RAMÓN Y CAJAL, ha podido ser resuelta de un modo satisfactorio.
Con este motivo examinaremos sucesivamente los conceptos antiguos y los conceptos
nuevos.
1.° Conceptos antiguos. - Los conceptos que llamamos antiguos, aunque sean
posteriores a 1871, descansan en el hecho anatómico, completamente hipotético por
lo demás (porque nunca había sido comprobado), ~e que las células nerviosas se anas-
586 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
tomosan entre si en el espesor de la st:stancia gris. Este hecho inspiró dos teorías
principales: la teoría de Gerlach y la teoría de Golgi.
a) Teoría de Gerlach . - Según GERLACH, las prolongaciones protoplasmáticas
de las células nerviosas, como consecuencia de sus divisiones y subdivisiones sucesi-
vas, se resuelven en una multitud de fibrillas, muy finas, muy delicadas, que se anasto-
mosan entre si primero y luego con las prolongaciones similares de las células vecinas.
De ello resulta la formación de una vasta red, continua en todas partes, que ocupa
toda la altura de la sustancia gris; a la formación de esta red concurren las prolon -
gaciones protoplasmáticas de todas las células nerviosas.
Esta red, llamada red de Gerlach (fig. 571), sirve de lazo de unión entre las células
nerviosas que la constituyen, y as( explican las acciones diversas que ejercen las células unas
2 ____________
4
-- - ·······i F<c. 46'
4'
f IG 46.'l
Esquema del modo d e constitución de Ja red nerviosa (según Ja concepción de G0Lc1).
1, célula• del tll)O II. - 2, au clllndroeJo corto y ramlnc•do. - 3, red de Oolrt rormoda l)Or laa anastomosl•
dt las ramUlcaciones clllndroaxlles precl1.ndas. - 4 , un:L dlu la del tll>O I cuyo clllndroeJe eDvla una colateral, 4 ' , al
plexo. - 5, ft bra de la auatancla blanca que en\'!& una ooloteral al plexo. - 6, clll ndroele (probllblemente aen11-
th·o1 en relacldn con la red de Go~I .
La neurona se compone, como hemos visto, de las tres partes siguientes: una
parte central, formada por la célula propiamente dicha ; una segunda parte, perifé-
rica, que comprende todas las prolongaciones protoplasmáticas; una tercera parte,
igualmente periférica, representada por el cilindroeje y sus colaterales. Cada una de
estas partes, cuerpo celular y prolongaciones, tiene una atribución especial.
1.0 Papel del cuerpo celular. - El cuerpo celular es ante todo un centro de
actividad funcional: según la situación que ocupa y el papel que le está encomendado,
dirige hacia los órganos contráctiles incitaciones motoras (células motoras), envía a
los epitelios glandulares incitaciones secretorias (células secretorias), recibe las im-
presiones procedentes del exterior (células sensitivas o sensoriales), analiza estas impre-
siones, las elabora, las transforma (cé lulas psíquicas), etc.
La célula nerviosa es también un centro trófico, es decir, que tiene bajo su de-
pendencia la nutrición de sus prolongaciones. Si se secciona en un punto cualquiera
una de estas prolongaciones, el trozo que queda más allá de la sección o trozo peri-
férico no tarda en degenerar: muere poco a poco, como mueren los miembros sepa-
590 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
rados del cuerpo, como mueren las ramas aisladas del tronco. El trozo central, en
cambio, permanece imacto, por lo menos durante algún tiempo, y es porque ha
conservado sus relaciones anatómicas con el cuerpo celular. Este hecho es perfecta-
mente exacto para la prolongaci ón cilindroaxil: en efecto, sabemos, desde los célebres
experimentos de WALLER, que cuando se secciona una raíz espinal anterior (la cual
está formada por cilindroejes) el trozo periférico degenera, mientras que el trozo
central conserva su integridad. El hecho es también exacto para las prolongaciones
protoplasmáticas, y también debemos a WALLER su demostración; veremos ulterior-
meme que las fibras nerviosas que van del ganglio espinal a la periferia representan
morfológicamente las prolongaciones protoplasmá ticas rle las células del ganglio;
ahora bien, si se seccionan es-
tas fibras, el trozo central (el
que se halla todavía unido
al ganglio espinal) queda in-
tacto, mientras que el trozo
periférico degenera.
sameme de un papel en la transmisión del influjo nervioso y que a veces éste toma
una vía más corta, es decir, va directamente de la dendrita al cilindroeje sin pasar
por el cuerpo celular (ley de economía de 1iempo, sustancia y espacio formulada por
CAJAL) .
Por lo demá . sin modificar el se111ido de la ley general. podemos considerar que
en las células espinales de que tratamos, la porción de la prolongación protoplasmá-
4 .... .......... . 4
2 - ·-· 3
-· ·-- . . .. 1
2
1 JI
F1c. 467 F1c. 468
Cilindroejes que nacen Trayec10 del in flujo nervioso en las neuronas en que el ci lindrocje
en las prolongaciones se desprende de una prolongación protoplasmática de la célula.
plotoplasmáticas (lóbulo
óptico de un embrión de Relaciones aparentes da laf' parctones correspondientes de la prolon1r3clón pro·
toplasmátlC3 y del clltndroeJe taparecen ruslonados) : relaciones reales de ellos
pollo, según VAN GE- dos conductores (están netamente separados, uno cel uUpeto, el otro celulftuao.
sea~n la rot1l•l.
HUCHTEN).
l. célula nenlosn . - 2 , protonpC'lonea protoplasmAtlcas . - 3, cllln dr~J e c¡ue
1, 1. cuerPo celular. - 2. n:ice de la prolongación protoplasmAtlca 2. - 4 , pcrcldn do la prolon1acldn pro·
2 , prolongaclooee p rotoplasma· tuplnsmdt l<·a romptl'ndlcla entre lu cél ula. y el origen del cl llndroeJe to¡. 1), Que
tlcaa. - 3 , 3, clllndroeJes, con en la ngura JI lle¡a a ser ltL J)Orcldn común a las dos p0rclones oorreapond ll'ntes
3 '. 3 ' . au origen en las pro· de la prolanpcldn protoptnsm,t lcn. 2 y de la 1>rotonpcldn clllndroa xll 3 . - Laa
looraclooes prot.oplasmátlcas . Hechas lndlca n la dtrtcrldn que sl¡ue la corriente nerviosa.
tica (fig. 468) que se halla comprendida entre la célula y el o rigen (origen simple-
mente aparente) del cilindroeje contendría al mismo tiempo. íntimamete unidos, los
elementos de la prolongación protoplasmática y los elememos del ci lindroeje, se-
parándose éste de hecho del cuerpo celular. Y por esta razón cabría decir, según la
fórmula general, que la excitación nervio a recogida por la prolongación protoplas-
mática en su extremidad libre (fig. 468) va a para r a la célula, y aquí, siguiendo un
trayecto r ecurrente y discurriendo en sentido inver o, pasa al cilindroeje. De esta
manera la prolongación protoplasmá tica resulta realmente celul!peta en toda su ex-
tensión. y la única particularidad que presenta esta disposición respecto a la dispo-
sición hahi 1ual es que aquí la vía celulípeta y Ja vía celulífuga se encuentran unidas
en una par1e de su trayecto.
Esta ley de la conducción nerviosa en la neurona (celulípeta en las dendritas,
celulz'fuga en el cilindroeje) es general. Se ha indicado, sin embargo, a titulo de excep-
DOCTRINA DE LA NEU RONA 593
ción, lo que ocurre en la neurona St"nsitiva periférica; pero la excepción, como vamos
a ver, es más aparente que real.
La neurona sensitiva periférica (figs. 469 y 470) está constituida del modo si-
guiente: su célula se encuentra situada en el ganglio espinal. Es una célula primiti-
vamente bipolar y comprende, como la célula olfatoria, dos prolongaciones: una pro-
longación periférica, que va de la célula al tegumento externo, y una prolongación
central, que, desde la célula, se dirige al asta posterior de la medula, donde termina
en una arborización. En esta neurona la prolongación periférica, rodeada de mielina
y formando parte de un nervio, parece evidentemente como un cilindroeje; por otra
ºº º
1 //
F1c. 469
l . Corte lon¡¡ltudlnal de un ¡¡a n¡¡llo raquldeo d el embrión de Pollo lllelrlln C.laL). P lata reducida: 1, 2, 3,
célullS unlPolarea. - 4, células de transición . - 5, cél ulas b!Polarea.
U . Eaquema de Ja marcha de las corrientes nervloa;la e n una célula eensttha de los ¡ana-Uos esplnalu en los
mamUeros tae¡ Un C AJAL) ; 1, cuerpo cel ular , con 2 , su prolon¡ actdn !l otea . - 3, e.xpansldn perlférlca . - 4, pro·
lon¡¡aclón central. - 5, piel. - 6 , medula espi na l.
Asl concebida, Ja teoría de la neurona proyecta una nueva luz sob re el meca-
nismo de producción de ciertos fenó menos fisiológicos y patológicos, sobre toao des-
pués de la hipótesis del amiboísmo nervioso emitida a propósito del sueño por R . LÉ-
PINE y MATÍAS DUVAL.
Según estas hipótesis, las prolongaciones de las neuronas tendrían Ja propiedad de retraer-
se y extenderse como las prolongaciones o seudópodos de una amiba; de ahí el nombre de
amiboismo d ado a esta propiedad. El sue1io sería Ja consecuencia de la retracción de las pro-
longaciones de las neuronas de ia corteza cerebral ; el despertar se produciría en el momento
en que el contacto entre células nerviosas quedara restablecido. Este amiboísmo nervioso se
4 3
F1c. 472
Esquema de un movimiento reflejo.
1. ptel. - 2, mtlsculo estrl11do . - 3. c61ula radicular del cuerno anterior de la medula y eu olUndroeJe CDbra.
motrtr. centrffu¡a) ten roJo> que termina en Ja placa motriz del m\11C'ulo. - 4 . ftbra aensltlva ce.ntrfpeta ' '" a1u l
con c61uta aenaltlva pnrllonar. - s. rarr. pastertor, y 5', PDl'lto raqufdeo. - 6. rafr. anterior. - 7, nerV1o
raQUfdeo.
JI
I
F1c. 4¡3
l. Porción del penacho terminal de una célula piramidal del ratón adulto (segú n RAMÓN Y
CAJAL) . JI . R amificaciones protoplasmáticas de una célula piramidal de un ratón adulto, exte-
nuado por la fatiga (seg1'm MAN0Ut.L1AN).
e in tia bles, no teñirían las verdaderas terminaciones; éstas constituirían entre las cé-
lulas una verdadera red que ni la plata, ni el oro, ni el azul de metileno pueden
evidenciar.
También en el terreno patológico la teoría de Ja neurona ha sido objeto de crí-
ticas serias. Multitud de hechos demuestran que a menudo Ja alteración profunda
de las células nerviosas no ocasiona fatalmente trastornos de degeneración de las
fibras centrífugas que de ellas parten; asimismo se han señalado casos en que Ja
desaparición de numerosas células de los ganglios espinales no ha producido la lesión
de las fibras de las raíces posteriores que de ellos emanan. Estos hechos, como se
compren de, concuerdan mal con lo que sabemos de la acción trófica (pretendida
acción trófica, dicen algunos autores) del cuerpo celular sobre sus prolongaciones
cilindroaxiles.
Pero los argumentos más poderosos que se han emitido contra Ja doctrina de
las neuronas son los hechos anatómicos producidos por histólogos cuyos nombres
hemos dado antes. ¿Cuáles son estos argumentos?
Lenía, pues, doble origen : era ectodérmico por su cilindroeje, mesodérmico por sus
demás elementos.
La opinión de APATHY es muy distinta. Según este histólogo, las células ectodér-
micas que, desarrollándose, originan el sistema nervioso (neuroblastos), deben divi-
dirse en dos grupos : las células nerviosas y las células ganglionares. De momento hare-
mos caso omiso de las células neurológicas.
o.) Las células ganglionares, para APATHY, no son más que las células nerviosas
de los tratados clásicos: se las encuentra, con las formas más diversas, en los centros,
en los ganglios espinales y en los ganglios periféricos. Sabemos que se componen
~---- 1
C@I<. .:.•,·j ' '.. it· 1. ,4
I . '1 JI> .•
F1c. 474
Formación de los nervios periféricos: teoría catenaria.
l. En doa neuroblastos fnttmamentP unidos comtenz::L a dlterenclarae un11 cutfcula auperttclal : la Y&lna de
Schwann. - II. Aparición de &T&nulacloneo connuenwa en llbrlllaa c¡ue oonaUtU!r'n el clllndroeJe 2. - m . El tubo
nervioso eat& oonaUlU!do con : 1, vaina de Scbwann y su ntlcleo . - 2, clllndroeJ• . - 3, nlna do mielina (aesWl
G ALEOTTI Y Ltvt) .
En este esquema, la red intermedia, a la que llegan las fibrillas sensm vas y de la
que parten las fibras motrices, se presenta bajo diversas modalidades. Se pueden dis-
tinguir tres redes: intra, peri e intercelular.
a) La red intracelular se encuentra en el mismo interior de la célula, en su pro-
toplasma. APATHY la ha visto en las células ganglionares de la lombriz y de las san-
guijuelas, y BETHE, en las del cangrejo. En los vertebrados superiores es más compleja,
es la disposición clásica de la red neurofibrilar que hemos descrito precedentemente.
b) La red pericelular no se halla en la masa citoplasmática, sino alrededor de
ella. Ha sido señalada por GoLCI alrededor de las células de Purkinje, alrededor de
las células ganglionares espinales y luego alrededor de las células motoras de las a tas
F1c. 476
Esquema d e un movimiento reflejo según la teoría de Ja neurona (reflejo rotuliano).
l . nervio centrípeto o aensttlvo del trndón. - 2, c~lula sensitiva ganglionar con su red endocelutar. - 3, pun ..
to de arllculacldn atn ana.atomosls tntre taa 11braa centrípetas (azul) y centrífuaas ( roJoJ. - 4 , c6l ula. motriz del
asta antierlor mtdular. - 5, nervio centrífugo mot or que t ermina en las placas motrices del músculo.
anteriores de la medula : he aquí por qué ciertos autores, BETHE entre ellos, la desig-
nan con el nombre de red de Golgi. Ha sido descrita de nuevo, posteriormente, por
V1NCENz1, BETHE y HELD: los nidos de Held, los cálices de H eld, los ramilletes termina-
les de Krelliker, no son probablemente más que variantes de la red pericelular de GoLC1.
Esta red, de mallas más o menos apretadas, se hallaría, según BETHE, en continuidad di-
recta, de una parte con las fibras aferentes que llegan a la célula, de otra con las neuro-
fibrillas que constituyen la red intracelular : por ésta se establecerían conexiones por
continuidad, entre la red intracelular de una célula nerviosa y las ramificaciones cilin-
droaxiles de células más o menos alejadas.
c) La red intercelular se halla siwada, no en el interior o en la superficie del
cuerpo celular, sino, como indica su nombre, en el intervalo comprendido entre do
o más células : un paquete más o menos considerable de neurofibrillas reunidas en
una fibra nerviosa (fibra sensitiva) se esparcen, en un punto cualquiera de los cen-
tros, en una red extremadame1;ue complicada; de esta red parten en seguida otra
neurofibrillas, las cuales, discurriendo en sentido inverso, se adosan para formar una
nueva fibra (libra motriz) y van a terminar en un músculo; tal es el modo d e forma -
ción del plexo intercelular. APATHY, para distinguirla de las otras redes intracelular
y pericelular, la designa con el nombre de red elemental difusa: es el neuropilema de
H1s, el neurópilo de BETHE. Semejante concepción, como se comprende, nos lleva a la
teoría reticular del sistema nervioso. especialmente a la red difusa de los centros
OBJECCIONES A LA TEORÍA DE LA NEURONA 601
tal como la concebía GoLGJ. Además, Ja fibra centrípeta o sensitiva y la fibra centrí-
fuga o motora pueden, una y otra, la primera alcanzando la red y la segunda sepa-
rándose de ella, atravesar una célula nerviosa. Es lo que precisamente sucede en todos
los vertebrados, en los que vemos la fibra sensitiva atravesar una célula ganglionar
del ganglio e&pinal, mientras que la fibra motora se separa de una célula motora
espinal. Es posible esquematizar, como lo demuestra Ja figura 475, la teoría de APATHY
y comparar el mecanismo de un movimiento reflejo en ambas doctrinas (figs. 476 y 477).
Resulta de la anterior descripción, que Ja vía conductora del influjo nervioso se
halla exclusivamente constituida por las neurofibrillas sin participación alguna de las
fJG . 477
Esquema de un movimiento reflejo (teoría de ArATHY) (reflejo rotuliano).
l. nervio centrfpet.o o eensltivo del tendón . - 2 , C'élula sensitiva ganglionar con l u redes endoperJcelulart11. -
3, red difusa o neuróptlo. - 4, célula motriz del cuerpo anterior medular con las redes endopericelulares. - s.
nervio centrftugo motor Que termina en las placas motrices del mllsculo.
células nerviosas. Estas, cualquiera que sea su nawraleza, sensitivas o motoras, están
mdudablemente situadas en el trayecto de la vía nerviosa, pero no tienen con ella,
como lo demuestra el adjunto esquema (fig. 477), más que simples relaciones de con-
tigüidad. Se comprende en seguida la diferencia esencial que existe entre la teoría
de la neurona y la de APATHY. En la primera (fig. 476), las fibrillas nerviosas, sean sen-
sitivas, sean motoras, atraviesan las células nerviosas correspondientes, viniendo a for-
mar parte constituyente del retículo endocelular, mientras que en la segunda (fig. 477)
sólo pasan por su lado. En la primera, las fibras aferentes o sensitivas no se continúan
por sus extremos con las fibras eferentes o motoras, como se ve en la segunda, sino que
sólo se ponen en contacto ; por último, en la primera, la célula nerviosa constituye el
elemento esencial en la transmisión de las excitaciones nerviosas ; en la segunda, des-
empeñarían este papel las fibras primitivas ; de aquí el nombre de teoría fibr ilar con
que se designa a veces a la teoría de APATHY.
4.0 Modificaciones de la teoría de Apathy. -A. IDEAS DE BETHE. - BETHE
admite la existencia de redes menos extensas, en las cuales, al igual que en la red
difusa, las fibrillas primitivas de los conductores sensitivos se continúan directamente
con las fibrillas primitivas de los conductores motores. Es siempre la continuidad esta-
bl ecida en plena red entre las neurofibrillas centrípetas y las neurofibrillas centrífugas.
Por lo que se refiere a la situación de Ja red fibrilar con relación a las células
nerviosas, BETHE describe también la red intracelular, la red pericelular y la red interce-
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
lular. Pero, según él, estas tres modalidades son morfológicamente equivalentes, es
decir, que representan, no tres formaciones distintas, sino una sola y misma formación
en tres estadios distintos de su evolución filogénica. En efecto, la red intracelular
existiría sólo en los animales inferiores; la red intercelular caracterizaría a los verte-
brados; a medida que nos elevamos en la serie, la red nerviosa se exterioriza, y así,
de intracelular que era primitivamente, viene a ser sucesivamente pericelular primero,
intercelular después (fig. 478). La red intercelular o neurópilo representarla, para dicha
red, el apogeo de su desarrollo. Esta opinión, eminentemente sugestiva, tiene, por
desgracia, contra ella gran número de hechos de observación, de los que sólo queremos
recordar el siguiente : en los vertebrados, todas las células nerviosas poseen, como en
fJG . 478
Esquema de las vlas de conducción en el ~istema nervioso de los vertebrados (según BETHF.).
1, peri.feria aenaltln. (piel o mucosa, por eJemplo). - m, periferia motora representada por dos l!braa musco·
tares. - o. célula de un ganglio espinal con su red pertcelular. - e, e, dos d lulas motrices del asta anterior eon
au red extraoelular. Entre estas doa d lulaa ae ve una red fntratdular que la1 une enue af.
los animales inferiores, una red intracelular. Este hecho por sí solo nos permite
juzgar el valor que conviene conceder a la opinión de BETHE.
Cualesquiera que sean las variaciones de forma y situación que presente en la
serie zoológica la red fibrilar de BETHE, esta red recuerda exactamente, excepto su
extensión, la de APATHY. Basta, para convencerse de ello, dar una simple ojeada al
adjunto esquema (fig. 478), que reproduce, según BETHE, el trayecto de las fibrillas
en el sistema nervioso de los vertebrados. Veremos claramente las fibrillas sensitivas s,
emanadas de la periferia, dirigirse hacia la célula del ganglio espinal g, mezclarse con
el plexo pericelular de esta célula ganglionar y alcanzar luego los plexos pericelulares
que se disponen alrededor de dos células motoras del asta anterior c, c. Después vemos
estos dos plexos reunirse el uno al otro gracias a un plexo intercelular, al cual se
dirigen cierto número de las fibrillas sensitivas precitadas. Por último, vemos nuevas
fibras, motoras éstas, que se separan a la vez de los plexos pericelulares y del plexo
intercelular y se condensan en dos fibras nerviosas que terminan en el músculo m.
Casi es inútil hacer notar que todo este trayecto, de la periferia sensitiva (s)
a la periferia motora (m) , tiene efecto exclusivamente por neurofibrillas sin ninguna
participación de las mismas células nerviosas : las células están en la vía conductora,
pero no toman parte en su constitución. Por este motivo, la célula nerviosa perma-
necería extraña a la conducción del influjo nervioso, y su papel en el . funcionamiento
general de los centros nerviosos se hallaría notablemente reducido (fig. 479).
OBJECCIONES A LA TEORÍA DE LA NEURONA
Por otra parte, BETHE aporta experimentos innegables sobre las células gangliona-
res del cangrejo ( carcinus maenas) (fig. 479). La supresión de las células nerviosas por
sección experimental no impide que se produzcan los reflejos de la segunda antena.
F1c. 4¡9
Esquema del experimento de Bethe en el carcinus ma:nas.
l. nervio antenarlo. - 2, au gangllo. - 3. 3' , células gangllonares. - 4 , 4 . t1bras aenaltlvaa, y 5, s. ftbras
motoras del nervlo antenarto. - 6, red dltuaa o neurópllo. - Las tlecbaa Indican la dirección de la corriente
nen•tosa .
nerviosa especial, el enrejado nerv ioso, especie de red difusa en la que se efectúan
las transmisiones del influjo nervioso: es, en otra forma , la doctrina precedente.
F1c. 480
Detalles del nido pericelular de una célula motriz perteneciente a la medula d e un perro adulto.
1. 2 . g rue90s botones terminales en form:i de bulbo o maza, en cada. uno de los cuales se ve un ft.no retículo. -
3, 4 , botones termi nales más pequeños en forma. de anlllos. - 5, 5, nbrlllas ftnas y pálidas, cada una. de l&G
cuales se dirige a un botón terminal. - 6, 7 . 8, otros botones terminales que pertenecen a fibrtllas ma~ fuertes. -
9, una gruesa nbrlll~ que se divide en dos ramas que van a parar cada una a un botón terminal: una de ellas, I&
rama. descendente, se esca pa do su botdn terminal para dirigirse a otro después de haber :hecho cierto recorrido.
célula nerviosa entra en conexiones fibrilares con varios tubos nerviosos; se trata de
agrupaciones funcionales, de elementos centrales y periféricos en todo punto idénticos
a un lobulillo glandular en el que las células nerviosas son parecidas a los ácinos y los
neuroblastos segmentarios a los conductos excretorios; para designar este conju nto
fisiológico policelular, este verdad ero lobu lillo nervioso primitivo, por su semejanza
con las glándulas, D URANTE ha propuesto el n ombre de néuru la .
6.0 Situación actual del problema. El sistema sináptico. - Con APATHY, BE-
THE, DURA NTE, d ice LHERMITTE, la idea primitiva de la r ed d ifusa de Gerlach florecía
a b e d
1-2 2-3-4 1-2-3-4 -5 4-5
F1c. 482
Esquema del lobulillo nervioso primitivo (según D uRAr-.'TE).
Las células 1, 2, 3, 1., 5 , constituyen la Porción central del lobulUlo ; a, b, e, d. tubos nerviosos.
FIG . 483
Esquema de un reflejo axónico de vasodilatación, según BAYLISS y L. FRÉDÉRICQ.
1 , piel. - 2 , arteriolas. - 3, 11an¡¡llo espinal.
ARTICULO II
ELEMENTOS DE SOSTEN
Entre los elementos esenciales de los centros nerviosos, las fibras y las células ner-
viosas, se disponen, como elementos accesorios, en dos órdenes de células: las células
ependimarias y las células de la neuroglia. Estos dos órdenes de células forman en su
conjunto lo que se ha convenido en llamar tejido de sostén de los centros, lo que
VIRCHOW, desde hace mucho úempo, había designado con el nombre de neuroglia. El
tej ido conjuntivo verdadero, prescindiendo del que entra en la constitución de los
vasos, no existe en el neuroeje.
Morfológicamente, las células ependimarias varían de forma y dimensiones según las re·
giones en que se observan. En el conducto central de la medula son francamente alargadas,
cilindroides. En el cuarto ventrículo son todavía muy elevadas en el suelo, pero muy depri-
midas, al contrario, en el techo. En el tercer ventrículo son poliédricas y miden de 15 a .20 p.
de diámetro.
Estas células tienen en una masa protoplasmática granulosa un núcleo redondeado más
próximo a la base de la célula que a su vértice La cara interna de la célula por el lado de
la cavidad está revestida de una cuúcula delgada con dispositivos ciliados a veces. Encima del
núcleo, en el embrión, se reconoce una prolongación central gruesa, pero corta. Mas todos
los autores concuerdan en decir que desaparece en el adulto. Del lado basal, las células epen-
d imarías presentan una prolongación que continúa el polo externo de la célula en el tejido
nervioso subyacente. Estudiada en el embrión y en un corte de la medula, esta prolongación
periférica se aleja del conducto central siguiendo una dirección radial. Atraviesa así, desde
el centro a la periferia, todo el espesor del neuroeje, y al llegar a su superficie exterior
termina en un pequeño abultamiento de forma cónica cuya base corresponde a la piamadre.
En conjunto, las bases de estos pequeños abultamientos terminales forman en la superficie
libre de la medula una especie de membrana limitante continua, presentando el aspecto de
un mosaico (LENHossER) : es la m embrana limitante meníngea de H1s, el revestimiento neu-
róglico endoteliforme de R.ENAUT. Durante su trayecto, las prolongaciones periférficas de las
células ependimarias nunca se anastomosan entre si. Además, no se ramifican, como lo hacen
las prolongaciones protoplasmáticas de las neuronas; todo lo más se ven cierto número de
ellas, en el momento de alcanzar la piamadre, dividirse en dos ramas, ambas terminales
(figura 484).
RAMÓN Y CAJ.U., Razus y SALA creen que esta prolongación se atrofia poco a poco durante
el d esarrollo ontogénico, de tal suerte que en el adulto termina en una extremidad libre a
corta d istancia del conducto ependimario. LENKOSSER, no obstante, se pronuncia contra esta
opi nión ; fuera del periodo fetal, dice, la impregnación cromoargéntica (método de Golgi) no
da buen resultado, y si tales prolongaciones parecen terminar muy cerca de su célula de
608 SISTEMA i'\ERVIOSO CENTRAL
origen, es que no han sido impregnadas más que en su porción inicial; pero no por eso deja
de existir la otra porción, y según LENHOSSEK, las prolongaciones periféricas de las células
ependimarias se extienden en el adulto, como en el embrión, hasta Ja superficie exterior del
neuroeje.
Es muy dudoso que a.sí sea, sobre todo en el encéfalo. En todo caso, por su cara lateral
y Ja prolongación que de ella parte, Ja célula ependimaria entra en relación o se anastomosa
con Jos elementos neuróglicos subyacentes que tienen el mismo origen embriológico.
F1c. 484
Sección horizontal de la medula de un embrión humano de 3 centimetros, para demostrar
las células ependimarias y las células neuróglicas en vía de evolución (según RETZIUS) .
1, conducto central. - 2. surco medio anterior. - 3, surco medio pcstertor. - 4, euatancla blanca. - 5, sus-
tancia grts. - 6, cono e pendtmarlo anterior. - 7. cono ependlmarlo posterior U:uturo sept.um l)OSterlor). - 8, células
epend1marlas. - 9, 9' , células neurógllcas en diversos grados de desarrollo; la mayorla de euas han perdido su pro-
lon¡acidn central y ee han separado máa o menos del eonducto ependlmarto ; alg unas, especialmente la que esta
señalada con l& cifra 9, tienen ya cierto ndmero de prolongaciones de nueva formación. - 10, células neuró¡'Ucas ,
orteotadas en sentido radial. no ya con relación al conducto ec uatorl~l . si no en relación al aeptum posterior.
mayoría de los animales y en el hombre elementos del mismo origen se han convertido
en células neuróglicas diseminadas entre los elementos nerviosos propiamente dichos.
Esta neuroglia se compone de cuerpos celulares y de prolongaciones, difíciles de ver
por los procedimientos ordinarios y que las técni~as de GoLGI, WEIGERT, ALZHEIMER,
CAJAL y LHERMITTE permit~n evidenciar.
Se observa en la superficie del encéfalo una condensación neuróglica subpial que
constituye una verdadera limitante externa. Nos damos cuenta de que la neuroglia
de la sustancia gris es principalmente de tipo protoplasmático con elementos de
protoplasma abundante, cuyas prolongaciones presentan pocas diferenciaciones fibri-
lares ; la neuroglia de la sustancia blanca, por el contrario, posee elementos neuró-
glicos que resultan ser más diferenciados; elaboran en su protoplasma fibrinas de
caracteres especiales, un entrecruzamiento neuróglico particular que diferencia la neu-
roglia de tipo fibroso.
ELEMENTOS DE SOSTÉN 6og
Con DEL Rfo ORTEGA, hay que reconocer cuatro especies de células neuróglicas:
1.0 Las células de radiaciones cortas protoplasmáticas o astrocitos se ven principalmente
en la sustancia gris de los centros y en la corteza cerebral; es la neuroglia protoplasmática
de CAJAL. Estas células presentan mitocondrias, gliosomas que han permitido decir a NAGEOTIE,
AcHÚCARo, CAJAL, que la neuroglia era una glándula intersticial al mismo tiempo que un
agente de repleción (fig. 485). ·
2 .0 Las células de largas radiaciones o de tipo fibroso, encontradas sobre todo en la
sustancia blanca, diferencian en su protoplasma gliofibrillas de caracteres especiales. Se
juntivo de los centros. Procede de las células epiteliales que tapizan el conducto neural
primitivo. Estas emigran al interior de la sustancia nerviosa, constituyendo un vasto
sincitio, el mielospongio de His, dispuesto radialmente en relación al eje del sistema
nervioso central.
1.0 Vasos sanguíneos. - Los centros nerviosos, como todos Jos órganos a los qu e
corresponden funciones importantes, son muy vasculares. En efecto, reciben, como
veremos más tarde, troncos arteriales voluminosos: arteria cerebral anterior, arteria
cerebral media, tronco basilar, etc.
Haremos notar que, desde luego, estos troncos arteriales no penetran en la masa
nerviosa por un hilio para dividirse Juego en ramas y ramitas, como se observa en la
mayor parte de vísceras, .el hígado y el bazo, por ejemplo. El modo de irrigación d el
VASOS SANGUÍNEOS Y VÍAS LINFÁTICAS 6ll
neuroeje es muy distinto, ya que las arterias voluminosas, con sus bruscas alternativas
de retracción y expansión, no podrían hallarse en contacto con elementos tan delicados
como son las neuronas sin ocasionar un trastorno m ás o menos profundo en el fun-
cionalismo de estas últimas. Conduciéndose, pues, aquí de un modo especial, las
arterias destinadas al neuroeje se ramifican alrededor del órgano, en una membrana
llamada piamadre, y sólo en estado de vasos de pequeño calibre penetran en la masa
nerviosa y se distribuyen por su espesor.
Histológicamente. las- arterias de los centros nerviosos (excepto las de calibre muy pe-
queño) presentan también las cuatro capas que son, de dentro afuera (fig. 489): 1.•, una
capa endotelial, formada por células alargadas en sen-
tido del vaso con propiedades fagocitarías muy activas;
2.•, una capa elástica, muy delgada, que no posee ni
células ni núcleos y presenta de trecho en trecho unos
puntitos claros que son quizá agujeros (membrana fe-
nestra de algunos autores); 3.•, una capa muscular,
5-
~,.,....,.oll+l!HH!llH+l'l+lll+- 2
3
4
4
F1c. 489
Aneria cerebral de mediano grosor.
desgarrada de modo que se vean sus
diferentes capas en su orden de su- F1c. 490
perposición (según ÜBERSTEINER). Espacios pericelulares de los centros nerviosos.
l. endotelio. - 2 . membrana pertorada. - t , sustancia nerviosa. - 2 . capilar sangufneo. - 3, espaC'fo
3. t única musc ular. - 4, adventicia, con s. de Hls o vai na Hn!áttca . - 4 , esp:icios pcrice1ulares alrededor de
pt¡ mento. las cél ula s nerviosas.
formada por fibras lisas dispuestas de través con relación al eje de la arteria ; 4.•, upa capa
conjuntiva llamada adventicia.
Esta vaina adventicia es una dependencia de la capa interna conjuntiva de la piamadre
único tejido conjuntivo propiamente dicho del neuroeje.
De esta red común vascular pial, las arterias caminan perpendicularmente hacia
la profundidad en sentido radiado, a lo largo de los tabi.q ues neuróglicos que les
sirven d e soporte. Se dividen y se subdividen, sin anastomosarse nunca, y se resuelven
en redes capilares, quedando no obstante terminales, noción importante en patología
cerebral (focos de reblandecimiento). Estas redes difieren , en cuanto a su disposición
fundamental, en la sustancia blanca y en la sustancia gris. En la sustancia blanca,
que está principalmente formada por fibras, las mallas de la red son alargadas en el
sentido de la dirección de estas fibras. Según la observación de R ENAUT, son arciformes,
es decir, curvadas en forma de U, y se disponen de tal suerte que las ramas de las U
superpuestas se insertan en el arco de las U que se hallan por arriba y por abajo. En
la sustancia gris, las mallas de la red ca pilar difieren de las de la red precedente en
que tienen dimensiones casi iguales en todos sentidos, y, por otra parte, en que están
mucho más tupidas. La riqueza particular de la red vascular en la sustancia gris está
en relación con el hecho anatómico de que esta sustancia se halla esencialmente cons-
612 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
titu ida por células nerviosas, en las que los cambios nutritirns se efectúan con una
actividad mayor q ue en cualquiera otra parte.
Las redes capilares de los centros nerviosos d an origen a venillas, y éstas a venas,
que llegan, por trayectos diversos, a la superficie exterior del n euroeje. Estas venas
siguen unas veces el mismo trayecto que las arterias correspondientes, otras veces un
trayecto absolutamen te independiente.
Lo que caracteriza ante todo, d esde el punto de vista morfológico, a los vasos
sangu íneos de los centros nerviosos, es que están rodeados por una va ina de signi-
FIG. 491
Espacios perivasculares de los centros nerviosos (VlRCHOW·ROBIN}
l , adventicia . - 2 , espacio adventicio o lnt r:iadventlclo que contiene e lemento s mesodérmicos. - 3 , espacio pertvascu1ar
o perlaclventicio cou los e lementos neuró¡llcos. - 4, a stroclto.
2.° Circulación de la linfa. - Lo s cen tros nerviosos carecen por com pleto de
redes linfá ticas canalicula das. P01RIER, sin embargo, ha bría visto un grueso tronco lin-
fático en la cisura de Silvio y ARNOLD u no para lelo a la vena d e Galeno. Pero, en el
interior de la sustancia nerviosa, la lin fa circul a : 1.º, en los i ntervalos qu e separan
los elementos histológicos, los denominados espacios i11terorgán icos; 2 .0 , en las vainas
a ntes indicad as que rodean los vasos, las vainas linfáticas.
a) Espacios interorgánicos. - Estos espacios, descritos pr imeramente por ÜBERS·
TEINER, luego por KLEBS, por RossBACH y SEHRWALD, están situados, como su nombre
indica, en tre los elementos n erviosos y su s elementos de sostén, y no son más que
simples intersticios desprovistos d e todo r evestimiento endo telial, tal como se los
encuentra en buen nú mero de nuestras vísceras (fig. 490).
La existencia de los espacios linfáti cos per icclulares no es admitida por todos los h istólo-
gos, y, según varios de ellos, sólo serían productos de artificio procedentes del hecho de
que, bajo la influencia de los reactivos indurantes a los que se someten los segmentos nervio-
sos destinados al estudio, los cuerpos celul ares se retraen y d isminuyen de volumen, dejando
a su alrededor una especie de vacío cuyas dimensiones están naturalmente en relación con
el grado de la retracción . La objeción ciertamente no carece de valor, pero tampoco se libra
VASOS SANGUÍ!'\EOS Y VÍAS LINFÁTICAS
d e la réplica, porque podemos p erfectamente admitir que la retracción que sufre el cuerpo
celular por efecto de los reactivos n o ha hecho más que ensanchar y hacer más evidente
una cavidad que ya existe en estado normal. Dos h echos existen en favo r de esta interpreta-
ción : el primero es que se encuentran a veces, alrededor de las células nerviosas, corpúsculos
linfáticos dotados d e movimientos amiboideos; el segundo es que, bajo la influencia de un
proceso inflamatorio o a consecuencia de un simple edema, estos corpúsculos linfá ticos se
multiplican h asta el punto de formar verdaderas liras más o menos continuas.
Existen, pues, alredor de los elementos nerviosos espacios linfáticos que sepa-
ran dichos elementos d e sus vecinos; son espacios muy estrechos y, por decirlo así,
2 1 3
1 1
__ /¡
__ (j
__ 6
__ ¡
FIG. 492
Corte transversal de una circunvolución cerebral y sus envolturas.
1. vaso. - 2. boJa visceral de la arac noides (revestlmlento menlngoblh tico de las meninges blandas). - 3,
espacio subaracnoldeo . - 4. piamadre. - s . espacio pcrladvenllcto . - 6, espa..clos eploerebr:iles de rus. - 7, sus·
tancia cerebral.
Las vain as linfáticas se observan a la vez en las venillas y en las arteriolas, pero
están siempre más desarrolladas en esta última clase de vasos que en la primera. En
el momento en que la arteria se convierte en verdadero capilar, el espacio linfático
termina en una especie de fondo de saco: no es que la vaina deje de pronto de existir,
sino que a dicho nivel se aplica sobre la pared del capilar, no dejando entre ella y el
vaso vado alguno. Por el lado periférico las vainas linfáticas se extienden hasta la super-
ficie exterior del neuroeje, y allí (fig. 492) se abren en los espacios subaracnoideos,
que vienen a ser un punto común d e r eunión. Inversamente, se puede decir, con igual
exactitud, que las vainas linfáticas d e los vasos de los centros
nerviosos son prolongaciones intracerebrales e intraespinales
de los espacios subaracnoideos.
Esta vaina estaría limitada en sus dos cara6, según EBERTH,
por un revestimiento endotelial continuo. Comprendido entre
la adventicia y la pared muscular propiamente dicha del
vaso, este espacio linfá tico merecería, pues, su nombre de espa-
cio intraadventicio o adventicio (ALzHEIMER), en oposición al
espacio periadventicio que vamos a describir.
ARTICULO I V
ME D ULA ESP I NA L
La medula espinal (francés moelle épiniere, inglés spinal cord, alemán Rücken-
mark) es la parte del sistema nervioso central que ocupa el conducto raquídeo. Debe
el nombre de medula a la analogía grosera que presentan su consistencia y su situa-
ción con las de la medula de los huesos largos, que, como ella, es blanda y está con-
tenida en un conducto óseo. Después de algunas consideraciones generales sobre la
medula espinal, estudiaremos sucesivamente su conformación exterior, su conforma-
ción interior, su constitución anatómica y, finalmente, su circulación.
(Para no aumentar desmesuradamente las dimensiones verticales de estas dos fig uras. el fllum termtnale ha sido
desprendido de la ext remidad Int erior de la medula y oolocado ent re las dos.)
1, surco medlo anterior. - 2 , aurco medio posterior. - 3 , s urco lateral posterior . - 4 , surco In termedio pos·
tertor. - 5, abultamiento cervical. - 6 , abultamiento l umbar . - 7 . cono terminal. - 8, Hnea de 1mplantaclón de
las rafees ant.erjores. - 9 , cordón lat era l. - 10, ptrámtde anterior del bul bo . - 11, oliva. - 12, ptrámtde poste·
rlor. - 13 , cuerpo restltorme. - 14 , protuberancia . - 15 . tubérculos cuadrtgémlnos . - 16, ntum t ermtnale. con
a. s u extremidad superio r, correspondiente a a', la ext remidad in terior de la. medula ; b, s u extremidad l n! ertor, co-
rrespondiente al cócclx .
618 SISTEMA l'>ERVIOSO CENTRAL
- ............... 1
,
2 _________/
"--------2
FIGS . 495 Y 496
Cono terminal y raíces sacras.
Los nervios de Ja cola de caballo se han rechazado ligeramente hacia fuera.
Ftr. 4 95. - Cara anttrlor : l. con~ terminal. - 2. Fl¡'. 498. - Cara polttrior : l, cono term1nal. - 2,
ntum termlnale. - 3, vena mediana a.nterlor de 1& me- ntum termJnaJe. - 3. vena mediana posterior. - a, I> ,
e.lula. - a, b, e, d, t. rafees sacras. e, d, t , ratees sacras.
lumbares y sacros salen lateralmente, mientras que el filum termina/e emerge del
vértice del cono dural en compañía de los nervios coccígeos. Es posible, pues, reconocer
dos porciones al filum termina/e: una parte interna o superior contenida en el saco
dura!, y otra parte externa o inferior situada fuera de él. Esta última parte es fibrosa
y resistente.
Si comparamos entre sí estas diversas cifras, vemos que el peso de la medula espinal
es al del
Lo cual equivale a decir que la medula espinal tiene el mismo peso que el istmo y el
bulbo reunidos, que pesa cinco veces menos que el cerebelo, cuarenta y tres veces menos que
el cerebro y cuarenta y ocho veces menos que el encéfalo. La medula representa, pues, en
cifras redondas, en el hombre, dos centésimas de la masa encefálica. Añadiremos que esta
relación volumétrica o ponderal entre la medula y el encéfalo presenta un mínimum en el
hombre. Va luego aumentando a medida que se desciende en la escala zoológica, no porque la
medula tenga un volumen gradualmente creciente, sino porque el cerebro pierde poco a poco
la considerable importancia que ha adquirido en los primates y de una manera particular
en el hombre.
Se podría creer a primera vista que estas cun aturas sólo existen
porque la medula, encerrada en un conducto flexuoso, se ve obligada a
seguir las inflexiones del conducto. No es así, porque si se quita la
medula y se la sumerge en un líquido de igual densidad, el líquido de
MüLLER por ejemplo, se comprueba claramente que las precitadas curva-
turas persisten en su misma situación y su misma orientación (FLESCH,
TAN ZI) . Las curvaturas de la medula espinal pertenecen, pues, propia- 5 -3
mente a este órgano. Las investigaciones de FLESCH en los animales ense-
ñan, además, que se presentan muy pronto y que preceden en su desarro-
llo al de la misma columna vertebral. De ello resulta que la envoltura
ósea de la medula, en lugar de influir sobre esta última, es, por el con-
trario, influida por ella: el raquis se modela sobre la medula , como la
pared craneal se modela sobre la masa encefálica.
supradural o epidural, a su vez, se halla ocupado por los plexos venosos intrarraqu í-
deos, por una grasa semifluida, y, junto a Ja columna vertebral, por el aparato liga-
mentoso que reúne unas a otras las distintas piezas constitutivas de esta columna.
Entre estos ligamentos recordaremos principalmente los ligamentos amarillos, que
unen entre sí las láminas vertebrales, y el ligamento vertebral común posterior, cin ta
ancha y continua que desciende por la parte posterior de los cuerpos vertebrales.
En resumen, un estilete que se dirigiera de fuera adentro hasta Ja medula espi-
nal, encontraría sucesivamente: 1. 0 , las partes blandas extrarraquídeas, de naturaleza y
grosor variables según las regiones; 2. 0 , la pa red del conducto raquídeo, igualmente
muy variable según los puntos en que se interviene; 3. 0 , el espacio epidural, con su
contenido (grasa semifluida y plexos venosos) ; 4.º, Ja duramadre; 5.º, el espacio sub-
3
F1c. 499
Sección horizontal del raquis por la parte superior de la sexta vértebra cerviéal.
1. sexta cervical. - 2. su apóflsls transversa, con 2·. tubér<'ulo anterior; 2", tu~rculo posterior. - 3, apót1~
ets espinosa de la quinta. - 4 , ligamento lnterespinoso . - s. periostio. - s·. ligamento vertebral común p0stertor.
- 6, medula espinal . - 7, duramadre. - 8, estiacio epldural. - 9. cavidad aracnoldea. o espacio subdural. -
10, paquete de rafees anteriores. - 11, paquete de rafees posteriores. - 12, rafees posteriores y ganglio espinal. -
13. rafz anterior en seccldn . - 14, arteria y vena vertebrales. - 15, venas lntrarraqufdeas. - 16, apófisis articular
auperior.
y posterior y que, por ot~a parte, van a fijarse, las unas en la cara anterior y las otras
en la cara posterior de la duramadre; .2. 0 , por dos largas cintas, una derecha y oua
izquierda, que, con el nombre de ligamentos dentados, van desde sus partes laterales
a la parte correspondiente de la duramadre (fig. 503). Estas prolongaciones filiformes.
A B A B
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;: ...,
"
E
o
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'-'
b/.) si
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...,
o
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"bO
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C"J
F1c. 50 1
Raíces raquídeas y sus segmentos medulares correspondientes.
En anaranjado: rafees y segmentos cervicales. - En "erde: ratees y se'fmentoa dorsales.
En rojo: raíces y segmentos lumbares. - En azul: raíces y sepneo.tos &acros.
11
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111
VERTEBRAS CE R\'ICALES
e iv NERVIOS CE BV I CA LES
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VERTEBRAS DORSALES
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NERVIOS LIJMBABE&
VltRTEDRAS LU&IDARES 111 L "'
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s 11
NEBVIOS SACHOS
SACRO Y COCCIX
e } NERVIO COCCIGEO
fJG . 502
Esquema de concordancia destinado a demostrar las relaciones de las apófisis espinosas
de los cuerpos vertebrales con los segmentos medulares y las raíces raquídeas.
Léase a tentamente esta tl¡ura. Obsérvese la obllcu!dad pro¡realva de las ralees. El primer segmento dora.! co-
rresi>0nde a la apól!sls espinosa de Cvu; el primero lumbar, a la apól11!1 eaplnoea de Dx, LI a Dx, S• a Lll.
II. - 21
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
así como los ligamentos dentados, son d ependencias de la piamadre y serán d escritos
con esta membrana (véase Men inges).
Si la medula no está en contacto inmediato con su vaina fibrosa, no por esto
flota en el líquido cefalorraquídeo que llena el espacio perimedular. La medula queda
independiente e impasible durante los movimientos de la columna vertebral y nunca
llega a establecer contacto con la
pared, ósea. Introducida la elon·
gación de la medula y los ner-
vios en tera péutica, se han estu·
O diado sus efectos mecánicos en el
cadáver. Los resultados obtenidos
permiten admitir que ni la trae·
ción sobre el nervio ciático ni la
autosuspensión (método cie SE·
RRES) alargan de modo sensible
1 la medula. Unicamente la flexión
de la columna vertebral la alar-
ga algo (distensión por el proce-
·dimiento de flexión forzada de
BÉNÉDIKT).
2. Conformación exterior
de la medula
La medula, extraída del con·
dueto y alargada, aparece ple·
gada en sentido transversal, plie-
gues que son debidos a la pia-
madre, que, no estando ya tensa
por sus extremos, vuelve sobre
sí misma. En sentido longitudi·
nal la medula es recorrida por
una serie de depresiones deno·
minadas surcos, que separan los
cordones medulares unos de los
otros.
Para comodidad d e la d es·
F1G. 503 cripción consideraremos en el ci-
Ligamento dentado en Ja región dorsal. lindro medular cua tro caras: an-
1 , duramadre. - 2, Jira.mento dentado. - 3, cara posterior de la terior, posterior y dos caras late·
medula rodeada de la piamadre. - 4, raíz posterior. - 5, ra(z an·
tertor. - 6, vena mediana posterior. rales.
1.° Cara anterior. - La cara anterior (fig. 504) presenta en la línea media un
surco longitudinal, que va sin interrupción de un extremo al otro de la medula espi·
na!: es el surco medio anterior. Nace en la parte superior, debajo del entrecruzamiento
de las pirámides. Embriológica~ente representa la separación que resulta del creci-
miento progresivo de los cordones anteriores. Si se separan los labios de este surco, lo
cual es relativamente fácil, se ve que tiene una profundidad de 2 ó 3 m ilímetros (aire·
dedor del cuarto del diámetro anteroposterior de la medula) y que está limitado, en su
parte profunda, por una cintilla blanquecina que pasa en sentido transversal de un lado
al otro: esta cintilla, sobre la que volveremos más adelante, es la comisura blanca de
la medula. En el surco medio anterioi:. penetra una doble prolongación de la piamad:e
y con ella vasos procedentes de las arterias y venas espinales anteriores.
MEDULA ESPI NAL
A cada lado del surco medio anterior y a 2 ó 3 milímetros por fuera de este
surco, encontramos las raíces anteriores de los nervios raquídeos, que describiremos
más tarde al tratar del sistema nervioso periférico. Estas raíces arrancan de la medula
de un modo esencialmente irregular, unas más cerca, otras más lejos de la línea
media, de tal suerte que el conjunto de los puntos que representan su emergencia
no se escalonan siguiendo una misma línea vertical, sino que se disponen formando
una faja de uno a dos milímetros de anchura. El surco longitudinal, que se describe
a este nivel con el nombre de mrco colateral anterior, no existe en realidad.
Entre el surco medio anterior y las raíces anteriores de los nervios raqúídeos se
ve un cordón logitudinal de aspecto blanquecino: es el cordón anterior de la
medula.
El cordón anterior de la medula está a veces dividido, en su parte superior, en
dos haces secundarios por un surco longitudinal poco profundo, llamado surco inter-
medio anterior o paramedio anterior. BERTHELLI, que lo ha estudiado en niños muy
jóvenes, lo ha encontrado en una proporción de nueve veces por veinte. Sólo existe en
la parte más superior de la región cervical. Por arriba, a menudo es continuación del
surco que en el bulbo separa la pirámide anterior de la oliva. Desde allí desciende
oblicuamente hacia abajo y un poco hacia dentro y va a terminar, después de un
trayecto variable, en los bordes del surco medio anterior.
2.° Cara posterior. - La cara posterior de la medula (fig. 505) presenta con
la precedente numerosas analogías. Ante todo vemos en ella un surco longitudinal
y medio, el surco medio posterior. Este surco, que ocupa, como el anterior, toda la
altura de la medula, tiene por caracteres distintivos el ser muy estrecho y sobre
todo poco profundo. A la inversa del surco medio anterior, no corresponde a una
628 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
fisura, ni está entreabierto. Es vano intentar abrirlo, pues en lugar de la cisura pro-
funda observada antes, existe aquí un delgado tabique neuróglico (véase más adelante),
dispuesto en sentido sagital, el cual se une íntimamente, a derecha e izquierda,
con la sustancia nerviosa: el tabique medio posterior (fig. 505, 2). Si penetramos
a lo largo de este tabique (pero la vía así abierta es completamente artificial) com-
probaremos que se extiende hasta cerca de la medula y que termina allí en contacto
con una laminilla transversal de color grisáceo: la comisura gris de la medula. El
tabique medio posterior y la comisura gris no pertenecen, pues, a la superficie exterior
de la medula, y si hacemos indicación de ellos en este lugar es recordando descrip-
ciones antiguas que hacían llegar el surco medio posterior hasta la comisura gris. Los
describiremos más adelante, al tratar de la configuración interior y de la constitución
anatómica de la medula.
A cada lado del surco medio posterior, a unos tres milímetros aproximadamente
por fuera de este surco, se ven las raíces posteriores de los nervios raquídeos; se dis-
tinguen de las raíces anteriores en que nacen regularmente las unas debajo de las
otras, siguiendo una misma línea vertical que, a manera de un verdadero surco
longitudinal de fondo grisáceo, constituye el surco colateral posterior.
Entre este último surco y el surco medio se encuentra, como en la parte anterior,
un cordón de sustancia blanca: el cordón posterior de la medula. Este cordón es
indiviso en la mayor parte de su extensión. Pero cuando se le examina en la región
cervical se puede observar en su parte superior, entre el surco medio y el surco co-
lateral, un tercer surco, llamado surco intermedio posterior o surco paramedio poste-
rior. Este último surco se va atenuando de arriba abajo y llega a desaparecer de or-
dinario a nivel de la segunda o de la tercera vértebra dorsal; en todo caso, en el
segmento medular donde existe divide el cordón posterior en dos fascículos secun-
darios, uno interno y otro externo. Estudiaremos ulteriormente estos dos fascículos,
que designaremos, el primero con el nombre de fascículo de Goll y el segundo con
el de fascículo de Burdach.
En el extremo inferior del cono terminal se encuentra con frecuencia en el conduelo del
epéndimo un pequeño abultamiento, a veces redondeado, pero lo más a menudo oval o fusi-
forme con el eje mayor vertical. Esle abultamiento, ya indicado por HUBER en 1741, observa-
do de nuevo por C. KRAUSE en 1830, fue particularmente descrito en 1875 por W. KRAUSE,
quien lo consideró como un quinto ventrículo y Je dio el nombre de ventrículo terminal de
la medula: corresponde a una dilatación local del conducto del epéndimo y no es otra cosa
que un reslO del conducto medular del embrión, que en este punlo no se ha reducido. CUTORE
consideró con razón que el venlrículo de KRAUSE está m ás desarrollado, sobre todo en anchura,
que el conduelo central d el embrión . Asi, pues, no es más que un segmento d e este conducto
embrionario, detenido en su desarrollo; es un segmento que se ha ensanchado, y para explicar
este ensanchamiento del conducto r ecurrió C UTORE a los fenómenos de regresión que residen
en la sustancia nerviosa vecina.
El ventrículo terminal de KRAUSE mide d e 8 a 10 milímetros de altura por una anchura
de medio milímetro a dos milímetros. Visto en una sección horizontal por su parte media
SISTF.MA NERVIOSO CENTRAL
(figura 50¡, 1), re\'iste la forma de un triángulo cuya base está dirigida hacia delante y la
punta hacia atrás. La pared anterior, gruesa, está constituida por la sustancia nerviosa del
neuroeje. En cuanto a su pared posterior, es, al contrario, tan delgada que parece formada
simplemente por la piamadre. Pero debajo de la piamadre encontramos además los tres pla·
nos siguientes : 1.•, un resto de los cordones posteriores, que a este nivel, y como consecuen-
cia de la desaparición del surco medio posterior, se hallan pegados uno al otro ; 2 . 0, la sus-
tancia gelatinosa central ; 3. 0 , una capa no interrumpida de células epiteliales, pertenecientes
el epéndimo. El ve!1trículo terminal está, pues, cerrado por todas partes, y el orificio descrito
4 por STJLLING, que pondría en comu-
nicación en este punto el conducto
ependimario con los espacios subarac-
noideos, probablemente no es más
que un producto artificial.
Considerado desde el punto de
vista de su destino en el hombre, el
ventrículo de KRAUSE persiste, sin mo-
- ---2 dificaciones importantes, en el ado-
lescente y el adulto. Luego se reduce
poco a poco y hasta acaba por obli-
terarse ; según las investigaciones de
- --- 3 STADERINI, esta obstrucción serla com-
pleta a partir . de los 40 años. Mien-
tras es permeable contiene, como el
conducto del epéndimo, líquido ce·
falorraquídeo.
El ventrículo de KRAUSE existe
4 en gran número de mamíferos, por
6 lo menos en los individuos jóvenes;
SAINT-RÉMY lo encontró en la rata,
FIG. 507 cobayo, conejo, gato y perro ; pero
Sección horizontal por la parte media del ventriculo lo buscó inútilmente en las aves, rep·
terminal (muchacho de veintiún años, según KRAUSE). tiles, batracios y peces.
1 . ventrícu1o. - 2, revesttmtento ~pltellat. - 3. austanrt::a. ae· Añadiremos que el ventrículo ter-
lattnosa central. - 4 , austancta. blanca. - 5, menln1H. - 8 , a.r ·
terla y vena espinales anteriores. mi nal de la medula, situado en el
origen del filum terminale, .n o puede
compararse con el seno romboidal de las aves, que pertenece a la medula sacra y que, ade·
más, es una formación muy diferente.
A. Sustancia nerviosa
9- "
------s-- 7
-6
__ __ __ z
- ----- -- 3
F1c. 508
Corte transversal de la medula dorsal inferior.
(A la izquierda , método de LoYEZ. La sustancia blanca está coloread& de neoro. A la derecha, esquema. .)
1, surco medio a.ntertor. - 2, tabique med1o pastertor. - 3, surco colateral pastertor. - 4 , comisura blanca. -
5, comisura gtls anterior. - 6, comtsur,a ¡TI& posterior. - 7, conducto del epéndtmo. - 8. asta anterior con los
grupos celulares. - 9, asta lateral. - 10, asta. posterior. - 11 , columna de Clarke.
nerviosas que la atraviesan y al gran número de vasos que por ella se ramifican. En cada
mitad de la medula la sustancia gris (figs. 508 y 510) tiene la forma de media luna,
cuya concavidad mira hacia fuera y cuyas dos extremidades, llamadas astas, se en-
cuentran colocadas, una hacia delante, el asta anterior, y la otra hacia atrás, el asta
posterior. El límite de separación de las dos astas es convencional y se halla indicado
por una línea transversal que pasa por el conducto central de la medula o conducto
del epéndimo. El asta anterior, por su parte posteroexterna, da origen a una pequeña
expansión transversal que constituye como una tercera asta, el asta lateral. Las dos
semilunas grises, derecha e izquierda, están unidas entre sí por una faja transversal que
se designa con el significativo nombre de comisura gris. La sustancia gris central
presenta, pues, al estudio las cuatro partes siguientes: 1.ª, el asta anterior; 2.ª, el asta
posterior; 3.ª, el asta lateral; 4.ª, la comisura gris.
a) Asta anterior. - El asta anterior (fig. 508, 8), relativamente voluminosa, mira
directamente hacia delante, algunas veces hacia delante y afuera.
Confundida por detrás con el asta posterior, termina por delante a cierta distan-
cia de la superficie exterior de la medula: está rodeada en todo su contorno, excepto
en el punto en que se continúa con el asta posterior, por la capa medular. Su contorno,
irregular y como festoneado, presenta una numerosa serie de puntas que avanzan más
o menos por la sustancia blanca ambiente.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
FIG . 5 11
termina en lindes muy precisos; por los lados, al contrario, se confunde con la parte
correspondiente de la sustancia gris.
Si trazamos una línea transversal por el conducto del epéndimo, dividimos la
comisura gris en dos partes: una parte anterior o preependimaria, llamada a veces co-
misura gris anterior; otra parte posterior o retroependimaria, llamada comisura gris
posterior. La comisura gris an terior es siempre muy delgada. Se continúa por delante,
como hemos visto más arriba, con la comisura blanca. Presenta a derecha e izquierda
de la línea media dos venas de dirección longitudinal (fig. 511), las venas de la comi-
sura gris. La comisura gris posterior es más importante, pero su espesor (dimensión en
sentido sagital) varía mucho según los puntos en que se la considera. A nivel del cono
terminal, a la altura del tercero o cuarto nervios sacros, es donde alcanza su máximo :
es de 0 ,40 milímetros según SnLLING. Disminuye a 0,13 milímetros a nivel del abulta-
miento lumbar, a 0 ,03 milímetros a nivel de la medula dorsal y de nuevo presenta
0,13 milímetros a nivel del abultamiento cervical. Su desarrollo, como ha hecho notar
ScHWALBE, parece estar en relación con el de las raíces posteriores correspondientes.
ya que la comisura gris posterior, como veremos más adelante, recibe gran número de
fibras colaterales procedentes de estas raíces.
MEDULA ESPINAL
engro amiento cervical. El asta an1erior es fina y delgada, con la extremidad anterior
más o menos puntiaguda. El asta posterior es también muy delgada, afilándose hacia
atrás. El asta lateral está bien limitada, pero por detrás de ella la formación reticular
ya no existe. Lo que caracteriza principalmente a la sustancia gris de la medula
dorsal es la aparición, en el lado anterointerno del asta posterior, de una eminencia
más o menos desarrollada, pero constante, que estudiaremos más adelante con el nom-
bre de columna de Clarke: su sola presencia en un corte de medula basta para indicar
que éste pertenece a la región dorsal.
o) A nivel del engrosamiento lumbar (fig. 512, 4 y 5), la sustancia gris recobra
poco a poco las dimensiones que tenía en el engrosamiento cervical. El asta anterior,
muy maciza, termina por delante en una extremidad redondeada. El asta posterior
es casi tan voluminosa como la anterior, lo cual la diferencia del asta posterior del
engrosamiento cervical, que está mucho menos de arrollada que el a ta anterior co-
rrespondiente. En cuanto al asta lateral, ya no existe.
e) A nivel del comienzo del cono terminal (fig. 512, 6), la sustancia gris es
menos voluminosa, sin duda, que en el engrosamiento lumbar. Pero está todavía muy
desarrollada, sobre todo si se la compara con la sustancia blanca, que se atenúa
gradualmente y ya no le forma más que una delgada envoltura. Las dos astas existen
todavía, pero la línea transver al por la cual entran en contacto se ensancha cada
vez má , y ya en la parte media del cono terminal no forman más que una sola masa
de forma oval con el eje mayor anteroposterior. En la sección 6 de la figura 512, el
asta anterior aparece bajo una forma redondeada y el asta posterior bajo la forma de
un trifogulo de vértice posteroexterno.
b) Variaciones en el volumen respectivo de la sustancia blanca y la sustancia
gris. - Las modificaciones regionales se refieren también al desarrollo volumétrico
re pectirn de la sustancia blanca y la sustancia gris. Este último punto sólo puede
ser resuelto por mediciones muy precisas tomadas sucesivamente en las partes consti-
tuyentes de la medula y a diferentes alturas. Estas mediciones han sido practicadas,
con el cuidado y competencia que requería tal estudio, por STILLING.
Traducidas al lenguaje gráfico, las cifras obtenidas por este autor dan los tres
cuadros siguientes, donde se ven de una simple ojeada las fluctuaciones que presen-
tan, ya el volumen de la medula considerada en su totalidad, ya el volumen de cada
una de las partes constituyentes.
El examen del tercero de estos cuadros ofrece, además, una idea tan clara como
precisa del modo de formación de los dos abultamientos cervical y lumbar. El pri-
mero resulta a la vez de un desarrollo local de la sustancia gris, que mide 20 milí-
metros cuadrados, y de la sustancia blanca, que alcanza 44 milímetros cuadrados.
El segundo está casi exclusivamente formado por la sustancia gris, que, de 4 milí-
metros cuadrados que presenta en la región dorsal, alcanza, a la altura del quinto par
lumbar, hasta 25 milímetros cuadrados; la sustancia blanca apenas aumenta a nivel
del abultamiento lumbar.
Este último hecho se explica naturalmente por la misma constitución de los cor-
dones blancos; en efecto, estos cordones, prescindiendo de las raíces nerviosas y de
las fibras comisurales longitudinales, comprenden fibras descendentes o motoras y
fibras ascendentes o sensitivas. Ahora bien, el paquete motor, abandonando sucesi-
vamente fibras a cada grupo celular de las astas anteriores, disminuye a medida que
desciende; asimismo el paquete sensitivo, recibiendo fibras de cada nervio raquídeo,
engruesa a medida que se eleva. De ello resulta, como hace notar muy acertada-
mente SAPPEY, que estos dos paquetes de fibras se encuentran reducidos a su menor
mímero a nivel del engrosamiento lumbar, pues el primero está casi agotado y el se-
gundo acaba de aparecer.
En resumen, examinada metódicamente en cortes transversales la medula espinal
aparece compuesta de dos sustancias:
Milímetros P Cervic. P. Dors. P. Lumb. P. Sacr. P. Co.
cuadndos - -- --
3 4 s l 6 7 7' 8 1 2 3 8 l 9 110 11 12 3 4 5 1 2 3 3' 3" 4 5
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Cuadro gráfico que indica los volúmenes r espectivos de los tres cordones de la medula.
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fIG. 5 14
Cuadro gráfico que indica los volúmenes respectivos del asta anterior y el asta p osterior.
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FIG. 515
Cuadro gráfico que indica los volúmenes respecti\·os de la sustancia blanca.
la sustancia gris y la medula total.
(Este c uadro. oomo loe precedentes. se reftere solamente a una mltad de la medula.)
MEDULA ESPINAL
a} Una sustancia gris, que ocupa el centro y sólo llega a la superficie exterior
en dos puntos, a nivel de la emergencia de las raíces posteriores derechas e izquierdas,
o sea en los dos surcos colaterales posteriores; y aun conviene añadir que se inter-
pone entre la extremidad posterior del asta y la superficie de la medula una delgada
capa de sustancia blanca, la zona marginal de L1ssAUER. La sustancia gris, conside-
rada en conjunto, tiene la forma de una columna profundamente acanalada que pre-
senta en el centro el conducto del epéndimo. Sus canales son cuatro: uno anterior,
otro posterior y dos laterales.
fJ) Una sustancia blanca, que rodea a la precedente a manera de un manto,
de donde la expresión, tan exacta como pintoresca, de manto medular que le dan
algunos autores.
La sustancia blanca se dispone en forma de cordones longitudinales, que son
seis, tres a cada lado : uno anterior, otro posterior y otro lateral. Estos tres cordones
se hunden en los canales precitados del modo siguiente: 1.0 , los dos cordones anterio-
res llenan el canal anterior; están separados en su parte anterior por el surco medio
anterior y unidos en su parte más posterior por la comisura blanca; 2. 0 , los cordones
laterales, separados de los precedentes por límites puramente artificiales, llenan los
canales laterales; 3.0 , por último, los cordones posteriores se hunden en el canal pos-
terior; cada uno de ellos está separado del cordón lateral correspondiente por el
surco colateral posterior y por las raíces posteriores que en él penetran; por otra parte,
los dos cordones posteriores se hallan enteramente separados uno de otro, en la línea
media, por el surco medio posterior primero, y luego por el tabique neuróglico que
se extiende desde el fondo de este surco a la comisura gris.
d) Método de anatomía comparada. - Este método parte del punto de vista de que
los centros nerviosos tienen una estructura general idéntica, ora más simple, ora más com-
pleja, y esto según la situación ocupada por la especie considerada en la escala animal.
Además, en la serie de los vertebrados, las diferentes partes del neuroeje son tanto más des-
arrolladas cuanto mayor desarrollo han adquirido los órganos periféricos correspondientes.
MATÍAS DuvAL, EDINGER, han derivado de este paralelismo evolutivo datos precisos relativos a
la textura nerviosa.
Gracias a estos métodos, la constitución anatómica de la m edula se nos aparece final-
mente de un modo claro y podemos dar de ella una descripción precisa.
Estos diferentes grupos de fibras serán descritos más adelante, a medida que los
encontremos en el curso de nuestro estudio. Nos limitaremos en este lugar (toda des-
cripción de detalles sería prematura y, por consiguiente, incomprendida) a la simple
enumeración que precede.
los vasos, de las vísceras, de los anexos de la piel (pelos, glándulas, etc.). Se puede
decir, pues, con LARUELLE, que los primeros elementos pertenecen a la medula somá-
tica (son las neuronas estriomotoras), mientras que los segundos corresponden a la
medula vegetativa (son las neuronas lisomotoras). Estas designaciones conservan un
sentido funcional general y no prejuzgan si estas neuronas actúan directa o indirecta-
mente sobre el órgano efector (LA_RUELLE).
El estudio de estas células y de sus agrupaciones, hecho antiguamente en cortes
seriados transversales, ha sido felizmente completado por el estudio de cortes seriados
longitudinales. La sustancia gris de la medula revela así columnas celulares, cuya
abundancia es mayor o menor según los niveles. En los cortes transversales, estas
masas celulares constituyen núcleos. Después de haber estudiado los caracteres de las
células, estudiaremos su topografía.
!J.
_ ___tj
••
•••
FIG. 519
••
Modo de origen de las raíces anteriores.
1, célula motriz de los c uernos anteriores. - 2, tlbra nerviosa rad.lcular en la sustancia blanca: a, clllndro·
eje: b, vaina. de mielina. - 3, Obra de las rafees anteriores; a, cillndroeje: b, vaina de m.lellna; e, valn& de
Scbwann. - 4 , cuerno anterior. - 5, cordón anterior. - 6, cordón lateral .
gran distancia. Esta disposición es típica. Sin embargo, otras disposiciones pueden
observarse en los centros vegetativos del encéfalo: disposición en «pelota» en el tuber
cinereum, en el cuerpo mamilar; disposición en «orden disperso» en la región sub-
talámica, etc.
3.° Células cordon ales. - Considerando, desde otro punto de vista, las células
de la medula espinal, comprobamos que los diferentes estratos de la medula están
unidos entre sí por células cuyo cilindroeje pasa a un cordón; luego, llegado a la
sustancia blanca, se acoda de súbito para dirigirse arriba o abajo, y ser fibra ascen-
dente en el primer caso, y fibra descendente en el segundo. Generalmente, el cilindro-
eje se bifurca en T y suministra así dos ramas de dirección contraria: una rama as-
cendente, más voluminosa y más larga, y una rama descendente, más delgada y de
corto trayecto (fig. 523).
Si seguimos en su trayecto vertical el cilindroeje convertido en fibra de cordón,
vemos que abandona de trecho en trecho finas colaterales que se dirigen horizontal-
mente hacia la sustancia gris y en ella se resuelven, cada una, en una arborización
terminal. Estos cilindroejes, que hemos representado en la figura 524, se convierten
así en verdaderas comisuras longitudinales entre segmentos de la columna gris central
S ISTEMA ,._ERVIOSO CE1\T R AL
más o menos alejados. La longitud de las fibras y células cordonales es variable: unas
son cortas (vías cortas); otras, medianas ; por último, otras largas (vías largas). Estas
últimas terminan más allá de la medula, en el bulbo o más arriba todavía. Pero, sea
cual fuere la longitud de su cilindroeje, la célula cordonal es una célula nerviosa en
relación, por una parte, por sus prolongaciones protoplasmáticas, con la arboriza-
ción cilindroaxil de una célula situada hacia abajo y, por otra parte, por la arbo-
rización terminal de su cilindroeje, con una segunda célula situada por arriba. Es una
neurona intercalar, una neurona de asociación, que no es por sí misma ni motora ni
sensitiva. Su valor funcional depende únicamente de la naturaleza misma de la sacu-
dida nerviosa que le es transmitida: sensitiva cuando está intercalada entre dos neu-
ronas sensitivas ; motora cuando está intercalad'!- entre dos neuronas motoras (movi-
miento reflejo).
Según el trayecto seguido por su cilindroeje se subdividen las células cordonales
en células cordo11ales anteriores, células cordonales laterales y células cordonales
posteriores.
De ordinario, los cilindroejes de las células cordonales van al cordón del mismo
lado, es decir, que se quedan en la mitad de la medula donde se encuentra su célula
de origen (fig. 522, 1, ·2 y 3): estas células pueden ser llamadas células cordonales
homolaterales u homómeras. En otras células, el cilindroej e, en lugar de quedar en
la mitad de la medula donde nace, cruza la línea media pasando a la comisura ante-
rior y alcanza así la sustancia blanca del lado opuesto. Estas células cordonales, cuyo
cilindroeje cambia de lado, han recibido de VAN GEHUCHTEN el nombre de células cor-
MEDULA ESPl:-.'AL
donales heterómeras (de Eupoc;, otro, y µEpo<;, lado). Las llamaremos también, para
distinguirlas de las células homolaterales, células cordonales heterolaterales o altero-
laterales. Son las células comisurales de Caja!, así llamadas porque su cilindroeje pasa
por las comisuras. Finalmente, existe una tercera variedad de células cordonales, carac-
terizadas por la disposición siguiente: su cilindroeje (figura 522, 5) se divide en plena
sustancia gris, poco después de su origen, en dos ramas divergentes, de las .que una
se dirige a Jos cordones medulares del mismo lado, en tanto que la otra franquea la
línea media y va a los cordones del lado opuesto. Las llamaremos células cordonales
bilaterales o dímeras (de ¡;,.,, dos, y µepoo;;, lado) o células plurifunicttlares de Cajal.
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FIG. 524 FIG. 525
Sección frontal de la medula por Modo de repartición de las células nerviosas
el conducto central, que permite en la sustancia gris de la medula espinal.
ver las células de asociación lon- 1, ntlcleo medlodorsal. - 2, núcleo med.ioventral. - 3, mlcleo
gitudinales: segmento anterior del Jateroventral. - 4 , ntlcleo laterotntermedlo externo. - 5, mlcleo
Iaterodorsal externo. - 6, núcleo laterodorsal interno. - 7. m1·
corte (esquemática). cleo Lntermedlo Interno . - 8, célula radJc ular posterior. - 9, co-
lumna ele Clarke . - 10, grupo periepenc1tmarlo. - ll, ¡¡rupo celular
a, conducto del epéndlmo. - b, suba· de la columna gelatinosa de Rolando.
tanela gris. - c. sustancia blanca. - d,
surco medio pasterlor. - e. t. astas Pos·
terlores.
columna de Clarke, corresponde al lado interno
1, una Cl!lula de asociación longttudtnal.
- 2, flbra de esta célula. con 3. su rama
ascendente; 4, su rama descendenU:: s. de la base del asta posterior; por último, en los
sus c<>laterales. (En el lado derecho se
engrosamientos cervical, lumbar y sacro, estos
han representado cuatro células análc:caa.)
dispositivos se enriquecen con una columna cen-
tral y una columna posterolateral. En el adulto se encuentran elementos celulares más
o menos agrupados que corresponden a estas columnas primarias.
Como anteriormente, estudiaremos estas agrupaciones celulares según su función ,
es decir: 1.0 , la topografía de las células somáticas o estriomotrices; 2.0 , la topografía
de las células de la medula gris vegetativa; 3.0 , la topografía de las células cordonales.
MEDULA ESPINAL
irea vlscerosenslttva------
área vtsceromotrlf. - - - -
sustancia gris vegetativa se pueden individuar varios ntkleos, de los cuales el prin-
cipal es el núcleo del asta lateral o columna intermedioextema (fig. 527, A), que co-
rresponde al tractus intermediolateralis que hemos descrito. Esta columna es muy vi-
MEDULA ESPINAL
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si ble en la medula torácica; sin embargo, está fragmentada y, por este hecho, pre-
senta en cortes longitudinales un aspecto en cuentas de rosario, moniliforme. Los
primeros nidos celulares de esta columna son muy densos en e•, D 1 , D', n•; son los
segmentos medulares que corresponden al ce11tro cilioespinal de Budge. Más abajo,
nuevos nidos celulares densos corresponden al centro cardiaco, y, más abajo aún, al
centro esplácnico. Los axones de las células de esta columna penetran en las raíces
anteriores.
Detrás del conducto ependimario, LARUEI.LE describe un núcleo comisura! poste-
rior, que «enlaza las dos partes simétricas». Las dos columnas intermedioexternas,
derecha e izquierda, están, pues, unidas a tantas cinturas celulofilares transversas como
nidos cuentan. LARUELLE da justamente el nombre de células intercaladas a estas neu-
ronas transversales, indicando, con este término, que están intercaladas en la corriente
vegetativa.
A cada lado del conducto ependimario existen nidos de pequeñas células de eje
mayor longitudinal y, por tanto, paralelas al conducto. LARUELLE da a esta nueva
agrupación el nombre de columna intermediointerna o paraependimaria, por oposi-
ción a la columna intermedioexterna, ya descrita (fig. 527, A). Es muy visible en los
segmentos cervicales superiores y en la medula lumbar (L' y L') (fig. 527, B).
La medula sacra abunda en células vegetativas (figs. 528, A, ·n y C). 1.º Se en-
cuentra en este í1ltimo segmento de la medula espinal el homólogo de la columna
intermedioexterna, de la que hemos hablado antes; es la column'a intermedioextema
de la medula sacra. Aparece con nitidez a la altura de s•. En su origen es interna,
pero al descender recobra la situación lateral externa. Funcionalmente, representaría
el ortosimpático sacro, es decir, el centro de la inervación simpática de los órganos
pelvianos. 2.° Con el nombre de columna en franja de la medula sacra (fig. 528),
LARUELLE describe una columna celular extendida de S1 a s•. Al principio situada
en la parte más anterior del asta anterior, se inclina más abajo hacia atrás y afuera.
Las células de esta columna tienen caracteres particulares : están menos estriadas que
las células de tipo vegetativo y son más pequeñas y menos multipolares que las células
del tipo estriomotor. Sus prolongaciones se entrelazan, y de ahí el aspecto de una
guirnalda, de una franja, bien visible en los cortes longitudinales. Esta columna está
en conexión con los núcleos somáticos de las astas anteriores. Para LARuELLE, la seme-
janza de su. estructura con la del núcleo dorsal del neumogástrico permitiría que
fuese considerada como representativa del parasimpático pelviano. Según este anato-
mista, sería, o bien un centro de inervación de la musculatura estriada de los órganos
pelvianos (esfínter estriado de la vejiga y del ano, elevador del ano, etc.) o bien un
centro de coordinación entre los aparatos musculares liso y estriado de la pelvis
menor, que están destinados a desempeñar actos complicados, como son la micción,
la defecación, el acoplamiento. ·
3.° Células nerviosas del asta posterior. - El asta posterior, a su vez, nos pre-
senta: 1.º, la columna de Clarke; 2 .0 , el grupo de la sustancia gelatinosa de Rolando,
y 3.0 , células solitarias.
a) Columna de Clarke. - La columna de Clarke (fig. 259, 1) se encuentra situada
en la parte interna de la base de las astas posteriores, un poco por detrás de la comi-
sura. Este grupo celular, indicado por SnLLING, pero sobre todo bien descrito por
I ocKHART CLARKE, lleva indiferentemente los nombres de núcleo dorsal de Stilling o de
columna vesicular de Clarke. Estos dos términos son sinónimos, pero el último parece
haber prevalecido en el uso.
Vista en sección horizontal, la columna de Clarke tiene la forma redondeada o
ligeramente oval, con eje mayor anteroposterior. En tanto que su mitad externa
forma cuerpo con la sustancia gris del asta posterior, su mitad interna se halla en el
seno de la sustancia blanca del cordón posterior (fascículo de Burdach).
MEDULA ESPINAL
Vista en secc1on longitudinal, sólo ocupa una parte de la medula espinal; em-
pieza, por abajo, a nivel del segundo nervio lumbar, se extiende luego sin interrup-
ción por toda la altura de la medula dorsal y termina, por arriba, a nivel del octavo
nervio cervical. La columna de Clarke caracteriza, pues, a la medula dorsal, y basta
comprobar su presencia en un corte para afirmar que este corte no pertenece ni a
la medula cervical ni a la medula lumbar. Conviene hacer observar, no obstante,
que si la formación vesicular de Clarke falta en la medula cervical y en la medula
lumbar como tal grupo celular claramente diferenciado, no falta allí por completo:
está representada, como ha establecido STILLINC primero y luego WALDEYER, por
células nerviosas, raras y diseminadas sin
duda, pero idénticas morfológicamente a
las que constituyen las columnas de Clar-
ke. Estas células, que llamaremos células
de Clarke, pueden seguirse, por el lado 4•
distal (hacia abajo), hasta el origen del
nervio coccígeo. Por el lado proximal (ha-
cia arriba) se superponen asimismo, aun-
que son bastante escasas, en toda la lon-
gitud de la medula cervical, prolongán-
dose hasta el bulbo, donde un núcleo nue-
vo de von Monakow, es con toda probabi-
lidad homólogo de la column.a de Clarke.
e) Las células de la primera zona ocupan la capa zonal de WALDEYER, es decir, esta
capa delgada que separa la sustancia de Rolando propiamente dicha de la zona de Lissauer :
son las células limitantes de CAJAL. Son relativamente voluminosas, triangulares o fusiformes,
con el eje transversal. Su cilindroeje se dirige primero de atrás adelante a la sustancia
~latinosa; luego, oblicuamente hacia · fuera, se dirige a la parte posterior del cordón lateral,
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
donde termina conviniéndose en una fibra de cordón. Las células de esta primera zona son,
pues, células cordonales (fig. 528, 5).
(3) Las células de la segunda zona, situadas en plena sustancia gelatinosa, son células
muy pequeñas, fusiformes como las precedentes, pero con el eje mayor anteroposterior. Son
también células cordonales, que envían su cilindroeje, ya al cordón lateral; ya al cordón
posterior.
y) Las células de la tercera zona, las más anteriores del grupo, ocupan la parte más
anterior de la sustancia gelatinosa. Son células estrelladas. Su cilindroeje se agota, después
de múltiples di visiones, en la misma sustancia gris, o bien, escapándose de Ja sustancia
gris, va a terminar, como el de las cé-
lulas precedentes, en el cordón o en Ja
parte posterior del cordón lateral. Estas
células de Ja tercera zona son, pues, de
dos órdenes: unas son células cordona-
Jes y las otras pertenecen a Ja categoría
de las células de Golgi tipo 11 (células
de cilindroeje corto).
{ l ) Reservamos la palabra cordón para cada una de las tres divisiones principales de Ja sustancia
blanca de la medula, y emplearemos la de fasefeulo para desi¡m ar las divisiones secundarias de los cordo-
nes. As! pues, diremos f uscleulo de Burdach en lugar de cordón de Burdach, f<Uflculo de Goll en lugar de
cordón de Gol/, etc.
S ISTEMA NER VIOSO CENTRAL
vimos, un trayecto directo. Sin embargo, a medida que descienden por la med ula, se
inclinan hacia la línea media, sucesivamente, unas tras otras, paquete por paquete;
alcanzan así la comisura blanca anterior, la atraviesan y pasan al lado opuesto. Final-
mente se d irigen a las astas anteriores y aquí se resuelven en arborizaciones o ramilletes
terminales q ue rodean las grandes células motoras situad as en esta asta.
Considerado desde el punto de vista puramente morfológico, el fascículo pirami-
dal d irecto es un comp uesto de fibras nerviosas, que van de las células motoras cere-
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FIG. 531
A, vla mot rl% piramidal (en r ojo!: 1, rasclculo ptramldal directo. - 2, t asclculo piramidal cruzado.
B , vla oenelttva ( m a zu!J : 3 , corddn de Goll. - 4, oorddn de B urdach. - 5, trlAngulo de Gombault y P hi·
llppe. - 6, centro oval de F lechstg. - 7. fascículo en vírgula de Bcbultze. - 8, zona cornurradlcula r. - 9. zona
cornucomtsur al .
c . vía cerebelosa (tn vtrdt J : to. fascículo de Gowe.rs. - 11, t ascfculo cerebeloso directo.
D. vfa motriz extraplramldal (tn anaranjado): 12, ta9Cfculo r ubroesplnal. - 1 3, tascfculo vesttbuloe.splnal. -
14 , fascículo t riangula r de H ellweg. - 15, f ascículo t ectoe!l>lnal. - 1 6. fascículo lateral profundo. - 16', t aa-
cfculo en semtluna. - 17. asta anterior . - 17.. raíces anteriores. - 1 8. asta Posterior. - 18', rafees paste·
rlor es que a tr aviesan la zon a de Llssauer .
NOTA . - Al t a.aciculo de Gowera corresponde una v!a de 1tn1fbfUda d pr ofunda fncon1cfente.
3.0 Otras vías del cordón anterior. - Vías descendentes subcorticales. -Aparte
de Jos fascículos que acabamos de describir, se encuentran también fibras descendentes,
la mayoría de las cuales entran en el dominio de lo que denominaremos más tarde las
vías motrices extrapiramidales. Estas fibras están agrupadas en pequeños fascículos. Se
distinguen tres:
a) El fascículo del contingente tectoespinal desciende de los tubérculos cuadrigé-
minos anteriores. En el cordón anterior está situado detrás del fascículo piramidal
directo.
b) Un contingente que podemos denominar reticuloespinal y que comprende
fibras descendentes del fascículo longitudinal posterior, del núcleo de Dartschewitch,
SISTEMA NERVIOSO CE!\TRAL
4.° Comisura blanca. - La comisura blanca anterior de la medula, que .une entre
sí los dos cordones anteriores y que ya hemos descrito anteriormente desde el punto de
vista de su forma, de sus relaciones y de sus dimensiones, comprende los elementos
más di versos.
Encontramos en ella, ante todo, en su parte anterior: 1.0 , las fioras del fascículo
piramidal directo o fascículo de Türck, que allí se entrecruzan con sus homólogas del
lado opuesto para alcanzar luego los núcleos motores del asta anterior, donde terminan ;
2 . 0 , las numerosas fibrillas colaterales que emiten estas últimas fibras durante su tra-
yecto, las que, a su vez, se entrecruzan en la comisura. A estas colaterales del cordón
anterior van a unirse cierto número d e otras colaterales procedentes de los cordones
laterales.
Encontramos luego todo un sistema de fibras, igualmente transversales y cruzadas,
que emanan de las células cordonales heterómeras de la sustancia gris, ya del asta
anterior, ya del asta posterior: estas fibras, como sabemos, se dirigen, después del
entrecruzamiento, al cordón anterior o al cordón lateral.
1.° Fascículo cerebeloso directo. - El fascículo cerebeloso directo (fig. 531, 2 y 3),
bien descrito por vez primera por FLECHSIG, ocupa la parte posterior y superficial d el
cordón lateral. Aparece, en la corteza de la medula, bajo la forma de una tirilla apla-
nada transversalmente y muy delgada. Topográficamente se extiende, en sentido an-
teroposterior, desde el surco colateral posterior hasta cerca de una línea transversal
que pasaría por el conducto del epéndimo. Su cara externa, convexa, corresponde
a la piamadre. Su cara interna, cóncava, abraza el fascículo piramidal cruzado y una
parte, la más posterior, del fascículo de Gowers. Su extremo posterior confina con la
parte más trasera del asta posterior, de la que está saparada, sin embargo, por la zona
marginal de L1ssAUER. Su extremo anterior, en fin, corresponde al fascículo de
Gowers.
Considerado desde el punto de vista de su constitución anatómica, el fascículo
cerebeloso directo está formado por fibras longitudinales, que tienen su origen en la
columna de Clarke y en las células que, en la medula lumbar y en la medula cervical,
son las homólogas de esta columna. Ya hemos visto, al hablar del asta posterior, el
MEDULA ESPINAL
trayecto complejo que siguen las fibras eferentes de las células de Clarke, pero quizá
no sea inútil recordarlo aquí: partiendo de la cara anterior de la columna (fig. 533, 2),
estas fibras se dirigen primero hacia delante, hasta el nivel de una línea transversal
que pasa por el conducto del epéndimo ; luego, acodándose hacia fuera , se dirigen
horizontalmente hacia el cordón lateral ( fascículo cerebeloso horizontal de FLEcHs1c)
y, una vez llegadas a la parte superficial de este cordón, se curvan hacia arriba para
hacerse verticalmente ascendentes y constituir así, en su conjunto, el fascículo cercbelo-
so directo (3). Suben entonces, sin interrupción y sin entrecruzamiento (de ahí el
nombre de directo dado al fascículo que nos ocupa), hasta el bulbo y el cerebelo por
el pedúnculo cerebeloso inferior, en el que
2
volveremos a encontrarlas.
Las fibras del fascículo cerebeloso di-
recto, como todas las fibras de largo tra-
yecto, pertenecen a la categoría de las fi-
bras gruesas (10 a 15 µ). No aparecen bien
agrupadas sino en la parte superior de la
medula lumbar. El fascículo aumenta rá-
pid amente de volumen a medida que se
eleva en la medula dorsal ; pero recibe po-
cas fibras de la medula cervical. Pertenece,
pues, en propiedad a la m edu la dorsal.
Sus fibras, siendo ascendentes con relación
a sus células de origen, degenera n de aba-
jo arriba en caso de lesión de la medula
y corresponden a la transmisión centrípeta
de las impresiones. Pero, ¿cuál es la natura-
leza de las impresiones que las células de FIG. 533
Clarke transmiten al cerebelo? Desde DÉJE- Fascículo cerebeloso horizontal (esquemática).
RI NE se admite que pertenecen a la sensibi- 1, columna de Cl arke. - 2 , tascfculo cerebctoso ho-
rizontal. - 3. tasciculo cerebeloso dlrecto !no es mis
lidad profunda del miembro inferior y de que la conttnuacldn del precedente). - 4 , ttbrns radl-
culares posteriores. con 4 •. sus arbortz.aclones t~rm 1 nales
la mitad correspondiente del tronco. a lrededor de las células de la columna de Cla.rke.
2.° Fascículo piramidal cruzado. - ·El fascículo piramidal cruzado (fig. 53 1, 2),
situado delante del precedente, toma su nombre de fascículo piramidal porque, a nivel
del bulbo, ocupa, como el fascículo piramidal directo, la columna de sustancia blanca
llamada pirámide. Por otra parte, se llama cruzado porque ocupa, en la medula, el lado
opuesto del que ocupaba en su trayecto encefálico. A nivel de la parte inferior del
bulbo es donde dicho fascículo cruza la línea media y cambia de lado.
Morfológkamente, el fascículo piramidal cruzado, que se designa también; tenien-
do en cuenta su situación, con el nombre de fascículo piramidal lateral, tiene la
forma de un grueso cordón, redondeado u oval en la región ·cervical, más o menos
triangular en las regiones dorsal y lumbar. De sus dos caras, la externa corresponde
en parte al fascículo cerebeloso directo y en parte al fascículo de Gowers ; la interna
mira a la columna gris central, de la que está separada por el fascículo la teral pro-
fundo. Su extremo anterior excede apenas, aun en las regiones donde está más desa-
rrollado, de una línea transversal trazada por la comisura gris. En la parte superior
de la medula cervical (de C' a C') el fascículo es superficial debajo de la piamadre a
consecuencia del desplazamiento del fascículo cerebeloso directo. Lo mismo ocurre
en la medula lumbar, en la que el fascículo cerebeloso no existe.
A medida que desciende, el fascículo se agota. Sus últimas fibras llegan, sin em-
bargo, hasta el filum terminale (DÉJERINE y THOMAS). ·
El fascículo piramidal cruzado se compone de fibras longitudinales de largo
trayecto (vías largas), que nacen , por arriba, en las células piramidales de la zona
u. - 22
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
El fascículo de Gowers es, pues, un fascículo sensitivo cruzado, es decir, que sigue
en el cordón lateral de la medula espinal el lado opuesto a aquel en que tiene su
origen. Sin embargo, algunos autores admiten en el fascículo de Gowers cierto nú-
mero de fibras directas, es decir, de fibras que proceden del asta posterior correspon-
diente. Pero estas fibras son siempre en pequeña cantidad. Las fibras cruzadas consti-
tuyen siempre la casi totalidad del
fascículo. Aparece a la altura del 2
primer segmento lumbar y aumenta
rápidamente de volumen en la me-
d~la DdoÉrsal y la medul~ cervic~l. _se- ----- IJ
gun 1
JERINE, transmite as mc1ta-
ciones sensitivas profundas del tron-
co,. del cuello y del miembro supe- _5
rior del lado opuesto.
Las secciones quirúrgicas de los
cordones de la medula o cordoto-
mías, hechas por SICARD y ROBINEAU, ___ J'
confirmaron que está destinado a la
conducción de la sensibilidad pro-
funda y no a la de las sensibilidades
dolorosa y térmica como se había ----- 11'
creído al principio.
El fascículo de Gowers, después
de haber abandonado algunas fibras
a la altura del bulbo, pasa, no al ·pe· f - - ·-·---2
dúnculo cerebeloso inferior, sino a
la proximidad del pedúnculo cere-
beloso superior, y viene a terminar
en la corteza del cerebelo.
cuentra un cuarto fascículo, que se Figura esquemática que muestra, en dos secciones
designa, por su situación, con el de medula sobrepuestas, el modo de constitución de
los principales fascículos del cordón anterolateral.
nombre de fascículo lateral profun-
I. fasclculo piramidal directo. - 2, taaclculo piramidal cru-
do (fig. 531, 16). Es el fascículo li- zado . - 3. raoclculo cer•beloao directo. - 4 , raoclculo de Oo-
wers. - l', 2', 3•, 4 ', las tlbras constitutlvaa de estos diveraos
mitante lateral (seitliche Grenzs- fascículos. - 5, columna de Clarke.
chicht) de FLECHSIG. Las fibras que
entran en la constitución de este fasciculo pertenecen a la categoría de fibras finas: su
diámetro varía ordinariamente de 2 a 5 µ. Provienen de las células cordonales del asta
posterior, del asta lateral y del asta anterior. Al salir de la sustancia gris toman una
dirección longitudinal y, después de un trayecto variable, pero siempre muy corto (son
vías cortas), entran de nuevo en la sustancia gris para terminar allí en forma de arbo-
rizaciones libres. Estas fibras, como se ve, reúnen entre sí los planos sucesivos (pero
vecinos) de la columna gris central; son fibras de asociación longitudinales de trayecto
corto (fibras espinoespinales).
6.° Fibras de las vías extrapiramidales. - Junto a estos fascículos bien indivi-
duados, se encuentran fibras que corresponden a las vías motoras extrapiramidales.
Se agrupan en fascículos distintos de los fascículos precedentes o mezclados a ellos. Son:
a) El fascículo rubroespinal de Von Monakow. Está formado de fibras nacidas
del núcleo rojo, que, después de entrecruzamiento, descienden a la formación reticu-
lada de la protuberancia y el bulbo y se sitúan en la medula por delante del fascículo
piramidal; de ahí el nombre de fascículo prepiramidal que les ha dado THOMAS.
A veces, estas fibras se mezclan más o menos con las del fascículo piramidal cruzado
Este fa scículo pertenece a la vía motriz extrapiramidal.
b) Las fibras vestibuloespinales, análogas a las encontradas en el cordón anterio1,
es decir, que tienen el mismo origen e igual significación y descienden por detrás del
fascícu lo de Gowers.
c) El fascículo cerebeloso descendente de Marchi, mal individuado en el hombre,
está sujeto a variaciones. Cuando existe, se sitúa en la superficie del cordón lateral
cerca de las ralees anteriores.
d) El fascículo triangular de Helweg. Sólo está bien desarrollado en la medula
cervical superior. Está situado delante del fascículo de Gowers. Sus fibras proceden
de la región subtalámica (fascículo ventral de la calota) y de la oliva bulbar (fascículo
olivoespinal).
Las fibras de todos estos fascículos terminan por arborizaciones libres alrededor de
las células motoras de las astas anteriores de la medula.
Estas dos clases de fibras, como se ve, son perfectamente distintas por su origen.
Pero lo son también por su naturaleza, y, por lo tanto, conviene estudiarlas por
separado.
mezcladas con las fibras endógenas (véase más adelante), toman la vía de la vírgula
de Schultze y de la zona cornucomisural ; por último, las fibras más largas de estas
fibras descendentes que proceden de las raíces posteriores dorsales, lumbares y sacras,
se mezclan con las fibras endógenas descendntes que siguen la vía del fascículo de
Roche, del centro oval de Flechsig y del triángulo de Gombault y Philippe. Se sepa-
-···--¡·:.
-=~ .:-~.
5"
5
-- ---- . "
1
3 2
FIG. 538
Trayecto intramedular del fascículo
radicular posterior.
1, mitad lzqulerd& de !& medula espinal, Tlsla. por
.¡, ~u cara posterior. - 2, 1urco medio poaterlor. - 3 .
surco colateral posterior. - 4 , rafees pastertoree, con
FIG. 537 4 ' , aua pngltos - s, fascículo radicular del cordón
r><>sterlor, con 5', au primera etapa (al lado Interno
Esquema para demostrar el trayecto y la ter- del asta posterior} : 5", su segunda etapa (en la.
parte media del faacfculo de Burdach): 5 '" , 1u urce·
minación de las fibras radiculares posteriores. ra etapa (en el tasclculo de Golil.
1. 1. dos trozos de la medula cer.,.tcal. - 2. un trozo aa. bb. ce. planos bort?.ontalea, a cuyo nivel se han
de bulbo. - 3 , 3, columna de Clarke. - 4 , ndcleo practl<'ado los tres cortes transversales representados
de Goll. - 5, ndcleo de Burdach. - 6, tres llbras en la t lgura •lirulente.
radiculares 'J)08tertorea, con 6'. su pn¡llo. - 7 . au Se ve que el fascfculo radicular de un ner-.lo cual·
rama de bifurcación descendente . - 8, rama aseen· qulera (5) es de ·manera gradual rechazado hacia. den-
dente corta (11fa corto). - 9. rama. ascendente me· tro Por los fascícu los radiculares aubyacentea, que
dlana (también vfa corta). - 10, rama ascendente larsa sucest va mente efectúan 1a1 mismas etapas Q.ue el tas·
hfa laroaJ. clculo 5.
ran así del asta posterior para llegar progresivamente del cordón de Goll a la medula
lumbar. Estas fibras descendentes, como vamos a ver, no tienen la importancia ni la
sistematización de las ramas ascendentes.
b) Ramas ascendentes. - Hay que establecer una distinción entre las que pro-
vienen del grupo radicular externo (fibras finas) y las que nacen del grupo radicular
interno (fibras gruesas). Las primeras, muy cortas, penetran, inmediatamente después
de su origen, en la cabeza del asta posterior y terminan por arborizaciones libres que
entran en relación con las células nerviosas de la misma asta; como se ve, no atra-
viesan en modo alguno el cordón posterior, y, por consiguiente, no toman parte alguna
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
en la constitución de este cordón. Las segundas, las que tienen su origen en las fibras
radiculares gruesas, ocupan primero la parte interna de la zona de Li ssauer. Dirigién-
dose Juego hacia delante y adentro, rodean el vértice de sustancia gelatinosa de
Rolando y terminan en el cordón posterior, formando en conjunto un fascículo volu-
minoso, que llamaremos en adelante fascículo radicular del cordón posterior. Notemos
desde luego que este fascículo no contiene todas las fibras de la raíz posterior; no com-
prende siquiera todas las fibras del grupo radicular interno, sino solamente (esto se
desprende de las líneas que preceden) las ramas de bifurcación ascendente de estas
últimas fibras.
A B e
FIG. 539
Secciones transversales de la medula para poner de manifiesto el fascículo radicular: A, en su
primera etapa (al lado interno del asta posterior); B, en su segunda etapa (en la parte media
del fascículo de Burdach); C, en su tercera etapa (de lleno en el fascículo de Goll).
Estas tres secciones A, B, C, se han pract icado, por lo que se ret:tere al tascfcUlo radicular, a. nlvel
de los tres planos aa, bb, u, de la ti.gura precedente.
gris d e la medula para expansionarse alrededor de las células del asta posterior, de
la columna de Clarke, de la zona intermedia, del tracto intermedio lateral; algunas
(colaterales reflejas) penetran en el asta anterior para llegar a las células radiculares
anteriores. Ninguna de estas fibras colaterales penetra en el cuerno posterior opuesto.
- - - _f
-- - - _3
_____ __ !¡.
_________ z
FIG. 546
Medula cervical en un caso de tabes (a la derecha, esquema; a la izquierda, coloración
por el método de LoYEZ).
(Las partes degeneradas están en claro en la. parte Izquierda. de la. O¡ura.. )
1. :tona cornucomlaural. - 2. zona. cornurradlcular. - 3. f&scfculo de Goll. - 4. fascículo de Burdtch.
670 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Según DtJERINE y SPILLER (opinión confirmada por ScHAFFER), únicamente la parte dorso-
mediana del triángulo de Combault·Philippe estaría formada por las fibras endógenas. Su
porción externa se hallaría constituida por las ramas descendentes de las raíces más superiores
del cono terminal: tendria, pues, un origen radicular o exógeno.
17!__"(\
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8 __________________ /
Fic. 548
A. vla motriz piramidal (<n rojo): 1, t asclculo piramidal directo. - 2. tasclcu lo piramidal cruzado.
B, vla sen•IUva (<n a zul!: 3. tasclculo de Goll . - 4. !asclcu lo de Burdacb . - 5, trlá.~ulo de Oomb&uit y Pbl-
ll ppe. - 6, centro oval de Flechstg. - 7, fascículo en vírgula de Scbultze. - 8, zona cornurradicular. - 9 . U)D&
cornueomlsural.
e, vía cerebelosa ( tn verde) : 10 , tascfculo de Gowers. - 11, tascfculo cerebe1090 directo. ·
D. vla motriz extraplramldal <en a naran j ado!: 12 . taodculo rubroesplnal. - 13, !asclcuJo vestlbuloesplnal. -
14. taoclculo triangular de Hellwen. - 15, !uclculo t ectoespl nal.
16, rascloulo profundo del cordón anterolateral. - 16'. tasctculo en semtluna. - 17 , cuerno anterior. - 17',
rafees anteriores. - 18. cuerno postetlor. - 18' . raíces posteriores que- atraviesan la zona. de Llssauer.
MEDULA ESPINAL
CORDONES FASCÍCULOS
por desaparecer. Esta atenuación gradual de los dos fascículos piramidales se explica
claramente por el hecho de que dichos fascículos, du-
rante su trayecto, mandan continuamente fibras a las
astas anteriores y no reciben otras nuevas. Se admite
en general que el fascículo piramidal directo acaba en la
parte inferior de la medula dorsal, y el fascículo pira-
midal cruzado, cerca de fa cuarta raíz lumbar. DÉJERINE
y THOMAS han demostrado que estos dos fascículos llegan
un poco más abajo: han podido seguir (4 veces de
cada 5) al fascículo piramidal directo hasta la primera
raíz lumbar inclusive, y al fascículo piramidal cruzado
hasta el tercero y el cuarto pares sacros.
{3) El fascículo cerebeloso directo aparece en la
última dorsal o primera lumbar, y como recibe de con-
tinuo fibras a medida que se eleva, su volumen aumen-
ta progresivamente de abajo arriba.
y) El fascículo de Gowers aumenta también de
abajo arriba y por las mismas razones. Ocupa toda la
altura de la medula, desde la parte inferior del engro-
samiento lumbar hasta el bulbo y la protuberancia.
o) El fascículo fundamental anterolateral conserva
eh toda la altura de la medula un desarrollo casi inva-
riable, y esto se comprende: a medida que sus fibras
Dz
e
entran en la sustancia gris para terminar en ella, re-
cibe de esta misma sustancia gris nuevas fibras que
remplazan a las que ha perdido. Es de notar, sin em-
bargo, que aumenta de volumen en los engrosamientos
cervical y lumbar.
e) El fascículo de Goll, formado de fibras largas,
constantemente engrosado por los paquetes que le apor-
ta cada raíz (véase fig. 54~). aumenta de abajo arriba,
como el fascículo de Gowers y el fascículo cerebeloso
directo.D
~) En cuanto al fascículo de Burdach, no siendo
en gran parte sino un lugar de paso para las fibras ra-
diculares que en definitiva se dirigen a las astas poste-
riores, no aumenta regularmente. Se separa poco de sus
dimensiones medias, y sus variaciones, meramente loca-
les, están en relación con la importancia de las raíces
[. posteriores correspondientes.
ya muy compleja, y luego porque nos parecía poco racional describir, ni con la sus-
tancia gris ni con la sustancia blanca. formaciones histológicas que pertenecen a la
vez a una y a otra, a la sustancia blanca por su origen y a la sustancia gris por su
terminación. Su estudio, mezclado con el de la sustancia gris o de sustancia blanca,
hubiera sido necesariamente dividido y, por lo tanto, muy difícil de seguir en medio
de descripciones extrínsecas. Ahora, cuando las dos sustancias espinales nos son cono-
cidas, será mucho más fáci l.
1.0 Disposición genera l de las cola t erales de los cordon es. - Las colaterales de
los cordones medulares son fibras muy finas (fig. 550), que se separan en ángulo recto
2
FIG . 550
FIG. 551
Segmento de medula visto a lo
largo para demostrar la disposi- Sec~ión transversal de la medula dorsal de un perro recién
ción de las colaterales. nacido, que muestra la disposición general de las colate·
1, sustancia blanca. - 2, austancta
rales de los cordones (según RAMÓN Y CAJAL).
¡¡ria. l . surco colateral anterior. - 2. surco colateral p<>sterlor. - 3. con.
Se ven ftbraa nervtosaa fcllindroejea) <lucto del e~nd l mo. - 4 , colaterales de los cordones anteriores. con
que ae dirigen al cordón blo.nco, donde 4 '. eu tasctculo cruzado. - 5, colaterales del cordón lateral, con 6', 5".
ee dlvh1en cada una en una rama aseen· dos talK'fculos cruzados que pasan a la comisura gris. - 6, oc>laterales
dente y una rama d'escendent.e: de una del cordón posterior. con a, colaterales para el asta posterior (primer
y otra de estas ramas parten numeroaaa erupoJ : b, colaterales para el asta posterior (segundo grupo): e, colat.-
colaterales que vuelven a la auataDcla rales para la columna de Clarke (tercer grupo); d. colat.eralH I>AJ'& Ja
¡¡rll. comisura (cuarto ¡rrupa).
de las fibras nerviosas de los cordones y se dirigen luego hacia la ·sustancia gris central,
siguiendo, en el plano horizontal, un trayecto convergente y más o menos radiado.
Llegadas a la sustancia gris, se dividen, se subdividen y finalmente se resuelven cada
una en una arborización terminal libre. Los úlúmos ramúsculos de esta arborización
ofrecen de ordinario, en su trayecto, numerosas sinuosidades, dando origen, en ángulo
recto, a pequeños brotes y terminando en una nudosidad (CAJAL). · Se entremezclan
primero con los ramúsculos de las arborizaciones vecinas, y luego con las otras fibras,
de origen y significación diversos, que encuentran en la medula (prolongaciones pro-
toplasmáticas de las células nerviosas, arborizaciones cilindroaxiles de las células de
Golgi tipo IJ, fibras de la neuroglia, etc.). De ello resulta la formación , en toda la
extensión de la sustancia gris, d e u n vasto retículo (fig. 551), de mallas muy irregu-
lares y muy estrechas, absolutamente inextricables. Recordaremos, sin embargo, que,
por complejo que sea este retículo, nunca es una red en el sentido exacto de la
676 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
y que se dirigen Juego, siguiendo el trayecto indicado más arriba, hacia las células
motoras correspondientes del asta anterior. La figura 552 nos muestra también estas
colaterales sensitivomotoras; pero una de ellas, indicada por Ja cifra 4, presenta una
disposición particular: en lugar de ir directamente a la célula motora del asta ante-
rior, sus ramificaciones terminales se pierden alrededor de una célula de asociación (6),
la cual, a su vez, envía colaterales a un número más o menos considerable de células
motoras. Gracias a esta célula de asociación, la colateral 4 tiene bajo su dependencia
todas las células motoras p recitadas: todos los músculos accionados por estas células
motoras entran en contracción, bajo Ja sola influencia de la excitación que lleva a la
medula la colateral 4.
/3) Las colaterales del segundo grupo (fig. 55 1, b) atraviesan la sustancia de R o-
lando en una serie de pequeños fascículos meridianos, y van a formar delante de ella,
en el núcleo de la cabeza, un plexo extremadamente apretado.
y) Las colaterales del tercer grupo (fig. 5,51, c) se dirigen a la columna de Clarke.
Sus fibrillas terminales, muy finas, muy apretadas, se disponen en una serie de peque-
ños plexos circulares, cada uno de los cuales rodea a una célula nerviosa. Las células
nerviosas se encuentran contenidas en estos plexos como en un nido : son los nidos
pericelulares de algunos autores.
o) Las colaterales del cuarto grupo (fig. 551, d) son fibras comisurales transver-
sas, que van de un lado a otro de Ja medula. Forman en su conjunto un pequeño
fascículo arciforme, de concavidad d irigida hacia atrás, cuya parte media corresponde
a la parte más posterior de la comisura posterior y los dos extremos al fascículo de
Burdach.
La medula espinal, como todos los demás segmentos del neuroeje, posee, aparte sus
elementos nerviosos, un aparato de sustentación, que se designa, desde V1RCHOw, con
el nombre de neuroglia. Se compone, aquí como en otras partes, de dos clases de
células, ambas provistas de prolongaciones más o menos largas: las células ependi-
marias y las células neuróglicas, cuyos caracteres generales hemos dado. Indicamos aquí
solamente las particularidades que presentan en la medula espinal.
Vistas en una sección transversal de la medula embrionaria (fig. 555), las células epen-
dimarias se disponen diversamente en la parte anterior, en la parte posterior y a los lados.
En la parte anterior, las prolongaciones periféricas de las células ependimarias, a la vez
muy gi:uesas y muy numerosas, se dirigen, desde la pared anterior del conducto del epén-
dimo, al surco medio anterior; las prolongaciones vecinas de la lfnea media siguen un tra-
yecto francamente sagital; las otras, las que son laterales, describen una ligera curva de
concavidad interna. Estas prolongaciones anteriores constituyen, en su conjunto, una for-
mación de aspecto especial (fig. 555, 6), a la que RETZIUS ha dado el nombre de cono epen-
678 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
dimario anterior. En la parte posterior volvemos a encontrar una formación análoga, aunque
algo menos desarrollada. También aquí vemos un paquete de prolongaciones más o menos
apretadas unas contra otras y dirigidas todas en sentido sagital, que reúnen la pared pos-
B
FIG. 554
A, corte longitudinal y ttont.:11 del conducto ependlmarJo, nlllo de algunos días. Méotodo de GOLGI (según C4JALl .
B . células neurógllcaa de la regldn arta central y de laa partes póxtmas de la sustancia blanca, medUla. de un
n iño de ocho días. Método de GoLGt ¡_,in C•U~).
terior del conducto central con el surco medio posterior de la medula : es el cono ependimario
posterior de RErzms. Este cono ependimario posterior persiste en el adulto, y él es el que
forma el tabique medio posterior de la medula. Durante mucho tiempo se ha considerado este
5
F1G. 555
Sección horizontal de la medula de un embrión de tres centímetros, para demostrar
las células ependimarias y las células neuróglicas en vía de evolución (según Rrnrns).
1. conducto central. - 2."' surco medJo anterior. - 3. surco medlo poatertor. - 4 . sustancia blanca. - s. sus-
tancia ¡rLs. - 6, cono ependlmarto anterior. - 7, cono epend.lmarto posterior (futuro tabique medio 1><>sterton. - 8 .
c6l ulas ependlmarta.s. - 9, g· , células neurógltcas en d.lveraos gradca de deu.rrollo: la mayor parte de ellas han
perdJdo su prolonpción central y ae han separado mú o menos del conducto epen41marlo ; al¡unaa, especialmente
Ja. que esu. indicad& Por la cifra. 9, tienen ya cierto número de prolongaciones de nueva formación. - 10. c61ula.s
ne~rOC'licaa (antirnaa ~lulas ependlmartas>. orientadas en penttdo radial en relación con el tabique medio posterior.
MEDULA ESPINAL 679
tabique como una prolongación de la piamadre, que se insinuarla en el surco medio poo-
terior, extendiéndose desde allí, rellenando dicho surco, hasta la comisura gris. Pero el
cilindro medular no está en modo alguno dividido, en su parte posterior, por una hendidura
profunda. El surco medio posterior es, como hemos visto, superficial, y el tabique de sepa-
ración que le sigue hacia delante está formado enteramente por elementos que pertenecen
en propiedad a Ja medula : es, como ha demostrado LENHosstK, un tabique neuróglico, a
cuya constitución es completamente extraña la piamadre. A los lados, las prolongaciones
periféricas de las células ependimarias son muy finas y. sobre todo, mucho más separadas
que en los conos ependimarios anterior y posterior. Hasta faltan completamente a este nivel
de la región que más tarde será el asta posterior y el cordón posterior. Este hecho se explica
por el desarrollo : es consecuencia de Ja reducción gradual que sufre el conducto central
en sentido posteroanterior. A consecuencia de esta relación, las células ependimarias, que
irradiaban hacia el asta posterior y el cordón posterior, han perdido poco a poco todo
contacto con el conducto y se transforman ulteriormente en simples células neuróglicas.
Vemos claramente estas células en Ja figura 555 y comprobamos que, aun cambiando de
naturaleza, han conservado su orientación primitiva. Están todavfa dispuestas en sentido
radiado, no ya con relación al conducto del epéndimo, tal como es ahora, sino con relación
al tabique medio posterior.
2.° Células neuróglicas. - Las células neuróglicas, con sus prolongaciones innu-
merables, que irradian en todos sentidos y forman un rico retículo, constituyen el
elemento esencial del aparato de sustentación de la medula espinal, sin carácter bien
particular.
2.0 Trayecto y división. - Como hemos dicho, el filum terminale desciende pri-
mero entre los nervios de Ja cola de caballo, en el fondo de saco inferior de Ja dura-
madre (fig. 556, 4).
MEDULA ESPINAL 681
3.0 Segmento superior. - El segmento superior del filum (4) mide, por término
medio, 14 centímetros de longitud. Su anchura, medida a g centímetros por debajo
del cono terminal, es d e 90 /! (TouRNEUX).
Histológicamente, este segmento varía mucho según los puntos en que se examina. En
su parte superior presenta todavía todos los elementos que hemos visto a nivel del ven-
trículo de Krause : un conducto central, sustancia blanca, una cubierta de la piamadre,
una arteria y una vena voluminosa y algunos otros vasos de pequeño calibre. Hacia atrás
y a los lados descienden las raíces anterior y posterior del nervio coccigeo y algunos nervios
coccígeos accesorios, formando los 32. 0 y 33·º pares raquídeos.
A medida que nos alejamos del cono terminal, los elementos medulares se atenúan y aun
acaban por desaparecer: el conducto central, a 3 ó 4 centímetros por debajo del véritice del
cono; la substancia nerviosa, un poco más abajo, a 7 u 8 centímetros. La porción inferior
del segmento interno sólo se halla constituida, por consiguiente, por fasdculos conjuntivos
de dirección longitudinal, sirviendo de substrato a los vasos y nervios precitados.
4.0 Segmento inferior. - El segmento inferior del filum (5) presenta una lon-
gitud media de 5 ó 6 centímetros. Difiere del segmento superior por su aspecto, que
recuerda el de los tendones, y también por su fuerza y resistencia, mucho más conside-
rables. Como se comprende, el segmento inferior debe estos caracteres a la vaina dura!,
que se ha sumado a sus elementos propios. En el curso de su trayecto se halla fijado a la
pared anterior del conducto sacro por delgados tractos, que son la continuación del
ligamento sacrodural anterior.
Después, al llegar a la porción inferior del conducto óseo, termina en cierto
número de pequeñas lengüetas divergentes, que van a fijarse, las unas en la primera
pieza del cóccix y las otras en la segunda y también en la tercera.
6. Vasos de la medula
A. Arterias
Estudiaremos: 1. , el modo de formación de la red que rodea la medula;
0
2 .0 , las
numerosas arterias que de esta red penetran en la misma medula.
F1G. 557
Vascularización de la medula espinal.
Esquema que muestra la disposición de las arterias radiculares.
N. B ., nervio raquídeo. - B. A . . rafz anterlor. - R. P .• raíz J)C>Stertor.
l. tronco de la arteria radicular. - 2. eu ram11 antet lo:-. - 3, su rama. posterior. - 4 , a.rterl& espinal ante -
rtor. - s y 5', arterias espinales pasterlores. - 6, ramos que atguen las rafees anteriores. - 7, ramoa perttUtcos .
- 8, arterias del surco medio posterior.
cen. Esto es debido al hecho de que las arterias transversales, al ponerse en contacto
con la medula, se dividen en ramas ascendentes y descendentes que se anastomosan con
las ramas homólogas, de modo que constituyen vasos longitudinales. En el curso
de su desarrollo, éstos se desenvuelven en igual sentido que el mismo órgano y llegan
a ser los conductos de origen de la red que se desarrolla en la piamadre y de la que
parten las arterias terminales.
Otros vasos, que por lo demás tienen la significación general de arterias radicu-
lares, como la arteria vertebral, contribuyen a formar dicha red. Estudiemos ahora
la constitución precisa de la red extramedular.
A la constitución de esta red concurren tres órdenes de arterias, a saber: las arte-
rias espinales anteriores, las arterias espinales posteriores y las arterias espinales la-
terales.
de las arterias espinales laterales (véase más adelante). Se observa con frecuencia
que el tronco espinal anterior, en su trayecto, se divide una o varias veces en dos ramas
laterales que, después de cierto reco-
rrido, se reúnen de nuevo, formando
así (fig. 558), por delante del surco
medio anterior, una serie de elipses
vasculares superpuestas.
l. arterl& vertebral. - 2, arteria ,·ertebral y tronco basilar. - 3 , arteria cerebe1osa posterior e Interior. - 4,
aru-ria espinal anterior. - 5, la misma. anastomosUldose con el ramo ascendente de la arteria. espina l lateral. 6,
- 7. arteria espinal pOstertor, con 8, su rama externa ; 9, au rama interna. - 10 , 11, dos arterias eaptoalee
laterales, aia"ulendo el trayecto de las raíces paatertorea.
(Las letras mayúsculas c. D, L y 8 dealgnan los pares nervloSC\a cervlcalea. dorsales, lumbares y aacro1 :
co. par coccl¡¡eo. I
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
A
f l G. 56o
Esquema de la vascularización arterial de la medula espinal.
A, cara anterior. - B , cara posterior. - R.A., ra!z anterior. - R.P., raíz posterior.
1, 1, tronco de las arterlaa radiculares. - 2. 2, arteria radicular anterior. - 3, 3, arteria radicular posterior.
- 4. arteria. espinal anterior. - 5, 5, arterlaa espinales posteriores. - 6, arteria espinal posterior med.la. - 7,
anastomosis t ransversal entre la espinal anterior y las espinales posteriores. - 8 , arteria media anterior. - 9 , ar·
tecla media posterior.
b) Arterias medias posteriores. - Las arterias medias posteriores (fig. 557) marchan
de atrás adelante a lo largo del tabique medio posterior, emiten durante su curso
algunos ramos finos para la parte interna de los fascículos de Goll, envían uno o dos
ramúsculos a la parte interna de la columna de Clarke y van, por último, a terminar
en la comisura gris, detrás del conducto del epéndimo. Son esencialmente arterias pe-
riféricas.
C. ARTERIAS PERIFÉRICAS. -
Con el nombre de arterias perifé-
ricas designaremos, con D uRET, to-
las las arterias que penetran en la
medula por puntos distintos de
los que acabamos de indicar. Se
cuentan de ordinario de ocho a
diez en una sección transversal de
la medula. Existen constantemen-
te una o dos en el tabique neuró-
glico que separa el fascículo de
Goll del fascículo de Burdach : son
las arter i as interfuniculares de
ADAMKIEWICZ. Las arterias perifé-
ricas corren de fuera adentro en
sentido radiado. Dichas arterias es-
tán principalmente destinadas a la
sustancia blanca.
KADYI señaló Ja existencia, entre las arterias y las venas de Ja medula espinal, de con-
ductos de comunicación mucho más voluminosos que Jos,capilares. ¿Son conductos análogos
a Jos descritos por SuCQUEr con el nombre de conductos derivativos? STERZI, por su parte,
encontró, en Ja medula de las aves, arteriolas que se continuaban directamente con venas
pequeñas.
B. Venas
De las redes capilares de la medula parten venillas, las cuales, al reunirse, for-
man venas, las venas medulares. Las estudiaremos sucesivamente : 1.0 , en la me-
dula, venas intramedulares; .2.º, en la superficie de la medula, venas perimedulares.
Describiremos, finalmente, con el nombre de vías eferentes, las venas que, desde la
red perimedular, se dirigen a las redes e;Ktrarraquídeas.
3.0 Vías eferentes. - Las venas eferentes de la red perimedular se dirigen hacia
los agujeros de conjunción, siguiendo, las unas las raíces anteriores, las otras las
raíces posteriores de los nervios raquídeos. Aquí, como para las arterias, todas las raí-
ces no van acom pañadas por venas ; se cuentan, por regla general, una vena eferente
para d os raíces, algunas veces ouna sola vena para tres raíces.
Estas venas eferentes son de dimensiones variables, las unas voluminosas, las otras
minúsculas. La observación demuestra r especto a este particular, por una parte, que
las que acompañan a las raíces posteriores están más desarrolladas que las que siguen
a las raíces anteriores, y por otra, que en las raíces de los nervios lumbares es donde
presentan su máximo desarrollo.
En los agujeros de conjunción, las venas eferentes de la red perimedular van a
abrirse en las grandes venas que ocupan estos agujeros (venas de conjunción) y, por
su mediación, en las venas extrarraquíd eas: en el cuello, en las venas vertebrales;
en el dorso, en las venas intercostales; en los lomos, en las venas lumbares; en la
pelvis, en las venas sacras laterales.
C. Vías linfáticas
La medula espinal, como las demás porciones del mielencéfalo, carece por entero
de conductos linfáticos verdaderos. La linfa marcha en ella, por una par te, por los
intersticios que separan unos de otros los diferentes elementos histológicos ; por otra
parte, por un sistema de conductos especiales que, con el nombre de vainas peri-
vasculares, se disponen alrededor de las arterias. Estas vías linfáticas han sido ya des-
critas al hablar de los centros nerviosos en general.
H ay que considerar estas vainas vasculares como afluentes de los espacios suba-
racnoideos, espacios OClJpados por el líquido cefalorraquídeo. Según SICARD y CATHELIN,
por estas vainas se efectuaría el derrame del líquido cefalorraquídeo hacia los linfáticos
del organismo. A la sifilización del sistema linfático posterior de la medula atribuyen
P. MARIE y GuILLAIN las lesiones centrales de la tabes.
Los cordones blancos medulares contienen las dos grandes vías motora y sensitiva.
··········--\
Nerv•o bulbar / Entrecruzamiento de las
con su nucleo de or•ger pirámides
Medula ...• - .. .
············~ ~ (")
·········-··~
"'e:
(')a>
e: ~
-"O
!',:o
·············~ "'
a>"'
F1c. 563
Vía motora principal o corticobulboespinal.
(La.1 ftbra1 homoloteralu no u han rcpruentado.J
692 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
----- __ 6
_________ I
---- - - - - - {j
FIG. 565
Sistematización de las fibras de la sensibilidad en la medula.
1, segmento l)(>Sterior del fascículo anterolateral ascendente (dolor y temperatura) . - 2 , segmento anterior del
tascfculo anterolateral ascendente (tacto, noción de lugar}. - 3 , cordón de Goll (senslbllldad protunda oonsc1ente,
percepción estereognóstlca) . - 4 , cordón de Burdach (tacto , noción de lugar). - 5 , tascfculo cerebeloao directo (sen·
slbllldad profunda inconsciente). - s. t ascfculo de Gowera (aenalbllldad al calor y al dolor: vfa !Ddlrecta).
hasta el bulbo. Las fibras de la sensibilidad profunda inconsciente siguen la vía del
fascículo cerebeloso directo y el fascículo de G<>wers {DÉJERJNE, Rou1NEAU y S1CARD).
Re/Ido mautcrino
Protub11anda . V par
R•ll•Jo frontal
R<ol6n
bKlboprotvbnanc:fal. VII pa.r
R.t/l•Jo J>1Tld1Uco
radfol. cae•
A
FIG. 566 A
Esquema de las localizaciones de los centros medulares de los reflejos cutáneos (a la izquierda)
y de los reflejos tendinosos y óseos (a la derecha) .(según DtJERINE).
A, aermeDto 1uperlor.
B
F1c. 566 B
Esquema de las localizaciones de los centros medulares de los reflejos cutáneos (a la izquierda)
y de los reflejos tendinosos y óseos (a la d erecha) (según DtJERINE).
B, aecmento interior.
ENCEFALO
El encéfalo, parte superior de los centros nerviosos, ocupa, corno su nombre in-
d ica, la cavidad craneal. Tiene forma cvoide de extremo grueso posterior y está cons-
tituido por varias masas nerviosas; de ahí su aspecto multilobulado. En él se distin-
guen, yendo de a bajo arriba: 1.º, el bulbo raqu ídeo, que es continuación de la
5 6 7
5
4
3 ..
2 ..
C. l .
13
F1G. 567 FIG.
Cerebro d e un embrión de ternero de 5 cen- Cerebro d e un e mbrión de ternero de 15 cen-
tímetros de longitud ; vista la teral ( M1HAL- tímetros e n corte verticomediano (M IHAL·
Kow1c.s). KOWIC.S).
1, lóbulo ol! atorto. - 2, sevt.um Jucidum. - 3 , cuer-
l. cuerpo estrttido. - 2 , aguj ero de M onro. - 3 , po callo~o . - 4. hemisferio. - s. agujero do lttonro .
plexo coroldeo de los ventrículos laterales. - 4 , pllegue - 6. talamo óptico. - 7, glándul a ptneal. - 8. tubé.r ·
de A mmón. - 5, cerebro m ed.Jo. - 6, C'erebelo. - 7. culos cuadrlgémlnos. - 9. velo medular a ntertor. -
techo del cuarto ventricu.lo. - 8. puente do \'a.rollo. 10 , rerebelo. - 11, velo medular posterior. - 12 . tela.
- 9. bu lbo raquldeo. - 10, iol undibulo. coroldea del cuartc.i venttfculo. - 1 3, bulbo raqufdeo.
L a tlecba super ior Indica la curva. apical ; la. med.Ja, - 14 , puente de Varolio. - 15. int undíbulo. - 16,
la curva póntica ; la Interior, la c w--va n uca l. quiasma de los nervios ópticos.
medula espinal ; 2. 0 , la protuberancia anular ; 3.º, el cerebelo; 4.0 , los pedúnculos ce-.
rebrales, que reúnen los órga nos precedentes; 5.0 , los hemisferios cerebrales. Esta
división morfológica no corresponde exactamente al desarrollo embriológico. Este ma-
nifiesta que el encéfalo evoluciona a expensas de cinco vesículas distintas, las vesícu-
las cerebrales. Recordemos (véanse para más detalles los Tratados de Embriología)
que existen primitivamente tres vesículas denominadas cerebros anterior, medio y
posterior. Más tarde las vesículas anterior y posterior se dividen cada una en dos
vesículas secundarias. De ello resultan cinco vesículas cerebrales distintas, que se pue-
den designar así, de delante atrás: 1.0 , cerebro anterior definitivo, prosencéfalo o te-
lencéfalo ; 2.0 , cerebro intermedio, talamoencéfalo o diencéfalo; 3.0 , cerebro medio
o mesencéfalo; 4.º, cerebro posterior definitivo o metencéfalo; 5.0 , medula oblonga-
698 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
CAPITULO PRIMERO
BULBO RAQUIDEO
(PARED ANTERIOR DEL '.I'RASCEREBRO)
El bulbo raquídeo (francés bulbe rachidien, alemán verlangerte Mark, inglés spinal
bulbe) es continuación de la medula espinal, de donde el nombre de medula oblon-
gada (medula oblungata) que le dan también, desde HAU.ER, algunos anatomistas
modernos. Constituye el primer segmento del encéfalo. Es una de las partes más inte-
resantes del neuroeje, no solamente a causa de las importantes funciones que le están
encomendadas, sino también a causa de su compleja constitución. Es una especie de
encrucijada donde se reúnen, para entrar en relaciones unos con otros, los elementos
constitutivos de la medula, del cerebelo, del cerebro y de gran número de nervios
llamados bulbares.
l. Consideraciones generales
Las consideraciones generales a que se presta el bulbo son relativas a sus límites,
forma, dimensiones, peso, dirección y relaciones.
1.0 Limites. - El bulbo raquídeo se encuentra limitado : 1.0 , por arriba, por la
protuberancia anular; .2. 0 , por abajo, por un plano horizontal que pasa inmediata-
mente por debajo de la decusación de las pirámides, por encima del primer nervio
cervical.
Estos límites, referidos al esqueleto, corresponden: el superior, al tercio del canal
basilar, algo por debajo de la sutura occipitoesfenoidal; el inferior, al borde superior
del arco posterior del atlas por detrás, a la parte media del arco anterior por delante
(figura 569). Estos límites varían ligeramente según la posición de la cabeza.
5.0 Dirección . - El bulbo, seguido de a bajo arriba, tiene primeramente una di-
rección vertical, como la medula de que es continuación; luego se inclina ligeramente
hacia delante para ir a tenderse sobre el canal basilar del occipital. Describe, pues,
en conjunto una curva de concavidad dirigida hacia delante y abajo (fig. 569). Esta
curva es poco pronunciada ; el triángulo
q ue forma entre sí la porción vertical
y la porción oblicua es de unos 135 º.
6 4
2 3
3
3.
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10
F1c . 5¡0 . - Sección horizontal d el bulbo por el agujero occipital (cadáver congelado ;
segmento inferior de la sección).
l. borde Post erior d(ll agujero occtpttal. - 2, t"óndlJo del occipital. - 3 , masas lateraies del atlas. - 4 , v~ r llee
de la a oonsls odontofdts. ro:tado, pero no Interesado, por el corte. - s . ligamento occlpltoatloldeo anterior , seceiO·
na.do un poco más arriba del arco anter ior del atlas. -- 6, lll'amento tra nsverso. - 7. bulbo r aqutdeo. - 8 , ton,¡Ua s.
- 9, 9 , a rterias vertebrales. - 10, venas raquídeas.
F1c. 571. - Las cisternas de la fosa posterior. Molde con gelatina coloreada .
El crdneo ha sido aserrado siguiendo las lineas de sección indicadas en la pequeña figura
de la izquierda (CLAVEL y M. LATARJET).
l , seno fr ontal. - 2. pQrctón orbitaria del lóbulo frontal. - 3. ,.rasa o·bttarta . - 4 , tallo pituita rio . - 6.
a,a-uJero órttoo . - 6 , toe.a cerebelosa. media. - 7 , t ubérculo de Prtr\cetea u. - 8 . emi nencia a rqueada . - 9, tronro
basilar en la. cisterna póotlca . - 10. nervto motor ocula r externo. - 11, ratees del trlaémlno. - 12 . g rupo n er°' toso
del a uditivo. - 13, nervto l'loeotarfngeo. - 14. o eumogist rtco . - 15, espina l. - 16, clatern& :pootocerebetosa. -
17, bulbo 1eoctonado. - 18, cisterna bulbooerebelosa. o cJateroR. mama. - 1 9, a¡ujero occipital.
BULBO RAQU ÍDEO 701
F1c . 5¡2
In yección lipiodolada de la cisterna magna en el ca-
dáver (CLAVEL y M. LATARJET) . Radiografía de perfil.
l. cisterna p6ntlc>. - 2, a póftsls basilar. - 3. condacto
a uditivo interno. - 4 , ángulo pontocerebeloso. - s. cts tern&
magna. - 6. ltplodol que rodea la am ígdala cerebelosa. - 7,
;trl·o postl'rior dt-1 alias.
Frc. 575. - Bulbo, raíces medulares del espinal y arterias vertebrales. La cisterna magna está
ampliamente abierta. El vermis y las amígdalas del cerebelo están reclinadas hacia arriba
(CLAVEL y M. LATARJET).
1, duramadre de la tosa postertor . - 2. hoz del oerebelo aecclonada y reclinada hacia arriba. - 3. mentnse
blanda secetonada. - 4, vermts. - 5 . aneto del cuarto ventriculo. - 6, bulbo. - 7, arteria Tertebral. - 8,. art.ert&
cerebeloaa posterior. - 9, nervio eeplnal (raíces medulares). - 10, prlmera ratz. cervical.
BU LBO RAQUÍDEO
2. Configuración exterior
1.° Cara anterior. - Visto por delante (fig. 576), el bulbo presenta en su centro
un surco longitudinal: es el surco medio anterior del bulbo, que ocupa exactamente
la misma situación que el surco homónimo de la medula espinal. Este surco termina
arriba, del lado de la protuberancia, en una pequeña fosita triangular, más o menos
profunda: es el foramen ccecum·' o agujero ciego de Vicq-d ' Azyr. Por abajo, del lado
de la medula, está interrumpido por una serie de fascículos, muy variables en número
y volumen, que pasan oblicuamente de derecha a izquierda y de izquierda a derecha,
entrecruzándose en la línea media en ángulo muy agudo. Este entrecruzamiento, que
se designa con el nombre de entrecruzamiento o decusación de las pirámides (y ya ve-
remos por qué al instante), empieza de ordinario a 20 ó 22 milímetros más abajo del
agujero ciego y prosigue, por lo tanto, en una extensión vertical de 6 a 8 milímetros.
Si ahora separamos los dos labios del surco anterior para juzgar de sus dimensiones,
comprobamos ante todo que, excepto en la parte inferior, donde se efectúa el entre-
cruzamiento precitado, es casi tan profundo como en la medula espinal. Comprobamos
también que su fondo está asimismo constituido por una lámina de sustancia blanca
que une entre sí las dos mitades del bulbo y se designa ordinariamente con el nombre
de rafe {pa!/JT/• costura, del infinitivo parrreLv, que quiere decir coser).
A cada lado del surco medio se ven dos cordones blancos, redondeados, longitu-
dinales y paralelos : las pirámides anteriores. Estas pirámides parecen continuar hacia
arriba los cordones anteriores de la medula. Pero esta continuidad sólo es aparente:
las pirámides, como veremos más tarde, poseen elementos muy distintos de los que
entran en la constitución de los cordones anteriores. Bastante estrechas a nivel del
cuello, las dos pirámides aumentan gradualmente de anchura a medida que se elevan.
En la parte más alta sufren como una especie de estrangulación y desaparecen enton-
ces bajo las fibras transversales de la protuberancia anular. Del surco transversal, que
separa la pirámide de la protuberancia, se escapa un nervio voluminoso (fig. 576, 16),
el nervio motor ocular externo.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Por fuera, las pirámides están separadas de la cara lateral del bulbo por un
surco vertical, prolongación del surco de emergencia de las raíces anteriores, general-
mente muy acentuado. Le daremos el nombre de surco colateral anterior del bulbo;
se le llama asimismo, teniendo en cuenta su situación delante de la oliva, surco pre-
olivar o también surco del hiplogloso, pues aquí nacen los diez o doce filetes radicu-
lares que dan origen al nervio hipogloso mayor.
f8 ti J ' 8
S Duprtt z 1 1 f~ fl
FIG. 576
Bulgo raquídeo visto por su cara anterior.
1, surco medio antetlor. - 2, decusacldn de las plrámldes que marca el Umite de la medula y el bulbo. - 3.
ag-ujero ciego. - 4. pirámides anteriores. - 5, ollva. - 6. surco preollvar. - 7, fascículo de ftbras arcltormes. -
8 , surco bulboprotuberanclal. - 9 , protuberancia anular. - 10, pedtlnculos cerebelosos med.los. - 11, cerebelo, con
12, lóbulos raqu!deos o amfgdalas. - 13, nóculo. - 14, primer par cervical. - 15 , h lPollloso mayor . - 1 6, motor
ocular externo. - 17. taclal, con 17 ', intermediario de Wrlaberg . - 18, auditivo. - 19. espinal. - 20, neumo·
¡¡ástrlco. - 21, ¡¡losotarln¡¡eo.
2.° Cara posterior. - Visto por detrás (fig. 577), el bulbo es muy diferente según
se le examine en su mitad inferior o en su mitad superior.
11 29 8
:J 1 .1
FI G . 577
Bulbo raquídeo visto por su cara posterior.
l. surco mPdlo posterior. - 2. surco varamedlo . - 3, surco colateral posterior. - 4 . tascfculo de Goll . -
5, tasciculo de Durdach . - 6 , pirámide posterior (clava). - 7 , cuerpo restttorme. - 8 , cuarto vent riculo (triángulo
bul ban. - 9 . tallo del ~lamo . - 10. pico del clilamo. - 11 , barbas del cáli1mo . - 12 , a la blanca In terna . - 13 ,
a ta Olaoca externa : - 14, ala gris correspondlAote a la f óvea In terior . - 15 , cerrojo. - 16 , rtct11u1 la t t ralb. -
17, erntnenc!a teres. - 18, SP.cclón de la prot uherancla. - 19, sección del pedúnculo cerebeloso medio. - 20, dura -
madre raquídea, incidida en la linea medta y recllnada hacia tuera <en la cara Interna tie ven las tnserclones supe-
riores del lig:imerito dentadol. - 2 1, prlmP.r nPrv io cervical. - 22 , espinal. - 2 3, neumogástrico. - 24, glo-
sotarku¡eo. - 25, grupo acustlcotactal. - 26 , hipogloso mayor. - '1'7, agujero rasgado posterior. - 28, arteria vert e-
bral, con 2&' , espi nal posterior . - 29, tronco b3.!llar. - 30, porción t.ransversal del seno lateral.
1.º Que tiene la forma de un rombo de eje mayor dirigido de abajo arriba .
.2.º Que se continúa, por aba¡o, con el conducto del epéndimo, y por arriba, con
el acueducto de Silvio.
3.0 Que solamente en su mitad inferior forma parte del bulbo, pues su mitad
superior pertenece a la protuberancia.
c) Formaciones situadas fuera del suelo ventricular. - La porción bulbar del
cuarto ventricular está limitada, lateralmente, por los cordones de sustancia blanca
que parecen ser las prolongaciones de los fascículos de Goll y de Burdach. Nada los
diferencia, en efecto, de estos dos últimos, al exterior por .lo menos. Pero pasando de
la mitad inferior del bulbo a su mitad superior, cambian de nombre: los fascículos
de Goll se vuelven las pirámides posteriores; a su vez los fascículos de Burdach toman
el nombre de cuerpos restiformes (de restis, cuerda, porque son redondeados en forma
de cuerda).
o.) Las pirámides posteriores, en su origen, es decir, a nivel del pico del cálamus,
presentan un abultamiento de forma oval: es el abultamiento mamelonado del bulbo
o clava (de clava, maza). Más arriba de este abultamiento se adelgazan poco a poco
y terminan, en una extremidad más o menos afilada, en el lado interno de los cuerpos
restiformes.
/3) Los cuerpos restiformes, situados por fuera de las pirámides posteriores, siguen,
como ellas, una dirección oblicua hacia arriba y afuera. Redondeados en forma de
cordones, parecen continuar los fascículos de Burdach y se confunden por arriba con
los pedúnculos cerebelosos inferiores, que descienden del cerebelo hacia el bulbo. Por
este hecho, el término de cuerpo restiforme viene a ser sinónimó de pedúnculo cere-
beloso inferior. Limitado hacia dentro por el surco intermedio o externo hay un se ·
gundo surco, que no es otro que el surco colateral posterior, ya indicado a propósito
de la mitad inferior del bulbo, el cual da salida a los tres nervios espinal, neumogás-
trico y glosofarfngeo.
A lo largo del borde anterior del cuerpo restiforme, un poco más abajo de su
parte media, se ve una pequeña prominencia de color grisáceo, conocida con el nombre
de tubérculo ceniciento de Rolando o núcleo gelatinoso (fig. 578, 6). Esta eminencia,
más pronunciada en el niño que en el adulto, tiene una forma oblonga, con el eje
mayor vertical. Su extremo superior, redondeado, está situado a 5 ó 6 milímetros más
abajo de otra eminencia mucho más voluminosa, que ocupa la cara lateral del bulbo,
la oliva bulbar. Su extremo inferior, más afilado, forma una especie de cola, que sigue
el surco colateral posterior. El tubérculo ceniciento está constituido por la cabeza del
asta posterior, que a este nivel está muy desviada hacia fuera y forma, por decirlo así,
hernia en la superficie exterior del bulbo. En efecto, sólo está cubierta por una capa
extremadamente delgada de sustancia blanca.
El surco colateral posterior y los nervios que de él nacen sirven de límite a la cara
posterior del bulbo. Más allá se encuentra la cara lateral.
-·· 11
___ g
3' 2 1
F1c. 579
F1c. 578 Corte de la región cervical superior en la
El bulbo, parte .anterolateral, para dejar emergencia del primer nervio cervical. Es·
ver las fibras arciformes. quema a la izquierda (según DÉJERINE).
1, protuberancia. - 2, peddnculo cerebeloso medio. 1, cordón de G<>ll . - 2 , cordón de Bu rdach. - 3,
- 3, bulbo raquídeo, parte anterolateral tr.quterda. asta pasterlor. - 3'. sustancia gelatinosa de notando.
- 4, aurco medio anterior, con 4 ', entrecruzamiento - 4, ralz Posterior del primer par cervical. - 5,
de laa plrám.lde-s. - 5, oliva. - 6, tubérculo cent· tasdculo piramidal cruzado. - 6 , cordón lateral. - 7 .
ciento de Rolando. - 7 , 7 ', 7", ftbras arcUormes asta anterior. - a. cordón anterior fnótese la d~:ip1
extemaa. - 8, motor ocular externo. - 9, acüstlco. taclón del asta anterior par el tasckulo p:ra :1 .ldal
- 10, racial. - 11, intermediario de Wrllber¡¡. cr uzado) .
ciento de Rolando, está por lo regular rodeado y a veces hasta más o menos oculto
por fibras de trayecto arciforme, que describiremos en seguida.
La oliva, como hemos dicho antes, sólo ocupa la parte anterior del cordón lateral.
Por detrá~ de ella, el cordón lateral se encuentra reducido a una cinta muy delgada,
pero siempre muy visible (fig. 569, 10). En la parte más superior de esta cinta, entre
ella y la protuberancia, se ve una depresión, que continúa por detrás de la fosita
supraolivar y se designa con el nombre de fosita lateral del bulbo: de esta fosita, inme-
diatamente ¡>E>r detrás del facial y del intermedio, emerge el nervio acústico.
Para terminar con las caras del bulbo, indicaremos la presencia en estas caras de
un sistema de fibras en forma de asa, que se originan en los cuerpos restiformes y se
dirigen luego hacia el surco medio anterior, describiendo una larga curva cuya conca-
vidad, dirigida hacia dentro, abraza sucesivamente el cordón lateral, la oliva y la
pirámide anterior (fig. 578, 7, 7' y 7"): son las fibras arciformes, cuyo conjunto consti-
tuye el stratum zonale de algunos autores. No hacemos más que mencionar aquí este
sistema, en el que insistiremos a propósito de la constitución anatómica del bulbo.
4.0 Base. - La base, dirigida hacia arriba, se continúa con la protuberancia
anular, del modo siguiente:
a ) Por delante y a los lados, los dos órganos están separados primero por el dife-
rente trayecto de sus corre~po nJi e ntes fibras , pues éstas son longitudinales en el bulbo
708 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
3. Conformación interior
Para tener una noc10n exacta de la conformación interior del bulbo raquídeo.
conviene, como hemos hecho a propósito de la medula espinal, examinar cortes practi-
cados en este órgano.
Si examinamos una sección horizontal que pase por la región de transición, entre
la medula y el bulbo (fig. 579), reconocemos primeramente los dos surcos medios, ante-
rior y posterior, cada uno con sus caracteres propios, y comprobamos, por otra parte;
que un plano sagital , trazado por los dos surcos, divide el órgano en dos mitades perfec-
tamente simétricas. Cada una de estas mitades presenta dos sustancias, una sustancia
gris y una sustancia blanca, y estas dos sustancias, en su configuración general como
en sus relaciones recíprocas, recuerdan bastante bien las formaciones homólogas de la
medula cervical. La sustancia gris, principalmente, se dispone a cada lado en forma
de una media luna, y aquí también están las dos semilunas unidas entre sí por una
comisura gris, en cuyo centro se halla excavado un conducto longitudinal, que no es
otro que el conducto del epéndimo.
Si examinamos ahora una segunda sección horizontal como la primera, pero
que pase por el tercio superior del bulbo (fig. 580), esta secci.ón presenta un aspecto
completamente nuevo. El órgano es todavía divisible en dos mitades simétricas, pero
estas dos mitades ya sólo están separadas por el surco medio anterior. El surco medio
posterior ha desaparecido, como también el tabique medio posterior. En cuanto al
conducto del epéndimo, se ha ensanchado y abierto por detrás para formar el cuarto
ventrículo. Por su parte, las dos mitades laterales, si presentan todavía sustancia gris
y sustancia blanca, son muy diferentes de lo que hemos visto antes; tan diferentes,
que es imposible, a primera vista, reconocer en este corte los elementos del precedente.
Es que, en el intervalo comprendido entre los dos cortes, la sustancia blanca y la
sustancia gris espinales han sufrido transformaciones profundas. Por otra parte, han
aparecido formaciones, que se añaden a las ya existentes y se mezclan con ellas, enmas-
carándolas más o menos y haciéndolas a veces irreconocibles.
BULBO RAQUÍDEO 709
I I' J
: 1 1
.
6
{j _ _____ _
FIG . 580
Corte que p asa por la región bulbar superior (véase fig . 593. corte H 9).
1. cuerPo yux tarrestltorme , núr.leo de Delter! , y 1 ' , fi bras cerebelovestlbulares . - 3, nd.cleo motor del g lo!Ofa .
n ngeo. - 3 ' , Olete de este n ervio. - 4, tasc(culo lateral del bulbo. - s . estrfa a.cúetlca. - 7 , oUva bulbar. -
8. pir4mlde auter1or. - 10, tascfculo central de la calota. - 11, cuerpo r~tt torm e. - 12. núcleo arqueado. -
¡ ;¿·, nücleo del rafe . -- 13, sustancia retlculada gris. - 15 ', ctverticulo lateral d el IV ventriculo. - 16, tubérculo
a cústh:o.
Nótense a cada lado los dlvertfcu los laterales del IV ventrfculo, los cuerpos restttormes y las ftbras arcltormea
ct>rebeloo11vares, las tornaacionea retJculadaa blaoca'il y grlses.
(l l En los corles representados los núcleos figu ran en t inte lleno y los fascículos en forma de circulitos
apretados.
710 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Acabamos de ver que el fascículo piramidal, al pasar del bulbo a la medula, se divide
en dos partes: una mucho más voluminosa, que pasa, después del cruce, al cordón lateral
del lado opuesto (fascículo piramidal cruzado); la otra, muy pequeña, representa aproximada-
mente la vigésima parte de la precedente y desciende por el cordón anterior del lado corres-
pondiente (fascículo piramidal directo); ésta es la disposición clásica, es decir, la que se en-
cuentra más a menudo. Pero este entrecruzamiento de las pirámides está sujeto a variaciones
BULBO RAQUÍDEO 711
2---
12------
13--
o
11--
3 -------------------.
10 ..------------------ e
!2 -------::~~~:::::
2 ------/
,,-
9/
8----
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{J
1--- -----=-----
8 ----..
A
/¡. - - --
3 ~::::.:..
g7~---+-M"iellll
{f 1
F1c. 581
Esquema que representa el paso de los diferentes fascículos de la medula al bulbo en cuatro
cortes seriados. Examínese particularmente la decusación de las pirámides (vías motrices) y el
entrecruzamiento piniforme (vías sensitivas de la cinta de Reil media). La punta de las flechas
indica el sentido de las vías.
A. Corte de la mtdula cerofcaJ: l. cordón de Goll. - 2. segmento anterior del t ascfculo anterolateral ascen-
dente ttacto J. - 3, segmento posterior del m ismo tascfculo (dolor. temperaturaJ. - 4, tascfculo cerebeloso directo.
- s. fascículo de Gowers. - s. fascículo t>lram!dal cruzado. - a·, t ascfculo piramidal directo.
B. Corte dd bulbo en la decu1a.cf6n de la.1 pfrámldei: 7 , deeusaclón de las pirámides. - 8, t ascicuJo piramidal
ouzado. - 8 ' , ta scfcu lo piramidal directo. - 9, pirámide antertor.
C. Cor te dll b ulb() en la decu1oción pinfform e: 10, decusación plnU:orme. - 11, fibras de los m1cleos de Goll
y de Burdach. - 12, cinta de Retl medta.
D. Cor te del bulbo en la oUoa: 13, ollva bulbar. - 14, cuerpo restlt orme con el fascículo oerebeloso directo.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
muy numerosas, que es importante conocer para darse cuenta de cierto número de hechos de
orden patológico. Podemos, atendiendo a esto, admitir las cuatro variedades siguientes:
Primera variedad. - Hay inversión de volumen entre el fascículo cruzado y el fascículo
directo, siendo éste ahora seis, siete y hasta ocho veces más voluminoso que aquél. Esta va-
riabilidad en el desarrollo respectivo de los dos fascículos piramidales infiuye naturalmente
(PIERRET) en la configuración exterior de la medula, que toma, según Jos casos, la forma
plana o la forma redonda: la forma plana, cuando el fascículo piramidal directo es muy pe-
queño o está ausente; la forma redonda, cuando este mismo fasdculo directo se halla engrosado
a expensas del fascículo cruzado.
Segunda variedad. - Los dos fascículos piramidales se entrecruzan en totalidad a nivel
del cuello del bulbo; la medula, en este caso, no posee fascículo directo.
Tercera variedad. - Los dos fascículos piramidales no se entrecruzan absolutamente: cada
uno de ellos ocupa en la medula el mismo lado que en el bulbo y el encéfalo. En este caso
no existe el fascículo cruzado.
Cuarta variedad. - Uno de los dos fascículos piramidales se divide, como de ordinario,
en fascículo cruzado y fascículo directo, mientras el segundo pasa en totalidad al cordón
lateral del lado opuesto; la medula espinal, en este caso, sólo posee un fascículo piramidal
directo. Es naturalmente entonces a~imétrica , como lo hace notar CHARCOT, e importa estar
bien enterado del origen de esta asimetría para no exponerse, en un caso dado, a considerarla
como patológica.
J:__
.......... 2"
3 ... ........ .
1' ........
2 ·.______ __ __
.. ·· ··········· - 6
2 ··· ·········
I -. ---- ··-· ...
!¡ .. --- -----. -
j
F1c. 582
Termin ación superior de los cordones p osteriores de la medula.
Núcleos de Goll, de Burdach y de Monakow. Origen de la cinta de R eil media .
1, tascfculo de Goll. - 1 ', nücleo de Goll. - 2. cordón de Burdach. - 2' , núcleo de Bu rdach . - 2'', ci nta
de Re11 mE>dJa. - 3. núcleo de Monakow. - 3'. ftbra del núcleo de M onakow con cJestlno ceret.elo:;o que pasa a
la perlterta del r.uerpo re!tiforme. - 4 , tasciculo cerebeloso directo. -4 · . nbras que pa11an por el cent:-o del cuerpo
re!tlforme. - 5 . fascículo de Gowers. - 6, t ascfculo piramida l.
Desde el punto de vista fisiológico, este fascículo, como hemos dicho ya, transmite
sensaciones profundas inconscientes (D ÉJERINE). La cordotomía de la medula en el
hombre (SICARD y Rom NEAU) ha confirmado las ideas de DÉJERINE.
_____ 5
6
----- 2"
______ l¡.
I -·--
I 2
fJG . 583
Relaciónes y modo de terminación d el fascículo cerebeloso d irecto
y del fascículo de Go wERS.
1 , tascícuto cerebelo!<> directo que pasa por el pedúnculo cerebeloao in terior. - 2 , tascfculo de Gowers . con
2', au porción lntraprotuberao cial, y 2", su parclón en la pro.x.lmtdad del pedúnculo cerebeloso superior. - 3 , bul·
bo. - 3' , pedúnculo cerebeloso tnterlor. - 4, protuberancia y pedúnculo oerebeloso medio . - 5 , pedúnculo ce:e ·
bral. - 6 , corteza del verml1 superior.
e
A
•
1.
2 2.
f JG . 584
Cortes transversales d el bulbo raquídeo d e u n mono, en el cual se había pr acticado
una hernisección de la medula entre la 7.ª y la 8.ª cervicales (según T oon1).
1, tasetculo de Gowers. - 2, tascfculo cerebeloso directo. (Se ve q,ue estoe dos ta.sciculos, t odav1a. untdoa en
e l corte A, que pasa J>Or la parte Inferior del bUlbo, tienden a sepa rarse en el corte B. 1>ract1cado mas a.rrtb& . y
eattn enterllmente separados el uno del otro en el corte c. que ba sido practicado a nivel del cuarto ventriculo.)
a bandonan esta cinta para ir al vermis rod eando el pedúnculo cerebeloso superior . Estas fibras,
que constituyen el fascículo d e Monakow, serían cruzadas, mientras que las primeras son directas.
BULBO RAQUÍDEO
sucesivos practicados de abajo arriba, y asistir, por decirlo así, a cada una de las fases
de dichas transformaciones. De este modo se logra reconocer con bastante facilidad,
en las diferentes regiones del bulbo, lo que corresponde a las astas anteriores y a las
astas posteriores.
Las nuevas condiciones anatómicas, los elementos perturbadores (permítasenos
esta expresión) que vienen de este modo a tergiversar la columna gris de la medula
pueden reducirse a cuatro, a saber :
1. 0 El entrecruzamiento del fascículo piramidal cruzado.
2.º El entrecruzamiento de las fibras sensitivas de la cinta de R ei l.
3.º La formación del cuarto ventrículo.
4.º La aparición de las fibra s arciformes.
pracúcadas por encima del entrecruzamiento sensitivo, el asta posterior aparecerá bajo
la forma de dos núcleos o columnas, que serán la continuación la una de la cabeza
y la otra de la base (fig. 595).
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FIG. 589
Esquema quF representa las modificaciones que experimenta la columna gris central
al pasar de la medula al bulbo.
A, la columna gTta Por deba Jo del entrecruzamiento de la• plrimldeo. - B, decapit ación de las astas anterlorea
7 de laa astas Posteriores (de abf cuatro columnas ¡rtses>. - C, los cordones Posteriores y las dos columnas sensi-
tivas ee desvían hacia fuera en el momento en que e l condueto del epéndlmo va a ensancharse y a dilata rse para
formar el cuarto ventrículo. - D. la pasJ.clón nueva que ocupan las c uatro columnas ¡¡rises. cuando la formación
ventrtcular 1e ha efectuado completamente.
1, bue de laa astas anteriores. - 2 , cabua de las astaa anteriores . - 3, baae de las astaa posteriores. - 4 ,
cabeza de laa astas Posteriores.
(El color rolo re:oreaenta las columnas motora.a : el color azul, laa col umnu senaltivas.)
sobre el suelo del cuarto ventrículo, inmediatamente por fuera del tallo del cálamo.
Su cabeza, más profunda, se encuentra desviada hacia delante y un poco hacia fuera .
En lo que concierne al asta posterior, su base, que en la medula está situada por
detrás del conducto del epéndirno, se desvía hacia fuera y adelante (fig. 589, C), cuando
este último empieza a abrirse y los cordones posteriores se separan de la línea media
para venir a ocupar una posición lateral: al propio tiempo que queda al descubierto
en el suelo del cuarto ventrículo, va a colocarse inmediatamente por fuera de la
base de las astas anteriores y en el mismo plano que éstas. En cuanto a su cabeza,
siguiendo también el movimiento general, mediante el cual las partes posteriores del
bulbo se dirigen hacia fuera y adelante, se inclina hacia las partes laterales del bulbo:
ella es la que, con el nombre de tubérculo ceniciento de Rolando, viene a formar
hernia, por decirlo así, en la parte externa del cuerpo restiforrne, algo por debajo y
por detrás del cuerpo olivar.
columnas que representan la cabeza están colocadas por delante de las precedentes en
el espesor del eje nervioso central. Entonces aparecen en escena las fibras arciformes,
las cuales descienden en grupos compactos del cuerpo restiforme, dirigiéndose hacia el
cuerpo olivar y de aquí hacia la línea media. Estas fibras no se limitan a pasar al lado
de las referidas columnas, sino que las atraviesan, interrumpen su continuidad y las
Trll'tmlno (rals
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Mot. oc . oom~o
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N. masticador ··-----·"'Ü,
Facial ----·-----U
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Ac~atlco ·· ·•
Glo50!ar!nireo ·----
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- ---- 11lpoirlo50 mayor.!
Interm. de Wrlsberir
ffa1cfculo motor)
.i...... Glooo!arloireo
!
; (/aac{culo 1tn1.J Ala ¡ria
Núcleo a mbtruo Neumo¡,atrloo ...... .
r/a1cículo motor)
.: . .•.•. Neumo¡¡ástrlco
Eaploal .j (!asclculo aens. 1
:'./-)(
-~ : ·;;.::.;; Cabeza }
--~·'!<~ .·
. · ..::. · Base C. anterior
Medula espinal
FIG. 590
Los núcleos bulboprotuberanciales, vistos en sentido longitudinal, en sus relaciones
con los centros grises homólogos de la medula espinal.
Los ntlcleos de color roJo proceden del asta anterior y eon motores. Los núcleos de color azul vroceden del
asta posterior y aon senaJthoa. Los núcleos de color 01cvro representan ta base de las aataa, sean anteriores, sean
Posteriores, y esUn altuadoa auperdclalmente en el suelo del cuarto ventrJculo. Los núcleo! de color nub claro repre·
eentan las cabeza& y están aituados protundamente por deba.Jo del 1uelo ventricular en el espeaor mismo del bUlbo;
son •Islbles tlnlcamente en 101 cortes.
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--- ----- - 17
FJG. 591
Núcleos de los nervios craneales.
(En rojo, los núcleos y nervtos motores. - En azul. los núcloo• y nerTios senaltlvos.)
1, núcleo del motor ocular com11n y el nervto. - 2, mlcleo y nervio del patético. - 3, n1lcleo motor y rama.
motriz del trlgémlno. - 4 . núcleo aensitlvo y raíz aensttJva del trtgémtno. - 5, núcleo y nervio motor ocul&r ex-
terno. - 6, n úcleo motor y rama motriz del facial. - 7, mlcleo aensttho y rama. sensitiva del tacJal . - 8, a•,
ntlcleo y raíz •Mttbutares del acústico. - 9, 9 ' . mlcleo y raíz cocleares del acd.!t1co. - 10, nt1cleo motor y rama.
motrlz del glo110tarfngeo. - 11 , 11' , nlld eo sensitivo y rama senaltlva del mismo nervio. - 12, 12 ', n\lcleo mo--
tor, raJz. motora del neumogástrico. - 13, nllcleo dorsal (almpátlco) de eate nervto. - 14, au raíz senaitlv& y el
núcleo amblauo. - 15, núoleo bulbar motor del espinal. - 15' , au raíz motora . - 16, n\lcleo motor y raiz mo·
tora d•l bl)l()trlo!O mayor . - 17, !uclculo solltarlo. - 18, nllcleo a mbl~o. - 19, acueducto de Sllvto. - 20, 21,
tubérculos cuadrlgémtnos anterior& y poRtertorea. - 22, pedúnculo cerebeloso superior. - 23, pedúnculo cerebeloso
medio . - 24, pedllnculo cerebeloeo lDterlor.
debajo del acueducto de Silvio, forma un nuevo núcleo, del que emergen a la vez, en
la parte posterior, el patético, y en la parte anterior, el motor ocular común.
b) Núcleos derivados de la cabeza de l asta anterior. - La cabeza del asta anterior
(columna motora anterior) constituye en primer lugar (fig. 591) el núcleo ambiguo
(nucleus ambiguus o núcleo ant erolateral de Stilling), columna tenue y prolongada,
BULBO RAQUÍDEO
de la que nacen sucesivamente: el nervio espinal, primero, y las fibras motoras de los
dos nervios mixtos neumogástrico y glosofaríngeo; esta misma columna forma en sus
partes más internas un núcleo accesorio para el hipogloso (DuvAL), dividido las más
de las veces en fragmentos para el paso de las fibras arciformes. Por encima del núcleo
ambiguo, pero en la misma dirección, la cabeza de las astas anteriores forma otros dos
núcleos: el primero, núcleo del facial, corresponde al plano que separa el bulbo de la
protuberancia; el segundo, núcleo masticador, está situado en plena protuberancia, un
poco hacia atrás del punto de emergencia del trigémino.
c) Núcleos derivados de la base del asta posterior. - La base del asta posterior
(columna sensitiva posterior) forma primero el ala gris y el ala blanca e;xterna del
cuarto ventrículo, verdaderos núcleos sensitivos en los que vienen a terminar: 1.0 , en
el ala gris y sucesivamente, yendo de abajo arriba, los filetes sensitivos del neumogás-
trico (nervio mixto), los filetes sensitivos de glosofaríngeo (otro nervio mixto) y el
intermediario de Wrisberg (nervio sensitivo); .2 .º, en el ala blanca externa, la raíz
vestibular del acústico. Por delante y fuera del ala blanca externa, la columna gris
posterior forma todavía el tubérculo acústico (véase Cuarto ventrículo), donde termina
la raíz coclear del acústico.
Más arriba, en la parte superior del ventrículo, termina aquélla formando una
capa grisácea, el loculus ccxruleus, a la que van a parar quizá (volveremos a ocuparnos
en esta cuestión cuando se trate de los orígenes y terminaciones reales de los nervios
craneales) cierto número de fascículos radiculares del trigémino.
d) Núclos derivados de la cabeza de l asta posterior. - En lo que concierne a la
cabeza de esta misma asta posterior (columna sensitiva anterior), está constituida por
una larga columna (fig. 591) que se extiende desde el entrecruzamiento del fascículo
sensitivo hasta la protuberancia. Del lado externo de esta columna nacen sucesivamente
gran número de fibras nerviosas, que se remontan con ella hasta la parte media de la
protuberancia. El conjunto de estas fibras constitúye una de las raíces más importantes,
su raíz inferior o bulbar.
a) Núcleos del nervio hipogloso mayor. - Este nervio (XII par), exclusivamente motor,
cuyas fibras emergen en el surco preolivar, tiene un núcleo principal en la región del ala blanca
interna. Por delante y por fuera del núcleo principal existe un núcleo accesorio (véase
Nervio hipogloso mayor).
b) Núcleos del nervio espinal. - El nervio espinal (XI par) es exclusivamente motor.
el origen de este nervio es medular. Sus fibras nacen de las células de las astas anteriores
que constituyen una larga columna que comienza, por arriba, algo por encima del primer
segmento cervical y que termina, por abajo, en el quinto o entre el quinto y el sexto. El
núcleo bulbar del espinal descrito por los clásicos, no parece demostrado.
c) Núcleos del nervio neumogástrico. - El neumogástrico emerge del surco colateral del
bulbo, entre el glosofaríngeo y el espinal ; es un nervio mixto. La·s fibras sensitivas terminan
en el núcleo solitario, y las motoras, en el núcleo ambiguo. Las fibras vegetativas tienen su
origen en el núcleo dorsal del vago de Müller y en el núcleo intercalar de Staderini, centro
organovegetativo situado en el ala gris a la altura del cuarto ventrículo.
d) Núcleos del glosofaringeo. - Este nervio (IX par) es mixto. Sus fibras motrices se
originan en el cuarto superior del núcleo ambiguo. Algunas raras fibras proceden de la parte
superior del núcleo dorsal. Las fibras sensitivas llegan al fascículo solitario y terminan en
la parte superior del núcleo solitario.
e) Núcleos del n_e rvio auditivo. - Este nervio (VIII par) es exclusivamente sensitivo.
Posee dos raíces, una interna o vestibular y otra externa o coclear. La primera, o nervio
vestibular, procede del vestíbulo y de los conductos semicirculares. Desempeña un papel con-
II . - 24
7U SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
10
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:>--·-···------·-
F1G. 592
Núcleos terminales y conexiones del nervio vestibular.
l. n úcleo de Bechterew. - 1' , nervio vesti bular . - 2 , núcleo de Delters. - 3, nücleo dorsal Interno . - 4 ,
fibras semicirculares internas o vestibulocerebelosas. - 4 •, ft bras \'estibulocerebelosas periféricas. - 5, Obras vesttbu-
loesplnales. - 6, cinta loOi'ltudtnal post ertor, con 6 ', fibras vestibulares ascendentes. - 6 ". flbras descendentes. -
7, tubérculo acústico. - 7', núcleo anterior del acústico. - 7 " , nervio coclear. - s. rascícul o ccrrbeloso directo .
- 9, pir'-mide anterior. - 10, olh·a cerebelosa. - 11, núcleo del t echo. - 12. rafz sensttlva dt!l trigémtno.
Terminan en los hemisferios cerebelosos del lado opuesto. Constituyen el fascículo vestíbulo·
cerebeloso periférico que acompaña al fascículo vestibulocerebeloso cen(raJ, fascículo que pro-
viene de los núcleos de Deiters y de Bechterew y termina en los músculos del techo del
cerebelo.
Los núcleos referidos al nervio vestibular ocupan el trígono acústico situado en el suelo
del cuarto ventrículo. Comprenden el núcleo dorsal o principar, el núcleo de Deiters, el
núcleo de Bechterew y el núcleo descendente (fig. 592).
El núcleo dorsal externo está a poca distancia del suelo del cuarto ventrículo en la
región correspondiente al tubérculo acústico y al ala blanca externa. Se extiende en altura
desde la eminencia teres a la parte superior del núcleo del hipogloso. Las estrías acústicas
cruzan su cara posterior _(véase Cuarto ventriculo).
El núcleo dorsal interno o de Deiters está situado fuera del precedente.
El núcleo de Bechterew corresponde al ángulo externo del cuarto ventrículo y se pro·
longa algo en el pedúnculo cerebeloso inferior; se continúa con el núcleo de Deiters, del
que parece la porción superior.
El núcleo descendente está constituido por grupos de células diseminadas a lo largo de
la raíz descendente. De estos núcleos parten las fibras vestibuloespinales y vestibulomesen-
cefálicas que siguen el fascículo longitudinal posterior.
8) Núcleos dt:l nervio coclear. - Los cilindroejes del nervio coclear tienen su origen
en ei ganglio de Corti (véase Oido interno). Terminan en el bulbo a la altura de dos núcleos :
el núcleo ventral y el núcleo lateral.
BULBO RAQUÍDEO
Cada una de las fibras cocleares, llegada a la cara ventral del cuerpo restiforme, da una
rama ascendente y una rama descendente. La ascendente termina en el núcleo ventral; la
descendente rodea el pedúnculo cerebeloso inCerior y termina en el núcleo lateral después
de haber dado algunas .colaterales al núcleo precedente.
El núcleo ventral o accesorio está por delante y algo por fuera del extremo inferior del
pedúnculo cerebeloso inferior. El núcleo lateral o tubérculo acústico forma una ligera emi·
nencia en el suelo del cuarto ventrículo. De estos dos núcleos parten fibras que entran en
el cuerpo trapezoide y en la cinta de Reil lateral.
f) Nervio facial (VII par). - Describiremos los orígenes de este nervio con la protube·
rancia a causa de sus relaciones con el núcleo del nervio motor ocular externo.
g) Núcleos sensitivos del nervio trigémino. - Este nervio (V par) es mixto. Sus núcleos
motores son únicamente protuberanciales, mientras que los núcleos sensitivos son, en gran
parte, bulbares. Estos últimos son los que describiremos.
Las fibras sensitivas tienen su origen en el ganglio de Gasser. Llegadas a la protube-
rancia, las fibras cruzan las fibras transversales de los pedúnculos cerebelosos medios en
la sustancia reticulada gris y se dividen en T. Las fibras descendentes aparecen en el bulbo
y constituyen esta larga raíz descendente del trigémino que se encuentra hasta en la medula
cervical, debajo de la decusación de las pirámides. Esta raíz cubre los vestigios del asta
posterior, reconocibles en la sustancia gelatinosa de Rolando que penetra en el bulbo.
Terminan estas fibras en las células de la sustancia gelatinosa de Rolando, que forman
así el núcleo gelatinoso, y en el núcleo medio sensitivo pontino de Déjerine, que continúa
el precedente, encima y detrás del cual está situado.
Para más detalles véanse los Nervios craneales en el tomo 111.
6.° Conexiones centrales de los núcleos bulbares. - Los núcleos bulbares reci-
ben sus incitaciones motoras voluntarias de la corteza cerebral por una vía motora algo
diferente en su trayecto de la vía motora medular. Por otra parte, los centros sensiti-
vos no son más que una estación particular en la vía sensitiva general. Estudiemos estos
dos órdenes de conexiones :
a) Vías motoras corticobulbares o corticonucleobulbares. - Hemos visto pasar
a las pirámides anteriores el contingente corticomedular de la vía peduncular del fas-
cículo piramidal. Muchos autores admiten que las fibras destinadas a los núcleos mo-
tores del bulbo siguen la misma vía. De;pués de haber pasado por la rodilla de la
cápsula interna (fascículo geniculado) y luego de haber ocupado el quinto interno
de la parte profunda del pie del pedúnculo, las fibras llegan al bulbo, pasan al lado
opuesto y van a terminar en los núcleos que hemos descrito. Se admite, desde DtJE-
RINE, que estas fibras corticonucleares se desprenden de la gran vía motora peduncular
a distintas alturas, formando en su conjunto un sistema, el de las fibras aberrantes de
la vía peduncular. Estas fibras están contenidas en la calota peduncular y se sitúan en
la parte media de la cinta de Reil (véase Pedúnculos cerebrales y Protuberancia). De
aquí descienden y se entrecruzan incompletamente en el rafe; luego van por las fibras
arciformes interreticuladas de la calota a los núcleos motores del lado opuesto, mien-
tras que otras fibras llegan a los núcleos homolaterales.
Las fibras más largas, más inferiores. se reúnen en el bulbo a lo largo del ángulo antero-
interno de la capa interolivar y se adosan a la cara posterior de la via piramidal. Participan
de la decusación de ésta. Contienen una parte de las fibras destinadas a los núcleos medulares
del nervio espinal y a los núcleos de los músculos rotadores y flexores de la cabeza; son
fibras corticocefalógiras. Otras fibras cefalógiras se desprenden en el surco pedunculoprotu-
berancial y pasan por los pes lemnicus profundo y superficial (véase Pedúnculos cerebrales);
las del hipogloso mayor y del vagoespinal pasan por el trayecto de las fibras aberrantes
bulboprotuberanciales. Así se explican las comprobaciones anatomocl!nicas de la desviación
conjugada de la cabeza y de los ojos en el curso de ciertas lesiones del neuroeje.
1.0 Núcleos de los cordones posteriores y cinta de Reil. - Los cordones poste-
riores del bulbo presentan, en medio de una masa blanca, dos pequeñas aglomeracio-
nes de sustancia gris que tienen aproximadamente el mismo valor desde el punto de
vista morfológico y se designan con el nombre genérico de núcleos posteriores de los
cordones. De estos dos núcleos, el uno está situado en el fascículo de Goll, es el
núcleo del fascículo de Goll o núcleo de Goll; el otro ocupa el fascículo de Burdach, y
es el núcleo del fascículo de Burdach. Estos núcleos, de los que procede la cinta
de Reil, determinan en la superficie del bulbo la eminencia de las pirámides poste-
riores. Estas dos masas grises, como veremos en seguida, no están aisladas, sino que
se enlazan por delante con las astas posteriores en su parte más próxima a la comisura.
Por esto, en vez de considerarlas como formaciones nuevas y sobreañadidas al bulbo,
sería quizá más racional que en ellas no se viese más que una emanación de las astas
posteriores de la medula, presentando la mayor analogía con las columnas vesiculares
de Clarke.
a) Núcleo de Goll. - El núcleo de Goll (núcleo pospiramidal, núcleo del cordón
delgado, clava), como su nombre indica, se desarrolla en pleno fascículo de Goll ; em-
pieza, por abajo, a nivel del cuello del bulbo, y de aquí se extiende sin interrupción
hasta 3 ó 4 milímetros por encima del pico del cálamo. Si se le examina en los cortes
horizontales del bulbo (fig. 594, 1 ' ) , tiene la forma de un cuadrilátero prolongado en
sentido sagital. Su borde externo, ligeramente cóncavo, está en relación con las fibras
del fascículo de Goll. Su borde interno, rectilíneo, sigue a lo largo del septum medio
posterior, que lo separa del del lado opuesto. Su extremo posterior, redondeado y abul-
tado en forma de maza (de ahí su nombre de clava), se aproxima más o menos a la
superficie externa del bulbo, pero sin llegar nunca a alcanzarla. Su extremo anterior,
más delgado, en ocasiones claramente pediculado, se confunde con la sustancia gris
de la comisura.
BULBO RAQUÍDEO
H t ·--·-·
H2 ·····-
H .3-.. ... --+.:-=~-~:------'---1f---
H 6 -·····
H 7 · · · ··· · - ---'"-==='é:::,...--:.,.....+- - t - - - t - -
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H98 ·······
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H 20 ------ _ _ _ _ _ _ __,,_,.___+->...-
FIG. 593
Nivel d e los cortes horizontales del bulbo, la protuberancia y el pedúnculo representados
antes o más adelante (según DtJERJNE).
Los cortes correspondientes a esLa numeración se han hecho en parte eegWi Dt.11!Jt.1NE. La parte derecb& es el
corte coloreado segün el mét.odo de \Velggert Pal. La. parte izquierda. es esquemática.
,.
"1 21 11 11 1
:;
tinuación de las primeras des-
pués de una simple interrupción
en los núcleos precitados, se di-
rigen hacia arriba, dividiéndose
en dos grupos: unos, muchísimo
más numerosos, constituyen la
z·_ porción inicial de la cinta de
9 __ Reil, que ya vimos anteriormen-
9'-- - te ; los otros se dirigen al cere-
!/ - - belo, constituyendo las fi bras ar-
1l.!::. ciformes, que estudiaremos d en-
tro d e poco. Deqemos añadir que
6_ estas fibras destinadas al cerebelo
XI son en parte directas y en parte
7:_
7_ -_ cruzadas y que, según DÉJERINE,
'º-- ft¡. __
tienen su origen principal en la
parte externa del núcleo de Bur-
dach y núcleo de Monakow.
~-~'L d) Cinta de Reil. - Del
núcleo de Goll y de la parte
interna del núcleo de Burdach
FIG. 594 nace la segunda neurona sensi-
Región bulbar inferior. Núcleos de Goll y de Burdach tiva de origen bulbar, la vía
(Corte H i6 de la figura 593). bulbotalámica. Las fibra~ naci-
1, cordón de Goll . - l'. n t!cleo de Goll. - 2, cordón de Burdach. das de este núcleo se agrupan
- 2', núcleo de Burdach. - 3, nd.cleo de Monakow. - 4, ntlcteo del
espinal y nervto espinal !XD . - 5, nt!cleo del hlpcgloso mayor y en finos fascículos, luego se di-
~~~v~~l~Ph~11b~r -~~~ b"f:fln1d; ~Ítt~~~~~ªs~ ~~~~ ~en~ii:~-t~d:i rigen adelante y constituyen el
1 1
!untarías destinadas a los núcleos de los nervios craneales, y que temporalmente to-
man el trayecto de la vía sensitiva. Así reforzadas, las fibras arciformes internas re-
corren toda la altura del bulbo formando un fascículo complejo mal limitado. Este
fascículo sigue la cara posterior de las pirámides, de las que está separado por el núcleo
retropiramidal. Se adosa por dentro al rafe y al mkleo del rafe, por fuera al núcleo
yuxtaolivar interno y a las fibras radiculares del hipogloso, por detrás a las otras
''- ----·-·
..
----··--·-2
__ ,, ___ 3
SENSITIVA -----1'
J ..... .....9
.. --3'
12--· 2.• NF.URONA
SENSITI VA
...15
... 7
··--6
.......s
F1c. 595, l y 11
Vías motrices y sensitivas en su trayecto bulbar:
1, 11, cortes horizontales del bulbo, escalonados de abajo arriba (en parte según DÉJERINE).
En I, decusacldn 1>tnUorme.
1, ndcleo de Ooll, con l', cordón de Ooll lazul 01curoJ <sensibilidad profunda lnconaclente). - 2, ndcleo de
Burdacb. con 2', cordón de Burdach ( azul claro> (tacto, noclón de lupr). - 3, raíz senaJttva del trtgémlno, con
3 •. ntlcleo del trtgémtno y vía trJgémlna secundarla cruzada (oiolado). - 4 , decusaclón plnltorme. - 5, cinta de
Re!l media: vfa l>Ulbotalimlca deopués de la decusaclón pln!!orme. - 6, libras anterolaterales ascendentea, ae&'·
mento anterior (en azul claro) (tacto, noción de lugar). - 7, fibras anterolateratea aacendentes, segmento pasterlor
( en amanlloJ csenalb!lldad térmica y dolorosa). - 8, faac!culo de Oowers (anaranjado) (senslb!l!dlld profunda lncona·
ciente). - 9, faoclculo cerebeloso directo len •nde) csenalb!lldad profunda Lnconaclende). - 10, v!a piramidal (rojo).
- 11, vfa peduncnlar aberrante (rolo oiruroi. - 1 2. nllcleo del espinal (ro1aJ. - 13, ndcleo del h!~loao (rota).
- 14, ol!va bulbar lorl•) .
fibras de la formación reticulada blanca. Esta capa interolivar es atravesada por fibras
arciformes que pertenecen sobre todo a las fibras cerebeloolivares. Sólo en la proximi-
dad del surco bulboprotuberancial, con la aparición del núcleo ventral inferior, la
cinta de Reil se desprende de la formación reticulada blanca y constituye un fascículo
distinto comprendido entre la pirámide anterior, el núcleo ventral inferior, el extremo
superior de la oliva bulbar y el rafe medio. Así constituida, la cinta de Reil pasa a
la protuberancia, donde volveremos a encontrarla.
Por esta cinta de Reil pasan principalmente las fibras del cordón de Goll y de
Burdach. Las primeras son, según DÉJERINE, las vías de la sensibilidad profunda cons-
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
2.0 Oliva inferior o bulbar. - Esta formación gris, que hemos visto al estudiar
la configuración exterior del bulbo, es una masa ovoidea de eje mayor vertical que
ocupa el espacio comprendido entre la pirámide anterior y el fascículo lateral.
·--·-9
...s
3·-··· ...8 2 . • NE URONA
S ENSITlVA
···-6
Alargado de abajo arriba, aplanado de delante atrás, el cuerpo olivar inferior está
esencialmente constituido por una delgada capa de sustancia gris, que encierra en
su interior cierta cantidad de sustancia blanca. No obstante, la capa gris no envuelve
la oliva en toda su extensión, sino que está interrumpida, en su parte externa e infe-
rior, en un punto que se denomina el hilio de la oliva. Examinada en varios cortes
transversales (figs. 596 y 597, 7), la oliva úene el aspecto de una laminilla gris ama-
rillenta, plegada de modo irregular y que forma, por consiguiente, una serie de
á ngulos alternativamente salientes y entrantes. El espacio circunscrito por esta lámina
está ocupado por una sustancia homogénea, el centro medular de la oliva.
BULBO RAQUÍDEO
La altura del cuerpo olivar es de 1.1? a 15 milímetros, o sea dos quintos apro-
ximadamente de la altura total del bulbo. Visto en un corte horizontal, ocupa, en el
sentido transversal, la mayor parte de la sección, aproximándose mucho a la línea
media, pero sin llegar nunca a ella. Su diámetro transverso mide de 6 a 7 milímetros.
Su diámetro anteroposterior es d e 2 a 3 milímetros. En cuanto al espesor de la mem-
bra na grisácea que se extiende por su periferia, es de 0 ,2 milímetros aproximadamente.
ESTRUCTURA. - La hoja de sustancia gris que circunscribe el cuerpo olivar está consti-
tuida en gran parte por pequeñísimas células nerviosas de 12 a 15 µ de diámetro, de forma
redondeada, de color amarillento,
teniendo un solo cilindroeje y de
tres a cinco prolongaciones proto-
plasmáticas sumamente ramificadas
(K<ELL1KER). Con <:!'tas células se
mezclan gran número de fibras ner-
viosas muy finas, forma ndo un ple-
xo muy intrincado. Estas fibras tie-
nen d i versos valores : unas, perte- ·
necientes a los grupos de fibras 9'__
arciformes y dispuestas en fascícu- f3_
los más o menos importantes, se
limitan a atravesar el cuerpo oli-
var ; las otras termina n en éste por
"'-
x_
medio de arborizaciones libres, que a-s•:
enlazan las células nerviosas; otras, 7_
finalmente, se originan del mismo,
o, mejor d icho, no son otra cosa 'º--~~~
fq._ -
que los cilindroejes de las células
del cuerpo olivar. Las fibras for- IJ XII _
____
man un entrecruzamiento intraoli- tz __
var o intraciliar y extraolivar; este
último se designa a menudo · con
el nombre de cápsula de la oliva. FIG. 596
El entrecruzamiento intraolivar está Región bulbar inferior. Núcleos de Goll y de Burdach.
formado por fibras transversales y (Corte H 15 de la figura 593).
horizontales que llegan en pincel a l . cordones Posteriores de la medula . - l '. nllcleo de los cordones
los dentellones de la cara interna posteriores. - 2, fascículo aolltarto. - 3, núcleo de Monakow. - 4,
ndcleo del espinal y nenlo espina l. - s . n úcleo del biPoaloso mayor.
de la oliva. - 5' , nervio blpog loso mayor. - 6. entrecruzamiento pinltorme. - 7.
olJva bulbar. - 8 , plrámlde antertor. - 9, raíz descendente del tri·
La cápsula de la oliva contiene gémlno. - 9' . suatancta gelatinosa de Rolando. - 10 , ni.leteo yux-
taolivar Interno. - 11 , cuerpo restiforme. - 12, mlcleo a.rqueado . -
gran número de fibras verticales, 13, formación reticular gT18. - 14 , capa lnterollvar.
sobre todo en la parte posteroexter- forme.Obsérvense la parte Ln1'ertor de la ollva, el entrecruzamiento 1>lnl-
los mleleos de ortgen del espinal y del hipogloso. los nd.cleos
na, y que pertenecen al fascículo de Goll y de Burdacb.
central de la calota. También se
encuentran fibras oblicuas y horizontales que forman parte de las fibras arciformes del bulbo.
La oliva se halla rodeada de este modo por una capa de fibras que regularizan su con-
torno; fuertemente teñidas por la hematoxilina, se destacan sobre las fibras de la pirámide
anterior y las de la formación reticulada.
!ante o por detrás de la raíz sensitiva descendente del trigémino (fig. 597, 6). De aqui,
abandonando la formación reticulada gris, se reúnen y pasan por la periferia del cuer-
po restiforme, del que constituyen la mayor parte. Terminan en el cerebelo del lado
opuesto; esta vía olivocerebelosa es, pues, cruzada.
b) Con el cerebro. - La oliva se relaciona con el cerebro por el fascículo ya visto
en i871 por WERNICKE, descrito algunos años más tarde por BECHTEREW con el nombre
de fascículo central de la calota y por HELWEG con el nombre de fascículo oval de la
calota (fig. 598, 2). Este fascículo, uno de los tres fascículos compactos de la formación
t5 tJ' IS
1
8'_
!) __
FIG. 597
Región bulbar superior (corte H 11 de la figura 593).
1, cuerpo yu.xtarrestUorme . - 2, fascículo aolltarlo, con 2', m1cleo PoStertor motor, y 2 ''. nd.cleo ambiguo
(ventral motor) del neumogástrico . - 4, tasclculo lateral del bUlbo. - 5, mleleo del hll)O&'lollO mayor, y 5', mlcleo
del tasctculo te.res. - 6, dbras arcltormes cerebeloollvarea 1nter, pre y retrotrlgemJnales. - 7 , oliva bulbar. -
8 , pirámide anterior. - 9, raíz eensltlva descendente del trl.gémlno. - 9'. • uatancla gelatlno.,, de Bolando. -
10, nOOleo yuitaoUvar interno. - 11. cuerpc> rest.ttorme. - 12, nllcleo arqueado. - 13, tormaclón retlculada irrla.
- 14, capa lnteroUvar de la sustancia retlculada blanca. - 15, IV ventrlcUlo.
Obsérvese la emergencia del nervio neumogb trlco, el cuerpo resttforme y las O.braa arciformes cerebeloollvarea.
reticulada, es, según DÉJERINE, el peor limitado. Aparece coino fascículo distinto en
la comisura de Wernicke (véase Pedúnculos cerebrales). Forma en la proximidad del
surco bulboprotuberancial, con la cinta de Reil media, un ángulo abierto por detrás
que aloja una prolongación del .núcleo central inferior. Inmediatamente debajo se
separa de la cinta de Reil media por la oliva bulbar. En toda la altura del bulbo, en
fin, se sitúa en la parte anterior de la oliva, cuya cápsula contribuye a formar.
Según la mayoría de los autores, este fascículo es una de las vías eferentes prin-
cipales del núcleo rojo (véase Pedúnculos). Es directo y, sin duda, exclusivamente
descendente. Según investigaciones recientes (Fo1x y N1coLEsco), contiene también
fibras que proceden en gran número del tálamo óptico y de la región subtalámica.
Este fascículo se hace así talamoolivar y rubroolivar. Con estas fibras se mezclan tam-
bién algunos cilindroejes procedentes de la sustancia reticulada gris. Así constituido,
termina en la oliva bulbar. Algunos autores admiten, sin embargo, que una parte de
estas fibras descienden directamente a la medula siguiendo el fascículo de Helweg sin
detenerse en la oliva.
BULBO RAQUÍDEO
2~ ....
·6 .... -·
!¡ ~- ..
s _____ ~
2 _______·
f ___ _____ _
5'_....... ..
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5 __________ _
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F1c. 598
Esquema que indica las conexiones de Ja oliva bulbar.
l. ollva bulbar. - 2, taactculo central de la calota, y 2' . ftbra1 tálamo o aubtalamooUvares. - 3. ftbras oUvo.
ce.rebelosas y conexiones. - 3 •, una Obra aubtalamooHvar. - 4, tascículo de Belweg. - 4', Obras subtalamoeSDlna·
les. - 4". ftbras ollvoeaplnalea. - 5 fascículo oerebelo90 directo. - 5'. una ftbra esptnocerebelosa. - 6, cuerpa
restltorme.
desciende por debajo de la tercera cervical. Según DÉJERINE, se trataría de fibras abe-
rrantes de la vía peduncular (véase más adelante).
Por último, GoLOSTEIN y LoNc han demostrado que algunas fibras del segmento
posterior del fascículo en semiluna de Déjerine, después de un trayecto por la capa
retroolivar, se detendrían en la oliva (fibras espinoolivares). Se trata, como se ve, de
fibras ascendentes.
indica, en el lado externo de la oliva, entre esta última y la cabeza del asta anterior,
representada aquí por el núcleo ambiguo. En los cortes horizontales del bulbo (figu-
ras 599 y 6o1) ofrece el aspecto de una lámina delgada de sustancia gris, ligeramente
C.R.
F.c.e
P.d.
P. i.
O.P.
arqueada, y que termina en punta en sus dos extremos. De estos dos extr emos, el in-
terno corresponde al fascículo radicular del hipogloso y el externo se interpone entre
el cuerpo olivar y el núcleo ambiguo.
BULBO RAQUÍDEO
I' 15 15' 5
1 1
.. 9~-
2 - ---
FIG. 599
Corte que pasa por la región bulbar media .(corte H 13 de la figura 593).
1, cordón posterior. -1', ndcleo de los cordC'nes pasterlores. - 2, tasctculo solitarlo, con 2 ', núcleo t>Ostertor,
y 2", mlcleo ambiguo del glosotarfngeo y del neumogástrico. - 3, núcleo de Monakow. - 4 , núcleo lateral del bulbO .
- 5. núcleo del hipogloso mayor. - 5', nervio hlpagloso mayor . - 6, entrecruza.miento pinltorme. - 7, oUva.
tn.terior. - a. pirámide anterior. - 9, raíz sensltlñ del trtgémlno, y 9', sustancia gelatinosa de Dolando. - 10,
núcleo yuxtaollvar Interno. - 10', ntlcleo yuxtaoltvar externo. - 11 , cuerpo restltorme. - 12, núcleo arqueado.
- 13, rormaclón reticular gris. - 14, capa int.erolivar de la rorJDJLClón retlculacla. - 15, IV ventñcnlo. - 15'.
•&"UJero de Ma¡rendJe.
Obsérvese el aruJero de Marendle, los núcleos yuxtUollvares, los núcleos laterales del bulbo y el n11cleo motor
del neumo¡ráetrlco..
tiene entonces (fig. 601), lo mismo que Ja paraoliva interna, la forma de una laminilla
única más o menos arqueada.
Las dos paraolivas, interna y externa, tienen Ja misma estructura que la oliva.
Tienen el mismo valor, las mismas oonexiones, enviando fibras al cerebelo por la vía
de los pedúnculos cerebelosos inferiores.
5.° Fibras arciformes. - Estas fibras arciformes, denominadas también fibras ar-
queadas transversales, proceden de las regiones posteriores del tronco encefálico. Se
dirigen oblicuamente hacia dentro y se entrecruzan en el rafe. Unas se continúan con
las fibras longitudinales, que describiremos en la formación reticulada ; otras terminan
o nacen en el núcleo gris de la calota. Estas fibras son particularmente numerosas en
el bulbo. Sus orígenes son, pues, diversos. Por esto, para llegar a la línea media, unas
siguen la superficie exterior del bulbo, mientras que otras caminan por su espesor, y de
ahí su división en dos grupos: las fibras arciformes externas y las fibras arciformes
in temas.
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¡.-IG. 600
Origen y trayecto de las fibras arciformes.
A. corte dtl bulbo tn la dtcu.•actdn p' ntform..t: 1, 0.bras aricitormes lnterreuculadas que proceden del n úcleo de
Goll (2) y de Burdach (2 y 3 ). a los que llegan, procedentes de la medul&, ft.bras oordonales posteriores t2' y 3 ' ). -
4, cinta. de Rell media. - 4 ', tascfculo de ftbras ~nsitlvas procedentes del cordón anterolatera l. - 5 , fibras &r -
~itormes externas pcstertores procedentes de 5'. núcleo de Monatow. - 6, tascfculo cerebeloao directo. - 7, p ld.-
mlde ant erior.
B. coTtt dtl bulbo t n la oUtia QU~ mut1tra la1 / ibra1 arclformt1 0Ucoctr tbtlo1a1: 8', ftbras a rcltormes olivo-
rerebelosas p.retrlgeminales. - 8". Obras arcUormes oltvocerebelosas lntertrlgeminales. - 8"'. Obras a rcltor mes olt-
'·ooerebelosas ret rotrigemlnales. - 9, nt1clo arqueado, y 9'. Obras arcltormes externas. anterior es o ventrales . -
10, r a íz sensltlva del trlgémlno. - 11, tascfculo cerebeloso directo comprendido en el cuerI>O restltorme.
C. cor te de la r eof6n bul boprotuberancfal que mue1tra la1 !fb ra1 a rdforme1 dor 1al e1: 12, núcleo del rafe, y 12'
Obras arcltormes preptramldales; 12". Obras a rcltormes retroptramidales. - 13, núcleo del act1st1co, con 13' , ner-
Yto acústico; 1 3", Obras a rcltormes del cuerpo trapezoide; 13" ' , vfa acústica central. - 14, núcleo de Bechterew. -
15. n llcleo de Delters. - 16, núcleo dor1al lnterno. - 17. Obras arclt ormes dorsales, con 18, tasciculo loogttudtoa.t
posterior . - 18', Obras descendentes. - 18". Obras mesencet ill<"aa.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
formes más elevadas se condensan en un fascículo distinto, que se coloca por delante
de la base de las pirámides en forma de arcada; este fascículo, que sigue el borde infe-
rior de la protuberancia o puente de Varolio y le es paralelo, se conoce con el nombre
de antepuente o pontículo.
Nada más variable que el desarrollo de las fibras arciformes externas anteriores;
éstas forman a veces una capa conúnua que envuelve el cuerpo olivar y llega a descen-
der hasta varios milímetros por debajo de este último órgano. Por el contrario, exis-
ten individuos en los que estas fibras son muy raras y poco visibles. Esto depende de
que, entre las fibras internas o profundas y las fibras externas o superficiales, existe
una especie de balance numérico, en virtud del cual el desarrollo de éstas se halla
en razón inversa del desarrollo de aquéllas.
A lo largo de las fibras arciformes externas anteriores se disponen algunas pe-
queñas masas de sustancia gris, que se designan, cualesquiera que sean su volumen
y situación, con el nombre genérico de núcleos arciformes o núcleos arqueados (figu-
ra 600, g). Esta sustancia gris periférica se desarrolla preferentemente en la parte
anterior y en la parte interna de la pirámide anterior, en la que forma, en la mayor
parte de los casos, una masa compacta, muy visible en los cortes transversales (figu-
ra 601, t6): son los núcleos piramidales o prepiramidales y los núcleos del rafe. Con-
siderados desde el punto de vista de su desarrollo longitudinal, estos núcleos pirami-
dales comienzan, por abajo, a nivel o un poco por debajo de la extremidad inferior del
cuerpo olivar. Desde aquí se prolongan hasta la protuberancia y llegan a penetrar en
esta última, fusionándose con los núcleos grises del puente. Esta continuidad de las dos
formaciones grises nos señala al propio tiempo la significación que úenen los núcleos
piramidales y todos los núcleos arciformes en general: son una dependencia de la
sustancia gris protuberancia! y tienen el mismo valor morfológico. Presentan, por lo
demás, la misma estructura, y encontramos en los núcleos arciformes, lo mismo que
en los núcleos de la protuberancia, células de pequeñas dimensiones, generalmente
fusiformes y rara vez globulares (KCELLIKER).
c. VALOR MORFOLÓGICO DE LAS FIBRAS ARCIFORMES. - Estas fibras son de valor dife-
rente r disúnguiremos varios grupos:
El primer grupo está constituido por fibras del fascículo olivar cerebeloso. Estas
fibras, partidas de una de las olivas, se entrecruzan, atraviesan la oliva opuesta ; luego,
pasando, bien por delante, bien por detrás de la raíz descendente del trigémino, ora
también atravesándola (fibras arciformes pre, ínter, retrotrigeminales), llegan a la
parte interna del cuerpo resúforme y pasan a la parte central del pedúnculo cerebeloso
inferior para llegar a la corteza cerebelosa (fig. 600, 8', 8", 8"'). Este primer grupo
constituye, pues, una vía olivocerebelosa cruzada.
Un segundo grupo comprende fibras que parten de los núcleos de Monakow y
van al cerebelo. Son las fibras arciformes externas posteriores descritas por EmNGER
(fig. 600, 5 y 5').
Un tercer grupo comprende las fibras sensoriales que proceden de los núcleos ves-
tibulares y llegan al cerebelo formando el aparato cerebelovestibular. Constituyen una
parte de las fibras arciformes internas dorsales. EmNGER había descrito con el nombre
de fascículo sensorial cerebeloso las fibras de que acabamos de hablar y ouas que pro-
cederían de los núcleos sensiúvos bulbares. Unicamente se ha demostrado el contin-
gente vestibular.
Un cuarto grupo comprende las fibras arciformes que unen los núcleos arciformes
o núcleos medianos del rafe con el cerebelo (fig. 600, 12). Pasan ora por delante de las
pirámides (fibras arciformes prepiramidales) para llegar al pedúnculo cerebeloso opues-
to, ora por deuás del fascículo piramidal (fibras arciformes retropiramidales) para
llegar al cuerpo restiforme opuesto (fig. 600, C, 12' y 12"). Estas cifras forman parte
de la vía motriz cerebrobulbocerebelosa, vía análoga a la vía cerebropontocerebelosa.
BULBO RAQU ÍDEO 737
Un quinto grupo de fibras arciformes comprende las fibras que, procedentes de
los núcleos de Goll y de Burdach, van a constituir ulteriormente la cinta de Reil
(figura 600, A, 1). Por encima del entrecruzamiento motor que forma el rafe existe
la decusación sensitiva o piniforme, cuyas fibras constituyen este último grupo: las
fib ras arciformes interreticuladas. Llegan al rafe en ángulo agudo. Por encima de ellas
1,2 1,2'
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lL
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¡ 14
2 2
FIG. 6o1 F1G. 6o2
Formación reticular del bulbo vista en un corte Diferentes fascículos de la medula es-
horizontal a nivel de la parte media del cuerpo p inal vistos en una sección uansversal
olivar (semiesqucmática). del bulbo (esquematizado según un
1. surco medlo an tet lor . - 2. cuarto Tentrículo. - 3, for· dibujo de BECHTER.i:w).
macJón reticular. con 3'. 1u par Le int em a ( 1u.1tan cfa. rctfcutar
blanca); 3 " . au parte ex·t.erna (1vatoncfa reUcular or11) . - 1 , ndcleo del bll>Ollloso. - 2, faoc!eulo p lr&·
4, rafe. - 5 , pirámide a nt.er lor . - 6, clnt.a de ReU. - 7 , m ida! . - 3, cinta de Rell. - 4, formación rt-
cuerpo olivar interior con aua dos núcleos accesorios. - 7 ' . Ucular. - 5, n dcleo de Roller. - 6 , n dcleo
pedúnculo del cuerp0 olivar. - 8, hll>OlrlOSO m ayor, con 8 ', lat.eral. - 7, oUva. - 8, !Ueleulo de Gowers.
su ntlcleo de orliren. - 9, neumo¡iatrlco. con 9', su n d.cleo - 9 , ralz Inferior del t rlgémlno. - 10, faa·
terminal. - 10, n dcleo do rsal externo del ac1latleo . - 11, n d - cfculo cerebeloso directo. - 11 . cuerpo res-
cleo ambiguo {n úcleo de origen de las ftbraa m otor a1 de 101 t.ltor me. cont.tnuaclón del t aacfculo de Burd.aeb .
n ervios milto• y del nervio espin al) . - 12, n dcleo de Goll. - con 11' , ndcleo de Burdacb. - 1 2, plr,mlde
13, núcleo de Burdacb. - 14, cabeza del asta postertor, con posterior , continuación del t asciculo de Goll ,
14' . ra í z inferior del t rlgémlno. - 15 , fascículo aolltarlo. - 16, con 12' . núcleo de Goll. - 13. base de las
fibras arcllormea externas a nterlorea, con 16' , n\k:leo preptra- a~ post erlorea. - 14, surco medio a nterior .
mldal. - 17, n dcl eo lateral •. - 18, ndcleo d el f aae!culo t.erea . - 15 , ra fe, con laa fibras del t asctculo !un·
- 1 9, llgula . damental anterolateral.
aparecen las fibras arciformes anteriormente descritas, que van a los pedúnculos cere-
belosos inferiores.
6.° Formación reticular del bulbo, núcleo de Roller y núcleo lateral. - La for-
mación reticular, así denominada por tener en los cortes el aspecto de una red o
retícu lo, ocupa toda la parte central del bulbo (fig. 601 , 3'). Esta formación reticular
existe ya, aunque muy poco desarrollada, en la parte superior de la medula cervical,
en donde la hemos indicado por detrás del asta la teral. En realidad no constituye, pues,
para el bulbo, una nueva formación; pero en él adquiere ésta un desarrollo tan con-
siderable que mérece mención aparte, y por esto la describimos en este lugar.
2.5 R{j
1 1 "í
a·_
2·:..8--_
FIG. 6o3
Región bulbar superior. Corte H 10 de la figura 593 (en parte, según DÉJERINE).
1. cuerpo yuxtarrestlforme. - 2. tascículo solltarlo. - 2'', nt1cleo ambiguo. - 2 ''', nervio neumo¡rástrlco. -
3, mtcleo motor posterior del g loeotarfngeo. - 4, fascículo lateral del bulbo. - s. estrías acllstlcaa. - 6, núcleo
vestibular del nervio audltlvo. - 7, ollva lnterlor o bulbar. - 8, plrimlde anterior. - 9, ra!z sensitiva deseen
dente del trtgémtno, y 9 ', auatancla gelatinosa de Rolando. - 10, ntleleo yuxtaollvar Interno. - 11., c ueroo res
tltorme . - 12, nllcleo arqueado. - 12', nllcueo del rafe. - 13, sustancia retlculada gTls. - 14, sustancia retlcula·
da blanca.
Obsén·enae tos c~rpos restllormes. las estrfas acústicas y el n\lcleo del rtl.fe.
(figura 6i5, 4), que es una dependencia de los nervios glosofaríngeo y neumogástrico.
b) Células nerviosas, núcleo de Roller y núcleo lateral. - Las células nerviosas
se dispersan irregularmente por el campo reticular, sin formar un núcleo bien mani-
fiesto; podríamos decir, para emplear una expresión de KCELLIKER, que se trata de un
núcleo difuso. No obstante, algunos autores describen en la formación reticular del
bulbo dos núcleos: el núcleo de Roller y el núcleo lateral. El núcleo de Roller o
núcleo central inferior de Bechterew (fig. 602, 5) está situado algo por detrás del hilio
del cuerpo olivar y está en relación con las fibras del fascículo fundamental antero-
lateral de la medula. El núcleo lateral (fig. 601, 17), mucho más superficial, se halla
situado entre la extremidad externa del cuerpo olivar, que está hacia delante, y la
raíz inferior del trigémino, que se halla hacia atrás; se trata, según BECHTEREW, de
un núcleo de interrupción para las fibras constitutivas del fascículo de Gowers.
sucesivamente, siguiendo d e abajo arriba, los seis cortes siguientes: 1.º, corte a nivel
de la parte inferior del entrecruzamiento d e las pirámides; 2.º, corte a nivel de la
parte media del entrecruzamiento de las pirámides (entrecruzamiento motor); 3.0 , corte
que pasa por la parte superior de este mismo entrecruzamiento (entrecruzamiento sen-
sitivo); 4.º, corte que interesa el tercio inferior de las olivas; 5. 0 , corte que corres-
ponde al tercio medio de las olivas ; 6.0 , corte por el tercio superior de las olivas;
7.0 , corte que pasa por debajo de la región del surco bulboprotuberancial a nivel del
polo superior de la oliva. Estos cortes se practicaron según el plan indicado en el
esquema 593.
2 2' 1' 1
3' 2 f
flG. 6o4
fIG. 6o5
Cerca de la región cervical superior en la
emergencia del primer nervio cervical (cor- Entrecruzamiento motor en el cuello del
te H 23 de la figura 593, según DtJERINE) . bulbo (véase figura 593, corte H l!O, según
DtJERINE).
l . cordón de Goll. - 2 , cordón de Burdacb. - 3,
asta posterior. - 3', sustancia gelatinosa de Rolan- 1 , cordón de Goll. - l ', núcleo de Gol!. - 2, cordón
do. - 4, raíz posterior del prlmer par cervical. - do Burdach. - 2'. núcleo de Burdach. - 3, asta
s. fascículo ptramldal cruzado. - 6, cordón lateral. - posterior. - 4, nervio espinal. - 5, entrecruzamlento
7, asta anterior. - 8, cordón anterior. (N ótese la motor o decusacldn de las pirámides. - 6, cordón
decapitación del asta anterior por el fascículo pira- lateral. - 7, asta anterior. - 8, pirámide. - 9. raiz
midal cruzado.) descendente del t rlgémino.
dos surcos medios anterior y posterior, así como los tres cordones de la medula, no
experimentan modificación alguna. El cordón posterior, sin embargo, es mucho más
ancho, lo cual depende del desarrollo de los fascículos que representan las vías largas.
Las astas posteriores están poco modificadas, tanto en su forma como en su
constitución anatómica. No obstante, aparecen más inclinadas hacia fuera, y esta des-
viación, muy ligera todavía, pero que va acentuándose en los cortes suprayacentes.
es la natural consecuencia del mayor desarrollo volumétrico de los cordones posterio-
res, que, para poder instalarse, se ven obligados a repeler hacia delante la columna
gris central.
En lo que concierne a las astas anteriores, su cabeza se hace m ás voluminosa y se
extiende principalmente hacia delante y hacia fuera. Las astas laterales están muy
acentuadas, pero se fusionan con las astas anteriores. En cambio, la parte del asta
que une la cabeza con la base se adelgaza de manera considerable a consecuencia de
un avanzamiento de los cordones laterales sobre su lado externo. Esto proviene de que
BULBO RAQUÍDEO 741
las fibras del fascículo piramidal cruzado han empezado a dirigirse hacia dentro:
ocupan ya la parte externa del asta, disponiéndose a atravesarla o, mejor dicho, y em-
pleando la expresión clásica, a decapitarla, que es lo que harán más arriba.
F1c. 607. - Corte del bulbo raquídeo a nivel del entrecruzamiento de las pirámides:
parte motora (según MATÍAS D uvAL).
l, surco medio anterior. - 2. surco medio posterior. - 3, rafees motoras. - 4. ratees sensitivas. - s. base de
ta.a astas anteriores, cuya cabe.za, s•, ha. sf:lo desprendida. para. el paso del fasc ículo piramidal cruzado. - 6, en ·
trecruz.am1ento de los tascfculos plramldnlea cruzados, que van a t ormar las pirámides anteriores. - 7, astas
pastertores ( azul) . - 8, núcleos de Burdacb o postplramtdhles.
lado del surco medio anterior, punto en el cual, enderezándose hacia arriba, consti-
tuye este grueso fascículo longitu dinal que hemos denominado pirámide anterior.
Al ej~cutar este movimiento de traslación, el fascículo piramidal cruzado atraviesa
necesariamente el asta anterior a nivel de su cuello: la decapita, es decir, separa su
cabeza de su base. Esta asta anterior, hasta aquí indivisa, se halla ahora separada en
dos fragmentos: uno interno, que representa la base y conserva sus relaciones con el
conducto central, y otro externo, que representa la cabeza y está situado hacia fuera
y un poco hacia atrás de la pirámide anterior. Estos dos fragmentos, como ya hemos
visto, no volverán a reunirse, pues formarán, en toda la longitud del bulbo y de la
protuberancia, dos columnas distintas, ambas motoras (véase fig. 590). Estas columnas
se dividirán a su vez en cierto número de segmentos superpuestos, formando los núcleos
de origen de los nervios motores bulboprotuberanciales.
En este mismo corte puede observarse que el asta posterior ha acentuado su mo-
vimiento de traslación hacia delante y hacia fuera. A consecuencia de esta desviación
dicho cuerpo parece tener ahora una dirección casi transversal. Al mismo tiempo, de
la comisura posterior se han desprendido dos prolongaciones de rnstancia gris, una
derecha y otra izquierda, que se dirigen de delante atrás en el espesor de los fascícu-
los. de Goll: son los núcleos de Goll, denominados también núcleos de los cordones
742 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
3.° Corte por la parte superior del entrecruzamiento de las pirámides (en-
trecruzamiento sensitivo). - En este corte (figs. 608 y 609) termina el entrecruza-
miento motor. Todas las fibras de los fascículos piramidales cruzados han pasado de
derecha a izquierda, y viceversa. Encuéntranse ahora, en la pirámide anterior, en el
lado opuesto al que ocupaban en la medula. El fascículo piramidal directo, que no se
ha entrecruzado, está fusionado completamente
? con la pirámide y ocupa su lado externo.
Las astas anteriores se descomponen siempre
en dos fragmentos: uno posterior, que representa
su base, y otro anterior, que representa su cabeza.
Ambos ocupan la misma situación que en el corte
- ·5 precedente. Así aparecen los núcleos de origen de
_·J' los pares XI y XII.
El asta posterior, cada vez más repelida hacia
delante por el cordón posterior, que va desarro-
llándose continuamente, adopta ahora una direc-
ción perfectamente transversal. El núcleo de Goll
existe todavía, con análoga forma y dimensiones
8'
que tenía hace poco, pero ya no está solo: por
10
fuera de él, y partiendo de la base del asta, se ha
FIG . 6o8 desarrollado una nueva prolongación, menos con-
Corte transversal del bulbo a nivel del siderable, pero de igual naturaleza; es el núcleo
entrecruzamiento sensitivo de Burdach o núcleo cuneiforme, así denominado
(esquemática).
por ocupar el espesor del fascículo del mismo
1. surco medio anterior. - 2, 1urco med.Jo
1>0sterlor. --- 3, y 3 ' . cabeza y base del asta. nombre. En su parte externa se ve el núcleo de
anterior (rojo) . - 4, hipogloso mayor. - 5 y
5 •, cabeza y base del ast a poat.erlor. - 6, Monakow (fig. 609, 3).
n úcleo de Goll. - 7, n úcleo de Burdach. -
8, 8, clnt.a de Rell o tasclculo sensitivo. - 9, Por delante del conducto del epéndimo, en el
entrecruzamient o sensitivo. - 10, t aactculo pl·
ramldal. mismo punto en que acaba de efectuarse el entre-
cruzamiento de las fibras motoras, se observan
nuevos fascículos, que se entrecruzan de un modo análogo con sus homólogos del lado
opuesto: son los fascículos sensitivos de la cinta de Reil. Sabemos ya que estos fascícu-
los provienen en parte del núcleo de Goll y en parte del núcleo de Burdach; y sabemos
también que todos ellos, después de entrecruzarse, van a situarse por detrás de la pirá-
mide anterior, para hacerse ascendentes y remontarse desde este punto hacia el cerebro.
Para efectuar su entrecruzamiento los fascículos constitutivos de la cinta de Reil, ya
procedan del núcleo de Goll o del de Burdach, todos pasan, según la flecha indica-
dora bb' de la figura 6o6, a través del asta posterior correspondiente y la decapitan.
En lo sucesivo esta asta posterior se dividirá, como el asta anterior, en dos fragmentos :
uno interno. representando la base, y otro externo, representando la cabeza. Estos dos
fragmentos formarán asimismo, en toda la longitud del bulbo y de la protuberancia,
dos columnas distintas, ambas sensitivas, y se convertirán, después de su segmentación
en sentido transversal, en núcleos terminales de los nervios sensitivos bulboprotuberan-
ciales (véanse figuras 590 y 591).
4.° Corte por el tercio inferior de las olivas. - Los dos entrecruzamientos motor
y sensitivo han terminado, y se distingue con claridad, en este corte (figs. 6io y 6u), !a
nueva situación ocupada por los fascículos medulares que se han desviado. Estos
fascículos se suceden, de delante atrás, en el orden siguiente: en el plano superficial,
BULBO RAQUÍDEO 74~
3 2 J f 5
1 1 t 1
2'_
9 __
9!.. __
!J--
t~~=-
6-
Xl.,.__
7 __
10--
14--
6-P1-
FIG . 6og
Región bulbar inferior. Núcleos de Gcll y de Burdach. Corte H 16 de la figura 593
(según UiJ Ek lNE).
1, cordón de Gol!. - l '. ndcleo de Gol!. - 2, cordón de Burdaoli. - 2', ndcleo de Burdacb. - 3 , n dcleo
de Monakow . - 4 , nddeo del espinal y nervio espinal (XI) . - 5, núcleo del blpogloso mayor y nervJo hipogloso
mayor (XJD. - 6 . entrecruzamiento ptnlforme. - 7 . 7", ollva bulbar. - 8 , plrAmlde anterior. - 9 , rafz des·
cendente del trl¡émlno. - 9' , sustancia gelatinosa de Rolando. - 10, ntlcleo yuxtaollvar interno. - 11, cuerpo
restltorme. - 12, núcleo arqueado. - 13, totmacldn retlculada gris. - 14, capa lnterollvar de la tormactón re·
Uculada blanca.
anterointerno o cuerpo paraolivar interno; hacia el lado externo del hilio, entre el
cuerpo olivar y el núcleo accesorio del hipogloso, el núcleo yuxtaolivar posteroexterno
o cuerpo paraolivar externo.
La formación reticular ha aumentado: se extiende, en sentido transversal, desde
el rafe hasta la cabeza del asta posterior, y en sentido anteroposterior, desde el suelo
del cuarto ventrículo hasta la pirámide. El hipogloso mayor, en su trayecto intrabulbar,
la atraviesa oblicuamente y así la divide en dos partes: una interna, más pequeña, que
es la formación reticular blanca; otra
externa, mayor, que es la formación re-
ticular gris. En la formación reticular
se encuentran el núcleo de Roller y el
núcleo lateral; ambos se ven perfecta-
mente, el prime:o en la figura 602, 5
y el segundo en las figuras 601, 17, y
X 602, 6.
Las pirámides tienen todavía la
misma situación, forma y constitución
precedentes. Debemos hacer constar,
sin embargo, la aparición de una capa
de sustancia gris (fig. 613, 4) en su
e.o. lado anterior y en su lado interior. Esta
4 3 capa de su stancia gris, situada en la
F1c. 613 cara externa del bulbo, constituye a
Corte del bulbo raquídeo a nivel d e la parte m edia derecha e izquierda los núcleos arcifor-
de los cuerpos olivares (según l\J. D t.:VAL). m es o pre piramidales, dispuestos en el
1. surco mt>dlo anterior. - 2, suelo del cuarto ventriculo. trayecto de las fibras arciformes.
- 3. pirámides anteriores ( r ojo). - 3', tascfculo sensi tivo o
cinta de Rell ( azul). - 4, núcleos arcltormes o preptramlda· Llamaremos, finalmente, la aten-
les . - 5, n úcleo prin cipal del hlPogloao, oon 5', au núcleo
accesorio. - 6. núcleo amblauo o mlcteo motor de 1011 ción sobre la aparición de un fascículo
nervios mixtos . - 7 , su núcleo sensitivo . - B. ntlcleo de Bur-
dach. - 9, cabeza del asta Posterior, cubierta per 10, la longitudinal, de corte ovalado, situado
raíz bulba;: del trlgémlno. - 11, cuerpo oltnr. - 12, n úcleo
yuxtaoUvar anterolnterno. - 13, núcleo yuxtaollvar Poste.· inmediatamente por debajo de la co-
roexterno. - 14 . rate. - 15 . t ascfcuJo aolltar10. - X, nervio
neumo¡ástrtco. - XIJ, nervio h1Poiloeo mayor. lumna sensitiva del suelo ventricular,
entre esta columna y el núcleo de Bur-
dach : es el fascículo solitario de Stilling, núcleo sensitivo del neumogástrico (figu-
ras 6o3, .2, y 613, 15).
6.° Corte por el tercio superior de la oliva. - Este corte (fig. 614) difiere poco
del precedente. A derecha e izquierda de la línea media seguimos observando, suce-
diéndose regularmente de delante atrás, el fascículo piramidal, la cinta de Reil y el
fascículo fundamental del bulbo, diseminado este último en forma de hacecillos por
la formación reticular.
Hacia delante persiste el surco medio y aun es más profundo: nos acercamos al
agujero ciego. A cada lado de este surco encontramos nuevamente los núcleos prepi-
ramidales o arciformes, los cuales son más desarrollados todavía que en el corte pre-
cedente. -
Hacia atrás, el cuarto ventrículo se ha ensanchado de manera considerable, y
pueden observarse claramente, a derecha e izquierda del cálamo, las tres alas citadas:
blanca interna, gris y blanca externa.
Las columnas resultantes de la dislocación de la sustancia gris central existen
también, habiendo cambiado apenas su situación. Así, pues, se observan: 1.0 , la colum-
na motora, que representa la base del asta anterior y ocupa la porción yuxtamedia del
suelo ventricular, formando en este punto el ala blanca interna; 2.0 , la columna sensi-
tiva, que representa la base del asta posterior y se sitúa por fuera de la precedente,
siempre en el suelo ventricular, en el que constituye a la vez el ala gris y el ala blanca
BULBO RAQUÍDEO 747
externa; 3.0 , la columna motora, que representa la cabeza del asta anterior y se hace
visible en el lado externo del cuerpo olivar; a este nivel forma el núcleo ambiguo,
del que parten las fibras radiculares motoras de los nervios mixtos ; 4.0 , la columna
sensitiva, que representa la cabeza del asta posterior y ocupa la parte interna del
cuerpo restiforme ; del mismo modo que en el corte precedente, dicha columna está
en relación con la raíz inferior del trigémino ; 5.0 , el núcleo vestibular ; 6.0 , el núcleo
motor posterior del glosofaríngeo ; 7. 0 , las fibras arciformes olivocerebelosas.
En el cordón posterior, el núcleo de Goll ha desaparecido, y ocurre otro tanto con
el núcleo de Burdach. Las fibras largas de origen espinal han terminado todas ellas
por debajo del corte, y por este motivo el cordón posterior, convertido en cuerpo
1 2 3 61 t)
1 1 1
9' __ _
2 "_9____
2 "'
JJ - - ---=
ILJ - -
lj - -
12'- -
10-
7--
F1c. 614
Región bulbar superior (corte H 10 de Ja figura 593; en parte, según D ÉJERJNE) .
l. cuer¡io yu xtarrestl torme. - 2. t ascfculo solitarlo. - 2" , núcleo ambiguo. - 2"'. ner vio neumogást rico. -
3 , nucleo motor posterior d el glosot arfngeo. - 4 , t ascfculo lateral del b ulbo. - 5, est rías af'ústlcas. - 6. mlcleo
vestl bu lar del ner Yto auditivo. - 7 . oliv& interior o bulbar. - a . ptrá.m lde anterior. - 9, rafz. aensl\.lva descendente
del trl¡émlno, y 9' , sustancia gelatinosa de Rolando. - 10, núcleo yuxtaollvar interno. - 11, cuerpo restltorme .
- 12, nuc-loo arqueado. - 12'. n úcleo del rafe. - 13, sustancia. retlculada g ris. - 14, sustancia. retlculada blanca .
S ótense Jos cuerpe>s restlt ormes. l~s estrías acústicas y el ntlcleo del rate.
7.° Corte que pasa por debajo del surco bulboprotuberancial en el polo su-
perior de la oliva. - Este corte muestra la persistencia en el bulbo de las fibras trans-
versales del puente, el agujero ciego, los núcleos arqueados y el rafe, que no son más
que la continuación de los núcleos del puente.
750 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
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B
fIG. 617
Vista lateral de conjunto de las arterias del eje encefálico (semiesquemática)
(Fo1x e HILLElllAND).
B. bulbo. - c. cerebro. - P. peddnculo. - l. l', arterlas vertebrales. - 2, tronco bastlar. - 3, cerebral
posterior. - 4, cerebelos& Interior. - 5, cerebelosa. media. - 6, cerebelosa. superior. - 7, clrcu11!.,..,11cial corta pro·
tnbera.nclal . - a. arteria lateral del bulbo.
disposición más frecuente (60 por 100 de los casos, según Fo1x e Hn.LEMAND). Existen
de arriba abajo:
a) La arteria principal de la fosita lateral del bulbo. - Constante, nace del
tronco basilar (de dos milímetros a un centímetro por encima de su origen); se dirige
hacia fuera ligeramente inclinada abajo, atraviesa el surco bulboprotuberancial por
encima de la oliva y se expansiona en cuatro o cinco ramas que penetran en escalón
unas debajo de otras en la fosita lateral del bulbo. Irrigan la oliva, la región retro-
olivar y la emergencia de los nervios mixtos (fig. 619, 3).
b) La arteria accesoria de la fosita lateral del bulbo. - Es casi siempre única, a
veces doble, raramente triple. Nace de la vertebral, a veces del tronco basilar (figu·
ra, 619, 4), excepcionalmente de la cerebelosa media. Su territorio es semejante al de la
arteria principal, pero se halla situado debajo de él.
BULBO RAQUÍDEO 75 1
c) Las ramas de la cerebelosa inferior. - La cerebelosa inferior desprende cerca
de su nacimiento de la vertebral una o varias ramas ascendentes que penetran en la
parte lateral inferior del bulbo por debajo de los territorios irrigados por las arterias
precedentes (fig. füg, 6).
Por regla general se puede decir que la irrigación de la parte lateral del bulbo está
asegurada en el bulbo superior por la arteria de la fosita lateral del bulbo, en el bulbo
inferior por la cerebelosa inferior. Una arteria accesoria se intercala con frecuencia
entre ambas (Fo1x e HILLEMANo).
L.C_
F1c. 618
Topografía esquemática de los tres tipos de arterias del eje encefálico (F01x e Hu.LEl\lAND).
L, e, lóbulo lateral del cerebelo. - P . protuberancia. - V, vermla. - 1, arteri& paramedla . - 2, arteria.
clrcunferencial corta. - 3, :irterla clrcunferenc!al la.rya.
D. REsuMEN. - En un corte que pase por el bulbo superior (fig. 6.21) vemos tres
territorios arteriales :
1.º Un territorio medio dependiente de las arterias paramedias;
.2.0 Otro lateral dependiente de la arteria de la fosita lateral;
3.º Finalmente, un tercer territorio posterior (cuerpo restiforme) dependiente de
la arteria cerebelosa inferior.
En un corte que pase por el bulbo inferior (fig. 622) existen dos territorios:
1.º Un territorio paramedio dependiente de las arterias espinales anteriores;
.2.º Un territorio posterolateral dependiente de la arteria cerebelosa inferior.
2.0 Venas. - Las venas que salen del bulbo forman alrededor de este órgano una
red tupida, que por una parte se continúa por abajo con la red venosa de la medula
y por otra parte comunica abundantemente, por arriba, con las venas del cerebelo y
752 S ISTEMA 'ERVIOSO CENTRAL
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-t o, 8
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7. - - - ..
media anterior r ecibe numerosas venas, que proceden del surco medio anterior, prin-
cipalmente del aguj ero ciego. Recibe además algunas ramas afluentes de las pirámides
anteriores y hasta de los cuerpos olí vares.
b) Vena media posterior. - Es también continuación d e la vena homónima de
la medula esp inal. Corre de abajo arriba a lo largo del surco medio posterior, hasta
el ángulo inferior del cuarto ventrículo. En este punto se desvía las más de las veces
hacia fu era, a la derecha o a la izquierda, o (d espués de bifurcarse) hacia ambos
lados a la vez, y va a terminar, junto con las venas radiculares posteriores, en uno de
los senos de la base del cráneo o también en el plexo venoso del agujero occipital.
BULBO RAQUÍDEO 753
c) Venas radiculares. - Las venas radiculares, así denominadas por seguir el tra-
yecto de las raíces nerviosas, se ponen siempre en relación, por una parte, con la vena
media anterior, y por otra, con la vena media posterior. Estas venas son muy varia-
bles por su número y por su desarrollo. Una de las más voluminosas es la vena del
hipogloso, que existe aproximadamente en la mitad de los casos y termina en la
confluencia condiloidea anterior (véase ANGIOLOGÍA) . Se observan también en bastantes
indi,·iduos venas análogas, que acompañan a uno u otro de los tres nervios glosofarín-
geo, neumogástrico y espinal. las cuales desembocan a nivel del agujero rasgado pos·
__ 3
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terior, unas veces en el seno lateral, otras veces en el seno petroso mferior y otras,
.finalmente, en el origen del seno occipital posterior.
3.0 Linfáticos. -;-- Las vías linfáticas del bulbo raquídeo son exactamente las mis-
mas que las de la medula (véase Medula).
n.- 2s
CAPITULO 11
PROTUBERANCIA ANULAR
(PARED ANTERIOR DEL CEREBRO POSTERIOR O METENCEFALO)
8 11 7
A B' C V
F1c . 624
Eje encefálico (vista anterior).
A, bulbo. - B, hemisfe rio cerebeloso. - B'. verm1s Ln!erior. - C, protuberancia. - D, pedúnculos cerebra·
les. - E. bemlsterlos cerebrales. - 5, valle de Sllvio.
1, qulasma ó~tlco. - 2, nervio óptico. - 3, clntllla óptica. - 4, cuerpo genlculado interno. - 5, cuerpo ¡¡enicu-
lado externo. - 6, túber. - 7, 7 . tubérrulos mamllares. - 8, esoaclo perforado pcsterlor. - 9, espacio perforado
anterior. - 10, cintUJa olfatoria. - 11, estría oltatorla externa. - IU, nervio motor ocular comlln.
basilar, del cual está separada por el tronco basilar y un conducto subaracnoideo ancho.
Está inclinada, como el canal, de arriba abajo y de delante atrás, formando con la
horizontal un ángulo de 65 a 70 grados. Esta cara presenta sucesivamente: r.º, en la
línea media, un surco longitudinal. el surco basilar, que corresponde casi siempre al
tronco basilar, pero sin ser producido en modo alguno por la presencia de este vaso,
pues precisamente se ensancha de abajo arriba, mientras que el calibre de la arteria va
disminuyendo, y, por otra parte, se observa con bastante frecuencia que el tronco basilar
se desvía lateralmente, sin que el surco deje de ~er anteroposterior ni de estar situado
en la línea media; 2. 0 , a ambos lados del surco basilar, un abultamiento igualmente
SISTEMA r-;ERVIOSO CE!"TRAL
FIG. 625
Protuberancia anular, cara anterior.
(En el lado izquierdo se ha separado el cerebelo para deJa.r al descubierto el pedúnculo cerebeloso medlo ;
en el lado derecho esu. en su sttto.)
l . protuberancia. - 2 , surco medio. - 3 . rodetes piramidales. - 4 , surco protuberanctal superior. - s. sur:c
protuberanclal inferior o bulboprotuberancial. - 6, pirámide anterior del bulbO. - 7, aguJero ciego. - 8, cuerp..>
olivar. - 9, cerebelo, con 9'. tl.óculo. - 10, pedúnculo cerebral. - 1 1. hemlsfertos cerebr::t.les. - 12, espacio in·
terpeduncul ar. - 13, tubérculos mamtlares. - 14, motor ocular común . - 15, patético. - 16, trlgémtno. con 16'. s u
ra.(z g rande, y 16" , su raíz pequeña. - 17, motor ocular externo. - 18, tacl:il. - 19, intermediario. - 20~ a.cústlco.
- 21, ¡¡Josorar!ngeo. - 22, n eumorr:ist rlco . - 23. eoplnal. - 24, htpcgloso ma yor.
los anteriores de este último órgano; 3.0 , un poco por fuera del rodete piramidal, la
emergencia del nervio trigémino; esta emergencia se verifica por medio de dos raíces,
perfectamente distintas: una raíz grande o raíz sensi-
tiva, constituida por cuarenta a sesenta fascículos
nerviosos, y una raíz peque1ia o raíz motora, situada
delante y por fuera d e Ja precedente y formada úni-
camente por seis o siete fascículos nerviosos (véase
Trigémino); 4.º, más h acia fuera, la cara anterior se
continúa sin transición con el pedúnculo cerebeloso
medio. Una línea vertical que une la emergencia del
trigémino con la facial establece la línea fronteriza
convencional. Por su cara anterior, la protuberancia
a nular está constituida en toda su extensión por un
sistema de fascículos blancos, que se dirigen trans-
\'ersalmente d e un pedúnculo cerebeloso al otro cru -
1 zando la línea media. Por su aspecto general (figu -
t
ra 626) recuerdan mucho, según la comparación de
Fov1LLE, una cabellera con la raya en medio, cuyas
F1c. 626
dos mita des, torciéndose ligeramente, fuesen a reunir-
Esquema que muestra las fibras se en el pedúnculo cerebeloso correspondiente.
tranversales de la prolllberancia.
l, tascfculos s uperiores. - 2. tascfculos
medios.-3, tascfculos lntertores.- 4 , pe. Estos fascículos superficiales de la protuberancia pue-
d unculo cerebeloso meclJo.
z z, lfmlte lateral de 13. protu°':snct1. . den dividirse en tres grupos (fig. fü6) : superiores, me-
PROTUBERANCIA A:o\t;LAR 757
dios e inferiores. Los fascículos superiores (1), los más elevados, empiezan por seguir una
dirección totalmente transversal. Después se encorvan hacia abajo y atrás, pasan por en-
cima del punto de emergencia del trigémino y llegan, en su mayoría, a la cara posterior
del pedúnculo cerebeloso medio. Los fascículos inferiores (3), paralelos a los precedentes,
pasan por debajo del trigémino y se dirigen, en parte, a la cara amerior del pedúnculo
cerebeloso medio, y en parte, a su borde inferior. Los fascículos m edios (2), al salir de la
9
58 1
'
11. -
10. ... /
10.... .
IV .... '
18.. ... .. -· ... ·, 18
20. - ·· -· --. - . ____ ,33
21 _______ .'
.. ....... tBJ
;, D..pret
F1c. 6.27
Tronco encefálico y núcleos optoestriados (vista posterosuperior).
l . ndcleo caudado. - 2, t 'lamo óptico. - 3, aurco opt.oestrlado. - 4 , aurco ooroldeo. - 5, ventrículo medio.
- 6, comisura gris. - 7, eplllsls . - 8, g anglio de la. hab<!nula . - 9, tr611Wo de la eplllsls. - 10, 10', tub6rcu-
los cuadri¡éminos. -11, pedúnculo cerebral. - 11', auroo lateral del istmo. - 12, cuerpo geniculado externo. -
12' , cuerpo genJculado 1.nt.erno. - 13, surco cruciforme. - 14, bra.z.o conJuntlvo anterior. - 14 ', brazo conJuntlvo
posterior. - 1 5 . pedtlnculo cetebeloso medio. - 15'. pedúnculo cerebeloao superior. - 16, vtlvula de Vteusaena. -
17, trenmo de la válvula. - 18, IV ventrículo . - 19, tubércu)o actlstlco. - 20 , pedt1nculo cerebeloao ln.ferlor. -
21, c uerpo restltorme. - 22, tallo del cala mus scr1ptortus. - 23 , surco meduJar PoSt.erlor.
segunda parte de su trayecto, los fascículos medios se cruzan en ángulo recto con los fas-
cículos inferiores, como lo demuestra la ·a djunta figura. Es diücil seguirlos más allá de
los dos nervios facial y auditivo : la mayoría de ellos se dirigen probablemente a la parte
posterior del pedúnculo cerebeloso medio; algunos, los más internos, se desvían hacia den-
tro para seguir, por lo menos durante algún tiempo, el borde inferior de la protuberancia.
A 8 10'
11' " 10 9
._ ___ e
',____ :_ ____e
FIG. 628
Tronco encefálico (vista lateral derecha).
A, hemlsterto cerebral. - B, bulbo. - C, cerebelo : el cerebro se ha cortado p~ ra mostrar los pedúnculos cere-
belosos medio y superior .
l, pirámide bulbar. - 2 , oUva. - 3, vrotuberancla. - 3', s urco bulboprot uberanclal. - 4 , t>edúnculo cere-
bral. - 4', surco lateral del istmo. - 5 , pedúnculo cerebeloso medio . - 6 , pedúnculo cerebeloso Posterior. - 7, tu-
bérculo cuadrlgémtno Posterior. - 8. tubérculo cuadrlgémlno anterior. - 9 , clntllla óptica . - 10, cuerpo genicu-
lado interno. - 10'. brazo conjuntivo posterio r. - 11, cuerpo gentculado ex terno. - 11 '. brazo conj untivo ar.te·
rtor. - 12, Qulasma óptico.
V, rafees del t rlgém.Jno.
rancial del cuarto ventrículo). La estudiaremos con esta cavidad. Esta cara está cu-
bierta, como todo el ventrículo, por el cerebelo .
c) Cara inferior. - La cara inferior mira hacia la base del bulbo:
Cl) Por la parte anterior o ventral (fig. 625) está claramente separada de este últi-
mo órgano por el surco bulboprotuberancial o protuberancial inferior, que constituye
sucesivamente, siguiendo de dentro afuera, el agujero ciego, la estrangulación que se
ve en la extremidad superior de la pirámide, la fosita supraolivar y la fosita lateral.
Siéndonos ya conocidos todos estos d etalles (véase Bulbo), no insistiremos más acerca
de ellos. El surco bulboprotuberancial, como h emos dicho ya, corresponde a la parte
media del canal basilar.
{3) Por la parte posterior o dorsal (fig. 627), en la reg ión del cuarto ventrículo, la
protuberancia y el bulbo están en íntima continuidad . El límite convencional que
PROTUBERANCIA ANULAR 759
los separa está representado, como hemos dicho al tratar del bulbo, por una línea
transversal que pasa por los dos ángulos laterales del cuarto ventrículo.
d) Cara superior. - La cara superior de la protuberancia anular mira hacia los
pedúnculos cerebrales y es continuación de éstos, de la misma manera que la cara an-
terior es continuación del bulbo :
a) Por la parte posterior o dorsal (fig. 627) no existe ninguna línea de demarca-
ción que separe ambos órganos.
/3) Por la parte posterior o ventral (fig. 625), por el contrario, la protuberancia se
distingue claramente de los pedúnculos cerebrales por la dirección transversal de sus
fibras, que forman, por delante de estos últimos, un reborde más o menos saliente.
Existe además entre ambos órganos un surco de separación, que se puede denominar
mrco protuberancia! superior o también surco supraprotuberancial. Este surco, consi-
derado desde el punto de vista de sus relaciones con la base del cráneo, está situado
ordinariamente a 1 ó 2 milímetros por debajo del· borde superior de la lámina cua-
drilátera del esfenoides.
e) Caras laterales. - A los lados, la pr_o tuberancia se confunde con los pedúncu-
los cerebelosos medios. Sus caras laterales, por consiguiente, no existen en realidad y
están determinadas artificialmente por una sección vertical y anteroposterior que
pasase rozando la parte externa de la raíz del trigémino.
2. Conformación interior
Si examinamos un corte transversal de la protuberancia, vemos ante todo que
este órgano, perfectamente libre en su parte anterior y en su parte posterior (cara ven-
tricular), se continúa directamente, por sus dos lados, con los pedúnculos cerebelosos
medios. Observamos además la existenciá de un rafe medio, que se extiende desde el
tallo del cálamo hasta el surco basilar y divide el corte en dos mitades laterales, análo-
gas por su aspecto y constitución. La protuberancia, del mismo modo que la medula
y el bulbo, se compone, por consiguiente, de dos mitades simétricas. Los cortes trans-
versales de la protuberancia (fig. 629) nos enseñan además que este órgano no es homo-
géneo y que, en este concepto, puede dividirse en dos planos, uno anterior o ventral
y otro posterior o dorsal:
1.0 Plano anterior. - El plano anterior o ventral, más compacto y más blanco,
es continuación del pie del pedúnculo y se continúa en la pirámide anterior del bulbo
y los cordones anterolaterales de la medula. Está constituido por fibras longitudinales,
fibras transversales y núcleos de sustancia gris.
a) Las fibras longitudinales constituyen la vía piramidal y comprenden todas las
fibras de proyección de la corteza cerebral que no se detienen ni en el tálamo óptico
ni en la región infraóptica.
b) Las fibras transversales son propias de la protuberancia. Se entrecruzan por
grupos de fascículos en el rafe medio y, entremezclándose más allá de este rafe, forman
una especie de trenzado que va a constituir más allá de la protuberancia los pedúncu-
los cerebelosos medios.
c) Los núcleos celulares constituyen los núcleos pónticos; envuelven las fibras lon-
gitudinales transversales que acabamos de describir.
11" 4 7 15
1 1
13 _ -
2
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12'_ - -
14' __ --
ª----
11'_
4' _
F1G. 6tg
Región protuberancia! superior (véase fig. 593, corte H 2, según Dt.JERINE).
2, fascículo longttudlnal posterior. - 4 , rafa motora deecendente del trlgémtno. - 4', nervto trlgómtno. - 6,
n tlcleo ven tral superior. - 7 , locua cc:eru1eus. - e . ..-fa ped uncular . - 10, t.uctculo cent ra l de la calota . - 11 ', pe-
dtlnculo cerebeloso medlo. - 11 " , pedúnculo oerebeloso &uperlor. - 12 , ctnt.a. de Rell lateral. - 12 ', n\lcleo de la
cinta de Retl lateral. - 13, austaneta retlculadll a rla. - 14, cLDta de Bell m edia. - 14' , c ucrpc trapezoide. -
15, IV veotrfculo.
Obsérve-se la vfa peduncular disociada por lBs tlbras tr~n sveraa tts del puente: e l cueroo trapttolde se contt od.a
con la. cinta de Rell lateral , cuyo nlleleo se perclbe; las ftbras aberrantes de la vfa peduncular torma.n tascfculos
red oode'1dos ea la clnta de ReU media.
que se aplica al plano anterior; J!. 0 , el fascículo &ongitudinal posterior; 3.0 , el fascículo
central de la calota (fig. 630).
b) Las fibras arciformes, agrupadas en las panes ameriot e inferior de la protu-
berancia, forman el cuerpo trapezoide.
c) Las fibras radiadas atraviesan la calota oblicuamente de delante atrás y de
fuera adentro; pertenecen en general a las fibras radiculares de los nervios craneales
protuberanciales o de fibras procedentes de núcleos parúculares de la protuberancia.
d) N úcleos grises y sustancia gris central. - Encontramos además, en la sus-
tancia reticulada, masas de sustancia gris. Estas forman tres grupos : el primero
ocupa la parte externa de la protuberancia : corresponde a los nervios craneales; está
constituido por dos columnas longitudinales, de las que una forma los núcleos de
origen del nervio facial (fig. 630, 3) y de la porción motora del trigémino (columna
interna) y la otra (columna externa) forma el núcleo de terminación de la parte sensi-
tiva del trigémino. El segundo comprende formaciones grises propias de la protube-
rancia: la oliva superior o protuberancial, los núcleos del cuerpo trapezoide y los nú-
cleos de la cinta de Reil lateral situados en la vía acústica central.
PROTUBERANCIA A1'ULAR 761
Por último, el tercer grupo está formado por la sustancia gris central. Esta tapiza
la cara posterior de la formación reticulada y la separa del epéndimo ventricular.
Contiene también algunos núclem de origen y de terminación de los nervios cranea-
les, disponiéndose asimismo en dos columnas longitudinales, una interna o media y
otra lateral. La columna media constituye en la parte inferior de la protuberancia
el núcleo de origen del motor ocular externo (fig. 630, 4). La columna lateral com-
prende los núcleos de terminación d el nervio vestibular. Volveremos a encontrar estas
formaciones al estudiar los cortes separados.
113
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FIG. 630
Región protuberancia! inferior (véase fig. 593, corte H 6, según DÉJERINE).
l. cuerpo yuxtarrestiforme con nllcleo de Detters. - 2. clntllla. longitudinal DOStertor. - 3 . ntlcleo del taclat ,
con 3', rodilla. del facial, y 3 11 , cuarta porción del facial. - 4, núcleo del motor ocular externo. - 5 , nbras se·
mJctrculares internas. - 6. núcleo retlcutado. - 7 , ollva protuberanctal. - 8, vía 1>eduncular. - 9, raíz gruesa
sensitiva descendente del trigémlno, y 9', sustancia gelatinosa de Rolando. - 10, !ascfculo central de la. calota . -
11, pedllnculo cerebeloso tnferlor. - 11 ', ~dtinculo cerebeloso medio. - 11", pedúnculo cerebeloso superior . - 12,
núcleo del puente. - 13, sustanci:l reticulada gyts. - 14, cinta de Ren media. - 15, IV ventrículo. - 16, nú~
cleo del techo. - 17, émbolo. - 18, oliva cerebc!osa .
obsérvense las conexiones de la protuberancia oon la sustancia blanca del cerebelo: los tres peddnculos eere·
belosos: los núcleos centrales del cerebelo ; las libras semldrculares; en la ca.lota. protuberanclal, el núcleo motor
ocular externo y el trayecto del !acial.
l. Sustancia blanca
La sustancia blanca comprende numerosos fascículos de fibras, morfológicamente
muy diferentes, que distinguiremos, según su dirección, en tres grupos, a saber:
i.0 , fibras transversales; 2. 0 , fibras longitudinales; 3.0 , fibras arciformes de la forma-
ción reticular.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
A. Fibras transversales
Estas fibras son de dos órdenes : unas se hallan en relación con el cerebelo; las
otras se originan de los núcleos terminales del acústico y constituyen el cuerpo
trapezoide.
1.° Fibras transversales en conexión con el cerebelo. - Estas fibras pasan por
los pedúnculos cerebelosos medios, de los que no son más que la continuación. Forman
fascículos gruesos, separados entre sí por una ganga de sustancia gris, los núcleos del
puente. Estos fascículos transversales tabican el sistema de fibras longitudinales de la
vía piramidal del pedúnculo. Según sus relaciones con esta vía, _es posible, con ÜBER-
STEINER, dividirlas en tres capas o zonas:
a) La capa superficial (stratum superficiale pontis) ocupa toda la altura de la pro-
tuberancia. Pasa por delante de la vía piramidal, aumentando de espesor de dentro
afuera. Su cara profunda está tapizada por la sustancia gris de los núcleos pónticos
anteriores. Se continúa por fuera con las fibras de los pedúnculos cerebelosos medios.
b) La capa profunda (stratum profundum pontis) ocupa principalmente los dos
tercios inferiores de la protuberancia. Pasa por detrás de los fascículos piramidales,
deslizándose entre ellos y la cinta de Reil media que forma el límite anterior de la
calota. Está tabicada en fascículos. por los núcleos pónticos posteriores.
c) La capa intermedia o media (stratum complexum) corresponde a los dos ter-
cios superiores de la región protuberancial. Tabica en un número incalculable de
fascículos las fibras de la vía piramidal. Esta capa cesa cuando las fibras corticoprotu-
beranciales se han agotado en los núcleos del puente. La vía peduncular se condensa
entonces en un voluminoso fascículo rodeado de una capa más o menos gruesa de
sustancia gris y limitada por delante, como hemos dicho antes, por las fibras protu-
beranciales anteriores y, por detrás, por las posteriores.
Señalaremos también que las fibras transversales que acabamos de estudiar pueden
entrecruzarse en la línea media, en el rafe, y cambiar de plano: las fibras anteriores
pasan entonces a la región media del lado opuesto, las fibras medias se continúan con
fibras posteriores y viceversa. Por último, algunas fibras, al llegar al rafe, cambian de
dirección y concurren a formar fibras arqueadas de la formación reticulada del lado
opuesto.
Las conexiones de todas estas fibras se estudiarán más adelante a propósito del
cerebelo. Adelantamos, sin embargo, que: 1.0 , unas son vías de asociación del cere-
belo, es decir, que unen un hemisferio cerebeloso con el otro pasando por la protu-
berancia (cerebelocerebelosas) y tienen el valor de una comisura larga en forma de asa
que recorre los dos pedúnculos cerebelosos medios y la protuberancia; 2. 0 , las otras
son pontocerebelosas, es decir, que están constituidas por cilindroejes cuya célula ori-
ginal está contenida en los núcleos del puente. Forman parte de la vía motriz secun-
daria, la vía corticopontocerebelosa, cuya segunda neurona constituyen. Esta neurona
llega al hemisferio cerebeloso opuesto y forma, por tanto, una vía cruzada.
2 2
~~ .6 'vq,•
Hemos dicho antes que los cilindroejes del núcleo ventral d el nervio coclear pe-
netran todos en el cuerpo trapezoide. Los del tubérculo acústico o núcleo lateral se
dirigen en parte al cuerpo trapezoide y en parte a las estrías acústicas. Las fibras del
cuerpo trapezoide tienen, pues. doble origen. Reunidas siguen un trayecto transversal
y alcanzan el rafe medio, donde se entrecruzan. En este trayecto, algunas se detienen
en el núcleo del cuerpo trapezoide, que constituye así para ellas una estación colocada
en la vía acústica central. Después de haber atravesado la línea media, las fibras del
cuerpo trapezoide se sitúan en la sustancia reticulada en el lado de la cinta formado
por la vía sensitiva central, a nivel de la oliva protuberancia!. Según KCELLIKER, el
SISTEJ\IA N.ERVIOSO C.ENTRAL
cuerpo trapezoide terminaría en esta oliva, que constituiría aquí una estación importante
de la vía acústica. Según CAJAL, la mayor parte de las fibras del cuerpo trapezoide
pasan, por el contrario, después de entrecruzamiento, por delante de la olin superior,
sin detenerse en ella y tomando entonces una dirección ascendente.
Las fibras del tubérculo acústico o núcleo lateral, que han seguido las estrías acús-
ticas, penetran en la línea media del suelo del cuarto ventrículo y se introducen en el
8 JI'
1
.
•
9 ··- -------- -
o B
8 _____ __ ______ _
fJG. 633
Cuerpo trapezoide y vías cocleares centrales.
En roJo , las ftbras seosoriale!; en azul, las vías retleJas. - A, eorte de la protuberancia. - B, corte de los
pedúnculos.
1, nervio coclear. - 2. t ubérculo acústico lateral. - 3 , núcleo anterior. - 4, estrías acdsticas. - 5, nt1cleo
trapezoide. - 6, cuervo trapezoide. - 7. oliva protut>e-ranclal. - 8, cinta. de Rell lateral. - 9, cuerpo geotoula.d.o
interno. - 10, braz.o conjuntivo posterior. - 11. tubércu lo cuadrlgémlno postericr. - 12, asa de Gudden. - 13,
ftbra que va del cuerpo gcniculado Interno a la corteza temporal (consúltese la O.gura, que muestra las conexiones
de los tubérculos cuad.rliéminos pasterlores.)
rafe, donde se entrecruzan más profundamente. Por último, vienen a mezclarse con
las fibras del cuerpo trapezoide. Este comprende dos tipos de fibras, unas que le llegan
por vía anterior o ventral y otras por vía posterior o dorsal. Todas estas fibras reuni-
das se hacen ascendentes y se agrupan entonces en un fascículo conocido con el nombre
de cinta de Reil lateral porque está situado a los lados de la cinta de Reil media.
La cinta de Reil lateral, situada delante y por fuera de la oliva protuberancia!,
contiene fibras del cuerpo trapezoide y de la oliva protuberancia). Es una vía acústica
central que contiene, sin embargo, también algunas fibras longitudinales que vendrían
de la medula espinal y algunas fibras de la cinta de Reil media.
PROTUBERANCIA ANULAR
Si echamos una ojedada a la figura 633, vemos que la cinta de Reil media y la cinta
de Reil lateral son bastante difíciles de limitar en su origen en la protuberancia; no
están separadas una de la otra sino por la oliva protuberancial. Encima de los núcleos
motores y sensitivos del trigémino, la oliva protuberancia! desaparece y las dos cintas
de Reil sólo están separadas entonces por pequeñas masas irregulares de sustancia gris,
situadas en la proximidad d el surco lateral del istmo y designadas con el nombre de
núcleos de la cinta de R eil lateral. Según DÉJERINE, las células de estos núcleos envían
numerosas fibras a la cinta de R eil lateral. Según otros autores, las fibras acústicas
envían colaterales a estos núcleos. Los cilindroejes de estos núcleos llegan al pe-
dúnculo, donde se entrecruzan en la d ecusación ventral de Forel (véase Pedúnculos);
terminan en los núcleos motores de los nervios craneales y constituyen vías de aso-
ciación que forman arcos reflejos entre la vía acústica y estos núcleos.
Las fibras de la vía acústica central terminan, en parte, en el tubérculo cuadrigé-
mino posterior, que será de este modo un centro reflejo motor para esta vía, y en
parte y sobre todo en el cuerpo geniculado interno.
B. Fibras longitudinales
estas fibras en el pedúnculo cerebral, donde forman fascículos distintos, a los cuales
se da el nombre de pes lemniscus profundo, pes lemniscus superficial y de fibras abe-
rrantes posteroexternas. Encontramos, pues, de nuevo estos fascículos en la región
protuberancia!: el pes lemniscus superficial está unido a la parte interna de la cinta
de Reil, mientras que el pes lemniscus profundo se une a la parte externa y media de
la misma cinta. Existen, además, algunas fibras aberrantes protuberanciales m ezcladas
con la cinta de Reil, de la que se diferencian por una coloración más débil por la he-
matoxilina y por el hecho de que ninguna participa en el entrecruzamiento sensitivo.
Las más largas de estas fibras protuberanciales aberrantes pasan al bulbo; abandonan
la cima de Reil, se adosan a las pirámides y participan en su decusación antes de
llegar al núcleo medular del espinal y de los nervios rotadores y flexores de Ja
cabeza (fibras corticocefalógiras).
En cuanto a las fibras corticolumbares destinadas a los núcleos del motor ocular ·
común (pedúnculo cerebral), del motor ocular externo y de una parte del espinal,
se desprender ían en la proximidad del surco pedunculoprotuberancial, por lo tanto
en el límite de los órganos, mientras que las fibras destinadas a los núcleos motores
del trigémino, al del hipogloso y a los núcleos anteriores del vagoespinal, se despren-
den en la parte media del puente; las primeras se denominan fibras aberrantes pe-
dunculares, y las segundas, fibras aberrantes pónticas. Por último, denominaremos
fibras aberrantes bulboprotuberanc1ales, pues se desprenden aún más abajo, las que
están destinadas al núcleo del facial y a una parte del núcleo del hipogloso.
2.0 Vía sensitiva central y cinta de Reil media (fig. 635). - Hemos visto apa-
recer este fascículo en la región bulbar, encima del entrecruzamiento piniforme de la
vía sensitiva central procedente de los núcleos de G-011 y de Ilurdach. Forma un pe-
queño campo triangular situado detrás de la vía piramidal, delante del fascículo lon-
gitudinal posterior y aplicado junto al rafe. A medida que la cinta de Reil asciende,
se expansiona. Adosándose a las fibras del stratum profundum, separa el plano inferior
de la protuberancia de la calota. Forma una capa aplanada, la capa acintada de Rei-
chert. En cierto recorrido es atravesada por las fibras del cuerpo trapezoide. Más arriba
la oliva protuberancia! viene a separarla, como hemos visto, de la cinta de R eil lateral.
16-::::········ 2.ªNEURONA
SENSITIVA
(J .. .............. .
MEOJANAt~
CINTA DE REIL
: :····· ···· ··· .. - ------3'
D-·····························-"
I ...................................JO/~
.,,_ º_.,•
G
,..z -dll
'º----····-··--· .....\ ·• : •
VI
. ·····················----- 3 '
.. ··-··············-- -20
-···-·· ···---·········-fil
··········- 3'
VII
635 FI G.
Vías motrices y sens1t1vas en su trayecto protu berancia! ; V, VI y VII, eones horizontales
de la protuberancia dispuestos d e abajo a rriba (en parte, según D ÉJERI NE) . La nu meración
es Ja d e la figura 595. (Véase esta figura para seguir e l trayecto de las vías.)
PROTUBERANCIA ANULAR
18---···-··
19-----·--·
2'----------·
21' --- ---- -
22 •.
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21 - - -
18- -- --- --
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f"_-
11 : _____ __
FIG. 636
Los contingentes corticomedulares y corticonucleares de la vía peduncular en un corte sagital
esquemático (según DÉJERtNE).
En r ojo, ' ' ía motriz . - En azul, vía &ensittva. - En neoro, clntllla longitudinal posterior.
1, \'ía cortlC"Omedular. con l ', t ascfculo t>lramldal cr uzado, y 1 ", tascfculo piramidal directo. - 2 , v la
corttconuclear, con 2', pes Jcmntscus vrotundo o fibras aberrantes pedunculares propiamen te dichas. - 2", fibras
aberrantes pon tina,. - 2 " •. n bras aberrantes bu lboprotuberanc1ales. - 3, núcleo del motor ocular com ún y flbras
cortlconuclea~s. - 4, núcleo del patético. - s. núcleo motor del trlgémtno. - 6, núcleo del motor ocu lar externo.
- 7, ndcleo del racial. - 8 . fascículo longitudinal posterior. - 9, núcleo motor d el glo90tarfngeo. - 10, núcleo
motor del neumogástrico. - 11, ntlcleo motor del espinal oculto. - 11 ' , fibras corttconucleares cervicales cruzadas.
- 12, núcleo del hlpog!oso. - 13, clnt& de Rell. - 13', núcleo de Goll y d e Burdach . - 1 4, pulvl na r. - 1 5 , 16,
tubérculos cuadrigémtnos anterior y posterior. - 17, acueducto de Sllvto. - 18, sustancia retlculada. - 19, locus-
nigc r. - 20, s ustancia gris pcrlvcnt.rtcular. - 2 1 , ftbrn s protubcranclu lcs anteriores, y 2.1 ', fibras prot u bcra ncin :-es
posteriores. - 22, núcleo del puente.
3, rafz sensiti va del trlgémlno, con 3', vías trigemlnalcs sensitivas secundarias cruzadas, dorsales y ven trales
( oiolado). - 3 ". raíz. motriz descendente. - 5, vta bulbotalámlca. - 6, nbras a n terotaterales ascendent es, segmen-
to ant.erior <az ul clar o) : tacto, noción de lugar. - 7, fibras antcrolatcrales ascendentes, segmento Posterior ( ama-
riUo) : sensibilJdad térmica y dolorosa. - 8 , fascfculo de Gowers (a naranjado): senslbllldad protunda inconsciente
o senslbil ldad térmica y dolorosa. - 9, t ascículo cerebeloso d! ..ecto (ot rdtJ: sensibilidad prof unda fncoasciente . -
10, via piramidal ( r ojo>. - 11 , vfa pedunoular a berrante (rojo). - 15 , nervto motor ocular externo. - 16, núcl eo
del t aclal. - 17, núcleo motor del trlgémlno. - 18, ci nta. de Reil lateral ( violado pd.Ud.o ). - 19, pedú ncu lo
cPrebeloso medio. - 20, pcdúuculo ccn:beloso super:or. - 21, a cueducto d e Sllvto.
770 SISTEMA 1'ERVIOSO CENTRAL
largas unen los núcleos de Goll y de Ilurdach al tálamo óptico. Las fibras de Goll
ocupan en la cinta de Reil una situación más interna que las del núcleo de Burdach ;
2. 0 , esta vía de la sensibilidad profunda consciente y del tacto es reforzada por el con-
tingente medular de las vías sensitivas secundarias del fascículo anterolateral as-
cendente (vía de la sensibilidad al dolor y a la temperatura o del tacto) que se
agrupan en la parte externa de la cinta de Reil media; 3.º, está reforzada además
por fibras que proceden de la sustancia reticular diseminadas en toda la anchura
de la cinta de Reil y por una parte de las vías sensitivas secundarias de los nervios
craneales sensitivos (trigémino, nervio intermediario de Wrisberg, glosofaríngeo, neu-
mogástrico, etc.). Así constituida y reforzada, la cinta de Reil media va a pasar al
pedúnculo cerebral, donde la encontraremos de nuevo.
delante del núcleo del hipogloso y llegan a la cintilla; 3. 0 , células del asta anterior de
la medula cervical superior que se entrecruzan en la comisura blanca antes de llegar
al bulbo y a la protuberancia y penetran en la cintilla; 4. 0 , células de la sustancia
reticulada del bulbo y de la protuberancia.
/3) Fibras de asociación descendentes. - Mientras que las fibras ascendentes pa-
recen terminar en el núcleo de Darkschewitsch, las fibras d escend entes tienen un origen
más discutido.
1.º Según HELD, estas fibras tendrían sus células de origen en un centro más
elevado, que serían los tubérculos cuadrigéminos anteriores. He aquí cuál sería Sil
772 S ISTEMA NERVIOSO CENTRAL
trayecto a partir de dicho centro. De los tubérculos cuadrigéminos anteriores, las fibras
se entrecruzan en la línea media y toman, para descender a la protuberancia, la vía
de las fibras descendentes. En su camino cada una de las fibras envía una colateral im-
portante que pasa a través de la comisura blanca posterior y llega así al núcleo de
Darkschewitsch del lado opuesto. Continuando su descenso, cada fibra abandona cola-
20' 2
13 .........
8 ········
···-··· 18
f l¡ ---·······-
15 -·····-·······
16 ............. ·····
6' ·············
r·
1
F1c . 637
Cintilla longitudin a l posterior.
(En rojo , fibras a ferentes p rocedentes de los núcleos de origen de la clntllla. ; en azul, fibras etcreutes.)
l , núcleo de Darkschewitch. - 2, núcleo intersticial. - 3 , fibra narida del m1cleo de DarkscJ¡ewltch que va
a los núcleos motores. - 4, tlbra nacida d el núcleo lnterstlclal. - 5 , núcleo vestibular. - 6, fibra homolateral
nacida del núcleo vestibular que se distribuye par los núcleos motores y oor el nücleo de Darkschewitch. - 6'.
flbra heterolaterat. - 7, fibra nacida de 7 '. núcleo sensitivo del trigémino. - 8, fibra nacida del cuerpo anterior.
- 9 , mlcleo del motor ocular común. - 10, núcleo del patético. - 11, micteo del factal. - 12 , núcleo del motor
or.ular externo. - 13, núcleo del tacla l. - 14, 15, 16, núcleos del glosotarfngeo, dl!l neumogástrico y d el
espinal. - 17, a sta anterior. - 18, núcleo del auditivo. -18 ', vía acústica cen tral que termina en 19, tubérc u lo
cuadrlgémlno posterior. - 20, colateral de esta vía al tubérculo c uadrlgémino anterior. - 20 ', fibra de asoctactóu
que reúne el t ubérculo cuadrlgémlno anterior a los núcleos d e la clntllla . - 2 1, fibra retiniana que termina en 20,
tubérculo cuadrigémino anterior, y en 22, cucrtio gentculado externo.
terales al núcleo intersticial de Cajal y, al final, termina en los núcleos de los nervios
motores del ojo. Para ponerse en relación con las células de las astas anteriores
descenderían fibras hasta la medula.
2.º Algunos anatomistas admiten que las fihras descendentes parten de una masa
celular situada en la calota del pedúnculo cerebral, por encima y a alguna distancia
PROTVBERA1'CIA AXULAR 773
del núcleo gris : es el núcleo intersticial de Cajal. Otros a u tores admiten que el núcleo
terminal de las fibras ascendentes, es decir, el núcleo de Darkschewilsch, sería también
el núcleo de origen de las fibras descendentes entrecruzadas. ·
T odas estas fibras llegan a los diferentes núcleos de los nervios craneales, particu-
larmente a los de los músculos del ojo y a los núcleos de los músculos del cuello
(músculos oculocefalógiros). Ahora bien, si indicamos desde ahora que los cilindroejes
emanados del ganglio de los tubérculos cuadrigéminos anteriores lanzan colaterales al
núcleo intersticia l, comprobaremos que se establece así un arco reflejo entre las fibras
retinianas y los músculos motores del ojo.
Desde el punto de vista funcional, la cintilla longitudinal posterior aparece, pues,
como una via de asociación refleja, extremadamente importante, comprendida entre
la parte superior de la medula espinal y el cerebro intermedio. Por sus fibras ascen-
dentes aporta impresiones sensitivas y sensoriales que proceden de la medula, de los
núcleos a uditivos y del trigémino. Por sus fibras descendentes conduce las impresiones
sensoriales que nacen en la retina y que terminan, después de haber pasado a los tu-
bérculos cuadrigéminos, en los núcleos motores de los músculos del ojo y, sin duda
t.ambién, en los núcleos mowres de los otros nervios craneales y en los núcleos de los
nervios cervicales superiores. Gracias a ella pueden ejecutarse movimientos reflejos
asociados del globo del ojo y de la cabeza y del cuello, cuyo punto de partida se
encuentra ora en los órganos periféricos, ora en la retina, ora en el órgano de Corti.
La susta ncia gris de la protuberancia anular comprende, como la del bulbo raquí-
deo, dos órdenes de formaciones: i.0 , formaciones que prolongan las del bulbo y de la
medula (formaciones transmitidas); 2. 0 , formaciones que le pertenecen en propiedad.
774 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
' 1 1
5 1 1
• 11 _ -
1 • - -- -
3
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g• _ -
7 _- -
11' - -
14 _ - -
6 --
fJG . 638
Región protubera ncia! inferior en la proximidad del surco bulboprotuberancial
(véase figura 593, corte H 7, según DÉJERINE).
l. c uerpo yuxtarrestlforme. - 2. clntllla loo1r1tudlnal posterior. - 3. núcleo motor el•! facial. - 3·, rocl!Ua
del facial. - 4, núcleo del motor ocula r externo. - 5, fibras semtclrcutares Internas. - 6, nervio vestibular. - 7.
ollva protuberanctal. - 8, pirámide anterior. - 9, gruesa rafz descendente del trlgémlno, y 9', 1u1tan·
cla gelatinosa de Rol3ndo . - 10, ta~fculo central de la calot.a. - 11, pedll.nculo cerebeloao torertor. - 1 1' , pe-
dúnculo cerebeloao medio. - 11''. pedúnculo cerebeloao supertor. - 12, núcleo del puente. - 12' . núcleo central
superior . - 13. auatancla rettculada gris. - 14. cinta de Bell media.
Obsérvense el núcleo del motor ocular externo y el trayecto del nervio facial. la cinta de llell media, la
aparición de la ollva proluber::mclal y de loa tres pedúnculos cerebelosos.
lar común, que pasa a la calota del pedúnculo, donde lo volveremos a encontrar y donde
lo describiremos ; 5.0 , los núcleos motores masticadores, de los que emana la raíz motora
del trigémino ; 6.0 , la parte más elevada del núcleo de la raíz inferior del trigémino;
7.º, el locus cceruleus. Daremos más amplios detalles de estos núcleos al tratar de los
orígenes de los nervios craneales, limitándonos aquí a señalar su topografía.
a) Núcleo del facial. - El facial es un nervio mixto cuya raíz sensltlva está
constituida por el nervio intermediario de Wrisberg. Tiene, pues, dos núcleos:
a) Núcleo motor. - Este núcleo es bulboprotuberancial. Está situado detrás del
cuerpo trapezoide, por dentro de la raíz del trigémino. Se extiende por arriba hasta
la oliva superior y desciende hasta ponerse en contacto con el núcleo ambiguo. Está
separado del suelo del cua rto ventrículo por un espesor de cuatro milímetros apro)(i·
madamente. Las fibras que de él parten tienen un trayecto especial, la rodilla del
facial, ·q ue rodea la eminencia teres (véase Facial, tomo 111).
/J) Núcleo sensitivo. - El origen de las fibras sensitivas es el ganglio geniculado.
Llegadas al bulbo, atraviesan la raíz descendente d el trigémino, la sustancia gelati-
nosa, y luego se acodan para descender verticalmente al fascículo solitario. Terminan
PROTUBERANCIA ANULAR 775
en el núcleo del fascículo solitario (núcleo gustativo de Nageotte). después de haber
caminado por fuera y por delante de las fibras del glosofaríngeo.
b) Núcleo del nervio motor ocular externo. - Exclusivamente motor, sus fibras
proceden de dos núcleos: uno principal y el otro accesorio. El núcleo principal o
dorsal forma la eminencia teres, eminencia en relieve sobre el suelo del cuarto ven-
trículo. Está rodeada por el asa de la rodilla del facial. El núcleo accesorio o ventral
es anterior a l precedente y se encuentra situado entre él y el facial.
11 11 " 51015 2
1 • 1 1 1
4
9" . --
9 --
13 - -
7. _
FIG. 639
Región protuberancia! media (véase figura 593, corte H 4, según DtJE.RINE).
1 . cuerpo yu.xtarrestltorme. - 2. clnttlla longltudlnal posterior. - 4. n t1cleo motor del trtgém1no con ner•to
trl¡ém.ino. - 5 y 5', tlbras semicirculares internas y externas. - 6 , ntkleo ret.lculado. - 7 , oltva protuberancial. -
8, vfa peduncu lar . - 9 , rafz gruesa sensitiva descendente del trlgémlno. - 9 " , núcleo aenaltJvo del t rlgémtno. -
10, fascículo central de la calota. - 11, peddnculo cerebeloao interior. - 11'. pedllnculo cerebeloeo roed.lo. -11".
pedúnculo cerebeloso s uperior. - 12 , nllcleo del puente. - 13, austancta rettculada gris. - 14, clnt.a de ReU m&--
dla. - 15 , IV ventrfc: ulo.
Ob!énenl!8 la disociación de la vla peduncular por las libras transversales del puente, ndcleo1 motoru y .,en1!-
u voa del trl¡émlno, emer3'encla de este nervio.
cuerpo resúforme y del pedúnculo cerebeloso medio. Termina en una masa de sus-
tancia gris que conúnúa por arriba el núcleo terminal de la raíz descendente. Esta
raíz descendente es en extremo larga, puesto que atraviesa de arriba abajo la pro-
tuberancia, el bulbo y se encuentra de nuevo en la medula cervical. Es r econocible
por la larga hilera formada por la sustancia gelatinosa de Rolando, donde termina
esta raíz descendente (figs. 638 y 639). De este núcleo gelatinoso parte la segunda
neurona sensitiva trigeminal que hemos estudiado anteriormente. (Para más detalles
véase tomo III).
d) Locus cceruleus. - Este núcleo es una pequeña hilera azulada extendida a lo
largo del borde superior del IV ventrículo, formada por células pigmentarias de gran
talla; parecen relacionarse con el núcleo del trigémino y posiblemente con el núcleo
motor del vago ; su función no está todavía <le terminada.
F1c . 640
Región protuberancia! inferior en la proximidad del surco bulboprotu berancial
(véase figura 593, corte H 7, según D ÉJERI NE).
1, cuerpo yuxtarrestlt orme. - 2. tascfculo lo ngitudinal posterior. - 3. núcleo motor del facial. - 3'. rodilla.
del facial. - 4. nl.lcleo del motor ocular externo. - s. Obras .eemtclrcula.res lntern3s , - 6, nervio vestibular. - 7,
~t~vªgeY!~~~~ª1:i~ª~J;"n~O. ~á~t.deta~::~f~r.ce~t;a1 ~:e1~ r:¡rc,t~n~tt1vf. ~~~~~note C:r~1beÍ~!!é°t~':~;1or ~·1:~~~:
dúncuJo cerebeloso medio. - 11", pedúnculo cerebeloso superior. - 12 , n úcleo del puente. - 12', núcleo central
superior. - 13, sustancia retlculada gris. - 14. cinta de BeU media ,
Obsérvense el nllcleo motor ocular externo y el tra1'ecto del nervio facial , Ja cinta de Rell media, la aparición
de la ollva. pro tuberanctal y de los tres pedllnculos oerebelosos.
consti tuyendo así la rama centrípeta d e un arco reflejo del cual el nervio motor
precitado forma la rama centrífuga.
c) Sustancia gris de la formación reticular, núcleo reticulado o núcleo central
superior. -Aquí, como en el bulbo, la sustancia gr is d e la formación reticular está
constituida por células nerviosas de forma y dimensiones diversas, irregularmente dise-
minadas a d erecha e izquierda de la línea media, en el trayecto de las fibras de la
calota protuberancia!.
Además de estas células esparcidas, BECHTEREW ha descrito también en el casquete
protuberancial dos masas de sustancia gris, a las cuales ha dado el nombre d e núcleo
reticulado del casquete y núcleo central superior.
El núcleo reticulado (fig. 639, 6) está situado en la parte media de la protube-
rancia, en la proximidad del r afe entre las dos cintas de R eil. Está atravesado por las
fibras del cuerpo trapezoide. Continúa al núcleo central inferior del bulbo.
El núcleo central super ior aparece en el tercio su perior de la protuberancia, en la
linea med ia (figs. 638 y 640, 12'). Está adosado al núcleo opuesto, formando así ambos
778 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
una lente biconvexa en medio de las fibras del rafe. Se halla en relación, por delante,
con las fibras del cuerpo trapezoide ; por detrás, con el fascículo longitudinal posterior;
por abajo, con el núcleo reticulado, y por arriba alcanza los pedúnculos superiores y se
encuentra en relación con la comisura de Wernekink. Lateralmente está separado del
fascículo central de la calota por fibras longitudinales.
Estos dos núcleos, cuyos contornos son a veces imprecisos, se hallan en relación
con vías de asociación cortas del tronco cerebral.
f8 fl
ff"_ _
5
ff__
J'_ -
f__
tJ_~=
9- --
7_3_-_
tfJ!!>..-:_-
11~-
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8 __
12 __
F1c . 641
Región protuberancia! media (véase figura 593, corte H 5, según DtJ.ERINE) .
1, cuerpo yu.xtarrestltorme y mlcleo de Deiters . - 2. fa scículo longttudinal posterior. - 3, ndcleo del racial. -
3'. tercera porctón y rodtlla del facial. - 5, Obras semicirculares tnternas. - 5', Obraa semicirculares externas. -
6, mlcleo rettculado. - 7, ollva protuberanclaJ. - 8, vfa peduncular. - 9, gruesa ratz sensitiva descendente del
trlgémJno. - 10, ra,.,lculo central de la calota. - 11, pedún culo cereheloso tn!erlor. - 11' , pedúnculo cerebeloso
medio. -11", pedünculo cerebeloso superior . -12, ndcleo del tiuente. - 13, sustancJa retlculada gris. -14,
cinta de Rell media . - 15, IV ventriculo . - 17, núcleo del Embolo del cerebelo. - 18, oliva cerebelosa.
Obsérvense las conexiones con la sustancia blanca del cerebelo ; los tres pedúnculos cerebelosos; las flbn.a semi·
circulares; la calota protuberanclal con sus tascfculoa compactos : fascículo central. cinta de Bell.
f __ _
t¡ - - -
9"-- -
9 -- -
13 --
] __
ffJ __
F1c. 642
Región protuberancia! media (véase figura 593, corte H 4, según DÉJERINE).
1 , cuerpo yuxtarrestJtorme. - 2, clntllla longitudinal pc>stertor. - 4, nll.cleo motor del trlgémtno con nervio
trlgém1no. - 5 y s• tlbraa semJclrculares internas y externas. - 6, n tlcleo central superior. - 7 , ollva protuberan·
ctal. - 8, vfa peduncUlar. - 9 , raíz 8'rUesa sensitiva descendente del t rtgém.ino. - 9", nllcleo sensitivo del trll'6·
mino. - 10, tascfculo central de la calota . - 11, pedúnculo cerebeloeo interior. -11', pedd.nculo cerebeloBO medio.
- 11' •, pedúnculo cer ebeloso su:pertor. - 12, nilcleo del puente. - 13, sustancia retlcu lad.a gris. - 14, cinta de
Rell med.la. - 15, IV ventriculo.
Obsérvense la disociación de la vía peduncular par las tlbras transversales del puente, ntlcleos mot ores y eenal·
Uvas del trtgémtno, emergencta de este n ervto.
11" l.J 7 15
13_ -
2 -- -
10 __ -
llJ,12'_ - - -
6 - ---
14_ -
11'-
"'-
{J __
FIG. 643
Región protuberancia! superior (véase figura 593, corte H l?, según DÉJERINE) .
2, raoclcnlo lonirttudlnal posterior . - 4, ralz motriz descendente del trl¡émlno. - 4 ', nervio trtgém!no. -
6 , nll.cleo central eupertor. - 7 , locus oceruleus. - 8, vía peduncular. - 10, tasciculo central de la calota. -11',
pedúnculo cerebeloso medio. - 11 '' , pedünculo cerebeloso superior. - 12 , clnta de Reil lateral. - 12', n1lcleo de
la cinta de Rell lateral. - 13, sustancia retlculada gris. - 14, cinta de Rell media. - 14 ' , cuerpo trapezoide.
- 15, I V ventrículo.
Obsérvense : la vía peduncular disociada por las nbras transversales del puente ; el cuer po trapezoide conU·
nuándose oon la cinta de Rell lateral cuyo micleo se percibe; l~s fibras a berrantes de la v!& peduncular torma.ndo
tasc!culoa redondeados en la ctnta de BeU media .
782 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
5. Vasos
1.0 Arterias. - La irrigación arterial depende del tronco basilar. La disposición
general que hemos descrito al tratar del bulbo es aquí esquemática (fig. 646). Distin-
guiremos, pues, arterias paramedias, arterias circunferenciales cortas y arterias circun-
ferenciales largas.
a) Arterias paramedias. - En número de cuatro a seis, se desprenden en escala
unas encima de otras de la cara posterior del tronco basilar (fig. 645) ; es preciso recli-
nar ligeramente éste por delante y afuera para descubrirlas. Se las ve entonces pe-
netrar en la protuberancia, a la derecha y a la izquierda de los labios del surco
L.C_
F1c. 647
Topografía esquemá1ica de los tres tipos de arterias del eje encefálico (Fo1x e Hu..LL~IAND).
L. C., lóbulo lateral del cerebelo. - P, protuberancia . - V. vermls. - l. arterl:i. paramedta . - 2, arteria
clrcunterenclal corta. - 3, arteria clrcunterenclal larga.
2.0 Venas. - Las venas protuberanciales constituyen en la cara anterior del ór-
gano una red irregular que comunica: 1.0 , por abajo, con la del bulbo; 2.0 , por arriba,
con las venas de los pedúnculos cerebrales; 3. 0 , a los lados y atrás, con la red venosa
del cerebelo.
Las vías eferentes se distinguen en superiores y laterales: las primeras, de peque-
ño calibre, alcanzan el borde superior de la protuberancia y desembocan en la vena
comunicante posterior .(véase Cerebro); las segundas, las venas laterales, van, ora al
seno petroso, ora a las venas cerebelosas.
3.0 Lin fáticos. - Las vías linfáticas no ofrecen particularidad alguna importante.
CAPITULO III
CEREBELO
l. Consideraciones generales
1. Situación. - El cerebelo se halla situado en la parte inferior de la base del
0
2.0 Dimensiones. - Las dimensiones del cerebelo son las siguientes: su diáme-
tro transversal, el más largo de los tres, es de 8 a 10 centímetros; su diámetro ante-
roposterior, de 5,5 a 6,5 centímetros; su diámetro vertical, o mejor dicho, su espesor,
mide 5 centímetros por término m edio.
3.0 Peso. - El cerebelo pesa 140 gramos por término medio, o sea la octava
parte del peso del cerebro ; pero esta cifra es muy variable según los individuos, las
edades y el sexo.
CEREBELO
4 5
F1c. 648
Corte frontal del cráneo que interesa el cerebro y el cerebelo.
l. crá.neo. - 2. duramadre. - 3, cerebro. - 4 . cerebelo. - 5, hoz del cerebelo. - 6, tienda del c.erebelo.
7, seno lateral. - 8, seno recto. - 9 , aeno lona1tud1nal 1.ntulor.
DIFERENCIA
EN EL HOMBRE EN LA MUJER A FAVOR DEL HOMBRJ!:
Peso medio del encéfalo 1.358 1.256 10%
)) del cerebro 1.187 1.093 94
)) del cerebelo 143 137 6
Por consiguiente, el peso absoluto del cerebelo del hombre supera en 6 gramos el cere-
belo de la mujer. Pero es fácil darse cuenta, mediante una regla aritmética sumamente sen-
cilla, de que si en vez de fijarnos en el peso absoluto nos fijamos en el peso relativo, se
obtiene un resultado completamente inverso. En efecto, si se representa por 1.000 el pC!O
del encéfalo, el pe5o del cerebelo es de 1go en la mujer y tan sólo 105 en el hombre. De
la comparación de estas diversas cifras resulta que el aserto, anteriormente citado, de GALL
y de CuvIER, es exacto si se consiilera el peso relativo; erróneo, por el contrario, si se trata
del peso absoluto.
2. Configuración exterior
2.° Cara inferior. - La cara inferior (fig. 650) ofrece en primer lugar, en su
línea media, un surco ancho y profundo, de labios convexos: la gran cisura media
del cerebelo. En el fondo de esta cisura volvemos a encontrar, como en la cara supe-
rior del órgano, un abultamiento longitudinal, descompuesto en una serie de seg-
mentos por surcos transversales: se trata del vermis inferior o eminencia vermicular
inferior. Está inmediatamente debajo del vermis superior, con el cual se confunde, por
lo demás, representando ambos, en el hombre, el lóbulo medio del cerebelo.
A cada lado de la gran cisura media y del vermis inferior se extienden los
hemisferios cerebelosos. Vistos por esta cara, los hemisferios son muy convexos y re-
gularmente redondeados, como las fosas occipitales inferiores sobre las que descansan
y se amoldan.
Volvamos ahora al vermis inferior, que no hemos hecho más que indicar y,
por razón de la manera tan especial como está dispuesto, merece que fijemos un
momento la atención en él. De cada lado de esta eminencia, d el punto de unión de
su tercio posterior con su tercio medio (figs. 651 y 652), salen dos prolongaciones
dirigidas transversalmente, que penetran y desaparecen en el hemisferio correspon -
CEREBELO 787
diente. La porción del vermis que da así origen a est.as prolongaciones laterales se
denomina pirámide de Malacame o eminencia crucial de MALACARNE, porque, a nivel
de su base, desprende cuatro pro-
1.1
longaciones (o brazos) en forma de
cruz; las dos prolongaciones late-
rales (brazos laterales) , señaladas
anteriormente, que penetran a de-
recha e izquierda en los hemisfe-
rios cerebelosos; la prolongación
posterior (brazo posterior) y la
prolongación anterior (b razo ante-
rior), que no son otra_ cosa sino 1_ .6
las partes correspondientes del
mismo verrnis.
La porción más anterior del
vermis inferior (fig. 651, 5) ha sido
denominada úvula. Ligeramente
aplanada en sentido transversal,
la úvula avanza ligeramente hacia
el interior del cuarto ventrículo, Cerebelo visto por su cara inferior.
donde termina por un extremo re- (El bulbo raquldeo b a sido resecado p ara poner al descubierto
las Porciones de cerebelo que cubre .)
dondeado. l. cara interna del cerebelo. - 2, cisura media mayor, que aloJa
et vermts interior. - 3. escotadura posterior. - 4, eminencia cru·
De cada lado de la úvula se clal de Malacarne. - s . tlvula. - 6, gran surco elrcunterenclal de
Vlcq-d' Azyr. - 7, lóbulo raquldeo o amlgdala. - 8, lóbulo del
desprenden dos tenues laminillas neumogástrico. - 9, cuarto ventrículo. - 10, oorte de la extremi-
dad superior del bulbo. -11, protuberancia anular. - 12, t>eduncu-
de sustancia blanca, aplanadas de lo rerebeloso mP.d.lo. - 13, oervto trlgémlno con sus dos raíces.
arriba abajo y que se dirigen ho-
rizontalmente de dentro afuera: desígnanse éstas con el nombre de válv ulas de Tari11,
nombre muy impropio, pues las referidas láJninas no desempeñan en absoluw el papel
que se atribuye a las verdaderas válvulas. Sería preferible designarlas con el nombre
de membranas de Tarín; los ana-
tomistas alemanes las denominan
velo medular posterior.
Corno quiera que sea, las vál-
vulas o membranas de Tarín no
son muy visibles, y únicamente
pueden ser estudiadas separando
previamente los dos lóbulos cere-
belosos (tonsilas o amígdalas) que
las mantienen cubiertas y las ocul-
tan a la vista: esto es lo que se
ha hecho en las figuras 651 y 652.
Ambas aparecen entonces bajo la
forma semilunar, pudiéndose, por
consiguiente, distinguir en ellas
dos bordes, dos extremos y dos ca-
ras. De los dos bordes, uno es an-
terior y el otro posterior. El borde
posterior, convexo (dorso de la Válvulas de Tarín vistas por su cara inferior.
medialuna), se continúa con el rE&ta ttgura es la misma Que la anterior, habiéndose resecado
las amfS"dalas para ver las v•lvulas de Tal1.n.>
centro medular del cerebelo. El 1, protuberancia anular. - 2, bulbo raqufdeo, sumamente recll-
nndo hacia arriba. - 3, cuarto ventrículo. - 4, 4', hemlsterlos
borde anterior, regularmente cón- oerebelosoa. - 5, vermte tntertor. - 6, úvula. - 7, 7', válvulas
cavo y muy delgado, flota libre- de Tarin. - s . lóbulos del neumogástrtoo. - 9, 9', supertlctes de
tas dos secciones que ae han practica.do p&ra la ablación de las
llmtS"dal1'S - V. rafees del t.rlS"émlno. - Vlll, rafees posteriores
mente en la cavidad del cuarto del acústico.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
ventrículo; se continúa hacia abajo y hacia atrás con la membrana tectoria, que,
como veremos más adelante, se extiende por encima de la mitad inferior del cuarto
ventrículo. Los dos extremos se distinguen en interno y externo ; el interno se
confunde con el lado correspondiente de la úvula; el externo, rodeando el cuer-
po restiforme, va a continuarse con el centro medular d el lóbulo del neumogás-
trico o flóculo, que estudiaremos más adelante. Las dos caras, finalmente, son una
superior y otra ihferior: la cara in -
ferior, extraventricular, está en rela·
ción con el lóbulo raquídeo o amíg-
dala; la cara superior forma parte
del cuarto ventrículo y se encuentra,
por lo tanto, cubierta por el epite-
lio ependimario. Esta última cara
forma con la válvula de Vieussens
(velo medular anterior de los ana -
tomistas alemanes), que está situada
por encima, una especie de fondo
de saco en forma de nido de paloma
que se ve perfectamente en los cor-
tes sagitales que pasan un poco por
fuera de la extremidad interna de
4 la válvula de Tarin (fig. 633); esta
prolongación en forma de fondo de
saco es una dependencia del cuarto
ventrículo.
Los anatomistas , desde hace
mucho tiempo, han comparado la
úvula y las válvulas de Tarin, que
la siguen lateralmen te, al velo del
paladar, q ue limita por detrás la
pared superior de la boca y se com-
pone, como es sabido, de un apén-
FIG. 652 dice central, la úvula, que se conti-
Pirámide d e Malacarne y válvulas de Tarin; núa en ambos l ados por dos láminas
cara inferior.
membranosas d e forma semilunar;
l , plr,mld3 cte Malacarne. con l ', l' . sus doa brazos la.leraJes .
- 2. tuWrculo posterior o vermls posterior. - 3, llvula . - 4, ésta es la razón por la cual los dos
sección horizontal de los hemlsferlos cerebelosos.-5, 5, válvulas
de Tarln. - 6, lóbulo del neumoirá• t rlco o tlóculo . - 7 , cuarto lóbulos cerebelosos, que están adap-
ventrículo. - 8, protuberancia anular. - 9 , motor ocular externo.
- 10, tscl&l. - 11, acdstlco. - 12, Intermediario .de Wrlsberir. tados a las válvulas de Tarin, han
recibido el nombre de amígdalas o
tonsilas. Es preciso convenir en que semejante comparación, así como la terminología
que de ella se deriva, están bastante justificadas por su disposición anatómica.
A. EscoTADURAS MEDIAS. - Las dos escotaduras medias, como hemos dicho ante-
riormente, se distinguen en anterior y posterior.
a) Escotadura posterior. - La escotadura posterior (incisura marsupialis de los
a natomistas alemanes), de forma trapezoidal, está en relación con el borde anterior
de la hoz del cerebelo y con la cresta occipital interna. En el fondo de esta escota-
dura (fig. 649, 5) se ve un abultamiento redondeado, el cual no es más que el extremo
CEREBELO 789
posterior del lóbulo medio del cerebelo, que resulta de la reunión en dicho punto
de los dos vermis superior e inferior. A este abultamiento central se le denomina a
veces vermis posterior.
b) Escotadura anterior. - La escotadura anterior (incisura semilunaris de los
anatomistas alemanes), más voluminosa que la precedente, corresponde a la porción
posterosuperior de la protuberancia anular. Aloja en su concavidad los tubérculos
cuadrigéminos posteriores o testes. Por esta escotadura, especie de hilio cerebeloso,
salen los pedúnculos del cerebelo, d estinados a poner este órgano en relación anató-
mica y fisiológica con las demás partes del eje nervioso central.
Si examinamos esta escotadura de frente, después de h aber seccionado los citados
pedúnculos y separado el bulbo (fig. 656), vemos en primer lugar la úvula con las
FIG. 653
Sección sagital del cuarto ventrículo, practicada algo a la derecha de la línea media para
demostrar Jos dos velos medulares (válvulas de Vieussens y válvula de Tarín) y el fondo de
saco que circunscriben.
l. cuarto ventrículo. - 2, su suelo. - 3, su bóveda. - 4 , válvula de Tarin. - 5, t>rolongación en tondo de
saco de Ja cavidad ventrlcular (una flecha indica la dlJ"f'rcldn del fondo de Slco) . - 6 , amígdala. - 7 , protu-
berancia anular . - 8, bulbo raquídeo. - 9. pedúnculo cerebelo!O euperlor.
vá lvulas de T arin a cada lado que se di rigen transversalmente hacia fuera . Por enci-
ma de la úvula y d e las válvulas de Tarín aparece la cavidad venti:icular y, por debajo
de ésta, la sección de los tres pedúnculos, dispuestos de la manera siguiente: 1.º , en
la parte media, el pedúnculo cerebeloso superior, de forma oval, reunido a su homó-
logo del lado opuesto por la válvula de Vieussens; 2.0 , por fu era de él, el pedúnculo
cerebeloso medio, - 7 u 8 veces más voluminoso, de forma oval con su eje mayor
transversal ; 3.0 , por debajo y dentro de este último, el pedúnculo cerebeloso inferior,
encima de la válvula de Tarín correspondiente.
Observamos, además, que estos tres fascículos de sustancia blanca no están ais-
lados (sólo se separarán más lejos, a medida que se a parten del cerebelo), sino, al
contrario, íntimamente fusionados. Al salir del hilio forman allí un todo sin línea de
demarcación alguna: la susta ncia blanca d el centro medular que escapa del órgano
para alcanzar los segmentos vecinos del eje nervioso central (pedúnculo cerebral, pro-
tu herancia anular y bulbo raquídeo). Más adela nte insistiremos sobre este asunto. Por
ahora nos basta haber mostrado su origen en la escotadura anterior del cerebelo.
borde lateral del hemisferio cerebeloso. Convexo hacia fuera, este borde ofrece en su
parte más externa una especie de abultamiento angular denominado ángulo lateral
D.M .
. cv
F1c. 654
Medula cervical, bulbo y cerebelo, vistos por su cara posterior.
M. , medula cubierta de la p iamadre. - B . bulbo. - L.C.G.. lóbulo Izq uierdo del cerebelo. - L .C. D., lóbulo
derecho del cerebelo. - v. vermls. - IV, cuarto ventrículo. - $.L. , seno lateral. - D .M ., duramadre raqutdea . -
Lig. dent . . Itga mento dent ado. - A . vert.. , arteria vertebra.1. - C1, Cu, C1v , raíces J)Ost.erlorea de los seis pr1·
mer<>a pares cervicales. - IX , glosotaringeo. - X. neumogástrico. - XI, espinal . - XII, bl pogloso mayor.
del cerebelo. Como muestra la figura 655, se trata de un ángulo cuyo vértice se presen-
ta redondeado y romo, y corresponde, estando el cerebelo en posición normal, al espacio
CEREBELO 79 1
que se encuentra comprendido entre la base d el peñasco y la porción mastoidea del
temporal.
f9 17 l(J f8
.S IJupret
1 8 10 9 6
FIG. 655
Cerebelo visto ui n situ» en el departamento posterior de la base del cráneo.
<La tienda del cerebelo ha. sido resecada en gran parte y los senos abiertos ; en el lado derecho, la parte antero·
externa del cerebelo ha sido extirpada para poder Ter las tormactones subyacentes.)
1, cerebelo, con l', el noocuJus. - 2, tienda del cerebelo. - 3, protuberancia anul~r. - 4, tubérculos cuadrt ·
gémtnos. - 5, acueducto de Sllvlo. - 6, seno lateral (porción horlzontalJ, con 6'. su Porción transversal o ucen·
dente. - 7, seno petroso superior. - 8, seno recto. - 9 , senos occipitales t><>Steriores . - 10, prensa de He.rdrllo.
- 11, trtgémlno q ue penetra en el cavum de Meckel , con 11', ganglio de Gasser . - 12, los tres nervios ac11Bttco.
tntermedlario y facial que penetran en el conducto auditivo Interno. - 13, tronco basilar con las dos cerebralea pos-
teriores. - 14, arteria. cerebelosa superior. - 15, una vena cerebelos& Inferior c;zue se dirige al seno petroso superior .
- 16, carótida Interna. - 17, nervio ópttoo. - 18, tallo pltultarto. - 19, motor ocular común. - 20, motor
ocular externo. - 21, occipital. - 22, pellasco. - 23 . duramadre lncldlda.
rior o fosa occipital, al que sirve de techo la tienda del cerebelo. Juntos se desarro-
llan por detrás de la lámina basilar y de la pirámide pétrea, por encima y por delante
de la escama occipital.
Estudiaremos sucesivamente las relaciones de estos órganos por arriba, por d e-
lante, a los lados y por detrás. La región del agujero occipital ha sido objeto de
estudio en otro párrafo (véase Relaciones del bulbo).
792 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
FIG. 656
Escotadura anterior del cerebelo vista de frente, con los tres pedúncuios que parten de ella.
1 , cerebelo. - 2 vermls superior. - 3. vermls Interior temlnenc1a crucial de .l\1atacarneJ. - 4 , a:n1gdala re .
cllnada hacia abaJo. - s. nooculus. - 6, úvula. - 7. válvula de Tarln lQu.e va de la úvula al oocculus>, vista.
por su borde anterior. - 8, cuarto ventrículo te.l tondo de saco en forma de nido de paloma. que envía por encima.
las váh·ulas de TarinJ. - 9, sección del pedúnculo cerebeloso inferior. - 10, sección del pedúncu!o cerebeloso me·
dlo. - 11, sección del pedúnculo cerebeloso supezior. - 12, válvula. de Vieussens.
(cisterna póntica), por donde discurre el tronco basilar, nacido de la fusión de las
dos arterias vertebrales.
Lateralmente, la unión entre la cara anterolateral de los hemisferios cerebelosos
y la cara lateral del puente de Varolio dibuja un ángulo diedro abierto hacia delante
y afuera: el dngulo pontocerebeloso, el cual limita con la pared ósea un pequeño
compartimiento, la región pontocerebelosa.
El esqueleto, tapizado por la duramadre, corresponde a la cara posterior del
peñasco, que tiene por centro el conducto auditivo interno y termina por abajo en
el agujero rasgado posterior. En el espesor de la duramadre, oblicuo hacia abajo y
afuera, discurre el seno petroso inferior.
La sustancia nerviosa está separada de esta pared por un espacio donde se estan-
ca el líquido cefalorraquídeo, tabicado en las mallas de la meninge blanda ; es la
cisterna pontocerebelosa, que baña los ór ganos que atraviesan el espacio. Estos órganos
comprenden :
1.º Nervios craneales que abandonan el eje nervioso para llegar a los orificios
que les permiten salir del cráneo. Agrupados en su origen, divergen y constituyen
tres paquetes:
o.) Superior: trigémino (raíz sens1uva y raíz motora), motor ocular externo.
(3) Medio : nervio auditivo, facial e intermediario de Wrisberg.
CEREBELO 793
y) In ferior: orien tado h acia el agujero rasgado posterior, comprendiendo el
glosofaríngeo, el espinal y el neumogástrico.
2. 0 Vasos: las arterias cerebelosas superior y media, íntimamente adosadas al
neuroeje. Las venas cerebelopetrosas, que unen el cerebelo a los senos petrosos inferior
y superior (venas de Dandy), y cuyo trayecto atraviesa en sentido oblicuo el espacio
pontocerebeloso, paralelamen te a los troncos nerviosos.
c) Relaciones laterales. - La forma circular de los hemisferios cerebelosos no
permite individuar una cara lateral. Esta se extendería por toda b circunferencia
del occipital y rebasaría por delante la cara endocraneal del peñasco. Aquí describi-
remos únicamente este último segmento, en el que las relaciones petrosas del cerebelo
tienen un in terés práctico considerable.
Por detrás y por fu era del ángulo pontocerebeloso, el hemisferio establece con-
t:\cto con el peñasco. Se apoya en una región triangular, cuyos límites traza Ja dura-
madre gracias a los senos venosos a los que da paso: seno lateral, senos petrosos su-
perior e inferior (triángulo petroso de Eagleton). El seno lateral se interpone entre las
meninges blandas cerebelosas y el peñasco. El espesor y Ja densidad del hueso que
las separa de la sustancia nerviosa es variable según los individuos y según las
condiciones patológicas: Ja infección puede reblandecer y destruir la barrera que
se levanta entre las cavidades dependientes del oído medio, por una parte, y el seno
lateral y. más lejos, el cerebelo, por otra parte.
Por d elante del seno lateral, la pared ósea oculta los meandros del vestíbulo del
oído interno, reunidos al interior del cráneo por el acueducto del vestíbulo.
Así se establecen conexiones anatómicas íntimas entre el cerebelo y las cavida-
des del oído.
d) Relaciones occipitales. - Bajo este título vamos a estudiar las relaciones
que el cerebelo contrae con el hueso occipital por fuera de la línea media , a los
lados y por detrás del agujero occipital. Aquí se dibuja el fondo de la fosa occipital,
cuyas paredes posterior y lateral se elevan en pendiente suave hasta llegar a ser
verticales. Estas paredes son de una delgadez notable, y las eminencias de que están
erizadas por fuera sirven de puntos de referencia extremadamente preciosos: pro-
tuberancia occipital externa, líneas curvas occipitales superior e inferior, reborde duro
y saliente del agujero del occipital por detrás. Entre estos engrosamientos se insertan
las masas musculares de la nuca : el cerebelo se oculta de este modo bajo una doble
cubierta: muscular, gruesa; luego ósea, mucho más frágil.
La duramadre cerebelosa, débilmente adherente al esqueleto, es recorrida por
importantes senos venosos que encuadran cada hemisferio cerebeloso; tres conduc-
tos salen o llegan a la pren sa de Herófilo, confluente situado frente a la protube-
rancia occipita 1 interna: los dos senos laterales y el seno occipital posterior. Los dos
senos laterales no siempre son iguales y el derecho adquiere en general un diámetro
mayor que el del lado izquierdo (véase Senos venosos de la duramadre). Su tra-
yecto rodea la fosa occipital, recibiendo en el curso del mismo pequeños afluentes
procedentes del cerebelo.
En la ·línea media, entre la protuberancia occipital in terna y el agujero occipital,
los dos hemisferios cerebelosos están separados por la pequeña hoz del cerebelo,
barrera incompleta, que permite en este punto el desarrollo de la cisterna magna
(véase Región del agujero occipital).
En este segmento de la fosa cerebelosa, los hemisferios están en contacto por
todas partes con la duramadre por mediación de las meninges blandas.
No existe ningún espacio muerto susceptible de dar paso a los nervios o vasos.
Sin embargo, por delante y por abajo, el espinal, al salir del agujero occipital, llega
al agujero rasgado posterior, en donde encuentra la terminación del seno lateral
que ha dibujado en el suelo de la fosa su trayecto sigmoideo.
794 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Hemos visto ya que el cerebelo comprende tres lóbulos: un lóbulo medio, cons-
tituido por el vermis, y dos lóbulos laterales o hemisferíos. La superficie externa de
estos lóbulos no es lisa ni uniforme, sino que, por el contrario, ofrece una multitud
de surcos, en general curvilíneos y bastante regularmente concéntricos, que dan por
resultado una descomposición de los lóbulos en segmentos más pequeños. Estos surcos
son muy desiguales en profundidad, y por esta razón pueden dividirse en dos órde-
nes diferentes.
FIG. 657
Los lobulillos del neumogástrico y las amígdalas vistos uin situ»,
en sus relaciones con el bulbo.
1 , cara. In terior del cerebelo. - 2, vermls tnrerlor. - 3. amígdalas o tonsilas. con 3', lmprealón del bulbo. -
4, lóbulo del neumogástrico o nocculus. - 5, Uvula. - 6, bulbo raqufdeo, muy separado del cerebelo. - 7, suelo
del cuarto ventrículo. - 8, cuerno de la abundancia. - 9, protuberancia. anular. - 10. t.rtaémlno. - 11, taclal ,
con 11 '. intermediario. - 12, a.ct1st1co.
los separa, no obstante, el espesor de la capa gris cortical. Los segmentos que circuns-
criben se d enominan lobulillos. Estudiaremos en primer lugar los surcos.
punta, confina con Ja pa rte posterior del ftóculo. Un surco transversal. que va del gran
surco circunferencial o marginal al agujero de Luschka, separa claramente los dos lóbu-
los. Este m rco, qu e podría d enominarse el surco posterior del flóc11lo, se halla ocupado,
en su parte interna, por una pequeña masa celulovascular, dependencia de la piama-
dre, que no es otra que el cuerno de la abunda n cia. La encontraremos m ás adelante
al tratar del cuarto ventrículo.
El lobulillo raquídeo está surcado, en su cara inferointerna, por siete u ocho surcos
concéntricos, cuya dirección general es oblicua de atrás adelante y de dentro afuera.
Estos surcos descomponen el lobulillo raquídeo en un número igu al d e láminas. H emos
visto con frecuencia las láminas más internas diferenciarse en una e~pecie d e lobulillo
independiente.
r\ . Loui;u 1.ws U E L \ C\RA S L'P ER IOR. - Son doce (fig. G:¡S) y se di' iden en dos grupos:
unos ocupan el vermis (los lobulillos medios); los otros corresponden a los hemisferios (los
lobulillos Laterales).
a) L obulillos medios. - El vermis superior ofrece cuatro lobulillos, que son, partiendo
de delante atrás : 1.0 , la língula, formada por cuatro o cinco láminas transversales entre los
dos pedúnculos cerebelosos superiores, que constituyen la capa superficial o capa gris de la
válvula de Vieussens; 2.0 , el lobulillo central, pequeña eminencia asimismo transversal, si·
tuada inmediatamente por detrás de Ja lígula, a Ja que cubre; 3. 0 , la eminencia del vermiJ
superior (mo nticttlus), que comprende la mayor parte del vermis, que en su parte anterior toma
el nombre de rulmen (cúspide, la parte más elevada) y en su parte posterior el de declive
(pendiente); 4.•, el m ame/un terminal, que representa la última porción del ,·ermis.
CEREBELO 797
b) Lobulillos laterales. - En los lobulillos laterales o hemisferios encontramos sucesiva-
mente, siempre procediendo de delante atrás: 1.0 , el frenillo de la língula, que continúa
lateralmente la língula se a poya en los p edúnculos cerebelosos superiores; .1 .0, las a/aJ
FIG. 658
T o pografía cerebelosa: lobulillos de la cara superior.
i.• Lobulfllo1 imparu u mtdfo1. - A, ltnrula. - B , lobullllo central. - C, e mJnencta del vermll que ee
descomJ)C'ne en C'. el cu lmrm. y C", el declive. - O , mamelon terminal. - E, t uWrculo posterior. - F. plrimtdt .
- G, 1.1vuta. - H, n ,·,rtu lo.
2'. • Lobulillo1 paru u lattralu. - a , t renmo de la lfnguta . - b. alas del lobuHllo cen tral. - e, lobullllo
cuadrllálero. - e ' , lóbulo del ala. central. - e", lóbulo aemllunar. - d , lobullllo semJlunar aupertor. - e, Jobu·
IH!o semilunar interior. - l. lobulllJo delgado y Johutmo dtgástrteo o· cune.Uorme. - o . amígdala . - h, lóbulo
del neumo¡¡htr!co. (Yéase tamb ién lllf. 659 .l
del lobulillo ce1ltral. que son una continuación lateral d el lóbulo del mismo nombre; !!·º · el
lobulillo cuadrilátero, el más considerable de todos los lobulillos de la cara superior , que
F1c . 659
T opografia cerebelosa: lobulillos de la car a inferior.
•Para las fndJcaclones , ""ª" la nota expll1at1va de Ja t11rura precedente.
también es continuación de la eminencia del vermis superior y comprende dos p anes: una
anterior (e'), lobu lus lunatus ante1·ior, correspondiente al culmen ; o tra posterior (e"), lobulus
lunalu s posterior, correspondiente al declive, y 4.0 , el lobulillo semilunar superior, el más
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
posterior de todos, que en su concavidad abarca el borde posterior convexo del lóbulo
precedente.
B. Losuuu.os DE LA CARA INFERIOR. - Los lobulillos de la cara inferior (fig. 659), en
número de catorce, se dividen, como los de la cara superior, en medios y laterales:
a) Lobulillos medios. - De igual modo que el vermis superior, el vermis inferior se
descompone en cuatro lobulillos, a saber : 1.º, el nódulo, que no es más que la extremidad
anterior del vermis; 2. 0 , la úvula o campanilla, que le sigue por detrás; 3.0, la pirámide,
que comprende toda la parte central y voluminosa del vermis inferior; 4.0 , el tubérculo
posterior, que forma el extremo posterior del vermis y se reúne, en el fondo de la esco.
tadura poster ior, con el mamelón terminal o último lobulillo del vermis superior.
b) L obulillos laterales. - La cara inferior de los hemisferios presenta, a su vez, diez
lobulillos, cinco a r.ada lado. Partiendo de delante atrás, son: 1.Q, el lobulillo del neumo-
gástrico, que hemos descrito anteriormente y está unido con el nódulo por la válvula de
Tar ín ; 2. 0 , la amlgdala o tonsila, ya descrita, que se enlaza con la úvula por una lámina
fJG . 66o
Esquema de la segmentación periférica del cerebelo de un mamífero .(según BOLK) .
En el lado izquierdo ae han tndJcado los dlterentee segmentos del cerebelo: en el lado derecho.
la aign1t1caclón 11Sloló¡1ca de. cada uno de est.oa segmentos
de sustancia blanca análoga a la válvula de Tarin; 3.0, el lobulillo digástrico, así llamado
por presentar dos abultamientos o · vientres y que se continúa hacia dentro con la pirámide
del vermis ; 4.0, el lobulillo delgado, que está situado por detrás del precedente y corres·
ponde asimismo, en su p¡¡l'te interna, a la pirámide del 've!.mis; 5.0 , el lobulillo semilunar
inferior, que envuelve el lóbulo delgado y se extiende por detrás hacia el surco circunferencial
de Vicq-d' Azyr. Este último lóbulo está en relación con el tubérculo posterior o último lóbulo
del vermis.
B. LÓBULO POSTERIOR. - El lóbulo posterior, situado por detrás del surco pri-
mario, ocupa a la vez la cara superior (en parte únicamente) y la cara inferior (por
completo) del cerebelo. Como se ve, es incomparablemente más extenso que el lóbulo
precedente. Es también mucho más complejo, hasta el punto que BoLK le ha dado
el nombre de lóbulo complicado. El lóbulo posterior se divide en dos partes, una
anterior y otra posterior.
a) Parte anterior. - La parte anterior, relativamente pequeña, se halla situada
inmediatamente por detrás del surco primario. Extendida de un borde al otro del
órgano, reviste la forma de una media luna, cuya concavidad, dirigida hacia delante,
abraza el lóbulo anterior antes descrito. Como este último, es impar, medio, simétri-
co. También como este último, está constituido por cierto número de laminillas de
dirección transversal. Su constitución anatómica es muy sencilla: es el lobulus sim-
plex (lóbulo sencillo) de BoLK. El lóbulo sencillo está limitado, por detrás, por un
surco sin nombre, que presenta poco más o menos la misma configuración que el
surco primario y que, como él, se extiende de un lado a otro del cerebelo.
b) Parte posterior. - La parte posterior es más importante. Con BoLK, distin·
guiremos en ella: 1.º, un lobulillo medio; 2.º, dos lobulillos laterales, uno derecho
y otro izquierdo.
a) El lobulillo medio, como indica su nombre, ocupa la línea media. Tiene la
forma de un cuerpo cilindroideo, alargado de delante atrás, fusionándose arriba con
la masa cerebelosa y terminando abajo por un extremo libre: A los lados está per-
fectamente limitado por dos surcos dirigidos como él en sentido sagital: son los
surcos paramedios derecho e izquierdo. Dos pequeños surcos transversales dividen el
lobulillo medio en tres lobulillos secundarios o sublobulillos, que se designan, si-
guiendo de abajo arriba, con los nombres de sublobulillo a, sublobulillo b y sublobu-
lillo c. Este ú ltimo se halla dividido a su vez, en gran número de mamíferos, en dos
partes, el sublobulillo c 1 y el sublobulillo c2 •
{3) Los lobulillos laterales se subdividen a su vez en tres partes, teniendo cada una
el valor de un sublobulillo o lobulillo secundario: 1.º, el lobulillo ansiforme; 2.º, el
lobulillo paramedio, y 3.0 , el lobulillo vermicular. El lobulillo ansiforme, el más volu-
minoso de los tres, está situado por fuera del lóbulo medio, por detrás del lóbulo
sencillo. Puede comparársele a un óvalo de eje mayor dirigido de fuera adentro. Un
surco transversal, denominado surco intercrural (dentro de poco veremos por qué), lo
divide en dos segmentos: u n segmento anterior, formando el crus 1 o brazo anterior;
un segmento posterior, constituyendo el crus 11 o brazo posterior. Los dos brazos
anterior y posterior se fusionan recíprocamente en el lado externo del surco intercru-
ral, de tal manera que el lóbulo ansiforme, considerado en su conjunto, reviste bastante
bien la forma de una U echada: ya hacia el lado izquierdo e , ya hacia el lado de-
recho :::> . Señalemos, además, que el brazo anterior del lado derecho y el brazo ante-
rior del lado izquierdo se fusionan recíprocamente en la línea media, inmediatamente
por detrás del lóbulo simple. El lóbulo paramedio es un pequeño lóbulo, prolongado de
delante atrás, situado por fuera del lóbulo medio, entre éste y el brazo posterior del
lóbulo ansiforme. El lóbulo vermicular, por último (que no tiene nada de común con
el vermis de la descripción clásica), está situado inmediatamente más allá del lóbulo
ansiforme. Es una formación bastante complicada, alargada en sentido transversal. Em-
800 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
pieza, por dentro, en el lado externo del lóbulo medio, y desde allí se extiende hasta
la parte externa del cerebelo. En algunas especies emite, en su parte externa, una
pequeña prolongación que, con el nombre de lobulus petrosus, rebasa ligeramente la
cara lateral del órgano.
HOMOLOGÍAS DEL ESQUEMA DE BOLK CON EL CEREBELO DEL PERRO Y EL CEREBELO DEL HOM-
BRE. - Siéndonos ahora conocido el esquema de Bolk, se trata de homologarlo con el cerebelo
del perro y del hombre: el cerebelo del perro, por ser el más a menudo utilizado para las
experiencias de laboratorio, y el cerebelo del hombre, en_ virtud de las aplicaciones anatomo-
patológicas o clínicas.
a) Homología con el cerebelo del perro. - El cerebelo del perro, visto por su cara
posterior (fig. 661), aparece en la forma de un órgano de contorno irregularmente cuadri-
látero, cuyo diámetro transversal es,
aproximadamente, dos veces más ex-
tenso que el d iámetro vertical.
Encontramos ante todo, en la
unión de su cuarto superior con sus
tres cuartos inferiores, el surco prima-
rio, profundo, dirigido transversalmen-
te y regularmente curvo, de concavi-
dad anterior.
Por delante de él se observa el
lóbulo anterior.
Por detrás observamos sucesivamen-
te: 1.º, en la línea media, el lobulus
simplex primero, y, por detrás de él.
el lobulillo medio; 2. 0 , a los lados, el
F1c. 661 lobulillo ansiforme .(con sus dos brazos
Aplicación del esquema de Bolk al cerebelo del perro. anterior y posterior, que separa el sur-
Cerebelo vlato por eu cara posterior. que nos muestr& a la. vez, co intercrural), el lobulillo paramedio
pero en pequel1o. sua dos ca.raa eupe.rtor e t.ntertor. (situado inmediatamente por detrás del
1, 1urco primario. - 2, lóbulo anterior. - 3 , lóbulo Posterior.
- 4 , lóbulo sencUlo. - 5, lóbulo ansltorme, con 6 , brazo antertor lóbulo ansiforme) y el lóbulo vermicu-
(crua 1) ; 6 '. brazo Posterior (crus IU ; 6.,, surco tntererura.l. - 7. lar (dispuesto en forma de una U
lóbulo mediano. - 8, lóbulo paramedlo. - 9, tormaclón Ter-
mtcular. echada, :::> ) por encima y delante del
lóbulo ansiforme. También observamos
aquí que, en la línea media, el braw anterior del lóbulo ansiforme se continúa directamente
con el brazo similar del lado opuesto.
Como se ve, las homologías son muy manifiestas.
b) Homologías con el cerebelo del hombre. - Si examinamos ahora comparativamente
el esquema de BoLK y el cerebelo del hombre, podemos establecer las homologías del modo
siguiente (fig. 662):
En primer lugar, el surco primario está represen.tado por el surco transversal, de
concavid0.d anterior, que divide el lóbulo cuadrilátero de la antigua nomenclatura (véase figu-
ra 658) en una parte anterior, el lobulus lunatus anterior, y una parte posterior, el lobulus
lunatus posterior. Todo lo que se encuentra por delante de este surco corresponde al lóbulo
anterior de BoLK, mientras que todo lo que se encuentra por detrás representa el lóbu-
lo posterior.
El lóbulo anterior, como vemos, comprende de la antigua nomenclatura: i. 0 , en la linea
media, la Ungula, el lobulillo central y el culmen; l!.º, en Jos lados, el frenillo de la língula,
el ala del lobulillo central y el lobulus lunatus anterior.
En el lóbulo posterior, un surco que se encuentra situado algo por detrás del surco
primario, transversal y curvo como él, el surco superior de VICQ-D' AZYR, limita un primer
lóbulo, y éste no es más que el lobulus lunatus posterior. Es el homólogo del lobulus simplex
de BoLK.
Por detrás del lobulus simplex encontramos, en la linea media, la parte posterior del
vermis superior (mamelóñ terminal) y el vermis inferior (con sus cuatro segmentos, el t úber,
la pirámide, la úvula y el nódulus); todo este conjunto perteneciente a la formación vermiana
representa homológicamente el lóbulo medio de BoLK.
800 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
pieza, por dentro, en el lado externo del lóbulo medio, y desde allí se extiende hasta
la parte externa del cerebelo. En algunas especies emite, en su parte externa, una
pequeña prolongación que, con el nombre de lobulus petrosus, rebasa ligeramente la
cara lateral del órgano.
HOMOLOCIAS DEL ESQUEMA DE BOLK CON E.L CEREBELO DEL PERRO Y E.L CEREBELO DEL HOM·
BRE. - Siéndonos ahora conocido el esquema de Bolk, se trata de homologarlo con el cerebelo
del perro y del hombre : el cerebelo del perro, por ser el más a menudo utilizado para las
experiencias de laboratorio, y el cerebelo del hombre, en. virtud de las aplicaciones anatomo-
patológicas o clínicas.
a) Homologia con el cerebelo del perro. - El cerebelo del perro, visto por su cara
posterior (fig. 661), aparece en la forma de un órgano de contorno irregularmente cuadri·
látero, cuyo diámetro transversal es,
r aproximadamente, dos veces más ex·
tenso que el diámetro vertical.
Encontramos ante todo, en la
unión de su cuarto superior con sus
tres cuartos inferiores, el surco prima·
rio, profundo, dirigido transversalmen-
te y regularmente curvo, de concavi·
dad anterior.
Por delante de él se observa el
lóbulo anterior.
Por detrás observamos sucesivamen-
te: 1.0, en la línea media, el lobulus
simplex primero, y, por detrás de él,
el lobulillo medio; 2.0, a los lados, el
F1c. lobulillo ansiforme .(con sus dos brazos
Aplicación del esquema de Bolk al cerebelo del perro. anterior y posterior, que separa el sur.
Cerebelo 'f1ato Por 1u cara Po1tertor, que nos muestra. a l& va. co intercrural), el lobulillo paramedio
pero en pec¡ue6o. aua dos caraa 1u.pertor e l.Dtertor. (situado inmediatamente por detrás del
l. 1urco primario. - 2, lóbulo anterior. - 3, lóbulo l)Oaterlor .
- 4, ldbulo senclllo. - 5. ldbulo anattorme. con 6, b.ru.o ant.e.rtor lóbulo ansiforme) y el lóbulo vermicu·
fcrua 1): 8 '. brazo poat.erlor renta IIJ : 6". turco lntercrural. - 7. lar (dispuesto en forma de una U
lóbulo mtdlano. - 8, ldbulo paramedlo. - 9, formación ""'"
mleular. echada, ::> ) por encima y delante del
lóbulo ansiforme. También observamos
aquí que, en la línea media, el braz.o anterior del lóbulo ansiforme se continúa directamente
con el brazo similar del lado opuesto.
Como se ve, las homologías son muy manifiestas.
b) Homologias con el cerebelo del hombre. - Si examinamos ahora comparativamente
el esquema de Bou y el cerebelo del hombre, podemos establecer las homologías del modo
siguiente (fig. 66J1) :
En primer lugar, el surco primario está representado por el surco transversal, de
concavidad anterior, que divide el lóbulo cuadrilátero de la antigua nomenclatura (véase figu-
ra 658) en una parte anterior, el lobulus lunatus anterior, y una parte posterior, el lobulus
lunatus posterior. Todo lo que se encuentra por delante de este surco corresponde al lóbulo
anterior de Bou, mientras que todo lo que se encuentra por detrás representa el lóbu-
lo posterior.
El lóbulo anterior, como vem06, comprende de la antigua nomenclatura: 1.º, en la linea
media, la lingula, el lobulillo central y el culmen; : .0 , en los lados, el frenillo de la lingula,
el ala del lobulillo cerúral y el lobulus lunatus anterior.
En el lóbulo posterior, un surco que se encuentra situado algo por detrás del surco
primario, transversal y curvo como él, el surco superior de V1CQ-D'AzYR, limita un primer
lóbulo, y éste no es más que el lobulus lunatus posterior. Es el homólogo del lobulus simplex
de Bou.
Por detrás del lobulus simplex encontramos, en la línea media, la parte posterior del
vermis superior (mamelóñ terminal) y el vermis inferior (con sus cuatro segmentos, el túber,
la pirdmide, la úvula y el nódulus); todo este conjunto perteneciente a la formación vermiana
representa homológicamente el lóbulo medio de BoLK.
CEREBELO 801
A los lados, el lóbulo ansiforme tiene por homólogos: 1.•, su brazo anterior (crus I ),
los tres lobulillos. semilunar superior, semilunar inferior y lobulillo delgado de la antigua
nomenclatura; 2 . 0 , su brazo posterior (cru.s ll), el lobulillo digdstrico o cuneiforme. Por este
hcc'1o el 111rro i11t1·rcrural se halla r epresentado por el surco curvo que separa el lóbulo
delgado del lóbulo digástrico. Siempre en los lados, el lóbulo paramedio de Bolk corresponde,
en el cerebelo del hombre, a la am{gdala o tonsila. El lobulillo vermicular, a su vez, tiene
por representante un lobulillo que es muy reducido : es el lobulillo del neumogdstrico o
flóculo, con su pedúnculo y la válvula de Tarín . El /obulillo petroso no está representado
en el hombre.
Esta correspondencia puede esquematizarse en el cuadro siguiente:
Les hace falta, pues, además del centro lateral que hemos indicado, un centro medio en
Tclación con la función bilateral o sinérgica. Este centro, según BoLK, se hallarla situado
en la porción superior del lóbulo medio (sublóbulo c), en el punto precisamente en que
entran en contacto reciproco los brazos anterior y posterior de los dos lóbulos ansiformes
derecho e izquierdo.
4.ª En el lóbulo paramedio o tonsila y en la parte media del lóbulo medio (sµbJóbulo b)
se halla el centro de coordinación de los movimientos del tronco.
5.ª En la formación vermicular, representada en el hombre por el flóculo, se halla el
centro de coordinación de los movimientos de la cola; de esta manera se explicarla el desarrollo
tan d istinto de esta formación en
los animales y el hombre.
La experimentación, en manos
de R YNBERCK, ha confi rmado las con -
clusiones de BoLK en cuanto al va-
lor funcional del lóbulo simple y
·- · 6 del brazo anterior del lóbulo ansi·
forme, que son manifiestamente, a
A lo menos en el perro, el primero el
centro coordinador de los movimien-
tos del cuello y el segundo el centro
coordinador de los movimientos del
miembro torácico.
Con las investigaciones de BoLK,
el problema de las localizaciones
B ccrebelosas ha quedado resuelto.
•..•• 1
4. 0 Esquema de Edinger. -
Este autor, fundándose en la em-
briología, es decir, en la época de
mielinización, y en la anatomía
comparada, distingue dos partes
F1c. 662
Aplicación del esquema de Bolk al cerebelo del hombre.
en el cerebelo: i.0 , un paleocere·
bellum común a todos los verte-
El cerebelo ha lldo dhldldo, por au corte horl•ontal, en dos mitades,
una aupertor y otr11 tn!ertor. Despu~a estas do• mitades, r trando alrede· brados, representado sobre todo
dor del eJo z:z:. pero en eenttdo lnverao, &e bao eeparado una de otra,
do manera que IU auperftclo exterior ocupa el mlomo plano. De Cita por el VermiS Y acCeSOriamen te
manera tenemos a la vlota : en AA , la cara oupertor del órrano; en l fló l
DB, ta cara tn!ertor. por e . ccu us y por una parte
lóbul~· ~':i'cfi1J'.r~a~~º·16bu1~· ~~a'tl~r~¡·~·:ar;.io 'd~f'~J~uro'ª~~~fúo-~r del lóbulo anterior (fig. 663).
3
6 surco superior de Vlcq· d'A<yr. - 7 , vermt• tn!ertor o lóbU!o medio. Este paleocerebelo exi'ste desde
- , e. amlrdala o lóbulo paramed.lo. - 9, tlóculo.
el nacimiento en todos los anima-
les, a un en ·los que carecen de fibra s pónticas, y aparece a ntes que éstas en los animales
que las poseen. Funcionalmente estaría relacionado con la locomoción: 2. 0 , un neocere·
belo, de aparición filogénica más tardía. Sólo que aparece en los mamíferos y se desarro-
lla algunas veces después del nacimiento, después de iniciarse la locomoción. Este cere-
belo de adquisición reciente está representado por los hemisferios cerebelosos. Su des-
arrollo se relaciona con los hemisferios cerebrales, con la vía piramidal y con los núcleos
d el puente. Falta en los animales que no poseen estas formaciones.
EmNCER consideró el paleocerebelo como el cerebelo estático destinado a asegurar
el equilibrio, mientras que el neocerebelo sería el cerebelo cinético destinado a ase-
gurar la coordinación de los movimientos.
6. Configuración interior
Si practicamos en el cerebelo un corte cualquiera, observaremos que este órgano,
lo mismo que las demás partes del eje nervioso central, presenta dos clases de sus·
tancia: la sustancia gris y la sustancia blanca, que describiremos separadamente.
CEREBELO 803
1.0 Sustancia gris. - La sustancia gris del cerebelo se divide en sustancia gris
periférica y sustancia gris central.
4 .• .
F1c. 663
Esquema del cerebelo (según ED1NCER).
J. pa leoc<reb<lo (en r oJoJ. - 2, n eocerel>tlo (en O&Ull . - 3, lóbulo anterior. - 4 , lóbnlo me41o.
5, lóbulo J)Oslerlor.
que designaremos con los nombres de núcleos dentados, núcleos dentados accesorios y
núcleos del techo.
a) Núcleos dentados. - Los n úcleos dentados, en número de dos, uno derecho y
el otro izquierdo, están situados en la parte interna de los hemisferios, a siete u ocho
milímettos por fuera de la línea media (fig. 664, 1 ). Se les d enomina ta mbién cuerpos
dentados, cuerpos romboides, olivas cerebelosas, cuerpos ciliares del cerebelo. Ambos
están constituidos por una lámina irregularmente plegada, cuya disposición recuerda
muchísimo la d e la oliva bulbar. Esta lámina, en extremo delgada, se manifiesta en
los cortes (figs. 664 y 665, 1), bajo el aspecto d e una simple línea, muy sinuosa, en
forma de zigzag, de color gris amarillento, que contiene en su interior una masa
homogénea de sustancia blanca.
O blicuamente alaTgados de atrás adelante y de fuera adentro, más anchos en su
extremidad posterior que en su extremidad anterior, los núcleos dentados del cerebelo
ofrecen en conj unto la forma de un gorro o de una bolsa (H vGuENIN), cuyo fond o
se dirige hacia la corteza y cuya abertura, que se conoce con el nombre de hilio, mira
hacia delante y adentro de la línea media.
El desarrollo de los cuerpos dentados está en relación con el de los hemisferios
cerebelosos. En el hombre, en el que alcanzan sus mayores dimensiones, tienen por
término medio d e 25 a 30 milímetros d e longitud por 10 a .20 milímetros de anchura
y 8 a 10 milímetros de altura.
b) Núcleos dentados accesorios. - Los núcleos dentados accesorios ocupan la
parte interna d el núcleo dentado principal. Son en número de dos y se distinguen
por su si tuación , en externo e interno.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
1 2 {J f
FIG. 664
Corte frontal del cerebelo que pasa por los núcleos dentados.
l. l , núcleo• dentado!. - 2. rf\ma vertical del t rbol tte la vida. - 3. rama horizontal del árbol de la vida.
4. vermta lntertor.
una dirección anteroposterior. Representa asimismo una columna gris, que va adelga-
zándose de un extremo al otro; pero, así como el émbolo tiene su extremo grueso
dirigido hacia delante, el núcleo globuloso lo tiene dirigido hacia atrás. Además, este
núcleo es muy irregular en su periferia y rara vez está interesado en toda su longi-
tud en un corte que se practique. Por esta razón se presenta las más de las veces, como
en la figura 666, en forma de dos o tres núcleos completamente aislados unos de otros.
Este aislamiento es sólo aparente y su recíproca continuidad está siempre establecida,
bien por encima, bien por debajo del corte que se examina. Considerado desde el
punto de vista de sus dimensiones, el núcleo esférico mide, por término medio, 13 mili-
metros de longitud, 4 milímetros de anchura y 6 milímetros de grosor.
c) Núcleos del techo. - STILLJNC ha descrito con el nombre de núcleos del techo
(nuclei /astigii) dos masas grises, una derecha y otra izquierda, situadas por dentro
de los núcleos dentados accesorios, a ambos lados de la línea media. No pertenecen a
los hemisferios cerebelosos, como los núcleos precedentes, sino al lóbulo medio o
vermis.
Cada núcleo del techo aparece en forma de una masa irregularmente ovalada,
cuyo eje mayor, situado en sentido anteroposterior, mide de 6 a 7 milímetros, y en
semido vert ical, de 4 a 5 milímetro . Por d elante terminan r esueltamente por un ex -
tremo redondeado. Por detrás se resuelve en una serie de puntos irregulares, que des
aparecen de manera paula tina en el centro medular. Los dos núcleos del techo, como
se ve claramente en la figura 666, están muy cercanos el uno del otro, ya que sólo
CEREBELO
los separa una lámina, siempre muy Lenue, de suslancia blanca. Esla lámina única-
mente es visible en su pane anterior; en su exlremo posterior los dos núcleos llegan a
ponerse en contacto en la línea media y se unen entre sí por una especie de comisura
Lransversal ( HucuENIN).
Un corte transversal que pase por el tercio posterior de la protuberancia (figu-
ra 666) d emuestra: 1.0 , que los núcleos del Lecho, lo mismo que los núcleos dentados
accesorios, están siwados enfrenle del hilio de los núcleos dentados; 2.0 , que el nombre
de núcleo del techo se halla perfectamente justificado, por cuanlo se encuentran siwa-
dos encima de la pared posterior o techo del cuarto ventrículo; efectivamente, sólo
un espacio muy pequeño separa eslos núcleos de la membrana ependimaria.
-- _3
F1c. 665
Corte sagital de un hemisíerio cerebeloso que muestra el árbol de la vida de los h em isferios
(según DtJ EtUNE).
l, nllcleo dC"nt.ado. - 2, Obras aemtclrt:ulares externas . - 3, pcdtlnculo cerebelo!O med io. - 4, nooulo .
se distinguen más que dos: el árbol de la vida del lóbulo medio (fig. 667) y el árbol
de la vida de los lóbulos laterales (fig. 664); el primero se presenta en los cortes del
lóbulo medio y el segundo en los cortes de los hemisferios.
3.0 Las dos sustancias estudiadas en los cortes. - Para adquirir , una noc1on
exacta de las recíprocas relaciones de la sustancia blanca y la sustancia gris hay que
practicar dos cortes: uno vertical y medio, otro vertical y lateral.
a) Corte vertical medio. - El primero de estos cortes, corte vertical medio o sagital
(figura 667), se practica en pleno lóbulo medio del cerebelo. Este corte nos permite
observar:
1.º La continuidad del vermis superior y el vermis inferior, que constituyen en
conjunto el lóbulo medio del cerebelo.
:r 3 r
F1c. 666
Núcleos centrales del cerebelo vistos en una sección frontal que pasa algo por encima
de la parte media del cuarto ventrículo.
1, corteza cerebelosa . - 2. vermts superior. - 3, cuarto ventrfculo, con 3', su pared posterior o techo: 3", su
pored Jntertor o auelo. - 4. núcleo dentado. - 5. émbolo. - s. n úcleo es!érlco. - 7, núcleo del t echo. - 8, ci.lota
l)rotuberanclal. - 9, PllO Interior de Ja protuberancia •
F1c. 667
Corte vertical medio del cerebelo (segmento izquierdo del corte visto por su cara interna).
1, verm.11 superior. - 2, vermt1 tntertor, con 2', '1.vula . - 3 , centro medular Oel cerebelo. - 4 , cuarto 'HD·
trlculo. - S, v•hula de Vleuaaena. - 6, tub6rcl1lo cuadrt¡6mino Inferior. - 7, protuberancia anular . - 8, bulbo
rac¡uldeo. - 9, acueduct.o dAI Bllvlo.
caen oblicuamente en el cenuo medular; tan sólo uno o dos, que corresponden a la
parte media de los hemisferios, ofrecen una dirección sensiblemente vertical.
1.° Corteza cerebelosa. - La sustancia blanca de cada hoja cerebelosa está cu-
bierta por una capa de un milímetro a un milímetro y medio de sustancia gris: la
corteza cerebelosa. Vista en un corte transversal, la corteza presenta dos zonas de
aspecto diferente. La capa externa o superficial es de color gris pálido; la otra, capa
interna o profunda, es de color amarillo rojizo y constituye la capa oxidada.
La primera, la capa externa o capa molecular (fig. 668), representa casi la mitad
de toda la corteza. Los elementos celulares aparecen en ella poco numerosos, dado el
pequeño número de núcleos que se comprueban en las preparaciones histológicas; en
cambio, las fibras son muy abundantes.
La capa interna o granulosa comprende la otra mitad del grosor total de la cor-
teza; los elementos celulares son extremadamente numerosos en ella.
810 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
1 1;
1 I ¡
f1 1 ;
Q .b.~ D B
F1c. 669
Es<J.uema ele un corte transversal <le una lámina cerebelosa, que representa, segiln
las descripciones de CAJAL, los elementos histológicos de la corteza d el cerebelo.
<Para c¡ue la lll'U"' Ma m'• demostratln, se la ha dlvtdldo en eeta ca111taa, en cada una de laa cu&IH se na re·
presentado un elemento eapectal. Pero. como 18 compr~de. est.01 elemtntot no ae eneuentran alsladoa, al.no que se
bailan rounJdOI 7 dlvtraa meni.e mezcJadoo en t oooo 101 punto• de Ja corteza.J
A, piamadre. - D, capa moleeular. - e, capa do laa dlulaa de PurklnJe. - D, capa 17anuJosa. - E, cenuo
medular.
1. c6lula de PurttnJe, nata de rrent-e. oon r. au elllndroeJe: l", taa colate.ralea recurrentes de este cJlLndroeje.
- 2 , pequeftaa c6lalaa utrellados de la capa moleeular, con 3, loo ceatOI termtnalea í&ndkonbenJ de au ctllncltOeJe.
- 4. ITªº°' ele 11 capa 1ranu.1oaa. con 4 •, aua prolonaactones clllndroaxJJea formando, después cie bU:urcarae en T.
1
~~~n ~~~ªc~~:1.~nr:.~r:1fa~~·;~~ T~!g:·~.~!f!~~ª~
ca1 con 7 ', ftbr&I radtales de Beramaon. -
<r ~u:~~. ª~~~1::Cº~~~~2;~.!~. ~~.' :~n~:P1:1uY:'i:U;diii:
1
8, 8, fibras trepadoras. - 9, ftbras mus¡oaaa.
diámetro. Como la arborización de las células de Purkinje, las grandes células estrcllaaas
están orientadas en un sentido sagital, perpendicular al eje mayor de la laminilla.
Estas graneles células emiten en todas direcciones numerosas prolongaciones protopl<J$>
mdticas que terminan libremente en la capa molecular . Su prolongación cilindroaxil, de
ordinario muy larga. discurre paralelamente a la superficie del cerebro y paralelamente tam-
bién al plano de las arborizaciones protoplasmáticas de las células de Purldnje. Durante su
CEREBELO 811
trayecto emite colaterales descendentes (fig. 671, 5) que se dirigen hacia las células de Pur-
kinje, terminando a su alrededor por finas ramificaciones en forma de plexo. Después de
haber emitido estas colaterales, la prolongación cilindroaxil se encorva hacia dentro y a su
vez termina exactamente como las colaterales precitadas.
Las células de Purkinje se encuentran asl rodeadas en toda su superficie (fig. 671, 6)
por un sistema de fibrillas que descansan directamente sobre el protoplasma celular y lo en-
vuelven a manera de red. KCELLIKER, que, después de CAJAL, ha descrito perfectamente estas
arborizaciones pericelulares, las ha de-
nominado cestos terminales (Endkor-
ben).
numerosas
Como se fibrillas
ve en que envuelven
la figura el 5
672, las
cuerpo de una célula de Purkinje, al
~~~~~~¡~~~~~~~!~~~~~~~
llegar al polo central del mismo, se
reúnen y enlazan formando una espe-
cie de pincel, que rodea la porción
inicial del cilindroeje de la célula de
Purkinje, precisamente en el punto en
que carece todavía de vaina miellni-
ca (CAJAL).
Estas fibrillas descendentes termi-
nan alrededor del cilindroeje precita- .. 3
do (fig. 672), unas por un pequeño
abultamiento esferoidal y otras por
una punta más o menos afilada. Estas
fibras entran en la constitución del
tejido de fibras transversales situadas
debajo de las células de Purkinje. Este
tejido subpurldnjeo corresponde asl fi-
bras de la capa granulosa.
FIG. 670
Añadiremos que a veces dos célu-
las vecinas se unen una a la otra por Las células de Purkinje y sus cestos terminales vistos
en una sección transversal de la corteza cerebelosa
medio de fibrillas que, de un cesto, (según CAJAL e ILI.ERA).
se dirigen transversal u oblicuamente
1, cnpa granulosa. - 2, capa molecular. - 3, 3, ~lulas de Pur·
a otro cesto. Estas fibrillas se entre- klnJe. con 3', su prolon1raclón protoplasmUlca ; 3", su prolon1ractón
cruzan de ordinario con fibrillas simi- clllndroaxll. - 4, una célula do PurklnJe, d..plazada. - 5, libras
procedentes do pequenu c6lulos estrelladas do la capa mol..,ular.
lares que, discurriendo en sentido in- ~e~Posu:e cr~:te;1~i'••de~e~:rº:1e:;e ~~~ vc~~·t:S ti:r~'l~.~!~;~o:_ dé~
verso, van de este último cesto al tlbrns obllcu.. quo van do uno a otro cesto.
primero: resulta entonces (fig. 670)
una especie de quiasma tendido entre dos cestos próximos. Algunas ramas colaterales ascen-
dentes terminan en la periferia de la capa molecular. Cada célula en cesta de esta capa
tiene asl bajo su dependencia gran número de células de Purkinje.
E. FIBRAS AFERENTES. - Proceden de las más diversas regiones del neuroeje. Lle-
gan al cerebelo por los pedúnculos y terminan en la corteza por arborizaciones libres
(véase Conexiones del cerebelo). Por el centro blanco de cada lámina cerebelosa llegan
dos clases de fibras, descritas por CAJAL : las fibras musgosas y las fibras trepadoras.
FrG. 673
Corte longitudinal (frontal) de una laminilla cerebelosa (imitación d e CAJAL).
l , piamadre. - 2, capa molecular con laa llbl'u paralelas. - 3. o61 ula de Purlllnle. - 4 , capa irranulosa
con 101 1rano1 . - 5, centro medular.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Lo que las caracteriza esencialmente es que presentan de trecho en trecho ciertos engrn-
samientos nudosos, erizados de expansiones divergentes a manera de rosetones y que se parecen
al musgo que cubre el tronco de los árboles (RAMÓN v CAJAL). Estas expansiones son unas
veces relativamente gruesas (fig. 675) y están constituidas por una especie de red tupida que
se puede seguir en ocasiones en toda la ex-
tensión de la prolongación; otras veces,
muy delgadas y finas, están formadas por
una sola fibrilla . Unas y otras, después de
un recorrido siempre muy corto, terminan
ora por un abultamiento reticulado, r<>
músculo grueso, ora por un anillo sencillo,
ramúsculo pequeiio, redondeado u oval. Por
sus ramificaciones las fibras musgosas entran
en relación íntima con las prolongaciones
protoplasmáticas de los granos de la capa in·
terna. La figura 675, tomada de CAJAL, de-
muestra perfectamente estas relaciones: ve·
mos en el centro dos prolongaciones proto·
plasmáticas del grano .1 articularse con Jos
rosetones terminales de las dos fibras mus-
gosas 4 y 4'; después, en el lado derecho,
vemos como la prolongación protoplasmática
ascendente del grano 1' se articula del mis-
mo modo con el rosetón terminal de la
fibra 4".
A estos dos órdenes de prolongaciones
(rosetones terminales de las fibras musgosas
y prolongadones dendrlticas de los granos)
se añaden las ramificadones dlindroaxiles
terminales de las células de Golgi. Estos tres
elementos, reunidos en el mismo punto,
íntimamente mezclados, pero nunca fusiona.
dos, conserva cada uno su independencia
F1c. 674 anatómica y constituye en plena capa gra-
Células neuróglicas de la corteza cerebelosa nulosa formaciones especiales (fig. 676), que
de un recién nacido (según VAN GEHUCHTEN). se d esignan con el nombre de glomérulos
1, surco cortical. - 2, dos ltlmtnaa cerebeloau. - 3, cerebelosos o placas cerebelosas de la capa
zona de las c6lulaa de PurklnJe. - 4, capa molecular.
- 5, 6, 5, capa rranuloaa. - 6, 6, células neurósllcaa. de los granos. A nivel de estos glomérulos,
constituidos, como vemos, por una doble
articulación, las prolongaciones dendríticas de los granos reciben a la vez el infiujo nervioso
de las fibras musgosas y de las ramificaciones cilindroaxiles de las células de Golgi; luego
lo transmiten al grano, que a su vez, por su cilindroeje (3"). lo envía a las ramificaciones
protoplasmáticas de las células de Purkinje.
RAMÓN Y CAJAt. se pregunta, pero sin aducir ningún hecho en apoyo de esta hipótesis,
si las fibras musgosas no son acaso la continuación de las que en la medula forman el fas·
dculo cerebeloso directo.
b) Fibras trepadoras. - Las fibras trepadoras (fig. 669, 8) atraviesan la capa gra-
nulosa, llegan al interior de la capa molecular y allí terminan rodeando las prolon-
gaciones protoplasmáticas de las células de Purkinje, en forma de arborizaciones va-
ricosas y plexiformes. Estas arborizaciones terminales ascienden (trepan , de aquí su
nombre) a lo largo de las prolongaciones de la célula de Purkinje, como ulos bejucos
a lo largo de las ramas de un árbol de los trópicos» (RAMóN Y CAJAL).
CEREBELO
2' ..... .
La significación anatómica de las 3
fibras trepadoras es desconocida. No
sabemos ni en qué parte del neuroeje
se originan.
En resumen, la corteza cerebelosa
está constituida por tres capas: 1.0 , la
capa externa o molecular, con su ele- flG . 676
mento principal, la célula en cesta, y Esquema que representa la constitución
anatómica de un glomérulo cerebeloso.
que conúene las arborizaciones dendrí-
1. c61ula de Ool¡I, con l ', 1u1t prolonpclonea protopla1m•·
ticas de las células de Purkinje, a cuyo tk aa: l " , au clltndroeJe que ee resuelve en un plexo muy
ti.no. - 2. una t lbra mua¡oaa, con 2', au enrroeamlento ter·
alrededor se arrollan las fibras trepado- minal 6e donde l)f.t\tn numeroau llbrlllaa clJYersent.e1. - 3,
un crano, con 3', 1u prolonpeldn protoplum,tlca 7 au ar-
ras, la mayoría de las cuales están for- borli.aclón termlnal : 3", 111 prolonpcldn clllndrC*J:ll QUt
remonta en Ja capa molecul1:- para co11.1tttulr una t1bra
madas por los axones de los granos de paralela. - 4 . l'lom6ru1o oerebeloM>, formado . oomo Ytmoa.
por el oonJunto de tru arbortr.aelones terrnJnalea. dheraamente
la capa interna; it. 0 , la capa interna o entrrcrur.ada1, pero que cada una coneer•a au tndependeneta.
granulosa, con el grano como elemento
fundamental y que ofrece los glomérulos cerebelosos, con los que vienen a ponerse
en contacto las fibras musgosas y las dendritas de los granos. Es atravesada por
la s fibras aferentes procedentes de la sustancia blanca (fibras musgosas y trepadoras).
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Da paso a las fibras eferentes de la corteza, es decir, a los cilindroejes de las célu-
las de Purkinje. Contiene, por fin, los elementos neuróglicos, células empenachadas
de Cajal; 3.•, la capa de las células de Purkir1je, que representa el elemento funda-
mental del cerebelo. A su alrededor confluye la excitación nerviosa aportada por las
fibras aferentes: la fibra musgosa por medio del grano, la fibra trepadora y, por
ültimo, las células en cesta que las unen entre sí. De la célula de Purkinje parte la
única fibra eferente de la corteza. Como lo demuestra el esq.uema siguiente, todo
converge a su alrededor: es una especie de ce-
1·ebelo histológico (fig. 678).
2.º Conexiones. - Las reklciones de los núcleos dentados no están todavía per-
tectamente establecidas. Estos núcleos, como toda la masa gris, reciben fibras (fibras
aferentes) y emiten otras (fibras eferentes) . Las fibras aferentes (que, nacidas en otra
parte, van a terminar alrededor de sus células) proceden, al parecer, en su mayor parte
de las ramificaciones cilindroaxiles de las células de Purkinje. Otras representan co-
laterales procedentes de los pedúnculos cerebelo~os inferiores. Las fibras eferentes se
dirigen la mayor parte a los pedúnculos. cerebelosos superiores y. por estos pedúncu-
los, al núcleo rojo de la calota. Al lado de estas fibras que se dirigen hacia el cerebro
existen otras que se dirigen abajo hacia el bulbo raquídeo, constituyendo dos fascículos:
un primer fascículo que se dirige a la formación reticular, entre el cuerpo olivar
superior y el asa del facial: el fascículo cerebeloso descendente de Thomas; y un
segundo fascículo que, después de haber rodeado en gancho el pedúnculo cerebeloso
CEREBELO
superior, desciende al lado interno del pedúnculo cerebeloso inferior primero y des-
pués al bulbo raquídeo: el fascículo en gancho de Rusell . Estos dos fascículos no son
admitidos por todos los autores.
mente que algunas tienen un origen cerebeloso, mientras que otras vienen de fuera
por los pedúnculos cerebelosos. R ecordemos además los hechos siguientes: 1 .0 , en la
parte más periférica de la lámina blanca existen probablemente fibras de asociación
que unen laminilla con laminilla y lobulillo con lobulillo: las fibras en guirnalda
(STJLLING); 2.0 , hay fibras de proyección de la corteza cerebelosa en los núcleos centra-
les: del vermis a los núcleos del techo, de los hemisferios al núcleo d entado; 3.0 , el
plexo extraciliar está constituido por fibras del núcleo dentado; las fibras del plexo
lntraciliar se d irigen hacia el pedúnculo cerebeloso superior ; 4.0 , las fibras de los pe-
dúnculos cerebelosos medios e inferiores entran, en la periferia, en la constitución de
la sustancia blanca; 5.0 , las fibras semicirculares externas se continúan por fuera con
Jos pedúnculos cerebelosos inferiores y medios y por dentro forman fascículos arquea-
\.
F1c. 679
Célula nerviosa del núcleo dentado del cerebelo (embrión de !14 cenlimetros, según LENHOSSEK).
1, cuerpo celular. - 2 , 2, 2, prolon~aclonea prot.oplaam Atlcu. - 3, clllndroeJe rrotoJ .
dos que pasan por fuera del núcleo dentado. Algunas fibras se entrecruzan en el
vermis con las homólogas opuestas; 6.0 , las fibras semicirculares internas recorren a
cada lado el borde posterolateral del cuarto ventrículo, entre el núcleo del techo y
los núcleos de Deiters y de Bechterew; se entrecmzan en parte.
Seis gruesos cordones, tres a cada lado, salen de la escotadura anterior del cere-
belo y, con el nombre de pedúnculos cerebelosos, reúnen el cerebelo a las demás por-
ciones del neuroeje, es decir, al bulbo, a la protuberancia y a los pedúnculos cerebra-
les. A causa de su situación se les d enomina : superiores, medios e inferiores. Los infe-
CEREBELO
A 6 7 8 10· 11· 11 10 9
\1J
".,;,
•. __ 4-
____ J
-. ___v
. . ____ .5
........ ___ _u? '
... ____ 1
F1G. 680
Tronco encefálico (vista lateral derecha) . Pedúnculos cerebelosos.
A, bemlaferlo cerebral. - D, bulbc. - e, cerebelo. (El ccrebelo se ha cort.ado para mostrar loa pedolnouloa cere-
bdoeoa medio y aupertor .)
1, plrimlde bulbar. - 2, olln. - 3, protuberancia. - 3 ', aurco bulboprotuberanclal. - 4, peddnculo cere-
bral. - 4', eurco lateral del Istmo. - 5, pedúnculo cerebeloao medio. - 6, pedúnculo cerebeloao Posterior. - 7,
tubérculo cuadrl¡émino posterior. - 8 . tubérculo cuadrl¡émino anterior. - 9. clnt.111& dptlca. - 10, cuerpo rentcu-
lado Interno. - 10', brazo conJunt.lvo paaterlor. - 11 , c uerpo ¡ eniculado externo. - 11', brazo oonJuntlvo ante-
rior. - 12, c¡ulaama óptico.
V, ralees del trl¡ómlno.
tricular, se acodan casi en ángulo recto antes de perderse en la escotadura anterior del
cerebelo. Su cara anterior se confunde con la sustancia del bulbo raquídeo y más
arriba con la del cerebelo. La cara externa y superior está cruzada en la unión de su
porción bulbar y cerebelosa por las estrías acústicas; en su porción cerebelosa esta
misma cara está en relación con la amígdala, que la rodea y descansa sobre ella.
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; f; 2; 6 1ue 8.
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F1c. 682
T ro nco cnceCá lico y núcleos optocstriados (vista postcrosuperior).
1, núcleo caudado. - 2. Ulamo 61>Uco. - 3. surco optoeatrlado. - 4, 1uroo ooroldeo. - 5 , ..n t rfculo med io. -
6 , coml1ura 1rrl1. - 7 , •1>f!l1lt. - 8 , gan¡¡llo d• la bab6nu la. - 9, frenillo de la epllllla. - 10, 10·, tuWrculo1
cuadrlpmloo1. - 11, J)Odúnculo oettbral. - 11 '. •urco lateral d•I latmo. - 12 , cuerpo ¡¡enlculado extorno. -
i 2•. cuerpo aenlculado tnttrno. - 13, 1urco crucifor me. - 14, bras.o ('()ll juntl•o anterior . - 14'. bra zo conJuntt"o
¡>oottrlor. - 15, J)Odúnculo cer•boloao medio. - 15 '. ped únculo M rtbOloao 1uperlor . - 16, vl.lnla de Vlell&Hll1. -
17 , ! renlllo dt la •tlv ula . - 18, [V •ontrfculo. - 19, tubtrculo &CÚI LICO. - 20, pedúnca lo cerebt!OIO Interior . -
2 1, cuerpo reatlforme. - 22, tallo del calamus scrl¡aortua. - 2.3, surco nwdular J)Oatertor.
formaciones e interpone una doble hoja de Ja piamadre, de tal manera que basta sepa-
rar hacia atrás el vermis para poner esta cara al descubierto. Se puede observar enton-
ces que esta cara presenta una coloración blanca en su cuarto anterior (4') y una
coloración gris en sus tres cuartos posteriores (4").
La cara anterior o, mejor dicho, anteroinferior, que se encuentra tapizada por el
epéndimo, contribuye, como los dos pedúnculos cerebelosos superiores, a formar la
822 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
bóveda del cuarto ventrículo. Descansa por su parte posterior sobre la úvula o cam-
panilla, en la extremidad anterior del vermis inferior, pero sin adherirse a la misma.
Los bordes laterales se unen a los
pedúnculos cerebelosos superiores.
La base se confunde asimismo
con el lóbulo medio del cerebelo. En
la línea media corresponde a la cara
superior de la úvula y forma con esta
úlúma una especie de fondo de saco,
que se ve perfectamente en la figu-
ra 685. Este fondo de saco de la ca-
vidad ventricular se continúa a dere-
cha e izquierda con un fondo de saco
similar, pero más profundo, que se
halla ahora situado, no por encima
de la úvula, sino por encima de la
válvula de Tarín.
El vértice, que está dirigido ha-
cia delante da origen a una prolonga-
ción fasciculada, fuertemente bífida,
que, por otra parte, va a implantarse
en el espacio angular que forman,
F1c. 68g cuando se separan el uno del otro,
Válvula de Vieussens vista por su cara posterior.
los dos tubérculos cuadrigéminos pos-
1, pe<1rtnculoe cerebeloBOa Int eriores. - 2, pedtlnculo1 cerebe-
looos medios. - 3, J>O(lrtnculoa cerebel0909 aUJ>Orloree. - 4, •'l· teriores. Esta prolongación (fig. 68s. 5)
vuta. de Vteuuens, con 4', 1u parte 1r11 ( Unoul4) ; 4", au
parte blanca ¡.,10 nudulor antrrlor). - 5, frenillo de la Tü'fllla es conocida con el nombre de frenillo
de Vleu&sena. - 6, pat6llco. - 7, tub6rculo cuadrllr6mlllo POl-
terlor ( t ..111), con 7'. 1u brazo conJuntlval. - 8, tub6rc11lo de la vdlvula de Vieussens. A cada
cuadrl¡6mlno anterior (notu), con 8', 1u brazo oonJunthal. -
9, 1rlAndula plneal reclinada hacia delllnte p0r una erlna. - lado del frenillo se desprenden dos
10, nntrlculo medio. -11, trl,D&'Ulo de la hab6nuJa. - 12,
pulvlnar. - 13, taaclcnlo lateral del Istmo. - 14. talC!clllo cordones nerviosos muy delgados, que
que va a la •Al•nla de Vleusaena. - 15, cui.rto nntrlclllo.
- 16, pedrtnculo1 cerebrales. son los nervios patéticos. Una peque-
ña cinta transversal, que se encuentra
si1uada detrás del frenillo, une a veces los puntos de emergencia de estos dos nervios .
.2.° Constitución anatómica. - La válvula de Vieussens se compone de dos lámi-
nas de sustancia nerviosa superpuestas, una blanca y otra gris (fig. 684).
La lámina blanca corresponde a la cara anterior: es el velo medular anterior
(velum medullare anterius) descrito en embriología.
Se continúa en su parte inferior con el centro medu-
lar del cerebelo, del cual no es más que una depen-
dencia.
La lámina gris, extendida por detrás de la pre- ;e ~
cedente, sólo ocupa los tres cuartos inferiores de la F1c. 684
válvula, estando el cuarto superior exclusivamente Corle verticotransversal del cuar-
formado por la lámina blanca. Esta sustancia gris to ventrículo, practicado a nivel
de la válvula de Vieussens.
está dispuesta en una serie de pliegues transversales
l . 1, pedrtnculo1 ct.rebeloeos superiores.
que, por su aspecto exterior, recuerdan exactamente - 2, cavidad del cuarto ventriculo. -
3 , •u suelo. - 4, lAmlna &'fll, y 5, l'ml·
la disposición de las láminas cerebelosas, analogía na tlanca de 1• vAlvul& de Vleussens. -
linea modl&. ( La linea amer!lla re·
real, como atestigua su configuración interior (figu- :u, presenta el eP6ndlmo.l
ra 685, .2).
La estructttra de la lámina gris comprende elementos celulares que recuerdan los
de la corteza cerebelosa. La lámina blanca está constituida por fibras nerviosas de
mielina que vienen del cerebelo o que van a él, pero cuyas conexiones son muy
hipotéticas.
CEREBELO
J. FIBRAS AFERENTES
El cerebelo recibe fibras que proceden de la
medula, del bulbo (pedúnculo cerebeloso medio)
(figuras 686 y 687).
GowE.Rs pasa inmediatamente por fuera del núcleo lateral del bulbo, donde terminan
algunas de sus fibras. En la protuberancia ocupa primero la parte externa de la cinta
de Reil, delante de la oliva protuberancia! ; más arriba, después de la emergencia del
trigémino, que le deja el campo libre, se dirige atrás, rodea el pedúnculo cerebeloso
20____ _
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F1c. 686
Esquema de las conexiones del cerebelo en los dos sentidos, con: 1.º, la vía piramidal (vía
motora voluntaria). - 2.0, la vía estrioespinal (movimientos automáticos).-!!·º· vla vestibuloes-
pinal (equilibrio).
Vlaa at erentu (<n azulJ. - Vlaa eterentea (en roJoJ .
1, vía piramidal. - 2, "'ª rubroeaplnal . - 3.
c1el puente 7 Obra poot.ocerebelou. -
"'ª veatlbuloeeplnal. - 4, llbra corUcopdntlca. - 5, nllcleo
6, Obra oUvotalámJc a . - 7 . Obra blamocoritcal. - 8 . taactculo c entral de
la calota. - 9, llbra oll-.ocerebelosa. - 10. llbra 011..orrllbrloa. - 11, llbra "NUbulocerebelosa. - 12. llbra cere-
~1~o~~~r ·b-;;¡.,!;: ~~fl:,º .:'.::1ºcie-n!i'ter:.b~ f;.. 6
P~J'ce¡;,1 ~elde~o'.'°~. cen~~ea""'ro:'.b~ ~~. n~~l:"mo~·~•ft
cuerpo e1trlado. - 19', llbra estrlorrllbrlca. - 20. zona motora. de la. corteza.
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F1c. 687
Conexiones ccrcbclosa.s.
8a6 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
2.° Fibras aferentes de origen bulbar. - Sólo hablaremos aquí de algunas fibras
emanadas de los núcleos de Goll y de Ilurdach y que, según algunos autores, se diri-
girían al cerebelo. Su existencia es muy discutida. El verdadero contingente bulbar com-
prende fibras emanadas del núcleo de Monakow, del núcleo del cordón lateral y de
la oliva bulbar.
a) Fibras del núcleo de Monako w. - Situado este núcleo en la parte superior
externa del de Burdach, recibe fibras del cordón posterior procedentes de los nervios
cervicales. Las fibras que nacen de este núcleo van al cerebelo del mismo lado, y for-
marían el contingente cervical del fasdculo cerebeloso directo. El fascículo olivar del
cuerpo restiforme es la vía bulbocerebelosa más importante.
b) Fibras del núcleo del cordón lateral. - Llegan directamente al cerebelo, pero
no se conoce el lugar de su terminación. Este núcleo, como recibe fibras del fascículo
de Gowers, constituye un parador entre la medula y el cerebelo.
c) Fibras olivares. - El fascículo olivar del cuerpo restiforme es la vía más im-
portante de las vías bulbocerebelosas. Se le ha podido estudiar experimentalmente o a
continuación de lesiones: la destrucción de un hemisferio cerebeloso va acompañada
de una atrofia retrógrada directa del cuerpo restiforme y de la oliva bull:ar opuesta.
Recordemos que las fibras nacidas de la oliva y de los núcleos yuxtaoliva1es se entre-
cruzan con las del lado opuesto en el rafe y siguen, antes de penetrar j"n el cuerpo
restiforme, ora la periferia del bulbo rodeando la pirámide (libras cerebeloolivares
zonales de Mingazzini ), ora el segmento superoexterno de las fibras arciformes inter-
nas que pasan a través y por detrás de la ralz descendente del trigémino (fibras retro
-0 intertrigeminales).
En el cuerpo restiforme ocupan la periferia. Su lugar de terminación no es exac-
tamente conocido ; es probable que tengan su término en la corteza misma de los
hemisferios y del vermis, tal vez hasta en los núcleos centrales. Hemos visto anterior-
mente al estudiar el bulbo que las olivas no reciben ninguna fibra de la corteza
cerebral, sino únicamente el fascículo central de la calota, cuyas fib ras tienen su
nacimiento en las células de la sustancia reticulada de la calota bulboprotuberan-
cial. Gracias a este fascículo la oliva sirve de estación entre núcleos de las regiones
infraó pticas peduncular y protuberancia!, por una parte, y el hemisferio cerebeloso
del lado opuesto, por otra.
A. corto •ertlcal Que pasa J)Or loa núclr<>s optoe1trlado1 y el ple del 1>tdúnculo. - B . corte horizontal de los
pedúnculos cerebraleo que paaa J)Or el n ücleo roJo. - C. corte hOrl•ontal del tronco cerebral que lntereaa al cuarto
-ttnt rfculo, la protuberancia, los núcleos central., del cerebelo y sus J)O(lünculoa. - D, corte horl•on tal del bulbo
que 1>11aa J)Or la oliva y el nücleo do Monakow. - E, corte do l'r. medula .
En a.zvl, laa v111 aferente•: en roJo, laa vfa1 derentea.
l, tascfculo oerebeloeo dl~to. - 2 , rascfculo do Gowen. - 3, libras del cordón P"•terlor. - 4 , núcleo late·
ral del bulbo. - 5 , núcleo de Monakow. - 6, oll•> bull*r . - 7 , rasclculo oll•ocerebelolO. - 8. llbraa veotlbulo·
cerebeloaas 1rascfculo de Edln¡erJ. - 9, libras •eetlbulareo que nn a loa núcleos natlbularee. - 10, libra del
nücleo de Deltera q ue n a 101 núcleos del techo. - U , núcleo de Deltera. - 12, ,•la cortlcopont ocerebetoaa , con 12'.
tucfculo de Turclt . - 13, libras pontocerebelosa1. - 14, n>sclculo central de la calota. - 15, •fa do proyeootón
del vermls aobre el núcleo del t.ecbo. - 16, "'ª do proyeoclón de la corteza del bemlaler lo IObre el núcleo dentado.
- 17 , •fa cerebeloaorrúbrlca. con 17 ', Obra C'erebtlotalámlca . - 18, via rubroe1ploal, con 18'. comt.au.ra de Foret.
- 19, rascfculo tal•mocortlclll . - 19'. estación t alAmlc:i . - 2 0, libra aemlclrcular externa . - 2 0 • libra aeml ·
circular Interna. - 21. t asc!culo natlbuloeaplnal . - 22, libra quo va. del núcleo de Deltera a la clntllla lona1tu ·
dlnal Post.ertor, oon 22' , au rama ascendente, y 22", au rama deectndente. - 23, c!peuta lnt.erna. - 24. Ulamo.
- 25, núcleo lenticular. - 28 , núcleo caudado. - 27, n ürleo rojo. - 28, tasclculo de Turclt . - 29. locua nl¡er. -
30, t ascfculo piramidal. - 31, vermls. - 32 , corte.a del lóbulo lateral . - 33, núcleo del techo. - 34, núcleo
dentado. - 36, pedúnculo corebeloeo auperlor . - 36, pedúnculo cerebeloao medio. - 37 , pedúnculo oerebcloso lnle·
rlor. - 38, ralz deocendente aensltln. del tr1¡6mlno. - 39, plrAmlde a nterior. - 39', rascfculo piramidal cruudo.
CEREBELO
la zona orbitaria del lóbulo frontal , por el fascículo interno del pedúnculo ; la segunda
y tercera circunvoluciones temporales, por el fascículo de Turck (A. TttoMAs).
Las fibras eferentes, es decir, las fibras que van del cerebelo a las otras porciones
del neuroeje, comprenden varios grupos: unas llegan al pedúnculo cerebral para al-
canzar el núcleo rojo y otras alcanzan la protuberancia para terminar en los núcleos
vestibulares; por último, algunas, más raras, se dirigen directamente a la medula es-
pinal (figs. 686 y 687).
e
3 ______ _
o
F1c. 688
Vfa motora cerebelosa (vía motora indirecta).
A, cerebro. - B, peddnculo. - e, cerebelo. - D, medula. - 1 , r ..cJcnlo de Turck ( l.• neuronal. - 2, libra
cortlcopónttca n .• neurona). - 3 , tlbra pontoce.rebelosa. (2. • n e11rona). - 4 , t\bra de proyección de la corteza ce.re·
btlou. aobr~ la oliva cerebelo• 13 . • neurona) . - s . Obra. ollvorr\lbrlca (4 . • neuron a ). - 5' . ent recruz.amienLo de Wer·
neldnlt . - 6, libra r abroe1plnal. - 6'. oomlaura de Porel. - 7, Tía rubroe1plnal.
reticulada del bulbo, al núcleo del cordón lateral y al núcleo d e Monakow ; las se-
gundas descienden por el pedúnculo cerebeloso inferior y por el fascículo en gancho.
CEREBELO
1.0 Vías de asociación entre la corteza cerebelosa y los núcleos grises cen-
trales del cerebelo. - Las fibras de estas vías nacen en la corteza cerebelosa v termi-
nan en todos los núcleos centrales que hemos descrito. La oliva cerebelosa y el émbolo
reciben por su cara externa y superior cilíndroejes que proceden de las células de
Purkinje situadas en la corteza de los hemisferios cerebelosos (A. THoMAs).
El núcleo del techo y el glóbulus reciben fibras que vienen de la corteza del
vermis y del flócculus. CLARKE y HuxLEY admiten que el nücleo del techo recibe fibras
de toda la corteza.
Todas estas relaciones corticocentrales son directas.
1.0 Vías motoras y sensit ivas. - Estas vías motoras y sensitivas son vías indi-
rectas. Conocemos ya ciertos elementos.
a) Vía motora (figs. 688 y 689). - La vía motora indirecta o cerebelosa comprende
una primera neurona, corticopóntica, extendida desde la corteza cerebral a los núcleos
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· ... . ~"
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·. :~: .• .. . .....JI
F1c. 689
Esquema de la sistematización de los pedúnculos cerebelosos.
1. oortna del cerebelo. - 2, ped\l!lcnlo cer6beloao eaperlor. - 3, ped\l!lculo cerebeloeo medio. - 4, ped\l!lculo
oerebelOIO Interior. - 6, oliva oerebelosa. - 6, ndcleo roJo. - 7, ndcleo del puente. - 8, pedllnculo cerebral. -
9, protuberancia. - 10, bulbo. - 11, Obra a terent.e medular que pasa l)Or el peddnculo oerebeloeo Interior y ter·
mina en la corteza del vermla. - 12. ft bra atereote que •tene del n\lcleo del puente 7 pasa por el pedllru:ulo cert ·
belOIO medio (2. • neurona de la vi& cortlcoPontocerebeloaa). - 13, Obra de proyeccldn lntracerebelosa. - 14, Obra
eferente que pesa Por el peddnculo cerebelOIO auperlor (ft br& cerobelorrdbrle&). - 14', tlbra cerebelotalimlca. -
16, vla rubroeeplnal.
del puente, y una segunda neurona, pontocerebelosa, que termina en la corteza cere-
belosa (segunda estación). De aquí esta vía motriz se proyecta en el núcleo dentado
y el núcleo del techo (tercera estación). De estos núcleos cerebelosos la vía motora
va al núcleo rojo por el pedúnculo cerebeloso superior (neurona cerebelorrúbrica y
cuarta estación). De aquí desciende la vía motora, ora a la protuberancia, ora al bulbo,
ora a la medula, por un camino cruzado (n eurona rubroespinal y quinta estación). Por
último, la sexta y última neurona está representada por las células radiculares de la
medula o de los núcleos motores de los nervios craneales. Así se constituye la vía
corticopontocerebeloolivorrubroespinal. La última parte de esta vía, es decir, el fas-
cículo rubroespinal, pertenece también a la vía estrioespinal, que estudiaremos más
adelante con el cuerpo estriado, y constituye el trayecto medular de la vía motriz
extra piramidal.
b) Vía sensitiva indirecta (fig. 690). - Esta vía sensitiva no es menos compleja.
Por el fascículo cerebeloso directo y el fascículo de Gowers, las impresiones sensitivas
CEREBELO S¡p
se desvían de la vía directa cerebral para llegar a la corteza cerebelosa del vermis.
Desde aquí una segunda neurona transmite las impresiones sensitivas a las olivas cere-
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E
F1c. 6go
Vía indirecta de Ja sensibilidad (vía cerebelosa).
1 , ralz posterior (l . • neuronal . - 2, tuclculo e<rebelooo dlreet.o (2. • neurona) que pa.,. por 3, pedW!culo cere-
beloso Interior . - 4 ; fi bra del tu olculo de Oowera. - 5 , ndcleo lateral del bulbo. - 6, fibra de pro7eceldn cerebelo-
oerebelosa (3.• ne urona) . - 8'. oll•a. oerebeloaa . - 7. Obra oerebelotal&mJca (4.• neurona> . - 7 ' , entrec.ruz.amlent.o de
vernektnt. - 8, tlbra tatamocortlcal (6.• neurona). - 9, ftbra •eetlbutar que •• a 9' , n'1cleo de Deltera. - 10, tl·
bra que va del ndeloo de Delter1 a 10', ndcleo del tecbo. - 11, dbra veatlbulocerebelo1& cllreet.a.
belosas. De éstas parte una tercera neurona que penetra en los pedúnculos cerebelosos
superiores y llega, después de entrecruzamiento, al tálamo óptico. Se detienen en este
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
centro o bien una cuarta neurona las conduce a la corteza. Es, pues, una vía sensitiva
espinocerebeloolivotalamocortical.
2.0 Papel del cerebelo. - El conoc1m1ento de las vía aferentes y eferentes del
cerebelo re,·ela que éste se halla siLuado en derivació n de las vías directas sen ilivas
y motoras. Está en relación :
1.º Con la corteza cerebral por tres vías: a) la primera termina en la corteza
sensitivomotora (corteza cerebral), pasando por el tálamo óptico, y forma la vfo cere-
belotalamocortical; b) la segunda sigue la vía peduncular, de la que algunas fibras di-
rectas y colaterales termina~ en los núcleos del puente y de aquí van al cerebelo;
e) la tercera parte de las circunvoluciones temporales (fascículo de Turk) y llega igual-
mente al cerebelo, interrumpiéndose en los núcleos del puente. Como se ve, el cere-
belo está unido al cerebro por vías aferentes y eferentes.
2.° Con los núcleos grises centrales (tálamo óptico y cuerpo estriado) por dos
vías: el fascículo central de la calota bulbar y las fibras dorsocerebelosas, y por el
fascículo cerebelorrúbrico. Estas conexiones establecen la unión entre el cuerpo estria-
do, centro importante de movimientos automáticos, y el cerebelo, órgano de coordina-
ción. Estas vías están enlazadas en los dos sentidos: 1.0 , con el aparato vestibular (órga-
no en relación íntima con el equilibrio), por. las fibras que reúnen la corteza con los
núcleos vestibulares (vfo cerebt:lodeitersiana) y por la vía inversa deiterocerebelosa;
2 . 0 , por vías reflejas el cerebelo obra sobre los núcleos oculares (cintilla longitudinal
posterior) y sobre la medula (fascículo vestibuloespinal). En consecuencia, sus lesiones
motivan trastornos importantes de los movimientos voluntarios y automáticos y del
equilibrio, trastornos que definen el síndrome cerebeloso (BABINSKI, THOMAs), ora clí-
nico, ora experimental : 1.0 , el desequilibrio, que demuestra que el cerebelo interviene
en el equilibrio del cuerpo; 2.0 , la asinergia, que demuestra su papel en la coordina-
ción de los movimientos; ~.0 , la hipermetría, trastorno elemental de un movimiento
0
aislado, que hace que éste haya perdido «la mesura» que le conviene; 4.0 , la hipotonia
y la pasividad, que traducen un trastorno del tono muscular.
rior del cerebelo: la cerebelo a inferior y la media irrigan la cara inferior, la pri -
mera hacia delante y la segunda hacia am\ . Contrariamente a lo que ob erva remo
luego en el cerebro, las gruesas ramas arteriales del cerebelo circulan m:I bien por la
superficie del órgano que por las profundidades de los surcos.
Las seis arterias cerebelosas se anastomosan frecuentemente unas con otras, lle-
gando a formar en la pirámide un solo y único sistema, que por lo común se deja
llenar con bastante facilidad por una inyección practicada en cualquiera de las arte·
rias antedichas. El sistema arterial del cerebelo comunica, además, por un lado con el
del cuarto ventrículo y del bulbo, y por otro lado con las divisiones de las arterias cere-
brales posteriores.
De la red pial parten un sinfín de arteriolas muy finas, que penetran en el espe·
sor del cerebelo y se distribuyen por los diversos elementos anatómicos de este órgano.
6 11
1 ' 1
-ª
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_ 10
A B
F1c . 6g1
Arterias del cerebelo : A, en la cara in[erior ; B, en la cara superior.
t . cerebelo. - 2, bulbo raQu!deo. - 3, protuberancia anular. - 4 , tub! rculoa cuadr1r6mlno1 Po1terlorea. -
5. arteria ver tebral. - 6, tronco basilar. - 7, 7 , etc. , arteria. cercbeloML Interior . - 8, 8, art.erla oerebeloaa mtdl&,
que nace a b. derecha por un tronco oomtln con IB. precedente. - 9, arteria cerebelos& auperlor. - 10, 10, 10,
ramaa que rodean Ja ct rcunferenc.ta del ce.rebelo para pasar a su cara opuesta .
Una de estas ramas arteriales, más voluminosa que las otras, se dirige al núcleo
dentado y penetra en él a nivel del hilio : es la arteria del núcleo dentado.
Los capilares del cerebelo forman, en la capa molecular, un retículo denso, de
mallas ovales, cuyos ejes longitudinales están dirigidos en sentido radiado. En la capa
granulosa se observa igualmente una abundante red capilar, pero de mallas más es·
trechas. Por último, en la sustancia medular, las mallas de la red se ensanchan rápi·
damente y están dispuestas en sentido paralelo a la dirección de los fascículos ner-
viosos (ÜBERSTEJNER).
2.0 Venas. - Las venas del cerebelo son independientes de las arterias y mucho
menos tortuosas que éstas. Se dividen, atendiendo a su situación, en medias y laterales:
{3) La vena vermiana inferior tiene su origen en el vermis inferior y sus inmedia-
ciones. Siguiendo en sentido inverso de la precedente, se dirige hacia atrás y hacia
arriba y va a parar, finalmente, a uno de los senos que se abren en la prensa de
Herófilo, por lo general en el seno recto o en uno de los dos senos lalerales.
3.0 Linfáticos. - Las vías linfáticas del cerebelo no ofrecen parlicularidad alguna
(véase Anatomía general).
CAPITULO IV
l. Consideraciones generales
Embriológicamente, el cuarto ventriculo representa la cavidad primitiva del cere-
bro posterior y del trascerebro, es decir, del rombencéfalo. En su parte inferior está
encima del conducto central de la medula, con el cual comunica libremente. En su
parte superior se continúa con el acueducto de Silvio y, por su mediación, con los
ventrículos cerebrales.
Para formarse una idea general del cuarto ventrículo, aconsejamos las dos prepa·
raciones siguientes :
La primera es un corte sagital que interesa el cerebelo, el bulbo y la protuberan-
cia en todo su espesor. Este corte, representado en la figura 692, muestra la cavidad
ventricular, situada debajo del cerebelo, encima del bulbo y de la protuberancia, alar-
gada en sentido longitudinal, relativamente ancha en su parte media, desde donde
se va estrechando lentamente al dirigirse a uno u otro de sus dos extremos. Observa-
mos asimismo la continuidad de la cavidad ventricular, de una parte con el conducto
del epéndimo y de otra en el acueducto de Silvio.
La segunda preparación consiste en practicar únicamente en el cerebelo un corte
sagital, y, después de practicado, separar con fuerza hacia fuera (fig. 693) las dos mita-
des de este último órgano. Entonces aparece el cuarto ventrículo en la línea media,
bajo el aspecto de una cavidad impar y siméLrica, de forma romboidal, descansando
en el plano dorsal del bulbo y de la protuberancia. Cubierta atrás por el cerebelo, se
halla limitada, por los lados, por los tres pedúnculos cerebélosos superior, medio e in-
ferior. Sin embargo, el pedúnculo cerebeloso inferior no forma en toda su extensión
el límite externo de la cavidad ventricular, pues está a nivel de la parte superior de
este pedúnc~lo y se prolonga hacia fuera rodeándolo y extendiéndose sobre su cara
posterior.
A estas prolongaciones correspondientes a los ángulos laterales del ventrículo
(véase más adelante) REICHERT les dio el nombre, que ha prevalecido, de recessus
laterales.
Comprendido de esta manera, el cuarto ventrículo ofrece las siguientes dimen-
siones. Su mayor anchura, representada por la distancia en línea recta que separa sus
dos ángulos laterales, es, por término medio, de 16 millmetros. Su altura, medida desde
su ángulo inferior a su ángulo superior, es de 35 a 38 millmetros, de los cuales
corresponden de 10 a 12 a la porción bulbar y de 18 a 20 a la porción protuberancia!.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
2. Partes constituyentes
El cuarto ventrículo ofrece a nuestra consideración los elementos siguientes :
1.•, dos paredes, una anterior y otra posterior; 2. 0 , cuatro bordes¡ ~-º· cuatro ángulos.
F1c. 6gt
Corte verticomedio o sagital del cerebelo y el istmo : segmento izquierdo
visto por su cara interna.
t , cuerpo callolO. - 2, trf¡ono C'trebml. - 3, aeptum lucldum . - 4 , comlsura bla ne3 anterior. - 5, ner•lo
óptico. - 6. ag-ujero de :M on ro. - 7 . talamo óptico. - 8. surco de Monro. - 9, SU3tanC'ta .:ru Yeotrlcutar . - 10,
cuerpo pituitario. - 11, tuWreulo mamtlar . - 12 , ¡ IAndu la plneal. - l J, comi! ura b lanca posterior. - 14 , tu·
Wrculos cu•d.rt¡6rnlao1. - 15, peddaeulo eerobral. - 16. prot uberaaeta acular. - 17. bulbO raquldeo. - 18, e•re ·
belo, con 19, 1u centro medul&r, formando el ' rbol d~ la •Ida del lóbulo med.10. - 20, acueducto de S ll•to . - 21 ,
cuarto ..-entrfculo . - 22. conducto del e ~ndl mo .
A. Pared anterior
La pared anterior (m/erior de algunos autores) constituye el suelo de la cavidad
ventricular. Como la cavidad, el suelo ventricular tiene la forma de un rombo. Su
eje mayor, situado en la línea media, se dirige oblicuamente de abajo arriba y de
atrás adelante, formando con la vertical un ángulo de 10 a 15º : está recorrido por un
surco medio que ~e exúende sin interrupción desde su ángulo inferior a su ángulo
superior. Una línea transversal, que reúne los dos ángulos laterales, es decir, las
partes más posteriores de los recessus laterales, constituye su eje menor y divide el
suelo en dos triángulos: el uno inferior, que corresponde al bulbo, es el triángulo bul-
bar, y el otro superior, que pertenece a la protuberancia anular, es el triángu lo protu-
berancia/. Los examinaremos separadamente.
1.0 Triángulo inferior o bulbar. - Visto por arriba, después de incidir y separar
el cerebelo (fig. 693), el triángulo inferior del cuarto ventrículo se presenta en forma
VENTRÍCULO BLLBOCEREBELOSO
C. BARBAS DEL CÁLAMO. - A derecha e izquierda del cálamo se ven separarse una
~eriede tractos blanquecinos de dirección transversal u oblicua; son las barbas del
cálamo o estrías acústicas.
Estos tractos son variables en su número, sus dimensiones y aun en su origen .
Desde el punto de vista d e su número se cuentan ordinariamente de tres a cinco en
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
cada lado. Se pueden observar hasta seis o siete e incluso ocho, como también pueden
reducirse a dos, a uno solo o aun faltar por completo. Desde el punto de vista de sus
dimensiones, existe la misma variabilidad: al lado de tractos sumamente tenues y
difíciles de seguir, se encuentran a veces fascículos voluminosos y muy salientes en la
superficie del suelo ventricular. Por lo que respecta a su origen, las barbas del cálamo
nacen a ni veles muy d istintos, pero generalmente en la mitad superior del triángulo.
Emergen, las unas del surco medio mismo; las otras (y son el mayor número), algo
por fuera de este surco.
F1c. 6g4
Suelo del cuarto ventrículo, después de seccionar los tres pedúnculos cerebelosos.
1, aurco medio posterior del bulbo raqutdeo. - 2, surco paramcdlo. - 3, r..ctculo de Ooll. - 4, !ascfculo di
Burdacb. - 5, plrimldea posteriores, con 5'. la clava. - 6, c uerpo1 restlformes o pedllllculo. cerebeloaos 1nferlo-
re1 . - 7, peddnculo1 cerebeloaos medloa. - e. pedllnculoa cerebeloaoa 1upertorea. - 9, tallo del cálamo. - 10, ploo
d•l cilamo. - 11, barba• del cilamo, con 11 ', varllla rle armont.. de Berwroann. - 12, ala blanca Interna, dl•t·
dlda Por un aurco lonaltudlnat en dos parte•: una Interna tarea mtdlallal y la otra externa <area plumllormDJ. -
13, ala blanca exte.tna, con 13', tubérculo ac\latlco. - 14 , ata gris correspondiente a la toalta Interior, con, e.n 1u
part e Inferior. el !unlculua aeparllDI y el iru postrema fv611e 11¡¡. 697). - 15, óbex. - 16, Unsula. - 17, recea1ua
latualla de Rtlcbert, correopondlente a loe inauloa lateralea del rombo ventrlculu. - 18, eminencia torea. -
19, foelta lateral. - 20, runlculus tereo. - 21, rosita media. - 22. locua C<l!ruleus. - 23, 4nsulo 1uperlor correa-
pondlente al orlren del acueducto de Sllvlo. - 24, tub6rculos cuadrl¡¡fmlnos Inferiores o testeo.- 25, frel\OI de la
vihula de Vleuuen1. - 26, surro lateral del Istmo. - 27, nervio patético. - 28, rafz coclear del acllatlco. - 29,
rlooofarlnreo. - 30, neumorhtrlco. - 31 , uplnal.
De la región media o paramedia del ventrículo, las barbas del cálamo se dirigen
de dentro afuera, conservando su independencia, o reuniéndose unas con otras.
Rodean el cuerpo restiforme pasando al recessus latera/is y terminan definitivamente
en el tubérculo acústico y en el nervio coclear que le sigue. Las barbas del cálamo
vienen a ser, por lo tanto, un elemento de la vía acústica central (véase Orígenes rea -
les del nervio auditivo), por lo que se denominan estn'as acústicas.
No todas las barbas del cálamo, es decir, los tractos blanquecinos que caminan
en la superficie del suelo ventricular, siguen el trayecto que acabamos de indicar.
VENTRÍCULO BULBOCEREBELOSO 8~9
ante todo que esta superficie no tiene una coloración homogénea, que es blanca en
ciertos puntps y gris en otros. Vemos después que no es regularmente plana, sino, al
contrario, en extremo accidentada, presentándonos a cada lado de Ja línea media tres
pequeñas regiones triangulares, que se designan con el nombre de alas y que son,
yendo de dentro afuera : i. 0 , el ala blanca interna; 2.•, el ttla gris; 3.•, el ala blanca
externa.
a) Ala blanca interna. Origen del hipogloso. - El ala blanca interna está cons-
tituida por una masa de sustancia gris, núcleo de origen del nervio hipogloso mayor,
y de ahí el nombre de trígono de l hipogloso que se Je da también. Forma una emi-
nencia de coloración blanquecina, situada a cada lado del tallo del cálamo. Alargada
en sentido axil, más ancha hacia arriba que abajo, aparece bajo la forma de un trián-
gulo o de u na cuña cuya base, situada hacia arriba, correspondería a la parte central
del ventrícu lo, y cuyo vértice, situado h acia abajo, correspondería al ángulo inferior
o pico.
El ala blanca interna no es un bloque compacto y homogéneo. Un surco longitu-
dinal, paralelo por consiguiente al surco medio, la divide en dos segmentos : uno
interno o medio y otro externo o lateral. Estos dos segmentos tienen asimismo uno y
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
otro idémica forma triangular que el ala blanca, que ellos forman yuxtaponiéndose.
El surco de separación que nos ocupa es muy superficial y a veces poco acentuado.
Ofrece por doquier, en toda o parte de su extensión, pequeños surcos oblicuos, resul-
tantes del plegamiento a su nivel del revestimiento ependimario. Pero estos pliegues
o arrugas no sólo se producen en el lado interno del segmento lateral del ala blanca ;
se les encuentra también, aunque menos desarrollados, en su lado externo. Resulta de
ello que este segmento externo, con sus dos filas de arrugas oblicuas, ha podido com-
pararse por su aspecto a una pluma de ave, y de aquí el nombre de area plumiformis
que le dio RETZIUS, para quien el segmento interno o medio viene a ser el area
medialis.
En resumen, el ala blanca interna se divide en dos segmentos: uno interno y el
otro externo, el area medialis y el area plumiformis, separados uno de otro por un
surco longitudinal más o menos profundo.
Esta disposición existe y la hemos visto perfectamente, pero es raro encontrarla en el
individuo tan clara y tan precisa como en las descripciones, debido a que existen en esto,
como en todo, variaciones individuales considerables. Como hace notar MtNEFF , las arrugas
faltan muchas veces en el lado interno del area plumifonnis, acantonándose entonces en su
lado externo, a lo largo del surco de separación. En este mismo surco son a veces poco
visibles y aun faltan por completo; en este caso dicho segmento externo no tiene nada que
recuerde la pluma de ave. He aquí por qué nos parece más lógico dar sencillamente a este
segmento externo el nombre de area /ateralis, que indica perfectamente la situación y conviene
a todos los casos.
b) Ala blanca externa. - El ala blanca externa, situada, como su nombre indica,
por fuera del ala blanca interna, ocupa la parte externa del triángulo bulbar. Tiene,
en su conjunto, la forma de una eminencia triangular, cuyo vértice, dirigido hacia
abajo, corresponde a la parte media del pedúnculo cerebeloso inferior, y cuya base,
situada hacia arriba, corresponde a la vez a la base del triángulo bulbar y a la parte
adyacente del triángulo protuberancia! : es decir, que ocupa a la vez las dos porciones
del suelo ventricular.
Esta región está formada por una masa de sustancia gris que, morfológicamente,
representa el asta posterior de la medula espinal. Aquí es donde terminan las dos
ramas vestibular y coclear del nervio acústico. Dicha región viene a ser por este hecho
el trígono del acústico, o tn'gono acústico, o área acústica.
Una línea horizontal que pase por la base del ala blanca interna divide el ala
blanca externa en dos porciones : la una inferointerna y la otra superoexterna. La
porción in/erointerna (fig. 696), de forma triangular como la misma ala blanca externa,
se extiende a lo largo del pedúnculo cerebeloso superior. En relación por fuera con
este pedúnculo, confina por dentro con el ala gris. Esta es el ala blanca externa propia-
mente dicha o núcleo principal del nervio vestibular. Se la puede denominar, siguiendo
en esto a RIBET, el área vestibular. La porción superoexterna (fig. 697, 9') está situada
por encima y por fuera de la precedente. Reviste, en su conjunto, la forma de una
eminencia oblonga, de dirección transversal, que, naciendo en el triángulo protuberan-
cia! del ventrículo, por fuera de la eminencia teres, se dirige afuera y va a terminar
en el suelo del recessus lateralis. A esta eminencia a veces muy manifiesta, pero a me-
nudo poco visible, se le da el nombre de tubérculo acústico, o, mejor, de área coclear,
ya que corresponde profundamente a los dos núcleos de origen del nervio coclear.
En resumen, el ángulo externo del suelo del cuarto ventrículo está representado :
1.º, por una primera eminencia que se continúa por abajo con el ala blanca externa
propiamente dicha, que constituye el tubérculo ac1ístico superointemo (RIBET), corre5-
pondiente al área vestibular; l!.º, por una segunda eminencia, transversal, más externa
que la precedente, el tubérculo acústico lateral o inferoextemo, el área coclear
(figuras 698 y 699).
VENTRÍCULO BULBOCEREBELOSO
c) Ala gris. - El ala gris (nrea cinerea) (fig. 697, u ), así denominada porque
tiene un tinte grisáceo, ocupa el espacio comprendido entre el ala blanca interna
y el ala blanca externa. Como las alas blancas, tiene también la forma de un trián-
gulo, pero orientado en sentido inverso, es decir, con la base dirigida hacia abajo.
Distinguiremos en ella: 1. 0 , una base; 2 .0 , un vértice; 3.0 , dos bordes, uno interno
y otro externo; 4. 0 , dos dngulos, uno externo y otro interno. La base, situada hacia
abajo, se dirige oblicuamente hacia abajo y adentro, en dirección paralela al pedúnculo
cerebeloso inferior que está situado por debajo. Veremos en seguida que está perfecta·
6'
\1llll!l"---~- 7
~---·:.:::-,,ii--4-
f
F1c. 6g7
Triángulo inferior del ventrículo : parte de la figura 694 representada en mayores dimensiones
(sólo se ha representado el lado izquierdo y una parte del lado derecho).
1, surco medio posterior del bulbo. - 2, clava. - 3, c uerl)O restlforme . - 4, óbex. - 5 , tallo del cilamo . -
6 . barbas del cálamo. - 7 , ven trfculo de A rancio. - 8 , ala blanca Interna, con 8 ', area. medla lla ; 8", area. late·
ralls o plumltormi11. - 9 , ala blanca. externa, con 9 ', tub6rculo ac1lsttco. - 10, recesaus lateraUs. - 11 , ala 1Ti•
(fovea Interior o fovea varo . - 12. faselculua &epartlns. - 13, area J)Oltrema. - 14 , taaclcutua poatremus. - 15,
Ucu la. - 16, eminencia tere1 . - 17, fóvea superior.
mente limitada por un pequeño relieve en forma de cordón. El vértice, dirigido hacia
arriba, se insinúa en el ángulo diedro que forman, al juntarse, las dos alas blancas.
El borde externo corresponde al lado interno del drea acústica. El borde interno sigue,
asimismo, el lado externo del trígono del hipogloso. El dngulo externo corresponde,
como el borde externo, al drea acústica. Se halla, por regla general, señalado por una
depresión, algunas veces por una pequeña fosita. El ángulo interno represeñta el ex-
tremo inferior del ala gris. Recibe el nombre de fasciculus cinereus, que le diera WILSON,
se adelgaza hacia el pico del cálamo y va a terminar en la pared lateral del conducto
central de la medula. En ciertos casos se ve a los dos fa sciculi cinerei (derecho e izquier-
do) fusionarse en la línea media, constituyendo, entonces por encima del conducto
central y por debajo del óbex, una pequeña lámina gris, especie de comisura com-
prendida entre las dos grises: la comisura intercinérea.
De ordinario, cada una de las dos alas blancas forma, en el suelo ventricular, un
relieve más o menos considerable. En cambio, el ala gris, que se halla situada entre
84-1 SI STEMA NERVIOSO CENTRAL
...5
·- ---- ...10
-.. -... ..11
F1c. 6g8
Sucio del cuarto ventriculo. Arca auditiva (según DE RIBET).
1, tuolcularea terea. - 2, fdvea auperlor. - 3 , em.Jnencta teru. - 4, 6rea vuttbular, oculta en parte Por las
t1t rla1 acdaucaa. - 6, tatrlu acdatlcaa. - 6, parte Inferior del irta "eatlbular perteneciente a la base del a la
blanca externa. - 6', ala blanca externa. - 7, parte aupertor del úea natlbular. - 8, proyeccldn en el irta
• Hllbalar de 101 trta ndeleo1 del nervio vt1llbular. - 9, pioyeecldn de 101 doa ndcleoa del ner•lo ooclur. - 10,
ala blanca Interna. - 11, ala irr11. - N.C .. nonio coolear. - C.R., cuerpo r..111orme. - P .P ., plrtmJde Posterior.
- P .O.I . , peddnculo cerebeloao Interior. - P.C lll., peddnculo cerebeloao medio. - P.C.8., peddneulo cerebeloao
1upertor.
F1c. 6gg
Corte horizontal d el área auditiva (según DE RIBET).
N.V ., nervio vestibular. -N.C., nerYlo coclear. - l, n\lcleo anterior o ventral del nento coclear. - 2, nu-
eleo aoraal externo o lateral del ne"lo cocl ear. - 3 . ni.leteo dorsal Interno del nervio veatlbular. - 4, ndcleo de
Delten. - 5, ndcloo do Dechierew. - 6, eotrla acdatlcr.. - 7, corte del peddnculo cerebeloao 1n!er1or. - 8, suelo
del cuarto •enirlculo.
VENTRfCULO BULBOCEREBELOSO
las dos, representa como una parte baja. Corresponde, por tanto, a una especie de
depresión que se designa con el nombre de fovea inferior o fosita inferior: se la de-
nomina también, en virtud de sus relaciones con el núcleo neumogástrico o nervio
vago, fovea vagi.
El ala gris está formada por una capa de sustancia gris, en la que toman origen
los fascículos sensitivos de dos nervios mixtos, el neumogástrico y el glosofaríngeo.
Por este hecho, el ala gris viene a constituir el trlgono del glosofaríngeo y del neu-
mogástrico.
En la parte más posterior del ala gris se ve un pequeño cordón claro, de ordinario
muy manifiesto (fig. 6g7, 12), que, partiendo del ala blanca externa, se dirige oblicuamente
hacia abajo y adentro y acaba por desaparecer en la región del pico: es el fasciculus separans
de Retzius, ya que separa el ala gris que acabamos de describir de otra pequeña región
situada por debajo, el area postrema. De forma cuadrilátera, pero tres o cuatro veces más
ancha que alta, sumamente alargada por consiguiente, el area postrema (fig. 6g1, 13) se ex-
tiende a lo largo del pedúnculo cerebeloso inferior y paralelamente a él desde el vértice del
ala blanca externa hasta el pico del cálamo. Es, como el ala gris, de un color oscuro que
destaca perfectamente sobre el tinte más claro de las formaciones blancas próximas. Sus
límites están muy bien señalados: hacia arriba, el fasciculus separans; hacia abajo, el pe-
dúnculo cerebeloso inferior; hacia fuera , el ala blanca externa; hacia dentro, la región
del pico. Recordemos, a propósito de este limite interno, que las dos aretZ postremtZ pueden
fusionarse en la línea media, constituyendo entonces, por encima del pico, lo que Wn.soN
ha descrito con el nombre de coalescencia interpostremal.
El area postrema, en muchos casos, presenta en su superficie un pequeño cordón blan-
quecino que sigue una dirección más o menos longitudinal y que, cuando existe, divide
realmente el area postrema en dos segmentos: uno interno y otro externo. MtNEFF, que la
encontró 34 veces en 49 individuos, o sea en una proporción de 6g por 100 (creemos que
es mucho menos frecuente), propuso darle el nombre de fasciculus postremus.
La significación morfológica del fasciculus separans y del area postrema es todavía muy
oscura. El fasciculus separans no parece ser (Wtt.sON, STREETER) más que un simple pliegue
ependimario determinado quizá por un engrosamiento local de la neuroglia subyacente. En
cuanto al área postrema, ha sido considerada, a su vez, como formada por una capa de tejido
vascular (STRE.ETER), como una formación neuróglica que se confunde con el pontfculo (STADE-
RINI), como la parte más elevada del núcleo de Goll (VAN GEHUCHTEN). Un hecho indudable
es el de que el area postrema forma parte del suelo del cuarto ventrículo: como hizo notar
VAN GEHUCHTEN, se la observa a través del agujero de Magendie. En vll'tud de su situación
y de sus relaciones con las partes laterales del óbex, no- parece racional referirla, como esta
última formación, a la comisura gris posterior de la medula espinal o, si se quiere, a la
parte posterior de la sustancia gelatinosa central.
blancas, para pasar por fuera de la eminencia teres y, finalmente, seguir hasta su extre-
midad superior el lado externo del funículo teres.
Añadamos que este surco se hunde y se ensancha en dos puntos: 1.0 , en el ala
gris, donde forma la fovea inferior; 2 .0 , por fuera de Ja eminencia teres, donde cons-
tituye la fovea superior. Corno lo demuestra la figura 700, estas dos fositas, aunque
__ núcleos se11silivos
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F1c. 700
Disposición de los núcleos debajo del suelo del cuarto ventrícul
(LHERMITIE, MASQUIN y TREU.ES).
situadas en el trayecto del surco límite, pertenecen a Ja zona vegetal va del bulbo,
zona visceromotriz y viscerosensible. Sintetizando la proyección de los 1úcleos bulbo-
protuberanciales en el área del suelo del cuarto ventrículo, comproban >s que, repar-
tidos en tres columnas, existen los núcleos siguientes (fig. 700) :
1.º Columna interna (área somatomotriz) ; núcleo del XII, núcle1 del VI.
2 .• Columna media (área vegetativa que corresponde al ala gris) : núcleos vege-
tativos del XII, del X. El núcleo ambiguo es más profundo; pero enu él y el suelo
se encuentra su anexo vegetativo: el núcleo salival inferior (fig. 700).
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
4.0 Vascula r ización arterial del su elo del cu arto ven t rículo. - Estudiaremos
sucesivamente la irrigación de cada triángulo.
a) Irrigación del tridngulo bulbar. - Las arterias del triángulo bulbar proceden
de tres orígenes que determinan tres territorios distintos (F01x e Hu.LEMAND): 1.0 , las
arterias paramedias del bulbo irrigan la parte interna del suelo, es decir, la de los
mícleos motores puros; 2. 0 , ramos de las circunferenciales cortas bulbares afloran al
suelo en el ala gris (núcleos del glosofaríngeo y del neu-
mogástrico). Este territorio es poco e,c.tenso; 3.0 , ramos
de la arteria cerebelosa in/erior, circun/erencial larga,
irrigan la parte de los cuerpos restiformes que está junto
1
•X al suelo (fig. 647).
b) Irrigación del tridngulo protuberancial. - La
F1c. 701 región próxima al ángulo superior, junto al acueducto
Corte verticotransversal del de Silvio, posee una vascularización comparable a la del
cuarto ventrículo, practica-
do a nivel de la válvula triángulo bulbar: las paramedias protuberanciales lle-
de Vieussens. gan a los núcleos de los nervios motores; las circunfe-
1, ped~ncutos oerebeloeoa auperlo· renciales cortas no toman parte alguna en esta vasculari-
re1. - 2, cavidad del cuarto ventrículo.
- 3, au suelo. - 4, t•mlna. srla, .,. zación (fig. 647).
5, l• mtna blanca de la 'fil•ula de
Vteuaaen1. - zz, Une& medta. - (La La irrigación de la parte inferior del triángulo pro-
Unea encarnada repreHnta el eP'n·
dimo.) tuberancia! no es tan bien conocida. En efecto, las para-
medias, cuyo nivel corresponde a esta porción del suelo,
no parecen llegar a él; así, la eminencia teres (núcleo del motor ocular externo) no
está irrigada por ellas. De ello se sigue que los reblandecimientos de la región anterior
y media de la protuberancia no llegan a la calota, es decir, a la región del suelo corres-
pondiente. Según Fo1x e HILLEMAND, son principalmente las circunferenciales cortas
protuberanciales, cuyo trayecto es muy oblicuo de delante atrás y de fuera adentro,
y accesoriamente las paramedias, situadas más arriba, pero de dirección oblicuamente
descendente, las encargadas de vascularizar esta región inferior del triángulo protu-
berancia!.
La pared posterior del cuarto ventrículo cierra la cavidad ventricular por arriba
y atrás y constituye la bóveda o techo. Comprende dos partes, una superior y otra
inferior:
2.0 Parte inferior. - En su parte inferior, la bóveda del cuarto ventrículo está
constituida (fig. 703, 5) por una simple membrana epitelial, que, a causa de su situa-
ción y papel, se designa con el nombre de membrana tectoria o membrana obturatrh.
tinúa con la comisura gris del bulbo ; su base. dirigida hacia arriba, es delgada, libre
y más o menos irregular; sus dos bordes laterales se fijan sobre el abultamiento de las
pirámides posteriores o clava, continuándose más o menos con la sustancia gris del
area postrema (pág. 873). El óbex está a menudo poco desarrollado y a veces falta
por completo. Cuando existe, representa la parte más ele\'ada de la comisura gris
posterior.
Aunque formando de una manera manifiesta parte del techo del cuarto ventriculo, el
óbex está sumergido, si así puede decirse, por completo en la cavidad ventricular, puesto
que ésta se prolonga sobre su cara posterior en una especie de fondo de saco que se ve
perfectamente en las secciones, longitudinales u horizontales.
-2
Si seguimos el epéndimo a su salida del conducto central (fig. ¡04) , vemos ante todo
que tapiza la cara anterior del óbex hasta su borde anterior . . Allí rodea este borde, se
extiende de arriba abajo sobre la cara posterior del óbex; después, abandonándolo, se re·
fleja hacia arriba para continuarse con la membrana tectoria o, más exactamente, para formar
esta membrana . tcctoria. Como vemos, el punto de continuidad reciproca entre el techo
del ventrículo y el revestimiento ependimario del conducto central se halla situado, no a
nivel del borde superior libre del óbex, sino más hacia atrás, en la cara dorsal de esta
última formación gris. De esta d isposición resulta : 1.º, que el ventriculo forma un fondo
de saco hacia atrás del óbex, al cual podríamos dar el nombre de recessus posteri<>r o re-
troobiciano; 2 . 0 , que el óbex, así cubierto por el epéndimo en sus dos caras, está completa-
mente sumergido, como hemos dicho, en Ja cavid ad ventricular. Resulta también, que si se
practica a nivel del pico del cálamo un corte horizontal d el bulbo, se observa realmente, en
la pared dorsal de la sección , la presencia de dos conductos superpuestos: uno anterior,
que representa el conducto central o su vesúbulo en la cavidad ventricular, y el otro pos-
terior, que corresponde al fondo de saco retroobiciano.
STADERINI había descrito en el punto d e paso del conducto central con el cuarto ventrículo
dos cavidades, una central y otra dorsal, separadas una de la otra por una lámina de neu-
VENTRÍCULO BULBOCEREBELOSU
roglia de dirección transversal. Cranealmente (hacia arriba) estas dos cavidades terminaban
en el cuarto ventrículo. Caudalmente (hacia abajo) la cavidad ventral se continuaba con
el conducto central, mientras que la cavidad dorsal terminaba en fondo de saco. Esta~ dos
cavidades, obsen·adas después por VAN G EHUCHTEN y por Wu.soN, nos parecen ser las
mismas formaciones que las antes señaladas hacia delante y atrás del óbex : la cavidad
ventral representarla la porción más elevada del conducto central; en cuanto a la cavidad
dorsal, no serla más que el recessus retroobiciano.
Morfológicamente, el recessus posterior o retroobiciano debe ser considerado como el
representante, rudimentario en el hombre, de una evaginación posterior del techo del ven-
trículo, que, según BLAKE, se producirla en los mamíferos y en las aves en cierto periodo
de la evolución embrionaria.
A B
7o6F1G.
El cerrojo (óbex) y la llgula del cuarto ventriculo.
En la ll¡rura A estas dos li mlnas nervlosaa (dbex y Uirula) se •en en la cara posterior d•I bulbo; en la ~ura B,
dtscanasndo •l cerebelo eobro au cara auperlor, el bulbo ba aldo levantado con erinas hacia arriba, adelanto
1 a la lzquterda.
danct.·. ~r(.'ºp1;;02 oorofrl~~ ~':~º:ue~: ~:1 1~~:~J :;nt;fcuro.r~na.eii~;~1~ :u~~rv•;.e~17 .~ir·.1gu~~~?a1~~1; ..ª~'::
•lo Intermediario do Wrlsber¡r. - 8, nervio ¡rlosotarlnreo. - 9, llóoulo. - 10, ealllete que paas por el airuJero
de Luacbka.
mente desarrollada, una formación del todo rudimentaria, lo cual nos explica las innu-
merables variaciones de forma y dimen siones que presenta en el adulto.
El modo como está constituida la bóveda del cuarto ventrículo nos lo indican claramente
los dos cortes esquemáticos (figs. 707 y 7o8).
a) El primero de estos cortes (fig. 707) es vertical y medio: vemos en él la membrana
tectoria partir del vértice de la úvula y dirigirse oblicuamente abajo y atrás hacia el pico
VENTRÍCULO BULBOCEREBELOSO
del cálamo. Algo por encima del pico se interrumpe para formar un orificio que estudiaremos
en seguida.
{3) El segundo corte (fig. 708), vertical y lateral, está practicado en la parte media de
las válvulas de Tarín. Este corte ofrece desde luego la depresión en forma de fondo de saco
o nido de palomas, formada, por una parte, por la válvula de Vieusscns, que está encima, y,
por otra parte, por la válvula de Tarin, que está debajo; luego volveremos a encontrar la
membrana tectoria, que parte, por arriba, del borde libre de la válvula de Tarin y va a im-
plantarse, abajo, en la pirámide posterior del bulbo. Observamos, finalmente, que la amígdala
está situada por entero fuera de la cavidad ventricular y que, por lo tanto, no toma parte
alguna en la constitución de la bóveda.
En ambos cortes vemos que la cara posterior de la membrana
tectoria forma con la cara inferior del cerebelo un espacio angular de
seno posterior. En este espacio es donde veremos muy pronto intro-
ducirse la tela coroidea y los plexos coroideos. Pero es preciso que
antes describamos los demás elementos del cuarto ventrículo.
C. Bordes
3'....
Los bordes del cuarto ventrículo, en número de cuatro, se
distinguen en anteriores y posteriores:
_ 3"
1. Bordes anteriores. - Los bordes anteriores se dirigen
0
D. Angulos
También en número de cuatro, los ángulos del cuarto ventrículo se distinguen,
según su situación, en superior, inferior y laterales:
2.0 Angulo inferior. - El ángulo inferior, más abierto, se continúa, por delante
del óbex, con el conducto del epéndimo.
3.0 Angulos laterales. - Los ángulos laterales del cuarto ventrículo están situa-
dos, no en el punto de convergencia de los tres pedúnculos cerebelosos, sino algo por
debajo, a nivel del punto en que el eje transversal del ventrículo encuentra el pe-
dúnculo cerebeloso inferior. No obstante, el ventrículo no se detiene allí. Como hemos
dicho antes, se prolonga lateralmente en dos especies de corredores transversales (figu-
ra 712, g), los recessus lateralis.
Ftc. 710
Desarrollo de la tela coroidca y de los plexos coroideos (según DE RtBET).
(&tadio r)
1, epitelio ependlmarlo y reeeuua l•;~rn ~1 ·m-;m2bra~!u1:.c;;;;i!:
1 •Je• nacul~onJ untlvoa ln •·o¡lnados
(Estadio 2)
1, epitelio ependlmarlo 1 rete11ua laterall1. - 2, llrula. - 3. •Jea naculoconJu ntlvos IDYa&'IDado1
en Ja membrana tectorla.
(Estadio J)
1, epitelio epencllmarto y rec111u1 lateral11. - 2, ll&'Ul&. - 3, •Jea nacnloconJunU•o1 1nnr1naclos
en la membrana leetorla.
VENTRÍCULO BULBOCEREBELOSO
Estas prolongaciones, que rodean de dentro afuera y de atrás adelante la cara pos-
terior de los pedúnculos cerebelosos inferiores, están limitadas: por delante, por el ló-
bulo del neumogástrico o flóculo; por atrás y abajo, por la tela coroidea y la porción
transversal de la lígula. Se extienden hasta el origen de los nervios glosofarfngeo y neu-
1
1
r..-.-.-..-~~:·'- -_3 _ __ ]
2
(Estadio 4)
Los ejes vasculoconjuntivos están invaginados en la membrana tectoria.
Se ven los eJee vaaculoconJuntlvoa tnvaglnadoa en la membrana t.ectorla y formando loa p lexos coroldeoa.
- -=-~ ------=----==-=-"'"-:~_-_-::_
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-- - - - -- - - - - - .
- -------
----- -----------
------ - ---
- -----
- -- - -- - - - - - -· - -- .
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-------
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-~ ~~.:~-:.-::-:-:-:-_
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~~,:-~':.~ :;
FIG. 71 1
Corte sagital del recessus latera/is. Su formación (según DE Rrnirr).
(Estadio r)
1, receaaus Jateralla. - 2 , epltello ependlmarlo. - 3, U¡ruJa. - 4 , eJea vaeculoconJuntlvos inva¡tnado1
en la membrt.na tectorla . - 5 , espacio aubuacnoldeo. - 6 , plamadrt. - 7, bulbo.
(Estadio :z)
1, reoeaaua lateralla. - 2, epitelio epcndlmarlo. - 3, h¡ ulo. - 4, eJea vasculoconJunttvoa lnv-.inadoa en la
membrana tectorta. - s. es1>3clo aubaracoohleo. - 6 , piamadre. - 7, bulbO. El plexo corotdeo lateral 1nl'aatnado
forma el cuerno de la abundancia.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
2.0 Plexos coroideos del cuarto ventrículo. - Las dos hojas precitadas de la
tela coroidea (fig. 798) se continúan directamente una con otra en su parte anterior, esto
es, en el vértice de Ja úvula y a nivel del borde libre de las válvulas de Tarin. Existen
allí, siguiendo la línea de unión de las dos hojas, una serie de copos celulovasculares,
VENTRICULO BULBOCEREBELOSO
cuyo conjunto forma un pequeño cordón transversal (fig. 712, 10), que se extiende, a
derecha e izquierda, hasta la parte media del lóbulo del neumogástrico. Aquí se adel-
gaza, llenando los recessus lateralis,
de los que sale por el agujero de
Luschka. De la porción media de este
cordón parten dos prolongaciones
longitudinales (10"), que ocupan la
hoja inferior de Ja tela coroidea y se
dirigen abajo y atrás, siguiendo la
línea media, hasta la proximidad del
ángulo inferior del ventriculo.
FIG. 71g
Estas hileras de copos o peloto-
Corte transversal del cerebelo y del bulbo por Ja
nes constituyen lo que se llama los parte anterior del agujero de Magendie (sem1esque-
plexos coroideos del cuarto ventrícu- mdtica)
lo. Se les puede dividir, según su si- 1, verml1 Interior. - 2, hemisferios cerebeloso1. - 3, ftócu-
- 4, bulbo raquídeo. - s, llrula. - 8, cuarto nntrlculo.
tuación y dirección, en plexos trans- -lo. 7, 7 ', hola anterior y hoJa l)Oaterlor de la piamadre. - 8 ,
eopaclos 1ubaracnoldeo1. - 9, 11uJ•ro de Mll&'endle. - 10,
versos (la porción transversal de los ep6ndlmo.
plexos) y plexos longitudinales o me-
dios (la porción longitudinal de los plexos). El conjunto figura una T mayi'.1scula cuyo
trazo vertical fuese doble (SCHWALBE).
e 11101.s1•
F1c. 715
El agujero de Luschka visto desde el exterior.
!En el lodo derecho. el bulbo y el cerebelo han sido aeparado1 uno de otro. deapuéa 101 cuatro nervios 1lo11<>-
rar!n1eo1, neumow,1trlco, espinal e hlP<>trlOIO mayor han 11ldo reoll.nado1 aobre el bulbo. En el lodo fiquferdo, todas
las (.o rmaclonea le hallan en IU sitio.)
1, bulbo rac¡u!dco. - 2, cerebelo, con 2', ftdculo. - 3, protubcrancl• anular. - 4, a1uJero do Luaohka, ter-
minando por tuera el receuus lateralla del cuarto ventrfculo. - s. cuerno de ta abunda.neta. - 6, nervio actl1ttco. -
7, lniermedlarlo. - 8, raolal. - 9, rloaotar!n1eo. - 10, noum0&"41trlco. - 11, eaptnal. - 12, blpo¡loao mayor.
- 13, motor ocular externo. - 14, t rl¡6mtno.
el origen de los nervios mixtos (fig. 7o6, A, io). Están exactamente situados entre los
fascículos radiculares de estos dos nervios, que están colocados por delante y adentro,
y el lóbulo del neumogástrico, que está detrás y afuera. A través de los agujeros de
Luschka pasan los plexos laterales coroideos del cuano ventrículo, los cuales se des-
prenden a este nivel, como ya hemos visto (fig. 706, A y B), del cuerno de la abundancia
que forma la lígula.
PEDUNCULOS CEREBRALES
TUBERCULOS CUADRIGEMINOS Y ACUEDUCTO DE SILVIO
ARTICULO PRIMERO
PEDUNCULOS CEREBRALES
Los pedúnculos cerebrales son dos cordones nerviosos blancos, anchos y cortos, de
trayecto ligeramente divergente, que reúnen la protuberancia anular al cerebro. Consi-
deraremos: 1.0 , su conformación exterior y sus relaciones; 2.0 , su conformación inte-
rior; 3. 0 , su constitución anatómica y sus conexiones.
Las dos columnas ligeramente aplanadas, de aspecto fasciculado, que forman los
pedúnculos cerebrales, salen hacia atrás y abajo de la cara superior de la protube-
rancia. De aquí se dirigen en sentido oblicuo arriba, adelante y afuera, separándose de
manera progresiva uno de otro y ensanchándose ligeramente. Por último, penetran en
el cerebro debajo de los núcleos optoestriados. El límite inferior o posterior está cons-
tituido por el surco protuberancia! posterior; el límite anterior o superior se halla seña-
lado por el trayecto de la cintilla óptica bajo la cual penetra cada pedlculo. Al sepa-
rarse uno de otro interceptan un espacio angular de So º aproximadamente: el espacio
interpeduncular.
Ocupan en el cráneo Ja mayor parte del orificio de Pacchioni, que hace comunicar
el compartimiento cerebeloso y el compartimiento cerebral. El borde interno, cóncavo,
de la tienda del cerebelo los encuadra, pero a distancia. Por delante están reclinados
PEDÚ~CULOS CEREBRALES
sobre la lámina cuadriláLera del esfenoides y sobre los bordes de la silla Lurca, cubier-
tos por la duramadre. Miden en longitud de 15 a 18 milímetros en el lado interno y
12 a 14 en el externo ; su anchura pasa de 12 a 14 milímetros en su origen, a 18 y hasta
20 milímetros en su terminación; su espesor es de 20 a u milímelros. Su volumen varía
en fun ción del que tiene el cerebro.
11 7
A B' C V
F1c. 716
Eje encefálico (vista anterior).
A, bulbo. - B . Mmlsftrlo ccreb<oloso. - B' •ormls ln!erlor. - c . protuberancia. - D, pedllnclllos cerebrales.
- E, bemla!erloa cerebrales. - S, valle de Bllvlo. - V, ralees del tr~6mlno.
4
ren1ctiad~u1a:~rn~~6.-t~ber~·~ ~. ~: ~·u¡;;..;.;,osc1n~~~11~!!~..:....8,
1 6 10
' ••~~fr J:g,'~.~~do~~fo~~·_:-9~' .~~~.fo
perforado ant.erlor. - 10, clntllla oltntorla. - 11, eatrta olfatoria externa. - 11 ', nervio motor ocular comdn.
Su aspecto exterior y un corte transversal demuestran que cada uno de ellos com-
prende: 1.0 , cuatro caras, inferior, superior, externa e interna ; 2.0 , dos extremos, pos-
terior e inferior.
1.° Cara inferior. - La cara inferior o anterior es visible en la base del encéfalo
cuando se ha separado o resecado la circunvolución del hipocampo que la cubre, ex-
cepto en su parte posterior externa (fig. 716). Al salir de la protuberancia, cuyas fibras
más anteriores la cubren a la manera de medio collar, el collar de los pedúnculos
(CRUVEILHI ER), está como estrangulado ; pero a penas se ha desprendido de este último
órgano, se le ve expansionarse de modo que aumenta gradualmente de anchura al
aproximarse al cerebro. En su parte posterior es cruzada transversalmente de dentro
86o SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
afuera por la arteria cerebelosa superior al principio, luego por la cerebral posterior
(fig. 717). Por delante está oculta por la cintilla ó ptica correspondiente, la cual, par-
15 6 8 tiendo del quiasma, se d irige hacia
i 1 los cuerpos geniculados.
pedúnculo cerebeloso superior, rodean el pedúnculo cerebral y penetran en el surco del mo-
tor ocular común.
PEDÚNCU LOS CEREBRALES 861
c) Tractus p eduncularis transversus (lig. 718, ter, 3). - Descrito por GuooEN, este fas-
cículo nace principalmenle del tubérculo cuadrigémino anterior y en parte del posterior. Se
dirige hacia abajo y adentro y llega al borde interno del pedúnculo, desapareciendo en el
surco del motor ocular común. En el inlerior del pedúnculo se silúa enlre el locus niger
y la cinta de Reil y se pierde por el esparcimiento de sus libras. En el hombre es inconslantc
(dos veces de cada tres, LENHOSSEK}; es frecuente o constante en gran número de mamíferos
(carnero, conejo, perro, gato). Su significación funcional no eslá dilucidada. Según GuooEN ,
degenera a continuación de la enucleación del globo del ojo; se hallarla, pues, en relación
con Ja función visual. Las libras aberrantes posteroexternas de la vía peduncular (véase más
adelante) siguen a veces el trayecto del tracto peduncular transverso.
3.° Cara externa. - Esta cara está oculta por la circunvolución del hipocampo
y concurre a formar con esta última la parte lateral de la hendidura cerebral de Bichat
(véase Cerebro). Esta cara está rodeada por el nervio paté-
tico y por arterias : la cuadrigémina, las coroideas posterio-
r es, principal y accesoria, ramas de la cerebral posterior.
Un surco longitudinal (fig. 720, 4'), denominado surco
lateral del istmo, extendido en una longitud de 15 milíme-
.3
tros, desde la región protuberancia! por detrás, donde
separa el pedúnculo cerebeloso medio del pedúnculo cere-
beloso superior, hasta el cuerpo geniculado interno por de-
lante, divide la cara interna en dos planos, inferior o ven- FIG. 719
tral y superior o dorsal. El plano inferior, convexo, fascicu- Corte transversal
lado, se continúa sin transición con Ja cara inferior del pe- del pedúnculo cerebral
dúnculo. El plano superior tiene la forma de un triángulo (esquemdtico ).
cuya base está constituida por el surco lateral ; el lado su- ba!; :fª~J~~~~~n¡~t~~~ n~:
perior está limitado por el tubérculo cuadrigémino poste- ger. - 4 , casquete. - s. t ubércu ·
loa cuadrlaém lnos. - 6. acueducto
de Sll•lo. - 7 . 1urco lateral del
rior y el brazo que lo une al cuerpo geniculado interno; latrno.
el lado inferior cruza el pedúnculo cerebeloso superior.
Este espacio, llamado triángulo de Reil, está ocupado por un fascículo, triangular
también, el fascículo lateral del istmo o fascículo acústico, que, salido de la protu-
berancia y exteriorizado en cierto modo, se hunde por su vértice en la parte ex terna
del tubérculo . cuadrigémino posterior.
4.° Cara interna. - Esta cara sólo es libre en pequeña extensión ; corresponde en
su mayor parte al rafe medio (fig. 721). La parte libre, redondeada, presenta un surco
longitudinal, el surco del motor ocular común, del que emergen filetes radiculares dis-
puestos en series fasciculadas y que pronto se unen en un solo tronco, el nervio motor
ocular común.
7 8 10' 11' 11 10 9
f lG. 720
T ronco encefálico (vista lateral derecha) .
A. bemlaterlo cerebral. -B, bulbo. - e, cerebelo: el cerebelo ae ha cortado para mostrar los pedlinculoa cere·
belosoa medlos 1 aupertores.
l, ptrimlde bulbar. - 2, oliva. - 3, vrotuberuncla. - 3', 11urco bulboprotuberanclal. - 4 , ped11nculo cerebral.
- 4' , aurco lateral del btmo. - 5 . pedtlnculo cerebeloeo medio. - 6, pedúnculo cerebeloso Posterior. - 7.- t u·
Wrculo cuadrig6mlno Posterior. - 8 , tubérculo cuadrl¡émlno anterior. - 9, clntllla óptica. - 10, c uerpc> aentcu·
lado Interno. - 10', brazo conJuntlvo posterior. - 11, cuerpo aentculado externo. - 11' , brazo conJunttvo anterior.
- 12 1 13 , qulasma dpt lco.
V, rakes del t rl¡¡émlno.
vasculares. Se perciben por último, a cada lado de la línea media, dos eminencias m uy
poco aparentes y rudimentarias en el hombre, los ganglios in terpedtmculares.
1.0 cLocu s nigen de Sremmering. - En número de dos, uno derecho y otro iz-
quierdo, cada locus niger o substantia nigra constituye un núcleo muy voluminoso del
mesencéfalo.
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'-jpt--7: - . . -
----~· ___ 12
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F1c. 7~1
Sistematización del pie del pedúnculo cerebral.
Corte horizontal del pie que pasa por el núcleo del motor ocular común.
1, tucloulo ptramlclal (conUnr ente coru com•dular) , que ocupa 101 3 /4 mt d.loa. - 2, ta aclculo r enlculado (cor·
tlconuclear), que ocupa e l 1/5 Interno. - 3, pea lemnlocua profu ndo Ulbr11 aber ra nte• de la TI& peduncular de
~Jerlne>. - 4, PH lemnlllcua 1upertlclal (llbra1 aberrantes d• la Tia pedt1Dcular de ~Jerlne) . - 5, falclculo de Turdt
o corttcopóntlco (l /5 ut.ernol . - Nótense llbraa do este faacfculo t1pacladaa ta mbttn en loa 4/5 lnttrno1 del ple. -
e . eatrat o Interm edio. - 7, locus nlrer. - 8, t1pac10 ln ttrpeduncular. - 9, cinta de Roll media. - 10, cinta dt
Be11 lateral . - 11 , nlloleo roJo. -12, ped\lnculo cerebeloao aupertor, con 12' , entrecruzamiento de \Vernt klnk . -
13, ndcleo blanco de 81Ullnr. - 14, rad.laelont1 de la calota. - 15, ndcl eo d• l m. y 15', ralc.. dt l Ill. -
16, faaclc ulo central de la calota . - 17, elntllla lonrttud.lnal l)OOlerlor. - 18, a cueducto de Bllno. - 19, 1u1-
tauela rrll pertveutrfcula r.
En un corte transversal, cada uno de ellos forma una banda simétrica, más ancha
en la parte media que en los extremos, que tiene la forma de semiluna con la conca-
vidad posterior. En cortes frontales tiene la forma de una lenteja de eje mayor incli-
nado de arriba abajo, de delante atrás y de fuera adentro. En cortes sagitales ofrece
también el aspecto de una lenteja de eje mayor casi paralelo al eje del tronco en-
cefálico.
Se trata, pues, de una columna alargada que atraviesa todo el cerebro medio
desde la parte más elevada de la protuberancia, donde nace, hasta la proximidad del
cuerpo de Luys, nücleo situado en la región infraóptica, donde termina. Por fuera
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
no llega enteramente al surco lateral del istmo; pero por dentro sobresale en la de-
presión del motor ocular común.
Las coloraciones de este m'tcleo muestran que no es uniforme y que está atra-
vesado, por dentro, por las fibras radiculares del motor ocular común, luego por
numerosas fibras aferentes; por último, en su parte central presenta una estriación
formada por fascículos que proceden del estrato intermedio (véase más adelante).
2.0 Plano in ferior o calota. - La calota, situada encima del locus, es de forma
cuadrilátera. Está limitada : por abajo, por el borde cóncavo del locus niger; por
arriba, por el plano transversal
que pasa por el acueducto de Sil-
vio; por fuera, por la cara exter-
----·''
na, convexa, que corresponde al
__ __JO fascículo lateral del istmo; por
dentro, por el rafe y, debajo del
·-·- 6 rafe, por la parte libre de la
--- 7 cara interna del pedúnculo. Este
plano tiene un tinte grisáceo que
---- 3 destaca de la coloración blanca
del pie.
La calota se continúa del
lado del cerebro, sin línea de de-
2 __ - - ---- ___ 5 marcación neta, con la región in-
fratalámica; por parte de la pro-
- - -_l¡ tuberancia se continúa con el pla-
no posterior o calota protuberan-
cia!. No es, en suma, sino un de-
partamento de esta vasta región
dorsal, a la que podríamos dar el
nombre de calo ta del eje encefá-
lico, que se extiende desde el
F1c. 7u bulbo al extremo posterior del
Locus niger. Citoarquitcctura. tálamo óptico.
t, J>Qrcidn ('ompacta del locus nl¡-er . - 2, porción rettculada del
locus nlgtr. - 3. núcleo tnteratlclal. - 4 , formación cupuUtorme pe.
3.0 Plano inferior o pie. -
rlrretrom\brlca. - 5. ndcleo roJo. - 8 . ndcleo del motor ocular eo-
mdn. - 7. t:l ntllla lonirltudlnal Po•terlor. - e. etnt.a de Rell. - 9,
El pie comprende toda la porción
ple del peddnculo. - 10, auataneta ¡¡yl1 del acueducto de 811Ylo.
situada debajo del locus niger.
Tiene coloración blanca homogénea. Visto en corte verticotransversal (fig. 721), ofrece
el aspecto de semiluna, cuya convexidad, orientada como la del locus niger, mira
arriba y adentro. Su extremo externo o cuerno externo forma el labio inferior del
surco lateral del istmo. Su extremo interno o cuerno interno corresponde a la parte
baja del surco del motor ocular común. La cintilla óptica cruza, como hemos visto,
el pie del pedúnculo en su punto de penetración en el hemisferio cerebral. Establece
de este modo la frontera entre el pie del pedúnculo y la región subtalámica de la
cápsula interna.
El pie se compone de fascículos longitudinales aplanados de fuera adentro y ado-
sados unos a otros como las hojas de un libro. De los dos bordes de estos fascículos,
uno, inferior, corresponde a la cara inferior del pedúnculo ; otro, superior, corres-
ponde al locus niger. Sin embargo, en la proximidad de este núcleo, los fascículos
pedunculares son más pequeños, están separados por tabiques más numerosos, y recibe
en sus intersticios como infiltraciones irregulares de la sustancia gris del locus. Existe
aquí una capa de aspecto muy especial que hemos ya señalado y que se designa con
el nombre de estrato intermedio.
PEDÚNCULOS CEREBRAlLS
--------- 2.
___ _ ___ flJ
'º-----------
___ ]
FIG. 723
Conexiones del locus níger.
Arriba , corte frontal caue mueatra la.a oonexlones de 101 m1c1eoa 1Tlae1, la com11ura de Forel. el brazo po1tertor
de la c•paula interna y la rtt"lón tntraópUca.
AbaJo. cort.e horizontal del peddoculo cerebral quo paaa por el n dcleo roJa.
La1 Cbra1 aterent.ea del tocua n taer eat•n representada• en azul; la1 ftbra1 '" roJo .
l. locua nlger. - 2 , U!amo. - 3, P'llldum . - 3 ', putamen . - 4, Obra cortlconlvlca. - 6, conunaent.e ...
trlonrarlco del ta..:rculo palldal de la punta. - 6, corriente anterior del ple (ftbru alerentu). - 7, corriente de la
calot& (fibras eferentes descendentes). - 8 , libras eomlaur&lea. - 9 , ndcloo roJo. - 10, ple del peddnculo Mrtbral .
- 12, brazo Posterior de la cápsula interna. - 13, ~ uerPo de Luya. - 14, ta1etculo t.al•m:co. - 15, fa1cJculo
lentlcular. - 16, comisura de Forel. - 17, libras estrlolulalanas. - 18, ventriculo medio. - 19, clntllla dpt\ca.
los otros. Esta banda, por decirlo así ininterrumpida, constituye la porción com pacta
del núcleo que nos ocupa. Al lado de ésta, algunos grupos celulares que hemos visto
e-migrar hacia el pie, en el estrato intermedio, constituyen la porción reticulada d el
núcleo. Por último, detrás y arriba, algunas células del locus vienen a formar alre-
dedor del núcleo rojo una barrera cóncava, la formación cupuliforme peri y retro-
rúbrica (fig. ru).
Las células son multipolares y notables por el volumen de sus dendritas, expansionadas
en una especie de penacho comparable al de las células de Purkinje. Estas dendritas nacen
866 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
de los polos de la célula, escasos en pigmentos. Por el contrario, el cilindroeje parte del polo
más abundante en sustancia negra.
b) Fibras nerviosas. - Estas fibras se mezclan en una red muy tupida cuyos ele-
mentos se entrecruzan en todos los sentidos. Sin embargo, es posible reconocer dos
corrientes principales: 1.º, una corriente de la calota, constituida por fibras que, proce-
dentes del locus, se disponen en rizos de cabello, según la expresión de Fo1x y N1co-
u:sco, y pasan a través de los fascículos de la cinta de Reil en dirección a la comisura
posterior; JI.º, una corriente del pie, constituida por axones que, atravesando el estrato
intermedio, llegan a la cara profunda del fascículo piramidal.
2.° Conexiones. - Estas conexiones son aún bastante inciertas. Comprenden vías
aferentes y vías eferentes (fig. 723).
a) Vías aferentes.-El locus niger está en conexión: 1.0 , con la corteza cerebral;
Jl. 0 , con el cuerpo estriado (Fo1x y N1cousco). Con la corteza cerebral, las fibras moto-
ras procedentes de la región rolándica pasan a la cápsula interna con la vía peduncu-
lar, llegan al pie del pedúnculo y penetran en el locus niger por su cara anterior o
ventral. DÉJERINE demostró que una degeneración parcial del pie motivaba una dege-
neración del locus niger.
Las relaciones con el cuerpo estriado se efectúan por fibras que proceden del
núcleo lenticular y en particular del núcleo pal/idus. Estas fibras forman el fascículo
palidal de la punta (VoGT y Wn.soN).
Señalemos por último que la parte del asa lenticular (véase más adelante) que
se dirige al núcleo rojo rodeando la cápsula interna abandona algunas fibras al
locus niger.
b) Vías eferentes. - Estas vías son menos conocidas que las dos precedentes.
Como ya hemos dicho, existen dos corrientes : 1.A, una corriente del pie cuyas fibras,
después de haber atravesado el estrato intermedio, se curvan en la cara profunda del
fascículo piramidal para dirigirse a la protuberancia y el bulbo; .2.&, una corriente de
la calota, cuyas fibras penetran a través de la comisura posterior.
¿Cómo interpretar estas vías eferentes? La corriente del pie, que probablemente
sufre una decusación al descender, debe ponerse a buen seguro en relación con los
núcleos motores situados en la protuberancia y el bulbo. En cuanto a la corriente de
la calota, queda más enigmática; parece unir el locus niger de un lado al locus niger
del otro lado y contener además fibras descendentes cuyo destino es desconocido.
En resumen, el locus niger, por sus fibras aferentes de origen cortical y palidal
y por sus fibras eferentes, es un núcleo motor, un centro motor que se debe referir a
la vía motora extrapiramidal (estrioespinal), que examinaremos detenidamente más
adelante.
5 ________ _
7__-
/¡ _
f3 __
2 ______ _
s· '
3
F1c. 724
Decusaciones de la cabeza del pedúnculo. Corte horizontal oblicuo paralelo a la cintilla óptica.
1, decUMClón en fuente de Meynert (decllll!lcldn dorsal). - 2, ndcleo roJo. - 3, decuaaclón ventral de Forel
~~!~~,.~~ ~~~¡:;~~ 1 k. -;d~Íeo~~~·;,~\~r c~~i¡:~~~~~rl~ñ g~~P~~= ~."re!~ ~ ~'.ec/a~~\~º':lra~f.r.!"~ e~1 p't~c~":l
0
peddnculo: vfa corttcooucleomedular. - 7, raaclculo de Tutck. - e. cinta de Rell m•dla. - 9, tub6rculo cuadrl·
g~mlno aoterlo.r. - 10, clol.a de Rell lateral. - 11, austaocla ~la del acueducto de SU'f!o. - 12, acueducto de
Sll'f!o.
______ f2"
-·-----·· f2
" --·t----;;~~~_,,. ~=:::......---- ·-· 13
9 __ ~--+-----·· · f5
'º-- -..::!11~--'-:---- 1*
___z
.¡e, ___ _
F1c. 725
Relaciones del núcleo rojo.
Se ve el nllcleo roJo Por su C3n. interna en un corte sarttal del tronco cerebral.
1, ndcleo roJo. - 2 , pe<ldnculo cerebtloso superior, con 2'. entrecruzamiento de Werneldnlt (libras cerebelo·
rrllbrlca1). - 3, radlacloncs de la calot.a <ftbras rubrot.alimlcaa). - 4, t•lamo y aua núcleos. y 4 ', tenla. aeml·
circular . - s. cinta de Rell. - 6, tubérculo mamt1nr. - 7, Obras anteriores del trfgono cortadns oblicuamente. -
8, comisura blanca anterior. - 9 , fascfculo de Vlcq ·d'Az.yr. -- 10, nuotculo de la calota de Gudden que nace de
un tronco <'Omün con el tasofculo de VICQ·d '..Az.yr. - 11 . campo de Forcl. - 12, tascfculo retrorrefteJo de Meynert
Que termina en el g anglio lnterpeduncutar. - 12' , 12", &'&n¡llo de la habénuta. - 13. comisura posterior de Forel.
- 14, tasclculo central de Ja ealot.a . - 15. clntJlla lon¡ltudlnal posterior. - 16, rai~• del motor ocular com\ln. -
17, locus nt11er. - 18 clntllla dptlca.
pedúnculo se desliza por debajo del núcleo rojo, más allá del 'Cual no ha sido posible se-
guirlo en el hombre.
2.0 Su st ancia gris. - La sustancia gris del pedúnculo comprende dos forma-
ciones importantes: una es la continuación de la col umna gris motora, que hemos ya
seguido en el bulbo y en la protuberancia ; la otra, propia del pedúnculo, forma
el núcleo rojo.
2.0 Núcleo del motor ocular común. - Este núcleo forma una columna celular
situada delante del núcleo precedente (fig. 721, 15). Ocupa la región central de la
sustancia gris que rodea el acueducto. Por delante entra en contacto con el fascículo
longitudinal posterior; por arriba se extiende hasta la comisura blanca posterior. Los
filetes radiculares atraviesan, antes de llegar al surco de emergencia, la cintilla longi-
1
i1
r·· ..... ...... .
4.
2' 3 7 12
F1c. 726
Formación cupuli(orme peri y retrorrúbrica y locus ca:ruleus.
A , cort e 13¡ital. - B, corl.e frontal.
1, nllcleo rojo. - 2 , tormncldn cupu11torme perlrret rorrllbrlca, oun 2', grupo ma¡nocelular : células aln Pli'·
mento. - 3, Jocus ccrruleud. - 4, locus nltrcr. - 5, rafz del motor ocuJar comdn. - 6, t ubérculo mam.Uar. -
7 , cuarto ,·entrículo. - 8, tub6rculo cuadrl~mtno anlcrJor. - 9, ctntllla lon¡ltudlnal poat.e.rlor. - 10, auatancl&
llTI• yuxtaependlmarla. - 11, cinta de lleil . - 12, ple del peddnculo cerebra l.
2.0 Estructura. - El núcleo rojo contiene células y fibras nerviosas. Las células
más numerosas son de dimensiones medias, con un cuerpo celular de forma general-
mente triangular, que parece estirado y cuyas dendritas, fuertes y largas, se entre-
cruzan. En menor número existen células más pequeñas.
Al lado de la formación principal, que acabamos de describir, el núcleo rojo
otrece en su proximidad formaciones anexas. La más importante es la formación gris
cupuliforme perirretrorrúbrica (fig. 726). Las células que la constituyen son más volu-
minosas que las del núcleo rojo y están pigmentadas como las del locus niger. Esta
formación «envaina el polo posterior del núcleo rojo al modo como la cúpula envaina
la bellota» (Fo1x y N1coLESco). Falta en el segmento anterior del núcleo rojo. Rodea
la periferia del núcleo rojo, formando masas más o menos densas; las más desarro-
lladas se encuentran en el lado interno, constituyendo el grupo celular paramedio,
en la cara dorsal y en la parte posteroinferior del núcleo rojo, en el que las células sin
pigmento forman el núcleo magnocelular del núcleo rojo. Las fibras nerviosas están
dispuestas ora en fascículos longitudinales que forman paquetes más o menos com-
pactos, ora en redes entrecruzadas en todos sentidos, ora, por último, ordenadas alre-
dedor del núcleo rojo para formar la cápsula de este núcleo. Esta, muy gruesa, está
constituida en su mayor parte por fibras del pedúnculo cerebeloso superior. De esta
cápsula se desprenden fibras, las radiaciones de la calota, que forman por delante del
polo anterior del núcleo rojo un fascículo que llega a los núcleos externos del tálamo
óptico. Esta cápsula está reforzada además por diversos fascículos próximos (véase
figura 725).
3.° Conexiones. - Estas conexiones son aferentes y eferentes. Las vías aferentes
unen el núcleo rojo al cerebelo, al cuerpo estriado y a la corteza. Las vías eferentes
van del núcleo rojo al tálamo, a la medula espinal y a la oliva (fascículo central de la
calota) (fig. 727).
a) Vias aferentes. - Estas proceden: 1.0 , del cerebelo; 2 .0 , del cuerpo estriado;
3.0 , de la corteza cerebral.
Cl) Via cerebelorrúbrica. - La conocemos ya; está constituida por el pedúnculo
cerebeloso superior. Nacidas del núcleo dentado, las fibras de esta vía se entrecruzan
en la unión de la protuberancia con el pedúnculo, formando la decusación de Werne-
kink, y llegan así al núcleo rojo del lado opuesto. Algunas fibras continúan su tra-
yecto para llegar al núcleo externo del tálamo óptico.
PEDÚNCULOS CEREBRALES
{!) Vía estriorrúbrica. - Esta vía procede del núcleo lenticular. Sigue por una
parte el fascículo de Forel y por otra el asta lenticular, cuyas fibras posteriores
llegan hasta el otro núcleo (véase Cuerpo estriado).
{J ___ _
--··---· -... - 6
~"'11::!P2"'--- ---- -···-·· 12
-- --·····-··· 15
6~ ...... .
F1c. 727
Conexiones del núcleo rojo.
En la parte superior, corte vertical que lntereaa : el peddnculo cerebral con el ndcleo rojo, el peddnculo oere·
beloao superior y el nd.cleo dentado, loa ndcleoa optoeat.rlado1 y laa radlaclonea de la calot.a. Debalo, corte bortsont.al
del bulbo en la olln y corte de la medula cervical.
Laa libra• aterentee del ndcleo rojo en azul ; 111 libras eterenteo '" rojo.
1, ndcleo ro)O. - 2. aaa lenticular (vfa optoeat.rlada). - 3 , 11.bra cerebelomlbrtca. - 3', decnaaclcln de Wemülnk.
- 4, libra r ubrot.a1'mlca que torma las radlaclonea de la calot.a. - 6, vfa rubroeaplnal. - 6 '. decaaclón de
l\leynert. - 6, taaclculo oentral de la calota. - 6 ' , t aaclculo rubrcollvar. - 6", !alClculo de Helwea-. - 7, Wamo
óptico. - 8, pallldum. - 9, brazo poaterlor do la •'paulo Interna. - 10. peddnculo cerebral. - 11, ndoleo cien·
tado. - 12 , oliva bulbar. - 13, plr,mlde anterior. - 1 3', !aaclculo piramidal. - 14, peddnculo oerebeloso supe-
rior. - 15 , bemlaterlo cerebeloao.
SISTEMA NERVIOS O CENTRAL
2 t/ !¡." I
_____ 8
7 ---- -- -- 8
f6 -- - ~-=. :; :~::::;::::::::~~~'
F1c. 7ii8
Entrecruzamiento d e los pedúnculos cerebelosos superiores. Corte frontal oblicuo
abajo y arriba que interesa los pedúnculos cerebelosos superiores en toda su altura
(según D t JERINE, modificado).
l. ~rcer nntrfculo. - 2 . n llcleo caudado. - ! . nllcleo Jenttrular . - 4 , U lamo (nllcleo externo), co.n 4'. el
11 1
4.0 Significación fisiológica del núcleo rojo. - El núcleo rojo aparece como un
centro importante de la regulación y distribución del tono muscular. Por Jo demás,
el estudio de sus conexiones nos muestran que el núcleo rojo se encuentra intercalado :
a) en la vía accesoria de la sensibilidad, vía espinocerebelorrubrotaldmica; b) en la
vía motora accesoria, vía corticopontocerebelorrubroolivoespinal, y por último, c) en
la vía estrioespinal. Aparece, pues, como uno de los centros más importantes de
estas vías motoras extrapiramidales.
En los mamíferos inferiores, el núcleo rojo está formado enteramente de gruesas células
(núcleo magnocelular). A medida que se asciende en la escala animal, este núcleo disminuye
de importancia, se hace caudal, en provecho del núcleo de pequefias células (núcleo parvo-
celular) (fig. 729). Sea lo que fuere, en los animales, como en el hombre, aparece cabalgando
sobre el mesencéfalo y el diencéfalo. La vascularizac.ión permite precisar esta topogTafla. En
efecto, las arteriolas, que irrigan la mitad inferior del núcleo rojo, se dirigen hacia el núcleo
del tercer par, por lo que son mesencefálicas, mientras que las que irrigan la mitad antero·
superior penetran en la región subóptica y llegan al tálamo (Fo1x y N1cou:sco).
2.° Cinta de Reil - La cinta de Reil (lemniscus, cinta ; laqueus, cordón), que
hemos ya encontrado en varias ocasiones en nuestras descripciones, ofrece la forma de
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
una cinta. Recorre el tronco cerebral formando un fascículo bien aislado que ocupa
la sustancia reticulada blanca en el limite del pie y la calota del tronco cerebral.
Podemos, a propósito del pedúnculo que contiene su porción terminal, hacer la sín-
tesis de este fascículo y estudiar su trayecto, su forma, sus relaciones, su constitución
anatómica y su significación funcional.
a) Trayecto, relaciones. - La cinta de Reil aparece en el bulbo formada por las
fibras de los núcleos de Goll y de Burdach que se han entrecruzado en Ja línea media
formando la decusación piniforme. Después del entrecruzamiento, la cinta de Reil se
ha constituido; se aplica a la cara posterior del fascículo piramidal entre las dos
olivas bulbares. En el curso de su trayecto vertical aumenta de volumen por adjun-
ción de fascículos adicionales, de los que hablaremos más adelante.
Topo
"º"º
FIG. 729
Esquema de la evolución lilogenética del núcleo rojo (LHEJUllTIE, MASQUIN y TREU..ES).
El ndcleo mairnooelular (paleorubr11m), en .,.11, y el t aac!culo rubroeap!nal (11'.B.8 .) dlamlnuyen de tmportanclr.
en provecho del núcleo pr.rvocetular rn1or11brumi , en newro, y de aua T!aa el• conexión (F.C.C.1.
fl" IJ 1S 1s• 2
1 1 1 :
7
13 _ - -
12 _ -
10_ -
6 __
f!J __
1r.:: _
(j __
FIG. 730
Región superior de los pedúnculos cerebrales .(según el corte P 4 de Dt JERINE).
2, rasclculo Jonptudlnal l)Olterlor. - 4, ralz motora ducendent.o del trlr6mlno. - 6, n~cleo central superior.
- 7. locua omruleua. - 8, da peduocul:Lr. - 10, tascfculo central de l& calota. - 11" . pedúnculo cerebeloao su~
perlar. - U " ', comloun> de Werneklnlt. - 12, clntt. de Bell laterr.l. - 13, auatanclr. retlculadt. r rt•. - 14,
cinta de Bell media. - 15, cuarto ventriculo y, 15 ', vilvula de Vleuuena.
(Ob~nenee la 41aoclaclón ele las llbras elel pedlllloulo cerebrr.1 por las llbru trJ.11sver11lea elel puent.o, la. pe.
d llllculoa cerebeloaoa auperlorea y la oomlsura de Werneklnlt ; lt. vil•ulr. de VJeuuena por enclmr. del cuarto
venLrlculo.)
que ya conocemos, de fascículo triangular o lateral del istmo. Este fascículo (figu-
ra 731, 12) se dirige arriba y atrás, rodea la cara posterior del pedúnculo cerebeloso
superior y termina en el tubérculo cuadrigémino posterior. Otras fibras que acompa-
ñan a este fascículo se flexionan hacia atrás, llegan a la sustancia blanca de la válvula
de Vieussens y con ella penetran en el cerebelo. Estas últimas pertenecen a la porción
terminal del fascículo de Gowers.
b) Const itución anatómica y significación fisiológica. - La estructura de la cinta
de Reil es compleja.
El contingente más importante de las fibras que encierra está formado por fibras
sensitivas d e la vía sensitiva principal, en particular por la segunda neurona de esta
vía, es decir, por la neurona que nace de los núcleos de Goll y de Burdach y que va
a terminar en el tálamo óptico. A este contingente se añaden fibras igualmente sen-
sitivas, que proceden de los segmentos anterior y posterior del fa scículo anterolateral
de la medula y que, después de haber ocupado la sustancia reticular, interolivar y
retroolivar, se agregan a la cinta misma de Reil media, en la parte más superior de la
protuberancia.
Todas estas fibras sensitivas forman la mayor parte de la cinta de Reil media.
876 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
5 q 7 15
: 1 1
f 2_ - --
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F1c. ni
Región superior de los pedúnculos cer ebrales (según el corte P 1 de D tJERINE,
método de WEICERS· P.u.). (A la izquierda, esquema.)
2, taocleulo lon¡1tuellnal J>OOt•t lor. - 4 , ra!z motora eleacenelente ele! trl¡¡6mlno. - 5, n e<Tlo pat6tlco. - 7 .
IOCUJ CO'rUleUS. - 8 vfa pedunculat. - 8' • atratum lntermed(Um. - 8" • pes lemnllCUS profundo. - 10, lOCUI
0
ntg-er. - 11'', pedúnculo!! cerebelosos suJ)f'rtores. - 11''', tntrl"Cruz'!lmlento d o estos ped'1nculos. - 12, cinta de ReU
lateral. - 14, cinta ele R•ll media. - 15, acueducto do Sllvlo.
<Obsérvense el ple del pedúnculo con su C"apa Intermedia., el ~s lemnlacus profundo, la aparlcldn del locua nt·
ser, el entrecruzamiento de los pedúnculos cerebelosos su periores con el ~uen.o entrecruzamiento aupertor y el sn.n
entrecruzamiento Interior. Ndteee el entrecruzamiento de loa nervios pat,Ucoa par encima del acueducto de Sllt'lo.>
antes de llegar a los núcleos de los nervios craneales. Estas fibras motoras son fáciles
de diferenciar de las fibras sensitivas por los caracteres siguientes: no participan en la
decusación piniforme; su mielinización es más tardía y se efectúa, como se comprende,
en la misma época que la del fascículo piramidal; su volumen es más considerable y
se tiñen más fácilmente por la hema toxilina.
En cuanto a la cinta de Reil lateral, como hemos ya indicado, está constituida
por fibras del cuerpo trapezoide, es d ecir, pertenecientes a la vía acústica central,
que vienen a terminar en el tubérculo cuadrigémino posterior.
4.° Cintilla longit udinal poster ior. - Hemos ya descrito esta cintilla. Forma en
el pedúnculo un fascículo oblicuo, grueso por arriba y por fuera. Dibuja con la del
PEDÚNCULOS CEREBRALES
lado opuesto un ángulo abierto por detrás y arriba, que aloja los núcleos del motor
ocular común. Es atravesada por las fibras radiculares de este nervio. Más abajo, su
cara externa se excava en cí1pula para recibir el núcleo del patético. Hemos visto
su trayecto en la protuberancia y en el bulbo.
2.0 Sistematización y conexiones del pie (fig. 707). - Hemos dicho ya en los
capítulos precedentes que las fibras de proyección de la corteza cerebral destinadas a la
protuberancia, al bulbo y a la medula espinal constituían la vía peduncular. Esta
vía forma por sí sola el pie del pedúnculo cerebral, que no contiene cilindroejes pro-
cedentes de los núcleos grises centrales.
Para mayor comodidad de la descripción, dividiremos el pie del pedúnculo en
tres zonas: interna, media y externa.
a) Segmento interno. - El segmento interno sólo comprende el quinto de la
totalidad del pie. Está constituido por las fibras del fascículo geniculado. Las células
de origen de este fascículo se hallan en la corteza cerebral del opérculo rolándico (véase
Circunvoluciones), es decir, en Ja zona de los centros motores faciofaringolaríngeos.
Pasa a Ja rodilla de la cápsula interna, y de ahí su nombre. Al lado de este fascículo
geniculado existen algunas raras fibras piramidales y corticoprotuberanciales.
b) Segmento medio. - Este segmento comprende la segunda, tercera y cuarta par-
tes del pie del pedúnculo. Está ocupado por las fibras que constituyen la vía piramidal,
cuyos orígenes se hallan en la corteza cerebral de los cinco sextos superiores de la cir-
cunvolución frontal ascendente. Hemos visto que esta vía formaba el fascículo pirami-
dal directo y el fascículo piramidal cruzado en la medula espinal. De esta vía se des-
878 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
prenden fibras colaterales que van ora a los núcleos del puente, ora al locus n iger, o
también se desprenden completamente del fascículo piramidal para llegar a la vía pe-
duncular aberrante. Este segmento contiene también algunas fibras corticoprotuberan-
ciales.
c) Segmento externo. - Este ~egmento sólo ocupa el quinto externo del pie del
pedúnculo. Sus fibras, agrupadas en un fascículo al que se da el nombre de fasciculo
de Turk, tienen su origen en la corteza de las circunvoluciones temporales. Pasan por
11
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...--¡...........,;+--...,..' - - -- (IJ
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.....,...,...._ 7; ••.• 1z·
_,....-~· ___ 12
F1c. 732
Sistematización del pie del pedúnculo cerebral.
Corte horizontal del pie que pasa por el núcleo del motor ocular común.
l. !aacfculo piramidal (conun1rent.e cor tlcomedularl que ocupa loa 3 /4 medios. - 2, !aaclculo 1renlculado (oortlco-
nuclear) c¡ue ocupa el 1/5 Interno. - 3. pea lemnlJ<:us profundo (fibras aberrantes ele la •la peduncular de D6Je-
rlnel. - 4, pea lemnlacua superficial (flbraa aberrantes ele la Tia pecluncular ele D6Jerine). - 6, !aaclculo de TUrck
cortlcopdntlcol, 1/5 externo. (Nótenae fibras ele este !aactculo upacladaa también en loa 4/5 Internos del ple.) - 6,
est rato tnt.ermedlo. - 7. loeus nlaer. - 8. espacio lnt.erpecluncular. - 9, cinta de Rell media. - 10, cinta ele
Rell lateral. - 11, n llcleo r oJo. - 12, pecll!nculo cerebelooo superior, con 12'. entrecruzamiento de Wernelúnk. -
1.5, nucleo blanco de tllUllna. - 14, rad:laclonea de la ca lota. - 16, nuclru del W, y 15', 1af('a del m. - 16,
raactculo central de la calota . - 17, clntWa IOQ&'ltudlnal Posterior. - 18, acueducto de Bllvto. - 19, auatancta
rr11 perlnntrtoular.
motor ocular externo y del espinal. Estas fibras son las fibras corticocefalooculógiras
(DtJERINE), como lo hace comprender su destino. A veces, estas fibras son superficiales
en la primera porción de su trayecto, y constituyen entonces el pes lemniscus superficial
o cintilla en banda de Féré.
2--··
21--··
18-------
···-- ti'
F1G. 7!1!1
Los contingentes conicomedulares y corticonuclcares <le la vía peduncular
en un corte sagital esquemático (según DtJERINE).
En ro/o, •!• motora. - En azul, v!a aenaltl•a. - En ntvro. clntllla lonrttuc!lnal posterior.
1, •fa oortlcomedular, con 1', faacfealo plramtdal cruudo, 1 1", ructculo plramJdal d.lrecto. - 2, da cor·
tlconuclear, con 2', pea lemnllcu prOCundo o llbraa aberranteo de la vla peduncular, llbraa aberrllnt.. propiamente
c!lohaa. - 2", llbraa aberrr.ni. r.:nUnaa. - 2"', llbraa aberrantel bulboprotuber&n~J... - 3, ndcleo del motor
:~~; .:'~~ ei't.~1;:.~~~l~~1': ~~·t~a~'. ~d~~'°t.:1cuf:~~~t~I 0~o~ 0~ 9,d~d3:~~ 'def' S I =
rin.ec>. - 10, ndcleo motor del neumocUtrlco. - 11, ndcleo motor del "pina! medular. - 11', llbraa cort.100011·
clearea oer•!cal .. cruzadas. - 12, ndcleo d•I hlPOCloao. - 13. cinta de Bel!. - 13', ndcltoS de Ooll 1 de Burd&cb. -
~:~.1~u1~~~·1.d..1~ i\~· .~~·:t::r. ~~~~6~l~~craº";:~r ~••~:~f~~~¡;:-_:721.a•g~~~topr~~ub~~~¡,¡;; 1:01.'r'::
rea, y 2 1 ', ftbru protube.rancialea pcatertorea. - 22, n11cleo del puente.
e) Radiaciones del locus niger. -Acabamos de ver que fibras del pie del pe-
dúnculo llegaban al locus niger, constituyendo radiaciones en el estrato intermedio.
Estas fibras proceden del segmento quinto externo del pie del pedúnculo.
En resumen, las fibras del pie del pedúnculo cerebral comprenden la vía piramidal,
el fascículo geniculado (vía motora voluntaria), la vía corticoprotuberancial (primera
estación de la vía indirecta motora cerebelosa) y fibras que constituyen el fascículo
880 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
aberrante de la vía peduncular, que no es más que una porción de la gran vía motora
voluntaria desprendida en el camino del trayecto principal.
ARTICULO 11
TUBERCULOS CUADRIGEMINOS
La segunda capa (fig. 736, 3) es una capa gris que forma una especie de cubierta a
las otras capas, y de ahí el nombre de capa cinérea que le ha dado TARTUFFERI. Sus
elementos celulares son pequeños ; sus axones tienen una dirección anteroposterior.
La tercera capa o estría medular superficial (fig. 736, 4) comprende células y fibras
orientadas en el sentido sagital. Recibe, por medio del brazo conjuntival anterior,
fibras retinianas y algunas fibras aberrantes del lóbulo occipital.
La cuarta capa o estr{a medular media (fig. 736, 5) es más gruesa que la preceden -
te. Contiene células y fibras. Emite cilindroejes que penetran en el brazo conjuntiva)
anterior y llegan a la corteza occipital.
La quinta capa o estría medular profunda (fig. 736, 6) es la más manifiesta. Las
fibras que de ella parten rodean lateralmente la sustancia gris del acueducto y se
dirigen adelante y adentro, pasando entre la cintilla longitudinal posterior y el núcleo
rojo. Estas fibras, de las que hemos hablado ya, forman
las fibras tectobulboespinales; se entrecruzan en la línea
media en la parte superior de la calota peduncular,
constituyendo la decusación en fuente de Meynert.
b) Conexiones. - Los tubérculos cuadrigéminos
anteriores reciben fibras aferentes y emiten fibras efe-
rentes.
a) Fibras aferentes. - Las principales fibras aferen-
tes forman las fibras pupilares de Dinmer (fig. 736, .21) y
F1c. 735
provienen de la cintilla óptica, llegando al tubérculo
Esquema que representa las re- cuadrigémino por el brazo conjuntiva! sin detenerse en
laciones de la cintilla óptica el cuerpo geniculado externo (véase Vías ópticas). Estas
con los cuerpos geniculados y fibras terminan en las células nerviosas de las capas su -
los tubérculos cuadrigéminos. perficiales.
A, tub6rculoo anteriores ( n4lc1J. - Algunos autores admiten que los tubérculos cua-
P, tub6rculoo poaterlor.. (l11tuJ -
E, ouarpoa renlculadoo u:ternoo. - I, drigéminos anteriores recibirían fibras aferentes de la vía
cuarpos ~culadot lnternoa.
a, brazo de loo tub6rouloa anteriores. acústica; pero éstas son muy discutidas.
- b, brazo de loo tub6rculoo poat•-
rtores. El tubérculo cuadrigémino anterior recibe también
1, clntttla. dptlca, con l'. au rafz
externa, y 1 • •, au rab tntern&. fibras aferentes que se pueden denominar con DtJERI1'E
corticocuadrigeminales (fig. 736, u). Estas fibras pasan
por delante del cuerpo geniculado externo, por detrás del cuerpo geniculado interno,
y vienen a conseguir su terminación en las estrías superficiales y medias de los tubércu-
los cuádrigéminos.
{3) Fibras eferentes. - Comprenden tres grupos principales : 1.0 , las primeras van
al tubérculo cuadrigémino anterior del lado opuesto, pasando por la comisura poste-
rior; .2. 0 , las segundas (fig. 736, 24) terminan en la corteza visual del lóbulo occipital;
no son sensoriales, pero establecen vías reflejas al articularse con las vías aferentes cor-
ticocuadrigeminales ; 3. 0 , las terceras son fibras descendentes que ponen en relación los
tubérculos anteriores con la medula, el bulbo y la protuberancia. Estas fibras se
agrupan en varios fascículos: uno, el fascículo tectoespinal, participa en la decusación
en fuente de Meynert, pasa al tronco cerebral por delante de la cintilla longitudinal
posterior y termina en la corteza anterior de la medula cervical superior, después de
haber seguido el cordón anterior; el segundo, el fascículo tectobulbar, es la más im-
portante de las vías descendentes. Sigue el mismo trayecto que el fascículo precedente,
pero se agota en los núcleos motores del bulbo.
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F1c. 736
Constitución y conexiones de los tubérculos cuadrigéminos anteriores.
Vías aferentes en aud; vlae eterentea 1n ro/o.
1 , tubérc ulo cuadrt«•mlno anterior. - 2, eatratum r.onate. - 3, capa cln,rea de Tartutterl . - 4. eatrfa medular
1upel11dal. - 5, eatr1a medular media. - 6, esttla medular profunda. - 7, brazo del tub6reulo euadrlg6mlllo ante-
rior. - 8, campo de Wernlcke. - 9, pulvlnar. - 10. cuerPQ eentcuJado externo. - 11, cuerpo rentculado tnt.eruo.
- 1 2, cinta de Rell media. - 13, acueducto de Bllvlo. - 14. auatancla gris perlventrlcUlar. - 15, nrtcleo del 111.
- 16, clntUla loll&'ltudlnal Poaterlor. -17, nrtcleo roJo. - 18, locua nl¡¡er. - 1·9, ple del pedrtnculo. - 20, v~
óptica aenaortal lclntllla óptica, cuerpe ¡¡enlculado que conatltuye ta ae¡¡unda estación con laa radlaclonea óptica.a J'
lo. corteza occlplt.all. - 21, llbraa proced• nt" de ta clntllla óptica al tub6rcuto cuadrl¡¡6mlno anterior illbraa pupl-
larea do DLDmorl. - 22, radlaclonea corucocuadrlpminalea de D6Jerlno. - 23, libras com11uratea. - 24, !lbraa qua
van del tub6rculo cuadrt¡¡6mlno a la corteza occipital ( Pl. - 25, llbraa que van d• I tub6rculo cuadrlg6mlno a la
clDtWa óptica (!lbraa YUOmotoraa o pupllarea). - 26, !lbras deacend•ntea del fasclculo tectobulboeaplnal, con 26',
decuaaclón en Cuente do Me:vnert. - 27, taaclculo tectorreucular. - 28, taaclculo toctopdntloo.
Noa damoe cuenta del oentro relleJo conetltUldo por el tub6rculo cuadrl¡¡6mlno anterior . Lae !lbraa 21 y 25 Cor·
man un primer aroo rolleJo que ao detiene •n el tub6rculo. Las llbraa 21, 22, 24 y 25 forman un ae¡¡undo arco rellolo
que pasa por la oorteza.
2 f5 '
' 1
19 1 6
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____-20
'º
~------·· "
~<::-~----.12
21
F1c. 737
Constitución y conexiones de los tubérculos cuadrigéminos posteriores.
Las vías aferentes son arulu; laa efereotea, roJat.
l. mtcleo o gan¡lto del tubérculo cuadrlr6mlno Po•terlor. - 2, brazo eonJuntlval Posterior. - 3, cu•rPo renlcu·
lado Interno. - 4, cuerPo genlculado ext.erno. - 5, pulvlnar. - 6, cinta de Rell lateral. - 7, acueducte de Sllvlo.
- 7'. sustancia gris del acueducto. - 8, n\lcleo del Ill. - 9, clntllla lon¡ltudlnal Po•tet lor. - 10, n\loleo roJo. -
11, cinta de Rell media. - 1 2, locus nlrer. - 13, ple del ped\lnculo. - 14, vi• sensorial ac\lstlca que no pasa por
el tubérculo cuadr1¡6mlno Po•t.erlor. - 15, colateral de la vla ~recedente que va al tubérculo Posterior. - 18, llbru
comlaurales QUo pasan por la comisura do Forel. - 17, ftbraa comlsurales que pasan por l'il. comtaura de Gudden. -
18, nbras que unen el tubérculo a la corteza (vla reneJa). - 19, nbraa que forman el !asclculo tectobulboesptnal.
- 19'. entrecruzamlente de Meynetl. - 20, t asclculo tectorretlcular. - 21, !asclculo tectopdntlco.
los nervios moLOres por numerosas fibras descendentes que siguen los fascículos tecto-
espinal, tectobulbar y tectoprotuberancial.
Las fibras que reunirían los tubérculo> cuadrigéminos posteriores a la corteza temporal
del lado correspondiente no están admitidas hoy.
ARTICULO 111
ACUEDUCTO DE SILVIO
1.0 Dirección . Relacion es. - Del ángulo superior del cuarto ventrículo donde
nace, deba jo del vértice de la válvula de Vieussens, sube, inclinándose de 50 a 55 º , a
la porción dorsal del mesencéfalo. Su suelo, situado encima de la calota peduncular.
corresponde a los núcleos de origen del patético y del motor ocular común. Su pared
886 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
superior o bóveda está formada de atrás adelante por la base del tubérculo cuadrigé-
mino posterior, del anterior y finalmente por la cara inferior de la comisura blanca
posterior, situada debajo de la base de la epífisis. En este punto se encuentra su orificio
anterior o ano.
Desde el punto de vista fisiológico, parece que debe referirse la sustancia gris central
a los centros vegetativos del diencéfalo situados más arriba (paredes del tercer ventrículo,
tubérculos mamilares, etc.). Estudiaremos el órgano subcomisural con el tercer ventrículo
(véase Cerebro).
ARTICULO IV
1.0 P rimer corte, que p asa por la parte s uperior d el pedúnculo (fig. 740).
Interesa regiones que no conocemos todavía, es decir, el qu iasma óptico, el cuerpo
geniculado interno, la parte posterior del tálamo óptico o pulvinar; pero muestra
la transición del pedúnculo con la región infraóptica.
1 8 9
6 __ _
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1'__ _
z_--
1
1
10 12'
F1c. 740
Corte horizonLal del pendúnculo cerebral que pasa por la parte superior,
paralelo a la cintilla óptica (según DtJERINE) .
l. ple del pedllnculo, con l', ae¡men1.o posterior de Ir. el.paula Interna . - 2, loeu1 nl¡er . - 3 , clntW1o ópUClo.
- 4, cuerpo ¡enlculado enerno. - 5, t.ilamo óptico. - 6, e1ompo de Wernloke. - 7, cuerpo genlculado Interno. -
~ ~~~'ºn11~1~w:ii~~hr.';°'l~~". 7..1~e• º'g!~ r~. ~u13".'~ta~1iº·,,f~c:i~ ~~éd~i~ éie ~~1~. ~'{~~.dl~~~.lru~~ºJ~
1 01
8UT!O.
El pul vinar está separado del tubérculo cuadrigémino anterior ; el cuerpo genicu-
lado interno, cubierto por el brazo conjuntiva! anterior, aparece entre ellos. El núcleo
rojo disminuye de volumen; su cápsula, gruesa por denLro, es cruzada por las fibras
radiculares del motor ocular común. Se percibe el núcleo de este nervio en la prolon-
gación anterior de la sustancia gris del acueducto.
La cinta de Reil media, seccionada transversalmente, tiene la forma de cuerno de
la abundancia que la caracteriza en la región peduncular superior.
El locus niger ocupa el lugar del cuerpo de Luys. Está separado del núcleo rojo
por una zona de fibras entrecruzadas, de origen desconocido. Pero se reconoce un fas-
cículo, el pedúnculo del tubérculo mamilar lateral de Gudden, que va de este tu-
bérculo lateral, por detrás del locus niger, a la cinta de Reil media, donde se pierde.
El pie del pedúnculo está casi constituido. Los cuatro quintos internos están li-
bres, rodeados por la cinta óptica; el quinto externo, adherente a la base del cerebro,
recibe un voluminoso fascículo de fibras transversales, el fascículo de Turck.
2.0 Segundo corte, que p asa por la p a rte inferior d el n úcleo rojo y el surco
intermediario entre los tubér culos cu adrigémlnos a nter iores y post eriores (figu-
ra 741).
888 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
11¡. (J 9 101112
7 __ _-..._
5 ----~ ... . . .. .
... ...
6
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3 __
2 __ _
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F1c . 741
Corte horizontal del pedúnculo cerebral paralelo a la cintilla óptica (según Dt.JERINE).
l, vfa peduncular motora volu ntaria del pedúnc ulo. - 2 . locus ntwer. - 3 , n llcleo roJo. - 3', en trecruzam iento
de Forel do Ja vfa rubroupl nat. - 4, ci nta do Rell media. - 5 , l)("dllnculo cerebeloso f ntrttruz11do (núrleo blanco de
Stllll na>. - 6, ci nta de Rell lateral. - 7, brar.o conJunllva l posterior. - 8. rafz mo tora de1Cendente del trlg,mtno.
- 9, tubérc ulo cuadrl¡6mlno anterior. - 10, n tlcleo del JII . - 11. acueducto de Sllvto. - 12, 1ustancla ¡ria del
acueducto. - 13, entrecruzamien to en !uento de Mcynert. - 14, clntllla lon111tudloal ~ost•rlor.
3.0 Ter cer corte, que pasa por el tubérculo cu a drigém ino p osterior y el en -
trecruzam iento de los p edún culos cerebelosos superiores (fig. 742).
Se percibe la cinta de Reil lateral que se dirige por delante y por dentro al tu-
bérculo cuadrigémino posterior. La cinta d e R eil media (fig. 742, 11) ocupa Ja parte
anterointerna; tiene Ja forma de una semiluna rodeada por fascículos tupidos. En
este corte, el extremo interno de Ja cinta está separado del rafe por todo el grosor del
pedúnculo cerebeloso superior (núcleo blanco de Stilling), del que se ve el entrecru-
zamiento con el del lado opuesto (comisura en herradura de Wernekink), extendido
desde el locus 11iger hasta Ja cintilla longitudinal posterior. Esta tiene su borde poste-
SÍNTESIS DEL MESE 'CÉFALO 889
rior escotado para recibir el núcleo del patético, cuyas fibras se pierden detrás de la
sustancia gris, se entrecruzan y emergen por detrás del tubérculo cuadrigémino pos·
terior, a cada lado del frenillo de la válvula de Vieussens.
El locus niger ofrece sus grupos celulares; por delante de él el estrato intermedio
fusionado con el pie del pedúnculo mezcla sus fibras horizontales con las fibras
corticales del pie. Por dentro de este último vemos un fascículo de fibras arciformes
horizontales que Jo rodea: la cintilla de la protuberancia de Hen le o ttenia pon tis.
s 7 81011 9
/¡ __ __
1'__ _
2__ _
1
1Z 13
fIG. 74~
Corle horizontal del pedúnculo cerebral paralelo a Ja cintilla óptica (según DtJERlllOF.).
1. vfa peduncular motora voluntaria . - l'. tascfcuJo de Turck:. - 2. Jocus nirer. - 3. cinta do Retl media.
- 4. ped\lnculo cerebeloao superior y, por dt'ntro, comls11ra de \Verneklnk. - 5, ctntllla lonaU.udlnal posterior. -
6. clntt. de Bell lateral. - 7, ndcloo del tub6rculo cuadrlg6mlno poat•rlor . - 8, ralz motora deacendente del V. -
9, ndcloo del I V. - 10, auatanclll ¡¡rls perlventrlcular. - ll , acueducto de Sllvlo. - 12, taenla pontla. - 13, ¡¡an¡¡llo
lnterpeduncular.
A . VíAs MOTORAS. - Por el pedúnculo cerebral pasan todas las vías motoras, es
decir, la vía motora principal voluntaria y las vías motoras accesorias (vía cerebelosa
y vía estrioespinal).
1.0 Vía mot ora princip a l o piram idal (fig. 743). - Esta comprende:
a) La vía piramidal propiamente dicha, formada de neuronas corticomedulares.
Ocupa los tres quintos medios del pie del pedúnculo.
b) El fasciculo geniculado formado de las neuronas corticobulbares (fascículo ce-
rebral de los nervios motores craneales de Déjerine) ; ocupa principalmente el quinto
interno del pie del pedúnculo.
e) Las fibras aberrantes de la vía peduncular. - Estas, como hemos visto, se des-
prenden de la vía piramidal que, constituyendo el pes lemniscus profundo, abando-
nan el pie del pedúnculo para reunirse con la cinta de Reil media. Dejan a ésta en
890 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
los nervios craneales y, en particular, en los n úcleos motor ocular común y motor ocular
externo del espinal (fig. 743). Esta vía contiene fibras corticooculógiras y corticocefaló-
giras. Su conocimiento permite un diagnóstico topográfico de las lesiones del tronco
cerebral (desviaciones conjugadas de la cabeza y los ojos).
2.0 Vía motora indirecta o cerebelosa. - Recordemos que esta vía comprende
cinco neuronas: la primera, corticopóntica ; la segunda, pontocerebelosa; la tercera,
cerebelocerebelosa ; la cuarta, cerebelorrúbrica; la quinta, rubroespinal. El pedúnculo
cerebral comprende un segmento de la primera neurona, la terminación de la cuarta
y el comienzo de la quinta. En efecto, la primera neurona contenida en el fascículo de
Turck ocupa con éste el quinto externo del pie del pedúnculo. La terminación de la
neurona cerebelorrúbrica está contenida en los pedúnculos cerebelosos superiores (nú-
cleo blanco de Stilling). Por último, la neurona rubroespinal parte del núcleo rojo y se
entrecruza en el pedúnculo (decusación de Forel) antes de tomar la vía descendente
rubroespinal.
3.0 Vía estrioespinal. - Esta vía, la última y también la menos conocida, está
representada en el pedúnculo por vías aferentes que terminan en el núcleo rojo y en
el locus niger y por vías. eferentes de estos núcleos.
a) Las vías aferentes del núcleo rojo, vías estriorrúbricas, provienen de los nú-
cleos grises centrales por el asa lenticular, por el fascículo lenticular de Forel y el fas-
cículo palidal de la punta, fascículos que estudiaremos m:is tarde con el cuerpo
estriado.
b) Las vías aferentes del locus niger parece que vienen del núcleo lenticular por
el fascículo palidal de la punta.
c) Las vías eferentes del locus niger son muy inciertas, forman dos corrientes : la
del pie y la de la calota, cuyos destinos son desconocidos.
d) Las vías eferentes del núcleo rojo constituyen el fascículo rubroespinal que
hemos estudiado detalladamente antes.
B. VlAs SENSITIVAS. - El pedúnculo contiene vías directas de la sensibilidad y
vías indirectas.
'º···-··
.... 7
.. ... s
. .... .......26
····-·· 5
.. ...........20
.. ....... -2.9
..... ...... /{
............... 21
X -············-·--·· fO
F1c. 743
Vlas moLoras y sensitivas principales en el pedúnculo cerebral. VIII, IX, X, eones horizontales
escalonados d e abajo arriba (en parte, según Dt.JERINE). Compárense estas figuras con las
figuras 595 Y 635.
3, ratz senslt.lva del trl¡émlno, ron 3', vtas trl¡émlnas secundarlas cruzad:is (en clolado> <1orsales y vtntn..
le1. - 3 " , rafs motora deacendf'nte (tn ro}OJ. - 5, vfa sensitiva bulbotat•mtca (2.• neurona te.D.llt1Y&) (en aztllJ,
- 6, Cbru &nt.erolat.eral" ucendentea, eeamento Anterior (tn cuul claro) (tacto, noeldn do lup.rl . - 7, Cbru
~~:-r~~:,~...:_esl~~~·~~un~:f:,•n~r~i":. ~ ~'i"·, "';:rf l::On 1"::~~b~~~~a~aT'~ l~ ••~olor~le~l~Úa ..t;roFw,-d~~
1 1 1
18, clnt& de Re!I lateral (In ofoladoJ 1vla acdallcal - 20, peddnculo cerebelooo superror con emplar.amlento del
entrecruzamiento. - 21, acueducto de Sllvto. - 22, tuclculo central do I& calota. - 23, nllcleo de loa tub<lrculos
ouadrtr6mlnoa po1terlore1. - 24, ndcleo del pat~lloo - 25 , sustancia retlculada de la calota. - 26, taoclculo dt
Turck. - 27. locua nJrer. - 28, ndcl<o del motor ocular oomlln. - 29, nllcleo roJo. - 30, tub<lrculo cuaa r~ellllJlo
a.nterlor. - 31, decaaactdn de Forel.
SISTEMA NERVIOS O CENTRAL
... _______ 1
FIG. 744
Representación esquemática de la irrigación peduncular (Fo1x e Hu.LL'IAND) .
,, N .• Joc us nfger . - N, R. , mtcleo rojo. - A, s .• acueducto de Bllvlo. - 1, cerebrnl piosterlor. - 2, corolde&
poster ior . - 3 , cuadrtremtna. - 4, 4, 4, ct rcun rercnctal~ cortas. - 5 , parnmcdlas. - 6, una u t erla del ple del
pedlln cu lo.
mente hacia fuera y describe una curva hacia atrás que rodea el pie y la cara externa
del pedúnculo en un tercio de círculo de concavidad interna. Forma así uno de los
círculos arteriales peripedunculares. En el curso de este trayecto recibe la comunicante
posterior que la anastomosa a la arteria silviana, vaso en extremo variable en su
volumen.
Llegada al surco lateral del pedúnculo, la cerebral posterior cambia de dirección
y se dirige afuera, a la cara inferior del cerebro, donde se convierte en cerebral.
En su trayecto abandona sucesivamente : 1.0 El pedículo retromamilar (fig. 746).
Este comprende una serie de arteriolas que se dividen en dos planos: uno anterior
o tálamo perforado (HILLEMANo}. que contribuye a la irrigación del tálamo óptico, y
B.O.
FIG. 745
Esquema de los círculos arteriales peripcdunculares.
Se ven de perfil el pedúnculo, la protuberancia, el tronco basilar (Fo1x e HILLEMAND) .
P r., protuberancia. - P. C. M., pedúnculo cerebeloso medio. - T. G. A., T. G. P., tubérculos cuadrl¡émlnos
anterior y J>Olterlor. - B . o .. cintillo óptica.
1. tronco basilar. - 2. cerebelosa superior. - 3 . c uadrl¡6mln&. - 4, 4, ctrebral posterior. - 5 , corotdea. J)O&·
terlor. - 6, nervio motor ocular común.
el otro posterior o peduncular, cuyos vasos, en número de una d écena, llegan al agujero
ciego y a la parte interna del pedúnculo, en el que penetran. Estos vasos constituyen
el grupo de las arterias paramedias pedunculares, según la clasificación de Fmx e HIL-
LEMAND. Las volveremos a encontrar pronto. 2 .0 La arteria cuadrigémina. Nace cerca
del origen de la cerebral posterior, por dentro de la comunicante. Forma un segundo
círculo peripeduncular situado delante y encima de la cerebelosa superior. Llegada a
Ja cara dorsal, se bifurca en dos ramas: la anterior llega al surco intergemelar y se
ramifica en el tubérculo cuadrigémino anterior, mientras que la posterior llega al
rnbérculo posterior. En lugar de una sola, es posible observar dos cuadrigéminas, una
anterior y otra posterior, que nacen directamente de la cerebral posterior o también
de la cerebelosa superior (Fo1x e HILLEMAND}. Por último, puede existir una cuadrigé-
mina principal para el tubérculo cuadrigémino anterior y dos cuadrigéminas acceso-
rias. La arteria cuadrigémina abandona en su camino arterias laterales que desempeña-
rán el papel de circunferenciales cortas. 3. 0 Las coroideas posteriores. Son en número
d e dos y pueden nacer, bien aisladamente, bien por un tronco común, de la cerebral
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
posterior. De estas dos arterias coroideas posteriores, una, la principal, rodea el pe-
dúnculo (tercer círculo arterial peripeduncular). abandcnándole seis o siete ramas
en forma de dientes de peine para el pie, algunas ramas laterales (circunferenciales cor-
tas) y algunos ramos para la parte anterior del pedúnculo cuadrigémino anterior. Más
lejos se flexiona en dos curvas que la llevan hacia el plexo coroideo del ventrículo
lateral. La coroidea posterior accesoria.• cuyo volumen está en relación de equilibrio
con el de la coroidea posterior y con el de la coroidea anterior, rama de la carótida,
suministra escasa irrigación al pedúnculo (Forx e H1LLEMAN0).
Tales son los ramos suministrados por la cerebral posterior.
Oh
F1c. 746
Esquema que muestra los pedículos premamilares y el plano anterior del pedículo retromamilar
(según HILLEMAND).
Pr., protuberancia . - Péd ., peddnculo. - B. O., clntllla óptica. - Cb., qulaama. - N, O. , nen lo óptico.
- Tub., t dber . - T. M., tubérculo mamllor. - Tr., trl¡émlno.
1, tronco bullar. - 2, cerebral posterior. - 3, oomun lcant.e posterior . - 4, alhlana.
CEREBRO
(CEREBRO MEDIO Y CEREBRO ANTERIOR)
ARTICULO PRIMERO
CONSIDERACIONES GENERALES
R.
1
1
1
1
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f
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1 1
t
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R :1 Pa.
1
f. a.. F. O.·
Pe.
1
1
: • ', s\
1 P. a..
R. 0 .1 S.i.h 0.1 P. o. .c.m.
F1c. 747
Cerebro visto por su cara convexa.
P .f ., polo fr ontal . - P.o ., polo <><etpll.al. - 8 .1.h . , cisura lnterhem1at6rtca. - B .• cisura do Rolando. - 8 .c.m ••
término de la cisura catlosomarglnaL - F 1 • F•, F', primera, aeaunda, tercera clrcunvoluclonea frontales. - F.a.,
frontal ascendente. - P .a., parietal 'ascendente. - P .~ . . plle1ue curvo . - o•, primera occlplt.al.
didos por medio de un compás de espesor, son los siguientes: el diámetro antero-
posterior (longitudinal o largo ), 17 centímetros en el hombre y 16 centímetros en la
mujer; el diámetro transversal (ancho ), 14 centímetros en el hombre y 13 centímetros
en la mujer ; el diámetro vertical (altura), 13 centímetros en el hombre y u centí-
metros y medio en la mujer.
La forma del ovoide cerebral varia naturalmente con la de la cavidad craneal que lo
contiene; más largo y menos ancho en los dolicocéfalos (véase tomo 1), es más ancho y menos
898 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
3.0 Volumen y peso. - El hombre es, de todos los mamíferos, aquel en el que el
cerebro alcanza su mayor grado de desarrollo, y así se ha podido decir con razón que
el volumen considerable del cerebro es uno de los rasgos más característicos del
hombre.
El peso medio del cerebro parece ser, según las investigaciones de SAPPEY, de
1.182 gramos en el hombre y de 1.0911 gramos en la mujer. BROCA, que en los últimos
años de su vida pesó un considerable número de cerebros, obtuvo cifras algo meno-
res : 1.1 57 gramos para el cerebro del hombre y 995 gramos para el cerebro de la
mujer. Es probable que tal disparidad en los resultados obtenidos por estos dos ana ·
tomistas se explique por la diferencia en los procedimientos empleados. El solo
hecho de separar o no separar la piamadre determina en el peso de un mismo ce-
rebro una diferencia de 56 gramos en el hombre y de 49 gramos en la mujer. Pero
esta diferencia puede explicarse también por la manera de interpretar las cifras obte-
nidas en las diferentes pesadas efectuadas; MANO UVRIER, utilizando las mismas pe-
sadas de BROCA, obtuvo un peso medio distinto, o sea 1.190 gramos para el cerebro del
hombre y 1.045 gramos para el de la mujer.
Este cuadro ensei'ia: 1.º , que el lóbulo frontal supera siempre con mucho al lóbulo
occipital, y que. por el contrario, es a lgo menor que los otros dos lóbulos temporal y parietal
reunidos; 2.0, que cada uno de los tres lóbulos, tanto si se trata del lóbulo frontal como del
parietal o del occipital, es siempre algo meno• en la mujer que en el hombre ; 3.0 , que el
peso del cerebro disminuye de la edad adulta a la edad senil; esta disminución es, por
término medio, de 16o gramos en el hombre y de 112 gramos en la mujer.
Comparando luego el hemisferio izquierdo con el derecho, BROCA estableció que este últi-
mo aventaja al otro en 2 gramos en el hombre y sólo en algunos centigramos en la mujer.
Esta diferencia en favor del hemisferio derecho corresponde a los lóbulos parietal, temporal
CE.R.EllRO. CONFOR~IACIÓN EXTERIOR 899
y occipital, pues si se comparan entre sí los dos lóbulos frontales se observa que el lóbulo
frontal izquierdo aventaja, por el contrario, de 2 a 2,50 gramos al lóbulo frontal del lado
opuesto. Resulta de ahí que si bien somos zurdos del cerebro, no lo somos del hemisferio
entero, sino más bien del lóbulo frontal , el cual contiene, como sabemos, el centro del len·
gua je articulado.
4.0 Densidad. - La densidad del cerebro es, en cifras redondas, de 1,0110. Estu-
diada comparativamente por DANILEWSKY en la sustancia blanca y en la sustancia
gris, da las siguientes cifras:
HOMBRE PERRO
Según el mismo autor, las relaciones ponderales de la sustancia blanca y la sustancia gris,
serían las siguientes, siendo el cerebro 100 :
HOMBRE PERRO
Sustancia blanca 61
Sustancia gris 39
La sustancia blanca representa, pues, aproximadamente, los tres quintos de la masa ce-
rebral; la sustancia gris, los dos quintos solamente.
La densidad del cerebro disminuye, como su peso, al pasar de la edad adulta a la edad
senil. Parece también verosímil que varíe en los diferentes procesos morbosos que atacan
la sustancia nerviosa en su constitución anatómica; pero estas últimas variaciones, que
pueden suministrar en patología datos interesantes, no se han determinado aún.
ARTICULO 11
El cerebro, como hemos dicho antes, tiene la forma de un ovoide cuyo eje mayor
es anteroposterior y con su extremidad más gruesa dirigida hacia atrás. Sti parte
posterior, en relación con la bóveda del cráneo, es en todas partes sumamente con-
vexa: por esta razón ha recibido el nombre de convexidad del cerebro. Su parte in-
ferior, en relación con la base del cráneo y la tienda del cerebelo, ha recibido el
nombre de base: casi plana en su cuarto anterior, es en sus tres cuartos posteriores muy
excavada en sentido transversal (fig. 750), ofrece numerosos surcos y es de color gris.
Si examinamos un cerebro por su convexidad (fig. 747), un detalle nos sorprende
ante todo : la presencia, en la línea media, de una cisura profunda, que divide el
bloque cerebral en dos mitades laterales y simétricas que se designan con el nombre
de hemisferios. Por esta razón, la cisura que nos ocupa se llama cisura interhemisfé-
rica; esta cisura está ocupada, en un cerebro no despojado de sus envolturas, por una
prolongación de la duramadre craneal, la hoz del cerebro (fig. 749, .2), que estudia-
remos más adelante (véase Meninges) . Si separamos uno de otro los dos hemisferios
para juzgar de la profundidad de la cisura que los separa, observamos que ésta des-
ciende, en su parte anterior y en su parte posterior, hasta la base del cerebro; en su
parte media, por el contrario, está limitada por una lámina horizontal de sustancia
blanca, que va de uno a otro hemisferio y lleva el nombre de cuerpo calloso.
Si imprimimos media vuelta al cerebro para examinar su base (fig. 750), hallare-
mos también los dos hemisferios. Claramente separados por delante y por detrás por la
extremidad anterior y la extremidad posterior de la gran cisura interhemisférica, están
en su parte media íntimamente unidos entre sí por formaciones en parte blancas y en
parte grises, que designaremos con el nombre de partes comisura/es de la base o comi-
900 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
.-~-...---R
2J __~~~~ __ Pa..
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Pro. ______ ,-' 17
19______ /
F1c. 748
Corte frontal de los dos hemisferios que muestra el paso de la cápsula interna a los pedúnculos
cerebrales y la protuberancia (aproximadamente 8o milímetros detrás del polo frontal).
s .c.m.• aurco ca11oaomars-tnal. - e .e .• clrcuovoluctonee ael cuerpc> calloeo . - s .• clsura de Sll•lo. - Ins .• fn·
aula. - Pa •• parlet.al aacendent.e. - B .• cisura de Rolando. - Fa .• tront.al uoendent.e . - L. Par . • lóbulo paraceniral.
- T'. T1 , 'I". primera, ae¡unda y tercera clrcunvoluclooea t ront!lles. - S.col. , auroo colateral. - Hlp .. hlPocampo.
- Pro.• protuberancia.
l. cuerpo calloso. - 2. clngulum. - 3, trl¡ono. - 4 , cabeza del nücleo caudado. - 5, au1t.anc1~ grla epe.n·
di marta. - 6. ndcleo anterior del tilamo óptico. - 6', t ltllla thalaml . - 7, su ndoleo lnt.erno. - 8, au ndcleo
externo. - 9, braM> poate.rtor de 1& c•psu1a interna. - 10, cAp1ula extrema. - 11, antemuro. - 12, cApaula ex·
terna. - 13, putamen y 14 , pallldum, Que torma et nücl«> lenucutar. - 15, cam.po de Forel. - 16, cuerpo de
Luy1. - 17. locua nlrer. - 18. ple rtel peddnculo cerebral. - 19. taoclculo piramidal. - 20. cuerpo abOllonaao. -
21. cuerno de Ammón . - 22 • .-entrfculo medio. - 23. prolonraclón tront.al y eatcnoldal del ventrfculo lateral.
(Oblénenae lu partea prtnclpalea con11tltutlv11 del cerebro: loa dos hemlaterlos, el cuerpo calloso; en el t ondo
de la cllura lnterbemlat6rlca. los ndcleoa rrlaes ctntralta.)
l . Hemisferios
En número de dos, los hemisferios cerebrales se distinguen en derecho e izquierdo.
Se les designa también con el nombre de semicerebro izquierdo y semicerebro derecho,
o más sencillamente, con el de cerebro izquierdo y cerebro de1·echo. Considerados desde
el punto de vista de su conformación exterior, Jos dos hemisferios cerebrales pueden
compararse a prismas triangulares, cuyos ejes fuesen primero paralelos entre sí y luego
paralelos a la línea media. Cada uno de ellos ofrece, por
consiguiente, dos extremos, tres caras y tres bordes:
P. f
Un.
'
1
1
1
1
•..
1
...5
_6
_7
__ {j
1
1
1
1
1
i.-' ¡ '
1
T0.2
1
1
''
1
1
'
.1
s. ~oll.
Hip. : 1'
10
s. o. S.ooll. ' 1 ' 18
T.O. s·;.c. 1
L'r·
. 1ng. L.fus
S.c
FIG. 750
Cara inferior de los h emisferios cerebrales.
P .!., polo trontal . - P.temp., polo temporal. - P.O .. polo occlplt.al. - B., cloura de Bll•lo. - B. cruc., ourco
cruciforme. - O.F. 0 , o.F.•, O.F .', c1Icunvoluc1one1 orbitaria• o porción orbitaria de laa treo ctrcunvoluclones frontales.
-T.•. tercera ctrcunvoluc-lón lemPoral. - S.ooll .. surco colateral. - T.0. 1 , primera e1rcunvo1uctón t emporoooctpltal
o clrcnnvolucldn del hipocampo (lllp.). - T.O.', ~nda clrcunvoluelón t.emporoocclpltal. - T .O.', tercera c1Icnn-
voluelón temporal . - Un., nncuo. - B.c., claura calcartna. - L.Un¡., lóbulo lln¡ual. - L .f us., lóbulo tual!orme. -
s.cou., ourco colateral.
1, bulbo oltatorlo. - 2, ctntllla ol!atorla. - 2'. 2", estrla Interna y estrla externa de laa clnUllaa oltatorlaa. -
~ ;~~~~~º~a"mr.~~~r~s:-e!¡,..\\~ª:,~º~~~co~nur~;. ~i ~ ª~¿¿~¡º-dreb~!\ .º.!~o'.ª b~~~~;. ~.~ébr!t~e
11 1
Blchat. - ll, parte anterior de la cloura lnterhemlst6rlca - 12, rodete del cuerpo calloao. - 13, parte pooterlor
de la cl1111a lnterbemlat6rtca.
cansa sobre la lámina cribosa del etmoides y da origen, por su cara inferior, a los ner-
vios olfatorios propiamente dichos.
{3) Por detrds, la cintilla olfatoria se divide en dos fascículos divergentes, uno ex-
terno y otro interno, que constituyen lo que llamamos ralees o estrías olfatorias: el
fascfculo externo o raiz blanca externa se dirige oblicuamente afuera y atrás y desapa-
rece en el fondo de la cisura de Sil vio; el fascículo interno, o raiz blanca interna, se
dirige oblicuamente atrás y adentro hacia la línea media. Tendremos ocasión de en-
contrar nuevamente estas estrías al describir las vías olfatorias. Se observa igualmente
que la cara superior de esta cintilla no se representa plana como la inferior, sino que se
levanta, en su parte media, en una especie de arista longitudinal, y tiene por este
motivo en su conjunto la forma angulosa del surco en que se aloja. Esta configuración
de la cintilla olfatoria es, sobre todo, muy visible en un corte verticotransversal de
la región.
c) Porción posterior o retrosilv iana. - La porción retrosilviana de la cara inferior
del hemisferio se parece bastante a un riñón cuyo hilio se volviese hacia dentro. Lige-
ramente cóncava en el sentido anteroposterior, se halla, en sentido transversal, oblicua-
mente dirigida de dentro afuera y de arriba abajo. Su parte posterior descansa sobre
la tienda del cerebelo: es bastante regularmente plana. Su parte anterior forma una
prominencia voluminosa, que desciende al departamento medio de la base del cráneo:
se da a la extremidad anterior de esta prominencia el nombre de asta esfenoidal o de
asta temporal del cerebro. Su parte más saliente es el polo esfenoida[ o polo temporal
de ciertos autores.
3.0 Bordes. - En número de tres, los bordes del hemisferio cerebral llevan el
nombre de superior, externo e interno.
A. BORDE SUPERIOR. -El borde superior (fig. 747), situado a cada lado de la
gran cisura interhemisférica, separa una de otra las dos caras externa e interna del
hemisferio. Bastante regularmente curvo, con su concavidad dirigida hacia abajo, se
prolonga sin interrupción desde el asta frontal al asta occipital. Corresponde, en
toda su extensión, al borde convexo de la hoz del cerebro y al seno longitudinal su-
perior que ocupa este borde convexo de la hoz.
B. BORDE EXTERNO. - El borde externo (fig. 751 ), o borde inferior, separa la cara
externa de la cara inferior. Se extiende, como el precedente, de un extremo a otro del
hemisferio, pero es mucho más irregular. Siguiéndolo de delante atrás, es aproxima-
damente horizontal hasta la cisura de Silvio, que lo interrumpe. Más allá de la cisura
de Silvio se dirige oblicuamente hacia abajo y adelante hasta la punta del lóbulo
temporal; rodea esta punta y se dirige después en sentido oblicuo arriba y atrás hasta
el borde superior del peñasco, mejor dicho, hasta la desembocadura del seno petroso
superior en el seno lateral. Allí se dobla de nuevo sobre sí mismo, formando un ángulo
muy obtuso, y se hace ligeramente descendente hasta el cuerno occipital. El borde
externo del cerebro puede, pues, dividirse en tres porciones: 1.0 , una porción ante-
rior, horizontal y en relación con el lóbulo frontal: la porción frontal; .2.0 , una porción
posterior, descendente, en relación con el lóbulo occipital: la porción occipital;
3.0 , una porción media, comprendida entre las dos y en relación con el lóbulo tem-
poral: la porción temporal; profundamente encorvada con la concavidad dirigida
arriba y atrás, esta tercera porción recuerda bastante la forma de una U. cuya rama
posterior sería a su vez más larga y más inclinada que la anterior. Añadamos que la
porción frontal, como lo demuestra -perfectamente la figura 751, corresponde al de-
partamento anterior de la base del cráneo; la porción temporal, al departamento
medio; la porción occipital, al posterior o, más exactamente, a la tienda del cerebelo,
situada por encima de este departamento.
9o6 SISTEMA 1'ERVIOSO CENTRAL
pf_ __ _
J ___ _, \\
J~----
jJ___ _
C.or. in. __ __
C. or. m, __ _
16 ___ _ 1
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C.or. l. __ _
12 ____ _
1J ----
1~---
11 __ _
C.olf
ext.
10-.
L.t..
s.o.
F1c. 752
Las circunvoluciones orbitarias y olfatorias. E.xtremo anterior del cuerpo calloso.
P .f., J)OlO frontal. - L .t., ldbulo temJ)Oral. - O.or.m ., clrcunvolucldn orbitaria media. - C.or .In., ctrcun-
voluctdn orbitaria Interna. - C.or.l. , ctrcunvoluctdn orbitaria lateral. - C.olf.ext. , clrcun•olucldn olfr.Uva externa.
- 1, bulbo olfatorio. - 2, clnU!la olfaiorla. - 3, 3' , t1trla1 olfatorias externa e Interna. - 4, trl¡ono olfatorio. -
5, clntWr. dia¡onal . - 5' , pico del cuerpo cal!ooo con loa ped~ n culoe del cuerJ)O ca!looo. - 6, espaclo perforado
1
~~1ter~r~~. ~"1~~ ~~r~:p~caier-;,!· c~~~~~~~1~ro~· i.;-~r.1~~ ~t
0 1 6
:¿::·¡;r:OOii.~~:: a~tu~~r.°~'f,~ ~~~~
01
paraolfatorlo Posterior. -14, ldbulo de la lnaula . - 1 5 , 1uroo orbitario pootertor. - 16, surco orbitario tranaveroo
(surco orucltorme). - 17, aurco or bitario anterior. - 18, corte de loa pedllnculoa cerebrales.
de la reunión de la cinta óptica con el borde interno del hemisferio. El ángulo externo,
situado en la profundidad de la cisura de Silvio, está formado asimismo por el en-
cuentro o reunión de la estría blanca externa con el lóbulo temporooccipital. El
ángulo interno corresponde al lado externo del quiasma óptico.
c) Contenido. - En el ángulo interno del espacio perforado aparece una peque-
ña cinta de fibras blancas, que se dirige luego hacia fuera y algo atrás y atraviesa de
este modo, como una diagonal, todo el espacio perforado : es la cinta diagonal de
Broca (fig. 752, 5). Esta cinta, muy marcada en los animales que tienen el sentido
CEREBRO. FORMACIONES INTERHEMISFÉRICAS
4.0 Quiasma de los nervios ópticos. - El quiasma de los nervios ópticos (figu-
ra 750, 4), que sigue inmediatamente después del pico del cuerpo calloso, tiene el
aspecto de una pequeña lámina de sustancia blanca, de forma cuadrilátera, prolon-
gada en sentido transversal. Su anchura varía, en el hombre, de 12 a 14 milímetros;
su diámetro anteroposterior, de 5 a 6 milímetros.
De sus dos ángulos anteriores parten en sentido divergente dos cordones redon-
deados, que son los nervios ópticos; sus ángulos posteriores dan origen a otros dos
fascículos de fibras blancas, igualmente divergentes, que constituyen las cintas ópticas.
Considerada desde el punto de vista de su orientación y de sus relaciones, la
lámina de sustancia blanca que constituye el quiasma no se presenta en sentido hori-
908 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
zontal, sino inclinada de arriba abajo y de atrás adelante (fig. 754). Su cara inferior o,
mejor dicho, posteroiníerior, no corresponde, como se dice generalmente, al canal
óptico, sino que está si tuada detrá de este canal y desean a, como nos lo enseña clara-
6 mente Ja figura 754, sobre la parte
· anterior de la tienda de la hipófisis,
inmediatamente por delante del tallo
pituitario.
Si en el momento presente hace-
mos una separación hacia atrás del
quiasma óptico (fig. 752) para poner
a Ja vista su cara superior o, me-
jor dicho, anterosuperior, se puede
observar que esta última se encuentra
adherida a Ja comisura de la base y
corresponde a la pared inferior del
tercer ventrículo. Su borde posterior
13 se continúa con la sustancia gris del
tuber cinereum (\'éase más adelante).
F1c . 754 Su borde anterior permanece unido a
Quiasma óptico visto en el lugar que ocupa en un la lámina supraóptica (fig. 752, 7).
corte sagital (cadáver congelado, lado derecho del Esta lámina, de forma triangular, for-
corte)·
ma con la sustancia gris del quiasma
1, 1 '. lóbulo anterior y lóbulo posterior de la hlpóllsla. - 2,
t allo pituitario. - 3. quJaama óptico - 4 , lámlM aupraóptl- un ángulo ocupado por un divertícu-
ca. - 5, recessua optlcus. - 6, comisura blanca anterior. -
7. 7'. seno coronarlo. - 8, arteria cerebral anterior. - 9, tron. lo del tercer ventrículo, el recessus
co basllar. - 10, arteria cerebral posterior. - 11, tubérculo
momllar. - 12 , peddnculo cerebral. - 13, protuberancia. supraóptico (fig. 754, 5). La lámina
gris supraóptica pertenece embrioló-
gicamente al cerebro intermedio, del cual representa la parte más anterior: es la lámina
terminal de Ja embriología.
5.° Cintas ópticas. - La cintas ópticas (fig. 752, g) nacen del ángulo posterior
del quiasma. Desde allí se dirigen oblicuamente hacia atrás y afuera, cruzan también
en sentido oblicuo la cara inferior del pedúnculo cere-
bral (fig. 756, 5), y al llegar al borde externo de este úlli-
mo, se bifurcan en dos ramas: una rama externa, que va 7
al cuerpo geniculado externo del tálamo óptico, y una
rama interna, que se pierde en el cuerpo geniculado
interno. Aplanadas de arriba abajo, las cintas ópticas son
al principio libres en la cara inferior del cerebro y forman
entonces el lado po terointerno del espacio perforado an-
terior: luego desaparecen en Ja hendidura cerebral de
Bichat, entre el pedtínculo cerebral, que se halla encima,
y Ja circunvolución clel hipocampo (con el cuerpo abollo- Cintilla óptica F1c. 755
vista en una
nado y el cuerpo franjeado), que se halla debajo. En los sección frontal que pasa por
cortes verticotransversales (fig. 755) Ja cintilla tiene el as- el pedúnculo cerebral.
pecto de una superficie de sección oval, aplanada en altu- 1, peddnculo cerebral. - 2, cinta
óptica. - 3, circunvolución del bl·
ra, que se vuelve romboidea en el trayecto peduncular. pocampo. - 4. cuerpo abollonado.
- s. cuerpo !ranJeado. - 6, ben·
dldura de Blchnt, Indicada por una
necha. - 7, ventrículo latera.l. -
6. Rombo optopeduncular o central. - E te espa-
0
8, epéndtmo.
cio está limitado por delante por el borde posterior del
quiasma y las cintillas ópticas, y por detrás, por el borde interno de los dos pe -
dúnculos. Su mitad anterior se halla ocupada por el tuber cinereum, el tallo y cuer-
po pituitario; su mitad posterior, por los tubérculos mamilares y el espacio perfo-
rado posterior.
CEREBRO. FORMACIONES I NTERHF.MISFÉRICAS 909
a) Tuber cinereum. - El tuber cinereum o cuerpo ceniciento (fig. 756, 9) es una
lámina de sustancia gris que ocupa todo el espacio comprendido entre el quiasma, las
cintas ópticas y los tubérculos mamilares. Vista por su cara inferior, esta hoja es con·
vexa; tiene la forma de una prominencia mamelonada o conoidea, lo que le ha valido
el nombre de tuber, palab1'!- latina que significa prominencia redondeada. Vista por su
cara superior, por el contrario, es cóncava y forma parte del ventrículo medio. El tuber
cinereum no es una formación aislada, sino que se continúa hacia delante, por encima
del quiasma, de una parte con la lámina u hoja supraóptica, y de otra parte con la sus-
tancia gris que forma el espacio per-
forado anterior; hacia atrás se conti- r
núa asimismo, por encima de los tu-
bérculos mamilares, con la sustancia
gris del espacio perforado posterior.
La parte más prominente del tuber
cinereum da inserción al tallo del
cuerpo pituitario.
A cada lado del tuber existe, más
o menos pronunciada, una pequeña
eminencia, la eminencia lateral, ho-
móloga, según R ETZIUS, del lóbulo
inferior de ciertos vertebrados.
b) Tallo pituitario. - El tallo
del cuerpo pituitario o, más sencilla-
mente, el tallo pituitario (fig. 756, 10),
es una pequeña columna de sustan-
cia gris, de 4 a 6 milímetros de largo,
que prolonga hacia abajo y adelante
la parte más prominente del tuber
cinereum. Está rodeado por la pia-
madre. Ftc. 756
Tiene la forma de un cono muy Cara inferior del cerebro : región media.
prolongado, que se diri ge oblicua- (Lll clrcunvoluctdn del hipocampo ha sido separada a la lz·
mente (fig. 758) de arriba abajo y de como qulerda. y resecada a la derecha pan. que se pueda ver el modo
termina la clntllla dptlca.)
atrás adelante. Se estrecha de manera 1, la. clntllln. olfatoria , con l', au rafz blanca externa. - 2,
espacio perforado anterior. - 3, nervio óptico. - 4. qutaama.
gradual a medida que desciende, y va - 5, clntllla óptica con 5', au raíz externa; 5" , au ralr. in·
terna . - s. cuerpo ¡renlculado externo. - 7, cuerpo aenlculado
a implantarse, por su extremo inferior Interno. - 8 , brazo anterior da los tubérculos cuadrl16mtoo1.
- 9, tuber clnt'reum. - 10, tallo del ruerPo pttult.arlo. - 11.
o cúspide, en la cara superior del tubérculos mamllarea. - 1 2, espacio perforado nnterlor. - 13,
corte del pedúnculo cerebral. - 14, locus nlger de l:lreemmerlng.
cuerpo pituitario, con el que se con- - 1 5. Acueducto de Sllvlo. - 16, hendidura de Blchat. - 17,
ventriculo lateral. - 18, t~ lamo dptlco. - 19, rodete del cuerpo
tinúa. Su cara posterior o, mejor di- calloso. - 20, taectola cinérea. - 21, cisura lnterbemtaUrtca.
cho, posteroinferior, descansa en el
diafragma de la hipófisis y sobre la rama posterior del seno coronario ; su cara an-
terior o, más bien, anterosuperior, está en relación con el quiasma óptico. La parte
inferior del tallo pituitario es maciza ; su parte superior tiene en su centro una
pequeña cavidad en forma de embudo, que prolonga la cavidad del tercer ventrículo
y consútuye su parte más declive ; es el divertículo del infundí bulo.
Si lo consideramos bajo el punto de vista morfológico, el tallo pitui tario perte-
nece, como el tuber cinereum, a la sustancia gris que fo rma el tercer ventrículo en
su parte inferior.
c) Cuerpo pituitario o hipófisis. - El cuerpo pituitario o hipófisis (de 1J7'o, debajo
y tf>vw, impeler, excrecencia inferior, por oposición a la epífisis o excrecen cia superior,
que es la glándula pineal) tiene la forma de una masa elipsoide, pegada al extremo
inferior del tallo pituitario, del cual parece ser, a primera vista, un simple engrosa-
miento (fig. 758, 6). Contrariamente a esta opinión, los anatomistas actuale , fundán-
910 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
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S. D.
FIG. 757
Rombo optopeduncular. Polígono arterial de WILLIS. Arteria coroidea anterior.
1, arteria cardttda Interna. - 2, arteria oerebral anterior. - 3, arteria comunicante anterior. - 4, arteria.
allvlana. - 4 ', vaao estriado. - 5, art.trla coroldea anterior. - 5'. rama ventr1cul\s.r de la coroldea anterior. -
6, arteria comunicante pc>aterlor. - 7, arteria cerebral posterior. - 7', pedll.nculo maintlar. - 8, tronco basilar.
- 9, 9, ramos destinados a la ctnttlla óptica y a tos c ucrPot rentculados. - 9 ', ramos Que van al ¡ancho del ht·
~ª'r.%'~r:--..!h.n~~·.!:rc~f~1 ~,-;;11~~'. ~u~ªJ."'~a:f:11g'"¡,;;-r;.ijo ~t~~1o~~i::ai6,'" ~~".,P~~10 crci~~¡f,d~ ªN_erig~¡,;i¡:
dura cerebral de Blchat. - 18, rodete del cuerpo calloso.
trículo y en plexo coroideo de los ventriculos laterales, penetra realmente en estas cavi-
dades: en realidad la tela coroidea se extiende sobre Ja lámina ependimaria que forma
el techo del tercer Yentrículo ; en cuanto a los plexos coroideos <le los ventrículos la-
terales, levantan el epéndimo (en Jugar de perforarlo) y se desliza n entre éste y la
sustancia cerebral, pero quedan constantemente fuera de Ja cavidad ventricular.
ARTICULO Ill
da el nombre de pliegues o asas de inflexión a los pliegues que puede ofrecer una
circunvolución según el sentido de su longitud.
Por lo que respecta a las cisuras, son de dos clases: unas separan los lóbulos;
otras, en un lóbulo determinado, separan unas de otras las circunvoluciones que cons-
tituyen el lóbulo. Daremos a las primeras el nombre de cisuras interlobulares o, sen -
cillamente, cisuras. Llamaremos a las segundas cisuras intergirarias (de gyrus, circun-
volución) o, más sencillamente, surcos. Existen, por fin, circunvoluciones que presen-
tan en su superficie surcos más o menos extensos y más o menos profundos que las
dividen en pliegues secundarios: son los surcos intragirarios o incisuras.
La cara externa del cerebro (fig. 764), en extremo convexa, está limitada, hacia
arriba, por el borde superior del hemisferio, y hacia abajo, por su borde externo.
De las tres caras del hemisferio cerebral, ésta es la que, desde el punto de vista espe-
cial que nos ocupa. es con mucho la más importante ; en esta cara es donde se encuen-
tran la mayor parte de los centros corticales motores o sensitivos. Estudiaremos pri-
mero las cisuras interlobulares y después los diferentes lóbulos que limitan estas cisuras.
A. Cisuras interlobulares
La cara externa del hemisferio presenta tres cisuras de primer orden : la cisura
de Silvio, la cisura de Rolando y la cisura perpendicular externa.
das, ya que invaden todo el espesor del labio superior de Ja cisura de Silvio, diver-
gen una en relación a Ja otra, de manera que forman una Y cuando nacen de un pie
común, o una V, o también una U, cuando nacen aisladamente. Constantes en el
hombre, limitan un espacio angular que viene a llenar una porción de la tercera
circunvolución frontal, a Ja que BROCA ha dado el nombre de cabo. Insistiremos más
adelante en esto.
Continuando el camino recorrido por la cisura, vemos que ésta, oblicua hacia
atrás y ligeramente ascendente, después de un recorrido de una decena de centímetros,
viene a terminar por un doble espolón en la parte inferior de la circunvolución
parietal inferior o gyrns sigmoideo o supramarginal. En los ll ó 3 centímetros termi-
nales, la cisura menos profunda se hace de súbito vertical, ascendente hacia arriba
y atrás.
De los dos labios de Ja cisura, el labio superior es más importante que el infe·
rior. La parte de la corteza comprendida entre la prolongación anterior del cabo y la
parte terminal de la cisura tiene el nombre de opérculo frontoparietal.. Oculta, en
efecto, al modo de una cubierta, un lóbulo profundo, el lóbulo de la ínsula. Fuera del
surco que hemos descrito, la cisura de Silvio envía surcos que cortan el labio superior,
las incisuras parietales, y otro constante que desciende a la primera circunvolución
temporal.
2.° Cisura de Rolando. - La cisura de Rolando separa el lóbulo frontal del ló-
bulo parietal (fig. 764, R). Empieza en el ángulo que forman la cisura precedente y su
prolongación ascendente. Desde allí se dirige oblicuamente arriba y atrás hacia la
gran cisura interhemisférica. En algunos individuos se detiene a algunos milfmeuos
por debajo del borde superior del hemisferio, pero con mucha frecuencia alcanza este
borde y termina en él formando una muesca más o menos profunda, que alcanza li-
geramente la cara interna del hemisferio.
l.º Distancia del extremo a) al extremo anterior del hemisferio . 111 mm.
superior. b) al extremo posterior del hemisferio . 49 ))
Las mediciones de PASSET y de GIACOMINI dieron a sus autores resultados que concuerdan
perfectamente con los datos precedentes; ~egún PASsET, la cisura de Rolando está separada
de la extremidad anterior del lóbulo frontal por una distancia de 115 milímetros por su
extremo superior y de 87 millmetros solamente por su extremo inferior. GIACOMINI, a su vez,
ha encontrado para estas mismas distancias las cifras de 111 mil!metr os y 71 milímetros.
El extremo superior está situado en la cara interna d el hemisferio, algo por detrás
del centro del borde superior (fig. 776). Está limi tado por el lóbulo paracentral, plie-
gue de paso que une las dos circunvoluciones que limitan la cisura de Rolando en la
cara interna del hemisferio. Estas circunvoluciones, frontal ascendente y parietal
ascendente, se llaman también circunvoluciones rolándicas. El extremo inferior termina
P. c.
:sP.o.
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P.r
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1
T~
F1c. 764
Circum·oluciones de la cara externa del hemisferio izquierdo.
El ldbulo t rontal en rojo; el ldbulo parietal en a zul; el ldbnlo temporal en .,rde; el ldbulo occipital H
dmarlllo.
8 .. claara de Slhlo. - b.a .• au rama anterior. - b."Y . . au rama vert.teal. - b.p .• 1u rama pasterlor. - R., tl·
aura de Rolando. - SP.o. , cllura parletoocelpltal o perpendicular externa. - P.t .• polo tront al. - P .t., polo tempo·
~::.& cir~~c;;;.r,:>¿1'ón°'1~~~~¡.-=.F¿¡,.f.'.· ;;¿..1:S.m~~~iit~~~d::p.~".';ºe;~,~··;r~~~f:~~:. 1~0:.~~~- r;;.~t.1...':.~~.!~•.~
Op.r., o~rcuto rot6ndlco. - Op.p., o~cuto parietal . - P.a. , parietal aacendente. - P •, P', primera y 1e1unda clr-
cunvoluclonee parletalea. - 1.1.p. , aurco lnterparletal. - J ., 1urro de J ensen . - c .a.m., urua 111motde. - P .c .•
i>ltttuo cur• o. - 1.t.o .. aurco lnt.erccctplt.al. - 1.0.a., aureo occipital ant.erlor. - o•, eeaundo aurco occlpttal. - 0 1 •
0', O•, prtmera, fleSUDdl 1 tercera c1.rcunToluc1onea ooclplt.ales. - 1. p . , 1uroo paralelo. - V, ae&'UDdo IUtCO tem•
peral. - T•. T•. T•, primera, aeauna" 1 tercera clrcunvoluclooes tempe>ralH. - o.F 1 • o.Ft, o.F•, cara orbitaria. de
la primera, uauoda 1 teroera clrouuvoluotooee troot.alet.
La cisura de Rolando llega a veces a la cisura de Silvio; pero el pliegue de paso existe
igualmente y en lugar de ser superficial es profundo.
La determinación de la cisura de Rolando es a veces dificil. Se busca ordinariamente
demasiado adelante. Por otra parte, la investigación se hace dificil cuando existen pliegues
de paso que interrumpen el trayecto. Es posible confundirla ora con el ~urco prerrolán-
dico, ora con el surco interparietal. La busca de su extremo superior, constante en su si-
tuación , y la de su extremo inferior, que no resulta dificil de encontrar detrás del cabo,
permite efl general determinarla.
CEREBRO. CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES
B. Lóbulos y circunvoluciones
Las tres cisuras que acabamos de describir, cisura de Silvio, cisura de Rolando y
cisura perpendicular externa, nos permiten dividir la cara externa del hemisferio en
cuatro grandes regiones o lóbulos, a saber: por delante, el lóbulo frontal; por atrás,
el lóbulo occipital; por abajo, el lóbulo temporal; por arriba, el lóbulo parietal. A estos
cuatro lóbulos, que son siempre muy visibles sin preparación alguna, añadiremos toda-
vía otro, el lóbulo de la insula, que se halla profundamente situado en el valle de
Silvio y que no puede ser visto sin separar de antemano los dos labios de esta cisura.
El lóbulo frontal (figs. 766 y 767) ocupa la parte anterior del hemisferio y com-
prende toda la porción de la cara externa situada delante de la cisura de Rolando. Sus
límites son, por lo tanto, muy precisos; por detrás, la cisura de Rolando; por arriba,
el borde superior del hemisferio, muy curvo; por delante, el extremo anterior del cere-
bro, y por abajo, el borde externo del hemisferio, aproximadamente horizontal.
Veremos más tarde que se puede extender el lóbulo frontal más allá de sus lí-
mites y que se le pueden referir las circunvoluciones de la cara interna y de la parte
920 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
P.r. .
o.f.2 .
o.f.1
b.'ca.. 1 :
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1
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o.F
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s· P't.. r.:1
1 1 •
1
1
1
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1 1 ' f • 1 •
oP6roulo roltndlco. - Op.p., ol)6rculo parietal. - P .a.. parietal aaoendente. - P•, P•, primera y ae¡¡unda clr·
c un•oluclonu partetalea. - 1.l.p. , 1urco lnte.rpartetat. - J. aurco de Jenaen. - O.a.m .• pru1 alamotde. - P.c .• plle-
S"Ue curvo. - a.t.o., aurco tnterocctplt&l. - 1.0.a . . aurco occlpttal anterlor.--o•, aeaundo 1urco occtpltal.---01 , 02, 0 1 ,
primera. ae¡unda y tercera ctrcunvoluclonn temparalta . - 1.p. , 1urco paralelo. - ti, seaundo aurco tempcral. -
T 1 , ~. T1 , primera, ataundll y tercera ctrcunvoluclonea tempcralts . - o.F 1• o.F •. o.F•. caro. orbllo.rJo. do lo. prlmern,
oe&'Wld& 1 tercera clrc11n•oluc1onea t ront&leo.
superior del hemisferio: se les designa con los nombres de surco fro1lla l superior y
surco frontal inferior.
Estos dos surcos, como se ve en la figura 767, tienen su origen algo por delante
de la cisura de Rolando, y desde allí se dirigen de atrás adelante hacia el extremo
anterior del hemisferio.
A nivel de su extremo posterior, cada uno de los surcos longitudinales se bifurca
en una rama ascendente y otra rama descendente. Si reunimos estas diferentes ramas
ascendentes y descendentes llegaremos a constituir un tercer surco frontal, que será
transversal y dirigido paralelamente a la cisura de Rolando ; éste es el surco prerro-
ldndico (fig. 766, s. p. r.). Observamos luego que este surco prerrolándico está formado
por dos porciones, una superior y otra inferior, separadas una de otra por un pliegue
CEREBRO. CIRCU VOLUCIONES CEREBRALES 921
de paso, que, como veremos muy pronto, es una dependencia de la segunda circun-
volución frontal. En ciertos individuos este pliegue de paso desaparece, y en este caso-
el surco prerrolándico es completo, esto es, interrumpido: menos largo que la
cisura de Rolando, no alcanza por arriba el borde superior del hemisferio y se detiene-
hacia abajo algo por encima de la cisura de Silvio.
2.° Circunvoluciones. - Los tres surcos que presenta el lóbulo frontal descom-
ponen este lóbulo en cuatro circunvoluciones, a saber: 1.0 , una circunvolución de di-
rección transversal, que ocupa la parte posterior del lóbulo, la frontal ascendente o cuar-
F1c. 7&¡
Esquema de la cara externa del cerebro.
s. 1, cisura de 8111'10, con a, eu rama ascendente: b, 1u rama horizontal. - r. cisura de Rolando. - p1. ct1ura.
perpendicular externa. - t•, 1urco tront.al 1uperlor. - / •, euroo trontal interior. - fp , aurco lnterpartetal. - t 1 ,
:r::.º_to;.~r;:Am'e~~er~~ñW. '::. ~~c~~ci':iºr~º~~~r.t1~. i;: º:erc!r~corro~f.1~ ;~pegg~ial :~,:~~~•. ~'~!:1 ~::
tal a scendente. - P•, parietal superior . - P'. parietal Interior. - o•, primera occipital. - O'. secunda oeetpltt.I. -
o•. tercera ooclptt.al . - T 1 , primera temporal. - TI, ,eauo4a Wmp0ral. - T', tercera temporal.
un surco longitudinal (el surco frontal medio), que ocupa su mitad anterior o sus dos
tt'rcios anteriores y la divide en dos compartimientos superpuestos.
A B e
F1c. 76g
Variedades del pie de la tercera frontal en el hombre : A, tercera frontal en un esquimal;
B, en un negro de Egipto; C, en el hemisEerio izquierdo de Gambetta (según HERvt).
2.° Circunvoluciones. - Estos dos surcos limitan en el lóbulo occipital tres cir-
cunvoluciones longitudinales superpuestas, que se designan con los nombres de pri-
mera, segunda y tercera circunvoluciones occipitales, contando de arriba abajo.
1.0 Surcos. - El lóbulo temporal ofrece dos surcos, que se designan con los nom-
bres de surco temporal superior y surco temporal inferior.
a) El surco temporal superior (fig. 766, t 1) , llamado también surco paralelo (fi-
gura 766, s. p.) porque sigue un trayecto paralelo a la cisura de Silvio, tiene su origen
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
hacia delante, a 8 ó 10 milímetros del lóbulo temporal. Desde allí se dirige oblicua-
mente atrás y arriba y va a terminar en el límite del lóbulo parietal, detrás y algo
por encima de la extremidad posterior de la cisura de Silvio, a nivel del pliegue
curvo. El surco temporal superior es constante, muy profundo, raramente interrum-
pido por pliegues anastomóticos, a menudo bifurcado en T en su parte posterior y fácil
de reconocer.
{3) El surco temporal superior (fig. 767, t 2 ) sigue la misma dirección que el surco
precedente, debajo del cual está situado. Es poco profundo y está interrumpido, en di-
versos puntos, por pliegues anastomóticos, verticales y más o menos oblicuos.
2.° Circunvoluciones. - Los dos surcos temporales que acabamos de describir cir-
cunscriben en el lóbulo temporal tres circunvoluciones, longitudinales como ellos, que
se dividen en primera, segunda y tercera yendo de arriba abajo.
Comprendido entre los tres lóbulos precedentes, el lóbulo parietal (figs. 766 y 767)
ocupa la región media y superior del hemisferio. Está circunscrito: arriba, por el
borde superior del hemisferio; abajo, por la cisura de Silvio, que lo separa del lóbulo
temporal; delante, por la cisura de Rolando que lo separa del lóbulo frontal, y
detrás, por la cisura perpendicular externa, más allá de la cual se encuentra el lóbulo
occipital.
dirige directamente alrás, hasta la cisura perpendicular externa y aún hasLa el lóbulo
occipital, donde se prolonga por el surco occipital superior o interoccipital (DÉJERINE).
Describe de este modo, en pleno lóbulo parietal, una larga curva cuya concavidad
mira hacia atrás y abajo.
En el punto en que cambia de dirección, el surco interparietal emüe una pro-
longación ascendente, que se dirige hacia el borde superior del hemisferio y se apro-
xima más o menos a él, sin llegar, sin embargo, a alcanzarle. Esta prolongación as-
cendente del surco interparietal es casi constante, pero muy a menudo se halla inte-
rrumpida, en su origen, por un pliegue de paso transversal. La parte principal del
surco y la prolongación ascendente tienen el nombre de surco posrolándico o poscen-
tral. Este surco, que se podría confundir con la cisura de Rolando, está muy a menudo
interrumpido por un pliegue anastomótico que no es más que el pliegue de inserción
de la circunvolución parietal superior sobre la circunvolución parietal ascendente.
En su porción curva, el surco interparietal ofrece a menudo pliegues anastomóti-
cos superficiales o profundos, designados con el nombre de pliegues verticales de
Gromier. En el curso de su trayecto abandona un ramo secundario que se dirige arriba
y adelante de la cisura perpendicular externa : se denomina el surco parietal trans-
verso de Brissaud. Da, además, un ramo descendente importante, el surco intermedia-
rio de ]ensen (fig. 766, J), que divide la circunvolución parietal inferior en dos por-
ciones que más adelante describiremos: una anterior, el pliegue marginal superior de
Gratiolet o gyrus supramarginalis, y la otra posterior, el pliegue curvo.
en la cisura de Silvio y siguiéndola de delante atrás viene a chocar con este lóbulo.
El segundo pliegue parietotemporal rodea el surco paralelo formando el pliegue curvo,
cabalgando por consiguiente este pliegue sobre el surco paralelo.
Esta región, ya muy complicada, se presta todavía a errores por el hecho de las
denominaciones que ha recibido. Por esto no habrá que confundir el lobulillo del
pliegue curvo y el pliegue curvo: el pliegue curvo es un pliegue de paso que une entre
sl tres lóbulos próximos; el lóbulo del pliegue curvo no es más que una circunvolu-
ción parietal inferior, la circunvolución de que nace el pliegue curvo.
Para determinar la situación del pliegue curvo se busca como referencia el surco
intermediario de Jensen, que está inmediatamente delante de la cisura perpendicular
externa (fig. 766); el pliegue curvo se halla situado in-
mediatamente detrás de este surco ( DÉJERINE). pt
Esta región, muy compleja, del lóbulo del pliegue
curvo constituye la mayor parte de lo que los neuro-
patólogos designan con el nombre de zona de Wer-
nicke. Comprende, además del lóbulo marginal supe-
rior y del pliegue curvo, el tercio posterior de la pri-
mera circunvolución temporal. La zona de Wernicke
del hemisferio izquierdo tiene acción principal en el
lenguaje interior; en ciertos síndromes de afasia se
puede observar su lesión.
Pliegues de paso de Gratiolet. - Estos pliegues de
paso descritos por GRATIOLET y de los que ya hemos habla-
do, son en número de cuatro (fig. 770) ; los dos primeros,
contandt) de arriba abajo, unen el lóbulo parietal al lóbulo
occipital , y son los pliegues parietooccipitales; los otros dos
se extienden desde el lóbulo temporal al lóbulo occipital, Fic.
770
y son los pliegues temporooccipitales. Pliegues de paso de Gratiolet.
Los dos pliegues de paso temporooccipitales existen en p . c. , cisura pe.rpen4Jcutar externa. -
todos los primates, bastante tenues en los monos inferiores, l. p . , cisura lnt.erparlttal. - 8%, cl1ura
de Bll•lo. - t •, cl1ura paralela. - T ' ,
más d esarrollados en los antropoides y más desarrollados y primera t emporal. - T' , eerunda t.em·
mucho más flexuosos todavla en el hombre. Desde el punto riela! J>Oral. - T', t ercera temPoral. - P', p&·
superior. - P•, parietal lntulor .
de vista morfológico sólo tienen un valor secundario. - o•, primera occipital. - o•, oesun ·
da OCClpltal. - O', tercera occipital.
Los pliegues parietooccipitales son más importantes : (La Hnea de puntoo lndl<* el trayecto
el primero corresponde al borde superior del hemisferio do la cisura perpendicular uterna, IDIA·
rrurnplda J)Or : 1 y 2. primero y ... undo
y reúne la parietal superior a la primera occipital. El se- Pllotl'ues do paso par leloocclplla lca: 3 r
4, primero y _,indo plleruea do paoo
gundo se extiende del pliegue curvo a la segunda occipital. t emJ>Oroocclpllalea. )
En el cerebro humano, estos dos pliegues están muy desa-
rrollados y son superficiales; ocultan casi por completo la cisura perpendicular externa, que, por
esto, se halla reducida a una muesca excavada en el borde superior del hemisferio. Se les
encuentra también en muchos antropoides, pero sólo uno de ellos es superficial ; el otro está
profundamente situado en la cisura perpendicular externa, que se hace más manifiesta porque
es más extensa.
La existencia de dos pliegues de paso superficiales entre el lóbulo occipital y el lóbulo
parietal es una disposición morfológica especial del hombre. Constituye un carácter distin-
tivo entre el cerebro del hombre y el de los monos. Sin embargo, es necesario no exagerar
su valor, pues, como dijo Broca, si ula presencia o la ausencia de un pliegut es un hecho
digno de atención, la posición más o menos superficial de este pliegue es sólo un hecho se-
cundario, si sus conexiones y estructura permanecen las mismasn. Por lo demás, existe un
grupo de mQnos, los atelos, en los cuales encontramos, como en el hombre, dos pliegues
parietooccipitales, ambos superficiales. Por otra parte, no es muy raro ver en el hombre uno
de estos pliegues, y aun los dos, adelgazarse, abandonar la región superficial y esconderse
entonces en el fondo de una cisura perpendicular externa considerablemente agrandada.
También aquí la distancia que existe entre los monos y el hombre es mínima y no puede
alterar la nomenclatura , hoy día clásica, que reúne hombres y monos en un mismo grupo
zoológico, el orden de los primates.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
El lóbulo de la ínsula (ínsula de Reil, lóbulo del cuerpo estriado) está situado
profundamente en la cisura de Silvio y unido de modo íntimo al cuerpo estriado, cuya
corteza forma. Está cubierto por el lóbulo frontal, el lóbulo temporal y el lóbulo pa-
rietal, y por esto no aparece en la cara externa del cerebro. En cambio es aparente en
el feto, en el que la fosa silviana es amplia. Más tarde desaparece a consecuencia del
desarrollo de los lóbulos frontal, parietal y, secundariamente, temporal. Constituye el
punto fijo, en cierto modo el eje, alrededor del cual se efectúa el desarrollo excéntrico
del manto de la \'esícula cerebral anterior. Oculta así por las circunvoluciones frontal
y parietal, que le forman un verdadero opércu-
2 lo, la ínsula está separada de los demás lóbulos
por surcos que la aíslan bastante completamen-
te, a modo de una isla, y de ahí su nombre.
5 Se da algunas veces el nombre de circw1-
volución de la muralla de la ínsula (Fov1LLE)
al conjunto de circunvoluciones que rodean y
ocultan Ja ínsula.
El lóbulo de la ínsula no ocupa toda la
extensión de la cisura de Silvio. Debajo de él se
encuentra la porción inicial de esta cisura o
región preinsular. Asimismo, más allá de las
9 8 1'.iltimas circunvoluciones de la ínsula, se ex-
fJC . ¡¡1 uenc.le la porción posterior de la cisura o re-
Porción preinsular de la cisura de Silvio, gión retroinsular. Procederemos por orden y
vista en la cara inferior del cerebro, des- describiremos sucesivamente:
pués de resecada la punta del lóbulo 1. 0 La región preinsular;
temporal.
2.0 El lóbulo de la ínsula propiame11te
l, l. cisura d• Slh"lo. - 2, pllta"U• !alcl!orme.
- 3, rrao aurco de la loaula. - 4, polo de la ID· dicho;
1ula. - 5 . lóbulo anterior, y 5', lóbulo PoSt.erlor
de la fosula.-6, lóbulo iemparoocclpltal eecclooado 3.º La región retroinsular.
y trinado. - 7, cinta oltat.orla. con 7'. eu ratz
bhrnca externa : 7 " . su rafz blb.nca Interna. - e.
eepaclo perforado anterior. - 9, cinta diaconal. -
10, qulasma óptico, orinado hacia atril. 1.0 Región preinsular. - Si, en un cere-
bro colocado sobre su cara convexa, levan -
tamos el extremo anterior del lóbulo temporal (fig. 771) para poner a la vista el
fondo de la cisura de Silvio, observaremos, a nivel del punto en que esta cisura pasa
de la cara inferior del hemisferio a su cara externa, la presencia de un pliegue, a la
vez muy corto y profundo, que une el extremo anteroexterno de l.a circunvolución del
hipocampo con la parte externa del lóbulo orbitario. Es el pliegue falciforme de Broca,
verdadera circunvolución olfatoria rudimentaria en el hombre y, al contrario, muy
voluminos.a en los animales que tienen el olfato desarrollado. Por él corre la estría
externa del nervio olfatorio.
Este pliegue, doblemente inclinado a manera de tejado (EBERSTALLER), presenta,
por lo mismo, dos vertientes: una interna, que se dirige hacia dentro y se confunde
gradualmente con el origen de la cisura silviana, y otra externa, que mira a la cara
externa del hemisferio y sirve, por decirlo así, de base a las circunvoluciones de la
ínsula.
Esta región preinsular se llama también limen o umbral de la ínsula, denomina -
ción tan exacta como significativa.
-- F 1
-- e.c.m.
__ e.o.
;JO__
s.___
18..
18:.
T.~ - .
___ 14'
\ ___~_f1.1 s.
f !G. 772
Corte frontal del hemisferio cerebral izquierdo que corresponde al lóbulo de la ínsula.
F•, F2, primera y 1 eg1111da t ront.alea. - F .a., frontal ascendente. - R.• cisura de Rolando. - P .a., parlet.al
aacendente. - s., claura de Sllvlo. - Tª. T' , T', prtmertt., serunda y tercera clrcunvoluc1one1 Lempc>ralea. - 1 .001 . •
~r:~a ~~1~:!:a;;i!~~·:.... 1~~~~~. r:~c::i~·:....-In~;· 1nhi~~-,¡: ~0iiiu1~ r~~~~~: 1:ra:~ ~~'ror1~ • -
1 01 1 090
a.c.m .•
1, cuorpc call!llO. - 2, trf¡ono. - 3, auatancla ¡ria perlependlmarla. - 4, ndcleo caudado. - 4'. cola del
n\lcleo caudado. - 5 , t•mtna córnea, vena del cuerpo estriado y tenla eemlc.lrcular. - 5', t•mLna córnea y tenla
semicircular. - 6, ndcleo anterior del tálamo dpUco . - 6', ruclculo de Vlcq-d' Azyr. - 7, ndcleo externo del Ulamo
dpuoo. - a, auat.ancla srla perlventrlcular. - 9, tercer ventriculo. - 9', 1u.rco de Monro. - 10 , zona tncerta.
- U, pilar anterior del trt¡ono. - 12, ple del peddnculo cerebral. - 13, clntllla óptica. - 14, ndcleo amt¡da-
llno. - 15. cuerno de Ammdn. - 16 y 16', prolon¡aclonea rront.al y eatenoldal del ventriculo lateral. - 17, palll-
dum. - 18, putamen . - 18'. asa lenticular. - 19. antemuro. - 20, dpsula externa. - 21, cipsula extrema.
- 22, puente de sustancia ¡-rl1 Q.ue une tambt~n la cabeza del D\lclco caudado oon el n11cleo lenticular.
guiar, cuya base, situada arriba, está en relación con los dos lóbulos frontal y parietal, y
cuyo vértice, dirigido abajo y adelante, cae perpendicularmente sobre el pliegue fal-
ciforme de la región preinsular.
FIG . 77'!i
Lóbulo de la ínsula y región retroinsular (hemisferio izquierdo).
(El oP6rculo orbitario ha aldo reclinado hacia abajo con erlnaa; la mayor parte del op6rculo superior
ho atdo resecad& y el e&bo de la tereera trontal separado hacia delante.)
1, lóbulo orbitario. - 2, cabo de la tercera frontal . - 3, primer" t emporal . - 4, claura do Slhto. - 5, pile·
wue talcltorme. - 6. surco anterior. - 7. ·aurco superlor. - 8 , autco 1><>1terotnrerlor. - 9. eurco mayor de 1&
fnaula. - 10. p0lo de la Cnsula. - A' , A1, A•. primera. secunda 1 tercera ctrcunvotuclones del lóbulo anterior de
la fnaula. - B 1 , B•, las dos clrcuoYoluclonea del lóbulo posterior. - 11 , pllefr'Ue de paso temporopartetal . - 12.
12', punt.ol en que 101 surcos estén tnterrumpldoa y b.1 clrcunvoluc1one1 lnaularea se contunden (plieauet de
paao tronto temporoln1ulares> con las de los 01>ércuJ01.
{3) El surco posterior (7) separa la base de la ínsula del opérculo superior. Está
en relación sucesivamente, yendo de delante atrás: con la punta de la tercera frontal,
con el pie de esta misma circunvolución, el pie de la frontal ascendente y, finalmente,
el asa que cierra por abajo la cisura de Rolando (opérculo rolándico) y que resulta
de la unión a este nivel de las dos circunvoluciones frontal ascendente y parietal
ascendente.
y) El surco posteromferior (8), sumamente oblicuo hacia abajo y adelante, se-
para primero el lóbulo de lá ínsula de la región retroinsular y después de la primera
circunvolución temporal.
la insula; otra posterior (6) o lóbulo posterior clrcunvoluclonea. - 7. punto en el cual la ínsula
anterior se contunde con la tercera frontal, F•.
de la ínsula. - 8, punto en que el lóbulo posterior se contl -
nda con la primera temporal, T '. - 9, polo de la
a) Lóbulo anterior. - El lóbulo anterior !nsula .
de la ínsula tiene, como el mismo lóbulo in-
sular, la forma de un triángulo de base superior. Se compone de tres circunvoluciones
que nacen abajo en un punto común, especie de mamelón irregularmente redondeado
llamado polo de la ínsula (10). Se las distingue, según su situación, en anterior,
media y posterior (fig. 773).
a) La circunvolución anterior (A') costea por detrás el canal del mismo nombre.
Oblicua hacia arriba y adelante, se dirige del polo hacia el cabo de la tercera circun-
volución frontal. No constituye ninguna rareza verla bifurcarse en su extremo superior.
{3) La circunvolución media (A'), la más pequeña de las tres, sigue un trayecto
casi vertical. Al igual que la precedente, de la cual está separada por un surco de
ordinario poco profundo, se desprende del polo por su extremidad inferior y está en
relación, por la otra extremidad, con el pie de la tercera frontal.
y) La circunvolución posterior (A') nace, también, en el polo insular, por una
extremidad en forma de punta. Desde allí se dirige oblicuamente arriba y atrás, cos-
teando el gran surco de la ínsula y formando el labio anterior de este surco. Termina
hacia arriba, por una extremidad que se presenta generalmente bifurcada y hasta, a
veces, trifurcada, en el pie de la circunvolución ascendente.
Independientemente de estas tres circunvoluciones, circunvoluciones principales
del lóbulo anterior, encontramos muy a menudo, delante del polo y de la circunvolu-
ción anterior, uno o dos pliegues accesorios, por lo general profundos y muy cortos,
que unen el referido lóbulo a la parte anterior de la tercera circunvolución frontal.
934 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
La cara interna del hemisferio cerebral f'S bastante regularmente plana y está
orientada en sentido sagital. Para formarse de ella una noción exacta, conviene ais-
larla y, para esto, practicar en el cerebro una sección vertical y anteroposterior que
pase por la gran cisura interhemisférica. Una vez practicada esta sección, si exami-
namos el hemisferio por su cara interna (figs. 776 y 777), vemos en seguida el borde
interno del hemisferio que separa correctamente la cara interna, que está encima, de la
cara inferior, que se encuentra debajo. Este borde interno no es admitido por todos
los autores. En efecto, en el lóbulo occipital, en particular, la cara interna del cerebro
se continúa sin línea de demarcación clara con la cara inferior del lóbulo temporooc-
cipital. Vemos luego las circunvoluciones y los surcos de la cara interna dispuestos
alrededor de cierto número de formaciones que reúnen los hemisferios cerebrales
entre sí en su parte central y que se denominan el umbral o límite de los hemisferios.
Se encuentran aquí especialmente, por arriba, el cuerpo calloso, libre en su parte
posterior, donde toma el nombre de rodete, curvándose en su parte anterior para
formar la rodilla y el pico. La cara interna del hemisferio se extiende alrededor del
cuerpo calloso a manera de ancho abanico. Está separada de él por un surco pro-
íundo, pero siempre muy manifiesto y que se designa con el nombre de seno del
cuerpo calloso.
Este seno nace debajo del pico, donde continúa la corta incisura de His de la
cara inferior del cerebro. Rodea la rodilla y sigue el cuerpo calloso horizontalmente ;
luego, llegada al rodete, se curva de súbito hacia abajo, afuera y adelante para con·
tinuar en el surco del hipocampo. Durante la casi totalidad de su trayecto el seno del
cuerpo calloso aloja primero la arteria cerebral anterior y luego una de sus ramas.
A. Cisuras interlobulares
La cara interna del hemisferio cerebral nos ofrece tres cisuras de primer orden, a
saber : la cisura callosomarginal, la cisura calcarina y la cisura perpendicular interna.
rodete se desvía de pronto hacia arriba y va a terminar en el borde superior del he-
misferio, formando en éste una muesca por lo general muy visible en la cara externa,
situada algo por detrás de la muesca con que termina la cisura de Rolando, en pleno
lóbulo parietal por consiguiente.
Comprendida de este modo, la cisura callosomarginal, doblemente encorvada
sobre sí misma, ofrece la forma exacta de una S en posición horizontal ( en). Es además
sumamente tortuosa, en especial en su parte anterior, en la que describe una numerosa
R
l .pa.r •
Sc.m. . ,
L, '.
l .qua.d.
Cun '
1 1 ' • ' 11 1 •
serie de festones que le han valido el nombre que le diera Pozz1 de cisura festoneada.
Pero queda en la mayor parte de su trayecto paralela a la cara superior del cuerpo
calloso, del que está separada por todo el espesor de la circunvolución límbica.
De su convexidad nacen algunas incisuras. Una de ellas se desprende del cuerpo
calloso a la altura de la rodilla, formando el surco supraorbitario de Broca (véase
más adelante). Este surco, oblicuo arriba y adelante, separa la circunvolución frontal
interna en dos regiones, una anterior, orbitaria, y otra posterior o frontal propia-
mente dicha. En su segmento terminal, antes de curvarse arriba y atrás, la cisura ca-
llosomarginal emite un surco vertical que termina en un punto sensiblemente próximo
a la parte culminante del borde superior del cerebro: es la llamada incisura preovalar
de Broca, que separa la frontal interna del lóbulo paracentral.
CEREBRO. CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES 937
Completamente por detrás, en el punto donde se flexiona para llegar al borde
superior del hemisferio, la cisura callosomarginal abandona una prolongación poste-
rior que continúa su dirección primitiva, pero que de ordinario es interrumpida por
uno o dos pliegues de pa~o verticales. Este surco, denominado cisura subparietal de
Broca, está separado de la cisura perpendicular interna por un pliegue de paso, el
pliegue de paso parietolímbico posterior de Broca.
B. Lóbulos y circunvoluciones
Las tres cisuras que acabamos de describir dividen la cara interna en dos circun-
voluciones y en lóbulos, a saber: la circunvolución frontal interna, la circunvolución
del cuerpo calloso, la cuña y el lóbulo cuadrildtero.
Fic. 777
Esquema de la cara interna del hemisferio izquierdo.
S. , cJ1ura do Bllvlo. - cm .. cl1ura eallooom&rrlnal. - pi. , ct1ura perpendicular Interna. - c.. ctaura calca·
:1n1 . - r .• t.erm.Jnacldn de la cllura de Bola.ndo. - to . 1 • aurco temJ)OrooccJpttal Interno. - to.s. aurco temp0ro·
ooclpttal uterno. - F .t .. clrcunvolucton trontal Interna. - L . Po .. loblllo pt.raoentrat. - L .Q.. IObUlo cuadril&~ .
- c.. cufta. - e.e. . clrcunvoluetcSn del cuerpo calloto. - TO', primera clrcunvoluctdn temporoocclplt.al. - TO•.
aerunda clrcun.ol uclon lt mperoocctpllal.
Nace a nivel del pico del cuerpo calloso y en dicho punto se une con el extremo
anterior de la circunvolución precedente, formando un lobulillo diminuto y alargado
en sentido vertical (fig. 776, C. Br.) que, a causa de las relaciones que tiene con el
aparato olfatorio, se denomina encrucijada olfatoria o centro de Broca. Desde el pico
del cuerpo calloso, la circunvolución de que se trata se dirige primero de atrás ade-
lante. Luego rodea de abajo arriba la rodilla del cuerpo calloso y, replegándose hacia
atrás para hacerse horizontal, se prolonga hasta el rodete. En este punto se continúa
con la circunvolución del hipocampo, que describiremos más adelante al tratar de la
cara inferior del hemisferio. La continuidad que se establece por detrás del rodete
entre la circunvolución del cuerpo calloso y la circunvolución del hipocampo se efec-
túa por una porción relativamente estrecha, en forma de istmo (fig. 776, lst.). BROCA,
que la consideró como un simple pliegue de paso tendido entre el lóbulo temporal (del
que forma parte la circunvolución del hipocampo) y la circunvolución del cuerpo
calloso (que es una parte de la gran circunvolución límbica, véase más adelante). le dio
Ja denominación de plieg·ue temporolimbico.
CEREBRO. CIRCUNVOLUCIONES CEREBRALES 939
La circunvolución del cuerpo calloso es más o menos tortuosa según los individuos.
En su borde superior presenta una serie de recortes, resultantes de las sinuosidades
o festones ya mencionados de la cisura callosomarginal. A causa de su disposición
semilunar, as{ como de los recortes festoneados que caracterizan su borde convexo,
ROLANDO la habla comparado a la cresta de un gallo; de aquí procede el nombre de
circunvolución crestada que le dan también algunos anatomistas.
La circunvolución del cuerpo calloso está claramente limitada, en toda la longi-
tud de su borde cóncavo, por el seno del cuerpo calloso. Lo está asimismo, en toda
la longitud de su borde convexo, por la cisura callosomarginal, que la separa de la
circunvolución frontal interna. No obstante, esta cisura que separa dos circunvolu-
ciones vecinas puede estar inte-
rrumpida por varios pliegues de
paso, que van de una a otra cir-
cunvolución y que, por esta cir-
cunstancia, se denominan pliegues
frontolimbicos. Estos pliegues fron·
tolímbicos son muy variables en
número y situación. Existe uno
casi constante y situado enfrente
de la rodilla del cuerpo calloso, es
el pliegue frontolimbico anterior
(fig. 778, u), que volveremos a en-
contrar con las vías olfatorias.
En su parte más posterior, :: ~
cuando la cisura callosomarginal
se ha inclinado hacia el borde su-
7
perior del hemisferio, la circun-
volución del cuerpo calloso se ha- Frc. 778
lla limitada a nivel de su borde Porción yinicial de la circunvolución del cuerpo calloso
de la circunvolución frontal interna.
convexo por la prolongación pos-
1, cuerpo calloso. - 2, trl1ono cerebral. - 3, aeptum lucldum.
terior (fig. 778) de esta misma ci- -oltatorla.
4, encrucUada olratorla. - 5, bulbo olfatorio. - 8, clDtUla
- 7, clnLllla dla¡onal. - 8, comlJura blanca anterior.
sura callosomarginal, que la sepa-
10·~·••~.:1r~ 1~nt~m:i;.;: ~ i?.·~~:!~~,c~~vo~~~.rn ~~':\'. :::
ra de esta manera del lóbulo cua- 11 '. 1urco 1upraorbltarlo. - 12, pllc1ue rron tollmblco anterior.
drilátero. Pero también aquí se
ven uno o dos pliegues de paso, de trayecto vertical, que interrumpen el surco de sepa-
ración uniendo el lóbulo cuadrilátero a la circunvolución del cuerpo calloso: éstos
son los pliegues de paso parietolimbicos. Volveremos a encontrarlos en seguida al tra-
tar del lóbulo cuadrilátero.
existe uno que, por su longitud y por su consistencia, adquiere una importancia muy
especial : el surco supraorbitario de BROCA, o surco rostral de EBERSTALLER (figu-
ras 776, S.s.o., y 778, 11). Este surco nace en la convexidad anterior de la cisura calloso-
marginal, y desde allí se dirige en sentido oblicuo hacia delante y arriba, paralela-
mente a la cisura callosomarginal, y va a terminar cerca del borde del hemisferio o en
el borde mismo, enfrente de la rodilla del cuerpo calloso. Este surco supraorbitario
divide la porción inicial de la circunvolución frontal interna en dos planos : un plano
inferior, que se continúa hacia fuera con el lóbulo orbitario, y un plano superior, ordi-
nariamente más desarrollado que el precedente (lobulillo metópico de BROCA), que
confina con la cisura callosomarginal.
La parte más posterior de la circunvolución frontal interna se halla separada del
resto de la circunvolución por un pequeño surco, vertical u oblicuo, que se origina
en la cisura callosomarginal, la incisura preoval de BROCA o surco paracentral. La
parte de la circunvolución frontal interna de tal modo aislada, irregularmente cuadri-
látera, constituye el lobulillo paracentral (figs. 776 y 777). Conforme; demuestra la figu -
ra 776, la muesca con que termina la cisura de Rolando (r) se halla situada en la
parte superior y posterior del lobulillo paracentral. Por consiguiente, en pleno lobu-
Iillo paracentral e inmediatamente por debajo de esta muesca se efectúa, por el pliegue
de paso frontoparietal superior, la fusión recíproca de las dos circunvoluciones prerro-
Jándica y posrolándica, o, en otros términos, de las dos circunvoluciones frontal ascen-
dente y parietal ascendente.
3.° Cuña. - Designase con el nombre de cuña o cuneus (fig. 776, Cun.) el pe-
queño lóbulo que se encuentra en la parte más posterior de la cara interna del hemis-
ferio. De forma triangular, y a manera de cuña (de ahí su nombre), se introduce en el
ángulo diedro que forman al separarse una de otra la cisura perpendicular interna y
la cisura calcarina. Corresponde con bastante exactitud al lóbulo occipital de la cara
externa del hemisferio. Su superficie suele hallarse segmentada por un pequeño nú-
mero de surcos, irregulares, por su dirección y siempre muy superficiales.
A causa de su forma, pueden considerarse en el cuneus dos bordes, una base y un
vértice. Su borde anterior, oblicuo hacia abajo y adelante, corresponde al lóbulo
cuadrilátero, del que le separa la cisura perpendicular interna. Su borde posterior
o inferior corresponde, de igual manera, a la cisura calcarina, que lo separa de la
segunda circunvolución temporooccipital. Su base, dirigida hacia atrás, se confunde
con el borde superior del hemisferio. Su vértice, finalmente, corresponde al punto de
unión de las dos cisuras perpendicular!!s interna y calcarina (véase Vi'as ópticas).
Hemos dicho anteriormente que la cisura perpendicular interna va a parar a la
cisura calcarina. Aunque la continuidad de ambas cisuras es una realidad, siempre
es muy superficial. Al entreabrir las dos cisuras en el sitio en que parecen reunirse,
se observa que del vértice del cuneus se desprende un pliegue de paso profundo, que se
dirige de atrás adelante y va a confundirse con la parte posterior de la circunvolu-
ción del cuerpo calloso: es el pliegue de paso cuneoUmbico de BROCA. Este pliegue
sirve como de pedículo al cuneus, y al propio tiempo, formando a esta altura el labio
superior de la cisura calcarina, se convierte en una especie de barrera situada entre
esta última cisura y la cisura perpendicular interna, que está situada por encima.
Aunque muy marcado, el pliegue de paso cuneolímbico es siempre profundo en
el hombre. Entre los primates, únicamente el gibón presenta una disposición análoga.
En todos los demás primates, lo mismo que en los lemúridos, el pliegue cuneolímbico
es superficial y la cisura perpendicular interna, es en este caso, completamente inde-
pendiente de la cisura calcarina (BROCA).
A. Cisura interlobular
La cara inferior del hemisferio sólo ofrece una cisura : la cisura de Silvio, o
cuando menos la porción inicial de la misma. La cisura de Silvio nos es ya conocida.
Sabemos que empieza a nivel del ángulo externo del espacio cuadrilátero perforado;
que después se dirige horizontalmen te hacia fuera, describiendo una curva de conca-
vidad posterior, y que, finalmente, desaparece en la cara externa del hemisferio.
B. Lóbulos y circunvoluciones
Esta porción inicial de la cisura de Silvio divide la cara inferior del cerebro en
dos partes bien distin tas, una parte situada por delante de la cisura: el lóbulo orbi-
tario, y otra parte situada por detrás de aquélla: el lóbulo temporooccipital u occipi-
totemporal.
11) El .surco orbitario interno, conocido vulgarmente con el nombre de surco olfa-
torio (fig. 779, S.o.), está situado algo hacia dentro de la cisura interhemisférica. Par-
úendo del ángulo anterior del espa-
cio cuadrilátero perforado, se dirige de
atrás adelante y un poco de fuera aden-
tro, yendo a terminar, por una extre-
S.o... midad libre, a 10 ó 15 milímetros por
S.c,. detrás del polo frontal. Se halla en re·
Clf.1• • lación, en su origen, con el tuber olfa-
____ O .F .
3 torium y con las raíces olfatorias que
6 __
parten de él. En este surco se alo-
1-. . ••• P. ttm p. jan la cinta olfatoria y el bulbo olfa-
JL. ,,,..-.. S torio.
1:.. ___I0.1 {J) El surco orbitario externo (fi-
1.. . gura 779) ocupa la parte externa del
lóbulo orbitario. Se dirige de atrás
adelante, como el precedente; pero di-
fiere de éste en que es menos largo.
Un._ menos profundo, y no se distingue con
H. .. tanta claridad. No existe en los monos
8 .. _J.3 y con frecuencia falta también en el
hombre.
to~--
y) El surco en H o surco crnci-
to~ .. S.t.o.
ext. f orme (fig. 779, S.cr.) está situado en
9 __
la parte media del lóbulo orbitario,
~ol;. entre los dos surcos orbitario interno
''"9·- y orbitario externo. Se compone, como
s.c._ la letra H. de dos ramas longitudina-
les: una interna y otra externa, uni-
das entre si en su parte media por una
tercera rama dirigida transversalmente.
Pero esta configuración del surco orbi·
tario medio, si bien es la más común,
dista mucho de ser constante. En algu
P.o. nos casos está representado por una
Flc. 779 simple fosita, de la que parten en sen -
Circunvoluciones de la cara inferior tido divergente tres o cuatro surcos
del hemisferio izquierdo. muy irregulares. En otros casos estos
En ro/o, POrclón orbitaria del lóbulo frontal ; '" .,,d,, ló· surcos, en vez de estar dispuestos en
bulo temperftl; •n omarfUo, lóbulo ooclpltal·; '" ololado, PO•·
alón Inferior de la flTl'D clrcunvoluclón llmblca. forma de H. se agrupan de tal manera
l, nervio óptt~. - 2, qutuma óptico. - 3, ctntllla ópti-
ca. - 4, tubtr. - 5, tubtrcuto mamllar . - 6, corte do ta que forman una X o una K.
clntllla ollatorta . - 7, eapacto perforado anterior. - 7'. tri·
s<>no olfatorio. - 8, corte del peclllnculo. - 9, rodete del
cuerpe callooo. 2.° Clrconvolociones. - Los sur-
1e:~;.1~~ f.~~~iÜr;; :..·~iia.Y:: fn=g~~ O.-v~·'t1'~;· o~~~
1
cos antedichos limitan en el lóbulo or-
porción orbitaria de laa primera, -unda y teroera clrcunvolu·
e.Iones tront.alea. - 8 .cr .. aurco cruciforme. - 8 . , ctaura de bitario la circunvolución orbitaria in-
Sll•lo. - Bol'Ol., 1urco colateral. - 8.t.o.•x .. 1urco temporoce·
clpltal externo.-T', tercera clrcunYolucldn tempioral.-T.o.•, terna, las circunvoluciones orbitarias
T .O.• , primera y eecunda clreunTOluclonea t.emp0rale1. -
Lob .fua., lóbulo tuatrorme. - Lob.llns.. lóbulo llncual. - medias y la circunvolución orbitaria ex-
8 .C. , porción ~ermlnal de la cl1ura calcarlna. - H., hipo·
campa. - Un., unoua o pncbo 481 blPOC&mpo. terna o lateral.
minuye de anchura a medida que se dirige de a trás adelante: su anchura, que, por
término medio, es de un centímetro en el extremo posterior de la circunvolución,
sólo es de 5 ó 6 milímetros, y a veces menos, en su extremo anterior.
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C.or. in.--..
C. or. m..._
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C.olf. 7
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5. 0. ~~18
FIG. 780
Las circunvoluciones orbitarias y olfatorias. Extremo anterior del cuerpo calloso.
P .f ., Polo frontal. - L .t . • lóbulo temporal. - C.or.m. . circuOTOlucldn orbitaria medl•. - c.or.ln., clrcun ·
•oluclón orbitaria Interna. - C.or.l., circunvolución orbitaria tat.eral. - C.olt.ext., clrcunYoluolón olfatoria externa.
- 1, bulbo olratorlo. - 2, clntUla ol!atorla. - 3, 3 '. eetrlaa ollatorlaa externa e Interna. - 4, trl1ono olratorlo. -
5, clntUla dla1onal. - 5 '. pico del cutr[)O callooo <0n loa pedúnculoa del c uer[)O calloso. - 6, espacio perforado
anterior. - 7, lamlnUla aupraópUca. - 8 , qulaama óptico. - 9, clnUUa óptica. - 10, corte de la clroun•oluclón
del hipocampo. - 11, cor~c de la. tercera clrcunYOlucldn temporal . - 12, aurco J)&Nl.Olfatorto anterior. - 13, aurco
paraoltatorlo ¡¡oat.erlor. - 14, lóbulo de la !nsula. - 15, 1urco orbitario poatetlor - 16, surco orbitario trana-
YtrllO (1urco uucJtorme). - 17, aurco orbitario tlnterlor. - 18, corte de loa pedúnculoa cerebralea.
que la porción del lóbulo orbitario situada por detrás de la rama transversal del
surco en H. porción que generalmente es lisa y sin cortadura alguna, corresponde en
el hombre a la región que BROCA ha designado en el deHln (cuyo aparato olfatorio
está reducido a su mínima expresión) con el nombre de desierto olfatorio. Sobre esto
insistiremos más adelante al hablar de los orígenes y terminaciones reales del nervio
olfatorio.
especie de gancho muy pronunciado: el ga11clto o u11cus del hipocampo (fig. 779, U11.).
Ofrece la forma de un cono cuyo vértice, Lruncado y redondeado, mira hacia atrás y
algo hacia dentro. Un surco anteroposlerior, el surco del u11cus, separa distintamente
la cara anlerior del uncus de la circunvolución sobre que descansa. Hacia atrds, a
nivel del rodele del cuerpo calloso, la circunvolución del hipocampo se fusiona, en
primer lugar, como hemos dicho anteriormente, con el lobulillo lingual. Por otra
parte se conlim'1a, por medio de un pliegue de paso más o menos desarrollado, pero
por lo general muy delgado, con el exLremo posLerior de la circunvolución del cuerpo
calloso. Este pliegue de paso, oblicuamente dirigirlo hacia arriba y atrás, abarca en
su concavidad el rodete del cuerpo calloso. BROCA lo ha denominado, ya veremos
pronto por qué, pliegue de paso temporolímbico (fig. 782. 5).
F1c. 782
Circunvolución limbica mayor en el hombre vista por su lado interno.
1, cuerpo ealloeo, con 1', au rodete: 1'', au rodilla. - 2, Utamo dptlco. - 3, cJreunYOlueldn del cuerpo callo·
~·oo-.~~~~"i:'i"~~~u~6~. d~\1~~o'!'~i.soco~ro~·io11::ibf:.:'º~~·t;¡o~: ~11~~ui.?e pri:,..,iei:¡~r~~b~;1;t;;11mbf~~~~ ~~
eapaclo perforado ante:lor. - 10, rafz olfatoria Interna. - 11, ral• olfatorl& utern&. - 12, cJnUlla olfatoria. -
13, bulbo olfatorio. - 14, lobullllo cuadrllitero. - 15, c1lneu1. - 16, lobullllo llnrual o parte posterior de la se-
rund& circunvolución t emporoocU>ltal. - 17, circunvol ución fronl&I Interna. - 16, cuerpo abollonado.
está regularmente rodeado de la sustancia blanca del centro oval y, por consi-
guiente, se halla perfectamente limitado en dichos puntos. En su parte anterior y en
su parte superior, por el contrario, se pone en contacto con la sustancia gris que
reviste la punta del lóbulo temporooccipital y se confunde con ella. El núcleo amig-
dalina, por lo tanto, no es, como el antemuro, más que una dependencia de la cor-
teza, y como tal lo describiremos aquí. Volveremos a ocuparnos en él más adelante al
estudiar Ja estructura del cerebro.
Podemos resumir del modo siguiente el estudio analítico que acabamos de hacer
de las circunvoluciones.
Cada hemisferio comprende :
1.º El lóbulo frontal con cuatro circunvoluciones: las primer~. segunda y tercera
frontales y la frontal ascendente. Estas circunvoluciones ocupan, en su mayor parte, la
cara externa del hemisferio; pero las tres primeras (es decir, F', F', P) constituyen
también una parte de las circunvoluciones de la cara inferior, es decir, del lóbulo
orbitario. Por otra parte, la primera frontal y la frontal ascendente contribuyen a
formar una parte de las circunvoluciones internas: la frontal interna y la mitad ante-
rior del lóbulo paracentral.
.2.0 El lóbulo parietal con sus tres circunvoluciones: las primera y segunda pa-
rietales y la parietal ascendente. También ocupan la cara externa del hemisferio. Pero
invaden igualmente la cara interna: la parte posterior del lóbulo paracentral perte-
nece a la parietal ascendente y el lóbulo cuadrilátero no es más que la continuación de
la parietal superior.
3.0 El lóbulo temporal ofrece tres circunvoluciones: primera, segunda y tercera,
que pertenecen a la cara externa. Sin embargo, la tercera temporal, T', invade la
cara inferior.
4.0 El lóbulo occipital., al que se le pueden considerar dos caras, una externa y
otra interna. La cara externa comprende tres circunvoluciones occipitales; la cara
interna está constituida por el cúneus y la parte posterior de las circunvoluciones tem-
poroocci pi tales.
5.º Las circunvoluciones temporooccipitales, que ocupan la cara inferior del he-
misferio. Una de ellas, la más interna, la circunvolución del hipocampo, forma parte,
por su porción anterior, del sistema del lóbulo límbico de BROCA, pues su parte pos-
terior se refiere al lóbulo occipital.
6. 0 La circunvolución del cuerpo calloso, que se encuentra situada en la cara in-
terna del hemisferio y forma parte también y por completo del lóbulo lfmbico de
Broca.
1-
3 ..F!'l'--I..~
4 -~-~11""'•
1. 6-·
1
2' 11 12 13
f1c . 181 F1c. ¡85
Ce1chro de un feto hum ano en la primera J.a mi, ma figura , cara interna del hemisferio
mitad del quimo mes, cara externa del he- derecho (según MIHALKOWICS) .
mi,fcrio izquierdo (según MIHALKOWICS). 1, r uerp0 calloso, y 2, trlaono llmltado p0r e l
eurt"O uclCorml'. - 3. septum luctdutn. - 4 . ('Ort.e del
r:.~1:. 1:~~~rl~~~n~1,..,-.~·
rarltt•I - 4, lóbulo
::::a d:nt~~\:;1..~·~~.
occlpl tol. - 5,
~¿bu~~
lóbulo ->lfolorlo.
pod~nculo
rrontul. -
cerebral. -
7,
5, toaa do Sllvlo. - e, lóbulo
primera clrcun\•otuclón frontal interna.
- 8 . rlaura perpendicular interna. - 9 , cisura c:t.I·
c:'lrlna. - 10. cdncus. - 11, ctrcun\'oluctdn del b lpo-
rompo. - 12. cuerpo circundante. - 1.5. cuerpo abO·
llonado. - 14, lóbulo olfatorio .
5 6 2
7
9
8
FI G. ¡86
Cerebro de un feto humano al principio del El mismo, cara interna del hemisferio
octavo mes, cara externa del hemisferio iz- derecho (según MIHALKOWICS).
quierdo (según MIHALKOWICS). 1, lóbulo oltatorto. - 2, cuup0 calloso. - 3, eoml·
aura blanca anterior. - 4, aeptum lucldum. - s. el·
l. lnsula do Rell . - 2, cl•ura de Sllvto, con 2'. 1u aura caUoeomar11J1al. - 6, clrCWl•OIUC'lón del cuerPo
rama anterior: 2". au rama paaterlor . - 3. o~rclllo r31lo1<>. - 7, ctaura J)frpendlculsr tnterna. - 8, el·
&u~rlor. - 4 , lóbulo oltatorto. - 5 , cisura de Rolando. snr:i c:ilcartna. - 9, cúneos. - 10. clrcun•oluc16n del
- 6, cl1uu perpendicular es.ttrn::i. - 7. lóbulo occl· hlporampo, con 10'. au pocho. - 11, cuerPo clrcun-
pltal. - 8 , lóbulo temporal. dnnle . - 12, corte del pedllnculo.
o.) La cisura de Silvia es la primera en aparecer (figs. 784 y 786). Aparece al final
del primer mes en forma de una ligera depresión, la fosa de Silvio. Por dentro de
la misma, la sustancia cerebral forma el cuerpo estriado, es decir, el núcleo caudado,
el núcleo lenticular y el antemuro. Forma la porción axil o basal del hemisferio.
El mando cerebral se desarrolla alrededor de este punto fijo en forma de semianillo,
lo que le ha valido el nombre de lóbulo anular. La parte de la corteza que corresponde
al fondo de la fosa de Silvio formará la ínsula. En el tercer mes de la vida intrauteri-
na, la cisura se curva; en el cuarto mes se alarga hacia arriba y atrás y se estrecha ;
en el quinto mes, sus dos ramas anterior y posterior se acodan y opcrculizan. En el
noveno mes, la ínsula es aún visible en la cara externa del cerebro, en forma de un
pequeño espacio triangular que se ha llenado en el momento del nacimiento.
/3) Cisura arciforme o de Ammón y cisura coroidea. - La cisura de Ammón apa-
rece hacia el segundo mes. Algo más tarde que ella, pero también muy precozmente,
aparece la cisura coroidea. Ambas están situadas en la cara interna de la vesícula
hemisférica y siguen un trayecto casi paralelo al borde superior.1 Comienzan en el
agujero de Monro (véase Ventrículo lateral y Ventrícttlo medio) y se extienden hasta
el extremo del lóbulo temporal. Limitan entre sí un arco, el arco marginal, que
desempeña un papel importante en el desarrollo del sistema de las comisuras (cuerpo
calloso, trígono cerebral).
El surco de Ammón constituye por su segmento posterior el seno del cuerpo ca-
lloso y por su segmento inferior el surco del hipocampo, cuya expresión ventricular
es el asta de Ammón. El pliegue coroideo no se transforma en una circunvolución.
Queda formado por una capa celular ependimaria que penetrarán los vasos de la pia-
madre y así quedará constituido el plexo coroideo del ventrículo lateral. Se soldará
más tarde al plexo coroideo del tercer ventrículo que representa la bóveda del cerebro
intermedio. Si se quita la piamadre que ha penetrado en la cisura coroidea, se supri-
me con ella la delgada membrana ependimaria y se crea así una hendidura que se
extiende del agujero de Monro al extremo anterior del lóbulo temporal: la gran
hendidura de Bichat.
y) La cisura calcarina aparece al final del tercer mes y deprime, como hemos
visto, la pared ventricular formando el espolón de Morand (figs. 785 y 787).
b) Sttrcos corticales. - Estos surcos aparecen desde que la pared de los h emis-
ferios adquiere cierto grosor (quinto mes). Su producción está ligada al hecho de que
la sustancia gris aumenta en superficie más rápidamente que la sustancia blanca.
Las ondas de la corteza se multiplican en forma de pliegues cuyos surcos son, al
principio, muy profundos y que van excavándose cada vez más. Se puede decir, con
PANSCH, que cuanto más precoz es un surco, tanto más profundo se hace; cuanto mds
tnrdlo, menos profundiza. Los primeros formados son, pues, los más importantes y los
más constantes; se les denomina surcos primarios, para distinguirlos de los que apa-
recen tardíamente, los surcos secundarios y terciarios. Estos últimos forman lo que
hemos denominado incisuras.
Entre los surcos primarios señalemos la cisura de R olando, que aparece al final
del quinto mes; la cisura callosomarginal, el surco paralelo y el primer surco temporo-
occipital, que aparecen en el curso del sexto mes. Algo más tarde, en el séptimo u oc-
tavo mes, los otros surcos principales, a saber: el surco frontal superior, el surco olfa-
torio, el surco cruciforme, el segttndo surco temporal, el segttndo surco temporooccipi-
tal y, por último, el surco occipital inferior. En este momento el cerebro humano posee,
respecto a surcos y circunvoluciones, todos los elementos característicos: es completo
y aunque simple todavía, es la imagen fiel y esquemática del cerebro del adulto.
B. - CIRCUNVOLUCIONES
1.• Primera circunvolución Gyrus frontalis superior (ECKER), gyrus supero-frontal
frontal . . . (HUXLEY), piso frontal superior (GRATIOLET), primera
frontal txterna, tercera frontal (MEYNERT).
2.• Segunda circunvolución Gyrus frontalis medius .(EcKER), medio-frontalis gyrus
frontal . . . (H UXLEY), piso frontal medio (GRATIOLET), segunda
frontal externa.
Repliegue superciliar (GRATIOLET), piso frontal inferior
!I·º Tercera circunvolución (GRATIOLET), in/ero-frontal gyrus (HuxLEY), inferior
frontal . . . frontal gyrus (TURNER), primera frontal (MEYNERT), cir-
cunvolución de Broca.
Cuarta frontal, primer repl iegue ascendente (GRATIOLET),
antero-parietal gyrus (HUXLEY), gyrus centralis anterior
4.° Circurwolución frontal (EcKER, H ENLE), gyrus antecentralis o anti:.rocentralis o
ascendente prD!centralis, circunvolución prerrolándica (BROCA), gy-
rus rolandicus anterior (PANsCH), circunvolución verti-
cal anterior.
Primera parietal , segundo replieg ue ascendente (GRATIO-
5·º Circunvolución parietal LET), postero-parietal gyrus (HUXLEY), gyrus centra/is
ascendente posterior (EcKER), gyrus postcentralis o postero-centra-
lis o retro-centra/is, gyrus rolandicus posterior (PANSCH),
circunvolución postrolándica (BROCA).
952 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
A. -CISURAS
B. - CIRCUNVOLUCIONES
¡
Cuña (ECKER), lobulillo triangular (BROCA), parte interna
del lóbulo occipital (GIACOMINI), lobulillo occipital in-
5.° Cúneus terno (GRATIOLE'r), occipital lobule (TURNDl), gyrus me·
dialis occipitalis (PANSCH), lobulus interparietalis sup~
rior (HUSCHKE).
B. - CIRCUNVOLUCIONES
l
Primera circunvolución Cyrus occipitotemporalis lateralis (PANsCH), circunvolución
temporooccipital . occipitotemporal interna (G1AcoM1N1), cuarta circunvo-
lución temporal (BROCA), middle interna[ temporal gyrus
(HUXLEY), lobulillo fusiforme (HUSCHKE).
Gyrus occipitotemporalis medialis (PANSCH), circunvolución
occipitotemporal interna (GIACOMINI), quinta circunvo-
lución temporal (BROCA), inferior interna[ temporal
5.• Segunda circunvolución gyrus (HUXLEY), lobulillo lingual (HuscHKE); la parte
temporooccipital . anterior de esta circunvolución, en relación con la hen-
didura cerebral de Bichat, ha recibido los nombres
de: circunvolución del hipocampo, gyrus hippocampi
(EcllER), gyrus uncinatus, uncinale gyrus (HUXLEY), plie-
gue temporal medio interno (GRATIOLET).
954 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
La superioridad del hombre sobre todos los seres vivos es debida al desarrollo
de su cerebro y más especialmente de la corteza del mismo.
Desde el punto de vista filogénico, comienza a aparecer la corteza en los reptiles
pero adquiere todo su valor en los mamíferos. Mientras que los ganglios de la base
constituyen la mayor parte del cerebro d e los invertebrados inferiores, incluso las
aves, en los mamíferos la corteza adquiere el predominio. Todas las funciones, en
efecto, tienen aquí su representación. Así es que el acto motor tiene en ella su última
estación (zona psicomotriz). que todos los sentidos aportan aquí sus excitaciones y que
se hace asiento de los centros sensoriales psíquicos. Desde el punto de vista evolutivo,
la función olfatoria es la que acapara al principio toda la corteza. Este manto olfatorio
o rinencéfalo, dotado de funciones psíquicas en los animales macrosmáticos, constituye
el cerebro cortical antiguo o arquipalio. Pero un manto nuevo se sobreañade al antiguo
y lo excede en extensión e importancia: el neopalio. Adquiere en el hombre su grado
más elevado.
Desarrollada a expensas de la bóveda de la vesícula cerebral anterior, la corteza
cerebral presenta primitivamente una textura homogénea. Luego, de este estado es-
tructural fundamental parten diferenciaciones numerosas, de suerte que es posible
describir una serie de campos, de áreas, etc., que corresponden en su mayoría, y d e
ahí su interés, a áreas funcionalmente distintas. Asistimos así a un notable ejemplo
de división del trabajo y de la especialización.
Estudiaremos, pues, sucesivamente los caracteres generales de la corteza, su estruc-
tura fundamental y las estructuras particulares de las diferentes regiones, estable-
ciendo así lo que se puede llamar hoy el mapa del cerebro.
La corteza cerebral es una hoja plegada, estratificada, de d¿bil espesor. Estos son
sus caracteres fundamentales.
De ellas existen diversas variedades : 1.ª, algunas ocupan la capa media de la corteza y
envían su cilindroeje a ramificarse a Ja capa superficial o capa plexiforme de Ja corteza
cerebral. Son las células de Martinotti; 2.•, otras son células del tipo de las células de Golgi
tipo Il, cuyos cilindroejes ramificados terminan en Ja misma capa que nacen. Desempeñan
el papel de neuronas de asociación. Su cuerpo celular es en forma de grano; se les da el
nombre de células granulares; g.•, por último, otras células, denominadas células fusifor-
CEREBRO. CORTEZA CEREBRAL 957
mes o de doble ramillete dendrítico, son particularmente abundantes en las capas profun-
das. De cada polo de la célula se estira una dendrita, de las que una se dirige hacia la
superficie y la otra hacia la profundidad. El axón nace de la parte media de la célula.
Tipo fundamental según Economo (fig. 789) - EcoNoMo sólo distingue seis
capas; cada una toma su nombre de la forma de las células que dominan en su
estructura.
a) La primera capa o capa molecular se compone sobre todo de sustancia gris
donde se expansionan numerosas fibras nerviosas, y de ahí su nombre de ple;úforme
dado por algunos autores. Se encuentran algunas células fusiformes o piriformes,
orientadas tangencialmente, llamadas células de Caja!.
b) La segunda capa es la capa e.-.:tema de los granos (lamina granularis externa).
Comprende los granos descritos antes. Son muy apretados y numerosos.
c) La tercera capa es la capa de las células piramidales (lamina pyramidalis).
Es más clara que las precedentes y contiene células piramidales. EcONOMO la subdivide
en tres zonas secundarias según la talla de las células: pequeñas, medias y grandes,
que se escalonan aumentando de talla de la superficie hacia la profundidad.
d) La cuarta capa o granular interna es la capa interna de los granos (lamina
granulnris interna). Se compone de nuevo d e células granulares pequeñas y muy
numerosas.
e) La quinta capa es la capa ganglionar. Comprende células piramidales volu-
minosas y diseminadas. La veremos particularmente desarrollada en la cisura de
Rolando. Contiene las células de Betz. Se distinguen en esta capa dos zonas, una su-
perficial y otra profunda, según la densidad de las células.
f) La sexta capa, capa de las células fusiformes, o también capa polimorfa, com-
prende células fusiformes cuyo eje mayor está orientado perpendicularmente a la su-
perficie del córtex. Esta sexta capa puede subdividirse en dos zonas, una superior,
cuyos elementos son más apretados y más gruesos, y la otra inferior, más clara. Así es
que con las tres subdivisiones observadas en la tercera capa y las dos de la quinta, se
pueden describir diez capas de células en la corteza cerebral tipo.
La última capa conduce así a la sustancia blanca, cuyas fibras irradian a través
de la sexta capa y prosiguen hasta la tercera. Digamos que se encuentran a veces
islotes heterot6picos de sustancia gris, aislados, sin conexión con el córtex, en la sus-
tancia blanca.
Conservaremos en el curso de nuestra obra esta división de la corteza en seis capas
celulares; es cómoda, pues se inspira en el carácter bien manifiesto de las células. Le
daremos en las figuras y en el texto los números en cifras romanas de 1 a VI, siendo
la 1 la superficial.
CAJAL desaibe siete capas concéntricas, que son de la superficie a la profundidad: 1.0, la
capa ptexiforme o zona molecular. En ella las células son poco numerosas. Se encuentran
CEREBRO. CORTEZA CEREBRAL 959
células de cilindroeje cono, paralelas a la superficie, células fusiformes horizontales y las
terminaciones protoplasmáticas y periféricas de las células piramidales y de las células de
Martinotti; 2 . 0 , la capa de las peque11as células piramidales (capa de las células polimorfas
superficiales de algunos autores). Contiene pequeñas células piramidales, células de cilindroeje
corto, células fusiformes de doble ramillete dendrítico y células de Martinotti; !!·º· la capa
de las células piramidales externas grandes y medianas. Esta capa, que se halla bastante
mal limitada con la siguiente, comprende células piramidales que aumentan de volumen
desde la superficie hacia la profundidad. Comprende además gran número de células de
cilindroeje cono. En cambio, las células de Martinotti son menos abundantes que en la
capa precedente; 4.0 , la capa de las células piramidales enanas y de (as células estrelladas
(capa de granos, de ciertos autores). Esta capa, muy desarrollada en el hombre, comprende
particularmente células p iramidales enanas, cuyo cilindroeje, abundante en colaterales, va
al centro oval, pero existe una verdadera acumulación de células de cilindroeje corto y bas-
tantes células de Martinotti ; 5. 0 , la capa de las grandes células piramidales profundas. Se
caracteriza por las células p iramidales gigantes, llamadas células de Beu; 6.o, la capa de las
células piramidales de talla mediana. Comprende células piramidales, células triangulares, ce-
lulas fusiformes y algunas células de cilindroeje corto; 7.0, la capa de las células triangulares
y fusiformes. Las células triangulares y fusiformes, percibidas en la caoa precedente, se vuel-
ven en extremo numerosas. Esta capa es sobre todo bien individuada en la parte saliente
de las circunvoluciones.
6.0 La sexta capa posee una red complicada de fibras tangenciales, tanto más
densas cuanto más próximas a la sustancia blanca. Se da a este fascículo de fibras el
nombre de hoja infraestriada. Como se ve y como lo demuestra la figura 790, hay para-
A e D E
.. •r. •..,
.. - - _ ,
11 ·~ ---
_ =-e-
' ~"'
11 ----
-- --
..
F1c. 790
Estructura de la corteza cerebral. Esquema que indica las capas celulares (citoarquitectura)
y las capas de fibras (micloarquitectura).
A. clt.oarQUltectura. - Se •en laa aeta capas de las -'lulaa tellldaa Por el m6todo de Nlaal (- dn Eool<owo1.
- I, u. JU. IV . v. VI (•6aee ar. 789). - B . tll>O bleatrlado, con l. l>)IWI de Exner; 2, l• mlna dlsabroaa ;
3, eatrfa de Kaes-Bechterew; 4, eatrla uterna de Balllarirer ; 5, eatrl& Interna; 6, 1"'11n& lntraeatrl&da. - C, tll>O
unle&t.rlado lntrarradllldo. - D, tll>O unleatrlado auprarradlado. - E, Ul>O aneatrlado.
F1c. 791
Esquema que representa los cerebros del erizo y del hombre (según BRODMANN).
A, B, cuaa emm,. e lnt.ema d•l cerobro del erizo. - C, D, carAa externa • Interna del cerebro del hombre.
La corteza cerebral que pertenoce ,.¡ rlnen~talo (orqufpolfo o alodrtnl esti llena de rayaa: el reato perte-
nece al loocdrt•x (o Mopallo). Be ve que el alocdrtu del erl&o ocupa loa 3/4 del cerebro, mlentraa que el dd
hombre apenas ooupa el 1/10.
crito. Esta estructura se encuentra sin cambio en el embrión humano, hasta el sexto
e incluso octavo mes. VocT y EcoNOMO han dado el nombre de isocórtex a este neopalio.
Por el contrario, el arqui palio presenta una estructura muy diferente, hetero-
genética; los mismos, autores Je han dado el nombre de alocórtex. Siendo el rinencéfalo
muy reducido en el hombre, el alocórtex sólo representa el 1 / u apenas de la super-
ficie total de la corteza, mientras que en los animales macrosmáticos representa la casi
totalidad. Compárese la figura 791, que representa el cerebro del hombre y el del erizo.
La embriología nos ensefia cómo se establece esta diferencia. En la zona que da origen
a la corteza del rinencéfalo o alocórtex, la placa cortical no se diferencia; no aparece ninguna
nueva capa celular. Unicamente persiste la primera capa molecular que procede de la zona
marginal de la corteza primitiva. A pesar de la ausencia de estratifioación, las células per-
sistentes pueden modificarse; evolucionan ora hacia el tipo grano, como se observa en el
borde superior de la circunvolución del hipocampo (coniocórtex de Economo), ora hacia
el tipo piramidal observado en el asta de Ammón.
En la unión del alo y del isocórtex es difícil homologar las zonas y las estratifica-
ciones pertenecientes a estos dos tipos de corteza, tan diferentes uno de otro.
962 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
F1c. 792
Convexidad y cara interna del cerebro humano. Las diferentes lineas y puntuaciones expresan
los di versos grosores de la corteza cerebral (según EcoNoMo).
Arrlb:i. cara externa: ab:iJo, c1-ra interna.
a) Las estrías de Baillarger pueden tener tres modalidades según las diferen-
tes regiones de la corteza cerebral: distintas, fusionadas y parcialmente ausentes; de
ahí la distinción d e tres tipos : 1.0 , el tipo biestriado o mediorradiado, que posee dos
em!as distintas (fig. 793, B); .2.0 , el tipo uniestriado o infrarradiado (fig. 793, C), que
posee una ancha banda que resulta de la fusión de las dos estrías ; 3.0 , el tipo anes-
triado (fig. 793, E), en el cual faltan las dos estrías.
b) Láminas tangenciales. - Según su ordenación y su grosor tabican, por fue-
ra, como se comprende, de las estrías de Baillarger, la corteza en diversos planos, y
de ahí los tipos bi, tri, cuadrizonales, es decir, de dos, tres, cuatro zonas.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
A e o E
·I
••
". ' :.
11
.....
--
- -+-
~-=r
3 -~ -:
Flc. 79!1
Estructura de la corteza cerebral. Esquema que indica las capas celulares (citoarquitectura)
y las capas de fibra (mieloarquitectura).
A, cltoarQultect ura . - Be nn las seis copas ele cél ulas tellldas Por el métoclo ele Nlssl (~lirl Eco,.owol. -
Frc. 794, A
Estructura de la corteza cerebral.
Repartición de los ci nco tipos estructurales en la convexidad del cerebro .(según EcoNmm).
1, tipo plramldol arranular. - 2 , tlllO !Tonta! o tipo plramldol rranular. - 3. tlllO parletol. - 4, tipo polar.
5, Upo ¡t'anuloso o conlocdrtex .
Frc. 794, B
Estructura de la corteza cerebral.
Repartición de los cinco tipos estructurales en la cara interna del cerebro (según EcoNOMo) .
11rua1 leyenda que en Ir. !lll'Ura anterior.
rio, la subdivisión de esta misma capa granular interna en tres zonas secundarias en
el tipo calcarino (esfera visual). Por otra parte, también es posible obser var modifica-
ciones celulares en las zonas denominadas homotípicas, y esto perm ite J ividir la
corteza cerebral en cuarenta y ocho campos de estructura diferente.
Este estudio arquitectónico de la corteza cerebral puede llevarse a ún más lejos.
Así es como EcoNOMO ha completado los estudios preceden tes investigando los si-
2 3 4 s
F1c . 795
Estructura celular de la corteza cerebral. Los cinco grandes tipos estructurales de Ja co1teza
(según EcoNmto). Las células están teñidas por el método de 1':1ss1•.
U numeractón vertical (en cifras romnn1 u > tndlca ls. 11tuaclón de las cap:s.1 : t. capa molecular. - u. capoa. ex·
terna de los grnnos. - JlJ , <"BJX\ de la11 cé lulas plramldalea. - 1\· , capa lntcrns. de Jos ~a. ~os. - \', capa rra.:i·
~ llenar. - VI, capa de las c6lulas fuettormes.
La numeración horl:r.ont al 1eo cifras Ara bes) Indica loa diferentes tipos : 1 , tipo ptram lda l a granular. - 2 .
tipo trontal. - 3, ti po parietal. - 4, tlPo polar. - 5, t l[)O irranuloao.
guientes puntos: la densidad celular, la variación de espesor d e las capas, las mod i-
ficaciones de la m isma especie celular, la orientación de las células.
a) Densidad celular. - La abundancia de células en cada capa de la corteza
varía según las r egiones consideradas. Se establece esta riqueza contando, según la
técnica de HAMMARBERG, el número de células contenidas en un cubo de 1 / 1 0 de
milímetro de lado. Es necesario, como se comprende, u n cálculo, fácil de establecer
cuando se conocen el espesor del cort e y el de la capa considerada.
b) Variación del espesor de cada capa en el espesor total de la corteza. - Las va-
r iaciones d e espesor de las ca pas no siempre son paralelas a las variaciones del espesor
total. Si se examinan, por ejemplo, las variaciones del desarrollo de las capas granu-
lares JI y IV, se establecerá un mapa que no encuad rará con el d e las variaciones
CEREBRO. CORTEZA CEREBRAL 967
globales del espesor. Así es como en los puntos en que la corteza es más gruesa, como
en la convexidad del vértice de la parietal ascendente, las capas granulares están muy
poco desarrolladas.
c) Estudio de las modificaciones celulares. - Para una misma forma de células
se observan variaciones de volumen y de número, según el punto considerado. Por
A
cortd'a
agranul Ar
oorluo.llgna,.
m.mte gran"kir
B
F1c. 796
Arquitectura celular de Ja corteza.
Laa diferentes puntua.ctones, cada vez m•a oscuras, Lndtcan la abundancia de la corteza en rranos
en IA ""iunO~ y cuarta capaa (llelfWl EOONOKO).
A, cara externa del hemlete:rto. - B, cara interna.
eso en la región situada por delante del surco de Rolando la corteza se hace cada
vez más escasa en células, a medida que aumenta el tamaño de éstas. Por el contra-
rio, por detrás de esta cisura, las células se hacen cada vez más pequeñas, pero
mas numerosas. Esto parece demostrar que en ciertas regiones hay equilibrio entre
la densidad celular y su tamaño. Este carácter es también un medio de discernimiento
para establecer el mapa del cerebro.
SISTEMA ' ERVIOSO CENTRAL
:cR~gión précenltwl
. Rqión puf· c•nlr1/
; ···;->;
..........
lle9/ón pf'tcenlr•I ~ lle9ión. po.st-centr•I
i ¡J l , ,
1
A B
F1c. 797
Cerebro de cercopiteco; citoarquilectura (según BRODMANN).
Beeldn fronta l ; reirldn procentzal ; retrldn poat<:entra l; lirea • laual (17). COmp're"' con laa t1rura1 798 7 799.
A, cara c..1.terna. - B, c:ira lllterna.
en el cuadro de esta obra. Sin embargo, el médico no puede ignorar estos conoci-
mientos modernos aún en estudio, que proyectan sobre la anatomía cerebral nuevos
resplandores.
pitales situada por detrás de una perpendicular al extremo de la de Silvia. Pasa, pues,
a la parte inferior del cerebro y se extiende por esta cara hasta el tronco común de
la cisura calcarina y el surco parietooccipital (fig. 799).
c) Lóbulo occipital. - Tiene la forma de una pirámide triang ular que cubre
el polo occipital del hemisferio. En la cara convexa, el límite debe ser referido algo
más atrás que el límite macroscópico, puesto que la estructura del lóbulo lo invade.
En la cara interna, el lóbulo occipital está separado en dos segmentos por la cisura
calcarina : el segmento superior o dorsal corresponde al cúneus; el segmento ventral.
FJG. 7g8
Mapa de los campos arquitectónicos de la cara externa del hemisferio izquierdo
del cerebro d el hombre (según BRODMANN).
2.° Campos y á reas del lóbulo f rontal. - EcoNOMO distingue doce campos prin -
cipales y una decena de campos secundarios.
CEREDRO. CORTF.ZA CEREBRAL 97 1
La parte orbitaria, que está próxima y que comprende el espacio perforado, debe
ser referida al cerebro olfatorio a causa del desarrollo de la quinta capa (campo
orbitario FF y FG). El resto del lóbulo frontal comprende, además del polo, tres áreas
que interesan al médico y al fisiólogo: una, inmediatamente por delante del surco de
Rolando, el área precentral; la segunda, situada delante de la primera, el área frontal
agranular, y la tercera, aún más anterior, forma el campo prefrontal y fro ntal.
R ecordemos ante todo que los caracteres fundamentales de la corteza del tipo
trontal son el gran espesor, la presencia de seis capas distintas, así como el desarrollo
regular y notable de las células piramidales de la tercera y de la segunda capas.
F1c. 799
Mapa de los campos arquitectónicos de Ja cara interna del hemisferio derecho
del cerebro del hombre (según BRODMANN).
a) Campo precentral y zona giga ntopiramidal (figs. 7g8, Soo, So¡). - Esta área (cam-
po 4 de Brodmann, campo precentral FA de Economo) es un campo heterotípico agranular.
Se caracteriza por la desaparición de la cuarta capa granulosa interna y por la aparición de
las células piramidales gigantes de Betz en la quinta capa. Estas células y otras células pirami-
d ales de este campo son el origen del fascículo piramidal. Las fibras de esta zona tienen su
mielinización en la misma fecha. Las células piramidales y fas de Betz están lesionadas en
ciertas hemiplejías y en la esclerosis lateral amiotrófica. Esta área corresponde a la zona moto-
ra volunt>aria.
b) Campo frontal agranular. - Este campo (campo 6 de Brodmann, campo FB de Eco-
nomo) presenta una estructura semejante a la del campo precedente, con la diferencia de que
la corteza es en conjunto menos gruesa, que las grandes células de Beu no existen y que las
células tienen una ordenación r adiada extremadamente regular. Su territorio tiene la forma
de un triángulo, cuya base corresponde a la cisura callosomarginal (fig. 800, B) y cuyo vér-
tice cubre el opérculo rolándico (fig. Soo, A). Esta zona se refiere fisiológicamente a la zona
psicomotora y confina en la parte inferior con el centro de Broca.
c) A reas prefrontal y frontal. - Reunimos en un mismo campo tres áreas principales
de Economo (FC, FD, FE). La corteza se vuelve manifiestamente granulosa, las capas 11 y IV
están bien marcadas, la estratificación reproduce el tipo de-la corteza cerebral. La corteza
disminuye de grosor cada vez más al mismo tiempo que se modifican las células.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Vemos que este vasto campo, que ocupa el polo anterior del hemisferio, cubre
gran parte del lóbulo frontal. Este y el área que lo cubre adquieren en el hombre
un desarrollo considerable. En efecto, si la comparamos a la de los otros animales,
comprobamos que en el hombre representa el 29 por 100 de la superficie total del
FIC. 8oo, A
Cerebro del hombre: ciloarquitectura (según BRODMANN). Los campos estructurales de la región
frontal con limites de la subregión frontal inferior (3.• frontal), de la región precentral,
de la región postcentral y del área visual (17).
C&ra externa del bemlllferlo lzc¡uterdo. (LeJend& de laa lla'urna 800, A y B.)
c. cisura ealcarlna . -· o.e. . surco central, surco de Rolando. - o.m. . c laura call oaomar~nal . - t.p. . aureo
lnterparletal. - or., surco orbltarlo. - o.t., surco occlpltotem1>0ral. - p.c .l .. p.c .a. . aurcoa Poltcentralu interior
1 au~tor. - J>.O.., surco parlt t000dptta1 . - ro . . aurco roatral. - s. cisura do Slhlo . - a.v. , r:im~ •e.rtlcal de la.
cisura. de 8111'10 . - t 1 , t•, primero y SCV"Undo surcos teml)Orales . - F,, F •• F .• ctrcunvoluclones tronu.tea.
F1c. 800, B
Cara imerna del hemisferio derecho.
cerebro; 16,9 en el chimpancé; 11,11 en los macacos; 8,3 en los prosimios; 6,9 en
el perro; 11·4 en el gato; .2,.2 en el conejo; por último, falta en los insectívoros, des-
dentados y marsupiales. Veremos más adelante que esta región desempeña un papel
importante en la elaboración de los fenómenos psíquicos. Esta región granular ante·
rior de la corteza cerebral es, pues, particularmente intelectual (NAcEom).
CEREBRO. CORTEZA CEREBRAL 9H
3.° Campos y áreas del lóbulo parietal. - El tipo general de la corteza parietal
posee seis capas; las células piramidales son más pequeñas, menos regularmente dis-
puestas ; las dos capas granulares son más densas. En este inmenso campo del terri-
torio pariet.al se distinguen una serie de áreas (trece, según EcoNoMo) de diversas
estructuras. Pero las zonas de transición son progresivas.
Sin embargo, se puede decir que mientras la circunvolución pariet.al ascendente
en su vertiente anterior y la pariet.al superior presentan alguna semejanza con la
estructura del lóbulo frontal, la arquitectura es diferente en la parte inferior y basal.
a) Surco de R olando (campo gigantopiramidal poscentral). - En el fondo del
surco la corteza se hace muy delgada (2 milímetros). Se caracteriza por la presencia
de células de Betz y dos capas de granos (campo FA).
F1c. 8o1
Mapa de los campos arquitectónicos de la convexidad cerebral del hemisferio
(según EcONOMO).
En la conToxld•d la dsuro de Sll•lo ba sido aeparads con obJcto de exponer 101 campos ocultos en 1u protundlcll.d.
b) Parietal ascendente (fig. 801). -Esta se halla ocupada por campos (PB, PC,
PD) en que la corteza cerebral, muy delgada, toma en el campo PB el carácter gra-
nuloso heterotfpico (coniocórtex), caracterizado, como hemos dicho, por la evolución
granulosa de la tercera capa y el aumento acentuado del número de células. Sabe·
mos que est.a corteza caracteriza las zonas sensibles. Esta zona está rodeada, como
por todas partes donde se comprueba el coniocórtex, por una zona parasensorial (cam-
po PC), caracterizada por el gran desarrollo de las capas 111 y V, la existencia de
dos capas de granos bien visibles y por la presencia de grandes células piramidales
en la capa III.
c) Campo parietal superior (fig. 801, PE). - Esta zona de función desconocida,
que ocupa la circunvolución parietal superior, posee una corteza bastante delgada
(de .2,6 a ~ milímetros), con células cuya densidad disminuye de delante atrás.
d) Campos inferiores. - Estos campos, que comprenden el gyrus supramargi-
nalis, el pliegue curvo y los pliegues de paso parietooccipitales y la parte posterior de
los lóbulos temporooccipitales, poseen una corteza tfpica bien estratificada, con des-
974 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
arrollo muy manifiesto de las dos capas de granos de la tercera capa. Las células de
las capas V y VI son pequeñas, y las de la capa V disminuyen también progresiva-
mente de talla en la proximidad del lóbulo occipital (EcoNOMO).
En el campo del gyrus supramarginalis (fig. 801, PF) la corteza tiene el tipo
parietal puro con un grosor de 3 a 3,5 milímetros. En el pliegue curvo (PG) el grosor
es algo menor. En el campo basal y en los campos de transición (PH) Ja corteza
cerebral conserva el tipo parietal; se observa la fusión de las capas V y VI, y la
corteza cerebral, menos gruesa, varía de 2,7 a 2,9 milímetros. Los campos PHO
y PHT son zonas de transición.
Mapa de los campos arquitectónicos de la cara interna del hemisferio (según EcoNoMo).
E n la carr. Interna, el surco del blpOC&mpo y el ourco calloao bt.n aldo aeparadoa con obJeto de aponer
loa campoo ocul tos en su protundldod .
ra 803, OB; campo 18 de Brodmann) posee una corteza muy delgada (1,8 a 2 milí-
metros de espesor). Es muy densa en células y presenta un ribete en el área estriada
de grand es células g igantopiramidales.
c) Campo periestriado (fig. 803, OA, y fig. 779, campo 19 de Brodmann). Aquí
la corteza, más gr~esa, pues mide 2,5 milímetros por término medio, es abundante en
células que presentan una estriación radiad a y horizontal muy manifiesta.
Como se ve, estos tres campos rodean concéntricamente toda el área sensorial.
Se tiende, por tanto, a localizar aquellas funciones que corresponden a la visión
(véase más adelante).
6.° Campos del lóbulo temporal. - El lóbulo temporal, cuyos limites hemos
visto, ofrece en toda su extensión una corteza gruesa, que lo es tanto más cuanto
más próxima al polo temporal. Se caracteriza, d esde el punto de vista celular, ante
todo por el aspecto de la segunda capa; ésta es deshilachada, irregularmente inte-
rrumpida, como si ramilletes de células intentaran invadir la primera capa; luego,
por el de la cuarta, cuyos granos se disponen en columnitas radiadas que separan
fibras blancas (EcoNOMO). Otros caracteres menos importantes permiten también dife-
renciarla de las capas próximas.
976 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
7.0 Gra n lóbulo limbico de Broca. - (dreas olfatoria y gustativa). - Hemos visto
que este lóbulo está dividido en dos segmentos por la incisura del tronco común de
la cisura calcarina occipital interna: un segmento superior con la circunvolución del
cuerpo calloso; un segmento inferior con la circunvolución del hipocampo.
1.0 Zona motora (figs. 804, 805, 8o6 y 807). - Esta zona corresponde al punto
de partida de la vía piramidal o motora voluntaria. Este territorio, excitable a las
corrientes eléctricas, ya reconocido por FRITSCH e H1TZ1c, corresponde al campo 4 de
Brodmann, al campo precentral FA y a la zona gigantopiramidal FA de Economo.
Pertenece particularmente a la zona prerrolándica, es decir, a la circunvolución fron -
tal ascendente, a la parte
posterior del pie de las
dos prim~ras circunvolucio-
nes frontales y del lóbulo
paracentral. El esquema ad-
junto muestra cuál es la
situación de los diferentes
centros. Los centros motores
se escalonan de arriba abajo,
simulando la silueta reclina-
da de un hombre cuya ca·
beza se hallara en la parte
inferior de la frontal aseen·
dente invadiendo la tercera
circunvolución, mientra~
Localizaciones cerebrales. Centros motores que el pie excede el borde
(según KRAusE). convexo del hemisferio en el
R. cisura de Rolando. - 8, cisura do 811YIO. - F F
1, 1, F•, primera, ae- lóbulo paracentral. En el
¡ unda y tercera elre un vol uclonea .frontales. - P•, parietal aacendente. -
T1, primera temporal. hombre, los centros de los
músculos del miembro supe·
rior, y en particular los de la mano, cuya importancia fisiológica es primordial, toman
una extensión considerable en toda la parte media de la frontal ascendente. En ésta
se pueden distinguir centros especiales, que corresponden a una localización radicular
destinadas a la movilidad del lado de la mano. Se diferencia en una zona cubital de la
mano y una zona radial (Mme. BE. ISTY). El centro cubital es posterior al centro radial ;
es más extenso y su límite superior está más abajo que el del centro radial. Este
invade en la parte superior las frontales primera y segunda. En el animal parece que
las zonas motoras no pasan por detrás de la cisura de Rolando.
Los centros del miembro inferior están menos bien localizados en el hombre ;
de la parte superior de la frontal ascendente invaden la parte anterior del lóbulo
paracentral. El centro del movimiento del dedo gordo del pie está situado en el
extremo de la cisura de Rolando, cerca del borde superior del hemisferio.
Los centros faciales son bastante discutidos. En el mono están escalonados en el
opérculo rolándico, en la parte inferior de la frontal ascendente y en las partes
próximas del lóbulo frontal. La disyunción de un centro facial superior y un centro
facial inferior es bastante discutida. LANDOUZY y GRASSET creían que el centro facial
superior asentaba en el pliegue curvo. Esto no se admite ya generalmente. La au-
sencia de parálisis de los músculos frontal, orbicular y ciliar en los hemipléjicos sería
atribuida a una acción bilateral de centro facial superior.
El centro de los músculos de la laringe y de la faringe ha sido localizado en el
pie de la tercera frontal, en la proximidad del surco que lo separa de la parte infe-
CEREBRO. CORTEZA CEREBRAL 979
rior de la frontal ascendente (GAREL), o en la mitad anterior del extremo inferior de
la frontal ascendente (DtJERINE). Experimentalmente este centro ha .sido comprobado
por Sb!F.N y HoRSLEY. Las fibras que de él parten pasan por la porción más externa
del fascículo geniculado (GAREL y DoR).
Se han localizado otros centros motores en otras regiones de la corteza. Así es
como los centros y movimientos de lateralidad de la cabeza y de los ojos se han
localizado en el lóbulo parietal inferior (LANDOUZY y GRAsSET). Un segundo centro
de estos movimientos de rotación de la cabeza y de la desviación conjugada de los
ojos asentaría en el ángulo formado por el segundo surco frontal con el prerrolán-
dico (KEEN y BECllTEREW) (campo 14 de Brodmann).
Jj ()? J.5 J6
.
~2
(JJ
1
:
•
i
'
i
• •
2 .5..
24-..
27..
f 2
2 8 ..
29..
F1c . 8o5
Zona motora (ampliación de la misma región representada en la figura 8o4).
1 , ptrpados superior e Interior . - 2, masetero. - 3, oomlaurr. bucal. - 4, comlaura bucal atra!dr. bt.cl& arrl·
ba. - 5, oomlaura bucal desviada hacia abalo. - 6, labio Interior atra1do lateralmente. - 7, larillre. - 8, el•·
'1lc1ón de los hombros. - 9, elevación del brsr.o. - 10, extensión del codo. - 11, ftexJón del codo. - 12, prona·
clón del antebrazo. - 13. supinación del antebrazo. - 14, !lexJón cubital de la m~eca . - 15, !lexlón radial. -
16, !lcxlón pslmar. -17, nexlón doraal. - 18, !lexJón dol pulpr. - 19, extensión del pulpr. - 20 , opoatclón
del pulpr. - 21, aduoclón del pulrar. - 22, oontrl\cclón alal3dr. del pulrar. - 23, !lexJón de loa cuatro '1!llmoa
dedos. - 24, extensión de loa cuatro llltlmos dedoa. - 25 , separaclón de loa cuatro llltlmoa dedos. - 26, !lexlón
del Indice. - 27, extensión del Indice. - 28 , nextón de la blanre del Indice. - 29, extensión del auricular.
- 30, abducción del auricular. - 31, rotación Interna y aducción del muslo. - 32, contracción del cutdrlceps. -
33, extensión de la talanre del dedo rordo. - 34, extensión y rotación lntcrn& del ple. - 35, ftexlón plantar del
ple. - 36, extensión de I& ralanre d• I dedo r ordo. - 37, extensión de loa llltlmos dedos del ple.
los reflejos subyacentes, y contendrían, por otra parte, los aparatos motores más dife-
renciados y frágiles por ser los más recientemente desarrollados (LHERMITTE).
2.0 Area psicomotora. - Junto a los centros motores, puntos de partida de las
excitaciones para los movimientos voluntarios que acabamos de describir, hay en la
FIG. 8o6
1 oca lizaciones funcionales de la corteza cerebral. Cara externa del hemisferio izquierdo.
1, zona electromotora. <cen tros motores voluntarios) ( rolo oieuro>. - 2, zona palcomotora (rojo claroJ. -
3, cnmJ>O de Broca ccentro del lenguaJe arttculadol (rojo cla ro>. - 4 , área posteeotral senaittv& tazul 01curo>.
- s . areti pnrtetal tpercepctdn , reconocimientos táctttesl. - 6, 6'. t\rea \•tsua l fr:erde ). - 7 , centro de la audi-
ción. - 7'. • rea audltf\·opsfqulca. - 7 " , sordera verbal. - 8 , ortce.n de la.s ftbraa del taacfouJo temporo¡notube-
ranclal. - 9, zonn p09tertor del pllerue cuno (movimientos de latcralldad de loa 0Jo1J. - 10, rel'lón del ¡yru1
al¡rmohle caentldo muscular, apraxla, ce¡ruera verbal>. - 11, 'rea frontal y pretront.al (atención. coordlnaclón. &o·
ttvl<ntd reacclon:il). - 12 '. zona. olfatoria.
parte convexa del lóbulo frontal (áreas frontal y prefrontal) una gran región psico-
motora cuya lesión ocasiona perturbaciones de la motilidad, del equilibrio y de las
funciones psíquica . A continuación de lesiones extensas de esta área, cuyo predo-
minio en el hombre hemos visto, la coordinación de los movimientos necesarios para
la ejecución de un acto complejo es difícil (apraxia frontal de Goldstein): el indi-
Yiduo o el animal están apáticos; han perdido la expresión mímica viva y la inicia-
tiva de todo movimiento. La atención voluntaria está comprometida. La región
prefrontal en el hombre sería, según la expresión de Pierre jANET, como uno de los
aparatos que regulan y sostienen la atención psicológica.
F1c. 807
Localizaciones funcionales en la cara interna del cerebro.
1, 2. s. 7, e. la misma leyenda que en la n¡ur.. 806. - 6. centro de la vlalOn. - 6 '. Atea vlauopatqulca. -
12. centro primario de la olfacción. - 12 '. etc. , centros secundarlos de la oltacclón. - 13, irea auataUva.
rebral. En el hombre se relaciona el gran lóbulo l!mbico de Broca con esta función.
Hemos visto al estudiar la corteza que en la parle posterior de la circunvolución del
cuerpo calloso comprobábamos una estructura granulosa, un coniocórtex típico, indicio
de una localización sensorial. En este punto se tiende a localizar el centro prima-
rio de la olfacción (fig. 803, campos LE y LF de Economo). Se le referiría igualmente
el polo anterior del gancho de la circunvolución del hipocampo. Pero parece dudoso
que pueda referirse en el hombre, cuyo sentido de la olfacción es tan reducido, todo
el lóbulo llmbico a la percepción de los olores. EcoNoMo emite la hipótesis, sin que
dé la prueba, de que el territorio agranular de esta circunvolución es el centro de fun -
ciones simpáticas eferentes.
B . GusTACIÓN (figs. 803 y 807). - Los centros corticales del gusto son difíciles
de determinar. Deben de estar próximos a los centros precedentes. Pero andamos
todavía sumidos en hipótesis. Se admite que la circunvolución del hipocampo (figu-
ra 803, campo HD de Economo) representa la esfera gustativa primaria, mientras que
el asta de Ammón y la circunvolución abollonada podrían considerarse como cen-
tros eferentes a la disposición del gusto, con un papel motor o secretorio.. T ambién
éstas son hipótesis que la experimentación no ha confirmado.
F1c. 8o8
Asiento cortical en el hemisferio izquierdo de las lesiones de la afasia (R1MBAUD) .
Cone•plo eldffeo
1, ••na de la afasl• motriz pura de Broca. - 2, zona de la airratla. - 3, zona de la ceiruera nrbal.
4, zona de h . aordera Ttrbal.
A. TEORÍA CLÁSICA. - Según esta teoría, existen en el córtex dos grandes cen-
tros de la palabra, cuya lesión determina la afasia: i. 0 , un centro anterior, donde
se localizarían las imágenes motoras, centro que se divide a su vez en dos regiones:
una, centro de Broca, está situada en el pie de la tercera circunvolución frontal iz-
quierda; sería el centro de las imágenes motoras de la articulación de las palabras;
la otra, el centro de las imdgenes grdficas, es decir, de la escritura, asienta en el pie
de la segunda circunvolución frontal izquierda ; .1.0 , un centro posterior, donde ,e
localizarían las imágenes sensoriales, centro que también se divide en dos regiones:
una, centro de las imdgenes auditivas; que asienta en la región media de las dos
circunvoluciones temporales, y la otra, centro de las imdgenes visuales; que se halla
en el pliegue curvo.
Todos estos centros están reunidos entre sí por fibras de asociación. Por úlúmo,
reciben de los centros inferiores fibra~ de proyección o las envían a los · mismos. Así
es posible concebir teóricamente dos clases de afasia: afasias motoras, por lesiones
SISTEMA JliERVIOSO CENTRAL
F1c. Bog
Asiento cortical en el hemisferio izquierdo de las lesiones de la afasia.
B01rlln P . HA&tz
1, en o.a:ul : zona de W&INtOK&. asiento de la atasls propiamente dicha. - 2, en rojo:
r.ona cuyo reblande-clmtento aupertlclal determlna la ataala de BIOCA.
B. CONCEPCIÓN DE PIERRE MARIE (figs. 8o8 y Sog). - Entre los afásicos es esen·
cial distinguir con Pierre MARIE : 1.•, individuos afectos de un defecto de articula-
ción de palabras; R.º, individuos que presentan una perturbación del pensamiento
verbal o, mejor, del lenguaje interior. Los primeros son anártricos; los segundos son
afásicos verdaderos.
El centro del lenguaje interior, cuya destrucción provoca la afasia sensorial o la
afasia de recepción, asienta en la zona de Wernicke, que comprende la mitad posterior
de las dos primeras temporales, el pliegue curvo y una parte del gyrus supramargi-
nalis. La anartria es debida a una lesión del centro motor. Pero éste, según Pierre
MARlE, excedería superficialmente y en profundidad los límites del centro de Broca
Según este autor, el centro del lenguaje está situado en un cuadrilátero limitado:
1.0 , por delante, por una línea que pasa por el surco que separa F, d e la ínsula y
roza la parte inferior del núcleo caudado; .2.0 , por detrás, por una línea que pasa
por la parte posterior de la ínsula tangencialmente al extremo posterior del núcleo
caudado. Esta región comprende la ínsula, la cápsula externa, el cuerpo estriado y
la parte anterior del tálamo óptico; el núcleo lenticular forma el centro de esta zona.
Corticalmente está cubierta por la parte inferior de la zona rolándica y la parte an-
terior del gyrus supramarginalis. Como se ve, el pie F, está excluido del cuadri-
látero. Pierre MAR.IE y su discípulo MoUTHIER se han pronunciado contra la noción
de las «imágenes verbales». Lo que está alterado en el afásico es la inteligencia del
lenguaje y no la pérdida de los recuerdos auditivos o visuales. Según Pierre MARIJ!
CEREBRO. CORTEZA CEREBRAL
no hay, pues, centro real de las imágenes, y la zona de Broca no es el centro del
lenguaje hablado. Este se encuentra en el cuadrilátero descrito antes, sin que sea
posible precisar más.
(hacia abajo) con el pedúnculo cerebral, y por otra parte (hacia arriba) con el centro
oval.
1 2,
1
6
2"
1J'
8 . - -.
10.. -
11. 7--_____ _
.S D.
FIG. 810
Tales son, someramente enumeradas y a medida que se nos han ido presentando,
las diversas partes constitutivas del cerebro. Las estudiaremos por el orden siguiente:
1.º Cuerpo calloso;
2.0 Trlgono cerebral o bóveda de cuatro pilares;
3.0 Séptum lúcidum o tabique transparente;
4.0 Ventrículos laterales;
5.0 Ventrículo medio o tercer ventrículo;
6.0 Epéndimo y líquido ventricular;
7.0 Plexo coroideo y tela coroidea;
8.0 Glándula pineal o epífisis;
9.0 Núcleos centrales u optoestriados;
1 0.º Región suboptoestriada;
u.° Cápsula interna;
u .° Centro oval.
CEREBRO. CUERPO CALLOSO 989
l. Cuerpo calloso
El cuerpo calloso (alemán Balken, inglés corpus callosum) es una hoja de sus-
tancia blanca, de forma cuadrilátera, tendida transversalmente de un hemisferio al
otro; es una ancha comisura o, mejor, un vasto sistema de asociación que reúne entre
las dos mitades del cerebro puntos no simétricos de la corteza. Falta en los vertebrados
inferiores, pero existe en todos los mamíferos, excepto los marsupiales y monotremas,
que sólo poseen la rodilla; adquiere así el valor de un órgano de perfeccionamiento.
9
F1G. 811
El cuerpo calloso
visto en una sección frontal. F1c. Bu
1. cisura lnterhemlat6rlu. - 2. clr- El cuerpo calloso visto en una sección sagital.
cuoToluotdn del cuerpo callolO. - 3.
cuer po u llooo. - 5. 16ptum ldcldum . 1 , cutrpo calloto, con 1 ·. au rod~e; l ' ', au rodllla ; 1 ' 11 , au J>ICO. -
- 6, cuidad del 16ptum. - 8, Ttn· 2 , t rf1ono cerebr'al. - 3, MPtum ldcldurn. - 4 , tilamo dptloo. - 5 ,
trfculo late~!. - 9 , tilamo dptloo. clrcunvolucldn del cuerPQ cana.o, levantada POt doa aeparadorea. - 6,
- 11, n oo1 del 16ptum. "'"º d el c utrpo ullOIO.
En sección frontal (fig. Su) aparece en forma de una hoja transversal situada e!1
el fondo de la cisura interhemisférica, encima de los ventrículos laterales. Visto en
corte sagital, dibuja un arco de concavidad inferior, que cubre, como lo haría una
bóveda, los núcleos optoestriados y las cavidades ventriculares que rodea y más allá de
las cuales se pierde. Su extremo posterior, voluminoso, constituye el rodete del cuerpo
calloso. Su extremo anterior se flexiona hacia abajo y por este hecho toma el nombre
de rodilla; termina por un extremo afilado, el pico.
Su longitud, en la cara superior, medida del rodete a la rodilla, es de 7 a 8 centí-
metros por término medio y de 6 a 7 en Ja cara inferior.
Su anchura en la cara superior (donde es mínima) no excede de 20 milímetros;
en la cara inferior (donde es máxima) llega a !!º ó 40 milímetros según los puntos exa-
minados. Su grosor alcanza el máximum en el rodete (15 a 18 milímetros). De aquí va
disminuyendo (10 a 11 milímetros); luego vuelve a aumentar en la rodilla, donde
alcanza casi las mismas dimensiones iniciales. A partir de la rodilla, el cuerpo calloso
e adelgaza rápidamente y no tiene ya a su terminación más que 2 ó !I milímetros de
espesor.
FIG. 8 1!1
Corte horizontal de ambos hemisferios a nivel de la cara superior del cuerpo calloso
(corte de JI ieussens).
l. l '. extremidades anterior y Poaterlor de la cisura hemisférica. - 2, centro oval de Vleusaens. - 3, cara
eupe.rJor del cuer1>0 calloso. - 4 , au extremidad anterior o rodma. - 5, su extreml<lad posterior o rodete. -
6, tractoe medJos de Lanclal. - 6', taaclola ctn,rea. - 7, tractos laterales ( tc::rnfc::r tect<11J. formando el Umlte
lateral auperllclal del cuerpa calloao. - 8, linea de puntoa que Indica a la •tt los lfmlt., del ventriculo lateral
y el limite profundo del cuerpo calloso. - 9, prolonractdn anterior o frontal del r uerpo calloao (ldrccp1 mlnorJ . -
10, su prolon¡¡aoldn posterior u occipital ( f drc•p • nuJjor). - 11, cisura. de Sllvlo.
Lancisi. Estos tractos, variables en sus dimensiones, de ordinario minúsculos (un milí-
metro de anchura aproximadamente), irregulares y flexuosos, sólo están unidos al
cuerpo calloso por un tejido conjuntivo laxo ; en la mayoría de los casos se dejan r e-
secar con bastante facilidad y, por lo mismo, gozan de una independencia relativa.
Indicaremos más adelante cuáles son sus conexiones y su significación morfológica.
Además de los tractos blancos de Lancisi, denominados también estrias medias o
tractos medios, se encuentran bastante a menudo otras dos estrías situadas lateralmente.
Son los tractos grises o estrias laterales o tamicz tecta. Este último nombre les con-
viene perfectamente, pues están ocultas en el cuerpo calloso, cubiertas por la circun-
CEREBRO. CUERPO CALLOSO 99 1
volución del cuerpo calloso, que hay que levantar y reclinar para verlas. Por lo general,
estas cintas, de coloración grisácea, no exceden de la mitad posterior del cuerpo calloso
y adhieren a la corteza próxima. Sin embargo, las hemos visto varias veces prolon-
garse hasta la región de la rodilla. A lo largo de su borde interno, el tracto lateral
está enlazado al tracto medio por un velo delgado de sustancia gris, al que se da
el nombre de indusium griseum o simplemente indusium. Este velo gris es la continua-
ción de la corteza cerebral de la circunvolución del cuerpo calloso. Cubre la cara supe-
rior de éste. Es el vestigio de una circunvolución rudimentaria y se extiende de uno
al otro hemisferio.
Significación anatómica de los tractos de Lancisi. - Estos tractos son formaciones inde-
pendientes de la formación callosa. Los elementos que contienen, fibras y células nerviosas ,
representan morfológicamente los elementos de
la corteza cerebral. Se relacionan, por detrás,
c:on el cuerpo abollonado (fig. 8 14), que estu-
diaremos más adelante, y lateralmente, con la
corteza cerebral de la cara interna del hemis-
ferio. Por delante se enlazan con los pedúnculos _3
del cuerpo calloso y con la cintilla diagonal. 3 _,
T odas estas formaciones, como veremos al tratar
de las vías olfatorias, constituyen una circunvo-
lución límbica de Broca y que se debe referir 1•
al cerebro olfatorio, por lo tanto a una for-
mación completamente independiente de cuer-
po calloso. Esta circunvolución -aparece atro- 5
fiada y rudimentaria en el hombre y en los
animales que tienen el sentido del olfato poco
desarrollado. Se observan, por lo demás, en
FIG. 814
la serie de los mamíferos (ELLlOT S~11n1) todas Los nervios de Lancisi y las ta:nia: tecla:
las transiciones entre el hipocampo supracomi- vistos por su parte posterior con sus conexio-
sural de los marsupiales y los rudimentarios de nes con la fasciola cinérea.
esta circunvolución que acabamos de señalar en cu parte posterior de la clrcunvol uclón del cuerpo
el hombre (véase Vias olfatorias). r.all°"" ba sido resecada slgul•ndo el plano sa¡llal y re-
oltnad" bacla arriba por medio de utnaa.)
1. cuerpo calloso, ('On 1 '. su rodele. - 2, trl¡ono ce·
rebral. - 3, clrcunvo1uctón del cuert>O calloeo. - 4.
clrcun\'oluclón del hipocampo. - 5, repllt'guo tem ·
Prescindiendo de los tractos medios y porol!mbloo. - 6. cu• rJ!O abOllonado. - 7. fasclola el ·
n~rea. - a . nervios de Lanclsl o tractos blancos. - 9,
de los laterales, la cara superior del cuerpo tRnllc te<'~ o tracto• ¡Ti&ea.
calloso ofrece en toda su extensión un sis-
tema de estrías transversales, indicio de su constitución fasciculada y de la dirección
de sus fascículos.
Considerada desde el punto de vista de sus relaciones, la cara superior corres-
ponde, en la llnea media, a la gran cisura interhemisférica y, por consiguiente, al borde
cóncavo de la hoz del cerebro, del que está separada por un intervalo bastante impor-
tante por delante, pero al que se aproxima progresivamente por detrás, de suerte que
llega a su contacto. En ella descansa una rama de la arteria cerebral anterior, la arteria
del cuerpo calloso. A cada lado de la llnea media está separada de la circunvolución
del cuerpo calloso por la anfractuosidad, profunda de 8 a 1 o millmetros, que se ve
claramente levantando la circunvolución (fig. 812) o en secciones frontales y que he-
mos denominado seno del cuerpo calloso.
b) Cara inferior. - La cara inferior del cuerpo calloso, convexa en el sentido
transversal, es sumamente cóncava en el sentido anteroposterior. Es fasciculada en di-
rección transversal como la cara superior. En la llnea media da inserción al séptum
lúcidum; por detrás entra en contacto íntimo con las fibras transversales del trígono,
el psalterium o lira de David. Lateralmente se extiende por encima de los ventrículos
laterales, cuya bóveda constituye.
992 SISTE~IA ~ERVIOSO CENTRAL
A. CARAS. - Las dos caras del trígono, orientadas como las del cuerpo calloso.
se distinguen en superior e inferior.
a) Cara superior. - La cara superior, muy convexa en sentido anteroposterior,
es plana o ligeramente cóncava en sentido transversal. Sus relaciones son importantes.
ci) Por detrás, poco más o menos en su tercio posterior, corresponde inmediata-
mente al cuerpo calloso, confundiéndose de manera íntima con el mismo. La zona de
unión entre el cuerpo calloso y el trígono está limitada, por delante, por una linea
regularmente curva con la concavidad dirigida hacia atrás.
9
J' J
F1c . 8 19
El trígono cerebral visto uiu situ» con sus p ilares posteriores prolongá ndo e
en la porción esfenoida) del Yentrículo lateral.
fE n esto cerebro s e ha. practtcndo primero ln sercidn do Y teusse n1. Después se ha levantado e l curr¡>o cnllol'O
[accctonado el séptum lúcldum] para dcJar ver el t.r fgono cerebr'!ll ; so ht\ Incidido en toda au longi tud el nd<:>leo
ca udado y separado toda la porc ión de l hemlsterlo QUe c ubro lla prolonancldn eate noldnl de l vent.rtculo lateral. Prac·
tlcado es to, s e h a separado con f ue n.n cada hemisferio de la Hnea ml'dla para dCJar al descublerlO , \'ISlo desde
arribo, el suelo de ella proton¡raclón estenoldal del ventrkuto.)
l y l', rodcto y rodllla del c uerpo callo!IO. - 2 . aéptum hlcldum , con 2 ·. su ca vida d centro!. - 3 , tr f¡ooo
cerebral. con 3• . aua pila rea Posteriores descrndlendo en la prolongación esfenoldnl del \'en trfculo lateral y t~lo ·
nt ndose C'On las tormaclones blancas de est s prolongacldn . - 4 , agujero do Monro. - 5 , tá lamo dp·t1ro. - 6. ml ·
cleo caudado. - 7 , plexo coroldeo del ''entrfculo lateral , con a, s u porción s uperior: b, s u porción m edia prolonr•n ·
dose e n la. porción occipital del vent ríc ulo (¡ lomusi; c. su J)Orcldn Interior. - S. gra n ,·ena q ue so <1lrlge a la ve na
basila r. - 9. asta de A mmdn. - 10, euetPo tranJeado. - 11, cuerPo abollonado. - 12 , clrcun,•oluctdn del blpo·
campo, con 12', au ¡ ancho. - 13. ci nt a do Olacomlnl. - 14, • apolóo do Morond . - 15, cisur a de Sllvlo. - 16.
aran ctsuta intcrhemlstérlca .
{3) Por delante, en sus do tercio a nteriore , la capa superior del trígono está
separada del cuerpo calloso por un intervalo que va aumentando g radualmente de
atrás adelante. En esta porción independie nte, la cara su perior del trígono presta
inserción, en la línea media, al borde inferior del sép tum lúcidum (véa se Séptt1m
lticidu m ). A cada lado de la línea media está libre y contribuye a forma r el suelo del
ventriculo la teral ; sobre ella se ex tiende la membrana ependimaria.
b) Cara i11ferior. - La cara inferior, recorrida por un surco medio, descansa
en toda su extensión sobre la tela coroidea, que la separa sucesivamente de los tálamos
CEREBRO. TRIGONO CEREBRAL 997
ópticos y del ventrículo medio. Esta cara está débilmente adherida a Ja membrana
subyacente por un tejido conjuntivo fláccido y algunos vasos.
B. BoRoEs. - Los dos bordes del trígono son laterales. Delgados y cortantes,
se dirigen en sentido oblicuo de atrás adelante y de fuera adentro (fig. 819). Son
seguidos por los plexos coroideos de los ventrículos laterales y se sitúan exactamente
en el ángulo diedro o ángu lo de unión que forman estos plexos coroideos con Ja
tela coroidea.
Por medio de ésta, los bordes laterales del trígono descansan en toda su ex-
tensión en la cara superior del tálamo óptico.
C. A CULOS Y PILARES. - Los ángulos del trígono son tres, uno anterior y dos
posteriores:
a) Angulos posteriores, pilares posteriores. - Los dos ángulos posteriores se
curvan hacia abajo y afuera formando dos cintillas que se denominan pilares poste-
.. 1 .s ,. " 1
,,
FIG. 820 F1c. 821
El agujero de Monro visto exteriormente El agujero de Monro visto exteriormente
por el ventrículo lateral. por el ventrículo medio.
1, t rfgono cerebral, con l ', 1u pilar anterior IM}uler- 1, trf1ono cerebral, con 1 ', su plla.r anterior tzquler·
do. - 2 . Ulamo dpUco. - 3. a¡uJero de Monro . - do. - 2, tálamo dptlco, con 2', comisura gris. - 3,
4, núcleo caudado. - s. surco optoestrlado . - 6, 7, a¡uJero de Monro. - 4, coml8ura blanca anterior. -
dos venas voluminosas que van del cuerpo estriado a 5, sustancia ¡tls lntrnvcntrlcular. - 6 , euroo que va
la vena de Oaleno. - 8, séptum hlcldum. - 9 , vena del a¡uJero de Mon ro al acueducto de Sllvlo. - 7, la·
coroldea que va. a la vena do Onleno. - 10, plexo co- mlnllla supradptlca. - 8 . !<!plum ltlcidum. - 9, velo
roideo del ventriculo lateral. <'Oroldeo del ventriculo medio. - 10, plexo coroldeo de
los venLrfculos laterales. - 11, circuovoluclón de la
cara In.terna del hemisferio.
riores del trígono. Estas cintillas o pilares posteriores se internan en Ja porción es-
fenoida! de los vemrículos laLerales. Volveremos a hablar de ellos dentro de poco.
b) Angulo anterior, pilares anteriores. - El ángulo anterior, examinado por
arriba y estando el trígono en su lugar, parece ser Ja terminación anterior de esLe
órgano. No obstante, nada hay de cierto en esto: cuando se levanta el trígono por
su base, para formarse una idea exacta de Ja manera como se comporta este ángulo
anterior, obsérvase que se bifurca y da origen a dos cordones divergentes, que se diri -
gen obltcuamente hacia abajo, hacia fuera y hacia atrás : son los pilares anteriores del
trígono. El trígono tiene, pues, dos pilares en su parte anterior, lo mismo que en
su parte posterior, siendo justificada, por consiguiente, Ja denominación de bóveda de
cuatro pilares. Vemos ahora cómo terminan estos diferentes pilares.
c) Trayecto y terminación de los pilares del trígono. - Los pilares del trígono
terminan a una distancia bastante grande de su punto de origen. Tienen, por tanto,
un trayecto largo que, no obstante, es bastante sencillo:
o.) Los pilares posteriores se dirigen oblicuamente de arriba abajo, de dentro
afuera y de atrás adelante y se dividen, inmediatamente por debajo del rodete del
cuerpo calloso, en dos ramas o cintillas secundarias, una interna y otra exLerna (figu-
99S SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
3.° Constitución anatómica. - Basta echar una simple ojeada sobre el trígono,
y principalmente sobre su cara inferior, para observar que en este órgano existen
dos órdenes de fibras, unas longitudinales y las otras transversales.
a) Fibras longitudinales. - Las fibras longitudinales, muchísimo más numero-
sas, se condensan para formar dos cintillas, una derecha y otra izquierda, que ocu-
pan las partes laterales del trígono (fig. Su, .11). Siguiendo estas cintillas de atrás
adelante, se comprueba ante todo que son continuación de los pilares posteriores. Vé
selas luego dirigirse oblicuamente la una hacia la otra, acercándose de manera gra·
dual entre si y juntándose, por último, en la línea media, hasta el ángulo anterior
del trígono. Se separan entonces de nuevo más allá de este ángulo, y, con el nombre
de pilares anteriores, descienden hacia los tubérculos mamilares. Estas dos cintillas re-
cuerdan, pues, en su conjunto (fig. Su), la forma de una x itálica; representan dos
CEREBRO. TRÍGONO CEREBRAL 999
curvas o medias lunas, apoyadas por su parte media y separadas, por el contrario, a
nivel de sus extremos, por dos espacios angulares, uno anterior y otro posterior. En
el espacio angular posterior es donde están dispuestas las fibras transversales del
trígono.
b) Fibras transversales. - Las fibras transversales, muy visibles cuando se ob-
serva el trígono por su cara inferior, se extienden regularmente entre ambas cinti-
llas, describiendo ligeras curvas de concavidad posterior. Estas fibras (fig. 822, 1) han
sido comparadas por los antiguos anatomistas a las cuerdas de una lira, y por esto
su conjunto se denomina aún actualmente fibras de la lira o simplemente lira, salte-
rio, corpus psalloides.
4.° Conexiones de las fibras del trígono. - Las fibras longitudinales y las fibras
transversales del trígono deben referirse a las vías olfatorias. comisurales. Sin em-
bargo, úenen un significado diferente, por lo que conviene estudiarlas separadamente:
a) Conexiones de las fibras longitudinales. - Las fibras longitudinales del trí-
gono nacen, según hemos visto anteriormente, en parte en el asta de Ammón y
en parte (mediante el cuerpo franjeado) en el extremo anterior de la circunvolución
del hipocampo. Desde aquí circundan de abajo arriba y de auás adelante el tálamo
ópúco correspondiente y van a terminar parcialmente en el núcleo externo del tu-
bérculo mamilar ; se trata, por consiguiente, de fibras de asociación unilaterales, que
enlazan, en un mismo hemisferio, la región de la corteza (corteza del asta de Ammón)
con un núcleo de la base (tubérculo mamilar). En realidad, muchas fibras pasan al
tronco encefálico e ignoramos su terminación.
No todas las fibras longitudinales del trígono se dirigen al tubérculo mamilar.
En el momento en que el pilar anterior se desvía hacia abajo para dirigirse al tubércu -
lo mamilar, despréndese de su cara anterior un fascículo especial que fue ya indicado
por FovILLE, y que más tarde describió ZuCKERKANDL con el nombre de fascículo ol-
fatorio del asta de Ammón ( Riechbündel des Ammonshornes). Este fascículo, repre-
sentado esquemáticamente en la adjunta figura (fig. 8J13, 7"), sigue de arriba abajo el
1000 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
borde posteroinferior del séptum lúcidum, pasa por delante de Ja comisura blanca
anterior, llega a la base del cerebro entre el pico del cuerpo calloso y el espacio per-
forado y se divide allí en dos clases de fibras: u nas, las menos numerosas, se introdu-
cen en la cintilla olfatoria, siguiendo la raíz blanca interna; las otras en la cavidad
diagonal con el pedúnculo anterior del cuerpo calloso, y por esta cintilla van a la cir-
cunvolución d el hipocampo. Volveremos a encon-
trarlas en las vías olfatorias.
b) Conexiones de las fibras transversales. -
Las fibras transversales del trígono, cuyo conjunto,
como dijimos, form a la lira, van de una asta de
~;;...:.:¡.__6 Ammón a la otra. Así la lira viene a ser una ancha
comisura entre ambas astas de Ammón, y por esto
se la denomina comisura interammoniana. Se ha
observado que, en ciertos casos de carencia congé-
nita del cuerpo calloso subsiste dicha comisura.
1.° Conformación exterior. - Del mismo modo que el espacio que está des-
tinado a llenar, el séptum lúcidum adopta la forma de un triángulo curvilíneo (figu -
CEREL\RO. SÉPTUM LÚCIDUM 100 1
ra 824, 6) y presenta, por consiguiente, dos caras, tres bordes y tres ángttlos. Las dos
caras, derecha e izquierda, contribuyen a formar la pared interna de la porción fron-
tal de los ventrículos laterales. En la parte superior son planas, lisas y de aspecto
grisáceo. Los bordes son: superior, anterior e inferior. El borde superior, el más largo
de los tres, horizontal bastante regularmente rectilíneo, está unido a la cara inferior d el
A B e
F1c. 826
Tres eones frontales, A, B, C, que pasan por los tres ejes, aa', b/J', ce', de la figura 824
(segmentos anteriores del corte vistos por su cara posterior).
1, ctaura tntethemlatérlca. - 2, clrcunvolucldn del cuerJ)O calloso. - 3, cuerJ)O calloso. - 4, t rítrono cerebral.
- 5, llépLum ldcldum . - 6, cavidad del Béptum. - 7, ventriculo medio. - 8 , ventrículo lateral. - 9, tálamo
dpllco. - 10, comtaur• ,rls. - 11, vasaa del aépLum.
ángttlo anterior corresponde a la rod illa del currpo callo o y es de forma redondeada
y roma. El ángulo posterior, formado por el cruzamiento del borde superior con el
borde posteroinferior, va haciéndose puntiagudo entre el cuerpo calloso y el trígono
y se prolonga hacia atrás con el nombre de cola de séptum, ha ta donde aquellos
órganos se ponen en contacto y se confunden recíprocamente. El ángulo i11ferior co-
rresponde al borde superior d e la comisura anterior.
1002 SISTEMA l':ERVIOSO CENTRAL
del trígono, la parte media de la cara interna de los hemisferios aumenta de volumen, avanza
en la línea media, hasta llegar a la parte correspondiente del hemisferio opuesto, y se fusiona
con ésta. De esta fusión resulta la formación de una segunda lámina transversal, colocada
entre ambos hemisferios; esta segunda lámina, situada encima de la precedente, constituye
el cuerpo calloso.
La figura 828 muestra estos dos órganos completamente formados: en 11 se ve el trígono;
en 13, el cuerpo calloso. Esta figura enseña claramente que la cisura interhemisférica, que
descendía primitivamente hasta la tela coroidea y más tarde hasta el trígono, se detiene
ahora en el cuerpo calloso y se halla dividida por éste en dos partes perfectamente distintas :
1.ª, una parte superior o supracallosa, que es la cisura interhemisférica del adulto ; 2.•, una
parte inferior o subcallosa, enclavada entre las dos nuevas formaciones antedichas y com-
pletamente a islada de la superficie de los hemisferios. Esta segunda parte no es más que la
cavidad central del séptum lúcidum, y las
paredes delgadísimas que la limitan late-
ralmente, y que en r ealidad representan
una porción de la pared cerebral, consti·
tuyen lo que hemos denominado anterior-
mente laminillas del séptum.
4. Ventrículos laterales
En número de dos, uno derecho y otro izquierdo, los ventrículos laterales son
unas cavidades anfractuosas, situadas a cada lado de la línea media, y que se ex-
1004 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
olra míerior; dos bordes, uno externo y otro interno, y por úilimo, dos extremos.
Estudiaremos sucesivamente cada uno de esto elementos:
1.0 Pared superior. - La pared superior o bóveda (fig. 833), ligeramente cón-
cava en el sentido posterior, está formada por la cara inferior del cuerpo calloso. Re-
cordaremos, a propósito de ello, que la prolongación en forma de abanico que el án-
gulo anterior del cuerpo calloso envía hacia el interior del lóbulo frontal ha recibido
el nombre de asta frontal.
F1c. 832
El mismo vislo por su cara lateral izquierda.
a•. a··. a··· . prolonaarlones rront:il . occlpltal y cst,notdal c.lel ventriculo lateral 1zc¡uterdo. - b, t ercer "cntrfoulo.
l , ag-uJero de Monro. - 2, vul\"a. - 3. tondo do saco 1upraóptlco. - 4, ln tundfbulum. - 5 , comisura 1·rla. -
6 , ano. - 7 , acueducto do Sllvlo. - 8. fondo de saco plneal. - 9, tondo de saco 1upraplneal. - 10, encruetJada
ven trlculot . - 11, tmpt<slóD del D~cleo caudado. - 12, euroo optoeet rlado. - 13. Jmpreatón del U lamo óptico.
gura 834, 5). El núcleo caudado represenla bast:rn1e bien una coma o vírgula, cuyo
extremo grue o o cabeza e tá dirigido hacia delante, y cuyo extremo pequeño o cola
se afila y se prolonga hacia atrás hasta la encrucijada ventricular. La cola va Lodavía
mucho más lejos, pues al llegar a la encrucijada se curva de arriba abajo y después
de atrás adelante, para llegar a la bóveda de la prolongació n esfenoida), que contribuye
a formar y en cuyo punto volveremos a enconlrarla.
{3) Por dentro del núcleo caudado ~e encuentra el tdlamo óptico, otro núcleo
de sustancia gris, que contrasta por su blancura relativa con el color gris rojizo
del núcleo precedente. El Lálamo óplico contribuye a la formación del venlrículo
lateral solamente por la mitad externa de su cara superior (fig. 834, 6).
y) Por dentro del tálamo óptico, el suelo ventricular está formado por la cara
superior del trígono cerebral. Recordemos la existencia, entre el extremo anterior
del tálamo óptico y la parte correspondiente del trígono. del agujero de Monro, que
hace comunicar en este punto la porción frontal del ventrículo lateral con el ventrícu -
lo medio.
o) El borde laLeral del trígono, oblicuo hacia delante y adentro, es seguido en
toda su longitud por dos cordone rojizos de naturaleza celulovascular : los plexos co-
roideos de los ventríctilos laterales.
e) Finalmente, entre el tálamo ó plico y el núcleo caudado existe un surco, por
lo general muy acentuado, que designaremos con el nombre de surco optoestriado.
Este surco (fig. 834, 7) oblicuo hacia delante y adentro, describe una ligera curva con
la concavidad dirig ida hacia dentro y alrás. Presenta sucesivamente, siguiendo de
1oo6 SISTEMA NERVIOSO CEN1RAL
arriba abajo, las tres formaciones siguientes: la lámina córnea, la vena del cuerpo
estriado y la t.renia semicircularis. La ldmina córnea es una laminilla blanquecina,
ancha de 2 ó 3 milímetros, que ocupa toda la extensión del surco optoestriado. Se Ja
considera generalmente como una simple dependencia de la membrana ependimaria
que se hubiese engrosado en este punto. En realidad, está constituida por un pequeño
fascículo de fibras nerviosas longitudinales, dependientes de la trenia semicircularis,
y está tapizada por arriba, del lado del ventrículo, por el epitelio de la membrana
ependimaria. La vena del cuerpo estriado se dirige de atrás adelante por debajo de
F1c. 833
Corte horizontal que pasa por la parte superior de los dos ventrículos laterales del cerebro
y muestra el techo de su prolongación frontal.
Lo. doe homleterloa deacanaan Por au convexidad .
l . claura tnt.erhemt&tertca. - 2, veotrfculoa Jaterl\les. - 3, rodillo. del cuerl)O canoso. - 4 , rodete del cuer·
Po calloao. - 6. corte del IM!ptum. - 6. radiaciones del cuerPo calloao. - 7, Ulll ro oval.
Como se ve, este fascículo constituye una vía de asociación entre el área olfatoria
primaria y el núcleo amigdalino que se debe referir a los centros olfatorios secunda-
rios. Lo encontraremos de nuevo en las vías olfatorias.
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IL
F1c . 834
Los ventrículos laterales y el ventrículo medio después de la ablación del cuerpo calloso,
el tdgono y los plexos coroideos.
El auelo do la proloairacldn frontal eati asl al deacublerto.
A, proloapcldD frontal del .eatrlculo lateral . - B, encrueJJ"® . - C, proloapcldD ocelpltal.
1, claura lnlerbemllf6r1ca. - 2, cuerpa call090. - 3. ~ptum ldcldum. - 4, trtirono cerebral (pllarea an·
tertoreal. - 5, n\lcleo caudado. - 8, U.lamo dpUco. - 7, aurco oplc>Mtrlado. - 7', aurco corotdeo. - a, ... alrloulo
medio. - 8', comiaura J)Ollertor. - 9, epll!ala. - 10, 10', tuWrcllloa cuadrta6mlnoo. - 11, Ulinalllo de la baWnula .
3.0 Borde externo. - El borde externo de la porción frontal del ventrículo la-
teral es ligeramente curvo, de concavidad externa. Está formado por la línea de
unión del cuerpo calloso con la parte externa del núcleo caudado.
5.0 Extremos. - Los extremos de la porción frontal del ventrículo lateral son
dos, uno anterior y otro posterior.
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1 1 1 1 0
Cerv.19 Péd.21 Pr.
1
10 .-OCJ.
FIG. 835
Corte frontal de los dos hemisferios que interesa la parte anterior del eje encefálico.
(Nóteso lo prolo~oclón frontal del vent riculo latera l y las conexiones del U lamo óptico oon el eJ• encet•llco
a la l•qUlerda .)
e.e. , circunvolución del cuerJ>O callcso. - a.c.m., surco ealloaomarirtnal. - F 1 , primera f rontal. - a.p.r. , aureo
prerrol•ndlco. - F.a. , ttontal aaceode.nte. - n., cisura de Rolando. - P .a. , parietal ascendente. - S. , claura de
Sllvto. - T 1 • T 1 , 'r, primera, segunda, tercera ctrcunvoluclonea f rontales. - S.col. , surco colateral. - B , . hlPo·
=
campo. - Cer ., cerebelo. - Ped .• ped\lllculo. - Pr. , protuberancia. - B, bulbo.
d•I ;ént~~~~ro' f:¿!~!'i:
0 10
~: ~le\~ C:.d;~~~·_::-5~' ~~:: n.l'e1 c~rJ~1r:¿· ;:u~ado~· :._PJ~ t~':::,;~n~pt:'n~~u1!1n:~~n~d~~
zona enrejoda . - 8 , antemuro. - 9, cuerpo ¡¡enlcuÍado Interno. - 10, acueducto do Sllvlo. - 11, asta de Ammón.
- 12, cuer po abollonado . - 13, r adiaciones ópticas. - 14, ndcleo lenticular. - 15, ctpaula Interna . - 16, ctpsula
externa. - 17, antemuro (lado Izquierdo). - 18, ctpsula externa. - 19, radiaciones ópticas. - 20, tasclculo lonirl ·
tudlnal Inferior. - 21. oliva bulbor.
'
7 6
8 ti 9. d 10
fJG. 837
Ventriculo lateral izquierdo.
(Preparación por cortes sagitales y parasagitales practicados en planos diferentes.)
a, prolonpcldn tront.al . - b, prolonpcldn occlplt.al. - e. encruc1J&da del ventriculo lat.eral. - d, ventriculo medio .
l. cuerpo calloeo. - 2. cuerpo del nllcleo caudado. - 2 '. su cabeza. - 3, t•Jamo dptleo. - 4 , surco optoea·
triado. - 5, aur oo corotdeo. - 6, corte de la comlaur& irrta. - 7, corte del tub6rculo mamllar. - 8. epUlala. -
9, t,.nl& tbalamJ. - 10, re¡ldn IDlradpUca del ventr iculo medio. - ll, t ub6rculoe cuadrl¡6mlnoa. - 12, acueduct o
de 8UT10.
El espolón de Morand ha sido considerado durante mucho tiempo por OwEN como una
disposición característica de la especie humana. HuxLEY ha demostrado perentoriamente, apo-
yándose en algunas preparaciones, que el espolón de Morand existe también, aunque ate-
nuado, en varias especies simianas. La observación demuestra, a su vez, que falta en el
hombre en la proporción de un 5 por 100.
1 '
1 1
S coll .5
Ftc. 838
Corte frontal del hemisferio derecho que pasa por el rodete del cuerpo calloso.
ce. • circunvolución del cuerPo c:illoeo. - P 1 • parietal superior. - P'. parietal lntertor. - P.c .. pUesue curvo.
- Tl, 1e¡-unda temPQral. - T•, tercera temporal. - Fus. , atóbulo tualforme. - 8 .ool., aurco colateral. - C:alo.,
cisura calcarlna. - Blp., blpccampo. - 8.ln.p., surco parleJ.al Jnt.erno.
1, r odete del cuerpo calloso que tor ma el bulbo. - 2, prolonraclón occlplJ.al del ventriculo lateral del cuerpo
calloeo. - 3, aaJ.a de Ammón. - 4 , espolón de Morand . - 5, ' lveo. - 6, taaclculo lon¡itudlnal Interior. - 7,
radlaclonea ópticas. - 8, tóroeps mayor. - 9, ~pft um. - 10, cln1rulo.
inmediatamente por debajo del espolón de Morand y se halla en relación con el surco
temporooccipital interno o surco colateral de la cara inferior del hemisferio.
metros. Pero con frecuencia es mucho menor, habiéndose encontrado algun o cerebros
en los que el vértice de la prolongación occipital llega hasta 10 milímetros de la
corteza. Está más de arrollada en el lado izquierdo que en el derecho.
F1c. 839
Pared interna de la prolongación occipital del ventriculo lateral vista de frente.
(El ventrículo ba atdo abierto Por arriba, y se ha aeparndo lue¡ o la pared ex terna mediante un corte obllcuo
ducendenle basla la proximidad del suelo. )
1, rodete del cuerpo calloso. - 2, polo ooclpltal. - J, prolongación occlJ>ll• l del ventr ic ulo lat eral , con 3'.
su suelo . - 4, bul bo del asta posterior . - 5. espolón de Morond. - 6, pequeuo a bultnmlento longitudinal en tre
los dos abuH.amlentoa precedentes. - 7 , 7 ' , cuerpo franjeado y astn de A mmón descendlrndo hasta la prolon-
¡p clón esrenoJdal del ventriculo. - 8 , vasos ventrlcularrs.
una superior y otra inferior; 2 .0 , dos bordes, el uno externo y el otro interno ; 3.0 , d os
e xtrem os.
1.0 Pared superior. - La pared superior o bóveda (fig. 841, B) mira hacia abajo
y adentro. Encuéntran e en ella suce ivamente, de fuera adentro: el tapét um, la por-
ción reflejada de la cola del núcleo caudado, la porció n inferior d e la t:cnia semicir-
cularis y la cara inferior del tálamo c'i ptico, aumentada con el pedúnculo cerebral.
2.0 Pared inferior. - La pared inferior o suelo (fig. 841 ) presenta tres eminen -
cias lo ngitudinales, curvilíneas y concéntricas entre í, que son, partiendo de fu era
adentro: el asta de Ammón, el cu erpo franj eado y el cuerpo a bollonado:
d) Conexiones. - Para las conexiones del asta de Ammón, véase más atrás.
F1c. 84!1
El hilio del hemisferio y su contenido (lado izquierdo), para d emostrar las conexiones
del cuerpo franjeado y el cuerpo abollonado.
l, cuerpo calloao, con a , s u rodilla; b, su pico; c. su rodete. - 2 , M!pt um ltl<ldum. - 3, t rl¡¡ono. - 4 , coml·
aur& blanca anterior. - 5, 1'mJna supradpUcn. - 6, tu~rculo mamllar. - 7 , tllber cJnéreum. - 7', c ue.rPO pltul·
larto . - 8 . corte del quJasma. - 9. tntundfbulum. - 10, corte del peddnculo cerebral, con 10' , locus ntrer. -
11, comisura blanca. posterior. - 12, t6lamo óptico, con 12' , pul vtnar. - 13, com11ura BTll. - 14, babena. -
15, a¡uJero de Monro. - 16. n~cl eo ea udodo. - 17. surco optoe11trlado y t.renlo semlclrculorls. - 1 8. clsur& callo-
somar¡lnal. - 19 , seno del c uerpo calloso. - 20. clrcunvolucldn del euerPo calloso. - 2 1, ctrcunvotuC'ldn del ht·
Poc•m Po. con 22, 1u gancho y I• clntllla de Olacoml nl. - 23, cuerPo a bollonodo. - 24, !osclolo cinérea . - 25,
cuerpa tranJeado . - 2 6. clrcunvolucJones rudimentarias.
obstante se de taca bastante bien, merced a su coloración gris, sobre las partes blancas
subyacentes. Así como el cuerpo abollonado e taba en relación inmediata con el
cuerpo franjeado, está separado ahora de este último órgano por un espacio triangular
cuyo seno se halla dirigido hacia atrás; el triángulo subcalloso, así denominado porque
su base está formada por el rodete del cuerpo calloso. En su parte posterior, Ja fas·
ciola cinérea está separada, aparte de la circunvolución del hipocampo, por un nuevo
espacio, de un centímetro de anchura aproximadamente, en el que se observan con
mucha frecuencia tres o cuatro pequeñas eminencias irregulares; estas eminencias,
que fueron ya señaladas por ZucKERKANDL, y por RETZIUS y estudiadas por G1ACOMINI ,
parecen ser las homólogas rudimentarias de las circunvoluciones su bcallosas, que tan
desarrolladas se hallan en ciertos animales.
c) Resumen. - En resumen, el cuerpo abollonado, si lo examinamos desde un
punto de vista puramente descriptivo, comprende tres porciones : 1. 0 , una porción
media, que corresponde al cuerpo franjeado y constituye su porción principal, ésta
es el cuerpo abollonado propiamente dicho; 2 .0 , una porción anterior, la cintilla de
Giacomini, que se pierde en el gancho del hipocampo, y 1l·º· una porción posterior,
CEREBRO. VENTRÍCULOS LATERALES
que es la fasc1ola cinérea, y va continuándose por encima del rodete del cuerpo calloso
con los tractos de Lancisi.
5.0 Extremos. - Los dos extremos de Ja porción esfenoidal del ventrículo late-
ral se distinguen en posterior y anterior:
a) El extremo posterior corresponde a la parte posterior del tálamo óptico, en
donde se confunde naturalmente con Ja encrucijada ventricular.
{3) El extremo anterior corresponde a la punta del lóbulo temporal, de la que
sólo está separado por una distancia de 14 a 20 milfmetros. R epresenta un estrecho
fondo de saco, limitado por delante y por arriba por el núcleo amigdalino, y por
dentro por Ja porción anterior del gancho del hipocampo.
a) Significación anatómica del asta de Ammón, del cuerpo franjeado y del cuerpo
abollonado; nueva circunvolución límbica. - Para darse cuenta de las relaciones respectivas
1018 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
de las tres eminencias que acabamos de describir, asta de A mmón, cuerpo franjeado y cuerpo
abollonado, es necesario practicar en las mismas un corte verticolransversal, perpendicular
a su dirección. Este corte, representado en la adjunta figura 842, enseña: 1.0, que el asta
de Ammón , formada por sustancia blanca (alveus) en su superficie libre o ventricular, está
constituida en su parte central por sustancia gris; .2.º, que el cuerpo franjeado no es más
que una dependencia de la capa blanca del asta de Ammón; 3·º· que el cuerpo abollonado, a
su vez, no es más que una dependencia de Ja sustancia gris de esta misma asta de Ammón;
4.0 , que la circunvolución del hipocampo está tapizada, en su parte superior, por una tenue
capa de sustancia blanca (cubiculum), que va adelgazándose gradualmente de dentro afuera
y acaba por desaparecer en la capa gris d el asta de Ammón; 5·º· que el surco del hipo-
campo, situado entre la circunvolución del hipocampo y el cuerpo abollonado, se prolonga
hasta el interior de la sustancia gris del asta de Ammón; 6.o, que la capa blanca del asta
de Ammón y del cuerpo franjeado se continúa con la sustancia blanca del centro oval;
7. 0 , que la sustancia gris del cuerpo abollonado, del asta de Ammón y de Ja circunvolución
del hipocampo forma una sola y misma capa que se pone en conexión con la sustancia
gris de la corteza cerebral.
Al propio tiempo aparece la significación morfológica de la formación ammoniana y
de la disposición en apariencia tan compleja de esta región . Debemos admitir aquí, con
MATIAS DuvAL, dos circunvoluciones distintas: una. inferior, la circunvolución del hipocampo,
y otra superior, Ja circunvolución abollonada, ésta completamente rudimentaria, tanto en su
parte media como en sus dos exlrel)lidades. Un surco profundo, el surco del hipocampo,
separa aquí como allí las dos circunvoluciones vecinas, y, según hemos dicho anteriormente,
al empujar la pared cerebral hacia la cavidad ventricular produce la eminencia ammoniana.
Las formaciones ammoniana y abollonada se refieren ambas al tipo de las circunvolu-
ciones de la corteza, y si en esta región la disposición anatómica parece irregular y por
lo mismo de dWcil interpretación, hay que buscar la causa de estas particularidades en la
situación especiallsima de la circunvolución del hipocampo y de la circunvolución abollo-
nada, las cuales forman, en la cara interna del hemisferio, el límite externo de la corteza
y deben forzosamente r esentirse de la proximidad del hilio y del pedúnculo que en él se
introduce. En este punto la corteza cerebral parece hallarse privada de su libre expansión :
de ahl la reflexión hacia atrás de la circunvolución del hipocampo y la formación de su
gancho; de ahl también las dimensiones rudimentarias de la circunvolución abollonada, y
de ahl, finalmente, la estrechez y la obliteración aparente del surco que separa una de otra
ambas circunvoluciones.
Una última conclusión se desprende de las precedentes descripciones, y es que la gran
circunvolución /ímbica de BROCA (circunvolución del cuerpo calloso y circunvolución del
hipocampo reunidas, véanse antes) no circunscribe directamente el hilio del hemisferio. Incluida
en esta circunvolución se encuentra una circunvolución nueva, menos desarrollada, sin duda,
pero igualmente semilunar: la circunvolución abollonada, muy visible por debajo del cuerpo
calloso y representada por encima de este órgano por los Lractos longitudinales de Lancisi
(indú.sium griseum). que continúan por delante los pedúnculos del cuerpo calloso y la
cintilla diagonal. Por muy rudimentaria que sea, esta última circunvolución forma realmente
el contorno del hilio del hemisferio, y ella es la que, según nuestra opinión, deberla deno-
minarse circunvolución Umbica, con preferencia a las dos circunvoluciones antedichas. La
veremos de nuevo detalladamente al tratar de las vlas olfatorias.
b) Estructura del asta de Ammón. - El asta de Ammón, según hemos dicho anterior-
mente, no es más que una porción de la pared cerebral, que ha sido empujada hacia el
interior de la cavidad ventricular por el surco del hipocampo. Debemos, por consiguiente,
encontrar en esta formación los mismos elementos que en la pared cerebral. En efecto, la
eminencia que forma el asta de Ammón presenta dos partes: una parte superior, de color
blanco, r elativamente delgada, que representa la sustancia blanca subtropical y se denomina
alveus, y una parte inferior, mucho más gruesa, que representa la corteza. Examinémoslas por
separado, y en primer lugar Ja corteza.
4) Corteza. - La corteza del cuerno de Ammón debe ser referida a Ja corteza que carac-
teriza el alocórtex.
/3) Alveus. - En cuanto al álveus, delgada capa blanca interpuesta a la capa de los
elementos polimorfos y a la membrana ependimaria, representa, como hemos visto ya al
CEREBRO. VENTRÍCULO MEDIO 1019
5. Ventriculo medio
El ventrículo medio o tercer ventrículo es una cavidad impar y media, muy apla-
nada, situada entre los dos tálamos ópticos, que forman en gran pane sus paredes
FIG. 846
Ventrículo medio visto en un corte sagital (lado izquierdo del corte).
l, cuerpc> calloso (ro<let.e), con l ' , su ro<lllla. - 2, protuberan<la . - 3, peddnc ulo cerebral. - 4, t ela coroldea.
- s . tr{¡ooo cerebral. con 5'. aua plli:uea anteriores. - 6 , ventriculo medlo. - 7. at6ndula plnea1, con 7', 1u1
habenaa. - e. comisura. blanca posterior. - 9, acueducto de Sllvlo. - 10, aruJero de Monro. - 11, aurco de
&lonro. - 12 , Ulamo óptico, con 12', comlaura gris. - 13, comisura blanca anterior. - 14, 1'mlna aupraóptlca.
i s. q uJasma óptico. - 16, tdber cinéreum. - 17, tallo pttultarLo. - 18, cuerPo pltuttarlo. - 19 , tubérculos
mamllares. - 20, espacio perforado posterior. - 2 1, séptum hlcldum . - 22, ent recruzamiento 0 1tator10. - 2 3, ar·
terla cerebra l anterior. - 24, tronco bclallar. - 25, cerebelo. - 26, cuarto ventrfculo.
laterales, por debajo del trígono y de la tela coroidea superior, que la separan de los
ventrículos laterales. Desde el punto de vista embriológico representa la cavidad cen-
tral de la primera veslcula encefálica, que se ha estrechado por desarrollarse, en sus
partes laterales, los dos tálamos ópticos. El tercer ventrículo comunica (fig. 846) con el
cuarto por medio del acueducto de Silvio, y está enlazado, por otra parte, con los dos
ventrículos laterales por los aguj eros de Monro, derivándose de ahí el nombre de
cavidad común n los ventrículos que le había dado VESALIO. Considerado desde el
punto de vista puramente descriptivo, el ventriculo medio ofrece la forma de un
embudo cuya base estuviese dirigida hacia arriba y cuyos lados hubiesen sido aplas-
tados en sentido transversal. Podemos, pues, considerar en él: 1. 0 , dos paredes late-
rales, derecha e izquierda; 2. 0 , dos bordes, anterior y posterior; 3.0 , una base, situada
hacia arriba; 4.0 , un vértice, dirigido hacia abajo. Junto con el ventriculo medio
1020 SI ST EMA l\"F.RVIOSO CENTR AL
1.0 Paredes la tera les. - Las paredes laLerale del ventrículo medio (figuras 846
y 847), una derecha y otra izquierda, son venicales y de forma Lriangular. Un surco
anteroposterior, el surco de M onro ( 1 1), exLendido desde el agujero de Monro al
acued ucLO d e Silvio, dhide cada una de esLas paredes en dos partes, o mejor dos pla-
nos : u no superior, talámico, y otro inferior, infundibulotu bárico (fig. 847).
El plano superior ofrece casi la dimensiones y la forma de una almendra. Su eje
mayor a nterosuperior eslá conslituido por los dos Lercios anteriores de la cara interna
13. .fij~~
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11 __
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9 .. ..10'
7. ·-k-- - -4-::lli __fl¡
- 5'
Ftc. 847
Corte externo sagital que mu estra la pared del ventriculo medio, la región infundibulotubárica
y la región infraóptica (esquemática).
1, reglón l nt undlbulotubárlcn . - 2. reglón ln t rnóptlca . - 3 , hlpdOsls. - 4, ln lundlbulo. - S, t ubérculo ma-
mllar. - S'. t uclculo do Vlcq-d'Aiyr. - 6 , clntllla óptica. - 7 , comisura anterior. - 8 , espllclo perforado Po•·
terlor. - 9. 9' , pllar anterior del trígono. - 10, tálnmo. - 10' , comisura gris. -11, aguJero de Monro. - 12 ,
léptum h1cldum . - 13 , cuerpo calloso. - 14 , comisura posterior. - 1 5, acueducto do Sltvto.
del tála mo óptico. Su borde inferior corre ponde al surco de l\fonro ; su borde supe-
r ior, a la formación habenular, es decir, a los ped rínculos anteriores o habenas de la
epífisis.
El plano inferior, de unos 15 milímetros de altura, tiene la forma de un embudo,
cuya base, dirigida ha cia arriba, corresponde naturalmente al surco de Monro. Está
constituida por esa vasta masa de sustancia gTis que hemos ya encontrado en la base
del cerebro, entre el pico del cuerpo calloso y la protubera ncia, y que se designa in-
disLintamente con los diversos nombres de túber cinéreum, sustan cia gris de la base,
comisura gris de la base, sustancia gris del tercer ventrículo. Volveremos a encontrar
muy pronto esta sustancia gr is en los bordes anterior y posterior, a cuya constitución
contribuye en gran parte.
2.0 Borde posterior, comisura blanca posterior. - El borde posterior del ven-
trículo medio (fig. 848) se d irige en sentido o blicuo hacia abajo y adelante ; su incli -
nación sobre el horizonte es d e 40 a 45°. Presenta sucesiva mente, paniendo de
arriba a bajo:
1.
0
La base d e la glándula pineal, que describiremos más adelante, al tratar de
este órgano (véase Glándula pineal).
CEREBRO. VENTRÍCULO MEDIO 102 1
!?.º Por debajo y algo por delante de la glándula pineal, una e pecie de cordón
blanco, dirigido transversalmente y que desaparece a derecha e izquierda en los tála-
mos ópticos: la comisura blanca posterior. Volveremos a ocuparnos en ella dentro
de poco.
3.º Inmediatamente por debajo de la comisura blanca posterior, una depresión
o fo eta circular, el ano (fig. 848, 10), en cuyo fondo se abre el acueducto de Silvia.
4.º Debajo del ano, una parte blanca, inclinada hacia abajo y adelante (fig. 848, 3),
perteneciente al pedúnculo cerebral.
F1c. 848
Borde posterior del ventrículo medio visto anteriormente en un corte frontal oblicuo que
pasa a la vez un poco por delante de la comisura blanca posterior y por la mitad del cuerpo
pituitario.
1. cisura lnterb•mls!érlca. - 2. cuerPo calloeo. - 3. tr!¡ono. - 4, • entr!culo lateral . - 5 , tela coroldea. -
6 , 1>lexo coroldco. - 7, ..ntr!culo medio. - a. ir1'ndul& plneal , con 8'. prolonpclón Por encima do ella del •en-
tr!eulo medio. - 9. comlaur& blanca J)OSterlor. - 10. ano. - 11, peddnculoa cerebrales. - 12, t'lamo óptico. -
13. emlnenci& de loa tub6rculoa mamllues. - 14, J'mlna trr!s correspondiente a.I espacio lnterpeduncular. - 15,
otra !' mina correspondiente a l tdber clnfreum . - 16, tallo del cuerpo pituitario. - 17, cuerpo plt~tarlo. - 18,
"enaa de Galeno.
5.º l\Iás abajo, una lámina gris, que no es más que la susta ncia gris del espaci-0
perforado posterior.
6.0 La parte superior de los dos tubérculos mamilares (fig. 848, 13), unidos en la
linea media.
7.° Finalmente, una nueva lámina gris, continuación de la precedente y que per-
tenece al túber cinéreum, ya descrito al tratar de la base del cerebro; esta lámina gris
nos conduce hasta el vértice del ventrículo medio.
Comisura blanca posterior. - La comisura blanca posterior forma (fig. 856, 13)
una cinta transversal, situada entre la base de la epífisis y el tubérculo cuadrigémino
lOJllt SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
anterior. Está encima del abocamiento del acueducto de Silvia, en el tercer ventrículo,
y se extiende así de uno a otro tálamo óptico.
~
~R.
\ Fic. 849
Comisura blanca posterior; sus relaciones.
. .-: \
;_:..·: ..;.:{-::
- ----~ .........
, ',
I \ __ h'óro.s
{uerpo geniculodo / 1 inler-
l'xlerno 1
\ pedunculorl'S
1
1
1
\
,
I
1
1
\ ;
m
F1c. 850
Comisura blanca posterior; su constitución .
.2.º Fibras que reúnen el pulvinar de un lado con las formaciones ópticas del lado
opuesto, es decir, con los tubérculos cuadrigéminos anteriores, los cuerpos geniculados
externos, los núcleos próximos de la cintilla longitudinal posterior y los núcleos de
los nervios motores oculares comunes, fibras optopulvinares.
S·º Fibras que proceden de la calota del pedúnculo de un lado y que se ponen
en relación con el tálamo ópúco del lado opuesto, fibras optopedunculares, o con las
CEREBRO. VE TRÍCULO MEDIO 1023
FlG. 851
Corte frontal esquemático del órgano
infracomisural (según KRABBE).
l. •~ndlmo del órrano lntracomlaural. -
2, llll)6ndlmo. - 3. eJ)Údlmo nntrlcular or-
dinario. - 4, acueducto de Bllvlo.
1 1
1
18 T.3
F1c. 855
Corte frontal de los hemisferios que pasa por la comisura blanca anterior.
Fª. F", primer& 7 eta'undll rrontale1. - F.a., trontal ascendente. - B, ctaura de Dolando. - s.s .. el.aura de
Blhlo. - T'. T', T', primera, oe&"Uoda 7 tercera tem()Oralea. - ll'ua., ldbulo tuattorme. - B.ool., auroo oolateral.
- Un., UOClll O pncbo del hl()OC&m()O.
1, cisura lnt.erbemlat6rlca. - 2, cuerpo calloao. - 3, taac!culo ooclpltorront.al. - 3', 1uot.anc10 gris sut>epen.
dlmarla. - 4, nlicleo caudado. - 5. ndcleo lenticular (putamen). - 6', rlobua pallldua. - 8, Ulamo . - 7, bra&<>
antarlór de ta úpeula tntorna. - 8, a6ptum 111cldum. - 8', trlrono cerebral. - 9 , prolona'acldn frontal del .en·
trfculo lataral. - 10, ooamura blanca anterior . - 11, auat.ancla perforada anterior 7 ro¡¡jdo del tdber. - 12, pane
Interior del •entrlcuto medio. - 13, qutasma dptloo. - 14, ldbulo de la !nauta. - 15, "'pauta extrema. - 18.
antemuro. - 17, cipaula externa. -18, odcleo •mlrdallno. - 19, arteria oomUOic&Dte pooterlor. - 20, arteria
coroldea. anterior.
Oba6nenee las prlnclpelea partea conatltutl•as del cerebro : loa bemlamloe derecbo e Izquierdo, la claura In·
terbemJat6rlca (1), el cuer()O callo80 (2), loa nntrlculoa (9, 121, el t.rtcono (8), loa nlicleoa trrtaea centrales.
Veremos que este pequefio fascículo pone en relación el núcleo amigdalina con el
área olfatoria profunda y el espacio perforado anterior. Además de estas fibras comi·
surales transversales, M EYNERT ha descrito un fascículo anterior que constituye entre
los dos bulbos olfatorios una comisura en herradura. Está formado por los cilindro-
ejes de las células de borlitas descritas por CAJAL en el bulbo olfatorio. La comisura
antenor aparece así, según hace observar EDINCER, como la comisura del riencéfalo o
cerebro olfatorio (véase Vias olfatorias).
CEREBRO. VENTRÍCULO MEDIO 1027
'5. -. -- __ __ -?·
.:r_... -.. . - -. - 6
7..... . - ____ 8
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I
1"
16
16
.S.D
F1c. 856
Tálamos ópticos y ventrículo medio vistos por arriba después de la ablación del trígono
y la tela coroidea.
1, t ilamo óptico, con r. eu tub6rculo anterior, l", au tub6rculo post.e.rtor o pvlcfnar. - 2, aurco de loa
plexoe coroldeoa. - 3, auroo opt.oestrlado. - 3 ', Tena optoeat.rlada. - 3", ta.ni& aemtclrcularla. - 4, cabeU del
11'1cleo e&uelaelo. - 4 ', CUOl'l>O elel ollcleo cauelado. - 5, IM!ptum ltlctelum y au cavlelael central. - 6, pilar anterior
del tr{Cono. - 7, cornJaurn blanca anterior. - 8, vutn.. - 9, comisura srta. - 10, ventrículo med.lo. - 11, epC·
11.111. - 12, bab6nula. - 13, oomlaura blanca J)Oll.erlor. - 14, trl•orulo ele la baWouta. - 14' . pn¡llo ele ta
ba~nu la . - 15, tu~rculoa cuadrt.a6mlnoa anteriores. - 16, tubérculoa c uadrl¡6m1noa poaterloree. - 17, v•tvUJa de
Vteuasena 7 au treno. - 18, vermla superior. - 19 , ne.rvtoa patf Ucos.
afilado, en la mitad superior del tallo pituitario (fig. 847, 4), formando el divertículo
del infundíbulo. Solamente en casos muy raros se le ve ocupar toda la altura de este
tallo y descender hasta la glándula pituitaria.
5.0 Base. - La base del ventrículo medio, muy alargada en sentido anteroposte-
rior, está circunscrita (fig. 856): i.0 , por delante, por el ángulo anterior del trígono
1028 S ISTE.\IA NERVIOSO CE:-JTRAL
cerebral; 2. 0 , por detrás, por la glándula pineal; 3.0 , por los lados, por los pedúnculos
anteriores de esta glándula o habena, los cuales se ve como avanzan sobre el tálamo
óptico siguiendo la línea de unión de su cara superior con su cara interna.
En la mayor parte de los tratados clá~icos se lee que la tela coroidea superior
cierra el ventrículo por su base. Semejante descripción no es rigurosamente exacta.
En realidad, la bóveda del ventrículo medio está constituida (fig. 857) por la mem-
brana ependimaria, que se extiende horizontalmente de un tálamo óptico al otro. Esta
parte del epéndimo homóloga de la membrana tectoria del tercer ventrículo, y que
llamaremos membrana obturatriz, está reducida, en la mayor parte de su extensión,
a su capa epitelial y, por otra parte, se halla íntimamente unida con la cara inferior
de la tela coroidea.
La figura 857 nos muestra claramen te, en un corte frontal del cerebro, que la
membrana tectoria (color amarillo), verdadero techo del ventrículo medio, está refor-
zada por las tres formaciones
siguientes, que se extienden
por debajo de ella por este
orden: t:n primer plano, la
1
tela coro idea superior ; en un
segundo plano, el trígono; en
un tercer plano, el cuerpo ca-
lloso.
6.0 Prolongaciones. -
Estas prolongaciones se en-
1 cuentran en cada una de las
i&
F1c. 857
dos porciones. En la porción
Corle Crontal de Jos ventrículos medios y laterales talámica existe un cuerno an-
(esquemdtica). terior, entre los dos agujeros
1, cuerpo calloso. - 2, trlrono. - 3, nilcleo caudado. - 4, Ulamo dp- de Monro; por detrás, se per-
u co . - 5, peddnculos ant•rlores de la rlllndula plneal. - 6, lllmlna cór-
nea. - 7 , \'ena del cuerpa estriado. - 8, t.e.nla semtclrcular. - 9. \ 'Ctl· cibe un cuerno posterior, el
trlculos loterales. - 10, ventriculo medio. - 11, ho!Wa auperlor de I•
tcln coroldea. - 11' , su hoJllla Inferior. - 12, plexos corotdcoa de Joa recesrns suprapineal; está en-
ventr!euloa laterales - 13, plexos coroldeos del vent riculo medio. - 14,
espoclo subaracnoldeo . - 15, venaa de Galeno. - 16 , epéndlmo (amarlllo l. cima del orificio del acueduc-
to de Silvio.
En la porción infundibulotubárica, una prolongación o cuerno anteroinferior es
subdividido por la comisura ó ptica en dos recessus: recessus óptico, delante, y recessits
infundibular, detrás.
7.~ Comisura gris. - Con este nombre se designa una lámina nerviosa, de color
grisáceo, que se extiende, en plena cavidad ventricular, desde la cara interna de un
tálamo ó ptico a la cara análoga del tálamo óptico del lado opuesto (fig. 856, g).
a) Dimensiones y forma . - Su diámetro transversal mide aproximadamente 5 ó
6 milímetros; su diámetro anteroposterior, 8 a 10 milímetros, y su espesor, 3 ó 4 mi-
límetros solamen.t e ; por lo general es cuadrilátera y ofrece una cara superior casi
plana, una cara inferior más o menos convexa, dos extremos laterales fusionados con
el tálamo óptico y dos bordes, uno anterior y otro posterior, ambos ligeramente
cóncavos.
b) Variedades. - La comisura gris presenta, en su configuración y hasta en su
existencia, variaciones indi\'iduale muy numerosas: puede ser laminar, prismática,
triangular, cilindroide, etc. o es en extremo raro verla doble, y, por otra parte,
d eja de existir por completo en una proporción de 1 5 a 20 por 100.
T ENCHt NI, que ha esturliado asiduamente la comisura gris en 100 individuos, 50 hombres
y 50 mujeres, llegó a los resultados siguientes:
CEREBRO. VENTRÍCULO MEDIO 10!!9
EN EL HmlBRE EN LA MUJER
l. º Peso medio del encéfalo 1.365 g. 1. 223 g.
2.0 Carencia de la comisura gris 15 veces 7 veces
Peso meclio del encéfalo 1.390 g. 1. 295 g.
3·º Duplicidad de la comisura gris 8 veces 11 veces
Pe~o medio del encéfalo 1.282 g. 1.104 g.
e \"e, por estas diferentes ci fras, que la comisura gris falta con más frecuencia en el
hombre que en la mujer, y que, por el contrario, su duplicación e observa preferentemente
F1c. 858
I nyección de lipiodol en los ventrículos en el cadáver .
Vía transbóved a orbitaria de Doglioui (CLAVEL y M. LATARJET).
l. aguJa que punciona el cuerno tront:i1. - 2. seno tront31. - 3, ven·
trfculo lateral . - 4 . a¡ruJero de Monro. - 5, rccessus qutasmAllco e 1n1un·
dlbular del tercer ventrfculo. - 6, parte J>OSterlor del ventrkulo lateral,
uo lleno de llplodol. - 7, cuerno temporo<s!cnold•l del ventriculo lateral.
- a. comisura gris. - 9, recessus plneal del tercer ventrículo . - 10, acue·
dueto de Slh•to. - 11, cuarto ventrfculo.
en el sexo femenino. Se \'e también, y en esto estriba que las investigaciones de T ENCHJNJ
sean interesantes, que, en uno y o tro sexo, la falta de comisura gris coincide con una masa
encefá lica muy superior a la medida , mientras que la existencia de una comisura doble corres-
ponde a una disminución d el peso medio del encéfalo.
MACEDO, que h a examinado en la Escuela de Medicina de Lisboa 215 cerebros humanos, ha
podido comprobar en 43 ce.sos la carencia de comisura gris, o sea en una proporción de 20 por
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
ciento. Del mismo modo que TENCHINI, ha visto que la anomalía era más frecuente en el hom-
bre (22,4 por 100) que en la mujer (13,5 por 100 solamente). Pero lo que es curioso e.n las
observaciones de MACEDO es que ula característica dominante de los individuos faltos de comi-
sura es la de revelar en sus actos psíquicos una precipitación singular, acompañada de cierta
discordancia entre las impresiones internas y externas». Se trataría , según este autor, de dese -
quilibrados, de discordantes, psíquicamente hablando.
7. Formaciones coroideas
lnl era l, expresión que se encuentra por lo d emás en todos los tratados didácticos, es
impropia y sancionaría un error si se tomase al pie de la letra. Tampoco es exacto
decir que los plexos coroideos pasan por los agujeros de M onro; pasan por encima,
puesto que los separa de estos orificios el epitelio ependimario. Por lo demás, la em-
briología, al darnos a conocer el d esarrollo de los plexos coroideos, nos enseña que la
piamadre empuja dela nte de sí el epéndimo, pero sin perforar nunca esta membrana
y manteniéndose siempre, por consiguiente, fuera d e Ja cavidad ventricular.
Significación de los plexos coroideos. - Desde 1854, FAIVRE afirma que los plexos coroideos
«tienen una relación íntima con la secreción d el líquido cefalorraquídeo». Esta opinión ha sido
sucesivamente aceptada por LUSCHKA, KINCSBURY, FINDLAY, GALEOTII y STUDNICKA. PETIT y Gl·
RAUD, después de un minucioso estudio, a la vez histológico y fisiológico, de los plexos coroideos
de Jos vertebrados, se han inclinado a aceptar esta opinión. Según ellos, las células epiteliales
que revisten estas formacion es vasculares serían células secretorias, encargadas de la producción
1~ ..
F1c .
Plexos coroideos vistos por su lado
interno. F1c. 864
l , peddnculo cerebral, con 1', tocus Plexos coroideos del caballo (según GRYNFELT y Euz1ERE).
n(ger. - 2, comisura blanca posterior. -
3, tubérculo mamll:ir. - 4, tn f undJbU· En 1 se ''e una célula c uyo citoplasma está. recorrido Por largos
lum. - 5 , pllar aote.rtor del trígono. - condrtocont os ondulados no anastomosados. - En 2. los conartooontos
6, comisura blanca anterior. - 7, tila · se han fragmentado en mitocondrlas Que ¡>ronto ae blnohan , se aclaran
mo dptlco . con 7', su tubérculo anterior: en su centro y se hacen pequenas vcsfcul3s de partes 11Poldes, colora·
7" , región del pulvl na.r . - a. tr1'.ngulo bles Por los reactivos mttocondrtales . Est.as vesículas aumentan de ta·
de la babéouta . - 9, ped\lnculo anterior maño, su pared se ndelgaza, luego desapar9C'e, y se observa entonces
de la gl6odula plnea l l habtnaJ. - 10, que las eotttas. al aumentar do m1mero, acaban Por ocupar 1& caal to·
comisura a-ria. - 11 . aguJero d.e .Monro. t alldad del c u•rPo celular , el cual :>parece (3 y 4) como vacuallzado
- 12, surco de Monro. - 13, plexo coral· en los cortes. Estas gotitas son las que penetran en el ribete en ce-
deo. - 14 , tenla semtclrcular. pillo de la célula para caer en la ca\•ldad venl rlcula r .
el líquido cefalorraquídeo. Poco a poco estas gotitas se dirigen hacia el borde libre de la célula,
lo levantan, lo rompen y caen entonces en la cavidad ventricular.
Las células de los plexos parecen poseer también un poder de resorción y fijación de los
lipoides contenidos en el liquido cefalorraquídeo.
2.0 Tela coroidea superior. - La tela coroidea superior (fig. 860), así llamada
para distinguirla de la tela coroidea inferior, que se extiende por encima del cuarto
ventrículo, está situada inmediatamente por debajo del trígono, al que separa del
tálamo óptico y del ventrículo medio.
(ñgura 865): una hoja superior (7), que tapiza el trígono, y una hoja inferior (7'), que
cubre la lámina epitelial que constituye el verdadero techo del ventrículo medio.
Estas dos hojas se fusionan en su extremidad anterior; se separan, por el contrario, en
su extremidad posterior, para continuarse, la hoja superior con la piamadre cerebral,
la hoja inferior con la piamadre del istmo, y, por esta última, con la piamadre cere-
belosa. Entre las dos hojas de la tela coroidea se insinúa, como lo demuestra la figu-
ra 865, el tejido conjuntivo de los espacios subaracnoideos, en cuyo seno circulan nume-
rosos vasos arteriales y venosos.
Siendo Ja tela coroidea una simple invaginación de la piamadre, ofrece la misma
estructura que esta última membrana (véase Piamadre).
C. VASOS. - Las arterias de la tela coroidea superior, siempre muy pequeñas y
sumamente tortuosas, proceden de tres orígenes: de las cerebelosas superiores, de las
cerebrales posteriores y de las arterias coroideas. Casi todas ellas tienen una dirección
anteroposterior (véase Cerebro). Las venas (fig. 860), mucho más importantes, se
resumen en dos troncos principales, uno derecho y otro izquierdo, que son las venas
de Galeno. Estas venas, a las que van a parar numerosos afluentes, serán descritas
más adelante (véase Circulación del cerebro).
1.0 Situación. - La glándula pineal está situada por debajo del rodete del cuerpo
calloso (fig. 865, 9), entre los dos tubérculos cuadrigéminos anteriores, que le forman
una especie de canal, denominado lecho de la gldndula pineal. Se mantiene en su posi-
ción, en primer lugar, por medio de algunas adherencias con la piamadre, y en se-
gundo lugar, por cierto número de prolongaciones que, partiendo de su base, van
a terminar en varios órganos próximos. Debajo de la epífisis se ve el abocamiento del
acueducto de Silvio en el tercer ventrículo. Hay que recordar esta proximidad del acue-
ducto, cuya compresión por tumores próximos puede ocasionar la hidrocefalia.
16
16
.S D 1B 19
F1c. 866
T álamos ópticos y ,·entriculo medio vistos por arriba después de la ablación del trígono
y de la tela co roidca.
1. U lamo óptico. con l '. su tuWrculo anterior: l ". 1u tu~rculo Posterior o J)ulDfno r. - 2, surco de 101
plexos corotdeos. - 3 , aurco optoeatriado. - 3 ', \ 'eDt\ opt.oeatrl:ida . - 3" , tamla semtctrcutar. - 4 , cabez& del
n~c leo caudado. - 4 º. cuerpo del núcleo <audad o. - 5 . IM!ptum lúcldum y au cavidad cent ral. - 6. pilar a nterior
del trtaono. - 7 . comisura blanca anterJor. - 8, vul\'&. - 9 , comisura gris. - 10 , ventrfculo medio. - 11, epf·
!Isla. - 12 , h abtn ula. - 13 . oomlaura blan ca poaterlor. - 14. t r lin¡u lo do la habtnula. - 14' . ¡¡an¡llo de la
baWnula . - 15, tubúculos cuadrle~mlnos ante.rtorea. - 16, t u~rculoa cuadrl&émlnos pcatertorea. - 1 7, • •t•ul&
de Vltuuena y su treno. - 19, vermls superior. - 19, neirvlos p11ttllros.
saco pineal, según nos demuestra la figura 867, no es más que un sim ple d ivertículo
del ventrículo medio.
c) Vértice. - El vértice de la glánd ula pineal, d irigido hacia atrás y abajo, unas
veces es puntiagudo y otras veces redondeado y romo. Dicho vértice flo ta libremente,
por encima de los tu bérculos cuadrigéminos, en los espacios subaracnoideos.
CEREBRO. EPÍFIS IS 1037
4.0 Relaciones con la tela coroidea. - Algunos autores sitúan la glá ndula pineal
entre las dos hojas de la tela coroidea superior. E ta de cri pción es inexacta: la glán-
dula pineal corresponde exclusivamente a la hoja inferior de la tela y no tiene nin-
guna relación inmediata con Ja hoja superior.
Si, en un corte sagital (fig. 867), seguimos de delante atrás la hoja inferior de la
Lela coroidea, vemos que se inserta en la cara superior de Ja glándula, tapiza luego
sus partes laterales, su vértice y su cara inferior y, por fin, se reíleja hacia atr ás para
extenderse por encima de los tubérculos cuadrigéminos.
Hay que observar que la inserción de la tela coroidea en la cara superior de la
glánd ula pineal se verifica, no en toda la exten ión de esta cara, sino en su tercio
medio o en su tercio posterior (fig. 867, 3). De ello resulta que por encima de la
~ - \ 1
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FIG. 867 F1c. 868
Corte sagital de la glándula pineal, para de- La glándula pineal y sus pedúnculos vistos
mostrar sus relaciones con la tela coroidea por la parte anterior y superior.
y con el epéndimo.
1, U lamo óptico, co n l', el pulvlnar. - 2, tu·
l. cuerpo calloso. - 2, 2'. hojas superior e 1oferlor bérculoa cundrlgéml noa an teriores. - 2', tubérculos cua·
de I• tela corolde:. ( r o}ol. - 3, 111, ndula. plne>I. - 4, drl16m.1no1 Posteriores. - 3, comisura blanca posterior .
C'Omlsura bl:inc& posterior. - 5, vent.rfculo medio. - - 4 , acueducto de Sllvto. - 5, comisura grts. -6,
6 , epéndlmo ( omorflloJ. - 7, tondo de saco 1uprapl· glindula plnea l, oon 7. sus pedllnculos anteriores o
nea!. - e, tondo de Meo plneal. - 9 , ano. - 10. habcnz ; 8, sus pcddnculos medios ; 9 , sus peddnculos
acuecluclo de Sll\'lo . ln lcrlorcs. - 10, trllin¡u lo de la hobénula..
glándula pineal, entre su ba e y la tela coroidea, existe un nuevo divertículo del ven-
trículo medio, que tiene asimi mo la forma d e un fondo de saco; es el fondo de saco
suprapinea l (7). Este fondo de saco se halla tapizado, como es muy natural, por el
epitelio ependimario.
F1c. 86g
El ventrículo lateral uquierdo.
(Preparación por cortes sagitales y parasagitales en diferentes planos.)
a, prolonaacldn trontat. - b, prolonaacldn occipital. - <, tnct11clJada del •entrlcnlo lateral. - d, ventriculo medio.
l. c uerpc calloto. - 2, cuerpo del n'1cleo caudado. - 2', 1u cabeza. - 3, t'1amo óptico. - 4. aurco optoeatrtado.
- 5 , surco coroldeo. - 6 , corte de la comlaura rrls. - 7. corte del tub6re ulo mamll&r. - 8 , epfflals. - 9 , tenla.
thalaml. - 10, re¡ldn Jntradptlca del .entrloulo mecllo. - 11, tub6rculo cuadrl¡¡6mlno. - 12, acueducto de Slhto.
que hemos adoptado para estudiar este último (fig. 866). Esta técnica muestra sólo
una parte del núcleo caudado y del tálamo óptico. Es necesario practicar tres cortes
orientados de modo diferente: el primero parasagital. el segundo horizontal y el
tercero frontal, que permitirían adquirir una vista de conjunto de la forma y de
las relaciones generales de estos núcleos.
1.° Corte parasagital (fig. 869). - Este corte debe pasar por las prolongaciones
frontal y occipital del ventrículo lateral. Percibimos el núcleo caudado, curvilíneo,
que dibuja una coma de extremo grueso anterior cuya punta se dirige hacia delante
para adaptarse a la curva que dibujan las porciones frontal y temporal del ventrícu-
lo lateral. Debajo de él y por dentro, percibimos el tálamo óptico, cuya parte-
superior contribuye a formar el suelo del ventrículo lateral; está separado del núcleo
caudado por un surco, el surco optoestriado.
SISTEMA 1"ERVIOSO CENTRAL
2.• Corte horizontal (fig. 870). - Este corte, que pasa por Ja rodilla y el rodete
del cuerpo calloso, mue tra que los núcleos grises centrales son en nlimero d e tres;
anterointerno, posterointemo y externo;
e tán separado unos de otros por una
hoja de sustancia blanca que dibuja un
ángulo obtuso abierto hacia fu era, la
cápsula i11tema.
a) ticleo caudado. - Constituye
Ce •.. una masa gris anterointerna que dibuja
el corte de un semicírculo o de un óvalo,
cuya parte con\'exa abomba en la prolon-
gación frontal del ventrículo lateral : la
parte seccionada corre ponde a Ja re-
1.3 . • . gión anterior, es decir, a la cabeza. Por
f .. . detrás, en contacto con la prolongación
e fcnoidal, está la cola de este núcleo.
f3) Tála mo óptico. - L a masa gri
6 '. ... posterointerna dibuja un óvalo de ex -
c5 : . . lt+.-'811....,':--7~ - • • 11 tremo grueso postenor.
- su cara interna.
.
- --T 1 abombada, sobresale en la cavidad del
ventrículo medio.
6:: .. y) úcleo lenticular. - El núcleo
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externo o núcleo lenticular dibuja un
triángulo de vértice interno; la base. ex-
terna, está separada de la corteza de la
ínsula por tres hojas: una gris, el ante-
muro, aislada entre dos hojas blancas, la
cápsula externa y la cápsula extrema.
S.po . .
3.° Corte frontal (fig. 871). - · El
corte frontal pasa aproximadamente por
1J . . _ el centro del tálamo óptico. Encontramos
tres formaciones grises: dos son internas,
el núcleo caudado y el tálamo óptico;
la otra es externa, el núcleo lenticular.
F1c. 870
Cone horizontal del hemisferio d erecho que pasa El núcleo caudado ofrece una sección de
por el lóbulo de la ínsula , a 55 milímetros por forma r edondeada; esta sección pasa por
debajo del borde superior d el hemisferio, y el cuerpo y forma parte e;xterna del sue-
por la rodilla y el rodete del cuerpo calloso. lo del cuerno frontal del ventrículo Ja.
F F F'. primera. aeaunda y tercera cl rc unvolucionca
1
•
1
,
rront • les. - 6. elsuro de Sll•lo. - lns .. lóbulo de la !n-
teral.
auta. - T primera clrcunvoluctón temparal. - P', se·
1•
externa. - 11 , antemuro. - 12, c4psula extrema. - 13, triángulo de vértice interno. Está aislado
oéptum ldcldum. - 14. trlgono cerebral. - 15 , cinta de
Ylcq·d ' Azyr . - 16, plexo ooroldeo . de la ínsula por las mismas formacione~
se ñaladas a ntes. Por l'.1ltimo, está sepa-
rado de lo dos núcleos precedentes por la hoja de sustancia blanca que hemos deno-
minado cápsula interna; ésta se dirige oblicuamente de arriba abajo y de afuera adentro.
CEREBRO. NÚCLEOS GRISES CENTRALES 1041
Si examinamos la parte inferior del corte, percibimos una pequeña masa gris
que asienta encima de la prolongación esfenoidal del ventrículo lateral; es la cola del
11úcleo caudado (fig. 871, 7'). La hoja de sustancia blanca, situada entre la base del
núcleo lenticular y la cola del núcleo caudado, se llama segmento sublenticular de la
cápsula i11terna.
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F1c. 871
Corte frontal d el hemisferio derecho.
1, cuerpo calloao. - 2, eéptum ldcldum - 3, trf¡ono cerebral . - 4, tel~ eoroldea. - 5, ndcleo superior del
U lamo óptlco. - 5', su m1eleo lntl"rno. - 5", su mlcleo e:r.terno. - 6, c'psula lo terna. - 7, cabeza del ndcleo
caudado. - 7 '. cola del nl1cleo caudado. - 8. c'peula extrema. - 9, ant-emuro. - 10, c'psula externa.. - 11,
put.amen. - 12, J>'llldum. - 13, re¡¡tdn aublenllcular. - 14, cJntllla dptlca. - 15, prolon¡acldn trontal del v•n·
trlculo lateral. - 15'. su prolon¡¡aetdn eatenotdal. - 16, locus nl¡er. - 17, re¡idn lnttatalimlca.
el núcleo lenticular están íntimamente ligados entre sí. Están reunidos en dos puntos:
1 º, en la parte inferior de su extremo anterior; .2.0 , también en su parte posterior
e inferior. Finalmente, numerosos puentes de sustancia gris Jos reúnen, atravesando
la cápsula interna que se intercala entre ellos; pero éstos son delgados e inconstantes
en número y volumen.
El tálamo, por el contrario, forma un núcleo aislado. La anatomía demuestra que
es necesario distinguir en los núcleos grises centrales dos partes bien diferentes : el
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A A
tálamo óptico por un lado y el cuerpo estriado por otro, formado por el núcleo cau -
dado y el núcleo lenticular.
B. Tálamo óptico
Los tálamos ópúcos son los núcleos grises de la base más voluminosos. Tienen la
forma de ovoides simétricos, de extremo grueso posterior, que se ven en la cara interna
del cerebro cuando se separan uno del ouo los dos hemisferios.
Tienen una coloración blanca grisácea que recuerda bastante bien ·el tinte de café
con leche.
1.0 Situación y dimensiones. - Los tálamos ópticos están situados: por fuera del
ventrículo medio, que limitan lateralmente; por delante y por fuera de los tubérculos
cuadrigéminos; por detrás y por denuo del núcleo caudado en el trayecto de los pe-
dúnculos cerebrales, cuyos lados superior e interno ocupan. Tienen las dimensiones si-
guientes: su longitud mide 35 a 40 milímetros; su anchura, 18 a u milímetros, y su
altura, de .20 a .25 milímetros.
nombre de estrato zonal. Esta zona le da un tinte de café con leche que la disting ue del
núcleo caudado próximo. El borde externo de esta cara está formado por el surco
optoestriado, que la separa del núcleo caudado y que sig uen la lámina córnea y la
lamia semicircularis, que hemos descrito con anterioridad. La parte libre de esta cara
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.S D 19
17
F1c. 871
Tálamos ópticos y ventrículo medio vistos por arriba después de la ablación del trígono
y de la tela coroidea.
1, tálamo dpt lco, con l ' , su t ub~rculo anterJor, 7 1 ". eu tub6rcuto J)Oltertor o pulcfl\Or , - 2, surco de 101
plexos ooroldto1. - 3, surco optoestrlado. - 3' , '''ºª
optoeatrlada. - 3" . uenta sem.lctrcularta. - 4, cabez.a del nu-
cleo caudado. - 4 ", c uerpo d el núcleo caudaclO. - 5, 16ptum lúcldwn 7 au cavidad central. - 6, pilar anterior
del t rfaono. - 7, comlaura blanca anterior. - 8 , •uJva. - 9, comJaura arla. - 10 , TtDtrfculo medto. - 11, epf.
n•la . - 12. habtnula. - 15, romlau ra blanca J)Olterlor. - 14 , trlAn¡ulo de la babtnula. - 14', pn¡ llo de la
h& ~nula. - 15. tub6rculo1 cuadrlgémtnos anteriores. - 18 , tubérculos c uad.rlrémtnoa posteriores. - 17. válvula
de VleuaHna y 1u t reno. - 18, vermJa superior. - 1 9, nervios patéUcoa.
está surcada por una form ación que la recorre oblicuamente del ag ujero de Monro al
ángulo posterior y externo : es el surco coroideo, que siguen los plexos coroideos de
los ventrículos laterales. Así quedan limitadas dos alas: 1.•, el ala externa triangular,
cuya cara anterior, cubierta por el epéndimo, constituye el suelo del ventrículo lateral.
CEREBRO. TÁLAMO Ó PTICO 1045
Por delante, cerca del agujero de Monro, se abulta para formar una eminencia granu-
losa, el tubérculo anterior (corpus album subrotundum de Vieussens (fig. 874, 1'), que
corresponde a un núcleo, el núcleo anterior; 2. 0 , el ala interna, de forma triangular de
base posterior, cubierta por la cara superior, se prolonga en la tela coroidea que la se-
para del trígono cerebra l. Por detrás y por dentro se ve una eminencia voluminosa,
el tubérculo posterior o pu lvinar (fig. 874, 1 " ).
En la parte posterior e interna de esta cara, a cada lado del extremo posterior del
ventrículo medio, se ve una pequeña región (fig. 874, 14), situada inferiormente, que
tiene la forma de un triángulo alargado en el sentido anteroposterior: el triángulo de
la habénula. Mide, por término medio, de 7 a 10 milímetros de longitud por 3 ó 4 milí-
metros de anchura. Su borde posterior o base, situado detrás, está representado por un
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F1c. 873
Ganglio de la habénula y fascículo de Meynert.
El ootte rronta.l pasa por el t&9Cfculo de Moyncrt e Interesa. Ja rertdn interpeduncular y la. parte pcsterlor
del lll ventrícu lo (a la derecb&, ae¡rún DtJEB1'1E; a 11. lr.qulerda, esquema) .
1, taacfoulo de Meynert. - 2, pogllo de 11. babénula . - 3, ganirUo lnterpeduncular. - 4 , núcleo rolo. - 5,
clntUla. lon11tuc1lnal J>OStertor. - 6, núcleo del motor ocular comtln. - 6', rafees cortadas obUcuamente en su
emeraencla. - 7, U.lamo dpttoo. - 8, cuerpo senleulado e:r.terno. - 8, , clntllia dpttca. - 9, f'luetculo de Tw'ck.
- 10, taaclculo piramidal. - 11, estr&to Intermedio. - l ~ , locus n!¡¡er . - 13, cipsulr. del núcleo rojo y radl1.-
ctone1 de l& ca.lota. - 14, ventrículo medio.
pequeño surco transversal que separa el triángulo que nos ocupa del tubérculo cuadri-
gémino anterior correspondiente. Su borde interno, dirigido de atrás adelante, corres-
ponde al pedúnculo anterior o habena de la glándula pineal (de ahí su nombre de
triángulo de la habénula). Su borde externo, oblicuo hacia delante y adentro, está
constituido por la parte correspondiente del tálamo-óptico, que forma un plano ver-
tical que cae a pico sobre la superficie del triángulo. Su vértice, muy afilado, corres-
ponde a la parte media d el tercer ventrículo y a veces llega hasta su tercio anterior.
La parte posterior del triángulo de la habénula se eleva en una especie de eminen-
cia mamelonada, unas veces esférica y otras ovoide, de eje mayor anteroposterior, que
denominaremos el tubérculo de la habénula. Debajo de él se encuentra un pequeño nú-
cleo de sustancia gris, el ganglio de la habénula.
El ganglio de la habénula, visto en cortes frontales, tiene la forma de un triángulo (figu-
ra 875, 2). Está constituido por un núcleo interno de pequeñas células y un núcleo externo de
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
células mayores. Se halla entre el pulvinar, situado detrás, y el núcleo interno del tálamo óptico,
simado delante. De este núcleo parten fibras que constituyen el fa.sdculo retrorre/lejo de
Meynert (fig. 875, 1). Este fascículo desciende a lo largo de la cara interna del tálamo óptico,
pasa al lado interno del núcleo rojo da la calota y termina en una pequeña acumulación celu-
lar situada en el e9f)acio perforado anterior, el ganglio interpeduncular, reducido en el hombre
a una pequeña masa celular agrupada alrededor del foramen ccecum.
Los dos ganglios de la habénula están reunidos por fibras que constituyen Ja co111isµra inter-
habenu/ar. Estas fibras proceden, no solamente de Jos ganglios de la habénula, si no también de
las fibras que vienen de la ta:nia thalami, del fasclculo retrorreftejo de Meynerl, del tálamo y
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10
Flc. 876
Corte horizontal de los núcleos optoestriados.
en la región en que el globus pállidus alcanza su mayor desarrollo.
1, putamen. - 2, 1)1.llldum. - 2', c4psula Interna. - 3, !!mina medular externa. - 4, !!mina medular tn·
terna. - 5. ntloleo caudado. - 5'. punto de unión en tre el n\lcleo caudado y el put.amen. - 5". cola del n\lclto
caud11do. - 6. núcleo ext.erno del Ulamo. - 6', su ntlcteo tnterno. - 6", centro mediano d~ Luya. - 6'", pul ·
vinar. - 7 . au lámina medular Interna. - 7 '. tasdculo de Vlcq·d'Azyr. - 8, au lámina medular externa . - 9.
ranirllo de la bab6nula. - 10. !Amina córnea. - ll, camPo de Wetnlcke. - 12, prolonraelOn eatenoldal. - 12',
taJ)étum. - 13, proJonraclón frontal. - 14. antemuro. - 15, c'paula extrema. - 16, cApsula externa. - 17, ln·
sula. - 18, cuerpo calloso.
del estrato zonal (véase más adelante). Este sistema habenular debe ser referido a la función
olfatoria. lxl lll!nia lhalami, que termina en el área olfatoria (espacio perforado anterior y
tubérculo olfatorio) de otras fibras que llegan al séptum lúcidum por el fascículo septitalámico,
forma a la habénula un pedículo anterior olfatorio, mientras que el fasclculo la pone en re-
lación con Ja sustancia gris interpeduncular.
El borde interno de esta cara está formado por el pedúnculo anterior de la glán-
dula pineal, estría blanca brillante, la t~nia thalami.
b) Cara interna. - La cara interna del tálamo óptico es diferente según se la con-
sidere en sus dos tercios anteriores o en su tercio posterior (fig. 846).
En sus dos tercios anteriores forma la par~d externa del tercer ventrículo. En este
punto se desprende la comisura gris, que reúne los dos tálamos ópticos. El borde infe-
CER EBRO. TÁLAMO ÓPTICO 1047
rior de esta porción corresponde al surco de Monro, que la separa de la región infra-
óptica e infundibular: hemos vislO que el pedúnculo anterior de la glándula pineal
forma su límite superior. Esta cara se halla tapizada por el epéndimo, cubierto en este
lugar por una delgada capa de sustancia gris, la sustancia gris i11trave11tricular.
En su tercio posterior la cara interna corresponde al mesencéfalo y al tubérculo
cuadrigémino anterior, al cual está unida por medio de un puente de sustancia ner-
viosa.
c) La cara inferior (fig. 871), más ancha por detrás que por delante, es adherente
en toda su extensión. Corresponde en primer lugar a las panes con titutivas de la región
infraóptica, es decir, a una serie de forma-
ciones gTises (núcleos rojos, cuerpo de Luys,
9'
etcétera) y formaciones blancas (fascículo len-
ticular, etc.), que estudiaremos más adelante,
y completamente por delante a la región in-
fundibulotuberiana, que también será objelO
de un estudio especial. 13_.
d) La cara ext erna es adherente en toda · ·- 4
su extensión a la cápsula interna y más par-
ticularmente a su brazo posterior. Cortes ver-
···- 1
ticales y horizontales (figs. 870 y 871) demues-
tra n que es convexa en todos sentidos : de
arriba abajo corresponde sucesivamente al
núcleo caudado, del que la separa la cintilla
semicircular ; luego, el brazo posterior de la
cápsula interna. Esta cara recibe un contin- 2
gente de fibras que forman la corona radiante flG . 877
d el tálamo. En la superficie de la cara exter- T á lamo óptico del lado izquierdo
na, las fibras forman una red cuyas mallas es- visto por su parte posterior.
tá n llenas de sustancia gris, red a la que se 1 . U lamo del 11tmo. - 2, pedúnculo cerebral. -
3 . s urco lateral del latmo. - 4. cinta de ~11 . -
da el nombre de zona enrejada de Arnold. 5, pulTtnar. - 6, cuerPo 1rentculado Interno. - 7 .
cuerp0 1enlc ulado externo. - 8, tub6rculo cuadrl1~
mlno anterior, <'00 8', IU brazo OODJunt l val. - 9 ,
t uWrculo cuadrl16mlno poaterlor , con 9 ', au br&i.o
B . EXTREMOS. - De los dos extremos del conJuntivat. - 10, tractua peduncularta transversus.
11. clotllla dptlca. - 12, núcleo caudado. - 13,
tálamo ó ptico, uno sólo está libre, el e,ctrc- -surco o ptoe.etrlado . - 14, nervio pat6t.too.
mo posterior.
a) Extremo anterior. - Este extremo se dirige algo hacia dentro. De forma redon-
deada encaja en gran parte en la concavidad de la cabeza del núcleo caudado. Unica-
mente el gTosor de los pilares del trígono lo separa de su homólogo del lado opuesto.
Recordemos que éstos lo rodean de arriba abajo y que limitan con él el agujero de
Monro. Percibimos por dentro de estos pilares, descansando en el extremo anterior,
los pelotones del plexo coroideo, revestidos por el epéndimo, que cuelgan en el orificio
mterventricular. Pero, más abajo, el extremo anterior es cruzado transversalmente por
la comisura blanca anterior. En este extremo es donde termina el pedúnculo infero-
interno del tálamo.
b) Extremo posterior. - Este extremo posterior, denominado pulvinar (fig. 877, 5),
mira atrás y afuera. Es más voluminoso que el anterior y sobre ale parcialmente en la
luz del ventrículo lateral. Los pelotones de los plexos coroideos de los ventrículos late-
rales y los pilares posteriores del trígono lo cruzan oblicuamente. Debajo del relieve
abombado que forma el pulvinar, en el punto en que este relieve se curva para con-
tinuarse con Ja cara inferior, se perciben, tallados en semirrelieve en Ja sustancia
ó ptica, los dos cuerpos geniculados, de los cuales uno es interno y otro externo. El
cuerpo geniculado interno, más pequeño que el otro, se pega a la parte superior y
lateral del pedúnculo cerebral. De color grisáceo, tiene forma oval, de eje mayor
transversal. 1ide 7 milímetros de anchura por 4 milímetros de altura. Su lado anterior
SISTEMA 'ERVIOSO CE1'TRAL
B. NÚCLEOS DEL TÁLAMO ÓPTICO. -Las láminas blancas que acabamos de descri-
bir limitan entre si departamentos de sustancia gris, dividiendo el tálamo en cierto
CEREBRO. TÁLAMO ÓPTICO 1049
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16'
F1c. 878
Las láminas medulares y el campo de Wernicke en un corte frontal (esquemdtica).
l. n1lcleo anterior del tálamo . - 2. núcleo e xterno. - 2 ', ntlcleo aemllunar de Flechatsr. - 3, puh-tnar. -
4, ntlcleo Interno. - 4 ', c~tro medio do Luya. - 5, 5 ', lá.mlna medular interna. - 6, limln& medular externa.
- 6'. zona enrejada . - 7, cabe%a del ntlcleo caudado. - e. cola del m1cleo caudado. - 9, cue.rI>O genlculado ex·
terno. - 10, fibras que unen el cuerpc ¡enlculado al pulvtnar. - 11. fibras que Tan del cuerPo senlculado al córtex.
- 12, radlaclonts dpltcas o ftbras talamocortlcales. - 13, rascfculo tem1>0rotat•mloo do Arnold. - 14, cam1>0 de
\Vernlcke. - 15, nüc leo roJo. - 16, ventrfculo earenotd:il.
Rodea como una hoz el centro medio de Luys, del que lo separa la lámina me-
dular interna.
d) Núcleo posterior. - Corresponde al pulvinar (figs. 877, 6"', y 878, 3), es decir,
a la parte posterior del tálamo óptico. Es voluminoso, pero menos bien limitado que
los otros; se continúa parcialmente con el núcleo externo.
Cortes diferentes permiten examinar los núcleos bajo diferentes aspectos.
Un corte verticofrontal (fig. 878) que interese los núcleos rojos del pedúnculo
cerebral muestra la descripción esquemática que acabamos de bosquejar.
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_______ 12
f1c . 879
Esquema de las conexiones del tálamo óptico.
Corte verttcotransveraal . - E n azul, f1braa aferenlea. - En roJo, ftbr11 etertntea.
1
uoo. ~ ';':1>e.:'Sc1~1 ~~;.1~ ~~u~abdr';; ~1!~0::~1.~f~ ~d~ .00tJ~:d~ridM°.~6mY:~~º.¡. :-113ti'ra1>~\~::i~¡,alid!í. ~1~".'ºrig~~
talomoeotrlada. - 8'. libra talamoca udada. - 9, !uclculo de Vlcq·d' Azyr. - 10, libra t alamooomloural. - 11,
libra aubtalAmlca (campo de Forell. - 1 2, vla talamoollvar; taaclculo central de la calota. - 13, taaclculo t •m·
porotalimlco de Arnold. - 14, cl.nta de ReU media. - 15, radlaclonea de la calota.
4.0 Estructura microscópica. - El tálamo óptico, como todos los centros grises.
contiene células y fibras nerviosas.
CF.REBRO. TÁLAMO ÓPTICO 1051
5.° Conexiones. - Las conexiones del tálamo óptico son múltiples y complejas.
Son de grandísimo interés, pues el tálamo representa una estación muy importante,
estación intermedia al tronco encefálico, que parece terminar en ella, y al cerebro
anterior, que la precede.
SISTEM. . NERVIOSO CENTRAL
El tálamo está en relaciones con las regiones supra e infrayacentes. Las considera-
remos sucesivamente con: 1.0 , el eje encefálico; 2.0 , la coneza cerebral ; 3.0 , la cintilla
óptica; 4.0 , el cuerpo estriado; 5.º, la región infundibuloinfraóptica; 6.0 , el rinencé-
falo; 7.0 , las comisuras. Este plan, seguido por Fo1x y N1coLESCO en su notable obra,
permite que seamos completos y deja comprender el papel tan importante de este
centro nervioso.
10
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__ /3
F1c. 880
Sistematización del tálamo óptico y de sus pedúnculos presentada en un corte horizontal
(esquemdtica).
A, t'lamo óptico. - B, núcleo lenUcular.
l, núcleo anterior del Ulamo. - 2. au núcleo externo. - 3, pedúnculo superior. - 4, núcleo Interno. - 6,
pedllnculo nnterlor. - 6, pedllnculo lnterolnterno f tn rojo> . - 7, pulvlntLr (tn azul>: 7 ', campo Werntcke . - 8,
radJ.aclones ópticas do Oratlolet. - 9 , brazo anterior de Ja c4psu1a interna. - 9', su brazo posterior. - 10, cabe?.&
del núcleo caudado. - 10', cola. del núr.leo caudado. - 11, cuerpo calloso. - 12, prolon¡¡ndón es!enotdnl del ven ·
tricolo lateral. - 13, su prolon¡actóo trontal.
-~lli:.:-- - ---- 3
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__8
6 -· -- - ---ª
F1c. 881
Sistematización del tálamo óptico y de sus pedúnculos presentada en un corle sagital
(esquemdtica).
1, n\1cleo anlerlor. - 2, núcleo eilerno . - 3, pedúnculo auperlor (nacido del núcleo externo). - 4 ', núcleo in·
t erno, con 5 , el pedúnc ulo a nt erior. - 6, pedtloc ulo Lo!eroloteroo. - 7, pul•LD•r. - 8 , pedúnculo Posterior (r&dl&·
clooc1 ópticas de Ora tlolet) . - 9. raaclculo temPorota limlco de Arnold.
e) Vía talamoolivar (fig. 879, 12). Conocemos también esta vía. HelI).os visto
que constitu ye una parte importante del fascículo central de la calota; éste, según
hemos dicho ya en párrafos anteriores, va a la oliva bulbar, mientras que cierto nú-
mero de sus fibras van con toda probabilidad directamente a la medula, formando el
fascículo de Helweg.
nas, que son las más numerosas, terminan en la parte anlerior de los núcleos interno
y externo.
b) Pedúnculo posterior (figs. 880, 8, y 881, 8). - Esle pedúnculo comprende
fibras que proceden del pulvinar. Constituyen las radiaciones ópticas de Gratiolet, que
atraviesan el campo de Wernicke y terminan en la esfera visual, es decir, en la región
calcarina del lóbulo occi pita!.
c) Pedúnculo superior o medio (fig. 881 , 3). - Este pedúnculo se separa de la
parte media del tálamo, en particular de su núcleo externo, y va a terminar princi-
{j ___ _
10 -
F1c . 882
Esquema de las conexiones del tálamo óptico.
Corte horizontal. - En azul , 1lbra11 aterentea. - En roJo, tlbraa eterentea.
l. cabeza del ndcleo caudado. - 1'. cols del ndcleo caudado. - 2, putamen. - 3, pl llld um . - 4, Ulamo óp·
tlco. - 5 , radlaclooe1 dptlca1 c¡ue terminan en el pulvlnar . - 6, tlbra t.alamocortlcal que pasa por la cá psula ID·
te m a . - 6 '. tlbra ccrtlootal4mlca. - 7, tlbra palldot.alá mtca . - 7'. tlbra talamopalldal. - 8, pedllnculo anterior
del t álamo. - 9, tasc!culo do YlcQ·d ' Azyr. - 10 , t asc!c ulo tubárloo.
una eslac1on sensitiva y sensorial de primer orden, importante en grado sumo, corres-
pondiente a las diferentes vías de la sensibilidad. Se le puede considerar, pues, como
un cenlro sensitivo, óptico y olfatorio.
a) Centro sensitivo. - El Lálamo óptico es la estación más importante situada en
el trayecto de la gnn vía sensitiva (fig. 883). La cinta de Reil media se detiene en
- __ (j
.......________ !¡
F1G. 883
Vía principal de la sensibilidad (vía bulbotalamoconical ; cinta de Reil media).
1, ralz J>()Sterlo r y au 11&118'1!0. - 2 , tlbraa dol corddn posterior (l .• neurona). - 3 , núcleo do Goll y de B urdach
(utacldn bulbar). - 3'. docuaacldn plnlforme. - 4, cinta de R<>ll media (2. • neurona l. - 5, estacldn tal•mlca
(3 .• neurona) . - 6. tona cortical &ensltlva. - 7, nervio aenaltlvo cra neal . - a. v1a aenaltl'fa. secundaria de e;te
ner't'io.
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8.!Jlv..
___________ Com.¡wst.
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F1c. 884
Esquema que muestra los cinco pedículos que llegan al tálamo óptico (H1LLEMA1'1>).
Sylv ., arteria sllvlann - Ch. ant.. <"Oroldea anterior. - Cer. t>Olt. . cerebral posterior. - Com. post. , comu-
ntc:&11te J>Ollt.erlor. - 1, Ulamo óptico. - 2 , cuerpo ¡¡enteulado. - 3, nllcleo ro)O. - 4 , pedllneuto. - 5, pedlculo
talamopertorado. - 6, pedículo talamoaeolculado. - 7, pedlculo lentlculoóptlco. - 8, ped!culo premamllor.
6.0 Vascularización del tála mo óp tico. - El tálamo óptico está irrigado por cin-
co pedículos (H1u..F.MAND) (fig. 884). Dos penetran por el rombo optopeduncular, son los
pedículos pre y retromamilares; uno por la cara inferoextema, entre los dos cuerpos
geniculados, el pedículo talamogeniculado; otro por la cara ventricular, el pedículo co-
roideo, y otro, finalmente, por el polo posteroexterno del tálamo, el pedículo /enticulo-
talámico. Estos pedículos tienen origen diferente. El pedículo premami/ar o talamotubá-
SISTE.\IA NERVIOSO CENTRAL
C. Cuerpo estriado
6------
A
F1c. 885
Esquema de JOs núcleos optoestriados y de la cápsµla interna.
A, Ndcleoa optoeatrtadoa de lado lr.qulordo •tatos d ..de arriba.
B, Vlata lateral Interna de los ndcleoa optotttrladoa ('111.ll de pertll).
1 , t'lamo. - 2, nllcleo lenticular . - 3 , cabeu del ndcleo caudado. - 4, cuerPo del ndcleo caudado. - 6,
cola del ndcleo caudado. - 6, y 6', puentea de unldn entre el ndcleo lenticular y la cabeu del ndcleo caudado. -
7, brazo anterior de la ctpaula lnttrna. - 8, brazo Po•terlor de la ctpeula Interna . - 9, ndcleo aml&'cl&llno.
A. CABEZA. -La cabeza o extremo anterior ocupa por su parte superior la pro-
longación frontal del ventrículo lateral. Su límite posterior, completamente convencio-
nal, corresponde a un plano vertical que pasa por el agujero de Monro. Regular-
mente redondeada, excede por delante el tálamo óptico y descansa por su parte declive
en el espacio perforado anterior ( colliculus del nlicleo caudado). Inclinada ligera-
mente hacia dentro, se acerca a la línea media, de la que la separan el séptum lúcidum
y la delgada capa de sustancia gris subyacente a la misma. Por delante y arriba está
rodeada por la rodilla del cuerpo calloso. La cara superior o ventricular se halla libre.
F1c. 886
Ventrlculo lateral izquierdo.
(Preparación por cortes sagitales y parasagitales en planos diferentes.)
o, prolonracldn frontal. - b, prolonracldn occlpltal . - e, encrucUada del ventriculo lateral . - d, ventriculo medio.
1, cuerpo calloso. - 2, cuerpo del ndcleo caudado. - 2', su cabeza. - 3, Ulamo óptico. - 4 , surco opto·
eatrlado. - s. surco coroldeo. - 6. cort.o de la comisura gTis. - 7, corte del tubérculo mamllar. - e. epUlsla. -
9, U.nla Ulalaml. - 10, re¡ldn tntradpUco del ventric ulo medio . - 11, t ubérculo0 cusdrl&'6mlnos. - 12, acueducto
de Sllvlo.
En la mitad anterior de su cara inferior la cabeza está unida al núcleo lenticular por
un ancho puente de sustancia gris. Este puente corresponde a la parte posterior del
lóbulo frontal. Esta unión de los dos núcleos da al corte verticofrontal que pasa por
ella la forma de una U, cuya abertura, vuelta hacia arriba y afuera, está ocupada
por la cápsula interna. Encima de esta unión existen, atravesando la cápsula interna,
estrías de sustancia gris que van de un núcleo al otro y que dibujan en cada uno
de los núcleos recortaduras en forma de espinas muy características.
B. TR01 co. - Limitado por delante por la vertical que pasa por el agujero de
Monro, el tronco o cuerpo del núcleo caudado, se extiende por detrás hasta el extremo
posterior del tálamo óptico. Aplanado de arriba abajo, da dos caras y dos bordes.
a) Cara superior. - Esta cara es ventricular. e yuxtapone al tálamo óptico y
forma el suelo del cuerpo frontal del ventrículo lateral. Está surcada de venas que
terminan en la vena del cuerpo estriado (fig. 886).
CEREBRO. CUERPO ESTRIADO 1001
por el desfiladero comprendido entre el contorno del asa gris cerrada, es decir, en lo
que será la cápsula interna.
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18 13 ff s D.
F1c. 888
El núcleo lenticular visto uin situu (en el lado inferoexterno del núcleo caudado)
después de haber quitado por raspado con el escalpelo la porción del centro oval que lo cubre.
1, rodete del cuerp0 calloso. -1', su rodHla.. - 2 , trl¡'ono cerebral, visto Por arriba, c.on 2', 1us pllarea ante·
rlorea. - 3, Ulamo óptico. - 4, &ll'UJero de Monro. - 5. plexo coroldeo del vent.r!culo lateral. - 6. surco opto·
estriado, con 6', vena del cuerpo estriado. - 7, 116ptum ldcldum, con 7', cavidad del séptum. - 8, ndcleo caud~
do. - 9, cA1>1ula Interna. - 10, ndcloo lenticular. - 11, antemuro. - 12. cisura de Bllvlo. - 13, lóbulo de I&
!nsula. - 14, prolo!l&'•clón occipital del ventriculo lotera!. - 15, ¡¡ran c!auro lnterbemls!érlca.
y la cápsula externa. Debe su nombre a que, visto en un corte sagi tal del hemisferio
que pasa por su eje mayor, tiene la forma de una lente biconvexa.
1.0 Situación y dimensiones. - Está situado debajo y por fuera del núcleo cau-
dado; por lo tanto, se halla excluido por completo de la cavidad del ventrículo
lateral.
Para ponerlo al descubierto, se practica en primer lugar la misma preparación que para
el cuerpo calloso, es decir, el corte de Vieussens, y se separan el cuerpo calloso y el trígono.
Despu~s. por medio de una espátula o de una hoja de escalpelo, se separa poco a poco, por
raspado, la sustancia blanca situada en el lado externo del núcleo caudado; entre este núcleo
caudado y el lóbulo de la ínsula se ve aparecer la sustancia gris, que pertenece al núcleo len-
ticular. Entonces, siguiendo la operación, se debe desprender esta sustancia gris de toda la
CEREBRO. CUERPO ESTRIADO
masa blanca que la cubre por delante y atrás: es éste un trabajo largo y delicado, pero relati·
vamente fácil en cerebros todavía bastante blandos, es decir, que sólo han permanecido tres
o cuatro días en los llquidos fijadores.
Una vez terminada la separación, tenemos a la vista (fig. 888) la parte superior del núcleo
lenticular, pero únicamente d icha parte.
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F1c. 889
Corte verticofrontal que pasa por la parte media del núcleo caudado.
ROlll:~~- ~~~~~. c1~;~fe~~··~d~.;~~~::~·-=-s~:P·fas~~COd.,Pr~¡r~~~~COOp-;.7ªopt~°.!1~ª 1 ~~~~:.t:_¡,,~· t~:~r:. ~
T 1 • T•, -r-. p rimera, se¡unda y tercera. clrcuovoluctonea temJ>Qrales. - O.I .. cápsula lnterna (brazo poat.erlor). -
P . • ple del ped\lnculo cerebral. - e.e .• clrcunvoluclón del cuerJ>O calloso. - cln~ .• cingulo . - s.c. m . , ctsur3. ca.-
llosomarglnal. -Lob.par., lóbulo paracentr'al. - 8, coll., surco colateral.
e leo ~u~~d~~_c~l~o~: lá~in!r~~~~oo;e~~¿¡a-;e~lc~~~~~~~:.
1 8
~~~P~~gf~~~ ~0~s iro~{al ~bc!:re~ol~~ 1ª d~i v~~:
1 4 1 1
.!: i.
trfculo lateral . - 7, tálamo óptico. - 7 '. toonla thalaml. - 8. vent riculo medio. - 8, surco do Monro. - 9, cam·
llO de Forel. - 10, cuerpo de Luya. - 11, locus nfger. - 12, nt1cleo roJo. - 13, asta de Ammdn. - 14, cuerpo
rranJeado. - 15, cuerPo abollonado. - 1 6, tapétum y radlaclonea ópticas. - 17. rasclculo lon¡ttud!nal Inferior.
- 18, tascfculo de Turck o cortlcoprotubCranelal. - 19, nt1cleo lentlcular. - 20, cápsula e xterna. - 21, ante-
muro. - 22 , cápsula extremo.. - 23, aurco optotalámlco
El núcleo lenticular es grande, mide por término medio 4,5 centímetros de lon-
gi tud, o sea .2 centímetros menos que el núcleo caudado, que lo rebasa a la vez por
delante y ¡por detrás. Alargado en el sentitlo anteroposterior, corresponde por su si-
tuación y dimensiones a la fosa silvana y al lóbulo de la ínsula que la llena (fig. 888).
Topográficamente está incluido en el cuadrilátero o zona lenticular de Pedro Marie.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
los dos lados internos corresponden, en realidad, al borde interno del núcleo, que
dibuja en su parte media un ángulo obtuso que mira hacia fuera. Este borde aco-
dado es el que da a la cápsula interna su aspecto angular y determina sus dos bra-
zos; el vértice del núcleo lenticular corresponde así a la rodilla de la cápsula interna,
punto de enlace del brazo anterior o lenticuloestriado y el brazo posterior o lenticu-
loóptico. Hemos visto ya que en el brazo anterior pasan radiaciones talámicas; ve-
remos más adelante que la vía motora y la vía sensitiva pasan al brazo posterior
(véase Cápsula interna).
3.0 Estructura macroscópica. - Un examen algo atento de los cortes que aca-
bamos de examinar demuestra que la sustancia del núcleo lenticular dista de ser
homogénea, como la del núcleo caudado. En el corte frontal que pasa por la parte
media del núcleo lenticular se comprueba, en el interior del núcleo, la presencia
de dos láminas verticales de sustancia blanca extendidas de la cara inferior a la
cara superointerna. Estas dos láminas, ligeramente encorvadas hacia abajo y adentro,
constituyen las láminas medulares interna y externa.
El núcleo lenticular se encuentra dividido as! en tres segmentos: uno externo,
de igual coloración que el núcleo ca udado y al que se da el nombre de putamen;
otro interno, el globus pallidus o pallidum, de coloración más clara y que la lámina
interna divide en dos núcleos. Se da el nombre de globus media/is (BRISSAUD) al
segmento medio. Estas diferencias de coloración dependen de la presencia de fibras
blancas procedentes de la cápsula interna que se agotan progresivamente de dentro
afuera.
asienta a lo largo de Ja cara inferior del globus pállidus. Esta asa se dirige de fuera
adentro y de atrás adelante, y llega así cerca de la región subtalámica e infundibulo-
tubárica. Aquí el brazo anterior de Ja cápsula interna no existe ya: el brazo poste-
rior está por detrás y por dentro. El asa se acocla al cruzar la rodilla de la cápsula.
Llegada a los confines de Ja región subóptica y del pedúnculo cerebral, se hace par-
cialmente aparente al exterior, constituyendo el asa peduncular de Gratiolet. Se dirige
por último hacia atrás y se esparce en abanico: las fibras anteriores alcanzan la re-
gión infundibuliforme ; las fibras medias llegan al tálamo óptico y las fibras posterio-
res, que son las más numerosas, van a la parte interna del tálamo óptico, a la región
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F1c. 891
Asa lenticular en un corte frontal (esquemdtica).
(liemtarerlo ltQulerdo. En oiul, U.lamo dptlco. - En onoronJodo. cuerpo estriado.)
1, asa l•nttcular . - l ', asa peduncul"' de OraUol•t - 2, libras tal,mlcaa. - 3. libras comlsuralea (comisu-
ra pcsterlor). - 4, fibras luJslanas. - 4 ', cuer pc de Luya. - s. fibras del ndcleo 10Jo. - 5', ndcleo roJO . - 6,
libras mesencer, llcas. - 7, tálamo. - 8 cabeza del ndcleo caudado. - 8', colr. del ndcleo cauda<lo. - 9 , putamen.
- 9', lámina medular externa. - 10, p 'llldum. - 10', !Amina medular Interna. - 11, clntllla dptlca. - 12,
ventrfcuto medio.
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F1c. 892
El asa lenticular en un corte h orizontal ( esq uemdtica).
(Hemisferio d erecho.)
l . asa lenttcuJar. - 2, eus ftbras tubérlcas. - 2' , ndcleo del tl1ber. - 3, ft braa comlsurales QUe vu a ta co·
mtaura Posterior. - 4, tlbraa lutstanaa. - 4 ', cuerpo de Luya. - 5. ftbras r1lbrlcas. - 5', ndcleo roJo. - 6, coml·
aura anterior. - 7, tlbraa anteriores del tr{&'"ono. - a. cabeza del m1cleo candado. - 9, putamen. - 9'. t•mtnt.
medular externa. - 10, pillldum. - 10', lAmlna m~ular Interna. - 11, r.ona tncerta. - 12, ventrículo medio.
- 13, taacfculo de Vtcq · d' Azyr. - 14. antemuro.
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F1c. 893
Conexiones de los núcleos estriados.
Corte horJzontal eaquem• u co. En o:uf. las vfas aferentt's: tn amarlllo, J:is vh\s de asortac1on;
en roJo , las vfas eferentes.
l. tálamo óptico. - 2, putameo . - 2' , ptltlldum. - 3, rabeza d el ntlcleo coudodo. - 3 ', cola dol n ticleo c&u ·
dado. - 4 , ftbra talamoeatrtada. - 4 ', tlbr~ ta.lamocaudada. - 5, ftbta caudoputamlnal. - s· , ft bra caudopall·
da!. - 6 , Obra estrlopalldal. - 6', tlbra do a soclacJón estriada . - 7 , ftbr& palldotat:lmlca . - 8, cuerpo de Luys
y tlbra 1>31ldolulslona. - 9, locua nfgcr. - 9', tlbra palldoofgTtcll . - 9", ftbr& deac<!ndente del locua nfger. - 10.
tlbra palldornlbrlca. - 10'. v f& rubroesptnal cru1.ada . - 11, tlbra que va del pállldum al núcleo de Oarkschewltsch .
- 12 , ftbra Que n del pállldum a la comisura. posterior. - 13, ftbra comlsural de la comisura de Me>•nert . - 14 .
an lenttcular.
sólo admitió relaciones directas entre la corteza y el globus pállidus. Es cierto que
existen relaciones entre la corteza cerebral y el cuerpo estriado, pero estas relaciones
son indirectas. Investigaciones anatómicas recientes (Wn.soN, BIELCHOWSKY) parecen
confirmar la ausencia de fibras corticoestriadas directas.
5.0 Vascularización
6. 0 Resumen anatomofisiológico
Los datos actuales, que hemos expuesto, demuestran los siguientes hechos : 1.0 , las
diferentes porciones del cuerpo estriado están unidas por conexiones intr{nsecas repre-
sentadas por fibras que unen, por una parte, el núcleo caudado al pállidum y. por
otra, el putamen al pállidum; .2. 0 , las conexiones intrínsecas comprenden dos vías:
aferente y eferente. a) La via aferente parte del tálamo óptico y termina en el estriá-
tum, es decir, en el putamen y en el núcleo caudado. b) Las vías eferentes parten del
pállidum y tal vez también del estriátum. Pero las vías eferentes del estriátum quedan
hipotéticas, mientras que las vías eferentes palidales, demostradas en absoluto, ter-
minan : en el tálamo óptico, en los núcleos de la región subtalámica, es decir, en el
cuerpo de Luys, en el núcleo rojo, en el locus nfger y, probablemente, en el núcleo
de la comisura blanca posterior y en el núcleo de Darkschewitsch.
Por estos núcleos subtalámicos, el cuerpo estriado es referido a la vfa motora extra-
piramidal, es decir, al fascfculo rubroespinal, que procede del núcleo rojo y que,
después de haberse entrecruzado con su homólogo del lado opuesto, por la decusa-
ción de Forel, desciende al bulbo y a la medula espinal (fig. 894).
No se conoce hoy ninguna cone;xión directa entre el cuerpo estriado, la corteza
cerebral, la vía motora voluntaria, el cerebelo y la cinta de Reil. Es evidente que el
cerebelo y la cinta de Reil pueden actuar sobre el cuerpo estriado, pero indirecta-
mente, por medio del tálamo óptico.
Las conexiones que acabamos de establecer dejan prever los resultados obtenidos
por la experimentación y la anatomoclfnica. En la actualidad se admite que el cuerpo
estriado es una formación gris, cuyo papel es esencialmente motor. Con Ramsay HuNT
se puede admiúr que la movilidad depende de dos funciones componentes que tienen
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
A
B~-\-~--=~~~~~~~IJji~.::;;;.
9 ~~~~~~~-.~;c:....~~--'"~--lil~
1 0 ~~~......,,~~~~~~-+--+-~~----
F 1G. 894
Vía estrioespinal (vla mouiz exuap iramidal).
En Unta de punto• azul , ftbras aferentes del U.lamo. - En Unta azvl llena . tlbras talnmoeatri3.das.
En ama rlllo, fibras eatrlopalldales. - En r ojo , fibras pallddtugaa.
l. vla de la aenslbllldad directa. - 2, v!a de la s•nslbWdad cerebeloaa IDdi recta. - 3 , !lbra corUcotl.limlca.
- 4 , !lbra t alamoeat rlada. - 5, fibra eatrlopalldal. - 6. asa lenticular. - 7 , ndcleo de Darkach•wltach. - 8, nd·
cleo rojo. - 9, euerpe> de Luys. - 10, locua nf¡er. - 1 1, v!a. rubroeaplna.l entrecrutada en l:i. comisura de Forel.
cada una su sistema propio. Una de estas funci ones se revela por el movim ien to: la
contractilidad determina un desplazamiento en el espacio. La otra función es otro
aspecto de la contractilidad : la fibra muscular, en lugar de ser el origen de un despla-
zamiento, se fija en una actitud, la postura. La primera función está asegurada por
CEREBRO. CUERPO ESTRIADO
el sistema cinético, y Ja segunda, por el sistema estático. Este último sistema tiene por
centro el cerebelo. El primer sistema, el sistema cinéúco, tiene dos centros: 1.0 , el
cuerpo estriado o paleoencéfalo, es decir, la parte motora más antigua del encéfalo. Es
el centro de los movimientos más antiguos y los más inferiores en Ja jerarquía de la
actividad motora, es decir, movimientos automáticos asociados. Obra por Ja vía extra-
piramidal; 2.0 , la corteza cerebral roldndica, que es el centro neocinético de los movi -
mientos más recientes y más elevados en la jerarquía de Ja actividad motora. Obra po r
la vía piramidal.
Ahora bien, cuando se produce un movimiento hay forzosamente postura, dice
Ramsay HuNT : «todo movimiento, del más diestro al más grosero, del más consciente
12
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11 10
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6 4 3 2 5
F1G. 895
Corte extremo sagital, que muestra la pared d el ventrículo medio, la regió n infundibulotubérica
y la región subóptica (esquemdtica).
1, reglón lntundlbu!otubérlca. - 2 , reglón eubóptk a. - 3, hlpdftats. - 4, tn tuodfbulum. - 5, tubérculo ma-
mllar. - 5' , tascfculo de Vlcq·d' Azyr, - 6. cJntllla óptica. - 7 , comisura antcrtor. - 8 , eapaclo vertorado I>09·
torl or. - 9. 9', pllar anterior del tr l¡ono. - 10 , U lamo. - 10'. comisura gTIS. - 11, airuJero de Monro. - 12,
s~ptum lúcldum. - 13, cuer po calloso. - 14, oomJsura poster ior. - 1 5 , acueducto de 81hlo.
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F1c. 896
Corte frontal que pasa por el túber y muestra el plano óptico del ventrículo medio
y la región infundibulotubérica. La linea de trazos separa los dos planos.
l. l n! und!bulo. - 2, tdber. - 2 ', pilar anterior del trlrono. - 3. t á lamo óptico. - 3 '. au peddnculo ante·
rlor que ocupa el brazo anterior de la c6psula tnlerna. - 4, n\lcleo caudado. - 4 '. puente de unión. - 5, nllclro
lenticular. - 5', pAJlldum. - 6 , rodlll• de la cápsula Interno. - 7 , reelón aublentlcular. - 8, clntUl& óptica. -
9, asa lenUcular. - 10 , comisura anterior. - 11 . nl1cleo amlgdalLno. - 12, tercer ventrfculo. - 13, techo del tercer
vent riculo y membrana ooroldea . - 14, cu•rPo calloso . - 15 , M!ptum ldcldum. - 16 , prolon¡¡aclón el!enoldal d el
ventr iculo la teral. - 17 , su prolon¡¡actón frontal.
con los pedúnculos cerebrales y los tubérculo~ cuadrigéminos. Están separados por una
zona compleja, sin homogeneidad aparente, verdadera encrucijada sin individualidad
distinta, en que las formaciones blancas diversas se encuentran en medio de masas
celulares de desigual importancia. Esta zona, por largo tiempo descuidada por los
anatomistas, ha adquirido hoy, gracias a la anatomoclínica, una importancia fisioló-
gica considerable (síndrome de la encrucijada subtalámica; síndrome infundibulotu-
bérica). Daremos a esta zona el nuevo nombre de región suboptoestriada con objeto de
demostrar que no solamente correspo.nde a uno de los núcleos, sino que se extiende
debajo de ellos, en particular debajo del tálamo y del núcleo lenticular.
Para mayor comodidad de la descripción, Ja subdiviremos en tres regiones, cada
una de las cuales, por otra parte, parece ofrecer una unidad anatomofisiológica : 1.0 , la
CEREBRO. REGIONES SUBOPTOESTRIAOAS 1075
región mfundibulotttbérica; .2. 0 , la región subóptica; 3.0 , Ja región sublenticular. Estas
tres regiones aparecen en dos cortes frontales de los dos hemisferios.
La primera (figs. 87 1 y 896), que pasa por detrás de los dos tubérculos mamilares,
muestra por arriba el tálamo óptico y por abajo el suelo del tercer ventrículo, consti-
tuido por la sustancia perforada posterior o lámina interpeduncular. La zona subya-
cente a la cara inferior del tálamo es la región subóptica. Un corte sagital (fig. 895)
nos permite también localizar esta región.
Un segundo corte frontal (fig. 896), que pasa por los tubérculos mamilares, descu-
bre Ja región infundibulotubérica, que corresponde, en el plano inferior del tercer
ventrículo, al túber y al infundíbulo.
F1c. 897
Las fibras aferentes de los núcleos del túber vistas en un corte verticofrontal.
a, talamotubértcaa. - B. estrtotuWrlcas. - e, cortlcotubértcas
Núcleos vegetativos del túber.
1, ndcleo paraventrlculnr. - 2 , ndcleo oupradptlco. - 3, ndcleo propio del tdbor.
Por último, comprobamos en uno y otro de los dos cortes precedentes que el
núcleo lenticular está separado de la cara inferior del cerebro por un espacio, Ja región
sublentiwlar, cuya constitución difiere d elante y atrás (fig. 896).
y la comisura anterior (fig. 895, 7); por detrás, hasta un plano verticofrontal que
pasa por detrás de los tubérculos mamilares (fig. 895, 5). El corte frontal (fig. 896)
muestra que la pared del túber es gruesa y en su parte superior la atraviesa el pilar
anterior del trígono (fig. 896, ii'). El corte sagital (fig. 895) nos hace encontrar los deta-
lles que hemos descrito al tratar del ventrículo medio. Recordemos que el borde ante-
rior de éste presenta la sección del quiasma óptico, con los dos pilares del trígono por
encima de él, la vulva que limitan, Ja comisura anterior y la laminilla infraóptica con
el recessus infraóptico (fig. 854). Debajo del quiasma se extiende la sustancia gris
del túber. El borde posterior, irregular, es marcado por la eminencia de los cuerpos
mamilares. El vértice, o punto declive del embudo, presenta el recessus hipofisario o
infundíbulo. En el corte sagital nos damos cuenta de que la sustancia gris del túber
se adelgaza a medida que se aproxima al tallo pituitario.
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FIG. 898
Corte frontal de5tinado a mostrar la región infundibulotubérica.
1, n úcleo ventral del túber. - 2, núcleo perlventrlculor yuxtatrl¡¡onal. - 3, núcleo accesor io l nt raópUco. -
4 , núcleo do Ja clntllla óptica 14'). - 5, núcleo dl!uao parvocel uJar. - 6, t aac!culo del túber. - 7, ª""' lenllcular.
con 7', ftbras del t úber . - 8, tasc!culo tahlm!co, con 8'. ftbras del t úber. - 9, pedúnculo lnlerolnterno del \lila·
rno. - 10. comisura n.nterlor. - 11, sustancia. nerviosa do Relcbert. - 12, pilar anterior del trf¡ono. - 13, n\l-
cleo caudado. - 14, putamen. - 15. p6111dum.
flG . 899
Núcleos d el h ipotálamo y fibras eferentes vistas en un corte sagital paramedio.
l.• Ndclto•: 1, ndcleo paraventrlcular yuxtatr!..onal. - 2, ndoleoa aupraóptlc.o 1 1upra611Uco a -.Orlo. -
5, ndoleo propio del t dber. - 4 , ndcleo ma..nooelular retromamllar.
2 .• Fibra• •f•rontu: a, hacia el lóbulo poatetlor de la hlpóllala. - b, hacia loa ndcleoa .....etaUvos del t ronco
encetilloo.
Nota. - L&1 llbraa reproducidas en punto• 1rueaoa no Corman parte del llatema IDCun41balotOb6r!CO nretatl't'O,
alno que pertenecen a laa conexiones rlnencdillca1.
N. ¡"u"11e1tlr•.. N.supraÓpl.
//
F1c. goo
Inervación de la hipófisis (LARUELLE).
RoJo, vfas dlrect.a.1 y cruzadas que rednen los mlcleoa supraóptlcos a la hlpóftsla : lóbulo Posterior, pa" tnter·
medio, lóbulo anterior. - v,.,de, vfa~ dlrr-ctaa o cruzadas que rellnen los núcleos paraventriculares a. la btpdftate. -
Azul. vías directas que re\lnen los mlcloos laterobaaalea del tdber a la hlJ>Ottsts. - Nea ro, trayectos ftbrtlarea que
reúnen a la blpclnsls clerlaa condensaolones celulares de la ausloncla &'rls t undomenlal del blPotilamo.
Schutz. Desciende más abajo con la cintilla longitudinal posterior y acaba en los cen-
tros vegetativos bulboprotuberanciales y espinales.
e) Conexiones con la corteza cerebral. - Se establecen por fibras que unen el
túber al área olfatoria, y probablemente al área gustativa. Otras fibras (fascículo fron-
totuberal de Greving) unirían el túber al área prefrontal.
Conexiones con la hipó/is is. - Estas conexiones son sobre todo importantes con
los lóbulos posterior e intermedio de la glándula. Las fibras que vienen principalmente
del núcleo de la cintilla óptica constituyen el fascículo supraóptico hipofisario de
Greving. Otras provienen del núcleo paraven-
tricular (fascículo paraventriculohipofisario
de Iacony) y, por último, del núcleo ventral 13
del túber (Roussv y Mos1 NGER). Todos esLOs
fascículos pasan por el tallo hipofisario.
_5
5.0 Significación de la región infundi-
bulotubérica. - Las investigaciones anatómi-
micas, fisiológicas y los datos anatomoclíni-
cos conceden al hipotálamo el valor de un
centro vegetativo en extremo importante. Su
actividad se manifiesta sobre el metabolis- 9~+HH~
mo hídrico, sobre el de los hidratos de car-
bono, de los Hpidos y de los albuminoides. /L
Desempeña un papel en la regulación del
sueño y de la temperatura, en la regula-
ción de las funciones sexuales, en el meca-
nismo del hambre y de la sed, y hasta de las
funcion es psíquicas.
CONEXIONES (fig. 901). - El cuerpo mamilar principal recibe, como hemos visto
(trígono cerebral), el pilar anterior del trígono. Este va particularmente al núcleo
externo. Constituye una vía aferente.
1080 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
En el corte frontal que pasa por la mitad posterior del cuerpo mamilar (fig. 902)
se percibe que el tálamo está separado del pie del pedúnculo y del locus nfger por una
región subóptica o subtalámica.
1.0 Límites y descripción. - En nuestro corle frontal los lfmites son bastante
claros. Por arriba, la cara inferior del tálamo óptico; por abajo, el locus nfger; por
dentro, la pared ventricular del ventrículo medio y el cuerpo mamilar, y por fuera,
la cápsula interna, definen este cuadrilátero. La limitación es más difícil en un corte
sagital y paramedio, pues la región subóptica ha seguido en el curso del desarrollo la
acodadura de los hemisferios cerebrales en relación al cerebro medio. Por este hecho,
la región subtalámica es vertical en su mitad posterior y horizontal en su mitad an-
terior (fig. 903).
El límite inferior, neto por delante, en que la región descansa sobre el locus nfger,
es mucho menos claro por detrás, en que se continúa directamente con la calota del
pedúnculo. Se admite, juntamente con Forel, que la separación está aquí representada
por un plano que pasa por el fascículo reflejo de Meynert. Esta separación es arti-
ficial, pero tiene el mérito de demostrar que el núcleo rojo, que hemos descrito a pro-
pósito del pedúnculo, cabalga en las dos regiones peduncular y subtalámica (Fo1x y
NICOLESCO).
La forma de la región ha sido comparada por Fo1x a una pirámide cuadrangular
cuyo vértice truncado se dirige adelante y cuya base es posteroinferior, siendo las cua-
tro caras superior, externa, interna e inferior. Los cortes sagital y frontal son necesa-
rios para comprender esta descripción (figs. 902 y 903).
La cara superior está constituida por la cara inferior del tálamo óptico.
La base corresponde a la calota peduncular.
La cara inferior, que continúa en cierto modo la base, corresponde al pie del
pedúnculo y descansa por su parte interna en el espacio perforado posterior.
La cara externa está formada por Ja cápsula interna. Es, pues, oblicua hacia abajo
y adentro en un corte frontal, oblicua hacia delante y adentro en un corte horizontal.
CEREBRO. REGIONE SUBOPTOESTRIADAS
La cara interna está constituida por la pared del tercer ventrículo, situada debajo
del surco de Monro y detrás de la región del túber.
El vértice truncado, rechazado hacia dentro, corresponde a un plano vertical que
pasa por el tubérculo mamilar. En realidad, la región subóptica, muy adelgazada entre
la cara inferior del cerebro y la pared ventricular, se continúa insensiblemente con
la, región infundibulotubérica.
fO__ __
.
1
1
1
1
'
{j fl¡
1 1Z 1' 7
1
1
f6
F1c. 902
Corte frontal que pasa por el tubérculo mamilar para mostrar la región subóptica
y la región sublenticular posterior (hemisferio derecho).
1, tu~rc ulo mam.Jlar Drlnclpal. - 1 ', su nllcleo acceeorlo. - 2, ntlcleo ex~rno del U lamo. - 2'. el nllcleo
tntcroo. - 2 ' ', el mlcleo anterior. - 3, ndcleo ca.udado. - 3', cola del ndcleo caudado. - 4. putamen. - 4 ',
p:.llldum. - 5. antemuro. - 6 , n~cleo amlgdollno. - 6', proloniracldn eetenold•I del ventriculo lateral. - 7, loous
nfge r. - 8 , cuerpo de Luys. - 9, zona tncert.a. - 10 , sust.ancla grle 1u..xtalenUcutar. - 11 , tronco comWl del taa·
clculo do VICQ-4' A• Yr y del rasclculo de Oudden, 11'. - 12, pllar anterior del trlgono. - 13, lllsofculo taltmtco.
- 14, fasofculo l•ntlcular de Forel cortado oblicuamente. - 15, fasofculo de Turcl< cort ado oblicuamente. - 16,
clnUlla ópUca. - 17, asta de Ammón.
9_
_ (7
10_ _f6
(J_ _s
- "
1 1
2' 1
F1c. 90!1
Corte sagital paramcdio destinado a mostrar la r egión subópúca.
1, nllcleo amtrdallno. - 2. circunvolución del bll)OCamPo. - 2', au pncbo. - 3. pulvlnar. - 3', n llcleo
ext<>rno del U.lamo ópitoo. - 3º'. nllcleo modio de Luya. - 4 . rerlón aubópitca. - 4' , zona enrejada. - 5, &OD&
tncert.a. - 6, cuerpa de Luys . - 7, locua n f_¡er. - 8, clntllla dpt.lca. - 9, comlaura anterior. - 10, puiamen.
- 10'. pl.llldum. - 11, nllcleo caudado. - 12, sustancia rrla yuxtavent rlcular. - 13, pedllnoulo cerebral. - 14,
cuerPo call- . - 15, ventriculo lateral. - 16, pilar Po•terlor d.el t rl¡ono. - 17, cln¡ulo.
f) Fascículo talámico de Forel. - Este nace del campo de Forel (véase más ade-
lante) y llega al tálamo, dispersándose en abanico de abajo arriba y de dentro afuera.
Además de estos fascículos, existen otros que no hacen más que atravesar el
tálamo óptico. Son; la parte terminal del asa lenticular; el pedúnculo inferointerno
del tálamo; el pilar anterior del trígono, que forma el límite anterior de la región ;
el fascículo retrorrefiejo d e Meynert, que constituye su límite inferior; la cinta de-
Reil, próxima a la parte posterior de la región subtalámica.
Disposición de las formaciones blancas. Campo de Forel. - En la región subtalá-
mica las formaciones blancas, principalmente representadas por los fascículos lenticu-
lar y talámico (véase antes), confluyen en una especie de encrucijada o nudo situado
en la parte inferointerna de la región subóptica, a la que se da el nombre de campo
de Forel (fig. 904, 5). Este campo se prolonga por delante en las fibras anteriores del
fascículo lenticular y, por detrás, con la parte anterior de la cápsula del núcleo rojo.
CEREBRO. REGIONES SUBOPTOESTRIADAS
En un corte verticofrontal los fascículos del tálamo óptico que convergen en este
campo forman, según la expresión de Fo1x y N1cousco, dos ramilletes: uno postero-
externo y el otro superointerno. El ramillete posteroexterno apenas pertenece a la
región subóptica. Está formado por la porción terminal de la cinta de Reil y las radia-
ciones de la calota (fig. 904). El ramillete superoi11terno está formado por cuatro fas-
cículos: los fascículos de Vicq-d'Azyr, lenticular y talámico, visibles en cortes fronta-
les, y el de la calota de Gudden, visible solamente en cortes sagitales. Algo por debajo
de este ramillete, las fibras de estos fascículos
se entrecruzan formando un nudo en apa- _ ___IS
riencia inextricable, el campo de Forel pro-
piamente dicho.
Por último, del lado interno salen fibras comisurales que toman la vía de la
comisura subtalámica de Forel (véase antes) y que van al cuerpo de Luys del lado
opuesto, al núcleo rojo y al cuerpo estriado.
El cuerpo de Luys parece, pues, qt1e deba referirse a las vías motoras extra pirami-
dales y tener el valor, como el conjunto del cuerpo estriado, d e un órgano motor re-
fl ejo. Es una e tación situada en el trayecto de las vías de origen estriado.
Algunos autores lo refieren a los centros vegetativos, tan numerosos en esta región
del diencéfalo.
b) Zona incerta (fig. 905, g). - La zona incena es una hoja de sustancia gris
extendida de d elante atrás a lo largo de Ja cara inferior del tálamo, del que la separa
J _____ _
z_____ ___ -- ____ 5
2·_- -
1{'_ - .
13 __ _
10_---
___ __ 3'
~~------ 6
1 1Z 1' 1 fl/
1
1
16
F1c. 905
Corte front.al que pasa por el tubérculo mamilar para mostrar la región subóptica
y la región sublenticular posterior (hemisferio derecho).
1, tubérculo mn.mllar principal. - l ', 11u mtcleo acceaorlo. - 2 , ndeleo ei:terno del t6Jamo. - 2', el mlcleo
Interno. - 2", el n~cloo anterior. - 3, n~cleo caudodo. - 3', oola del n~cleo caudado. - 4, putamen. - 4' ,
i>'llldum. - 5, antemuro. - 6, n~cleo amlrdallno. - 6' , prolonracldn es!enoldal del ventriculo lateral. - 7, locua
nfirer. - 8, euerPo do Luya. - 9, zona lncerta. - 10, ausuncla grla yuxtalenu cutar . - 11, tronco coml1n del tas~
~uit d~..~t;~ig. to'irt~c~1.~· d:•~¿~~/º .g~ta~gª~'ii~ícu~';,'.,;,.;t..1~
1
el fascículo talámico. Su cara inferior está en relación con el cuerpo de Luys, del que
la separa el fascículo lenticular. Por fuera entra en relación con la formación enre-
jada del tálamo óptico, y por dentro, con la sustancia gris periventricular.
Justifica su nombre; sus conexiones se conocen muy mal.
c) Núcleos de la cápsula interna. - Se da este nombre a pequeñas masas celula-
res situadas en el lado externo de la cá psula interna, en la proximidad de la formación
enrejada del tálamo óptico, de la que no parecen ser más que grupos d esprendidos o
aberrantes.
d) Núcleos del campo de Forel. - Aquí también encontramos masas de células
situadas en la periferia del campo de Forel, unidas entre sí por hileras de células.
Estos grupos están diseminados en el espesor de los fascículos blancos que constituyen
los ramilletes que hemos descrito. Se hallan en relación, por d ela nte, con la región
infundibular tubérica ; por detrás, con los grupos celulares del mesencéfalo; por
CEREBRO. REGIONES SUBOPTOESTRIAOAS
debajo, con el cuerpo mamilar ; por arriba, con la sustancia gris yuxtaventricular.
Estos núcleos parecen estar unidos al cuerpo estriado y al tálamo por medio de los
fascículos lenticular y talámico.
e) Sustancia gris yuxtaventricular o sustancia gris central. - Se da este nombre
a capas difusas de sustancia gris que forman la pared ventricular y se continúan
desde la región subtalámica hasta los ventrículos laterales por los agujeros de Monro.
En algunos puntos se distinguen ciertas masas más distintas; por ejemplo, en la parte
inferior y basal del infundíbulo, en los ángulos ventriculares y en el interior mismo
del trígono (LARUELLE). Los caracteres celulares, células bipolares, alargadas con co-
rrientes celulofibrilares, a modo de banco de peces, permiten referir esta sustancia
gris a los centros organovegetativos del diencéfalo.
C. Región sublenticular
21 6 7
S. R
S D .. p••t 1 ;
FIG . go6 18 T.3
Corte frontal de los dos hemisferios que pasa por la comisura anterior.
F 1, F'. primera y segunda trontJ\lea. - F.a., tronta1 ascendente. - R .. clsura de Rolando. - S. s .• cisura de
Sllvto. - T•. T•, T•. primera, segunda y tercera temporales. - Fus., JdbuJo tualtorme. - S. coll ., au.rco colateral.
- Un., uncus o wancbo del bJl)OC&mPo.
0
= 3
=
dtma~i•. ~~ ~J~r~•m¿~~~~~: ~: "nº~~Foo ~~~~rcü1;; fou'i!";,';~,·~ ~g!~•t~r¡.~~¿~~: ~;- t~~=~~~ '~i.br!~~e~~:
tertor de la. úpsula interna. - 8, aéptum h1ctdum. - 8', trí¡ono cerebral. - 9, prolon¡actdn trontal del ventrfcu·
lo lateral. - 10 , comisura blanca anterior. - 11, sustancia pertoradR anterior y regido del tllber. - 12, parte
Interior del ventriculo medio. - 13, QU!asma óptico. - 14, lóbulo de la lnsula. - 15, cápsuJa extrema. - 16.
antemuro. - 17, cl.psula externa. - 18, núcleo amlgdallno. - 19, arteria comunicante l)OSterlor. - 20, arteria
coroldea ant.erlor.
ObMlrvenoe lao principales parte• constitutivas del cerebro; los heml•Cerlos derecho e Izquierdo, la cisura lnter-
bemll!Cérlca (1), el euer¡¡o calloso (21 , 101 ventr!culo1 (9, 12), el tr!wono (8'), los núcleos wrlaes centrales, etc.
detalle con el tálamo óptico. Pasa a esta región por encima de la sustancia innomi-
nada. En cuanto a la comisura de Meynert, sabemos que está constituida por fibras
que proceden de la cara inferior del núcleo lenticular y que llegan al núcleo lenticu-
lar del lado opuesto después de haber seguido la parte interna del tálamo óptico.
putamen envía una prolongación de sustancia gris que se fusiona con la cola del
núcleo caudado. A este nivel los dos núcleos grises entran en contacto con el núcleo
amigdalina del hipocampo, formando así el confluente gris de la región sublenticular
(Forx y N1coLEsco) en relación con el techo del extremo esfenoidal del ventrículo late-
ral. La fusión del cuerpo estriado con el núcleo amigdalina sólo es aparente, hay
únicamente contigüidad. El núcleo amigdalina que ocupa la punta del lóbulo tem-
poral debe ser referido al rinencéfalo y, por lo tanto, a los centros olfatorios. Sin
embargo, tal vez existirían algunas relaciones entre este núcleo y el cuerpo estriado.
Si no hay formaciones grises propiamente dichas en esta zona posterior, existen
dos fascículos blancos que debemos mencionar:
12_
fl _
_.5
3_ _6'
5_ _ (j
I¡ _
_7
2_ _]'
_JO
-º
F1c;. 907
Corte sagital paramedio que muestra la región sublenticular anterior.
1, comisura blanca anterior. - 2 , sustancia gris de Relcbert. - 3, n llcleo caudado. - 4, putarnen. -
s. pülldum . - 6, Ulamo (pulvlnar). - 7, c uerpo gentculado externo. - 7', clntllla dptlca. - 8, ndcleo aml&'da-
llno. - 9, prolon¡acldn eotenolda l del ventriculo la teral. - 10, asta de Ammdn. - 11, prolon¡actdn trontal del
ventrículo lateral. - 12, cuerpo calloao.
a) El fascículo de Turck (fig. 908, 8). - Nace de las circunvoluciones del lóbu-
lo temporal (segunda y tercera circunvoluciones) ; penetra en el segmento sublenticu-
lar de la cápsula interna, detrás del brazo posterior. Se curva entonces inmediata-
mente por delante del campo de Wernicke (véase Cápsula interna) y desciende al
pedúnculo cerebral con el fascículo piramidal. Hemos visto que ocupa el quinto ex-
terno del pie del pedúnculo y se distribuye a los núcleos del puente (véase Pedúncu-
lo cerebral).
b) El fascículo temporotalámico de Arnold (fig. 908, 9). - Este fascículo tempo-
rotalámico nace en Ja parte anterior de las circunvoluciones occipitotemporales. Un
trayecto anteroposterior lo lleva hacia el fascículo de Turck, encima del cual se sitúa.
Se extiende sobre la bóveda del cuerpo esfenoida); luego, volviendo hacia dentro y
atrás, termina en el pulvinar, después de haber abandonado algunas fibras al cuerpo
geniculado externo.
cerebral posterior, y la parte interna, situada debajo del vér tice d el pállidum, d epend e
de la coroidea anterior.
_..,....~...,,_-------- 5
.,._~c--------- 6
J _____
____ 19'
7__ _ _
ff_ __
2 ___ _
_____ (3
_ ______ ___ I¡
1
1
1
1
1
1
9
15
F1c. 908
Región sublenticular y si5tematización de la cápsula interna en un corte frontal.
l. reglón aublcntlcular do la r'paul:> Interno. - 2 . rerlón aubU>lllmlca de la cápaula Interna. - 3. sermeoto
tat•mlco del brazo PoStertor de la cápsula tnte.ro3. - 4 , ple del oe<hlnculo cerebral. - s. núcleo ca. udado. - 5•,
cola del nücleo caudado. - 6, ftbras cstrlopalldalea <en amarmo1. - 1, Obraa palfdol-t\lámlcas (en amarillo ). - e, fas·
c!culo de Turclt ltn o<TdeJ. - 9, taaclculo t.emporotal,mlco de Arnold. - 10, ftbraa talamocorllrales del pedúnculo
superior del t Alamo óptico (In azul). - 10'. ftbraa cortlcotahimlch do! mlemo pedúnculo « n azul/. - 11, ftbras
cortlcomedularea de lo v!a piramidal ltn Tojo). - 12, asa lentlcular. - 13 , ftbraa palldon(&Tlcaa 7 locuo n!¡¡er. -
14, núcleo roJo. - 15, ruerpo de Luya. - 16, tinta do Rcll modla. - 17, radl~elonu de la caloto. - 18, c lntlll~
óptica . - 19, 19'. 19", núcleos anterior, Interno y cuerno del Ulamo óptico.
cia blanca. R E1L comparaba esta capa a una cáp ula d e do valvas, una externa, la
cápsula externa, y otra interna, la cápsula interna. Por su parte, V ICQ·o'AzvR refería
esta cáp ula interna al cuerpo e triado que denominaba también los cuerpos acanala-
dos; según él, constituía su parte media. Definiremo , pue , la cápsula interna, la
hoja de susLancia blanca comprendida entre el núcleo lenticular, por una pa rte, y
el núcleo caudado y el tá lamo óptico, por otra parte. La mayoría de las fibras de
proyección que unen el córtex cerebral a los planos nerviosos inferiores son las que
l e dan su individualidad. En los peces, en los que el manto está reducido a una sim -
CEREBRO. CÁPSULA INTERNA 1089
ple hoja epitelial, y en los reptiles, en los que la corteza cerebral es únicamente olfa-
toria, no h ay cápsula interna. En el sentido vertical se interpone entre la sustancia
blanca del pedúnculo cerebral y las fibras del centro oval que constituyen la corona
radiante de R eil. Gruesa de 5 a 10 milímetros, Fovru.E la comparaba a un tallo cuyos
frutos estuviesen representados por los núcleos grises; la acodadura de dos de sus
________2
S. c.m. __ _
C.c. __
J ___~~
EJ __~~
~ ~flfr,
6--~~~
6~·++7'ffJJ>J:~~·
8_
Hip.
' \ __ _______ 18
"-------- 17
az
FIG. gog
Corte frontal de los dos hemisferios que muestra el paso de la cápsula interna a los pe-
dúnculos cerebrales y la protuberancia (aproximadamente 8o milímetros por detrás del polo
frontal).
S .c.m., surco callo&0mar¡lnal. - C.c. , clrc un,•o1 uclón del cuervo calloso. - s .. cisura do Sllvto. - Ins.. fn ·
aula. - Pa., parietal aocendente. - n .. cloura do llOlando. - }'a .. frontal aocendente. - L. par .. ldbulo para.cen·
Lral. - T 1 , T•, •.ra, primera. scg-unda y tercera. clrcun,·otuctonea temporales. - S.col. , surco colateral. - Jllp., bt·
pocampo. - P ro.. protuberancia.
1, cuerpo calloso. - 2, c!ngulum. - 3, tr!¡¡ono. - 4, cabe'" del n~c loo caudado. - 5, •ustancla gris epen·
dlmarl:i . - 6, mlcleo anterior c:lel tálamo óptico. - 6 ',. tre:nta t halaml. - 7, au mlcleo Interno. - 8, au mlcleo
externo. - 9, brazo l)OStertor de la c4psulo. interna. - 10. cápsula extrema. - 11, antemuro. - 12, cápsula. ex-
~~~;: = N: 1~~~mil:r;,/ .2 ia~ ~1 :u~i ~3d~~~¡'¿ª~.:~br~?~~ i ~~ur~~~¡.¡;;- ;~:..;;r:,r...!~o~º~~er~ ~~"~~c;gg, ~
4 6 1 1
21, asta de A mmdn. - 22, ventrfculo medio. - 2 3, prolo n¡-aclón tront3l y estenoldal cid ventrfcuto lateral.
Obsén•en&o las partes prlnclpalcs constitutivas c1el cerebro : los dos hemtsterlos, el cuerpo callO!O : en el rondo
do la cisura LnterhemJsférlca, 101 núcleos grises centrales.
(1) IlRJSSAUD modiftccl ligeramente el corle do Flechslg . .~ s i como este último corte es horizontal y se
practica de la cara extcrn11 del hemisferio hacia su cara intern11. BRISSAUll propone que se dirija directa·
mente el cuchillo sobre la cara Interna, siguiendo un plano oblicuo hacia abajo y atr:1s. que pase & In vez
por el centro de 111 cabeza del núcleo caudado y por el punto de unión del tercio superior del tálamo óptico
con sus dos tercios inferiores. Existiendo la posibilidad de quo la sección del cerebro modiftquo las relaciones
que existen normalmente entre la cisura de Sih'io y los núcleos opl.oestriados, con el procedimiento do
~·u:cn s10, en especial. cuando se trata do encéfalos reblandecidos, se corre el riesgo de hacer pasar el corte
por encima o por debajo del punto mds favorable para estudiar las lesiones de la cápsula interna. Con el
procedimiento do BRtSSAtJD, que interesa inmediatamente el tlllamo óptico ~· el cuerpo estriado, se t iene
siempre la seguridad de caer sobre el punto arriba indicado, sobre lo que pod ría denominarse la regi6n útil .
CEREBRO. CÁPSULA INTERNA
También nos podemos dar cuenta de la situación en el espacio de las fibras de la cápsula
interna disecándola. En un cerebro endurecido se quitan las circunvoluciones de la ínsula
y luego el núcleo lenticular. Después de ablación de éste, aparecen las fibras de Ja cápsula
interna: forman un fascículo condensado que surge del pie del pedúnculo para desplegarse
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
en abanico a lo largo del borde superior del núcleo lenticular y radiar en el centro oval,
donde forman la corona radiante o gran sol ele Reil. El esquema adjunto es la constitución
en el espacio de la cápsula interna (fig. 912).
6-- ----
F1c. 912
Esquema de los núcleos optoestriados y de la cápsula interna.
A. Loa núcleos optoestrlados del lodo lzQulerdo vl•to• dellde orrlbo .
D. Vl1ta lateral Interna de tos núcleos optoestrlodos (vista de perftll.
l. t'lamo. - 2, ndcleo lentlculnr. - 3, caben del núcleo caudado. - 4 , cuerJJO del núcleo caudado. - 5,
cola del ndcleo cauclado. - 6 y 6', puentes do unión entro el núcloo lcntlcular y la cnbeza del mlc:leo caudado. -
7, brazo anterior de la cipaula Interna. - 8, braz.o posterior do la c•paula lnt.erna. - 9, ni.leteo amJrdallno.
j
f
J .
11 111 IV
F1c. 9 13
Esquema de la cápsula interna . Cortes horizontales sedados de delante atrás
(seg ún D ÉJERINE).
El primer corte es vert.lcal.
l ndlca. las a lt uras de lo• c ua tro eon es h orizont ales de arriba a balo ( l ·ll· llI·l V).
l, mlcleo ca udado. - 2, ndcleo lcnUc ula r . - 3, t'lamo c!pLlco. - 4 , brazo anterior de la cápsula Interna (tn
azul) . - 5, braio Posterior (e n roJoJ . - 6, se¡ ment.o retrolentlcular <en ofoladoJ. - 7, se¡-mento aublentlcular
( tn amorllto).
la cápsula dibuja un arco ; la rodilla no existe. Este corte corre ponde al pie de la
corona radiante.
b) En un corte horizontal que pa a más abajo, es decir, por el tercio medio del
tálamo, la rodilla, bien dibujada, está formada por fibras horizontales que proceden
del segmento anterior e invaden ligeramente el brazo posterior, cuyas fibras longitu·
dinales ocultan. Estas fibra s penetra n en el extremo anterior del tálamo óptico, cons-
tituyendo las fibras radiadas.
e) En el corte horizontal aún más inferior, es decir, que pasa por el tercio
inferior del tálamo, se descubre el extremo anterior del brazo posterior. El segmento
anterior está dividido en dos fascículos : uno, formado de fibras horizontales densas,
1 094 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
11 -t'-t"-NP......~-
1111 v_,...__.~ .......,.._
"
V
111 IV V
F1c. 914
Esquema de la cápsula interna. Cortes frontales seriados de delante atrás
(según DtJERJNE).
El primero ea un corto horizontal
Que indica las alturas de los cuatro cortes verttcales que ae euoeden de del&nte atr'• ·
(La mlsmt. leyenda que en lt. llgura 913 .)
d) Un corte frontal que pasa por el extremo anterior del tálamo óptico mues-
tra que el fascículo geniculado se encuentra en relación íntima con el núcleo pa-
lidal y que llega a alcanzar por su parte inferior el asa lenticular, encima de la
cual camina.
El estudio sistemático de las degeneraciones secundarias enseña que el fascículo
geniculado degenera después de las lesiones del opérculo rolándico y de la parte ad-
yacente del opérculo frontal. Esto permite seguir su uayecto. Se ve que ocupa sucesi-
vamente la parte posterior del brazo anterior, luego la rodilla y, finalmente, el quinto
anterior del brazo posterior de la cápsula en la región supraóptica, de donde llega
al pedúnculo, cuyo quinto interno ocupa.
Añadamos que este fascículo estaría refonado en la región talámica inferior por
fibras que procederían de la cara orbitaria del lóbulo frontal y que, después de haber
seguido el fascículo geniculado, se detendrían en el locus níger, formando así un
contingente corticonígrico (D tJERINE).
CEREBRO. CÁPSULA INTERNA 1 095
fl'__
13 __
10 __
1 •t
1 t
1 fZ 1 (j
flG . 915
Corte frontal que pasa por el tubérculo mamilar para mostrar la región subóptica
y la región sublenticular posterior (hemisferio derecho).
1, tubérculo mamllar principal. - 1', au n\lcleo accesorio. - 2, ntlcleo externo del tálamo. - 2', el nll.cleo
interno. - 2", el mlcleo anterior. - 3 , m\cleo caudado. - 3' , cola del m1cleo cn.udado. - 4, putamen. - 4 ',
plilUdum. - 5, antemllr<). - 6 . núcleo aml1rdallno. - 6, prolonpclón utenoldal del •e.ntrlculo lateral. - 7, locus
nfaer. - e, cuerPo de Luye. - 9 , zona lncerta . - 10, sustancia grll!I y u.xtalentlcular . - 11, tronco comlln del fa s-
cículo de VICQ·d'A zyr y del t ascfculo de Oudden, 11'. - 1 2. pilar anterior del t rf1rono. - 13. t ascrculo taltmtco. -
14, taaclculo lenticular de F orel cortado oblicuamente. - 15, rascfculo de Turck cortado oblicuamente. - 16, cln ·
lllla óptica. - 17, asta de Ammón.
corresponde a la rodilla, que contiene aquí las fibras horizontales del brazo anterior
irradiadas al tálamo. El límite posterior está formado por fibras horizontales de
la porción retrolenticular, fibras que se irradian a la cara externa del pulvinar.
b) En la región subtaldmica (figs. 915 y 917, .2), el segmento posterior está limi-
tado por delante por las fibras del asa lenticular, y por detrás, por el cuerpo genicu-
lado externo y una delgada capa gris que pertenece a la zona reticulada del tálamo.
Por dentro se halla en relación, de arriba abajo : 1.0 , con la zona incerta, que lo
separa del fascículo talámico de F orel y de la cara inferior del tálamo; .2.0 , con el
fascículo lenticular de Forel; 3.0 , con el cuerpo de Luys.
Un corte que pasa por la parte media de la región subtalámica muestra que el
fascículo lenticular corresponde al tercio anterior del brazo posterior, el cuerpo de
Luys a su tercio medio y la zona incerta a su tercio posterior. En la parte inferior
de la región subtalámica el fascículo lenticular ha desaparecido, mientras que el cuer-
po de Luys cubre los dos tercios internos del segmento posterior. Por fuera, este bra-
zo posterior está cubierto por los dos núcleos externo e interno del globus pállidus.
1096 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Recibe en su parte más posterior las fibras del segmento sublenticular. Estas fibra s,
que llegan al segmento posterior en toda la altura de la región, se reconocen fácil -
mente en cortes horizontales. En éstos, las fibras verticales del segmento posterior
aparecen cortadas en dirección perpendicular como un punteado, mientras que las fibras
sublenticulares están seccionadas muy oblicuamente. Estas fibras, cuya dirección es
casi horizontal, están constituidas por un contingente importante que describiremos
ulleriormente con el nombre de fascículo de Turck, del que ya hemos hablado. Sa-
bemos que procede de la corteza del lóbulo temporal.
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l¡. fl¡. 8' 8 t
l 1c. 9 1ti
Conexiones de los núcleos estriados. Cápsula interna.
Corte horlz.ontal esquemático. En azul. vfaa arerentee; en amarillo. vías de aaoclacldn;
en roJn, vías eterent.ca.
1, Ulamo dpUco. - 2. putamen. - 2'. ptllldum . - 3, caben del ndcleo caudado. - 3', cola del ndcleo cau.
dado. - 4, ftbra talamoest.rladll . - 4'. Obra talamOC'audada. - 6 , Obra caudoput.amloal. - 5' , Obra caudopau.
do!. - 6, Obra eatrlopalldal. - 6', llbraa d e aooclacldn eat rlada . - 7, Obra pa1Jdota14mlca. - 8 . c uerpo de Luya
y llbra palldolu lalana. - 9, locua n!1rer. - 9 ', libra palldon!grlca. - 9" , Obra deacendente del locua n!1rer. - 10
ftbrt\ palldorrúbrlC'a. - 10'. vfa aubroesploal cruzada. - 11 , ftbra quo va del p1UUdum al n'1c1eo do Oarkschewltch.
- 12. ftbra. que va del pi!Hdum a ltt. comisura posterior. - 13 , fibr;i comlaura.l do la comJaura de Meynert. - 14,
asa len llcular.
Por último, las fibra s verticales del egmento posterior son cruzadas casi en
ángulo recto por las fibra s horizontales, que unen el tálamo al cuerpo e triado.
Conocemos ya estas fibras que se extienden del tálamo ó ptico al globus pállidus. En
la región subtalámica, las fibras de origen estriado se reúnen en fascículos: unas, las
fibras estrioluisianas, se irradian al cuerpo de Luys, y las otras constituyen el asa del
núcleo lenticular o el fascículo de Forel.
Gran número de fibras de proyección cortical del segmento posterior de la cáp-
sula se detienen en el tálamo ; son las fibras corticotalámicas. Ciertos autores admiten
que algunas fibras llegarían hasta el núcleo rojo (fibras corticorrúbricas); otras, al
cuerpo de Luys ; pero estas fibras son poco numerosas en comparación con el con-
tingente enorme que va al pedúnculo cerebral formando la vía peduncular.
CEREBRO. CÁPSULA INTERNA 1 097
""'~-=-------- -- 5
\~lfl'lllll!lc--~1::""---- - - - - 6
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1 ~PI-------- *
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1
1
9 15
F1c . 917
Región sublenticular y sistematización de la cápsula interna en un corte frontal.
l . r<glón aublentlcular de la cápauln Interna. - 2, reglón 1ubtal,mlca do la ápaula lntorna. - 3, 1101rmento
tal4mlco del brazo IJO•terlor de la cápsula In torna. - 4, ple del peddnculo cerebral. - 5, ndclec caudado. - 5 ' .
cola del ndclec caudado. - 6, !lbru estrlopalldalea <en amarflloi. - 7, ftbraa palldota1'mlcaa (en amarfUo). - e,
t aaclculo de Turclt ( tn . .rde) . - 9, tasclculo t • m1JOrota1'mlco de Arnold. - 10, !lbraa talamocortlcalea del pe.
ddnculo auperlor del Ulamo óptico ( en a zul}. - 10', !lbra1 cortlcota1'mlcaa del mismo peddnculo (en azul} . - 11.
~~~~~~'l'.00n':l~::·~~~o.d~ l~5~l~u~r~"'á~ªl:i~:. ~~~. -;I~~ ~:a R~~ftl~~I~.-::_ 137, r~i~Jo"~!~O~~rl~ 1ciÍo~~~
1 11
dntllla óptica. - 19. 19'. 1 9" , n1lcleos a nterior, Interno y externo del u.lamo óptico.
rt
En un corte verticofrontal que pasa por el borde posterior del putamen (figu -
ra 914, IV) se puede observar, gracias a la disposición en abanico de las fibras de la
cápsula, la formación de los tres últimos segmentos de la cápsula interna. La parte
superior del corte muestra el brazo posterior de la cápsula interna con sus fibras obli-
cuas hacia abajo y adentro; la parte media corresponde al segmento retrolenticular
con sus fibras horizontales y transversales; la parte inferior revela el segmento sub-
lenticular, cuyas fibras son oblicuas hacia arriba y adentro.
En un corte más posterior, que interesa en su pleno desarrollo el segmento re-
trolenticular, el brazo posterior de la cápsula ha desaparecido. El pulvinar forma en
este punto una eminencia importante, pues su lámina medular externa está engrosada
1098 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
o direClamente a la corteza cerebral; 4.0 , las fibras que proceden de la corteza cere-
bral y que toman el trayecto de la cápsula interna para ir a los núcleos optoestriados
o a los centros subyacentes. Después del estudio de estas fibras, estableceremos la dispo-
sición topográfica de las vías motoras y de las vías sensiúvas en la cápsula interna.
1.° F ibr as que unen ent re sí los núcleos estriados. - Estas fibras las cono-
cernos bien. Sabemos que comprenden fibras interestriadas, fibras estriotalámicas y
fibras talamoestriadas.
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_______ _9
---~ - -- --11
____ 10
ll;ill,~-#-- ------ 5
A -___. , _ _ _ __ __ ff¡
~t;:::;;;ol'lr- _____f5
_______ 12
F1c. 918
Esquema de las conexiones del tálamo óptico.
Corte verucotranaversal. - En a.tul, ftbraa arorentea. - En rojo. ftbras etercntes.
1, cabeza <1el ntlcleo caudado. - l", cola del ntlcleo caudado. - 2, putamen. - 3, pAllldum. - 4, Ulamo dp·
Uoo. - 5, ntloloo roJo. - 6, nbr~ t.ala mocorUcal. - 7, nbra palldota16mlca. - 7'. llbra t.alamopalldal. - 8, llbra
talamoeatrlada . - 8' , ftbrA talamocaudada. - 9, taecfculo de VlCQ ·d 'Azyr. - 10, ftbl& talamocomlaural. - 11 ,
nbra 1ubtalAmlca (c&mPO do F orell . - 12, vla ia tamoollvar: tuclculo central de la calot.a . - 13, l:lllclculo um-
PO<Ot.alAmloo do Arnotd. - 14, cinta de Rell media. - 15, radlacldn de la calota.
2.° F ibras n acidas de los núcleos optoestriados. - De estas fibras, unas van al
córtex y las otras a los centros nerviosos subyacentes.
1100 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
a) Fibras que van al có1·tex. - Hemos visto que el cuerpo estriado propiamente
dicho no envía al córtex ninguna fibra directa. El tálamo óptico, por el contrario, las
envía numerosas. Siguen los pedúnculos que ya hemos descrito (fig. 881): 1.0 , el
pedtinculo anterior, que pasa por el brazo anterior de la cápsula interna y va al córtex
del ló bulo frontal y del opérculo rolándico; 2 .0 , el pedúnculo posterior, que sale del
pulvinar y pasa por la región retrolenticular de la cápsula interna y el campo de
Wernicke para ir al lóbulo occipital (radiaciones ópticas); 3. 0 , el pedúnculo superior,
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10!._ ___ _ _ _______ 7
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5 ____ 11
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12:.. ___ _
F1c . 919
Sistematización de la cápsula interna vista en un cone horizontal.
En azul. el U.lamo dptlco; en onoranJodo , e l cuerpc> estriado
l . brazo anterior de la c'p1ula Interna. - 2, su rodllla . - 3, s u brazo posterior. - 4, su sc¡mento retraten ·
ttoular. - 5 , n\lc teo caudado . - 5' , cola del n\lcleo caudado. - 5", puente de Wlldn entre el núcleo caudado y
el putamen. - 6, ftbras eatrlopaltdalu. - 7, ftbras paltdotalámlcas. - 8, ftbras t alamocortlcal•s Que forman el
pedrtnculo anterior del tálamo óptloo. - 9, radlaclonea ópticas de Gratlolet Que forman el pedrtnculo poaterlor del
~~!~~1.?f~f:.-.:-:!~·1. n~r~r~• ta~~~~~~~ 1:~••qu~vr;or~~~mf~a1r~n~~!~ ~~~[~~fo d~1ent::it~~- ~t~~- ti1~~º 11lp'ti~
1
3.° Fibras que proceden de los segm entos inferiores del n euroeje y atraviesan
la cápsula interna. - Estas fibras ascendentes pertenecen a las vías sensitivas. Com-
prenden la importante cinta de Reil (vías sensitivas) y las radiaciones de la calota o
fascículo rubrotalámico, que pertenecen a las vías cerebelosas. La cinta de Reil pasa
bastante lejos de la cápsula interna, mientras que las radiaciones de la calota, q ue
contribuyen a formar Ja cápsula del núcleo rojo, se hallan próximas a la cápsula
interna, en la región subtalámica. Se admitía antes la existencia de fibras directas al
córtex, es decir, que subían directamente a través de la cápsula sin interrumpirse en
el tálamo óptico. No se admiten ya en la actualidad. Se describían antes con el nombre
de fascículo sensitivo cortical directo.
4." Fibras n acidas del córt ex cerebra l y que p asan a la cápsu la interna. - En·
tre estas fibras, unas se detienen en el tálamo óptico y otras recorren la cápsula por
completo para ir a los centros subyacentes (fig. 919).
a) Fibras corticotalámicas. - Son numerosas, y los autores admiten hoy que exis-
ten en los pedúnculos del tálamo, de que acabamos de hablar, tantas fibras cortico-
talámicas, fibras descendentes, como fibras talamoconicales, es decir, ascendentes.
b) Fibras que van a los centros subyacentes. - Estas fibras comprenden: las fibras
coniconígricas, el fascículo de Turck y la vía motora piramidal.
o.} Contingente corticonígrico. - Este contingente, que hemos señalado ya, pro-
vendría de la región rolándica o del lóbulo orbitario y seguiría el segmento posterior
de la cápsula interna para terminar en el estrato intermedio del pie del pedúnculo.
Se han descrito igualmente fibras corticorrúbricas y corticoluisianas que pasarían a la
misma región.
/3) El fascículo de Turck, fascículo motor nacido de las primera y segunda circun·
voluciones temporales, toma el segmento retrolenticular de la cápsula interna para
llegar al quinto externo del pie del pedúnculo y terminar más lejos. en los núcleos
del puente.
La vía motora voluntaria o vía motora piramidal constituye la mayoría de las
fibras que discurren por la cápsula interna en toda la extensión de su brazo posterior.
Esta vía motora voluntaria, que hemos encontrado a menudo en el curso de la des-
cripción, tiene tanta importancia desde el punto de vista funcional y patológico, que
será objeto de un párrafo especial para describir su situación y la de la vía sensitiva
en la cápsula interna.
5.0 Topogr afía de las vías motoras en la cápsula interna. - Entre las vías
motoras se distinguen: t.0 , la vía motora estrioespinal; 2.0 , la vía cerebelosa secun-
daria ; 3. 0 , la vía corticopóntica; 4.0 , la vía motora voluntaria (fig. 920).
a) La vía estrioespinal la conocemos bien. Los fascículos eferentes del pállid um
(asa lenticular, radiaciones estrioluisianas) tienen relaciones con la cápsula interna en
la región subtalámica; sólo pasan por ella un corto instante.
b) La vía motora cerebelosa secundaria se relaciona con la cápsula interna en la
región subtalámica por su penúltima neurona, olivorrúbrica, y su neurona última,
rubroespinal.
c) El fascículo de Turck o fascículo corticoprotuberancial de Meynert ocupa,
como ya hemos visto, la parte posterior del segmento sublenticular de la cápsula y el
segmento posterior subtalámico para llegar al pie del pedúnculo.
d) La vía motora voluntaria constituye la mayor parte del segmento posterior
de la cápsula interna. Las fibras que la forman nacen, como sabemos, de la zona motriz
del cerebro (véase fig. 920). Ocupan la región media de la corona radiante y se sitúan
desde el primer momento en el segmento posterior de la cápsula interna, desde la
rodilla hasta la región retrolenticular inclusive. Estas fibras motoras no se hallan dise·
minadas sin orden. Los fascículos que corresponden a tal o cual zona motora ocupan
110.2 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
en ella un lugar determinado. Estas localizaciones en la cápsula interna han sido de-
mostradas desde hace mucho tiempo por la fisiología (BEEVOR y HoRsLEY) y el estudio
anatomopatológico de las hemiplejías parciales. Es posible distinguir :
1.º El fascículo geniculado o contingente corticonuclear. - Está destinado a los
nervios craneales y a la cabeza. Sabemos que ocupa la rodilla de la cápsula, y de ahí
su nombre de fascículo geniculado, y la parte adyacente del segmento posterior. Está
!¡. ________ -
flG 920
Sistematización de las vías de la movilidad y de la sensibilidad en la cápsula interna
y en el tálamo óptico. Corte horizontal (hemisferio d erecho).
En ro/o, las libras de la vfa piramidal ; tn a•ul, las libras de la eenalbllldad profunda conaclente y del
taot.o ; tn efolado, la vla oentral senaltlva de loa nervios cranealea, tn a11\4riUo, las llbraa de la atnllbllldad t.6rmlca
y doloroea.
1 , nllcleo externo del tilamo óptico. - 2, au nllcleo medio. - 3, su nllcleo Interno. - 4, pulvlnar. - 5, nll-
cleo caudado. - 5'. cola del nllcleo caudado. - 6, nllcleo lenticular. - 7, brazo anterior de la úpsula Interna.
- e. brazo peaterlor. - 9, re¡rlón retrolentlcular .
aplicado a la cara interna del núcleo lenticular, la que sigue hasta la parte inferior de
la cápsula antes de pasar al pie del pedúnculo, cuyo quinto interno ocupa. Recordemos
que en la rodilla el fascículo geniculado no es el único y que está próximo al pe-
dúnculo anterior del tálamo y a las fibras opwestriadas que lo cruzan.
.2.0 El fascículo piramidal o contingente corticomedular. - Asienta en la parte
restante del brazo posterior y se extiende hasta el segmento retrolenticular. Las fibras
que lo constituyen ocupan en la cápsula interna una situación tanto más anterior
cuanto más inferiores son los segmentos de la circunvolución frontal ascendente de que
proceden. Encontramos, pues, las fibras destinadas a los músculos de la cabeza en el
fascículo geniculado, las destinadas a los miembros superiores en la porción media
CEREBRO. CÁPSULA INTERNA
del brazo posterior y las fibras destinadas a los miembros inferiores en la parte más
posterior de este brazo.
Estas localizaciones nos explican que las lesiones de la cápsula interna determi-
nen una hemiplejía, la hemiplejía capsular, que va acompaiíada de parálisis de medio
cuerpo sin síntomas coreicos ni atetósicos, pero con trastornos sensitivos.
_ Brazo anterior
,.r,,.;.,,,. .
--- ___ Rodilla
·.
F1c. 921
Trayecto del fascículo piramidal en el centro oval, Ja cápsula interna
y el pie del pedúnculo cerebral (LHERMITIE).
Ndteao la t oratdn do loa d!Cerent.ea eea-mentoa en el centro onl
1.° Caracteres generales de estas fibras. - Las fibras de proyección y las com1-
surales nacen con preferencia en la región culminante o cresta de las circunvoluciones,
mientras que las fibras de asociación parten de sus paredes laterales. Se puede hacer
esta comprobación separando delicadamente la corteza de un cerebro endurecido. La
cresta o frece entonces el aspecto de pelos de cepillo, debido a las fibras de proyección,
cuyo trayecto es perpendicular al eje mayor de la circunvolución. El fondo del surco
es, por el contrario, liso y está formado por laminillas paralelas de fibras de asociación.
Entre éstas, las fibras de asociación más cortas son las más superficiales, y las fibras
largas, las más profundas. Estas fibras de asociación, extendidas en sábanas, paralelas
a la corteza, cruzan la dirección de las fibras comisurales, que son más profundas y
están dispuestas en fascículos, así como las fibras de proyección, reunidas en manojos
voluminosos. Las fibras callosas y las fibras de proyección forman la corona radiante o
gran sol de Reil, por la dirección en abanico de sus fibras que convergen hacia el
borde externo d el núcleo y el ángulo externo del ventrículo lateral.
F1c. 9.t~
Corte frontal del hemisferio izquierdo que pasa por el eje de la tercera circunvolución frontal.
F 1• F 1 , F•. primera. ata"Unda y tercera ctrcunvoluclones trontalea. - T 1, T1, primera y ae¡und:l clrcunvolu·
rlonea temPorale.a. - F.0 . 1 • parte orbitaria de la primera. circunvolución frontal . - C.M .• cbura callo1omarg1nal. -
e.e., clrcunvoluctdn d•I cuer1><> calloso.
l. dpeula extrema . - 2. ant•muro. - 3. cApsula externa. - 4, ndcleo lenticular. - 5, tAlamo dptlco. - 6,
n\lcleo caudado. - 7. brazo anterior de la c4,psula Interna. - e. 'Tt.ntrfculo lateral. - 9 , c uerpo caU090. - 10, ea-
trfa de Lanclsl. - 11. eatrfa ¡rte. - 12. cfn¡ulo. - 13, séptum tdcldum, - 14, tllacfculo unciforme. - 15. fas·
cfculo arcUorme.
en los lóbulos temporal y parietal descri be una curva abierta hacia abajo y adelante
(figura 924, 2).
c) Fascículo longitudinal inferior (fig. 927, 5). - De dirección anteroposterior,
este fascículo se extiende del lóbulo occipital a la punta del lóbulo temporal (figu-
ra 924, 3). En el lóbulo occipital tiene la forma de un anillo, separado de la cavidad
ventricular por las fibras del tapétum y las radiaciones ópticas. Es atravesado en el polo
occipital por las fibras de proyección de este úilimo. En el polo frontal se entrecruzan
con el fascículo de Turck y ta mbién el fascículo temporotalámico.
CEREBRO. CENTRO OVAL 1107
Está constituido por fibras largas de asociación, pero también contiene fibras cortas.
Funcionalmente, fLECHSIG creía que dependía de las radiaciones ópticas de Gratio-
let. PROBST hace de él un fascículo de proyección talamocortical y corticotalámico.
DtJERINE admite también que contiene fibras que van en los dos sentidos, pero que
comprende dos partes: una inferior, fascículo de asociación, y la otra superior, fascícu -
lo de proyección, que reuniría la corteza cerebral al tálamo óptico y al cuerpo genicu-
Jado externo.
d) Fascículo unciforme. - Reúne el polo temporal con el polo frontal (figu-
ras 924, 4, y 923, 14). Nacido de la porción orbitaria en la segunda y tercera circunvolu-
ciones frontales, al principio se dirige atrás, hacia el polo de la ínsula, luego se curva
hacia abajo y adelante, atraviesa Ja parte inferior dél antemuro y viene a terminar en
flG. !Jll4
Esquema ue las fibras de asociación (según MEYNERT).
a, extremtdad anterior del hemlsterlo tz.quJerdo. - b, au extremidad poatertor. - c. cisura de Bllvlo. - d.
ldbulo temporal. - • · rodete del c uerpo calloso.
1 , !o.aciculo lon¡ltudlnal de 13 clrcunvoluctdn l!mblca l c1naulum l. - 2, f31clculo lon11ltudlnal ouperlor lfa1cfcv..
'"' arcuatu1J. - 3 , tascfculo lon¡-ltudlna.1 inferior. - 4, bacfculo uncUorme. - 5, ftbraa arqueadas o arclformea.
la punta del lóbulo temporal, en la proximidad del núcleo amigdalino. Se extiende así
transversalmente de la cápsula extrema a la sustancia perforada antetior.
e) Fascículo occipitofrontal. - Pone en relación los tres lóbulos frontal, temporal
y occipital (figs. 925. 4, y 926, 6).
FoREL y ÜNUFROWICZ, que fueron los primeros en describir este fascículo, lo iden-
tificaron erróneamente con el fascículo longitudinal superior. DtJERINE hizo observar
con razón que el fascículo occipitofrontal, siguiendo el borde externo del núcleo cau-
dado, pasa por dentro de la corona radiante, mientras que el fascículo longitudinal
superior, más superficial, pasa por fuera. Se les puede considerar, pues, independientes
uno del otro. Con este autor debemos considerarlo como un fascículo de asociación de
dirección sagital, separado del cuerpo calloso por el cíngulo y del fascículo longitudinal
por el pie de la corona radiante. Describe una curva abierta abajo y adelante (fig. 926).
Sigue la parte externa del ventrículo lateral, encima del núcleo caudado. Llegado a
nivel de la encrucijada ventricular, se curva hacia abajo y adelante y sus fibras se abren
en abanico en la pared inferoexterna del cuerno esfenoida!, formando la mayor parte
del fascículo tap¿tum, del que hemos hablado a propósito del cuerpo calloso, fascículo
situado entre el epéndimo ventricular y las radiaciones ópticas. Naciendo por delante
en la corteza del lóbulo frontal, sigue por detrás las circunvoluciones de la cara ex-
terna y del borde inferior externo de los lóbulos occipital y temporooccipital.
1108 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Lob po.r.
4' ..
r.2__
'. Ca.le.
L.l;n9-
•
·i:~ L. F~s
F1c. 917
Corte frontal del hemisferio izquierdo que pasa por la parte frontal
de la prolongación occipital del ventrículo lateral.
Lob. Pf,r.. lóbulo paracentral. - P •, primera clrc1111YOluc1clD \)&f\et&l . - P•, ooc1111cla ctrcuD1'0luclclD parietal. -
B.l.p ., aurco lnt.erl)lrletal . - e.e., c1rc1111YOluctclD del e - calloao. - T', _.....c1a ctrcuuolllcl6D temporal. - T',
tercera ctrc1111•olucl6n temPoral . - Clic., cuura e&le&r!Da . - 11.ooll., auroo oolat.eral. - L.~ •• Jóblllo JJDsual, -
Fua. , lclbulo l ualtorme.
1, radlaclonea del cuerPo callcoo. - 2 , ldrctl)I mayor. - 3, t&P6tum. - 4, radlaclcmea clptle&a. - 5, luclca·
Jo lonsttud!Dal ID!ertor.
en comunicación con la vía olfatoria; 3.0 , el salterio o fibras de la lira de David, sis-
tema comisura! del trígono cerebral que pone en relación las dos astas de Ammón, y
de ahí el nombre de comisura ammoniana que se le da a veces.
Además de estas comisuras que unen entre sí territorios diferentes de la corteza
cerebral, existen vías comisurales tendidas entre las formaciones grises. Estas asientan
F1c. 928
Corte frontal del lóbulo occipital del hemisferio izquierdo. Segmento anterior del corte.
a, cara tnterna del hemisferio. - b, carri externa del hemisferio. - Cale.. cisura calcarlna. - L.11'. . ldbulo
lln¡ual. - L.tua., lóbulo tuaUorme. - 0 1 , 0', O•, primera, ee¡unda y t.ercera clrcunvotuclonea occlt>ltales externas.
1, prolonpclón occipital del ventriculo lateral. - 2, taptltum, con 2'. fórceps mayor. - 3, radiaciones óptl-
caa. - 4, foacfculo longitudinal Inferior. - 5, faacfculo tranoverao del c~neus de Sacba. - 6, taacfculo ooclpltal
vertical. - 7, stratum calcarlnum. - 8, stratum ptoprlum cuuel de Socb1. - 9, faacfculo occlPltal transverso del
lóbulo lln¡ual de Vlalet.
FIG. 919
Esquema que demuestra, en un corte frontal del cerebro, el trayecto y la terminación
de los tres grupos de fibras interhemisféricas.
3
S:e •r,
d•I t~¡,::rr,,. ca~:;:j -¡:;;,;ln~':.s<>:r.o I~~~ d;1 u~:":i~Tn,:,l::::-Q~n~~·b;;I i:~~=-e:~~~ ~ ~'f¡
terminan en laa cl"'unvoluclonea temPortJn. y llnalmente, que laa llbra1 del cuerpo callOIC rm n>toJ terminan en
todu 1&1 demu reslon.. de la cortosa.
__ 8
6 ____ _
F1c. 9~0
Sistematización del tálamo óptico y de sus pedúnculos en un corte sagital (esquemdtica) .
1, n\lcleo anterior. - 2 , n \lcleo externo . - 3 , peddnculo 111pertor {ll.l.cido del ndcleo ute.rno). - 4, 1ulclao la·
tnno, con s . pedünculo anterior - 6 , Pfd\lnc:ulo lnterolnterno . - 7, puh1.na.r. - 8, ptdúnculo pc>Rerlor (r&41&·
clon .. Opllca1 de Gratlolell. - 9, !aoclculo ~ mpo rotalilnlco do Arnold .
(VAN GEHUCHT EN). El sentido del equilibrio, que no es consciente, no tendría loca-
lización cortical.
e) Las fibras olfatorias pertenecen, como las fibras gustativas, al sistema de pro-
yección del rinencéfalo y no a la corona radiante.
ARTICULO V
En las páginas que preceden hemos seguido metódicamente de abajo arriba los
diferentes fascículos de fibras nerviosas que de la medula, del bulbo, del cerebelo y
del istmo suben hacia Ja corteza cerebral. Como estos fascículos son continuos, habría-
mos debido, al parecer, respetar esta continuidad y acompañarlos directamente desde
su extremo inferior hasta su extremo superior. Las exigencias de las descri pciones c.Iá·
sicas no nos lo han permitido; ha sido preciso dividirlos como al mismo neuroeje y
estudiar aisladamente cada uno de sus segmentos, completamente artificiales, a medida
que han aparecido ante nosotros en la medula, en el bulbo, en el cerebelo, en la pro-
tuberancia, en el pedúnculo cerebral, en los núcleos grises centrales, en la cápsula in-
terna y en el centro oval. Creemos ser útiles al lector relacionando aquí todas las
descripciones esparcidas y estudiando los más importantes de estos fascículos de un
modo sintético, es decir, siguiéndolos sin interrupción de un extremo al otro. Para
hacer más provechoso este estudio, seguiremos ahora los conductores nerviosos en el
sentido fisiológico, es decir, en el sentido que siguen las incitaciones nerviosas mismas:
los fascículos sensitivos de abajo arriba (vías ascendentes), los fascículos motores de
arriba abajo (vías descendentes). En un párrafo especial resumiremos las vías cerebe-
losas. Por último, añadiremos a este capítulo importante las vías sensoriales. Estas
forman parte integrante del encéfalo, y con este órgano debemos lógicamente descri -
birlas. Estudiaremos, pues, sucesivamente:
1.º Las vías sensitivas;
2. 0 Las vías motoras;
3. 0 Las v1°as cerebelosas.
Y en un capítulo aparte:
Las vías sensoriales.
Como hemos dicho ya, todas las vías sensilivas comienzan por una primera neu-
rona, cuyo origen está representado por Ja célula del ganglio raquídeo. Su prolon-
gación periférica pertenece al nervio raquídeo; su cilindroeje sigue Ja raíz posterior
de este nervio, para entrar en la medula. Este axón, o prolo11gación ce11tral de la pri-
mera neurona, se bifurca; es la rama ascendente de bifurcación que se pone en rela-
ción con la seg1mda neuro11a sensitiva. Según la situación o el destino de la segunda
neurona, se diferenciará n dos grandes categorías de vías sensitivas :
1.• Las primeras, o vlas sensitivas principales, están constituidas por neuronas
e calonadas que pasan de la medula al bulbo, luego directamente a la protuberan -
cia y al pedúnculo y ll egan así sin desviación al cerebro.
2.• Las otras, las vías sensitivas cerebelosas o indirectas, abandonan el bulbo
para penetrar en el cerebelo, de donde pueden ir secundariamente al cerebro.
Pero, hecho fundamental, unas y otras terminan en el tálamo óptico, última esta-
ción de la que parten finalmente Ja neurona terminal, la neurona talamocortical,
que termina por último en el área sensitiva de la corteza. Contrariamente a lo que
e enseñaba antes, admitimos, pues, con la mayoría de los autores actuales, que todas
las vías sensitivas se interrumpen en el tála mo antes de llegar a la corteza.
Expuesto este esquema general, vamos a seguir rápidamente en su trayecto ascen-
dente: i. 0 , las vías sensitivas principales; !!.º, las vías sensitivas cerebelosas; 3.0 , estu-
diaremos, para terminar, la sistematización de los diversos modos de la sensibilidad
en esta vías.
Hemos visto al estudiar la medula que las ramas ascendentes de las fibras radicu-
lares posteriores podían ser cortas, media nas o largas. Cada una de estas categorías
de fibra se articula con una segunda neurona que llega al plano superior. Así se
edifica Ja parte inicial de las vías sensitivas principales. Pero las estaciones y los
trayectos de las diferentes fibras pueden ser variados, y de ahí la distinción de tres
vías diferentes :
a) Vias de los cordones posteriores y de la cin ta de Reil media (fig. 931 ). - Esta
vía es Ja más sencilla. Comprende en primer lugar las ramas ascendentes largas de las
raíces posteriores que, por el cordón de Ilurdach, Juego por el de Goll, llegan a los
núcleos de Goll y de Ilurdach situados en el bulbo. De estos núcleos parte la segun-
da neurona. Esta sufre la decusación piniforme, es d ecir, pasa al lado opuesto de su
origen y constituye entonces Ja mayor parte de Ja cinta de R eil. Esta segunda neurona
incorporada a dicha cinta atraviesa en seguida todo el tronco cerebral y termina
en la parte inferior del núcleo externo del tálamo óptico. Desde este núcleo parte
finalmente la tercera neurona, la neurona talamocortical, que pasa al brazo posterior
de la cápsula interna. Las fibras de Ja vía sensitiva principal no constituyen aquí,
como ya hemos vi to, un fascículo individuado, sino que están íntimamente mezcladas
a la vía motora piramidal. Estas fibras penetran en segu ida en la corona radiante y
en el centro oval, donde hemos visto que terminaban en la corteza cerebral de la
parietal ascendente, de la mayor parte de las circunvoluciones parietales y en el fondo
de la cisura de Rola ndo, donde invaden la zona motora.
Esta vía era Ja única admitida por la mayoría de los autores. En la actualidad
admi timos con DtJERINE que existen dos vías más, que se podrían denominar acce-
sorias.
b) Vía espinorreticular anterior. - Est~ vía comprende, en primer lugar, las ramas
ascendentes de longitud media de la raíz posterior. Estas ramas penetran en Ja sus-
tancia gris de la medula y terminan en ella. De aquí parte una segunda neurona que
pasa al lado opuesto y penetra en la parte anterior del fascículo anterolateral de Ja
1116 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
medula. De aquí, estas fibras terminan, ora de nuevo en la medula espinal (fibras
espinoespinales) cuando son cortas (y de aquí partirá una tercera neurona, etc.), ora,
si son más largas o están situadas más arriba, en la sustancia reticulada del bulbo,
de la calota protuberancia! o del pedúnculo. Ocupan la porción anterior de la sus-
tancia reticulada situada entre las dos olivas, por detrás y en contacto de la cinta de
J---·--·---
F1c. 931
Vía principal de la sensibilidad (vía bulbotalamocortical; cinta de Reil media).
1, nis poaterlor y au ranrllo. - 2, tlbra del corddn Potterlor (l .• neurona). - 3, n\!clto de 0011 y de Bur·
dach (..taclón bulbar). - 3', decusaclón plnltorme. - 4, cinta de Bel! media (2.• neurona). - 5, tlt&clón tali ·
mica (3 . • neurona>. - 6 , zona cortlcal eenatt.t•a. - 7, nervio eenaltlvo craneal. - e. vta seuaitlva secundarla de
eate ner•to .
A
26. ..... .
. ... . 17
,..._,.....__...... ... ..... ......... ....... f tJ'
7'-==---- ............ ....... 28
~~~.;r--=-r- ····· ···· ··· ·· . .... 28 B
········-····-········· JO
....... ···-············ ........ .... .18
o
................ 2
E
F1c. 932
Conexiones cerebelosas.
A. corle •erllcal que pasa por los núcleos optoeat rl•doa y el ple d• I pedúnculo. - B. corle horizontal de los pe-
d\lnculoa cerebralea q,ue pa.aa por el n'1cleo rojo. - c. oorte horizontal del tronco cerebral, que Interesa el IV ven-
1118 SISTEMA !'l:ERVIOSO CENTRAL
trlculo, la protuberancia, loe n\lcleoa centralos del cereb<lo y 101 ped\lnculo1. - D, corte horizontal del bulbo por
la olln y el n\lcleo de Monatow . - E, oorte de la medula.
En aiul, 111 Tiaa aterentea : en rojo , las Yfaa ~terentta.
1, t uclculo cerebeloao directo. - 2, t aeclculo de Gowen. - 3, llbra 1 del corddn pa1terlor. - 4, n \lcleo late-
ral del bulbo. - 5, n\lcleo de Monatow. - 6, olln bulbar. - 7, tuclculo oll•ocerebeloao. - 8, libras vestlbulocere·
belooas Uuclculo de Edlnirer). - 9, libras • t1tlbulare1 que van a 101 n\lcleca ve1tlbulare1 . - 10, libra del n\lcleo
de Delten que •• al n\lcleo del techo. - 11, n\lcleo de O.Itera. - 12, •fa cortlccpontocerebeloaa, con 12 '. tas-
clculo de Turct . - 13, llbrae pontn<erebeloaae. - 14, tuclculo central de ta calota. - 15, 'fla de proyeccldn del
Termia en el n \lclec del techo. - 16, Tia de proyeccldn de la oorteza del bemlaterlo aobre el n \lcleo dentado. -
17, •la cerebelorr\lbrlca, ccn 17'. libra cerebelotaltmlca. - 18, vla rubroeeplnal, con 18', comlaura de Forel. -
19, taacfculo talamocortlcal. - 19'. eatacldn taltmlca . - 20, libra '°mlclrcular externa. - 20'. libra aem lclrcu·
lar Interna. - 21, taaclculo vest1buloc1plnal. - 22, libra Que Ta del ndcleo de Delt•n a la rlntllla lon¡rltudlnal
J)Olterlor, con 22', 1u rama aecendente, y 22", 1u rama deeoendente. - 23, c'1)8ula lnt.erna. - 24 , Ulamo. - 25,
n\lcleo l•ntlcul'ar. - 28, n\lclec caudado. - 27, n\lcleo roJo. - 8, raeclculo de TUrck. - 29, locus ntirer. - 30,
~~:~~ 3g'.r•:i~~1óui; 3~re~~;::·~;;;.~~r. ~~~~ i:l11~~~f~º ~~.\:'r.1io-m~o.n~•~. d;!dd~~~f.; -;;e"b.1o~c1~1e~~~:
- 38, ralz deacendente aenlltha del trlir6mlno. - 39, plr,mlde 'anterior. - 39'. taac)lculo piramidal cruzado.
CEREBRO. VÍAS SENSITIVAS 1119
belosa, que termina en la corteza del cerebelo, de la que vuelven a partir fibras
análogas a las que hemos descrito antes.
b) Vía seguida por el fascículo de Gowers. - Este fascículo, que es continuación
de las fibras cortas de las raíces posteriores, penetra en el cerebelo después de haber
atravesado el bulbo, Ja protuberancia, rodeado el pedúnculo cerebeloso superior y
alcanzado la válvula de Vieussens. Termina en la corteza del vermis superior. Re-
cordemos que algunas de sus fibras se detendrían en el núcleo lateral del bulbo, de
donde saldría una segunda neurona destinada asimismo al cerebelo. Del vermis
vuelven a partir fibras idénticas a las que, según hemos visto, sucedían a las del fas-
cículo cerebeloso directo, es decir, que van de la corteza cerebelosa a los núcleos den·
tado y del techo, y luego de aquí al tálamo.
Este estudio sintético de las vías de Ja sensibilidad hace resaltar cierto número
de puntos importantes desde el punto de vista funcional o anatomoclínico. Son, en
particular, las consecuencias que se pueden derivar del entrecruzamiento de las vías
sensitivas y de los estudios de los diversos modos de localización de la sensibilidad en
estas vías.
1.0 Entrecruzamiento de las vías sensitivas. - Hemos visto que todas las vías
de la sensibilidad terminaban en el neuroeje por las raíces posteriores, que no son
más que las prolongaciones centrales de las células de los ganglios raquídeos.
Hemos visto igualmente que todas las vías de la sensibilidad, sea cual fuere su
trayecto intermediario directo o indirecto (por el cerebelo), terminaban en el tálamo
óptico y finalmente en la corteza cerebral del lado opuesto. Aparte algunas fibras raras
homolaterales, las vías de la sensibilidad son, pues, cruzadas. Pero este entrecruza-
miento ocurre en alturas diferentes. Las neuronas que suceden a las fibras cortas y a las
fibras medias de las raíces posteriores se entrecruzan en la medula espinal (a excepción
del fascículo cerebeloso directo). Las neuronas que suceden a las fibras largas se
entrecruzan en el bulbo en la decusación piniforme. Las fibras sensitivas de los ner-
vios craneales se entrecruzan en pisos planos más elevados. Como se ve, todas las
hemianestesias de origen central, como las hemiplejías, son cruzadas. Pero como los
entrecruzamientos se efectúan a diferentes alturas y las vías tienen conducciones fun-
cionales sistematizadas, se pueden deducir de estas particularidades informaciones to-
pográficas sobre las lesiones nerviosas centrales que se acompañan de trastornos de la
conducción.
17"
13
14
15
17
10
13
16
9
12
11
2
18
6
8
7
4
18º
3
5
F1c. 9!!!:
A. •la motora piramidal (rn r o/o): l. to•clculo piramidal di recto. - 2, t aaclculo piramidal cruzado.
D. Tia aenSIUYa l •n ar ul): 3, corddn de Gol!. - 4, corddn do Durdach. - 5, trltncuto de Gombault y Ph!llP·
pe. - 6, centro oval de Flech1lr. - 7. faaciculo en v(r¡ula de Scbultze. - 8, 1.ona oornurradlcular. - 9, zona.
cornucomlsural.
c. vla cerebeloaa (In otrdlJ: 10, tasc!cuto de Oowera. - 11, t aaclculo cerebeloso directo.
D, vfa motora extrnplramldal (en anaranjado): 12. taacículo rubroe1plnal. - 13, taactculo •eatlbulotaplnat. -
14, taeclculo triangular de llellweir. - 15. taeclculo tectollplnat. - 16, t aaclculo profundo del cor~dn anterolateral .
-16', tucfculo en temll una. - 17. cuerno anterior. - 17', rafees anterlorea. - 18, cuerno po1tedor. -18'. raí·
cea po1terloru Que atra•tesan la zona de J..Juauer.
Nora. - Al fa1etculo de Gowtrs correspondo una vfa do un1fbUfdad pro/unda fncon1cfcntc.
asociación numerosas, será necesaria una lesión muy extensa de la medula, tanto más
cuanto que la vía es doble, para que logre ocasionar trastornos de la sensibilidad
táctil superficial.
y) Percepción estereognóstica. Sen5aciones cinestésicas. - Las vías de la sensibi-
lidad profunda consciente, recogida en los huesos, músculos, articulaciones, siguen los
fascículos de Goll y de Burdach hasta sus núcleos en el bulbo.
S) Sensibilidad profunda inconsciente. - Sigue el fascículo cerebeloso directo y
también, según D t J ERINE, RoBINEAU y S1CARD, el fascículo de Gowers.
Esta sistematización medular nos explica : 1.0 , por qué una lesión del asta posterior
da una anestesia homolateral de topografía radicular cuyo límite superior está cons-
,,,-
,,,, ..
'
----
,/ _
_______ I___
F1c. 934
Localizaciones funcionales de la corteza cerebral. Cara externa del hemisferio izquierdo.
l. zona electromotora (centros motorea 't'Olunt.artoa) (roJo 01cMroJ. - 2, zona psloomotora (rolo claroJ. -
3. camPo ele Broca (cent.roa del leo111aJe articulado) (ro/o claro>. - 4, Ue& poatcenlral eenalUn (a<ul 01euro1.
- 5, #.rea parlet.al (percepciones, recoooclmleo1<>1 1'c11le1). - 6, 6', 6rea ~11ual (otrd•J. - 7, centro ele u.
~~~~~~ial." !:._· s.'~~o."~l:;;~~lci.iuif'.;1i;J;' cU:~~cl~':o:i~~:,!¡.;;- c1 é l~~f1c1:3 ~ 1!br:~,¡~~ ~~ ~,~~ónLe'il'f.'';:'~;
8 11 1
a11rmolcle c..nttclo muaculor, apraxla, ~uera nrbal). - 11, 6rea tront.al 7 pretront.al (atención, coorcllnaclón, ao·
tlvldacl reacciona)) . - 12, zona oUatorla.
tituido por el segmento medular lesionado; esta anestesia sólo interesa las sensaciones
dolorosas y térmicas; 2.0 , por qué una lesión del segmento posterior del cordón antero-
lateral produce una anestesia cruzada al dolor y a la temperatura, cuyo límite superior
se halla a un nivel que corresponde a dos, ues o cuatro segmentos medulares por
debajo de la lesión ; 3. 0 , por qué una hemisección medular ocasiona: una pérdida del
senúdo de las actitudes, una pérdida del sentido de la sensibilidad ósea con integridad
del tacto en el lado de la lesión (sección del cordón posterior) y en el lado opuesto, y
una anestesia a la temperatura y al dolor por lesión del cordón anterolateral. Si se
añade a estos fenómenos sensitivos la parálisis del miembro del lado de la lesión, se
tiene lo que se ha denominado síndrome de Brown-Séquard por hemisección medular
con hemiplejía y anestesia crU7.adas; 4.0 , por qué los trastornos de la sensibilidad táctil
112.2 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
F1c. 9115
Localiuiciones funcionales de la cara interna del cerebro.
1, 1, 2. 5, 5, 7, 8, lirual leyenda que en 11> ~ura 954. - 6, ~otro de la visión. - 6', 6', úea 'l'lauopalqul-
ca. - 11, 'reaa central y pre!rontal. - 12, centro p rimario de la oltacclón. - 12', 12'. etc., centros aecunda-
rloa de ¡,. olt,.cclón. - 13, Arca &'UStatlva .
des dolorosas y térmica, y la vía de formación reticulada blanca, que transmite con la
cinta de R eil media, su parte principal, la sensibilidad tácúl superficial profunda. Se
puede concebir que lesiones localizadas provoquen trastornos disociados de la sensi-
bilidad, pues estos trastornos se acompañan en general de una hemiplejia por lesión
de las vías motoras y de las raíces de uno o varios nervios craneales (parálisis alterna).
d) Tdlamo. - ¿Qué acontece en esta estación obligatoria con la sistematización
de las vías de la sensibilidad ? Se admite hoy en general que las vías desúnadas al
dolor, al calor y al tacto se detienen en ella. Las otras, destinadas al sentido estereog-
nóstico, se articulan con una tercera neurona sensitiva que sube hasta la corteza cere-
bral. Así se explica el síndrome talámico de Déjerine y Roussy : hemiplejia pasajera y
ligera por lesión de la proximidad de la cápsula interna; movimientos coreoatetósicos
por lesión de los núcleos grises; hernianestesia persistente con dolor violento del lado
paralizado. Este síndrome señala una lesión del núcleo externo del tálamo óptico, nú-
cleo que constituye, como hemos dicho, la última estación sensitiva.
CER.EJIRO. VÍAS SENSITIVAS
precisar la sistematización de las vías. Es muy probable que todas las vías de la sen-
sibilidad general interrumpidas en el tálamo terminen en la corteza cerebral. Esto nos
parece demostrado por el estudio histológico de la corteza cerebral y por los estudios
clínicos y experimentales. Se puede distinguir, con TILNEY y Rn.EY: 1.0 , una zona o área
somestetosensorial (campos 1, 2 y 3 de BRODMANN}, en que todas las vías de la sensibi-
lidad general tienen su terminación; 2.•, una zona somestetopsiquica, próxima a la
precedente y cuya destrucción ocasiona principalmente la pérdida, no ya de las sen-
saciones experimentales, sino de las percepciones (apreciación de la forma, volumen
y peso de los objetos, discriminación táctil, etc.). «No se trata, pues, aquí de sensaciones
elementales, sino de una identificación de estas sensaciones, de su integración» (LHER-
&llTTE). Por último, fuera de esta zona, existe una tercera área, el área parietal o tactog-
nóstica (campos 7 y 10 de BRODMANN; véanse fig uras 798 y 799), cuya destrucción anula
el poder de reconocer los objetos por el tacto. El enfermo ha conservado la funci ón del
tacto, pero ha perdido el poder de reconocer los objetos, es decir, de comprender su
significación por el tacto.
2. Vias motoras.
Esta vía se halla constituida por una primera neurona motora, denominada sis-
tema piramidal, formada por el cilindroeje de las grandes células piramidales de la cor-
teza cerebral o células de Iletz, que asienta, como hemos visto, en la zona motora cortical.
Termina en los núcleos de los nervios craneales o en los grupos celulares motores de
las astas anteriores de la medula. Este sistema, que nace en la corteza, pasa al pedúncu-
lo y termina en los núcleos de los nervios craneales y en la medula, tiene a veces el nom·
bre de sistema corticonucleomedular de la vía peduncular.
Considerada en su conjunto, la vía motora comprende, pues, dos neuronas super-
puestas: una central, que va de la corteza cerebral al núcleo motor, y otra periférica,
extendida del núcleo motor al músculo estriado.
Topográficamente hemos visto que se distinguían en esta vía motora, homogénea
desde el punto de vista estructural, dos fascículos: 1.0 , el fascículo geniculado, destinado
a los núcleos de los nervios craneales; .2. 0 , el fascículo piramidal propiamente dicho, des-
tinado a los núcleos motores de los nervios raquldeos.
Propuestos estos preliminares, resumiremos rápidamente: 1. 0 , el origen de la vía
motora voluntaria; 2 . 0 , el trayecto de los fascículos geniculado y piramidal; 3.•, el
modo de terminación de la vía motora voluntaria; 4.0 , su significación funcional.
1.0 Oriren de la via motora voluntaria. - Seremos breves respecto a este asunto,
remitiendo al apartado que trata de la corteza cerebral. R ecordemos que la zona de
origen de la vía motora voluntaria se halla en la frontal ascendente, en la parte anterior
del lóbulo paracentral, y que ofrece una constitución histológica caracterizada por la
ausencia de granos y por la presencia de células de Betz. Recordemos que se han po-
dido determinar en -esta zona centros motores precisos: los movimientos de los miem-
bros y en particular los de la mano tienen una representación muy extensa y de topo-
grafía radicular. En la parte inferior de la zona motora se disponen los centros desti-
nados a los músculos de la cabeza, de la laringe y de la faringe (figs. 934 y 936).
CEREBRO. VÍAS MOTORAS 1125
6aa
Movimientos slnérglcos de las
extremidades controleterales
con p articipación répida
de la pierna homoleteral
Ftc. 936
Localizaciones cerebrales {PURVES ·STEWART).
F1c. 937
Localizaciones cerebrales ( PURVES· STEWART).
1126 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Las fibras destinadas a los dos fascículos geniculado y piramidal son, pues, dis-
úntas desde su origen; además, cada uno de los fascículos ofrece una sistematización
neta desde su nacimiento.
,_. ......... /
Nervio bulbar
I
'
··········-\
Entrecruzamiento de las
con su núcleo de origen pirllm1des
Medula •• ··-··.
__ /3
- -- - /!.¡
f{J .•...•••. ,.. J
/8 ........ . __,..-/,,.. 15
...--·· 17
2~... ---···-·
2r ........... . IJ
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18............. ···... 9
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...... fl
ff'
f" ......... .
11" -------
F1c. 9ll9
Los contingentes corticomedulares y corticonudearcs de la vía peduncular
en un corte sagital esquemático (según DtJERINr.).
!:n. ro/o, •(• motora. - En 01ul. v1a 1en1Jtl\•a . - Bn n1oro, clntltla ton1tt.uc11na.l po.atertor.
l, v fa cortlcomedular, con l ', ta1e1culo plraml dal cruzado, y 1' ' , taaciculo ptramtdal d lrec&.0 . -2. •i•
t.loonuclear, con 4'', pu l1mnf1cu1 profu nd o o ft bnu aberran~• de la via peduncular, 1'braa aherra.nt.ea peduncu -
cor·
lar91 propiamente dlchaa. - 2", Obraa aberran 1.e a Pontlna.1. - 2"', ftbraa aberrantea butboprotuberaoclalu. - 3.
n\l.elto del motor ocular comtln y nbraa cor u conur ltares. - 4. n \lcleo del pat.6Uco. - 5 . n tlcleo motor del lrt-
16mlno. - 6. n~cleo del motor ocular exlerno. - 7. nucteo del !acial. - 8 , tucfculo lou1¡1lud1ual poaterlor. - 9,
ndcleo motor del r to10farfn1eo. - 10, . ndcleo motor de: noumo¡ütrlco. - 11 . ndcleo motor mtdu lar del eaptnal.
- 11 '. ftbraa corttconuclearu cenlcalea cruxada». - 12. ntlcleo del blpoclOIO. - 13, cinta dfl Retl. - 13'. ndclec>1
de Ooll 'I de Burdach . - 14, pulvlnar. - 15, 16, t ub6rculo1 euadrlr6mln01 anterior 7 Potterlor. - 17. a cueduoio
de tl11VJO. - 18, IUSt&DCJ& ret.ICUl&da. - 19 , IOCUI nlae r . - 20, 1-Ual.aUCla Sfll perlvt ntrlculur , - 2 1, ftbtal p rO·
tuberancJa l• anttrlore.. r 21 •. Abraa protuberanclalea poatertore.. - 22, n\1cll'O del putnte.
siado largo exponer aquí, calcular comparativamente el número de fibras nerviosas que contienen
el fascículo piramidal cruzado y el fasdculo piramidal directo en los dos puntos siguientes
de la medula espinal: 1. 0 , por encima del engrosamiento cervical; J . 0 , por debajo de este
mismo engrosamiento cervical. En el primer punto, el número de fibras que contienen,
para una mitad de la medula, los dos fasdculos piramidales d irecto y cruzado, es de 79.1ll1.
En el segundo punto, debajo del engrosamiento cervical, este número no es más que de 30.554.
CEREBRO. VfAS MOTORAS
Estas go.554 fibras están destinadas naturalmente a los músculos del tronco y del miembro
iníerior. Para saber cuál es el número de fibras piramidales que recibe el miembro superior,
no hay más que restar de Ja cifra 79.1g1 (que representa el con junto de las fibras destinadas
al tronco y a los dos miembros) la cifra go.554 (que representa el número de fibras destinado al
tronco y al miembro inferior); ahora bien, este número (79.1g1 - go.554) es de 48.577.
En resumen, los dos miembros superior e inferior están unidos a la zona motora de la cor-
teza. el primero por 48.577 libras y el segundo por
go.554. 2 X 2
Como se ve, el número de fibras piramidales que
van al miembro superior es mucho mayor (18.02g) que
el destinado al tronco y al miembro inferior. BLOCQ y
OzANOFF encuentran una explicación de esta dispari-
dad en el d iferente papel que desempeñan en la loco-
moción del hombre los miembros torácicos y pélvicos;
los primeros se utilizan principalmente para los movi-
mientos inteligentes y conscientes, que necesitan una
importante intervención cerebral; los segundos son
principalmente empleados para los actos automáticos
de la marcha, que requieren una intervención cerebral ________ _3
mucho menor. Es pues, natural que las fibras que
ponen en relación los músculos de los miembros con la ·- -- 5
zona motora sean más numerosas en el miembro torá· ___ 4
cico que en el pélvico
En otro trabajo, ROTHMANN admitía también, por haberlo observado en sus experimentos,
que la extirpación unilateral de Jos centros corticales motores produce en la medula una doble
degeneración : una en el fascículo pira-
midal del lado opuesto y otra en el fas-
dculo piramidal del lado correspondiente.
Pero la explicación que da de ello es com-
pletamente distinta de la formulada por
los autores precedentes. Las dos degene-
raciones, d ice, distan mucho de condu-
cirse del mismo modo: una, la del lado
opuesto a la lesión cortical, es permanen-
te definitiva; la otra, la del lado corres-
pondiente a la -lesión, sólo es transitoria
y desaparece más o menos completamente
e e al cabo de algunos meses, lo que depende
de que las dos degeneraciones derivan
de un proceso muy diferente, y he aquí
lo que se producirla, según RoTHMANN :
las fibras de la pirámide degenerada, al
entrecruzarse en el bulbo con las fibras
de la pirámide sana, comprimen a estas
últimas, y esta compresión es la que de-
termina en ellas trastornos nutritivos que
terminan de un modo más o menos rápi-
do en la degeneración anatómica y fun-
cional. El mismo hecho, añade RoTH-
MANN, debe producirse igualmente en el
hombre, y si en él dicha degeneración no
f f desaparece como en el animal sobre el
que se experimenta, h abría que buscar
la explicación en las alteraciones que pre-
senta en la mayoría de los hemipléjicos el
sistema vascular del neuroeje, que tienen
por consecuencia una nutrición defectuosa
y poco favorable a la reparación de las
lesiones.
Como se ve, la opinión emitida por
RornMANN es la negación absoluta de las
fibras directas antes mencionadas, que,
de la pirámide bulbar, descienden al fas-
Ftc. 941 dculo piramidal lateral del mismo lado.
Trayecto comparado de las fibras motoras bulbopro- Pero esta opinión es enteramente hipoté-
tuberanciales (fasdculo geniculado) y las fibras mo- tica y, por esto, debe ceder el paso a los
toras raquídeas (fasdculo piramidal). hechos de observación directa. Ahora
1, corteza ter•bral (zona motriz). - 2, ann hendidura tnter- bien, DtJERINE y THOMAS, en dos casos de
hemlst6rlca. - 3, un -m•nto de medula espinal Tlato por au
cara antntor. - 4. tlbra1 motora.e bulbares. - 4'. 1u entre- destrucción unilateral del fasciculo pira-
cru:r.amJento en la parte tn te.rlor de la protuberancta. - 5, un
ndcleo bulbar, con el nerY1o Que nace del mt1mo. - 8, tlbra1 midal, el primero en un niño a conse-
motora• taquldeaa que oonatltuyeu el raaclculo piramidal. - 6'. cuencia de una lesión cortical y el segun-
entrecruzamiento en la parte Inferior del bulbo (decuaacldn de
las ptr•mtdea>. - 7, ut.aa antertorea de la medula. - 8, doa do en un adulto después de una lesión
nervios raquídeos. - a, centro oval. - b. c&p1ula tnterna. -
c. ped~nculo cerebral. - d, protuberancia. - •• bulbo. - r. capsular, han comprobado que la pirá-
medula espinal.
mide en el cuello del bulbo suministra,
En el lado derecho (lado ltQUlerdo d• la a¡¡ura) las doa lln..I
ne&T•• tranavenalea representan doe leaiones dest.ructhaa : l .•. además de los dos fasdculos piramidal
la lealdn mis eleTada, fnt1ruando el /cucftvlo bulbar u d
/a.1cfculo raoufdto ontu de '" 1nt11cru1aml1nto, determina una directo y piramidal cruzado, un tercer
hemlpleJla cruuda; 2.•, la lealdn Inferior, fnlcruondo ti paquete de fibras que van al fascículo pi-
/01dctdo raqufdto ontu d1 '" tfttrcenzam.lnato SI d /01cfe11lo
bvlbar dupul1 de '" mtncrvzomftnto. produce un.a par'1ls11 ramidal lateral del mismo lado. Estas
directa para la cara y cruzada para el reato del cuerpo (Pord-
lflft alterno). fibras son las homolatera/es del fascículo
piramidal cruzado.
Se halla, pues, establecido que en ciertos sujetos por lo menos (tal vez en la mayoría de
los individuos, tal vez en todos, las observaciones no son todavía lo suficientemente numerosas
CEREBRO. VÍAS MOTORAS
para estar seguros de ello), cada pirámide anterior del bulbo se divide en la parte inferior
de este órgano en tres fascículos, a saber (6g. 940): 1.0, el fasdculo piramidal directo o ante·
rior (fascículo de Turck), que, sin cambiar de lado, viene a ocupar en la medula la parte
interna del cordón anterior; 2. 0 , el fasdcu/o piramida( cruzado o lateral, que, después de
entrecruzamiento en Ja línea media, se dirige a la parte posterior del cordón lateral del lado
opuesto ; g.0 , el fasdcu/o de fibras homolaterales, que viene a engrosar el fascículo piramidal
lateral del mismo lado. Este fascículo piramidal lateral contiene libras cruzadas y además,
me.zcladas con estas últimas, algunas libras directas u homolaterales. La existencia de estas
libras homolaterales nos explica el motivo por el cual la destrucción del fascículo piramidal
en el curso de su trayecto encefálico determina no solamente una hemiplejia del lado opuesto,
sino también del lado correspondiente a Ja lesión , cierta debilidad muscular y .una exagera·
ción de Jos reflejos.
La vía motora cerebelosa o indirecta parte del cónex cerebral y llega al cere-
belo, del que fibras de proyección llevarán el influjo motor a la neurona periférica.
Este trayecto desviado comprende cinco neuronas antes de terminar en la neurona
periférica.
1.0 Origen. - Las fibras nacen en la primera circunvolución temporal, cuya cor-
teza es de tipo sensitivo, y se condensan en un fascículo, el fascículo de Turck, que
pasa por el segmento sublenticular de la cápsula interna antes de penetrar en el
pie del pedúnculo, cuyo quinto externo ocupa. Otras fibras nacen de otras regiones
de la corteza cerebral (área parietal), pasando a la cápsula interna y al pie del pe-
dúnculo íntimamente mezcladas con las fibras piramidales.
Estas fibras, así como las del fascículo de Turck, constituyen las fibras cortico-
protuberanciales ; terminan en los núcleos del puente del mismo lado.
espinal, situándose por delante del fascículo piramidal cruzado y termina alrededor
de las células motoras de las astas anteriores. Como se ve, el entrecruzamiento de
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º-------
¡ ____ __ @ .. D
F1c. 942
Vía motora cerebelosa (via motora indirecta).
A, cerebro. - B, peddncuto. - C, cerebelo. - D, medul). . - 1, ruelcnlo de TUrct (l . ' neuronal. - 2, libra
corUcop<lnUca. - 3, libra poni.ocerebeloea (2. • neuronal . - 4, llbrao de proyecldn de la cort.eu. cerebelou en la
oU•& cerebelo"' (3.• neurona). - 5. dbra olhorrúbrka (4. • neurona). - 6', ent.reeruzamtento de Wernetlnk. - 1,
libra rubroesplnat. - 6'. comlaura de Forel. - 7, 'ria rubroesptnal.
Forel vuelve esta úlüma neurona al mismo lado que el hemisferio cerebeloso de donde
ha partido la neurona precedente, fenómeno en verdad sorprendente y excepcional
1134 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
En el estudio que hemos hecho, el cuerpo estriado aparece como un centro cuyas
funciones motoras no son discutibles. Hemos visto que no se relaciona con el córtex
de manera directa, sino indirecta por medio del tálamo. Sabemos también que las
fibras eferentes parten únicamente del globus pállidus y que éstas son las que cons-
tituyen la vía estrioespinal.
1.0 Trayecto. - Emanada del globus pállidus, la vía estrioespinal toma varios
fascículos para llegar a los planos subyacentes. Es decir, que no ofrece la unidad
que hemos observado en la vía piramidal y todavía suficientemente perceptible, aun-
que ya muy comprometida, en la vía cerebelosa. Estos fascículos son:
Q) El fascículo de Forel, que se dirige a la parte inferior de la región subtalá-
mica y abandona fibras al núcleo rojo y al cuerpo de Luys, perdiéndose en seguida
en el campo de Forel.
Este fascículo contiene también fibras aferentes, por lo tanto estriópetas, junto con
fibras estriófugas.
{3) Las radiaciones estrioluisianas, que se extienden del pállidum al cuerpo de
Luys.
y) El asa lenticular, que de la parte ventral del globus pállidus envía fibras al
mícleo rojo.
S) Fibras estrionígricas, que parten del vértice del pállidum y terminan por el
fascículo palidal de la punta en el polo superior externo del locus níger.
e) En fin, fibras que terminan en el núcleo Darkschewitch, anexo, como sa-
bemos a la cintilla longitudinal posterior.
Así, pues, existen en esta vía motora de origen estriado los contingentes palido-
luisiano, palidonfgrico, palidotectal y palidorrúbrico.
Se conocen las relaciones de los dos últimos contingentes con la vía motora.
El contingente palidotectal entra en relación con la cintilla longitudinal poste-
rior, fascículo de asociación entre los nervios motores craneales.
El contingente palidorrúbrico entra en relación con la vía rubroespinal, que
continúa, como hemos visto precedentemente, la vía motora cerebelosa.
2.0 Significa ción de la vía estrioespinal. - Como hemos dicho a propósito del
estudio de las conexiones de los núcleos estriados, es admirable la similitud que
existe entre el acoplamiento de las zonas sensitivas y motoras de la corteza cerebral
CEREBRO. VÍAS MOTORAS 11 35
y el del tálamo, estación sensitiva, y el cuerpo estriado, centro particularmente
motor.
El cuerpo estriado r ecibe las incitaciones procedentes de la corteza cerebral por
medio del contingente corticotalámico, luego talamoestriado; las recibe del cerebelo
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FIG. 943
Vía estrioespinal (vía motora extrapiramidal).
En Unta de punto• azul, laa Obras aferentes al U.Jamo. - En linea aiur lltna, las ftbraa taJamoeatrlada.a.
En amarillo. la1 ftbra1 e1l rlopalldale1. - En rojo. las ftbraa palldd! ups.
l, •fa de la senslblllda d dlrocta. - 2. vfa de la senslbllld•d cerebelosa Indirecta. - 3 . Obra cortlcotal,mlca.
- 4 , Obra talamoesl rlada . - s. Obra est:-lopalldal. - 6 , asa leot.tcular. - 7, n llcleo de Darbchew1t.ch. - 8, nllc leo
roJO. - 9, cuerPo de Luya. - 10, locus nfcer . - 11, vfa rubroe.aptnal <entreeru.zada en la comlaura de ForelJ .
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
por los fascículos cerebelotalámicos y del mismo tálamo. Por sus fibras eferentes toma
parte en la ejecución de los movimientos, ora voluntarios, ora necesarios al equili-
brio, y tal vez y sobre todo a la estática, es decir, a la función postural. Así se puede
considerar el sistema optoestriado como el vértice o el coronamiento subconical de
un arco reflejo complicado que interviene: 1.0 , en la producción de los movimientos
automáticos y asociados elementales; !!.º. en la adaptación de ciertas variedades del
tono muscular; 3. 0 , en la funci ón estática del músculo.
D. Vías extrapiramidales
¿Qué se entiende bajo esta denominación? Algunos autores designan así el conjunto
de los núcleos y de las fibras que, además de la vía voluntaria piramidal, contribuyen
a la movilidad, a la coordinación de los movimientos y al sostenimiento del equi-
librio. Así entendidas, estas vías comprenderían: el cerebelo, el cuerpo estriado, to-
dos los núcleos del pedúnculo, de la región subtalámica, etc., nt'.tcleos motores, y las
fibras de proyección de todos estos m'1cleos en la medula espinal.
Otros restringen el término extrapiramidal y lo aplican a la vía estriada, tal
como la hemos descrito precedentemente.
Otros, por último, reservan arbitrariamente este término a las fibras que nacen
de los nt'.tcleos rojos (vía rubroespinal) y del nt'.tcleo de Deiters (vía vestibuloespinal).
Estas vías están situadas en la medula en la proximidad del fascículo piramidal cru-
zado, delante de él, pero sin incorporarse al mismo.
En nuestra opinión, este término debe ser excluido de la nomenclatura. Sólo
puede originar confusiones.
3. Vías cerebelosas
Parece superfluo hablar de nuevo de las vías cerebelosas que hemos ya descrito
varias veces con el cerebelo, o con las vías sensitivas, o con las vías motoras. Quere-
mos simplemente indicar aquí cómo debemos comprender, d esde el punto de vista
funcional, la sistematización de estas vías que conocemos en el aspecto anatómico.
1.° Cerebelo. - Como una derivación de los otros segmentos del neuroeje, es
decir, medula, tronco encefálico, núcleos optoestriados y cerebro, el cerebelo inter-
viene, como ha demostrado la fisiología, en la regulación y coordinación de los movi-
mientos voluntarios y de los movimientos destinados a asegurar el equilibrio y la
estática y, sin duda también, en Ja regulación del tono muscular. Este centro, para
cumplir estas funciones, debe poseer: 1. 0 , vías aferentes que le aporten las diversas
incitaciones, y que se pueden denominar, puesto que son aferentes, vías sensitivas,
y !!.º, vías eferentes que desempeñan el papel de las vías motoras.
a) Vías aferentes o sensitivas. - Conducen al cerebelo las incitaciones que pro-
vienen:
Del cerebro, ora de la zona sensitivomotora por fibras corticoprotuberanciales,
ora de la zona temporal por el fascículo de Turck, fibras que toman la vía del pe-
dúnculo cerebeloso medio para llegar al cerebelo.
De la región talámica y de los núcleos optoestriados por el fascículo central de la
calota y las fibras bulbocerebelosas emanadas de Ja oliva.
De Jos núcleos vestibulares, ligados, como h emos dicho, a los núcleos del techo.
De la misma periferia por medio de los fascículos cerebelosos directo y de
Gowers.
Como se ve, estas fibras aferentes ponen al cerebelo en relación con los centros
motores, los centros de la audición y del equilibrio en el cerebro; con órganos im-
portantes desde el punto de vista de la automaticidad de los movimientos, es decir.
CEREBRO. VÍAS CER EBELOSAS 11 37
los núcleos optoestriados; finalmente, con el vestíbulo del oído interno y con los
nervios que aportan las impresiones sensitivas profundas recogidas en los músculos,
articulaciones, etc.
b) Vías eferentes motoras. - El cerebelo proyecta su acción sobre cada u no de
los sistemas que intervienen en la ejecución de los movimientos voluntarios, movi-
mientos automáticos, sostenimiento del equilibrio, etc.
Las vías eferentes destinadas al cerebro, que aseguran la ejecución de los mo\'i-
mientos voluntarios, pasan por el pedúnculo cerebeloso superior y forman las vías
cerebelotalámica y talamocortical.
L11s vías eferentes destinadas a los núcleos estriados siguen la misma vía cerebelo-
talámica.
Las vías eferentes destinadas al aparato de equilibración van de los núcleos del
techo al núcleo de Deiters.
Las vías eferentes para la medula parten del núcleo rojo, formando la vía oli-
vorrúbrica, y del núcleo de Deiters, formando la vía vestibuloespinal.
Es posible de este modo figurarse el cerebelo como un órgano derivado al que le
son suministrados los datos por cada porción del neuroeje y de los órganos periféri-
cos y que responde por una acción coordinadora de la motricidad.
11. - 37
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
ARTICULO VI
Las vías sensoriales se describen en general con los orígenes de los nervios senso-
riales. La embriología demuestra que la vesícula óptica, la vesícula olfatoria y la vesí-
cula auditiva son emanaciones directas del neuroeje, en particular del cerebro. Por
otra parte, las vías nerviosas de estos órganos de los sentidos tienen en la estructura
del encéfalo tanta importancia anatómica que es ilógico no describirlas con el encé-
íalo mismo. Finalmente, por la misma razón que las vías sensitivas habituales, se rela-
cionan con las vías motoras parúculares que permiten la ejecución de los movimien-
tos voluntarios y automáticos desencadenados por una impresión sensorial. Todas
estas razones jusúfican, en nuestra opinión, la descripción de las vías sensoriales in-
mediatamente a continuación de las otras vías que acabamos de estudiar.
Consióeraremos sucesivamente :
1.0 Las vías olfatorias;
2.º Las vías ópticas;
3.0 Las vías acústicas;
4. 0 Las vías vestibulares;
5. Las vías gustativas.
0
SECCIÓN PRIMERA
RINENCEFALO
1.0 Bulbo olfatorio. - El bulbo olfatorio es una pequeña masa nerviosa ovoidea
de u milímetros de longitud y 5 milímetros de anchura, tendida en el canal olfatorio
encima de la lámina cribosa del etmoides, a la que está unido por los filetes olfato-
rios que se desprenden de su cara inferior para penetrar en seguida en las fosas na-
sales. Está separado de la cintilla olfatoria que lo continúa, por un surco denominado
surco límite. El eje del bulbo es oblicuo en relación al de la cintilla, de suerte que
los ejes del bulbo y de la cintilla describen un ángulo obtuso abierto hacia fuera, de
165 ° aproximadamente. El borde interno del bulbo es convexo y el borde externo
regularmente rectilíneo.
a) Relaciones. - Corresponde por su cara superior a las dos circunvoluciones
olfatorias, de las que está separado por una doble prolongación de la aracnoides
(figura 944. 2). Su cara inferior se halla cruzada por el filete etmoidal del nervio basal,
que, del conducto orbitario interno, llega al agujero etmoidal. El extremo anterior,
redondeado y romo, se insinúa debajo de un pequeño pliegue de la duramadre, la
tienda olfatoria de Trolard. El extremo posterior corresponde al surco límite, del
que se ven partir las estrías olfatorias, que volveremos a encontrar al tratar de la
cintilla y de las circunvoluciones olfatorias.
b) Estructura. - El bulbo olfatorio, muy desarrollado en los animales de olfato
preponderante, ofrece una cavidad central, divertículo de la cavidad cerebral pri-
mitiva. En el hombre, esta cavidad central está obliterada. Por otra parte, las dife-
rentes capas de sustancia nerviosa que constituyen el bulbo sólo aparecen bien desa-
rrolladas en su mitad inferior o ventral. Unicamente se hallan representadas en su
cara superior por una delgada capa.
Histológicamente, se distinguen tres capas: una capa superficial, una capa media y una
capa profunda.
l.ª Capa superficial. - De coloración gTisácea, la capa superficial o fibrilar está for-
mada por fasdculos de fibras que provienen de los nervios olfatorios. Siguen, primero, una
dirección tangencial y se flexionan en seguida para penetrar en la capa siguiente.
2.ª Capa media. - Esta comprende tres zonas : una zona externa o glomerular, una zona
interna o zona de las células mitrales y una zona intermedia.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
3.ª Capa profunda. - Esta capa, denominada también capa medular a causa de su colo-
ración blanca, ofrece, junto a células ependimarias y fibras nerviosas, células pequefias deno-
minadas granos, cuya significación se conoce mal (células neuróglicas o espongioblastos); se
encuentran también pequefias células estrelladas en relación con las células mitrales.
Ar····-·······--·-·-··..·-·--
C . .... .. ···-·
7 •• 7
~14
...a
F1c. 945
Corte transversal d el bulbo olfatorio (semiesquemática, imitación d e ScHWALB E).
A. mlt&d 1upertor o dorsal. - D. mitad Interior o ventral. - C, aust.anci a ¡ etallnou. Que separa las e.los
mitades y corresponde ~ la cavidad central primitiva.
1, austancJa blanca de la parte dorsal. con 2 , su en•oltura. cortical. - 3. capa superftclal o ftbrt!3r . - 4 ,
capa media, c-on a , zona '°lomerular ; b. 1.ona Intermedia : e , zona de las ~l u lu mit rales. - 5 . ca.pa profunda. o
medular. oon 6 , aust.anc-la blanca ventral ; 7 . a ranoa. - 8 , tlbras n ervtoua olfatoria.a procedentes de la pl tuJ.tarta.
y que van a la capa. tlbrllar.
2.° Cintilla olfatoria. - La cintilla olfatoria (pedúnculo olfa torio, cintilla olfa-
toria) es continuación del bulbo. Representa una verdadera circunvolución, y de ahí
su nombre de circunvolución olfatoria común que le ha dado RETz1us.
Aparece, en general, con el aspecto de una lengüeta de 30 milímetros de longi-
tud por término medio, más a ncha por d elante (5 milímetros) y más estrecha por
detrás (2 milímetros). Su espesor aumenta por detrás, y aquí el corte de la cintilla
es de forma triangular con tres aristas : interna, externa y superior. Las estrías o
CEREBRO. VÍAS OLFATORIAS
tractos blancos procedentes del bulbo descienden de los bordes laterales, q uedando
separadas una de otra por un surco vascular. Las estrías olfatorias son en número
de dos y lo más a menudo de volumen igual. Siguen la cintilla hasta el trígono olfa-
torio, donde volveremos a encontrarlas. Están constituidas por fibras blancas que pro-
ceden del bulbo: unas, internas, emanan de la parte dorsal del surco límite; otras,
externas, provienen d e la parte ventral.
1.. ~ -2
5 6 5
fI G. 49i fIG. !)48
Corte transversal de la cintilla olfatoria (es- Trígono olfatorio.
quemalizado según una figura de ScHWALBE). l. clrcunvolucldn o1tatorla tntern'a. - 2. clrcunvo-
1ucldn olfatoria externa . - 3, surco olfatorio. - 4,
1. borde externo. - 2. borde Interno. - 3. arlata clntllla olfatoria vuelta hacia atrás, oon 4 ' , 11u artau
dorsal. - 4. auatancla bl:lnca. - 5, 1U1-tancla ¡yla superior o dorMl formada par sustancia ~r ia. - 5,
l'Ortlcal. - 6 , sustancJa gelat.lnosa, correapandJente al trfrono oltatorto. 'flato por 1u pa.rto superior o doru.l.
C'OtHlucto central embrtonarlo. - 6, clnUlla dlaa-onal.
bien d esa rroll ada en el feLo, y aparece entonces en forma de una pequeña circun-
volución extendida del ángulo posLerior e interno del trígono al extremo anterior
afilado de la circunvolución del cuerpo calloso. A este punto o encrucijada olfatoria
(figura 950) convergen la circunvolución frontal interna, la del cuerpo calloso y la
circunvolución olfatoria interna. En el adulto existe en este punto una superficie
plana de Ja que se desprende el origen de la cisura callosomarginal y de los surcos
supraorbitarios.
5.0 Estrías olfatorias (fig. 952). - Las esLrías olfatorias o tractos olfatorios pro-
vienen del bulbo olfatorio, siguen la cintilla y divergen una de la otra a partir del
trígono. Igual que las circunvoluciones, son en número de dos y sig uen a cada una
de ellas. Se disting uen, pues, una esLría olfatoria externa y una estría olfatoria in-
terna. Estas estrías son las que se describían antes con el nombre de raíces.
a) Estría olfatoria externa. - La estría olfatoria externa, m ás importante que
la interna, es siempre muy visible. Es continuación del tracto externo de Ja cintilla
olfatoria. Larga de !! centlmeLros, recorre la circunvolución olfawria externa hasta
la cabeza del hipocampo, donde desa parece después de haber cruzado la cisura de
Sil vio.
b) Estría olfatoria interna . - La estría olfaLoria interna, más corta y menos
constante, parte de la porción interna de la cintilla olfatoria, formando un tracto
CEREBRO. VÍAS OLFATORIAS 1143
pf. ___
J __ .,._~ \\
(J~----
17___ _
C.or. in.__ ,
C. or. m. __ _
18 ___ __
1s___ _
C.or. l._ __ 5'
12____ _ ~'---?
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1J ---- 5
1~--- J''
11__ _ J
6
C.olf. 7
ext.
10_ ~~~ 8
L.t.
s.o
F1c. 949
Las circunvoluciones orbitarias y olfatorias. Extremo anterior del cuerpo calloso.
P .t ., polo frontal. - L .t.. lóbulo tempara1. - C.or.m.. ol rruo•oluctdn orblt&rla med.la. - C.or.t n ., clrcun·
volucldo orbitaria Interna. - C.or.l.. ctrcunvolucldn o rbitaria lateral. - C.olt.ext. , clrcunvoluctdn oltatorta externa .
- 1, bulbo oUatorlo. - 2, ctntllla olfatoria. - 3, 3' , estrfas oUo.t.ortas externa e Interno. . - 4, trfaono ol fatorio. -
5. elntllla dlal'Onal. - 6', pico del cuer1>0 calloso roo loa ped\lnculoa del cuerpo caUoBO. - 6, upaclo perforado
anterior. - 7, lamlnUla 1upradptlca. - 8 , qul:iama óptico. - 9 , clntlll& dptlca. - 10. corte de la ctrcun\'oluc1on
del hl PoC&moo. - 11, cort.e de la tercera clrc unvolucldn temporal. - 12 , surco paraoltatorlo a nterior. - 13, aurco
paraoltat.orlo pcst.erlor. - 14, ldbulo de Ja fn suta. - 15, aurco orbita rio PoSterlor. - 16 , surco orbltarto transver¡o
11urco cruciforme). - 17, aurco orbitario anterior. - 18, corte dt los pedúoculoa cerebralea.
olfatoria: una principal y otra acce oria. Las estnas prin cipales caminan por Ja su-
perficie de cada circunvolución paralelamente a su dirección. Las estrías accesorias
son internas en relación al eje de la cintilla, que siguen como las estrías principales.
Ofrecen variedades numerosas en su trayecto más allá del trígono, vari edades que se
pueden referir, según MUTEL, a dos tipos principale (fig. 952, A y B): 1.º, o bien
pueden descender directamente hacia el espacio perforado anterior, fusionarse y cons-
tituir entonces lo que describíamos antes con el nombre de raíz media (tipo 1 de
Mute!, fig. 952, A); 2.0 , o bien la estría accesoria interna pasa por fuera sobre la
circunvolución olfatoria externa, formando un tracto único que acompaña a la estría
principal externa (tipo II de Mutel, fig. 952, B).
1144 S ISTEMA NERVIOSO CENTRAL
fJG. 951
f JG. 950 Entrecruzamiento olfatorio en el asno
Entrecruzamiento olfatorio en el hombre. (según BROCA).
l. cuerpo calloso. - 2, utrooo cerebr3l. - 3, ~pt u rn h1ddum. 1. cuerpo eallooo . - 2. tr!a"ono. - 3 . úp
- 4. entrecruzamiento olfatorio. - 5, bul bo altatorlo. - e, cln· tum lllctdum. - 4, entrecru'tam1ento oltatono
t illa oltatorla. - 7, cJ.nttllS d.1a1ona l . - 8, nH11!1ura blanca - s. lóbulo ol(atorlo. - 6. J><dllneulo oll »
anterior. - 9. c1nt111a óptlca. - 10, clrcuovol uc1óa. del cuerpo torio , oon 6 ' . au rmtz blanca Interna . - 7,
callo10, con 10' , claura lllt.ral!mbtc:a. - 11, primera clrcun•olu- clntllla dJacona.I. - e. c11m11ura blan<"a. a.n ·
clón rrontal , con 11 ' . surco 1upra.orblt arlo. - 12, n ·pll<-eue t rua· t e rlor. - 9, clntill& ót>l lc4 . - 10, lóbu lo del
t olfmblco aourtor cutrpc> calloso. - 11 . lóbulo del hlpocampc>.
.7
15 -
F1c. 953
Circunvolución límbica mayor en el hombre vista por su lado interno.
1 . cuerpo calloao. con 1 ', su rodete: 1", su rodilla. - 2, U.la mo óptico. - 3, c ircunvolución del cuerpo callo-
ao. - 4, circun volución del hlPoc•mpo, con 4 ', su gancho. - 5, pileiruo do paao tomporollmblco. - 6, pllei'ue de
paao cuneollmblco. - 7. piltll"UO de paao rrontollmbico anterior . - 8, 8', plleiruee de paao partetolimblcos. - 9,
espacio pert orado ante.rtor. - 10. rafz olfatoria interna. - 11 , rafz olfatorta e xterna. - 12. ctnt.llla olfatoria. -
13, bulbo olfatorio. - 14, lobullllo cuadrll,tero. - 15, c~nous. - 16 , lobullllo lln¡'Ual o part.e posterior do la ae-
aunda <'lrcunvoluclóo temPoroocc.lpltal. - 17, clrcuovoluclón trontal interna. - 18, cuerpo abollonado.
cruzado por una cintilla, la cintilla de Giacomini. Por dentro, la circunvolución del
hipocampo limita el surco de és te, separándolo de la formación que vamos pronto a
estudiar. Por fuera está separada del lóbulo temporooccipital por Ja cisura colateral,
la cisura rínica y la porción anterior de la cisura calcarina.
En los animales con el olfato poco desarrollado, y por lo tanto en el hombre,
el lóbulo del hipocampo está un ido al lóbulo temporal por pliegues de paso que le
quitan este carácter especial que adquiere en otros animales, en los que está perfec-
tamente aislado del resto del cerebro.
p_
F1c. 954
Esquema que representa la cara inferointerna del hemisferio izquierdo de la nutria
(según BROCA).
l , pico del cuerpo callolO - 2 . su rodllla. - 3, eu rodete . - 4, ptlar posterio r del tri¡'ono. - 5, cara interna
del t á lamo óptico. - 6, oorto d el pedunculo cerebral , separado d el lóbulo Umblco ma1•or por la ¡¡ran hendidura do
Blchat . - 7, 8, clntUJa óptica.
o. lóbulo olfatorio. - O' , su pedtlnculo, con o o' . sus rafcta interna y externa. - C, C' C", ldbulo del cuerpo
callolO. - n . H', lóbulo del hlpacampo. - F, lóbulo f rontal. - P , P . lóbulo parietal. - /, auroo aublrontal . -
p, surco aubparletal. - a, a', arco Interior de la cisura . - b, plie¡ue de paso retrolfmblco. - 1 , clsura de 811'10.
4.º En la cara superior del cuerpo calloso: las estrías de Lancisi y el indusium
griseum.
Estas diferencias morfológicas son más aparentes que reales: las investigaciones
d e Rrnrns, Ltvv, MuTEL, demuestran que, a pesar de este polimorfismo, el limbo
cortical secundario ofrece en tod a su extensión una unidad estructural riguro a,
como podemos comprobar por el examen de eones anatomomicroscópicos que inte-
resan estas d iferentes regiones. Vamos a estudiar sucesivamente las cuatro regiones
del limbo, y comenzaremos por la región media, que es Ja más sencilla.
1 IZ f {J z
1
9 11
F1c. 955
El limbo cortical secundario o formaciones pericspleniales (en parte según MUTEL) .
1. cue.rJ>O calloso. - l', rod~to del c uerJ>O calloao . - 2, circunvolución del cuerpo callolO. - 3, ctrcunvoturloner
del blPoCampo. - 3• , pncho del hipocampo. - 4, 1urco d el hipocampo. - 5, cuerpo abCllonado. - 6, clrcunvo·
JucJones 1ubcalloaa1. - 7, estrfa ei:terna de Laoclal. - 8, rnsciola clo6rea. - 9, Ombrla. - 10, trf¡ono (fo,-nfz
lono111J. - 11, estrfa interna de Lanclal. - 12 , s~ptum ldcldum.
I, u, III, eLc. , corLes de los O¡urGS 950 y 956 bf•.
1.0 Región media. Cuerpo abollona do. Ast a de Ammón o hipocampo. P rolon-
gaciones papila r es. - El limbo cortical secundario comprende el cuerpo abollonado
y el asta de Ammón o hipocampo (figs. 955 y 96;,. corte l ).
El asta de Ammón o hipocampo (que no debe confundirse con la circunvolu-
ción del hipocampo) está constituido por una capa celular media comprendida entre
una capa molecular superficial y una capa fibrilar profunda de color blanco denomi-
nada alveus. En esta capa celular del hipocampo e describen tres láminas o tres regio-
nes (KoLLIKER):
a) Primera lámina. - Esta lámina es continuac1on de la capa celular de la cir-
cunvolución del hipocampo. Es paralela a la cisura del hipocampo y ofrece en el
fondo de ésta una serie de engrosamientos situados unos al lado de los otros, a los
que se da el nombre de prolongaciones papilares.
CEREBRO. VÍAS OLFATORIAS 1149
b) Segunda lámina. - Contimía, sin interrupción alguna, a la precedente. Está
en relación por dentro, en la mayor parte de su trayecto, con la cavidad ventricular,
de la que se halla separada por la capa blanca que hemos denominado el álveus
(figura 956). La porción extraventricular de esta lámina está cubierta solamente por
la fimbria. A esta porción extraventricular es a la que Elliot SMITH ha dado el nombre
de hipocampo invert ido. En efecto, si la fimbria se alejara del cuerpo abollonado,
CORTE 1
CORTE 11
cortes 1 y ll
F1c. 956,
Limbo cortical secundario (según MtrrEL).
Los cortes J, 111, IV. Y, eon cortes trontaJes prat'tle&doe 9el"\ln tas tfneu de la a&ura 955 .
El C'O:'t.e ll u un cort e horizontal que pasa par el aancho del blpocam1>0.
Corte l . c uerno de Ammón - Corte lll, reatdn aubesplenlal. - Corl.e I V, rertón retroeaplental. - Corte V,
rer tdn aupracall<'8a.
Ltuenda común a todo• uta1 flgvrtu .
1, etrcunvo Juclón Hmbfc3. - 2. cuerp0 abolloo &do que forma con eu capa de ndcleos : a> el cuerPo abollonado
en l. Ill , IV; b ) la cintillo de Olacomlnt (corte m . y cJ una parl.e de la eatr!a Interna de Lanclal tcorte V) . -
3, ftmbria. - 4, fórnlx lonwus (trfgono) que se contin1la e.o parte en la eatrfa Interna de LancJ11. - 6 , cuerpo ca.-
lloeo. - 6. primera 1ám1na que forma : la1 prolonp clone1 papllarea (corte U : la.s ctrcun'foluclonea d.lwtt.alea (cor·
loe 0 ) ; laa ctrcunvoluctonea aubcalloaas lcort e m i ; la eatrft. externt. de Lanclal (corte VJ, - 7, aerundt. l'mlnt. del
blPoc&mPo o hlJ)OCamPo lnverttdo que forma el uta de Ammdn 1cort.e D ; la clrcun•oluclón lntral!mblca (corte IIJ ;
la raactola cln6rea (cortea 10, IV); la parte del lnduatum ¡rtseum tntermedlt. a tu dos estrfaa de Lanc!al (corte V).
- 8, tercera lf.mlna del bt¡¡ocomPo o ndcleo abollonado (cori.e 1) . - 9, tndua!um ~rum (corte Vl.
J .. --~
b. _1
.. 6
l. _z
..1 J_
CORTE V
FIG. 956 bis, cortes 111, IV y V
Limbo cortical secundario (según MUTEL).
Y~ue la l•yenda en la pa11lna ant erior.
SF.CCIÓN 11
2.0 Segunda n eur ona, c¡ue va del bulbo olfatorio a los cen tros primarios y a
los centros corticales. - Los cilindroejes de las células mitrales del bulbo pasan
a la sustancia blanca y a las estrías olfatorias para llegar a los centros olfatorios
primarios. Entre estas fibras, unas son cortas y se detienen en la sustancia gris de
la cintilla olfatoria ; otras, medianas, terminan en la sustancia gris del trígono olfa-
torio y del espacio perforado anterior. Por último, las más largas terminan en la
sustancia gris del espacio perforado anterior y en la sustancia gris del séptum. lúci-
dum por la estría olfatoria externa, o tal vez directamente en el núcleo amigdalino
situado en el hipocampo.
Los centros olfatorios primarios corticales comprenden, pues, la sustancia gris
de la cintilla olfatoria, el trígono olfatorio, el espacio perforado anterior y el séptum
lúcidum. Como hemos visto, todas estas formaciones, muy preponderantes en los
animales con el sentido del olfato bien desarrollado, son rudimentarias en el hombre.
Sin embargo, sabemos que no es dudoso que estas regiones representen circunvolucio-
nes atrofiadas.
3.0 Tercera neurona c¡ue va de los centros olfatorios primarios a los centros
olfatorios secun darios. - Los centros olfatorios primarios, como todos los centros
corticales que hemos visto al tratar del cerebro, están unidos a otras regiones de la
corteza cerebral que constituyen centros de segundo orden.
CEREBRO. VÍAS OLFATORIAS
Además, los centros corticales están en relación entre sí por vías comisurales.
Ahora bien, el rinencéfalo tiene sus vías comisurales particulares, que hemos estu-
diado ya en el cerebro. Por último, hay vías que unen los centros olfatorios, como
los otros centros del córtex, a los demás planos del neuroeje y en particular aquí al
cerebro medio. Estas diferentes vías son las que vamos a estudiar.
El conjunto de estas neuronas que unen los centros primarios con los centros
secundarios constituye, desde el punto de visto morfológico, dos grupos de fibras dis-
tintos, a los que se da el nombre de radiaciones olfatorias profundas y de tamia semi-
circularis. Además, algunos toman la estría
olfatoria, que ya conocemos.
a) Radiaciones olfatorias profundas.
Se da el nombre de radiaciones olfato-
rias profundas al conjunto de fibras blan-
cas de la cintilla olfatoria y del espacio
perforado anterior. Se hunden en la pro-
fundidad de cada hemisferio en la base,
pasando por debajo del segmento anterior
de la cápsula interna y por debajo de la 5__
comisura anterior. A este nivel, una parte 5 ..
de las radiaciones profundas se dirigen ha-
cia la comisura anterior, cuya parte ol-
fatoria forman. Otro grupo de fibras se
dirige atrás para incorporarse a las fibras
de la trenia semicircularis y más lejos a la
trenia thalami; por último, un tercer grupo
de estas radiaciones llega a la región del
túber y al tubérculo mamilar. Como vere-
mos, estas r adiaciones profundas, neuronas
de tercer orden, tienen destinos varios.
Examinemos sucesivamente sus termina- b e
ciones (fig. 958). B
A
Terminan: 1.º En los centros olfato-
F1G. 957
rios corticales secundarios. Estos compren-
Homología de la neurona sensitiva periférica
den al gran lóbulo límbico y el limbo y la neurona olfatoria.
cortical secundario. Entre estos centros, A . NBUAON'.l OLPATO.• JA. - 1, mucosa olfatoria. - 2,
dos son importantes : el gancho dt:L hipo- 4bulbo oltat.orlo. - 3, cuerpo celular de la neurona, con
, 1u prolonpclón protoplasm6tlca; 5 , au prolODP<lóll
campo y la circunvolución límbica. Las clllndroaxll.
NEOIONA 8 U f8JT"A: a, en la lontbrtz de u erra. ;
fibras que van al gancho del hipocampo b, B. en 101 moluscos: e, en los peces; d, en loa mamíferos.
- 1, tecument.o externo. - 2, centro nervioso. - 3, cuer-
siguen la vía de la estría olfatoria externa; Po ..,¡u lar de la n eurona, con 4 . su proloniraclón perlt~rlc&
las que van a la circunvolución límbica odroaxll. protoplaam,tlca ; 6, au prolonpcldn central o clllll·
ó' 9 6¡ 23
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20_______
.
1
séptum lúcidum, cruza la cintilla óptica y vuelve ad elante para penetrar en el ní1cleo
amigdalino. Como se ve, esta ta:nia semicircularis reúne el área olfatoria formada
por los centros del espacio perforado anterior y del séptum lúcidum al núcleo amig-
dalino. Señalemos asimismo que algunas colaterales de la ta:nia semicircularis ter-
minarían en el tálamo. Constituida por neuronas del tercer orden, es decir, por fibras
de asociación que unen un centro de primer orden a un centro de segundo orden,
contiene también fibras de dirección inversa.
c) Fibras comisurales que reúnen los centros olfatorios primarios. - Los centros
olfatorios primarios están reunidos entre sí por la vía olfatoria de la comisura ante-
rior (fig. 961, 6). Las fibras pasan del área olfatoria primaria al área olfatoria del
lado opuesto, verdaderas fibras en asa o heterolaterales. R ecordemos que en esta
CEREBRO. VÍAS OLFATORIAS 11 55
comisura existen fibras que parten del lóbulo olfatorio para llegar al núcleo amig-
dalino del lado opuesto. Estas fibra s entrecruzadas no constituyen verdaderamente un
quiasma anatómico semejante al del nervio óptico.
FB
FIG.
Mapa de los campos arquitectónicos de la cara interna del hemisferio (según EcoNoMo).
En la cara Interna. el aurco del hl))OC&mJlO y el aurco callo!O ae han oeparado
con el Qn de exPon<r los cam)lOs ocultos en su pro!undldad.
de los cemros corticales secundarios sobre los centros primarios y el bulbo olfatorio;
2 . 0 , fibras de proyección de los centros conicale!s sobre los centros subyacentes; por
último, 3.0 , estos ceneros están unidos emrc sí por fibras de asociación.
a) Fibras de proyección de los centros corticales sobre los centros primarios y
el bulbo olfatorio. - Estas fibras de proyección pasan por una parte a la ta::nia se-
micircularis, que contendría algunas fibras que van, como hemos dicho, en sentido
inverso, es decir, del núcleo amigdalino al área olfatoria, y, por otra parte, a la
comisura anterior, algunas de cuyas fibras se extienden del gancho a los centros
primarios del lado opuesto.
Histológicamente, CAJAL describió fibras descendentes o centrífugas que, del ce-
rebro, van al bulbo olfatorio. Encontraremos fibra s análogas a éstas en la vía óptica
y la vía acústica. Su significación no está todavía dilucidada.
b) Vías de proyección de los centros corticales sobre los centros nerviosos sub-
yacentes. Vías reflejas. -La principal vía de proyección estd constituida por el trí-
gono cerebral. Hemos Yisto, al estudiar éste y el limbo cortical secundario, que
contiene fibras que se extienden del asta de Ammón, donde nacen, hasta el tubérculo
mamilar. Del asta de Ammón pasan a la fimbria, luego a los pilares posteriores del
trígono, llegan al pilar anterior y se detienen en el tubérculo mamilar. Del tubérculo
mamilar parte un nuevo fascículo, el fascículo mamilar principal, cuyas dos ramas
de bifurcación constituyen: una el fascículo de Vicq-d'Azyr y la otra el fascículo
de la calota de Gudden. · El primero termina en el núcleo anterior del tálamo óptico;
el segundo, en la calota pedunculoprotuberancial (fig. 884). Por estas dos vías los
centros olfatorios corticales están en relación con el tálamo óp,ico y con el tronco
encefálico y los núcleos de los nervios craneales motores y vegetativos. Todos sabemos
que los olores, al penetrar en las fosas nasales, pueden determinar por vías reflejas,
en los músculos motores de la nariz o de la cabeza, movimientos diversos (aspiración,
estornudo, etc.).
c) Vías de asociación de los centros corticales entre sí. - Los centros corticales
secundarios están asociados entre sí por el cíngulo, el trígono cerebral y la comisura
anterior.
El cíngulo (fig. 960, 12) reúne entre sí las dos circunvoluciones del gyrns for-
11icatus, es decir, la circunvolución del cuerpo calloso y la del hipocampo.
El trígono cerebral contiene fibras comisurales que unen entre sí las astas de
Ammón. Estas fibras forman la parte transversal del trígono que hemos denominado
sailerio.
Existe también un fascículo de asociación que reúne la región olfatoria del asta
de Ammón al centro hipocámpico: es el fascículo olfatorio del asta de Ammón de
ZucKERKANDL. Este fascículo, seguido a partir del asta de Ammón, pasa al cuerpo
franjeado, rodea con el trígono las caras posterior y superior del tálamo óptico, des-
ciende al pilar anterior del trígono, sale del cerebro por el pico del cuerpo calloso.
S<' reúne al pedúnculo del cuerpo calloso y finalmente (fig. 823, 7"), por la cintilla
diagonal, va a terminar precisamente en el extremo anterior de la circunvolución del
hipocampo.
La comisura cerebral anterior contiene igualmente fibras que unen el centro
hipocámpico de un lado con el centro hipocámpico del lado opuesto.
d) Vías de asociación de los centros corticales con las otras regiones de la corte-
za cerebral. - Los centros olfatorios corticales están unidos finalmente a las dife-
rentes regiones del pállidum por fibras de asociación cortas y largas. Así es que se
hallan unidos con el lóbulo fusiforme, con el lóbulo lingual, el cúneus y las circun-
voluciones occipitotemporales por el fascículo longitudinal in/erior. El fascículo unci-
11ntus une estos centros olfatorios al lóbulo temporal y a la cara orbitaria del lóbulo
frontal.
CEREBRO. VÍAS OLFATORIAS 1157
5.0 Resumen de las conexiones de las vías olfatorias. - Se pueden sintetizar
las diferentes estaciones de las vfas olfatorias del modo siguiente:
a) La neurona periférica, cuya célula se encuentra en la mucosa olfatoria, ter-
mina en el bulbo olfatorio.
p1
'
'
Lob. pClr
_C. m.
.
'
i
7 s. ~ol.
F1c. 96o
Corte que pasa por la pane anterior del rodete del cuerpo calloso.
F'.a .• f rontal ascendente. - R. tlaura de Rotando. - P.n., parlcu.1 ascendente. - P •, aewunda. parreULl. - Pl.c.,
pliegue curvo. - T', 1e1runda teme>0ral. - 'J'd, t ercera temperal. - Fue.• lóbulo t usltorme. - a.col. . surco cola teral.
- Hlp., hipocampo. - F. B. , hendidura cerebral de Blch•t - C.c. , clrcuovoluclón del cuerpo calloao. - C. m. ,
1urco calloaomar8'inal. - Lob.par., lóbulo paracentral. - o.o., centro oval.
1, cuerpo calloao. - l'. rodete del cueruo calloeo o •aplenlo. - 2, trl&"Ono. - 2', pilar l)Ollerlor del tri.ono.
- 3, pulvlnar. - 4, c uerpo abollonado . - 5 , nst~ de Ammon. - 6, 6'. prolongactonea ! rontol y esfenoida! dol
ventrículo lateral. - 7. ta~tum. - e. radlactooea dotlca1 . - 9. taacfculo lon¡1tu41nat tnferlor. - 10. secmento
ret rolentlcular de IL cápaula Interna. - 11, n~cleo caudado. - 12, dnrulo.
y) A los centros corticales secundarios, por las radiaciones olfatorias, por la ta:nia
semicircularis y el trígono cerebral.
d) Los centros corticales se_cundarios comprenden: i.0 , todo o parte de la cir-
cunvolución límbica y de la circunvolución del hipocampo; 2.•, limbo cortical se-
cundario. Señalemos que algunos autores piensan que el núcleo amigdalino repre-
senta en el rinencéfalo una formación análoga a los núcleos centrales grises (F01x y
NICOLESCO).
Estos centros están unidos:
a) Entre sí, por la parte interhemisférica de la comisura anterior y por el salterio
del trígono cerebral.
2 _________-==::,.;...._
1- - ----------~=
~
3 ----· -
F1c. 961
Esquema de las conexiones de Jos centros olfatorios entre sí.
En anl, llbraa aterentu de loa oentroo ol!atorloe. - Bn amarillo, laa libro.a de aooolacldn .
l. centro oortlcal oecundarlo. - 2. clrcun•olucldn del cuerPo c&lloao. - 3, ldbulo ol!atorlo PoSterlor. - 4,
clrcunvoluc1one1 del bll)OC&mpo 7 aeta de Ammón. - 6. bulbo oltat.orlo. - 8. comJaur& anterior.
2. Vías ópticas
El cordón nervioso que se designa en anatomía descriptiva con el nombre d e
nervio ópúco difiere morfológicamente de los nervios ordinarios. Los estudios em-
briológicos nos enseñan que no es más, lo mismo que la propia retina, que una pro-
CEREBRO. VÍAS ÓPTICAS 1159
longación del cerebro anterior primitivo; en realidad, se trata de formaciones ce-
rebrales evaginadas.
La vía de conducción óptica está, sin embargo, dispuesta según el mismo tipo
que la vía de conducción sensitiva y nos ofrece, como esta última, una neurona peri-
férica y una o dos neuronas centrales. La neurona periférica está representada aquí
por células, llamadas bipolares, que ocupan la parte media de la retina. Estas células
bipolares poseen cada una dos prolongaciones dirigidas en sentido inverso : i.a, una
prolongación periférica de algunas décimas de milímetro de largo solamente, que
recoge las impresiones luminosas que llevan los conos y los bastoncillos; .2.ª, una pro-
longación central, que se dirige hacia las gruesas células ganglionares de la retina y
termina alrededor de estas células por arborizaciones libres. Las células bipolares de
la retina se convierten de este modo en homólogas de las células (a su vez primitiva-
mente bipolares) que constituyen el ganglio espinal, y, por su parte, las grue5as célu-
las ganglionares a las cuales van a parar, adquieren la significación de un núcleo
terminal de los centros: el núcleo terminal de las fibras ópticas, análogo al asta
posterior, que es el núcleo terminal de una raíz raquídea y al ala gris del bulbo, el
núcleo terminal de las fibras sensitivas del neumogástrico y del glosofaríngeo. De estas
células ganglionares de la retina es de donde parten, como veremos más adelante, las
fibras constitutivas del nervio óptico o fibras ópticas. Puede, por lo tanto, establecerse
la homología entre la neurona sensitiva periférica y la neurona periférica de la vía
óptica, del modo siguiente:
t. 0
Su célula . . . 1 Célula del ganglio espinal. Célula bipolar de la retina.
Fibra nerviosa muy larga, que va Fibra nerviosa muy corta que va
l
~ .o Su prolongación
periférica del ganglio espinal a la piel o desde la célula bipolar de la
a una superficie sensible cual- retina a la capa plexi[orme ex·
quiera. terna.
3.0 Su prolongación Fibra nerviosa que va del ganglio Fibra nerviosa que va desde la cé·
central . . . . espinal al asta posterior de la lula bipolar a las células gan-
{ medula espinal. glionares de la retina.
Su núcleo ter-
4.
{Célula del asta posterior de la Células ganglionares de la retina.
0
minal . . . . medula.
Bien establecido de este modo el valor morfológico de las fibras constitutivas del
nervio óptico, podemos ahora seguirlas en sus diferentes etapas desde su origen reti -
niano hasta su terminación. Partiendo de las células ganglionares de la retina, salen
del globo ocular algo por dentro del polo posterior, recorren la porción retroocular
de la órbita y penetran en el cráneo por el agujero óptico. Dirigiéndose entonces
hacia atrás, alcanzan la parte posteroexterna del tálamo óptico y allí desaparecen en
el cuerpo geniculado externo, el pulvinar y los tubérculos cuadrigéminos anteriores,
que se convierten así en sus centros ganglionares. Pero estas masas grises, situadas
en la parte más superficial del neuroeje, no son para las fibras ópticas términos defi-
nitivos, sino simples puntos de parada. En realidad, estas fibras, por lo menos en su
gran mayoría, van más lejos: pasan al centro oval y se prolongan hasta la capa o
cubierta del hemisferio.
Las fibras ópticas, consideradas desde el punto de vis~ de su curso, ofrecen a
nuestro estudio: i. 0 , su trayecto extracerebral o subcerebral; .2. 0 , su e11trada en el
11euroeje; 3. 0 , sus conexiones con sus centros ganglionares; 4. 0 , su trayecto intracere-
úral; 5. 0 , sus relaciones con la corteza cerebral. Examinaremos sucesivamente estos di-
ferentes puntos y terminaremos la descripción recordando sumariamente, por una
parte, las principales conexiones del centro cortical de la visión y, por otra, las fibras
descendentes de la vía óptica.
1160 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
El nervio óptico tiene, por lo tanto, tres fascículos: el fascículo directo, el fas-
cículo cruzado y el fascículo macular. Debemos indicar ahora cuál es la situación res-
pectiva de estos diferentes fascículos, ya que varía según los puntos del nervio de que
se trate.
Q) Si echamos una ojeada (fig. 9611) sobre un corte transversal del nervio óptico
que pase por el punto de contacto de este nervio con el globo ocular (corte A) obser-
vamos que el fascículo cruzado (Fe) ocupa su parte interna, mientras que el fascículo
directo (FD) se halla situado en la
parte externa del precedente. Sin em-
bargo, este último fascículo se en-
cuentra dividido en dos paquetes, uno
superior y otro inferior: los dos pa-
quetes, como nos lo demuestra clara-
mente la adjunta figura, están sepa-
rados entre sí por el fascículo m~cu
lar (rn), que, a este nivel, ocupa la B
parte m:\s externa del cordón ner-
\'iOSO.
/3) Si examinamos ahora un cor-
te practicado, 110 en el extremo ante- e
rior del nervio, sino en el punto me-
dio de su porción orbitaria (corte B),
vemos que el fascículo macular, ha-
biéndose desligado de fuera adentro, D
se aproxima mucho al centro y sólo
ocupa ya en la parte externa del ner-
,·io una pequeña extensión. Resulta
de esto que los dos paquetes superior E
e inferior del fascículo directo se han
aproximado entre sí y no están ahora
separados sino por un pequeñísimo
intervalo. En cuanto al fascículo cru- F1c. 963
zado, no ha variado: ocupa, como Figura que indica esquemáticamente, según las
poco antes, la parte interna del cor- investigaciones de HENSEN y VIALET, cuál es la si-
dón nervioso. tuación respectiva de los diferentes fascículos ópti-
y) En un corte más posterior cos en el nervio óptico, en el quiasrna y en la
cintilla óptica.
todavía, que pasa por el agujero óp-
En la parte Izquierda de la tlgura oe halla repreoentado el
tico (corte C), el fascículo macular, ap1uato dptlco ertracerebrnl. En la :>arte derecha se -.en cinco
corte• transveraalea A. B. c. o. E , practtcados el¡ulendo toa
acentúa su movimiento de traslación •les aa, bb , ce. dd , lf, Indicados en el aparato óptloo. Cada
una de eataa cinco tlauraa representa el aetrmento ant.etior del
de fuera adentro y se sitúa en el pro- corte visto por detrés
pio centro ·del cordón nervioso. Los - FD, t:iacfculo dlrocto rarul). - FC, taocfculu cruzado (ro/o) .
FM, tasctculo macul:u comaríUoJ. - FO, comllur& de Gudden
dos citados paquetes de fibras directas <orl11•
.z:.r, Hnea media.
han llegado, por tanto, a ponerse en (Rtclftfq•<H ~ complllue 11 uq,..ma DD con la flovra 984.)
contacto y se han fusionado, forman -
do un solo fascículo, que costea la parte externa del nervio óptico. El fascículo cru-
zado no ha cambiado de sitio: ocupa, como en los cortes precedentes, la parte interna
del nervio.
Al lado de las fibras visuales, el nervio óptico tendría, según ciertos autores, fibras
autónomas que formarían la vía centrlpeta del influjo iridoconstrictor (KEv y R,ETzws,
GuooEN, BERNHEIMER, BACH, Wn.DBRAND y SAENCER). Serían más gruesas que las fibras
visuales y caminarían mezcladas con éstas, principalmente alrededor del fascículo
macular, para llegar finalmente a un centro situado en una pequeña eminencia descrita
por GuooEN delante del tubérculo cuadrigémino anterior del ! ~do opuesto. CAJAL y
1 t6J! SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
MAGITOT piensan que se trataría más bien de una misma fibra óptica, bifurcada ulte-
riormente hacia un centro basilar, que conduciría al mismo tiempo una excitación
pupilomotora y una sensación luminosa. CAJAL demostró esta bifurcación en ciertas
fibras del quiasma.
Más adelante veremos que esta cuestión es mucho más compleja de lo que se
habían creído.
b) En el quiasma (fig. 964). - En este punto, la sistematización de las fibras cru-
zadas es Ja siguiente: i.0 , en el plano horizontal: las fibras cruzadas superiores que
vienen del cuadrante superointerno de la retina se flexionan a lo largo del borde
anterior del quiasma, hasta el nervio óptico del lado opuesto; en éste describen una
asa que en las más externas penetra aún en este nervio opuesto durante un breve
recorrido; luego, incurvándose hacia atrás, se dirigen a lo largo del borde lateral
del quiasma hacia la cintilla. Las fibras cruzadas, que vienen del cuadrante inferointer-
no, descienden a lo largo del borde interno del quiasma del mismo lado; llegadas a
la entrada de la cintilla homolateral, describen una asa de concavidad posterior que
las orienta, a lo largo del borde posterior del quiasma, hacia la cintilla del lado
opuesto (véase fig. 964). Las fibras intermedias a estas posiciones extremas tienen una
dirección cada vez más rectilínea, a medida que se aproximan al centro del quiasma,
donde representan entonces las diagonales del cuadrilátero quiasmático; 2.0 , en el
plano sagital las fibras cruzadas están dispuestas cada vez más abajo a medida que
nos dirigimos de delante atrás; en suma, el borde posterior del quiasma, en su por-
ción ventral, está casi exclusivamente compuesto de fibras cruzadas (PARSONS, DEAN
y UsHER). Las investigaciones realizadas en el mono son sin duda valederas para el
hombre.
La misma observación cabe para el fascículo directo ; sus fibras describen igual-
mente asas, sobre todo las que proceden del cuadrante superoextemo de la retina y
CEREBRO. VfAS ÓPTICAS 116!j
que están situadas por dentro de las demás; las asas son tanto más acentuadas cuanto
más próximas al centro del quiasma, y algunas hasta llegan a alcanzarlo. Las que
proceden del cuadrante inferoextemo tienen una dirección más rectilfnea a lo largo
de los bordes laterales del quiasma. El fascículo macular conserva en el quiasma la
posición que tenla en el nervio óptico ; está situado en el lado interno del fascículo
directo.
Encima y debajo de él se colocan las fibras del fascículo cruzado, pasando de
uno a otro lado. Juntándose en la linea media, los dos fascículos maculares ocupan por
lo mismo, en un corte frontal que pase por el centro del quiasma (fig. g6!j. D), la
parte central del corte. Consideradas desde el punto de su trayecto ulterior, las fibras
constitutivas del fascículo macular se dividen en dos grupos: unas fibras directas,
pasan a la cintilla del lado corespondiente; las otras, fibras cruzadas, pasan, después
de entrecruzarse en la linea media, a la cintilla del lado opuesto. En el plano sagital,
estas fibras cruzadas del fascículo macular, consideradas de delante atrás, se aproximan
al plano ventral, al que nunca llegan completamente.
El nervio óptico experimenta en el quiasma una semidecusaci6n. Esta disposición,
que es constante en el hombre y en los primates, no es una disposición general en
zoología. En los peces y las aves, que tienen los ojos colocados o dirigidos hacia fuera
y cuya visión es monocular, la decusación es total, es decir, que todas las fibras cons-
titutivas del nervio óptico franquean la linea media y pasan al lado opuesto. Sólo en
los vertebrados superiores, en los que los ejes superiores se aproximan entre sí y en
su consecuencia una misma porción del campo visual se hace por esto accesible a la
vez a los dos ojos (visión binocular), se ve que una parte de las fibras ópticas, las
procedentes de la parte externa de la retina, no se entrecruzan y pasan directamente
a la cintilla correspondiente. La existencia de las fibras ópticas directas parece que
se encuentra ligada a la visión binocular, y se ha podido establecer en principio que
el fascículo directo, considerado en la serie, va aumentando en importancia a medida
que se amplía la porción común del campo visual : en el hombre y en los monos, en
los cuales la visión binocular es más perfecta, este fascículo adquiere su máximo
desarrollo.
Así formulada, esta ley de morfología general sufre, sin embargo, algunas ex-
cepciones: así, en mamíferos que ocupan lugares muy próximos en la serie, encon-
tramos un entrecruzamiento parcial en el conejo, el perro y el gato, y un · entrecru-
zamiento total en el cobayo y el ratón (SINGER y MuNu:R); por otra parte, vemos
algunas aves (especialmente el mochuelo) gozar de la visión binocular, sin dejar de
presentar un entrecruzamiento total. La fórmula precitada tiene, pues, el defecto
de ser demasiado general ; son todavía necesarias algunas investigaciones para deter-
minar de un modo preciso las condiciones morfológicas bajo cuya influencia se esta-
blece el cruzamiento parcial o completo de los conductores ópticos.
c) En la cintilla óptica. - Cada cintilla óptica presenta como elementos funda-
mentales: i.0 , el fascículo directo del ojo correspondiente; 2. 0 , el fascículo cruzado del
ojo del lado opuesto; !!·º· un fascículo macular, formado en parte por fibras directas
y en parte por fibras cruzadas.
Para ciertos autores (KELLERMANN, GowERs), las fibras constitutivas de estos tres
fascículos estarían íntimamente mezcladas en la cintilla.
Para otros, por el contrario, los tres fascículos que nos ocupan conservan su indi-
vidualidad hasta su entrada en el espesor del tálamo óptico. He aquí cuál sería,
según HENSCHEN, su situación respectiva en la parte posterior de la cintilla (fig. 96!j, E):
el fascículo macular estaría situado en el centro; el fascículo directo ocuparla la parte
superointema; el fascículo cruzado, la parte inferoextema.
Según MoNBRUN, el segmento superior de la cintilla corresponderla a los cua-
drantes retinianos superiores; el segmento infefior, a los cuadrantes inferiores. La
mácula no es localizable.
SISTEMA NERVIO O CENTRAL
~~~'-:=:::--"'--r'J~ - • -- "
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-12
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, .....+--.f-IC-'...-.c-- - - - s
___ ff
&----
F1c. 965
Vlas conductora.~ de la visión . Trayecto de las fibras ópticas desde el nervio óptico
hasta la corteza cerebral (en parte según D ÉJ ERINE).
El c<>rt.e horizontal 1nter•0& ambos hemle!erloo y el tronoo cerebral. Loa dos homlaterlOI
HUn con vencionalmente aeparadoa para demo•trar por dela.nte la clntUI& dptlca y por d•trh el peddnculo cerebral.
(En azul, I•• vfaa sen!Orlal.. ; en r o/o, las vt.. reft• l••; en amarillo, lu vlas do aaoclaeldn.)
a, nervto dptlt"O. - b, quJa1ma. - c. clntilla óptica. - d, cuerpo ae nleulado externo. - '• pulvtnar. - f, tu·
btrculo cuadri¡"émlno anterJor. - o, lóbulo occlptt.al.
1, llbra dlrect• QUO va al cuor]l<I ¡¡entculado externo. - l ', libra cruzada. - 2, libra que va del cuerpo ~n tcu ·
lado a la oort.H.a v11cal del cdneu.s. - 3 , cllneus. - 4, Obra Que va al tubérculo cuadrtr,mlno. - s. Obra que
n. de la corten visual al tubúculo cuadrtpmlno anterior - 6 , tlbra de aaoclaclón que va d•I tuWrculo cuadr~
mino a la clntuta lontrttudlnal poetortor. - 7, ft bra c¡ue vt. al pulvlnar . - 8, tlbra de all!'ciactdn entre las dos ••·
teraa cortlcalea vtaualea. - 9 , centro de los recuerdos vleuatcs. - 10. e~ntro TleuUl do las palabrns . - 11, centro
de la memoria audltl\'U, - 12, centro del lenruaJe artlculaGo. - 13, centro cortical motor.
hasta el quiasma. Aquí tuercen hacia dentro, cruzan la línea media siguiendo el borde poste·
rior del quiasma y entonces, aplicándose a la parte interna de la cintilla óptica del lado opues-
to, vuelven al cuerpo geniculado interno, pero al del lado opuesto al que le dio origen. Las
fibras comisurales de Gudden van de un cuerpo geniculado interno al otro y forman en su
conjunto u na especie de herradura de concavidad dirigida hacia atrás, cuyos dos extremos
penetran en el tálamo óptico y cuyas dos ramas, que se encuentran dispuestas en forma simé-
trica a cada lado <le la línea media, corresponden sucesivamente a las dos cintillas ópticas
y al quiasma.
CEREBRO. VÍAS ÓPTICAS
3.° Conexiones intimas de las fibras ópticas con sus centros ganglionares.
Región de la encrucijada. - Hemos dicho antes que macroscópicamente la cintilla
óptica parecía dirigirse casi en su totalidad al cuerpo geniculado externo, pero algu-
nas fibras van también al pulvinar y al tubérculo cuadrigémino anterior. Es difícil
seguir aquí estas vías, pues inmediata mente más allá se forma una intrincación de
las fibras y cambios de dirección que obligan a emplear los métodos de degeneración
y a investigar en cortes horizontales, sagitales y verticofrontales las fibras interesadas.
El examen macroscópico sólo revela esto: después de haber separado la circun-
volución del hi pocampo de un lado, se perciben tres eminencias: la más \'Oluminosa,
1166 SISTEMA NERVIOSO CEl'TRAL
X
F1c. 967 F1c. 968
Esquema c.lásico que indica el modo de Campo de Wernicke visto en un corte frontal
formación del fascículo óptico intracere. del hemisferio que pasa por el cuerpo genicu-
bral o radiaciones ópticas. lado externo.
l. capa dpUca (pulTillari. - 2, cutrPo ¡¡enlc111aao l. cutrpe> calloso. - 2. Ulamo dpllco. - 3 . 3'. ndcleo
externo. - 3. tub6rcuto cua4rt16mlno antertor. - 4, <:audado. - 4. extremJdac1 posterior del nllcJco le.ot.loular. -
clntllla dptlea, con 4'. 111 rama de bl furcacldn lnter- 5, antemuro. - 8, cuerPo .renlculado ut.erno. - 6 ' , cuerpo
Dtl: 4", su rama de blturcacJdn externa. - 5 , ftbraa 11renlculac10 Interno. - 7, campo de w erotcke. - 8, pe·
dpUca1 dlrecta1 o ftbraa larsa1 (en TO/o), que •a n al ddnculo cerebral , oon 8', locua nf¡er: 8 ' '. mloleo roJo. -
tasctculo óptico lntracerebrat. - 8 , l'lbras dptlcaa que 9. taae!culo de Meynert. - 10, prolon¡¡aclón earenoldal O•I
van a 1u1 cent.roa pn11tonatt1 (Pul•lnar. cuerpo re- ''entrfculo lateral. - 11. clrcunvolucldn del hipocampo. -
nlculado externo, tub6rcuJo cuadtl16mlno anterior) , 12 . tascfculo lon¡ltudlnal lntertor, cortado de t.ravb.
ftbru corta• <en orulJ. - 7, flbraa eterentea de eato1
cent ro• aranwlloaarea. - 8, talCfcuJo óptico lntracere-
bral. - 9, 9', n~cleoe de loa nerT!oe motorea bulbo·
protubetanclales, con loa neu1oa que parten de loa
ml1mo1. - 10, ftbr&1 que Tan a eatoa nllclea. pa·
oando Por la ciDUlla lon¡¡ltuc11nal posterior.
fibras serían las que hemos descrito antes a propósito del nervio óptico con el nombre
de fibras pupilares. D1MMER, y sobre todo B ACH, las d escriben como procedentes de
la retina y desprendiéndose de la cintilla antes de su llegada al cuerpo gen iculado
externo. Según estos autores, llegan al tubérculo cuadrigémino anterior siguiendo el
brazo de conjugación asociado al cuerpo geniculado externo; aquí se ponen en cone-
xión con una «neurona intercalar» constituida por células descritas por H El.o. De
estas células, las fibras descendentes se dirigen hacia la protuberancia y el bulbo
siguiendo la cintilla longitudinal posterior; aquí, después de una decusación incom-
pleta, se ponen en relación con los núcleos del tercer par. En todo caso ninguna de
ellas termina en la corteza cerebral. «El tubérculo cuadrigémino anterior debe ser
1168 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
considerado como el centro reflector de los movimientos del iris. Además, sus cone-
xiones le aseguran un papel reflejo importante. En efecto, mientras que a él llegan
fibras de la corteza cerebral, emite por otra parte fibras descendentes para el mesen-
céfalo; la protuberancia, el bulbo, la medula, por los cuales se distribuyen las inci-
taciones iridomotorasoculocefalógiras, etc. De este heclio, regulan el juego pupilar (re-
flejos acomodador y fotomotor) y protegen eventualmente la retina contra Ja in-
fluencia irritante de una luz demasiado viva por el estrechamiento u oclusión refleja
de los párpados, por desplazamientos apropiados de la cabeza y de los ojos, etc.»
(LHERMITIE.)
d) Fascículo cortical directo. - Este fascículo estaría formado de fibras ópticas
largas que pasarían al lado de los centros ópticos para llegar a la corteza. Negado
por Ja mayoría de los autores, es,
sin embargo, necesaria una estación
antes de la corteza. SINGER y MuNzER,
PERUA y VAN GEHUCHTEN, han des-
crito con el nombre de fascículo pe-
duncular transverso cierto número
de fibras que se elevan delante del
tubérculo cuadrigémino cruzando el
borde posterior del pedúnculo cere-
3 bral. Su punto de terminación queda
ignorado y, en todo caso, nada prue-
'I ba que vaya a reunirse con el fasdcu-
S lo óptico intracerebral. Puede con-
siderarse que forma parte de la. vía
10 6 refleja óptica. Pero no sabemos cuál
7 parte.
ff e) Origen de las radiaciones óp-
ticas. - Acabamos de describir en el
cuerpo geniculado externo y en el
Frc. g6g pulvinar las dos formaciones que
Relación de la cintilla óptica y el cuerpo genicu- aparecen muy diferenciadas en un
lado externo en un corte horizontal (esquema de corte frontal de Ja región de la en-
Fo1x y NICOLESCO en ScHIFF-WERTHEIMER). crucijada (fig. 973). Hemos visto que
1 , antemuro. - 2, colUculua del ndcleo caudado. - 3, cln· formaban los centros primarios de la
tllla óptioa. - 4, putamen. - 5, n'1cleo caudado. - 8, cuerpo
ge_ntculado externo. - 7. aeta do Ammdn . - 8, locua nfaer. - estación para el influjo visual. En el
9 , n'1cleo roJo. - 10, cinta de Rell. - 11, tub6rcuto cuadr!S6·
mlno anterior. mismo corte y a Jo largo del borde
externo de estas formaciones, la re-
gión de la encrucijada ofrece al estudio los otros dos elementos que debemos descri-
bir : el origen de las radiaciones ópticas y el campo de Wernicke, pero en realidad
muy intrincados uno en el otro, y sólo para comodidad de la descripción los consi-
deraremos separadamente.
De las células de la sustancia gris del cuerpo geniculado externo y de las del
pulvinar sale un fascículo de fibras que se dirige inmediatamente afuera hacia la pro-
longación esfenoidal del ventrículo; ocupan en este punto la parte posterior de Ja
cápsula interna, constituyendo en su mayor parte el segmento retrolenticular de los
clásicos. Son las radiaciones ópticas de Gratiolet.
f) Campo de Wernicke. - Esta formación aparece en su pleno desarrollo en
un corte frontal que pasa por la parte posterior del cuerpo geniculado externo (figu-
ra 973), en forma de una masa de fibras gruesas opacas, que forman una figura más
o menos triangular de base inferior y vértice superior curvado hacia atrás, y que
cubren como un casquete el cuerpo geniculado. Esta formación corresponde a una
'Cuerpo
C.GE. gen/cu/4do
externo
F1c . 970
Proyección de las retinas derecha e izquierda sobre los cu erpos geniculados
(según BALADO; muy esquemático).
El cont!n¡ente de lo retina Izquierda va a las capa• 2 y 4 del cuerJ;>O genlculado Izquierdo y a la1 capas 1 y 3
del cuerpo gentculado derecho. ln,.ers:imente a la Oerecha. El contlngente macular (no ftl'Ul'ado en el eSQuema.)
va & la QUlnta capa dividida en: 5 O, parte dorsal; 5 V , parte ventral.
-- ---- --- ~
..,.__,________s
. . , ._. . , ___,..._ -----_f"
i-..Jj:;::;;t''--- - - - --- - f5
t '------ -- 12
F1c. 971
Esquema de las conexiones del tálamo óptico.
OOrte vcrtlcotransversal. - E n azul , ftbras aferentes. - En r oJo, fibras eferente&,
l, cabeza del mlcleo caudado. - l '. cola del núcleo caudado. - 2, putamen. - 3, pállldum. - 4, Ulamo óp·
ttco. - s, núcleo roJo. - 6, ftbra tala mocortlcal. - 7. Obra palJdotalAmlclt. . - 7' , ftbra talomopolldal. - 8, O br~
talamoestrlada. - 8 ', Obra talamocaudada. - 9, t aaclculo de Vlcq·d'Az.yr. - 10, Obra talamooomlaural. - U , fl·
brn subtali\mlca (camJ;>O de Forel). - 12, vla talamoollvar: raaclculo centro! de la olllota. - 13, t aaclculo tem·
11orouhimlco de Arnold. - 14, cinta de Rell media.. - 15, radiación de la <:&Jota.
II. - 38
1170 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Nervios cll/arts
cortos
Ganglio ciliar
m.•p
f --- - -· - -
___________ z
"---· -·
-·-- ---- --- 6'
--·------· - 6
1
1
(~
1
• 1 1
fO t3 f6
F1c . 973
8 '"
Las hojas medulares del tálamo y el campo de Wcrnicke en un corte frontal (esquemdtica).
1, n dcleo anterior del t '1omo. - 2, n dcleo externo. -
2'. ndcleo oemllunar do Flecholr. - 3, pulvlnar. -
4 . n l.lcleo Interno. - 4 '. centro medlo do Luya . - 5 . 5' . l'mlna medular Interna. -
6, l'mtna meduJ.ar ex.ter·
na. - 6'. z;ona enrejada . - 7, cabe1a del ndcleo caudodo. -
8, cola del ndcleo caudado. - 9, cuerPo renlculado
externo. - 10, Obru que unen el cuerpc l'enlculado al pulvtnar. - 11, Obraa que Tan del cucrp0 nntculado al
córtex. - 12, radlacloneo dptlca1 o ftbraa talamocortlcalea. - 13, CUcJculo temPorota1'mloo de Amold . - 14,
comPo de Wernlckt. - 15, ndcleo roJo. - 16, ventriculo Hfeooldal.
trículo lateral. Acodándose de súbito hacia atrás, sigue la cara externa, luego infe·
rior, del ventrículo lateral y llega por último al labio inferior de la cisura calcarina.
En la parte preterminal de su trayecto, las radiaciones ópticas están en relación, por
dentro, con el tapétum (véase Cuerpo calloso) y, por fuera, con el fascículo longitu·
dinal inferior.
,..
t B
calcarina con la forma de un triángulo de base
posterior. Después de Elliot SM1m, LANDAU limitó
así la esfera visual (fig. 977): 1.0 , el tronco de la
ª
.:.->--,.-...."""'~:;.....;-,
J
calcarina es el límite anterior del campo visual
y éste nunca rebasa esta línea. Por detrás, un
surco constante, la sutura retrocalcarina vertical,
está siempre encajado en el córtex visual, que
forma no solamente todo el lecho de la retrocalca-
__ (J rina, sino también los dos bordes; 2.0 , la topogra-
fía posterior del campo visual es inseparable de
la de la retrocalcarina; 3.0 , según las variaciones
( individuales observadas por LANDAU, la parte pos-
terior de la retrocalcarina no está principalmente
't 1
e ligada en el hombre a la cara interna del lóbulo
occipital, sino que puede desplazarse en la cara
:J 4 1 externa o también en la cara inferior del lóbulo
F1c. 974 occipital. Dos surcos limitan a cada lado la por-
Representación muy esquemá tica de ción horizontal de la cisura calcarina, limitando
la constitución del campo de Wer- así el área visual o el área estriada.
n icke (ScHIFF-WERTHE.IME.R).
Sea lo que fuere de estas interpretaciones, re-
eu:r . c::~eu'l~~o p:a~~. l~r!!!.t'!'~a~r~ sulta evidente que el área estriada definida histo-
propt'mente hablando el campo de Wernleke.
lógicamente, como hemos visto al estudiar la cor-
eu:;p., C:~~cu~~~o ~:t,~o': ~l ~:pom~\v~~
teza cerebral. corresponde al área visual propia-
r;;t~b~~' º~~~~~u~~ r.: r1:cll~~~:a~:~~~ mente dicha.
C. Corte que pasa por lt. pute posterior
del cuerpo senloulado u:teroo. El e.ampo 4•
We.rnlcte estA f ormado, par lo meno1 en au
Prosiguiendo más su sistematización, MoN-
mayor parte, por laa ftbra1 Tertlcalea y obllcua1
del tucleulo temporot alAmtco.
BRUN sistematiza así el centro cortical: 1.0 , el
1, cuerpo eenlculado externo <or• amanUoJ. cuadrante superior de la retina se proyecta en
-2, taaeleulo temporotalAmleo de Arnold (pMn·
to• r0Jo1). - 3, U lamo (en rolo) . - 4. pul· el labio superior de la cisura calcarina y la parte
vinar (•n anll. - 5, rac1Jaelone1 ópUcaa (n
n 1oro). - 6, ventriculo lateral. inferior del cúneus; 2 .0 , el cuadrante inferior de
la retina se proyecta en el labio inferior de la
calcarina y la parte adyacente del lóbulo lingual; 3.0 , las fibras musculares corres-
ponderían al fondo de la parte posterior de la cis~ra y a la punta del lóbulo occipital.
Tal vez el porvenir venga a modificar ligeramente estas localizaciones actuales
en sus detalles. No es menos cierto que la calcarina, y la retrocalcarina que le sucede,
CEREBRO. VÍAS ÓPTICAS
son los surcos en los cuales se agrupan las regiones de la corteza receptoras de las
sensaciones primarias de la visión: color, luz y tal vez forma, desplazamientos y mo-
vimientos.
(1S1ir4
4 ctJ/c4rinil
Rt1d1t1CIOntlS
ópf ictJS
Cuupo 9.,n
rxtrrno
Cvrrno t'Sf t'noiá4/
F1c. 975
Diagrama de las radiaciones ópticas y de la «desviación» de Meyer.
Una lealón en 1 provoca bemtano1>1la del cuadrante aupertor Izquierdo.
Una testón en 2 provoca hemtuiopal:. del cuadrante ln!erlor 1%qulerdo.
Una lealón en 3 provoca bemlanopala homónima ts<¡Ulerd&.
aparato de tacto a distancia, proyecta en el área estriada las sensaciones tan diversas
de cualidad que ha recogido. ¿Existen en esta esfera visual centros o capas corres-
A
B
e
f1G . g¡6
Fascículo intraccrebral visto en los eones tran svcrsa lc~ del hemisferio.
•El cort e A pasa. aleo Por detr41 del rodete del cuerpc> calloeo; el corte n . Por la extremidad posterior de la
prolongación occlpltol del •cntrlculo; el cor1Al c. Por detriia de la punta. del ventriculo¡.
1. t asclculo dlrl¡ldo en sentldo aag!tol, que en au parte ext erna contiene las Obras del tosclculo lon¡¡tudlnal
Inferior y . en su parte Interna, las Obras del tasckulo óptico tnt racerebral. - 2 , prolon¡¡aclón occipital <!el ven ·
trfculo lateral . - 3 , tapét um. - 4, ca.ra Interna del hemlaterto. - 5 , cisura. calcartna.
----·· t¡.
.......... :s ___ $
. _____ J
____ 2
·······--- 2
F1G . 9i7
El cúneus y el área visual (esquema según Elliot SMITH) .
1, eurco retrocalcarlno antertor. - 2 , eurco retrocalcarlno vertical . - 3, surco llmlt ante doraal. - 4, aurco
Umltant.e ve.n tral. - 5, cl1ura perpcn<lJcular interna.
El '"ª •laual ea punt.eada.
En A , tipa normal o clAstco. - En B, el surco retrocalcartno 2 eat4. en relación en la cara ei::ternit. del be·
misterio. La estera visual ae ext iende ba.st.a él e 1D\•ade Ja. c a r~ ext erna.
C<>otro de IL memorlL
&Ud.ltlV&
fJG. 978
Esquema que muestra, en un corte horizontal del hemisferio izquierdo,
las fibras de asociación del aparato óptico.
a, llbraa coml1urLle1. - b, t uclculo lon¡ ltudlnal ln!ellor. - e, llbras que van de IL estera vlaual al centro
~;~ ~:i·:~tro--.~iua 1 ~~cu1 :, ':r~~~:ie:e~l c~:n't~· ;t°a~i1 r~~'f.~ 0pa~~~~~~~ o~elftb~~~ul:ue11nu1n~· ;¡- ~enrr:r~e
11 1
recuerdoa vl1uale1 al centro do lu lmt ¡eneo vl1uatea do tao palabras. - '" !aoclcuto óptico lotraoerebral. -
':
quiera, de esta última vía de asociación da lugar a la ceguera verbal pura (DÉJERINE y
VIALET). El fascículo longitudinal inferior parece contener, además, en su parte in-
ferior, siempre según opinión de DÉJERINE y V1ALET, cierto número de fibras (c) des-
tinadas a unir el centro visual cortical a la zona del lenguaje articulado.
El centro cortical de la visión d a origen a dos fascículos transversales, que van
a la convexidad del lóbulo occipital, y también al parecer a esta región especial que
WILBRAND ha designado con el nombre de centro de los recuerdos visuales, represen-
tando la cara interna del hemisferio el centro de percepción simple. El primero de
estos fascículos ( d), descrito por SAcHs con el nombre de fascículo transverso del
ctineus, tiene el origen, como indica su nombre, en la corteza del cúneus. El se-
gundo (e) parte del lóbulo lingual, y ha sido observado por V1ALET, que le ha dado
el nombre de fascículo transveno del lóbulo lingual.
Señalemos, finalmente, como pertenecientes a las fibras de asociación de la función
visual: 1.0 , fibras (fig. 978, f) de dirección más o menos transversal, que van desde
la cara interna del lóbulo occipital al pliegue curvo, uniendo de este modo el centro
visual de percepción al centro visual de las palabras o centro de las imdgenes grdfi-
cas; 2. 0 , fibras de dirección anteroposterior ( g) , cuya función consiste en poner en
relación el centro de los recuerdos visuales con el centro visual de las palabras.
1176 SISTEMA l\ERVIOSO CENTRAL
7.° Fibras descendentes de las vías ópticas. - Sólo hemos hablado hasta aquí
al describir la vía óptica, de fibras centrípetas o ascendentes, procedentes de las cé-
lulas ganglionares de la retina y que transportan las impresiones visuales, ya a los cen-
tros ganglionares, ya al centro cortical. Con estas fibras centrípetas o ascendentes se
mezclan otras, que van en sentido inverso y a las cuales se las llama, por esta razón,
fibras centrífugas o descendentes.
Las fibras descendentes de la vía óptica son de dos clases: unas, fibras cortico-
ganglionares, proceden de las células piramidales de la corteza y van a terminar, por
arborizaciones libres, alrededor de las células nerviosas del cuerpo geniculado exter-
no, del pulvinar y del tubérculo cuadrigémino anterior; las otras, que llamaremos
fibras gangliorretinianas, proceden de las células de estos centros ganglionares y se
prolongan desde allí hasta la retina, en donde terminan, siempre por arborizaciones
libres, en las capas profundas de esta membrana. Tal vez existen también fibras des-
cendentes directas, que van desde la corteza a la retina; pero no poseemos sobre este
último punto ningún dato preciso.
La existencia, en la vía óptica, de fibras descendentes o centrífugas nos explica
esos casos de degeneración secundaria, de trayectos descendentes, que sobrevienen en
el fascículo de los conductores ópticos a consecuencia de lesiones destructivas en el
centro cortical de la visión, en sus centros ganglionares o también en el propio fas-
cículo óptico.
La significación fisiológica de estas fibras descendentes, en especial de las que
terminan en la retina, no está todavía perfectamente dilucidada. EuNsoN y N1suws-
CEREBRO. VfAS ÓPTICAS
lado (Hn.r.EMANo), que hemos visto ya al estudiar el tálamo óptico y que encontra-
remos de nuevo a propósito de la cerebral posterior. Este pedículo se compone de
cuatro o cinco vasos que penetran en el cerebro pasando entre los dos cuerpos ge-
niculados y terminan en el núcleo externo del tálamo, en el cuerpo geniculado exter-
no y en el campo de Wernicke.
e) Radiaciones ópticas. - Estas atrnviesan tres zonas del cerebro en su trayecto
anteroposterior.
En su origen, las radiaciones ópticas reciben algunos vasos de la coroidea anterior.
En la región, mucho más extensa, que corresponde al lóbulo parietal y en par-
ticular al pliegue curvo (campo de Wernicke que no debe confundirse con la encru-
.4.rlerla o/ldlmlca
Arteria
comunicante posterior, -
.
T'flbérc11los mnmilnres
Tronco basflar. ~
FIG. 979
Cara inferior del quiasma óptico y el hexágono de Willis (según FAVORY).
cijada), las radiaciones ópticas son irrigadas por vasos posteriores de la arteria silviana
o cerebral media. Por último, en la parte más posterior reciben vasos de la cerebral
posterior.
f) Centro cortical. - El área visual sensorial es irrigada por la rama terminal
de la cerebral posterior, que desaparece precisamente en Ja cisura calcarina.
A. Vías vestibulares
El nervio vestibular, raíz anterior o interna del nervio auditivo, toma su origen
en el vestíbulo y en los conductos semicirculares membranosos (véase Oido interno).
Hallá ndose situado al principio por
detrás de la raíz coclear (el vestíbu -
lo es posterior con relación al cara-
col), cruza esta última en X para
irse a colocar por d elante y por den-
tro de la misma.
Cond. su1/tlr c.
superior . ---- ..¡< ' • ,.,.
Co11d. se.,lclrc. ...
posterior.---· < ~
Cond. se.,lclrc. · ·
externo VESTÍBULO
Emltttncio
ter es
Ála blanca
interna
CARACOL
F1c. 981
Origen, trayecto y distribución del nervio acústico (Prnu:s y TESnrr).
células que lo constituyen son de pequeñas dimensiones (20 µ por término medio),
estrelladas o fusiformes.
c) Núcleo de Bechterew. - Se da este nombre a un pequeño grupo de células
voluminosas (fig. 982, 7) que se halla por fuera y por detrás del núcleo dorsal externo.
Con KCELLIKER, puede considerarse el núcleo de Bechterew como una dependencia
d el núcleo dorsal externo, como Ja parte posteroexterna de este núcleo.
d) Núcleos del techo del cerebelo. - Algunos autores admiten un fascículo ves-
tibulocerebeloso periférico, constituido por ciertas fibras periféricas que van directa-
mente al cerebelo y constituyen el fascículo sensorial directo de Edinger.
comprende que los hayamos sustituido por el de raíz inferior, que indica clara-
mente su situación y su trayecto con relación a los otros paquetes radiculares del
acústico.
La raíz inferior o descendente del nervio vestibular presenta las mayores analo-
gías con la raíz del mismo nombre que poseen el trigémino, el glosofaríngeo y el neu-
mogástrico. Las fibras que la constituyen terminan, siempre por extremos libres, en
una columna de células nerviosas que se halla situada en su parte interna y que se
fusiona, en su extremo inferior, con el núcleo de Burdach: es el núcleo ascendente
de neuronas diseminadas de Gilis.
En realidad, estas fibras verticales, que prolongan por dentro el borde interno
del cuerpo restiforme, forman parte de lo que se denomina el segmento interno del
cuerpo restiforme o, mejor, el cuer-
po yuxtarrestiforme. Este, en reali-
dad, está formado por dos órdenes de
fibras, a saber: las fibras descenden-
tes de la raíz vestibular y las fibras,
en cuyo estudio vamos a ocuparnos
en seguida, que proceden de los nú-
cleos centrales del cerebelo para ter-
minar en sus núcleos vestibulares.
cintilla en dos ramas, una ascendente y otra descendente, que terminan en los núcleos
de los nervios craneales. Las fibras que van a los núcleos motores del ojo son princi-
palmente homolaterales (BECHTEREW y KOLLJKER).
d) Fasdculo cerebelovestibular. - Hemos visto que los núcleos vestibulares emi-
tían fibras con destino al cerebro. Pero este órgano se las envía igualmente. Estas
fibras cerebelosas aferentes emanan del núcleo del techo; unas siguen el cuarto ven-
trículo y forman las fibras semicirculares internas; otras constituyen la fibras semi-
circulares externas y pasan más por fuera, rodeando o atravesando el núcleo dentado.
Las fibras más superiores de este último grupo forman un cayado en la emergencia
del pedúnculo cerebeloso superior y constituyen el fascículo en gancho de Russell
(consúltense las figuras 9811 y 687).
Finalmente, todas las fibra s terminan en los tres núcleos vestibulares.
'º
6'
· ------ª
________ ()
-------------------------- 12
:;___·····-------·---
flG. 983
Núcleos terminales y conexiones del nervio vestibular.
1, ndoleo de Bcchterew. - l ', nervio vestibular. - 2, m1cleo de Detters. - 3, ndcloo dorsal Interno. - 4 ,
Obras 1em1ctrcularee Interna! o vestlbulocerebelosaa. - 4' , tlbraa vesUbuJocerebclosas perlt6rlraa. - s. ftbru vea·
~~~u~~·~;1,csi~r~~1:1 ºat~~:u~.n~~~~ºª~ttcf:te;~~~rto~ de~''ac~~i~. ~t~~~.1ª1::rv~oaee~T:at~:_-a~' 'ia~~r:1~ ~:~::
0
looo directo. - 9. plrAmlde anterior. - 10. oliva cerebeloll\ - 11. ndcleo del tecbo. - 12, rarz sen1tttva del
lrt¡émlno.
b) Aparato cerebelovestibular. - Los núcleos vestibulares son los cen tros de este
aparato. Las vías aferentes comprenden: 1.0 , el nervio vestibular, cuyas células de ori-
gen están en el ganglio de Scarpa; 2 .0 , las vías cerebelovestibulares, que aportan las
impresiones recogidas por el vermis cerebeloso, impresiones procedentes de la medula
o del mesencéfalo.
Las vías eferentes están constituidas por: 1.º, el fascículo vestibuloespinal; 2 . 0 , las
fibras que pasan por la cintilla longitudinal posterior y que se articulan con los núcleos
d e los nervios craneales. Así se explica la asociación de los fenómenos oculares moto·
res con los trastornos laberínticos o cerebelosos y la re-
percusión de las lesiones cerebelosas en las funciones ves-
tibulares.
Las células que lo constituyen son algo diferentes en su porción interna y en su porción
externa. En su porción interna, el núcleo anterior tiene células de pequeñas dimensiones
(15 µ por término medio). En su porción externa son células mud10 más voluminosas (35 µ por
término medio), unipolares, redondeadas y envueltas en una cápsula nucleada , Jo mismo que
las células de los ganglios espinales.
12 12
F1c. g85
Núcleos terminales del nervio coclear, con sus conexiones superiores (esqiieuidti~aJ.
La ral• •HUbular. 1u1 ndcleos termlnalH y las ftsuru eferentes de utoa dlum.. han aldo auprlmldo1 (H ....,
en la ft¡ura 982). P or otra part•, pera no complicar el cuerpa traptzolde, laa ftbras etertnteo de 1.. ndcleo1 t.er·
mlnalt1 del lado derecho han •Ido r<IM'Cadaa en la mayor ¡,art.e de au extenaldn . Por cona11u1ent.e, el cuerpa tra~
zolde comprende aolamente uno mitad de aus ftbru, las que pr0<ede11 de la Izquierda.
l. ralz anterior del vHtlbul'llr del audlllvo, seccionada al entrar en el bulbo. - 2 . ralz pa1terlor o coclear. - s .
~n°1 :' d~rLf~~rc~~~ :~g!~l:: ~n~itt~;~~º.," ~..ª~~~~\~· ;:;d~Úc:ab~• b=~~.n .!:1 ~\a.:\~~·~nª'6~r·~~- r.:icuf:.b•~rr~~:
1 1 1
yendo a la oliva 1u11<rlor dtl lado correspcndlente; 6" . 1u faaclculo uuudo, yendo a la oll•a superior d•I lado
opuuto. - 7. oliva 1uperlor. - 8, cuerpc t rapezoide. - 9 , mlrleo trapezoide. - 10 . fuelculo acd1Uco central. -
11, rafe. - 12, fuclculoe piramidales - 13, cuarto ventriculo . - 14, peddnculo ctrebeloao Interior.
tico central, siguen un trayecto muy complicado. Han podido seguirlas, por el método
de Gudden, MoNAKow y BABINSKI, quienes han logrado hacerlas degenerar, el primero
interesando el fascículo acústico a nivel de los tubérculos cuadrigéminos, y el segundo
destruyendo el caracol de animales jóvenes. Por su parte, FLECHSIG, BECHTEREW y EDIN-
CER las han estudiado en su desarrollo (mielinización).
Finalmente, HELD pudo seguirlas en sus diversas etapas, valiéndose de Ja colora-
ción por el método cromoargéntico. Merced a todos estos trabajos, las fibras eferentes
de los dos núcleos terminales de la raíz coclear nos son hoy bastante conocidas. Exa-
minaremos sucesivamente las del núcleo anterior y las del tubérculo acústico la~eral.
ella, se curvan hacia arriba para convertirse en fibras longitud inales ascendentes: son
fibras directas.
(3) Los otros (fig. 985, 6"), los más numerosos, van hasta el rafe, se entrecruzan
en él y se dirigen a la oliva superior del lado opuesto, en donde, lo mismo que los
precedentes, se curvan hacia arriba, con interrupción de la oliva o sin ella: son
fibras cruzadas.
2··-- 2'
co central se sitúa en la parte e;xterna del
fascículo sensitivo, que procede de la medu-
la y del bulbo. Al manto de fibras longitudi-
2 nales, formado por la reunión de estos dos
F1c. g86
fascículos, se le llama cinta de R eil (lemn is-
Tubérculo acústico lateral visto en un corte cus o laqueus), y ahora veremos por qué al
transversal del bulbo (esquemdtica).
fascículo acústico, por razón de su situación,
t . cuerpo reatlforme. - 2. raf~ coclear. con 2' , sua
ftbraa directas: 2" . 1u1 ftbras que terminan en el tu· le denominan algunos autores parte externa
bérculo acllsttoo. - 3, c6lulas del tubérculo acllsttco.
- 4 . ctllndroeJea de eataa o61ulaa. yendo a formar laa de la cinta de Reil, porción lat era l de la
estrfaa ac\latlca1. - ' · oo:aterates de lo.a nbraa di·
rectas. cinta de R eil, cinta de Reil lateral, lemnisco
lateral (véa e Cinta de R eil).
Siéndonos ahora conocido el modo de constitución del fascículo acústico central,
sigamos este importante fascículo en las diferen tes etapas hasta alcanzar la corteza
cerebral.
irregulares de células nerviosas, que comienzan un poco por encima de la oliva supe-
rior y desde all í se extienden hada la proximidad de los tubérculos cuadrigéminos.
Los cilindroejes de estas células son de dos clases: unos, dirigiéndose hacia
den tro atravie an la línea media y van a terminar en el tubérculo cuadrigémino poste-
rior del lado opuesto; los otros, con mucho los más numerosos, se unen a las fibras
del fascículo acústico y se convierten en otras tantas fibras adicionales del mismo.
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F1c. 987
Cuerpo trapezoide y vlas cocleares centrales.
En r ojo, laa nbraa aensorlalea; •n azul. laa vlaa refteJu. - A, corle de la protuberancia. - D, corte de 101
pedd.nculo1. - C, clrcunvoluclone11 cerebralee.
1, nervio oocleor. - 2, tubérculo acllatlco lateral . - 3 , nllolco anterior - 4, Kt.r!aa acllatlcaa. - 5, n llcleo
traJ>Ctolde. - 6, cuerpo trapezoide. - 7 . ollva protuberanclal. - 8, clnta do nen lateral. - 9, cuerpo aenlculado
Interno. - 10, bruo conjuntivo posterior . - 11, tubérculo cuadrla6mlno po1terlor. - 12, aaa de Qudden. - 13,
Obra que- va del cuerpo aenlculado Interno a la corteza temporal (cona\llteae la O.¡ura que muestra laa conexione.
de loo tubérculos cuadrl¡6mlnoe poaterloreal.
.N:úcleos
... lenllcu!a.res
~l!STlBULO
' m1111c11a acústica )
C.uu.coL
6r11nno de Cortl
.
'G Cort1 NtJc. trapezoide,
Bn/1
Cuerpc trapezoides
F1c. 988
Vía acústica del nervio auditivo (P1TRES y TESTUT).
3.° Fibras descendentes -de la vía acústica central. - El fascículo acústico cen-
tral no está exclusivamente constituido por las fibras de trayecto ascendente que aca-
CEREBRO. VÍAS GUSTATIVAS 1189
bamos de describir. A estas fibras ascendentes se j untan algunas otras, de trayecto des-
cendente (HELD, VAN GEHUCHTEN), cuyas células de origen están situadas en una de
las masas grises con las que entra en relación el fascículo acústico: los tubérculos cua-
drigéminos anteriores y posteriores, el núcleo lateral, el núcleo trapezoide y la oliva
superior.
Al salir de una cualquiera de estas masas grises, las fibras acústicas descendentes
se dirigen hacia abajo, como su nombre indica, y después de un trayecto variable van
a terminar por arborizaciones libres en uno de los núcleos situados debajo.
La significación de estas últimas fibras es todavía muy oscura. Se trata con toda
probabilidad de fibras motoras. Como en la corteza visual, la corteza audiúva sería
el punto culminante de arcos nerviosos que entran en juego en la ejecución de mo-
vimientos complejos, tales como movimientos de atención, de la mímica, asociados a
la audición, etc.
4. Vías gustativas
1.0 Nervio gustativo. - Se puede concebir con GRASSET un nervio gustativo des-
de el punto de vista fisiológico y que estaría constituido anatómicamente por el ner-
vio de Wrisberg y el glosofaríngeo.
El campo gustativo está principalmente representado por la mucosa lingual. Esta,
como veremos más tarde (véase Organos del gusto), ofrece un campo anterior y un
campo posterior separados por la V lingual : i. 0 Las sensaciones rápidas del campo
posterior y de la V son recogidas por las fibras del nervio glosofaríngeo que forman
en el bulbo el fascículo solitario. Estas fibras se ponen en relación con el núcleo del
fascículo solitario, cuya parte superior tiene el nombre de núcleo gustativo de Na-
geotte. Este núcleo llega a ser el centro bulbar del glosofaríngeo sensorial. Aquí
comienza la segunda estación. 2.0 Las sensaciones del campo anterior son recogidas por
las fibras del nervio lingual del trigémino, fibras que se separan de este nervio para
llegar a la cuerda del tímpano y con ésta al ganglio geniculado, luego más allá al
nervio intermediario de Wrisberg. Este termina, como se sabe, en la parte superior
del núcleo solitario (véase tomo 111, Nervio glosofaríngeo).
2.0 Vías gustativas centrales, cen tros del gusto. - El fascículo que parte del
núcleo solitario atraviesa el eje encefálico por vías no bien conocidas, y tampoco se
conoce bien el trayecto de las fibras hasta la corteza sensorial.
Según GRASSET, la circunvolución del hipocampo sería el centro cortical de la
gustación. H emos visto, al estudiar la corteza cerebral, que la estructura de la circun-
volución del hipocampo es la de un coniocórtex y que EcoNOMO consideraba esta zona
como la esfera gustativa corúcal. El subículum, el asta de Ammón, la circunvolución
abollanada, serían centros eferentes a disposición del gusto y con función motora o
secretoria. Algunas vías de asociación y d e proyección que hemos descrito a propósito
de las vías olfatorias se relacionarían, pues, con las vías gustativas. Pero las dificultades
de la experimentación y de la interpretación de las observaciones anatomocHnicas, y el
hecho de que las dos funciones olfatoria y gustativa están íntimamente asociadas, no
permiten discernir hoy con certidumbre los centros corticales de la olfacción y los de
la gustación.
1190 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
ARTICULO VII
TOPOGRAFIA CRANEOENCEFALICA
2.0 Proyección del cerebelo. - El cerebelo se proyecta por debajo de una línea
que va del tubérculo retroorbitario (parte media a proximadamente del borde poste-
rior de la apófisis orbitaria externa) a un punto situado a un centímetro por encima
del inion (CHIPAULT).
F1c. 989
Relaciones de Ja cara externa del h emisferio derecho con las suturas del cráneo.
Proyección del ventrículo lateral en la cara externa del hemisferio.
1, sutura fron toparletal. - 2, sutun. trontoeste.noldal. - 3, autura estenotemporal. - 4, autora parletotemPo·
ral. - 5, autura lambdoldea. - 6, autura temporoocclplU.I . - 7, prolonpclc!n t roou.I del ventriculo lateral. - 8,
proloo1aclc!n occlpltal. - 9, prolon1aclc!n ts!eooldal.
n, cisura de nolando. - 8, cisura de SllVlo. - 8.1.P., surco lntorparleU.I. - 8.P ., ourco paralelo. - P .E.,
C'i1ura perpendicular ext..eroa. - F 1 , F•, F 1 , primera, ~unda y ttrr.era. ctrcunvoluclonea trootalea. - Tª, 1.'', '1'1 ,
primera, secunda y tercera clrcunvoluC'lonea tempor'ales. - Fa, trontat ascendente. - Pa, l)&rlttal ascendente. - P 1 ,
P'. primera y ae¡uoda clrcunvoluclonta parleu.lu. - G.8 .M., ¡yrus aupramar1tnal. - L.O., lóbulo occlplU.I.
Los puntos de referencia precedentes permiten descubrir los diversos centros cor-
ticales.
a) Los centros conicales del miembro inferior se ponen al descubierto en el ter-
cio superior de la línea rolándica.
b) Los centros corticales del miembro superior se encuentran en la parte media
de la cisura de R olando, pero delante de la misma.
c) Los centros corticales de la cara se disponen en el tercio inferior de la línea
rolándica
119.t SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
F1c. 9go
Procedimientos de L. CHAMPIONNIERE y de P01R1ER para señalar las cisuras
di! Rolando y de Silvio en el cráneo.
!LU llneaa-~a1.. de L. CILUIPIOl<NIZH est'n en ro/o; laa de Po1aiu, G a.rul. I
a, 'nrulo naaotrontal. - b, extremidad superior de la olsurs de Rolando . - e, au extremidad p01tertor. - d ,
deprealdn pretrarlana. - •· punto situado a un oentlmetro p0r Gclma del lambda. - p1. cisura perpencllcular
ezwna. - pa. cisura pt.ralela. - '· claura de Rolando.
B, b_.,,... - I, lnlon. - M, punta de al)6ftal1 mutoldea. - O, al)6ft111 orbitaria externa. - 8, cbura
de Bllvto. - z. etroma. - J'l, VI, F•. F•, clrcunvoluctonea trontalea. - P•, P 1, P•, clrcunvoluclonea partet.alea. -
01, o•, o•. clrcunTOluclonee occtpttalea. - T', Tt, ~. circ\i.nvoluetonee tempcralu.
5.0 Relaciones del encéfalo con las comisuras del cráneo (fig. 989). - Los
lóbulos cerebrales no se corresponden con los huesos homónimos. El lóbulo frontal se
extiende muy lejos hacia atrás por debajo del hueso parietal; el lóbulo parietal es
menos extenso que el hueso del mismo nombre; el lóbulo temporal excede la porción
escamosa del temporal por delante, debajo del esfenoides, y por detrás, debajo del
CEREBRO. TOPOGRAFÍA CRANEOENCEFÁLICA 11 93
)
FIG. 991
Relaciones radiográficas de las d iferentes cisuras del cerebro y de las circunvoluciones
con las suturas del cráneo (según P. MARIE, Fo1x y BERTRAND).
Sin embargo, la parte inferior del asta frontal y la parte anterior del asta tempo-
ral corresponden al límite del hueso temporal y pueden hasta algunas veces invadir-
lo algo.
Está completamente por encima de la línea frontooccipital y aflora el asta tem-
poral, a la que puede a veces exceder ligeramente. La línea frontolambdoidea decapita
la parte superior del asta frontal. Pero los 4/5 del ventrículo se hallan entre las
dos líneas.
La parte posterior, la más accesible, está situada en la perpendicular trazada por
la mastoides a la línea frontooccipital, casi a igual distancia de la frontooccipital y la
frontolambdoid ea, si bien algo más cerca de la primera.
En las radiografías de perfil, el ventrículo se proyecta, por delante, en la parte pos-
terior del centro de Broca; por arriba, en el tercio inferior de las circunvoluciones ro-
lándicas; abajo, en la primera, luego la segunda temporal ; por detrás va hasta la
región del pliegue curvo, debajo de él.
El asta frontal se proyecta en la parte anterior del valle de Silvio; el asta tempo-
rooccipital, en el lóbulo temporal.
Hemos comprobado estos datos en cortes congelados en serie. Corresponden a
los de P. MARIE. Fmx y BERTRAND. Señalemos, sin embargo, que existen numerosas va-
CEREllRO. CIRCULACIÓN CEREBRAL 1195
riaciones en la extensión de las prolongaciones del ventrículo lateral, en particular
de la prolongación posterior. La figura que damos nos muestra la situación del ven-
trículo lateral, tal como hemos podido fijarla después de nuestras investigaciones per-
sonales, que coinciden con las de la mayoría de los autores (fig. 989).
ARTICULO VIII
CIRCULACION CEREBRAL
La circulación arterial del cerebro tiene dos orígenes que convergen uno hacia
el otro: el sistema carotídeo y el sistema vertebral.
Esta circulación ha motivado numerosos trabajos.
El mismo día del mismo año, es decir, el 7 de diciembre de 1872, un médico fran-
cés, DuRET, y un médico alemán, H EUBNER, proseguían simultáneamente, y por cierto
sin saberlo uno del otro, las mismas investigaciones y publicaban sus resultados. Desde
esta época lejana otros trabajos han venido a completar los resultados logrados, y muy
especialmente las investigaciones de Fmx y HILLEMAND han proporcionado resultados
precisos. Actualmente, la inyección intraarterial de sustancias opacas permite radio-
grafiar, en el vivo, las arterias y venas del cerebro (E. MoN1z-SANTOs), estudiar sus.
anomalías y, sobre todo, los cambios morfológicos determinados por lesiones (hemo-
rragias, tumore , abscesos, etc.).
Estudiaremos sucesivamente :
1.º Las arterias;
2.• Las venas;
3.0 Los linfáticos.
l. Arterias
1.0 Procedencia de las arterias del cerebro. - Cuatro gruesos troncos arteriales
penetran en el cráneo para distribuirse en la masa encefálica. Estos son : por delan te,
las dos car6tidas internas; por detrás, las dos vertebrales.
Las dos arterias vertebrales van al encuentro una de otra, rodean el bulbo y se
unen en la línea media, formando un tronco común, el tronco basilar. Este se dirige
de atrás adelante por debajo de la protuberancia y, a nivel del borde anterior de este
órgano, se divide en dos ramas terminale5 y divergentes, las arterias cerebrales poste-
riores.
Por su parte, las dos carótidas internas, después de haber suministrado la oftálmica,
terminan cada una de ellas en una especie de ramillete de cuatro ramas divergentes:
la cerebral anterior, la cerebral media, la coroidea anterior y la comunican te posterior.
La cerebral anterior se dirige hacia delante y adentro y se une, poco después de su
nacimiento, con su homónima del lado opuesto, por medio de una anastomosis trans-
versal de 1 a 3 milímetros de longitud solamente, la comunicante anterior. La cerebral
media se dirige hacia fuera y desaparece muy pronto en el valle silviano. La coroidea
anterior, oblicua hacia atrás y afuera, se dirige a los plexos coroides de los ventrículos
laterales. En cuanto a la comunicante posterior, se dirige hacia atrás y algo adentro,
para unirse a la arteria cerebral posterior y enlazar de esta manera entre sí el sistema
anterior o carotídeo con el sistema posterior o vertebral (figs. 992 y 994).
Está constituido de la manera siguiente (figs. 992 y 994): por delante, por las dos
cerebrales anteriores, unidas entre sí por la comunicante anterior; por detrás, por las
dos cerebrales posteriores; a los lados, por las dos comunicantes posteriores o late-
rales. El abastecimiento de las redes sanguíneas del cerebro está, por lo tanto, muy ase-
gurado, ya que, en caso necesario, bastaría un solo tronco, y existen cuatro, todos
ellos enlazados juntos por anastomosis de corto trayecto y ordinariamente muy anchas.
Se comprende, por lo tanto, que pueda obliterarse
uno de estos troncos a causa de una embolia o ser supri-
mido por una ligadura, sin que esta disminución en el
número de las vías de abastecimiento ocasione siempre y
por necesidad una perturbación grave en el funcionalis-
mo del encéfalo. En 241 casos de ligadura de las carótidas
reunidos por LEFORT, sólo hallamos 75 que hayan ido se-
guidos de accidentes cerebrales.
El círculo de Willis forma una corona alrededor de
la silla turca (figs. 994 y 995). Su área corresponde al
rombo optopeduncular, que excede, sin embargo, por
delante y por detrás. Por delante es subyacente al quias-
ma óptico; por detrás, las cerebrales posteriores siguen
el curso pedunculoprotuberancial.
Está contenido en el confluente subaracnoideo infe-
rior o reservorio central. Este reservorio es profundo;
tiene más de un centímetro de altura y se extiende la-
teralmente hasta la hendidura cerebral de Bichat. Las
arterias del polígono laten en un vasto espacio de líquido
que reparte los latidos.
Desde el punto de vista estructural, los vasos del he-
F1c. 992 xágono se caracterizarían por la rareza del tejido elástico
Polígono arterial de Willis. (TRIEPEL). La membrana elástica externa falta, como si,
1, cardttda tnt.erna. - 2. cerebral según TRIEPEL, su existencia estuviese condicionada por
media. - 3. cerebral antertor. - 4,
comunicante anterior. - 5, comunt· el movimiento del cuerpo que, naturalmente, falta en la
cante Posterior. - 6. a.tt.erla •erU· cavidad craneal.
bral. - 7. tronco bullar. - e. .,..
rtbral po1ttrtor. - 9. espinal poa-
terlor. - 10. uplnal anterior. - 11,
oerebtloaa po1terotn!trlor. - 12. oe-
rebelosa anterolnfe.rtor. - 13, can·3.0 Ramas eferentes del poligono. - Las diferentes
beloaa 1uperlor. - 14, arterlu pro-
lubtranclalta. ramas cerebrales que emanan del polígono de Willis
constituyen dos sistemas principales destinados: el pri·
mero a las circunvoluciones y el segundo a los núcleos centrales. Observaremos desde
ahora que estos dos sistemas, aunque de origen común, son completamente indepen-
dientes uno del otro en su distribución y que «en la periferia de su dominio, como
dice CHARCOT, no comunican en ningún punto».
Describiremos, pues, primero las ramas del polígono de Willis, como hemos
hecho siempre en los vasos, es decir, estudiando su trayecto, sus relaciones, sus ramas
colaterales, etc. Pero tendremos cuidado de definir en cada una de las ramas el terri-
torio superficial, es decir, el territorio de las circunvoluciones que se halla bajo su
dependencia y su territorio profundo. Además, indicaremos cuáles son los caracteres
generales que diferencian las terminaciones de las arterias de las circunvoluciones y
de las arterias ganglionares.
El desarrollo, sea ontogénico, sea filogénico, de las arterias encefálicas nos enseña que
el polígono de Willis queda formado de la manera como hemos descrito, constituyendo la
disposición úpica del hombre adulto, después de una serie de transformaciones sucesivas.
Primitivamente, la carótida interna es la única arteria que conduce sangre a la masa
encefálica; la vertebral no existe. La carótida interna, al desembocar en la cavidad craneal,
CEREBRO. CIRCULACIÓl'i CER EBRAL 11 97
se d ivide en dos ramas terminales : una, anterior o craneal, que se dirige atrás hacia la
extremidad anterior del cerebro; otra, posterior o caudal, que se dirige atrás hacia la medula.
Ar/tria comu11ica11tt
posterior denrha
...
F1c. 993
Disposición anormal de la arteria comunicante posterior izquierda
que forma un codo pronunciado en la cara inferior del quiasma (según FAVORY) .
1
,I
,..----- - - - Ner/lfo t1.1t1eo
'' 1
1
Arteria oftdl111lca _______ _
_ _____ - _ _(Ju/asma
.Arteria
F1c. 994
Cara inferior del quiasma óptico y del hexágono de Willis (según FAVORY).
La primera de estas dos ramas reprei;enta la cerebral anterior; muy cerca de su origen sumi-
nistra hacia fuera una colateral que, al desarrollarse ulteriormente, constituirá la cerebral
media o silviana. Asimismo Ja rama posterior abandona, cerca ele su origen, una colateral
1198 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
análoga, que constiluirá la cerebral posterior. Consignemos bien este hecho, claramente re-
presentado en Ja figura 996 (A), de que las dos arterias cerebral media y cerebral poster ior
no son, en su origen, más que simples colaterales, la una de la r ama craneal y la otra de la
rama caudal d e la carótida interna.
En un estadio ulterior (B), las dos cerebrales anteriores, hasta entonces independientes,
se unen en la linea media, ora por medio de una red intermedia, ora por medio de una
simple rama que va transversalmente de Ja una a la otra; esta anastomosis transversal no
es más que la comunicante anterior. Por otra parte, las dos ramas caudales de la carótida
interna, algo por detrás del origen de la futura cerebral posterior, llegan a ponerse en con-
tacto y se fusionan en un tronco único, impar y medio, que constituye el tronco basilar o
arteria basilar; estos dos términos son sinónimos. En este momento vemos aparecer las dos
..
Cfntflla dptlca
A rttrfa oftdlmfco
F1c. 995
Relaciones del hexágono de Willis con el quiasma óptico y Ja tienda de Ja hipófisis.
Vista en p erspectiva (según FAVORY).
arterias vertebrales, minúsculas, que siguen de abajo arriba y desembocan una y otra, por su
extremidad superior, en la porción preterminal d e la arteria basilar, es decir, en la porción
de la arteria basilar que corresponde al límite de separación de la protuberancia y el bulbo.
Por este hecho, Ja arteria basilar se encuentra desde ahora dividida en dos partes: una supe-
rior, que corresponde a la protuberancia y es la arteria basilar propiamente dicha, la arteria
basilar de la descripción c/dsica; una parte posterior, que surca el plano anterior del bulbo
y de la medula y que no es más que el tronco espinal anterior, el cual, como sabemos, se
anastomosa a derecha e izquierda con las arterias segmentarias (ramas espinales laterales
del adulto) .
Más tarde, la parte anterior de la rama caudal de Ja carótida interna se atrofia, dis-
minuye de volumen, y entonces, como si la carótida no pudiera, por este conducto reducido,
enviar bastante sangre a la arteria basilar, la vertebral aumenta de volumen y la suple.
Al mismo tiempo, la arteria basilar, en la cua l circula la sangre ahora de abajo arriba,
aumenta también de volumen, y sucede lo mismo: 1.0, con sus dos ramas de bifurcación an-
teriores; 2.o, con las dos cer ebrales posteriores que parecen continuarlas.
Mientras la pane posterior de la rama caudal adquiere de esta manera un desarrollo
considerable, su parte anterior, la que precede a la emergencia de la cerebral posterior,
continúa atrofiándose y constituye esta arteria sin importancia que, en Ja anatomía d el adulto,
toma el nombre de comunicante posterior o lateral.
El tipo humano (fig. 996, C) queda constituido desde este momento.
Como vemos, la carótida interna, que primitivamente es la única arteria encefálica,
pierde poco a poco, en el transcurso de su desarrollo. las partes posteriores de su dominio,
que le usurpa sucesivamente una arteria de formación más reciente, la arteria vertebral.
Estas nociones de morfogénesis, nos permiten interpretar justamente los diferentes ele-
mentos constitutivos del pollgono de Willis.
CEREBRO. CIRCULACIÓN CEREBRAL
1t 1t
l t t t t
A B e
F1c. 996
Esquema que representa la evolución de las arterias encefálicas.
(La lcyend3 se hall3 en el texto.!
extremidad antaior del tronco basilar y por la vía de bifurcación de éste, sino en el punto
en que la comunicante posterior se continúa con la rama de bifurcación correspondiente
del tronco basilar. En otros términos, la especie de cayado que, en el polígono de Willis, se
extiende de la extremidad anterior del tronco basilar a la comunicante posterior, debe refe.
rirse, morfológicamente, no a la a.rteria cerebral posterior, sino a la arteria basilar: repre-
senta (como lo demuestra perfectamente la comparación de las dos figuras A y C), igual
que la comunicante posterior y el tronco basilar, una porción de la rama caudal de la carótida
interna. Acerca de este punto la descripción clásica no está en armonfa con los datos de la
morfogéncsis y debiera modificarse.
SECCIÓN PRIMERA
del cuerpo calloso, se dirige hacia delante, sigue en un corto trayecto la cisura callo~o·
marginal y se distribuye por la porción anterior de la circunvolución frontal interna.
...s . .J:).
F1c. 997
Disposición clásica de las arterias cerebrales anteriores en su origen.
Sobrecruzan el origen de los nervios ópticos (según FAVORY).
F1c. 998
Disposición anormal de las arterias cerebrales anteriores. Asientan en la parte media del quias·
ma. La arteria cerebral media invade su borde externo y el origen de los nervios ópticos
(según FAVORY).
longitud. Luego, después de un recorrido de varios centímetros, cambia una vez más
de dirección para llegar al borde convexo del hemisferio. Describe así una S itálica muy
alargada. Esta arteria emite dos ramas importantes ·que llegan al borde convexo del he-
n . -39
1202 SISTEMA l'\ERVIOSO CE!\TRAL
misferio. Con su rama madre pasan por la cara externa del hemisferio, donde se
anastomosan con ramas de la silviana.
Además de estas colaterales voluminosas, la cerebral anterior emite también algu -
nos ramúsculos que irrigan la parte media de la circunvolución del cuerpo calloso.
b) Ramas nacidas de la concavidad. - Estos ramos, en extremo delgados, pe-
netran en el cuerpo calloso, al que irrigan. Tienen, pues, exteriormente un trayecto
en gran manera corto. Se escalonan a lo largo de la cerebral anterior y de delante atrás.
Cuando la arteria cerebral anterior abandona el cuerpo calloso para cambiar de direc-
.S.l>upret
Pr.
F1c. 999
Corte del eje encefálico y del ventrículo medio. Origen de la arteria cerebral anterior.
U, bulbo. - P r., protuberancia. - P ed .• pcdllnculo. - Ccrv., cerebelo. - e.e .. cuerpo C'ttllo~·L - Cun., runru'i.
l. nen l•• óDt.100. - l ' , corte del qulasma dpt.lco. - 2, rmón dl'l túber e lnfundlbulurn. - 2', corte d(.•I tallo
p1t u1i.u.rlo. - 3, oomlaura blanca anterior. - 4 , lamlnlUa aupraóvt.lca. - 5, pllar anterior <ll"I t r 1g..mo ce~bra l. -
6, tuWrc ulo mamllar. - 7, corte de la. co ml~ura gris . - e, eptnma. - 9, tálamo óptico. - 9'. reKión intraoptl ra
del ventriculo metilo. - 10, 10', tubérculos c uatlrlirémlnos anterior y vostertor. - 11 , c unrt1> vt>ntrirulo. - 12.
~~r~cd~~to M~~1r~~l~·1¡- 1J~~r!º~~~~ln~1.ª~ª 1f.'8~~~~o:~ -;.:~nJ1~r:i~.:e ,:i:;~~~·:: l~~· • t:~i:º t~·1:~ ~1~~·~l;~· . ~.r::r~\,
1
ción, emite una rama fina, pero larga, que continúa la dirección del vaso primilivo.
Con FoIX e Hn.LEMAND, la denominaremos arteria pericallosa posterior (fig. 1000, 5).
Sigue la cara superior del cuerpo calloso, al que envía numerosos ramúsculos. Ter-
mina a la altura del rodete del cuerpo calloso, donde encuentra los ramúsculos emana-
dos de la cerebral posterior, que irrigan este rodete.
Como se ve, el trayecto de la cerebral y de sus ramas está calcado en el trayecto
de los grandes surcos. Existen, pues, dos semicírculos arteriales : 1.0 , uno inferior,
central, paralelo al surco del cuerpo calloso, forma el semicírculo pericalloso y está
constituido por la cerebral anterior y la arteria pericallosa posterior; 2 .0 , el otro,
periférico, constituye el semicirculo callosomarginal y se presenta constituido suce-
sivamente de delante atrás por la porción inicial de la aru;ria prefrontal, por la
CEREBRO. CIRCULACIÓN CEREBRAL 1203
.
Tr.
V.M. 1
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.i¡
• 1 ' 1
10 10 8 8 11 Péd. 6 1
F1c. 1000
Circulación arterial del cerebro. Arterias de la cara interna del hemisferio izquierdo.
e.e., cuer1><> callooo. - S.L. , 116ptum l~cldum. -Tr., t.rf¡ono. - V.M .. nntrlculo medio . - Ped., pedllnculo.
1, nrterla rerebral anterior. - 1'. su ramo terminal. - 2, ramo orblt.arto. - 3, ramos trontatea antertorea.
- 4 , ramo trontal o medio o arteria eallosomar¡tna l. - 5, arteria perlcallosa Po•tertor . - 6, arteria cerebral paste·
rtor. - 7. su ramo anterior. - 8, ramo mediano. - 9 , ramo term.Lnal o arteria calcarl.na. - 10, ramo para el
cllneus. - 11, arteriola para el rodete del cuerPo canoeo.
el lado inferior por la cara del ventrículo lateral, es decir, el cuerpo calloso; el lado
externo, convencional, es determinado por una línea que une la parte externa del
horde superior a la parte externa del borde inferior (borde externo del nt'1cleo cau-
dado) (véanse figs. 1oo6 y 1007).
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S. D.
Ftc. 1001
Polígono arterial de W illis. Arteria coroidea anter ior.
l . arterta carótida lnt.erna. - 2. artf"r1a cerebral anterior. - 3. arterta oomunteante anterior. - 4 , arteria e.ere
bu.l media. - 4'. vaso para el espaeto perforado anterior. - 5, 5, arteria coroldea ant.ertor, coo 5'. una rama no-
trlcular. ·- 6, art.trla onrnunlca.nte poat.e.rtor. - 7 , art.11.rta cerebral p01t.ertor. - 7', ped'1noulo ret.romamJl&r. - 8 ,
t ronco . basilar. - 9, 9, 9, ramos de la corotdea anterior deaUoados a la clnUJla ópUca. - 9', ramos que van al
iraneho del htpocamJ>O. - 10, nervio ópUco. - 11, qutasma . - 11'. !'mina baallar. - 12, espacio perforado
anterior. - 13, tdber. - 14, tub6rcuto1 mamllaroo. - 15, eapacto perforado J)Oltertor. - 16, pedol.nculo cerebral. -
17, hendidura cerebral de Btchat. - 18, rOdete del cuerPo callolO.
1.0 Trayecto. - Esta arteria es la que se presenta más voluminosa entre las arte-
rias cerebrales; su calibre alcanza, algunas veces, 4 ó más milímetros de diámetro.
Por sus dimensiones y su dirección parece ser la continuación directa de la arteria
carótida interna. Desde su origen, por fuera del ángulo externo del quiasma, se dirige
al espacio perforado anterior. Sigue el valle de Silvio y, después de un recorrido de
.2 centímetros a .2 centímetros y medio, llega al polo de la ínsula y pasa a la cara
externa del hemisferio cerebral. Des-
cribe de esta manera una curva de
concavidad posterointerna, que abra-
za a modo «de un dedo curvado» la
parte inferior de la ínsula de Reil
o mejor dicho el pliegue de paso que
une el lóbulo temporal al lóbulo fron-
tal. Desde este punto se flexiona ha-
cia atrás, cruza sucesivamente el surco
mayor de la ínsula y llega hasta el
canal posterior, que recorre de abajo
arriba. Inmediatamente rodea el plie-
gue de paso temporoparietal, descri-
biendo alrededor del mismo una asa
que nos ha parecido constante, y llega
al extremo posterior de la cisura de
Silvio. Enderezándose entonces por
última vez, sale de esta cisura y ter- F1c. 1002
mina formando la arteria del pliegue Arteria cerebral anterior y arteria silviana
curvo. Como puede comprobarse, es vistas en la base del cerebro (inyección con sebo) .
a, nervio dpUco aeparado con erinas hacia atr'•· - b, ldbulo
semejante, desde el punto de vista de orbitario. - e, piamadre del ldbulo temPorOOCclllltal, reclln&Clo
bacla atril. - 1, carótida Lnterna. - 2, cerebral anterior,
sus sinuosidades, a todas las arterias con 2' , comunlca.nte anterior. - 3, cerebral medla o lilvia.na
que surcan la superficie externa del -111 4,ctrcW1•oluclon•a
ramillete de a rterias aUminlatradaa Por esta llltlma a
• ectnaa y a los ntlcleoa optoostrladoo :
cerebro, apareciendo y desapareciendo anterior. - 5, atraviesan
enaa llltlmaa loa •a"uJeroa del espacio portoradO
nna baallar, con 6, au alluente ventricular.
sucesivamente en el valle de Silvio y
describiendo diferentes sinuosidades que triplican en longitud la distancia desde su
punto de origen a su punto de terminación.
2.° Colaterales. - En su largo trayecto (figs. 1002, 1003 y 1004) la arteria sil-
viana emite:
1.º A rterias perforantes destinadas a· los núcleos grises centrales. Se desprenden
a la altura del espacio perforado anterior.
.2.0 A rteriolas corticales destinadas al lóbulo orbitario.
3.º Proporciona sobre todo numerosas ramas colaterales a las circunvoluciones
de la cara externa del cerebro. Son éstas:
1.º La arteria temporal anterior. - Variable en su extensión, esta arteria, gene-
ralmente voluminosa, nace en la curva de la silviana junto al pliegue temporofrontal
(figura 1003, 6). Se ramifica en la primera circunvolución temporal y los dos tercios
anteriores de la segunda. A menudo lleva adosada una arteria temporal media (figu-
ra 1003, 7).
.2.0 Las ramas ascendentes. - Estas nacen aisladamente o, en general, por un
tronco común que se desprende del borde superior de la arteria en el polo de la ínsula.
Sea como quiera, hay en los casos típicos cuatro ramas ascendentes, a saber : a ) la
uo6 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
2 . ..
'10 2 .
R
'
4i
'' ó
'
8
'
1
6 '
7 s 8 11 11 11 11 11
1
FJG . 1003
Circulación arterial del cerebro. Arterias de la cara externa del hemisferio.
R. , cisura do Rolando. - 8., cisura de Bllvlo.
La casi totalldad de 1s cara externa del bemiaferlo ea Irrigado par las ramas de Ja arteria allvlana.
1, arteria t rontal anterior. - 2 arteria pretrontal. - 3, arteria del surco rolindlco. - 4, arteria parietal U ·
crndente. - s . arteria parietal posterior . - 6, arteria temporal anterior. - 7. arteria temporal medta. - 8 , ar·
terta temJ)Oral Posterior. - 9, termlnaclonra de la arterJa alivian• quo forman la arterta del Pllerue c ur•o. -
10, ramos de la arteria ce rebra l anterior ciue exceden el borde superior del hemJaterto. - 11, ramos de la arteria
cerrbral pioaterlor .
F1c. 1004
Arteria cerebral media y sus ramas en la cisura de Silvio.
1, tren.o de la lllvlana. - 2 , una arteria destinada al ldbulo orblLt.rlo. - 3, 4, t.rterlt. tronta! Interior .,. t.rterlt.
trontal ascendente, naciendo de un tronco com'1n, 5. - 6, arteria partet.al &IOendent.e. - 7, artert-. parietal Inferior
- 8, ram'aa descendentea o t.empcrales. - 9. arteria del pllecue curvo. - o , b , lóbulo anterior y lóbulo PQa ·
ttrlor de la fna ula. - c. eran surco de la fnaula. - d, s urco auoertor. - e, plles-uo t.amp0ropartetal . - f , optrcu ·
lo Interior, muy separado hacia abajo J)Or una crina .
del ventrículo medio, que, como es sabido, están situados en la cara inferior de la
tela coroidea.
La otra, la coroidea posterior y lateral de Duret, se divide de ordinario en dos
ramos, que siguen el borde superointerno del tálamo óptico: uno, externo, está en
contacto de la coroidea anterior, rama de la silviana; el otro, interno, termina a
veces en la cabeza del núcleo caudado.
En su trayecto ascendente, las coroideas posteriores emiten generalmente algunos
pequeños ramos que penetran en el pulvinar.
La importancia de este pedículo accesorio varía con el de las arterias del pe-
dículo talamogeniculado, que vamos a estudiar.
1210 SISTEMA NERVIOSO CE TRAL
3.0 Variedades. - Son frecuentes, pero recaen sobre todo en el territorio ante-
rior, donde es posible ver nacer, independientemente de las colaterales normales, ar·
teriolas destinadas al hipocampo (una vez cada tres). Asimismo su porción terminal,
es decir, la coroidea propiamente dicha, está sujeta a variaciones: existe en suma un
equilibrio entre ella y la coroidea posterior.
l.21.2 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
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s. o.
F1c. 1008
Polígono arterial de Willis. Arteria coroidea anterior.
1. artarl& carótida interna. - 2, arteria oerebral ant.utor. - 3, arteria comunicante anterior. - 4, arteria
cerebral media. - 4' , varoa par'a el espacio perforado anterior. - 5, arteria corotdea anterior, con 5', su rama
Tentrlcular. - 8, arteria comuntcante poet.ertor. - 7, arteria cerebral ¡>0aterlor. - 7' , ped\lncuJo ret.romamUar. -
8, tronco baSllar. - 9, ramas de la coroldea anterior destinadas a la clntllla óptica . - 9'. ramos Que van al
pocho del hlllO<&mJ>O. - 10, nervio óptico. - 11, qnJasma. - 11'. ltmlna basilar. - 12, esl)&clo perforado ante-
rior. - 13, tllber. - 14, t ub6rcu1os mamllues. - 15, espacio perforado J>OOterlor. - 16, pedllnculo oer<>bral. -
17, hendldurr. oerebral do Blcbat. - 18, rodete del cuorJ>O callolO.
SECCIÓN ll
Como hemos podido ver, las arterias cerebrales anterior, media y posterior tienen
cada una en el manto cerebral un dominio particular, un territorio. Hemos ·descrito
éste para cada arteria. Podemos agruparlos en un resumen, que las figuras siguientes,
en las que cada territorio está representado por un color diferente (figs. 1009, 1010
y 1011), lo explicarán mejor que cualquier texto.
F1c . 1009
Cara externa d el hemisferio izquierdo, con indicación de sus territorios ' ascularcs.
l. territorio de la eerebnl anterior <azul> . - 2. territorio de la 1tlvtana froJoJ.
3, t•rrltorlo de la cerebral ~terlor (amorillo¡.
F1c. 1010
Cara interna d el hemisferio izquierdo, con indicación de sus tres territorios arteriales.
1, territorio de la oe~bral ~nterlor <orvll . - 2. territorio de la 11lTtana ( r ojo).
3, tonltorlo de la oer<!bral ~terlor (omarflloJ.
Según D uRET, las anastomosis entre arterias vecinas son en extremo raras en las ramas,
más en los ramos y nulas en las arborizaciones. Estas arterias pertenecen al tipo terminal,
en la acepción dada a esta palabra por CoHNHEIM, esto es, que se resuelven o acaban en
capilares, sin unirse a las arterias vecinas. Como se comprende fácilmente resultaría de una
disposición semejante el que cada uno de los grandes territorios vasculares que hemos descrito
anteriormente se divida en territorios secundarios, éstos en tOTilorios terciarios, etc., tanto más
Fic. 1011
Cara inferior del cerebro, con sus territorios vasculares.
1, territorio de la cerebral anterior (azul). - 2, territorio de la llhlana (roJol.
3, t.errltorto de la cerebral pcsterlor (amormoJ .
independientes cuanto más pequeño es el vaso a que pertenecen. También esto darla por
resultado d esde el punto de vista patológico, que cuando uno d e estos vasos de territorio
distinto es obliterado, existirían pocas probabilidades de que se estableciera · una circula-
ción supletoria, y de ahí, como consecuencia, la isquemia y el reblandecimiento del territorio
afectado.
En contra de estas conclusiones, HEUBNER refirió el modo de distribución de las arterias en
la piamadre al tipo anastomótico, describiendo en el espesor de esta membrana, una doble red:
1.0, una red superficial, a cuya formación concurren todos los gruesos troncos que se desprenden
del polígono de Willis; 2 . 0, una red profunda, formada por las ramas derivadas de la red
superficial. «Estas ramas. di jo, se pierden o resuelven en la piamadre en una fina red; todas
las principales arterias contribuyen a la formación y r iego de esta red, la cual puede ser alimen-
tada por cada una de estas arterias, naturalmente con mayor dificultad y lentitud por las ramas
lejanas que por las ramas más próximas.»
1.216 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Si nos atenemos a nuestras investigaciones, las dos opuestas opiniones emitidas por DuR.ET
y HEUBNER nos parecen igl.ialmente exageradas. No hemos hallado jamás en el espesor de la
p iamadre, ni el adulto ni en el feto, una red tan fina y tan rica como la que describe
HEUBNU. Por otra parte, no podemos conceder el carácter de vaso terminal, ni a los troncos
voluminosos que se desprenden del polígono de Willis, ni a las ramificaciones de estos troncos
en la piamadre cerebral. Los gruesos troncos se anastomosan todos entre si, en los confines de
su territorio: siempre hemos observado, en un cerebro en el cual hablamos ligado prcventi·
\·amente las tres comunicantes, que una inyección de sebo, introducida en una de las silvianas,
llenaba sucesivamente los tres territorios del hemisferio correspondiente y los tres territorios
del hemisfer io opuesto. Las regiones de la corteza en las cuales estas anastomosis nos han
parecido ser más numerosas son las siguien·
tes : 1. • la cara externa de la segunda y
tercera circunvoluciones temporales, en las
cuales varios ramos ascendentes de la cere-
bral posterior (figura 1014) se anastomosan
a pleno conducto con los ramos descendentes
de la silviana ; 2. 0 la parte interna del lóbulo
orbitario, en la cual dos o tres ramos ter-
minan, por una parte, en la cerebral an·
terior, y por otra, en las ramas orbitarias de
la silviana ; g.•, la parte posterior del lóbulo
cuadrilátero, en donde se ven varios r amos
de la cerebral posterior emerger de la cisura
perpendicular interna y anastomosarse a
pleno conducto con las ramificaciones más
posteriores de la cerebral anterior.
Por lo que se refiere a las ramas y a los
ramos, las anastomosis son también en ellos
muy numerosas y verdaderamente suficientes
para llevar la sangre o una inyección fina a
F1c. 1012 un territorio cualquiera cuya arteria princi·
Esquema que representa el modo de d istribu· pal h aya sido obliterada.
ción de la> arterias cerebrales (según DURET)- ¿Quiere esto decir que la supresión
A, arterJa prtnctpa1. - B , arbortzac.tdn pr!marla. - C, brusca de una arteria, ya sea por una cm·
c . arborlzactonea aecundart11. - 1, 1, l . arteria• me· bolia, ya por una trombosis, sea siempre
dulares . - 2 , arterta1 corttcaln. - 3. ramUlcac1ona de
laa artertaa cort k aln en la pulpa oerebral . inofensiva y pase como inadvertida? No ; los
hechos anatomocUnicos están ahí para decir·
nos lo contrario. Pero de que una embolia o una trombosis determinen en ciertos casos
desórdenes funcionales, y aun tal vez lesiones anatomopatológicas, no es lícito deducir la
ausencia de la5 citadas anastomosis, anastomosis que uno ve y cuya existencia es, por lo tanto,
positiva e innegable. l.os desórdenes refer idos encuentran con frecuencia su explicación en una
alteración ya antigua de las arterias de la piamadre o bien de la pulpa cerebral subyacente;
pueden también explicarse por la pequellez de las mismas anastomosis, que no permite a la
sangre llegar al territorio atacado de súbito sino con gran lentitud y en cantidad insuficiente,
lentitud e insuficiencia a las cuales se acomoda difíci lmente un tejido a la vez tan activo y
tan delicado como la corteza cerebral.
esta circunvolución; 5 ó 6 en cada una de sus caras laterales o bien en el fondo de las
cisuras correspondientes. Todas estas arterias (fig. 1015) se dirigen en línea recta al
centro del hemisferio, y como no comunican entre sí sino por finos capilares, cada una
de ellas constituye un pequeño sistema independiente.
F1G. 1013
Modo de ramificarse las arterias corticales en la piamadre (región del pliegue curvo) .
1 , arteria del pllesuo curvo. coa l ' , l" , au1 doo ramae de b!tun:acldn. - 2, extremidad POaterlor do la
claura do Sllvlo. - 3, ctaurll parlllela. - 4, plleauo curvo. - 6, ldbulo pa.rlotal Inferior.
F1G. 1014
Anastomosis de la arteria silviana con la cerebral posterior en la superficie libre de la tercera
temporal (lado derecho).
Tr, Ttt, Ttu, primera, atC"unda y tercera clrcunvoluctonea tempor1le1. - 1, 2, a-. n maa descendentes de ta.
arteria sllvlana. - 4, 5, 8, ramas de la cerebral pc>aterlor.
CHARCOT observó que existe en los confines de los dos sistemas, en pleno centro oval,
una especie de terreno neutral en el que los cambios nutritivos se verifican de una
manera menos enérgica y por esto se desarrollan aquí con preferencia ciertos reblande-
cimientos lagunares seniles.
b) Arterias cortas o corticales. - Las arterias cortas o corticales (fig. 1015, .2) se
detienen en la sustancia gris de las circunvoluciones y se resuelven en ellas rápida-
mente formando mallas capilares.
1218 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
SECCIÓN lll
En la cara ventral de los vasos del eje encefálico hemos visto nacer arteriolas que
penetran generalmente con rapidez a través de la sustancia blanca para irrigar los
núcleos y las fibras que los rodean. Lo mismo ocurre en la base del cerebro. Las ramas
d el polígono, ora las comunicantes, ora las ramas terminales, emiten cierta cantidad
d e pequeñas arterielas que penetran directamente en el cerebro para irrigar el
CEREBRO. CIRCULACIÓN CEREBRAL I.2 I9
2.0 Parte que corresponde a cada una de las arterias en la irrigación profun-
da del cerebro. - A. R AMAS SUMINISTRADAS POR LA CEREBRAL ANTERIOR. - La cerebral
anterior emite cerca de su origen varios ramúsculos que atraviesan el espacio perforado
anterior y vienen a perderse en la cabeza del núcleo caudado. Se da a estos vasos el
nombre de arterias estriadas anteriores, de las que una, más gruesa que las otras, la
arteria de Heubner, ha sido d esignada con el nombre de arteria estriada anterior prin-
cifJaL por MouCHET y ESCANDE. Esta arteria no nos ha parecido constante. Nada más
variable que el volumen y el número de estrías anteriores ; pero su territorio es cons-
tante y nunca excede la pared anteroinferior d e la cabeza del núcleo caudado.
ramillete de arteriolas (fig. 1016) que se divide en dos grupos : las arterias estriadas in-
ternas y las arterias estriadas externas. Entre las arterias estriadas internas, algunos
vasos toman su origen, no solamente de la silviana, sino también de la coroidea y hasta
de la porción inicial de la cerebral anterior.
a) Arterias estriadas internas (fig. 1017). - Las arterias estriadas internas (4) se
dirigen principalmente a los dos segmentos internos del núcleo lenticular (globus pá-
llidus), en el cual penetran por la base y lo atraviesan de abajo arriba, dándole de
paso cierto número de ramillos. Alcanzan de este modo la cápsula interna. Siguiendo
entonces su trayecto, atraviesan esta cáp-
sula interna en dirección oblicua hacia arri-
ba y adentro, y van finalmente a terminar,
unas en el núcleo caudado (las arterias len-
ticuloestriadas) y las otras en la parte ex-
terna del tálamo óptico (las arterias lenticu-
loópticas).
b) Arterias estriadas externas. - Las
arterias estriadas externas (5), situadas por
fuera de las precedentes, se dirigen hacia el
segmento externo del núcleo lenticular (pu-
tamen). Alcanzan luego la cápsula interna,
atravesando unas este segmento y rodeán-
dole las otras por su cara externa, y se sub-
dividen entonces en dos grupos secunda-
rios, uno anterior y otro posterior : i. 0 , las
arterias del grupo anterior, arterias le11ticu-
E. l . loestriadas, atraviesan el segmento anterior
Q de la cápsula interna para venir a termi-
FIG. 10 17 nar, como las arterias estriadas internas, en
Corte frontal del hemisferio izquierdo inme- el núcleo caudado ; 2. , las arterias del gru-
0
diatamente por detrás del quiasma, para po posterior, arterias lenticuloópticas, co-
poner de manifiesto las ramas centrales o rresponden al segmento posterior de la cáp-
ganglionares de la arteria silviana.
sula interna en dirección oblicua hacia arri-
a. clsurs de Sllvlo. - b, ndcleo lenticular. - e, y anterior del tálamo. Entre las arterias del
ndcleo caudado. - d, Ulamo óptico. - e, ventrfculo
lateral. - f, ventriculo medio. - o, qlllaama. grupo anterior existe de ordin;uio una más
l , cardtldr. Interna . - 2, cerebral &nterlor. - 3 ,
allvl!na. - 4, arte.rtas estrtada1 Internas. - 5, arterias
estriadas externas. con s•, arteria de la hemorrarta e&-
voluminosa que las otras, a 14 cual se ve
rebral. rodear el segmento externo del núcleo len-
de~ª ;~f~\~':.'~~ ~ J~ i~~~rt'~:i~ ~~t~~·~e;;;¡;r!r ~~~~~~r~ ticular (fig. 1017, 5'), penetrar luego en este
segmento, atravesar la parte anterior de la
cápsula y terminar en el núcleo caudado. A esta rama es a la que CHARCOT dio el nom-
bre de arteria de la hemorragia cerebral; la observación clínica ha demostrado que en
el trayecto de este vaso es donde se producen, con cierta predilección, los derrames
sanguíneos de esta región.
Notemos que la arteria silviana no irriga por completo ni la cabeza ni la cola
del núcleo caudado, estando la cabeza irrigada parcialmente por la cerebral anterior y
encontrándose la cola en el límite de los territorios de las arterias silviana, cerebral
posterior y coroidea anterior. El globus pállidus tampoco depende de la silviana, es
irrigado por la coroidea anterior (fig. 1018). La mayor parte del brazo posterior de la
cápsula interna es irrigada también por esta arteria.
HILLEMAND, que describe : 1.0 , un pedículo retromamilar, cuyas diferentes arterias pe-
dunculares y talamoperforadas irrigan la parte alta del pedúnculo cerebral, una parte
de la región subópúca, la parte inferior e interna del tálamo ópúco y terminan en la
cara externa del tálamo óptico. Este pedículo irriga particularmente la parte alta
del núcleo rojo y las vías cerebelosas; 2.0 , el pedículo talamogeniculado (arteria óptica
inferoexterna de Duret). Este, formado por cuatro o seis ramas, no rebasa por arriba
la parte media del tálamo; irriga especialmente la parte posterolateral y posteroinfe-
rior del tálamo óptico, es decir, el núcleo sensitivo; 3.0 , la cerebral posterior abandona
vasos al esplenio del cuerpo calloso y a las radiaciones callosas posteriores.
e) Región sub lenticular. - La región sublenticular es irrigada por las ramas perfo·
rantes de la silviana, excepto la región que corresponde al núcleo interno del pállidus,
que depende de la coroidea anterior, y la parte posterior, que recibe algunas arteriolas
de la arteria cerebral posterior.
C.!.----
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eL. ----- -+*-_,.,
L. NIG..---...,...._..."'
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SECCIÓN IV
Las telas coroideas, las paredes de los ventrículos y los plexos cornideos reciben nu -
merosos vasos que desempeñan un papel importante en la secreción del liq uido cefalo-
rraquídeo, al mismo tiempo que irrigan regiones o núcleos de los hemi, ferios. Estas
3 t
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6
Ftc. 1ot1
Las arterias coroideas vistas por su parte superior (semiesquemdtica).
1. rodete del cuerpo calloM>. - 2 , rodtlla del cuer1><> calloao. - 3 . pltares a nteriores del trtaono cerebral. -
4, 16ptum ldcldum , con, a cada lado, la porcldn frontal de loe •entrlculoa lat eral•• · - 5, au•lo de ta prolonr• ·
~~nA,c:;c:.f~~~I d:~.;=t¡~~~aJ~~ª!i ~...~p., '"a"~uo~ad:. ~o~~.,~~~vof~Jg~ldJ~1 ~~:X::~~~"~n1 ª~~~ 1aucon n~1ho~~
8, tcila corotdea del •entrículo medio. - 9, plexo1 coroldeoa de 101 ventrfc uloa laterales, oon 9' . ef
a tomus.
- 10, carótida Interna. - 11, tronco balll'ar. - 12, arteria cerebral pceterlor. - 13, arteria coroldea anterior. -
14, arteria. coroldea poaterolnterna. - 15, arteria coroldea poateroexterna. - 18, nnu da Galeno. - 17, tub6rculoe
cua dr l ~6mlno1. - 18, s l,ndula pln•al.
2. Venas
Las venas del cerebro, comparadas con las arterias, se diferencian desde luego de
estas últimas por su volumen, que es mucho más considerable. Se distinguen también
por su situación : mientras que las ramas arteriales descienden y se pierden en Ja
F1c. IOU
Vcnu de la cara interna del cerebro (hemisferio izquierdo).
l, una Porción del otno lona1tu41nal 1upulor. - 2 , a mPolla de Galeno. - 3, •enu ascendentu Que oo
dlrlrtn dlrectameni. a l aeno loflrtt udlnal 1uper1or. - 3' , Yenaa de:eotndentet, Que 1e abren primeramente en an
tronco venoso de la car& ex·terna . - 4 , vena cerebral anttrtor. que ae dirige a la. •ena ba111ar. - 6, • ena cu.neo·
Umblca, tributarla de la "'ºª de Galeno. - 8, venaa de la cara del hemlsterlo, que van a 1). Tena basilar .
- 7, vena baatlar.
profundidad de las cisuras con cierta predilección, las ramas venosas, por lo menos las
grandes ramas, corren con preferencia por la superficie libre de las circunvoluciones.
Pero lo que caracteriza sobre todo a las venas cerebrales es lo tenue de füS paredes
completamente desprovistas de fibras musculares, la multiplicidad de sus anastomo-
sis, la ausencia de válvulas en su interior, disposición anatómica que nos explica la
facilidad con que penetra una inyección practicada en su desembocadura en dirección de
sus ramas de origen. Consideradas desde el punto de vista descriptivo, las venas del
cerebro se reparten en tres sistemas : 1.•, las venas superficiales o venas de las circun-
voiuciones; 2 .0 , las venas profundas, llamadas también venas de los núcleos centrales
o venas de Galeno; !!·º· las venas de la base.
venas son mucho más voluminosas que las arterias correspondientes, pero son también
menos numerosas y, por consiguiente, más espaciadas: se cuentan únicamente de seis
a ocho (DURET) en el corte de una circumlQJución de mediano volumen. Al llegar a la
piamadre, desembocan en ramos cada vez más voluminosos y van, finalmente , a ter-
minar en Jos senos de la duramadre. Desde el punto de vista topográfico, las venas de
las circunvoluciones se dividen en tres grupos, correspondientes a las tres caras de los
hemisferios: 1. 0 , venas cerebrales internas; l!.º, venas cerebrales externas; 3.0 , venas ce-
rebrales inferiores.
F1c. 1025
Venas de la cara externa del cerebro (hemisferio izquierdo).
(La duramadre ha sido seccionada a 4 centtmelroa de Ja lfnea media Y su parte Interna levantada pan. demoa·
trar el modo como desembocan lae venaa cerebrales externaa en el aeno lon¡ltudlnal auperlor .)
1. seno loo¡itudlnal auperlor. - 2. J)Orcldn horlr.ont.al del aeno 1ate.ral. - 3, ¡ran vena anaatomdtlca de TrO·
tard . - 4 . vena anaetomdtlca de Labbé. - 4'. oonclucto anast.omdtlco entre la vena de Trolard y el aeno lonr1tu·
dlnal superior . - s . venas ascendentes del hemtaterto . - 6, ven!ls descendentes . - 7. ramo de la men1n1ea me·
dla, anaatomosándoese en 7', eon una vertebral ascendente, en la Porción atnuslono de esta dltlma . - 8, dura·
madre.
tSe ve en esta ft gura que cierto numero de venas ascendentes se introducen en el espesor de la duramadre
antes ·de abrirse e.n el seno lon¡1tudlnal y to convierten en 1lnuatana1 o.nt.es de au te.rmlnao1ón.)
1.0 Venas cerebrales internas. - Estas venas (fig. 1022) tienen su origen en las
circunvoluciones de la cara in terna de los hemisferios. Las disting uiremos, según su
dirección, en ascendentes y descendentes.
a) Venas ascen dentes. - Las venas ascendentes, las más numerosas, se dirigen
hacia arriba, hacia el borde superior del hemisferio. Al llegar allí se abren en el seno
longitudinal superior, ora directamente, ora d esembocando antes en algunos troncos
venosos de la cara externa.
b) Venas descendentes. - Las venas descendentes nacen principalmente en Ja
circunvolución del cuerpo calloso y en Ja parte próxima del lóbulo cuadrilátero y del
cúneus. Se pueden dividir en tres grupos: medias, anteriores y posteriores. Las venll.!
CEREBRO. CIRCULACIÓN CEREBRAL
La corriente sanguínea en estos últimos afluentes, está , pues, dirigida en sentido inverso
de la del prop io seno longitudinal. Esta particularidad morfológica ha sido diversamente
interpretada por los antiguos anatomistas, los cuales, sin excepción, bajo la influencia enton-
ces dominante de la doctrina de las causas finales, sólo han visto en la mencionada oblicuidad,
l.t.28 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
causa de la divergencia de las dos corrientes venosas, una disposición creada por la naturaleza
con un objeto útil a la circulación encefálica: uEl objeto de esta disposición, escribía Cuv1ER,
parece ser impedir el reflujo de la sangre venosa que podría comprimir el cerebro.» Pero
basta la simple reflexión para comprender, por el contrario. que la dirección anteroposterior de
la corriente sanguínea en el seno longitudinal posterior dificulta el libre desagüe de las venas
cerebrales externas y favorece de este modo la estasis venosa era su territorio de origen, con
mucha mayor facilidad que si su oblicuidad estuviese dirigida en sentido inverso, es decir,
de delante atrás. Las supuestas válvulas o disposiciones equivalentes, que han sido descritas
en el punto de la desembocadura de estas venas para impedir el reflujo del seno, no existen:
las venas que nos ocupan se llenan por una inyección hecha en el seno, tanto si esta inyec-
ción se practica de adelante atrás
como de atrás adelante. TROLARD,
fundándose en el hecho anatómi-
co de que las venas cerebrales
externas comunican en gran par-
te con el seno petroso superior
y el seno lateral, ha creído poder
considerar estas venas como vías
supletorias del seno longitudinal
superior, encargadas de transpor-
tar el exceso de sangre de este
último a los senos de la base.
Siendo as{, la circulación de la
sangre venosa, en contra de la
opinión admitida, se efectuaría
en este caso de arriba abajo, y la
aireación anteroposterior de estas
r ' venas, que es igual a la del seno,
F1c. 1025
Las grandes venas cerebrales anastomóticas no podría tener por objeto y re-
vistas en la cara externa del hemisferio izquierdo. sultado más que favorecer esta
1, hemisferio Izquierdo, cubierto Por I& piamadre. - 2, duramadre le·
circulación colateral. Esto no
notada hacia arriba. - 3, oeno loncttudlnal aUJ)Ulor. - 4, 1e110 la- pasa de ser una simple hipótesis.
teral (porción horizontal), COD 4 ' • IU pOrcldD dtecendent.e. - 5, CT&D
nna anast.omdUca de Trolard. - 8, sran nna anaatomdtlca de Labb6 Para darle más valor, sería pre-
...
rama 6".
1 00
a:~te .:,~ar.e: ~.~: ~~· ~ :"'el~~··1.!,l~u.U:.1 au~rl:~·i:r*:~ ciso demostrar que, en las con·
diciones ordinarias, la sangre ve-
nosa corre en las venas cerebrales
externas de arriba abajo, es decir, desde el seno longitudinal superior hacia los senos de la
base. Ahora bien, este hecho sólo ha sido ~upuesto. Por el contrario, es racional admitir
que la sangre venosa, en la cara externa de los hemisferios, obedece a la regla general, y que
aquí, como en otras partes, circula desde lo~ ramos a las ramas y desde las ramas a los
troncos, esto es, de abajo arriba.
Serla trabajo perdido pedir por más tiempo a la fisiología y a la doctrina de las causas
finales la razón de ser de una disposición anatómica que no ha sido requerida, es decir, que
no ha sido creada para satisfacer ninguna misión especial: esta disposición se explica sencilla-
mente, como estableció HtooN, por la extensión considerable que adquiere en el hombre el
lóbulo frontal. Este lóbulo, desarrollado de delante atrás, rechaza hacia atrás los dos lóbulos
parietal y occipital y, a la vez todas las venas que discurren por su superficie. Pero, como
estas venas están, por decirlo así, fijas por su extremidad superior, por el mero hecho de su
desagüe en el seno longitudinal, resulta de esto que únicamente su parte infe.r ior se mueve,
y que, cuando el cerebro ha completado su desarrollo, su parte superior se encuentra oblicua-
mente dirigida hacia arriba y adelante. La explicación dada por HtooN me parece tanto más
exacta cuanto que esta oblicuidad de los afluentes posteriores del seno longitudinal no se
observa todavía en el embrión de tres meses y no existe tampoco en los animales, los cuales
tienen un lóbulo frontal mucho menos desarrollado que el hombre.
F1c. 10~6
Venas de la e.ara inferior del cerebro.
(El hrnllif trlo derecho ha 1ldo secclonadCI 1l1ulendo un plano horlz.ont.al para paner de man1nuto en a 7 b
Ja bónda de lu doo prolonpclonea eet•noJdal y occipital del ventriculo laural . El opl'l'culo Jn!trlor de la cisura
do Sllvio ba 1140 lurio reaecado lllul•ndo un plano oblicuo e para dejar al deacubJerto la lnaula d.I
1. Porción horizontal del aono lateral. - 2. extremidad anurlor d•l ••no loo11tudlnal superior. - 3 . amPolla
de Oale.no. - 4. vena l'trebral anterior. - 5. vena olt11.torta. - 6. vena tnaular. aua1tom0Pndo11 en el surco au·
perlar con la.a ''eou de la cara externa del beml1ter10. - 7, venas ba11lart1. - 8, comunicante ani.trlor. - 9,
com unlcante post.ertor . - 10, corolde& anterior. - 11, yeoaa del aet.a de A mmdn. - 12, Yenae del upotda. de
ll"lraocJ . - 13, extremld3.d a.nt.ertor de la anaatomótlca ma.rna de Trolarc.t . - 14, venaa ant.erlorea del ldbulo or·
bltarlo . - 15. venas pooterlore1 del lóbulo orbita rio. - 16. venu antorloru del lóbulo t emPoroeatenotdal . - 17.
ven,.a ix>aterlorea c.tel ldbulo t.emporoestenotdal. - 18 , venaa tnt.ernaa del lóbulo temporoesfenolc.tal. - 19 , vena QUI
H dlrtre aJ seno petroao 1uperlor. - 20 , venaa del centro oval.
rietal) y termina en la extremidad anterior del seno cavernoso. Esta vena silviana super-
ficial, que es preciso no confundir con la vena silviana profunda, que ocupa el mismo
fondo de la cisura y que describiremos más tarde, constituye en ciertos casos (pero en
ciertos casos solamente) la parte inferior de la gran vena cerebral anastomótica de Tro-
lard, cuando esta vena anastomótica se abre en el seno cavernoso.
c) Grandes venas cerebrtJles anastomóticas. - Entre las venas que surcan la cara
externa del hemisferio, existen dos que merecen mención especial porque, dirigién-
SISTEMA NERVIOSO CE!\TRAL
dose hacia arriba al seno longitudinal superior, terminan hacia abajo en los senos que
ocupan la base del cráneo, constituyendo de esta manera verdaderos conductos anas-
tomóticos entre los senos de Ja bóveda y los senos de la base: éstas son las grandes
venas cerebrales anastomóticas. Se las distingue en anterior y posterior.
o.) La vena anastomótica anterior o vena de Trolard (fig. 1025, 5) se desprende del
seno longitudinal superior algo por delante de su parte media. De allí se dirige hacia
ahajo y adelante, desciende a lo largo de la parte posterior de la parietal ascendente y
alcanza de esta manera la cisura de
Silvio. Entonces, inclinándose hacia de·
!ante, surca esta cisura y llega al borde
posterior del ala menor del esfenoides .
En este sitio sigue una de las dos direc-
ciones siguientes: unas \'Cces e dirige
hacia dentro para terminar en el seno
cavernoso, otras se inclina atrás, hacia
la base del peñasco, introduciéndose
entonces en el espesor de la duramadre
para hacerse sinusiana, y final men te va
a desembocar en el seno petroso supe-
rior, por lo genera l en la unión de su
tercio interno con sus d os tercios ex-
ternos.
{3') La vena anasto mótica posterior
o vena de Lab bt! (fig. 1025, 6) se des-
prende, hacia abajo, del seno la teral,
algo por detrás de su acodadura o, lo
que es lo mismo, algo por detrás de la
base del peñasco. De allí se dirige obli -
cuamente hacia delante y arriba, alcan -
za la parte posterior de la cisura de
F1c. 1027 Silvio, se encorva hacia arriba y atrás,
Venas de Galeno y sus alluentes. cruza el lóbulo parietal y va a abrir-
l , tronco oomllll o amp0Ua de las • enaa de Ga leno. - 2 , se en el seno longitudinal superior, a
venaa de Galeno. - 3. vena del cue.rpo eatrlado. - 4, ft.D&I
de los plexoa ooroldeos. - 5, •ena del Mlptum. - 6, vena 2 centímetros aproximadamente por
del tála mo Oplloo y del tr!¡ono. - 7, noaa del aata de
Amm«\n. - 8, venas del tsI>Oldn de Morand . - 9, .enaa detrás del punto donde desemboca la
cunt>olf mblras. - 10 , venas del centro oval. - 11, vena1 de
los tu hérculos c uadrl¡ 6mlnos. vena anastomótica anterior. Represen-
ta, en su conjunto, un largo arco de
concavidad posterior. Pero ésta es únicamente una de sus forma s, la forma completa
de la anastomótica cerebral posterior; es, según confesión del mismo LABBt, «la forma
más rara». En.. la mayoría de los casos, dicha vena, al llegar a la cisura de Silvio,
desemboca en la vena anastomótica anterior y. con ella, remonta hacia el seno lon-
gitudinal superior; es la forma incompleta. Pero trátese de la forma completa o de
la incompleta, la vena de Labbé no deja de constituir una anastomosis, directa en
el primer caso, indirecta en el segundo, entre el seno longitudinal superior y la parte
media del seno lateral.
3.0 Venas cerebrales inferiores. - Estas venas (fig. 1026) ocupan la cara infe-
rior d el hemisferio. Se dividen en anteriores y posteriores:
a) Venas anteriores. - Las venas anteriores o venas orbitarias corresponden al
lóbulo orbitario. Muchas se dirigen hacia delante, al polo frontal del hemisferio, y de-
sembocan en el seno longitudinal superior. Las demás siguen un trayecto inverso: con-
vergen hacia el espacio cuadrilá tero perforado y terminan en las venas de la base, prin-
cipalmente en la vena cerebral anterior y en la vena insular (véase más adelante).
CEREBRO. CIRCULACIÓN CEREBRAL
2.0 Trayecto. - Constituidas de este modo, las dos venas de Galeno (fig. 1027, 2)
se dirigen de delante atrás, a cada lado de la línea media, ya juntas, ya separadas una
de otra por un pequeñísimo intervalo. Están exactamente situadas entre la hoja supe-
rior y la inferior de la tela coroidea.
3.0 Afluentes. - Durante su curso reciben numerosos afluentes, siendo los prin-
cipales: la vena del tdlamo óptico y del trígono, la vena del asta de Ammón y la vena
1232 SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
del espolón de Morand (fig. 1028, 10 y 11), cuyos nombres indican claramente su pro-
cedencia.
1.0 Modo de origen. - Cada una de ellas es continuación de una vena llamada
vena cerebral anterior (fig. 1029, 1), que ofrece igual trayecto que la arteria homónima,
pero es muy pequeña y su territorio no excede generalmente la rodilla del cuerpo
calloso.
Esta vena cerebral anterior (fig. 1 026, 4), se origina en el tercio anterior de la cir-
cunvolución del cuerpo calloso de la cara interna del hemisferio. Se dirige primero de
CEREBRO. CIRCULACIÓN CEREBRAL
atrás hacia delante, discurriendo sobre la cara interna del cuerpo calloso. Después, ro -
deando la rodilla, se dirige oblicuamente abajo y atrás hacia el comienzo de la cisura
interhemisférica. De esta manera llega a la punta de la circunvolución frontal interna,
la rodea de dentro afuera y llega de este modo al lóbulo orbitario, donde toma el
nombre de vena basilar.
Así formada, la vena basilar, continuando el trayecto de la cerebral anterior, se
dirige atrás, cruza el espacio perforado anterior y alcanza la hendidura cerebral de
Bic•.at con la cintilla óptica, debajo de Ja cual está situada. Luego cruza oblicuamente
:a cara inferior del pedúnculo cerebral y sube por los lados del istmo del encéfalo,
para terminar en Ja ampolla de Galeno o en el seno recto.
2.0 Afluentes. - En su largo curso las venas basilares reciben numerosos afluen-
tes, que se pueden dividir en internos y externos:
a) Afluentes internos. - Los afluentes internos se reducen a algunas venillas que
proceden del quiasma de los nervios ópticos, del túber ci-
néreum, de los tubérculos mamilares y de los pedúnculos
cerebrales.
b) Afluentes externos. - Los afluentes externos son
mucho más importantes. Son, en primer lugar, las venas
posteriores del lóbulo orbitario; una de ellas, la vena ol-
fatoria, recorre el fondo del surco olfatorio, disimulada
por encima de Ja cintilla olfatoria (figs. 1026, 5, y 1029, 2).
l\fás lejos se ve la vena silviana profunda o vena insular,
que procede del valle silviano (fig. 1029, 3): esta vena
sigue el mismo trayecto que la arteria cerebral media o
silviana, pero es mucho menos larga; tiene su origen en
las circunvoluciones de la ínsula y recibe constantemente,
a nivel del espacio perforado anterior, cierto número de
ramos que descienden de los núcleos del cuerpo estriado Ftc . 1030
(venas estriadas inferiores de Hédon). Más allá del valle Paralelismo del pollgono ve-
silviano, las venas basilares se ven todavía engrosadas por noso y el polígono arterial
numerosas venillas, procedentes de los dos labios o bor- en la base del encéfalo.
1,
des de la hendidura de Ilichat de los plexos coroideos del arteriaTen& cerebral antulor. - 1' ,
cerebral ante.rlor. - 2 , vena
ventriculo lateral, de la circunvolución del hipocampo. 'fin& baallar. - arteria
1n1ular. - 2', 1lhla.na. - 3 ,
3,, arteria comunt·
un~e J)OSterlor. - 4, r.rterta oomu-
del istmo del encéfalo y de los cuerpos geniculados del ntc:ante antutor. - 4', Ten.a oomunl-
tálamo óptico. Hemos visto muchas veces como recibían ncante anterior. - 6 , •e.na comu-
tun te pootertor. - 5 '. arteria ce-
en su terminación una o dos venas cerebelosas. rebral p00terlor. - 6 , ampolla de
Galeno. - 7, tronco baallar.
Las analogías del polígono venoso con el polígono arterial nos parecen manifiestas y las
resumiremos en el siguiente cuadro sinóptico:
n.-•o
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Seria, por lo tanto, lógico sustituir la descripción clásica que precede por la descrip-
ción siguiente :
Existe en la base del encéfalo un polfgono venoso construido, desde el punto de VIS~
geométrico, del mismo tipo que el pollgono arterial.
En efecto, tenemos primeramente dos venas cerebrales posteriores, una derecha y otra
izquierda, que se unen entre si en la linea media y que, dirigiéndose hacia fuera y atrás como
las arterias homónimas, rodean sucesivamente el pedúnculo cerebral y el istmo del encéfalo
para venir a terminar en la ampolla de Galeno.
Tenemos luego, como correspondiendo al sistema carotldeo: 1.•, una vena cerebral anterior,
que corresponde a la arteria de igual nombre y está unida a la del lado opuesto por una
anastomosis transversal, llamada vena comunicante anterior; 2.•, una vena silviana profunda,
procedente de la cisura de Silvio, que corresponde a la arteria cerebral media o silviana.
Estas dos última~ venas se unen entre si a nivel del espacio perforado anterior. De esta
reunión resulta un tronco común que se dirige hacia atrás, siguiendo el mismo trayecto que
la arteria comunicante posterior, y, finalmente, viene a desembocar en la vena cerebral pos-
terior (lig. 1030).
Volvernos, pues, a encontrar en esta descripción la analogía que existe en la disposición
anatómica entre el polígono arterial y el pollgono venoso de la base del encéfalo. La única
diferencia que presentan los dos sistemas consiste en una atenuación considerable que experi-
menr.an los vasos venosos a consecuencia de la tendencia, todavla inexplicable, que tiene la
sangre venosa a dirigirse en su totalidad hacia la convexidad de los hemisferios.
Al contrario de las arterias que, a pesar de las numerosas anastomosis que presen-
tan, conservan en su distribución una independencia relativa, las venas cerebrales tie-
nen por carácter especial una tendencia general a anastomosarse entre sí y a suplirse
mutuamente en los ca os de obliteración de algunas de ellas.
Hemos descrito ya, en ANGIOLocfA, las comunicaciones de los senos de la dura-
madre entre sí, y hemos señalado con este motivo, a propósito de las venas externas del
cerebro, la existencia de dos venas, la vena anastomótica de Trolard y la vena anas-
tomótica de Labbé, que unen los senos de la convexidad a los senos de la base.
Hemos descrito ya, por otra parte, las anastomosis entre el sistema venoso intra-
craneal y el sistema venoso extracraneal, de tal modo múltiples, que los senos de la
duramadre, para desembarazarse de su contenido en el sistema venoso general, encuen-
tran fácilmente vías supletorias en los casos en que las vías de descarga habituales se
estrechan o se obliteran por completo. Estas vías se ven claramente esquematizadas en
la figura 1031, en la que aparecen las anastomosis que unen el seno a la circulación
venosa de la cara, del cuero cabelludo y de la columna vertebral (plexos raquídeos) .
Nos falta ahora indicar aquí cuatro clases de anastomosis, a saber: 1.ª, anastomosis
de las venas de las circunvoluciones entre si; 2.ª, anastomosis de las venas de un hemis-
ferio con las del hemisferio del lado opuesto; 3.•, anastomosis de las venas de Galeno,
por una parte con las venas de la base y. por otra, con las venas de las circunvolucio-
nes; 4.ª, anastomosis de las venas con las arterias o af)astomosis arteriovenosas.
1.0 Anastomosis de las venas de las circunvoluciones entre sí. - Las venas de
las circunvoluciones, diseminadas por la piamadre, presentan entre sí numerosas y
amplias anastomosis. Estas vías anastomóticas unen, no sólo las pequeñas venas, sino
CEREBRO. CJRCULACIÓN CEREBRAL
también las grandes ramas. Son de dos órdenes: unas ocupan la cara libre de las cir-
cunvoluciones, en cuyo punto presentan ordinariamente una dirección transversal u
oblicua; otras, a la vez más numerosas y más importantes, se ocultan en los surcos y
ponen con preferencia en comunicación las venas que ocupan el fondo de e~tos surcos
con las que corren por la superficie libre de la corteza.
13__ __ _
16; __ _
-·ª
-3___
11'
1
1
1 14'
1 5 . D.. pret
'
2'
F1c. 1031
Comunicaciones extracraneales de los senos venosos de la duramadre.
mente de uno a otro hemisferio junto con la hoja visceral de la aracnoides, que pasa
sobre el borde inferior de la hoz del cerebro. La aracnoides y el tejido subyacente
sirven de soporte a este nuevo grupo de venillas interhemisféricas.
3.0 Anastomosis del sistema de Galeno con los otros dos sistemas. - La exis-
tencia de anastomosis entre las raicillas de las venas de Galeno y las venas basilares
ha sido perfectamente establecida por HF.noN. Los dos núcleos del cuerpo estriado
da n nacimiento, como ya vimos, a dos órdenes d e venas: unas, las venas estriadas S11 -
perio1·es, corren por la cara superior del núcleo caud;.clo
2' y van a terminar en la vena del cuerpo estriado; la;
1
otras venas estriadas inferiores, salen del cerebro por los
agujeros d el espacio perforado anterior y desemboca1
en la vena si lviana profunda, una de las afluentes late-
rales de las venas basilares. Ahora bien, las venas estria-
das superiores y las venas estriadas inferiores se anasto-
mosan por inoscu lación en el espesor del núcleo lenticu -
lar y, probablemente también, en el núcleo caudado.
En este mismo orden d e hechos hemos visto en va -
rios individuos, ramos de la vena de Galeno atravesar
de abajo arriba el cuerpo calloso y venir a anastomo-
sarse la cara interna del hemisferio, ya con las venas
5. tributarias del seno longitudinal superior, ya con la
vena cuneolímbica o también con las r aicillas de la vena
cerebral anterior.
¿Las venas de Galeno se anastomosan, en plen o
, 1 ce11tro oval, con las venillas de las circunvoluciones?
Estas anastomosis han sido consideradas probables
F1c. 1032
por D uRET y por LABBÉ; pero ningún hecho ha venido
Anasto mosis de las venas de
Galeno con las venas cortica- ha ta hoy a demostrar su existencia. Más afortunado que
les a través d el centro oval sus antecesores, TESTUT pudo ponerlas de manifiesto e11
(lado derecho). dos cerebros perfectamente inyectados y pertenecientes,
a. tál amo upUco. - b . n dc1<'0 cau · el primero a un adulto y el segundo a un ni ño de un
dsdo. - c. c uerpo call090. - l, • rna
de ttaltno. - 2. 3. 4, 6 , cuatro ra· a1io : TESTUT vio en cada uno de estos dos individuos
mos de esta vena, q ue l)f'netra o en
el rentro t>val y van • anawtomosarH una vena ventricular, salida de la vena del cuerpo es-
ron ll\I \'tll"I cort ka1e1 2', 3 ' . 4 ' , triado, hundirse en el centro oval y venir a anasto·
s ·. - 6. ot ro ra mo de la vena de
Galeno, Q U• dt'aa1>arree en el otntro mosarse por inosculación, por dos de sus ramas, con
oval y \a a auutomo.a rae tsual men te.
rn un vlano mb tntr rtor . con lat
veu u de la C"Orttta.
dos venillas que terminaban, por otra parte, en las venas
de las circunvoluciones.
Desde entonces hemos vuelto a observar bastantes veces estas largas anastomosis
tendidas entre las- diversas ramas del sistema de Galeno y las venas corticales, y posee-
mos, en el laboratorio de la Facultad, un hemisferio derecho en el que se ven, en un
mismo corte horizontal que pasa por la porción frontal del ventrículo lateral, cinco
ramas voluminosas partir de la vena de Galeno del lado correspondiente, atravesar en
forma radiada todo el espesor del centro oval y venir a desembocar, en diferentes
puntos de la cara externa del hemisferio, en las venas de la piamadre (fig. 1032, 2, 3,
4, 5 y 6). Una de estas venas anastomó ticas tiene más de un milímetro de diámetro.
Pero esto es una excepción: la mayor parte de las anastomosis venosas que hemos
observado en el centro oval son menos voluminosas y miden ordinariamente de 3 a
6 décimas de milímetro.
Las comunicaciones de las venas de Galeno con las venas corticales a través del
centro oval existen, pues, realmente y se establecen, no por medio de capilares, sino
por medio de vasos relativamente voluminosos, siguiendo en el centro oval un trayecto
rectilíneo y conservando, en toda su extensión, un calibre invariable. Basta para hacer
CEREBRO. CIRCULACIÓN CEREBRAL 1237
patentes estos vasos anastomóticos, tener a nuestra disposición una inyecció n muy pe-
netrante e introducirla con método y poco a poco, ya en las venas de Galeno, ya en sus
afluentes.
Deseoso de formarse una opinión personal entre todas estas disidencias, TESTUT buscó en
gran nl'.11nero de cerebros los conductos anasto111óticos descri1os por SUCQUET entre las arterias
y las venas. Puso en práctica sucesivamente los dos métodos siguientes: 1.•, inyección alterna
o sim ultánea de dos líquidos de color distinto introducidos uno en las venas y otro en las
arterias; 2. 0 , rellenam iento de los capilares y las venas por una inyección muy penetrante
introducida por las arterias, seguida de una segunda inyección arterial de d iferente color
y suficientemente espesa para que se detenga en los capilares.
Una y otro de estos dos métodos han proporcionado hermosas inyecciones de la red de
la piamadre, y TESTUT pudo entonces, examinando colgajos de la piamadre ya a simple vista,
ya al microscopio, y poniéndose cuidadosamente a cubierto de toda ca usa de error, demostrar
la existencia de cierto número de conductos. que terminan patentemente. por una parte, en
una arteria y, por otra parte. en una vena Hemos encontrado estos conductos a rteriove noso~
en todos los puntos de la superficie cerebral, pero debemos añadir que parecen ser más fre·
cuentes en el fondo de las cisuras que en Ja superficie libre de las circunvoluciones.
La existencia de comunicaciones directas entre las arterias y las venas de Ja piamadre
cerebral es, pues, para nosotros cierta en absoluto. Pero afíadamos inmediatamente que estas
comunicaciones nos han parecido siempre raras: es preciso buscar e investigar por mucho
tiempo, aun en un cerebro perfectamente inyectado, para encontrar una sola bastante evidente
para no suscitar ninguna objeción. Son además muy variables en su volumen y en su longitud ,
siendo unas muy cortas y uniendo otras entre sl dos vasos relativamente muy separados. Por
otra parte, todas las que hemos observado penenedan a cerebros de adultos y de viejos: en
vano las hemos buscado hasta ahora en cerebros de fetos y nifios. Por todas estas rawnes,
creemos que de momento (tal vez ulteriores estudios modificarán estas conclusiones) es pru·
dente no considerar estos conductos artcriovenosos más que como simples accidentes morfoló-
gicos, y no atribuirlos a un sistema general uniformemente repartido por toda la superficie
de la piamadre que desempeña un papel importante en la mecánica circulatoria de los cen-
tros enccfá licos.
3. Vfas linfáticas
NoTA. - El estudio de las men inges será objeto del primer libro del Tomo 111.