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花 樣 年 華 | THE NOTES
EL MOMENTO MÁS HERMOSO EN LA VIDA

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Contenido

Prólogo Buen Niño 5


Sombra De Mi Niñez 11
Todo Comenzó Desde Aquí 23
Fin Del Verano, Comienzo de la Soledad 40
Debo Sobrevivir 54
Qué Buscar Cuando Estás Perdido 70
La Cosa con Alas 88
El Piso Más Alto de la Ciudad 99
El Día Más Hermoso de Nuestras Vida 129
Después de Regresar del Mar 143
La Dirección Donde Sale el Sol 188
Epílogo Pesadilla 227

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Prólogo

Buen Niño

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SeokJin
10 de Octubre, Año 9.

“¡Vamos, tenemos que salir de aquí!” tomé la mano de mi


amigo y corrí hacia la puerta trasera de nuestro salón de clases.
Mientras miraba hacia atrás mientras corría por el pasillo, vi a
los hombres saliendo del salón de clases persiguiéndonos.
“paren! ¡Paren ahí mismo! “Sus voces parecían atraparnos por
la parte de atrás de nuestros cuellos.
Pensábamos frenéticamente a dónde ir mientras nos
lanzábamos por las escaleras. El primer destino que vino a la
mente fue la colina detrás de nuestra escuela. Necesitábamos
cruzar el patio de recreo y salir por la puerta de la escuela, y ya
estaríamos en la base de la colina. Aunque no era tan alto, era
bastante rocoso y robusto.
Después de atravesar la puerta y doblar la esquina a toda
velocidad, ignoramos el sendero y saltamos directamente a los
arbustos. Anduvimos por los densos matorrales y seguimos
corriendo. Corrimos por lo que parecía una eternidad,
deteniéndonos finalmente cuando desaparecieron los focos
detrás de nosotros. Nos derrumbamos en el suelo cubierto de
capas de hojas secas, el sudor goteaba de nuestras caras. "No
podrán seguirnos hasta aquí, ¿verdad?" Mi amigo asintió,
respirando pesadamente. Levantamos nuestras camisetas para
limpiarnos la cara con el dobladillo de la camisa. La cara de mi
amigo estaba mojada de sudor y lágrimas. Sus muñecas estaban

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negras llenas de moretones. El cuello de su camiseta estaba
roto.
"Papá no ha vuelto a casa en más de una semana. Mamá
simplemente sigue llorando. La señora de la limpieza y el
conductor dejaron de venir. Mi tía dice que la compañía de
papá cayó. Esos hombres vinieron
A casa anoche. Siguieron presionando el timbre y gritándole a
papá. Nos quedamos dentro con todas las luces apagadas, y
siguieron maldiciendo delante de la puerta. No pudimos
dormir en lo absoluto. Mi amigo lloró a través de toda su
historia. No se me ocurrió nada que decir. Todo lo que pude
hacer fue decirle que no llorara.
Poco después de que empezara la clase, la puerta de entrada
se abrió y cuatro o cinco hombres irrumpieron. Fueron
ingobernables y temerarios. “¿Cuál de ustedes es el hijo del Sr.
Choi? Venga con nosotros “. Asombrados, nuestra maestra les
pidió que se fueran inmediatamente, pero simplemente la
ignoraron. “Sabemos que está aquí. Venga ahora mismo”.
Algunos de los niños miraron a mi amigo que estaba sentado a
mi lado y comenzaron a susurrar. Los hombres se dieron
cuenta y vinieron hacia nosotros. “¿No pueden ver que
estamos en el medio de la clase? Por favor, váyanse”. Nuestra
maestra trató de bloquearlos, pero uno de los hombres la
empujó con fuerza hacia la pizarra. Ella cayó al suelo.
El hombre que había empujado a nuestra maestra caminó
hacia nosotros de una manera amenazadora. Todas las cabezas
de los estudiantes se giraron hacia nosotros. El hombre agarró

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la mano de mi amigo. “Te llevaremos con tu padre y le
sacaremos el dinero. Seguramente, no rechazará a su hijo”. Los
hombres eran amenazadores y la atmósfera intimidante.
Miré la cara de mi amigo. Estaba temblando. Temblando
fuerte con la cabeza inclinada hacia abajo. Era mi amigo. Metí
la mano debajo de la mesa y agarré su mano. Levantó la vista y
jalé de su mano. “Vamos a correr”.
El cielo se oscurecía cada vez más. Nadie parecía estar
persiguiéndonos. Nos abrimos paso a través de los arbustos
hacia el sendero. Un lote vacío con equipos de gimnasio
apareció ante nosotros. Me apoyé contra la barra y mi amigo
se sentó en un banco. “Tengo miedo de que te metas en
problemas por mi culpa”. Mi amigo pareció inquieto cuando
le dije que estaría bien. Todo lo que podía pensar en el salón
de clases era sacar a mi amigo de allí. Tenía que alejarlo de esos
hombres. Pero, cuando comenzamos a correr, me di cuenta
que no teníamos a dónde ir.
“Vámonos a mi casa”. Debió haber sido alrededor de las 9
pm, ya que había pasado bastante tiempo desde que se puso el
sol. Me estaba muriendo de hambre. Él también debe haber
estado. “¿No están tus padres en casa? ¿No te metes en
problemas por llevarme allí?”. Podíamos escabullirnos, mi casa
no estaba tan lejos del pie de la colina. “Entra después de que
la puerta de mi casa se abra y se ocúltate detrás del árbol.
Abriré la ventana para ti más tarde”.
Mamá estaba sentada en el sofá de la sala de estar. “¿En dónde
has estado?”. Tu profesor llamó. En vez de responder a su

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pregunta, le dije que lo lamentaba. Por lo general era la
respuesta más rápida para terminar la conversación. Mamá dijo
que papá estaría en casa en cualquier momento y se fue a su
cuarto. Mi cuarto estaba en sentido opuesto al suyo con la sala
de estar en medio. Rápidamente entré a mi cuarto y abrí una
ventana.
Escuché abrirse la puerta delantera mientras jugaba un juego
de computadora después de una merienda de pan y leche. Mi
amigo me miró con ojos asustados. “Está bien, mi padre nunca
entra a mi habitación”. La puerta de mi habitación se abrió de
golpe antes de que terminara de hablar. Ambos nos levantamos
de nuestros asientos con miedo.
“¿Eres el hijo del Sr. Choi?” Papá continuó sin esperar
respuesta. “Salga. Alguien está aquí para llevarte”. Había un
hombre de pie junto a la puerta. Al principio pensé que era el
Sr. Choi pero rápidamente me di cuenta de que no lo era. Era
uno de esos hombres que habían entrado antes en el aula. Miré
a papá. Parecía agotado, con las cejas caídas y un párpado
sutilmente tembloroso. Era mejor no molestarlo cuando estaba
de ese humor. Mientras intentaba leer su rostro, el hombre
entró en mi habitación y agarró el hombro de mi amigo. Me
puse delante de mi amigo. “No, papá, no dejes que este
hombre se lo lleve. Es una de las personas malas”.
Siguió mirándome hacia abajo y no se inmutó. “Por favor,
ayúdalo, papá. Él es mi amigo” El hombre trató de sacar a mi
amigo afuera. Agarré del brazo de mi amigo y papá me agarró
del hombro. Lo agarró y lo tiró con fuerza. Tuve que soltar el
brazo de mi amigo. Estaba siendo arrastrado fuera de la puerta.

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Me retorcí y me retorcí para liberarme, pero papá fortaleció su
agarre. “¡Duele!” grité, pero papá no lo soltó. Él solo agarró mi
hombro aún más fuerte. Las lágrimas corrieron por mi cara.
Miré a papá. Era como una pared gris masiva. Su encaje era
inexpresivo, incluso con la mirada agotada ahora desaparecida.
Lentamente abrió su boca con sus ojos fijos. “SeokJin, sé un
buen chico”. Él aun conservaba esa mirada blanca. Pero sabía
qué hacer, qué hacer para detener el dolor.
“SeokJin” . Volví la cabeza ante el grito de mi amigo. Escapó el
agarre del hombre y corría hacia mi puerta. Estaba llorando.
Papá, con la mano todavía agarrando mi hombro, cerró la
puerta con la otra mano. Le pedí disculpas. “Lo siento, papá.
No volveré a causar problemas”.
Al día siguiente, el asiento al lado del mío estaba vacío. Mi
maestra dijo que él se había trasladado a otra escuela.

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Sombra de
Mi Niñez

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HoSeok
23 de Julio, año 10.

Todo empezó cuando conté hasta 4. Estaba contando frutas,


tal vez tomates o melones. “Cuatro”. Inmediatamente después
de decirlo, una visión de mi niñez apareció ante mis ojos.
Estaba agarrado de manos con alguien.
Era el primer día que visité el parque de diversiones con mi
madre. Estaba abrumado por las coloridas banderas y filas de
tiendas. Personas vestidas de payasos me saludaron, y una
música excitante retumbaba en todas las esquinas. Mamá se
detuvo en el carrusel. Caballos blancos daban vueltas debajo
de luces brillantes. Estaba a punto de preguntar, “mamá,
estamos aquí para montar esto?” cuando alguien me llamó.
“HoSeok”. Miré hacia arriba.
Era mi maestra. Mis compañeros me miraban con ojos
perplejos. La visión de mi niñez desapareció. Mi maestra me
apresuró para que continuara, y comencé a contar de nuevo.
Cinco. Seis. Mamá apareció ante mis ojos de nuevo. Se veía
exactamente igual como hace un minuto antes. Su cara estaba
oculta por una sombra porque estaba parada delante de una
luz y una brisa ligera movió su cabello. Mamá me entregó una
barra de chocolate. “HoSeok, cierra tus ojos fuertemente y no
los abras hasta contar hasta diez.”
Siete. Ocho. Nueve. Me detuve ahí. Mi maestra me hizo señas
para que continuara. Mis compañeros me miraron de nuevo.
Abrí mi boca, pero ni una palabra salió. No era capaz de

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recordar la cara de mi madre, pensaba que si contaba hasta 10,
mi madre nunca más volvería a buscarme. Caí al suelo.

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TaeHyung
29 de diciembre, Año 10.

Me quité los zapatos, lancé mi mochila lejos de mí y entré al


cuarto. Mi padre estaba en serio en casa. Ni siquiera pensé
cuánto tiempo había pasado sin verle o de dónde había venido.
Solo me tiré en sus brazos. Todo se volvió borroso desde ese
punto. No recuerdo si olí el alcohol en su aliento primero o si
oí sus insultos primero o si sentí su bofetada en mi cara
primero. Ni siquiera pude entender qué había ocurrido. Su
respiración era entrecortada y su mal aliento se mezclaba con
el olor a alcohol. Sus ojos estaba inyectados en sangre y su cara
estaba cubierta por una barba mal cuidada. Me abofeteó con
su enorme mano. “¿Qué estás mirando?”, me volvió a
abofetear. Después, me agarró por los hombros y me elevó en
el aire. Aunque sus furiosos ojos rojos enfundaban miedo, el
terror que ya dominaba mi cuerpo me impidió llorar. Ese no
era mi padre. Sí, era él; y a la vez no era él. Mis pies temblaron
en el aire. Lo siguiente que recuerdo es mi cabeza golpeando
con fuerza la pared y cayendo al suelo. Parecía que mi cabeza
se había quebrado. Empecé a ver borroso y después sólo había
oscuridad.

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JiMin
6 de abril, año 11.

Estaba a las puertas del Jardín Botánico de flores solo. El


tiempo era gris y un poco frío, pero me encontraba de buen
humor. Era el día del picnic, pero mi madre y mi padre estaban
ocupados. Me sentía algo decepcionado al principio. Sin
embargo, en el concurso de dibujo de Flores recibí altas
evaluaciones y todas las amigas de mi madre me dijeron “Eres
muy maduro y gentil”. Pensé que era muy cool.
“JiMin, espera ahí. Será solo un minuto.” Fue lo que me dijo
mi profesora cuando el picnic terminó, pero no esperé. Estaba
seguro de que podía volver solo. Cogí las tiras de mi mochila
con las dos manos y anduve intentando aparentar madurez.
Parecía que los otros me estaban mirando, por lo que mantuve
los hombros bastante elevados. Poco tiempo después de
caminar, empezó a llover. Mis amigos y sus madres se
marcharon, y no había nadie que hubiese venido a buscarme.
Mis piernas dolían. Me agaché frente a un árbol. La lluvia
empezó a caer con más fuerza. Estiré mi cuello para revisar si
alguien venía por alguno de los lados, pero nadie estaba cerca.
Empecé a correr, sosteniendo mi mochila sobre mi cabeza con
ambas manos. La lluvia siguió cayendo más fuerte y más fuerte.
Mis pantalones se empaparon después de solo unos cuantos
pasos. Ninguna tienda, o estación de autobús apareció a la vista.
A lo lejos en la distancia, pude ver una puerta. Corrí hacia ella
sin pensar. Mis manos estaban entumecidas por agarrar la

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mochila. Estaba empapado, y mis dientes rechinaban. Arriba
de la puerta había un letrero que decía Jardín Botánico Grass
Flower. Era la puerta trasera. Había un pequeño lugar de
almacenaje justo dentro de la puerta.

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SeokJin
21 de Julio, año 12.

La puerta de entrada seguía abriéndose y cerrándose. Seguí


mirándola, sentado en el cuarto de espera del aeropuerto.
Personas con maletas pasaron, algunas usando lentes de sol. La
pantalla electrónica siguió cambiando con llegadas, atrasos y
cancelaciones. El conductor estaba murmurando con sus ojos
fijados en su celular. “Ni una palabra de él aún”. Miré hacia mi
reloj. Ya había pasado una hora desde que papá dijo que iba a
llegar.
Desde que puedo recordar, siempre he estado solo. Papá
estaba ocupado y mamá era indiferente. Me decían que hiciera
lo que me decían y que no intentara hacer otra cosa. Cuando
les desobedecía me regañaban con silencio. Quería complacer
a mis padres.
Mamá murió no hace mucho. Papá me dijo que no llorara y él
no lloró tampoco. Traté de obedecerlo, pero no fue fácil. Él
decidió enviarme con mi abuela materna a los Estados Unidos.
Él no parecía muy triste al respecto.
El conductor de papá me entregó mi pasaporte. Era tiempo de
partir. Miré hacía atrás mientras me dirigía a la puerta de
partida. La puerta de entrada se cerró. El conductor se
despidió. El avión empezó a acelerar por la pista. Papá no
llegó.

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Miré hacía afuera a través de la pequeña ventana al lado de mi
asiento. Nubes pasaron, y el cielo se tornó oscuro. La azafata
trajo mi merienda, y el vaso de jugo cayó cuando hubo
turbulencia. Avergonzado, pedí algunas servilletas. La azafata
preguntó si estaba bien. Mi arroz frito y carne estaban
empapados en jugo. Mis manos estaban pegajosas y mis
pantalones estaban todo mojados. “No”, susurré, pero la
azafata pareció no escucharme. Ella dijo no te preocupes
mientras tomaba devuelta mi bandeja. Asentí y seguí mirando
hacia el suelo.

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NamJoon
21 de Junio, año 16.

Bajé rápidamente las escaleras desde el piso 13. Estaba fuera


de aliento y mis piernas estaban temblando. Colapsé en la
sombra de la entrada del apartamento. Empecé tarde hoy
porque salí de la escuela más tarde de lo usual. Tuve que ir a
toda velocidad a colocar volantes en los cuatro edificios de
apartamentos. Si no lo hacía, mi jefe me estaría esperando con
un largo sermón. Laboriosamente lo convencí para que me
contratara, a un niño de secundaria. Seguramente, no podía
dejar que me despidieran a estas alturas. Mamá renunció a su
trabajo en el restaurante la semana pasada. Teníamos que
pagar la factura del doctor para papá, sin mencionar los
elevados gastos de electricidad y gas. Seguí cabeceando en la
sombra. Habían niños jugando baloncesto en la distancia. Me
levanté de nuevo. Tiempo de correr. Me dije a mí mismo.
Tengo que hacerlo. Puedo hacerlo.

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YoonGi
19 de septiembre, año 16.

El fuego ardía en un rojo carmesí. La casa en la que había


vivido hasta esa mañana fue devorada por las llamas. La gente
que me conocía corrió, gritando palabras incomprensibles. Los
vecinos caminaban con pasos cortos, con miradas nerviosas.
Habían dicho que la entrada no era segura por lo que el camión
de bomberos no podía entrar. Me paré ahí congelado. Era el
final del verano y primeros días del otoño. El cielo estaba azul
y el aire era húmedo. No sabía qué pensar, qué sentir, qué
hacer. Entonces, pensé en mamá. Al momento, la casa se vino
abajo con un estruendoso ruido. La casa fue engullida por las
llamas. O mejor dicho, la casa se había convertido en llamas;
el techo, los pilares, incluso mi cuarto se deshacía como si la
casa fuese de arena. Lo único que pude hacer fue mirar con
ojos vacantes.
Las personas me empujaban pasando al lado mío. Estaban
diciendo que el camión de los bomberos finalmente pudo
pasar. Alguien me agarró por el hombro y me preguntó con
urgencia, “¿Hay alguien ahí dentro?” sólo la miré sin decir
nada. “¿Tu madre está ahí adentro?”. Ella me sacudió fuerte
por el hombro. “No, no hay nadie.” Me escuché decir. “¿A qué
te refieres?” Era una de las señoras del vecindario. “¿Qué le
pasó a tu madre? ¿Dónde está ella?” “No hay nadie.” No
estaba seguro de lo que decía. Alguien me empujó para pasar
sobre mí de nuevo.

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JungKook
11 de Septiembre, año 17.

Esperé por diez días, pero la tarjeta de cumpleaños nunca llegó.


Abrí la gaveta de abajo y levanté una libreta encontrando cuatro
tarjetas. JungKook, Feliz Cumpleaños, de papá. Leí esas cinco
palabras una y otra vez.
Era invierno, y tenía 7 años. Las voces de la sala de estar me
despertaron. Mi cuarto estaba en el ático, y podía alcanzar el
cuarto de mis padres bajando 5 escalones y abriendo la puerta
deslizante. Alcancé para abrir la puerta y me detuve. Aunque
todavía era joven, pude sentir por la pesada atmósfera que salía
a través de la puerta que este no era un buen momento.
Papá dijo que era muy difícil seguir y que el mundo era muy
pesado para él aguantar. Mamá no respondió. Ella talvez estaba
llorando en silencio o sin moverse en lo absoluto. Un largo
silencio surgió. Papá dijo que él estaría destrozado si seguía
viviendo así y que él debía irse ahora. Mamá enseguida
protestó, llamándolo el hombre más irresponsable. Luego,
escuché mi nombre. “¿Qué harás con JungKook?” Esperé por
un largo tiempo detrás de la puerta deslizante, pero papá no
respondió. Escuché el sonido de la puerta delantera abrirse.
“Estoy completamente vacío, y no hay nada que pueda hacer
por JungKook.” Esas fueron las últimas palabras de mi padre.
Corrí por las escaleras devuelta al ático. Moví mi silla contra la
pared justo debajo de la ventana y me paré sobre ella.

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Papá estaba caminando por el camino empapado. Primero sus
piernas desaparecieron, y luego su cintura, pecho, y hombros.
Parecía como si un mundo desconocido más allá del camino
estaba lentamente tragándoselo completo.
Alguien movió la puerta de mi cuarto hasta abrirla, e
instintivamente empujé el gabinete con mi pie. Era mi mamá.
Ella dijo que ninguna tarjeta de cumpleaños de mi padre llegará
jamás y papá era esa clase de persona. Era su repertorio usual.
Papá era débil de mente, incompetente, y más importante, un
inadaptado social que nos abandonó. Mamá tenía razón.
Ninguna tarjeta de cumpleaños jamás llegará. Yo era el mundo
que era muy pesado para él soportar. Ese mundo al cuál el se
dio por vencido. Un niño quien nunca puede ser la razón para
soportar todo. Ese era yo.

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Todo Comenzó
Desde Aquí

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SeokJin
2 de Marzo, año 19.

Un olor húmedo nubló mi olfato mientras entraba con mi


padre a la oficina del director. Hacía diez días que había
regresado de los Estados Unidos y el día anterior me había
enterado de que repetiría curso debido al cambio en el sistema
educativo. “Por favor, cuide bien de él”, dijo mi padre mientras
descansaba su mano sobre mi hombro, haciendo que me
encogiera inconscientemente tras notar su firme toque. “El
colegio es un lugar peligroso. Necesita ser fuertemente
controlado”, dijo el director mientras me observaba
directamente a los ojos. Vistiendo un traje negro, las arrugas de
sus mejillas y comisuras labiales temblaban ligeramente cada
vez que abría su boca. El interior de sus labios negruzcos era
incluso más oscuro. “¿No estás de acuerdo, SeokJin?”. Dudé
en responder ante esa inesperada pregunta. Papá apretó con
más fuerza mi hombro. Me apretaba con tanto ímpetu que noté
cómo se contraían los músculos de mi cuello. “Estoy seguro de
que te comportaras bien”. El director obstinadamente trató de
hacer contacto visual conmigo, mientras papá me apretaba aún
más fuerte. Cerré mis puños con fuerza mientras la presión de
su agarre casi fractura mi omóplato. “¿Sabes que debes
mantenerme informado, verdad? “El director me miró de
arriba abajo sin una pista de sonrisa.” Si”. Inmediatamente
después de soltar mi respuesta, el dolor en mis hombros
desapareció. Papá y el director rugieron con risas. No pude ni
levantar mi cabeza. Seguí mirando abajo hacia los zapatos

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marrones de mi papá y los negros del director. La punta de sus
zapatos brillaban fuertemente, aunque era un misterio para mí
de donde procedía esa luz.

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JiMin
12 de Marzo, año 19.

Han pasado varios días desde que el nuevo semestre empezó,


pero mis compañeros aún seguían siendo extraños para mí. No
era muy difícil adivinar que estaban chismeando sobre mí.
Traté de actuar indiferente pero aventajarme. “Escuchamos
que vives en un apartamento cruzando el río. ¿Por qué viniste
a esta escuela?” Pretendí no escuchar la pregunta. No tenía
nada que decir. Solo seguí caminando con mi cabeza doblada.
“Oye, ¿no me escuchaste?” Aceleré mi paso. Me he trasferido
desde una escuela a otra mientras salía y entraba al hospital. No
quedaban más escuelas cerca de mi vecindario a las que
pudiera transferirme.
Me dirigí al salón de mantenimiento que limpié como castigo
por llegar tarde. Mientras abría la puerta, me sorprendí al
escuchar voces dentro. ¿Quién podría estar aquí a esta hora?
Estaba a punto de cerrar silenciosamente la puerta y darme la
vuelta cuando alguien llamó mi nombre. “Oye, ¿tú eres Park
JiMin, cierto?” Eran los estudiantes de último año que
limpiaron el salón junto conmigo por llegar tarde. No estaba
seguro si debía responderles o solo irme. Alguien topó mi
hombro. “¿No vas a entrar?” Sin darme cuenta, ya estaba
adentro. “Es bueno verte de nuevo. ¿No me recuerdas? Soy
TaeHyung. Estamos en el mismo grado.”
Antes de saberlo, estaba sentado en una silla. La puerta del
salón de mantenimiento continuaba abierta. Los siete alumnos

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que hicieron la limpieza juntos estaban todo ahí. Nadie hizo
preguntas. Solo escuchamos música, leímos libros, bailamos, y
pasamos el rato. Se sintió como si hubiésemos estado juntos
desde una eternidad.

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YoonGi
12 de Junio, año 19.

Salté la escuela sin pensarlo, pero no tenía a dónde ir. Hacía


calor, y no tenía dinero y nada que hacer. Fue NamJoon el
primero que propuso que fuéramos a mar. Los otros parecían
emocionados sobre ello, pero a mí no me daba igual. “¿Tienes
dinero?” Al escuchar mi pregunta, NamJoon le dijo a los otros
que vaciaran sus bolsillos. Algunas monedas e incluso algunos
billetes. “No podemos ir.” “¿Por qué no caminamos?” Ese
debió ser TaeHyung. La expresión de NamJoon parecía
decirle que usara su cabeza antes de hablar. Todos menos yo
estaban balbuceando, riendo sin razón, y saltando por todos
lados. Me acosté debido a que no estaba de humor. El sol
estaba en su máximo esplendor. Era mediodía, y no había
sombras debajo de los árboles. El camino asfaltado no tenía
aceras, y cada vez que un carro pasaba, levantaba una gruesa
nube de polvo.
“Vamos allí.” Era TaeHyung. O, ¿fue HoSeok?” No estaba
prestando atención comoquiera. Pero debió ser uno de esos
dos. No veo el punto de ir allá… ¿Debería decirles que vayan
sin mí? Me di la vuelta y casi cocho con alguien. Era JiMin. El
se mantuvo ahí quieto como una estatua. Su cara estaba
temblando como si el había visto algo horrible. “¿Estás bien?”
Él parecía indiferente a mí pregunta. Su mirada parecía fija en
un volante que decía 2.1km hacia Jardín Botánico Grass
Flower. Sudor estaba goteando de su cara, la cual se tornaba

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ceniza pareciendo que se iba a desmayar. “¡Park JiMin!” lo
llamé de nuevo, pero no se inmutó. Solo se paró ahí, mirando
el volante.
“Oye, hace mucho calor como para ir a un jardín botánico.
Solo vamos al mar.” Traté de decir eso lo más simple posible.
No sabía exactamente que era el Jardín Botánico Grass Flower,
pero tenía un sentimiento instintivo de que debíamos evitarlo.
“Estamos cortos de dinero.” HoSeok objetó. “Podemos
caminar.” Era TaeHyung de nuevo. “Creo que podemos
pensar en algo una vez que lleguemos a la estación de tren.
Claro tendremos que saltarnos la cena.” NamJoon intervino.
JungKook y TaeHyung se quejaron. JiMin salió del transe
después de que todos empezamos a caminar hacia la estación.
JiMin, con su cabeza doblada profundamente y sus hombros
caídos, parecía un niño pequeño. Miré de vuelta al volante. Las
palabras Jardín Botánico Grass Flower fueron desapareciendo
de nuestra vista.

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JungKook
12 de Junio, año 19.

El sol aún seguía latente cuando llegamos a la estación de tren


cerca del mar. Nuestras sombras eran casi invisibles, rondando
alrededor de nuestros pies. No había ningún lugar donde
ocultarnos del sol. Pensé escuchar el rugido de las olas y pronto
una hermosa estría de arena apareció frente a nuestros ojos.
Era el inicio del verano. Vacacionistas ya estaban debajo de
sombrillas. Existe algo sobre el mar que hace que me llene de
emociones. TaeHyung y HoSeok gritaron de emoción y se
adelantaron. Mientras JiMin y SeokJin los llamaban, se les
unieron.
Me llamaron. “¡JungKook!” Los saludé y sonreí alegremente.
O sonreí para pretender que estaba alegre. Aún era torpe en
revelar mis sentimientos y adaptarme a ambientes extraños.
Alguien una vez me dijo que actuaba como un chico tímido e
intimidado. Era igual ese día. Me sentí un poco enfermo en
presencia de los otros, como si no perteneciera ahí.
No había mucho que hacer en la playa, nuestro destino
impulsivo. “Vamos a correr.” HoSeok sugirió repentinamente
y comenzó a correr. Todos los seguimos pero pronto me di
por vencido. Hacía mucho calor. NamJoon trajo una sombrilla
que encontró en algún lado. Los siete nos acostamos debajo de
la sombrilla. La luz del sol pasaba a través de la tela de la
sombrilla. Puntos redondos de luz de sol continuaron
moviéndose poco a poco, y nos acurrucábamos para evitarlos.

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“¿Quieres ir a ver la roca?” HoSeok levantó su teléfono. Había
una foto de una gran roca en la playa. “Dicen, si gritas tus
sueños hacia el mar mientras estás encima de la roca, se volverá
realidad.” JiMin tomó el teléfono y miró la foto. “¿No está muy
lejos? Es al menos 3.5km desde aquí.” YoonGi se dio la vuelta.
“No iré. No tengo ningún sueño en primer lugar. Aunque lo
tuviera, no caminaría 3.5km bajo este calor… de ninguna
forma.” TaeHyung se puso de pie. “Yo iré.”
Empezamos a caminar debajo de la sombrilla. La arenosa playa
estaba quemante debajo del resplandeciente sol, y el aire era
tan cliente que apenas podíamos respirar. Marchamos en la
playa como vagos, con nuestros pies uniéndose en la arena
caliente. HoSeok intentó hacer bromas, pero nadie respondió.
TaeHyung cayó al suelo y declaró que se rendía. NamJoon lo
levantó del suelo y le dio un empujón en la espalda. Todas
nuestras caras estaban rojas y mojadas con sudor. Tratamos de
echarnos aire con el bode de nuestras comisas, pero solo nos
pegaba con más aire caliente. Sin importar, seguimos
caminando.
Un tiempo después, les pregunté a los demás cuáles eran sus
sueños. SeokJin dijo que soñaba con convertirse en una buena
persona. YoonGi dijo que estaba bien no tener sueños.
HoSeok solo deseó ser feliz. Y NamJoon. ¿Qué nos dijo? No
puedo recordarlo, pero no era nada especial. Básicamente,
ninguno de nosotros tenía un sueño el cual perseguir. Así qué,
¿por qué caminábamos en esta playa caliente debajo del
sofocante sol para llegar a una roca 3.5km lejos, la cual se
suponía que hacía los sueños realidad?

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A lo largo del camino, tiramos la sombrilla que Namjoon,
HoSeok y SeokJin habían tomado turnos para sostener. Si
bloqueó el sol un poco, pero era muy pesada con su agarradera
de metal. “Para de hacer eso.” Eso fue lo que YoonGi me dijo
mientras tomábamos un pequeño descanso luego de haber
botado la sombrilla. Al principio estaba confundido. De hecho,
rara vez hablaba con YoonGi y ni siquiera me di cuenta de que
él estaba hablando conmigo. YoonGi me mostró sus dedos.
“Se convertirán como los míos.” Él también tenía cutículas
crudas debido a la mordedura de sus uñas. Yo instintivamente
puse mis manos en mis bolsillos. No respondí porque no sabía
que decir.
“¿Cuál es tu sueño?” Preguntó YoonGi. “No nos dijiste el
tuyo.” Él no parecía genuinamente interesado en mi respuesta.
Él parecía que estaba preguntando solo para mantener la
conversación fluyendo. “No lo sé. Nunca lo había pensado.””
Bueno, no hay nada malo en eso.”
“De todas formas, ¿qué es un sueño?” Pregunté luego de dudar
un poco. YoonGi respondió con su voz arrastrada. “Te dije
que no tengo uno.” “No, me refiero…” dudé y continúe. “Me
estaba preguntando que es un sueño. ¿A qué las personas se
refieren con sueños?” Él me miró y luego fijó su mirada en el
cielo. “¿Algo que quieres alcanzar? Creo.”
HoSeok intervino, agitando su teléfono en nuestra dirección.
“La definición del diccionario primero, ‘una serie imaginaria
de eventos que experimentas mientras duermes’; segundo, ‘una
situación o ideal que esperas alcanzar’; y tercero, ‘falsas

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expectativas o pensamientos que son casi o completamente
imposibles de hacerse realidad.”
“¿Acaso la tercera definición no está rara? ¿Cómo algo es no
es probable que se haga realidad ser un sueño?” HoSeok
respondió. “A veces las personad te dicen que despiertes de tus
sueños. ¡Así que, si estás soñando con darte la vuelta e ir a casa
antes de que alcancemos la roca, despierta de tu sueño!
Algunos de nosotros nos reímos fuerte, pero el resto no mostró
reacción alguna, probablemente porque ya no tenían más
energía. “Es raro. ¿Cómo algo que quieres alcanzar en tu vida
y algo que es probable que no se haga realidad llamarse
sueño?” YoonGi dijo, riendo. “Tal vez significa que las
personas están desesperadas. Simplemente no pueden darse
por vencido con sus sueños aunque ellos sepan que no se harán
realidad. Nunca se atrevan a tener un sueño.” YoonGi empezó
a morderse las uñas y al sentirse consiente de mi mirada, puso
sus manos en sus bolsillos. “Porque es duro tener uno.”
Tenía curiosidad de porque se mordió las uñas pero no
pregunté. En cambio, miré mis propios dedos. Ha sido un
hábito desde mi niñez el hacerme daño. No recuerdo cuando
empezó todo. Solo podía recordar la distinguida sensación al
cortar mi dedo con un cuchillo un día. Luego de que la
dolorosa sensación pasó, sangre brotó de la herida. Se sentía
adormecido y un hormigueo al mismo tiempo. Mamá me llevó
al hospital, y me suturaron la herida, esterilizaron, y cubrieron.
Ella pretendió hacer un alboroto delante del doctor pero no
me hico cena o me ayudó a tomar mis medicinas luego de

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llegar a casa. En realidad no esperé a que lo hiciera. Ella ha
sido así desde que papá se fue.
La herida sanó muy lentamente porque continuaba
presionándola con la puta de mi uña. Cada vez que la
presionaba un punzante dolor se disparaba en mi dedo. A
veces dolía tanto que estaba a punto de llorar. Pero también
me ayudaba a sentirme despierto de nuevo. Incluso ahora, a
veces me siento vacío. Todo carece se sentido y toda la energía
se drena de mi cuerpo.
“¿Cuánto tiempo más tenemos que caminar?” A la pregunta
de TaeHyung, HoSeok parecía estar perdido. “Es extraño.
Estoy seguro de que debe de estar por aquí.” Todos nos
detuvimos y miramos alrededor. Solo el sonido de las olas
rompiendo en la playa llenó el vacío del silencio debajo del
cielo azul. Cientos de miles de piedras estaban esparcidas a
través de la playa como granos de arena. La roca de la foto no
se veía por ninguna parte.
“¿Deberíamos caminar un poco más lejos?” “No puedo
moverme otro paso.” “Estoy hambriento y sediento.” En el
medio de nuestra conversación, JiMin soltó un suspiro con sus
ojos fijados en su teléfono. TaeHyung, quién estaba mirando
el teléfono de JiMin, violentamente pateó una pierda con una
cara vacía. JiMin leyó el artículo en voz alta. Un resort de clase
alta será construido en esta playa, y la construcción voló la roca
en pedazos porque obstruía la vista desde el primer y segundo
piso del resort. Dimos una segunda mirada alrededor al mismo
tiempo. Bandas amarillas estaban instaladas a lo largo de la
playa para marcar que el área estaba diseñada como una zona

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en construcción, con excavadores rugiendo en el fondo. Un
letrero que decía “Construcciones Seawall” se vio a la vista.
“Creo que llegamos al lugar indicado.” Dijo HoSeok, topando
una pierda con la punta de sus zapatos. Todas estas piedras
esparcidas en la playa debieron ser lo que quedaba de esa roca
explotada. “Está bien. No existe algo como una roca que
cumpla sueños comoquiera.” NamJoon consoló a HoSeok,
topando ligeramente su hombro. “No teníamos ningún sueño
en primer lugar.” “Sin posibilidad de hacerlos realidad aunque
lo tuviéramos.” “Soñar es un lujo para nosotros.” Todos
trataron de decir algo positivo, pero no estaba funcionando. No
estábamos esperando mucho, pero no llegamos hasta aquí para
ver esto, tampoco.
YoonGi, quien me dijo que no tuviera sueños porque es duro,
no era diferente. Luego de ver al mar por unos minutos, él
empezó a morder sus uñas de nuevo. Él parecía no saber wue
lo estaba haciendo. “YoonGi.” Él dio la vuelta y me miró.
“No…” Mis palabras fueron interrumpidas por el fuerte sonido
de la excavación. Todos dimos la vuelta al mismo tiempo.
Estaban resumiendo el trabajo de la construcción. El sonido
parecía provenir de una gran roca siendo taladrada.
YoonGi frunció el ceño y topó mi hombro. “¿Qué me decías?”
YoonGi balbuceó algo. “No hagas eso.” Puse mis manos
alrededor de mi boca y grité. YoonGi parecía no haber oído y
sacudió su cabeza de nuevo, frunciendo el ceño. Estaba a punto
de gritar de nuevo, pero él ya había parado de morderse sus
uñas. Podía ver el mar más allá de sus hombros. Las
incontables piedras debajo de mis pies. La roca debió ser

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grande, poderosa, y suficientemente vieja como para hacer los
sueños de las personas realidad. Pero ahora, no era más que
una pila de gravilla. “¿El mundo es difícil para ti también?”
pregunté. Como era de esperarse, la mirada confundida de
YoonGi me dijo que no entendió. Grité de nuevo. “¿Quieres
renunciar a este mundo también?” Él balbuceó algo esta vez,
pero no pude descifrar que era. Agité mi cabeza, y YoonGi
gritó de nuevo. Mirando nuestras mímicas, HoSeok y
TaeHyung rompieron en risas. Sus risas eran también
inaudibles, pero sus caras mostraron el sentimiento.
Al siguiente minuto, estábamos mirando al mar y gritando
nuestros sueños. HoSeok cubrió sus oídos con ambas manos y
abrió su boca. Parecía que competía con el sonido del taladro,
pero era inaudible. Lo mismo con TaeHyung, JiMin y
NamJoon. Cada uno de nosotros gritamos una historia que
nunca alcanzará su destino. Estaba parado detrás de YoonGi y
SeokJin al principio, pero luego caminé hasta el punto en
dónde las olas llegaban. Todos mis sentidos tomaron vida. Las
voces de los demás se entrelazaban y formaron un clase de
telaraña con la esencia a pescado pero a la vez refrescante del
mar y la fuerte brisa que soplaba alrededor de mis dedos. Antes
de darme cuenta, estaba gritando hacia el mar. Debido al
sonido del taladro, no pude escuchar cual era mi sueño.
Luego el sonido del taladro paró tan abruptamente como
empezó. El mundo completo se tornó silencioso, como si el
sonido fuese cortado con un cuchillo. Simplemente así. Pero
nuestros gritos no estaban en perfecto orden. TaeHyung tosió
fuerte como si se hubiese ahogado mientras trataba de cerrar

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su boca. La voz de alguien alcanzó una nota bien alta. La última
palabra que se escuchó fue, “…, por favor!” por SeokJin.
Instantáneamente, todos cerramos nuestras bocas. Durante un
segundo, nadie se movió. Luego todos rompimos en risas
juntos. Nos agarramos de hombros mientras reíamos y nos
señalábamos los unos a los otros.
“Tomémonos una foto aquí.” Con la sugerencia de SeokJin,
todos nos paramos en una fila con el mar como nuestro fondo.
SeokJin puso el temporizador y vino corriendo hacia nosotros.
¡Clic! Este día bajo el calor exuberante del comienzo del verano
se volvió impreso en nuestras memorias en esta foto. El camino
de regreso fue más corto que el camino hacia la roca. Justo
cuando pensamos que estábamos a mitad de camino, la
sombrilla desertada apareció. Pronto, la estación de tren
apareció a la vista.
“¿Puedo quedarme con la foto?” SeokJin tomó la foto Polaroid
de su bolsa y escribió “Junio 12” atrás. “El sueño que gritaste,
se hará realidad.” Lo miré. “¿Sabes lo que dije?” SeokJin solo
topó mi hombro sin decir una palabra y siguió caminando.

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SeokJin

25 de Junio, año 19.


Nadie estaba ahí en el salón de mantenimiento. Nunca
hacíamos citas por adelantado, pero siempre estaba lleno de
personas y el murmullo de voces. Tal silencio era raro.
Mientras entraba, detecté una planta en la ventana. ¿Quién
pudo haber traído la planta aquí? El salón siempre estaba sin
oscuro sin electricidad, y las hojas verdes parecían incluso más
verdes con la media luz que provenía de las sucias ventanas.
Tomé fotos con mi teléfono. Como era de esperarse, las fotos
no salían bien. Siempre pensé que las fotos no capturan lo que
el ojo humano ve.
Cuando me acerqué a la planta, pude ver la letra “H” escrita en
el piso, media cubierta por la planta. Levanté la planta para
descubrir “Planta de HoSeok” escrito ahí. Me reí. Debí
saberlo. Volví a poner la planta en su lugar cubriendo
completamente el garabato y miré alrededor. No lo había
notado antes, pero la ventana aún seguía cubierta de grafiti y
garabatos. Las ventanas, paredes e incluso hasta el techo
estaban cubiertos con frases como “¡Admisión a la universidad
o muerte!”, propuestas para amor no correspondido, citas, e
innumerables nombres que eran irreconocibles. El salón de
mantenimiento debió haber servido como un salón de clases
normal como cualquier otro. Debió haber visto estudiantes
entrar para tomar clases todas las mañana e irse de nuevo en la
tardes. En los días de regreso a clases, los estudiantes llenaban

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el salón, el cual estaba vacío durante meses de vacaciones.
Algunos de ellos debieron ser castigados por llegar tarde y
saltarse clases, justo como nosotros. ¿Este salón vio maestros
que usaron violencia, pruebas innumerables, y tarea? ¿Habían
estudiantes como yo que delataban a sus amigos con el
director?
De repente, me empecé a preguntar si el nombre de papa
estaba en una de estas paredes. Papá también se graduó de esta
escuela. El creyó que asistir a la misma escuela y universidad
de generación en generación sumaría prestigio a nuestra
familia. Busqué cada uno de los nombres y finalmente
encontré su nombre entre el medio de la columna izquierda.
Debajo de su nombre se leía: Todo empezó desde aquí.

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Fin del Verano,
Comienzo de la Soledad

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TaeHyung
20 de Marzo, año 20.

Corrí por el pasillo pisando fuerte. Namjoon estaba parado en


frente de “nuestro salón de clases”. Nuestro salón de clases. Así
era como llamaba al salón de mantenimiento. El salón de clases
solo para nosotros siete. Me acerqué silenciosamente a
NamJoon para tratar de quitarle su sombrero.
“¡Director!” escuché la urgente voz a través de la ventana
abierta de nuestro salón de clases cuando di alrededor de cinco
pasos hacia NamJoon. Fue la voz de SeokJin. Me detuve ahí.
¿SeokJin está hablando con el director? ¿En nuestro salón de
clases? ¿Sobre qué? Escuché mi nombre y el nombre de
YoonGi y vi a NamJoon respirar pesadamente. Al sentir
nuestras presencias, SeokJin abrió la puerta. Él tenía un
teléfono en su mano. El parecía asombrado y avergonzado.
Me escondí en una esquina y los observé. SeokJin estaba
abriendo su boca, al parecer para hacer una excusa, y NamJoon
lo interrumpió. “Está bien. De seguro hubo una buena razón.”
No podía creerlo. SeokJin le dijo al director lo que YoonGi y
yo estábamos haciendo en los últimos días. Sobre como nos
saltábamos clases, trepábamos las paredes de la escuela, y nos
metimos en una pelea. Y NamJoon estaba diciendo que estaba
bien.
“¿Qué estás haciendo aquí?” me di la vuelta sorprendido al
encontrar a HoSeok y JiMin. HoSeok me dio una mirada que
me decía que él estaba más sorprendido que yo y puso su brazo

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alrededor de mis hombros. Me arrastró hacia el salón.
NamJoon y SeokJin nos miraron. NamJoon me miró como si
nada extraño pasaba. En ese momento, resolví mis
pensamientos. NamJoon debió tener sus razones. Él tiene más
conocimiento, es más inteligente y maduro que yo. Y este es
nuestro salón. Caminé hacia NamJoon y SeokJin, sonriendo
con esa sonrisa tonta mía que todos llaman “una sonrisa
cuadrada”. Decidí no decirle a nadir sobre esa conversación
que sobre escuché.

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NamJoon
15 de Mayo, año 20.

Caminé por el salón de mantenimiento, que servía como el


escondite de nosotros siete, enderezando algunas sillas que
estaban en mi camino. Levanté un escritorio y limpie el polvo
con mis palmas. Hoy era mi último día en esta escuela. Mi
familia decidió mudarse hace dos semanas. Papá desarrolló
“complicaciones”, que no podíamos pagar. Nuestra renta se
acumuló por meses. La buena voluntad de nuestros vecinos y
la paga de mi trabajo en la gasolinera no pudo cubrirlo todo.
Teníamos que mudarnos antes de que nuestro depósito se
acabara.
Doblé un papel por la mitad, lo puse en el escritorio, y tomé
un lápiz. No tenía idea de qué escribir. Minutos pasaron.
Mientras escribía en el papel, la punta del lápiz se rompió.
Debo sobrevivir. Eso fue lo que escribí sin darme cuenta antes
de que fragmentos negros del lápiz se esparcieran por todo el
papel.
Arrugué el pedazo de papel, lo puse en mi bolsillo, y me
levanté. Polvo se levantó cuando empujé el escritorio. Antes de
salir del salón, soplé en la ventana y escribí tres palabras.
Ningún mensaje de despedida sería suficiente para hacerle
saber a los otros como me sentía. En ese tiempo, ningún
mensaje de despedida fue necesaria para hacerme entender.
“Nos vemos luego.” Era un deseo, más que una promesa.

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JungKook
25 de Junio, año 20.

Acaricié las teclas del piano con mis dedos, el polvo cubrió mis
yemas. Presione las teclas con más fuerza, pero no pude hacer
que sonara como YoonGi lo hacía. Han pasado dos semanas
desde la última vez que YoonGi vino a la escuela. Los rumores
dicen que él finalmente fue expulsado. HoSeok no dijo nada,
y yo no pregunté.
En ese día dos semanas atrás, YoonGi y yo éramos los único
en el salón cuando el maestro entró. Fuimos allá sin ningún
plan, sólo no queríamos quedarnos en nuestros salones de
clases. YoonGi sin mirar atrás continuó tocando el piano. Yo
estaba acostado con mis ojos cerrados en dos escritorios
juntados. Algo en YoonGi y el sonido del piano parecía no
coincidir, pero los dos eran en realidad inextricable. No tenía
idea de cuanto tiempo había pasado. De repente, la puerta se
abrió con un sonido estrepitoso. El sonido del piano cesó.
Continué retrocediendo mientras el maestro abofeteaba mi
cara hasta que caí al piso. Me senté encorvado, aguantando los
insultos incesables. De repente, el maestro detuvo sus gritos.
Miré hacia arriba y vi a YoonGi parado en medio y empujando
el hombro del maestro. También pude ver la cara asombrada
del maestro a través del hombro de YoonGi.
Presioné las teclas e intenté imitar el mismo tono que él tocó
ese día. ¿En serio será expulsado? ¿Volverá algún día? Él dijo
que estaba acostumbrado a ser golpeado y pateado por

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maestros. Si yo no hubiese estado ahí, ¿él se habría vuelto en
contra del maestro? Si no hubiese estado ahí, ¿él aún seguiría
tocando el piano aquí?

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YoonGi
25 de Junio, año 20.

Tan rápido como entré al cuarto, tomé un sobre que estaba en


la gaveta de abajo del escritorio, lo tiré en el basurero, y me
acosté en la cama. Aún seguía respirando pesado y no podía
dejar de pensar.
Volví a la casa quemada justo después del funeral. Un
esqueleto de lo que una vez solía ser un piano aún estaba
parado dónde solía estar el cuarto de mamá. Caí de golpe en
el suelo. La luz de la tarde trepó por la ventana y luego se
encogió hasta desaparecer. Levanté mi cabeza y vi varias teclas
de piano en la distancia. ¿Cuáles notas eran? ¿Cuántas veces
sus dedos tocaron esas teclas? Me levanté y puse una de las
teclas en mi bolsillo.
Cuatro años han pasado. La casa estaba llena de silencio.
Silencio que me volvía loco. Era después de las diez de la
noche, así que papá ya debía estar en la cama. Todo y todos
dentro de la casa debía estar quieto después de que él se
acostaba. Esa era la regla. Yo no estaba familiarizado con tan
profundo silencio. O con ser puntual y seguir las reglas. Era
mucho más inaguantable el hecho de que estaba viviendo en
esta casa a pesar de todo eso. Estaba recibiendo pensión de él,
estaba cenando con él, y estaba siendo regañado por él.
Algunas veces yo lo desafiaba y causaba problemas, pero no
tenía el coraje para abandonarlo, para huir y encontrar
verdadera libertad.

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Recogí la tecla del piano del basurero debajo de mi escritorio.
Cuando abrí la ventana, el aire de la noche entró. Mi mente
repitió los eventos de ese día. Lancé la tecla del piano por la
ventana con toda mi fuerza. Han pasado dos semanas desde la
última vez que fui a la escuela. Dijeron que estaba expulsado.
Probablemente sea botado de la casa aunque quiera quedarme.
No pude escuchar la tecla del piano golpear el suelo. Ahora
nunca sabré cual nota era. Nunca volverá a sonar. Nunca
volveré a tocar el piano.

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SeokJin
17 de Julio, año 20.

El quejido de las cigarras golpeó mis oídos mientras salía de la


escuela. El patio de recreo estaba lleno de estudiantes
sonrientes, jugando, y corriendo por todos lados. Era el
comienzo de las vacaciones de verano, y todos estaban muy
emocionados. Caminé rápidamente a través de la multitud con
mi cabeza abajo. Todo lo que quería era salir de ahí.
“¡SeokJin!” La sombra de alguien saltó en mi camino, y
dudosamente levanté mi cabeza. Era HoSeok y JiMin. Estaban
sonriendo con sus sonrisas grandes y llenas de amabilidad
como siempre y me vieron con ojos juguetones. ¿No irás a tu
casa tan pronto en el primer día de vacaciones, o si? Dijo
HoSeok, halando mi brazo. Balbucee algo parecido a un “si” y
me di la vuelta.
Lo que pasó ese día fue un accidente. No quise que sucediera.
So pensaba que JungKook y YoonGi estarían ahí en el salón
de mantenimiento a esa hora. El director estaba sospechando
que los estaba cubriendo. Él me amenazó con decirle a papá
lo mal que me estaba yendo en la escuela. Tenía que decir algo.
Le conté sobre nuestro escondite porque pensé que estaría
vacío. Pero esto llevó a la expulsión de YoonGi. Nadie sabía
que yo estaba metido en esto.
“¡Que tengas unas buenas vacaciones! Mantengámonos en
contacto.” HoSeok debió leer mi cara. Lentamente dejó ir mi
mano y dijo adiós aun más animado. No pude responder. No

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había nada que pudiera decir. Mi primer día en esta escuela
cruzó mi mente mientras pasaba por las puertas de la escuela.
Llegamos todos tardes y fuimos castigados. Pero estábamos
juntos, así que podíamos reír juntos. Arruiné todos esos
hermosos recuerdos que compartimos. Después de que decidí
vivir como papá quería, después de que me decidí no perseguir
la felicidad, morí más de lo que podía masticar.

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HoSeok
15 de Septiembre, año 20.

La madre de JiMin caminó por la emergencia hacia la cama.


Revisó la etiqueta del nombre en el pie de la cama y la vía
intravenosa y retiró un pedazo de hierba seca que se
encontraba en el hombro de JiMin. Dudosamente caminé
hacia ella y me incliné. Sentí que debía decirle por qué JiMin
terminó en la emergencia y como tuvo una convulsión en la
estación de autobús. La madre de JiMin parecía haber notado
por primera vez que estaba ahí. Pero inmediatamente alejó sus
ojos después de decir un gracias rápido sin esperar una
explicación de mí.
No fue hasta que los doctores empezaron a mover la cama de
JiMin y yo estaba por seguirlos que la madre de JiMin me miró.
Me agradeció una vez más y empujó mi hombro. Pensándolo
de nuevo, ella en realidad no me empujó. Ella solo puso su
mano en mi hombro y rápidamente la retiró. En ese momento,
una línea fue dibujada entre nosotros. Esa línea era firme y
solida. Era fría y no se podía eliminar. Nuca seré capaz de
cruzar esa línea. He vivido en un orfanato por más de diez
años. Podía reconocer líneas así con todos mis sentidos, verlas
en los ojos de las personas, y sentirlas en la atmósfera.
Retrocedí desconcertadamente y me caí. La madre de JiMin
solo me miró sin ninguna expresión. Ella era pequeña y
hermosa, pero su sombra era grande y tenebrosa. Esa gran
sombra emitió sobre mí mientras me sentaba encorvado en el

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piso de la emergencia. Cuando miré hacia arriba, la cama de
JiMin ya no estaba.

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JungKook
30 de Septiembre, año 20.

“JungKook, ¿tú no sigues yendo ahí, cierto?” Solo miré hacia


las puntas de mis zapatos. Me negué a responder, por lo que el
maestro me golpeó la cabeza con el libro de asistencia. Aún así
no respondí. Era dónde nosotros pasábamos el rato. Desde el
primer momento que pisé ese salón, ni un día ha pasado sin
que no vaya a ese salón. Los demás no lo sabrían. Ellos tenían
otros planes y trabajos de medio tiempo y no siempre iban allí.
YoonGi y SeokJin a veces no se aparecían por días. Pero yo
era diferente. Iba allí sin excepción. Habían días en los cuales
nadie iba. Eso estaba bien por mí. Estaba bien porque ese salón
estaba ahí y porque los otros se aparecerían tarde o temprano,
o mañana, o al otro día.
“ Sabía que estaban juntándote con las personas equivocadas.”
El libro de asistencia golpeó mi cabeza otra vez. Cuando
levanté mi mirada y miré al maestro, el libro de asistencia me
golpeó una vez más. La escena de YoonGi siendo golpeado
inundó mi mente. Apreté mis dientes y me contuve. No quería
mentir o decir que no iba allá.
Y luego estaba parado en el salón. Sentía que los demás estaban
ahí al otro lado de la puerta. Cuando se abra, ellos me verán y
se quejarán de porqué me tomó tanto en llegar. SeokJin y
NamJoon estarán leyendo, TaeHyung debería estar jugando,
YoonGi debe de estar en el piano, y HoSeok y JiMin deben de
estar bailando.

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Pero cuando abrí la puerta, solo HoSeok estaba ahí. Él había
venido a llevarse las cosas que quedaban de nosotros. Me
quedé frisado con la mano en el manubrio de la puerta.
HoSeok se me acercó, puso su mano alrededor de mis
hombros, y me caminó hacia afuera. “Vamos.” La puerta del
salón se cerró detrás de nosotros. Me di cuenta ahí mismo.
Esos días se habían ido y nunca volverán.

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Debo Sobrevivir

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NamJoon
17 de Diciembre, año 21.

Continué desacelerando mi paso y finalmente me detuve. Era


de tarde en un pueblo de campo donde hasta los autobuses no
pasaban frecuentemente. El pueblo completo estaba arropado
debajo de una nieve luminosa que calló la noche entera. Los
árboles estaban encorvados como masivas bestias blancas que
perdían pelaje de nieve cada vez que el viento soplaba. Sabía
sin mirar atrás que era el único dejando huellas a través del
campo de nieve en el pueblo. Ambos de mis pies habían estado
empapados desde hace tiempo porque mis zapatos tenían las
suelas rotas. Una vez escuché un dicho que Dios nos hace
solitarios para guiarnos hacia él. 1 Pero yo no era solitario. No
estaba siguiendo el camino hacia mí mismo. Esto era una
retirada. Estaba huyendo de mí mismo.
Mi familia llegó al pueblo el otoño pasado. La cantidad de
pertenencias que llevamos se volvían menos cada vez que nos
mudábamos a una nueva ciudad. Ahora para mudarnos solo
necesitábamos una pequeña camioneta de entrega. No
estábamos en posición de ser exigentes en elegir dónde vivir.
Sólo habían dos condiciones. Una era un Hospital para papá,
y la otra era un empleador quien esté dispuesto a contratar a
alguien sin un diploma de secundaria.
Este pueblo tenía las dos. El autobús que pasaba dos veces al
día se detenía en frente del Hospital del pueblo, y una serie de
1 Demian por Herman Hesse

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pequeños restaurantes alineaban el arroyo detrás del pueblo.
Estos restaurantes vendían estofados y papás fritas hecho con
pequeños pescados atrapados en el arroyo, y los meses de
verano eran sus temporadas más altas. Una multitud
proveniente de las ciudades vecinas que buscaba una excursión
cerca del agua se esparció, y la demanda de entregas de esos
que se quedaban en el pueblo era alta. Durante el invierno,
cuando el arroyo esta congelado, los restaurantes usan los
peces preservados que atraparon en verano. No habían tantos
turistas como los había en verano, pero las llamadas para
entregas se mantenían activas. Yo era uno de los chicos de
entrega de este pueblo.
Por supuesto, habían competencias aquí, también. La mayoría
de los hogares se sustentaban de la agricultura, y, como puede
verse, nosotros no somos adinerados. El servicio de entregas
era el único trabajo disponible para chicos en este pueblo. Los
dueños de los restaurantes nos hacen competir entre nosotros.
“¿acaso no es natural que contrate a quién más me
impresione?” Para ellos, no importaba que éramos menores y
que no teníamos licencia de conducir. Los chicos que ya eran
contratados actuaban muy territoriales. Eran unos pocos, pero
me amenazaban con sus miradas.
Durante las vacaciones, la competencia se volvió más feroz.
Nosotros voluntariamente y competitivamente hacíamos
recados y sacábamos la basura por los dueños. La convivencia
sólo nos llevaba a más. Y todavía, casi inexplicablemente,
llegamos a desarrollar solidaridad entre nosotros. Éramos
rivales, pero teníamos una clase de simpatía entre nosotros. Sí

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uno de nosotros no se presentaba el resto se preguntaba que
había pasado. Ellos también me recordaban el tiempo que
había pasado en ese salón de mantenimiento en secundaria.
Algunos de ellos eran similares a YoonGi, y otros a JiMin. No
pude evitar preguntarme. Si mis amigos de escuela me
hubiesen conocido en este pueblo, ¿hubiésemos tenido que
competir entre nosotros y tratar de superarnos entre nosotros?
Si hubiese conocido a estos chicos de entrega en la escuela,
¿nos hubiésemos convertido en amigos?
La nieve cayó pesadamente cuando nuestra competencia,
instintos territoriales y extraño sentido de solidaridad llegaron
a su punto máximo. Entonces, la competencia cesó
instantáneamente. Una motoneta era necesaria para hacer las
entregas al pueblo, pero era muy peligroso manejar una
motoneta liviana a lo largo de un camino montañoso cubierto
de nieve. El camino que llevaba al pueblo con el resto del área
era escarpado y sinuoso. Hacer entregas a pie no era una
opción.
Al final, era una confrontación entre TaeHyung y yo.
TaeHyung era dos años más joven que yo y vivía en las afueras
del pueblo cerca de los huertos. TaeHyung no era su nombre
real. Tampoco era JongSik o JongHun. Pero él me recordaba
a TaeHyung. Él no tenía esa sonrisa tonta o se abría fácilmente
a los demás con su gentil e ingenua naturaleza. Más bien, él
siempre parecía agresivo, enojado, y desconectado. En el
exterior, él parecía similar a YoonGi, pero, suficientemente
raro, él me recordaba más a TaeHyung.

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TaeHyung y yo éramos los únicos suficientemente pobres
como para aceptar el riesgo y seguir haciendo entregas por el
camino montañoso cubierto de nieve. Era lo mismo ese día.
Cuando otra orden llegaba al restaurante, yo estaba
deambulando a lo largo del arroyo. Nadie más se había
presentado mientras el reporte del clima pronosticaba una
fuerte nevada en la tarde. TaeHyung apareció unos minutos
más tarde. En vez de entrar al restaurante y charlar como era
usual, él solo se dejó caer en el suelo cerca del puente y no se
movió. Era uno de esos días. Esos días cuando su cara estaba
cortada y llena de moretones. Esos días cuando sus ojos
estaban inyectados de sangre y sus ropas estaban manchadas de
sangre. ¿Había algo mal con él? ¿Alguien le estaba pegando?
No pregunté.
Empezó a nevar mientras estaba esperando a que la comida
fuera preparada. Al mismo momento sentí algo frío rozar mi
cuello, la nieve empezó a caer más gruesa y pesada. “¿Estás
seguro que estarás bien?” el dueño sacó su cabeza. TaeHyung
aceleró su paso, y me di la vuelta. “¡Claro!” ambos
respondimos simultáneamente. “Nunca sabrás cuanta nieve
más caerá de esta clase de cielo,” dijo alguien dentro del
restaurante. “Solo acaba de empezar. Estaré devuelta en un
minuto.” El dueño me miró a la cara con una mirada dudosa.
“Pero aún no eres tan bueno manejando la motoneta.”
TaeHyung se acercó, diciendo que él había manejado la
motoneta muchas veces. El dueño chasqueó su lengua cuando
vio su cara. “No, hoy tú no. Tú ve a descansar.” No perdí mi
oportunidad y me interpuse. “Hay una primera vez para todo.
Hoy será la primera vez que haga una entrega en la nieve. Sabes

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que soy muy cauteloso.” El dueño aceptó. “Ven aquí. Tendrás
que hacer unos cuantos recorridos, así que ten cuidado.”
Pude sentir la mirada de TaeHyung detrás de mí siguiéndome
mientras entraba en el restaurante. Él anduvo a mí alrededor
mientras empacaba la comida preparada y la colocaba en el
contenedor. Era extraño. TaeHyung usualmente era muy
orgulloso como para actuar así. Cuando lo miré devuelta, él
tomó un paso hacia mí como si él tuviera algo que decir.
Entonces, se dio la vuelta. El dueño seguía sermoneándome
sobre manejar en un camino lleno de nieve. Pretendí escuchar,
asintiendo con mi cabeza entusiasmadamente. Manejar una
motoneta no era algo que requiriera de mucha atención,
habilidad, y estrés.
Al contrario de lo que me enseñaron, no era fácil subir la cuesta
abajo con nieve en la motoneta. La nieve no había empezado
a acumularse en el camino, pero mis nervios estaban de punta
porque empezó a volar en todas las direcciones. La decrepita
motoneta luchó subiendo la cuesta. Era como si la motoneta se
estaba aferrando a mí. Hacía frío, pero estaba empapado en
sudor y tenía todos mis músculos contraídos. Al minuto
siguiente, mi sudor se secó y sentí un escalofrío en mi espalda.
Seguí repitiéndome un pensamiento a mí mismo. He estado
subiendo y bajando este camino sin ningún problema todo el
otoño hasta principios de invierno. Además, la nieve aún no ha
empezado a acumularse y el camino no está resbaloso.
La motoneta se deslizó sin esperanza durante la bajada en mi
tercer viaje. Empezaba a ganar confianza y a pensar que era
muy bueno manejando la motoneta en un día nevado. A

59 ©Twitter: @7thHeavenly
medida que la nieve iba cayendo durante un tiempo, y el
camino tenía poco tráfico, empezó a acumularse aquí y allá.
Pero aún estaba bien en el centro del camino, y la cuesta ya no
era tan escarpada. Entonces, tan pronto como ese pensamiento
cruzó mi mente, la rueda trasera se deslizó. Sobresaltado,
apreté los frenos fuertemente. ¿Los apreté demasiado fuerte?
Este pensamiento llenó mi cabeza. Creo que recordé al dueño
diciendo algo sobre los frenos. La advertencia del dueño que
escuché sin mucha atención atravesó mi cabeza. La motoneta
empezó a moverse como la cola de un pez antes de poder dejar
salir un suspiro de alivio. En el siguiente respiro, fui arrojado
en el camino. Me derrumbé como si la motoneta me expulsara
tan duro como podía. La motoneta de deslizó sola por el
camino y debió chocar contra algo. Escuché un fuerte golpe.
Salí corriendo. No podía permitir chequear si estaba herido o
donde dolía. Corrí hacia la motoneta, que estaba de lado
debajo de un árbol del lado derecho del camino. Estaba
cubierta de hojas caídas. La levanté para descubrir un
profundo, imperdible rasguño en su cuerpo. Entré la llave y la
giré. No encendió. Sudor corrió por mi nuca. Todas las
articulaciones de mi cuerpo dolían. Estaba gobernado por el
miedo. No había forma de que pudiera pagar por la motoneta.
Giré la llave una vez más, esta vez el motor pataleaba. El motor
parecía querer arrancar pero se apagó rápidamente. Maldecí a
través de mi respiración, cerré mis ojos, y pateé el suelo lo más
duro que pude. Mi mano, que agarraba la llave, no pudo dejar
de temblar. Las caras de mis padres y hermano pasaron por mi

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mente. Miré al cielo y recuperé mi compostura. Apreté y aflojé
mis puños. Entonces, giré la llave nuevamente.
El motor finalmente encendió después de muchos intentos. La
motoneta cobró vida, sonando como el grito de un animal
muriendo. Colapsé en el suelo. Estaba agotado. El profundo
rasguño estaba a la vista. Salté y lo froté con la punta de mi
zapado. Era una motoneta vieja, cubierta con innumerables
hundimientos y rasguños. Tal vez pase desapercibido.
Cuando me paré erecto, uno de mis tobillos hormigueó con
dolor. Sólo entonces empecé a revisar mi propia condición.
Afortunadamente, no habían heridas serias. Había una
pequeña cortada encima de mi tobillo izquierdo que estaba
sangrando. Puede que muslos y cintura duelan la mañana
siguiente. Pero ya he estado ahí antes.
TaeHyung me observó parquear l motoneta y entrar al
restaurante. ¿Se habrá dado cuenta? Me puse nervioso pero
charlé con el dueño lo más casualmente posible. La próxima
orden de entrega llegó. Tenía que salir de nuevo antes de que
pudiera calentarme.
“Oye…” TaeHyung me habló mientras me acercaba a la
motoneta. ¿Acaso vio el rasguño? Respondí con una voz
deliberadamente fuerte. “¿Qué?” luego de un poco de duda,
TaeHyung siguió. “Tengo un favor que pedirte.” “¿Favor?
¿Cuál favor?” Ahí fue cuando mi teléfono sonó. Levanté una
mano para callarlo y me di la vuelta. Era mamá. Papá intentó
salir afuera solo y se cayó. Ella me pidió que lo llevara al
hospital. Cerré mis ojos. Enojo surgió desde los más profundo.

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Apreté mis dientes. Podía sentir mi molestia lentamente surgir
desde mi estómago. Copos de nieve, ahora notablemente
grandes, cayeron en mi cara. Estaba cruzando este camino
resbaladizo durante este invierno para ganar casi nada. El corte
en mi tobillo izquierdo dolía, y mis muslos también. Pero me
estaba preparando para manejar esa motoneta otra vez. Era la
única forma de ganar ese poco de dinero hoy.
Pude entender por qué intentó caminar solo. Era su último
orgullo como la cabeza de nuestra familia y su intento de
mantener su dignidad como padre. Pero no podíamos permitir
esos lujos en la cara de la pobreza. Dignidad, orgullo, sentido
de justicia y morales solo llevaban a una gran carga y más dinero
que gastar. Cuando abrí mis ojos, TaeHyung estaba
mirándome. Le entregué la llave.
Cuando papá y yo bajamos del autobús en el hospital, el ya se
había puesto. Los grandes copos de nieve de antes habían
continuado creciendo y habían creado montes de nieve. El
autobús siguió su camino. Tomó más de lo normal llegar al
hospital y devuelta a casa. Caminé a casa cargando a papá en
mi espalda sin nadie a la vista que pudiera sostener una
sombrilla para nosotros. Mi cabello estaba empapado y mis
manos que lo sostenían estaban adormecidas por el frío.
Tomé un descanso debajo de un árbol de Zelkova pasado el
camino en el Terraplén. Contuve mi aliento y miré hacia
arriba. Una vista panorámica del pueblo se encontró con mis
ojos. El pueblo arropado por la nieve parecía tranquilo y
pacífico. Luces amarillas salían de las ventadas de diferentes
casas aquí y allá. El olor de arroz y estofado afilaron mi apetito.

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Cuando entramos al callejón después de cruzar el puente,
perros empezaron a ladrar. Aunque hemos estado viviendo en
este pueblo durante varios meses, los perros aún me ladran
como si fuera un extraño. Mamá salió corriendo cuando
llegamos. “Él necesita recibir tratamiento ambulatorio por al
menos tres días más.” Acosté a papá en su cuarto y salí afuera.
Aún no había señal de que la nieve cesara. “¿Por qué me odian
tanto? Al menos déjenme saber la razón.” Les grité a los perros
que ladraban sin cesar. Me enteré del accidente de TaeHyung
al día siguiente.
Cuando llegué al restaurante cruzando el arroyo, vi al dueño
hablando con un oficial de policía. Instantáneamente me frisé.
Pensé que había venido a llevarme. Había dañado la motoneta
el día de ayer. Podía meterme en problemas por manejar
siendo menor de edad y sin licencia de conducir. ¿Debería
correr devuelta a casa? Pero el autobús no volvería durante
horas. No era posible huir con papá en esa condición.
“¿Has escuchado?” Era la dueña del restaurante de al lado. Ella
dijo que el accidente pasó cuando TaeHyung estaba
manejando por la cuesta abajo después de la entrega. Su
cuerpo estaba tirado ahí por más de tres hora hasta que alguien
que iba pasando en carro lo encontró. Un residente en la
ciudad cercana al área llamó al dueño del restaurante, pero
nadie quedó en ir a buscarlo.
La policía dijo que TaeHyung era un conductor sin habilidad.
También lo culpó por no llevar el casco. Vi un casco, que
nunca había visto antes, ubicado en el mostrador del
restaurante. El dueño dijo que él nunca obligó a TaeHyung a

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salir a hacer entregas y que hasta trató de hablar con él sobre
salir. Eso era verdad. TaeHyung y yo habíamos insistido que
estábamos bien con ir. Todos los vecinos en entrometieron.
Era un pequeño pueblo donde todos se conocían. Ellos tenían
al menos un recuerdo o dos sobre todos aquí, ya sea sobre una
primera pelea, chismes o traición. Una serie de episodios sobre
él empezaron a fluir. Él vivía con su madre y hermana y no
tenía padre.
La madre de TaeHyung se retorció en agonía en una banca en
frente del restaurante y gimió. Devuélveme a mi hijo.
Devuélveme a mi pobre, pobre hijo. Es una muerte injusta…
Al principio, los vecinos trataron de calmarla y se lamentaron
con ella. Pero hacía frío y el sol se puso temprano. En la tarde,
la madre de TaeHyung fue dejada sola, y el aroma de la cena
fluía hacia afuera desde las casas como siempre. Cada vez que
el viento soplaba en los árboles, la nieve caía a montones. Ella
solo se sentó en medio de eso.
La sentada sola mientras llevaba a papá a la casa desde el
hospital. Sin darme cuenta, me detuve y recordé el lugar del
accidente. Después de haber escuchado lo de TaeHyung,
anduve solo por el camino. Mi respiración se frisó y caí al suelo
como los cristales de hielo. La forma de TaeHyung que estaba
dibujada en una línea blanca en el pavimento estaba casi
borrada. Me detuve en sus pies. Hojas húmedas estaba
rodando alrededor, y los trazos grises del cloruro de calcio aún
quedaban latente. Ese pude ser yo tirado ahí en vez de
TaeHyung, entonces este sería mi final. Pudo haber sido mi

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familia lamentándose en esa banca en vez de la madre de
TaeHyung.
Doblé mis pasos después de que papá tosió violentamente.
“NamJoon.” Papá me llamó cuando estábamos a punto de
entrar al callejón luego de cruzar el puente. Tan pronto como
desaceleré mi paso, los perros empezaron a ladrar. Papá
continuó con una frágil voz. Apenas era audible, perdida en
medio de los feroces ladridos. Pretendí no haberlo escuchado.
Una semana más pasó. El pueblo pronto volvió a la
normalidad. La madre de TaeHyung a veces lloraba frente al
restaurante, pero nadie compartió su dolor. Las personas solo
buscaban a la hermana de TaeHyung para que se la llevara.
Alguien dijo que solo fue un accidente de tráfico. Empecé a
trabajar en otro restaurante. De hecho, en encargaron todos las
entregas del pueblo con el resto del área. Otra gran nevada
cayó, y el camino continuó congelándose. Las órdenes de
entregas apenas estaban empezando a llegar, pero nadie
aplicaba para hacer el trabajo de entregas. Hice cinco o seis
entregas ese día, y mis ingresos aumentaron mucho. Siempre
me aseguraba de usar el casco y el equipo de protección. Nunca
quitaba mis ojos del camino con la atención de cada nervio de
mi cuerpo.
Anoche, hice mi última entrega. Ese tiempo no sabía que sería
mi última, pero lo era. El resto del área cerró por los meses de
invierno. Cuando llegué ahí, las personas estaba reunidas en la
oficina. Parecían discutir algo sobre las ventas de las
instalaciones. No reconocí algunas de las caras. Debieron
haber sido extraños que apenas se mudaron. Cuando puse la

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comida en la mesa y tomé el dinero, uno de ellos empezó a
hablar sobre el accidente de TaeHyung. Otro extraño
chasqueó su lengua y mencionó lo peligroso que era manejar
una motoneta en un día nevado. El extraño que primero
mencionó el accidente me advirtió que siempre tuviera
cuidado. Le agradecí por preocuparse por mí. Pero realmente
no lo dije en serio. Sí él estaba tan preocupado por la cuesta
cubierta de nieve y mi seguridad, él no debió pedir comida en
primer lugar.
“¿Sabes lo que es realmente peligroso?” El extraño balbuceó
justo antes de que cerrara la puerta detrás de mí. “Cloruro de
calcio y hojas mojadas, no la nieve en sí. Al menos que seas un
muy buen conductor, patinarás si las pisas. ¿No nevó ese día?
Entonces, el debió ser…” Sus últimas palabras no se
escuchaban por que cerré la puerta. Caminé por el área vacía.
Pasé por el bar de meriendas y por el mostrador de descuentos
y me dirigí a la salida.
Caminé escaleras abajo un paso a la vez. Era por debajo de
cero grados, pero no se sentía tan frío. La llave se seguía
resbalando de mis dedos, apreté y aflojé mi puño. La vieja
motoneta tembló como loca y finalmente encendió. Salí
lentamente del área. Una curva apareció en el letrero del área
de descanso. Hice un giro a la derecha en un circulo amplio,
seguí de largo por un tiempo y me topé con otra curva que
giraba a la izquierda. Aquí fue donde me deslicé primero y
luego TaeHyung se metió en problemas.
Mantuve mis ojos fijos hacia adelante y rápidamente pasé por
el lugar. Me convencí a mí mismo de que no estaba quitando

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los ojos del camino por mi seguridad, pero era culpa. Culpa
por haber sobrevivido solo. Culpa por sentirme aliviado
porque fui el que sobrevivió. Culpa por no ser capaz de
adelantarme. Culpa por no ser capaz de defender sus
habilidades de manejo y por no confesar que nunca había visto
un casco en el restaurante. Tal vez solo era un hipócrita
pretendiendo tener una conciencia culpa.
Yo había esparcido las hojas mojadas del lugar en donde
TaeHyung cayó. No quise que pasara, pero era responsable
por todo esto. Fui el que esparció el Cloruro de Calcio. Con
buenas intenciones, para prevenir que el camino se cubriera de
hielo. De hecho, lo hice para mí porque verdaderamente creí
que me tocaría hacer la siguiente entrega y la próxima a esa.
“¿Sabes que es realmente peligroso?” Lo que escuché en el
área de descanso se repetía en mi mente. “Él tal vez manejó
por encima de ellas y se resbaló.” Si hubiese removido las
hojas, y sí no hubiese esparcido Cloruro de Calcio, ¿él habría
estado a salvo?
Varias personas ya estaban en la parada de autobús, esperando
al primer autobús del día. Asentí con mi cabeza en forma de
saludo y luego la mantuve hacia abajo. Traté de no hacer
contacto visual con nadie. El primer autobús del día salió a la
vista.
El autobús gradualmente llegó a la parada. Con mi cabeza hacia
abajo, entré en él después de todos los otros pasajeros. No tenía
un plan específico. Sólo estaba escabulléndome. Lejos de la
cara exhausta de mamá. Lejos de mí hermano descarrilándose.
Lejos de mí papá que está luchando con su enfermedad. Lejos

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de la fortuna de nuestra familia que se iba cuesta abajo. Lejos
de mi familia que exigía sacrificios y obediencia de mí parte.
Lejos de mí, quien trataba de resignar a su destino. Y, más que
nada, lejos de la pobreza. Pobreza que se come el corazón de
la vida. Que convierte algo precioso en algo sin sentido. Te
hace renunciar a lo que no debías renunciar. Te hace dudar,
tener miedo, y desesperar.
Anoche, dejé el área de descanso, me pasé por el restaurante y
luego me fui a casa. No recuerdo con quién me encontré y qué
hablé y qué pensé durante ese entonces. Mi cuerpo entero y
mente se sentían adormecidos. No pude darme cuenta si hacía
viento, si hacía frío, si habían olores, o con quién me encontré.
Mi cerebro parecía haberse congelado. Me movía
automáticamente como un zombi inconsciente de quien soy,
qué había hecho, qué estaba haciendo, y qué estaba pensando.
Fueron los ladridos de los perros que me sacaron del trance
cuando iba por el callejón que lleva a casa. En ese momento,
todos mis sentidos, que estaban paralizados, se despertaron
juntos e incontables escenas de mi pasado se esparcieron ante
mis ojos: los días en los que saltaba de un lugar a otro, el
momento en el que me deslicé en la motoneta, yo
arrastrándome hasta el dueño del restaurante y compitiendo
con los otros chicos para ganar el trabajo de entregas, los chicos
que se reían de mí, y yo viendo a mis compañeros en sus
uniformes de escuela esperando por el autobús. El sonido de
los ladridos y la vista de sus ojos amenazantes llenos de odio
fue añadido a estas escenas.

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Estuve a punto de gritar, “¡Para! ¿Qué quieres que haga?” Pero
me contuve. La voz de papá sonó en mis oídos. La débil, frágil
voz de papá. Pensé en lo que me dijo esa noche que llegamos
a casa desde el hospital… Lo que pretendí no haber escuchado
pero escuché bien claro a través de los ladridos. Lo que ha
estado habitando mi mente una y otra vez desde ese día. Lo
que he tratado de olvidar. “Ve, NamJoon. Debes sobrevivir.”
El autobús partió, listo para llegar a Songju unas pocas horas
más tarde. No dejé ningún mensaje cuando dejé Songju hace
un año. Ahora, estoy volviendo a esta ciudad sin aviso previo.
Pensé en mis amigos. No he mantenido contacto con ninguno
de ellos
Me pregunté que han estafo haciendo y si aún seguían ahí. No
podía ver afuera a través de la ventana cubierta de hielo. Escribí
en la ventana con la punta de mi dedo. “Debo sobrevivir.”

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Qué Buscar Cuando
Estás Perdido

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HoSeok
2 de Marzo, año 22.

Me gustaba mezclarme entre las personas. Tan pronto como


dejé el orfanato, empecé a trabajar en Hamburguesas Dos
Estrellas como empleado de medio tiempo. Tenía que lidiar
con incontables personas, sonreír constantemente, y siempre
aparentar energético. Amaba ese trabajo. Habían algunas cosas
que me hacían sonreír o sentir energético en mi vida. Me topé
con más personas malas que buenas. Es probable que esa fuera
la razón por la que me gustaba ese trabajo. Mientras trataba de
forzar una sonrisa, hablar en un tono deliberadamente más
alto, y pretender ser más alegre en frente de los clientes, llegué
a cambiar. Me sentía mejor después de reír fuerte y me volví
más amable debido a mi duro trabajo sirviendo a los clientes
de una forma amigable. Pero claro, hay días duros. Me tomó
toda mi energía el dar cada paso hasta mi cada al finalizar el
día. Algunas veces los clientes me intimidaban. Pero
simplemente sonreía y reía. Sonreír me daba nueva energía.
Me gradué de secundaria en Febrero. Un diploma de
secundaria no trajo mucho cambio. Sólo me dejó trabajar más
horas en la hamburguesería. Ganaba un poco más de dinero,
pero aún no era suficiente para mudarme a un mejor lugar.
Con el comienzo del nuevo semestre, Hamburguesas Dos
Estrellas estaba concurrido con estudiantes de primer año con
miradas aturdidas y estudiantes de último año tratando de
aparentar madurez. Todos ellos eran lindos. Solíamos ser

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como ellos. ¿Qué estarán haciendo los demás? Pensaba en
ellos de vez en cuando.
La última vez que vi a SeokJin era el comienzo de las
vacaciones de verano. Él parecía estar evitándome, así que
mantuve mi distancia. Más tarde me entré de que se había
transferido a otra escuela. YoonGi, como siempre, no
respondía a nuestras llamadas, y nadie supo que pasó con
NamJoon. TaeHyung, quién era particularmente apegado a
NamJoon, en algún punto había empezado a faltar a la escuela
y decían que el entraba y salía de la estación de policía por
dibujar grafiti en las calles. JungKook a veces aparecía frente a
la puerta de la hamburguesería. Parecía que él usualmente se
metía en peleas porque siempre tenía cortadas y moretones en
su cara. En cuanto a JiMin, la última vez que lo vi fue cuando
salió del hospital en silla de ruedas. Los recuerdos de ese día
cruzaron mi mente y me persiguieron. ¿Hice algo malo? ¿Me
perdí algo?
Otro cliente entró a la tienda. Inhalé profundamente y lo
saludé con una voz alta. Sonreí bien grande y miré hacia la
puerta. Era alguien que ya conocía.

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TaeHyung
29 de Marzo, año 22.

Luego de que el dueño de la gasolinera escupió en el suelo y


se fuera, continué tirado en el piso. Me había atrapado
dibujando grafitis en la pared trasera, y me golpeó sin
misericordia. Pensé que ya estaba acostumbrado a ser
golpeado, pero resultó que no lo estaba.
No hace mucho tiempo empecé a dibujar grafitis. Sin pensar
rocíe pintura en una pared de una lata que alguien había tirado.
La pintura amarilla se rocío sobre una pared gris y sobresalió
al instante. La vista se sentía extrañamente incómoda. Recogí
otra lata de pintura y la rocíe sobre la pintura amarilla.
Tampoco me gustó. Pronto, había usado todas las latas.
Después de que la última lata se había acabado, la tiré al suelo
y retrocedí. Estaba sin aliento como si hubiese corrido a toda
velocidad.
No sabía el significado de esos colores en la pared. Tampoco
sabía qué había dibujado y por qué lo hice. Pero pude notar
que el dibujo mostraba el estado de mi mente. Había rociado
mi mente en la pared. Al principio, pensé que era feo. Y sucio.
Y estúpido, inservible y penoso. No me gustaba. Froté la
pintura mojada con la palma de mi mano. Quería borrarlo
todo. Las capas de pintura se regaron y mezclaron juntas
creando más combinaciones de colores. Pero no pude
borrarlos. Me senté ahí y apoyé mi espalda en la pared. No
importaba si me gustaba o no. No importaba si era fea o

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hermosa. Estaba ahí como una parte de mí. Me senté erecto y
empecé a tose. Sangre cayó en la palma de mi mano. La mano
de alguien recogió una lata de pintura. Levanté mi cabeza
siguiendo la mano, y una cara familiar vino a la vista. Era
NamJoon. Él extendió su mano. Sólo seguía mirándolo.
NamJoon me levantó. Su mano era cálida.

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YoonGi
7 de Abril, año 22.

Me detuve con el sonido de una torpe presentación de piano.


En la muerte de la noche, un fuego en un barril en medio de
una construcción vacía hacía ruidos crepitantes. Reconocí la
melodía como una que había tocado no hace mucho, pero
recordaba poco de ella. Caminé sin cuidado con mis ojos
cerrados. Estaba borracho, tambaleando y tropezando. Con el
calor de fuego, el sonido del piano, el aire nocturno, y el efecto
del alcohol todo se derritió.
Volví a mis sentidos con un escandaloso bocinazo. El carro por
poco me choca. Las luces destellantes de los postes de luz, el
viento alterado por el paso del carro, y el zumbido restante del
alcohol me hizo sentir mareado. Escuché al conductor
maldecir. Estaba a punto de soltar un insulto en respuesta
cuando me di cuenta que ya no podía escuchar el piano. No
piano, solo el crepitar el fuego, el viento zumbando, y el sonido
de los carros pasando. ¿Por qué se detuvo? ¿Quién lo estaba
tocando?
Una llama saltó del barril después de crepitar y voló por el cielo
oscuro. Con la mirada vacía observaba a la llama convertirse en
cenizas y caer al suelo. Mi cara estaba enrojecida por el calor
del fuego. En ese momento, escuché un fuerte golpe, como si
alguien había golpeado con el puño las teclas de un piano.
Instintivamente miré hacia atrás. Mi sangre se agitó por todo
mi cuerpo. La pesadilla que tuve en mi infancia. Era el mismo

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ruido que escuché en esa pesadilla. Empecé a correr hacia la
tienda de música. No estaba en control, mi cuerpo se movió
por sí solo. Me sentía como si había hecho esto incontables
veces. No estaba seguro de que era, pero parecía que había
olvidado algo invaluable.
Alguien estaba sentado en frente del piano en la tienda de
música con la ventana rota. Han pasado muchos años, pero
reconocí su rostro. Desvíe mi mirada. No quería involucrarme
en la vida de alguien más. No quería tratar de consolar a alguien
que estaba solo. No quería ser importante para alguien. No
estaba seguro si era capaz de proteger a ese alguien hasta el
final. No quería herir a ese alguien. No quería salir herido. Es
difícil para nosotros tratar de salvarnos a nosotros mismos
cuando el último momento llega.
Me di la vuelta. Iba a irme sin mirar atrás. Pero me estaba
acercando al piano antes de darme cuenta. Presioné la tecla
equivocada. JungKook me miró. Era la primera vez que nos
veíamos desde que dejé la escuela.

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SeokJin
11 de Abril, año 22.

Con un filoso chirrido, el caro apenas frenó a tiempo. No vi la


luz de tráfico cambiar, estaba distraído por otros pensamientos.
Estudiantes vestidos con un uniforme de escuela que me era
familiar, me miraron por la ventana de mi carro mientras
cruzaban la calle. Algunos me miraron enojados, otros se reían
como si estuvieran haciendo bromas con sus amigos, otros
caminaron con sus ojos fijos en sus libros, y otros miraban
alrededor mientras hablaban por sus teléfonos. Todos ellos
formaban una escena llena de paz.
Cuando la seña de “camine” empezó a titilar, carros
impacientes se agitaron. Esos que caminaron hacia el cruce en
último momento se apresuraron. Pisé el acelerador.
Llegué a la intersección con la gasolinera al instante. Vi a
NamJoon Llenando el tanque de un carro en la distancia.
Apreté el volante del carro. Sabía que hacer, pero no
significaba que estaba asustado. ¿Sería capaz de poner fin a esta
racha de mala suerte y dolor? ¿Acaso fracasos repetidos no
significa que no hay posibilidad de éxito? ¿No significa que
debemos rendirnos? ¿Acaso la felicidad es esperanza en vano
para nosotros? Mi cabeza estaba palpitando con estos
pensamientos.
Inhalé profundamente y exhalé lentamente. Pensé en las caras
de YoonGi, HoSeok, JiMin, TaeHyung, y JungKook una tras
otra. Cambié de carril y me detuve en la gasolinera. NamJoon

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se acercaba. Bajé la ventana del carro. “¡Ni cuanto tiempo sin
verte!”

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NamJoon
11 de Abril, año 22.

Cuando terminé de llenar el tanque de un carro y me di la, algo


rozó mi mejilla y cayó al suelo. Di un paso atrás y bajé mi
mirada encontrando un billete arrugado a mis pies. Me agaché
y lo recogí. Las personas del carro se rieron. Me quedé
petrificado. SeokJin estaba viéndome en la distancia. No podía
levantar mi mirada. ¿Qué debo hacer cuando haga contacto
visual con esas personas que manejan carros lujosos y
arrogantemente se burlan de otros? Debería estar en contra de
ellos. Debería defenderme si me tratan injustamente. No era
cuestión de coraje, orgullo, o igualdad. Solo era cuestión de
curso.
Pero esta era una gasolinera, y yo era un empleado de medio
tiempo. Tenía que recoger la basura tirada por las ventanas de
los carros. Tenía que pararme ahí y soportar los insultos de los
clientes. Tenía que recoger los billetes cuando los clientes los
tiraban al suelo. He vivido así mi vida entera. Era mortificante,
pero tenía que soportarlo. Apreté mis puños. Mis uñas se
hundieron en mi carne.
Mantuve mis ojos fijos en el suelo cuando alguien más recogió
el billete. Las personas en el carro se quejaron porque su
diversión había sido arruinada y se marcharon. Ellos se habían
ido, pero no levanté mi cabeza. No podía mirar a SeokJin a los
ojos. El ya sabía que tan cobarde y pobre era. Pero no quería

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que él supiera la verdad desnuda sobre mí. Él solo se quedó
ahí en la esquina de mi vista. No se acercó o habló.

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JungKook
11 de Abril, año 22.

Finalmente, conseguí mi deseo. Deliberadamente choqué con


unos delincuentes en la calle y ellos me golpearon sin pensarlo.
Me reía mientras me golpeaban, así que me golpeaban con más
fuerza, llamándome loco. Me apoyé en la persiana de una
tienda y miré al cielo. Era de noche. Nada titilaba en el cielo
oscuro. Un pedazo de pasto en la distancia de un camino
pavimentando captó mi atención. Cuando el viento soplaba, el
pasto se recostaba, se parecía a mí. Me reí fuerte para detener
mis lágrimas.
Cerré mis ojos y vi una viva imagen de mi padrastro aclarando
su garganta. Mi padrastro sonrió. Los parientes de mi padrastro
viraron sus miradas y continuaron con su charla ociosa. Ellos
actuaban como si yo no estuviera ahí, como si mi existencia
fuera nada. Mamá estaba avergonzada. Levanté polvo mientras
me levantaba del suelo y tosí. El centro de mi estómago dolía
como si me hubiese apuñalado con un cuchillo.
Estaba desierto, un edificio sin terminar donde la construcción
había sido detenida. Caminé de puntas por la baranda instalada
en el techo con mis brazos extendidos. Estiré mi pie hacia el
vacío, y la oscuridad empezó a permearse entre mis dedos. La
vista nocturna de la ciudad se desvelaba debajo de mí. Letreros
de luces de neón, bocinas de carros, y el olor del polvo. Me
sentí mareado y agitado. Mientras entendía más mis brazos
para mantener mi balance, un pensamiento cruzó mi cabeza.

81 ©Twitter: @7thHeavenly
Solo un paso más hacia adelante. Eso era lo único que tomaría
para terminar con todo esto. Me incliné hacia el oscuro vacío.
La oscuridad que se filtraba en mis dedos se precipitó en mí
como si me tragara por completo. Cerré mis ojos, y la ciudad
desorganizada, el ruido, y el miedo, todo desapareció. Contuve
mi respiración y lentamente me incliné de nuevo. Aclaré mi
mente. No pensé en nadie. No quería dejar nada en mi cabeza.
No quería recordad nada. Este era el final.
Mi teléfono sonó. Volví en sí como si hubiese despertado de
un largo sueño. Todos mis sentidos instantáneamente
volvieron a la normalidad. Saqué mi teléfono. Era YoonGi.

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YoonGi
11 de Abril, año 22.

Caminé, prestando atención a los pasos de JungKook que me


seguían. Una fila de contenedores apareció a lo largo del largo
tramo del ferrocarril. “Es el cuarto contenedor del final.”
HoSeok dijo que se iba a reunir con NamJoon y TaeHyung y
me dijo que viniera. Dije que iría, pero no lo decía enserio.
Odiaba involucrarme con otros, y HoSeok lo sabía. El no pudo
haber pensado que en realidad iría.
Cuando abrí la puerta, HoSeok parecía sorprendido. Luego,
después de ver a JungKook, se nos acercó, haciendo uno de
sus gestos exagerados con una cara llena de sentimientos
mixtos. JungKook se dio la vuelta, probablemente para ocultar
su labio partido. Pasé a JungKook y a HoSeok y caminé dentro
del contenedor. “¿Cuánto tiempo ha pasado? Dijo HoSeok,
quien estaba tratando de abrazar a JungKook, y JungKook,
quien estaba tratando de escapar de su abrazo, continuaron
relajando entre ellos.
Después de un tiempo, NamJoon entró con TaeHyung. La
camisa de TaeHyung estaba rota. Pregunté que pasó, y
NamJoon pretendió golpear la cabeza de TaeHyung. “Este
chico fue arrestado de nuevo por sus grafitis, así que tuve que
sacarlo de la cárcel.” TaeHyung siguió hablando de como su
camisa se rasgó mientras él estaba tratando de huir de la policía.
Me desplomé en una esquina y los miré. NamJoon le dio una
camisa a TaeHyung para que la usara, y HoSeok sacó

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hamburguesas y bebidas. JungKook estaba parado ahí
incómodamente, mirando alrededor. Pensándolo de nuevo,
era como si estuviéramos devuelta en la escuela. Dentro de ese
cuarto de mantenimiento, siempre nos reíamos de NamJoon
cuando intentaba razonar con TaeHyung, HoSeok siempre
estaba haciendo tonterías, y JungKook siempre se paseaba por
el cuarto como si no tuviera lugar donde pararse.
¿Cuánto tiempo ha pasado? No pude recordar la última vez
que estuvimos todos juntos. ¿Qué pasó con SeokJin y JiMin?
Me pregunté, aunque no era parte de mi persona. Nunca había
estado aquí antes, pero se sentía extrañamente cómodo. Miré
hacia afuera de la puerta. De repente, sentí la necesidad de salir
corriendo de este lugar. Una misteriosa ansiedad fluyó después
de esa inexplicable paz. Mis pensamientos se centraron en ese
cuarto de mantenimiento que usábamos como escondite en la
escuela. Solíamos reírnos y hablar juntos, pero esos días ya se
habían acabado. Asimismo, el tiempo que pasamos aquí llegará
a su final. ¿Acaso hay algún punto para este buen sentimiento,
repentina sensación de pertenencia, y anticipación sin
fundamento?

84 ©Twitter: @7thHeavenly
SeokJin
11 de Abril, año 22.

La luz transmitida desde una estrecha ventana del contenedor


parecía algún tipo de señal. Una señal que nos guía cuando
estamos perdidos, una señal que apunta a un refugio cuando
no tenemos dónde ir, y una señal que ilumina a los amigos que
nos apoyan. Parqueé mi carro en una esquina un poco lejos del
ferrocarril y miré a los demás reunirse siguiendo a la señal.
HoSeok entró primero al contenedor, seguido por YoonGi,
JungKook, TaeHyung y NamJoon. ¿Cómo se ven ahora?
¿Qué estarán hablando ahora? No era que no quisiera verlos.
Pero ese era solo el comienzo. El tiempo aún no era perfecto.
Algún día, todos nos reuniremos de nuevo. Reiremos juntos en
medio de esa señal. Hasta aquí llegaré hoy. Di la vuelta en mi
carro.

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NamJoon
28 de Abril, año 22.

Sabía que algo estaba mal con TaeHyung. Aunque él pretendía


estar bien, su ansiedad se notaba en un comportamiento,
expresiones, y voz sin importar cuanto lo intentaba. No era por
ser arrestado por los grafitis. Para TaeHyung, los grafitis eran
un juego, era divertido. Las heridas y moretones que a veces
coloreaban su cara debieron ser causados por su violento
padre, pero esa no era la razón, tampoco. Cuando su cara
estaba abollada, TaeHyung exageraba mucho más, actuando
jovial y hablando sin parar.
TaeHyung parecía estar en una pesadilla. No lo presioné para
que hablara porque decidí esperar hasta que él estuviera listo.
También dude si era la persona indicada para escuchar sus
problemas. Traté de actuar como un hermano mayor y
pretendí ser maduro, pero no estaba ahí cuando los demás
estaban pasando por sus mayores tiempos difíciles. Ellos
decian6que era maduro y adulto, pero eso no era verdad.
TaeHyung me recordaba a lo que experimenté en ese pueblo.
De hecho, los dos no tenían nada en común. Estaba al tanto de
eso cuando vivía en ese pueblo. Pero ese chico me recordaba
a TaeHyung, como TaeHyung me recordaba a ese chico.
“Tengo un favor que pedirte.” ¿Cuál era el favor? ¿La
motoneta en serio sé deslizó por hojas mojadas? ¿Los perros
seguirán ladrando sin cesar? ¿Qué hay de mis padres? Sacudí
mi cabeza. Me paré para forzar que ese pensamientos se

86 ©Twitter: @7thHeavenly
fueran. Justo cuando iba a salir del contenedor, TaeHyung
empezó a menearse y girar como si estuviera teniendo una
pesadilla.
TaeHyung se despertó cuando sacudió sus hombros y se sentó
ahí mentalmente ausente por un largo tiempo. Solo dejó sus
lágrimas deslizarse por su cara y empezó a divagar. Dijo que
YoonGi murió, JungKook se cayó de un techo, y yo me metí
en una pelea. Él dijo que tenía ese sueño repetitivamente. Era
tan vívido que se sentía como la realidad y la realidad se sentía
como un sueño. “No me dejes.” La cara de ese chico en el
pueblo estaba superpuesta en la cara de TaeHyung. No pude
darle una respuesta. No pude que no necesita preocuparse
porque no iría a ningún lado.

87 ©Twitter: @7thHeavenly
La Cosa con
Alas2

2 “Esperanza” es la cosa con plumas por Emily Dickinson

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SeokJin
2 de Mayo, año 22.

Estaba tan nervioso que mis dedos se entumecieron. Apreté y


aflojé mis puños. ¿Y si fallo? He hecho esto repetitivamente,
pero me sentía aterrado cada vez. Tomé un lento, profundo
respiro y pensé en YoonGi. Él ha de estar borracho ahora,
encendiendo su encendedor con una mano y sosteniendo su
teléfono con la otra. Él ha de estar acostado en el sofá,
contemplando las razones de por qué debería seguir viviendo.
O las razones de por qué no.
¿Cómo YoonGi ve el mundo y así mismo? Enfrenté esta
pregunta cada vez que estaba tratando de salvarlo. No podía
entender como seguía tratando de destruirse a sí mismo. No
significaba que estaba entusiasmado de vivir en este mundo o
que cada uno de los días de mi vida estaban llenos de felicidad.
De hecho, nunca estuve cautivado por nada, ni siquiera por la
vida y la muerte.
Mirando atrás, yo no era diferente a cuando empecé todo esto.
¿Seré capaz de corregir los errores y equivocaciones y salvarnos
a todos? No entendí la profundidad y el peso de esta pregunta.
Era verdad que quería desesperadamente salvarnos a todos.
Nadie merece morir, caer en la desesperación, ser suprimido,
y ser despreciado. Encima de esto, ellos eran mis amigos.
Podríamos tener nuestras imperfecciones y cicatrices y haber
estado torcidos y distorsionados. Podríamos haber sido nadie.

89 ©Twitter: @7thHeavenly
Pero estábamos vivos. Teníamos días por vivir, planes que
seguir, y sueños que cumplir.
Al principio, no pensé mucho en ello. Pensaba que todo
dependería de cuanto esfuerzo pusiera en ello después de
haber descifrado a quien necesitaba salvar y de qué. Eso era lo
que pensaba. Creía que lo podía resolver todo con persuadirlos
y cambiando las cosas. Yo era así de simple e ingenuo. Pero no
era nada más que un intento de salvar mi propio pellejo. Luego
de una serie de intentos y fracasos, pude comprender. No era
tan simple salvar a los demás.
YoonGi no era fácil de manejar. Él probablemente era el más
difícil de todos. Siempre estaba cambiando el tiempo y el lugar
de sus atentos de suicidio. Tenía que acercarme a él de forma
diferente a las otras. Una solución que había funcionado las
última vez no funcionó la siguiente vez. Justo cuando pensaba
que finalmente había revelado un misterio, me dirigía hacia
otro.
Al principio, no podía comprender sus razones. Después de
todo, todo lo que pude adivinar fue que el sufrimiento de
YoonGi estaba conectado a su conflicto interno. NamJoon se
metió en una pelea debido a esos rudos clientes en la
gasolinera. Pero YoonGi era diferente. Él no tenía un objetivo
definitivo y ni causa definida. Él tenía muchas variables.
Traté de imaginar qué pasaba en la mente de YoonGi. Una
vez, lo seguí en secreto durante horas. Sus pasos eran inseguros
e impredecibles. Él se tambaleaba por las calles oscuras y
trataba de abalanzarse sobre el fuego. A veces se agachaba en

90 ©Twitter: @7thHeavenly
el suelo y escuchaba la música que fluía de algún lugar dentro
de una tienda de juegos. Después de seguirlo durante una
noche, me di cuenta que tan seca, aburrida y simple mi propia
vida es. No era que envidiaba a YoonGi. El sufrimiento que
debió haber estado aguantando, yendo de un extremo a otro,
iba más allá de mi imaginación. Todo lo que pude hacer fue
verlo tambalear.
Un contratiempo era seguido por otro. Una nueva capa de
desesperación vino antes de que la otra fuera rota. Puede que
no sea capaz de salvar a YoonGi después de todo. No podía
encontrar un punto de ruptura. Pero en el momento,
esperanza fluyó dentro. Una vez escuché que la esperanza tenía
alas. Era un pequeño pájaro con alas.
Un pájaro voló hacía dentro del cuarto de trabajo de YoonGi,
que estaba en un edificio abandonado en el medio de un
vecindario en remodelación. Hace un tiempo se había
decidido demoler el vecindario, pero fue desertado cuando el
plan de remodelación fue instalado. El pájaro voló hacia
adentro a través de una ventana rota. YoonGi estaba parado en
medio del cuarto de trabajo con un encendedor en su mano.
El cuarto entero olía fuertemente a gasolina. Yo estaba parado
justo fuera de la puerta. Estaba a punto de intervenir cuando
escuché un fuerte ruido y los aleteos de las alas. La puerta
estaba media abierta, así que me asomé. YoonGi estaba
dándome la espalda.
El pájaros colapsó en el piso. Aleteó una vez más pero falló en
elevarse en el aire. YoonGi se mantuvo completamente
inmóvil y miró al pájaro. Aún no podía ver su cara. El pájaro

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se arrastró por el cuarto buscando una salida. Golpeó sus alas
contra las paredes y la silla, y las plumas que se cayeron de ellas
se esparcieron por el piso. YoonGi solo lo miraba. Su mano
todavía sosteniendo el encendedor. Finalmente dejó caer
brazo, se hundió y cubrió su cabeza con ambas manos.
Entré a su cuarto esa noche. Era espacioso pero desolado. Un
sofá sucio, silla, y un piano era todo lo que pude encontrar ahí.
Pedazos de papeles arrugados estaban esparcidos por todo el
piso. Debió haber intentado iniciar un fuego. Algunos de ellos
parecían ser como líneas de música, con frases de letras escritas
en ellas.
Miré alrededor. Encontré la cosa con alas. El pájaro estaba
acurrucado detrás del piano, con sangre seca alrededor de las
heridas en sus alas. Se veía petrificado y cubierto en miedo
cuando me acerqué pequeñas gotas de sangre estaban
esparcidas en el piso. Migajas de pan y agua estaban puestas en
frente del piano.
Di un paso atrás. Aunque lo dejara salir por la ventana, no sería
capaz de volar todavía. ¿Cuánto tiempo durarían las heridas en
sanar? ¿YoonGi permanecería a salvo mientras el pájaro
permanezca aquí? Luego, un pensamiento cruzó mi mente.
YoonGi debió haberse detenido debido a esto. A este pequeño
pájaro herido. Una cosa frágil que no podía protegerse salvarse
a sí mismo. Un pequeño ser que había confiado su vida a
YoonGi.
Después de ese día, pude comprender. Si todas las variables
relacionadas a los intentos de suicidio de YoonGi existían

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dentro de YoonGi, ¿por qué no sacar al menos una de ellas?
Tenía que buscar el objetivo correcto y crear la situación
adecuada. Una variable que fuera capaz de darle una razón a
YoonGi para detener su propia destrucción. Alguien que
pueda compartir sus cicatrices y deseos. Ese alguien no era yo.
“No es algo que puedas hacer solo.” Me volví dolorosamente
consciente del significado completo de estas palabras que había
escuchado no hace mucho después de que todo esto empezara.
Me di cuenta de que JungKook tenía esa misma mirada en sus
ojos que YoonGi cuando NamJoon lo dijo. “JungKook aún
conserva esa foto.” Se refería a la foto que nos tomamos juntos
en la playa cuando íbamos a la secundaria. Al parecer
NamJoon quería hacerme saber que JungKook aún piensa en
mí, pero me recordó a una escena completamente diferente.
En el día que fuimos a buscar esa roca que convertía los sueños
en realidad, nos reímos, quejamos, y jugamos debajo del sol
resplandeciente. Y, devastados al descubrir que la roca se había
desvanecido, grite mi sueño, el cuál ni yo pude escuchar, al
océano.
En ese momento, vi a JungKook gritando algunas preguntas a
YoonGi. No pude escuchar que estaba diciendo, pero pude
sentir que era importante para JungKook. ¿Qué le había dicho
a YoonGi? ¿Por qué él? No le había dado mente a eso en ese
tiempo. YoonGi no era tan vivaz como HoSeok, no tan
amigable como JiMin, y no era tan seguro como NamJoon.
¿Por qué era YoonGi? De pronto me di cuenta. Fue YoonGi
quién salvó a JungKook. Los dos tenían la misma mirada en
sus ojos.

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No era difícil mandar a JungKook hacia donde YoonGi.
JungKook estaba solo en la escuela y en su casa. Él no tenía a
dónde ir después de la escuela. Él usualmente pasaba su
tiempo en la hamburguesería de HoSeok o se paseaba
alrededor del contenedor de NamJoon. Aseguré la puerta del
contenedor e hice que HoSeok fuera a la tienda antes de que
JungKook pasara por aquí. Después de andar por un tiempo,
JungKook se dirigió al cuarto de trabajo de YoonGi. El parecía
tener sentimientos encontrados. ¿Debería entrar? ¿Qué tal si
piensa que soy fastidioso? Miedo y expectativa ambos pasaron
por la cara de JungKook. A partir de ese día, él visitó el cuarto
de trabajo de YoonGi todos los días. Al principio, YoonGi le
dijo que se fuera, pero en realidad no lo dijo en serio.
Poco tiempo después una sombra apareció. Era JungKook. Me
enterré más profundo en el asiento. Ellos no sabían que estaba
devuelta todavía. A excepción de NamJoon, a quién me
encontré en la gasolinera. NamJoon dijo que ellos estarían
emocionados, pero me negué a encontrarme con ellos, estaba
esperando por el momento indicado. Tenía que esperar hasta
que todos estuviéramos juntos.
Talvez estábamos amarrados juntos con cuerdas y
apoyándonos los unos a los otros. No era fácil rastrear esta
telaraña de cuerdas. Era como un laberinto intricado. Cuando
la cuerda y nudos de alguien ya se habían resuelto, otras partes
se rompían. Cuando una cuerda era halada muy fuerte, todo
colapsaba en un instante. Tenía que conectar los puntos, una
cuerda con la otra, observar estrechamente a los otros, para
hacer que se salven los unos a los otros sin darse cuenta.

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JungKook se detuvo en frente del cuarto de trabajo de YoonGi
y miró al segundo piso. Él no parecía muy animado. YoonGi
había pasado por un tiempo muy difícil durante los últimos
diez días. Él ha estado tomando fuertemente y atormentándose
a si mismo. Empujé a JungKook en esta profunda agonía. El
sufrimiento de YoonGi debió haber sido muy abrumador para
JungKook. Una vez, JungKook se dio por vencido con
YoonGi. En aquel momento, YoonGi se tiró entre las llamas.
Pero cruelmente, YoonGi no murió. JungKook nunca se
perdonó por haber fallado en detenerlo.
Más o menos diez minutos han pasado desde que JungKook
entró al cuarto de YoonGi. El sonido de algo rompiéndose
salió de la ventana del segundo piso, y YoonGi, con sus labios
partidos, apareció en l entrada del edificio. Se apresuró por el
camino inclinado. Miré hacia la ventana del segundo piso.
JungKook debió estar sentado allá arriba al lado del espejo
roto. Él debió estar pensando que no pudo salvar a YoonGi.
Debió estar pensando que no había esperanza.
Inicié el carro después de haber visto a JungKook salir
corriendo del edificio. YoonGi debió estar en camino hacia el
motel bajando la calle. Debía dejarle una pista a JungKook
sobre dónde podría estar YoonGi. Eso era todo lo que puedo
hacer. Dejé caer un pañuelo manchado con sangre cerca de la
puerta del motel.
Sentado en el carro, vi a JungKook subir las escaleras del motel.
Esta mañana dejé una foto en frente del espejo en el cuarto de
trabajo de YoonGi. Era la foto de todos nosotros tomada ese
día que fuimos a la playa. ¿JungKook vio la foto? No estaba

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seguro si JungKook siguió a YoonGi debido a la foto, si
JungKook decidió darle un oportunidad al ver una pequeña
semilla de esperanza, o si JungKook estaba motivado por algo
más.
No estaba seguro como JungKook podía salvar a YoonGi. Ese
momento decisivo en la vida, ese último momento, para cada
uno de nosotros, incluyendo JungKook y YoonGi, no podía
ser interferido. Sólo puede ser compartido por aquellos que
sufren las mismas heridas, que entienden sus miedos, sueños y
derrotas, y por lo tanto ven a través de sus núcleos.
Miré por la ventana del motel. Me pregunté qué estaban
hablando JungKook y YoonGi. Y desesperadamente deseé
que la cosa con alas sea capaz de tomar vuelo hacia el cielo.

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YoonGi
2 de Mayo, año 22.

La sábana se prendió en fuego e instantáneamente se llenó de


llamas. Todo lo sucio y en mal estado murió en el insoportable
calor. El olor rancio, la húmeda depresiva, y la luz oscura y
triste ya no era reconocible. Solo quedaba dolor. Dolor físico
que parecía hervir en las llamas. Las puntas de mi dedos se
sentían como si estuvieran derritiéndose con ampollas
formándose. La cara sin expresión de papá y el sonido de una
música se dispersaron en el aire.
Era diferente a él. Papá no me entendía y yo no lo entendía a
él. Si trataba, ¿sería capaz de persuadirlo? No lo creo. Todo lo
que podía hacer era esconderme, desafiar y huir. Algunas veces
sentía que no era de él que quería librarme. En tales
momentos, el miedo corría sobre mí. ¿De qué estoy huyendo
entonces? ¿Qué se necesita para escapar de mí? Todo parecía
no tener esperanza.
Creí que había escuchado a alguien llamándome, pero no me
volteé a ver. No podía respirar. No podía moverme. Pero lo
sabía. Era JungKook. El debió haberse enojado. Él lloraría por
mí. Solo quería hundirme. Quería ponerle fin al humo, calor,
dolor, y miedo. JungKook gritó algo, pero todavía no pude
escuchar. Todo delante de mis ojos se desmoronó. Era el
último momento. Levanté mi cabeza. Mi última vista de este
mundo era sucia, un cuarto aislado, las rojas llamas calientes y
el calor rodante, y la cara retorcida de JungKook.

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JungKook
2 de Mayo, año 22.

Levanté la mirada y me encontré en frente del contenedor.


Abrí la puerta y entré. Me acosté encorvado y me cubrí con
todas las ropas que pude encontrar. Sentía frío y mi cuerpo
temblaba. Me era difícil reponerme y mantenerme tranquilo.
Sentía ganas de llorar, pero las lágrimas no salían.
La escena de YoonGi parado entre las llamas seguían
reproduciéndose en mi cabeza. Llamas salían desde las
sábanas. No podía pensar. No sabía que hacer. No era bueno
hablando. No podía ni siquiera expresar mis propios
sentimientos y mucho menos persuadir a alguien más. Las
lágrimas se acumularon y una tos atrapada en mi garganta. Se
volvió mucho más difícil hablar. Las únicas palabras que pude
soltar mientras saltaba entre las llamas fue “pensé que todos
iríamos al mar juntos.”
¿Qué pasa? ¿Estás teniendo una pesadilla? Alguien sacudió mi
hombro. Abrí mis ojos y vi a NamJoon. Un sentimiento de
alivio me arropó. NamJoon puso su mano en mi frente y me
dijo que tenía fiebre. Era verdad. El interior de mi boca se
sentía que se estaba quemando, pero hacía mucho frío al
mismo tiempo. Mi cabeza punzaba y mi garganta dolía. Apenas
podía tragar las pastillas que NamJoon me trajo. “Vuelve a
dormir. Hablaremos después.” Asentí. Luego le pregunté,
“¿seré capaz de convertirme en un adulto como tú?”

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El Piso más alto
De la Ciudad

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HoSeok
10 de Mayo, año 22.

Mi narcolepsia pasaba en cualquier momento, en cualquier


lugar. Colapsé sin advertencia mientras trabajaba y de repente
me desmayé en la calle. Pretendía que no estaba tan
preocupado por ello en frente de aquellos que se preocupaban
por mí. Nunca le conté a nadie que no podía soportar el contar
hasta diez.
Cuando me desmayaba siempre terminaba teniendo sueños
sobre mi mamá. Todos los sueños eran parecidos. Me estaba
dirigiendo hacia algún lugar con mi madre en autobús. Estaba
emocionado y lleno de alegría. Leí el letrero que pasamos, miré
su perfil, y seguía agitándome. Tenía alrededor de 7 años en
ese sueño.
Luego, rápidamente cruzó mi mente. Mamá me había dejado.
Tenía 20 años cuando me di cuenta de eso. Mamá seguía
sentada en el asiento del autobús delante de mí. Ella se veía
exactamente igual desde atrás. Cuando susurré “mamá” ella
volteó su cabeza como si me hubiese escuchado. Su silueta
brillaba sobre la luz brillante del sol y su cabello revoloteaba
con el viento justo como en el parque de diversiones de aquel
día. La parte más triste era que ya sabía. Ya sabía que me
despertaría de este sueño si ella volteaba a mirarme.
Traté de decirle que no volteara, pero mi voz falló. Seguí
tratando de gritar. “Mamá, no te des la vuelta. No te des la
vuelta.” Pero ella siempre se daba la vuelta y me miraba. Justo

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cuando nuestros ojos estaban a punto de encontrarse todo se
volvía blanco, y la pálida luz fluorescente del techo del hospital
aparecía.
Era lo mismo hoy. Cuando abrí mis ojos, la primera cosa que
apareció fue la luz fluorescente en el techo. Estaba vestido con
una bata de paciente. El doctor dijo que al parecer tenía una
concusión y necesitaba más chequeos. Fui movido a un cuarto
de seis personad. Me sentí exhausto. Siempre me sentía
exhausto cuando recobraba la consciencia.

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JiMin
11 de Mayo, año 22.

Fui transferido a la sala de cirugía hace aproximadamente dos


semanas. Al principio, se sentía extraño ver personas ir y venir
tan libremente. Pronto, me di cuenta que solo era otra parte
del hospital. Eran pacientes, enfermeras, y doctores. Me daban
medicamentos e inyecciones. Considerándolo todo, era muy
parecido a la sala de Psiquiatría. La única diferencia era que la
sala de cirugía tenía un pasillo más largo con un salón a medio
camino. Claro, había otra gran diferencia. Era libre de
pasearme alrededor de la sala. En la noche, me escapaba de mi
cuarto y deambulaba alrededor. Saltaba y bailaba en el salón y
corría hacia por el pasillo del primer piso a toda velocidad.
Eran disfrutes simples que no estaban permitidos en la sala de
psiquiatría.
Un día, descubrí algo extraño sobre mí mismo mientras estaba
corriendo por el pasillo. En algún punto pasada la zona de
cocina y las escaleras de emergencia, mi cuerpo se detuvo de
repente. Aún me quedaban unos cinco pasos más para alcanzar
el final, pero me detuve y no fui capaz de dar un paso más. Al
final del pasillo había una puerta. La puerta de abría hacia el
mundo exterior. Afuera del hospital. La puerta no tenía letrero
de “fuera de límites”, y nadie corría a detenerme. Pero no pude
ir más allá. Pronto me enteré por qué. Era el tramo del pasillo
justo como en la sala psiquiátrica. Como si una línea se
dibujaba en el suelo, llegué a detenerme exactamente en ese

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punto, donde el pasillo de la sala psiquiátrica hubiese
terminado.
Me llamaban niño bueno en la sala de psiquiatría. A veces tenía
convulsiones, pero la mayor parte era obediente sonreía y me
acostaba sin que nadie me lo tuviera que decir. Y conocía mi
límite. El pasillo de la sala psiquiátrica podría ser recorrido en
solo 24 zancadas. Cuando me hospitalizaron por primera vez,
tenía 8 años. Lloré y demandaba volver a casa con mamá,
agarrando la puerta de hierro al final de ese pasillo.
Frenéticamente traté de abrir esa puerta hasta que las
enfermeras llegaban corriendo y me daban una inyección. Por
un tiempo, las enfermeras se tensaban cuando pisaba el pasillo.
Ahora, nadie me prestaba atención si corría por el pasillo y
alcanzaba la puerta. Ya sabía que la puerta estaba asegurada de
todos modos. Solo seguía corriendo hacia la puerta y volvía. Ya
no les rogaba para que abrieran la puerta o lloraba.
Pero el mundo está lleno de personas más idiotas que yo. Ellos
sostenían y agitaban la puerta sin parar. Eran detenidos por el
personal, recibían inyecciones, y eran amarrados a sus camas.
Si se hubiesen comportado un poco más aceptable, sus vidas
hubiesen sido más cómodas. Esos idiotas no sabían nada
mejor.
Yo no era así en el principio. También me caía inconsciente
por los sedantes inyectados a la fuerza por las enfermeras y era
atrapado tratando de escapar del hospital en los primeros días.
Llamé a mamá, llorando lo violentamente suficiente para
volverme ronco muchas veces. “No estoy enfermo. Estoy bien

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ahora. Por favor ven y llévame a casa.” Me quedaba despierto
durante días, pero mamá nunca llegó.
Cuando me llevaron al hospital después de encontrarme
inconsciente en el Jardín Botánico Grass Flower, mis padres
no hicieron ninguna pregunta. Ignoraron el hecho de que me
había desmayado ahí. Era igual cuando desarrollé las
convulsiones. Ellos me hospitalizaron, me daban de alta
después de algún tiempo, y me transferían a otra escuela. La
reputación familiar era muy importante para ellos. Un hijo con
enfermedad mental era inaceptable.
No me convertí en un niño bueno de la noche a la mañana. No
había ningún evento dramático o incidente memorable. Solo
continué dándome por vencido poco a poco, justo como una
uña crece. Paré de llorar y de querer salir. Paré de correr hacia
la puerta por el pasillo.
Iba a la escuela entre estadías en el hospital, pero sabía que
sería mandado de vuelta eventualmente. Se sentía refrescante
mirar hacia el cielo y disfrutar la fragancia de cada estación.
Pero trataba de no sostenerlas en mi memoria. Pronto serían
apartadas de mí de todas formas. Amigos, también. Una
historia de enfermedad mental no era de ayuda para hacer
amigos.
Había una excepción. Conocí un grupo que se sentían como
verdaderos amigo. Fue hace dos años atrás. Traté de no
recordarlos, pero no pude evitar recordar esos días. Tuve que
alejarme de ellos después de que convulsioné en la parada de
autobús después de la escuela. La última escena que recuerdo

104 ©Twitter: @7thHeavenly


fue la ventana del autobús del Jardín Botánico Grass Flower
abrirse. Ahí fue cuando todo se puso negro. Cuando abrí mis
ojos, estaba en el hospital. Mamá estaba en una esquina
hablando por teléfono. Mi mente deambuló por un tiempo.
No sabía donde estaba o cómo llegué ahí. Miré alrededor y
descubrí ventanas con barras de metal. Luego, todo volvió a
mí. El cielo azul que vi camino a casa, los tontos juegos que
jugamos en el autobús, el autobús del jardín botánico acercarse,
y las miradas a través de las ventanas.
Cerré mis ojos. Pero era muy tarde. La puerta principal del
jardín botánico apareció frente a mis ojos. Era el día del picnic
en primaria. Estaba corriendo a través de una lluvia pesada con
mi mochila en la cabeza. Un almacén apareció a la vista. La
puerta estaba abierta. Entré. El pegajoso, rancio olor, el sonido
de mi pesada respiración, y el chillido, sonido metálico.
Me senté en la cama y grité. “¡No! ¡No me acuerdo! ¡Ya
olvidé!” Mamá vino corriendo. Llamando a alguien. Agité mi
cabeza violentamente. Agité mis brazos en todas las direcciones
para deshacerme de ese olor, toque, sonido y vista. Pero los
recuerdos fluyeron. La presa que estaba sosteniéndolos estos
diez años colapsó y cada detalle de ese día surgió en mi mente,
ojos, células, y uñas como si estuviera pasando otra vez. Tuve
una convulsión y me dieron una inyección. La droga fluyó a
través de mis vasos sanguíneos y rápidamente me adormecí.
Cerré mis ojos y deseé que todo esto fuera un sueño y que,
cuando despertara de nuevo, no fuera capaz de recordar nada.
Ese deseo era solo un deseo. En cambio, un ciclo de
convulsiones, inyecciones, y sueño inducido por inyección que

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se sentía como caer de un acantilado continuamente. Después
de que desperté de ese sueño, mi cuerpo entero se sentía como
si estuviera cubierto de lodo. Lodo que parecía sangre. No
importaba que tan duro tratara de lavarlo, el olor de ese
almacén estaba presente. Me estregaba hasta que sangraba,
pero aún me sentía sucio.
Cuando el doctor me preguntó sobre eso con un todo de
preocupación, temblé y me disculpé al principio.
Repetitivamente dije que lo sentía. Era todo mi culpa. Por favor
déjame olvidar todo sobre ello. Luego pretendí que nada pasó.
No sabía de qué él estaba hablando. No recordaba nada. Así
que miré al doctor y sonreí. “No recuerdo nada.” ¿El doctor
en serio me creyó? No estaba seguro. Pero lo que importaba
era que me había convertido en un buen niño. Mi vida en el
hospital era llena de paz. Era un lugar ideal para pasar el rato.
No anhelaba nada y no me sentía retenido, asustado o solo. Así
era, hasta anoche. Antes de que me encontrara con HoSeok
otra vez.
Me transfirieron a la sala de cirugía porque peleé con el idiota
que seguía intentando alcanzar la puerta al final del pasillo a
pesar de restricción de las enfermeras. Los dos resultamos
heridos y fuimos colocados en dos cuartos diferentes en el
quinto piso de la sala de cirugía. Me colocaron en un cuarto de
seis personas. Mi cama estaba en el medio, y los pacientes de
ambos cambiaban frecuentemente.
Me desperté en medio de la noche. El paciente al lado mío
parecía tener una pesadilla y continuaba quejándose. Los
quejidos provenían de la cama a mi izquierda. Puse la sábana

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sobre mi cabeza. Estaba enfermo y cansado de las pesadillas.
No necesitaba escuchar esas cosas. Traté de aguantarlo por un
tiempo, pero su pesadilla siguió y siguió. Finalmente, me
levanté y me acerqué a su cama. Topé su hombro y traté de
ayudar. “Está bien. Es solo un sueño.”
Me enteré esta mañana que ese paciente era HoSeok. Corrí las
cortinas para mi desayuno, y HoSeok estaba sentado en la
cama al lado de la mía. El parecía feliz de verme otra vez. ¿Yo
esta feliz, también? Probablemente, en alguna parte de mi
mente. El ha estado conmigo y ha cuidado de mí, un
transferido que era completamente extraño en la escuela. El
hasta tomaba el camino largo a su casa para caminarme
después de la escuela. Aún recuerdo los días en que solíamos
caminar a casa con paletas en nuestras manos. El también fue
el que vio mi convulsión en la parada de autobús antes de que
viniera acá. Él fue el que me trajo a este hospital. El de seguro
se topó con mamá. No quería explicarle mi situación.
Salí del cuarto con mi comida dejada sin tocar. HoSeok parecía
seguirme, pero yo conocía cada rincón de este hospital. El no
me podía alcanzar. Anduve por el hospital el día completo.
Desde las escaleras vi a los otros, incluso a JungKook, cuando
vinieron a visitar a HoSeok. No habían cambiado mucho.
Toda la tarde, subí y baje las escaleras y me paseé por los otros
pisos. Me apoyé en la ventana al final del pasillo y conté los
carros que pasaban. Me molesté. Me había saltado todas las
comidas, y no había ningún lugar para sentarme y relajarme
cómodamente. Era molesto escuchar las carcajadas y risas que
venían desde mi cuarto. Me enojé aún más porque no sabía

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por qué estaba tan molesto. Volví a mi cama tarde en la noche.
“¿Dónde has estado?” Él me preguntó casualmente. Luego,
me entregó un pedazo de pan.
Debió ser porque estaba muriendo de hambre. El pan estaba
caliente y delicioso. No pude evitar confesarle. Que anhelaba
estar confinado en la sala psiquiátrica. Que fui transferido
brevemente a la sala de cirugía pero que pronto sería enviado
de vuelta. Que no iba a ser dado de alta en un futuro cercano.
Que, como el presenció, era una persona que tenía
convulsiones en la calle. Que era un paciente que podía ser
peligroso. No quería añadir la última parte. Pero pensé que eso
evitaría que me criticara.
El se detuvo por un minuto. Luego, me quitó mi pan. “JiMin,
no exageres. ¿No sabes que tengo Narcolepsia? Yo puedo
desmayarme en cualquier lugar. ¿Soy peligroso, también?”
Tomó un bocado de mi pan. Solo me frisé, sin saber que decir.
Luego, el dijo, “¿Qué? ¿Quieres esto devuelta?” Mordió el pan
una vez más y me lo devolvió. Lo tomé devuelta rápidamente.
Me preguntó otra vez. “¿Las convulsiones son infecciosas? La
Narcolepsia no lo es. No te preocupes.” Él no ha cambiado ni
un poco.

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HoSeok
12 de Mayo, año 22.

Abrí la salida de emergencia y corrí escaleras abajo. Mi corazón


estaba martillando en mi pecho. Definitivamente vi a mamá en
el pasillo. Tan pronto como miré atrás, la puerta del elevador
se abrió y una multitud salió. Mamá se desvaneció de mi vista.
Desesperadamente Corrí a través de la multitud y en la
distancia la vi pasar por la salida de emergencia. La seguí hasta
las escaleras de emergencia y corrí escalera debajo de dos en
dos.
“¡Mamá!” Mamá se detuvo. Di un paso más apurado. Ella se
dio la vuelta. Otro paso escalera abajo. La cara de mama
gradualmente se volvió visible. Luego, mi pie se resbaló y mi
cuerpo completo se lanzó hacia adelante. Agité mis brazos para
mantener mi equilibrio, pero era muy tarde. Cerré mis ojos
fuertemente, asustado de que rodara escalera abajo. En ese
momento, alguien agarró mi brazo desde atrás. Evité caer de
cabeza por las escaleras. Cuando giré mi cabeza, JiMin estaba
parado ahí con una mirada sorprendida. Rápidamente miré
hacia delante de nuevo, para apresurarme a agradecerle.
Vi una mujer. Ella parecía estar perpleja. Había una pequeña
caja a su lado. La mujer seguía pestañando con sus grandes
ojos. Ella no era mamá. Dio un paso atrás con el pequeño niño
escondido a su espalda. Solo me quedé parado en la escalera
sin decir una palabra, mirando su cara.

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No pude recordar que dije para librarme de esa situación. De
seguro balbuceé que lo sentía o que la había confundido con
alguien más. Pensándolo ahora, ni siquiera le pregunté a JiMin
por qué él estaba ahí. Mi cabeza era un desorden y no podía
procesar ningún detalle. Ella no era mamá. Talvez ya lo sabía
antes de empezar a perseguirla. Han pasado más de diez años
desde el día en que me quedé solo en el parque de diversiones.
Ella debió envejecer y verse diferente de lo que recordaba.
Aunque la volviera a ver, no sería fácil reconocerla. Su cara
había sido casi completamente borrada de mi memoria.
Miré atrás. JiMin solo me seguía sin decir una palabra. Él dijo
que se había quedado en este hospital desde secundaria, desde
la última vez que lo vi en el cuarto de emergencia. Cuando le
pregunté si quería salir, el solo seguía retrasándolo, con mirada
confundida. Talvez JiMin también estaba amarrado en esta
telaraña de memorias como yo. Di un paso hacia él. “JiMin,
salgamos de aquí.”

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JiMin
15 de Mayo, año 22.

Tres días habían pasado después de que HoSeok fuera dado


de alta del hospital. No quería decir adiós, así que lo seguí en
secreto. Mientras seguía escondiéndome y siguiéndolo,
HoSeok caminó por el largo pasillo hacia la puerta.
Despreocupadamente pasó la línea cerca de la salida de
emergencia, donde yo siempre me detenía. Lo miré desde
atrás. Sin darme cuenta, me detuve ahí mismo. Podía al menos
dar cinco pasos más, pero solo me detuve ahí.
HoSeok lentamente alcanzó y gentilmente empujó hasta abrir
la puerta. La destellante luz del sol se derramó adentro junto
con el aire de afuera. Olía un poco a acre pero se sintió
refrescante al mismo tiempo. El paisaje del exterior se vertió
sobre mí. Cuando HoSeok salió, la puerta empezó a cerrarse.
Pude deslizarme por ella si empezaba a correr ahora. Miré
hacia el suelo. La línea límite, la cual era visible para nadie
excepto para mí, aún estaba ahí.
Me di la vuelta. O, estaba a punto de darme la vuelta cuando
alguien pasó de lado, empujando mi hombro con fuerza. Me
caí al suelo hacia delante. Levanté mi cabeza, aún tumbado en
el piso. Había cruzado la línea. El idiota estaba corriendo,
directo hacia la puerta. Él fue el que me había empujado.
Continuó empujando personas en su camino. No les prestaba
atención. Mientras empujaba la puerta tan duro como pudo, la
luz del sol se filtro adentro otra vez. Corrió hacia afuera. Una

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enfermera lo persiguió, pero él era más rápido. La puerta
empezó a cerrarse otra vez. Me levanté. Un paso por encima
de mi línea. Di un paso más hacia adelante. Solo tres pasos más
para alcanzar la puerta. Pero me di la vuelta otra vez, muy
consciente de mi límite.
Un extraño ya ocupaba la cama de HoSeok. Cerré mis ojos
pero no podía dormir. No podía evitar pensar en lo que él dijo
antes de ser dado de alta. “JiMin, salgamos de aquí.” Él tenía
una expresión complicada en su cara que nunca había visto
antes. El nunca se había visto o escuchado de esa forma antes.
Solo estaba parado ahí viéndome indeciso, sin saber como
responder. Había otra razón más por la cual no podía dejar de
pensar en sus palabras. Hubo un incidente que ocurrió justo
antes de eso.
Estaba esperando por el elevador en el segundo piso en donde
tenía terapia física. Me tropecé mientras peleaba con el idiota,
y mi muñeca estaba lastimada y no sanó bien. Me estaba
volviendo impaciente mientras la de alta de HoSeok se
acercaba, pero el elevador estaba parado en el noveno piso.
Pensé que escuché a alguien llamar mi nombre justo cuando
pensé en tomar las escaleras. Que alguien estaba parado
delante de la salida de emergencia al final del pasillo. No pude
ver bien quien era con la luz del sol entrando por la ventana.
Cuando di un paso hacia adelante, la persona de repente corrió
a través de la salida de emergencia. Pude ver el perfil de la
persona momentáneamente, pero todavía no pude reconocer
quién era. ¿Quién podría ser? Caminé hacia la escalera de
emergencia, sintiéndome extraño.

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Mientras abría la puerta de la salida de emergencia y sacaba mi
cabeza, alguien pasó de largo rápidamente. Instintivamente
retiré mi cabeza. Él casi choca. “¡Mamá!” al oír el llanto
desesperado, saqué mi cabeza otra vez. Era HoSeok,
fanáticamente bajando las escaleras. Y había una mujer parada
al pie de las escaleras. ¿Qué es todo esto? Caminé hacia
dentro. HoSeok perdió su balance en ese mismo momento.
Me aceleré hacia adelante y estiré mis manos sin pensar y lo
agarré. HoSeok titubeó mientras abruptamente lo detuve, y
apenas pude lograr mantener mi balance.
Él no dijo nada hasta que subimos las escaleras y entramos al
pasillo del quinto piso. Se mantuvo callado hasta que entramos
al cuarto del hospital. Luego, de repente se detuvo y me miró.
“JiMin, salgamos de aquí.” No pude responder. Me dijo
firmemente. “Volveré por ti.” Le respondí, “volveré a la sala
psiquiátrica en unos días.”
Tres días pasaron. Iba a volver a la sala psiquiátrica al día
siguiente. Arreglé mis pertenencias y me recosté. Me moví y
giré durante un tiempo pero pronto me dormí.
Me desperté con el sentimiento de que algo se caía. El hospital
era un ligar extraño, y era difícil de dormir profundamente.
Podía sentir todo a mi alrededor con mis ojos cerrados, y hasta
los ruidos más pequeños me mantenían despierto. El cuarto
del hospital estaba completamente oscuro. Una brisa entró por
la ventana abierta. Las cortinas se agitaron en medio del flujo
del aire ya bochornoso. El techo, el piso, la oscuridad, y el
silencio. Todos eran familiares.

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Estaba a punto de encender la luz de la mesa cuando la mano
de alguien me detuvo. Era HoSeok. Me senté sorprendido, y
él puso su dedo índice en sus labios. “Todos vinimos juntos.”
Él dijo que me estaban esperando afuera. Estiró su mano.
Aún estaba enterrado debajo de muchos miedos. Era invisible
para mis padres. Me tomarán como nada más que un fugitivo
de una sala de psiquiatría en el mundo exterior. Era más seguro
solo quedarme en el hospital como un paciente obediente. No
estaba seguro si me adaptaría bien allá afuera. Podía pensar en
un millón de razones para no salir.
HoSeok no dudó. Tomó mi mano, me puso de pie, y me
entregó una camisa. Estaba fuera de la cama antes de darme
cuenta. El pasillo estaba tranquilo y silencioso. Unas cuantas
enfermeras estaban en el escritorio de la estación. Todas
estaban ocupadas con sus propio trabajo y ni siquiera miraron
hacia nuestra dirección, pero HoSeok y yo caminamos lo más
silencioso posible, me tensé. El elevador estaba en el quinto
piso. Cuando la puerta se abrió NamJoon y SeokJin estaban
adentro.
Nos bajamos en el primer piso y caminábamos hacia el pasillo
cuando HoSeok abruptamente me empujó hacia una puerta a
mi izquierda. Era un salón. Durante el día usualmente estaba
poblado de pacientes y cuidadores, pero en la noche, estaba
silencioso y oscuro con solo las luces de la calle filtrándose
dentro. Una vela estaba encendida y JungKook y TaeHyung
salieron de la oscuridad. La cara de YoonGi también era visible
detrás de ellos. En la mesa habían aperitivos y latas de soda.
Una enfermera entró por la puerta justo cuando tomé un sorbo

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de la soda. Antes de terminar de saludarlos, la enfermera
preguntó qué estábamos haciendo ahí, y YoonGi dijo que era
una fiesta de cumpleaños. Ella se adentró en el salón. “¿Todos
ustedes son nuestros pacientes?” No lo creo. Yo era el único
usando vestimenta de paciente. Sin darme cuenta, apreté mi
mano alrededor de la lata de soda. La lata de aluminio se
arrugó con un sonido horripilante. HoSeok agarró mi hombro.
“Está bien.” Era NamJoon. “Cuando de la señal, solo empieza
a correr.” Debió ser JungKook.
SeokJin ya estaba en la puerta principal, nos tiró una mirada y
salió. HoSeok miró alrededor de nosotros y escupió en voz
baja. “Corre, JiMin.” Todos empezamos a correr. Fui atrapado
por la emoción y corrí con ellos. TaeHyung perdió su
equilibrio y casi se cae, y los aperitivos y las latas de soda
volaron por los aires. Nos apresuramos entre las mesas y
corrimos hacia el pasillo del primer piso. Las ruidosas voces y
pisadas de las enfermeras continuaron persiguiéndonos. El
pasillo se encontraba en frente de nosotros justo como ayer.
Mi corazón saltaba mientras pasaba la pequeña cocina y llegaba
a las escaleras de emergencia. Sin darme cuenta, mi paso se
hizo más lento. Mi cabeza fue bombardeada con preguntas.
¿Estará bien? ¿Estoy seguro? Puede ser incluso más duro allá
afuera. Puede que no tenga a nadie a mi lado. Será más seguro
y más cómodo aquí adentro. Aún no es muy tarde. Es mejor
que me detenga aquí. Es mejor admitir mis límites. Es mejor
que sea un buen niño.
Mi línea estaba a solo unos cuantos pasos de mí. Miré hacia
atrás. Los porteros se habían unido y estaban persiguiendo a

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los demás. Mi mano sosteniendo la camisa temblaba
violentamente. Parecían estar justo detrás de mí. Talvez no
tenía oportunidad. “¡Está bien, Park JiMin, corre!” Esa voz me
empujó hacia adelante. Di un paso más.
Crucé la línea. Solo había tomado un paso más cerca de la
puerta, pero un cambio dramático sucedió. Algo dentro de mí
rodó y se lanzó como si acabara de saltar de un acantilado a
otro. Mientras tiraba la vestimenta de paciente y me ponía la
camisa, di otro paso hacia la puerta. El próximo paso fue más
rápido, y el siguiente incluso más rápido. Las puertas en ambos
lados pasaban rápidamente, y la puerta de acercaba a gran
velocidad. Solo cinco pasos quedaban desde la línea hasta la
puerta. Para cualquier otra persona, era solo una pequeña
distancia de cinco pasos. Pero no había atrevido a llegar tan
lejos. Esta era la primera vez que había cruzado la línea por mí
mismo. La puerta estaba a mi alcance.
Una vez que pase a través de esta puerta, el ambiente será
completamente diferente al que me rodeaba. Me reusé a
pensar sobre qué pasará después. Me enfocaré en tomar un
paso a la vez. Empujé la puerta con todas mis fuerzas. Todas
las células de mi cuerpo colisionaron con el aire externo. No
había luz solar opresiva o un viento feroz como siempre lo
había imaginado. Sentí ganas de llorar. El sonido de mi latido
retumbó en todas direcciones.

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JiMin
16 de Mayo, año 22.

La casa de HoSeok estaba encima de la ladera. Era la


habitación de la azotea de un edificio multifamiliar en ruinas al
final de un callejón sin salida. El final de la calle estaba entre
un estrecho callejón lejos de la calle principal y encima de una
subida empinada. Ahí era en donde él vivía. Cuando entramos
al cuarto, HoSeok presumió que era el piso más alto de la
ciudad con el resto del mundo a sus pies. Tenía razón. La
habitación de la azotea tenía una vista de todo. Cuando miraba
hacia abajo, podía ver la estación de tren y contenedores
organizados en filas a lo largo de los rieles. NamJoon estaba
viviendo en uno de esos contenedores. Justo un poco más lejos
estaba la escuela a la que atendimos juntos.
Mientras miraba nuestra escuela, mi línea de visión alcanzó un
punto cruzando el río. Un gran complejo de apartamentos
estaba extendido al pie de la montaña. Ahí era donde estaba
mi casa. No, es dónde estaba la casa de mis padres. Había
escapado del hospital sin un plan. El hospital ya debió de
alertar a mis padres y deberían estar buscándome. No tenía el
coraje de encontrarme con ellos todavía. No podía ir a casa.
No tenía a dónde ir ni dinero. HoSeok me dijo que lo siguiera
y me guio hasta aquí. Así fue como terminé en la casa de
HoSeok.
Miré hacía el complejo de apartamentos otra vez. Tengo que
volver allá algún día. Tengo que encontrarme con mis padres y

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decirles que no volveré al hospital. Inhalé profundamente, y
HoSeok se acercó y se puso a mi lado.

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HoSeok
16 de Mayo, año 22.

Podía ser mi más honesto yo cuando estaba en casa. A veces


gritaba a todo pulmón y cantaba por la ventana. A veces tocaba
música y bailaba como loco. Y a veces me despertaba en la
noche llorando. Cuando lo hacía, solo me quedaba acostado
sin moverme, mirando al techo. Pero nunca colapsaba con
Narcolepsia en casa.
JiMin no volvió a su casa cuando salió del hospital. Él vino a
mi casa y estaba mirando a la ciudad apoyado en la baranda de
la azotea. El debe de estar viendo nuestra escuela, la
hamburguesería Two Star Burger, y las luces cambiantes a lo
largo de los rieles, como yo. El debían debería de estar viendo
su casa. Eso era algo en nuestros instintos humanos. Todos
buscan sus casas cuando suben a algún lugar alto o cuando
abren un mapa.
Pensé en preguntarle por qué no volvió a su casa. Pero m.
rendí. Su mente debe ser un desastre, y no quería agravarlo.
Además, puedo saber el por qué basado en como la madre de
JiMin reaccionó en el cuarto de emergencia ese día. De hecho,
raramente les hacía preguntas a mis amigos. Sentía que ya sabía
la respuestas de la mayoría de ellas. Y no quería que se sintieran
incómodos. O podían encontrar mis preguntas muy curiosas y
molestas.
Para ser honesto, tenía curiosidad sobre a dónde se dirigían
cuando pasaban por mi tienda. Pero nunca corrí a

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preguntarles. ¿A dónde iba JungKook con sus heridas? ¿El
cuarto de trabajo de YoonGi estaba en esa dirección? ¿Por qué
NamJoon dejó la escuela? ¿En dónde TaeHyung aprendió
grafiti por primera vez? Ahora que lo pienso, no sabía mucho
de los demás.
“¿La encontraste?” me acerqué a JiMin y le pregunté.
“¿Encontrar qué?” JiMin sonó confundido. “Tu casa.” JiMin
asintió. “Yo crecí en el orfanato de allá.” Apunté a un lugar más
allá de los rieles. “¿Ves el supermercado en la dirección del río
de la gasolinera donde NamJoon trabaja? ¿Ves el letrero de
neón en forma de trébol detrás de ella? El orfanato está a la
izquierda de ese letrero de neón. Viví ahí por más de diez
años.” Los ojos de JiMin parecían preguntarse por qué le
estaba diciendo todo esto. Mis amigos ya sabían que crecí en
un orfanato. Lo consideraba mi casa. No me obligué a pensar
eso para darle paz a mi mente. En serio creí que era mi casa.
Una casa sin mamá.
“Tengo algo que confesar.” Sobre algo que he estado
mintiendo. “Que mi Narcolepsia era falsa.” Esa podía ser la
razón por la cual no podía preguntar nada sobre nadie. No era
porque tenía miedo de herirlos. Era porque había mentido,
porque no tenía el coraje de ser honesto. Porque, una vez que
lo admitiera, también tenía que admitir que no tenía a nadie a
quién llamar “mamá”, no solo en el orfanato pero en el mundo
entero. Esa debe ser la razón por la que no les hacía preguntas
a ninguno sobre sus problemas.
JiMin no era bueno ocultando sus sentimientos. Su mirada
perpleja lo explicaba todo. No sabía como pedirle disculpas.

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JiMin había agonizado sobre mi situación incontables veces. Él
rompió en llanto la primera vez que lo presenció. “No lo hice
a propósito. Solo ignoré que había una forma para estar bien.
Sé que esto no tiene sentido. No lo describí claramente.”
“Entones, ¿estás bien ahora?” JiMin, quien había estado
escuchando por un tiempo silenciosament, giró su cabeza hacia
mí e hizo la pregunta. ¿Estoy bien? Me pregunté a mí mismo.
JiMin seguía mirándome. El estaba o criticándome o
simpatizando conmigo. Miré hacia abajo a la ciudad
brillantemente encendida. “Bueno, no lo sé. Seremos capaces
de saberlo mientras el tiempo pasa. Lo estoy anticipando. ¿Tú
no?” JiMin sonrió. Me reí con él.

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JiMin
19 de Mayo, año 22.

Tenía que volver al jardín botánico Grass Flower. Tenía que


parar de mentir sobre no recordar nada de lo que había visto
ahí. Era tiempo de parar de ocultarme en el hospital y ponerle
fin a mis convulsiones. Para hacer eso, tenía que volver allá.
Pero, durante días, iba a la parada de autobús y fallaba en
subirme a él.
Después de ver al tercer autobús del día irse, YoonGi de
repente apareció y se sentó a mi lado. Él dijo que salió porque
no tenía nada que hacer y estaba aburrido. Luego me preguntó
qué hacía ahí. Mantuve mi cabeza baja y pateé el suelo con la
punta de mis zapato. Estaba sentado ahí porque no tenía coraje.
Quería pretender que estaba bien ahora, que sabía lo
suficiente, y que fácilmente podía superar esto. Pero tenía
miedo. Tenía miedo de no saber que estaba a punto de
enfrentar, si sería capaz de soportarlo, y si volvería a tener una
convulsión.
YoonGi parecía relajado. Calmado, murmuró algo que sonaba
como “el clima está muy agradable”. El clima si estaba muy
agradable. Pero estaba tan tenso que no me permití mirar
alrededor, mucho menos disfrutar el clima. El cielo estaba azul.
Una suave brisa soplaba ocasionalmente. El autobús se
acercaba en la distancia. El autobús paró y abrió sus puertas. El
conductor me miró. Le pregunté a YoonGi. “¿Vendrías
conmigo?”

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HoSeok
20 de Mayo, año 22.

Salí de la estación de policía con TaeHyung. “Gracias.” Me


incliné y dije energéticamente, pero en realidad no estaba de
humor. La casa de TaeHyung no quedaba muy lejos de la
estación de policía. Si él viviera más lejos de la estación de
policía, ¿todavía pasara tanto tiempo en ella? ¿Por qué sus
padres se mudaron tan cerca de la estación de policía? El
mundo era tan injusto para este niño tonto de buen corazón y
sensible. Coloqué mi brazo alrededor de los hombros de
TaeHyung y casualmente le pregunté si tenía hambre.
TaeHyung negó con la cabeza. “¿Los policías te compraron
comida?” pregunté de nuevo, pero él no contestó.
Los dos caminamos bajo la luz del sol, pero un viento helado
parecía azotar mi corazón. No podía imaginarme cómo se
estaba sintiendo él cuando sentí este frío adentro. Su corazón
se debió sentir rasgado y roto. O, ¿todavía le queda algo de su
corazón? ¿Qué tanta angustia ha aguantado? No podía verlo a
los ojos, así que dirigí mi mirada hacia el cielo. Un avión pasó
volando. Primero vi la cicatriz en la espalda de TaeHyung en
el contenedor de NamJoon. No me atrevía a preguntar sobre
eso cuando el estaba sonriendo con su nueva camisa.

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Yo no tenía padres. No tenía recuerdos de papá, y mis
recuerdos de mamá se detuvieron a los 7 años. Probablemente
tenía más heridas abiertas y cicatrices en relación a familia y
niñez que cualquier otra persona. Las personas dicen tan
fácilmente que debemos de superar nuestras heridas y
aceptarlas como parte de nuestras vidas. Que debemos
reconciliar con ellas y perdonar a los demás para seguir
viviendo. No era como si no estaba consciente de eso. No era
como si no quisiera darle una oportunidad. Pero darle una
oportunidad no garantiza que sea un éxito. Nadie me había
enseñado como. El mundo nos dio nuevas heridas incluso
antes de que las viejas sanaran. Seguramente, nadie en el
mundo puede evitar lastimarse. Estaba consciente de ello.
¿Pero en serio necesitamos lastimarnos tan profundamente?
¿Para qué? ¿Por qué estas cosas nos pasaron a nosotros?
“Estoy bien. Puedo ir solo” TaeHyung dijo en la intersección.
“Lo sé.” Guie el camino. “En serio estoy bien. Ves. Estoy
bien.” TaeHyung sonrió. No respondí. Él no podía estar bien.
Pero una vez que él admitiera que no estaba bien, él no sería
capaz de aguantarlo. Él solo estaba evitando la verdad. Eso se
volvió su hábito. TaeHyung me siguió, poniéndose su capucha.
“¿En serio no tienes hambre?” le pregunté cuando caminó
hacia el pasillo que guiaba hacia su casa. Sonrió tontamente y
asintió. Me quedé un rato y lo vi caminar hasta su puerta y
finalmente me di la vuelta. El camino por el que el caminada y
el camino por el que yo caminé eran ambos estrechos y
sombríos. Él y yo estábamos solos.

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SeokJin
20 de Mayo, año 22.

La casa de TaeHyung estaba e uno de los edificios más viejos


del vecindario. La pintura se despegaba de aquí y allá, hierbas
crecían de las grietas en las paredes de cemento. Se veía
desgastado. Estaba esperando por TaeHyung y HoSeok en el
pequeño parque en la colina detrás del edificio. Como estaba
en la pendiente, se podía ver el balcón de su casa.
HoSeok apareció en la vuelta de la esquina que guiaba a un
callejón. TaeHyung lo estaba siguiendo. Su cara no era muy
visible porque tenía su capucha puesta. TaeHyung y HoSeok
intercambiaron algunas palabras. TaeHyung parecía que estaba
tratando de mandar a HoSeok a su casa y HoSeok estaba
diciendo que estaba bien. HoSeok empezó a caminar primero.
Los dos llegaron a la entrada del edificio sin decir una palabra.
HoSeok subió los escalones y paró en la puerta de TaeHyung.
Topó el hombro de TaeHyung y le hizo un gesto para que
entrara a la casa. Luego, se dio la vuelta y empezó a caminar
hacia la salida. TaeHyung lo miró por un momento y alcanzó
la perilla de la puerta.
Llamé a HoSeok en el momento en que TaeHyung empezó a
abrir la puerta. Después de que el todo de marcado sonó tres
veces, HoSeok sacó su teléfono en el medio del callejón.
TaeHyung estaba entrando a su casa. “HoSeok, ¿puedes
llamar a TaeHyung? HoSeok dejó de caminar. “justo lo acabo
de ver.” Dije que estaba planeando un viaje al mar para todos

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nosotros y que el debería pedirle a TaeHyung que nos
acompañe. HoSeok se rio, diciendo claro que TaeHyung nos
acompañará. “Pero solo para estar seguro, ¿puedes preguntarle
y dejarme saber?” cerré dudando. Este era el tiempo. HoSeok
debe entrar a la casa de TaeHyung ahora. HoSeok inclinó su
cabeza, mirando a la pantalla de su teléfono, y se dio la vuelta.
Luego, entro a la casa de TaeHyung a través de la puerta aún
abierta.

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TaeHyung
20 de Mayo, año 22.

Miré hacia la palma de mi mano. Sangre salía de ella. Justo


cuando mis piernas estaban a punto rendirse y yo estaba a
punto de colapsar, alguien me agarró por detrás. La luz del sol
entró por la turbia ventana. Mi hermana estaba llorando, y
HoSeok estaba ahí parado en silencio. Como siempre, el suelo
estaba lleno de platos sucios, retazos y cobijas. Antes de darme
cuenta, papá ya había escapado del cuarto.
La rabia y el dolor incontrolable que se liberó cuando me
abalancé sobre papá aún seguían frescas en mi mente. No sé
qué me detuvo cuando estaba a punto de apuñalarlo. No sabía
como apagar estas llamas rabiosas dentro de mí. Quería
matarme en vez de papá. Si pudiera, quería caer muerto ahí
mismo.
No pude soltar lágrimas. Quería llorar, gritar fuertemente,
patear y destruir todo. Pero todo parecía estar fuera de mi
control. “Lo siento, HoSeok, estoy bien. Puedes irte.” Mi voz
sonaba seca y calmada, al contrario de mi mente frenética.
Mandé a casa a HoSeok en contra de su voluntad y miré hacia
mi palma. Sangre seguía saliendo en gotas. En vez de apuñalar
a papá, estrellé la botella en el suelo. La botella se rompió en
pedazos y cortó mi palma. El mundo giró y giró cuando cerré
mis ojos. Mi cerebro se frisó. ¿Qué debo hacer ahora? ¿Cómo
debo vivir?

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Después de recuperar mi consciencia, me encontré mirando el
número de NamJoon. Incluso en esta situación, o debido a esta
situación, estaba anhelando por NamJoon más
desesperadamente. Quería confesarle. Casi mato a papá quién
me trajo a este mundo y quien me golpeaba todos los días. Casi
lo mato. No, en realidad lo maté. Incontables veces. Lo maté
incontables veces en mi cabeza. Quiero matarlo. Quiero morir.
No sé que hacer. Estoy perdido. Solo quiero verte ahora.

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El Día
Más Hermoso de
Nuestras Vidas

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JungKook
22 de Mayo, año 22.

Alguien sacudió mi hombro para despertarme. Cuando abrí


mis ojos, las ventanas del carro estaban cubiertas del paisaje. La
brisa del mar se sentía fresca, probablemente porque solo
estaba medio despierto. Me arropé con mis brazos y salí del
carro. Los otros, ya lejos en la playa donde las olas rompen
contra la orilla, me saludaron. Más allá de ellos estaba el mar,
y encima del mar estaba el sol. La escena completa parecía un
marco fijo.
El viento sopló y llenó este marco fijo con arena enfurecida
justo cuando levanté mi mano para saludarlos. El polvo
arenoso se levantó el suelo y giró alrededor. Los demás se
dieron la vuelta al mismo tiempo, cubriendo sus caras para
protegerse el viento arenoso. Yo hice lo mismo, cerrando mis
ojos fuertemente, inclinando mi cabeza, y cubriendo mi cara
con mi brazo. Nos quedamos en esta posición durante un
tiempo en medio del sonido de las olas y los silbidos del viento.
Traté de abrir mis ojos, pero dolieron por la arena. “No los
frotes. Eso solo lo hará peor.” Al escuchar a HoSeok,
Lentamente pestañeé. El mar, el cielo, y los demás seguían
apareciendo y desapareciendo a través de las lágrimas
acumulándose en mis ojos. Después de pestañear varias veces,
las lágrimas fluyeron, y el dolor se detuvo. Las lágrimas
debieron retirar los granos de arena de mis ojos. Escuché a los

130 ©Twitter: @7thHeavenly


demás reírse. Se estaba riendo de mí quien estaba parado en
medio de la playa derramando lágrimas.
No estaba seguro quién empezó a correr primero. Empezó
como un tonto juego. Pretendí seguir a los demás quiénes
seguían burlándose de mí. HoSeok salió corriendo como si
estuviera huyendo de mí. Luego, los demás se unieron,
corriendo hacia mí y lejos de cada uno y sonriendo
alegremente. En algún punto, todos estábamos corriendo a lo
largo del camino costero. Corrí detrás de los demás. Estaba sin
aliento, sudado, y tenía una terrible jaqueca. Pero no me detuve
porque ellos continuaron.
Todos nos reunimos de nuevo, sacamos a JiMin del hospital, y
volvimos a la misma playa. Nada fue planeado. Todo lo que
hice fue seguirlos, pero se sentía exhilarante. Tal vez correr
alrededor era la única forma de lidiar con esa sensación
temerosamente emocionante. Hice lo mismo cuando todos
nos saltamos la escuela y vinimos a esta playa por primera vez.
“verdad. También éramos así en aquel entonces.” Dijo
NamJoon cuando nos tumbamos en la playa para recuperar el
aliento. “Creo que estaba así mismo de caliente en ese día.
¿Cuándo fue?” fue JiMin. “Era Junio 12.” Mi buena memoria
los tomó por sorpresa. Lo recordaba exactamente porque la
foto que nos tomamos ese día estaba marcada con la fecha. A
veces la sacaba y la miraba. No le dije a nadie, pero sentí ese
día que finalmente había encontrado una verdadera familia.
Hermanos verdaderos.

131 ©Twitter: @7thHeavenly


“Chicos.” Empecé a expresar mi gratitud pero me encontré sin
palabras. “¿Qué?” Los demás me apuraron uno por uno y
luego se lanzaron sobre mí. Rodamos alrededor por la playa
enredándonos juntos, jugando como niños.
“¿Por qué estás aquí solo?” Me senté al lado de TaeHyung que
estaba sentado en una esquina de la playa lejos de los demás.
Me miró momentáneamente y en cambio hizo una pregunta.
“¿Eso estaba ahí l última vez que vinimos aquí?” Él estaba
hablando del observatorio. “Si hubiese estado, nosotros lo
hubiésemos escalado. Pero no lo recuerdo.” Él asistió. Él
seguía mirando al observatorio.
“Vamos.” Alguien topó mi hombro. Era SeokJin. Su cara era
irreconocible mientras estaba parado en contra de la luz. Debió
ser porque lo estaba mirando hacia arriba, pero se veía tan alto.
Me levanté, sacudiendo la arena. Mis pies se hundieron
profundamente en la arena caliente. Me refugié en la sombra
de SeokJin y empecé a caminar, pateando arena con la punta
de mis zapatos. La arena que pateaba salpicaba sobre los
pantalones de SeokJin, pero él no miró hacia atrás.

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TaeHyung
22 de Mayo, año 22.

Ya había visto todo esto antes. En un sueño que se sintió muy


vívido y real. Vi este mar, a nosotros siete, y al observatorio. Al
final de mi sueño, subí al observatorio. Todos me miraron.
Estaban muy lejos, por lo que sus caras eran difíciles de ver.
Aún así, les sonreí. Como si me estuviera despidiendo de ellos.
Y luego salté.
“¿SeokJin?” Al escuchar a JungKook, giré mi cabeza para ver
a SeokJin subiendo al observatorio. Justo en la cima, giró su
cuerpo hacia nosotros. Él parecía que estaba tratando de
fotografiarnos. Los demás le saludaron, pero yo no pude. Era
como la última escena de mi sueño. La única diferencia era que
SeokJin estaba ahí arriba en vez de mí.
En ese momento, se sintió como si el suelo se hundía debajo
de mis pies y mi cuerpo flotaba en el aire. Cerré mis ojos
fuertemente, temiendo que mi cuerpo cayera al suelo. No
apreté mi puño, pero la herida de mi palma empezó a doler.
La herida parecía profunda pero sanó más rápido de lo que
esperaba. Dejó una cicatriz roja. A veces dolía intensamente.
Como si estuviera siendo castigado. Castigado por todas mis
faltad. Dolía ahora.

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NamJoon
22 de Mayo, año 22.

“Él solo es un año más joven que yo. No, no dije eso. Soy
mayor. Lo sé. Pero él ya no es un niño. Es tiempo de que
comience a cuidarse por sí mismo. Entiendo. Entiendo. No,
no estoy molesto. Lo siento.”
Miré al suelo después de colgar el teléfono. Estábamos en
camino hacia nuestro lugar de alojamiento después de pasar el
día en la playa. Una brisa cálida soplaba en nuestra dirección.
Se sentía como si mi corazón estuviera obstruido y en cualquier
momento explotaría. Las hormigas estaban marchando en fila
en el suelo cubierto de arena y basura.
No era que no amase a mis padres. No era que no me
preocupase por mi hermano. Me haría de oídos sordos si
pudiera, pero sabía que nunca sería capaz de hacerlo. Sabía
todo eso muy bien. Luego, ¿de qué servía luchar, perder la
paciencia, sentirme estresado y tratar de liberarme?
En la distancia, había alguien parado como yo dándome la
espalda. Era JungKook. JungKook una vez me dijo, “quiero ser
como tú cuando crezca.” No me atreví a confesarle que estaba
bien lejos de ser un adulto, mucho menos uno ejemplar.
Parecía muy brutal destrozar su esperanza. No pude decirle a
alguien tan joven, alguien a quien no le dieron la confianza,
soporte y afección que se merecía, que no solo te convertías en
adulto volviéndote viejo y más alto. Deseo que el futuro de
JungKook sea más amable con él que como lo fue el mío

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conmigo, pero no pude prometerle que le sería de ayuda en su
camino.

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SeokJin
22 de Mayo, año 22.

Otra vez miré hacia los otros. Estaban haciendo bromas tontas,
riendo, charlando, y rugiendo con risas de nuevo cuando
alguien salió corriendo y empezó a bailar. No podía creer que
estaba pasando delante de mis ojos. Llegamos aquí juntos
después de muchos intentos y errores. Soñé con esto por
mucho tiempo y tan desesperadamente que parecía imposible
que en realidad pasara.
Pero me sentía intranquilo porque todavía tenía algo que
confesar. Seguía dudando y no podía reunir el coraje. Pero ya
no podía huir de ello. Si no les decía, no podría ser capaz de
ver a mis amigos a la cara.
Cuando casi estábamos terminando la cena, les dije que tenía
algo que decirle. Pero no prestaron mucha atención. Solo
TaeHyung estaba mirándome. Hace algunos días atrás, él me
preguntó sobre un sueño que había estado teniendo. “¿Sabes
que significa, cierto?” Me presionó para que le diera una
respuesta, pero actué como si no supiera. Le dije, “¿Cómo
podría saber? Es solo un sueño.” TaeHyung se molestó y se
dio la vuelta.
No era una mentira completamente. No sabía por qué
TaeHyung había estado teniendo ese sueño. Pero sí sabía lo
brutal que era. Por eso no podía decirle la verdad. Tanto más
porque sabía de qué se estaba preguntando. Él no tenía que
saber que ese no era un sueño, él matando a su padre- pero

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pasó en la vida real, repetitivamente. Nadie tenía debe de pasar
la vida con tan agonía. No me arrepentiría de mi decisión
aunque lastimara nuestra amistad.
Giré mi cabeza para evitar la mirada de TaeHyung. Cerré mi
boca, inhalé, y hablé más claro esta vez. “Tengo algo que
decirles.” NamJoon y HoSeok me miraron, y los demás
también se callaron. “Debí decirles esto hace mucho tiempo.
Cuando estábamos en la escuela…”
TaeHyung interrumpió. “¿Cuándo estábamos en la
secundaria? ¿Cuándo nos delataste con el director? ¿O cuando
YoonGi fue expulsado de la escuela debido a eso? ¿De cuál
estás hablando?” Criticismo estaba escrito en la cara de
TaeHyung.
“¡TaeHyung!” NamJoon lo llamó en un claro intento de
detenerlo. TaeHyung sacudió la mano de NamJoon con su
mirada fija en mí. “Todo eso fue tu culpa.” Nadie dijo nada.
Todos fueron tomados por sorpresa y no pensaban que decir.
Miré a YoonGi. TaeHyung tenía razón. YoonGi fue expulsado
de la escuela por mi culpa. Balbuceé con mi cabeza baja. “Lo
siento.” TaeHyung empezó a hablar otra vez.

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TaeHyung
22 de Mayo, año 22.

“SeokJin, ¿eso es todo? ¿No estás ocultando algo más?” miré


a SeokJin. Él me devolvió la mirada. Estaba a punto de
presionarlo un poco más duro cuando alguien agarro mi
hombro para detenerme. Sabía quien era sin mirar atrás. Era
NamJoon. “No te metas. ¿Por qué te importa? Ni siquiera eres
mi hermano real.” Podía sentir la mira de NamJoon detrás de
mí. Sacudí su mano sin mirarlo. Lo sabía, también. Estaba
desquitándome con NamJoon.
Cuando me estaba dirigiendo a nuestro alojamiento desde la
playa, pasando a través del bosque de pinos, escuché a
NamJoon hablar por teléfono. Cada palabra que él dijo era
verdad. Solo era un año más joven que él y no era su hermano
real. Tenía que cuidar de mí mismo. Pero aún así dolió.
“TaeHyung, lo siento. Así que paremos aquí.” Era SeokJin el
primero en abrir la boca. SeokJin fue el que dijo que lo sentía.
NamJoon no dijo nada. Solo seguía mirándome con ojos
enfurecidos. “¿Parar qué? Solo sácalo todo. Estás
ocultándonos algo.” La mirada de todos estaban fijadas en
SeokJin. SeokJin nos dio una mirada para decirnos que
paráramos.
“Vamos afuera a hablar.” NamJoon agarró mi brazo de nuevo.
Traté de sacudirlo, pero apretó su agarre para llevarme afuera.
Traté de ir en contra de él. “Déjame ir. ¿Qué derecho crees

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que tienes? ¿Qué sabes? No sabes nada. Crees que eres alguien
especial, ¿eh?”
Fue entonces. NamJoon abruptamente soltó mi brazo, y me
tropecé en reacción. O, no fue una reacción que me hizo
tropezar. En el momento en que él me soltó, se sintió como si
la cadena que nos unía se rompió en el medio. Todo lo que
me mantenía en pie y me servía de soporte parecía haberse
quebrado y dividido.
Tal vez esperaba que él no soltara mi brazo hasta el final. Tal
vez esperaba que él me gritara que me callara y me llevara
afuera regañándome. Tal vez esperaba que él me diera un buen
regaño como si se tratara de su hermano real o alguien valioso
como para rendirse.
Pero él soltó mi brazo. No pude evitar sonreír. Estaba
sonriendo antes de darme cuenta. “¿Qué es todo este alboroto
sobre estar juntos? ¿Qué somos para cada uno? En el final
todos estamos solos.” En ese momento, SeokJin me golpeó.

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JiMin
22 de Mayo, año 22.

“Debemos irnos, también.” Eso fue lo que dijo HoSeok. Giré


mi cabeza, mirando hacia la puerta. La mesa, sillas, y platos
estaban esparcidos por todo el lugar. “JiMin, vamos.” Cerré la
puerta rápidamente. Ellos estaban muy delante de mí. YoonGi
y HoSeok iban adelante, con JungKook detrás de ellos. Al
principio estábamos los siete, ahora solo cuatro quedábamos.
Miré hacia arriba mientras pasábamos por el observatorio. No
había luz en la playa después de la puesta del sol. El
observatorio y el mar desaparecieron en la oscuridad, y nada
era visible. Solo estaba el rugir de las olas. Me di cuenta de que
éste era el lugar. El lugar que visitamos cuando visitamos el mar
juntos por primera vez. La roca, la cual se decía que cumplía
los sueños. Gritamos a todo pulmón en este mismo lugar
donde la roca había sido volada en pedazos para hacer espacio
para un nuevo resort. “JungKook, ¿no fue en algún lugar por
aquí?” Miré hacia atrás pero JungKook ya estaba muy delante
de los demás. HoSeok lo llamó, pero parecía no escuchar. En
ese entonces también me pasó a mí. JungKook también se
estaba moviendo hacia adelante a lo largo de su propio camino.
JungKook siempre ha estado detrás de los demás. Él los ha
estado siguiendo y se detenía cuando ellos lo hacían. Yo era
igual. Miré a todas las direcciones en la intersección. Tenía que

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girar a la izquierda para llegar a la estación de tren o a la
derecha para tomar el autobús a casa.
Tenía que regresar a casa algún día. No podía evitarlo por
siempre. Tenía que confesar mis mentiras y decir la verdad a
mis padres. Aunque ellos no estén dispuestos a escucharlas. Vi
a YoonGi pasar por el camino de la izquierda. “JiMin, date
prisa.” HoSeok dirigió su mirada hacia mí. “HoSeok, me iré a
casa ahora.” Con mirada confundida, preguntó, “¿casa?”
Asentí. Entonces, giré hacia la derecha.

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JungKook
22 de Mayo, año 22.

Sentía que mi cuerpo flotaba en el aire, pero al siguiente


minuto, estaba tirado en el piso duro. No podía sentir nada
durante un tiempo. Mi cuerpo entero se sentía tan pesado que
no podía ni abrir mis ojos. No podía tragar ni respirar. Mientras
caía en un estado de semi-consciencia, me volvía más cálido y
cálido y mi cuerpo de repente se estremeció. Un indefinible
dolor y sed instintivamente forzaron la apertura de mis ojos.
Algo brillante llamó mi atención, mis ojos se sintieron secos
como si estuvieran llenos de arena. Al principio, pensé que era
una luz, pero no lo era. Era brillante, grande, y borrosa. Se
mantenía en el aire sin moverse. Seguí mirándola durante un
tiempo, y empezó a tomar forma. Era la luna. El mundo
parecía estar de cabeza. Mi cabeza debió estar hacia atrás. En
ese mundo, la luna estaba de cabeza. Intenté respirar por
medio de una tos, pero no podía moverme. Un frio llenó mi
cuerpo. Era aterrador. Traté de abrir mis labios pero ni una
palabra salió. Mi visión seguía desvaneciéndose aunque mis
ojos seguían abiertos. Alguien me hizo una pregunta mientras
mi consciencia desaparecía. “Será más doloroso vivir que
morir. ¿Aún quieres vivir?”

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Después de Regresar
Del Mar

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SeokJin
13 de Junio, año 22.

Después de regresar del mar, volvimos devuelta a nuestras


vidas solitarias. Como si hubiésemos puesto una regla, nadie
llamaba a nadie. Solo vagamente asumíamos como les iba a los
demás basado en el grafiti que vimos en las calles, la luz
brillante de la gasolinera, y el sonido del piano que venía del
edificio arruinado.
El alojamiento en la playa estaba vacío cuando regresé después
de haber fallado en encontrar a TaeHyung cuando salió
corriendo esa noche. No había nada a excepción de una foto,
todos estábamos sonriendo juntos con el mar de fondo. Solo
fue tomada unas horas antes, pero parecía que había pasado
mucho tiempo. ¿Hemos trabajado tan duro y durante tanto
tiempo por ninguna razón? ¿Estábamos destinados a
separarnos así?
Pasé la gasolinera sin parar. Nos encontraremos algún día.
Sonreiremos juntos algún día como lo hicimos en la foto.
Ganaré suficiente coraje para enfrentarme a mí mismo algún
día. Pero hoy no era el tiempo. Un viento húmedo sopló como
aquél día. En ese momento, mi teléfono sonó como si estuviera
dándome una advertencia. El teléfono envió reverberaciones a
la foto colgada en el espejo retrovisor. El nombre de HoSeok
apareció en la pantalla. “SeokJin, JungKook tuvo un accidente
anoche.”

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JungKook
13 de Junio, año 22.

Escuché débiles voces y abrí mis ojos para encontrar a HoSeok


y a JiMin mirándome. Cada vez que pestañeaba, sus caras
seguían desapareciendo y apareciendo otra vez. “¿Estás
herido? ¿Sientes dolor?” JiMin preguntó. “Estoy bien. No
estoy herido.” Era una mentira. Fue un accidente serio y casi
muero. Los doctores seguían advirtiendo a los demás durante
días que debían de estar preparados para el peor de los
escenarios. Recuperé mi consciencia luego de diez días y me
empecé a recuperar de una manera asombrosa.
“Debiste habernos llamados. ¿Qué somos para ti?” HoSeok
sonada enojado. “HoSeok, no es que yo…” Empecé a hablar
pero no pude terminar la oración. Tan rápido como llegué al
hospital, pensé en ellos. Si había sido capaz de pensar
directamente, pude haberlos llamado primero. Pero mi mente
estaba en blanco, y estaba adolorido. El sedante que me
administraron era tan fuerte que la realidad, sueños, recuerdos,
e ilusiones parecían estar juntas en mi cabeza y eran imposibles
de distinguir.
El dolor inaguantable finalmente cesó. Pero las extrañas
imágenes que pasaban ante mis ojos mientras sufría de fiebre e
insomnio seguían regresando. No estaba seguro si esas escenas
en realidad pasaron o solo eran pesadillas retorcidas desatadas
por el dolor. No podía confiar en mi memoria. Pero aún así no
podía contactarlos. No sabía que decirles o como empezar a

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hablarles. Solo les sonreía. O trataba de sonreírles. Mi cara
debió verse como si estuviera toda retorcida y estaba a punto
de llorar.

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HoSeok
13 de Junio, año 22.

Salí del cuarto porque sentí lágrimas acumularse en mis ojos.


JungKook diciendo que estaba bien era desgarrador. Acababa
de enterarme del accidente de JungKook esa tarde. La
hamburguesería estaba llena de paseantes que se refugiaban de
la lluvia. Algunos de ellos eran compañeros de clase de
JungKook. “¿Por qué JungKook ya no viene aquí?” No hice
esta pregunta por ninguna razón en particular. Solo perdí el
contacto con todos los demás después de regresar del mar,
incluyendo a JungKook. Luego, una respuesta inesperada fue
dirigida hacia mí. “Oh, él estuvo en un accidente, así que ha
estado ausente.” “¿Un accidente? ¿Está gravemente herido?”
“No sabemos. Él no ha ido a la escuela en qué, ¿veinte días?”
Lo llamé inmediatamente, pero JungKook no respondió.
Estaba a punto de llamarlo otra vez pero en vez decidí abrir
nuestro grupo de chat. Ningún mensaje nuevo en los últimos
veinte días. El último mensaje fue cuando estábamos en el mar.
¿Fue entonces? Esa noche cuando todos partimos y volvimos
a casa. ¿Fue esa noche?
Dejé un mensaje diciendo que JungKook estaba gravemente
herido. El numero al lado de mi mensaje no cambió, lo que
significaba que ninguno había abierto el chat para leer el
mensaje. ¿Nuestros días juntos no significaron nada? ¿
“Nosotros” éramos amigos lejanos? Me enojé conmigo mismo.
Enojado por no contactarlo antes. Enojado por dejarlo volver

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a su casa solo. JungKook no era un niño. Pero era el más joven.
Él aún era un estudiante.
Caminé de un lado a otro por el pasillo unas cuantas veces y
paré en frente de su cuarto. Por la hendija de la puerta,
reconocí la cara de JungKook. Él claramente no estaba bien.
Parecía tan pálido como una hoja. De repente, la imagen de
JungKook entrando por la puerta de nuestro escondite vacío.
Él solo estaba en su tercer año de primaria. Su cara ingenua
mostraba un sentimiento de pérdida, como si se diera cuenta
que algo había llegado a su fin. ¿Nuestra existencia le recordó
ese sentimiento de pérdida? Cuatro de los demás todavía no
han revisado mi mensaje en el grupo de chat. Mandé otro
mensaje. “Esto es decepcionante.”
“¿Tu?¿Bailando?” cuando entré al cuarto, JiMin y JungKook
estaban hablando sobre un grupo de baile. JiMin dijo que solo
han pasado como dos semanas desde que se unió al grupo y
giró su cabeza rápidamente. “Es cierto. Eras un buen bailarín.
Todos deberíamos ir a verte bailar.”
Una llamada de TaeHyung entró en ese momento. “¿Qué has
estado haciendo? ¿Por qué no revisaste mi mensaje antes?”
traté de sonar más enojado de lo que en realidad estaba.
TaeHyung Tartamudeaba con voz ronca como si hubiera
estado llorando.

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TaeHyung
13 de Junio, año 22.

“¿Cómo está JungKook?”


Eso fue todo lo que pude decir. Terminé mi turno en la tienda
de conveniencia y salí a la calle para encontrarme con charcos
aquí y allá. Había llovido hace unas cuantas horas. Me di cuenta
que estaba lloviendo cuando giré mi cabeza para mirar por la
puerta de cristal cuando un cliente entró a comprar un
paraguas. Mi cara estaba reflejada en el charco. Mus ojos llenos
de lágrimas y mi garganta anudada.
HoSeok dijo que él estaba con JungKook y JungKook se veía
mejor de lo que él esperaba. “Estoy bien.” HoSeok debió
pasarle el teléfono a JungKook. Parecía que pretendía estar
bien. “¿Qué hay de ti?” “Preocúpate por ti mismo.” Mi
respuesta fue cortante sin intensión de que lo fuera. JungKook
se rio. “Iré para allá ahora mismo.”
No pude mantener mi promesa. Llegué al hospital
rápidamente, corrí por las escaleras porque no pude esperar el
al elevador, y corrí por el pasillo. Estaba a punto de entrar al
cuarto de JungKook, pero me frisé ahí. Podía escuchar voces a
través de la hendija de la puerta. Era NamJoon. SeokJin estaba
Ahí, también. Retrocedí sin darme cuenta.
“Soy siempre el mismo.” Dijo NamJoon. De hecho, lo era. Él
solo seguía adelante con su vida. Me senté en un banco en el
pasillo. Personas con vestimenta de paciente pasaron de largo,

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algunos con lágrimas. Si alguien me preguntara, de seguro
respondería de igual manera. Que yo era siempre el mismo.
Esa era la verdad. Caminaba desde mi casa hasta la tienda de
conveniencia. Papá seguía bebiendo y creando problemas de
vez en cuando. La luz de la entrada aún seguía apagada y el
drenaje se obstruía frecuentemente.
Había un solo cambio. La pesadilla se había detenido. La
pesadilla en la que YoonGi moría, JungKook se caía, y HoSeok
se encontraba en un frenesí de desesperación. Pensándolo
ahora, la pesadilla debió detenerse después de la noche en la
que peleamos en la playa. Fue reemplazada por otro sueño.
Lágrimas se deslizaban por la cara de SeokJin. Pétalos azules
rodaba en el asfalto de la calle en la noche, estaban pisoteados,
y estaban teñidos con la sangre de alguien.
Me puse de pie. El elevador estaba llegando desde el segundo
piso del sótano. Miré atrás hacia el cuarto. Aún no estaba listo
de encontrarme con SeokJin y NamJoon.

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NamJoon
13 de Junio, año 22.

Llegué al cuarto de hospital de JungKook en medio de la


noche. JungKook parecía estar bien. Se rio mucho y habló
mucho. Yo lo hice, también. Hablamos de la gasolinera, el
clima, u cualquier otra cosa para no tener que hablar sobre lo
que realmente importaba. JungKook debió preguntar. Pero no
lo hizo. No preguntó por qué los demás pelearon esa noche,
por qué nos fuimos, y por qué no volvimos. Yo no era
diferente. No le dije por qué me fui de nuestro alojamiento sin
decir nada y No le preguntó a SeokJin cuáles problemas tenía
TaeHyung. Solo nos tragamos las preguntas de debimos haber
hecho. En nuestro camino a casa, SeokJin preguntó si estaba
bien. “¿Sabes qué no has dicho ni una palabra aún?” Le dije
que no sabía y que lo sentía. Le dije que estaba bien. Nos
separamos cerca de la gasolinera.
Miré alrededor de la calle nocturna justo antes de entrar a la
gasolinera. Estaba desolada. En el paso de peatones, la señal
roja de “No camine” cambió a la señal verde de “camine”.
Crucé la calle y caminé a lo largo de los rieles. El cuarto
contenedor del final. Tuvimos una fogata aquí antes de irnos al
mar. Esta fue la primera vez que vine aquí desde ese día.
El polvo se levantó cuando abrí la puerta del contenedor. Me
quedé parado ahí por un tiempo hasta que mis ojos se
acostumbraron a la oscuridad. Por lo que escuché de
JungKook, los demás no se mantuvieron en contacto entre

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ellos. Nadie me actualizó sobre TaeHyung, pero no mucho
había cambiado. El contenedor era el único lugar en donde
TaeHyung se refugiaba de su padre. Lo sabía pero no me pasé
por acá. Era lo suficientemente agotador ir y venir de la
biblioteca a la gasolinera. Era la verdad y una excusa al mismo
tiempo. Muy en lo profundo, debí estar evadiendo a
TaeHyung. No podía permitirme enfrentar a TaeHyung, era
muy emocionalmente agotador.
Mientras mis ojos se ajustaban a la oscuridad, pude ver
diferentes esquinas del contenedor. Estaban llenas con
recuerdos de nosotros compartiendo nuestras vidas juntos. Le
dije a SeokJin que estaba bien, pero en realidad no lo estaba.
JungKook quién había tenido un accidente no podía estar bien.
No podía estar bien ahogar lo que pasó esa noche. Si
TaeHyung y SeokJin no hubiesen peleado esa noche, si me
hubiese quedado con los demás, si alguien hubiese estado con
JungKook, entonces no hubiese pasado el accidente.
Pero dije que estaba bien. Casualmente charleé con él como si
nada de eso fue mi culpa y topé su hombro, diciéndole que se
recupere pronto. Lo dije como si fuera una palabra de
bendición o consejo o consolación. No había cambiado ni un
poco. Siempre dudaba antes de hacer preguntas y tomar
decisiones cuando era necesario.

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YoonGi
15 de Junio, año 22.

Me desperté de un extraño sueño. Pensé haber escuchado a


alguien tocando mi puerta, pero no escuché nada después de
levantarme. Debí haberlo escuchado en el sueño. “¿Qué hora
es?” Tomé mi teléfono, pero la batería estaba muerta. Conecté
el teléfono al cargador y salí de la cama. Mi cabeza dolía y mis
hombros se sentían entumecidos. La pieza en la que trabajé
hasta el atardecer estaba reproduciéndose una y otra vez. No
he dormido durante varios días, pero aún no podía encontrar
la tecla para desenredar las notas entrelazadas.
Tal vez era porque esa pieza se estaba reproduciendo una y
otra vez, pero en mi sueño, estaba deambulando en la niebla
siguiendo un débil silbido. Después de un largo tiempo, llegué
al jardín de un complejo de apartamentos. Ahí encontré la tecla
de un piano entre grandes arbustos. La tecla media quemada
del piano estaba cubierta de tierra y hojas muertas. Entré al
jardín y recogí la tecla. Justo cuando casi la tomo, el complejo
de apartamentos, la niebla, y el silbido, desapareció todo junto.
Al siguiente minuto, estaba parado en medio del cuarto de
trabajo. En la distancia, estaba sentado delante de un piano con
JungKook. JungKook dijo algo, y sonrió. ¿Cuándo fue eso? No
podía recordar la fecha exacta, pero esa escena estaba impresa
en mi memoria tan claro como el día. Habían muchos días en
los que podía ver la escena. De repente, se volvió oscuro
afuera, y yo estaba deambulando entre la calle nocturna. Estaba

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regresando de la playa. Puse mis manos en mis bolsillos
mientras hablaba con HoSeok de mi trabajo, y sentí la tecla del
piano con la punta de mis dedos. El sueño continuó. Los
momentos se superponían entre ellos y fragmentos de
recuerdos se acumulaban en un desorden.
Escuché un fuerte ruido en la entrada justo cuando apagué la
música. ¿Quién podría ser? Abrí la puerta pero nadie estaba
ahí. Tomé un vaso de agua y me acosté en el sofá. Las semanas
pasadas habían sido como un carrusel sin freno. Nada podía ir
bien cuando componía música. Era difícil concentrarme al
principio. Y también no estaba acostumbrado a trabajar con un
compañero.
La mujer era directa y franca. Ella entraba y salía de mi cuarto
de trabajo cuando le daba la gana. Ella nunca dudaba o
divagaba cuando evaluaba mi trabajo. Me quitó mi encendedor
cuando traté de fumar y a cambio me dio una paleta. Me
regañaba para que durmiera y comiera. No podía discutir con
ella porque sus presentaciones y piezas eran impresionantes.
Porque su evaluación era correcta.
Eso me provocó. Empecé a pasar más tiempo en mi cuarto de
trabajo. Perdí mi sentido del tiempo y me volví adicto a mi
trabajo. Me mantenía despierto toda la noche una vez que salía
del trabajo. No respondía llamadas ni revisaba mensajes. No
quería hablar con nadie. Desactivé todas las notificaciones de
cada aplicación de chat. ¿Hubiese sido capaz de convertirme
tan talentoso como la mujer si no hubiese perdido mi tiempo
y continuado practicando mi música? Me pregunté. No quería
caer detrás de ella.

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“Esto es muy bueno.” Eso fue lo que esa mujer dijo luego de
escuchar una pieza sin terminar la tarde de ayer. Era una
versión actualizada de lo que había escrito anteriormente.
“Esto es muy bueno.” Se sintió como si ya había escuchado
esas mismas palabras antes. Estaba tratando de recordar el
momento cuando ella sacó su guitara. Luego, empezó a
armonizar y a tocar variaciones de la melodía. Me senté delante
del piano y toqué junto a ella.
“No te olvides. Nos juntaremos en el hospital mañana en la
mañana.” La mujer guardó su guitarra y se fue después de 2
horas. La miré con una cara inexpresiva, y ella entornó sus ojos.
Entonces, recordé. Ella había estado dando presentaciones
gratis en hospitales y escuelas. Me dijo la semana pasada que la
acompañara a la siguiente presentación. No había respondido,
pero ella había finalizado el plan por si misma. Ella dijo que
llamaría temprano en la mañana y que yo debía de responder.
Después de que se fue, me senté delante del piano otra vez. No
era malo, pero sentí que algo substancial hacía falta. Recordé
distintivamente que casi sabía que faltaba cuando trabajé en
esta pieza. Hice cambios, pero nada encajaba. Me levanté del
banco del piano, sintiendo una presión en mi pecho. Quizás
estaba poniendo mucho énfasis en algo porque no me llegaba
a la mente. Tal vez era mejor afinar el tono de la pieza un poco
más y dejar de esperar por ese algo. Miré por la ventana. El sol
estaba saliendo.
Mi teléfono vibró mientras se encendía de nuevo. Ella no había
llamado aún. Me acosté en el sofá. Mi teléfono sonó después
de unos minutos. El nombre JiMin apareció en la pantalla. Eso

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instantáneamente me recordó al sueño de anoche. Una casa
estaba en llamas. Alguien me preguntó. “¿Hay alguien dentro?
Yo respondí. “No, no hay nadie dentro.” La escena cambió, y
estaba sentado en el cuarto sin luz de mi madre. Mamá estaba
diciendo, “Si no te hubiese tenido… Si no hubieses nacido…”
No se como llegué desde mi cuarto de trabajo hasta el hospital.
Estaba corriendo escaleras arriba como loco cuando volví en
sí. El pasillo era extrañamente largo y oscuro. Personas con
vestimenta de pacientes pasaban por el. Mi corazón seguía
latiendo fuerte. Sus caras eran pálidas como hojas. E
inexpresivas. Parecían muertos. Pude escuchar mi pesada
respiración en mi cabeza.
A través de la hendija de la puerta pude ver a JungKook en su
vestimenta de paciente acostado en una cama. Debía de estar
durmiendo, pero parecía que estaba muerto. “Él casi muere.
Los doctores dijeron que era un milagro que siguiera vivo. Fue
esa noche, la noche que regresamos de la playa.” La voz de
JiMin aún sonaba en mis oídos.
Giré mi cabeza. No podía mirarlo más. Múltiples imágenes
pasaron ante mis ojos como un panorama. La llama que hizo
un sonido crepitante en el barril dentro del lugar de
construcción, el cuarto de mamá que siempre ha estado sin luz,
el sonido del piano que provenía del fuego, la espalda de
JungKook mientras tocaba el piano torpemente en la tienda de
música, JungKook acostado inconsciente en la calle vacía, y el
dolor y miedo que debió pasar mientras perdía su conciencia…

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Ella dijo, “Todo es tu culpa.” Ella dijo,” Si no hubieses
nacido…” La voz de mamá. ¿O era la mía? ¿O era la de alguien
más? He sido atormentado mi vida entera por esas palabras.
Quería creer que eran mentira. Pero JungKook estaba ahí.
Estaba acostado en un hospital donde los pacientes
deambulaban como muertos vivientes. Si tan solo lo hubiese
ignorado y abandonado la tienda de música, si tan solo hubiese
muerto en las llamas, ¿Nada de esto hubiese pasado?
En ese momento, las melodías de la guitarra de la mujer
penetraron mi mente. El sonido de la guitarra superpuso el
crepitar del fuego, el sonido del piano, y otros sonidos
incontables. Cubrí mi cabeza y oídos con mis brazos, pero el
sonido de la guitarra se hacía más fuerte. Me di la vuelta y
empecé a escapar por el pasillo. Choqué con pasantes, pero no
tenía tiempo para voltearme y disculparme. Me gritaron
groserías. No miré hacia atrás. Tenía que huir de esa voz y
alucinación. Mi cabeza dolía. Había perdido toda mi confianza.
Corrí por el pasillo, y salí del hospital.

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JungKook
15 de Junio, año 22.

Un ruido afuera del cuarto me robó el sueño. Estaba teniendo


un sueño extraño pero no podía recordar los detalles. La noche
del accidente se reproducía como una borrosa pantalla de
CCTV en blanco y negro. Podía sentir el latido de mi corazón
volverse más lento y luego acelerarse explosivamente. De
repente, surgió dolor, y alguien susurraba débilmente. Al
siguiente minuto, me desperté retorciéndome.
Mi cuerpo entero estaba cubierto de sudor. La luz del sol entró
por la ventana y fue directo a mi cara. Salí al pasillo. Era mi
primera vez usando las muletas. Aún tenía que acostumbrarme
a ellas pero eran mas fáciles que la silla de ruedas. Salí afuera a
través de la entrada. Era un día ventoso. Mi sudor se enfrió
rápido, y se sentía fresco en mi nuca. No era tan cálido como
esperaba.
Mientras me sentaba en un banco y abría mi cuaderno de
dibujos, el doctor cabecera vino hacia mí. Él dijo que era un
milagro que me había recuperado, él no había pensado que
sería posible. Topó mi hombro, diciendo que era la prueba
viviente de un milagro.
“Deberías ser bueno por el resto de tu vida.” Giré mi cabeza y
vi a una chica que había visto ayer en el pasillo. La chica dijo
que era increíble encontrar un milagro al lado de ella y me
preguntó como me sentía. Le respondí que solo tenía muy
buena salud.

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Dirigí mis ojos de nuevo al cuaderno de dibujos. Antes de
darme cuenta, estaba dibujando lo que había visto en mi sueño.
Mi memoria estaba borrosa como una pantalla de CCTV. Era
difícil de concentrarme en mi dibujo o mis recuerdos porque
la chica seguía haciéndome preguntas. Después de un tiempo,
levanté la mirada. Una canción muy familiar estaba sonando.
Alguien estaba dando una presentación en la distancia.
Definitivamente conocía la canción. YoonGi a veces la tocaba
en su cuarto de trabajo. Me acerqué al escenario con mis
muletas. Un encendedor marcado con YK estaba colgando de
la guitarra.

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JiMin
3 de Julio, año 22.

HoSeok había estado de mal humor desde la visita a JungKook


en el hospital. Si alguien podía verdaderamente unir a nosotros
siete como “nosotros”, era HoSeok. El protegía a “nosotros”
como un refugio. Pero él no siempre era tan brillante y lleno
de alegría en su interior como lo aparentaba delante de
nosotros. Era cercano a un sentimiento de responsabilidad. Él
instintivamente sentía las heridas y dolor de esos alrededor de
él y no podía soportarlas. Por eso pretendía ser más alegre de
lo que realmente era por naturaleza.
Incluso hoy, HoSeok se sentó en una esquina de cuarto de
práctica por un largo tiempo y se fue sin decir nada. Me uní a
Just Dance y empecé a aprender cómo bailar justo después de
regresar del mar. HoSeok me dio la oportunidad. No era
bueno conociendo personas como había pasado mucho
tiempo en el hospital. El trajo a una nueva compañera de baile,
también. Ella era una amiga que hizo en el orfanato.
Ella era la única que lo hacía reír cuando estaba de ese humor.
Cuando ella murmuraba algo mientras miraba a su teléfono
juntos, el sonreía. “Te reíste, te reíste.” Ella se burlaba de él.
HoSeok volteaba la cabeza, diciéndole que se detuviera. Él se
reía otra vez.
El cuarto de práctica se volvía silencioso después de que
apagaba la música. Solo me quedaba en el suelo acostado. Me
gustaba bailar cuando era pequeño. Bailaba mucho y muchas

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veces era alabado por ello. Pero el cuarto del hospital no era
un buen lugar para bailar. Cuando atendía a la escuela entre
estadías en el hospital, solo enterraba mi cabeza en mi pecho
para evitar la mirada de mis compañeros de clase. Después de
un tiempo, mi cuerpo se sentía tan entumecido. No podía
presentar los movimientos que HoSeok hacía tan fácilmente.
No había nada más que hacer que practicar, incluso cuando
todos ya se habían ido.
Reproducía el video en mi teléfono de los movimientos de
baile que había aprendido más temprano. En el video los
movimientos de HoSeok eran fluidos pero precisos. Sabía que
eran el producto de años de práctica y que le tomaría mucho
tiempo a un novato como yo poder llevar a ese nivel. Era una
ilusión. Solo podía seguir suspirando.
Fui a la “casa de mis padres” el día que regresé de la playa solo.
Mientras miraba hacia las ventanas encendidas, no pude evitar
pensar, “¿Ha sido este lugar alguna vez nuestra casa?” Presioné
el timbre de la puerta delantera. Tomó un tiempo para que se
abriera. Tomé el elevador y me bajé en el diecisieteavo piso.
Aunque la puerta estaba abierta, nadie salió a darme la
bienvenida.
Mis padres estaban sentados en el sofá de la sala de estar,
viendo una película en blanco y negro en la televisión. “No
quiero volver al hospital.” Solté después de dudar. “No se
preocupen. No haré nada precipitado. Pero no volveré allá.”
“¿Dónde has estado?” Mamá preguntó. “Con mis amigos.”
“¿Amigos? Báñate y ve a la cama. Tomaremos un tiempo para
pensar que hacer contigo.” Papá interrumpió.

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Me incliné y fui a mi cuarto al final del pasillo. Tan pronto
como la puerta se cerró detrás de mí, colapsé. ‘Tomaremos un
tiempo para pensar que hacer contigo.’ La voz de papá sonó
en mi cabeza. Traté de reponerme, pero no era tan fácil.
Apenas dormí esa noche. En cambio, hice dos resoluciones.
Descubriré a lo que me gustaría comprometerme. Y probaré
que soy bueno en ello. Me levanté y me detuve enfrente del
espejo. Podía imitar los giros muy bien, pero mis pies seguían
enredándose. Seguía cometiendo errores. Se suponía que tenía
que hacer los nuevos pasos de baile con mis compañeros al día
siguiente, y quería impresionarla. Quería ser reconocido como
un igual en vez de escuchar un “no está mal.”

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JiMin
4 de Julio, año 22.

Cuando volví a mí, estaba frotando mi brazo tan fuerte que mi


piel se pelaba. Mis manos temblaban y podía escuchar el
sonido de mi pesada respiración. Un pequeño hilo de sangre
corrió por mi brazo. Por el reflejo del espejo, pude ver que mis
ojos estaban inyectados de sangre. Fragmentos de lo que
acababa de pasar corrieron en mi mente.
Perdí mi concentración mientras bailaba con mi compañera.
Mis pasos se enredaron. Tropecé con ella, me caí, y me
despellejé el brazo. La sangre me recordó al jardín botánico
Grass Flower. Me sentí sofocado. No pude recordar como me
levanté, corrí afuera del cuarto de práctica, y llegué al baño.
Restregué y lavé el raspado como loco, mientras me volvía más
y más asustado viendo la sangre bajar por el drenaje. Pensaba
que había superado esto. Pensaba que estaba bien. Pero no lo
estaba. Tuve que huir. Tuve que lavarla. Luego, de repente caí
en cuenta de que mi compañera también se había caído.
Rápidamente corrí al cuarto de práctica pero no había nadie
ahí. Su abrigo y la mochila de HoSeok estaban regados en el
piso. Corrí hacia afuera. Estaba lloviendo fuerte. Pude ver a
HoSeok con mi compañera de baile en su espalda, corriendo
con todas sus fuerzas en la distancia. Ella parecía estar
inconsciente. Sus brazos flácidos se movían en todas las
direcciones.

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Corrí detrás de él con un paraguas en mi mano pero me detuve.
Traté de recordar el momento en que se cayó pero no pude.
Cuando vi la sangre, todo a mi alrededor se desvaneció. No
podía ser de ninguna ayuda aunque lo alcanzara. La herí al
empujarla hacia el suelo pero ni siquiera me detuve para ver si
estaba bien porque estaba temblando como gelatina por mi
propia sangre.
Me di la vuelta. Cada vez que daba un paso, lluvia salpicaba en
mis zapatos. Las luces de los carros me iluminaban a su paso.
Llovió el día del picnic de aquella vez, justo como hoy. En ese
día, hui del jardín botánico Grass Flower. Mi cuerpo estaba
cubierto de lodo que parecía sangre. No había crecido ni un
poco de ese niño de ocho años.

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HoSeok
7 de Julio, año 22.

Mi tobillo no sanó bien. Tuve un pequeño accidente hace unos


días. Ahora puedo decir que era “pequeño”, pero era serio
cuando pasó. JiMin y esa chica se tropezaron mientras
practicaban un paso de baile y ambos se cayeron duro. Llevé a
la chica en mi espalda al hospital. No estaba lejos, pero estaba
lloviendo. Ella estaba inconsciente.
Mientras la trataban, anduve por el pasillo. Era tarde en la
noche, pero el pasillo delante del cuarto de emergencia estaba
lleno de personas bebiendo café de una maquina expendedora
o mirando sus teléfonos. Agua de lluvia y sudor goteaban de
mi cabello. Sacudí mi cabello con una mano, sentado en un
banco, y dejé caer su bolsa por error. Monedas rodaron por el
suelo, y lapiceros y pañuelos estaban esparcidos por todo el
sitio. También había un boleto de avión. Sabía que ella había
aplicado para una audición de un grupo de baile internacional.
El boleto seguro significaba que ella había ganado un puesto.
En ese momento, el doctor me llamó. Puse el boleto de vuelta
en su bolsa y caminé hacia el doctor. Él dijo que la chica se
había golpeado la cabeza y había tenido una concusión y que
no tenía que preocuparme mucho. Aún seguía lloviendo. Me
paré en la entrada con ella. “HoSeok.” La chica me llamó. Ella
parecía como si tuviera algo que decir. “Espera aquí. Iré a
comprar un paraguas.” Corrí en la lluvia hasta la tienda de

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conveniencia. No quería escuchar lo que ella iba a decir. No
estaba seguro si podía felicitarla.
JiMin estaba ansiosamente esperando por mí en el cuarto de
práctica. Le dije que la chica estaba bien, pero JiMin se veía
abatido y bajó su cabeza.
La mañana siguiente, mi tobillo estaba inflamado. Me tropecé
ligeramente la noche anterior mientras la cargaba en mi
espalda. Estaba lloviendo, y yo estaba corriendo. Ni siquiera
me caí. Mi pie se resbaló solo un poco. Me puse un parche
para calmar el dolor y traté de caminar con más cuidado. Pensé
que estaría bien. No se inflamó tanto al principio. Pero empezó
a empeorar y emporar. Tenía que mantenerme de pie todo el
día en la hamburguesería. Y no podía saltar las prácticas de
baile.

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TaeHyung
10 de Julio, año 22.

Corrí a través de caminos llenos de agua y a través de callejones


estrechos. He vivido en este vecindario por 20 años. Conocía
cada rincón. Cada esquina me traía recuerdos. Pero este no era
el momento para recordar. La policía me seguía. No podía
darme el lujo de perderme en recuerdos. Pero mientras giraba
por una esquina, saltaba de una cerca a otra, se sentía como si
el tiempo retrocediera.
Pinté grafiti en la estación de autobús por primera vez después
de mucho tiempo. Empecé a pintar de nuevo por una chica.
Me encontré con ella mientras ella trataba de robar comida de
una tienda de conveniencia hace unos días. Ella no podía ver
hacia sus manos vacías. Ella obviamente estaba asustada de sus
manos vacías. No quería admitir que sabía exactamente como
se sentía. Tienes que mirar a tus propias manos vacías. Nadie
puede hacerlo por ti. Pero no podía dejar de mirarla. Reconocí
la expresión de su cara. Esa expresión cuando sientes que no
perteneces a ningún lugar en el mundo. Cuando estás asustado
porque eres el responsable de todo lo que salió mal en tu vida.
Cuando estás solo y no sabes dónde ir o dónde quedarte.
Vi a la chica cada tanto después de ese día. No hacíamos nada
especial juntos. Solo nos sentábamos en la calle o
caminábamos junto a los rieles. Luego hacíamos grafitis juntos.
Ella parecía sentirse incómoda sosteniendo una lata de pintura
por primera vez pero ella dio lo mejor por seguir lo que yo

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hacía. Finalmente, llegamos a la estación de autobús. NamJoon
se bajaba en esta parada. La policía también se paseaba por
aquí frecuentemente. Una vez me atraparon por pintar grafiti
aquí. La chica trató de leer mi expresión mientras me quedaba
ahí con una lata de pintura en mi mano.
No he estado en contacto con NamJoon desde que lo vi en el
hospital. Pero si pasé por su contenedor una noche hace unos
días. Estaba afuera en las calles para huir de papá y su
temperamento de borracho. Solo anduve ciegamente,
deambulé sin rumbo, y vi la luz en el contenedor. Alguien
estaba ahí. Debió ser NamJoon. Quería entrar. Pero no podía.
Me acerqué y podía escuchar una débil melodía y ronquidos.
Me senté en el suelo cerca del contenedor y miré al cielo.
Estaba literalmente negro sin una estrella.
La policía se estaba acercando. Estaba escondiéndome en un
callejón sin salida. No había salida. Estaba destinado a pasar.
Aunque parara de lamentarme y me concentrara en Escapar,
aún me atraparían. Era el resultado esperado. Ningún
problema podía ser resuelto con puños vacíos. Salí del callejón
y levanté mis brazos. Me entregué.

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NamJoon
13 de Julio, año 22.

Recogí mis cosas y salí de la biblioteca. Ha pasado una semana


desde que empecé a trabajar turnos nocturnos en la gasolinera.
E iba a la biblioteca durante el día. Estaba muerto después de
trabajar toda la noche. Pero no solo me quedaba acostado
después de que la alarma sonara. No es que haya logrado algo
en estos meses. Solo miraba por la ventana o hojeaba revistas.
No era como si no me sintiera impaciente. Sabía que tenía que
hacerlo a mi propio ritmo. Pero no era tan fácil como pensaba.
¿Qué estaban haciendo todas estas personas en la biblioteca?
¿Sería capaz de alcanzarlos? Pero no sabía por dónde
comenzar o de dónde sostenerme.
Recosté mi cabeza sobre la ventana del autobús. Desde la
biblioteca hasta la gasolinera. Todos los días. El tedioso paisaje
familiar pasaba afuera de la ventana. ¿Sería capaz de escapar
de esta rutina? Parecía imposible para mí incluso desear por
un mejor mañana.
Una mujer sentada adelante en el autobús llamó mi atención.
Sus hombros descendieron como si ella estuviera suspirando.
Ella era la mujer que pasaba volantes a los paseantes. También
la reconocí de la biblioteca. Estudiábamos en la misma
biblioteca y regresábamos a casa en el mismo autobús durante
el mes pasado. Nunca había iniciado una conversación con
ella, pero mirábamos el mismo paisaje, y suspirábamos de la
misma manera. Miré como se adormecía en una esquina de la

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biblioteca, y como su nariz sangraba en frente de la máquina
expendedora. No la buscaba, pero llamaba mi atención de vez
en cuando. Aún tenía la liga de cabello en mi bolsillo, que
compré de un vendedor callejero sin pensar después de ver
que ella recogía su cabello con una banda elástica.
El bus se acercaba a su parada. Alguien presionó el botón de
“pare”, y varios pasajeros se levantaron. Pero la mujer no.
Debió quedarse dormida. ¿Debería despertarla? Dudé por un
momento. El autobús finalmente se detuvo, pero ella no
mostró señales de movimiento. Los pasajeros se bajaron, la
puerta se cerró, y el autobús partió.
El autobús llegó a mi parada y la mujer todavía no despertaba.
Dudé una vez más mientras salía por la puerta trasera. Nadie
le prestaba atención. Ya había perdido su parada y aún pasadas
varias paradas, no se despertaba. Eso probablemente añadiría
más fatiga a su vida.
El autobús partió tan pronto como bajé. No miré atrás.
Coloqué liga de cabello en su bolsa, y eso fue todo. Unos días
atrás, vi algunos grafitis pintados en la pared de la parada de
autobús. Automáticamente miré alrededor, peri TaeHyung no
estaba por ninguna parte. Asumí que se había ido corriendo
porque las latas de pintura estaban rodando por todos lados.
Durante un tiempo miré el grafiti pintado por toda la pared.

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SeokJin
14 de Julio, año 22.

Me senté en un banco de un bar al lado de NamJoon. Ya la


medianoche había pasado, pero el bar seguía lleno de clientes
quienes habían venido a terminar sus días con bebidas amarga.
La llamada entró en la tarde. NamJoon me pidió que me
encontrara con él después de su turno en la gasolinera. Y no
había dicho nada hasta ahora. Solo continuaba bebiendo trago
tras trago. Le pregunté si pasaba algo, y el sonrió y negó con su
cabeza. “Es solo que mi vida no ha cambiado ni un poco desde
que nací. No se vuelve ni mejor ni peor.”
NamJoon dijo que su energía se había secado. Que él había
pretendido ser nuestro amigo cuando el no podía hacer nada
por nosotros. Que por eso él no podía encontrarse con
TaeHyung o visitar a JungKook otra vez. Que estaba haciendo
excusas incluso en este momento y que él era nada.
Nuestros años de escuela llegaron a mi mente luego de que
tuvimos unos cuantos tragos. Ese incidente que TaeHyung
había divulgado en la playa. ¿Por qué NamJoon me defendió
en ese entonces? “¿Por qué lo hiciste entonces?” En vez de
responder a mi pregunta, NamJoon me hizo otra. ¿Por qué
hice lo que hice en ese entonces? La muerte de mamá, mi
niñez en la casa de mi abuela materna en Los Ángeles, la fría
expresión de papá cuando regresé a Corea. Nunca he sentido
la calidez de una familia. Tal vez me estaba sintiendo achispado

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o era el aire nocturno, pero había confiado todos mis secretos
que nunca había revelado antes.
“Ahora sé todo sobre ti pero ¿no están esperando los demás
que les compartas tu historia? ¿Esperando para que les des una
pista sobre lo que pasó en ese entonces?” Dijo NamJoon
después de escuchar mi confesión. Me despedí y me dirigí a
casa. Me arrastré por la calle durante un tiempo, tambaleando
un poco. La brisa nocturna era refrescante, y la luna en el cielo
era brillante. Me detuve en frente de un grafiti pintado en la
parada de autobús. Si confesaba todo, ¿NamJoon me creería?
Si alguien me confesara algo ¿Qué iba a decir? ¿Sería capaz de
creerle a esa persona?
Unos días atrás, manejé por la tienda de conveniencia en la que
TaeHyung estaba trabajando. A través de la ventana del carro,
pude verlo sonreír. Él estaba hablando con un cliente y riendo
fuerte. Esa risa familiar que convertía su boca en una forma
cuadrada. ¿Qué hay para hablar y reírse tan fuerte con un
cliente? Bueno, TaeHyung siempre ha sido así. Él se
estremecía de risa con bromas que nadie encontraba graciosas
y derramaba lágrimas con cosas que nadie encontraba tistes.
¿Cómo debería reconciliarme con TaeHyung? El futuro
parecía sombrío.

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HoSeok
16 de Julio, año 22.

Cambié de páginas una por una en el cuaderno de dibujos.


Estábamos sonriendo en el salón de clase convertido en
almacén, en el túnel, y en el mar. JungKook estaba acostado
solo en el camino asfaltado. Sangre estaba corriendo hacia
abajo en el camino. La gran luna colgada bien alto en el cielo
nocturno.
“¿Estás herido?” Miré hacia atrás y vi a JungKook entrando en
su cuarto de paciente. Había bailado con mi tobillo envuelto
en una banda compresora, y ahora un yeso estaba alrededor de
mi tobillo. “parece que estoy en mejor condición que tú.”
Deliberadamente mostré una reacción dramática a sus palabras
y dije que su salud era invencible. JungKook dijo que se
someterá a una revisión la semana entrante y que sería capas
de irse a casa luego de ella si no habían problemas.
Decidí que teníamos que hacerle una fiesta. Tuvimos una fiesta
en el contenedor de NamJoon el día que JiMin escapó del
hospital, con hamburguesas y cola y pastel que SeokJin trajo.
Peleamos por quién debía usar el único sombrero de fiesta que
había hasta que lo aplastamos. Esparcimos ese pastel caro
sobre nuestras caras. NamJoon se quejo de que debía limpiar
todo ese desorden el solo. Pero fue divertido. Nosotros siete
finalmente nos encontramos por primera vez después de que
dejamos la secundaria. Nos reímos de cada palabra y cada
movimiento. Cada minuto juntos era exhilarante y

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emocionante aunque no dijimos o hicimos mucho. Quería
tener otro día así. Una día en que nos encontrábamos y reíamos
juntos otra vez.
“Oye, esa noche…” JungKook empezó a decir mientras
salíamos del elevador y nos dirigíamos a la puerta principal del
hospital. Su mirada estaba fijada en algo afuera. Él parecía en
realidad no estar viendo nada. Él solo estaba pestañando como
si tratara de recordar algo. “¿SeokJin habla de esa noche? Digo,
el ha dicho que me había visto o…?” JungKook dejó de hablar.
“¿SeokJin? ¿Te vio? ¿Dónde?” Le pregunté, pero él no
respondió.
“¿Tú eres una buena persona, cierto?” JungKook me preguntó
antes de partir. “Deja de hablar cosas sin sentido.” Topé su
hombro de forma juguetona y me despedí. Rápidamente
apresuré mi paso. ¿Soy una buena persona? Al crecer, las
personas me decían que era un niño brillante y lleno de alegría.
Me solían decir que era sensible e impresionable. ¿Eso
significaba que era buena persona? Nunca había pensado en
eso antes. Miré hacia atrás y lo vi todavía parado en la entrada
mirando al cielo lleno de nubes.

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SeokJin
24 de Julio, año 22.

Seguí a papá hasta un salón de conferencias brillantemente


iluminado. Me senté un una silla cerca de la entrada y miré
alrededor. No estaba seguro por qué fui llamado allí. Papá se
sentó en el centro y estaba rodeado de caras familiares. Miré el
reloj. La fiesta de alta de JungKook debió haber empezado.
Estaba pensando en llamar a los demás cuando papá abrió su
boca y todo el salón se volvió tranquilo. La atmósfera era
pesada, pero no se sentía ominoso. Mas bien, el salón estaba
vibrando con emoción y expectaciones. La luz se apagó, y el
título de la conferencia apareció en la pantalla. Plan maestro
para la remodelación del centro de Songju.
Papá me llamó de repente. Para ser exacto, había sido su
secretaria quien me llamó. Pude haber dicho que tenía una cita,
pero no pensé que funcionaría. Papá me preguntó si seguía
saliendo con esos tan llamados amigos míos. No respondí. Él
no estaba haciendo una pregunta. Él solo estaba
menospreciándolos, reprochándome por salir con ellos, y
ordenándome a que corte lazos con ellos.
Él ni siquiera me miró. “No pierdas tu tiempo en nada. Te digo
esto por experiencia. Además, tendrás que ayudar mucho aquí.
Trata de aprender todo lo que puedas. Entonces, pronto
creerás como un adulto que valga cada peso en oro.”

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JiMin
24 de Julio, año 22.

El interior del contenedor estaba completamente decorado.


Las hamburguesas, papas fritad, y bebidas que HoSeok trajo
estaban en la mesa, y ornamentos de navidad estaban colgando
en las paredes. JungKook estaba sentado en el centro.
Solo tres de las siete copas estaban llenas. HoSeok se había ido
a su trabajo de medio tiempo después de haber dejado la
comida, y NamJoon iba a llegar tarde después de que su trabajo
de medio tiempo en la gasolinera hubiera terminado. Nadie
pudo comunicarse con YoonGi, y SeokJin dijo que vendría
pero aún no aparecía. TaeHyung se sentó sin palabras. ¿Aún
está incómodo en el contenedor de NamJoon? Casi lo arrastro
hasta aquí, pero era imposible animar la atmósfera.
Así era como éramos la mayoría del tiempo después de
regresar del mar. Nadie se comunicaba con los demás, y nadie
estaba al tanto de lo que los demás estaban haciendo. Tal vez
era inevitable. Ya no éramos esos estudiantes que se saltaban
la escuela para salir juntos. Ahora todos teníamos nuestro set
de problemas y obligaciones. No podíamos darnos el lujo de
abandonarlos solo porque queríamos estar juntos. En cuanto a
mí, tenía que trabajar duro para estar fuera del hospital y decir
si debería volver a la escuela. Tenía de demostrarle a mis
padres, al igual que a mí mismo, que estaba bien. Tenía que
asegurarme de que no era una carga para nadie.

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Después de un tiempo, JungKook dudosamente se levantó. Le
agarré, diciendo que debería quedarse un poco más para que
vea a NamJoon. JungKook solo se rio, diciendo que solo iría a
ver si estaba lloviendo. No pude mantenerlo ahí. Limpiamos la
mesa y dejamos el contenedor. Encendimos las linternas de
nuestros teléfonos. Eran las diez-treinta. Mientras cruzaba los
rieles y esperaba a que llegara el autobús, pude ver a JungKook
y TaeHyung caminar en la distancia con sus linternas
encendidas.

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TaeHyung
24 de Julio, año 22.

Corrí escaleras arriba, saltando tres y cuatro escalones a la vez.


Botellas de licor estaban rodando aquí y allá, y copas y platos
estaban esparcidos en el piso. Papá cayó al piso en una esquina
con su cabeza caída. Mi hermana dijo que no era lo que parecía
antes de que pudiera abrir mi boca. “La voz de papá era un
como ruidosa, y alguien debió llamar la policía, pensando que
noes estaba golpeando.”
Entonces la policía llegó. Mujeres del vecindario quiénes
estaban reunidas frente a nuestra puerta chasquearon sus
lenguas y se fueron. Mi hermana seguía disculpándose e
inclinándose a los oficiales de la policía. “Nada se rompió y
nadie salió herido.” No necesitaba estar avergonzado de esta
situación. El hábito de beber de papá era el chisme del
vecindario durante mucho tiempo, pero siempre lo ignoraba.
Papá parecía haberse quedado dormido. Su cara estaba
bronceada y cubierta con una barba como él trabajaba como
un trabajador en un sitio de construcción. Él tenía más canas
que antes. Podía ver el interior húmedo de su boca y su lengua.
Solía matar a papá en mis sueños. Una vez, casi lo apuñalo en
la realidad. Tal vez empezó desde ese punto. Empecé a
simpatizar con él. Me odiaba por simpatizar con él. ¿Esa
persona se podía llamar padre? Él no estaba calificado para ser
uno.

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Alguien me topó el hombro, y miré hacia atrás para encontrar
una cara familiar. Él era un oficial de policía que había sido
mandado a mi casa unas cuantas veces. También lo veía en la
estación de policía cuando ella llevado por mis grafitis. Solo
bajé mi cabeza. Era un gesto para decir “lo siento.” Por
hacerlos venir acá para nada, pero también no estaba seguro
que expresión usar en mi cara. “Tus vecinos deben
preocuparse mucho por ustedes dos. La mujer que reportó
este incidente no sonada molesta y nos pidió repetitivamente
que viniéramos lo más rápido posible antes de que alguien
saliera herido. Asegúrate de encontrarla y darle las gracias.” Le
pregunté si la voz de esa mujer era baja y ronca. Él no podía
recordar exactamente pero podía ser. Mi hermana, quien
estaba hablando con otro oficial de policía, me miró.
“¿Te mantienes en contacto con mamá?” Le pregunté después
de que todos se fueron. Ella estaba limpiando las botellas y
platos que estaban esparcidos en el piso, y yo estaba sentado
contra una pared. Papá seguía dormido en esa incómoda
posición. El sol ya se había puesto, y la gran ventana sobre la
cabeza de papá ya estaba oscura.
Mi hermana se levantó y se sentó en la mesa. Ella no dijo una
palabra, pero su silencio respondió mi pregunta. Le pregunté
por la dirección y teléfono de mamá. “No sé su número. Solo
se que ella vive en un apartamento rentado en Buk-gu,
Munhyeon. TaeHyung, ¿por qué quieres contactarla?” Ella
preguntó. “Para preguntarle. Qué ha estado pensando. Por qué
se fue. Por qué apareció de nuevo.” Mi hermana se sentó a mi
lado. “TaeHyung, mamá te extraña.” Reí y me levanté.

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Claramente ella no sabía que tan enojado estaba. Le dije que
iba a hacerle esas preguntas a mamá, pero particularmente no
tenía curiosidad sobre sus respuestas. ¿Cómo me ayudaría
saber por qué se fue? Solo quería liberar mi resentimiento.
“¿Por qué volvió aquí? Ella fue la que nos abandonó. ¿Y ahora
quiere actuar el papel de figura materna?
Empecé a caminar hacia el norte, en dirección a Munhyeon.
Quería caminar más rápido que mi corazón latiente. Esa era la
única forma para ser capaz de respirar. Ya había pasado la
medianoche. Los autobuses ya habían dejado de salir y no tenía
dinero para un taxi. Caminar era mi única opción. Para llegar
allá, tenía que cruzar los rieles y un puente y pasar el centro de
la ciudad. Tal vez sea capaz de llegar allá antes de que se levante
el sol. Sentí los pasos de alguien detrás de mí cuando estaba
cruzando los rieles. JungKook me estaba siguiendo. Me había
olvidado completamente de que JungKook estaba conmigo
cuando me encontré mi casa con patrullas de policías en frente.
“¡Vete!” Le grité a JungKook y caminé sin mirar atrás. El debió
haberlo visto todo. La policía, los vecinos chasqueando sus
lenguas, botellas de licor rodando alrededor, papá roncando, y
mi hermana con su cabeza hacia abajo. JungKook debió
haberlo visto todo. Nunca le dije a nadie sobre la violencia de
papá. Nunca. Nunca le dije a los demás que mamá huyó. No
era por mi orgullo. Tal vez lo era. Solo no parecía justo que
debía explicar mi miserable situación y vida por mí mismo.
Apresuré mi paso. Finalmente salí del área residencial y subí
las escaleras de un paso para paseantes sobre los rieles cuando
escuché pasos detrás de mí. Miré rápidamente y vi a JungKook.

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Iba a gritar por qué aún me estaba siguiendo pero cambié de
parecer. No era de mi incumbencia. Entré al puente cuando
salí de los rieles. JungKook aún me estaba siguiendo desde
lejos. Me detuve en medio del puente y miré hacia el río.
En la noche oscura, caminos y edificios estaban iluminados por
Lámparas de la calle, pero no el río. El río totalmente negro
corría ferozmente debajo de mis pies con un ruidoso sonido.
Se sentía más amenazador porque no era discernible en la
oscuridad. JungKook también se detuvo detrás de mí y miró
hacia el río. Solo estábamos nosotros dos en el puente. Ningún
paseante y ningún carro. Nuestras camisas estaban húmedas
por transpiración y aleteaban con el viento.
“¿Sabes que hemos estado caminando durante una hora?” Le
hice señas a JungKook y él se acercó. Empezamos a caminar
juntos. “¿Puedo preguntarte a dónde vamos?” Le dije que
íbamos a la casa de mi madre. Tenía algo que decirle.
JungKook asintió. Mi paso estaba volviéndose más lento. De
repente me pregunté si enserio estaba yendo a su casa. No sabía
exactamente dónde vivía. No sabía su número o dirección. No
tenía un plan para después de que llegara al complejo de
apartamentos. Mi rabia se había calmado en solo una hora y
fue reemplazada por hambre y dolor.
Imaginé como sería nuestro encuentro. De hecho, ya lo había
imaginado incontables veces. Era el siguiente paso que no
estaba claro. Después de preguntarle a mamá mis preguntas,
¿qué ella dirá? ¿Las responderá todas? Si es así, o si no,
¿Cómo debería reaccionar? Tal vez era mejor para todos
nosotros si no me encontrara con ella. Esa siempre era mi

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conclusión. Pero seguía imaginando el momento y ahora
estaba caminando por la calle nocturna así sin ningún plan para
ver a mamá.
“¿Tu pierna está bien?” Ahora que lo pienso, JungKook
apenas se había quitado el yeso. Y lo hice caminar por horas.
“El doctor dijo que debía caminar mucho como
rehabilitación.” JungKook me mostró una sonrisa y se me
adelantó como si tratara de probármelo. No me atreví a decirle
que deberíamos detenernos aquí. Decidí seguir. “¿No tienes
hambre?” A medida que me aflojaba, todos mis sentidos se
recuperaron. “Me estoy arrepintiendo de no haber terminado
ese pastel y hamburguesa.” Me reí de las palabras de
JungKook. Los seres humanos son absurdamente fuertes, o
absurdamente débiles, y nosotros éramos la prueba—
sintiéndonos hambrientos, quejándonos de que nuestras
piernas dolían, y riendo juntos sin importar la situación.

Las luces se volvían más brillantes, y una calle concurrida


pronto apareció delante de nosotros. Era bien de noche, pero
la calle brillantemente iluminada estaba concurrida con
personas y carros pasando de largo. Eran las tres-treinta de la
mañana. Nos sentamos en una mesa afuera de una tienda de
conveniencia.
JungKook dijo que estaba sediento mientras estábamos a la
mitad de nuestra copa de fideos instantáneos. Entré a la tienda
a comprarnos bebidas. Cuando salí, alguien estaba parado
delante de JungKook. Él me estaba dando la espalda, por lo

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que no podía ver quién era o qué estaba haciendo. JungKook
lo estaba viendo con una mirada alarmada. Corrí hasta
JungKook y miré al hombre.
El hombre estaba vistiendo un abrigo caqui oscuro en medio
del verano. Tenía una sucia mopa de espeso cabello gris, y su
barba estaba manchada de caldo de ramen. Apestaba a alcohol.
Él estaba devorando mis fideos instantáneos. No era de uso
preguntarle quién era y por qué estaba comiendo mis fideos.
Estaba sorprendido pero no enojado. En realidad, estaba
asustado.
En ese momento, alguien de un grupo de matones que salía de
la tienda de conveniencia empujó el hombro del hombre, y
otro lo tropezó. El hombre con el abrigo perdió su balance y
empujó la mesa mientras se caía. El vaso de fideos instantáneos
de JungKook se viró, y el caldo se regó por todas sus piernas.
JungKook se paró y sacudió sus pantalones. Él dijo que estaba
bien y me no se quemó como el caldo ya se había enfriado.
El grupo de matones se estaban yendo, riéndose. El hombre
con el abrigo caqui estaba mirando al vaso virado. Sus dedos
estaban en la mesa y cubiertos de fideos. No me atreví a
preguntarle si estaba bien. “¿No deberían disculparse? Ustedes
hicieron este desorden.” Le grité a los hombres. Ellos miraron
hacia atrás. “No, no lo hicimos. Él lo hizo. Y nadie te dijo que
te sentaras ahí. Pequeños punks afuera a esta hora.” Los
hombres maldijeron inarticuladamente.
El hombre con el abrigo sucio me miró. Nuestras miradas se
encontraron. Él tenía ojos amarillentos y su cara estaba cubierta

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de manchas por vejez. Él me recordaba a alguien. Alguien que
siempre estaba bebiendo, pegando a todo con sus puños, y
viviendo como un dictador y perdedor.
Lo que esperaba que pasara pasó. Me tiré sobre los hombres,
y dos de ellos me golpearon. Evadí el primer golpe, pero el
segundo golpeó mi barbilla. JungKook intervino para
detenerme pero se vio atrapado en la pelea. Las mesas y sillas
plásticas se viraron, y el letrero de “No parqueo” fue pateado
hasta caer. El empleado de medio tiempo de la tienda de
conveniencia ya había llamado a la policía, como si él ya
estuviera acostumbrado a estas cosas. Un minuto más tarde
pudimos escuchar las sirenas. Nos levantamos y corrimos en
direcciones opuestas, gritando que tenían suerte de salir de esta
ésta vez.
Particularmente era bueno en salir corriendo. A veces me
atrapaban a propósito, pero esta no era una de esas veces.
Continúe corriendo chequeando si JungKook me seguía el
paso. Un carro plateado pasó a toda velocidad. Su espejo rozó
a JungKook. Aturdido, se cayó al piso. Él apenas había salido
del hospital después de dos meses debido a un accidente de
tránsito. Era natural que estuviera aturdido. El carro se detuvo,
y uno de los hombres que nos golpearon sacó su cabeza por la
ventana del asiento de pasajero. “Cuidado. Solo les dejaremos
ir esta vez. No habrá misericordia la próxima vez.” Y el carro
se desvaneció con un ruidoso motor.
JungKook lentamente se levantó, agarrando mi brazo. Él se
veía incómodo. Debió de lastimarse su pierna al caer. El
interior de mi boca latía. Sangre se esparció por mi mano

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cuando me limpié la boca con ella. “¿A dónde deberíamos ir?”
JungKook preguntó.” ¿Con esta pierna? Vamos a volver.”
JungKook empezó a caminar, diciendo que estaba bien.
“¡Mira! Estoy bien.” Me quedé ahí viendo a JungKook arrastrar
una pierna.
“¡Regresemos!” Le grité a JungKook. Revisé mi teléfono. Eran
las cuatro-cincuenta de la mañana. Aún teníamos tiempo antes
de que el autobús llegara. Miré alrededor y encontré una colina
baja detrás del distrito de entretenimiento. “¿Has visto la salida
del sol?”
Ayudé a JungKook a caminar mientras subíamos la colina. Me
senté en las escaleras al final de la gentil bajada. Dicen que el
cielo está lo más oscuro que puede estar justo antes del
amanecer, y era verdad. Ninguna estrella era visible en el cielo
totalmente oscuro. Pero letreros de neón de todas formas
irradiaban luces brillantes en la ciudad debajo de nosotros.
Dirigí mi mirada hacia el norte. Adiviné aproximadamente el
vecindario en el que mamá vivía. Ahí, ese debe ser. Ella debía
comer, dormir, y limpiar en ese apartamento.
“JungKook, seguí a mamá en ese entonces.” JungKook me
miró. Fijé mi mirada en las luces saliendo de las ventanas de
ese complejo de apartamentos. Entonces. Esa noche. Esa
noche diez años atrás cuando mamá se fue de casa. Esa noche
cuando mamá, mi hermana, y yo fuimos golpeados por papá y
lloramos hasta quedarnos dormidos. No podía recordar por
qué nos golpeó tan duro. Pero distintivamente recuerdo
pensar, se supone que iría a nadar con mis amigos mañana, y
supuse que mamá no sería capaz de hacer el almuerzo para mí.

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¿Mi labio roto sanará para mañana? Si no, se reirán de mí. Mis
hombros dolían. No debí darme la vuelta para tratar de evitar
sus golpes. Mi hermana estaba llorando en silencio. Fue más
angustiante escucharlo hoy.
Medio dormido, alcancé a ver mamá parada a nuestros pies y
mirándonos. Ella se estaba yendo. Ella nos estaba
abandonando. Lo sabía instantáneamente. Pretendí estar
dormido, me levanté, y la seguí. No me sentía asustado. Como
sería no tener madre, como sería vivir sin una— no era algo que
simplemente pudieras entender.
La seguí por un tiempo. En mi recuerdos, caminé toda la
noche. Pero mi memoria podía estar exagerando como era un
niño pequeño en ese entonces. Ella no miró atrás. Ni siquiera
una vez. ¿En serio no sabía que la estaba siguiendo? Tal vez
estaba luchando para seguir viendo hacia adelante por miedo
de tener que llevarme con ella si miraba hacia atrás. “Claro, ese
pensamiento me llegó después. Cuando luchaba por
entenderla. ¿Ahora? No sé por qué llegué tan lejos.”
“Oye.” Miré a JungKook cuando habló. “Lo siento.” Lo miré.
“Por qué dices que lo sientes? ¿Por qué lo sientes?” “No
pudiste ir a ver a tu madre por mi culpa.” JungKook
respondió.” ¿Eres idiota?” Solté. No era mi intención soltar mi
temperamento. Pero mi voz se volvió más fuerte por sí sola. Mi
lengua seguía tropezándose como no era bueno al hablar y no
sabía expresar mis sentimientos. “¿Por qué lo sientes? Las
personas deberían sentir pena por ti. ¿Qué hiciste mal?
Debería sentir pena por traerte aquí. Esos tipos que iniciaron
la pelea primero deberían disculparse.” Continué elevando mi

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voz. “Tú eres una buena persona. Eres tan bueno como puedes
ser. No es tu culpa. ¡No es tu culpa!”
El cielo, que parecía quedarse oscuro para siempre, empezó a
tornarse azulado rápidamente. La luz que impregnaba el cielo
desde el extremo más lejano aspiraba el brillo de los letreros
de neón. Observamos el amanecer sin decir una palabra. El
gran, rojo sol surgió sobre el complejo de apartamentos.
¿Mamá estará viendo el amanecer también?
Los dos nos sentamos en la parte de atrás del autobús uno al
lado del otro. Fue antes de que el amanecer se pusiera sobre
nosotros. El camino estaba vacío, y el autobús seguía corriendo.
Miré hacia el norte una vez más. Esa noche. Mamá dejó de
caminar. Se quedó parada ahí durante un tiempo. No miró
atrás, tampoco. Si hubiese seguido caminando hacia adelante,
la hubiese alcanzado. Pude sostener su mano y preguntarle a
dónde iba, a dónde se dirigía mientras nos abandonaba, y
cuándo iba a volver. Pude llorar, hacer un berrinche, y tal vez
obligarla a volver a casa. Pero solo me di la vuelta y regresé a
casa. Todo mi cuerpo dolía y no pude ir con los demás a nadar.
Me acosté en el suelo, sudando y tratando de dormir. No sabía
por qué.
“Es ese hombre otra vez.” Al escuchar la voz de JungKook,
miré afuera por la ventana. Un hombre abatido con un abrigo
caqui estaba caminando solo.

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La Dirección
Donde Sale el Sol

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HoSeok
25 de Julio, año 22.

Me encontré con YoonGi en mi camino al cuarto de práctica


desde el hospital. Me estaba dirigiendo al cuarto de práctica
cuando sin darme cuenta me había detenido. ¿Qué sería capaz
de hacer ahí? Mi tobillo había empeorado. El enyesado débil
había sido reemplazado por uno de yeso real. El doctor me
regañó. “No deberías estirar tu tobillo.” Pero no me podía
sentar mientras trabajaba en la hamburguesería. Tenía mucho
que hacer en el cuarto de práctica, también. “Debes ser extra
cuidadoso con tu tobillo. Ha salido herido antes, y podría llegar
a dañarse permanente a menos que tengas extra cuidado.” El
doctor seguía diciendo esto una y otra vez.
Tomé el camino principal que lleva a mi casa con mis muletas.
Nunca había vuelto a casa tan temprano. Nunca había saltado
los entrenamientos sin ninguna razón especial. Me encontré
cara a cara con YoonGi. Él estaba borracho y se tambaleaba en
el cruce de calle. Él no me reconoció mientras me pasaba de
largo.
Giré mi cabeza y fijé mi mirada en la señal de “Camine”. Dos
días después de visitar a JungKook al hospital, fui al cuarto de
trabajo de YoonGi. Él no respondía mis llamadas, así que fui
directo a su cuarto de trabajo. Debió haber sido en la mañana
porque fue antes de que fuera a trabajar a la hamburguesería.
Toqué la puerta, pero nadie respondió. El débil sonido de una

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música salía de la puerta. Pensé en llamarlo pero me di por
vencido. En cambio pateé la puerta.
Conozco a YoonGi desde la primaria. Sabía como su madre
había muerto, cómo su muerte lo impactó, y como luchó
después. Traté de ser un amigo reconfortante, confiable para
él. Me reía de sus fuertes palabras y le llevaba conmigo a dónde
sea aunque él pensaba que era molesto. Pero nosotros no
éramos de importancia para él. Pensamos que al menos
JungKook era diferente. El seguramente sabía lo que
significaba él para JungKook. Él ya había escuchado sobre el
accidente de JungKook porque JiMin le contó. Pero él no fue
al hospital. Lo que es peor, una mujer que decía ser su
compañera de música se me acercó de la nada hace unos días.
Ella me dijo que me había encontrado después de preguntarles
a personas alrededor. Ella me dijo que no tuvo éxito en
contactarlo.
La señal de “Camine” se volvió verde. Empecé a cruzar el cruce
de calle, tambaleándome. Miré atrás mientras caminaba más
despacio. Traté de no hacerlo pero no pude evitarlo. YoonGi
estaba tirado en la calle delante de un carreta de vender
accesorios. El vendedor le gritó mientras los paseantes fruncían
el ceño.
“¿Cuándo dejarás de hacer esto?” Me miró inexpresivo.
“¿Piensas que eres el único pasando por tiempos difíciles?
¿Piensas que sonrío porque mi vida es toda color rosa y
brillante? Dime. ¿Por qué estás tan molesto? Todos saben que
eres bueno en la música, y están dispuestos a aguantarte incluso
cuando actúas así. Si, de seguro has estado sufriendo desde que

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tu madre murió. Lo sé. Pero no puedes seguir así para siempre.
¿No vas a crear música? ¿Puedes vivir sin ella? ¿No has sido
feliz, aunque sea una vez, debido a la música? ¿Por qué no
fuiste a visitar a JungKook? ¿No sabes lo que significas para él?
¿No ves que también nosotros estamos sufriendo? ¿No puedes
ver eso?”
No era mi intención presionarlo tan duro, pero estaba muy
enojado. No era solo por él. Estaba enojado porque estaba en
muletas. Para los bailarines las lesiones eran inevitables pero
también fatales. Pensaba que era cuidadoso, pero resulté
herido en un momento inesperado. Fue mi culpa. Nadie más
podía ser culpado. Sabía que iba a estar nervioso y consciente
de mi tobillo cada vez que bailara, y eso me desalentaba. O si
no, podría salir herido otra vez. Y aún así no podía escapar de
ello. No podía vivir sin bailar. Tenía que seguir bailando a pesar
de estar desalentado y herido.
“Es tiempo de que dejes de huir. Si vas a huir otra vez, nunca
más regreses.”
Me di la vuelta y crucé la calle. “HoSeok.” Pensé escucharlo
llamándome pero no miré hacia atrás. Siempre me culpaba a
mí mismo por todo lo que salía mal. Siempre pensaba que
debía hacer esto o aguantar aquello. Ya no quería seguir
viviendo así.

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YoonGi
25 de Julio, año 22.

Abrí mis ojos en medio de la noche. Estaba lloviendo.


Automáticamente maldiciones salieron de mi boca mientras
me levantaba del suelo. Me senté quieto por un tiempo. Mi
cuerpo entero estaba empapado con agua de lluvia. Me sentí
tembloroso y con frío.
“Si vas a huir otra vez, nunca más regreses.” La voz de HoSeok
retumbó en mis oídos. Todo lo que podía recordar después de
dejar el hospital de JungKook era que continuaba
tambaleando, chocando con cosas y cayendo. Dominado por
mi borrachera, dolores de cabeza, miedo, y desesperación, no
estaba consciente de cuanto tiempo había pasado o donde
estaba. Ahí fue cuando me encontré con HoSeok. En ese
momento, sentí que me ahogaba. Era mitad alegría, mitad
alivio. Por alguna razón, creí que el iba a ser capaz de entender
mi confusión y miedo aunque ni yo podía entenderlo.
Pero HoSeok me dio la espalda. Él había pretendido no
haberme visto. Pronto la señal cambió y solo me quedé ahí
viéndolo alejarse. Luego alguien me empujó y caí al suelo.
Escuché a las personas gritarme y chasqueando sus lenguas.
“¿Por qué no fuiste a visitar a JungKook? ¿No sabes lo que
significas para él?” Claro que lo sabía. Tal vez esa era la razón
por la que no pude entrar a su cuarto. Estaba distorsionado y
lleno de espinas. Cualquiera que intentara acercarse a mí estaba
destinado a salir herido.

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Levanté mi cabeza y miré hacia el camino desolado de la
montaña. Habían dos direcciones. Podía caminar más
profundo en la montaña o podía dar la vuelta y regresar.
Empecé a caminar hacia el oscuro bosque. Siempre me
arriesgaba con los caminos a tomar. No tenía destino. Perdí mi
sentido del tiempo. Tal vez estaba caminando en círculos. Se
sentía como si mis rodillas iban a ceder en cualquier momento
debido al terrible frío y fatiga. Estaba sin aliento, y mi corazón
latía muy rápido. ¿Y si colapso aquí y muero? Bueno si estaba
destinado a morir aquí, entonces aquí es donde moriré. Me
hundí.
Gotas de lluvia caían en mi cara. Estaba tan oscuro con mis ojos
abiertos igual como si estuvieran cerrados. Me estaba ahogando
en capas de oscuridad. Pensé en la muerte una y otra vez.
Quería huir de los miedos y deseos que me continuaban
persiguiendo. Quería huir lo más lejos posible de ese objeto
aterrador que me atraía indefensamente pero no podía mirar
directamente, esa agonía que empujaba de extremo a extremo.
Ahora debe ser el momento. Era todo para mejor.
Causaba dolor a los demás mientras yo sufría un más grande
dolor. Ignoré sus heridas. No quería tomar ninguna
responsabilidad. No quería involucrarme. Así era yo. Este
momento debe de ser una bendición para todos. Pestañeé
lentamente y empecé a dormirme. El frío, dolor y fatiga
desaparecieron. Y me adormecí ante la oscuridad, la luz, y mi
entorno. Todo se volvió oscuro.
Abrí mis ojos otra vez al sonido de un piano. Estaba silencioso.
A excepción del sonido de las gotas de lluvia cayendo sobre las

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hojas. En medio del silencio, los débiles y delicados sonidos
del piano continuaron acercándose hacia mí. ¿Alguien tocando
el piano en lo profundo de la montaña en medio de la noche?
Pensé que era una alucinación, pero continuó.
Sonreí. Era esa melodía. Esa melodía que trataba tan duro de
recordar. Esa cosa substancial que faltaba, que me hizo quedar
despierto toda la noche durante varios días. ¿Por qué venía
hacia mí en estos momentos? Me concentré más, pero la
melodía apenas era audible y distante y era interrumpida por
el sonido de la lluvia. Empecé a toser.
Intenté levantarme pero me detuve. ¿Qué podía hacer ahora
aunque pudiera discernir la melodía? ¿Qué cambiaría aunque
completara mi música? Nunca quise ser reconocido por otros,
recibir aplausos, o ser famoso. Nunca quise probarme a mí
mismo. ¿Entonces qué significaba completar la pieza?
Me levanté del suelo con una mano y empecé a caminar hacia
el sonido. Estaba tambaleando y mi cuerpo temblando. Mi cara
y mis manos estaban adormecidas. No podía sentir mis piernas.
Ninguna de las partes de mi cuerpo parecían estar bajo mi
control. Pero di pasos firmes, uno a la vez, para acercarme a la
melodía.
Gotas pesadas de lluvia golpearon mi cabeza. Mi camisa estaba
completamente empapada. Cada articulación y músculos
parecían gritar. Mis piernas temblaban tan violentamente que
no podía levantar mis pies del suelo. Mis pies se resbalaban en
el pasto mojado, un arbusto espinoso rozó mi hombro. Me
sentí frío hasta el fondo y casi colapso. Mi paso se volvió más

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lento. La melodía del piano parecía desaparecer con cada paso
que daba.
Aceleré mi paso para encontrar el origen de la música antes de
que se detuviera. Tenía miedo de que, si lo hacía, no fuera
capaz de escucharla otra vez. Marché hacia adelante, sin ser
capaz de diferenciar el bosque de el camino. Fui golpeado por
ramas que caían. Entonces, repentinamente, mis rodillas
cedieron y caí al suelo. Estaba tan sin aliento que sentía ganas
de vomitar. Todos mis sentidos volvieron, y sentí el frío, la
fatiga, y el extraño entorno profundo en la montaña tan
vívidamente. Mientras más severo era el dolor, más ruidoso se
volvía el piano.
Finalmente me detuve después de estar caminando en la lluvia
durante horas. La melodía era más vívida. Explotaba en mi
cabeza como si se combinara con lo que había estado
componiendo hace algunos días atrás. Cubrí mi cabeza con
ambas manos y me hundí. Estaba más cerca de una cruda
emoción que de una música. Estimulaba más mi sentido de
dolor que mi sentido de audición. Era una combinación de
sufrimiento, esperanza, alegría, y miedo. Era todo de lo que
desesperadamente trataba de huir.
Repentinamente, una escena de una tarde soleada apareció
frente a mis ojos. Estaba tocando una melodía en el piano en
mi cuarto de trabajo. Era esa melodía que continuaba
revolviendo mi cabeza. “Esto suena muy bien.” JungKook se
acercó. Me reí. “Siempre dices eso.”

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No era una sola melodía. Era una combinación de varios
recuerdos. De los días en los que solía golpear las teclas de
piano cuando era niño. De los días en los que mis amigos
bailaban con mis presentaciones en ese salón de clases
convertido en cuarto de almacenamiento. De los días en los
que me quedaba despierto toda la noche escribiendo piezas e
inhalando el fresco aire de la mañana. Mi piano había estado a
mi lado en cada momento feliz. Estos recuerdos felices
siempre terminaban destrozados en pedazos, pero no los podía
negar.
¿Qué significaría completar esta pieza? Aún no podía
encontrar la respuesta. Pero había algo que precedía esa
pregunta y la respuesta. Quería capturar todo esto antes de que
se desvaneciera en el aire. No era para complacer a alguien o
probar algo. Ni siquiera era para mí. Solo quería capturar esta
emoción, dolor, y miedo, que estaban a punto de explotar e mi
cabeza y mi corazón, con música. No tenía que señalar el
comienzo de algo. No tenía que significar nada. Solo quería
completar esta música.
El sonido del piano ya no era audible. La lluvia gradualmente
se detenía, pero mi cuerpo estaba temblando
incontrolablemente. Cerré mis ojos y sentí todo mi entorno
mucho más vívidamente. Las gotas de lluvia que caían en mis
mejillas, salpicaban en el suelo, y fluían en una corriente, el
viento helado, el olor a tierra, el sonido de las hojas. Y mi
respiración. Cuando me levanté, el letrero del manantial
mineral apareció en mi vista. Pensaba que me había adentrado
profundo en la montaña, pero estaba devuelta donde empecé.

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Y el camino seguía dividiéndose en dos direcciones. Doblé mis
pasos en dirección donde sale el sol.

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JiMin
28 de Julio, año 22.

Miré adentro de la hamburguesería Two Star. HoSeok no se


encontraba. Habían pasado cuatro días desde la última vez que
se fue al salón de práctica. Alguien me dijo que él le dijo a mi
compañera de baile que se tomaría un descanso, pero después
de eso él no ha respondido las llamadas de nadie. Ni siquiera
leyó los mensajes dejados en el grupo de chat de Just Dance.
Sabía que su tobillo le estaba molestando. Tal vez fue esa
noche. La noche en la que mi compañera de baile salió herida
por mi culpa. Estaba lloviendo esa noche, y él la llevó en su
espalda hasta el hospital. De seguro su condición había
empeorado.
Mientras entraba al restaurante, los empleados me dieron la
bienvenida amablemente. “¿HoSeok está libre hoy?” Ellos
dijeron que HoSeok estaba de descanso por enfermedad,
probablemente por tres semanas, pero no estaban seguros. Su
tobillo empeoró. Tenía que llevar un yeso, y el manager le
recomendó que tomara un tiempo de descanso.
Corrí directo a su casa. No pude esperar a que llegara el
autobús, así que corrí por el camino empinado. Hacía mucho
calor ese día. Mi espalda estaba empapada con sudor. Subí las
escaleras hacia su piso. La perilla de la puerta, calentada por la
luz del sol, estaba ardientemente caliente. Tenía seguro. Dejé
un mensaje en nuestro grupo de chat. “¿Dónde estás,
HoSeok?” Al finalizar el día, aún no había respondido.

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YoonGi
28 de Julio, año 22.

En la tarde finalmente pude ser capaz de levantarme. Sufrí de


escalofríos severos durante dos días después de salir de la
montaña. No podía recordar ningún detalle de esos dos días.
Temblaba por la fiebre. A veces recuperaba mi conciencia
pero la perdía rápidamente.
Mi sábana estaba empapada. Me sentía un poco mareado. Salí
de mi cuarto de trabajo, tratando de mantenerme en pie. Fui al
hospital para que me dieran una intravenosa y luego llené mi
boca con comida. Pero la vomitaba toda. Leí los mensajes de
JiMin mientras me limpiaba la boca en el baño. Aunque los
números de vistos aumentaban en el mensaje, no hubo
respuestas.
Caminé a lo largo de los rieles y llegué a la parada de autobús.
Había un edificio sin terminar en la distancia. La construcción
había estado detenida durante meses. La tienda de música
estaba pasando ese edificio. Me detuve en frente de la tienda
de música. No había sonidos crepitantes de las llamas o una
torpe, y lenta presentación de piano. No tenía la energía para
agacharme, recoger una piedra y tirarla. Todo lo pasado
parecía como un pasado distante y me hizo preguntar si en
realidad había pasado. Pude ver un piano a través de la ventana.
“¿No puedes ver que todos estamos sufriendo también? ¿No
puedes verlo?” Eso fue lo que HoSeok dijo el otro día. Los
recuerdos de ese día estaban todos enredados en mi cabeza.

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Pero distintivamente recordaba que HoSeok era de alguna
forma diferente. No era la primera vez que HoSeok había
estado enojado conmigo. Él nunca ha estado a ese límite, pero
él siempre me ha empujado, levantado, y alentado cada vez que
me caía. ¿Por qué se sentía diferente?
Abrí el mensaje de JiMin otra vez. “¿Dónde estás, HoSeok?”
Varias horas pasaron pero HoSeok no respondió. Podía ver
que lo defraudé. Se sentía como si algo dentro de mí estaba
fallando y creciendo alrededor. Muchas veces HoSeok se
enojaba y nos empujaba. Pero nunca recurría al silencio o nos
daba la espalda. Él siempre era el que pavimentaba el camino
para que yo regresara sin importar que tan lejos llegaba. Esta
vez no. Parecía irrevocable esta vez.

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NamJoon
7 de Agosto, año 22.

Encendí la luz y miré a un volante que estaba pegado en la


puerta de mi contenedor. Se leía “reurbanización” y
“demolición.” Las personad deben estar hablando sobre la
reurbanización de esta área otra vez. Siempre ha habido charlas
sobre demoler los contenedores a lo largo de los rieles y los
edificios que se encontraban cruzando los rieles. Arrugué el
volante y lo tiré en un basurero. La charla sobre la
reurbanización no empezó ayer. Pero siempre resurgía como
si la demolición fuera a tomar lugar el próximo día y luego se
calmaba después de un corto tiempo.
Bajé mi mochila y me acosté en el suelo. Había pasado un
tiempo desde que el sol se ocultó, pero el interior del
contenedor aún seguía caliente. Pasaba todas las noches aquí
después de visitar a JungKook. Se sentía agotador. Mi nariz
sangraba de vez en cuando mientras lavaba mi cara. Pero
siempre venía aquí en vez del pequeño cuarto detrás de la
gasolinera.
Nadie más había abierto esa puerta y ha entrado aquí. Quizás
nadie lo hará nunca. Todos esos que conocemos deben partir,
sin excepción. Puede que sea nuestro turno. Pero, si alguien
aún siente la necesidad de que “nosotros” estemos juntos,
quería enviarle una señal de que estaba aquí. Quería enseñarle
que “nuestro” escondite aún seguía aquí y aún seguía siéndolo.

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TaeHyung
11 de Agosto, año 22.

Salí de la tienda de conveniencia después de terminar mi turno.


Habitualmente miraba mi teléfono, pero no habían llamadas
perdidas o mensajes. El sol se estaba poniendo, y la calle esta
llena de personas caminando ocupadamente. Puse ambas
manos en mis bolsillos y empecé a caminar. Un viento
sofocante pasó a lo largo del camino. Empecé a sudar después
de dar unos cuantos pasos. ¿Cuánto tiempo más va a durar este
verano? Pateé el suelo con frustración.
Seguí caminando con mi cabeza hacia abajo y me detuve frente
a una pared que se veía muy familiar. Era esa pared donde esa
chica dibujó su primer grafiti. Automáticamente miré
alrededor. Desde esa vez que la dejé en el callejón y salí hacia
el frente de las luces de la patrulla de policía, no la había vuelto
a ver en mi vecindario.
Descubrí una gran “X” pintada sobre su grafiti mientras trataba
de encontrar sus rastros. ¿Qué significaba? Varias imágenes se
sobrepusieron sobre la “X” del grafiti. La imagen de ella riendo
cuando traté de acostarme en los rieles pero me golpeé la
cabeza. Y como me ayudó a ponerme de pie cuando la ayudé
a huir y me caí. Como perdió su temperamento cuando le quité
su pan y me lo comí. Como ella se veía melancólica cada vez
que pasaba por el estudio de fotografía con fotos de familias en
exhibición. Le dije mientras pintábamos esta pared, “No
pienses que debes llevar la larga tú sola. Compártela con los

202 ©Twitter: @7thHeavenly


demás.” La “X” gigante estaba pintada sobre todos esos
recuerdos. Parecía gritar que eran falsos. Que todos eran
mentira. Nunca miré esa pared desde ese día.
Estaba a punto de darme la vuelta cuando descubrí una corta
oración escrita con letras pequeñas debajo de la “X”. No es tu
culpa estaba escrito en la pared. Fue esa chica. No la había visto
escribirla ni reconocía su letra, pero solo lo sabía. “No es tu
culpa.” Fue esa chica.
Recordé vagamente ese día que salí a encontrar a mamá. Seguía
marchando frenéticamente, lleno de resentimiento, pero al
final no pude llegar a ningún lado ese día. Mientras caminaba
de vuelta a casa con las manos vacías, dirigí mi vista hacia la
ciudad en donde ella vivía. La ciudad esta rodeada de la luz del
sol ocultándose en el este. Sentí ganas de llorar. Algo que he
estado agarrando firmemente parecía deslizarse a través de mis
dedos. Pedazos de duros sentimientos ruidosamente se caían.
Se sentía triste y pesaroso, como si hubiera renunciado a algo
a lo que no debía renunciar.
“No es tu culpa.” Esa oración me recordó a cómo me sentí ese
día. Empecé a caminar otra vez. Pasé a través de callejones
estrechos y subí y bajé incontables pendientes. Finalmente, mi
casa, Mansión Magnolia, apareció en mi vista. Subí las
escaleras. Cuando me paré frente a la puerta, pude escuchar la
respiración pesada de papá y el sonido de las botellas de licor.
Di la vuelta, puse mis manos en la barandilla, y miré hacia
afuera. El sol ya se había ocultado. Su oscuro tinte rojo estaba
desapareciendo del cielo oscurecido. “No es tu culpa.”
Susurré. Respiré profundamente, di la vuelta, y entré a la casa.

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HoSeok
12 de Agosto, año 22.

Alguien empujó mi hombro mientras me bajada del tren. Dejé


caer el boleto que sostenía. Cayó en los rieles y se deslizó
dentro de una de las grietas. Miré alrededor. Era pleno verano
cuando me fui y todavía era verano ahora. El tren salió a la
siguiente estación, agitando el viento.
Al final del mes pasado, dejé Songju en tren. Miré la ciudad
fuera de la ventana. Por lo que recuerdo, siempre he vivido en
Songju. Nunca dejé la ciudad y nunca me imaginé vivir en otro
lugar. Iba a la hamburguesería y al salón de práctica a tiempo.
Después de bailar por horas, iba a casa y descansaba. Aunque
la ciudad era pequeña, en Songju tenía un lugar al cual ir, y
estar.
Después de que mi tobillo se lesionó, mi rutina diaria se cayó
en pedazos. Iba al trabajo y al salón de práctica usando un yeso.
La condición de mi tobillo empeoró. Con un yeso completo,
tuve que tomar un descanso por enfermedad. Tuve tres
semanas llenas de nada. Tres semanas sin trabajar, sin bailar, y
ningún lugar en el cual estar.
Logré llegar ahí en la mañana del primer día. La lluvia que cayó
toda la noche se detuvo al amanecer. Limpié la casa y organicé
mi ropa. Me corté el pelo y limpié el agua de lluvia del banco
en frente de mi casa. Pero se me acabaron las cosas por hacer
en la tarde. Mi teléfono no sonó. Algunos mensajes de mis
compañeros de trabajo y de miembros de Just Dance eran los

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únicos que me llegaban. Aún, ninguna llamada o mensaje de
los demás. Ahora que lo pienso, siempre era él que contactaba
a los demás primero. Bajé mi teléfono. No quería contactarlos
primero esta vez. ¿Y sí ninguno de ellos envía mensajes? Que
así sea. Recordé como me encontré con YoonGi la noche
anterior. Lo que solté de mi boca se estaba reproduciendo en
mi cabeza. Me puse de pie y grité al aire. “¡Él no lo recordará
de todos modos!”
El camino a casa pareció más largo cuando dejé a YoonGi ahí.
Tenía que subir las pendientes con muletas. Aunque el sol ya
se había ocultado, el aire se sentía sofocante. Hacía mucha
humedad. Estaba empapado de sudor cuando llegué a casa. No
me arrepiento de lo que le dije a YoonGi. Era tiempo de que
parara de ahogarse en autocompasión. Pero esos recuerdos,
esas palabras seguían volviendo a mí.
En el balcón, podía mirar a la ciudad sin mí. El tren estaba
pasando a través del centro de la ciudad y desapareciendo
alrededor de la esquina al pie de la montaña. Sin delicadeza
tiré mi ropa en una bolsa y salí hacia la estación. Busqué entre
la lista de las ciudades frente la oficina de boletos y elegí la
ciudad cercana más grande. Y solo así, abandoné Songju.
Bajé del tren después de dos horas. Tan rápido como salí de
la estación, me encontré con una bulliciosa intersección.
Personas bulliciosamente caminando debajo de la brillante luz
del sol aparecieron frente a mi vista. Tomé el primer autobús
que se detuvo frente a mí.

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“¿Dónde debería bajarme?” Él conductor me miró como si
estuviera hablando cosas sin sentido. ¿Un pasajero que
pregunta su propio destino? Si, debí sonar estúpido. Después
de veinte minutos, el autobús llegó a un vecindario que parecía
una parte vieja de la ciudad. Bajé mi bolsa en un pequeño
cuarto que pertenecía a un mercado que tenía el letrero de
“Casa de Huéspedes”. Salí afuera. No podía distinguir las
direcciones.
Solo deambulé por el vecindario durante los dos primeros días.
No habían edificios altos o distritos comerciales brillantemente
iluminados. Era similar al vecindario en donde estaba mi
habitación de azotea. Decidí salir de Songju por primera vez en
mi vida y llegué a otro Songju. Tal vez esto era el porque. Traté
de no pensar en la ciudad y las personas que dejé atrás, pero
perdí el control. Encendí mi teléfono y pensé en los demás.
Quizás había dejado Songju, pero mi mente aún seguía allá.
Al tercer día, decidí aventurarme un poco más lejos. Pero en
menos de veinte minutos después de dejar el mercado, mis
hombros se empezaron a entumecer con las muletas debajo de
ellos. El sudor corría por mi espalda debajo del sofocante sol.
Un edificio de ladrillo rojo apareció frente a mi vista. Era el
Ayuntamiento. Mientras estaba presionando el botón de una
máquina expendedora, la puerta del auditorio se abrió y varias
personas salieron. El sonido de la música se escapó por la
puerta abierta. Pude ver a un hombre estirándose en una
esquina del escenario con luces iluminando su cabeza.
Estaba caminando hacia el auditorio antes de darme cuenta. M
tan pronto como cerré la puerta, estaba solo en la oscuridad y

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la música me senté en el asiento más cercano. El sonido de la
música fluía a través del aire como olas. El hombre en el
escenario se movió lentamente y estiró sus piernas, tobillos,
brazos, cuello, y hombros. Su estiramiento, que duró un bien
tiempo, parecía como una pieza de coreografía. Luego, la
música se detuvo. El hombre que estaba sentado en el piso se
levantó y caminó hacia el centro del escenario. El escenario
estaba sumergido en silencio durante un tiempo.
La música inició otra vez. Esta vez, cayó como torrentes. El
hombre apresuró y aflojó sus movimientos al ritmo de la
música. Sus brazos y piernas formaron no solo líneas rectas y
curvas pero también figuras tridimensionales. Un momento
llevaba a otro a través de sus movimientos y gestos dinámicos.
Sus movimientos parecían crear una historia sin final. Él
empujaba el aire con sus manos y enviaba reverberaciones a
través del suelo, que enviaba adrenalina corriendo no a mis
ojos sino a mi mente.
El tono de la música se volvió más y más lento y llevó al hombre
a una más grande explosión de emociones. Él rugía con rabia
con todo su poder, atrapaba su aliento, y miraba a algo bien
lejos. Su sufrimiento, esperanza, alegría, y miedo estaban sin
filtrar. Sentimientos que nunca antes había experimentado
corrieron dentro de mí.
No estaba consciente de cuanto tiempo había pasado. La luz
del auditorio fue encendida. Solo que quedé ahí sin moverme.
Alguien se me acercó y me pidió que saliera porque los
bailarines iban a ensayar. Personas de afuera no tenían
permitido quedarse. El póster de la Academia de Baile estaba

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pegado en la entrada del ayuntamiento. El hombre que
presentó no estaba en el póster. La presentación estaba pautada
para el día después de mañana.
Regresé a la casa de huésped y me acosté en un banco que
estaba en el patio trasero. Cerré mis ojos y pensé sobre esas
horas en el auditorio. Era la primera vez que veía una
presentación real en persona. Era una experiencia totalmente
diferente a lo había visto a través de una pequeña ventana
llamada YouTube. Quizás estaba más atemorizado porque era
tan vívido. Recordé cada emoción y gesto que hizo mi corazón
saltar.
En ese momento, mi teléfono sonó en mi bolsillo. “¿Dónde
estás, HoSeok?” Era un mensaje de JiMin. El número de vistos
en el mensaje subió, pero nadie más escribió. ¿Qué debía
decir? Siempre me explicaba en medio de bromas, pero esta
vez no quería hacerlo. Era la primera vez que no respondía a
un mensaje que estaba directamente dirigido a mí. Nuestro
grupo de chat mantuvo el silencio.
Al día siguiente fui al auditorio a la misma hora. Me escondí en
la oscuridad y vi los movimientos del hombre. Era la misma
presentación, pero mostraba una historia diferente y
emociones diferentes. ¿Quién era él? ¿Cómo podía expresar y
mostrar esos sentimientos así? El ensayo terminó. Mientras
entraba al pasillo, me encontré con los ojos del hombre
mientras él hablaba con miembros del personal. Me incliné sin
darme cuenta. Un miembro del staff se acercó a mí y dijo, “Oh
eres el chico de ayer.”

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La presentación tomó lugar al día siguiente. Pero el hombre no
estaba en ella. La presentación, que tenía cuatro capítulos, él
no formaba parte de ella. El show siguió por una hora, y yo
aplaudía y gritaba varias veces desde mi asiento. Pero eso fue
todo. No pude revivir ese momento abrumador que hervía mi
corazón y frisaba mi cuerpo. Nada de esto podía compararse
con sus movimientos increíbles. ¿Por qué no se unió a la
presentación? Anduve alrededor del escenario después de la
presentación, pero solo habían miembros del personal y
bailarines que estaban ocupados recogiendo todo.
Me encontré otra vez con el equipo de la presentación en la
estación de tren. Estaba caminando hacia la plataforma para
irme a otra ciudad y vi un grupo de personas reunidas en la
distancia. Ellos obviamente tenía problemas para cargar los
equipos del escenario al tren. No tenía propósito en mente
cuando me acerqué y los ayudé. Es que ellos se veían
confundidos e inexpertos y yo estaba acostumbrado a mover
cosas. Mi yeso se puso en medio, pero yo era mejor que la
mayoría de ellos que solo estaba parados ahí avergonzados.
“Tú eres ese chico otra vez.” Miré alrededor y me encontré
con ese miembro del personal.
“Ni siquiera te di las gracias.” El miembro del personal se
acercó a mi asiento un poco después de que el tren partió. Se
sentó en el asiento que estaba a mi lado y dijo que casi la mitad
del personal se había ido porque las cosas se arruinaron. Él
añadió que ellos no lo hubiesen logrado sin mi ayuda. Apuntó
a mi yeso y me preguntó si no era mucho estrés para mi tobillo.
Solo agité mi mano.

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“Por cierto, ese hombre que vi en el ensayo. ¿Por qué no estaba
en la presentación?” Él parecía confundido al principio. Luego
asintió. “Ah, él. Él es nuestro director artístico.” La explicación
de el miembro del personal continuó. Como una vez fue un
bailarín muy aclamado. Como había sufrido una terrible lesión.
Como pasó años de desesperación y frustración. “¿Sabes cuál
es la mejor parte? Él sorprendió a todos y regresó como
coreógrafo y director.” Pero la lesión dejó un impacto
duradero. Él no pudo presentar en escenarios otra vez. El
miembro del personal respiró profundo. Se estaba
oscureciendo afuera de la ventana.
Por coincidencia me uní y viajé con el show. Los ayudé a bajar
sus equipajes en la siguiente estación, y mi equipaje se
intercambió en el proceso. Afortunadamente, tenía el número
de uno de los miembros del personal. Me bajé en la siguiente
estación, volví a la estación donde se bajaron, y me dirigí hacia
su alojamiento. Era tarde en la noche. Me invitaron a pasar la
noche con el personal. Comí el desayuno con ellos en la
mañana siguiente y anduve con ellos por el Centro Cultural del
Distrito, el cual era su siguiente lugar de presentación.
La propuesta del personal para unirme a ellos y salir de gira
juntos debió ser broma. También en medio de bromas dije
estar de acuerdo. En ese momento, su práctica empezó. Lo
miré fijamente. Y luego les pregunté. “¿En serio puedo ir con
ustedes?”
Fui de gira con ellos por tres ciudades. Tomábamos un autobús
o tren, nos bajábamos, desempacábamos en un motel,
comíamos, revisábamos el escenario en el lugar de

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presentación, volvíamos al motel, y subíamos al autobús o tren
otra vez. El hombre se estiraba y practicaba todos los días sin
importar en donde estaba. Nunca se saltaba un día aunque él
no se iba a presentar en el escenario.
Me hice amigo de los miembros del personal y de los
bailarines. Sus bailes y el mío eran diferentes, pero
compartíamos la pasión de expresar lo que sentíamos a través
de nuestros movimientos. Hablábamos sobre baile en el tren y
mientras esperábamos por el autobús. Decíamos quiénes eran
nuestros bailarines favoritos y veíamos sus videos juntos.
Finalmente pude hablar con él cuando le estaba mostrando un
video de Just Dance practicando.
“¿Eres un bailarín?” Miré alrededor y él estaba parado ahí. Me
levanté. Miré al hombre. No sabía como responder a su
pregunta. No quería admitir delante de él que también era un
bailarín. “Eres un bailarín.” Dijo, apuntándome en el video. Así
fue como pude hablar con él por primera vez. “¿Por qué te
gusta bailar?” nerviosamente arrastré la última palabra al final
de mi oración.” Bueno, eso es… ya sabes…” El hombre me
pregunto cuando empecé a bailar. Le dije que fue en un show
de talento en mi escuela cuando tenía como doce años.
Mis compañeros me habían arrastrado hacia el escenario. Mi
cuerpo empezó a moverse automáticamente. Me volví más
emocionado con el aplaudir y los ánimos de la audiencia. No
podía pensar en nada más. Solo me movía espontáneamente.
Después de que la música terminó, miré hacia adelante,
corriendo mis dedos a través de mi cabellos empapado de

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sudor. Se sentía como si hubiese tirado todos los pedazos que
estaban tapando mi corazón. Se sentía refrescante y
gratificante. Me tomó un tiempo darme cuenta lo exhilarante
que era, y ese sentimiento no vino de los aplausos de la
audiencia si no desde el fondo de mi interior.
El hombre me apuntó en el video y dijo que le gustaba mis
movimientos. “No todos los bailarines pueden moverse así.”
Me miré en el video. Me gustaba como me veía cuando bailaba.
Podía volar en el aire y liberarme de los ojos del mundo. Nada
era importante para mí excepto mover mi cuerpo al ritmo de
la música y comunicar mis sentimientos a través de mi cuerpo.
Afuera del escenario, estaba atado por muchas cosas. No podía
mantenerme en el aire con mis pies fuera del suelo. Tenía que
sonreír y reír aunque estuviera molesto y triste. Solía colapsar
en el suelo, tomando medicamentos que no necesitaba.
Habían momentos en los que podía revelar quien era en
realidad. Momentos en los que creía que podía ser feliz otra
vez. Momentos en los que podía dejar ir todo lo que mantenía
en el suelo y volar alto. Momento en los que alcanzaba altitudes
inimaginables fuera del escenario. El bailar me daba esos
momentos.
“Escuché que sufriste una lesión seria.” El hombre me miró.
Sabía que estaba siendo rudo, pero tenía que preguntarle. El
hombre miró mi yeso y abrió su boca. “La altitud es
importante. Pero la profundidad también. Tienes que el fondo.
Tienes que bajar hasta que no puedas bajar más, hasta que
sientas que te sofocarás con tú desesperación. Entonces, debes
escapar de ello. Lo crucial es descubrir tu fuerza motriz. En

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otras palabras, tienes que encontrar lo que te hace permanecer
firme otra vez. Cuando lo encuentres, nunca lo dejes ir. Puede
ser una persona l un deseo. Puede ser malo y asqueroso. Pero
apégate a ello.
Esa fue nuestra primera y última conversación. La gira
continuó, pero no tuve otra oportunidad para hablar con él. Lo
vi practicar todos los días y pensé en lo que él dijo.
Profundamente. Mi más oscura desesperación. Lo que me
haga permanecer firme de esa desesperación.
“¿Vives en Songju? El director es también de allá.” Un
miembro del personal me dijo cuando estaba mirando un
volante promocional en el vagón del tren. El festival de fuegos
artificiales de Yangjicheon en Songju. 30 de Agosto. En lo que
podía recordar, había visto el festival todos los años. Se
celebraba a final de cada verano. Cuando vivía en el orfanato,
todos subíamos al techo y veíamos los fuegos artificiales surgir
en el cielo nocturno. Después de dejar el orfanato, vivía en el
piso del vecindario más alto de Songju. Era el lugar perfecto
para mirar los fuegos artificiales. Aunque se encontraba un
poco lejos de los fuegos artificiales, proveía una amplia e
ininterrumpida vista.
“¿Cambiaste de parecer?” Un miembro del personal me
preguntó. Él fue el que sugirió que me uniera al personal hace
unos días. “Pensábamos que eras confiable y talentoso.” Los
demás miembros estuvieron entusiasmadamente de acuerdo.
Algunos incluso aplaudieron. Casi dijo si. Me había apegado a
ellos sin darme cuenta. Estar de gira era un arduo trabajo, pero
disfruté cada momento de el, incluso acostarme en la cama en

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la noche quejándome. Mi tobillo sanaba gradualmente
mientras continuaba trabajando con ellos. Tal vez sea capaz de
adicionar y sea seleccionado como un miembro oficial y pueda
presentarme en los escenarios. Quizás sea capaz de recibir
entrenamiento de el hombre y aprenda más sobre la
profundidad. Empecé a pensar que este era el lugar donde
pertenecía. El miembro del personal me dijo que lo pensara
durante la noche, y le di mi respuesta anoche. Le agradecí por
su sugerencia y le dije que tenía que regresar. “¿Estás seguro?”
Él preguntó otra vez. Levantando mi bolsa, le contesté, “Tengo
que ir a retirarme el yeso.”
Entré al tren que iba en dirección opuesta. Llegué a la estación
de Songju en dos horas. Se sintió emocionante. Todavía no
había sido presionado para alcanzar mi fondo psicológico.
Quizás nunca pase. Pero pensé en algunos recuerdos después
de la conversación con el hombre. ‘Nuca más te contactaré. Tú
vive tu propia vida. Nunca más regreses.’ Quizás YoonGi había
pisado su fondo ese día. “HoSeok.” Me di la vuelta y seguí
caminando, y él me llamó. No miré atrás. Lo abandoné cuando
él se estaba sofocando con su propia desesperación. Hui.
“¿Estás bien?” Envié este mensaje después de mucha duda. El
recuerdo de ese día había estado pesando cada día más. El
mensaje de JiMin seguía en el grupo de chat. “¿Dónde estás,
HoSeok?” Le envié otro mensaje a YoonGi en otro grupo de
chat con solo nosotros dos.
Su respuesta llegó al amanecer. Me desperté, sorprendido por
la vibración de mi teléfono. El nombre de YoonGi apareció en
la pantalla. Él me había enviado un archivo de música. Me

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coloqué los auriculares y reproduje el archivo. Escuché su
música con mis ojos cerrados, acostado en mi cama. Era
hermosa y diferente a todo lo que alguna vez había hecho.
Alegría y desesperación se intersectaba entre dolor, y un mar
azul se desataba más allá del desierto. Las flores florecieron y
se marchitaron, y las notas saltaron y cayeron de cabeza al
minuto siguiente. Se le parecía a él.
Le pregunté cuál era el título, pero él respondió con otra
pregunta. “¿Cuándo regresarás?”
La estación del tren estaba silenciosa en el medio día. Personas
llevando grandes maletas estaban entrando a la plataforma para
tomar el siguiente tren. Ellos me recordaban a mí el día que
me fui. Estaba vistiendo lo que usé ese día y llevando una bolsa
con el mismo peso. Pero mi tobillo debía estar sano. No era la
única cosa que había sanado. Abrí nuestro grupo de chat en mi
teléfono y publiqué un mensaje. “¡Que tal, mis amigos! ¡Estoy
devuelta! ¿Cómo han estado?”

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HoSeok
13 de Agosto, año 22.

Pasé por el salón de práctica de Just Dance por primera vez


dentro de un tiempo. Fui recibido por el sonido de la música,
el aire lleno con el olor a sudor, y el salón lleno de adrenalina.
Mi corazón revoloteaba cada vez que iba allá. Después de una
ruidosa ronda de saludos por parte de los miembros, me senté
contra la pared y los vi practicar. ¿Cuándo sería capaz de volver
a bailar? Estaba impaciente y emocionado. Pensé en el baile
del hombre. ¿Seré capaz de bailar como él algún día? En ese
momento, alguien se acercó y se sentó a mi lado.
Era esa chica. Me topó el hombro, sonriendo, y dijo, “¿A
dónde has estado? ¿Te estabas divirtiendo tú solo?” En el
espejo nosotros estábamos sentados un al lado del otro contra
la pared. “¿Cómo has estado?” Ella parecía me que
reprocharía por haber hecho una pregunta tan retórica.
Continué, mirándome en el espejo. “¿Te he contado sobre mi
mamá?” Quizás ya lo había repetido más de cien veces. Pero
ella siempre escuchaba mi historia entusiasmadamente. “¿Ella
debe de estar viviendo felizmente en algún lugar, cierto?
Entonces, estoy bien. Aunque nunca nos encontramos otra vez,
estará bien si ambos somos felices.”
Ella me miró. “Y yo pensaba que tú te parecías a mi madre.
Pero no es así. He estado ocupado tratando de entender eso.”
Ella se veía confundida. Me reí y continué hablando. “¿Así que,
cuando te vas? No, eso no era lo que iba a decir. Felicidades.

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Era tu sueño.” Ella bajó su cabeza y la levantó otra vez. “Lo
siento. Debí decirte primero.” “Si enserio lo sientes,
cómprame algo de comer. Más tarde te prepararé un fiesta de
despedida muy buena.”
Deliberadamente sonreí ampliamente e hice un escándalo.
“Encontrémonos otra vez como bailarines famosos. Trabaja
duro. Porque no dejaré que me superes.” Ella asintió. Los dos
en el espejo nos sentamos uno al lado del otro apoyados contra
la pared.

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SeokJin
15 de Agosto, año 22.

La vi por primera vez por los rieles. Fue hace un mes atrás en
un día que tenía mucho en mi mente. Fui a visitar a JungKook
al hospital pero me quedé ahí por solo diez minutos. Casi ni
hablé con JungKook cuando estaba allá. Por alguna razón,
JungKook estaba tenso, y seguía manteniendo su guardia
levantada en contra mía. Ningún mensaje había sido enviado al
grupo de chat. El mensaje de HoSeok, que decía que él no
seguiría en contacto con nosotros, fue el último. Sentí que ese
mensaje estaba dirigido a YoonGi. Pero, cuando lo leía, parecía
que estaba dirigido a mí por alguna razón.
Salí del hospital y caminé sin rumbo. Me di cuenta después de
un tiempo que estaba en frente del cruce de los rieles. La barra
del cruce estaba hacia abajo, y podía ver un tren acercarse en
la distancia. Me recordaba al tiempo cuando viajé en avión solo
durante mi niñez. Podía sonar tonto, pero se sentía similar.
¿Qué estaba esperando? Lo que sea que fuera, ¿No se suponía
que debía esperar algo así?¿Era ese sentimiento de pertenencia
nada más que una ilusión? ¿Qué era este vacío? ¿Estaba solo
después de todo? ¿Qué hice mal? Este tren de pensamientos
continuó con el fuerte viento agitado por el tren real que pasó
de largo.
El tren desapareció de mi vista tan rápido como se acercó. La
barra subió y el cruce estaba abierto otra vez. Ella camino hacia
mí, nadando en contra del flujo de aire traído por el tren. Dejó

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caer su diario mientras pasaba de largo. En su diario estaba su
lista de deseos: tomar una clase de Italiano, unirse a un
programa de estadía en Templo, ser voluntaria en un refugio
animal, tomar un curso de barista, y compartir auriculares con
su novio mientras caminaban. Smeraldo era uno de ellos.
Debajo de un recorte de revista de Smeraldo estaba el siguiente
párrafo:
El amor no es principalmente una relación con una persona en
específico; es una actitud, la cual determina la relatividad de
una persona hacia el mundo completo. Si en realidad amo a
una persona, amo a todas las personas, amo al mundo, amo la
vida. Si puede decirle a alguien más, “te amo,” debo ser capaz
de decir, “amo a todos, te amo a través del mundo, te amo
también a través de mí misma.”— De El Arte de Amar por
Erich Fromm
Hice muchas cosas con ella durante un mes. Caminábamos,
compartíamos auriculares y escuchábamos música como ella
quería y nos unimos a los voluntarios en un refugio animal. No
pudimos hacer la estadía en el Templo, pero tomamos un
autobús y viajamos hasta la última parada y pasamos el rato en
nuestro café favorito.
Smeraldo es una flor que se dice que solo crece en la parte
norte de Italia. Pasé por una gran florería que estaba cerca,
pero nadie había escuchado de esa flor. Entonces encontré una
pequeña florería que aún estaba bajo construcción. Estaba en
una esquina al lado izquierdo después de cruzar el puente a
Munhyeon.

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No tenía altas expectativas cuando el dueño, que estaba
organizando unos documentos en una esquina, se me acercó.
Al escuchar el nombre de la flor, el dueño me miró durante un
largo tiempo y me dijo que sería capaz de entregarme las flores,
aunque su florería aún no estaba oficialmente abierta. “¿Por
qué tiene que ser esa flor?”
Ella no sabía que yo tenía su diario. Ella nunca sería capaz de
imaginar que yo seguí la lista en su diario por todas las cosas
que hicimos juntos durante todo el mes pasado. No le regresé
su diario o le dije que lo tenía. Sabía que estaba mal. Sabía que
casi la estaba engañando. Traté de decirle la verdad muchas
veces, pero tenía miedo. Tenía miedo de que me dejara como
mis amigos. Tenía miedo de que su corazón se tornara frío una
vez que mirara equivocaciones, errores, tonterías, y miedo.
Quería hacerla feliz. Quería hacerla reír. Cada vez que la hacía
feliz, se sentía como si me convertía en mejor persona. Se
sentía como si mis deficiencias estaban siendo ocultadas. Tenía
una última cosa que preparar. Era una flor que significaba “la
verdad no contada” en el lenguaje de flores.
El dueño parecía desconcertado por mi petición sobre recibir
las flores para el 30 de Agosto y dijo que sería difícil encontrar
una para esa fecha. Pero tenía que ser ese día. Una exhibición
de fuegos artificiales estaba programada para ese día en el
arroyo de Yangjicheon. A ella le gustaba el cielo nocturno.
Estaba pensando en confesarle mi amor por ella cuando los
fuegos artificiales explotaran en el cielo nocturno. Estaba
pensando en regalarle su flor favorita y confiarle mi corazón en
su tiempo favorito en su lugar favorito.

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TaeHyung
29 de Agosto, año 22

Fue idea de HoSeok que nos juntáramos para ver los fuegos
artificiales. Después de su regreso, nuestro grupo de chat volvió
a vibrar. Le dijimos cuanto lo extrañamos en una forma de
reproche y bienvenida, y HoSeok respondía de forma
juguetona que teníamos que darnos cuenta la importancia que
su existencia tenía.
“Asegúrense de venir a los fuegos artificiales.” Todo
respondimos con un si. NamJoon iba a llegar después de su
turno en su trabajo de medio tiempo, y SeokJin también
prometió ir, sin embargo tarde, después de su cita. Cuando vi
el mensaje me recordó a mi sueño. Una mujer siendo
atropellada hasta morir con SeokJin mirándola. Ese sueño
terminaba con fuegos artificiales. Pétalos blancos de flamas se
vertían desde el cielo nocturno.
Agité mi cabeza para sacar esos pensamientos. El lugar de
encuentro era el contenedor de NamJoon. A veces caminaba
en esa dirección cuando no podía dormir en la noche o cuando
papá se emborrachaba y actuaba. No caminaba hacia la puerta
o me quedaba por mucho tiempo como solía hacer. Solo daba
la vuelta cuando pasaba por la estación de tren para llegar a ver
el contenedor.
Pero el contenedor siempre estaba iluminado. No me había
dado cuenta que tan inusual era eso hasta ahora. Siempre
estaba iluminado. Incluso cuando el debía estar dormido. Me

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di cuenta de que era una señal para que nosotros lo visitemos
cuando sea. No tenía ninguna forma de saber. Era solo una
asunción. Pero estaba seguro. Aunque, no podía tocar a la
puerta y entrar porque no sabía que decir.
Mañana son los fuegos artificiales. Seré capaz de llegar a
tiempo si salgo tan pronto como termine mi turno en mi
trabajo.

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YoonGi
30 de Agosto, año 22.

Bajé del autobús y caminé a lo largo de los rieles. Los


contenedores se veían en la distancia. Vi a TaeHyung desde la
ventana del autobús camino acá. Él también estaba caminando
hacia los contenedores. Los otros también deberían estar en
camino.
Completé la pieza hace unos días atrás. Cambié la versión que
le envié a HoSeok unas cuantas veces. Le di el título de
“Esperanza.” Para ser honesto, el título en realidad no
combinaba con la pieza. Contenía mi miedo, cobardía, e
inferioridad. Contenía todos los recuerdos que intenté evadir,
huir, y reprimir. Pero no pude pensar en otra palabra que
pudiera abarcarlo todo.
El contenedor de NamJoon apareció. Alguien estaba parado
en frente. Su cara no era visible pero, basado en su físico, era
JiMin. Me detuve y miré alrededor cuando alguien me llamó
desde atrás. Ese alguien me estaba saludando en frente del
primer contenedor.

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SeokJin
30 de Agosto, año 22.

Recibí el ramillete de flores Smeraldo al último minuto. La


hora de la cita ya había pasado, y estaba viendo
impacientemente mi reloj. Afortunadamente, el camión de
entrega apareció antes que ella. El dueño de la florería estaba
manejando el camión con el logo de Flores Smeraldo en los
lados.
“perdón. El festival de fuegos artificiales me entretuvo.”
Después de que el camión partió, descubrí que no había tarjeta
en el ramo, la cual ordené junto con las flores. Llamé al dueño
inmediatamente.
“Ah, haré un giro en U ahora mismo. La luz cambió ahora.”
Antes de que el dueño terminara esa oración, ella apareció a la
vista, caminando hacia mí por una intersección lejos en la
distancia.

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JungKook
30 de Agosto, año 22.

Llegué a los rieles muy temprano. El aire se había enfriado


después de la puesta del sol, y estaba oscuro. Pensé en entrar
al contenedor pero decidí sentarme en una esquina de la
plataforma cruzando los rieles. Ha pasado un tiempo desde la
última vez que todos nos juntamos. Un sentimiento mixto
superó la alegría y la expectativa. Constantemente recordaba el
día del accidente.
JiMin fue el primero en llegar al contenedor. Él abrió la puerta,
miró adentro, pero no entró. Salté de la plataforma y crucé los
rieles otra vez. YoonGi apareció en ese momento, caminando
lentamente con sus ojos fijados al suelo, y miró hacia atrás.
HoSeok estaba detrás de él, cargado con bolsas en ambas
manos.
Me sentí inquieto y agitado. Estaba emocionado de verlo. Pero
no podía solo disfrutar este momento libremente. Había estado
esperando este momento durante un largo tiempo pero quería
darme la vuelta al mismo tiempo. El primer set de fuegos
artificiales estallaron en el aire sin advertencia. Las flamas
blancas surgieron en medio del cielo nocturno y explotaron en
miles de centellantes, cegadores pétalos con un sonido
abrumador.

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SeokJin
30 de Agosto, año 22.

El camión de entrega de detuvo repentinamente después de


haber hecho un giro en U. Sus faros destellaban. Me quedé allí,
impotente, en medio de la escena de estrellándose, rebotando
y cayendo. No podía escuchar o sentir nada por un momento.
Era verano, pero el viento se sentía helado. Entonces escuché
algo golpeando y rodando en el camino. La fragancia de flores
cosquilleó mi nariz. Volví a la realidad. El ramillete de flores
Smeraldo cayó de mi mano. Ella estaba acostada en medio del
camino. Sangre empezó a esparcirse debajo de su cabello
revuelto. Sangre rojo oscuro fluyó por el camino.
Con una fuerte ruido, el primer set de fuegos artificiales
estallaron en el aire del cielo nocturno en la distancia. En algún
lado, escuché un espejo romperse.

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Epílogo

Pesadilla

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TaeHyung
11 de Abril, año 22.

Estaba amaneciendo cuando me desperté. El familiar olor de


papá y ronquidos se transmitían desde su cuarto. Un aire turbio
en el otro lado de la pieza de vidrio translúcido insertado en la
puerta delantera con volantes. Solo tomaba tres pasos desde la
estrecha entrada donde los zapatos estaban esparcidos por
todos lados hasta el dormitorio principal. Empecé a dormir ahí
no se desde cuando.
Sentí una presión en mi espalda y hombros mientras me
levantaba. Salí afuera con un vaso de agua en mi mano.
Descuidadamente me puse cualquier par de zapatos y caminé
lentamente. Pasé por la estación de policía, el callejón, y el paso
peatonal, y los rieles a lo lejos aparecieron a la vista. Fue antes
de que se saliera el sol, y la calle estaba inmersa en silencio sin
carros fuera. El vómito de alguien apestaba.
Caminé a lo largo de los rieles. Uno, dos, tres, cuatro. Me
detuve en frente del cuarto contenedor del final. Era el de
NamJoon. Alcancé la perilla de la puerta y entré. NamJoon
debía estar dormido ahora. Y lo que vi anoche en mi sueño no
debió ser nada más que una pesadilla.
Tomé un trago de agua y me di la vuelta. La estación
desmoronada y los rieles, casas abandonadas, y árboles y
hierbas que crecían en medio a trochemoche. Una bolsa
plástica negra rodó hacia mí y luego voló en el aire. Era un
vecindario pobre.

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En mi sueño, esta área estaba envuelta en llamas. La escena
completa parecía brillar y agitarse. Tal vez era debido al calor
o tal vez era porque estaba soñando. El grito de alguien, algún
tipo de sonido de choque, el sonido de llantos, y el sonido de
algo desmoronándose, todo vino e inundó mi mente. Las
imágenes que brillaban en la distancia repentinamente se
acercaron a toda velocidad. Me sentí nauseoso y cerré mis ojos,
peri era un sueño. No podía deshacerme de ellos cerrando mis
ojos.
Mi vista, primero cegada por flamas, al siguiente minuto era
empujado a través de personas que me daban la espalda, y
luego repentinamente se detuvo. Uno, dos, tres, cuatro. El
cuarto contenedor era el de NamJoon. La puerta se había
caído. Había manchas de sangre. Flamas surgían en su interior.
NamJoon estaba tirado ahí. Alguien soltó. “Está muerto.”
Abrí mis ojos para encontrar el techo de mi casa. Podía
escuchar los ronquidos de papá. Todo era un sueño. Mi palma
dolió repentinamente. Abrí la llave del lavamanos y extendí mi
mano. Se sentía adormecida debajo del caño de agua. Llené un
vaso con agua y lo bebí. Era un sueño. Una pesadilla.

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花樣年華| THE NOTES 1

EL MOMENTO MÁS HERMOSO EN LA VIDA

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Traducción al Español por: 7thHeavenly (Twitter).

Agradecimientos: A mis amigos del Squad Super Power por


el apoyo brindado.

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