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Comparar la visión que tienen los historiadores Roberto Cassat y Bruce J.

Carder sobre el Gobierno de ocupación militar norteamericana, durante el


periodo 1916, 1924.
La intervención norteamericana en la República Dominicana de 1916-1924,
afectó el desarrollo de la educación durante los ocho años en que asumieron el
control del territorio nacional, y sólo se preocuparon por organizar el Estado
para sus propósitos estratégicos. Así lo expuso el doctor Onavis Cabrera,
durante una conferencia magistral que dictó en la Academia Dominicana de la
Historia como parte del amplio programa que desarrolla la entidad en su sede
ubicada en la calle Mercedes de la Ciudad Colonial. Ante una sala repleta, en
su comparecía, que duró una hora, al catedrático relató en “La reforma
educativa del gobierno norteamericano de ocupación: 1916-1924”, que dentro
de las primeras ejecutorias en el sector educativo los estadounidenses
suprimieron los Instituto sociales de Santo Domingo y Santiago, así como las
Escuelas Normales Teóricas de Azua, La Vega, San Pedro de Macorís y
Puerto Plata.
De igual modo eliminaron escuelas primarias y prohibieron que se impartieran
exámenes, así como la expedición de títulos en escuelas primarias y
secundarias. También derogaron el Código de la Educación entre otras
medidas. Las medidas alcanzaron hasta la Universidad de Santo Domingo en
la que suprimieron la Facultad de Filosofía y Letras. La investigación realizada
por Cabrera, reveló que, durante la ocupación militar norteamericana, se logró
centralizar las actividades del sector educativo. “Sentaron las bases para la
organización del Estado, sin embargo, en lo atinente a la educación, se
concentraron en los niveles primarios y rudimentarios.
En el nivel secundario y universitarios sus aportes fueron muy limitados, a no
ser por la presión de la pequeña burguesía, que buscaba por mayor espacio en
la educación superior”, comentó. Entre los factores que contribuyeron para que
la educación no avanzara, citó la crisis económica de 1921 y el impacto que
tuvo en las escuelas con la creación de un impuesto escolar que tocó hasta el
salario de los maestros. “Entre 1921- 1922 el sistema escolar experimentó un
acelerado decrecimiento, al extremo de que la matrícula se redujo en unos 40
mil estudiantes en todo el país. El primer Censo de 1920 estableció que la
matrícula era de 101,866 estudiantes”, comentó. Detalló que en ese período y
como parte de su proyecto, le dieron “mayor importancia a la problemática de la
centralización administrativa del sistema escolar y a la educación primaria y
rudimentaria”.
La crisis económica por la que atravesó el país por el desplome de los precios
internacionales del azúcar, marcó el presupuesto para la educación que fue
bajado en un 50%. “El impacto de la crisis económica en el sistema escolar fue
planteado con toda crudeza en un informe que hizo el Superintendente General
de Enseñanza, Julio Ortega Frier, quien reclamó un aumento del presupuesto”.
Salida de las tropas
La reacción de las fuerzas de ocupación fue la de poner un impuesto que
procuraba coaccionar a la población para que lo pagara o cerrar las escuelas.
El descontento se fue apoderando de sectores sociales, que poco a poco se
unieron para presionar por un cambio que culminó con la salida de las tropas
norteamericanas. “Se organizó a nivel nacional el Comité Nacionalista
Antiocupacionista, integrado por personalidades y respaldado por estudiantes...
el resultado de esta lucha obligó al gobierno de ocupación a reducir a la mitad
el impuesto lo que trajo posteriormente, una salida negociada de los
norteamericanos”. Durante esos años, la población universitaria tuvo, en su
punto más alto, una matrícula de 567 estudiantes, tanto asistentes a clases
como libres

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