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Andrés Avelino Cáceres
Andrés Avelino Cáceres.jpg
Presidential Standard of Peru.svg
Presidente Constitucional de la República del Perú
10 de agosto de 1894-20 de marzo de 1895
Vicepresidente 1º César Canevaro
2º Cesáreo Chacaltana
Predecesor Justiniano Borgoño
Sucesor Manuel Candamo Iriarte
(Presidente de la Junta de Gobierno)
3 de junio de 1886-10 de agosto de 1890
Vicepresidente 1º Remigio Morales Bermúdez
2º Aurelio Denegri
Predecesor Antonio Arenas
(Presidente del Consejo de Ministros)
Sucesor Remigio Morales Bermúdez
Gran Sello de la República del Perú.svg
Segundo Vicepresidente del Perú
23 de abril de 1883-27 de octubre de 1883
Presidente Francisco García Calderón
Lizardo Montero
Predecesor José Francisco Canevaro
Sucesor Aurelio Denegri
Gran Sello de la República del Perú.svg
Senador de la República Peruana
por Callao
28 de julio de 1901-25 de octubre de 1906
Gran Sello de la República del Perú.svg
Senador de la República Peruana
por Ayacucho
28 de julio de 1894-25 de octubre de 1894
Gran Sello de la República del Perú.svg
Diputado de la República Peruana
por Andahuaylas, (Apurímac)
28 de julio de 1892-25 de octubre de 1894
Información personal
Nombre de nacimiento Andrés Avelino Cáceres Dorregaray Ver y modificar los datos
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Nacimiento 10 de noviembre de 1836
Ayacucho, Flag of Peru.svg Perú
Fallecimiento 10 de octubre de 1923 (86 años)
Lima, Flag of Peru.svg Perú
Sepultura Cripta de los Héroes Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Peruana
Familia
Cónyuge Antonia Moreno Leyva
Hijos Zoila Aurora Cáceres Moreno, Rosa Amelia Cáceres y Lucila Hortensia Cáceres
Información profesional
Ocupación Militar y político
Rango militar Mariscal Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Constitucional
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Andrés Avelino Cáceres Dorregaray (Ayacucho, 10 de noviembre de 1836-Lima, 10 de
octubre de 1923), fue un militar y político peruano que luchó en la guerra del
Pacífico y fue Presidente Constitucional del Perú en dos ocasiones: de 1886 a 1890
y de 1894 a 1895. Es el patrono del Arma de Infantería del Ejército Peruano.
Índice
1 Nacimiento e infancia
2 Primeras armas
3 La guerra contra España
4 Defensor de la legalidad
5 Descripción
6 Guerra del Pacífico
6.1 Campaña del Sur
6.2 Campaña de Lima
6.3 Cargos políticos
6.4 Campaña de la Breña
7 La guerra civil de 1884-1885
8 Elecciones presidenciales de 1886
9 Primer gobierno (1886-1890)
9.1 Aspecto económico
9.2 Aspecto internacional
9.3 Origen del problema de La Brea y Pariñas
9.4 Otras obras y hechos importantes
9.5 Elecciones presidenciales de 1890
10 Segundo gobierno (1894-1895)
10.1 La guerra civil de 1894-1895
11 Post presidencia
12 Memorias
13 Legado
14 Referencias
15 Bibliografía
16 Enlaces externos
Nacimiento e infancia
La partida de bautismo de Andrés A. Cáceres está perdida. No obstante,
tradicionalmente se acepta que nació el 10 de noviembre de 1836, pues él mismo
celebraba en esa fecha su cumpleaños, así como también fue la fecha en la que se
celebró el centenario de su nacimiento. Como respaldo se señala que es la misma
fecha de la festividad de San Andrés Avelino, pues presumiblemente su nombre había
sido escogido del santoral; aunque hay que señalar que Cáceres firmaba siempre como
Andrés A., de modo que solo es una inferencia derivada de la fecha de su santo que
su segundo nombre fuera Avelino. Una investigación realizada por el historiador
Jorge Guillermo Leguía, llegó a la conclusión de que Cáceres nació en realidad el 4
de febrero de 1833, y que su segundo nombre era Alfredo1 El historiador afirmaba
que esta información le había sido transmitida por Hortensia Cáceres, la hija del
héroe, pero su investigación no ha tenido un amplio apoyo. Por tanto, prevalece la
fecha tradicional.2
Sus padres fueron Domingo Cáceres y Oré, hacendado de Ayacucho, y Justa Dorregaray
Cueva, hija del coronel español Demetrio Dorregaray.3 Por la línea materna estaba
emparentado con Catalina Huanca1 (1543-1637), princesa inca-huanca, hija de Machu
Apu Alaya, curaca de Atun Jauja (hoy Jauja, Concepción y Huancayo), y descendiente
por vía materna del inca Huáscar. Esta Catalina Huanca fue una de las damas más
acaudaladas y respetables de su tiempo; se decía que conocía los sitios donde se
hallaban enterrados los fabulosos tesoros del templo de Pachacámac, que los
indígenas habían puesto a resguardo de la voracidad de los españoles. Esta leyenda
del «tesoro de Catalina Huanca» todavía se mantiene viva.4
Cáceres cursó sus estudios escolares en el Colegio San Ramón de su ciudad natal.15
Primeras armas
En 1854, junto con otros jóvenes entusiastas, se sumó a un motín que estalló en
Ayacucho en apoyo de la rebelión liberal conducida por el general Ramón Castilla
contra el presidente José Rufino Echenique. Poco después, llegó a Ayacucho el
ejército rebelde encabezado por el mismo Castilla. Seducido por la personalidad de
este caudillo, Cáceres abandonó sus estudios y se enroló en el ejército.6 Él mismo
cuenta este episodio, en una entrevista que dio a un diario de Lima en 1921:
Luego fue enviado a Francia como adjunto a la legación peruana encabezada por Pedro
Gálvez Egúsquiza, estancia que aprovechó para someterse a diversos tratamientos
médicos. De vuelta al Perú en 1862, integró la plana mayor del batallón Pichincha
N.º 3 acantonado en Huancayo, al que organizó sus cuadros de reclutas y se trasladó
con ellos a Lima. En 1863 fue ascendido a sargento mayor graduado.6
En 1870, se casó en Ayacucho con Antonia Moreno Leyva con quien tuvo tres hijas:
Aurora Cáceres, Rosa Amelia Cáceres y Lucila Hortensia Cáceres.
Defensor de la legalidad
En 1868 decidió abandonar la carrera militar y regresar a Ayacucho para dedicarse a
la agricultura. Pero en 1872 retornó al servicio, para enfrentar a la rebelión del
coronel Tomás Gutiérrez contra el presidente José Balta, originado por el
descontento de un sector del ejército por la elección de Manuel Pardo y Lavalle, el
primer presidente civil del Perú y el fundador del Partido Civil.65
Su respaldo al presidente Pardo le ganó la simpatía de los líderes civilistas y fue
nombrado subjefe del Batallón Zepita, acuartelado en San Francisco, en Lima. Fue en
esta circunstancia cuando alcanzó súbita notoriedad, al reprimir personalmente una
rebelión de varios sargentos de su batallón. Durante tres cuartos de hora y al
frente de un retén de soldados, se batió a disparos con los amotinados, y él mismo
mató de un certero tiro de revólver al cabecilla de la rebelión.1 Esta actuación le
valió su ascenso a teniente coronel efectivo, en noviembre de 1872.6
Con el mismo batallón marchó hacia Tarma y Chanchamayo para entrenar a sus soldados
en trabajos de colonización. En 1874 fue uno de los encargados de sofocar la
revolución de Nicolás de Piérola, que acabó siendo derrotado en la batalla del Alto
de Los Ángeles, en Moquegua. Por esta acción fue ascendido a coronel graduado, en
1875.6
Descripción
Cáceres, junto a su esposa Antonia Moreno y sus hijas Zoila, Hortensia y Rosa
(1886).
Cáceres era alto, delgado, ancho de hombros, de aspecto imponente, de rostro enjuto
y blanco, ojos grises y casi negros y una permanente cicatriz en el párpado
derecho, cabello castaño, largo, poblado y entrecano y espesas patillas "a la
austriaca", pues se afeitaba la barba desde el labio inferior hasta la garganta.
Para la guerra en el interior tenía extraordinarias condiciones. Su salud robusta,
lograba soportar las incesantes marchas a través de largas distancias por
cordilleras, desiertos, quebradas y barrancos, así como las peores privaciones, y
por ella llegó a veces a alimentarse con la más extrema frugalidad. Incansable en
su actividad, valiente en la lucha, eficaz en el comando, tenaz ante el infortunio,
luchó con los chilenos y también con la escasez de recursos, con los rigores de la
naturaleza, con la saña de las facciones políticas, no solo en guerra declarada
como primero ocurriera con tropas de García Calderón, luego de Piérola, y por
último, de Iglesias, sino también en hostilidad aleve, como en el caso de los
políticos de Arequipa. Conocía el idioma indígena y con él sabía inspirar devoción
y coraje a sus soldados. Solían llevar ellos los sombreros o kepis con funda
encarnada y cubrenuca blanca, origen del famoso kepí rojo, más tarde cantado por el
poeta Ricardo Rossel.
Jorge Basadre8
Guerra del Pacífico
Artículo principal: Guerra del Pacífico
Campaña del Sur
Luchó contra el ejército chileno en las batallas de San Francisco (19 de noviembre
de 1879) y Tarapacá (27 de noviembre de 1879). En esta última, su intervención fue
decisiva para sellar la victoria peruana.6 En Tarapacá, una aldea situada al pie de
la cordillera, se hallaban los restos del ejército peruano desmoralizado tras el
revés sufrido en San Francisco, cuando llegó la noticia de que los chilenos
coronaban las alturas y se disponían a atacarlos. De inmediato los peruanos se
dispusieron a contrarrestar el ataque, destacando la división mandada por Cáceres,
que logró subir hasta las alturas donde se atrincheraban los chilenos, lográndoles
capturarles varios de sus cañones. Pero Cáceres hizo aún más: resistió el
contraataque del enemigo, que venía reforzado con caballería y dos columnas. Cuando
se le agotaron las municiones, se proveyó de los pertrechos de los chilenos caídos
y emprendió otro ataque, apoyado por otros destacamentos. Hizo retroceder a los
chilenos, a quienes no pudo perseguir por no contar con caballería. Tarapacá se
constituyó así en un notable triunfo peruano, logrado por los restos de un ejército
fatigado y desmoralizado, que no contaba con caballería ni artillería, y que aun
así supo batir a un enemigo superior en poder de fuego.9 El aniversario de esta
batalla se convirtió en el Día de la Infantería Peruana.
El ejército chileno desembarcó más al norte de Tacna, entre Ilo y Pacocha, sin
hallar oposición; desde allí atacaron a las posiciones peruanas. Se libró la
batalla del Alto de la Alianza o de Tacna, el 26 de mayo de 1880, donde Cáceres,
otra vez al frente de batallón Zepita, tuvo una notable participación. Combatió con
tanto ardor y con gran riesgo para su vida que sufrió la pérdida de dos caballos, y
cuando la derrota era ya definitiva, reunió a los soldados dispersos y cuidó el
orden de la retirada. Propuso reforzar la plaza de Arica, pero el comando dio por
terminada la campaña y Cáceres se encaminó a Lima, donde llegó en agosto de 1880
para ayudar en la organización de la defensa de la capital.6
Campaña de Lima
Retrato del general Andrés Avelino Cáceres. Obra del pintor Nicolás Palas, año
1894.
En Lima, Cáceres fue nombrado comandante de la 5.º división de la reserva. Pasó a
Huaral para entrenar a sus tropas. Por el camino iba reclutando los restos del
ejército peruano junto a civiles que armaba. En octubre de 1880 fue reconocido como
coronel efectivo.6
Con las tropas chilenas desplegándose por el sur, las fuerzas peruanas, en su
mayoría integrada por civiles, esperaron el ataque del enemigo a la capital.
Piérola formó en el sur de Lima, dos líneas defensivas extensas: la de San Juan,
compuesta por trincheras y que iba desde el Morro Solar hasta Monterrico Chico, y
la de Miraflores, que era la línea de reductos, que iba desde Armendáriz hasta el
camino a Chosica.
Cáceres participó en las batallas de San Juan el 13 de enero de 1881, donde tuvo a
su mando el IV Cuerpo. Tuvo que retirarse a Miraflores luego de haber sufrido
fuertes pérdidas. Chorrillos y Barranco fueron incendiados, y según testimonios,
parte de la tropa chilena se entregó a la embriaguez y a la reyerta. Esa misma
noche Cáceres y César Canevaro insistieron en avanzar hacia Chorrillos, al frente
cinco mil o más soldados peruanos, para hacer un ataque sorpresa a los chilenos.
Piérola se negó a autorizar esta operación que consideró muy riesgosa. Aunque
Cáceres, en sus memorias, insiste en sostener que se perdió una oportunidad única
para infligir al enemigo un grave revés, lo cierto era que, descontando a los
soldados chilenos ebrios e indisciplinados (quienes, según cálculos del historiador
Carlos Dellepiane, no sobrepasaban el número de dos mil12), el grueso del ejército
chileno se hallaba a cubierto de una sorpresa.13
Dos días después, el ejército chileno venció la línea de Miraflores, donde Cáceres
sufrió la perforación del fémur derecho. Acudió al puesto ambulatorio establecido
en la calle de San Carlos y luego al ubicado en el colegio de San Pedro, donde fue
atendido por el doctor Belisario Sosa.14 Pronto los chilenos inquirieron sobre su
estado de salud, por lo que temió ser capturado, escondiéndose entonces en la celda
del padre superior del Convento de San Pedro. El 15 de abril de 1881, todavía
convaleciente y con la ayuda de su esposa y algunos amigos, salió de Lima,
dirigiéndose hacia Jauja, en la sierra central.15
Cargos políticos
El 26 de abril de 1881, el presidente Piérola lo nombró Jefe Político y Militar de
los Departamentos del Centro de la República,6 en reemplazo de Juan Martín
Echenique.8 Por su parte, la Asamblea Nacional reunida en Ayacucho lo ascendió a
General de Brigada (26 de mayo de 1881),16 por el heroísmo demostrado en las cinco
batallas principales en las que actuó: San Francisco, Tarapacá, Tacna, San Juan y
Miraflores.
La razón del abandono de su adhesión a Piérola se debió a que fue convencido de que
con el gobierno de García Calderón/Montero se podría llegar a la paz con Chile a
través de la mediación del ministro estadounidense en Lima, general Hurlbut, sin
contemplar la cesión territorial. Pero esta expectativa no se cumplió y Piérola
llegó incluso a afirmar que la defección de las fuerza militares de Cáceres en el
centro y las de Montero en el sur, hicieron frustrar un supuesto ataque combinado
que tenía planeado hacer con Bolivia para recuperar Tarapacá y Arica, así como otro
ataque masivo a Lima. Cáceres, en sus Memorias, negó rotundamente haber sido
informado de la existencia de tal plan.20 Existe también una carta de Ricardo
Palma, firmada con el seudónimo de Hiram y publicada en el diario El Canal de
Panamá (11 de enero de 1882), donde llama traidor a Cáceres por pasarse al bando de
García Calderón, y propiciar así, según su opinión, el fracaso de los planes de
Piérola de contratacar a los chilenos.
Campaña de la Breña
Artículo principal: Campaña de la Breña
Con fuerza y mucho carisma, Cáceres pudo levantar a las poblaciones de la
cordillera para resistir la invasión chilena, especialmente gracias al apoyo
completamente beligerante de la Iglesia peruana, dirigida desde el Convento de
Santa Rosa de Ocopa. Estableció como su centro de poder el valle del Mantaro y a
Ayacucho como su reserva.
A lo largo de esta campaña, Cáceres fue apodado «el Brujo de los Andes», apelativo
debido a que siempre burlaba las maniobras envolventes planeadas por los oficiales
chilenos, y por la forma de dirigir sus ataques, actuando con tanta fluidez que
parecía estar presente en todas partes.6 Se hacía perseguir por terrenos difíciles
hasta alturas insoportables para los adversarios, quienes caían víctimas del
soroche; otra argucia que usaba era poner las herraduras de los caballos de forma
inversa para despistar al ejército chileno.
Fotografía captada en el estudio Cosme Rodrigo & Co. hacia 1880, donde se aprecia a
Cáceres (primero de la izquierda, sentado) junto a Ramón Zavala. Parados: Remigio
Morales Bermúdez, César Canevaro y Francisco de Mendizábal y Andres Freyre Arias.
a) Primera expedición contra Cáceres.- Los chilenos enviaron contra Cáceres una
primera expedición, muy confiados de obtener un triunfo rápido. El encargo fue dado
a la División del teniente coronel Ambrosio Letelier, que logró llegar hasta la
ciudad de Huancayo, cometiendo exacciones en las poblaciones adonde llegaba.25 En
todo su trayecto, los soldados de Cáceres hostilizaron a estas tropas, logrando,
además, arrebatarles el cupo de dinero y víveres que habían obtenido en Huancayo.
Ante su impotencia para derrotar a los "breñeros", el contralmirante Patricio Lynch
(gobernador chileno de la ocupación) ordenó el regreso a Lima de la División
Letelier. Este fue el primer fracaso chileno contra Cáceres.23
De Tarma, Cáceres pasó a Jauja y de allí a Huancayo, donde pasó revista a sus
tropas, que sumaban 1300 hombres. Mientras tanto, Del Canto iba a su encuentro.
Cáceres optó entonces por retirarse más al interior, pero al avanzar hacia Pucará
se encontró con las fuerzas chilenas. Se produjo entonces el Primer Combate de
Pucará (5 de febrero de 1882). Si bien inicialmente los chilenos creyeron tener
éxito, se encontraron luego con una segunda línea de combate separada de ellos por
una quebrada de difícil acceso, donde no podía maniobrar su caballería. Pronto
descubrieron una tercera línea de fuego que los atacaba desde una altura dominante.
Se produjeron una serie de combates escalonados. Fatigadas sus tropas, Del Canto
ordenó la retirada hacia Sapallanga y luego hacia Huancayo, mientras que Cáceres
continuó ordenadamente su marcha hacia Ayacucho.31 Durante el combate, Cáceres,
gracias a su guardia personal, se salvó de una arremetida que para matarlo había
desplegado un escuadrón de caballería enemiga.32
Cuando estuvo listo, Cáceres preparó un avance sobre las guarniciones chilenas de
Marcavalle y Pucará, que se produjo el 9 de julio de 1882. Los peruanos atacaron
por tres frentes: por la izquierda Tafur, por el centro Secada y por la derecha el
propio Cáceres. Se produjo el segundo combate de Pucará y el combate de Marcavalle.
La resistencia chilena solo duró quince minutos; luego entraron en acción los
guerrilleros indígenas y los chilenos fueron perseguidos hasta Sapallanga35
Simultáneamente, entre el 9 y 10 de julio, la guarnición chilena de Concepción (que
se hallaba al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto), sufrió el ataque de los
guerrilleros indígenas de Comas (al mando del coronel Juan Gastó), librándose el
combate de Concepción, donde fueron exterminados los chilenos. A todas estas
acciones se les conoce globalmente como el triple triunfo de Cáceres en Pucará-
Marcavalle-Concepción.36
Los chilenos retrocedieron hacia Huancayo, donde se hallaba el grueso de su
división, y el día 11 de julio emprendieron la retirada a toda prisa, pasando por
Jauja y Tarma, rumbo a Lima. El 19 de julio Cáceres ingresó triunfante en Tarma,
cuando ya los chilenos se habían retirado. Coincidentemente, seis días antes, al
otro extremo del Perú, los pobladores de Cajamarca se levantaban contra los abusos
de una expedición chilena y lo derrotaban en la sangrienta batalla de San Pablo,
triunfo peruano que no tuvo mayor significado que el de ser una singular gesta
cívica protagonizada por los cajamarquinos, que luego sufrieron una feroz
represalia chilena.3725
Desde Huancayo (localidad de Junín) el comando chileno envió contra Cáceres una
cuarta expedición, bajo el mando del coronel Martiniano Urriola. En el trayecto
sufrió el acoso de los guerrilleros, motivando bárbaras represalias de parte del
jefe chileno. Urriola entró por fin en Ayacucho el 1 de octubre, mientras Cáceres
se retiraba a Andahuaylas (localidad de Apurímac) para organizar su nuevo ejército.
Urriola permaneció hasta mediados de noviembre en Ayacucho.45
El gobierno chileno ha conseguido todo lo que ha querido; ahora debe retirar sus
tropas para dejar libre al Perú, a no ser que pretenda dominarlo con la fuerza, lo
cual no conseguirá, salvo el caso de que convierta al país en un cementerio; pues
mientras me quede un hombre con su rejón flameará en alguna puna el pabellón
nacional y continuaré luchando.49
Solo después de la total repatriación de las fuerzas chilenas y ante los hechos
consumados, fue que Cáceres se vio obligado a reconocer el tratado de Ancón, pues
consideró que era necesario iniciar de una vez la reconstrucción del país (6 de
junio de 1884).47 Pero no reconoció al gobierno firmante, es decir, el gobierno de
Iglesias, y se empecinó en desalojarlo del poder.50
óleo del Andrés Avelino Cáceres Dorregaray, úbicado en el Cuartel General del
Ejército en San Borja.
La oposición de Cáceres al gobierno de Iglesias originó una guerra civil, ante la
consternación mundial que no entendía que eso pudiera ocurrir tras el fin de una
guerra internacional tan larga y devastadora. Los partidarios de Cáceres se
llamaban los «rojos» y los de Iglesias los «azules» por el color del gorro o quepí
militar.51 En una primera fase, Cáceres atacó Lima, el 27 de agosto de 1884, pero
fue rechazado. Se retiró entonces hacia el interior y reorganizó sus fuerzas. Las
fuerzas gobiernistas, confiadas en su superioridad, partieron a combatirle.
Entonces Cáceres sacó a relucir sus dotes de estratega y mediante una maniobra
militar conocida como la «huaripampeada», engañó a las fuerzas de Iglesias
atrayéndolas hacia las vecindades de Jauja (sierra central) y dejándolas allí
aisladas, mientras él y sus fuerzas marchaban a Lima.52 Iglesias fue cercado en
Palacio de Gobierno; viendo que el descontento hacia su gobierno era generalizado,
renunció el poder el 3 de diciembre de 1885 y pasó al exilio. Se hizo cargo del
poder el Consejo de Ministros, presidido por Antonio Arenas Merino, quien se
encargó de convocar a elecciones generales.53
Mariscal Andrés A. Cáceres. Fotografía del Museo de Historia Militar del Perú,
Castillo del real Felipe, Callao.
Cáceres asumió el mando el 3 de junio de 1886. Su mandato (de cuatro años, según la
Constitución de 1860) significó la liquidación de la situación caótica originada
por la guerra y a la vez el restablecimiento de la paz interna. Fue entonces cuando
se sentaron las bases de la Reconstrucción Nacional.
Aspecto económico
En el aspecto económico, los problemas más urgentes eran los siguientes:
Busto de Cáceres.
Cáceres retornó en 1894, cuando finalizaba el gobierno de Morales Bermúdez,
iniciando su campaña electoral para volver a la presidencia. Contaba naturalmente
con el apoyo del gobierno. Pero el 23 de marzo de ese año Morales Bermúdez enfermó
gravemente y dejó de gobernar; según la Constitución debía asumir el mando el
primer vicepresidente Pedro Alejandrino del Solar, pero el Consejo de Ministros no
quiso entregarle el poder, ya que Del Solar no le inspiraba confianza, pues se
había mostrado contrario al apoyo gobiernista hacia la candidatura de Cáceres.
Morales Bermúdez falleció el 1 de abril, día en que coincidentemente debía
celebrarse las elecciones para elegir a su sucesor, las cuales fueron
suspendidas.85
Post presidencia
Memorias
Andres Avelino Cáceres (El Brujo de los Andes). Foto de Eugenio Courret.
Su valioso testimonio de la guerra del Pacífico lo trasmitió a su hija, la
escritora Zoila Aurora Cáceres, y al comandante Julio C. Guerrero, que fuera su
adjunto militar en Berlín. La primera los dio a conocer en La campaña de la Breña
(1927); y el segundo utilizó esos informes para publicar La guerra entre el Perú y
Chile (Madrid, 1924) y Memorias del general Cáceres (Berlín, 1924 y Lima, 1973).63
Legado
Referencias
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página 22.
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Editores, ed. Grandes Forjadores del Perú (1.ª edición). Lima: Lexus. pp. 93-95.
ISBN 9972-625-50-8.
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Perú 8 (3.ª edición). Lima: PEISA. pp. 1200-1201. ISBN 9972-40-149-9.
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Editorial Milla Batres. pp. 205-206. ISBN 84-599-1820-3.
Tauro del Pino, Alberto (2001). «CÁCERES, Andrés A.». Enciclopedia Ilustrada del
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Enlaces externos
Sucedió en el Perú: Andrés Avelino Cáceres (video)
YouTube - La guerra del Pacífico V
Dos ejemplos de la falta de veracidad de las Memorias de Cáceres
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Remigio Morales Bermúdez
Presidente Constitucional
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10 de agosto de 1894 - 20 de marzo de 1895 Sucesor:
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Presidente de la Junta Gobierno
Control de autoridades
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IdentificadoresWorldCatVIAF: 18020548ISNI: 0000 0000 2243 5807GND: 118899961LCCN:
n82127890SUDOC: 112588409ARAE: caceres-avelino-1833-1923Open Library: OL5163019A
Categorías: HombresNacidos en 1836Fallecidos en 1923AyacuchanosConstitucionalistas
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