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Universidad de La Sabana

Instituto de La Familia
Maestría en Asesoría Familiar y Gestión de Programas para la Familia

Experiencias de consumo y afrontamiento durante el confinamiento por el COVID19.


Un comparativo entre familias continentales y del Archipiélago de San Andrés,
Providencia y Santa Catalina en Colombia

Estudiantes

Leidy Johana Quincosis Sanabria


Rosa Elvira Mclean Chaves

Directora
María del Carmen Docal Millán

Octubre, 2021
Contenido
Resumen............................................................................................................................................4
Palabras clave: Pandemia COVID19, Confinamiento, Cultura, Etnia raizal, Consumo,
Afrontamiento....................................................................................................................................4
El problema y su justificación.........................................................................................................5
Objetivo general...............................................................................................................................9
Objetivos específicos........................................................................................................................9
Estado del arte..................................................................................................................................9
Consumo.....................................................................................................................................11
Afrontamiento............................................................................................................................14
Pandemia del COVID-19...........................................................................................................16
Marco de referencia.......................................................................................................................17
Marco teórico..............................................................................................................................17
Marco conceptual.......................................................................................................................20
Familia....................................................................................................................................20
Consumo.................................................................................................................................21
Afrontamiento........................................................................................................................22
Cultura....................................................................................................................................23
Pandemia del COVID-19.......................................................................................................23
Marco contextual........................................................................................................................24
Marco Legal................................................................................................................................34
Metodología....................................................................................................................................36
Participantes...............................................................................................................................36
Muestra.......................................................................................................................................37
Instrumentos...............................................................................................................................37
Procedimientos...........................................................................................................................38
Análisis de datos.........................................................................................................................38
Consideraciones éticas...............................................................................................................38
Resultados.......................................................................................................................................39
Conclusiones...................................................................................................................................42
Discusión.........................................................................................................................................43
Limitaciones del estudio.................................................................................................................45
Recomendaciones...........................................................................................................................45
Agradecimientos.............................................................................................................................46
Resumen
En Colombia por la pandemia del COVID 19 las personas estuvieron en aislamiento
estricto entre marzo y septiembre de 2020, lo que obligó a las familias a desarrollar en casa
todas las actividades de la vida cotidiana en el hogar. En este contexto, los cambios en el
consumo y las estrategias de afrontamiento son temas de interés por sus implicaciones en la
salud y el bienestar de las personas. Colombia tiene dos zonas territoriales marcadas: la
continental y la isleña compuesta por el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa
Catalina. La continental, a pesar de la diversidad entre regiones, mantiene patrones
comunes y la isleña, una fuerte particularidad cultural en su estructura social como
población raizal. Objetivo: conocer las diferencias entre un grupo de colombianos,
hombres y mujeres, continentales e isleños en la vivencia de la cuarentena según los
cambios en el consumo y las estrategias de afrontamiento. Metodología: estudio
cuantitativo de tipo descriptivo, transversal, mediante cuestionario en línea. Participaron
1.252 hombres y mujeres colombianos, mayores de 18 años residentes en el país en la zona
continental e isleña. Resultados se encontraron diferencias significativas por zona de
residencia en el consumo de bebidas alcohólicas, cigarrillo, medicamento, compras por
internet, así como diferencias significativas por sexo en consumo. Los hombres
consumieron más bebidas alcohólicas, cigarrillo y sustancias psicoactivas y las mujeres más
medicamentos. Se encontraron diferencias significativas en apoyo intrafamiliar, apoyo
profesional, actividades espirituales y actividades de ocio. Solo diferencias significativas en
la participación en actividades espirituales y fueron las mujeres quienes más las utilizaron.
Conclusiones: la vivencia de la cuarentena en cuanto a los cambios de los hábitos de
consumo y el uso de estrategias de afrontamiento fue diferente según la zona de residencia
y el sexo.

Palabras clave: Pandemia COVID19, Confinamiento, Cultura, Etnia raizal, Consumo,


Afrontamiento.
El problema y su justificación
El gobierno colombiano a partir de la declaratoria por parte de Organización Mundial de la
Salud – OMS de la pandemia del COVID 19 el 11 de marzo de 2020, se vio obligado a
tomar medidas para frenar el contagio mientras el sistema de salud se preparaba para
atender el pico de la enfermedad dado que este no se encontraba organizado para atender la
emergencia sanitaria en la magnitud que se observaba en otros países.
La situación tomó a las familias colombianas por sorpresa, igual que a todas en el
mundo, aunque algunas habían vivido pandemias como la de la tuberculosis en Europa en
la primera mitad del siglo XX, el Ébola en África y SARS en China en la segunda mitad del
siglo XX y la MERS en el Medio Oriente en el presente siglo, la mayoría no habían vivido
una emergencia sanitaria de esta magnitud, pues en el último siglo, una mundial, solo se
conocía la gripe española de 1918, es decir hace 100 años (Macías Ruano, 2020; Ferro-
Vidal, 2020).
En este contexto, el gobierno colombiano entre las medidas de prevención, declaró la
cuarentena nacional desde el 24 de marzo lo que obligó a las familias a desarrollar en casa
todas las actividades de la vida cotidiana como trabajar, estudiar, comprar, ocio, cuidado y
mantenimiento del hogar, muchas de estas que hasta el momento, se desarrollaban fuera de
la vivienda y en algunos casos, para las actividades domésticas y de cuidado de las
personas, las familias contaban con ayuda externa y/o institucional.
La nueva situación obligó a las familias a reorganizar las actividades en un solo
espacio, reorganizar las tareas domésticas, de estudio y de trabajo. Las empresas y los
centros educativos también tuvieron que reorganizarse para continuar las actividades de
manera remota o virtual. Estas situaciones de recarga de trabajo para los adultos, sumadas
al miedo al contagio, el riesgo de perder el empleo o a la pérdida del trabajo, la
incertidumbre respecto a la situación y al futuro, la perdida de contacto con familiares y
amigos generó distintas situaciones como afectaciones de los estados de ánimo, cambios en
las relaciones familiares, entre otras. La novedad de la pandemia movilizó rápidamente a
académicos, organismos internacionales y organizaciones gremiales haciendo estudios que
permitieran entender la situación desde distintas áreas con el fin de contar con evidencia
que permitiera enfrentar la situación y fundamentar acciones en lo que se denominó la
pospandemia. En este contexto, los cambios en el consumo de las familias y las estrategias
de afrontamiento se constituyen en unos de los temas de interés, así como la necesidad de
establecer diferencias por sexo de las distintas situaciones que las personas han tenido que
enfrentar. Por otra parte, estudiosos del desarrollo humano desde distintas perspectivas
teóricas, rápidamente iniciaron investigaciones que permitieran entender la vivencia de las
personas con el fin de disponer de evidencia empírica que fundamentara acciones de
atención psicosocial, de salud pública y salud mental dado que los sistemas de salud y
bienestar social divulgaban los cambios y los efectos en las personas respecto de variables
relacionadas con la salud mental, las formas de afrontamiento de la adversidad y el
aumento en el consumo de las personas (Fuster, Ocaña y Norabuena, 2021; Vera, et al.,
2020; Johnson, Saletti y Tumas, 2020).
Algunos autores que han estudiado el afrontamiento, Brooks et al. (2020) afirman
que el confinamiento social brinda la oportunidad para que las personas logren comunicarse
con otras personas, ya sea amigos, pareja o familia. El incremento de esta interacción
permitirá un soporte emocional deseado para las personas afectadas, lo que les permite
afrontar el aislamiento. Puigbó, Edo, Rovira, Limonero y Fernández (2019) han estudiado
el afrontamiento desde variables como el afrontamiento centrado en el problema, búsqueda
de apoyo social, aceptación de las emociones y rechazo e indican que las personas con alta
claridad emocional usan más el afrontamiento centrado en el problema. Las personas con
alta reparación emocional además del afrontamiento centrado en el problema buscan apoyo
social y menos rechazo y finalmente, las personas con alta atención emocional utilizan la
aceptación de emociones y la búsqueda de apoyo social.
En Colombia Conejo, Chaverri y León (2020) estudiaron los efectos del
confinamiento en las familias y afirman que este generó ansiedad, mal humor y
preocupación excesiva. Estos autores advierten que estas afectaciones por las diferencias
sociales de las familias, no se presentan de manera igual. Asimismo, advierten la necesidad
de atender de manera diferenciada sus necesidades.
Por otra parte, el aislamiento social obligatorio ha generado altos niveles de estrés
en especial en los padres que tienen hijos en edad preescolar y escolar debido a que estos,
requieren mayor acompañamiento y supervisión por su alto nivel de dependencia. Vale la
pena aclarar que los padres tuvieron que, sin planificación y preparación previa asumir el
acompañamiento de las actividades escolares, lo que generó estrés parental, entre otras
situaciones adversas que generaron cambios en los hábitos de las personas (Wang, Zhang,
Zhao, Zhang y Jiang, 2020).
Lazarus y Folkman (1986) respecto del estrés parental, plantean que este se presenta
cuando una situación concreta, desborda los recursos personales para responder a las
exigencias de la educación de los hijos, lo que puede perturbar la relación entre padres e
hijos por el inadecuado afrontamiento de la situación.
Estudios anteriores muestran que el estrés parental añadido a una interacción
conflictiva entre alguno o los dos padres y los hijos, no solo se relaciona con el
comportamiento de los hijos, sino que también por la vinculación de otras situaciones y
aspectos acumulado o situaciones de la vida estresantes e inesperadas (Pelegrín y Garcés,
2008; Cabrera, González y Guevara, 2012).
Por otra parte, Gamito, Aristizábal y Vizcarra (2019) estudiaron los hábitos, el uso
del internet y sus riesgos y concluyeron que es importante incentivar y hacer orientación
para el uso seguro del internet y de esta manera, prevenir la vulnerabilidad digital de los
estudiantes.
El consumo fue otra de las actividades que se reconoce que durante la pandemia
aumentó, a la vez, como lo indica Casero-Ripollès (2020) que, desde antes de la pandemia,
ya se reconocía un panorama mediático altamente competitivo, saturado de contenidos en el
que coexisten los medios tradicionales y los digitales en una relación de
complementariedad.
Por otra parte, Montaña Blasco, Ollé Castellà, y Lavilla Raso (2020), plantean que las
tendencias y formas de consumo, cada vez se enmarcan en múltiples factores que generan
nuevos estilos de vida y refieren en particular los mayores niveles educativos, la
incorporación de la mujer al mundo laboral, los cambios en la composición de los hogares,
los hábitos de consumo, el aumento del gasto de equipamiento de la vivienda y el poder
adquisitivo de las personas, entre otros.
Otros estudios previos advierten sobre el aumento del consumo de internet provocado
por la pandemia, relacionado con el consumo de series y películas, información sobre el
coronavirus, consumo de redes sociales y youtubers (Costa-Sánchez y López-García, 2020;
Lázaro-Rodríguez y Herrera-Viedma, 2020; López-García, 2020). Asimismo, algunos
autores consideran que la pandemia a pesar de provocar una contracción de la industria y el
comercio ha permitido el auge de alternativas de consumo y en este, el consumo electrónico
tiene un papel fundamental en el cambio del comportamiento de las personas, lo que
permitió una menor pérdida para los comerciantes de algunos sectores (Ríos-Ruiz, 2020;
Zuluaga, Vargas y Valencia, 2020; Lechuga-Nevárez y Hernández-Chavarria, 2020).
El consumo de alimentos fue otro de los cambios observados durante el
confinamiento sobre el cual algunos profesionales como los nutricionistas alertaron por los
reportes de patrones de alimentación irregulares, sumado a un mayor sedentarismo, lo que
se relaciona con el riesgo de malnutrición (Federik et al., 2020).
Otro elemento que aparece en la discusión sobre las afectaciones de la pandemia es el
impacto en la economía que plantea Garduño (2020) como un dilema ético, en cuanto el
mantener abierto el sector industrial y comercial que ayudó al mantenimiento de la
economía, pero puso en riesgo a los trabajadores por la dificultad de mantener el
aislamiento social.
En este sentido, Correia, Luck y Verner (2020), analizaron el impacto de la epidemia
de gripe española de 1918 y afirman que esta, causó una caída media del 18% de la
producción industrial en Estados Unidos y que las zonas que tuvieron mayor mortalidad,
quiebras de empresas, se mantuvieron por más tiempo deprimidas a nivel económico en
relación con las menos afectadas. En el caso actual, es necesario considerar los impactos
inmediatos tanto de la pandemia como de las medidas para manejarla que incluyen una
reducción significativa de la actividad económica y un incremento en las tasas de
desempleo, con repercusiones en las condiciones sociales y de pobreza (López-Feldman et
al., 2020).
Ahora bien, hablar de familia en un país marcado por su extrema diversidad
geográfica, cultural y social es realmente difícil, sin embargo, como lo muestran distintos
estudios, las familias experimentaron la vivencia del confinamiento de manera distinta. En
este orden de ideas, Herrero (2002) plantea algunas características de la cultura, como: es
intergeneracional, es decir, que es aprendida; es arbitral, cada cultura tiene sus propios
modelos de comportamientos; es compartida, dado que, mediante los procesos de
socialización, se adquieren los patrones culturales; es adaptable porque como construcción
social está en constante cambio y tiene códigos simbólicos, ejemplo de ello, es el lenguaje
que les permite comunicarse. Todas estas, les facilita a las personas clasificar la realidad y
enfrentar al interior de la familia los retos que impone la vida.
Despejar la complejidad de las vivencias familiares en la pandemia, se fundamenta en
el interés por considerar la realidad social y cultural de la familia en Colombia producto de
las diferencias en las formas de poblamiento del territorio isleño y el continental.
En este contexto surge la siguiente pregunta de investigación ¿Cómo vivieron la
cuarentena un grupo de colombianos continentales e isleños en los cambios de los hábitos
de consumo y de las estrategias de afrontamiento? Y a partir de esta pregunta se plantearon
las siguientes subpreguntas de investigación ¿existen diferencias significativas en las
actividades de consumo durante la cuarentena por COVID 19, de acuerdo con la zona de
residencia (continentales e isleños)? ¿existen diferencias significativas en las estrategias de
afrontamiento utilizadas por los hombres y mujeres durante la cuarentena de acuerdo con la
zona de residencia (continentales e isleños)? ¿existen diferencias significativas según el
sexo en las formas de consumo y en las estrategias de afrontamiento?

Objetivo general
Conocer las diferencias entre un grupo de colombianos, hombres y mujeres, continentales e
isleños en la vivencia de la cuarentena por el COVID 19 según los cambios en el consumo
y las estrategias de afrontamiento.

Objetivos específicos
1. Identificar si existen diferencias significativas en las formas de consumo y las
estrategias de afrontamiento según la zona de residencia en el marco de la
cuarentena.
2. Identificar si existen diferencias significativas en las formas de consumo y las
estrategias de afrontamiento según el sexo en el marco de la cuarentena.

Estado del arte


Al revisar la literatura científica se observan estudios en el marco del COVID-19
relacionados en temas como los impactos en los equipos sanitarios (Dosil-Santamaria,
Ozamiz-Etxebarria, Redondo-Rodríguez, Alboniga-Mayor y Picaza-Gorrotxategi, 2020);
ansiedad (Ozamiz-Etxebarria, Dosil-Santamaria, Picaza-Gorrotxategi y Idoiaga-Mondragon
, 2020; Conejo et al., 2020; Cudris-Torres, Barrios y Bonilla, 2020; Piña-Ferrer, 2020);
afrontamiento (Vera et al., 2020; Hernández et al., 2021; Geylgel, Hudson, Maslen y
Chereli-Lescaille 2020; Pérez, Álvarez, Rodríguez, 2020), consumo (Casero-Ripollès,
2020; Montaña Blasco et al., 2020; Costa-Sánchez y López-García, 2020; Lázaro-
Rodríguez y Herrera-Viedma, 2020; López-García, 2020; Ríos-Ruiz, 2020; Zuluaga et al.,
2020; Lechuga-Nevárez y Hernández-Chavarria, 2020); estrés parental (Sandín, Valiente,
García y Chorot, 2020; Wang et al, 2020; Bravo y Oviedo, 2020).
Benavente y Rivera (2016) en Chile se propuso explorar las expectativas iniciales
que tenían tanto hombres como, mujeres sobre las diferentes modalidades para afrontar los
conflictos y concluyeron que las familias de origen y el grupo de pares influyeron en la
conformación de sus expectativas prematrimoniales.
Respecto del estrés parental que es otro de los fenómenos identificados como de alta
presencia durante el período de confinamiento, la revisión de la literatura se encontraron
estudios como el de Sandín et al. (2020), que estudiaron en España el impacto psicológico
de la cuarentena en los dos primeros meses, mediante un cuestionario y la Escala de
Intolerancia a la Incertidumbre y encontraron como principales miedos: el contagio, miedo,
la muerte, el aislamiento social estricto. Asimismo, el impacto en los ingresos y el temor a
perder el trabajo que generaron problemas en el sueño, ansiedad y depresión.
Ahora bien, dada la novedad del fenómeno en el contexto de la pandemia se hace
necesario acudir a estudios y perspectivas teóricas sobre este y desde allí hacer la mirada.
En consecuencia, el equipo realizó una revisión de estudios científicos previos y los
informes de los organismos internacionales que durante a pandemia, han venido
observando el fenómeno.
Lazarus y Folkman (1986) advierten que el estrés se presenta en el momento en que
una situación particular sobrepasa los recursos que tienen las personas para enfrentarla, lo
que genera afectación en su bienestar y el de los demás miembros de la familia.
Wang et al. (2020) indican que la población en todos los países afectados por la
pandemia, enfrentaron restricciones rigurosas que han provocado estrés en los padres.
Bravo y Oviedo (2020) Este estudio realizado en Ecuador, indagaron sobre el estrés
emocional y el aislamiento social a causa de la Pandemia COVID-19 con 10 padres de
familias vulnerables, llegando a la conclusión esta medida preventiva ha generado en las
familias estrés emocional además de sentimientos de soledad, miedo, incertidumbre,
frustración entre otras, siendo consecuencias graves tanto en la salud física como en la
salud mental.
En este orden de ideas, Conejo et al. (2020) estudiaron en Colombia las afecciones
de las familias debido a la pandemia del COVID-19 y señalan que, en este nuevo contexto,
los padres de familia se vieron obligados a enfrentar sin planteamiento previo el
acompañamiento de la actividad escolar de sus hijos, por lo que advierten que el aumento
del uso desmedido de aparatos electrónicos, el sedentarismo, las alteraciones en el sueño,
los horarios deben ser temas de investigación, para fortalecer a las familias.
Consumo
Según Páramo-Morales (2004), el comportamiento de consumo de las personas se explica
desde la satisfacción de sus necesidades, así como desde la lógica de los deseos y el
simbolismo más allá de la función y uso objetivo del elemento adquirido. En este orden de
ideas, Warde (2000) indica que las personas recurren al consumo como una forma de
expresar resistencia en la vida cotidiana.
Montaña Blasco et al. (2020) realizaron un estudio para indagar los cambios a raíz
de la pandemia COVID-19 en los hábitos y el consumo de medios en España, concluyeron
finalmente que el medio más utilizado en esta época de pandemia ha sido la televisión
dejando en un segundo plano el uno del internet, las redes sociales y la radio. Al mismo
tiempo descubrieron que, aunque poco se ha consumido la radio, es el medio que tiene
mayor credibilidad.
Por otra parte, Miller y Bartlett (2012) plantean que las personas tienen a su
disposición gran cantidad de información útil, sin embargo, con el paso de los años y el
acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, también ha
aumentado el acceso a información en internet que es irrelevante, desinforma e incluso
engaña. En el marco de la pandemia por COVID 19, Depoux et al. (2020) plantean que
además de la propagación acelerada de la enfermedad, las personas demandaron más
información con el fin de comprender la situación y con ello, sobrellevar la incertidumbre
sobre un fenómeno inédito en sus vidas y en consecuencia se vieron enfrentadas a
contenidos con datos erróneo, así como a noticias falsas. Sumado a lo anterior, la cobertura
periodística para algunos estudiosos se caracterizó por el alarmismo y en algunos casos de
sensacionalismo en las formas informativas de la pandemia (Costa-Sánchez y López-
García, 2020).
En este sentido, en el marco de las ciencias de la comunicación realizaron un
estudio Gil-Ramírez y Gómez de Travesedo Rojas (2020) con el fin de conocer el tipo de
videos más vistos en YouTube durante las primeras etapas del Coronavirus, en España
observaron que el consumo de videos incrementó con la aparición de la pandemia y que, en
los momentos más críticos tras el aumento de casos, los videos informativos de datos
epidemiológicos y de comunicación institucional fueron los más consultados porque
respondían al interés de las personas.
De otra parte, Carrillo Valdez, Reyes Muñiz, Escamilla Gutiérrez y González Baena
(2021), en México, estudiaron que las personas durante el confinamiento experimentaron
estrés y es posible que una de las formas de afrontamiento (negativo), fue el aumento del
consumo de alimentos y alcohol. Estos autores concluyeron que las variables psicosociales
como estrés, ansiedad, conductas negativas, ser mujer y vivir con un familiar con
diagnóstico de COVID-19, además de la zona de residencia, se constituyen en predictores
del aumento en el consumo de alimentos y que el apoyo social, es un factor protector de
este tipo de consumo. Igualmente, que el aumento en el consumo de bebidas alcohólicas se
asocia a variables de estrés y ansiedad y que la edad, la ocupación, las actividades de ocio y
ser mujer, actúan como factores protectores. A partir de los resultados, identifican la
necesidad del diseño e implementación de estrategias de intervención con el fin de atenuar
los efectos de la ingesta excesiva de alimentos y alcohol.
En México, Lechuga-Nevárez y Hernández-Chavarria (2020) estudiaron sobre el
impacto del consumo electrónico en la Pandemia del COVID-19. Encontraron un
incremento significativo en el comercio electrónico y en la realización de transacciones de
este tipo. Los sectores con mayor nivel de consumo fueron las compras de alimentos
preparados, pagos de servicios y consumo de entretenimiento, asimismo que el comercio
local se ha favorecido con el aumento del consumo electrónico.
Gamito, Aristizábal y Vizcarra (2019) estudiaron en una población entre 9 a 12 años
los hábitos, el uso del internet, sus riesgos y el rol de la familia y escuela en cuanto a la
seguridad online. Los resultados mostraron que los participantes consideraron importante
incentivar la orientación de los padres con el fin de hacer un uso seguro del internet y de
esta manera prevenir conjuntamente (familia y escuela), la vulnerabilidad digital de los
alumnos. Cuestión que en el marco del COVID19, se constituye en cuestión relevante en el
diseño de estrategias de control del consumo de internet de los niños y niñas.
Igualmente, en México Ríos-Ruiz (2020) analizó el fenómeno del consumo y
plantea que las medidas sanitarias determinadas por el gobierno generaron cambios en el
comportamiento de consumo de las personas, lo que a su vez generó un incremento
acelerado del comercio electrónico en algunos sectores.
Federik et al. (2020) realizaron un estudio en Argentina, sobre las prácticas de
consumo de alimentos, llegando a la conclusión de que las medidas de aislamiento social
han influenciado, significativamente en la ingesta de los alimentos, además se ha
incrementado el sedentarismo causando mayor riesgo a la salud. En este mismo sentido, De
Luis et al. (2020) estudiaron en España durante las primeras 7 semanas del confinamiento y
concluyeron que los cambios en los hábitos de consumo de alimentos, provocó un
incremento considerable en el peso, siendo esto un factor de riesgo de sobrepeso y obesidad
lo que generó complicaciones a pacientes de COVID-19 y también riesgos para la salud de
las personas por los cambios en los estilos de vida.
De otra parte, Scully, Dixon y Wakefield (2020) plantean que el confinamiento ha
generado efectos sobre las condiciones de vida, entre estos, los cambios en los hábitos de
consumo que pueden afectar la salud física y mental. Asimismo, que el encierro durante un
largo período puede llevar a cambios irregulares en los patrones de consumo.
Anton y Miller (2005), plantean que los cambios en el consumo pueden estar siendo
generados por sentimientos de miedo, estrés, y ansiedad. Asimismo, que, por el efecto de la
pandemia a nivel económico y social, muchas personas han visto afectados sus ingresos por
la disminución del empleo e incluso por la pérdida de este, lo cual puede condicionar los
patrones de consumo.

Así, vemos que el COVID19 ha cambiado la realidad global dado que impuso
restricciones a la forma en que las personas viven, trabajan y consumen. Los resultados de
los estudios descritos registran la diferenciación de los consumidores según sus actitudes
ante el riesgo percibido, el papel de las creencias y el cambio en el comportamiento de
compra, lo que tiene repercusiones en la salud y en consecuencia en la gestión de la misma
en lo personal y en salud pública y mental.

Afrontamiento
Lazarus y Folkman (1986) plantean la relación entre el individuo y el contexto, a la vez que
advierten que los procesos de afrontamiento inadecuados pueden derivar en respuestas
igualmente, inadecuadas, lo cual puede afectar el bienestar de la familia.
Según Vera et al. (2020) el afrontamiento se define como el conjunto que integra los
procesos cognitivos y comportamentales ante situaciones estresantes, e intenta controlar
condiciones adversas. Estos autores estudiaron las diferentes estrategias que permitan a las
personas asumir la adversidad y asociaron el afrontamiento con algunas variables
sociodemográficas. Los resultados muestran que tener alto nivel educativo y el
cumplimiento del aislamiento social estuvieron asociados positivamente a alto nivel de
afrontamiento activo que es posible explicar porque a mayor nivel educativo y acatamiento
de las normas, las personas tienen mayor capacidad para seleccionar información confiable
que les permita enfrentar la situación adversa. Asimismo, el estudio se constituye en
evidencia empírica que aporta al diseño de intervenciones en la población en general y
también en el personal sanitario. Por otra parte, los autores recomiendan la necesidad de
seguir investigando sobre los factores que afectan el bienestar de las personas dado que por
la novedad del fenómeno la información disponible es escasa.
En Brasil Matheus Estrela et al., (2020), estudiaron las estrategias de afrontamiento
que pueden ayudar a las personas en duelo por la muerte por COVID-19 de un familiar y
encontraron que hay una mayor aceptación en cuanto a las llamadas telefónicas,
grabaciones de audio, cartas y fotográficas que sean tanto inmediatas, como de largo plazo.
Estos resultados están dirigidos a la atención de la salud mental que puede verse afectada
por depresión y otros trastornos mentales. El estudio concluye que se requiere
urgentemente la creación de servicios de asesoría familiar en el marco del COVID-19 para
poder ofrecer una atención integral, humanizada y continua con enfoque en salud mental.
Cudris-Torres et al, (2020), realizó un estudio sobre las afectaciones emocionales en
el que participaron personas de 191 países en el marco de la pandemia y concluyó que el
estrés, la ansiedad, la depresión y los ataques de pánico, son las afectaciones que se
presentan con mayor frecuencia, por lo que sugiere el desarrollo de acciones de
capacitación orientados a manejo de estrategias de afrontamiento.
Vera et al. (2020) realizaron un estudio donde evaluaron a 463 residentes de Perú y
otros países de habla hispana, para analizar el nivel de afrontamiento frente al COVID-19,
llegando a la conclusión de que, el nivel de estudio está relacionado con el afrontamiento
activo de las personas, demostrando mayor cumplimiento al aislamiento social.
Otro estudio encontrado de Puigbó et al. (2019) evaluaron 4 tipos de afrontamiento:
afrontamiento centrado en el problema, búsqueda de apoyo social, aceptación de las
emociones y rechazo. Los resultados de este estudio afirman que las personas con alta
claridad emocional usaron más el afrontamiento centrado en el problema; las personas con
alta reparación emocional además del afrontamiento centrado en el problema buscaron
apoyo social y menos rechazo y las personas con alta atención emocional utilizaron la
aceptación de emociones y la búsqueda de apoyo social, por lo que proponen revisar
investigaciones sobre la inteligencia emocional y la capacidad para afrontar situaciones
generadoras de estrés.
Por otra parte, Hernández et al. (2021) realizaron una síntesis de recomendaciones
para abordar el duelo de la muerte en familiares por COVID-19 y ofrecen diferentes
procedimientos para prevenir los duelos complicados, incluyendo 13 estudios para indagar
sobre estrategias en momentos de duelo y muerte. Además, llegaron a la conclusión de que
la aparición del COVID-19 ha generado la necesidad de que los profesionales de la salud se
capaciten para brindar un apoyo y acompañamiento emocional en las familias y su proceso
de duelo.
Geylgel et al. (2020) se plantearon mejorar el afrontamiento en las familias con
pacientes graves, a partir de identificar la necesidad, manifestada algunas familias, de
prepararse para realizar una adecuada atención a un paciente grave. Los autores realizaron
talleres familiares y encontraron que aportan cambios significativos en la formación de las
familias para afrontar de manera más propicia, la atención en los que son ingresados en la
UCI. Posteriormente, a la implementación y socialización de los talleres analizaron que el
60% mejoraron la actitud para atender pacientes siendo un aporte favorable las estrategias
de afrontamiento en la atención para pacientes graves.
Por otra parte, Conejo et al. (2020) afirman que la pandemia generada por el
COVID-19 y las medidas de aislamiento social obligatorio generaron respuestas negativas
como la preocupación excesiva, el mal humor, la ansiedad, entre otras, pero advierten que
las familias, no se han visto afectadas de la misma manera y que el contexto
socioeconómico es un factor determinante en las variaciones de la afectación.
Por su parte, Johnson et al. (2020), al inicio de la pandemia, realizaron un estudio en
Argentina que exploró las emociones generadas por el COVID-19 y encontraron el miedo,
la incertidumbre y la angustia por lo que sugirieron la importancia de implementar acciones
de política pública con el fin de disminuir la incertidumbre y el riesgo de enfermedad
mental de las personas.
En este orden de ideas Gallegos et al. (2020) realizaron una revisión de la literatura
científica, sobre las afecciones generadas por la pandemia en la salud mental de las
personas y sugirieron un conjunto de recomendaciones desde la psicología para orientar a la
ciudadanía, así como, de prácticas profesionales particulares desarrolladas por psicólogos
disponibles que responden a la situación. Igualmente, que los psicólogos, son profesionales
con capacidad de contribuir en fundamento de acciones gubernamentales de salud pública.
Finalmente, para Fuster et al. (2021) El Covid-19, es considerado una enfermedad
contagiosa con un alto nivel de riesgo para la salud que ha generado distintas maneras de
reacción en las personas ante la situación de desconcierto. Estos autores llegaron a la
conclusión que los jóvenes universitarios para enfrentar las situaciones sociales utilizan
aquellas destrezas enfocadas en el problema.
En este contexto, los estudios previos muestran la necesidad de seguir estudiando el
fenómeno con el fin de implementar acciones diferenciadas de atención a las familias.
Pandemia del COVID-19
Respecto de los estudios sobre el COVID-19, se encuentran estudios como el de Dosil-
Santamaria et al. (2020), en España midieron variables de ansiedad, estrés, depresión,
dificultades con el sueño y encontraron que la pandemia ha producido en los profesionales
de la salud señales de estrés, depresión, ansiedad, así como insomnio. Encontraron también
que esta sintomatología se presenta más en las mujeres de mayor edad.
Johnson et al. (2020) exploraron sobre los sentimientos y expectativas frente al
Covid-19 en Argentina en dos muestras, la primera de 992 personas y en la segunda por
418 y encontraron incertidumbre, miedo, angustia y sentimientos de interdependencia
social. Evaluaron el impacto según variables sociodemográficas como género, nivel
educativo y el confort percibido en el hogar y concluyeron que las políticas de respuesta al
COVID 19 deben considerar estos factores.
Vera et al. (2020) estudiaron los factores asociados al afrontamiento psicológico en el
marco del COVID-19 en la población general, en este, al igual que en el estudio anterior
evaluaron variables sociodemográficas. Estos investigadores, hallaron una relación entre el
nivel educativo y el aislamiento social asociados al afrontamiento psicológico.
Ozamiz-Etxebarria et al. (2020), en España midieron variables como ansiedad, estrés
y depresión y llegaron a la conclusión que el bienestar psicológico es clave para afrontar el
COVID-|19. Asimismo, que la población joven ha sido se ha visto más afectada en su salud
mental con la aparición del COVID-19 que la población adulta.
Otro estudio encontrado fue el de Sandín et al. (2020), estos autores estudiaron el
impacto psicológico del confinamiento por la pandemia del COVID 19 en España durante
los meses de marzo y abril de 2020 y reportaron que las personas manifestaron miedo al
contagio, a la enfermedad, a la muerte, al aislamiento de sus seres queridos y miedo a la
pérdida del trabajo y a la disminución de sus ingresos.
Es claro que a pesar de los esfuerzos de los académicos y otras organizaciones
internacionales para comprender el fenómeno de la pandemia por COVID19 desde distintas
disciplinas, no se agota aún en tanto, quedan fenómenos y situaciones particulares que nos
permitirán profundizar en la comprensión de la vivencia del aislamiento social de las
personas.

Marco de referencia
Marco teórico
El enfoque Ecológico de Bronfenbrenner (1986) entiende la familia como contexto para el
desarrollo humano y social de las personas, y estudia las influencias externas que afectan
positiva o negativamente, la capacidad de las familias para promover el desarrollo de sus
miembros. Asimismo, plantea la mutua influencia entre los sistemas, es decir, todos los
sistemas dependen y cooperan entre sí. Este autor reconoce a la persona como un sistema y
como el sistema más próximo a ella, la familia, asimismo plantea que, al ampliar el
contexto, se articulan otros como el vecindario, la Iglesia, los servicios de salud, la escuela,
las políticas públicas, los servicios sociales, el sector productivo, los medios de
comunicación y la cultura, entre otros. Adicionalmente, este proceso, es influenciado por
las relaciones que se establecen entre estos entornos y por otros de mayor alcance a manera
de conjunto de estructuras seriadas (Bronfenbrenner, 1986).
Para Bronfenbrenner (1986) el comportamiento de las personas es influenciada
principalmente por los ambientes naturales, por tanto, se debe tener en cuenta el ambiente
que rodea al individuo. La mirada de la familia desde el enfoque ecológico reconoce los
aportes de esta en cuanto a la trasmisión entre las generaciones de asuntos relacionados con
la cultura, los valores, las prácticas de consumo y las prácticas de afrontamiento,
considerados como relevantes en la vivencia de la cuarentena.
La teoría de Bronfenbrenner (1986) es útil para este estudio por la perspectiva
sistémica de la persona, la familia y los contextos. Asimismo indica, el autor, que los
sistemas también son cambiantes, lo que significa que estudiar los ambientes y las
situaciones particulares ofrece una mirada de la realidad humana, importante para la
fundamentación de acciones orientadas a las personas y las familias en el marco de la
pandemia por COVID19. En el caso del presente estudio, lo interesante de esta perspectiva
teórica es que tiene en cuenta el ambiente “ecológico” que circunscribe a la persona. Desde
esta mirada el contexto en el que vive y se desarrolla la persona incluye factores situados a
diversos contextos, más o menos cercanos y que ejercen influencias directas y/o indirectas
Ahora bien, Bronfenbrenner (1986), clasifica los sistemas así:
Microsistema: comprende los ámbitos en los cuales la persona interactúa a diario
como el hogar, el trabajo, la escuela, la Iglesia y sus amigos, además incluye los
comportamientos, los roles y las relaciones que entablan en estos contextos. Es decir, es el
contexto más cercano en el que se ubican las estructuras con las que la persona tiene
contacto directo y abarca las relaciones e interacciones.
Mesosistema: comprende la interacción entre varios ambientes donde está
involucrado el individuo. “comprende las interrelaciones de dos o más entornos en los que
la persona en desarrollo participa activamente [...]. Es por tanto un sistema de
microsistemas. Se forma o amplía cuando la persona entra en un nuevo entorno”
(Bronfenbrenner, 1986, p. 44). En otras palabras, este nivel proporciona la conexión entre
las estructuras del microsistema de la persona. Su relevancia se ubica en la relación entre
entornos y la transición Ecológica.
Exosistema: Bronfenbrenner (1986), indica: “se refiere a uno o más entornos que
no incluyen a la persona en desarrollo como participante activo, pero en los cuales se
producen hechos que afectan a lo que ocurre en el entorno que comprende a la persona en
desarrollo, o que se ven afectados por lo que ocurre en ese entorno” (p. 44). Es decir, este
nivel define el sistema social más grande en el que la persona no participa de manera
activa, en tanto no toma decisiones de manera directa. Un ejemplo son los horarios y turnos
de trabajo.
Macrosistema: Este nivel es considerado como el más externo en el entorno de la
persona. Aunque no es un marco específico, está constituido por los valores culturales, las
costumbres y las normas legales. Los efectos del macrosistema tienen una influencia en
cascada a lo largo de las interacciones entre los demás niveles dado que el modelo
ecológico conlleva la idea de que cada uno de esos niveles contiene al otro.
Así, el autor desde su propuesta teórica plantea que la posibilidad de formación de
un sistema está relacionada con la existencia de las interconexiones entre ese sistema y los
otros. Esto significa que se requiere de la participación conjunta de los diferentes contextos
y de la comunicación entre estos. Igualmente, este modelo reconoce que cada sistema
contiene a su interior, normas y roles.
De otra parte, el análisis comparativo entre regiones supone orientar la mirada hacia
otras perspectivas útiles para el estudio. En este sentido, para Cepeda (2018), la identidad
cultural hace referencia al sentido de pertenencia a un colectivo social con sus
características y rasgos culturales únicos, relevantes y particulares de una región, pueblo o
comunidad que permiten establecer una diferencia con otros colectivos culturales. Por su
parte, Valenzuela (2015) hace referencia a que la identidad se construye en una relación
entre lo individual y lo social en un contexto histórico y simbólico particular.
Para la UNESCO (2004), todos los grupos humanos construyen riqueza cultural que
intercambia y adopta de otras culturas y agrega que esto se da a través de la historia.
Asimismo, indica que algunos bienes culturales permanecen y se reafirman como parte de
la identidad de cada cultura, a la vez que generan nueva riqueza cultural, esto como parte de
la expresión de la contemporaneidad.
Fernández y Fernández (2012) aportan al análisis de las diferencias culturales desde
otros autores, una conceptualización de la identidad cultural como una totalidad. Es decir,
un grupo que se autodefine necesita ser reconocido por otros. Esta idea vincula procesos de
transformación, toma de conciencia para concebir el mundo, diferencias dinámicas entre las
comunidades, así como, el lugar estructural y funcional de referencia del individuo.
Por su parte, Molano (2007) plantea que la identidad cultural constituye un sentido
de pertenencia hacia un grupo con el que la persona comparte costumbres, creencias y
valores, cuestiones que tienen una relación intrínseca con la memoria, los hechos históricos
y los elementos simbólicos.
En este orden de ideas, para la ONU (1966) en el artículo 15 del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales, la diversidad cultural se
reconoce como un elemento que construye riqueza social de los pueblos y las naciones. El
acceso, la participación y disfrute de la diversidad cultural son un derecho fundamental de
las personas. En consecuencia, los estudios sobre las vivencias familiares en Colombia
durante la cuarentena, de acuerdo con este planteamiento y desde la perspectiva de
reconocimiento de la diversidad cultural del país, supone tener en cuenta la cultura como
variable que permite observar algunas diferencias entre los grupos sociales.
Marco conceptual
Familia
La familia sigue siendo el lugar del cuidado y la educación de los hijos y es por ello, que se
plantea es el lugar primario de socialización donde se forma para la construcción de lo
común. En la familia las personas aprenden las ideas y los significados que concretan la
dignidad del ser humano en los ámbitos privado y público. También, en esta se construyen
los referentes que dan sentido, uso y función a las ideas en una relación estrecha y necesaria
en el marco de un contexto cultural específico (Linton, 1969). Distintos autores a través de
los años siguen reconociendo el valor de la familia en los procesos de socialización de las
personas.
En esta línea de pensamiento, Planiol y Ripert (2002) exponen que la familia es un
nicho ecológico primario en el que se genera y cuida a la persona y por tanto se reconoce
como la primera escuela en la que el individuo aprende a socializar y en la que se
transmiten entre las generaciones valores éticos, sociales y culturales que aportan sentido
de vida a la existencia humana; asimismo, refieren que la familia es un sistema protegido en
lo jurídico y en lo social por ser autónomo.
Por su parte, Parada Navas (2010), la familia continúa siendo el núcleo de la sociedad
donde se establecen los pilares fundamentales de la educación de las personas. Así, para
este autor la familia es el epicentro educativo de la sociedad.
En esta misma línea de pensamiento, Donati (2013) reconoce a la familia como la
institución que determina el futuro de la sociedad, dado que es núcleo primario de
socialización y educación. Por tanto, provee capital humano, social y espiritual, en
consecuencia, contribuye positiva o negativamente al desarrollo social. En consecuencia,
para efectos de esta investigación, se reconoce a la familia como escenario clave en la
formación de la persona en tanto determina su incorporación en el mundo social.

Consumo
El concepto surge en el marco de la complejidad de las actividades de marketing del mundo
de los negocios que ha impuesto distintos retos a las empresas en el proceso de atención de
mercados cada vez más exigentes y con más posibilidades de satisfacción de necesidades
específicas (Páramo-Morales, 2004).
Desde la perspectiva de marketing en medio de los cambios sociales y económicos
se reconoce la progresiva libertad de las personas para decidir sobre su propio destino y en
este proceso, determinar a partir de sus intereses y necesidades adquirir ciertos elementos
que considera necesario para su bienestar. En este orden de ideas, las circunstancias propias
del acto de compra alentados por el impulso de algunos grupos sociales han generado
cambios en las costumbres, las tradiciones y especialmente los hábitos colectivos en una
clara manifestación de diferenciación social (Páramo-Morales, 2000). Tradicionalmente, el
comportamiento del consumidor se explica a partir de la satisfacción de sus necesidades
como primordial motivador de su comportamiento, no obstante, con el tiempo se ha
sumado la lógica de los deseos y el simbolismo más allá de la función objetiva del objeto
adquirido (Páramo-Morales, 2004).
A partir del siglo XXI el consumo se considera una entidad simbólica desde donde
los consumidores toman decisiones de compra. Según Páramo-Morales (2004), el consumo
es un acto simbólico, un acto del ser humano donde compra productos para luego utilizarlos
en su beneficio más allá de los aspectos utilitarios de este. Por su parte, Warde (2000)
plantea que el consumo es una vía que usan las personas para expresar la resistencia en la
vida diaria.
Páramo-Morales (2004), en esta misma línea de pensamiento, plantea también que
el consumo es el testimonio de distintos momentos donde la persona procura un estatus y
una distinción social que fortalece la seguridad personal y la autoestima
Afrontamiento
Las estrategias de afrontamiento son entendidas como recursos psicológicos a los que las
personas acuden para enfrentar situaciones estresantes. Sirven para disminuir y evitar
conflictos con otras personas a las que les adjudican beneficios y promueven su
fortalecimiento.
Algunos autores plantean que los procesos de afrontamiento se presentan de forma
individual y también surgen como mediadores en el espacio social. Así, en el espacio
familiar se hace uso de estrategias para enfrentar situaciones de crisis que pueden ser
normativas o no-normativas, con el objetivo de mantener o recuperar el equilibrio y con
ello garantizar el bienestar de los miembros (Olson, 2011; McCubbin y McCubbin, 1993;
McCubbin, Cauble y Pattterson, 1982; Olson, McCubbin y Barnes, 1983).
Lazarus y Launier (1978) definieron el afrontamiento como los esfuerzos
intrapsíquicos orientados a la acción utilizados por las personas con el objetivo de manejar
las demandas internas y las ambientales que ponen a prueba o exceden los recursos
personales. Más tarde, Lazarus y Folkman (1986) desde la perspectiva cognitivo
sociocultural, definen el afrontamiento como el conjunto de “esfuerzos cognitivos y
conductuales constantemente cambiantes, que se desarrollan para manejar las demandas
externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del
individuo” (p. 164). Para efectos del presente estudio se toma esta última
conceptualización.
Cultura
García Valecillo (2015), plantea que es importante la forma como se aborda la diversidad
cultural en el marco de los estudios sobre servicios sociales básicos que, en el caso de la
pandemia, vincula los efectos psicosociales que claramente deben atender las
particularidades de las comunidades y grupos sociales en tanto la población colombiana no
es homogénea, porque como plantea García Canclini (1995), analizar la diversidad cultural
entendiéndola como un complejo tejido de relaciones y vínculos que entrelazan creencias,
formas de convivencia, sentido de pertenencia, entre otros aspectos como las formas de
poblamiento de las regiones que dan origen a las expresiones culturales, las maneras de
abordar los eventos inesperados y adversos, las maneras de asumir los cambios y las
relaciones, entre otros.
Pandemia del COVID-19
Etimológicamente el vocablo “pandemia” proviene del término griego pandêmon-nosêma,
el cual ha sido traducido como “enfermedad del pueblo entero”. Se caracterizan por brotes
de enfermedad infecciosa que se producen a gran escala y que aumentan la morbilidad y la
mortalidad en zonas geográficas extensas y generan afectaciones en los sistemas sociales,
económico y político (Madhav et al., 2017). En el caso de la pandemia del COVID 19, se
ha observado que se trata de una enfermedad infecciona de contagio rápido entre las
personas (Sanche et al., 2020) por lo que los gobiernos de los distintos países, tuvieron que
tomar medidas rígidas de aislamiento social con el objetivo de disminuir su propagación, lo
que implicó en los primeros meses, restricciones a la movilidad de las personas, el cierre de
actividades económicas, de ocio y educativas con el fin de evitar el contacto físico entre las
personas.
En este contexto, algunas personas han tenido una respuesta adversa que algunos
autores la explican desde el pasado evolutivo del ser humano, planteando que las personas
son seres sociales con capacidad y necesidad de interrelación con otros (Deci y Ryan, 2012;
Tomasello, Carpenter, Call, Behne y Moll, 2005). No obstante, para algunas personas no ha
sido así, pues les ha permitido reencontrase con otros, sus más allegados, sus amores más
íntimos, con su la familia y ha sido la oportunidad de replantearse la vida familiar. En
consecuencia, es importante reconocer que la pandemia por COVID-19 no afecta a todas
las familias de la misma forma dado que en Colombia, como en otros países, hay
diferencias socioeconómicas, es variada la estructura familiar, y también hay diversidad
cultural por la variedad de formas de poblamiento del territorio nacional, lo cual supone
reacciones distintas frente al aislamiento social.
La OMS declaró el 30 de enero de 2020 que la epidemia de COVID-19 como una
emergencia de salud pública de preocupación internacional y el 11 de marzo del mismo
año, la caracterizó como pandemia dado se había extendido por varios países y continente
afectando a un gran número de personas.
Marco contextual
Colombia se caracteriza por su diversidad étnica y cultural que se debe a las distintas
formas de poblamiento con influencia europea y africana expresada en su pluralidad de
identidades y de expresiones culturales de los pueblos y comunidades que conforman la
nación. En este sentido, Reyes y Cardona-Bustos (2017) exponen que Colombia al ser un
país pluriétnico, alberga diferentes culturas, lenguas y razas que han sido producto del
mestizaje determinado a través de la historia. Luchar por el reconocimiento de las
diferencias de los pueblos, es buscar la formación de seres humanos comprometidos con la
sociedad diversa.
Por su parte, Giraldo (2001) afirma “La mayoría de los colombianos cuando escuchan
hablar de la diversidad étnica y cultural de la nación piensan que esta expresión se refiere
solo a la existencia de indígenas y afrocolombianos. Pocos entienden que la expresión
alude algún sentido a las diferencias entre un costeño, un valluno y un llanero. Muchos
consideran que entre los indígenas no hay diferencias y para otros, los raizales de San
Andrés y Providencia no se distinguen de los chocoanos, sin embargo, la realidad es bien
diferente” (p. 68).
Colombia en cada una de sus regiones tiene variaciones culturales, se formó por la
herencia de las distintas tradiciones de los pueblos indígenas que habitaron en el territorio
nacional. Con la llegada de los españoles y los esclavos africanos en la época de la colonia,
sus costumbres y tradiciones se incorporaron en las comunidades aborígenes. Esta mezcla
dio origen a una cultura rica en diversidad, con rasgos comunes de otros pueblos
latinoamericanos. Pero, asimismo, con características únicas, afirmación certera porque
indudablemente nos une la diferencia por el tipo de poblamiento que tuvo cada rincón de
Colombia y sobre todo por su geografía diversa Uribe (2016).
Según Uribe (2016), las regiones colombianas responden más al conglomerado
cultural que a razones meramente territoriales, aunque estas no siempre se han visibilizado,
al contrario, a menudo se han visto opacadas por otras más prosperas desde el punto de
vista político o económico, aunque esa opacidad esté relacionada con el número de
kilómetros que la separan de Bogotá.
Los orígenes de las regiones colombianas son tan diferentes y similares al mismo
tiempo, todo desde un enfoque cultural y con un estilo único. Cuando hablamos del creole,
la lengua raizal del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina que tiene
origen africano; San Basilio de Palenque, el primer territorio libre del poder colonial; el
sombrero vueltiao originario de Tuchin y Vidales; el arpa llanera y su llegada al oriente
colombiano de la mano de los jesuitas; Chibiriquete y su importancia histórica y
arqueológica; los alabaos y guíales del pacifico; la convención de Ocaña, un evento
histórico que designó como país; el sur volcánico; los indomables pueblos indígenas del
Tolima y el Huila; el conjunto de colonizados antioqueños que forjaron toda una región; la
economía cafetera.
Ahora bien, el caribe colombiano ocupa los departamentos de San Andrés y
Providencia, Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena y Sucre. Los
“costeños como son llamados los de esta zona del país, se caracterizan por su alegría,
amabilidad y por su marcado acento. A pesar de estar divididos geográficamente en ocho
departamentos, los costeños mantienen una identidad común, conectada por el Mar Caribe.
Asimismo, esta región del país posee importantes grupos indígenas como los Arahuacos,
que se localizan en la Sierra Nevada de Santa Marta y los Wayúu en la Guajira (J. Ramírez,
comunicación personal, 2021).
Por otra parte, las culturas colombianas también se definen por su música. En la
región caribe, por ejemplo, existen ritmos que han logrado posicionarse a nivel mundial,
entre ellos el vallenato, uno de los géneros musicales más representativos de la región
caribe del país. Este ritmo nació en el departamento del Cesar y fue declarado por la
UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. También, están otros
destacados géneros como la champeta, porro, cumbia entre otras. El Carnaval de
Barranquilla con sus fiestas de gran importancia en todo el territorio colombiano es uno de
los más representativos de la costa caribe. Asimismo, el festival de la leyenda vallenata
(Festival Francisco el hombre, fiesta de la independencia, fiesta de las corralejas el 20 de
enero).
La Constitución política de 1991 distingue a Colombia como un país multicultural y
diverso con una riqueza cultural sorprendente, producto de la mezcla de la cultura indígena,
española y africana, otorgando de esta manera a las minorías étnicas una serie de derechos
diferenciales con el fin de preservar sus particularismos. El artículo 310 de la Constitución
reconoce la particularidad social y la fragilidad ambiental del archipiélago de San Andrés
Providencia y Santa Catalina y a la población minoritaria isleña nativa la identifica como
etnia raizal. Sin embargo, esta región posee un contexto insular marcado por una
convivencia intercultural entre raizales y la denominada población continental, por lo que
las políticas multiculturales en nombre del respecto de la diferencia de los raizales tienen
repercusiones sobre la población no raizal.
Las políticas multiculturales en Colombia, en su mayoría se han centrado en resaltar
la importancia de la diversidad étnica, la inclusión y el acceso a derechos diferenciales para
las poblaciones étnicas: afrocolombianos, indígenas y raizales.
En el caso específico de las poblaciones negras de Colombia, comienza a
evidenciarse cómo el reconocimiento opera solamente de acuerdo con un modelo étnico
territorial propuesto por la Ley 70 de 1993, el cual desconoce las realidades de poblaciones
que habitan en contextos urbanos o en otras regiones diferentes a la pacífica. Situación
paradójica, ya que un gran porcentaje de poblaciones negras del país habita en centros
urbanos, como las ciudades de Cali, Bogotá y Medellín; y en la región caribe, en Cartagena,
Barranquilla y el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
En San Andrés, Providencia y Santa Catalina, las personas de nacionalidad
colombiana no raizales son denominadas “continentales”. Se trata de un grupo no
homogéneo que tiene orígenes migratorios fechados generalmente a inicios de 1950. La
población continental proviene generalmente de la costa atlántica y del centro del país. A
San Andrés los colombianos del continente han llegado por motivaciones económicas,
sociales o familiares. Aunque hasta la fecha San Andrés, Providencia y Santa Catalina aún
pertenecen a Colombia, el fallo de la Haya fue un acontecimiento que temían los raizales y
el cual, los marcó en todos los sentidos… “El fallo de la Haya ha afectado en muchos
aspectos porque hemos estado perdiendo territorio que el mismo gobierno ha descuidado.
Esta población no solo perdió mar, sino también cultura, pues el mar es todo para los
raizales; de donde extraen su alimento, de donde proviene su economía, para ellos el mar lo
cura todo” (J. Ramírez, comunicación personal, 2021).
Ahora bien, el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se
encuentra en el Mar Caribe a 480 Kilómetros al noroeste de tierra firme, con “250,000
kilómetros cuadrados y tiene el privilegio de extender sus límites en varios países de Centro
América ístmica y el Caribe insular, es un pequeño litoral de aproximadamente diez millas
cuadradas, constituye un paisaje atractivo para el turismo, de arena blanca que se mezcla
con el agua cristalina. Ha sido denominado el mar de los siete colores y hasta mediados del
siglo XX, fue muy próspero y tranquilo, con una profunda religiosidad y respetada por
todos sus pobladores, contaba con una economía productiva, basada en la exportación de
cocos, la pesca y la agricultura como base de subsistencia (Gobernación del Archipiélago
de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 2020). Actualmente, es considerada como la
isla más densamente poblada del Caribe con aproximadamente 3000 personas por km2
según reporte del DANE de 2014.
Los Raizales constituyen una etnia afrocaribeña pertenecientes a Colombia, esta
población como la describe Bansart (2007) como “Tejido de identidades” resultado de
raíces cortadas, por trata de esclavos, antagonismos y divisiones pero donde también hubo
encuentro de mestizajes los cuales fueron contrayéndose por varios siglos convirtiéndose en
multifacética con una gran diversidad pese a su pequeña geografía, traídas, creadas y
mezcladas en razón de sus necesidades de supervivencia a través del tiempo; la
descendencia de indígenas, europeos y africanos, con su propia cultura y religiosidad. Sus
miembros hablan el creole o caribbean english que es una mezcla del inglés y lenguas
africanas, es decir, es una lengua criolla propia que surgió durante el proceso de
colonización y esclavitud que perpetuaron los europeos en las islas del Caribe.
El Creole como lengua materna, se construyó en medio de cultivos de algodón, donde
se ejercía presión a los esclavos por parte de los británicos para extraer esa materia prima,
la cual fortaleció la industria textil en la revolución industrial de Inglaterra. Corresponde a
uno de los orgullos más relevantes de un raizal junto con la religión (J. Ramírez,
comunicación personal, 2021).
La lengua hablada en las islas es conocida como Creole, mezcla de inglés, francés,
algunas palabras africanas y variaciones propias de la comunidad, dada la cercanía
lingüística el inglés es hablado también por la mayoría de la población. La tradición oral
está representada por historias para niños y jóvenes “que constituyen un espejo fiel de lo
africano y lo europeo con las historias de Anancy, héroe cultural de Africa Occidental”
(Mow Robinson, 2015, p. 24).
En el colegio nos prohibían hablar nuestra lengua materna, hasta hoy estamos
luchando para preservar eso. Ya con la nueva Constitución por lo menos se reconoce
[…] se habla de lenguas nativas y el creole es reconocido como lengua nativa de
Colombia (Samuel Robinson D., comunicación personal, 2021).
Para comprender mejor las características de la cultura raizal, vale la pena remitirse al
primer ciclo de “poblamiento” de San Andrés denominado Miskito que va desde el periodo
precolonial europeo, hasta el año de 1629, tiempo en el cual, la comunidad indígena
centroamericana perteneciente a la familia Miskito visitaban constantemente a las islas en
busca de alimentos como tortugas, langostas, caracol, y peces. Igualmente, historiadores
como Newton (1985), confirman que los indígenas centroamericanos permanecieron
provisionalmente en la isla antes de la llegada de los colonos ingleses en 1629 y lo
siguieron haciendo por un buen tiempo (Uribe, 2016).
Los puritanos y colonos ingleses primeros pobladores entre 1627 y 1629, huyendo de
las guerras religiosas que se presentaban en las islas británicas, eran cristianos de práctica,
(dogma del puritanismo es que la autoridad suprema es Dios), era el primer eslabón de la
multicultural de las islas, aunque vale la pena anotar que esta, era visitada por los
holandeses que estuvieron (100) años, mucho antes que los puritanos porque habían
encontrado madera de cedro y aprovechando la fértil tierra, pero no tuvieron un
asentamiento. Los puritanos eran personas religiosas que llegaron de Europa en el siglo
XVI, en busca de un lugar tranquilo donde vivir de acuerdo con los principios que enseña la
Biblia y en donde podían montar su sistema político y de comercio (Uribe, 2016).
Los puritanos de esta manera instalan la fe y religión en el corazón de los raizales
fundamentada en principios y valores. Asistir a la iglesia cada domingo es todo un acto
solemne para las familias, desde un día antes se prepara los vestidos más elegantes para
asistir a la iglesia, la religión del pueblo raizal es la bautista, las ceremonias se realizan
entre canticos (himnos), lectura e interpretación de los pasajes bíblicos y participación de
los fieles, la interacción entre feligreses y pastores. Por tratarse de un día dedicado al señor,
la mayoría de los raizales, especialmente los pertenecientes a las familias más tradicionales
no realizan ningún tipo de trabajo material; después del servicio religioso ocupan su tiempo
visitando a los enfermos en sus casas e en el hospital o simplemente se reúnen en familia.
Esta data desde el año 1844. Cuando el reverendo Philips Beekman Livingston, fundo la
primera congregación y construyó la iglesia con madera traida de Alabama, cuyo nombre es
First Baptiste Church o Primera Iglesia Bautista, la cual se encuentra ubicada en el punto
más alto de la isla en el sector de la Loma y desde su altura se observa claramente la
montañosa y hermosa isla de Providencia. En este sector tradicional vive un alto porcentaje
de la población nativa de la isla (Samuel Robinson D., comunicación personal, 2021).
Evolución del Termino Raizal
En primera instancia cabe resaltar que el término Raizal, en el interior del país ha sido visto
para promover el rescate de los valores culturales y ancestrales propias del Archipiélago,
pero la realidad es que este término expresa y describe de alguna manera, un sentimiento de
ser oriundos de la tierra de las islas, en sentido de pertenencia al “Archipiélago Lejano”
como lo describe Robinson Davis (2015), es una forma de caracterizarse como originaria y
ratificarse como diferente al resto de colombianos y del mundo.
Según Juan Ramírez-Dawkins (2002), los raizales derivan su nombre de las raíces
asentadas por los ancestros. Por más de cuatro siglos conviviendo en el mismo espacio,
pero ser raizal es más que un abolengo, ser raizal es también mantener respeto por la
cultura, por la música, por su lengua creole y sobre todo un respeto a Dios.
Algunos líderes de la comunidad dan respuesta al concepto de ser raizal, etnia o
grupo social: “Ser raizal es una persona que además de poseer la ancestralidad en estas
islas, reúne una serie de costumbres que nos identifican como lengua, la confianza en la
religiosidad, y las practicas ancestrales” comenta Alicia Mitchell (comunicación personal,
2021).
Actualmente, en las islas, algunos de los raizales dedican parte de su tiempo a dar a
conocer la cultura propia del archipiélago que fueron consultados con el fin de hacer una
aproximación a las formas de definir al raizal. Es el caso del sacerdote católico y líder
comunitario reconocido Marcelino Hudson, de la iglesia Francisco de Asís, ubicada en el
sector tradicional de la Loma Cove lo describe así: “el raizal es aquel nacido en la isla…son
aquellas personas reconocidas como nativas, criadas en la isla […]Tenemos una historia, un
legado cultural, formado por el componente inglés y español y sobre todo por el africano
[…]tenemos una riqueza cultural que se expresa en nuestro idioma, el creole, en la
practicidad de vivir […] Estas condiciones nos hace un grupo diferente a todo el
conglomerado de colombiano” (Marcelino Hudson, comunicación personal, 2021). Otro
líder comunitario del archipiélago agrega “El ciudadano común no establece diferencias
entre el raizal e isleño para él, o ella ser isleño o raizal es […] ser diferente al resto de
continentales” (J. Ramírez, comunicación personal, 2021).
Por otra parte, Erika Bent quien al momento del estudio trabaja como coordinadora
del Programa de Discapacidad, indica que “ser raizal es una condición que la determina la
autenticidad, el ser caribe y sobre todo ser un digno representante de ser afrocolombiano.
Ser raizal es ser autentico, caribe, ser alegre, tener esperanza y sobre todo ser afro”
(comunicación personal, 2021).
Según el DANE (2009), la etnia raizal suma un número de 30.565 personas a nivel
nacional. En las tres islas 30.118 personas, conformando un 39.4% de la población total del
departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, que es de 76.442
habitantes. Esto marca un aumento de la población en el Archipiélago, sobre todo en la isla
de San Andrés, siendo una de las principales problemáticas en el departamento pese de que
existe la Oficina de Control y Residencia, OCCRE.
Otro de los acontecimientos que produjo sobrepoblación en el archipiélago fue el
proceso de colombianización que se llevó a cabo en la década de los años veinte definidos
de esta manera: “La sobrepoblación ha deteriorado por completo la identidad del pueblo
raizal. El proceso de colombianización despertó la sobrepoblación. La Ley 52 de 19912 en
el artículo 14 dice: “autorice al gobierno transportar con tiquete gratis a personas del
continente de 4 o más miembros de la familia a domiciliarse en la isla. Desde ese momento
empieza el proceso de colombianización y de inmigración y no se tuvo en cuenta que San
Andrés es un territorio de 27 kilómetros cuadrados, Providencia de 19 kilómetros, Santa
Catalina 1 kilómetro y en este último pedazo de territorio es la densidad de población más
grande, yo creo que la más grande del mundo, aquí somos más de 4.000 habitantes por
kilómetro cuadrado, la densidad poblacional y eso nos ha afectado tremendamente; la
inseguridad, los problemas sociales, la perdida de mucha de nuestra identidad ha sido por
eso” (Samuel Robinson, comunicación personal, 2019)
El movimiento A.M.E.N de las islas lo expresa así: “haber nacido sanadresano es un
accidente geográfico único […] haber nacido raizal es un acto de orgullo y de compromiso
personal” (J. Ramírez, comunicación personal, 2021).
Sin embargo, la preocupante realidad es otra en la isla habitan con los raizales, otros
grupos étnicos que llegaron en su mayoría después de la declaratoria del Puerto Libre por la
Constitución Política de 1991. De manera coloquial, estos grupos fueron llamados por la
población raizal “pañas” estos vienen del continente colombiano, de habla español
especialmente de zonas del caribe continental como Cartagena, Barranquilla hasta del
interior del país. Son identificados fácilmente en su mayoría se ubican en el centro de la isla
en este grupo poblacional hay diferencias significativas de estratificación, el otro grupo es
el de los “turcos” quienes, junto con los paisas, ocupan un lugar importante en el sector
comercial y turístico. Este grupo está residenciado en barrios considerados de estrato alto,
en contraste, con los continentales de la zona caribe que se dedican a los oficios varios y se
consideran la mano de obra del sector turístico y hotelero. Este grupo de “pañas” vive
mayoritariamente en sectores no legalizados de la isla, es decir, que no cumplen con los
lineamientos dados por la Secretaria de Planeación e Infraestructura para la construcción
legal. Otra característica de este grupo poblacional es que en la mayoría de los grupos
continentales se ha presentado mayor índice de violencia social que son reportados en la
isla por la Policía Departamental.
Los “turcos” son conocidos como los sirios-libaneses, de religión musulmana y su
lengua materna es el árabe. Muchos de ellos llegaron directamente de sus países y su
actividad principal es el comercio, poco se involucran en actividades políticas, aunque
algunos representantes de esta comunidad han hecho parte del gobierno isleño.
A partir, de las migraciones generadas por el Puerto Libre, se han constituidos nuevas
formas de la sociedad isleña, perdiéndose costumbres tradicionales en especial para los
jóvenes adolescentes, que han apropiado ideas traídas por algunos de los nuevos
pobladores. González (2003), al respecto, señala como se ha dado un proceso de
identificación con valores insulares de la población en especial en barrios como Morris
Landis y Ciudad Paraíso, y también llama la atención sobre los territoriales en donde
construyen sus barrios y los significados que cobran para ellos, que hacen que superen su
condición de migrantes.
Por su parte, Ramírez-Dawkins (2002) analiza la situación de los jóvenes isleños, y
concluye que para estos hay aspectos que están influenciando sus identidades juveniles lo
que genera cambios en las tradicionales categorías sociales. Esta condición preocupa por la
profundización del conflicto interétnico.
Ahora bien, respecto de las celebraciones, los desfiles del 20 de julio en Nort End, y 7
de agosto en San Luis, 12 de octubre en la Loma son celebraciones patrias pero su practica
la ha convertido en parte de las manifestaciones de la cultura del pueblo raizal. Son
desfiles vistosos, acompañados de actos culturales la participación de la población a estos
eventos masivos. Estas son fiestas de todos, se unen raizales y continentales, a diferencia
del resto del país que realiza desfiles militares para conmemorar el día de la independencia,
el 20 de julio en el Archipiélago, se desarrolla en las tres fechas como una significativa
expresión cívico-cultural.
Adicionalmente a las mencionadas, el primero de agosto de cada año se celebra la
tradicional fiesta de Emancipación del pueblo raizal, busca converger que el legado
continúe. Corresponde a una celebración que se desarrolla hace más de 200 años, para
conmemorar la emancipación del pueblo raizal. Vale la pena agregar que la emancipación
legalmente está reconocida desde el año 1834 y fue iniciada cuando Phillip Beackman
Livingston Jr., llega a las islas de Providencia a liberar a los esclavos que eran propiedad de
su familia, cumpliendo si una petición de su madre, Mary Archbold, una terrateniente de la
época (entrevista Delia Robinson 2021).
Respecto a la música y la danza, de origen raizal, se reconoce como una de las
mayores fuentes de expresión de identidad para los raizales son la música y la danza. A
través, de esta se ven reflejados sus orígenes, la conformación de su cultura raizal, ya que
se puede observar, desde bailes de salón que provenían de Europa, así como el calipso que
venía de comunidades esclavas de otras islas del caribe. Más allá de una expresión
individual, son formas de evocar el pasado, los mensajes de los ancestros, las diferentes
formas de galantería, los cantos en las iglesias, así como la conexión con el mar y el
entorno, entre otros. La música y la danza del pueblo raizal representa mensajes de
represión y esclavitud tanto de los ancestros que eran forzados a bailar, como en la
actualidad, donde se baila el reggae para compartir sentimientos patrióticos y los deseos de
independencia y reconocimiento. Esta música y danza típica ha ido adquiriendo gran
importancia para la promoción de nuestra cultura, siendo esta fuente económica para los
raizales, que ofrecen representaciones de las diferentes danzas en las zonas turísticas y
hasta enseñanza a cambio de dinero (Samuel Robinson, comunicación personal, 2015).
mi familia trabaja en el entorno musical y lo que hemos es empezar a visibilizar la
música de San Andrés, sobre todo bandas locales de música tradicional, entonces con
estas bandas hemos participado en diferentes mercados culturales a nivel nacional y
festivales, los músicos que llevamos han estado en diferentes espacios de música
mostrando la música de la isla (Heidy Freitte, comunicación personal, 2021).
A su vez hay personas que sin ser raizales aportan a la preservación de la cultura
como la docente Leonor Murillo que lo afirma en la entrevista y que siendo isleña lleva
años trabajando con los niños de un colegio público:
Lo que yo hago es trabajar con la cultura de la isla y sobre todo con los niños porque
ellos a pesar de que dicen que son el futuro ellos son el presente, la alegría que a mí
me da cuando llega la afrocolombianidad, y tú vas a mi colegio y encuentras 100, 120
niños bailando chotis y con su traje típico, y ya no es lo mismo, aunque siguen
trabajando en la conservación es muy poco lo que se puede recuperar.
Las Danzas del pueblo raizal son una mezcla de instrumentos autóctonos como lo son
el tináfo o la quijada de caballo, dando sonidos caribeños, como lo es el calipso y el
reggae. En las islas los musico raizales interpretan el Chotise, la polska, la mazurca,
el pasillo, el menton y otros géneros más antillanos como el zouk (Leonor Murillo,
comunicación personal, 2021).
Marco Legal
En diciembre del año 2019, en Wuhan, República Popular de China, apareció un virus que
afecto a muchas personas causando la muerte a un alto porcentaje de ellas. Dicha situación
suscitó de inmediato la alarma en la comunidad científica de ese país y dado que se
extendió a otros países, llamó la atención de la Organización Mundial de la Salud, la cual se
pronunció a inicios del mes de enero del año 2020 identificando el nuevo coronavirus como
“COVID 19” y lo declaró como “emergencia de salud pública de importancia
internacional” debido a la evidencia sobre que la trasmisión se da de persona a persona, lo
que implica un riesgo de propagación por los viajeros infectados. El 09 de marzo de 2020 el
director general de OMS recomendó a los países adaptarse a la situación según el escenario
en que cada uno se encontraba, asimismo, adaptar medidas preventivas con el objetivo de
detener la transmisión (su contagio) y evitar su propagación.
El 11 de marzo del mismo año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró
“que el brote de COVID-19 es una pandemia, fundamentalmente por la rapidez de su
propagación”. De esta manera, los distintos gobiernos de los países procedieron a tomar las
medidas necesarias y en Colombia el presidente amparado en la Constitución Nacional
declaro la emergencia sanitaria y con esta adoptó las medidas necesarias para la
identificación, confirmación, aislamiento, seguimiento y monitoreo de los posibles casos y
el tratamiento para los casos confirmados, así como la divulgación de las medidas
preventivas.
El 12 de marzo de 2020, mediante la Resolución 385, declaró la emergencia sanitaria
en todo el territorio colombiano hasta el 30 de mayo de 2020, fecha que fue postergándose
hasta el 31 de julio de 2021. Entre las medidas adoptadas se encuentra la suspensión de los
eventos públicos y privados con más de 500 personas. Ordenó a los alcaldes y
gobernadores que evaluaran los riesgos para la transmisibilidad del COVID-19 en las
actividades o eventos que impliquen la concentración de personas en un número menor a
500, en espacios cerrados o abiertos y que, en desarrollo de lo anterior, determinen si el
evento o actividad debe ser suspendido (Reportes y tableros de control, 2020).
Con fundamento en la decisión del Ministerio, el gobernador del Departamento
Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina expidió el Decreto 0124 del 13
de marzo 2020, por el que ordenó suspender la realización de eventos de afluencia masiva,
hasta tanto las condiciones de salubridad pública adoptadas con el objeto de prevenir y
controlar la propagación de la epidemia del coronavirus (COVID -19) lo permitan.
El presidente de la república ante la situación de fuerza mayor, el 13 de marzo de
2020 expidió el Decreto 398, por medio del cual adicionó el capítulo 16 al Decreto 1074 de
2015 para reglamentar parcialmente el Articulo 19 de la ley 222 de 1995 en lo referente al
desarrollo de las reuniones no presenciales de las juntas de socios, asambleas generales de
accionista o juntas directivas.
Este decreto buscaba precisamente darle respuesta al limbo en el que se hallaban los
administradores de las sociedades en razón a que las medidas de aislamiento obligatorio
imposibilitaban llevar a cabo la reunión de la asamblea general de accionistas o de la junta
de socios de manera presencial, como es lo habitual, quedando abierta entonces la
posibilidad de que la reunión se llevara a cabo de manera no presencial debido a la
emergencia sanitaria. Sin embargo, es preciso anotar que a la fecha de expedición del
Decreto 398 aún no se había declarado el estado de emergencia económica, social y
ecológica en todo el territorio nacional, lo que se hizo el 17 de marzo de 2020 mediante el
Decreto 417, mediante el cual, declaró el Estado de Emergencia Económica, Social y
Ecológica en todo el territorio nacional, esto fue, cuatro días después de haber proferido el
Decreto 398 con el cual adicionó el Decreto 1074 de 2015, que modificó el artículo 19 de la
Ley 222 de 1995. Considerando que pese a las medidas adoptadas anteriormente para
contener el contagio del COVID-19, este ha ido en constante aumento. Con el fin de
fortalecer el sistema de salud, y mitigar las consecuencias económicas de la pandemia, el
Gobierno Nacional declaró un Estado de Emergencia en todo el territorio nacional por el
término de 30 días calendario, contados a partir del 17 de marzo de 2020.
El Decreto 039 de 2021 por el cual se imparten instrucciones en virtud de la
emergencia sanitaria generada por la pandemia COVID-19, y el mantenimiento del orden
público, y se decreta el aislamiento selectivo individual con distanciamiento individual
responsable.
Respecto de las medidas de Orden Público mediante Decreto 039 de 2021 (Derogado
por el Art. 13 del Decreto 206 de 2021) se imparten instrucciones en virtud de la
emergencia sanitaria generada por la pandemia del Coronavirus COVID - 19, y el
mantenimiento del orden público, y se decreta el aislamiento selectivo con distanciamiento
individual responsable.

Metodología
Se determinó realizar un estudio mediante la metodología cuantitativa de tipo descriptivo,
transversal con la participación de 1.252 personas entre hombres y mujeres colombianos
mayores de 18 años.
Participantes
El grupo de participantes fue 1.254 hombres y mujeres mayores de 18 años, colombianos,
residentes en el país en la zona continental y en el archipiélago de San Andrés, Providencia
y Santa Catalina. La siguiente tabla muestra las características sociodemográficas de la
muestra. Es de aclarar que todos participantes isleños se reconocen como raizales y en el
caso de los continentales, ninguno reportó esta etnia.

Tabla 1.

Características de los participantes

Variable Frecuencia Porcentaje


Zona de residencia
Continente 1048 83.50
Islas 204 16.25
Sexo
Hombres 514 40.95
Mujeres 738 58.80
Estado civil
Soltero 519 41.35
Casado 485 38.64
Unión marital de hecho 145 11.55
Separado/divorciado 84 6.69
Viudo 19 1.51
Nivel educativo
Primaria 19 1.51
Secundaria 147 11.71
Técnico/Tecnológico 229 18.24
Universitario 462 36.81
Posgrado 395 31.47
Estrato socioeconómico
Alto 131 25,0
Medio 260 49,5
Bajo 134 25,5
Ocupación
Desempleado antes de la cuarentena 166 13.22
Desempleado a causa de la pandemia 150 11.95
Empleado con teletrabajo permanente 373 29.72
Empleado con teletrabajo y presencial 107 8.52
Empleado presencial permanente 76 6.05
Independiente en teletrabajo permanente 75 5.97
Independiente presencial permanente 38 3.02
Independiente con teletrabajo y presencial 43 3.42
Jubilado 51 4.06
Hogar 97 7.72
Otro 65 5.97

Muestra
El diseño determinó muestra por conveniencia, mediante la técnica de bola de nieve, que
consiste en mediante los vínculos sociales de los participantes hacer contacto con otros
posibles participantes que cumplan con los criterios de inclusión en la muestra (Espinoza
Tamez, Hernández, López Guzmán y Lozano Esparza, 2018). Como criterios de selección
se estableció que fueran hombres y mujeres colombianos mayores de 18 años colombianos
residentes en el continente y en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Instrumentos 
Se diseñó un cuestionario online que indagó sobre variables sociodemográficas como zona
de residencia, sexo, estado civil, nivel educativo, estrato socioeconómico y ocupación al
momento de la pandemia. Con el objetivo de evaluar el consumo se utilizó el cuestionario
Ad hoc que se compone de 9 preguntas y que fue diseñado por el equipo de investigación
del Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad Austral de Argentina que reporta
un α Cronbach =.79. Un ejemplo de las preguntas es: ¿durante la cuarentena ha cambiado el
consumo de alimentos?, ¿durante la cuarentena ha cambiado el consumo de sustancias
psicoactivas? Vale agregar que se analizó el comportamiento estadístico de dichas
preguntas en este estudio que reporto un α Cronbach = .71 y un McDonald's ω =.72.
Finalmente, el afrontamiento fue evaluado con la Escala de evaluación personal del
funcionamiento familiar en situaciones de crisis de McCubbin, Larsen & Olson (1981) que
reporta una confiabilidad Alpha global entre .86 y .87. En cuanto al análisis factorial
(AFE), la bondad de ajuste del modelo arrojó un KMO=.85, la prueba de esfericidad de
Bartlett fue de X2(300)=2445.42; p=.000 y la varianza total explicada fue del 57.34%. La
prueba obtiene un valor de fiabilidad Alfa de Cronbach total de .841 y Omega de
McDonald total de .837. Ejemplo de las preguntas de esta escala son: Cuando en nuestra
familia enfrentamos problemas o dificultades, nosotros respondemos: “Compartiendo
nuestras dificultades con los parientes y amigos”, “Buscando apoyo profesional, “Pidiendo
a los vecinos ayuda y favores”.
Procedimientos
Entre las actividades realizadas como parte de la estrategia metodológica, se consideran el
diseño del cuestionario que en el aparte anterior se describió. Posteriormente, se realizó la
prueba piloto, seguida por la identificación del directorio de los posibles participantes en las
listas de contacto del equipo de investigación, de acuerdo con los criterios de inclusión
determinados por el diseño que se describieron en el aparte de la muestra. A continuación,
se procedió a la aplicación en línea de cuestionario. Realizado el trabajo de campo o de
recolección de la información de los datos, se depuró la base de datos que consistió en la
revisión de las respuestas incongruentes y se procedió al análisis de los datos y la
construcción de los resultados.
Análisis de datos 
El primer análisis consistió en los descriptivos con el objetivo de caracterizar los
participantes, posteriormente y con el fin de conocer si existen diferencias significativas
entre los dos grupos de isleños y continentales, se llevó a cabo un análisis multivariado de
varianza (MANOVA). Igualmente se realizaron análisis de comparación de grupos que
permitieron hacer paralelos por sexo con el objetivo de evaluar las vivencias familiares en
el marco de la cuarentena por la pandemia del COVID-19 según las variables de interés ya
descritas en el aparte anterior. Los análisis se realizaron en el software Jasp versión 14.1.
Consideraciones éticas
Como corresponde a los estudios de ciencias sociales, se tuvo en cuenta las consideraciones
éticas propias de la investigación con seres humanos, (consentimiento informado,
participación voluntaria, derecho a la confidencialidad de la información, protección de
datos personales, gratuidad y posibilidad de abandonar el estudio), para ello, al inicio del
cuestionario se presentó el proyecto, los objetivos, el alcance de la participación y la
primera pregunta se dedicó a obtener el consentimiento informado del participante.

Resultados
Diferencias en la vivencia entre las familias continentales e isleñas en cuanto a
consumo
Con el fin de conocer si existen diferencias significativas entre los dos grupos de isleños y
continentales, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza (MANOVA). Se
encontraron diferencias significativas en el consumo de alimentos, de bebidas alcohólicas,
medicamentos y compras por internet. Los continentales son quienes más consumieron
bebidas alcohólicas y compras por internet durante la cuarentena por COVID 19, en
comparación con los isleños quienes consumieron más alimentos y medicamentos en el
mismo período.

Tabla 2

Diferencias significativas en consumo

Variable F Continentale Isleños


s (M)
(M)
Consumo de alimentos (1,1250)=5.49; 2.31 2.55
p=.002
Consumo de bebidas alcohólicas (1,1250)=6.76; .74 .54
p<.009
Consumo de cigarrillo (1,1250)=2,52; p<.11 .26 .17
Consumo de medicamentos (1,1250)=23.11; .90 1.31
p<.001
Consumo de redes sociales (1,1250)=.55; p=.45 3.01 3.07
Consumo de contenidos de (1,1250)=2.94; p=.08 3.11 2.97
internet
Consumo de películas y series (1,1250)=.05; p=.82 2.59 2.57
Consumo de Sustancias (1,1250)=.03; p=.98 .11 .11
psicoactivas
Consumo de compras por (1,1250)=37.66; 1.52 .89
internet p<.001

Diferencias en la vivencia entre las familias continentales e isleñas en cuanto a


afrontamiento
Con el propósito de conocer si existen diferencias significativas entre los dos grupos en las
formas en que afrontaron la cuarentena, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza
(MANOVA). Se encontraron diferencias significativas entre los isleños y los continentales
en el apoyo intrafamiliar, las actividades espirituales, el apoyo profesional y las actividades
de ocio. Los isleños fueron quienes utilizaron más estas estrategias de afrontamiento
durante la cuarentena por COVID 19, en comparación con los continentales.

Tabla 3

Diferencias significativas en afrontamiento

Variable F Continentales Isleños


(M) (M)
Apoyos intrafamiliares (1,1250)=.258; p=.611 3.02 3.0
Apoyo de amigos y familiares (1,1250)=1.902; 2.60 2.67
p=.168
Compartiendo las dificultades con (1,1250)=37,833; 1.81 2.13
parientes y amigos p<.001
Actividades espirituales (1,1250)=28.313; 2.72 3.04
p<.001
Apoyo profesional (1,1250)=22.216; 2.28 2.56
p<.001
Actividades de ocio (1,1250)=94.288; 2.09 2.48
p<.001
Apoyo emocional (1,1250)=5.797 p=.016 2.73 2.84

Diferencias por sexo en el consumo durante la cuarentena


Con el objetivo de conocer si existen diferencias significativas según el sexo de los
participantes, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza (MANOVA). Se
encontraron diferencias significativas en el consumo de bebidas alcohólicas, cigarrillo,
medicamentos y sustancias psicoactivas. Los hombres fueron los que, durante la cuarentena
por COVID 19, consumieron más bebidas alcohólicas, cigarrillo y sustancias psicoactivas,
en comparación con las mujeres que consumieron más medicamentos en el mismo período.
La tabla 4 muestra los resultados de este análisis.

Tabla 4

Diferencias significativas en consumo según el sexo de los participantes

Variable F Hombres Mujeres


(M) (M)
Consumo de alimentos (1,1250)=1.51; p=.22 2.30 2.40
Consumo de bebidas alcohólicas (1,1250)=24.26; 0.87 0.60
p<.001
Consumo de cigarrillo (1,1250)=23.46; 0.38 0.15
p<.001
Consumo de medicamentos (1,1250)=13.59; 0.83 1.06
p<.001
Consumo de redes sociales (1,1250)=.0.78; p=.38 2.98 3.04
Consumo de contenidos de (1,1250)=0.19; 3.10 3.08
internet p=.066
Consumo de películas y series (1,1250)=3.85; p=.05 2.67 2.53
Consumo de sustancias (1,1250)=32.25; 0.22 0.03
psicoactivas p<.001
Consumo de compras por internet (1,1250)=6.44; p=.01 1.53 1.33

Diferencias por sexo en la utilización de estrategias de afrontamiento


Con el propósito de conocer si existen diferencias significativas según el sexo de los
participantes, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza (MANOVA). Solo se
encontraron diferencias significativas en la participación en actividades espirituales. Las
mujeres durante la cuarentena por COVID 19, fueron las que asistieron más a estas
actividades, en comparación con los hombres. La tabla 5 muestra los resultados de este
análisis.

Tabla 5

Diferencias significativas en afrontamiento según el sexo de los participantes

Variable F Hombres Mujeres


(M) (M)
Apoyos intrafamiliares (1,1250)=.808; p=.369 3.00 3.02
Apoyo de amigos y familiares (1,1250)=6.112; p=.014 2.57 2.65
Compartiendo las dificultades con (1,1250)=.203; p=.652 1.85 1.87
parientes y amigos
Actividades espirituales (1,1250)=34.481; p<.001 2.61 2.88
Apoyo profesional (1,1250)=5.317; p=.021 2.26 2.37
Actividades de ocio (1,1250)=.562; p=.454 2.17 2.15
Apoyo emocional (1,1250)=6.706 p=.010 2.69 2.79

Conclusiones
El consumo y las formas de afrontamiento fueron diferentes entre los participantes
continentales e isleños. En cuanto a las bebidas alcohólicas y compras por internet de las
personas residentes en zona continental puede estar asociado a la facilidad del acceso a
estos recursos, debido a que el funcionamiento y cobertura de internet en el Archipiélago,
es decir en la zona insular, es intermitente y de difícil acceso. Adicionalmente, el aumento
en los hábitos de consumo de bebidas alcohólicas más en los hombres que en las mujeres y
de alimentos y medicamentos en ellas, lleva a reflexionar acerca de los motivos asociados a
este aumento, como, por ejemplo, el estrés, la ansiedad y la depresión que se presentaron en
algunas personas como producto de la incertidumbre y el confinamiento asociados a la
pandemia por Covid-19. Asimismo, sería interesante indagar sobre el tipo de medicamentos
que se han consumido, dado que, por el miedo generalizado al inicio de la pandemia,
algunas personas se automedicaron con el fin de prevenir el Covid-19, y en otros casos, por
el diagnóstico positivo de la enfermedad se aumentó el consumo de medicinas por el
tratamiento de la enfermedad.
Según la Organización Panamericana de la Salud, el alcohol es un factor de riesgo
de muerte y discapacidad en las personas con edades entre los 15 y 49 años; el consumo
exagerado de bebidas alcohólicas es una de las principales causas de muerte en el mundo.
En este orden de ideas, los resultados de este estudio resaltan la necesidad de revisar las
políticas públicas frente al aumento del consumo de bebidas alcohólicas por el impacto que
este puede tener en la salud, dado que la ingesta frecuente por largos períodos de tiempo
puede desencadenar trastornos que afectan el bienestar de las personas y las familias, así
como los presupuestos de inversión en salud pública y salud mental del Estado colombiano.
Ahora bien, respecto a las formas de afrontamiento, todavía es notoria la diferencia
en el acceso al apoyo espiritual entre hombres y mujeres, ellas suelen hacerlo con más
frecuencias, los recintos sagrados son más visitados por mujeres que por hombres, ellas se
sienten más sensibles a las actividades espirituales como estrategia de afrontamiento.
Así, cuando enfrentan situaciones estresantes y adversas, la forma como reaccionan
y las enfrentan, hace la diferencia a problemas subsecuentes. En este sentido, la cuarentena
es posible que para algunas personas haya sido una oportunidad para mejorar y generar
estrategias lo que las llevó a salir fortalecidas.

Discusión
El propósito de este estudio fue conocer las diferencias entre un grupo de colombianos,
hombres y mujeres, continentales e isleños en la vivencia de la cuarentena por el COVID
19 según los cambios en el consumo y las estrategias de afrontamiento.
En este sentido, los resultados coinciden con los hallazgos de Montaña et al. (2020)
que estudiaron los hábitos y el consumo de medios en España al inicio de la pandemia y,
encontraron que el medio más utilizado durante esta fue la televisión seguido por el
internet, las redes sociales y la radio. Nuestro estudio, aunque, no encontró en este tipo de
consumo, diferencias significativas entre los grupos comparados, muestra que los residentes
en la zona continental reportaron mayor consumo de contenidos de internet, películas y
series. Asimismo, que los isleños reportaron mayor consumo de redes sociales, lo cual
coincide con el estudio mencionado. Nuestro estudio aporta en la comparación por sexos
que permitió concluir que los hombres fueron más consumidores de contenidos de internet,
películas y series, así como de compras electrónicas, frente a las mujeres que consumieron
más redes sociales que los hombres.
De otra parte, el estudio en México, de Lechuga-Nevárez y Hernández-Chavarria
(2020), sobre el impacto del consumo electrónico en la pandemia del COVID-19, encontró
un incremento significativo en el comercio electrónico y en la realización de transacciones
de este tipo, lo cual coincide con el presente estudio, porque se encontraron diferencias en
la comparación de grupos como, que fueron los continentales los que mostraron más
consumo de este tipo y en particular los hombres. No obstante, nuestro estudio aporta
información de sexo.
Respecto de los cambios en el consumo de alimentos, en la comparación de grupos
no se encontraron diferencias significativas por zona de residencia, sin embargo, los
resultados muestran que fueron los isleños fueron quienes aumentaron este tipo de consumo
y en el análisis por sexo, evidencia que son las mujeres quienes aumentaron en mayor
proporción el consumo de alimentos. Estos resultados muestran coincidencia con el estudio
de Federik et al. (2020) en Argentina, sobre las prácticas de consumo de alimentos, quienes
concluyeron que las medidas de aislamiento social influenciaron la ingesta de alimentos, lo
que significa un riesgo para la salud. Nuestro estudio aporta la comparación por sexo, lo
cual se considera una contribución de información en la perspectiva de las políticas de
seguridad alimentaria y nutrición.
En relación con las estrategias de afrontamiento Vera et al. (2020), realizaron un
estudio con la participación de 463 personas de varios países de habla hispana en el que
buscaron analizar el nivel de afrontamiento durante la cuarentena y llegaron a la conclusión
que, el nivel de educativo está relacionado con el afrontamiento activo de las personas,
demostrando mayor cumplimiento al aislamiento social, sin embargo, no reportaron análisis
por sexo, como este estudio que muestra que las mujeres acudieron más al apoyo espiritual.
Por otra parte, esta investigación determinó diferencias significativas en la comparación por
zonas de residencia en estrategias de afrontamiento como recurrir al apoyo profesional,
actividades espirituales, actividades de ocio, compartir las dificultades con familiares y
fueron los isleños quienes más recurrieron a estas estrategias de afrontamiento, sin
embargo, los hombres acudieron más a las actividades de ocio.
Por otra parte, Johnson et al. (2020) realizaron un estudio en Argentina, al inicio de
la pandemia, que exploró las emociones generadas por la pandemia y encontraron el miedo,
la incertidumbre y la angustia por lo que plantearon la importancia de implementar
acciones de política pública con el fin de disminuir el riesgo de enfermedad mental de las
personas, sugerencia en la que coincide este estudio.
No obstante, algunos de los estudios previos consultados plantean la necesidad de
considerar variables sociodemográficas en la atención de los efectos psicosociales de la
pandemia, no muestran, en su mayoría conclusiones según la zona de residencia y el sexo,
variables en la que se centró el presente estudio, por lo que se considera que su mayor
aporte es aporta información a la comunidad científica en general, pero en particular resulta
de utilidad para el análisis y fundamentación de intervenciones comunitarias y de política
pública de respuesta a los efectos del COVID 19 en atención psicosocial, salud mental y
salud pública, entre otras.

Limitaciones del estudio


Como limitaciones del estudio se reconoce, la dificultad para lograr la participación de los
hombres en este tipo de estudios, aunque con el esfuerzo y la persistencia de las
investigadoras de campo, se lograron los porcentajes necesarios para los análisis de
comparación de grupos. Otra limitación observada fue la dificultad de la participación de
los residentes en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina por las dificultades
de conexión a internet propias de la zona.

Recomendaciones
Dada la diversidad de la población colombiana y en particular entre población residente en
el continente y en las islas, se sugiere continuar estudios que permitan ampliar el
conocimiento sobre las diferencias entre las familias continentales e isleñas en el marco de
los estudios culturales, enfoque poco abordado en los estudios de familia hasta el momento
en el país. Las características de los orígenes culturales y de las formas de poblamiento, se
constituyen en una línea de investigación clave para comprensión de las familias
colombianas.

Por otra parte, queda pendiente estudiar las razones del aumento en el consumo de
medicamentos por parte de las mujeres durante la cuarentena, en particular de las isleñas.

Respecto de la intervención, este estudio se constituye en una evidencia empírica


importante para la fundamentación de programas relacionados con los cambios en el
consumo en particular de bebidas alcohólicas, cigarrillo, sustancias psicoactivas y
medicamentos, necesarios para enfrentar la pospandemia. Asimismo, en la fundamentación
de estrategias de trabajo con familias en el marco del bienestar social, en particular en el
Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, cuya administración
departamental, apoyo el proceso de recolección de la muestra con el objetivo de disponer
de evidencia empírica.

Agradecimientos
El equipo de investigación agradece a los hombres y mujeres participantes en el estudio su
voluntad por participar y en especial, su confianza para compartir cuestiones de su vida
personal relacionadas con los cambios en el consumo y las estrategias de afrontamiento
utilizadas durante la cuarentena.

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