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4º - Zappeur
4º - Zappeur
Zappeur nº 4
En este número 4 continuamos con las citas extraídas del artículo de J.-A.
Miller “Lacan qui enseigne”, donde sitúa nuestra debilidad mental de parlêtre
para desenvolvernos con lo que más nos importa. Encontraremos a
continuación el niño HLM, habitado por todo un mundo, es decir, un bestiario
sorprendente. Es él quien lo enseña desde su extravío. Para Freud, “la pulsión
del investigador” deriva de la curiosidad sexual, de las ganas de ver eso”. Ello
continúa siendo verdadero y primordial hoy para abordar un cierto número de
casos, incluso si, no obstante, no es generalizable a todo lo que puede
embrollar a un sujeto en su relación al saber. “Aprender es repetir como una
oración. Eso hace daño a la tripa”, nos dice Nadia, la niña del hermoso libro de
Brigitte Giraud. Cuando un real es movilizado, el de su triste epopeya, un
agujero se abre entonces en el saber que ninguna oración viene a encerrar.
Lugar a otra cosa…
1
Daniel Pasqualin
Orientaciones
Orientaciones
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mental. El concepto de debilidad mental va más lejos que el de inconsciente.
Puede decirse que el inconsciente es una elucubración de saber sobre nuestra
debilidad mental. La ciencia hace que crezca la debilidad mental. No sabíamos
hacer con la naturaleza, y sabemos hacer aún menos con los nuevos objetos
que produce la civilización y con los cuales nos embaraza. Esta debilidad
mental produce nuestro extravío, enloquece nuestro goce, es motivo de tristeza
y de rabia, es causa de síntomas, es estrago. Cada día se verifica la actualidad
de ello. La debilidad mental es la actualidad. Un psicoanálisis no triunfa sobre
la debilidad mental, pero puede hacer que se la conozca mejor –un poco
mejor- hacer ahí con lo real que no tiene sentido” (p. 574).
Daniel Pasqualin
“Todo un mundo”
Es preciso aún el deseo del adulto para venir a interrogar, con otros, lo que
constituye extrañeza para ella, lo que la divide en su trabajo y que la hace
pasar de enseñante a enseñada.
Martine Revel
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1.- Jacques-Alain Miller: “El niño y el saber”, en Carretel nº 11, revista de la
Diagonal Hispanohablante. Bilbao, 2011
Momentos clínicos
4
Más de un siglo después, el analista puede testimoniar que la castración no es
la cosa la más compartida del mundo, y que a este título la curiosidad sexual
infantil no es el destino común de todo niño. Así, no es raro, que en lugar de
esta última surja un fuerte investimento estrictamente intelectual. El saber de
internet, de los libros, el de la escuela, regulado y académico son entonces
utilizados por el niño, en un movimiento de cortocircuito, para sostenerse, no al
abrigo del horror de ça voir, sino del encuentro con un agujero demasiado real.
Esto no invalida en nada las tesis freudianas trazadas a partir del tratamiento
psicoanalítico de las neurosis, pero deja un amplio lugar al examen detallado
de la relación del niño al saber, a la vista de la singularidad del anudamiento
RSI que se produce.
David Oger
(1)“Ça voir”, cuya traducción sería “ver eso”, es en francés homofónico con
“savoir”, en español “saber”. (N. de la T)
Nadia tiene seis años. Ella vive en una zona urbana próxima a Lyon, en los
años 70, con su hermana que tiene miedo de todo, su hermanastro que no
tiene miedo de nada, y “esa que no es su madre” y que se preocupa de su
imagen haciéndole vestidos. Su padre es un hombre apagado y amable que no
habla.
La novela comienza cuando Nadia está en el CP. Nadia aprende
frenéticamente a leer, a escribir, a contar: “Aprendo a leer sin saberlo”. Es
estudiosa, seria, y responde a la demanda escolar: “La escuela permite
comprender y a mí me gusta comprender”.
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Nadia crece a pesar de lo que no sabe. Algo en su lengua se conflictualiza, “Si,
pero…”. Su cuerpo cambia. Lo modela en sus clases de gimnasia, quiere
dominarlo frente al enigma sexual. El saber escolar en el despertar de la
pubertad es menos digerible, “aprender es repetir, como una oración. Eso da
dolor de tripa”. Un agujero se cava: “algo se abre en mí en el interior”,
“aprender me da miedo”.
Stéphanie Bozonnet