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ENTREVISTA A JAIME BATEMAN CAYON

C0MANDANTE PABLO

Con frecuencias se afirma que Colombia constituye un modelo de la


democracia restringida ¿Podrías precisar en qué términos es válido utilizar esta
categoría para describir la realidad colombiana?

La democracia en Colombia tiene rasgos muy particulares; cumple fielmente


los lineamientos imperialistas y realmente ofrece el mejor modelo de lo
que es democracia restringida: hay un Presidente, hay un congreso,
formalmente hay libertad de prensa, etc. En apariencia son vigentes las formas
democráticas pero, por debajo, existe todo un sistema represivo y un sistema
de dominación con rasgos claramente oligárquicos que impide el ejercicio real
de las libertades democráticas.

Por ejemplo, se dice que en Colombia existe libertad de prensa y, dentro de


ciertos marcos, podría ser cierto: en lo que se refiere a los grandes monopolios
de la información y en lo que se refiere a la prensa escrita; sobre la radio se
realiza un estricto control porque en un país con tan alto índice de
analfabetismo la radio es un poderoso instrumento la difusión y te llega hasta
el rincón más remoto. Cuando realizamos la operación de enero – la del
cantón - la radio no pudo informar sobre el hecho; era como si en el país no
hubiera pasado nada; mientras tanto, prensa escrita hacía el gran escándalo.

El desencuentro entre el país formal y el país real no para allí: a nivel de los
derechos laborales supuestamente existe el derecho de huelga (aunque no
para todos los sectores de trabajadores: los paros de empleados públicos o
de los servicios son ilegales; pero también existen una serie de mecanismos
para coartar ese derecho. Hace pocos meses se dio la huelga de los
trabajadores de la Siderúrgica de Paz del Río -la más importante del país- que
duró casi un mes. Los trabajadores ganaron su pliego y tan pronto
regresaron al trabajo, empezaron a detener a los dirigentes sindicales y a
seguirles proceso por diferentes causas. No reprimieron la huelga, pero
tomaron medidas que atentan directamente contra el derecho de
organización y expresión de los trabajadores ...

Algo semejante sucede en el plano electoral. Los partidos actúan en la


legalidad pero la maquinaria electoral, la propaganda y demás, están
perfectamente controlados, y al servicio de los partidos tradicionales, lo cual
reduce al mínimo las posibilidades de triunfo electoral de partidos
pequeños y de escasos recursos económicos. Por otra parte, se han dado
casos en que dirigentes de la oposición que han sido elegidos para los
concejos o asambleas locales son objeto de intensa persecución o son
asesinados.

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Aparentemente, la acción del Catón Norte tuvo el efecto de desatar una
reacción militar sin precedentes en la historia reciente del país: pero he oído
decir que esta reacción de los militares ha logrado lo que no habían logrado
las organizaciones políticas en 20 años y es una unificación de acción, de
intereses entre los grupos de izquierda.

¿Acaso fue lo del Cantón Norte como una chispa que encendió un montón
de inquietudes políticas que permanecían subyacentes?

Es necesario aclarar que no fue la acción del Cantón la que desató el


proyecto represivo de la oligarquía. En primer Lugar, porque éste tiene una
larga existencia: la oligarquía colombiana ha asentado su poder en el empleo
sistemático de la represión y por ello, la historia política de este país
-particularmente en los últimos 40 años- está marcada por la violencia. En
segundo lugar, porque la represión gubernamental viene en ascenso
desde el Paro Cívico Nacional de 1977 v se intensifica particularmente -
asumiendo su expresión más acabada – a partir de septiembre de 1978,
cuando Turbay Ayala decreta el Estatuto de Seguridad. Entonces, lo del
Cantón fue un factor que aceleró la implementación de un proyecto represivo
que ya existía y obligó al enemigo a hacer en pocos días lo que iba a hacer
en un año.

Este proyecto represivo se ajusta a las necesidades de desarrollo


desenfrenado de los monopolios, que dominan la economía del país, y se ha
ido afinando a lo largo del Frente Nacional basta cristalizar en las medidas
actuales que tienen un objetivo primordial: frenar al movimiento popular que
va para arriba; se proponen darle duro...

Por otra parte, los servicios de inteligencia y contrainsurgencia del Ejercito


venían planeando, desde fines del 78, golpear a las distintas organizaciones
armadas en forma progresiva. Ya habían realizado detenciones para cercar a
los del Comando "Pedro León Arboleda" (PLA), a miembros de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y a militantes de otros grupos.
Lo estuvieron haciendo en forma aislada y sin mayores repercusiones. A
partir de enero del 79 empezaron a hacerlo masivamente: entonces la
reacción popular fue más grande pues la represión afectó a muchos
sectores.

El hecho de que la represión se hubiera producido en forma masiva afectando


particularmente a la población urbana puso en evidencia la política represiva
de la oligarquía y provocó la reacción de algunos sectores tradicionalmente
comprometidos con el Gobierno además de protestas enérgicas de los
sectores democráticos y revolucionarios en su conjunto.

esta reacción masiva a la represión gubernamental confluye en un fenómeno


interesante: hasta hace poco, la oposición más beligerante al Gobierno era

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realizada fundamentalmente por los grupos de izquierda; ahora también
participan en esa lucha sectores que consideramos básicos en el proceso
actual, en el que se agitan fundamentalmente las banderas de la democracia.
Esos sectores representan a fracciones de la burguesía no-monopólica, que
no ha podido expresarse políticamente, pues el Partido Liberal (en el que
teóricamente podrían confluir todas esas fuerzas) está dominado por la fracción
monopólica. Pero el Partido Liberal empieza ya a resquebrajarse: han surgido
dos grupos en este proceso y viene un tercero, que es más grande todavía.

Nosotros creemos que en el seno del liberalismo colombiano se mueven


fuerzas democráticas y que es necesario que éstas se expresen
orgánicamente pues es necesario quebrarle la base de apoyo a Turbay. Las
bases liberales no son reaccionarias. Pero en un país en el que la esfera del
poder está copada por dos partidos, el pueblo se ve obligado a recurrir a la
influencia de éstos para satisfacer ciertas reivindicaciones. Por ejemplo,
en las zonas rurales encuentras que la población acoge con simpatía y
apoya a la guerrilla, pero si hay necesidad de abrir un camino, o de arreglarlo,
hay que recurrir al cacique local -liberal o conservador- para que éste
presione frente a las autoridades gubernamentales.

La irrupción de sectores de la burguesía no monopólica en la lucha por la


defensa de los derechos humanos imprime una dinámica partícular al
proceso, pero es tan sólo una de sus vertientes. La otra gran vertiente es el
ascenso del movimiento obrero y popular para el cual el 14 de septiembre
de 1977, marca un hito. En esta fecha se realizó un paro cívico nacional,
convocado por la clase obrera, pero realizado fundamentalmente por las
masas populares. La realización del paro nacional y la conformación del
Consejo Nacional Sindical ---en el que se reúnen las centrales reaccionarias
y la central revolucionaria constituyen un acontecimiento histórico pues
demuestran las posibilidades de lograr la unidad de acción de la clase
obrera en torno a cuestiones concretas. Después del 14 de septiembre, la
celebración del 1 de mayo se ha realizado en forma unitaria lo que te muestra
el curso de este proceso. La única fuerza política de izquierda que no
ha participado en el proyecto es el MOlR.

El Foro Nacional por la Defensa de los Derechos Humanos es otro


acontecimiento que te demuestra el ascenso del movimiento democrático en
Colombia. En el Foro participan todas las fuerzas de oposición del país
(con excepción del MOIR): el Partido Comunista, los partidos trotskistas, el
Movimiento Firmes, sectores del liberalismo y del conservatismo,
intelectuales, religiosos, representantes sindicales, campesinos ... está todo
el mundo. Y lo que reúne a estos sectores políticos y sociales es la lucha
por las libertades democráticas, por el respeto de los derechos ciudadanos,
aunque las motivaciones más profundas difieran de grupo a grupo; lo

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importante es que denuncian las prácticas represivas del Gobierno y la farsa
democrática de Turbay Ayala,

A pesar de las innumerables denuncias, protestas, testimonios y pruebas


que existen en torno a la violación de los derechos humanos en Colombia,
Turbay insiste en que no hay represión de los derechos ciudadanos. Mientras
el Gobierno mantenga esa posición, seguiremos adelante y, con seguridad,
continuarán sumándose fuerzas a este frente democrático que se está
gestando. Hasta dónde resistan los diversos sectores que lo conforman, es
otro problema: depende, en parte, de los alcances de la represión y del
proyecto que se vaya armando.

A pesar de la evidente militarización que sufre Colombia, no hay que perder


de vista que, en este momento, Estados Unidos no vería con buenos ojos un
golpe militar. La política imperialista parece favorecer más bien Los proyectos
de democracia restringida y, dentro de esta óptica, cabe ver el papel
creciente de la socialdemocracia. ¿Existe alguna relación de estos grupos
liberales de oposición con la Internacional Socialista?

Se da el caso de algunas personalidades que participan en los


congresos de la Internacional Socialista, corno Apolinar Díaz Callejas o Jorge
Mario Eastman, individuos con cierta influencia en el actual proceso (Díaz
Callejas actuó como uno de los promotores del Foro por los derechos
humanos). Esta relación no es parte de un proyecto orgánico, pero incide
en sus posiciones políticas. Por ejemplo, de estos sectores parte, en la
actualidad, una crítica abierta a la política pro monopólica del Gobierno de
Turbay, discusión que agudiza las fricciones entre los grupos del liberalismo.

Sin embargo, no podemos negar que la influencia hegemónica de los partidos


Liberal y Conservador continúa siendo un hecho en Colombia. Y las ideas de
estos partidos acerca de la política, del desarrollo económico, etc., siguen las
líneas trazadas por el imperialismo norteamericano. La influencia de la
socialdemocracia europea existe y va cobrando cierto espacio; ¡ojalá lograra
desarrollar su proyecto al interior del Partido Liberal, por lo menos! No
olvidemos que los partidos Libera) y Conservador en Colombia son partidos
con estructuras envejecidas, fundamentalmente electoreros y cuyos
proyectos son claramente pro imperialistas. Un caso que refleja claramente a
los dirigentes políticos tradicionales es la situación creada en la ONU a
raíz de la elección para el puesto en el Consejo de Seguridad; la negativa
persistente de Colombia a encontrar una fórmula de arreglo o renunciar a su
candidatura, te muestra hasta qué punto están comprometidos los
políticos colombianos con los intereses imperialistas.

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Tú pareces hacer una diferencia clara entre lo que significa la influencia política
norteamericana y la influencia europea, en un momento en el que muchos
afirman que la socialdemocracia es la última carca del imperialismo...

La hay, políticamente al menos. Es claro que detrás de la socialdemocracia


europea se esconden los intereses imperialistas (no en vano la segunda
gran inversión norteamericana está en Europa), pero una cosa es la posición
política del Departamento de Estado norteamericano y otra, muy distinta, la
de la socialdemocracia; las unifican intereses económicos poderosos,
fundamentales, pero las separan diferencias históricas, geopolíticas, culturales
... Los norteamericanos impulsan el proyecto de la democracia restringida
para los países de este hemisferio, mientras que el proyecto europeo favorece
el desarrollo de las formas democrático-burguesas con el criterio de que
éstas crean mejores condiciones para la explotación capitalista monopólica.
Tales medidas podrían contribuir a impulsar la democratización de nuestras
sociedades y por ello, no podemos despreciarla o subvalorar el papel
que pudiera tener la socialdemocracia en el proceso que vive el continente. Al
fin y al cabo, no se trata de entregar nuestros proyectos a la
socialdemocracia ... la experiencia nicaragüense da luces en este sentido.

En Nicaragua no triunfa sólo la lucha armada. Triunfa todo un proyecto


muy inteligente que supo ganar una base social muy amplia y supo, además,
negociar y ganar amigos entre loo gobiernos vecinos y los gobiernos
socialdemócratas.

Yo no creo que las guerrillas en América Latina han fracasado. Han fracasado
determinada concepción y determinados proyectos. Nicaragua ha demostrado
su eficacia. Cuando se insertan en proyectos políticos amplios.

Los revolucionarios hemos ido modificando el criterio con el que actuábamos


antes, de todo o nada. Creo que vamos aprendiendo que al imperialismo no
hay que tenerle miedo en la mesa de negociaciones. Antes, ni siquiera se
aceptaba la discusión.

Indudablemente, Nicaragua es una llaga enorme para el imperialismo... partió


la América Central en dos; llegó la Revolución al continente.

He oido que ustedes nacen como una reacción frente al fraude electoral contra
la ANAPO en 1970. ¿Había antes-en el seno de la ANAPO algún germen de
una organización de este tipo, o concretamente surgió de la frustración que
produjo la derrota popular?

La derrota de 1970 tuvo un profundo efecto a nivel popular porque las


masas estaban realmente dispuestas a defender el triunfo de su
candidato, el general Rojas Pinilla. El 19 de abril, y también el 20, la gente se
lanzó a la calle pidiendo armas pero Rojas vaciló frente al clamor popular.

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Aunque probablemente se evitó baño de sangre, las masas anapistas se
sintieron traicionadas; la frustración que produjo ese hecho creó una base
política que permitió d desarrollo de una organización como la nuestra y
que, al tiempo, marcó el declinar histórico de la ANAPO.

Esa es una experiencia muy interesante porque lograr que un grupo de


izquierda aceptara participar en un proyecto de masas con las características
de ANAPO -que era un movimiento de corte populista, políticamente muy
arrasado, pero el más grande en el país- fue un triunfo político muy grande.
Esta experiencia nos ofreció la posibilidad de actuar desde un comienzo en
estrecha vinculación con las masas y de crear una base popular bastante
amplia para la organización.

A las bases anapistas les encantó el proyecto, pero cometimos muchos


errores: pecamos de ideologistas y quisimos marchar a toda velocidad;
quisimos introducir un programa revolucionario que era justo, pero
definitivamente no lo pudimos plantear, dadas la composición y
características organizativas de ANAPO. Después hicimos otra ANAPO, la
ANAPO Socialista; después rompimos...

Nuestra estrategia de poder la sintetizamos en el logro de la democracia y la


liberación nacional a través de la movilización de las masas, de la
organización de las masas, de la concientización de las masas y de la
conformación de fuerzas militares capaces de sustentar, defender, impulsar y
consolidar estos objetivos. Para esto utilizamos cualquier forma de lucha que
según las condiciones concretas se pueda implementar.

En nuestra Quinta Conferencia Nacional nos definimos como una


organización político-militar que lucha por la liberación nacional hacia el
socialismo. Sin embargo, este no es el momento de agitar las banderas del
socialismo. Lo que está a la orden del día es la lucha por la
democracia y la liberación nacional. En este período-y dadas nuestras
condiciones concretas- la lucha por la democracia es una lucha
revolucionaria y responde a las necesidades más sentidas de nuestro
pueblo. Lograr la vigencia de los derechos humanos que son derechos
económicos, políticos y sociales será un triunfo para la causa revolucionaria
colombiana pues nos acerca a nuestros objetivos estratégicos. Encontrar los
cauces para aniquilar el poder de los monopolios; crear mejores
condiciones de vida y de trabajo para la población; garantizarle los
servicios básicos de educación, salud y vivienda; asegurar los
mecanismos para que las masas trabajadoras se organicen y puedan
expresarse políticamente; acabar con el control que liberales y conservadores
ejercen sobre el Estado; recuperar una serie de elementos ideológicos
nacionales y populares que permitan redefinir nuestra identidad cultural... ¿no

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serían estos pasos fundamentales en el proceso de construir una patria libre
y justa?

El gran error de la izquierda colombiana fue dejar de lado estas banderas.


Después del triunfo de la revolución cubana creímos que la mera
formulación de los principios revolucionarios y socialistas bastaría para atraer
a las masas y no supimos comprender sus necesidades más apremiantes. Ello
nos aisló y nos hizo perder las perspectivas de un proyecto de poder que se
ajusta a nuestras condiciones reales. Es preciso reparar ese error,
recapturar las banderas de la Lucha por la democracia en la que estamos
comprometidos hace tantos años y en la que han puesto su vida tantos
revolucionarios-e- y asegurar su continuidad en el proceso revolucionario,

Sólo un proyecto de esta naturaleza reunirá las fuerzas sociales necesarias


para combatir a los enemigos fundamentales que son el imperialismo y la
burguesía monopólica; no necesitamos más enemigos por ahora. Lo que
necesitamos es aglutinar fuerzas por montones y sólo lo lograremos con un
proyecto que permita desarrollar una amplia política de alianzas.

En Colombia existe una gran masa de campesinos medios y campesinos


pobres y un considerable sector de pequeños industriales y comerciantes que
han sido seriamente afectados por los monopolios. Es necesario contar con
estos sectores para enfrentar a la oligarquía y si realmente queremos
ganarlos, es preciso contar con un programa que acoja sus intereses y ser
consecuentes con él. ¿Que la burguesía nos va a traicionar? Pues sí; qué le
vamos a hacer... Nosotros no contamos con la burguesía como un aliado
permanente, pero creemos que un sector de la burguesía puede
acompañarnos durante una parte del camino. Por eso no compartimos la
práctica de enfrentar a los sectores democráticos de 1a burguesía en los
mismos términos con que enfrentas a tus enemigos fundamentales y
consideramos de gran interés el surgimiento de grupos como la u1.li1 que,
aunque débiles, son sectores politices con cierta incidencia en la vida
nacional y pueden jugar un papel importante en la conformación de un frente
amplio por la democracia.

¿Cuáles son entonces las perspectivas de trabajo político concreto del M-19
en el momento actual?

En términos generales, puedo contestarte que la organización apoya todo


esfuerzo tendiente a lograr la unidad de las fuerzas que luchan por la
democracia y contra los monopolios. Este criterio básico se particulariza en el
trabajo concreto que realizamos en el movimiento obrero, en el que
consideramos fundamental fortalecer el Consejo Nacional Sindical; en el
movimiento popular, donde buscamos impulsar el proyecto de un frente
amplio que enfrente la política antipopular y represiva de la oligarquía; y

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finalmente, en el movimiento armado, en el que buscamos lograr la unidad
guerrillera y echar las bases para construir el ejército popular revolucionario.

El movimiento obrero colombiano está organizado alrededor de la UTC, La


CTC, la CSTC, la CGT que tienen filiación política partidista y de sindicatos
independientes. Pese a la existencia de estos cinco bloques, el grado de
sindicalización es bastante bajo en el país. Esto muestra la necesidad de
desarrollar nuestra actividad no sólo en los sectores donde tradicionalmente
se mueve la izquierda, sino también donde el patronalismo hace estragos a
la organización de la clase obrera. Esta atomización del movimiento obrero
intenta ser superada por la presión de las bases, la fuerza demostrada por
el movimiento obrero en los últimos años y la experiencia unitaria que significó
el Paro Cívico del 77, que se expresa en la conformación del CNS. Apoyamos
al CNS porque es expresión de las ansias de unidad de la clase obrera, por el
programa común reivindicativo y político que se ha propuesto, y por las
acciones conjuntas ya realizadas en relación a paros parciales, reivindicaciones
salariales, etc. No creemos que se hayan dado los pasos definitivos para la
unidad de la clase obrera. Todavía quedan muchas batallas por librar,
gente por sindicalizar, trabajo ideológico por hacer...EI CNS es aún inestable
y tan cierto es esto que la burguesía maniobra en él, discriminando a la CSTC
y a la CGT, en un intento por dividir ese embrión de unidad.

Además del trabajo con la clase obrera, el M-19 le da gran importancia al


trabajo con las organizaciones populares pues en Colombia existe un inmenso
núcleo social formado por los pobres de la ciudad y del campo, que carecen
de las más mínimas condiciones para subsistir. El movimiento popular ha
demostrado gran combatividad y ha desarrollado diversas formas de lucha que
van desde los paros cívicos hasta las recuperaciones de tierras, los cuales
constituyen verdaderas escuelas político-militares. El trabajo popular se realiza
fundamentalmente en los barrios (en donde a veces resulta más fácil llegar al
obrero que en las fábricas, debido a la represión ejercida al movimiento
sindical) y en las veredas. Es interesante anotar que el campesinado -y los
indígenas es uno de los sectores más afectados por la presente escalada
represiva. En el terreno de la organización popular nuestros esfuerzos se
orientan actualmente hacia la realización del proyecto de conformar un frente
político amplio por la democracia: un frente en el que ¡
participen organizaciones políticas y gremiales, figuras políticas, etc.
Las fuerzas democráticas ya han realizado avances significativos: el trabajo
realizado por Firmes, la realización del Foro por los Derechos Humanos y la
conformación de un Frente Democrático para las próximas elecciones de
concejos y asambleas con miras a convertirse en un hecho político más
duradero.

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Un tercer frente es el de la lucha armada. Nosotros hemos propuesto en varias
ocasiones la unidad de las fuerzas guerrilleras, pero no ha habido aún una
respuesta favorable. Esto demuestra que no existen todavía las
condiciones ... pero en la medida en que avance el proyecto represivo y
aumenten las perspectivas de un control militar, se irá haciendo más fuerte la
necesidad de coordinar actividades, unificar fuerzas, etc.

Al referirte a lo que llamas un tercer frente de trabajo, o sea, al proyecto militar,


¿quisieras precisar cómo se vincula éste al planteamiento de lucha por la
democracia?¿ No resultan un tamo contradictorios estos proyectos?

Todo lo contrario. Estamos comprometidos en una lucha en la que no


podemos despreciar ningún instrumento que nos permita enfrentar más
eficazmente la fuerza cid enemigo. En Colombia la democracia se conquistará
no sólo a través de la lucha legal, a nivel de masas, de lucha parlamentaria o
electoral, sino también con las armas. Creemos que frente a la aguda
represión y violencia a que se ve sometido, el pueblo colombiano debe
organizarse política y militarmente: armarse es un derecho elemental de las
masas, Recordemos lo que ha sido la historia reciente del país: tras un
período de violencia en el que la oligarquía propició un enfrentamiento
fratricida con un saldo de cientos de miles de muertos y pérdidas materiales
inmensas, los partidos tradicionales instauran el Frente Nacional, ilegal izando
de hecho cualquier forma de expresión política que no transitara por sus
cauces, y gobernando con el empleo sistemático del Estado de Sitio. Este
país ha vivido en Estado de Sitio por más de treinta años! En las zonas
rurales, los campesinos e indígenas siguen siendo acosados por el Ejército y
por fuerzas paramilitares al servicio de los terratenientes, en las zonas
urbanas cualquier forma de organización popular que amenace los intereses
oligárquicos es reprimida brutalmente.

Es necesario oponer una fuerza militar popular y revolucionaria a esa fuerza


militar del Estado que actúa en favor de las clases privilegiadas. Debemos
crear una fuerza militar que actúe en consonancia con un proyecto político con
perspectivas de poder, porque esta guerra no es sólo una coalición de
fuerzas militares: es una coalición de fuerzas sociales que deben ser
organizadas en torno a un proyecto político; de allí la importancia de articular
lo político y lo militar y de supeditar el trabajo militar al trabajo político. En
Colombia no faltan las acciones militares; desde el año 62 hay gente peleando
en el frente armado, pero nuestras limitaciones se evidencian en el trabajo
político, en la desvinculación entre lo político y lo militar y, por ende, en la
incapacidad de consolidar un proyecto de masas.

Las acciones militares no pueden estar ajenas al sentir de las masas; uno de
los criterios en que se fundamenta nuestro trabajo es que las acciones
militares deben partir de las necesidades reales y posibilidades concretas de

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las masas para ir creando las condiciones en las que el enfrentamiento de
las fuerzas sociales se haga más orgánico: o sea, sentar las bases para la
creación de un ejército popular. Sin embargo, las acciones militares se dan
en varios niveles: las que buscan defender los intereses inmediatos de las
masas; las que apoyan y fortalecen sus organizaciones; las que tienen por
objeto enfrentar a las fuerzas militares del Estado, para avanzar en la
conformación de unidades de un futuro ejército popular...

Es posible afirmar que el M 19 inaugura la experiencia de guerrilla urbana en


Colombia. En este sentido, se les ha criticado por aplicar mecánicamente una
concepción de la guerra válida para las condiciones del campo a la lucha en
las ciudades.

Es cierto. Se ha criticado nuestras acciones urbanas planteando que ellas


deben circunscribirse a las zonas rurales por haberse dado allí, de forma
que se adecuan a la tradición campesina de defensa de la tierra; la lucha
guerrillera en Colombia data de comienzos del siglo y se generalizó en
extensas zonas del país durante la época de La Violencia. Nosotros no
negamos esta verdad. Pero no debemos dejar de lado otra verdad: el
movimiento campesino careció -en esa época y frente a la violencia
institucionalizada-e- de objetivos concretos de poder. El actual movimiento
guerrillero, en cambio, se plantea una perspectiva de poder, una perspectiva
liberadora, no sólo para el campesinado sino para las masas oprimidas y
reprimidas en nuestro país. En este sentido, tiene lógica aquella frase de
Manuel Marulanda Vélez, Comandante de las FARC: "la guerra hay que
llevarla allí donde está el enemigo, allí donde está el centro político y militar:
la ciudad". Y así como existen enemigos, existen amigos y éstos habitan
lodos los rincones del país; para ellos no puede existir más que una estrategia
de poder.

Aquellas fuerzas políticas que se comprometen en un proyecto armado


(así pretenda ser éste campesino), están comprometiendo todo su proyecto,
toda su organización. Al profundizarse las contradicciones y al avanzar la
lucha, el enemigo tendera forzosamente a golpear todo el proyecto; esto
sólo podría evitarse manteniendo el movimiento armado al nivel de un
enfrentamiento que no ponga en peligro los intereses oligárquicos y no
propicie la contraofensiva. Pero hay otro camino: el de asumir el proyecto
como parte de una estrategia global y crear los mecanismos necesarios para
que el proyecto político no sufra en los momentos de enfrentamiento agudo.
Nosotros no creemos que se pueda engañar al enemigo con una política
armada para el campo y otra política, legal, para la ciudad: este criterio
coloca al movimiento de masas urbanas ante una perspectiva de represión
masiva -como ocurrió en Chile- y además, en la medida en que el
movimiento armado avanza, la lucha legal, amplia, se va haciendo-en el
campo y la ciudad- en cuanto a forma y contenido, diferente.

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Estamos conscientes de que el enfrentamiento de fuerzas sociales asume
rasgos diferentes según las condiciones concretas de las masas, pero
consideramos que siempre debe inspirarse en una concepción de guerra
integral. Esto significa no despreciar ninguna forma de lucha, no despreciar
ningún medio que reste capacidad de combate al enemigo. Nuestra
aspiración frente al desarrollo de la lucha armada no sólo justifica, sino
que obliga la ampliación y profundización de formas legales de protesta. y
movilización.

La construcción del ejército popular revolucionario es un elemento en nuestra


estrategia de poder y por eso es necesario realizar esta tarea en cualquier
lugar que sea escenario de la lucha de clases. No creemos que pueda
desarrollarse una guerra campesina y una guerra urbana como
fenómenos independientes. O que podamos restringir la lucha legal a las
ciudades y la armada al campo; ello nos conduciría a una lucha sin
perspectivas reales de triunfo. Nuestro criterio es el de desarrollar la labor
político-militar donde están las masas, sin dejar por ello de reconocer las
condiciones casi privilegiadas que ofrece el trabajo rural. El campo en
Colombia representa un espacio político por factores históricos, sociales,
geográficos, y además, nos damos cuenta de que d desarrollo de nuestro
trabajo allí puede garantizar nuestra continuidad en un período de represión
muy fuerte.

¿Cómo es la estructura organizativa del M-19?

Somos una organización político-militar y esto ha definido hasta ahora


nuestra estructura interna que ha sido la de una organización de cuadros,
centralizada, vertical, compartimentada, etc. Sin embargo, en estos momentos
nos damos cuenta que nuestra base social es muy amplia y que la
estructura nuestra limita la posibilidad de ingreso de mucha gente. Además,
nuestro desarrollo político ya rebasa los marcos de la OPM y nos obliga a
buscar cierta especialización.

Me explico: desde la Sexta Conferencia, cuando estructuramos la


organización político-militar, primó el criterio de formar cuadros integrales,
esto es, militantes con una preparación y una praxis tanto política como
militar. En este momento, el trabajo es tan amplio que nos obliga a abrir los
canales para que se desarrolle una estructura orgánica cuyo trabajo era
exclusivamente político y otra, que se especialice en lo militar. La
concepción político-militar no se pierde si la organización en su conjunto
desarrolla una práctica coherente con ella y si la militancia la estudia y
la reflexiona permanentemente.

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Indudablemente estamos dando pasos hacia la creación del partido y del
ejército. Pero no queremos correr. No podemos construir un partido o un
ejército por decreto. Es un proceso lento en el que confluyen nuestro
propio desarrollo interno y las condiciones del desarrollo político general
del país.

Ustedes dicen que sí los golpearon duro, pero siguen en pie y pueden
transformarse en una alternativa real dentro del proceso colombiano.

¿Me puedes explicar esta afirmación?

Es cierto que nos golpearon duro. Nos golpearon el aparato -han caído
cárceles, casas, carros, máquinas impresoras, etc.- y apresaron mucha
gente. Hay quienes no se recuperan aún del golpe psicológico y se preguntan
qué pasó; pero el grueso de la militancia está convencido de que nuestro
único camino es seguir adelante. Y el balance que hacemos de esta dura
experiencia es positivo: no hay desorganización, no hay desmoralización, la
gente está en sus puestos y, lo que es fundamental, el trabajo político
continúa firme. Hemos mantenido el trabajo de masas, el trabajo amplio, el
trabajo sindical, el trabajo campesino, los contactos con dirigentes políticos...
. . ,

Los golpes recibidos nos han demostrado que la Organización es más


grande de lo que nosotros mismos pensábamos porque gracias al trabajo de
masas contamos con un espacio político muy amplio.

Esto explica, en parte, que la represión haya sido tan profunda generalizada:
en su intento de desvertebrarnos, al enemigo le toco golpear por todas
partes, pero no pudo quebrar nuestro trabajo político. Esto nos muestra que
estamos en capacidad de convertirnos en una organización con real
influencia de masas.

¿Cuáles son los riesgos que corre hoy el M-19 como organización y como
proyecto político?

El riesgo es que no sepamos hacer política; que nos alejemos de las masas;
que no sepamos hacer alianzas; que no sepamos visualizar objetivamente las
fuerzas capaces de participar en este proyecto. Pero hoy por hoy: va a ser
difícil que nos desarticulen; primero por lo que decía antes: conservamos
nuestras relaciones políticas y nuestro trabajo de masas. Segundo, porque
hemos desarrollado un amplio trabajo político en el campo y es muy difícil
que te destruyan el trabajo rural...

¿A qué nivel va a responder el M-19 a la continua práctica represiva de los


militares?

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La represión se inscribe dentro de un proyecto político que favorece los
intereses de la burguesía monopólica y por ello es necesario respon• der,
oponiéndole otro proyecto, de carácter democrático y popular, que recoja las
aspiraciones de amplios sectores sociales. Como organiza• ción político-militar
apoyamos tal proyecto con todos los medios a nuestro alcance pero,
además consideramos que dadas las condiciones internas nuestras y las
condiciones del país, es necesario impulsar la lucha en el terreno militar.
Nosotros nunca hemos combatido contra el Ejército pero vamos a empezar a
hacerlo. Ya empezamos: les quitamos armas y municiones; hemos venido
realizando un trabajo intenso al interior del Ejército (de propaganda,
agitación, llamamientos) y, con nuestro trabajo militar, vamos a ir
conformando las unidades de un futuro ejército popular.

¿Significa esto que se plantea dar un salto cualitativo a nivel militar en la


acción contra las fuerzas de la oligarquía?

No se trata de dar un salto, sino de seguir adelante. Tenemos las


herramientas: tenemos la gente, tenemos la política. Tenemos la organización
y tenemos las armas.

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