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LAS INTERRUPCIONES TENDENCIOSAS DE LA USUCAPIÓN

Luis Diego Ricser Esquivel(1)

Resumen

En principio, una demanda puede interrumpir el plazo de la usucapión y así frustrar la


adquisición de la propiedad mediante la posesión. Sin embargo, no debemos soslayar
que nuestro ordenamiento civil recoge supuestos en los cuales este acto de interrupción
pierde su eficacia y, por lo tanto, queda sin efecto. Así, es necesario realizar una
interpretación sistemática de los artículos 1996 y 1997 del Código Civil para tener una
visión amplia y no restringida de la interrupción por presentación de la demanda a la luz de
los supuestos de ineficacia, que buscan evitar el ejercicio abusivo del derecho de acción.

Palabras claves: usucapión, prescripción extintiva, interrupción y ejercicio abusivo del


derecho.

SUMARIO

I. Introducción; II. Sobre la prescripción usucupativa y extintiva; III. ¿Cuándo se


interrumpe la prescripción?; IV. Ineficacia de la interrupción; V. Análisis de un caso
curioso; VI. Conclusiones; VII. Referencias.

I. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo gira en torno a la interrupción de la usucapión y los supuestos


que tornan dicha interrupción en ineficaz. Sobre el particular, la interrogante que
surge es la siguiente: ¿El abandono del proceso priva de eficacia al acto de
interrupción de la demanda aun cuando esta haya sido correctamente notificada y
no existan vicios procesales? Para la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del
Santa el abandono no hace ineficaz al acto interruptorio. Veremos, en lo sucesivo
de cuatro tópicos, si lo sostenido por la Sala resulta ser acertado o no.

II. SOBRE LA PRESCRIPCIÓN USUCUPATIVA Y EXTINTIVA

En nuestro ordenamiento civil, la prescripción tiene dos variantes: la prescripción


adquisitiva y la extintiva (Rubio, 2019). Con la primera se gana un derecho, que es
el de la propiedad (Ramírez, 2017); y con la segunda se pierde la oportunidad de
hacer valer un derecho(2). En ambas, el elemento común es el decurso del tiempo
que, así como puede hacer que el poseedor se convierta en propietario, puede

1 ()
Estudiante del 11vo ciclo de la carrera de Derecho de la Universidad Nacional del Santa y secigrista de
la Corte Superior de Justicia del Santa.
también, en sentido opuesto, privar a alguien de la posibilidad de reclamar a otro
lo que considera que le corresponde.

La prescripción usucupativa y extintiva difieren, además, en el fundamento que las


justifica. La usucapión se funda, principalmente, en la actividad económica y
gestión productiva que realiza el poseedor frente a la inacción dañina del
propietario (Gonzáles, 2013). En cambio, la prescripción extintiva encuentra su
razón de ser en la certeza que brinda al sujeto pasivo de saber que al cabo de un
tiempo ya no podrá ser compelido judicialmente (Díez-Picazo, 2007).

Por otro lado, mientras que para que se configure la prescripción liberatoria, se
debe aunar a la inercia del titular y al decurso del tiempo, el no reconocimiento de
la deuda, para la extinción del vínculo y la causa obligacional (3) (Troisi, citado por
Veiga, 2019); para la constitución de la usucapión, la inactividad debe estar
presente en solo uno de los sujetos, pues el usucapiente debe encontrarse en
posesión del bien y no dejarla abandonada a su suerte.

Como en ambos institutos jurídicos el tiempo es un elemento central, ambos


pueden verse interrumpidos por actos humanos o de la propia naturaleza. La
interrupción si bien está regulada en el Libro IX prescripción y caducidad del Código
Civil, nada obsta para que se aplique al plazo de la usucapión, cuyo efecto de
adquisición de la propiedad dependerá en gran medida por el paso del tiempo.
Dicho esto, abordaremos los supuestos de interrupción en el siguiente apartado.

III. ¿CUÁNDO SE INTERRUMPE EL DECURSO PRESCRIPTORIO?

El Código Civil en su artículo 1996 señala cuatro supuestos que configuran la


interrupción de la prescripción:

Art. 1996.- Interrupción de la prescripción


1. Reconocimiento de la obligación.
2. Intimación para constituir en mora al deudor.

2 ()
La conceptuación de la acción como derecho subjetivo, como el derecho de acción, determina,
entonces, que deba diferenciarse de las pretensiones que generan los derechos subjetivos, pues lo
prescriptible no es la acción como derecho sino la pretensión que se quiere hacer valer mediante el
ejercicio del derecho de acción (…) (Vidal, 2012, pp. 123-124).
3 ()
Esta tesis ha sido acogida por nuestra Corte Suprema en la Casación 468-2017-Lima en donde
estableció que las características de la prescripción extintiva son tres: el transcurso del tiempo, la
inactividad de la parte titular del derecho subjetivo y la falta de reconocimiento del sujeto pasivo de la
relación jurídica. El primero es un hecho natural en el que se establece un inicio y un final, mientras que
los otros dos están relacionados con el comportamiento de los sujetos.
3. Citación con la demanda o por otro acto con el que se notifique al deudor, aun
cuando se haya acudido a un juez o autoridad incompetente.
4. Oponer judicialmente la compensación.

Solo uno de los cuatro supuestos de interrupción tiene incidencia en el decurso


prescriptorio de la usucapión: la notificación de la demanda. Por ello, el análisis de
este artículo se circunscribirá a esta causal.

De una lectura exegética de esta causal se infiere que el plazo de prescripción se


interrumpe con la notificación de la demanda, y así lo ha entendido nuestra Corte
Suprema por muchos años. Sin embargo, hoy en día, la corte de vértice ha
cambiado de criterio y ha señalado en profusa jurisprudencia que esta causal debe
ser interpretada en el sentido de que el acto de interrupción no es el
emplazamiento sino la mera presentación de la demanda(4).

Comulgamos con este razonamiento, pues lo que se debe valorar son las acciones
que, dentro de sus posibilidades, pudiera realizar el demandante con la debida
diligencia y no las acciones de terceros que están fuera del alcance del accionante.

IV. INEFICACIA DE LA INTERRUPCIÓN

Así como existen casos en los que la prescripción se interrumpe, también hay
supuestos en que los actos interruptorios pese a haberse producidos pierden a
posteriori su eficacia en determinadas circunstancias. El artículo 1997 del Código
Civil enumera, limitativamente, tres supuestos:

Artículo 1997.- Ineficacia de la interrupción


Queda sin efecto la interrupción cuando:
1. Se prueba que el deudor no fue citado con la demanda o no fue notificado con
cualquiera de los otros actos a que se refiere el artículo 1996 inciso 3.
2. El actor se desiste de la demanda o de los actos con los que ha notificado al
deudor; o cuando el demandado se desiste de la reconvención o de la excepción
con la que ha opuesto a la compensación.
3. El proceso fenece por abandono.

Sobre el supuesto de no notificación de la demanda consideramos que esta causal ha


caído en desuso porque el acto interruptorio ya no es la notificación, sino la mera
interposición de la demanda. De manera que, poco y nada importa si se notifica o

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Casación 12736 – 2016 Lima Este; Casación 774-2011 Huánuco; Casación 2982-2010 Huaura y Casación
603-2014 Callao
no al demandado(5) pues la interrupción ya se produjo desde el momento en que se
presentó la demanda, lo que continúa –que es el emplazamiento– es
responsabilidad del órgano jurisdiccional y no del demandante.

En ese sentido, haciendo uso de un argumento a pari, si se acoge la tesis de que el


retraso en la notificación de la demanda no debe perjudicar al accionante en su
interés de requerir el cumplimiento de una obligación, entonces también se debe
reconocer que la falta de notificación no puede tributar en agravio del demandante,
pues tanto el retraso como la falta de notificación son actuaciones que están bajo
responsabilidad de la administración de justicia, por lo que resulta lógico sostener
que la falta de notificación –cuando sea culpa del órgano jurisdiccional– no enerve
la eficacia del acto interruptorio.

En las otras dos causales, consideramos que es válida la pérdida de eficacia de la


interrupción. La razón estriba en que en los dos últimos supuestos del artículo 1997
no se trata de una actuación del órgano jurisdiccional, sino más bien de un acto
abdicativo del propio demandante que hace que el acto de interrupción, rectius la
presentación de la demanda, pierda su eficacia.

Así, en el supuesto contenido en el inciso 2 es el actor quien libremente decide


desistirse de su demanda, rectius del proceso(6), mostrando desinterés en la
satisfacción de su derecho. En el supuesto del inciso 3, que recoge el abandono,
ocurre algo similar. Aquí existe una suerte de renuncia tácita, pues el demandante
con su inactividad dentro del proceso transmite al juzgador el mensaje de que no
está interesado en el cumplimiento de la obligación a cargo de su contraparte.

Como es de verse, en uno y en otro caso, la interrupción de la prescripción pierde


su eficacia retroactivamente ya sea por el desistimiento o por la inactividad del
demandante. Ambas razones resultan ser suficientes para privar de eficacia al acto

5 ()
Cabe precisar que no se está colocando al demandado en un estado de indefensión, pues si el proceso
continúa con una incorrecta notificación de la demanda el demandado podría recurrir al remedio
procesal de la nulidad, pero ello tampoco quiere decir que la interrupción deba quedar sin efecto, pues
el demandante cumplió con presentar su demanda en el tiempo debido.
6 ()
Sobre el particular hay que tener presente que en el lenguaje del CC el desistimiento "de la demanda"
equivale a lo que hoy el CPC denomina "desistimiento del proceso" (artículo 343 CPC) y no ciertamente
la otra figura de desistimiento prevista por el CPC con el nombre de "desistimiento de la pretensión"
(artículo 344 CPC). Y ello no solo porque el inc. 1 del artículo 439 CPC lo establezca así, sino además
porque cuando se produce un desistimiento de la pretensión, si el juez lo aprueba, es como si se hubiera
declarado infundada la demanda con sentencia firme. Ergo, es por demás obvio que frente a una
demanda que se tiene por infundada (con efectos irreversibles) la prescripción ya nada cuenta (Ariano,
citada por Gutiérrez 2003, p. 275).
interruptorio, pues, de lo contrario, se estaría avalando un ejercicio abusivo del
derecho, concretamente del derecho de acción, al permitirse que se demande con el
único propósito de interrumpir la prescripción y no con el fin de conseguir tutela,
ya que luego el accionante o se desiste o deja de actuar en el proceso.

En ese orden de ideas, consideramos que la intención del legislador al introducir


estas reglas del inciso 2 y 3 del artículo 1997 fue la de evitar las interrupciones
tendenciosas, que solo buscan interrumpir el decurso prescriptorio por mero
capricho del demandante sin perseguir otra finalidad. En suma, la ineficacia
constituye, en nuestra opinión, un castigo para el que postula su demanda con el
afán de interrumpir tendenciosamente la prescripción al luego desistirse o dejar el
proceso en abandono.

V. ANÁLISIS DE UN CASO CURIOSO

El 02 de marzo de 2021, la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del


Santa en la sentencia recaída en el expediente 790-2018-0-2501-JR-CI-01 revocó la
decisión de primer grado y declaró infundada la demanda de prescripción
adquisitiva de dominio al considerar que no se había cumplido con el requisito de
estar en posesión por el plazo de 10 años, en atención a que:

(…) El accionante ostenta la posesión del inmueble sub litis desde el 01 de enero del
2005, por lo que los 10 años de posesión habría cumplido el 01 de enero del 2015; sin
embargo, el plazo fue interrumpido por la demanda de desalojo por
ocupación precaria (julio del 2008), por lo que no se perfeccionó la usucapión,
incidiendo en el plazo que se vino produciendo la posesión, por lo que se generó un
nuevo cómputo de plazo que debe empezar a correr a partir del 01 de julio
del 2010 día siguiente de la notificación de la resolución de abandono, por lo
que, a la fecha de interposición del presente proceso de prescripción adquisitiva esto
es 25 de mayo del 2018, el demandante cuenta con 07 años y 10 meses de posesión,
tiempo que resulta insuficiente para fines de la usucapión (…) (énfasis agregado).

La Sala, además, apoyó su decisión en profusa jurisprudencia de la Corte Suprema


en la cual se estableció el criterio –expuesto líneas arriba– de que la sola
presentación de la demanda interrumpe la prescripción, poniendo especial énfasis
en la casación 2260-2014 Arequipa para argumentar que:

(…) si el propietario pretende el desalojo por precario, y órgano jurisdiccional


declara improcedente o infundada la demanda, entonces no podría perjudicarse al
propietario por el errado criterio jurídico de su abogado, y con ello dejar sin efecto la
interrupción de la usucapión (…)

Más allá del criterio desfasado y superado de la Casación 2260-2014 Arequipa,


pues en esta se sostiene que la notificación de la demanda destruye la pacificidad
de la posesión(7), se trata de una cita impertinente por la discordancia que hay entre
los hechos que conoció la Corte Suprema y los hechos sobre los cuales se
pronunció la Sala. Los hechos de la Casación estaban referidos a un proceso que se
declaró nulo por presentarse una demanda que fue declarada improcedente.
Mientras que los hechos que conoció la Sala versan sobre un abandono del proceso.
Por tanto, no podría ser de aplicación la ejecutoria suprema.

Comprendemos que la Sala haya citado esta casación para reforzar su tesis de que
si la interrupción de la prescripción se configura pese a que se haya declarado
improcedente la demanda, entonces con mayor razón se producirá en un proceso
donde no se declaró improcedente la demanda y no hubo vicios de nulidad en el
proceso. El argumento a maiori ad minus que emplea la Sala para fundar su decisión
pareciera ser correcto; sin embargo, no lo es.

El abandono del proceso –como se ha visto supra– es una causal de ineficacia de la


interrupción, lo que quiere decir que, si en un proceso se declara el abandono, la
interrupción generada por la postulación de la demanda queda sin efecto y de
modo retroactivo. Incluso, la interrupción quedará sin efecto cuando la demanda
haya sido correctamente notificada y no exista vicios en el proceso. En este
supuesto, lo que importa es verificar la inactividad de las partes dentro del proceso
para determinar si se debe dejar sin efecto la interrupción o no.

Así, la Sala se equivoca al centrar su análisis únicamente en la presentación de la


demanda y su correcta notificación para concluir que el decurso de la usucapión
había sido interrumpido, pues deja de lado los incisos 2 y 3 del artículo 1997,
especialmente este último que recoge el supuesto de ineficacia por abandono del
proceso, que responde a una lógica distinta a la del inciso 1.

El basamento del inciso 3 del artículo 1997 es que, por un lado, la desidia del
demandante de continuar con el proceso debe ser castigado con la ineficacia de su
acto interruptorio (demanda) y, por el otro, evitar el ejercicio abusivo del derecho

7 ()
La Corte Suprema en la Casación 1064-2015 Lima señaló que el envío de cartas notariales o demandas
lejos de desvirtuar la posesión pacífica, son actos pacíficos y como tales solo pueden ser considerados
como actos de interrupción.
de acción al demandar con el único propósito de interrumpir tendenciosamente la
usucapión, sin tener el interés de recibir realmente la tutela del órgano
jurisdiccional.

En ese sentido, si bien la demandada presentó anteriormente una demanda de


desalojo el 07 de julio de 2008 a efectos de interrumpir la usucapión del
demandante, lo cierto también es que luego se desatendió del proceso, por lo que
el juez terminó por declarar el abandono de este el 01 de julio de 2010. El efecto de
ello es que la demanda de desalojo del 2008 perdió su efecto interruptivo y, por lo
tanto, el tiempo de la usucapión debió proseguir su curso con normalidad.

El error de no evaluar correctamente la figura del abandono en el proceso, llevó a


la Sala a cometer otro error: considerar que el plazo de la usucapión debe
reanudarse desde el 01 de julio de 2010, esto es, desde el momento en que se
declaró el abandono. Esta afirmación no es acertada, pues el abandono del proceso
no da lugar a una reanudación del plazo prescriptorio, sino que, por el contrario,
deja sin efecto el acto de interrupción y el plazo continua como si no se hubiera
presentado el acto de interrupción, es decir, la demanda.

En definitiva, la interrupción de la demandada fue una interrupción tendenciosa


de la usucapión que, penosamente, fue avalada por la Sala creyendo que quizás
con su fallo estaba favoreciendo a la tutela jurisdiccional, pero lejos de ello lo que
hizo fue amparar un ejercicio abusivo del derecho.

VI. CONCLUSIONES

1. Tanto el desistimiento del proceso como el abandono de este resultan ser razones
suficientes para privar de eficacia al acto interruptorio, pues, de lo contrario, se
estaría avalando un ejercicio abusivo del derecho, concretamente del derecho de
acción.

2. La intención del legislador al introducir estas reglas del inciso 2 y 3 del artículo
1997 fue la de evitar las interrupciones tendenciosas, que solo buscan interrumpir
el decurso prescriptorio por mero capricho del demandante sin perseguir otra
finalidad.

3. La ineficacia de la interrupción constituye, en nuestra opinión, un castigo para el


que postula su demanda con el afán de interrumpir tendenciosamente la
prescripción al luego desistirse o dejar el proceso en abandono.
4. Si se acoge la tesis de que el retraso en la notificación de la demanda no debe
perjudicar al accionante en su interés de requerir el cumplimiento de una
obligación, entonces también se debe reconocer que la falta de notificación no
puede tributar en detrimento del demandante, pues tanto el retraso como la falta
de notificación son actuaciones que están bajo responsabilidad de la
administración de justicia.

VII. REFERENCIAS

1. Díez-Picazo, L. (2007). La prescripción extintiva. En el Código Civil y en la


jurisprudencia del Tribunal Supremo. Madrid: Thomson Reuters.

2. Gutiérrez, W. (2003). Código Civil comentado por los 100 mejores especialistas. Lima:
Gaceta Jurídica.

3. Gonzáles, G. (2013). Tratado de Derechos Reales. Tomo II. Lima: Jurista Editores.

4. Ramírez, E. (2017). Tratado de Derechos Reales. Tomo II. Lima: Gaceta Jurídica.

5. Rubio, M. (1989). Prescripción y caducidad. La extinción de las acciones y derechos en el


Código Civil. Lima: Fondo editorial Pontificia Universidad Católica del Perú.

6. Vidal, F. (2012). Precisiones en torno a la prescripción extintiva y a la caducidad.


Lex 11, pp. 117-128. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.21503/lex.v11i11.6

7. Veiga, A. (2019). La prescripción en el contrato de seguro. Madrid: Civitas.

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