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Fundamentos Del
Socialismo y Del
Pensamiento
bolivariano
Profesora: Alumno:
Silmeri Mijares Andrés González
Sección: C.I:
2 31389999
Introducción
La finalidad del presente trabajo es desarrollar y estudiar
más sobre nuestro pensar socialista y bolivariano.
Aprender mas sobre nuestro libertador y algunos
fundamentos básicos sobre las leyes de nuestro país,
pautadas en nuestra constitución.
La frase de los primeros teóricos socialistas “de cada cual según sus
capacidades, a cada cual según sus necesidades”, resume
perfectamente este principio del socialismo.
Primacía de la comunidad frente al individualismo
Dentro del socialismo se pone especial énfasis en la idea de
sociedad, dejando algo de lado al individuo. Se pretende que cada
acción económica redunde en el beneficio común y no en las
ganancias individuales de cada uno.
Intervencionismo estatal
Mientras el capitalismo pone el referente en el mercado, que
teóricamente debe funcionar por sí mismo, el socialismo cree en la
intervención del Estado para corregir los desequilibrios que se
presenten.
Laicismo
El socialismo predica el laicismo como opción más acorde a su
doctrina. En todo caso, habría que argumentar que la laicidad no es
incompatible con la religión, es decir, el socialismo respeta el que
una persona sea religiosa o no. El marxismo, sin embargo, iba más
allá y tenía como base filosófica el ateísmo.
La doctrina Bolivariana y el concepto
de estado: Principios fundamentales de
la constitución, fundamentos de
nuestro sistema de gobierno. La
filosofía bolivariana Democracia y
libertad.
Doctrina Bolivariana sé está formulando como una política
pública de Estado, escapando de esta manera a una etérea y
fugaz Política de Gobierno que por su naturaleza es de
carácter temporal. En la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela en el Artículo 322, expone
claramente la conceptualización del Nuevo Sistema de
Seguridad Integral con suficiente amplitud: Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela (1999): La Seguridad
de la Nación es competencia esencial y responsabilidad del
Estado, fundamentada en el desarrollo integral de ésta y su
defensa es responsabilidad de los venezolanos y
venezolanas; también de las personas naturales y jurídicas,
tanto de derecho público como de derecho privado, que se
encuentren en el espacio geográfico nacional. Sí la seguridad
y defensa integral es un instrumento de análisis estratégico
que tiene como fin último proteger los objetivos nacionales,
¿entonces a quién corresponde formularlas? Necesario es
establecer su connotación como instrumento político y sí es
un instrumento entonces es parte de un conjunto de
actividades de políticas públicas.
Un ejemplo de ello es: Una Doctrina Bolivariana para la
construcción de la seguridad y defensa (doctrina de la
seguridad nacional) en seguridad y defensa integral será la
idea inmanente y emancipadora que va a generar una
variable antagónica y discordante para la concreción de sus
objetivos hegemónicos que se vislumbran sobre nuestra
región, nuestra iniciativa desarrolla la actividad de la defensa
de manera integral reivindicando la soberanía sobre nuestros
espacios y recursos. La Ley Orgánica de la Seguridad de la
Nación ya es la piedra angular parea formulación operativa
que fundamenta los objetivos estratégicos del plan 2013–
2019. Esta Ley determina en su artículo tercero (3) los
parámetros de la Defensa Integral donde la define como:
Defensa integral, a los fines de esta Ley, es el conjunto de
sistemas, métodos, medidas y acciones de defensa,
cualesquiera sean su naturaleza e intensidad, que en forma
activa formule, coordine y ejecute el Estado con la
participación de las instituciones públicas y privadas, y las
personas naturales y jurídicas, nacionales o extranjeras, con
el objeto de salvaguardar la independencia, la libertad, la
democracia, la soberanía, la integridad territorial y el
desarrollo integral de la Nación.
La democracia:
Es una forma de organización de grupos de personas, cuya
característica predominante es que la titularidad del poder
reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma
de decisiones responda a la voluntad colectiva de los
miembros del grupo. En sentido estricto la democracia es
una forma de organización del Estado, en la cual las
decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante
mecanismos de participación directa o indirecta que les
confieren legitimidad a los representantes. En sentido
amplio, democracia es una forma de convivencia social en la
que los miembros son libres e iguales y las relaciones
sociales se establecen de acuerdo a mecanismos
contractuales. La democracia se define también a partir de la
clásica clasificación de las formas de gobierno realizada por
Platón, primero, y Aristóteles, después, en tres tipos básicos:
monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno «de los
mejores» para Platón, «de los menos», para Aristóteles),
democracia (gobierno «de la multitud» para Platón y «de los
más», para Aristóteles).
Libertad:
Es la capacidad que tiene el ser humano de poder obrar
según su propia voluntad, a lo largo de su vida. Por lo que es
responsable de sus actos. Históricamente, en especial desde
las Revoluciones burguesas del siglo XVIII y XIX, la
libertad suele estar muy unida a los conceptos de justicia e
igualdad. Según las acepciones su definición, el estado de
libertad define la situación, circunstancias o condiciones de
quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido al deseo de otros
de forma coercitiva. En otras palabras, aquello que permite
al hombre decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre,
pero también responsable de sus actos.
Independencia hispanoamericana:
Fue una revolución en el pleno significado de la palabra,
tanto como la francesa de 1789 o la norteamericana de 1776
o la rusa de 1917. Todas las revoluciones clásicas, esto ha
sido señalado por muchos, parecen desarrollarse en un ciclo
que va trasladando el poder a través de las diversas clases
sociales y sus fracciones, desde las más moderadas hasta las
más radicales, para luego volver a asentarse sobre las
moderadas, pero expresando una nueva realidad social y
política surgida de entre el polvo y los escombros de años de
luchas. La Revolución Hispanoamericana por la
Independencia no fue la excepción a esta regla. Como todas
las revoluciones, ésta empezó como quien no quiere la cosa,
con modestos y moderados objetivos, digamos que
reformistas, pero sin darse cuenta, se fue complicando,
profundizando, se conformaron sus partidos, se
confrontaron, parió nuevos hijos y se los tragó (como diría
Dantón). Al final, luego de 20 años de guerras civiles, sus
resultados no fueron exactamente los previstos por ninguno
de sus actores principales. Nuestra independencia, al igual
que el modelo clásico de la revolución francesa, tuvo sus
partidos: los realistas (virreyes y oidores, como Abascal,
Liniers o Amar, con sus generales terribles como Sámano y
Morillo); los girondinos o moderados (Castelli y Rivadavia
en el Sur, Camilo Torres en Nueva Granada y Miranda en
Venezuela); sus jacobinos (como el propio Bolívar, Mariano
Moreno o sus seguidores póstumos, San Martín, Nariño); y
su partido más radical y plebeyo, a la manera de los Sans-
Culottes(representado por Carbonell en Bogotá, Beruti y
French en Buenos Aires, Artigas en Uruguay, José Leonardo
Chirino o Piar en Venezuela). A su vez, cada partido
expresaba los intereses de una clase o fracción de ella: los
comerciantes importadores, los exportadores, los productores
del mercado interior, las capas medias de profesionales
(generalmente abogados), los pequeños campesinos, los
jornaleros, los artesanos, etc. El modelo de estado que
propugnaban también variaba, de acuerdo a los intereses de
clase: monárquicos, monárquicos constitucionales,
republicanos (unos a favor del sufragio restringido, otros
proponiendo el sufragio universal, masculino, claro),
centralistas y federalistas. En realidad nunca se procedió
siguiendo un proyecto predeterminado, como algunos han
llegado a creer. Por el contrario, los propios estados
nacionales surgidos de la independencia, tanto en cuanto a
sus fronteras, como en su organización económica y política,
no quedaron claramente trazados hasta después de la
segunda mitad del siglo XIX, luego que triunfaran los
esquemas que ahora conocemos, tras décadas de guerras
civiles. Lo cual demuestra que la historia social es un libro
abierto, no escrito en ninguna parte, resultado de múltiples
factores que nadie puede controlar.
Manifiesto de Carúpano:
El Manifiesto de Carúpano, publicado por el Libertador el 7
de septiembre de 1814, explica las causas del fracaso de la
Segunda República, la cual tuvo su inicio cuando se da la
liberación de Cumaná el 3 de agosto de 1813, por las fuerzas
del general Santiago Mariño, como culminación de la
Campaña de Oriente, y sobre todo con la entrada en Caracas,
el 6 de agosto, del Libertador Simón Bolívar a la cabeza de
su ejército victorioso en la llamada Campaña Admirable. A
partir del surgimiento de La Segunda República se
constituyen 2 gobiernos o centros de poder, en los territorios
liberados, uno en Caracas, bajo el mando de Simón Bolívar y
otro en Cumaná dirigido por Santiago Mariño. Varios
acontecimientos de vital importancia para la historia del país,
marcaron el desarrollo de la Segunda República: el sitio de
Puerto Cabello, donde existía un fuerte núcleo de resistencia
realista, por las fuerzas terrestres de Bolívar mientras que las
escuadras combinadas del centro y del oriente lo bloqueaban
a la población por el mar, el otorgamiento del título de
Libertador conferido a Bolívar por el pueblo y la
municipalidad de Caracas, la insurrección a favor de la causa
realista, de los llaneros venezolanos acaudillados por José
Tomás Boves; el fusilamiento de los prisioneros españoles y
canarios de Caracas y La Guaira ordenado por Bolívar; y las
numerosas acciones de guerra en la región centro-occidental
y luego en la oriental, como Bárbula, Las Trincheras,
Mosquitero, Mesas de Barquisimeto, Vigirima, Araure, San
Marcos, La Victoria, San Mateo, Boca chica y Ocumare del
Tuy; el sitio de Valencia por las fuerzas realistas; la primera
batalla de Carabobo; la batalla de La Puerta que desencadenó
la emigración hacia oriente de gran parte de la población de
Caracas en julio de 1814. El día 3 de septiembre, después de
la emigración a oriente, los generales Simón Bolívar y
Santiago Mariño arribaron a Carúpano, en el extremo oriente
del país. A su llegada son detenidos por su subalterno el
general José Félix Ribas quien, conjuntamente con el general
Manuel Carlos Piar, los responsabiliza por las derrotas
sufridas y la inminente pérdida de la República. Ante esto,
Bolívar responde con la publicación el 7 de septiembre de
1814 de este Manifiesto.