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El diálogo consiste en presentar la conversación sostenida entre dos o más interlocutores.

El escritor
desaparece tras la conversación de los personajes que manifiestan activamente ideas o afectos propios.
El diálogo es la forma de elocución propia del teatro. Sin embargo, se emplea igualmente para otros
géneros literarios: novelas, cuentos, poemas, ensayos filosóficos, etc.

Un buen diálogo basta para definir, sin necesidad de otros elementos, el carácter de los personajes. La
palabra revela intenciones, estados de ánimo, en definitiva, lo que no se puede ver, y en ello radica su
importancia. El diálogo exige un gran esfuerzo de creación, ya que obliga a penetrar en el pensamiento
de los personajes.

Cualidades del diálogo

Un buen diálogo debe reunir las siguientes condiciones: natural, significativo, progresivo, dinámico y
ágil.

a) Natural: El diálogo ha de responder al modo de ser del personaje. Se debe adecuar el lenguaje a la
categoría social, a la edad, al sexo, etc. del hablante. Los personajes deben expresarse en concordancia
con su carácter.

b) Significativo: Al construir el diálogo, se deben seleccionar frases significativas, que sean reveladoras
del carácter del hablante o de la situación en que se encuentra. Lo restante se debe eliminar. Se debe
desechar todo lo que no sea sicológicamente revelador.

c) Progresivo: No se utilizará el diálogo "por el diálogo", por el contrario, deberá ser elaborado en
función del desarrollo de los personajes, las situaciones y los incidentes.

d) Dinámico y ágil: Se evitarán los parlamentos demasiado largos, lo mismo se hará con los parlamentos
discursivos y las frases rotundas y acabadas. La abundancia de preguntas y respuestas y la frase elíptica y
corta le dan vida a los diálogos bien construidos. De este modo, se entenderá que debe evitarse lo
artificioso sin caer en lo inexpresivo. Se buscará la naturalidad sin vulgaridad y la elegancia sin
amaneramiento.

El diálogo es una estructura que contiene dos elementos:

Los parlamentos: son las intervenciones habladas de los personajes, sus palabras directas.

Los incisos: son aclaraciones que hace el narrador y que sirven para marcar los movimientos o
expresiones de estos personajes mientras hablan o incluso sus sentimientos y su conciencia.

Funciones del diálogo

Las funciones básicas del diálogo son las siguientes:

Aporta información. Esta información puede ser de varios tipos:

Información que puede influir en la trama y provocar efectos directos sobre el desarrollo de los
acontecimientos. Así, por ejemplo, en una novela policíaca los interrogatorios a determinadas personas
son diálogos que suelen dar pistas que ayudan a avanzar en la investigación y que acaban conduciendo
al descubrimiento del autor del crimen.
Información que no influye en el desarrollo de los acontecimientos pero amplía nuestro conocimiento
sobre los personajes o cualquier otro aspecto. Por ejemplo, puede ayudarnos a saber más acerca de un
personaje: su pasado, sus deseos, sus criterios, gustos y preferencias... De la misma manera, ayuda a dar
vida y definir el personaje, porque nos muestra directamente la forma en cómo se expresa, su lenguaje,
su actitud y carácter, si es tranquilo o agresivo...

Mantiene el equilibrio narrativo. A menudo se llega a un punto en el que la voz del narrador no puede
sostenerse durante mucho tiempo más porque el texto empieza a resultar demasiado denso. Pues bien,
antes de que esa densidad se convierta en monotonía, introducir un diálogo —siempre que se
encuentre para él un motivo dentro de la historia— es una buena estrategia para airear el ritmo
narrativo. De la misma manera, contribuye a nivelar gráficamente la página: al combinar líneas
completas con líneas incompletas o con espacios en blanco, permite respirar al texto y aumenta la
predisposición lectora.

Funciones del diálogo

Las funciones básicas del diálogo son las siguientes:

Aporta información. Esta información puede ser de varios tipos:

Información que puede influir en la trama y provocar efectos directos sobre el desarrollo de los
acontecimientos. Así, por ejemplo, en una novela policíaca los interrogatorios a determinadas personas
son diálogos que suelen dar pistas que ayudan a avanzar en la investigación y que acaban conduciendo
al descubrimiento del autor del crimen.

Información que no influye en el desarrollo de los acontecimientos pero amplía nuestro conocimiento
sobre los personajes o cualquier otro aspecto. Por ejemplo, puede ayudarnos a saber más acerca de un
personaje: su pasado, sus deseos, sus criterios, gustos y preferencias... De la misma manera, ayuda a dar
vida y definir el personaje, porque nos muestra directamente la forma en cómo se expresa, su lenguaje,
su actitud y carácter, si es tranquilo o agresivo...

Mantiene el equilibrio narrativo. A menudo se llega a un punto en el que la voz del narrador no puede
sostenerse durante mucho tiempo más porque el texto empieza a resultar demasiado denso. Pues bien,
antes de que esa densidad se convierta en monotonía, introducir un diálogo —siempre que se
encuentre para él un motivo dentro de la historia— es una buena estrategia para airear el ritmo
narrativo. De la misma manera, contribuye a nivelar gráficamente la página: al combinar líneas
completas con líneas incompletas o con espacios en blanco, permite respirar al texto y aumenta la
predisposición lectora.

aracterísticas del diálogo

Las características básicas del diálogo son las siguientes:

El diálogo debe introducirse con una intencionalidad. Los personajes nunca deben hablar porque sí o
para rellenar espacio. Una novela, comparada con todo el universo que representa, es muy pequeña.
Constantemente seleccionamos de ese universo imaginario qué cosas nos interesa destacar. Así, si un
personaje se dirige a un museo, tal vez describamos ese edificio una vez esté delante pero pasemos por
alto la descripción de todas las calles y demás edificios o fachadas mientras está de camino, porque no
colaboran al desarrollo de la trama y no nos interesa destacarlas. En este sentido, un diálogo debe estar
ahí por algún motivo, esté o no directamente vinculado a los acontecimientos, pero nunca
gratuitamente.

El diálogo debe ser una imitación del lenguaje conversacional, sin ampulosidad, florituras o adornos
verbales y sin palabras rebuscadas y poco usadas. Debe ser verosímil, creíble.

—La fiesta fue satisfactoria y altamente gratificante. Todos los presentes disfrutamos de una exquisita
cena y pasamos el resto de la velada conversando con informalidad y moviendo nuestros cuerpos al son
de la música.*

—La fiesta estuvo muy bien. La cena fue muy rica y pasamos el resto de la noche charlando y
bailando.

Este tipo de lenguaje más solemne —y menos coloquial y espontaneo— solamente será adecuado si el
contexto en el que se mueve el personaje lo requiere. Así, por ejemplo, si el personaje es el director de
una empresa y va a reunirse para presentar un nuevo proyecto a sus accionistas, podrá y de hecho
deberá usar un registro más formal y elevado. Sin embargo, en cuanto salga del trabajo y se reúna con
su familia y amigos, deberá volver al lenguaje coloquial. Si usamos el lenguaje formal —o, peor aún, el
exceso "literario"— en un contexto en que no corresponde, el resultado será, cuanto menos, ridículo.

Paradójicamente, para crear esa naturalidad y espontaneidad del lenguaje coloquial hay que recurrir a la
artificiosidad. No es tan fácil como parece. Cuando las personas hablamos, lo hacemos de forma
desordenada, a menudo agramatical y sin terminar las frases. Además, aparte del contenido de nuestro
mensaje, agregamos verbalmente ciertas palabras y expresiones con la única intención de confirmar que
el canal comunicativo con nuestro interlocutor prospera correctamente.

“Emmm… A ver. Él es mi amigo y no quiero que piense que… Bueno, si fuera al revés y yo no le hubiese
contado nada no me gustaría enterarme de que otros se lo han explicado antes que yo, ¿sabes? Así que
bueno, no dije nada y pensé “ya si eso lo dirá él”, ¿no? Y al final poco a poco hablamos de otros temas y
poco a poco, no recuerdo por qué, salió el tema y me lo contó. Claro, yo me hice el tonto como si no
supiera nada, pero estuvimos hablando un buen rato y al final le aconsejé visitarse por algún médico
especializado y eso, ¿sabes? Creo que se quedará más tranquilo”.

Así es, en la práctica, cómo hablamos. Solemos utilizar expresiones del tipo “bueno” “ a ver”, que en
realidad no significan nada ni aportan ningún contenido a nuestro mensaje. Son expresiones que
decimos mientras nosotros mismos nos estamos ubicando para elegir la manera en cómo
comunicaremos lo que vamos a comunicar. Podríamos decirlas mentalmente, pero las verbalizamos.

Después, solemos dejar frases inacabadas (Él es mi amigo y no quiero que…). También somos repetitivos
(al final poco a poco hablamos de otros temas y poco a poco, no recuerdo por qué, salió el tema y me lo
contó).

Otras expresiones como “¿no?“ o “¿sabes?” tampoco tienen relación alguna con el contenido real del
mensaje y se usan únicamente para asegurar el canal comunicativo con nuestro interlocutor. Cuando
decimos “¿sabes?” no esperamos que nuestro interlocutor nos diga “sí, lo sé” o “no, no lo sé”. No es una
pregunta real. Pero sí esperamos que haga un gesto o que pronuncie algo del tipo “ya”, “ahá” o “claro”,
por ejemplo, porque eso nos confirmará que no ha desconectado y que sigue atento a nuestras palabras
y sigue escuchándonos. Es como cuando hablamos por teléfono. En ese caso, como no se visualiza al
otro, esas expresiones se hacen más necesarias para que no creamos que estamos hablando solos, y es
mucho más fácil que el que no habla refuerce su presencia usando mucho el “ya”, “ahá”, que vienen a
decir “sigo aquí; sigo escuchándote”.

Pues bien, en un diálogo toda esta “paja” debe desaparecer. Es decir, debemos imitar el lenguaje
conversacional pero sintetizándolo y sacando únicamente aquella parte de él en la que reside el
auténtico mensaje. A lo sumo, podemos dejar alguna de las primeras expresiones que he señalado, pero
no en todos los parlamentos sino de forma aislada y sin abusar.

—A ver... —balbuceó un momento—. No quise que supiera que otros ya me lo habían contado, así
que esperé a que saliera el tema por voluntad suya. Cuando finalmente me lo contó, le aconsejé
visitarse por algún médico especializado, porque creo que así se quedará más tranquilo.

El diálogo debe ser fluido y rítmico y huir de toda monotonía. Además, no es necesario reproducirlo
siempre de principio a fin, pues hay partes que a menudo se sobreentienden y que es mejor obviar.

—Hola —dijo Juan

—Hola —saludó María.

—¿Hace mucho que te esperas? —preguntó Juan.

—No mucho. Hará unos cinco minutos —dijo María.

—Me alegro. ¿Qué te parece si vamos a tomar algo al bar nuevo que han abierto en la plaza? —
propuso Juan.

—Vale —dijo María.*

Juan la saludó y le dio dos besos.

—¿Hace mucho que te esperas?

—No mucho. Hará unos cinco minutos —dijo María mirando el reloj.

—Me alegro. —La miró sonriente—. ¿Qué te parece si vamos a tomar algo al bar nuevo que han
abierto en la plaza?

En cinco minutos estuvieron allí. Juan buscó su mesa favorita (…)

El diálogo debe ser coherente respecto a los mismos personajes:

Acorde con su edad, su procedencia o clase social…. De esta manera, si quien habla pertenece una clase
social marginal, su habla debe reflejar esa circunstancia (con el uso de vulgarismos y con un argot
determinado, por ejemplo). O, si se trata de un niño, no podrá hablar, lógicamente, como un adulto.

Acorde con su realidad externa e interna. De esta manera, si un personaje está realmente furioso, no
será coherente que solamente responda con un “maldita sea”. Deberá expresar esta furia de una
manera más intensa, ya sea a través de su voz, de la acotación del narrador o de ambas cosas a la vez.

—Maldita sea —dijo furioso.*


—¡¡¡Maldita sea!!! —exclamó rojo golpeando con furia la mesa.

El diálogo debe asumir la información implícita que se desprende del lenguaje conversacional. A
menudo, en nuestras conversaciones obviamos información pero el otro la sobreentiende e infiere, y
esa inferencia debe mantenerse en el diálogo.

—A ver si quedamos más a menudo. La semana que viene tengo las tardes libres.

—¿Ah, sí? ¡Qué bien! Me alegro por ti. >> Nunca respondemos así.

—Imposible. Estaré de viaje por asuntos de trabajo .>> Respondemos así. Del primer parlamento se
desprende un “¿Quieres quedar alguna tarde?”, y aunque es una pregunta que no se hace explícita,
como interlocutores la captamos y respondemos en consecuencia.

Pues bien, al escribir un diálogo debemos también obviar ese tipo de información innecesaria.

En vez de...

—A ver si quedamos más a menudo. La semana que viene tengo las tardes libres.¿Te apetece quedar
alguna?*

—Imposible. Estaré de viaje por asuntos de trabajo.

...es mucho mejor optar por:

—A ver si quedamos más a menudo. La semana que viene tengo las tardes libres.

—Imposible. Estaré de viaje por asuntos de trabajo.

Obviar esta información y mantener en el diálogo escrito las inferencias o deducciones que hace el
interlocutor refuerza la verosimilitud de la situación y otorga más realismo al intercambio comunicativo
entre los hablantes.

El diálogo no debe —como norma general— reiterar aspectos que ya han sido contados previamente o
que el lector ya conoce. De esta manera, si en un momento dado el narrador nos ha explicado dónde
nació el protagonista y de qué original manera sus padres decidieron ponerle el nombre que le pusieron,
es inadecuado que más adelante, al conocer a alguna persona nueva, por ejemplo, este personaje
explique la misma historia. En ese caso, se puede optar por resumir:

—Soy Puarintro —se presentó el muchacho.

—Andrés. Encantado —dijo estrechándole la mano. Luego, visiblemente intrigado, añadió—:


¿Puarintro has dicho? Nunca lo había oído. ¿Es un apodo o algo?

—No, es mi nombre real, pero vamos, que comprendo que te choque. Me pasa con todo el mundo. —
Sin dar muchos detalles, el joven le contó entonces el porqué de la elección de su nombre.

—Qué curioso —dijo Andrés.

—¡Y qué buena trastada! —exclamó Puarintro—. En fin, ¿hace mucho que estás metido en la
cooperativa?
Elementos:

Emisor: es la persona que dirige un mensaje a otra.


Receptor :es la persona que lo recibe.
Código: en un diálogo el código siempre es verbal.
Referente:es el tema de la conversación.
Mensaje: es la conversación propiamente dicha.
Contexto: es la situación en la que se produce la conversación.
ESTILOS CONTEXTOS DEL DIALOGO

Existen diferentes clases de diálogos: los diálogos espontáneos y los diálogos organizados. Los diálogos
espontáneos son aquellos que no están pactados previamente, y los diálogos organizados son aquellos
que sí están pactados previamente. Un diálogo espontáneo es un diálogo improvisado, libre y amistoso.

El diálogo EN LA EXPRESION ORAL

Definición.

Es una conversación entre dos o más personas, mediante la que se intercambian información y se
comunican pensamientos sentimientos y deseos. Puede ser oral o escrito.

Características del diálogo oral.

Características.

· Las personas que hablan se llaman interlocutores.

· Es muy expresivo puesto que intervienen los gestos, la entonación y la actitud.

· Es espontáneo y se utilizan frases cortas y simples.

· Suele tener errores y frases sin terminar.

Un buen diálogo.

· Respetar al que habla.

· Hablar en tono adecuado.

· No hablar todos a la vez.

· Saber escuchar antes de responder.

· Pensar en lo que dicen los demás.

· Admitir las opiniones de los demás.

Características del diálogo escrito.

. Se utiliza mucho en el cuento y la novela para dar vivacidad y autenticidad al relato.

· Es la forma de escribir el teatro.


· Es mucho menos expresivo y espontáneo que el oral.

· Tiene menos errores que el oral porque da tiempo a pensar y corregir

Formas.

· Estilo directo. El autor reproduce exactamente las palabras de los personajes que hablan.

- ¿Qué te parece la fotografía? - preguntó Sara.

Javier contestó:

- No está mal, pero los colores han salido algo oscuros.

· Estilo indirecto. El autor reproduce la conversación entre dos personajes, pero no textualmente.

Sara le preguntó a Javier qué le parecía la fotografía. Él contestó que no estaba mal, pero que los colores
habían salido algo oscuros.

Ortografía.

· Hay que usar correctamente los signos de puntuación.

· Siempre que habla un personaje se escribe en otra línea y con un guión delante.

· El narrador debe aclarar al lector siempre qué personaje habla, pero sólo si es necesario.

La entrevista.

Entrevista.

Es un diálogo especial que sirve para que conozcamos mejor a una persona a base de hacerle preguntas.

El entrevistado.

Normalmente es una persona importante que interesa a la gente. Debe evitarse el contestar con
monosílabos. Es más conveniente comentar las respuestas para reflejar nuestra personalidad.

El entrevistador.

Debe permanecer en un segundo plano y llevar las preguntas preparadas después de haberse informado
sobre el personaje al que va a entrevistar.

Acerca del cuadro de diálogo Interpolación

Pulse en Animación (Animation) > Interpolación de la animación (Animation Interpolation) para abrir el
cuadro de diálogo Interpolación (Interpolation). Las opciones de Ver interpolación (View Interpolation)
permiten definir la manera en que cambian las vistas definidas en el cuadro de diálogo Vista durante
animación (View at Time) durante una animación:

• Seleccione la casilla Interpolar (Interpolate) para obtener una transición suave de una vista a la
siguiente.

• Despeje la casilla Interpolar (Interpolate) para saltar a la siguiente vista sin ninguna transición.
• Seleccione o despeje las casillas Lineal (Linear) o Suave (Smooth) bajo Traslación (Translation) y
Rotación (Rotation) para ajustar con detalle la dirección y el método de interpolación.

* Si desea que la animación permanezca en una vista durante un tiempo específico y, después, pasar a
otra vista, debe aplicar dos instancias de la misma vista (una al principio y otra al final del período de
tiempo) para que la vista sea constante. A continuación, puede aplicar una tercera vista para la
transición.

Las opciones de Interpolación de transparencias (Transparency Interpolation) permiten definir la manera


en que cambian las transparencias definidas en el cuadro de diálogo Transparencia durante animación
(Transparency at Time) durante una animación:

• Seleccione la casilla Interpolar (Interpolate) para definir una atenuación de un evento de transparencia
a otro. Para cambiar qué eventos de transparencia se interpolan, debe arrastrarlos dentro y fuera de las
filas de la línea de tiempo. Al arrastrar un evento fuera de una fila, la interpolación se cancela y
viceversa.

• Despeje la casilla Interpolar (Interpolate) para tratar la transición como un único cambio de un estado
de transparencia al siguiente.

El diálogo en la expresión oral. Matización en el diálogo

Una buena revisión es una reflexión sobre la pertinencia del tema estudiado, las hipótesis de partida y la
metodología utilizada. Para esto, el revisor ha de ser una persona experta en el tema y que por tanto,
dialogue con el autor sobre conceptos, enfoques, metodologías y referencias elegidas. Una buena
revisión es una discusión dialogada con el autor, de tal manera, que en ese diálogo el autor pueda
matizar afirmaciones, confirmar los datos y la información obtenida, reflexionar sobre las conclusiones.
En definitiva, sacarle más partido a la investigación realizada.

La posición de experto permite al revisor juzgar si las conclusiones aportan alguna novedad al saber
científico sobre la cuestión abordada. Si las conclusiones no sirven para ampliar, confirmar o refutar el
conocimiento hasta el momento, la investigación no merece la pena. Asimismo la revisión debe aportar
ideas de cómo incrementar el impacto social y científico de dicha investigación si se considera
pertinente.

La revisión tiene que ayudar a la mejora sincera del artículo, lejos de intereses particulares o juicios (o
pre-juicios) sobre el autor del mismo. Se requiere por tanto no sólo valoraciones numéricas sino
sugerencias concretas de mejora o puntos de discusión que permitan al autor repensar y mejorar su
trabajo. Incluso, cuestionarlo. Contribuye a la buena revisión, añadir aspectos puntuales sobre
afirmaciones específicas, sobre la estructura del manuscrito, o sobre la revisión de la literatura, donde
deben sugerirse referencias adecuadas al objeto de estudio que no se hayan tenido en cuenta.

En todo caso, cualquier valoración ha de estar justificada y su argumentación debe ser aplicable,
respetuosa y comprensible. En este sentido es tarea de los editores revisar al revisor y considerar si la
revisión es pertinente para que el autor comprenda y aprenda dónde debe mejorar o cómo debe
enfocar la investigación para alcanzar el rango de publicación en revista científica.
EJEMPLO DE DIALOGO NARRATIVO DESCRIPTIVO

La urbanización coordina con sus habitantes, las medidas de seguridad e higiene para evitar contagios
del covid-19 en la comunidad.

La urb. Nueva paz, esta ubicada al oeste de la ciudad y compuesta por 500 familias, las cuales han
decidido organizarse para mantener cero contagio en esta comunidad, para ello han dispuesto de
brigadas de vigilancia compuestas por hombres, mujeres adultos y los jóvenes. Entre toda la comunidad
se hicieron recolectas y ahora estas brigadas cuentan con antibacterial, alcohol, tapabocas, guantes,
cloro, jabón líquido y lo distribuyen entre los transeúntes y habitantes de esta urb. También usan pitos
para indicarse entre ellos si alguien está incumpliendo la cuarentena. Para saber un poco más voy a
entrevistar a la Sra. Maira Gómez quien es la presidenta de la junta comunal y una de las pioneras de
estos controles:

—Buenas tardes —Saludó Carlos

—Buenas —saludó la Sra. Maira

— ¿De dónde sale esta iniciativa de crear estas brigadas de protección? —preguntó Carlos.

—De ver como se ha ido incrementando el contagio en Lara —respondió la Sra. Maira.

— ¿Y les ha funcionado, la comunidad acata la norma? —preguntó Carlos.

—Por supuesto, de verdad la comunidad ha respondido bastante bien —respondió la Sra. Maira.

— ¿Cómo evalúan el comportamiento de los habitantes? —preguntó Carlos

—Con el uso del tapabocas, el distanciamiento social en lugares como las bodegas y el respeto

del horario reglamentario —respondió la Sra. Maira.

— ¿Han pensado llevar su proyecto a las comunidades cercanas, sería de gran utilidad?—propuso

Carlos.

—Sí, ya estamos en conversaciones con sus representantes—respondió la Sra. Maira.

—Muchas gracias—dijo Carlos.

—hasta luego—respondió la Sra. Maira.

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