Los conectores temporales, causales y consecutivos
Los conectores temporales, causales y consecutivos son muy útiles para marcar las diferentes partes de la narración y ayudar a mantener la coherencia y cohesión del texto. A continuación, se presentan algunos ejemplos de conectores que pueden ser utilizados en cada parte de la narración: Introducción: En primer lugar, para empezar, al principio: se utilizan para introducir la historia y establecer el contexto. Desarrollo: Entonces, después, posteriormente: se utilizan para marcar la secuencia de eventos y acciones que ocurren en la historia. Mientras, al mismo tiempo, simultáneamente: se utilizan para indicar que dos o más acciones están ocurriendo al mismo tiempo. Climax: El climax es el punto culminante de la trama de una historia, donde se alcanza el momento de mayor tensión o conflicto. Es el punto en el que se toma una decisión importante o se produce una acción que cambia el curso de los eventos y conduce a la resolución del conflicto principal. De repente, inesperadamente, sorprendentemente: se utilizan para introducir un giro en la trama o un evento inesperado. Desenlace: Finalmente, en conclusión, para terminar: se utilizan para marcar el final de la historia y el desenlace de los acontecimientos. En cuanto a los marcadores espaciales, éstos son útiles para situar al lector en el espacio y permitirle visualizar la escena. Algunos ejemplos de marcadores espaciales son: Encima, debajo, al lado de: para indicar la posición relativa de dos objetos o personas. En frente de, detrás de, al fondo: para indicar la posición en relación con otros objetos o personas en la escena. En el interior, en el exterior, dentro de: para indicar si la acción ocurre dentro o fuera de un lugar. Es importante recordar que la elección del conector o marcador espacial adecuado dependerá del contexto de la historia y del efecto que se quiera lograr en el lector. Uso de organizadores discursivos de orden para las partes de la descripción. Los organizadores discursivos de orden son palabras o expresiones que se utilizan para ordenar las partes de la descripción de una manera lógica y coherente. Estos organizadores permiten al lector seguir el hilo de la descripción y comprender mejor la información presentada. Algunos ejemplos de organizadores discursivos de orden son: Primero, en primer lugar, inicialmente, al principio. Luego, en segundo lugar, posteriormente, después. Finalmente, por último, al final. Estos organizadores discursivos se utilizan para ordenar la información en una secuencia temporal o cronológica. También existen organizadores discursivos de orden que se utilizan para ordenar la información según su importancia o relevancia. Algunos ejemplos son: En primer lugar, lo más importante es que... En segundo lugar, otro aspecto relevante es que... Finalmente, cabe destacar que... Estos organizadores discursivos se utilizan para resaltar la información más relevante o importante de la descripción. Por ejemplo, si estamos describiendo las características de un personaje, podríamos utilizar los organizadores discursivos de orden para destacar las características más importantes del personaje: en primer lugar, es una persona muy inteligente; en segundo lugar, es muy amable y simpático; y finalmente, tiene una gran capacidad de liderazgo.
Uso de verbos en pasado en las narraciones y de verbos en presente en los
diálogos. En la narrativa, es común utilizar verbos en pasado para narrar los acontecimientos que ya han sucedido. Al utilizar verbos en pasado, se da la sensación de que la acción ya ha ocurrido y se está describiendo algo que ya ha pasado. Esto ayuda a crear una atmósfera más inmersiva y realista para el lector. Por ejemplo, si estamos narrando una historia sobre una aventura, podríamos utilizar verbos en pasado para describir las acciones que han ocurrido durante la aventura, como "subimos la montaña", "llegamos al río", "exploramos la cueva", etc. Por otro lado, en los diálogos, es común utilizar verbos en presente. Esto se debe a que los diálogos representan las conversaciones que están ocurriendo en el momento presente de la narración. Al utilizar verbos en presente, se crea la sensación de que los personajes están hablando en ese momento, lo que hace que los diálogos sean más vivos y dinámicos. Por ejemplo, si un personaje está hablando con otro en un diálogo, podríamos utilizar verbos en presente para representar lo que están diciendo, como "¿qué haces aquí?", "me gusta mucho este lugar", "no entiendo lo que estás diciendo", etc. Es importante recordar que, aunque es común utilizar verbos en pasado en las narraciones y verbos en presente en los diálogos, esto no es una regla estricta y existen excepciones. En algunos casos, se pueden utilizar verbos en presente en las narraciones para crear un efecto específico, o verbos en pasado en los diálogos para representar algo que ha ocurrido en el pasado. Lo más importante es utilizar los verbos de manera coherente y consistente para que la narración sea clara y fácil de entender.
Adjetivos para describir a los personajes
Los adjetivos son palabras que se utilizan para describir o calificar a los personajes de una narración. Los adjetivos pueden ser utilizados para describir las características físicas, emocionales, psicológicas y de personalidad de los personajes, y pueden ayudar a crear una imagen más clara y detallada de ellos. Algunos ejemplos de adjetivos para describir a los personajes son: Físicos: alto, bajo, delgado, robusto, rubio, moreno, pelirrojo, joven, viejo, atractivo, feo, elegante, descuidado, etc. Emocionales: feliz, triste, enojado, ansioso, nervioso, alegre, decepcionado, asustado, sorprendido, etc. Psicológicos: inteligente, tonto, astuto, ingenuo, creativo, aburrido, complicado, misterioso, etc. De personalidad: amable, generoso, egoísta, honesto, mentiroso, valiente, cobarde, ambicioso, tímido, extrovertido, introvertido, etc.
Distinción entre narrador y personajes
La distinción entre el narrador y los personajes es una de las claves fundamentales en la narrativa. El narrador es quien cuenta la historia, mientras que los personajes son quienes actúan y experimentan los acontecimientos de la historia. Es importante tener en cuenta que el narrador y los personajes no son lo mismo, aunque en algunas narraciones el narrador también pueda ser un personaje. El narrador es el encargado de contar la historia, y puede ser un personaje de la historia o un observador externo que no participa directamente en los eventos. El narrador puede tener distintos grados de conocimiento y perspectiva sobre la historia y los personajes, lo que afectará la forma en que cuenta la historia y cómo se percibe la misma. Por ejemplo, un narrador en tercera persona omnisciente tiene acceso a los pensamientos y sentimientos de todos los personajes, mientras que un narrador en primera persona solo tiene acceso a los pensamientos y sentimientos de su propio personaje. Por otro lado, los personajes son los protagonistas y antagonistas de la historia. Son quienes actúan y experimentan los acontecimientos de la narración, y tienen su propia personalidad, motivaciones y objetivos. Los personajes pueden ser humanos o no humanos, y pueden tener diferentes roles y funciones en la historia, como el protagonista, el antagonista, el aliado, el mentor, etc. En resumen, la distinción entre el narrador y los personajes es fundamental para entender cómo se cuenta una historia. El narrador es quien cuenta la historia, mientras que los personajes son quienes la experimentan. Es importante tener en cuenta que el narrador y los personajes son diferentes, aunque en algunas narraciones el narrador también pueda ser un personaje.
Clasificación de los personajes en principales y secundarios, protagonista
y antagonista Los personajes en una historia pueden ser clasificados de diversas maneras según su importancia y función en la trama. Dos de las clasificaciones más comunes son: 1. Personajes principales y secundarios: Los personajes principales son aquellos que tienen un papel central en la trama y en la resolución del conflicto. Por otro lado, los personajes secundarios son aquellos que tienen un papel menos importante en la historia, pero que pueden contribuir al desarrollo de la trama y a la caracterización de los personajes principales. 2. Protagonista y antagonista: El protagonista es el personaje principal de la historia que lleva la carga de la trama y es quien se enfrenta al conflicto principal. Por otro lado, el antagonista es el personaje que se opone al protagonista y que crea el conflicto principal en la trama. A menudo, el antagonista es el villano de la historia, aunque en algunas ocasiones puede ser un obstáculo más abstracto o una fuerza impersonal. Es importante tener en cuenta que los personajes pueden cumplir múltiples funciones y no necesariamente deben ser categorizados en una sola de estas clasificaciones. Por ejemplo, un personaje secundario puede tener momentos en los que asuma el papel de protagonista en la historia, y un personaje principal puede tener momentos en los que se convierta en el antagonista para otro personaje. La complejidad de los personajes y sus relaciones es lo que hace que las historias sean más interesantes y atractivas para los lectores.