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LA REVOLUCIÓN FRANCESA 1

La Revolución Francesa

Brenda Lorena Larios Alfaro

Instituto Tecnológico de Ciudad Guzmán

Análisis Crítico de la Arquitectura y el Arte III

Nota del Autor

Brenda Lorena Larios Alfaro, Arquitectura 3A, Instituto Tecnológico de Ciudad Guzmán.
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Resumen

El presente trabajo pretende presentar al lector un panorama a rasgos generales sobre los

acontecimientos ocurridos en Francia durante una de sus épocas más emblemáticas, así como

exponer los motivos e ideales que se tenían presentes en la sociedad.

La Revolución Francesa fue un evento histórico ocurrido en Francia entre los años 1789 y

1799 que daría como resultado la abolición de la monarquía absolutista y la implementación de

la republica en la que tendrían mayor poder las clases consideradas del tercer estado en aquel

entonces, la burguesía y el proletariado.

Fue impulsada por diferentes motivos, entre ellos el apogeo de nuevas corrientes de

pensamiento como la ilustración, o como la libertad de las 13 colonias en América. La

Revolución marca un nuevo comienzo para la sociedad francesa que con anterioridad había sido

masacrada por sus mismos señores feudales y la monarquía, quienes se supone eran los

principales en velar por el bienestar de su pueblo.


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La Revolución Francesa se describe por los historiadores como uno de los movimientos

sociales y políticos más importantes en Europa del siglo XVIII. Está caracterizada como uno de

los eventos más viscerales debido a la ola de violencia que inundaba a los pueblos y las ciudades

de aquella Francia estamental reinada por Luis XVI y María Antonieta de Austria. Señalada por

ser el final de una monarquía absolutista y como el comienzo de una república más igualitaria,

marca en la historia un nuevo comienzo para Francia y para el resto de países colindantes que

rápidamente se ven influenciados por los actos ocurridos.

Las mentes cultas de las sociedades comenzaban a ser penetradas por las teorías creadas

por los filósofos como Voltaire y Rousseau que formaban parte de la ilustración, de esta forma se

cosechan nuevas ideas que sirvieron como impulso a gran cantidad de países, incluyendo a los

franceses. La burguesía, en complicidad de un pueblo hambriento en busca de mejoras

económicas, buscaban la emancipación de la nobleza y el clero, que desde hace mucho tiempo

abusaban de su poder absoluto y gozaban de la riqueza infinita que solo causaba la flaqueza de

los menos favorecidos.

Es importante destacar que esta Revolución Social no fue un solo golpe de gloria, pues

más adelante se expondrá como la burguesía, que en un momento se vio como cómplice,

eventualmente se convirtió en aliado para callar nuevamente a la masa del proletariado.

Para explicar concretamente cómo es que sucede una revolución de este alcance, es

necesario saber de dónde surge el deseo de quebrantar un régimen tan sólido como el que se

tenía en Francia, y en la mayoría de Europa en aquel entonces. La idea, o teoría, surge a partir de

la ilustración, movimiento cultural e intelectual caracterizado por despreciar el misticismo y la

superstición que abundaban en la edad media, y, al contrario, daba valor al conocimiento

humano con la finalidad de que una mente culta podría combatir los males que las sociedades
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pasaban, destacando lo atractivo y benévolo que resultaba para el pueblo. Teniendo esta

ideología como impulso, solo hacía falta poner en marcha un plan que, bien elaborado o no,

fuera lo suficientemente fuerte para sacudir al país entero y a sus clases reinantes. Dicha tarea no

sería algo fácil, pues como lo menciona Piotr Kropotkin: “una revolución es la ruina rápida, en

pocos años, de instituciones que tardaron siglos en arraigarse y que parecían tan estables y tan

inmutables que incluso los reformadores más fogosos apenas osaban atacarlas en sus escritos…”

(p. 39).

La fuerza que se requirió para paralizar un país entero vino a partir de la simbiosis entre

las mentes instruidas de la burguesía y el conjunto de motivos que llevaba a las masas pobres a

actuar de manera “vándala”, como se les referiría más adelante.

Los burgueses, que constituían el tercer estado junto con el proletariado, se habían

inspirado en la Revolución Inglesa con la creencia de que se podía instaurar un mandato que

diera mayor poder a los de su clase, poseedores de tierras y dueños de los sistemas de

producción, de manera que el rey se reduciría a una figura con poca importancia. Envidiaban

fuertemente el modelo que los economistas Adam Smith y Turgot habían implementado en

Inglaterra, haciendo, lo que yo percibo, el comienzo de una sociedad predominantemente

capitalista que permitiera a los particulares amasar grandes fortunas a partir de la explotación de

los recursos naturales y de la clase obrera, sin embargo, esto no era posible debido a la

meticulosa vigilancia que tenía el estado. Sus intenciones claramente eran disfrazadas por la

promesa de libertad e igualdad ante la ley, resultando lo suficientemente atractivas para que la

parte restante del tercer estado considerara hacer un pacto.

Por su parte, lo que motivaba al pueblo a armarse era el historial de abuso que había

sufrido por las clases altas, pues “el pueblo gemía bajo el peso de los impuestos extraídos por el
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Estado, de los tributos pagados al señor, de los diezmos percibidos por el clero y por las

servidumbres personales impuestas por los tres” (pag.53).

En contraste, la aristocracia gozaba de lujos y derrochaba inmensas fortunas en caprichos

que hasta hoy en día nos parecerían banales. Era este estilo de vida que resultaba tan insultante

para las masas de obreros que padecían de pobreza y hambruna crónica, además de la cantidad

de nobles que estaban dispuestos a extraerles cada centavo que tuvieran con las excusas más

mínimas posibles.

Ante las protestas de la muchedumbre, el rey convoca el 4 de mayo de 1789 a 1200

diputados en el palacio de Versalles para poder llegar a un acuerdo acerca de la creciente

preocupación económica del país. Debido a los desacuerdos entre los dos primeros estados y al

descontento del rey, el tercer estado, decide constituir la llamada Asamblea Nacional por su

propia parte con el fin de brindar verdadera representación al 97% de la población no

privilegiada. A pesar de los esfuerzos del rey por dar disolución a aquella junta, el diputado

Mirabeau pronuncio el discurso que daría la esperanza necesaria para que proletariado se armase

de valor: “Estamos aquí por la voluntad del pueblo, y de aquí no saldremos sino por la fuerza de

las bayonetas”.

Otra situación que también resultó detonante es el despido de Jaques Necker, quien había

trabajado como ministro de hacienda para la corona, pues no solo había propuesto reformas

fiscales desfavorables para la Corte, sino también había puesto en evidencia a la aristocracia

denunciando movimientos corruptos. Finalmente, el 14 de julio del mismo año se reunía la

multitud en el suburbio de Saint- Antoine desembocando en la Bastilla, torre que representaba de

cierta forma a la monarquía y el odio del pueblo por las cárceles por un preciso acontecimiento

ocurrido anteriormente. Los habitantes de los barrios del lugar comenzaban a apretujarse en la
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zona, siempre armados con picas, hachas o con cualquier objeto que con la debida fuerza pudiera

ser hostil. Al ver a la multitud reunirse, el comité del Hotel de Ville, lleno de temor, le rogó a De

Launey, gobernador de la fortaleza, que no cometiera ninguna agresión hacía el pueblo con la

esperanza de que no llegara a ser nada grave, a lo cual él replicó que no abriría fuego si no se le

agredía primero. A pesar de lo declarado, el pueblo sabía perfectamente que tenía que tomar la

Bastilla y los primeros puentes levadizos fueron derrocados gracias a la audacia de unos cuantos

hombres que aterrizaron en el patio de la casa del gobernador la cual estaba completamente

desértico, permitiendo el paso de la multitud. Estando en aquella difícil situación, De Launey

pidió a los defensores de la Bastilla que abrieran fuego, lo cual sería tomado por la multitud

como una traición. El comité de la milicia parisiense buscaba de igual forma poder disipar el

ataque de a la Bastilla, sin embargo, cada uno de estos intentos fue fallido. Desolado y a la

merced de la multitud, Launey aceptó parar el fuego y permitir el ingreso de los parisinos a la

Bastilla que ya contaba con su propia casa hecha cenizas. Sin perder el tiempo, se pretendía

llevar a De Launey hacia el Hotel de Ville, plan que no tardó mucho en derrumbarse debido a

que inmediatamente fue arrebatado y degollado. De esta forma, exponiendo la cabeza del

gobernador en una pica, es que el pueblo ve un poco de gloria y se considera el inicio de la

Revolución.

El mismo 14 por la noche, la asamblea horrorizada por los hechos ocurridos, recurrieron

al rey en búsqueda de una solución que ayudara a disipar a los rebeldes o una estrategia que

pudiera protegerles, a lo cual el rey no tardó en subestimar la fuerza de su propio pueblo. A

partir de la difusión de la noticia acerca de la victoria de Bastilla, el país se vio inspirado y en

ciertas zonas se hizo natural el levantamiento de motines, causando una ola de terror en los que
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conformaban la asamblea nacional y el resto de burgueses, haciendo nuevamente que le juraran

lealtad al monarca.

Es hasta el 4 de agosto, que aterrorizados por la rebeldía de los obreros a quienes

llamaban “vándalos”, es que el clero y la nobleza aceptan las propuestas hechas por el vizconde

de Noailles y el duque de Aguillon, donde se renuncia al diezmo y se otorga la libertad entre

comillas, ya que dentro de estas propuestas se proclama una cláusula que en realidad solo

beneficiaba a aquellos con el poder suficiente para formar parte de las tomas de decisiones del

país, pues al resto solo se le dio la oportunidad de votar y no volver a participar. Este estilo de

gobierno que volvía a violar los derechos del pueblo, dividía a los franceses entre ciudadanos

activos o pasivos. A pesar de ello, brindó al municipio a poder elegir libremente quienes serían

sus representantes política y religiosamente.

A partir de la Constitución de 1791, Francia sería regida por una monarquía

constitucional. La ahora renovada Asamblea Nacional Legislativa estaba principalmente formada

por diputados de la derecha, de girondinos, quienes eran los portavoces de la gran burguesía, y

de jacobinos, quienes eran los representantes de las masas populares, entre los más destacados se

encontraban Robespierre y Danton.

Después del atentado y fracasado escape de los reyes es que el 10 de agosto las masas se

reúnen a las afueras del Palacio de Tullerias para acechar al rey. La asamblea decide parar las

funciones del Luis XVI y convoca a una elección para poder determinar la creación de un nuevo

parlamento llamado Convención Nacional, la cual no tardó en proclamar el inicio de una

democracia republicana.
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Tras las advertencias por parte de Prusia a invadir Francia si es que no se apoyaba la

reinstauración del rey, es que a Luis XVI se le vio como traidor por haber conspirado a su favor

y haber dado la espalda a los deseos de su propio pueblo, ocasionando que fuese juzgado y

sentenciado a la pena de muerte, que se llevaría a cabo el 21 de enero de 1973. Más adelante, el

16 octubre del mismo año, María Antonieta correría la misma suerte y sería sentenciada a la

guillotina.

A partir de este punto de la historia es que la revolución se torna extrema o radical tras la

insatisfacción por parte del pueblo, ocasionando que existiese una palpable tensión entre los

Jacobinos y los Girondinos que velaban por sus propios ideales, culminando en el asesinato de

Marat.

Tras estos hechos se redacta la nueva constitución democrática en 1793 que reconoce el

sufragio universal y, además, el jacobino Robespierre se encabeza en el llamado Comité de

Salvación Pública, que era la encargada de salvaguardar la república. Este periodo fue

denominado por lo que llaman los historiadores, el reinado del terror, pues se tiene acta que no

menos de 10,000 personas fueron sentenciadas a la guillotina por sospechas de traición a la

revolución. Esta masacre se describía como una dictadura instaurada por Robespierre, lo que

pronto causó que la multitud se tornara en su contra, provocando que él mismo fuera acusado

como traidor a la patria y corriese la misma suerte, convirtiéndose en una víctima más de la

guillotina.

Terminado el reinado del terror, se estableció por parte de la Convención una nueva

Constitución en 1795, que volvía a los principios de la Constitución propuesta en los años de la

monarquía. A partir de aquí se hace presente el conocido general Napoleón Bonaparte, que más
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adelante se ganaría el respeto del pueblo y comenzaría una nueva era política llamada “El

consulado”

La Revolución Francesa, como se pudo observar a través de este escrito, estuvo muy lejos

de ser aquel movimiento idealista que pretendían los pensadores revolucionarios. Fue un

escenario sangriento interminable que, entre la persecución de los opresores y la lucha de

partidos, se hizo insostenible. Sin embargo, estas mismas corrientes filosóficas, por muy

irrealistas que fueran, habrían de ser lo suficientemente contundentes para derrumbar a los

valores rígidos de la sociedad francesa, y dieran un punto de partida a un proceso que culminaría

en la proclamación de los derechos del hombre y del ciudadano. Tal fue su importancia que más

adelante diversas naciones tomarían su renovado sistema como un estándar que pudiera ofrecer a

sus ciudadanos una política más justa y libertad ante el estado.

El cómo se percibe este evento histórico dependerá de a qué historiador o escritor leamos,

pues como en todo, no fue un movimiento blanco y negro, sino también contaba variedad de

grises. De esta manera se concibe como eventualmente el espíritu revolucionario que

promovieron Montesquieu, Rousseau y Voltaire se transformaría en violencia brutal impartida

por las masas, o, por el contrario, como lo conciben los liberales, un mal necesario que hiciera

presión a los de estratos más altos y fueran obligados a renunciar a sus privilegios.
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Bibliografía

Academia Play. (2017, 31 enero). La Revolución francesa en 14 minutos [Vídeo].

YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ttdq818TGD0&t=662s

Kropotkin, P. (2018). La Gran Revolución Francesa 1789- 1793: Vol. I (Tomo I ed.).

https://proletarios.org/books/Kropotkin-La_Gran_Revolucion.pdf

Valenzuela Guzmán M. A. (2008) La Revolución Francesa. (Tesis de maestría,

Universidad de San Carlos de Guatemala). Recuperado de

http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/07/07_2011.pdf

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