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Según la película de Pino Solanas, a pesar de la poca inversión en tecnología y ciencias, el país

cuenta con un buen desarrollo en las ciencias. Los científicos argentinos se encuentran bien
preparados y formados. Es decir, Argentina cuenta con un buen capital humano. Sin embargo,
esto no puede ser plasmado en el desarrollo industrial por diversos motivos: políticas
desnacionalizadoras, privatizaciones, fuga de cerebros, poca inversión en industria, etc. Salvo
contados casos, no se aprovecha el conocimiento ni se incentiva el desarrollo de las industrias.
Esto tuvo su punto de quiebre con las políticas neoliberales, que destruyeron la creciente
expansión industrial que se venía dando en el país.

Solanas hace mención al duro golpe que se les asestó a las universidades en el Proceso de
Reorganización Nacional. Se sostiene que las universidades cuentan con un muy bajo
presupuesto (condición que se arrastra incluso desde las escuelas). Se fomenta la formación de
personas para que luego trabajen en el extranjero. No se estudian las potencialidades del país,
ignorándolo completamente.

Los grandes grupos económicos intervinieron en el país dedicándose a impedir el desarrollo


industrial del mismo, para así evitar cualquier posible competencia y utilizando ese mismo
desarrollo en beneficio propio. Las privatizaciones de los años ’90 acabaron con la industria
nacional, y los capitales extranjeros se encargaron de terminar de liquidar lo que quedaba,
mediante el cierre de fábricas y las distintas imposibilidades burocráticas y económicas
impuestas. En cuanto a lo científico, se ocuparon de absorber todo recurso humano posible,
evitando así que estos trabajen para el desarrollo del país.

Nuestra población de investigadores se encuentra en un crítico momento. Las políticas


nacionales, sumado a las ofertas del exterior, hicieron que el científico argentino prefiriera irse
del país para forjarse un futuro en otra parte del mundo. Testimonios atestiguan que el sueldo
de los científicos es muy bajo, y las posibilidades aún más escasas, sosteniéndose que ‘da
miedo por el futuro trabajar de científico en Argentina’. Por ello, se produce una gran fuga de
cerebros, yéndose del país 40 mil científicos y atrasando en gran medida cualquier posible
intento de desarrollo.

http://edant.clarin.com/diario/2005/04/28/sociedad/s-03601.htm

En la nota se puede observar precisamente lo mismo que Solanas expone en su película. Un


estudio de la CEPAL demuestra como Argentina es el principal proveedor de recursos humanos
de Latinoamérica, produciéndose esto por las mejores posibilidades que el extranjero ofrece,
tanto en materia económica como en desarrollo

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