Está en la página 1de 96

Esta publicación fue elaborada por:

CASA DE LA MEMORIA
DE TUMACO Y LA COSTA PACÍFICA NARIÑENSE

Con el apoyo de:

Ziviler Friedensdienst
Servicio Civil para la Paz
CASA DE LA MEMORIA
DE TUMACO Y LA COSTA PACÍFICA NARIÑENSE
Proyecto de: Esta publicación fue elaborada por:
Casa de la Memoria de la Costa Pacíca Casa de la Memoria de Tumaco y la Costa
Nariñense - Diócesis de Tumaco Pacíca Nariñense - Diócesis de Tumaco y la
Comisión para el Esclarecimiento de la
Dirección del proyecto: Verdad, la Convivencia y No repetición.
José Luis Foncillas
Casa de la Memoria de Tumaco y
la Costa Pacíca Nariñense

Autor: CASA DE LA MEMORIA


Presentación
DE TUMACO Y LA COSTA PACÍFICA NARIÑENSE
Maestro Jaime Rivas

Comité de apoyo pedagógico:


La Casa de la Memoria de Tumaco y la Costa Pacíca nariñense,
José Luis Foncillas Con el apoyo de: Diócesis de Tumaco y la Comisión para el Esclarecimiento de la
Verdad, la Convivencia y la No repetición, tenemos el gusto de
Jorge García
Comisión de la Verdad - Territorial Tumaco presentarles este libro del historias del Pacíco nariñense, cuyo
Juan Pablo Villota objetivo es dar a conocer los hitos más importantes de la
Comisión de la Verdad - Territorial Tumaco historia de esta región.
Pedro León Betancourt Díaz
Comisión de la Verdad La narrativa está construida por el escritor tumaqueño Jaime
Lucía González Duque Rivas e ilustrada por Carolina Garzón a manera de cuentos,
Comisionada de la Verdad mezclando creativamente realidad y cción para llevar a los
Juanita María Melo Guzmán lectores a entender lo que nos sucedió como sociedad antes y
Instituto de Estudios Interculturales, durante el conicto armado.
Ponticia Universidad Javeriana de Cali.

Ilustradora: A través de las 16 historias, nos adentraremos en los valores


Carolina Garzón Blanco culturales y humanos del pueblo afrocolombiano e indígena,
Ziviler Friedensdienst
Correctora de Estilo: Servicio Civil para la Paz
que nos han hecho capaces de resistir con fuerza y creatividad,
Lina Castaño en medio de una cruel guerra, procurando defender el territo-
rio y vivir en paz.
Diagramación:
Víctor Hugo Larrañaga
El contenido de la misma es responsabilidad de Nuestro deseo es que el lector, y de forma especial las y los
Casa de la Memoria de Tumaco y la Costa jóvenes, comprendan que es posible construir un futuro en paz
Este documento puede ser compartido, Pacíca Nariñense - Diócesis de Tumaco y la
reproducido, copiado, redistribuido y en el Pacíco colombiano y emprendan esa aventura, al igual
Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad,
divulgado en cualquier medio o formato, la Convivencia y la No Repetición. que lo hacen los protagonistas de estas historias.
siempre y cuando no se altere su contenido, se
cite la fuente, y sea utilizado con nes no
comerciales, y/o en cualquier caso, se disponga
de la autorización de la Casa de la Memoria de Como citar: Rivas,J.(2021).La herencia de
nuestros mayores. Cuentos sobre la historia de la
Tumaco y la Costa Pacíca Nariñense y del
costa pacíca de Nariño. Colombia: Casa de la
autor como titulares de los derechos morales e Memoria de Tumaco y la Costa Pacíca Nariñense.
intelectuales de esta publicación.

2 3
Cada historia tiene al nal unas preguntas, cuyo objetivo es abrir
un diálogo en torno al pasado, el presente y el futuro entre
padres, madres e hijos, docentes y estudiantes, así como entre
las personas en las comunidades. Los invitamos a leer cada
capítulo en grupo y entablar un diálogo al nal. Contenido
pag
El n no es imponer una verdad sobre lo sucedido, sino motivar a
descubrir la esencia de lo que somos como pueblos del Pacíco y
así juntos encontrar la verdad común y desde ella empezar a Lo que nos dejaron los abuelos.................................................................. 7
reconstruir lo que era este territorio de paz y desmontar los
lenguajes y relaciones basadas en el odio, la exclusión y la violen-
cia que muchas veces estigmatizan a nuestros pueblos. La cultura Tumaco.
La tolita y los pueblos originarios de la subregión.......................................12
Por último, agradecemos el apoyo solidario brindado por
AECID, Alianza por la Solidaridad, Universidad Javeriana de Cali,
ADVENIAT, AGIAMONDO y Corbeta para lograr que se llevara Fundaciones españolas y los esclavizados del oro. .............................26
a cabo este proyecto.

Como dijo uno de nuestros mayores: “¿Mi verdad? ¿Tu


Leyes de libertad de los esclavos y crisis
verdad?, mejor vamos juntos a encontrarla”. minera en la subregión, viajando hacia las mares. ..............................38
Pueden compartirnos sus reexiones y experiencia al grupo de
Facebook que hemos creado para este n y que tiene el mismo
nombre del libro “La herencia de nuestros mayores”. Comuneros de Tumaco y la subregión
en la guerra de independencia. ................................................................50

La Perla del Pacífico. ................................................................................. 58

Los hombres de madera. ........................................................................... 70

Medios de comunicación masiva en la subregión....................................... 80

4 5
pag
Lo que
Lo que nos
nos
El desarrollo: puerto pesquero,
camaroneras y palma aceitera en la subregión............................................90
dejaron
El valor de la amistad y la lucha por los derechos.....................................102
los abuelos
Yo también quiero bailar un currulao. ..................................................114

Nuestras leyes, nuestras luchas. ......................................................... 124

Las huellas profundas de la guerra. ......................................................136

La maldición del narcotráfico. ................................................................148

Una juventud sacrificada. ........................................................................160

Entre la tragedia y los milagros. .......................................................... 170

La persistencia de la esperanza en el mundo de la resiliencia. ...............180

6
Lo que
Lo que nos
nos
dejaron 6. ¿La ley que me oprimió es la misma que me libertó? Si supieras la
respuesta no serías como yo.
los abuelos 7. Los hombres de madera se harán enemigos de su familia natural y
Cuando Manuel y Eugenia recibieron la caja de cartón con algunas de su vida no será mejor que la del árbol caído.
las pertenencias del abuelo, José Amado Jácome Castillo, nunca se 8. Cuando el tambor suena allá en la lejanía, siento que me llaman.
imaginaron que el viejo hubiera escogido, de las decenas de nietos ¿Será la negra mía?
regados por estos pueblos de la costa Pacíca, justamente a ellos para
dejarles su herencia. 9. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente, mueve tus manos
negras para luchar por tu gente.
Entre las cosas que había en la pequeña caja de cartón, estaba un viejo
cuaderno con una colección de refranes y adivinanzas, coplas y déci- 10. Del bambuco viejo al currulao, de la jota al abozao, este que canta y
mas escritas por el viejo, pero entre ellas también había una página baila, ¿será que quiere ser escuchao?
suelta con una lista de frases:
11. La ley de territorio es la ley de mis abuelos, del territorio de asom-
1. El que quiera tener una herencia gloriosa deberá recorrer el camino bros que para mí construyeron.
de los cimarrones y adivinar el sentido oculto de las palabras del sabio.
12. Y vinieron los guerreros con sus manos de muerte llenas, y de
2. No todo tesoro brilla como el oro, pero si encuentras oro, tal vez te sangre se tiñeron los ríos y la gente buena.
acerques al verdadero tesoro.
13. Y cultivaron la muerte con semillas de guerra detrás del dinero que
3. La grandeza de sus ciudades era del tamaño de la desgracia de de sangre se tiñera.
sus constructores. Deshabita las ciudades para construir tu
propia libertad. 14. La gente nueva que el terror engendró se perdió por caminos de
violencia y rencor.
4. De la libertad vinieron a la esclavitud, de la esclavitud fueron a la
libertad, adivina adivinador, esa mujer negra con su canasto ¿a 15. Los nuevos profetas cantan a coro, el n ha llegado, arrepiéntanse
dónde va? todos.
5. Si la perla brilla con su luz eterna, quizás su brillo te esclavice toda 16. Pero los que caminaron por el camino del cimarrón, llegarán a un
una eternidad. presente de un mundo mejor.

8 9
—¿Es un poema? —Preguntó Manuel Y Eugenia leyó: Fue hacia la ventana que daba al pequeño río que pasaba
cuando su hermana terminó de leer las —El que quiera tener una herencia glorio- lento bajo el puente. Después de algunos minutos,
frases numeradas. sa, deberá recorrer el camino de los respiró profundo y dijo: —Si esa herencia fuera plata,
cimarrones y adivinar el sentido oculto de dinero, oro, algo de valor, podríamos ayudar a nuestros
—Parece, pero ¿por qué numeradas? Son
las palabras del sabio. padres. Y la imagen de la anciana madre, postrada por una
más bien como pistas de algo.
enfermedad que tenía endeudada a la familia en trata-
—¿Entonces qué quieres decir? ¿Hay un —¿Será que el mapa y los números indican mientos y medicamentos costosos, vino a su mente
tesoro?, ¿Dónde? ¿Cuál es la herencia que un camino, un viaje para llegar a la heren- como un dardo doloroso.
nos deja? Solo estos papeles, aquí no hay cia? —Preguntó el hermano.
un testamento. ¿Cuál es la herencia? —Tú podrías volver a la universidad. —Apuntó Manuel.
—Preguntó mirando a su hermana que no —Podría ser. —Asintió la joven.
—Y tú podrías trabajar más en la nca. —Respondió la
sabía responder. —Pero ¿qué es la herencia? ¿Una nca? joven.
—¿Qué más hay allí? —Preguntó la chica. ¿Un tesoro?, ¿Qué? —El interés por la
herencia había ido creciendo en el corazón —Y Juvencio tendría más plata para sus rumbas o quién
—Esto. —Le mostró su hermano. de Manuel y un tumulto de preguntas le sabe... —Dijo sonriendo Manuel.

—Un mapa, un viejo mapa de la región. venían mientras pensaba en ella. Rieron al referirse al hermano menor, al que le gustaba
Aquí están los ríos, los pueblos… —No dice qué es pero me imagino que mucho la rumba y el trago.
—Y hay números, del uno al quince. ¿Será habría que interpretar las frases. —Entonces vale la pena ir por esa herencia.
un juego? —Señaló Manuel. —Decidió Eugenia.
—Respondió la hermana, más comprensi-
—O un camino marcado por esos números va y calmada. —Parece que sí. —Conrmó Manuel.
en… —Y el rostro de Eugenia se volvió a
iluminar: —¡En la lista de ese papel! —¡Y viajar a los puntos marcados en el Los jóvenes siguieron escarbando en la caja con las
mapa! —Señaló Manuel, a quien ya se le pertenencias de su abuelo y en ambos una semilla de
Se miraron como si hubieran descubierto notaba el nerviosismo que había desatado esperanza empezó a crecer. Ir por esa herencia sería más
algo, pero no sabían qué, ahora tenían más la situación en su interior. difícil de lo que pensaban, quizás encontrarían que no
dudas que respuestas. estaba en ninguno de los lugares marcados en el mapa. O
—Pues sí. —Dijo Eugenia y se levantó de la tal vez… No nos apresuremos a los hechos, alistémonos
—Los números van con las frases, con- mesa, corrió la silla donde estaban revisan-
cuerdan. —Observó Manuel. —Espera, a viajar con estos dos jóvenes dispuestos a encontrar la
do el cuaderno y el mapa. herencia que nos dejó el abuelo.
lee lo que dice arriba de las frases.

10
10 11
La Cultura
Tumaco
La tolita
La tolita yy los
los pueblos
pueblos
prehispánicos de
prehispánicos de la
la subregión.
subregión.
caminando,
c aminando
la vida se va encontrando
Habían pasado tres días desde que los Siguieron hasta llegar a la nca. Dos Fue como a las 10 de la mañana. El sol calentaba y
jóvenes encontraron la caja con la carta árboles de peine mono y un guabo la humedad se hacía incómoda, cuando Manuel
que prometía una herencia y los tres inmenso, hacían de portal a las tres escuchó los gritos de Eugenia y de Juvencio,
hermanos iban por el camino que lleva hectáreas de cacao y plátano que se llamándolo. El joven se preocupó: a lo mejor
de la vereda, a la nca de la familia. Hacía extendían hacia el norte, rodeadas de algo malo había pasado, una cortada con el
varios días que no llovía y el camino una selva enmarañada. machete, una picadura de la serpiente X que
estaba seco. El viento que venía del río rondaba por estas ncas. Corrió por el monte
—Cojan ustedes dos el cacao y yo
movía con lentitud las ramas secas del hasta que divisó a sus hermanos. Eugenia,
avanzo en la roza de las matas de pláta-
platanal. Traía el canto de una pava de asombrada y quieta, estaba de pie, al tiempo que
no. —Dijo Manuel, el hermano mayor.
monte y el parloteo de las panchanas Juvencio escarbaba un pequeño montón de
buscando las palmas de chontaduro para Juvencio siguió en silencio a Eugenia. barro y sacaba piezas de cerámica, trozos de lo
alimentarse de sus frutos. Desde muy pequeña participaba con sus que parecía una olla y pequeños muñecos de
hermanos en estas labores. Ahora que barro con distintas señas y formas.
Manuel iba adelante, Eugenia lo seguía había vuelto de la universidad sin termi-
—¿Qué es esto? —Preguntó Manuel, escondien-
de cerca, y al nal, un tanto rezagado, iba nar la carrera de abogada, trabajaba con
do su sorpresa.
Juvencio, el menor de los hermanos. los dos para reunir el dinero y pagar el
Casi arrastraba las botas a su andar y tratamiento de la madre. Manuel sintió —¡Es una guaca, ñaño, nos hicimos ricos! ¡Muy
llevaba el machete terciado a la espalda. el olor aguardientoso cuando Juvencio ricos! —Exclamó Juvencio.
pasó junto a él.
Una extraña sensación, entre temor y alegría,
—¿Qué le pasa a Juvencio? Se ve como atrapó a Manuel, que sin decir nada se puso de pie
—Emborrachándote en días de trabajo,
enfermo hoy. después de mirar lo que su hermano sacaba y se
no vas a llegar a ninguna parte, hermanito.
detuvo a mirar alrededor. El aire tenía un aroma
—No está enfermo, está enguayabado. —Por lo menos yo me divierto. raro y de pronto todos los sonidos de la nca se
Anoche bebieron hasta las tres de la —Contestó Juvencio y volteó a mirar a habían callado. Era un silencio doloroso.
mañana en la tienda del paisa. su hermano, sonriendo.

14
10 15
¿Y quiénes
eran los indios
tumac?
—Bien, jovencitos. Siéntense que vamos a El profesor escuchó preguntas que se gos han llamado indios tumac. Los investiga-
empezar la clase. —Dijo con su voz gruesa fueron dando en la medida que los chicos dores encontraron los restos más antiguos en
y llena de autoridad, el profe Casimiro entraron en conanza. La Tola, en Esmeraldas, Ecuador, y creen que
Valencia, profesor de Historia de noveno son de al menos el año 400 antes de Cristo y
de bachillerato en el colegió rural de Chilví. El profe dijo: los más recientes de 600 años después.
Los alumnos callaron. El profe cerró las
ventanas del salón que se oscureció al —Gracias por sus preguntas, ahora les
Según las investigaciones arqueológicas, los
tumac extendieron su cultura hasta
Los Tumac
explicó.
momento. Los niños se miraron asombra-
dos. El profe conectó su portátil a un
Buenaventura, Colombia, teniendo en fueron expertos
Apretó un botón en su computador y otra Tumaco, la isla El Morro y la zona de los ríos
pequeño equipo que sacó de una maletica imagen salió en el tablero. Durante los Chilví e Inguapí, centros importantes de su en la cerámica
negra y este aparato proyectó, como en el población. Habitaron en viviendas de madera
cine, una imagen en el tablero. Era una
siguientes cinco minutos, el profe proyectó
una serie de fotos donde no solo había con pilotes como en los puentes de Tumaco, y orfebrería.
gurilla de oro de un hombre jaguar. hombres y mujeres con extraña vestimen- cultivaron el zapallo y otras hortalizas, para lo
cual adaptaron el terreno con canales para
Realizaron
Creció el asombro y un murmullo se soltó ta, unos que parecían caciques, otros
por el salón como un animalito miedoso. sacerdotes, fotos de cosas como anzuelos administrar el agua de las mareas y de las obras artísticas
de oro, ollas de barro, máscaras, canoas, lluvias. Además pescaban y fueron expertos
—Bueno, chicos. —Dijo el profe. Hoy les remos, casitas de barro, mientras que los en la cerámica y la orfebrería. Realizaron que aún hoy son
adolescentes embelesados se llenaban de obras artísticas que aún hoy son inexplicables
traigo algo muy importante, algo de la
historia de nuestro territorio. ¿Alguien ha preguntas sobre todo esto. Al nal, el profe para los investigadores. Lo importante de
inexplicables
visto algo como esto? —Preguntó, apun- apagó el proyector, se paró ante ellos y les
dijo: Ahora vamos con la historia. Antes de
todo esto es que esos pueblos demostraron para los
tando a la gurilla que aparecía en el tablero que con los recursos que aquí había, se podía
por la magia de la luz del proyector. Nadie que vinieran nuestros antepasados africa- vivir muy bien de la agricultura, la pesca y la investigadores.
contestó. —Bien. —Dijo el profe. —Esto nos, aquí, en este territorio, vivieron caza, en armonía con la naturaleza y sin
es una estatuilla de la cultura Tumaco. pueblos indígenas, a los que los arqueólo- dañarla como sucede en la actualidad.

16
10 17
Una de las adolescentes, negra ella y con el técnicas agrícolas. Lamentablemente la —Profe, preguntó otro: ¿Y entonces los registrado que los sindaguas resistieron
pelo tejido en varias trenzas, preguntó: riqueza cultural fue robada y con esa que uno ve por aquí de dónde vienen? durante 100 años la entrada de los españo-
práctica ilegal y contrabando se perdió la les a Barbacoas, nalmente fueron venci-
—Profe ¿y esos indios son los mismos que posibilidad de conocer más sobre las —Parece que de Centroamérica. Llegaron dos en batalla. Es una historia fascinante que
vemos a veces por aquí? creaciones de estos pueblos. Sin embargo, a este territorio mucho después, hacia el les invito a investigar.
aún se puede proteger lo que queda, siglo XIII. Los investigadores los llamaron la
—No, Margot. Los indios tumac desapare- descubrir los canales que construyeron y familia Barbacoas. Los historiadores han
cieron luego del año 600. Algunos investi- ver cómo ayuda a mejorar la producción
gadores creen que fueron víctimas de agrícola de ahora.
fenómenos ambientales como los tsuna-
mis, pero ellos nos dejaron su arte y sus

18 19
cdeostales
esperanza
Tierra de
indios
Al día siguiente, muy temprano, vino y de objetos que no supieron identicar en El profe abrió las ventanas y la luz de la mañana
Juvencio con el amigo Roberto Sanabria, el momento. Con su cargamento atrave- inundó el salón de clases. Los rostros de los
un mulato del interior que tenía una saron la calle principal de la vereda y adolescentes expresaban gran entusiasmo por
pequeña prendería en el centro de la llegaron a la casa paterna. conocer su propia historia.
ciudad. Dijo que sabía cómo venderlo, que
tenía unos contactos en Medellín, pero que —Hay que ir a vender ese tesoro, esta es
nuestra suerte. —Comentó acelerado —¡Profe! — Era Margot la que levantaba la mano
él se ganaba la mitad por lo que pagaran.
Juvencio, mientras asentaban los bultos pidiendo la palabra.
Los jóvenes estuvieron de acuerdo.
y buscaban algo de tomar en la cocina.
—¿Como cuánto pueden pagar? —Profe, ¿y cómo vivían los indios tumac y los
—¿Y a quién le vendemos esto? ¿Ustedes
indios sindaguas?
—Unos varios millones, dijo el mulato. conocen a alguien? Porque yo no.
—Confesó Manuel.
Juvencio se puso contento; Manuel estuvo —Margot, eran personas con una profunda
callado mientras hacían el negocio. —Yo tengo unos amigos que nos pueden espiritualidad, vivían en armonía con la naturaleza.
ayudar. —Se adelantó Juvencio, muy Para cortar un árbol pedían permiso a la madre
Eugenia miró a sus hermanos y al amigo. seguro. tierra y no lo hacían si no era necesario. Los
—Vean, yo no creo correcto salir a vender —No sé, yo esperaría, para pensar más sindaguas y los actuales indígenas awá también
eso así, sin saber de qué se trata, a lo qué hacer con esto. No quiero que viven en esa misma armonía con la naturaleza.
mejor es algo importante para todos. nos metamos en problemas. —Inter-
vino Eugenia... ¿Por qué entonces no hacemos un trabajo en el
—¡Cobardes! —Gritó Juvencio. Salió a la curso, como un museo o unas carteleras, para
calle y caminó con el amigo hacia la —¿Pero en qué problema nos vamos a que los demás conozcan la historia de nuestros
tienda El Paisa. meter?, es solo encontrar en Tumaco a antepasados indígenas y recuperar esos tesoros
quién venderlo y ya. ¡La plata!
En la tarde, cuando volvían de la nca, los que usted dice?
tres hermanos llevaban un cargamento —No sé, siento que no es una buena idea.
distinto a los tradicionales racimos de —Se sinceró Manuel. —Sí, Margot. Como parte de la clase vamos a
plátano o semillas de cacao. Ahora lleva- proceder con esa tarea.
—Deje de ser ave del mal agüero. Si la
ban tres costalillos casi llenos de estatuillas
suerte nos dio este tesoro, hay que
de barro, algunas en oro, restos de vasijas
aprovecharlo.

20
10 21
Ladrón que roba
a ladrón
Juvencio insistió en que él podía acompañar al amigo de la prendería a Sin embargo, y como la vida en ocasiones es
hacer el negocio. De tanto presionar, sus hermanos le dieron la respon- inexplicable, por un raro juego del destino,
sabilidad, aunque, a decir verdad, Manuel seguía pensando que ese era Juvencio tuvo suerte y solo estuvo tres
un mal negocio. Dejó que su hermano acompañara al prestamista a llevar meses en la cárcel, porque luego se supo que
los tres bultos de “tiestos”, como los llamó su amigo. Pasó el primer día y el amigo había sido capturado en la vía a Los indígenas sindaguas
Juvencio no apareció. Dos días y nada. Manuel y Eugenia pensaron y Bogotá por transportar tesoros indígenas son parte de la familia
hasta lo hablaron: Juvencio les había hecho trampa y aprovechó el tesoro que no se pueden vender, porque pertene- Barbacoas, hay registros de
para largarse de la vereda y dejar a los hermanos viendo un chispero. Por cen a la Nación y por ello debería pagar una su lucha para impedir que
eso no se preocuparon de que el joven no volviera el tercer, ni el cuarto pena de más de 5 años. los colonos españoles
día; sin embargo, el quinto día, un mensaje a través de un primo que vino invadieran la zona del
de Tumaco, los alertó: Juvencio estaba preso en la cárcel en Tumaco. Cuando el joven volvió a casa, su sobrina Telembí y Patía. Lucharon
Margot, hija de Manuel, le contó sobre la aproximadamente 100 años
—¿Cómo así? ¿Por qué? clase que su profe les había dado sobre los hasta ser derrotados
No tardaron en arreglar sus cosas y viajar a Tumaco a ver al hermano indios tumac y que el tesoro que encontra- militarmente por los
preso. Juvencio se mostró tímido y arrepentido. Entre palabras lastime- ron y que pretendían vender, era un patri- españoles, su larga lucha
ras y entrecortadas, les contó que su amigo lo había traicionado, se llevó monio cultural de la Nación y que había que los debilitó.
el tesoro y lo hizo meter preso diciendo que se había robado un collar de conservarlo. Por eso ellos estaban en el Los sobrevivientes fueron
su prendería. Los policías encontraron el collar en el bolsillo del pantalón colegio haciendo un mapa de los posibles esclavizados y distribuidos
de Juvencio. Aún no lo había visto el juez pero el abogado le calculaba por sitios donde vivieron los tumac y los sinda- en encomiendas de los
lo menos un año en la cárcel. guas en la costa de Nariño. colonos de la subregión.
(Jurado, 1990. La esclavitud en la
Costa Pacíca. Centro
Afroecuatoriano).

22 23
Eugenia escuchó a su sobrina atentamente y cayó en la cuenta de algo: un
tesoro. Saltó de la silla donde estaba y fue al rincón de la sala donde habían
dejado días antes los papeles del abuelo y volvió a leer: No todo tesoro
brilla como el oro, pero si encuentras oro, tal vez te acerques al verdadero
tesoro.

—¡Manuel, el tesoro! ¡Dejamos ir el tesoro!

Manuel que salía desde la cocina la escuchó.

—¡El tesoro del que habla el abuelo, la herencia! —Continuó Eugenia, —La historia de los cholos ha sido muy viva. Vamos, hablen con ellos e investiguen.
muy animada. dura, un poco como la de los negros, como Les aseguro que ahí encontrarán un gran
—¿Tú crees que sería ese? —Preguntó el hermano. la de nosotros. Miren lo que dice la niña: tesoro—. Bajó la cabeza y se dirigió de la
pese a sus grandes aportes, a ser dueños de sala hacia la calle.
—En el papel, la herencia habla de varios puntos, el tesoro es el primero. Y estas tierras, siguen siendo asesinados. Eso
estaba en… —Calló la joven, se llevó las manos a la cabeza sorprendida. está pasando con los indígenas awá por —Si van a Barbacoas, busquen a Isidro o a
ejemplo, las matanzas de indígenas no han María Cruz Jácome, ellos son sus primos y
—Aquí, el número era el uno que corresponde a la ciudad de Tumaco. cesado. En la Colonia los mataron de viven allá. —Alzó la mano en señal de
hambre, de maltrato físico, y ahora los despedida y salió de la casa componiéndo-
—Espera, es solo la primera pista, podemos mirar las otras a ver qué
masacran como pasó en Barbacoas hace se el sombrero.
ocurre. ¿No te parece?
apenas unos años. A este país le ha intere-
sado de los indígenas solo el oro y las Hubo un silencio largo después de despedir
—¿Y el siguiente? ¿Dónde se ubica el número dos?
guacas, y uno que otro lugar para el turis- al tío. Los jóvenes compartieron miradas
—En Barbacoas, creo. —Dijo Manuel. mo. Muchachos, deberíamos interesarnos inquietantes. ¿Cómo sabía que iban a
por las personas, por su cultura, pero les Barbacoas? y ¿por qué el oro era una
—Entonces hay que ir allá. —Conrmó Eugenia. Empecemos el camino quitaron todo y los abandonaron. No sé, desgracia para los indígenas y la gente negra?
que nos lleve a esa herencia. resultó que el oro no es un tesoro para ¿Cuál era ese verdadero tesoro de los
—¿Y para onde es que quiere ir esta gente, vea? Buenos días, muchachos nosotros, más bien ha sido una desgracia. indígenas del que les hablaba? ¿Quedaba
—Era el tío Prudencio, que como otros días, pasaba a ver a la hermana Pero esto puede cambiar si ustedes, los algún tesoro indígena en estas tierras luego
enferma. El tío miró a los jóvenes y a la niña, y con una sonrisa resigna- jóvenes renacientes, empiezan a valorar de los guaqueros y mineros ambiciosos?
da comentó: esa bella cultura indígena que hoy sigue

24 25
Fundaciones
españolas
yy los
los esclavizados
esclavizados del
del oro
oro

La Herencia de Nuestros Mayores


Cuento 2 —Recibimos una herencia que no sabemos qué es,
Un viaje y un encuentro estamos siguiendo unas pistas y vinimos a
Barbacoas porque según lo que nos dejó el abuelo,
con mi historia aquí la encontraremos pero no sabemos dónde, ni
cuándo, ni por dónde empezar.
La grandeza de sus ciudades era del tamaño de la desgracia de
—¡Qué extraño! —Manifestó el primo.
sus constructores, deshabita las ciudades para tu propia libertad.
—¿Cierto? —Siguió Eugenia. —Al principio pensé
Siguiendo la ruta de la herencia planteada para mirarlo, se acomodó y le extendió la que era un juego del viejo pero da la coincidencia
en el cuaderno del abuelo, habían llegado a mano para saludar al primo. Eugenia miró a que nos encontramos una guaca, que nos robaron,
Barbacoas, en la tarde de un día lluvioso y su primo con extrañeza: —Se parece tuvimos en las manos un tesoro pero lo perdimos.
azaroso por el estado de la carretera. Esa mucho a mi tío Prudencio, —pensó.
noche durmieron en un pequeño hotel de —No vinimos a hablar de eso. —Se quejó Juvencio.
—¿Cómo están? ¿Cómo quedó la familia?
la ciudad y madrugaron al río. El sancocho triple es
—¿Por qué dice que es extraño, primo? —Preguntó
¿Cuándo llegaron?, preguntó el primo, que Manuel, interesado. llamado en Tumaco y
Estaban sentados en la mesa de un restau-
no ocultaba la alegría de verlos. Haló una
rante que daba al malecón. Manuel miraba —Es que esta familia está llena de misterios bien
parte del litoral
silla y se sentó en la mesa. —Mi tío
al río y a la gente que subía y bajaba por las raros. —Sentenció el primo. Pusandao y contiene
Prudencio me llamó a contarme que venían
escalinatas, había un tumulto bullicioso que tres carnes:
y me dijo que me pusiera a sus órdenes.
pasaba por la calle primera. Juvencio —¿Cómo así? ¿Cómo así? —Se interesó Juvencio.
carne salada de cerdo
desayunaba rápido un plato de sancocho —Gracias, primo. ¿Ya desayunó?
triple y lo enfriaba con una cerveza, mien-
—No sé si esto tenga alguna relación con lo que (carne serrana),
—Sí, primo. Gracias. Solo quiero saber buscan ustedes, pero a mí hace unos años me pasó pescado seco y carne
tras que su hermana sorbía un café negro,
cómo puedo ayudarles. aquí en Barbacoas algo que cambió mi vida.
caliente y espeso. de gallina, cuando no,
Manuel lideró la conversación. Los jóvenes hermanos miraron al primo con inquietud. carne de vaca. Además
—¡Primos! —Escucharon la voz de un
hombre negro, de unos treinta años y algo —Venimos buscando una pista. Recibimos —Sí, así como les digo, eso cambió mi vida. lleva plátano verde,
corpulento, que con una sonrisa se despren- una encomienda que nos dejó el abuelo papas y yuca, y es
dió del tumulto y se acercó hasta su mesa. con unas preguntas. —Vaciló. —¿Por qué —¿Y qué fue lo que le pasó? —Preguntó Manuel. condimentado con ajo,
Eugenia estaba a punto de preguntarle lo mismo.
no le cuentas lo de la herencia, Eugenia? cebolla larga, chirarán
—Ah, primo Eduardo. —Lo reconoció
—Preguntó a su hermana, quien soltó la —Pues si me lo preguntan les cuento, pero les (albahaca) y chiyangua
Manuel. Juvencio alzó la vista de su plato
taza de café y mirando al primo, le dijo: ruego no interrumpirme.
(cilantro cimarrón).

28 29
—Vean. —Les dijo. —Yo nací y crecí en el río Satinga, aquí cerca, viendo El río estaba crecido y las lanchas se apeaban a la escalina-
pasar las balsadas de trozas de madera que los tuqueros traían para venderle ta y había que seguir subiendo una decena de escalones
a mi papá. Las convertían en tablas que se vendían en el pueblo o se las mojados para llegar hasta el malecón que estaba a nivel
llevaban a Buenaventura o a Tumaco. Nunca me hizo falta nada. Desde muy de la calle primera. Ahí nos esperaba una delegación de
joven mi papá me enseñó a andar con plata en el bolsillo y cuando estaba en profesoras que nos llevaron al Hotel del Castillo. Del río
los 15, él mismo me invitó a tomar cervezas para que me iniciara como un que bajaba aprisa venía un viento fresco y la niebla empe-
hombre. Terminé el bachillerato en el pueblo y no quise ir a estudiar. ¿Para zaba a darle una apariencia fantasmal a la pequeña ciu-
qué? Si mi familia tenía plata. Cuando mi papá muriera yo iba a ser el dueño dad, encumbrada en un recodo rocoso en la ribera sur
del negocio y para eso no necesitaba tanto estudio. De hecho, mi papá del río Telembí.
manejaba su negocio y solo había estudiado hasta quinto de primaria.
Perdonen que me adelante un poquito, —dijo el primo.
Los primos escuchaban atentos la historia del primo. Después de los hechos que experimenté en ese viaje, leí
que la ciudad fue fundada en 1616 como puerto uvial
—Fue hasta cuando María Nela, mi novia, quedó en embarazo que mi papá por el capitán Pedro Martín Navarro. Cuando los espa-
me habló de eso de la responsabilidad de los hijos y me dijo que buscara un ñoles y sus descendientes consolidaron su poder en la
trabajo para mantener a mi hija. Así fue que comencé de profesor de español ciudad, la producción de oro que sacaban los africanos
en el colegio, gracias a mi primo Eduardo que era el alcalde. Ahí estuve, esclavizados fue la mayor de toda la Nueva Granada.
como dejándome llevar por las aguas del río, convencido de que en estos Oro que ayudó hacer a Barbacoas, pero sobre todo, a
pueblos no hay mucho que hacer y enseñar, pues todo se reducía a ponerle Popayán y otras ciudades coloniales, muy ricas. Cuando
tareas a los muchachos siguiendo un viejo y destartalado libro de Español que los afro lograron su libertad, ya no tuvieron mano de
me habían conseguido unas primas, también profesoras. obra esclava para sacar el oro. Las familias esclavistas que
vivían aquí, se fueron, unos para Quito, otros para Pasto,
Pero todo esto cambió y de eso es que quiero hablar aquí. En 1994 tuve que y los más para Popayán y Tumaco. Barbacoas pronto fue
ir a un encuentro de profesores de Español en Barbacoas. Era una buena una ciudad fantasma, pobre y abandonada hasta que en la
oportunidad para cambiar de aires y conocer esa legendaria ciudad de la que primera década del siglo XX, una multinacional nortea-
muchos en el pueblo hablaban. Viajamos varias horas desde aquí por el río mericana se ubicó en Mongón, más arriba de Barbacoas
Satinga, luego por el Patía hasta entrar por el Telembí. Como habíamos salido por el Telembí, y revivió la práctica minera pero ya no
al medio día por las mareas, llegamos a Barbacoas a las seis de tarde. como en el siglo XIX.

30 31
Eduardo se dio cuenta que se estaba desviando
un poco en su relato. Tosió y miró directamen-
te a sus primos.
—Pero volvamos. De manera extraña, al
siguiente día me desperté muy temprano y
sentí un deseo de salir a caminar por la ciudad. —Cuando yo nací, el río era menos ancho estropeados. Los trajeron con los pies
Serían las cinco de la mañana. Salí del hotel y y esa escalinata no estaba, ni este malecón, sangrantes, las espaldas quemadas por el
bajé por la misma calle por donde llegamos la era un lodazal terrible. —Habló serena, sol y los llevaron a las minas porque ya
noche anterior. Llegué hasta la calle primera y amable. —Por ahí subieron a los africanos habían acabado con los indios sindaguas y
me fui caminando por el malecón. Las aguas —Está muy bonito. ¿Cierto? —Escu- esclavizados que traían para trabajar en las necesitaban manos para trabajar.
del río habían retrocedido y se veía la orilla y la ché que me habló. minas. Un largo y tortuoso viaje, desde las
alta gradería, escondida por las aguas el día —¿Qué? praderas africanas a este montañoso y La miré extrañado, ya todo era más inex-
anterior. Me había detenido a mirar unas lluvioso lugar, apilados en barcos, encade- pliable. Ella me volvió a mirar y sonrió.
lanchas de hierro amarradas en la orilla, cuando —El malecón, el río, la madrugada, nados, mal alimentados, vendidos en
la vi. Era una mujer negra, madura, con un todo. —La mujer señaló la orilla. Cartagena como si fueran animales. De ahí, —Usted, joven, se parece a uno de mis
vestido blanco que le llegaba hasta los pies. otra vez en barcos más pequeños por el
—Bueno, sí. —Dije, algo incómodo hijos…
Subía por las escalinatas y de pronto me miró. Atrato, hasta Quibdó, luego caminando
Como yo también la miré, ella me sonrió y por la situación.
hasta Popayán y de esa ciudad hasta aquí, Yo seguía en silencio.
siguió caminando hasta alcanzar el malecón.

32 33
Siguió contándome: Ella continuó:
—Yo nací aquí, en esa casa, —señaló una de las —Cuando nos casamos fuimos a vivir con unos parientes
casonas más grandes de la calle primera. —Mi mamá en el río Patía, luego Vicente, que era como se llamaba mi
era una esclava de la cocina y mi papá trabajaba en una marido, habló con su hermano y él le indicó unas tierras
mina, pero un día se ahogó en un remolino del río. Yo cerca de las de su familia y allí hicimos nuestra casa. Unos
En el lenguaje crecí en estas calles, hasta los 18 años que fui liberada cholos que vivían cerca, nos ayudaron a construir la casa y
popular por una ley llamada Ley de vientres, que daba libertad a mi esposo les pagó en oro por un potro y un canalete.
los hijos de los esclavos cuando cumplían sus 18 años. —Me miró. —¿Usted de dónde es, joven?
afrocolombiano,
la palabra cholo La miré desconado y ella lo notó. —Yo soy de Salahonda. —Le contesté.

designa a la —¡Sí, allí crecí! —Rearmó con seguridad. —Usted —Ah, seguramente usted conoció a mi hijo. Se parecen. El potro o potrillo
es muy joven. Así de joven era mi marido, cuando me —A lo mejor. —Dije. —¿Y cómo se llama usted? (potro más pequeño)
persona indígena llevó a vivir al Patía. Él había sido esclavo en Santa
—Congolina Castillo. —Contestó, sonriéndome. es una canoa
y al fenotipo que Bárbara de Iscuandé. Allá trabajó en las minas hasta
pequeña tallada de
cuando fue reclutado para defender la ciudad frente a El sol había salido entre gruesos nubarrones y la claridad
tiene el cabello un militar español, Tacón creo que se llamaba. un tronco de árbol.
del día vino también con los sonidos de la pequeña
liso, se dice que Después de la batalla que ganó el ejército libertador, el ciudad. Un motor arrancó en la orilla y se me ocurrió Se diferencia de
lo tiene cholo o amo de mi marido le dio su libertad y él se vino por acá preguntarle a la mujer hacia dónde iba la canoa de hierro. la canoa por ser
a buscar oro en unas minas abandonadas porque los La busqué con mi mirada y me quedé con la pregunta en más pequeño.
de cholo. esclavos se habían cimarronado. El general Mosquera la boca, porque ya no estaba. Una especie de escalofrío Actualmente se hacen
nombró a Barbacoas capital de Colombia un día, y me invadió. de fibra de vidrio.
enfrentó aquí a un ejercitó español liderado por un
Lo que la mujer me contó era desconocido para mí. Entre los ríos
cholo llamado Agualongo. Aquí vivían familias muy
prestantes, blancas, que se hicieron ricas con la
Mientras pasaron los días del encuentro, intenté buscar Anchicayá en el Valle
alguna información sobre el tema en la biblioteca de uno del Cauca, y Mira, hay
minería que trabajaba la gente como yo. Solo usaban
de los colegios y tuve la gran suerte de encontrar un par varios tipos de potros
ropas nas. Hasta las cucharas eran de oro.
de libros que fotocopié y que después del encuentro, ya y canoas que se
En ese momento pensé que me había encontrado en Salahonda, empecé a leer con mucho interés. La
diferencian por la
con una loca del pueblo; sin embargo, su relato era historia que me contó la mujer, aunque sin fechas preci-
creíble, pese a que refería eventos ocurridos hacía sas, era cierta y estaba explicada en los libros que leí.
pertenencia al río en
más de un siglo y ella no se veía tan vieja. Entonces me pregunté cómo pudo saberlo si ella no era que se usan.

34 35
tan anciana. ¿Leyó los libros, quizás? No pudo haber vivido en esos tiempos. —Muchachos, yo creo que se ajusta lo que nos acaba de
Lleno de preguntas, hablé con un compañero, maestro de Historia, y él me contar el primo, con la pista dos que vinimos a buscar a
pasó otro libro. Me di cuenta que todo lo que había dicho la mujer era cierto: Barbacoas. Miren, Santa Bárbara y Barbacoas eran ciudades de
la batalla de Iscuandé, el periodo de esclavitud, los sufrimientos de los esclavi- esclavistas, construidas con el sudor y la sangre de los esclavos
zados y su lucha por la libertad. Entonces se me ocurrió preguntarle a mi negros, nuestros ancestros, algunos de nuestros familiares
madre si nuestra familia era de Salahonda y me dijo que no, que sus abuelos como los bisabuelos. ¿Y deshabitarla qué signica? Que la
habían venido del río Patía y que había tenido una bisabuela llamaba libertad de los esclavos signicó la caída de los esclavistas y de
Congolina, esclava en Barbacoas pero liberada muy joven por su amo. No se sus ciudades, la libertad sería la otra grandeza, la construcción
imaginan el impacto. Pude estar hablando con mi tatarabuela. Eso era increí- de la propia grandeza. La pobreza de las ciudades esclavistas y
ble. La idea me trastornó y por eso mismo seguí leyendo y estudiando, el nacimiento de otras ciudades con libertad y autonomía.
escarbando en la historia de mi familia. Al nal comprendí que la historia que Los hermanos y el primo miraron a Eugenia con asombro y
me contó mi tatarabuela, me daba la responsabilidad de seguir trabajando un secreto respeto. La joven iluminaba el camino a seguir.
por la libertad de mi pueblo afrocolombiano y como maestro tengo una
—¿Entonces vinimos solo para eso? Se quejó Juvencio.
oportunidad de hacerlo.
Todos lo miraron asombrados.
Manuel, Juvencio y Eugenia, que habían seguido el relato del primo hasta el
nal, seguían en silencio intentando comprender los hilos invisibles con los —No. —Ahora hay que ir por la tercera pista. —Respondió,
acontecimientos en los que se habían involucrado. rotunda, la joven.
—¿Congolina? ¡Así se llamaba la bisabuela! —Dijo asombrada Eugenia. —¿Y la herencia? —Volvió a preguntar Juvencio, sin entender
—¿Qué opinas tú, Manuel? mucho el camino que el abuelo había diseñado para ellos y
que ya estaban transitando.
Manuel seguía pasmado con el relato del primo.
Juvencio seguía preguntándose por la herencia. ¿Cuál era esa
El que al parecer no había captado mucho era Juvencio que miraba la botella herencia? ¿Dónde estaba? ¿La historia de los ancestros esclavi-
de cerveza del desayuno. zados era la herencia? ¿Para qué le servía conocer esa historia?
—Es muy extraño, por decir algo, pero la mujer que te habló de todo esto ¿Conocer nuestra historia es parte de la herencia? Y se pre-
¿se rerió a las ciudades de Santa Bárbara y Barbacoas? guntaba qué otras sorpresas les aguardaban en esa búsqueda.
—Sí, claro. Ella nació aquí y su marido en Santa Bárbara de Iscuandé. —Entonces, mañana temprano, salimos para Satinga, —dijo
Ciudades donde llegaron cientos de africanos esclavizados. el primo.
—“La grandeza de la ciudad era del tamaño de la desgracia de sus construc- —Listo, primo. —Y los hermanos Jácome siguieron mirando
tores”, recordó Eugenia, haciendo esfuerzo por comprender. Luego de cómo bajaba el río Telembí, pensando en la pista sobre la
unos minutos en silencio, Eugenia los miró a todos. nca que Satinga les deparaba.

36 37
Leyes de libertad de
los esclavos y la crisis
minera en la subregión,
viajando hacia las mares.
Cuento 3
Construyendo en ríos y
esteros, pueblos de libertad
De la libertad vinieron a la esclavitud, de la esclavitud fueron a la libertad. Fue ella la que pausadamente desenredó la
Adivina adivinador, esa mujer negra con su canasto ¿a dónde va? compleja red de parentescos, señalando tíos y
sobrinos, primos, hermanos y entenados, que se
Llegaron a Bocas de Satinga el sábado, en horas de la tarde, cuando el pobla- expandía desde Barbacoas, pasando por Satinga
do rebosaba de actividad y los tres bares del pueblo tronaban canciones de hasta llegar a la Tola y a Tumaco. Los hermanos
moda de ritmos mejicanos y caribeños, en los que resaltaban las alabanzas a Jácome olvidaron por un rato el cansancio del
los héroes del negocio de la coca, de sus aspiraciones de riqueza, sueños y viaje y escucharon con actitud casi religiosa las
tragedias, pasadas por muertes y amores truculentos. historias de la anciana, hasta que la mujer de
Eduardo les indicó que habían arreglado unas
—¡Este pueblo es una rumba! —Dijo Juvencio, cuando se acercaban a la
camas en una de las habitaciones de los niños para
casa del primo Eduardo que los traía desde Barbacoas a conocer otra
que descansaran, y unos tinacos de agua fresca
parte de la familia.
para que se lavaran el sudor del viaje. Los herma-
Manuel y Eugenia se miraron cómplices. nos agradecieron la gentileza de la cuñada y
acudieron a bañarse y meterse en las camas.
La tarde terminó de caer con un sol brillante que hacía saltar chispas doradas
de las aguas coloradas del río Satinga. Merendaron con la familia de Eduardo, Esa noche, como a las cuatro de la mañana,
mientras actualizaban veinte años de memorias familiares perdidas en el fuertes golpes en las puertas de la casa y gritos
tiempo, reviviendo parentescos ignorados y hechos familiares comunes que angustiosos, despertaron a la familia. Cuando
hicieron del encuentro un descubrimiento para Eugenia y sus dos hermanos: Manuel y Eugenia se unieron al grupo que había
su tía abuela, la mamá de Eduardo, María del Socorro Caicedo, prima de su abierto la puerta, vieron a Juvencio tirado en la
padre. Una anciana de cabellera blanca y de cara huesuda, tallada por el sala, borracho y con una pequeña herida en la
tiempo con nas arrugas, que aunque postrada en una cama con cerca de 95 frente. Daniela, la mujer de Eduardo, vino de su
años, hablaba fuerte, aconsejaba y gobernaba una familia de siete hijos y cuarto con alcohol y algodón. Su hija mayor puso
cuarenta nietos reconocidos y otros tantos sin reconocer. a calentar agua. En los siguientes minutos lo

40 41
curaron y Juvencio se quedó dormido, entre —Está bien, ñana. Aquí estoy, ¿no? Solo Estaban discutiendo cuando se oyó la voz de
quejidos de dolor y el efecto del licor. Manuel y salí a divertirme un poco. la abuela. La sala se silenció, todos se miraron.
Eduardo salieron al andén de la vivienda a cercio- Se volvió a escuchar la ronca voz de la abuela,
rarse de que no hubiera algún peligro para la —¡Llegaste borracho y herido! ¿En qué esta vez más tranquila.
Entre los familia. Eugenia ayudó a acomodar a Juvencio. lío te metiste? —Le reclamó Manuel.
—¿Qué es lo que pasa, muchachos? —Pre-
afrocolombianos —Este sinvergüenza la embarra en todos lados. —En nada, solo fui a divertirme. Creo guntó la anciana desde su habitación
Ya estoy aburrido de Manuel. que me caí cuando venía. No más, para
de la subregión, eso yo soy un hombre mayor. ¡Yo soy un
contigua a la sala.

ñaña y ñaño Eugenia lo miro en silencio. hombre libre! —Enfatizó con voz fuerte. Hubo como un balbuceo entre los presentes.
significan hermana La luz del día siguiente llegó temprano y el movi-
—No necesito ni sus regaños ni su permi- —Vea mamá, no fue nada. —Contestó
miento de la familia se reinició: Eugenia y Daniela
y hermano. se ocuparon del desayuno, mientras que la so. Quería ir a divertirme, lo hice, tuve un Arturo que entró a la alcoba. Detrás de él
adolescente acudía con agua para bañar a la pequeño accidente y ya. Estoy bien. entraron sus hijos, su compañera y sus primos.
También se usa el abuela. Los niños prendieron el televisor y Manuel
disminutivo ñañito y Eduardo durmieron hasta pasadas las nueve de —No, no estás bien, Juvencio, no estás —¡Cómo que no fue nada! Yo no estoy
la mañana. Juvencio apareció en la sala como a las bien. —Le reprochó Eugenia. —No muerta. Yo oí anoche que llegó alguien
o ñañita. once a preguntar por desayuno y a quejarse por el estás en tu casa de Chilví. Allá puedes borracho y herido y ahora los oigo discutir.
dolor en la frente y por el guayabo. hacer lo que tú quieras, andar de loco en Cuéntenme qué es lo que está pasando.
tu moto, beberte todo los rones que
—¿Cuándo vas a madurar? —Lo reprendió quieras, pero por favor demuestra un Entonces Eduardo le contó, palabras más,
Manuel. poco de respeto por la casa del primo. palabras menos, lo sucedido con el primo.
— Lo que hiciste anoche fue una irresponsabili- —Y recalcó. ¡Y eso que dices de que
dad mayor. Nunca imaginé que te fueras a —La libertad. ¡Aja! La libertad. —Dijo la
eres libre, a mí no me parece que abuela. —Siéntense y yo les cuento un
escapar a emborracharte y a ponerte en peligro sea libertad!
en este pueblo… — Le dijo Eugenia, mostrán- cuento sobre la libertad.
dose decepcionada.

42 43
Todos se miraron y luego se fueron acomo- playa y de ahí se internaron en el manglar. Buscaron
dando frente a la abuela, en silencio. lugares dónde esconderse y construir su palenque, y
ahí resistieron al ejército de los españoles muchos
—El abuelo mío, me contó que a ellos los años, hasta que negociaron vivir en paz en ese
trajeron de una región de África que los territorio con las autoridades españolas. Se le llamó

La Herencia de Nuestros Mayores


españoles llamaron la Costa del Oro. Él no la República de los Mulatos y sus descendientes se
hablaba bien el castellano como nosotros, llamaron los hijos de Manuel Illescas que fue su líder.
pero hacía esfuerzos por aprenderlo. Nos
contó también que su tierra natal la llamaban La abuela hizo unos segundos de silencio y continuó
Senegal, que pescaban, cultivaban el cacao y con su relato.
tenían ganadería. Nos contaba unos cuen-
Jurado Novoa, tos de príncipes, reyes y guerras. Nos decía —Pero hacia 1640, los españoles trajeron a muchos
que de ahí vienen nuestras raíces. Contaba africanos desde Cartagena a Barbacoas e Iscuandé.
(1999:203), informa también que de África trajeron muchas Los obligaban a trabajar en minas de lunes a sábado
que la provisión de personas como nosotros, de varias nacio- todo el día. Al que no lo hacía bien o se resistía, lo
esclavizados nes o pueblos como Gambia, Congo, castigaban con látigos de cuero o con el cepo. Los
Senegal. Los trajeron como animales, llamaban “negros”, “esclavos”, “piezas de mina”; eran
africanos para encadenados, tirados en un barco repleto propiedad de un amo. ¿Imaginan ustedes lo que vivían
Barbacoas y Raposo de gente, aguantando hambre, frío y el dolor esas personas, mal vestidas, mal comidas, obligadas a
entre 1710-1730 se de dejar su tierra. trabajar para un amo, sin familias, sin una mamá, sin un
hermano que les tendiera la mano? —Preguntó la
realizó desde el Golfo —Abuela, ¿todos los negros de esta región abuela, haciendo una mirada periférica que los atrapó
de Benín el 30.8% llegaron hasta Iscuandé y Barbacoas? a todos. —Yo creo que ustedes los renacientes, no se
Senegambia15.4 %, —Preguntó Manuel imaginan el horror que vivieron nuestros abuelos y
bisabuelos africanos esclavizados aquí, sin embargo,
Costa del Oro 15.4%, —No, mijo. También vinieron del norte de ustedes y yo estamos aquí. Vivimos la libertad, vivi-
África central 7.7 %, Ecuador. Esa es una historia muy bonita. mos libremente.
Fíjense que un barco que llevaba africanos
Guinea 7.5% esclavizados se hundió frente a las playas de La abuela calló y suaves lágrimas enturbiaban su
y otros lugares de la lo que hoy es Esmeraldas en 1553, entonces mirada. Respiró como tratando de que la vida no se le
costa africana sin los africanos se escaparon y nadaron hasta la escapara y continuó.
definir 15,4.

44 45
—Esa libertad de la que gozamos ahora, la libertad para ellos? ¿Dejar las minas y la
les costó tanto sudor y sangre como la casa del amo solamente? No, ellos pensa-
esclavitud. Nuestros antepasados no ban en la responsabilidad que tenían con
dejaron de luchar por ser libres. Pelearon sus hijos y lo que les iban a dejar en la vida,
en todas las guerras de este país, al lado de trabajaron duro, porque para ellos la
quien les ayudara a ser libres. Y lo logra- libertad no era ir por ahí a emborracharse
ron. Consiguieron que Simón Bolívar y el todas las noches, como muchos de
Congreso de Cúcuta rmaran una ustedes lo hacen irresponsablemente,
primera ley, la Ley de Partos, y luego, con sino trabajar duro y tener su tierra para
los liberales en 1851, lograron que se sostener su familia. Eso de emborracharse
rmara la ley denitiva de libertad de los lo permitía el amo que les daba aguardien-
esclavos en toda Colombia. Pero antes de te a los que les gustaba, para que se olvida-
eso, muchos ya eran libres porque traba- ran del maltrato en que vivían. Así hay
jando los domingos reunieron el oro muchos ahora que dejaron las cadenas del
suciente para comprar su libertad y la de amo para ser esclavos de los vicios y las
algunos familiares. Luego vinieron a estos malas costumbres… Sin responsabilidad
ríos, a estas playas, a construir familias y no hay libertad, me dijo el abuelo y se los
caseríos, a vivir su libertad; pero, ¿qué era digo hoy yo a ustedes.

46 47
Manuel miró a Juvencio, que concentrado en Al mediodía, cuando almorzaban, sentados Eugenia se preguntó si ella hacía buen uso
el relato de la tía abuela, se notaba preocupa- a la mesa unos y otros acomodados en la de su libertad y otras cuestiones le pasaron
do. Reparó en que Eugenia parecía extasiada cocina, Juvencio se puso de pie, y ante el por la mente: ¿Cómo hacemos los jóvenes
con ella. asombro de sus hermanos, su primo y la para vivir nuestra libertad con responsabili-
familia, dijo: dad? ¿Somos esclavos de nuevas esclavitu-
La anciana se volvió a arropar con una manta
des? ¿Qué nos enseña la lucha de los
hecha de varios retazos multicolores. —Quiero que todos los que están aquí me ancestros afrocolombianos sobre el valor
—Muchachas, vayan a hacer el almuerzo que disculpen, me perdonen por lo de anoche, de la libertad? ¿Ha mejorado nuestra
estos muchachos deben haber quedado con yo sé que hice mal, fue una irresponsabili- situación con respecto a la de nuestros
mucha hambre después de lo que les conté. dad como lo dijo la abuela. Ñaño Manuel y ancestros africanos esclavizados? La
Eugenia. —Dirigiéndose a sus hermanos y esclavización se basó en la idea de que el
—Sí, mamita. —Dijo la nieta. casi a punto de llorar. —Lo siento mucho, blanco europeo era superior al negro
Ley de Partos o de —¿En qué puedo ayudar? —Preguntó los he avergonzado y pido que me perdo- africano, ¿ese pensamiento se ha superado
Juvencio. nen. Yo he sido malacabeza pero anoche en la actualidad?
Vientres de 1830, me pasé. Conocerlos, escuchar su historia,
por medio de la Manuel y Eugenia lo miraron admirados. primo, y la de la abuela, me ha hecho La falta de oportunidades económicas de
—¿Qué? —Les preguntó, al notar que lo pensar en lo equivocado que uno puede muchos pueblos afrocolombianos hoy
cual se liberan solo observaban. —Dígame qué hago, cuñi. estar y en el daño de entender mal la tiene raíces en la esclavitud. ¿Qué hacen los
a los esclavizados La mujer del primo le sonrió.
libertad. Les prometo que a partir de hoy gobiernos actuales para mejorar la vida de
que nazcan voy a valorar mucho más esa libertad que los pueblos afrocolombianos? ¿Tú como
—Gracias cuñi, puede ayudarme con unos conquistaron nuestros abuelos. joven qué puedes hacer?
después de 1830 y pescados que necesito arreglar para el
almuerzo, los tengo en la nevera, venga. —Y Sus familiares lo miraron con ternura y una
cuando cumplan especie de alegría los cubrió a todos, como
salieron de la habitación de la abuela seguidos
los 18 años. de los demás. una manta protectora.

48 49
Comuneros
de Tumaco
y la subregión en la
guerra de independencia
Cuento 4
Mujeres rebeldes,
mujeres de libertad
La rebeldía de una comunera puede despertar
en ti la rebeldía escondida en tu corazón.
Habían vuelto desde Satinga a Tumaco por el río hasta Salahonda, y desde Allí amanecieron. A las siete de la mañana los
ahí por el mar en una lancha rápida. Un mensaje emitido por Radio Mira los dejaron ver a la enferma. El médico local dijo que
había sacado corriendo de Satinga: su madre estaba en el hospital. Su salud se le habían suministrado unos medicamentos y
se había complicado la última semana y era urgente la presencia de sus tres que dormía. Esperaba una reacción positiva en
hijos. Llegaron con la marea de la tarde, con la angustia y el temor de no horas de la mañana, si no, había que llevarla a
encontrar a la madre. Saltaron de la lancha y corrieron al hospital. El anciano Pasto o a Cali, pues ellos ya habían hecho todo lo
padre, don Barto, y otros parientes, los esperaban. Sus rostros tristes y que podían. Compasivo, les extendió otra fórmu-
resignados les conrmaron su preocupación: La madre luchaba por salir de la con medicamentos.
una crisis que amenazaba con terminar con sus días, pero la anciana maestra
de escuela luchaba segundo a segundo y no se dejaba morir. La familia encargó a Eugenia de ir a comprar parte
de las medicinas. La joven no vaciló y se dirigió a
Doña Dolores había nacido en Satinga y se había criado en Barbacoas donde buscar una droguería. Estaba allí cuando una
se graduó a los dieciocho años de bachiller normalista. Desde entonces mujer madura, de unos cuarenta años, la abordó.
había recorrido la mayoría de los pueblos de la subregión ejerciendo como
maestra. A Chilví había llegado casada con Bartolomé Dájome, don Barto, el —Señorita Dájome, tiempos que no se dejaba
padre de sus hijos, agricultor y compañero inseparable. ver usted por estas tierras.

Cuando Eugenia vio a su madre en una camilla del hospital, enchufada a un Eugenia se volteó para ver a la mujer que le hablaba.
aparato respirador, sintió tristeza, rabia y culpa. Culpa de haberla dejado —Maestra Rosario, ¿cómo está usted?
sola la última semana y por no estar para acompañarla. Sus hermanos
trataron de consolarla pero no pudieron. Esa noche la pasaron en vigilia, Fue un corto y poco efusivo saludo entre una
arrumados en el portal del hospital y sentados en el parque de enfrente de maestra y su antigua alumna. La maestra notó la
la iglesia, al otro lado de la calle. tristeza de la joven.

52 53
—¿Y su familia cómo está? Eugenia se secó las lágrimas y buscó el monu- Orden que se llevó a cabo. Al parecer el
mento que le señalaba su profesora. líder afro escapó hacia la selva pero la
La joven quiso responder con normalidad pero
quiteña y su esposo fueron colgados hasta
las lágrimas no la dejaron. —Sí, es Rosa Zárate. —Contestó, preguntán-
morir en la playa de La Viciosa, en lo que
dose qué tenía que ver ese monumento con la
—Mi mamá se está muriendo y… —La joven ahora se llama El Bajito.
vida de su madre.
no alcanzó a terminar la frase y se echó a llorar.
—Pero ella no fue la única mujer que
La maestra la abrazó y la condujo por la calle —Te va a parecer raro lo que te voy a
hasta el parque Colón, allí se sentó con ella a participó en una protesta en ese tiempo.
contar, pero tu madre, como otras mujeres
consolarla. La joven entre lágrimas y palabras Manuela Beltrán, en una pequeña ciudad
negras de este pueblo, deberían tener un
entrecortadas, contó a la maestra su tristeza de Santander, un domingo de mercado,
monumento como Rosa Zárate. —¿Re-
por la madre que se debatía entre la vida y la arrancó el papel que anunciaba mayores
cuerdas la historia? —Siguió la maestra,
muerte. impuestos para los productores de tabaco
mientras Eugenia volvía su atención. —Esa
e inició una revuelta protagonizada por
—Conociendo a su mamá como la conocí, mujer fue ahorcada en este pueblo, en la
campesinos. La razón es que estaban
cuando trabajábamos juntas en las escuelas de isla La Viciosa en 1781, por atreverse a
ahogándose por la elevada carga de
este pueblo -aseguró la maestra con seguridad liderar una protesta contra los impuestos
impuestos que España les imponía. La
en la voz-, yo creo que va a poder con esto injustos que funcionarios de la Corona
Revolución de los Comuneros como se le
también. Ha sido una mujer luchadora. La Española cobraban a los pequeños comer-
llamó, con revueltas semejantes en todo el
recuerdo montada en esas canoas yendo a ciantes de la época en Tumaco. No era de
escuelas donde nadie quería ir. Educó con territorio de la antigua Nueva Granada,
aquí, era quiteña, pero eso no le importó, y
pasión a muchos jóvenes, varias generaciones le que iba desde la actual Venezuela hasta el
con su esposo Elías de la Peña y el líder afro
deben a su trabajo los conocimientos y el gusto Perú, fue para algunos historiadores, la
José Vicente de la Cruz, lideraron una
por el saber que ahora tienen. Así que tranquila, puerta de entrada de la revolución de
revuelta que paralizó la vida administrativa
no se angustie, hija. Ella no se va a ir todavía. independencia, que liberó a la actual
del puerto colonial de Tumaco por varios
Colombia del dominio español a inicios
La maestra abrazó a la muchacha que sollozaba. días, asunto que hizo que funcionarios de
del siglo XIX.
Quito mandaran a detener el movimiento,
—Mira. —Le indicó. —¿Ves ese monumento? apresar y ahorcar a los responsables. Eugenia miró interesada a su maestra.

54 55
—Ella no fue la única mujer distinguida por su valor dejaría su madre si llegara a morir? Y no dudó en
en la resistencia contra los españoles. También responderse: su ejemplo de vida, su decisión de
En la Guerra de estuvo Policarpa Salavarrieta, llamada La Pola, que luchar por los niños con su profesión de maestra. Y
Independencia no ayudó en los primeros años de independencia de la entonces, se preguntó, ¿qué haría ella, Eugenia, con
Republica después de 1810. En la Guerra de esa herencia? ¿Qué haría de su vida? ¿Sería una mujer
solo estuvieron Independencia no solo estuvieron negros hombres sumisa y resignada o una mujer lideresa de su pueblo?
negros hombres sino muchas mujeres, especialmente negras libres ¿Sería otra Rosa Zárate? Y la idea de terminar su
sino muchas que apoyaban el ejército libertador, preparando los carrera en la universidad, trabajar en su nca familiar y
mujeres, alimentos, curando a los enfermos y viajando con la con las mujeres de su vereda, enamorarse de un
especialmente tropa como cualquier otro soldado. hombre que fuera más que un marido, un compañe-
ro… y así, la tristeza se le fue desvaneciendo y en su
negras libres que La profe miró con ternura a Eugenia que había
corazón vio que su madre la acompañaría.
apoyaban el dejado de llorar.
ejército libertador, —Tu mamá está en la lista de esas mujeres, no Cuando llegó al hospital, sus familiares estaban más
haciendo revueltas como Rosa Zárate o La Pola, no, animados. Su madre había salido de la crisis y el
preparando los médico estaba recomendando a la familia cómo
alimentos, curando ella libró su lucha en estos territorios para derrotar la
ignorancia de los suyos y llevarlos a la libertad que da cuidarla en la casa. Eugenia se acercó a la camilla y la
a los enfermos y el saber y el conocimiento. Entonces no te entristez- abrazó, convencida de que iba a tenerla por muchos
viajando con la cas, no te preocupes más. Si Dios se la quiere llevar, más años en su vida.
tropa como que así sea, pero te prometo que ella va a encontrar Luego salió del hospital y recordó lo contado por su
cualquier otro el camino de librarse de la muerte esta vez también. profe y las preguntas se le amontonaron en la cabeza:
soldado. Eugenia abrazó a su profe y se despidió de ella. Y las mujeres de su época ¿qué tendrían para aportar a
su pueblo? ¿Esas maestras y maestros mal formados o
Caminando hacia el hospital, una imagen de la madre sin formación que venían a su vereda el martes y se
la alcanzó: la vio caminando en un caserío visitando iban el jueves qué podían hacer por los niños y adoles-
todas las casas del pueblo, invitando a los padres de centes de esta generación? ¿Ese tipo de docentes
familia a llevar a los niños a la escuela, aconsejándoles educaban por convicción o solo estaban allí para
que les compraran los libros, proponiéndoles que ganarse un dinero? ¿Su compromiso era la formación
leyeran con ellos, peleando con unos porque en vez de los menores o estaban ahí gozando del regalo que
de llevarlos a la escuela se los llevaban a trabajar a las un político les había hecho? ¿Les importaba realmente
ncas o a pescar en el río. La vio liderando esas la educación de esos muchachos? Eran muchas
comunidades para organizar las calles y los embarca- preguntas, y eso volvió a ensombrecer su mirada.
deros. Y se preguntó ¿cuál era la herencia que le

56 57
La Perla
del Pacífico
Cuento 5 —El desle avanzaba lento, encabezado por el
vicario y el alcalde, el uno español, el otro mesti-
zo, descendiente payanés, criollo. Detrás de ellos,
La Perla del Pacífico levantado en hombros, el Cristo sufriente clavado
en la cruz de madera llevado por un grupo de
Si la perla brilla con su luz eterna, quizás hombres ilustres de la ciudad que se repartían el
su brillo te esclavice toda una eternidad. honor de cargar la sagrada imagen. Todos vestían
de blanco, camisas y pantalones de corte inglés;
Recuperada la madre, los hermanos —Aquí tenemos todo lo que necesitamos. detrás iban las monjas bethlemitas con hábitos
Jácome volvieron a su recorrido inicial en —Explicó el viejo. —Mis hijos se han ido a oscuros y las mujeres prestantes de la sociedad
busca de la herencia. Esta vez viajaron a otros pueblos y ciudades, pero yo me he local, vestidas de negro y los rostros cubiertos con
una vereda en el río Gualajo, en la aguantado aquí. Algunas personas no valoran nas sedas. En seguida, jóvenes de ambos sexos,
ensenada de Tumaco, donde vivía el tío lo que tienen sino hasta cuando lo pierden. blancos y mestizos, todos de blanco. Se notaban
Eusebio de quien tenían noticia por don Aquí en la nca tenemos coco, plátano, las cadenas y los aretes de oro, algunas intercam-
Barto que podría ayudarles a encontrar chontaduro, arroz, caña. La vieja Juana sigue biaban miradas y gestos, mientras a una sola voz
otras pistas de lo que estaban buscando con sus gallinas y tuvo bastantes cerdos. se oía el canto de un Ave María largo y lento,
ansiosamente. Cuando queremos comer pescado, no más como el desle. Después de este grupo, que era
es ir a la caleta, poner el trasmallo y ya se tiene la clase rica de la sociedad local, iban los mestizos
El viejo Eusebio los recibió muy alegre,
para la semana. Yo hice bien en traerme a mi pobres, los negros adinerados, y al nal, los
los hizo seguir a la sala de la casa de
Juana de Tumaco y hacer nuestra vida en este negros pobres pero eles. El cielo lucía gris, las
madera y se sentaron en unos sillones. Se
masas de nubes que como una coraza de algodón
los había encontrado en el embarcadero río, donde creo que hemos sido felices.
protegen la isla, amenazaban con lluvia. Era
preguntando por él, que coincidencial-
El viejo siguió contando, y poco a poco, al viernes santo de 1924 en la ciudad de Tumaco y la
mente había salido a amarrar una canoa
ritmo de sus palabras, en la mente de Manuel Perla del Pacíco mostraba su fastuosidad. El
porque la marea estaba alta. Les sirvieron
y Eugenia se iban creando las imágenes de desle se había iniciado en la Iglesia de las
un tapao de bagre ahumado con choco-
una ciudad, la Tumaco de los años 20 del siglo Mercedes e iba por la calle Obando. Desde
late molido en piedra y endulzado con
XX. Esto es más o menos lo que les contó: casonas de madera de dos pisos y balcones
miel de caña de la nca del viejo.

60 61
balcones suntuosos, con las puertas y —Sobrino. —Contestó el tío recuperan- —Yo recorrí todas esas calles y caminé las
ventanas adornadas con ores e imágenes do el relato. —Tumaco era una ciudad playas de esta ciudad buscando a Juana.
impresas del Cristo, los vecinos asoma- pequeña pero hermosa, muy lujosa, sobre —Confesó el viejo. Y siguió contando: era un
dos, veían pasar la procesión. Fue en una todo donde vivían las familias nobles y pequeño grupo de familias blancomestizas
de esas ventanas que vi a Juana asomada extranjeras. Estaba construida sobre el que había logrado darle vuelta a la crisis del
en la esquina de un balcón, mientras que lomo de una isla continental que se abría sistema esclavista en Barbacoas y ahora
un par de jóvenes mestizos y una anciana, hacia el norte con dos brazos de tierra aprovechaba para hacer dinero con el comer-
despedían el cortejo. Me detuve entre el separadas por un estero, por el que uía la cio del “oro verde” en la isla de Tumaco: la
caudal de gentes que como un río avanza- marea cuando subía o bajaba y los pobla- tagua, la resina de caucho, la cáscara de
ba por el andén y emocionado por el dores negros, pescadores y campesinos, mangle, entre otros productos de la subre-
encuentro, grité: entraban y salían con sus canoas cargadas gión, protegidos por los gobiernos que habían
—¡Juana! ¡Juana! de plátano o de pescado. La población empezado en el siglo XIX, cuando el
blanca y mestiza ocupaba el brazo más Congreso de 1842 por decreto del 19 de
Pero Juana pareció no oírme. Seguí de pie ancho de la isla que daba al estuario oriente junio, le quitó al puerto el deber del pago de
ante el balcón en el andén del frente y ella y miraba a la isla del Morro y a la ensenada. los derechos de aduana a los artículos que
parecía distraída en el desle. Entonces
Los legisladores
Viviendas de madera na, construidas con llegasen para el consumo de sus habitantes.
volví a gritar más fuerte. El grupo de diseños de arquitectos españoles e italia- de la República se
personas que pasaba me miró con enfado Juana y yo nacimos el mismo año aunque en
nos, rodeaban el Palacio Municipal, la casa
distintos meses, vivimos nuestra infancia
preocuparon de
pero seguí de pie, alzando las manos para parroquial y el colegio de las hermanas
que Juana me notara pero ella seguía bethlemitas. Caserones de dos pisos que corriendo por la orilla del río, subiéndonos en manera especial
entretenida con las personas que veía evocaban la arquitectura barbacoana del las canoas, pescando juntos en la quebrada y por fomentar el
pasar como pasaba el agua allá en el río de siglo XIX se extendían alineados por la trepando en los árboles de guaba, de pepepán
nuestra infancia. Pronto el desle pasó y y de naranjas, para compartir el gusto por las comercio en
calle del Comercio mirando hacia los
Juana, los jóvenes y la anciana, entraron a esteros de La Resurrección y Agua Clara. frutas, hablando y riéndonos de nosotros y de Tumaco para lo
la casa. Yo vi con dolor cómo mi Juana se las cosas que hacíamos. Algo nos unía desde
El Puente del Progreso que se levantaba
que a los 12 años que nos conocimos, parecía
cual expidieron
perdía detrás de la puerta, sin mirarme, sin sobre el estero para unir la calle Mosquera
saber que yo estaba allí, buscándola, que venía desde el Parque Colón hasta el que nos necesitáramos el uno al otro para varias leyes. Como
cumpliéndole la promesa que le había barrio Las Palmas, al otro lado del estero. seguir creciendo felices, hasta el día que Juana la del 10 de abril
hecho hacía ya más de cuatro años atrás, se fue hacia las mares, hacia la ciudad de
en la vereda donde nacimos.
La isla de Tumaco estaba protegida por la
Tumaco. Su mamá se la había entregado a una de 1852 y la del 31
isla del Morro que penetra la ensenada con
—Tío ¿cómo era esa ciudad? su Quesillo, la isla La Viciosa que la protegía maestra que le prometió acabarla de criar y de enero de 1888,
educarla como una señorita de ciudad. Tenía
—Preguntó Juvencio.
por el occidente, y más allá, en medio de
catorce años cumplidos.
entre otras.
las olas, por la Isla del Guano.

62 63
Al viejo se le asomaron unas lágrimas, mi alma juvenil se reparara. Se fue curando
seguramente por los recuerdos de su lenta y pausadamente. Y volví a una
adolescencia. normalidad incompleta, a una salud
perseguida por la nostalgia y el dolor. No
Con la partida de Juana, supe que había fui el mismo, y aunque mis mayores lo
dolores más profundos que los de cabeza, sospechaban, solo yo sabía cuál era el
de las caídas de algún árbol, del mal de origen de aquella enfermedad y la cura.
estómago o de las cortadas con el mache- Por eso, cuando cumplí los dieciocho
te, pues esos, mi abuela me los curaba con años, abrí el tarro de galletas donde
emplastos de hierbas y bebidas aromáti- guardaba mis ahorros, les dije a mis padres
cas. Pero el dolor de la partida de Juana era que me iba para Tumaco por Juana. Ellos
una herida que nadie pudo curar. Un dolor entendieron y asintieron en silencio mi
sin sangre, profundo pero sin ebre, que decisión.
dolía más arriba del estómago y más abajo
de la cabeza, cuando miraba el río y la Dos jornadas de un día cada una me llevó
recordaba. Que me dolía por las tardes de el viaje a Tumaco. Un día desde la vereda
lluvia, al recordar que nos bañábamos hasta Salahonda y otro atravesando en
juntos en la quebrada, al escuchar alguna canoa de vela las olas de la ensenada.
—Esa es la tagua, el marl natural. —Dijo uno Esa noche dormí donde mi tío Antonio,
voz parecida a la suya: era un mal del alma, Llegamos en la tarde, empapados de
de los pasajeros de la lancha en que viajaba. en el barrio de los pescadores, El Pindo,
un dolor que empezó a consumirme agua sal, los ojos ardidos por el reejo
con quien dos días después me fui en
desde adentro, que me quitó el apetito, marino y con el estómago vaciado por el Me impresionó la cantidad de almacenes otra canoa a una faena de recolección
me arrancó la lengua para dejarme mudo, mareo; pero pese a esto, no dejé de abiertos con sus letreros multicolores y de tagua en el río Caunapí. Esa mañana
me inundó los ojos de unas lágrimas emocionarme ante el espectáculo que la brillantes, la gente que subía y bajaba por las entramos por el estero de la
perpetuas y me estaba matando de a pequeña ciudad me mostraba entonces: calles, que salía y entraba a los almacenes Resurrección y nos perdimos entre los
poquitos. Entonces vino mi abuela, llegó edicios y viviendas ordenadas y pinta- llevando pesadas cajas de cartón, mientras manglares. Una brisa fresca acompañó
con sus curas mágicas, con sus emplastos y das, embarcaderos de hierro, barcos y otros llevaban costales repletos de tagua y los nuestro viaje por la ensenada mientras
sus sobijos con ruda, matarratón y hierba canoas otando junto a los muelles. Un pescadores negros boceaban a gritos: pensaba cómo iba a encontrar a Juana.
de chivo; pero nada de eso me sanaba. grupo de braceros negros descargaba
—¡El peje! ¡El peje! Así empezaba mi experiencia de trabajo
Varios meses tuvieron que pasar para que una canoa.
en la Perla del Pacíco.

64 65
En los meses que siguieron, recorrí el bosque La muchacha estaba en el balcón acompañando a la
cercano al río Caunapí. Subí y bajé por el río anciana con la que la había visto el viernes. La llamé.
Rosario y Chagüí, buscando y extrayendo semillas Ella se asomó al balcón y nuestras miradas se encon-
de la palma de tagua con mi tío y otros familiares. traron. Fue un momento de suspenso, de respiración
Aprendí a desprender la semilla del racimo, a no entrecortada y de corazones galopando. Ella quiso
lastimarme con las púas y a negociar con los decirme algo y yo también, pero más podía la sorpre-
blancos de la calle del Comercio los kilos de su sa, la locura de la emoción y nuestro encuentro se
producto, cosa difícil porque ofrecían pagar redujo a mirarnos extraños y asustados.
siempre con otros productos y no en efectivo, y
procuraban acrecentar las deudas de los campesi- De este arrebato nos sacó la anciana que le preguntó
nos para garantizarse la entrega del fruto. Eso me a Juana qué tanto miraba por el balcón.
disgustaba, así que un día le pregunté a mi tío.
—A un amigo. —Respondió ella, un tanto turbada y
—Tío, ¿usted que tiene familia allá en el río tan rápido como pudo bajó las escaleras. Yo la espera-
El sistema económico fue Rosario, por qué no cultiva cacao u otro producto ba en el andén. Con la confusión que agitaba mi
siempre extractivista en y deja de estar haciendo ricos a estos blancos sangre, le extendí mi mano derecha y ella hizo lo
esta región, empezó con compradores de tagua que no se mojan la espalda mismo, en silencio, sonriendo, como asustados de
ni los pies por ella y la pagan tan barato? Vea lo nosotros mismos y de lo que sentíamos. Nos toca-
la minería colonial, luego
ricos que son, en cambio a nosotros nos pagan mos, nos miramos y miramos hasta que el ángel de
con la extracción del una miseria. ¿Por qué usted no monta una nca nuestra alegría nos destrabó las palabras ahogadas en
caucho a finales del siglo grande en su río? los años de ausencia y volvieron a encontrarse. Unos
XIX y comienzos del XX, minutos después la llamaron por el balcón, había que
con la tagua, a la que le —Ay mijo, eso quisiera uno, pero donde manda preparar la merienda.
sigue en los años treinta capitán no manda marinero. Y si Dios lo quiere
el tanino de la cáscara de así, pues que así sea. Nos volvimos a encontrar en las escaleras de esa casa
mangle y la raicilla. dos veces más antes del atardecer, ocasiones de muy
—No, tío. Las cosas pueden ser distintas. —Dije,
corto tiempo pero en las que quedó claro que yo
Desde los años cuarenta y una idea se fundó en mi cabeza, una idea tan
había venido a buscar a Juana para vivir con ella la vida
hasta los 70 y 80, profunda como la de encontrar a Juana, casarme
porque sin ella no podía, pero ella me dijo, que aún
predominó la extracción con ella y volver a mi río a cultivar una nca.
sintiendo lo mismo, no podía estar conmigo. La
de madera, que Por eso, al día siguiente, en la mañana, volví a maestra que la trajo de la vereda la había entregado a
prácticamente acabó con pasarme por la calle Obando y atisbé el balcón esta familia como pago de una deuda. Le quedaban
los bosques de madera donde la había visto pero no la hallé. Volví en la varios años más de trabajo como doméstica para
fina en la región. tarde y esta vez la suerte me acompañó. recuperar su libertad.

66 67
—¡Pero si ya no somos esclavos! —Nos vamos, tengo una canoa allá en la plástico; el caucho por derivados del petróleo, y
—Expresé con furia mi sentimiento. orilla. los ingenieros químicos inventaron nuevos y más
baratos colorantes que el tanino, haciendo que el
—Sí, pero así son las cosas aquí. —Y mi —¿Y mis cosas?
negocio se cayera a nivel global y local, al ritmo
amiga y primer amor, se despidió y entró a —Nada tienes allá que no podamos que se transformaba por los efectos de la Segunda
la casa cerrando la puerta detrás de ella. conseguir luego. Vámonos. Guerra Mundial. Las nuevas generaciones de las
familias originarias emigraron hacia otros lugares.
Esa tarde recorrí las calles de la ciudad, Juana se mostró asustada, indecisa. De Tumaco, después de los años cincuenta del siglo
mirando con ira profunda cómo las perso- pronto una carga de sentimientos se le pasado era un proyecto fallido. En 1945 la Perla
nas “negras” como yo, entraban y salían de embrolló en la cabeza. del Pacíco ardió en fuego y los edicios de
las casonas de las familias ricas con cestos
—No te preocupes, solo acompáñame a la madera que la hicieron famosa, se volvieron
llenos basuras. Vi a otras chicas barriendo
orilla y escapemos. Vamos a estar bien. ceniza en un par de horas. Desde nuestra casa en
los pisos y limpiando los balcones. Observé
el río Gualajo, Juana y yo contemplamos el cielo Tumaco,
largo rato a los braceros empujando —¿A dónde me llevas? Estás como loco. de la tarde ennegrecido por el humo y las cenizas
carretas de víveres, llevando sobre sus después de los
—Nos vamos. Vamos al río, a construir una que llevaba el viento.
hombros costales de comida que nunca
comerían, construyendo casas en las que nca y a tener nuestra propia familia. Manuel y Eugenia miraron el rostro arrugado de años cincuenta del
nunca serían recibidos… De pronto mi
Entonces corrí y ella me siguió, alcanzamos su tío. Eugenia pensó en su familia en Chilví, ahí siglo pasado era un
imaginación se alumbró y supe lo que debía habían sido felices con su padre y su madre.
hacer con Juana y por mi Juana.
el embarcadero y saltamos a la canoa.
Manuel se acordó de la frase del cuaderno y de las
proyecto fallido.
Juana me miró con miedo y alegría, miedo pistas que estaban siguiendo: Si la perla brilla con En 1945 la Perla del
Una semana después, con lo ganado por por haber huido y ser alcanzada por sus
la venta de la tagua, me compré un patrones; alegría porque si con alguien
su luz eterna, quizás su brillo te esclavice toda una Pacífico ardió en
eternidad. El tío había vuelto al territorio lejos de la
machete, alquilé un potrillo y esperé el quería huir de esa prisión era conmigo. ciudad y había conservado su libertad. ¿Esa sería fuego y los
sábado cuando Juana me podía ver. La
esperé en el andén, le hice señas para que Nos fuimos de la ciudad. Los años siguien-
su herencia? ¿El ejemplo del tío y de sus padres era edificios de madera
la herencia de la que hablaba su abuelo? ¿Chilví le
bajara y en cuanto la muchacha apareció tes la población de comerciantes de la
ofrecía posibilidades de vida buena ahora, a ella y a
que la hicieron
en la puerta, la sujeté cariñosamente del región perdió el apoyo de senadores y del famosa, se
su familia? ¿Qué podía hacer para mejorar su
brazo derecho y la halé hacia el andén, la gobierno central. En Estados Unidos y
abracé y le dije calladamente: Europa la tagua fue remplazada por el
vereda, su familia, por la ciudad de Tumaco? volvieron ceniza en
un par de horas.

68 69
Los hombres
de madera
Cuento 6
Los hombres de Madera
Los hombres de madera se harán enemigos de su familia natural
y su vida no será mejor que la del árbol caído.
Unos días después de su visita a Gualajo Dionisio, uno de los primos, llamó aparte a Dos días después, en la madrugada de un
donde el tío Eusebio, su casa en Chilví se Manuel, quien lo siguió hasta el otro lado de la martes soleado, Manuel y el primo Dionisio
había llenado de parientes. Esa tarde calle, donde el joven le ofreció una cerveza. atravesaban la ensenada en una lancha a
había movimiento y ruido de voces en la motor, con mercado para quince días, una
—No, primo. Yo no tomo.
vivienda de la familia Jácome. Un grupo motosierra, dos machetes, una escopeta y
de familiares de la maestra había llegado —Eso veo, primo. ¡Bien por esa, primo! varios galones de gasolina. No tardaron
sin cita previa ni invitación formal, a visitar mucho en dejar el suave oleaje de la ensenada
—La enfermedad de la tía. ¿Es muy costosa, no?
a la pariente enferma. Eran más de 15 en marea baja y entraron a la desembocadura
personas venidas de los ríos de la ense- —Sí, primo. Ese es uno de los problemas de del Chagüí. Manuel tenía muchos años de no
nada, algunos desplazados en Tumaco y ese tipo de enfermedad, que no solo le quita a visitar ese río. Al medio día habían avanzado
que hacían parte de la red familiar de los la gente que uno quiere sino que lo empobre- gracias a la marea. A su paso, gente de las
Jácome Castillo. Mientras que las muje- ce. Vea todo lo que hemos gastado y nada. veredas, niños en uniforme de colegio y
res se habían repartido alrededor de la mujeres lavando ropa en la ribera del río, los
—Primo ¿y si yo le dijera que le tengo un
enferma, las más jóvenes estaban en la saludaban con gritos y moviendo sus manos
negocio que le va a dar unos pesos para
cocina preparando un sancocho para dar en señal de despedida.
ayudar a su mamá, usted me lo aceptaría?
de comer a la tropa. Los varones más Era media tarde cuando salieron del río y se
jóvenes, cerveza en mano, se habían —Depende, primo. ¿De qué se trata?
introdujeron por un estrecho riachuelo que
acomodado en el andén de la vivienda, Los primos conversaron largo rato sobre el empujaba fuerte sus aguas hacia el Chagüí.
sentados unos, de pie otros, concentra- negocio, de las ganancias posibles y de los Dionisio maniobró por una hora en el peque-
dos en una conversa sobre los partidos pocos pesos que había que invertir. Al nal ño río hasta llegar a una laguna donde el relieve
de la selección Colombia que participaba de la tarde ya habían jado fecha y hora se quebraba y se alzaba. Por entre las rocas
por primera vez en un campeonato para el viaje. Se iban para el Alto Chagüí a caía una pequeña cascada de aguas cristalinas y
mundial en este nuevo siglo. De pronto, concretar el negocio. frescas. Desde que entraron al pequeño río,

72 73
Manuel se había percatado de la enorme —¡Llegamos, primo! —Escuchó que le Al día siguiente, cuando Manuel se daba un hacer aquí lo que me plazca y usted se me
altura de los árboles que se levantaban a llamaba Dionisio. baño en la laguna, vio a un hombrecito de va yendo de aquí. —Amenazó Dionisio.
lado y lado, de las bandadas de aves que sombrero grande que caminaba hacia él.
salían volando a su paso, de los mongones —¿Es aquí? De pronto se detuvo al lado de la laguna y —Primo, espérese. ¿Qué es lo que está
colorados que vigilaban desde la altas ramas le habló. pasando? ¿El señor quién es, esta tierra
—Sí, primo. Es aquí. Esto está virgen, hay
y de los perezosos que parecían dormir la es suya o no?
de todo y sobre todo árboles viejos de —¿Ustedes también vienen a tumbar
tarde colgados de los árboles. Vio correr de Guayacán, Virola, y otros que en Tumaco El anciano se acomodó en una pequeña
madera?
la orilla hacia el monte una manada de pagan muy bien. —El primo sonreía muy roca, bajó el machete y se quitó el sombre-
tatabras adultas con infantes gritando por contento, mientras que Manuel se mantu- Manuel iba a saludar al anciano pero no le ro para dejar al aire una cabeza poblada de
protección y vio cómo saltaban los pejes de vo en la calma muda en que entraba cuan- dio tiempo. canas y un rostro con arrugas centenarias. Y
las aguas del río a la canoa… Manuel estaba do algo lo preocupaba. —Sepan que esto tiene dueño. Yo no sé luego, con voz gangosa, dijo:
extasiado con el espectáculo natural.
Bajaron de la canoa sus herramientas y quiénes son ustedes pero esto lo he
—Esta tierra no es mía, ni de tu papá que
materiales, caminaron veinte metros de la cuidado yo y no voy a dejar que ustedes
lo dañen. era mi hermano, más bien era de todas las
laguna al bohío de madera y techo de paja familias que venían de Barbacoas y pasaron
que sería su vivienda en esos quince días. Esa Manuel estaba confundido. Su primo no le por aquí hasta Tumaco. Solo que por allá a la
noche se acostaron temprano, después de había hablado de esta persona ni de propie- mitad del siglo pasado, el gobierno con una
merendarse un tapao con café instantáneo. tarios de esa tierra. tal Ley segunda, la convirtió en tierra de
—Espere señor, conversemos con mi nadie, parte de una reserva forestal de toda
primo porque yo no sé nada de usted ni la región, sin tener en cuenta que aquí
de este sitio, yo vine porque él me invitó. vivíamos nosotros desde el siglo pasado
cuando nuestros ancestros se liberaron de
—En ese momento Dionisio se acercaba. la esclavitud. No respetaron que aquí
—¿Qué es lo que pasa? ¿Otra vez usted? teníamos nuestras ncas y nuestras veredas,
que llevábamos más de un siglo habitando
—Enfrentó Dionisio al anciano.
este territorio, como si no existiéramos los
—Ah, sos vos, malcriado. Ya te dije que negros de esta parte del país y todo esto
aquí no podés cortar madera porque solo fuera monte, bosque o selva, y enton-
esto es un sitio sagrado. ces empezaron a entregar la tierra a su
acomodo a quienes más les convenía,
—¡Cuál sagrado ni que nada! Esta tierra era
pasando por encima de nosotros.
de mi papá, así que yo tengo derecho a

74 75
—¿Y la gente como usted qué hizo? —¿Pero a ustedes al menos les consultaron,
les pagaron algo por su tierra? —Pregun-
—Pues muy poco, porque eso se lo repartie- tó asombrado, Manuel.
ron como cuando llegaron los conquistadores
españoles a reclamar tierra donde los indios —Nada, les digo que con esa Ley segunda,
habían vivido miles de años, así fue aquí. fue Troya. Estos ríos se llenaron de gente
A usted le decían que “el gobierno me dio este que venía con sierra a cortar los mejores
título”, “este río me lo tituló el gobierno”, “estas árboles. Luego sacaban las trozas hasta el río
treinta mil hectáreas me las dieron de pago”, y las amarraban en unas balsas de doscien-
“que esto es mío porque tengo el título”, “me
tos y hasta trescientos troncos y las bajaban Para el año de 1965 se duplicaron
Al concluir el año 1924, se inició la lo dieron en Bogotá, vaya a reclamar allá y
río abajo, empujándolas con guaduas. En la los aserríos, ya eran 39 y cada uno
obra del ferrocarril y en 1944 el hágase a un lado que aquí traemos las sierras
proyecto llegó a su fin. En la crisis desembocadura esperaban unos barquitos producía aproximadamente dos
para tumbar lo que queramos”. millones de metros cúbicos al año.
económica de 1929, el desinterés que las jalaban a los aserríos de Tumaco
del Estado y el boom automotor donde las vendían por cualquier plata. En los En 1955 se instaló en Tumaco la
Y ahí se vino la desgracia porque los gobiernos primera gran empresa exportadora
frenaron esa iniciativa. El de este país siempre han beneciado a los aserríos las convertían en tablas y se las de maderas en la subregión,
ferrocarril de Nariño eran poderosos y perjudicado al negro y lo que el llevaban para el extranjero, que para Maderas de Nariño Ltda. Pero no
kilómetros que iniciaban en El Estados Unidos, decían. Por esa época, se pueden imaginar la cantidad de
Diviso, estación en la selva y negro tiene. Miren, no más fue que saliera esa
ley y esto se llenó de aserríos y corteros de como en el año 1957 había en esta región empresas que llegaron después:
concluían en el puerto de Tumaco. Chapas de Nariño, en 1962,
A pesar de sus problemas, la unión todas partes. En esta zona nosotros habíamos 14 aserríos: 1 en El Charco, 3 en Tumaco, 2
en Sanquianga, 1 en Calabazal, 1 en La Tola, Industria Maderera de Tumaco-
de la línea férrea y de la carretera cortado madera para construir nuestras casas. Indumaco en 1963, Maderas
entre El Diviso y Túquerres En Tumaco y Salahonda había un par de ase- 1 en Mosquera, 2 en Iscuandé, 1 en Pital de Victoria Limitada, Procolma Ltda.
permitió obtener unas vías que rríos viejos, pero cuando construyeron el la Costa, 1 en Río Patía y 2 en Barbacoas. en 1964 en Iscuandé; Wood Mosaic
agilizaron la comunicación de las ferrocarril, vinieron y cortaron los guayacanes en 1959 en Tumaco, Aserrío Iberia y
poblaciones del interior con el dizque para construir los rieles del tren y que Para alguna gente negra en Tumaco eso fue Exporfin 1959 en Tumaco, Industria
mar. Zarama R. Rosa Isabel. una oportunidad. Decían que tenían Forrest de Colombia-Infoco,
eso era parte del progreso del departamento y
Historia Del ferrocarril de Nariño. Pothach Forrests Inc en 1971.
de Tumaco. Después se aparecían por el río a empleo, ingresos, pero yo nunca estuve de
Tendencias. Revista de la Facultad de Pueden leer sobre el tema en el libro
Ciencias Económicas y Administrativas. llevarse la madera na para las casas de los ricos acuerdo con acabar con la selva. Yo les decía
de Claudia Leal y Eduardo Restrepo.
Universidad de Nariño. Vol. XVII. blancos de Tumaco. a mis hermanos, ¿qué le vamos a dejar a 2003. Unos bosques sembrados de
No. 1. 1er. Semestre 2016, Enero-Junio. aserríos: Historia de la extracción
Páginas 87-103 maderera en el Pacíco colombiano.
Editorial Universidad de Antioquia.

76 77
nuestros hijos? ¿Este monte pelado? No. Por eso, —El tío tiene razón, nosotros no tenemos Al día siguiente, cuando bajaban por el río
me impuse la tarea de conservar esta parte del derecho a acabar con esto, ya fue suciente hacia Tumaco, Manuel no se sentía mal por
territorio, vean como está lo demás, después de esa con lo que hicieron otros. Primo, esto es no haber conseguido el dinero para ayudar
época aquí ya no se encuentra un árbol de servicio, más valioso así como está que convertido a su madre. Al contrario, sentía que había
bueno, de madera na, todos se los llevaron. Casi en tablas. —Habló mirando al primo a los aprendido una lección de vida de aquel tío
acaban las tatabras, quedan unos pocos mogones, ojos. Al nal Dionisio asintió. Los dos anciano y que eso era, seguramente, parte
las pavas, todo eso se dañó, la comida de los pobres. jóvenes y el anciano siguieron conversando de la herencia que su abuelo le había
Con la industria maderera casi acaban con todo.
sobre el tema de la madera, de los grandes dejado.
—Tío, ¿y usted qué pensaba de todo eso? esfuerzos que llevaba tumbar y extraer
Cuando llegaron a la desembocadura y
esos árboles primigenios, de 20 y 30
—¿Qué iba a pensar? Pues que estábamos acabando divisaron el perl grisáceo de la ciudad de
metros de alto y de hasta cuatro metros de
con nuestra selva, nuestro territorio. Miren no más Tumaco al occidente, Manuel se pregunta-
el daño que hizo ese señor Naranjo allá en el Patía. grosor en la base; de los sacricios que
ba cómo convencía a sus parientes y
Eso que llaman el canal Naranjo es una muestra de la había que hacer para jalarlos por el bosque,
amigos para evitar que se siguiera destru-
sed de riqueza que reinó por esa época. Ese señor de los peligros de ser mordidos por cule-
yendo la selva de la región. ¿Qué otras
hizo un canal de un metro entre el río Patía y el bras como la X o de ser golpeados por un
opciones tenían para conseguir el sustento
Sanquianga para pasar trozas que llevaban a tronco o una rama. La fuerza descomunal
diario que no fuera a acabar con los pocos
Buenaventura, pero el Patía con la fuerza de sus que debía tenerse para arrastrar las trozas
árboles que quedaban después del auge
aguas amplió y amplió ese canal hasta que las aguas por las caletas y riachuelos y luego llevarlos
maderero? ¿Podría convencer a los mucha-
se fueron por el Sanquianga. Vean no más el desas- hasta Salahonda, Satinga o Tumaco, por un
tre que ocurrió allá, el Patía viejo se secó, las aguas chos de su familia para que en vez de
pago tan escaso que solo alcanzaba para
del Sanquianga empezaron a llevarse los rmes tumbar, mejor sembraran árboles? ¿Haber
comprar la comida de las siguientes sema-
donde la gente tenía sus nquitas y hasta sus case- perdido los bosques de madera na tenía
nas para volver a entrar a la selva por otras.
ríos. Eso fue culpa de esos bandidos madereros. algo que ver con que alguno de sus familia-
Ellos tumbaban una riqueza natural y
res ahora sembrara coca?de sus familiares
Manuel y el primo escucharon el relato del viejo. enriquecían con su esfuerzo a gente que no
ahora sembrara coca?
Dionisio quiso discutir con él. Manuel lo retuvo. los conocía y hasta los despreciaba.

78 79
Medios
La Perla de
comunicación
del Pacífico
masiva en la subregión.
masiva en la subregión.
Cuento 7 Manuel le sonrió a su hija, la adolescente le
devolvió la sonrisa: iba a tener su celular. Manuel
Del tambor y el churo del caracol a siguió hacia la sala de la casa y volvió a sus pensa-
la Internet nos vamos comunicando mientos. En las tardes, cuando volvían de la nca,
Cuando el tambor suena en la lejanía siento que me llaman. ¿Será la negra mía? los adolescentes de su tiempo se sentaban en el
patio de alguna casa a contarse historias mientras
Margot entró en su casa agitada, se desem- mente su niña, vendría tarde o temprano a se hidrataban con agua de coco, chicha, café con
barazó del bolso con los libros y cuadernos pedirle un celular. Lo sabía porque veía panela o limonada. Las historias del trabajo en sus
del colegio y respiró para calmar la emo- cómo entre los jóvenes de su vereda casi ncas, eran una manera de aprender y socializar
ción que traía en el pecho. todos llevaban uno. Hablaban de recargas, sus conocimientos y experiencias entre ellos. Si de
de Internet, de datos, de WhatsApp y de pronto tenían la visita de uno o dos viejos que se
—¡Papi! —Lo buscó con la mirada. conversaciones colectivas, incluso con sentaban y entre risas y consejos les narraban
Manuel salió del huerto y subió a la cocina. teléfonos de cámara de videos inimagina- historias de sus familias y las veredas, en el río o en
De allí alcanzó la sala donde su hija lo bles para él cuando era niño. Recordó, las playas, la pasaban mejor. Fue por esas historias,
esperaba ansiosa. entonces, que en su infancia jugaba con dos recordó Manuel, que conoció que alguna vez en
vasos plásticos pegados por una cuerda la vereda de su abuelo usaban para comunicarse
—¡Papi, necesito un teléfono celular! asemejando un teléfono de esos que un quienes estaban en el monte un churo de caracol,
—Dijo la adolescente mirando jamente a día, ya de joven, usó en la ciudad pero que o que los perdidos en la selva buscaban el árbol
su padre. nunca le pusieron en la casa de Chilví. Él más alto y trepaban a él para ver dónde había
—¿Qué? —Preguntó Manuel. había entrado tarde a este estilo, tenía un humo azul de un fogón, o cuando alguien tronaba
viejo teléfono de los que llaman “echas” y un trabuco para informar a su comunidad que
—Un celular papi, un teléfono para mí, prepago. El tiempo no podía ser más había tenido un nuevo hijo o que la esta patronal
para comunicarme con mis compañeros implacable. había comenzado, o del bando que leían en el
del curso. Para hacer tareas en Internet, pueblo para contar las noticias de la alcaldía. Eran
WhatsApp y buscar libros que no están en —Vamos a ver qué hacemos para conse-
guirlo hija, entiendo que esos teléfonos tiempos pasados, y estaba seguro de que nunca él
la biblioteca del colegio. les había contado a sus hijos esas historias, que
son caros.
Manuel miró a su hija medio sorprendido, nunca había jugado con ellos con el teléfono de
medio inquieto. Sonrió recordando que —Sí, pero lo necesito. vasos plásticos. Sonrió para sí y pensó que el
alguna vez pensó que sus hijos, especial- —Armó la adolescente. tiempo no daba tregua.

82 83
Al medio día, mientras almorza- —Dijo la mujer y se fue con un par de El mayor empezó:
ban, la melodía de una canción platos para la cocina. El grupo se
moderna empezó a sonar. Todos miró. Manuel sonrió callado y siguió —Cuando yo era un jovencito, fui con un primo a
miraron a Juvencio, era el timbre almorzando. cazar al río. Ambos llevábamos nuestras escopetas
de su teléfono. y machetes, el almuerzo en una talega de papel y el
Después del almuerzo, Juvencio se agua en una botella de vidrio. No tardamos mucho
—¿Otra rumba, Juvencio? —Pre- cambió de ropa y salió. en llegar al sitio donde nos habían dicho haber visto
guntó con picardía Eugenia. una manada de tatabras pero ni huellas encontra-
—Voy para Tumaco, —se despidió.
Juvencio la miró comprendiendo la mos, entonces decidimos internarnos más en la
—En la tarde les traigo las noticias. selva. Caminamos y caminamos y nada de tatabras.
pregunta de su hermana.
—O las escuchamos en La hora del El cuento es que ya era el medio día y no habíamos
—Es un asunto personal, luego les campesino, —dijo el viejo Barto cazado nada, entonces nos sentamos a almorzar
cuento. sonriendo por la actitud de su hijo. La en un escampado. Comimos y descansamos,
Siguieron almorzando. verdad era que Juvencio andaba cuando nos levantamos para seguir la búsqueda de
extraño desde que llegó de Satinga la manada de las tatabras, se nos perdió el camino.
—Mi papá me va a comprar un con sus hermanos. No había vuelto a Primero intentamos salir por donde habíamos
celular, ¿cierto, papi? —Anunció beber y andaba preocupado más por llegado pero el camino no estaba, no había rastro
como si nada, la hija de Manuel. El la nca y por la salud de la madre. de cómo habíamos llegado hasta ahí, así que nos
grupo familiar miró contento a desesperamos rápidamente, cogíamos por una
—¿Y ahora qué le pasa a este mucha-
Manuel. La única que hizo un gesto lado y no era por ahí, cogíamos por otro y menos.
cho? Preguntó el viejo.
de sorpresa fue Lucía, la madre de Parecía que la selva nos había atrapado. Cansados y
Margot. Manuel miró a Eugenia que a su vez aturdidos por no saber qué pasaba nos volvimos a
se alzó de hombros sorprendida.
—¿Cómo así? ¿Eso cuando lo sentar, con temor de que la tarde se fuera y llegara
decidió Manuel? ¿Con qué plata? —Yo solo espero que este mucha- la noche con tanta era que hay en la selva, no
cho encuentre su camino, como sabíamos qué hacer. Esperamos un poco a ver qué
Manuel, con serenidad, miró a su todos ustedes. Hablando de cami- pasaba, entonces a mí se me ocurrió trepar al árbol
compañera. nos y de celulares, quiero contarles más alto y tratar de ubicarnos. Vimos uno altísimo y
—Ella me pidió un celular. Yo le dije algo si tienen tiempo pa' escuchar a me subí. Vea, en ese árbol había arañas, hormigas
que lo iba a pensar. este viejo achacoso. que picaban durísimo, pero yo me limpiaba y
Siempre les habían gustado las seguía subiendo. El cuento es que llegué a la
—¡Ah! Yo ya decía, porque con esta corona, a lo más alto y me puse a vigiar pa' un lado y
historias del mayor, así que hijos y
situación no hay plata para eso. pa' otro, pero nada, solo selva y montaña. Me bajé.
nietos se dispusieron a escuchar.

84 85
—Ay. —Me dijo el primo. —Vos estás ciego Miré al primo. —¿Escuchó eso, primo? —Sí. —Yo tampoco, la cosa ha cambiado
de miedo. Y se subió él. Luego bajó picotea- —Sí, primo. ¿Nos estarán buscando? con las nuevas emisoras del gobierno, la
do de las hormigas. No había visto nada, de la Policía Nacional y la del Ejército.
solo árboles. Aburridos, nos sentamos a —Claro, hermano. Ese es el churo de mi Con esa música y sus mensajes, no dejan
papá. oír las emisoras de aquí.
pensar cómo salíamos de esa. Y lo peor es
que la noche empezaba a oscurecer y no —Entonces nos salvamos primo. —Dijo —Se quejó Manuel.
habíamos llevado ni linterna ni yesquero mi primo con lágrimas en los ojos. Yo
también lloré de alegría pero oculté mis —Es que esas emisoras fueron puestas
para hacer fuego. En esas estábamos
lágrimas. Una media hora después nos para la guerra contra la guerrilla. —Explicó
cuando empezó a llover, pronto se escucha- Eugenia. Porque aquí solo había una
encontraron mi papá y mi tío Esteban.
ron los truenos y se dejó caer la lluvia emisora.
¿Qué nos salvó? El churo. Esa casa de
espantosa. Para no alargar más el cuento, caracol que usaban los viejos antes. Ahora
esa noche nos tocó pasarla subidos en una —Pues no. —Alzó la voz el padre. —¡Aquí
es distinto. Ustedes los renacientes pueden había varias emisoras! Aunque la más vieja
rama de árbol como mongones, llevando disfrutar de otras cosas para comunicarse.
es Radio Mira, que el Vicariato de Tumaco
agua, frío y asustados de que alguna culebra
—Ahora tenemos otros medios. instaló a comienzos de los años setenta. Esa
nos encontrara dormidos y nos picara.
—Dijo Manuel. emisora llegaba hasta Barbacoas, Iscuandé
Apenas aclaraba cuando nos despertamos,
y hasta en Esmeraldas la gente escuchaba
nos bajamos del árbol y decidimos caminar —Papito, si hubieran tenido un celular no
se habrían perdido. La hora del campesino. La otra fue la Perla
de espalda al sol. Así avanzamos pero no del Pacíco por allá en los años setenta
llegábamos a ninguna parte. Empezamos a —Comentó Margot, intencionalmente.
también, y otra más en los noventa…
tener hambre y hacía frío. Yo pensaba que —A lo mejor, pero no sé si esos aparatos
de esa no saldríamos. Muchas personas se son a prueba de lluvia. A lo mejor, por eso —¿La de RCN? —Preguntó la hija.
habían perdido en esa selva y no las habían yo recuerdo mucho un radiecito que
—Sí, y la de los muchachos del currulao,
encontrado nunca, o solo sus huesos tenía de joven, donde escuchaba Radio
Ecos del Pacíco.
porque el resto se lo comía algún animal. Mira en el programa La hora del campesi-
Esos eran mis pensamientos cuando de no. —Dijo y se quedó pensando el viejo. —Esa es la comunitaria.
pronto oí un disparo de escopeta y luego —Yo no he vuelto a escuchar ese progra- —Dijo Manuel.
más cercano el sonido de un churo. ma. —Comentó.

86 87
—Yo recuerdo que cuando mi abuelo murió en Juvencio llegó en la noche, justo cuando se Margot saltó a abrazar al tío que le mos-
Barbacoas mandaron un posta, que así se llamaba la estaban sentando a merendar. El grupo traba la caja de un teléfono celular, gritó
persona que llevaba un mensaje, no había emisoras familiar lo vio entrar, llegó muy contento. de alegría mientras la familia celebraba.
entonces. Pero cuando iba a nacer Manuel yo andaba
—Familia.—Dijo, como escondiéndose algo. Los presentes celebraron el acto de
por los lados de Satinga y me llegó el mensaje de radio
de que la maestra me comunicaba que me necesitaba amabilidad del joven con su sobrina, pero
—¿Qué fue, ñaño? Me tenés intrigada.
aquí porque pronto iba a nacer nuestro primer bebé. Manuel pensaba para sí mismo que
No tuve que usar el trabuco, porque existía La hora —Diga ya cuál era esa noticia. aunque su hermano le había hecho un
del campesino. Por esa época también había en favor, rogaba que no saliera caro. Se
El joven se sentó a la mesa riendo, muy preguntaba: ¿Qué tiene que ver la
Tumaco dos teatros: El Balboa y el Bolívar. La gente iba contento.
a ver cine con la plata que ganaba en los aserríos. Pero historia de las comunicaciones en la
el Bolívar se quemó a mediados de los setenta y el —Manuel y Eugenia, ¿qué les dije yo en subregión como parte de la herencia del
Le llamaron Balboa lo cerraron a comienzos de los noventa, Satinga? abuelo? ¿La solidaridad de su hermano
con su hija era parte de algún patrimonio
perubólicas a las cuando Tumaco se envició con las perubólicas. —Que ibas a dejar de emborracharte. heredado por sus familiares? ¿Eso era
antenas parabólicas —Y ahora los muchachos quieren celulares solo para —Contestó Manuel menos intrigado. Su parte de la herencia de la que les hablaba
que se instalaron en estar pegados de ese Internet. —Dijo la hermana. hermano se traía algo entre manos, ya lo el abuelo? ¿Qué ventajas puede traer a su
conocía. —Pensó. hija ese celular con Internet? ¿Qué
Tumaco a comienzos —¿Y eso de la Internet qué es? —Preguntó el anciano.
—Sí, y no lo he hecho, ni lo voy a hacer más. efectos negativos pueden generar estos
de los años noventa —Tantas cosas que se inventan ahora. aparatos en los adolescentes? ¿Cómo se
Ahora voy a estudiar. Me aceptaron en la
del siglo pasado y que —Pero no todos los muchachos tienen Internet para universidad, solo tengo que hacer un curso de puede hacer para que no causen la
transmitían canales jugar, otros estudian en la red. —Se defendió nivelación y ya. Empiezo el próximo mes. adicción que generan a las redes y a los
peruanos. Margot. —Por ejemplo, yo quiero el celular es para juegos? ¿Qué responsabilidades deben
conocer más, leer otros libros en red. La familia aplaudió la buena noticia del joven, asumir los padres para que los adolescen-
Por esa época, rieron y lo felicitaron, pero tenía otra sorpresa. tes usen bien los celulares? Aunque
Tumaco y la subregión La conversación siguió hasta entrada la tarde, cuando
—Manuel y compañía. —Dijo con picardía.
agradeció a su hermano, no dejó de
sabían más del el abuelo se fue a hacer la siesta. Manuel cogió para la preguntarse cómo iba a manejar ese
nca. Eugenia se quedó a revisar un libro que tenía —Le tengo un regalo a una chica que veo
“chinito” presidente regalo con su hija.
sobre el nochero y Margot se puso a hacer tareas. por aquí, si me lo aceptan.
de Perú que del
de Colombia.

88 89
La Perla
El desarrollo:
puerto pesquero,
pesquero, camaroneras
camaroneras
del
puerto Pacífico
yy palma
palma aceitera en
aceitera en la
la subregión.
subregión.
Cuento 8
El sueño del desarrollo o la Esa tarde, mientras almorzaban un encocao de
introducción de nuevas esclavitudes jaiba y arroz con coco, pusieron al día las noticias
Camarón que se duerme se lo lleva la corriente, mueve sobre la red de familias que era su familia extensa.
Hablaron de los hijos doctores de la prima Benilda
tus manos negras para luchar por tu gente. y de los borrachines del tío Carmelo, de los
Los viajes por el territorio de la subregión él, bajito pero fornido, con el rostro reque- caminantes que no se sabía dónde estaban y de las
se habían detenido, sucesos familiares que mado por el sol y el agua sal, se bajó y muchachas embarazadas que venían con hijos
aparecían de repente hacían pensar que la descargó, mientras gritaba: paisas a criarlos al pueblo. De todos los parientes
herencia que buscaban los hermanos conocidos se contaron historias hasta caer la
Dájome se encontraba más cerca de lo que —¡Manuel! ¡Juvencio!
tarde, cuando Manuel le preguntó:
ellos creían. Uno de esos sucesos, fue la Pronto apareció en la puerta de la vivienda
llegada del tío Marcos unos días después —Tío, ¿usted dónde ha estado estos últimos años
Manuel y luego Eugenia.
del regalo de celular de Margot. que se nos desapareció?
—¡Tío Marquitos! —Le gritó animada la
El tío Marcos llegó con varios canastos y El tío miró a Manuel y a los rostros interesados de
joven sobrina y fue a abrazarlo. Luego del
costalillos repletos de plátanos, caña dulce, la familia.
saludo cariñoso ayudó a entrar un canasto.
guanábanas, rascaderas, borojó, aguacate, —Vean muchachos, yo me perdí por ese río por
limones. Especialmente empacados en —Mija, trate bien ese canasto que es el de la
dos cosas: una, porque desde los ochenta me
hoja blanca, traía varias decenas de tamales, comida. ¿Dónde están los viejos, mi prima?
puse a creerle a esos programas de desarrollo que
cocadillas, envueltos, mahaja de maíz, —Por acá andamos. nos trajo el gobierno y lo que hice fue perder mi
varios mates con mazamorra y casabe. tiempo y mis energías en proyectos que no me
Traía además, de regalo para cada sobrino, Contestó la anciana profesora desde su dieron ningún fruto. Y dos, porque quería demos-
un sombrero de rampira y un par de habitación. El viejo esposo salió de la trarme, que así como vivieron mis abuelos, yo
esteras de totora para dormir. En otro habitación a saludar al pariente. Luego también podía hacerlo y vivir bien.
canasto, lleno de hojas de mangle, una salió la anciana sonriendo. Su semblante
decena de jaibas se movían incómodas. El reejaba la lucha contra la enfermedad Los jóvenes miraron entusiasmados al viejo
taxi lo dejó frente a la casa de los Dájome y que la agobiaba. agricultor, que siguió con su historia:

92 93
—Yo estaba joven cuando aquí se empezó a subregión tenía una gran riqueza natural Proyecto Gente Entintada, una propuesta
hablar de desarrollo, de que nosotros éramos los que nuestra población no aprovechaba de alternativa para construir cultura letrada
más pobres de los pobres de Colombia, a pesar manera eciente, por lo que este Plan en la región del Pacíco.
de tener los recursos al lado de la casa. Eso era lo buscaba elevar los niveles de vida, fortale-
que nos decían los funcionarios paisas de esos —Tío, ¿y usted cómo participó? ¿cómo le
ciéndola técnica y organizativamente para
proyectos. Que éramos desorganizados, que fue con eso?
aprovechar las grandes riquezas que
teníamos que aprender a hacer empresas para teníamos en el territorio. El tío sonrió travieso, luego dijo:
aprovechar bien nuestros recursos y elevar
nuestro nivel de vida. Aquí todo ese cuento —¿Y ese Plan qué hizo, tío? —Preguntó —Cuando yo escuché en Tumaco lo del
arrancó con un proyecto llamado Plan Cauca- Eugenia que siempre estaba interesada coco y el cacao, me fui para Rosario y me
Nariño que vino a reconstruir los pueblos daña- en saber de todo. metí en el comité veredal del proyecto.
El Plan de Desarrollo dos por el terremoto maremoto de 1979, espe- Con la asesoría de los técnicos mejoré
—Ese plan ejecutó varios proyectos.
cialmente en El Charco y Tumaco. una nquita que tenía mi papá por allá,
Integral de la Costa —Dijo el viejo, y antes que Eugenia
pero cuando se terminó el plan y fuimos a
—Ah, sí. Yo supe del terremoto maremoto. Estaba preguntara se le adelantó: —Como el
Pacífica (Pladeicop), por el río Mira, en una escuela. —Dijo la anciana. Programa de Pequeños Proyectos
vender el cacao en Tumaco, en la
diseñado y Chocolatera, nos llevábamos entre una
En Tumaco se cayeron las casas construidas en Productivos que insistió en el mejora-
semana y un mes para vender el grano.
ejecutado por el concreto y las de madera quedaron intactas. miento del cultivo de cacao y coco en los
Además nos bajaban el precio cuando
Convenio CVC- ríos Chagüí, Rosario y Mejicano, dejando
—Bien, sigo. Entonces a ese Plan le siguió el Plan querían, así que poco a poco la gente dejó
como resultado una empresa de econo-
Holanda entre 1984 de Desarrollo Integral de la Costa Pacíca (Pladei-
mía solidaria, dedicada a la comercializa-
de cultivar y esos árboles de cacao queda-
cop), diseñado y ejecutado por el Convenio CVC- ron abandonados. Con el coco se ha
y 1990. El Pladeicop Holanda entre 1984 y 1990. El Pladeicop partía del
ción de coco: Coagropacíco. En el
mantenido pero la plaga anillo rojo se
partía del mismo programa de servicios sociales básicos, se
mismo diagnóstico: las comunidades negras de la come las palmas y entonces no es un
implementó el proyecto Mujer en
diagnóstico: las región éramos las más pobres de los pobres del
Tumaco y el proyecto de radios comunita-
buen negocio.
país. Tanto en los temas económicos como en los
comunidades negras de la salud, la infraestructura productiva y la educa-
rias en Barbacoas donde se ubicó la —¿Y solo hubo esos proyectos? —Pregun-
de la región éramos emisora La voz del Telembí con la tó Manuel, que se empezaba a interesar
ción, al compararnos con el resto del país, siempre
Fundación Chigualo, y nanció en parte el en el tema.
las más pobres de estábamos en el nivel más bajo, pese a que la
los pobres del país.

94 95
—Sí, claro. En esa época todo el mundo nanciación del gobierno nacional y un camino, unido al conicto cultural entre básica, una planta de refrigeración y de hielo
quería desarrollarnos. —Sonrió el viejo crédito del BID. Sin embargo, y pese a las pescadores afro y administradores del y suministro de combustible. También se
con picardía. —Por esos mismos años, el novedades tecnológicas, como el cambio interior, en el caso de la cooperativa de pretendía realizar apoyo técnico a empresas
Plan Padrinos apoyaba iniciativas de pesca de tamaño de las redes, la construcción de pescadores nanciada por el Plan Padrino. conexas: planta enlatadora, varadero y
lideradas por Anpac, la Asociación Nacional infraestructura para el procesamiento de Quienes teníamos esperanza en esos astillero y coordinar iniciativas de pescadores
de Pescadores. También un pastuso andaba las capturas, el tal desarrollo pesquero no proyectos nos quedamos con la desilusión. artesanales y empresas comerciales. Pero
liderando en Tumaco un proyecto de despegó por la falta de vías adecuadas para La sociedad colectiva de pescadores se todo esto no funcionó y aunque el puerto
puerto pesquero que al nal se ejecutó con sacar sus productos al centro del país. En disolvió, y una noche, no se sabe quiénes, estuvo un tiempo suministrando hielo, al
esa época la carretera Tumaco-Pasto era destruyeron el edicio, llevándose hasta nal cerró. Muchos millones de pesos
destapada y te podías demorar entre doce los ladrillos. colombianos de los años ochenta y noventa
y veinte horas por los derrumbes en el se gastaron ahí. Al nal los beneciarios del
El viejo respiró, resignado.
puerto fueron los mismos empresarios de
—En el caso del puerto pesquero de siempre. Los pescadores artesanales
Tumaco, se construyó la infraestructura volvieron a sus prácticas tradicionales.

96 97
Eugenia fue a la cocina y regresó con un vaso de —No, la del cultivo de la palma se había trabajadores, lo que hizo que algunos
agua. El viejo tomó y continuó su relato. promocionado en la década anterior y como alternativa, terminaran cultivando
ya en los ochenta había palma pero coca. Algo parecido ocurrió con los
—Luego, en 1993, se inicia el Plan Pacíco, que con el boom del desarrollo, iniciativas jóvenes de las familias de pescadores
también buscaba elevar el nivel de vida de la como la agroindustria de la palma capacitados en el uso de equipos de
población regional mediante estrategias y proyec- aceitera, experimentó un crecimiento localización satelital que llevaron ese
tos en salud, especialmente en atención primaria, importante en la década de los noventa, conocimiento al negocio del transporte de
nutrición y dotación. Acciones en las líneas de gracias al apoyo del gobierno del presi- la coca en mar abierto.
educación, vivienda y saneamiento básico. dente Uribe, llegando a 30.000 hectáreas
Ordenamiento del territorio como el tema de ocupadas a nales de los años noventa. —Tío ¿y todos esos proyectos fallaron?
Con la crisis de la tierras de comunidades negras (Ley 70 de 1993), Uno de los aspectos bochornosos de este
manejo de recursos naturales, así como la dota- —No todos, pero la mayoría sí, porque
palmera que ción de infraestructura física y energía eléctrica. En
negocio fue la forma de acceso a la tierra,
ellos creían que nosotros éramos como el
en el caso de algunas empresas a las que el
ocasionó el picudo y este mismo periodo, mediados de los años
Incora les entregó prácticamente a dedo
resto del país, que pensábamos como
el PC murió el 80 % ochenta y década del noventa, también aparecie- paisas y que queríamos vivir como ellos, y
los terrenos que estaban ocupados desde
ron las camaroneras. Graves problemas de no, aquí somos diferentes, tenemos
de las palmas y el contaminación con el síndrome de Taura y la el siglo XIX por indígenas awá y por familias
nuestras formas de hacer las cosas, nues-
afrocolombianas. Así mismo, la implanta-
colapso económico mancha blanca, entre otras enfermedades, afectó
ción de las palmeras convirtió en emplea-
tras propias maneras de pensar la vida,
la producción y desmotivó a los empresarios conocemos nuestro territorio y hemos
lo sufrieron las dueños, que las abandonaron a pesar de las dos a pobladores que antes habían sido vivido bien en él. Teníamos problemas
familias de los inversiones y de haber cortado grandes extensio- propietarios del territorio. Con la crisis de como todo el mundo pero estos funciona-
nes de manglar para ubicarlas. la palmera que ocasionó el picudo y el PC
trabajadores, lo que murió el 80 % de las palmas y el colapso
rios y sus proyectos no se dieron el tiempo
de conocer lo nuestro, lo que nosotros
hizo que algunos —Tío, ¿y la palma también hizo parte de esos económico lo sufrieron las familias de los
sabíamos, lo que queríamos, así que
como alternativa, programas de desarrollo?

terminaran
cultivando coca.

98 99
todo eso llevó a las instituciones estatales y a las para el río y me fui con los míos. Ahora Todo eso hay que valorarlo más porque
organizaciones internacionales a impulsar un desa- tengo allá una nca grande, con plátano y ellos trazaron un camino del que otros nos
rrollo que al nal terminó debilitando nuestras todas estas cositas que les he traído ahí. Mi han querido sacar, volviéndonos a nuevas
prácticas productivas tradicionales, despojándonos mujer cría sus gallinas y sus puercos, mis esclavitudes. Tenemos que aprender de
de nuestras tierras, creando nuevas necesidades, y al hijos están sanos, los tengo en la escuela allá estas historias y seguir construyendo el
nal, llevando a buena parte de la juventud al servicio pero el próximo año los traigo al bachillera- proyecto de libertad que nos legaron.
del narcotráco, situación que hizo que una región to. Yo de allá no vuelvo a salir. Siento que
considerada un paraíso, pasara a la historia actual allá me ha ido mejor que en todos esos —Esa es parte de la herencia que nos dejó
como un inerno. Un día un ingeniero paisa, mos- años que perdí en proyectos y desarrollo… el abuelo. —Dijo Juvencio, mientras
trándome un manglar, me dijo: Eugenia y Manuel, con sus miradas, se
Juvencio y Manuel miraron al viejo tío, dijeron: este hermanito nuestro, cada vez
—Ustedes son pobres porque quieren, mire ese
sorprendidos por su historia que era la aprende más. En sus jóvenes mentes
manglar, cada árbol de esos es plata, mucha plata.
historia de la subregión. Se miraron inquie- habitaba la esperanza pero también muchas
Yo lo miré indignado y entonces comprendí que cada tos. Fue Eugenia la que rompió el silencio preguntas: ¿Podemos pensar un desarrollo
uno veía un manglar distinto. Supe que esta gente no que siguió al nal del relato del tío. propio que nos fortalezca a nosotros? ¿La
sabía nada de nuestra selva ni de nosotros y con ese herencia cultural que hemos heredado nos
—Ese aprendizaje suyo, tío Marcos, es podría servir de base? ¿Para fortalecer
desconocimiento no iban a poder diseñar nuestro
clave para nuestra familia y nuestras familias nuestras familias en lo productivo, organiza-
desarrollo. Si nosotros o nuestros ancestros, hubiéra-
de la subregión. Hay que volver a mirar tivo y social, qué se necesita? ¿Los consejos
mos creído que cada árbol de esta selva era un billete,
nuestro territorio, hay que recuperar para comunitarios y las juntas de acción comunal
ya no habría bosques, ni pájaros, ni ratón de monte, ni
mejorar lo que nuestros ancestros constru- podrían impulsar procesos de desarrollo en
paletón, ni nutria, ni mongones, ni nada, solo un
yeron, los sistemas de producción articu- nuestro territorio que nos fortalezcan a
desierto como querían dejar las empresas madereras
lando las partes altas y bajas de los ríos, el todos? ¿Qué hacer contra el narcotráco
de los años sesenta. Eso que nos proponían en esos
intercambio de mano de obra con la mano que usa nuestras mejores tierras para
planes no era desarrollo para nosotros, a lo mejor para
cambiada y el trueque de productos de mar sembrar coca y nos deja solo los muertos y
ellos sí, pero para nosotros no. Entonces un día me
por productos de río, pensando siempre enriquece a otros que no son de aquí?
levanté, le dije a mi compañera y a mis hijos: nos
en la solidaridad de parientes y hermanos.
vamos. Cojan lo que necesitan que nos devolvemos

100 101
El valor
de la amistad
y la lucha por los derechos
Cuento 9
El valor de la amistad y
la lucha por los derechos
Camarón que se duerme se lo lleva la corriente, —Pero yo no he escuchado nada de eso. ¿Cuáles
mueve tus manos negras para luchar por tu gente. luchas? ¿Ustedes participaron en alguna de esas?
Don Bartolo y la maestra se habían sentado —Es que a los profes les ha dado ahora La maestra miró comprensiva a su nieta y luego a
en el andén de su casa bajo un frondoso por hacer paros por todo, que porque no don Barto, quien sonrió.
árbol de zapotes; del río venía una fresca les pagan a tiempo, que por el examen del
—Vea, mija. —Inició don Barto. —Nosotros, los
brisa que hacía más tolerable el calor y la Ministerio, que por esto, que por lo otro.
afrocolombianos, hemos luchado por nuestros
humedad de las diez de la mañana. Tenía
—Mija, pero eso no es malo. Los maes- derechos desde la llegada a América. En la
buen semblante la maestra y don Bartolo
tros tienen derecho a reclamar cuando Colonia luchamos por la libertad, ya sea por
charlaba contento al ver su recuperación.
sus derechos son desconocidos o viola- medio del cimarronismo, o la huida de las minas, o
De vez en cuando, Mariana, la compañera
dos y para eso es necesario en ocasiones por la participación en la guerra de independencia
de Manuel, salía a revisar si la maestra
presionar al gobierno para que cumpla. de España, pues sin los soldados afrodescendien-
necesitaba algo. Ya le había traído una taza
Una manera que tienen es el paro, las tes, Bolívar no habría conseguido la victoria.
de agua de manzanilla, cuando llegó Margot
desanimada. manifestaciones, las marchas y otras
La nieta se acomodó concentrada en las palabras
formas de exigir sus derechos.
del abuelo
—¿Qué me le pasó mija que viene tan
achicopalada? —Lo que pasa. —Dijo la abuela. —Es —Para decirte algo, en los años setenta, una de
que ustedes los jovencitos de ahora no nuestras luchas fue por los derechos laborales.
—No abuelo, que ya no hay clases en la tienen conocimientos de sus derechos Es el caso de la empresa maderera Chapas de
tarde ni mañana porque los profesores van y las maneras de exigirlos, pero aún Nariño, entre 1977 y 1982. Chapas era una
a realizar una marcha mañana y hoy en la más, a ustedes no les enseñan la historia empresa que procesaba madera a partir de la
tarde van a una asamblea. ¡Eso es una local y no saben que lo poco que tienen extracción de árboles de los bosques del Pacíco
perdedera de tiempo! —Exclamó desilu- estos pueblos se lo ha ganado la gente nariñense, y empleaba a más 800 trabajadores
sionada. —Como vamos, no me voy a con su movilización y hasta luchando directos y 10.000 indirectos, algo así como el 28
poder graduar el próximo año. contra el gobierno. % de la población de Tumaco, lo que hacía que
—¿Y eso mija? —Preguntó la abuela Margot se quedó pensando. fuera muy importante para la economía de
interesada. Tumaco y de la subregión.

104 105
—Pero los malos manejos administrativos estaban venderle el combustible a la empresa, por A Margot no le era difícil entender las
quebrando a la empresa y los administradores lo que no podíamos encender las maquina- palabras de la abuela. En ocasiones se había
empezaron a frenar los pagos de salarios de los rias. Poco después el Inderena nos canceló quejado en el colegio por la preferencia de
trabajadores, cosa que impulsó la organización de los el permiso de las concesiones de la compa- algunas profesoras por los estudiantes
empleados y a que el sindicato se pusiera de frente a ñía. Finalmente tocó vender la empresa a varones, frente a las chicas.
la empresa, llamara a huelga e iniciara acciones de un serrano, Homero Erazo, cuyos hijos
presión. continuaron hasta los años noventa labo- —Pero esa no es la única pelea que hemos
rando con el nombre de Derivados dado, ¿cierto, profe? —Dijo el abuelo,
—Entonces nos tomamos el aeropuerto de Tumaco Forestales y de Interforest limitada. sugiriendo con su tono y su mirada a la
el 10 de junio de 1977, con el propósito de reclamar abuela que era su turno.
nuestros salarios y las prestaciones sociales adeuda- Lo interesante es que aquella movililizacón
dos. Logramos que una avioneta llegara al aeropuer- de los obreros contó con el apoyo de —Quizás tú has oído hablar del Tumacazo.
to con $ 5.000.000 que cubría en una escasa propor- todos los sectores sociales de la ciudad.
ción la deuda laboral. Entonces burlando la vigilancia Hasta los comerciantes ayudaron a soste- —Algo nos dijo nuestro profe de sociales,
de la fuerza pública, decidimos ocupar los talleres, ner a los huelguistas con víveres mientras que fue una protesta en que casi queman
bodegas y depósitos de la empresa el 9 de agosto de duraba la huelga, porque los trabajadores la ciudad.
1977 y ponerla en funcionamiento bajo la dirección de Chapas no estaban peleando solo por —Bueno, sí fue una protesta, fue un
del sindicato. Con un préstamo en dinero, soluciona- ellos sino por toda la población que se evento que me trae muchos recuerdos, y
mos los problemas más urgentes como la adquisición beneciaban de esa empresa.
uno muy triste. —Y miró a don Barto que
de trozas. Entonces los tornos se encendieron y los
—Como ves. —Dijo la anciana. —Pelear de pronto se había puesto triste. —Esa
remolcadores recorrieron nuevamente los ríos y
por los derechos, por lo justo, es algo tarde se nos perdió un amigo y compañero
quebradas halando las trozas. Pero como la empresa
bueno y necesario, porque si no se pelea, que no volvimos a ver nunca. No sabemos
era de una familia rica colombiana, con poder político
los poderosos logran que lo injusto se si murió o huyó a alguna parte.
y económico, la revancha no se hizo esperar: los
antiguos propietarios intentaron bloquear el funcio- convierta en la norma en la sociedad y
como habrás notado ya, lo injusto favorece El viejo don Barto, suspiró. La abuela
namiento de la empresa controlada por los obreros, siguió con su relato ante la mirada expec-
bajo la dirección del sindicato. Y así nos enfrentamos a a pequeños grupos a quedarse con lo que
pertenece a todos. tante de la nieta.
la negación de la Texas Petroleum Company para

106 107
—El Tumacazo. —Dijo la abuela. —Es el alcaldes, registradores, maestros y nada se —Todo esto se juntó para que algunos líderes
episodio nal de años de reclamos, movía aquí sin que él lo dispusiera. Se dice cívicos empezaran a pensar que Tumaco necesitaba
protestas y paros cívicos, en los que la que manejaba el presupuesto de los un cambio. Y ese cambio no iba a darse por la
población tumaqueña le exigía al gobierno municipios como si fueran las chequeras de voluntad de los gobiernos ni del senador Escrucería.
nacional, la solución de los problemas de la familia. En esas condiciones ni el gobier- Por eso, y dado que las promesas y compromisos
prestación del servicio de energía eléctrica no local, ni el nacional, se habían compro- de las instituciones estatales no se habían cumplido
y agua potable. Las primeras movilizacio- metido a solucionar el servicio de agua pese a las movilizaciones de los años anteriores y la
nes se iniciaron a nales de los años potable y energía para Tumaco. Había un situación era más profunda, el Comité Tumaco
setenta y fueron lideradas por una junta pequeño acueducto que no lograba cubrir Alerta, convocó y lideró una movilización orientada
cívica. En los siguientes años se formó el el total de la población y tenía que abaste- exigir al Estado el cumplimiento de las promesas,
Comité Tumaco Unido en 1986-1987 y el cerse de agua de lluvia o de pozos. Esto especialmente de la energía y el agua potable. La
Comité Tumaco Alerta S.O.S, en 1988, provocaba permanentes enfermedades movilización implicó varios eventos como la marcha El Tumacazo
año del Tumacazo. gastrointestinales a niños y ancianos. La marítima que terminó en toma de la barcaza que en 1988 fue el
energía eléctrica era generada por dos facilita la conexión del tubo del oleoducto al buque
—Para entender un poco lo ocurrido, plantas cuyo combustible lo aportaba el que los transporta. Esto obligó a funcionarios del episodio final de
— Explicó el abuelo — hay que mirar lo gobierno nacional pero demoraba hasta años de reclamos,
gobierno a venir a la ciudad a negociar con los
que pasaba en el Tumaco de esos tiempos: meses en llegar, además las plantas se líderes y la población movilizada; sin embargo, en protestas y paros
la situación social de los ochenta, era de dañaban continuamente y a veces tardaban los diálogos, el gobierno nacional no mostraba
total abandono del gobierno nacional a la semanas en repararlas. interés ni compromiso en solucionar el problema
cívicos, en los
población. Cuando quebraron las empre- que la población
inmediatamente. Los argumentos eran que no se
sas madereras mucha gente quedó sin —A estas condiciones —Retomó la abuela podían reemplazar las plantas eléctricas que tumaqueña le exigía
trabajo. La población de la ciudad estaba — se sumaban otras como la inexistencia Tumaco tenía.
creciendo y el poder político de la subre- de una vía pavimentada que conectara al gobierno nacional,
gión estaba en manos de un político local, Tumaco con Pasto y el resto del país, así —Entonces. —Continuó la abuela. —A esta actitud la solución de los
Beto Escrucería, que era senador y tenía como la mínima oferta de universidades displicente del gobierno nacional, respondió la
una red de familiares en todos los puestos para una juventud creciente y necesitada población liderada por el Comité Tumaco Alerta problemas de
públicos importantes de la subregión. Ponía de formación profesional, entre otras. SOS. El viernes 16 de septiembre de 1988 se prestación del
servicio de energía
eléctrica y agua
potable.

108 109
convocó a una manifestación en la cancha y la apedrearon en un acto de odio a los
San Judas. El Comité preparó una declara- cuarenta años de politiquería y abuso de los
ción de independencia, donde pedían al Betos. Un año después, lo que parecía
gobierno nacional que ya que no querían imposible en los años anteriores, se hizo
aportar al desarrollo de Tumaco, les permi- realidad: se interconectó Tumaco con la red
tieran ser un país independiente de eléctrica departamental y se pavimentó la
Colombia. Esa tarde la cancha hervía, había vía Tumaco-Pasto. Los alcaldes aceleraron
una presión desmedida del ejército y la el adoquinamiento de las calles de la ciudad
policía nacional que se sumaba a los ánimos y se volvió a ampliar la red del acueducto
encendidos de la población. Uno de los aunque fue insuciente.
líderes se preparaba para leer la proclama,
cuando una periodista de un canal de La abuela se detuvo por un momento y
televisión nacional fue agredida por un respiró resignada: —Esa noche del
soldado. Eso hizo que algunos de los Tumacazo, Mauricio, un amigo de su
presentes lanzaran piedras al ejército. Los abuelo y mío, desapareció. Él estaba esa
soldados serranos se asustaron y uno de tarde con los líderes del comité, mientras
ellos disparó, la bala viajó por encima de los que yo había llevado a los muchachos del
huelguistas y entró en la casa de un vecino colegio a la manifestación. Cuando se
de la cancha, quitándole la vida. Entonces la desató la violencia y todo el mundo cogió
manifestación pacíca se acabó, todo el para todos lados, no lo volví a ver. Lo
mundo corría de un lado para otro. Los buscamos, no lo encontramos entre los
policías cargaron con sus garrotes y algunos heridos que llevaron al hospital y nadie daba
jóvenes respondieron con bombas incen- ninguna información sobre él. Se lo tragó la
diarias. El grueso de los manifestantes tierra, parece. Pensamos muchas veces
corrió calle Mosquera abajo, en su furia que lo habían desaparecido los militares,
apedreó los bancos Colombia y Popular, pero hablamos con ellos y nos aseguraron
quemaron el nuevo edicio del ICBF y que no tenían información alguna de él.
desvalijaron la Caja Agraria. Por último, se Siempre lo recordamos cuando hablamos
detuvieron frente a la casa de los Escrucería de esos acontecimientos.

110 111
El Tumacazo fue muy importante. —Sentenció don Barto. —Pero para mí, digna que contribuyera al mejoramiento de
el mayor logro de los líderes afrocolombianos de la subregión fue la Ley 70. lacalidad de vida de sus pobladores. Estas
Esta lucha se inició con la Constitución de 1991, donde los afrocolombianos mujeres lograron movilizar al pueblo y el gobier-
aprovecharon la creación de la para promover que creara una nueva ley para no se vio obligado a responder y a pavimentar
los pueblos negros. El objetivo principal era que se reconociera que estas dicha carretera que actualmente está a punto de
tierras son del pueblo afrocolombiano, pues sucedía que el gobierno decía ser terminada.
que estas tierras no eran de nadie (tierras baldías) y se las estaba vendiendo a
La abuela hizo silencio y miró a su nieta que había
inversionistas de Cali para sembrar palma aceitera. La Ley 70 se logró gracias
seguido cada palabra pronunciada por los abuelos.
al trabajo de muchos líderes que luego de conocer el Articulo Transitorio 55
empezaron a reunirse, recorrer las veredas del Pacíco, uniendo a la gente Esa tarde, cuando Manuel volvió a casa, Margot le
para defender construir su propuesta de ley que reconociera su derecho a la contó las historias de luchas que sus abuelos le
tierra. Por n en 1993, se logró la Ley 70 que promulgó que estas tierras son habían contado, estaba muy animada. Manuel
de los pueblos negros y son inembargables, inalienables e imprescriptibles. escuchó a su hija. Su madre le había contado esas
historias pero no lo habían entusiasmado tanto
—Esta historia de las movilizaciones del pueblo afrocolombiano. —Volvió la como a su hija y se preguntó ¿qué parte de la
abuela. —Es incompleta si no se mencionan otras como el paro de El herencia del abuelo era esa? ¿Sin esas luchas la
Charco, el Movimiento del Piedemonte Andino en el que habitantes de vida de los afrocolombianos de la subregión sería
Barbacoas, Altaquer, Junín, Mallamas y otros de esta subregión, se tomaron distinta? ¿Cómo luchar contra los problemas que
la vía Pasto-Tumaco para negociar con el gobierno departamental y nacional, nos afectan hoy como el desempleo, o la baja
atención para los problemas de estos municipios. Los barbacoanos buscaban calidad de la educación? ¿Podrían liderar ellos un
del gobierno, proyectos para el empleo y la pavimentación de la vía Junín- movimiento en contra de estos problemas?
Barbacoas. y nietos se dispusieron a escuchar.
Esa noche, Margot soñó que caminaba delante de
—También en Barbacoas. —Completó don Barto. —Las mujeres se una marcha en la que iban cientos de jóvenes con
movilizaron para que el gobierno construyera la carretera Junín-Barbacoas pancartas y cantando versos a ritmo de currulao,
que estaba en pésimo estado. Se organizaron en el movimiento pacíco exigiendo educación superior y empleo para la
denominado Piernas Cruzadas, con el propósito de exigir una carretera juventud del Pacíco nariñense.

112 113
Yo
Yo también
también
quiero
bailar un currulao
bailar un currulao
Cuento 10
Yo también quiero
bailar un currulao
El grupo de muchachos entró a la casa invadiendo la sala, moviendo sillas y Quedamos en ir al colegio esta tarde y allá poner-
mesas, tirando los bolsos con los libros y cuadernos al piso, discutiendo en nos de acuerdo y empezar a ensayar. —Dijo la
voz alta, atareados buscando en sus celulares la música del baile que querían muchacha apenada.
representar. La joven tía siguió hacia la cocina.
En el barullo se impuso la voz de Margot. Después del almuerzo, Margot se fue al colegio
—¡Muchachos, yo propongo este tema que está de moda! pero volvió pasadas unas horas. Estaba triste y
—¡Yo creo que deberíamos bailar este que montamos el año pasado! enojada. No se habían podido poner de acuerdo
—Interpeló otro. con sus compañeros.

—No, dijo una chica. —¡A mí ese no me gusta! —Es que ellos quieren bailar esas danzas de
viejos, dizque currulao. En las redes hay muchos
No se ponían de acuerdo y las voces empezaban a tornarse en gritos. otros ritmos, más movidos, y no quieren.
De pronto una voz de mujer se levantó entre ellos. —¿Y por qué es que no quieres bailar currulao?
—¿Se puede saber por qué tanto escándalo? —Es que todos quieren bailar eso, tenemos que
—Tía Eugenia, estamos poniéndonos de acuerdo en qué ritmo vamos a cambiar, todo el tiempo currulao y currulao.
bailar en el colegio. La tía estaba revisando un libro. Hacía sol y una luz
Eugenia miró inquisitiva a su sobrina. amarilla se metía por la puerta y las ventanas
abiertas a esa hora. Margot se sentó en la sala y
—Es por el día de la raza. —Aclaró Margot. prendió el televisor. Allí estaba cuando sintió que
—Pero para eso no nos van a tumbar la casa, además recuerde señorita que la tía le pasaba una cajita de cartón metida en una
su abuela está recostada, está enferma. bolsa plástica.
Margot bajó la mirada avergonzada, el grupo de adolescentes hizo silencio.- —¿Qué es esto? —Preguntó la muchacha.
La sobrina llamó a sus compañeros hacia la calle y ahí conversaron unos —Míralas pero no me las vayas a perder.
minutos y luego se dispersaron.

116 117
Margot se encontró en la cajita de cartón un antes de decir que son cosas de viejos y por —Sí, eso decían hasta hace poco algunos profeso-
paquete de fotografías en blanco y negro y eso abandonarlas, es bueno antes cono- res. Y no eran los únicos. Para una parte de la
a color. Al empezar a revisarlas, se dio cerlas, ¿no te parece? población blanca y mestiza de la élite tumaqueña y
cuenta que la protagonista de las mismas de iglesias cristianas y católicas, estas prácticas
era su tía Eugenia, engalanada con los Margot sonrió. Su tía tenía razón. culturales eran consideradas diabólicas, incluso
La tía continuó.
vestidos tradicionales y bailando currulao. hubo el caso del padre Mera que cuando quedó a
Había fotos de la tía con otros niños, —¿Tú sabías que hay varios ritmos en el cargo de la parroquia de Guapi, prohibió estos
cuando era adolescente, en el colegio y currulao? bailes que calicaba de salvajes y buscaba en las
luego en la universidad. Se la veía siempre viviendas marimbas, cununos y bombos para
feliz en cada una de las fotos. Y la adolescente abrió los ojos. —¿Cuáles? quemarlos y botarlos a los ríos. Pese a esto, los
—En el currulao se distingue ritmos como
el bambuco, el agua larga, la caderona, la
abuelos se las ingeniaron para seguir bailando y En el currulao se
—¿Y esto tía? tocando su música. Aquí en Tumaco, en los años
fuga o juga, la caramba, el torbellino, el
sesenta, había una casa de baile de marimba
distingue ritmos
—Mi historia como bailarina de currulao. patacore, el amanecer y el andarele, y en
llamada La Cueva del Sapo, donde acudía la como el bambuco,
—Cuente tía, cuente… torno a estos ritmos, nuestras familias han
creado muchas canciones. Todo esto tiene
población afro a disfrutar del baile y la música del el agua larga,
currulao y la marimba.
—Lo importante. —Dijo la tía. —Es que se su origen en el territorio rural donde la caderona, la fuga
reconozca que el currulao, o la música de crecíamos los afrocolombianos junto con ¿Y los grupos de danza cuando aparecieron?
marimba, hacen parte de la cultura afroco- los indígenas eperara siapidara en el Patía y o juga, la caramba,
lombiana que nuestros tatarabuelos y auentes, y los awá o coaiquer y los En los años setenta, el primer grupo de currulao el torbellino,
abuelos construyeron y que nos han cayapas, en el sur de Colombia y el norte del que se tiene noticias en Tumaco, es el grupo
heredado. Así como es importante un de Ecuador. de danza Perlas del Pacíco, integrado por el patacore,
buen tapao o un pusandao en la comida, o
—Tía, pero una de mis compañeras dice
personas afro de la tercera edad. el amanecer y
un arrullo o alabao en un velorio. Así como
las décimas cimarronas. Todo es parte del que esas danzas de nuestros abuelos eran En la década de los ochenta, Marcos Chaves, un el andarele, y
diabólicas y que por eso los blancos y gestor cultural afro, convoca a un grupo de
trabajo y la creatividad de nuestra gente y jóvenes talentosos de la ciudad y crea el Grupo en torno a estos
mestizos no las bailaban.
ritmos, nuestras
familias han creado
muchas canciones.

118 119
Folclórico Danzas Negras. Es quizás la Mira esta foto, aquí estoy en el Festival de
madre de los siguientes grupos, dado que 1990, éramos un grupo de niños, casi
ahí participaron Julio César Montaño, cinco años tenía yo
quien más adelante crea la Corporación
Artística Danzas Ecos del Pacíco —¿Y ese festival qué importancia tuvo?
(Cadep); Francisco Tenorio crea la —Mucha. En 1987 el Festival del
Fundación Tumac, y Nixon Ortiz la Currulao fue creación de los grupos de
Fundación Folklórica Manglaria. danzas “folclóricas” afrocolombianas, un
En 1987 se realiza el Primer Festival del sector muy pequeño de la sociedad local
Currulao con apoyo nanciero de Plan que lo relacionaba con los “negros”. En
Padrino, el Banco de la República, la esa época la población de Tumaco se
gobernación de Nariño y algunos comer- consideraba mayoritariamente blanca o
ciantes locales que donaron vestuarios, mestiza y ellos veían en estas danzas y
alimentos y bebidas para los invitados y música solo un aspecto folclórico de
dinero en efectivo. Este festival se repitió personas poco educadas y negras; pero
cada año hasta el inicio del siglo XXI. el grupo de gestores logró realizarlo,
trayendo a la ciudad, por primera vez,
—Tía ¿y tú bailabas en la Cueva del Sapo? grupos de bailarines de la costa Pacíca
¿Estuviste en el festival? colombiana y de Ecuador.
—No, ¡cómo se te ocurre! Yo no había
nacido en esa época. Yo empecé a parti-
cipar en esas danzas en el colegio cuando
estaba en primaria, allá en Tumaco, casi a
nales de los noventa. Pero luego me
enteré de todo esto que te cuento.

120 121
En los siguientes años, el Festival logró Primeramente en un espacio de trabajo —Sí, pero eso no es todo. —Y en la puerta apareció el
permanencia e impacto en la identidad denominado El Común, que luego se profe Manuel Ortiz, rector del colegio.
afrotumaqueña que aún se sentía blanca o convirtió en el Palenque Regional Nariño, —¡Profe!—Saludó sorprendida Eugenia.—¿Usted por acá?
mestiza. El interés por el currulao que cuando ingresaron activistas de otros
despertó el Festival, impulsó la creación de municipios del Pacíco nariñense. El El profe saludó y aceptó sentarse en la sala. Eugenia
nuevos grupos, tanto en Tumaco como en Palenque fue la organización etnicoterrito- estaba inquieta con la visita. El profesor sonriente le
la subregión. El festival se convirtió en un rial que orientó el Proceso de la Ley 70 en comunicó el motivo de su presencia.
evento de repercusiones nacionales e la subregión. Lo más valioso de este —Me enteré por su sobrina de su largo recorrido en el
internacionales. De hecho, el Festival de proceso artístico-cultural es que ha sido baile del currulao y como el colegio necesita un profesor
Petronio Álvarez en Cali, le debe mucho a referente en la etnoeducación no formal para que oriente este tema con los muchachos, le vengo
este festival. Los grupos participantes de las nuevas generaciones en el Pacíco a proponer que nos apoye en esta materia.
fueron espacios para la creatividad, la nariñense. Actualmente se puede armar
expresión artística y lograron que la que en Tumaco y demás municipios de la —Pero yo no me he graduado. —Se quejó la joven.
población empezara a valorar positiva- subregión, no existe una institución —No importa, si le interesa el trabajo es para usted y lo
mente la diversidad y riqueza musical del educativa que no tenga su grupo de danzas de la universidad es solo mirar si la puede continuar a
Pacíco nariñense. afrocolombianas. distancia. ¿Qué me dice?
A principios de los años noventa, los —¿Todo eso, tía? Exclamó la adolescente. Eugenia no lo pensó mucho, de manera que a la siguiente
grupos culturales Calipso y la Corporación —Para que veas que los viejos y los jóvenes semana ya estaba enseñando a un grupo las bases rítmi-
Artística Escuela de Danzas del Pacíco, de antes fueron muy creativos. cas del baile. Margot era la más feliz. A lo mejor esa era
realizaron el espectáculo Cueros Tía y sobrina siguieron conversando, parte de su herencia. ¿Cómo se organizaría para hacerlo
Calientes, en el que mediante las danzas, mirando las fotografías. de la mejor manera? ¿Cómo iba a combinar la docencia y
la poesía, el canto y la música, contaban la la universidad? ¿El currulao y los bailes tradicionales se
historia de los afrocolombianos de la Al día siguiente, al medio día, llegó Margot perderán en el olvido o serán cultivados por los niños y
subregión. Y fíjate que las personas que con una noticia para la tía. los jóvenes? ¿De dónde vienen las nuevas músicas y
participaron en estas actividades culturales —Tía, imagínate, te tengo una noticia muy ritmos que se bailan en el Pacíco? ¿Por qué se valoran
fueron las que hicieron parte del grupo de importante. más las músicas de afuera que las del pueblo afrocolom-
líderes que promovieron el proceso de biano? Un tumulto de preguntas y un mar de ideas la
construcción de la Ley 70 de 1993. Eugenia se imaginó la sorpresa. atrapaban pero ella sabía que saldría adelante.
—Van a bailar currulao.

122 123
Nuestras leyes,
nuestras luchas
Cuento 11
Nuestras leyes, nuestras luchas
La Ley de territorio es la ley de mis abuelos, del territorio de
asombros que para mí construyeron.
Don Paulino Cabezas, candidato político al El hombre buscó entre los presentes la voz Cuando Manuel llegó de la reunión, encontró a sus
concejo municipal, llegó a la vereda para del amigo. hermanos en la sala descansando y compartiendo
una reunión con los vecinos de Chilví. En la con los ancianos padres. No dudó en contarles el
—Estimado amigo, Manuel. Tenía progra-
escuela, algunos amigos del candidato lo motivo de la reunión de Paulino.
mado visitar a su familia pues sé que es una
esperaban y habían logrado juntar otras
familia distinguida de la vereda. —Le —Eso está muy raro. Senadores promoviendo planes
veinte personas. Paulino habló de la pobre-
respondo: —Con casi todos los consejos de vida para los consejos comunitarios de los negros.
za de la región, del abandono del Estado, de
comunitarios del municipio nos hemos Eso es una patraña de esos politiqueros.
los malos políticos de la sierra, de la falta de
puesto de acuerdo. Esos planes van a ser —Pero eso sería bueno si fuera cierto…
oportunidades de los jóvenes de las vere-
nanciados porque mi amigo el senador es
das y que todo eso lo iba a resolver él con su
muy amigo del presidente y el negocio es —Sí, claro, si fuera cierto. ¿Ustedes no están cansa-
partido y los senadores de la capital en el
que nosotros le pongamos unos voticos y dos de ver cómo esos políticos engañan a la gente?
Congreso. Por eso estaba invitando a votar
salen los proyectos. Vean, lo que los negros tenemos, lo tenemos porque
por fulanito para el Senado y menganito
lo hemos “luchao”, nadie nos ha dado nada. Los
para la Cámara, quienes estaban compro- Manuel sonrió y calló. consejos comunitarios, los territorios colectivos, las
metidos con el desarrollo de la región e becas para los muchachos en las universidades. Eso
iban a gestionar con el gobierno proyectos El candidato habló de listas y fechas, de
apoyos con algunos mercados, hizo rmar no fue un regalo del gobierno, eso fue “peleado”
de cultivo de arroz, de palma y caña para la cuando construimos la ley. La Ley 70 de 1993 la
zona. Entre las personas que estaban en la un acta a los presentes y tal como llegó,
salió de la escuela. Tenía otra reunión en hicimos nosotros. —Dijo el viejo, exaltado.
reunión se encontraba Manuel.
una vereda más arriba de la vía. Estrechó la —Su papá tiene razón, hijos. —Dijo la madre. —La
—Paulino, buenos días. —Saludó Manuel. mano de Manuel y se fue. Era un político Ley 70, así como las leyes de libertad de los esclaviza-
—¿Usted y sus amigos qué pueden hacer por importante y ya se sentía no solo concejal dos, no fueron un regalo de los gobiernos, sino que
el Plan de Vida del Consejo Comunitario? sino alcalde. se ganó peleando.

126 127
Miren no más lo que pasó con Bolívar. Él Una mirada amorosa de la maestra a su
prometió que si los negros se unían al compañero, indicó que fuera él quien
ejército libertador, acabaría con la esclavi- contara la historia.
tud y ellos se unieron con tanta fuerza que
muchos historiadores arman que fue —La Ley 70 tiene una historia diferente. A
gracias a los soldados negros que ese nales de los años ochenta y comienzos de
ejército logró la independencia. Pero los noventa, el país vivía una crisis política y
cuando ganó la guerra, Bolívar no cumplió de seguridad muy fuerte y nació una nueva Si bien es muy difícil determinar el volumen de esclavos
su promesa, pues los delegados del con- constitución, la de 1991. En la constituyen- liberados luego de la Ley de Vientres 1830 y luego la de
greso eran esclavistas y no les convenía la te, los afros no pudimos tener represen- 1851, sí es interesante lo que muestran los censos de la
libertad, así que dictaron la Ley de Vientres tantes directos, entonces nos apoyamos población entre 1.778 en la Nueva Granada y 1.851 ya en la
y la esclavitud duró 40 años más. Fue en en los hermanos indígenas que lograron República de Colombia: Para 1.778 se registró una
1851 que por n se decretó el n de la que quedara un artículo transitorio, el 55, población total de esclavizados de 62.547, un 7.82 % de la
esclavitud, pero eso no fue ningún regalo en el que se ordenaba al gobierno hacer
de los liberales, sino gracias a las exigencias una ley que reconociera el derecho a las
población; sin embargo, para 1.825 la población
del pueblo negro y de la sociedad civil, que tierras que las comunidades negras ocupá- esclavizada disminuye: se registran 45.130; ya para 1.835,
no se quedaron callados, ni aceptaron leyes bamos en las riberas de los ríos de la costa años de la Ley de Vientres, los esclavizados censados eran
tramposas como la Ley de Vientres. Pacíca colombiana. 37.547, el 2.39 % de la población total, y la disminución
—¿Y la Ley 70 de 1993?—Preguntó
continúa para 1843 cuando se registran 25.591, el 1,41 %
entusiasmado Juvencio. de la población total y para 1.851 año de la Ley de
Manumisión de Esclavos en Colombia había 15.972
personas esclavizadas, el 0.76 % de la población total.
Datos tomados de: Tovar Pinzón, Hermes.
La manumisión de esclavos en Colombia, 1809- 1851, Aspectos sociales,
económicos y políticos. https://www.banrepcultural.org/biblioteca-
virtual/credencial-historia/numero-59/la-manumision-de-esclavos-en-
colombia-1809-1851.

128 129
—Cuando nos llegó la noticia a Tumaco. —¿Y de allí salen los consejos comunita-
—Continuó el anciano. —Los líderes de rios? —Preguntó Eugenia.
acá la difundimos por toda la subregión y
entonces nos fuimos poniendo de acuerdo. —Sí, la ley los crea pero realmente los
Nos juntamos en cada municipio y por territorios colectivos son reglamenta-
veredas, con las organizaciones que ya dos por el Decreto 1745 de 1995.
existían, como la Asociación de
Campesinos del Patía, la Pastoral Social, la La ley no solo habla de consejos comu-
Cooperativa Coagropacíco, los sindicatos, nitarios y territorios colectivos, sino de
las escuelas y las corporaciones artísticas. En cómo preservar la cultura y cuidar la
n, empezamos a reunirnos y a discutir naturaleza de esta región, pero esos
cómo sería la ley. Luego en Nariño, nos temas no fueron reglamentados, pues
organizamos en el Palenque Nariño y el gobierno del presidente Uribe no
sacamos nuestras propuestas. A nivel volvió a impulsar la Ley 70. Pararon su
regional se realizaron varias asambleas, la desarrollo con el despido de funciona-
primera fue en Tumaco, luego en Puerto rios afrocolombianos en el Consejo
Tejada y una tercera en Bogotá. Ese proceso Nacional de Planeación y otras entida-
fue orientado políticamente por las organi- des del Estado. Eso sucedió porque
zaciones étnicas del denominado “Proceso” Uribe apoyaba a los palmeros, y la Ley
o Proceso de Comunidades Negras-PCN, 70 era un obstáculo para ampliar las
acá al sur, y otras organizaciones en el hectáreas de palma en esta región. La
Chocó y en el Caribe colombiano. Lo Ley 70 solo estaba reconociendo
principal era que la construcción era local, nuestro derecho ancestral a esta tierra
en las veredas. De allí salieron las propues-
donde nuestros antepasados empeza-
tas que luego se discutieron con delegados
ron a construir su territorio y su cultura
del gobierno y que al n salió la última
desde mediados del siglo XIX.
versión de la Ley 70 que fue rmada en
agosto de 1993 por el presidente Gaviria.

130 131
—¿Y con los indígenas cómo fue? Porque hay —Nosotros preferimos esperar a ver qué pasa
quienes dicen que ellos tienen más leyes que con los otros consejos comunitarios, luego le
nosotros los negros. decimos. —Dijo don Barto para mediar.
—El tema con los indígenas es distinto. —Explicó la —Yo les recuerdo que Paulino es de aquí y debe-
maestra. —Porque en la Colonia ellos fueron ríamos apoyarlo. —Recomendó la mujer.
protegidos por la corona española. De hecho,
nuestros antepasados africanos esclavizados, —Pues sí, mija, pero también han sido de acá los
fueron traídos como una estrategia para evitar la que nos han venido a convencer para votar por
extinción de los indígenas. ellos, para luego, cuando tienen sus puestos,
olvidan que son de acá y no gobiernan bien.
—¿Y eso, mami? —Preguntó Eugenia.
Estaban en la conversa familiar cuando alguien entró —¡Ay, don Barto! Yo sé eso pero hay que darle la
a la vivienda. oportunidad a este, uno no sabe.

—¿Y cómo está la familia? —Era Luz María, una —Sí, mija. Uno no sabe. —Concluyó don Barto.
vecina que traía una carpeta con unas hojas en blanco La mujer se despidió desganada.
y un lapicero colgado al cuello. —Yo quedé encarga-
—¿Y entonces qué pasó con los indígenas?
da de hacer la lista de quiénes vamos a votar por el
—Preguntó Juvencio.
candidato.
Los integrantes de la familia se miraron como bus- —Sí, como les decía. —Retomó la madre. —Para
cando una respuesta. el caso de los hermanos indígenas, los gobiernos
del siglo XIX dictaron varias leyes: la Ley 25 de
—No sabría decirle si mi familia va a apoyar al amigo 1824 que señala por primera vez que se respeta-
Paulino. —Aclaró Manuel. rán todas sus propiedades. En 1828 el Decreto
—Sí, pero como usted estuvo en la reunión. Pensé 1828 de 1848, exime a los indígenas de prestar el
que ya le había contado a su familia. servicio militar obligatorio (Ley 48 de 1993). Y hay
—Insistió Luz María. más leyes, solo que ahora, ya no las recuerdo.

132 133
—Y con todas esas normas ¿por qué los indígenas —Vea familia, lo que a uno le pasa por andar metida con esa gente
viven tan desprotegidos, por qué los matan y mala. Me voy para mi casa como con 80 rmas y de pronto prendo
los desplazan si esta es su tierra y su territorio? el televisor y veo las noticias. Ese senador y el representante, amigos
—Preguntó inquieto, Juvencio. de mi hermano, fueron apresados hoy por haber sido elegidos con
apoyo de los paramilitares. ¿Ustedes se dan cuenta en lo que se
—Por lo mismo que teniendo la Ley 70, los estaba metiendo mi hermano?
afrocolombianos tenemos los territorios ocupa-
dos por los empresarios de palma, por la coca y la —¿Y él qué se hizo? —Preguntó asombrada, Eugenia.
violencia del narcotráco. Porque de nada sirven
las leyes y decretos, si el Estado no las hace —Cuando se dio cuenta de la noticia llamó para conrmar y le
Con la Ley 153 de 1887, contestaron que sí, Por allá está en la casa, triste y avergonzado.
el gobierno es autorizado cumplir y menos si los ciudadanos no exigimos al
Estado para que las haga respetar. —Sentenció ¿Ustedes se imaginan en el lío en que nos íbamos a meter?
para modificar el derecho
común para la resolución don Barto. Manuel miró a sus viejos padres y recordó a los líderes negros
y régimen de los indígenas Esa tarde siguieron conversando hasta la noche, muertos, amenazados y perseguidos por apoyar el proceso de la
existentes en el territorio cuando otra vez apareció Luz María por la casa de Ley 70 de 1993. Los años de la incertidumbre y el horror que habían
de la República, los Dájome. generado los grupos armados y muchas preguntas ocuparon su
atendiendo a sus mente. ¿Por qué los grupos armados invadieron la subregión cuando
—¡Madre mía!—Dijo, mientras entraba en la se estaba en la constitución de los territorios colectivos y los conse-
especiales costumbres
casa. Los Dájome merendaban. jos comunitarios? ¿Por qué asesinaron a la hermana Yolanda Cerón
y necesidades. que asesoraba en la Ley 70 a muchos consejos comunitarios? ¿Y por
La Ley 89 de 1890 —Sigue, mujer de Dios. ¿Qué te pasó que venís qué amenazaron a líderes del Palenque Nariño y hoy siguen asesi-
determinó la manera como tan de alas caídas? nando a nuestros líderes? ¿Es que esta ley ponía en riesgo las inver-
deben ser gobernados los —¿Cómo le fue con las rmas de su candidato? siones de algunos poderosos? ¿Por qué negros e indígenas no
indígenas. Mediante esa pueden vivir en paz disfrutando de su territorio y demás derechos?
norma se establecieron La mujer hizo como si fuera a llorar.
los resguardos y se
fijaron parámetros para
la defensa de esas
comunidades.

134 135
Las Huellas
profundas de la guerra
Cuento 12
Las huellas profundas de la guerra —No, tía. Yo no creo que sea eso, yo creo que fue por el
ejercicio que nos puso a hacer el profe de historia.
Cerca de las tres de la mañana se escucha- do algo similar con cinco muchachos y que
ron los gritos de Margot. Espantados, sus en Magüí Payan también había como tres, —¿Cuál ejercicio? —Preguntó preocupada la tía.
familiares fueron a ver qué le pasaba. La que en El Charco, según una prima, había
—El profe nos dijo que en una hoja contáramos un cuento
niña sudaba y temblaba de terror. La madre dos. Que todo eso parecía una enfermedad
o hiciéramos un dibujo de cómo vivimos en la familia y
se fue a la cocina a prepararle una taza de o maldición, porque a los muchachos les
había que pegar las hojas en una pared del curso. Cuando
agua de manzanilla, mientras que Eugenia daban ataques de un momento a otro y ya
terminamos, pusimos nuestros dibujos y nuestras historias.
fue a calmar a los ancianos padres aturdidos no servían las viejas recetas del sobijo con
Lo que había eran dibujos de gente muerta y hombres
por los gritos de espanto de la nieta. Manuel ramas de chivo y menos las oraciones de los
armados matando a todo el mundo. Las historias contaban
abrazó a la niña y la ayudó a calmarse. curas y rezanderas. Que esto era un ataque
lo mismo. Yo no me asusté en ese momento, porque de
Juvencio miraba desde la sala, pensativo. del demonio porque los niños por el Internet
eso es de lo que se habla en el colegio, pero cuando me
Hacía una semana que cada noche la veían videos de magia negra y se retaban a
acuesto recuerdo esos dibujos y esas historias. ¿Es solo un
adolescente despertaba a su familia, presa realizar hechizos y algunos hasta habían
sueño? ¿Cierto, tía? ¿Eso no va a pasarnos?
de pesadillas tormentosas. usado la tabla Ouija.
—Claro mija, no se preocupe por eso. Eso no nos va a
Esa mañana, muy temprano, vino doña Eugenia quedó asustada con la historia de la
pasar a nosotros.
Olga, la vecina, a preguntar por los gritos de vecina, de manera que cuando se despertó
la adolescente en las pasadas noches. su sobrina fue a preguntarle qué la estaba Después del almuerzo, Eugenia llamó a su prima Hellen
Eugenia atendió a la vecina que preguntó por asustando tanto. La muchacha le narró el que reside en El Charco y le comentó lo que le había
la salud de Margot y luego contó que ella no mismo sueño de todas las noches: que vio contado la vecina.
es la única, que de Barbacoas trajeron la hombres armados que disparaban a toda la
semana pasada a una niña y a un muchacho familia y que veía morir a su madre, a su —¡Ay, prima! Acá un joven se ahorcó y a otros dos se los
porque les daban ataques de miedo en la padre y a sus hermanitos, mientras estos llevaron a Pasto porque estaban como locos.
noche, se despiertan llorando y gritando, se hombres solo disparaban. —¡No puede ser! Entonces es verdad lo que cuenta la
vuelven agresivos y cuando les pasa el ataque vecina.
se deprimen, lloran sin cesar, se angustian y —Eso es porque usted se la pasa viendo
mortican a los padres que no saben qué esos videos violentos en el celular que le Entonces Eugenia llamó a una amiga de la universidad que
hacer. Que en Roberto Payán había sucedi- regaló su tío. trabajaba con la alcaldía.

138 139
—Acá en la Secretaría tenemos más de cien mucha- —¿Cuál guerra papá? —Preguntó Manuel. gente de la guerrilla de las Farc y del ELN.
chos de toda la subregión, registrados con estas En 1981 un grupo de 13 guerrilleros del
manifestaciones de miedo. Están aumentando y —Ustedes tuvieron una infancia muy M19 fue masacrado por el ejército nacional
puede pasar de simple miedo al terror. Los mucha- protegidos por su mamá y su papá, gracias a en el río Mira. A nales de los ochenta
chos experimentan cuadros de psicosis, de complejo Dios, pese a nuestros trabajos y liación habían detenido a Beto Escrucería en EE.
de persecución, entre otras patologías. Ya han política. Pero la mayoría de los niños de su UU. por tráco de drogas. Eso llamó la
muerto 7 en Tumaco. La enfermedad no está ligada al edad no tuvieron esa suerte. A muchos les atención a la población pero siguió siendo
consumo de alguna droga, solo aparece y ya. —Con- tocó nacer en esos años más violentos, un episodio extraño a la región. Pese a todo
cluyó la enfermera. incluso en familias que estaban huyendo, esto, todavía vivíamos tranquilos. La guerra
—¡Dios mío! ¿Qué está pasando? desplazadas, amenazadas, cargando a sus que sucedía en el centro del país parecía
enfermos y asesinados, o de las que se lejana, solo noticias en la televisión; pero
Esa noche en la merienda, la familia discutió el tema. quedaron en los caseríos amenazados y todo cambió cuando a mediados de los
Eugenia tuvo la oportunidad de plantear que el controlados por esos bandidos. años noventa se empezó a introducir ese
temor y los sueños de Margot, parecían una enfer- cultivo maldito de la coca en la subregión y
medad común a otros adolescentes de la subregión y —La enfermedad de los chicos viene de
ahí, del terror que provocó la invasión de las Farc y los paramilitares iniciaron una
que había que tener cuidado con ella.
esos bandidos que se tomaron nuestro guerra el control del negocio. Eso de los
—Tranquila mija, que con mis agüítas de las hierbas territorio a punta de bala y a nosotros nos cultivos de coca fue como regarles comida
que tengo en la azotea, yo me comprometo a que tocó solo resistir, correr o ver caer a nues- a las moscas. En los noventa aparecieron
duerma como un angelito. —Había dicho la abuela, tros familiares muertos. —Dijo la anciana grupos de delincuentes urbanos como los
pero ya llevaban varios días de sueños terrorícos y la maestra con los ojos anegados. Ban Ban y los Aletosos y a nales de los
niña no podía dormir tranquila. noventa llegaron los paramilitares: En
—Desde cuando les repartieron nuestras 1999, Guillermo Pérez Alzate, alías Pablo
Don Barto se arregló en la silla.
tierras a las empresas de palma, se empezó Sevillano, comandante del Bloque
—Denitivamente esta guerra contra nosotros, a asesinar a nuestra gente. Se supone que Libertadores del Sur, de las AUC, se ubicó
afecta más a nuestros pequeños. desde nales de los años noventa ya había en Tumaco y luego de una sangrienta

140 141
disputa con las FARC y ELN controló Francisco se resguardaba porque en cualquier El 27 de diciembre de 2003, el 29 frente del
Pizarro, Mosquera, Roberto Payán, Llorente, momento se armaba un tiroteo o asesina- comando conjunto occidental de las Farc,
Pasto, Ipiales, Taminango, Barbacoas, Ricaurte, ban a alguien en plena calle, y ahí debía ejecuta una masacre en La Guayacana. Un
Policarpa y Samaniego. Se tomó la costa y parte quedarse, porque los asesinos impedían año después, el 30 de junio, el Bloque
del departamento, según su confesión, para que se lo recogiera. Libertadores del Sur de los paramilitares,
quitarle el negocio del narcotráco a las Farc. Pero realiza una masacre en Llorente.
en su estadía en la subregión, reclutó decenas de Como si eso no fuera suciente, en 2001,
menores de edad, asesinó a cientos de personas, Luis Eduardo Carvajal, alias “Rambo”, En el 2005, con la desmovilización de las
entre ellas, líderes como la religiosa Yolanda llega a la subregión comandando la AUC a nivel nacional, creímos que la
Cerón, el gerente regional de Avianca, el periodis- columna móvil Daniel Aldana controlan- situación iba a cambiar pero aquí los para-
ta Flavio Bedoya y la estudiante Adriana Benítez. do gran parte de los corredores uviales militares que no se desmovilizaron se
Realizó masacres como la del corregimiento de que conforman los ríos Mira, Patía, quedaron como grupo ilegal Nueva
Telembí, Rosario, Chagüí, Mejicano en Generación y controlaron los barrios de
Las masacres y los Llorente, el 24 de marzo de 2001. El portal
Tumaco, Barbacoas, Roberto Payán y bajamar en Tumaco. En el 2007 otro
Verdad abierta arma que “De las 1.600 víctimas
nexos del ejército del Bloque Libertadores del Sur, Pablo Sevillano Magüí Payán. grupo, Las Águilas Negras, se ubicó en los
de Pablo Sevillano ha reconocido cerca de 150 crímenes.16 alrededores de Tumaco interviniendo las
Al año siguiente, 2002, un grupo no vías. Ese mismo año, Los Rastrojos contro-
18 octubre, 2009. Con la muerte de la hermana Yolanda Cerón, identicado, realiza una masacre en laron los caseríos sobre la vía principal que
VerdadAbierta.com. directora de la Pastoral Social de Tumaco, y una de Caunapí y el 26 de abril de 2003, ocurre comunica a Pasto con Tumaco. Estos
las grandes impulsoras de la Ley 70, el miedo una masacre en Guayacana. criminales ejecutan una masacre en Cajapí
https://verdadabier paralizó muchos procesos, pues decían: “si el 6 de mayo de 2009. Ese mismo año otro
—¿Cómo que no identicado, papi?
ta.com/las- mataron a una monja, están dispuestos a matar a
Nadie identicó a esos matones. grupo llamado Los Cucarachos (Bacrin)
masacres-y-los- cualquiera”. Además otros líderes comunitarios masacra a una población en La Guayacana
fueron amenazados por los paramilitares y —Nadie mija, y lo peor es que las masa- con lo que se completan 100 civiles muer-
nexos-del-ejercito- tuvieron que salir de la subregión. Había llegado el cres continuaron. tos en las masacres.
de-pablo-sevillano/ tiempo del terror. La gente de la subregión

142 143
Entre 2010 y 2012, Los Rastrojos se ubican en Patía Viejo, en El 1 de febrero de 2012, el caos y el miedo se apoderaron de los
los municipios Roberto Payán y Mosquera, Barbacoas entre habitantes de Tumaco. A plena luz del día, una bomba estalló
Junín y la cabecera municipal y parte del río Mira y se enfrentan junto a la estación de policía en el centro de la ciudad y mató a 7
con Las Águilas Negras por el control del territorio y las vías personas e hirió a otras 70. Del grupo de heridos, 36 eran civiles
para el narcotráco. y los otros 34, uniformados. De acuerdo con las autoridades, el
ataque fue perpetrado por guerrilleros del frente 29 de las Farc,
En 2012, el frente del comando conjunto occidental de las Farc,
que dejaron abandonada una motocicleta cargada con explosivos
se localiza en los consejos comunitarios del Alto Mira y Frontera,
a escasos metros de la estación que quedó destruida, al igual que
en las riberas de los ríos Mejicano, Rosario y Chagüí y en la zona
las casas a su alrededor.
urbana de Tumaco.

144 145
Entre el 2014 y el 2018, se desmovilizaron 24.207 guerrilleros de las La semana siguiente, las familias de los adolescen-
Farc; sin embargo, en la costa Pacíca nariñense, algunos grupos de tes con problemas de miedo, se reunieron en
disidentes no entraron en la desmovilización y se agruparon en varios varias ocasiones en el colegio con profesores y un
comandos que hoy se enfrentan en el territorio, como las Guerrillas asesor de Bienestar Familiar y diseñaron una
Unidas del Pacíco o el Frente Oliver Sinisterra. agenda de trabajo colectivo para enfrentar la crisis
de sus hijos. Una de esas fue un sancocho colecti-
—¡Qué tristeza! Todo lo construido por los ancestros se puso en
vo en la cancha de la vereda, donde los chicos
peligro, se sometió a la población afrocolombiana e indígena a atrope-
jugaron fútbol, cantaron, bailaron y luego habla-
llos como el desplazamiento y el asesinato, se corrompió a la juven-
ron de sus miedos. El psicólogo de Bienestar
tud. Todo el mundo quiere vivir ahora de la coca, así eso valga la cárcel
Familiar los acompañó y orientó. Grupos armados
o la muerte. —Sentenció la anciana.
Esa noche Margot durmió profundamente y al día ilegales que tuvieron
—Y dejaron enfermos a los muchachos, porque todos esos miedos y siguiente amaneció distinta, cantando, muy más fuerza en la región:
angustias son el producto del terror de esa guerra impuesta a nuestra contenta y activa, como siempre lo había sido.
población. —Concluyó el viejo. Bloque Libertadores del
Al ver a su niña tan contenta, Manuel se pregunta- Sur de las AUC, Frente
—¿Y qué podemos hacer por nuestros muchachos, por mi hija? ba qué hacer con los demás niños, adolescentes y 29 y columna móvil
—Expresó su preocupación Manuel. jóvenes enfermos de miedo. ¿Valió la pena los Daniel Aldana de las
pocos pesos que les dejó la coca frente a los
—No sé, se me ocurre que hay que seguir unidos como familia y
muertos y las enfermedades mentales que
FARC, Martires de
atender a los muchachos, acompañarlos, explicarles estos aconteci- Barbacoas y Heroes del
estaban sufriendo sus vecinos y sus hijos? ¿Qué
mientos que son parte de la historia, mirar que la comprendan como Sindagua del ELN,
había aprendido su comunidad de este suceso de
parte de las dicultades y retos que las familias negras e indígenas
tienen que superar para vivir en su territorio, trabajar con los profeso-
su historia como pueblo? ¿Cómo evitar que se Aguilas Negras,
res, con esas ONG internacionales, con Bienestar Familiar, con la
repitiera un episodio tan doloroso en la subre- Rastrojos, Organización
gión? ¿Qué podría hacer el gobierno y los habitan- Nueva Generación,
alcaldía. Aquí hay mucho por hacer y solos no podemos. —Dijo
tes para acabar con ese conicto armado que Guerrillas Unidas del
Eugenia, tomando el liderazgo de la familia.
todavía azota la región?
Pacífico, grupo de Los
Contadores y Frente
Oliver Sinisterra.

146 147
La maldición
del narcotráfico
Cuento 13
La maldición del narcotráfico A la mitad de la mañana, en la casa de los Jácome, reinaba
el silencio y la tristeza. La vieja maestra lloraba en su cama.
Cuando Manuel cogió su teléfono celular Manuel quedó clavado en la sala con el Don Barto trataba de consolarla. Eugenia había prepara-
para contestar, nunca se imaginó el mensaje celular en la mano. Por su mente pasaron do manzanilla para la madre y en la sala sus hermanos se
que le darían. Una voz de mujer le dijo en rápidamente distintos acontecimientos debatían entre la rabia y el dolor.
tono triste que su primo Harry había sido que tenían que ver con asesinatos de
asesinado en Satinga. Le habían propinado jóvenes en la región pero ninguno había —¿Y entonces el entierro será mañana, allá en Satinga?
dos tiros de revólver en la cabeza y los sido de su familia. Ahora la realidad le decía —Preguntó el viejo, secándose las lágrimas con las
asesinos habían huído en una lancha de bra que no había escapatoria de la maldición, manos. —¿Cómo estará la marea para viajar mañana?
con motor 200, hacia la desembocadura parecía que todas estaban condenadas a Los hijos lo miraron.
del Patía. Óscar, hermano de Harry, estaba padecer la muerte de sus jóvenes y el
desaparecido. La voz que le contaba estos dolor de verlos partir. —Papi, esto es muy doloroso pero creo que usted no
acontecimientos tan duros sonaba entre- debería ir hasta allá. La situación es muy peligrosa.
cortada por el llanto y la rabia. Era la vieja tía Era una mañana lluviosa, Manuel estaba —Recomendó Eugenia.
Tulia llorando y quejándose de la muerte de desayunando. En la mesa lo acompañaban
Juvencio y Eugenia que se había sentado —Sí, viejo. Si es necesario, Juvencio y yo vamos, pero
uno de sus hijos y la desaparición de un
luego de llevarles el desayuno a sus padres usted debería quedarse con la vieja.—Asumió Manuel.
segundo. Nada podía ser más desgarrador.
que aún estaban en su habitación.
—No, muchachos. Ellos también son mi familia, son mis
—Uno cría sus hijos para que estos des-
—¿Qué pasó, ñaño? ¿Y esa cara? sobrinos, mi hermana. Tengo que ir a verla, que sepa
graciados vengan y se los maten. ¡Qué
—Preguntó la hermana. que estoy con ella.
desgracia! —La escuchó sollozar. —Maña-
na enterraremos a Harry y esperamos que Manuel seguía callado. Los hermanos se miraron.
donde esté, mi Óscar esté bien, que Dios
lo ampare. —La madre llamaba para que la —¡Cuente! ¿Qué pasó? —Le reclamó —Entonces vamos los tres. —Se expresó Juvencio.
familia de don Barto, su hermano, supiera Juvencio. —A usted no lo dejamos irse solo para allá.
lo sucedido y si podía, viajara a Satinga a —Mataron a Harry y Óscar está desparecido. Habían empezado a planear el viaje, cuando dos hom-
acompañar el sepelio. Si no podía, ella lo bres entraron a la casa rápidamente y cerraron la puerta
comprendería. —Dijo, como recuperan- —¡Santo Dios! —Gritó Eugenia. detrás de ellos, sacudiéndose la lluvia y cubiertos con
do el aliento y colgó. Manuel relató lo conversado con la tía. capas impermeables.

150 151
—¡Tío Rosendo! ¡Óscar! —Y las familias se quedan con los muertos. palma fueron sembradas en la zona de Tumaco
—Vea mija, aquí corriéndole a la muerte y —Dijo don Barto. —Vean, yo no he visto y mucha de esa palma se sembró en tierras de
tratando de esconder a este muchacho un cultivador de coca rico, pero sí he visto gente nuestra a la que no le preguntaron, ni le
que lo vienen persiguiendo desde Satinga. muchas familias llorando a sus jóvenes compraron y tuvo que salir de sus tierras…
muertos, presos o desaparecidos. —Enfa- ¿Qué iba a hacer esa gente, desplazarse a
—¡Madre de Dios!—Se quejó la maestra. tizó don Barto que se había unido al grupo Tumaco o a Cali? Lo otro es que esos programas
—¿Cuándo fue que nuestra familia se de hombres. de desarrollo que trajo el gobierno no resolvie-
involucró en todo esto?
Don Barto respiró resignado. ron los problemas de la gente; ¿recuerdan
Óscar, joven de diecisiete años, aco, Pladeicop con sus proyectos de coco y cacao?
permaneció en silencio después de saludar —Vean, acá en nuestras tierras nosotros
no teníamos esos cultivos, la situación era Pues hoy el coco se lo sigue comiendo la plaga y
a sus parientes con una vocecilla que el cacao lo pagan tan barato que no sale a cuenta
delataba su temor y tristeza. difícil. Teníamos otros problemas pero no
las matanzas de ahora. Todo eso arrancó cultivarlo. ¿El Plan Pacíco qué dejó? Ese tal
El tío Rosendo, un mayor corpulento, se cuando trajeron del Putumayo esa coca y desarrollo pesquero con las iniciativas de pesca
sentó a la mesa donde Manuel y Juvencio llegaron todos esos paisas que venían artesanal que impulsó el Plan Padrino, el
habían dejado a medio empezar el desayu- expulsados del Caquetá y del Putumayo. Programa Cespa del gobierno y ese elefante
no, luego de la triste noticia de la familia. —Dijo tratando de controlar su ira. blanco del puerto pesquero. Allí no pasó nada.
—Esto de los cultivos de coca nos jodió la Recuerden también la quiebra de las camarone-
—¿Por qué la gente terminó buscando la
vida a todos. —Dijo el tío Rosendo con ras. Pero para mi la causa principal está en la
coca si era sabido que detrás de esos
voz cansada. mala educación básica primaria y de bachillera-
cultivos estaban las Farc, los paramilitares y
to. Recuerden cómo de un momento a otro los
—No a todos, porque aquí hay muchos otros grupos ilegales?
muchachos tenían de maestros a personas
que se aprovechan de la plata de la coca —Eso es más fácil de explicar: por la puestas por favores políticos de los alcaldes que
para enriquecerse. —Ripostó Eugenia, situación que se generó en los noventa, nunca habían pisado una universidad ni estudia-
indignada por lo sucedido. acuérdese: en esos tiempos la subregión do para maestros. ¿Qué le dieron esos maes-
—Eso también es cierto. Como siem- vivió algunas transformaciones, especial- tros improvisados a los muchachos de estas
pre, el que cultiva es el que menos mente Tumaco, debido a diversos factores comunidades? pues nada, qué les iban a aportar
recibe, el que gana es el que la procesa y como la intensicación de los cultivos de además de su propia ignorancia. Y un pueblo
la vende al extranjero. palma aceitera. Treinta mil hectáreas de ignorante no progresa.

152 153
—Papi, pero no todo eso que pasó en los —No olviden Llorente. Ese pueblo se creció
noventa fue malo, fíjese lo de la Ley 70, de la noche a la mañana, pasó de ser una
eso fue bueno. vereda a ser más importante incluso que
Tumaco, entre 2003 y 2004. Es que todo el
—Sí, mija. Yo me reero a que todas esas
negocio del Putumayo se vino para esta zona
cosas debilitaron a la población, la dejaron
por la facilidad del territorio para la siembra,
sin de dónde cogerse para comprar la
para procesar y de los ríos y esteros para
comida, los nuevos gastos que aparecen
sacar la coca. Este territorio les era propicio.
con el celular y la Internet, que ya la gente
—Señaló don Barto.
no quiere o no tiene dónde cultivar su
comida y entonces tiene que comprarla y —Entre 2008 y 2015, Nariño se conviertirá
para eso muchos sembraron coca porque en el primer productor de coca en el país
eso es lo que daba platica y no el cacao o hasta la actualidad, con Roberto Payán, Magüí
el plátano. Y ese negocio de la coca trajo a y Barbacoas, y los ríos Patía, Telembí y Magüí;
esos matones. la zona montañosa de Policarpa y Cumbitara
La contundencia de los argumentos del por el río Patía; en Ipiales, entre los ríos San
viejo Barto dejó en silencio a sus familiares. Miguel y Rumiyaco y por último, en Tumaco.
Los datos que leí hace unos meses dicen que
Don Barto continuó. de 15.951 hectáreas cultivadas en 2010, se
—Pero miren no más: aquí no se cultivaba pasó a 45.735 en 2017. Eso es mucha coca.
coca pero a Beto Escrucería, el senador —Estimó, Rosendo. Luego continuó.
de aquí, lo apresaron en Estados Unidos —Y desde el 2000, estos cultivos trajeron la
por llevar coca en la maleta. muerte a la subregión. Hay datos, mucha-
Entonces tomó la voz don Rosendo. chos, que dicen que entre 1993 y 2011, se
registraron 49 masacres en el departamento
—Bartolomé tiene razón. Si los cultivos de Nariño, y fue en Tumaco y Barbacoas
de coca llegaron a esta zona a nales de donde se dieron más casos.
los noventa ¿cómo es que Tumaco,
Barbacoas y El Charco se convirtieron en Estas masacres prodjueron el desplazamien-
el año 2000 en parte de los 10 municipios to forzado de miles de familias.
colombianos con más coca?

154 155
Estaban en la conversa cuando se escucharon su mirada. —Fueron los mismos que —Están diciendo que en Satinga no van a
golpes apurados en la puerta. El grupo hizo mataron a Harry porque alguien en Satinga dejar enterrar a Harry en el cementerio del
silencio y don Barto indicó que Rosendo y Óscar les dijo que nosotros le habíamos dicho al pueblo y que si alguien se atreve, se muere.
se escondieran en los cuartos. Eugenia fue abrir la ejército dónde tenían un laboratorio. Pero Que la familia va a traer el muerto a
puerta seguida de sus hermanos. Dos hombres es mentira, nosotros no sabíamos nada de Tumaco en la madrugada, para enterrarlo
en una moto estaban estacionados frente a la casa. eso, y mataron a mi hermano… —El acá. ¡Ni siquiera pueden enterrar a su
muchacho se desplomó sobre una silla y su muchacho allá! ¡Santísima purísima! ¡Hasta
—Disculpe. — Dijo uno. Era un joven negro,
rostro se inundó de lágrimas que intentaba dónde hemos llegado!
de baja estatura pero musculoso. —¿Por acá
cubrir con sus manos.
no está Óscar Castillo? Es que yo soy amigo de Esa tarde la familia estuvo ocupada con la
él, de Satinga, y me dijeron que andaba por acá Eugenia fue a abrazarlo y lo condujo hacia el situación del joven Óscar. Manuel y
Entre 2008 y 2015, Nariño por Tumaco. cuarto de Juvencio. Juvencio se turnaron para salir por la
se convirtió en el primer vereda para ver qué movimiento había y si
Eugenia no dudó en contestar. —No, él no ha
productor de coca en el —No se preocupe hermano, aquí entre los hombres que los visitaron estaban por
venido por acá. Creo que él vive ahora en El
país hasta la actualidad, Charco. ¿No? nosotros no le va a pasar nada. ahí. No vieron nada, pero en el aire había
con Roberto Payán, mucho temor. Eugenia se fue a Tumaco
Magüí y Barbacoas, y los El de la moto hizo un gesto de desagrado. Intentó Los viejos Barto y Rosendo se miraron. aconversar con otros familiares y a cuadrar
ríos Patía, Telembí y mirar hacia dentro de la casa pero Manuel y Rosendo sacó su celular y marcó un lo del entierro. En la merienda no se dijo
Magüí; la zona Juvencio se ubicaron en la puerta. teléfono. nada del asunto y se fueron a dormir
montañosa de Policarpa y —Está bien, lo vamos a buscar a Tumaco. Gracias. temprano. Manuel y Juvencio se turnarían
—Sí, Rosendo. Páseme a la prima. Sí, para vigilar, pero en la noche no pasó nada.
Cumbitara por el río —Bueno. —Contestó la joven y cerró la puerta. prima. Él está aquí, los dos estamos bien, en
Patía; en Ipiales, entre Fue en la mañana que Manuel volvió a salir,
Chilví con los Jácome. Ah, entonces lo traen y en la vía alcanzó a ver a los hombres en la
los ríos San Miguel y —Esos no son amigos míos. —Dijo el muchacho
para enterrarlo acá. Bueno, bueno, saludos moto mirando hacia su casa.
Rumiyaco y por último, en que había escuchado desde la sala. —Esos ya
primita, no se preocupe yo se lo cuido.
Tumaco. saben que estoy aquí. —Y no ocultó el miedo en
De 15.951 hectáreas
cultivadas en 2010, se
pasó a 45.735 en 2017.

156 157
Eugenia los calmó. —Yo también los vi más temprano. En el parque Nariño esperaba el grueso de labios y el maquillaje de los ojos, con el agua
Ya saben de seguro que vamos a ir al entierro esta familiares de las veredas, de manera que los de mar. No estaba feliz, pero se había
tarde. Pero vengan les digo lo que vamos a hacer. —Y que iban de Chilví bajaron y se entremez- escapado de una muerte segura.
los hermanos, don Rosendo, Óscar y don Barto se claron con los otros parientes; pero los
Dos días después, Óscar llamó a Eugenia
reunieron en la sala y escucharon el plan de Eugenia. motociclistas atisbaban desde la esquina.
para decirle que estaba en Buenaventura.
Luego salió el muerto de la iglesia y el
—Sí, me parece que puede funcionar. ¿Pero usted ya cortejo se fue por la calle Nueva Creación, Eugenia recibió la noticia y mientras la
cuadró todo? —Preguntó Rosendo. cruzó en la esquina y luego avanzó hacia la comunicaba a sus familiares, no dejaba de
calle de La Merced. Cuando el grueso de pensar en Óscar y otros muchachos de su
—Sí, tío. Ya lo cuadramos. los acompañantes pasaba por la esquina del edad, huyendo o muriendo por su vincula-
Cuando a las dos de la tarde, la familia Jácome estaba semáforo, Eugenia y otra de las jóvenes, se ción con los cultivos ilícitos, más ahora con
por salir al entierro del sobrino, el par de motociclistas salieron del cortejo, hacia la calle del esos grupos de jóvenes que no tuvieron
se detuvo frente a la casa; pero al cabo de unos comercio y entraron al embarcadero. otra opción que la coca. Pensaba en los
minutos apareció una vieja camioneta de la que se Eugenia miró hacia atrás y no vio a los políticos locales a quienes no les preocu-
bajó un grupo de jovencitas. Otro grupo de jóvenes motociclistas, entonces fue hasta el fondo. paba nada más que las ganancias que
llegó en motocicletas y un taxi se paró a esperar ser Un hombre la saludó y le mostró una podían sacar de manejar el presupuesto
abordado. Luego salieron de la casa los jóvenes y las lancha lista. Eugenia abrazó a la joven y le municipal, mientras que los muchachos de
muchachas y subieron a la camioneta. Don Barto, entregó algunos billetes. La joven bajó la subregión caían muertos cada semana
Rosendo y la maestra, subieron al taxi con Manuel. rápidamente y se embarcó. El lanchero se por las armas que les habían dado los
Eugenia y Juvencio se fueron en una moto adelante. despidió de Eugenia y arrancó. Cuando la narcotracantes. Y se preguntaba: ¿Por
Los motociclistas esperaron a ver si salía alguien más lancha estaba saliendo a la ensenada, Óscar qué que los políticos están más interesados
de la vivienda, se acercaron a la puerta, se asomaron y se quitó la cabellera que le había puesto en la plata de la corrupción que en la vida
con un gesto de rabia se subieron a la motocicleta. Eugenia, tiró los zapatos de tacón que lo de los jóvenes? ¿Qué se necesita para que
Fueron a perseguir el cortejo que ya había salido a la molestaban, se quitó la blusa, se arrancó los en la región los jóvenes tengan oportuni-
vía y se enrumbaba hacia Tumaco. brasieres, se lavó la cara, el carmín de los dades para progresar?

158 159
Una juventud
.sacrificada
.
Cuento 14
Una juventud sacrificada
La gente nueva que el terror engendró se perdió por
caminos de violencia y rencor.
Las pistas de la herencia del abuelo los Unos asustados, otros preocupados. se dieron cuenta que en la cancha estaban algunos
habían conducido al territorio local, las Madres y padres angustiados preguntaban muchachos del grupo que se desplaza por Robles y
veredas y las familias cercanas, identicando dónde había sido el tiroteo, quiénes habían el río Rosario. Entonces llegaron otros cuatro y no
pistas en la historia y episodios locales disparado y a quiénes. De repente se más llegar fueron disparando. Hubo tanta confusión Según información recogida en
donde estaban viviendo una historia de calmó. Juvencio venía con un par de jóve- que nosotros salimos corriendo de allá, no vaya ser el río Rosario, allí operaban dos
sufrimiento y dolor. Los jóvenes y adoles- nes caminando muy rápido, casi corriendo. que uno se gane su pepazo. grupos: uno de las disidencias
centes eran los más afectados. Ahora el —Vean, no se muevan de aquí, esperemos que de las Farc: Columna móvil
—Camine para la casa ñaña, que allá se
riesgo se trasladaba a la comunidad. ¿Ten- pase el alboroto y preguntamos cómo terminó Oliver Sinisterra, comandada por
están dando bala esos locos. Camine.
drían que salvar a la comunidad? Dejemos ese asunto. el caído Guacho y el de David.
que sean nuestros amigos los que nos lo —Ñaño, ¿usted está bien? ¿No lo hirieron? Estos dos grupos se unieron en
cuenten. —Preguntó la hermana, angustiada. —¡Válgame Dios, Padre Nuestro, protege nuestros uno, al ser asesinados sus
muchachos! —Exclamó la anciana madre que se comandantes. Estaban ubicados
En lo primero que pensó Eugenia, cuando —No, yo no pero un muchacho que había levantado de la cama y doblaba unos vestidos entre las veredas 1 hasta la 13,
oyó los disparos, fue en su hermano estaba cerca le dio una bala en el brazo y en en la salita frente al televisor. Era la hora de sus parte baja y media del río, y el
Juvencio, porque esa tarde el joven había la cancha cayeron varios. ¡Vea, qué miedo! novelas favoritas. grupo que comanda alias
ido a la cancha a ver un partido de fútbol. Contador estaba localizado en
Tan pronto como llegaron, Juvencio le Cuando al nal de la tarde llegó Manuel de la nca,
Los disparos se repitieron y le llegaron las veredas 14 y 15, la parte más
contó a la familia lo que había pasado. venía acompañado y traía otras noticias. Un
como punzadas de miedo al corazón. Ese alta del río. Estaban allá desde
antiguo amigo de la familia, Rafael Cabezas de la masacre de 16 de julio de
corazón que sabía que los disparos signica- —Estábamos viendo el partido cuando
Río Rosario, que pasaba para Robles y se quedó 2017 en la vereda se Ambupí en
ban heridos o muertos cercanos a la llegaron los de ese grupo que está por allá
en Chilví, para informarse sobre el tiroteo. la que murieron 4 personas,
vereda, a la familia. Llenándose de valor en el Mira. Primero pasaron dos en moto y
Manuel se lo había llevado a su casa para que entre ellas una mujer, y que
salió a la calle. Hombres y mujeres corrían. parece que esos llamaron a otros, cuando saludara a sus padres. permitió la llegada de Guacho.
Desde entonces se están
peleando el territorio (2017).

162 163
—Me da gusto verlos sanos, parientes. —Saludó —El muchacho de aquí es de los Cabezas bolsillo. Y en cierta manera tenían razón
el campesino negro, alto y fornido. Sus gruesas de acá fuera, de la casa de concreto y las con lo de la escuela. Esos maestros que
manos hablaban de los muchos días que había dos motos. ¿Se acuerdan? A él lo velan esta contrataban los alcaldes llegaban los
trabajado machete en mano y empujado con su noche y seguro el entierro es mañana en el martes y se iban los viernes. Eso fue lo que
canalete el potrillo, bajo el sol. cementerio de aquí. El otro no se sabe, pasó, por ahí fuimos perdiendo a nuestros
pues se llevaron el cadáver para Robles. hijos y sobrinos.
—A nosotros también nos da gusto Rafa. Vea,
aquí comentando con los muchachos estos —¿A veces uno se pregunta cómo fue que —Entiendo, Rafael. ¿Y a sus hijos? ¿Cómo
hechos terribles. —Informó la profe Dolores, llegamos a esto? —Dijo la anciana. les ha ido a ellos? —Preguntó amable-
resentida por la pena. mente la anciana.
—Vea, Dolores. —Observó Rafael. —Allá
—Fíjense cómo es la desgracia de la guerra de en nuestra vereda, los jóvenes se nos Don Rafael guardó silencio por unos
En la zona del esos muchachos. En el tiroteo murieron dos, uno salieron de las manos desde que nuestros segundos que parecieron minutos, que
Alto Mira y Frontera, de aquí y otro de Robles. Otros resultaron con familiares trajeron esos cultivos de coca. Es parecieron horas.
correspondiente al heridas leves. —Dijo Rafael. que con catorce años, esos muchachos
que se iban a coger coca, ya se sentían —Con eso de que tuvimos que desplazar-
territorio del Consejo Brotaron tibias las lágrimas de la profe, mientras nos a Tumaco, los más afectados fueron los
Comunitario de Alto Mira adultos. Irrespetaban a sus padres, dejaron
buscaba con la mirada a su anciano compañero. las escuelas. Se la pasaban en los sembríos muchachos. Estuvimos con Gloria camine
y Frontera, actúa un Don Barto la miró. de coca en las mañanas, hasta las once más y camine, hasta que los pusimos en uno de
grupo armado ilegal que o menos que volvían al pueblo con plata los colegios de allá, pero ahí conocieron a
—Esto parece una maldición. Uno no entiende uno de esos bandidos y nos los sonsaca-
se ha autodenominado cómo estos muchachos decidieron que matarse para comprar pollo asado, beber cerveza y
Guerrillas Campesinas, andar detrás de las muchachas de su edad, ron. Mario, uno de nuestros hijos, está
unos a otros era una alternativa de vida, si aquí preso en Panamá, lo cogieron en una
conformado, al parecer, somos una sola familia. —Dijo don Barto, con una porque ya tenían plata para mantenerlas,
lancha con cocaína. Nos enteramos por las
por exmiembros de las voz arrastrada por la tristeza. —Yo todos los días eso era lo que decían. Esos muchachos,
pollitos, dejaron las escuelas porque noticias. Tenía 17 años entonces, ya lleva 4
Farc–EP que no se doy gracias Dios porque ustedes, mis hijos, saben años allá. Y al mayor nos lo mataron esos
acogieron al proceso de trabajar en su tierra y no se metieron con esa decían que ahí no aprendían nada, que era
mejor raspar coca y tener su plata en el bandidos del grupo que maneja el barrio
paz con el gobierno coca, que todo esto es por eso.
nacional.

164 165
Nuevo Milenio. Dijeron por la radio que en un jóvenes desterrados, vulnerados, con una acompañar a sus vecinos al entierro de
enfrentamiento, nada de eso. Fue porque nuestro carga emocional devastadora. Los gobier- Marquitos, el joven de Chilví.
muchacho no quiso llevarles unas armas en la nos locales no hicieron su tarea y los
moto. De eso hace dos años. dejaron solos para el sacricio. Esa es la Era una tarde calurosa, la vía pavimentada
tercera razón, los grupos armados ilegales, hervía. El movimiento de los buses,
Rafael siguió contando las difíciles condiciones de de las Farc, del ELN, de las disidencias de automóviles y motociclistas que pasaban
las familias del barrio y las amenazas de los grupos los paramilitares, aprovecharon esa raudos en otro momento, hoy se habían
armados ilegales que los presionaban. debilidad y de ahí a su reclutamiento fue un detenido. Un retén de motociclistas
paso. Les ofrecieron plata, armas, drogas y paraba el tránsito. En la Iglesia se habían
La maestra tomó la palabra y dijo: turnado los dos entierros, el de Chilví para
las posibilidades de superar la situación
—Rafael, con todo respeto, pero la culpa no es haciéndose soldados de sus ejércitos, tal las 2 de la tarde y el de Robles para las 3, en
solo de los jóvenes, hay que mirar las causas que vez sin advertirles que, en el juego de un esfuerzo por evitar que integrantes de
hay detrás y una de ellas fue que los alcaldes ajedrez de la guerra, los soldados son los los grupos se encontraran en la iglesia o en
contrataron, por politiquería, a cientos de profe- primeros en morir y que los reyes nunca se el cementerio y se provocara algún enfren-
sores que no tenían preparación como docentes. atacan entre sí, porque los reyes maosos tamiento. Pero por esas cosas que pasan,
Eso, unido a las precarias condiciones educativas, son invisibles. Ahí están enriqueciéndose, el de las 2 estaba retrasado y la gente de
especialmente las de la zona rural, donde muchas chupándose la sangre de sus soldados. Robles que estaba para las 3, llegaba y se
veces ni sillas había. Sin estudio de calidad y sin acomodaba en la iglesia. La tensión se fue
trabajo, los jóvenes quedaron sin oportunidades. Rafael se quedó sin palabras, la anciana apoderando de los presentes cuando en la
La segunda causa que hay que tener en cuenta es tenía razón, muchos jóvenes cayeron en iglesia coincidieron los dos cortejos fúne-
el impacto del conicto. El desplazamiento esa trampa de la guerra por falta de oportu- bres con sus ataúdes y sus participantes.
ocasionó que las familias tuvieran que huir de sus nidades para estudiar o trabajar. Las miradas de odio y miedo no se hicieron
territorios ancestrales para ir a vivir a centros esperar. El silencio se apoderó de los
El día después llegó el entierro y creció el presentes. No se sabe quién dijo que en el
urbanos. Eso rompió el tejido social y cultural, temor por un enfrentamiento mayor,
introdujo nuevos valores, necesidades y expecta- cortejo de Robles iba un grupo de mucha-
porque temprano en la mañana se difundió chos armados de pistolas y la persona que
tivas de vida que no podían resolver los jóvenes. A la noticia de que los dos muchachos iban a
algunos, incluso, les tocó enfrentar la muerte o escuchó dijo que también los de Chilví
ser enterrados en el mismo cementerio. estaban preparados, que de ahí no salían
desaparición de sus padres, hermanos o parientes Eugenia y sus hermanos decidieron
cercanos, amigos de la vereda, en n, eran vivos los de Robles, y un tercero, gritó:

166 167
—Por lo menos respeten la memoria de los muertos y los santos parientes, amigos, no permitan que esto siga, ya hemos enterrado
de la iglesia. Si se van a matar, háganlo afuera. a muchos de nuestros hijos, nietos, sobrinos y vecinos. ¿Para qué
Entonces vino el murmullo, voces que transmitían un mensaje y tanto dolor? ¿Qué es lo que ganan con tanta rabia y tanta sangre?
un temor. Se hizo más fuerte el murmullo y los que estaban Yo les pido el favor, recemos hoy por estos dos primos perdidos,
sentados se pararon y a estos les siguieron otros. Un muchacho pensemos que enterramos esta violencia que nos enfrenta entre
levantó una pistola y otro más allá levantó otra. Justo cuando iban familiares. Volvamos a nuestras casas en paz, quizás a llorar a todos
a disparar se escuchó un grito. Una abuela se había parado al los que esta guerra se ha llevado, porque todos son de nuestra
frente, mientras que un joven sacerdote negro la ayudaba a familia. Háganme ese favor.
sostenerse. Hubo un silencio conmovedor. El sacerdote inició la misa y pasó a
El sacerdote habló. liderar el sepelio de los muchachos.

—Hermanos, están en la casa del señor. Respetemos eso. Les Unas semanas después, los grupos de Tumaco pactaron una
ruego que escuchemos a la señora Amparo. Creo que ella quiere tregua, sin embargo, duró poco. Pronto los dueños del negocio a
decir algo antes de que empecemos. nivel nacional e internacional pidieron más coca, por lo tanto más
sangre, y volvió el enfrentamiento.
Se hizo silencio, casi todos conocían a la anciana, que entristecida,
intentaba sostenerse ante ellos. Una de esas noches, mientras comentaban los sucesos, Manuel,
como siempre pensativo y en silencio, se preguntaba ¿cómo hacer
—Muchachos. —Dijo con una voz fuerte. —Nunca he estado tan para recuperar esta juventud de las manos del narcotráco? ¿Cómo
triste como estos dos días y quizás este golpe de la vida sea el último acercarlos otra vez a ese proyecto de las familias afrocolombianas
que reciba antes de morir. —Y siguió: —Ayer asesinaron a dos que lucharon por la libertad y la autonomía? ¿Cómo fortalecer la
jóvenes que eran nietos míos, hijos de dos de mis hijos, separados economía propia distinta al narcotráco, los espacios familiares, de
por la codicia y la ambición. Cada uno era parte de uno de los esa otra forma de ser feliz sin sacricar a los jóvenes? ¿Qué se podría
grupos que están aquí queriendo seguir con la matanza. Hijos, hacer para gestar un mejor futuro para los afrocolombianos?

168 169
Entre la Tragedia
y los milagros
Cuento 15
Entre la tragedia y los milagros
Los nuevos profetas cantan a coro, el n ha llegado, arrepiéntanse todos.
Cuando la salud de la madre empeoró y —Hijos, su madre quiere contarles sobre —Pero si hay una esperanza con la cirugía sería
tocó recurrir a los médicos otra vez y la una decisión. bueno hacerla, mami. —Dijo conado, Manuel.
sentencia de muerte era una sombra que Juvencio permanecía en silencio, se le veía triste
la perseguía día y noche, los hermanos Los hermanos se miraron, había esperanza
y alegría en sus ojos. como a Eugenia.
dejaron de conar en la herencia prometi-
da del abuelo. La madre se moría después —¿Entonces qué hacemos? —Preguntó Manuel.
—Hijos. —Dijo la madre conteniendo las
de todo, ¿para qué otra herencia si la Tenemos que hacer algo, así sea lo imposible, mami.
lágrimas. —No les tenemos buenas noti-
perdían a ella? cias. Luego de las sesiones de quimioterapia —No, mijo. —Contestó la madre, resignada.
Don Barto y la maestra llegaron a su casa en el tumor no ha cedido, más bien, según los Y agregó: —Yo creo que hay una última opción y es
silencio, se bajaron del taxi y entraron con doctores, ha crecido y puede estarse lo que quiero decirles. —Hizo silencio y miró a don
el lento caminar que los distinguía desde extendiendo a más lugares de mi cuerpo. Barto que la seguía con la mirada tierna y conada de
hacía varios años. Siguieron a la salita, Se hizo un silencio pesado, doloroso. siempre. —Ya no vamos a seguir con los médicos, ya
mientras que sus hijos, que los esperaban son muchos años con esto. Si me tengo que morir
—Pero aún queda la opción de la cirugía,
ansiosos, salieron a recibirlos. En todos creo que ya es el tiempo, no voy a seguir insistiendo.
¿no? —Preguntó Eugenia, con lágrimas
estaba fundada una expectativa: que el Voy a ir a Magüí Payán, como una especie de despe-
en los ojos.
cáncer se hubiera detenido con las últimas dida, a pagar una manda al Señor de los Milagros por
sesiones de quimioterapia a las que se había —Sí. —Respondió la madre con una voz la vida que tuve, por la familia que ahora tengo y amo.
expuesto la madre. llena de dolor y ternura a la vez. —Mis —¿Y luego, mami? —Preguntó llorando, Eugenia.
hijos, sí, es una opción pero es que yo no
—Siéntense muchachos, su mamá quiere me quiero someter a una cirugía. Según el —Luego, mija, lo que Dios quiera. —Dijo la maes-
decirles algo. Llamen a Juvencio que está médico Ortiz es la última opción pero no tra, y un par de lágrimas se derramaron por su
allá afuera. —Ordenó el viejo. es seguro que con eso me alivie, incluso rostro. Don Barto la abrazó y los hijos lo siguieron.
hay peligro por mi hipertensión y mi Fue un abrazo intenso, en silencio, que hablaba del
No hizo falta llamarlo, Juvencio entró
avanzada edad… gran amor que como familia mantenían.
expectante.

172 173
Esa noche, mientras lavaba los platos con ancestral, con sus ríos y sus bosques. Están cuando uno se muere su alma queda rondan-
Margot, Eugenia pensaba en silencio la luna y el sol, el manglar, la selva y el río, en do las casas del pueblo, entonces en la última
sobre la decisión de su madre. Era razo- los que existen espíritus malos como la noche se lo despide o de lo contrario se queda
nable que pensara así, había sufrido tanto Tunda, el duende, la madre de agua y otros tente en el aire, como fantasma. El cementerio
durante los últimos años con los dolores como el ribiel, que están relacionados con es como una entrada a la otra vida. Los cantos
de la enfermedad, los efectos de la el mal y la muerte. En esta vida también y rituales como el acompañamiento del alma
radiología y las quimioterapias, que la están los santos y los templos. En la otra del muerto. Los chigualos o gualíes para los
entendía. Solo la entristecía la idea de que vida está el cielo y la gloria para quienes niños muertos bautizados o angelitos.
muriera pronto. hayan hecho el bien en esta. Para quienes También se hacen velorios para los santos. En
han hecho el mal, está el inerno, y a la ellos se cantan arrullos, y algunas personas se
—Tía ¿y si mi abue se muere, a dónde va, al
mitad del cielo y el inerno, el purgatorio comprometen con hacer mandas para que el
cielo, al purgatorio o al inerno?
que es a donde van las almas que aún no santo les haga un milagro o interceda con Dios
Era la voz de Margot que la sacaba de sus han sido juzgadas por Dios. por su alma.
pensamientos. Eugenia se secó las lágrimas Los ancestros
y se jó en la adolescente que la miraba —Tía, ¿y en el inerno quiénes están? —Tía ¿y todo eso es de África como usted dice?
triste. La abrazó y luego respiró hondo. Le africanos trajeron
—En el inerno están Satanás, los demo- —Una parte sí, mija. Lo que pasa es que si bien
sonrío y le dijo: nios y las almas de los adultos muertos que nuestros ancestros africanos trajeron sus
sus creencias y
—Si su abue se muere, creo que va al cielo, en su vida hicieron el mal: asesinaron, creencias y religiones africanas, aquí en América religiones
a la gloria, porque ella ha sido una mujer robaron, fueron malos con sus hijos y
muy buena. Dios le perdonará los pecados familiares y se aprovecharon de los otros,
se juntaron con las creencias indígenas y la africanas, a
religión católica traídas por los españoles. En
que haya cometido porque ha hecho más hicieron cosas muy malas. nuestra religión se nota la inuencia de la fe
América en donde
cosas buenas que malas.
—Tía ¿y eso de los velorios que usted católica con su estructura de Cielo, Purgatorio y se juntaron con
—¿Cómo así, tía? —Preguntó interesada, comentaba con mi abue el otro día? Muerte, Dios y los santos, así como en la las creencias
la adolescente. estructura de los alabaos, loas y arrullos inte-
—Mija, es que entre esta vida y la otra, el pretados en los rituales mortuorios o en favor indígenas y la
—Vea, señorita. Para nosotros los negros de paso a ella, o sea la muerte, los miembros de los santos. Pero otros elementos tienen religión católica
esta subregión, existe esta vida y la otra. de la familia acompañamos a los dolientes y origen en religiones indígenas americanas
familiares del muerto en su dolor y canta- como la Madre de agua, común a otros pueblos
traídas por los
—¿Cómo así que otra vida, tía?—Sí, mija.
mos alabaos en despedida del muerto. A andinos de Colombia, el duende y el ribiel, o españoles.
—Escuche: en esta vida estamos todos, los muertos adultos hay que hacerles un africanas como la conexión con los difuntos, o la
vivimos aquí en el pueblo, el territorio novenario y una última noche, porque creencia en la Tunda y el barco fantasma.

174 175
—Además está nuestra música de tambo- mientras veía pasar el bosque húmedo por —A mi edad, y en mi estado de salud, ya nada
res, cununos, maracas que acompañan los las ventanas del bus. En Junín pararon una me hace más daño. Si quiere devolverse, don
cantos tradicionales, especialmente en los hora para cambiar de transporte, llovía y Barto, hágalo usted. Yo llegó a Magüí así sea lo
arrullos o chigualos cuyas raíces son de hacía frío. Don Barto la arropó con una último que haga, pero que llego, llego.
ascendencia africana. Todo esto se com- gruesa chaqueta. La maestra estaba pálida,
plementaba con el calendario de estas no se quejaba pero su rostro mostraba el —Usted sabe que me preocupo por usted,
patronales en homenaje a los santos y dolor que llevaba dentro. Don Barto se maestra.—Explicó sereno, don Barto. —Usted
estas de guardar, siendo las principales la sintió culpable por un momento, no debió sabe que yo la voy acompañar a donde usted
Semana Santa y la Navidad. De estas estas dejar que hiciera ese viaje en su estado. Le quiera. —Le conrmó.
patronales son muy importantes en la preocupaba cómo iba a soportar el resto Don Barto no se equivocaba con el estado de la
subregión la del Señor de los Milagros de de la carreta a Barbacoas. En una camione- carretera. En verdad era un camino pantanoso
Magüí Payán, la de la Virgen de Atocha en ta repleta de gente, cajas de mercancías y
y ahuecado, con escombros anegados del que
Barbacoas, la del Señor del Mar en San galonetas de gasolina, empezaron el viaje
brotaban grandes piedras, bordeado de árboles
Juan de la Costa. para Barbacoas. Don Barto la miraba.
y barrancos, en el que la camioneta avanzaba un
Manuel se ocupaba de las maletas y
—¿Es a Magüí Payán que quiere ir mi abue? metro y caía en un hueco de dos, del que salía
Eugenia de los alimentos, agua y medicinas
trabajosamente. En algunos saltaba y los pasaje-
—Sí, vamos a descansar porque mañana de la madre. Entonces cerca del medio día
hay que preparar su viaje. llegaron a Bella Vista. Hasta ahí llegaba la ros sentían el golpe en la cabeza o las posaderas
pavimentación de la vía, de ahí hasta o se inclinaba para superar una de las piedras del
Esa noche Margot soñó que su abue volvía camino como si se fuera a voltear, que hacía que
Barbacoas había 30 kilómetros por vía
de su visita al Señor de los Milagros sanada los pasajeros se agarraran de lo que pudieran
destapada, con sectores anegados y
y contenta. Cuando despertó, se dijo para para no caer sobre los demás.
rocosos, que la hacían un camino tortuoso
sí: eso sí sería un gran milagro. Por eso
que a veces se demoraba ocho horas. En Fueron un poco más de cuatro horas, la
despidió a sus abue con abrazos y contenta
varias ocasiones, políticos corruptos maestra soportó el martirio, no se quejó, pero
de verlos ir en busca de ese milagro.
habían robado el presupuesto de pavi- su compañero y sus dos hijos sabían que la
El bus se demoró dos horas entre Tumaco mentación de esa vía y los grandes perjudi- había pasado muy mal. Así que no más llega-
y Junín. La nueva carretera pavimentada cados eran los pobladores.
ron a Barbacoas buscaron un hotel y la lleva-
era más cómoda que el viejo bus escalera y
—Maestra, ¿cómo va? Todavía podemos ron rápidamente a la habitación. Buscaron
la carretera destapada en la que viajó la
devolvernos, la parte de la vía que falta está comida y jugos y la acompañaron hasta que se
última vez. Pese a sus dolencias, la maestra
destapada y eso podría hacerle daño. quedó dormida.
daba muestras de estar en buen estado

176 177
Al día siguiente, su estado no había mejora- lluvias del mes de abril. Al otro lado del río Rápidamente don Barto sacó de su mochila —¡Mami! —Gritó Eugenia, yendo rápido a
do. Ahora se quejaba por el dolor en el tomaron otro auto, esta vez un viejo jeep un frasco de menticol y con un pañuelo lo verla. La anciana respiraba normalmente,
estómago, estaba fría y en su rostro había acondicionado para la carga de personas. puso en la nariz; la maestra respiró. incluso se sentó sola, respirando, como
volviendo de un largo sueño.
unos profundos y ojerosos ojos. Pero así se Se mantuvo respirando quejosamente
El recorrido de ascenso fue por otra carre-
paró, se metió a la ducha y ella misma se hasta cuando llegaron al parque de Magüí Dos días después estaban en su casa, en
tera destapada, menos destruida que la de
vistió. Luego de un rápido desayuno con Payán. Allí bajaron. Chilví, contando la historia de la maestra,
Barbacoas. Estaban a diez minutos de llegar
huevos fritos, pan y café con leche, fueron al que reía animada por esta nueva oportuni-
a la pequeña ciudad de Magüí Payán cuando —Si quieren la llevamos al hospital, queda dad de vivir. A la semana siguiente fue
embarcadero. Ella caminaba lento, pero
la maestra se desmayó. aquí a la vuelta. —Dijo el chofer. nuevamente al hospital. Los médicos no
hacía esfuerzos para caminar sola y no
mostrar su enfermedad. Al n, pasaron en —¡Mamá, mami! —Gritó Eugenia. tenían explicación, pero el tumor parecía
—¡No! —Dijo la maestra, con una voz retroceder día a día y la anciana se veía
una lancha el río Telembí, caudaloso por las
fuerte que no se supo de donde salió. —Si mejor. Margot pensaba para sí que su
me voy a morir hoy, quiero que sea a los sueño se había hecho realidad.
pies de mi patrón, el Señor de los Milagros.
Eugenia se decía ¿quizás fue la fe de mi
Allá la llevaron alzada, convencidos de que madre? ¿A lo mejor su gran fuerza de
eran los últimos minutos de vida. La aco- voluntad? ¿Fue su creencia en el Señor de
modaron frente a la imagen del santo. Ella los Milagros de Payán? No sabía responder
se acercó pasmosamente y le besó los pies esas preguntas, solo pensaba en lo feliz que
y allí se desplomó. era con su mamá aún viva y sanando.
Aunque a veces se preguntaba sobre la
Eugenia gritó: —¡Mami, no se muera, cantidad de iglesias y espacios de celebra-
mami! —Pero la anciana estaba pálida y ción de las distintas religiones que había en
tiesa, tumbada a los pies del santo. Tumaco y en el resto de los municipios de
la subregión, ¿cómo ayudaban a sus
Don Barto abrazó a Eugenia y Manuel vino seguidores? ¿Los hacían fuertes como a su
llorando y se abrazó a ellos. El dolor de ver madre? ¿Qué papel tenían esas creencias
morir a la maestra los destrozaba. en la vida de los pueblos de ahora? ¿Por
qué muy pocos jóvenes asistían a esas
Fueron unos minutos largos y penosos;
ceremonias? ¿Cómo esas religiones
pero de pronto la maestra movió una mano
ayudaban a conseguir la paz entre tanta
y alzó la cabeza, miró a sus hijos y a su violencia que azotaba a la subregión,
compañero que la observaban asombrados. especialmente a los jóvenes?

178 179
La persistencia
La persistencia en
en la
la
esperanza
en el mundo de la resiliencia
Cuento 16
La persistencia en la esperanza —¿Qué pasó Adalberto? ¿No me puedo vestir
en el mundo de la resiliencia decentemente o eso también lo prohíbe tu gente?

Pero los que caminaron por el camino del cimarrón, llegarán a El otro se mantuvo callado y miró retadoramente a
un presente de un mundo mejor. Juvencio, luego hizo el ademán de sacar algo entre
su camisa a la altura de su cintura.
Juvencio, convidado por su hermana y su De hecho, esto explicaba, que Juvencio
sobrina, había aceptado colaborar con el estuviera tan abierto a colaborar con su —¿Entonces me vas a mostrar tu arma o vas a
colegio de Chilví en el intercambio cultural hermana, que cada vez cosechaba más dispararme aquí en la calle? —Le dijo Juvencio sin
que los estudiantes tendrían con los del éxitos como maestra del colegio rural. mostrar miedo alguno, más bien hablaba con una
Instituto Industrial de Tumaco. La idea era Con su camisa blanca, nueva y planchada, voz llena de valor y decisión.
que él como exalumno del colegio de la su pantalón negro de lino y zapatos de
color café, embetunados y brillantes, el El grupo de cinco muchachos lo rodeó. Adalberto
vereda, hablara de su experiencia estudian-
joven caminaba por la calle de la vereda a mantuvo la mano en el arma. Juvencio seguía quieto,
til en el foro central del encuentro. Se había
cumplir el compromiso que tenía con su mirando al joven.
sentido muy contento de hacerlo, aunque
le daba miedo embarrarla, sin embargo, la hermana. Fue al cruzar la calle, pasando —¿Ya no te acuerdas? —Le preguntó sin dejar de
hermana lo calmó diciéndole que hablara más allá de la tienda de los paisas, que vio al mirarlo. —Éramos como hermanos, crecimos
solo de sus experiencias en el colegio. El grupo de muchachos que conversaban corriendo por estos caminos, metiéndonos a nadar
joven sonrió con picardía pues su paso entre ellos. Trató de coger otro camino, en ese río cuando caían las lluvias que inundaban el
había sido una aventura de travesuras, pero no había más, así que respiró el aire pueblo, cazábamos juntos. De muchachos nos
fechorías adolescentes y castigos de profe- fresco de la mañana y siguió con la mirada escapábamos del colegio para ir a jugar fútbol en la
sores, empeños paternos y algunos esfuer- ja en el colegio. cancha, nos robábamos los bananos maduros de
zos fallidos. nuestras casas para comerlos a la orilla… ¿Qué pasó?
—¡Pero si es mi pana Juvencio! Con esa
No te reconozco.
Por esos días la familia Jácome andaba muy ropa de cura casi no te reconozco.
contenta. La salud de la maestra mejoraba —Dijo el jefe del grupo, impidiéndole el —Eso era cuando éramos pelaos, ahora soy el jefe.
luego de su visita al Milagroso de Payán, lo paso. El otro joven era corpulento, con un En este pueblo mando yo, te guste o no. ¡Y deja de
que había bajado el clima de tensión y cuerpo adiestrado y músculos de soldado contarme esas maricadas de cuando éramos unos
preocupación que se vivía antes del viaje. en servicio. culicagados, madurá!

182 183
—¿Me van disparar o puedo seguir mi camino? —¿Qué te pasó? —Preguntó la hermana, engalanada
—Preguntó Juvencio. como maestra antriona del evento.
—Estamos buscando un soplón que el otro día le dijo al —Nada, nada. —Prerió no hablar y buscar dónde
ejército que estábamos por aquí y como usted ahora se la sentarse.
pasa en Tumaco, pues queríamos preguntarle.
—Dijo el líder. Mientras observaba a los grupos de adolescentes que
cantaban, actuaban o recitaban, Juvencio pensaba en las
—Yo no necesito hacer eso, no soy soplón. Si les preocupa experiencias que había tenido siguiendo las pistas de la
el ejército pues pregúntenles a ellos. Son ustedes mismos carta del abuelo: recordó el episodio de la bisabuela, del
los que se sapean andando por ahí amenazando a la gente, primo contándole cómo llegaron sus ancestros a
dándoselas de matones porque están armados. Barbacoas, recordó su acción irresponsable en Satinga, a
—¡Vos sabés que el que nos sapea, se muere! los tíos que les hablaron de la ciudad de Tumaco de los años
—Amenazó Adalberto. 30 y del auge maderero, de la decepción de los planes de
desarrollo. Pensaba en cómo sus familiares se habían
—Si me permites decírtelo, ustedes ya rmaron su suerte sobrepuesto a todos esos retos que la vida les había
al entrar en ese grupo armado y me da pesar que cuando impuesto. Pensó en la guerra del narcotráco y en todas las
entiendan su error va a ser tarde, porque en esta guerra no masacres y desplazamientos que habían causado los
mueren los poderosos, sino que matan a los jóvenes como paramilitares y las Farc. También recordó a los líderes
ustedes que son contratados para el trabajo sucio. Y si no
luchando por sus derechos en Chapas, en el Tumacazo,
me vas a disparar, déjame ir que voy retrasado.
organizados y movilizándose por el territorio con la Ley 70
Los otros miraron al jefe y este les indicó con la cabeza que de 1993; a los jóvenes haciendo arte y cultura, grabando
se abrieran. Juvencio siguió su camino. discos y ganando premios internacionales; a las mujeres
organizadas exigiendo sus derechos; a la cantidad de
Cuando entró al colegio, Margot lo esperaba. jóvenes como él, que ahora podían ir a la universidad en su
—Tío, entre que ya le va tocar hablar. municipio, sobre todo las mujeres jóvenes que antes les
tocaba quedarse en casa o casarse para salir de ellas. Ahora
Entró al edicio, luego subieron al segundo piso, camina- las veía en las universidades, estudiando y trabajando en los
ron por un largo pasillo entre salones de clase cerrados y caseríos. Sentía que toda esa historia de dolor que los
llegaron a la puerta del salón múltiple. El recinto estaba perseguía se podía superar, sentía una esperanza nacida del
repleto de adolescentes viendo en silencio la presentación conocimiento de la historia de lucha de sus ancestros. Si
de una obra del grupo de teatro del Itin. ellos pudieron, ¿por qué su generación no lo podía hacer?

184 185
Entonces le tocó su turno de hablar. prender cómo ha sido nuestra historia y actuar en corres-
pondencia. Como nos dijo una tía: “hacerle honor a la
—Estoy muy agradecido por la invitación que me ha lucha por la su proyecto de la gran familia afrocolombiana
hecho el colegio. —Dijo, aclarándose la voz. Y continuó. del Pacíco sur, de su cultura, de su sabiduría en medicina
—El privilegio de contarles a ustedes mis pensamientos tradicional, en el conocimiento de la selva. No solo miren
es una gran oportunidad y no quiero desaprovecharla. adelante y con los anteojos prestados de las tecnologías
Les diré que mientras estuve en este colegio no fui un modernas, miren también a los lados, miren en esas
buen estudiante, repetí varios años, me peleé con costumbres y rituales religiosos que estamos dejando atrás,
algunos profesores, me escapaba con mis compañeros los conocimientos de los abuelos que estamos perdiendo y
de clase, no hacía tareas y quería pasármela de bacán con los valores con los que nos criaron en nuestras familias y
mi grupo de amigos. Nunca valoré lo suciente este que ahora rechazamos por asumir otros, ajenos.
proceso educativo. Al nal me gradué a fuerza de
regaños de mis padres. Entonces hizo silencio y dijo:

Su comentario generó risas entre los participantes que él —Gracias, es todo. Espero no haberlos aburrido.
compartió animado. Aprovechó para beber agua y Se escuchó un murmullo en el auditorio acompañado de
experimentó una especie de alegría al ver que todos los un aplauso que creció como una ola y duró largos minutos.
adolescentes ahí presentes, lo miraban. Entonces siguió.
El evento siguió un par de horas más. Mientras tanto,
—Pero hace algunas semanas, algo me pasó, bueno, nos Juvencio acompañó a su hermana, disfrutó de los bailes y
pasó a mis hermanos y a mí. Nuestro abuelo nos dejó una canciones de los grupos, se rió de la comedia presentada
herencia pero esa herencia había que buscarla. Solo nos por el grupo de teatro del Itin y estuvo como otro estudian-
dejó pistas. Entonces fuimos tras ellas para descubrir que te más hasta el nal de la jornada. Luego esperó a su
la herencia que nos dejó era la historia de lucha de nues- hermana y a su sobrina que estaban orgullosas de él. Iban
tros ancestros por ganar su libertad, nuestra libertad, por saliendo del colegio cuando vio al grupo de Adalberto
construir un territorio de vida en paz y solidaridad en el parado en la esquina. Orientó sus pasos hacia el otro lado
que viviéramos como hermanos en nuestras familias, la de la calle, su hermana y su sobrina lo siguieron. Entonces
cultura que ustedes representan aquí, entre otras cosas. Adalberto y su grupo se encaminaron hacia el otro lado de
Quiero decirles que amen lo que hacen. Hay que estudiar la calle de modo que venían en dirección a él. Juvencio
y mucho, pero sobre todo hay que conocer esa herencia pensó lo peor, una sensación extraña lo invadió, no era
de los abuelos, conversar con ellos, escucharlos, com- miedo, era una suma de rabia y tristeza porque del enfren-

186 187
tamiento con el grupo de Adalberto brazos, asustadas. Entonces los otros se Juvencio entendió que no estaba solo, que ayudar a otros en el autoconocimiento de
podrían resultar varios lastimados, especial- acercaron más, apuntaron a sus objetivos los jóvenes como él eran más que aquellos su historia, de su cultura, de lo que sus
mente su hermana y su sobrina. Eran ellas dispuestos a jalar el gatillo, pero de pronto, que las situaciones adversas de sus familias ancestros habían construido para ellos.
quienes de verdad le preocupaban. Y la como si lo que estaba pasando no fuera ya habían arrastrado hacia la guerra. Y sintió
rabia era porque eso no era necesario, extraordinario, ocurrió algo. Los intimida- tristeza por su amigo Adalberto y sus Eugenia lo miró y Juvencio la miró a ella.
pero sabía de la locura del amigo de infan- dores se detuvieron, se miraron entre ellos compañeros. Lo más probable es que Ambos pensaron que la vida de su familia y
cia. Sabía lo que las armas hacían a estos y por un momento dudaron. Adalberto pronto escuchara las noticias de que su comunidad, la vida del Pacíco nariñen-
muchachos, eran como una droga que los miró a su alrededor y en un gesto de habían sido apresados, o peor, asesinados. se podía mejorar e iban a trabajar en ello.
hacía sentir gigantes, matarifes de película. fastidio, bajó su arma, los otros hicieron lo Y pensó en la suerte que él y sus hermanos Sus corazones rebosaban de alegría y
Como Juvencio temía, Adalberto esta vez mismo. Luego, sin dar la espalda y sin decir habían tenido, la suerte de los chicos que agradecimiento a su abuelo y sus pistas
no amenazó sino que sacó una pistola y los nada, se fueron caminando muy rápido estaban ahí, frente a él, la suerte de haber para llegar a esta herencia.
otros jóvenes hicieron lo mismo. Juvencio hacia la vía. Eugenia primero, luego nacido en este territorio, con la herencia Y ahora te quiero preguntar a ti que lees
se detuvo, su sangre se heló, el nerviosis- Juvencio y Margot se voltearon para mirar a ancestral de los abuelos. Alguien tenía que esta historia:
mo lo dejó sin voz y en su mente la idea lo los casi doscientos estudiantes y al grupo de contarles, hacerles ver esto, los otros no
atravesó como un rayo: estos locos los iban profesores del colegio detrás de ellos, habían tenido oportunidad, pero él podría ¿Qué cosas te dan esperanza para seguir
a matar. Eugenia y Margot se aferraron a sus entonces comprendieron. ayudar, él y su hermana Eugenia podían trabajando por esta región?

¿De qué herencia


estás orgulloso?

188 189

También podría gustarte