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Watson - “La evolución de la Sociedad Internacional”

Westfalia: Un Commonwealth anti-hegemónico de Estados

El siglo XVII vio el surgimiento de una Europa con legítima independencia entre Estados,
que se reconocían entre sí, que aún se sentían parte de un todo (Cristiandad Latina) y que su
interacción entre ellos era tal que especialmente los más poderosos se veían obligados a
tener en cuenta las acciones de otros Estados.
Sin embargo, nuevas reglas y procedimientos fueron necesarios para regular sus relaciones.
En términos de Bull, necesitaban constituir una nueva “Sociedad Internacional”.
El resultado final de este proceso fue un acuerdo general negociado en Westfalia a mitad de
siglo, como resultado de la Guerra de los 30 Años. La Paz de Westfalia fue el inicio de una
Europa organizada bajo un principio anti-hegemónico.

Richelieu y la alianza anti-hegemónica

- En el s.XVI Europa se caracterizaba por la visión hegemónica de los Habsburgo. En


la primera mitad del s.XVII,
- Francia surgió como su principal oposición organizada, líder de la coalición
anti-hegemonía. El principal impulsor de esta idea fue el Cardenal Richelieu,
primer ministro del Rey Luis XIII.

- Ellos creían que, para establecer un Estado con un reinado efectivo, era necesario
combinar la concentración de poder de un “stato” (Estado) con el reconocimiento de
la autoridad legítima del rey. Es decir, el rey debía ser la personificación de su
Estado.
- Este intento de unificar Francia bajo el gobierno de un monarca absoluto y
de destruir efectivamente la oposición, fue los que se denominó “raison
d’état”.
- Richelieu debía, entonces, construir una coalición antihegemónica con diversos
componentes no basándose en la autoridad (como lo hacía el sistema de los
Habsburgo) sino mediante negociación y persuasión.
- Para llevarlo a cabo, construyó el mejor y más eficaz servicio diplomático en
Europa. Mientras Richelieu se preocupaba por los intereses del Estado
francés, la política de los Habsburgo se basó en el mantenimiento de todos
los derechos hereditarios otorgados por Dios.

- Ni la conveniencia anti-hegemónica de Richelieu ni la lucha de los príncipes


alemanes disidentes contra la autoridad del imperio equivalía a un concepto de un
nuevo orden europeo. Pero la coalición franco-protestante y sus ramificaciones
coordinaron y estructuraron las fuerzas que se oponían a la hegemonía en la primera
parte del s. XVII, antes de que un nuevo orden general fuera negociado y puesto en
práctica.

El nuevo orden Westfaliano


- La larga lucha llegó a su fin gracias a las complejas negociaciones conocidas como
La Paz de Westfalia de 1648.
- Aunque se trataba de un acuerdo negociado más que de uno dictado, en
general, benefició a los vencedores.
- Dieron origen a algo nuevo y significativo: el primer congreso general de los
poderes de Europa.
- Así, el acuerdo de Westfalia legitimó un Commonwealth de estados
soberanos. Marcó el trino del Estado en control de sus asuntos internos y su
independencia externa.

- Los tratados de Westfalia establecieron muchas de las reglas y principios políticos


de la nueva Sociedad de los Estados y proporcionaron evidencia del consentimiento
general de los príncipes con ellos.
- El acuerdo se celebró para proporcionar una carta fundamental y global para
toda Europa.
- También formuló algunas ideas generales que hicieron eco en acuerdos
posteriores y en los congresos permanentes de la Sociedad de las Naciones y
de las Naciones Unidas, como la condena medieval de los males de la guerra
y la necesidad de un nuevo y mejor orden.
- Sin embargo, no fue establecido un balance de poder indispensable para
mantener las condiciones no hegemónicas.
- Los reinos medievales y los estados renacentistas se habían convertido en una
jerarquía de Estados constituidos, que podemos dividir en tres clases.

1. Algunos soberanos, encabezados por el emperador y los reyes de Francia y


de España eran reconocidos como independientes, tanto de jure como de
facto. Su situación no fue afectada por el tratado de Westfalia
.
2. La segunda categoría era independiente en la práctica, pero no en la teoría
jurídica. Los miembros más significativos de esta categoría fueron los
príncipes laicos del Imperio (Baviera, Sajonia y Brandemburgo). Más de
cien príncipes menores y unas cincuenta ciudades imperiales libres también
habían adquirido una considerable libertad de acción. Bajo el acuerdo, a los
príncipes alemanes y gobernantes no se les permitió ir a la guerra sin el
consentimiento del Imperio, pero fueron formalmente autorizados para hacer
alianzas con Estados fuera de este. Fueron así reconocidos como
componentes independientes del Sistema de Estados y participantes móviles
en las instituciones de la nueva Sociedad Internacional de Príncipes.

3. En tercer lugar, los Estados constituidos por separado, con sus propias leyes
e instituciones, pero dependientes. Tales fueron los Habsburgo, el sur de los
Países Bajos, varios estados en Italia y alrededor del Báltico, y también las
colonias europeas en el Nuevo Mundo. Aunque no eran jurídicamente
iguales, en la práctica, las dos primeras clases de estados reconocían su
independencia mutua y se trataban entre sí como iguales, las fronteras entre
estos Estados estaban claramente delimitadas y lo que pasaba dentro de ellos
podía ser determinado únicamente por sus gobernantes (idea de soberanía).

Los soberanos de Europa ya no estaban sujetos a las leyes universales que se consideraba
que regulaban la conducta de los gobernantes laicos en el medioevo. Sus relaciones estaban
peligrosamente cerca del extremo anárquico. Para poder funcionar no sólo necesitaban el
arreglo territorial y jurídico que establecía una sociedad anti-hegemónica, sino también
nuevas reglas e instituciones en lugar de las antiguas. Así, el siglo XVII desarrolló el nuevo
concepto de “derecho internacional”, como un conjunto de reglas ideadas por y para los
príncipes soberanos para regular sus relaciones mutuas.
La hegemonía de Luis XIV

- El acuerdo de Westfalia marcó el fracaso del concepto de hegemonía de los


Habsburgo, y la derrota final de España por Francia once años más tarde parecía
confirmar que el orden hegemónico en Europa era imposible. Pero la visión y la
práctica hegemónicas no fueron abandonadas por la Habsburgo españoles y
Austriacos que reencarnaron en Louis XIV, que reinó con eficacia de 1661 a 1714.
La caída del poder español y austriaco permitió a Francia, el reino más fuerte y
mejor administrado de Europa, afirmarse una vez más. Los planes hegemónicos de
Luis combinaban las aspiraciones de los Habsburgo y las tradicionales francesas.
Para ello, se propuso adquirir para sí mismo otra fuente principal la autoridad de los
Habsburgo, la posición del Emperador de Roma. En continuación con la tradición
francesa él intentó extender la política francesa mediante negociación, pero también
coacción.

El orden francés de Luis era contrario a los objetivos anti-hegemónicos de Richelieu y al


espíritu westfaliano. El compromiso de Europa con las múltiples independencias fue tan
fuerte, que los planes de Luis fueron inevitablemente opuestos por otra coalición anti-
hegemónica: los holandeses. Finalmente, después de una lucha prolongada y destructiva, el
poder de Luis fue reducido hasta el punto en que no pudo ejercer la hegemonía. Así,
mientras que los franceses tenían sus propias empresas coloniales, los holandeses y los
ingleses aseguraron la mayor parte del comercio de Europa con Asia. Los holandeses,
entonces, formularon un nuevo régimen anti-hegemónico para el comercio, la colonización
y otras actividades fuera de Europa.

Estatalidad y nacionalidad
A principios del siglo XVII, la mayor parte de Europa del norte y occidental había sido
forjada por sus gobernantes en los estados. El gobernante era soberano, no debía lealtad a
nadie; todos sus súbditos le debían lealtad y obediencia personal. El estado estaba
comprendido en lo que Hobbes denominaba un leviatán, e internamente cada leviatán era
políticamente independiente de los otros. Las poblaciones encerradas en los leviatanes del
oeste y del norte de Europa desarrollaron una lealtad primaria hacia el estado y entre sí. La
pertenencia al mismo cuerpo político reforzó el viejo concepto de la nación y le dio un
nuevo significado.
Las marchas y el centro
¿Por qué, entonces, los recursos controlados por los Habsburgo no eran suficientes para
establecer una hegemonía duradera sobre la emergente sociedad europea de los estados? En
primer lugar, durante todo el período de hegemonía de los Habsburgo, el empuje otomano
era demasiado fuerte para permitir a los Habsburgo libertad total sobre Europa. En segundo
lugar, la colonización del Nuevo Mundo hizo mayores exigencias a la mano de obra y otros
recursos de España, y proporcionó al Estado menos fuerza de lo que se necesitaba. En
tercer lugar, estaba el gran poder de Francia, el centro geográfico y cultural de Europa
occidental. Sin embargo, aunque Francia con su acceso al Atlántico fue capaz de llevar a
cabo operaciones significativas en el extranjero, sus oponentes anti-hegemónicos derivaron
en un equilibrio sustancial de fuerza europea.

Consecuencias de Westfalia
La hegemonía continuó siendo una característica integral y constitutiva de la práctica del
sistema de los estados europeos, a pesar de la legitimidad anti-hegemónica establecida por
Westfalia, ya que, el líder de la coalición anti-hegemónica se convirtió en el nuevo poder
hegemónico, e incorporó en su estructura hegemónica muchos de los estados de la coalición
victoriosa. Sin embargo, el nuevo orden permitió a cada Estado tomar el lugar (en la
Sociedad Internacional de Europa) que su fuerza y posición geográfica les hizo posible.
Todos ellos participaron de forma independiente en el diálogo diplomático, no sólo dentro
de una de las dos redes de alianza que compitieron y que habían organizado la larga lucha
militar, sino que además podían cambiar de un lado al otro. Algunos de los estados más
pequeños basaron sus relaciones con otros estados bajo la carta de Westfalia sobre
cuestiones religiosas, dinásticas o de otra índole; otros, anti-hegemónicos, decidieron
conservar su soberana libertad del control imperial o de otro tipo; y otros persiguieron una
política relacionada con su contratación al mejor postor.

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