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MONDADIENTES DE MADERA
I. ANTECEDENTES
Se dice que el Sr. Charles Foster, de Maine, Estados Unidos de Norteamérica, fue el
primer americano que fabricó mondadientes de madera. Aprendió este arte de los nativos de
Sudamérica, y su primer producto estaba hecho a mano. Con el tiempo el artículo se hizo tan
popular que, en 1860, Foster empezó a producirlos a máquina.
Este sencillo artículo mantiene una industria que, en el año de 1940, empleó unos 8,460
m2 de Abedul blanco solo en los Estados Unidos. El Abedul blanco es la especie favorita para
este fin para su producción, por su robustez, su color blanco y su falta de sabor. Se hacen
mondadientes de Abedul, arce, chopo. Por otro lado, en nuestro país se puede utilizar el palo
col, álamo, palo vaca, huito, bolaina, entre otras.
El material empleado para mondadientes de abedul blanco debe de estar libre de nudos
y de madera roja de duramen. También debe ser de grano recto en por lo menos 20 cm. de
diámetro. En otras palabras, solo se utiliza material de primera calidad. Maine, tiene las más
grandes fábricas de mondadientes en el mundo.
El torno típico admite rodetes de hasta 60 cm. de largo y 50 cm. de diámetro y corta
tiras de chapas de 6 cm. de ancho y 1 mm. de espesor. El ancho de estas tiras se regula
cuidadosamente mediante unas púas de una barra de presión que actúan sobre la chapa
inmediatamente delante de la cuchilla del torno. Los rodetes de buena calidad pueden trabajarse
hasta quedar reducidos a un polín que mida 7.5 cm. de diámetro.
Cada faja de chapa así producida pasa a una máquina de aguzar que bisela o adelgaza
los bordes para producir los extremos delgados necesarios en un mondadientes. La chapa pasa
sobre dos cuchillas, empujada por cilindros de alimentación. Estas cuchillas pueden ajustarse a
ángulos apropiados.
Cuando los mondadientes están totalmente secos se ponen en un tambor de pulir con
una pequeña cantidad de tiza no virutas de parafina. El movimiento del tambor desgasta los
picos agudos y la tiza o parafina dan brillo a los mondadientes.
Los mondadientes pulidos pasan a una máquina automática que los endereza y los pone
en sus respectivas cajas. Esta máquina arregla los mondadientes de manera ordenada y los
envasa en cajas pequeñas preparadas para cerrar. Una caja de envío regularmente contiene
1,152 de estas pequeñas cajas, cada una de las cuales contiene a su vez 750 mondadientes.