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“Tanto el arte como la educación nos ponen frente a la tarea de mejorar nuestra sociedad, es
decir, cuestionar los sistemas de orden como nos los presentan, buscar sistema de orden
alternativo, explorar lo que no sabemos en lugar de explorar lo que ya saben otros.”
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El ABP es una metodología que permite al universo escolar, en cualquier ciclo o modalidad,
adquirir los conocimientos y competencias, factores clave en el siglo XXI, mediante la elaboración
de proyectos que dan respuesta a problemas de la vida real. En él se involucra a los estudiantes
de una manera activa en su aprendizaje al motivarlos a que investiguen la respuesta a alguna
pregunta o problema del mundo real y luego piensen y creen una solución concreta. En esta
metodología los alumnos siguen un proceso en donde el resultado final no es el objetivo sino el
desarrollo de ese trabajo.
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artísticos suelen ser muy diferentes entre sí y, por lo mismo, pueden variar por
muchas razones (no da igual presentar un taller de pintura que un taller de danza,
de música o de teatro y tampoco es lo mismo pensar el proyecto con formato de
curso o laboratorio de experimentación), por eso difícilmente encontremos una
receta magistral o pauta universal para todos por igual en sus exigencias de
espacios, de cantidad de participantes y/o de contenidos a desarrollar: cada
proyecto es único y su sello también lo imprimirá el dictante.
Cada autor/creador ofertante establece su método de trabajo a partir de su
formación profesional, competencias, habilidades, destrezas, lógica e intuición,
también son determinantes al momento de ofrecer un proyecto el entorno, los
recursos (si los hay) y las herramientas e instrumentos a su disposición.
Siguiendo a Ander-Egg (2005; p. 19), este nos ratifica que la importancia de los
proyectos radica en:
un conjunto de actividades y acciones que se deben emprender
que no son actuaciones espontáneas, sino ordenadas y articuladas
que combinan la utilización de diferentes tipos de recursos, y
que se orientan a la consecución de un objetivo o resultado previamente
fijado;
que se realizan en un tiempo y espacio determinado,
y que se justifican por la existencia de una situación-problema que se
quiere modificar
Si hablamos a partir de nuestra especificidad, desde las artes del teatro y del
teatro de títeres, las posibilidades de presentar proyectos nos abre un enorme
panorama de posibilidades y puede comprender desde un ciclo de funciones (en
cualquiera de ambas especialidades), alguna poética precisa y puntual, como
por ejemplo: “Escenas del grotesco criollo y su vigencia en el actual teatro
rosarino”, o una “Retrospectiva del teatro rosarino del s. XX (desde donde se
pueden mostrar escenas en un ciclo de una semana, donde se presenten obras
emblemáticas de la cartelera del teatro rosarino, etc.), si queremos entregar algo
novedoso, podemos abordar un “Taller de técnicas contemporáneas del teatro
de títeres” y si queremos captar al público adolescente la idea sería una oferta
de taller que incluyera, por ejemplo “Títeres, animación y nuevas tecnologías”.
Aun así, con un cúmulo de ideas en ebullición, la manera de proponer y plasmar
estas ideas deben responder a las interrogantes claves de todo proyecto: ¿Qué?
¿Por qué? ¿Para qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Con qué? ¿Para
quién?
La respuesta adecuada a cada una de estos interrogantes no sólo ayuda a
clarificar las ideas y poder plasmarlas en un documento, sino que permite una
adecuada planificación de la propuesta y un óptimo desarrollo del proyecto, como
podemos apreciar en la siguiente pauta:
¿Por qué? = Son los antecedentes (puede ser que lo que se ofrece en el
proyecto no exista o no se haya ofrecido antes; por lo tanto, lo que se entrega es
novedoso, innovador, original y necesario).
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La sugerencia es que las respuestas se busquen con apego a las ideas centrales
del proyecto (si es de teatro, si es de títeres, si es para niños y niñas, si es para
la 3ra. edad, si es para personas en situación de calle, etc.), sin olvidar el
contexto social, cultural, artístico, político y económico que pudiera facilitar o
dificultar su desarrollo.
De los tantos formatos que existen, Ander-Egg (2005; p. 29) plantea el siguiente
formato para la presentación de proyectos:
1. Denominación del proyecto
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EL TÍTULO Y SUBTÍTULO
Como decía al principio, en cualquier proyecto el título es muy importante, pero
en el ámbito artístico es fundamental. Ese simple enunciado ya revela aspectos
significativos acerca del autor, como su nivel de creatividad, capacidad de
síntesis y orientación. De ahí que sea muy importante detenerse a reflexionar
sobre este asunto y hacer un ejercicio de creatividad e imaginación, a fin de elegir
el nombre más adecuado para denominar al proyecto. En un proyecto artístico
el título debe ser congruente con su contenido, original, sugerente y breve. Sin
embargo, el título debe producir el primer impacto, que sea un anzuelo, para que
ese proyecto quiera ser leído hasta el final.
El título ya transmite información importante al jurado y ese primer renglón puede
ser una buena oportunidad para interesar al responsable de seleccionar las
propuestas. No se debe olvidar que la revisión del proyecto inicia por el título y
ahí empieza el ejercicio de evaluación. Además, es necesario tomar en cuenta
que los jurados deben revisar un elevado número de proyectos y es muy
importante llamar su atención desde el primer momento.
LOS ANTECEDENTES
En nuestra especialidad, el Teatro y/o el Teatro de Títeres, existen antecedentes
que pueden sustentar la propuesta. Entonces, en el apartado de antecedentes
deben consignarse, de manera breve y general, los aspectos relevantes que han
contribuido hasta el momento a enriquecer los conocimientos del tema central
del proyecto, como el desarrollo de distintas teorías y sus autores
(preferentemente con citas bibliográficas de referencia). Pueden mencionarse
distintas corrientes artísticas, evolución histórica, autores más representativos,
principales intérpretes, o diferentes puntos de vista que prevalecen sobre el
tema. El recuento de los antecedentes resulta fundamental para explicar las
razones del autor para plantear distintos enfoques del proyecto.
LA JUSTIFICACIÓN O FUNDAMENTACIÓN
Aclaro que a veces ambas no son lo mismo y puede que en algunas
convocatorias institucionales se pidan ambas en un proyecto. Cabe destacar que
actualmente algunos proyectos piden sólo la Justificación y esta debe centrarse
en las leyes o documentos oficiales que puedan sostener el tema que se
presenta. La fundamentación, en tanto, es una defensa personal sobre la
importancia del tema que se presenta, que también puede contener algún
artículo de las leyes, pero debe hacer referencia explícita a hechos, datos,
teorías, textos, etc. relacionados con el tema del proyecto que se presenta. Se
deben consignar las citas de las fuentes de datos. Cada proyecto tiene razones
propias que motivan, explican o justifican por qué debe realizarse, por qué es
necesario, aquí se trata de exponer los principales argumentos para que el
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proyecto cumpla con las metas que plantea. Tanto la Fundamentación como la
Justificación pueden sustentarse en el impacto social que produzca, cuando
implique beneficios colectivos, también pueden invocarse razones estrictamente
culturales; son igualmente válidas las razones personales para realizar el
proyecto, como un ciclo de presentaciones artísticas, una exposición individual,
que pueda explicar el impacto que esto causó en la comunidad. Pero en todos
los casos conviene exponer las razones particulares que justifiquen de manera
convincente por qué el proyecto debe realizarse, tal y como está planteado. La
justificación nos responde a la pregunta ¿por qué es relevante mi proyecto?
OBJETIVO GENERAL
El objetivo general es la parte más importante del proyecto porque expresa lo
que se pretende alcanzar, marca el rumbo de todas las actividades al grado que
ningún proyecto adquiere pleno significado si no define con toda precisión sus
objetivos. La correcta formulación del objetivo garantiza un buen proyecto, por
ello es importante meditar correctamente sus contenidos antes de redactarlos y
tener en cuenta que el objetivo final de todo trabajo debe ser producir obras de
calidad, independientemente de la disciplina artística que se trate. También debe
considerarse que un objetivo debe cumplir con las condiciones de ser factible,
medible y congruente.
Una pauta que ayuda a definir el objetivo, es plantear y contestar las siguientes
preguntas:
¿Qué pretendo realizar? ¿Una antología de poetas contemporáneos
rosarinos? ¿Un curso sobre dramaturgos rosarinos? ¿Escribir una
comedia? ¿Producir una obra de teatro? ¿Realizar un performance?
¿Ofrecer un taller básico de actuación abierto a la comunidad?
¿Para qué hago todo esto? ¿Para favorecer mí desarrollo artístico
profesional? ¿Para propiciar la participación de la comunidad? ¿Para
contribuir a formar nuevos actores y/o titiriteros barriales?
Si ya se tienen las respuestas, es necesario entender que existen algunas reglas
para escribir correctamente un objetivo:
1. Aunque ya lo habíamos visto, la redacción de un objetivo se debe iniciar
SIEMPRE con un verbo de acción (¡siempre van en infinitivo!)
Algunos verbos de acción de uso frecuente en proyectos culturales y artísticos
son:
Apoyar, Capacitar, Compilar, Conservar, Construir, Contribuir, Desarrollar,
Definir, Difundir, Diseñar, Ejecutar, Equipar, Exhibir, Fomentar,
Generar, Gestionar, Impulsar, Integrar, Interpretar, Investigar, Intervenir,
Organizar, Promover, Propiciar, Producir, Publicar, Registrar, Relacionar
Reproducir, Restaurar. Pero NUNCA, ¡JAMÁS!: pensar, estudiar, conocer,
comprender, pues los mismos resultan ambiguos.
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OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Si ya se expuso el objetivo principal de manera amplia y general, ahora conviene
precisar cada una de las acciones que se llevarán a cabo para cumplir las metas
planteadas.
Los objetivos específicos también deben seguir los mismos criterios
constructivos y de redacción señalados para los objetivos generales; es decir,
también deben iniciar con un verbo de acción en infinitivo, enunciar las acciones
de manera concisa y ordenada, así como el fin que persigue cada una de las
acciones señaladas.
Aunque no existe un límite para ellos, tampoco es conveniente exagerar en la
precisión de las acciones, se recomiendan máximo tres (y no más de cuatro)
para una correcta construcción del proyecto.
Ejemplo:
Objetivo general: (siempre es abarcativo)
Promover el Teatro comunitario en la organización de mujeres del Barrio
Toba, como instrumento para poner en acción las búsquedas y
necesidades de la agrupación y que puedan ser difundidas en otras
comunidades.
Objetivos específicos: (son puntuales)
1. Organizar grupos teatrales de mujeres del Barrio Toba y exponer las escenas
construidas en otras comunidades del sector.
2. Difundir en diversos espacios culturales locales las producciones teatrales de
las mujeres del Barrio Toba.
3. Gestionar con otras comunidades de la ciudad de Rosario un festival de Teatro
de mujeres.
Según Ander-Egg (p. 38) “Explicitar los objetivos es responder a la pregunta para
qué se hace”. Como puede observarse, mientras que el objetivo general plantea
que se pretende PROMOVER grupos de teatro comunitario de mujeres del Barrio
Toba, los objetivos específicos precisan que es a través de la DIFUSIÓN y la
GESTIÓN de producciones teatrales desde donde se puede lograr, incluso, un
festival de mujeres a nivel ciudad de Rosario. O sea, siempre hay una relación
directa entre ellos, una correspondencia entre objetivos, coinciden entre sí para
llegar a los logros que se proponen en el proyecto. Nunca van disociados.
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LA META
Meta es la precisión cuantitativa de las actividades, acciones o productos
resultantes del proyecto, por tanto se refiere a las cantidades que persiguen los
objetivos y deben expresarse en números. Es el resultado que se espera al final
de todas las actividades marcadas en el proyecto; es decir, se trata de productos
concretos. Puede haber una o más metas que describen los resultados que se
esperan alcanzar en determinados periodos. Algunos proyectos plantean sus
metas en inmediatas, mediatas y a largo plazo y así permiten planear las
directrices del proyecto y los compromisos en el año de duración del estímulo.
A pesar de que el objetivo y la meta están íntimamente ligados, se trata de
cuestiones bien diferenciadas, porque mientras el primero señala el fin último
que se pretende alcanzar, la meta precisa los resultados cuantitativos.
Ejemplo:
Objetivo: Realizar al final del taller presentaciones teatrales grupales en los
distintos espacios comunitarios del Barrio Toba.
Meta: Lograr que los grupos de mujeres del Barrio toba puedan articularse para
llevar a cabo las representaciones. .
Sugerencias:
1. Proyectá la meta y tomá decisiones pensando en ella. No dejes que la
inmediatez te impida ver el objetivo final.
2. Incorporá la congruencia y el compromiso a las metas proyectadas.
3. Considerá que pueden existir muchas circunstancias que afecten el
cumplimiento de las metas: tomá previsiones.
CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES
El cronograma es un instrumento muy útil para planear y dar seguimiento a las
actividades que se requieren para realizar un proyecto, porque permite visualizar
esas acciones en un tiempo predeterminado (día/día, semana/semana,
mes/mes), esto resulta especialmente útil para planear los tiempos de realización
de las actividades más importantes del proyecto. Se puede desglosar en
fracciones de tiempo más precisas como semanas, días u horas, si las
actividades así lo ameritan. El cronograma se estipula para cumplirse, no es un
simple requisito.