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Carrera: Prof. De Artes en Teatro con itinerario en Actuación, Escuela Provincial de Teatro y
Títeres.
Introducción:
Las funciones callejeras son un arte subestimado y desvalorizado, ya que existe una
construcción social que vincula directamente al artista de calle con un mendigo o una
persona sin trabajo. Este punto recién mencionado tiene relación directa con la concepción
de que una función se lleva adelante dentro de un teatro, encerrados entre cuatro paredes y
un escenario, pagando una entrada previa y yendo a disfrutar, generalmente, sentado en
una butaca; no obstante, el artista callejero lleva la función a la gente.
Dicho arte se forja y se hace con la práctica, a prueba y error, ya que tristemente hay un
gran vacío en cuanto a la teoría escrita. Por lo tanto, la presente metodología servirá de
guía/herramienta para poder llevar adelante una función de calle. Extensible a distintas
disciplinas del arte, como por ejemplo: teatro, danza, mimo, música, circo, etc.
● La convocatoria
● La atención de la gente
● Cómo elegir un participativo
● La gorra
● El número final
1- Convocatoria:
Plaza vacía
la página en blanco del arte callejero
y están la mayoría
los prejuiciosos
los que se olvidaron de jugar
los apurados
los que se creen importantes
los que no pueden
los que no se lo permiten
El primer paso para llevar adelante una función es invitar al público, ya que sin el
mismo no hay espectáculo. Para hacerlo debe haber una interrupción dentro del ambiente,
una intervención en el espacio o cualquier situación que capte la atención y la tensión del
público, para lograr esto existen varios métodos “caza curiosos”, como pueden ser:
comenzar a preparar la escenografía, comenzar a maquillarse delante del telón, acercarse e
invitar a los transeúntes, tocar algún instrumento en vivo, etc.
Un punto a tener en cuenta es que no todas las personas acceden de la misma
manera, por eso es importante utilizar y aprovechar al máximo todas nuestras herramientas,
ya que no se sabe a ciencia cierta qué puede ser más efectivo. Para esto es necesario
observar y reconocer al potencial público que está a nuestro alrededor para atraerlo.
También se puede usar la complicidad de los primeros espectadores para hacer ruido,
como aplausos, chiflidos u otros sonidos y que así otras personas se acerquen.
Importantísimo como regla de oro: al público hostil no hay que insistirle más de tres
veces.
Otra manera efectiva de convocatoria es el boca en boca, tanto previo como
posterior al espectáculo, por ejemplo: correr la voz de la función pidiendo difusión a toda
persona que se nos cruce, para que se expanda de manera exponencial; o el clásico chiste
final que nunca falla: “Si te gustó recomendáselo a tus amigos y si no te gustó a tus
enemigos”.
2- La atención de la gente:
El efecto apertura es entrar de manera triunfante al número escénico, es ganarse al
público desde el momento en el que el protagonista irrumpe en el escenario, de esta
manera tomamos y tensamos la relación de convivio con el público y se genera mediante
una acción corta, sencilla y fácil de comprender, por ejemplo: un gag (golpe de efecto
cómico), cachetazos, chistes, cascadas (secuencia de acciones) o caídas, entre otras. Es
importante mantener la tensión con el público durante todo el espectáculo con los stops, y la
mirada de complicidad, ya que se corre el riesgo de que el público se levante y se retire,
puesto que no hay paredes que se lo impidan.
Es fundamental saber sortear los problemas que puedan presentarse, para esto se
debe entrenar el alto registro: es estar atentos en todo momento para improvisar y meter “el
chiste”, para evitar que la función decaiga. En estos casos se debe preparar de antemano
un bagaje de chistes de bolsillo para cada ocasión, esto genera confianza en el actor, ya
que al tener un repertorio de dichos chistes está preparado a la hora de que algo inoportuno
suceda, teniendo dos opciones:
1- Esperar.
2- Generar.
En el primer caso podemos esperar la ocasión ideal para meter un chiste preparado,
por ejemplo, aparece un perro callejero ladrando al público o al actor y este saca una soga
imaginaria, dando vueltas por el cuello del perro y lo saca del escenario.
Para el caso número dos, el actor puede generar la ocasión ideal para propinar el
chiste, por ejemplo, una sirena de ambulancia interrumpe la función y este se dirige al
público diciendo que ya retiraron a la suegra.
Una buena estratégia para poner a prueba la disposición del participativo es mirar a
B y decirle que se acerque al escenario. Dado esto, pueden pasar dos cosas:
1- Que B esté predispuesto a pararse y acercarse al escenario.
2- Que B no acceda.
En el primer caso se pueden llevar adelante dos opciones:
1- Decirle a B que se corra y llamar a A de forma jocosa para que ocupe el lugar de
B.
2- Hacerle el mismo chiste pero dejar pasar a B.
En el segundo caso, si B no está predispuesto a pasar, se debe hacer un chiste muy notorio
y exponerlo, por ejemplo decir “ no, a vos no, le digo al de atrás”.
GORRA
El artista a su arte.
5- El número final:
Es el número de mayor destreza que se guarda para el final, como la frutillita del
postre para dar un cierre a la función.
Instancia en la virtualidad
1- La convocatoria:
4- La gorra virtual:
Durante toda la función debe hacerse mención de la gorra virtual, para esto se
utilizan diferentes medios: CBU, link de pagos, código QR, etc. Ya que la función puede ser
vista desde cualquier rincón del mundo.
Epílogo: