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TRABAJO FINAL

Carrera: Prof. De Artes en Teatro con itinerario en Actuación, Escuela Provincial de Teatro y
Títeres.

Materia: Metodología de la actuación I

Docente: Matias Martínez

Alumnes:Caamaño, Exequiel; Dubini, Valentín; Gamberale, Mariela; Rossi, Ornella

GUÍA PARA UNA FUNCIÓN DE CALLE

Introducción:

Las funciones callejeras son un arte subestimado y desvalorizado, ya que existe una
construcción social que vincula directamente al artista de calle con un mendigo o una
persona sin trabajo. Este punto recién mencionado tiene relación directa con la concepción
de que una función se lleva adelante dentro de un teatro, encerrados entre cuatro paredes y
un escenario, pagando una entrada previa y yendo a disfrutar, generalmente, sentado en
una butaca; no obstante, el artista callejero lleva la función a la gente.

Dicho arte se forja y se hace con la práctica, a prueba y error, ya que tristemente hay un
gran vacío en cuanto a la teoría escrita. Por lo tanto, la presente metodología servirá de
guía/herramienta para poder llevar adelante una función de calle. Extensible a distintas
disciplinas del arte, como por ejemplo: teatro, danza, mimo, música, circo, etc.

A continuación desarrollaremos el paso a paso:

● La convocatoria
● La atención de la gente
● Cómo elegir un participativo
● La gorra
● El número final

1- Convocatoria:

Plaza vacía
la página en blanco del arte callejero

Están los locos y los niños


los sabios y los tontos
los que no usan reloj
los que no tienen brújula
los enamorados
los aventureros y los curiosos

ellos se acomodan en la primera fila


de la palma de mi mano

están los que espian


los que mantienen distancia
los que pasan por ahí
los que caminan mirando el suelo
los perdidos
los que piensan que no es para ellos
los que tienen miedo

ellos son un desafío


a un paso de quedar atrapados
a un paso de perderse en el horizonte

y están la mayoría
los prejuiciosos
los que se olvidaron de jugar
los apurados
los que se creen importantes
los que no pueden
los que no se lo permiten

ellos son el redoble de un truco peligroso


que saldrá mal.

*Cita del libro de brunitus. Poesía cirquera 2014*

El primer paso para llevar adelante una función es invitar al público, ya que sin el
mismo no hay espectáculo. Para hacerlo debe haber una interrupción dentro del ambiente,
una intervención en el espacio o cualquier situación que capte la atención y la tensión del
público, para lograr esto existen varios métodos “caza curiosos”, como pueden ser:
comenzar a preparar la escenografía, comenzar a maquillarse delante del telón, acercarse e
invitar a los transeúntes, tocar algún instrumento en vivo, etc.
Un punto a tener en cuenta es que no todas las personas acceden de la misma
manera, por eso es importante utilizar y aprovechar al máximo todas nuestras herramientas,
ya que no se sabe a ciencia cierta qué puede ser más efectivo. Para esto es necesario
observar y reconocer al potencial público que está a nuestro alrededor para atraerlo.
También se puede usar la complicidad de los primeros espectadores para hacer ruido,
como aplausos, chiflidos u otros sonidos y que así otras personas se acerquen.
Importantísimo como regla de oro: al público hostil no hay que insistirle más de tres
veces.
Otra manera efectiva de convocatoria es el boca en boca, tanto previo como
posterior al espectáculo, por ejemplo: correr la voz de la función pidiendo difusión a toda
persona que se nos cruce, para que se expanda de manera exponencial; o el clásico chiste
final que nunca falla: “Si te gustó recomendáselo a tus amigos y si no te gustó a tus
enemigos”.

2- La atención de la gente:
El efecto apertura es entrar de manera triunfante al número escénico, es ganarse al
público desde el momento en el que el protagonista irrumpe en el escenario, de esta
manera tomamos y tensamos la relación de convivio con el público y se genera mediante
una acción corta, sencilla y fácil de comprender, por ejemplo: un gag (golpe de efecto
cómico), cachetazos, chistes, cascadas (secuencia de acciones) o caídas, entre otras. Es
importante mantener la tensión con el público durante todo el espectáculo con los stops, y la
mirada de complicidad, ya que se corre el riesgo de que el público se levante y se retire,
puesto que no hay paredes que se lo impidan.
Es fundamental saber sortear los problemas que puedan presentarse, para esto se
debe entrenar el alto registro: es estar atentos en todo momento para improvisar y meter “el
chiste”, para evitar que la función decaiga. En estos casos se debe preparar de antemano
un bagaje de chistes de bolsillo para cada ocasión, esto genera confianza en el actor, ya
que al tener un repertorio de dichos chistes está preparado a la hora de que algo inoportuno
suceda, teniendo dos opciones:
1- Esperar.
2- Generar.
En el primer caso podemos esperar la ocasión ideal para meter un chiste preparado,
por ejemplo, aparece un perro callejero ladrando al público o al actor y este saca una soga
imaginaria, dando vueltas por el cuello del perro y lo saca del escenario.
Para el caso número dos, el actor puede generar la ocasión ideal para propinar el
chiste, por ejemplo, una sirena de ambulancia interrumpe la función y este se dirige al
público diciendo que ya retiraron a la suegra.

3- Cómo elegir un participativo:


Como punto de partida es importante seleccionar de antemano a tres potenciales
participativos (opción A, B y C) y para esto se requiere un ojo entrenado, pero para quienes
aún no lo tengan, a continuación veremos algunos ejemplos de una buena selección:
● Padre de familia.
● Familias numerosas.
● Personas con características físicas notorias (pelado, gordito simpático, fortachón)
● Otros.

Una buena estratégia para poner a prueba la disposición del participativo es mirar a
B y decirle que se acerque al escenario. Dado esto, pueden pasar dos cosas:
1- Que B esté predispuesto a pararse y acercarse al escenario.
2- Que B no acceda.
En el primer caso se pueden llevar adelante dos opciones:
1- Decirle a B que se corra y llamar a A de forma jocosa para que ocupe el lugar de
B.
2- Hacerle el mismo chiste pero dejar pasar a B.
En el segundo caso, si B no está predispuesto a pasar, se debe hacer un chiste muy notorio
y exponerlo, por ejemplo decir “ no, a vos no, le digo al de atrás”.

Nota: a C se lo selecciona en caso de que A y B fallen o se vayan.


4- La gorra:

GORRA

En algún momento de la función, el artista callejero, pasa su gorra. La gorra es un


espejo donde todos quedan expuestos a sus miserias:
el pobre a su pobreza,
el egoísta a su egoísmo,
el avaro a su avaricia,
el hipócrita a su hipocresía.

El artista a su arte.

*Cita del libro de brunitus. Poesía cirquera 2014

La gorra es el segundo momento más importante del espectáculo (recordemos que


el más importante es la convocatoria del público). En la gorra el espectador va a valorar el
trabajo del artista. Este momento sucede antes del “Gran final” (número de mayor destreza),
porque si se pasa luego de este, se corre el riesgo de que el público se vaya. Esto se utiliza
como estratégia porque ya es sabido que a la gente hay que dejarla siempre con ganas de
más.
La gorra se pasa siempre con una verdad y un chiste, por ejemplo: “no pongan
monedas porque no somos mendigos, en realidad me olvidé la lata en la iglesia” o “se debe
colaborar a con CIEN cia”, entendiendo como verdad que con $5 no te compras un alfajor y
que lo que para ellos no es nada, para el artista tampoco, ya que la relación profesión-
dinero, que existe entre el artista callejero y el artista de sala es exactamente la misma.
Todo artista busca vivir de su arte, para ello se entrenó e invirtió dinero y tiempo, puesto que
el dinero que es recaudado de la gorra equivale al ticket de un teatro, el cual se utiliza para:
invertir en vestuario, sonido, maquillajes, clases, etc. Al tratarse de un artista autogestivo sin
subvención alguna más que su gorra.

5- El número final:

Es el número de mayor destreza que se guarda para el final, como la frutillita del
postre para dar un cierre a la función.

Instancia en la virtualidad

Función virtual en épocas de pandemia:

1- La convocatoria:

En el caso de la virtualidad la difusión debe hacerse en las diferentes redes sociales,


y compartirlo hasta que se haga viral, utilizando las herramientas del “# y @” para generar
más visualizaciones.
2- Adaptar la función a la virtualidad.

3- Interactuar en vivo con el público.

4- La gorra virtual:

Durante toda la función debe hacerse mención de la gorra virtual, para esto se
utilizan diferentes medios: CBU, link de pagos, código QR, etc. Ya que la función puede ser
vista desde cualquier rincón del mundo.

El arte callejero en convivencia con el contexto territorial:

Esta actividad se desarrolla en perfecta concordancia en el contexto del territorio


argentino, ya que hay una larga historia respecto a la gente y a los artistas callejeros,
obteniendo una respuesta positiva de parte del espectador, puesto que no sucede lo mismo
en diferentes partes del mundo. Si tomamos de ejemplo a nuestro país hermano, Bolivia,
donde la gente tiene una cultura más cerrada, muchas veces se imposibilita la convocatoria,
la durabilidad de la función, o simplemente los chistes no funcionan de igual manera, ni
generan la misma reacción ya que se trabaja con diferentes códigos de comicidad en cada
país. Lo mismo ocurre con la barrera del idioma en un país dónde se habla otra lengua. Por
eso, para que nuestro espectáculo funcione se debe realizar una investigación previa de
dichos códigos locales.

Epílogo:

A modo de cierre consideramos significativo mencionar la importancia de visibilizar y


apoyar al teatro de calle porque los artistas callejeros llevan la función a la gente, mantienen
viva la cultura y merecen un reconocimiento del esfuerzo y trabajo que hay detrás de cada
función. Realizar un espectáculo callejero no es pararse en una plaza y hacer cualquier
cosa, como muchos creen o comúnmente como muchos hacen. Además tiene el mismo
respeto, valor y trabajo que cualquier espectáculo de sala. Comenzar el oficio de artista
callejero conlleva mucha disciplina, trabajo y convicción. Ya que se va aprendiendo a partir
de la prueba, el error, los fracasos y aciertos. La calle es un salto al juego y al riesgo, un
lugar atemporal de risa y aventuras. Esto para cualquier artista, es un momento de
aprendizaje, un elemento de desarrollo personal, de socialización con el público, de
convivencia, de aceptación y entrega. El encuentro con algún artista, nos muestra la
independencia con que manejan sus tiempos, la producción autogestora de sus shows, la
posibilidad de conocer su cuerpo multidisciplinario; y con ello su defensa en el espacio
circundante. El artista callejero nos invita a conocer el movimiento constante y la
incertidumbre de la aventura. A explorar nuevos códigos de expresión y poner en práctica
esos conocimientos (mimo, acrobacia, trapecio, malabares, danza, música) para la
supervivencia. A decir verdad el trabajo del artista en la calle es complejo y completo, te
hace pensar en la gestión del espectáculo como también en la preparación física del cuerpo
y mente para no ser derrotado ante la hostilidad de la vida y de la calle.

El artista desea resucitar, en la calle, la idea de un espectáculo total. Donde el teatro


recobre un poco de música, circo, danza, pantomima y de la vida misma que le pertenece,
para situarse de una manera diferente y más viva en la escena.

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